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U ON ULT · IF O IN I C
ESTÉT I OT ID I N
y JUEGOS DE L ULTUR
k ty m n oki
PROS I U
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]
Me refiero a Mandoki, 1994.
Una obra arustica permanece siempre abierta al espectador para
hallar en ella sentidos diversos a lo largo del tiempo. Para el artista,
en cambio, la obra se cierra en el instante preciso en que retira el
lienzo del caballete o escribe el punto final de la novela. Pero un texto
teórico es siempre inconcluso
desoladoramente perfectible. A más
de una década desde que se publicó la exploración inicial de la estéti
ca de lo cotidiano, el compromiso con un texto escrito en otro mo
mento casipor otra persona no resultó fácil Lasalternativaseran
dejarlo morir de muerte natural, incrustar fragmentosque actualiza
ran el proceso de pensamiento o reescribirlo en su totalidad.
Surgió por tanto una trilogía de libros que, si bien asumen parte
de la estructura anterior, descubren múltiplesaspectosantes inadver
tidos. Uno de ellos es la profunda imbricación entre la estética
la
lúdica.Apartir de Huizinga
la taxonomíade losjuegos de Caillois
vértigo, competencia, azar simulacro emerge la lúdica como
actividadprimordialde laestética-su gemelasiamesa- que recorre
en serie en paralelo al tejido de prácticassociales.
La tesiscentral de este libro es que no sólo es posible sino indis
pensable abrir los estudiosestéticos-tradicionalmente restringidos
al arte
lo bello- hacia la riqueza
complejidadde lavidasocialen
sus diferentes manifestaciones.Eso es la Prosaica:sencillamente, la
estética cotidiana. Esta pervivenciade la estética se expresa de mil
maneras, desde nuestra forma de vivir,en el lenguaje el porte, el
modo de ataviarse
de comer, de rendir culto a deidades o a perso
nalidades, de legitimar el poder, ostentar el triunfo o recordar a los
muertos; pero el papel primordial que la estética tiene en nuestra
vida cotidiana se ejerce en la construcción
presentación de las
identidades sociales.
A pesar de esta omnipresencia de la estética en ámbitos no sólo
culturales
socialessino incluso biológicos,los teóricos en estética
parecen no darse cuenta de ello siguenrequiriendo del aislamiento
PREFACIO
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de un museo o sala de conciertos para distinguir fenómenos que
atafien a la sensibilidad. Temen que de salirse del ámbito artístico
se precipitarían en un panestetismo que disolvería a la estética p s
Jacto
cuando la estética extraartística ya es francamente insoslaya-
ble los filósofos optan por aplicarle nombres como corporalidad o
sensorialidad para denotar lo que no es otra cosa que la estesis.
Tuve que repensar la noción de facultad de la sensibilidad pues
siempre me pareció un término elusivo y resbaloso. Lo que la dis-
tingue de otras facultades humanas es la gran incógnita que se han
planteado los estudiosos de la estética. Por lo menos ha quedado
claro hasta aquí que ya no es posible hablar de Sensibilidad con
mayúscula y en singular como patrimonio privilegiado de genios y
artistas críticos o connaisseurs sino de sensibilidades en plural
expuestas y vulnerables a la vida que se revisten de diferentes
maneras dependiendo del contexto cultural. Esta noción de sensibi-
lidad ha tenido que trabajarse desde una perspectiva fenomenológica
y epistemológica. De ahí emerge la formulación del concepto de
prendamiento
y su opuesto el
prendimiento
cuyo potencial heurístico
ya lo juzgará el lector.
Así como la lingüística de Saussure no era sino la punta del tém-
pano de una semiosis ilimitada el arte ha sido la punta de una estesis
vasta y extendida. Ambas son codependientes pero hay aspectos
fundamentales que las distinguen: de la semiosis obtenemos signi-
ficación y sentido de la estesis abertura y arraigo; de la primera
coherencia de la segunda adherencia. Espero poder probarlo.
PREF IO
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[i
Chido de poca madre flipé hizo un oso súper padrísimo guau
macanudo armó un pancho vales mil chingón guácala buena
onda a todo mecate chévere implican por así decirlo juicios
estéticos en la vida diaria Expresan que algo impresionó al hablante
que lo conmovió o lo disgustó No es necesario estudiar concienzuda-
mente la rític del juicio de Immanuel Kant para emitir semejantes
juicios Todos enunciamos apreciaciones de índole estética respecto
a las más diversas situaciones personas e incidentes A pesar de ello
la teoría estética ha ignorado olímpicamente estas prácticas para
concentrarse sólo en los pomposos juicios que un grupo de espe-
cialistas emite sobre el minúsculo universo de las obras de arte ¿Es
realmente tan sólido el edificio teórico en que habitan los estetólogos
como para justificar su desdén hacia estos juicios cotidianos? Lejos
de ello
En esta primera parte introduciré al lector a los principales
problemas que se debaten hoy en el campo de la estética Discutiré
algunas propuestas de solución a estos problemas algunas de sus
fantasías de sus iluminaciones de sus fracasos La aproximación será
desde luego crítica sin pretender con ello el desmontaje exhaustivo
del aparato conceptual construido para explicar el fenómeno esté-
tico labor que me desviaría del objetivo aquí propuesto que es
explorar la estética en la vida cotidiana Por ello haré un recorrido
breve sintético y al punto por algunas de las ideas heredadas princi-
palmente de Baumgarten y Kant que operan como verdaderos
obstáculos epistemológicos para el avance de la teoría estética Aco-
piaré conceptos y hallazgos teóricos con qué equiparnos para iniciar
un recorrido distinto al del análisis tradicional: la Prosaica Lo
detectado en el diagnóstico de esta primera parte será estructurado
en la segunda
PRIMERA PARTE:
LOS LABERINTOS DE LA ESTÉTICA
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La traducción de todas las citas de textos que no sean en castellanoes mía.
Sipor estética podemos entender una experiencia o una cualidad
del objeto, un sentimiento de placer, al clasicismoen el arte, un
juicio de gusto, la capacidad de percepción, un valor,una actitud, la
teoría del arte, la doctrina de lo bello, un estado del espíritu, la re-
ceptividad contemplativa, una emoción, una intención, una forma
de vida, la sensibilidad, una rama de la filosofía,un tipo de subje-
tividad, la cualidad de ciertas formas, un acto de expresión, ete., es
más que obvio que la estética como disciplina no ha definido
claramente su objeto de estudio. En unos casos denota ciertas
características del sujeto, o efectos en él como los emotivos o los
valorativos.En otros se trata de cualidades de un objeto, de un acto
o del análisis de una práctica social como es el arte, y aun de un
periodo o estilo determinado.
El intento de definir un concepto como la estética parecería
volverseaún másproblemático a partir de los cuestionamientos que
Wittgenstein (1958,§71)plantea al actomismode definir.Según este
autor, en su ejemplo del concepto Juego , no hayuna característica
común entre losusosque se le dan a estapalabra; sólohaysemejanzas
o afinidadesfamiliares family resemblancesv. Elconcepto de Juego
es de límites u orillas borrosas, por lo que, para Wittgenstein el
sentido de un concepto radica más que nada en su uso. Desde esta
perspectiva,siel concepto de estéticaestuvieseen suuso, tendríamos
que aceptar variantes como estética canina , estética unisex ,
cirugíaestética o estéticadental . Desde luegoque estosusosestán
emparentados con la idea de que la estética se refiere a lo bello y
similares: lo bonito, lo gracioso, lo agradable, lo elegante.
es
precisamente por estos usos por lo que se vuelvenecesaria, en un
trabajo teórico, sino una definición, por lomenos una demarcación.
PROBLEMAS DE DEFINICIÓN
1. LOS PROBLEMAS DE LA ESTÉTICA
DEFINIR UBICAR DISTINGUIR
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Si es posible o no una definición, como lo plantea Wittgenstein, es
un problema, y otro, aunque emparentado, es si la estética es o no
una disciplina.Ubicar a la estética como disciplinapuede resultar un
problema para algunos, por ejemplo Diffey 1984 ,quien considera
que la estéticano es una disciplina sino un campo multidisciplinario
o interdisciplinario. Para Diffey,existen disciplinascomo la filosofía,
la sociología,la psicología,que pueden enfocar en ocasionescuestio-
nes estéticas. La estética sería entonces, para el autor, un objeto o
problema multidisciplinario.
¿Esla estéticauna disciplin cuyoobjeto es el arte y lo bello u otros
posibles forma significativa,expresión simbólica, experiencia sen-
sible o es la estéticaun
objeto
devariasdisciplinascomo lapsicología,
la sociología, la historia del arte? Si la estética fuese un objeto de
variasdisciplinascontaríamos con un
corpus
teórico desde la psico-
logía, la sociología, la semiótica o la historia enfocadas a la estética.
Pero ese
corpus
no existe en forma coherente, si acaso,sólofragmen-
taria. No hayhistoria de laestética sino de las teorías estéticas Bayer,
1984;Marchan, Fiz . No hay sociologíade la estética, sino enfoques
sociológicosa los fenómenos artísticos como en Hauser 1969 o
enfoques psicológicosa la percepción de la forma como la teoría de
la est lt aplicada por Arnheim 1985 . Si definiésemos a la estética
exclusivamentecomo el estudio del arte que no es la posición aquí
asumida podríamos concordar, y muy parcialmente, con una con-
cepción de la estética como objeto de varias disciplinasya que hay
sociología del arte, historia del arte, teoría del arte. Pero esta
definición no sería aceptable para un gran número de estetólogos
que prefieren entender su campo como el estudio de lo bello y no
del arte; Nwodo 1984 , por ejemplo.
Por otra parte, si la estética fuese una disciplina, existiría un
Departamento de Estética en cualquier universidad de hecho, hoy
PROBLEMAS DE UBICACIÓN
Plantearé los límites del concepto de estética no para restringir el
vocabulario de los estilistasde perros sino para establecer un punto
de partida que nos permita manejar un sentido más preciso al de su
uso corriente, ya sea cotidiano o en la tradición teórica.
LOS l ERINTOS DE L ESTÉTIC
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las disciplinas existen más que nada corno eso, departamentos en las
universidades . Corno ese departamen to n.o existe, los estudiosos de
la estética provienen de departamentos corno Historia del Arte o
Filosofía. La estética ha sido una rama de otra disciplina, la
filosofía
y no una disciplina propiamente dicha, al igual que no 1.0son ni la
ontología, ni la ética, ni la metafísica.
La crítica que Wülff 1983 esgrimió contra la estética pür su
carencia de una dimensión sociológica prueba que esta rama de la
filosofía se ha resistido a convertirse en una multidisciplina. Hasta
ahora han sido casi nulas las aproximaciones a la estética que no
hayan sido
filosóficas
y las raras de este tipo, siempre marginales.
Una de éstas es la de Bourdieu 1987 , quien hace una crítica a la
estética precisamente sobre este punto. Incluso acusa a la estética de
plagiarse categorías de las ciencias sociales y enmascararlas corno
suyas. Critica el carácter
ahistórico
de las
categorías
estéticas y de la
experiencia estética pür ignorar las condiciones sociales que posibi-
litan tales categorías y experiencias.
Lo que predomina en los estudios sobre estética son más bien
tendencias
filosóficas
corno la filosofía analítica Danto, Dickie, ivy
Coodman prevaleciente en la actualidad en los países
anglófonos
la
fenomenología Merleau Ponty, Dufrenne , teorías del lenguaje y de
los signos Cassirer, Shapiro, Searle, Eco, Mukarovsky, jakübsün,
Lotrnan, Morris , aproximaciones kantianas Schaper, Guyer,
Crowther , marxistas Lukács, Sánchez Vázquez, Bujarin, Kosik, DelIa
Volpe, Gramsci, Lunacharski , dialécticas Hegel, Marx , idealistas,
románticas
o metafísicas Crece, Schopenhauer, Collingwood, Schi-
ller, Fichte , intencionalistas o expresivistas Langer, Ayer , esen-
cialistas Kainz , deconstructivistas Derrida, Norris, Carr oll , y
pragmatistas Dewey, Shusterman . Ninguno de estos autores o
tendencias, que yü sepa, conforman disciplina alguna; más bien mir n
desde su perspectiva metodológica, al arte y a 1.0bello.
Es irónico que la crítica que Diffey le lanza a Wülff en su reseña
haya sido contestada de antemano por el libro
reseñado:
la estética
no es una multidisciplina precisamente pürque tampoco acepta al
reto sociológico entre otros, corno el antropológico, el biológico, el
psicológico
el
serniológico
además del
económico
y
el político
Creo
que no se le puede reprochar a la estética su hermetismo. Vista corno
rama de la filosofía, n.o puede. hacer .otra cosa. Sus limitaciones
pueden resolverse con otra orientación, no como rama de la filosofía,
LOS PROBLEMAS DE LA ESTÉTICA
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Han habido numerosos intentos de definir a la estética y distinguirla
de la filosofía del arte. Con el provocativo título Filosofíadel arte
versus estética , Christopher S. Nwodo 1984) hace un recuento
histórico para argumentar que se trata de dos disciplinasdistintas.La
propuesta en sí no es nueva, puesto que desde hace más de medio
siglo, Wilhelm Worringer, Max Dessoir y Emil Utitz plantean la
llgemeine unstwissenschaft
o ciencia general del arte, independiente
de la estética. De hecho, la historia del arte es cada vez más una
disciplina independiente de la estética en la que sólo muy tangen-
cialmente se tocan problemas filosóficos. Para Nwodo, la estética
vendría a ser la teoría que estudia la belleza, relegando el arte a la
teoría del arte. Hace a un lado las objeciones hechas a la pertinencia
del concepto de lo bello para la teoría estética y los argumentos
acerca de la inutilidad del mismo como las de John Dewey,Richard
Hamann, MikelDufrenne). El problema con la propuesta de Nwodo
no es tanto que lo bello haya perdido en el arte contemporáneo el
papel dominante que tenía en el arte académico aunque ésta parece
una de las causas de su distinción); el problema es que, como
categoría, lo bello por símismo no tiene la relevancia suficiente para
fundar una disciplina.Sifuera así,habría que fundar variasdisciplinas
PROBLEMAS DE DISTINCIÓN
sino como la multidisciplina que planteaba Diffey,que no es el caso
actual de sus investigaciones.
De lo que se trataría, en efecto, es de partir de la filosofía y
construir un corpusinterdisciplinarioque permita incorporar diversas
metodologías pertinentes a una visiónintegral del fenómeno estético.
Propongo la interdisciplina y no una transdisciplina pues se trata de
integrar, yno de trascender, losdiversosenfoques disciplinarios, cada
uno de los cuales tiene un instrumental metodológico propio que
puede resultar sumamente valioso al análisis estético. Dado que la
estética no es una cuestión exclusivamente filosófica sino cultural,
social, comunicativa, política, económica, histórica, antropológica,
cognitiva,semióticay aun neurológica, sería menester abordarla con
un trabajo multidisciplinario puesto que variasde estas disciplinasse
traslapan al enfocar esta problemática.
LOS L ERINTOS DE L ESTÉTIC
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paralelas además de la estética entendida así como bellología , Se
tendría entonces que instituir también la feología , la sublimolo
gía , la tragicología , la grotescología , la banalogía , la sordi
dología la kitschología , disciplinas que serían, si no triviales, por
lo menos algo cómicas. Con esta reducción al absurdo puede verse
que no es posible fundar una disciplina alrededor de sólo una de las
varias categorías estéticas.
De cualquier modo, cabe destacar con Nwodo la importancia de
diferenciar entre la filosofía del arte
la estética aunque no como
teoría de lo bello). Sin embargo, esta distinción es más una cuestión
de énfasis que propiamente de campo. Lo bello es una de tantas
categorías en la producción de efectos sensibles, tantas como adje
tivos existen en un lenguaje, el arte es sólo una de sus manifestacio
nes, aunque sea la más espectacular.
Para concluir, la estética se refiere a cierto tipo de fenómenos
particularmente resbaladizos y difíciles de
definir
por el procedimien
to filosófico tradicional de razones necesarias suficientes, difíciles
de u ic r en tanto disciplina especializada u objeto multidisciplina
rio, difíciles de
distinguir
de campos afines como la teoría del arte.
Lo que es, sin embargo, posible es demarcar la -así sea con brocha
gorda- por sus orillas borrosas
cf
el cap. 5).
LOS PROBLEMAS DE LAESTÉTICA
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[18]
La noción de LoBelloha sidoysiguesiendo el concepto central para
la teoría estética.Sinembargo LaBelleza como LaVerdad El Bien
yLaJusticia es resultado de la sustantivaciónde adjetivos un efecto
del lenguaje más que un hecho ontológico. Existe un acto bueno
para un sujeto que lojuzga así como un objeto bello o un actojusto
y un enunciado verdadero según convenciones de bondad belleza
justicia y verdad establecidas en cada contexto social. Todos son
juicios emitidos por sujetosque dependen de una cultura determina-
da desde lacualaplican lacategoría de bueno bello verdadero justo.
Por ello se considera bella la deformación del labio inferior entre
algunas tribus africanasy de los pies de las mujeres entre los chinos
el aplanamiento de la frente entre los mayas la inyección de silicona
en los senos y de colágeno en los labios de las mujeres occidentales
la cirugía de párpados en las mujeres orientales el tatuaje la
laceración o el pier ingv el lifting Labelleza es convencional aunque
se asocie a criterios de selección natural que trascienden lo cultural
hacia el ámbito biológico. Igual se considerajusta la amputación de
manos de un supuesto ladrón o apedrear a muerte a una mujer por
concebir fuera del matrimonio en algunos países musulmanes
arrojar ácido al rostro de las mujeres pakistaníes por sus maridos o
institucionalizar la pena de muerte en varios estados norteamerica-
nos. Asimismo se considera verdadera la existencia de un espíritu
totémico en una comunidad o la del flogisto del quark del aura o
del ADN. Estadiversidadde verdades bellezasyjusticias no nos obliga
a asumir una posición relativistaen cada uno de estos ámbitos pues
si bien lo bello y lo verdadero están determinados por un contexto
lo justo en cambio es universal al estar en juego un valor absoluto:
la vida y la integridad del ser humano. Afirmar que la belleza sea
relativa no implica que lajusticia también lo sea.
Evidentemente no estoyhablando aquí de existenciasontológicas
autónomas sino de construcciones sociales según convenciones
EL FETICHE DE LO BELLO
2. LOS FETICHES DE LA ESTÉTICA Y SUS TRAMPAS
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Lo bello está lo más alejado de un término analítico, y por tanto de una
concepción que pueda figurar en la teoría como medio de explicación o
clasificación.Desdichadamente, se ha endurecido en un objeto peculiar; un
arranque emocional
emotional mpture
se ha sometido a que la filosofía
llama hipostasiación, yha resultado el concepto de belleza como una esencia
de la intuición Dewey[1934], 1980:129-130).
El autor cuestiona el fetichismode lo bello pero termina inventan
do otro que resulta aún peor: el de los objetos que deciden por sí
mismos ,que son capaces de establecer unjuicio estético desde su
interior . En algo tiene razón Dufrenne y es en lo peligroso de la
noción de lo bello que, en su caso, le tendió esta trampa.
También para John Dewey la noción de lo bello, para fines
teóricos, se convierte en un término obstructivo:
Básicamente no somos nosotros quienes decidimos qué es lo bello. El objeto
por sí mismo lo decide, y esto ocurre al manifestarse a sí mismo. El juicio
estético pasa desde el interior del objeto más que desde nuestro interior.
Nosotros no definimos lo bello, afirmamos lo que el objeto es Dufrenne,
1973: Ixii).
culturales. Lo bello como tal existe igual que lo blanco, lo aburrido,
lo dulce, lo femenino, lo nauseabundo, lo inútil. Son efectos del
lenguaje que se aplican para describir experiencias y percepciones y
dependen de convenciones culturales. La noción de belleza, o lo
bello, es una categorización lingüística de una percepción o expe
riencia extralingüística,aunque pueda ser provocadapor el lenguaje
en el caso de la literatura y la poesía) o provocar la producción de
lenguaje el caso típico, la crítica de arte). Lo bello sólo existe en los
sujetos que lo experimentan así como el enunciado sólo ocurre en
los sujetos que lo enuncian y lo interpretan. Suponer su existencia
autónoma es incurrir en un fetichismo, pues su fuerza de atracción
sólo existe por y en el sujeto.
Sin embargo, no basta con declarar que lo bello es un fetiche para
que deje de operar como un obstáculo epistemológico sobre la
estética. Dufrenne 1973:Iviii),por ejemplo advierte hayque evitar
invocar el concepto de lo bello porque es una noción que, depen
diendo de la extensión que le demos, parece inútil para nuestros
fines o peligrosa . Pero luego, termina afirmando que:
LOS FETI HES DE L ESTÉTI Y SUS TR MP S
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No voy a criticar aquí la importancia exagerada que se le ha dado a
la producción artística en el discurso dominante de la teoría estética.
Lo que me interesa analizar en esta sección es el fetichismo en su
sentido literal: la obra de arte hecha fetiche, dueña de poderes y
capacidades humanas y sobrehumanas, incluso mágicas. Desde un
enfoque marxista, Terry Eagleton (1990) nos explica cómo la obra
de arte ha sido para la teoría estética una especie de sujeto que
encarna todos los valores que la burguesía pretendía legitimar desde
la Ilustración. Me refiero a valores como la libertad, el desinterés, la
autodeterminación así como al individuo como fin en sí mismo.
Todos estos valores, que casualmente fueron atribuidos a la obra de
arte por la teoría estética, proveen el modelo perfecto de subjetividad
que requería la sociedad capitalista temprana. Mi argumento, en
términos generales, es que la categoría de lo estético asume la im-
portancia que tiene en la Europa moderna porque al hablar de arte
se habla también de estas otras cuestiones que están en el corazón
de la lucha de la clase media por la hegemonía política (Eagleton,
1990: 3).
De esta manera la burguesía del siglo XVIII imaginó a un sujeto
cuyas características proyectó metafóricamente en la obra de arte,
pero ql e se cristalizó ya como descripción literal en la teoría estética
subsiguiente. De ahí surgen concepciones del artefacto artístico
como capaz de expresión, de interpelación, de actitudes y valores.
Kant no cayó en esta trampa al señalar claramente que la armonía
EL FETICHE DEL ARTE
Cabe por tanto seguir la dirección bastante más coherente de
Dewey y afirmar que lo bello no es una cualidad de los objetos en sí
mismos sino un efecto de la relación que el sujeto establece con el
objeto desde un contexto social de valorización o interpretación
particular. Es la sensibilidad la que descubre sus objetos y ve en ellos
lo que ella ha puesto no según su capricho sino según sus condiciones
bioculturales, perceptuales y valorativas. En este sentido, volvemos al
punto inicial en que el filósofo David Hume comenzó a reflexionar
en el siglo XVIll sobre los problemas del gusto y de la belleza para
establecerlos respectivamente como diversos y relativos.
LOSL ERINTOSDEL ESTÉTIC
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que le adscribimos al objeto es en realidad la proyecClonde una
armonía que ocurre entre nuestras facultades cognitivascomo la
imaginacióny el entendimiento, más que de aspectosde la obra en
sí misma. Sin embargo, la estéticaanalítica ha tomado literalmente
loque en su origen fue una simpleexpresiónmetafóricaysededica
minuciosamente a probar el estatus ontológico de lo bello y de la
obra de arte como existentesen sí, independientemente del sujeto.
Entre los teóricos más conocidos que fundamentan su teoría
estéticaen lanoción de expresión ,estáSusanneLanger 1979:240)
quien entiende al arte como expresión simbólica: Laobra de arte
es una forma expresivacreada para nuestra percepción a travésdel
sentido o imaginación,y lo que expresa es el sentimiento humano.
Pero, insisto,no es el arte, ni la obra o la forma lo que expresa, sino
el artista, igual que no es el lenguaje el que significasino
l
sujeto
que loarticula.Elarte no esexpresiónde emociones;eselespectador
quien percibe e interpreta una expresión de emociones y genera
otras a partir de su experiencia con
t l
objeto.
La idea de que una obra de arte exprese es efecto del lenguaje.
Sepuede decir, lo he dicho. El uernicadePicasso expresa el terror
de la masacre en Guernica. Pero esto no implica que, porque algo
sea enunciable, sea necesariamente real o posible puedo decir: el
grifo está comiendo lentejas; enunciable e imposible). Eso es con-
fundir el lenguaje con la realidad aunque ésta, efectivamente,esté
constituida también por el lenguaje). La invocaciónno es tan fácil
ni la magia tan accesible.En breve, no es el
uernica
de Picassoel
que expresa, sino que es Picassoquien expresa a travésdel
uernica
Aunque es demasiado obviaesta distinción, invertirla puede tener
consecuenciasfatalespara la teoría: me consta.
Lasobras de arte no hablan; el lenguajees solamenteuna aptitud
del sujeto,no de losobjetos.Esel sujetoquien, a travésdel texto, un
enunciado o una obra plástica,produce ciertos significadospor su
actividadneuronal. Esemecanismode fetichización,de investirfuer-
zasy capacidadesa los objetos, se asemejamucho al que hallóMarx
en la relacióndel obrero con lasmercancíasalver en ellasrelaciones
entre objetosen lugar de relacionessocialesentre sereshumanos. La
expresiónque supuestamentese hallaen una obra de arte essiempre
y sólola del artistahacia l espectadormediadapor el objeto.Quien
expresano es laobra de arte sino el sujetoartistapor mediación del
lenguaje artístico e interpretada por el espectador.Entre ambos no
21
OS FETI HES DE L ESTÉTI
y
SUS TR MP S
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haysimetríapor el simplehecho de que cadasujetoocupa otro lugar
en el tiempo y el espacio. Ocurre un desfase o, como diría Bajtín,
una exotopí un estar afuera entre enunciante e intérprete.
Para Dewey([1934] 1980:47), lapalabra estética se refiere [...]
a la experiencia en tanto apreciativa, percibiendo, disfrutando.
Denota el punto de vistadel consumidor,másque del productor. Si
el arte concierne a la productividad, la estética para este autor es
asunto de receptividad. Un acto de enunciación es estético si, y
solamente si, se interpreta o es asumido como tal, incluso si tal
interpretación proviene de los enunciantes mismos.Por otra parte,
los objetos, acontecimientos, gestoso actos que no emergieron con
intencionalidad estética alguna, pueden llegar no obstante a consi
derarse estéticos como resultado de la interpretación. Una voz
murmurante puede no tener ningún significadopara un sujetoy ser
intensamente seductora o evocadorapara otro.
Las cosasno son capaces de actuar; un medicamento no cura ni
un textoplace.Esel enfermo elque securaal tomar un medicamento
un lector el que se complace al leer un texto. El efecto de fetichi
zaciónes un hábito tan arraigado en el lenguaje que sería imposible
evitarlo.Pero lo que sí vale la pena destacar es que se trata de un
efectodel lenguaje, no de un hecho en la realidad; es un modo de
hablar, no de ser. Cuando uno y otro se confunden, aparecen
aberraciones como la objetividadde lo bello , la expresión de la
obra de arte , los placeresdel texto no a travésdel texto), los
objetos sensuales , o los objetos estéticos (literalmente objetos
capacesde una experiencia o percepción).
Prevengo de antemano al lector en caso de que el lenguaje me
traicione y le pido que lea en frases como ésta algo así como en
caso de que yo me traicione a travésdel lenguaje . De otro modo
estamosen el pensamiento mágicodel niño para quien losjuguetes
serompen, la ropa seensucia
la luna lo sigueo losárboles se alejan
del vehículoen que viaja,o del médico para quien las enfermedades
se contagian y lasmedicinasCuran (en vezde las personas se conta
gian de enfermedadesysecuran -o seenferman- con medicinas).
Si el lenguaje produce conceptos, también disfraza efectos del
lenguaje como efectos de realidad. Todos practicamos una especie
de animismoen el lenguajeomodos de hablar que antropomorfizan
a las cosasy les adjudican cualidades humanas. En la obra de arte,
este animismo es más tentador aún, pues se trata de huellas de la
LOS L ERINTOS DE L ESTÉTIC
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De nuevacuenta, Dufrenne nos confunde pues, ademásde que el
objeto y su percepción son indistinguiblesy no pueden estudiarse
por separado -ya que sólo hay objetos
para
la percepción y toda
percepción siempre es percepción de algo- se equivocaal afirmar
que lapercepción, estéticao no estética, no crea un objeto nuevo .
Por supuesto que lo crea, no fisicamentepero sí experiencialmente.
Antes de la percepción, el objeto no existe como tal, pero al ser
percibido estéticamente, el objeto antes no valorado en esa dimen
sión, adquiere un nuevo carácter que lo altera cualitativamente.
Dufrenne reconoce que el objeto es sólo objeto para un sujeto,
pero unos párrafos después dice que elobjeto estético es nada más
la percepción, estética o no estética, no crea a un objeto nuevo el objeto
percibido estéticamente no es diferente de la cosa objetivamente conocida
) creada que solicita esta percepción en este caso la obra de arte). Desde
la experiencia estética que los une, podemos por tanto distinguir
l
objeto
de su percepción para poder estudiarlos por separado Dufrenne: xlix).
El fetiche del objeto estético es el más arraigado de la estética y el
más plagado de problemas.
no es para menos: se trata de un
oxímoron, una contradicción de términos, puestoque lo estéticopor
definición designa al sujeto en su disposición o susceptibilidad a
percibir, apreciar, disfrutar y padecer, en contraste con lo que es un
objeto que no es susceptible a nada. Dufrenne, por ejemplo, inicia
su exposiciónde la experiencia estéticay el objeto estético confron
t n o
el problema de la circularidad de definiciones tales como: el
objeto estético es el que se aprehende a través de la experiencia
estéticay la experiencia estética es la que se establece con relación
al objeto estético:
EL FETICHE DEL OBJETO ESTÉTICO
actividad humana, de sus emociones y actitudes. En la teoría, sin
embargo, este animismolingüísticodebe evitarseen lo posible,pues
una construcción teórica se nos puede venir abajo por confundir
hechos con dichos. Cierto que, como lo señaló Austin
Cómo hacer
cosas con palabras ,
decir es una forma de hacer, pero hay muchas
maneras de hacer y de no hacer por medio de laspalabras.
OS FETICHES DE lA ESTÉTICAYSUS TRAMPAS
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que lo sensual en toda su gloria, cuya forma, que lo ordena, mani
fiesta plenitud y necesidad, y que lleva consigo mismo y revela
inmediatamente el sentido que lo anima (Dufrenne, 1987: 4-5).
Sugiere así que un objeto puede ser sensualy manifestar plenitud y
necesidad. Ejemplo inmejorable para ilustrar el fetichismo en la
estética, semejante al de la religión y la magia: si la estatua de un
santo puede hacer milagros o un muñeco maleficios, una obra de
arte puede expresar.Es cuestión de fe.
El error en que incurre Dufrenne se debe a su falta de distinción
entre lo estético, lo fisicoy lo artístico. El objeto en tanto estético, sí
depende de la experiencia del sujeto con relación a él. Suexistencia
fisica,en cambio, no depende de esta experiencia. El objeto percibi
do estéticamente síes cualitativamentediferente de la cosadetectada
objetualmente. Un orinal exhibido en un museo como obra de arte
propuesto por Duchamp e intitulado
u nt
es distinto al orinal
apreciado exclusivamentepor suforma, colory textura en una tienda
de muebles sanitarios, y a su vez es diferente al ser utilizado para
calmar una urgencia fisiológicaen un baño, o bien a una réplica de
éste firmada por Duchamp subastada en Sotheby s por su valor
histórico y económico. Son, pues, distintas categorizacionesentre sí
el objeto-arte,el objeto-plástico,el objeto-funcionalcomomueble de
baño yel objeto-económico.Sipodría hablarse de una metamorfosis
no es la del objeto sino de lascategorizaciones valorativas,semióticas
y contextuales.
La circularidad del objeto estético-experienciaestéticaque atemo
rizaaDufrenne debe ser asumidayresuelta no con relación al objeto
estético sino al sujeto de la actividadestética. Negar que la estética
parta de sujeto-psicologismos o no- es como negar que el conoci
miento parta del sujeto. El sueño positivistade algunos estetólogos
-a quienes lesgustaríacreer que ciertosobjetosproducen automática
mente la experienciaestéticaen elsujetocasipor reflejopavloviano
los llevaa emitir ideas como Loque la obra espera del espectador
o el objeto estético ejerce incesantemente una demanda en el que
actúa o lo observa... a travésde esta demanda, revelaun deseo-de-ser
que de algún modo garantiza su ser (Dufrenne, 1987:6).
Dufrenne pasa del fetichismode lo bello al del objeto estético, al
que atribuye la capacidad humana de percepción, gozo, evaluación
de la belleza, emotividad, expresión, sensibilidady sensualidad. En
su intento de alejar al psicologismo,incurre en el riesgo aún mayor
LOS l ERJNTOS DE L ESTÉTIC
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.1 ,
subordinar la experiencia del sujetoalobjeto. Esoesexactamente
1.
lil
propone: ¿por qué no introducimos suficiente precisión en
1 .1 definición del objeto estético? ¿Ycómo podriamos introducirla?
....bordinando la experiencia al objeto en vez del objeto a la expe
u-ncia,
y
definiendo al objeto mismo a través de la obra de arte
Dulrenne, 1973: I-li).
FIl esta especie de litolatría conceptual que busca una piedra de
1111111< .
objetual para la estética se olvida que en última instancia el
,111 ,
los objetos estéticos , sus cualidades
configuraciones son lo
U esa teoría pretendería explicar,juzgar, evaluar,justificar, legiti-
1 1 1 .1 1 : son su problema, no su piedra fundacional. Efectivamente, se
uurí
de enfocar la estética desde la liquidez de la comunicación
.1
sentidosmás que por su coagulación en objetos sacralizados.
La estética académica va a especificar el estatus privilegiado de
1 11 1
tosobjetos, lasobras de arte,
por contagio, el de ciertos sujetos,
1mcstetólogos e historiadores de arte, aunque existanmuchos otros
ohj( tos,sujetos
y
sucesospertinentes a la estética.Yes que
el
estetó
Illgo insisteen seguir trabajando en losmuseos,bibliotecasy salasde
,111
con sus libros, partituras
cuadros, para no ser turbado por los
olores, sudores
ardores de lavida cotidiana.
I , l~ l 1 ,T1CIES DE LA ESTÉTICA
y
SUS TRAMPAS
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A pesar de la insistencia de Dewey [1934] 1980) respecto a la
continuidad entre el arte y la realidad ysusargumentos en contra de
lavisiónmuseísticade laestética, aún siguesiendo común encontrar
en textossobreestéticael supuesto de que el arte ylo belloson esferas
apartadas del mundo ordinario y que, por lo tanto, quien escribe
sobre ellos tiene un pasaje secreto para acceder a ellos. Bajo catego-
rías como la de autonomía del arte y la contemplación, la estética
ortodoxa separa lo estético de la vida ordinaria invocando verdades
esencialistas y suprahistóricas de fuerte matiz religioso. Esta idea-
lizaciónde lo estético escomún amarxistas,idealistasyromanticistas,
pues no es requisito una tendencia política o filosóficadeterminada
para empeñarse en separar la estética de la vida cotidiana o el arte
de la realidad para luego afanarse en reunirlas.
La vin ul ión o separación del arte y la realidad, cuyos ecos
inciden a su vez en la supuesta desvinculación entre lo estético y lo
cotidiano es, pues, uno de los problemas más comunes que se han
planteado los artistas, críticos y teóricos del arte. Una parte signi-
ficativade la estética marxista se basaba en este falso problema por
su esfuerzo en utilizar el arte para despertar conciencias, así como la
diatriba, vigente hasta mediados del siglo xx, entre artistas a favor
del artepor el arte lo que Benjamindenominó como teologíadel
arte ) v sus aquellos que abogaban por el arte comprometido . En
el primer caso, el arte podía permitirse la total disociación de la
realidad, mientras que en el segundo debía buscar losmedios no sólo
para vincularse a ella sino para transformarla. Ambas posturas
resultan hoy igualmente ingenuas, pues el arte es y ha sido siempre
un producto social y emerge directamente de la sociedad, por más
elitistaque sea. Hay invariablemente un compromiso social, aun en
esta teología del arte por el arte donde el compromiso es no
EL MITO DE LA OPOSICIÓN ARTE / REALIDAD
ESTÉTICA / VIDA COTIDIANA
3. LOSNUEVEMITOSDELAESTÉTICA
[ ]
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En su clásico ensayo obr de rte en l époc de
reproducción
mecánic Benjamin reconoce que las técnicas de producción indus
trial se corresponden directamente con la producción de imágenes
artísticas
que no hay tal separación entre la esfera de lo artístico y
Un poeta debe recordar que su poesía es la culpable de la trivialidad de la
vida,
el hombre en la vida ha de saber que su falta de exigencia
seriedad
en sus problemas existenciales son culpables de la esterilidad del arte,.. El
arte y lavida no son lomismo, pero deben convertirse en mí en algo unitario,
dentro de la unidad de mi responsabilidad (Bajtín, 1990: 11-12).
o 111prometerse con ciertos grupos,
por ende, permanecer tácita-
111( lItecomprometido con otros,
El realismo socialista, como el de los muralistas mexicanos
y
el
n uro
brechtiano, asumió la vinculación entre el arte y la realidad al
pi t ocuparse por transformar la realidad por medio del arte, El
dilema era si elevar a las masas hacia el arte o bien bajar el arte a las
masas, Trataron de resolver el elitismo de las bellas artes burguesas
por su instrumentalización propagandística como manifestación
rultural de masas
de las clases proletarias, Fracasó porque estos
.utistas querían trasplantar sus convenciones típicamente burguesas
r contexto proletario popular mientras que las masas el prole
rnriado
iban generando sus propios artistas, convenciones
géneros
tomo la historieta, el bolero y el vodevil, totalmente al margen de las
.utes burguesas,
Sin embargo, arte y realidad, como la estética y lo cotidiano, han
estado y están totalmente imbricados,
no por la voluntad explícita
() c ompromiso social del artista políticamente correcto, ni por hacer
patente una ideología, sino porque no hay un más allá de la realidad
ui una estética que no emerja en primera instancia de lo cotidiano,
¿Para qué tanto brinco de reunir arte y realidad, estética y cotidianía,
estando tan perfectamente integrados? Aun cuando el arte se ma
nifieste como un dispositivo de evasión (el arte hollywoodense) o de
emancipación
(que intentó promover la Escuela de Francfort) sigue
estando fatal e irremediablemente inmerso en la realidad preci
samente como índices en su evasión o afán de emancipación desde
lo real.
Mijaíl Bajtín
Walter Benjamin no tienen dudas sobre la inserción
de lo artístico en la realidad, aunque el primero ve esta relación más
en términos morales,
lOS Jl EVE MITOS DE
ESTÉTIC
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lo real.Adorno le reprocha a Benjaminlafaltade mediacionesen su
visiónyla reducción del fenómeno artísticoa lo técnicoysocial.Pero
Benjamin tenía razón en detectar la estrecha relación entre el arte y
la realidad socialy tecnológica. Es cierto que, como lo denunciaba
Adorno, en la realidad cotidiana se manifiesta el fetichismo, la
enajenación, la reificaciónydiversosdogmatismosde opinión e ideo
logía. Pero la realidad artística despliega exactamente las mismas
tendencias:fetichismode lobelloydel arte, enajenacióngeneralizada
de los artistasrespecto a conflictos en la realidad, reificaciónde la
obra de arte como situviesevalorpor símismayno fueseunvehículo
de relación entre dos sujetos el autor y el receptor , dogmatismos
reproducidos por lamatriz artísticaen susvalores,suscategorías,sus
jerarquías, la ideología del arte generada por los discursos de la
estética y la crítica del arte. Habiendo fascismoen la realidad hay,
paralelamente,fascismoartístico.Lovimosen elarte del TercerReich
el arte franquista y stalinista.No quiero defender con ello la vieja
estéticamarxista su teoría del reflejoo del impacto cuasimecánico
de la estructura en la superestructura.Afirmoque, si bien el arte no
es siempre icónico de la realidad por semejanzadirecta a ésta, sí es
indicial de ésta al ser parte de ella por contigüidad o relación
sinecdóquica. Un régimen espeluznante como el nazismo creó un
arte espeluznante:por una parte, suhipóstasisde estereotiposraciales
en el arte kitsch del Tercer Reich pero también su infamación
caricaturizadade otros la vozaterradora de susvíctimas.
Buscarrefugio en los confinesdel arte y de lo bello para evadir la
realidad es el recurso típico de los pusilánimes. Fracasa porque el
mundo del arte es el mismomundo de todos con susmezquindades
grandezas, su fineza y su grosería. Ni la magnificenciay el refina
miento están ausentes de la realidad ordinaria extraartística, ni la
mezquindady lavulgaridad están ausentes del arte.
Elarte esuna actividadconvariasfacetas aplicaciones;puede ser
una actividadpecuniaria, lingüística,ética,política, libidinal,dirigida
a afirmar la identidad del autor o del propietario en el proceso de
distinciónsocial en laforjade identidades nacionalesyétnicas.Hoy
en día circulannombres firmasde artistasen elsistemadiferenciado
de lamatrizartística como tarjetas de crédito, marcas de productos,
logotipos o billetes en el mercado. Aisladode la realidad social, el
arte es nada. El arte no esun concepto sinouna categoría de objetos
definidos como tales por los miembros dominantes en esta institu-
LOS L ERINTOS DE L ESTÉTIC
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Por ejemplo Stolnitz (1992) como se explicarámás adelante.
{ion.
Al
margen de esta matriz, que coquetea con otras como la de
Estado, la turística, la mercantil etc., no hay arte. Como el efecto
uuuiposa donde un batir de alas puede condicionar, por efectos
sucesivos,un huracán al otro lado del planeta, lasalteraciones en un
ea de lavidasocialgeneran cambiosen muchasotras esferas,entre
dlas,
por supuesto, el arte, yviceversa:alteraciones en el arte pueden
generar efectos en la vida cotidiana.
Laconsolidaciónde estemito de la oposicióndel arte y la realidad
derivado en la supuesta inconmensurabilidad de la estética y la
V I C i a
cotidiana, tan afianzadaque los filósofosno consideran siguiera
necesariohacerla explícita.Cuando hablan de lo estético se refieren
siemprey en todos los casosal arte y a lo bello, a menos que especi
liquen que se trata de la naturaleza o de losublime.Cuando se topan
.u-cidentalmentecon esta relación entre lo estéticoy lo cotidiano sin
la coartada de lo bello, o simplemente la ignoran y si la enfrentan,
se contradicen.
No pretendo argumentar que lo cotidiano y lo estético o lo
artísticoy lo real siempre coincidan. El arte figurativo,por ejemplo,
pretende re-presentar loreal;ypara toda re-presentaciónesnecesaria
una distanciaenunciativae interpretativa de lo real. Pero no por ello
arte deja de ser una práctica socialdesde la cual se puede explorar
lo cotidiano, como se lo puede explorar desde el poder, la semiótica
() la economía.
Extender lo estéticoa lo cotidiano resulta sumamente amenazante
para especialistas que temen el colapso de su disciplina en un
panestetismo al despojarla de su objeto, sea lo bello o el arte
cf
Tercera parte). El estetólogo ortodoxo se concibe así esgrimiendo
un gran cuchillo para partir la realidad en lo estético por un lado y
lo no estético por el otro, sea con la destreza de un cirujano con
bisturí o la crudeza de un carnicero con hacha. En el primer
compartimento coloca lo artísticoy lo bello, y en el segundo todo lo
demás. Sin embargo, no es a cuchillazoscomo se construye la teoría
sino siguiendo cuidadosamente los circuitos de redes de relaciones
en sucomplejidad para destacar racimosparticulamente pertinentes
a una reflexión.
{IS NUEVE MITOS DE LAESTÉTI
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El mito del desinterés estético aparece ya en el siglo XVIII con
Shaftesburyy Hume como una reacción contra el interés del instru-
mentalismo burgués, pero se consolida precisamente con Kant, en
su ritic d eljuicio
§
2,aldefinir a laexperiencia estéticacomo deleite
desinteresado en lo bello. Para Kant, en la experiencia estética no
hay ni interés práctico por el objeto o a travésde él, ni interés en la
existenciadel objeto, ni en apropiarnos yposeer físicao materialmen-
te a ese objeto. Kant, como Shaftesbury y Hume, construye este
concepto de desinterés para no manchar al juicio de lo bello con
preocupaciones mundanas y para distinguir el deleite estético en lo
bello como desinteresado) del deleite en el bien o en lo agradable
en tanto interesados).
Es necesario, sin embargo, reconocer que si tal concepto de
deleitedesinteresado se sostuviera,tendría que extenderse tanto al
deleite en el bien como en lo agradable. Sería posible sentir deleite
desinteresado no solamente ante la belleza sino ante una conversa-
ción agradable o un acto bondadoso e inclusoante lamaldad deYago
o del villano en una telenovela o la desagradable apariencia del
jorobado de Notre Damey todo el género de lo grotesco.Habría que
admitir también el hecho, así seavergonzoso,de un deleite desinte-
resado en el mal cuando se disfruta por sí mismo, pues el ser
humano es capazde sentir deleite desinteresado en términos kantia-
nos no sólo respecto a lo bello. De todas formas, no es tan fácilcomo
pretendía Kant distinguir los objetos de deleite desinteresado de los
del deleite interesado, y mucho menos comprobar el desinterés
mismoen el deleite, pues experimentar deleite en algoyaen símismo
despierta interés por sus efectos placenteros.
Dickie 1974) cuestiona esta noción de desinterés kantiano
nroponiendo el término de atención focalizada y argumenta que el
desinterés sólo tendría sentido en oposición
interés . Lo que
cuenta para Dickiedesde el punto de vistaestéticoes exclusivamente
la atención, y el desinterés se vuelve, para el autor, una noción
irrelevante. Sin embargo, el mito del desinterés kantiano se ha
reproducido ymantenido hasta la actualidad entre numerosos auto-
res contemporáneos como Stolnitz,Crowther 1987)ymuchos otros.
Por razones distintas a las de Dickie, sostengo que las actividades
vinculadasa lo estético no son nunca desinteresadas.Haysiempre un
EL MITO DEL DESINTERÉS ESTÉTICO
LOS lABERINTOS DE LA ESTÉTICA
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IlIln es
estéticodel sujetohacia suobjeto, yaseael de obtener placer,
plI('tar la curiosidad, comprender, nutrirse emocionalmente, exci-
111M ,
expresarse, entretenerse o impresionarse.
Crowther (1987) encuentra un excelente ejemplo para ilustrar el
d, ,illterés kantiano: el espejismo en un desierto. Según el autor,
P(l( eIllOS apreciar estéticamente el espejismode un oasissin tener el
1III'IIornterés estéticoen laexistenciafisicadel oasisque percibimos.
I od ,
111
os, según el autor, tener un interés funcional en su existencia
~I
si
amos muertos de sed (lo cual, para Crowther no es un interés
,~tl'(ico), pero para apreciar la belleza de ese paisajeimaginario, no
11('(
esitamos que exista materialmente. Este ejemplo es tan bueno
1 (
110 sólo no confirma la pertinencia del concepto de desinterés
r su ti co
a pesar de las intenciones de Crowther, sino que refuta
ruvoluutariamente
la noción de aspectosestéticos propuestos por
:
owther.Veamoscómo.Obviamenteen el espejismono hayningún
.rspccto
objetivoque detectar, por mucha atención que se le ponga,
puesto que no hayobjeto estético tal y como lo entiende el realismo
IlIgCI1UO
de la estética analítica. Entonces, ¿cómo es posible hablar
d,' atención estética en este caso? ¿Cuáles son los aspectos que
rk rccta?
Solamente por la actividad perceptual del sujeto existe tal
.iprcciación
estética aun ante objetos imaginarios como los sueños y
losespejismos.Alapreciar esepaisaje imaginario, el impulso natural
Sdesear que existieseobjetivamentepara poder ampliar
el
rango de
Sil seducción sensible: oler sus aromas, beber la frescura del agua,
,(cogernosa la sombrade suspalmeras (lo cual refuta, de carambola,
también al mito del distanciamiento estético que revisaré en la
próximasección). El espejismoen síes una percepción mental, pero
seduce o atrae al sujeto hacia una experiencia más integral y por
lo tanto sí está interesada en la existencia físicade lo que presenta.
¿Quién puede negar que entrar en un oasis sea una experiencia
mucho más intensa y placentera que ver un espejismo de éste a
distancia? Crowther cae cautivado por el espejismo teórico del
(:jcmplodel espejismoporque comparte la idea de la contemplación
distanciadaycasipuramente visualcomo arquetipo de la experiencia
estéticapor excelencia.Seolvidaque el deleite estéticode un paisaje,
como el de la arquitectura, consiste especialmente en recorrerlo
sensorialmente, y para ello es necesaria su existencia.No se disfruta
igualuna fachada reproducida a escalanatural en fotografia, que la
obra arquitectónica en su conjunto, ymucho menos un paisaje que
I , t~ NI tl :VE MITOS DE LA ESTÉT1CA
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Con el concepto de distanciapsíquica Psychical distance , Edward
BulJough 1979) se apoyaen una larga tradición filosóficaque pare
cería másbien pretender legitimarel distanciamiento del estetólogo
con respecto a lasmasasy el del gusto educado respecto al burdo,
que el de la contemplación estética. En Bullough reverbera en
EL MITO DEL DISTANCIAMIENTO ESTÉTICO
incita a una experiencia multisensorial integrada que un póster de
ese paisaje.
El mejor argumento en contra del desinterés kantiano está en la
reacción ante el vandalismo de quien intentó destruir la Piedad de
Miguel Ángel y la indignación mundial ante la destrucción de los
Budas monumentales por los talibanes en Afganistán.No podemos
permanecer indiferentes ante la destrucción de estas obras preci
samentepor suvalorestético,pues lamayoríano somosbudistaspara
apreciar suvalorreligioso.No hayduda de que laapreciaciónestética
exige la existenciade los objetos que laproporcionan; no puede ser
indiferente a ésta.
El concepto kantiano de desinterés puede ser aplicable no tanto
a la relación estéticacomo al importe semióticoo de un objeto o un
acontecimiento. En otras palabras, cuando un evento semiótico se
trueca en estético, el sujetopuede mostrar desinterés respecto al qué
y
para
qué de éste y concentrarse en óm o se presenta, v g el valor
estético que adquiere para él. Al encontrar a un amigo, después de .
re-conocerlo semióticamente, el sujeto podrá apreciar cómo se ve,
cómo habla, cómo está vestido, etcétera, es decir, su presentación
estética.Alver un cactusy después de reconocer la especie a la que
pertenece, la apreciación estética dará lugar al desinterés semiótico
para el que no interesa tanto qué especiees sino cómo estáformado,
es decir, percibiremos su forma y color, la simetría con que brotan
las espinas, el contraste de formas y colores, la peculiaridad de su
textura y de su composición. Así un evento de re-conocimiento
semiótico puede trocarse des-cubrimiento estético. En suma: en la
apreciación estética no haydesinterés estético, sino semiótico en el
momento en que lasemiosisdel qué da lugar a laestesisdel cómo .
Se suspende el interés semióticoal trocarse por el estético.
LOS L ERINTOS DE L ESTÉTIC
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II,didad el concepto de desinterés kantiano
nos hereda los
IIII IIOS problemas.
l
ejemplo que presenta Bullough para argumentar su casoes el
d,
( sposocelosoque asistea la representación de
Otello
de Shakes-
1 ,11( Y se identifica a tal grado con la trama pensando en sus
1 1 1 1 I ilcmas personalesque pierde ladistancianecesaria para disfrutar
u-ricamente
la obra. Se le puede argumentar que, al contrario, su
, ~t.l(loemocional podría incluso intensificar la experiencia de la
Obl l no necesariamente coartarla.Yal revés,un niño de ocho años
1 11 asistaa la obra tendrá tal distancia respecto a la trama, pues el
1 1 1
ohlcmade loscelosmaritales tendría tan poco que ver con suvida,
J IU
110
podría generar la empatía necesaria para disfrutarla. ¿Cuál
C llól entonces la distancia adecuada?
l
rickie 1988: 12
propone sustituiraldistanciamiento
detachment
p r ( 1término agudamente enfocado
sharply focused
para definir
1 1 upreciación estética,pues en esteejemplo lafaltade distanciamien
to sería simplemente falta de atención por estar pensando en sus
1
oblemas en vez de atender a la obra. El concepto dickieano de
loco no considera, sin embargo, que tal foco puede ser no sólo
1 1 1
cciso sino disperso, convergente o divergente. La percepción
l s t{-ticadistraída de la que hablaba Benjamín 1968 en el público
1
i
nóíi lo ,
así como la recepción estética ligera de las telenovelas
Mandoki, 2002 , ilustran casosde focodisperso.Dickie,por supues
ro.jamás concedería que pueda hablarseaquí de apreciaciónestética,
pites para el autor sólo existe la dicotomía atención/no-atención.
LllIlpOCOullough lo haría, pero por razones distintas,pues tanto el
publicode telenovelacomo el cinéfilorequieren identificarsecon los
protagonistas, llorar con sus penurias, deleitarse con sus triunfos, lo
(ualcancelaría la distancia
y
por consiguiente la experiencia estética.
I : n
contraste, Aristótelespropuso que la condición para que ocurra
l.. catarsis es compartir el sentimiento de temor piedad con los
protagonistaspor identificación con ellos; en este caso, el distancia
miento
cancelaría toda posibilidad de catarsis.
EsBertolt Brecht 1985: 327) quien asume el concepto de distan
ciamiento como técnica clave de su Teatro Épico. La denomina
iwrfremdungseffekt
o efecto de distanciamiento que tiene por objeto
colocar al espectador en una actitud inquisidora, crítica, frente al
proceso representado . Brecht opone el distanciamiento a la identi
ficación del público con los hechos en escena
a la consiguiente
33
11 1 NIII oVE MITOS DE LA ESTÉTICA
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catarsisaristotélica.Por eso trata de crear y luego romper el campo
hipnótico de la ilusión teatral para conscientizaral espectador de las
condiciones a lasque apunta el sto del actor. El esfuerzode Brecht
de generar técnicas de distanciamiento muestra que este efecto no
es automático sino al contrario, ya que la relación natural del espec
tador de teatro con lasobras representadas suele ser la identificación,
es decir, falta de distanciamiento.
Puesto que el teatro griego no pretendía el distanciamiento sino
la catarsis y la identificación ¿podría negarse que por la falta de
distanciamiento losgriegoscarecieron de un intenso vínculoestético
con sus maravillosastragedias y comedias? La telenovela actual se
propone el mayor efecto hipnótico posible, el estado de ilusión
dramática que Brecht hubiese censurado, y aunque los anuncios
comercialesy la transmisiónpor capítulosproducen inevitablemente
el distanciamiento, el espectador seempeña en regresar al estado de
identificacióncon lospersonajes.El efectoonírico del cine señalado
por Cubern) que loscineastascultivancon tanto ardor resulta en un
no-distanciamientoque elpúblico disfrutaampliamente. Ninguno de
estoscasosde faltade distanciamiento puede explicarsecomo simple
carencia de atención como lo caracterizaría Dickie.Todo lo contra
rio: es tal la atención que los cinéfilos le prestan a la película que la
distancia desaparece y el espectador se identifica totalmente con el
personaje. Incluso en el casode los críticosde cine experimentados,
que rebasan la simpleidentificacióncon lospersonajespara examinar
la factura del filme, la distancia se acorta en el momento en que se
ponen en lugar del autor para poder comprender lasdecisionesque
tomó para comunicar de cierto modo y no de otro su obra.
Negar que
distanciamiento sea una condición suficiente para
definir lo estético no implica que la ausencia de distancia lo sea. Lo
que se entiende por experiencia estética no es algo estáticomante
niéndose a una distancia exacta y adecuada respecto al objeto, sino
al contrario: el espectador de arte, como el individuo en la vida
cotidiana,
s
columpia
por así decirlo, a diversasdistanciasrespecto a
su objeto. El ejemplo utilizado por Dickie 1992) es el momento en
que el personaje de Campanita de eter ansedirige a los niños y les
pregunta ¿quién cree en las hadas? ;así se rompe el hechizo de la
ilusión en escena.Ambos casos,sin embargo, dinamizan al especta
dor
lo columpian hacia la escena de ida y vuelta desde su butaca,
de la fantasía a la realidad. Brecht lo sabía tan bien que recurría al
LOS L ERINTOS DE L ESTÉTIC
34
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Osborne (1980) ilustra en parte la denuncia de Berleant. Confrontado por-o
,onlrontando a-las obrasde bodyart, land art, happenings,arteconceptual,etc., su salida
. más que tratar de ajustar la teoría estética a las obras, como lo hace Berleant,
eliminar las obras de la teoría al decretar que no son arte.
I I /lI /lIdungseffekt
sólo después de haber logrado perfectamente la
dll\lOIl
en escenaylaidentificacióndel espectadorpor suoficiocomo
di
.unaturgo para
el
artificio teatral.
(:on espíritu crítico,ArnoldBerleant (1986; 1991) intenta destruir
II, ~mitos
predominantes en la teoría estética: J que el arte consiste
1 1 1 imordialmente en objetos, 2J que las obras de arte poseen un
N I.IIIIS
especial y 3J que deben ser vistasde una manera especial.
1 ,11
¡t Berleant,la crítica al objeto estético está basada en la necesidad
.ibarcar al arte no objetual como el
happening,
el
ready made
y el
11111 conceptual en la definición de la estética. Asimismo,denuncia
l.
nocionesde distanciapsíquica de Bullough
(1979)
que derivan
d, las nociones de contemplación y de atención desinteresada de
I ,1111. Propone, por lo tanto, sustituira laobrade arte por situaciones
dOl1deocurren experiencias y que frecuentemente, pero no inva
u.iblcmente, incluyenobjetosidentificables (Berleant, 1986
JI
200).
I ,)que pretende Berleant esajustarycontemporizar a la estéticapara
1 1< pueda dar cuenta de fenómenos artísticosactuales como el arte
, ouccptual, el
performance,
las instalaciones, el arte correo y digital.
1 •
experiencia estética no es, para Berleant, ni desinteresada, ni
lllcmplativa, ni distanciada. Propone el concepto de involucra
IIli( lIlO (engagernent)
al argumentar que si hay una característica
,II.~Intivadel arte tradicionalcomodel contemporáneo, essusiempre
insistente
exigenciapara un involucramientoapreciativo (Berleant,
11 )¡· l ( j
JI:
199; 1991).
Con Wittgenstein, nos preguntaremos cuál es el uso de esta
I .tlabra involucramiento y hallaremos que hay involucramiento
.iprcciativo en el amor, en la política, en la religión, en la guerra. Se
puvde uno involucrar en el chisme, en los derechos de los consu
uudores, en una polémica, en las actividadesde una escuela, en el
movimiento ecologista, en un
performance
o en la vida de alguien.
.vnuque una palabra puede aislarsede su uso cotidiano para conver
tu
se en un concepto operativodentro de la teoría, este giro requiere
11I,¡yorlaboración que una solución
ad hoc
para incluir al
happening
, 11el arte. Ése es el problema que le veo a la noción de involucra
miento :no es una categoría puramente estética como sería el caso
I I~
NI
lEVE
MITOSDEL ESTÉTIC
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de la fascinación,ya que se puede estar involucrado en un crimen
por cuestionesmeramente circunstanciales.Loque síqueda claroen
Berleant es su afán de sobreponerse al fetiche del objeto estético
al
llamar la atención sobre la primacía de la actividaddel sujeto, y su
esfuerzopor flexibilizarlasnociones de la estéticaortodoxa.
Indirectamente relacionado aldistanciamiento,Bajtínpropone un
concepto bastante másútil para el análisisestético: de alteridad
Bajtín, 1990: 13-92) o de exotopía , como la traduce Todorov
1984).Este concepto significaque el espectador es otro respecto a
una obra o, específicamente,respecto al héroe de una novela,como
el autor es otro respecto al héroe que crea.Al ser otro, el enunciado
artísticosemira desde un lugar y un tiempo distintospor ese exceso
que es la alteridad. El concepto de exotopía no implica necesaria
mente distancia psíquica, ya que hay un momento de empatía o lo
que Lipps 1924) denominó como Einfühlung de cercanía con
otro. El de distanciamientopsíquico de Bullough, en cambio, es
tan distante que no llega a participar, a comunicarse con el otro, a
tener algo en común con él.
En suma, la noción de distanciamientoestético carece de valor
teórico, y su sustitución por atención / no-atención de Dickie
tampoco resuelveel problema. Propongo por tanto el concepto de
columpiamientoque Brecht practicómuybien al acercar al espectador
a la trama por identificación, y luego alejarlo por el corte del
verfremdungseffekt Sin el columpiamiento estético ante el arte, es
imposible percibir lo que Monroe
Beardsleydenomina unidad
en la diversidad ,pues la primera requiere distancia y la segunda
acercamiento. Lospintores, escultoresyarquitectos también intuyen
este columpiamientoal proveer una visiónde detalle que secomple
menta con la visiónde conjunto de la obra, como los músicosque
nos alejan y nos acercan a ella por volumen y tonos musicales
estableciendoun verdadero paisajeacústicoa recorrerse por el oído.
El columpiamiento es evidente cuando se observa a un pintor o
escultor en acción: se acerca y se aleja continuamente de la obra en
la que está trabajando para apreciarla en detalle y en conjunto,
movimiento que será realizado posteriormente por el espectador.
Ésta es la dinámica de proximidades variablesque se requiere en la
apreciación estética:una visióndel todo yde laspartes, del conjunto
y del detalle.
LOS L ERINTOS DE L ESTÉTIC
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1
ti
uno de los textos más reproducidos de la esteuca analítica
Iilglofona,George Dickie (1992) desmonta como un simple mito la
111)f onde actitudestética propuesta porJerome Stolnitz.Suvíctima
t
111stalaactitud estéticacon lapercepción prácticacomo aprehen-
11111e rasgosparticulares de un objeto para fines ulteriores, por lo
t dejaría de ser desinteresada y por lo tanto estética (nótese de
,oI~Cl
dogma que identifica desinterés con estética). Asimismo
III111'oe
.
Beardsley (1987) propone que existe un punto de vista
, It'lico aesthetic point ofview y lo define: adoptar el punto de vista
,lt'lico con relación a X es interesarse en cualquier valor estético
'I t' X pueda poseer (1987: 13), definición que va refinando para
~1.Ihlecersubsecuentemente el valor estético . También Virgil
\Id.i('h (1963)distingue entre dosmodosde percepción, laordinaria
\ 1.1estética, la primera dirigida al aspecto fisico y la segunda al
1~1)t'('tostético del objeto. En esta línea de pensamiento no puede
,It1.11'e mencionarse también a la noción de postura estética , que
, distingue de la religiosa, la práctica y la teórica propuesta por Jan
I\.llIkarovskY1977: 146-147)o la de posición estética de Samuel
ItllllOS ([1950] 1976), Por lo pronto puede resumirse esta variedad
dI' interpretaciones del fenómeno estético como punto de vista,
,lIStira, actitud, posición, valor,percepción, etcétera.
El ataque de Dickie (1974; 1992) contra Stolnitz se centra en la
uposición de que pudieran existir diferentes modos de percepción
\ califica a la idea de actitud estética como un mito inútil que
t
.1
ravíaa la teoría de susobjetivos.Reduce tal actitud estética sim-
1III'1nentelaatención e insisteen que carecede valor teórico alguno,
, llllguereconoce al final, no sin cierta ironía, que pueda tener el
v ilor práctico de favorecer una actitud más desprejuiciada en el
,pectador hacia la apreciación del arte abstracto, por ejemplo. El
punto exacto de la crítica de Dickie lo establece al afirmar que
Stolnitzconfunde una distinción perceptual con una motivacional
(1992:35). Para Dickie no hay distintos modos de percepción sino
distintosmotivoso intenciones en la percepción que no es más que
mera atención. Concurro con Dickie en que la estética no dependa
de la intención de adoptar o no una actitud, pero el problema no se
u suelve con su simple dicotomía de atención / no-atención, Algo
I l. ~II 1'0 DE LA ACTITUD ESTÉTICA
37
1,' NIIFVI :MITOS DE lA ESTÉTICA
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ocurre en la actividad estetica que no puede reducirse a la pura
atención, aunque efectivamenteno dependa de la adopción de una
actitud.
En el ejemplo de Bulloughrepetido por Dickie,quien asistaa una
interpretación de t llo y semantenga pensando en que su esposa le
esinfiel,no esque lefalteuna percepción distanciadaodesinteresada
de la obra, sino que no le presta la debida atención por estar
cavilandoen sus problemas personales. Quien escucha música para
hacer un examen no pone, según Dickie, suficiente atención a sus
valores estéticos.Yoagregaría que, al contrario, nada le impide a
quien estudia música para un examen disfrutar de ella de un modo
nuevo sinnecesariamente dejar de atender a suscualidadesartísticas,
asimismo, nada garantiza que quien vaya a un concierto disfrute
profundamente de la música.El mérito de la posición de Dickie en
su énfasis sobre la atención es que logra deshacerse en parte de la
obstructivanoción de desinterés .
Aunque los ejemplos de Dickie desarticulan las nociones de
desinterés y distanciamiento, también sobrevaloran el papel de la
intención
la motivación, como si el hecho de tener una intención
práctica o personal con relación a una obra, automáticamente
cancelara la posibilidadde disfrutarla estéticamente o al revés:como
si el tener un propósito estético garantizara la experiencia. Podemos
ponerle mucha atención a una pintura sinpor ello lograr conmover-
nos por ella y al contrario, en la vida cotidiana puede surgir la
apreciación estética de un objeto insólito sin habérnosla propuesto.
Esverdad que se requiere un grado de atención para apreciar algo,
pero la solaatención no agotael fenómeno estético,pues se le puede
poner atención a una novela o a una página de internet sin sentirse
particularmente conmovido.Losestetólogosanalíticosdirán que esa
atención no esta dirigida a las cualidadesestéticas del objeto que
por esono ocurre laapreciaciónestética,pero estonos llevade nueva
cuenta al problema de definir tales cualidades estéticas desde su
presupuesto objetivista.
Si la atención estética se define por la intención o motivación,
como lo plantea Dickie, la estocada desmistificadoraque pretende
esgrimir contra la actitud estética no hace más que cambiar un
término por otro, dejando el meollo del problema intacto pues la
actitud estética de Stolnitz equivalea la atención con motivación
estética de Dickie otra manera de definir esa actitud). En otras
LOS l EIUNTOS DE L ESTÉTIC
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c· lI o
es lo que, sin concepto, place universalmente. Ésta es la ya
1 I.I~i(a definición de lo bello con que Kant concluye el Segundo
1I.1.,lllcnloe su
Crítica del juicio
No se puede probar que un objeto
helio; pero se puede, según Kant, exigir adhesión a una validez
IIhjelivauniversal sobre laesfera total de los que juzgan . Estemito
el.
r
universalidadcomo expectativay exigencia ha cabalgado sobre
1
1IIlll10de la estética desde hace más de dos siglos.El mismo Marx,
1 p(Osarde su visión tercamente histórica y su convicción en las
ell lerrninantesestructurales, sucumbió almito de la universalidad de
1. helio cuando se preguntaba por la vigencia actual del arte clásico
Kllq~ ).Su vigencia, para Marx 1976 era universal y ahistórica. La
1 u rada que encontró fue que nos recuerda la infancia de la
1IIIIIIanidad .Aunque Marx mismo no logró trascender este mito de
1.1universalidad del arte y de lo bello, su empeño histórico y social
t 11 t I materialismo nos abrió la posibilidad de asomarnos a las
1 IlIldicionantesmateriales y socialesde estos valores artísticos.
11,MITO DE
UNIVERSALIDAD DE LO BELLO
p rlabras
Dickie involuntariamente sigue cualificando al acto de
pCTcepción,que no llama ya actitud estética sino atención con
P I opósitos o motivaciones estéticas . Stolnitz podría por tanto repli
e.u con razón que esa atención motivadaya establece una diferencia
P( f( cptual,y que por lo tanto síhay diferentes modos de percepción
ele pendiendode la actitud. Al combinar ambas versiones tendríamos
1 un espectador tan concentrado en tener una atención con inten
iones
o motivacionesestéticaso en adoptar una actitud estética, que
1 1 .
le quedaría energía para disfrutar
el
objeto.
Si
efectivamente existiera tal cosa como la actitud estética de
-.1 .,lllitz,el lugar adecuado para verificarlasería en las inauguraciones
d vxposiciones de arte, ilustrada por la pose que los miembros del
üumr ld suelen asumiryque resulta sumamentejocosa para el público
1111
iniciado:eslaactitud del esnobismo.Aquien no le convenzacomo
1 . 1 1 unctro
o instrumental teórico, mejor hará en buscar otras expli
H i c mes. Podrá percatarse de que, más que una actitud se trata de
1111.1ctividad particular del sujeto, una actividad valorativaque será
, plicada con detalle en la Segunda parte.
39
eIS NUEVE MITOS DE LA ESTÉTICA
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Entre lugares comunes del discurso en la teoría estética está la idea
de la oposición entre lo estético y lo intelectual o lo sensible y lo
racional. Desde sus inicios,ya con las ideas clarasy distintas de la
razón opuestas a las ideasclaraspero confusas de la sensibilidaden
Baumgarten, y en la definición de lo bello que place sin concepto de
Kant,o suafirmaciónde que eljuicio de gusto no es,pues, un juicio
de conocimiento; por lo tanto, no es lógico, sino estético , los
ejemplos que ilustran esta oposición son innumerables. Tanto aSÍ,
que es frecuente no hallar mejor definición de la estética que como
negación de lo racional.
Sin embargo, con las técnicas de visualizacióncomputarizada, es
cada vezmás difícil negar la profunda afinidad entre la estética y la
aparentemente másracional de lasempresas intelectuales: la ciencia.
EL MITO DE LA OPOSICIÓN ENTRE LO ESTÉTICO Y LO INTELECTUAL
El mito de la universalidad de lo bello es un efecto de la fe en el
absolutooccidental eurocéntrico que benévolamente acogió, hace
poco másde un siglo,manifestacionesestéticasno occidentales para
reivindicar precisamente esa universalidad.El filósofose creía enar
bolando El Pensamiento, a través del cual podía tener acceso a La
Verdad,ElBien,yLoBello.El contacto con LaVerdadlo embriagaba
porque veía por encima del hombre común, ese ser miserable
engañado por lasapariencias.Todoestabaregido por una perspectiva
verticalen la cual LaRazónjerarquizaba lasposiciones hacia el foco
centrípeto del Absoluto. A la luz de los estudios etnográficos en el
siglopasado, sehizocadavezmásevidenteque se trataba devoluntad
de poder al promulgar como LoBelloUniversal simplemente a lo
bello occidental europeo.
Me atrevería a predecir que en investigaciones empíricas que
analicen comparativamente los juicios del gusto en diferentes cul
turas y clases sociales como la actualmente desarrollada por la
Asociación Internacional de Estética Empírica), la que resulte más
lastimada será la universalidad de lo bello. La universalidad de lo
estético,en cambio,permanecerá ilesa,pues todos lossereshumanos,
sin importar la cultura o situación espacio-temporal, somos bási
camente criaturas sensibles,estéticas.
LOSLABERINTOSDE LAESTÉTTCA
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Werner Heisenberg 1971:68) citado por Wechsler 1982: 16).
Apesar de semejante afinidad, una de las raras excepcionesa este
lugar común de contraponer lo estético a lo racional en la teoría
estéticaesJohn Dewey [1934] 1980:73), quien señala que haypen
samiento emocionalizado,y hay sentimientos cuyasustanciaconsiste
de ideas o sentidos apreciados... La única distinción significativa
concierne al tipo de material al que la imaginación emocionalizada
se adhiere. Con Dewey,no creo en la pureza conceptual del pensa
miento científico como tampoco en la pureza emotivade la aprecia
ción estética,pues entran enjuego también actividadesintelectuales,
afectivas y sensoriales. Evidentemente la ciencia, no sólo el arte,
puede propiciar lo que seha denominado experienciaestética
cf
Osborne, 1981; 1984; 1986;Engler, 1990;Wechsler,1982).Ahí está
la belleza de las imágenes de las series de Julia y de Mandelbrot en
los fractales, la hermosa simetría en el triángulo de Sierpenski la
curvade vonKoch, lo sugerente de losatractores extraños de Lorenz
y la botella de Klein, la elegancia sin par de la fórmula E=mc2.Es
elocuente en este sentido la descripcióndel
ondon oi ui of ooks
al
publicarse
Wittgensteinon Rules and Private anguage
de Saul Kripke,
Cuando estas conferencias fueron publicadas hace ocho años, de
jaron a lafilosofíaanalíticaparada en suoído. Todosestabanfuriosos,
regocijados, o profundamente perplejos. Nadie era indiferente.
Muchosartistasenvidiaríanesta reacción tan fuertemente emotivadel
público.Lascrónicasque describen la sensibilidadde los investigado-
Puede usted objetar que al hablar de la simplicidad y la belleza estoy
introduciendo criterios estéticosde verdad, y con franqueza admito que me
siento fuertemente atraído por la simplicidad y belleza de los esquemas
matemáticos que la naturaleza nos presenta. Debe haber sentido esto usted
también: la casi aterradora simplicidad y totalidad de las relaciones, que la
naturaleza repentinamente despliega ante nosotros.
Al hacer arte, como al hacer ciencia, es imprescindible una actividad
lúdica y apreciativa, la absorción en el proceso de comprensión con
el enorme placer que implica, una admiración por el orden de las
formasy de lasestructuras, un goce en la exploración de incógnitas,
la admiración por la elegancia y la simplicidad de soluciones
cf
Wechsler, 1982). Así lo expresa Heisenberg al comentarlo con
Einstein:
LOS NUEVE MITOS DE L ESTÉTIC
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De todos, el mito de que el arte y la estética son sinónimos es el más
arraigado. A pesar de ello, hace algunos años dos estetólogos de la
tendencia analítica han intentado desmitificarlo.Me refiero concre
tamente a Noel Carroll y Timothy Binkley, cada cual desde otra
EL MITO DE LA SINONIMIA ARTE-ESTÉTICA
res haciaciertastemáticaso eventosde carácter científicoson innume
rables y demuestran su apego profundamente estético a la ciencia.
Por ello, más que entender lo estético como opuesto a lo racional,
voya enfocar el análisisen términos de las
conformaciones
y no de los
efectos, pues éstos pueden ser tan diversos como los efectos de
verdad, dejusticia, de belleza,de horror, de compasión o de risa loca.
Desde nuestra perspectiva,no existe lo lógico o loestético como
si se tratara de esencias o secciones de la realidad independientes.
Hay operaciones con las que el sujeto produce efectos de verdad o
de deleite, de justicia o de fealdad que sólo son aprehensibles desde
un contexto interpretativo determinado. Asípues, como lomencioné
respecto a la inviabilidadde los cortes de lo estético lo no-estético,
vale más hablar de conformaciones e interpretaciones estéticas y
racionales en ciertos fenómenos, eventos o situaciones.
En conclusión, la diferencia entre lo intelectual lo estético no
puede plantearse como una cuestión de esencia, metafísica o episte
mológica como lo hace Baumgarten en su distinción entre las ideas
distintas de la razón y las confusas de la estética. Se trata de
diversas aptitudes que entran en juego en las actividades humanas
como lamotriz en la arquitectura, la montaña rusa o en la ejecución
musical, la olfativaen la apreciación de un paisaje,un mercado o un
platillo, la gustativa, táctil, visual y olfativa en el arte culinario. En
todos los casos lo sensorial y lo mental están íntimamente ligados
pues el primero siempre activaal segundo: el cuerpo es uno con la
mente sin los sentidos no hay actividad mental ni razonamiento
posibles. A pesar de su división tajante de las tres críticas la del
razonar, la del actuar y la del juzgar) Kant supo ver que la función
mental no se opone a la estética al concebirla como el librejuego
de la imaginación y el entendimiento así como al iniciar su Critica de
razónpura
desde la EstéticaTrascendental.
LOS LABERINTOS LAESTÉTICA
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estrategia de ataque. La primera es la que cuestiona que el arte sea
exclusiuamente
estético. La segunda es la que se opone a la idea de que
todo arte deba ser
necesariamente
estético. Pero hay una tercera,
que voy a desplegar en este texto, y que pretende refutar que la
estética tenga que ser exclusivamente artística.
El mito de que el arte sea exclusi.vamente estético ha servido para
reproducir la idea de la producción artística como desvinculada de
todo interés o utilidad social fuera de la función contemplati.va, y al
artista como un genio dotado de una sensibilidad prodigiosa. Sos
tengo, por lo contrario, que el arte no es exclusivamente estético
porque esta dimensión de ninguna manera agota la variedad de
formas de relación con el arte. Existen también formas de relación
técnicas en la verificación de autenticidad de una obra, epistemo
lógicas al explorar al arte como documento histórico o teórico,
políticas en su instrumentalización como propaganda política o
publicitaria, psicológicas y terapéuticas en su uso catártico y curativo,
financieras como especulación o inversión pecuniaria en obras de
arte, didácticas y sobre todo económicas para el sustento material
del artista. Así, el arte no es exclusivamente estético, aunque
necesa-
riamente
pudiera serlo.
Pero no todos piensan
así.
Uno de los principales críticos de la
necesidad de lo estético en el arte es Noel Carroll 1986: 57-63) quien
cuestiona que la estética sea imprescindible en el arte y que deba