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Pequeños relatos de una gran Historia - La Salle4.1 “¿Se ha vuelto loco?” Michael Gamo, antiguo alumno, es administrador del Equipo Provincial y Ecónomo del Distrito de Filipinas

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4. Itinerarios personales

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Ser lasaliano significa encarnar los valores de fe,celo y comunión en la misión. ¿Soy yo ColaboradorLasaliano? No estoy totalmente seguro de si merez-co tal etiqueta. De lo que sí estoy seguro es de mipropio compromiso personal con la misión lasalia-na de “procurar educación humana y cristiana a losjóvenes, especialmente a los pobres.” Mi propio iti-nerario personal me ha llevado a este compromiso.

Mi primera experiencia de La Salle en 1982 fueuna sacudida cultural. Yo no era consciente de lacultura; mi escritura era diferente de la de losotros; y yo era, probablemente, el más pobre, eco-nómicamente hablando. Todos mis compañeros declase parecían muy adinerados. Durante mi primeraño, recuerdo lo traumático de ciertos días para

mí. Retrospectivamente, agradezco, de hecho, laexperiencia porque pienso que me ha fortalecidomucho y me ha empujado a mirar más allá de loexterno.

Nunca tuve conocimiento de la misión lasaliana enaquellos primeros años. Creía realmente que laeducación lasaliana intentaba que fueras el mejor,lo más excelente que pudieras ser.

Para cuando me gradué en la escuela secundaria,estaba pensando seriamente en ser Hermano,atraído por su espíritu fraterno y su activismo.Hacia el final de mi primer año en la facultad, en1987, con 17 años de edad, decidí entrar en el pos-tulantado. Durante mis siete meses de estancia,aprendí realmente mucho sobre los Hermanos, laoración y la vida de comunidad. Pero supongo queno estaba realmente preparado entonces. Salí alfinal del mismo año para resolver mis propiostemas personales de intimidad, identidad y valíapersonal.

Conocí la escuela secundaria de San José en Villa-monte (Balocod City) en el verano de 1988, cuan-do me ofrecí de voluntario para ayudar en un cam-pamento de verano allí. Era una escuela lasalianapara niños de la clase trabajadora, algo que nuncahabía pensado existiese en Filipinas. Realmenteme gustó el lugar y encontré allí un auténticoambiente lasaliano.

Acabé mis cursos de diplomatura en la UniversidadLa Salle en 1990 y partí en busca de algo significa-tivo que hacer. Decidí ofrecerme como profesorvoluntario en la escuela secundaria San José por-que allí había visto la misión lasaliana totalmenteviva. Y no era sólo porque muchos de mis alumnosfueran pobres, sino más bien a causa del espíritude la escuela y de la manera como la gente se rela-cionaba mutuamente.

En 1994 me casé. Para entonces pensé que ya esta-ba bien de La Salle. Era tiempo de empezar unaprofesión real para mantener a mi familia.

Volví a Manila a trabajar en una ONG de cortesocial durante un año. Después me metí de lleno

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4.1 “¿Se ha vuelto loco?”

Michael Gamo, antiguo alumno, es administrador del EquipoProvincial y Ecónomo del Distrito de Filipinas y colabora envarios programas de Formación lasaliana. Ha participado en elcurso del CIL 2004 en Roma.

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durante cuatro años en uno de los bancos másimportantes del país.

Entrar en el banco supuso un choque cultural con-tinuo. Todos hablaban de dinero. No de su uso,sino de cómo hacer más dinero a partir de un dine-ro que, ante todo, no era suyo. Era como la oraciónde la mañana diaria al dios Mammón. Realmenteno me sentía a gusto.

Durante mis cuatro años en el banco, tuve quehallar mis propias salidas para una vida activa defe. Empecé a oír Misa diariamente y llegué a serministro laico. Me doy cuenta ahora de que estabasiendo preparado para algo.

Durante este tiempo oí de cambios en la FamiliaLasaliana. Fue curioso. El Hno. Armin Luistro meinvitó a asistir al Primer Sínodo Distrital Lasalianoen 1999 para representar al sector externo. Parti-cipé activamente en aquel Sínodo e incluso ayudéen la redacción del informe definitivo. Después delSínodo, me sentí reconectado de nuevo. Entonces,por invitación del Visitador, me encontré trabajan-do noches y fines de semana en los informes delSínodo. Fue un claro ejemplo de ser llevado “por lanariz”, de un compromiso a otro.

Tres meses después del Sínodo, el Hno. Armin mepuso la trampa y me ofreció un trabajo a tiempocompleto en la Casa Provincial. Por entonces meiba bien en el Departamento del Tesoro del másimportante banco de Filipinas, con ascenso cadados años, y con abundantes beneficios. Y aquí esta-ba el Hermano Visitador para pedirme que dejaratodo y me uniera a su operación.

Realmente pensé que yo había acabado ya con elasunto lasaliano. Pero había nuevos signos de cam-bio, de nueva orientación, de progreso, de movi-miento hacia una mayor autenticidad. Había unamanera de integrar mi trabajo con la espiritualidaden la que estaba esforzándome. Después de largascharlas con el Hno. Armin y de difíciles consultas,hasta cierto punto, con mi esposa, dije sí al Hno.Armin. Con aquel sí, de hecho dije sí a la llamadalasaliana y al Dios que nunca dejó de encandilarmeporque Él me ama más allá de lo que pueda imagi-nar.

Dejé mi trabajo en el banco en septiembre de 1999.Cuando el presidente del banco oyó que lo dejabapara unirme a La Salle, exclamó, según me dijeron:

“¿Se ha vuelto loco?”

Primero fui director de la Organi-zación de la Familia Lasaliana. Enmi primer año, tuve que lucharpara establecer nuevas estructuraspara las nuevas orientaciones. Fueuna lucha real porque no veíamosclaro todavía a dónde íbamos o a loque nos dedicaríamos. Con cons-tancia, y después de muchos erro-res, fuimos capaces de sacar ade-lante el Consejo de ColaboradoresLasalianos, la Comisión distrital de Justicia y Paz,el Programa del Voluntariado Lasaliano, y el Equi-po de Animación y Formación Lasalianas.

Cuando empezamos el Consejo de ColaboradoresLasalianos, tampoco teníamos idea clara de aque-llo. Estábamos andando a tientas y experimentan-do una nueva manera de colaborar. El programadel Voluntariado fue un reto real también porquesignificaba volver a los pobres como comunidadesde seglares lasalianos, intentando poner un toqueseglar, aunque fuera por un corto periodo de tiem-po, a la idea de comunidad ministerial o comuniónen la misión.

Mi vida lasaliana ha sido de búsqueda, de sentirmefrustrado, llevado por otro camino, de seguirlo demala gana, para terminar de vuelta donde habíaempezado, aunque por diferente ruta. De muchasmaneras, he dado vueltas alrededor de todo el cír-culo. Pienso haber llegado a casa.

Pensaba que hacía muchos sacrificios en mi esfuer-

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zo por llegar a ser un lasaliano real, pero mirandohacia atrás me doy cuenta de que he ganadomucho, bastante más de lo que he dejado. Más quesacrificios, mis opciones han traido más bendicio-nes. Siguiendo esta senda, he sido verdaderamen-te bendecido.

Al incorporarme al postulantado pude experimen-tar la formación lasaliana y desarrollarme comopersona. Al trabajar en San José pude clarificarmis valores y allí me encontré con el amor de mivida. Al dejar mi trabajo y unirme al Distrito, pudedesarrollar y hacer pleno uso de mis talentos. Heviajado más en los últimos cuatro años que en lostreinta años anteriores. He hecho muchos amigos

y he encontrado un trabajo que amo.

Pero quizás una de las mayores bendiciones hasido el descubrimiento y el redescrubrimiento dela espiritualidad lasaliana y de lo bien que resuenaen mí. Encuentro que ser lasaliano es una maneramuy práctica de ser una persona espiritual. Miran-do con los ojos de la fe. No haciendo distinciónentre mi vida de trabajo y mi vida espiritual. Noluchando para ser un “superstar,” sino hacendocosas “juntos y por asociación.” Viviendo no sólopara mí mismo, sino sirviendo de ayuda a otros.Luchando por la excelencia, no por ella misma,sino para ser de mayor ayuda. No preocupándomede mi propia salvación, sino centrándome en cómobrindo ayuda a los otros, sea en la clase, en la ofi-cina o en el ejercicio de mis funciones administra-tivas. O como un Hermano indicó: hacerme santohaciendo a otros santos, lo que tiene más sentidopara mí que la autobúsqueda de la santidad. Cen-trado en las relaciones de persona a persona. Preo-cupado por los más pequeños, los últimos y losperdidos. Todo esto lo encuentro muy significativoen mi vida lasaliana.

Muchas veces en el pasado había intentado huir deesta llamada a ser lasaliano. Pero me doy cuentaahora de que ser lasaliano y ser yo mismo sonaspectos casi inseparables. Ser lasaliano continúasiendo una lucha diaria para mí. Incluso es unalucha que escojo para participar desde dentro por-que es parte de lo que yo soy y de lo que Dios mellama a ser.

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Recientemente, me preguntaban lo que represen-taba para mí haber organizado Quebec 2002 yhaber trabajado tan intensamente a favor de unmovimiento internacional de Jóvenes Lasalianos...Me fue dificilísimo responder, porque no consigodisociar mi acción lasaliana de mi propia naturale-za. En realidad, no puedo comprender mi vidafuera de la familia lasaliana; SOY actualmenteLasaliano, y lo SOY cada día algo más.

Evidentemente, todo esto tiene su historia... y lamía comienza en 1990, cuando entré en la escuelasecundaria pública de Saint-Raymond; teníaentonces 12 años. Fue entonces cuando encontréal Hermano Richard Brochu y la comunidad de losHermanos de Saint-Raymond. Su apoyo constante,su amor incondicional a los jóvenes, su inclinacióna confiarme responsabilidades y darme confianza,tranquila pero seguramente, han desarrollado mipertenencia a la familia lasaliana y forjado mi iden-tidad. Retomando la expresión de La Salle, he aquíque ya había metido el dedo en el engranaje...

Si mi “nacimiento” en la familia lasaliana tuvolugar en mi pueblo natal, se podría decir que tuvederecho a un auténtico bautizo de fuego a más de5.000 km al sur... En efecto, en 1992 participé enun encuentro continental de Jóvenes Lasalianosen México; y en aquella época no hablaba ni inglésni español. Desfavorecido pues por el problema delos idiomas, abrí mi corazón de muchacho... y elcontacto se estableció inmediatamente con losJóvenes Lasalianos de todo el mundo, por mediode ellos me “hablaba” el espíritu lasaliano.

A continuación, y con toda naturalidad, el jovenlasaliano de Saint-Raymond que yo era, contribuyóal nacimiento de la Juventud Lasaliana del CanadáFrancófono, al mismo tiempo que los participantesquebequeses de “París 97”; y a continuación, eljoven lasaliano de Canadá Francófono se unió a sushermanos y hermanas de todos los lugares del Ins-tituto para dar un paso más en la asociación,durante “Quebec 2002”.

Esta breve historia pone en evidencia varios aspec-tos de mi comprensión del carisma lasaliano ycómo lo vivo en el día de hoy. Para empezar, no sepuede negar que el movimiento de Jóvenes Lasa-lianos es para mí el lugar privilegiado en el quepuedo expresar y vivir el carisma lasaliano. Elmovimiento se manifiesta de muchas formas,pasando de lo más concreto a lo más universal, delo que es local a lo nacional y hasta lo internacio-nal.

Sin desarrollar todos los aspectos del movimiento,me gustaría acentuar un elemento crucial a mientender: la comunión en la diversidad. He tenidola gracia de participar en varios encuentros en losque los jóvenes y los Hermanos de muchas nacio-nalidades y horizontes diversos se daban cita.Cada vez me ha llamado la atención la riqueza delos múltiples y diversos dones, iniciativas y res-

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4.2 El carisma lasaliano y laasociación: un descubrimiento

Yanick, 25 años, es responsable del tema Jóvenes Lasalianos delDistrito de Canadá Francófono y miembro del Consejo Interna-cional de Jóvenes Lasalianos.

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puestas de los Lasalianos a las necesidades y laspobrezas del mundo de hoy, así como las extraor-dinarias interrelaciones que se construían, la fra-ternidad que se palpaba, el mismo espíritu quedaba unidad, orientación y comunión...

Este espíritu de comunión no es extraño a la ricaespiritualidad que alimenta a los Lasalianos yLasalianas desde hace ya más de 300 años. Por miparte, hace ya unos diez años que la espiritualidadlasaliana me interpela y me fascina. Me alimentoregularmente con los escritos del Fundador y delos Lasalianos de ayer y de hoy. El descubrimientoy el estudio profundo de la espiritualidad lasalianase desarrolla igualmente a través de las puestas encomún y los intercambios comunitarios. A este res-pecto, mi comunidad más cercana está formadaahora por los jóvenes de Quebec, País Vasco, Méxi-

co, Francia y Estados Unidos. Nos aprovechamosde todos los medios de comunicación moderna, delpoder de la oración y del “ser uno” para formar unaauténtica comunidad de fe, fraternidad y servicio.

Estos tres últimos aspectos, al mismo tiempo quela apertura universal, forman un todo coherente einterpelante para los jóvenes de hoy, comenzandopor mí mismo. Esta coexistencia armoniosa entreel espíritu de fe y el espíritu de celo, desarrolladapor San Juan Bautista de La Salle, me llevan sincesar a una transformación, a una conversión com-pleta... Sensible a los gritos y rumores de los niñosy los jóvenes de mi mundo, me siento empujadopor la presencia de Dios y la confianza en su santaprovidencia.

Pero esto no me conduce por un camino único, alcontrario, el carisma lasaliano me abre los ojos alas necesidades particulares de cada uno y suriqueza de talentos y de respuestas posibles pro-puestas por mis hermanos y hermanas. El carismalasaliano abre mi corazón y mis manos para cami-nar juntos y por asociación con mis hermanos yhermanas para la construcción de la Civilizacióndel Amor.

Esto hace de mí un joven feliz, alegre y lleno deesperanza que se siente depositario de un don pre-cioso, el carisma lasaliano, y corresponsable de lamisión educativa lasaliana.

Yanick [email protected]

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¿Cómo empezó tu camino hacia laasociación lasaliana?Hace unos 20 años cruzaba por primera vez elumbral del Instituto lasaliano Villa Flaminia, enRoma. Entonces no me podía dar cuenta de queaquel paso respondiese a una llamada de Dios res-pecto a mí, pero así era. El motivo inicial fue miinterés y el de mi esposa en proporcionar a nuestrohijo un ambiente educativo que combinase el altonivel escolar con la educación en los principioscristianos que considero esenciales para el des-arrollo de la personalidad de un joven.

Por entonces, mi conocimiento de los Hermanosde las Escuelas Cristianas era más bien escaso.Pero al comienzo del curso escolar se me preguntósi estaba disponible para ser el representante depadres de alumnos de la clase correspondiente, y acontinuación para participar en el Consejo de laAsociación de Padres del Instituto. Acepté, y asícomenzó mi acercamiento.

¿Hay algo en especial que te hayaimpulsado en este proceso?La cercanía asidua respecto de los Hermanos, minatural curiosidad hacia un mundo en el que aca-baba de entrar, los momentos de formación en queparticipaba, me han llevado a conocer a San JuanBautista de La Salle y su misión. El carisma delsanto Fundador me ha conquistado.

Ha sido una toma gradual de conciencia de lamisión lasaliana, de la importancia que da a la edu-cación de los jóvenes, especialmente de los pobrespara darles a éstos la misma oportunidad que la deaquellos más afortunados, pero sobre todo paraofrecer a todos el mensaje de Cristo. Poco a pocohe comprendido que era la llamada de Dios lo queme encontraba de frente para aportar mi pequeñacontribución en el anuncio del mensaje cristiano alos destinatarios de la escuela lasaliana.

Tu primer banco de pruebas ha sido laexperiencia con la Familia Lasaliana.¿Cómo la has vivido?

En 1990 participé en la Asamblea de Rocca di Papacomo delegado del instituto Villa Flaminia. En esaocasión entré en contacto con el mundo lasaliano anivel nacional, y con las dificultades derivadas dela profunda renovación que el concepto de FamiliaLasaliana nos pedía a todos nosotros, Hermanos ySeglares. Fueron momentos difíciles y de grandiversidad de posiciones, que provocaron dudastambién en mí sobre aquello que se estaba hacien-do, e inseguridad sobre mis propias motivaciones.

Sin embargo, la clara intención de todos, de obrarpor el bien común y por el desarrollo de la MisiónCompartida, el hecho de estar juntos y por asocia-ción compartiendo los momentos felices y las difi-cultades, me han ayudado a consolidarme en misintenciones y a aceptar los nuevos encargos deresponsabilidades que posteriormente me confia-

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4.3 He descubierto un tesoro

Antonio Cardone es actualmente Vicepresidente de la FamiliaLasaliana de Italia, de la que fue también Presidente desde 1994al 2002. El H. Stefano Agostino, Visitador Auxiliar de Italia, le haplanteado algunas preguntas para conocer su proceso hacia laAsociación.

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ron. De esta forma aporté mi contribución al naci-miento, crecimiento y desarrollo de la FamiliaLasaliana Italiana.

¿Algún acontecimiento que ha marcadoespecialmente tu camino hacia laAsociación?El 43º Capítulo General, en el que he tenido elhonor de participar como representante seglar dela Región Italia. Continuando con el camino seña-lado por los Capítulos precedentes, éste nos ha

propuesto el concepto de “asociación para el servi-cio educativo de los pobres” como el eje centralpara el desarrollo de la Familia Lasaliana, y haidentificado a los Asociados como aquello que,siguiendo su específica vocación de Laicos lasalia-nos, pretenden implicarse más a fondo en la reali-zación de la misión del Fundador.

¿Qué representan para ti los lasalianosque has encontrado en tantos años decompromiso con la Familia Lasaliana?He descubierto tesoros de humildad y de espiri-tualidad, he conocido personas que dan prioridadal ser lasalianos sobre todo lo demás, dedicandotodo su tiempo libre y más aún, a la actividad de laFamilia Lasaliana y a los más necesitados, siempresonrientes y disponibles, sin pedir nada, felices depoder dar. Son un ejemplo concreto de cómo elcarisma de San Juan Bautista de La Salle es aúnhoy algo vivo y vital, y de tantas personas que com-parten el espíritu y la misión de La Salle.

De ellas he aprendido de verdad lo que significa serlasaliano, me han enseñado que no es lo que se da,lo verdaderamente importante, sino cómo y conqué espíritu se da.

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Por Jossie BurgosDistrito de Filipinas

Mi participación personal como lasaliana en lamisión la considero como un itinerario seguidopaso a paso. Una búsqueda me llevó del descubri-miento a la aceptación... de la aceptación al com-promiso ... del compromiso al amor. Muchas vecesme habían asediado dudas y temores, pero final-mente la fe de ver la mano de Dios en cada aconte-cimiento me hizo creer que la misión lasaliana esun nacimiento y una llamada a vivir mi propiavocación de lasaliana seglar.

Un salto de fe. Exactamente hace cuatro años,después de asistir a un programa de formaciónlasaliana en Roma, fui invitada a formar parte delEquipo de Animación y Formación Lasalianas deldistrito de Filipinas. Fue un tiempo emocionantepara mí porque supe que aprendería mucho de losHermanos y Lasalianos seglares del equipo. Elofrecimiento de vivir en una comunidad intencio-nal no me atraía mucho, al considerar que supon-dría tiempo fuera de la familia y de los amigos, yque arrinconaría el sueño de seguir estudios supe-riores y me exigiría descubrir mis cualidades ylimitaciones dentro de un grupo.

¿A dónde me estaba llevando Dios esta vez? Fue unperiodo que preparó el camino al autodescubri-miento; era un camino claramente menos frecuen-tado. Hubo un salto de fe cuando decidí correr elriesgo de vivir en comunidad compartiendo lamisión.

Un paso irreversible. En los primeros meses decomunidad, con cuatro Hermanos y dos LasalianosSeglares, descubrí que tenía cualidades que com-partir y desánimos que habría que enfrentar yaceptar. Vivir junto a compañeros de comunidadque también tenían sus propias luchas individua-les y comunes ciertamente estimularon mi capaci-dad de crecimiento.

La revelación de la historia de mi vida en losmomentos de compartir la fe y de revelar el espíri-

tu constituyó una experienciaque me proporcionó dolor y ale-gría. Pero al confiarme los relatosde su vida los otros miembros demi comunidad también me sentíhumilde e importante. La medio-cridad de mi vida se hizo extraor-dinariamente bella porque estabacon personas con tiempo paraescuchar y manifestar. Y en esteproceso, nuestro estudio y refle-xión sobre la vida del Fundadorse hicieron doblemente significa-tivos puesto que compartíamos y orábamos nues-tras propias historias de vida. El don de nuestrashistorias personales, en el contexto de la oración,llegó a ser el terreno común que nos unió y pro-fundizó en nuestra aceptación, fe y aprecio mutuo.

“Yo no soy Hermano.” Vivir en comunidad,cuando una tenía todavía una familia que visitar silos horarios lo permitían, supuso el reto de tomar

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4.4 “Donde tú vayas, yo iré”

Josefina (JJoossssiiee)) Burgos dedicó cuatro años al Equipo Lasalianode Animación y Formación (LAFT) del Distrito de Filipinas y elúltimo año ha sido Coordinadora de la Oficina de ColaboradoresLasalianos. Participó en la sesión de la SIEL en 1999, así como enel CIL 2004, en Roma.

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las responsabilidades domésticas seriamente. Elser consciente de que otros confiaban en mí pro-fundizó mi propio sentido de responsabilidad,aunque la tentación de proclamar en alto “Yo no soyHermano ...” estuvo presente varias veces. Si biencada uno de nosotros tenía diferentes motivospara cumplir con nuestras respectivas obligacio-nes, me convencí de que era llamada a ejecutarincluso la más humilde tarea, a llevar a cabo misresponsabilidades comunidarias y vivir la vida decomunidad porque todo ello era parte de nuestroministerio compartido de animación y formacióndistrital, y mi propia formación permanente comoseglar lasaliana.

Nos movíamos en diferentes expresiones y formasde llevar el trabajo de animación y formación de lafamilia lasaliana, y tanto mis aptitudes como mislimitaciones llegaron a ser elementos importantesde participación en el ministerio. A cada miembrodel equipo se le encomendó preparar programas deformación nuevos y creativos que respondieranmejor a las necesidades de aquellos a quienes ser-víamos.

Más retadoras quizás para los Seglares del Equipoeran las veces en que desarrollábamos programassin la presencia de un Hermano, cuando la genteesperaba que los Hermanos dirigieran el progra-ma. Sin embargo, la confianza de los Hermanos ysu humildad de estar en un segundo plano cuandoera necesario, facilitaron la transición y la reeduca-ción de nuestros auditorios sobre todo lo que eravivir la misión compartida. También fue una prue-ba cuando tuve que dirigir un taller de oración, ami propio estilo, con un Hermano que era el autordel programa. Resultó ser un momento de creci-miento para mí cuando descubrí en el proceso mipropio amor por la oración, así como mi propiamanera de expresar el carisma lasaliano.

Esperar a los otros. Los miembros de la comuni-dad no eran permanentes. Cambiaban de año enaño. Cuando llegaban nuevos miembros a formarparte de la comunidad, a los más antiguos se lesexigía ejercitar la paciencia, reducir la marcha y

andar de acuerdo con el ritmo de los nuevos endiferentes aspectos de la vida y ministerio comuni-tarios. Descubrí que en comunidad, incluso cuan-do uno estaba dispuesto a pasar a otro nivel decompromiso, tenía que ser considerada y sensiblecon el ritmo de los otros miembros y su nivel decompromiso.

La misión compartida no estuvo nunca más vivaque en este periodo en el que viví y trabajé junto aHermanos y compañeros Seglares, con diferentesperspectivas y puntos de vista sobre el trabajo y,sin embargo, unidos en el deseo y compromisocomunes de ser portadores de Buena Noticia en sucalidad individual y única. El servicio en la misiónllegó ser el valor unificador que fortaleció nuestracreencia en el trabajo que se nos había confiado.

El espíritu alienta a través de nosotros. Labúsqueda de una espiritualidad común supuso larevelación continua y generosa de la historia per-sonal y familiar de cada miembro. Ese espíritucomún surgió tanto de un sentido de eficacia comode la necesidad sentida de crecimiento porque elservicio de los compañeros en la misión lo reque-ría. Mantener ese Espíritu vivo significó compartirexperiencias vivificantes en el contexto de lacomunidad. La experiencia se hizo más bella por-que se compartió con un grupo de personas recep-tivas para descubrir que el Espíritu verdaderamen-te vivía y alentaba a través de cada uno de nos-otros.

Al asociarme con los Hermanos y los tan queridoscompañeros Seglares, he descubierto mi voz y hedado voz también a los Lasalianos y LasalianasSeglares con los que me he encontrado. Al final, loque yo escuchaba era la inspirada voz de Rutdiciendo a Noemí (Rut 1, 16):

“Donde tú vayas, yo iré;donde tú vivas, yo viviré;tu pueblo es mi pueblo,y tu Dios es mi Dios.”

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Por Rita MaloneyDistrito de LINE, Nueva York

No recuerdo cuántos años tenía cuando oí hablarde Dios por primera vez, pero lo que sí recuerdo esque una vez que oí hablar de Él, inmediatamenteestuve interesada en saber más. De niña, meencantaba oír historias de la Biblia judía y relatosdel Evangelio. A medida que crecí, esto lo llevésiempre dentro de mí. Pero en la Iglesia me obse-quiaron con otra realidad. Me recordaron que losdoce Apóstoles eran todos hombres y que sólo loschicos podían servir en el altar y ser sacerdotes.En la iglesia me sentaba en un lado del comulga-torio y observaba al sacerdote y a los monaguillosal otro lado. Ellos, empecé a pensar, estaban máscerca de Dios que yo.

Aprendí a no hacer preguntas o poner dudas, sinoa escuchar y no crear problemas, y me alejé de laiglesia y busqué alimento espiritual en otros luga-res. Estudié el Talmud con profesores judíos y asis-tí a conferencias de Elie Wiesel. Leí poesía del Sufímístico, Rumi. Estudié con el ministro de Unity,Eric Butterworth, e hice “Un Curso en Milagros”.Terminé mi Master en Sagradas Escrituras en launiversidad de Fordham. Pero todavía no me sen-tía a gusto en la Iglesia.

También sentía nostalgia, porque de joven yohabía querido mucho a la Iglesia. Incluso agradeci-da como estaba por mis estudios en diferentes reli-giones, no tenía hogar espiritual. En el verano de1985 me preguntaron si estaba interesada en ense-ñar religión en el colegio Bishop Loughlin. Lo soli-cité y me aceptaron como profesora de religión.

Algunos de mis colegas eran Hermanos, y hablabacon ellos de ciertos temas referentes a la Iglesiacon los que yo estaba luchando. Ellos también seestaban cuestionando muchos de esos temas.Empecé a oír extractos de los escritos de San JuanBautista de La Salle que me llegaron a lo más pro-fundo de mi ser. Los escritos lasalianos trataban dela espiritualidad de la enseñanza y eran sumamen-

te importantes para mi trabajo en la clase. Suspalabras eran fluidas y armoniosas, prácticas ymísticas, y mi alma se conmovió cuando las oí. Laescuela también tenía un espíritu palpable: cuidarlas relaciones entre maestros y discípulos, apoyar alos compañeros y a la administración. La religiónse presentaba de tal forma que tenía en cuenta lasexperiencias de los alumnos. A los alumnos se lesescuchaba y se les cuestionaba, no simplemente seles hablaba.

Esta era la Iglesia que yo amaba, y estuve sincera-mente agradecida por la oportunidad de enseñarreligión en el colegio Bishop Loughlin. Aprendí queDe La Salle decía a los maestros que eran “embaja-dores de Jesucristo” en la clase y que su trabajocomo maestros era verdaderamente una llamadade Dios para mover los corazones de sus discípu-los. Cuando leí los escritos de De La Salle sentícomo si ya los conociera. Nunca dejo de asombrar-me sobre el sentido práctico y la compasión de suspalabras, a la vez sencillas y profundas.

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4.5 Me siento en casa

Rita Maloney enseña religión en el Bishop Loughlin MemorialHigh School (una escuela lasaliana) en Brooklyn, NY, desde haceveinte años. Rita ha completado sus estudios tanto en el Institu-to Buttimer como en el Instituto de Liderazgo Lasaliano (LLI).

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Me invitaron a asistir al Instituto Buttimer paraestudiar la vida, la pedagogía y la espiritualidad deSan Juan Bautista de La Salle. Mientras estaba enButtimer, tuve la sensación de que llegaba al hogar.Amaba a mis profesores y a los participantes. Estaera verdaderamente la Iglesia que yo anhelaba. Nohabía restricciones en cuanto a cuestiones y retos,ni en cuanto a ser yo misma, con todas mis dudas,mis temores, mis ideas y mis limitaciones. Apenashube completado el programa de tres años en But-timer me invitaron a asistir al Instituto Lasalianode Directivos. Participé en la historia lasaliana, yquise formar parte de la familia lasaliana.

Sin embargo, no fue nada fácil cuando terminé losestudios. Echaba de menos formar parte de unacomunidad de oración con personas que estudia-ban, buscaban y rezaban juntas. Deseaba ser partede una comunidad lasaliana, para vivir el espíritude fe y de celo con ellos, y para compartir la misiónlasaliana y la vivencia de los evangelios en la edu-cación de los jóvenes.

Creo que ya estoy comprometida en el trabajo de lamisión lasaliana. Sin embargo, tengo mayor nece-sidad de oración, de compañerismo y de estudiocontinuado. Necesito sentirme parte de una comu-nidad más amplia de Hermanos y compañeroslasalianos trabajando juntos. Estoy considerandollegar a ser un miembro asociado, sencillamenteporque amo el carisma de San Juan Bautista de LaSalle y la misión lasaliana en todo el mundo. Megustaría dedicar todos mis talentos y cualidades altrabajo en esta misión.

Sin embargo, si fuera asociada, creo que me gusta-ría ver algunas estructuras que aseguraran el pro-ceso de oración actual, el estudio y algún aspectode vida comunitaria. No sé exactamente cómo ten-dría que ser. En estos momentos, esa es la luchapara muchos de nosotros que querríamos ser aso-ciados. ¿Será la asociación solamente de compañe-ros laicos que deciden juntarse? ¿Cuál será nuestrarelación con los Hermanos? ¿Todos los compañe-ros seremos iguales en la asociación? Estas son laspreguntas que yo me hago, pero en este momentotengo muy pocas respuestas.

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Por Dominic NjeruDistrito Luanga, de África

El miedo a lo desconocido y la incertidumbre es unfenómeno común en nuestras vidas. Tememos elhecho de que no tenemos un futuro claro en nues-tras manos, tememos el hecho de que, aunquehemos tenido el pasado y tenemos el presente, elfuturo permanece en el vacío. Una vez tuve esaexperiencia de miedo e incertidumbre. El procesode la Asociación puede en algún momento volver-se inactivo debido al miedo a lo desconocido.

Mi primera experiencia con las escuelas de los Her-manos de La Salle fue en 1986 cuando fui recluta-do por el Hno. Dominic Jordan. Inicialmente,había trabajado en una escuela secundaria pública(no lasaliana) patrocinada por la diócesis de Naku-ru, Kenia. Después de explicar la clase de progra-mas que tenía en la escuela, el Hno. Dominic con-cluyó: “¿Se anima a probar?”. Yo me convencí a mímismo de que los programas merecían la pena deprobarse.

Trabajé en este nuevo ambiente con muchas nue-vas realidades durante seis años. Me di cuenta deque la palabra de moda en la escuela era “compro-miso”. Fue una nueva realidad, pero no sabía quehabía aceptado comenzar una larga jornada querequería una serie de compromisos. A primeravista, yo sólo buscaba un trabajo de enseñanza, elcual obtuve.

El Hno. Kevin Malinowski estaba dirigiendo unaescuela lasaliana en el norte de Kenia. Era unaescuela muy reciente y el Hno. Kevin era realmen-te el Director pionero. Me había conocido en miprimera escuela lasaliana de que hablé antes, Cole-gio Técnico y Agrícola de Rongai. Sin pensarlo, mecomprometí a unírmele en su nueva escuela. Miitinerario en esta escuela revela mi implicaciónimperceptible en la Asociación lasaliana. Esta es laverdadera historia:

La escuela está localizada en medio de los desier-tos de Kaisut y Chalbi en el norte de Kenia. Son

más de 380 km. de Nairobi, lacapital de Kenia. La carreteraestaba mala (todavía hoy loestá), el sol ardiente (lo mismoque hoy), la carretera es propen-sa a tener bandidos, y la jornadafue tan solitaria que me pregun-taba por qué diablos decidí tra-bajar en el desierto. El viaje fuetan espantoso que a ciertomomento creí haber oído (sobreel estruendo del auto) los lati-dos del corazón de mi hijo alque sostenía en mi regazo en lacabina del auto. Mi esposa que cargaba a mi hijamayor estaba cerca del chofer, el Hno. Kevin. Lamiré a la cara y vi sólo miedo. Supongo que ellatambién me miró y sólo vio miedo. Ese fue un viajeinfernal y pareció desesperadamente intermina-ble. Llegamos a nuestro destino a las 8:30 de latarde, habiendo salido de Rongai, Nakuru a las6:30 de la mañana. Trabajé en esta escuela duran-te ocho años. Nadie entendió cómo seguí perma-neciendo en esta escuela espectacular, pero yo loentiendo ahora.

No fue el empleo sino el celo y la resolución de vercambios en la vida de los estudiantes que procedí-an de antecedentes nómadas y pastoriles. La deci-sión de los estudiantes de aprender algo nuevo, elcalor del compañerismo en la escuela y el deseo delos alumnos de estar en la escuela, todo dio signifi-cado a mi estadía en ambiente tan inhóspito. Unavoz interior me invitaba a quedarme. Esa fue la voxDei (voz de Dios), la cual, creo, estuvo recordándo-me continuamente que yo sostenía un vela, y queuna vez que mis manos dejaran de sostener la luzque seguían los estudiantes, yo sencillamentesentí que tenía que seguir adelante. El proceso de

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4.6 El miedo a lo desconocido

Dominic Njeru es el Coordinador de la Misión Lasaliana para elDistrito Luanga (Eritrea, Etiopía, Kenia, Nigeria y Sudáfrica) en laRegión RELAF. Ha venido trabajando con los Hermanos de LaSalle desde hace 19 años.

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Asociación ahora, pero no entonces, puede versecomo un indicio de luz al final del túnel en mi tra-bajo educativo.

Durante mi permanencia de ocho años en el Cole-gio san Pablo, me encontré convertido en el “Ani-mador de la Misión Lasaliana” del colegio. Luego,en 1998, participé en el programa CIL/SIEL enRoma, después de lo cual llegué a ser el “Coordina-dor de la Misión Educativa” para el Sector de Áfri-ca Oriental (Kenia). En mayo de 2000, se me con-fió la responsabilidad de coordinar programas demisión lasaliana en Distrito Luanga de África.Todos estos son compromisos que he aceptado,aunque de manera imperceptible.

Ahora, me veo como un Colaborador Lasaliano/Asociado no sólo por ser un miembro de la Comi-sión Internacional para la Asociación, sino porquehe asistido y participado en diversos talleres, semi-narios y asambleas nacionales e internacionalessobre la misión lasaliana. Ahora puedo dar testi-monio de la misión de los Hermanos de La Salle:procurar educación humana y cristiana a los jóvenes,especialmente a los pobres.

Desafíos a lo largo del camino • Falta de preparación al empleo de Animación/

Coordinación de la Misión Lasaliana mientrasenseñaba en mi primera escuela lasaliana. Elempleo de animación llegó sin yo tener ningu-

na formación formal.

• Los Hermanos encargados de las escuelas lasalia-nas donde enseñé insistían siempre en que losseglares trabajaban para los Hermanos y no conlos Hermanos. Relación empleador - empleado.

• Falta de confianza cuando Hermanos Adminis-tradores/Directores me delegaban deberescomo su representante.

• Decisiones tomadas en la casa de los Hermanos ycomunicadas a los profesores durante las reu-niones de personal adelantadas.

• Mi propia idea equivocada del tipo de escuelasque eran las escuelas lasalianas.

• Precaria remuneración, y por lo tanto, ausenciade bases financieras sólidas para los días malos.

• Ser un Subdirector por muchos años sin esperan-zas de promoción porque un Hermano teníaque ser el Director, fue una realidad desalenta-dora.

• Demasiado trabajo sin considerar el hecho de queno soy un Hermano. Siempre estaba en la ofici-na, por lo que mi esposa me reclamó: “¿por quéno te llevas la cama a la oficina?”

• No es fácil hacer aceptar la idea de “Misión com-partida/Asociación” a los Colaboradores segla-res que han sido dominados por los Hermanosdurante muchos años.

• Lucha por el poder especialmente entre Herma-nos jóvenes y Colaboradores seglares con largosaños de servicio.

°La Asociación Lasaliana implica un proceso, quealgunas veces puede volverse difícil!

Para contactar:Dominic Njeru

[email protected]

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Vicente San JenaroDistrito de Valencia-Palma

Su relación con los Hermanos comenzó cuando elColegio La Salle de Palma de Mallorca, su ciudad,aceptó hacerse cargo de algunos niños gitanos alos que Vicente intentaba ayudar. Vicente comen-zó a participar en las actividades pastorales delColegio desde su ministerio sacerdotal. Más tardefue contratado como profesor de Religión. Desdeentonces su presencia se hizo familiar en losencuentros distritales, de jóvenes, de Hermanos,de la Familia Lasaliana. No se limitó al Distrito,también en los encuentros lasalianos de la RegiónARLEP y europeos ha participado como uno más,ofreciendo al mismo tiempo lo peculiar de suministerio sacerdotal como un don al servicio dela Familia Lasaliana.

Vicente no se contentó con dar lo que tenía. Pron-to se dio cuenta que la Familia Lasaliana tambiéntenía algo que ofrecerle, y quiso participar de suherencia. Fue uno de los primeros en participar enlos Cursos de Formación Lasaliana (CELAS) que laRegión ARLEP puso en marcha a partir de 1990, ytambién lo encontramos asistiendo a la SIEL(Sesión Internacional de Estudios Lasalianos) quese tuvo en la Casa Generalicia en el curso 1998-99.De esta forma, Juan Bautista de La Salle se ha con-vertido también para él en guía espiritual que leayuda a encontrar el sentido profundo del ministe-rio de la Palabra, más allá del simple servicio sacra-mental.

Vicente comenta así la oportunidad quele ofrece el campo de la misióneducativa lasaliana“He encontrado un campo privilegiado para ejercerel ministerio de La Palabra, en las reflexiones de lamañana, en retiros con alumnos y Padres de alum-nos, en encuentros distritales, nacionales e inter-nacionales con jóvenes y Hermanos, en Pascuasjuveniles y encuentros de oración, en cursos bíbli-cos con Padres y Madres de alumnos, en clases deReligión, en la animación de grupos de profundi-

zación en la fe y de catequesispreparatoria a la Primera Euca-ristía y a la Confirmación.

“A través de esas actividadestengo muchas ocasiones para elencuentro personal con niños,adolescentes y adultos, y tam-bién se hace mucho más naturaly espontánea la celebración dela Penitencia y la celebración yentrega de la Eucaristía. Veoque mi ministerio sacerdotal seintegra en la vida de los mucha-chos con sencillez y profundi-dad, y se complementa con la labor de los otroseducadores”.

¿Por qué has querido asociarte, inclusocon un gesto formal de compromiso?“Llevo 20 años conviviendo con la Comunidad delos Hermanos del Colegio de Palma de Mallorca.Cuando empezaron las primeras experiencias deasociación en mi Distrito de Valencia-Palma, yo nosentía la necesidad de manifestar con un gesto for-mal mi compromiso de asociación al Instituto. Yome sentía asociado plenamente. En nuestro modofamiliar de hablar entre los Hermanos del Distritose me conoce como el “Hermano-padre Vicente” oel “Padre-hermano Vicente”. Incluso en la diócesisde Mallorca, a la que pertenezco, los sacerdotes ymuchos religiosos encuentran dificultad en enten-der que yo soy “sacerdote diocesano” y no un sacer-dote del Instituto Lasaliano, pues éste no tienesacerdotes. Quizá por esto último no me atrevía apedir el reconocimiento como asociado, por temora que fuera mal interpretado.

“La decisión de asociarme formalmente vino en el

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4.7 Sacerdote y Asociado Lasaliano

Vicente San Jenaro es Sacerdote desde 1975. Y desde 2004 esoficialmente Asociado Lasaliano con el Distrito de Valencia-Palma (España), pero su asociación real tiene una antigüedad de25 años.

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mes de julio del 2003, con ocasión del encuentro-retiro que hubo en la Región ARLEP sobre el Votode Asociación, dirigido por el Hermano AlvaroRodríguez, Superior General, y en el que estuveprestando mis servicios ministeriales. Al final delretiro, el organizador del encuentro me agradeciópúblicamente mis servicios a los Hermanos, subra-yando que no era sólo en esta ocasión sino siempreque se me necesitaba; y el motivo para esta dispo-

nibilidad, decía el Hermano, es que, de hecho, soyasociado.

“Al escuchar este reconocimiento delante del Hno.Superior General, me dije que ya no tenía motivospara retrasar la formalización de mi asociación. Lasolicité al Hno. Visitador y formulé mi compromi-so en agosto de 2004. Como yo escribía en la cartade solicitud, mi proceso de asociación está funda-mentado sobre:

– Mi convivencia de tantos años con los Hermanosde la Comunidad de Palma de Mallorca.

– El haberme dedicado plenamente a la educacióna la educación cristiana de niños/as y jóvenes.

– El sentirme dentro del Carisma de La Salle.

– También los cursos de formación lasaliana enque he participado.

– Y el querer seguir viviendo en el ministerio edu-cativo de niños/as y jóvenes, según el verdade-ro Espíritu de San Juan Bautista de La Salle.”

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Por Annick MartinFrancia

Pertenezco a un ambiente burgués, mi padre eraingeniero arquitecto de la Armada Nacional. Lodigo, porque esto provocó numerosos cambiosdomiciliares, en regiones muy diversas. Lo que eraverdad en un sitio ya no lo era en otro, y esto obli-gaba a reflexionar profundamente.

Cuando tenía 17 años estábamos en Martinica y via un hombre con la espalda lacerada por los latiga-zos que le había infligido el propietario de la plan-tación de caña de azúcar. Este último estaba juntoa nosotros durante la misa del domingo. En aquelmomento me dije que tenía que elegir de qué ladoestaba. Mi deseo de ser enfermera debió nacertambién en aquel momento.

Trabajé dos años permaneciendo en casa de mispadres, luego me fui a buscar un domicilio en Aul-nay-sous-Bois (en las afueras de París). Era la épocadel chabolismo, de la “ciudad Emaús”, de los merca-deres de sueño (dormitorios de miseria en los sub-terráneos de los edificios, tres personas en lamisma cama, y cuando alguien estaba enfermo loencontraba por el suelo). A continuación me fuicomo voluntaria al último reducto de Chad, y mástarde a Camerún. Al volver, decidí vivir con los máspobres en la ciudad, porque me parecía que era ahídonde las personas vivían en situaciones más opre-soras. He vivido en tres grandes ciudades, la másdifícil es la actual: la “ciudad de Indias” en Sartrouvi-lle (suburbio de París). Según los lugares me impli-caba en: alfabetización, ACI (Acción Católica de laInfancia), JOC (Juventud Obrera Católica), catecis-mo, equipo de Evangelio compartido en el barrio,contacto con el mundo musulmán… Ese “vivircon” no ha sido siempre fácil mantenerlo...

Al volver de África cursé estudios en la escuela dedirigentes enfermeras; después de pasar unos añosen reanimación cardiaca, trabajo desde hace 15años como dirigente enfermera en un gran centro

público para jubilados, habiendo conseguido undiploma universitario en gerontología.

También he obtenido un diploma en teología. Nose trataba de tener un diploma más, sino como yalo he dicho, porque según los países las verdadesparecía que no eran las mismas y porque estamosen una Iglesia en la que algunos erigen en verdadcanónica sus interpretaciones personales.

Hace 24 años, conocí a un Hermano (formábamosparte del mismo sector de “Acción Católica Obre-ra”) y por medio de él a Juan Bautista de La Salle.Denis se puso enfermo y fue hospitalizado en miservicio; le acompañé hasta su muerte. Dadas lascircunstancias, fue una relación muy intensa. Noes nada fácil explicar a un joven que, dadas lasposibilidades terapéuticas, no quedan esperanzas.Fue un ejemplo para todos los que le habían cono-

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4.8 La elección de vivir conlos más pobres

Annick Martin es enfermera de profesión. En octubre de 2004ha expresado su compromiso de asociada con el Distrito deFrancia. Pero ya vivía este compromiso con los Hermanos desdehace 24 años. Actualmente vive en Sartrouville, cerca de París. Suitinerario, que aquí nos cuenta brevemente, está relacionadocon los más pobres desde su juventud.

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cido por su serenidad ante la muerte. Por medio deél, y después de su muerte, he conocido a otrosHermanos y el grupo “Hermanos en Mundo Obrero”(FMO). Vivíamos las mismas realidades. Nuestrosencuentros, nuestras revisiones de vida, los retirosme permitieron mantener los compromisos. Estecompañerismo me dio ganas de conocer mejor laespiritualidad del Fundador.

Mis relaciones con el conjunto de los Hermanosdel Distrito son aún más importantes desde haceun año, puesto que formo parte de la comisión téc-nica de las casas de jubilados de los Hermanos. Poresta razón he encontrado a Hermanos mayores deocho de esas casas. Entre paréntesis, he quedadomuy impresionada por la apertura de los Herma-nos, a veces muy mayores, a la realidad de la aso-ciación compartida con los seglares.

En un determinado momento, sentí que Cristo mellamaba a vivir más a fondo mi bautismo en la líneadel Fundador. Dios era el primero, pero Juan Bau-tista de La Salle se convertía en una “clave” espiri-tual. Un Padre espiritual. Quise, por medio de ungesto oficial de compromiso, mostrar mi adhesióna la identidad colectiva lasaliana:

– Solidaridad con los Hermanos en Mundo Obrero,pero también con el conjunto de los Hermanosdel Distrito. Diversos encuentros nacionales, elCapítulo, el trabajo en las casas para jubiladosme han mostrado que formo parte de un grupomás amplio que trabaja para la misma Misión.

– Solidaridad con los otros seglares asociados.Nuestros compromisos en la vida son a vecesmuy diferentes, pero esas diferencias son tam-bién fuente de riqueza en el ámbito de unaauténtica escucha. Asociados que no se han ele-gido, que son diferentes, pero que quieren par-ticipar en la misma Misión y “crecer juntos”.

El proceso de Asociación se convierte en un signoy da otro sentido a lo que se vive. Además, aceptarla firma de algo da cierta responsabilidad.

La celebración en la que pronuncié mi compromisofue un momento muy intenso. Además de la pre-sencia de numerosos Hermanos y Asociados llega-dos a veces de lejos, estaba la presencia de perso-nas de mi comunidad parroquial, de la ciudad. Laspersonas con las que vivo son gente sencilla, meconsideran como una de entre ellas, pero sabenperfectamente que podría vivir en otro sitio.Entienden difícilmente la noción de asociación,pero sienten que mi vida tiene otra dimensión conese compromiso, hasta los mismos musulmanes.

El servicio educativo de los pobres, jóvenes y adul-tos, no lo vivo en una institución escolar en lo que serefiere a los niños; vivo con ellos en un entorno quees muy difícil a veces. Nos encontramos con jóvenesy adultos completamente desestructurados.

• La ACI y la JOC ofrecen a niños y jóvenes espa-cios de libertad que les ayudan a construirse y ainteractuar con sus compañeros. Se trata deactividades lúdicas: aprenden a dibujar, recor-tar, reflexionar, jugar, hacer cosas con otros…El club es su espacio de libertad. También eslugar de escucha donde pueden contar su vida,sus problemas.

• Por lo que concierne a los adultos es un acompa-ñamiento de todos los días: ayudarles a redac-tar papeles, escuchar las dificultades, estar pre-sentes en los momentos difíciles (°y los acumu-lamos!)… compartir sencillamente la vida.

• Las personas mayores también están abandona-das por nuestra sociedad moderna occidental.Luchar para que vivan dignamente, respetandosus derechos, rodeados de calor humano… tam-bién esto es servicio a los pobres.

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Adrian Lane, Voluntario. Distrito de Australia-Nueva Zelanda

Cuando se me propuso ir a vivir con los Hermanosdurante un año y trabajar en la misión en BalgoHills, pensé: “Yo no quiero vivir con viejos durante unaño”. Los viejos son aburridos, y los Hermanos vie-jos, bueno, ese es otro asunto. De todos modosagradezco a Dios que acepté ir. La persona con lacual me entendí mejor fue el Hermano de másedad en la casa. Esto me mostró que las relacionesno tienen nada que ver con la edad y todo con per-sonalidades. Hermanos, probablemente no podrédecirles nada que ustedes no sepan ya sobre viviren comunidades con Hermanos, pero trataré dedarles la perspectiva de una persona de fuera sobrela comunidad donde viví.

Fui testigo de la dedicación de esta gente, que esta-ban dispuestos a vivir en el desierto sin reclamarningún premio monetario; esto fue verdaderamen-te un gran ejemplo. Francamente, puede ser aveces una locura vivir en ese lugar. Por ser tanapartado, cuando algo va mal, por ejemplo cuandoalguien se suicida, todos los chicos se drogan olien-do petróleo. A todos les afecta, sea con falta desueño o con tristeza. Es diferente de estar en Mel-bourne o en Sydney porque allá puedes distraerte,pero aquí estás tan lejos, tan remoto, absoluta-mente en medio de la lejanía.

Volviendo al tema de vivir en la casa de los Herma-nos, cuando entras en discusión con uno de ellos, yrecordando que son esencialmente tus hermanos,a diferencia de tu familia en el hogar, no puedesgolpearlos ni insultarlos; y todo será olvidado enpocas horas, aunque no se presenten excusas. Esparticularmente difícil cuando se trata de asuntosdel trabajo, porque a diferencia de la mayoría de lagente que se va a casa después del trabajo, cuandoestás con los Hermanos te vas a casa con los traba-jadores, de modo que no hay escapatoria. °Estoyseguro de que ustedes, Hermanos, se dan cuentade todas estas cosas!

Es curioso vivir en la casa de los Hermanos. Aquíhay personas viviendo una “vida célibe”, y ellassencillamente no podían hablar del asunto. Ahorasé que son de edad y en su generación, el tema esun verdadero tabú. Sin embargo, uno de los princi-pales interrogantes para la juventud actual, o talvez sólo para mí, es cómo pueden estas personaspermanecer célibes, y cómo lo logran ellas. Yo no lohe preguntado directamente, porque sé lo incómo-dos que se sienten hablando sobre sexo. En fin, mepareció magnífico cuando uno de los Hermanosfue capaz de abrirse y hablar de la pedofilia en laIglesia, y cómo le había afectado. Este era el tipo deinterrogantes que me inquietaban acerca de losHermanos, porque tú los ves en la escuela, pero nosabes cómo es su vida en las comunidades. Eviden-temente, todas las comunidades son diferentes,pero es muy bueno comprender cómo es su vida.

Pero en general, fue el trabajo lo que me mantuvo,el “asunto de mover los corazones” como el Hno.David Millar lo llamaba. Trabajar con la gente fueprobablemente la cosa más maravillosa; pero comoHermanos, tal vez todos ustedes saben qué mara-villoso es trabajar con la gente, especialmente conlos pobres.

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4.9 Viviendo en la casa de los Hermanos

Adrian Lane, una vez terminado su último año de secundaria, alos 17 años de edad se ofreció como voluntario para pasar el2004 viviendo en la comunidad de los Hermanos en Balgo Hillsy ayudando en la misión. Su relato da gusto por lo real y sincero.

Nota:

Wirrimanu o Balgo Hills es una comunidad aborigen alejada enel oeste de Australia. Se encuentra en un desierto inhóspito, conun clima caliente, seco, polvoriento, duro.

La gente de Wirrimanu es muy diferente de la sociedad típica enel oriente de Australia, y vive de forma muy diferente. Haymuchos problemas en la comunidad oscilando entre vida fami-liar deficiente, toxicomanía, depresión y violencia.

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Vinesh NaiduMalasia

Trece años recibiendo una educaciónlasaliana integral ha ayudado firmemen-te a formar mi mente y corazón para lle-gar a ser la persona que soy hoy en día.Ha creado en mí la necesidad de serconsciente del poder quetiene el interesarse por losmás necesitados.

Durante años, yo y otros enMalasia que hemos tenido elprivilegio de haber conocido lahistoria de La Salle, hemos lle-gado a tomar inspiración de él.En una palabra, en un mundotan absorto en sí mismo, el actode desinterés de La Salle fuesuficientemente poderoso, y creoque ofrece un sentido de potencia-ción para que muchos puedan lle-gar a los necesitados o hacer algopor ellos en vez de solamentecompadecerlos.

La vida de La Salle es ejemplar ysu mensaje es lo suficientementeuniversal para trascender la raza yla religión. La sociedad de Malasiaes multirracial y multirreligiosa, yuna educación lasaliana aquí muestra un excelen-

te ejemplo de cómo diferentes razas y culturas pue-den juntarse y compartir una común fraternidad yhermandad que va más allá de los límites religiososy raciales.

Mis compañeros de clase eran musulmanes, cris-tianos, budistas e hindúes. Raza, religión y credo

no fueron nunca algo de lo que estuviéra-mos conscientes o viéramosnecesidad de preocuparnos.Nuestra educación lasaliana nosconsideraba iguales. Soy unhindú practicante, y hoy quetrabajo en la misión de La Sallecomo coordinador de juventud,he tomado la fortaleza de su viday soy enriquecido en mi vida per-sonal de fe.

Mi actitud en la misión lasaliana estocar, mover e inspirar a gentesegún mi propia capacidad. Traba-jar con y para la misión laical meda un campo muy amplio paraextender la idea de espiritualidadcomo una realidad vivida especial-

mente trabajando con el último,el desapercibido, el menor

(juego de palabras con “last,lost, least”) en la sociedad en que

vivo. Y estoy convencido de que laespiritualidad lasaliana es más

válida a la sociedad de hoy quenunca lo ha sido.

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4.10 Más allá de la raza y la religión

Vinesh Naidu es el Coordinador de los Servicios de los JóvenesLasalianos de Malasia.

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Por Jean Leloup,Distrito de Bélgica-Sur

El descubrimiento se realiza a lo largodel camino Mi primer encuentro con los Hermanos tuvo lugaren 1951 en el Instituto San Miguel de Verviers.Los Hermanos me enseñaron a leer, escribir y cal-cular. Allí descubrí la alegría del trabajo en equipoal servicio de los demás. La educación por mediode la enseñanza se convierte en mi ideal y entro enla escuela normal de los Hermanos “Jesu Placet” deLovaina en 1961. Maestro, inspirado por las reco-mendaciones de los Hermanos, emprendí estudiosen Ciencias Religiosas en la universidad católica deLovaina. En el transcurso de esos años entré encontacto con el equipo de catequesis del Distrito,dirigido por el Hermano Henri Essen, que será másadelante el animador del Movimiento Lasaliano.

En 1969, inicio mi primer año de enseñanza en elInstituto San Juan Bautista de Wavre. Estuve allíhasta el año 2000. Años de trabajo intenso en lacomisión de catequesis del Distrito por la realiza-ción de nuevos programas y cursos de religiónsiguiendo las orientaciones del Vaticano II. Crea-ción de una escuela para la formación de animado-res de campamentos para niños y jóvenes desfavo-recidos (en este caso, también los Hermanos fue-ron los iniciadores). Formación de una familia. Miesposa, historiadora, profesora y directora deescuela, se compromete en todos mis proyectos yparticipa tan a menudo como puede en las activi-dades lasalianas. De este matrimonio han nacidotres niñas. Actualmente son jóvenes adultas; losfines de semana son un momento de encuentrointenso para toda la familia.

Durante los cursos escolares, he vivido con todo elequipo de profesores del Instituto San Juan Bau-tista una auténtica colaboración con los Hermanosresponsables del centro. Apertura hacia los padres,relaciones con el clero y las parroquias de los alre-

dedores, creación de un equipo infor-mal y luego más formal de pastoralescolar… Pero más que nada (con lamarcha progresiva de los Hermanoscada vez más mayores) la puesta apunto de jornadas de renovación y deformación organizadas por el movi-miento lasaliano (para los volunta-rios) y las jornadas pedagógicas lasa-lianas organizadas por la escuela deCiney (centro del Distrito).

Como conclusión de esta primeraparte, diría que he descubierto el carisma lasalianodurante mi formación inicial. Está claro que alcomienzo la visión era algo intelectual, pero amedida que pasaban los años, por la experiencia ylos encuentros, ese concepto se ha concretado,integrándose en todas las actividades de mi vidacotidiana…

El horizonte se amplíaA comienzos del 2000, el Hermano Visitador meabrió otras puertas… Me invitó a asumir la res-ponsabilidad de toda la animación pastoral en

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4.11 En el camino se amplía elhorizonte

Jean Leloup, belga, nacido en 1945, casado, es actualmente elSecretario de la Comisión Europea de Formación Lasaliana.

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favor de las escuelas del Distrito: 26 escuelas queestán agrupadas en la “Asociación de las EscuelasLasalianas de Bélgica-Sur”. Esta animación debíarealizarse como apoyo a unos 650 educadores y8.000 alumnos. Esas 26 escuelas estaban anima-das hasta entonces por un Hermano. Esta anima-ción la deseaba el conjunto de las Direcciones delas escuelas y a todos parecía normal que la reali-zara un seglar. Acepté pues esta misión que es par-cialmente remunerada según un contrato de traba-jo establecido por el Distrito de los Hermanos deBélgica-Sur. Las grandes líneas de realización deesta misión se definían de común acuerdo entrelos Hermanos, yo mismo, así como los responsa-bles diocesanos de Bélgica. Entrego un informeanual de las actividades al Hermano Visitador y ala Asociación de las Escuelas Lasalianas.

Paralelamente a esta misión, estuve encargado dela coordinación y de la animación del equipo orga-nizador de las actividades del Movimiento Lasalia-no (sesiones para profesores y más ampliamentepara todos los lasalianos del Distrito). Esta segun-da misión se realiza de forma totalmente gratuitay exige una implicación importante, aún durantelos fines de semana. Gracias a Dios, mi esposa y mifamilia aceptan y animan con generosidad estaimplicación. Por mi parte, encuentro en la misiónuna realización plena. En el Movimiento Lasalianodescubro o redescubro al Fundador en sus escritos,la espiritualidad lasaliana y mi identidad comolasaliano.

En el marco de esta misión, el Hermano Visitadorme pidió en 2002, que participara en la RELEC(Región Lasaliana de Europa Central) en los traba-jos de la Comisión Europea de Formación Lasalia-na (CEFL). Al comienzo era algo reservado, peroacepté esta nueva labor y volví entusiasmado de miprimera reunión en Roma en 2003. El entusiasmose debía a diversas razones:

– para empezar, al espíritu y la fraternidad que allíreina;

– a continuación, porque esta comisión está com-puesta de Hermanos y Seglares;

– luego, porque existe un intercambio lúcido entretodos los participantes sobre todo aquello que

se realiza a nivel de formación en nuestrasdiversas regiones (Francia, ARLEP, Italia,RELEC, REBIM). La puesta en común de difi-cultades y alegrías impulsa a la esperanza;

– finalmente, este encuentro internacional bajo lamirada de Juan Bautista de La Salle, muestra eldinamismo y la actualidad del carisma lasalia-no. Fidelidad y creatividad no son vanas pala-bras en estos encuentros.

A comienzos de este año 2005, después de haberparticipado en un Coloquio europeo sobre Identi-dad Lasaliana, particularmente rico y esperemosque fecundo, los miembros de la comisión me hanpedido que me encargue de la tarea de coordinadory secretario, durante 3 años. Esta última labor quehe aceptado libremente, me da la impresión deestar verdaderamente asociado en la misión lasa-liana. Modestamente, y sin contrato formal u ofi-cial con un Distrito o Congregación, me esforzaréen vivir estos próximos años el “juntos y por aso-ciación” al servicio de la misión.

La renovaciónTodas estas actividades se realizan mediante untiempo indispensable de reflexión, lectura, medi-tación y oración: encuentro semanal con la Comu-nidad del Centro lasaliano de Ciney; participaciónperiódica tanto en comidas como oraciones;encuentros previstos pero también imprevistoscon responsables del Distrito, así como con Segla-res cada vez más numerosos, que se comprometenen la misión lasaliana.

Como conclusión, diría que los Hermanos me handado mucho y hoy me siento feliz de participar,aunque modestamente, en la renovación y el por-venir del Instituto en nuestras regiones. Mi deseoes ver numerosos lasalianos y lasalianas queintentan comprometerse, cada cual según susposibilidades, en el seguimiento del Fundador, delos Hermanos y de los Seglares, en una fidelidadcreativa a fin de que los pobres, los niños y losjóvenes de hoy y de mañana, encuentren educado-res dispuestos a acompañarles en el camino deléxito y de la salvación.

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Paul Foisy,Canadá Francófono.

Yo era animador de pastoral en el Seminario SanFrancisco, cercano a la Villa de los Jóvenes, antesde que los Hermanos entraran en contacto conmi-go. Aquel año había sido complicado para mí, por-que joven e inexperto, teniendo un trabajo que exi-gía creatividad y autonomía, el desafío me parecíaenorme y lo vivía con mucha ansiedad. Durante elmes de mayo, había ido a la capilla para rezar ypedir al Señor que me ayudara y me orientara haciaun lugar que me permitiera ser yo mismo, realizar-me, sin tener que vivir en continua tensión inte-rior.

Unos días después, Gilles Lapointe que trabajabaen la Villa de los Jóvenes con el Hermano BenoîtMarcoux, se me acercó para preguntarme si estaríainteresado en unirme al equipo de animación.Tomé algunos días para reflexionar y, en mi discer-nimiento, comprendí que mi oración había sidoescuchada. Acepté pues la propuesta que me fuehecha y, al comienzo del año escolar, me uní alequipo de la Villa de los Jóvenes.

El ambiente de trabajo era agradable. Me entendíabien con Gilles y el Hermano Benoît, y apreciaba laconfianza y el apoyo que me manifestaban. Losprimeros años, la cuestión de la asociación no apa-recía en el programa. Intentábamos más que nadacrear un ambiente de fraternidad, solidaridad y fe.El desafío que se nos presentaba en aquella épocaconsistía en proponer animaciones, en relacióncon la iniciación a los sacramentos en la parroquia,con los programas de enseñanza religiosa y lasactividades pastorales en ambiente escolar. Losprimeros años fueron algo difíciles. Los grupos noeran muy numerosos. Además, varios de los pro-yectos que intentábamos realizar no terminabande cuajar. Hubo algunos días sombríos en los quetuve intención de dimitir. Pero el hecho de trabajaren equipo me alegraba y apreciaba el clima de fra-ternidad que vivíamos.

Poco a poco, grupos más numerosos se fueron

sucediendo, el trabajo de animación se estructura-ba más. Nos poníamos a la escucha de las necesi-dades de los animadores y animadoras que acom-pañaban a los grupos, de tal forma que fue necesa-rio añadir otro animador seglar. El ritmo de creci-miento continuaba aumentando. Nuestros esfuer-zos se concentraban cada vez más en las activida-des de animación; el clima se transformó poco apoco, pasando de la fraternidad a una relación Her-manos-Seglares que se parecía más a una relaciónempresario-empleado. Sin buscar culpables, seña-lemos que no resulta tan evidente ser un seglarque trabaja en un determinado lugar, cuando éstees al mismo tiempo la residencia de una comuni-dad. Aunque cada cual muestre una cierta apertu-ra, se nota que hay un “extraño” en la casa. Y si esteextraño, sin darse cuenta demasiado, toma posi-ciones en el territorio, alguien se encargará deindicárselo. He tenido que ir tomando concienciade que había lugares destinados a la comunidad,locales que se podían compartir y locales en los queel “extraño” se encontraba más a gusto. Con eltiempo, cada cual determinó su puesto, su propioterritorio y sus costumbres. Aunque nos respetá-

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4.12 Nunca más solo

Paul Foisy, seglar, es el Director de la Villa de los Jóvenes de SanAgustín (Quebec)

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bamos, habíamos establecido entre nosotros unadistancia que nos permitía mantener el equilibrio.Pero estábamos lejos de la “asociación”.

Más tarde, a mediados de los años 90, el HermanoBenoît Marcoux que había vuelto recientementede un Capítulo General en el que el tema de la aso-ciación había comenzado a surgir, emprendió latarea de formarnos en el espíritu lasaliano. Comoel Hermano Benoît es delicado, nos inició en esteproceso por pequeñas dosis… Y como maneja muybien el arte de domesticar, la estrategia resultó efi-caz. El interés por la espiritualidad lasaliana sehabía establecido para 1996; por aquel entonces, elHermano André Dubuc recibió la misión de reunira todos los “colaboradores” para organizar unasesión de formación en Francia. Para empezarhubo una semana de charlas, testimonios e inter-cambios, en Quimper, Bretaña. Luego, una pere-grinación de una semana “siguiendo los pasos deJuan Bautista de La Salle”. Esas dos semanas, vivi-das intensamente, constituyeron con toda certezauna etapa importante de iniciación a la espirituali-dad de la Familia Lasaliana.

Sin embargo, al volver, los participantes dudabanen lanzarse con decisión a la asociación, y expresa-ron la necesidad de realizar las cosas progresiva-mente. En la Villa de los Jóvenes, formamos “unequipo lasaliano”. Compuesto de Hermanos ySeglares, este equipo se propuso por objetivo pro-

fundizar la espiritualidad lasaliana, intercambiaren torno al proyecto educativo de la Villa de losJóvenes y sensibilizarse en lo que se vivía en elDistrito en torno a la Familia Lasaliana. Estudia-mos juntos las “Meditaciones para los días de reti-ro”, el libro del Hermano Jacques Goussin “Cons-truir el hombre y hablar de Dios en la escuela: JuanBautista de La Salle” y, ese año, capítulo por capí-tulo, intercambiamos en torno al proyecto educati-vo lasaliano “Nunca más solos”.

Este equipo nos ha permitido desarrollar nuestrasraíces lasalianas, recrear un espíritu de fraternidady continuar con nuestro proceso de asociación. Enel año 2000, a petición del Visitador, participé enRoma en un coloquio sobre el tema de la asocia-ción. En esta ocasión decidí ponerme a disposiciónpara trabajar en el desarrollo de la asociación en elDistrito. Luego fui miembro de la Comisión para laMisión Educativa Lasaliana (MEL/AS), y más tardepresidente del comité de reflexión preparatorio alcapítulo; finalmente, soy miembro de la Comisiónde la Asociación (COMAS).

En este momento me considero miembro asociadoy vivo concretamente la asociación con los Herma-nos, especialmente en la Villa de los Jóvenes. Elclima que uno encuentra en esta obra es el de unafamilia en la que cada cual comparte lo que tienede mejor, y recibe como contrapartida, no sólo unsalario, sino toda la riqueza y la armonía quepuede procurar un grupo de personas que funcio-na de común acuerdo, que se han comprometido avivir los valores del evangelio y darlos a conocer alos jóvenes.

Para mí, la asociación ya es una realidad. El pro-ceso siguiente puede consistir en un reconoci-miento oficial de esta asociación como realidadviva y efectiva. Mi aventura entre los Hermanos,desde hace 28 años, me lleva hoy a una asociaciónque no habría imaginado cuando llegué a la Villade los Jóvenes. Algo así como ocurrió con JuanBautista de La Salle, “de compromiso en compro-miso el Señor me ha guiado…”. No sé hasta dóndeme llevará todo esto… Pero sé que no iré “nuncamás solo”.

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Comunidad La SallePalencia, España

Una tensión entre dos polosAntes de iniciar la construcción de esta comuni-dad, cada uno de nosotros realizó un proceso máso menos largo de descubrimiento y maduración dela fe en los grupos cristianos que funcionaban en elColegio La Salle. En el grupo cristiano comenza-mos a compartir la vida, la oración y el compromi-so con otros jóvenes. En ese camino nos encontra-mos y nos reconocimos en la misma llamada acaminar juntos en comunidad.

Muy unido a esta llamada estaba nuestro compro-miso de educar en la fe a los jóvenes. Comenzamosnuestra labor de animación educativo-pastoral enlos dos colegios de La Salle en la ciudad y en laparroquia. Todos éramos animadores de gruposcristianos, algunos participaban en el equipo depastoral del colegio, en estructuras pastorales delDistrito, pero también en estructuras diocesanas,como la delegación de pastoral juvenil y la coordi-nadora cristiana de jóvenes.

Estos dos elementos: la llamada a construir lacomunidad y la atracción hacia el compromiso conlos jóvenes, han sido como dos polos de una mismatensión, dos polos que se requerían mutuamente.El hecho de vivir la comunidad nos impulsaba aestar presentes entre los jóvenes para mostrarlesun estilo de vida cristiano alternativo, que eso es lacomunidad. Y el estar con los jóvenes iba cuestio-nando nuestra manera de vivir y construir comu-nidad.

Una clave esencial: el discernimientocomunitarioEn la comunidad aprendimos a discernir juntos lasdecisiones personales. De manera muy intensa, enlos años iniciales todo era muy compartido: opcio-nes de trabajo, situaciones afectivas, compromisospastorales... Todas las circunstancias y situacionesvitales que llegaban eran discernidas para descu-brir la voluntad de Dios en nosotros.

Así fuimos constatando lo que suponía ser comu-nidad para una misión, siempre teniendo muy encuenta el recorrido hecho, nuestra historia. Miran-do esa historia no nos fue difícil descubrir quenuestra vida estaba entre los jóvenes y en su ani-mación educativo-pastoral, pero de una maneraespecial: en comunidad.

El puesto de los Hermanos en esteprocesoPor otra parte, ha sido una experiencia muy com-partida con los Hermanos. Ellos nos han acompa-

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4.13 Un itinerario en comunidad.

Seis personas seglares, entre ellas un matrimonio, forman laComunidad Cristiana La Salle, de Palencia (España). Sus eda-des están ahora en torno a los 35 años. El itinerario que han rea-lizado, o mejor, las opciones que han ido tomando, y que secomprenden sólo dentro de su itinerario, les han conducido aempeñar su vida en la obra de la educación lasaliana, a pesar deque la formación universitaria de algunos de ellos tenía otradirección: medicina, arquitectura, abogacía... Y es ese procesorealizado en comunidad, en el que ahora queremos fijarnos, másque en el hecho de su vida comunitaria. Es un proceso que seremonta a 20 años atrás, cuando eran adolescentes que estudia-ban en el Colegio La Salle de la misma ciudad.

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ñado en nuestro camino comunitario y juntoshemos intentado dar respuesta a las necesidadeseducativas y pastorales de los jóvenes. Nos hanayudado a conocer y profundizar el carisma de laSalle, nos han ofrecido formación con la participa-ción en los cursos lasalianos de la Región; y sobretodo, experiencias cotidianas en las que compartí-amos la oración, los proyectos comunitarios y laformación con los Hermanos de la comunidad dePalencia y otros Hermanos del Distrito.

Estas experiencias nos permitieron enraizarnoscomo comunidad en el proyecto común del Distrito.Sentimos profundamente nuestra pertenencia alDistrito como una comunidad más, aunque sin per-der nuestra identidad seglar. Nos sentimos vincula-dos y pertenecientes al carisma de La Salle y a todoslos que lo viven. De forma natural estrechamos loslazos con los Hermanos, ya que compartíamos la

misma misión, el mismo compromiso de servicioeducativo-pastoral a los jóvenes; por eso sentimos lanecesidad de ser comunidad junto a ellos.

Un gesto: la opción por la estabilidadNuestro proyecto de vida nos condujo a celebrar loque nosotros llamamos “la opción por la estabili-dad”; nuestro gesto fue acogido por el HermanoVisitador acompañado por aquellos Hermanos ySeglares cercanos a nuestro proceso de fe. En estacelebración cada miembro de la comunidad dio unsí público y definitivo al proyecto de la comunidad:ser comunidad para la misión educativa según elcarisma de la Salle. Cada año en la festividad de laSantísima Trinidad, renovamos nuestra “opciónpor la estabilidad” en la celebración en que los Her-manos renuevan sus votos.

Nuestra historia nos dice que vivir según el caris-ma de la Salle es vivir y buscar la unidad entrecomunión y misión; la misión configura la vida denuestra comunidad, desde la forma de relacionar-nos, o los temas que surgen en el diálogo, o el esti-lo de vida en común, o nuestra manera de orar, y lapresencia en los distintos ambientes... Todo vienedeterminado por las necesidades y experiencias dela misión.

Para contactar:Ana Gassó

[email protected]

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Hermano Francis Carr Distrito de Midwest

Se me ha pedido que hable hoy de cómo Colabora-dores y Asociados se están comprometiendo en elservicio directo a los pobres. Me gustaría empezarcon una historia:

Hace falta que estemos atentos y escuchemos crea-tivamente a la presencia de Dios en nuestras vidasen este tiempo tan particular de nuestro Instituto.Si somos demasiado cautos o demasiado literales enla interpretación de las necesidades de la Iglesia y delos jóvenes a la luz de nuestra consagración, no oire-mos a la alondra ni al trueno; ni veremos las estre-llas, ni nos percataremos de la mariposa.

Para preparar esta exposición pedí casos de partici-pación a los Visitadores de los otros distritos y de ladelegación de nuestra región. °Hay muchos! Cosastan buenas están sucediendo...; tantas buenas per-sonas han aceptado la invitación de ser lasalianos yuna vez que se han comprometido toman su llama-da con tal seriedad...

La mayor parte de ustedes han oído hablar de losVoluntarios Lasalianos. Dos cónyuges, ambos anti-guos voluntarios lasalianos, ofrecieron su casa avoluntarios actuales cuando el departamento de

Voluntarios estaba buscando un modelo alternativode comunidad. Hace dos años, en plan experimen-tal, nombré a estos antiguos voluntarios codirecto-res de una comunidad lasaliana del distrito de Mid-west, constituida por ellos mismos, dos actualesvoluntarios y otro antiguo voluntario. Son serios ensu compromiso, en su vida de oración y en su apoyomutuo; y sus dos hijos pequeños han añadido unanueva dimensión a la vida de esta comunidad.

Dos jóvenes, ninguno de ellos salido de universida-des lasalianas, se hicieron voluntarios lasalianos yse les asignó a la escuela San Miguel de Camden,New Jersey. Se enamoraron y se casaron. Cuandooyeron que se abriría una escuela en una reservaindia en Montana, buscaron un puesto allí. Él, ahoramiembro de la Comisión Internacional de Jóvenes,y ella, madre de dos niños, continúan con su traba-jo en la escuela como lasalianos comprometidos,padres y maestros.

A veces surgen ideas del sueño de una persona;otras veces grupos de hombres y mujeres se juntan

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4.14 Participación de Colaboradores y Asociados en el Servicio Educativo

de los PobresEn la Reunión Intercapitular de Visitadores (Mayo 2004) el H. Fran-cis Carr, Visitador del distrito de Midwest, presentó una serie debreves relatos de los que hemos extractado lo siguiente.

El hombre susurró: “Dios, háblame.” Y una alondracantó. Pero el hombre no la oyó.Entonces el hombre gritó: “°Dios, háblame!” Y eltrueno retumbó en el cielo. Pero el hombre no loescuchó.El hombre miró a su alrededor y dijo: “Dios, déjameverte.” Y una estrella brilló espléndidamente. Pero elhombre no se percató de ella.Y el hombre gritó: “°Dios, muéstrame un milagro!” Ynació una vida. Pero el hombre no se dio cuenta.Así que el hombre gritó desesperadamente: “°Tóca-me, Dios, para que yo conozca que tú estás aquí!”Entonces Dios bajó y tocó al hombre, pero el hom-bre espantó a la mariposa y continuó andando.

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con ideas y salen con una visión nueva. Un encuen-tro de Hermanos, Voluntarios y Compañeros segla-res, en la primavera de 1998, generó dos nuevasideas que han impactado en el Instituto de nuestraRegión. Una fue el establecimiento de los Colabora-dores Lasalianos para los económicamente pobres(LPEP, del inglés Lasallian Partners for the Economi-cally Poor). Los miembros hacen campaña por unamayor conciencia de las necesidades de los pobres yayudan a otros a imaginar cómo pueden comprome-terse para lograr cambios en su área local. La LPEPtambién invitó a líderes de las Escuelas San Miguela reunirse y de aquel encuentro salió la AsociaciónLasaliana de Escuelas San Miguel. LAMS (delinglés Lasallian Association of Miguel Schools) reúne alas escuelas para apoyarse mutuamente desde elpunto de vista personal, espiritual y profesional;ellos también sirven de recurso a otros interesadosen una Escuela San Miguel o algo similar. Mencionéque antiguos Voluntarios Lasalianos continúan enla misión. Pero hay otros numerosos ejemplos dehombres y mujeres que trabajan en nuestras escue-las “tradicionales” de clase media, que, después deexperimentar uno de los programas de formaciónregional, tomaron la decisión de dejar la seguridadde una escuela bien establecida para trabajar másdirectamente con los pobres.

En Memphis, Tennessee, un dirigente prestigioso,un profesor y un destacado maestro de inglés se sin-tieron llamados a reabrir una escuelita en un barriodegenerado para dar a los niños educación y unarazón para la esperanza. Su Hno. Director se afligiópor perder tan buenos profesionales, pero reconociósu sinceridad y aprobó su decisión.

Un director de escuela cerca de Portland, Oregon,respondió a un nuevo reto a más de 1.000 millas desu casa y pidió a su familia que se trasladase con él aTucson, Arizona, donde es director de una escuelasecundaria que atenderá a latinos y americanosnativos pobres.

Un licenciado de la Universidad de St Mary's deMinnesota se había embarcado en un prósperonegocio, pero reconoció que quería más de su vida;así que se trasladó con los Hermanos de Minneapo-lis, Minnesota, y analizó la posibilidad de una escue-la San Miguel allí. Un año después, él, un Hermanoy algunos voluntarios abrieron una escuela en unalmacén alquilado. Una de entre aquellos volunta-rios había sido profesora en una escuela lasalianacercana. Cuando comunicó al Director seglar quequería “probar” la docencia en una escuela SanMiguel, él estuvo de acuerdo y le aseguró que podríavolver si aquello no funcionaba. Éste es, para ella, suquinto año en San Miguel.

La maestra de una escuela de los suburbios de Chi-cago decidió trasladarse a una Escuela San Miguelen un barrio violento de la ciudad. Ella pasó tam-bién a una comunidad con un Hermano y tresvoluntarios. Cuando le pregunté por aquella deci-sión, me dijo: “Nunca consideré trabajar en San Miguelsin vivir en comunidad. Esto me ha hecho una personamejor.” De hecho, por su fondo y espiritualidad lasa-lianos, fue escogida Directora de la comunidad.

La Directora de la Escuela Marillac, en una zona deSan Francisco conocida por el tráfico de drogas, labebida y el miedo en las calles, estaba tan a gusto enla Escuela Secundaría Sacred Heart-Cathedral, peroescogió dirigir esta nueva escuela San Miguel comoel modo de poner en práctica su compromiso con losideales lasalianos.

Uno de nuestros antiguos alumnos trabajó en laescuela pública durante treinta años. Su sueño eraempezar una escuela San Miguel para niños en suciudad natal, una de las más pobres y menos cultasdel estado de Wisconsin. El año pasado pidió unirseal distrito de Midwest en una escuela media de Raci-ne Wisconsin

Hay muchos otros hombres y mujeres cuyas histo-rias no he contado hoy. Ellos tambien muestran loque el Hermano Álvaro comentó en una declaracióndurante su visita al distrito de Italia: “todos losmiembros de la comunidad lasaliana pueden vivirel carisma lasaliano de manera propia, peculiar...”°Qué reto para que aquellos de nosotros que somoslíderes en nuestros distritos estemos abiertos anuevas maneras de recibir a nuestros Colaborado-res y Asociados! Estos hombres y mujeres nos rode-an. Son las alondras y el trueno; son los milagros ylas mariposas que nos muestran los caminos deDios. Tenemos que escuchar y responder.

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Sería negligente por mi parte si no les dijera que muchos de nues-tros dirigentes, profesores y personal de las escuelas que han fun-cionado durante veinticinco, setenta o ciento cincuenta años, mien-tras siguen instruyendo a los muchachos y muchachas de la clasemedia de nuestra sociedad, están también infundiendo en estosjóvenes más afortunados su responsabilidad con los pobres. Casitodas nuestras escuelas esperan que los estudiantes presten un ser-vicio y los profesores trabajan con estos estudiantes cuando atien-den a los económicamente pobres en tan distintas situaciones.