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Compartamos el Evangelioa travs del servicio, pgina 16.
Qu le sucedi a la Iglesia deCristo?, pgina 12.
No temas, pgina A2.
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Liahona
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Liahona
EN LA CUBIERTA
Fotografa por CraigDimond, tomada conmodelos.
CUBIERTA DE AMIGOS
Fotografa por Robert Casey,tomada con modelos.
VASE SERSPROBADO EINSTRUIDO,PGINA 8
S E C C I N P A R A L O S A D U L T O S2 Mensaje de la Primera Presidencia: Para que realmente puedan ver
Presidente Thomas S. Monson16 Siete lecciones sobre cmo compartir el Evangelio lder Clayton M. Christensen
y Christine Quinn Christensen25 Mensaje de las maestras visitantes: Regocijmonos en nuestro conocimiento
de la Trinidad28 El camino de regreso: Cmo abandonar la pornografa Rory C. Reid34 Para el fortalecimiento de la familia: Nuestro progreso hacia la perfeccin36 Voces de los Santos de los ltimos Das
Debemos ascender? Michael T. RichieJazmn y el da de reposo Marcela Colaberardino de Mitillo
Una reunin inesperada Nombre omitidoMe brind servicio antes de conocerle Jos Salvador Ynez Lpez
42 Mensajes de Doctrina y Convenios: El espritu de revelacinlder M. Gonzalo Seplveda
44 El qurum de maestros: Una entrevista con el Obispado Presidente48 Comentarios
S E C C I N P A R A L O S J V E N E S8 Sers probado e instruido lder Christoffel Golden, hijo
11 Mis oraciones se convirtieron en bendiciones Berengere Caviale12 Qu le sucedi a la Iglesia de Cristo? Shanna Butler22 Preguntas y respuestas: Amo el Evangelio, pero me aterroriza compartirlo
con otras personas. Cmo puedo sobreponerme a mi temor?26 Ense a mi maestro Prince Ihenkoro41 Pster: Que no te engaen46 Maestro en el sacerdocio Pamela Reid47 Sabas que...?
A M I G O S : S E C C I N P A R A L O S N I O SA2 Ven y escucha la voz de un profeta: No temas
Presidente Gordon B. HinckleyA4 Un testigo especial: Conozcan al presidente
Boyd K. PackerA5 Soy hijo de mi Padre Celestial
A6 De la vida del presidente David O. McKay:Un hombre bien educado
A8 Debes escoger por ti misma Susan B. MitchellA11 Pensamientos clsicos: El ejemplo de una hermana
lder Matthew CowleyA12 Porque mi maestra me ama Patricia Reece Roper
A14 Tiempo para compartir: Soy un hijo de DiosMargaret Lifferth
A16 Para los ms pequeos
VASEREGOCIJMONOS
EN NUESTROCONOCIMIENTODE LA TRINIDAD,
PGINA 25
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C M O U T I L I Z A R L A R E V I S T A L I A H O N A
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Ideas para lanoche de hogar
Sers probado e instrui-do, pgina 8: Haga una esca-lera de papel. En uno de lospeldaos escriba Mateo5:16; 6:24, 33 y en otroD. y C. 82:10. Analicen de qu mo-do las ideas de estos pasajes puedenser peldaos que nos conduzcan ala felicidad. Lea y analice las experien-cias del lder Christoffel Golden, e in-
vite a los miembros de la familia a
compartir sus sentimientos en cuantoa ellas.Qu le sucedi a la Iglesia de
Cristo?, pgina 12: Dibuje una igle-sia y recrtela en 12 partes. En cadaparte escriba cada uno de los ttulosde las secciones del artculo y escn-dalas. Invite a los miembros de lafamilia a encontrar la Iglesia y res-taurarla. Lean y analicen cada seccin
y testifique de la Restauracin.
Siete lecciones sobre cmo com-partir el Evangelio, pgina 16. Invitea los miembros de la familia a com-partir sus ideas en cuanto a las leccio-nes del artculo y las experiencias quehayan tenido con ellas. Escoja una delas lecciones para que su familia la lle-
ve a la prctica en el transcurso delmes siguiente. Haga planes para invi-tar a los misioneros a su hogar paraque les hablen de la forma en que su
familia puede ayudar a compartir elEvangelio en su localidad.Nuestro progreso hacia la per-
feccin, pgina 34: Invite a los inte-grantes de la familia a estar atentos alas ideas en cuanto al propsito de la
vida conforme lean el artculo y pda-les que las anoten; luego empleen lalista para conversar sobre el propsito
de la vida. Contemplen la idea dememorizar una seccin de la pro-clamacin sobre la familia.
No temas, pgina A2:Lea por qu el presidente
Gordon B. Hinckley es tan optimista,y hablen en cuanto al valor de la mujerde Sudamrica. Piensen en hacer unarepresentacin de lo que diran al invi-tar a un conocido a ir a la Iglesia o alresponder a una pregunta sobre el
Evangelio. Escriba: No temas, cree so-lamente (Marcos 5:36) en una tira depapel, y pngala a la vista en casa.
El ejemplo de una hermana, p-gina A11: Muestre a la familia un frascode cristal vaco y pregnteles lo que sepodra guardar en l. Lean juntos esterelato y hablen del valor del contenidode la jarra de esta hermana. Compartantestimonios sobre el diezmo.
TEMAS DE ESTE EJEMPLAR
A=Amigos
Albedro, 8, 34, A8
Amor, A12, A14
Apostasa, 12
Arrepentimiento, 28
Conversin, 26, 42, A8
Da de reposo, 36
Diezmo, A11
Doctrina y Convenios, 42
Educacin, A6
Ejemplo, 8, 26, 36, A11
Enseanza, 1, A12Espritu Santo, 25, 36, 42
Familia, 34, A8, A16
Fe, 22, 34, A2
Jesucristo, 2, 25, 28, A5,
A14
Liderazgo, 44, 47
Maestras visitantes, 25
McKay, David O., A6
Naturaleza divina, 34, A5,
A14
Noche de hogar, 1
Obra misional, 8, 11, 16,
22, 26, A2
Oracin, 11, 44, A5
Orientacin familiar, 7, 44
46
Packer, Boyd K., A4
Padre Celestial, 25, A5,
A14
Pecado, 41
Plan de salvacin, 34, A5Pornografa, 28
Primaria, A14
Restauracin, 2, 12, 25
Revelacin, 36, 42
Sacerdocio, 2, 44, 46
Servicio, 16, 36, A12
Temor, 22, A2
Templos, 2, 34, 36
Testimonio, 22
Trinidad, 25
L I AHONA FEBRERO DE 2005 1
LIAHONA, febrero de 2005Vol. 29, Nmero 2 25982-002Publicacin oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santosde los ltimos Das, en el idioma espaol.
La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley,Thomas S. Monson, James E. Faust
El Qurum de los Doce Apstoles: Boyd K. Packer,L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks,M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring,Dieter F. Uchtdorf, David A. Bednar
Editor: Jay E. JensenAsesores: Monte J. Brough, W. Rolfe KerrDirector administrativo: David FrischknechtDirector editorial y de planificacin:Victor D. CaveDirector de artes grficas:Allan R. Loyborg
Director editorial de la Revista: Richard M. RomneyEditor administrativo: Marvin K. GardnerPersonal de redaccin: Collette Nebeker Aune, SusanBarrett , Shanna Butler, Ryan Carr, Linda Stahle Cooper,LaRene Porter Gaunt, Jenifer L. Greenwood, R. ValJohnson, Carrie Kasten, Melvin Leavitt, Sally J. Odekirk,Adam C. Olson, Judith M. Paller, Vivian Paulsen, Don L.Searle, Rebecca M. Taylor, Roger Terry, Janet Thomas, PaulVanDenBerghe, Julie Wardell, Kimberly Webb, Monica Weeks
Director ejecutivo de arte: M. M. KawasakiDirector de arte: Scott Van KampenGerente de produccin: Jane Ann PetersPersonal de diseo y de produccin: Kelli Allen-Pratt,Howard G. Brown, Thomas S. Child, Reginald J. Christensen,Kathleen Howard, Denise Kirby, Tadd R. Peterson, Randall J.Pixton, Kari A. Todd, Claudia E. Warner
Gerente de mercadotecnia: Larry HillerDirector de impresin: Craig K. SedgwickDirector de distribucin: Kris T Christensen
Coordinacin de Liahona: Enrique ResekPara saber el costo de la revista y cmo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canad, pngase en contactocon el Centro de Distribucin local o con el lder del barrioo de la rama.
Los manuscritos y preguntas deben enviarse a Liahona,Room 2420, 50 East North Temple Street, Salt Lake City,UT 84150-3220, USA; o por correo electrnico a:[email protected]
Liahona (un trmino del Libro de Mormn que significabrjula o director) se publica en albans, alemn,armenio, blgaro, camboyano, cebuano, coreano, croata,checo, chino, dans, esloveno, espaol, estonio, fidji,finlands, francs, griego, haitiano, hindi, holands,hngaro, indonesio, ingls, islands, italiano, japons,kiribati, latvio, lituano, malgache, marshalls, mongol,noruego, polaco, portugus, rumano, ruso, samoano, sina-ls, sueco, tagalo, tailands, tahitiano, tamil, telugu, tonga-no, ucraniano, urdu, y vietnamita. (La frecuencia de laspublicaciones vara de acuerdo con el idioma.)
2005 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechosreservados. Impreso en los Estados Unidos de Amrica.
El material de texto y visual de la revista Liahona se puedecopiar para utilizarse en la Iglesia o en el hogar, siempre queno sea con fines de lucro. El material visual no se puedecopiar si aparecen restricciones en la lnea de crdito delmismo. Las preguntas que tengan que ver con este asunto sedeben dirigir a Intellectual Property Office, 50 East NorthTemple Street, Salt Lake City, UT 84150, USA; correo elec-trnico: [email protected].
Liahona aparece en Internet en varios idiomas en el sitiowww.lds.org. Si lo desea, pulse Gospel Library, luegoPDF. Ahora haga clic en la cubierta que est debajo deLiahona International y despus pulse Select a language.
Para los lectores de Mxico: Certificado de Licitud dettulo nmero 6988 y Licitud de contenido nmero 5199,expedidos por la Comisin Calificadora de Publicaciones yrevistas ilustradas el 15 de septiembre de 1993. Liahona es nombre registrado en la Direccin de Derechos deAutor con el nmero 252093. Publicacin registrada en laDireccin General de Correos nmero 100. Registro delS.P.M. 0340294 caractersticas 218141210.
For readers in the United States and Canada:February 2005 Vol. 29 No. 2. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription price is$10.00 per year; Canada, $16.00 plus applicable taxes.Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah, and atadditional mailing offices. Sixty days notice required forchange of address. Include address label from a recentissue; old and new address must be included. Send USAand Canadian subscriptions to Salt Lake Distribution Centerat the address below. Subscription help line:1-800-537-5971. Credit card orders (Visa, MasterCard,American Express) may be taken by phone. (Canada PosteInformation: Publication Agreement #40017431)
POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368,Salt Lake City, UT 84126-0368.
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A algunos los ha cega-
do el enojo; a otros, la
indiferencia, la ven-
ganza, el odio, el pre-
juicio, la ignorancia o
el desaprovechar pre-
ciosas oportunidades.
Algunos, como el ami-go de Felipe de anta-
o, exclaman: Y
cmo podr [hallar el
camino], si alguno no
me enseare?.
Para que realmentepuedan verP O R E L P R E S I D E N T ET H O M A S S . M O N S O NPrimer Consejero de la Primera Presidencia
Cuando Jess andaba y enseaba entrelos hombres, con frecuencia hablabaacerca de tener un corazn que pudie-
ra saber y sentir, odos capaces de or y ojosque realmente pudieran ver.
Todos conocemos a personas que no pue-
den ver. Tambin conocemos a muchos otrosque, aunque tienen el sentido de la vista, an-dan en tinieblas a pleno medioda. stos qui-zs nunca usen el acostumbrado bastnblanco ni marquen su paso con el consabidorepiqueteo. Quizs no lleven a su lado un pe-rro fiel que los gue, ni lleven colgado al cue-llo un letrero que diga Soy ciego, perociertamente s lo son. A algunos los ha cega-do el enojo; a otros, la indiferencia, la ven-ganza, el odio, el prejuicio, la ignorancia o el
desaprovechar preciosas oportunidades. Delos tales ha dicho el Seor: Con los odosoyen pesadamente, y han cerrado sus ojos;para que no vean con los ojos, y oigan con losodos, y con el corazn entiendan, y se con-
viertan, y yo los sane1.Bien podra lamentarse cada una de estas
personas al decir: El Evangelio de Jesucristoha sido restaurado y, sin embargo, soy ciego.
Algunos, como el amigo de Felipe de antao,
exclaman: Y cmo podr [hallar el camino],si alguno no me enseare?2.
Hace muchos aos, hallndome en unaconferencia de estaca, not que uno de losconsejeros de la presidencia de estaca eraciego. Proceda maravillosamente, cum-
pliendo sus deberes como si pudiera ver.Era una noche tormentosa cuando nosreunimos en la oficina de la estaca, situadaen el segundo piso del edificio. De prontoomos un fuerte trueno y casi enseguida seapagaron las luces del edificio. Instintiva-mente, me acerqu al hermano ciego y ledije: Tmeme del brazo, as le ayudar abajar las escaleras.
Estoy seguro de que l tena una sonrisaen el rostro al responderme: No, hermano
Monson, demesu brazo para ayudarlo yo austed. Ahora se encuentra en mi territorio.La tormenta se aplac y volvi la luz, peronunca olvidar aquella caminata escalerasabajo, guiado por un hombre ciego pero lle-no de luz.
La Luz del mundo
Hace mucho tiempo, en un lugar muy le-jano, al pasar por all, Jess vio a un hombre
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que era ciego de nacimiento. Sus discpulos
le preguntaron al Maestro por qu era ciegoaquel hombre. Haba pecado l o habanpecado sus padres para merecer esaafliccin?
Respondi Jess: No es que pec ste, nisus padres, sino para que las obras de Dios semanifiesten en l...
Entre tanto que estoy en el mundo, luzsoy del mundo.
Dicho esto, escupi en tierra, e hizo lodocon la saliva, y unt con el lodo los ojos del
ciego,y le dijo: Ve a lavarte en el estanque deSilo... Fue entonces, y se lav, y regres
viendo3.En cuanto a este milagro, se suscit una
gran disensin entre los fariseos:Entonces volvieron a llamar al hombre
que haba sido ciego, y le dijeron: Da gloria aDios; nosotros sabemos que ese hombre[Jess] es pecador.
Entonces [el hombre] respondi y dijo: Si
es pecador, no lo s; una cosa s, que habien-do yo sido ciego, ahora veo4.Podemos pensar en Simn, el pescador, a
quien conocemos mejor como Pedro, el prin-cipal entre los Apstoles. El impetuoso Pedro,quien dudaba y no crea, cumpliendo la pro-feca del Maestro, en verdad lo neg tres ve-ces. En medio de empujones, burlas y golpes,agonizando en Su humillacin y en la majes-tad de Su silencio... [se volvi] el Seor y mi-r a Pedro 5. Un historiador describi as el
cambio: Eso fue suficiente... Pedro no cono-ci otros peligros, no volvi a temer la muer-te... Corri entrada la noche... hasta llegar elamanecer. ...Aquel desconsolado penitentese present ante el tribunal de su propia con-ciencia y all su vida anterior, su vergenza an-terior, su debilidad anterior, su mismapersona anterior fenecieron merced a la tris-teza que es segn Dios, lo cual lo convirti enuna persona nueva y ms noble6.
4
W
alter Stover
contrat untren para
que llevara a los
santos de todas par-
tes de Alemania a
fin de reunirse, par-
ticipar de la Santa
Cena y testificar de
la bondad de Dios
para con ellos.
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El apstol Pablo tuvo una experiencia similar a la dePedro. Desde el momento de su conversin hasta el da desu muerte, Pablo exhort a la gente: Despojaos del viejohombre, y vestos del nuevo hombre, creado segn Diosen la justicia y santidad de la verdad7.
Simn, el pescador, lleg a ser Pedro el Apstol. Sal, elperseguidor, lleg a ser Pablo el predicador.
La Luz de Cristo
El transcurso del tiempo no ha alterado la capacidad del
Redentor para cambiar la vida de los hombres. Tal como ledijo a Lzaro, el muerto, as nos dice hoy a ustedes y a m:Ven8.
El presidente Harold B. Lee (18991973) dijo: Todapersona que anda sobre la tierra, no importa donde vivani en qu nacin haya nacido, sea rico o pobre, ha recibi-do al nacer el don de esa primera luz que llamamos la Luzde Cristo, el Espritu de la Verdad, o el Espritu de Dios;esa luz universal de inteligencia con que toda alma hasido bendecida. [Mormn] se refiri a ese Espritucuando dijo:
Pues he aqu, a todo hombre se da el Espritu deCristo para que sepa discernir el bien del mal; por tanto,os muestro la manera de juzgar; porque toda cosa que in-
vita a hacer lo bueno, y persuade a creer en Cristo, es en-viada por el poder y el don de Cristo, por lo que sabris,con un conocimiento perfecto, que es de Dios (Moroni7:16)9.
Ustedes y yo conocemos a aquellos que, de acuerdocon esta definicin, tienen derecho a las bendiciones delSalvador.
Una de esas personas fue Walter Stover, de Salt Lake
City. Alemn de nacimiento,Walter acept el mensaje delEvangelio y se traslad a los Estados Unidos donde estable-ci su propio negocio y dio generosamente de su tiempo yrecursos.
Despus de la Segunda Guerra Mundial, Walter fue lla-mado a regresar a su pas natal. En esa nacin fue un lderde la Iglesia y bendijo la vida de todas las personas a lasque conoci y con las que sirvi. Con sus propios fondos,construy dos capillas en Berln, la hermosa ciudad quequed tan asolada por el conflicto blico. Plane una
reunin en Dresden para todos los miembros de la Iglesiade ese pas y contrat un tren para que los llevase desdetodas partes del pas, a fin de reunirse, participar de laSanta Cena y dar su testimonio de la bondad de Dios paracon ellos.
En el funeral de Walter Stover, su yerno, Thomas C.LeDuc, dijo: l tena la habilidad de ver a Cristo en cadarostro, y actuaba de conformidad.
Un poeta escribi:
Una noche a un extrao vi,
con su lmpara apagada;Me detuve y permitque con la ma la encendiera.
Surgi luego una tormentaque el orbe entero sacudi;Antes de calmarse, el vientomi lmpara extingui.
Regres al cabo el extraocon su lmpara brillante,y con su llama preciosa
la ma prendi al instante10.
Quizs la moraleja de este poema sea simplemente quesi deseamos alumbrar a los dems, nosotros mismos tene-mos que resplandecer.
La luz del Evangelio
Cuando el profeta Jos Smith fue hasta la arboleda quelleg a ser sagrada por lo que all ocurri, describi as elacontecimiento:
Fue por la maana de un da hermoso y despejado,
a principios de la primavera de 1820. Era la primera vezen mi vida que haca tal intento, porque en medio de to-da mi ansiedad, hasta ahora no haba procurado orar
vocalmente11.Despus de soportar una aterradora experiencia causa-
da por un poder invisible, Jos prosigue:Vi una columna de luz, ms brillante que el sol, directa-
mente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente des-cendi hasta descansar sobre m...
Al reposar sobre m la luz, vi en el aire arriba de m a dos
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Personajes, cuyo fulgor y gloria no admitendescripcin. Uno de ellos me habl, llamn-
dome por mi nombre, y dijo, sealando alotro:ste es mi Hijo Amado: Escchalo!12.Jos escuch y aprendi.A veces me preguntan: Hermano
Monson, si el Salvador se le apareciera, qule preguntara usted?.
Mi respuesta es siempre la misma: Nole hara ninguna pregunta. Ms bien leescuchara!.
Bien entrada la noche en una isla delPacfico, un pequeo bote lleg silenciosa-
mente a su amarradero en el muelle. Dosmujeres polinesias ayudaron a Meli Mulipolaa salir del bote y lo condujeron por un sende-ro que llevaba al pueblo. Las mujeres se mara-
villaban de las brillantes estrellas que titilabanen el cielo de medianoche. La luz agradablede la luna les guiaba por el sendero, peroMeli Mulipola no poda apreciar estas maravi-llas de la naturaleza la luna, las estrellas, elcielo porque era ciego.
Su vista haba sido normal hasta aquel dafatdico en que, mientras trabajaba en una
plantacin de pias, la luz se volvi oscuridady el da se convirti en noche perpetua. Luegosupo de la restauracin del Evangelio y de lasenseanzas de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los ltimos Das, y transform su vi-da de acuerdo con esas enseanzas.
l y sus seres queridos haban realizadotan largo viaje tras enterarse de que un pose-edor del sacerdocio estaba de visita en las is-las. El hermano Mulipola pidi recibir unabendicin de manos de quienes posean el
sagrado sacerdocio y logr su deseo. Las l-grimas le brotaban de los ojos ciegos y lerodaban por las mejillas morenas para caerentonces sobre su atuendo nativo. Cay derodillas y or as: Oh Dios, t sabes que soyciego. Tus siervos me han bendecido paraque, si es Tu voluntad, pueda yo recuperar la
vista. Ya fuere que, segn Tu sabidura, puedaver la luz o las tinieblas todos los das de mivida, estar eternamente agradecido por la
T
al como el her-
mano Mulipola
solicit, se ledio una bendicin,
y or: Ya fuere que,
segn Tu sabidura,
pueda ver la luz o
las tinieblas todos
los das de mi vida,
estar eternamente
agradecido por
la verdad de tu
Evangelio, que hoy
veo y que me da laluz de la vida.
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verdad de tu Evangelio, que hoy veo y que me da la luz dela vida.
Se puso de pie, nos agradeci el haberle dado labendicin y desapareci entre las sombras de la noche. Ensilencio haba venido; en silencio se alejaba; pero nuncaolvidar su presencia. Medit acerca del mensaje delMaestro: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no an-dar en tinieblas, sino que tendr la luz de la vida13.
sta es una poca de edificacin de templos. Nunca sehaban construido y dedicado tantos templos. El presidente
Gordon B. Hinckley, el profeta de Dios en esta tierra, tieneuna visin de las importantes ordenanzas que se efectanen esas casas del Seor. Los templos sern una bendicinpara todos aquellos que asisten a ellos y que se sacrificanpara que sean edificados. La luz de Cristo iluminar a todos,incluso a aquellos que han muerto. Al hablar en cuanto a laobra por los muertos, el presidente Joseph F. Smith(18381918) dijo: Mediante nuestros esfuerzos en bien deellos, las cadenas del cautiverio caern de sus manos y sedisiparn las tinieblas que los rodean a fin de que brille so-bre ellos la luz y en el mundo de los espritus sepan acerca
de la obra que sus hijos han hecho aqu por ellos, y se rego-cijen con ustedes por el cumplimiento de estos deberes14.El apstol Pablo exhort: S ejemplo de los creyen-
tes15. Y Santiago dijo: Sed hacedores de la palabra, y notan solamente oidores, engandoos a vosotros mismos16.
Concluyo con las palabras de la poetisa Minnie LouiseHaskins, que escribi:
Y dije al hombre que se hallaba en el portal delfuturo:
Dame luz para caminar sin peligro hacia lo
desconocido!.Y l respondi:Ve a las tinieblas y coloca tu mano en la Mano
de Dios.Pues es mejor que una luz y ms segura que un
sendero conocido.Anduve entonces y, tras encontrar la Mano de Dios,
prosegu hacia la noche.Y l me gui hacia los cerros y el amanecer en el Este
desolado.17
Ruego que alumbre nuestra luz para que glorifiquemosa nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo, cuyo nom-bre es el nico debajo del cielo mediante el cual podemosser salvos.
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I D E A S P A R A L O S M A E S T R O SO R I E N T A D O R E S
Una vez que se prepare por medio de la oracin, comparta
este mensaje empleando un mtodo que fomente la participa-cin de las personas a las que ensee. A continuacin se citan
algunos ejemplos:
1. Muestre un foco o una vela e invite a los integrantes de la
familia a hacer una lista de diversos modos de usar la palabra
luz(vanse los encabezamientos de las secciones de este ar-
tculo para ayudarles a hacer la lista). Emplee uno o dos relatos
de este artculo para analizar la gran bendicin que es el poder
ver; testifique de la luz que Jesucristo ha llevado a su vida.
2. Pida a los miembros de la familia que escuchen cmo
los hermanos Walter Stover y Meli Mulipola fueron una fuente
de luz para otras personas. Despus de leer estos relatos, ana-licen cmo puede la familia llevar la luz del Evangelio a sus fa-
miliares y a otras personas.
3. Cuando comparta uno de los ejemplos o relatos de este
mensaje, invite a los miembros de la familia a analizar de qu
modo Jesucristo aporta luz a la vida de las personas.
Comparta una experiencia de alguna ocasin en que una ense-
anza en cuanto a Jesucristo haya aportado luz a su vida.
NOTAS1. Mateo 13:15.2. Hechos 8:31.3. Juan 9:3, 57.4. Juan 9:2425.5. Frederic W. Farrar, The Life of
Christ, 1874, pg. 580; vaseLucas 22:61.
6. The Life of Christ, pg. 581.7. Efesios 4:22, 24.8. Juan 11:43.9.Stand Ye in Holy Places, 1974,
pg. 115.10. Lon Woodrum, Lamps
(Traduccin libre).
11. Jos SmithHistoria 1:14.12. Jos SmithHistoria 1:1617.13. Juan 8:12.14.Enseanzas de los Presidentes
de la Iglesia: Joseph F. Smith,1998, pg. 264.
15. 1 Timoteo 4:12.16. Santiago 1:22.
17. Adaptado de The Gate ofthe Year, James DaltonMorrison, editor,Masterpiecesof Religious Verse [Obrasmaestras de poesa religiosa],1948, pg. 92 [Traduccinlibre].
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panorama inmediatamente me convenci deque sera una estupidez salir, as que decidquedarme y leer las Escrituras. Aunque estabaacostumbrado a leerlas en presencia de aque-llos hombres, aquel da se hizo ms difcil. Laconversacin no tard en empeorar cuando
mi amigo, que era una especie de cabecilladel grupo, comenz a contar historiasobscenas.
Mi primer impulso fue el de quejarmeenrgicamente, sin embargo, me detuvo laidea de que los dems consideraran que medaba aires de superioridad y me acusaran deaguarles la fiesta. Despus de unos momen-tos difciles, decid hacer lo nico que creaposible en tales circunstancias: cerrar los o-dos y concentrarme en la lectura. Esa solu-
cin funcion hasta cierto punto, pero no mefue posible librarme de aquellos sentimientosde malestar.
El tiempo suele nublar nuestros recuer-dos, y al cabo de unas semanas olvid aquellaexperiencia. Entonces, dos aos ms tarde,mi amigo hizo algo que despert claramenteen m el recuerdo de aquel da. Nos hallba-mos entre un grupo de soldados que estaban
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Sersprobadoe
instruidoP O R E L L D E RC H R I S T O F F E L G O L D E N , H I J ODe los SetentaEsta vida es un estado de probacin en elque seremos probados e instruidos. Pordesgracia, muchas de las lecciones im-portantes de la vida no se aprenden fcilmen-te. No obstante, al aprenderlas de la maneradebida, stas se convierten en peldaos hacia
la felicidad en esta vida y la gloria eterna en elmundo venidero.Las siguientes experiencias me ensearon
dos de las lecciones ms importantes que heaprendido.
Anmate a expresar tus ideas
Era un fro y borrascoso domingo por latarde. Yo estaba lejos de casa, sirviendo en elejrcito sudafricano, y los diez hombres denuestra seccin se haban reunido en nuestra
tienda de campaa para charlar y descansardespus de terminadas ciertas tareas.Lamentablemente, gran parte de la conversa-cin se torn vulgar, como suele suceder en-tre los jvenes en tales circunstancias.
Me senta incmodo y pens en marchar-me. Mis ojos se volvieron hacia la puerta de latienda, que se agitaba violentamente a causadel viento y dejaba entrar el fro invernal. El
El Seor est obliga-
do cuando hacemos
lo que dice. Nuestra
parte de esa prome-
sa reside en no fa-
llarle al Seor ni a
nosotros mismos.
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bebiendo cerveza. Entre ellos haba uno a quien no cono-ca y que empez a ridiculizarme por no unirme a ellos pa-ra tomar alcohol. Mi amigo sali en mi defensa y agreg
con un fervor que me llen de asombro: Chris Golden esel nico cristiano verdadero de nuestro grupo. Los demsque me conocan se unieron en mi defensa, con lo que si-lenciaron a mi detractor.
Luego, mientras mi amigo y yo regresbamos a nuestratrinchera en una noche gris, baada por la tenue luz demedia luna, l se detuvo de repente y me mir con unaseriedad a la que no haba estado acostumbrado durantenuestra amistad. Record lo sucedido aquella tarde y di-jo: Lo dije en serio. De hecho, jams he conocido a unapersona que haya sido ms fiel a su fe en Dios que t,
Chris!.No me lo esperaba. Aunque siempre me haba esforza-do por vivir el Evangelio, no crea que hubiera hecho nadams de lo que habra hecho cualquier otro Santo de losltimos Das en circunstancias similares; adems, siemprehaba intentado hacerlo sin llamar la atencin.
Pero l an tena algo ms que decir: Slo me has de-cepcionado una vez. Mi sorpresa ante esa acusacin slo laigual la rapidez con la que mi mente examin todos los
momentos que ambos habamos compartido. Finalmenterecord aquel fro y borrascoso domingo de haca dos aos.Las palabras de mi amigo dejaron al descubierto los doloro-
sos recuerdos de un da que prefera haber olvidado.l prosigui: Recuerdas aquel fro domingo por la tar-de en que estbamos sentados en nuestra tienda de cam-paa contando historias, de algunas de las cuales,francamente, ahora me avergenzo?.
Asent con la cabeza, un tanto aturdido. De pie, frente al, esperaba que las sombras de la noche escondieran midesasosiego.
l dijo: Mientras yo hablaba, rogaba en silencio que mepidieras que dejara de contar aquellas vulgaridades,pero
no hiciste nada.
Durante el largo silencio que sigui a su dolorosa con-dena, en mi interior comenc a sentir un denso sentimien-to de desilusin. No slo lo haba decepcionado a l, sinoque le haba fallado al Seor... y a m mismo.
A partir de ese da, he tratado de no cometer el mismoerror. Se me ense una leccin importante sobre el ver-dadero significado del mandamiento del Seor: As alum-bre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que
L I AHONA FEBRERO DE 2005 9
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est en los cielos (Mateo 5:16). Dado que ninguno puedeservir a dos seores (Mateo 6:24), el Salvador nos aconse-j: Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia(Mateo 6:33).
Confen en las promesas del Seor
Aprend otra leccin de una experiencia que tuve comomisionero hace muchos aos en la Misin Sudfrica
Johannesburgo.Un da particular haba sido desalentador. Mi compae-
ro y yo no habamos tenido ningn xito en nuestros es-fuerzos proselitistas a pesar de que habamos trabajadoarduamente con espritu de ayuno y de oracin. Ya era ms
tarde de la hora habitual en que regresbamos a casa cuan-do nos dirigimos en bicicleta a una tienda cercana; en lonico que pensbamos era en encontrar algo para comer.Desafortunadamente, era tarde y la tienda ya estaba cerra-da. Mientras decidamos qu hacer, record una tienda alotro lado de la ciudad que podra estar abierta. Ambos tu-
vimos la impresin de ir, y para alegra nuestra, estabaabierta.Me encontraba agachado para seleccionar una tableta
de chocolate, cuando sent una palmadita en el hombro. Alvolverme, me encontr con el rostro sonriente de una mu-jer a la que no vea en aos.
Al conversar con ella, nos enteramos de que en los lti-mos aos haba llegado a ser un miembro menos activo yse haba casado con alguien que no era miembro de la
Iglesia. Haca poco, ella y su familia se haban mudado auna regin que estaba a 15 kilmetros de distancia denuestra rea de proselitismo. Se senta sola y echaba demenos la Iglesia, pero era una persona tmida y reacia a re-
lacionarse con desconocidos. As que le haba estado pi-diendo al Seor que la pusiera en contacto con alguien aquien conociera bien para poder llevar a su familia al ba-rrio en el que resida. Para ella, el encontrarnos en la tien-da haba sido una respuesta a su oracin, pues era laprimera vez que iba a aquella tienda y la decisin de ir ha-ba sido repentina.
El domingo siguiente, mi compaero y yo nos sentimosagradecidos de darle la bienvenida a ella y a su esposo enel barrio.
Muchos aos despus, ella me envi un resumen deta-
llado de todos los miembros de su familia a quienes, de al-gn modo, les haba afectado aquella experiencia. Antes devolver a la actividad en la Iglesia, todos sus familiares queeran miembros de la Iglesia eran menos activos; pero gra-cias a la renovada actividad de ella en la Iglesia, su esposose bautiz y juntos criaron a sus hijos en el Evangelio.Desde entonces, ms de 20 familiares se han activado obautizado; muchos se han casado en el templo, algunoshan servido una misin de tiempo completo y tres han ser-
vido como obispos.Sigo maravillndome de la fidelidad de esa hermana y
de la misericordia del Seor al responder a su humilde ora-cin. Aquella tienda donde nos encontramos no estaba ennuestro camino y se hallaba lejos de nuestras casas, pero elSeor la utiliz para realizar una gran obra.
Cuando pienso en aquella experiencia, en mi mente veoa dos misioneros cansados y desanimados, y el cumpli-miento de la promesa del Seor: Yo, el Seor, estoy obli-gado cuando hacis lo que os digo (D. y C. 82:10).
No es interesante que el Seor desea que le obligue-mos a cumplir Sus promesas? Adoptamos esa postura sim-plemente al hacer lo que nos pide y confiar en que har lo
que ha dicho. Tal vez sta sea una de las lecciones ms im-portantes que podamos aprender en esta vida.Tal como he aprendido de stas y otras experiencias,
Dios vela por cada uno de nosotros de manera muy perso-nal. Es natural que as sea, pues somos Sus hijos e hijas.Somos de gran valor para nuestro Padre Celestial, y confrecuencia, inducidos por Su amor infinito, permite quetengamos experiencias difciles que nos ayuden a ser mssemejantes a l.
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L I AHONA FEBRERO DE 2005 11
recibir, al menos, una respuesta afirmativa, ya que habahecho todo lo que l me haba mandado.
La respuesta slo tard tres das. Una de las compa-
as me llam para que fuera a una entrevista, tras la cualcomenc a trabajar aquel mismo da. El problema eraque no ganaba lo suficiente para cubrir todos mis gastos.Despus de orar a Dios, me sent inspirada a confiar enl y no temer, por lo que pagu mi diezmo sin temoralguno.
A las pocas semanas el dueo de mi apartamento vino averme. Puede que venga a hablar del alquiler, pens; pe-ro l me dijo: Ya no tendr que pagar el alquiler hastaque termine el curso!.
No lo poda creer. Esa bendicin me permiti pagar lo
que necesitaba y, ms importante an, me ayud a prepa-rarme econmicamente para la misin. Los milagros ocu-rran en mi vida justo en el momento preciso.
Ya he terminado la misin y siento una inmensa grati-tud por poder orar a nuestro Padre Celestial. Me sientomuy feliz al saber con certeza que l vive y ama a Sus hi-jos. Si le escuchamos, veremos muchos milagros ennuestra vida.
Berengere Caviale pertenece a la Rama St. Quentin En Yvelines,Estaca Pars, Francia.
P O R B E R E N G E R E C A V I A L E
Hace aos, volv a activarme en la Iglesia tras seis mesesde inactividad. Tena una increble sed espiritual, pues
volva a estar en el camino correcto. Al cabo de unos
meses sent el deseo de servir al Seor como misionera.Para ello me entrevist con el obispo, que me ayud a pre-pararme; tuve que aguardar a estar verdaderamente lista, ymientras tanto el obispo me aconsej que informara a mispadres de mis planes.
Mis padres son miembros de la Iglesia, pero llevabanms de nueve aos siendo menos activos. Desde el da queles habl de mi deseo, la oposicin se hizo ms patente.
Acordamos que si aprobaba el difcil examen de la escuelaen la que haba sido aceptada, me dejaran ir a la misin enel plazo de un ao.
Aquel ao fue el ms difcil de mi vida. Mi madre pensa-ba que me olvidara de mi deseo de ir a la misin, perodespus de ir a la escuela durante varios meses, se diocuenta de que realmente me estaba preparando para sermisionera, as que me quit la ayuda econmica que reci-ba de ella. Entonces, mis oraciones se convirtieron engrandes bendiciones.
Mi Padre Celestial me inspir a buscar empleo, lo cualhice. Despus de encontrar tres trabajos posibles, escriblas solicitudes y supliqu al Seor que me permitiera
Mis oracionesse convirtieron en
bendiciones
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P O R S H A N N A B U T L E RRevistas de la Iglesia
Qu pasara si pudieran arrestarte por ira la Mutual? O matarte por compartir tutestimonio? Imagnate cmo sera si fue-
ra contrario a la ley que tuvieras tu propioejemplar de las Escrituras o si no hubiera pro-fetas que te guiaran.
Los primeros cristianos se enfrentaron aese tipo de situaciones despus de la muertede Jesucristo. En menos de 400 aos despusde la muerte del Salvador, la Iglesia tal y co-
mo Cristo la organiz no se hallaba en ningu-na parte del mundo. As comenz el periodoconocido como la Gran Apostasa. Los aps-toles del Nuevo Testamento y los dis-cpulos del Libro de Mormn habanfallecido y con ellos se haba idola autoridad para administrar laIglesia y poseer el sacerdocio.
Fue una poca en la que lagente persegua, torturaba ymataba a cristianos, y hasta
la misma iglesia se volvi co-rrupta al no contar con el lide-razgo inspirado. El mundose hallaba en tinieblasespirituales.
Qu es la apostasa?
El trminoapostasa significa alejarse dela verdad. En la actualidad, hay personas quedejan la Iglesia, pero la Gran Apostasa, co-mo la denominamos nosotros, fue muchoms que eso. Con la muerte de los apstoles,las llaves del sacerdocio, o la autoridad delsacerdocio para presidir, fue quitada de latierra. Sin esos atalayas (los apstoles quehaban conservado puras las doctrinas delEvangelio y haban mantenido el orden y elnivel de dignidad de la Iglesia) los miembros
se enfrentaron a graves problemas. Con el
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Qu le sucedia la Iglesia de Cristo?Qu le sucedia la Iglesia de Cristo?
JUAN EL AMADO
El apstol Juan
fue desterrado a la isla
de Patmos entre losaos 93 y 94 d. de J.C.
El Salvador le haba
prometido que vivira
para ver Su Segunda
Venida (vase Juan
21:2123; D. y C. 7). El
profeta Jos Smith dijo
que Juan estaba
ministrando entre las
diez tribus perdidas
(vase History of theChurch, Tomo I,
pg. 176).
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tiempo, las doctrinas se distorsionaron y se
realizaron cambios no autorizados en laorganizacin de la Iglesia as como en lasordenanzas del sacerdocio.
Qu les sucedi a los apstoles?
Tras la muerte del Salvador, los apstoles difundieron elEvangelio y la Iglesia creci rpidamente por todo elImperio Romano; pero casi inmediatamente despus de la
Ascensin del Salvador, los apstoles comenzaron a serperseguidos. Santiago, hermano de Juan y uno de losDoce Apstoles originales, fue asesinado por Herodes
(vase Hechos 12:12). Pedro y Pablo tam-
bin fueron muertos en la poca delNuevo Testamento.No tenemos un registro del fallecimien-
to de todos los apstoles, pero s sabemosque todos murieron, excepto Juan el
Amado, y que, pasado un tiempo, no fueron reemplazados.Las llaves y la autoridad del santo sacerdocio se perdieroncon la muerte de los lderes de la Iglesia. Sin esa autoridad,no poda recibirse nueva revelacin, doctrina ni Escrituras.
EL APSTOL PABLO
El apstol Pablo no fue
uno de los Doce Apstoles
originales; era un judo lla-
mado Saulo que persigui a
los cristianos durante aos
hasta que se le apareci el
Salvador en el camino a
Damasco y se convirti
(vase Hechos 89). Saulo,
luego llamado Pablo, lleg
a ser un gran apstol y mi-
sionero. Sufri el martirio
por motivo de su fe en el
Salvador durante las perse-
cuciones romanas contra la
Iglesia.
EL APSTOL PEDRO
Pedro dirigi la Iglesia tras la muerte y resurreccin delSalvador. Si bien no hay pasajes de las Escrituras que docume
ten el martirio de Pedro, la tradicin dice que muri crucificad
como el Salvador. Se dice que solicit ser crucificado cabeza
abajo por no considerarse digno de morir del mismo modo qu
el Salvador (vase Joseph Fielding Smith, Doctrina de
Salvacin, compilacin de Bruce R. McConkie, 3 tomos, tomo
III, pgs.143145).
La vida de Pedro se caracteriz por la fidelidad. En tiem
pos ms recientes se apareci al profeta Jos Smith y a Oliv
Cowdery. El presidente Spencer W. Kimball (18951985) dijo
Pedro: En compaa de sus colaboradores, Santiago y Juanregres a la tierra para salvar la distancia de los siglos osc
ros, y juntos se aparecieron cerca del ro Susquehanna, en
Pensilvania, donde Pedro entreg a los jvenes profetas las
llaves del reino, las cuales los apstoles haban recibido
del Seor Jesucristo (Peter, My Brother, Brigham Young
University Speeches of the Year, 13 de julio de 1971, pg. 8
93 94D. DEJ.C.
Juan el Amado es
desterrado a la
isla de Patmos.
65 D. DEJ.C.
El apstol
Pablo fallece
estando en prisin
en Roma.
64 65D. DEJ.C.
Segn la
dicin, Pedro
crucificado en
Roma.
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Qu le sucedi a la
Iglesia?Los apstoles fueron
muertos durante una pocaen la que toda la Iglesia esta-ba bajo persecucin. Nern,un emperador romano, fueel primero en promulgar le-
yes para exterminar cristia-nos, en el ao 65 d. de J.C.Bajo su mandato, miles de personas fueroncruelmente asesinadas. En el ao 93 d. de
J.C. se inici una segunda oleada de perse-cuciones, bajo el emperador Domiciano.Sucesivos emperadores continuaron tortu-rando y matando a los cristianos y, comoconsecuencia de esas persecuciones, milesde ellos fueron martirizados y muchos msapostataron.
Aproximadamente en el ao 324d. de J.C., Constantino se convirti enemperador del Imperio Romano e hizodel cristianismo una religin legal, y as
dio fin a siglos de persecucin. Susmedidas vincularon la iglesia con elgobierno, y lderes corruptos de la
Iglesia comenzaron a ambicionar poder ylos honores del mundo.
Los maestros que haba en la iglesiacomenzaron a adoptar conceptos
religiosos falsos procedentesde la filosofa griega y las
religiones paganas; adems,
introdujeron ordenanzas y
ceremonias falsas. Aunque laiglesia an enseaba algunasnociones verdaderas, la ver-dadera Iglesia de Cristo y elsacerdocio ya no estaban enla tierra. A medida que elcristianismo se extenda pordiversas partes del mundo,incluso frica, Asia, Europa
y las Amricas, surgan y crecan nuevasiglesias. Sin embargo, ninguna de stas era
la Iglesia verdadera, pues el Seor haba
14
EL CONCILIO DE NICEA
Como no haba profeta
para recibir revelacin, la
iglesia sola decidir sus
asuntos mediante un concilio
o una reunin de lderes
eclesisticos. En el ao 325
d. de J.C., el emperador
Constantino convoc un con-
cilio en Nicea (la actual
Turqua) para llegar a una
conclusin sobre la naturale-
za de la Trinidad. Haba
grandes discusiones sobre si
Dios era un ser o eran tres, y
la decisin del concilio con-
tribuy a aumentar la confu-
sin existente al respecto,
con la consiguiente prdida
de la verdad de que el
Padre, el Hijo y el Espritu
Santo son tres seres distintos
y con misiones diferentes.
PRCTICAS INCORRECTAS
Durante el periodo de la apostasa se alterar
agregaron muchas ordenanzas sin la debida au
dad. La iglesia permiti el bautismo de nios pe
os y el bautismo mediante el mtodo de derram
rociar agua, en vez de efectuarse por inmersin
influencias y las filosofas paganas de la poca
ron a formar parte de las prcticas de la iglesia
el quemar incienso, el celibato (los sacerdotes p
necan solteros) y la creencia de que el cuerpo e
lo y que Dios no tena cuerpo. El honrar a los m
se convirti en supersticin y en adoracin.
Debido a la iniquidad en la iglesia, cesaron
nes del Espritu y la gente comenz a negar los
deros dones espirituales. Sin revelacin, los cam
en la organizacin de la iglesia se realizaron se
sabidura de los hombres y no la inspiracin de
Los oficios y llamamientos en la Iglesia se comp
y se vendan o se votaba para otorgarlos.
EL EMPERADOR
CONSTANTINO
Sigue siendo un
misterio por quConstantino puso fin a
aos de persecucin y
convirti el cristianis-
mo en la religin del
Imperio Romano.
Algunas fuentes dicen
que se debi a una vi-
sin que tuvo durante
una batalla. Cuales-
quiera que fueran las
razones, Constantinotrat de convencer a
los romanos de que se
bautizaran para ser
cristianos.
324 D. DEJ.C.
Constantino
legaliza el
cristianismo.
400421D. DEJ.C.
Moroni relata la
apostasa de la
nacin nefita.
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retirado de la tierra la autoridad y las llaves
del sacerdocio.
Qu pas con las Escrituras?
Gracias al Libro de Mormn sabemos quede las Escrituras procedentes del pueblo ju-do se eliminaron partes claras y preciosas(vase 1 Nefi 13:2329). El octavo Artculode Fe dice: Creemos que la Biblia es la pala-bra de Dios hasta donde est traducidacorrectamente.
En la poca de la Apostasa se perdieron
doctrinas preciosas de la Biblia debido al des-cuido, a la traduccin no inspirada o a esfuer-zos deliberados por eliminar la verdad. Sehizo necesaria la restauracin de la doctrina yla verdad perdidas. El Libro de Mormn yotras Escrituras reveladas al profeta JosSmith nos permitieron recuperar muchas deesas partes claras y preciosas del Evangelio.
Una luz en la oscuridad
El Seor saba que la Gran Apostasa iba a
suceder (vase 2 Tesalonicenses 2:3), por loque prepar un medio para la restauracin deSu Evangelio. En los siglos previos a la Primera
Visin, acaecida en 1820, se popularizaron va-rias traducciones de la Biblia gracias al recindesarrollado proceso de impresin de tipomvil. Como la Iglesia predominante no de-seaba que nadie leyera la palabra de Dios,muchas personas fueron encarceladas opadecieron el martirio por leer las Escrituras
o tenerlas en su posesin; pero en esa poca,
el Seor inspir a la gente para que comenza-ra a luchar contra los abusos y el mal que ve-an en la iglesia. A ese periodo se le llama laReforma Protestante. Con el tiempo, laReforma cre el entorno propicio para que elSeor restaurara Su autoridad y verdad a latierra.
En la actualidad podemos ser miembrosde la nica iglesia verdadera y viviente sobrela faz de toda la tierra (D. y C. 1:30) porqueel Seor restaur Su Evangelio y confiri la
autoridad del sacerdocio al profeta JosSmith para que organizara Su Iglesia (vanseD. y C. 27; 65; 128:1821).
Somos bendecidos por vivir en esta pocaen la que ha sido restaurado el Evangelio ensu plenitud, una poca en la que puedes ir ala Iglesia, expresar tu testimonio y leer lasEscrituras.
LA APOSTASA EN
EL HEMISFERIO
OCCIDENTAL
Gracias al Libro deMormn sabemos que
la Iglesia de Cristo en
las Amricas desapa-
reci ms o menos en
el ao 400 d. de J.C.
Todos lo que no nega-
ban a Cristo fueron
muertos, y los tres dis-
cpulos nefitas fueron
quitados de entre el
pueblo. Moroni queda solas para relatar la
destruccin de su pue-
blo (vase Mormn
8:3, 1011; Moroni
1:2).
1450 D. DEJ.C.
La imprenta con
tipos mviles
permite la
difusin de las
Escrituras.
15001600D. DEJ.C.
Los reformadores
ayudan a crear el
entorno propicio
para la
Restauracin.
1820 D. DEJ.C.
Dios el Padre y Su
Hijo Jesucristo se
aparecen a Jos
Smith.
18291830D. DEJ.C.
Se restaura la
autoridad del
sacerdocio y se
organiza la
Iglesia.
SUREPRODUCCIN;TENDRISMISPALABRAS,PORJUDITH
MEHR,PROHIBIDASUREPRODUCCIN.
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P O R E L L D E R C L A Y T O N M .C H R I S T E N S E NSetenta Autoridad de rea
rea Norteamrica Noreste
Y C H R I S T I N E Q U I N N C H R I S T E N S E N
Antes de ascender al cielo, el Salvadormand a su pequeo grupo de disc-pulos: Por tanto, id, y haced discpu-
los a todas las naciones (Mateo 28:19).
Aunque esa tarea parece sobrecogedora, elpresidente Boyd K. Packer, Presidente enFunciones del Qurum de los Doce
Apstoles, nos ha invitado a obrar con fe:Quizs, al comprender la magnitud de estecometido, haya quienes digan: Eso es impo-sible! No se puede hacer!. A ellos simple-mente les responderamos: Tal vez, peronosotros lo haremos de todas maneras 1.
La capacidad de compartir el Evangelio no
es un don exclusivo deunos pocos Santos de los ltimos
Das. En nuestra propia experiencia, y al ob-servar a otras personas, concluimos que en-
contrar personas para que los misioneros lesenseen puede ser algo sencillo y naturalpa-ra cualquiera, si lo hacemos a la manera delSeor. Presentamos a continuacin siete lec-ciones que hemos aprendido sobre cul esSu manera.
Mormones ideales y amistades
entraables
Las dos primeras lecciones, aprendidas du-rante nuestros intentos iniciales por ser bue-
nos miembros misioneros, nos han facilitadoel compartir el Evangelio:Sencillamente, nopodemos predecir quin estar interesadoen el Evangelio y quin no, y desarrollaruna amistad no es un requisito para dar a
conocer el Evangelio a las personas.Descubrimos estos principios estando recincasados cuando los misioneros de nuestro ba-rrio nos pidieron que hiciramos una lista depersonas con las que pudiramos compartir
Encontrar personas
para que los misione-
ros les enseen puede
ser algo sencillo y na-
tural si lo hacemos a
la manera del Seor.
Sieteleccionessobre cmocompartir el
Evangelio
onasconla
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misioneros
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el Evangelio. Debamos comenzar por los primeros de lalista y prepararlos a travs de un proceso de doce pasos.
Primero haba que invitarles a casa a cenar y luego a ir aun evento cultural. Los pasos sexto, sptimo y octavo eranlos de invitarlos a la Iglesia, darles un ejemplar del Librode Mormn y pedirles que recibieran las charlas misiona-les. El programa culminaba con el paso nmero doce: elbautismo.
Fuimos diligentes en la elaboracin de la lista y anota-mos en primer lugar a aquellas personas que considerba-mos que tendran ms inters en el Evangelio. Parecanmormones ideales, personas cuyos valores (como el lle-
var una vida limpia o la dedicacin a su familia) se parecan
a los nuestros. Luego comenzamos a profundizar nuestraamistad con ellos, agregando eventos sociales a nuestra yade por s ajetreada vida. Uno tras otro los que creamosque tendran un mayor inters en conocer el Evangelio de-clinaron nuestras invitaciones al llegar a los pasos seis, sie-te y ocho. No les ofendimos con nuestras invitaciones,pero a su manera nos dijeron que estaban contentos consu manera de vivir su religin. Tras mucho trabajo durantemuchos meses, no encontramos a nadie inte-resado en saber ms del Evangelio.
Nuestro barrio recibi nuevos misioneros
que, al enterarse de lo que haba pasado, vinie-ron a nuestra casa, desplegaron una grfica si-milar en la mesa y nos pidieron que hiciramosuna lista de personas con las que pudiramoscultivar una amistad como preparacin paraensearles el Evangelio. Nosotros protestamos:Ya lo hemos intentado. Nos tom muchotiempo y no funcion. Les explicamos quenuestro esfuerzo haba sido sincero con todoal que considerbamos candidato para recibirlas charlas.
Desesperados por conseguir una referencia, los misio-neros nos suplicaron: Conocen aalguien a quien poda-mos visitar?. Les dimos los nombres de cuatro parejas queno habamos incluido en la primera lista. Entre ellos esta-ban los Taylor [los nombres se han cambiado]. Les adverti-mos que, si bien podan llamar a su puerta, perderan eltiempo. A Ken no le gustaba ningn tipo de religin orga-nizada; adems, era un rudo jugador de rugby a quien legustaba mucho beber.
Ms tarde, los lderes regresaron llenos de jbilo. Los
Taylor los haban invitado a pasar, recibieron la primeracharla y concertaron una cita para la segunda. A raz de
eso nos hicimos amigos entraables de los Taylor mientrasestudibamos las charlas misionales juntos. Jams nos ha-bramos imaginado que tendran inters alguno en elEvangelio.
Gracias a esa experiencia aprendimos que no podemossaber con antelacin quin tendr inters en saber de laIglesia y quin no. Creamos poder juzgar y, por tanto, ex-cluir de nuestra lista a aquellas personas cuyo estilo de vi-da, hbitos o apariencia los descartara como candidatos.Sin embargo, al reflexionar en el tipo de personas que seha unido a la Iglesia, resulta evidente que muy pocos esta-
ran en nuestra lista de miembros probables cuando co-nocieron la Iglesia por primera vez.Muchos de los que aceptan el Evangelio estn afligidos
o necesitados (vase Alma 32:23), y vivir el Evangelio los
Las dos primeras lecciones
nos han facilitado el com-
partir el Evangelio:
Sencillamente, no pode-
mos predecir quin estar
interesado en el Evangelio y
quin no.
Desarrollar una amistad
no es un requisito para
dar a conocer el Evangelio a
las personas.
IDEA
L
SIN
INTER
S
INTER
ESADOIMPRO
BABLE
1
2
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transforma. La ni-
ca manera de quetodos puedan tenerla oportunidad deaceptar o rechazar elEvangelio de Jesucristoes que nosotros, sin jui-cio alguno, los invitemos aseguir al Salvador.
Esa experiencia tambinnos ense que, en la ma-
yora de los casos, no pre-
cisamos convertirnuestra relacin en unaamistad ms profundacomo requisito para invitarlos a saberms del Evangelio. se es el caso para la mayorade nuestros vecinos, compaeros de clase, colaboradores,dependientes o pasajeros en el mismo autobs.
Por ejemplo, los misioneros regulares no aguardan a seramigos de sus contactos; ellos hablan con todos. La rela-cin de confianza se establece cuando tienen la ocasin deensear. Durante los ltimos 20 aos no hemos notado
que exista relacin alguna entre la profundidad de una re-lacin y la probabilidad de que una persona est interesa-da en saber del Evangelio. Sin embargo, lo opuesto casisiempre se cumple: todo el que acepta la invitacin llega aser un amigo ms entraable, independientemente de queacepte o rechace el bautismo. Tambin hemos descubiertoque, cuando la gente declina nuestras invitaciones, no seofenden si pueden sentir nuestro amor y el de Dios cuan-do los invitamos a conocer el Evangelio de Jesucristo. Porlo general expresan gratitud por interesarnos al grado decompartir con ellos algo tan personal e importante.
Confen en los misioneros
Aprendimos la tercera leccin cuando los misionerosestaban en casa enseando a Jack, un colega de Clayton.Uno de los lderes acababa de llegar a la misin y el com-paero mayor, de Argentina, an tena dificultades con elidioma. A causa de ello, cuando surgan preguntas, Jack selas diriga a Clayton, que las contestaba, con la confianzade que l podra responderlas con ms claridad y convic-cin que los lderes. No tardamos en caer en la dinmica
de que los lderesenseaban un con-
cepto, Jack hacauna pregunta,Clayton responda y
los lderes pasaban alconcepto siguiente.
Entonces Jack hizo unapregunta difcil para la
que Clayton no tena unarespuesta preparada.
Mientras Clayton haca unapausa, el lder argentino
ofreci una respuesta profun-da, dada por el Espritu.Cuando Jack volvi a hacer
otra pregunta, Clayton aguardpara ver si el lder poda contes-
tarla... y as fue. Aprendimos unaimportante leccin sobre cmo
compartir el Evangelio. A pesar de su inexperiencia,pode-mos confiar en que los misioneros ensearn el
Evangelio bien porque a quien el Seor llama, l prepara ycapacita.
La gente necesita que se les necesite
La cuarta reflexin fue cobrando forma al tratar de reti-rar un viejo y pesado refrigerador del stano de una ancia-na a la que Clayton visitaba como maestro orientador.Tratamos de encontrar a otro miembro del barrio para quenos ayudara, pero no lo logramos. Desesperados, pedimosla ayuda de Jim, un vecino que no era miembro y que ale-gremente accedi a colaborar. Era un caluroso y hmedoda de verano y nuestras ropas no tardaron en estar empa-padas de sudor. Al llegar al primer giro en la escalera y tras
afirmar el refrigerador en el descanso, Jim dijo: Hblenmede la Iglesia Mormona.Despus de enjugarse la frente, Clayton dijo:
Sinceramente, esto es la Iglesia. Le explic cmo funcio-na la orientacin familiar y seal lo mucho que nos nece-sitaba aquella hermana. Tambin le dijimos que como erahabitual que hubiera estudiantes universitarios que se mu-daban con sus familias, nuestra familia siempre estaba ayu-dando a alguien a cargar o descargar el camin de lamudanza.
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Aprendimoslaterceraleccin
cuandolosmisionerosestabanense-
andoennuestracasa:Apesardesuinexperiencia,pode-
mosconfiarenquelosmisioneros
ensearnelEvangeliobien.
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Jim no lo crea. En nuestra iglesia tan slo escuchamosel sermn y nos vamos a casa. No tengo ni idea de quin
podra necesitar mi ayuda; nunca me lo dicen y no tengomanera de ofrecerme. Volvern a pedirme ayuda cuandonecesiten otro par de manos? Me gusta hacer esto. Auncuando Clayton haba intentado sin xito que Jim conver-sara con l sobre la religin, Jim no haba demostrado te-ner inters, pero le interesaban las oportunidades deayudar a los dems.
Qu nos ense aquella experiencia? Que muchas per-sonas, satisfechas con su vida, tienen la necesidad de brin-dar servicio. La Luz de Cristo genera ese deseo de ayudar.Cuando nuestras invitaciones para investigar la Iglesia se
centran en la doctrina, por lo general no conectamos conlo que la gente considera que debe ser el primer paso. Mascuando les incluimos en actos de servicio al prjimo, des-cubren que la Iglesia aborda una necesidad importante.
El invitar a las personas a ayudarnos con nuestra la-bor en la Iglesia les permite sentir que se les necesita y les
ayuda a sentir el Espritu. Cuando se tienen esos senti-mientos, mucha gente se da cuenta de que echan algo demenos en la vida. Al ayudarnos a hacer la voluntad de Dios,
Jim aprendi muchsimo ms sobre la Iglesia de lo que ha-bra aprendido mediante una conversacin o asistiendo a
una actividad recreativa del barrio. Gracias a ello, Jim lleg aaceptar la invitacin de recibir las charlas misionales.
Qu es el xito?
A pesar de ver muchas verdades y actos bondadosos enla Iglesia, Jim decidi en la tercera charla no proseguir consu investigacin. Aunque sabemos que muchas de las per-sonas que dejan de recibir las charlas con el tiempo reto-man la enseanza y aceptan el Evangelio, estbamosdecepcionados. Pero esto sirvi para ensearnos nuestraquinta leccin valiosa sobre la obra misional de los miem-
bros: camos en la cuenta de quehabamos tenidoxito como misioneros. Jim se haba convertidoen un gran amigo y le habamos dado la oportu-nidad de comprender el Evangelio de Jesucristoms profundamente. Si alguna vez entra en lasaguas del bautismo o no, ya ha dado un paso en elsendero de su propio progreso eterno y ha tomado al-gunas decisiones correctas e importantes. La mayorade nosotros tiene miedo al fracaso; pero una vez que nosdimos cuenta de que tenemos xito como miembros
misioneros al invitar a las personas a conocer y aceptarla verdad, se desvanece gran parte del temor que nos im-
pide compartir el Evangelio.
Plazos y fechas
Al seguir el consejo del lder M. Russell Ballard, delQurum de los Doce Apstoles, aprendimos la sexta lec-cin:Dado que tenemos mucho que hacer en nuestra aje-treada vida, precisamos plazos. Nos guste o no, tendemosa posponer actividades que carecen de plazo de realizacin,mientras que hacemos aquellas cosas que se deben realizaren un plazo determinado. La ausencia de plazos concretosfacilita que se pospongan responsabilidades gratificantes de
importancia eterna, como sucede con la obra misional.A fin de ayudarnos, el lder Ballard nos ha pedido reitera-das veces: Apunten unafecha. Nos ha dicho directamenteque no tenemos que anotar un nombre; antes bien nos haretado a seleccionar una fecha a modo de compromiso con
El hecho de que muchas personas satis-
fechas con su vida tengan la necesidad
de brindar servicio nos ense la cuar-
ta leccin:
El invitar a las personas a ayudar-
nos con nuestra labor en la Iglesia
les permite sentir que se les necesita y
les ayuda a sentir el Espritu.
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el Seor. Tambin nos prometi que si aprovechamos todaocasin que se nos presente para hablar del Evangelio con
todas las personas que podamos, el Seor nos bendecirpara que para esa fecha conozcamos a alguien que aceptenuestra invitacin de recibir a los misioneros2. Juntos he-mos aceptado el desafo del lder Ballard y cada ao he-mos encontrado a alguien para los misioneros. Cada vezque hemos fijado una fecha mediante la oracin, el Seornos ha guiado a alguien a quien ensear.
Sin embargo, no siempre ha sido fcil hallar a personasinteresadas. Ha sido necesario orar diariamente, ayunarcon frecuencia y crear oportunidades para hablar delEvangelio. Para nosotros ha sido til emplear frases mor-
monas con alusin a actividades de la Iglesia, a nuestroshijos que sirven una misin, a experiencias que hemostenido en asignaciones de la Iglesia, etctera. El uso deesas frases equivale a abrir una puerta e invitar a la otra
persona a pasar y hablar sobre la Iglesia. La mayoradecide no cruzar esa puerta, y no importa, pero a veces
nos hacen preguntas al respecto. Nosotros contestamos adichas preguntas y, si es apropiado, abrimos una segundapuerta para invitarles a asistir a una reunin de la Iglesia oir a nuestra casa donde podamos conversar ms. Gran par-te de nuestras invitaciones son rechazadas, pero algunoslas aceptan y, sin tener en cuenta el resultado, hemos des-cubierto que si perciben nuestro amor, suelen agradecer-nos nuestro inters en invitarlos.
Hace varios aos, el lder Christensen seleccion la fe-cha del 31 de enero. Lleg el mes de enero y, a pesar dehaber hablado con docenas de personas e invitar a varias
de ellas a conocer a los misioneros, no pudo encontrar anadie que estuviese interesado. Tena previsto viajar aHonolulu, Hawai, el 20 de enero para un acto acadmico ytal como tena planeado el viaje, era evidente que la perso-na a la que presentara a los misioneros deba conocerla enel vuelo de ida o en el de vuelta. No haba otra ocasin.Cada da suplic a Dios que hiciera que en el avin se sen-tara a su lado una persona que aceptara su invitacin.
Tras todo ese esfuerzo, le cost creer quin sera sucompaero de vuelo: un hombre llamado Vinnie que lleva-ba puesta una llamativa camisa hawaiana abierta hasta el
pecho y que llevaba tres cadenas de oro en su velludo pe-cho. Vinnie le explic que trabajaba arduamente durante11 meses para ahorrar dinero y escaparse a Hawai un mesdurante el invierno en busca de mujeres. Clayton estabamuy decepcionado. Se haba esforzado y haba orado mu-cho para encontrar a alguien, y en vez de eso le toc sen-tarse al lado de un hombre que, aparentemente, nopareca tener ni una pizca de religiosidad en el cuerpo.Desanimado, Clayton se dedic a leer.
Cuando la azafata les llev el almuerzo, Clayton hizo aun lado su lectura y charl un poco con su compaero.
Vinnie le pregunt si haba estado antes en Hawai, a lo queClayton respondi que haba asistido a una escuela deidiomas en Laie antes de partir a la misin que habaservido en Corea para La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los ltimos Das. Sorprendentemente,Vinnie dej de comer y le dijo: Entonces, us-
ted es mormn? Este ao me ha sucedidoalgo extrao. Jams he tenido inters
alguno en la religin, pero he tenidouna curiosidad cada vez mayor
Las lecciones quinta y sexta nos permi-
ten definir el xito y alcanzarlo:
Tenemos xito como miembros misio-
neros al invitar a las personas a co-nocer la verdad y aceptarla.
Dado que tenemos mucho que
hacer en nuestra ajetreada vida,
precisamos plazos.
Invitacin
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por saber ms delos mormones.
Desconozco el moti-vo. Le importara ha-blarme un poquito de suIglesia?.
Durante las tres horas si-guientes, rodeados de un esp-ritu maravilloso, analizaron elEvangelio de Jesucristo artculode fe por artculo de fe. Duranteel resto del vuelo, Vinnie le inte-rrumpi varias veces para darle las
gracias por hablarle de la Iglesia.Apenas aterriz el avin, Clayton le dijo a Vinnie que habamisioneros en la ciudad donde viva y le pregunt si podr-an visitarle a su regreso. Vinnie le pregunt si haba misio-neros en Honolulu. Clayton recibi esta respuesta de oro asus oraciones al emplear una frase mormona que le per-miti abrir la puerta a una conversacin y al dejar de juzgarel posible contenido del corazn de Vinnie.
Constantes y variables
Gracias a esta experiencia aprendimos una sptima lec-
cin: Cuando nos ocupamos de servir en la Iglesia, pode-mos esperar que Dios nos bendiga con milagros cuandovamos y hacemos lo que nos manda (vase 1 Nefi 3:7). Enla ecuacin que determina si podemos encontrar personaspara que los misioneros les enseen, el papel de Dios esuna constante, no una variable; l siempre cumple Suspromesas. La nica variable es si tenemos la fe necesariapara comprometernos, obedecer y esperar milagros.Mucho ms que otros miembros, los atareados hombres ymujeres que dirigen nuestros barrios y estacas (o ramas ydistritos) tienen que ejercer una fe sencilla como sta,
pues si no son capaces de hablar en tiempo presente niemplear pronombres de primera persona respecto a com-partir el Evangelio, no podrn inspirar a otras personas acumplir con el llamado misional de nuestro profeta.
Las bendiciones
Muchos conocemos a personas que parecen ser misio-neros naturales, como si contaran con un talento natoque les hiciera ms fcil compartir el Evangelio. Nosotrosobviamenteno somos misioneros natos. Al principio nos
resultaba incmoda y ate-morizante hacer la obra mi-
sional, pero el aprender yseguir estas lecciones nos haayudado a compartir elEvangelio de maneras quehan terminado por ser na-turales para nosotros.
Nuestra familia ha re-cibido incalculables ben-
diciones gracias a esta obra. La obramisional ha trado a nuestro hogar y nuestro cora-
zn el Espritu del Dios. Por ejemplo, hace cuatro aos invi-
tamos a Sunil, un antiguo alumno de Clayton, a recibir lascharlas misionales en casa. Los misioneros realizaron un tra-bajo excelente y al final de la charla ambos testificaron de las
verdades que nos haban enseado. Ambos compartimosnuestros testimonios y Clayton pidi a uno de los lderesque ofreciera la ltima oracin. En ese momento nuestro hi-jo Spencer levant la mano y pregunt: Papi, puedo deciralgo?. Entonces se puso de pie y, mirando a Sunil con lams pura de las miradas, le dijo: Sunil, slo tengo onceaos, pero quiero que sepas que lo que los misioneros tehan enseado es verdad. S que Dios vive y que t y yo so-
mos Sus hijos, y que Jos Smith fue en verdad un profeta deDios. Mientras comparta sus sentimientos, un sentimientodulce y poderoso se dej sentir en la habitacin.
Al da siguiente Sunil envi un mensaje de correo elec-trnico en el que nos deca que si bien haba apreciado laclara explicacin de nuestras creencias que los misioneros
y nosotros le habamos brindado durante la charla, cuan-do su hijo expres aquellas palabras, sent en mi interioralgo que no haba sentido jams. Debe de ser aquello a loque ustedes se refieren como el Espritu de Dios.
Nuestra vida ha recibido muchas bendiciones y amistades
al tratar de compartir el Evangelio, pero sta es la mejor detodas: el hecho de que los misioneros nos ayudaran regular-mente como familia a compartir el Evangelio con nuestrosnuevos y viejos amigos por el poder del Espritu Santo haafectado positiva y enormemente la fe de nuestros cinco hi-jos y ha trado el Espritu de Dios a nuestro hogar.
NOTAS1. La redencin de los muertos,Liahona, febrero de 1976, pg. 82.2. Vase Apuntad una fecha,Liahona, octubre de 1984, pgs. 1214;
vase tambin Proclamemos el Evangelio,Liahona, enero de 1987,pgs. 3032.
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Laleccin
nmero
sietenosen-
seaqueDios
siemprecumpleSuspromesas.
PodemosesperarqueDiosnosbendi-
gaconmilagroscuandovamosyha-
cemosloquenosmanda.
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Puedes vencer el temor
mediante el desarrollo
de tu fe
La fe requiere accin.
Practica el compartir el
Evangelio en situacio-
nes en las que te sien-
tas cmodo.
Busca ms conocimien-
to a fin de estar prepa-
rado para responder las
preguntas que te ha-
gan. La preparacin te
ayudar a compartir el
Evangelio sin temor.
Para combatir el temor,
apyate en tu deseo
justo de compartir el
Evangelio.
Preguntas yrespuestasPreguntas yrespuestasAmo el Evangelio, pero me aterroriza compartirlo con otras personas.
Cmo puedo sobreponerme a mi temor?
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L A R E S P U E S TL A R E S P U E S T AAD E L I A H O N AD E L I A H O N A
AAun los mejores miembros misionerosse ponen nerviosos al compartir elEvangelio con otras personas, pero
se sobreponen a ese temor de la misma ma-
nera que puedes hacerlo t: reemplazando eltemor con la fe.Las Escrituras estn repletas de nimo:
No temas, yo te ayudo (Isaas 41:13). Si es-tis preparados, no temeris (D. y C. 38:30).Porque no nos ha dado Dios espritu de co-barda, sino de poder, de amor y de dominiopropio. Por tanto, no te avergences de dartestimonio de nuestro Seor (2 Timoteo1:78).
Desarrollar el tipo de fe que reemplaza el
temor con poder y amor requiere esfuerzo yprctica; no basta con aguardar a que stavenga; es necesario desarrollarla. Empiezapor pensar en pequeas maneras de compar-tir tu testimonio. Puedes escribirlo en unacarta o en tu diario durante cada da de unasemana. Una vez que tengas confianza paracompartir tu testimonio por escrito, intentaexpresarlo en una reunin sacramental, du-rante una noche de hogar o con un buen
amigo. En la medida que desarrolles la capa-cidad para compartir tu testimonio, ganarsms confianza y aumentar tu fe.
Si te pones nervioso porque crees que po-
dran hacerte preguntas que no supieras con-testar, un poco de preparacin bastar. ElSeor le dijo a Hyrum Smith: No intentesdeclarar mi palabra, sino primero procura ob-tenerla, y entonces ser desatada tu lengua;luego, si lo deseas, tendrs mi Espritu y mipalabra, s, el poder de Dios para convencer alos hombres (D. y C. 11:21).
Lee las Escrituras y otros materiales dela Iglesia para adquirir conocimiento delEvangelio. Comparte esos materiales (folle-
tos, revistas, etc.) con otras personas.Mormon.org es otro buen lugar paraaprender ms y al cual puedes referir a lagente. Ora para recibir ms valor, y recuerdaque si no conoces todas las respuestas,siempre puedes preguntarle a alguien o po-dras averiguarlo ms tarde.
El lder Dallin H. Oaks, del Qurum de losDoce Apstoles, dijo: La intensidad de nues-tro deseo de compartir el Evangelio es un gran
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indicador del grado de nuestra conver-sin (Compartir el Evangelio,
Liahona, enero de 2002, pg. 7). Ttienes el deseo; ahora practica compar-tir el Evangelio para permitir que ese
deseo crezca hasta convertirse en ac-cin (vase Alma 32).
L A S R E S P U E S TL A S R E S P U E S T A SA SD E LD E L O S L E C TO S L E C T O R E SO R E SLo que yo hago para vencer ese temor es
pensar en lo mucho que quisiera haber co-
nocido el Evangelio antes. Mis amigos y mi
familia tambin necesitan recibirlo con
urgencia. Debemos hablar con entusiasmo
de las actividades en las que participamos
y del gozo que nos brinda el Evangelio.
As, los dems desearn saber de dnde
proceden nuestra felicidad y nuestra fe.
vila Fernanda de Campos, 19,Barrio Bragana Paulista, Estaca Itatiba, Brasil
Tu temor es algo natural.
Pregntales a los misioneros
si puedes acompaarles en
sus visitas misionales.
Pdeles que enseen una
charla en tu casa y comparte tu testimonio.
Pero lo ms importante es que le pidas a
nuestro Padre Celestial que te d oportuni-
dades de compartir el Evangelio; l te dar
las palabras que quiera que digas.
Vikki Hamme, 17, Barrio Mountain Home,
Estaca Springfield Sur, Misuri
Antes siempre me daba mie-
do hablar con los dems so-
bre el Evangelio, pero
piensa en tu testimonio y en
el maravilloso sentimiento
que recibes al saber que el Evangelio es
verdadero. Pdele a nuestro Padre
Celestial que te d una experiencia misio-
nal y ora para recibir Su gua. Estoy
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FOTOGRAFAPORJOHNLU
KE,TOMADACONMODELOS.
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segura de que te encantar hablar de la Iglesia y
querrs hacerlo una y otra vez.
Dana Jill Barthel, 16, Barrio Bonn,
Estaca Dsseldorf, Alemania
El amor que siento por esta gran obra me ha per-
mitido hablar del Evangelio. Se necesita orar mu-
cho, leer las Escrituras, asistir a seminario y buscar
la gua del Espritu Santo. Entonces vendrn las
palabras.
Csar A. Flores Barrios, 15, Barrio Cantaura,
Estaca El Tigre, Venezuela
Te sentirs ms cmodo si intentas
hablar con un buen amigo. Si co-mienzas hablando de una norma del
Evangelio que sea fcil de explicar,
te resultar ms sencillo compartir
ms cosas. Una vez que hables con un amigo, po-
drs hacerlo con cualquiera!
Gretchen Schillemat, 14, Barrio Keene,
Estaca Concord, New Hampshire
No importa lo que piensen los dems, pero s lo
que piensa nuestro Padre Celestial. Si estuviera
disfrutando de un festn y mis amigos estuvieranconmigo, no les hara un desaire; tampoco los invi-
tara a slo leer las recetas, sino que les pedira
que comieran conmigo.
Kristina M. Harrop, 16, Barrio Palmer 3,
Estaca Wasilla, Alaska
Aprend a confiar en el Seor y dejar
que me guiara el Espritu. Slo tienes
que recordar que no debes tener
miedo cuando el Seor est de tu
parte. El Espritu te ayudar.Amber Wilson, 14, Barrio Parkersburg,
Estaca Charleston, West Virginia
Nuestro miedo desaparecer cuando
seamos hechos perfectos en el amor
(vase 1 Juan 4:18). Ora con diligen-
cia por ese don del amor perfecto y
acrcate a tus amigos con amor.
Sonre, tiende una mano de ayuda y expresa tu
gratitud. De ese modo no slo vencers el temor,
sino que irradiars las bendiciones del Evangelio.
lder Tomohiko Funai, 19,
Misin Idaho Pocatello
En seminario aprend que Jesucristo nos ha llama-
do a participar en Su obra. Al leer 3 Nefi 12:1316
entend que soy una luz y la sal de la tierra, y que
si amo al Seor, debo obedecer Sus palabras. As
fue como venc mi temor.
Jean Garry Gilot, 17, Barrio Carrefour,
Estaca Puerto Prncipe, Hait
Al principio podemos vencer el temor
al hacernos amigos y luego nos sen-tiremos ms cmodos para compartir
nuestro testimonio con las personas a
fin de que el Espritu les testifique.
Anne Diniz, 16, Barrio Valentina,
Estaca Joo Pessoa Rangel, Brasil
Se debe tener un testimonio del
Evangelio para compartirlo valiente-
mente con los dems. Utiliza tu testi-
monio como una gua; escudria y
ora para vencer tu temor.Aaron Michaelson, 13, Barrio Southbury,
Estaca New Haven, Connecticut
Y T Q U P I E N S A S ?Jvenes lectores: Enven su respuesta a la pregunta
que se formula a continuacin, junto con su nom-
bre, fecha de nacimiento, barrio y estaca (o rama y
distrito) y una fotografa suya reciente, a:
Questions and Answers 3/05
50 East North Temple Street, Floor 24
Salt Lake City, UT 84150-3220, U.S.A.
O por correo electrnico a: cur-liahona-imag@
ldschurch.org
Tengan a bien contestar antes del 15 de marzo
de 2005.
P R E G U N T AMi amiga no se siente aceptada. Qu puedo ha-
cer para que se sienta cmoda en la iglesia?
No permitan
que el miedo
disminuya sus
esfuerzos... El miedo
no viene de Dios, sino
del maligno, del ad-
versario de toda ver-
dad, el cual quiereintroducir en sus co-
razones el rechazo a
esforzarse. Expulsen
ese temor y sean va-
lientes en la causa
de la verdad, de la
rectitud y de la fe. Si
toman ahora la deci-
sin de que ste sea
el modelo por el cual
rijan su vida, no ten-drn que volver a to-
mar esa decisin
otra vez.
Presidente Gordon B.Hinckley, Las palabras delProfeta viviente, Liahona,junio de 1998, pg. 26.
Las respuestas tienen porobjeto servir de ayuda y ex-
poner un punto de vista, yno deben considerarse co-mo pronunciamientos de
doctrina de la Iglesia.
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lder L. Tom Perry, del Qurum
de los Doce Apstoles: La experien-cia personal del profeta Jos Smith enla Arboleda Sagrada... aclar para elgnero humano la existencia de Diosel Padre, de Dios el Hijo y de Dios elEspritu Santo. De ese modo vino almundo la visin de que tres Personajesintegran este gran consejo presidentedel universo y que se han revelado a
la humanidad como tres Seres separa-dos, fsicamente distintos unos deotros... El Espritu Santo... es unPersonaje de Espritu. El EsprituSanto es testigo del Padre y del Hijoal manifestar al hombre los atributosde Ellos, al dar testimonio de los otrosPersonajes de la Trinidad (Artculosde Fe,Liahona, julio de 1998,pg. 24).
De qu modo nuestro conocimientode la Trinidad puede acercarnos
ms a ellos?
lder Jeffrey R. Holland, del
Qurum de los Doce Apstoles: Entodo lo que Jess vino a hacer y a de-cir... l nos estaba enseando quines y cmo es Dios nuestro PadreEterno, cun intensamente se dedi-ca a Sus hijos en toda po-ca y en toda nacin.
Con palabras y conhechos, Jess in-tentaba revelarnos
y darnos a conocerla verdadera natu-raleza de Su Padre,nuestro PadreCelestial. En parte, hizoeso porque en aquel entonces,como ahora, todos debemos
Por medio de la oracin, selec-cione y lea de este mensaje lospasajes de las Escrituras y las
enseanzas que mejor satisfagan lasnecesidades de las hermanas a lasque visite. Comparta sus experien-cias y su testimonio, e invite a lashermanas a las que ensee a hacerlo mismo.
Jos SmithHistoria 1:17: Vi... ados Personajes, cuyo fulgor y gloriano admiten descripcin. Uno de ellosme habl, llamndome por mi nom-bre, y dijo, sealando al otro:ste esmi Hijo Amado: Escchalo!.
Qu sabemos de la naturaleza de
la Trinidad?
Presidente Gordon B. Hinckley:
Yo creo en Dios, el Eterno Padre, y
en Su Hijo Jesucristo, y en el EsprituSanto. Me bautic en el nombre decada uno de esos tres Personajes; mecas en el nombre de cada uno deellos. No tengo ninguna duda encuanto a que son seres reales e indivi-duales... Milagro de milagros y maravi-lla de maravillas, Ellos tienen intersen nosotros y somos el centro de sumayor atencin. Ellos estn disponi-bles para cada uno de nosotros. Nos
acercamos al Padre por medio delHijo, que es nuestro intercesor ante eltrono de Dios. Y qu maravilloso esque podamos hablar al Padre en elnombre del Hijo. Expreso mi testimo-nio de estas grandes y trascendentales
verdades. Y lo hago por el don y elpoder del Espritu Santo (El Padre,el Hijo y el Espritu Santo,Liahona,marzo de 1998, pgs. 89).
conocer a Dios ms a fondo paraamarle con ms fuerza y obedecerlems completamente (La grandiosi-dad de Dios,Liahona, noviembre de
2003, pg. 70).Anne C. Pingree, Segunda
Consejera de la Presidencia General
de la Sociedad de Socorro: Comomujeres Santos de los ltimos Dasque hemos hecho convenios, todasdebemos poseer un entendimientoclaro de la naturaleza y la misin decada miembro de la Trinidad. Orar anuestro Padre Celestial, que nos co-noce y nos ama; tener confianza en
Jesucristo como nuestro Salvador yRedentor; y sentir el compaerismo ylas impresiones del Espritu Santo,que ensea y testifica del Padre y delHijo, nos brinda paz y gozo en estostiempos tan peligrosos.
ter 12:41: [Buscad] a este Jess...a fin de que la gracia de Dios el Padre,
y tambin del Seor Jesucristo, y delEspritu Santo, que da testimonio deellos, est y permanezca en vosotros
para siempre jams.
Regocijmonos en nuestroconocimiento de la Trinidad
M E N S A J E D E L A S M A E S T R A S V I S I T A N T ES
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los jvenes fueran a la iglesia. ste sera un pas mejor.Entonces pregunt: A qu iglesia?.La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos
Das, contest.Mormn? Eres mormn?Le dije que s.sa no es una iglesia. He odo cosas de ellos.
Entonces se detuvo al lado del camino y dijoque debamos bajarnos del auto. Y lo hicimos.
Con una sonrisa en el rostro le dije:Gracias por el viaje. S que algn da usted
dar testimonio de esta Iglesia. Se fue y allnos quedamos durante una hora y mediahasta que lleg el autobs.
Saba que tendra que pagar un precio porser un buen misionero. Todos tenemos
que pagar un precio por cualquier
Ense ami maestroEnse ami maestroP O R P R I N C E I H E N K O R O
HHace varios aos, unos jvenes de mi rama y yo re-gresbamos de una actividad y estbamos al ladode una solitaria carretera aguar-
dando el autobs; entonces vimos unvehculo que se aproximaba. Se de-tuvo; su conductor era un antiguomaestro mo, el Sr. Enemor. Hacaaos que no nos veamos, y congran alegra dijo: Ihenkoro, cun-to tiempo sin verte. Has crecidomucho.
Pareca un milagro que se hubieradetenido, pues llevbamos horas allsin que pasara ningn automvil. Ahoranos ahorraramos el dinero del viaje.Mientras conduca, el Sr. Enemor pre-gunt: Y de dnde vienen uste-des?.
De un programade la Iglesia, lecontest.
l coment:
Fantstico.Cunto desea-ra que todos
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cosa de valor. Nuestro Salvador nos los
ense cuando pag el precio de nuestrospecados.Deseaba compartir el Evangelio con el Sr.
Enemor, as que fui a su casa. Nunca me dejpasar, pero le dej varios folletos y una revistade la Iglesia.
Muchos meses ms tarde recib carta suya,en la que me deca: Por favor, perdnamepor lo que te hice aquella tarde. Te debo unadisculpa y toda nuestra gratitud. Ahora mi fa-milia y yo somos miembros de esa Iglesia a la
que un da me opuse. Ahora soy Santo de losltimos Das.El hermano Enemor y su familia son
miembros fuertes de la Iglesia en Abuja,
Nigeria. l y su familia se sellaron en el tem-
po. An me escribe y me dice: Gracias porguiarme a la luz.Nos sustentamos con lo que recibimos, pe-
ro vivimos con lo que damos. Podemos dar elEvangelio y llevar la luz a la vida de muchaspersonas. Tal vez la gente olvide lo que diga-mos o hagamos, pero no olvidan lo que leshacemos sentir. Vayamos y hagmosles sentir-se bien al brindarles la luz del Evangelio. Hesido bendecido con grandes recompensas porel pequeo precio que pagu para compartir
el Evangelio con alguien que al principio merechaz a causa de mis creencias.Prince Ihenkoro es misionero de
tiempo completo en la MisinGhana Accra.
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El ser miembro de
la Iglesia me costun viaje a casa,
pero tambin hizo
que un buen hom-
bre y su familia
encontraran el
Evangelio.
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7/31/2019 Liahona 200502 Mission Misin
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El camino de regreso:
Cmo abandonar
la pornografaP O R R O R Y C . R E I D
El Seor le ayudar en susesfuerzos por vencer el hbitode la pornografa.
La pornografa aumenta en popularidady accesibilidad y muchos la consideranun pasatiempo inofensivo, pero los l-
deres de la Iglesia nos han advertido una yotra vez sobre su naturaleza destructiva. Elpresidente Gordon B. Hinckley advirti:Mantngase alejados de la grande y terribleola de la pornografa que est barriendo latierra y enriquece a unos pocos mientras des-truye a los miles que han cado en sus redes.Mantnganse lejos de ella1.
Lamentablemente, algunos han rechazadoel consejo de nuestro profeta y han cadoen las redes de ese material obsceno paradescubrir que, al igual que muchas otras adic-ciones, el hbito de la pornografa es suma-mente difcil de romper.
Pero es posible tener xito. Como psicote-rapeuta que aconseja a numerosos clientesque luchan por salir del hbito de la pornogra-fa, he observado varios denominadores
comunes entre los que han logrado salir deella. Las sugerencias siguientes, si bien no loabarcan todo, tienen como fin aportar direc-cin y servir de punto de partida para todo el
que desee abandonar el uso de la pornografa.
Reconozca el problema
Muchas personas le res