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Sara Leticia Molina- IFD 9-004- Tunuyán 1 Procesos de valoración moral y Normas de convivencia escolar. Informe Final. S.Leticia Molina. Con la colaboración de María Clara I. Fabris. Dirección de Enseñanza Superior. Dirección General de Escuelas Mendoza- Mayo 2008. El propósito del presente trabajo es reflexionar sobre la interconexión y/o la desvinculación de valoraciones morales y cumplimiento de normas de convivencia en el proceso de interacción institucional entre los alumnos, al interior del grupo y entre alumnos y docentes de la EGB 1 y2. Para ello se lleva a cabo trabajo de campo con observación de códigos de convivencia acordados; se realiza un Taller con alumnos de 7º, se observan clases con la colaboración de los alumnos cursantes del 3º año del Profesorado de EGB 1 y 2; se observan experiencias de aprendizaje y actividades escritas, se mantiene entrevistas con directivos de una escuela del medio. Finalmente se expone el encuadre teórico desde el que se interpretan las acciones concretadas. I- TRABAJO DE CAMPO I.1.Registro parcial de los trabajos de campo realizados por los alumnos de Tercer año del Profesorado de EGB 1 y 2, en el IES 9-004 de Tunuyán cursantes del Taller de Didáctica de la Formación Ética y Ciudadana durante el año 2006-2007. Son muchas los establecimientos escolares donde los alumnos llevan adelante su trabajo de campo. La responsable del proyecto selecciona cuatro escuelas teniendo en cuenta su categorización como urbana, urbano-marginal y rural, cuya cultura institucional y contexto socio-económicos son diversos, lo cual asegura un análisis más completo. La atención se centra en dos ejes: el régimen de convivencia y la enseñanza de valores, a través de la observación de clases y de otras instancias de la convivencia institucional - recreos, encuentro entre y con los padres en la puerta de la escuela en el horario de entrada

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Sara Leticia Molina- IFD 9-004- Tunuyán

1

Procesos de valoración moral y

Normas de convivencia escolar.

Informe Final.

S.Leticia Molina.

Con la colaboración de María Clara I. Fabris.

Dirección de Enseñanza Superior.

Dirección General de Escuelas

Mendoza- Mayo 2008.

El propósito del presente trabajo es reflexionar sobre la interconexión y/o la

desvinculación de valoraciones morales y cumplimiento de normas de convivencia en el

proceso de interacción institucional entre los alumnos, al interior del grupo y entre alumnos

y docentes de la EGB 1 y2. Para ello se lleva a cabo trabajo de campo con observación de

códigos de convivencia acordados; se realiza un Taller con alumnos de 7º, se observan

clases con la colaboración de los alumnos cursantes del 3º año del Profesorado de EGB 1 y

2; se observan experiencias de aprendizaje y actividades escritas, se mantiene entrevistas

con directivos de una escuela del medio. Finalmente se expone el encuadre teórico desde el

que se interpretan las acciones concretadas.

I- TRABAJO DE CAMPO

I.1.Registro parcial de los trabajos de campo realizados por los alumnos de Tercer

año del Profesorado de EGB 1 y 2, en el IES 9-004 de Tunuyán cursantes del Taller de

Didáctica de la Formación Ética y Ciudadana durante el año 2006-2007.

Son muchas los establecimientos escolares donde los alumnos llevan adelante su

trabajo de campo. La responsable del proyecto selecciona cuatro escuelas teniendo en

cuenta su categorización como urbana, urbano-marginal y rural, cuya cultura institucional y

contexto socio-económicos son diversos, lo cual asegura un análisis más completo. La

atención se centra en dos ejes: el régimen de convivencia y la enseñanza de valores, a

través de la observación de clases y de otras instancias de la convivencia institucional -

recreos, encuentro entre y con los padres en la puerta de la escuela en el horario de entrada

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a clases- lectura del PEI y entrevistas con directivos y docentes. Los alumnos hacen registro

de cada uno de estos momentos. En cada encuentro de Taller, exponen su experiencia, dan

lectura a los registros parciales, comentan, responden preguntas aclaratorias. Son varios los

grupos de alumnos, de modo que se cuenta con un espectro amplio de escuelas con las que

se mantiene contacto.

La experiencia registrada por los alumnos se incorpora fragmentariamente al

proyecto, escogiendo los aspectos más significativos en el marco de las indagaciones. Se

atribuye la cualidad de “significativo” a: 1) Prácticas, discurso relativo a los problemas

sobre los que se indaga y cuya presencia se reitera en la muestra, con mínima diferencia

entre unas y otras escuelas. 2) Experiencias institucionales generadoras de quiebres en lo

que Jorge Larrosa denomina inercias encastilladas.

Normas de convivencia.

Escuela A – (año 2007).

El PEI contiene la prescripción de una serie de normas de convivencia, ordenadas

en tres campos: diálogo, solidaridad y responsabilidad. Separadas con características

diferenciales para Primer ciclo, segundo y tercer ciclo. En una primer columna se indica la

norma, en una segunda la falta, le sigue la advertencia y en cuarto lugar, la sanción por

incumplimiento. En el caso del primer ciclo, advertencia y sanción aparecen fundidas. En el

caso de los docentes se mantienen los tres campos, pero sólo dos columnas: normas y

sanción. Las prescripciones de mayor interés relevadas son:

Manifestar sensibilidad en situaciones comunicativas.

Manejar cuidadosamente la información recibida sobre otros.

Para los docentes: Promover el diálogo para la resolución de conflictos…

Correspondientes al apartado de responsabilidad:

Respeto entre todos los actores,

Evitar acciones deshonestas.

Escuela B. (Año 2006)- Sigue el mismo esquema respecto de Normas. Las docentes

informan que se trata de un modelo recomendado por la DGE.

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Escuela C. Se trata de una de las escuelas integrantes del P.I.I.E. (Programa de

Integración para la Igualdad Educativa), ubicada en el Departamento de Tupungato. La

directora informa que las escuelas seleccionadas padecen de alto nivel de vulnerabilidad y

riesgo social. El Programa se sostiene en tres pilares: lo institucional, lo pedagógico y el

protagonismo comunitario. La gran mayoría de las familias pertenecen a familias del Norte

argentino e inmigrantes o descendientes de inmigrantes bolivianos. Fue muy difícil acordar

normas de convivencia y respetarlas. Una de las mayores trabas tiene que ver con las

dificultades para entender el idioma y pautas culturales muy diferentes. El principio de

solución fue hallado cuando lanzaron un proyecto de interculturalidad, diseñado para cinco

años. La confección de un Diccionario Quechua se erige en el eje que atraviesa e integra

los tres pilares. Utilizan la sala de Informática que cuenta con varias computadoras. Si bien

no todos los cursos están involucrados, el interés y la participación de la comunidad se

acrecientan día a día. El Centro de salud es la institución con la que se vinculan

fuertemente. La Escuela hace de nexo aportando vocablos quechuas relativos a la salud.

La docente responsable de la iniciativa lleva dos años trabajando con alumnos y

familias en la confección del diccionario. Ella comenta que hay una correspondencia

directa entre la inmensa satisfacción obtenida a partir del reconocimiento y la valoración de

aquello que los identifica en la diversidad, y el reconocimiento y la aceptación de las

normas de convivencia, las cuales, por otra parte, son diseñadas en función de las

actividades que se proponen concretar y con la participación de padres y alumnos.

La misma docente informa que se propusieron atender prioritariamente al problema

de la responsabilidad en todas las áreas, empleando sellos distintivos como estímulo y

reconocimiento de los logros y la recompensa de un viaje al finalizar el trimestres, para el

quienes acumularon como mínimo un 50% de sellos, sobre una cantidad previamente

estipulada. Son merecedores de un sello completo quienes cumplen con la tarea solicitada,

independientemente de la calificación con nota. Se acredita medio sello si cumple en una

segunda oportunidad. Contienen sellos las actividades solidarias, el uso de manual y

diccionario, etc.

Como en otras escuelas, también tienen ellos la planilla con una serie de mandatos y

sanciones a aplicar en caso de faltar a su cumplimiento.

Algunos de esos mandatos correspondientes al 5º año son:

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Respetar a todos los mayores y compañeros miembros de la comunidad…

Ser solidarios, buenos compañeros y aprender a compartir.

Ser amable y tener buena voluntad.

Venir [a la escuela] con entusiasmo y alegría.

No discriminar.

Otros son más claros en cuanto a señalar una regla:

Caminar dentro de la galería, no correr y permanecer en ella durante los recreos.

Traer bolsa de higiene y de merienda limpias, todos los días.

Escuchar al que habla y respetar turnos de habla. Ser honestos, evitar sacar útiles

sin permiso. Buscar al dueño de lo que encuentre (En éstas dos últimas aparece la regla en

la segunda parte del enunciado)

Escuela D. 3º Año.

No usar palabras incorrectas en la escuela.

No discriminar a las personas por sus defectos.

Respetar a los compañeros y al personal de la escuela.

Ser solidarios con compañeros, maestra, directores y celadores.

Cumplir con la tarea de la escuela y de la casa.

Enseñanza de valores.

Los aspectos más relevantes son observados en las escuelas A, D y E.

La escuela A lleva adelante un proyecto que se aplica desde el Nivel inicial hasta el

7º año. El título es Rescatando valores

La descripción da cuenta de la necesidad de enaltecer la dignidad humana,

orientando la vida del niño de acuerdo a principios y valores tales como: la libertad, la

paz, la solidaridad, la comprensión mutua, la igualdad, la justicia, la amistad, la honradez,

el respeto.

Los docentes fundamentan la propuesta afirmando que Educar en valores es ofrecer

las señales necesarias para orientar la construcción de un proyecto de vida….Los valores

se han ido perdiendo frente a tantas necesidades que sufre la población y que se ven

reflejadas en nuestros alumnos.

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Creemos que la escuela puede revertir esta situación mostrando una forma de vivir

y crecer en comunidad, formando personas competentes, pero fundamentalmente una

manera de vivir basada en el respeto, la solidaridad y la justicia…

El proyecto propone el objetivo de propiciar la participación de los alumnos y

docentes de todas las áreas, en una integración enriquecedora, capaz de lograr un

individuo que desarrolle y ejercite la argumentación, el diálogo y la participación en un

clima de cooperación y en beneficio de la salud institucional.

Los recursos materiales a emplear son: textos acordes, ilustraciones, situaciones

reales, videos, cuadernos.

Respecto de las actividades: No se describen. Se aclara que en el primer trimestre se

trabajará el respeto, en el segundo la responsabilidad y en le tercero la solidaridad y la

cooperación.

Se prevé una instancia evaluadora que cierra la exposición: Los docentes evaluarán

mensualmente la práctica de los mismos [valores] en los hechos cotidianos.

Escuela D.

En ésta como en otras instituciones se considera que la lengua es el área más

adecuada para trabajar los valores. Así lo confirma una docente: Generalmente se trabajan

lecturas que contengan algún valor en particular…En lengua es donde más se trabajan los

valores. Generalmente se abordan lecturas que hacen referencia a algún valor y se trabaja

en torno al mismo.

Cuando surgen problemas también se aborda el trabajo con valores. En este caso se

prioriza el diálogo.

Escuela E:

Observación de una clase.

Esta escuela pertenece a la categoría urbano marginal. La mayoría de los alumnos

viven en un barrio muy pobre, ubicado en la zona del Valle de Uco.. Las clases observadas

se desarrollan en un 5 año de la EGB 1 y 2.

.... La maestra inicia la clase felicitando a los niños que recibieron la comunión. Les dice:

“Ahora hay que aprender a ser cristianos y demostrar lo que hemos recibido el sábado”

luego comienza con el desarrollo de la clase. Recuerda a los alumnos el tema que están

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trabajando durante el mes en curso: “Igualdad y Unión”. Entrega un texto a los chicos y

una copia también a la observadora. El contenido versa sobre un niño discapacitado motriz

quien utiliza silla de ruedas. Un día ésta se rompe. No tiene dinero para su arreglo, entonces

el chico deja de concurrir a la escuela. ..Sus compañeros lo visitan y comprueban que la

familia es muy pobre. Incluso no se alimentan bien.

La docente indica algunas actividades a partir de la lectura:

Junto a tu compañero de lectura, escribe una lista de alimentos que proporcionan energía

y nutren el cuerpo.

¿Qué harían para solucionar la situación del niño? Escríbelo.

A pesar de la discapacidad motriz, ¿en qué crees que se parece a ti?......

Cuando lo niños finalizan la tarea y hacen la puesta en común, la docente completa la

información respecto de una buena alimentación.

A continuación conversan acerca del modo en que se podría solucionar el problema del

protagonista del relato leído. Algunas de ellas son:

-Realizar rifas para juntar dinero.

-Trabajar más y ahorrar.

-Pedir ayuda a través de una FM local.

-“Si eso fuera cierto, y los padres están desesperados por dar el alimento a sus hijos,

pueden robar, total es para comer. En el barrio se encargan las cosas y después las venden

para comer”.

Etc......

El tema de la mala alimentación y el robo es un problema constante en el barrio.

La docente interviene y pregunta: ¿Está bien que vayan a pedir o robar, aún cuando sea

para comer? ¿No es mejor obtener con esfuerzo lo de cada uno?

Los niños responden: - Para Ud. es fácil, pero en mi barrio es raro que vayan a trabajar,

nadie quiere dar trabajo a la gente del barrio, no pagan bien y nos discriminan. Es más

fácil que llevemos verdura de la huerta [de la escuela] o ir a robar. Nosotros sabemos que

está mal robar pero no queda otra-.

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Docente: - Lo importante es que ustedes no lo hagan, porque es malo para todos. Ahora ¿en

qué se parece a uds. este niño?

La docente concluye su clase así: -Recuerden, podemos ser gordos, flacos, negros, rubios,

podemos caminar o no. Pero en el fondo somos iguales-.

Para la clase siguiente les pide que escriban un comentario para completar la siguiente

frase: “Soy igual que tú porque...”

El día viernes reciben pinturas y trozos de lienzo para hacer dibujos y escribir frases

alusivas al tema tratado durante la semana. Hicieron un concurso. Ganó el trabajo que

muestra una ronda de niños diferenciados por el color de la piel, tomados de la mano.

Debajo de la imagen se lee: “Todos somos iguales, bajo el mismo cielo”

....................................................................................................................................

I. 2. Entrevista informal mantenida entre la responsable de este proyecto y directivos y

docentes de la escuela C.

Se decide la visita a la escuela, donde la investigadora permanece en sus

instalaciones durante varias horas. Esta determinación obedece al hecho de percibir la

diferencia, respecto de otras escuelas conocidas, en la cultura institucional y en la

particularidad socio-económica y también cultural de la comunidad en la que se halla

inserta; impresión formada a través de los informes ofrecidos por los alumnos de Tercer

año en su trabajo de campo.

La responsable del proyecto tiene ocasión de conocer y compartir una hora de clase

con un grupo de alumnos de 5º que se acercan con familiaridad a conversar y mostrar sus

cuadernos de clase. Esta oportunidad es brindada por la docente.

En esa misma ocasión se mantiene una conversación con la Directora y la docente

de 5º año, quienes informan que el 80% de la matrícula pertenece a familias de pobladores

bolivianos o son sus descendientes. Uno de los principales problemas que padece la

comunidad es de salud, fundamentalmente debido al desequilibrio en la alimentación y los

hábitos alimentarios. De allí que establecieron el nexo con el centro de salud, en el marco

del PII ya mencionado. Las dificultades emergentes de diferencias en la lengua y el estilo

de vida constituyen un obstáculo para la integración.

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A su arribo a la zona, las familias se afincan a la tierra y al trabajo en los cultivos

propios de la zona, fundamentalmente las hortalizas, en segundo término procuran adquirir

un vehículo, en tercer lugar incorporan un equipo de música a su vida cotidiana y atribuyen

poca importancia a la vivienda.

La docente pone el acento en aquellas experiencias áulicas tendientes a lograr un

trato igualitario, lo cual no resulta para nada fácil. La gente procedente de Bolivia tiene

códigos culturales diferentes, son silenciosos, calla el dolor y en general no expresa sus

afectos con gestos visibles o con palabras. Los signos de respeto constituyen un caso

emblemático, pues mientras la escuela espera que los alumnos se dirijan al otro con la

palabra y la cabeza en alto, el hombre boliviano lo manifiesta bajando la cabeza y haciendo

silencio, también es una señal de sumisión, para ellos uno de los principales valores. La

docente expresa: promuevo la defensa de los derechos para que no se abusen de ellos y

dice haber obtenido importantes resultados. Niños que permanecieron callados durante

mucho tiempo cuando se incorporaron a la escuela, hoy conversan resueltamente. Pero

cuando se refiere al “abuso” tiene presente también las relaciones laborales establecidas

entre ellos y los propietarios de la tierra o de la gran industria conservera presente en la

zona; ésta última, pilar económico de la comunidad y defendida por tratarse de una entidad

que responde a los cánones de la Responsabilidad Social Empresaria, pues brinda

constante apoyo económico a las instituciones. La mayoría de los padres son obreros o

chacareros estables.

El edificio escolar se haya enclavado en un terreno rodeado por una finca cuyo

propietario reside en Buenos Aires. Las entrevistadas afirman que hoy esa escuela es

altamente valorada, considerada centro de movilidad social. La asistencia de los niños es

regular con escaso número de faltas y conservan sus materiales.

Como ya se expuso en el registro llevado a cabo por Laura (estudiante), las

acciones relativas a la confección, actualización y enriquecimiento del diccionario quechua

aportan efectivamente a la labor de acercamiento cultural y al trato igualitario. En el curso

de la conversación reitera lo manifestado a la estudiante: las normas de convivencia

emanan de la organización del trabajo mismo.

I.3. Taller realizado en dos escuelas, con los alumnos de 7º año.

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Quien indaga sobre la problemática diseña un relato que en parte resulta una

adaptación de la película “El señor de las moscas”.

Taller: Historia de un grupo de chicos.

Objetivos:

Interactuar con dos grupos de alumnos de 7º, para indagar en las representaciones

presentes en esta etapa de la vida escolar, respecto de la regulación de la convivencia

social.

Se omite el empleo del vocabulario y las consignas escolares relativas a la

problemática tratando de evitar, en la medida en que ello sea posible, la vinculación con la

peculiaridad de una actividad áulica, demasiado ligada a las prácticas evaluadoras; prácticas

que condicionan las respuestas de los alumnos. Es sabido que ellos con frecuencia tienden a

responder lo que su maestra desea que respondan. En atención a esta dificultad, se intenta

recuperar la perspectiva del actor, categoría empleada por Susana Guber, siguiendo los

lineamientos metodológicos aplicados en el campo de la Antropología Social. (Ver

apartado de Metodología).

Actividades:

Se pedirá a los chicos que se reúnan en pequeños grupos para leer, comentar, debatir

y hacer las propuestas que surjan de dar respuesta a las peguntas planteadas para cada una

de las dos instancias de la experiencia.

Historia de un grupo de chicos.

Un grupo de chicos tiene la oportunidad de hacer un viaje muy lejos de su pueblo.

Se disponen a pasar varios días en un campo que se halla situado a 300 km junto a un

guía, quien es el responsable del grupo y el conductor del vehículo que los lleva a

destino. Cuando lleguen, van a acampar cerca de un arroyo, en un sector boscoso.

Llevan elementos para escalar cerros y explorar el terreno. Las bolsas contienen víveres

para pasar allí una semana.

Cuando se aproximan a la entrada del campo, un animal aparece entre los árboles y

provoca un accidente. La camioneta sufre un impacto fuerte y se daña el motor. Felizmente

los chicos reciben sólo algunos rasguños, pero el guía está muy golpeado. El teléfono

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celular que lleva consigo se destruyó con el impacto. Ahora deben esperar a que las

familias comiencen a preocuparse por ellos y vayan a rescatarlos. Tendrán que organizarse

para permanecer solos en el lugar durante algunos días y atender al guía que habrá de estar

en reposo.

Les presento a los chicos:

Entre los mayores se encuentra Tomás, que es muy reflexivo, siempre está pensando

como solucionar algún inconveniente, le gusta ser jefe y Raúl a quien también le gusta

mucho ser jefe, pero es mandón, y a veces se enoja si no le obedecen. Ambos tienen 14

años.

Susana tiene dificultades en su visión, usa gruesos anteojos y casi siempre está

callada, juega poco, debido a su problema en la vista.

Carlos y Luis son los menores del grupo, tienen 12 años, son mellizos y muy

compinches.

Leo e Ivana son dos hermanos pertenecientes a una familia que está en la pobreza.

Tienen 12 y 14 años respectivamente. Para sobrevivir limpian veredas, buscan botellas y las

venden. Muchas veces tienen que preparar la comida para sus hermanitos menores, porque

sus padres están afuera trabajando todo el día.

Lili, tiene 13 años, es muy hábil para hacer artesanías. Le encanta hacer trenzados y

armar pulseritas y otras cosas.

A Rogelio, también de 13 años, le encanta el deporte. Salta con gran destreza, tiene

mucha fuerza, ha participado en torneos de atletismo.

Eliana y Luis se aburren mucho. En casa, pasan el mayor tiempo viendo T.V; tienen

12 años y ninguna actividad les atrae demasiado.

Paula, también de 12 años, es muy estudiosa. Ya ha leído varios libros.

Pensemos, ¿cómo podrían organizarse estos amigos para vivir solos hasta que vayan

a rescatarlos? Conversen en grupo, y anoten. Luego contarán a los otros compañeros sobre

el plan que armaron.

La historia continúa...

Una vez que los chicos se organizaron, más o menos como ustedes pensaron que lo

harían, el pequeño grupo se puso en marcha, cada uno en sus actividades. Lili juntó un

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montón de ramas finitas para armar cuerdas; pensaba en la necesidad de construir un

refugio donde protegerse por unos días. Rogelio le ayudaba: recorrió el lugar, trepó árboles

y juntó las mejores ramas. Leo e Ivana comenzaron armar el menú de los próximos dos

días, cuidando de no derrochar los alimentos.

Pero también comenzaron a aparecer algunos problemas.

Eliana y Luis, se distraían demasiado, se iban a jugar todo el tiempo y no cumplían

con su labor.

Raúl, que no se resignaba a dejar de ser mandón, pretendía que le obedecieran en

todo y que hicieran las cosas como él quería, disponiendo momentos de recreo y de

trabajo según su capricho. Además cuando un chico o chica opinaba sobre algo, él le

ordenaba hacer silencio. Pronto empezaron las amenazas de su parte, y en el tercer día le

propinó un puntapié a Carlos. Éste y su hermano Luis no estaban acostumbrados a ese

trato; sentían tanta rabia que abandonaron sus tareas y dijeron que mientras Raúl fuera el

jefe, ellos no harían nada. Algunos chicos empezaron a sentir miedo. Otros guardaron

silencio y disimularon su rabia; entonces cuando el mandón se alejaba del lugar donde

ellos estaban, hacían cualquier cosa y cuando se acercaba hacían todo lo que él les había

ordenado hacer.

Tomás observaba con preocupación lo que estaba ocurriendo; pedía a sus amigos

que estuvieran tranquilos y los invitaba a pensar alguna solución. Susana se alegró de

escuchar a Tomás y dijo: “Él tiene razón”. Entonces Raúl le quitó los anteojos y los

escondió; Susana lloraba, pues casi no podía ver sin sus anteojos.

La situación se complicaba…

¿Por qué creen ustedes que aparecen estos problemas? ¿Qué aconsejarían al grupo

de chicos para solucionar estos problemas?

Escuela urbana ubicada en el departamento de Tunuyán.

La mayor parte de los alumnos incluidos en este grupo pertenecen a la clase media. Se trata

de una escuela que goza de prestigio en el centro urbano de Tunuyán.

Respuestas al primer problema planteado1

1 En ambas escuelas hemos respetado la exposición de los chicos tal como fue entregada, sin alterar

el modo peculiar de su redacción. Pero no registramos los errores de ortografía para facilitar el registro.

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GRUPO A

Tomás: debe ser el jefe porque es el más reflexivo y siempre está pensando en solucionar

los problemas.

Raúl: tiene que ser el que ayude a Tomás pero que no sea tan egoísta.

Susana: debe curar al guía que debe estar en reposo, ya que tiene problemas en la vista.

Carlos y Luis: deben ir a buscar la leña y luego hacer el fuego.

Rogelio: debe ir al pueblo más cercano a buscar ayuda.

Eliana y Luis: se quedan cuidando y armando las carpas.

Paula: debe traer agua bebible para que puedan sobrevivir.

Leo e Ivana: deben hacer las comidas para alimentar a los demás en los días siguientes.

Lili. Puede ayudar a Susana a cuidar al guía durante los días.

GRUPO B

Tomás y Raúl: reparten los trabajos, dependen las cualidades de cada uno y tratarían de

arreglar la camioneta.

Susana: cuidaría el campamento mientras los otros ejercen sus trabajos.

Carlos y Luis: se encargarían de realizar la fogata, para que Ivana cocine y para

calentarse.

Ivana: cocinaría.

Leo: limpiaría la zona del campamento e iría a pescar.

Lili: trenzaría sogas para hacer trampas para cuidarse de los animales carnívoros.

Rogelio: acomodaría las trampas y ayudaría a pescar y cazar.

Eliana y Luis: armarían las carpas.

Paula: trataría de armar un medio de comunicación.

GRUPO C

Para nosotros los chicos más grandes tendrían que repartir la comida para que les dure

hasta que los rescataran. Leo e Ivana podrían juntar leña para calentarse a la noche. Lili,

a la que le gustaban las artesanías, construyera (sic) algo para que los chicos durmieran

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cómodos y calentitos. Paula, con su inteligencia, podría arreglar el celular. Raúl cumpliría

la función de cuidar al guía para que no le ocurriese nada y Tomás cuidaría de los demás

chicos. Rogelio, el atleta, podría correr en busca de ayuda o podría buscar algún camino o

ruta. Carlos y Luis, como son los menores del grupo tendrían que recoger frutas, verduras,

etc. con los canastos que hizo Lili, y Susana los ayudaría.

GRUPO D

El que organiza el grupo es Tomás. Los chicos se organizaron de tal forma:

Los que preparan la comida para todos son Leo e Ivana.

La encargada de cuidar al guía y curarlo es Paula.

Los encargados de buscar leña son los mellizos Carlos y Luis y Raúl.

Los que se turnan en la noche para cuidar al grupo son Eliana y Luis y reparan la

camioneta al ver televisión.

Los que se encargan de mantener el orden en el campamento son Lili y Susana.

Después de una semana, los chicos que habían recolectado leña hicieron señales de humo.

Para que sus familiares pudieran encontrarlos.

GRUPO E

Tomás es el que dirige a los demás.

Raúl y Susana tienen que quedarse con el guía para cuidarlo mientras los otros chicos

hacen las otras cosas.

Carlos y Luis tienen que ir a recolectar alimento en casualidad que se queden sin comida.

Ivana podría cocinar y Leo le podría ayudar en las cosas.

Lili podría ayudar a hacer un puente para poder cruzar el arroyo.

Rogelio puede traer leña para hacer el fuego y poder calentarse o si no poder calentar la

comida que prepara Ivana.

Eliana y Luis por las actividades que ven en la T.V. podrían tratar de arreglar el teléfono.

Respuestas al segundo problema planteado.

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Cometimos el error de no pedir a los chicos que mantuvieran la letra asignada a cada grupo,

de modo que los distinguiremos con números porque no estamos seguros si la

conformación del mismo coincide con el anterior.

GRUPO 1.

1- Raúl: lo tendrían que sacar del mando porque ya le dieron una oportunidad y la

desaprovechó.

2- Eliana y Luis: tendrían quehacer su labor, si no los castigarán. Tomás debería

tomar el cargo de Raúl.

3- Eliana y Luis: los castigos podrían ser dejarlos sin su comida o sobrecargarlos con

un trabajo de los demás. Tomás debería tomar el cargo de Raúl porque es buen

consejero, no es mandón y no pega a ningún compañero y es uno de los más

grandes del grupo.

4- No siendo tan mandón, ayudarse entre todos para convivir mejor y que todos

ayuden.

GRUPO 2.

Los problemas aparecen porque Raúl los mandaba y los chicos se sentían muy presionados

y querían hacer las cosas por su bien y que nadie los mande.

Aconsejaríamos que conversen con Raúl y que le hagan cambiar el carácter, diciéndole

que tiene que cambiar porque a todos les molesta su actitud y se sienten mal saber que sus

amigos los trata mal y no los comprende como debería tratarlos así porque son los amigos

y él va a necesitar su ayuda en algún momento.

Que Raúl siga siendo el jefe pero que aprenda a tratarlos bien. Y si no cambia, que lo

cambien por otra persona, así los chicos se sienten mejor.

Eliana y Luis tenían ese problema porque su estilo de vida no era normal.

GRUPO 3.

Porque algunos chicos no cumplían con sus obligaciones y se distraían.

Que cambien de jefe e intercambien las tareas con otros compañeros.

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GRUPO 4.

Porque Eliana y Luis dejaron sus tareas, hicieron lo que ellos querían y no era justo para

sus compañeros que se hayan repartido las tareas y que algunos no las cumplan.

Nosotros aconsejaríamos a los chicos que en vez de estar jugando se podrían ayudar entre

sí y formar un buen grupo y con Raúl le daríamos una tarea ayudando a sus compañeros y

que en el grupo se turnen para cambiar de jefe.

GRUPO 5.

Este grupo inicialmente desordenado, no asumieron la tarea con seriedad. El grupo estaba

formado por varones. Uno dijo: Yo a Raúl propongo que lo tiremos al río. Cuando quien

está a cargo de la experiencia se acerca, les recomienda que traten de imaginarse a ellos

mismos en la situación que vive ese grupo. Así comienzan.

Los problemas aparecen porque eran muchos, no se podían coordinar y había un mandón

que se llamaba Raúl.

Que cada uno hable con Raúl y que no se haga el dueño de la vida de los otros, sino nada

iba a progresar.

Que pongan reglas. Ej. Eliana y Luis, Leo que ellos trabajen y los demás jueguen, también

que roten las tareas, para que todos aprendan más2.

Escuela urbano-marginal ubicada en el departamento de Tunuyán.

Según informa la docente este grupo de alumnos de 7 es heterogéneo en cuanto a su

composición social. Algunos chicos pertenecen a familias que viven en condiciones de

marginalidad y pobreza, mientras otros habitan el barrio donde se halla enclavada esta

escuela y pertenecen a familias de clase media. Dos alumnos mellizos son hijos de la otra

docente a cargo del grupo.

Son más de treinta niños. En el primer encuentro faltan varios que están presentes

en el segundo. Algunos grupos de trabajo se subdividen y quedan conformados con dos

integrantes solamente.

2 Es decir, que mientras unos trabajan otros juegan para luego rotar.

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Una vez que finaliza el trabajo en el pequeño grupo, abrimos el espacio para el

intercambio. En el primer encuentro sólo hay comunicación de lo escrito. Durante el

segundo encuentro se suscita un debate en torno a la figura del “jefe”.

Respuestas al primer problema planteado

Grupo A

Los chicos podrían:

Convivir juntos y buscar comida y agua potable.

Hacer armas de protección y buscar madera para hacer fuego, buscar “aloevera” (cuando

se les pregunta por el motivo para buscar esa planta, responden que “para curar heridas”),

tener botiquín (se objeta que este elemento no aparece en el relato. Ello asienten, pero

mantienen cierta expectativa respecto de la segunda parte del relato, el cual tal vez aporte

algunas otras cosas Hacer señales de humo, cuidar a los indefensos -o sea, los más chicos-

construir una canoa, construir armas para pescar, construir refugios y recolectores de

agua.

Grupo B

Los chicos tendrían que ser más unidos y adaptarse a sus compañeros para poder

sobrevivir junto con la naturaleza. Paula debe saber algo de enfermería, ella debería curar

al guía con sus capacidades; podrían higienizar las heridas con el arroyo que está pegado

a su campamento y así poder salvarlo y los demás podrían ir a buscar elementos para

poder sobrevivir.

Grupo C

Como Tomás y Raúl, ambos quieren ser jefes, se podrían turnar, un día cada uno.

Carlos y Luis pueden salir de caza y llevar comida a donde están y que Leo e Ivana la

preparen.

Lili podría decorar o diseñar el lugar donde están, más allá de que estén en el campo.

Rogelio ya que es tan hábil podría treparse en los árboles y recoger las frutas.

Eliana y Luis podrían ir a buscar leña en su tiempo libre.

Paula puede averiguar sobre la naturaleza y sobre los peligros del campo.

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Grupo D

Lo que deberían hacer los chicos es convivir entre ellos, protegerse y cuidar al guía, ya

que sabe guiarlos. Para alimentarse, pueden pescar y usar la pastilla del guía para agua

potable. Lo que también pensamos es que tienen que tener paciencia y esperar

ansiosamente que lleguen sus padres y por las noches hacer una choza y un fueguito para

allí refugiarse y recolectar alimentos y buscar primeros auxilios, también pueden

recolectar frutos.

Grupo E

Buscar un refugio, buscar agua potable, buscar comida, hacer señales de humo, buscar

leña antes que anochezca, buscar peces en las algunas, armar carpas antes que anochezca,

acampar y colaborar con los compañeros, ser solidarios en ese momento, tratar de

arreglar la camioneta.

Grupo F

Pienso que tendrían que organizarse y tratar de conseguir comida lo más posible y Leo e

Ivana tendrían que cocinar. Tomás, Carlos y Luis tienen que conseguir frutas y vegetales

para sobrevivir, Rogelio debería cazar animales con una lanza, Lilia tendría que (lo que

sigue está borrado). Todos deberían hacer una casita con las chapas del auto y unas ramas

y así seguir hasta que los busquen y construir armas para protegerse de sus depredadores,

trata de conseguir agua.

Grupo G

Lo que tienen quehacer es compartir la comida y cuidarla. Ayudar a los más pequeños.

Buscar leña para hacer fuego. Buscar agua saludable. Ayudar a los niños discapacitados

(no pudimos indagar si se trata de Susana, personaje del relato, o hicieron transposición del

los casos de discapacidad existentes en el aula). Ser unidos y no alejarse del grupo. Buscar

refugio.

Grupo H

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Se podrían organizar conviviendo, compartiendo uno al otro escuchándose también uno al

otro dialogando si tienen algún problema o algo que no le guste a algún compañero,

relajarse y pensar los mejores días de sus vidas y así a lo mejor no tener tantos problemas

y conseguir comida.

Respuestas al segundo problema planteado.

GRUPO 1

1-Nosotros pensamos que aparecen estos problemas por que ellos tuvieron que

pensar en salir de allí, antes de querer vengarse de Raúl que quería ser el jefe.

2-Aconsejaríamos a lo principal si ellos querían que hubiera un jefe, tendrían que

haberse organizado primero y si ellos en verdad querían un jefe tendría que ser el más

responsable y el que se preocupa por los demás y el más sabio o que si no, no hubiera jefe

y todo estaría mejor y que los más fuertes protejan a los más débiles.

GRUPO 2

Que los se reunieran y hablaran sobre que no haya jefe, que sean todos iguales.

Que Raúl sea más solidario con el grupo.

Que no se amenazaran que se ayudaran entre ellos y el grupo.

Que Eliana y Luis no se distraigan.

Que ayuden a pensar como arreglar los problemas.

Que aunque sea el jefe Raúl, igual que le ayuden.

Que todos busquen leña. A la pregunta de ¿por qué te parece que todos deben ir a buscar

leña? Responde uno de ellos: porque es para la comida.

GRUPO 3

No pelear entre ellos, trabajar entre todos y cuidar a los débiles. Eliana y Luis no jugar

tanto y ayudar a los demás. Que Raúl no sea más el jefe y que el jefe sea Tomás porque es

más tranquilo y más responsable del grupo.

GRUPO 4

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Porque Raúl se hacía el mandón, lo tendrían que ignorar, porque cada uno tiene que

opinar lo suyo. Raúl no se tendría que hacer el mandón.

GRUPO 5.

En este grupo están incluidas dos niñas discapacitadas.

Porque Raúl era una amenaza para el grupo y nadie estaba de acuerdo con él. Esto sucede

porque la persona no aprende a escuchar a otras personas, sino a sí mismo y si Raúl

hubiese escuchado la opinión de los chicos capaz que hubieran mejorado los problemas.

Podemos aconsejarles que hagan una charla grupal, para que sean más unidos y que cada

uno pueda opinar de esta situación.

Tomás podría tener una charla con Eliana y Luis, para que se concentraran en sus deberes

y labores.

También podría ser que Leo e Ivana continuaran con su buena disposición en la “cocina”.

GRUPO 6

Porque Raúl no aprende a convivir con los demás chicos.

Nosotros aconsejaríamos al grupo: Raúl se tiene que adaptar a sus compañeros de grupo y

que él debe reflexionar y pensar en lo que ha hecho. Eliana y Luis deben cumplir sus

labores al igual que los demás y no distraerse tanto.

GRUPO 7

Empezaron a haber problemas porque Raúl empezó a mandar demasiado y los demás

chicos no estaban acostumbrados y entonces empezaron a surgir problemas, y algunos

chicos comenzaron a sentir mucho miedo.

Lo que aconsejaríamos es que ninguno de los chicos tiene que ser jefe porque de este modo

comienzan a haber varios problemas.

También lo que aconsejaríamos es que cada uno de los chicos haga sus propias

actividades y así no estar tan desordenados.

Y que Eliana y Luis no sean tan distraídos y así poderse unir junto a los demás chicos.

GRUPO 8.

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Una de las niñas escribe: Yo pienso que los chicos se tendrían que organizar y esperar que

los rescaten, pero no se tendrían que desesperar.

Uno de los alumnos varones escribe: yo pienso que los chicos tendrían que dialogar y

tratar de ser más responsables con su deber, y que nadie mande.

Bajo la firma de otros integrantes leemos lo siguiente: También si Raúl sigue así muy

mandón y con amenazas los otros chicos se podrían ir del grupo. Tendrían que estar

unidos y no sentir miedo como algunos, no irse a jugar como Eliana y Luis.

GRUPO 9

Porque cada uno quería tomar su propia decisión y ninguno estaba de acuerdo con tomar

(¿?) por eso ocurrieron estos problemas. Pero Eliana y Luis se distraían mucho y no

ayudaban con sus deberes.

Todos tienen derecho a opinar pero cosas coherentes, ayudar a la gente que lo necesita.

Con Raúl hay que aconsejarla para que CAMBIEN.

II. Análisis valorativo.

El informe presentado dos años atrás (Molina, 2005) del que el presente es una

continuación, da cuenta de algunos problemas relativos a la enseñanza de normas y

valores, presentes en las escuelas del Valle de Uco. Recuperamos aquellas cuestiones

directamente vinculadas con la profundización del análisis que procuramos llevar adelante

en esta presentación y que pueden sintetizarse así:

1) En muchos casos se confunde el significado de “valor” con el sentido de

la norma.

2) En el marco de una tradición positivista con un enfoque descriptivo que

fragmenta el saber y neutraliza las valoraciones, el trabajo con valores

se desvincula de las Ciencias Sociales y Naturales.

3) Disociación entre el nivel discursivo y las prácticas concretas o lo que

sería lo mismo, la desarticulación de la praxis.

1.-Problemas 1 y 2.

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En relación a los problemas señalados con los números 1 y 2, avanzamos en el

análisis al descubrir que en el plano discursivo no sólo se confunden normas y valores, sino

que éstos últimos también se mezclan indistintamente con los afectos. Los sentimientos y

las valoraciones son casi indiscernibles en su manifestación (ver Marco Teórico) pero su

significación no es idéntica. Según Augusto Salazar Bondy (Ver Marco teórico), los afectos

motivan o acompañan a las valoraciones y aunque las valoraciones asumidas conllevan

exigencia de cumplimiento, se diferencian tajantemente de las normas en que no pueden

generarse a través del ejercicio de la coacción. ¿Puede obligarse a alguien a manifestar

sensibilidad en situaciones comunicativas, como se ordena por escrito en las planillas

confeccionadas bajo el rótulo de “Normas de convivencia? Otro tanto podría afirmarse

acerca del manejo cuidadoso de la información recibida sobre otros. El “cuidado” nace de

la valoración respetuosa de las personas, ¿cómo podría revertirse en una norma? Ocurre lo

mismo en relación al Respeto entre todos los actores, o a la supresión de acciones

deshonestas.

También habría que diferenciar el significado entre reglas y normas. Cuando Piaget

establece las etapas del desarrollo del juicio moral sen el niño, comienza por mostrar los

primeros indicios de la evolución a través de reglas en los juegos, que los niños reconocen

como necesarias desde temprana edad, y los más pequeños les asignen un valor sagrado e

inmutable. La experiencia desarrollada por Piaget para indagar acerca de la evolución

moral está basada en preguntas sencillas acerca de la justicia -o su nulidad- contenida en

las reglas establecidas por los adultos y que los niños se sienten obligados a cumplir, y

sobre la legitimidad o ilegitimidad del castigo. Se trata de mandatos muy precisos, de

significación muy acotada y con una aplicación ajustada a un contexto determinado

solamente. En el caso de los niños entrevistados se refieren a pautas precisas para ordenar

y regular la convivencia familiar procurando atender al sentido de justicia y equidad. Esta

característica distinguiría las reglas de las normas. Ejemplo: no jugar con la pelota en el

interior de la casa. Una cosa segura se infiere del sentido de las reglas y la eficacia en su

aplicación según el lugar de preeminencia conferido por Piaget -heredero de la apuesta

kantiana- a la racionalidad: El contenido de la regla debe ser coherente con la actividad, o

el tipo de acción o el conjunto de prácticas de referencia y a los resultados, expectativas,

metas y/o propósitos esperados o deseados. En ese sentido, que los alumnos pinten una

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pared que ellos ensuciaron, sería una regla coherente; mientras que leer un texto no previsto

en la clase, como tarea “para la casa” para reparar la misma falta, sería una regla

absolutamente inadecuada.

Entre las denominadas “normas de convivencia” aparecen algunas con este carácter

de reglas análogas a las señaladas por Piaget. Ej. Traer bolsa de higiene limpia todos los

días o devolver lo que se encuentra (útiles extraviados)

Persiste en las escuelas - tal vez de modo inconsciente en sus actores , por lo general

sujetos a rutinas devenidas con frecuencia en automatismos- la creencia de que la sola

repetición verbal de frases, sentencias, consejos o recomendaciones, emitidas con cierto

tono imperativo, debe garantizar la interiorización de valores, como así también de

sentimientos, actitudes y normas. Las paredes de las aulas suelen hallarse tapizadas con

mensajes por el estilo, y se espera que estos mensajes, cuyo contenido es inteligible, sean

comprendidos y que más temprano o más tarde se traduzcan en acciones, sentimientos y

actitudes. En consecuencia se legitima la amenaza de sanción o la sanción misma de no

haber respuesta coherente favorable a aquellos.

Los docentes también recurren a las leyendas, cuentos, fábulas, relatos, diálogos,

con un contenido moral, para promover los valores de responsabilidad, solidaridad,

tolerancia y respeto fundamentalmente. Muchos docentes afirman que el Área de la lengua

es la más adecuada para enseñar valores. Este posicionamiento respecto de la enseñanza de

valores es común en los establecimientos educativos. Con los mismos recursos se procura

educar la sensibilidad; y quien realiza este análisis reconoce su pertinencia, no es la

intención desmentir su validez. Sin embargo parece que resulta insuficiente cuando se

pretende transmitir valores. El déficit en la atención a las Ciencias Sociales produce un

hueco importante en este sentido. Este punto fue abordado en el informe anterior; no

obstante el tratamiento del problema admite otro nivel de profundidad, sin traspasar el

ámbito de las Ciencias Sociales3.

En el informe correspondiente al año 2005, indicamos a modo de ejemplos

sustituibles algunos enunciados pasibles de recibir la forma de reglas cuya aplicación

tiende a reforzar o a interiorizar determinados valores. En esta presentación quien indaga se

3 Ver Marco teórico

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detiene a escudriñar en el sentido y el significado de la norma y en algunos componentes

del proceso valorativo4.

El contenido de la norma es moral, se reconoce su importancia reguladora de la

convivencia y se espera que los sujetos tomen conciencia de su necesidad y de su

importancia, la interioricen y se sientan obligados a respetarla. En ese sentido las teorías

éticas se diferencian por el modelo antropológico y el enfoque ideológico y político que las

sustentan. A fin de comprender el lugar del mandato moral en la vida humana, se

consideran las éticas deontológicas separadas en dos grandes campos, el de la heteronomía

y el de la autonomía moral.

Quienes defienden la posibilidad de conquistar la libertad, o aquellos que sostienen

la idea de libertad como dimensión inherente a la vida humana, siempre actual aunque más

no sea como margen o intersticio o fisura, etc., han desdeñado la visión de una formación

moral heterónoma, vinculada a las teorías del condicionamiento de la conducta por ser

obstructoras de la libertad y lesivas de la dignidad humana y en consecuencia, por impedir

el desarrollo humano con toda la potencialidad individual y social alcanzable. La literatura

y el cine de ciencia ficción delatan un futuro de distopía en el caso en que esas teorías y su

aplicación tengan éxito y se propaguen. Avishai Margalit (2000)5 reflexiona sobre la

cuestión cuando aborda el problema del respeto humano en su obra La sociedad decente.

Allí se pregunta si al margen de los mandatos religiosos, existe alguna justificación que

legitime la exigencia de su cumplimiento, para concluir que la libertad radical es lo que

determina la justificación del respeto. El autor contrasta esta posición con las ideas de

Skinner, para quien la idea de la dignidad es ilusoria y afirma que la sociedad a la que se

aspira debe basarse, más bien, en condicionamientos positivos. La diferencia entre una

persona libre y una esclava es la naturaleza de los estímulos que la motivan: la primera

disfruta de estímulos gratificantes; la segunda padece estímulos punitivos. (idem: 88)

Traemos aquí este nombre porque las tendencias pedagógicas del último medio siglo

coinciden en desestimar los abordajes educativos asociados a las teorías del

condicionamiento y en general han alentado el constructivismo respetuoso de los ritmos y

4 Ver Marco Teórico

5 El texto comentado forma parte de la serie de documentos correspondientes al Programa de Gestión

Curricular y Capacitación, Ministerio de Cultura y educación de la Nación, ofrecidos en el Seminario al que

concurrimos en el año 2001.

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de la libertad para aprender y crear. Sin embargo cuando se trata el problema de la

convivencia escolar, generalmente no logra evitarse la recurrencia de antiguos

procedimientos de reforzamiento de algunas conductas y disuasivos de otras, ligados a los

estímulos gratificantes o punitivos señalados por Skinner. En el marco de la ética kantiana,

estos enfoques son inconciliables, pues el valor intrínseco de la persona, premisa central en

su teoría, exige el desarrollo de la autonomía; y la propuesta del condicionamiento es

heterónoma, y por lo tanto carece de valor moral aunque cumpla con los requisitos de la

legalidad.

A partir de las enseñanzas legadas por Piaget y de la experiencia registrada en la

escuela C tomada como ejemplo más acabado (sin dejar de tener en cuenta que

experiencias de ese tipo se insinúan en muchas escuelas), se podría afirmar que las normas

de convivencia emergentes de una organización de la tarea ajustada a principios de

participación democrática y respetuosa, en consonancia con la índole de un trabajo que

responde a necesidades e intereses presentes en la comunidad de pertenencia, o que ha sido

valorado en función de la formación de niños y adolescentes y coherentes con las

posibilidades efectivas de cumplimiento de esa tarea; ese tipo de normas tiene más chances

de ser cumplidas que aquellas diseñadas desde cierta arbitrariedad, para ejercer el mero

control o para obligar en el cumplimiento formal de determinadas rutinas.

Sin embargo, ya se trate de coacción externa – o heteronomía- o ya de coacción

interna, -autonomía- lo cierto es que el ejercicio de la coerción resulta inevitable. Pues si no

puede prescindirse de prescripciones establecidas de modo tal que su inobservancia

desencadena censura moral en la propia conciencia de los sujetos y/o provoca sanciones

externas, es porque algún rasgo de la condición humana se aviene con aquello que la ley

prohibe e induce a la transgresión, aún cuando se trate de marcos normativos reconocidos y

aceptados por la totalidad de los afectados.

Después de estas aproximaciones reflexivas, nos preguntamos: ¿Es legítima la

insistencia en el empleo de recompensas y castigos? ¿Es posible arbitrar otros recursos

prescindentes de mecanismos punitivos? O, si resulta imposible su anulación, aún cuando

se extremen los cuidados y las prevenciones, ¿Qué lugar deben ocupar las sanciones cuya

aplicación tiene un propósito de ayudar al niño en su formación y fortalecer la convivencia

social?

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2.-Problema 3.

El problema indicado con el número 3 se halla claramente representado en la

escuela E.

El análisis se sitúa el terreno de lo que Jorge Larrosa (1995)6, desde la estrategia

analítica foucaultiana llama “inercias encastilladas en el campo pedagógico”, una de las

cuales consiste en el persistente ocultamiento de la misma pedagogía como “una operación

constitutiva, en rigor, productora de personas, y la creencia arraigada de que las prácticas

educativas son meras “mediadoras” donde se disponen los “recursos” para el

“desarrollo” de los individuos.

Interesa destacar aquí algunas cuestiones puntuales: En primer término, la docente

comienza su clase desde un supuesto que está presente implícitamente en cada momento de

esta experiencia escolar y que reafirma en su discurso: Hay que aprender a ser cristianos y

demostrarlo. Se trata de la naturalización de códigos morales7 que responden a un

universalismo esencialista. El cierre del tratamiento del tema de igualdad y unión es

absolutamente coherente con el principio enunciado al comienzo: Todos somos guales, bajo

el mismo cielo. En el medio, el interjuego de enunciados y silencios imponen una dirección

al comportamiento bajo la apariencia de promover la autorreflexión, esa que aporta

elementos para consolidar la autonomía. Esa es la apuesta de las prácticas que tienen que

ver con la promoción del yo libre: autoconocimiento, autocontrol, autorregulación,

autoestima, etc,.(Molina:2005,23)

Es importante detenerse en ese interjuego entre lo dicho y lo silenciado: en la

tentativa de promover actitudes solidarias, la docente propone pensar sobre posibles modos

de solucionar el problema del chico discapacitado en un contexto social de suma

precariedad económica. El listado de propuestas que se repiten a lo largo de los días y los

años en las instituciones educativas resulta inobjetable para quien conduce la clase. Lo

nuevo desde unos años atrás es la puesta en palabras de una acción vedada y sancionada

cuando acaece en los sectores sociales instalados en la pobreza: el robo. Cuando se les

interroga acerca de lo que quisieran ser cuando sean mayores -siempre en esta intención de

6 Ver Marco teórico.

7 Gentilli, Pablo

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promover la autonomía y la responsabilidad en los niños- los chicos suelen decir: “chorro o

policía”. En muchos casos este tipo de respuesta es permitida hoy, no se reprime al alumno

que pone en palabras este deseo. Sin embargo, la religión cristiana prohibe tales prácticas,

y la docente se encarga de imponer la creencia y señalar lo malo de la acción de robar. El

chico insiste en la inevitabilidad del robo y da sus razones. La docente insiste en la

viabilidad de las soluciones legales, que se encuentran con el esfuerzo de todos. En un

rápido viraje discursivo, la responsable de la clase transmite la idea de que pese a la

imposibilidad de cubrir las necesidades básicas para vivir, todos somos iguales ante Dios.

Las preguntas de la docente instauran el diálogo que pretende ser clarificador; la

intención es promover la libre participación. Pero algunas respuestas podrían producir el

quiebre de una aparente armonía encubridora de la sorda lucha por la supervivencia. La

“libre discusión” acerca de la igualdad oculta la lucha entre un mandato no explícito que

obliga a soportar las condiciones de vida, aún las peores y adaptarse a ellas -pues el valor

de la igualdad en el significado asignado en el contexto de esa clase, se realiza a través de

la vida sobrenatural- y el mandato que obliga a buscar alternativas reales de supervivencia.

El primero de los imperativos tiene que ver con la moral esencialista que defiende a la

razón o el intelecto como el exclusivo lugar de la verdad. El segundo lleva implícita esa

noción del pensar que explicita Nietzsche, asociado al sentir, inseparable del cuerpo y la

vida sensible y terrenal. Nos preguntamos, ¿qué alternativas de opción le quedan al chico

que irrumpe con una respuesta no deseada, en el contexto de la clase observada, por otra

parte, similar a otras tantas situaciones áulicas? ¿Qué alternativas de orientación mediadora

le quedan a la docente si tanto ella como sus alumnos no pueden dejar de responder desde

un modelo de hombre que realizaría su humanidad en una vida sobrenatural o

suprasensible?

3.-Taller con los alumnos de 7º. Aspectos sobresalientes.

Merece una atención detenida en este análisis valorativo, las respuestas dadas por

los niños en el Taller realizado por la investigadora.

Cuando se convoca a los alumnos de 7º a pensar sobre el caso presentado en el

relato, no se menciona la palabra “normas” y en general se procura no emplear aquellas

expresiones muy usuales en las escuelas, para eludir en lo posible, la influencia decisiva de

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la cultura institucional, el factor evaluativo, etc. La investigadora deja en claro que se halla

estudiando problemas relativos a la convivencia escolar y que necesita escuchar la voz de

los protagonistas directos, que no se trata de una clase.

Salta a la vista una diferencia entre ambas escuelas: Los alumnos de la escuela

urbana recomiendan una organización más precisa en cuanto a funciones y distribución de

las tareas. En la escuela urbano-marginal, los niños ponen el acento en el rol del “jefe” y

sus atribuciones.

Se genera un debate en el momento del intercambio entre los diferentes grupos de

la última escuela mencionada en torno a la figura del “jefe”. El personaje encarnado por

Raúl ha impactado en los alumnos por sus rasgos violentos y su tendencia a ejercer

dominio sobre el resto de los chicos. El dilema se plantea entre la posición que sostiene la

necesidad de contar con un jefe en las circunstancias que vive el grupo del relato y la que

sostiene que el grupo puede prescindir de ese rol. Se exponen a continuación los

argumentos a favor y en contra.

-Deberían hablar con Raúl para que no sea “mandón” y se adapte al grupo.

-Deberían elegir a Tomás como jefe porque es reflexivo, responsable y uno de los mayores

en el grupo. La opción por Tomás se repite en varios grupos de trabajo. El jefe está para

cuidar y proteger a los débiles y a los menores y para organizar el trabajo. Si no hay jefe,

cada uno va por un lado y así no van a conseguir nada.

-Raúl representa una amenaza para el grupo, porque no escucha a los demás, sólo se

escucha a sí mismo. Se pregunta a la niña que afirma lo antedicho ¿qué será lo que escucha

de sí mismo? Ella responde: que todos hagan lo que él dice. Y agrega: el grupo puede

defenderse de él, juntándose todos y dejándolo solo. Otros alumnos agregan: capaz ahí

piensa y cambia su comportamiento. Un dato a tener en cuenta es que en el aula hay dos

niñas discapacitadas, una en silla de ruedas y la otra que padece ceguera. La alumna que

piensa la estrategia de dejar solo a Raúl comparte la mesa con las dos alumnas

discapacitadas en las dos oportunidades en que las que se desarrolla la experiencia; además

acompaña al baño y en la salida al recreo a la niña no-vidente.

-No hace falta ningún jefe, todos pueden estar unidos, y cada uno puede hacer lo que sabe

hacer, todos son jefes, porque todos pueden opinar y decidir.

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-También en este grupo de alumnos, como en la otra escuela aparece el deseo de dañar: un

niño dice de Raúl: hay que darle una cuchillada. Llama la atención el silencio o su voz

apagada después de pronunciar esa sentencia; pues la semana anterior había tenido una

participación locuaz, firme y sostenida en sus opiniones.

-Uno de los chicos, muy expresivo y dando señales de querer llamar la atención y

monopolizar la palabra afirma: El único jefe es Dios y nuestro destino depende de él. De

acuerdo, interviene la responsable del Taller, pero en la situación en la que está el grupo del

relato, tienen que tomar decisiones si quieren mantenerse a salvo hasta el momento del

rescate. Entonces, acota, que sea jefe el más responsable y sabio. Repite esto último en más

de una intervención en el transcurso del debate. Es importante destacar que una vez

finalizada la actividad conversando a solas con la docente, ella manifiesta que este niño se

siente líder y que le gusta mandar, justamente él critica a Raúl !!, enfatiza. Se trata de un

niño conflictivo y a veces cuesta comprenderlo, acota.

-Otro interviene: tampoco tiene por que ser un mayor, a lo mejor hay otro menor que

también puede ser jefe.

Se corrobora que los chicos de 12 a 14 años, conocen y valoran la importancia

concedida a las pautas organizativas y al cumplimiento de las tareas. Reconocen el valor de

la dimensión moral de las personas; tienen conciencia clara de la preferencia de unos

valores en relación a otros, por eso varios grupos eligen a Tomás como guía o “jefe”

adecuado y no escatiman la idea de sanción cuando lo creen necesario. Conceden un lugar

destacado a la autoridad y a la necesidad de limitar el ejercicio del poder. Se podría

conjeturar que estos niños están problematizando la cuestión del poder, su legitimación, la

justicia o injusticia de las acciones manifestadas en quien o quienes lo encarnan.8

Finalmente en las dos escuelas se asiste a expresiones de deseos violentos.9 Nos

preguntamos si el problema del rechazo hacia el cumplimiento de los marcos normativos no

estará vinculado entre otros factores -sociales, económicos, culturales- en juego con la

censura moral de las expresiones de deseo. Si se diera mayor libertad para registrarlo como

parte de su sentir-padecer y para comunicarlo –que no significa lo mismo que obrarlo- la

puesta en palabras de los deseos abriría los canales del diálogo razonable favoreciendo la

8 Ver Marco Teórico.

9 Ver Marco Teórico.

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disposición a sellar acuerdos de convivencia y a comprometerse en su cumplimiento. Los

docentes y en general los adultos rehuyen el problema, lo censuran moralmente o lo

reprimen. Así, quizá los niños remisos a adoptar una posición respecto del ajuste a normas

de convivencia, por ej. el que sugería “tirar al río” al que no se ajustara a lo pactado,

modificarían en alguna medida su respuesta.

III- MARCO TEÓRICO.

Introducción.

El encuadre teórico del proyecto tiene el propósito de mostrar la necesidad de

acercar dimensiones epistemológica y antropológicamente separadas. Nuestra atención se

centra en el campo valorativo-normativo propio de la Ética y de la Axiología en tanto

disciplina subordinada e incluida en la Ética.

Abordamos el tema de los “valores” desde la resignificación llevada a cabo por A.

Salazar Bondy quien analiza el proceso de valoración fenoménicamente, tratando de

describir el acto de atribución de valor, sus problemas de distorsión y mistificación.

El estudio llevado a cabo por el pensador peruano constituye el peldaño para

sumirnos en un nivel de análisis más profundo desde el punto de vista hermenéutico que

enlaza con el Informe del proyecto desarrollado en el periodo que culmina a fines del año

2005 y cuyo título es Un aporte en la construcción del Diseño curricular del Área de

Formación Ética y Ciudadana. El planteo considera la necesidad de analizar el problema de

las valoraciones en su imbricación cognitiva-sintiente, esto es sin separar la dimensión

corporal del ámbito de la inteligencia, y su relación con la vida social. En ese sentido la

conceptualización de los valores de igualdad, solidaridad y tolerancia requiere de una

crítica. A ello nos abocamos en la exposición que sigue.

El marco normativo de convivencia social se sustenta sobre bases de preferencia

valorativa. Apelamos al estudio llevado a cabo por G.Canguilhem quien postula el nexo

entre orden vital y orden social. El eje que atraviesa ambos órdenes está constituido por la

vida valorativa y la vida normativa. La constitución de este soporte es posible gracias a la

revisión de la noción de normalidad, punto en el que nos detenemos porque la definición de

normalidad como desviación o como capacidad de crear normas, tanto en el orden vital

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como en el social se erigen punto de unión e integración entre la dimensión corporal,

intelectual y social de la vida humana.

En el contexto de la problemática tratada, no puede soslayarse el problema de la

autoridad. Las implicancias ideológicas, políticas y éticas de este problema exigen un

abordaje teórico y un debate práctico que exceden el marco de este trabajo. No obstante la

profesora Clara Fabris lleva a cabo un minucioso análisis comparativo entre dos

perspectivas muy diferentes de la noción de autoridad: el enfoque de A.Kojeve y E.Fromm.

Este estudio constituye el puntapié inicial para futuros desarrollos.

III. 1. El complejo mundo de las valoraciones y el problema de “educar en valores”.

¿Valoramos porque existen los valores o existen los valores porque valoramos?

Rizieri Frondizi muestra la controversia procedente de la formulación de esta pregunta.

La perspectiva axiológica fundada en una ética material atribuye entidad sustancial a los

valores, tal es el caso de Max Scheler. De ahí que muchos consideren que se puede

establecer una jerarquía incluso, y que el sujeto puede escogerlos y ordenarlos para

proyectar libremente su vida. Tal es el modelo objetivista contrapuesto al modelo

subjetivista, el cual coloca el problema en el sujeto valorante, argumentando que si no

existieran seres que aprueban o rechazan, estiman o desprecian no habría valores

(Buxarais, 2001). El lamento acerca de la “pérdida de los valores” y la expresión

sustantivada de este aserto se desprenden de esas concepciones abstractas e

independientes de los procesos socio-históricos en los que emergen, se afianzan o se

“pierden”.

Desde hace ya varios años nos dedicamos a indagar sobre esta problemática y lo

hacemos considerando al ser humano desde una perspectiva encaminada a superar el

dualismo cuerpo-alma; abordando la realidad humana en el dinamismo propio de su

historicidad, inmersa en un proceso socio-cultural no separable de las condiciones

materiales de existencia, por lo cual preferimos hablar de procesos de valoración.

Salazar Bondy (Arpini, 2001: 1-2) filósofo peruano, encargado de diseñar la

reforma educativa durante el gobierno de Velazco Alvarado, reunió una serie de escritos en

su Filosofía del valor (Salazar Bondy, 1971). En estos escritos recomienda abordar el

problema axiológico desde una perspectiva fenomenológica; esto es, llevar a cabo la

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descripción de aquellos elementos visibles, tangibles –conscientes- presentes en la

experiencia valorativa sin reparar en principio cuánto hay de individual y cuanto de social

en ese tipo de vivencia.

El pensador peruano se mueve en el plano del lenguaje, sin el cual no se puede

abordar el problema del valor; aclarando que no es su intención llegar a una

fundamentación de los valores ni lograr definiciones acerca de lo bueno y lo malo. Su

análisis sin embargo permitirá, sostiene, palpar y registrar una mayor cantidad de

elementos inherentes al fenómeno valorativo, aclarando que se trata de un momento

analítico, dado que es imposible interrumpir la corriente continua de la vida misma, en la

cual se decide la realidad del problema valorativo. Con aguda percepción deslinda varios

elementos dentro de este campo y descubre que los afectos están imbricados con los

aspectos cognitivos. Raramente, aclara, puede separase tajantemente un juicio constativo –

que describe una realidad determinada- de aquellos juicios estimativos que filtran la

aprobación o el rechazo hacia determinados objetos, hechos o realidades. Pero a su vez no

es difícil constatar la presencia de ambos tipos de juicios en sus enunciados específicos.

Por ej. el enunciado “x es un buen ciudadano”, cuyo contenido es un juicio estimativo,

exige la descripción de las notas características que justifican tal aserto, y esto se hace a

través del juicio constativo. Sin embargo, es sabido que la descripción más minuciosa no

agota la realidad observada, siempre se hace un recorte; pues bien, ese recorte no es

caprichoso; la selección de elementos a describir se haría en función de un patrón o modelo

estimativo. Los patrones de valoración proporcionarían los criterios mediante los cuales

se califica a los objetos valorados (Salazar Bondy, 1971: 23). Siguiendo con el ejemplo

referido al buen ciudadano, si el patrón valorativo señala que ser miembro de una

corporación económica dedicada a la especulación financiera o a la concentración de

riqueza no es un dato significativo a la hora de definir el buen ciudadano, ni impide a nadie

serlo, este dato no será tenido en cuenta. En este sentido, Salazar Bondy encuentra algunos

problemas en relación a los patrones de valoración, de los cuales nos interesa subrayar uno

de ellos por ajustarse al recorrido de la reflexión efectuado aquí. Se refiere a la

mistificación, en el que nos detenemos más adelante. Esta modalidad del error valorativo

consiste en la sustitución total o parcial de un objeto por otro en la atribución de valor, sin

que el sujeto tenga conciencia del cambio. Un ejemplo es el mensaje publicitario que

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persuade al consumidor a comprar un producto útil y el consumidor procura obtenerlo en

razón del prestigio social que entraña el comprarlo. El valor atribuido a ese objeto útil, está

puesto en otras cosas que subrepticiamente lo sustituyen en la conciencia; en este caso,

prestigio social.

El problema simplemente presentado por el autor delata sin embargo el gran peso

de los afectos en el dominio de las valoraciones. No importa aquí discutir la inclusión de la

dimensión afectiva en lo que el pensador denomina conciencia afectivo-conativa. Quienes

compartimos una visión filosófica ajena a los supuestos de una consciencia transparente, no

podemos hablar en los mismos términos en que él lo hace. De cualquier modo sí queremos

destacar la importancia de colocar juntos los términos afecto y conato en el acto estimativo.

Estos vocablos señalan la propensión, impulso o ímpetu a favor o en contra de algo y una

reacción afectiva concomitante. Y aclara: Tomemos por lo pronto este factor en su más

amplia generalidad, es decir, como una clase que incluye estados, tendencias,

sentimientos, inclinaciones, deseos, etc. Todo lo cual ni determina, ni fundamenta las

valoraciones pero sí las motivan.

El deseo constituye uno de los factores claves en el problema. Salazar deja en

claro que una cosa es el orden de lo deseado, concerniente al campo psicológico y otra es el

orden de lo deseable, correspondiente éste sí, al ámbito de las valoraciones. Lo deseado es

un factum, le ocurre al sujeto cuando siente el impulso o la atracción hacia algo. Lo

deseable es aquello que resulta valorable, más allá de que se sienta o no el impulso de

alcanzarlo. Hay vivencias, objetos, rasgos de carácter, acciones, (cito) dignos de ser

deseados (Salazar Bondy, 1971:30), hay algunos que resultan preferibles a otros. En este

sentido, dice Salazar, la atribución de valor conlleva un factor de exigencia.

Ahora bien, el modelo antropológico dualista permite situar una interioridad donde

el sujeto soberano, escogería libremente los valores por él considerados convenientes. Por

el contrario, la visión antropológica compartida por quien les habla sostiene que el hombre

es un cuerpo y ese cuerpo sitúa al ser humano en un punto localizable en el espacio y en el

tiempo y es la única frontera indicadora de “un afuera” y “un adentro” del sujeto. Ideas,

creencias, valores son construcciones que nunca tienen lugar en la interioridad de un

individuo aislado, aunque su concreción efectiva sí depende de cada uno de los individuos.

En un punto de intersección espacio-temporal, se cruzan infinitas fuerzas y en ese cruce se

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constituye el sujeto humano. La presencia tangible de un cuerpo singular es lo que permite

hablar de un “afuera” y un “adentro” del ser humano. En el “afuera” -constituido por las

condiciones materiales de existencia, contexto socio-cultural, comunitario y global, se

impone determinado tipo de valoraciones de acuerdo al cual algunos objetos –vale decir,

situaciones, hechos, personas, prácticas individuales y sociales, cosas- ocupan el rango

superior en la escala de las valoraciones, otras son subordinadas o minimizadas, otras

despreciadas, otras neutralizadas y a veces aniquiladas.

El “adentro” repele o se siente atraído por determinadas vivencias, aprueba o

rechaza cosas, construye una subjetividad. No necesariamente el deseo o el impulso

coinciden con la conciencia clara o confusa de lo que un sujeto o una comunidad

consideran bueno o malo, aceptable o reprobable. De acuerdo a lo dicho antes, los

impulsos, las motivaciones, lo deseado puede estar cerca o muy lejos de todo lo que es

deseable en tanto valorable en una vida humana. A veces muy lejos. Cuando se clama por

la recuperación de los valores, se toma consciencia de la brecha. Esta distancia pone en

evidencia asimismo la conflictividad inherente a la vida humana. Se trata de una difícil

encrucijada, donde la educación tiene una ardua tarea para cumplir si se propone llevar

adelante la empresa de lo que se ha dado en llamar “educación en valores”.

Trasvasada la valla del esencialismo abstracto que habla resueltamente sobre

valores, surgen algunas preguntas: ¿Cómo se establece y quiénes deciden lo que es

valorable y por tanto deseable? ¿Por qué se profundiza la brecha entre lo deseado y lo

deseable? Sin duda por muchas razones. El hombre es un ser que deviene constantemente a

través de una puja de fuerzas, fuerzas que en cierta medida escapan al juego de factores

constatables en el orden de las causalidades.

Como ya venimos haciendo desde hace tiempo, nuestro sondeo aproxima algunas

respuestas encontradas en la escritura nietzscheana y en los textos de quien supo escoger

por la punta algunos de los hilos que tejen la trama laberíntica del pensamiento de

Nietzsche. Nos referimos a M. Foucault..

Sin hacer distingos innecesarios en el marco de esta exposición, podemos afirmar

que el cruce de fuerzas constitutivas del ser humano tiene en gran medida una concreción

tangible y material en la confusa urdimbre de las relaciones de poder. Lo que un sujeto

desea, lo que lo mueve a actuar, lo que valora, lo que piensa como valorable y por tanto

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deseable, nunca es ajeno al lugar de lucha, resistencia, tensión, sumisión, etc. operante en

esas relaciones de poder. Foucault afirma que existen varios poderes. Poderes, quiere

decir, formas de dominación, formas de sujeción que operan localmente…Entonces

debemos hablar de los poderes y localizarlos en sus especificaciones históricas y

geográficas (Colombani, 1992: 69). M.Cecilia Colombani, especialista en estudios

foucaultianos afirma: …habrá que pensar en poderes que atraviesan los cuerpos, en

poderes que producen subjetividad, en poderes que atraviesan discursos…Romper con la

idea de un poder sustancial que se posee, permite pensar en poderes tensionados, en

juegos de fuerzas, en poderes en lucha…(Colombani, 1992: 70)

Sin abandonar aún el plano fenomenológico-discursivo en el que Salazar Bondy se

mueve en la obra comentada, pero introduciéndonos ya en el problema de la conflictividad,

se puede agregar, siguiendo la noción nietzscheano-foucaultiana de poder, que los juicios

formadores de la cadena discursiva dejan ver algunas cosas mientras ocultan otras. La

capacidad seductora del lenguaje logra embozar con frecuencia estos filtros. Aquello que el

peruano destaca como deformaciones del proceso valorativo, enmascaramiento, simulación

y engaño, tienen un peso y una presencia bastante más fuerte de lo que aparece a veces

gracias a la simplificación de un lenguaje vacío de contenido reflexivo, provisto éste, por

la memoria histórica y la riqueza cultural en su heterogénea diversidad. Así es como se

llega a pronunciar como sentencia y se repite como eco hasta el cansancio la frase “se han

perdido los valores y es preciso recuperarlos”. Los rasgos de enmascaramiento y

simulación -cuya presencia y consistencia el hombre se resiste a aceptar- permiten que la

simplificación e incluso la vulgarización ganen terreno.

Centrados en el problema referido a lo que se denomina “educación en valores”, es

posible desbrozar algunos elementos que a menudo se soslayan, consciente o

inconscientemente. Vamos a detenernos en dos de ellos:

1- Desde la perspectiva nietzscheana, es posible ver la tendencia o la necesidad

firmemente arraigada, cuando no naturalizada, en la cultura occidental (aunque no es

problema exclusivamente de esta cultura, por supuesto) de ver a los niños, no en su

singular diversidad, sino en tanto seres pasibles de ser formados según un determinado

modelo incorporado por el educador. Por el contrario, dice Nietzsche: La infancia y la

primera juventud tienen su meta en sí mismas, no son escalones.(Escritos Póstumos 5[86])

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Esto convierte al sujeto del aprendizaje en una especie de objeto de apropiación.

“Mi” hijo, “mis” alumnos, son expresiones corrientes en la jerga educativa. Comenta

Nietzsche: Sed sutil de posesión… Los padres hacen involuntariamente del hijo algo

semejante –a esto lo llaman “educación”-, ninguna madre duda, en el fondo de su corazón,

de que al dar a luz al hijo ha dado a luz a una propiedad suya, ningún padre discute el

derecho de que le sea lícito someterlo a sus conceptos y valoraciones…Y al igual que el

padre, también ahora el maestro, el estamento, el sacerdote…continúan viendo en cada

nuevo ser humano la ocasión cómoda de adquirir una nueva propiedad…(Nietzsche, 1983:

125). Por lo tanto, quienes asumen la responsabilidad de formar a niños, se inclinan al

rechazo o la reprobación por todo tipo de valoraciones de sus propios modelos y

preferencias valorativas. Pero esto suele pasar desapercibido hasta por el mismo docente.

Por el contrario, muchos docentes están convencidos de que su práctica se sostiene en la

posibilidad cierta de comunicarse con un alma substancial potencialmente receptora y

depositaria de valores altamente apreciados; aferrados a la fe en una inteligencia soberana

capaz de jerarquizarlos con vistas al mejoramiento de la vida humana y a la fe en una

voluntad libre capaz de realizarlos. Todo ello, pasando por alto aquellas fuerzas

subterráneas –nombre dado por su invisibilidad y el ocultamiento provocado por la misma

cultura- pero configuradoras del cuerpo tangible, presente, viviente. En este sentido los

docentes que padecen esto de “luchar contra la corriente” suelen perder la batalla desde el

comienzo mismo.

2) Otro elemento es el correspondiente al problema de la mistificación señalado por

S.Bondy y mencionado líneas arriba. Este error en el criterio valorativo se ha complejizado

cada día más contaminando todas las esferas de la vida. El sistema capitalista induce la

satisfacción del deseo en el consumo abusivo e indiscriminado de cada uno de los

productos que aparecen en el mercado. El deseo, considerado en su más amplia acepción

como aquello que mueve o motiva la acción, es encauzado en la dirección impuesta por

un neo-liberalismo salvaje que opera sin grandes obstáculos provocando la volatilización de

aquellas vivencias, prácticas, objetos dignos de ser deseados en una vida humana. Las

fuerzas son usurpadas y aprovechadas por el interés mercantil.

Respecto de esta situación, vale la pena destacar a modo de ejemplo del

aprovechamiento mencionado, la publicidad que utiliza la imagen del niño como estrategia

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de mercado y como segmento consumidor, sostiene Roiter (Roiter, 1993). El niño es un

recurso rentable cuando se trata de publicidad. Esta rentabilidad no se asienta solamente

en la utilización de su imagen en un aviso, sino por sobre todo, en la relación que los niños

concretos establecen con la publicidad televisiva…Así la eficacia del mensaje se asegura en

la anudando el orden racional y el orden emotivo. Más adelante el autor se refiere a estos

dos tipos de apelaciones utilizadas por la publicidad: En la “apelación racional”, el aviso

se estructura de acuerdo con la información fundamentada, vale decir el discurso apela a

la capacidad de la audiencia para efectuar juicios sobre argumentaciones racionales…En

la llamada “apelación emotiva”, el mensaje publicitario se ubica en un registro

afectivo…se trata de crear una disposición anímica hacia la adquisición de un producto

favoreciendo la generación de asociaciones entre éste y las connotaciones emocionales del

recurso publicitario utilizado.…La promoción de bienes y servicios mediante la utilización

de imágenes de niños recurre preponderantemente a este último tipo de apelación. En

efecto los niños nos remiten a las ideas de ternura, espontaneidad, alegría, lealtad,

promesa de futuro, pasado añorado…

Otro tipo de publicidad profundamente persuasivo y sutilmente engañador se utiliza

para la Promoción de Bienes y Servicios de Consumo Familiar. En este caso la imagen del

niño se emplea para inducir la adquisición de determinados bienes o cumple una función

emotiva y su representación actúa eficazmente para lograr adhesiones afectivas de los

adultos a productos y marcas. Es frecuente aquí, que la imagen del niño se emplee a

efectos de sugerir la resolución de ciertos conflictos entre padres e hijos mediante la

compra de determinados productos. Tal es el caso por ej. de la publicidad de productos

alimenticios en los que se presenta un niño sano y feliz. En última instancia el mensaje

pretende sugerir que la madre cumple su rol de crianza y protección si adquiere ese

producto alimenticio. Se trata de lo mismo en el mensaje que transmiten los avisos de

equipos electrónicos promocionados por niños, en que se intenta vincular el rol proveedor

del padre y su contrapartida, el respeto y la admiración de los hijos hacia un padre que

provee, con la compra de un televisor o una computadora.

No es la intención aquí mostrar lo ya sabido, esto es, que los niños pasan muchas

horas frente a la pantalla, que muchos programas y la información girando alrededor de la

violencia y la muerte les provoca daño psicológico, que la publicidad alimenta el

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consumismo, etc. Si bien estos aspectos del problema están directamente vinculados con la

formación valorativa, pretendemos destacar que la estrategia del mercado, dirigida a la

obtención de mayores ganancias, opera eficazmente porque actúa no sólo en el aspecto

inteligente o plano de las ideas, sino también sobre la corporalidad, o dimensión sensible

del ser humano poco estimada por la educación. Como bien señala Salazar Bondy, el orden

del deseo y la vida afectiva en general inciden fuertemente en la atribución de valor. La

formación de los criterios de valoración excede al ámbito de la racionalidad.

La tradición educativa arraigada en una cultura que considera al hombre separable

en partes, escasamente percibe y poco puede aprovechar toda esa fuerza expresada las

emociones y afectos. El cuerpo, en esta tradición, tratado como instrumento o albergue del

alma o sostén del pensamiento ocupa un lugar inferior en la jerarquía de valores.

III. 2. ¿Qué hay tras la “libre expresión”?

Lo antedicho nos pone en guardia respecto de posibilidades y límites condicionantes

de la educación en valores.

La importancia de dirigir nuestra atención al plano antropológico en el marco de una

investigación educativa, reside en el convencimiento –y en esto seguimos el planteo de

Larrosa10

- de que las ideas acerca de la naturaleza humana o la convicción acerca de la

existencia misma de una naturaleza humana, ideas que no siempre tienen presencia

tangible, condicionan fuertemente las prácticas pedagógicas, las cuales son con frecuencia,

acríticamente legitimadas desde la asepsia axiológica. Entendiendo estas prácticas en un

concepto ampliado que incluye toda aquella acción llevada a cabo en la escuela o en otros

ámbitos e instituciones –familia, medios de comunicación, sindicatos, etc.- encaminada a

ejercer influjo sobre un sujeto.

Foucault sostiene que las tecnologías aplicadas sobre el sujeto siguen dos caminos

yuxtapuestos, por un lado constituyen técnicas de sujeción y sometimiento de la persona

necesarias para que el sujeto responda a un modelo determinado, por otro lado esas

tecnologías se montan sobre la ilusión de una identidad transparente, estable, fija que es

preciso descubrir para que el sujeto se desarrolle y madure; cuando en rigor lo que hay,

afirma Foucault, y en la misma línea Jorge Larrosa, es un sujeto que se construye en su

10

Larrosa, op.cit.

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contingente historicidad, y esta contingencia alcanza no sólo a los modos de actuar sino

también a los modos de ser. La ilusión esconde la realidad de un individuo fabricado.

Esta visión crítica acerca de la textura del sujeto es heredera del pensamiento de

Nietzsche. Pensamos que podríamos profundizar el análisis si recurrimos directamente a

sus escritos, en los que es posible hallar pistas para continuar el trabajo en la dirección

escogida.

Según el pensador alemán, el sujeto se constituye en un cruce de fuerzas11

.Por lo

tanto no se puede hablar de una identidad unívoca, estable; el “yo” es una multiplicidad,

uno de cuyos ingredientes es el pensar; y esta actividad no es sólo del intelecto. En este

sentido, Nietzsche sostiene que en el pensar hay una voluntad superior que somete a una

voluntad inferior o débil. En la voluntad, que no es una facultad, convergen estados

fisiológicos, aspectos motrices, sensaciones, sentimientos, imaginación, percepciones,

deseos, ideas. No es la intención mencionar todos los componentes, desconocemos además

si ello es posible, importa destacar el carácter complejo del pensamiento. El filósofo alemán

afirma: Y así como hemos de admitir que el sentir, y desde luego un sentir múltiple, es un

ingrediente de la voluntad así debemos admitir también en segundo término, el pensar: en

todo acto de voluntad hay un pensamiento que manda: --¡ y no se crea que es posible

separar ese pensamiento de la “volición”, como si entonces ya sólo quedase voluntad! En

tercer término, la voluntad no es sólo un complejo de sentir y pensar sino sobre todo

además un afecto y desde luego, el mencionado afecto del mando. Lo que se llama

„libertad de la voluntad‟ es esencialmente el obedecer: „yo soy libre, él tiene que

obedecer‟.... Un hombre que realiza una volición es alguien que da una orden a algo que

hay en él, lo cual obedece, o él cree que obedece12

.

Entonces, cuando el sujeto enuncia un juicio que ve emerger de su estructura

cognitiva, tal juicio en realidad procede de una voluntad de poder que coacciona, una fuerza

que se arroga superior y doblega a otras inferiores. Este movimiento no es visto porque se

oculta bajo la apariencia de un “yo” unitario -aspecto visible, perceptible que el hombre

tiene de si mismo. Es el reflejo en la conciencia, de una imagen forjada por ella misma y

por el lenguaje, en la convivencia con otros hombres.

11

En este concepto seguimos la interpretación de Mónica cragnolini. 12

Nietzsche, F. Más allá del bien y del mal. Madrid, Alianza, 1983.

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Este movimiento no armónico, es producido por fuerzas múltiples que pugnan por

el predominio. Las relaciones de poder que modelan al hombre, o que fabrican al individuo,

en términos foucaultianos- tendrían su correlato en la relación del hombre consigo mismo

¿Es posible atisbar esta tensión presente en la experiencia educativa?

Larrosa afirma que la libre expresión no es tan libre, pero que el darnos cuenta de la

ficción nos coloca en el camino de conquista de mayores dosis de libertad. Nietzsche

asegura que la conciencia obedece de cien maneras diferentes y que cuando el sujeto decide

está respondiendo a una de esas tantas voces que dictan órdenes. Si esto es así y el hombre

puede ver algo de ello con su inteligencia, podría quizá oponer mayor resistencia a las

acciones de sujeción y dominio.

Según afirma Nietzsche en los motivos del obrar se juegan imperativos de diversa

procedencia, sin dirección unívoca y cargados con diferentes significaciones. El pensador

sugiere aguzar los sentidos y acercarnos a nosotros mismos, de quienes más alejados

estamos y aproximarnos hasta donde ello es posible al movimiento complejo de fuerzas

que convergen en la constitución de la subjetividad. El esfuerzo puesto en aprender y

enseñar a localizar y reconocer este juego de mando y obediencia inherente a las fuerzas

formaría parte del trabajo crítico-reflexivo del hombre no sólo en el plano de la interacción

social e institucional sino también en la relación consigo mismo. En este sentido, la noción

de solidaridad, tolerancia, en tanto valores que la escuela coloca en la base de la

convivencia y que pretende transmitir, así como las condiciones para su incorporación,

adquieren una significación específica. En el análisis de este punto nos detenemos en lo

que sigue.

III. 3. En torno a las condiciones de posibilidad de recuperar las prácticas solidarias.

El concepto de solidaridad evoca el ideal de fraternidad, siempre presente en la

historia de Occidente aunque su significado adquiere mayor relevancia en circunstancias

particulares, como por ejemplo durante la Revolución Francesa. Libertad, igualdad y

fraternidad fueron estandartes que la revolución levantó en su momento, como ideales

propios del republicanismo y el progreso del movimiento político democratizador.

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40

Algunos pensadores dan cuenta del protagonismo de Francia en la defensa de la

hermandad universal. El escritor e historiador J.Michelet sostiene que esta nación,

considerada ...el asilo del mundo, es realmente más que una nación; es la fraternidad viva.

(Derridá, 1998: 254) También Quinet se expresa en términos semejantes al afirmar que

Francia ha continuado la obra romana y cristiana. El cristianismo había prometido y,

Francia ha cumplido. La igualdad fraterna. Aplazada a la otra vida, ella ha enseñado al

mundo como la ley de aquí abajo[...] (op.cit.:253). Sin embargo, a través del tiempo, la

palabra fraternidad perdió vigor.

La burguesía, clase social en ascenso con posibilidades de concentrar poder político

y económico, defendió prioritariamente la idea de libertad. Libertad política frente a la

opresión del antiguo régimen y ante el poder omnipresente de la Iglesia católica; y libertad

económica para llevar adelante el proyecto capitalista. También necesitó defender la idea

de igualdad para facilitar una posición de paridad con los miembros del antiguo régimen,

y la de tolerancia, en estas circunstancias específicamente, tolerancia religiosa que allanó

el camino frente a la iglesia. En síntesis, estos ideales fueron puestos en práctica en la

medida en que favoreció a los intereses de la burguesía. La fraternidad o sentido de

hermandad entre los individuos de una sociedad y los pueblos del mundo en una apuesta

cosmopolita, fue cayendo en el olvido. El discurso compartido por las grandes mayorías,

significó cosas bien diferentes para los diversos sectores sociales, protagonistas de la

revolución.

Fiel defensor de los ideales de la modernidad que encarnó, kant estaba convencido

de que la razón en el largo proceso de la Ilustración podría neutralizar las tendencias

hostiles de los hombres en el límite donde esas tendencias significan avasallamiento o

aniquilación del otro. La razón es capaz de establecer el estado de derecho para poner coto

al estado de guerra donde desembocan aquellas tendencias propias del hombre en estado

de naturaleza (Kant, 1985). Sin embargo no desechó totalmente el egoísmo y la hostilidad;

pues este tipo de inclinaciones constituyen -para el artífice del rigorismo moral- la fuente de

competencia entre los hombres, la cual es uno de los principales motores propulsores del

progreso. Resulta ilustrativa la imagen del árbol que, encerrado en la sombra del bosque,

muestra el impulso para crecer hasta alcanzar la energía de la luz solar, necesaria para

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conservar la vida. (Kant, 1987). Él caracteriza de ese modo la fuerza de la lucha por la

conservación de la vida porque ha profundizado en el dualismo antropológico que le

permite colocar las esperanzas de progreso humano sólo en la Razón a la que atribuye

poder suficiente par dominar las inclinaciones.

Como ya hemos manifestado anteriormente, nosotros compartimos la visión de los

filósofos que recuperan el valor del cuerpo en tanto dimensión material y sintiente del

hombre (Marx, Nietzsche, Foucault en Europa, Roig, Dussel, Ellacuría entre los filósofos

latinoamericanos). La corporalidad menospreciada por la tradición cultural de Occidente es

lo que compartimos con la vida animal, propia del ser que nos secunda en la jerarquía,

según el orden adjudicado por la misma tradición, a la naturaleza. Colocado el cuerpo en

un lugar de importancia para los procesos humanos y sociales, la vida animal adquiere otra

dimensión. En ese sentido no podemos dejar de señalar que en el comportamiento de los

animales hay muestras suficientemente sugerentes como para concluir que no sólo la

competencia y la guerra habitan en la jungla. El soporte tecnológico permite observar la

conducta gregaria del animal, sin interferencias del observador y sin interrupciones,

durante un lapso de tiempo prolongado, durante el cual se evidencia la ayuda mutua y la

cooperación entre los miembros de una manada. Trasladado esto a la realidad del animal-

hombre cabría esperar que en la base más “primitiva” conviven ambas tendencias. Pero la

cultura occidental atribuyó a la razón exclusivamente, aquellos rasgos humanos semejantes

al Dios omnipotente portador del sumo Bien. Según F.Nietzsche, en el marco del

razonamiento lógico, el principio de contradicción rechaza los términos opuestos tales

como vida/muerte, bien/mal, odio/amor, etc; pero puesto el pensar en el movimiento propio

del devenir de las fuerzas, los opuestos son considerados ficciones lógicas que sirven para

interpretar la realidad, no para explicarla. La creencia básica de los metafísicos es la

creencia en la antítesis de los valores. Ni siquiera a los más previsores entre ellos se les

ocurrió dudar ya aquí en el umbral, donde más necesario era, sin embargo: [...] dudar de

todas las cosas. Pues, en efecto, es lícito poner en duda, en primer término, que existan en

absoluto antítesis, y, en segundo término, que esas populares valoraciones y antítesis de

valores sobre las cuales los metafísicos han impreso su sello sean algo más que

estimaciones superficiales, sean algo más que perspectivas provisionales [...]. (Nietzsche,

1983:22-23).

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De cualquier modo, históricamente ha prevalecido en Occidente la competencia por

conquistar mayores dosis del poder que lleva al ejercicio del control y al dominio de la

naturaleza y los hombres. Foucault procura mostrar como el poder circula en la base misma

de la sociedad. Aún el tipo de interacción social más alejado de los círculos donde aquel

se concentra, el poder se ejerce siempre que haya asimetría en el intercambio entre los

seres humanos (Foucault, 1992: 148 y sig., 1995:112 y sig.). Y el ser humano, desde el

instante de su nacimiento ingresa al mundo desde un lugar de disimetría, cual es el lugar

de un ser indigente, cuya supervivencia necesita inexorablemente de la protección y el

amparo. El hecho de no poder separar naturaleza y cultura no impide tener en cuenta esta

realidad presente en las construcciones simbólicas.

Foucault apela al pensamiento nietzscheano en su teoría del poder, pero según

nuestra interpretación de Nietzsche, no parece lícito reducir las relaciones de fuerza al

ejercicio del dominio. Las relaciones de fuerza se manifiestan en diversas direcciones

según sea la interpretación que se hace de ellas. Derribada la barrera que separa cuerpo y

alma, podría afirmarse que en tanto tendencias, la cooperación es tan viable y tan esperable

como la competencia más cruel, en el seno de una misma comunidad. Sí debe admitirse la

tensión permanente entre ambas expresiones, según la perspectiva nietzscheana; pues ella

es inherente al devenir de la fuerzas. Esa tensión se manifiesta en el carácter conflictivo de

la convivencia humana.

Ahora bien, el triunfo hegemónico y la consolidación de conductas competitivas es

obra del capitalismo cuya lógica intrínseca se sostiene, entre otras cuestiones que exceden

el marco de esta reflexión, en la legitimación y promoción de los aspectos más hostiles del

individuo considerado en un aislamiento abstracto e irreal (Marx, 1993: 150 -160).

Derrida sostiene la idea de fraternidad universal como posibilidad de realización

futura. Sin ánimo de opacar esa esperanza, parece que su alcance en parangón con la

solidaridad, es limitado. Etimológicamente la palabra “solidaridad” se halla asociada a

“solidez”, cualidad de lo que es macizo, compacto, denso; pero deriva de “solidario” y se

aplica a las obligaciones contraídas in sólidum y a las personas que las contraen (Barcia,

368). El vocablo solidaridad es definido por la Real Academia como modo de derecho u

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obligación in sólidum, en primer término; pero también significa adhesión circunstancial a

la causa o a la empresa u opinión de otros.(Real Academia, 1984:1257) In sólidum,

procede del campo del Derecho y designa la facultad u obligación que, siendo común a

dos o más personas, puede ejercerse o debe cumplirse por entero por cada una de ellas.

(Real Academia, 1984:777)

Adela Cortina define la solidaridad como el accionar dirigido a potenciar la trama

de relaciones que une a la sociedad, pero no por afán instrumental[...] ; en una segunda

acepción se refiere a las acciones encaminadas a potenciar a los más débiles, habida

cuenta de que es preciso intentar una igualación. (Cortina, 1993: 213).

Dussel da una vuelta más al concepto precisando la modalidad de la praxis que

atribuye carga sustantiva al acto solidario. Sostiene el pensador mendocino que la

solidaridad, más allá de la mera fraternidad y más allá de la tolerancia indiferente y pasiva,

indica un momento más afirmativo, cual es el de la responsabilidad por el otro. Por

solidaridad deseo entender aquí una pulsión de alteridad, [...] Es un hacerse-cargo (eso

significa re-spondere: tomar a cargo [spondere] del otro reflexivamente ante el sistema

que acusa porque se asume a la víctima de la injusticia [...] (op.cit.:5).

En síntesis, de acuerdo a la procedencia y a la historia del término, las prácticas

solidarias exigen un compromiso activo entre las partes de una empresa o proyecto, en

tanto los autores contemporáneos mencionados colocan el acento en acciones de cuidado

responsable de los sujetos cuya posición en la sociedad es aventajada respecto de quienes

viven en condiciones de inequidad..

Sin embargo y sea cual sea el punto de vista adoptado en relación a la legitimidad

de la praxis solidaria; nos preguntamos si es posible realizar actos de esa naturaleza sin

haber incorporado previamente la disposición práctica de la tolerancia; aún cuando,

siguiendo a Dussel, el concepto de tolerancia deba ser colocado en un lugar subalterno

respecto de la solidaridad. En efecto, según Dussel, la tolerancia es una modalidad del

obrar pasiva puesto que en principio se refiere a la omisión del acto discriminatorio, pero

sin exigir del sujeto actividad manifiesta en relación a otros sujetos.

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Quizá la polémica surge a partir de los sentidos atribuidos a este término. Veamos

esta cuestión:

“Tolerancia” significa respeto por la diferencia (religiosa, política, cultural, sexual, etc.).

Ágnes Heller asigna una importancia mucho mayor a esta modalidad del obrar y señala a la

tolerancia radical como una de las virtudes cívicas. Esta expresión indica el

reconocimiento mutuo de diversos modos de vida entre los seres humanos (Ágnes Heller,

1989: 224). Reconocer al otro en su diversidad implica abrir la posibilidad de la discusión

racional sobre valores, por lo que dejaría de ser una postura pasiva. Pero existe otro modo

de entenderla según el cual “tolerar” significa “soportar” a quienes desde una visión

etnocéntrica se les asigna, axiológicamente hablando, un lugar de inferioridad; esto es lo

que trasunta la interpretación liberal.

Es de sumo interés el análisis que Enrique Dussel realiza de la noción de tolerancia

en el contexto de la discusión mantenida entre Bartolomé de las Casas y Ginés de

Sepúlveda a propósito de la guerra con el indio (op.cit.). En ese análisis Dussel concluye

que el primero adopta la perspectiva de tolerancia frente a los sacrificios humanos, puesto

que aún no se han hallado los argumentos adecuados para persuadir a los habitantes

originarios de las tierras americanas acerca de otras ofrendas a Dios. Sacrificar una vida

humana era para ellos lo máximo que podían ofrecer a la divinidad. Muy diferente es el fin

que encierra la justificación de la matanza del indio a manos del español defendido por

Ginés de Sepúlveda. Bartolomé respeta la pretensión de verdad de las creencias de la

comunidad amerindia.

Más allá de los matices diferenciales en la interpretación o de la perspectiva

ideológica desde la que se analiza la cuestión, visto el problema desde el proyecto de la

modernidad, el mundo asiste hoy a una regresión histórica en relación tanto a las prácticas

denominadas de tolerancia como aquellas que tienen que ver con el compromiso recíproco.

Predominan los vínculos sociales laxos, efímeros, que se disuelven fácilmente y acciones

de intolerancia creciente. ¿Cuáles son los obstáculos o los problemas que traban las

expresiones de ayuda mutua entre las personas?

Las prácticas de tolerancia y de solidaridad requieren de la capacidad o disposición

de colocarse en el lugar del otro. Subjetivamente, esta capacidad exige la superación del

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egocentrismo o descentración –el poder analizar una situación atendiendo a otra

perspectiva que no sea exclusivamente la propia. (Piaget, 1984). En su dimensión cognitiva,

es la operación que permite “desdoblar” un proceso o poder tener en cuenta más de un

elemento, para poder coordinarlos. En su dimensión moral, requiere de la disposición no

sólo intelectual sino también valorativa y afectiva que permite no sólo entender –

racionalmente hablando- sino también comprender y respetar una perspectiva ético-cultural

diferente. Esta capacidad hace posible, dice Piaget, que el individuo desarrolle su

autonomía, rechace la imposición coactiva en sus actos y sea capaz de actuar

cooperativamente.

Pero los obstáculos que interfieren en el desenvolvimiento de las prácticas solidarias

no sólo tienen que ver con la maduración de la inteligencia. Piaget no deja de insistir en que

la maduración se produce en un entorno social favorable a la libertad y al respeto mutuo.

No pudo ver el pensador ginebrino el lugar y el peso de las relaciones de poder que se

hallan a la base de los comportamientos coactivos, cuyas herramientas siempre son el

castigo, la amenaza o las sanciones morales. (Foucault, 1989).

¿Resulta lícito sospechar que el problema del poder tiene relación con el progresivo

debilitamiento del sujeto y la depotenciación de la voluntad (Cullen, 1996)? El pensador

argentino se pregunta si estamos a las puertas de la gestación de nuevos valores

representada en la imagen del niño que juega –una de las metáforas de la tres

transformaciones de las que habla Zaratustra, por las que ha de producirse la

transvaloración de todos los valores- o si se trata de un franca depotenciación de la

voluntad de poder, y una multiplicación de los refugios o asilos para la angustia y la

impotencia. (Op.Cit.:48).

¿Cómo pueden promoverse los actos solidarios? A través de la educación, proclama

una sociedad confiada en que la escuela repare todos los desequilibrios sociales. La misma

sociedad que, cegada por los estímulos obnubiladores de los medios de comunicación al

servicio de la prepotencia del mercado, responde acríticamente al modelo neoliberal como

ideología dominante y demanda del sujeto formas de comportamiento radicalmente

opuestos (Rafael Yus Ramos, 1992: 35), esto es, individualismo extremo, competencia

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feroz o la indiferencia ante el dolor y la injusticia, para poder sobrevivir. ¿Qué cabe

esperar de un sujeto que se forma en condiciones a las que subyace tamaña contradicción?

¿Queda algún resquicio de motivación, de deseo, de pulsión para interacciones no

instrumentales? Decíamos líneas arriba que la competencia forma parte de la lógica del

capitalismo y necesita ineludiblemente de esa modalidad del accionar para conservar su

vigencia. El individualismo, la dura competencia entre los hombres desplaza a la

solidaridad y admite apenas una tibia tolerancia que incluso desaparece cuando el capital

necesita argumentos para justificar el belicismo imperialista y lanza proclamas

fundamentalistas propias de aquellas fuerzas opuestas a los ideales de la modernidad a los

que nos referimos antes.

Inmerso el hombre en estas condiciones de vida, ¿es posible una praxis

potenciadora capaz de fortalecer el vínculo solidario entre los hombres?

Habermas apela a la recuperación crítica de las tradiciones. La solidaridad no es

asunto que pueda ordenarse a través de la ley; es preciso que el ciudadano sienta la

motivación para establecer vínculos de cooperación, no basta con alcanzar consensos

normativos formales en el marco de una cosmovisión pluralista. La secularización total de

la sociedad conlleva el riesgo de destruir la necesidad de acercarse al otro. El pensador

alemán se pregunta si no será necesario apelar a convicciones éticas pre-políticas capaces

de promover esa motivación. Ve en las tradiciones nacionales y la tradición religiosa el

potencial que en otro momento histórico tuvo presencia fuerte en la consolidación de

ciertos valores básicos en la conciencia secular (Habermas, 2004).

Por nuestra parte pensamos que efectivamente, la discusión racional cuyo propósito

es lograr consensos normativos, no necesariamente motiva a los ciudadanos a buscar

caminos de solidaridad y justicia. Admitimos que las creencias religiosas constituyen uno

de los pivotes sobre los que se edifica la cultura; conforman un elemento sustantivo en el

tejido de la trama social y por lo tanto insoslayable en un pensamiento que se precie de

humano y obre como tal. Pero, pensamos, no necesariamente es la creencia en un Dios

padre-creador, lo que mueve a los hombres a trabajar en pro de un orden social, donde

prevalezcan las relaciones de cooperación.

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Ahora bien, si retomamos la expresión de Cullen –depotenciación de la voluntad-

nos ubicamos en la línea de pensamiento nietzscheano. En ese sentido, podríamos sostener

que la ausencia de vínculos solidarios entre las personas obedece al debilitamiento y

decadencia progresivos del hombre o agotamiento de un modo de expresión de la vida;

pero ésta obedece a lo que Nietzsche denomina la ley de las superaciones (Nietzsche,

1995:172). Superación es la cualidad propia de la vida. La voluntad de vida es poder y su

actividad es incesante, como lo es el devenir de las fuerzas. Antes que conservarse -esto es,

antes que nutrirse, reproducirse, conocer, calcular, antes incluso que el placer y el dolor -la

voluntad de poder quiere ser más.

Sin embargo podría preguntársenos, ¿qué garantías nos ofrece el pensamiento

nietzscheano en relación a la posibilidad de recuperar lazos solidarios en la sociedad?

Podría objetarse tal expectativa. Después de todo este filósofo de la sospecha no delata

signos positivos respecto del vínculo social que se forja a través de la moral del rebaño o

conciencia reactiva y abunda en calificativos despectivos para manifestarse en contra de la

sociedad. Más bien parecería que hay en él una exaltación del individualismo egoísta. Sin

hacer caso omiso de ello, pensamos que en la perspectiva del pensamiento nietzscheano, la

solidaridad podría ser, paradójicamente, el resultado de una de las expresiones del egoísmo.

Él distingue dos formas en este sentimiento. Egoísta es el corazón leonino porque acumula

fuerza en la afirmación de sí, él es contrario a la obediencia servil doblegada sumisamente

ante cualquier mandato; contrario también al accionar parasitario que sustrae la fuerza del

otro para obtener seguridad y poder. Se trata, en el primer caso, de un egoísmo saludable

que llena de gozo el cuerpo y el alma. El goce del poder expulsa la cobardía, la mezquindad

y el deseo de apropiación. Y esto, no por razones del “bien” propio de la moral cristiana, o

porque el deber moral obligue, sino porque el placer que brota de un alma poderosa dona

riqueza, regala (Nietzsche, 1995: 266). Por el contrario, este egoísmo llama “malo” a todo

lo que dobla las rodillas y es servil y tacaño, a todo lo que busca aprovechar para sí, aún las

mínimas ventajas, al oportunista y acomodaticio que dice “sí” a cualquier cosa (Nietzsche,

2001: 111-112).

Sólo el cuerpo y alma leoninos poseen la suficiente fuerza como para comenzar a

resistir y rechazar coacciones, amenazas, ejercicio del dominio, consumismo impuesto por

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las leyes del mercado todo lo cual se aviene con la competencia, ese rasgo de la naturaleza

exaltado y exacerbado por el sistema capitalista; el cual podrá prolongar su hegemonía en

el tiempo todo lo que sea, pero no es eterno como no es eterna ninguna configuración

social, política, económica u otras que el devenir histórico del hombre genere.

Desde el egoísmo sano que rechaza la idea de renuncia de sí mismo, que recupera

el valor del cuerpo y la vida sensible, cabría esperar que el hombre tienda la mano a otro; y

desde su fuerza afirmativa, no será para conducirlo compasivamente por supuesto, sino

para ayudarlo a ponerse de pie y comenzar a andar el camino sin tutelaje alguno. Los

vínculos sociales y la cooperación genuinos surgirían entonces entre hombres más libres,

más fuertes. Desde el lugar de la autoafirmación, entendida como acumulación de fuerza o

potenciación de la vida, podría esperarse que el hombre se disponga a compartir y estrechar

vínculos comunitarios.

Retomando el pensamiento foucaultiano y a modo de síntesis, decimos que los seres

humanos construyen sus subjetividades en la inevitable trama de las redes de poder. Desde

el punto de vista nietzscheano, es lícito afirmar que el hombre se configura y re-configura

constantemente en un cruce de fuerzas –físicas, históricas, sociales, económicas, culturales,

etc- Las individuos y sus valoraciones devienen inmersos en el eterno fluir y en la

permanente lucha de fuerzas. No se aprende “a ser lo que se es” al margen de esta

inexorable realidad. Pero a veces se pasa por alto que el sujeto humano no es un ser pasivo,

no es una partícula suelta que va y viene víctima de los juegos de poder. Cada ser humano

también es poder, también es fuerza activa; así, consiente tanto como resiste, rechaza tanto

como aprueba, separa tanto como acerca, integra tanto como yuxtapone o aglutina, disuade

tanto como persuade, destruye tanto como construye. En fin es capaz de tener una

amplísima gama de vivencias valorativas, en direcciones diferentes y en relación a objetos

muy diversos. Cada uno de estos actos, constituye lo que Salazar Bondy llama actos de

atribución y eventualmente de realización de valores. Y cada uno de ellos constituye

instantes, acontecimientos, que no tienen por qué diluirse en la marea del diario trajín.

Pensamos que la experiencia educativa se enriquece con nuevos y más profundos sentidos

si se tiene en cuenta este modo de pensar el problema.

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III. 4. Las normas de convivencia social.

La interrelación institucional en las escuelas, ofrece diversas facetas y expresiones.

A veces promueve el crecimiento personal, los vínculos amistosos y los afectos al interior

y la integración comunitaria hacia afuera. Éstas son algunas de sus rasgos positivos. Otras

manifestaciones en cambio, inhiben u obstruyen el desarrollo de los aspectos mencionados.

Y en todos los casos el devenir de las instituciones incluye la relación “cara a cara”; pero es

innegable que esa interrelación también está signada por una dimensión impersonal de la

convivencia. Ese impersonal, anónimo de todos y de nadie, constituye el sedimento de las

instituciones, la vigencia de las mismas, su permanencia en el tiempo. Reglas, reglamentos,

hábitos, rutinas, eslogans, gestos, ritmos y ritos, constituyen la trama que las sostiene y

determinan la mayor o menor rigidez de la estructura de las mismas.

La expresión o forma con que modelamos la vida normativa depende de nuestra

decisión; no existe de antemano, aunque ninguno de nosotros podamos llegar al origen

exacto de la misma, ni tampoco podamos atribuir a un individuo particular su creación

como dice Castoriadis (1993).

Se podrá afirmar, sin lugar a dudas, que detrás de las muchas veces bien

intencionadas decisiones y acciones de los miembros de una institución y junto a prácticas

coherentes con las pautas organizativas acordadas, en su interior habita la distorsión, el

engaño o autoengaño, el enmascaramiento, el disimulo; pero si todo ello está presente es

porque la realidad que la sostiene tiene demasiada carga de significado, representa sentidos

innegables, responde a necesidades imperiosas, posee un peso histórico de tal envergadura

que condiciona el accionar mismo de todos sus integrantes. Ninguno de los actores del

pasado o del presente, puede ser señalado como único creador de un valor, de una práctica

determinada, de una rutina, de una norma vigente, ello sin embargo está y condiciona cada

una de las iniciativas, propuestas, disposiciones legales, etc.

Cornelius Castoriadis, afirma: La visión moderna de la institución, que reduce la

significación a lo funcional, no es sino parcialmente correcta. En la medida en que se

presenta como la verdad sobre el problema de la institución, no es más que proyección.

Proyecta sobre el conjunto de la historia una idea tomada, no ya de la realidad efectiva de

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las instituciones del mundo capitalista occidental (...), sino de lo que este mundo quisiera

que fuesen sus instituciones. (1993: 226) y agrega que toda organización social, y en ella

toda institución, como expresión de esa organización, se configura dentro de una red

simbólica. Todo lo que se presenta a nosotros, en el mundo socio-histórico, está

indisolublemente tejido a lo simbólico, aunque no se agote en ello. Esa red consiste en

ligar a símbolos (es decir a significantes) unos significados (representaciones, órdenes,

conminaciones o incitaciones a hacer o a no hacer, unas consecuencias –unas

significaciones, en el sentido lato del término) y en hacerlas valer como tales, es decir

hacer este vínculo más o menos forzado para la sociedad o el grupo considerado. (idem:

201).

Cada acto individual o colectivo, cada decisión, cada rutina, cada orden, está

cargada de simbolismo, aunque algunas de esas prácticas hayan devenido en simples

automatismos en unos casos, elusión e inercia en otros casos, enmascaramiento de la

inercia, de la inoperancia o de la falta de compromiso en otros, en el “como si” instituido.

El citado pensador afirma además que la sociedad constituye su simbolismo pero

no en total libertad. Éste se desprende y a la vez se afinca en lo natural y en lo histórico. Se

filtra, compone, encauza la vida social, la modela. Impide la transparencia absoluta, pero a

su vez también despeja la opacidad, puesto que cada miembro del grupo participa del

mismo simbolismo. No es esclavo de la funcionalidad, pero tampoco instrumento de

participación directa en el orden funcional. En definitiva no es totalmente libre o

indeterminado pero goza de intersticios de libertad en un orden dado, es decir alcanza cierta

autonomía dentro de ese orden.

De esta autonomización participa un componente esencial, denominado imaginario.

Este concepto es clave en el pensamiento de Castoriadis, y nos permite acercarnos a la vida

de las instituciones desde adentro. Acerca de esta idea expresa: Recordemos el sentido

corriente del término imaginario... hablamos de imaginario cuando queremos hablar de

algo “inventado” –ya se trate de un invento „absoluto‟ („una historia imaginada de cabo a

rabo‟), o de un deslizamiento, de un desplazamiento de sentido, en el que unos símbolos ya

disponibles están investidos de otras significaciones que las suyas „normales‟ o canónicas.

(idem: 219).

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Qué, cuáles son los problemas cruciales en una sociedad; qué importa y qué no

importa, qué vale y qué no tiene valor; lo lícito y lo ilícito; todo ello depende del sentido

que los miembros de esa sociedad, asignan a las cosas y al mundo. Siempre existen

problemas reales, concretos, pero cuáles son centrales, prioritarios y qué se problematiza

en una institución está en relación directa con el imaginario social y personal. De tal modo

que lo que para unos constituye un problema a resolver, no lo es para otros. Es decir, una

situación es anómala o no en función del imaginario social y del imaginario individual.

Reflexionar acerca de un marco normativo orientador de la convivencia escolar,

implica, pensamos, tener en cuenta esa realidad no siempre tangible del imaginario al que

Castoriadis dedica profunda atención.

Las normas de convivencia escolar tienen su peculiaridad pero se inscriben en el

marco general de la vida normativa socialmente legitimada. No vemos la posibilidad de

instituir normas o reconocer el valor y la legitimidad de normas escolares ya instituidas y

teóricamente consideradas justas, si lo que se propone se contradice con normas vigentes en

la sociedad en el contexto extra-institucional. Esto parece una verdad de Perogrullo, sin

embargo se insiste en la idea de que la educación formal garantizará el cumplimiento de las

normas incluyendo no sólo las de orden moral sino también las de orden jurídico.

La esperanza se asienta, entre otras cosas, en la fe puesta en imperativos como el

postulado por I. Kant, quien afirma la posibilidad de obedecer la ley moral construida por el

sujeto racional desde una voluntad buena y cuya bondad estriba en la fuerza para someter

los rasgos patológicos13

.

Hoy, el pedestal en el que se encumbró a la razón se ha resquebrajado. Sin embargo,

una y otra vez los exponentes más importantes en la actualidad del pensamiento occidental

retornan a la consideración del rigorismo racional de la ley kantiana. Parece que, más allá

del contenido de la norma, el ser humano y la sociedad no pueden sobrevivir en un estado

de anomia.

13

Entendemos “patológico” asociado a su raíz etimológica pathos, que alude a la dimensión sintiente, al

padecimiento o al sentimietno

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52

La hipótesis de Freud (2005) es que el origen y el sentido asignado a la ley son

contemporáneos al pasaje de la horda -organización gregaria similar a la dada en el nivel

evolutivo del simio- a la sociedad humana. La imagen del Tótem cuya significación es

sagrada, representa los parámetros de lo prohibido y de lo permitido en la vida primitiva,

pero su origen primigenio no es moral. La necesidad de la ley es inherente a la necesidad

de encontrar formas organizativas que permitan la supervivencia de la especie. En El

porvenir de una ilusión, asevera: La inseguridad terminó por unir a todos los hombres y se

reservó el derecho de matar a quienes transgredieran ese mandato. La muerte impuesta por

la colectividad pasó entonces a ser justicia y castigo. (Freud, 1984: 245-246)

La frontera que separa lo prohibido y lo permitido deviene moral en el transcurso de

la evolución social. Nietzsche sostiene que el advenimiento de la moralidad se produce con

la sutilización espiritual, resultado de la interiorización y represión de los instintos salvajes.

En ese momento la ley se sacraliza o se diviniza. Freud recurre a los registros empíricos

desarrollados por Frazer14

, sobre la vida de diferentes pueblos llamados primitivos y

comprueba que en muchos casos, la transgresión a la ley es penada con la muerte. En esos

pueblos la ley tenía carácter sagrado y se la veneraba tanto como se le temía. El siglo XX

asistió al debilitamiento cuando no desvanecimiento de ese sentir.

Pero ya en el siglo XIX grandes pensadores anticipaban el problema. “Si Dios no

existe todo está permitido” sentencia pronunciada por Dostovietsky, constituye una prueba

del debilitamiento del poder de la ley religiosa sobre el hombre, no asimilable por supuesto

al poder de la iglesia como institución política. Sin embargo Lacan muestra la otra cara de

la laxitud de la ley, cuando afirma: “Si dios no existe, nada está permitido”, La primera

sentencia configura el mito, según Ricoeur, en el que se sostiene el totalitarismo para

levantar todos los diques de la censura y dar cauce libre a la imaginación en el proyecto de

fabricar seres humanos absolutamente sometidos al poder de uno o unos pocos sujetos.

Ambas proposiciones, aparentemente contradictorias, se conjugan o se identifican en los

hechos. Según Lacan, la ley permite encauzar el deseo que en la ausencia de algún tipo de

14

Etnólogo que vivió en el siglo XIX.

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regla o norma, se convierte en un caos interno y termina con la destrucción misma de

quienes lo padecen15

. La función del Padre, constituye un punto de viraje entre la

preservación del deseo, su omnipotencia…, y el principio correlativo de una prohibición,

sostén de ese deseo puesto a distancia. Los dos principios crecen y decrecen juntos…

(Lacan, 2006: 37-38). De modo tal que el rechazo de todo orden normativo, en tanto

indicador de senderos por los que sea posible circular humanamente en la vida, abona el

campo propicio donde operan fuerzas que instrumentalizan al ser humano, o lo esclavizan e

incluso lo aniquilan o lo conducen a la autoaniquilación.

Salta a la vista la brecha abierta entre la fuerza del mandato contenido en el

imperativo kantiano de orden moral y estas consideraciones en torno a las indagaciones

psicoanalíticas más afines con el orden vital. Aunque es sabido que Freud cifraba sus

esperanzas en la racionalidad humana atenta a afianzar los vínculos humanos si la pulsión

de vida o Eros intensifica su actividad; razón por la cual no rindió tributo alguno a la

sacralización de la ley. Declara de este modo: El carácter sagrado e intangible de las cosas

ultraterrenas se ha extendido, por una especie de difusión o infección desde algunas

grandes prohibiciones, a todas las demás instituciones, leyes y ordenanzas de la

civilización, a muchas de las cuales no les va nada bien la aureola de santidad, pues

aparte de anularse recíprocamente, estableciendo normas contradictorias de lugar y

tiempo, muestran profundamente impreso el sello de la imperfección humana…(Freud,

1984: 246).

Por otro lado, Georges Canguilhem (Le Blanc, 2004), en cuyo pensamiento nos

detenemos líneas abajo, afirma que el hombre deviene sujeto a través de la subjetivación de

un orden normativo sedimentado, en un sentido; en otro gracias a la capacidad creadora de

normatividad.

III. 5. Normalidad y normatividad.

Nuestro análisis partió desde el cuestionamiento a la pretendida organización

funcional de las instituciones para desembocar en la evocación del rigor de la ley moral. En

15

Debemos la elucidación del significado de la sentencia lacaniana al aporte de nuestra amiga y colega Prof.

Mgter. Nilda Bistue.

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el medio el proceso de subjetivación, en el que no nos vamos a detener más que para ver su

encuadre social, para localizar el lugar que ocupan las normas sociales en un ordenamiento

institucional atento a la pretensión de potenciar los vínculos sociales y la vida misma. Para

ello recurrimos a la obra de Guillaume Le Blanc. Canguilhem y las normas, donde analiza

el estudio que éste último lleva a cabo acerca del sentido de las normas. Se trata de un

estudio preliminar para un futuro abordaje específicamente epistemológico, pero aquí la

noción de “norma” tiene alcance no sólo epistemológico sino también, sociológico, ético y

antropológico. Focalizamos la atención en aquellos aspectos directamente vinculados al

encuadre ético-antropológico de las normas sociales.

Canguilhem asigna carácter de problematicidad a lo social y esto determina la

necesidad de tener en cuenta el fundamento valorativo de la norma social. La indagación

tiene su punto de partida en el sentido asignado a la vida normativa socialmente hablando

en su relación al valor de lo normal, en el plano vital. ¿Cuál es la relación entre lo normal y

la norma?

La precisión del concepto de normatividad permite a Canguilhem, distinguir lo

normal de lo patológico, afirma Le Blanc. Normal no es exactamente el ser humano

ajustado a la norma, sino quien es capaz de modificar la norma. Una norma fija o única no

garantiza el equilibrio y la estabilidad, por el contrario, son las desviaciones normativas o

las posibilidades de crear nuevas normas, cuando las condiciones del medio y por

consiguiente las condiciones vitales lo requieran, las que aseguran la potenciación de la

vida. Desde este punto de vista lo patológico se caracteriza por la reducción del poder

normativo. (Le Blanc, 2004: 50). El organismo se da la norma de funcionamiento para

responder al medio. Existe una relación constante entre la regulación que permite preservar

el equilibrio del medio interno (Le Blanc, 47) y la diferenciación que permite alejarse de lo

que lo daña. Desde la perspectiva de Nietzsche, podríamos agregar que la diferenciación

posibilita también el acercamiento a lo que necesita para acrecentar su potencia.

Si lo normal rige a la normatividad, se supone como dada una existencia previa cuya

estabilidad ha sido quebrada y cuya recuperación o restauración se exige, lo cual es

desmentido por Canguilhem quien afirma que la idea de una edad de oro u orden natural

primigenio es un mito.

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Según este pensador, la norma que el individuo se da para responder a las

necesidades tiene sentido y presencia ineludible porque está vinculada a la desviación. El

concepto de “normatividad” da cuenta de la relación necesaria entre vida e

individualidad. La normatividad es el instrumento mediante el cual el ser viviente, humano

o animal, se individualiza. De ahí en adelante, ya no se concibe al ser viviente como un

mecanismo; se lo piensa como una potencia (Le Blanc, 2004: 46). La desviación permite al

organismo no sólo acomodarse a los ritmos y vaivenes de lo social, sino también crear

nuevas posibilidades normativas, configurando respuestas inéditas cuando se ve

amenazado (Le Blanc, 2004: 47). El ser viviente obra, modifica, recorta segmentos del

medio y elige en función de valoraciones indicativas de aquellos objetos que satisfacen sus

necesidades. La vida se mueve entre polos antagónicos, dice Canguilhem, de reacción y

creación, por lo que en ninguna de sus expresiones se exime de valorar. En el organismo

también hay una decisión preferencial para elegir la respuesta adecuada16

. La normatividad

adjudica valor a la vida y a la vez individualiza al ser viviente…En el sentido pleno de la

palabra normativo es lo que instituye normas. (idem: 49-50)

Con el término normatividad designamos aquello mediante lo cual el ser viviente se

vincula con el medio y deviene sujeto de ese medio gracias a la elección de valores que le

permiten transformarlo en su obra.(idem: 47).

Hasta aquí el análisis se halla encerrado en los límites de lo vital; ¿Qué

significación adquiere en el terreno social, la noción de norma señalada por Canguilhem?

Canguilhem recupera el nexo entre el orden vital y el orden social, pero ello es

posible bajo una condición epistemológica: si se define lo normal por sus desviaciones. La

desviación se manifiesta en el interior de las propias reglas…No obstante, las reglas no

determinan de antemano la desviación: ésta surge cuando se ponen a prueba

normativamente las reglas. La formación del sujeto está condicionada por esa capacidad

normativa de la desviación. (idem: 80). Las desviaciones dan la pista para la reinvención.

La idea de regla, de regular el funcionamiento responde a un modelo mecanicista, donde

cada individuo es una parte. Pero si la sociedad se entiende como problema, como

organización incierta supone un sujeto social creador de mecanismos necesarios para

16

La fuente de estas consideraciones es Nietzsche en su obra La voluntad de poder. Es recurrente la

evocación de la teoría nietzscheana, en el trabajo de Canguilhem comentado.

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responder a necesidades sociales y personales; no objeto de maquinaciones externas. …La

normalidad social no equivale a un sistema mecánico de normas sedimentadas, que

garantizan una realidad totalmente racional.

El carácter problemático de lo social determina la necesidad de tener en cuenta el

fundamento valorativo de la norma social. Cuando se define lo normal como existencia las

normas sociales devienen arbitrarias. Si lo normal es potenciación de la vida, las normas

son dinámicas; unas se anulan y pueden desaparecer para dar lugar a otras nuevas que

sustituyen las anteriores. Lo normal no es un concepto estático ni pacífico sino dinámico y

polémico. El conflicto de las normas en el ámbito social está vinculado con su carácter

agonístico…La lucha entre normas, debe entenderse como lucha de los valores que

subyacen a las normas. (idem: 71)El conflicto, virtual o actual, es inherente a todo tipo de

ordenamiento.

El valor confiere sentido a la norma, no es inmanente a ella, pero es algo previo

Toda preferencia de un orden posible es acompañada –la mayoría de las veces de una

manera implícita- por la aversión por el orden posible inverso. (idem: 72). En ese sentido,

podríamos agregar, cuando se rechaza un tipo de orden, no necesariamente se desprecia la

idea misma de orden; lo que se busca es su adecuación a exigencias valorativas. El análisis

de Canguilhem permite visualizar el entronque entre el campo de lo valorativo y el de la

vida normativa. Ya se había insinuado en este informe la justificación de la co-implicancia

de estos dos ámbitos en la atribución de exigencia que todo acto valorativo conlleva según

lo apuntado por Salazar Bondy. Podría afirmarse que esa exigencia adquiere la forma de

una norma. Ésta delata el carácter de insuficiencia en la realización, el sentido de

aspiración, de conquista a lograr, de ideal, intrínsecos al concepto de valor. Según

Canguilhem una norma es la posición de un juicio de valor en el cual se expresa la

insuficiencia de un tener actual con respecto a una exigencia. En consecuencia, la norma

supone…la escisión entre la meta y lo dado.(Le Blanc, 2004: 19).

La normatividad individual, abriendo posibilidades nuevas desmiente la normalidad;

aunque el individuo se erige en sujeto social a través de la subjetivación y sumisión a las

normas sedimentadas. Se establece una interdependencia inexcusable entre el sedimento

histórico y la apertura a lo nuevo. La novedad es propiedad de la vida y en ella lo viviente

se individualiza; pero la vida es precaria y lábil. La capacidad de desviarse expresa la

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“labilidad” fundamental de lo viviente. (idem: 78) Esos rasgos de labilidad, también

presentes en el funcionamiento de lo social, siempre dejan un margen en el que lo viviente

se individualiza. El conflicto y las crisis atraviesan el juego dinámico entre la actividad

adaptativa y el surgimiento de lo nuevo. La estabilidad no es más que una pausa

transitoria en la marcha de la labilidad. Ella hace posible la normatividad y la prepara.

Aparece entonces acompañando la precariedad de la vida, y las dos constituyen el origen

doble de la normatividad social. En consecuencia, el alejamiento o la desviación se

transforman en la condición normativa del propio sujeto. (idem: 78) A su vez el

alejamiento respecto de las normas sociales revela la potencia de la vida.

La posibilidad de abrir la clausura de las normas sociales, culturalmente

sedimentada, pasa según Canguilhem por acercar epistemológicamente el ámbito de lo

vital-orgánico y de lo social. Pero es un error trasladar el funcionamiento orgánico, cuyos

mecanismos operan de modo tal que la organización homeostática se mantiene, a la

sociedad cuyo funcionamiento requiere de la sujeción a ciertos mecanismos de regulación,

pero que son problemáticos, mudables y conflictivos. Es inadmisible la extrapolación de la

regulación interna del cuerpo viviente al cuerpo social (idem: 79), por el contrario la

norma social obliga a redefinir las normas orgánicas, pues el organismo siempre funciona

en situación social.

Por otro lado, no existe lo vital puro interactuando con el medio. Esta realidad es

inmediatamente palpable en la vida cotidiana hoy, a través de algunos efectos en la salud

afectada por el modo de vida que exige aprovechamiento eficaz del tiempo, productividad,

éxito, etc. Pero el análisis de Canguilhem trasciende este plano inmediato. En el contexto

de estas indagaciones importa ver que el problema de la convivencia – crisis latentes o

manifiestas, desequilibrios, violencia- no se resuelve sólo a través del discurso racional;

que el ser humano, aprende también desde su dimensión vital-corporal-sintiente. En este

sentido, el autor revaloriza el error. La vida, dice, se ha expresado en el ser humano de

modo tal que su destino es la errancia, categoría que remite semánticamente al error como

uno de los pilares de la formación humana y a la definición de su ser en el andar, en el no

tener un lugar propio definitivo.

Lo social se aleja de lo vital cuando normatividad y normalidad se confunden en sus

términos. La normalización, dice Canguilhem forma parte del proceso de racionalización de

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la sociedad. Las reformas de la medicina y de la enseñanza en la época de la Revolución

Francesa señalan una exigencia de normalización que terminó por fin en lo que después

recibió el nombre de “normalización”… [Más tarde] Los discursos positivistas…pulverizan

la normatividad individual concibiéndola bajo el aspecto de la normalidad. (idem: 69).

Habría varias dificultades legadas por la tradición positivista que simplemente

enunciamos, pues el desarrollo de las tesis de Canguilhem exceden el marco de este trabajo:

1) separación profunda establecida entre lo vital y lo social, 2) aplicación de las reglas de

formación del individuo biológico -lo vital- a lo social para afirmar que la sociedad es un

organismo y funciona como tal 3) concepción de la salud y la enfermedad o lo anormal y lo

normal, como campos separados y perfectamente discernibles.

Según el análisis de Le Blanc, el autor comentado destaca el carácter endeble y el

sentido provisorio de las normas. A nuestro entender, con ello pretende quebrar la aparente

solidez de la norma fosilizada, desacralizarla. De ahí la legitimidad del esfuerzo ilimitado

por transgredir el límite, dice Cangullhem.17

Sí es importante destacar que el planteo de este autor se ajusta una perspectiva

antropológica superadora del dualismo antropológico (Molina: 2005) y su visión abre

horizontes hermenéuticos novedosos que podrían desembocar en orientaciones del obrar.

Colocados en el ámbito educativo, cuyas instituciones se hallan abocadas a revisar marcos

normativos, los beneficios tendrían alcances insospechados.

La fortaleza y la bondad de una norma se ponen a prueba en el efecto potenciador de

la vida. La calidad de la norma rinde sus frutos en los procesos sociales, pero los actos

individuales, en su poder activo más que reactivo18

, constituyen los signos o los síntomas

del proceso. La experiencia de los sujetos testimonian la fecundidad y señala la necesidad

de conservarla o de subvertirla. Es necesario recalcar la idea de “efecto potenciador de la

vida”. Nuestra intención es no dejar de tener en cuenta el discurso psicoanalítico (Le Blanc

menciona a Freud sólo una vez en su libro) y la perspectiva nietzschena que sirve de

soporte a todo nuestro trabajo. Pues el retorno a Nietzsche exige tener en cuenta que si bien

la definición de lo normal como desviación, en Canguilhem, se emparenta directamente con

la teoría nietzscheana, la desviación se traduce también en depotenciación, como bien lo

17

Esta expresión también es empleada por M. Foucault. 18

Categorías nietzscheanas. En líneas generales, lo activo es lo que se afirma en la diferencia, lo reactivo es lo

que se acomoda en la adaptación.

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señala Cullen o como debilitamiento de la vida, en términos nietzcheanos o en la victoria de

Tanatos, según Freud, problema éste que conduce a Lacan a subrayar el tema de la ley

como problema de demarcación rigurosa del campo de lo prohibido.

Qué está permitido y qué está prohibido es algo que ningún ser humano investido de

autoridad, ningún sector o régimen social, ninguna tradición cultural o religiosa pueden

arrogarse el derecho a determinar con la fuerza de un mandato. Lo que sí parece

insoslayable en una sociedad que se precia de ser humana, es la exigencia de trazar límites

que marcan uno y el otro terreno, aunque el contenido normativo de tal ordenamiento esté

sujeto a revisiones periódicas.

III. 6. La noción de autoridad.

Este punto ha sido desarrollado por la Prof. Clara Fabris.

En el informe de avance anterior se postulaba que la instauración y legitimación

de normas de convivencia requiere, entre otras cosas, de la reflexión crítica detenida y

profunda sobre los valores morales y el sentido de la justicia. Desde aquel planteo

también se hace necesaria la reflexión acerca de un concepto poco sistematizado,

justamente por sus connotaciones sociales, morales, políticas e ideológicas... el concepto

de "autoridad". La definición es en sí misma problemática, si entendemos que no puede

elaborarse fuera de los procesos socio-históricos en que se configura, pero por otro

lado, qué signifique dicho concepto para un grupo social regula su comprensión de los

códigos de convivencia.

Se toman como caminos iniciales de reflexión algunos puntos de dos obras: La

noción de autoridad de Alexandre Kojeve y Etica y Psicoanálisis de Erich Fromm.

Alexandre Kojeve (2005)19

trabaja la noción de autoridad a partir de tres tipos de

análisis: fenomenológico, metafísico y ontológico. En el primero intenta analizar el

fenómeno de la autoridad tal como se presenta en sus características fundamentales; en el

segundo, relaciona la autoridad con las categorías temporales, ubicando el fundamento de la

autoridad en una modificación de la entidad Tiempo humano o histórico; en el tercero,

19

Para esta síntesis se tomó la obra completa del autor: KOJEVE, Alexandre: La Noción de Autoridad.

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60

propone una tarea de reflexión filosófica que lleve a una superación integradora de las

teorías existentes acerca de la autoridad, tarea que sólo queda esbozada.

Desde esos caminos de análisis, por un lado, caracteriza a la autoridad como: activa,

causada, perecible, sujeta a un agente libre y consciente, fenómeno social, legal o legítima.

Por otro lado, clasifica la autoridad en tipos puros y combinaciones de tipos puros.

Los tipos puros los fundamenta de la siguiente manera:

Autoridad del Padre: Está relacionada desde un punto de vista teórico con la

Escolástica, que considera que toda autoridad verdadera y legítima, diferente de la

simple fuerza, proviene de Dios y es transferencia de una autoridad divina, es decir por

herencia.

Autoridad del Amo: Está relacionada con la teoría hegeliana, en la cual la relación

entre el Amo y el Esclavo es de dominación, que nace de la lucha a muerte por el

"reconocimiento" del hombre en su realidad o dignidad humana. En las relaciones que

dan surgimiento a la autoridad, el futuro amo enfrenta la prueba de la lucha y el riesgo,

mientras que el futuro esclavo no llega a dominar su temor animal a la muerte; cede y

reconoce la superioridad del vencedor y se somete a él como esclavo.

Autoridad del Jefe: Está relacionada con la teoría aristotélica, desde la cual el amo tiene

el derecho de ejercer una autoridad sobre el esclavo, porque puede prever (proyectar)

mientras que el último no hace más que registrar las necesidades inmediatas y se deja

llevar por ellas.

Autoridad del Juez: Está relacionada con la teoría platónica y la idea de justicia. Toda

autoridad que no se base en la justicia o en la equidad es ilegítima, todo poder que no

descanse en la justicia, tampoco descansa sobre una autoridad en el sentido propio del

término.

Los tipos puros de autoridad se dan combinados en la vivencia social y en diferentes

momentos históricos. Las posibilidades de combinación son sesenta y cuatro y depende de

cual tipo de autoridad sea prioritario en la combinación, serán las características de esa

vivencia o de ese momento histórico. La descripción de estas combinaciones es el aporte

central del análisis fenomenológico.

Erich Fromm (1985) trabaja la noción de autoridad a partir de la confrontación entre

las éticas humanista y subjetivista y las ética autoritaria y objetivista.

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61

Las primeras, formalmente reconocen que el Hombre por sí mismo puede determinar

el criterio de lo que es bueno o malo, que el sistema se basa en la razón y en la sabiduría y

que la autoridad no tiene un poder mágico, el Hombre puede objetar sus decisiones.

Materialmente, resuelven lo que es bueno o malo considerando los intereses del sujeto y se

definen como éticas antropocéntricas, en el sentido de que el hombre es el centro de los

juicios de valor.

Las segundas, formalmente niegan la capacidad del Hombre para saber lo que es

bueno o malo, basan el sistema en el temor a la autoridad y en el sentimiento de debilidad y

dependencia del sujeto y atribuyen un poder mágico de la autoridad, que hace que el

individuo ceda a la autoridad su capacidad de decidir. Materialmente, resuelven lo que es

bueno o malo considerando los intereses de la autoridad y no los del sujeto.

Cada una de esas éticas supone una noción de autoridad. La primera, la de autoridad

racional, la cual tiene su fuente en la competencia, se basa en fundamentos racionales, es

temporal, su aceptación depende de su funcionamiento y se basa en la igualdad. Las

segundas, la de autoridad irracional, que tiene su fuente en el poder sobre la gente, se basa

en el temor y la impotencia, niega el carácter temporal de la autoridad, su aceptación se

basa en la relación poder -impotencia y en la desigualdad.(E.Fromm, 1985)

Un concepto central en el autor, en relación a la autoridad racional, es el concepto de

Productividad20

como:

Un modo específico de vinculación con el mundo, una actitud que incluye respuestas

mentales, emocionales, sensoriales hacia otros, hacia uno mismo y hacia las cosas.

Capacidad del hombre para emplear sus fuerzas y realizar sus potencialidades

congénitas. es decir el uso de sus poderes - capacidades.

Los supuestos centrales de la productividad son, para el autor:

Actitud de la cual es capaz todo ser humano.

Capacidad de transformar a través de la razón y la imaginación.

Uso de la libertad. Produce la experiencia de sentirse "actor" de la propia vida.

Es una orientación, no una serie de actividades o de resultados prácticos.

Supone el uso de poderes - capacidades, diferente al uso del poder - dominio, que anula

la productividad.

20

Cfr. El concepto se trabaja en toda la obra, pero se sugiere consultar especialmente, págs. 97 - 126.

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62

Se refiere a una capacidad nueva que surge de la interacción entre la capacidad

reproductiva (percepción del mundo tal cual es) y de la capacidad generativa

(concepción, recreación, vivificación de nuevos materiales mediante la actividad

espontánea de los propios poderes mentales y emocionales)

El objeto más importante de la productividad es el hombre mismo.

Luego de lo expresado, se considera fundamental rescatar la noción de autoridad en

ambos autores.

La definición Alexandre Kojeve es la siguiente: "La autoridad es la posibilidad que

tiene un agente de actuar sobre los demás (o sobre otro), sin que esos otros reaccionen

contra él, siendo totalmente capaces de hacerlo". (2005: 36)

Respecto a Fromm, no presenta una definición, su análisis apunta a demostrar que la

verdadera autoridad, la que se refiere al rescate del hombre y sus potencialidades es la

autoridad racional, ligada al concepto de productividad como realización de las

potencialidades del hombre que le son características, el uso de sus poderes o capacidades y

al objeto de la productividad, que es el hombre mismo. Para el autor, la negación de las

capacidades humanas lleva a la mutilación mental y emocional, su reconocimiento a una

personalidad integrada y madura y esto es el fundamento de las normas morales y de la

autoridad racional.(E.Fromm, 1985: 19)

Teniendo como referencia los planteos de ambos autores se esbozaron y dejaron

abiertas para la reflexión algunas cuestiones, tales como:

- La relación del hombre (individualmente y como grupo social) con sus capacidades

y/o potencialidades. Kojeve plantea la renuncia a la "capacidad de reacción" como

base de la autoridad, Fromm la autonomía y el despliegue de la racionalidad.

- El carácter perecible de la autoridad. Ambos autores postulan esta característica

como fundamental en la autoridad humana, en uno; en la autoridad racional en el

otro.

- La legitimidad de la oposición a la autoridad. Para Kojeve la oposición anula la

autoridad, para Fromm aparentemente sería una opción legítima en la autoridad

racional, cuando el que ejerce la autoridad pierde competencia.

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- Relación de lo "ético" con "lo político". Lo ético se desprende de una postura

política y de un ejercicio de la autoridad.

- Falta de remisión a una idea de autoridad democrática, lo cual deja abierto el

análisis de la noción de autoridad. Desde el equipo de investigación no se adhiere en

a ninguna de las nociones analizadas en particular. Se considera que la noción de

autoridad es una construcción histórica necesitada de debate social e institucional y

ese debate, la idea de autoridad democrática, desde nuestra experiencia histórica, es

nuclear.

III. 7.- Conclusiones.

El registro de las experiencias recogidas en las visitas a varias escuelas ubicadas en

la zona del Valle de Uco, en la provincia de Mendoza, y su análisis ofrece los siguientes

resultados:

En muchos casos, el intento de educar en valores, y el cumplimiento de normas de

convivencia acordadas aparecen como campos separados. Cuando estos ámbitos se acercan

el clima de convivencia respetuosa se torna favorable y se reduce el nivel de conflictividad.

A su vez, la aproximación es viable si el proceso valorativo es reflexivamente atendido, en

una ligazón que le es inherente; con la corporalidad, dimensión donde se localiza el sentir,

las necesidades, los deseos.

Precisar y distinguir analíticamente el lenguaje axiológico extiende el horizonte de

comprensión de las acciones humanas. Las categorías empleadas por Salazar Bondy

permiten aproximar en la reflexión los componentes del sentir y el pensar, pues el acto de

atribuir valor a un objeto contiene elementos cognitivos, sensitivos y emotivos. La tesis se

vincula con el postulado de Nietzsche acerca de la ausencia de transparencia en la

consciencia y, en consecuencia con la necesidad de superar el dualismo antropológico. La

mistificación, la confusión y el error en la comprensión e identificación del acto valorativo

constituyen fenómenos comúnmente presentes en las prácticas individuales y sociales.

El abordaje reflexivo despojado de prejuicio o censura moral acerca del problema de

la sustitución inconsciente de un objeto por otro en la atribución de valor, del

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silenciamiento o encubrimiento de los factores limitativos de la libertad, de la igualdad, de

la solidaridad, de la tolerancia, permite pensar en la posibilidad de modificar prácticas.

Las valoraciones subyacen al enunciado normativo. El acuerdo acerca de las normas

de convivencia y el compromiso de su cumplimiento se articula e imbrica con los

problemas expuestos arriba. Las preferencias valorativas condicionan la configuración de

los marcos normativos.

La dimensión corporal se involucra fuertemente no sólo en lo concerniente a la vida

sensitiva sino también en lo concerniente al ámbito del funcionamiento orgánico. De

acuerdo a los términos de G.Canguilhem, el organismo funciona atendiendo a preferencias

y decisiones valorativas y se da normas no sólo para adaptarse al medio ambiente sino

también para lograr el ajuste a los cambios sociales. Aún en su autorregulación automática,

el organismo también es creativo. La pertinencia de esta tesis se sustenta en la aceptación

de la noción de normalidad como capacidad de crear normas potenciadotas de la vida, y por

consiguiente en el rechazo del modelo único de normalidad.