55
Antonio Lezama [email protected] Departamento de Arqueología, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. Doctor en Arqueología. LA ARQUEOLOGÍA DEL PERÍODO COLONIAL EN EL URUGUAY. Presentación El propósito de esta exposición es destacar la importancia que está cobrando la Arqueología Histórica en el Uruguay y las posibilidades que este hecho ofrece para una fecunda relación con los historiadores. La arqueología, como disciplina del conocimiento del pasado, forma parte de las Ciencias Históricas, sin embargo, aunque todo es Historia, no hay todavía una clara conciencia entre los historiadores del potencial que ofrece el estudio de los testimonios materiales para un mejor conocimiento de los períodos históricos, a los que sólo se recurre esporádicamente y, generalmente, como dato ilustrativo y no como fuente independiente. Se tratará de hacer una breve descripción del desarrollo y la situación actual de la Arqueología Histórica en el Uruguay y de fundamentar porqué el testimonio material del pasado -el objeto de la arqueología- debe ser considerado como un documento ineludible de utilización sistemática por parte de los historiadores. 1 1 Vera A.Lezama, 2000.

Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Antonio [email protected] Departamento de Arqueología, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay.Doctor en Arqueología. LA ARQUEOLOGÍA DEL PERÍODO COLONIAL EN EL URUGUAY.

Presentación

El propósito de esta exposición es destacar la importancia que está cobrando la Arqueología Histórica en el Uruguay y las posibilidades que este hecho ofrece para una fecunda relación con los historiadores.

La arqueología, como disciplina del conocimiento del pasado, forma parte de las Ciencias Históricas, sin embargo, aunque todo es Historia, no hay todavía una clara conciencia entre los historiadores del potencial que ofrece el estudio de los testimonios materiales para un mejor conocimiento de los períodos históricos, a los que sólo se recurre esporádicamente y, generalmente, como dato ilustrativo y no como fuente independiente.

Se tratará de hacer una breve descripción del desarrollo y la situación actual de la Arqueología Histórica en el Uruguay y de fundamentar porqué el testimonio material del pasado -el objeto de la arqueología- debe ser considerado como un documento ineludible de utilización sistemática por parte de los historiadores.1

1 Vera A.Lezama, 2000.

Page 2: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Algunas definiciones

La reciente promoción de la Arqueología Histórica aparece vinculada una nueva valoración del pasado estrechamente relacionada a la promoción del patrimonio arqueológico en su carácter de testimonio material. Esta nueva valoración tiene una fuerte influencia de las ideas y de las políticas ambientalistas y ha traído como consecuencia la adopción de políticas de gestión ambiental, tanto públicas como privadas, las que van, desde la preservación patrimonial, a la promoción de sitios arqueológicos que puedan servir al desarrollo de los servicios turísticos.

A diferencia del de las sociedades prehistóricas, el conocimiento que tenemos de las sociedades históricas no es enteramente arqueológico. Existe una tendencia a creer que este tiene sólo un carácter complementario del estudio histórico, que no se justifica en términos de investigación pues sería, vulgarizadamente, la forma más costosa de comprobar lo que ya sabemos. Sin embargo, desde sus inicios, la arqueología ha compartido con la Historia el proceso del conocimiento del pasado. Lo que la arqueología analiza son también documentos del pasado -los vestigios materiales- y no puede haber una reconstrucción científica que no tenga en cuenta la totalidad de los testimonios.

Los antecedentes: la obra de Horacio Arredondo

Hasta la década de 1980, en que aparecen en escena los primeros arqueólogos profesionales en el Uruguay, la arqueología histórica estuvo limitada a la acción solitaria –aunque de dimensiones colosales- del arqueólogo e historiador Horacio Arredondo (1888-1967).

Page 3: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Arredondo, promovió, planificó y ejecutó la recuperación (y, acorde con los criterios de la época, en gran medida reconstruyó) de las piezas más notables de la arquitectura colonial: fortalezas de Santa Teresa, de San Miguel, del Cerro de Montevideo; Cabildo de Montevideo. Para lograr sus objetivos desarrolló una profunda investigación que abarcó desde la arquitectura militar hasta las distintas facetas de la artesanía colonial, investigación que, en su versión más general, puede ser consultada en su obra “Civilización del Uruguay” (Montevideo, 1951).

Lamentablemente la obra de Horacio Arredondo, seguramente por la menor trascendencia que la historiografía nacional daba al período colonial comparado con las luchas por la independencia y posteriores, no tuvo un impacto directo en el plano de generar una escuela de arqueología histórica, aunque sí en el de la gestión del patrimonio histórico, ya que fue uno de los redactores del proyecto de ley (1951) que, aprobado en 1971, establecerá la Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación.

Las décadas de 1950 y 1960 conocieron también otras intervenciones en el patrimonio arqueológico histórico entre las que se destacan los intentos de reconstrucción del Cabildo de Montevideo y, principalmente, la excavación y reconstrucción de un lienzo de muralla y de la puerta de la Colonia del Sacramento.

Estas intervenciones estuvieron centradas en el afán de reconstruir la estructura “original”, de acuerdo con la documentación disponible, sin recurrir al estudio arqueológico especializado.

Las investigaciones recientes:

La arqueología histórica profesional recién comienza a desarrollarse en el Uruguay a fines de la década de 1980,cuando diversos impactos negativos sobre posibles acervos patrimoniales posibilitaron la intervención arqueológica. Estas intervenciones de rescate arqueológico tuvieron la virtud de abrir un vasto campo de investigación, que fue luego proseguido por los arqueólogos, destacándose el hecho de que, salvo en algún caso particular, los investigadores habían sido formados como antropólogos y no como historiadores, factor que sin duda influyó en el desarrollo de la disciplina, en particular en el relacionamiento con la Historia.

Los estudios de impacto requirieron a la arqueología histórica desde los campos de la arqueología subacuática, de la arqueología urbana y de la arqueología rural.

La arqueología subacuática

La arqueología subacuática se ha desarrollado en el muy particular marco de las exigencias planteadas por las autoridades del patrimonio a los buscadores de tesoros. Las limitaciones que esta situación plantea son públicamente conocidas pero sin embargo, pese a estas, se ha podido evaluar el enorme potencial que para la arqueología histórica tiene el patrimonio subacuático sumergido, en particular por la riqueza de los sitios y por las comparaciones que puedan realizarse con los hallazgos en tierra. En esta condiciones particulares hubieron intervenciones de arqueólogos en barcos sumergidos en el Cabo Polonio, Bahía de Maldonado e Isla de Lobos y bocas de los ríos Santa Lucía y Rosario.2

2 Ver: http://fhuce1.fhuce.edu.uy/antrop/cursos/arqsub/ y Lezama, 2001.

Page 4: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Como consecuencia de estos antecedentes ha comenzado a desarrollarse una arqueología subacuática académica con la creación del “Programa de Arqueología Subacuática” del Departamento de Arqueología de la Facultad de Humanidades y ciencias de la Educación.

Arqueología Urbana:

La arqueología urbana, en su doble sentido de arqueología de la ciudad y arqueología en la ciudad, se ha desarrollado principalmente en las ciudades de Colonia del Sacramento y también de Montevideo.

Colonia del Sacramento:Estas investigaciones han sido dirigidas por la licenciada Nelsys Fusco, son en su

mayoría intervenciones de prevención de impactos y tienen, como tema central, a la colonia portuguesa que existió, con interrupciones, entre 1680 y 1777. Dentro de este tema las mismas se han concentrado en el análisis de 3 localidades (ordenadas en función de su presencia en la bibliografía): 1) La “casa de los gobernadores portugueses”; 2) La que comprende los restos del cementerio y de la iglesia y; 3) el predio del Banco de Seguros y de las Obras Sanitarias.3

Montevideo:La principal intervención arqueológica en Montevideo es la conocida como

proyecto “Puerto Chico” (bajo la dirección del Dr. Antonio Lezama) ya que los antecedentes históricos disponibles indicaban que en esa zona se encontraba el llamado Puerto Chico, primer puerto de la ciudad.

La excavación puso en evidencia la tremenda alteración de los sedimentos del subsuelo perturbados por un sinnúmero de perforaciones resultantes de la colocación de cimientos, obras de saneamiento y tendido de cables de diversa naturaleza. En los rellenos de dichas excavaciones se entremezclaban objetos de diverso origen y de diversas épocas, encontrándose desde fragmentos de cerámica de fabricación indígena hasta una pequeña esfera maciza, parte de un “ratón” (mouse) de computadora.

Conservadas entre las zanjas de sedimento removido se encontraron algunas zonas intactas, zonas que han conservado las capas de sedimentos que se fueron depositando en el área desde los inicios de la colonización. Las tres primeras capas, empezando desde la superficie actual, corresponden a sedimentos originados luego de la independencia: la primera que identificamos es la de la moderna calle asfaltada, por debajo de esta se encuentra la calle de adoquines poliédricos y, en tercer lugar, un empedrado rústico, hecho de piedras sueltas, sin regularizar, el que, por el momento, fechamos como realizado a mediados del siglo XIX. La cuarta capa, de unos 40 cm de espesor, corresponde a una calle de tierra, fuertemente compactada por el pisoteo, dentro de la cual se localizó un gran número de vestigios que nos brindan información sobre la vida cotidiana de los habitantes del Montevideo colonial. Allí se encontraron abundantes restos de comida: huesos de mamíferos (sobre todo vacunos), peces y aves que se presume eran parte de la dieta cotidiana; tiras de cuero (posiblemente correspondientes a las ruedas de los carros que recubrían las ruedas, a modo de cubiertas); restos de objetos

3 Ver Fusco, 1994 y 1995.

Page 5: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

en cerámica, loza y vidrio, todos ellos muy fragmentados, como consecuencia de la importante circulación. La quinta capa, a unos 75 cm por debajo de la calle actual, está constituida por el elemento estructural más notable: una calzada de grandes lozas de granito. La calzada tiene un declive hacia la bahía y, probablemente, corresponda al antiguo empedrado de una rampa que permitía el acceso de los carros hasta el agua (en donde recibían la carga de los botes). No pudimos establecer en donde comenzaba y terminaba la calzada ya que, sus dimensiones, excedían los límites de la excavación. De acuerdo al análisis preliminar de los vestigios recuperados por encima de la rampa y, por lo tanto, depositados luego que la misma quedara fuera de uso -vestigios fabricados a fines del siglo XVIII- la calzada debe haber estado en funcionamiento a comienzos del período colonial. En apoyo de esta suposición debemos destacar que la estructura no aparece representada en ninguno de los planos de la época colonial, realizados en su mayoría en la segunda mitad del siglo XVIII. Por debajo de esta se ubica una capa de tierra suelta (no compactada) que apoya sobre la roca natural, a aproximadamente 1.5 m por debajo la calle actual, conformando parte del suelo original del lugar. En esta capa se encontró el material mejor conservado, huesos enteros, grandes fragmentos de cerámica, protegidos de las alteraciones posteriores por la calzada que la recubre. Estos restos deben corresponder a las actividades de los primeros habitantes de la zona, así es que, por ejemplo, las tejas que se encontraron a esta profundidad es posible que correspondan al material con el que Pedro Gronardo (uno de los primeros habitantes españoles de la zona, el que, como práctico del Río de la Plata, utilizaba la ensenada del Puerto Chico como desembarcadero hacia 1724) pretendiera techar su casa, operación que no pudo concluir al morir en un trágico accidente, siendo destinada a ser sede del primer cabildo de Montevideo.

Arqueología Rural:

Tres investigadores: las licenciadas Carmen Curbelo y Jacqueline Geymonat y el doctor Antonio Lezama han desarrollado investigaciones de Arqueología Histórica en las áreas rurales, a saber:

Isla de Gorriti (departamento de Maldonado):Allí la licenciada Carmen Curbelo ha desarrollado el “Proyecto de recuperación y

Puesta en valor de los bienes históricos de la Bahía de Maldonado”, el que se propuso recuperar los comportamientos culturales presentes en el sitio arqueológico Isla de Gorriti a través de la investigación arqueológica de conjuntos funcionales integrados por las diferentes fortificaciones (baterías) allí existentes y sus construcciones accesorias (polvorines, cuartos de guardia) levantadas entre 1794 y 1796.4

Se desarrolló la investigación a partir de una excavación en área de la Batería de Santa Ana, lográndose identificar diferentes procesos de ocupación y reutilización del baluarte posteriormente a su uso militar ocurrido durante la invasión luso-brasileña (1817-1828). Se constató la reutilización de la estructura militar como contenedora de otras construcciones de habitación identificándose áreas domésticas de cocina, almacenamiento y descarte, cuya cronología corresponde a mediados del siglo XIX.

4 Ver

Page 6: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

En la costa se efectuó el estudio de la tipología arquitectónica y el relevamiento a partir de excavaciones, para conocer el estado actual de la Batería de Jesús (1796) destruida por la acción del mar, y la presencia bajo la superficie de restos correspondientes a los cuartos de guardia y almacén de pólvora. En cuanto al estado, se encontraron daños importantes en toda la estructura visible y de cimentación de la fortificación. Por su parte, se encontraron restos de construcción desestructurados y de materiales culturales correspondientes a los cuartos de guardia en un área cercana a la batería por debajo de los médanos que cuentan actualmente con 4 metros de potencia.

San Borja del Yí (departamento de Florida):La licenciada Curbelo desarrolla también otro proyecto “Arqueología Misionera

en nuestro territorio” dentro del cual se enmarca la investigación arqueológica del extinguido pueblo de San Francisco de Borja del Yí (1833-1864), el que, si bien en términos estrictamente cronológicos trasciende el período colonial, tiene profundas raíces en este ya que su componente poblacional estuvo integrado fundamentalmente por guaraníes-misioneros procedentes de los Siete pueblos Orientales.5

Los objetivos eran conocer el grado de interrelación entre la sociedad misionera-guaraní y la sociedad criolla. Se realizaron diversas excavaciones en diferentes áreas de actividad: basureros, casas, la iglesia, horno de ladrillos, pozo, así como un exhaustivo relevamiento de rasgos en superficie. Los resultados obtenidos hasta el momento nos han permitido conocer la estructura urbanística del pueblo con una plaza rodeada de seis estructuras una de las cuales era la Iglesia; la existencia de un área nuclear con alta densidad de construcciones caracterizadas por la presencia de ladrillo y piedra en su arquitectura, y un área periférica, con menos densidad de ocupación y casas construidas solo de fajina. Los materiales culturales recuperados abarcan una amplia gama de actividades domésticas, militares, comerciales, lúdicas y suntuarias. Se destaca la presencia de cerámica de fabricación local con características tecnológicas y estilísticas claramente indicadora de la identidad guaraní.

Calera de las Huérfanas (departamento de Colonia):Este proyecto es desarrollado, desde 1999, por la licenciada Jacqueline Geymonat.

En el sitio, gestionado por el Consejo Ejecutivo Honorario de Colonia y con la financiación del Ministerio de Turismo y del Ministerio de Educación y Cultura, se emprende el “Proyecto de Puesta en Valor Cultural”, iniciándose la investigación arqueológica del casco de la estancia de la época jesuítica, posteriormente de las Hermanas de la Caridad ( Colegio de Niñas Huérfanas de Bs.As.).6

Los vestigios arquitectónicos descubiertos y expuestos permitieron constatar, que a nivel de los cimientos, aún se conservan la totalidad de las construcciones del casco de la estancia. Uno de los aportes destacables de la investigación arqueológica, con respecto a la distribución espacial del sitio, ha sido ubicar el área de la ranchería de los esclavos, la cual es mencionada vagamente por las fuentes históricas. Al comparar el ordenamiento urbanístico que tuvieron las Misiones con el de las estancias, vemos que aunque en menor escala, se sigue un mismo patrón. En las primeras, la ranchería de los indígenas se ubicaba frente a la iglesia, sin embargo, en la estancia de Belén, donde la

5 Ver Curbelo 1997 y Curbelo y Padrón, 1997.6 Ver

Page 7: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

población mayoritaria era esclava y no indígena, la ranchería se encuentra relegada hacia el lado Norte de la iglesia. Aquí vemos cómo se refleja el subsistema ideológico en la organización del espacio. Las excavaciones permitieron descubrir un área de enterramientos humanos en el interior de la iglesia . Por lo menos dos de los esqueletos, de acuerdo al análisis estratigráfico, corresponderían a la época jesuítica. Están pendientes aún los resultados de los análisis de ADN, para determinar la etnia de los mismos. En caso de que se tratara de individuos negros ( esclavos), esto nos aportaría otros datos respecto a las relaciones interétnicas. A nivel del registro arqueológico empezamos a vislumbrar diferentes áreas de actividad que no están mencionadas en las fuentes históricas, seguramente por corresponder a simples tareas que no estaban relacionadas directamente con la producción de la estancia. (Ej. En una rinconada formada por dos muros, correspondiente a un sector externo del casco, se encontraron abundantes restos líticos (desechos de talla).

El proyecto “Arqueología Histórica del departamento de Colonia: investigación de la vida rural en el siglo XVIII”:

Los objetivos principales del proyecto, dirigido por el suscrito, fueron: “Generar un nuevo corpus de datos que, por provenir de una fuente independiente -la arqueológica- posibilite la contrastación con aquellos generados por la investigación histórica” y “Desarrollar en el plano metodológico el potencial de la excavación arqueológica para la comprensión de los testimonio materiales del pasado en el marco particular de la historia de Colonia.”. Los primeros resultados permiten destacar la reconsideración de la información histórica, que hubo de hacerse en el contexto creado por los problemas de interpretación de los materiales arqueológicos, reconsideración que promovió la fractura de las barreras geográficas y de las barreras cronológicas tradicionales. Los materiales y sus circuitos de distribución, abarcando épocas y regiones distintas de las que normalmente ha abordado la historiografía, han llamado la atención sobre el peso de los fenómenos de larga duración, revalorizando el período colonial como siendo aquel en el que se gestan varios de los comportamientos culturales que van a determinar el desarrollo de nuestra historia. 7

En cuanto a la pertinencia de la metodología empleada en relación al esfuerzo invertido y a los resultados obtenidos se pueden destacar aspectos positivos como ser, por un lado, la importancia, en cantidad y en calidad de los vestigios materiales detectados, probando la existencia de una gran base documental, constituida por la cultura material, que ya no puede ser ignorada y, también, el establecimiento de los primeros elementos diagnósticos. Estos están todavía poco desarrollados a nivel de las estructuras arquitectónicas, pero han progresado sustancialmente a nivel de artefactos con la creación de bases de datos que comienzan a orientarnos sobre la especificidad de cada tipo de sitio; estableciendo grandes marcos de referencia, sabemos –por lo general- cuando y dónde se fabricaban pero no cuando y para qué se usaron en nuestros contextos.

Se pueden marcar asimismo limitaciones en relación al objetivo de una mejor comprensión del funcionamiento de los establecimientos rurales, haciéndose necesario plantearse nuevos abordajes que permitan una identificación más precisa de las estructuras arquitectónicas y una mejor interpretación de la distribución de los artefactos

7 Ver Lezama, 1996, 1998, 1999 y 2001

Page 8: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

entre estas, interpretación que nos permita comprender su significado en un contexto particular, es decir cuando se usó, para qué se usó, porqué se descartó, quien lo usó, que valor tenía, que ideas refleja, etc.

Los sitios8

Sitio “Estancia Anchorena”:Se trata de restos que originalmente fueron atribuidos s la expedición de Gaboto,

de 1527. Si bien los antecedentes históricos referentes al área consignan para ella importantes episodios de la historia colonial, como los establecimientos de San Lázaro (fundado por Gaboto en 1527), el pueblo de San Juan (fundado por Juan Romero en 1542), las investigaciones no han detectado vestigios de esos primeros episodios de la colonización y sí abundantes restos vinculados con la guardia de San Juan, principal establecimiento castellano de control de las actividades portuguesas de Colonia del Sacramento, y episodios posteriores.

8 La información más exhaustiva sobre estos proyectos se encuentra en el informe del proyecto “Arqueología de Salvamento en el Area Rural de Colonia del Sacramento”. Este consta de 189 páginas, en las que se describen y analizan los antecedentes, la metodología empleada, los sitios visitados, los análisis de los materiales recuperados, los estudios cartográficos de apoyo y los elementos de comparación iconográfica. El mismo fue remitido a la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la república, a la Comisión del Patrimonio Histórico, a la Secretaría de Cultura de la Intendencia Municipal de Colonia, quedando un ejemplar para consulta del público en la biblioteca de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Asimismo, los principales capítulos del informe, que abordan la problemática general, el estudio de los distintos tipos de vestigios hallados y la utilización de fuentes complementarias como la cartografía y la iconografía, fueron publicados, en forma independiente, en las actas del IX Congreso de Arqueología Uruguaya, Colonia, 1997.

Page 9: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Fue al comenzar la construcción de la torre en 1907 (la construcción finalizó en 1927) que Anchorena descubrió algunas estructuras de piedra, junto con objetos antiguos. A raíz de estos hallazgos Anchorena invitó al sitio, en el año 1911, al conocido científico argentino -y arqueólogo aficionado- Clemente Onelli. Este excavó dos estructuras de piedra, de planta rectangular, recuperando en una de ellas los restos esqueletarios de unas 14 personas. Anchorena y Onelli atribuyeron los restos a los conquistadores de la expedición de Gaboto, dedicándole la torre –al pie de la cual se hizo enterrar el propio Aarón Anchorena- y estableciendo en ella un museo para albergar los restos humanos y los materiales recuperados en las excavaciones y durante la construcción de la torre.

En febrero de 1683 se instala sobre el río San Juan una guardia destinada a evitar la penetración portuguesa en el interior del territorio, ante la reocupación de la Colonia del Sacramento por parte de Portugal. La guardia, ubicada originalmente en la "horqueta" del río San Juan, a una legua de su boca y a 5 leguas de la colonia, cumplía funciones de vigilancia y estaba constituida por un destacamento de 30 hombres, un cabo y 260 caballos. La guardia tuvo luego una larga historia en paralelo con la presencia portuguesa en la Colonia. Estando poblada, casi sin interrupción hasta comienzos del siglo XIX.9

El puesto militar figura en diversos mapas y documentos de la época, a veces con el nombre de "guardia de la horqueta" en lugar de “San Juan”. Esta doble denominación responde al hecho de que, durante casi toda su existencia, tuvo dos bases de funcionamiento, permanentemente interrelacionadas. Una en la desembocadura del río San Juan, que aseguraba su contacto –vía fluvial- con Buenos Aires y, otra en la “horqueta” que este forma -unos diez kilómetros aguas arriba de su desembocadura- con el arroyo Miguelete, a la altura donde los cursos de agua que desembocan en el Plata se vuelven vadeables y por donde pasaba el camino que venía de la reducción de Santo Domingo Soriano hacia Colonia del Sacramento. Punto desde donde se podía ejercer un verdadero control terrestre sobre esta última.10

Las actividades en la guardia tuvieron diversa naturaleza. Al tiempo que sirvió de puesto adelantado de vigilancia de las actividades portuguesas, numerosos documentos hacen referencia al intenso contrabando que desde allí se practicaba con la Colonia. Como establecimiento permanente tuvo también un rol destacado en la interrelación con las poblaciones indígenas y con el desarrollo de las actividades de explotación económica del área.

En la zona de la torre de Anchorena encontramos tres conjuntos vinculados con la ocupación colonial: 1) hacia el lado sureste de la torre (el que se opone al portón de entrada) hay una estructura cuadrangular en piedra, cercada con cadenas de barco. 2) la colección de objetos existente en el museo ubicado en la torre y 3) el área que se extiende hacia el suroeste de la torre.

1) La estructura existente al pie de la torre fue descubierta cuando la construcción de esta y excavada por A. Anchorena, con la ayuda del naturalista Onelli, en el año 1911.

Los restos que se observan en la actualidad están constituidos por un cimiento de piedra asentada con barro y algunos vestigios del muro que se asentaba sobre estos. Conforman la planta de un edificio rectangular de 8,36 metros de largo por 5 metros de ancho.11 Dentro del cimiento se observan restos de teja arábiga, por lo que podemos 9 Ver Morquio, 1999 :20 y sgts.10 Ver Lezama, 1997: 52-55.11 Mide, exactamente, 10 por 6 varas castellanas (0,8359 metros), teniendo sus muros el espesor de 1 vara, de lo que puede inferirse que fue concebido antes de la imposición del sistema métrico, que no creemos que

Page 10: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

suponer que fue construido cuando ya existían en el área construcciones que habían utilizado la teja. La estructura parece haberse construido rodeando un área natural de acumulación de arenas, probablemente con el fin específico de construir un recinto dónde fácilmente se pudieran realizar inhumaciones. En este sentido es importante señalar que no tenemos pruebas de que se trate de un edificio terminado, con paredes y techo, del tipo de los conocidos como "oratorios" en nuestra campaña -aunque esto podría ser dada la presencia de tejas- y pudiera tratarse solamente de un simple muro que delimita un cementerio. Por su parte, los cateos realizados al interior mostraron que pese a haber sido retirada la casi totalidad del suelo del recinto, en los estratos restantes, caracterizados por 20-30 centímetros de arena gruesa se localizaron todavía algunos restos humanos.

Entre los materiales cerámicos recuperados en el nivel de escombros se encontraron tipos que corresponden al siglo XVIII, en particular a contextos vinculados con la presencia portuguesa, por lo que debe plantearse la posibilidad de la ocupación del área desde esa época, aunque no pueda afirmarse aún que la estructura de piedra fue construida en ese período ya que el único elemento con connotaciones cronológicas recuperado estratigráficamente es un fragmento de loza12 fabricado entre 1820 y 1840, lo que significa que el estrato donde fue encontrado, puede ser posterior, pero no anterior a esas fechas.13

2) La colección de la torre de Anchorena. Durante la construcción de la torre, y en sus investigaciones arqueológicas en la estructura rectangular (1) y en los alrededores, Anchorena reunió una colección compuesta por objetos diversos y restos humanos. 14 Esta colección fue instalada y expuesta en un piso de la torre. Nuestra primer intervención arqueológica fue el estudio de estos materiales a los efectos de aproximarnos al contexto cronológico y funcional del sitio.

Los elementos mejor conservados y por lo tanto susceptibles de una clasificación más certera son los sables y el cañón. Los sables corresponden, casi seguramente, al modelo puesto en uso por la caballería española en 1807. El cañón, de hierro fundido, sin señales particulares, corresponde a los modelos comunes utilizados principalmente a lo largo de los siglos XVII y XVIII.

se haya dado antes de bien avanzada la segunda mitad del siglo XIX. 12 Clasificado arqueológicamente como "pearl ware, pintado a mano".13 Los sondeos mostraron una estratigrafía similar para los tres primeros niveles: Comenzando desde la superficie, el primer nivel corresponde al suelo actual y se caracteriza por un sedimento obscuro, húmico, mezclado con materiales producidos durante la construcción de la torre (mayoritariamente lascas producto del tallado de las piedras de la construcción). El segundo nivel, rellena una pequeña canaleta hecha a lo largo del muro. Canaleta que seguramente se hizo para descubrir el costado de este durante la excavación de Onelli. Este nivel está constituido por un sedimento oscuro, con abundante presencia de restos de piedras del muro, fragmentos de ladrillo y de tejas, provenientes del vaciado del interior de la estructura durante la excavación mencionada. El tercer nivel, de color marrón chocolate, sedimento homogéneo, con ocasionalmente pequeños fragmentos de teja, es el que se prolonga, rellenando la fosa de fundación del cimiento y, corresponde por lo tanto al suelo transitado durante la construcción de los muros. En la interfase entre este y el nivel cuarto se encontró un único fragmento de loza con valor cronológico (1820-1840). Por debajo del nivel tercero se da en cada sondeo una situación estratigráfica particular, caracterizada por la presencia de arena gravillosa de color blanco la que, dada la ausencia de materiales culturales debe ser atribuida a procesos naturales y deberá ser interpretada geomorfológicamente. Este nivel es similar al sedimento del interior de la estructura, caracterizada por la presencia de arenas gruesas.14 Es de destacar que no se conoce con precisión el origen de los objetos expuestas ya que, salvo los fragmentos de olla de hierro, el resto no es descrito por Onelli en el informe de la excavación que realizara conjuntamente con Anchorena en 1911.

Page 11: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Dentro de los artefactos de metal se destacan una lanza de desjarretar ganado (práctica común en un contexto colonial); una pieza que corresponde a un cuchillo grande tipo "facón", de fabricación artesanal, probablemente realizado aprovechando la hoja de una espada; un par de grilletes usados para sujetar prisioneros y esclavos y una hoja de hierro que posiblemente corresponda a una punta de flecha.

De la observación del conjunto de los materiales concluimos que nos encontrábamos principalmente frente a un contexto con un fuerte componente militar, Mientras que los elementos a los que podemos asignarle valor cronológico nos sitúan mayoritariamente en el período fines del siglo XVIII y comienzos del XIX.

Se enviaron muestras de los restos humanos, recogidos por Onelli y Anchorena y aún existentes en el museo de la torre, para ser datadas por C14 al laboratorio LATYR de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de la Plata. Ambas muestras fueron fechadas como actuales, lo que, con los márgenes de error manejados podría indicar que los mismos pudieran remontarse hasta 1750 y, por lo tanto, deben ubicarse entre esa fecha y algunos años antes de 1911 cuando fueron extraídos, ya bajo la forma de huesos secos.

3) Hacia el suroeste de la torre se extiende una explanada de aproximadamente 150 por 100 metros que termina en la barranca sobre el río de la plata. Durante la observación del terreno, buscando posibles anomalías en la micro topografía que pudieran orientarnos en las tareas de detección de vestigios, se reconocieron, sobre dicha explanada, varias alteraciones del relieve, algunas -como la que se encuentra junto a la senda que baja desde el local de Prefectura hacia la playa- que indicaban claramente la presencia de antiguas habitaciones.

Se realizó un cateo sobre uno de estos microrelieves el que mostró un contexto de intensa ocupación, con abundantes restos de carbón y huesos vacunos, fragmentos de ladrillo y tejas y un fragmento de cerámica hecha con torno, gruesa, de antiplástico grosero. Estos elementos son característicos de los sitios arqueológicos rurales del área de Colonia.15 La dimensión de la muestra no permite ser concluyente en cuanto a datos cronológicos, la abundancia de ganado, que puede inferirse por los restos óseos, habla de un contexto situado desde el siglo XVIII en adelante, la ausencia de fragmentos de loza -omnipresente en los sitios del siglo XIX- es un elemento destacable, aunque probablemente debido a la metodología empleada.

En la misma área, hacia la barranca del Río de la Plata, se observó en el terreno una depresión rodeada por una estructura rectangular, formada por muros de piedra, asentada con tierra, de aproximadamente 52 cm de ancho, que se encuentra demolida prácticamente hasta el cimiento.16

Durante el sondeo de esta estructura se recuperaron numerosas piezas arqueológicas constituidas en su mayoría por fragmentos de, vidrio, hueso y cerámica. Los materiales de origen europeo pueden ubicarse cronológicamente entre la segunda mitad del siglo XVIII y la primer mitad del siglo XIX. A estos debemos sumarle los materiales de tecnología indígena, encontrados junto a los anteriores, los cuales tanto pueden haber sido fabricados antes como después de la conquista.17

15 Lezama 1998.16 Se trata de un cimiento carenado, es decir que reduce su ancho a medida que se profundiza. Como no se desarmó la estructura del muro por lo que no se pudo llegar a la base del cimiento.17 La asociación entre materiales indígenas y restos coloniales parece ser una constante de acuerdo a nuestra experiencia en otros sitios coloniales del departamento de Colonia, por lo que, en principio, debemos

Foto

Page 12: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Los materiales más antiguos aparecen claramente asociados a los niveles más profundos, localizados contra el suelo de fragmentos de ladrillos y piedras que parece recubrir el suelo de ocupación de la estructura.

Del conjunto de los materiales se puede estimar que nos encontramos frente a una estructura de uso doméstico, evidenciado por los abundantes restos de comida, en particular, por la presencia de huesos quemados, cuyos habitantes tenían acceso a bienes como botellas de vino y ginebra, bebidas que, en algún momento consumieron en vasos de vidrio. El período de ocupación más intensa parece ser el siglo XIX aunque el origen de la estructura todavía no puede ser cabalmente datado.

Los restos de muro se encuentran recubiertos por una capa de piedras sueltas, entre las que abundan los fragmentos de objetos fabricados a comienzos del siglo XIX. Este hecho nos está indicando que el área continúo siendo intensamente ocupada cuando la estructura en piedra ya se encontraba en ruinas. La intensidad de la ocupación está evidenciada por la cantidad y diversidad de materiales (loza, vidrio, metal). Cómo esta ocupación posterior es de la primer mitad del sigo XIX es muy probable que la estructura haya sido demolida durante el siglo XVIII.18

Asimismo se pudo constatar que el área exterior a la estructura presenta una mayor densidad de materiales arqueológicos y que estos están bastante revueltos, reconociéndose recién un orden estratigráfico al final de la 3ª profundización,19 cuando los fragmentos de piedra y ladrillo se ordenan horizontalmente y parecen estar recubriendo directamente el suelo de ocupación original o contemporáneo de la estructura. Es contra esta capa que se localizó un pico de botella con una cronología del siglo XVIII, aportando un dato clave para confirmar la cronología de la estructura.

Sitio “Forno” y corral de piedra y "piedra de molino" :

suponer que –por lo menos en parte- estos son contemporáneos de los materiales europeos y ayudan, junto con algunos fragmentos de vidrio y, posiblemente también algunos de los tipos cerámicos a configurar un contexto del siglo XVIII.18 La mayor densidad de materiales hacia el exterior de la estructura, así como su desorden pueden deberse también a la intervención del propio Anchorena quien en la publicación de Onelli describe haber excavado la estructura, pudiendo volcar hacia el exterior los materiales que extraía del interior de esta.19 La estratigrafía exterior a la estructura presenta, desde la superficie, las siguientes características:1) Nivel de derrumbe, de entre 20 y 30 cm, caracterizado por la presencia de bloques de piedra, fragmentos de ladrillo y numerosos restos óseos mezclados con tierra. En el se encontraron la mayoría de los restos de vidrio verde claro. Este nivel parece haberse formado tanto como consecuencia de la decadencia de la estructura como de la remoción de sedimentos desde el interior de la misma cuando la intervención de Onelli. 2) Nivel de concentración de los restos culturales. Sólo esporádicamente aparece algún fragmento de piedra, en el se encontraron la mayoría de los fragmentos de vidrio obscuro, las piezas de metal y uno de los fragmentos de gres. El nivel está caracterizado por una importante presencia de fragmentos óseos, en gran parte calcinados. Corresponde a un suelo de ocupación -seguramente fechable para el siglo XIX-. 3) Nivel de suelo edafizado. Caracterizado por la presencia de arena y gravilla en el sedimento. Hay una escasa presencia de elementos culturales. En este nivel aparecen la mayoría de los artefactos de piedra tallada y el único fragmento de cerámica indígena recuperado. Es a partir de este nivel que se realizó la fundación del muro. Es difícil interpretarlo dado la pequeña superficie descubierta. Es posible que al momento de construir la estructura hubiera aún un importante aporte cultural indígena, que explicarían la presencia de las lascas y de la cerámica, o que la estructura se haya construido a partir de un sedimento que ya tenía en su interior estos elementos culturales. 4) Por debajo del suelo edafizado aparece la arcilla cuaternaria, sin elementos culturales.

Page 13: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Se trata de las primeras investigaciones arqueológicas realizadas en asentamientos portugueses ubicados fuera de las murallas de la antigua Colonia del Sacramento. El sitio arqueológico que denominamos “Forno”, vinculándolo a un horno de cal, de época portuguesa, que figura en un mapa20, particularmente detallado, de los alrededores de la plaza fuerte de Colonia, dónde se indica la presencia de “rozas”, guardias, molinos y hornos. En dicho mapa se señala, para la zona actualmente conocida como “la Arenisca”, a unos 10 kilómetros al norte de la ciudad de Colonia, un sitio dónde, a corta distancia, se encontraban una “roza” , una guardia y un horno de cal.21

Uno de los temas menos conocido es la realidad que se vivía en la, aparentemente, difusa frontera que existía en el área rural de la Colonia. De acuerdo con los documentos conocidos, y por sentido común, es necesario plantearse como hipótesis que era allí donde los colonienses se proveían de los recursos naturales necesarios para su subsistencia, e incluso para el comercio como en el caso de los cueros. Que era, seguramente, también allí, dónde se efectuaba la mayor parte del comercio ilícito con los habitantes de Buenos Aires; que era allí dónde ejercieron sus tareas los esclavos negros (al servicio de los súbditos de ambas coronas); allí dónde trabajaron los indios tupíes provenientes de la ciudad de Bahía; allí dónde se intercambiaban cueros, caballos y vacunos contra manufacturas por parte de los indios Charrúas y Guenoas; allí dónde los estancieros “castellanos” vendían sus cueros y sus mulas, etc.

La intervención arqueológica descubrió, sobre la barranca costera, en una zona densamente cubierta de vegetación, bloques de piedra caliza con conglomerados de conchillas (lumaquelas) así como restos de cal. Estos se encuentran al borde de la barranca costera, la que tiene una altura de 10 m sobre el nivel del Río de la Plata, ubicado a unos 350 metros de la barranca. La superficie entre la barranca y la costa esta ocupada por un bañado y el cordón costero arenoso.

Las piedras calizas – algunas parcialmente calcinadas- aparecen concentradas en la cota más alta, reconociéndose también piedras sueltas en la pendiente. Junto a estas se localizó un conjunto de piedras, aparentemente no estructuradas unidas por argamasa así como un pedazo de muro cortado por la erosión de la barranca. Estos elementos permiten

20 Se trata del “MAPPA DA NOVA COLONIA DO SACRAMENTO” se señalan una serie de establecimientos rurales portugueses próximos a la ciudadela de Colonia del Sacramento, mencionándose “rozas”, etc. El plano fue publicado por J. Da Costa Rego Monteiro en su libro “A Colonia do Sacramento” (entre las páginas 384 y 385 del Vol.I), publicado en Porto Alegre en 1937. No hemos podido localizar referencias exactas a su autor, el plano fue probablemente realizado en 1734.21 Existen algunas otras referencias documentales sobre la existencia de hornos de cal que abastecían a Colonia. En particular una carta transcrita por Rego Monteiro (1937, V.II:76), del 31 de marzo de 1726, en la que el gobernador Antonio Pedro de Vasconcellos le escribe al virrey de Río de Janeiro comentándole sucesos de actualidad y en la misma se refiere a la fabricación de cal: “a cal muy pouco (le cuesta al Rey); por haver descuberto pedra que a faz muy boa, e com os indios se corta a faxina com que se cozem varias fornadas, que se tem feito;...”.

Page 14: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

suponer que allí pudo existir el horno de cal mencionado, en la medida en que, de acuerdo con los antecedentes coloniales conocidos (como Calera de las Huérfanas), se haya intentado aprovechar el desnivel natural de la barranca para excavar el horno dentro de él y acceder fácilmente a la boca del horno, la que debería encontrase al pie de la barranca.

En el lugar se realizaron 4 sondeos, que despejaron en total un área de 13 m2. En ellos se recogió una importante colección de objetos, en su mayor parte fragmentos cerámicos y se reconocieron un amontonamiento de piedras calizas y los restos de un muro de piedra, cortado por la erosión de la barranca.

La erosión ha hecho que el terreno sufra importantes modificaciones, lo nos lleva a pensar que quizás sea en la parte faltante del sitio dónde debieron encontrarse las instalaciones correspondientes al horno.

Contra el muro, al interior de la habitación, se encuentra una mancha circular de tierra con restos de carbón, por lo que, además, es muy posible que la estructura se haya quemado.

Sobre y entre las piedras se hallaron restos de cerámica, metal y hueso. Se destaca en particular la cerámica gruesa del tipo “botijuela” y la llamada de “vidriado verde/amarillo sobre pasta blanca” así como fragmentos del tipo "mayólica", de esmalte blanco pintado de azul, similares a los encontrados en Colonia del Sacramento y diagnósticos de la presencia portuguesa. Se destacan también dos sellos de plomo, de los utilizados para el precintado de bultos de mercaderías, conocidos como marchamos. Asimismo se encontraron clavos forjados, de sección cuadrada y restos óseos –seguramente de vacunos- compuestos por piezas anatómicas prácticamente enteras.

A partir de estos elementos concluimos que muy probablemente nos encontramos con restos resultantes de la fabricación de cal, posiblemente desechos, tanto de piedras como de restos de cal abandonados que luego se consolidaron entre las piedras. Lamentablemente no ubicamos el horno en sí el que creemos debe encontrarse en la vecindad, salvo que esté completamente destruido. La abundante presencia de cerámicas domésticas, de clavos y restos óseos nos indican que no se trata del acarreo de material procedente de un horno localizado en otra parte, sino que allí residieron los operadores del mismo.

Del análisis de la estratigrafía concluimos que se trata de una sola ocupación cultural – si descartamos los materiales contemporáneos recogidos en la capa superficial-, que identificamos como portuguesa, dividida posiblemente en tres momentos a lo largo de la ocupación. Estos pueden corresponder a la sucesión de distintas actividades durante una ocupación continua del sitio, o a dos o tres fases de ocupación-abandono –que no serían sorprendentes en el contexto coloniense, aunque no contamos aún con evidencias arqueológicas suficientemente precisas como para poder establecer esa precisión.

Pudimos observar que en la capa superior22 aparece una mayor diversidad de tipos cerámicos y objetos singulares como los marchamos23 de plomo. La capa intermedia está compuesta por la acumulación de piedras y, bajo estas, que sólo fueron retiradas en un pequeño sector, se constató la continuación de la presencia de vestigios cerámicos, en lo que sería la capa inferior, destacándose la presencia de restos de pipas en cerámica, de un

22 Los vestigios de la primer capa se encuentran mayoritariamente incrustados sobre y entre las piedras, indicando que las mismas fueron posiblemente utilizadas como un área de abandono de materiales de desecho, área sobre la cual se siguió circulando, causando la fractura in situ de huesos y fragmentos cerámicos.23 Sellos de plomo con los que se precintaban los fardos de mercadería.

Page 15: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

tipo particular, similar a algunos fragmentos encontrados en la propia Colonia del

Sacramento. Nos llamó particularmente la atención, la cerámica del tipo mayólica, ya que - a

priori -, parece demasiado refinada para haber sido empleada como vajilla por los fabricantes de cal (Brancante 1981: 281 y sgts.). Concluimos que era probable que el horno de cal se encontrara muy próximo a la “Guardia Portuguesa”, que figura en la misma zona en el mapa mencionado, y que ambos configuraran una sola estructura; sin peder de vista las actividades de contrabando, evidenciadas en los marchamos de plomo, permanentes durante la ocupación portuguesa, considerando que por su emplazamiento, tanto el horno como la guardia, se encuentran en la “frontera” de la ocupación efectiva y bien pueden haber sido puestos de intercambio con los castellanos o con las poblaciones indígenas.

Sitio “Estancia Escobar”:

Page 16: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

La intervención arqueológica permitió descubrir la existencia de un cimiento de características ciclópeas, al cual están asociados materiales cuya cronología se remonta al siglo XVIII. Estos elementos, sumados a la información documental y cartográfica, nos permiten concluir que nos encontramos frente a los vestigios de la antigua estancia de Melchor Albín construida sobre la estancia original de Jerónimo Escobar, primer estancia del departamento de Colonia, instalada en 1717.

Este sitio se localiza sobre una lomada alta, próxima al arroyo de las vacas, en un área completamente cubierta de vegetación, tanto arbustiva como arbórea, vegetación que ocultaba las taperas de una construcción de la segunda mitad del siglo XIX, construida con ladrillo y piedra, revoque a la cal y cubierta de tejas planas de la marca Sacomán..24

Aunque el lugar permaneció ocupado, prácticamente sin interrupciones, desde comienzos del siglo XVIII, hasta la segunda mitad del sigo XX, su antigüedad era ignorada por los habitantes del lugar, los que asociaban la historia del sitio con la de su propia familia llegada al paraje a fines del siglo XIX, sin caer en la cuenta e que los cimientos ciclópeos –en parte a la vista bajo la tapera contemporánea- correspondían a una ocupación anterior del mismo sitio.

La estructura está orientada con su eje mayor NW-SE; a unos cuatro metros al NW se encuentran restos de una construcción, semiderruida, sin techo, también de ladrillo y piedra y, a unos 20 metros al SE, se observa micros relieves entre los que aparecen numerosos restos de botella de comienzos del siglo XX.

Para confirmar la cronología del sitio se realizaron varios cateos los que, en términos generales, mostraron que, en casi toda el área, tras unos 7-10 centímetros de tierra, con abundantes restos de carbón, fragmentos óseos y algún fragmento de vidrio, aparece una tosca dura, de color rosáceo, que conforma el sedimento base de la estructura del cerrito.

Los cateos permitieron descubrir alineamientos de piedras (granito, al igual de la que forma parte del basamento y de las paredes) pero que no constituyen muros y posiblemente hayan complementado algún tipo de cerco. Entre estas piedras, al igual que en otras partes del sitio se observan muchas que parecen haber sido fragmentadas con explosivos durante su proceso de extracción, indicando un origen moderno, lo que no es el caso de las que aparecen en el basamento. Otros micro relieves parecen ser el resulta

do del deterioro de construcciones en terrón. Se despejó el muro que sobresale bajo la construcción moderna para observar la

estratigrafía junto a él, la que consistía en una capa de sedimento húmico -muy compactada- de unos 12 centímetros de altura, casi sin material cultural, empezando inmediatamente la tosca del basamento. Por su parte el muro se apoya en una muy ligera fosa –cerca de 5 centímetros- excavada en la tosca y, entre este y el basamento hay una capa de mortero de cal de 1 a 2 centímetros de espesor. En ese punto el muro mide aproximadamente unos 140 centímetros de ancho.

Como resultado de esas exploraciones se pudo establecer la planta de la edificación primitiva, la que se prolongaba hacia el noroeste de la construcción moderna.

Se descubrieron los cimientos en los ángulos noroeste y noreste constatándose que la estructura medía 14,55 por 6,34 metros, posiblemente dividida en dos cuartos, los que

24 La localización fue posible gracias a la información obtenida en el archivo cartográfico del Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Se trata del mapa del agrimensor Juan Christison, “Plano topográfico del campo de Don Vicente Barrios...” de 1834, dónde se señala la “Tapera de Alvin” (Albín).

Page 17: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

medían en su interior, descontando los cimientos y suponiendo muros de una vara de ancho (0, 83 m x 2) , de aproximadamente 4,68 metros.

El suelo de la habitación estaba compuesto por una capa de huesos quemados, muy fragmentados y compactados, que en principio atribuimos al suelo de una cocina, con fogón en el suelo, pero que también podría corresponder a una técnica particular de construcción de pisos ya que los mismos apoyan uniformemente contra el borde del cimiento en las áreas en que este fue despejado.

En algunos puntos se excavó el suelo de huesos (en la que prácticamente no aparece material cultural) para reconocer la estratigrafía, en particular la fosa de fundación del cimiento, localizándose un fragmento de cerámica gruesa, que parece haber estado apoyada contra el cimiento, por debajo de algunas piedras salientes de este y por lo tanto contemporáneo con su construcción.

A su vez, en la zaranda, apareció un fragmento de cerámica con vidriado verde-amarillo, de pasta clara, primer indicio incontestable de materiales del siglo XVIII.

Hacia el noroeste de la estructura del cimiento aparece un alineamiento de lajas, puertas verticalmente, apoyadas sobre una suerte de murete de piedras consolidado solamente con tierra. Este muro se apoya, separado por una delgada capa de tierra (1 cm), contra el cimiento consolidado con mortero. En la limpieza del sedimento hacia el oeste, apareció un borde de mayólica y contra las piedras que sostienen las lajas un fragmento de loza, aparentemente tipo crema.

En el área exterior a la estructura , a medida que se avanza en la profundización, se observa una mayor proporción de restos óseos, estos están más completos, sin quemar y sin marcas de sierra.

Junto a estos huesos, que denotan otro patrón de aprovechamiento, se encontró mayólica decorada con pintura azul, cerámica pintada roja, con impresiones y cerámica indígena los restos culturales son más numerosos que en los niveles superficiales, sobre todo vidrio, algo de metal y algo de loza.

Como resultado preliminar podemos decir que la intervención arqueológica ha permitido descubrir la existencia de un cimiento de características ciclópeas, al cual están asociados materiales cuya cronología se remonta al siglo XVIII.

Estos elementos, sumados a la información documental y cartográfica, nos permiten concluir que nos encontramos frente a los vestigios de la antigua estancia de Melchor Albín. Las dificultades para establecer una secuencia estratigráfica no han permitido, que, con los sondeos realizados hasta ahora, se pueda establecer con precisión si los restos arquitectónicos corresponden a la estancia original de Jerónimo Escobar, o si se trata de una construcción posterior, realizada por el propio Albín.25

Sitios de “La horqueta”:

La localidad de “La Horqueta” que comprende el triángulo de terreno que queda al interior de la unión del río San Juan con el arroyo Miguelete conforma un área de interés arqueológico. Allí, de acuerdo a las fuentes documentales, se emplazó el puesto principal de la guardia española de San Juan, para vigilar a los portugueses de Colonia del Sacramento. Sin embargo, pese a la calidad y cantidad de documentación que menciona

25 Escobar recibió las tierras en 1717, estas pasarán a ser propiedad de Melchor Albín en 1777 (Gallardo, 1978, TI: 14 y 38).

Page 18: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

este hecho, hasta el momento no se han detectado restos indiscutibles de dicha guardia, pero sí hemos descubierto en el área otros testimonios de la actividad humana, desde un puesto de observación prehistórico, hasta una mina de grafito de la primer mitad del siglo XX, pasando por establecimientos rurales del siglo XIX, sobre los cuales no se guarda actualmente memoria en la localidad. 26

ESTANCIA "LA HORQUETA".Dentro de la campaña en pro de la localización de la "Guardia de la Horqueta"

prospectamos en las proximidades del actual casco de la estancia "La Horqueta", por su emplazamiento estratégico ya que, situada en una altura y sobre el camino que conduce a los pasos del arroyo Miguelete y del Río San Juan, bien puede corresponder al emplazamiento de la guardia. Allí se encuentra actualmente el casco de la estancia y, dada que toda el área se encuentra prolijamente enjardinada, realizamos sólo unos pocos cateos y una recolección superficial.

Una parte de la edificación está construida con muros de piedra a los que localmente se le atribuye una gran antigüedad y, a unos 200 metros al oeste de esta se encuentra, en un desnivel, restos de una estructura cilíndrica en piedra, que pueden corresponder a un antiguo horno de cal.

La mayoría del material colectado es moderno (segunda mitad del siglo XIX y siglo XX) y contemporáneo. Sin embargo, entre ellos se encontraron algunos fragmentos de cerámica indígena, que tanto puede corresponder a la ocupación prehistórica como colonial del sitio. No descartamos entonces que el actual casco de la estancia “La horqueta”, se encuentre sobre –y en parte integre- los restos de la antigua guardia del mismo nombre.

SITIO "LAS PIPAS"Desplazándonos hacia el sur del casco de la estancia “La Horqueta” ubicamos un

sitio al que denominamos "Las Pipas" por la abundante presencia de pipas de caolín blancas fabricadas por la fabrica L. Fiolet en Saint Omer, Francia.27

La zona está cubierta de vegetación achaparrada que dificulta la visibilidad. EnEn el área se observan restos de estructuras rectangulares y material arqueológico en superficie, principalmente piedras, ladrillos y vidrios. Se realizaron dos sondeos, el primero cortando una fracción de muro de piedra que se observaba en superficie, el segundo en el lugar donde originalmente habíamos encontrado los restos de pipas, identificándose restos de construcciones y recogiendo materiales (fragmentos de pipa, monedas, vidrios y clavos).28

26 Estos restos modernos no han sido objeto de una búsqueda sistemática a nivel de información histórica como ser juicios, sucesiones, etc. En el archivo cartográfico del Ministerio de Transporte y Obras públicas se detectaron tres planos (Nº 30.564, mensurado por el agrimensor Juan Christisson en diciembre de 1834; Nº 29.810, mensurado por el agrimensor Zacarías Aizpurúa, sin fecha? y el Nº 30.633 mensurado por el agrimensor García de Zuñiga en enero de 1868) en los que aparecen poblaciones que podrían corresponder –coincidiendo con la información arqueológica- con los sitios que denominamos “Los Tocos”; la estancia “la Horqueta” y “Las Pipas”.27 Esta fábrica funcionó entre 1765 y 1921 alcanzó su máxima expansión hacia 1851 (Ver Lezama, 1997).28 El sondeo I, de 5 x 1,5 metros, corta la estructura de un muro, descubriendo restos de un derrumbe hacia el lado W del sondeo. Por debajo del derrumbe aparecen fragmentos de vidrio, entre los cuales un cuello de botella que ensambla con otro pedazo en el sector Este del muro. Por debajo del derrumbe de lado Oeste del muro el sedimento cambia, se convierte en mas gravilloso con pedazos de ladrillos pequeños. Por

Page 19: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

El sitio, que fechamos arqueológicamente para el último cuarto del siglo XIX,29 parece corresponder, por el número de estructuras presentes y por la importancia del basurero localizado, a un importante puesto o, mas seguramente a un pequeño casco de estancia.30

SITIO "LOS TOCOS"Este sitio fue localizado en un área que, por sus características estratégicas, en una

de las partes más elevadas del área, dominando el paisaje hacia la Colonia del Sacramento, sobre la lomada que separa las aguas de las vertientes del San Juan y del Miguelete, ubicado cerca de los pasos, con leña y agua en abundancia, supusimos que podría ubicarse la guardia de la horqueta. El área prospectada fue de aproximadamente 3.400 m2 y en su centro se ubica un antiguo plantío de eucaliptus, hoy cortado, que le da el nombre al sitio. La prospección se hizo mediante sondeos de pala31y dos trincheras de 10 por 0,5 metros.

Ni de los sondeos de pala ni de las trincheras resultaron estructuras arquitectónicas pero si un importante número de vestigios, principalmente objetos o fragmentos de hierro, vidrio y cerámica.32 Llama la atención la abundancia de elementos de hierro localizados,33 elementos que vinculamos, hipotéticamente, con los aportes de nuevas modalidades de inserción en el medio rural traídos por las primeras arribadas de inmigrantes que se producen una vez finalizadas las guerras de la independencia. Radicación posiblemente vinculada a una mayor actividad agrícola y lógicamente necesitada de un mayor número de herramientas.

VICHADERO DE LA HORQUETA

debajo de esta capa hay otra de humus negro con trozos de ladrillo. El muro tiene 48 cm de ancho. Del lado Este, se encuentra la capa de humus y al seguir profundizando se observa el sedimento arcilloso con trozos de cuarzo. El sondeo II es una pequeña cata de 50 x 50 cm., realizada en un área donde en superficie ya se observan numerosos fragmentos de vidrio. Ya en la primera profundización, de aproximadamente 3 cm, se recuperaron fragmentos de pipas "Fiolet" y numerosos fragmentos de vidrio y clavos. Nos encontramos indudablemente frente a un basurero donde todos los materiales se presentan muy mezclados. Se zarandeó con malla 0,5 centímetros todo el sedimento, recuperándose fragmentos de pipas, vidrios , fragmentos óseos y de loza así como metal y como elemento trascendente para confirmar la cronología del sitio, una moneda de 2 centésimos del año 1869. El sondeo termina en un piso gravilloso sin presencia de materiales arqueológicos.29 La cronología del sitio está dada, además de las características tecnológicas y decorativas del vidrio y la cerámica y por la moneda de 1869, por identificarse la sustitución de los clavos cuadrados por los redondos, fenómeno que se da a partir de la década de 1870. 30 Es interesante señalar que en los mapas localizados en el archivo cartográfico del MTOP, se señala la aparición en la zona, hacia 1868, de una "Estancia" cuando en el plano anterior, de 1834, sólo existían "ranchos".31 Consisten en examinar el bloque de tierra que puede extraerse a partir de cortar un terrón del ancho y profundidad de una pala recta.32 La potencia del sedimento es de unos 20 cm y se apoya sobre una capa de grava gruesa, la presencia de fragmentos de ladrillos y huesos nos permiten suponer que en el sitio hubieron estructuras arquitectónicas de habitación y que la ampliación de las investigaciones en el sitio permitirá localizarlas. Los materiales recogidos, en particular a nivel de loza y vidrio, lo sitúan muy probablemente en la primer mitad del siglo XIX, no parece ser contemporáneo del muy próximo sitio de "LAS PIPAS". El estudio que realizamos en el archivo cartográfico señala en el área - para el año 1834- la presencia de "ranchos", que bien podrían corresponder a los vestigios localizados.33 Aún considerando lo sesgado de la muestra dado el uso del detector de metales.

Page 20: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Se trata de una pequeña estructura sub-circular, adosada a la cumbre de una elevación rocosa cubierta por el monte criollo. La misma está construida de piedra suelta, sin asiento.

Aunque su aspecto se asemejaba más a los llamados "vichaderos", de supuesto origen indígena,34 que a una construcción colonial, decidimos investigarlo dada su ubicación estratégica en un punto que domina el curso del arroyo Miguelete en sus escasos centenares de metros navegables inmediatos a su desembocadura en el río San Juan, ubicación que pensamos podría estar relacionada con algún puesto de vigía de la guardia de la horqueta.

El “Vichadero” - que a la postre resultó ser tal en el sentido de ser muy probablemente prehispánico - mide unos 2 metros de largo y 1,25 de ancho. El espesor de sus paredes es de 70 cms. siendo su altura 1,20 metros sobre el suelo circundante. Está orientado Sur - Norte, con la entrada hacia el Sur y la parte norte formada por una gran roca que culmina el cerrito al cual está adosado. Su altura domina el arroyo Miguelete y desde esa posición sería fácil observarlo de no existir la vegetación (ligustros) que actualmente crece en el sitio.

El vichadero fue limpiado de vegetación y se hizo una recolección superficial de los vestigios que indicó que el lugar había sido reocupado en tiempos relativamente recientes, como lo señalan los restos de latas, tornillos, vidrios de color marrón, y un botón de vidrio, hallados. Ocupación seguramente vinculada a la explotación de la mina de grafito inmediata al vichadero, no habiendo ningún elemento que haga suponer su uso durante el período colonial. En función de estos resultados se decidió excavar la mitad del interior del vichadero, dividiéndolo en el largo por su eje mayor Norte Sur y excavando la mitad Este del mismo, identificándose tres niveles por encima de la roca madre.35

Exactamente en el centro de la estructura y en la interfase entre el nivel de base y el segundo nivel con materiales contemporáneos, pero claramente asociado al momento de la construcción del vichadero, se encontró un gran núcleo de cuarzo,36 el que, junto con una lasca de cuarzo, constituye una clara evidencia de ocupación prehistórica.

MINA DE GRAFITO E INSTALACIONESInmediato al “Vichadero”, contra el arroyo Miguelete, se ubican algunas

estructuras arquitectónicas vinculadas a una mina de grafito, cuya galería subterránea se observa aún a corta distancia de estas. No disponemos de información en relación a esta actividad de minería pero, por la presencia de materiales y estructuras modernas (como una base de hormigón con bulones destinada a sujetar un motor), pensamos que debe haber funcionado durante las primeras décadas del siglo XX.

34 Ver Araújo, 1900: 804-5.35 Un primer nivel de mantillo vegetal, formado por la descomposición de las hojas de la vegetación que rodea al vichadero. Un segundo nivel compuesto de un sedimento más fino, al interior del cual se encontraron materiales de época reciente. Este segundo nivel se presenta en forma desigual ya que el mismo se hace especialmente profundo hacia la “boca” del vichadero, que es su parte más baja, donde estos sedimentos fueron retenidos por la última hilera de piedras que cierra el perímetro del vichadero, reteniendo los sedimentos que se desplazan por la pendiente. El tercer nivel está compuesto de gravilla gruesa y fragmentos de piedra y constituye la cobertura natural del cerro. Es sobre este nivel que se apoyan las piedras de la primera hilera de construcción.36 Piedra tallada por percusión de la cual se han extraído lascas que servirán de base para la fabricación de herramientas de piedra tallada como las puntas de flecha. Mide 127 x 91 x 70 mm.

Page 21: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Dentro de estas estructuras se destaca el embarcadero, de piedras ciclópeas, realizado sobre el arroyo Miguelete, pisos de hormigón, construcciones en piedra, fosos o sótanos. El embarcadero, ubicado a unos 200 m. de la desembocadura del arroyo Miguelete en el río San Juan, tiene aproximadamente 9 metros de largo (orientado 20 grados SE-NW). A 60 metros al sur del embarcadero, a 30 metros de la costa y a 20 metros sobre el nivel del río, ubicamos restos de una construcción de piedra, con asiento de tierra, de forma rectangular de aproximadamente 6 por 7 metros. El ancho de las paredes es de 60 cms. y lo que se conserva de la pared más alta mide 1,50 m. En la pared oeste se observa una puerta de 2,25 m. A unos 5 metros, hacia el sur del extremo sureste de la construcción, se halla una estructura subcircular con aspecto de torreón o garita. Sus dimensiones observables son aproximadamente 1,80 de diámetro. Las paredes tienen un ancho de 0,70. En la pared interior se observa lo que pueden ser restos de un recubrimiento arcilloso que junto a un aspecto aparentemente cónico. A unos 20 metros al norte y, aparentemente sobre el mismo eje de la construcción rectangular, se encuentra una abertura en forma de U, de aproximadamente 7 por 3 metros.

Sitio “Guardia del Rosario”:

Hacia 1764 se instalan sobre el paso real del río Rosario, una guardia castellana y una estancia “del Rey”37 – que abarcaba los terrenos entre el Rosario y el Cufré -, de las cuales la estancia existió hasta por lo menos 182738.

El origen concreto de la guardia podría remontarse a 176139, cuando se realiza la primera gran campaña militar del gobernador Cevallos contra los establecimientos portugueses del Uruguay y del sur del Brasil.

Tenemos referencias ciertas sobre el funcionamiento de la estancia real de Rosario en 1777,40 como lo esencial de las técnicas ganaderas de la época era el asegurarse que el ganado permanezca en el sitio, es muy probable que también existiera algún puesto para los guardianes de la misma.

37 Omar Moreira publicó en “Y nació un pueblo: Nueva Helvecia” (Colonia Suiza 1994) una minuciosa recopilación de documentos referidos a la historia de la Colonia Suiza, entre ellos se mencionan aquellos referidos a la existencia de la “Guardia del Rosario”.38 Archivo General de la Nación, caja N° 375 - Relación del personal de a Estancia Real del Rosario, año 1812. Las cajas 553, 560, 556, 547 y 587 contienen documentos relativos a actividades de “la Estancia de Rosario” entre el 3 de abril de 1826 y el 29 de abril de 1827, última referencia que conocemos.39 Barrios Pintos señala (2000, TII: 340) que a partir del Real de San Carlos [instalado desde 1761 en las proximidades del “real viejo” que se instalara durante las hostilidades de 1735] se controlaban “las guardias y destacamentos establecidos en Rosario, Cufré, Barra del Sauce, Riachuelo, Estancia del Rey, horqueta dependiente de ella, en lugar donde se hallaban las muladas dependientes de la guardia de San Juan, Real de Vera, San Pedro, San Juan, Víboras y Las Vacas”. Probablemente su instalación particular date de 1764, de acuerdo al documento publicado por Omar Moreira (Moreira 1994: 15-16) en el que se describe el personal militar destacado en el camino real hacia Montevideo y en el que se especifica que “Esta gente queda para poner una guardia en el paso del Rosario”.40En un documento publicado por C. Calvo (“Noticia individual de la expedición encargada al Exmo. Sr. D. Pedro de Cevallos contra los Portugueses del Brasil inmediatos á las Provincias del Río de la Plata,...”. Calvo, 1865: 252) en el que se dice que en marzo de 1777 Cevallos despachó desde Montevideo “varios destacamentos, y bien fuertes, para ocupar las avenidas de las estancias del Rey, San José y el Rosario, en que hay existentes 20,000 caballos, por el recelo de que los Portugueses cometan alguna irrupción para robarlos,...”.

Page 22: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

La única descripción disponible la proporciona Oyarbide quien señala en su “memoria”, para el 31 de diciembre de 1783 que allí: "hay una guardia nombrada del Campamento, de resulta de haber estado aquí el de la tropa que custodiaba la caballada y boyada del Rey cuando la Guerra de 1777... Con motivo de dicho Campamento concurrieron varias familias formando rancho de paja para su habitación, de las que aún subsisten algunas y con pocos arbitrios".41

En la misma área existió, desde antes de la instalación de la guardia y estancia real,42 una estancia conocida como de “la Viuda de Cueli”, de la que pensamos haber localizado la capilla. La información proviene de un plano de 1759, realizado por orden del entonces gobernador de Buenos Aires Pedro de Cevallos.43 En él aparece, en un emplazamiento que perfectamente puede corresponder al de nuestro sitio, claramente dibujado sobre un cerro, el mismo símbolo utilizado en el resto del mapa para indicar el emplazamiento de edificios religiosos (Capillas de: Sto. Domingo, Estancia de Francisco Camacho, Estancia de Belén, Real de Colonia, y Estancia de los Padres Jesuitas sobre el Santa Lucía), curiosamente el sitio, con su emplazamiento en una altura, no se presenta como los normalmente utilizados para poblaciones civiles. Identificando al símbolo, pegado a él, está la inscripción “Viuda de Cueli”.44

Esta información es reforzada por la tradición local, la que ubica en el área el probable emplazamiento de la capilla, destinada a albergar la imagen de la Virgen del Rosario la que, por un accidente habría, quedado finalmente a orillas del Colla, dando lugar a la actual ciudad de Rosario. 45 La tradición de la existencia de una capilla se conservaba todavía en octubre de 1858 cuando el agrimensor Enrique Jones produce un plano el el que está indicado, para ese emplazamiento, una "Capilla Vieja".46

En función de estos antecedentes sabemos que en el área existieron y coexistieron una capilla, la guardia del Rosario y la estancia del Rey.

En el área hay dos conjuntos de vestigios,47 uno correspondiente al emplazamiento de la guardia y “Estancia del Rey”, que identificamos con el nombre

41 Calvo, 1866 : 31.42 Probablemente haya coexistido con la guardia durante los primeros años de esta aunque parece inevitable el conflicto por la ocupación de un terreno que aparece asignado como estancia real.43 “PLANO DELA COSTA, Rios, Estancias, y Poblaciones, que se hallan al Norte deel Rio dela Plata entre el Rio Negro, y Montevideo, hecho por Orden deel Ex.mo Sr. Dn. Pedro CCeballos Then.te General delos Exercitos desu Magestad, Governador, y Capitan General de Buenos ayres. Año de 1759.” La foto de este plano, cuyo original suponemos en un archivo español que no hemos podido identificar, perteneció a la Colección Travieso y se encuentra actualmente en el Ministerio de Relaciones Exteriores.44 Un poco más al norte, del otro lado del camino real (“Camino del Real a Montevideo”), hay dos símbolos de los utilizados para identificar construcciones en general, uno de los cuales tiene adjunta una inscripción de difícil lectura que puede ser “Canario” o “Caserío” y, en el centro del terreno comprendido entre el río Rosario y el arroyo Cufré, que posteriormente es el que corresponde a la estancia real, está el otro identificado con la inscripción “Estancia de la Viuda de Don Pedro Cueli”.45 Esta tradición fue recogida por el profesor Omar Moreira (1985: 7), quien pone toda la referencia entre signos de interrogación: “¿Capilla que según una versión oral –no la hemos vista documentada- estaba destinada a la imagen de la virgen del Rosario, que al traerla de B. Aires, por accidente o empantanamiento de las carretas que la traían quedó en las orillas de El Colla?”. Rosario fue fundado en 1775. Ver también (Moreira, 1998:41)46Moreira, en Barrios Pintos, 1992 :6. El plano fue publicado por J.C. Wirth en 1980.47 El emplazamiento de las ruinas de esta guardia en las inmediaciones de Colonia Suiza fue propuesto originalmente por el profesor Omar Moreira (Moreira, 1985). Los vestigios habían sido localizados por el Sr. Eduardo Shoff, vecino de Nueva Helvecia, quien sirvió de guía –y colaborador- tanto a Morerira, como a nosotros mismos.

Page 23: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

“reboleda de talas”, con vestigios fechables hasta los primeros años del siglo XIX, y otro, ubicado a unos 300 metros de éste, sobre una pequeña elevación, en un sitio que identificamos como “Cerro”, dónde se ubicó la capilla de la estancia de “la viuda de Cueli”.48

Sitio “reboleda de talas”:En el sitio que identificamos como "reboleda de talas" se realizaron trabajos de

mapeo y dos pequeños sondeos que abarcaron un área de 3,40 m2. Estas operaciones permitieron constatar que en el mismo existieron

construcciones de piedra, de ladrillo y de madera y barro49. Pero, pese a la presencia de bloques de piedras en el sitio, no pudimos, en los sondeos realizados, localizar muros de este material, ubicándose sólo un ligero murete compuesto de pequeñas piedras y ladrillos unidos con tierra en el sondeo I.

En la estratigrafía observamos primero (comenzando desde abajo), sobre la arcilla cuaternaria, una capa claramente alterada por la presencia del hombre, con muchos restos de carbón, con fragmentos de vidrio y otros desechos que suponemos corresponde al tiempo de ocupación original del sitio. El hallazgo entre estos de un “cuartillo”, fragmento de moneda de plata acuñada a martillo, de las denominadas “macuquinas”50 nos orienta –aunque con grandes precauciones dado la durabilidad de las monedas y de su uso- cronológicamente hacia un contexto de mediados del siglo XVIII, época en que se abandona esta técnica de acuñación. 51

Esta capa estaba cubierta por un nivel que presentaba claros signos de destrucción del sitio, tanto a nivel de testimonios de incendios, en particulares revoques de barro cocidos por la acción del fuego, así como el hallazgo en el sondeo II, en su posición original, bajo una fosa rellena con grandes piedras que debieron provenir de alguna construcción, las bases carbonizadas de dos postes de madera, correspondientes a estructuras arquitectónicas originales que aún no podemos identificar.

Aunque los sondeos realizados son demasiado pequeños para extraer conclusiones definitivas es posible postular que el sitio siguió ocupado, pese a los episodios de destrucción mencionados, realizándose nuevas construcciones con materiales livianos, de

48 Sitio en el que la tradición local, apoyada en un plano de Doroteo García que señala para ese sitio la ubicación de una Capilla Vieja, situaba una capilla que habría sido el antecedente inmediato de la que se instalara luego en la actual ciudad de Rosario (Lezama, 1997: 35-38).49 En particular, estructuras de madera embarradas, de las que, como consecuencia de un fuerte incendio, se han conservado numerosas improntas cocidas por el fuego. En estas improntas se pueden reconocer diversos soportes vegetales, troncos, ramas y pajas, como asimismo numerosas ligaduras realizadas con tientos de cuero crudo, que aún conservaban sus pelos.50“Dase el nombre de macuquina a la moneda colonial hispanoamericana de plata u oro, batida en cospeles irregulares sin cordoncillo, de bordes recortados, espesor y módulo variables y de tosca acuñación, que con el nombre de “corriente” circuló en América con un valor menor respecto a la de cordoncillo de los tipos columnario y de busto, llamada “fuerte”.” (Burzio, 1958: 11).51 El acuñado a martillo fue abandonado por una ordenanza de Felipe V que obligaba, desde 1728, a todas las cecas a adoptar el troquelado de “cordoncillo”, hecho a máquina, aunque en Potosí se siguió fabricando a martillo la moneda “macuquina” hasta 1773, este tipo de moneda continuó usándose durante buena parte del siglo XIX e incluso fue declarada de “curso forzoso” en Buenos Aires en 1812 (Burzio, 1958 : 6 y 15). El fragmento de moneda se encuentra en bastante malas condiciones, pero todavía se reconocen las letras “L” y “T” de la expresión “Plus Ultra” que caracteriza a las monedas de este tipo acuñadas en Potosí desde 1651 a 1773. De acuerdo al informe del Prof. Enrique Mena de la Sociedad Numismática del Uruguay, se trataría de una moneda de 1 real, de la ceca de Potosí, sin poder identificar la fecha. (Burzio, 1958: 12).

Page 24: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

las cuales sería testimonio el murete de ladrillos sin cementar descubierto en el sondeo II, al cual se asociaba un pequeño fragmento de loza pintada cuyo fechado corresponde, con mayor probabilidad, a las primeras décadas del siglo XIX.

Es muy probable entonces que estos restos correspondan a los ranchos que Oyarbide describió como vecinos de la guardia y a las estructuras edilicias de la “estancia del Rey”.

Sitio “cerro”:En la cima de un pequeño cerro, que domina el paso del río Rosario, cercano al

sitio “reboleda de talas”, se encuentra una estructura rectangular consistente en la base y cimiento de un fuerte muro de piedra, de 13,55 por 6,27 metros52 de aproximadamente 0,80 cm de ancho53, que correspondía a un edificio terminado con techo de tejas (de factura artesanal, del tipo troncocónico), estructura que, con esas características no figura en ninguna de las descripciones referidas

En la estratigrafía interior se observa primero, desde abajo, las arcillas cuaternarias que forman el subsuelo de la lomada, la capa de humus que las recubría antes de la construcción, una acumulación de capas de relleno para nivelar el suelo, el suelo de habitación formado de tierra negra de tipo “cupín”54, el derrumbe del techo de tejas que “sella” los depósitos inferiores y la capa de tierra con vegetación que recubre el sitio. En la exterior tenemos nuevamente las arcillas cuaternarias, la tierra negra de lo que fuera la superficie original, el suelo exterior correspondiente a la época de la ocupación de la estructura, una capa de derrumbe que contiene restos de tejas y principalmente las piedras que formaban las paredes y la actual capa de cobertura vegetal.

La existencia de un suelo exterior, bajo la capa de derrumbe de las piedras del muro, caracterizado por la presencia de fragmentos de cerámica, restos óseos, piedras y pequeños fragmentos erosionados de teja, indica un área de circulación doméstica.Tanto la potencia del nivel de fragmentos de teja (aproximadamente 12 cm) como la abundancia de grandes piedras de derrumbe en el primer nivel del área exterior, nos hacen suponer que la estructura no fue objeto, ni de una demolición intencional, ni de la remoción - para su reutilización - de los materiales abandonados. Pensamos que la interpretación más verosímil, teniendo en cuenta estos elementos, es que la estructura conoció un único período de ocupación y que luego fue abandonada desplomándose por su propia degradación55.

La identificación cronológica del sitio lo ubica claramente el siglo XVIII, por no haber encontrado ningún fragmento de loza - la que casi forzosamente debería estar presente56 si se tratara de un contexto del siglo XIX – correspondiendo la cerámica mayoritariamente al tipo llamado "mestizo", denominados así por estar fabricados con la técnica indígena pero con formas europeas, tipo común en los primeros tiempos de la 52 Aproximadamente 16 x 8 "varas castellanas" de 0,8359 m.53 Prácticamente una vara.54 Parece evidenciar la temprana costumbre - probablemente de origen prehistórico - de utilizar la tierra negra que recubre ciertos hormigueros o termiteros - “cupí” significa hormiga en guaraní - para fabricar los pisos de las construcciones rurales.55 En el proceso de degradación natural, intervienen la descomposición de elementos estructurales, por pudrición de las maderas y por filtraciones que debilitan la estructura de los muros amalgamados con tierra. A esto debemos sumarle la acción del ganado que utiliza las taperas como abrigo y que aprovecha los muros para rascarse. 56 Por su abundancia y baratura.

Perfil 2

Page 25: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

colonización57y, principalmente, de una cuenta del tipo de las utilizadas en los rosarios, de vidrio con un fechado preciso para el siglo XVIII.

El resultado de la investigación arqueológica, con el hallazgo de una cuenta de rosario al interior de la estructura, nos obligó a rever la hipótesis de que ese tipo de emplazamientos-con su ubicación expuesta a tormentas y vientos- no estaban destinados a fines civiles,58 nos lleva a concluir sobre la real existencia de una capilla en aquel sitio, la que sería previa a la fundación de la guardia.

Sitio del extinto pueblo de “Las Víboras”:

Desde mediados del siglo XVIII hasta julio de 1846 existió, sobre una lomada suave que se vuelca sobre el curso medio del arroyo de Las Víboras, un centro poblado, cabeza del llamado “Partido de Las Víboras”, una de las primeras circunscripciones administrativas de nuestro territorio: cabecera de parroquia, sede de las autoridades judiciales y militares. Se extendía desde el sur del río San Salvador, que le separaba de las tierras de la jurisdicción de Santo Domingo Soriano, abarcando los valles del arroyo del mismo nombre, del Vacas, Juan González, Miguelete y San Juan. El pueblo limitaba al este y al oeste con dos cañadas (de Fernández y de León Avila), al norte el arroyo de las Víboras y la laguna del Cura.

57 Schavelzon, D., 1991.58 Si para militares, como en el caso de la Guardia de San Antonio en Maldonado- ver Seijo, 1931:157.

Page 26: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Las Víboras, surgida espontáneamente –como muchos otros pueblos de nuestro territorio-, es reflejo y ejemplo del proceso original de colonización y desarrollo del tejido social que poblara nuestra campaña. Su importancia histórica se evidencia en el hecho de ser el origen de las actuales ciudades de Carmelo y Nueva Palmira.

Allí hemos iniciado un proyecto arqueológico que se plantea volver a ubicar sobre el terreno la disposición original de las construcciones y estructuras asociados, recuperar el acervo material utilizado por sus ocupantes, interpretarlos arqueológicamente y, en función de los resultados obtenidos, avanzar en el conocimiento histórico de la época.59

Es muy importante el acervo documental en el que aparecen referencias sobre el pueblo de Víboras.60

También se cuenta con testimonios oculares de viajeros que conocieron el pueblo, destacándose los de Juan Antonio Larrañaga en 1815 y de Auguste de Saint Hilaire en 1920. El primero describe al pueblo constituido por “..casas todas de paja, pero muy esparcidas” (Larrañaga, 1968: 128) y el segundo habla de “Las chozas que componen ese pueblo, bajas, muy chicas, separadas unas de otras, la mayoría están alineadas alrededor de una plaza cubierta de césped y de forma cuadrangular. “La iglesia ocupa el punto más alto de la plaza, es chica y cubierta de paja como las casas.” (tomado de Barrios Pintos, 2000: 384).

En el plano de las obras editadas numerosos son los capítulos consagrados al antiguo pueblo de Las Víboras en distintas investigaciones históricas. La monografía más exhaustiva es la publicada por Natalio Abel Vadell: “Antecedentes históricos del antiguo puerto de Las Vacas (El Carmelo), del extinguido pueblo de Las Víboras y de la “Calera de las Huérfanas”” (Buenos Aires, 1955).61

Si, esquemáticamente, dividimos en tres etapas la historia del pueblo de Víboras --origen, desarrollo y abandono—cada una de ellas se caracteriza por poseer rasgos originales cuyo mejor conocimiento sin duda va a contribuir a una mejor comprensión de nuestro pasado colonial y de los primeros años de vida independiente.

En cuanto a su origen, se destaca su carácter gradual, fruto de un lento proceso que quizás tenga su primer jalón reconocible (esperemos que pueda serlo arqueológicamente) con la instalación de la llamada Guardia de Las Víboras, probablemente ya instalada a partir de la devolución de la Colonia del Sacramento a

59 La información sobre este proyecto se encuentra en la página web: http://fhuce.edu.uy/antrop/extension/viboras60 Como parte de la ejecución del proyecto de Extensión Universitaria “Recuperación del Patrimonio Arqueológico por las comunidades locales” se editó un CD con la reproducción facsimilar de buena parte de la documentación existente en el Archivo General de la Nación, el que puede solicitarse, para su reproducción en el Departamento de Arqueología de la FHCE. Una parte importante de dicho acervo se encuentra publicado, en particular en los apéndices documentales de la Historia del Consulado de Comercio de Montevideo (1815-1816), publicada por Aurora Capillas de Castellanos en 1964 y de los Antecedentes históricos del antiguo puerto de Las Vacas (El Carmelo), del extinguido pueblo de Las Víboras y de la “Calera de las Huérfanas, publicado por Natalio Abel Vadell en 1955. Otros están debidamente referenciados, encontrándose en su mayoría en los Archivos Generales de la Nación del Uruguay y de la Argentina. Como parte del trabajo del proyecto se hicieron fotografías digitales de varios cientos de páginas de documentos del Archivo General de la Nación.61 A esta debemos sumarle, como investigación específica, el trabajo publicado por Ricardo Cecilio Gallardo: “Del Histórico Partido de las Víboras” (Montevideo, 1978), deben destacarse también los capítulos existentes en la monumental obra de Aníbal Barrios Pintos: “Historia de los Pueblos Orientales” (2ª ed., Montevideo, 2000) y en la obra de Hugo Dupré: “Historia del Departamento de Colonia” (Colonia, 1994).

Page 27: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Portugal en 1715 o durante las hostilidades sostenidas contra los portugueses en 1735. Este proceso fue sin duda también alimentado, desde el comienzo del siglo XVIII, por el establecimiento en la región de las primeras estancias, el que conllevará el asentamiento de una numerosa población, que se organizará en torno al llamado “partido” de Las Víboras. En la segunda década del siglo XVIII se iniciaba el asentamiento de pobladores, en campos de la difunta Gervasia González, vecina de Buenos Aires. Su población original provendría de una antigua reducción indígena que existió en la zona.62 Paraje de las Víboras le denomina Juan de Narbona en 1742, asimismo en las mercedes de tierra concedidos a Domingo Monzón en 1719 o a los padres de la Compañía de Jesús en 1741 tampoco se le señala como partido. No obstante Bruno Mauricio de Zabala, en 1751, nos da la Nómina de la gente que hay en este “partido de las Víboras” y la jerarquía eclesiástica autoriza, en 1758, a Juan Francisco Palacios a construir una capilla en el partido de la otra banda. Juan Francisco Palacios erige una capilla en 1758 en su hacienda de esa región y alrededor de ella se organizaría el pueblo de Las Víboras.

Es, sin duda, la satisfacción de las necesidades sociales de dichos habitantes: civiles-religiosas, de justicia y policía, de intercambio comercial, la que sustentará la existencia del pueblo de Víboras a lo largo de aproximadamente cien años.

El pueblo de Las Víboras tenía apenas cuatro cuadras de lado y era, en realidad –de acuerdo con la documentación- una reunión irregular de chozas con dos componentes: la capilla, rodeada por ranchos y, fundamentalmente los setenta hogares rurales existentes sobre las vertientes inmediatas: Chileno, Polanco, de las Flores, Víboras y Vacas. En el censo de 1758 realizado por fray Domingo Monzón, eran 194 habitantes. En 1765 el capitán Juan Antonio de la Colina lo describe como "pueblecito".63

En relación a la desaparición del poblado, provocada por el incendio de 1846 y que recibe el golpe de gracia por el causado por orden judicial en 1862, es de destacar la contradicción entre la voluntad de traslado, manifestada desde 1801, por parte de sus habitantes, encabezados por el cura párroco correspondiente,64 voluntad que será recogida y ordenada por el gobierno de Artigas en el año de 1816, y su permanencia hasta su primer incendio durante la guerra grande, destacándose la prolongación en el tiempo de los juicios civiles que se plantearon en los años siguientes a raíz de los derechos adquiridos sobre las tierras, los que tendrán un final drástico cuando los ranchos de algunos de los pobladores que se habían reinstalado sean quemados –por orden judicial- en 1862.65 62 Sea como fuere terminó siendo el punto de nucleamiento de una numerosa población, con un importante componente étnico indígena (Vadell y Guiria 1949: 216, señalan la posibilidad de que el pueblo se haya iniciado como una reducción indígena ya que en 1746 el obispo de Buenos Aires nombra, como cura para el “partido de las Víboras” –todavía no el pueblo- a un sacerdote franciscano “inteligente” en el idioma de los indios). 63 Podemos tener una idea de la densidad del tejido social involucrado a través de la investigación que está llevando adelante la antropóloga, Lic. Isabel Barreto (comunicación personal), sobre la población histórica de Víboras ya que lleva relevados en el libro de defunciones de la parroquia de Las Víboras, para el período 1771-1801, 601 entierros realizados al interior de la capilla (circunstancia que debe tener un claro reflejo arqueológico). 64 Estos pedidos de traslado se fundamentaban en la mala situación del pueblo y en su extrema pobreza –dato que coincide con el testimonio de los viajeros citados- argumentos que, sin embargo, entran en contradicción con la propia persistencia del pueblo y, principalmente, con algunos elementos que, como veremos en el próximo apartado, ya han sido detectados arqueológicamente.65 Esta última información fue proporcionada, durante el desarrollo del proyecto, por el Escribano Enrique Almeida, Investigador de Nueva Palmira.

Page 28: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

La ubicación del lugar donde estuvo emplazado el antiguo pueblo de las Víboras se ha conservado en la tradición local. El dato, transmitido oralmente, has sido repetidamente confirmado por el hallazgo –generalmente durante las tareas agrícolas- de objetos correspondientes al período colonial.

Esos objetos, a los que deben sumarse algunos que como la cruz de hierro y la campana de la capilla que se guardan en Carmelo desde 1846, se conservan en el museo parroquial del Carmen y en el municipal de la casa de la cultura, así como en colecciones particulares.

Además de estos hallazgos fortuitos tenemos conocimiento de una intervención llevada adelante por el aficionado a la arqueología F. Lucas Roselli, probablemente en la década de 1960, la que fue publicada bajo el título “Metalurgia colonial en “Las Víboras”” en el año de 1970, que ayudan a apreciar el potencial arqueológico de la zona,66 en particular por la mención a la existencia de cimientos en piedra, la que es extraordinaria ya que, tanto en las descripciones que se hacen del pueblo en los pedidos de traslado, como en el testimonio de los viajeros no se habla mas que de ranchos miserables, construcciones de barro y paja. Sin duda la confirmación de la presencia de estas estructuras debe llevarnos a interesantes reflexiones sobre las limitaciones del testimonio histórico y la necesaria complementariedad entre Arqueología e Historia.

Las prospecciones realizadas sobre el terreno permitieron observar que el área se encuentra en un punto marginal a las actuales vías de circulación, ubicándose al extremo de un camino vecinal, intransitable en épocas de lluvia. La zona en la que estuvo ubicado el pueblo está actualmente dedicada a explotaciones agrícola-pastoriles.

Topográficamente está caracterizada por una pequeña loma (bordeada por el camino de acceso) que luego se vuelca en una lomada suave y bastante aplanada hacia el arroyo de las Víboras. Los vestigios arqueológicos se encuentran dispersos sobre una superficie de aproximadamente 500 por 1000 metros, orientada norte – sur.

La concentración de objetos en superficie es variable. Estos materiales están compuestos en su mayoría por fragmentos de piedra, ladrillo, cerámica, loza, vidrio, hierro. Desde el punto de vista de la identificación cronológica de los objetos, tanto los vidrios como las cerámicas, configuran claramente un contexto del siglo XVIII y primer mitad del siglo XIX. Si bien el área ya ha sido visitada por coleccionistas y los objetos más vistosos son recogidos por los que participan de las labores agrícolas, se observa que esta conserva aún un gran potencial arqueológico.

La investigación arqueológica ha permitido localizar el emplazamiento del cementerio –y por ende de la capilla- con lo que se ha establecido el punto central del pueblo.

66“Nuestra primera sorpresa fue el descubrimiento, a 70 centímetros de profundidad, de un gran cimiento de piedra, granito extraído del cerro Carmelo (antes Escobar), al parecer en forma de arco. ... A la misma profundidad se descubrió una explanada enladrillada, con tejuelas de poco espesor. Se encuentra en lo más alto de la loma del lugar. ¿Sería algún fortín? Rescatamos en la superficie, y durante las excavaciones, monedas coloniales de plata, llamadas macuquinas, ... monedas españolas del siglo XVII, abundantes fragmentos de loza, entre ellas loza de Talavera de la Reina,... loza de Macao ... En todas las pequeñas excavaciones encontramos ladrillos, en la superficie también restos de yeso, piezas de hierro, vidrio, ..una medalla de la Virgen de Luxan .. y varios pequeños tinteros de gres.” Más adelante agrega el hallazgo –punto central de su artículo- de unos moldes tallados en arenisca y que el interpreta como destinados a la fundición de metales.

Page 29: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Sitio Saladero de Medina:

Fue el primer saladero del río de la plata, instalado hacia 1786 para experimentar la producción de carnes saladas con vistas a la exportación, buscando abrir los mercados de la principal producción de la región (además de haber sido el primer lugar por donde se introdujeron lanares de la raza Merino).6767

El saladero, cuya autorización comenzó a ser gestionada por Francisco de Medina en 1784, produjo su primer embarque en 1788. La muerte de Medina, sucedida algunos días después, hizo que la empresa quedara abandonada hasta que, en 1794, vuelve a ser puesta en funcionamiento por José de Lavardén como “administrador de las estancias del Rey”. Funcionó hasta 1798, año en que - justo cuando acaba de conseguir el abasto de los puertos de Cádiz y El Ferrol - fue destruido por un incendio.6868

La infraestructura del establecimiento comprendió importantes instalaciones, entre otras: casa habitación de ladrillos con jardín, varias habitaciones y almacenes, algunos de hasta 40 varas por 20 varas,6969 horno de ladrillos, taller de fabricación de barricas, dos corrales grandes -de 125 varas de diámetro- y otros menores, etc.7070

El emplazamiento de del Saladero ha sido objeto de controversia. Tradicionalmente se ha sostenido7171 que el mismo debió encontrarse en algún paraje en las inmediaciones de la actual ciudad de Rosario. Sin embargo, para los investigadores de Juan Lacaze7272 no hay duda que el mismo corresponde a las ruinas ubicadas en la margen derecha de la desembocadura del arroyo Sauce. Esto lo deducen, en particular por la presencia de restos de huesos de ballena - ya que Medina explotó también este rubro- y, por encontrarse a algunos kilómetros de allí, una olla de hierro fundido que suponen habría pertenecido al saladero.7373 Es el investigador argentino A. Montoya quien, a nuestro juicio, aporta pruebas definitivas sobre su emplazamiento en el Sauce, en base a documentos existentes en el Archivo General de la Nación (Argentina) y, en particular, a la trascripción de la “Memoria de Oyarvide”,7474 en donde se dice que Medina “ha puesto en práctica un saladero de carnes en el Rincón del Sauce, siete leguas de la Colonia sobre la costa del Río de la Plata de las que ha remitido algunas barricas para la isla de Cuba, ...”.7575

67 Ver, Barrios Pintos, 1967; Bentancur, 1987; Gyurkovits, 1964 y 1967; Montoya, 1951; Ponte, 1977. La introducción de las ovejas Merino, tratando de mejorar la calidad de las lanas, se hizo violando el monopolio peninsular sobre esta raza. Ver, Montoya, 1951 :5.68 Ver, Montoya, 1951.69 La “vara” castellana medía 0,8359 metros.70 La descripción se encuentra en el expediente de la sucesión de Medina, publicado por Barrios Pintos en 1967.71 Como Barrios Pintos (1967 y 1992) y Omar Moreira (1985).72 Giurkovich, 1964; Ponte, 1977.73 Esta se encuentra actualmente en el cercano establecimiento del Sr. Calero que describimos anteriormente. 74 Publicada por Calvo en 1860.75 Montoya agrega alguna confusión al mencionar que Medina tenía también un “almacén” “en la desembocadura” del río Rosario (Montoya 1951: 6). Pensamos que puede tratarse de la construcción que estaba emplazada en el “Puerto del Sauce”, donde actualmente está la ciudad de Juan Lacaze, la que a grandes rasgos podría ubicarse como encontrándose en la “desembocadura del Rosario”.

Page 30: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Los vestigios mencionados por los investigadores de Juan Lacaze,7676 como pertenecientes al Saladero de Medina, se ubican en la margen derecha del arroyo del Sauce, a pocos centenares de metros de su desembocadura en el Río de la Plata. El objetivo de la investigación arqueológica fue, en primer lugar, establecer la cronología de los mismos en base a criterios arqueológicos y en segundo lugar, intentar establecer un plano de las estructuras observables.

No pretendíamos con ello zanjar en forma definitiva la cuestión del emplazamiento del saladero de medina, sino aportar pruebas arqueológicas que pudieran aclarar la contemporaneidad - o no - de los restos encontrados en el arroyo del sauce y de las actividades de Medina y Lavardén.

Por otra parte pensamos, que, tratándose de aclarar un capítulo desconocido, pues de hecho ignoramos las características físicas precisas del Saladero de Medina, para el que no debemos de perder de vista que se trata de una empresa pionera en la materia, que no seguía ningún patrón de asentamiento predefinido, que además no estamos compenetrados con los valores representados por el tiempo y las distancias para la época y las actividades requeridas, debemos pensar que, posiblemente, "el" saladero, haya estado constituido por diversos conjuntos de instalaciones, situados en distintos lugares7777 según las ventajas que en el momento se interpretaran, pareciéndonos que, en relación a la prevista exportación de miles de barriles, la proximidad de un puerto sobre el Río de la Plata es una necesidad obvia.

La primer constatación fue que no existían estructuras antiguas, visibles sobre la superficie del terreno,7878 salvo una depresión, groseramente rectangular (de aproximadamente 12 x 5 metros) en la que se observaban en superficie fragmentos de ladrillos y alguna piedra de grandes dimensiones.7979 Interpretamos primariamente la zanja o depresión que se orienta aproximadamente Este - Oeste, como correspondiente a la estructura destinada a sostener las ollas para la fundición de la grasa y supusimos que la misma estaba compuesta por muros de ladrillos ligeramente enterrados para mantener las ollas a nivel del suelo. Con esta hipótesis en mente, decidimos que era el sitio indicado para establecer un sondeo en base al cual alcanzar los objetivos propuestos. El sondeo, que terminó teniendo 4 por 0,6 por hasta 2 metros de profundidad sobre la superficie actual, resultó en un penoso corte a través de un montículo de escombros producto del

76 De acuerdo a los datos que disponemos el primero en establecer esta identificación fue Giurkovich en 1964.77 Por ejemplo el "almacén" mencionado por Montoya.78 El abordaje del sitio presentó problemas de “visibilidad”, agravados por la abundante vegetación que crece exuberante por la proximidad del arroyo, a la que se agrega la presencia de médanos de arena que recubren parte del área. Se hizo un reconocimiento general del área, incluyendo el relevamiento de posibles estructuras mediante la utilización de un "pincho" de acero que se hundía en el suelo unos 50 centímetros, y se realizaron 4 sondeos que abarcaron un área total de ocho metros cuadrados.79 Al sur del sitio investigado se encuentran los restos de construcciones de ladrillo, con utilización del cemento portland que según testimonios de los pobladores habrían sido construidas a mediados de este siglo. Esta ausencia de estructuras arquitectónicas, de singular importancia de acuerdo a los datos documentales, es probablemente debida a la reutilización permanente de materiales por parte de los vecinos de todas las épocas. Señalamos, a propósito, que uno de nuestros guías e informantes, el Sr. Leopoldo Frascarelli, nos indicó que su padre, que atendía la balsa que permitía cruzar el arroyo del Sauce antes de la construcción del puente carretero había construido, a principios del presente siglo, y a escasos centenares de metros del emplazamiento del sitio arqueológico, una habitación de ladrillos donde el mismo había nacido (la habitación ya no existe pero en el lugar se observan los restos de una “tapera” entre los cuales se recuperaron ladrillos enteros de las mismas dimensiones de los del saladero).

Page 31: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

saqueo de estructuras de ladrillo y argamasa, posiblemente un muro cuyo emplazamiento exacto no alcanzamos a localizar.8080 Es recién en los últimos niveles, bajo dos metros de escombro, que descubrimos los vestigios en pie de estructuras originales que nos permitieron avanzar en la interpretación del sitio.

Se trata de los restos de un muro o pilastra de ladrillos asentado con barro, que apareció contra la pared oeste, en el extremo norte de la trinchera. El muro también fue en parte saqueado, estando cortado en diagonal hacia el sur. Este corte, que fractura los ladrillos, está directamente recubierto por la capa de escombros con mortero de cal y sólo se conserva intacta su cara norte, donde pueden observarse 6 hiladas de ladrillos.

Esta estructura presenta claros signos de haber sufrido la acción del fuego y, a partir de ella, hacia el norte, se extiende una capa de cenizas y restos carbonizados que caracteriza todo el sitio. Suponemos que probablemente se trate de una pilastra (sólo pudimos observar 80 centímetros hacia el interior de la pared este de la trinchera), por el hecho de que carece de cimientos, apoyándose directamente sobre la capa de arena voladora que constituye el basamento de todo el sitio.8181

El muro esta orientado 25º oeste. Es posible que lo que observamos fuera el ángulo Sudeste de la esquina de una estructura, aunque no se puede descartar que el muro siguiera hacia el sur.

Muy pocos elementos culturales fueron retirados en el proceso de excavación de los escombros, solamente algunos fragmentos de vidrio, entre las capas de escombro, los que por su carácter no nos permiten ninguna interpretación diferencial desde el punto de vista cronológico. Los elementos más notables son un fragmento de baldosa de cerámica, los “brujones” de arena y “grasa” quemada, los restos de duelas de barril, en madera de coníferas, carbonizados y semi - carbonizados y huesos en buen estado de conservación.82

La ausencia de cimientos, las marcas del fuego, los restos carbonizados entre los que encontramos aglomeraciones de carbón y ceniza que interpretamos como el resultado de la caída de grasa derretida sobre la arena,83 nos hacen pensar que parte de nuestra hipótesis original no estaría errada en el sentido de que allí se practicó la fundición de grasas. Aunque estaba equivocada sí en cuanto a la existencia de una estructura rectangular de carácter semi subterráneo.84

80 Esta actividad de saqueo queda demostrada por el hecho de que ni un sólo ladrillo entero sobrevivió a la meticulosa labor de “desarmado” de paredes que no podían hallarse muy lejos dado el volumen de la masa de escombros.81 Sobre esta capa también se apoya, sólo algunos centímetros más arriba que la base del muro, la capa de restos carbonizados.82 También huesos de pescado.83 Lo que deberá ser confirmado mediante análisis químicos.84 La pilastra estaba apoyada sobre la arena voladora que se encuentra en todo el sitio en las cotas inferiores, la impresión de encontrarnos frente a una depresión artificial es el resultado de la acumulación de arenas que recubren parcialmente el sitio a partir de los médanos que se encuentran al sur y este del mismo. La interpretación de este sondeo deja planteadas otras interrogantes. En primer lugar el hecho de que casi la totalidad del sedimento está compuesto por ladrillos asentados en mortero de cal, siendo que la estructura observada está asentada únicamente con barro (dato que se corresponde con el aportado por Bentancur en relación a las características de algunos muros, 1987: 38). Nos planteamos dos hipótesis al respecto, la primera, que se apoya en la información aportada por Bentancur (1987: 59-60), es que nos encontramos frente a los vestigios del "elaboratorio de carnes" cuyo techo, originalmente cubierto de tejuelas (de las que recuperamos algunos fragmentos, fue luego reforzado por ladrillo y argamasa, lo que provocó que se desplomara por causa del sobrepeso. La segunda, es que el escombro que recubre esta estructura es la consecuencia de la demolición de otra, vecina a esta, con paredes de ladrillo y argamasa, lo

Page 32: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Del material arqueológico observado podemos concluir que el sitio funcionó a fines del siglo XVIII, lo que está indicado por la presencia de loza “Cream Ware”, pero que no se prolongó su utilización durante el siglo XIX ya que no se observan, ni en loza ni en vidrio materiales que puedan corresponder a esa fecha.

Como elemento a destacar, dentro de la problemática resultante de los sondeos es la presencia de cerámica indígena, dentro de los niveles históricos, en una proporción importante de los tiestos (15%) la que nos lleva a plantearnos el problema de la persistencia de la fabricación de cerámica de este tipo a fines del siglo XVIII y quienes eran los responsables de esta.85

Referencias:

Araújo,O. Diccionario Geográfico del Uruguay. Imprenta Artística de Dornaleche y Reyes.-Montevideo, 1900.Arredondo, Horacio Civilización del Uruguay, Montevideo, 1951.Barrios Pintos, Anibal De las Vaquerías al Alambrado. Montevideo, 1967.Barrios Pintos, Anibal La Villa de "Nuestra Señora del Rosario". Proceso fundacional. Sus primeros años. I M C, 1992.Barrios Pintos, A. Historia de los Pueblos Orientales, T I y T II. Montevideo: Academia Nacional de Letras. 2000.Bentancur, A.A. Francisco de Medina, La empresa de la discordia. Arca, Montevideo, 1987.Brancante da Fonseca, Eldino O Brasil e a Cerámica Antiga. Sao Pablo, 1981.Calvo, C. “Memoria de Oyarbide.” en Colección completa de Tratados, Tomo X, pp.217/220. Paris, 1865.Curbelo, C. “Los procesos de cambio en los guaraníes-misioneros en el siglo XIX. Un caso en estudio: San Francisco de Borja del Yí. (Depto. de Florida, R.O.U.)” XI Congreso Nacional de Arqueología, La Plata. Argentina. 1997 En prensa.Curbelo, C. y O. Padrón “San Francisco de Borja del YÍ: una aproximación a su emplazamiento y a las características socioculturales de su población.”. IX Congreso Nacional de Arqueología, Colonia, Uruguay, 1997.Fusco, N. “Relevamiento Arqueológico en el Marco de la Arquitectura Pública Urbana de la Colonia del Sacramento” En Historical Archaeology in Latin America, 3. pp. 55-82, Stanley South, (Ed). The South Carolina Institute of Archaeology and Anthropology, Columbia, 1994.Fusco, N. “La arqueología urbana en la Colonia del Sacramento” En: Revista do Museu de Arqueología e Etnología, Nº5, pp.39-50, Universidad de San Pablo, 1995a.Gallardo, R. Del Histórico Partido de las Víboras, parte I. Serie Historia de Colonia, Nº 1. Colonia, 1978.Gyurkovits, Angel S. “En Juan Lacaze, descubren restos de antiguo saladero”. Diario "La Mañana" 12/4/1964. Montevideo.

que deberá aclararse en futuras investigaciones, sin descartar otras posibilidades ya que los documentos hablan que entre la muerte de Medina y la puesta en funcionamiento del Saladero por Lavarden - entre 1788 y 1893 - el saladero sufrió un importante deterioro.85 Debemos recordar que toda la zona abunda en vestigios indígenas, habiéndose recuperado recipientes enteros (Tuya de Maeso, 1980) y que es posible que alguno de estos (o fragmentos) haya sido llevado como curiosidad al saladero.

Page 33: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Gyurkovits, Angel S. “Ha sido ubicada la Estancia del Colla.” Diario "Vanguardia", 7/9/1964. Nueva Helvecia.Gyurkovits, Angel S. “Los orígenes de Juan Lacaze a Traves de un estudio de Investigación.” Diario "La Mañana" 8/5/1967. Montevideo.Larrañaga, Dámaso Antonio “Diario del Viaje de Montevideo a Paysandú”. Enciclopedia Uruguaya Nº 2, ARCA, Montevideo, 1968.Lezama, A. “Arqueología Histórica de Salvamento en el entorno Rural de Colonia del Sacramento” En el folleto: “Exposición Construyendo el Pasado, Proyectos de Arqueología en desarrollo en el Uruguay. M.E.C. Montevideo 1996.Lezama, A. "Arqueología Histórica de Salvamento en el Entorno Rural de Colonia del Sacramento". Informe final para la Comisión Sectorial de Investigación Científica. Universidad de la República, Montevideo 1997.

Lezama, A. “Arqueología Histórica de Salvamento en el entorno Rural de Colonia del Sacramento” en Primeras Jornadas de Antropología de la Cuenca del Plata, Universidad Nacional de Rosario, Argentina, 1996. Rosario, 1998.Lezama, A. "Raíces Coloniales del Puente Colonia - Buenos Aires", Revista Cuadernos del CLAEH, Nº 83-84 “Historia & Historiografías”, pp 7-28, Montevideo 1999.Lezama, A. "Proyecto Arqueología Histórica de Salvamento en el Entorno Rural de Colonia del Sacramento – primeras conclusiones". En: Arqueología Uruguaya hacia el fin del Milenio (Actas del IX Congreso Nacional de Arqueología Uruguaya, Colonia 1997), Tomo II, pp. 87-100. Gráficos del Sur, Montevideo, 2001. Lezama, Antonio "Arqueología subacuática en la bahía de Maldonado".(En colaboración con M.Bound). En: Arqueología Uruguaya hacia el fin del Milenio (Actas del IX Congreso Nacional de Arqueología Uruguaya, Colonia 1997), Tomo II, pp. 163-176. Gráficos del Sur, Montevideo, 2001.Lezama, Antonio “Arqueología para Historiadores”, Actas de las Jornadas “Nuevas miradas sobre el artiguismo”, FHCE, Montevideo, 2000.Montoya, A. “Manuel José de Lavarden y la Primera introducción de Merinos en el Río de la Plata”. Ministerio de Agricultura y Ganadería, Publicación Miscelánea Nº 351, Bs. As., 1951.Moreira, Omar Crónicas del Rosario/3. Colonia Suiza. Nueva Helvecia, 1985.Moreira, Omar Crónicas del Rosario/4. Colonia Suiza. Nueva Helvecia, 1994.Moreira, Omar Colonia y Rosario en las Gestas del Plata, Serie: Educación Patrimonial, Crónicas de esta Banda I, Montevideo, 1998.Morquio Blanco, Luis Breve reseña histórica de la Guardia de San Juan. Ed. del Centro Militar, Montevideo.Onelli, C. Una Reliquia Venerable. Buenos Aires. 1917.Ponte, A. "Historia de la Ciudad de Lacaze y su Jurisdicción" 1er. Fascículo. Ediciones Colonia Ltda. Rosario, 34 pp., 1977.Rego Monteiro Da Costa, J. A Colonia do Sacramento 1680-1777. Porto Alegre, 1937.Roselli,F.L. “Una cerámica prehispánica campanuliforme antropomorfa y apéndice cilindriforme del Uruguay. Con un informe complementario sobre arqueología de Nueva Palmira.”- Apéndice I de El Uruguay Indígena de Renzo Pí Hugarte.Tomo I de Nuestra Tierra.Montevideo, 1969-

Page 34: Lezama sd. La Arqueologías del periodo colonial en Uruguay

Schavelzon, D. Arqueología Histórica de Buenos Aires. La Cultura Material Porteña de los siglos XVIII y XIX. Ed. Corregidor. Buenos Aires, 1991.Seijo, C. “La Guardia de San Antonio”, en Rev. de la Soc. Amigos de la Arqueología, tomo V, Montevideo, 1931.Tuya de Maeso Maeso, Leila Investigaciones arqueológicas. (Tognochi,C.). Montevideo, 1977.-Vadel, N.A. “Antecedentes históricos del antiguo puerto de Las Vacas (El Carmelo), del extinguido pueblo de Las Víboras y de la Calera de las Huérfanas”. Optimus, Buenos Aires, 1955.Vadell, N.A. y Giuria, Juan “El Oratorio de don Juan de Narbona en el Partido de las Viboras”. Apartado de la Revista “Estudios”, de la Academia Literaria del Plata. Vol. 81, Mayo de 1949, pp. 212-222.Wirth, Juan Carlos Génesis de la Colonia Agrícola Suiza Nueva Helvecia. Documentos y Cartografía. M E C, Montevideo, 1980.