PUTNAM, HILARY - Sentido, Sinsentido y Los Sentidos [Por Ganz1912]

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Neurociencia

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  • Hilary Putnam Sentido, sinsentido y los sentidos Introduccin de Norma I Paids I.C.E. /U.A.B.

  • Hilary Putnam

    Sentido, sinsentido y los sentidos

    Introduccin de Norma B. Goethe

    Ediciones Paids I.C.E. de la Universidad Autnoma de Barcelona Barcelona - Buenos Aires - Mxico

  • Ttulo original: The Dewey Lectures 1994: Sense, Nonsense and the Senses: An Inquiry into the Powers of the Human Mind. Publicado en ingls, en 1994, en The Journal of Philosophy, volumen XCI, n 9, septiembre, pgs. 445-517, The Journal of Philosophy, Inc., Nueva York

    Traduccin de Norma B. Goethe

    Cubierta de Mario Eskenazi

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprogralia y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    1994 Hilary Putnam y The Journal of Philosophy, Inc. 2000 de la traduccin, Norma B. Goethe 2000 de todas las ediciones en castellano

    Ediciones Paids Ibrica, S.A., Mariano Cub, 92 - 08021 Barcelona http://www.paidos.com e Instituto de Ciencias de la Educacin de la Universidad Autnoma de Barcelona 08013 Barcelona

    ISBN: 84-493-0880-1 Depsito legal: B-10.033/2000

    Impreso en Novagrfik, S.L. Vivaldi, 5 - 08110 Monteada i Reixac. Barcelona

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

  • SUMARIO

    CARTA AL LECTOR ESPAOL, Hilary Putnam 9

    INTRODUCCIN: Putnam y la lectura de los modernos, Norma B. Goethe 17

    SENTIDO, SINSENTIDO Y LOS SENTIDOS

    CONFERENCIAS DEWEY 1 9 9 4

    Conferencia I: La antinomia del realismo 47

    Conferencia II: La importancia de ser Austin:

    La necesidad de una segunda ingenuidad . 73

    Conferencia III: El rostro de lo cognitivo 101

    CONCLUSIN 137

    BIBLIOGRAFA 1 3 9

  • CARTA AL LECTOR ESPAOL

    En primer lugar quiero decirle que estoy encantado de que mis Conferencias Dewey* hayan sido traducidas a su hermoso idioma. Pas mi niez en otro pas de cultura romance Francia y, siendo joven, mi primer viaje al extranjero fue una visita a un pas de habla hispana Mxico en el que pas seis semanas maravillosas con mi viejo amigo Joseph Applegate cuando slo contaba veinte aos. Por otra parte, mi padre, Samuel Putnam, fue traductor profesio-nal del espaol, francs, italiano y portugus (su traduccin al in-gls de Don Quijote an se imprime), y es as como los ritmos de esas lenguas romances parecen haberme acompaado toda mi vida.

    Ms an, las Conferencias Dewey tienen un vnculo especial con Espaa: en el prefacio de un volumen que contiene estas conferen-cias1 sealo que la idea de que la respuesta a mis argumentos de la teora de los modelos en contra del realismo podra muy bien con-sistir en un retorno al realismo natural acerca de la percepcin me fue sugerida por primera vez por un fsico terico espaol de presti-gio internacional (y un perspicaz aficionado a la filosofa), Csar Gmez, en una conferencia sobre mi filosofa, en Madrid.2 Por ms de una razn me parece entonces apropiado que estas conferencias, que intentan desarrollar la sugerencia que Csar Gmez me hizo hace ya ms de diez aos, aparezcan en castellano.

    1. The Threefold Cord: Mind, Body and World, Nueva York, The Dewey Essays in Philosophy, 2000. Este volumen contiene las Conferencias Dewey ms cinco ensayos adi-cionales.

    2. Lo que Gmez dijo efectivamente fue la respuesta a su argumento de la teora de modelos podra hallarse en Sentido y percepcin de John Austin.

    ' Las Conferencias Dewey fueron pronunciadas en la universidad de Columbia, Nue-wa York, el 22, 24 y 29 de marzo de 1994.

  • 10 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y L O S S E N T I D O S

    POR QU LA IDEA DE UN RETORNO AL REALISMO NATURAL PARECE TAN CHOCANTE?

    Lo que Gmez estaba sugiriendo era que volvisemos a un pun-to de vista que estuviese (en la frase de William James) cercano al realismo natural del hombre comn. Por qu es tan chocante esta sugerencia? Todos sabemos que cuando soamos nos parece estar viendo cosas, y es por lo menos concebible (ya sea que algo as suce-da efectivamente o no) que nuestra experiencia visual al soar sea idntica a una experiencia de vigilia perfectamente fiable; por lo menos as lo argument Descartes en la Primera Meditacin (y varios filsofos de la Antigedad ya haban hecho la misma observa-cin). Si al considerar que una experiencia verdica determinada y una experiencia no verdica pueden ser idnticas entendiendo la nocin de identidad en el sentido de la lgica formal, la lgica de la identidad par excellence, entonces tenemos que decir que an una experiencia visual verdica no depende, en su esencia natu-ral, de la existencia de aquello de lo cual es una experiencia. De esta manera, las propiedades de lo que es visto no pueden ser aquello de lo que somos conscientes inmediatamente en esa experiencia (pues-to que la experiencia idntica podra tenerse aun cuando lo que es visto no existe). Y conclusiones anlogas pueden sacarse, por su-puesto, respecto a los otros sentidos que nos informan acerca de nuestro entorno. Ya varias corrientes de la filosofa antigua los materialistas seguidores de Demcrito, los estoicos y epicreos, aunque no, curiosamente, Aristteles ni sus seguidores haban con-cluido que aquello de lo que somos conscientes inmediatamente en la percepcin es una pequea imagen en nuestro interior. Y en el perodo moderno, la idea de que las cualidades (a menudo designa-das mediante la palabra latina qualia por filsofos contemporneos y cientficos cognitivos) de las que somos inmediatamente conscien-tes estn en nuestro interior, la idea de que son interiores y no exteriores, se convirti en la concepcin ortodoxa.

    Una consecuencia de esta posicin ortodoxa que ya haba sido anticipada por Descartes es que la existencia misma del mundo exterior se hace problemtica. (Berkeley extendi el escepticismo cartesiano desde un escepticismo acerca de la posibilidad de saber si

  • CARTA AL L E C T O R E S P A O L 11

    hay un mundo exterior hacia un escepticismo acerca de la posibili-dad misma de concebir un mundo exterior.)

    Sin embargo, todas estas formas de escepticismo dependen de la estrategia que hemos sealado, la estrategia de entender la identi-dad de varias formas de experiencia (especialmente cuando algu-nas de ellas son verdicas y otras no verdicas) como la identidad de la lgica de la identidad.

    Pero lo que efectivamente significamos cuando decimos que dos experiencias son idnticas es simplemente que son indistinguibles y la propiedad de ser indistinguible no obedece a la lgica de la identidad.

    La dificultad consiste simplemente en el hecho de que la rela-cin de ser indistinguible no es una relacin transitiva mientras que la identidad s lo es.

    Considere este experimento que Rohit Parikh realiz una vez.3 Tom una lata de pintura blanca y un juego de 100 cartas, de 8 por 13 centmetros y pint una carta con la pintura blanca. Luego aadi slo una gota de pintura roja a la lata, revolvindolo bien. Pint, en-tonces, otra carta con la mezcla (result' absolutamente indistingui-ble de la primera carta). Continu de este modo aadiendo una gota de pintura roja al resto de la mezcla cada vez que una carta haba sido pintada, pintando la prxima carta con la mezcla resultante, y as sucesivamente. El resultado fue un juego de 100 cartas, tal que dos cartas sucesivas cualesquiera eran indistinguibles en cuanto a su color. Pero si se observaban dos cartas alejadas 18 o 19 lugares en el juego, la carta ms alejada pareca apenas un poco ms rosada que la carta que estaba ms al comienzo del juego.

    Ahora considere el argumento siguiente: (sean C p C2, C3 ... C100 las cien cartas. C, y C2 le parecern ser exactamente del mismo co-lor. Entonces la quale de color relevante tiene que ser la misma, si las qualia de color indistinguibles son realmente idnticas (en el sen-tido de la lgica de la identidad). Llame a esta quale de color Q1/2. Similarmente C2 y C3 aparecen como del mismo color. Entonces la quale de color relevante tiene que ser la misma dados los mismos supuestos. Llame a esta quale de color Q2/3. Nos preguntamos en-tonces son Q1/2 y Q2/3 idnticas o no idnticas?

    3. Parikh ha escrito acerca de la lgica de la vaguedad. No s si l public algo acerca de este experimento particular, que haba descrito en una conferencia hace ya veinte aos.

  • 12 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y LOS S E N T I D O S

    Si son no idnticas, entonces una de las cartas, C2, tiene dos colo-res subjetivos diferentes (Q1/2> Q2/3) ^ m i s m o tiempo! Pero esto viola el principio de que un objeto tiene exactamente un color subjetivo. Adems viola el principio de que las qualia de color indistinguibles son idnticas puesto que el sujeto no puede percibir ninguna diferen-cia entre Q1/2 y Q2/3. Estamos as forzados a concluir que Q1/2=Q2/3. De modo similar, sin embargo, podemos mostrar que C3 y C4 tienen en comn un color subjetivo, Q3/4, y que Q2/3=Q3/4. Si continuamos de esta manera podemos mostrar que Qi/2=Q2/3=Q3/4=-"Qi9/20> ^on-de Q19/20 es> P o r supuesto, la quale de color que C19 y C20 tienen en co-mn. Sin embargo, en el juego de cartas de Parikh, Cj y C20 parecen dos colores diferentes para un mismo sujeto. Entonces la quale de co-lor de C20 no puede ser Q1/2 contrariamente a lo que acabamos de mostrar! Se sigue entonces que la premisa del argumento es decir, que las qualia de color indistinguibles son idnticas debe ser falsa!

    Observe lo que este contraejemplo no muestra. No muestra que no puedan haber estados fenomnicos en un sentido bien distinto del sentido en el cual se supona que las qualia eran estados fenom-nicos (u objetos mentales percibidos en esos estados fenomnicos), a saber, estados cerebrales que estn de algn modo involucrados en la percepcin del color y que son responsables de nuestra capaci-dad de discriminar entre qualia diferentes. Pero ciertamente algo andara mal si identificsemos tales estados perceptivos con, su-pongamos, apariencias de color (por ejemplo, sera posible estar en dos estados perceptivos diferentes en un mismo momento o de lo contrario sera imposible distinguir en cul de los dos estados se est). Resumiendo, las propiedades de las apariencias de que (1) una cosa particular (coloreada uniformemente) tiene exactamente una apariencia para un sujeto en un momento determinado y que (2) apariencias diferentes son distinguibles por parte de un sujeto, no corresponden a propiedades de excitaciones nerviosas u otros esta-dos (cerebrales) perceptivos. (Por ejemplo, si los mecanismos pra el reconocimiento del color del cerebro consisten en agrupamientos neuronales del tipo corrientemente postulado por ms de un mode-lo del cerebro,4 entonces el modo ms simple de tomar en cuenta

    4. Tengo en mente tanto los modelos conexionistas como los modelos descritos por Gerald Edelman en The Remembered Present. Aunque estos modelos son diferentes desde

  • CARTA AL L E C T O R E S P A O L 13

    el pequeo experimento de Parikh es decir que agrupamientos di-ferentes de clulas pueden excitarse cuando la misma carta es regis-trada en momentos diferentes o cuando cartas diferentes son re-gistradas, y que dichos agrupamientos, que son capaces de exci-tarse cuando un tono de color particular parece estar presente, se solapan de manera mltiple. As, registrando sucesivamente C p C2 ... el agrupamiento de clulas que se excita cambia constantemente, a pesar de que varias de las mismas clulas se excitan cuando se re-gistran dos cartas sucesivas. Pero cundo exactamente un cambio tal resulta ser un cambio del color subjetivo es tan indeterminado como cundo un hombre que est perdiendo su cabello se transfor-ma en calvo) Ser capaz de decir sinceramente en dos ocasiones Era absolutamente indistinguible no nos autoriza a inferir Yo estaba en un estado fenomnico numricamente idntico. En efecto, una vez que notamos que el criterio de identidad clsico para las apa-riencias (esse est percipi) es absurdo, nos damos cuenta de que la identidad en el sentido lgico matemtico no se define con res-pecto a las apariencias, sino slo la indistinguibilidad.

    ENTONCES POR QU NO SER UN REALISTA NATURAL ACERCA DE LOS COLORES (POR EJEMPLO)?

    Por qu no habramos de pensar que el color que vemos cuan-do observamos un objeto fsico (o ms precisamente la apariencia de ese color desde un punto de vista particular bajo condiciones particulares de observacin) es una propiedad objetiva aunque sea relacional, una propiedad objetiva de la transaccin entre el orga-

    un punto de vista biolgico, en ambos tipos de modelos el patrn de reconocimiento es afectado por agrupamientos de clulas conectadas del modo apropiado. (En el modelo de Edelman apoyado por datos biolgicos, los agrupamientos pueden asimismo ganar o per-der clulas a lo largo del tiempo.) Ntese tambin que si estamos hablando acerca de per-cibir colores, entonces algo ms all de ese agrupamiento de clulas tiene que estar involu-crado, a saber, todo aquello que est involucrado en la posesin de los conceptos de color requeridos. Por ambas razones el hecho de que estos agrupamientos no corresponden de ninguna forma unvoca a apariencias, y de que un agrupamiento apropiado llegue a excitarse es slo una condicin necesaria para percibir un tono particular y no una condi-cin suficiente tomar esos estados neuronales como qualia llevara a una gran confusin.

  • 14 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y L O S S E N T I D O S

    nismo y el medio ambiente, como John Dewey podra haber dicho, en vez de ser simplemente una propiedad de nuestras mentes? Piensa una vez ms en los dos casos (yo los trato en la segunda con-ferencia): (1) el caso, podra ser, en el que alguien realmente ve el Taj Mahal, y (2) el caso en el que alguien tiene una experiencia idntica (esto es, indistinguible) mientras est soando. Si en el primer caso somos conscientes de una apariencia de color objetiva (tal que nuestro estado perceptivo es un estado relacional, un modo en que interactuamos con una propiedad del entorno) mientras que en el segundo caso slo nos parece ser conscientes de una apariencia de color objetiva (tal que en el segundo caso y slo en el segun-do nuestro estado perceptivo realmente es interior al organismo), entonces los dos estados perceptivos diferentes pueden ser indistin-guibles. Uno puede, como decimos en el lenguaje ordinario, tener la misma experiencia y no estar en el mismo estado perceptivo. Y esto es lo que ha parecido absurdo a tantos filsofos desde Dem-crito hasta el da de hoy.

    Pero si el razonamiento que precede fuese correcto, eso es lo que deberamos admitir en cualquier caso! Aun si identificsemos los es-tados perceptivos responsables de las apariencias de color con las ex-citaciones de los agrupamientos neuronales (o cualquier cosa que est literalmente en el interior del organismo), el pequeo experi-mento de Parikh muestra que consecuentemente deberamos decir que puede haber estados perceptivos indistinguibles que no son idnti-cos. Me parece que el tan viejo argumento que sostiene que no pode-mos ser directamente conscientes de propiedades externas debera considerarse un mal argumento y ser desechado de una vez y para siempre.5 En las dos primeras conferencias exploro las consecuencias de renunciar a este argumento para diversos mbitos de la filosofa.

    5. Hay otras razones, por supuesto, por las que la imagen de la experiencia como imagen ha parecido tan coercitiva, aparte de la confusin acerca de la clase de identidad que las apariencias pueden tener. Quiz la ms importante de estas otras razones es simple-mente la tendencia a la reifican de las apariencias. Una vez reificadas, es casi irresistible pensar que lo que realmente veo (siento, oigo, etc.) en el sentido ms directo es una apariencia (reificada). Pero como Austin insisti, no tenemos por qu aceptar que parecer estar viendo tal y tal es realmente ver algo ms, a saber, la apariencia de un tal y tal.

  • CARTA AL L E C T O R ESPAOL 15

    REALISMO NATURAL ACERCA DE LA CONCEPCIN

    La imagen de la percepcin que critico podra ser llamada la imagen de la imagen o la imagen interfaz, porque muestra la per-cepcin no como una conciencia de las cosas en un medio y sus pro-piedades, sino, en ltima instancia, como una conciencia de imgenes dentro de nuestras cabezas. La percepcin se transforma as, de acuer-do con esta imagen, no en un medio de acceso al mundo sino en una interfaz entre nosotros y el mundo (una interfaz a partir de la cual de-bemos hacer inferencias con respecto a lo que hay ah afuera al-tamente problemticas). Por esta razn me refiero a ella en estas con-ferencias como la concepcin interfaz de la percepcin.

    Pero hay tambin una concepcin interfaz de la concepcin y sta tambin se ha transformado en ortodoxia. De acuerdo a esa concepcin, el pensar tiene dos elementos: (1) un elemento que consiste en la manipulacin de signos mentales que, por s mismos, carecen de significado (Jerry Fodor, un conocido defensor de esta imagen, se ha referido a la mente/cerebro como una mquina sin-tctica); (2) un elemento que es una relacin causal entre los sig-nos mentales en s mismos sin ningn significado, las cosas ex-teriores y sus propiedades. De sobra es sabido que nadie ha sido capaz de decir, en qu consiste esta relacin causal, o cmo una relacin que se entiende simplemente como una forma de causacin eficiente podra hacer el trabajo de cargar de intencionalidad a los signos mentales, con referencia y significado genuinos.

    Los orgenes del problema son mltiples: la tendencia a concebir nuestras oraciones como objetos sintcticos (meras marcas y ruidos) ms una relacin misteriosa de correspondencia, en vez de enten-derlos como lenguaje-en-uso, o sea, como partes integrantes de una actividad que involucra al mundo en una multitud de formas diver-sas (no como una manera nica llamada correspondencia!); la tendencia a concebir la memoria como una representacin de repre-sentaciones pasadas (por ejemplo, una impresin de memoria de una sensacin visual) y as entenderla como una interfaz entre no-sotros y una sensacin pasada que a su vez es concebida como una in-terfaz', y la tendencia a pensar que aunque percibimos directamen-te, en algn sentido, objetos observables, sin embargo los objetos

  • 16 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y L O S S E N T I D O S

    cientficos (grmenes, molculas, partculas, etc.) no son percibidos, y deben ser, en consecuencia, construcciones lgicas (positivismo lgico) o inferidos de aquello que percibimos directamente, como si no existiese la observacin con la ayuda de instrumentos.

    VER EL ROSTRO DE LA PERCEPCIN EN LA MEMORIA Y EN LA CONCEPCIN

    En la ltima conferencia argumento (basndome en ideas del l-timo Wittgenstein y en una interpretacin particular de su filosofa de las matemticas que debo a Cora Diamond) que vemos el ros-tro de la percepcin en la observacin con la ayuda de instrumen-tos. La idea de un abismo epistemolgico fundamental entre nuestra percepcin de, digamos, mesas y sillas, y nuestra percepcin de bac-terias (con un microscopio), o virus (con un microscopio electrni-co), etc., surge cuando nos negamos a otorgarle importancia a los modos en que, efectivamente, vemos una actividad como una conti-nuacin o extensin natural de otra. De manera similar, vemos un parentesco cercano entre recordar que algo ocurri y ver que ocu-rri, y es nuestro rechazo a otorgarle importancia a este ver el ros-tro de la percepcin en la memoria, lo que lleva a los filsofos a concebir la memoria como si fuera una mera representacin de una representacin. Pienso que la idea de Cora Diamond de reconocer el rostro de una actividad en otra tiene, as, una enorme importan-cia filosfica.

    Finalmente, querido lector, espero que encuentre provechosas estas reflexiones, tanto si est de acuerdo con ellas como no, aunque slo sea como una fuente de estimulacin para su propio pensa-miento.

    Hasta pronto,"

    Hilary Putnam 24 de diciembre de 1999

    * Este saludo de despedida aparece en castellano en el texto original de Putnam ce-rrando su A Letter to the Spanish Reader. (N. de la t.)

  • PUTNAM Y LA LECTURA DE LOS MODERNOS

    En Representacin y realidad (1988) Putnam reconoce que aun viendo las dificultades inherentes al realismo cientfico, durante mu-cho tiempo le atrajo la idea de que el modo de resolver los problemas filosficos es construyendo una mejor imagen cientfica del mundo. Y contina diciendo Esta idea contiene el antiguo principio de que el Ser es anterior al Conocimiento, al mismo tiempo que le da un giro netamente moderno} Estas lneas son de inters porque nos mues-tran tres aspectos importantes a considerar en la evolucin del pensa-miento de Putnam, al mismo tiempo que permiten comprender mejor algunas de las dificultades filosficas con las que se enfrenta en diver-sos momentos de su carrera motivndolo a proponer cambios impor-tantes aunque, como reconoce en estas conferencias, no siempre feli-ces. Esos aspectos incluyen: (1) una actitud constructiva frente a lo que constituye la resolucin de los problemas filosficos, (2) una referencia a la motivacin que impulsa al realista cientfico y (3) los supuestos bsicos de la idea del realismo cientfico: (a) un elemento del realismo clsico aristotlico (el orden de la naturaleza es anterior al orden del pensamiento) y (b) un giro netamente moderno (impl-cito en la idea de construir una mejor imagen del mundo). Acompa-a esta idea cierta ingenuidad e indiferencia con, respecto a la tradi-cin filosfica que le impide al filsofo realista por lo menos en un primer momento establecer una continuidad con el pasado, ms al contrario, piensa que el filsofo debe ser un buen futurista, antici-pando cmo resolver la ciencia nuestros problemas filosficos.2

    Putnam nos dice tambin que para sentirse atrado por esta idea del realismo cientfico no es necesario tener conocimientos cientfi-

    1. Putnam, Representacin y realidad, pg. 166. (Las cursivas son de Putnam, con ex-cepcin de las ltimas.)

    2. Ibid.

  • 18 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y LOS S E N T I D O S

    eos, tal es el caso de Bernhard Williams, por ejemplo, quien defien-de con entusiasmo la idea de la concepcin absoluta del mundo.3 Pero la idea de esta imagen cientfica le resultar mucho ms pro-blemtica al filsofo realista que posea conocimientos de matemti-ca y fsica y est animado por un espritu naturalista. La atraccin original se transforma entonces en una relacin paradjica de re-chazo y atraccin hasta que finalmente el realismo mismo se transforma en un problema que puede llegar a aparecer como una gigantesca antinomia de la razn. Es con la apreciacin del sen-tido de lo paradjico que el filsofo deja de ser un buen futurista pues el problema filosfico del realismo no es un problema que le toque resolver a la ciencia, antes bien es un problema que tiene su tierra natal en la tradicin moderna:

    Creo que la filosofa profunda siempre comienza con una apre-ciacin de las dificultades que parecen obstruir cualquier paso hacia la claridad, con el sentido de lo paradjico.

    Pero en vez de preguntarnos cmo el realismo lleg a ser un problema, por qu no simplemente rechazar este tpico que lleva a confusiones y que es una fuente de profunda perplejidad filos-fica?

    LA FASCINACIN CON EL PENSAMIENTO Y EL MTODO DE LA CIENCIA

    Pero, en el fondo, la imagen del mundo del realista cientfico ter-mina siendo reduccionista en el sentido de excluir todo aqello que no pueda ser captado en sus propios trminos y termina, en conse-cuencia, oponindose radicalmente a nuestra imagen cotidiana de la realidad por considerarla oscura o vaga (como lo son los trmi-nos precientficos) o ingenua (como pudo haber sido su propia imagen del mundo cuando era nio).4 Esta es la imagen del mundo del sentido comn:

    3. Vase su Ethics and the Limits of Philosophy, as como su lectura de Descartes en Descartes, The Project ofPure Inquiry.

    4. Es por eso que desde la perspectiva privilegiada del realista cientfico un retorno al realismo ingenuo del sentido comn significara posiblemente una infantilizacin de la filosofa.

  • I N T R O D U C C I N - 19

    [E]st claro que el rtulo Realismo puede ser reclamado por o ser propenso a al menos dos actitudes filosficas muy distintas... El filsofo que pretende que slo existen realmente los objetos cientfi-cos y que gran parte del mundo del sentido comn, si no todo, es sim-plemente proyeccin reclama ser un realista, pero tambin lo hace el filsofo que insiste en que realmente hay sillas y cubitos de hielo.. .5

    Cul es la historia de esta oposicin? La respuesta ms inme-diata es somera, como corresponde a un enfoque filosfico donde la perspectiva histrica slo parece una cuestin de detalles deta-lles que se aaden a la imagen sin alterar la idea principal. Lo que ha hecho posible la escisin que est en la base de estas dos acti-tudes filosficas, nos haba anunciado Putnam en Las mil caras del realismo (1987) siguiendo en su apreciacin del problema el diag-nstico de Husserl en ha crisis de las ciencias europeas,6 es la revolu-cin cientfica moderna iniciada con Galileo. A partir de ese mo-mento se impuso con fuerza en el pensamiento filosfico occidental la idea de la concepcin del mundo (lo que se dio en llamar el mundo exterior)7 en trminos matemticos:

    Husserl sigue la pista de la primera lnea de pensamiento, la lnea que niega que realmente hay objetos del sentido comn, hasta Gali-leo, y con mucha razn. La actual concepcin occidental del mundo de-pende, de acuerdo a Husserl, de una nueva manera de concebir los ob-jetos externos, la de la fsica matemtica.8

    De acuerdo con Husserl, Putnam llama a esta lnea de pensamien-to la tradicin objetivista. Comenzamos a ver entonces que es en el

    5. Putnam, Las mil caras del realismo, Conferencia I, Barcelona, Paids, 1994, pg. 43. En el texto citado la expresin existen realmente sugiere que el realista cientfico en cuestin emplea una notacin cannica aceptando el llamado criterio de compromiso on-tolgico propuesto por Quine.

    6. Husserl, E., La crisis de las ciencias europeas y la fenomenologa trascendental, Barce-lona, Crtica, 1991.

    7. El uso de la expresin mundo exterior sugiere obviamente la contraposicin con otro mbito, que se estara asumiendo como perfectamente inteligible, llmesele mundo interior o mente. De acuerdo con este uso el mundo exterior simplemente es el m-bito de lo no mental.

    8. Putnam, ibid., pg. 43.

  • 20 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y L O S S E N T I D O S

    marco de esta tradicin que el realista cientfico concibe su imagen del mundo. Como Descartes lo anunciara al motivar sus estrategias metodolgicas para el avance del conocimiento, tambin l considera que el objetivo de la ciencia es la bsqueda de la verdad9 y toma como pauta la ciencia fundamental, es decir, la fsica matemtica por-que supone que esta ltima constituye la descripcin (verdadera) del mundo.10 De acuerdo con esta actitud filosfica, la ciencia fun-damental nos ofrece supuestamente no slo los principios o la es-tructura matemtica de la naturaleza, sino que adems impulsa al fi-lsofo a consideraciones metafsicas acerca de qu clase de objetos existen realmente (de acuerdo a la descripcin verdadera). Pero, est claro que es esa actitud filosfica frente a la ciencia y los supues-tos metafsicos que conlleva y no su inters por la ciencia y el conoci-miento cientfico los que motivan al filsofo realista a reclamar el rtulo Realismo exclusivamente para s transformndose en el re-alista metafsico (eso es lo que quiere decir justamente pretender que slo existen realmente los objetos cientficos).

    En ese momento Putnam pone el nfasis en una distincin co-mn para los corpuscularistas del siglo XVII entre cualidades prima-rias y cualidades secundarias porque ella revela, nos dice, uno de los supuestos bsicos de la tradicin objetivista y es que hay una se-paracin estricta entre las propiedades objetivas que descubrimos en el mundo y las propiedades relacinales o subjetivas que no-sotros (en nuestra interaccin cognitiva con el medio) proyectamos al mundo.11 Por qu es tan importante esta distincin para una

    9. Esta idea clsica de las Regulae el objetivo de la ciencia es la bsqueda de la ver-dad aparece una y otra vez explcitamente en Quine. El ejemplo favorito de Putnam de la posicin que est criticando aqu es el punto de vista materialista contemporneo tomado de la fsica fundamental ignorando, sin embargo, el hecho de que en la mecnica cuntica la caracterizacin del estado de un sistema fsico involucra la referencia al observador.

    10. La descripcin verdadera es lo que Putnam llama a veces el punto de vista del ojo de Dios o la teora perfecta, a veces tambin el punto de vista de ninguna parte. La idea de la verdad como correspondencia que se presupone en estas expresiones incluye el sentido de unicidad, bivalencia e independencia. Esas son las ideas constitutivas del realismo metafsico as como Putnam lo haba caracterizado en escritos anteriores. El realista metafsico parte del supuesto de que la realidad dicta la totalidad de las descrip-ciones verdaderas, la totalidad que representa la imagen de la realidad.

    11. Putnam comienza su crtica de la distincin moderna entre las llamadas cualida-des primarias y cualidades secundarias en su Reason, Truth and History (1981) (trad. cast.: Razn, verdad e historia, Madrid, Tecnos, 1988). En esta obra el autor comienza a

  • I N T R O D U C C I N - 21

    crtica del realismo cientfico? En primer lugar, la distincin se vincula con la nocin metafsica de verdad que presupone la distin-cin clsica entre realidad y apariencia.12 El supuesto es que las cua-lidades primarias son objetivas o reales precisamente porque ofrecen los criterios de identidad para los objetos cientficos o cuerpos fsicos tal como son independientemente de la perspec-tiva del observador. Para los modernos, la idea es que concebimos los cuerpos por medio de cualidades que pueden ser cuantificadas, puesto que son esas las propiedades de los cuerpos que concebi-mos con claridad y distincin ya sean observables o no. Por ejemplo, los elementos ltimos que constituyen la materia, las partculas o corpsculos se conciben en trminos de sus cualidades primarias aunque son en principio inobservables. Las cualidades secundarias, por otra parte, son relacinales en el sen-tido de que para ser explicadas incluyen una referencia al observa-dor en su interaccin con los cuerpos as como aparecen (pero el he-cho es que permanecan sin explicar en trminos corpuscularistas).

    Pero, el problema es que esos aspectos relacinales (como el color o la calidez) pasaron a ser llamados cualidades subjetivas en el marco de una filosofa de la naturaleza mecanicista donde no ha-ba espacio para una concepcin del observador (lo que se dio en llamar el sujeto epistmico) y sus relaciones con el medio ambiente que vaya ms all de postular un conjunto de disposiciones por par-te del sujeto a ser afectado de cierto modo por los objetos (partculas y sus afecciones mecnicas). La idea es que en esta tra-dicin, as como nos ha sido transmitida, percibir las cosas (ver-las, orlas, sentirlas) comienza a significar nada ms que ser afecta-do de un cierto modo produciendo impresiones o ideas en la mente, que a modo de receptculo recibe los impactos causales; una tradicin que se haba iniciado curiosamente con la apreciacin de las matemticas como expresin paradigmtica de la capacidad

    revisar algunas de las nociones tradicionales, en particular, la nocin tradicional de verdad como similaridad, en busca de las races de una posicin que acababa de abandonar, el realismo metafsico.

    12. Oponemos a esta nocin de verdad metafsica la nocin lgica de verdad se-gn la cual decir de lo que es que es es verdadero y de lo que no es que es es falso, una distincin que es conocida desde Aristteles.

  • 22 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y L O S S E N T I D O S

    del intelecto para construir la imagen del mundo.13 Los argumentos escpticos que se siguen son conocidos, por ejemplo, en sus Medita-ciones metafsicas Descartes concluye que la imagen del mundo en trminos geomtricos es por lo menos concebible llevando final-mente a desembocar en la posicin de idealista de Berkeley quien habra argumentado que la idea misma de esa posibilidad es ininte-ligible.

    Sin embargo, el realista cientfico contemporneo no tiene por qu expresarse acerca de las condiciones psicolgicas del pensa-miento que hacen posible su propia imagen cientfica y en ese sentido, podra escapar a esta objecin, salvo que proponga una teo-ra psicolgica naturalista.1"' Pero, eso es segn Putnam justo lo que el filsofo realista ha estado haciendo desde comienzos del perodo moderno en su afn de ofrecer una explicacin global que incluya en su concepcin de la naturaleza una teora del observador y su relacin con el medio, esto es, una teora naturalista de la intencio-nalidad.15

    Por otra parte, implcita en la idea de que las cualidades secunda-rias expresan el punto de vista subjetivo del hombre de la calle, una cuestin de opinin, s va el punto de vista del cientfico de la tradi-cin objetivista que las declara prescindibles para la concepcin de la imagen cientfica de la realidad (sin tener que recurrir aparente-mente a ninguna teora psicolgica). Se sigue de esa posicin moder-na que las ideas que podemos tener de esas cualidades tambin lla-madas sensibles siendo oscuras o imgenes muy confusas que proyectamos en las cosas cotidianas que forman parte de la realidad del sentido comn son meramente idiosincrsicas y, finalmente, no slo nuestra percepcin de los colores y la calidez, tambin nuestra

    13. Estaraos aqu en los comienzos de la nueva psicologa que se dio en llamar men-talista o especulativa por asociarse con la introspeccin como estrategia metodolgica.

    14. Aunque s tiene sus dificultades con la nocin de disposicin puesto que hay de-masiadas cualidades o aspectos fsicos que deben ser considerados como propiedades dis-poscionales.

    15. Reflexiones de este tipo pretenden ser una autocrtica, a veces explcita pero mu-chas veces velada, como muchas de las reflexiones de Putnam en estas conferencias. Su concepcin del funcionalismo fue, reconoce uno de esos intentos que hoy llama cientifi-cistas. Vase la seccin La Falta de contenido de la teora de la identidad de la segunda conferencia.

  • I N T R O D U C C I N - 23

    idea cotidiana de las mesas y sillas como algo slido aparecen como idiosincrsicas.16 Para ilustrar el predicamento que se sigue de este punto de vista Putnam nos recuerda el comentario de Eddington:

    El hombre de la calle (...) ve una mesa como algo slido ( . . . ) Sin embargo, la fsica ha descubierto que la mesa es, en su mayor parte, es-pacio vaco-, que la distancia entre las partculas es inmensa en relacin con el radio del electrn o con el ncleo de uno de los tomos que com-ponen la mesa.17

    El realismo cientfico termina as transformndose en el ene-migo del realismo del sentido comn, pues en lugar de protegerlo contra las temidas amenazas idealistas que se siguen de la tradi-cin moderna tambin l lo conduce finalmente a la perdida del mundo (cotidiano), su Lebenswelt. Y es as como el efecto de lo que llamamos realismo en filosofa (en la tradicin objetivista) es paradjico, pues consiste en disolver nuestro mundo cotidiano convirtindolo n una mera proyeccin subjetiva, en vez de soste-ner, como Wittgenstein y Husserl insisten que las mesas y sillas, las sensaciones y los electrones son igualmente reales.

    Encontramos aqu, nos dice Putnam retomando uno de los argu-mentos de Husserl, una de las fantasas metafsicas caractersticas de esa tradicin, la idea de que las llamadas cualidades primarias de la fsica un conjunto de abstracciones idealizadas son propie-dades que hemos descubierto en las cosas tal como son en s mis-mas. Por otra parte, la nocin misma de cualidades secundarias involucra otra fantasa o la ilusin de que la matematizacin de la naturaleza nos fuerza no slo a adoptar una imagen de la reali-dad que es la negacin de nuestro mundo cotidiano, sino que nos impone al mismo tiempo una imagen de la mente, es decir, una

    16. La oposicin entre lo objetivo y lo subjetivo que est en juego aqu corres-ponde a la distincin clsica entre conocimiento y opinin que acompaa la distincin me-tafsica mencionada entre realidad y apariencia. Hablar del punto de vista subjetivo como pensamiento en el sentido de una proyeccin indica otro aspecto rela'cionado con esta ltima distincin: que el pensamiento cientfico es transparente o puro mientras que el pensamiento del hombre de la calle es opaco y en ese sentido una mera proyec-cin subjetiva.

    17. Las mil caras del realismo, Conferencia I, pg, 41 (las cursivas son mas).

  • 24 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y L O S S E N T I D O S

    manera particular de concebir nuestras relaciones cognitivas con el mundo que es desastrosa para nosotros.

    La fuerza de la tradicin objetivista es tan grande, escribe Put-nam en ese momento, que algunos filsofos abandonarn las ms profundas intuiciones que tenemos sobre nosotros-mismos-en-el-mundo antes que preguntarse como hicieran Husserl y Wittgenstein en su momento si esta imagen no es tal vez, en su conjunto, un error. Pero esta imagen en su conjunto una imagen metafsica de la rea-lidad acompaada de la filosofa de la percepcin tradicional no haba sido cuestionada an con la debida profundidad y en todas sus consecuencias. Si es difcil ver esto, es porque la tarea de superar la imagen recibida del siglo XVII est recin iniciada y toda filoso-fa de la mente contempornea que hable de qualia est en el fondo presuponiendo la imagen tradicional de la percepcin.

    A la pregunta de si todava queda algo nuevo para decir acerca de la realidad y de la verdad, Putnam nos responde entonces indi-cando slo vagamente un camino: si permitimos que W. James, Hus-serl, Austin y Wittgenstein puedan haber tenido algo nuevo que decir, no slo para su propio tiempo, sino algo nuevo para nosotros, a pesar de que estos pensadores fracasaron en presentarlo adecuada-mente, entonces todava hay algo importante que decir acerca de la verdad y la realidad.18 Pero el camino indicado en esas pginas nos deja an con ms preguntas puesto que contiene una referencia a su realismo interno, una nocin que es un viejo resabio de una pers-pectiva que desea ser definitivamente abandonada tal vez reafir-mando el hecho de que por lo menos en su caso la tarea de superar la imagen tradicional est recin iniciada.

    Un poco ms adelante, en Realism with a Human Face19 (1990) encontramos un mayor nfasis en el reconocimiento de que al rea-lizar la tarea filosfica lo hacemos todava hoy llevando el peso de una tradicin. Sin embargo, la reflexin filosfica en esos escritos se concentra en nuestra actitud frente a la nocin de realidad y en las perplejidades filosficas que esta nocin involucra para no-sotros llevndonos a un dilema constante entre dos posiciones con-trapuestas e igualmente insatisfactorias, un conflicto que se mani-

    18. Vase Las mil caras del realismo, Conferencia I, pgs. 60-61. 19. Putnam, Realism with a Human Face, Cambridge, Harvard, 1990.

  • I N T R O D U C C I N - 25

    fiesta en un fenmeno recurrente en filosofa, el recoil o salto de una posicin problemtica a otra igualmente problemtica, de una sartn caliente al fuego y del fuego a otra sartn caliente.20 Vemos entonces que ya hace algn tiempo que Putnam reflexiona acerca de las razones ms profundas para estas dificultades que afectan a ambas posiciones en el debate entre realismo y antirrea-lismo.

    Son esas dificultades filosficas las que llevan al filsofo a la concepcin de las dos perspectivas filosficas.21 Esta ltima no es ms que la expresin del dilema que el filsofo mismo se crea de tener que optar entre la perspectiva del realismo metafsico o buscar refugio en alguna forma de antirrealismo que por ser sim-plemente la negacin de la posicin que se rechaza no es ms que la expresin de un relativismo inaceptable. La posicin antirrealista que Putnam est discutiendo aqu es la lectura de Wittgenstein que Richard Rorty propone justamente como nuestra alternativa actual a la imagen metafsica heredada de los modernos.22 Pero, nos pre-gunta Putnam aqu es eso realmente lo que Wittgenstein estaba tratando de decir?23 En After Empiricism, uno de los ensayos contenidos en el mencionado volumen, Putnam se refiere al vnculo que l est estableciendo ahora entre Husserl y Wittgenstein (y Aus-tin) como un intento de reconocer un movimiento filosfico que haba sido pasado por alto en su momento.24

    Volver a la perspectiva crtica del ltimo Wittgenstein nos permi-te comprender que hablar de la fantasa metafsica involucrada en la defensa del realismo filosfico constituye una forma particular de

    20. Vase Sentido, sinsentido y los sentidos, Conferencia I. 21. Vase Razn, verdad e historia, Captulo 3. Putnam distingue aqu entre la perspec-

    tiva extemalista del realismo metafsico y la perspectiva internalista del antirrea-lista. Su posicin en ese momento, lo que se dio en llamar realismo interno pertenece a la perspectiva internalista y en ese sentido se entiende como una concepcin antirrea-lista.

    22. Realism with a Human Face, I, Parte 2, pg. 26. 23. De acuerdo a una lectura antirrealista de Wittgenstein los criterios de afirma-

    cin justificada estn dados por los estndares comunitarios. Si leemos a Wittgenstein como proponiendo este punto de vista a travs de su eslogan el significado es el uso es inevitable leerlo como proponiendo reemplazar el mito de los datos sensoriales como lo dado por otro mito de lo dado, el de las prcticas comunitarias.

    24. Realism with a Human Face, 3.

  • 26 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y LOS S E N T I D O S

    crtica a la que Putnam recurre una y otra vez en los mencionados es-critos. Las palabras tienen usos muy diversos, algunos muy cotidia-nos y otros ms y ms remotos. Pero en filosofa las versiones metaf-sicas del realismo van ms all de este sentido cotidiano del realismo, en tanto que asumen una peculiar fantasa metafsica ol-vidndose de nuestro uso de expresiones como realidad, es verda-dero o corresponde a una realidad.23 Y es finalmente esa fantasa metafsica algo que nos parece obvio pero que no es completa-mente inteligible que envuelve al filsofo realista en perplejidades y antinomias llevndolo a perder su sentido de "realidad", la posi-cin que pretenda defender.* Se encuentra con dificultades que son insuperables dentro de su perspectiva y da un salto refugindose en alguna forma de antirrealismo, una posicin que parte de lo que siempre consider como la negacin de sus intuiciones realistas.

    Sin embargo, si nos interesa mantener el espritu realista que nos anima es indispensable salir del dilema que nos impone una eleccin forzada entre dos perspectivas opuestas e igualmente insa-tisfactorias. Y la salida al dilema, nos dice Putnam aqu, la solu-cin es tratar de comprender lo que Wittgenstein nos est diciendo y si decir lo que decimos y hacer lo que hacemos nos hace "realis-tas", entonces ms vale que seamos realistas (es decir realistas con minsculas).26 Adoptando una frase de James nos propone en-

    25. Wittgenstein, The Foundations of Mathemalics, op. cit., Conferencia 25. 26. Vase Wittgenstein, Remarks on the Foundations of Mathematics, Cambridge,

    MIT, 1988 (trad. cast.: Observaciones sobre los fundamentos de las matemticas, Madrid, Alianza, 1987): Lo ms difcil en filosofa es ser realista sin caer en el empirismo. C. Dia-mond parte de esta observacin (que hace Wittgenstein respecto a Ramsey) en su lectura de Wittgenstein en Realism and the Realistic Spirit, The Realistic Spirit, Cambridge, MIT, 1991. La intepretacin de Diamond ha sido una fuente de inspiracin importante para Putnam a partir de Las mil caras del realismo (1987). Un manuscrito del mencionado art-culo de Diamond circulaba en Harvard varios aos antes de su publicacin.

    * Segn Putnam, decir que algo no es inteligible es decir que es incoherente y en ese caso aunque podamos pensar que entendemos lo que se dice no es completamente in-teligible. La filosofa, dice Putnam, se destaca por dos aspectos interesantes, por una par-te cualquier cosa puede parecer inteligible en el contexto de algn argumento (en este sen-tido la filosofa es como la ficcin), por otra parte, todos los grandes filsofos sugieren que los argumentos de algn otro filsofo parten de supuestos ininteligibles. Vase, Wittgens-tein, Investigaciones filosficas, Parte II, IV: Creo que sufre; estoy seguro de que no es un autmata? Esto es un sinsentido! (Al decir algo as suponemos que tiene sentido hablar de seres que se comportan como nosotros pero que no tienen vida interior, es decir son autmatas.) Para un argumento acerca de si una roca puede sufrir, vase Razn, verdad e

  • I N T R O D U C C I N - 27

    tonces entender esta actitud filosfica como un retorno al realis-mo natural del hombre comn.

    Pero finalmente, el realismo natural es acaso otra cosa que la imagen del realismo del sentido comn que haba sido cuestionada por los argumentos escpticos tradicionales y por el realismo cientfico en su defensa de la imagen cientfica del mundo? Se hace necesario, entonces, para completar el itinerario de este viaje del realismo (metafsico) al realismo (natural) volver a la consideracin de la imagen (tradicional) en su conjunto y esa es la tarea princi-pal de estas conferencias. Este viaje de retorno al realismo (natural) es un retorno difcil, nos asegura Putnam, pues nos exigir buscar una segunda ingenuidad reconociendo como dice el ttulo de su segunda conferencia la importancia de ser Austin, es decir, nos exigir despejar el camino cuestionando los puntos de vista recibi-dos y sobre todo reconociendo, esta vez, las propias confusiones pa-sadas.

    Sin embargo, la dificultad persiste porque aun despus de haber completado esa tarea, es decir, habiendo despejado el camino a tra-vs de la tarea crtica que incluye en este caso una autocrtica profun-da, se oye todava otra pregunta qu nos queda, entonces, por hacer en la filosofa? Esta es la pregunta que Putnam mismo haba dirigido hace algunos aos a sus colegas wittgensteinianos en Harvard27 y que est implcita en sus dudas (pasadas) acerca del quietismo que parece seguirse de la actitud de Wittgenstein frente a la tarea filosfica:28

    Nosotros reconducimos las palabras de su empleo metafsico a su em-pleo cotidiano ( . . . ) Los resultados de la filosofa son el descubrimiento de algn que otro sinsentido (...) [pero] la filosofa no puede en modo algu-no interferir con el uso efectivo del lenguaje ( . . . ) Deja todo como est.29

    historia, Captulo 4. Tambin los argumentos de los mundos posibles como reales en el sentido de D. Lewis (y tal vez la concepcin de Kripke) son buenos ejemplos de argumen-tos que aparecen como no completamente inteligibles.

    27. Vase Representacin y realidad, pg. 167: Pero, mis colegas wittgensteinianos an no me han convencido de abandonar la bsqueda de explicaciones. (La referencia es a Burton Dreben y Stanley Cavell.)

    28. Vase Philosophers and Human Understanding, Realism and Reason, Philoso-phical Papers, Vol. III, Cambridge, Cambridge University Press, 1983.

    29. Wittgenstein, L., Investigaciones filosficas, 116, 119, 124.

  • 28 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y L O S S E N T I D O S

    En estas conferencias Sentido, sinsentido y los sentidos Putnam revisa sus argumentos contra el realismo metafsico y vuelve a formu-lar los supuestos de esa posicin de tal suerte que en la imagen del realismo metafsico que conocemos de las discusiones semnticas recientes reconocemos finalmente la imagen del realismo metafsico tradicional. Sin embargo, el propsito de tener en cuenta crticamen-te la imagen tradicional en su conjunto requiere de nosotros reco-nocer que la concepcin de la mente que hemos estado presuponien-do en nuestros debates de filosofa de la mente no es otra cosa que la vieja imagen de la percepcin como interfaz de la epistemologa tradicional que acompaa al realismo metafsico, la imagen heredada del siglo XVII.

    LAS FORMAS DEL REALISMO METAFSICO (TRADICIONAL)

    Y LA IMAGEN DE LA PERCEPCIN COMO INTERFAZ

    El realista sostiene la independencia de la realidad diciendo el mundo es como es independientemente de los intereses de quienes lo describen y adems habla de nuestra responsabilidad cognitiva por hacer justicia a todo lo que describimos.

    Sin embargo, la manera de defender esta idea del realismo por parte del realista tradicional entraa una fantasa metafsica o un supuesto que le parece obvio, la imagen idealizada de una realidad fija que dicta la totalidad de las descripciones posibles de una vez y para siempre.

    Los supuestos metafsicos del realismo (tradicional) incluyen la idea de que (1) hay una totalidad definida de todos los objetos que pueden ser clasificados y a los que las afirmaciones epistmicas pueden referirse y (2) una totalidad definida de todas las propieda-des (incluyendo relaciones), formas o universales fijas de una vez y para siempre y que (3) todo posible significado de una pa-labra se corresponde con una de estas propiedades, formas o universales y finalmente (4) que hay una totalidad definida de to-das las afirmaciones epistmicas posibles fijas de una vez y para siem-pre independientemente de los sujetos epistmicos (o usuarios del lenguaje).

  • I N T R O D U C C I N - 29

    Las afirmaciones epistmicas son afirmaciones acerca de la distri-bucin de las propiedades sobre los objetos ms las funciones lgicas (negaciones, disyunciones, conjunciones y generalizaciones mltiples) de tales afirmaciones. En consecuencia, la estructura de todas las afirmaciones epistmicas posibles est fijada de ese modo de una vez y para siempre. En la terminologa tradicional las afirma-ciones epistmicas se llaman a veces tambin proposiciones o pensa-mientos?0 Un nombre general se refiere a objetos que tienen alguna propiedad en comn. En algunas variantes nominalistas las propie-dades aparecen como clases de modo tal que las clases de cosas (naturales) reemplazan a las propiedades tradicionales.31 La na-turaleza de los sujetos epistmicos o usuarios del lenguaje slo pue-de determinar cules de las posibles afirmaciones epistmicas son capaces de pensar o verbalizar, pero no les permite captar cmo se determinan las afirmaciones epistmicas ni inspeccionarlas en su totalidad (esto le corresponde segn la imagen del realismo metaf-sico al punto de vista del ojo de Dios), El realista metafsico a veces postula poderes mgicos para captar la imagen idealizada de la realidad.

    Est claro que formular los supuestos del realismo metafsico en estos trminos nos permite subsumir bajo la imagen del realismo metafsico (tradicional) algunas teoras de la referencia recientes y las teoras semnticas al estilo de la llamada semntica de los mun-dos posibles, as como la imagen de la realidad como imagen im-plcita en el Tractatus de Wittgenstein y la concepcin semntica del realismo (platonismo) en filosofa de las matemticas.32

    La epistemologa que acompaa la metafsica del realismo tradi-cional es una teora causal de la percepcin y se entiende como una teora psicolgica rudimentaria. Si entendemos que por lo menos

    30. Pensamiento forma parte de la terminologa de Frege en Der Gedanke (1923), uno de sus ltimos artculos que contribuy a interpretar sus reflexiones semnti-cas de ese perodo como una defensa del realismo semntico o platonismo.

    31. En el caso de la teora de los mundos posibles de D. Lewis estas clases son clases privilegiadas o clases naturales.

    32. Vase por ejemplo, la lectura de Frege que propone M. Dummett en Freges Philo-sophy of Language, Londres, Duckworth, 1971. De acuerdo a Dummett Frege habra esta-do proponiendo una semntica realista trasformndose as en el primer defensor de la posicin realista en trminos semnticos.

  • 30 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y L O S S E N T I D O S

    a partir de Hume el modo de concebir nuestros vnculos cognitivos con el medio ambiente presupone un punto de vista naturalista, entonces la nocin de causalidad involucrada es obviamente la de causalidad eficiente. Esta imagen de la percepcin en el perodo mo-derno se concibi con Locke como una teora representacional de la percepcin. A ella se opone a veces una teora fenomenista que se atribuye a Berkeley y Hume. Sin embargo, esta ltima puede ser vis-ta como una variacin aberrante de la imagen representacional con los mismos presupuestos. La concepcin fenomenista se sigue simplemente de la imagen tradicional, ella es, en efecto, esa imagen llevada a sus ltimas consecuencias.

    La teora psicolgica que acompaa al realismo metafsico tra-dicional es, por supuesto, mucho menos que una teora, pero es la imagen de nuestros vnculos cognitivos con el medio ambiente, los seres humanos y la cultura que hemos heredado del siglo XVII. Esta imagen de la percepcin es lo que Putnam llama la imagen de la percepcin como interfaz. La idea es que la tradicin concibe todas las relaciones cognitivas de acuerdo a esta simple imagen in-terfaz, y as nos ha dejado a cargo de una imagen de la experiencia como imagen, una imagen de la concepcin como imagen y una imagen de la memoria como imagen.*

    De acuerdo con la imagen interfaz de la percepcin, nuestra percepcin de las cosas es siempre indirecta, lo que percibimos di-rectamente es algo mental que como una interfaz se interpone en-tre nosotros y las cosas en nuestro medio (ideas, sensaciones, impresiones, datos sensoriales, apariencias o qualia son los trminos que se han empleado en distintos momentos para designar las nterfaces). Segn esta imagen causal de la percepcin cuando pensamos o decimos que vemos algo que est ah (por ejemplo cuando vemos ciervos pastando en la campia) estaramos hablando ms precisamente de un proceso causal que se inicia en los ciervos que estn ah originando cadenas de acontecimientos que llevan a los llamados datos sensoriales en la mente. En las versiones mate-rialistas de esta teora las interfaces se suponen idnticas a ocu-

    * Vase, en este volumen, Carta al lector Espaol y la Conferencia III, El rostro de lo cognitivo. ;

  • I N T R O D U C C I N - 31

    rrencias fsicas en el cerebro, mientras que en versiones dualistas esos objetos mentales son supuestamente no fsicos.

    La concepcin tradicional de la percepcin como representacin se basa en lo que W. Sellars una vez llam una imagen de la mente como un teatro interior,33 porque de acuerdo a ella las nicas co-sas y propiedades que vemos directamente son las cosas y propie-dades en el escenario interior. Ahora bien, si esta imagen del es-cenario interior va ligada a una concepcin de los vnculos causales (con el medio ambiente) en el sentido de la causalidad eficiente como lo exige el supuesto del naturalismo, se sigue obviamente lo que se ha dado en llamar el problema del mundo exterior.

    Cmo lleg a imponerse esta imagen de la percepcin? Putnam alude a la nueva matematizacin de la naturaleza, un hecho que Hus-serl y otros crticos han sugerido como una parte de la explicacin. La filosofa de la mente moderna habra sido un intento de dejar al-gn espacio para nuestras descripciones cotidianas al mismo tiempo que aceptaba plenamente aquella imagen cientfica.

    Sin embargo, es un hecho que la concepcin de la percepcin re-presentacional se conoce desde la antigedad, como Putnam mismo destaca.34 Ya en ese perodo se conocan dos concepciones de la per-cepcin opuestas. La concepcin de la percepcin aristotlica que Putnam llama realismo directo rivalizaba con la concepcin de la percepcin representacional de los atomistas y los estoicos. Dem-crito, por ejemplo conceba las imgenes interiores como apa-riencias producidas por las afecciones sensoriales. Durante el pe-rodo moderno el realismo directo aristotlico desapareci, pero las razones del rechazo eran obvias para los modernos: la explicacin aristotlica asume nociones metafsicas como formas o cualida-des que no son ms que quimeras o fantasas ininteligiblesP La pregunta es cunto podemos rescatar del realismo directo

    33. Sellars, W., Empiricism and the Philosophy of Mind, en Minnesota Studies in the Philosophy of Science, Vol. I, The Foundations of Science and the Concepts ofPsychology and Psychoanalysis, E. Feigl y M. Scriven (comps.), Mineapolis, University of Minnesota Press, 1956.

    34. Por ejemplo, en su Putnam, The Threefold Cord: Mind, Body and World, Nueva York, Columbia 2000, Parte II, Conferencia II.

    35. Vase, por ejemplo, la crtica de Locke a la nocin aristotlica de especies natura-les. De acuerdo a Locke las nociones escolsticas deben ser rechazadas porque postulan

  • 32 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y LOS S E N T I D O S

    aristotlico eliminando los aspectos metafsicos y todo aquello que tena que ver con un momento histrico particular?

    La idea de un realismo directo volvi a resurgir recin a co-mienzos del siglo XX con William James cuyas crticas de la tradicin no tuvieron un impacto duradero posiblemente porque fueron aso-ciadas con un proyecto demasiado psicologista. En la dcada de los aos cincuenta fue John Austin quien present en Sense andSensibilia los argumentos ms cuidadosos contra los presupuestos de la imagen de la percepcin implcita en la epistemologa tradicional. Los argu-mentos de Austin, en gran parte paralelos a los argumentos de Witt-genstein, constituyen, nos dice hoy Putnam, la defensa ms vigorosa del realismo natural o del sentido comn. Su segunda conferencia La importancia de ser Austin: en busca de una segunda ingenuidad representa una apreciacin de esos argumentos y finalmente un reco-nocimiento tardo. Esto nos deja con la pregunta por qu los argu-mentos de estos autores haban sido ignorados en su momento? Pero, responder a ella significara casi tanto como recorrer el itinera-rio de un viaje que nos propone Putnam, un viaje de retorno al rea-lismo que parte del realismo metafsico para regresar al realis-mo (natural).

    U N VIAJE DE RETORNO DEL REALISMO (METAFSICO) AL REALISMO

    (NATURAL)

    A pesar de los desacuerdos fundamentales que puedan existir, tanto el realismo36 en filosofa del lenguaje como la concepcin empirista de la ciencia, comparten supuestos importantes en cuanto a la predileccin por la ciencia y su metodologa como punto de partida paradigmtico para la reflexin filosfica en un marco lingstico:

    quimeras ininteligibles como la nocin de formas o cualidades naturales. Ensayo, Li-bro III. Esta crtica coincide en sus aspectos ms importantes con la crtica de R. Boyle en A Free Inquiry Concerning the Received View o/Nature, reimpreso por Cambridge, CUR

    36. Con las expresiones el realista (cientfico), el filsofo realista y el realismo me refiero en esta seccin a Putnam y su posicin en filosofa del lenguaje desarrollada en la dcada de los aos setenta.

  • I N T R O D U C C I N - 33

    Durante los primeros veinticinco aos de mi vida profesional... compart con mis contemporneos una concepcin de lo que eran las au-tnticas cuestiones metafsicas y epistemolgicas, y una concepcin de cun (poco) tena que ver con estas concepciones la teora de la percepcin?1

    En primer lugar, uno de estos supuestos compartidos, el marco de referencia mismo, el nuevo marco lingstico, es justamente lo que hizo posible la ruptura con la tradicin filosfica permitiendo conce-bir proyectos nuevos, en el contexto de diversas reas filosficas re-cientemente creadas como filosofa del lenguaje, filosofa de la mente, etc., donde el inters por los puntos de vista recibidos por una tradicin que se haba abandonado y que adems se consideraba superada no constitua un tpico de inters para la reflexin filos-fica. Fue M. Dummett quien propuso plantear el tema metafsico del realismo y el debate en torno a la oposicin entre realismo y antirrea-lismo en trminos semnticos.38 Algunos crticos percibieron esta es-trategia como un movimiento retrgrado, un modo deplorable de ha-cer retroceder la discusin filosfica a los debates prekantianos.

    Sin embargo, la sugerencia de Dummett inclua la idea de que al plantear el debate en esos trminos no estamos simplemente hablan-do de lo mismo que en aquel entonces ni repitiendo viejas preguntas, y que esto es as gracias a las ventajas del cambio fundamental de perspectiva efectuado en este siglo. En particular, nuestras reflexio-nes semnticas acerca de nuestra comprensin del lenguaje y del uso, no tienen mucho que ver con las consideraciones epistemolgicas tra-dicionales acerca de la teora de la percepcin, ya por el hecho mismo de que nuestra perspectiva representa, en un sentido importante, una superacin del punto de vista de la epistemologa tradicional. Y cuan-do Wittgenstein nos habla en las Investigaciones filosficas de las per-plejidades filosficas que mantienen al filsofo atrapado en una imagen se entendi que estaba hablando de las dificultades filos-ficas que surgen para el filsofo tradicional y sus imgenes,39

    37. Sentido, sinsentido y los sentidos, Conferencia I, La antinomia del realismo (las cursivas son mas).

    38. Dummett, M., Truth and Other Enigmas, Londres, Duckworth, 1978. 39. Vase Putnam, Review of The Concept of a Person en Mind, Language andRea-

    lity, Philosophical Papers, Vol. II.

  • 34 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y LOS S E N T I D O S

    Segn Dummett debemos este importante cambio de perspecti-va a Frege. Se trata de un cambio que en cuanto a su envergadura es comparable al cambio efectuado por Descartes al comienzo del pe-rodo moderno, pero en cuanto a la nueva perspectiva propuesta pretende ser precisamente una superacin de aquel perodo: la re-flexin filosfica comienza con las cuestiones lgico-semnticas y no con las epistemolgicas como haba propuesto equivocadamente Descartes.40 El punto crucial del cambio de perspectiva podemos verlo, como destaca correctamente Dummett, en el rechazo del psi-cologismo en la lgica por parte de Frege.

    Los psicologistas insisten en que nuestros conceptos son ideas o imgenes en la mente y que la verdad es una nocin epistmica que hace referencia a nuestras evaluaciones cognitivas. En su crtica, Frege les reprocha a sus oponentes en la lgica una confusin con-ceptual entre la verdad y el reconocimiento de la verdad y argumen-ta que esa confusin est vinculada a su vez con la concepcin psi-cologista de los conceptos en el sentido de imgenes mentales. El rechazo fregeano del psicologismo en la lgica representa as el re-chazo de un modo particular de concebir la lgica y la epistemolo-ga que era comn en el siglo XIX. De acuerdo a Dummett la tenden-cia a considerar la lgica y la teora del conocimiento como una rama de la psicologa mentalista haba sido iniciada por Descar-tes, con la propuesta del llamado solipsismo metodolgico, una estrategia que habra llevado finalmente a desembocar en las diver-sas posiciones idealistas dominantes hacia fines del siglo XIX.

    Se puede debatir cun exitosas fueron las estrategias de Frege o si su antipsicologismo no fue ms que una tormenta en un vaso de agua,41 pero las ideas principales estn definidas con la concepcin de su nueva lgica como lenguaje universal del pensamiento, tal como aparece en su Begriffsschrift: para nosotros, los humanos, la expresin

    40. Para esta interpretacin de Frege y el impacto de la nueva lgica sobre el debate fi-losfico, vase, Dummett. M. Frege's Philosophy of Language, Londres, Duckworth, 1971. Esta lectura ha sido atacada vigorosamente y Dummett ha revisado en parte su interpreta-cin, pero ella ilustra muy bien el punto de vista comn en la filosofa anglosajona en la d-cada de los aos sesenta y setenta al cual hace referencia Putnam en la primera conferencia en el marco de sus reflexiones autobiogrficas.

    41. Esta es la lectura que propone Putnam del antipsicologismo de Frege en The Meaning of "Meaning".

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    del pensamiento requiere un lenguaje y es en el lenguaje donde se des-pliegan los conceptos. Como destaca Dummett, los argumentos del ltimo Wittgenstein estn en continuidad con la lnea crtica anti-mentalista iniciada por Frege. De acuerdo a esta lectura los argumen-tos de Wittgenstein estn dirigidos contra la concepcin tradicional que concibe los significados de las palabras como imgenes que estn en la cabeza y, en general, contra la imagen mentalista de la concepcin segn la cual concebimos las cosas acerca de las que ha-blamos o pensamos a travs de un velo puesto que los conceptos se entienden como s fuesen imgenes mentales que forjamos en noso-tros y por cuyo intermedio nos referimos misteriosamente a las cosas.

    Algunos filsofos ignorando esta continuidad importante pasaron a leer el argumento del lenguaje privado y el eslogan wittgenstei-niano el significado es el uso no slo como una crtica demoledora de esa tradicin sino como una propuesta conductista o verificacio-nista del significado, asocindola a veces con la actitud antimetaf-sica de los positivistas lgicos. Curiosamente, esos mismos filso-fos leyeron el antipsicologismo de Frege como una defensa del platonismo (es decir, del realismo) en la filosofa de la lgica y las matemticas.

    Por otra parte, Dummett quien comprendi bien la continuidad de los argumentos de Frege y Wittgenstein piensa que Frege vio los problemas correctamente, pero que al defender el realismo contra la posicin idealista latente en el psicologismo dio una respuesta equivocada, ya que el realismo es tan problemtico como el idealis-mo (psicologismo) tradicional. Considerando que la nocin de ver-dad es problemtica Dummett pasa a concebir una defensa del antirrealismo (que no es ms que una defensa de la posicin del psicologista en el marco lingstico segn la cual la verdad es la nocin epistmica de verificacin o afirmacin justificada en el uso del lenguaje en la comunidad). Dummett plantea as el deba-te entre realismo y antirrealismo semntico en trminos de un desacuerdo fundamental acerca de la lgica misma, pues un anti-rrealista en su sentido llega a cuestionar la validez del principio cl-sico de bivalencia, exactamente como lo hace el intuicionista en la filosofa de las matemticas proponiendo una revisin de la lgica clsica.

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    Dummett piensa que a su modo con esta propuesta est hacien-do justicia al ltimo Wittgenstein42 quien habra propuesto un pro-blema filosfico a resolver, la explicacin de la comprensin, un problema que una semntica realista no puede resolver porque excluye la perspectiva epistmica indispensable para la comprensin del lenguaje. El verificacionismo o antirrealismo de Dummett (inspirado en la filosofa de las matemticas) es as un intento de darle contenido semntico a la posicin del psicologista, liberali-zando esa posicin hasta incluir la comunidad lingstica, pero no es una teora psicolgica.

    En este clima intelectual surge la posicin realista en filosofa del lenguaje desarrollada por Putnam, una posicin que se entiende como alternativa a la posicin empirista del positivismo lgico que junto a una teora verificacionista del significado de los enunciados empricos haba propuesto una interpretacin convencionalista de la lgica y la matemtica.43 Habiendo comprendido que todas las pro-puestas empiristas haban fracasado y que la contribucin de Car-nap es, en ese sentido, puramente negativa el filsofo realista comienza preguntndose si una concepcin alternativa puede ser vislumbrada en el mismo marco lingstico de la filosofa: Mi pregunta es si el "realista" puede decir algo a favor de su posicin que vaya ms all de afirmar que el punto de vista opuesto est equi-vocado en esto y aquello 44

    Desde el punto de vista realista, el problema de la concepcin empirista de la ciencia que comienza a desarrollarse slo des-pus del fracaso del programa fenomenista es que se basa, en el fondo, en una imagen antirrealista del mundo y esa imagen no co-rresponde a la realidad de la prctica cientfica. La propuesta del

    42. En efecto, en la etapa intermedia entre el abandono de la posicin del Tractatus y la redaccin de sus Investigaciones filosficas Wittgenstein sostuvo puntos de vista cerca-nos al verificacionismo y Dummett en su concepcin del antirrealismo global se apoya en las reflexiones wittgensteinianas de ese perodo.

    43. Se ha argumentado que la imagen que presenta el filsofo realista de la posicin que ataca representa una distorsin histrica y que sus criticas se aplican con ms justicia a Ayer que a Carnap mismo. Pero esto no afecta el hecho de que Putnam concibi su posi-cin realista justamente como alternativa a un punto de vista percibido como el otro cuer-no de un dilema entre realismo y antirrealismo.

    44. Vase Putnam, H. Language and Philosophy en Mind, Language and Reality, Philosophical Papers, Vol. II, pgs. 20-21.

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    programa fenomenista de Carnap en su Der Logische Aufbau der Welt representa segn Putnam otro intento de defender una posi-cin psicologista (antirrealista) en el marco lingstico y el he-cho de que tal proyecto haya fracasado por sus enormes dificultades tcnicas no significa que la conviccin o las ideas que lo motivaron hayan desaparecido.45

    El filsofo realista resuelve los problemas filosficos en tanto que construye una mejor imagen cientfica del mundo anticipan-do cmo la ciencia resolver algunos de nuestros problemas. Esto ltimo lo involucra en diversos proyectos realizando contribucio-nes importantes en el mbito de las teoras formales, la teora del lenguaje (un tema de estudio de gran fascinacin cientfica) y las llamadas ciencias cognitivas. Putnam piensa que como la ciencia misma, esos diversos proyectos reflejan una actitud realista aun-que en un primer momento no le interesa decir ms con respecto al tpico del realismo. De esto se sigue que entiende la ciencia sin una interpretacin filosfica, es decir, ilumina la prctica del cien-tfico, pero se mantiene fiel a ella sin proponer revisiones radicales o reconstrucciones racionales y en este sentido se puede decir que el filsofo realista hace justicia a nuestras nociones. Es tal vez por estas razones que en su actitud y sus reflexiones filosficas se percibe una ambivalencia constante entre la perspectiva de la re-flexin metaterica y la perspectiva cientfica.46 Tambin incluye en sus consideraciones el sentido comn, pues percibe correcta-mente que hay una continuidad entre ambos discursos de forma que uno se puede ver como una extensin natural del otro.47 En otros trminos, argumenta el realista, tanto la prctica del cientfi-co como la del sentido comn, con sus respectivos usos del lengua-je, revelan una actitud realista que se expresa en la idea de la in-

    45. Vase What Theories are Not, Mathematics, Matter and Method, Philosophical Papen, Vol. 1, Cambridge, CUP, 1975. En este artculo Putnam argumenta que la distincin entre el vocabulario terico y observacional as como aparece en la filosofa de la ciencia car-napiana no corresponde al uso del lenguaje cientfico y que es un residuo de la concepcin fenomenista del significado donde las sensaciones tienen prioridad absoluta.

    46. Por ejemplo, Language and Reality, ibid., vase tambin otros ensayos de ese perodo como Explanation and Reference y The Meaning of "Meaning" en Mind, Language and Reality, Philosophical Papers, Vol. II.

    47. Vase Putnam, What Theories are not, op. cit.

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    dependencia de la realidad segn la cual el mundo es como es in-dependientemente de nuestros intereses.

    Pero, entonces, tal vez debera parecemos extrao el hecho de que el verificacionismo haya dominado los debates durante gran par-te del siglo, un movimiento que de acuerdo a la crtica realista se vin-cula a las formas del idealismo del siglo pasado. Dejando de lado estos detalles histricos el realista estructura el debate con su opo-nente antirrealista en torno a un dilema entre dos posiciones. Aun-que esto podra ser una simple cuestin de temperamento pues observa que en filosofa algunas reacciones muestran que se tiende a tener "intuiciones" ya sean fuertemente "realistas", ya sean fuerte-mente "antirrealistas".48

    A pesar de esta oposicin filosfica, la prctica cientfica acuerda mejor con la intuicin realista que dice que la verdad en muchos ca-sos trasciende el reconocimiento. As, por ejemplo, cuando el cientfico acepta una teora la acepta como verdadera o como aproximadamen-te verdadera o probablemente verdadera incluyendo en sus consi-deraciones la posibilidad de error y no, simplemente, como acepta-ble por llevar a predicciones exitosas.49 Pero el antirrealista no dispone de la nocin de verdad que podra dar cuenta de este hecho. (Es a partir de esta reflexin que el realista comienza a vislumbrar un pro-yecto filosfico, una explicacin filosfica donde la nocin de verdad juegue algn papel al establecer la relacin entre lenguaje y realidad.)

    La nocin de verdad, sostiene el filsofo realista, es una nocin que pertenece a la perspectiva realista, la nocin de verdad es ob-jetiva o extraterica en el sentido que es independiente de toda referencia epistmica a un observador o una metodologa cientfica y as concluye si queremos usar las nociones de verdad y referencia debemos, en consecuencia, aceptar la perspectiva a la cual pertenecen . 50

    Por otra parte, el problema es que para un antirrealista estricto la nocin de verdad no tiene ningn sentido, salvo como nocin in-

    48. The Meaning of "Meaning", op. cit., pg. 236. 49. Explanation and Reference, op. cit., pg. 210. 50. The Meaning of "Meaning", op. cit., pg. 235. Cuando el autor se refiere a las

    nociones de verdad y referencia como pertenecientes a la perspectiva realista mues-tra que entiende el lenguaje y sus nociones en trminos formales. En el contexto de la se-mntica extensional la nocin de referencia es un trmino tcnico que est vinculado con la nocin semntica de verdad en el sentido de la definicin de Tarski. Est claro que si

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    traterica.51 Es decir, el antirrealista puede recurrir a la nocin de verdad en el sentido lgico-semntico adoptando el artificio lgi-co del entrecomillado apoyndose en los resultados de la defi-nicin semntica de Tarski,52 pero esto no le permite ms que el ascenso semntico del lenguaje al metalenguaje. Sin embargo, contina su argumento el realista, esta estrategia refleja un mero gesto terminolgico que permite conservar la nocin de verdad vacindola de todo su contenido. Tenemos aqu el comienzo de lo que Putnam llama el deflacionismo acerca de la verdad. Sin em-bargo, contina su argumento el realista, para justificar filosfica-mente su concepcin empirista de la ciencia el verificacionista tiene que recurrir a la nocin de afirmacin justificada dadas las circunstancias observables, como hacen los pragmatistas relativizn-dola a la (mejor) metodologa cientfica disponible en su momento. En este respecto, ambos oponentes podran efectivamente llegar a un acuerdo mnimo en cuanto a la evaluacin epistmica de las teoras empricas. Por ejemplo, hablando de la constitucin de un metal particular, ambos podran decir que hoy no consideramos justificada la afirmacin de ciertos criterios cientficos para determinar la pre-sencia en el medio ambiente de la sustancia natural que llamamos oro que s hubiese sido justificada en el tiempo de Arqumedes. Y eso es todo. Pero en un sentido estricto es mucho menos que eso!

    El antirrealista no posee una concepcin de la realidad que le permita establecer un vnculo autntico con el pasado. Y esto es

    la referencia se entiende de este modo los resultados formales de Skolem-Lwenheim que establecen la relatividad de la nocin matemtica de conjunto pueden aplicarse como lo hace Putnam ms tarde en sus argumentos escpticos acerca de la posibilidad de la referencia. Por otra parte, el uso de la oposicin entre una nocin de verdad extrateri-ca y la nocin intraterica que aparece en este contexto presupone la concepcin se-mntica de la verdad y la relativizacin de la verdad a un lenguaje formal L. A su vez, esta terminologa est vinculada con la distincin entre la perspectiva externalista y la perspectiva internalista. Vase, Razn, verdad e historia, Captulo 3.

    51. Ibid. 52. Vase Putnam, ibid., pgs. 236-237. De acuerdo al antirrealista, lo que hizo Tarski

    fue desinflar la nocin de verdad de todo contenido metafsico que la habra hecho inaceptable para un empirista. Por su parte, el realista siente que el antirrealista ha vacia-do la nocin de verdad de su contenido filosfico. El deflacionismo no es ms que un trmino ms reciente acuado por Putnam mismo para referir a la llamada teora de la redundancia.

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    simplemente as porque el verificacionismo no puede darle ningn contenido a nuestro discurso cotidiano ni a nuestro discurso cientfi-co acerca de hechos pasados, por ejemplo, demasiado remotos en el tiempo, para los cuales no poseemos ninguna forma de verificacin. Despus de todo, de acuerdo a qu criterios podra establecer el antirrealista que Arqumedes estaba hablando de las mismas sustan-cias naturales que nosotros? Para un antirrealista global que quie-ra defender la perspectiva verificacionista sin hacer concesiones, afir-mar esto ltimo significara afirmar algo ininteligible, como ya lo haba destacado Dummett. De acuerdo a esta perspectiva la continuidad con el pasado y la comunicabilidad de los resultados cientficos de-bera parecer milagrosaP

    Una vez ms, el ejemplo favorito del realista es el caso de la sus-tancia natural que llamamos oro. Es un ejemplo simple pero ilus-tra bien su punto: Si el antirrealista estuviese en lo correcto debera-mos concluir que cuando nosotros hablamos del metal que llamamos oro no estamos hablando de lo mismo que cuando Arqumedes, por ejemplo, hablaba (en su idiolecto) de ese metal, puesto que nues-tros mtodos de verificacin para discernir la presencia de ese metal han cambiado radicalmente. Nosotros no podramos decir desde nuestra perspectiva actual que Arqumedes habra estado equivoca-do al clasificar algunos trozos de metal como oro empleando crite-rios que nosotros hoy no consideramos como correctos. Y esta con-clusin va contra la intuicin del cientfico como la del sentido co-mn. Vemos as que el antirrealista no puede hacer justicia a la prcti-ca del cientfico que incluye la importante idea de que una hiptesis puede ser aceptada en un tiempo y a pesar de eso no ser verdadera.

    El diagnstico del realista est claro: el problema con el antirrea-lismo es su concepcin verificacionista del significado del lenguaje. El antirrealista le responde que para l la nocin de significado (sense) es una nocin epistmica que tiene que ver con nuestras capacidades de reconocimiento y verificacin y argumenta a favor de esta posicin apoyndose en Wittgenstein. Pero el realista desta-ca que l est interesado en nuestra responsabilidad cognitiva por hacer justicia a todo lo que describimos y que es obvio que la ver-

    53. The Meaning of "Meaning", op. cit., pg. 237.

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    dad trasciende el reconocimiento y que si queremos llegar a hablar acerca de lo que vemos y hacer justicia a todo lo que describimos en el mundo con el verificacionismo no llegamos a ninguna parte. En otras palabras, si el antirrealista insiste en aferrarse al eslogan de Wittgenstein el significado es el uso ser mejor que comience a ver el uso de otra manera simplemente porque los significados no estn en la cabeza ni en la comunidad lingstica. Los argumen-tos a favor de esta posicin los desarrolla Putnam en su clebre ar-tculo The Meaning of "Meaning".54 Es tambin el momento en que las preguntas filosficas en torno al realismo y la verdad comienzan a plantearse ms crticamente.

    La intuicin realista dice que la verdad en muchos casos tras-ciende el reconocimiento, el antirrealista muestra un cierto escepti-cismo acerca de la verdad, argumentando que algo que va ms all de todo reconocimiento no puede ser algo inteligible para nosotros y por eso no le gusta hablar de hiptesis que no pueden ser verifica-das. Sin embargo no especula acaso el cientfico con frecuencia con hiptesis que estn ms all de toda verificacin por lo menos dadas las condiciones epistmicas del momento? Y no podemos acaso concebir hiptesis que tal vez estn ms all de toda verificacin posible como, por ejemplo, la hiptesis de que no hay seres inteli-gentes en otros planetas? Para el realista esto significa que pueden haber cosas en el universo cuya existencia nunca llegue a ser recono-cida, para el antirrealista esto es hablar ininteligiblemente de algo que no sabemos qu es. Vemos as que el escepticismo acerca de la verdad por parte del antirrealista tiene que ver con el rechazo de la idea que expresa la actitud realista que dice que el mundo es como es independientemente de nuestras descripciones:

    54. Vase Putnam, Mind, Language and Keality, Philosophical Papers, Vol. II. Putnam est muy cerca de Wittgenstein en este momento argumentativo. Sin embargo, se trata aqu de los significados pero curiosamente la vinculacin con la percepcin y la concepcin no parece plantearse. Pero esto es as porque Putnam acordaba entonces con los argumentos de Wittgenstein en filosofa del lenguaje mientras rechazaba sus consecuencias para la filo-sofa de la mente por asociarlas con una forma de conductismo. Esta confusin pudo en parte pasar desapercibida en esos momentos por la separacin establecida entre la filosofa' del lenguaje y la filosofa de la mente. En consecuencia, no debera sorprendernos que Putnam al mismo tiempo haya asociado a Austin con Skinner, por tratar de eliminar el re-curso a los datos sensoriales del discurso filosfico o psicolgico.

    55. Ibid., pgs. 235-236 (las cursivas son mas).

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    Un motivo comn para adoptar este punto de vista es un cierto es-cepticismo acerca de la verdad.. Pues el antirrealista no ve nuestra teora y la teora de Arqumedes como dos descripciones aproximadamente co-rrectas de un mbito fijo de entidades independientemente de la teora

    Dos ideas parecen estar entremezcladas en la posicin verifica-cionista, de acuerdo a la crtica de Putnam, y ambas se remontan a Berkeley. Por una parte, se supone que hablar de cosas o hechos que trascienden nuestro reconocimiento es pretender hablar de algo ininteligible el antirrealista niega la independencia de la realidad diciendo la realidad es parte de la experiencia humana. Por otra parte, se asume que creer en cosas que no son conceptos en el sentido de ideas es creer en cosas que son inconcebibles. En otras palabras, se est asumiendo algo as como la imagen tradicio-nal de la concepcin que postula ideas en el sentido de inter-faces de suerte que nuestra concepcin de las cosas es siempre in-directa. En efecto, esta ltima era una idea comn en el siglo pasado, no slo para los primeros pragmatistas: la idea de los con-ceptos como imgenes mentales que involucra un modo particu-lar de entender nuestra manera de hablar y representar Jas cosas. Pero, Putnam encuentra un texto de Charles Peirce de 1902 que ex-presa esa idea que reaparece implcita en el verificacionismo que est Oponiendo en ese momento, justamente porque ve las races del verificacionismo en el pragmatismo:

    Si se pregunta, si existen cosas [realidades] que son completa-mente independientes del pensamiento; yo preguntara, a mi vez, qu puede significar esta pregunta...? Qu sentido [idea] puede drsele a algo de lo cual no tenemos ninguna idea? Pues, si tuvisemos una idea de una realidad tal, ella sera el objeto de la idea de la cual estamos ha-blando, la que no sera [entonces] independiente del pensamiento.56

    Esta posicin obviamente inadecuada (el texto de Peirce es am-biguo dando pie a esa lectura) provoca la rplica de parte del realis-

    56. Peirce, C., Collected Papers of Charles Sanders Peirce (Cambridge, 1958), 5, 9. Cita-do por Putnam en Language and Reality, Mind, Language and Reality, op. cit., pg. 272.

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    ta que dice nuestra capacidad de concebir las cosas en el mundo no las transforma en conceptos o "ideas" o, ms precisamente, para que algo sea concebible no es necesario que sea un concepto. Pero, es necesario ser realista para replicar de ese modo contra la posi-cin mentalista sugerida por el texto de Peirce? Volvemos as al punto que tanto Frege como Wittgenstein haban planteado en sus crticas de la imagen tradicional de los conceptos como imgenes mentales y esto nos lleva directamente a las reflexiones ms recien-tes presentadas por Putnam en su tercera conferencia El rostro de lo cognitivo acerca del realismo natural con respecto a la concep-cin. El realismo natural no es una teora alternativa de la percep-cin, es nada ms que el rechazo de la imagen interfaz tradicional, una imagen de la concepcin claramente inadecuada.57

    Corresponda en aquel momento volver a la crtica de la tradi-cin iniciada por Frege y Wittgenstein (y Austin) a fin de completar la tarea iniciada por estos autores. Pero curiosamente, Putnam no percibe su situacin de ventaja por dos motivos que estn tal vez re-lacionados. En primer lugar, tiene una perspectiva distorsionada de la contribucin de esos pensadores, su idea acerca de Frege lo asocia con Carnap y su percepcin de Wittgenstein y Austin los aso-cia con la negacin fundamental de su propia manera de entender la tarea filosfica.58

    Por otra parte, su temperamento filosfico lo impulsa a defen-der el realismo como nica alternativa, termina as repitiendo en un marco lingstico las viejas preguntas del realismo tradicional. La pregunta acerca de la relacin entre lenguaje y realidad aparece como una repeticin de la problemtica pregunta de los modernos acerca de la relacin entre pensamiento y realidad. Desde esta pers-pectiva retoma la crtica de la concepcin heredada en el verifica-

    57. Estas conferencias pueden verse entonces como una apreciacin tarda de los ar-gumentos de Austin y Wittgenstein. Por qu estos argumentos no fueron captados en su momento? O fueron simplemente ignorados porque la idea de un retomo al realismo natural es tan chocante? Vase Carta al lector espaol.

    58. Para una evaluacin crtica y un rechazo de los argumentos de Austin contra el platonismo en el sentido de una teora filosfica por basarse en un razonamiento cir-cular, vase, Putnam, Philosophy of Logic, Mathematics, Matter and Method, op cit., pgs. 349-351. En este contexto Putnam claramente incluye en sus crticas a Wittgenstein refirindose a los argumentos de los filsofos del lenguaje ordinario.

  • 44 S E N T I D O , S I N S E N T I D O Y LOS S E N T I D O S

    cionismo destacando lo extrao de aquel argumento idealista que niega que tenga sentido la idea de objetos que no son percibidos o por lo menos pensados por alguien y del que parece decir que slo podemos hablar de nuestras ideas, pero que saca a luz un proble-ma que no est resuelto. El problema que no est resuelto es de acuerdo al realista decir algo positivo acerca de los modos de con-ceptualizacin o cmo representamos las cosas a travs de conceptos:

    Tal vez este sea un problema cientfico, pero este no es un motivo para que el filsofo lo descuide, despus de todo una de las tareas filo-sficas ms importantes es determinar por lo menos algunas de las res-puestas posibles a los problemas que tengan relacin con la Weltans-chaung.59

    Llegamos as al proyecto filosfico del realista pues decir algo acerca del problema de la representacin significa decir algo acerca de la relacin entre lenguaje y realidad. Pero el filsofo realista adopta una visin peculiar del lenguaje (y del pensamiento), es la concepcin del lenguaje del lgico formal, es la visin del lenguaje del Tractatus de Wittgenstein.60

    NORMA B . GOETHE

    59. Putnam, Language and Reality, op. cit., pg. 273. 60. Quiero expresar mi agradecimiento a G. Paynceira y H. Severgnini por su asis-

    tencia y minuciosa lectura de los borradores de la traduccin de las Dewey Lectures, y sus valiosas sugerencias. Partes de la primera versin de las conferencias 1 y 2 fueron rea-lizadas con la asistencia tcnica de P. Montoya. Tambin quiero agradecer el apoyo de mis estudiantes, los participantes de mi seminario Putnam y la lectura de los modernos en cuyo marco surgi este proyecto. Y por supuesto, mi afectuoso agradecimiento a Putnam quien accedi gustosamente a mi sugerencia de escribir una Carta al lector espaol.

  • SENTIDO, SINSENTIDO Y LOS SENTIDOS: UNA INVESTIGACIN SOBRE LOS PODERES

    DE LA MENTE HUMANA*

    Una teora que nos engaa en cuanto a la visin no es buena para nosotros.1

    1. Henry James a Robert Louis Stevenso