20
12 de diciembre de 2009 • Número 27 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada TEMA DEL MES

No. 27 El maestro XOLO

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Efrain Hernandez Xolocotzi. En México, los que hicieron de la agricultura una profesión no sólo abrevaron en las prácticas productivas de los rústicos, también los acompañaron en sus menesteres societarios. Compromiso del que son emblema las Comisiones Agrarias: grupos de pasantes y maestros de agronomía que en la segunda década del siglo XX marcharon a los campos de batalla a para poner su ciencia al servicio de una recuperación de tierras que aún se hacía a punta de mauser.

Citation preview

Page 1: No. 27 El maestro XOLO

12 de diciembre de 2009 • Número 27

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Suplemento informativo de La Jornada

TEMA DEL MES

Page 2: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 20092

Te invitamos a que nos envíes tus opiniones, comentarios y dudas a [email protected]

La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo en trámite. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores.

Suplemento informativo de La Jornada 12 de diciembre de 2009 • Número 27 • Año III

Los alumnos de la Escuela Nacional de Agricultura (...) nos sentimos orgullosos de haber puesto al servicio de la (Reforma

Agraria), ideas, datos y actos. Y nos sentimos orgullosos, también, de no haber deshonrado nuestra vocación, ni des-

honrado nuestro gremio, ni defraudado a los campesinos de México. Porque formamos parte de brigadas que tuvieron

que manejar al mismo tiempo el teodolito y el fusil.Marte R. Gómez. Las Comisiones Agrarias del Sur

Cuando la ingeniería genética y otras disciplinas duras creen que en la tarea de instaurar una agricultura “científica” pueden prescindir de

las filigranas ecosistémicas, cuantimás de la experiencia de los labriegos, vale recordar que hasta mediados del siglo XX las ciencias agríco-las eran en gran medida desarrollo de las artes del cultivador, y los agrónomos –con lodo en las botas y curtidos por el sol– compartían la torti-lla, la sal y el aguardiente con los campesinos.

En México, los que hicieron de la agricultura una profesión no sólo abrevaron en las prácticas productivas de los rústicos, también los acom-pañaron en sus menesteres societarios. Com-promiso del que son emblema las Comisiones Agrarias: grupos de pasantes y maestros de agro-nomía que en la segunda década del siglo XX marcharon a los campos de batalla a para poner su ciencia al servicio de una recuperación de tierras que aún se hacía a punta de mauser.

De San Jacinto a Chapingo. En 1832 había fracasado el proyecto de organizar estudios agrí-colas en el hospicio y huerta de Santo Tomás y tres años después se frustra también el intento de emplear en este fin la herencia del presbí-tero Miguel Guerra. En 1845, en el Olivar del Conde, San Ángel, se crea una escuela agrícola respaldada por el Ateneo Mexicano, plan frus-trado por la invasión estadounidense de 1847, y no es sino hasta 1849 que el Colegio de San Gregorio incorpora a sus estudios un programa de enseñanza agrícola, proyecto que para 1851 es apoyado con becas por el gobierno. En 1853 el Ministerio de Fomento adopta los estudios, y en terrenos de la finca de San Jacinto crea la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria (ENA), que comienza a funcionar en 1856 y si bien decae con la intervención francesa, resur-ge en 1867, pero ahora dependiendo de la Se-cretaría de Justicia e Instrucción Pública. Y así funciona, con altas y bajas, hasta que en 1907, el ministro Justo Sierra la reintegra a Fomento.

En la primera década del siglo XX egresan de la ENA, popularmente conocida como San Jerónimo, cientos de ingenieros. Y al parecer eran alebrestados: en abril de 1911 la escuela se va a la huelga por malos tratos en el internado, pero en un mitin realizado en la Alameda, los estudiantes gritan vivas a Made-ro y demandan la renuncia de Porfirio Díaz, hasta que los reprime la fuerza pública.

De ahí que a principios de 1915 casi un cen-tenar de jóvenes agrónomos de la ENA sean reclutados por el Gobierno de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalien-tes, que domina la capital, para conformar comisiones agrarias encargadas de los trabajos técnicos necesarios para deslinde y reparto de tierras. Pero el gobierno de los “soberanos” pronto cede al embate de los “carranclanes”, y sólo 41 maestros y pasantes logran salir rumbo

a Morelos, armados de teodolitos, estadales, cintas y balizas y encabezados por su maestro de mecánica analítica, el ingeniero civil Igna-cio Díaz Soto y Gama, cuyo hermano Antonio había sido delegado zapatista a la Convención.

El reparto agrario era parte del Plan de Ayala, proclamado por el Ejército Liberador del Sur, que encabezaba Emiliano Zapata, y lo operaba el general zapatista Manuel Palafox, ministro de Agricultura de la Convención. De-cía Palafox: “Se llevará a cabo esta repartición de tierras de conformidad con la costumbre y usos de cada pueblo”. (Citado por Gildardo Magaña, Emiliano Zapata y el agrarismo en México, tres tomos, 1934-41, IV, p. 314). Y esa era la tarea de los jóvenes agrimensores.

Así lo cuenta el entonces pasante de agrono-mía Marte R. Gómez: “A nosotros nos tocaba celebrar juntas de avenencia, hacer deslindes, levantar planos en que cristalizara lo que en el Plan de Ayala se había prometido y que el ge-neral Zapata quería cumplir. Más tarde, locali-zar lo que los pueblos habían tomado, con su aprobación tácita (...) No había hacendados, ni se organizaban todavía guardias blancas que dis-pararan sobre los ingenieros de la Agraria, como sucedió después. (Pero) porque la tradición oral y los viejos planos coloniales no daban datos exactos, se originaban discusiones intermina-bles (entre pueblos colindantes) a fin de loca-lizar referencias tan poco precisas como las de “una piedra grande”, “un amate frondoso”, “un cerro boludo”, o “una barranca honda” (...) Con los pueblos indígenas había hasta dificultades de idioma, porque sus representantes no siempre entendían bien el castellano. Más de una vez, ya a punto de firmarse de conformidad el acta de deslinde, el representante del pueblo que se creía perjudicado exclamaba de pronto: “no so-mos su pendeja”, y se iba con sus compañeros”. (Marte R. Gómez. Las Comisiones Agrarias del Sur, Librería Manuel Porrúa, 1961, p. 62, 63).

El desencuentro entre el espacio euclidia-no del agrimensor y la territorialidad campe-sina dramatiza la tensión entre las convencio-nes de la ciencia formal y los sobreentendidos de los saberes prácticos. Contradicción donde por lo general se impone el autoritarismo tec-nocrático... salvo cuando los presuntos igno-rantes están armados y exigen que se tomen en cuenta sus criterios. Romper con la habi-tual sumisión del lego al experto es cuestión de justicia, pero también de real cientificidad, la que supone diálogo entre saberes académi-cos y no académicos. Relación horizontal que se establece con facilidad si el sobajado de siempre porta un –real o simbólico– mauser.

En el caso de los deslindes morelenses, la inversión copernicana resultó de la autoridad

de Zapata y la buena disposición de los jóvenes agrimensores. Así relata Marte R. Gómez, los prolegómenos de la fijación de unos linderos: “Llegamos al lugar en que se había convocado a los representantes, (Zapata) hizo llamar a los viejos que habían sido llevados como expertos y escuchó con particular deferencia, por respeto a sus canas y a sus antecedentes como luchadores en defensa de las tierras de Yautepec contra la ha-cienda de Atlihuayán. Después se dirigió al inge-niero y a mí y nos dijo: Los pueblos dicen que este tecorral es su lindero, por él se me van ustedes a llevar su trazo. Ustedes los ingenieros son a veces muy afectos a sus líneas rectas, pero el lindero va a ser el tecorral, aunque tengan que trabajar seis meses midiéndole todas sus entradas y salidas (...) Me di cuenta entonces de que, sin perjuicio de la sencillez campirana con que el general Zapata expresaba sus ideas, en el fondo lo que pedía era lo mismo que querían todos sus coterráneos: lin-deros justos y, en la medida de lo posible, acciden-tes naturales del terreno que evitaran problemas futuros”. (Marte R. Gómez, ibid, p. 76, 77).

Los agrimensores, a quienes la gente cono-cía como “los agrios”, trabajaron al servicio de los pueblos por convicción más que por salario: tres pesos diarios, casi siempre pagados con pi-lones de azúcar del Ingenio de Zacatepec, intercambiables por otros víveres. Y resistieron hasta fines de 1915, cuando el cerco carrancista hizo imposible su labor. El de los agrios del sur no fue un trabajo de campo más: en la aventu-ra perdieron la vida Enrique Ursúa, Ezequiel Catalán, Alberto Lares y Javier Lara, quien se quedó con Zapata ya no como ingeniero sino como escolta, y murió en una emboscada pro-tegiendo la retirada del general.

El zapatismo y con él los repartos de tierra en que participaron las Comisiones Agrarias no prevalecieron a las sucesivas campañas de cerco y aniquilamiento. Pero la semilla esta-ba sembrada. “Nuestros trabajos topográficos –concluye Marte R. Gómez– no fueron sufi-cientes para que cristalizara una nueva situa-ción territorial que el gobierno de la Repúbli-ca –que presidía don Venustiano Carranza–, quisiera respetar; pero habíamos puesto en duda todo lo que los hacendados habían creí-do consolidar con mojoneras que los vecinos de los pueblos se apresuraron a demoler (…), los intereses de los pueblos ya no podían pa-sarse por alto”. (Ibid, p. 82).

Como hombre de campo, como jinete, como estratega y como enamorado, Zapa-ta sabía que la línea recta nunca es la mejor, que son preferibles las estrategias oblicuas y los cursos sinuosos. Falto de instrucción esco-lar, el general tenía un pensamiento natural-mente cualitativo, complejo, holista, visiona-rio; el reverso del razonamiento cuantitativo, simplificador, analítico e instrumental que los agrónomos habían adquirido en las au-las. Hay mucha miga en sus instrucciones: “Ustedes, los ingenieros, son muy afectos a sus líneas rectas, pero el lindero va a ser el tecorral”. Y es que la vida no es camino real ni trazo de agrimensor, la vida es vereda y ser-pentea como el tecorral de Yautepec.

PORT

ADA:

Dib

ujo

de V

entu

ra C

erva

ntes

Arg

ueta

, 1953

COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Luciano Concheiro Subcoordinador

Enrique Pérez S.Lourdes E. RudiñoHernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

Publicidad 56 88 7591 / 56 88 7913

Diseño Hernán García Crespo

BUZÓN DEL CAMPO

AGRIOS. PORQUE LA VIDA ES UN TECORRAL

Comisión Agraria de Yautepec. Marte R. Gómez, segundo de derecha a izquierda.

Page 3: No. 27 El maestro XOLO

El tamaulipeco Marte R. Gómez tuvo una impresionante carrera política: estuvo al frente de la Comisión Nacional Agraria; fue director de la Escuela Nacional de Agricultura (la que mudó de San Jerónimo a su actual sede de Chapingo), subgerente del Banco Nacional de Crédito Agrícola, diputado local, diputado federal, senador, dos veces secretario de Agricultura y Fomento, gerente de Ferrocarriles Nacionales, dos veces gobernador de su estado y embaja-dor en Francia, Austria y ante las Naciones Unidas. Pero en 1915 es-taba tiernito: tenía apenas 18 años y estudiaba en la ENA, cuando la revolución lo alevantó junto con un grupo de colegas que sirvieron a los campesinos zapatistas en el Morelos efímeramente liberado.

De su experiencia salió un libro: Las Comisiones Agrarias del Sur, que además del sabroso relato, ilustra la aventura con documen-tos, fotos y viñetas, algunos de los cuales reproducimos aquí.

El agrónomo Javier Lara muere protegiendo la retirada del general Zapata.

LOS GAZAPOS DE UN CLÁSICO¿Fidel Velázquez zapatista y subordinado de Carrillo Puerto?

¿Recuerda usted a Fidel Velázquez? Sí, el sempiterno líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el longevo pastor de la borregada obrera, el emblema del corporativismo sindical. Pues bien, en su libro Zapata y la Revolución mexicana, John Womack Jr. nos informa de que don Fidel estudió agronomía en San Jacinto y a los 15 años se incorporó a las filas zapatistas en el grupo de Cuautla de las Comisiones Agrarias del Sur, donde se desempeñaba como agrimensor a las órdenes del futuro gobernador socialista de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto, que también era ingeniero agrónomo. Veamos: “Palafox (…) contrató (…) 35 ingenieros civiles y militares (…) Entre éstos (…) Felipe Carrillo Puerto, que más tarde se haría famoso como gobernador radical de Yucatán (…) Carrillo Puerto fue agente en la Comisión de Cuautla, en la que fue ayudante Fidel Velázquez, que actualmente es secretario general de la Confederación de Trabajadores de México” (John Womack Jr., Zapata y la Revolución mexicana, Siglo XXI, 1969, p. 228, 229).

Por fortuna para el orgullo profesional de los agrónomos y en abono de la congruencia biográfica del charro de charros, le podemos decir que las de arriba son pifias que se colaron en la, por lo demás espléndida, biografía de Zapata escrita por Womack en los 60s del pasado siglo. Posiblemente al historiador le ficharon mal el libro Las Co-misiones Agrarias del Sur, de Marte R. Gómez, pues si bien ahí se habla de un tal Fidel Velázquez, queda claro que se trata de un homónimo del líder. Así, en la página 175 leemos: “Sólo uno: Velázquez, Fidel, goza a la fecha de una buena fortuna gracias a los esfuerzos que desarrolló como industrial”. Lo cierto es que en 1915 Fidel Velázquez no estaba en Morelos con Zapata y Carrillo Puerto, sino en la Ciudad de México, donde se desempeñaba como aprendiz de carpintero. En cuanto al yucateco ilustre –que sí militó en el Ejército Liberador del Sur– fue agricultor, vaquero, leñador, carrero, ferrocarrilero y periodista pero no agrimensor, y su función en la Comisión Agraria de Cuautla era política, que no técnica.

AGRÓNOMOS EN LAS FILAS ZAPATISTAS

Nombramiento del gobierno de la Convención a los alumnos de la ENA que se incorporaban a las Comisiones Agrarias del Sur por un salario de tres pesos al día.Miembros de la Comisión Agraria en el Zócalo de la Ciudad de México a

punto de salir rumbo a Morelos en el tranvía que iba a Xochimilco.

Transportando los teodolitos, estadales y balizas rumbo a su destino en Morelos.

Fidel Velázquez es el tercero de izquierda a derecha, en la segunda fi la.

Page 4: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 20094

Juan Pablo de Pina García

Mientras la agricultura y el cam-po son territorios cada vez más devastados por la moderniza-ción neoliberal –maíz trans-

génico incluido –las enseñanzas y el pensa-miento crítico, humanista y ético de Efraím Hernández Xolocotzi, el maestro Xolo, están plenamente vigentes. Ingeniero agrónomo y profesor investigador de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), el Colegio de Post-graduados (CP) y la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) por décadas, Hernández Xolocotzi insistió en la necesidad del estu-

dio y la revaloración de la agricultura campesina e in-dígena como fundamento para el conocimiento de la realidad mexicana y la for-mulación de opciones y pro-yectos de futuro y desarrollo nacional verdadero.

Hijo de un campesino y una maestra, Efraím Her-nández Xolocotzi nació en San Bernabé Amaxac de Guerrero, Tlaxcala, el 23 de enero de 1913, debiendo emi-grar a temprana edad con su familia a Estados Unidos por razones económicas. En Nueva York desarrolló su formación básica y los estu-dios de agricultor práctico, para luego obtener el título de ingeniero agrónomo en la Escuela de Agricultura de la Universidad de Cornell. Al término de sus estudios pro-

fesionales regresa a México, para empaparse de sus raíces rurales, conocer profundamente las regiones agrícolas de México gracias a su trabajo en la embajada estadounidense y la Oficina de Estudios Especiales, y enfrentar creativamente el choque intelectual entre lo aprendido en las aulas del norte y la realidad mexicana. Obtiene posteriormente la maestría con especialidad en biología en la Universidad de Harvard, siendo también distinguido como doctor honoris causa por la UACh y por el CP.

En febrero de 1953 ingresa como profesor en la ENA, fecha a partir de la cual continúa sin pausa y hasta su muerte su fundamental

vocación docente que, unida con su afán de conocimiento y capacidad investigativa, lo llevan a replantear cuestiones cruciales para la orientación educativa agronómica preva-leciente, comenzando por la necesidad de que los presentes y futuros agrónomos salie-ran al campo a escudriñar y conocer el en-torno y generar con la práctica las preguntas requeridas para investigar y producir cono-cimientos directos, no librescos, en torno a la agricultura mexicana, con base en lo que llamó, con originalidad y elegancia, “la in-vestigación de huarache”

A partir de años de trabajo académico y científico, Hernández Xolocotzi cuestionó las visiones tecnocráticas propias de la revo-lución verde –conocidas por él de primera mano– que reducían la “ciencia agrícola” al conocimiento de la tecnología de pro-ducción, sus insumos y su aplicación. El maestro Xolocotzi plantea que el centro del fenómeno, el eje del proceso productivo y social agrícola es el hombre, y es por tanto de los agricultores de los que hay que apren-der puesto que son los “gestores, receptores y transmisores de técnicas de producción agrícola integral y conservadores de una cos-movisión (…) el agricultor mexicano surge como educador en el ámbito agrícola”. El es-tudio insistente y nutriente del campesino y

de la agricultura tradicional en la búsqueda de opciones para la producción y tecnología, la educación y las ciencias agropecuarias le llevan a postular y generar la investigación de la tecnología agrícola tradicional y el desa-rrollo del concepto de agroecosistemas para conocer de manera global los niveles y uni-dades presentes en la agricultura, concebida como proceso complejo y global de carácter ecológico, social y cultural.

Por sus búsquedas, Efraím Hernández Xolocotzi fue también pionero en las preocu-paciones por los graves efectos de carácter ecológico y ambiental que la expansión de la agricultura capitalista y los paquetes tecnoló-gicos estaban provocando sobre la naturaleza y el campo mexicanos. Además de demostrar que la agricultura tradicional era más efi-ciente en términos energéticos que la llama-da “agricultura científica”, el maestro Xolo formuló insistentemente la necesidad de in-corporar enfoques agroecológicos tanto en la producción agropecuaria y forestal como en la formación de agrónomos, biólogos y profe-sionales dedicados al servicio de lo rural.

Efraím Hernández Xolocotzi muere el 21 de febrero de 1991 en el campus de la Uni-versidad Autónoma Chapingo. Conforme las opciones trasnacionales y empresariales en boga prosiguen con la devastación del campo mexicano, la labor estudiosa, crítica y propositiva del maestro se agiganta con el tiempo y su figura es ejemplo de honestidad intelectual y ciudadana. En los esfuerzos y luchas por defender y reconstruir la agri-cultura y la nación en estas horas aciagas, la obra y el ejemplo de Efraím Hernández Xolocotzi tienen y tendrán sin duda lugar prominente.

Manuel Roberto Parra Vázquez

Cuando en enero de 1967 ingresamos a la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), dos cosas im-presionaron vivamente a los 86 integrantes de mi generación: el campus mismo y la cátedra inau-

gural con que fuimos recibidos por el maestro Xolo, quien con una enorme pasión nos inició en el conocimiento de los sistemas agrícolas de México. Entonces no imaginábamos la confrontación que se gestaba entre estos dos símbolos.

En ese entonces el viejo campus de la ENA estaba siendo ampliado para albergar a las dependencias que integraban el Plan Chapingo, el cual tenía como objetivo reunir en un mismo espacio a las instituciones responsables de la inves-tigación, la enseñanza y la extensión agrícola. La entonces militarizada Escuela Nacional de Agricultura formaba a los ingenieros agrónomos requeridos por tres instituciones: el Colegio de Postgraduados (que en ese entonces formaba parte de la ENA), el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas y la Dirección de Extensión Agrícola.

Las flamantes instalaciones del Plan Chapingo simboli-zaban en cierta manera el triunfo de una forma de enten-der el desarrollo agrícola: la revolución verde, paradigma que daba fundamento a la planeación del sector agrope-cuario. En ese entonces eran pocos los que ponían en duda ese modelo de desarrollo. Más tarde me daría cuenta de que el maestro Hernández X. venía perfilando desde hacía décadas un paradigma alternativo.

A los ojos del maestro Hernández X., la educación agrícola superior era libresca, enciclopédica y exótica; era enajenante y estaba alejada de la realidad nacional; carecía de un dinamismo educativo, y tenía una franca tendencia tecnócrata. Asimismo consideraba que el ingeniero agró-nomo se encauzaba hacia las labores burocráticas, que su mercado de trabajo se ubicaba principalmente en los programas gubernamentales y que la tendencia del ejer-cicio profesional se orientaba hacia el beneficio personal. Por añadidura, se inculcaba en los futuros agrónomos la idea de que “el profesional tiene todo el conocimiento; lo que se necesita para lograr el desarrollo [agrícola] es que el agricultor siga las indicaciones del ‘paquete tecnológico´ respectivo”.

Al analizar la situación de la investigación agrícola, el maestro Hernández X. consideraba que las limitantes eco-lógicas a la producción reducían cada vez más las posibili-dades de aplicar los principios de la revolución verde, que había necesidad de programas vigorosos de investigación básica y aplicada y que el agrónomo no tenía las respuestas necesarias para lograr el desarrollo deseado.

Estas ideas no fueron escuchadas por los directivos de las instituciones agronómicas mencionadas, quienes esta-ban seguros de contar con el modelo adecuado para resolver los problemas agrícolas. Cuando alguien considera que ha entendido un problema, deja de buscar nuevas soluciones.

Para combatir el carácter libresco y extranjerizante de la educación agrícola, el maestro Hernández X. conside-raba necesario delimitar espacialmente las diferentes áreas agrícolas de nuestro país, para luego proceder a describir esos territorios. Una primera aproximación a esta idea la encontramos en su artículo “Zonas agrícolas de México”, en el cual sentó las bases para diferenciarlas, clasificarlas y ubicarlas en un mapa de gran visión.

La enseñanza formal, consideraba el maestro Hernán-dez X., “debe ser un proceso meditado y programado, y te-ner como objetivo la educación y el entrenamiento del edu-cando y el educador, para que en un ambiente favorable, logren aprehender el proceso de obtener conocimiento”.

Además sostenía que “el continuo ejercicio de la con-ceptualización del método científico y su continua aplica-ción constituyen los cimientos de una docencia efectiva. Dicho proceso debe estar inmerso en la realidad histórica del conjunto social en el cual se va a funcionar, tomando en cuenta los aspectos ecológicos, tecnológicos, sociales y económicos de dicha realidad”.

El pensamiento y la acción del maestro Efraím Her-nández Xolocotzi marcaron sin duda una época de la enseñanza de la agronomía en México. Sus principios, totalmente vigentes, están en riesgo de caer en el olvido: ¿tendremos la fuerza y la entereza para rescatarlos?

UN PERSONAL ESTILO PARA ENSEÑAR

SEMBLANZA (1913-1991)

el ingeniero agrónomo se encauzaba hacia

las labores burocráticas, que su mercado

de trabajo se ubicaba principalmente en

los programas gubernamentales y que la

tendencia del ejercicio profesional se

orientaba hacia el benefi cio personal

Hernández Xolocotzi insistió

en la necesidad del estudio y la

revaloración de la agricultura

campesina e indígena como

fundamento para el conocimiento

de la realidad mexicana

FOTO

: Con

cepc

ión

Pita

lúa

EL MAESTRO XOLO

Page 5: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 2009 5

Rafael Ortega Paczka

Efraím Hernández Xolocotzi (1913-1991) ha sido el más destacado estu-dioso del maíz en México hasta la fecha. Estudió y describió al maíz

y a las culturas tradicionales que cultivan y viven de esta planta como algo vivo y en con-tinua evolución. Su obra se explica en gran parte si se toman en cuenta: sus rasgos perso-nales y de carácter, la sólida formación den-tro de su familia y en las instituciones donde estudió, la existencia de instituciones que le permitieron desarrollar sus actividades y el haber conocido y estudiado por largo tiempo a un México en plena evolución, pero que aún conservaba, y en cierto grado aún con-serva, gran parte de su rica cultura rural tra-dicional. Su obra es básica para entender la agricultura mexicana del siglo XX y a la vez tiene gran actualidad debido a que fue un profeta sobre muchos de los problemas que nos aquejan y sobre la manera más adecuada de abordarlos.

Entre los investigado-res que más influyeron en sus trabajos sobre maíz se encuentran: Edgar Anderson, quien escribió obras fundamen-tales respecto del maíz de México y Mesoamé-rica anteriores a Razas de maíz en México; Paul C. Mangelsdorf, su profesor en la Universidad de Harvard y posteriormente asesor principal de la obra citada; el doctor Charles Gilly, quien trabajó sobre teocintle y maíz; Edwin J. Wellhausen, primer autor de Razas de maíz de México, y George Beadle y Jack Harlan, grandes inves-tigadores sobre el origen de la agricultura y las plantas cultivadas a nivel mundial.

Entre las obras del maestro Hernández X. enfocadas al estudio del maíz, destacan:

Razas de maíz en México (Wellhausen et al., 1951). La obra más consultada y cita-da sobre el tema en México. A pesar de ello, me parece que tiene varias limitaciones que no corresponden a la cosmovisión y manera de escribir de Efraím Hernández X., pues se atribuye escaso papel consciente a los cam-pesinos mexicanos en el origen, evolución y conservación de la diversidad del maíz. Esto se debe probablemente a la autoría principal de Edwin J. Wellhausen y la asesoría de Paul C. Mangelsdorf. Resulta interesante com-parar esta obra con las que publicó Edgar Anderson sobre maíz en Mesoamérica, así como con Graneros de maíz en México, es-crita por el maestro Xolo por ese tiempo, las cuales se pueden considerar obras maestras de la etnobotánica, campo científico que se consolidaría 20 años después.

Artículo sobre cinco nuevas razas de maíz en el noroeste de México (Hernán-dez y Alanís, 1970). Aborda una región poco estudiada hasta entonces. Pone especial interés en estudiar y dar a conocer el papel central que han jugado las personas, particu-larmente los pueblos indígenas, en el origen, mantenimiento y la evolución de los maíces criollos del área, rectificando a Wellhausen et al. (1951). Su riqueza y profundidad de análisis es muy superior a muchas obras pos-teriores y actuales sobre diversidad de maíz en México. Aunque los autores de esta obra no lo indican, el noroeste constituye un ter-cer centro de diversidad de maíz en México, además de la meseta central y el centro de Chiapas, esto es necesario subrayarlo ante las autorizaciones para que se experimente con maíces transgénicos a cielo abierto en áreas

del noroeste del país.

Exploración etnobo-tánica y su metodología (1971). Obra básica y fun-dacional de la etnobotá-nica. Además de su gran valor científico, tiene un gran valor literario. Reco-ge impactantes vivencias personales que tuvieron lugar durante sus trabajos de recolecta de maíces na-tivos y otras plantas duran-te sus recorridos intensos y profundos por Colombia y México (1968-71). Re-descubre, es impactado y

nos transmite la riqueza de plantas y de cono-cimientos en torno a ellas de las áreas rurales de estos dos países, muchas de las cuales reco-rría por primera vez gracias a la construcción de nuevos caminos y el uso de transportes no muy comunes ahora, como son viajes por ríos a bordo de lanchas y vuelos en avionetas.

Desafortunadamente no escribió una obra que abarcara de una manera profunda el con-junto de los trabajos sobre tecnología tradicio-nal que coordinó en cinco regiones del país de 1976 a 1980; por el contrario, sus discípulos que laboraron en el proyecto “Dinámica de la milpa en Yucatán”(1979-2001) compilaron y publicaron en forma póstuma algunos de los resultados de esta larga experiencia.

Lo mejor que podemos hacer para hon-rar su memoria es: a) leer y releer con cui-dado sus obras, seguramente cada vez que las leamos encontraremos nuevas facetas y aspectos fundamentales que en una lectura anterior no detectamos; b) profundizar en el conocimiento y mejor aprovechamiento de las plantas de interés a México, en particular del maíz y su diversidad, y c) formar recursos humanos que posean sólidos conocimientos de las ciencias y humanidades y que con base en ello pugnen por desarrollar al país, espe-cialmente a sus comunidades rurales, con base en sus propias tradiciones.

EL MAÍZ Y SUS INVESTIGADORES

PILAR DE LA ETNOBOTÁNICA MEXICANAPatricia Colunga García-Marín y Daniel Zizumbo Villarreal

En 1971 el maestro Xolo dictó por pri-mera vez su curso de etnobotánica en el Colegio de Postgraduados (CP) de Chapingo. En el mismo año publicó

La exploración etnobotánica y su metodología y en 1973 definió formalmente el campo de enseñan-za e investigación que quería impulsar en el CP: Etnobotánica: la interrelación hombre-planta en las dimensiones tiempo, geografía y cultura. Tres momentos históricos claves que lo llevaron a ser uno de los pilares de la etnobotánica mexicana, maestro e investigador cuya influencia ha per-meado a todas las instituciones de donde han sur-gido etnobotánicos, hayan sido o no sus discípu-los directos, creando una escuela y una influencia

identificadas como el enfoque “xolocotziano” de hacer etnobotánica, que ha perdurado en el tiempo gracias a la actualidad y pertinencia nacional de su pensamiento.

Eran los años posteriores al 68; muchos de los estudiantes, profesores e investigado-res de las ciencias agronómicas, biológicas y antropológicas buscaban el compromiso social de sus disciplinas. La etnobotánica brindaba esta posibilidad. En su Formulación de una tesis etnobotánica (1986) el maestro Xolo nos lleva brevemente a recorrer el ca-mino que lo condujo “a plantear un enfoque variante del concepto de etnobotánica en México” y a establecer una cátedra de esta disciplina.

Sus estudios de agricultura práctica en la Universidad de Cornell; su maestría en artes en la Universidad de Harvard bajo la asesoría del doctor Paul C. Mangelrsdorf; seis años de experiencias con las comunidades ejidales de Tabasco, y la exploración etnobotánica en Latinoamérica de maíz, frijol y otros cultivos, bajo la guía del doctor E.J. Wellhausen, lo convencieron de que la gran riqueza cultural mexicana, estructurada durante los últimos diez mil años por los grupos humanos que constituyeron uno de los centros de origen de agricultura y domesticación de plantas más importantes del mundo, podría ser la base, jun-to con el aporte del conocimiento científico, para dar un salto cuántico a la solución de la problemática del uso de nuestros recursos naturales. Salto que sería incapaz de realizar el es-quema oficial de investigación y desarrollo al partir de recetas desarrolladas principalmente en Estados Unidos bajo condiciones ambientales, culturales y sociales distintas.

Este convencimiento lo llevó a plantear un enfoque muy particular de la etnobo-tánica, caracterizado por: (1) un concepto amplio y novedoso de la agricultura, como “el manejo humano de los recursos naturales”, y de la Tecnología Agrícola Tradicional (TAT), como “los elementos culturales emanados del conocimiento empírico acumulado por las etnias rurales durante miles de años”; esta concepción, por su amplitud, lo llevó a plantear al estudio de TAT en el centro de la interrelación humano-planta. (2) Una metodología que parte del concepto fundamental de que TAT se da en tres dimensiones: tiempo, medio ecológico y cultura, por lo que los estudios forzosamente debían ser una tarea interdisciplinaria. (3) Que debía ser “investigación de huarache”, ir al terreno de los hechos, con la gente que está realizando las acciones. (4) Principios éticos que plantean que esta disciplina debe impulsar una identidad cultural que valore y desarrolle las apor-taciones de nuestros pueblos. Y (5) que impulse un crecimiento material, con conserva-ción sostenida de los recursos naturales, y que conlleve bienestar social, humanístico, con amplias posibilidades de desenvolvimiento cultural del segmento de nuestra población tradicionalmente marginado, desposeído y explotado: los campesinos tradicionales.

Su enfoque nos atrajo a numerosos estudiantes, a investigadores establecidos o en ciernes: agrónomos, biólogos, etnólogos, historiadores, sociólogos, economistas, etcétera, para ser discípulos directos o asesorados por él. Bajo su dirección se generó gran cantidad de información pertinente para su aplicación al desarrollo de TAT. El curso formal estaba estructurado por lecturas, prácticas de campo y ensayos de investigación. Las lecturas incluían temas básicos y aplicados, con gran cantidad de traducciones hechas por él. Las prácticas se enfocaban a conocer de manera directa la problemática agrícola, ambiental y sociocultural, mediante viajes a diferentes regiones del país. Los ensayos de investigación eran libres, según el interés del alumno. Pero lo central de su enseñanza era la parte no formal, “las terapias xolocotzianas”, que consistían en preguntarnos permanentemente ¿por qué?, ¿para qué? ¿para quién? Su trabajo de investigación siempre estuvo ligado a la enseñanza. Sus alumnos, directos e indirectos, su grupo de investigación de las décadas de los 60s, 70s y 80s, formados en diferentes especialidades, estamos hoy por buena parte del país, con la responsabilidad de seguir sus principios metodológicos y éticos. Centro de Investigación Científi ca de Yucatán

Arch

ivo E

fraím

Her

nánd

ez X

oloc

otzi,

Col

egio

de

Postg

radu

ados

Arch

ivo E

fraím

Her

nánd

ez X

oloc

otzi,

Col

egio

de

Postg

radu

ados

EL MAESTRO XOLO

Page 6: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 20096

Teresa Rojas Rabiela

Para mí, a la distancia, la figura de Efraím Hernández X. ha quedado intacta a pesar de que lo perdimos en 1991. De todos mis recuerdos vi-

suales de él guardo en especial uno: el de la primera vez que lo vi, a lo lejos, cami-nando en compañía de alguien más, en un pasillo de la Universidad Iberoamericana, la de Cerro de las Torres (cuyo edificio se derrumbó con el sismo de 1979). Me llamó la atención su atuendo, sobre todo porque usaba sombrero de palma, una prenda por completo inusual en aquel ámbito. Me pa-reció un campesino desorientado, un per-sonaje pintoresco, del que al poco supe que era un eminente botánico y agrónomo de la Universidad Autónoma Chapingo, que era amigo de los antropólogos Ángel Palerm y

Arturo Warman, entonces profesores del Departamento de Antropología y la Escuela de Graduados de la Ibero. Eran los años 70s iniciales, época en la cual habíamos ido a parar allí no pocos antropólogos de distintas generaciones a raíz del movimiento estu-diantil de 1968 y de la dispersión del profe-sorado y alumnado de la Escuela Nacional de Antropología que éste provocó. Varios de nosotros iniciamos ahí nuestros postgrados y con ello el contacto con nuevos condiscí-pulos y maestros de excepción, atraídos por esos dos personajes.

Fue a partir de entonces que escuché con frecuencia el nombre del maestro Her-nández X., y luego de unos años, cuando em-prendí mi investigación sobre la agricultura mesoamericana, me relacioné directamente con él, a quien siempre admiré mucho y

temí un poco. Era una figura fuerte, caris-mática y fascinante, de la que resaltaban sus ojos intensamente azules y su hablar suave, pero enérgico. Tuve la fortuna de ser tratada siempre con deferencia por él, y disfruté de su plática y de sus conocimientos, desplega-dos en amenas charlas que tenían lugar en su cubículo de la Universidad Autónoma Chapingo. En los 80s lo visité algunas veces en su cubículo y recuerdo, como si fuera ayer, aquel espacio repleto de libros y de he-rramientas agrícolas colgadas en las paredes (algo que le he imitado en mi propio estudio por cierto). Allí dialogamos en varias ocasio-nes, memorables todas, sobre los temas que a ambos nos interesaban: las plantas, las prác-ticas agrícolas tradicionales, las fuentes his-tóricas, los “fierros” y la diáspora tlaxcalteca. Coincidimos también en varios congresos de etnobotánica, en los que entonces participé y pude conocer así su faceta como polemista y crítico severo de no pocos de los famosos que allí exponían sus ideas. En esos ires y venires de Tlalpan a Chapingo fue que co-nocí, en gran parte gracias a él, a varios agró-nomos y botánicos que eran sus alumnos o colaboradores, con los que guardo amistad hasta el presente.

El maestro propiciaba, con toda la in-tención posible, el intercambio entre no-sotros, traducido en un diálogo entre los practicantes de la antropología y la etnohis-toria, y los agrónomos y los botánicos. Esto se concretó y fue una realidad actuante en no pocos de los equipos de trabajo que or-ganizó alrededor sobre todo del estudio de la agricultura tradicional y la etnobotánica. Así, de una u otra forma conocí a agrónomos y botánicos como Luis Arias, Jesús Ruvalca-ba, Jesús Axacayatl Cuevas, Artemio Cruz, Rafael Ortega Paczka, Erick y Erin Estrada Lugo, Jorge Ocampo y Miguel Ángel Mar-tínez Alfaro. Gracias al maestro Hernández participé como asesora, lectora o jurado de tesis de algunos de ellos; pero más que eso, pudimos establecer un diálogo fructífero que persiste hasta ahora, siempre con la figura del maestro Hernández X. presente. Aún hoy dicto cada año una conferencia en la Uni-versidad Chapingo, a los jóvenes de la Prepa-ratoria Agrícola, invitada por Jorge Ocampo, precisamente en un aula que lleva el nombre del ingeniero Hernández X., cuyo retrato a lápiz la preside.

En todo caso lo interesante y digno de resaltar de estas experiencias reside en la forma sutil pero claramente intencionada del maestro al propiciar el contacto y el in-tercambio entre antropólogos y agrónomos y botánicos, todos ocupados y preocupados por la historia y la problemática de la agri-cultura tradicional y el campesinado mexi-cano. En todo caso, las experiencias habidas en esos diálogos y proyectos dio paso, en los hechos, a la interdisciplina practicada por muchos de nosotros.

Su interés por la historia de la agricul-tura y de las plantas, aunado al que tenía por la historia de sus paisanos tlaxcaltecas, lo llevó a iniciar un proyecto que seguramente traía entre manos desde años atrás, uno que me causó un enorme entusiasmo pero que por desgracia no pudo culminar, el dedicado al estudio de la herencia botánica y agrícola de los tlaxcaltecas en el norte de México. En eso se ocupaba cuando falleció.

De la obra escrita del ingeniero Hernán-dez X., me he beneficiado en especial de algunos de sus trabajos, en particular de aquellos que pueden calificarse de puentes que unen intereses de varias disciplinas, tales como los dedicados al almacenamiento de granos entre los agricultores tradicionales, los maíces criollos y su conservación in situ en las milpas campesinas y la transmisión del conocimiento a las nuevas generaciones. Este último fue uno de los problemas que más le preocupó al final de su vida, al perca-tarse de la pérdida de no pocos de los saberes agrícolas ancestrales a medida que avanzaba la “modernización”, el cambio de ocupa-ción, la desruralización y la emigración en el campo mexicano. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)

CHARLAS CON HERNÁNDEZ XOLOCOTZI

FUTURO DE LA INTERACCIÓN HOMBRE NATURALEZASiendo México un país capitalista de-pendiente, durante los próximos 50 años seguiremos auspiciando las ten-dencias actuales:1.- U lización de los recursos con el ob-je vo de lograr los máximos benefi cios sin consideración de su conservación para el futuro. Para el caso, las mejores opciones de ganancia serán acaparadas por capitales extranjeros.2.- La tecnología agrícola auspiciada será la de altos insumos, apoyados con elevados subsidios encubiertos, el uso de sustancias vedadas en los países in-dustrializados, con alto grado de conta-minación y elevado costo social.3.- La competencia en los mercados inter-nacionales hará cada vez más di cil lograr una autosufi ciencia de alimentos básicos.4.- La tecnología agrícola tradicional seguirá exis endo como opción de so-brevivencia de gran parte de la pobla-ción rural y como chivo expiatorio de la degradación de nuestros recursos natu-rales y de nuestra incapacidad de auto-suministro de alimentos básicos.Como resultado de la negación de nues-tro pasado étnico, nuestra inves gación se caracteriza por:1.- Ser una copia de la inves gación de los países dominantes con sus vicios y sus valores pero sin sus sistemas de eva-luación, de análisis y de autocrí ca.2.- Desconocer que la aparente ausencia del hombre en la inves gación de los paí-ses dominantes se debe al desarrollo más o menos con nuo y unifi cado de la cultura occidental, fenómeno que no ha exis do especialmente en un país como México.3.- Menospreciar e ignorar los aportes técnicos de la agricultura tradicional.De: “Interacción hombre-naturaleza en el futuro”, ponencia leí-

da por EHX en el auditorio de la División de Ciencias Forestales,

Universidad Autónoma Chapingo, o de México, el 11 de mayo de

1984; esta ponencia formará parte del Expediente sobre el maíz

transgénico en su centro de origen: México, que publicará la Unión

de Cien fi cos Comprome dos con la Sociedad-Siglo XXI en 2010.

Me pareció un campesino

desorientado, un personaje

pintoresco, del que al poco

supe que era un eminente

botánico y agrónomo de la

Universidad Autónoma Chapingo

FOTO

: Rica

rdo

Mar

ía G

arib

ay V

elas

co

Apuntes de Hernández X.

FOTO

: Cor

tesía

de

la do

ctor

a H

eike

Bib

rans

, Col

egio

de

Post

grad

uado

s

EL MAESTRO XOLO

6

Page 7: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 2009 7

Mario González Espinosa

En su extensa carrera Efraím Her-nández Xolocotzi abordó muchos campos en los que dejó una hon-da huella por sus logros, su visión

vanguardista y su empeño en abrir brechas al conocimiento. La ecología es una disciplina en la que él realizó aportaciones pioneras en nuestro país, aunque, en general, la subordi-nó a entender las complejidades de su objeto de estudio esencial: la agricultura. Insistía en definir la agricultura de manera muy amplia, como la actividad humana que deriva satis-factores de las plantas, los animales, los mi-croorganismos, el suelo y el clima mediante la transformación de los sistemas naturales, realizada en forma sistemática y organizada dentro de un contexto sociocultural concreto.

Por muchos años impartió cursos de con-tenido ecológico, tanto en la Escuela Nacio-nal de Agricultura como en el Colegio de Postgraduados: manejo de pastizales, geobo-tánica y principios de ecología agropecuaria. Además de sus enseñanzas en el aula, su vi-sión ecológica se difundió con obras como Los tipos de vegetación de México y su clasifi-cación (1963), un trabajo de la ecología mexi-cana que sigue como referencia ineludible, y su libro Biología agrícola (1985). Siempre enfatizó la necesidad de formar buenos her-barios para estudiar los sistemas ecológicos.

Escasas personas cercanas al maestro Her-nández X. han seguido una trayectoria estric-ta dentro de la ecología, pero es indiscutible que su impacto en la investigación ecológica fue amplio y profundo, y sigue vigente; quizá desearíamos tener más vivos algunos tintes que él le dio. Las preguntas ecológicas que él consideraba útiles, dignas de atención y esfuerzo intelectual, a la postre debieran dar luz a la complejidad de las relaciones hom-bre-naturaleza. En grandes proyectos para la evaluación y manejo de recursos naturales (Comisión Técnica Consultiva para la Deter-minación de los Coeficientes de Agostadero; Comisión para el Estudio Ecológico de las Dioscoreáceas), figuras señeras de la ecolo-gía en México recibieron de él, hace más de 50 años, influencia e inspiración para hacer aportaciones dignas de una ecología mexica-na original.

El maestro Hernández X. percibió la complejidad del uso sustentable de la ve-getación nativa, ya sea en ambientes áridos o semiáridos mediante el manejo del pastoreo, o en las selvas cálido-húmedas con la cose-cha de productos no maderables. Motivó el estudio de problemas ecológicos fundamen-tales, olvidados, e incluso desdeñados por los ecólogos de los países dominantes en la dis-ciplina. Ejemplos: el efecto del disturbio hu-mano crónico en los ecosistemas naturales bajo cosecha de baja intensidad; la dinámica

de la vegetación secundaria (“acahuales”) de-rivada de las prácticas agrícolas y el pastoreo; las relaciones entre las unidades naturales y humanizadas en los paisajes agrarios, y los mecanismos de coexistencia de las plantas cultivadas en las milpas con las arvenses (que él insistía en no llamar “malas hierbas”).

Un frente de la ecología mundial incluye hoy la percepción integral que él tuvo. El es-tudio de los sistemas humanizados ha gana-do aprecio entre la comunidad ecológica. Ya no son vistos como temas de segundo rango, o intratables, porque involucren la actividad humana con la consecuente complicación del marco darwinista. Ahora son retos inte-lectuales relevantes, aunque a veces parecie-ra que se reinventa la rueda. Posiblemente, el maestro Xolo volvería a decir: “casi siempre hay antecedentes”. La ecología mexicana “dura” ha mirado a menudo más al exterior que hacia su entorno inmediato para elegir sus tareas; ante las corrientes actuales, quizá más ecólogos mexicanos se animen a traba-jar en temas afines a la visión xolocotziana.

México vive un momento crucial para su agricultura y para la conservación de su biodiversidad y agrobiodiversidad. Se contra-dicen las políticas públicas y las actitudes de sectores de la sociedad, incluida la academia. Mientras promueve fiestas populares y otros elementos del patrimonio cultural, encomia-ble en sí mismo, el gobierno no es conse-cuente en evaluar cabalmente lo que puede significar para la agricultura la introducción del maíz transgénico. La reforestación sim-plista atenta contra un preciado valor del país: nuestra biodiversidad. Hay más casos de este tipo. Ante esto, la ecología mexica-na podría volver un poco sobre sus pasos, reflexionar sobre la obra de Hernández X. y retomar cauces de quehacer teórico y experi-mental que iluminen este tipo de cuestiones tan apremiantes. Hay amplio margen para contribuir a la ecología al dilucidar la racio-nalidad ecológica de las prácticas agrícolas tradicionales y, así, apoyar su integración en una tecnología alternativa basada en el mé-todo científico.Investigador titular, ECOSUR, Unidad San Cristóbal

VISIONARIO PIONERO DE LA ECOLOGÍA EN MÉXICO

Elena Lazos Chavero

¿Cuáles son las enseñanzas del maestro en el campo de la interdisciplinariedad? Desde la formulación de la pregun-ta de investigación hasta el desarrollo de la metodología, la interdisciplinariedad debería ser nuestra guía epistemo-

lógica. El maestro siempre nos trasmitió la idea de las interrela-ciones de los estudios agronómicos con las ciencias sociales. El analizar el cómo, el porqué, el cuándo de los agroecosistemas nos remitía al diálogo social, cultural, económico y político. Para entender cualquier sistema agrícola, el maestro nos obliga-ba a repensar la historia de las relaciones sociales que permitían el florecimiento, la continuación o la terminación de algunas prácticas agrícolas. La primera pregunta que el maestro nos formulaba al describir un agroecosistema era ¿desde cuándo? Para estar seguro de que no simplemente responderíamos con una fecha, la segunda pregunta era ¿siempre fue así o cómo se ha ido transformando? Y la tercera pregunta era naturalmente ¿por qué esa práctica agrícola o ese agroecosistema o ese instru-mento agrícola se ha mantenido o por qué se ha transfigurado?

Estas tres preguntas nos llevaban a reflexionar sobre un concepto fundamental, la dinámica de los sistemas agrarios. Este concepto englobaba tanto las sociedades de antaño que practicaban tal o cual sistema agrario y las sociedades de hoy. En ese paso, debíamos entender los factores ecológicos, so-ciales y culturales que nos explicaban la tipología y la evolu-ción de los sistemas agrarios: desde la ubicación geográfica, el clima, el tipo de suelos y de vegetación hasta la tenencia de la tierra, el nivel tecnológico, la organización comunitaria, los conflictos sociales alrededor de las tierras laborables y los recursos naturales, las fiestas y la dinámica cultural.

Para Hernández-X. la cultura estaba en el centro de todo agroecosistema. Por ello, cuando comenzamos nues-tra biología de campo en Zongolica, Veracruz, el maestro nos mandó a leer el trabajo de Arturo Warman titulado La danza de moros y cristianos, publicado por primera vez en 1972. Si bien esta danza representa las danzas de conquista, al terminar de leer la obra, no entendíamos su relación con nuestro objeto de estudio: la dinámica de las milpas entre los nahuas de Zongolica. Nos llevó varios meses entender la integración de la milpa nahua de esta región en el contexto de dominio/dominado, explotado/explotador. La problemá-tica de la milpa no residía en el “atraso tecnológico” que otras escuelas y líneas de investigación de los años 80s nos enseñaban. Tampoco residía en las prácticas agrícolas, ya que éstas resultaban ser parte de una dinámica ecológica compleja: a) el manejo de la fertilidad y la búsqueda de nu-trientes por medio del cuidado de los tocones de árboles de la familia Leguminosae y b) el manejo de las plagas por me-dio de la diversidad y de una tipología compleja de cultivos.

Entonces si las respuestas a nuestros objetivos no se con-centraban únicamente en aspectos tecnológicos o agronó-micos, debíamos buscarlas alrededor de la simbolización y el significante de la danza de moros y cristianos, desde lo conquistado y dominado, desde la verdad antagónica entre campesinos y agrónomos. Claramente esto nos conducía a contextualizar la dinámica de la milpa en una realidad socioeconómica, cultural y política.

Por otro lado, la dinámica de los sistemas agrarios partía de una visión regional. Aunque estuviéramos describiendo un agroecosistema en una comunidad, estábamos obligados

a asomarnos a las comunidades vecinas. ¿Estudiábamos una excepción o una comunidad que formaba parte de una diná-mica general? La dinámica regional nos encuadraba la diná-mica de los sistemas agrarios: principalmente, los mercados como fuentes de intercambio de conocimientos y de material genético pero también como centros reguladores económi-cos y como centros de toma de decisiones políticas. Para Her-nández Xolocotzi, los mercados eran un hecho social total. Inspirado en Marcel Mauss, el don era agonista, ya que los vínculos no mercantiles (intercambios o trueques) a la vez que creaban vínculos sociales, obligaban a quienes lo reci-bían a dar un contradon. En este sentido, el hecho social total conllevaba dimensiones económicas, religiosas, políticas y culturales y esto estaba en los objetivos de las investigaciones agronómicas de muchos alumnos y alumnas del maestro.

Por tanto, el diálogo entre la dinámica de los sistemas agrarios y la dinámica social y cultural de las comunida-des rurales nos remitía a enlazar la biología, la agronomía, la antropología, la historia y la sociología, principalmente. Nuestras preguntas de investigación y nuestras herramien-tas metodológicas se nutrían de la interdisciplinariedad. Nuestros libros de inspiración provenían desde los clásicos de la antropología con Angel Palerm y Arturo Warman hasta los clásicos de la etnohistoria sobre los sistemas agra-rios de Teresa Rojas, Marcus Joyce, Kent Flannery.

Metodológicamente, recorríamos las milpas, con la li-breta bajo el brazo, para pescar toda minucia agronómica, pero también para escuchar toda historia relativa al manejo de la parcela. Las familias campesinas, mayas, nahuas o mestizas eran la fuente de nuestro entendimiento y como tal debíamos razonar no sólo sobre el mundo del agroeco-sistema sino sobre el mundo rural. Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM

EL DIÁLOGO INTERDISCIPLINARIO

FOTO

: Con

cepc

ión

Pita

lúa

EL MAESTRO XOLO

Page 8: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 20098

Grupo de Estudios Ambientales, AC

Cuando comenzamos a acercarnos al campo mexicano, en tierras de indios, allá por los años 70s, des-cubrimos al maestro Xolo en Cha-

pingo (y con él a Miguel Ángel Martínez, Rafael Paczka y Alberto Ramos, entre otros). Entonces cambió inexorablemente nuestra percepción de la ciencia y de la política.

Varios de quienes fundaríamos el Grupo de Estudios Ambientales, AC (GEA, AC), tuvimos la oportunidad de acercarnos al maestro para dialogar sobre nuestras búsque-das en comunidades indígenas y recibir sus respetuosos consejos y atinados regaños. Nos impulsaba a intercambiar experiencias con otros grupos de trabajo y de investigación invitándonos a seminarios, cursos y talleres.

Entre sus constantes enseñanzas estaban la disciplina en el trabajo, la sistematización y el análisis de los problemas a los que nos en-frentábamos en el campo y, por supuesto, la

metodología de la exploración etnobotánica, una de sus valiosas aportaciones para com-prender la extraordinaria riqueza y compleji-dad del conocimiento campesino milenario.

Algunos habíamos abandonado las uni-versidades para hacer trabajo de base. Él no descalificó nuestro enfoque heterodoxo de acercarnos, como colectivo muy informal, a conocer en vivo y en directo la vereda prác-tica de la experiencia campesina; por el con-trario, nos miró enigmático con sus profun-dos ojos azules y nos estimuló a regresar al ámbito académico para emprender investiga-ción de profundidad que fortaleciera nuestra formación, para publicar y defender nuestros trabajos profesionalmente.

El maestro Xolo era un investigador tenaz y comprometido con la investigación científica y con las comunidades campesinas e indíge-nas: abrevó de ellas con respeto y defendió sus conocimientos y tecnologías. Así fue generan-do con sus alumnos más cercanos el concepto de la investigación de huarache, muy adecua-

do para nuestros empeños. Aquí destacamos un párrafo suyo, publicado en 1978 en Narxhí Nandhá, la revista del Copider:

“Generamos también las ideas de iniciar la investigación de huarache. La reacción espontánea ante una investigación a nivel de huarache interpreta de inmediato que es un tipo de investigación que no ha de valer

gran cosa. Es natural que ello ocurra, porque quienes usan huarache en nuestro país tien-den a ser menospreciados: no forman parte de la cultura moderna, progresista, que sólo usa zapatos. Tenemos una concepción dife-rente sobre el particular. Llamamos investi-gación de huarache a aquella que empieza por las bases, que va al terreno de los hechos, que va con la gente que está realizando las acciones; investigación de huarache es aquella que, con toda la humildad del caso, aprende o tratará de aprender de esa gente, aquella que está consciente de que muchas veces nuestra cultura nos frena, nos inhibe e impide que aprendamos muchas cosas que están en realidad a nuestro alcance.”

A lo largo de varios años de cuestiona-mientos y consejos útiles del maestro, fuimos forjando la idea de construir un instrumento dentro de la sociedad civil, hasta que en 1977 parimos al GEA, AC. Decimos que es nues-tro padrino porque nos ayudó con el nombre y los objetivos. Los aprendizajes logrados a lo

largo de más de tres décadas de vida como organización dedicada a lo socioambiental llevan la huella que dejó en nosotros, sobre todo en el impulso de la ciencia campesina y de un verdadero diálogo de saberes.

Su fundamentación plurirregional del con-cepto híbrido de agroecosistema nos llevó a comprender que nuestro trabajo no es ambien-tal, sino agroambiental, es más, socioambien-tal. Las intrincadas relaciones entre sociedad, biodiversidad y agrobiodiversidad nos han sido comprensibles justamente gracias al formida-ble aporte del Xolo y sus colaboradores cerca-nos, el que pudimos recoger en vivo. También gracias a él comprendimos que el maíz es el corazón de nuestra patria mexicana.

Hemos atestiguado, lamentablemente, la degradación paulatina del campo mexica-no, propiciada por los sucesivos gobiernos que hemos padecido y sus políticas anticam-pesinas. No obstante, su insistencia en que constituye un grave error sustituir o dar por agotada históricamente a la tecnología agrí-cola tradicional continúa siendo un brillan-te reconocimiento al saber milenario de los pueblos de la república mexicana, vigente para hoy y para mañana.

Con la idea de difundir el pensamiento del maestro Xolo, Marco Díaz León le hizo una entrevista en 1990, luego transformada en una serie de cinco programas de video y un libro titulados Nueve mil años de agricul-tura en México. Homenaje a Efraím Hernán-dez Xolocotzi, publicados por el GEA, AC, el Fonca, la Conabio y la UACh (1994-1996) como un profundo reconocimiento póstumo a la invaluable brecha que abrió en las acade-mias agronómica, botánica y ecológica. Casi dos décadas después, no deja de sorprender la vigencia de su mensaje. Y sigue la yunta andando… Gracias, maestro.

MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ ALFAROPatricia Colunga García-Marín*, Cristina Mapes Sánchez**, Francisco Basurto Peña**

Miguel Ángel Mar nez Alfaro (1942-2007) fue uno de los más destacados discípulos de Efraím Hernández Xolocotzi. Una de sus caracterís cas personales más dis n vas, y por la que siempre será recordado con enorme cariño, era su permanente disposición para compar r sus muy vastos co-nocimientos y de ayudar, en todo lo que estaba a su alcance, a las personas que lo rodeaban. Tenía un gran sen do del humor, el que nunca olvidarán quienes lo conocieron.

Ampliamente mo vado por el invaluable y rico conoci-miento tradicional que sobre las plantas ú les poseen los pueblos indígenas de México, especialmente las alimen cias y las medicinales de las zonas cálido-húmedas, Miguel Ángel incursionó en la etnobotánica y la historia del uso de las plan-tas ú les y de la agricultura tradicional. Junto con su com-pañera, la también connotada etnobotánica Abigail Aguilar Contreras, trabajó en capacitación de promotores de la salud y en inves gación histórica de la botánica médica. Impulsó la etnobotánica no sólo en México, sino en toda La noamérica.

Nacido en la Ciudad de México el 23 de octubre de 1942, y con interés especial por los seres vivos desde su niñez, Mi-guel Ángel estudió biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM de 1961 a 1964. Al término de sus estudios, se integró a la Comisión Nacional para el Estudio de las Dioscóreas para

realizar su tesis de licenciatura bajo la dirección del doctor Arturo Gómez Pompa. Defendida en enero de 1970, su tesis, Ecología humana del ejido Benito Juárez o Sabastopol, Tuxte-pec, Oaxaca, es pionera y pilar de los campos de la ecología humana y la etnobotánica en México. Poco después, en julio de 1971, se convir ó en el primer egresado del ahora desaparecido Co-legio Superior de Agricultura Tropical en Cár-denas, Tabasco, en donde recibió el grado de maestro en ciencias con la tesis Ecología hu-mana: revisión del campo y programación del curso, bajo la dirección del ingeniero Efraím Hernández Xolocotzi. Su tesis fue la base para el curso de etnobotánica que se impar ó en la Escuela Nacional de Agricultura-Chapingo y en el Colegio de Postgraduados.

Con un defi nido interés por profundizar en el entendimiento de la relación sociedad-naturaleza, de 1972 a 1973 hizo estudios de maestría en antropología social en la Univer-sidad Iberoamericana, bajo la dirección del doctor Ángel Pa-lerm. En 1998 ingresó al doctorado en la Facultad de Ciencias de la UNAM, y quedó inconclusa su tesis “Patrones de uso de plantas en la Sierra Norte de Puebla, México”.

Colaboró con Efraím Hernández Xolocotzi en el Colegio de Postgraduados realizando colectas de maíz y frijol en las Sierras Norte de Puebla y de Huautla, en Oaxaca y en 1976 ingresó como inves gador en el ahora desaparecido Ins- tuto Mexicano Para el Estudio de las Plantas Medicinales

(Imeplam) y sentó allí las bases para la metodología en la inves gación de la etnobotánica médica. Su carrera dentro de la UNAM como profesor e inves gador se inició en febre-ro de 1976, cuando en la Facultad de Ciencias impar ó por

primera vez la cátedra de etnobotánica y la biología de campo “Uso y conocimiento dife-renciado en una región cálido-húmeda de la Sierra Norte de Puebla”, y dejó profunda hue-lla en el grupo de estudiantes que tuvieron la suerte de tenerlo como profesor, al igual que en todos los que posteriormente tuvieron la misma fortuna en ésta y otras ins tuciones.

Publicó cinco libros, 13 capítulos de libros y 33 ar culos en revistas cien fi cas y de divulgación. Además de su ya mencionada tesis de licencia-tura, un clásico de la etnobotánica mexicana, cabe destacar su libro Contribuciones iberoame-ricanas al mundo; botánica, medicina, agricul-tura (1988. Biblioteca Iberoamericana No. 27. Ediciones Anaya, SA, Madrid, España) y su Ca-

tálogo de plantas ú les de la Sierra Norte de Puebla (1995. Col. Cuadernos No. 27 del Ins tuto de Biología UNAM, México, DF).

Era un enamorado y un mecenas de la cultura y la ciencia. Disfrutaba de la pintura, de la música, del cine y del teatro, sobre todo lo experimental. Le encantaba viajar por el mun-do al lado de su compañera Abigail. Las anécdotas vividas son incontables y siempre serán recordadas.*Unidad de Recursos Naturales, Centro de Inves gación Cien fi ca de Yucatán. **Jardín Botánico,

Ins tuto de Biología-UNAM

EL MAESTRO XOLO

EFRAÍM HERNÁNDEZ XOLOCOTZI,

NUESTRO PADRINO

Las intrincadas relaciones

entre sociedad, biodiversidad y

agrobiodiversidad nos han sido

comprensibles justamente gracias

al formidable aporte del Xolo y

sus colaboradores cercanos

FOTO

: Cor

tesía

de

Abiga

il Aui

lar

Arch

ivo E

fraím

Her

nánd

ez X

oloc

otzi,

Col

egio

de

Postg

radu

ados

Page 9: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 2009 9

Philippe Barret

Noviembre del 83, fecha de mi primer viaje a México. Llego con el nom-bre de “dos personas que tienes que visitar”, me había dicho Marco: el

maestro Hernández X. y Jasmín Aguilar. Sigo la recomendación: hasta Chapingo primero, y luego al sur de la ciudad, hasta Santa Úr-sula Coapa. Allí, con Jasmín, empezamos a

intercambiar. Yo le comparto mi experiencia en los Andes ecuatorianos con el enfoque de sistemas agrarios y ella me habla del trabajo que inicia en la Sierra Juárez, asesorada por el maestro Hernández X.

Febrero del 87, regreso a México. Alcanzo al equipo de Jasmín en la Sierra. Me fascina su facilidad para relacionarse con la gente, la manera en que fomenta la experimenta-ción campesina, su voluntad de aprender y aportar. Seguramente ella es una científica de huarache.

El año siguiente iniciamos una colabo-ración duradera para sistematizar experien-cias de desarrollo rural y publicar la revista Pasos. El número tres lo dedica al maestro, “cuya visión y experiencia abrió un amplio camino en el conocimiento del medio rural y contribuyó al acercamiento entre la ciencia moderna y el profundo saber campesino”.

Esta colaboración revela nuestro interés común sobre los conocimientos campesinos. La influencia de Hernández X., nutrida por su propia experiencia en la chinampa, en la milpa oaxaqueña y, luego, en la selva baja de Guerrero, se cruza con mi propio traba-jo en Francia sobre la ingeniería ecológica. Mientras descubro las diferentes formas de manejo campesino de la palma Brahea dul-cis en la región de Chilapa, ella se interesa en el manejo del brezo Calluna vulgaris en el Limousin. Nos parece más y más claro que ciertos conocimientos empíricos generados por los campesinos del mundo nos pueden

ayudar a enfrentar los grandes desafíos ecoló-gicos actuales. Así nace la utopía de una enci-clopedia campesina, de-dicada al conocimiento empírico.

Se inicia una época de viajes a los cuatro continentes cuando Jas-mín participa activamen-te en la red internacional Agricultura Campesina y Modernización. Dialo-gando con líderes y espe-cialistas del tema, Jasmín amplía su visión y contri-buye a la promoción de la agricultura campesi-na como elemento clave del presente y futuro de los pueblos. Después de haber estudiado las políticas agroambienta-les europeas, actúa en México por el reco-nocimiento de la multifuncionalidad de la agricultura.

En la India se acerca a una asociación civil instalada en el Indian Institute of Ma-nagement de Ahmedabad, una de las más prestigiosas business schools del país: Honey Bee Network, que mantiene una base de da-tos multimedia para que campesinos puedan aprender de otros campesinos. Jasmín llega hasta los maravillosos spice gardens (huertos de especias) de los Ghats occidentales, con

los especialistas en ecología humana de la Universidad de Bangalore. Con el apoyo de la Fundación de los Cárpatos, atraviesa Ru-mania y Ucrania, se sorprende al descubrir milpas europeas y devuelve su propia visión de este campesinado tradicional.

Jasmín se despidió en octubre de este mundo, dejándonos con una inmensa triste-za. Ojalá podamos convertir esta tristeza en un ánimo mayor para seguir sus Pasos por las veredas campesinas. Ingeniero agrónomo, miembro de GEYSER, asociación civil francesa

JASMÍN Y EFRAÍM

* Tenemos el CAT (Costo Anual Total) más bajo del mercado.

Tenemos cobertura en los estados de Puebla, Michoacán, Hidalgo, Veracruz, Guerrero, Tlaxcala, Zacatecas, Nayarit, Campeche, Chihuahua, Guanajuato, Jalisco, Chiapas, Campeche y próximamente en tu Entidad.

Nuestras líneas financieras con FIRA nos permiten ofrecer a los Productores del Campo y a las Organizaciones Económicas Campesinas del Sector Rural Mexicano las mejores condiciones en créditos de Avío, Refaccionario, Prendario y Arrendamiento Financiero.

¡¡CONFÍA EN QUIEN CONOCE DEL CAMPO, CONFÍA EN NOSOTROS!!

Arch

ivo E

fraím

Her

nánd

ez X

oloc

otzi,

Col

egio

de

Postg

radu

ados

Arch

ivo G

EA, A

C

EL MAESTRO XOLO

Page 10: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 200910

Efraím Hernández Xolocotzi

I.- Introducción. No se discute si va a haber o no. El desenvolvimiento del capitalismo mundial al cual estamos ligados en forma dependiente, viene creando presiones so-cioeconómicas sobre el resto de las culturas mundiales. Estas presiones se han conside-rado básicas en el desarrollo deseado por los pueblos e incluso se han planteado como condiciones inevitables del desarrollo cultu-ral mundial. Por lo consiguiente, la pregun-ta realza con mayor nitidez al ponderar a la agricultura campesina como obstáculo u op-ción al desarrollo socioeconómico planteado.

Nuestro interés en el estudio de la agricul-tura campesina ha sido el llegar a conocer su estructura y función, la racionalidad de las prácticas agrícolas aplicadas en el manejo de los recursos, y los mecanismos propios de generación, de transmisión y de aceptación de conocimientos. Consideramos que, para llevar a cabo el cambio, sea cualquiera que se defina, es básico disponer de la información mencionada.

II.- Naturaleza de la agricultura campe-sina. La agricultura campesina se encuentra en la base de la subsistencia de las comunida-des poco desarrolladas económicamente. Por esta razón nos interesa conocerla, definir sus relaciones, las culturas a las que está ligada y sus aportaciones y deficiencias.

La agricultura se origina de la relación simbólica entre Homo y la naturaleza que lo rodea, especialmente las plantas y animales que puede utilizar para subsanar sus necesi-dades individuales y comunales inmediatas.

Este proceso coevolutivo resulta: a) en la definición de los elementos biológicos que el hombre procederá a domesticar, b) en la de-finición de las prácticas agrícolas del manejo del ambiente para la producción deseada y c) en la naturaleza de los productos biológicos requeridos por el hombre. El proceso involu-cra por lo consiguiente, una fase incipiente de domesticación, el inicio de la formación de nichos agrícolas y el manejo de la natura-leza para fines antropocéntricos.

Este proceso es auspiciado por un méto-do de logro de conocimientos, un sistema de transmisión de dichos conocimientos y el impulso hacia la aceptación de las innovacio-nes. Es decir que el inicio de la agricultura fortalece el método tradicional de adquirir conocimientos. Esto conduce a postular la existencia de un método científico tradicional prevaleciente en la mayoría de las culturas y agriculturas del mundo. Dicho método se ca-racteriza por la observación de los fenómenos, el uso del esquema experimental de prueba y acierto, la transmisión de los conocimientos por comunicación oral, sin la diferenciación entre los fenómenos materiales y metafísicos.

La agricultura moderna, hacia la cual apa-rentemente queremos llegar, es de reciente configuración, consistiendo de los elementos biológicos de la agricultura tradicional y las aportaciones de la ciencia occidental (que sí di-

ferencia entre lo material y lo metafísico), apor-taciones que han desembocado básicamente en el manejo de cantidades cada vez mayores de energía inyectables al agroecosistema.

Si conceptuamos a la agricultura como el manejo por el hombre de los recursos natu-rales, de la cantidad de energía inyectada y los mecanismos de información utilizados, podemos caracterizar a la agricultura campe-sina como aquella en la cual los niveles y la calidad de la energía utilizadas está limitada fundamentalmente a la mano de obra del hombre y el sistema de información se limi-ta a los métodos tradicionales. En contraste, la agricultura moderna ha logrado incluir el apoyo de la ciencia occidental que se refleja fundamentalmente en un aumento ilimitado de la calidad y la cantidad de energía utiliza-da, sustituyendo en gran parte la fuerza de mano de obra, ampliando el material utili-

zable por nuevas formas de transformación y adoptando nuevos métodos de información. Esta agricultura redunda en excedentes que sirven de base al capitalismo por medio de la comercialización de productos y la genera-ción de plusvalía del capital.

Resultante de lo anterior es que la agri-cultura moderna, como parte del desarrollo capitalista, tiende a homogeneizar a los ge-notipos de plantas y animales utilizados, a los agroecosistemas impulsados, a la capacidad multiplicadora de los procesos degradativos, debido al objetivo de máximas ganancias en la producción y al dominio de las culturas subyugadas.

III.- Aportaciones de la agricultura cam-pesina. Nuestros estudios de varias regiones en las cuales prevalece la agricultura campe-sina indican:

A. Que la agricultura campesina se de-sarrolla en condiciones limitantes a la producción agrícola. Por ejemplo: 1) los huamiles de Guanajuato se desenvuel-ven en zonas de fuertes pendientes de continuos afloramientos de roca ígnea y un temporal aleatorio; 2) la roza-tumba-quema, en la mayor parte del estado de Yucatán, se practica sobre suelos pe-dregosos de roca caliza y nuevamente con un clima aleatorio; 3) los huertos agrícolas en los suelos aluviales profun-dos de los valles centrales de Oaxaca se enfrentan a fuertes limitaciones de espacio; 4) los terrenos agrícolas de los Huaves del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, se caracterizan por su natura-leza arenosa bajo el efecto constante de movimientos eólicos.

B. Bajo estas condiciones encontramos ricas enseñanzas sobre la definición de

AGRICULTURA CAMPESINA, ¿OBSTÁCULO O ALTERNATIVA?

CUIDADO CON LOS GRIEGOSCon relación al interés de los países extranjeros en la conservación de nuestros recursos:

1) Hay que aceptar que muchos de és-tos han sido depredados y destruidos por los individuos y las empresas capi-talistas de los países industrializados;2) Con frecuencia las proposiciones de conservación no toman en cuenta los antecedentes histórico-sociales de nuestro país y mucho menos los dere-chos que les a ende a los grupos mino-ritarios marginados y empobrecidos;3) Hay que recordar el dicho homérico de tener cuidado con griegos que vie-nen ofreciendo regalos.EHX, 1989, “U lización de los recursos vegetales de México”.

Arch

ivo E

fraím

Her

nánd

ez X

oloc

otzi,

Col

egio

de

Postg

radu

ados

EL

INVESTIGACIÓN DE HUARACHE“Llamamos inves gación de huarache aquella que empieza por las bases, que va al terreno de los hechos, que va con la gente que está realizando las accio-nes; inves gación de huarache es aque-lla que, con toda la humildad del caso, aprende o tratará de aprender de esa gente; aquella que está consciente de que muchas veces nuestra cultura nos frena, nos inhibe e impide que aprenda-mos muchas cosas que están en reali-dad a nuestro alcance”.EHX. “La inves gación de huarache”, Revista de Geogra a Agríco-la, núm. 39, julio-diciembre 2007, UACh, Chapingo, Méx.

Page 11: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 2009 11

MENSAJE PARA EL MAESTRO Juan Pablo de Pina García

Estimado y querido Efraím Hernández Xolocotzi:

En lo que fueron sus pasiones humanas y científicas, las cosas van de mal en peor. Lamento decírselo. Luego de la contrarrevolución agraria salinista, el campo se ha venido hundiendo y, con él, los más desvalidos de este país, los campesinos mestizos e indígenas, a quienes dedicó su vida y su trabajo. Los descendientes de aquellos hombres que inventaron la agricultura, el maíz, la milpa, la coa, las chinampas, y para quienes usted reclamó el reconocimiento histórico de ser los creadores de tecnología, ciencia, culturas y civilizaciones; de aquellos que sostuvieron y sostienen, a pesar de todo, lo que queda de nuestra nación. Menospreciados como siempre, sobreviven y se defienden y pelean como pueden, con los modos y las maneras de siempre.

Como usted nos enseñó, maestro Xolo, la conservación del ambiente y de los recursos naturales dependería del trabajo agrícola y del conocimiento ancestral, heredado, de los campesinos. Los enfoques agroecológicos y orgánicos avanzan, lo que es una de las escasas cuestiones positivas que puedo contarle. Sin lugar a duda, ello es parte de sus siembras científicas y ciudadanas. Pero, con más fuerza, las trasnacionales pretenden apropiarse de los conocimientos tradicionales, de los recursos genéticos, de nuestra base fundamental de subsistencia, de nuestro maíz. Son los biopiratas y biotecnólogos y les apoyan ajados secretarios de agricultura y ejecutivos trasnacionalizados y demás felinos –por no decir gatos– subordinados. Seudocientíficos pretenden justificar tales pretensiones. La lucha va, pero los chicos continuadores de la revolución verde tienen muchos dólares y mucho poder y no conocen límites de ninguna clase: están a punto de poner en riesgo la diversidad de maíces nativos en su obsesión por las ganancias y su profunda ignorancia filosófica y científica.

Le cuento también, mi estimado maestro Xolo, que quieren destruir a las institu-ciones dedicadas a la investigación agropecuaria. Ello es parte, como usted sabía mu-chos años antes de morir, del programa de las trasnacionales. A los investigadores del Colegio de Postgraduados y a los de Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias les vuelven a prometer la zanahoria verde, para reconvertirles en agencia de Monsanto y similares, y ya lo lograron con algunos. Ya ve, tenía razón para variar: “donde venden, compran”. Si la Universidad Autónoma Chapingo superase sus tendencias autodestructivas podría regresar a la historia nacional. Soy escéptico.

En fin, querido maestro Xolo, vivimos malos tiempos quienes dependemos de la agricultura. Pero en la brega seguimos, al menos algunos, estudiando maíces criollos, producción orgánica, historia, formando, escribiendo y editando. Los campes en la suya. Pídale a Tláloc y a Xilonen, seguramente a su lado, que no nos abandonen. Como usted nos instruyó, querido maestro, sin agricultura nacional, soberana y autosuficiente, no hay México posible. Que su pensamiento, mi querido Efraím Hernández Xolocotzi, siga dando guerra y que su cuerpo descanse en paz. Le abrazo, como siempre, años después de que nos dejó aquí, solos, confundidos, pero peleando. Investigador de la Universidad Autónoma Chapingo

TEMA DEL MES

plantas y animales potenciales para el uso por el hombre; formas de aprove-chamiento de los materiales, y formas de manejo de los recursos, los agroecosis-temas y los sistemas ecológicos. Esto no elimina el hecho de que las prácticas de uso de manejo puedan ser favorables o desfavorables.

C. Un análisis histórico de estas regiones nos lleva a la conclusión de que las cul-turas ahí ubicadas son el resultado del proceso de conquista y marginación so-cial por varios siglos.

D. El análisis socioeconómico de las fases históricas recientes señala que:

1) La reforma agraria no ha logrado su-perar las limitantes productivas del espacio otorgado, ya que a la vuelta de más de 50 años de distancia, la pre-sión demográfica se ha acentuado;

2) En el caso de la roza-tumba y quema,

la vegetación secundaria es el capital ecológico principal del sistema; con la presión demográfica y el aumen-to de necesidades monetarias, como consecuencia de la penetración ca-pitalista, el remanente del capital biológico ha llegado a un nivel casi irreversible de baja producción;

3) El sistema de investigación resultante de un enfoque tecnócrata de desarro-llo agrícola y una apreciación ahistóri-ca de nuestros problemas, no ha logra-do captar la importancia de la agricul-tura campesina para poder coadyuvar a la solución de sus problemas.

E. Un análisis agroecológico indica, en los ti-pos de agricultura bajo consideración, que:

1) por un lado, la agricultura tradicional es altamente productiva (relación entre valor del producto y costo de produc-ción), pero de baja producción total;

2) por otro lado, la agricultura moderna registra alta producción basada en fuertes inyecciones de energía (ma-quinaria agrícola, combustible, pro-ductos industriales, tecnología, mé-todos computarizados de informa-ción y sistema científico occidental), pero la resultante de la agricultura moderna es muy baja productividad, desplazamiento del hombre en los trabajos agrícolas y necesidad de al-tos subsidios gubernamentales. Para esto se requiere de una fuente de generación de capital. En los países desarrollados, esta fuente procede de la industrialización y la explotación de las economías dependientes.

IV.- ¿Obstáculo o alternativa? Al retomar la pregunta inicial de este encuentro, y tomando en cuenta los señalamientos an-teriores, podemos apreciar que se han sos-layado las siguientes preguntas clave para verter un juicio:

Arch

ivo E

fraím

Her

nánd

ez X

oloc

otzi,

Col

egio

de

Postg

radu

ados

FOTO

: Rica

rdo

Mar

ía G

arib

ay V

elas

co

L MAESTRO XOLO

LA IRONÍA DE XOLOPuedo recordar la sensación de vér -go: uno está parado sobre ciertos pos-tulados (ideológicos, sobre todo). Y de pronto, un comentario o una sarcás ca broma hace que todo se tambalee. En alguna época, por ejemplo, el modelo satanizado era el de la revolución verde, y el idealizado era el de la agricultura tradicional: ¡mueran los agroquímicos! Fueron necesarias algunas sacudidas (cortesía de Xolo, por supuesto) para empezar a tener una visión un poco más rigurosa y realista de las cosas.Durante esos años cayeron, uno tras otro, muchos mitos, relacionados con la organización campesina, la comunalidad, la tecnología, el manejo de los recursos naturales y las estrategias de subsistencia de las familias. Hoy, la tecnología agrícola tradicional ya no puede concebirse como algo idílico ni está co. Está llena de con-tradicciones y en constante evolución, como todo lo vivo. El Xolo, con una com-binación de solidario afecto y fi losísima ironía, me ayudó a entenderlo.Gerardo Alatorre F., 1996.

• ¿Qué rumbo queremos seguir cultural-mente?

• ¿Qué concepto tenemos de desarrollo?

• ¿Qué relación existe entre crecimiento económico y cultural?

• ¿Qué precio queremos pagar por un crecimiento material exclusivo?

• ¿Qué posibilidades existen de aporta-ciones culturales de parte de México al planteamiento mundial?

Estamos ante un hecho de que el desarro-llo materialista, impulsado por la ciencia occidental, ha dejado a un lado los aspectos éticos del problema. Se supone que un creci-miento material conlleva un bienestar social, humanístico con amplias posibilidades de desenvolvimiento cultural de los individuos de las comunidades humanas. Este supuesto no está respaldado por el ejemplo y actua-ción de los países altamente industrializados. Sin respuesta a estas preguntas, es temerario hacer un juicio sobre la interrogante básica de este seminario. Seminario CEDERU, Colegio de Postgraduados, Montecillo, México 8 de agosto de 1988

Page 12: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 200912

Lourdes Edith Rudiño

La Universidad Autónoma Chapingo (UACH) –el espacio donde se des-envolvió la sabiduría de Efraím Her-nández X.–, así como sus egresados,

maestros e investigadores, han sido objeto de grandes cambios ligados con el rumbo seguido por las políticas públicas del agro, desde el des-mantelamiento de las instituciones orientadas a atender al campo a fines de los 80s y princi-pios de los 90s, pasando por el desdén hacia la producción de pequeña escala hasta llegar a la visión pro-trasnacionales, pro-agrobusiness y pro-transgénicos que hoy predomina.

Así lo refieren testimonios de dos personajes que fueron alumnos de la UACh, Antonio Tu-rrent Fernández y Gonzalo Chapela y Mendo-za, y que también tienen la experiencia como profesores, el primero en el Colegio de Post-graduados (Colpos) entre los 70s y los 80s, y el segundo como docente hoy día en la UACh.

Dice Turrent: “cuando llegué a Chapin-go en 1953, de 15 años, procedente de San Andrés, Tuxtla, Veracruz, me impresionaron tres cosas: una, el sistema militarizado que tenía entonces la universidad; dos, el cultivo del estudio –no diría yo de la ciencia— pues eran muy exigentes, muy radicales, de dos mil a cinco mil aspirantes, sólo eran acep-tados cien o 200 al año, y el énfasis de las clases estaba puesto en memorizar, y tres, en todos lados respiraba uno su responsabilidad social, por la pobreza que había en el campo, y todos nos preparábamos para trabajar para el Estado y para los productores”.

Dado que la UACh recibía preferente-mente a hijos de agricultores, en especial de los más pobres –y para ello brindaba y sigue brindando internado con todos los servicios para los siete años que allí permanecen los

estudiantes en su paso por preparatoria agrí-cola y universidad— surgía un conflicto en-tre la intención del sistema de educar jóvenes para que luego regresaran a servir al campo, a sus lugares de origen, y la aspiración de los padres de los jóvenes de enviarlos a estudiar precisamente para que salieran de la realidad difícil del surco y de pobreza de la vida ru-ral, para que ascendieran socialmente, narra Gonzalo Chapela, estudiante en Chapingo en los 70s.

La burocracia agrícola. El caso es que, coinciden ambos, casi el cien por ciento de los estudiantes terminaban su carrera y se integraban el aparato público, ya como ex-tensionistas, ya como empleados del Banco de México o del Banco de Crédito Rural (Banrural) o de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura, ya como funcio-narios de la Secretaría de Agricultura o de la Reforma Agraria, o de las paraestatales del campo. Había espacios para todos. Aunque también, dice Turrent, había quien decidía enfocarse a la venta de agroquímicos o algu-nos casos, “no la generalidad, de gente que buscaba ser delegado de agricultura de algún estado porque allí estaba la oportunidad de robar, de servirse con la cuchara grande”.

Y con empleo y buen salario asegurado –porque prácticamente las instituciones del Estado “cazaban” a los estudiantes dentro de la propia UACh para darles trabajo— y con perspectivas de hacer una carrera de 20 años o más en el aparato público, lo que ocurría entonces, relata Chapela, es que los agróno-mos de Chapingo, y sobre todo los de los 70s, con la experiencia de las luchas estudiantiles y sociales del 68, se involucraban con con-vicción, ideales y compromiso social en los movimientos campesinos y civiles. “Yo creo que detrás de la mayoría de las organizacio-nes campesinas actuales hay chapingueros”.

En el caso de Turrent, su compromiso so-cial tomó forma en la investigación. En los 50s la UACh aplicaba los métodos de la es-cuela francesa (teoría para que los estudiantes memorizaran y razonaran y escaso contacto con los problemas reales del agro), pero inició entonces también un convenio con la Funda-ción Rockefeller (FR) que, vía la Oficina de Estudios Oficiales, inducía a los jóvenes a las prácticas de campo –lo cual permitió a Tu-rrent descubrir su vocación como investiga-dor enfocado a trabajar con la producción de maíz de temporal y con campesinos pobres.

Esa presencia de la FR, cabe decir, indujo que unos 200 a 300 estudiantes se formaran en pos-grado en el extranjero, y luego regresaron como profesores y cambiaron el perfil de Chapingo, del Colpos y a otras universidades agrícolas, al fo-mentar la investigación, las prácticas de campo y el trabajo más estrecho con los agricultores.

Hoy el escenario es absolutamente dife-rente: desde los 80s se observa que los empleos para los agrónomos son escasos, precarios, mal calificados; hay que empezar en puestos muy subordinados y hacer méritos diez años o más para posicionarse, pues ya el Estado dejó de ser el gran empleador. El programa de exten-sionismo agrícola que era muy importante en México se achicó y pasó a ubicarse en agencias de desarrollo regional y local (con recursos pú-blicos pero sin adscripción directa al gobierno); el aparato institucional de apoyo al campo casi desapareció (Inmecafé, Pronase, Conasupo, Banrural, etcétera), y la participación de estos egresados de Chapingo con las organizaciones campesinas “ya es bastante más mercantilista y en varios casos en búsqueda de posiciones en la política”, señala Chapela.

Ahora los chapingueros tienen esa visión “más pragmática y a veces también más

NOTAS SOBRE UN PASEANTE SOLITARIOOmar Musalem

Héctor Fernando fue el mayor de los cuatro hijos de Carlos Zamudio y Emma Fuentes, istmeños por adopción y origen respectivamente. Él, un constructor de presas, experto en ingeniería hi-

dráulica, y ella, juchiteca, hermana de un distinguido perio-dista, Aquiles Fuentes, son la cepa de origen. Es importante agregar que nació en Juchitán, Oaxaca, donde permaneció los 40 días obligados antes de ser trasladado a la Hacienda de Canutillo en Durango.

La formación escolar y académica de Zamudio coincide con el establecimiento en México del modelo de la Autori-dad del Valle del Tennessee (ATV) de Estados Unidos, es decir, el desarrollo por cuencas hidrológicas que tendría gran impulso durante el gobierno de Miguel Alemán y que daría lugar a las comisiones del Balsas y del Papaloapan y

demás organismos. Deambuló pues por toda la República donde hubiera una cuen-ca que sirviera de eje al desarrollo regional y a las presas respectivas. El Banco de México becó en esa época al economista Francisco Zamora para estudiar el funcionamiento de la ATV y sus esquemas de planeación del desarrollo.

El esquema de desarrollo por cuencas empieza a colapsarse casi medio siglo des-pués de sus inicios. Arturo Warman, en Los campesinos, hijos predilectos del régimen lla-maba la atención sobre la construcción de la presa Benito Juárez en el distrito de riego

19, en cuanto a su inutilidad. El ingeniero Carlos Zamudio participó en la construcción y el joven Zamudio trabajó en los estudios topográficos como “cadenero”. Con esta presa, inaugurada por Adolfo López Mateos en 1963, se cierra el amplio ciclo del desarrollo regional por cuencas hidrológicas, referenciado en principio a la ATV.

LA UACH AYER Y HOY• Ingenieros agrónomos de las generaciones HX contrastan con los modernos “transgenizados”

• La responsabilidad social hoy se convierte en interés por el agrobussines

FOTO

: Cor

tesía

de

la fa

milia

Zam

udio

Fue

ntes

Mur

ales d

e Di

ego

Rive

ra, U

ACH

Ml

dDi

RiUA

CH

EL MAESTRO XOLO

Page 13: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 2009 13

corrupta” al tiempo que sus generacio-nes predecesoras están desencantadas y los que han sido profesores en Chapingo incluso están en procesos de retiro voluntario. “Tenía-mos un proyecto idealista de transformación de país que ya no tiene viabilidad. Por más que sigamos metidos con las organizaciones y peleándolo y demás, tú te vas a Sonora y ves que los distritos agrarios se convirtieron en 98 por ciento de gente que rentó la tierra y se fue; si caminas de Hermosillo a Valle de Quino, los campos están desiertos. Lo que era pilar de una actividad económica social enorme hoy son pueblos fantasmas. Eso en Sonora, donde está la agricultura desarrollada. Y en otras par-tes lo que ves es migración”, señala Chapela.

De acuerdo con Antonio Turrent –quien ha sido director del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecua-rias (Inifap), líder nacional de maíz en ese instituto, y hoy detractor sólido de los maíces transgénicos en México—, la crisis para los egresados de Chapingo ocurrió a mediados de los 80s y principios de los 90s cuando México debió asumir fuertes deudas interna-cionales que comprometieron al gobierno a reducir su burocracia y la participación del Estado en la actividad agrícola.

“Alrededor de 1984 las 32 o más escuelas de agronomía, incluida Chapingo, registraron la máxima nómina estudiantil, unos cien mil estudiantes, pero fue cuando el Estado dejó de contratar, y los egresados vieron que sólo podía haber empleo en la iniciativa privada”.

Completa Chapela: “Cerca de 1990, se ha-blaba de que 75 por ciento de los egresados de la UACh estaban desempleados a los dos años de haber salido de la universidad y hoy eso no ha mejorado gran cosa”.

“Ante ello, dice Turrent, la UACh ha debi-do cambiar. No de forma inmediata, pero sí ha venido cambiando y cambiando. Ahora ya tenemos hasta biotecnología en Chapingo y grupos de profesores y alumnos que piensan que la única solución al problema de autosu-ficiencia de maíz es sembrar transgénicos”.

Si bien la UACh se caracteriza por su siste-ma de dirección democrática –con la partici-

pación estudiantil en las decisiones— y persiste la orientación de educar a los campesinos po-bres, es también un hecho que las señales que manda el Estado, o más bien los gobiernos, de que el empleo que hay está sólo en la iniciativa privada, los planes de estudio, las materias se están orientando hacia lo que es “negocio”. Y ya la UACh se ha vuelto autoridad en la agri-cultura protegida (la tecnología de invernade-ro), la cual capta subsidios públicos importan-tes; asimismo, se ha enfocado a la floricultura.

“En un país que no tiene suficiente maíz, la gente más inteligente (estudiantes e investi-gadores que) podrían hacer un gran descubri-miento si estuvieran en ciencia, pero ahora se van de este lado (de los negocios) porque hay empleo allí, seguridad, y entonces lo que está haciendo la UACh es responder a lo que ins-trumentó el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el gobierno mexicano cuando le dijo ‘mira, olvídate de tus pequeños producto-res, ellos no son rentables, son un problema. Tú toma nada más a los agricultores maiceros competitivos, a los del noroeste, y a los que tie-nen posibilidad de ser competitivos; dedícales la ciencia y todo a ellos, para que compitan y a todo el infelizaje dale atole con el dedo’”.

Pero quedan reductos de lo que fue Cha-pingo antes, de la solidaridad con los campe-

sinos, en materias como la agroecología (que combina los árboles con biofertilizantes) “y me da mucho gusto encontrarme con gru-pos nutridos de jóvenes que vienen (a cam-pos experimentales del Inifap) y escuchan lo que estamos haciendo para los pequeños agricultores abandonados y se interesan y se apasionan”.

Chapela comenta que hoy la enseñanza en la UACh se enfoca más a los mercados; “observo un grado de carreras con especia-lización mayor. Por ejemplo, en lo forestal antes la carrera era ingeniero agrónomo es-pecialista en bosques, y ahora hay ingeniero forestal con orientación en economía, otro

con especialización en industria y otro en recursos ambientales. Esto propicia conflic-to porque hay pocos recursos (presupuesta-rios) y mucha diversificación, Y esto además te impide tener un grupo amplio, una corte que te acompañe en toda tu carrera (como sí ocurría antes). Y además el mercado de trabajo de los egresados es más pequeño aun-que sean más capaces en su especialidad.

Los reductos, según Chapela, permanecen en Chapingo con una visión social compro-metida, están en los centros regionales creados al inicio de los 80s y en el Centro de Investiga-ciones y Estudios Sociales y Tecnológicos de la Agricultura y la Agroindustria Mundial.

La presa, originalmente planeada para irrigar 50 mil hectáreas, no llegó en su vida útil ni siquiera a la mitad de esa cifra. Hoy, azolvada, sirve para enfriar la refinería de Petró-leos Mexicanos en Salina Cruz, Oaxaca.

Héctor, ya en la Escuela Nacional de Agricultura, junto con un pequeño grupo de ingenieros agrónomos, economis-tas, filósofos, historiadores y poetas, inicia lo que sería un la-boratorio en la especialidad de economía agrícola.

Entre los participantes, con la disculpa por alguna omisión, se contaban los hermanos Gerardo y Salvador Cruz Magluf, Javier Zúñiga, A. Genel, los hermanos Luis y Antonio Gómez Oliver, Antonio Crestany, Juan Castaigns Tellery, Enrique González Rojo, Arturo Bonilla, Carlos Morera, Carlos Per-zabal, Jaime Bali, el ingeniero Aguirre Villaseñor, José Luis Marín, Ángel Gómez Cruz, Fernando Carmona y Manuel Aguilar Mora, entre otros. Este puñado de profesores, distin-guidos por su capacidad, inició inesperadas transformaciones académicas. Entre las más notables, el insertar un marco de educación crítica y un proceso de innovaciones, como el es-

tablecimiento de la primera cátedra de etnobotánica, en el Departamento de Economía, impartida por el legendario Efraím Hernández Xolocotzin.

La concepción crítica obligaba a respetar una expresión ideológica diversa y a la correspondiente formación que con-travenía las orientaciones originales de Chapingo. Así, del puñado de agrónomos especialistas en economía agrícola que participaron en el experimento, muchos prosiguieron su formación en Europa y una buena parte en Estados Unidos.

Aparecieron las paradojas y del grupo al menos dos de los Postgraduados con honores fueron becados por el Banco de México, como antaño lo hicieron con Francisco Zamora, convirtiéndose en vector principal de las nuevas concepcio-nes friedmanianas en México. El inicio y parte de la con-solidación de un golpe de timón de la economía y sociedad mexicanas provino, en buena medida, de este grupo de agró-nomos. Qué otro signo, aparte de la fábrica de pobres, puede expresar con más claridad la decadencia de una cultura eco-nómica. Estamos en el umbral de un cambio convencional o

de una nueva cultura económica cuyas orientaciones permi-tan una sociedad más equitativa y con empleo.

Estas breves notas de homenaje a Héctor Zamudio tienen como corolario que las innovaciones en educación son no sólo lo más subversivo, sino que también generan una potenciación de transformaciones sociales como ningún otro elemento de cambio. Se ausenta de Chapingo durante un largo período, contribuyendo a la transición de escuela a universidad.

Su participación en las nuevas organizaciones que impugnan el status quo; su militancia laboral en Coahuila, y su estancia en Veracruz, Oaxaca y Chiapas dejarían un trabajo político residual que sería el fermento, años después, del alzamiento zapatista.

Es demasiada actividad para una crónica instantánea. Durante esta larga, diversa y rica trayectoria, siempre encon-tramos a un Zamudio entusiasta, pero sobre todas las cosas, coherente. Éste es el mejor legado que pudo darnos.

Gracias amigo.

Mur

ales d

e Di

ego

Rive

ra, U

ACH

LA ZANAHORIA Y LOS ESTÍMULOS DEL SNI

En el tránsito de ser la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) a Uni-versidad Autónoma Chapingo (UACh, en 1974-76 –ocurrida en me-dio de pugnas, porrismo e incluso irrupción del Ejército— se libró una lucha sobre la ruta ideológica de esta ins tución, que derivó en que el Colegio de Postgraduados (CP), antes parte de la ENA; quedara como ente ajeno a la UACh.El Colpos con un enfoque más de agronegocios, de visión cien -fi ca pero alineada con el Estado (incluso con cierto “esquirolaje” a la UACh) marcó allí entonces el inicio del cambio de paradigma, de subes mar el compromiso con los campesinos, y ajustarse a lo “moderno”, considera Gonzalo Chapela. Y pocos años después, a par r de 1982, se estatuyó el Sistema Nacional de Inves gadores (SNI) en toda la educación, de la cual la UACh y el Colpos no fueron ajenos. Este esquema, junto con todos los demás de evaluación e incen vos, resultó muy funcional para los agronegocios, para ge-nerar una ac tud individualista de los inves gadores y para reducir los presupuestos para pago de salarios. “En Chapingo se crean en-tonces ciertos espacios, departamentos, programas y centros deri-

varon en una balcanización, en autonomías e hicieron más compleja la universidad”.Hoy los esquemas de trabajo se adaptan a las directrices del ‘”cam-bio moderno”, lo cual representa (que profesores e inves gadores) se contraten por fuera, con empresas privadas, que pongan consultorías; “hay una situación bastante perversa, lo que pudiéramos llamar los empresarios académicos, gente que avanza, que publica mucho u -lizando la mano de obra de las tesis de los estudiantes y analiza cada hora empleada, cada esfuerzo en función de puntos para el SNI”.De 1982 a 1987, en el gobierno de De la Madrid, la pérdida de poder adquisi vo de salario de un académico de empo completo en Cha-pingo fue de 87 por ciento. Entonces la “zanahoria” de los es mu-los comenzó a resultar entonces propicia. “La UACh había sido una universidad de gente de posguerra, idealistas, con postulados como ‘la inves gación al poder’, pero la condición económica precaria a par r de los ochenta, las angus as e incer dumbres, hace que la gente se vuelva más pragmá ca (...) que se pregunte ¿de qué voy a vivir? Te quita de ser un luchador social, un cien fi co, te coloca en una situación de mucha mezquindad.”

EL MAESTRO XOLO

Page 14: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 200914

Víctor Suárez Carrera*

Ésta es una breve crónica personal de los aconteci-mientos académico-polí-ticos vividos en la Escuela

Nacional de Agricultura (ENA) entre 1968 y 1974; su intención es contribuir al entendimiento del contexto en el cual las investigaciones y enseñanzas del maestro Efraím Hernández Xo-locotzin (Xolo) sobre etnobotánica y agricultura campesina encontraron un terreno fértil para su propagación en la propia ENA y en su progenie, la Universidad Autónoma Chapingo y el Colegio de Postgraduados.

Dos fueron mis primeras im-presiones al ingresar a Chapingo en el primer bimestre de 1968: la primera, la oposición militan-te de los estudiantes progresistas contra las novatadas hacia los alumnos de primer ingreso (“los pelones”) practicadas por los ve-teranos seguidores de los “usos y costumbres” de un internado militarizado, y la segunda, la protesta de la casi totalidad de los mil estudiantes que el 22 de febrero en la ceremonia oficial de inauguración del año escolar, con uniformes de gala y rif les con bayoneta calada, rompieron filas

y se abalanzaron sobre la tribuna de honor en la que se encontraba el profesor Juan Gil Preciado, se-cretario de Agricultura y represen-tante del presidente Gustavo Díaz Ordaz. Lo anterior, como muestra de repudio a la actuación de este funcionario frente a la huelga es-tudiantil de la Escuela de Agri-cultura Hermanos Escobar de Ciudad Juárez del año anterior, que demandaba su federalización y la eliminación de sus altas cole-giaturas. Dicho movimiento ha-bía concitado por primera vez una huelga general de las escuelas de agricultura del país, incluida, por supuesto, la ENA.

El siguiente acontecimiento de-terminante en la vida académica-política de la ENA fue la asamblea general estudiantil del 29 de julio de 1968 en la cual, luego de un intenso debate, se votó mayorita-riamente a favor de la huelga en solidaridad con los estudiantes re-primidos el 26 de julio en la ciudad de México y en favor de un pliego de demandas en pro de las liberta-des democráticas del país.

La participación de Chapingo en el movimiento estudiantil-po-pular de 1968 sentó las bases para los profundos cambios académico-políticos que se sucederían años después en la ENA.

En 1969, bajo la presión de un estudiantado politizado, antiauto-ritario y autogestivo, se impulsó la primera gran transformación post-68 en la ENA: el fin del régimen de disciplina militar, que impe-raba desde 1922, y su sustitución por un sistema civil con base en la autodisciplina.

Entre 1970 y 1972 se sucedieron diferentes movimientos a favor de la democratización de los órganos de gobierno de la ENA que con-cluyeron con el establecimiento de consejos paritarios de gobierno con la participación de autoridades, es-tudiantes y maestros en el Consejo Directivo de la ENA y en cada uno de los nueve departamentos que la constituían (Preparatoria Agrícola y ocho especialidades).

Una de las reformas académicas claves en la Preparatoria Agrícola de la ENA fue el reconocimiento de la importancia de una forma-ción humanista de los estudiantes a la par que la formación técnica. Así, se incluyeron y reforzaron en el programa de estudios materias tales como filosofía, literatura, ética, lógica, sicología, economía y geografía económica. En este contexto llegaron maestros de gran trascendencia y significado para los estudiantes: Rogelio Ríos Rodríguez, que enseñaba mate-rialismo histórico y materialismo dialéctico en su clase de filosofía a los alumnos de primero de prepa-ratoria; Virginia Gómez Cuevas, maestra de literatura, compañera y amiga de José Revueltas, pro-motora eficaz de la lectura y el pensamiento crítico, y Elena Ca-bello, economista de la UNAM, maestra de geografía económica, que hablaba del socialismo como el mejor sistema para resolver los grandes problemas nacionales.

Sin embargo, la mayor transfor-mación al sistema educativo pre-valeciente en la ENA se suscitó a partir de los cambios impulsados en el Departamento de Economía Agrícola, bajo la dirección del in-geniero Héctor Zamudio Fuentes. De 1970 a 1972 se revolucionó el sistema educativo autoritario, aca-demicista y orientado a la forma-ción de agrónomos al servicio del gobierno federal y se orientó a uno nuevo caracterizado por la forma-ción crítica, autogestiva, vinculada con la realidad y al servicio de los

campesinos y las transformaciones sociales del campo y del país.

En Chapingo se vivió un am-biente de transformaciones y em-poderamiento de estudiantes y maes-tros dispuestos a “asaltar el cielo”. El movimiento estudiantil y la brutal represión gubernamental en 1968, la influencia de la revolución cubana, las lecciones de la resistencia heroi-ca del pueblo vietnamita contra la intervención estadounidense, la pro-pagación de las enseñanzas libera-doras de Paolo Freire (Pedagogía del oprimido, educación bancaria versus educación problematizadora) y de Iván Ilich desde el Centro Intercul-tural de Educación de Cuernavaca (crítica a los sistemas industriales de educación, salud, transporte, vivien-da, etcétera y a la modernidad depre-dadora y deshumanizadora) y, sobre todo, la conciencia de “ir al campo”, de “servir al pueblo”, de “aprender de la realidad”, animaron las trans-formaciones por venir, primero en el Departamento de Economía Agrí-cola y después, poco a poco, en el resto de la ENA.

Así, se impulsaron los siguien-tes cambios: sistema semestral en lugar del trimestral; el horario de clases-aula de siete de la mañana a nueve de la noche que impera-ba, cambió a clases únicamente por la mañana para liberar tiempo a los estudiantes para realizar otras actividades (deportivas, culturales, asistir a conferencias a la ciudad de México, participar en grupos de es-tudio); se sustituyó el arreglo autori-tario del aula (maestro al frente y en lo alto y alumnos abajo en arreglo “tipo escuela”) por uno igualitario y favorecedor del diálogo y la inte-racción (todos en el mismo nivel, cara a cara); se estableció el sistema de seminarios y grupos de estudio; el método de calificación incluía tres partes: la autocalificación, la calificación del grupo y la califica-ción del maestro; se estableció un consejo departamental paritario maestros-estudiantes, y sobre todo, empezó a vincularse la formación académica con prácticas de campo, viajes de estudio y servicio social en comunidades rurales, hasta llegar al concepto de “semestres de campo”.

Fue así que Chapingo vivió una etapa singular de florecimiento, en que las enseñanzas sobre etnobo-tánica y agricultura campesina del maestro Xolo encontraron condi-ciones propicias y a la vez estimu-laron su investigación comprome-tida con la agricultura campesina y “otra” ciencia agronómica. * El autor ingresó en la Escuela Nacional de Agricultura en enero de 1968 para estudiar la carrera de ingeniero agrónomo con la especialidad en economía agrícola. La ca-rrera consistía en tres años de Preparatoria Agrícola y cuatro de especialidad. Salió en 1974, año en que la ENA se transformó en Universidad Autónoma Chapingo.

EL MAESTRO XOLO

Declaración de Xochimilco sobreel desarrollo rural y la crisis mundial

6 de noviembre de 2009

Los habitantes de las zonas rurales de América Latina sienten en

carne propia los impactos de una crisis que se expresa de varias

formas: ambiental, alimentaria, energética, financiera y económica.

Ello no es solamente una convergencia de diferentes dimensiones

de crisis, sino evidencia que el sistema general está fallando, se trata

de una crisis civilizatoria del modelo capitalista occidental.

En nuestro país, los efectos de dicha crisis se han sentido con mayor

profundidad con un incremento sin precedentes en los niveles de

desempleo, pobreza y violencia, que se escudan en un gobierno

federal ilegitimo y débil, rehén de los intereses empresariales y del

panismo y priismo.

En este contexto, en el seminario internacional “El desarrollo rural

y la crisis mundial. Impactos, retos y alternativas”, hemos discutido

las resistencias, luchas y formas de organización de los actores

rurales latinoamericanos frente a esta crisis civilizatoria, así como

de las propuestas y alternativas generadas por los actores que han

sido afectados.

Asimismo, quedó claro que la lucha no ocurre exclusivamente en el

terreno de las acciones, también en el de de las ideas. Los mismos

conceptos aparecen con diversos contenidos dependiendo de quien

los utilice, por eso se pensó como algo necesario analizar los

contenidos dados por los actores que se encuentran en desventaja

en el modelo actual, en tanto que buscan transformar su realidad y,

en esa misma medida, construyen también herramientas teóricas y

conceptuales para explicarla y entenderla. Quedó claro que los

conceptos son parte del espacio de lucha política, por lo que se

discutió sobre los diversos sentidos y valores que tienen varias

categorías fundamentales de la modernidad: ciudadanía,

democracia, desarrollo y autonomía.

En fin, no podemos pensar que la crisis civilizatoria se va arreglar

sola, ni que el modelo caerá por sí mismo, son los distintos actores

del campo y de la ciudad los que pueden, con sus esfuerzos,

resistencias y luchas cambiar el actual modelo a uno más justo,

diverso e incluyente que permita a todos un buen vivir.

Teniendo como referente que las deliberaciones del seminario

internacional han implicado un posicionamiento respecto a los

problemas que enfrentan campesinos e indígenas en la situación

actual, nos pronunciamos por los siguientes puntos:

educación, salud y vivienda, en especial, vemos con preocupación

los recortes de los apoyos a la producción campesina. Ante ello,

exigimos que las políticas y presupuestos públicos para el desarrollo

rural se elaboren con y desde la participación de las organizaciones

campesinas, indígenas y de los trabajadores del mar.

los recursos destinados al cabal cumplimiento de sus funciones

sustantivas, eso incluye la disminución de los financiamientos de

CONACYT para las investigaciones de carácter social y los montos en

becas a los estudiantes de posgrado.

el papel actual de la universidad, a replantearse sus modalidades

internas de trabajo y funcionamiento, así como las formas de

vinculación hacia los problemas que afectan a la población.

y el establecimiento de un programa de fomento productivo y de

mejoramiento tecnológico para la producción de maíces y frijoles

nativos para proteger la riqueza genética, la agricultura orgánica y la

economía campesina para satisfacer la demanda nacional de

alimentos de una manera equitativa y sustentable.

particularmente, de las poblaciones campesinas e indígenas pues,

bajo el pretexto del combate al narcotráfico, militares y policías violan

los derechos de libre tránsito y cometen excesos contra la población

rural. En este sentido, vemos con preocupación las similitudes de las

estrategias de los gobiernos mexicano y colombiano para impulsar

una política de terror en la población.

y recursos naturales que gobiernos y empresas están realizando, a

costa de los territorios ejidales y comunidades agrarias de todo el

Guerrero de San Salvador Atenco y Cocotitlán en el Estado de

pedirnos la liberación de los campesinos e indígenas presos por

causas políticas y por defender sus tierras, comunidades y derechos.

En particular exigimos la liberación de los 12 luchadores sociales de

San Salvador Atenco, los campesinos de la OCEZ en Chiapas, los 3

Energía Eléctrica de Candelaria, Campeche y del líder de la

CHAPINGO EN TIEMPOS DE XOLO

Page 15: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 2009 15

Mauricio González González

Todo lo importante tiene su fiesta. Los nahuas o maseualmej de la Huasteca lo saben y año con año celebran la llegada de los elotes a sus comunidades. Ma-

seual es la voz náhuatl que literalmente se traduce por “campesino”. En México el pueblo indio más numeroso lo constituye aquel que se autonombra campesino. Día tras día han trabajado en la mil-pa cuidando que la mata crezca, revisando que el viento no la “quebre”, que esté cómoda, que se dé fuerte y, al aparecer, “se le pone su flor”, como dice Raymundo, curandero de Piedra Grande El Guayabo, anfitrión de una de las tantas fiestas del elote que en estos momentos se realizan en la Huasteca veracruzana. Flor y fiesta son una pa-reja que los nahuas despliegan en su ritualidad, acciones que en su mayoría destacan momentos importantísimos de la vida campesina.

Esta región está marcada por la generosi-dad de dos ciclos agrícolas, uno de xopamili o lluvias, y otro de tonalmili, de secas, que por gozar de copiosas lloviznas en los últi-mos y primeros meses del año, provee sus cosechas de elote en septiembre y principios de octubre. Son a estos elotes a los que se da la bienvenida. Son estos elotes los que nos posibilitan bienestar.

Todos han traído sus chiquihuites con elotes de sus milpas, “puro criollito”, todos los juntan, todos probarán los xamitl, tamales de elote especiales de esta fiesta. Al finali-zar, todos llevaremos a casa tamales, eloatole y elotes de todos. No obstante, primero hay que ofrendar y para ello es necesario un paso preliminar. En esta región cohabitan oto-míes, nahuas, tepehuas y totonacos quienes, a pesar de la franca diferencia lingüística

que les distingue, comparten numerosas prácticas que, en el caso del “costumbre”, como suelen llamar a su ritualidad, poseen características que los hacen singulares: todos hacen recortes de papel o corteza de árbol con forma humana. En náhuatl son los amatlatektli, la “ropa” de diferentes entes que se hacen presentes en estas celebracio-nes. Así, antes de iniciar con el festejo, habrá que expulsar a los indeseables y la diploma-cia maseual tiene sus protocolos, por lo que una ofrenda a los malos aires se ha de ha-cer, a los seres causantes de buena parte de la enfermedad en estas comunidades. Con recortes de papel multicolor que los evoca, velas, pan, refresco, cerveza, cigarro y refino les halagan para que, casi inmediatamente, los recojan y lleven al monte, hábitat donde suelen rondar.

Así, ha llegado la hora de recibir al prin-cipal invitado y, en medio del xochikali, del templo tradicional, se apilan circularmen-te todos los elotes, conformando un altar de maíz. Todos los asistentes se reúnen en torno a él, guiados por el curandero que dirige el elotlamanalistli, inundan ese al-tar con numerosas viandas. La fuerza y alegría que constituye este momento se confunde con las oraciones, tañidos de campanas y xochitsones que saturan todos los rincones del xochikali, arropando con solemne júbilo a cada uno de los asistentes que no cesan de bailar.

La fiesta del elote es chikaualistli, fuerza vital que todos los seres vivos poseen y que se adquiere con el trabajo, con el maíz y con la participación en las tareas de la comunidad. La energía que este altar ofrece queda ma-nifiesta cuando incluso se colocan sobre él a bebés enfermos, pues pequeños como son, no tienen mucha fuerza y el simple hecho de estar sobre los niños maíz, sobre Chikomexo-chitl, espíritu del maíz, les dotará de fuerza para afrontar la adversidad.

Todo lo importante tiene su día y en él todos comemos lo de todos. Comemos maíz y no hay transgresión en ello, porque somos de maíz. Compartimos la sustancia del elote, vivimos y morimos con él. En las fiestas, la comunidad, esa gran milpa de la que huma-nos forman parte, se actualiza, se mece, re-verdece y danza cual espiga en mata.

Celebramos al maíz en el trabajo campe-sino y en toda comida, pero también lo cele-bramos en un día, uno en el que el mundo se detiene para agradecer y departir con los se-res a quienes debemos la existencia. A la luz de esta celebración, el Día Nacional del Maíz (el 29 de septiembre) cobra gran pertinencia y sentido, un día que concentra muchos días, aquellos en que a fuerza de son y costumbre, en toda comunidad campesina se festeja nuestro sustento. Maíz y libertad. Trabajo, comunidad y dignidad india. Aromas que se aspiran en la espiritualidad campesina.

“Chikomexochitl ualajtok. Sansejko timitotiaj kampa ta tiuala, elokonej”. Este es un fragmen-to de una oración que pronuncia el curandero frente al altar, y hace referencia a la danza que se hace a la llegada del espíritu del maíz. Centro de Investigación y Capacitación Rural, A.C. / Museo Nacional de Antropología-INAH

PRESUPUESTO RURAL 2010: OTRA OPORTUNIDAD PERDIDA

La Cámara de Diputados, dominada por el PRI, avala la política anticampesina, de dependencia alimentaria, de concentración del ingreso rural, de monopolización de los mercados agrícolas y de depredación ambiental de Calderón.

La Cámara de Diputados se negó a reorientar el PEC Rural a cam-bio de más recursos discrecionales para los gobernadores del PRI.

Más presupuesto en el 2010 para los agricultores ricos, los mono-polios agroalimentarios, los gobernadores del PRI y su aparato de clientelismo electoral en el campo.

La Cámara de Diputados perdió una valiosa oportunidad para en-frentar la crisis alimentaria, la recesión económica y la degradación ambiental a través de la reorientación del PEC Rural hacia objetivos de soberanía alimentaria, revalorización de la agricultura campesi-na, equidad, creación de empleos y sustentabilidad.

El CONOC reitera su llamado a una deliberación pública para re-orientar las políticas fallidas hacia el campo.

El 15 de noviembre pasado, la Cámara de Diputados aprobó una vez más recursos adicionales para la continuidad de la política agroalimentaria y rural del gobierno de Calderón. Más presupuesto para la misma política; es decir, más recursos de los contribuyentes para los mismos o peores resultados en el campo.

En efecto, la Cámara de Diputados aprobó un presupuesto de $269,078.6 millones para el Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural (PEC Rural) del ejercicio fi scal 2010. Este monto representa un aumento de $32,321.3 millones respecto al proyecto de PEC de la iniciativa presi-dencial 2010 (8.6% de aumento en términos reales) y de $33,220.2 millo-nes con relación al PEC Rural 2008 aprobado por la Cámara de Diputados (9.0% de aumento en términos reales).

El otorgamiento de una bolsa de reasignación (“piñata”) de $30,231.6 mi-llones para el PEC Rural 2010 y de recursos discrecionales crecientes para los gobernadores del PRI se hizo a cambio de dejar intacta la orien-tación, estructura programática y discrecionalidad del Ejecutivo Federal en el ejercicio del presupuesto para el campo. Es decir, el PRI aprueba otorgar más recursos para la misma política del gobierno panista a favor de los agricultores ricos, rentistas y de riego del norte; para los monopolios agroalimentarios que cada día acrecientan su poder económico y político; para profundizar la dependencia alimentaria y el encarecimiento de los

alimentos; para acrecentar la desigualdad entre productores, pobladores y regiones rurales; y, para continuar un modelo depredatorio de agricultura comercial y de explotación irracional de los recursos naturales.

A cambio de la “piñata” de $32,231.6 millones y de recursos sin preceden-tes y sin rendición de cuentas para los gobernadores, el PRI se negó a reorientar el PEC Rural, como lo proponía el CONOC y lo demandaba el país y el sector para enfrentar la crisis alimentaria-económica-ambiental, hacia objetivos de soberanía alimentaria, producción campesina sustenta-ble de alimentos, equidad y sustentabilidad. Se perdió la oportunidad de establecer mandatos explícitos y precisos al Ejecutivo Federal desde el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación para:

a) Aumentar sostenidamente la producción campesina de alimentos y dis-minuir la dependencia alimentaria;

b) Establecer una estrategia de desarrollo productivo sustentable para el sector rural con base en la agricultura en pequeña y mediana escala y en el manejo autogestivo, sustentable y multifuncional de los recursos territo-riales de ejidos y comunidades;

c) Impulsar un manejo comunitario de los recursos naturales y nuevo mo-delo de agricultura sustentable y de producción de alimentos sanos y ac-cesibles para toda la población;

d) Garantizar un acceso masivo al crédito preferencial, garantías y segu-ros para los pequeños y medianos productores así como avanzar hacia el acceso universal de servicios fi nancieros rurales a través de instituciones autogestivas de campesinos y pobladores rurales;

e) Establecer topes y normas en los subsidios al campo a efecto de evitar su captura por los agricultores ricos, los agro empresarios y las redes de poder, y favorecer su distribución más equitativa y oportuna entre los pe-queños y medianos productores y la población rural de más bajos ingresos;

f) Establecer un sistema estable de precios remunerativos al productor y de control de precios a los insumos agropecuarios, al tiempo que se esta-blece una reserva pública de regulación de productos agrícolas (granos, café, azúcar, leche en polvo) y una administración del comercio exterior de los alimentos estratégicos;

g) Establecer una estrategia emergente para abatir el hambre y la des-nutrición así como para la distribución de alimentos y comidas calientes, obligando a los programas gubernamentales federales (Diconsa, Liconsa) a adquirir al menos el 70% de sus abastecimientos a organizaciones de pequeños y medianos productores, incluyendo al menos el 20% de orga-nizaciones de mujeres y jóvenes rurales;

h) Impulsar, reconocer y respetar, desde una política de Estado, a la or-ganización –de base, autogestiva, autónoma y plural- de campesinos y de pobladores rurales, como actor y sujeto central de las políticas agroalimen-tarias y de desarrollo rural;

i) Suprimir los recortes, subejercicios, reasignaciones y ejercicio discre-cional del PEC Rural así como su uso político-clientelar-electoral por el gobierno federal, los gobernadores, los presidentes municipales y las cen-trales campesinas; y

j) Establecer reglas de operación del los programas del PEC Rural de acuerdo a la reorientación de la política agroalimentaria y rural que demanda la rea-lidad del país y del sector, favoreciendo congruencia, articulación, sinergía, simplifi cación, oportunidad, efi cacia, transparencia y rendición de cuentas.

Por lo anterior, el CONOC considera la aprobación del presupuesto rural 2010 como una grave oportunidad perdida y reprueba su carácter conti-nuista, discrecional y clientelar, no obstante que reconoce avances pun-tuales en ciertos aspectos y áreas.

Asimismo, hace un extrañamiento al PRD y a su grupo parlamentario en la Cámara de Diputados por dar la espalda a los temas del campo y la soberanía alimentaria nacional.

El CONOC hace un llamado al gobierno federal y en especial al Titular de la SAGARPA y responsable de la ejecución de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, para una diálogo constructivo para reorientar los programas y reglas de operación del PEC Rural 2010.

Al mismo tiempo, el CONOC reitera su llamado a las organizaciones cam-pesinas y movimientos sociales democráticos y progresistas, al Congreso de la Unión, a los Congresos estatales, a los partidos políticos, a los go-biernos estatales y al propio Gobierno Federal a una deliberación pública, democrática, genuina y plural, para reorientar las políticas fallidas hacia el campo, recuperar la orientación pública, social y nacionalista de los poderes del Estado, y encara con otros paradigmas las crisis alimentaria-económica-ambiental del campo y el país.

Atentamente,Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas CONOC:

Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS)

Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)

Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC)

Coordinadora Estatal de los Productores de Café de Oaxaca (CEPCO)

Frente Democrático Campesino de Chihuahua (FDC)

Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ)

Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red MOCAF)

www.conoc.org.mx [email protected]

ELOTLAMANALISTLI

FIESTA DE LOS ELOTES EN LA HUASTECA MASEUAL

Comemos maíz y no hay

transgresión en ello, porque

somos de maíz. Compartimos

la sustancia del elote,

vivimos y morimos con él

Page 16: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 200916

Desde antes de que las secretarías de Agricultura (Sagarpa) y de Medio Ambiente (Semarnat) anunciaran las primeras auto-

rizaciones para la siembra experimental de maíz transgénico en territorio mexicano, el 15 de octubre pasado, y después, con más contundencia, científicos nacionales y ex-tranjeros, organizaciones ambientalistas, legisladores e instancias internacionales como Slow Food, han manifestado críticas profundas y fundamentadas sobre los múl-tiples riesgos: de erosión genética que corre este grano nacido en México, de soberanía alimentaria y de salud pública. Las críticas apuntan en algunos casos a la ilegalidad del procedimiento de aprobación.

Y también hay señalamientos que derrum-ban los principales argumentos del gobierno para promover los transgénicos, respecto de que su supuesto mayor rendimiento augura una oferta adecuada en el futuro para la po-blación creciente.

Sin embargo, haciendo oídos sordos, am-bas secretarías han avanzado hasta casi apro-bar el total de 35 solicitudes de experimen-tación de maíz modificado presentadas este año por las empresas dominantes de la trans-genia, en especial Monsanto y Dow AgroS-cience, y el más reciente discurso oficial al respecto, pronunciado el 16 de noviembre en Jalisco por el coordinador de Asuntos inter-nacionales de la Sagarpa, Víctor Villalobos, se mantiene en el autismo: “para 2030 Méxi-co tendrá cerca de 121 millones de habitantes (...) requerirá cada año 241 millones de to-neladas de productos agrícolas, 78 millones más que en 2006 (...) habrá que poner aten-ción en la biotecnología (llámese transgenia) y su contribución a la seguridad alimentaria (...) 25 países del mundo han adoptado los cultivos biotecnológicos, y su área global en 2008 fue de 125 millones de hectáreas”, se-gún señaló un boletín de prensa la Sagarpa citando al funcionario.

Apenas en marzo Doug Gurian Sherman, miembro de la Union of Concerned Scientis (UCS) dio a conocer su informe Failure to yield (Fracaso en el rendimiento), resultado de una minuciosa evaluación de la eficiencia productiva de la ingeniería genética, a partir de dos docenas de estudios académicos. Y la conclusión fue que el maíz y la soya trans-génicos con tolerancia a herbicidas “no han aumentado los rendimientos” y el maíz resis-tente a insectos “los ha mejorado sólo margi-nalmente”. El reporte dice que “el aumento de los rendimientos de ambos cultivos en los 13 años recientes fue en gran parte debido al mejoramiento tradicional o a otras mejora en las prácticas agrícolas”.

Pero más allá de lo puramente productivo, científicos de primer nivel miembros de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) que firmaron una carta entregada el 29 de septiembre al presidente Felipe Calderón –y que fue signada también por intelectuales y artistas, más de 600— ad-vierten que abrir espacio en México al maíz transgénico “representa un riesgo despropor-cionado e innecesario que debe evitarse a toda costa por el bien de México y el mundo”.

La carta –disponible en www.unionccs.net– dice que “después de un cuarto de siglo de siem-bras experimentales, y más de una década de dis-tribución comercial de maíz transgénico, existe evidencia plena de que los beneficios que ofre-cen estas líneas comerciales no compensan de ningún modo los grandes riesgos que im-plica su liberación. (...) Muchos otros gobier-nos en el mundo han tomado en cuenta esta evidencia y han decidido detener la siembra y, en muchos casos, incluso la importación de maíz transgénico y sus derivados, lo cual hace que la posición de su gobierno sobre este asunto sea aún más incomprensible e in-justificada”. La advertencia es porque en esa fecha ya se preveían las autorizaciones a la experimentación.

El documento dice que “los riesgos del la liberación al ambiente de organismos genéti-camente modificados pueden ser mucho ma-yores cuando se realizan en centros de origen y diversidad de esos organismos (como es el maíz para México). En tal caso, los transge-

nes inevitablemente se introducirían en las diferentes variedades nativas que poseen dis-tintos contextos y características genómicas.

“Al contrario de lo que ocurre con la con-taminación química, los efectos de la intro-ducción de transgenes al germoplasma del maíz —herencia botánica custodiada por los campesinos e indígenas en México— po-drían ser irreversibles y progresivos, debido a la acumulación paulatina de transgenes en este germoplasma. Ello indudablemente significa que la responsabilidad que se tiene sobre este asunto trascienda como nunca an-tes a las generaciones venideras.”

Organizaciones campesinas y ambienta-listas han expresado su rechazo a la siembra de maíz transgénico y están buscando que el gobierno retroceda, que frene la experimenta-ción que ya está en marcha en Sonora, Sinaloa y Tamaulipas. Greenpeace México interpuso un recurso de revisión ante la Sagarpa con el argumento de que las autorizaciones violaron varias leyes, incluidas la de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados y la Federal de Procedimiento Administrativo (LFPA) y el propio Tratado de Libre Comer-cio de América del Norte (TLCAN).

Sin embargo, la autoridad desechó el re-curso al considerar que la asociación civil carece de la personalidad jurídica para pre-sentar este reclamo. Patricia Arendar, coor-dinadora de Greenpeace México, afirmó sin embargo que no se dan por vencidos y están desplegando varias estrategias. Una de ellas es la búsqueda con gobernadores para que declaren sus estados “libres de transgé-nicos”, como ya lo hizo en octubre el Dis-trito Federal. “Estamos en negociación. El primero podría ser Chihuahua”. Y también están explorando otros mecanismos legales nacionales e internacionales, y el acerca-miento con organizaciones campesinas para fortalecer un frente común social contra el maíz transgénico.

Desde fuera hay reacciones. Slow Food, el movimiento global nacido en 1989 en Pa-rís para defender la alimentación, sana, local y artesanal en contraposición con la comida rápida, chatarra e industrializada, hizo un llamado al mundo el 20 de noviembre, en voz de su presidente Carlo Petrini, “para de-fender la gran biodiversidad alimentaria de México, patrimonio de sus pueblos indíge-nas, que con generosidad han compartido en el mundo entero y que hoy está gravemente amenazada”. Petrini dijo que “el mundo se sorprendió y se alarmó al enterarse de que el gobierno mexicano otorgó los primeros per-misos para la siembra experimental de maíz transgénico en tierras mexicanas, cuna de la agricultura alimentaria”. Anunció que le 10 de diciembre los más de cien mil miembros activos de Slow Food en 132 países se suma-rán a la defensa de la pureza de los maíces originarios de México. Esto durante la cele-bración del Día Terra Madre, fecha en que este movimiento internacional promueve su filosofía de que la alimentación debe ser buena, justa y limpia (LER).

OÍDOS SORDOS ANTE ADVERTENCIAS Y RECLAMOS POR MAÍZ TRANSGÉNICO• Asume la sociedad argumentos científicos y procesos legales para confrontar la siembra experimental del grano modificado

DECLARACIÓN DE JALTEPECReunidos en Jaltepec de Candayoc, te-rritorio del pueblo Ayuuk, en la región Mixe, de Oaxaca, el Segundo Foro Na-cional Tejiendo la Resistencia, repre-sentantes de pueblos, comunidades y organizaciones, hemos hablado, nos hemos escuchado y nos hemos puesto de acuerdo para avanzar en tejer la re-sistencia y la propuesta.Compar endo nuestros dolores denun-ciamos: (…) Que la contaminación de los maíces na vos mexicanos por transgé-nicos descubierta en el año 2001; la au-torización de la siembra experimental de maíces transgénicos de Monsanto y Dow Agrosciences, fi rmada por Felipe Calderón el 6 de marzo de este año, así como el uso de la planta del maíz como laboratorio para producir sustancias químicas no comes bles, pueden pro-vocar un desastre mundial, pues los maíces mexicanos son los maíces origi-narios a par r de los cuales se han desa-rrollado las semillas que hoy usurpan las trasnacionales como suyas.

A par r de nuestros dolores, conside-ramos que: (…) Los gobiernos a través de programas y polí cas han provoca-do un desastre en el campo mexicano, al extremo de que ya no producimos los que comemos y tenemos que com-prar maíz. Y otros alimentos, en otras palabras, hemos perdido la soberanía alimentaria.Desde los corazones de nuestros pue-blos, declaramos que: Nuestras comu-nidades y pueblos indígenas estamos en resistencia, no nos dejaremos vencer ante esta nueva ofensiva neoliberal de despojo, creemos profundamente en el valor de nuestras asambleas, del ejerci-cio de la autoridad vista como servicio, la propiedad colec va de la erra y la recons tución de nuestros territorios como pueblos, como ins tuciones de las que obtendremos fortaleza.Es importante generar una estrate-gia preven va para no vernos arro-llados por la imposición de proyectos neoliberales.Seguiremos impulsando procesos de capacitación y difusión a par r de lo que acontece en nuestra comunidad y vinculándonos con otras comunidades, redes o movimientos similares, para se-guir tejiendo la unidad por la defensa de nuestros territorios.Nos pronunciamos en contra de la siem-bra de maíz transgénico en México, con cualquier fi n y en cualquier parte del te-rritorio nacional.(…)Llamamos a todos y todas a fortalecer lo nuestro, como una alterna va de so-lución al colapso mundial al que nos ha llevado el modelo capitalistaSan Juan Jaltepec de Candayoc, Cotzocón, Mixe, Oaxaca, México, a 14 de Noviembre de 2009. Día de la res tución comunitaria del territorio Jaltepec de Candayoc.

AMLO Y LOS TRANSGÉNICOS

El 22 de noviembre Andrés Manuel Ló-pez Obrador manifestó su rechazo al maíz transgénico. Ello, en el postulado básico ocho de un total de diez que dio a conocer en el marco de la celebración del tercer aniversario de su presidencia legí ma, en el Zócalo de la Ciudad de México. “8. Alcanzar la soberanía alimentaria. Desde 1983 se dejó sin apoyo al sector agropecuario y se optó absurdamente por comprar los alimentos que consu-mimos en el exterior. Ahora, en conse-cuencia, hay erras ociosas, potreros abandonados; se ha despoblado el me-dio rural y millones de mexicanos han tenido que emigrar.“Este año para la compra de alimentos en el extranjero, se des narán 16 mil millones de dólares. La mayor parte es maíz, frijol, arroz, leche, carne de res, de cerdo y desechos de pollo, que podría-mos producir en el país.“Asimismo, debe fortalecerse la agricul-tura de autoconsumo de la que depen-den millones de indígenas y campesinos pobres. Además, es donde se conser-van semillas orgánicas y variedades de maíz que forman parte de la gran ri-queza gené ca de México. No al maíz transgénico.”

los transgenes inevitablemente

se introducirían en las

diferentes variedades nativas

que poseen distintos contextos

y características genómicas

Page 17: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 2009 17

Alrededor de 500 miembros del Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC) y la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, participaron en la toma simbólica de la Ciudad de México en apoyo a la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas. Los campesinos llegaron desde Campeche, Chiapas, Chihuahua, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tamaulipas y Zacatecas. FOTO: Enrique Pérez S. / ANEC

El Barzón, Oxfam México y El Poder del Con-sumidor se unieron para lanzar la iniciativa “Consumidores: por el derecho del consumi-dor y contra los monopolios”, con la cual inten-

tan atraer una fuerza social suficientemente grande para lograr una “insurgencia ciudadana” que rescate al Poder Legislativo de su sometimiento a las grandes empresas dominantes en los sectores bancario, agroalimentario, te-lecomunicaciones y otros. Y promover así cambios lega-les que sancionen seriamente las prácticas monopólicas, incluso con cárcel, y que regulen los precios.

En el anuncio de esta iniciativa, el 18 de noviembre en Casa Lamm, en la Ciudad de México, Alfonso Ra-mírez Cuellar, dijo que de aquí al siete de marzo, Día Internacional de los Consumidores –“en el que tendre-mos una convención nacional”–, “vamos a recorrer la República difundiendo los derechos de los consumido-res; vamos a practicar el boicoteo contra las televisoras, contra las empresas abusivas, contra quienes rebasan los precios de producción y transacción; vamos a hacer mucho trabajo (de cabildeo) legislativo (...) queremos conquistar el derecho al desarrollo, y éste lo obstaculi-zan las grandes corporaciones”.

Comentó que un estudio elaborado para la Comi-sión Federal de Competencia (CFC) muestra que los monopolios están provocando en México bienes y ser-vicios con un sobreprecio de 30 por ciento, lo cual afec-ta principalmente a las clases media y pobre.

Las empresas alimentarias juegan aquí un rol des-tacado. El acuerdo suscrito por las tres organizaciones promotoras de la iniciativa de Consumidores dice que “nuestra economía no crece, entre otras razones, por-que tres bancos dominan los servicios financieros, dos empresas controlan los canales de televisión abierta, una empresa controla la red de conexión telefónica, dos gru-pos empresariales controlan la distribución del gas LP, dos empresas controlan el mercado del cemento, una empresa controla dos tercios de la producción de harina de maíz, tres empresas controlan la producción de po-llo y huevo, dos empresas controlan el 80 por ciento del mercado de leche, tres empresas dominan el mercado

de carnes procesadas, dos empresas controlan el mer-cado de refrescos, jugos y agua envasados, una empre-sa controla la producción de pan industrializado y dos empresas controlan la distribución de medicamentos”.

El presidente de la CFC, Eduardo Pérez Mota, es-tuvo presente en el evento. Declaró a la prensa: “Está totalmente identificado el efecto tan nocivo que tiene la falta de competencia sobre todo en la distribución del ingreso; en particular la falta de competencia en los sectores alimentarios y distribución de medicinas golpea más a los grupos de población más pobre del país. Eso es muy grave y requiere acción muy clara de parte de las autoridades (...) Es muy importante que la regulación promueva la competencia, que dé oportu-nidades a más empresarios”.

Ramírez Cuellar afirmó que cabilderos de las gran-des empresas cigarreras, de las televisoras, de las pro-ductoras de leche y demás “colonizan, compran, some-ten y capturan a los diputados y senadores para que la mayoría de disposiciones legales y reformas constitucio-nales salgan a modo de estos grandes conglomerados”.

La iniciativa naciente pretende “rescatar” a los legisladores para que se otorgue autonomía consti-tucional a la CFC, la cual es hoy un órgano descen-tralizado de la Secretaría de Economía; para que se castigue con prisión a quienes realizan prácticas que afectan el consumo popular y dañan severamente la economía nacional; para que se reforme la Ley del Impuesto sobre la Renta y que empresas como Bacho-co deje de pagar impuestos a niveles similares a los de una organización de ejidatarios, y para que la Ley General de Competencia establezca un nuevo apar-tado en materia de precios, que induzca una revisión de precios en las diferentes regiones del país, y que la CFC tenga la facultad de fiscalización y regulación de los precios para evitar que los monopolios impon-gan sobreprecio en los productos de mayor consumo popular (LER).

CONSUMIDORES INSURRECTOS• Iniciativa para combatir monopolios y “rescatar legisladores” Evento: Bioferia Vegetariana. Organiza: Bioferia Vegetariana.

Lugar: Parque España. Fecha: 26 de diciembre. A partir de las 10:00 horas. Informes: Dayan Ruiz Córdova (Coordinadora) 55295375 / [email protected]

Libro: Morir en la miseria. Los 14 municipios más pobres de México. Editorial / Colección: Océano / El dedo en la llaga. Coordinador:

Miguel Badillo. Autores: Zósimo Camacho, Nydia Egremy, Nancy Flores, Paulina Monroy, Ana Lilia Pérez, Érika Ramírez y Yenise Tinoco. Informes: [email protected] / http://www.oceano.com.mx/oceano_frame_fi cha.asp?fi sbn=9786074000665&fhacia=oceano_frame1.htm

Testimonio vivo y terriblemente actual de la pobreza extrema en muchas regiones del país, sobrecogedora crónica de una dolorosa circunstancia que no puede dejar indiferente a ningún lector, revelador reportaje que conmueve, indigna y obliga a la refl exión, Morir en la miseria es un

trabajo periodístico colectivo que, al margen de generalizaciones y enfoques abstractos, se atreve a mostrar la realidad concreta que se vive en los estados más pobres de México. El libro recoge información de primera mano y datos absolutamente confi ables que no sólo desmienten el optimismo que suele caracterizar al discurso ofi cial, sino también ponen el dedo en la llaga al denunciar el fracaso de los numerosos programas sociales que, a lo largo de los últimos años, han pretendido acabar con un fl agelo que hoy en día afecta a buena parte de la población mexicana y que, en los casos aquí reportados, alcanza dimensiones perturbadoras.

Página Web: http://www.quali.com.mx/ Los alimentos Quali han merecido los más prestigiados premios y reconocimientos: Premio Nacional Agroalimentario 2008 y 2005; Premio México Calidad Suprema 2005; Premio Slow Food por la defensa de la Biodiversidad 2002; Premio al Mérito Ecológico 2005; Premio al Mérito por la Equidad Laboral 2002 y otros más. El amaranto Quali es producido en la región

de Tehuacán, cuna de la agricultura mesoamericana. La cadena agroindustrial Quali inicia con las familias campesinas e indígenas responsables del cuidado del agua y la tierra en que cultivan las semillas de amaranto orgánico seleccionadas desde hace un cuarto de siglo. Quali utiliza insumos naturales para garantizar su inocuidad. No aplica químicos agrotóxicos.Quali garantiza la higiene del personal, insumos y equipos en todos sus procesos agroindustriales. El Grupo de Empresas Sociales Cooperativas Quali promueven la cooperación. La comercializadora Quali te invita a ser parte de la Red de Aliados, responsables de hacer llegar alimentos saludables directamente a los consumidores fi nales en sus familias, escuelas y centros de trabajo en todo el país, impulsando procesos económicos con Sello de Equidad.

vamos a recorrer la República difundiendo

los derechos de los consumidores; vamos

a practicar el boicoteo contra las

empresas abusivas, contra quienes rebasan

los precios de producción y transacción

queremos conquistar el derecho al

desarrollo, y éste lo obstaculizan

las grandes corporaciones

FOTO

: Gus

tavo

Gra

f

“SI DERROTAN AL SME, NOS DERROTAN A NOSOTROS”: CAMPESINOS

Page 18: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 200918

Armando Bartra

La novedad es que a los cafetaleros no les está yendo mal. Después de un largo período de precios extrema-damente bajos que rondaban los 50

dólares el quintal, en los tiempos recientes au-mentaron algo las cotizaciones y se han man-tenido en niveles aceptables. Pero esto no es consuelo pues, a cambio, hay en el mercado de café una gran monopolización. Concen-tración del aromático en unas cuantas empre-sas, favorecida por las políticas públicas que canalizan por medio de los grandes compra-dores recursos fiscales como los destinados a los viveros y la renovación, que debieran bajar vía las organizaciones de productores.

De este modo y con la complicidad del go-bierno, un puñado de empresas, como AMSA y Nestlé, han ido incrementando su control sobre la mayor parte de la producción y pre-tenden apoderarse del resto. Cosa preocupante pues les daría un dominio sobre los caficultores que no se veía desde los tiempos del Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), pero ahora ejer-cido por empresas privadas. Y es seguro que si hoy hacen buenas ofertas para atrapar incautos, una vez logrados sus propósitos monopolistas impondrían los precios que se les diera la gana.

El único obstáculo que se les opone son los cafetaleros organizados. Y sobre ellos se han ido, aprovechando que los precios altos en el mercado de café convencional hacen menos atractivos los que pueden conseguirse por vía de las organizaciones. Incluyendo los del grano orgánico vendido en el Comercio Justo, cuyos precios mínimos han sido superados más de una vez por las cotizaciones del mercado libre.

Y muchas organizaciones están teniendo problemas para acopiar, porque una parte de los socios entrega menos café del que tenía comprometido, pues encuentra más atracti-vo irse con los acaparadores. Algunos hablan de traición, de que productores que en los años de bajas cotizaciones se beneficiaron de los buenos precios que pagaba su organi-zación y también de los programas públicos que ésta canaliza, se olvidan de ella en cuan-

to un “coyote” –un acaparador al que siem-pre habían reconocido como enemigo– les ofrece un poco más. Es como si en el fútbol los aficionados sólo le fueran a su equipo cuando gana y le dieran la espalda cuando no anota tantos goles como de costumbre.

El problema es grave. Pero no tiene caso lamentarse de la presunta traición de los so-cios. Más bien hay que preguntarse por qué hay productores que no le tienen amor a la camiseta, que ven a las organizaciones como un comprador más.

Y probablemente la respuesta es que si las organizaciones se limitan a acopiar y comer-cializar, serán percibidas por muchos como un comprador entre otros, mientras que cuando las organizaciones, además de ser buenas em-presas comerciales, atienden otras necesidades de los socios, los productores les tienen más fe.

Probablemente hay que ir pensando en que una organización económica campesina es una empresa social, pero puede ser tam-bién una asociación que atienda problemas de ahorro y préstamo, de abasto de productos básicos, de salud, de alimentación, de vivien-da, de transporte, de educación, cuestiones de rescate y valorización de la cultura.

Probablemente hay que ir pensando en organizaciones que se parezcan más a una familia grande o a una comunidad que a una simple y despersonalizada empresa.

Afortunadamente en CNOC hay buenos ejemplos de organizaciones diversificadas, y me parece que sus socios le tienen más amor a la camiseta que aquellos de las demasiado especializadas.

Quisiera ahora hablar de un tema gene-ral que afecta a los pequeños productores de café pero también al resto de los cam-pesinos. Porque, a lo mejor a los cafetaleros no les ha ido tan mal últimamente, pero lo cierto es que el campo está desfondado, está en ruinas.

El desastroso saldo rural del modelo neo-liberal que inspiró las políticas públicas de las cinco últimas administraciones, ha pues-to al agro mexicano al borde de una desar-ticulación extrema; una desarticulación que si dejamos pasar el tiempo quizá ya no tenga compostura.

Es urgente, por ello, que los diversos actores interesados en salvar al campo, y en primer lugar los campesinos organizados, unan sus voluntades, unan sus fuerzas, unan sus saberes en la tarea de formular un gran proyecto de re-cuperación rural. Es necesario, es urgente, que quienes están comprometidos con el

Fernando Celis Callejas

La Coordinadora Nacional de Organi-zaciones Cafetaleras (CNOC) nació en julio de 1989 integrada por una mayoría de organizaciones regiona-

les independientes y grupos cafetaleros ligados a centrales campesinas nacionales como la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) y la Unión General Obrera Campesina y Popular (UGOCP).

En el pacto que dio origen a la CNOC, se acordó integrarla como una coordinación de organizaciones regionales, como un organis-mo gremial de cafetaleros independiente y plu-ral y con una comisión de enlace y en torno a acciones conjuntas en demandas comunes. Las principales demandas en sus inicios tuvieron que ver sobre todo con acceder a financiamien-to, a infraestructura de beneficiado del café y a cuotas de exportación, y también la exigencia de mejoras en el funcionamiento del Instituto

Mexicano del Café (Inmecafé) y de definición de los precios de garantía del aromático.

Al considerarse como irreversible la liqui-dación del Inmecafé, la CNOC participó con las demás organizaciones cafetaleras nacionales en las negociaciones con el go-bierno federal para la transferencia de la in-fraestructura del instituto y para el manejo de un fondo de los productores (el Fidecafé) que contaba con cerca de 100 millones de dólares.

La CNOC apareció como una organi-zación importante en la rama cafetalera y acreditó en 1995 un padrón firmado por cada productor y certificado por la autoridad mu-nicipal local, de 71 mil caficultores. Con sus aliados de la CIOAC y la UGOCEP, suma-rían alrededor de 92 mil, contra los 86 mil que acreditó la Unión Nacional de Produc-tores de Café (UNPC) de la Confederación Nacional Campesina (CNC).

En la CNOC participan mayoritariamente indígenas de 20 grupos étnicos, de los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla, San Luis Potosí, Hidalgo, Guerrero, Tabasco y Nayarit.

De 1990 a 1994 los planteamientos prin-cipales fueron en torno a comercializar di-rectamente el café y para ello se formó una comercializadora nacional que en tres años se convirtió en la principal exportadora del gra-no entre los productores. También entonces se demandaban apoyos compensatorios por

los bajos precios del café y para ello hubo mo-vilizaciones importantes durante varios años. En este periodo la CNOC participó en un es-quema de coordinación gremial, en el marco del Grupo Operativo Nacional, que definía con el gobierno federal los apoyos a la produc-ción de café en un periodo de bajos precios; participó también en la administración del Fidecafé, estableciéndose varios programas de créditos para el acopio y la comercializa-ción de café y de renegociación de adeudos.

Buena parte de los grupos se orientaron a construir una alternativa de comercialización, la de producir café orgánico y venderlo en el llamado Comercio Justo, que en los periodos de precios bajos se ha convertido en un elemen-

to fundamental para sostener los ingresos de las familias. Los que venden en los mercados convencionales tienen fuertes problemas para comercializar su café frente a la competencia de las grandes compañías trasnacionales.

De 1995 al 2000 se tuvo un periodo de alza de los precios del café y se presentaron pro-blemas con el gobierno federal debido a su obstinación de impulsar, principalmente por medio de los estados, un programa de fuer-te aumento de la producción, que supuesta-mente cubriría la demanda de Estados Uni-dos después de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Desde sus inicios, este objetivo se vislumbra-ba inviable.

ENCUENTRO NACIONAL CAFETALERO

HACIA UN PLAN DE AYALA PARA EL SIGLO XXI

CNOC: 20 AÑOS, UNA ORGANIZACIÓN CAFETALERA INDEPENDIENTE

Es necesario, es urgente, que

quienes están comprometidos

con el agro se pongan

de acuerdo en lo que

podríamos llamar el Plan

de Ayala del siglo XXI

Las principales demandas en

sus inicios tuvieron que ver

sobre todo con acceder a

fi nanciamiento, a infraestructura

de benefi ciado del café y a

cuotas de exportación

FOTO

: Enr

ique

Pér

ez S

. / A

NEC

Page 19: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 2009 19

agro se pongan de acuerdo en lo que po-dríamos llamar el Plan de Ayala del siglo XXI.

Proyecto estratégico para la salvación del campo, en torno al cual se pueda cons-truir una convergencia social suficientemen-te amplia e incluyente como para forzar el necesario cambio de rumbo.

Los tiempos de este proyecto los determi-na el que, literalmente, el campo no aguan-ta más. Pero también están asociados a la coyuntura simbólica del 2010. Año en que se rememoran las dos grandes insurgencias populares de nuestra historia, y en que sería muy importante que los campesinos y sus aliados presentaran a la nación un Plan de Ayala del siglo XXI.

Pero los tiempos no sólo los determina la efeméride, los determina también la co-yuntura electoral del 2012. Momento tras-cendente donde lo que estará en juego es la continuidad de una ruta que nos lleva al abismo o el cambio verdadero que inicie la regeneración rural y nacional.

Lo que se busca con la iniciativa que lla-mo Plan de Ayala del siglo XXI es articular un acuerdo campesino estratégico en torno a un plan integral y de largo aliento.

Convergencia y proyecto cuyo interlocu-tor no es el actual gobierno federal, precoz-

mente desfondado. Ni tampoco el Congreso de la Unión, que es campo de batalla de los que se sienten candidatos a la presidencia de la República, y donde la propuesta se politi-zaría prematuramente.

El Plan de Ayala del siglo XXI no va diri-gido al actual presidente ni a los diputados y senadores, sino a los campesinos organizados y sobre todo a los no organizados, que son mayoría; a la opinión pública; a las fuerzas sociales y políticas del país y también a los actores, aun virtuales, de la sucesión presi-dencial del 2012.

En 2012 lo que estará en juego serán apuestas político-electorales, en las que pre-sumiblemente los actores rurales discrepa-rán. Pero también se pondrán sobre la mesa proyectos de país. Visiones de futuro en los que pueden coincidir aun quienes tienen adscripciones políticas distintas. Es ésta la gran convergencia que se busca.

Dos son entonces las tareas: consensuar el Plan de Ayala del siglo XXI y conformar un Consejo para la Salvación del Campo. Una gran convergencia donde estén representa-das todas las fuerzas sociales, civiles y acadé-micas interesadas en que en 2012 se rectifi-que radicalmente el modelo agrario seguido en el último cuarto de siglo. Ponencia leída por el autor en el Encuentro Nacional de la CNOC

De 2000 a 2004 se sufrió una fuer-te crisis de bajos precios que, junto con la sobrevaluación del peso y la reducción de la producción, disminuyó los ingresos de las familias cafetaleras hasta en 70 por ciento. La migración y las nuevas estrategias de so-brevivencia de los productores disminuyeron la participación en las organizaciones. En esa época incluso los grupos que venden café orgánico en el Comercio Justo se vieron afectados por la crisis. Algunas organizacio-nes establecieron requisitos como el que sólo podían ser socios los que comercializaran por medio de la organización y fueran pro-ductores de café orgánico, lo cual disminuyó la membresía en algunas de ellas.

Durante la década reciente, la CNOC ha actuado conjuntamente con las demás organizaciones cafetaleras nacionales en el planteamiento y la gestión de las políticas públicas para el sector, formando en 1997 un Foro de las Organizaciones Nacionales de Productores de Café y en 2005 un Consejo Nacional de Organizaciones de Productores de Café (CNOPC). Junto con otras organi-zaciones de campesinos como la ANEC, MOCAF, AMUCSS, UNOFOC, FDCCH,

y MAIZ formó el Consejo Nacional de Orga-nizaciones Campesinas (CONOC). En 2003 participó en la formación del Movimiento El Campo No Aguanta Más y en la negociación del Acuerdo Nacional para el Campo.

Asimismo, la CNOC ha seguido trabajan-do en fortalecer sus esquemas de venta de café vía el Comercio Justo; ha formado organismos de financiamiento y de ahorro y préstamo, e impulsa proyectos de mujeres, de servicios ambientales y ecoturismo y de diversificación de la producción y otras actividades.

Hoy la CNOC enfrenta varios dilemas. Por ejemplo: Cómo crecer numéricamente en un contexto de dispersión organizativa, de precarie-

dad y utilitarismo de los productores, en que abun-dan las políticas de afiliación clientelar por medio de diversos programas con recursos públicos.

La dificultad de trabajar de una manera más integral en función del conjunto de las condiciones de vida y estrategias de las fami-lias campesinas.

En sus 20 años, la CNOC ha sido radical-mente autónoma en relación a los partidos políticos y las instancias gubernamentales. Sin embargo, esto genera dudas en cuanto a si se debe tener una mayor participación en coali-ciones políticas amplias, en la perspectiva de que debe impulsarse una mayor democratiza-ción del país y la conformación de un gobierno

progresista que impulse nuevas políticas para el campo y para el conjunto de la sociedad.

Ante las estrategias de diversificación de ingresos de las familias cafetaleras, se requie-re un nuevo modelo productivo con menos inversión en capital y trabajo y aplicando in-tensivamente el trabajo de la familia.

Si bien un buen número de productores de la CNOC venden su café en el Comercio Justo, deberían también impulsarse esquemas mínimos de regulación, como el de mayores pagos por calidad y el no uso de cafés dañados en el consumo interno, además de acuerdos con otros países que establezcan medidas que permitan mejorar los precios internacionales.

La celebración el 22 y 23 de noviembre del 2009 de los 20 años de la CNOC, en Cuetzalan, Puebla, se dio en un contexto de fuerte crisis económica, de debilitamiento del Estado y de mayor intervención de las em-presas trasnacionales en la cafeticultura. Allí se reconoció la importancia de mantener los principios que dieron origen a la CNOC y se tomaron acuerdos para impulsar su fortaleci-miento. Entre éstos destacan trabajar para la incorporación de más campesinos a la Coor-dinadora, impulsar gobiernos progresistas con políticas a favor del campo y de los pequeños productores y enfrentar a las trasnacionales en la rama cafetalera. Además se acordaron pro-puestas de políticas públicas para el café y me-didas internas para mejorar la producción y la comercialización, fortalecer los organismos financieros con que se cuenta, la diversifica-ción de actividades y una mejor comunica-ción entre las organizaciones integrantes. Ponencia leída por el autor en el Encuentro Nacional de la CNOC

FERNANDO AMEZCUA, Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)

Les agradecemos mucho por su apoyo, en esta situación tan complicada que te-nemos ahora que el presidente de la Re-pública tuvo como decisión desaparecer Luz y Fuerza del Centro (…) Felipe Cal-derón ha militarizado al país con el pre-texto de la lucha contra el narcotráfi co, lucha que está perdiendo. Pero sí está ganando la batalla por desarmar los mo-vimientos organizados de nuestro país, por encarcelar a los luchadores sociales, en donde esta militarización ha servido como represor (…) En todo esto, el SME ha dicho basta, no sólo por el problema que signifi ca la desaparición de LFC, por-que muchos piensan, si pasan sobre el SME, pasarán sobre lo que sea. Nosotros aceptamos el reto y decimos “ya basta”

y si las cosas no cambian, estamos dis-puestos incluso hasta a la revolución. La dirección del SME ha decidido: ni un paso atrás, pase lo que pase y hasta don-de lleguemos.

VÍCTOR SUÁREZ, Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)

(…) aunque se hayan tenido 20 años de logros, esfuerzos y mucha lucha, este gobierno está secuestrado por las gran-des empresas trasnacionales. En el 2012 tenemos que cambiar de gobierno, de manera legal y pacífi ca. Tenemos que fortalecer alianzas, no podemos estar so-los, tenemos que estar unidos con otras organizaciones campesinas, pero tam-bién con otros movimientos organizados, como los sindicatos.

ENCUENTRO NACIONAL CAFETALERO

En sus 20 años, la CNOC ha

sido radicalmente autónoma en

relación a los partidos políticos

y las instancias gubernamentales.

Sin embargo, esto genera dudas

en cuanto a si se debe tener

una mayor participación en

coaliciones políticas amplias

FOTO

: Enr

ique

Pér

ez S

. / A

NEC

Page 20: No. 27 El maestro XOLO

12 diciembre de 200920

La Coordinadora Nacional de Organizacio-nes Cafetaleras (CNOC) cumplió 20 años y lo celebró con un Encuentro Nacional el 22 y 23 de noviembre, en el Centro de Capacitación de la Sociedad Coopera va Tosepan Titataniske, en Cuetzalan, Puebla.

Alrededor de 500 campesinos e indígenas de Guerrero, Puebla, Chiapas, Oaxaca, Veracruz discu eron sobre la situación que viven el país y la rama cafetalera; abordaron temas tales como la mono-polización del mercado del café por las empresas trasnacionales, la estrategia a seguir en los próximo años y las posibles alianzas con otros grupos campesinos.

Estuvieron allí representantes de orga-nizaciones hermanas de la CNOC, como la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), el Ins tuto Maya, la Aso-ciación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS) y Comercio Justo México. También par cipó Fernan-do Amezcua, secretario del Exterior del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

ENCUENTRO NACIONAL CAFETALERO

FERNANDO CELIS (Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, CNOC)

(..) El contexto se vuelve más complicado, porque además tenemos un problema organiza vo serio, que es el problema de fondo, pues los productores se suman a sus organizaciones de manera formal, y cuan-do las trasnacionales pagan más, entregan su café a ellos. Esto además se ve acentua-do por la crisis que empobrece al campo.

EFRAÍN MARTÍNEZ BAUTISTA (Tosepan Titataniske, Puebla)

(…) el café no sólo ha sido un cul vo que nos permite la integración con varios cul vos y la diversifi cación de especies, (…) ha sido un medio que nos ha permi- do la integración con otras organiza-

ciones hermanas, que al igual que no-sotros, poseen una diversidad cultural.(..) Los campesinos cafetaleros hemos hecho posible que la cafe cultura siga viva en nuestro país. Los pequeños pro-ductores hemos sido los que más hemos resis do los períodos de crisis, somos los que hemos creado mayores innova-ciones para el desarrollo de las comuni-dades y, por medio de la CNOC, hemos sido el sector más proposi vo para el planteamiento de polí cas públicas.

CRUZ JOSÉ ARGÜELLO MICELLI (Coordinadora de Pequeños Productores de Café, Coopcafé, Chiapas)

(…) Hablar de la situación que guardan las polí cas públicas en nuestro estado es algo triste. Tuvimos como dos años lu-chando por un programa de renovación de cafetales. A Chiapas supuestamente se le dotaron 360 millones de pesos pero cuando el programa inició, surgieron de la noche a la mañana las empresas y los viveristas, que se “vendieron” las plan-tas y se quedaron con los recursos. Si ha-blamos de cobertura de precios, hasta el año pasado eran operadas por las tras-nacionales (California, AMSA), quienes recibieron subsidios del gobierno.

FOTO

S: E

nriq

ue P

érez

S. /

AN

EC

Romualdo Zamora, presidente de la CNOC; Fernando Celis, asesor de la CNOC, y Fernando Amescua, secretario del Exterior del SME.