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Santiago Alba Rico, la RDA y las dicotomías Nega Algunos apuntes sobre la guerra en Siria, las primaveras árabes y los polémicos escritos de SAR. En 1989 caía de muro de Berlín. En Wall Street corría el champaña entre risotadas, permanentes con laca y pellizcos en el trasero a las secretarias, el llamado mundo libre sigue padeciendo la resaca de aquella fiesta. Por su parte un amplio sector de la izquierda también abrió botellas de champaña; otra sigue sin parpadear desde entonces, paralizada por el susto y huérfana de referentes reales. Si hoy evocamos la RDA como concepto político, éste suscitaría posiciones encontradas (y enconadas): mientras algunos enfatizarían los logros en vivienda, educación y sanidad, otros nos recordarían a la Stasi y la falta de libertades individuales, eso tiene poco de misterioso. Lo verdaderamente interesante es quién matiza las cualidades y quién los defectos. Si somos el padre de una familia desahuciada y puesta de patitas en la calle por un banco privado, quizá veamos con mejores ojos a un país que nos garantiza el trabajo y la vivienda. Si somos un escritor de éxito, un médico o un catedrático en la universidad quizá valoremos más la cuestión de las libertades individuales y opinemos que un país bajo la lupa de la Stasi es un verdadero infierno. Es lógico: al tener cubiertas las necesidades básicas (materiales), hace que aspiremos a copar otro tipo de necesidades más elevadas como la libertad individual (inmaterial). Cuando Beatriz Preciado dice que no hay que cortar cabezas y reniega de la violencia política para hacer la revolución, también es comprensible. Desde muy jovencita estudió en colegios privados, en liceos y en el extranjero, lo cual nos invita a pensar que nunca le ha faltado un techo, comida u otro tipo de necesidades materiales. Es comprensible que se centre antes en la cuestión de género que en la de clase o económica. Quizá un transexual sin trabajo y recién desahuciado que no da clases en la Universidad de París, opine que sí que hay que cortar cabezas. Al final todo es cuestión de prioridades porque como nos contaron hace algunos años los barbudos padres del marxismo: las condiciones materiales determinan la conciencia. Luego claro, está la alienación. Y la propaganda de masas. Con Siria ocurre parecido. Cuando no es tu ciudad sobre la que van a caer los Tomahawks teledirigidos con precisión quirúrgica (aunque luego siempre caen sobre viviendas,

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Page 1: Nega, Siria y Los Falsos Dilemas

Santiago Alba Rico, la RDA y las dicotomías

Nega

Algunos apuntes sobre la guerra en Siria, las primaveras árabes y los polémicos escritos de SAR.

En 1989 caía de muro de Berlín. En Wall Street corría el champaña entre risotadas, permanentes con laca y pellizcos en el trasero a las secretarias, el llamado mundo libre sigue padeciendo la resaca de aquella fiesta. Por su parte un amplio sector de la izquierda también abrió botellas de champaña; otra sigue sin parpadear desde entonces, paralizada por el susto y huérfana de referentes reales. Si hoy evocamos la RDA como concepto político, éste suscitaría posiciones encontradas (y enconadas): mientras algunos enfatizarían los logros en vivienda, educación y sanidad, otros nos recordarían a la Stasi y la falta de libertades individuales, eso tiene poco de misterioso. Lo verdaderamente interesante es quién matiza las cualidades y quién los defectos. Si somos el padre de una familia desahuciada y puesta de patitas en la calle por un banco privado, quizá veamos con mejores ojos a un país que nos garantiza el trabajo y la vivienda. Si somos un escritor de éxito, un médico o un catedrático en la universidad quizá valoremos más la cuestión de las libertades individuales y opinemos que un país bajo la lupa de la Stasi es un verdadero infierno. Es lógico: al tener cubiertas las necesidades básicas (materiales), hace que aspiremos a copar otro tipo de necesidades más elevadas como la libertad individual (inmaterial). Cuando Beatriz Preciado dice que no hay que cortar cabezas y reniega de la violencia política para hacer la revolución, también es comprensible. Desde muy jovencita estudió en colegios privados, en liceos y en el extranjero, lo cual nos invita a pensar que nunca le ha faltado un techo, comida u otro tipo de necesidades materiales. Es comprensible que se centre antes en la cuestión de género que en la de clase o económica. Quizá un transexual sin trabajo y recién desahuciado que no da clases en la Universidad de París, opine que sí que hay que cortar cabezas. Al final todo es cuestión de prioridades porque como nos contaron hace algunos años los barbudos padres del marxismo: las condiciones materiales determinan la conciencia. Luego claro, está la alienación. Y la propaganda de masas. Con Siria ocurre parecido. 

Cuando no es tu ciudad sobre la que van a caer los Tomahawks teledirigidos con precisión quirúrgica (aunque luego siempre caen sobre viviendas, escuelas y hospitales) es muy fácil envalentonarse y pedir una intervención humanitaria que ponga fin al régimen asesino de Al Assad, sólo hay que escuchar al PSOE, adelantando en belicosidad a sus homólogos del Partido Laborista británico. También es muy fácil caer en la equidistancia y no posicionarse ni con los sirios ni con los americanos. Obviamente mi modelo no es el de Al Assad, pero si nos ponemos tiquis miquis ni siquiera lo es el cubano, ni el bolivariano, ni el de Allende, ni el de la China de Mao, ni el Vietnam del tío Ho, ni el soviético de Lenin, Stalin o Gorbachov, ni el del Frente Popular en España: todos están llenos de innumerables defectos y errores. Pero frente a Estados Unidos o cualquiera de sus perros falderos de la OTAN, los defenderé con uñas y dientes. Los antiguos nativos americanos practicaban canibalismo y se comían el corazón de sus adversarios (en esto coincidían con los rebeldes sirios) mediante sacrificios y ofrendas a sus dioses, obviamente no eran mi modelo, pero no por ello los tengo que equiparar a los conquistadores españoles: usureros codiciosos, asesinos en masa y fanáticos religiosos. Obviamente no es lo mismo hacer sacrificios humanos a los dioses que exterminar una raza entera y saquear un continente. Nunca es lo mismo. Con Siria ocurre parecido: muchos desde la izquierda, están equiparando a los nativos americanos (Al Assad) con los conquistadores (EE.UU y el imperialismo). La parábola viene como anillo al dedo. 

Decía Howard Zinn que en un tren en marcha no se puede ser neutral y nada simboliza mejor un tren en marcha que una guerra. En una guerra puede que no haya buenos y malos, pero siempre hay unos menos malos que otros, siempre. Los norteamericanos bombardearon Dresden y por tanto eliminaron el bombardeo sobre ciudades como crimen de guerra para no verse juzgados. Deleznable, pero pese a ello, ¿alguien se atrevería a negar que los menos malos en la Segunda Guerra Mundial eran los aliados? ¿Alguien se atreve a equiparar el bombardeo de una ciudad con los hornos crematorios? Y sí, pese a que lo de Dresden fue un crimen horrible, en algunos países es delito hacer esa equiparación. Podríamos ir más allá y enseñar los dientes para ponernos del lado de la víctima

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del holocausto y afirmar que de víctimas inocentes nada, que mientras el país entero olía a judío incinerado todos hacían como que nada ocurría, nos grita un joven estudiante alemán en la película El Lector. Como sucede con las víctimas del imperialismo, hay crímenes de primera y de segunda división, obviamente no es lo mismo matar a una persona, que entrar en una escuela y matar a 50 niños. Las dos cosas son horribles, pero no es lo mismo, de ahí que nos dotemos de un complejo marco jurídico que penaliza los distintos tipos de atrocidades y crímenes. Igualmente no es lo mismo matar rebeldes en una guerra civil (aquí en España sabemos de eso) que mandar portaaviones a la otra parte del mundo para intervenir en esa guerra. ¿Todavía nos creemos el cuento de gastar millones de dólares por puro altruismo democrático? Altruismo democrático eran las Brigadas Internacionales, no Estados Unidos librando guerras en nombre de la democracia y los derechos humanos. Es obvio, pero vivimos tiempos esquizofrénicos en los que cabe resaltar y matizar lo obvio. Dice Santiago Alba Rico que lo más urgente es clarificar quién utilizó las armas químicas. ¿Este señor es el mismo que escribió Dejar de pensar? Cada día me cuesta más creerlo. Carece de todo sentido que el uso de esas armas químicas por parte del régimen se produzca en plena visita de los inspectores de la ONU y con la guerra prácticamente ganada por parte de las fuerzas de Al Assad. No sólo quiere pintar a los dirigentes sirios como la viva encarnación del mal, además también quiere hacernos creer que son gilipollas y están deseando dar una excusa para que Estados Unidos y su corte de bufones falderos acuda a arrasar el país. Algunos hablarán de guerra civil, pero cuando  uno de los bandos está formado por mercenarios a sueldo financiados por potencias extranjeras no es una guerra civil. Que los llamados rebeldes están financiados por la OTAN y Arabia Saudí es un hecho consumado. Por otra parte y respecto a la cuestión de las armas químicas, todo parece conducir a una operación encubierta de los servicios secretos norteamericanos y británicos. Incluso agencias de noticias poco sospechosas de estalinismo como la norteamericana Associated Press apuntan a que fueron los rebeldes (suministrados por Arabia Saudí) los que emplearon ese tipo de armas químicas de forma negligente. Lo que le puedo asegurar al señor Alba Rico es que fueron los americanos en Faluya y los israelíes en Gaza los que, a ciencia cierta, utilizaron fósforo blanco y otras armas químicas. De hecho todavía en Irak continúan naciendo niños con terribles malformaciones y el número de soldados americanos en la reserva con distintos tipos de cáncer continúa creciendo debido al uso de este tipo de armamento. Hay gente que no aprende de la lección de Irak, ni de la de Afganistán, de la de Egipto, de la de Libia... y les gusta tropezar con la misma piedra infinitas veces, haciendo uso de una incomprensible memoria selectiva ya que, algunos no nos olvidamos, ni de las famosas armas de destrucción masiva, ni de que Sadam tenía capacidad para lanzar un hongo nuclear, ni de que el ejército había desenchufado las incubadoras en Kuwait... También me acuerdo del hundimiento del Maine, del hundimiento del Lousitania, del «incidente» del golfo de Tokkin, de Nicaragua es un país comunista a escasas millas de Texas y una seria amenaza que puede invadirnos... ¿Por qué tengo que pensar que un mentiroso compulsivo que ha mentido al mundo y a su pueblo para participar en innumerables conflictos bélicos no vaya a mentir ahora? Lo que hace Alba Rico (y su coro de fieles guardando reverencia con una disciplina que aterra) es sencillamente legitimar la agenda imperial. 

«Las versiones moderadas de la ideología de los derechos humanos, aquellas que no necesariamente proponen la guerra pero que alientan la intervención, tenga el aspecto que tenga, en diversos países del Tercer Mundo o que denuncian constantemente lo que allí sucede, deberían igualmente ser motivo de crítica. Efectivamente, al insistir sobre ciertos aspectos e ignorar otros, crean una imagen distorsionada del mundo que favorece a la versión dura de la ideología de los derechos humanos y desdeña la oposición a las guerras imperiales.

(...) Cada protesta relativa a la violación de los derechos humanos en el extranjero refuerza, aunque sea involuntariamente, la buena conciencia occidental ('en nuestros países, al menos, esos derechos son respetados')».  [Jean Bricmont en El imperialismo humanitario]. O lo que viene a ser lo mismo, nos plegamos a la agenda imperial porque denunciamos regímenes cuando Estados Unidos decide que son malos. ¿Dónde estaba Viento Sur e Izquierda Anticapitalista cuando Gadafi recibía la llave de oro de la ciudad de Madrid en 2007? ¿Dónde estabas tú? ¿Dónde estaba tu colega Ignacio Ramonet? Lo que sí dijiste mientras caían las bombas —y es literal— fue: «No es la OTAN quien está bombardeando a los libios sino Gadafi». Ver para creer.

Durante la intervención en Irak de 2003 el No a la guerra fue gritado sin fisuras. Todos sabíamos que, evidentemente, Sadam Hussein no era ni mucho menos un modelo a seguir, pero ello no implicaba que no denunciáramos con vehemencia el imperialismo americano y sus intereses geoestratégicos en la zona, intereses que por cierto, no han cambiado. Uno podía gritar no a la guerra sin que se le exigiera condenar previamente que Sadam Hussein era un dictador. ¿Qué ha cambiado? La cosa se llama primaveras árabes.  

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La diferencia entre Irak 2003 y Libia y Siria recientemente, es la aparición de las primaveras árabes. Ocurre que hay personas que han visto revoluciones populares por encima de sus posibilidades y sí, revoluciones hay de muchos tipos: burguesas (francesa, americana) religiosas (Jomeini), separatistas/nacionalistas (Kosovo) y socialistas (URSS, China...) Por tu parte te empeñas en hablar de «revoluciones democráticas». Una revolución, sea del tipo que sea, siempre es democrática, puesto que se produce gracias a la implicación de mayorías sociales, lo contrario es un golpe de estado. Eso no significa que toda revolución vele por los intereses de las clases populares. La francesa sin ir más lejos, apartó a gran parte de la población puesto que apostaba en principio por el voto restringido en función de las posesiones materiales. Un comunista (como te autoproclamas en tus artículos) no cree ni comprende el concepto de revolución democrática puesto que la democracia es un sofisma y existe una dictadura de una clase sobre otra. Perdóneseme el ponerme tan dogmático pero es que además y a lo largo de la historia, cada vez que se utiliza el concepto revolución democrática el resultado ha sido verdaderamente tenebroso para las clases populares. Revolución democrática es un concepto que le pega a Henry Kissinger no a ti Santiago. Otra cosa es que, a modo de marketing/estrategia y para acercarnos mejor a las multitudes, exprimamos a nuestro favor el concepto democracia ya que, otros como dictadura del proletariado, han sufrido demasiado desgaste y contra-propaganda imperialista. Pero cuando tú hablas de revolución democrática en los países árabes hablas de cualquier cosa menos de colectivizar los medios de producción. 

Resulta muy reveladora la indulgencia con la que te refieres a verdaderos criminales de Al Qaeda (núcleo de los llamados rebeldes sirios) bajo el ambiguo epitafio de ‘islamistas radicales’. Lo que sea con tal de no rectificar y continuar con esa huida hacia delante en la que te estás viendo involucrado. Gente como Carlos Tena ya te ha sacado los colores, gran parte de la izquierda transformadora (a excepción de esos que sacan muy pocos votos pero tienen mucha propaganda en diarios sangrados por un ERE) está más que harta de tus opiniones sobre Oriente Medio. Construyes tu argumentario político en base a las mayorías sociales y en base a que los países árabes son muy religiosos, legitimando la realidad existente. Los comunistas no se conforman con la realidad existente, aspiran a transformarla. En España una gran mayoría social vota al PP y al PSOE, además un 74% se declara católico. Me parece fantástico. Aspiro a transformar esa realidad, no a claudicar ante ella, que es ni más ni menos, lo que tú haces cada vez que coges la pluma para hablar de los procesos y transformaciones que vienen dándose en el mundo árabe. Claro que, justificas atrocidades políticas en base a la cuestión de las mayorías sociales cuando te interesa: obviamente (y los hechos lo están demostrando) una gran mayoría del pueblo sirio está con su presidente, pero por lo visto esa mayoría en este caso concreto no te interesa. Para justificar el islam político radical sí, para defender el único estado laico que queda en la zona no. Y te haces llamar comunista. Por cierto y otra más: ¿por qué ni una sola línea sobre los kurdos que viven en Siria y están enfrentados a todas las facciones? Te repito que Al Assad no es mi modelo y si realmente apoyo y apuesto por alguien en el laberinto sirio es por esos kurdos, por minoritarios que sean.

Sí Santiago, ya sabemos que el mundo árabe es muy complejo y los occidentales (y por lo visto también los gobiernos progresistas latinoamericanos) somos muy tontos y cortos de entendederas para poder analizar la realidad de Oriente Medio con tu clarividencia. Pero me resulta sospechoso que hasta tres distintos partidos comunistas sirios, condenen de forma unánime la injerencia extranjera. Yo cuando no lo tengo claro pregunto a los míos. Quizá saben lo que se les viene encima (ya te dije que es fácil hablar de intervenciones humanitarias cuando los pepinos no caen sobre tu casa) y no exigen una condena previa al régimen de Al Assad para poder condenar la intervención, cosas de la urgencia. El tiempo corre en su contra e insisto, los pepinos van a caer sobre sus casas, no sobre la tuya.  

Acabo de ver en un muro de facebook lo máximo: gente alegrándose de que la manifestación en Madrid contra la guerra ha sido muy minoritaria. Son los mismos que defienden tu reciente artículo (Siria: la intervención soñada) y tus posiciones. Después de poner la noticia pegan tu artículo. ¿No te da vergüenza que gente que se alegra de lo minoritarias que son las manifestaciones del No a la guerra en Siria suban tu artículo? Las llamadas primaveras árabes han abierto una fractura en la izquierda irreversible, aunque pensándolo bien, quizá ya estaba abierta: son los mismos que siempre ven reponedores y nuevos sujetos precarios pero nunca obreros, los que sólo tienen tinta en sus textos para los jóvenes con dos carreras y máster que emigran a Londres pero nunca para los abultan las cifras de fracaso escolar, los que siempre están con la acusación de estalinista en la boca, los que están obsesionados con reformular y reiventar hasta el infinito no se sabe bien el qué, los de los nuevos sujetos e identidades, los que siempre hablan de las monstruosidades de la URSS más que de las monstruosidades de Estados Unidos, los que hablan de paro, miseria y necesidad pero curiosamente ni ellos ni sus padres han padecido nunca ni paro, ni miseria, ni necesidad (por eso se les atragantan tanto los estrictos análisis de clase),

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los que celebraron la caída del muro porque entre otras cosas, nunca se vieron de patitas en la calle con su familia y tuvieron que elegir entre la libertad de tener un techo o la libertad de elegir entre veinticinco tipos de pasta de dientes. Te aseguro que, cuando a principios de los años ochenta mi padre se vio con mujer y dos hijos en la puta calle, hubiera elegido la libertad de la RDA con un trabajo y un techo. Y sí, con Stasi, muro y todo. Y eso es así porque, aunque muchos vivan de degenerar el marxismo, las condiciones materiales continúan determinando la conciencia. Porque cuando la necesidad aprieta, uno se vuelve menos exigente, menos erudito, menos perfeccionista, pone menos peros. 

Y eso es lo que hace esa izquierda trasnochada que hereda el piso de papi, esa izquierda que apoya a la PAH pero nunca sufrirá un desahucio: poner peros indefinidamente y dudar de todo hasta caer en un relativismo pueril que nunca condujo a nada. ¡¡De hecho hasta nos pides que hagamos análisis no ideológicos!! Peros a Cuba (es un modelo agotado que debe reinventarse), peros a los procesos bolivarianos (caudillismo, en Siria se equivocan, etc) peros a la RDA (no hay libertad individual). Se enredan en su limbo académico buscando ese modelo perfecto que nunca llegará, es decir, reducen el conflicto al 'O todo o nada', sabiendo que el todo es el modelo perfecto y no existe, y en la nada, que es lo que tenemos, sencillamente viven de puta madre. En esto coinciden con los estalinistas de Twitter, esos que matan el tiempo encumbrando un obrerismo de tipo dogmático y profundamente sectario y lo más cerca que estuvieron de un obrero fue cuando vieron Los Lunes al sol. El neoestalinismo de redes sociales que se pasa la vida haciendo chistes sobre Trotsky y el alpinismo y el neotrotskismo NINI equidistante (del que probablemente sin quererlo te has convertido en gurú) que se pasa la vida denunciando el estalinismo, son dos caras de la misma moneda, ambos hijos de la revolución tecnológica y la expansión de las redes sociales: la repercusión de ambos en la vida social es completamente nula (y la nula respuesta a esta ofensiva neoliberal así lo corrobora). 

Mi papá no fue de esos privilegiados que durante el franquismo pudo estudiar una carrera; trabaja como una bestia desde los 15 años. Desde muy pequeñito me enseñó quiénes eran los buenos y quiénes los malos. Quizá en ese modelo utópico y teórico con el que sueñas no las hay, pero en el mundo real, en el que mueren niños bajo las bombas, gobiernan las dicotomías. A veces hay que elegir, entre un modelo perfecto que nunca llega y te pone a vivir debajo de un puente o entre un piso y un trabajo asegurado bajo control de la Stasi. Entre vivir bajo la Sharia y bajo el ácido de tu marido que te compró por 10 cabras o ir a la universidad sin velo bajo el protectorado soviético (¿te acuerdas de Afganistán? muchas mujeres sí). Elegir entre un régimen laico que podremos transformar y perfeccionar o entre unos bombardeos que llevarán al país a la edad de piedra. Y tú, y los demás que se niegan a elegir dicotomías ¿sabes por qué lo hacéis? Porque nunca te has visto debajo de un puente desahuciado, ni nunca te han echado ácido en la cara después de comprarte por 10 cabras, ni nunca has visto tu país reducido a escombros. Otra vez: ¡son las condiciones materiales estúpidos! que siguen determinando la conciencia.

Muy cierto es que el mundo ya no es bipolar, pero sí multipolar. Es tan sencillo como preguntarse qué dice mi polo de referencia (Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador...) Lo único que se te pedía era lealtad Santiago y la has vendido a fundamentalistas religiosos que comen corazones en directo y lapidan a mujeres que han sido violadas. Qué pena. Yo te admiraba.

Reflexiones sobre Nega y su “Santiago Alba Rico, la RDA y las dicotomías.”

Brais Fernández

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El ataque frontal de Nega contra Santiago Alba Rico e Izquierda Anticapitalista/ Viento Sur ha vuelto a poner sobre la mesa que detrás de conceptos como “izquierda” o “comunismo” se esconden proyectos de sociedad radicalmente diferentes, a veces incompatibles.

El ataque frontal de Nega contra Santiago Alba Rico e Izquierda Anticapitalista/ Viento Sur ha vuelto a poner sobre la mesa que detrás de conceptos como “izquierda” o “comunismo” se esconden proyectos de sociedad radicalmente diferentes, a veces incompatibles. La tragedia siria ha resucitado todas las viejas pulsiones de un determinado izquierdismo profundamente enfermo, al que le cuesta pensar, que sustituye el debate por la manipulación y la calumnia.

Es natural que algunos militantes de izquierdas estén cansados del debate sirio y lo vean como un debate entre corrientes políticas con las que no se sienten identificados. Mi reflexión no va a centrarse sobre ese tema: ya hay suficiente material escrito sobre el tema como para que cada una/uno pueda forjarse una opinión. Solo aclararé que comparto la postura de Santiago Alba Rico: me opongo radicalmente a la intervención asesina de la OTAN y me niego a apoyar a la dictadura salvaje de Al Assad, presentada falazmente como laica, cuando, según la constitución siria de 1973 (y que mantiene la reforma de 2012), el presidente tiene que ser musulmán y el origen de la ley del Estado está en la jurisprudencia islámica (artículo número 3). (1) El querer simplificar un conflicto atravesado por enfrentamientos intra-sectarios, donde el régimen teocrático chii iraní, forjado sobre los cadáveres de los comunistas del partido Tudeh, apoya a Al Assad y la dictadura pro-yanki de Arabia Saudi, de confesión sunni apoya a una fracción de los rebeldes, demuestra la escasa voluntad de entender de algunos. Es grave también que en el delirante relato del Nega se oculte que la guerra lleva ya dos años y medio y que la guerra comenzó cuando el régimen reprimió brutalmente protestas populares, que reivindicaban democracia y protestaban contra la precarización de la vida provocada por las políticas neoliberales de Al Assad, el cual, por cierto, sucedió a su padre en la presidencia siria sin ser electo por la población.

El cinismo de muchos militantes de izquierdas con respecto al tema sirio es profundamente preocupante: el internacionalismo, uno de los logros más bellos del movimiento obrero desde el siglo XIX, está en severa crisis. La actitud de hastío con respecto al tema sirio así lo demuestra: molesta, cansa, incomoda. Urge más lo que pasa en los barrios, se dice. Cuando el tema se plantea así se debe a dos razones sin duda complementarias: que las corrientes que tenemos el internacionalismo como estrategia política no hemos explicado bien la importancia no solo moral, sino también funcional, del internacionalismo y que, por otra parte, la teoría del socialismo en un “solo país” ha mutado en la más extravagante teoría del “socialismo en un solo barrio”. De hecho, en esta inacción internacionalista se puede encontrar una de las causas de la derrota de la revolución siria, derrotada a tres niveles: la falta de solidaridad de los pueblos, la represión assadista y la contrarrevolución interna yihadista. Pero esa reflexión es molesta, nos obliga a enfrentarnos a nuestras miserias.

El artículo del Nega, más allá de estas breves reflexiones preliminares, es una buena muestra de la ruina política y ética de cierta izquierda. En primer lugar, porque Nega vierte acusaciones brutales sobre un revolucionario honesto como Alba Rico, señalándolo como cómplices del imperialismo y de haber vendido su lealtad (¿?) a “fundamentalistas religiosos que comen corazones en directo y lapidan a mujeres que han sido violadas”. Acusaciones gravísimas, propias de un escuadrista de izquierdas: Nega quizás no lo sea, pero él señala, y nos señala a muchos como cómplices de los asesinatos imperialistas. Esperemos que asuma las consecuencias, que ojalá que no las haya, de sus gravísimas y cobardes mentiras., sobre todo si se produce alguna agresión de algún iluminado o fanático.

Por centrarnos en algunas cuestiones más "políticas", Nega demuestra no haber entendido nada acerca de la cuestión de la “democracia”. Afirmaciones como que “el tener cubiertas las necesidades básicas (materiales), hace que aspiremos a copar otro tipo de necesidades más elevadas como la libertad individual (inmaterial)” provocan sonrojo y vergüenza ajena en cualquiera que haya leído un poco de marxismo y de historia del movimiento obrero, además de reproducir implícitamente la acusación de la derecha de que no es posible el comunismo con libertad individual. Esa falacia dualista prueba que Nega no ha entendido que el comunismo aspira a una ruptura de la división entre “intereses individuales” e “intereses sociales”, pues precisamente aspira a reconciliar al individuo con la colectividad. Le recomendaría los “Manuscritos filosófico-políticos de 1844” de Marx, aunque igual leer al barbudo se ha convertido en un delito pequeño-burgués en la mente plagada de paranoias de nuestro pol-potiano amigo. El desprecio hacia la democracia también demuestra ignorancia histórica, pues desconoce que buena parte de la historia del movimiento obrero fue una lucha por ampliar sus

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derechos cívicos, un marco jurídico-legal más favorable para poder luchar y ejercer sus derechos. La maravillosa narración de E.P Thompson en “La formación de la clase obrera en Inglaterra” nos muestra como los derechos democráticos y los sociales siempre han ido fusionados y que las libertades son conquistas y concesiones de la clase dominante ante el empuje proletario. No hace falta ser un genio para darse cuenta que la crisis de la conciencia de clase ha traído también un retroceso en el campo de los derechos ciudadanos.

Por otra parte, Nega hace un extraño paralelismo entre el origen de clase y el pensamiento político, identificando sus posturas con su “origen obrero”. No me voy a meter en la vida personal de este señor, que no me importa en absoluto, solo señalaré que muchos de los y las militantes que él insulta y desprecia somos precarios, no universitarios y que nos sentimos profundamente orgullosos de ser proletarios. Lo grave de este señor es que hace una caricatura del “sujeto obrero”, presentándolo como una esencia pura, estética. El anti-intelectualismo disfrazado de obrerismo de Nega no es una anomalía dentro del movimiento comunista. Vazquez Montalbán ironizaba en su genial “Asesinato en el comité central” que cuanto más alejado está un sujeto izquierdista de la realidad proletaria, más se aferra a ella para legitimar sus posiciones. Caricaturiza, aúlla, jura y perjura por el proletariado, al que solo éñ representa (él y sus colegas), en su infinita ortodoxia. Explicación quizás un poco mecánica, pero siempre materialista.

Ya demostró Nega esa tendencia en el pésimo artículo sobre la clase obrera que escribió recientemente. Demostró que no había entendido nada de “Chavs”: mientras Owen Jones explicitó que escribió el libro para combatir la caricatura de la clase obrera que hace la burguesía británica, Nega la reivindica orgulloso. El ideal proletario de Nega parece ser un “obrero paletizado” (quizás, para acercarse a ese ideal, se comporte de una forma tan primaria), ajeno completamente al ideal de “intelectual orgánico” que describió Gramsci (el comunista culto surgido de la clase), tan bien descrito por Peter Weiss en “Estética de la resistencia”. En vez de fomentar el comunista que estudia marxismo, que ama la cultura (no necesariamente académica), al obrero que busca intercambiar conocimiento con sus iguales, fomenta el comunista escuadrista, inquisidor, que acusa y ve la cultura como algo patrimonio del capital y de la intelectualidad: un modelo que no hace más que reproducir la caricatura de la clase dominante. Al final Nega tendría que invertir aquella vieja (y hoy más necesaria que nunca consigna del movimiento obrero) “El hijo del obrero a la universidad” y decir mejor, el “hijo del obrero a beber en el bar”.

Desde un punto de vista del materialismo histórico, habría que tratar a Nega no como una personalidad, sino como un personaje. Realmente, la idea gramsciana de que en el intervalo entre “lo nuevo no que termina de nacer y lo viejo no que acaba de morir” surgen monstruos que lo son sin saberlo: el no surgimiento de una nueva cultura política popular, los limites de los procesos sociales transformadores, provoca que muchos se reflejen en identidades forjadas en procesos históricos agotados. La egolatría pretenciosa de Nega, situándose como guardián de las esencias, utilizando el “trotskismo” (sic) como significante vacío acusador, tratando de marcar la linea entre “buenos” y “malos” demuestra lo lejos que está de haber entendido la tarea que tenemos los y las revolucionarios por delante: reconstruir un horizonte transformador, una alternativa que, recogiendo las lecciones del pasado, aspire a renovar el ideal (y potencial) comunista. Hay, seguro, una explicación más profana a los raptos identitarios de Nega: mantener cohesionado a un sector de su público (minoritario pero fiel) que sin duda “compra” el mensaje de nuestro rapero. Los negocios, por supuesto, son los negocios.

Además, su artículo nos permite a reírnos un poco de su ignorancia. Nega afirma:”Un comunista (como te autoproclamas en tus artículos) no cree ni comprende el concepto de revolución democrática puesto que la democracia es un sofisma y existe una dictadura de una clase sobre otra. Perdóneseme el ponerme tan dogmático pero es que además y a lo largo de la historia, cada vez que se utiliza el concepto revolución democrática el resultado ha sido verdaderamente tenebroso para las clases populares. Revolución democrática es un concepto que le pega a Henry Kissinger no a ti Santiago.”

Nega demuestra no haber leído a Trotsky en su vida. Ni a Lenin. ¡Ni a Stalin! ¿Está cuestionando Nega la postura del Partido Comunista de España en la guerra civil, cuando hablaba de revolución democratica? ¿Es acaso el Nega trotskista y no lo sabe o es simplemente un bocazas ignorante? ¿Conoce la historia y la teoría política de los partidos que son su “referente”? Un ejemplo: “Es absolutamente falso que el actual movimiento obrero tenga la intención de establecer una dictadura proletaria después de que la guerra haya terminado. No se puede decir que nosotros tenemos un motivo social para participar en la guerra. Nosotros los comunistas somos los primeros en rechazar esta suposición. Nosotros estamos únicamente motivados por el deseo de defender la

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república democrática’. (José Díaz, Mundo Obrero del 6 de agosto de 1936). Es patético y ridículo que alguien tan ignorante sobre la historia del movimiento comunista hable con tanta soberbia. No me voy a poner a debatir sobre la postura de Alba Rico sobre ese punto. He debatido con él sobre el tema, entre compañeros. Simplemente, se trata de aportar un poco de rigor al debate. ¡La ignorancia es atrevida, decía Marx! Y da vergüenza ajena.

Otra momento bastante lamentable es cuando Nega intenta convertirse en un teórico del laicismo y de la religión: “Construyes tu argumentario político en base a las mayorías sociales y en base a que los países árabes son muy religiosos, legitimando la realidad existente. Los comunistas no se conforman con la realidad existente, aspiran a transformarla. “. Antes de tratar de transformar algo hay que intentar entenderlo. No se puede comprender la religión como un fenómeno “positivo”: el marxismo siempre ha analizado los fenómenos religiosos como ontológicamente sociales. Habría que intentar entender el porque del auge religioso en los países árabes y también Nega debería aclarar que se refiere a la postura de Santiago Alba Rico con respecto al tema de Egipto y los HHMM (un movimiento islamista conservador y neoliberal), no a los yihadistas salafistas totalitarios de Siria (aunque para nuestro fino analista, todo es lo mismo).Citemos un poco a Lenin, puesto que con los sectarios solo vale el talmudismo. Además, no está de más leer a los clásicos antes de jurar por ellos:“El marxismo considera siempre que todas las religiones e iglesias modernas, todas y cada una de las organizaciones religiosas, son órganos de la reacción burguesa llamados a defender la explotación y a embrutecer a la clase obrera. (..) Engels calificaba de estupidez su vocinglera declaración de guerra a la religión, afirmando que semejante actitud era el medio mejor de avivar el interés por la religión y de dificultar la verdadera extinción de la misma. (..) Engels requería del partido obrero que supiese trabajar con paciencia para organizar e ilustrar al proletariado, para realizar una obra que conduce a la extinción de la religión, y no lanzarse a las aventuras de una guerra política contra la religión. Este punto de vista arraigó en la socialdemocracia alemana, que se manifestó, por ejemplo, a favor de la libertad de acción de los jesuitas, a favor de su admisión en Alemania y de la abolición de todas las medidas de lucha policíaca contra una u otra religión.”

Sigo citando a Lenin, más que nada para demostrar que Santiago Alba Rico está más cerca de sus posturas de nuestro rapero recién convertido a la corriente alauita (a la que pertenece Al Assad):“Debemos luchar contra la religión. Esto es el abecé de todo materialismo y, por tanto, del marxismo. Pero el marxismo no es un materialismo que se detenga en el abecé. El marxismo va más allá. Afirma: hay que saber luchar contra la religión, y para ello es necesario explicar desde el punto de vista materialista los orígenes de la fe y de la religión entre las masas. La lucha contra la religión no puede limitarse ni reducirse a la prédica ideologica abstracta; hay que vincular esta lucha a la actividad práctica concreta del movimiento de clases, que tiende a eliminar las raíces sociales de la religión. ¿Por qué persiste la religión entre los sectores atrasados del proletariado urbano, entre las vastas capas semiproletarias y entre la masa campesina? Por la ignorancia del pueblo, responderán el progresista burgués, el radical o el materialista burgués. En consecuencia, ¡abajo la religión y viva el ateísmo!, la difusión de las concepciones ateístas es nuestra tarea principal. El marxista dice: No es cierto. Semejante opinión es una ficción cultural superficial, burguesa, limitada. Semejante opinión no es profunda y explica las raíces de la religión de un modo no materialista, sino idealista. En los países capitalistas contemporáneos, estas raíces son, principalmente, sociales. La raíz más profunda de la religión en nuestros tiempos es la opresión social de las masas trabajadoras, su aparente impotencia total frente a las fuerzas ciegas del capitalismo, que cada día, cada hora causa a los trabajadores sufrimientos y martirios mil veces más horrorosos y salvajes que cualquier acontecimiento extraordinario, como las guerras, los terremotos, etc. “ (2)

Sería importante comenzar a ver la religión desde ese punto de vista para abordar la cuestión desde un plano político: como un fenómeno reaccionario pero producto de unas determinadas condiciones materiales. Marx decía: “La angustia religiosa es al mismo tiempo la expresión del dolor real y la protesta contra él. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo descorazonado, tal como lo es el espíritu de una situación sin espíritu. Es el opio del pueblo”. Es lo que tiene no leer las citas completas: formarse a base de citas cortadas de la wikipedia ha hecho mucho daño. Entender la postura comunista con respecto al tema de la religión facilita comprender las contradicciones de clase que hay detrás del auge del fenómeno religioso en Egipto, un fenómeno sobredeterminado por supuesto, por la ruina de la izquierda.

Del Nega ya no esperamos nada. El marxismo es ajeno al intelectualismo moral kantiano, preferimos aquel refrán ruso que le gustaba a Lenin: “la vida enseña”, aunque en este caso, parece difícil. A pesar de que Santiago Alba Rico haya condenado y se haya opuesto a la intervención, no ha servido de nada: la calumnia ya estaba

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escrita. Con Izquierda Anticapitalista otro tanto. ¿Será un problema de compresión lectora, de abuso de psicotrópicos o de maldad consciente? Esperemos que Nega haya sido más contundente con el Partido Comunista Francés cuando votó a favor en el parlamento de la intervención de Francia en Mali. Seguro que detrás de ello, estaba Santiago Alba Rico y el fantasma de Trotsky.

Es obvio que este artículo no ha entrado a fondo en el tema de Siria, no era mi intención debatir de un tema tan complejo (y del que tengo la sensación de que todas y todos sabemos poco) con Nega, más bien dejar claro que la palabrería inquisitorial se cae por su propio peso. Destacar también que a pesar de las discrepancias profundas, he podido debatir con muchos comunistas honestos sobre el tema de Siria, con argumentos rigurosos y desde el respeto y las diferencias. Quiero creer que gente como Nega no representa al “comunismo del PCE”.

Eso sí: por muchos insultos, por mucho que se use el término “trotskista” (o posmoderno o cualquier cosa) como arma arrojadiza, algunos (que consideramos a Trotsky un gran teórico y revolucionario, pero creemos necesario “naturalizarlo” en el pensamiento crítico, sin considerarlo un icono, una linea de división, ni por supuesto pensarlo como un dios al que no poder cuestionar, leer o superar) seguiremos tratando de pensar el marxismo (y el feminismo, que tanto incomoda a nuestro “duro” rapero) no como una identidad, sino como un arma de análisis y combate.

Espero que la horrible carnicería que prepara el Imperio se detenga. En el Estado español ya hemos demostrado nuestra incapacidad de convocar movilizaciones dignas (aunque lo seguiremos intentando). Siendo amargos, fracasamos como cuando mostramos nuestra incapacidad de apoyar a la rebelión siria antes de que degenerara en una guerra civil e inter-imperialista donde la izquierda revolucionaria no pinta nada, porque la mayoria están muertos, escondidos o son pocos. Ojalá que el Imperio, tanto sí ataca como sí no, salga escaldado. Ojalá que estalle una rebelión contra la guerra en el corazón de unos EEUU que son cada vez más un infierno para los de abajo. Espero que alguna vez el pueblo sirio pueda juzgar a Al Assad por criminal. Ojalá que los kurdos y kurdas puedan tener su estado propio de una vez. Haremos lo (im)posible.

Por último, mandarle un fuerte abrazo a Santiago Alba Rico. Tus escritos nos han inspirado a muchos que luchamos por esa ideal tan inspirador que algunos convierten en una caricatura, el comunismo. A veces, por supuesto, discreparemos. Ya sabes que entre compañeros/as eso no es un delito, sino algo que nos permite aprender colectivamente.