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LCDE068 - Glenn Parrish - La Araña Espacial

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LCDE068 - Glenn Parrish - La Araña Espacial

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GLENN PARRISHLA ARAA ESPACIAL

ColeccinLA CONQUISTA DEL ESPACIO n. 68Publicacin semanal Aparece los VIERNES

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.BARCELONA - BOGOTA - BUENOS AIRES - CARACAS - MEXICODepsito Legal B 35.729-1971 Impreso en Espaa - Printed in Spain1.a edicin: noviembre, 1971

GLENN PARRISH 1971 sobre la parte literaria JORGE NUEZ - 1971 sobre la cubierta

Concedidos derechos exclusivos a favor de EDITORIAL BRUGUERA, S. A. Mora la Nueva, 2. Barcelona (Espaa)

Impreso en los Talleres Grficos de Editorial Bruguera, S. A. Mora la Nueva, 2 - Barcelona 1971

ULTIMAS OBRAS PUBLICADAS EN ESTA COLECCION

62. Dimensin 354-X, Joe Mogar.63. lo, satlite de castigo, Ralph Barby.64. El largo da de los robots, Glenn Parrish.65. El poder invisible, Keith Luger.66. Tiempo invertido, Glenn Parrish.67. Un trazo de luz, A. Thorkent.

CAPITULO PRIMERO

Los altavoces de la nave emitieron una orden a todo volumen:Atencin, atencin! Preprense los equipos de desembarco en la forma reglamentada para ocupar un nuevo planeta! Se solicitar informacin sobre disposiciones tomadas dentro de sesenta minutos, en que los jefes de equipo tendrn ya todo dispuesto sin pretexto ni excusa.Decenas de pares de ojos contemplaban ansiosamente la superficie del planeta que se extenda bajo la inmensa astronave. Los cientficos trabajaban en sus instrumentos, detectando a distancia las condiciones de vida en el planeta.Era un mundo de aspecto muy atractivo, con atmsfera limpia y clara, tierras cubiertas de verdor y abundantes ocanos.Semeja el paraso terrenal dijo uno.Transcurri la hora marcada por el comandante de la nave. Los altavoces sonaron de nuevo:Equipos de desembarco, informen pidi el comandante.Equipo poltico, listo con documentacin y credenciales dijo su jefe.Equipo grfico, todo preparado.Equipo cientfico, listos.Equipo de proteccin, armados segn el reglamento.Equipo de socorro, listo en la nave para intervenir en cualquier emergencia.Muy bien aprob el comandante de la astronave. Queda designado comandante de los equipos de desembarco, el teniente doctor Von Ruhris. Ahora, salgan y tomen posesin de ese planeta en nombre de la Tierra.Varias decenas de hombres y mujeres salieron ordenadamente, cuando la nave se hubo posado en el suelo del planeta. Avanzaron unos cien pasos, hasta detenerse en el centro de un gran claro herboso, rodeado de rboles de buena altura y abundante ramaje.Uno de los terrestres era portador de la bandera azul de las Naciones Unidas. Con voz campanuda, el teniente doctor Paul von Ruhris, declam:En el da de hoy, en nombre del planeta Tierra y por haberlo ordenado as la organizacin de las Naciones Unidas, yo, Paul von Ruhris, delegado legtimamente y con la autoridad necesaria para ello, tomo posesin de este planeta.Hizo una pausa.Segn la costumbre, el comandante de una partida de desembarco tena derecho a elegir el nombre con el que el planeta se conocera en lo sucesivo, independientemente de las cifras que figuraban en las cartas estelares.A partir de ahora y para lo sucesivo, este planeta, se llamar... Von Ruhris no pudo continuar.Un salvaje alarido le interrumpi.A ellos!Mtenlos!No dejen ninguno con vida.

Estallaron varios disparos. Alguien dijo:Hemos llegado demasiado tarde y ya hay quien est haciendo pelculas del viejo Oeste?Porque, en efecto, sus atacantes, montados en veloces corceles, vestan ropas de la poca y lugar mencionados y utilizaban las armas adecuadas a la circunstancia.Pero cuando uno de los desembarcados cay gritando, los dems comprendieron que no se trataba de una broma.Fuego, fuego! gritaban los atacantes.Cada vez eran ms los jinetes, que les disparaban con toda clase de armas. Las mujeres empezaron a chillar, pero su sexo no las libraba de ser alcanzadas por las balas que llovan de todos los sitios.El comandante de la nave vio la catstrofe y lanz un rugido:Equipo de socorro, acten inmediatamente!Una docena de hombres, armados con pesados fusiles radiantes, se precipit fuera de la nave. Dos grupos de jinetes, atacando por ambos flancos, les castigaron terriblemente con rifles y revlveres.Hombres y mujeres caan destrozados por los proyectiles. Corranenloquecidos, buscando la salvacin, pero eran rematados despiadadamente.Que no quede ni uno solo con vida! orden alguien.Tres o cuatro parecieron ser ms afortunados que los dems. En realidad, slo uno consigui cruzar la escotilla de entrada, pero, en el momento en que se consideraba a salvo, una bala lo alcanz y se desplom fulminado.El comandante de la nave estaba horrorizado.Arriba, arriba! grit.La nave empez a elevarse lentamente. Su comandante deba pensar en los vivos.Por los muertos ya no poda hacer nada. Ni siquiera darles sepultura. Los supervivientes estaban aterrados.Nunca tuvimos un recibimiento semejante dijo uno. El comandante de la nave formul una pregunta:Masterson, film usted las escenas del ataque?Por desgracia, s, seor contest el cmara.Bien, ser una prueba de la beligerancia de los habitantes de este planeta. LasNaciones Unidas debern tomar una decisin al respecto. Y en voz baja, para s, se pregunt:Por qu vestan tan estrafalariamente y usaban unas armas de hacetrescientos aos?

* * *

Dan Harris era el comandante de la astronave Meteor. Despus de ordenar el regreso a la Tierra, se dirigi a su cmara para redactar un informe de lo ocu-

rrido.Emple casi tres horas, puliendo y corrigiendo algunos prrafos, aadiendo de cuando en cuando detalles que se le haban pasado por alto. Al terminar, llam:Nicholson, venga inmediatamente; he de darle un mensaje para que lo cursepor el transmisor subespacial. Nadie le contest.Nicholson! llam de nuevo. El silencio a bordo era absoluto.Harris sali de la cmara. En el pasillo, se tropez con un hombre cado en el suelo.Estaba muerto. Harris sinti fro.Corri a lo largo del pasillo y se acerc al puente de mando.Los oficiales de guardia estaban muertos en su puestos. Incluso la cartgrafo, teniente Mary Sand.Minutos ms tarde, Harris llegaba a una espeluznante y desvastadora conclusin.Todos los tripulantes estaban muertos.El era la nica persona con vida a bordo de la Meteor.* * * El locutor dijo:Los miembros del jurado designado para emitir su veredicto en el juiciocontra el comandante de la Meteor han llegado al fin a un acuerdo, despus de varios das de laboriosas discusiones.Dan Harris, capitn de fragata, ser declarado oficialmente demente e internado en una institucin psiquitrica hasta su curacin. Nos parece un veredicto muy ajustado a las circunstancias.Como recordarn, el capitn Harris declar que una gran banda de jinetes armados atac y mat a sus equipos de desembarco, incluyendo al de socorro, pero las pruebas filmadas dieron solamente unas vistas del planeta que no haba recibido an nombre, sin personas vivas. Slo se vean cuerpos tendidos en el suelo, sin seales de violencia.En cuanto al resto de los tripulantes, misteriosa- mente desaparecidos, Harrisafirm siempre que haban muerto de una enfermedad extraamente rpida por lo virulenta, pero sus cadveres no aparecieron en la Meteor.Es un enigma ms que se debe aadir a los muchos que ha originado lanavegacin espacial...Greta Holmson se levant del divn y cerr el televisor.Te importan las noticias ms que yo, cario? pregunt mimosamente. Darryl Brabben dirigi una sonrisa a la hermosa mujer que estaba erguida antel, cubierto su cuerpo de diosa, sucintamente por unos pocos centmetros cua- drados de tela.

Senta inters por conocer la suerte de Harris contest.En cambio, yo no tena ninguno. Mejor dicho, de tener inters en l, hubiera querido que lo ahorcasen.Cario, ahora la pena de muerte no existe.Es lo mismo. Para los tipos como Harris, debera restablecerse. Brabben la contempl con aire crtico.Echas de menos a Lars Holmson? pregunt.A decir verdad, no. El afecto que nos tuvimos en tiempos pasados se convirti en hielo puro, Darryl contest ella.Pero tu esposo viajaba en la Meteor.Greta Holmson se encogi de hombros.Esa fue una de las causas que enfri nuestro cario. Estaba enamorado del espacio dijo.Antiguamente, los marinos estaban enamorados del mar.Las mujeres eran menos independientes entonces,aunque tambin las haba que se cansaban de estar solas largos meses. Lo mismo me pas a m, y hubo temporadas en que Lars estuvo ausente hasta dos aos seguidos. Pero eso no quiere decir que deseara su muerte.Comprendo. Sin embargo, ya no se puede hacer nada. Harris ha sidodeclarado oficialmente loco.Siempre se le conocer por el exterminador del espacio dijo Greta. Date cuenta, mat a ciento treinta y seis personas.Los mat l? dud Brabben.Greta ondul hacia el hombre y se sent insinuantemente en sus rodillas.Querido, por qu no olvidamos de una vez ese desdichado asunto? susurr, con los labios muy prximos a los del hombre.Brabben sonri.Eres la medicina ideal para olvidar las cosas desagradables de la vida contest, mientras buscaba los rojos labios que se le ofrecan incondicionalmente.

CAPITULO II

A m no me parece que el capitn Harris est loco declar el doctor Havanagh a voz en cuello.Todo lo que dijo era una sarta de mentiras, del principio hasta el fin aleg HarryMoos. No hay pruebas grficas de los atacantes.Varios de los asistentes a la reunin emitieron sus opiniones.Eran contradictorias: unos crean en Harris y otros lo calificaban de asesino manitico.Y usted, qu piensa de todo esto, Darryl? pregunt de repente el doctorHavanagh.Brabben se puso en pie, desplegando su recia corpulencia de ms de un metro noventa de estatura.Caballeros, si mal no recuerdo, llevan discutiendo desde las tres de la tarde, lo que, segn mis clculos, equivale a ms de seis horas de vana palabrera manifest cortantemente. Se me invit a que asistiera a esta reunin de la Liga de Comandantes de Astronave y ahora se me requiere para que exponga mi opinin.Pues bien, voy a hacerlo sigui Brabben. La LCA es una fuerza poderosa. El comercio y la navegacin interplanetarios dependen de nosotros. Un colega ha sido acusado, juzgado y sentenciado, pero, segn mi modo de pensar, se ha omitido un detalle importantsimo.Cul es? pregunt Moos.Una investigacin in situ.Hubo un coro de exclamaciones. Alguien aprob las palabras del orador.Brabben tiene razn, qu diablos!S, caballeros, creo tenerla confirm el aludido. Ciento treinta y seis personas murieron o desaparecieron en el espacio y an no se han aclarado suficientemente las circunstancias del hecho.Independientemente de que yo crea en la inocencia de Harris, estimo necesario realizar la investigacin propuesta. En primer lugar, para esclarecer los hechos de un modo irrebatible y que no quede la menor sombra de duda sobre la culpabilidad o inocencia de Harris. Es muy cmodo sacudirse las pulgas como lo ha hecho el jurado; no se atreven a condenarle, pero tampoco lo quieren liberar. Solucin: Harris al manicomio.Sonaron algunos aplausos.Bravo, Darryl!As se habla, Brabben.Ya era hora de que se dijesen las cosas con claridad. Havanagh, que presida la reunin, impuso orden.Caballeros, por favor rog, a la vez que daba unos fuertes golpes de mazo sobre lamesa. Siga, Brabben.S, doctor. La segunda causa por la que se ha de realizar la investigacin es, no slo por nuestra propia seguridad, sino por la de los pasajeros y mercancas; en resumen, por el inters de la navegacin espacial. Los peligros no se evitan huyendo de ellos, sino afrontndolos y slo cuando se saben insalvables, entonces es cuando se rehsa el enfrentamiento. Antes no, por supuesto, que es lo que se ha hecho con esta parodia de

juicio.Unas palabras muy fuertes, capitn Brabben dijo Moos, que haba formado parte del tribunal.Brabben no pestae siquiera.Lo dicho, dicho est replic.Moos se puso en pie, pero Havanagh le llam al orden.Capitn, Brabben tiene derecho a expresar su opinin dijo.Es una opinin insultante, doctor.Aunque as sea. Las peores opiniones deben respetarse y contradecirse con los hechos. Si se realizara la investigacin y de ella se probase concluyentemente la culpabilidad de Harris, cosa que ahora no se ha hecho, usted tendra derecho a solicitar una rectificacin del capitn Brabben.Muchos pensamos tambin as grit alguien.En resumen dijo Havanagh, ahora debemos decidir si se realiza o no la investigacin propuesta por Brabben.Pero, acceder la Comisin de Astronutica de las Naciones Unidas? dud alguien.Havanagh sonri.No creo que a los honorables miembros de esa comisin les interese enfrentarse con la Liga de Comandantes de Astronaves.Paralizaramos la navegacin espacial dijo uno orgullosamente.En resumen, ahora se va a decidir si se propone o no esa investigacin. Y si se propone, se llevar a efecto afirm Havanagh rotundamente.Quin la dirigir? pregunt uno de los asistentes.Brabben propuso otro en el acto.Lo siento, caballeros rechaz el aludido. Tengo an la pierna resentida y no me encuentro en condiciones fsicas. Tardar algunos meses en recobrar la potencia habitual del miembro.Havanagh asinti.Lo encuentro muy lgico aprob.Tiempo atrs, Brabben haba sufrido un terrible accidente al intentar salvar a uno de sus subordinados, que haba cometido un error en pleno espacio.El imprudente, una mujer, se haba salvado, pero a Brabben, una escotilla repentina y violentamente cerrada, le haba atrapado la pierna.El mecanismo se bloque. Brabben slo -poda salvarse de una forma.El mdico de a bordo la amput en la misma esclusa. Brabben perdi la pierna, aunque, al regresar a la Tierra y dados los adelantos de la medicina, se le pudo trasplantar un miembro y recobrar as su normalidad corporal.Sin embargo, la nueva pierna no le responda an del todo. Solucionados los problemas biolgicos, Brabben no haba conseguido an superar del todo el shock psicolgico que le produca tener una pierna enteramente natural, pero que no haba nacido y crecido con l. A veces, se mostraba torpe y saba que necesitaba mucho tiempo para olvidarse de aquella pierna que no formaba parte de su organismo en el momento de su nacimiento.

Los asistentes conocan la circunstancia y excusaron su negativa.Muy bien dijo Havanagh. En el momento oportuno, designaremos al comandante de astronave que ha de dirigir la investigacin en nombre de la LCA. Ahora, por favor, votemos por el sistema de brazos levantados. Cada brazo en alto significa un voto afirmativo.Hubo muy pocos que se negaron. Uno de ellos era Moos.Se acepta la proposicin y maana mismo ser comunicada a la Comisin deAstronutica de las Naciones Unidas declar Havanagh.Brabben se acerc a Moos.No le entiendo dijo. Usted ha votado en contra. Por qu? Moos le dirigi una mirada de clera.La sentencia fue todava benigna para ese asesino contest. Mi hermana viajaba en la Meteor.Oh murmur Brabben. Lo siento, capitn. Pero... no recuerdo el nombre deMoos entre los desaparecidos.Era su viaje de novios. Se haba casado poco antes y figuraba con el apellido deLangham, de su esposo.Comprendo. Crame que lo siento, capitn. Moos contest con un bufido.Pero esa desgraciada circunstancia debera servir para que usted sintiese an ms inters por la investigacin, no cree? aadi Brabben.En lo que a m concierne, es un caso cerrado con un castigo mnimo dijo Moos rencorosamente.Y se march.Brabben recogi su bastn y se dispuso a salir. El doctor Havanagh se acerc a l y le pas confianzudamente una mano por encima del hombro.No le haga caso dijo. Est resentido y lo encuentro lgico.Yo tambin lo comprendo, pero no saba lo de su hermana respondi Brabben.Era una muchacha encantadora e inteligente, llena de viveza y simpata. Moos la quera mucho y estaba muy satisfecho con su cuado. La prdida, por tanto, fue doble.S, claro.Y si a ello aadimos que Harris pretendi a la pobre Nancy Langham...Ahora cree que Harris lo hizo por despecho, no?Figrese, Darryl.En tal caso, no debieron haberle permitido formar parte del tribunal, doctor.Le corresponda por turno legal, pero de donde no form parte, y esto es lo importante, es del jurado. No se poda evitar, muchacho.Entiendo. Bueno, lo que interesa es que se haga la investigacin, doctor.Se har afirm Havanagh. Y, a propsito, qu tal va ese remo, Darryl? Brabben sonri.Todava me juega malas pasadas contest. Creo que perteneca a un tipo que tena el hbito de golpear a su mujer en... bueno, imagnese dnde. Y no usaba la mano, desde luego.Havanagh se ech a rer.

Pues a m me haban dicho que perteneci a un futbolista exclam jovialmente. Tengo mi coche en la puerta. Le llevo a casa?Gracias, doctor. Los mdicos me han recomendado que haga mucho ejercicio. Pasear, sobre todo.Pasear, pero no imitar al anterior propietario. Adis, Darryl.Adis, doctor.

* * *

Brabben paseaba despacio por una calle flanqueada por una doble fila de gruesos castaos de Indias. Era de noche y la temperatura invitaba a retrasar el momento de meterse en la cama.La pierna iba mejor cada da, pero an senta reticencia en usarla. A veces se preguntaba si no le habra resultado ms conveniente una prtesis.Se habra librado del problema psicolgico. Y hasta de algn dolorcillo que otrocuando amenazaba un cambio de tiempo. Pero ya estaba hecho y no caban rec- tificaciones. Ni las quera tampoco.De repente oy un dbil grito.Brabben se detuvo. Pareca una mujer.El hecho no le produjo extraeza alguna.Los tiempos pasan, pero las personas no cambian filosof. Siempre hay mujeres tontas que salen a pasear solas por la noche y tipos aprovechados de estas ocasiones.El grito se repiti.Ella apareci de repente, corriendo como perseguida por cien legiones de diablos.En realidad, eran slo dos hombres y parecan furiosos porque la mujer daba la sensacin de que les iba a ganar la carrera.De repente, ella vio a Brabben y lanz un grito de splica:Aydeme, por favor!

CAPITULO III

Brabben apreci la situacin de una rpida ojeada.Ella era joven y hermosa, aunque no pareca llevar encima nada que pudiera excitar la codicia de unos ladrones. Brabben, sin embargo, no poda desor aquella peticin de socorro.Los ladrones estaban a punto de alcanzarla.Pngase detrs de m, seora indic l.La joven obedeci. Brabben asent firmemente los pies en la acera.Quietos orden escuetamente.Los dos sujetos se detuvieron en el acto.Aprtese dijo uno de ellos.No malgastes el tiempo aadi el otro. Dale ya, t.El primero sac una pistola radiante. El bastn de Brabben entr en funciones con efectos devastadores.Se oy un estremecedor chasquido de huesos. Un hombre cay de rodillas, gimiendo de dolor, olvidado por completo de su arma.El otro lanz un rugido de clera y carg contra Brabben. Tropez con la contera del bastn, que sali al encuentro de su estmago, y se qued repentinamente sin aire en los pulmones.El bastn golpe de nuevo y el ladrn grit, encorvndose sobre s mismo. Brabbenaprovech la ocasin y le asest un terrible puntapi, que le oblig al otro a salir disparado.Caramba! A ver si es cierto que mi pierna perteneci a un tipo que tena el vicio de entrenarse con el trasero de su mujer, pens.Pero el golpe haba tenido la potencia de sus buenos tiempos, cuando empleaba suprimera pierna, y ello le alegr considerablemente, porque vea que el trasplante ya no le preocupara ms.El ladrn de la mueca rota se levant y ech a correr con pasos inseguros. Brabben us el bastn de nuevo y la pistola desapareci por el cercano imbornal de una alcantarilla.Luego se volvi hacia la desconocida.Seora, ya ha pasado el peligro anunci. Ella le dirigi una clida sonrisa.No s cmo agradecerle... contest. Brabben la estudi unos instantes.Era una muchacha de aventajada estatura, vestida con un sencillo traje sin mangas y de cuello cerrado, el borde de cuya falda quedaba muy lejos de las rodillas. Brabben observ que el traje era muy barato y de tejido sumamente sencillo.Debajo del vestido, la chica no llevaba, seguramente nada ms.Ha sido un placer, seora asegur Brabben. Quiere que la acompae a alguna parte?Pues...La joven no pudo continuar. De pronto, cerr los ojos, lanz un hondo suspiro y

empez a caer.Brabben apenas si tuvo tiempo de alargar los brazos para evitar que la hermosa desconocida chocase contra el duro pavimento.Y ahora, qu hago yo? se pregunt, desconcertado, cuando vio que tena a unamuchacha en los brazos, desmayada y sin posibilidades de recobrar el sentido, por el momento.

* * *

Por fortuna, la casa de Brabben no estaba muy lejos.Todava era soltero y viva solo. Aunque hubiera podido comprarse un robot- sirvienta, Brabben prefera pagar a una mujer por tres o cuatro horas diarias de limpieza.Cobra el sueldo de un cuarto oficial de astronave, pero vale la pena aseguraba a los amigos que le tachaban de sibarita y derrochador.La joven qued tendida sobre un cmodo divn. Tena los ojos cerrados y respiraba regularmente.Un simple desmayo calcul.Fue a la cocina y program caf para cuatro tazas Luego regres a la sala.Con un pauelo mojado en Agua de Colonia, humedeci las sienes de la muchacha. Ella tena la piel dorada y su cuerpo posea una belleza de lneas pocas veces apreciada por un conocedor como era Brabben.El pelo era oscuro, aunque no negro, y muy brillante, adems de considerablementelargo. Ella no iba peinada, simplemente lo llevaba suelto, sin el menor retoque.Al cabo de unos minutos, ella abri los ojos.Sus primeras palabras fueron para emitir una pregunta clsica:Dnde estoy?En un sitio seguro y acogedor, seorita. Brabben ya haba apreciado que tena las manos limpias de anillos. Mi nombre es Brabben, Darryl Brabben, y soy comandante de astronave, actualmente en licencia temporal por inutilidad fsica.Ah murmur ella. Yo me llamo Dzalia.Dzalia, qu ms?No s.Brabben se desconcert, aunque procur no manifestarlo externamente.Cmo? No sabe quin es?Yo soy Dzalia.Bueno, pero todas las personas, tienen apellido.Qu es apellido?El ataqu ha provocado en ella un shock y ahora padece una amnesia temporal, diagnostic Brabben mentalmenteEn la cocina se oy un leve taido.Perdone un momento, seorita. Voy a traer caf. Dentro de unos minutos se sentir mejor.S, gracias contest Dzalia desmayadamente.

Brabben fue a la cocina y regres a los pocos minutos con una bandeja en la mano.Tome dijo, entregndole una taza. Ella le dirigi una sonrisa de gratitud.Temo que le estoy dando demasiadas molestias dijo.No se preocupe, seorita.Usted hizo huir a los que me perseguan.Bueno, me pareci lo correcto. Claro que lo que ellos hacan era, precisamente, lo incorrecto.Dzalia sonri.S, es verdad convino.Pero hay algo que me extraa aleg Brabben.Qu es, capitn?He podido apreciar que usted no lleva bolso ni objetos de valor que puedan interesar a unos ladrones.Y si no pretendan robarle, qu es lo que buscaban?Dzalia se puso seria.Me excusa la respuesta, capitn? Brabben hizo un gesto de resignacin.No me gustara ser tachado de indiscreto contest. Pero ahora querr avisar a su familia.No tengo familia.Bueno, amistades, conocimientos...Tampoco tengo amistades ni conozco a nadie.Est peor de lo que yo crea. Es slo amnesia de personalidad, pero hay que curarla lo antes que se pueda, pens Brabben.Y no conoce sus apellidos.No.Brabben apur su taza de caf.Bien, no se preocupe por ello dijo, con la sonrisa en los labios. Yo tengo amigos que la ayudarn a salir de esta situacin.Dej la taza a un lado y se acerc a la mesita donde estaba el videfono. Sus dedos se movieron por el teclado, componiendo una cifra: la correspondiente al Departamento de Polica.Pedira comunicacin con la Divisin de Personas Desaparecidas y... De pronto, not cierto contacto en el cuello.Unos dedos se haban apoyado a ambos lados de su garganta. Eran suaves, pero fros. Brabben permaneci inmvil. Los dedos de Dzalia resbalaron hacia arriba y llegaron a sus sienes.Una voz misteriosa penetr en su mente:Olvida... olvida todo... Olvdate de m... Durmete... Durmente... D-u--r-m-e-t-e... Brabben se durmi.

* * *

Cmo va la pierna, muchacho?Bien, doctor. Ya la considero como ma sonri Brabben.Lo celebro, Darryl. Hay muchos que no pueden superar el trauma psicolgico y es preciso recurrir al mtodo clsico del miembro artificial. A usted ya no se le nota nada, de lo que me alegro.Gracias, doctor Havanagh. A veces, opino, tambin es cuestin de suerte.A lo que es preciso aadir la paciencia y la fortaleza de espritu dijo Havanagh sonriendo. Y no todos poseen esas virtudes.Era cuestin de dejar correr el tiempo. Dgame, doctor, hay noticias de la Inquirer?Bueno, los ltimos mensajes, transmitidos por radio subespacial, sealaban que ya entraba en los lmites de rbita normal de aquel planeta. Por lo dems, todo va bien a bordo. Y, pese a su genio atrabiliario, Moos es un competente comandante de astronave.Eso no se puede negar, doctor admiti Brabben.Su idea fue buena, muchacho. Convena esa investigacin, en efecto.Pero si la LCA no pega puetazos encima de la mesa, todava no se habra hecho nada al respecto.Havanagh sonri.Bueno, tenemos mucha fuerza, es preciso reconocerlo -dijo. Y, s, hubo que dar puetazos sobre la mesa. Ms de uno y ms de dos. A propsito, me dijeron algo de cierto incidente que le ocurri hace algunas semanas. He estado ausente algn tiempo y creo que tuvo usted algn jaleo con la polica.No fue nada de importancia, doctor. Encontr a una chica amnsica, la llev a mi casa y luego ella, desapareci cuando me dispona a llamar a Personas Desaparecidas para que la atendiesen.Hum! Por ah se hacen comentarios maliciosos...Ganas de hablar, doctor sonri Brabben. Bien, si me dispensa... Se me hace tarde para ir a clase.Havanagh arque las cejas.Caramba, muchacho! exclam. Usted es joven, pero me parece que ya ha dejado atrs la poca de los estudios.Brabben sonri.Estoy siguiendo un curso de Psicologa contest. Las nuevas teoras del profesor Wurtzburg son fascinantes.He odo hablar de ello admiti Havanagh. Emplea unos procedimientos completamente nuevos, no es cierto?S, sobre todo, el uso de la psicograbadora es algo fascinante y digno de verse, crame, doctor.Bien, quiz a mis aos tenga yo tambin que ponerme a estudiar. Pero no comprendo de qu le pueden servir a usted esos conocimientos.Doctor, un comandante de astronave se ve a veces en situaciones crticas, debido a una inesperada inestabilidad emocional de algn tripulante. No quisiera encontrarme con un problema semejante en mi prximo vuelo espacial respondi Brabben.

CAPITULO IV

Brabben llam a la puerta y esper unos instantes. Una voz femenina habl a travs del micrfono situado en la jamba.Darryl?S, nena.Abre, no est cerrado con llave.Brabben hizo girar el pomo y entr detrs de un enorme ramo de flores. La voz deGreta Holmson son en el interior del departamento:Estoy en el bao, salgo en seguida, cario.No tengas prisa! contest l.Pasaron algunos minutos. De pronto, apareci Greta, radiante de belleza. Brabben se qued con la boca abierta.Rayos! murmur.Eso es todo lo que se te ocurre, bribn? sonri ella, visiblemente complacida por la sorpresa del hombre.Bueno, ests...He cambiado un poco de aspecto dijo Greta. La piel tostada, el pelo suelto y ms oscuro... El rubio nrdico est pasado de moda ahora.Greta se ahuec el cabello, largo y suelto sobre los hombros. Brabben parpade.Me recuerdas a alguien dijo.La joven se le acerc y le puso ambos brazos en torno al cuello.Quiero que mi nuevo aspecto te recuerde a m solamente dijo con voz acariciadora.Se te nota un tanto extica, pero ello te hace mucho ms atractiva elogi Brabben.Eso es lo que pretenda murmur la joven, buscando ansiosamente los labios varoniles.Cuando se trataba de rendir homenaje a la belleza femenina, Brabben no se senta remiso en modo alguno.Minutos ms tarde, Greta prepar unas copas.Me gustan las flores dijo. Las has trado para conseguir mi perdn?No me lo has otorgado ya?Eres un tipo listo, Darryl, pero lo cierto es que me has tenido abandonada durante meses.En primer lugar, estuve estudiando. Despus hice un corto viaje por el espacio, entrenamiento, ms bien. Y en cuanto recib tu llamada... cunto he tardado en venir?Quedas disculpado concedi ella. Has odo las noticias?No. A qu te refieres?El comandante Moos anunci tener a la vista el planeta misterioso. Dijo que pronto enviara un primer informe de su investigacin.Ha tardado demasiado tiempo en llegar aleg Brabben.Tuvo una avera y se vio obligado a retroceder para aterrizar en una estacin espacial de trnsito. Si quieres que te diga la verdad, yo tambin estoy ansiosa por saber lo que pas all.Todos sentimos la misma ansiedad, Greta.

De pronto, llamaron a la puerta.Perdname dijo ella, a la vez que se pona en pie. Greta cruz la sala y abri.Dos hombres aparecieron ante su vista. Brabben empez a levantarse.Cuidado, Greta! vocifer.Era ya demasiado tarde. Uno de ellos sac la pistola y dispar un potente chorro de gas al interior de la sala.Brabben se tambale. Otra vez aquellos dos ladrones, se dijo, mientras empezaba a caer, asombrado de la instantaneidad de los efectos del gas narctico.

* * *

Vamos a morir dijo Ricardo Martnez.A su lado, Blackie Uwer hizo un signo de asentimiento.Espero no irme solo al otro barrio dijo, a la vez que empuaba con fuerza su fusil radiante.El suelo estaba lleno de cadveres a su alrededor. La Inquirer haba levantado el vuelo haca rato.Nos dieron por muertos se lament Martnez.Qu queras que hiciesen? En su lugar, t habras obrado exactamente igual que el capitn Moos.Martnez sac un cuadernillo y un lpiz.Blackie, vigila dijo.Qu piensas hacer? pregunt Uwer.Quiero escribir lo que nos ha pasado. Alguien vendr un da a este maldito planeta y encontrar mis notas.Est bien.Uwer pase la vista por las inmediaciones. El enemigo permaneca invisible entre la arboleda, pero saba que los tena a menos de cien metros de distancia.El y Martnez haban conseguido ganar un hoyo, parcialmente protegido por un grueso tronco de rbol, cado en alguna tormenta. Alrededor de ellos yacan todos los cadveres de los equipos de desembarco.Y muchos esqueletos.Los esqueletos de los tripulantes de la Meteor. Al examinarlos, haban hecho hallazgos muy interesantes.Martnez recit mientras escriba:Desembarcamos en N.S.-15-004 sin novedad. Encontramos los restos de los tripulantes de la Meteor. A juzgar por sus apariencias, murieron sin violencia.A los pocos minutos, fuimos atacados por una turba de jinetes, armados con rifles ypistolas de fines del siglo XIX y con la indumentaria adecuada a la poca. No atendieron a demandas de parlamento ni respetaron a los heridos.Los ltimos supervivientes fuimos Blackie y yo, Ricardo Martnez. No esperamos salvarnos; slo queremos que los que vengan despus, conozcan los hechos. Pero en los cadveres de los tripulantes de la Meteor no haba signos de violencia ni huellas de balazos.

Por qu?En el bosque son un estampido de arma de fuego.Uwer se desliz a un lado y qued apoyado de espaldas sobre el tronco. Martnez se estremeci.Haba un sangriento orificio en la frente de su compaero. La sangre corri por su cara. Martnez firm resueltamente y puso la fecha. Despus, medit unos instantes yaadi una postdata:He resuelto imponer un nombre a este planeta. Se llamar "Muerte.Dej el cuaderno a un lado y empu su rifle con nimo de disparar contra el primero que se le presentase a tiro. De pronto, oy una voz a sus espaldas:Eh, forastero!Martnez se volvi. Delante de l, llame estruendosamente un anticuado revlver.El cuerpo de Martnez sufri varias convulsiones. Luego se encorv en el suelo y qued inmvil, apoyado en las piernas de Uwer.De nuevo volvi el silencio. Una tibia brisa agitaba blandamente las hojas de los rboles.

* * *

No puede describirme a esos sujetos, capitn Brabben? pregunt el tenienteKeene, del Departamento de Polica.Lo siento. Tenan un aspecto muy comn. Ciertamente, los reconocera ahora mismo, si los viese de nuevo, pero la descripcin verbal puede corresponder a varios millones de hombres.No se fij usted demasiado, que digamos murmur Keene, quejoso. Brabben se pic.Teniente, haban pasado varios meses desde el intento de secuestro de la seorita Dzalia. A pesar de todo, supe reconocerlos en el acto, pero eso es todo lo que pude hacer. Su gas narctico actu en menos de cinco segundos.Y no sabe qu ha sido de ella.Lo saben ustedes? respondi Brabben malhumoradamente. Haba algunos policas revolvindolo todo.No creo que encontremos ninguna pista dijo el sargento Trudeau.Se la llevaron de la misma puerta asegur Brabben. No hubo lucha ni cosa que se le parezca.Un agente entr en aquel momento.Teniente, hay un vecino que dice haber visto salir a la seora Holmson inform. Al parecer, ella iba tan contenta con sus secuestradores.Seguro, Mike?El testigo as lo afirma, teniente. Keene mir de reojo a Brabben.Capitn, qu clase de relaciones le unan con la seora Holmson? pregunt.Era una mujer joven, hermosa y libre respondi Brabben cortantemente.Comprendo.

El sargento Trudeau le hizo seas a espaldas del joven. Keene mir en aquella direccin. Trudeau le sealaba una botella medio vaca. Al lado haba un par de copas con evidentes signos de haber sido utilizadas repetidas veces.Keene se puso en pie.Capitn dijo severamente, otra vez procure ser moderado con la bebida. El exceso de alcohol suele producir efectos muy raros en algunas ocasiones.Brabben se indign.Qu dice? Secuestraron a Greta...!Con aire de hasto, Keene hizo una seal a sus hombres.Vmonos, muchachos. La seora Holmson se fue de parranda con unos amigos, simplemente. Tal vez, en efecto, le recibi a usted para pasar la velada juntos, pero cuando vio que se haba emborrachado, cambi de opinin y se march a divertirse en otra parte. Esprela, ya volver.Brabben tena la boca abierta.Pero si yo...BLAM!El portazo que dio el ltimo polica al salir, le pareci a Brabben una carcajada de burla. Se acerc al estante y examin la botella y las copas.No tom ms que un trago murmur Es imposible que me haya emborrachado. Y Greta se haba ido con los dos secuestradores, voluntariamente al parecer.De repente se le ocurri una idea.Corri al lavabo y se inclin hasta casi meter la nariz por el desage.Lo de la borrachera fue un truco mascull, furioso, al advertir la treta de los dos desconocidos. El whisky que falta se fue por aqu.S, era fcil de adivinar, pero, adnde se haba ido Greta?La seora Holmson no volvi a la maana siguiente. Brabben la esper en vano.

CAPITULO V

Darryl Brabben hizo un viaje de tres meses de duracin. A su regreso, se encontr con una gran sorpresa.Moos haba regresado, nico superviviente de la Inquirer.El doctor Havanagh llam a Brabben apenas conoci la noticia de su vuelta.Darryl, se ha enterado? Moos est en el manicomio, igual que Harris.S, escuch las noticias durante el viaje de vuelta, a punto ya de aterrizar.Temo que la expedicin haya sido un rotundo fracaso se lament Havanagh. Moos ha repelido, punto por punto, lo mismo que dijo Harris. Yo no lo entiendo, se lo aseguro sinceramente.Aqu sucede algo extrao, doctor dijo Brabben a travs del videfono. Recuerda el juicio de Harris?Por supuesto.A m me dio la impresin, en todo momento, de que l no era l, no s si usted me entiende. Pareca ausente, contestaba mecnicamente, aunque, eso s, con perfecta coordinacin mental y verbal... Pero a m me dio la sensacin de que haba alguien dictndole las respuestas.Sugestin hipntica?Tal vez, doctor.Posiblemente, dado que el caso de Moos parece calcado del anterior. Pero entonces,quin los hipnotiz?Brabben se encogi de hombros.Lo siento. Eso ya escapa incluso a mi fantasa, doctor respondi.Los psiquiatras, desde luego, han probado el hipnotismo. Sin resultado, desde luego.Puede una mente ser superior a otra hasta el punto de prohibir a sta mencionar cosas que perjudiquen a la primera?Tericamente, s. Y los casos de Harris y Moos as parecen probarlo. Brabben se mordi los labios.De todas formas, a mi entender, los psiquiatras del establecimiento donde estn esos infelices no han empleado todos los procedimientos dijo.Brabben, no aventure juicios temerarios. Es uno de los mejores hospitalespsiquitricos que se conocen.S, pero hasta en esos sitios se llega a una especie de rutina, de la que es muy difcil salir. Han probado todos los procedimientos clsicos, algunos, incluso, muy aventajados, pero nada ms.Qu trata de decirme, Darryl?Le dar una respuesta cuando haya hablado con el doctor Wurtzburg contest el joven, sin querer entrar en ms detalles.

* * *El doctor Wurtzburg estaba ausente, inform a Brabben una linda secretaria.Tardar tres das en volver dijo la chica. Quiere que tome nota de su solicitud?

S, por favor, a nombre del capitn de corbeta Brabben, comandante de astronave. Asist a su segundo curso sobre Teora de la Psicologa Moderna.Muy bien, as se lo dir cuando regrese, capitn prometi la secretaria. Brabben se qued sin saber qu hacer.Tena por delante seis semanas de descanso antes de emprender su prximo viaje espacial. Conoca a un par de chicas, y cualquiera de ellas dara gritos de alegra cuando le propusiera ir a cenar juntos, pero no se senta con nimos de diversin.En lugar de ello, acudi a la casa de Greta Holmson.La seora Holmson ya no vive aqu inform el robot-conserje.Cul es su nueva direccin? pregunt Brabben.Respuesta negativa. Se desconoce contest la mquina.Al menos, conocer la fecha de su partida.S, seor.La fecha citada por el robot coincida plenamente con la del hecho que Brabben continuaba calificando de secuestro.Gracias dijo al robot-conserje.Nuestro deber es servir a los humanos le respondi el artefacto.Brabben torci el gesto. A veces se consideraba demasiado anticuado, aun reconociendo la utilidad de las mquinas.Una vez en la calle, busc una cabina telefnica.No me reconoce, teniente Keene? dijo, una vez establecida la comunicacin.Tengo buena memoria, capitn respondi el polica. Puedo servirle en algo?Greta Holmson contina desaparecida. No se la ha vuelto a ver desde el da en que denunci el secuestro.Seguro, Brabben?A menos que el robot-conserje me haya engaado...No parece probable, capitn. De todas formas, gracias por la llamada. Dar orden de investigar de nuevo. Ah, por qu ha tardado tanto en decrmelo?He regresado hace dos das de un viaje espacial. Hoy se me ocurri visitar a la seoraHolmson.Comprendo. Bien, haremos lo que podamos.Ah, teniente. Aquel da, no me emborrach. La mitad del licor que faltaba en la botella se fue por el desage del lavabo.Keene hizo una mueca.No somos infalibles reconoci humildemente. Deb haber ordenado una diligencia tan simple..., pero recurr a lo ms fcil. Dispnseme, capitn.Brabben sonri.Todos cometemos errores. Celebro haberle saludado, teniente se despidi. Consult su reloj. Eran las siete y media.Hora de cenar.A fin de cuentas, era joven y posea un apetito envidiable. Y quedarse sin comer no iba a resolver sus problemas.Un helitaxi le llev al Sybaris, uno de los ms acreditados restaurantes de la ciudad. Era viejo cliente y Moritz, el matre, le coloc en la mejor mesa.

Algo especial, capitn? consult Moritz.Usted ya conoce mis gustos sonri Brabben.El matre se inclin, ufano de que un cliente tan distinguido dejase en sus manos la eleccin del men. Luego se alej, no sin antes ordenar que sirviesen a Brabben un combinado.El joven encendi un cigarrillo. Entonces repar en una hermosa mujer en la que no se haba fijado hasta entonces.Estaba medio vuelta de espaldas a l y vesta un traje blanco, sin mangas, con gran escote en la espalda, lo que permita ver una piel clida y dorada. El pelo era muy abundante y de color oscuro, aunque en esta ocasin estaba peinado en un altsimo moo, de traza extica, sujeto por una larga sarta de perlas.Haba valiosos brazaletes de joyas ciendo los desnudos brazos de la mujer. Brabben, una vez se hubo recobrado de la sorpresa, se puso en pie y camin hacia la mesa donde estaba ella.Ya tena ganas de verte de nuevo, Greta dijo. La joven levant la cabeza y le mir extraada.Cmo ha dicho, seor? pregunt. Brabben se qued de piedra.Dzalia! exclam, sin poder contenerse.* * * La joven le dirigi una hechicera sonrisa.No quiere sentarse, capitn? invit.Brabben acept instantneamente.Tenemos mucho de qu hablar, seorita ...Llmeme por mi nombre, se lo ruego.Est bien, Dzalia, pero insisto en lo que he dicho. Quiero hablar con usted. Ella le mir penetrantemente.Lo cree necesario, capitn?Enfticamente, s.Moritz se acerc y le consult si deba servirle la cena en aquella mesa. Brabben hizo un signo de asentimiento y el matre se alej.Por qu no espera a que terminemos de cenar? Podemos charlar mejor en mi casa,no cree?Me invita a su casa?Si no pone objeciones...Ninguna acept l entusiasmado.Un camarero le sirvi el primer plato. Brabben se senta hervir de curiosidad.A pesar de todo, no renuncio a conocer algunos detalles de usted, Dzalia dijo.Por ejemplo?Ver... cuando la vi por primera vez, usted pareca la Cenicienta. Ella se ech a rer.Muy apropiado dijo. Y ahora?

Est cubierta de joyas.Puedo permitirme esos lujos, Darryl. Brabben dej de sonrer.Est pensando mal de m adivin Dzalia.Bueno, yo...Dzalia agit una mano.Moritz! llam.Al momento, seorita De Bruyter contest el maestresala.Vaya, ahora tiene apellido dijo Brabben, atnito.Por favor, Moritz rog ella, dgale al capitn quin soy yo. Moritz hizo un gesto de reprobacin, moderadamente confianzudo.Pero, capitn, por el amor de Dios... Quin no conoce, hoy da, a la famossima Dzalia de Bruyter, autora del Concierto de las Galaxias, la obra ms clebre de los ltimos cincuenta aos?Me ha dado mucho dinero sonri ella. Brabben se senta desfallecer.Compositora de msica dijo.As es confirm Dzalia. Pero, por favor, se le est enfriando la sopa y sera una lstima que la tomase fra. Pierde todo su atractivo.Brabben se llev la cuchara a los labios.Soy un zoquete para la msica confes.No se puede pedir que todo el mundo sea aficionado a ella dijo Dzalia.Pero me gustar or el Concierto de las Galaxias en su propia casa asegur l.

CAPITULO VI

S, la famosa obra haba dado mucho dinero a su autora, a juzgar por el lujo de su residencia. Brabben no acababa todava de salir de su asombro.El saln principal era enorme y decorado con gran gusto. En uno de los ngulos haba un piano de cola, del mismo color que la piel de Dzalia.Srvase usted mismo de beber indic la joven graciosamente. Mientras, yo interpretar el Concierto slo para usted.Ser una velada memorable afirm Brabben.La partitura estaba sobre el piano. Brabben ley su encabezamiento por curiosidad:Concierto de las Galaxias, Opus nm. 1, Dzalia de Bruyter.Los dedos de Dzalia iniciaron los primeros acordes. Brabben, con una gran copa entre las manos, se sent en un cmodo butacn.A los pocos compases, se sinti arrebatado por una extraa emocin. Era una msicaque sonaba lejansima, como si viniese de los ms remotos confines del Universo, atronadora a veces, trepidante en ocasiones, luego dulce y acariciante, pero en modo alguno complicada ni difcil de captar por odos profanos. Poco a poco, Brabben se sinti sumergido en una especie de esfera negra, constelada de estrellas, en la que slo se vea la silueta de la concertista, abstrada en su labor.El concierto termin con unos acordes que parecan la explosin de una estrella, disolvindose luego en la nada de unos piansimos. Las ltimas notas quedaron flotando largos segundos en la sala despus de que Dzalia hubiese dejado de tocar.La joven, sonriente, gir en el taburete para quedar frente a l.Qu le ha parecido, Darryl?Brabben sacudi la cabeza, como para arrancarse a la fascinacin que le haba producido la msica.Puedo decirle... que no s qu decirle... porque, precisamente, lo que le dijera no podra expresarle lo que se le debe decir?Dzalia lanz una argentina carcajada.Pngame una copa a m tambin, Darryl pidi Se ha dado cuenta aadi de pronto, que tenemos las mismas iniciales?Una afortunada coincidencia, desde luego.Brabben puso coac en una copa y se la entreg a la joven. Ella se puso en pie.Nadie ha elogiado mi msica mejor que usted dijo.Acaso porque soy un ignorante.Los conocimientos entran mejor en las mentes sin cultivar que en las que estn atiborradas de saber, sea de la clase que sea.Puede ser. Pero ahora, Dzalia, por qu no hablamos un poco en serio?Lo quiere as, Darryl?No deseo otra cosa, Dzalia.La joven pareci quedarse meditando unos segundos. Con gestos maquinales, se despoj de los brazaletes y luego deshizo su peinado, dejando que el pelo cayera largo y suelto hasta ms abajo de la cintura.

Pregunte, Darryl invit al cabo de unos instantes.Aquellos individuos la atacaron, por qu?Usted ya lo sabe. Queran secuestrarme.Bien, pero con alguna finalidad, no?S. Sospecho que queran devolverme a mi planeta de origen.Ah, usted no es terrestreDzalia hizo un signo negativo.Y bien, de dnde es? pregunt Brabben.Lo ignoro, Darryl.An no ha recobrado la memoria? Ella se puso las manos en las sienes.Trato de recordar... y siempre me tropiezo con una espesa niebla que me impide ir ms all de ciertos lmites en el tiempo. Tengo una vaga idea de haber escapado en una astronave, pero no puedo recordar ms. Eso es todo lo que puedo decirle sobre mi origen planetario, Darryl declar agitadamente.No se excite aconsej l. Si no quiere seguir hablando... Dzalia le dirigi una clida sonrisa.No importa contest. S que algn da tena que hacerlo... y por qu no hoymismo?Muy bien. Algo le sucedi que ha provocado en usted esa amnesia. Pero ya ha recordado su apellido.Es inventado, Darryl.Cmo?Cuando compuse mi concierto y lo present en el conservatorio, tena que dar algn apellido. Primero di uno vulgar, pero me aconsejaron que tomase uno de cierta sonoridad, algo as como un nombre artstico. Pero, en realidad contino ignorando mi autntico apellido.Tiene esperanzas de conocerlo algn da? Dzalia hizo un gesto ambiguo.No lo s. Y, en realidad, importa mucho?Tal vez para su futuro opin Brabben.Es posible, aunque, por ahora, no puedo hacer nada en ese sentido.Sin embargo, me hipnotiz.Y le orden que me olvidase. Brabben sonri.Dzalia, usted poda haberme ordenado olvidar muchas cosas, pero precisamente, me orden lo imposible contest.La joven se sonroj visiblemente.Por qu lo hizo? pregunt l, secretamente satisfecho del rubor que apareca en las mejillas de la joven.No estoy muy segura, pero... creo que alguien me lo orden repuso Dzalia.Hay algo oscuro en su vida, que usted misma ignora. Le gustara que se hiciese luz en esos pasajes que ahora le son desconocidos?Dzalia le dirigi una mirada penetrante.

Cree usted que me conviene?Y usted, no lo cree as tambin?Sobrevino una pausa de silencio. Dzalia se acerc al piano y toc unas cuantas teclas muy suavemente.De pronto, se volvi hacia Brabben.Darryl, hay alguna posibilidad de que yo vuelva a recordar todo lo que ahora he olvidado? pregunt.Brabben ech a andar hacia ella.S contest. Y es lo que ms deseo.Por qu? pregunt la muchacha.No te lo imaginas?Sobrevino una pausa de silencio. Dzalia respiraba profundamente, con rtmicos movimientos, que hacan subir y bajar su pecho.De qu color eran las pupilas de Dzalia?, se pregunt Brabben, mientras rodeaba conlos brazos su esbelta cintura.Se inclin hacia ella. En la mirada de Dzalia hall una respuesta afirmativa a su muda pregunta.

* * *

Estaban sentados, con las cabezas muy juntas. La de Dzalia se apoyaba en el hombro deBrabben.Crees que conseguirs bucear en mi mente? pregunt ella, despus de un largo silencio.No lo dudes. Sabremos quin eres, de dnde vienes, tus amistades... Todo, te lo aseguro. Y no padecers en absoluto, creme.Me siento muy contenta, Darryl, pero aunque siguiera en la ignorancia, ya no me importara.Brabben sonri complacido.Creo que me enamor de ti desde el primer momento que te vi, perseguida por aquellos granujas confes.A m me pas algo parecido respondi Dzalia.Entonces, no cabe duda; estamos hechos el uno para el otro. Pero ahora hemos de tener en cuenta una cosa.Qu es, Darryl?Tendremos que separarnos algunos momentos durante el da manifest l. Yo tengo que hacer cosas y necesariamente he de dejarte sola. Pero no sin proteccin.No te entiendo...Es fcil de comprender. Llamar a una compaa de proteccin y pedir que enven dos hombres para que te vigilen constantemente.Pero, Darryl, ya no corro peligro alguno!No me fo. Adems, me haba olvidado de decrtelo. Yo tena una buena amiga, un

poco frvola, y un buen da decidi cambiar de aspecto. Ya sabes, las modas.S sonri ella. Contina.Bien, era muy rubia y de piel blanqusima. Se tost la piel y oscureci su pelo. No te diste cuenta de que te confund con ella en el Sybaris?Es cierto record Dzalia. Cmo pudo ser eso, Darryl?Lo mismo les pas a los hombres que la secuestraron, que son, precisamente, los que te atacaron.Dzalia volvi la cabeza para mirarle, vivamente sorprendida.Oh, es cierto eso que me dices?Rigurosamente cierto confirm l. Por tal motivo, antes de que yo me marche de esta casa, habr aqu dos hombres que te protegern contra cualquier tentativa de secuestro, venga de quien venga. Y si tienes ganas de salir a alguna parte, te acompaarn constantemente. No es agradable, pero quiero estar seguro de que no te ocurre nada,comprendido?Ella le bes cariosamente.Har lo que t digas, Darryl contest. Oh, ya es de da! exclam de pronto.El tiempo se nos ha pasado volando reconoci l sonriendo.

* * *

El doctor Wurtzburg ha venido conmigo, para mayor garanta del experimento declar Brabben. No obstante, yo mismo podra manejar su psicograbadora, puesto que hice los estudios necesarios para ello.Leo Saiduz, director del hospital psiquitrico donde estaban internados los dos comandantes de astronave, hizo un gesto de asentimiento.He odo hablar de sus teoras, doctor Wurtzburg confes. A decir verdad, meparecen muy interesantes.Gracias, colega. Mi antiguo alumno me habl de esos dos casos y mi curiosidad se pic hasta lmites increbles. Puedo ver a los pacientes?Si le parece, empezaremos primero por el capitn Moos indic Saiduz.Por qu? quiso saber Brabben. Yo cre ms interesante empezar por Dan Harris. Saiduz hizo un gesto de pesimismo.Empeora gradualmente dijo. Es algo que se produce con gran lentitud, porsupuesto, pero, inexorablemente, llegar el da en que se suma por completo en estado catatnico y acabe por fallecer.Brabben se qued helado.Es cierto eso, doctor?No hay la menor duda acerca de su desdichado futuro, capitn confirm el doctorSaiduz.

CAPITULO VII

Harry Moos estaba sentado en un silln, junto a la ventana, con la mirada perdida en el infinito. Los tres hombres entraron en la estancia, seguidos de un enfermero, que empujaba un carrito en el que iban los instrumentos del doctor Wurtzburg.Hola, Harry salud Brabben.Moos volvi la cabeza y le mir inexpresivamente.Qu tal, Darryl? Has venido a rerte de m?No es eso...Ahora yo estoy en las mismas condiciones que Harris. Me pas exactamente igual. Puedes burlarte lo que quieras, no te lo reprochar.Repito que no he venido a burlarme de ti, Harry. Todo lo contrario, quiero ayudarte. Mira, ste es el doctor Wurtzburg, quien tambin est aqu con el mismo propsito.Qu tal, capitn Moos? salud el aludido.Hola, doctor. Qu piensan hacer conmigo?Muy sencillo: explorar su mente...Ya lo han hecho los psiquiatras del hospital.Pero no por mi procedimiento, capitn.Qu tiene de distinto de los que usan aqu? Wurtzburg sonri.Bien, no quisiera parecer petulante, pero yo lo calificara de infalible en sus resultados contest.He sido sometido a varias formas de hipnosis. En estado hipntico no he dicho nada que no haya declarado previamente con plena consciencia respondi Moos agriamente.No lo dudo, capitn, pero, repito, esto confirmar o desechar sus declaraciones de un modo irrefutable.Supongamos que lo que dije es cierto. Se me declarar inocente y, por tanto, libre? Wurtzburg se volvi hacia Brabben,.,En tal caso, yo hablara con Havanagh dijo el joven. Se solicitara inmediatamente una revisin de tu proceso, lo que, de accederse a ello, implicara tu libertad provisional.Est bien accedi Moos finalmente. Pero, insisto una vez ms: Nos atacaron aquellos jinetes salvajes!Y en la nave, qu pas? Por qu murieron todos?Slo te puedo decir una cosa: el mdico que haba quedado a bordo, no fue de los primeros en morir. Antes pudo examinar a dos o tres y su diagnstico fue el mismo en todos los casos: colapso cardaco.Provocado por...?Moos se encogi de hombros.Lo ignoro. El corazn se les par a todos menos a m, eso es todo lo que s respondi.Muy bien dijo Wurtzburg. Adelante, pues.El propio Brabben colabor en el manejo de los instrumentos. Instantes despus,

Moos tena puesto un gran casco en la cabeza, externamente de forma cbica, del que partan varios cables de distintos colores, que iban a parar a una gran caja de control, cuya cara superior estaba llena de esferas indicadoras.Frente al paciente se haba situado una pantalla de proyeccin, de dos metros de lado.Wurtzburg baj unas gafas de gruesos vidrios, completamente negros, colocados en el casco, y cubri los ojos de Moos.Ahora, capitn dijo, reljese por completo. Deseche sus nervios, piense solamente que las preguntas que le voy a hacer pueden ser la base de su curacin... y por tanto, de su inocencia.S, doctor.Muy bien. Empezaremos inmediatamente. Lo que usted piense, se reflejar con absoluta exactitud en la pantalla.Y ser la verdad de lo que ocurri all dijo Brabben.La verdad de lo que vio l puntualiz Wurtzburg. Pero en tal caso, significar que alguien le hizo ver imgenes perjudiciales, con lo que su inocencia quedar demostrada.Entiendo, doctor.Bien, capitn Moos. Puede usted recordar lo que pas, a partir del momento en que avistaron aquel planeta? pregunt Wurtzburg, ya situado junto a la caja de control de la psicograbadora.S, doctor. Cuando avistamos aquel planeta...

* * *

No hay duda dijo Wurtzburg dos horas ms tarde. Dan Harris haba sido igualmente examinado y sus respuestas eran idnticas a las de Moos. Fueron atacados por unos seres extraos, vestidos como los cow-boys de finales del siglo XIX. Ellos los vieron as, lo cual no significa que sus atacantes fuesen cow-boys ni empleasenWinchester y Colt.Usaron otra clase de armas dijo Brabben.Desconocemos cules pudieron ser, salvo sus efectos.Que fueron mortales. Todos perecieron.S, pero hay algo que me extraa sobremanera.Qu es, doctor? pregunt Brabben.En las dos expediciones hubo un superviviente por cada una de ellas. Casi hubiera parecido ms lgico exterminar totalmente a ambas tripulaciones, no le parece?Quiz los atacantes queran que alguien trajese la noticia a la Tierra, doctor.Con qu objeto? pregunt Wurtzburg.Es bien sencillo: disuadirnos de explorar aquel mortfero planeta. Wurtzburg hizo un gesto de duda.En tal caso, fue una decisin errnea contest, porque ahora, ms que nunca, se siente un mayor inters por conocer el enigma de aquel extrao mundo.Eso s es verdad, doctor. Bien, si no tiene inconveniente, ir a ver al doctor Havanagh y le comunicar e resultado de las experiencias. Con esto, podremos pedir la revisin

de los dos procesos.Me parece muy bien, capitn. Y si necesita algo de m, pdalo sin vacilar; usted fue uno de mis ms aventajados alumnos.Cuando hice el curso, pensaba en evitar posibles dificultades durante alguno de misviajes espaciales respondi Brabben sonriendo. Pero ahora ya no estoy seguro de que vaya a continuar en el oficio.Por qu no? se extra Wurtzburg. Tiene usted un prestigio reconocido por todos...A veces, uno siente deseos de anclar para siempre en tierra firme, doctor contest el joven enigmticamente.Pensaba en Dzalia... y no quera que un da pudiera sucederle a la joven lo mismo que le haba sucedido a Greta Holmson.A m no me olvidar porque yo est largas temporadas ausente de la Tierra, se dijo.

* * *

As, pues, el experimento dio resultado dijo Dzalia.Total y absolutamente positivo contest Brabben. Ella se qued muy pensativa.Y eso es lo que quieres hacer conmigo?Me gustara. Llegaramos al fondo de tus recuerdos, los proyectaramos en la pantalla y conoceramos todo tu pasado.Dzalia no estaba muy convencida.Y si ahora resultase que no me interesa tanto? pregunt.Por qu? se extra Brabben.Dzalia apoy la cabeza lnguidamente en el hombro masculino.Te he conocido a ti respondi.Ah.Brabben vacil tambin.Resultara conveniente llegar al pasado olvidado de Dzalia? No sufriran mayores perjuicios que los posibles beneficios que pensaban obtener?De pronto, llamaron a la puerta. Dzalia se enderez.Quin puede ser? dijo, alarmada.Esperas alguna visita? inquiri Brabben.No, en absoluto.Entonces, djame, yo ir.Los guardaespaldas aparecieron en la puerta de la sala que daba a la cocina. Brabben les hizo un gesto con la mano.Se puso en pie y abri la puerta. Un gesto de sorpresa se dibuj en su cara al reconocer a su visitante.Caramba, usted por aqu dijo.

Molesto? pregunt el teniente Keene.Hombre... Brabben se ech a un lado. Pero, cmo supo que yo estaba en casa de la seorita de Bruyter?Keene sonri con malicia.Me lo dijo el matre del Sybaris. Ustedes le pidieron la cena hoy, as que no ha sido difcil llegar a una conclusin respondi.Desde luego. Conoce a Dzalia de Bruyter? El polica salud cortsmente.Cmo est, seorita?Es el teniente Keene dijo Brabben.Encantada, teniente salud Dzalia.Los guardaespaldas se haban retirado discretamente.Y bien, Keene? pregunt el joven.He venido a pedirle un favor, capitn.A m? se extra Brabben.S. Antes de nada, le dir que puede darse por confirmado el secuestro de la seoraHolmson.Ya lo deca yo... Keene suspir.S, la razn estaba de su parte, capitn confirm. Pero, precisamente por eso mismo necesito que me ayude.No hay inconveniente acept Brabben. Qu he de hacer?Los capitanes Harris y Moos estn libres. La prueba de la psicograbadora ha sido decisiva. Ese Wurtzburg es un to con toda la barba exclam el polica pintorescamente. Mira que traducir en imgenes visibles los pensamientos humanos!S, es un cacharrito muy interesante sonri el joven. Pero no s qu tiene que ver la psicograbadora con todo este asunto.Es muy sencillo, capitn. Usted dijo que reconocera de inmediato a los secuestradores de la seora Holmson.Que son los mismos que intentaron... Eh, oiga! dijo Brabben de pronto. Teniente, no estar usted insinundome que yo me someta a la accin de la psi- cograbadora.Keene sonrea plcidamente.Qu listo es usted! dijo. Me ha adivinado el pensamiento y todo.Pero no veo qu inters pueda tener...Se lo explicar, capitn. Usted puede reconocer a los secuestradores, pero la descripcin que da de ellos es muy vaga, por su aspecto comn y corriente.S, claro.Y las imgenes que la psicograbadora proyecte en la pantalla, procedentes de su cerebro, pueden ser reproducidas luego cuantas veces se desee.Esa es la ventaja del aparato, Keene.Muy bien contest el polica. Puesto que no tenemos ninguna fotografa de los secuestradores, usted nos las va a proporcionar, a fin de facilitar nuestra labor de identificarlos, localizarlos y proceder a su arresto.

CAPITULO VIII

No me invitas a otra copa, Dick? pregunt la rubia. Dick Chaffery arroj una moneda sobre el mostrador.Tmate una botella contest.El barman emiti una sonora protesta.Eh, viejo borracho, saque ms dinero si quiere invitar a una botella a la chica. Con eso no tiene ni para media copa.Chaffery se indign.Ni soy viejo, ni estoy borracho dijo. Claro que no soy un chico y que estoy a medios pelos, pero la diferencia...Ms dinero pidi el barman, inflexible.No tengo, Joe.El barman mir a la rubia.Lo siento se disculp. Bscate otro con ms pasta, Polly.A veces, una tambin comete sus errores ri la mujer estridentemente.Espera, hombre gru Chaffery. No me vayasa tomar por un pobretn. De momento, no tengo dinero a mano, pero llevo encima algo que vale bastante.Meti la mano en el bolsillo y sac una piedra de color rojo, que lanz sobre el mostrador.Ah tienes dijo. Si ese rub no vale seis mil crditos, no vale ninguno.Suponiendo que no sea un pedazo de vidrio coloreado contest Joe insultantemente.Es un rub autntico, aunque sin tallar asegur Chaffery. Por ser para ti, te lodejo en dos mil. Y una botella para Polly. Joe dud un momento.Chaffery era un veterano astronauta, que haba estado en los parajes ms remotos e inimaginables. Y si se trataba de un rub autntico?Eh, t, Billy, ven un momento! llam.Un hombre se levant de la mesa en que estaba bebiendo con unos amigos.Qu te ocurre, Joe? pregunt.Mira este pedrusco, Billy. T entiendes de piedras preciosas, Chaffery asegura que es un rub legtimo. Qu opinas?Billy Mac Baigh tom la piedra con dos dedos, gui un ojo y la examin crticamente durante unos momentos, en medio de una gran expectacin.Luego, con gran parsimonia, dej el rub sobre el mostrador, meti la mano en el bolsillo, sac un fajo de billetes y separ unos cuantos.Cinco mil anunci.Acepto dijo Chaffery vidamente. Joe intent protestar.Eh, que me lo vendas a m...Ibas a pagar ms de dos mil? se ri Chaffery desconsideradamente. Gracias, Billy Mac Baigh.

Las gracias debo drtelas yo contest el aludido. Y ya sabes, cuando tengas ms pedruscos de la misma clase, avsame.Lo tendr en cuenta, Billy. Adis a todos se despidi Chaffery.Eh, t, t, pero no ibas a pagarme una botella? le record la rubia. Chaffery hizo una mueca.Que te la pague Joe contest abruptamente. No me gusta que las mujeres confen en m slo cuando tengo dinero fresco.Y se encamin hacia la puerta, silbando alegremente.Por el momento, haba resuelto su problema econmico. Pero sus fondos se agotaban.No me gusta, pero voy a tener que hacer otro viajecito al manantial para dar trabajo nuevamente al Banco se dijo.

* * *

Llamaron a la puerta.No se mueva, seorita dijo uno de los guardaespaldas. Yo abrir.Dzalia permaneci sentada junto al piano. Estaba revisando la partitura de una de sus ltimas composiciones.Debe de ser Darryl, pens.El vigilante abri la puerta. Delante de l, un hombre dispar una pistola radiante.Se oy un grito de agona. El otro guardaespaldas apareci en el extremo de la sala, armado con una pistola de idntica clase.Pero fue demasiado lento para el atacante y cay fulminado por la descarga.En el centro de su pecho, se vea una mancha negra, circular, de la que se desprenda una leve columnita de humo.Dzalia gir en el taburete y se enfrent con los dos individuos que avanzaban hacia ella.Por fin te hemos encontrado dijo uno.S contest la joven con voz inexpresiva.Nos ha costado mucho ^-aadi el otro.Pero mereci la pena.Hemos cumplido nuestra misin en parte.Ahora slo falta rematarla.El te necesita, Dzalia. La joven se puso en pie.Ir adonde l me espera respondi.Sin ser objeto de violencia, sin la menor indicacin por parte de los dos individuos, Dzalia avanz con paso firme hacia la puerta.

* * *

Brabben se levant las gafas negras y luego se quit el casco.Satisfecho, teniente?An tengo la boca abierta confes Keene, con los ojos fijos en la pantalla.Los conoce usted?No, nunca los he visto, Darryl.En ese caso, la identificacin va a resultar dificililla augur el joven.Bueno, el procedimiento Wurtzburg es algo novsimo admiti Keene. Ahora bien, nosotros tenemos tambin mtodos muy buenos para dar con una persona, partiendo de su fotografa, en este caso, su imagen psicoproyectada.Es lo mismo sonri Brabben. Cules son esos procedimientos, Sam? Los dos hombres ya tenan cierta confianza entre s.En primer lugar, como puede apreciar, Darryl, los rostros de los secuestradores estn amplificados a cuatro veces su tamao natural dijo el polica. Tomaremos copias de sus caras por el procedimiento antropotopogrfico, es decir, cuadriculacin de las facciones. Cada cuadro tiene una cifra asignada, segn las caractersticas faciales del individuo. El conjunto de cifras compone una clave, que se perfora luego en una tarjeta.Y la tarjeta va a la computadora.Exactamente.Pero, y si no existe fotografa alguna del individuo?Puede ocurrir, pero es difcil. Cada centro tiene su archivo: gobierno, ministerios, dependencias oficiales, grandes empresas... Adems, estn los centros donde se expiden los documentos de identidad.En resumen, que los secuestradores no tienen escape.Eso espero yo sonri Keene. Creo que dentro de veinticuatro horas podr conocer sus nombres.No est mal. Sam, me descubro ante usted.Keene ech a rer.El sombrerazo debe ser mutuo contest. Ese artefacto es maravilloso.En otros tiempos hubieran dicho que era obra del diablo, Sam.Hum! El diablo es menos complicado que los humanos manifest Keene sentenciosamente. Pero dudo mucho que la psicograbadora pueda utilizarse algn da en los procedimientos judiciales.Por qu? Todo consiste en obtener el consentimiento del acusado o de lostestigos.S, pero eso es cuenta ya de quienes elaboran las leyes, Darryl. Nosotros nos limitamos simplemente a hacerlas cumplir.Eso es verdad. Bueno, algn da se resolver el problema. Me ayuda a recoger la mquina, Sam?Con mucho gusto, Darryl.

* * *

Dzalia sali de la casa, flanqueada por los dos individuos, atraves el jardn y lleg a la

acera.Un hombre pasaba en aquel momento, silbando una vieja cancioncilla. El individuo mir distradamente a Dzalia y sigui andando.A los dos pasos se detuvo en seco. Luego gir en redondo.Eh, Dzalia! grit.La muchacha no le mir siquiera. Dick Chaffery corri hacia ella.Pequea Salvaje, es que no me reconoces? exclam ansiosamente.Aprtese, amigo dijo uno de los acompaantes de la muchacha.Eh, poco a poco protest Chaffery. Yo conozco a esta chica y quiero hablar con ella. Son ustedes policas?Somos...No discutas, Harv dijo su compaero. Vamos, Dzalia. Chaffery frunci el ceo.Dzalia, ests igual que cuando te conoc dijo Adnde te llevan estos rufianes?La joven no contest. Estaba rgida, inmvil, con la vista perdida en el infinito. Slo se adverta en ella el rtmico movimiento de su pech, reflejando la respiracin.Vamos, lrguese dijo el tipo llamado Harv.Chaffery era un sujeto alto y membrudo. Tena muchos defectos, pero no era torpe.Si no son policas, se la llevan ilegalmente dedujo.El compaero de Harv retrocedi un paso y sac una pistola. Chaffery, veloz como una centella, estir la mano, agarr la del sujeto y peg un violentsimo tirn.Se oy un agudo grito. Un cuerpo humano vol por los aires y aterriz media docena de metros ms lejos.Chaffery gir en redondo. Su puo se dispar con indescriptible violencia. Los huesos de una nariz crujieron. Harv se desplom fulminado.Ests libre, Pequea Salvaje dijo Chaffery satisfecho.Entonces, Dzalia lanz un suspiro, cerr los ojos y cay hacia adelante. Chaffery alarg los brazos y pudo recogerla a tiempo.Pobre chica murmur. Lo que han debido hacerla padecer estos miserables. Avanz con ella en brazos hacia la casa. Al llegar a la puerta, se encontr con unespectculo que pona los pelos de punta.

CAPITULO IX

Se oy una sirena policial. Dos coches, llenos de agentes, se detuvieron frente a la casa. Brabben y Keene se apearon del primero y corrieron hacia la puerta. Chaffery sali a suencuentro.Hola, Darryl salud.Dick exclam Brabben. Qu diablos haces t aqu?Por encima de los hombros de Chaffery, vio a Dzalia tendida en el divn y sufri una fuerte impresinNo temas, Darryl le tranquiliz Chaffery. Slo est desmayada. Keene y sus hombres examinaban ya los cadveres de los guardaespaldas.Sargento, llame al forense orden Keene.S, seor.Keene se uni a los dos astronautas.Cunteme lo ocurrido pidi a Chaffery.Es el teniente Keene present Brabben. Est encargado del caso. Dick Chaffery es capitn independiente.Buscador de tesoros sonri el aludido.Un vagabundo del espacio, calific Keene mentalmente. Haba muchos comoChaffery, libres, desligadosde todo lazo con las grandes empresas astronuticas. Eran hombres que amaban su libertad por encima de todo y, ganasen o perdiesen en sus viajes, seguan aferrados a sus ideas de independencia.Muy bien, capitn Chaffery dijo el polica. Qu pas, exactamente? Chaffery hizo un sucinto relato de lo ocurrido.Qu fue de los secuestradores? pregunt Keene despus.Sal y les quit las pistolas. Pens que estaran dormidos ms tiempo y me volv adentro para atender a la chica. Por lo visto, no les pegu muy fuerte. La siento.Ya los encontraremos asegur Keene. Lo nico lamentable es la muerte de dos inocentes.Ahora ya hay ms que secuestros dijo Brabben. Ya se han cometido dos asesinatos.Keene puso cara seria.Lo cual indica el inters que tiene alguien en apoderarse de Dzalia dijo. Brabben se volvi hacia su amigo.Dick, dnde conociste t a Dzalia? pregunt.Chaffery baj la vista para contemplarse las puntas de los pies.No me gustara tener que decirlo contest.Es su obligacin, capitn indic Keene.Bueno, no tiene ningn nombre... Yo aterric all y me la encontr vagando por los campos. Pareca perdida y no recordaba nada de lo que le haba sucedido, as que pens en traerla conmigo en el viaje de vuelta. Por supuesto, yo soy un caballero; s distinguir a las mujeres y Dzalia no es una cualq...S, s dijo Brabben, impaciente, ya me figuro que t te portaste con la mayor correccin con ella. No es que no te gusten las mujeres, pero hay otra cosa que te gusta tanto o ms. Me equivoco, Dick?Chaffery emiti una sonrisa llena de malicia.Ests en lo cierto, muchacho contest. Bueno, como digo, la encontr all, y le

habl de venir conmigo a la Tierra, pero en cuanto me descuid, desapareci de mi vista y... hasta hoy!El mdico forense lleg en aquel momento y empez a reconocer los cadveres. Brabben hizo una pregunta a Chaffery:Pero, bueno, es que no grabas t en tu computadora orbital los datos de tu viaje?Claro que s, aunque sabra ir all con los ojos cerrados. Y voy en ms de una ocasin. Yo le llamo mi Banco particular, aunque no es dinero precisamente lo que saco de aquel planeta...El nombre, Dick, el nombre pidi Brabben, al borde de la exasperacin.Pero si ya te he dicho que no tiene ninguno!Es que no recuerdas siquiera sus cifras identificativas? bram el joven.Hombre, eso s, en las cartas estelares est sealado como N. S. - 15 - 004.

* * *

Es increble dijo Brabben. Dos expediciones, suficientemente equipadas y pertrechadas, compuestas por ms de cien personas cada una, van a ese planeta... y mueren todos menos dos. En cambio, este pillo va y viene de N. S. cada vez que le da la gana..., y nunca le sucede nada!Ah, yo no s por qu ser dijo Chaffery, pero lo cierto es que ya he estado all media docena de veces y nunca me ha ocurrido nada de particular. Bueno, encontr un arroyo que... Oye, Darryl, puedo tomar un trago? Tengo la boca seca...Bebe lo que quieras gru Brabben.Gracias, muchacho.Keene estaba no menos asombrado que el joven.Pero, cmo ese individuo puede entrar y salir de aquel planeta sin morir? exclam.Sam, le aseguro que no lo entiendo. Una cosa es cierta: Chaffery no miente.Oiga, antes dijo que tena cierto defectillo... Brabben movi la cabeza.Mrelo usted mismo, Sam indic.Chaffery estaba sirvindose una generosa dosis de licor.Comprendo. Le gusta beber dijo Keene.No se emborracha hasta perder el sentido, pero raramente lo encontrar usted completamente sereno.Vamos, que es de los tipos que cuando no tienen el vaso lleno es porque acaban devaciarlo y van a llenarlo de nuevo.Ms o menos. Y si quiere que le diga una cosa, a m tambin me gustara saber por qu Chaffery puede entrar y salir libremente de N. S.Tal vez eso nos explicara la presencia de Dzalia en aquel planeta... El forense se acerc en aquel momento.Muerte por electrocucin diagnostic. Enviar mi informe ms adelante, cuandohaya terminado todo.Gracias, doctor. Sargento Trudeau! llam Keene.Seor? contest el aludido.Ya pueden llevarse los cadveres. Yo me quedo aqu todava un rato.S, seor.En aquel momento, Dzalia se agit un poco y lanz un hondo suspiro.

Ya vuelve en s dijo Brabben, muy aliviado.

* * *

Una taza de caf con unas gotas de coac acab de reanimar a la muchacha. Los tres hombres, Brabben sentado a su lado, la contemplaban ansiosamente.Te encuentras mejor? pregunt Brabben.S. No s lo que me pas... Me desmay, creo...Se me cay redonda en los brazos dijo Chaffery.Ya habas puesto fuera de combate a sus secuestradores, Dick? pregunt el joven.S. Ella estaba rgida, como una estatua. De pronto, perdi el sentido y...Le pas lo mismo conmigo dijo Brabben. El desmayo no fue sino una reaccin defensiva de su subconsciente.Reaccin? Por qu? inquiri Keene.Haba pasado un trance muy amargo, un gran susto. El shock era inevitable. Por unos momentos, ella quera olvidar lo ocurrido.Ah, comprendo. Le dijeron algo sus secuestradores, seorita? quiso saber Keene.No recuerdo. Los vi en la puerta... y todo se borr de mi mente en el acto. Keene se volvi hacia Brabben.Temo que va a tener que emplear con ella la psicograbadora dijo. No le queda otro remedio, si quiere saber exactamente lo que sucedi aqu a partir del asesinato de los guardaespaldas.Usted lo quiere saber tambin, Sam.Figrese, Darryl.Muy bien, pero ella no est ahora en condiciones. Necesita, por lo menos, veinticuatro horas de descanso.Lo encuentro razonable admiti el polica. Se puso en pie. Se cuidar usted de ella?Por supuesto, Sam.Darryl, si necesitas ayuda... se ofreci Chaffery. Ya s que soy un borrachn, pero tengo buenos puos.Brabben sonri.No estara de ms que te quedases aqu, Dick accedi. A menos que tengas otro compromiso, claro.Esta noche no tengo ninguno respondi el vagabundo del espacio. Keene se march. Brabben se volvi hacia la muchacha.Creo que deberas intentar descansar. Necesitas algn sedante? consult.No. Me parece que podr dormir sin ayuda de narcticos.Mejor, en ese caso, nosotros estaremos velando toda la noche. Dejar abierta la puerta del dormitorio, para que puedas ver la luz.Dzalia le dirigi una clida sonrisa.Gracias, Darryl. Y a usted tambin, capitn Chaffery.Ha sido un placer asegur el aludido. Los dos hombres quedaron solos.Creo que yo tambin necesito una copa dijo Brabben. Chaffery llen dos y le entreg una.Me alegro de haber llegado a tiempo, Darryl dijo.Fue una afortunada coincidencia sonri el joven. Algn da nos explicars cmo

puedes entrar y salir libremente, de N. S., pero, mientras tanto, dime, qu hay all que t lo consideras como tu Banco particular?Chaffery sonri maliciosamente, mientras miraba el fondo 3e su copa.Muchacho, me prometes no revelar a nadie el secreto? pregunt. Brabben alz la mano derecha.Cuenta con mi discrecin respondi.Est bien. Conozco un sitio donde abundan los rubes como guijarros en el lecho de un arroyo.Brabben se qued estupefacto.En realidad aadi Chaffery, mientras llenaba de nuevo su copa, los guijarros del arroyo son rubes.Gozndose del asombro de su amigo, Chaffery camin hacia un divn, en el que se repantig voluptuosamente.Pero si quieres que te diga la verdad, no me agrada ir mucho a N. S. dijo. Bebi un poco y sigui: Aquel planeta no me gusta nada, salvo por los rubes. Algunos son como el puo, aunque yo, para no levantar la liebre, los parto a martillazos y los hago pedazos ms pequeos.Bebi de nuevo y dej la copa en una mesita contigua.No, seor, no me gusta ir mucho a N. S. Bos-tez aparatosamente. Cada vez que piso aquel planeta, me parece que soy observado por cientos de ojos que me miran de todas partes... de los rboles, del suelo, desde las piedras... Hay veces que me digo si aquello no ser una cosa viva...Chaffery dej de hablar repentinamente. El murmullo de sus palabras se convirti en un rtmico ronquido.Sumamente preocupado por lo que acababa de escuchar, Brabben apur el licor de su copa a pequeos sorbitos.No se poda dudar de las palabras de Chaffery. In vino veritas, recit mentalmente el viejo aforismo latino. El alcohol le haca ser sincero, adems de parlanchn, pero, por otra parte, estaba la amistad que exista de antiguo entre los dos hombres.Un planeta en donde todos moran, pero en el cual Chaffery entraba y sala como en su propia casa. Por qu la diferencia?Y no es una diferencia pequea, sino que se trata de la vida o de la muerte sedijo, tremendamente desconcertado.Al cabo de un rato, se asom a la puerta del dormitorio de Dzalia. La joven dorma sosegadamente.Era una radiante visin de belleza, con el abundante, cabello extendido como un abanico de bano sobre la blancura de la almohada y un mrbido brazo dorado asomando desnudo fuera del embozo de las sbanas.Brabben se prometi en aquel momento que no descansara hasta desvelar el enigma que era la vida anterior de Dzalia, y no slo por l, sino por ella. Por el futuro de ambos.

CAPITULO X

Un extrao sonido despert a Brabben. Asombrado, se dio cuenta de que estaba tendido en el divn.Consult el reloj. La hora era muy avanzada, casi medioda. Entonces record que haba velado toda la noche.Chaffery empez a vigilar con el alba. El sonido se repiti. Brabben se qued atnito.Era Dzalia y rea alegremente, con espontaneidad, sin sombra de complejos. Una voz ms grave y profunda la acompaaba en sus risas.Estir los brazos y se puso en pie. Sin duda, Chaffery le contaba alguno de los infinitos chistes que conoca. Las carcajadas de la joven indicaban un relajamiento en la presin de su mente.Se asom a la puerta de la cocina. Los dos estaban sentados a ambos lados de la mesa.Puedo conocer el motivo de ese jolgorio? pregunt.Oh, Darryl dijo ella. Siento haberte despertado...Dormas tan a gusto, que no quisimos despertarte para el desayuno manifestChaffery. Quieres una taza de caf?Me sentar bien, en efecto, pero antes voy a ir al bao... El timbre del videfono son de pronto.Yo atender la llamada dijo Brabben.Gir sobre sus talones y se encamin a la sala. Conect el aparato y la imagen del teniente Keene apareci en la pantalla.Hola, Darryl salud el polica. Todo bien por ah?S, desde luego. Hemos pasado una noche tranquila.Tengo noticias para usted. Los secuestradores han sido ya identificados.Magnfico. Eso facilitar su labor de bsqueda, no cree, Sam? Keene hizo una mueca.Depende contest.Depende, de qu? se extra Brabben.Bueno, se pueden pensar muchas cosas... incluso que hemos contemplado las imgenes de dos fantasmas.Vamos, Sam, djese de bromas rezong el joven. Por qu no lo suelta de una vez?Es que... Ver, ni yo mismo me lo creo. Los secuestradores son Harvester Mac Kenzie y Filippo da Rosa.Esos nombres no me suenan, Sam.Al capitn Harris s, Darryl. Ha estado aqu y los ha identificado concluyentemente. Mac Kenzie y Da Rosa pertenecan a la tripulacin de la Meteor y, oficialmente, se les considera muertos.Rayos! jur Brabben, sin percatarse de que no estaba solo.Ahora ya sabe lo que hay, Darryl. A m slo me resta buscarlos, aunque no s cmo voy a dar con dos fantasmas, porque son ellos, no cabe duda.Entonces, sobrevivieron y regresaron a la Tierra.Cmo? exclam Keene. Las dos nicas naves que han estado en aquel planeta son la Meteor y la Inquirer y de ellas, hecho absolutamente irrefutable, slo desembarcaron sus capitanes. Los cuerpos que se encontraron a bordo eran de tripulantes muertos y, adems, ninguno de ellos era Mac Kenzie o Da Rosa.

Keene cort la comunicacin.Extrao, muy extrao coment Chaffery detrs de Brabben. El joven se volvi.Dick, cundo estuviste en N. S. por ltima vez? pregunt.Bueno, har unos seis meses... Pero no traje ningn polizn a bordo! exclam Chaffery, adivinando los pensamientos de su amigo. Yo puedo hacer trampas con la aduana y pasar de matute una bolsita llena de rubes; sin embargo, no soy tan tonto como para hacer otras cosas. Me privaran de mi licencia de comandante de astronave y eso no me conviene en absoluto.S, tienes razn convino Brabben. Chaffery era un trapacero, aunque conoca muy bien los lmites que no deba traspasar.Mir fijamente a Dzalia. Ella le devolvi la mirada.Cmo te encuentras? pregunt.Perfectamente respondi la muchacha.Tienes inconveniente en someterte a la psicograbadora?Ninguno acept ella sin vacilar.

* * *

Dzalia estaba sentada en un cmodo butacn, con el casco colocado sobre la cabeza y las gafas ocultando sus ojos. El doctor Wurtzburg manipulaba en la mquina.Adems de Brabben, estaban presentes tambin el doctor Havanagh, en su calidad de presidente de la Liga de Comandantes de Astronave, el teniente Keene y Dick Chaffery.Reljese, seorita aconsej el doctor Wurtzburg. Deje su mente en blanco. Haga como si fuera a dormirse.S, doctor.Olvdese de todo, de todos nosotros... No se concentre en nada. Procure vaciar su mente de todo pensamiento, de cualquier clase... o mejor, piense en una gran pared blanca y lisa, sin ninguna inscripcin.Estoy viendo una pared muy grande, blanca y lisa... recit la muchacha con voz tona.Todos los presentes observaban un silencio absoluto. De pronto, aparecieron en lapantalla unas imgenes.Eran los restos de una astronave, de la que an se desprendan unas volutas de humo. Una muchacha sali tambalendose por una de las escotillas.Brabben reconoci a Dzalia inmediatamente, aunque con siete u ocho aos menos.Entonces, calcul, ella no tena siquiera dieciocho aos.Las imgenes se sucedieron rpidamente. Los espectadores pudieron apreciar el terror que Dzalia senta al encontrarse sola en un planeta desconocido.Luego la vieron cazando y pescando. Lo haca muy bien. El alimento no le faltaba jams. En cierta ocasin, vieron cmo la rama de un rbol se inclinaba por s sola, para que Dzalia no tuviera que molestarse en estirar los brazos y recoger los tentadores frutos quependan de la rama.Una vez, vieron un montn de ramas secas, como para una hoguera. El fuego se encendi por s solo.Pero se vea claramente que Dzalia no era feliz. Estaba triste y melanclica. A vecesapareca en posturas lnguidas, que hacan pensar se pasaba horas y horas inmvil, como si se abandonase por completo a una existencia sin objetivo alguno.

Las imgenes presentaron a Dzalia en cierta ocasin volviendo a la nave destrozada. Dzalia empez a recorrer su interior. De pronto, vio algo que atrajo su inters, pero abandon la nave a los pocos momentos. A Brabben le dio la sensacin de que ella no lo haca de buen grado.Ms adelante, Dzalia encontr una gran parra silvestre y comi un gran racimo de uvas.Luego exprimi un par de racimos ms sobre un cuenco hecho de la cscara de un gran fruto seco, aadi algo de agua y bebi de aquel refresco.La expresin de la joven cambi. Ahora era alegre, optimista.Eso me recuerda a No, cuando se bebi su primer trago de vino dijo Chaffery.Silencio gru Wurtzburg.Dzalia corri hacia la astronave y se meti en su interior. Busc uno de los cohetes auxiliares de emergencia, se meti dentro, cerr la compuerta y empuj la palanca de disparo.El cohete sali proyectado a las alturas. Ms tarde, vieron que lo recoga una astronave en el espacio, a gran distancia de N. S.-15-004.Y as es como ella escap de aquel maldito planeta dijo Chaffery, mientrasWurtzburg empezaba a desconectar su mquina.

* * *

He identificado la nave destruida declar Havanagh. Ahora sabemos lo que fue de la Stralia, al mando del capitn Bomargh.Creo que se la dio por desaparecida y que nadie supo jams qu haba sido de sus tripulantes dijo Brabben.Una enfermera entr, trayendo caf para los presentes. En primer lugar, sirvi a Dzalia,que no se haba recobrado an por completo del trance hipntico.S confirm Havanagh. La mandaba el capitn Bomargh y, como nuestro amigo Chaffery, era un astronauta independiente. En aquel viaje le acompaaban su esposa y su hija Deirdre.Brabben volvi los ojos hacia la muchacha.Ella? murmur.S confirm Havanagh. No puede ser otra, muchacho.Deirdre Bomargh recit el joven. Y consigui escapar de N. S. Por qu?A m no me cuesta nada hacerlo dijo Chaffery. Ni he visto jinetes del Oeste disparando sus pistolas ni cosa que se le parezca. Si hay fantasmas en N. S., seguro que se asustan al verme.Lo que no me explico es cmo el comandante de la nave que recogi a Deirdre no dio cuenta del suceso exclam Brabben.Darryl, eso pas hace tres o cuatro aos, es decir, el regreso de esa nave. A ningunode nosotros se nos ocurri mirar en los archivos para ver si encontrbamos el nombre de Deirdre Bomargh. Pero estoy seguro de que el comandante de esa nave cumpli con todos los requisitos legales.S, claro...Brabben se acerc a la muchacha.Te encuentras bien? pregunt. Ella le mir sonriendo.Perfectamente contest. Creo que habis visto cosas muy interesantes.S, conocemos tu pasado, al menos, desde que llegaste a N. S. con la nave de tus

padres. Tambin sabemos tu verdadero nombre.Soy Deirdre Bomargh dijo ella.Cierto, pero, cmo se te ocurri emplear el nombre de Dzalia? La joven se pas una mano por la frente.Todava hay lagunas en mi mente contest. He estado prisionera de otra mente mucho ms poderosa. S que me haca llamar Dzalia, pero no me preguntes las causas..Algn da lo sabremos afirm l.Sobre todo, si se realiza un viaje a N. S.Brabben se volvi hacia Havanagh, que era quien acababa de hablar.Doctor, despus de lo que ha sucedido all, aconseja usted ese viaje?Ms que nunca, muchacho. No olvides que l o los seres que habitan ese planeta fueron los causantes de la muerte de casi trescientas personas.Y pueden matar a muchas ms...Deirdre y Chaffery han sobrevivido.Sin olvidar a Dan Harris y a Moos aadi el vagabundo del espacio.Esos dos vivieron como una especie de advertencia para los dems osados que quisieran arriesgarse a viajar hasta all dijo Brabben.Y vamos a resignarnos a dejar el enigma sin resolver? exclam Havanagh.Hombre, si quieren, yo puedo darme una vueltecita por all se ofreci Chaffery. Precisamente ando algo escaso de fondos...Y necesitas sanear tu economa, verdad? dijo Brabben custicamente.Nosotros correramos con todos los gastos si usted viajase a N. S., Chaffery manifest el doctor Havanagh. Chaffery mir a su amigo.No te animas a venir conmigo? invit. Deirdre se puso en pie sbitamente.Si Darryl va all, yo ir tambin con l exclam. Hay muchas cosas oscuras en mi pasado y quiero conocerlas a fondo.Brabben demor la respuesta algunos segundos.Tendr que pensrmelo bien antes de tomar una decisin respondi finalmente.

CAPITULO XI

El hombre se asom cautelosamente a la esquina y contempl la puerta de la casa, situada a una docena de pasos de distancia. Despus de asegurarse de que no haba gente en las inmediaciones, abandon la oscuridad y camin con paso rpido hacia la puerta.Sbitamente, tres o cuatro individuos cayeron sobre l. Se oy un rugido de bestia feroz.El prisionero se debata con todas sus fuerzas. Uno de sus atacantes sali rodando por el suelo.Otro, sin embargo, consigui colocarle en las muecas un par de esposas. HervesterMac Kenzie dio un violentsimo tirn y las esposas saltaron.El sargento Trudeau decidi dejar las contemplaciones a un lado. Sac una corta cachiporra y golpe la cabeza de Mac Kenzie, quien se desplom instantneamente al suelo.El agente derribado se incorpor, lanzando mil maldiciones.Tiene las fuerzas de un hrcules mascull, frotndose el brazo dolorido. La puerta de la casa se abri de pronto.Eh! Quin diablos ha organizado ese escndaloen mis propias narices? Es que uno no va a poder descansar a gusto? Trudeau sonri.Vulvase adentro, capitn Chaffery; esto no va con usted. Chaffery mir la figura cada en el suelo.Quin es? pregunt.Un vulgar atracador respondi Trudeau. Vamos, muchachos, carguen con l; hemos de llevarlo a jefatura inmediatamente. Al teniente Keene le encantar la noticia que vamos a darle.Los policas se alejaron, llevando en peso el cuerpo inconsciente de Mac Kenzie.Adis, capitn se despidi Trudeau. Chaffery cerr y regres junto al divn.De qu estbamos hablando, Polly? pregunt. La rubia sonri.Ah, pero, hablbamos? exclam, fingiendo sorpresa. Chaffery se ech a rer.Tienes razn, guapa dijo. Hay momentos en que las palabras sobran.Se inclin sobre ella y rode con sus musculosos brazos el carnoso talle de la rubia. A Chaffery le gustaban mucho las mujeres del tipo de Polly, de curvas abundantes.De pronto, llamaron a la puerta.Chaffery se incorpor un poco, sbitamente enojado.Quin ser el importuno...?La mano de Polly agarr su nuca.No contestes, Dick murmur con voz ensoadora. La llamada se repiti. Chaffery se puso en pie.Espero que no sea un vendedor de robots-sirvientas mascull. Le hara

comerse el artefacto...Se acerc a la puerta, pero, antes de abrir, ote un poco el panorama a travs de los visillos.Haba un hombre parado frente a la entrada, con la mano derecha bajo el sobacodel otro lado. Estaba lado contrario al sentido de giro de la puerta.A Chaffery le escam mucho la actitud del individuo. Despus de unos segundos de reflexin, se situ en el lado contrario al sentido de giro de la puerta.Abri. El hombre dio dos pasos dentro de la casa. Ya tena la pistola en la mano. Polly chill.No te preocupes, nena dijo Chaffery.Su mano derecha cay de filo sobre la mueca del individuo. El arma salt de sus dedos, repentinamente sin fuerza.Acto seguido y antes de que el intruso se rehiciera, Chaffery le hizo girar con un seco empujn en el hombro izquierdo. Luego dispar su puo, poniendo en el empeo toda la potencia de sus msculos.Los pies de Filippo da Rosa se separaron diez centmetros del suelo. Vol un poco y acab aterrizando a los pies de la estupefacta Polly.Chaffery cerr de un alegre taconazo.Me parece que un tal Sam Keene se va a alegrar mucho de la noticia dijo.Polly reaccion. Corri hacia el vagabundo del espacio y le levant el brazo derecho.Vencedor por K.O.... Dick Chaffery! grit.

* * *Ustedes pertenecan a la dotacin de la astronave Meteor dijo Keene, sentado en un ngulo de la mesa.Mac Kenzie y Da Rosa permanecan sentados en sendas sillas, esposados de pies y manos y sujetos, adems, por otras esposas que estaban atadas al respaldo y a las patas de las sillas. Era el nico medio que haba encontrado Keene para dominar su agresividad.Los prisioneros permanecieron silenciosos.Cometieron dos asesinatos dijo Keene. Pero quiz no lo hicieron voluntariamente. Quin se lo orden?La puerta del despacho se abri de pronto. Brabben y Deirdre cruzaron el umbral.Gracias por tu llamada, Sam dijo Brabben.Hola, Darryl salud el polica. Cmo est, Deirdre? Brabben mir a los prisioneros.De modo que los han capturado exclam.No fue fcil, pero lo conseguimos. Alguien... nos dijo dnde podamos encontrarlos. Seguimos la pista de Mac Kenzie, y conseguimos atraparlo cuando iba a entrar en la casa del capitn Chaffery.Brabben comprendi que Keene habra utiliza