Upload
others
View
5
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
RobertLouisStevenson
LaResaca
BajaLibros.com
Bajalibros.com
Quedarigurosamenteprohibida,sinlaautorizaciĂłnescritadelostitularesdelcopyright,bajolas
sancionesestablecidasporlasleyes,lareproducciĂłntotaloparcialdeestaobraporcualquiermedioo
procedimiento,comprendidoslafotocopiayeltratamientoinformático.
ISBN978-987-34-0558-7
Publisher:Vi-DaGlobalS.A.
Copyright:Vi-DaGlobalS.A.
Domicilio:CostaRica5639(CABA)
CUIT:30-70827052-7
PARTEIELTERCERO
INOCHEENLAPLAYA
PortodalaextensiĂłndelasislasdelPaco,hombresdispersos,demuchasrazaseuropeas,ysalidos de ca-si todas las clases sociales, llevan el impulso de su actividad y diseminanenfermedades.Unos prosperan, otros vegetan. Los hay que han escalado las gradas de untronoyposeenislasyarmadas.Muchosdeellostienenquecasarseparavivir,yunalozanayjocunda dama de color de chocolate los sustenta en pura ocio-sidad; y, vestidos a usanzaindĂgena,peroconservandotodavĂaalgĂşnrasgoextranjeroensuindumentooensusmodales,acasounasolareliquia––unmonĂłculo,porejemplo––deloficialydelcaballerodeotrotiem-po,pasan lavida tumbados,a la sombrade lasverandas techadasconhojasdepalmera, yentretienenaunatertuliadeisleñosconlosrecuerdosdelosteatrosdevariedades.Yaunhayotros,menosacomodaticios,notanavispados,depeorsuerteoquizámenosviles,alosquelessiguefaltandoelpanenaquellasislasdelaabundancia.
EnelextremodelaciudaddePapeete,tresdeestosúltimosestabansentadosbajounárbol––unpurao—,enlaplaya.
EratardeYahacĂatiempoquelabandamilitar,terminadoelconcierto,sehabĂamarchadotocando por el camino, con una abigarrada tropa de hombres y mujeres, empleados decomercio y oficiales de marina, bailando a su zaga, los brazos en torno de los talles, yadornados con guirnaldas. Ya hacĂa tiempo que la oscuridad y el silencio habĂan idoavanzandodecasaencasaporlaminĂşsculaciudadpagana.SĂłloresplan-decĂanlosfarolesdelascallesformandohalosfosforescentesentreelfollajedelasumbrosasavenidas,otrazandotrĂ©mulosreflejosenlasaguasdelpuerto.UnzumbarderonquidosseoĂaportodoelmuelledelGobierno,entrelaspilasdemadera.Llegabahastalacostadesdelospailebots,esbeltosyfinoscĂşters,fondeadostodosjuntoscomobotecillos,conlastripulacionestendidassobrelascubiertas, bajo el cielo estrellado, o amontonadas en improvistas tiendas de lona entre eldesordendelasmercancĂas.
PerolosqueestabanbajoelpuraonotenĂanpensamientodedormir.LamismatemperaturaenInglaterranohubierachocadoenplenoestĂo,peroeracruelmentefrĂaparaelMardelSur.La naturaleza inanimada se daba cuenta de ello, y el aceite de coco estaba helado en labotella en todas las casas, a estilo de jaulas, de la isla; y aquellos tres hombres lo sentĂantambiĂ©ny tiritaban.Llevaban livianas ropasdealgodĂłn, lasmis-masenquehabĂan sudadopor el dĂa y aguantado los aguaceros tropicales; y para colmar su cuita, no habĂ-andesayunado,habĂanpasadoporaltodecomidayleshabĂafaltadolacena.
SegĂşn la expresiĂłn corriente en elMar del Sur aquellos tres hombres estaban sobre laplaya.LacomĂşndesgracia leshabĂahecho juntarse, reconociĂ©ndosepor los tres seresmásmiserables, dehabla inglesa, enTahitĂ; ymásalláde sumiseria, cadaunode ellos apenassabĂanadade losotrosdos,ni siquiera sus verdaderosnombres.Los treshabĂanhechounlargoaprendizajeensucaminohacialaruina;ycadaunodelostres,enalgunaetapadesucaĂda,sehabĂavistoobligado,porvergĂĽenza,aadoptarunalias.Ysinem-bargo,ningunodeelloshabĂa comparecidonuncaanteunTribunalde justicia; dos, eranhombresdeamablesvirtudes, y uno de Ă©stos, sentado allĂ arrecido, bajo el purao, guardaba en el bolsillo undestrozado"Virgilio".
Verdad es que si hubiera sido posible sacar dinero del libro, Robert Herrick habrĂa yasacrificado,muchotiempoantes,aquellasuĂşltimaposesiĂłn;pero lademandade literatura,tancaracterĂsticaenalgunaspartesdelPacĂfico,noseextiendehastalaslenguasmuertas;ymásdeunavezel "Virgilio",quenopodĂa trocarseporunacomida, lehabĂaconsoladodelhambre.Lorepasabatendidoalalarga,yconelcinturĂłnapretado,enelsuelodelaantiguaprisiĂłn,buscandopasajesfavoritosydescubriendootrosnuevosquesĂłlolepare-cĂanmenosbellosporquelesfaltabalaconsagraciĂłndelrecuerdo.OsedetenĂaensusvagabundeossinfin por el campo, se sentaba al borde de una senda mirando, al otro lado del mar, lasmontañasdeEimeo,yabrĂaalazarla"Eneida",buscandosuertes.Ysieloráculo––comoescostumbredelosoráculos––respon-dĂaconpalabrasnimuyprecisasnimuyalentadoras,almenosvisionesdeInglaterrasurgĂanentropelenlamentedeldesterrado:labulliciosasaladel colegio, los verdes campos de recreo, las vacaciones en casa, y el perenne rumortumultuosodeLondres,ylachimeneafamiliar,ylablancacabezadesupadre.Queeselsinode esos graves, sobrios, autores clásicos, con lo que entablamos forzado y a veces penosoconocimien-toenlasaulas,diluirseennuestrasangreypenetrarenlasubstanciamismadela
memoria; y asĂ, una frase de Virgilio, no habla tanto de Mantua y de Augusto, como derincones de la tierra natal y de la propia ju-ventud, ya irrevocablemente perdida, delestudiante.
Robert Herrick era hijo de un hombre listo, activo y ambicioso, partĂcipe, en modestaescala, en una gran casa comercial de Londres. El muchacho despertĂł halagĂĽeñasesperanzas,seleenviĂłaunbuencolegio,ganĂłallĂunabecaenOxfordy,asutiempo,fueaseguirsusestudiosenaquellaUniversidad.Contodosutalentoyrefinamientodegustos––yen ambas cosas abundaba–– faltábale a Robert solidez y virilidad intelectual; perdĂase enextraviadas sendas de estudio, se afanaba por lamĂşsica o por lametafĂsica cuando debĂadedicarsealgriego,y,al fin, saliĂłde laUniversidadconungradomediocre.CasialpropiotiempoquebrĂł, desastrosamente, la casadeLondres, yHerrickpadre tuvoque empezar lavidadenuevo,comoempleadoenunescritorioajeno;yRobertrenunciĂłasusambicionesyaceptĂł,conresignaciĂłn,unoficioqueaborrecĂaydespreciaba.LosnĂşmerosnoleentrabanenlacabeza,noleinteresabanlosnegocios,de-testabalasujeciĂłndelashorasdeoficina,ydesdeñabalosĂ©xitosylosafanesdelosmercaderes.Llegaraenriquecerse,noletentaba;lebastabaconunbuenpasar.Unmozodepeor ĂndoleodemayoraudaciasehabrĂarebeladocontraeldestino;acasohubiera intentadohacerseunporvenircon lapluma;quizáhubiesesentado plaza. Robert, más prudente, probablemente más tĂmido, se avino a seguir laprofesiĂłnenlaquemásprontopodĂaayudarasufamilia.Perolohizosindecidirsemásqueamedias, sin resoluciĂłn firme; huyĂł de sus antiguos compañeros y escogiĂł, entre variascolocacionesqueseleofrecĂan,unempleoenNuevaYork.
Fue la suya, desde entonces, una carrera de no interrumpido bochorno. No bebĂa, eraestrictamentehon-rado,seconducĂacortĂ©smenteconsusjefes;sinembargo,detodaspartesseledespedĂa.Comonoseinte-resabaenelcumplimientodesusdeberes,noponĂaenellosatenciĂłn; su cotidiana labor era una mezcla de cosas que se quedaban sin hacer o quequedabanmalhechas;ydeempleoenempleoydeciudadenciudad;llevabatrassĂlafamadeinepto.Nadiepuedesoportar,sinqueselesubaelcoloralacara,queseleapli-queesecalificativo:nohayenverdadningĂşnotroquedemaneratanrotundanoscierre,comoconunpor-tazoenlacara,elaccesoanuestrapropiaestimaciĂłn.YparaHerrick,conscientedesustalentos y de su cultura, que miraba con menosprecio esos menesteres humildes para loscuales no se le consideraba capaz, el sufrimiento era intolerable. Desde que se iniciĂł suderrumbamiento,nopudoenviardineroasu familia;pocodespuĂ©s,comosĂłlopodĂacontarfracasos,dejĂłdeescribir;yunañoantesdelcomienzodeestahisto-ria,echadodeprontoalacalle,enSanFrancisco,porunjudĂoalemán,soezycolĂ©rico,habĂaperdidotodorespetodesĂmismo,y,enunsĂşbitoimpulso,cambiĂłdenombreeinvirtiĂłsuĂşltimodĂłlarenunpasajeenelbergantĂn correo City of Papeete. Con quĂ© esperanza habĂa endulzado aquella fuga a losmares del Sur, quizá ni Ă©l mismo lo sabĂa. Es cierto que allĂ se podĂan hacer fortunasnegociandoenperlasoencopra;sindudaotros,nomejordotadosqueĂ©l,habĂanllegadoenaquel mundo de las islas, a ser consortes de reinas y ministros de reyes. Pero si HerrickhubieraidoalláconalgĂşnpropĂłsitofirmeydigno,habrĂaconservadoelapellidodesupadre.El alias delataba su bancarrota moral; habĂa arriado su bandera; no se hacĂa ilusiones dellegararedimirseodeayudarasufamiliaarruinada;yhabĂavenidoalasislas––dondesabĂaque el clima era benigno, el pan barato y las costumbres fáciles–– como un desertor de labatallade la vida ydel cumplimientodel deber.Fracasar era su sino, sehabĂadicho: puesque,almenos,fueraelfracasolomásgustosoposible.
Por fortuna, no basta con decirse: "Voy a envilecerme".Herrick prosiguiĂł en las islas sucarreradedes-calabros;peroenelnuevoambienteybajoelnombrepostizo,nofueronmenosagudossussufrimientos.ConsiguiĂłunnuevoempleoyloperdiĂłcomodecostumbre.Cuandohuboagotadolasufridapacienciadeloshosteleros,descendiĂłaunamendicidadmásfrancaal bordede los caminos; con el transcursodel tiem-po, subuennatural se fue agriando, y,despuĂ©sdeunparde repulsas, sehizohuraño y receloso.SobrabanmujeresquehubieransustentadoaunhombremenosguapoodepeorcondiciĂłn:HerricknodiĂłnuncaconellasonosupoconocerlas;o,sinofueasĂ,algĂşnsentimientomásvirilserebelĂłencontrayprefiriĂłmo-rirsedehambre.Empapadoporlas lluvias,abrasadodedĂa,tiritandodenoche,sinotrodormitorioqueunaantiguaprisiĂłnruinosayabandonada,alimentándosede limosnasocondesperdicios de las basuras, sin más compañĂa que la de otros dos parias como Ă©l, habĂaapurado,durantemesesenteros,elcálizdelapeni-tencia.LlegĂłasaberloqueeralamansaresignaciĂłn,loqueeraestallareninfantilescĂłlerasderebeliĂłncontraeldestino,yloqueerasumergirseenelsopordeladesesperanza.EltiempolehabĂatransformado.YanosecontabaasĂmismocuentosdeunafácilyquizágustosadesmoralizaciĂłncorruptora.HabĂaapren-didoadescifrarsupropianaturaleza;estabayademostradoqueeraincapazdelevantarse,yahorasupoporexperienciaquenopodĂadoblegarseparacaerenlaabyecciĂłn.Algoqueapenaseraniorgullonifortaleza,quequizáerasĂłlorefinamiento, ledetenĂaantelacapitulaciĂłn;pero
mirabasumalasuerteconcrecienterabiayseasombrabaavecesdesupaciencia.Ya ibanpasadosasĂ cuatromeses sincambioalgunoy sinelmenorvislumbredeposible
mundanza.Laluna,vagandoporentreuncaosdevoladorasnubesdetodostamaños,formasydensidades,algunasnegrascomoborrones,otrastenuescomocendales,seguĂaesparciendola maravilla de su brillo austral sobre el mismo escenario encantador y aborrecido; lasmontañasisleñas,coronadasconlaperennenubedelaisla,laciudadcubiertaporlosárbolesy tachonada con escasas luces, losmástiles en el puerto, el espejo terso de la laguna y labarreradearrecifessobrelaquerompĂalamarejadaconblancasespumas.LaluzdelalunacaĂatambiĂ©n,comoelfocodeunalinterna,sobresusdoscompañeros,sobrelafigurarecia.ycorpulentadelyankeequesehacĂallamarBrown,ydelquesĂłlosesabĂaqueerauncapitánde barco, vĂctima de algĂşn percance; y sobre la desmedrada persona, los ojos pálidos y lasonrisadesdentadadeunacanalladoyaviesohorteradelaCitydeLondres.¡QuĂ©compañĂaparaRobertHerrick!ElpatrĂłnyankeeera,almenos,unhombre;tenĂaingĂ©nitascualidadesdeternurayresoluciĂłn;cualquierapodĂaestrecharsumanosinrubor.PeronohabĂaningunagraciaredentoraenelotro,elcualsehacĂallamarunasvecesHayyotrasTomkins,ysereĂadeladiscrepancia;quehabĂaservidoentodoslosalmacenesdePapeete,puesnocarecĂadecom-petencia,yquedetodoshabĂasidodespedido,porqueeradeunacontumazvillanĂa;quedetalmodosehabĂahechoaborrecerporcuantoslehabĂanempleado,quepasabanasuladoen la calle como si fuera un perro, y sus antiguos compañeros le esquivaban como a unacreedor.
No hacĂa mucho que un barco habĂa traĂdo del PerĂş una epidemia de gripe que hacĂaestragos en la isla y, especialmente, en Papeete. De todas partes, alrededor del purao, sealzabadecuandoencuandoun lastime-roalborotodegentesque tosĂanyseatosigabanaltoser. Los enfermos, indĂgenas, con la nerviosidad pro-pia de los isleños ante un asomo defiebre,sehabĂanarrastradofueradesuscasas,anhelososdefrescura,ysentadosencuclillasenlaplayaoenlascanoasvaradassobrelaarena,esperabanconansiaelnuevodĂa.Comoelcantodelosgallossepropagadenocheporelcampo,dealquerĂaenalquerĂa,lasexplosionesdetosestallabanyseesparcĂanymorĂana lo lejos,ydenuevovolvĂanasurgirmáscerca.Cadaunodeaque-llosdesdichadoscalenturientossesugestionabaconlatosdelvecino,sufrĂaduranteunosminutoslascon-vulsionesdelferozacceso,ysequedabaagotado,sinvozysinfuerzas,cuandolacrisispasaba.LaplayadePapeete,enaquellafrĂanocheyenaqueltiempode epidemia, era lugar propicio para que el más compasivo pudiera dar empleo a toda lapiedadquesobraseensucorazĂłn.Ydetodos losatacados,acasoelquemenos lamerecĂa,pero ciertamente el quemás la necesitaba, era el dependiente londinense. Estaba hecho aotro gĂ©nero de vida: a casas, lechos, cuidados de enfermeros, a las delicadezas que seproporcionanal que sufre; y se encontraba ahora allĂ, en la frĂa intemperie, expuesto a lasráfagas del viento y con el estĂłmago vacĂo. Estaba, además, aniquilado; la enfermedad lesacudĂa hasta las entrañas, y sus compañeros se asombraban de que pudiera resistirla.SentĂan por Ă©l honda lástima, que contendĂa con su aborrecimiento, y lo vencĂa. LorepugnantedetandesagradabledolenciaacrecentabaaquellaaversiĂłn,yalpropiotiempo,ycomo decisivo contrapeso, la vergĂĽenza por tan inhumano sentimiento les empujaba conmayorardoralserviciodelpa-ciente;yhastalomaloquedeĂ©lsabĂanaumentabasusolicitud,pues nunca es tan temerosa la idea de la muerte como cuando se acerca al meramentesensual y egoĂsta. A veces le ayudaban a incorporarse; otras, con equivocado celo, legolpeabanentreloshombros,ycuandoelmĂserosequedabatendidodeespaldas,espectralyagotado,despuĂ©sdeunparoxismodetos,leexaminabanlacara,dudandosiencontrarĂanenellaalgunaseñaldevida.Nohaynadiequenotengaalgunavirtud:ladeldependienteeralavalentĂa;yseapre-surabaatranquilizarlosconalgunabroma,nosiempredecente:
––Esto no es nada, compinches ––murmuróuna de esas veces, sin aliento––, no hay cosamejorparafor-talecerlosmúsculosdelalaringe.
––¡Laverdadesquetieneaguante!––exclamóelcapitán.––Nomeachicoporpocacosaprosiguióelpacienteconentrecortadavoz––.Peromeparece
unaperrasuertequeseaamĂalĂşnicoaquienlehatocadolachinayelquehayadehacerreĂralosdemás.YapodĂaalgunodevosotrosanimarseyhaceralgo;contarleaunocualquiercosa.
––Elmalestá,amigo,enquenotenemosnadaquecontar––respondiĂłelcapitán.––YolecontarĂ©,siquiere,loqueestabapensando––dijoHerrick.––DĂganoscualquiercosa––contestĂłeldependiente––.SĂłlonecesitoquemehaganrecordar
quenoes-toymuerto.HerrickcomenzĂłsucuento,tendidodebrucesyhablandolentamente,casientredientes,
nocomoelquetienealgoquedecir,sinocomoelquesólohablapormatareltiempo.––Bien;puespensabaesto:queestabaenlaplayadePapeeteunanoche––todadeluzde
luna,chubascosygentetosiendo––,conhambreyconfrĂoyconelcorazĂłnenlostalones,y
quetenĂanoventaaños,ydeelloshabĂapasadounosdoscientosveinteenlaplayadePapeete.PensabaqueojalátuvieraunasortijamágicaounahadabienhechoraoelpoderdeevocaraBelcebĂş, y trataba de recordar la receta para hacerlo. SabĂa que se hace un cĂrculo decalaveras, porque lo habĂa visto en el Freischutz, y que habĂa que quitarse la chaqueta yremangarselasmangasdelacamisa,puesasĂoperabaelactorquehacĂadeKaspar,ybienseveĂaqueestabamuyaltantodeello,yquehabĂaquelevantarunahumaredamaloliente, locualpuedehacerseconuncigarro,ydecirel"Padrenuestro"alrevĂ©s.MepreguntĂ©siserĂacapazdeestoĂşltimo:lacosanoparecĂafácil.MepreguntĂ©despuĂ©ssiserĂacapazdedecirloalderecho,ymepareciĂłquesĂ.Puesbien;aunnohabĂa llegadoa lamitad,cuandoviquevenĂaporlaplayaunsujetovestidoconunpariuyquetraĂaunaesterillabajoelbrazo.Eraunvejetemásbienfeo,cojitranco,ynocesabadetoser.AlprincipionomegustĂł,peroluegomecompadecĂdelpobreteporquetosĂadeaquelmodo.MeacordĂ©dequeaĂşnnosquedabaunpocodeljarabeparalatos,queelcĂłnsuldelosEstadosUnidosledioalcapitánparaHay,yaunque a Ă©ste no le sirviĂł de nada, creĂ que acaso le vendrĂa bien al viejo y me levantĂ©.¡Yorana! ––le dije––. ¡Yorana! ––me contestó––. "Oigame ––proseguĂ––, tengo una pĂłcima desuperiorcalidadenunabotella,quelevaacurarlatos.HarrymyylemedirĂ©unacucharadaenelhuecodelamano,porquetenemosloscubiertosencasadenuestrobanquero".PensĂ©despuĂ©s que el vejete se aproximaba, y cuandomás de cerca,me gustabamenos. Pero yohabĂacomprometidomipalabra,comoveis.
––¿Yaquévienentodasesassosadas?––interrumpióelhortera––.Escomolamonsergadelos"tracts".
––Esuncuento.SolĂacontárselosalospequeñosencasa-dijoHerrick––.Sileaburre,mecallo.
––¡Adelanteconello!––respondiĂł,colĂ©rico,elenfermo––.Másvaleesoquenada.––Bueno prosiguiĂł Herrick––. En cuanto le di el jarabe pareciĂł que se erguĂa y se
transformabay,bienmirado,quenoerauntahitiano,sinounaespeciedeárabeconluengasbarbas."UnabuenaacciĂłnsepagaconotra",medijo""SoyunmagoescapadodelasMilyUna Noches, y esta esterilla que tengo bajo el brazo es el autĂ©ntico y original tapiz deMohammedBenNo-sĂ©-cuántos.DigaustedunasolapalabraypuedehacerunatravesĂaenĂ©l".-"ÂżMevaustedahacercreerqueeselTapizEncantado?",exclamĂ©."LeapuestoundĂłlaraquesĂ",dijoconfuerteacentoyankee."UstedhaestadoenAmĂ©ricadespuĂ©squeyoleĂlasMilyUnaNoches", lecontestĂ©untantoreceloso."Yalocreo.Heestadoentodaspartes.ElquetieneuntapizcomoĂ©ste,novaadejarseenmohecerenunhotelitode lasafueras".LacosamepareciĂłrazonable."Muybien",ledije."ÂżQuiereusteddecirquepuedosentarmeenestetapizymarcharderechoaLondres?""EnunsantiamĂ©n",contestĂł.EchĂ©lacuentadeladiferenciadehora.ÂżCuálesentrePapeeteyLondres,capitán?
––EntreGreenwichyPuntaVenus,nuevehorasyunosminutosysegundos.––Eso es, pocomás omenos, lo que yo calculé: unas nueve horas. Suponiendo que sean
ahoraaquĂ las tresde lamañana,meplantarĂaenLondresaesodemediodĂa,y la ideameregocijabacomosimehicierancosquillas."Loquehaydemalo––––dije––esquenotengoniuncentavoenelbolsillo.SerĂacosatristeverseenLondresynopodercomprarelStandarddelamañana"."¡Ah!––mecontestó––,aunnosabeustedlasventajasdeestetapiz...ÂżVeestabolsa?Nohaymásquemeterlamanoylasacarállenadelibrasester-linas".
––DirĂadobleságuilas––observĂłelcapitán.––¡AsĂ fuĂ©! ––exclamĂł Herrick––. PensĂ© que me habĂan parecido extraordinariamente
grandes; y ahora recuerdo que tuve que ir a una casa de cambio en Charing Cross paraprocurarmedineroinglés.
––¿Demodoquefueusted?dijoeldependiente––.¿Yquéhizoal llegar?Apuestoaquesebebióunwhiskyysoda.
––TodopasĂłcomoelvenerablesujetohabĂadicho...enunsantiamĂ©n.EnunsegundoestabaaquĂ,en laplaya,a las tresde lamañana,y,enel siguiente,enfrentede laCruzDorada,amediodĂa. Al principiome sentĂ deslumbrado yme tapĂ© los ojos, y parecĂa que nada habĂacambiado:elestruendodelStrandyeldelarrecifeeran lamismacosa;escuchadatentosyoirĂ©is el rodarde los "cabs" y los Ăłmnibus y el rumorde las calles. Y al fin pudemirar enrededoryallĂestabaelsitiodesiempreynohabĂaduda.AllĂestabanlasestatuasenlaplazaySanMartin's-in-theFields,ylos"policemen"ylosgorrionesyloscochesdepunto;ynohaymododedecirloquesentĂa.Creoqueerancomoganasdellorarodehacercabriolasodedarunsaltoporencimade lacolumnadeNelson.Eracomosimehubiesensacadodel infiernoparadejarmecaerenlapartemejordelcielo.BusquĂ©un"hansom"conuncaballotrotador."UnchelĂndepropinasimellevaenveinteminutos",ledijealcochero.MellevĂłabuenpaso,aunquenopodĂa compararseconeldel tapiz; y endiecinueveminutosymedioestabaa lapuerta.
––¿Cuálpuerta?––preguntóelcapitán
––LadeunacasaqueyosĂ©.––¡SerĂa un bar! ––gritĂł el dependiente... aunque esas no fueron precisamente sus
palabras––.ÂżYporquĂ©nofueeneltapiz,enlugardeirdandobarquinazosenelalquilĂłn?––NoquerĂaalborotarunacalletranquila-dijoelnarrador––.Maltono.Yademás,eraun
"hansom".––Bueno,yÂżquĂ©hizodespuĂ©s?––preguntĂłelcapitán––PuesentrarallĂ––dijoHerrick.––¿Losviejos?...-volviĂłapreguntaraquĂ©l.––AsĂserĂa––contestĂłelotromordisqueandounashierbas.––¡Vaya una chispa para contar cuentos! ––exclamĂł el dependiente––. ¡Cristo!, ¡si parece
cosade"LaMoraldelosNiños"!¡Yquenoibaasermásdivertidalaescapadaquehicieseyo!Loprimerounwhiskyysodaparadarmesuerte.DespuĂ©sacomprarmeungabánpistonudo,con piel de astracán, y coger mi bastĂłn y bajar por Piccadilly dándome la mar de pisto.DespuĂ©s, irĂaaunrestaurantdeprimera,acomerguisantesychuletasde lasmejoresymibuenabotelladechampaña...¡ah!,ysemeolvidaba....unafritadadelTáme-sisloprimero...ytarta de grosella, y eso que dan en botellas gordas, con un sello... "¡Benedictino!"... asĂ escomosellama.DespuĂ©smedejarĂacaerporalgĂşnteatroyharĂaamistadcongentedebulla,ynos irĂamosa recorrer las salasdebailey losbaresy todo lodemás.YaldĂasiguientemedarĂaundesayunodeĂłrdagoconmantecafresca,y...¡ay!...
UnnuevoataquedetosinterrumpiĂłaldependiente.––Bien,puesahora lesdirĂ© loqueyoharĂadijoelcapitán––.NotomarĂaningunodeesos
cochecitosdefantasĂaconelcocheroencaramadoatrásenloalto,guiandodesdelacrucetademesana, como quien dice, sino un buen coche de plaza, de cuatro ruedas y del mayortonelajeposible.Loprimerodetodo,serĂairalmercadoycomprarunpavoyunlechoncillo.DespuĂ©sirĂaaunatiendadevinosycomprarĂaunadocenadebotellasdechampañayotradealgĂşnvinodulzĂłn,deesegordoypegajosoyfuerte,algoenelestilodelOportoodelMadera:lomejorquetuviesen.DespuĂ©smepararĂaenunbazaryecharĂaveintedĂłlaresenjuguetesparaloschicos,y,desdeallĂ,aunaconfiterĂaymecargarĂadepastelesydulcesybollos,ydeesascosasqueadornanconciruelas;y,enseguida,aunpuestodeperiĂłdicos,ycomprarĂatodos los ilustradospara lospequeños,ypara laparientaunbuenacopiode losque tienenfolletinesquehablande––,CĂłmoelcondesedescubreaAnaMarĂaycĂłmoLadyMaudeseescapadelacasadelocosdondelatenĂanencerra-da;ydespuĂ©s,ledirĂaalcocheroquemellevaseacasa.
––Faltamermeladaparaloschicos-indicĂłHerrick,-lesgustamucho.––Mermelada,sĂ,de lacoloradacontinuĂłelcapitán––.Yesascosasquese tiradeellasy
estallany––tienenversosimbĂ©cilesdentro.YdespuĂ©s,lesdigoqueĂbamosatenerunaFiestanacionalyunaNavida-des,tododeunavez.¡LoqueyodarĂaporveraloschiquillos!¡CĂłmosaldrĂandisparadosdecasacuandovieranllegaralpapáencoche!MiniñaAda...
Yelcapitánsecallódepronto.––¡Adelanteconello!––––dijoeldependiente.––¡Lopeoresquenosésiseestánmuriendodehambre!––exclamóelcapitán.––Por muy mal que estén no han de estar peor que nosotros, y eso es un consuelo ––
prosiguiĂłelotro––.Aunqueeldemonioseempeñase,nopodrĂahacerquemefuerapeor.FuecomosieldemoniolehubieraoĂdo.YahacĂaunratoquesehabĂaextinguidolaclaridad
delalunayqueconversabanenlaoscuridad.SeoyĂłdeprontocomounbramidolejanoquese aproximaba impetuoso; se vio blanquear la superficie de la laguna, y antes de quepudieran,atropelladamente,ponerseenpie,des-cargĂłsobreelloselchubasco.Quiennohayavivido en los trĂłpicos no puede imaginar la violencia y la intensidad de aquella avalancha;cortabalarespiraciĂłnyhacĂajadearcomocuandosetomaunaducha,yelmundonoeramásqueunrevueltotorbellinodetinieblasydeagua.
Huyeron andando a tientas, en busca de su acostumbrado cobijo casi pudiera llamarsecasa––,elantiguocalabozo;llegaronempapadosasusceldasvacĂasysetendieron,comotresremojadaspiltrafasdehumani-dad,enelfrĂosuelodecoral;yunmomentodespuĂ©s,pasadoelchubasco,oĂanlosotrosdosenlaoscuridadcastañetearlosdientesdelhortera.
––¡PorDios!––dijoconlastimeroacento––,acercaosparaversimecaliento.ParamĂ,quesinolohacĂ©is,melargo.
Ylostresseacurrucaronjuntos,enunamasahĂşmeda,yasĂestuvieronhastaelamanecer,tiritando y adormilándose y despertándose a cada momento, para sentir el horror de sumiseria,porlastosesdelde-pendiente.
IILAMAĂ‘ANAENLAPLAYA.
SehabĂandispersadotodaslasnubes,labellezadeldĂatropicalsetendĂasobrePapeete:elmurodelasolasrompĂasobreelarrecife,ylaspalmerasdelaislaparecĂanyatemblarenelairecaliente.UnbuquedeguerrafrancĂ©sibaazarpar,devueltaasupaĂs.EstabaancladoenmitaddelpuertoyreinabaenĂ©llainquie-taactividaddeunhormiguero.PorlanochehabĂaentrado un pailebot y ahora estaba fondeado allá lejos, junto a la entrada, y tenĂa izada labanderaamarilla,emblemadelapeste.Bajandoporlacosta,unalargaprocesiĂłndecanoasdoblabalapuntaysedirigĂaalmercado,alegreyllamativa,conlosmilcoloresdelostrajesindĂgenasydelosmontonesdefrutas.Peronilabelleza,nielapeteciblecalordelamañana,sisi-quieraesasescenasnáuticas,quetantointeresanalagentedemaryalosdesocupados,podĂan atraer la atenciĂłn de aquellos hombres. Aun tenĂan el frĂo metido en el corazĂłn,amargalabocaporelinsomnio,yelandarvacilanteporfaltadesustento;ymarchabanunotrasotro,enlastimosahileraclaudicante,alolargodelaplaya,agobiadosysilenciosos.Ibanhacialaciudad,hacialascasasdondeyaselevantabaelhumoydondegentesmásdichosasestaban desayunando; y, segĂşn avanzaban, sus ojos ávidos y famĂ©licos se volvĂ-an a todoslados,perosĂłlotratabandeencontrarcomida.UnpailebotpequeñoymugrientoestabaamarradoalmuelleyunidoaĂ©lporuntablĂłn.A
proa, bajo un toldo minĂşsculo, cinco kanakas que constituĂan la tripulaciĂłn, rodeaban,sentadossobrelacubierta,unatarteradeplátanosfritosytomabancafĂ©envasosdeestaño.––¡Lasocho:altoaltrabajoyadesayunar!––gritĂłelcapitánconmĂserajovialidad––.AĂşnno
hehecholapruebaconestebarco;aparezcoporprimeravezanteestepĂşblico;voyatenerunlleno.SeaproximĂłalsitioenqueeltablĂłnestabaapoyadoenlahierbaquecrecĂaenelmuelle,
volviĂł la espal-da al pailebot y empezĂł a silbar aquella retozona tonada: "La LavanderaIrlandesa".En losoĂdosde losmarineroskanakas sonĂłcomosi fuerauna señal convenida,puestodos levantaronlacabezayseagruparondespuĂ©s juntoa laborda,plátanoenmano,sin dejar de engullir mientras miraban. Como baila uno de esos macilentos osos de losPirineos,enlascallesdelasciudadesinglesas,anteelgarrotedesudueño,asĂ,aun-queconmásgarboymedida,el capitánmarcabacon lospiesel compásde lamĂşsica, y su sombramatuti-na,desmesuradamentealargada,danzabadelantedeĂ©lsobre lahierba.Loskanakasmirabansonriendoelespectáculo;HerrickloveĂaconsoñolientosojos,yelhambreembotabaen Ă©l, por el momento, toda sensa-ciĂłn de vergĂĽenza; y un poco más apartado, pero muyprĂłximo,eldependientesedescoyuntabaenunfieroaccesodetos.Elcapitánsedetuvodepronto,comosihastaentoncesnosehubieradadocuentadequele
escuchaban, y representĂł a lo vivo el papel de un hombre sorprendido en unmomento deĂntimoysolitarioregocijo.––¡Hola!––exclamĂł.Loskanakasaplaudierondandopalmadasypidieronquecontinuase.––¡No,señor!––dijoelcapitán––.Nocomida,nobailar.ÂżSabe?––¡Pobrecito!––contestĂłunodelatripulaciĂłn––.ÂżEl,nocomer?––¡Porciertoqueno!––dijoelcapitán––.Comidagustarmucho.Notener.––Muy bien. Tener yo ––––dijo el marinero––. TĂş venir aquĂ.Mucho cafĂ©, mucho fei. Los
otrostambiénvenir.––Parece cosa de meterse dentro ––observó el capitán; y él y sus compañeros se
apresuraronacruzareltablĂłn.Fueronrecibidosabordoconapretonesdemano;seañadiĂłalfestĂnunapegajosadamajuanademelaza,enhonordeloshuĂ©spedes,ytrajerondelalcázardeproaunacordeĂłn,quefuecolocadointencio-nadamentealladodelartista.ArianadijoĂ©stecampechanamente,poniendo lamanosobreel instrumento,yacometiĂła
unsuculentoplátano,lodespachĂłenunsegundo,levantandoelvasodecafĂ©,ysaludĂłconlacabezaalquellevabalavozdelatripulaciĂłn,alotroladodelatartera––.Atusalud,amigo,haceshonoralPacĂfico.ConlaindecorosaavidezdecanesfamĂ©licos,seatracarondeplátanoscalientesydecafĂ©,y
hastaelde-pendientepareciĂłreviviryseleanimaronlosojos.LacafeteraquedĂłescurrida;latartera,comofregada.Losanfitriones,quenohabĂancesadodeatenderalasnecesidadesdesusinvitados,conlaplacenterahos-pitalidaddelospolinesios,seapresuraronatraer,comopostre, tabaco de las islas y rollos de hojas de pan-tana, para servir el papel de fumar, y
sentadostodosalaredondadeloscacharros,sepusieronaaspirarhumocomopielesrojas.––Cuandounindividuodesayunaadiario,nosabeloquetiene––observóeldependiente.––Ahoratenemosqueresolverlacomida––––dijoHerrick,ydespués,poniendoenellotoda
sualma:––¡SiDiospermitieraquefueseyounkanaka!––SĂłlohayunacosacierta––––dijoelcapitán––:queestoyyadesesperado,yquepreferirĂa
iralahorcaaseguirpudriĂ©ndomeaquĂpormástiempo.Ydiciendoesto,asiĂłelacordeĂłnysepusoatocar"Home,sweethome".––¡Oh,esono!––gritĂłHerrick––.Nopuedosufrirlo.––¡Niyotampoco!—dijoelcapitán––.Perotengoquetocaralgo;hayquepagarlacuenta,
hijo.Yrom-piĂłacantar"ElcuerpodeJohnBrown",conunabonitayafinadavozdebarĂtono.—“Dandy Jim de Caroli-na”, vino despuĂ©s, y le siguieron "El atrevido Rorin", "El dulcebalanceo","ElbellopaĂs".Elcapitánestabasaldandolacuentaconusura,comoyalohabĂahechomuchas veces antes. Con lamismamoneda, habĂa pagadomás de una comida a losindĂgenas, tan amantes de la mĂşsica, y siempre, como ahora, con gran contento de losvendedores.Estabaalamitadde"QuincedĂłlaresenlabolsa",cantandocontestarudaenergĂa,puesla
tareanopodĂaserlemásingrata,cuandosenotĂłunaciertainquietudentrelostripulantes.––TapitánTomharrymydijo,señalandounodeellos.Ylostresvagosdeplaya,siguiendolaindicaciĂłn,vieronaunhombreconunjerseyblanco
ypantalĂłndepijamaquevenĂaabuenpasodesdelaciudad.––¿Es aquĂ©lTapitán Tom? preguntĂł el capitán suspendiendo la mĂşsica––. No me parece
recordaraeseanimal.––Másvalelargarnos––dijoeldependiente––.Notienebuenapinta.––Yaveremos––dijoelmúsicocondecisión––.Nosiempreseaciertaaprimeravista.Voya
hacerlaprueba.LamúsicatieneencantosparaablandaralsalvajeTapitán,muchachos.Quizádemosconunamina;quizápuedellegaravalernoshastaponcheheladoenlacámara.––¿Ponchehelado?¡Cristo!––dijoeldependiente––.Arránqueseconalgodelofino,capitán
"BajandoelrĂoSawannee":pruebeconeso.––No,señor––replicĂłelcapitán––.TienetrazasdeescocĂ©s.YlaemprendiĂł,poniendotoda
sualma,conlaantiguacanciĂłnescocesa"AuldLongSyne".El capitán seguĂa acercándose con la misma prisa de hombre quehaceroso; no se notĂł
ningunaalteraciĂłnensucarabarbuda,alsubirbalanceándoseporeltablĂłn;nisiquieravolviĂłlosojoshaciaelartista."...JuntosremandoenlarĂadesdequeeldĂaapuntabahastaqueelsolseponĂa..."ElcapitánTomllevababajoelbrazounpaquete,quedejĂłsobreel techode lacasetade
bajada a la cá-mara, y volviĂ©ndose de pronto hacia los intrusos: ––¡Eh, esos! ––bramó––.¡LargodeahĂ!EldependienteyHerricknoesperaronaquese lodijeradosveces, sinoquehuyeron in
continenteporel tablĂłn.Elartista,porsuparte, tirĂłal sueloel instrumentoy, lentamente,irguiĂłsuaventajadaestatura.––¿QuĂ©hadichousted?––dijo––.MeestánentrandoganasdedarleunalecciĂłndecortesĂa.––VĂ©ngameustedamĂconesas––respondiĂłelescocĂ©s––,yhagoquelemetanenlacárcel.
YaheoĂdohablardevosotrostres.NovaisaandarmuchotiempoporaquĂ;yoosloaseguro.ElGobiernoostieneechandoelojo.AquĂsabenentendĂ©rselasprontoconlosmalditosvagosdeplaya;hayquehaceresajusticiaalosfranceses.––Espereustedaqueleatrapefueradelbarco––dijoelcapitán––,ydespuĂ©s,volviĂ©ndose
hacia la tripu-laciĂłn: ––¡AdiĂłs, amigos! Vosotros sois, con todo, unos caballeros. El ĂşltimonegrodeentrevosotrosharĂamejorfigurasobreunatoldillaqueesepuercoescocĂ©s.El capitán Tom no se dignĂł contestar; mirĂł con despectiva sonrisa la marcha de sus
huéspedes, y tan pronto como el último de ellos hubo traspuesto el tablón, puso a lostripulantesatrabajarenelcargamento.Los vagos de playa siguieron su bochornosa retirada a lo largo de la costa. Herrick iba
delante,conlaca-raoscurecidadepuroroja,ysacudidoporunarabiahistĂ©ricaquelehacĂatemblar las rodillas,Bajoelmis-mopurao dondehabĂa tiritado la noche antes, se arrojĂł alsuelo,sollozandoruidosamente,yenterrĂłelrostroenlaarena.––¡QuĂ©nomehablen!,¡quĂ©nomehablen!Nopuedosufrirlo.Losotrosdos,perplejos,separaronasulado.––¿QuĂ© es lo que no puede sufrir ahora? ––dijo el dependiente––. ÂżNo acaba de llenar la
tripa?TodavĂameestoyrechupando.HerrickdejĂłversusojosenloquecidosysu fazcongestionada. "¡Nopuedomendigar!"––
gritó,yvolvióaecharsebocaabajo.––Estotienequeacabar––––dijoelcapitánconvozentrecortada.––¡Ya,ya!Lastrazassondequeseacercaelfin––dijoeldependiente,riéndoseconsorna.––Él, almenos, noestá tan lejosdeello comoausted se le figura ––replicó el capitán––.
BuenoañadiĂłentonomásanimado––,vosotrosmeesperáisaquĂ,yyovoyadarunavuelta,averloquedicemirepre-sentante.YdandolaespaldaseechĂłaandar,conoscilantepasomarinero,haciaPapeete.Media hora despuĂ©s estaba de vuelta. El dependiente dormitaba reclinado de espaldas
contraelárbol;HerrickyacĂaenelmismositiodondesedejĂłcaer;nada indicabasiestabadormidoodespierto.––¡Eh,muchachos!––gritĂłelcapitánconaquellaartificiosajovialidadsuya,tanangustiosa
aveces––.¡Unanovedad!––ysacĂłtrespliegosdepapeldecartas,tressobresyafranqueadosytreslapiceros––.Po-demosescribiranuestrascasasporelbergantĂncorreo;yelcĂłnsulmehadichoquepuedovolverasuoficinaaponercontintalossobres.––Laverdadesqueesunaidea––––dijoeldependiente––.Nosemehubieraocurrido.––Fueronaquelloscuentosdeanoche,devolveralatierra,loquemehizopensarenello.––Bueno, venga aquĂ. Voy a buscar un retiro–– y el dependiente se fue a sentar a poco
trecho,alasom-bradeunacanoa.Losotrossequedaronbajoelpurao.DecuandoencuandoescribĂanunaodospalabras,y
las tachaban despuĂ©s; a veces se quedaban inmĂłviles mordiendo la punta del lápiz ycontemplando el mar; otras, mira-ban al dependiente, que seguĂa recostado en la canoa,riĂ©ndoseytosiendomientrashacĂadeslizarseellápiz,sinpausa,sobreelpapel.––Nopuedo––exclamĂłHerrick,depronto––.Mefaltavalor.––Óigameusted––dijoelcapitánhablandocondesusadagravedad––,escosaduraescribir
y,másaĂşn,escribirmentiras,bienlosabeDios;perohayquehacerlo.Nadacuestadecirqueestáunobienycontento,yquesientenopodermandardineroenestecorreo.Ysiustednolohace,voyadecirleloquepiensodeello;queeslaseñalmásclaradeserunabestiaegoĂsta.––Escosafácilhablar-dijoHerrick––.Ustedmismo,segĂşnveo,tampocohaescritomucho.––¿QuĂ©tieneustedqueverconmigo?-exclamoelcapitán.Yaunquesuvoznoeracasimás
que unmur-mullo, vibraba en ella la emociĂłn––. ÂżQuĂ© sabe usted demĂ? Si usted hubieramandadolamejorfragataquesalĂadePortland,siustedhubieraestadoborrachoensuliteracuandochocĂłcontralasrompientesenelgrupodelasCatorceIslas,ynohubieratenidoelbuensentidodeseguiren lacamayahogarse,envezdesubiracubiertaydarĂłrdenesdebeodoyhacerqueseperdieranseisvidas...¡entoncespodĂaustedhablar!AhĂestá––continuĂłmástranquilo––:esaesmihistoria,yahorayalasabe.Muybonitaparaunpadredefamilia.Cincohombresyunamujerasesinados.SĂ,habĂaunamujerabordo,yquenotenĂaporquĂ©estarallĂ,además.SupongoquelahiceiralInfierno,siesquelohay.NomeatrevĂyaavolveracasa;ylamujeryloschicossefueronaInglaterraconmisuegro.NosĂ©quĂ©hasidodeellos––añadiĂłconuntrágicoenco-gimientodehombros.––Muchasgracias,capitán––dijoHerrick––.NuncaleapreciĂ©austedtanto.Se dieron un apretĂłn de manos, corto y fuerte, apartando las miradas para ocultar su
enternecimiento.––Yahora,¡ánimoyainventarmentiras!dijoelcapitán.––Yodesistodeescribiramipadre––contestóHerrick;conunaconcentracióndeloslabios
quepreten-dĂaserunasonrisa––.LointentarĂ©conminovia,paramudardemales.YheaquĂloqueescribiĂł:"He tachado, Emma, el comienzo de esta carta, que iba dirigida ami padre, porqueme
parecemásfácilescribirteati.EsteesmiĂşltimoadiĂłsatodos,loĂşltimoquehasdeoĂrdeunamigoydeunhijoindigno.Hefracasadoenlavida;estoycaĂdoydesterrado.Meocultobajounhombre falso: tendrás tĂşquedecirestoamipadre,con laayudade toda tubondad.Laculpaes sĂłlomĂa.Yo sĂ©que si hubierapuesto enello todomi voluntad,mehabrĂa abiertocamino;ysinembargo,tejuroquehicecuantopudeparaponerla.Nopuedosoportarlaideade que pienses que no lo intentĂ©. Porque os querĂa a todos; no dudĂ©is nunca de eso, y tĂş,menosquenadie.NuncadejĂ©niporunmomentodeamarte;peroÂżquĂ©valĂamiamor?ÂżyquĂ©valĂayomismo?NotenĂalahombrĂadelĂşltimohortera,noeracapazdetrabajarparahacertemĂa;ahora teheper-dido,ypor tideberĂaalegrarmedeello.Cuando llegasteacasademipadre(ÂżTeacuerdasdeaquellostiempos?Quieroqueteacuerdes?),vistelomejorquehabĂaenmĂ,todoloqueyotenĂadebueno.ÂżTeacuerdasdeaqueldĂaenquetecogĂlamanoynoquerĂa soltarla?... Âży del dĂa en que estábamos mirando una barcaza desde el puente deBattersea, y empecĂ© a contarte una de mis fantástica tonterĂas y de pronto, sin podermecontener,tedijequeteamaba?...AquĂ©lfueelprincipio,yĂ©steeselfin.CuandohayasleĂdoestacarta,levántateydalesatodosunbesodedespedida:amispadres,alospequeños,unoporuno,yalpobretĂo,ydilesatodosquemeolvidenyolvĂdametĂşmisma.Echadlallaveala
puerta: que no vuelva a entrar ningĂşn pensamiento de mĂ; no os ocupĂ©is más del pobrefantasmaquepretendiĂłpasarporunhombreyterobĂłtuamor.EldespreciodemĂmismomedesgarraelcorazĂłnmientrasescribo.DeberĂadecirtequeestoybienycontento,yquenadame falta. No logro precisamente hacer dinero, y por eso no mando nada; pero estoy biencuidado, tengo amigos, vivo en un paraje y en un clima tan bellos como los que imaginá-bamosennuestrossueños,ynohayparaquĂ©malgastarcompasiĂłnenmĂ.Debescomprenderque,ensitioscomoĂ©ste,es fácilvivir,yaunvivirbien,peroamenudoesmuydifĂcilganarseis peniques en dinero. Explica esto ami padre y lo entenderá. No tengomás que decir,aunque nome decido a acabar, deteniĂ©n-dome almarcharme, como huĂ©sped que se va demala gana.QueDios te bendiga. Piensa enmĂ por Ăşltima vez, tal comoestoy aquĂ, enunaplayaluminosa,elmaryelcielodeunazulviolento,lasolasenormesretumbanallálejos,alromper sobre la barrera del arrecife, donde se asienta una isla, toda verde, de palme-ras.Estoysanoyfuerte.MásagradableesmorirasĂ,queacabarenfermoconvosotrosentornodemicama.Y,contodo,meestoymuriendo.EsteesmiĂşltimobeso.Perdona,olvidaalindigno..."HastaaquĂhabĂaescrito,yelpapelestabayalleno,cuandotornĂłasumemoriaelrecuerdo
develadasjuntoalpiano,yeldeaquellacanciĂłn...laobramaestradelamor,enlaquetantoshan encontrado la expre-siĂłn de sus más entrañables pensamientos: “¡Einst, O wunder!",añadiĂł a lo escrito. No hacĂa falta más: sabĂa que en el corazĂłn de su amada el contextosurgirĂa al punto, evocando maravillosas imágenes y ar-monĂas; haciendo sentir cĂłmo, atravĂ©s de toda la vida, su nombre habĂa de vibrar en los oĂdos del amante, y su eco serepetirĂaentodoslossonidosdelanaturaleza;yque,cuandolamuertevinieraparaĂ©lysusersedesintegrase,lamemoriadeellasubsistirĂaentresuselementosdispersos."UndĂa,¡ohmilagro!,delascenizasdemicorazĂłnbrotĂłunaflor..."CasialavezacabaronsuscartasHerrickyelcapitán,ylosdosrespirabananhelosamentey
susmiradassecruzaron,yseesquivaronalcerrarlossobres.––Lástimaquetengalaletratangrande––dijoelcapitánmalhumorado––.Todomesalióde
golpe,encuanto logrĂ©empezar.––LomismoamĂ––dijoHerrick––.PodĂahaber llenadounaresma,unavezlanza-do;perohartolargaes,paralobuenoquetenĂaquecontar.EstabanaĂşnescribiendolasdirecciones,cuandoelotroseacercĂłsonrienteyjugueteando
consusobre,comohombremuysatisfecho.MirĂłporencimadelhombrodeHerrick.––¡Hola!––exclamó––.Ustednohaescritoasucasa.––SĂ,heescrito––contestĂłHerrick––.Esunapersonaqueviveencasademipadre.¡Ah!ya
veo loquequieredecir... ––añadió––.MiverdaderoapellidoesHerrick.SeacabĂłelHay losdoshabĂanusadoelmis-moseudĂłnimo––.YoeratanHay,mefiguro,comousted.––¡Eso se llama pegar en la diana! Yo me llamo Huish, si quiere usted saberlo. Todo el
mundo gasta nombre falso en el PacĂfico. Apuesto diez contra uno a que le pasa igual alcapitán.––AsĂ es contestĂł Ă©ste––; y no he vuelto a decir el mĂo desde el dĂa en que arranquĂ© la
primerahojademiBrowditchylatirĂ©almar.MellamoJohnDavis.YosoyelDavisdelSeaRanger.––¡Conqueesusted!dijoHuish––.ÂżYquĂ©clasedebarcoera?Âżnegreroopirata?––EralafragatamásveleradelpuertodePortland,enMaine;y,delamaneraquelaperdĂ,
escomosilahubieraabiertounagujeroenelcostado,conuntaladro.––¿De modo que la perdiĂł usted, eh? ––––dijo el dependiente––. Supongo que estarĂa
asegurada.ComoestapullasequedĂłsinrespuesta,Huish,queaĂşnrebosabadevanidadyganasde
conversación,cambiódetema.––Meestándandoganas––dijo––deleerlesmicarta.Sémanejarunaplumacuandoquiero,
y Ă©sta es la primera. Se la he escrito a una chica de un bar con quien me tropecĂ© enNorthampton:eraunahembraextrayconungarboyunairequenohabĂamásquepedir;ynosempalmamosencuantonosvimos,comolosdelascomedias.LomenosmegastĂ©conellaelcambiodeunbilletedecincolibras.Pues,porcasualidad,meheacordadodesunombreylaheescritoyledigoquemehehechoricoymehecasadoenlasislasconunareina,yvivoenunpalaciodespampanante.¡QuĂ©debolas!TengoqueleerleselpárrafodondedigocĂłmoabrĂelparlamentodenegros,conuntricornio.Verdaderamenteesdeprimera.ElcapitánseincorporĂłdeunsalto,dandounrugido.––¿ParaesolehaservidoelpapelqueyofuiamendigaralConsulado?QuizáfueunasuerteparaHuish––seguramente;alcabo,unadesgraciaparatodos––que
enaquelmo-mentopreciso leacometieraunode los terriblesaccesosde tos;deotromodosus compañeros le hubieran abandonado: tan fiero era su resentimiento.Cuando el ataquehubopasado,eldependientealargĂłlamano,cogiĂłlacarta,quesehabĂacaĂdoalsuelo,ylarasgĂłenpedazos,conselloytodo.––¿Estánsatisfechos?preguntĂłfrunciendoelceño.Nohablemosmásdeello––contestĂłDavis.
IIILAANTIGUAPRISION.––ELDESTINO
LLAMANDOALAPUERTA
LaprisiĂłnabandonada,queportantotiempohabĂaservidodecobijoalosdesterrados,eraunaconstruc-ciĂłnbajayrectangular,enlaesquinadeunafrondosaavenida,alPonientedelaciudadynomuylejosdelConsuladobritánico.EnelinteriorhabĂaunpatiocubiertodehierbay de escombros, con señales de haber acampado allĂ huĂ©spedes trashumantes. Seis o sieteceldas tenĂan su entrada por el patio, y sus puertas, que un dĂa sirvieron para encerrarballenerosamotinados, sepudrĂanderrumbadassobre lahierba.Noquedabaninguna trazadesupasadodestino,anoserlasenmohecidasrejasdelasventanas.
ElpisodeunadelasceldashabĂasido,enparte,desescombrado;juntoalapuertahabĂaunbalde lleno de agua ––último utensilio casero de los tres miserables–– y la mitad de unacáscaradecoco,paraservirdevaso;ysobreunosrestosdeestera,estabadurmiendoHuish,esparrancado,conlabocaabiertayelrostrocadavĂ©rico.Elfulgordelatardetropical,alqueelfollajeiluminadoporelsoldabauntonoverdoso,sefiltrabaenaquellugarsombrĂo,porlapuertaylaventana;yHerrick,quesepaseabarecorriendodeunextremoaotroelsuelodecoral,sedetenĂadecuandoencuandoparalavarselacarayelpescuezoconelaguatibiadelbalde.Todossuspasadossufrimientos, lanochede insomnio, los insultosde lamañanayelsupliciodeescribirlacarta,lehabĂanpuestoeneseestadodeánimoenqueeldolorescasiuna voluptuosi-dad, el tiempo se reduce a unmero punto, y lamuerte y la vida son cosasindiferentes. Marchaba de un lado a otro, como bestia enjaulada; su espĂritu revoloteabaerranteporelmundodelpensamientoy lamemoria;susojos,segĂşnandaba,recorrĂancasisinverloslosletrerosescritosenlasparedes.Deellosestabacasicubiertoelrevoco,queseiba desmoronando: nombres tahitianos, franceses, ingleses, y toscos dibujos de barcosnavegandoydehombresesposados.
LevinodeprontolaideadequeĂ©ltambiĂ©ndebĂadejarenaquellosmuroselrecuerdodesupaso.Sede-tuvofrenteaunespaciolimpio,sacĂłellápiz,ymeditĂł.Lavanidad,tandifĂcildeextirpar,sedespertĂłenĂ©l.Hemosdichovanidad,acasoconinjusticia.MásbienfuelamerasensaciĂłn de su existencia lo que le im-pulsĂł; el sentimiento de su vida ––e1 más grandemilagro––, el cual apenas estaba asido con un dedo. En sus nervios desquiciados surgiĂł elintensopresentimientodeuncambioqueseacercaba;nopodĂadecirsiparabienoparamal:una mudanza, no sabĂa más... un cambio que, velada la inescrutable faz, se acercaba concautelososilencio.Conaquelpensamiento,vino lavisiĂłndeunasaladeconcierto, lasricastonalidadesdelosinstrumentos,elcalladoauditorioylavozsonoradelasinfonĂa."Eldestinollamandoalapuerta",pensĂł;trazĂłunpentagramaenelyesoyescribiĂłenĂ©llafamosafrasedela"QuintaSinfonĂa"."AsĂ",siguiĂłpensando,"sabránellosqueamĂ©lamĂşsicaytenĂagustosclásicos.ÂżEllos?SupongoqueĂ©l:el ignoradoespĂritufraternalquevendráalgĂşndĂay leerámimenoresquela.¡Ah,ysabrátambiĂ©nlatĂn!"YañadiĂł:"terquequaterquebeatiQueisanteorapatrum".
VolviĂłotraveza suagitadopaseo,peroyaconel sentimiento,absurdoyconsolador,deldebercumpli-do.AquellamañanahabĂacavadosusepultura;ahorahabĂaescritoelepitafio;losplieguesdelatogaesta-banenorden.ÂżPorquĂ©retardareldetalletrivialquefaltabaporhacer?SedetuvoymirĂłlargoratolacaradeHuishdormido,paladeandoeldesencantoyelasco de la vida. Se provocaba náuseas contemplando la vil fisonomĂa. ÂżPodĂa aquellocontinuar?ÂżQuĂ©esloqueahoralesujetaba?ÂżNotenĂaderechos...ysĂsĂłlolaobligaciĂłndeseguiradelante,sintreguaoliberaciĂłn,ysoportarloinsoportable?Ichtrageunertrdgliches:la cita volviĂłotraveza sumemoria; repitiĂł toda la composiciĂłn,quizá lamásperfectadelmásperfectopoeta,yunadesusfraseslehiriĂłcomounpuñetazo:Du,stolzesHerz,duhastes ja gewollt? ÂżDĂłnde esta-ba el orgullo de su corazĂłn? Y se revolvĂa frenĂ©tico contra sĂmismo, insultándose ––––como nos obstina-mos en hurgar una muela dolorida––, con unmorbosoplacerensupropiomenosprecio."Notengodigni-dad,notengocorazĂłn,notengovirilidad" pensaba––, o si los tengo, ÂżPara quĂ© prolongar una vida más vergonzosa que lahorca?Sinorgullo,sincapacidad,sinfuerza...¡Sinpodernisiquieraserunbandido!YestaraquĂpereciendodehambreconserespeoresquebandidos...
Larabiacontrasucompañerolearrebató,yamenazóaldurmientesacudiendoanteélunpuñotembloro-so.
Seoyeronpasosrápidos.ElcapitánapareciĂłenelumbralde lacelda, jadeante,conunabobaexpresiĂłndecontentoen lacaraenrojecida.TraĂaen losbrazosunahogazadepanybotellasdecerveza,ylosbolsi-llosdelachaquetarepletosdecigarros.ExtendiĂłsustesorosenelsuelo,cogiĂłaHerrickporambasmanosysoltĂłunacarcajada.
––¡Descorchadlacerveza!vociferaba––.Descorchadlacervezaygritad:¡aleluya!––¿Cerveza?––repitióHuishincorporándosetrabajosamente.––¡Cerveza! ––contestó Davis––. ¡Cerveza y abundante! Cualquier número de personas
puede usarla (como las pastillas dentĂfricas de Lyon) con perfecta seguridad y limpieza.ÂżQuiĂ©nvaaoficiar?
––Mepintosoloparaeso––dijoeldependiente––.Rompióloscuellosdelasbotellasconuntrozodeco-raly,unotrasotro,bebieronenlacáscaradecoco.
––Ahora,uncigarro––dijoDavis––.Todoentraenlacuenta.––¿QuĂ©ocurre?––preguntĂłHerrick.Elcapitánsepusodeprontoserio:––Aeso iba––dijo––.NecesitohablaraquĂconHerrick.
Usted,Hay...oHuish,oloquequieraquesellame,cojauncigarroylaotrabotella,ysevaaverdedĂłndesoplaelvien-to,allĂ,juntoalpurao.YolellamarĂ©cuandohagafalta.
––¿Quéhay?¿Secretos?Esonoesdecente––––dijoHish.––Mireusted,hijo––siguióelcapitán––.Esteesunnegociomuyserioyándeseconcuidado
con loquehace.Siustedvaaponerdificultades,puedemanejárselascomo ledé laganayquedarse aquà plantado, solito. Pero, entiéndalo bien: siHerrick y yo nos vamos, cargamosconlacerveza,¿sabe?
––Noesquequierametercucharadadondenomellaman.Mevoy,ybuenprovecho.Vengalacerveza.Yapuedenhablarhastaquese lescaiga la lengua,por loqueamĂme importa.Creoquenoestábienentreamigos;esoestodo.
Ysalió,bamboleándoseygruñendo,delaceldaalaluzcegadoradelsol.El capitán le siguió con la mirada hasta que traspuso el patio; después se volvió hacia
Herrick.––¿QuĂ©esello?preguntóésteconlalenguatrabada.––VoyadecĂrselo.Necesitoconsultarle.EsunaocasiĂłnquesenoshapresentado...ÂżQuĂ©es
eso?––exclamó,señalandolamúsicaescritaenlapared.––¿Cuál? preguntó el otro––. ¡Ah! eso... Música; es una frase de Beethoven que estaba
escribiendo.Quieredecir:"Eldestinollamandoalapuerta".––¿Deveras?––––dijoelcapitánbajandolavoz;yseacercóyexaminólainscripción––.¿Y
estootroenfrancés?preguntó,señalandolaspalabraslatinas.––Noesnada,sóloquieredecirquemásmevalierahabermuertoenmitierra––contestó,
impaciente,Herrick––.¿Quéasuntoesese?––“Eldestinollamandoalapuerta"––repitióelcapitán,yvolviéndoseamirarle––.Esoes,
Mr.Herrick,esovieneaser,pocomásomenos.––¿QuĂ©quiereusteddecir?ExplĂquese.PeroelcapitánsehabĂaquedadootravezmirandoalamĂşsica.––¿CuántoharáqueescribiĂłustedesosgarabatos?––¿Pero,quĂ©importa?––exclamĂłHerrick––Harácosademediahora.––¡PorDiosqueesextraño!––exclamĂłDavis––.AlgunosllamarĂanaesocasualidad;peroyo,
no.EstoysubrayĂłlamĂşsica.conundedofornido––,estoesloqueyollamoProvidencia.––DiceustedquesenospresentaunaocasiĂłn.––SĂ, señor ––dijo el capitán dando la vuelta de pronto y quedando cara a cara con su
compañero––.Esohedicho.Siesustedelhombreporquienyo lehe tomado, tenemosunaocasión.
––No sĂ© por lo que me ha tomado usted. DifĂcil le serĂa tomarme por algo que fuerabastantebajo.
––¡ChĂłquelausted,Mr.Herrick!Yoleconozco.Esusteduncaballeroyunhombredealma.NoquerĂahablardelantedelbicho;yaveráustedporquĂ©.PeroaustedselodirĂ©todo.Tengounbarco.
––¿Unbarco?––gritóHerrick––.¿Cuál?––Aquelpailebotquevimosestamañanaalabocadelpuerto.––¿Elpailebotconlabanderadecuarentena?––Ese es el bote ––––dijo Davis––. Se llama el Farallone; ciento sesenta toneladas de
registro;despachadodeSanFranciscoparaSidneyconchampañadeCalifornia.Elcapitán,elsegundoyunmarinero,muertosdeviruela;mefiguroquedelamismaquehahabidoenlasislas PomotĂş. El capitán y segundo, eran los Ăşnicos blancos a bordo. Todos los demástripulantes,kanakas:pareceunequipo raroparaunbarcoque saledeunpuertocristiano.SĂłlo quedaron tres de ellos y un cocinero; no sabĂan dĂłnde estaban; y yo tampoco puedoimaginarmecĂłmohanvenidoapararaquĂ.Wiseman,el capitán,debĂadeestar curdapara
seguir la derrota que traĂa. De todos modos, muerto estaba, y allĂ estaban los kanakascompletamenteperdidos.An-duvierondeaquĂparaalláenlamar,comolosniñosdelcuentoen el bosque, y fueron a dar de cabeza en TahitĂ. El cĂłnsul se hizo aquĂ cargo del barco.OfreciĂłelpuestoaWilliams;nohabĂatenidonuncalavirue-la,yseechĂłatrás.EntoncesfuecuandoyolleguĂ©parapedirelpapeldecartas;mefigurĂ©quealgohabĂa,porqueelcĂłnsulmedijoquevolvieraotravezporallĂ;peronoosquisedecirnada,paraevitarosundesen-gaño.ElcĂłnsulprobĂłconM'Neil;tenĂamiedoalaviruela.ProbĂłconesecorsoCapiratiyconLebleu,ocomosellame,ynoquisieronponermanoenlacosa,todostenĂangranapegoalavida.Alfin, cuando ya no quedaba nadie a quien ofrecĂ©rselo, me lo ofreciĂł amĂ. "Brown, Âżquiereusted embarcar de capitán y llevar el barco a Sidney' ––me dijo––. "DĂ©jeme escoger misegundoyotromarineroblanco", lecontestĂ©, "porquenomeentiendocon la jeringonzadeesa tripulaciĂłn kanaka; denos dos mesadas adelantadas, para desempeñar las ropas y losinstrumentos, y esta noche hago inventario, completo las provisiones y me hago a la marmañana, antes de oscurecer." Eso es lo que le dije. "No estámal", respondiĂł el cĂłnsul, "ypuedo decir a usted que ha tenido una suerte loca, Brown". Y lo dijo, además, conmuchoretintĂn. Pero eso ya poco importa. Voy a embarcar a Huish de marinero por supuesto, ledejarĂ© alojarse apopa–– y le embarca-rĂ© austeddepiloto con setenta y y cincodĂłlares almes,ydosmesadasdeadelanto.
––¿Pilotoyo?¡Noveustedquesoyhombredetierraadentro!––exclamĂłHerrick.––Puesseme figuraque tendráustedqueaprender ––––dijoel capitán––. ÂżOacasohabĂa
ustedcreĂdoqueibaadarleesquinazoydejarleaquĂpudriĂ©ndoseenlaplaya?NosoydeesegĂ©nero,amigomĂo.Yusted,detodosmodos,espersonahábil;conotrospeoreshenavegado.
––Diossabequenopuedorehusar––––dijoHerrick––.Diossabequeseloagradezcodetodocorazón.
––Todoesoestámuybien—dijoelcapitán––.Peronoesesotodoysevolviódeladoparaencenderuncigarro.
––¿Puesquémáshay?preguntóelotro,consúbitaeindefiniblealarma.––Aesovoy––––dijoDavis,ysequedóunratocallado––.Vamosaver...––comenzó,dando
vueltasalcigarroentreelpulgaryelĂndice––figĂşreseustedqueechalacuentadeloqueconello vamos a ganar. ÂżNo se hace usted cargo?... Pues bien, cogemos dos mesadas poradelantado,nopodemossalirdePapeete––losacreedoresnonosdejarĂanirnos––pormenos;nosvaa llevarunpardemeseselarribaraSidney,ycuandohayamos llegadoallĂ...quieroqueustedmediga:ÂżQuĂ©habremossalidoganando?
––Cuandomenos,habremosescapadodelaplaya––––dijoHerrick.––MefiguroquehayunaplayaenSidney––replicóelcapitán––,yvoyadecirleunacosa,
Mr.Herrick:notengointencióndehacerlaprueba.No,señor;Sidneynomeveráelpelo.––Hableustedclaro.––Claro como el agua ––replicó el capitán––. Voy a apropiarme ese pailebot. No es cosa
nueva;ocurretodoslosañosenelPaco.StephensrobĂłunpailebotelotrodĂa,Âżnoescierto?HayesyPeasenohacĂanotracosa.YesoserĂa lasalvaciĂłndetodosnosotros.Vamosaver:¡piense usted en ese cargamento de champa-ña! ¡Pues si es como si lo hubieran hecho apropĂłsito! En el PerĂş vendemos el vino en la punta del muelle, y el paĂlebot detrás, siencontramos un idiota que lo compre, y en seguida salimos disparados para lasmi-nas. Sicuentoconusted,pongolacabezaaquesalgoadelante.
––Capitán––dijoHerrickconvoztemblona––,nohagaustedeso.––Estoy desesperado. Seme ha presentado una salida; puede que nunca seme presente
otra. Herrick, consienta usted, ayĂşdeme. Me parece que hemos estado bastante tiempopereciendojuntosdehambre,paraqueustednomeloniegue.
––No puedo; lo siento. No es posible. Aun no he descendido hasta eso ––dijo Herrickmortalmentepáli-do.
––¿QuĂ© dijo usted estamañana? ÂżQuĂ© no podĂa pedir limosna? Pues tiene que ser o unacosayotra,hijomĂo.
––¡SĂ,peroesoeslacárcel!––exclamĂłHerrick––.Nometienteusted.Esoeslacárcel.––¿NooyĂł loquedijoelpatrĂłnabordodeaquelpailebot?prosiguiĂłelcapitán––.Pues le
digoaustedqueestabaenlocierto.Hartotiemponoshandejadoenpazlosfranceses;esonopuededurar;yanoshanechadoelojoencimay,tanfijocomoestáustedahĂ,queantesdetressemanas,ustedyyoestamosenlacárcel,hagamosloquehagamos.SeloleĂalcĂłnsulenlacara.
––Ustedseolvida,capitán,quequedaotrocamino.Puedomorir,y,paradecirverdad,debĂhacerlohacetresaños.
ElcapitánsecruzĂłdebrazosymirĂłalotroalacara.––SĂ––dijo––;sĂ,puedeustedcortarseelpescuezo:esunaverdadcomountemplo;ybuen
provecholehaga.¿Yyo?¿Quéesloquevaaserdem�
UnaextrañaexaltacióniluminólacaradeHerrick.––Los dos ––dijo—, los dos juntos. No es posible que a usted le guste hacer eso. Venga
conmigoyalar-gĂł,tĂmidamente,unamano––,unasbrazadasenlalagunay...¡eldescanso!––CrĂ©ame usted que estoy casi tentado a contestarle como el de la Biblia. "¡Vade retro,
Satanás!"––dijoelcapitán––.ÂżQuĂ©,piensaustedquevoyaahogarme,yo,quetengoloshijosen la miseria? ¡Gustarme! ¡No! ¡Ya lo creo que no me gusta!; pero tengo que arrimar elhombro,yloarrimarĂ©hastaquemecaigaapedazos.Yave,tengotres:doschicosylaniña,Ada. Lo malo está en que no es usted padre. Sepa usted, Herrick, que yo lo quiero bienprosiguiĂł,conmovido––;alprincipionoapencabaconusted;meparecĂatanentontecidoytaninglĂ©s...;peroahoralequiero.YesunhombrequelequiereelqueestáaquĂ, luchandoconusted.YonopuedohacermealamarsĂłloconelbicho;nopuedeser.VáyaseustedytĂresealagua,yallásevamiĂşltimaesperanza,laĂşltimaquelequeda,aunpobrebestiadesgraciado,deganarunmendrugodepanpara lossuyos.Nosirvomásqueparanavegarbarcos,ymehan retiradomis tĂtulos. Y aquĂ semepresenta una salida ¡y usted seme echa atrás! ¡Ay!¡UstednotienefamiliayahĂestáladificultad!
––SĂlatengo.––SĂ,ya losé––siguiĂłelcapitán––;ustedcreequelatiene.Peronadietienefamiliahasta
que no tiene hijos. Los pequeños son los Ăşnicos que cuentan. Tienen no sĂ© quĂ© loschiquitines...Nopuedohablardeellos.Ysiaustedle importauncentavoporesepadredequienhablaoporesanoviaalaqueescribĂaestamañana,sentirĂalomismoqueyo.SedirĂa:"ÂżQuĂ©importanlasleyes,yDiosytodolodemás?Migentelopasamal,yolespertenezcoyvoy a buscarles pan, o ¡por Cristo! voy a hacerlos ricos, aunque tenga que pegar fuego aLondresparalograrlo".EsosedirĂausted,yledigomás...sucorazĂłnseloestádiciendoenestemismoinstante;seloveoenlacara.Ustedestápensando:"Menguadaamistadestaparaconelquehacompartidoconmigolamiseria;yencuantoalamuchachadequienpretendoestarenamorado,ÂżQuĂ©clasedeamorenclenqueeselmĂo,quenomehacellegarhastadondecasi todos irĂan sĂłlo por una cantimplora de whisky? No me parece que haya mucho denovelescoeneseamor;noesdelgĂ©nerodequetratanloslibrosdeversos.Pero,ÂżParaquĂ©hablarmás, cuando todo lo estáusted viendo en su interior, claro comoenun libro?Se lopreguntoporĂşltimavez:ÂżMevaaabandonaren lahoradenecesidad?––¡yavesiyo leheabandonado!––,Âżomevaadarlamanoyprobardenuevolasuerte,yvolverasucasa,quizá,millonario?Digaustedquenoy¡DiosseapiadedemĂ!DigaquesĂ,yharĂ©quelascriaturasrecenporustedtodas lasnochesderodillas."¡BenditoseaMr.Herrick!",dirán,mientras laparientahacesolitariosalpiedelacama,ylospobresinocentes...––yaquĂseleahogĂłlavozen la garganta––. Pocas veces me suelto a hablar de los pequeños dijo––, pero cuando lohago...pierdolosestribos.
––Capitán––dijoHerrickconvozdébil––,¿noquedanadamás?––Voy a profetizar, si usted quiere ––continuó aquél con nuevo vigor––. Niéguese a esto,
porquesecreeusteddemasiadohonrado,y ledoymipalabradequeantesdeunmesestáustedenlacárcelporratero.Estoyviendo,aunqueustednolovea,queyanopuedemás.Nopienseque,sirehĂşsaestaocasiĂłn,vaaseguirhaciendovidaevangĂ©lica;yanopuedeestirarmáslacuerda,yantesdequesedĂ©cuentadedĂłndeestá,vaaencontrarseyadelotrolado.No;tieneustedqueelegirentreestooCaledonia.DeseguroquenohaestadonuncaallĂyqueno ha visto a aquellos hombres blancos, afeitados, con un traje de color de polvo y sussombrerosdepaja,vagandoencuadrillasporNumea,alaluzdelosfaroles;parecenlobos,yparecen predicadores, y parecen enfermos; Huish es una rosa de Mayo comparado con elmejordeellos.PuesesavaasersucompañĂa.Estánaguardándole,Herrick,ytieneustedqueir,yesaesunaprofecĂa.
Y era cierto que en la alta figura, rĂgida y temblorosa, de aquel hombre, parecĂa haberdescendidoelespĂ-rituprofĂ©ticoyqueeracapazdepronunciaroráculos.HerricklemirabayapartĂłlosojos;sentĂaquenoeradecorosoobservaraquellaagitaciĂłn;ysentĂatambiĂ©nquesuánimosedebilitaba.
––Hablausteddevolveranuestrascasas––objetó––.EsojamáspodrĂamoshacerlo.––Nosotros, sà ––contestĂł el otro––. El capitán Brown no podrĂa, ni el Mr. Hay, que se
embarcóconélcomopiloto.Pero,cándido,¿quétienenesosqueverconelcapitánDavisoconMr.Herrick?
––PeroHayestenĂaesasislasdesiertasdonderefugiarse––fuelaĂşltimaydĂ©bilobjeciĂłn.––NosotrostendremoslaisladesiertadelPerĂş.FuelobastantedespobladaparaStephens,
quesemarchóalláaúnnohaceunaño.Supongoqueloserátambiénparanosotros.––¿Ylatripulación?––Todoskanakas.Vamos,yaveoquesevaaviniendoarazones.Yaveoquenoseechaatrás.Yelcapitán,unavezmás,letendiólamano.––Quesealoqueustedquiera––dijoHerrick––.Loharé:cosaextrañaesparaelhijodemi
padre.Peroloharé.Estaréasulado,parabienoparamal.––¡Dios le bendiga! ––exclamó el capitán, y guardó silencio––. Herrick ––añadió después
sonriendo––,creoquemehubieracaĂdomuertosihubierausteddicho:¡no!YHerrick,viĂ©ndole,tambiĂ©nestuvoapuntodecreerlo.––Yahora,vamosadecĂrseloalbicho––dijoDavis.––NosĂ©cĂłmolotomarádijoHerrick.––¿Ese?Saltandodegusto.
IVLABANDERAAMARILLA
ElpailebotFaralloneestabamuyalejado,entrelaspuntasdelaentrada,dondeelpráctico,despavorido,sehabĂaapresuradoafondearloyaescapar.Mirandodesdelaplaya,porentrelaestrechafiladebarcosanclados,doscosassedestacaban,conspicuas,haciaelmar:deunlado, la islaminĂşscula,consuspenachosdepalmerasy lascañonesy reductosconstruidostreinta años antes, para defensa de la capital de la Reina PomarĂ©; de otro, el proscritoFarallone,desterrado,alláen labocadelpuerto,balanceándosehastameter los imbornalesbajoelagua,yhaciendoondearconelvaivĂ©nlabanderadeepidemia.Algunasavesmarinaspiaban y chillaban en torno del barco, y amenos de un tiro de fusil, un escampavĂa de lamarina de guerra se mantenĂa sobre los remos, y las armas de sus tripulantes despedĂanfugacesdestellos.LaintensaluzyeldeslumbrantecielodelostrĂłpicosdabanfondoyrelievealcuadro.UnbotepulquĂ©rrimo,tripuladoporindĂgenasconuniformesypatroneadoporelmĂ©dicodel
puerto,des-atracĂłdetierraaesodelastresdelatardeybogĂłconbrĂohaciaelpailebot.AproallevabaunmontĂłndesacosdeharina,cebollasypatatas,yallĂencaramadoibaHuish,vestidoaestilodemarinero;cofresycajasestorbaban losmovimientosde losremeros,yapopa, sentadoa la izquierdadeldoctor, estabaHerrick, conun terno flamantede ropasdemar, la negra barba recortada en punta, un fajo de folletines bajo las rodillas, y llevandocuidadosamenteentrelospiesuncronĂłmetro,quehabĂadesustituiraldelFarallone,paradodesdehacĂamuchotiempoyperdidalacompensaciĂłn.PasaronjuntoalescampavĂa,cambiandosaludosconelcontramaestrequelomandaba,y,al
fin,seacer-caronalbarcoinfectado.AbordonosemovĂaungato,noseoĂaanadie,ycomohabĂamuchamar fuera y el arrecife estaba cerca, el tumulto de lamarejada resonaba entorno del pailebot, como un fragor de batalla. ––¡OhĂ© la goĂ©lette! ––gritĂł el doctor, a todopulmĂłn.Al punto, y saliendo de la caseta, apareciĂł Davis, seguido de la morena y haraposa
tripulación.––¡Hola!¿EsustedHay?––dijoelcapitán,inclinándosesobrelaborda––.Digaalpatrónque
atraque como si fuera una caja de huevos. Hay aquĂ una mar tremenda y el bote esquebradizo.El movimiento del pailebot era en aquel momento violentĂsimo. Tan pronto levantaba el
costado, tanaltocomoeldeunvapordealtamar,dejandoverel forro relampagueantedecobre,comose inclinabadesúbitohaciaelbote,hastaqueelaguapenetrababurbujeandoporlosimbornales.––Ustedtendrábuenaspiernasmarineras––observóeldoctor––.Buenafaltalevanahacer.LaverdaderaqueabordarelFaralloneenlaposicióntanpocoresguardadaenqueestaba,
requerĂanopocadestreza.Las cosasdemenos valor se echaronabordocomo sepudo; elcronĂłmetro,despuĂ©sdemu-chosintentos,pasĂłalfin,suavemente,deunasaotrasmanos,ysĂłloquedabalatareamásardua;deembar-caraHuish.Hastaaquellapiezadepesomuertoenrolado como marinero de primera clase, a dieciocho dĂłlares al mes, y descrito por elcapitánalcĂłnsulcomounhombreinapreciable––,acabĂłporserizadaabordosinmenoscabo,yeldoctor,concortesessaludos,sedespidiĂł.Los trescompañerosdeaventurassequedaronmirándoseunosaotros,yDavis lanzĂłun
suspirodesatis-facción.––Ahoradijo––vamosadejarcolocadoelcronómetro––yentróelprimeroenlacámara.Era
bastanteespaciosaydabaentradaadoscamarotesyaunaampliadespensa;losmamparosestabanpintadosdeblan-coyelpisocubiertodelinoleum.Todoestabarecogidoyenorden,yno quedaban signos de anterior ocu-paciĂłn, pues los efectos de los fallecidos, despuĂ©s dedesinfectados, habĂan sido conducidos a tierra. Unicamente sobre la mesa, en un platillo,ardĂa aĂşn un poco de azufre, y sus emanaciones hicieron toser a los reciĂ©n llegados. Elcapitán asomĂł la cabeza en el camarote de estribor, donde las ropas de cama estabanamontonadasenlaliteraylamantaechadaaunlado,talcomolahabĂanlevantadoparasacareldesfigura-docadáver.––¡YleshabĂadichoaesosnegrosquetirasentodoestoporlaborda!––refunfuñóDavis––.
Supongoque tendrĂanmiedodeponer lasmanosenello.Bien, almenoshanbaldeadoporaquĂ,yeslomásquepodĂaesperarse.Huish,agarreesasropas.
––CĂłjalasusted,queyoleverĂ©delejos––dijoHuish,echándoseatrás.––¿QuĂ©eseso? ––exclamĂłcolĂ©ricoel capitán—.Tengoquedecirle, amigomĂo,que seha
equivocadousted.AquĂsoyelcapitán.––Locualmetienesincuidado––replicĂłeldependiente.––¿De veras? Pues entonces va usted a alojarse a proa con los negros. ¡Largo de esta
cámara!––¡Vamos,hombre!contestóHuish––.¿Creeustedquemechupoeldedo?Unabromaesuna
broma.––Puesvoyaexplicarlecómoestánlascosasyvaustedaver,deunavez,todoloquehayde
broma en ello. Soy aquĂ capitán, y voy a serlo de veras.Una de estas tres cosas. Primero:ustedobedecerámisĂłrde-nesaquĂ,comomozodecámara,yenesecasoviveconnosotros.Osegundo:seniegaaello,ylemandoaproa...yesoapasoacelerado.OterceroyĂşltimo:hagoseñalesalbuquedeguerra,yvaustedatierradete-nidoporrebeliĂłn.––¡Ah!yporsupuesto,noibayoadescubrirtodoelpastel...¡Quia!––replicĂłburlonamente
Huish.––¿YquiĂ©nibaacreerle,amigomĂo?––preguntĂłelcapitán—.¡No,señor!Nohaynadade
bromaenmi"capitanĂa".Nohaymásquehablar.Arribaconesasmantas.HuishnotenĂapelodetontoysabĂacuándotenĂaquedarseporvencido;ni tampocoera
cobarde,pues se fuea la litera, seabrazóa las ropas infectadas y las sacóde la cama sinvacilaciónnitropiezo.––Estaba aguardando una ocasión -dijo Davis a Herrick––. Con usted no hace falta eso,
porquesabedar-secuenta.––¿Vaustedadormiraqu�preguntóHerrick,entrandoenelcamarote traselcapitán,el
cualsepusoafijarelcronómetroensusitio,juntoalacabeceradelacama.––¡Nopienso!Meparecequemeacomodaréencubierta.Noesquetengamiedo;perono
meapeteceporelmomentounaviruelaconfluente.––Tampoco creo yo que tenga miedo ––dijo Herrick––. Pero se me pone un nudo en la
garganta al pensar en esos dos hombres: el capitán y el segundomuriĂ©ndose aquĂ, el unoenfrentedelotro.Estrágico.ÂżCuálesserĂansusĂşltimaspalabras?––¿Wiseman y Wishart? erijo el capitán––. Probablemente nada de extraordinario. Esas
cosasse las figu-raunodeunamanera,y,en larealidad,pasandeotramuydistinta.Quizádijese Wiseman: "Oye, compa-dre, tráete el aguardiente, que la cabeza me está dandovueltas."YacasodijeseWishart:"¡Vetea...––PuestambiĂ©nesoesfĂşnebre.––Verdadqueloes––dijoDavis––.AhĂestá;yaestáelcronĂłmetroensusitiĂł.Yyavasiendo
horadelevaranclas.Encendióunpuro,ysalióacubierta..––¡Eh,tú!¿Quénombretienes?––gritóaunodelosmarineros,unhombreenjutoyesbelto,
queparecĂadealgunalejanaislaoccidental,yeradeunanegruraqueseacercabaaladelosafricanos.––SallyDay––replicĂłelhombre.––¡Vayaunnombre!––dijoelcapitán––.NosabĂaquetenĂamosseñorasabordo.Bien,Sally,
ten laamabilidaddearriarmeaquel trapo,yyo loharĂ©portienotraocasiĂłn.––MirĂłcĂłmodescendĂa labanderaamarilla,salvandoelobstáculode lascrucetas,hastaquelaviosobrecubierta––.Novolverásaondearsobreestebarco––observó––.ReĂşnaustedalagenteapopa,Mr.Hay––añadiĂłhablando,muyalto––.Tengoquedecirlesunaspalabras.AntelaideadedarĂłrdenesporprimeravezalostripulantes,sentĂaHerrickunasensaciĂłn
extraña. Ben-decĂa la suerte de que fueran indĂgenas; pero hasta los indĂgenas, pensaba,podĂansercrĂticoshartoagudosparaunnoviciocomoĂ©l;acasosedierancuentadecualquierdesliz en el uso de ese inglĂ©s, preciso y corta-do a medida, que prevalece a bordo de losbarcos, y hasta pudiera ocurrir que no se entendieran, y rebusca-ba en sumagĂn, pasandorevistaatodossusrecuerdosdenovelasmarĂtimas,paraemplearlaspalabrasjustas.––¡Eh!––gritó––. ¡Todoelmundoapopa!... ¡vivo!, ¡vivo!, ¡apopa!Se juntarontodosenel
pasillo,co-mocarneros.––AquĂestán,señordijoHerrick.ElcapitánsiguiĂłmirandoporalgĂşntiempohaciapopa,ydepronto,confierapresteza,se
volvióhacialatripulaciónypareciódeleitarsealverlosrecular.––Vamosaver––dijodandovueltasalcigarroenlabocayjugueteandoconlosrayosdela
rueda del ti-mĂłn––. Soy el capitánBrown. Tengo elmando de este barco. Este esMr.Hay,primer oficial. El otro blan-co, es mozo de cámara, pero hará guardias y timĂłn cuando letoque.MisĂłrdenestienenqueserobedecidasalpuntoyconpresteza.ÂżOsenteráis?..."conpresteza". No habrá que gruñir por el kalkal, pues se dará raciĂłn abundante. TenĂ©is quecolocarun"mĂster"delantedelapellidodelsegundoycontestarconun"se-ñor"atodaorden
queyodĂ©.Siandáis listosydespiertosharĂ©estebarcoagradablepara todos. ––SequitĂłelpurodelaboca––.¡SinolohacĂ©isasĂ––bramĂłconatronadoravoz––,voyaconvertirloenuninfiernoflotante!Yahora,Mr.Hay,vamosaescogerguardias.––Estámuybien––contestĂłHerrick.––Tengalabondaddeañadir"señor"cuandosedirijaamĂ,Mr.Hay––––dijoelcapitán––.Yo
voyaes-cogeralaseñora.Pasaaestribor,Sally.––YmurmurĂłaloĂdodeHerrick:––Escojaalviejo.––Yotomoaese––dijoHerrick.––¿CĂłmotellamas?––preguntĂłelcapitán––.ÂżQuĂ©?,ÂżcĂłmohasdicho?EsonoesinglĂ©s;no
quieroesajeringonzaabordodemibarco.TellamaremosTĂoNedelviejo,porquetefaltaelpelodondehabĂadeestar.Pasaababor,TĂo,ÂżnooyesqueMr.Haytehaescogido?DespuĂ©sescojoalhombreblanco.Blanco,pasaaestribor.Yahora,Âżcuáldelosdosquequedaneselcocinero?ÂżTĂş?Puesentonces,Mr.Haysequedacontuamigo,eldeloscalzonesdedungarĂazul.Ponteababor,DungarĂ.Bueno,yasabemosquiĂ©nessontodos:DungarĂ,TĂoNed,SallyDay,BlancoyCocinero.Ahora,Mr.Hay,vamosalevarancla,sigusta.––¡PorDios,dĂgamealgunosdelostĂ©rminos!––murmurĂłHerrick.Una hora despuĂ©s el Farallone tenĂa desplegado el velamen, el timĂłn todo a babor y el
cabrestante,conalegretintineo,habĂalevantadoelancla.––¡Todolisto!––gritĂłHerrickdesdelaproa.Elcapitánhizogirar la ruedayelbarcodespertĂłdesu reposo, saltandocomoungamo,
estremecidoein-clinándosebajolasráfagas.DelescampavĂasaliĂłungritodedespedida, laestelablanqueĂłysefuealar-gando:elFaralloneestabaenmarcha.HabĂaestadofondeadocercadelpaso.Alavanzarimpetuoso,DavisletorciĂłhaciaelcanal,
entrelaspuntasdelarrecife,yaunoyotroladolasrompientestronaban,blancasdeespuma.Rectocomounaflecha,siguiĂłlaestrechabandadeaguaazulhaciaelmar,yelcorazĂłndelcapitán, latĂa de gozo al sentirle temblar bajo sus pies; y, volviĂ©ndose a mirar sobre elantepecho de la toldilla, vio los techos de Papeete cambiar de posiciĂłn en la costa y lasmontañasdelaislaerguirseingentesalazaga.PeroaunnohabĂanterminadoconlacostaniconelterrordelabanderaamarilla.Cuando
iban hacia la mitad del paso, se oyó un grito y agitadas voces; un hombre saltó sobre labarandilla, juntólasmanosporencimadelacabezaeinclinándosehaciaabajo,sezambullóenelmar.––Mantenga el barco firme en su rumbo–– gritó el capitán dejando aHuish la rueda del
timón.Enuninstanteestabaaproaenmediodeloskanakas.––¿Nohayningunomásquequierairseatierra?––vociferó;yelfierotrompeteodesuvoz,
nomenosqueelarmaqueempuñaba,pusoentodosespanto.Quedáronsemirando,alelados,asucompañerofugitivo,cuyanegracabezasedivisabasobreelagua,dirigiéndoseatierra.Entretanto,elpailebotsedeslizóraudoporelpaso,yalencontrarseconlagranondulacióndelOcéanolibre,lanzóporelaireunsurtidordeespu-ma.––¡Idiota!,¡nohabertenidoamanoelrevólver!––exclamóDavis––.Salimosalamarescasos
degente,yyanopodemosremediarlo.Austedselehaquedadosuguardiacoja,Mr.Hay.––NosĂ©cĂłmonosvamosamanejar––dijoHerrick.––PueshayquemanejarseprosiguiĂłelcapitán––.NoquieromásTahitĂ.Los dos se volvieron instintivamente y miraron hacia popa. La isla encantadora iba
mostrando una tras otra las cumbres de sus montañas; Eimeo levantaba por la amura debabor sus pináculos hendidos y escue-tos, y aĂşn seguĂa el pailebot volando hacia el marabierto.––¡Ypensar––exclamĂłelcapitánconungestodetriunfo––queayermañanatuvequebailar
paraco-mer,comounperrodelanas!
VELCARGAMENTODECHAMPAĂ‘A
SeenfilĂłlaproaparafranquearEimeoporelNorte,yelcapitánsesentĂłenlacámaraconunmapa,unareglayunepĂtomedelante.AlEste,doscuartasNorteerijolevantandolosojosde su trabajo––. Mr. Hay, tendrá usted que llevar la estima con el mayor cuidado; necesitosaber,yardaporyarda, loqueandamoscon lamenorbocanadadeviento.Quieroenhebrarderecho el barco por entre las PomotĂş, y eso es siempre cosa de mucho riesgo. Si estosvientosalĂseos,quellamandelSuroeste,hubieransopladoalgunavezdelSuroeste,cosaqueno han hecho nunca, podĂamos tener la esperanza de no apartarnos ni media cuarta denuestrorumbo.Digamosquenosceñimoshastaunacuarta.ConesopasarĂamosFarakabaporbarlovento.SĂ,señor;esotenemosquehacer.Esonosllevará,porentretodaesasalpicaduradeislitas,alespaciomásdespejado.ÂżVe?––YmostrĂłelsitiodondelareglacortabaelvastolaberintodelArchipiĂ©lagoPeligroso––.Ojaláfuerayadenocheypudieraenfilarelbarcohaciaallá;estamosperdiendotiempoydesviándonoshaciaelEste.Enfin,haremoslomejorquesepueda.SinodamosconelPerĂş,arribaremosalaRepĂşblicadelEcuador.Todovieneaserlomismo,mefiguro.Pesosdepreciadosatocatejaynadadepreguntas.ElhidalgosudamericanoesunagraninstituciĂłn.
TahitĂquedabayaabuentrechoporlapopa,laconstelaciĂłndelaDiademasealzabasobrelas quebradas cumbres ––Eimeo estaba ya muy prĂłximo, destacándose, negro y fantástico,sobreeldoradoesplendordelOeste––,cuandoelcapitánobservĂłporĂşltimavezlaposiciĂłndelasislas,yseechĂłalagualacorredera.
Veinteminutosdespués,SallyDay––queacadamomentodejabalaruedaparaecharunamiradaalre-loj––,anuncióconvozchillona:"¡Lasocho!",yenseguidasevioalcocineroquellevabalasopaalacá-mara.
––Me parece que voy a sentarme y tomar un bocado con usted ––dijo Davis a Herrick––.Para cuando acabe ya habrá oscurecido, y podremos poner la nariz del bote apuntando aAméricadelSur.
Enlacámara,juntoaunaesquinadelamesa,bajolaluzdelalámparayalsocairedeunabotelladechampaña,estabasentadoHuish.
––¿Quésignificaesto?¿Dedóndehasalidoeso?preguntóelcapitán.––Estoeschampaña,yhavenidodelabodegadepopa,sileinteresasaberlo––––dijoHuish,
apurandounjarro.––¡Esonosepuedetolerar!––exclamóDavis.Elhorrordelmarinomercanteportodoloque
seainfide-lidadenlacustodiadelcargamento,aparecĂa,concĂłmicaincongruencia,abordodeaquelbarcorobado––.¡Nuncahavenidonadabuenodecosascomoesa!
Noseaustedinocente––contestĂłelotro––.¡CualquieracreerĂa,oyĂ©ndole,queaquĂibatodoporlolegal!YfĂjeseusted:hanarregladoentrelosdosestenegociomuylindamenteparamĂ,Âżverdad?YotengoqueirmeacubiertayestaraltimĂłn,mientrasquevosotrososquedáisaquĂempinandoelcodohastahartaros;yotengoqueresponderaunmote,yllamarosavosotros"señor"y"mĂster".PuesĂłigame,compadre:hedebebertodoelchampañaquemedĂ©lagana,oestonomarcha.Yaestádicho.Yyasabedesobraqueahoranohaybuquedeguerraaquienhacerseñales.
DavissequedĂłdesconcertado.––DarĂacincuentadĂłlaresporqueestonohubieraocurrido––dijoentonodĂ©bilyvacilante.––Bueno,pueshaocurrido––replicĂłHuish––.PruĂ©belo,escosarica.Y,sinmás lucha,elRubicĂłn fuetraspuesto.Elcapitán llenĂłunvasoy lodespachĂłdeun
golpe.––Más quisiera que hubiese sido cerveza ––dijo, dando un suspiro––. Pero lo que no se
puede negar es que es cosa buena, y barato, para lo que nos ha costado. Y ahora, Huish,váyase;essuturnoeneltimón.
ElmĂseroenanucohabĂaganadolabazayseregocijabadeello.––Voy,señor-dijo,ydejĂłalosotrosdispuestosacomer.––¡PurĂ© de guisantes! ––exclamĂł el capitán––. ¡Ya creĂa que no volverĂa a comerlo en mi
vida!Herrick seguĂa sentado, inerte y silencioso. Era imposible, despuĂ©s de esos meses de
desesperada miseria, oler los fuertes y sabrosos guisotes marineros, bien cargados deespecias,sincodiciarlos;ylabocaselehacĂaaguapensandoenelchampaña.YtambiĂ©nera
imposible haber existido aquella escena entre Huish y el capitán, sin darse cuenta, coninstantáneayabrumadoracertidumbre,delabismoenquehabĂacaĂdo.Eraun ladrĂłnentreladrones. Eso se decĂa a sĂ mismo. No podĂa tocar la sopa. De hacer algĂşn movimiento,hubierasidoparalevantarsedelamesa,saltarporlabordayahogarse...sinhaberdejadodeserunhombrehonrado.
––Vamos––––dijoelcapitán––,tieneustedcaradeenfermo,amigo;bebaunagotadeesto.El champaña se cubrĂa de espuma y burbujeaba en el vaso; su lĂmpida transparencia
ambarina, el chispeo de la efervescencia, atraĂan la mirada de Herrick. "Ya es demasiadotardeparavacilar"pensó––;lamanoasiĂłinstintivamenteelvaso,bebiĂłconinsaciabledeleiteyconansiadebebermás,apurĂłelvasohastadejarlosecoylopusosobrelamesa,mirándoloconlucientesojos.
––¡Hayalgobuenoen lavida,despuĂ©sdetodo!exclamó––.YasemehabĂaolvidadocĂłmoera.SĂ, hastapor esto sĂłlo vale la penadeque se viva.Vino, comida, ropas secas... ¡quĂ©!,¡merecequesemueraporello,quesevayaalahorca!DĂgameunacosa,capitán:ÂżporquĂ©lospobresnosontodosbandoleros?
––Noloadivino—dijoelcapitán.––Debenseratrozmentebuenos;hayalgoenesoquenoalcanzoacomprender.¡Pienseen
aquel calabo-zo! Suponga que, de pronto, nos hicieran volver allĂ. ––Se estremeciĂł comosacudidoporunescalofrĂoysetapĂłlacara,apoyándolaenlospuñoscerrados.
––¡Vamos,vamos!,ÂżquĂ©lepasa?––exclamĂłelcapitán.NorecibiĂłrespuesta;loshombrosdeHerrickseagitabancontalviolencia,quehacĂantemblarlamesa––.¡Vaya,bĂ©baseesto,quelomandoyo!Nosepon-gaallorarcuandoyahasalidodelatolladero.
––Nolloro-dijoHerrickmostrandolosojossecos––.Espeorquellorar.Eselhorrordeesasepulturadequehemosescapado.
––Pues andando ahora con la sopa, eso le va a dejar como nuevo ––––dijo, bondadoso, elcapitán––. Ya ledijequeestabaustedhechopedazos.Nohubierapodido tirar otra semanamás.
––¡Eso es, precisamente, lo más tremendo! ––exclamĂł Herrick––. Otra semana, y hubieraasesinadoaal-gunoporundĂłlar. ¡Dios!, ÂżyyosĂ©eso?ÂżYestoy todavĂavivo?Debeserunapesadilla.
––¡Calma!, ¡calma! La calma lo arreglará todo, hijo. Tómese la sopa. Alimento es lo queustednecesita.
La sopa fortaleció y aquietó los nervios de Herrick; otro vaso, una chuleta de cerdo enadoboyunpláta-nofritocompletaronlaobrareconstituyenteiniciadaporelpuré,yyapudo,unavezmás,miraralcapitáncaraacara.
Nomefigurabaqueestabahastatalpuntoaniquilado––dijo.––Haestadoustedfirmecomounaroca.todoeldĂa,yahoraquesehaalimentadounpoco,
volveráaes-tarlootravez.––SĂ,mesientoahorabastantefume;perosoyunaespecieraradeprimeroficial.––¡BoberĂas!––exclamĂłelcapitán––.Notieneustedqueocuparsemásquedeloqueandael
barcoyapuntarloconmuchocuidadoenlapizarra.UnniñopodrĂahacerlo,ynodigamosunhombredeuniversi-dadcomousted.Esteoficiodenavegarnotienenadadeparticular,sibiensemira.Yahora,vamosaponerelbarcoenrumbo.Traigalapizarra;tenemosquellevarlaestimadesdeestemomento.
A la luzde labitácora leyeronen lacorredera ladistancianavegadadesde la saliday laapuntaronenlapizarra.
––Listos ––dijo el capitán––. Déjeme la rueda, Blanco, y póngase junto a la escota de lamayor.Alapare-jodelabotavara,Mr.Hay,ydespués,corraadelanteyatiendaalasvelasdeproa..
––¡Todolistoaproa!––gritóapocoelcapitán.––¡Listo!––¡Orzaa labanda!volvióagritar––,templaelsenosegúnvacediendo––gritóaHuish––,
cobra de la escota tirando con el hombro. ¡Saca los pies de entre las cuerdas! ––UninesperadopuñetazotendiĂłaHuishdespatarradosobrecubierta,yenelinstante,elcapitánhabĂaocupadosupuesto––.¡ArribaymantengaeltimĂłntodoalabanda!––rugió––.¡Idiota!,¡parecequesequerĂamatar!...¡Cambiarlaescotadelfoqueasotavento!––gritĂłunmomentodespuĂ©s––, y luego, dirigiĂ©ndose a Huish: DĂ©jeme otra vez la rueda y vea si puede adujaraquellaescota.
PeroHuishsequedóinmóvilymiróalcapitánconaviesaexpresión:––¿Ustedsabequemehapegado?––dijo.
––¿Ustedsabequelehesalvadolavida?––replicĂłelotro,sindignarsemirarleysinapartarlos ojos de la brĂşjula o del velamen––. ÂżDĂłnde estarĂa usted ahora si la botavara da unbandazoylecogeconlospiesenredadosenlascuerdas?No,señor;noseacercaráustedmás
alaescotadelamayor.Lospuertosestánllenosdemarineroscomoustedqueandansóloconunapata:losquehanquedadovivos––.¡Mr.Hay,amarreelaparejodelabotavara!conquelehepegadoausted¿eh?Puespuedeustedestaragradecido.
––Estábien ––dijoHuish lentamente––.Puede serquehayaalgodeciertoeneso.Esperoque sĂ––. Vol-viĂł solemnemente la espalda al capitán y entrĂł en la cámara, donde se oyĂłinmediatamente el taponazo de una botella de champaña, indicando que el ofendido HuishatendĂaasubienestaryregalo.
Herrickvolvióapopa,dondeestabaelcapitán.––¿Quérumbollevaahora?––preguntó.––EsteyunacuartaalNorte.Casitodolobienqueyomefiguraba.––¿Quépensarándeellolosmarineros?volvióapreguntarHerrick.––Nopiensan.Noselespagaparaquepiensen––dijoelcapitán.––Haocurridoalgo,¿no?,entreustedy...––Herrickhizounapausa.––Esunmalbicho,unanimalejoquemuerde––––contestóelcapitánmoviendolacabeza––.
Peromien-trasnosotrosdosmarchemosjuntos,esonadaimporta.Herrickse tumbĂłenelpasilloabarloventode lacámara.EnelcieloestrelladonohabĂa
unanube;elmo-vimientodelbarco leacunaba, y sentĂa, además, lapesadezde laprimeracomidacopiosadespuĂ©sdetanlargotiempodehambre;yfuesacadodeunprofundosueñoporlavozdeDavis,queanunciaba:
––"¡Lasdoce!„Se incorporómedioadormilado y, con torpepaso, se fuehaciapopa,dondeel capitán le
entrególarueda.––Siga ciñéndose al viento le dijo aquél. Viene a bocanadas; cuando llegue una ráfaga
fuerte,ganetodoloquepuedaabarlovento,perosinquelasvelasdejendetrabajar.Sedirigióhacialacámara,y,antesdellegar,sedetuvoydiounavozllamandoalranchode
lamarinerĂa:––¿NohabrĂaporahĂunaconcertina?¡Anda,TĂoNed,tráetelaalacámara!Elpailebotsegobernabasinesfuerzo,yHerrick,mirandoelblancovelameniluminadopor
la luna, sentĂa invencible somnolencia. Una repentina detonaciĂłn en la cámara le hizodespabilarse:latercerabotellahabĂasidodescorchada;yHerrickseacordĂłdelSeaRangerydel grupo de las Catorce Islas. En aquel instante, sonaron las notas del acordeĂłn y, enseguida,lavozdelcapitánquecantaba:
"¡Ay,quĂ©dicha!Bienrepletosdedinerolosbolsillos,correremosporelmuellebrincandocomochiquillos.YyobailarĂ©conKateytĂşbailarásconRuth,alllegartodosdevueltadelaAmĂ©ricadelSur."YporahĂsiguiĂłlacanciĂłnajustándoseaunaextrañamĂşsica;yloskanakasquenoestaban
de–– guardia fueron acercándose para escuchar desde la puerta; se veĂa al TĂo Ned, en elclarodelaluna,llevandoelcompásconlacabeza;yHerrick,altimĂłn,sonreĂa,olvidadasporun instante sus preocupaciones. Tras la primera canciĂłn siguieron otras; se oyĂł un nuevotaponazo;lasvocessubĂandetono,alborotadas,comosilaparejaqueestabaenlacámaraseenredaseenunapelotera;yenseguidapareciĂłqueeldesacuerdohabĂapasado,puesfuĂ©lavozdeHuishlaquesealzĂłdespuĂ©s,conacompañamientodelcapitán...
"Arribaenunglobo,ungloboquesubaporentrelasestrellitasydĂ©lavueltaalaluna."Herrick, apoyado en la rueda, sintiĂł una abrumadora sensaciĂłn de náusea. No sabĂa por
quĂ© la mĂşsica, la letra ––que, sin embargo, no carecĂa de una cierta gracia–– y la voz y elacentodelcantorcrispaban,másquesusnervios,suespĂritu,comocuandosepasaunalimaporlosdientes.LeasaltabanbascasalpensarensusdoscompañerosembruteciĂ©ndoseconelvino robado, riñendo,amodorrándoseydespertandoconelhipode laborrachera,mientraslas puertas de un presidio les esperaban, a pocos pasos, abiertas de par en par. "ÂżHabrĂ©vendidomihonorpornada?",pensĂł;yunardienteimpulsoderabiaydedecisiĂłnsealzĂłensu pecho: rabia con los otros; decisiĂłn de llevar a buen tĂ©rmino aquella empresa, si eraposible llevarla;sacarprovechode lavergĂĽenza,puestoque lavergĂĽenza,almenos,erayainevitable;yvolveracasa,asutierradesdelaAmĂ©ricadelSur––¿cĂłmodecĂalacanciĂłn?––"bienrepletosdedinerolosbolsillos":
"¡Ay,quédicha!Bienrepletosdedinerolosbolsillos,correremosporelmuellebrincandocomochiquillos.."
asĂrepetĂaensumentelaletra.Yla"dicha"tomĂłvisibleforma;elmuelleapareciĂłanteĂ©ly
loreconociĂł:eraelEmbankmentdeLondres,iluminadoporlaslucesdegas,yviĂłlasfarolasencendidasdelpuentedeBattersea,cruzandodeunladoaotro,alláenloalto,sobreelrĂotenebroso.PasĂłelrestodesuturnodetimonelenunarrobamiento,viendodesfilarelpasado.HabĂasidosiemprefielasuamor,peronosiempreasiduoenelrecuerdodelaamada.EnlacrecientedesgraciadesuvidasuimagenselehabĂaidoapare-ciendomáslejanaeindistinta,comolalunaatravĂ©sdelaneblina.
La carta de despedida, aquel infamante señuelo que le habĂa sorprendido en su miseriahaciĂ©ndolesu-cumbir,elcambiodeescena,elmar, lanochey lamĂşsica... todoelloremovĂahasta lo más profundo de su ser, y despertaba en Ă©l varoniles Ămpetus. "Yo quiero que seamĂa",pensĂł,rechinandolosdientes."Torcidooderecho,ÂżquĂ©importasilaconsigo?"
––LadiĂ©,amo.Yopensásonladié––.Estaspalabras,pronunciadasporTĂoNed,lehicieronvolverdeprontoalarealidad.
––Miraelrelojdelacámara,TĂo––contestĂł.NoquerĂairĂ©lpornoveralosbeodos.––Pasadaya,misegundo––repitiĂłelhawaitiano.––TantomejorparaticontestĂłHerrick,yledejĂłlarueda,repitiĂ©ndolelasinstruccionesque
habĂarecibi-do.MarchĂł hacia adelante y se detuvo de pronto acordándose de la "estima" que se habĂa
encargadodecom-putar."ÂżQuĂ©rumboshaseguidoelbarco?",pensĂł,ylasangreselesubiĂłala cara. No los habĂa observado, o ya no los recordaba: aquĂ estaba otra vez su contumazineptitud; habĂa que llenar la pizarra por conjeturas. "¡Nunca, jamás!", se prometĂa a simismo,enunparoxismodecalladafuria."¡Nunca, jamásocurrirá!NoseráporfaltamĂa,siesto sale mal". Y en lo que aun le quedaba de guardia, no se apartĂł de TĂo Ned, y leyĂł elcĂrculodelabrĂşjula,comoacasonohabĂaleĂdonuncaunacartadesunovia.
Durantetodoeltiempo,yespoleándoleaprestarmayoratenciĂłnasusdeberes,cánticos,vociferaciones, brutales risotadas y, de cuando en cuando, el estampido de un taponazo,llegaban a sus oĂdos desde el inter-ior de la cámara; y cuando la guardia de babor fuerelevadaamedianoche,HuishyelcapitánaparecieronsobrelatoldilladandotraspiĂ©syconlas caras encendidas, aquĂ©l cargado de botellas y Ă©ste con dos vasos de estaño, y Herrickpaso,silencioso,juntoaellos.Lellamaronconvocesceceosas;nocontestĂł.Lemote-jarondehoscoymalcriado;nohizocasoalguno,aunquetemblabatodosucuerpode iraydeasco.CerrĂł tras Ă©l la puerta de la cámara y se tumbĂł sobre un arcĂłn, no con la esperanza dedormir,sinoparapensaryexasperarse.PeroapenashabĂadadodosvueltasenla incĂłmodayacija, cuando una voz ronca y avinotada le gritĂł en el oĂdo y tuvo que volver de nuevo acubiertaparahacerlaguardiadelamadrugada.
La primera noche sirviĂł de patrĂłn a todas las que la siguieron. Dos cajas de champañaapenas duraban las veinticuatro horas, y casi todo se lo bebĂan Huish y el capitán. HuishparecĂapelecharconaquellosexcesos;noestabanuncasereno,nitampocodeltodoborracho;lacomidayelairedelmarlecuraronprontodesudolencia,yempezĂłaecharcarnes.Peronole ibatanbienalcapitán.Nohubierasido fácil reconoceralrecioyvigorosomarinode lascostas de Papeete, en la figura desmadejada y torpe, con el traje desabrocha-do, que sepasabaeldĂatendidoenlosdivanes,empinandoelcodoyleyendonovelas;enelmentecatoquehacĂadelaguardiadelanocheunapĂşblicayvergonzosapayasadaenlatoldilla.Lograbamantenersetalcual,hastaquehabĂatomado laalturadelsolypuesto fin,entrebostezosyborrones,asuscálculos;perodesdeelmomentoenquevolvĂaaenrollarelmapa,pasabalashorasentregadoencuerpoyalmaasuvicio,oadormiladocomouncerdoahĂto.No,atendĂaniaunosolodesusdeberes,exceptoeldemantenerunameticulosayseveradisciplina.encuantoalamesa.UnavezyotraoyĂłHerrickquellamabanalcocinerodesdelacámara,yleviollegarcorriendoconnuevaslatasdeconservas,ovolverallevarseunacomidaquehabĂasido rechazadaensu totalidad,YcuandomássehundĂaen laembriaguez,elpaladar se letornaba más remilgado y descontentadizo. Una vez, por la tarde, hizo armar un balsoamarradoalabarandilla,sequedĂłsinotraropaqueloscalzones,ysedescolgĂłporelcostadocon un tarro de pintura en la mano. "No me gusta, dijo, la manera cĂłmo está pintado elpailebot,yvoyadarleunosbrochazosenelnombre."PeroaĂşnnohabĂapasadomediahora,cuandosecansĂłdelatarea,yelpailebotprosiguiĂłsuviajeconunincon-gruenteparchedecolorenlapopa,ylapalabraFarallone,mitadborradaymitadtrasluciĂ©ndosebajolapinturafresca. Se negĂł a hacer la guardia media y la de alba. El tiempo era bonancible, decĂa, ypreguntabariĂ©ndose:"ÂżQuiĂ©noyĂłnuncaqueelcapitánhicieraguardias?"De laestimaqueHerrickauntratabadeconservar,nohacĂalamenoratenciĂłn,ynoprestabaasusegundonilamáspequeñaayuda.
––¿Paraquéqueremoslaestima?preguntaba––––.¿Notenemoselsolamanoparatomarlaaltura?
––Puede faltarnos, sin embargo ––arguyo Herrick––. Y usted mismo me ha dicho, no loolvidesquenoestabamuysegurodelcronómetro.
––¡Bah!Novayaustedacreerquelehanentradomoscasalcronómetro.––Hágamealmenosun favor,capitán––dijoHerricksecamente––.Tengo interésen llevar
esa estima, que es una parte de mi deber. No sé el abatimiento de la corriente, ni cómocomputarlo.Notengoningunaprácticayleruegoquemeayude.
––¡No hay que desanimar a un oficial celoso! ––dijo el capitán volviendo a desenrollar elmapa,puesHerricklehabĂasorprendidoensutrabajocotidiano,cuandoaĂşnnoestabamásqueamediospelos––.AquĂestá:mĂreloustedmismo,algoentreelOesteyelNoroeste,yalgoentrecincomillasyveinticinco.EsoesloquediceelmapadelAlmirantazgo;ymefiguroquenopretenderáustedsabermásquesuspropiossa-biosbritánicos.
––Yo trato de cumplir mi deber, capitán Brown ––dijo Herrick con la faz encendida yamenazadora––. Y tengo el honor de poner en su conocimiento que no me divierte quejueguenconmigo.
––¿QuĂ© diablos es lo que usted quiere? ––vociferĂł Davis––. Váyase a estarse mirando lapijoteraestela.Siandatrasdecumplirsudeber,ÂżporquĂ©nosevaahoramismoacumplirlo?ÂżLeparecequeesoficiomĂoiraasomarlajetapordetrásdelasposaderasdelbarco?Puesyo creo que lo es de usted. Y no me venga haciĂ©ndose el señoritaco conmigo. Es usted uninsolente,yahĂesdondeestáelmal.Ynomeatosiguenimemaree,señorHerrickEsquife.
Herrickdesgarrósuspapeles,tiróalsuelolospedazosysefudelacámara.––Seestávolviendounaristócrata,¿verdad?dijoHuishconsurisamaligna.––Secreemuyporencimadenosotros;esoesloquelepasaaHerrickEsquifedijofurioso
elcapitán––.SecreequenoleentiendocuandovieneconĂnfulasdepersonaje.ConquenoleplacenuestracompañĂaÂżeh?ÂżConquenoquieredirigirnoslapalabra?Puesvoyatrataraesemamarrachocomosemerece. ¡PorCristo,Huish,quevoyaenseñarleaquenosecreaporencimadelcapitánDavis!
––Ojoconlosnombres,Capi––dijoHuish,queerasiempreelmássereno––.¡Cuidadoconlostropezo-nes,muchacho!
––Estábien,tendrĂ©cuidado.UstedesdelosqueamĂmegustan,Huish.Alprincipionomeentrabaus-ted,peroahoramevapareciendobien.Vamosaabrirotrabotella––.YaqueldĂa,acaso por la excitaciĂłn de la disputa, bebiĂł más que nunca, y, antes de las cuatro, estabatumbado,sinconocimiento,,enelarcĂłn.
Herrick y Huish cenaron solos, uno despuĂ©s del otro, frente a la humanidad yacente,abotargadayronca-dora,delcapitán.YsielespectáculocortĂłaHerrickelapetito,lasoledadabrumĂłdetalmaneralosánimosdeldependiente,queapenassehabĂalevantadodelamesa,cuandoyaestabatratandodecongraciarseconsuantiguocompañero.
HerrickestabaaltimóncuandoaparecióHuishyseapoyóenlabitácora,diciéndoleentonoconfidencial:
––Oigausted,compadre;parececomosiustedyyo,noséporqué,nocongeniáramostantocomoantes.
HerricksiguiĂłmoviendolaruedaensilencio;sumirada,queibasincesardelaagujaalaconcavidaddelavelamayor,pasabasobreeldependientesinnotarsupresencia.PeroHuishestabarealmenteaburrido,cosadifĂcildesoportarparaunhombrecomoĂ©l,quecarecĂaderecursospropios.La ideadeun ratode charla confidencial conHerrick, enel puntoaquehabĂanllegadosusrelaciones,ofrecĂa,paraunapersonadesucarácter,peculiaresatractivos.Deotrolado,labebidaqueaalgunosvuelvehiperestĂ©sicogypuntillo-sos,aĂ©lleembotabayleencallecĂalasusceptibilidad.CasihubierahechofaltaunpuñetazoparahacerledesistirdesupropĂłsito.
––LindonegocioÂżeh?prosiguió––.ConDaviscadavezmásmetidoenelvino.Laverdadesquehoyselashacantadoustedclaras.NolegustĂłnadaysepusohechounafuriaencuantoustedvolviĂłlaespalda."Mire",ledije:"contĂ©ngaseunpocoenlabebida.HerricktenĂarazĂłn,yusted lo sabebien.Haga laspacesporesta vez", ledije. "Huish",medijoĂ©l, "dĂ©jamedemonsergasoterompoelbautismo".Bueno.ÂżquĂ©podĂayohacer,Herrick?Peroledigoaustedqueestonomegusta.MeparecequetienetodaslastrazasdeserlasegundapartedelSeaRanger.
HerrickseguĂacallado.––¿No oye usted que le estoy hablando? ––––dijo de pronto Huish––. ÂżEs que no quiere
hablarconmigo?––Apártesedelabitácora––dijoHerrick.Huishse lequedĂłmirando,conunamirada fija, recta, tenebrosa; sucuerpoparecĂaque
ondulaba como el de una vĂbora presta a atacar; despuĂ©s dio media vuelta, se volviĂł a lacámaraydescorchĂłunabotelladechampaña.Cuandocantaronlasdoce,estabadormidoenel suelo al lado del capitán, y de toda la guardia de estribor, sĂłlo Sally Day acudiĂł a la
llamada.HerrickpropusoqueharĂalaguardiaconĂ©l,paradejarquedescansaseTĂoNed.Conesto habrĂa permanecido doce horas sobre cubierta, y probablemente tendrĂa que estardiecisĂ©is;pero,graciasalobonancibledelanavegaciĂłn,podrĂaecharunsueñosincuidado,enlosintervalosdesusturnosaltimĂłn,dejandoencargodequeleavisasenalamenorseñaldechubascos.Encuantoaesto,podĂaconfiarenlosmarineros,puesentreellosyHerricksehabĂa idocreandounaestrechasimpatĂa.ConTĂoNedtenĂa largospaliquesnocturnos,yelviejolecontĂłlasencillaypenosahistoriadesudestierroysufrimientoseinjusticias,entreloscrueles blancos. El cocinero, desde que notĂł que Herrick comĂa solo, le obsequiaba coninesperadas, y a veces incomestiblesgolosinas,queaquĂ©l seesforzabaen tragar.YundĂa,hallándoseaproa,sintiĂł,sorprendido,unamanoqueleacariciabalaespalda,ylavozdeSallyDaymurmurándolealoĂdo:"TĂş,hombrebueno".SevolviĂły,ahogandounsollozo,estrechĂłlasmanosdelnegrito.Eranalmasbondadosas,joviales,infantiles.LosdomingoscadaunosacabasupropiaBibliapueseranextranjerosentresĂ,yhablabacadaunosupeculiaridioma,ySallyDaysĂłlosecomunica-baeninglĂ©sconsuscompañeros––,yleĂan,ohacĂancomoqueleĂan,elcapĂtulo correspondiente, para lo cual, TĂo Ned se montaba las gafas en la nariz; y todoscantabanaunaloshimnosdelosmisioneros.EraasĂbochornosocompararalosisleñosconlosblancos,abordodelFarallone.HerrickenrojecĂadevergĂĽenzaalacordarsedelaempresaenqueestabalanzado,yveraquellaspobresgentesyhastaSallyDay,hijodelantropĂłfagos,yprobablementecanĂbalĂ©lmismo––tanfielesaloqueellosconsiderabanbueno.Elhechodequeaquellos inocentes le tuviesenen tangranestima, servĂalecomodeanteojerasparasuconciencia,yhabĂamomentosenquesesentĂa inclinadoacreerse,aceptandolaopiniĂłndeSally Day, un hombre bueno. Hasta quĂ© punto llegaba aquella estimaciĂłn, sĂłlo en aquelmomento pudo apreciarse. Con voz unánime protestĂł toda la tripulaciĂłn; y antes de queHerricksediesecuentadeloquehacĂan,despertaronalcocine-ro,elcualseuniĂłsolĂcitoalosdemás;todosrodearonalpilotoabrumándoleconruegosycaricias,y lepidieronqueseacostaseyquegozaradesushorasdedescanso,sinpreocupaciones.
––Ellosdecirverdad––––dijoTĂoNed––.TĂşdormir.Todosunoshacer loquedeban.Todosunosque-rertedemasiadomucho.
HerrickseresistiĂł,ycediĂłalfin;lastrivialespalabrasdeagradecimientoquequisodecir,seleatascaronenlagarganta,yfueaapoyarseenelcostadodelacaseta,luchandoconlaemociĂłnqueleembargaba.
TĂoNedfuĂ©trasĂ©lylerogĂłqueseechase.––Es inĂştil, TĂo Ned. No podrĂa dormir. Me habĂ©is desquiciado los nervios con todas
vuestrasbondades.––¡Ah!, ¡no llamar mi más TĂo Ned! ––exclamĂł el viejo––. ¡No nombre mĂo! Mi nombre
Tavita,lomis-moTavitareydeIsrael.ÂżPorquĂ©creĂa,capitán,serlenguadeHawai?Elnadasabe;Ă©llomismoWise-a-mana.
Era la primera vez que se mencionaba el nombre del difunto capitán, y Herrick nodesperdiciĂł la ocasiĂłn. Se hará gracia al lector de la embarazosa jerga de TĂo Ned, paracontarle,enmásfluentelenguaje,lasĂnte-sisdesurelato.ApenashabĂafranqueadoelbarcolas Puertas de Oro, en San Francisco, cuando el capitán y el piloto iniciaron una continuaseriedeborracheras,queapenasfueinterrumpidaporlaenfermedadyquesĂłloterminĂłconlamuerte.PasarondĂasydĂasysemanatrassemana,sinencontrartierranibarcoalguno,yviĂ©ndose perdidos en la inmensidad, con sus guĂas enloquecidos, los indĂgenas sintieronmortalespanto.
Alcabodieronvistaaunaislabajayrecalaronenella,yWisemanyWishartfueronatierraenelbote.
HabĂa allĂ un pueblo grande, un muy hermoso pueblo, y muchĂsimos kanakas en aquellatierra;perotodosgravesyserios,y,porcimadelpoblado,llegabahastaTavitaelrumordelalamentaciĂłndeaquellos isle-ños."Yonosaberhablaraquella isla"––decĂa––."Yosaberellosllorar.YocreogentemuchamorirallĂ".PeroniWisemanniWishartpodĂandarsecuentadeloque aquel bárbaro plañido significaba. Repletos como odres, metiĂ©ronse alborozados portodaspartes, sincuidarsedenada;abrazarona lasmozas,queapenas tenĂanenergĂapararechazarlos, se incorporaron y unieron sus roncas voces de borrachos en los coros de losplañideros,yalfin,obedeciendoaloqueselesfigurĂłunainvitaciĂłn,penetraronbajoeltechode una casa, en la que habĂa gran golpe de gente, todos sentados y silenciosos. Pasaronagachándose bajo el alero, excitados y gozosos. No habĂa transcurrido un minuto cuandovolvierona salir con las caras alteradas y las lenguasquedas; y cuando lagente se apartĂłpara dejarles paso, pudo ver Tavita, en la profunda som-bra de la casa, el enfermo que seincorporabaenlaesteraylevantabalacabeza,yadesfiguradaporlavirue-la.Losdostrágicosjuerguistashuyeronsinvacilarhaciaelbote,dandovocesaTavitaparaqueseapresu-rase.Llegaron a bordo a todo remar, levaron ancla, hicieron toda fuerza de vela, aguijando a latripulaciĂłn a golpes y juramentos, y estaban de nuevo en la mar, y de nuevo embriagados
antesdeponerseelsol.UnasemanadespuĂ©s,elĂşltimodelosdosfuesepultadoenlasaguas.HerrickpreguntĂłaTavitadĂłndeestabaaquella islayĂ©ste lecontestĂłque,por loquepudodeducirdeloquehablabanlosqueseencontrĂłenlaplaya,suponĂanquedebĂadeserunadelasPomotĂş.Eraestomuyprobable,porqueelArchipiĂ©lagoPeli-grosohabĂasidobarridoaquelaño,deEsteaOeste,porunadevastadoraepidemiadeviruela;peroHerrickpensĂłqueeraaquĂ©llaunaextrañaderrotaparairaSidney.YentoncesseacordĂłdelasborracheras.
––¿Nosesorprendieronaldescubrirlaisla?––preguntĂł.––Wisa-a-manadecir:"ÂżQuĂ©demoniosseresto?"––¡Ah,ahĂestá,pues,explicado.YocreoquenotenĂanideadedĂłndeestaban.––YocreotambiĂ©n––dijoTĂoNed––.NosabĂan.Esteuno,másmejor––añadiĂłseñalandoala
cámaradonderoncabaelcapitánbeodo––.Tomaralturasoltodoeltiempo.LoqueesteĂşltimotoquesignificaba,completĂłlapinturaqueHerricksehacĂadelaviday
muertedesusdospredecesores;desupersistenteybrutaldegradaciĂłnmientrasnavegaban,sinsaberhaciaadĂłnde,enaquellasupostreratravesĂa.NotenĂamásqueunafevacilanteyendeble en una vida futura; la idea de que pudiera ser de expiaciĂłn y castigo, le parecĂapueril;y,sinembargo,habĂaparaĂ©l––comoparatodos––uninexplicablehorrorenelfindelhombre convertido en bestia. Se le encogĂa el corazĂłn ante el cuadro que asĂ evocaba, ycuando locomparabacon laescenaenqueĂ©lmismodesempeñabaunpapel,sesentĂaano-nadado por un terror que tenĂa algo de supersticioso. Y, con todo, y esto era lo raro, notitubeaba. El, que habĂa demostrado su ineptitud en tantas cosas, colocado ahora en unasituaciĂłn falsa y ante obligaciones de las que nada entendĂa, desamparado y solo, y puededecirsequesinsoportemoral,habĂasuperado,hastaentonces,acuandopudieraesperarse;yhasta lasvergĂĽenzasy las repulsivas revelacionesdeaquellanoche,pareciaquenohabĂanhechomásquetemplarsusnerviosyfortalecerle.HabĂavendidosuhonor;seprome-tĂaquenohabĂadeserenvano."NoseráporculpamĂa,siestosalemal",repetĂa.Yenelfondodesucora-zĂłn, estaba asombrado de sĂ mismo. Su furiosa rabia, sin duda alguna, le sostenĂa yalentaba, y, sin duda tambiĂ©n, el pensamiento de la Ăşltima carta jugada, de las navesquemadas, de la Ăşnicapuertaquequedabaabierta; ideaque esun vigoroso tĂłnicopara elmeramentedĂ©bil,yquedesmoralizaporcompletoalverda-derocobarde.
Durante algĂşn tiempo el viaje prosiguiĂł, en todo lo demás, bien. De una bordada,franquearonFakavaraporbarlovento;ycomoelvientosemantenĂaconstantehaciaelSurysoplabafresco,pasaronentreRanakayRatiu,ynavegaronalgunosdĂasalsocairedelasislasTakumeyHonden,sinrecalarenellas.Hacialos14°Suryentrelos134°y135°Oeste, lescogiĂł una calma chicha, con mar gruesa. El capitán se negĂł a disminuir el aparejo, y elFarallonepasĂł tresdĂasdando tumbosybandazos,y, segĂşn laobservaciĂłn, sinmoversedesitio. El cuarto dĂa, a punto de rayar el alba, se levantĂł una brisa que fue arreciandorápidamen-te.ElcapitánhabĂabebidodefirmeaquellanoche,yaĂşnledurabalaborracheracuandoledespertaron;yalhacersuapariciĂłnsobrecubierta,alasochoymedia,seechabadeverquehabĂatrincadocopiosamenteeneldesayuno.HerrickevitĂłcruzarconĂ©llamirada,ycediĂł,conindignaciĂłn,elgobiernodelbarcoaaquelhombrequeapenaspodĂatenerseenpie.
Por lasestentĂłreasĂłrdenesdelcapitány lasvocesde losmarinerosquetrajinabanen lamaniobra, com-prendiĂł Herrick, desde la cámara, que estaba desplegando más vela. Sinacabarel,desayuno,volviĂłdenuevoa lacubiertayseencontrĂłconquehabĂan largado lamayorylosfoques,yquehabĂanllamadoalasdosguardiasyalcocinero,paraaferrarlavelade estay. El Farallone iba ya casi tumbado; el cielo se oscu-recĂa con brumosos celajes, ydesdebarloventoseacercabarápidounturbiĂłnsiniestroyamenazador,quepormomentossĂ©ibaensanchandoyennegreciĂ©ndose,amedidaquesealzabasobreelhorizonte.
Herrick seestremeciĂłdeespanto.Vio frenteaĂ©l lamuertey, sino lamuerte, inevitableruina. Porque si el Farallone lograba aguantar a flote el chubasco que se venĂa encima,tendrĂa que quedar desmantelado. Con eso daba fin su empresa, y ellos quedarĂanaprisionados en la propia pieza de convicciĂłn de su crimen. La magnitud del peligro y sumismo espanto, le imponĂan silencio. El orgullo, la ira y la vergĂĽenza se re-volvĂan,impotentes,ensupecho,yapretĂłlosdientesycruzĂłsusbrazosconvulsos.
El capitán estaba sentado en el bote, vociferando Ăłrdenes e insultos, vidriosos los ojos,congestionadalafaz,conunabotellasujetaentrelasrodillasyunvasoamediovaciarenlamano. Daba la espalda al chu-basco y, al principio, tenĂa puesta toda su atenciĂłn en lamaniobradelavela.Unavezterminada,ycuandoelgrantrapeciodelonahabĂaempezadoatomarvientoylabarandilladelFarallonesedeslizabayaalrasconlaespumadelmar,lanzĂłunarisotada,apurĂłelvaso,ytumbándosedesparrancadoentrelostrastosheterogĂ©neosquellenabanelbote,alargĂłlamanoparacogerunaorzadenovela.abarquillarla.
Herrick lemirabaysu indignaciĂłn llegĂłal frenesĂ.MirĂłabarlovento,dondeelchubascohacĂayablan-quearelmaracortadistanciayanunciabasullegadaconunextrañoylĂşgubre
bramido.MirĂłaltimonelylevioagarrado,conlasmanoscrispadas,alascabinasdelarueday con la cara cubierta de una palidez azulada. ViĂł que la tripulaciĂłn, sin recibir la orden,corrĂaasuspuestos.Y lepareciĂłquealgoestallabaensucerebro; sucĂłlera, tanto tiempocontenidaensilencio,sedesenfrenĂłderepenteylesacudiĂłcomoelvientoaunavela.AvanzĂłhastadondeestabaelcapitánydescargĂłunreciomanotazoenelhombrodelbeodo.
––¡Bestia!––dijoconvozentrecortada––.¡Mireustedhaciaatrás!––¿Quéeseso?––gritóDavis,removiéndoseenelboteyhaciendoderramarseelchampaña.––UstedperdióelSeaRangerporserunvilborracho.AhoravaaperderelFarallone.Seva
ustedaaho-garaquĂ, lomismoqueahogĂłaotros,ysevaacondenar.Ysuhija trotará lascallesysushijosseránla-dronescomosupadre.
Porunmomento, aquellas palabrasdejaron al capitán suspenso, pálido y atolondrado. ––¡DiosmĂo!––gritĂłmirandoaHerrick,comosifueraunfantasma––¡DiosmĂo,Herrick!
––¡Mireustedatrás!––repitióéste.Elmiserable,yaenparteconsciente,hizo loque lemandaban,yenel instantemismose
incorporĂł de un salto. ––¡ArrĂa la vela de estay! ––gritĂł con voz tonante. Los marinerosesperabananhelososlaorden,ylagranvelavinoabajodeungolpe,cayendomásdelamitadfueradelabordaentrelasrevueltasespumasdelamarejada––.¡Alasdrozasdelosfoques!¡Dejadlaveladeestay!volviĂłagritar.
Pero aun no habĂa dado la orden, cuando el chubasco clamoroso cayĂł, como una sĂłlidamasadevientoylluviarevueltos,sobreelFarallone;yelpailebotseinclinĂłbajoelgolpeysequedĂłinerte,comounacosamuerta.PorelcerebrodeHerrickpasĂłunaráfagadelocura;seagarrĂłalajarciadebarlovento,exultante;yahabĂaacabadoconlavidaysegloriabadesuliberaciĂłn;gozabaeneltumultuosofragordelvendavalylaasfixiantearremetidadelalluvia;sentĂaunaalegrĂadeliranteenmorirasĂyenaquelmomento,enaquelcaosdeloselementos.Y en tanto, en el combĂ©s, con el agua hasta las rodillas tan sumergido iba el pailebot elcapitándabatajosconunanavajaalaescotadeltrinquete.EracuestiĂłndesegundos,porqueelFarallo-ne embarcabaacadamomento tremendosgolpesdemar.Peroel capitán llevabaventaja;labotavaradesga-rrĂłlasĂşltimasfibrasdelaescotaygirĂłconestrĂ©pitoasotavento:elFarallone saltĂłdelantedelvientoy seenderezĂł,y lasdrozasdelpicoyde labocade lacangreja,quehabĂanyasidolargadas,empezaronacorrerenelmismoinstante.
Durante diez minutos el pailebot siguiĂł marchando vertiginosamente al empuje de laturbonada;peroel capitánerayadueñode sĂmismoyde subarcoyhabĂapasado todoelpeligro.Yentonces,comoenunrepentinoefectodetramoya,elchubascoamainĂł,elvendavalsetornĂłenligerabrisa,volviĂłaresplandecerelsolsobreeldesgarradovelamendelpaileboty,elcapitán,despuĂ©sdetrincarlabotavaradeltrinqueteyponerdosmarinerosalabomba,volviĂłapopasinrastrosdeembriaguez,unpocopálidoyconlaremojadacolilladeunpurosujetaaĂşnentre losdientes,comolatenĂaalestallarelturbiĂłn.HerrickfuĂ©trasĂ©l;apenaspodĂarecordarlaviolenciadelasemocionesqueacababandeagitarle,perocomprendĂaqueerainevitableunaescenayestabaimpaciente,yhastaanheloso,deacabarconello.
Elcapitán,aldarlavueltaalfinaldelacaseta,seloencontrócaraacarayevitósumirada.––Hemosperdidodosgaviasylaveladeestay––balbuceó––.Lasuertehasidoquenosenoshallevadoningúnpalo.
––Noesenesoenloqueestoypensando-dijoHerrickenuntonodeextrañatranquilidadyque,sinem-bargo,produjoconfusiónyperplejidadenelmismocapitán.
––¡Yalosé!––exclamólevantandounamano––.Yaséloqueustedestápensando.Esinútildecirloaho-ra.Yaestoysereno.
––Tengoquedecirlo,sinembargo––contestóHerrick.––Cállese,Herrick;yahadichobastante.Hadicholoquenohubieratoleradoanadieenel
mundomásqueausted;pero,contodo,séqueesverdad.––Tengo que decirle, capitán Brown, que renuncio a mi cargo de piloto. Puede usted
ponermeenelcepoopegarmeuntiro,comomásleacomode:nohedehacerresistencia.Loúnicoquehagoesnegarmeaayu-darleoaobedecerle;yleaconsejoquepongaaMr.Huishenmilugar.Haráunprimeroficialdignodetalcapitán––.Sonrió,seinclinóyvolviólaespaldaparairseaproa.
––¿Adóndevausted,Herrick?––exclamóelcapitánasiéndoledelhombro.––Aalojarmeaproaconlosmarineros––replicóHerrickconlamismaodiosasonrisa––.Ya
heestadobastantetiempoaquĂatrásconustedes...caballeros.––NotienerazĂłneneso.Noseaprecipitado,amigo;nohaynadamaloenmĂ,másque la
bebida...¡eslaviejahistoria,Herrick!Queyologreserenarmedeunavez,yentoncesverá—dijoentonosuplicante.
––Dispénseme;noquierosabermásdeusted––dijoHerrick.Elcapitánlanzóunprofundosuspiro.––¿Ustedsabeloquehadichodemishijos?––exclamódepronto.
––Dememoria.ÂżQuiereustedacasoqueselorepita?––¡No! ––gritĂł el capitán tapándose los oĂdos con las manos––. No me haga matar a un
hombreaquienquierobien,Herrick:simevuelveaverllevándomeunvasoaloslabiosantesdeestarentierra,ledoypermisoparaquememetaunabalaenelcuerpo...¡Lepidoquelohaga! Usted es la Ăşnica persona a bordo cuya piel vale la pena de que se conserve. ÂżCreeusted que no lo sĂ©? ÂżCree usted que ni un solo momento me he vuelto en contra suya?Siempre me he dado cuenta de que usted era el que tenĂa la razĂłn... borracho o sereno,siempre lo creĂ. ÂżQuĂ©es loquenecesitausted? ÂżUn juramento? ¡Vamos,hombre!, esusteddema-siadointeligenteparanoverqueestovadeveras.
––¿QuiereusteddecirqueyanohabrámásborracherasnideustednideHuish?preguntĂłHerrick––,ÂżquenohandeseguirrobándomemisgananciasybebiĂ©ndosemichampañaqueha comprado con mi hon-ra?, Âżque usted atenderá a sus deberes, y hará guardias, ydesempeñarálapartequeletocaenlasfaenasdelbarco,envezdeecharmeamĂ,hombredetierra,todalacargayconvertirseenlabefayelhazmerreĂrdelosmarinerosindĂgenas?ÂżEsoesloquequiereusteddecir?Siesoes,tengalabondaddedecirlocategĂłri-camente.
––PoneustedesascosasentĂ©rminosdifĂcilesdetragarparaunhombredehonor—fijoelcapitán.ÂżQuie-reustedobligarmeaconfesarquemeavergĂĽenzodemĂmismo?FĂesedemĂestavez:obrarĂ©rectamente,yahĂestámimano.
––Bueno,harélapruebaporunavez––dijoHerrick––.Vuelvaafallarme...––¡Bastaya!––interrumpióDavis––.¡Basta,compañero!Yahemosdicholosuficiente.Tiene
usted,Herrick,unalenguacomounanavaja,cuandoseenfada.Alégresedequeseamosotravez amigos, como yo me alegro; no me hurgue en las heridas; yo haré por que no searrepienta de ello. Hemos estado hoy a un dedo de la muerte ––¡no diga de quién fue laculpa!–– y muy cerca del infierno también, según me figuro. Estamos en un mal caminonosotrosdosytenemosquenoserduroselunoconelotro.
Estabadivagando;parecĂa,sinembargo,quedivagabaconalgĂşndesignio,andandoporlasramas de algo que temĂa decir; o, acaso, hablando no más que para matar el tiempo, pormiedode lo queHerrickpudieradecir a continuaciĂłn. PeroHerrickhabĂa ya echado fueratodosuveneno;eradenaturalbondadosoy,satis-fechoconsutriunfo,habĂayaempezadoacompadecerse. Con algunas palabras sedantes, tratĂł de dar por terminado el coloquio, ypropusoquesefueraamudarderopa.
––Faltaalgoqueenderezar––dijoDavis––.Antestengoquedecirleunacosa.ÂżSabeustedloquedijodemishijos?NecesitodecirleporquĂ©medoliĂłtanto;ytengolaideadequeaustedva a hacerle daño tam-biĂ©n. Es lo de mi pequeña, lo de mi Ada. No debiĂł haber dichoaquello...pero,porsupuesto,ustednosabĂa.Ella...laniña,semuriĂł,yaveusted...
––¡QuĂ© es eso, David! ––exclamĂł Herrick. ¡Usted me ha dicho cien veces que vivĂa!¡DespĂ©jeselacabe-za,hombre!Tienequeserlabebida.
––Noseñor.Muertaestá.MuriĂłdeunaenfermedaddelosintestinos.EsoocurriĂłmientrasyonavegabaenelbergantĂnPregĂłn.EstáenterradaenPortland,Maine."Ada,ĂşnicahijadelcapitánJohnDavis,ydeMarian,suesposa.Aloscincoañosdeedad."Llevabaabordounamuñecaparaella.NuncameatrevĂasacarladelpapelenqueestabaenvuelta,Herrick,yasĂsefuealfondodelmar,conelSeaRanger,eldĂademiperdiciĂłn.
Losojosdel capitánmiraban fijos el horizonte; hablaba conundesusadodulzor, peronoperfectacom-postura;yHerricklecontemplabaconunaextrañezaquetenĂaalgodeterror.
––Novayaacreer,poreso,queestoychiflado ––prosiguiĂłDavis––.Tengo todoel sentidocomĂşndelquehemenester,yaĂşnmesobra.Peroyocreoqueunhombredesventuradoescomounniño;yestoesenmĂcomounacosadeniñotambiĂ©n.Jamáspuderesignarmeavivirconforme a aquella cruda verdad, y por eso me forjo a mĂ mismo. Y se lo adviertohonradamente: tan pronto como terminemos esta conversaciĂłn, empezarĂ© otra vez con elfingimiento. Ăšnicamente que, como usted ve, Ada no podrá pasear las calles ––añadiĂł elcapitán––;nisiquierapudovivirparaquellegaraasersuyaaquellamuñeca.
Herrickpusounamanotrémulaenelhombrodelcapitán.––¡Nohagaeso!––exclamóDavis,retrocediendo,paraevitarelcontacto––,¿noveustedque
estoy ya hecho añicos, sin necesidad de más? Vámonos, pues; venga conmigo, compañero:puedeconfiarenmĂdeveras;vengaaponerseropaseca.
EntraronenlacámarayallĂencontraronaHuishderodillas,forcejeandoparadestaparunacajadechampaña.
––¡FueradeaquĂ!––gritĂłelcapitán––.EsoseacabĂł.¡Nosebebemásenestebarco!––¿Sehavueltoabstemio,prohibicionista?––preguntĂłHuish––.PormĂnohayinconveniente
enque lo sea.Yaerahora, ¿eh?Aunpelodeperder, bonitamente, otrobarco. ––Sacóunabotellaysepuso,contodacalma,ahacersaltarelalambreconelganchodelsacacorchos.
––¿HaoĂdoustedloquehedicho?––gritĂłelcapitán.––MeparecequesĂheoĂdo.Hablaustedlobastantealto.Ladificultadestáenquenome
importa.Herrickagarróalcapitánporunamanga.Déjeleahorahacerloquequiera––ledijo––.Ya
hemostenidobastanteestamañana.––Puesquesesalgaconlasuya––dijoelcapitán.Eslaúltimavez.Para entonces ya estaba roto el alambre, cortada la cuerda, desgarrada la caperuza de
papeldorado,yHuishesperaba,vasoenmano,queseprodujeseelacostumbradoestampido.No se produjo. AflojĂł el ta-pĂłn con el pulgar: tampoco ocurriĂł nada. Al fin cogiĂł eldescorchadorysacĂłeltapĂłn.SaliĂłcongranfaci-lidadysinruidoalguno.
––¿QuĂ©eseso?––dijoHuish––.Unabotellaechadaaperder.EscanciĂłunchorrodevinoenelvaso:eraincoloroysinespuma.LooliĂłylocatĂłdespuĂ©s.––¿QuĂ©diablosesesto?––dijo––.¡Esagua!SiderepentesehubieraoĂdocercadelbarco,enmediodelmar,untoquedecorneta,los
treshombresqueestabanenlacámaranohubieranquedadotanestupefactoscomolosdejóaquelincidente.Elvasopasódemanoenmano;cadaunodeellosolisqueó,probóysequedósuspensomirandoa labotellacomopudie-rahabermiradoRobinson lahuellaqueencontróenlaplaya;yenlasmentesdetodossurgió,simultáneo,elmismotemor.Entreunabotelladechampañayotradeagua,noesgrandeladiferencia;entredoscarga-mentosdeambascosasestátodalaescalaquevadesdelariquezaalaruina.
SedescorchĂłotrabotella.HabĂadoscajaspreparadasenunodeloscamarotes:lassacaronfuera, hicie-ron saltar las tapas y lasprobaron.PersistĂa elmismo resultado; el lĂquidoquecontenĂan era incoloro, insĂ-pido y muerto como el agua de lluvia en una barca de pescavarada.
––¡Deprimera!––exclamóelregocijadoHuish.––Óiganme; ¡vamosaprobaren labodega!––dijoelcapitán,enjugándose la frenteconel
revésdelamano,ylostressalierondelacámaraconlascaraslargasyelandarabrumado.Sellamóatodalatripulación.Doskanakasbajaronalacala,otrofuepuestoalpiedeun
cabopasadoporunagarruchayDavis,hachaenmano,sesituójuntoalaescotilla.––¿Vaustedadejarquelosmarinerosseenteren?––murmuróHerrick.––¡Que los ahorquen! ––dijo Davis––. Eso ya nos importa poco. Nosotros somos los que
tenemosqueenterarnos.Tres cajas llegaron a cubierta y una tras otra fueron examinadas. De cada botella, al
romperle el capitán el cuello con el hacha, se desbordó el champaña espumoso yefervescente.
––¡Demásabajo!,¡demásabajo!––gritóelcapitánaloskanakasdelabodega.Aquellaordenprodujouncambiodesastroso. Izaronacubiertacaja trascajayelcapitán
fue rompiendo, de un hachazo en el gollete, una botella tras otra, y sĂłlo saliĂł agua chirle.AhondaronaĂşnmásenelcarga-mentoyllegaronaunacapadondecasisehabĂaprescindidoya de todo intento de engaño, donde las cajas carecĂan de marcas, las botellas no tenĂanalambresnietiquetasydondeelfraude,enfin,eramanifiestoysaltabaalosojos.
––Ya hemos perdido bastante el tiempo ––dijo Davis––. Vuelve a estibar esas cajas en labodega,TĂoNed,ytiraalmartodaesacacharrerĂa.Venidconmigo––añadiĂł,dirigiĂ©ndoseasuscompañerosdeaventu-ras,ymarchĂłdelante,hacialacámara.
VILOSCONSOCIOS
Sesentaronentornoalamesa.Eralaprimeravezqueseencontrabanlostresreunidos;pero ya toda idea de incompatibilidad, todo recuerdo de pasados agravios, se habĂadesvanecidoantelaruina,comĂşn.––Señores-dijodespuĂ©sdeunapausaelcapitán,exactamenteconelairedeunpresidente
quevaaabrirlasesiĂłndeunconsejodeadministraciĂłn––:senoshaestafado.HuishrompiĂłenunaestruendosarisa.––¡QuĂ©mematen,siestonoeslamáschistosahistoriaqueheoĂdo!¡YesteDavis,quese
las daba de vi-vo y de calculador! ¡Hemos robado un cargamento de agua clara! ¡Andamimadre!...––ybrincabadepuroregocijo.ElcapitánconsiguiĂłsimularunasonrisa.––AquĂvuelvenuestroamigoelDestinollamandoalapuerta––dijoaHerrick––;peroesta
vezmepare-cequelahaechadoabajoapatadas.HerrickselimitĂłasentirconlacabeza.––¡Cristo! ¡Perosiesdeprimera! ––gritĂłHuish riendodenuevoacarcajadas––. ¡SerĂa la
cosademásgraciadelmundosilehubieraocurridoaotro!ÂżYquĂ©haremosahora?Yconestebenditopailebot,ÂżquĂ©vamosahacer?––AquĂestáladificultaddijoDavis––.SĂłlohayunacosacierta:queesinĂştiltransportaral
Perúaguaclaraybotellasusadas.No,señor;estamosenunatolladero.––¡Anda, y el comerciante!... ––exclamó Huish––. ¡El comerciante que expidió este
cargamento!... Ten-drá noticias de HaitĂ por el bergantĂn correo y creerá que estamosnavegandoderechosaSidney.––SĂ; y no le va a llegar la camisa al cuerpo a ese comerciante cuando lo sepa ––dijo el
capitán––.Unacosa:estoexplicalatripulaciĂłndekanakas.Sisetrataradeperderunbarco,yo,pormiparte,nopedirĂanadamejorqueunatripulaciĂłndekanakas.Perohayotracosaquenoseentiende:estonoexplicaparaquĂ©fueapararelbarcocercadeTahitĂ.––¿ParaquĂ©?¡Paraperderlo,almacándida!––dijoHuish.––Ustedse losabetodo––replicĂłelcapitán––.NadienecesitaperderunpailebotsĂłlopor
perderlo; loquesenecesitaesquesepierdaensuruta, señorsabihondo.Estecree,por lovisto,quelosaseguradoressechupaneldedo.––Bueno––dijoHerrick––,yopuedodecirlesporquésedesviótantohaciaelEste.Yolosé
por TĂo Ned. Parece ser que aquellos dos pobres diablos, Wiseman y Wishart, seemborracharonconchampañadesdeelcomienzo...ymurieronborrachosalfin.ElcapitánclavĂłlosojosenlamesa.––DormĂanensus literasosesentabanenestamalditacámara––prosiguiĂłconcreciente
excitaciĂłn––, llenándosecomopellejosconlacondenadabebida,hastaquelessorprendiĂł laenfermedad. Al enfermar y subirles la fiebre, bebieron aĂşn más. Y aquĂ estaban tendidos,vociferandoygimiendo,borrachosyagoni-zando,todoalavez.NosabĂandĂłndeestaban,nosecuidabandeello.Parecequenisiquieratomabanlaaltura.––¿Notomabanlaaltura?––exclamĂłelcapitán,levantandolosojos––.¡Arrea!,¡quĂ©gente!––Nada de eso nos importa un pito ––dijo Huish––. ÂżQuĂ© tenemos que ver nosotros con
Wisemanniconelotrochispo?––MuchĂsimo––dijoelcapitán––.Meparecequesomossusherederos.––Esunafamosaherencia––lijoHerrick.––Bien,encuantoaeso,habrĂaqueverlo––––contestĂłDavis––.SemeantojaamĂqueaĂşn
pudieraserpeor.Novaldráloquehubieravalidoelcargamento,porsupuesto,almenosendineroconstante.Mepare-ceamĂcomosi laherenciapudierasubirhastacercadelĂşltimodĂłlardelprĂłjimodeSanFrancisco.––Despacio––diloHuish––.Daleaunotiempoparapensar;ÂżcĂłmoeseso,maestro?––Puesbien,hijos––prosiguiĂłelcapitán,queparecĂa.haberrecuperadotodosuaplomo––.
AWisemanyaWishartlesibanapagarporperderelpailebotcontodaslasdelaley,yyovoyahacerasuntomĂoelverquesenospague.ÂżQuĂ©ibanacobrarWisemanyWishart?EsonolosĂ©.PeroelloshabĂanentradoporsugustoenelnegocio;estabanenelajo.Puesfijarsebienenquenosotrosestamosenterrenofirmeylegal;nosotrosnohemoshechomásquetropezarconĂ©lporcasualidad,yelbuencomerciantenotendrámásremedioquecantar,yyosoyelhombreparahacerquecanteconprovecho.No,señor;aĂşnquedaalgoqueroerenestehueso
delFarallone.––¡Adelante con ello, capi! ––exclamóHuish––. ¡Quégusto! ¡Adelante! ¡Apretadde firme!
¡Esteesunmododehacerdinero!Quemeahorquensinomegustaestomásquelootro.––YonocomprendodijoHerrick––.Lesruegoquemedispensen;nocomprendo.––Bueno, pues ahora ––dijoDavis–– yo tengo que decirle, de todosmodos, unas palabras
sobreotroasunto,ybuenoesqueHuishlasoigatambiĂ©n.NosotroshemosacabadoconesahistoriadelasborracherasylepedimosperdĂłnporello,aquĂ,delantedeusted.Tenemosquedarle lasgraciaspor todo loquehahechopornosotrosmientrasestábamosconvertidosenunoscerdos;ustedhadevercĂłmotrabajoenade-lante;yencuantoalvino,elcualreconozcoqueselohemosrobado,yoecharĂ©lacuentayquedaráustedpagado.HastaahĂcreoquetodovabien.Peroenloquenecesitoquesefije,esenesto.Laotrajugadaerademuchoriesgo.EstadeahoraestanpocopeligrosacomoestablecerunatahonadepandeViena.NotenemosmásqueponeresteFarallonedecaraalvientoynavegarhastaqueestemosbienalOestedenues-tropuertodesalidayarazonabledistanciadealgĂşnsitiodondehayauncĂłnsuldelosEstadosUnidos.AbajovaelFaralloneyque lopasebien.UndĂa,o cosaasĂ, enelbote;elcĂłnsulnosempaqueta,acostadelTĂoSam,paraSanFrancisco;ysielbuennegociantenoaflojalosdĂłlares,quemelodiganamĂ.––PeroyopensĂ©...––balbuceĂłHerrick,ydeprontoexclamĂł:––¡VámonosalPerĂş!––Estámuy bien; si va usted al PerĂş por razones de salud, no dirĂ© que no ––contestĂł el
capitán––. Pero quĂ© otro motivo podrĂa usted tener para ese viaje, no se me alcanza. NotenemosporquĂ© ir allĂ coneste cargamento; no sĂ©que lasbotellas viejas seanartĂculo engrandemandaenningunaparte,ymenosqueenninguna––apuestohastalacamisa––enelPerĂş.SiemprefuedudosoquepudiĂ©ramosvenderelpailebot;nuncalocreĂdeltodoyahoraestoysegurodequenovaleunpuñadodelentejas.QuĂ©esloquelepasa,nolosĂ©;loĂşnicoquesĂ©esquealgotienedemalo,onoestarĂaaquĂconestaestafaenlatripa.Y,además,esto:siloechamosapiqueydesembarcamosenelPerĂş,ÂżquĂ©vaaserdenosotros?Nopodemosdeclararelnaufragio,porqueÂżcĂłmohemosarribadoalPerĂş?EnesecasoelcomerciantenopodĂacobrarelseguro;lomásprobableesquequebrase;ÂżynolepareceaustedqueyanosestáviendoalostressobrelaplayadelCallao?––AllĂnohayextradiciĂłn––––dijoHerrick.––Estábien,amigo,yprecisamentenosotrosnecesitamosserextraĂdos––––dijoelcapitán––.
ÂżCuálesnuestroplan?NecesitamosteneruncĂłnsulquenosllevehastaSanFranciscoyhastala puerta del escritorio del comerciante. Mi idea es que Samoa es un sitio que puedeconvenirnos como centro de operaciones. Está enfilado con el viento; los Estados UnidostienenallĂcĂłnsul,yhacenescalalosvaporesdeSanFrancisco;demodoque,podemosvolveratrásdeunsaltoytenerunratodeconversaciĂłnconelnegociante.––¿Samoa?––dijoHerrick––.TardarĂamosunaeternidadenllegar.––¡Nada,conunbuenviento!––NohabrĂadificultadesconel"DiariodenavegaciĂłn"Âżeh?––preguntĂłHuish.––No, señor ––––dijo Davis––. Brisas ligeras .v vientos contrarios. Chubascos y calmas.
Distanciareco-rrida:cincomillas.NosehizoobservaciĂłn.SeatendiĂłalasbombas.Y llenarlascasillasdelbarĂłmetroytermĂłmetroconlasobservacionesdelviajeanterior."Nohevistoviajeparecido", lediceunoalcĂłnsul. "CreĂqueme ibana faltar las..."––Se interrumpiĂłdepronto––. DĂgame... ––empezĂł a decir, y otra vez se detuvo––. PerdĂłneme usted, Herrick -añadiĂłconnodisimuladahumildad––.ÂżLlevĂłustedlacuentadelgastodeprovisiones?––Simehubierandichoquelallevase,lohubierahecho,comohicelodemás,lomejorque
pude––––dijoHerrick––.Comonadiesecuidabadeello,elcocinerosedespachóasugusto.Davisvolvióaclavarlosojosenlamesa.––Yo anduve demasiado parco al encargarlas ––––dijo al fin––; lo importante, en aquel
momento,eraalejarsedePapeeteantesdequeelcĂłnsullopensasemejorysevolvieraatrás.Semeocurreunacosa:meparecequevoyahacerinventario.YselevantĂłdelamesay,conunfarolenlamano,desapareciĂłenelpañoldevĂveres...––AquĂhayotrotornilloflojo-observĂłHuish.––Óigame––dijoHerrick con un repentino brillo de animosidad en sumirada––, aĂşn debe
usteddeestardeguardiaencubierta,yseguramenteessuturnoaltimón.––Yavieneustedhaciendoelpisaverde,¿noeseso,pollito?––––dijoHuish––."Apártesede
esabitáco-ra".“Óigame:seguramenteessuturnoaltimón”.¡Bah!Encendióunpuro,pausadaysolemnemente,yechóaandarhaciaelcombésconlasmanos
enlosbolsi-llos.Tras una ausencia, sorprendente por lo corta, reapareció el capitán.Nomiró aHerrick,
perollamóaHuishparaquevolvieraaentrarysesentó.––Bueno ––comenzó––; he hecho el recuento... por encima––. Hizo una pausa como
esperando que al-guien le ayudara, y como lejos de ayudarle, los otros dos lemiraban con
visibleansiedad,prosiguiĂłaĂşnmásmohĂno:––Bueno,puesnodajuego.Nopodemoshacerlo;no hay que darle vueltas. Lo siento tanto como ustedes y mucho más aun. Pero hay queabandonarlapartida.NopodemosniaproximarnosaSamoa.NosĂ©nisipodrĂamosllegaraPerĂş.––¿QuĂ©quiereusteddecir?––preguntĂłbrutalmenteHuish.––CasinolosĂ©yomismo––replicĂłelcapitán––.YocalculĂ©losvĂveresporlobajo,yalohe
dicho,¡peroloqueaquĂhapasadonolopuedocomprender!Parececomosihubieraandadoenello eldemonio.Ese cocinerodebe serel peorde los estafadores. ¡YendocedĂasnadamás!Esparavolverseloco.Confiesofrancamenteunacosa;parecequehatiradodelargodelaharina.Pero lodemás... ¡Cristo! ¡No lo entiendo!Hahabidomásgastoenestebarcodeochavo,queelquehayenun trasatlántico... ––MirĂła suscompañe-rosconel rabodelojo:nadabuenopudosacardesusrostrossombrĂosyrecurriĂłalacĂłlera––.¡Esperenunpocoaquehableyoconesecocinero!––rugiĂł,descargandounpuñetazosobrelamesa––.¡MevaaoĂresehijodeperraloquenohaoĂdonunca!¡Levoyameterunabala!––Ustednovaatocaraesehombre––––dijoHerrick––.Lafaltaessuyayustedlosabe.Si
deja suelto a un salvaje en la despensa, ya puede figurarse lo que se deberĂa esperar. NopermitirĂ©queselemaltrate.EsdifĂcilsabercĂłmohubieratomadoDavisesedesafĂo;perosuatenciĂłnfuedesviadahacia
unnuevoatacante.––Bien:esusteduncapitáncomonohayotro¿eh?––dijoHuish,recalcandolaspalabras––.
¡Un capitán de primera! Y no me venga con su palabrerĂa de siempre, John Davis; ya leconozco,ysĂ©quenosirveparanada.Conque"nolopuedocomprender",Âżnoeseso?¡Ah!,con que "no lo sĂ© yo mismo", Âżeh? ¡Vamos, hombre! ÂżNo se pasaba usted el bendito dĂagritando para que le trajeranmás latas? ÂżCuántas veces no le he oĂdo llamar para que sellevasentodaunacenaylaechasenalabasura?ÂżYeldesayuno?Comidaparaveinte,yustedvociferandoparaquetrajesenmás.¡Yahorasaleconque"noloentiendo"!Vamos,queestoesparahacerleaunoescribiraDiosunacarta insultante.Yno lo tomepor la tremenda, JohnDavis:ojoconmigo,quesoypeligroso.'DavisseguĂasentadocomoenunsopor:hastahubierapodidodudarsesioĂa,perolavozdel
dependienteresonabaenlacámaracomoladeuncorvejónenlasrocasdeunacantilado.––Bastaconeso,Huish––dijoHerrick.––¡Ah!Demodoqueseponeusteddesuparte,¿noeseso?Usted,espetado,presuntuoso
"snob"!Puespóngase.Alosdoslesespero.PeroencuantoaJohnDavis,queandeconojo.Mepegóungolpe laprimeranocheabordoynuncaherecibidounosindevolverloconcreces.Quesepongaderodillasymepidaper-dón.Esaesmiúltimapalabra.––Yo estoy del lado del capitán ––––dijo Herrick––, y eso hace dos contra uno, y los dos
hombres caba-les; y toda la tripulaciĂłn me sigue a mĂ. Tengo la esperanza de morir muypronto,peronotengoelmenorinconvenienteenmataraustedantesdeirme.LopreferirĂaasĂ;loharĂaconmenosremordimientoquesimataseunapulga.Andeconcuidado...Andeconcuidado,bichejo.La animosidad con que fueron pronunciadas esas palabras era tan intensa, y cosa tan
extrañaenlaperso-naquelasdecĂa,queHuishselequedĂłmirandosorprendido,yhastaelhumilladoDavis levantĂł lacabezaymirĂła sudefensor.EncuantoaHerrick, lascontinuasagitaciones y desengaños de aquel dĂa le habĂan puesto fuera de si, desatinado; se dabacuentadeungozosoardor,deunaplacenteraexcitaciĂłn, sentĂael cerebrocomovacĂoy leardĂan los ojos al moverlos, tenĂa reseca la garganta; el hombre menos peligroso pornaturaleza––exceptoencuanto losdĂ©bilessonsiemprepeligrososestabaapunto,enaquelmomento,aasesinaroserasesinadoconigualindiferencia.Estaba,pues,arrojadoelguanteypresentadalabatalla;elqueprimerohablase,llevarĂala
cuestiĂłn a ser decidida allĂ mismo y en aquel instante: todos sabĂan que asĂ era y serefrenaban;ydurantemuchossegun-dos,que ibacontandoelrelojde lacámara,el tercetocontinuĂłsentadoeinmĂłvil.YentoncesvinounainterrupciĂłntanbienrecibidacomolasfloresdeMayo.––¡Tierra!––gritĂłunavozencubierta––.¡Tierraporlaamuradebarlovento!––¿Tierra? ––exclamĂłDavis poniĂ©ndose enpiedeun salto––. ÂżQuĂ© significa esto?Nohay
ningunatierraporaquĂ.Ycomoquienhuyedeunlugardondequedauncadáverapuñalado,lostresescaparondela
cámarayallĂdejaron,detrásdeellos,suquerellasinsolventar.ElcielooscuroseaclarabaensuavegradaciĂłnhastaunablancuraopalinaalniveldelmar;
yelmar,deunazulviolento,detinta,trazabanĂtidamenteenderredordeellos'lainflexiblecircunferenciadelhorizon-te.Pormuchoquesemirase,niaunconojostanavezadoscomolosdelcapitánDavis,sepodĂapercibirenellalamásmĂnimainterrupciĂłn.AlgunasnubestenuessedesvanecĂanlentamenteenloalto,ycercadelpailebot,comoentomodelĂşnicopuntode
interĂ©s, un ave tropical, blanca como un copo de nieve, se cernĂa y giraba dejando ver, alvolverse,lalargaplumarojadesucola.Fueradelmarydelcielo,esoeratodo.––¿QuiĂ©nhagritadotierra?preguntĂłDavis––.Sihayalgunoquequierahacerseelgracioso
conmigo,levoyaenseñaryoadarbromas.Pero TĂo Ned, satisfecho, señalĂł una parte del horizonte donde una leve iridescencia
verdosaapenassediscernĂa,flotandocomounhumo,enelcielopálido.DavisapuntĂłhaciaalláconelanteojo,ydespuĂ©ssevolviĂłhaciaelkanaka.––¿Yllamasa
esotierra?––dijo––.Puesyono.––Unavezmuchohace––dijoTĂoNed––,yoverAnaalomismo,cuatroocintohoras,antes
deverla.Tapitán,decirsol,baja;sol,vuelveasubir;Ă©ldecirlagunalomismopejo...––¿LomismoquĂ©?––Pejo,señor––contestĂłTĂoNed.––¡Ah!,¡espejo!––dijoDavis––.Yaveo:luzreflejadaporlalaguna.SĂ,pudieraser,aunquees
raroquenuncahayaoĂdohablardeeso.Vamosaverelmapa.VolvieronalacámaraycomprobaronquelasituaciĂłndelpailebotestabamuyabarlovento
delarchipiĂ©-lago,enmediodeunagranextensiĂłndepapelenblanco.––¡AhĂtienen!UstedesmismospuedenverlodijoDavis.––Y,sinembargo,nosé––dijoHerrick––,semefiguraquepuedehaberalgo.Ydesdeluego,
ledigounacosa,capitán;queesciertolodelareverberaciĂłn.LoheoĂdoenPapeete.––¡VengaeseFindlaypues!dijoDavis––.Quieroestarbienseguro.UnaislanonosvendrĂa
malen lasi-tuaciĂłnenqueestamos.Lefueentregadoelmamotreto,conel lomodeshecho,como siempre ocurre con el Findlay, y empezĂł a buscar el sitio, leyendo entre dientes,mientraspasabalashojasconundedohumede-cido.––¡Hola!––exclamo––.ÂżQuĂ©esesto?––.YleyĂł en voz alta:New Island. SegĂşnM.Delille, esta isla, la cual por intereses particularespermanecerĂa ignorada, está, segĂşn se dice, en latitud 12°, 49100 Sur, lon-gitud 133°, 6'Oeste. Además de esta posiciĂłn, el comandante Matthews, del buque de guerra británicoScorpion,diceexisteunaislaenlatitud12°0'Sur,longitud,133°,16'Oeste.EstadeberĂadeserlamisma,sital islaexiste, locualesmuydudoso,ynomerececrĂ©ditoalgunoalosquetraficanenelMardelSur."––¡Anda!––dijoHuish.––Todoestáencondicional––dijoHerrick.––Está en lo que usted quiera ––exclamĂł Davis––; ¡pero ahĂ está! Esa es la posiciĂłn de
nuestrobarco,ynohayquedarlevueltas.––"Lacual,porinteresesparticulares,permanecerĂaignorada"...––leyĂłHerrickporencima
delhombrodelcapitán––.ÂżQuĂ©puedesignificareso?––DeberĂa significar perlas ––dijo Davis––. ÂżUna isla perlera de la que nada sabe el
Gobierno?EsoserĂaunafinca.Osupongamosquenosignificanada.Supongamosquenoesmásqueuna isla;me figuroquepodrĂamos reponernosdepescado y cocos, y cosasde losisleñosyrealizarelproyectodeSamoaporlaposta.ÂżCuántodijoquetardaronadescubriraAnaa?–Cuatroocincohoras––contestĂłHerrick.DavissaliĂłalapuerta.––¿QuĂ©vientotenĂais.TĂoNed,cuandoavistaronAnaa?––Seisosietenudos.––Treintaotreintaycincomillas––dijoDavis––.Yaestiempodequeempecemosaacortar
vela.Siesunaislanonecesitamosdaruntopetazocontraellaenlaoscuridad,ysinolahay,lomismopodemospasardedĂa.––¡Listosparalamaniobra!––gritĂłconvoztonante.YlaproadelpailebotfuĂ©puestahaciaaquelindecisoreflejoqueyaempezabaapalidecery
adisminuirentamaño,comolanubecilladelalientosedesvaneceenelvidriodelaventana.Alpropiotiemposetoma-rontodoslosrizosdelasvelas.
PARTEIIELCUARTETO
VIIELPESCADORDEPERLAS
SerĂanlascuatrodelamadrugada,yestabanelcapitányHerricksentadosenlabarandilla,cuandoen-frentedeellos,enlanocheprofunda,seoyĂłelestruendoderompientes.LosdosseincorporarondeunsaltoyaguzaronojosyoĂdos.Elfragoreracontinuo,comoeldelpasodeuntren:nosenotabanenĂ©laltosnibajos;minutosporminutoelOcĂ©anosealzaba,conigualpotencia,contralaislainvisible;ycomoeltiempopasaba,yHerrickesperabaenvanoque se produjese alguna alteraciĂłn en la intensidad de aquel tumulto, una sensaciĂłn de loeternoibagravitandosobresuespĂritu.Paraelojoavezado,laislamismapodĂacolumbrarseporunaindecisalĂneadeborronessobreelcieloestrellado.YelpailebotfuepuestoalacapayansiosamentevigiladohastaquerompiĂłeldĂa.Hubo poco o nada de neblina matinal. Una claridad surgiĂł en el Oriente; despuĂ©s una
tinturadeciertoin-efable,tenue,innominadomatiz,entrecarmesĂyplata;ydespuĂ©s,ascuasde fuego. Estas fulguraron unos momentos sobre el confĂn del mar, y parecĂa que seabrillantaban y se oscurecĂan y se iban extendiendo; y todavĂa la noche y las estrellasreinaban impasibles, sin recelo. Era como si una chispa hubiera prendido y brillase y secorrieraporlafimbriadealgĂşnrecioycasiincombustiblecortinaje,ylahabitaciĂłnmismanoestuvieraapenasamenazada.Sinembargo,un instantemás, y todoelOriente resplandeciĂłconoroyescar-lata,ylaoquedaddelcieloquedĂłhenchidaconlaluzdeldĂa.La isla––lanodescubierta, lanegadaportodos––estabaahoradelantedeellosyacorto
trecho del bar-co; y Herrick pensĂł que jamás en sus sueños habĂa contemplado nada tanextrañoydelicado.LaplayaeradeunanĂtidablancura;labarreracontinuadelosárboles,deun verde inimitable; la tierra apenas se levan-taba diez pies sobre elmar y treintamás elbosque.Detrechoentrecho,segĂşnibaelpailebotbordeandolacostahaciaelNorte,losárbolesse
interrumpĂanysepodĂaverporencimadelaexiguafranjadetierra––comoquienseasomaaunatapia––lalagunainter-iory,másallá,enlalejanĂa,elladoopuestodelatolĂłndondelosárboles se dibujaban, como con lápiz, sobre el cielo matutino. Herrick se afanaba porencontraranalogĂas.La islaeracomoelrebordedeunagranvasijahundidaenelmar;eracomo el terraplĂ©n, en el que habĂan brotado árboles, de un ferrocarril circular; tan frágilparecĂaentreelturbulentobatirdelasrompientes,tanquebradizaylinda,quenolehubieracho-cadoverlasumergirseydesaparecersin ruido,ycerrarse lasolassuavementesobreellugarqueantesocu-paba.Entretanto, el capitán habĂa trepado a la cruceta y estaba ya en lo alto, a horcajadas,
catalejo en ristre, mi-rando en todas direcciones, tratando de descubrir una entrada, devislumbraralgunaseñaldeocupaciĂłn.PerolaislaseguĂadesarrollándosecomoenunaseriedearticulacionesysedeslizabaanteelbarcoseguidayuniforme,conlevespromontorios;yaunnoseveĂannihabitacionesnipersonas,nilahumaredadeunfuego.AquĂ,unamultituddeavesmarinas se cernĂany revoloteabanpescandoen las aguasazules; y allá y en todaspartes, la estrecha franja de cocoteros y pandanos se prolongaba solitaria, formandodeliciosas bĂłvedas de verdura que nadie habĂa de visitar; y sĂłlo interrumpĂa el silencio demuertelarĂtmicapulsaciĂłndelmar.Lasbrisas eran ligeras, la velocidaddel barcoescasa, el calor intenso.La cubierta ardĂa
bajo los pies, el sol llameaba sobre las cabezas, implacable enun cielo implacable; la breaburbujeabaenlosintersticiosdelacubierta,ylossesosenelcráneo.YentodoestetiempolaexcitaciĂłn de los tres aventureros encendĂa su sangre como una fiebre. Cuchicheaban, sehacĂansignosconlacabezayseñalaban,ysehablabanaloĂdoconunextrañoafándesecreto,acercándose a aquella isla clandestinamente, como espĂas o como ladrones; y hasta Davis,desdelacruceta,dabacasitodassusĂłrdenespormediodeademanesygestos.Losmarinerosparticipabanenaquellamudanerviosidad,comoperros,sincomprenderla;yentreeltronardetantasmillasderompientes,elbarcomudoseacercabaalaisladeshabitada.Al fin fueron aproximándose a una abertura en aquel interminable dique. Una punta de
arenadecoralseadelantabaporun lado;porelotro,unaltoyespesoramilletedeárbolescerrabalavista;entreambosesta-balabocadelaenormejofaina.DosvecesaldĂaelOcĂ©anoseprecipitabapor el estrechoboquete y se amontonabaentre aquellos frágilesmuros; dosvecesaldĂa,albajarlamarea,elformidablesobranteteniaquelucharallĂparaescaparse.ElmomentoenqueelFarallonellegĂłeraeldelapleamar.Elmarregresaba––conelinstintode
lapalomacasera––buscandoelvastoreceptáculo,sedeslizabaondulosopor laentra-da;setransfiguraba,alhacerlo,enunamaravilladelĂquidosysedososmatices,ycolmabahastaelbordeelmarinteriorqueestabadetrás.ElpailebotllegĂłciñendoelviento,yfuerecogidoyarrastradocomounjugueteporlacorriente.SedeslizĂłalprincipio,fuedespuĂ©scomoenunraudo vuelo; una sombra fugitiva, proyectada por los árboles de la costa, pasĂł sobre lacubierta;elfondodelcanalsemostrĂłporunmomento,yenunmomentodesapareciĂł,yenelsiguiente,elpailebotflotabaenlaamplituddelalagunainterior,yabajo,enlatransparentemansiĂłn de las aguas, jugueteaba una mirĂada de peces multicolores–– y una mi-riada depálidasfloresdecoralesmaltabaelfondo.HerrickpermanecĂaenunarrobamiento.EnlaglotonaavidezdesusojosolvidĂłelpasadoy
elpresente,olvidĂłqueleamenazabadeunladoelpresidio,ydelotro,elhambre,olvidĂłquehabĂa venidoaaquella isla enunadesesperadaalgara, enbuscadevĂveres, agarrándoseaclavosardiendo.Unabandadadepeces,pintadoscomoelarcoiris,yconpicoscomocotorras,surgiĂłenlasombradelpailebot,ypasĂłdelargo,relampagueandoenelsolsubmarino.Erandeunabellezacomodepájaros,ysupasosilenciosodejĂłenHerricklaimpresiĂłndeunafrasemusical.Entretanto,antelamiradadeDavisenlacruceta,lalagunaseguĂadilatandolasuperficie
desusaguasso-litarias,ylalargaprocesiĂłndeárbolesdelacostaseibadesarrollandocomounacinta.Yaunnoseperci-bĂaseñalalgunadecivilizaciĂłn.Elpailebot,alentrar,habĂasidoaproadohaciaelNorte,dondeel aguaparecĂamásprofunda, y ahora sedeslizaba juntoalaltobosquedeárbolesqueestabaenaquelladodelcanalyobstruĂalavista.Detodalabajacostade la isla,sĂłloaqueldoblezpermanecĂa invisible.Ydepron-toseretirĂł lacortina;sedescubriĂłanteellosunaensenada,abrigadaenaquelrecodoycontemplaron,con indeciblepasmo,lostechosdehumanasmansiones.LoqueasĂapareciĂł,comoporsortilegio,antelosqueibanenlacubiertadelFarallone,no
tenĂaelaspec-todeunapoblaciĂłn,sinomásbieneldeunaimportantegranjaconsucaserĂoaledaño:unalargafiladecobertizosyalmacenes;aparte,yporunlado,unaviviendarodeadade una amplia galerĂa; al otro, una docena de chozas indĂgenas, una construcciĂłn con uncampanarioyciertospujosarquitectĂłnicos,quepu-dieraestardestinadaacapilla.Enfrente,enlaplaya,habĂaunosreciosypesadosbotes,ensecosobrelaarena,yunmuelledemaderaavanzabasobre lasaguasabrasadasde la laguna.Enunmástil, enel arranquedelmuelle,estabadesplegadoelrojopabellĂłndeInglaterra.Pordetrás,entorno,yporencima,elmismomacizode altas palmeras, que al principio habĂa ocultado el poblado, extendĂa su techodetumultuososabanicosverdesqueseagitabanyserevolvĂanenloalto,ycantabantodoeldĂasucanciĂłnargentinaalimpulsodelviento.TodoellotenĂaelaspectodifĂcildeprecisar,peroinequĂvoco,dehallarseenactivoservicio;y,sinembargo,dabaunaimpresiĂłndesoledadcasipatĂ©tica: no se veĂa alma viviente por entre las casas y no se oĂa ruido alguno de humanotrabajooregocijo.SĂłlo,enloaltodelaplaya,ynolejosdelastadelabandera,seveĂaunamujer,dedescomunalestaturayblancacomolanieve,haciendoseñasconunbrazoalzado.Unasegundamiradabastabaparareconocerenellaunaobradeesculturanáutica:elmasca-rĂłndeproadeunbarco,queportantotiemposehabrĂaalzadoyzambullidoanteelembatedeinfinitasolasyahorahabĂasidollevadoatierraparaserelpaladiĂłnyelnumentutelardelaciudaddesierta.ElFaralloneaprovechĂłbienlabrisa;Ă©sta,además,eramásfuerteenlalagunainteriorque
fueraenelmar,alreparodelaisla;yanteelpaĂlebotrobado,seibandescubriendonuevascosasconlarapidezdeunpanorama,desuertequelosaventurerosnoosabandesplegarloslabios. La bandera hablaba por sĂ sola: no era un deshilachado y desteñido trofeo que sehubieraidohaciendojironesenelmástilondeandosobreundesierto;yparamayorcerteza,podĂavislumbrarse,en laprofundasombrade laverandah,unbrillodecristalerĂayaletearlosmanteles.SielmascarĂłndeproa,erguido juntoalmuelle,consuperenneademánysublancuraleprosa,reinabasolitarioenaquelcaserĂo,comoparecĂahacerloenaquelinstante,su reinado datarĂa de muy poco. Manos laboriosas habĂan trabajado allĂ y pies humanoshabĂanrecorridoaquelloslugares,eneltranscursodeaqueldĂa.Deelloestabanseguroslosfarallones;susojostratabandepenetrarlasprofundasumbrĂasdelaspalmerasenbuscadealguienescondido; la intensidaddesusmiradas,deprevalecer,hubierataladradolosmurosde lasviviendas;ysesentĂansobrecogidos,enaquellossegundosemocionantesydecisivos,porlasensaciĂłndequeselesespiabaysejugabaconellos,ydelaamenazadeungolpequesepreparaba.El extremo del cabo cubierto de palmeras, que acababan de franquear, ocultaba una
rinconadadelaquesedestacó,repentinayrápidamente,unbote.––¡Ahdelpailebot!––gritóunavoz––.Seguidhaciaelmuelle.Adoscableshayveintebrazas
deaguaybuenfondeadero.ElboteibatripuladoporunpardeatezadosremerosconparcoszaragĂĽellesazules.Elque
hablĂłllevabaeltimĂłneibavestidodeblanco,eltrajedeetiquetadelostrĂłpicos;unanchosombreroleocultabalacara,peropodĂaversequeerahombredegrantamaño,yeltonoyacento de su voz eran de un gentleman. Eso era todo lo que se descubrĂa. Era evidente,además, que el Farallone habĂa sido visto ya hacĂa tiempo en el mar y que los habitantesestabanapercibidosparasurecepciĂłn.LasĂłrdenesfueronobedecidasmecánicamenteyelbarcofondeĂł;ylostresaventurerosse
agruparonapopajuntoalacasetayesperaron,conapresuradolatirdepulsosyunaperfectavacuidadenlamente, la llegadadeaqueldesconocidoquetantopodĂasignificarparaellos.NotenĂanplannihistoriapreparada;faltabatiempoparainventarla;seleshabĂacogidoconlasmanosenlamasaytenĂanquedejarcorrerlasuerte.Sinembargo,enaquellaansiedadhabĂaalgodeesperanza.Siendouna isla,pordecirloasĂ, secreta,noeraposiblequeaquelhombredesempeñasecargoalgunootuvieseautoridadparaexigirlessuspapeles.Yademásdeeso, sihabĂaalgodeciertoen lodel "Findlay", comoenefectoparecĂahaberlo, aquellaperso-naeraelrepresentantedelos"interesesparticulares",tenĂaquecausarlegranenojosullegada, y acaso ––la esperanza lesmurmuraba al oĂdo ––quisiera y pudiera comprarles susilencio.Elboteestabayaatracandoalcostadoypudieronveralfinlaclasedehombreconquien
tenĂanquehabĂ©rselas.Eraunaespeciedegigante,demásde seispiesdealtura ydeunacorpulenciaproporcionalmen-tereciayfornida;perosuvigormuscularparecĂacomodesleĂdoydesvirtuadoporunaindiferenteydes-mayadaapatĂa.ĂšnicamentesusojosrectificabanestaprimeraimpresiĂłn:eran,alavez,deunbrilloydeunasuavidadinusitados,sombrĂoscomocarbĂłn y con luces como el topacio; ojos de perfecta salud y bon-dad; ojos que ponĂan enguardiacontralacĂłleradestructoradeaquelhombre.Sutez,naturalmentemorena,sehabĂacurtidoenlaislahastallegaraunmatizapenasdistinguibledelcolordeuntahitiano;sĂłlosusmovimientos y ademanes, y la vĂvida fuerza que yacĂa latente en Ă©l, como el fuego en elpedernal,denun-ciabanaleuropeo.VestĂaun trajededril,blanco,deelegantĂsimocorte;elpañueloquellevabaalcuelloylacorbataerandesedadetonossuaves;juntoaĂ©l,reclinadoenunabancada,seveĂaunrifleWinchester.––¿Estáeldoctorabordo?––exclamĂłalsubir––.EldoctorSymonds.ÂżNosabennadadeĂ©l?
ÂżTampoco del Trinity Hall? ¡Ah! No parecĂa estar sorprendido, sino aparentarlo, asĂ porcortesĂa,perosumiradareco-rriĂłsucesivamentealostrescontanahincadacuriosidad,quetenĂaalgodesalvaje.––¡Ah!puesentoncesdijo––debedehaberalgĂşnerror,sinduda,ytengoquepreguntarles:ÂżaquĂ©deboestehonor?Yaparaentoncesestabasobrecubierta,perotenĂaelartedeserporcompletoinaccesible;
elmásvulgarcampechanote,concuatrocopasdemásenelcuerpo,sehubieramiradomuybienantesdetomarseliberta-des,yningunodelosaventurerosseatreviĂłsiquieraaofrecerlelamano.––Puesbien––dijoDavis––,llamĂ©moslo,siustedquiere,unacasualidad.HabĂamosoĂdode
su isla y leĂmos aquello en elDirectorio acerca de los "Intereses particulares". AsĂ es que,cuandovimoselreflejodelalagunaenelaire,pusimosenseguidalaproahacia.acá,yporesoestamosaquĂ.––Quesenosdispensesimolestamos––dijoHuish.ElhombremirĂłaHuishconunairedevagasorpresayapartĂłsignificativamentelamirada.
NosepodĂasermásinsultanteconunmerogesto.––Puede ser que me sea de utilidad su venida aquà ––dijo––. Mi propio pailebot se ha
retrasado y quizá me conviniera utilizar su barco entretanto. ÂżAceptarĂan ustedes unfletamento?––MeparecequesĂ––contestĂłDavis;esodepende...––MellamoAttwater––prosiguiĂłaquĂ©l––.Supongoqueustedeselcapitán.––SĂ,señor.Soyelcapitándeestebarco:elcapitánBrown.––¡Eh!,ÂżquĂ©eseso?––dijoHuid––.Mejoresempezarhablandoclaro.EselpatrĂłnaquĂen
cubierta,sĂesverdad;peronoenlacámara.Abajo,todossomosunos,todostenemosparteenlaexpediciĂłn;cuandosetratadenegocios,yonosoymenosqueĂ©l.Yloquedigoes:vámonosa la cámara a echar un trago y a hablar del asunto mano a mano, como entre amigos.TenemosunchampañadeprimeraañadiĂł,guiñandounojo:La presencia del gentleman hacĂa resaltar, iluminándola como una bujĂa., la plebeya
ordinariez del de-pendiente; y Herrick, instintivamente, como se escuda uno contra unsufrimiento,seapresurĂłainterrumpir.––Yo me llamo Hay ––––dijo––, puesto que estamos en las presentaciones. TendrĂamos
muchogustoenquepasaseustedalacámara.AttwaterseinclinĂłdeprontohaciaĂ©l.––¿Universitario?preguntĂł.––SĂ,deMerton––dijoHerrick,yenelmismoinstante,dándosecuentadesuindiscreciĂłn,
enrojeciĂłcomolagrana.
––Yosoydelosotros––dijoAttwater––,deTrinityHall,enCambridge,yporesolepuseamipailebot el nombre del viejo caserĂłn. ¡Vamos! ¡QuĂ© sitio y quĂ© rara compañĂa paraencontrarnos, mister Hay, ––prosiguiĂł, con fácil y despreocupada descortesĂa para losdemás––.PeroÂżmerespondeusteddeloquesostiene?...ConperdĂłndeusted,caballero,nohepodidoentendersunombre...––MiapellidoesHuish––contestĂłeldependiente,ysepusoasuvezcolorado.––¡Ah! ––dijo Attwater––. Y volviĂ©ndose de nuevo hacia Herrick: ÂżResponde usted de la
opiniĂłn de mĂs-ter Whish acerca de su vino? ÂżO no eran acaso sus palabras más de undesbordamientodelaingenuapoesĂadesunaturaleza?Herrick estaba abochornado; la aterciopelada brutalidad del visitante le hacĂa enrojecer.
QueleaceptaseaĂ©lcomounigual,yqueasĂ,marcadamente,dejasea losotrosde lado, lehalagabaapesarsuyo,yalpropiotiempo,ycomoderechazo,leencendĂaencĂłlera.––Nolosé––––contestó––.NoesmásquechampañadeCalifornia;bastantebueno,aloque
parece.Attwaterparecióadoptarunaresolución:––Bueno,puesentonces,voyaproponerunacosa:
ustedestres,caballeros,sevienenestanocheatierraconunacestadebotellas;yotratarĂ©debuscar los comestibles. ––Y añadiĂł despuĂ©s: A propĂłsito, hay una cosa que debĂa haberlespreguntadocuandovineabordo:Âżhantenidoviruela?––Personalmente,no––––contestĂłHerrick––.Perolahahabidoenelpailebot.––¿Muertos?––Dos.––Yustedes,ÂżhantenidomuertesaquĂenlaisla?––preguntĂłHuish.––¡Ah! Es una enfermedad terrible ––dijo Attwater––. Veintinuevemuertos y treinta y un
casosenlastreintaytresalmasquehabĂaenlaisla...Esunararamaneradeecharlacuenta,Mr.Hay,Âżnoescierto?...¡Almas!Nuncadigoesosinsobrecogerme.––¿Demaneraqueporesoesporloquetodoestádesierto?––dijoHuish.––Por eso es,Mr.Whish ––––dijo Attwater, por eso es por lo que la casa está vacĂa y el
cementeriolleno.––¡Veintinuevemuertosde los treintay tres! ––exclamóHerrick––. ¿Ycómosearreglaron
paraente-rrar?...ÂżOnoseentretuvieronenentierros?––Apenas––contestĂłAttwater––,ohuboalmenosundĂaenquetuvimosquedesistir.HabĂa
cincomuer-tosaquellamañanaytrecequeseestabanmuriendo,ynadiequepudieradarunpaso, a no ser el sepulture-ro y yo. Tuvimos un consejo de guerra, cogimos las... botellasvacĂas...,lasllevamosalalagunaylassepul-tamos.––YaquĂvolviĂłlacabezaparamirarporencimadelhombrolasaguasdeslumbrantes.––Bueno,demodoqueentoncesvendĂanustedesacomer.ÂżDiremosalasseisymedia?¡Sonustedestanamables!Suvoz,alpronunciaresasfrases,seacomodĂłenseguidaaltonofalsodelavidasocial;y
Herrick,sindarsecuenta,siguiósuejemplo.––Leaseguroaustedqueestaremosencantados.¿Alasseisymedia?Seloagradecemostanto."Puesmivozestáentonadaconlanotadelcañónqueretumbasobreelmar,alestallarelcombate",dijo Attwater, citando esos versos con una sonrisa que se trocó de pronto en un aire de
solemnidadfĂşnebre.––Espero,sobretodo,quenofaltarámisterWhish—añadió––,Mr.Whish,confĂoenquehaentendidoustedlainvitaciĂłn.––¡Puesnoqueno,compadre!––contestĂłelfestivoHuish.––Muybien,pues,yquedaentendido,Âżnoeseso?Mr.WhishyelcapitánBrown,alasseisy
mediasinfalta;yusted,Hay,alascuatroenpunto.YllamĂłasubote.Durante toda aquella conversaciĂłn, graves pensamientos y preocupaciones habĂan
agobiado lamente del capitán. Para nada habĂa nacido tan liberalmente dotado comoparadesempeñar el papel de capitándebar-co, hospitalario y francote. Pero en aquella ocasiĂłnestabasilenciosoyabstraĂdo.LosqueleconocĂanpodĂ-annotarquenoperdĂaunasĂlabadeloque se hablaba, y parecĂa sopesarlo y analizarlo todo. Hubiera sido difĂcil precisar lo quehabĂa en su aspecto de frĂo, cauteloso y siniestro, como de quien tramaba planes, aun engestaciĂłn;contraelinconscientehuĂ©sped,;senotabaenestoyenaquello,ynosenotabaennada;eraenesteinstantecosatannimia,queHerricksereprochabaasĂmismoporhaberlosospechado;yuninstantedespuĂ©seratanobvioypalpable,quepodĂadecirsequeporcadapelodelacabezadeaquelhombresalĂaunaamenaza..VolviĂłensĂdepronto,comoconunestremecimiento.––Ustedhablabadeunfletamento––
dijo.––¿Deveras?––contestóAttwater––.Bueno,puesnohablemosmásdeello,porelmomento.
––SupaĂlebot,segĂşnheentendido,estáretrasadoprosiguiĂłelcapitán.––Haentendidoustedperfectamente,capitánBrown.TreintaytresdĂasderetraso;hoyal
mediodĂa.––DemodoquevayvieneÂżeh?ÂżTraficaentreaquĂy...?––indicĂłelcapitán.––Exactamente:cadacuatromeses;tresviajesporaño––dijoAttwater.––¿VaustedenĂ©lalgunavez?––No,sequedaunoaquĂ.TieneunohartascosasaquĂ©atender.––SequedaustedaquĂ,Âżno
eseso?––exclamĂłDavis––.DĂgame.ÂżCuántotiempo?––¡Cuánto tiempo! ¡Oh Dios! ––dijo Attwater, con perfecta y severa gravedad––. Pero no
parecetanto––añadió,sonriéndose.––No,mefiguroqueno––dijoDavis––.Nocontodaslascosasbuenasquetieneustedasu
alrededoryenunacomodotantranquilocomoĂ©ste.––Elsitio,comoustedtanbondadosamentelojuzga,noesdeltodoinsoportable.––¿Nácar...supongoqueserá?insinuĂłDavis.––SĂ;habĂanácar.––Estaesuna lagunaza tremenda––prosiguiĂłelcapitán––.Hahabido...esque lapesca...
ÂżdirĂaustedquelapescaesaquĂ,enciertomodo,buena?––NosĂ©quĂ©dirĂayodeella,enciertomodo,nada––contestĂłAttwater––sivamosaaso.––¿HabĂaperlastambiĂ©n?––PerlastambiĂ©n.––Bueno,puesmedoyporvencido––dijoDavisriĂ©ndose,ysurisasonĂła falsacomouna
malamoneda––.Sinoquiereustedhablar,nohadehablar,yasuntoconcluido.––Nohayyaningunarazónparaqueyoafectelamenorpretensióndesecretoencuantoa
miisla––respondiĂłAttwater––;esoseacabĂłenelmomentoenqueustedesllegaron;pero,seacomosea,puedenestar segurosdeque, tratándosede caballeros comoustedyMr.Whish,siempre hubiera estado encantado de recibirles en mi casa y ponerla a su disposiciĂłn. Elpuntoenquediferimos––siesosepuedellamardiferir––esunodetiempoydeoportunidad.Yoposeoalgunosdatosloscualesustedcreequepuedoco-municar,yyocreoqueno.Bien,¡yaveremosestanoche!AdiĂłs,adiĂłs,Whish.––EmbarcĂłensuboteydesatracó––.ÂżQuedamosdeacuerdo?, Âżeh?El capitányMr.Whish,a las seis ymedia, yusted,Hay,a las cuatroenpunto. ÂżMeentiende,Hay?Noadmitoexcusas.SinoestánallĂparael tiemposeñalado,nohabrábanquete.¡SinohaycanciĂłn,nohaycena,Mr.Whish!Blancasavescruzabanrápidasporelaire,alláenloalto,yabajo,enelagua,queapenas
parecĂamásdensa,bandadasdepecesdecolores;ysuspendidoenmedio,comoelfĂ©retrodeMahoma, el bote se alejaba velozmente y su sombra le iba siguiendo sobre el fondoresplandecientedelalaguna.Attwater,sentadoeneltabloncillodepopa,ibamirandohaciaatrás;niporunmomentoapartĂłlosojosdelFaralloneydelgruporeunidoenlatoldillajuntoalacaseta,hastaqueelboteatracĂłalmuelle.DesdeallĂ,conpasoágil,yapre-suradamente,sedirigiĂłatierra,ylosdelFarallonesiguieronviendosutrajeblancoporentrelaumbrĂadelbosque,tachonadademanchasdeluz,hastaquedesapareciĂłenlacasa.El capitán, con un gesto y una cara harto expresivos, llamĂł a sus compañeros para que
entrasenenlacá-mara.––Bienestá––dijoaHerrick,encuantosesentaron––;almenoshayunacosabuena.Seha
aficionadoausteddeveras.––¿YporquĂ©esesocosabuena?preguntĂłHerrick.––¡Ah!,yavaustedaverahoraloquepuededardesĂ––contestĂłDavis––.Ustedvaatierra
aestarconél,yesoestodo.Puedepescarlamardeinformes;puedeaveriguarloquetiene,ydequéfletamentosetrata,ycuáleslacuartapersona...porqueellossoncuatro,ynosotrosnadamásquetres.––Ysuponiendoque lohiciera, ¿quémás ibaapasar?preguntóHerrick––. ¡Contéstemea
eso!––AsĂloharĂ©,RobertHerrick––dijoelcapitán––.Peroantes,vamosaponerlotodoenclaro.
MefiguroqueestáustedenteradodequeestenegociodelFarallone sehavenidoalsuelo,queestáperdidosinreme-dio,yquesiestaislanosehubierapresentadodelante,cuandosepresentĂł,ÂżsabeloquehubierasidodeustedydeHuishydemĂ?––SĂ;todoesolosĂ©elijoHerrick––.NoimportadequiĂ©nsealaculpa;perotodoesolosĂ©,Âży
quémás?––Noimportadequiénsealaculpa;ustedlosabebien,ymuchasgraciasporelrecuerdo––
dijoelcapi-tán––.AhoraaquĂestáesteAttwater:ÂżquĂ©piensausteddeĂ©l?––Nolosé––contestĂłHerrick––.Meatraeymerepele.Haestadoatrozmentegroserocon
ustedes.––¿Yusted,Huish?––dijoelcapitán.Huishestabasentadolimpiandosupipafavorita;apenaslevantólacabeza,enfrascadodel
todo en la ab-sorbente tarea: ––¡No me pregunte lo que pienso de Ă©l! ––dijo––. AlgĂşn dĂallegará,esperoenDios,enquepuedadecĂrseloaĂ©lmismo.––Huistepiensalomismoqueyo––digoDavis––.CuandoaquelhombresenosacercĂłcomo
diciendo: "Miradmebien, yo soyAttwater", y usted sabemuybienque fue asĂ, a escape localĂ©.AquĂestá,medije,elgenuinoartĂculo,elquenopuedotragar,elverdaderoycogotudoaristĂłcrata,elque lemiraaunocomosi fuerabasura,ynoseexplicaparaquĂ©semolestĂłDiosencriarnos.No,esonoestá falsificado; tienequehabernacidoenelloy, ¡fĂjese!, listocomoelaireyfumecomoelacero;nadadetonterĂa,noseñor,notieneunpelodetonto.Yahora me pregunto: Âżpara quĂ© está aquĂ, en esta isla tan divertida? No está aquĂ colec-cionandoinsectos.EsosasĂ,tienenunpalacioensutierraylacayosconpelucasempolvadas;ysinoestáallá,susrazonestendrá,Âżmeentienden?––SĂ,sĂ,leoigo––dijoHuish.––Ha estado aquĂ, por consiguiente, haciendo buenos negocios ––continuĂł el capitán––.
Durantediezañoshahechounnegocioenorme.Enperlasynácar,porsupuesto;nopuedehaberotracosaenestesitio,ynohaydudadequeenvĂalasconchas,detiempoentiempo,enelTrinityHall, yeldineroquesacadeellasvaderechoalBanco,demodoqueesononosimporta.Pero,ÂżquĂ©máshayaquĂ?ÂżNohayotrascosasqueserĂaprobablequeguardaseaquĂ?ÂżNo hay nada que tenga forzosamente que guardar aquĂ? SĂ, señor... ¡las perlas! Primero,porque valen demasiado dinero para confiárselas a nadie. Segundo, porque las perlas re-quierenmuchamanipulaciĂłnypacienciaparaclasificarlasyaparearlas;yelquevendesusperlas, segĂşn le vienen a las manos, una por ahĂ y otra por allá, en vez de reservarlas yesperarlaocasiĂłn,eseesunidiota...ynoloesAttwater.––Probablemente ––dijoHuiste––. AsĂ es cĂłmo debe de ser; no está probado, pero––es lo
probable.––Estáprobado––dijoDavisrotundamente.––¿Ysisuponemosque loestá?––dijoHerrick––.Admitamosquetodoesoesciertoyque
tuvieraesasperlas,todaslascoleccionadasendiezaños.¿Ysisuponemosquelastiene?Esaesmipregunta.Elcapitántocabaunredobleconsusfornidasmanosenlamesaqueteniadelante:miraba
fijamenteel rostrodeHerrick,yĂ©ste,connomenos fijeza,miraba lamesay losdedosquerepicaban;elbarco,anclado,semecĂaconunasuaveoscilaciĂłn,yunagranmanchadesolibayvenĂaentreunoyotrointerlocutor.––¡Óigame!––exclamĂłsĂşbitamenteHerrick.––No,mejor es queme oiga usted amĂ primero ––dijoDavis––.Ă“igame y entiĂ©ndame. A
nosotros,paranadanossirveeseprĂłjimo,siaustedlesirveparaalgo.EsdesugĂ©nerodeusted,nodelnuestro;sehaaficionadoaustedysehalimpiadolasbotasencimadeHuishydemĂ.¡Sálveleusted,sipuede!––¿Salvarlo?––repitiĂłHerrick.––¡Sálvelo usted, si es capaz! ––insistiĂłDavis, dandoungolpe en lamesa con el puño––.
Vayaustedatierrayhábleleconsuavidad,ysi logratraerloabordo,aélyasusperlas, leperdonarélavida.Siustednoloconsigue,vaahaberunfuneral.¿Noeseso,Huiste?,¿noleparecebien?––Yonosoyhombrequelegusteperdonar––dijoHuish––;peronosoytampocodelosque
echanaper-derunnegocio.Traigaal fantasmĂłnabordoytráigaloconsusperlas,ypuedehacerconĂ©lloquelevengaengana;abandonarloenalgunaisla,siquiere...Nomeopongo...––Bueno;Âżysinopuedo?––exclamĂłHerrick,mientraselsudorlecorrĂáporlacara––.Me
hablancomosiyofueraDiosTodopoderoso:hazestoyhazlootro.Pero,Âżysinopuedo?––Hijo––dijoelcapitán––,arrĂ©glesecomomejorpuedao¡vaustedavercosasgordas!––¡Ya lo creo! ––dijoHuish––. ¡Ay,mi niña! ¡Ya lo creoque sĂ!MirĂł aHerrick, en el lado
opuestodelamesa,conunasonrisadesdentada,queestremecĂaporsusalvajismo;ysindudasugestionadosuoĂdoporlaexpresiĂłntrivialquehabĂaempleado,empezĂłacantaruntrozodelestribillodeunacanciĂłncĂłmicaquedebiĂłdehaberoĂdoenLondresveinteañosantes;estĂşpida jerigonza, sin sentido alguno, que era en aquel lugar y en aquel momento,repugnanteyodiosacomounablasfemia.ElcapitánledejĂłqueacabase;surostropermanecĂainalterable.––De lamaneraque sehanpuesto las cosas, cualquieraotroenmi lugar,no ledejarĂaa
usted ir a tierra ––prosiguió––, pero yo no soy de ese gĂ©nero. Yo sĂ© que nunca se volverácontra mĂ, Herrick. O si se decide a hacerlo y me traiciona... ¡vaya usted y hágalo y queSatanásselolleve!––gritĂł,yselevantĂłbruscamentedelamesa.SaliĂłfueradelacaseta,yalllegaralapuertasevolviĂłyllamĂłaHuishconvozviolentay
repentina,comoelladridodeunperro.HuishlesiguiĂłyHerricksequedĂłsoloenlacámara.––¡Ojoconloquesehace!––murmurĂłDavisaloĂdodeHuish––.Conozcomuybienaese.Si
vuelveus-tedadirigirleotravezlapalabra,vaaserlaruinadetodos.
VIIIENELATOLĂ“N
ElboteregresabaalFaralloneyestabayaamitaddecaminocuandoHerrickdiĂłlavueltayechĂłaandar,demalagana,porelmuelleadelante.EnloaltodelaplayaelmascarĂłndeproase erguĂa frente a Ă©l con una cierta apariencia irĂłnica, echada hacia atrás la cabezaencuadradaenelyelmo,levantadoelformidablebrazocomoparalanzarunproyectilcontraelpailebotanclado.ParecĂaunadeidadretadoradelaisla,quehabĂallegadohastaelbordeen un Ămpetu para levantar el vuelo, y se habĂa petrificado en aquella actitud de bĂ©licaacometida.Alpasarasulado,HerrickalzĂłlosojosparacontemplarlagigantescamujer,conunextrañosentimientodecuriosidadyromanticismo,ydejĂłvolarsuimaginaciĂłnpensandoen lahistoriadesuvida.HabĂasidopor tanto tiempo laciegaconductoradeunanaveporentre lasolas;habĂaestadoportantotiempoallĂ,ociosa,bajoelsolde fuego,quenohabĂalogrado levantar ampollas en la pintura, y Âżno iba a ser más que Ă©ste el final de tantasaventuras? ––se preguntaba––, Âżo aĂşn quedabanmás detrás? Y en lo hondo de su corazĂłnsentĂaquenofueraunadiosa,yĂ©lnollegaseaserunpagano,parapostrarseanteellaenlahoradelatribulaciĂłn.Siguiendo adelante, penetrĂł en la fresca sombra de las palmeras, altas y espesas. Las
ráfagas de la brisa, que iba amainando, lasmecĂan entrechocándolas allá en lo alto, y portodaspartes,conlarapidezdelibĂ©lu-lasodegolondrinas,losrayosdelsolhuĂanytornabanyseperseguĂanenincesanteagitaciĂłn.Bajolospies,laarenaeraconsistenteylisa,yHerrickandabasilenciosamente,comosobrenievereciĂ©ncaĂda.No-tabaquehabĂaestadotanlimpiay escardada como las avenidas de un parque inglĂ©s, pero la epidemia habĂa hecho que lasmalashierbasempezasenaretoñar.LosedificiosdelafactorĂasepercibĂanentrelascolum-natas de las palmeras, reciĂ©n pintados, limpios y coquetones, pero todos silenciosos comotumbas.TansĂłloaquĂyallĂ,bajolacriptadeverdura,seoĂanruidosycacareosdegallinas,ypordetrásdelacasadelasgalerĂasvioalzarseelhumoyoyĂłelchisporroteodeunfuego.Lascasasdepiedraestabanmáscercanas,aladerecha.Laprimeraestabacerrada;enla
segunda, pudo percibir vagamente, por una ventana, un depĂłsito de conchas perlerasamontonadasenelfondo;latercera,porcuyaspuertasabiertasdeparenparentrabalaluzde la tarde, atrajo la atenciĂłn de Herrick por la multi-plicidad y el revoltijo de cosaspintorescas que contenĂa. HabĂa allĂ cables, cabestrantes y poleas de todos los tamaños;tragalucesdecamarotesyescalas;tanquesoxidadosyunacasetadebajadaalacámara;unabitácoraconsusmontajesdecobreysubrĂşjulaapuntandosinobjeto,enlaconfusiĂłnyenlapenumbra de aquel cobertizo, a un olvidado polo; cordajes, anclas, arpones, una calderaverdosa de cobre, para derretir grasa de ballena, una rueda de timĂłn, una caja deherramientasconelhombredelbarco,Asia,enlatapa;todounalmacĂ©ndeantigĂĽedadesycuriosidades náuticas, enormes y sĂłlidas, pesadas fáciles de romper, reforzadas de cobre ycalzadas con hierro. Dos naufragios, por lomenos, tenĂan que haber contribuido a formaraquelheterogĂ©neomontĂłnderestos;ymientrasHerricklocontemplaba,leparecĂacomosilostripulantesdelosdosbarcosestuviesenallĂdeguardia,ycreyĂłoĂrpisadasycuchicheosyver,conelrabi-llodelojo,losvulgaresfantasmasdeloshombresdemar.No obedecĂa esto, tan sĂłlo, al influjo de una imaginaciĂłn excitada, sino que provenĂa de
algoreal;seoĂ-an,sinduda,cautelososlasosqueseacercaban,yaunseguĂamirandoaquelamontonamientodetrastos,cuandooyĂłdeprontodetrásdeĂ©llavozdesuhuĂ©sped,aĂşnmássuavequedecostumbre.––¡Trastos viejos ––dijo––, nada más que trastos viejos! ÂżY no le inspiran, Mr. Hay, una
parábola?––Me inspiran, al menos, una honda impresión ––replicó Herrick––, volviéndose
rápidamente,para ver si podĂa sorprender, en la fisonomĂadelquehablaba,un comentariomudoasuspalabras.Attwater se quedĂł en la puerta, cuyo hueco casi llenaba por completo; tenĂa las manos
levantadasyasi-dasaldintel.SesonriĂłcuandosusmiradasseencontraron,perosuexpresiĂłnerainescrutable.––SĂ, una profunda impresiĂłn. Es usted como yo, ¡nada hay que afecte tanto como los
barcos!––dijo––.LasruinasdeunimperiomedejarĂantanfresco;alpasoqueunpedazodeantepecho carcomido, en el que se apoyĂł algĂşn viejo lobo demar, en la guardia demedianoche,meponelosnerviosdepunta.Perovengaconmigo;vamosaveralgomásdela isla.
Todoesarenaycoralypalmeras,perotienenosĂ©quĂ©extrañoencanto.––YolaencuentroparadisĂaca––––dijoHerrick,aspirandoelaireconfuerza,yconlacabeza
descubiertaparagozardelfrescodelasombra.––Esoesporqueacabausteddellegardelmar––––dijoAttwater––.Yporesotambiéncreo
quepodrá apreciarmejor el nombreque le he dado.Es unhombre adorable; tiene aroma,tienecolor,tieneunacaden-ciosasonoridad;escomosuautor...¡escasicristiano!AcuĂ©rdesedesuprimeravisiĂłndelaisla,ydequenoesmásquebosquesybosquesyagua;ysupongaquehubierapreguntadoporsunombre,ylecontesta-se...NemorosaZacynthos.––¡Jammedioapparetfluctu!––exclamĂłHerrick––.¡Oh,dioses,quĂ©bello!––Si llegasen a ponerlo en elmapa, ÂżquĂ© harĂan de Ă©l los capitanes? Pero, vamos, voy a
enseñarleelal-macéndelosbuzos.Abrió unapuerta, yHerrick vio una larga serie de aparatosmeticulosamente ordenados;
bombas y man-gas y botas con pesados plomos, y los enormes cascos hocicudos queresplandecĂanenfilaalolargodelmuro:diezequiposcompletos.––Toda lamitadoriental demi lagunaes somera ––dijoAttwatery asĂ comprenderáusted
quehemospo-didoemplearlasescafandrascongranprovecho.EsincreĂblehastaquĂ©puntohasidoreproductivo;yeraunextrañoespectáculoverlosbuzosaltrabajo,yestosmonstruosmarinos ––dando una palmada en el casco más prĂłximo ––aparecĂan incesantemente yreaparecĂanenmediodelalaguna.ÂżLegustanaustedlasparábolas?preguntĂłdesĂşbito.––¡Ah!,sĂ––––dijoHerrick.––Bueno, pues yo veĂa esas máquinas surgir chorreando y volver a sumergirse, y salir
chorreando otra vez, y hundirse de nuevo y, entretanto, el sujeto que estaba dentro ¡secocomo una yesca! Y yo pensaba que todos necesitábamos de una vestidura asĂ parazambullirnosenelmundoysalirintactos.ÂżYcĂłmocreerĂaustedquesellamaba?––preguntĂł.––Vanidad––dijoHerrick.––¡No!Habloseriamente––replicĂłAttwater.––LlamĂ©moslaentoncesrespetodesĂmismo.––¿YporquĂ©noGracia?ÂżPorquĂ©nolaGraciadeDios,Hay?preguntĂłAttwater––¿PorquĂ©
nolaGra-ciadesuHacedoryRedentor,quelesostieneaustedyalquediariamentecrucificadenuevo?¡NohaynadaaquĂ––––golpeándoseenelpecho––,nadaaquĂpegandoenelmuro––ynadaaquĂdandounapatadaenelsuelo––,nadamásquelaDivinaGracia!Andamossobreella; la respiramos; vivimos ymorimos por ella; es la clavazĂłn y el eje delUniverso, ¡y unmuñeco con pijamas, prefiere la vanidad! la gigante figura de aquel hombre sombrĂo, deatezado rostro, parecĂa cernerse amenazadora sobre Herrick, junto a la fila de lasescafandras, y agrandarse y fulgurar; y, en un instante, toda aquella fiera vitalidad habĂadesaparecido.––PerdĂłnemeusted––––dijo––,yaveoquenocreeenDios.––Metemoquenoenelmismosentidoqueusted––contestĂłHerrick.––Nunca discuto con jĂłvenes ateos o con borrachos habituales ––replicĂł Attwater con
impertinentepetu-lancia––.Atravesemoslaislahastalaplayaexterior.La distancia era corta; la mayor anchura de la isla apenas excedĂa de un centenar de
metros, y marcharon despacio. Herrick estaba como en un sueño. HabĂa ido allĂ conpropĂłsitos indecisos;dispuestoaestudiaraquellamáscaraambigua,desdeñosayburlona,adescubrir,porbajodeella,laesenciadeaquelhombre,yaobrarenconsecuencia,aplazandohastaentoncestodadecisiĂłn.UnafĂ©rreacrueldad,unafĂ©rreaindiferen-ciaporelsufrimientoajeno,inflexibleprosecuciĂłndesupropiointerĂ©s,frĂacultura,cortesĂasincalorhumano:todoestopensĂłhallarytodavĂasefigurabaverlo.PeroencontrartodalamáquinaasĂencendidaenreligiosocelo,ledejĂłdesconcertado;yenvanoseesforzaba,mientrasproseguĂasucamino,para ir atando, hasta formar un conjunto, los cabos sueltos de sus observaciones...; paraajustar,enfocándolodecualquiermodo,elretratoqueibahaciendodelhombrequemarchabaasulado.––¿QuĂ©fueloqueletrajoalMardelSur?preguntĂłdepronto.––Muchascosas-dijoAttwater––.Juventud,curiosidad,romanticismo,elamoralmary––le
sorprenderáaustedoĂrlo––uninterĂ©senlasmisiones.EsteĂşltimohadecaĂdomucho,locualnolechocarátanto.Losmisionerosseequivocan:sondemasiadopárrocos,tienenmuchodebeatasviejasydecomadres.Ropa,ropa,parataparlasdesnudeces:enesoestásuideal;perolasropasnosonelcristianismo,comonosonelsoldelcielo,nipuedensustituirle.Creenqueunacasa.rectoralconrosales,ylascampanasdelaiglesiaylasviejecitasremilgadasqueleshacereverenciasen lacalle,sonparteyesenciade lareligiĂłn.Pero lareligiĂłnesunacosasalvaje,comoelUniversoqueilumina:salvaje,frĂaydesnuda,peroinfinitamentefuerte.––¿YustedencontrĂłestaislaporcuriosidad?preguntĂłHerrick.––Lomismoqueusted.Ydesdeentonceshetenidounaempresa,yunacoloniayunamisiĂłn
exclusiva-mentemĂa.Yoeraunhombredemundoantesdeseruncristiano;soyunhombredemundotodavĂayhagoquemimisiĂłnproduzcadinero.Nuncahasalidonadabuenodemimos
yblanduras.ElhombretienequelevantarseenpresenciadeDiosytrabajarhastadardesĂsuĂşltimoadarme:entoncesvaldráalgoparamĂ,peronoantes.Yodiaestospobresdiablos loquenecesitaban:unjuezenIsrael,elportadordelaespadayelflagelo;estabahaciendodeellosunnuevopueblo,¡yheaquĂqueelángeldelSeñorloshiriĂłyyanoexisten!Aldecirestaspalabras,quefueronacompañadasdeungestotrágico,ambossalieronfuera
delatechum-bredelbosquedepalmeras,juntoalbordedelmarydecaraalsolqueestabaapunto de su ocaso. Ante ellos el oleaje rompĂa pausadamente. Todo alrededor, comoimperfectosseresdemaderaanimadosdema-lignaactividad, loscangrejosrastreabanyseescabullĂan en los agujeros. A la derecha ––hacia donde seña-lĂł Attwater y se volviĂłsĂşbitamente estaba el cementerio de la isla: una explanadadequebradas piedras de todostamaños, con muchos montoncillos del mismo material y cercada con una tosca tapiarectangular.Nada crecĂa allĂ, a no ser uno o dos espinos con algunas florecillas silvestres;nadamásqueelnĂşmerodelosmontones,ysuformainquietanteindicabalapresenciadelosmuertos."¡Losrudosfundadoresdelaaldeadescansan!"Attwater recitĂł ese verso al entrar, por el abierto portillo, en el temeroso cercado––. "El
coral,alcoral;laspiedras,alaspiedras"dijo––.Estehasidoellugardemimayoractividadenel PacĂfico. Algunos eran buenos, algunos eran malos, y la mayorĂa por supuesto y comosiempre–– nulos. AquĂ está uno que acos-tumbraba a retozar como un perrillo; si se lellamaba, acudĂa comouna flecha; si no era asĂ, y si llegaba sin invitaciĂłn, eran de ver susmiradassuplicantesyelintrincadobailedesuspiernas.Puesyaacabaronsuscuitas,yyasehaidoadescansarconreyesysusministros,ytodolodemásquehizo,ÂżnoquedaescritoenellibrodelascrĂłnicas?EsteotroeradePenrhyn;comotodosaquellosisleñoseradifĂcildemanejar:testa-rudo,envidioso,violento.PuesaquĂyacetantranquilo.YasĂduermentodos."¡Yfueronsepultandolassombrasalosmuertos!"Estaba inmĂłvil, en el intenso resplandor del ocaso, con la cabeza inclinada; su voz tenia
ahorauntonodulceodolorido,segĂşnelsentidodesuspalabras.––¿QuerĂaustedaesasgentes?preguntĂłHerrick,extrañamenteconmovido.––¿Yo? ¡Cá, hombre, cá! No me tome por un filántropo. Me disgustan los hombres y
aborrezcoalasmu-jeres.Siporalgomeatraenlasislas,esporqueselasveaquĂdespojadasdetodossuspostizos,desuspája-rosdisecadosydesussombreretes,susfaldasymediasdecolorines. AquĂ está un hombre a quien, sin embargo, querĂa. Era un esplĂ©ndido animalsalvaje; tenĂaunalmatenebrosa;sĂ,aĂ©ste lequerĂa.Yosoycaprichoso––añadiĂłmirandoaHerrickconfijeza––ymeentranchifladuras.Ustedmegusta.HerrickvolviĂłdeprontolacaraymirĂłalolejos,adondelasnubesempezabanaacudirya
amontonarseentornodelosfuneralesdeldĂa.––Anadiepuedogustarle-dijo.––Se equivoca usted ––––dijo el otro––, como siempre sucede respecto de unomismo. Es
ustedatrayen-te,muyatrayente.––Nolosoy;Anadiepuedogustarle.¡SiustedsupieracĂłmomedesprecioamĂmismo...y
porquĂ©!ylavozdeHerricksonĂłcomounalaridoenelsilenciosocementerio.––YasabĂaqueustedsedespreciaba––––dijoAttwater––.VicĂłmoselesubĂahoylasangrea
lacaracuandoseacordĂłdeOxford.YyopodĂatambiĂ©nhabermeruborizadoporustedalveraunhombre,aungentleman,conesosdoslobossoeces.HerricklemirĂł,estremeciĂ©ndose.––¿Lobos?––repitiĂł.––He dicho lobos, y lobos soeces. ÂżSabe usted que estamañana, cuando lleguĂ© a bordo,
temblaba?––PuesloocultĂłustedbien––tartamudeĂłHerrick.––Es un hábito mĂo. Pero, con todo, tenĂa miedo; tenĂa miedo de los dos lobos ––––dijo
Attwater, y le-vantó lentamente la mano––. Y ahora, dime tú, Hay, pobre gozquecilloextraviado,¿quéestáshaciendoconlosdoslobos?––¿Que qué hago? No hago nada ––––dijo Herrick––. Allà no pasa nada malo; el capitán
Brown es un buen hombre; es... es... (La voz espectral deDavis susurrĂł en su oĂdo: "Va ahaberunfuneral";yunsudorfrĂo lecorriĂłpor la frente.)EsunpadredefamiliaprosiguiĂł,atragantándose––,tienesushijosalláenlatierra...ysumujer.––¡Yestodaunabuenapersona!––dijoAttwater––.ÂżYtambiĂ©nloes,sinduda,Mr.Whish?––No irĂ© tan lejoscomoesodijoHerrick––.NomegustaHuish.Ysinembargo... tambiĂ©n
tienesusméri-tos.––Yenunapalabra,ytomadosenjunto,quesontanbuenoscompañerosdebarcocomouno
pudierade-sear,Âżnoeseso?––¡Ah!,sĂ––––dijoHerrick––,completamente.––PuesentoncesvamosalaotracuestiĂłn:ÂżporquĂ©sedespreciaustedasĂmismo?––¿Nonosdespreciamostodos?––exclamĂłHerrick––.ÂżNosedespreciausted?––¡Ah!,yodigoquesĂ,Âżpero,medesprecio?UnacosasĂ©,almenos:quenuncasemeescapĂł
ungritocomoelqueselehaescapadoausted.¡SaliĂłdeunamalaconciencia!¡Ay,amigo,esapobreescafandradelavanidadestáhechaunharapo!Hoy,siquiereoĂrmivoz,hoy,ahora,mientraselsolsepone,yaquĂ,enesteenterramientodeinocentessalvajes,caigaderodillasyechesuspecadosysuspenasalospiesdelRedentor.Hay...––"¡Hay", no! ––interrumpiĂł Herrick jadeante––. ¡No me llame usted por ese nombre!
Quierodecir...¡PorDios!,¿noveustedqueestoyenelpotro?––Loveo,losé,¡ylehepuestoylemantengoenél,ytengolosdedosenlostornillos!—dijo
Attwater––.PlegueaDiosque le lleveestanocheaunpenitenteantesutrono.¡Ven,venalpropiciatorio!Élteespera,paramostrarsemisericordioso...¡teesperaensumisericordia!AbriĂłlosbrazoscomouncrucifijo;sufazresplandecĂa,iluminadacomoladeunarcángel;
ensuvoz,queibaelevándoseamedidaquehablaba,habĂacomountemblordelágrimas.Herrickhizoungranesfuerzoparaserenarse.––Attwater––dijo––,mefuerzaustedhastalo
insufrible.ÂżQuĂ©puedohaceryo?Yonocreo.Esoesparaustedunaverdadviva:paramĂ,enconciencia., nada más que "folklore". Yo no creo que haya bajo el cielo una fĂłrmula depalabras por la cual pueda levantar demis hombros el peso queme agobia. Tengo que irdando traspiĂ©s, hasta el fin, conmi responsabilidad a cuestas; no puedo librarme de ella;ÂżpiensaustedquenoquerrĂa,sicreyesequepodĂahacerlo?Nopuedo...nopue-do...DelmĂsticoarrobamientoyanoquedabanirastroenelsemblantedeAttwater:elsombrĂo
apĂłstolhabĂadesaparecido.Yensulugarestabauncaballero,despreocupado,irĂłnico,quesequitĂłelsombreroyse inclinĂłenunareverencia.Lohizocontandespectiva impertinencia,queHerricksintiĂłagolpárselelasan-greenlacara.––¿QuĂ©significaesto?––exclamĂł.––Bueno, Âżquiere usted que regresemos a la casa? ––contestĂł Attwater––. Nuestros
invitadosestaránapuntodellegar.Herrickpermanecióunmomentosinmoverse,apretandolospuñosylosdientes;ycuando
aunestabaasĂ,elobjetodelamisiĂłnqueselehabĂaconfiado,fueapareciendo,pocoapocoycontodaclaridadanteĂ©l,como la lunasaliendodeentre lasnubes.HabĂavenidoallĂcomoseñueloparallevaraaquelhombreabordo;estabafracasandoensuempeño,siesquepodĂadecirsequelohabĂa intentado;estabasegurodequesefrustrarĂaahora,y losabĂa,ysabĂaquemejoreraasĂ.ÂżYquĂ©vendrĂadespuĂ©s?ConunquejidoahogadosevolviĂłparaseguirasuanfitriĂłn,elcualleesperabasonriendo
cortésmente,yleguióporentrelacolumnata,yaensombras,delaspalmeras.Marchabanensilencio;latierraexhalaba,pródiga,superfume;elaire,alaspirarlo,eratibioyaromático,ydesdelejos,enelbosque,elfulgordelaslucesydelfuegodelineabalacasadeAttwater.Herrick, entretanto, luchaba con una irresistible tentación de alcanzarle, tocarle en el
brazoymurmurarensuoĂdo:"¡Alerta!:esosvanamatarte".SesalvarĂaasĂunavida,ÂżperoquĂ©ibaaserdelasotrasdos?LastresvidassubĂanybajabanensumente,comolosbaldesdeunpozo o los platillos deunabalanza. TenĂaque escoger y tenĂaquehacerlo a escape.Durante unos minutos trascendentes, los engranajes de la vida funcionaban ante Ă©l y aĂşnpodĂadirigirlosconuntoque,aunladooaotro;aunpodĂaescogerquiĂ©nhabĂadeviviryaquien esperaba la muerte. PensĂł en las vĂctimas. Attwater le intrigaba; se sentĂa ante Ă©ldescon-certado, le deslumbraba, le hechizaba, y a la vez inspirábale invencible repulsiĂłn.Vivo, no le parecĂamás que un bien dudoso; y el pensamiento de verlo tendidomuerto, leproducĂa un terror alucinante, apareciĂ©n-dosele la escena con los más nimios detallesauditivos y visuales. Como una obsesiĂłn, veĂa delante de sĂ la imagen de aquel coloso,postradoendiversasactitudesycondiversasheridas,caĂdodeespaldas,debruces,agarradoalquiciodeunapuerta,con la––fazdemudaday lasmanosconvulsas,en laagonĂa.OyĂłelchas-quidodelgatillo,elimpactodelabala,elgritodelavĂctima;viofluirlasangre.YestareconstrucciĂłn de circunstancias y detalles era como una consagraciĂłn de aquel hombre,hasta parecerle que marchaba delan-te de Ă©l al sacrificio, con las vestiduras rituales. Enseguida pensĂł en Davis, con la robusta, tosca, ineducada vulgaridad de su naturaleza, suindomablevaloryjovialidadalláenlosdĂasdelhambre,laatrayenteamal-gamadesusfaltasyvirtudes;elinesperadodescubrimientodeunaternurademasiadohondaparadesbor-darseenlágrimas;suspequeños,Adaysuenfermedaddelosintestinos,lamuñecadeAda...No,nosepodĂanipensarque lamuerteseacercaseaĂ©l.Conunacaloramientoque le templĂł losmĂşsculos,HerrickseafirmĂłenlaideadequeelpadredeAdaencontrarĂaenĂ©lunhijo,hastaelfin.YhastaalmismoHuishlealcanzabaalgodeaquellasagradainmunidad.LavidadiariaencomĂşneraunatácitaadopciĂłnfraternal;suspasadasmiserias,suconvivenciaenelbarco,implicabanuncompromisodefidelidadqueHerricknopodĂaromperdeltodosindeshonrarsepor completo.Entre amboshorrores,muertepormuerte, nohabĂa vacilaciĂłnposible: tenĂaqueserAttwater.YaunnohabĂaacabadodefraguarseensumenteestaidea––queeraensĂunasentencia––cuandoya,locodepánico,sehabĂapasadocontodasualmadelotrolado;yalmirardentrodesĂmismo,sĂłlovioconfusiĂłneinarticuladotumulto.
EntodoestonohabĂaunsolopensamientoparaRobertHerrick.SehabĂaabandonadoalflujo de los humanos destinos y la resaca le habĂa arrastrando: oĂa ya el rugido del"maelstrom" que tiraba de Ă©l y le hundirĂa en su vĂ©rtice. Y en su espĂritu, enloquecido ydeshonrado,nohabĂaniunpensamientoparasupropiapersona.Del tiempo que anduvo silencioso al lado de su compañero, no tenĂa idea. Las nubes se
disiparon de pronto; la crisis habĂa pasado; se sentĂa sereno, con la placidez de ladesesperaciĂłn; recuperĂł la facultad de la conversaciĂłn corriente, y, sorprendido, oyĂł supropiavozquedecĂa:¡QuĂ©deliciosanoche!––¿VerdadquesĂ?dijoAttwater––.SĂ,lasnochesaquĂserĂanmuyagradablessituvieseuno
algoquehacer.DedĂa,almenos,sepuedetirar.––¿Esustedtirador?––preguntĂłHerrick.––SĂ,soyloquesellamaunbuentirador.EscuestiĂłndefe:yocreoquemisbalasdaránen
elblanco;simarraseunavez,mequedarĂadesmoralizadopormesesymeses.––Entonces,Âżnomarraustednunca?––No,amenosquelohagaadrede.PeroenmarrarconprecisiĂłnestáelarte.HabĂaunviejo
rey a quien yo conocĂ en una de las islas occidentales, que acostumbraba a vaciar unWinchestertodoalrededordeunhombreylevantarleelpelooarrancarhilachosdelaropaconcadaunadelasbalas,exceptoconlaĂşltima,yesaselaclavaba,recta,entrelosdosojos.EraunabuenapunterĂa.––¿UstedpodrĂahacereso?preguntĂłHerrick,escalofriado.––¡Ah!Yopuedohacerlotodo––contestĂłelotro––;ustednocomprende:loquedebeser,es.HabĂanya llegadoa las traserasde lacasa.Unode loshombrescuidabadel fuego,enel
que ardĂan con fieras y deslumbrantes llamas las cáscaras de cocos. Una fragancia deextrañosmanjares flotaba en el aire. Se habĂan encendido lámparas todo alrededor de lasgalerĂas y su luz se esparcĂa por entre la oscuridad de los árboles, formando complicadosdibujosdesombras.––Venga y se lavará las manos -dijo Attwater––, y le condujo a un cuarto limpĂsimo,
esterado, conun coy, una cajade caudales, uno odos estantesde libros enun armariodecristales y un lavabo de hierro. LlamĂł en la lengua indĂgena, y apareciĂł en la puerta unamuchacha,lindayregordeta,quedejĂłunatoallalimpiaysefuealpunto.––¡Hola!––exclamĂłHerrick,queentoncesveĂaporprimeravezalcuartosupervivientedela
epidemia,yseestremeciĂłacordándosedelasinstruccionesdelcapitán.––SĂ––dijoAttwater––,todalacoloniaviveahoraenlacasa;losquehanquedado.Tenemos
miedodelosdiablos;¡quélepareceausted!Tamarayesaduermenenlasaladedelanteyelotroenlaveranda.––Esbonita––––dijoHerrick.––Demasiadobonita.Poresolacasé.Nuncasabeunocuándopuedeentrarlelatentaciónde
hacerelasnotratándosedemujeres;asĂesque,cuandonosquedamossolos,llevĂ©losdosalacapilla y celebrĂ© la cere-monia. Ella hizomuchĂsimos aspavientos. Yo no acepto, de ningĂşnmodo,laidearománticadelmatrimonioañadiĂłamaneradeexplicaciĂłn.––¿Yesolojuzgaustedunasalvaguardia?––preguntĂłHerrick,asombrado.––Indudablemente. Yo soy un hombre llano ymuy literal.Lo queDios ata... esas son las
palabras,meparece.AsĂ,pues,seloscasĂł,yserespetaelmatrimonio.––¡Ah!––exclamĂłHerrick.––Ya ve usted ––prosiguiĂł Attwater––, yo puedo prometerme un matrimonio ventajoso
cuandovuelvade Inglaterra.Soyrico.SĂłloestacaja––dijo,poniendo lamanosobreella ––representa una buena fortuna cuando tenga tiempo para colocar las perlas en elmercado.AquĂestáacumulado,desdehacediezaños,loquehasalidodeunalagunadondehetenidohastadiezbuzos trabajando todo el dĂa; y la he explotado, además, con todos los cuidadosposibles.ÂżQuisieraustedverlas?El ver asĂ confirmadas las conjeturas del capitán, emocionĂł a Herrick profundamente, y
tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse. No, gracias; no vale la pena ––dijo. No meinteresanlasperlas.Nomedicennadaesas...––¿FruslerĂas?––indicĂłAttwater––.Y,sinembargo,creoquedeberĂaecharunamiradaami
colección,quees,verdaderamente,única,ylacual...––¡ay!,comopasacontodosnosotrosycontodasnuestrascosascuelgadeunpelo.Hoybrotanyflorecen,ymañanasecortanyseechan al fuego. Hoy está aquà reunida en esa caja; Mañana... ¡esta noche!... puede estardesparramada.Tú,insensato,estanochetualmapuedeserrequeridadeti.––Noleentiendoausted––––dijoHerrick.––¿No?––Parece que habla en enigmas ––insistió Herrick vacilante––. No entiendo qué clase de
hombreesustedniquéesloquesepropone.Attwatersequedóinmóvilconlasmanosenlascaderasylafrenteinclinadahaciaadelante.
––Yo soy un fatalista ––replicó–– y precisamente en este momento, si insiste usted ensaberlo...,unexperimentalista.YapropĂłsitoyhablandodeeso:ÂżquiĂ©nembadurnĂłelnombredel pailebot? ––dijo con sarcástica suavidad––, porque Âżsabe usted? parece que debieranvolver a hacerlo. TodavĂa puede leerse en parte, y todo lo que vale la pena de hacerse,seguramente vale la pena de que se haga bien. ÂżNo opina usted lo mismo? ¡Es cosa tanbuena!Bueno,ÂżquiereustedquesalgamosalagalerĂa?TengounjerezsecodelquequisieraoĂrsuopiniĂłn.HerricklesiguiĂłhastaellugarenque,bajolaluzdelaslámparascolgantes,resplandecĂa
lamesaconelbrillodelacristalerĂaylablancuradelospaltos;lesiguiĂłcomovaelcriminalcon el verdugo o la oveja con el carnicero; bebiĂł el jerez como un autĂłmata y, como unamáquina,emitiĂłpalabrasdeelogio.SuterrorhabĂacambiado,sĂşbitamente,deobjeto.Hastaentonces habĂa visto a Attwater maniatado, con una mordaza, como vĂctima indefensa, ysentĂa el ansia de abalanzarse para salvarlo: ahora le veĂa alzarse sobre todos ingente,misterioso y amenazador: el ángel de la cĂłlera del Señor armado de conocimiento y deltemiblefallo.DejĂłelvasosobrelamesaysesorprendiĂłdeverlovacĂa.––¿Vaustedsiemprearmado?––preguntĂł,yenelinstantemismohubierapodidoarrancarse
lalengua––Siempre ––––dijo Attwater––. He pasado aquà por una insurrección: ese fue uno de los
incidentesdemividademisionero.YenaquelmomentoprecisollegĂłhastaellosrumordevoces,ymirandodesdelagalerĂa,
vieronaHuishyalcapitánqueseacercaban.
IXELBANQUETE
Sesentaronentornoalamesayselessirvióunacomidaisleña,notableporsuvariedadyexcelencia:sopayfiletedetortuga,pescado,aves,unlechoncillo,ensaladadecoco,ybrotesdecocoasadosparapost-re.Noseabrióniunalatadeconservas,yanoserelvinagreyelaceite y unos puerros que Attwater culti-vaba y cogió con su propiamano, ni siquiera loscondimentoseraneuropeos. Jerez,vinodelRhin,vinos tintos,aparecieronensucesión,yelchampañadelFarallonecerrólaretaguardiaconelpostre.SeechabadeverqueAttwater,comolamayorpartedelosextremadamentereligiosos,en
losdĂasqueprecedieronalmovimientocontraelalcoholismo,tenĂasuspuntasdeepicĂşreo.Paragentedeesacalaña,comerbientienevirtudapaciguadoraysedante;y,muchomásaun,discurrir y aderezar un delicioso ágape para otros, y, por eso, la actitud y lasmaneras delanfitriĂłnparecĂangratamentesuavizadas.Ungato,degrantamaño,runruneabasentadoensuhombroy,decuandoencuando,conágilgarra,atrapabaunbocadoenelaire.UngatoparecĂa Ă©l tambiĂ©n, sentado lánguida y desmayadamente a la cabecera de la mesa, repar-tiendoamabilidadesypulas,yusando,conigualindiferencia,elterciopeloylazarpa.YtantoHuish cĂłmo el capitán se fueron sintiendo subyugados por el encanto de su hospitalarialiberalidad.Paraeltercerinvitado,puededecirsequelosincidentesdelacomidapasaronlargotiempo
inadvertidos. Tomaba todo lo que le ofrecĂan, comĂa y bebĂa sin darse cuenta, y oĂa sincomprender.SumenteseocupabatansĂłloenconsiderarelhorrordelascircunstanciasquele rodeaban. QuĂ© sabĂa Attwater, quĂ© pensaba hacer el capitán, de quĂ© lado habrĂa queesperarelprimergolpetraicionero:enesoseabsorbĂansuspensa-mientos.MomentoshabĂaen que sentĂa ansias de volcar lamesa y huir en la oscuridad de la noche. Y hasta eso leestabavedado:haceralgo,deciralgo,moversetansĂłlo,noservirĂamásqueparaprecipitarlabárbara tragedia, y seguĂa comiendo, como hechizado, con labios exangĂĽes. Dos de loscomensales le observaban atentamente. Attwater con rápidas, penetrantesmiradas, que nointerrumpĂansucharla;elcapitán,congraveyanhelosapreocupaciĂłn.––Bueno,puesdigoqueestejerezesunartĂculodeprimera––––dijoHuish––.ÂżAcuántole
sale?,yper-donelapregunta.––CientodocechelinesenLondres,yelfletehastaValparaĂso,ydesdeallĂhastaaquĂ––––
dijoAttwa-ter––.Esunliquidoaceptable.––¡Ciento doce! ––murmuró el dependiente, admirando a la vez, en éxtasis, el vino y el
precio.––Encantadodequelegusteausted––––dijoAttwater––.SĂrvaseustedmismo,Mr.Whish,y
tengalabotellaasulado.––MiamigosellamaHuish,ynoWhish––––dijoelcapitánponiéndosecolorado.––Dispénseme...porsupuesto,HuishynoWhish;claroestá––dijoAttwater––. Ibaadecir
queauntengoochodocenas—añadiómirandoconfijezaalcapitán.––¿Ochodocenasdequé?preguntóDavis.––DeJerez––lecontestó––.Ochodocenasdeexcelentejerez.Vamos,quecasiporesosolo,
valdrĂa...pa-raunhombreaficionadoalvino.Aquellasambiguaspalabrasdieronenelblancodelasconcienciasculpables,yHuishyel
capitánsequedaronsuspensos,mirandoalarmadosaAttwater.––¿ValdrĂaquĂ©?––––dijoDavis.––Cientodocechelines––respondiĂłaquĂ©l.El capitán desahogĂł el pecho respirando ruidosamente. TratĂł de hallar, ahondando por
todoslados,algu-nacoherenciaysentidoenaquellasfrases,ydespuĂ©s,haciendounesfuerzo,cambiĂłdetema.––SeremoscasilosprimeroshombresblancosquehanestadoaquĂ––dijo.AttwaterlesiguiĂłenseguida,conperfectagravedad,alnuevoterreno.––conlaexcepciĂłn
del doctor Symonds y la mĂa, dirĂa que los Ăşnicos. Y, sin embargo, ÂżquiĂ©n sabe? En eltranscursodelasedadesquizáalgunohayavividoaquĂyavecessenosfiguraqueasĂhasido.Los cocoteros crecen todo alrededor de la isla, y eso apenas parece cosa natural.Encontramos,además,aldesembarcaruninconfundible"caim"enlaplaya;usodesconocido;peroerigido,probablemente,parapropiciaraalgĂşn"totem",delquesehaperdidohastaelnombre,poralgunoscaballerosdurosdemollera,delosquenoquedanniloshuesos.Además
laislahasidoseñaladadosvecestestigoelDirectorio––;ydesdequeestoyenellahanllegadoalacostalosrestosdedosnaufragios.Todolodemássonconjeturas.––¿EldoctorSymondsessusocio,mefiguro?––––dijoDavis.––¡Una excelente persona, Symonds! ¡CĂłmo lo sentirĂa, si supiera que habĂan estado
ustedesaquĂ!––djoAttwater.––EstaenelTrinityHall,Âżnoeseso?preguntĂłHuish.––Y si pudiera usted decirme dĂłnde está el Trinity Hall, ¡quĂ© gran favor me harĂa! ––le
contestĂł.––SupongoquelatripulaciĂłnserádeindĂgenaspreguntĂłDavis.––Puestoque el secreto sehaguardadodurantediez años, es de suponerque sea asà ––
respondiĂłAttwa-ter.––Puesmireusted––dijoHuish––.UstedtieneaquĂdetodo,yconlamardeelegancia:nose
puedene-gar;peroledigoqueestonomeentrabaamĂ.Demasiadodel"viejopuenterĂşsticojuntoalmolino";dema-siadoretiro.¡AmiquemepongandondeseoyenlascampanasdeSanPablo!––Nose figurequehasidosiempre lomismo.Estoerahastahacepocoun lugardegran
movimiento, aunque ahora ––¡escuchen!––se puede oĂr la soledad. Yo lo encuentroestimulante.Yhablandoderuidodecampanas,háganmeelfavordeatenderensilencio,aunpequeñoexperimentomĂo:––AmanoderechahabĂaunacampanilladeplataparallamaraloscriados; hizo a todos señas para queno semovieran, golpeĂł con fuerza la campanilla y seinclinĂłanhelosohaciaadelante.LanotaseelevĂłclarayfuerte;seextendiĂłyresonĂłalolejosen lanocheysobre la isladesierta;muriĂłen ladistancia,hastaquesĂłloquedĂł,zumbandojuntoaloĂdo,unavibraciĂłnqueyanoerasonido––.¡CasasvacĂas,marvacĂo,playassolitarias!––––dijo Attwater––. ¡Y, sin embargo, Dios oye la campana! ¡Y, sin embargo, estamos aquĂsentadosenunescena-rioiluminado,contodosloscielosporespectadores!ÂżYllamaustedaesosoledad?SiguiĂłuncompásdesilencio,duranteelcualelcapitánpermaneciĂłcomohipnotizado.DespuĂ©s Attwater se riĂł mansamente: ––Esos son los entretenimientos de un pobre
solitario––prosiguió––, y quizá de no muy buen gusto. Se cuenta uno a sĂ mismo esoscuentecitosdehadas,porcompañĂa,ÂżSisucedieraquehabĂaalgoenelfolklore,mĂsterHay?PeroaquĂestáelvinotinto.NosepuedeofreceraustedLafitte,capitán,porqueyocreoquelohancompradotodoparalosvagonesrestaurantsdesugranpaĂs;peroesteBráne––Moutonesdeunbuenaño,yMr.WhishmedaránoticiasdeĂ©l.––¡Vayaunaideararaladeusted!––exclamĂłelcapitán,despertandoconunsuspirodesu
encantamien-to––.DemodoqueustedquieredecirquesesientaaquĂporlasnochesytoca...vamos,quellamanalosángeles...aquĂ,asolas.––HistĂłricamente,comocuestiĂłndehecho,ypuestoqueustedquieresaberlo,unonohace
eso––––dijoAttwater––. ¿Paraqué tocarunacampanilla, cuandoemanadeunomismoydecuantolerodeaunmástrascendentesilencio?Elmásligerolatidodemicorazón,elmáslevepensamientoenmimente,estánrepercutiendoenlaeternidadporsiempre,yporsiempre,yporsiempre.––¡Oigausted! ––––dijoHuish––. ¡Queapaguenen seguida las luces,quevaaempezarel
"EjĂ©rcitodeSalvaciĂłn"!EstonoesunasesiĂłnespiritista.––¡NiunapizcadefolkloreenmĂsterWhish!...Perdoneusted,capitán:HuishynoWhish,
porsupuesto––––dijoAttwater.MientraselcriadollenabalacopadeHuish,labotellaseleescurriódelasmanosysehizo
pedazos, de-rramándose el vino por el suelo de la galerĂa. Instantáneamente el ceño deAttwater se contrajo con un gesto de homicida severidad: golpeĂł imperiosamente lacampanilla y los dos servidores se cuadraron, inmĂłviles, callados y temblorosos. Hubo unmomentodesilencioydefierasmiradas:despuĂ©sunasagriaspalabrasenlalenguaindĂgenay,obedeciendoaunsignodelamo,sereanudĂłelservicio.Ninguno de los invitados habĂa advertido hasta aquel momento la admirable manera de
servirdeaquellosdoshombres.Erandetezmuyoscura,pequeñosybienplantados.Andabansuavemente, servĂan con des-treza y, obedeciendo a una mirada, traĂan los manjares y losvinos,sindejardetenerlosojospuestosensuamo.––¿DedĂłndesacaustedlostrabajadores?,Âżdecualquierparte?preguntĂłDavis.––¿YdedĂłndeno?––contestĂłAttwater.––Noserácosafácil,mesupongo.––¿Y quiere usted decirme dĂłnde lo es? prosiguiĂł, encogiĂ©ndose de hombros––. Y, por
supuesto,ennuestrocaso,comonopodemosdecirel lugardedestino,tenemosquebuscarlejos y arreglárnoslas lo mejor que podemos. Hemos tenido que ir tan al Oeste como lasKimgsmillsytanalSurcomoRapa-iti.¡LástimaquenoestáaquĂeldoctorSymonds!SabeunsinfĂndeestashistorias.Esaeslapartesuya:reclu-tarlos.DespuĂ©sempezabalamĂa,queera
laeducativa.––¿Quiereusteddecirmanejarlos?––dijoDavis.––SĂ,manejarlos.––EspereunpocovolviĂładecirDavis––.Nosemealcanza.ÂżCĂłmoeraeso?ÂżQuiereusted
decirquelohacĂasinayudadenadie?––Unohaceloquepuede––dijoAttwater.––¡Vayaunhombre!Yohevistomuchoenmateriadedomarenmitiempo,yyomismohe
tenidofamadedomador.Yomelashetenidotiesasdeprimeroficial,dandolavueltaalCabodeHornos,conunhatoderatasdebarcoquehubieransidocapacesdeecharaldiablodelinfiernoycerrarle lapuerta.Enunbarco ¡bah!nohaynadaquepuedecompararseaesto.Tiene uno la ley guardándole las espaldas, y ahĂ está todo. Pero que me pongan en estabendita playa, solo, sin más que un zurriagazo y unas bocanadas de juramentos y memanden... ¡quiá!No,señor; ¡nosoyhombreparaello!Es lodetener la leydetrás loque lohacetodo.––Eldiablonoesavecestannegrocomolopintan––––dijoHuishhumorĂsticamente.––Bien; uno se arreglĂł una ley a sumanera ––––dijo Attwater––. TenĂa. uno que ser una
porciĂłndeco-sas.¡Aveceseratanaburrido!––¡Nomehaga.ustedreĂr!––––dijoDavis––.Tananimado,querrádecir.––Probablementequeremosdecir lomismo.Con todo, deunamaneraodeotra, se logrĂł
meterlesenlacabezaquetenĂanquetrabajar,ytrabajaron...¡hastaqueelSeñorselosllevĂł!––LesharĂaustedsaltar––––dijoHuish.––Cuandoeranecesario,Mr.Huish,leshacĂasaltar.––Ya locreoqueloharĂausted––exclamĂłelcapitán.EstabaexcitadĂsimo,másqueporel
vino,porlaadmiraciĂłn;susojossedeleitabancontemplandolagrandeyreciahumanidaddelotro.––¡YalocreoqueloharĂa,ymeparecequeleestoyviendoenlabrega!PorCristo,queesustedtodounhombre,ypuedeusteddecirlo!––Esustedmuyamable,mucho.––¿Hatenidousted...hahabidoalgunavezuncrimenaquĂ?––preguntĂłHerrick,rompiendo
alfinsusi-lencio,contonomordaz.––SĂ,lohubo.––¿YcĂłmolomanejĂłusted?––exclamĂłansiosoelcapitán.––Erauncasoraro.UncasoquehubieradadoquepensaraSalomĂłn.ÂżSelocuento?ÂżSĂ?ElcapitánaceptĂłconentusiasmo.––Pues bien ––dijo Attwater, hablando lentamente––, la cosa pasĂł asĂ: Yo creo que ya
conoceránlosdostiposdeindĂgenas,quepodemosllamarelobsequiosoyeltaciturno.PuesaquĂtenĂalosdostipos,losdosprobadosensugĂ©neroylosdosjuntos.Laamabilidadmanabaa borbotones del primero, como el vino de una botella; el otro rezumaba mal humor.Obsequioso, era todo sonrisa; se desvivĂa por atraer unamirada; gustaba del chismorrear;sabĂa una docena de palabras de inglĂ©s de muelle y tenĂa un barniz de cristianis-mo.Taciturno,eratrabajador:unagranabejamalencarada.Cuandoselehablaba,respondĂaconunamira-daaviesayunencogimientodehombros,perohacĂaloqueselemandaba.NoselopresentoaustedescomounespejodecortesĂa;nohabĂanadadegalanoenTaciturno,peroera fuerte y laborioso, y obediente sinagrado.OcurriĂłqueTaciturnocometiĂłuna falta,noimporta cuál.SehabĂa faltadoa las ordenanzas y fue castigadopor tanto... sin efecto.Y lomismoocurriĂłaldĂasiguiente,yalotroyalotro,hastaqueyoempecĂ©acansarmedeaquello,yTaciturno––metemo––aunmásqueyo.LlegĂłundĂaenquevolviĂłacaerenfalta,creoqueporvigĂ©simavez,ymemirĂłconunosojossombrĂos,enlosquelucĂaunachispa,ypare-ciĂłcomoqueibaahablar.Ahorabien;lasordenanzassonprecisasenesepunto:nopermitimosexplica-ciones;nosereciben,nosetoleraqueseofrezcan.PoresoleparĂ©al instante,peromefijĂ©enaqueldetalle.AldĂasiguientehabĂadesaparecidodelafactorĂa.NopodĂasucedernadamás enojoso: si los trabajadores daban en escapar, la pesquerĂa estaba arruinada. Yaven,haysetentamillasdeislatodoalolargo,comouncaminoreal;laideadeemprenderunapersecuciĂłnentalsitioera infantilynomepasĂłpor lasmientes.DosdĂasdespuĂ©shiceundescubrimiento: vi como en un relámpago que Taciturno habĂa sido injustamente castigadodesdeelprincipioalfinyqueelverdaderoculpablehabĂasidoObsequioso.ElindĂgenaquehabla, como lamujerquevacila, estáperdido.Leponeunoahablar yamentir; yhabla, ymiente,ylemiraaunoalacaraparaversiestásatisfecho,hastaque,alfin,saltafueralaverdad,ObsequiosoladejĂłescaparporelprocedimientocorriente.Noledijenada,lemandĂ©queseretiraray,tardecomoera,meechĂ©abus-caraTaciturno.Notuvequeirlejos;áunasdoscientasvaras,islaadelante,melomostrĂłlaluna.Estabacolgadodeuncocotero;nosĂ©losuficientedebotánicaparaexplicarelporquĂ©,peroesaeslamanera,dediezcasosennueve,cĂłmolosindĂgenassesuicidan.TenĂalalenguafueraelpobrediabloylospájaroslahabĂanyaemprendido con Ă©l. Hago gracia de más detalles: TenĂa un aspecto horrible. PensĂ© en elasunto seis horas largas en esta galerĂa.Mi justicia habĂa sido burlada; no creo que haya
estadomás enojado enmi vida. Al dĂa siguiente hice sonar el caracol y levantarse a todosantes de amanecer.Me echĂ© el fusil al hom-bro y, al frente de ellos, rompĂ lamarcha conObsequioso.Estabamuyhablador:elmentecatosuponĂaqueconlaconfesiĂłntodoestabayaenregla,segĂşnlaantiguafraseescolarme"hacĂapelotillas";todoselevolvĂanprotestasdebuena voluntad y de enmienda, a las cuales contestaba yo no me acuerdo quĂ©. El árbolapareciĂł a la vista y el hombre ahorcado. Todos rompieron en lamentaciones por sucamarada,enestiloisleño,ylasmásruidosaseranlasdeObsequioso.Yerancompletamentesinceras:eraunanocivacriaturasinconciencianingunadesuculpa.Bienparaacortarunahistorialarga––,seledijoquesubieraalárbol.AbriĂłlosojosysemequedĂłmirandoturbado,con una sonrisa lastimosa, pero subiĂł. Fue obediente hasta el fin; tenĂa todas las virtudesmenudas,perolefaltabalaverdad.EncuantollegĂłarriba,mirĂłhaciaabajoyallĂestabaelcañóndelrifleapuntándole,yalverlodioungruñidocomounperro.PodĂaoĂrsevolaraunamosca:sehabĂanacabadolaslamentaciones.AllĂestabantodosacurrucadosenelsuelo,conlos ojos protu-berantes; Ă©l en la copa del árbol, del color del plomo, y delante el ahorcadobailandounpocoenlabrisa.Fueobedientehastaelfin:relatĂłsucrimen,encomendĂłsualmaaDios.Yentonces...Attwater se detuvo, yHerrick, que le habĂa escuchado atentamente, hizo unmovimiento
convulsivoquevolcĂłunvaso.––¿Yentonces?––preguntĂłelcapitánsinaliento.––TirĂ©dijoAttwater––.Cayeronalsuelojuntos.Herricksepusoenpiedeunsalto,dandounalaridoyconunaexpresiĂłndelocura.––¡FuĂ© un asesinato! ––gritó––. ¡Un alevoso asesinato a sangre frĂa! ¡Monstruo! ¡Asesino
hipĂłcrita!... ¡HipĂłcrita y asesino! ¡HipĂłcrita y asesino! ––repetĂa, y la lengua se la trababaentrelaspalabras.El capitán seprecipitĂłhacia Ă©l: ––¡Herrick! ––legritó––, ¡serĂ©nese!Vamos, ¡no seausted
idiota!Herrickforcejeóentresusbrazoscomounniñofrenético,ydepronto,hundiendolacaraen
lasmanos,seatragantĂłconunsollozo,elprimerodemuchos,loscualessacudĂanavecessucuerpo con movimientos convulsivos, en silencio, y otras le arrancaban entrecortadaspalabrassinsentido.––Suamigoparecequeestáuntantoexcitado––observĂłAttwater,quecontinuĂłsentadoen
lamesa,im-pasible,peroalerta.––Debedeserelvino––respondióelcapitán––.Noeshombrequebebayporeso...Melo
voyallevarfuera.Meparecequedandounpaseoseespabilará.LosacĂł,sinresistencia,delagalerĂa,ymarcharonenlaoscuridaddelanoche,enlaque
pronto desapa-recieron; pero aun se oyĂł, durante un rato, mientras se alejaban, la vozsimpáticay cordialdel capitán,que reprendĂayapaciguaba, yaHerrickque respondĂa,decuandoencuando,coninarticuladasquejasdehistĂ©-rico.––Ese hombre parece un maldito gallinero ––observĂł Huish sirviendo vino, del cual
desparramó gran parte con caballeresco desembarazo y aplomo––. Un individuo tiene quesabercómoconducirseenlamesa.––Escosademaltono,¿verdad?-dijoAttwater––.Bueno,bueno;noshandejadoentéte––
á––téte.¡Un––vasodevinoasusalud,Mr.Whish!
XLAPUERTAABIERTA
Entretando,elcapitányHerrickvolvieronlaespaldaalaslucesdelaverandadeAttwaterysedirigieronhaciaelembarcaderoylaplayadelalaguna.Laislaenaquellahora,conelsuelotersodearena,labóvedadeverdurasobrelospilares
delostroncosylailuminaciĂłndelaslámparas,dabaunaimpresiĂłndeirrealidad,comoladeun teatro vacĂo o la de un jardĂn pĂşblico amedia noche.Buscaba uno, instintivamente, lasestatuasylosbancos.NosemovĂaentrelaspalmerasniunaráfagadebrisa,ysubrayabaelsilencioelcontinuofulgordelasrompientesdesdelacostadelmar,comopudierahacerloeldeltráficodelacalleinmediata.Sindejar dehablarle, dándole ánimo, el capitánhizo apresurar el paso a supaciente, lo
llevĂłal finhasta la laguna y, ayudándole abajarpor laplaya, le lavĂł, conel agua tibia, lacabezay lacara.ElparoxismocediĂłpocoapoco; lossollozosyanoeran tanconvulsivosycesaronalcabo;yporunaconexiĂłnrara,peroexplicable,laverbosidadsedantedelcapitánse fue tambiĂ©n extinguiendo al mismo tiempo y por sucesivos grados, y la pareja quedĂłsumidaensilencio.LasminĂşsculasondulacionesdelalagunarompĂanasuspiesconunruidoleve comoun susurro; estrellas de todas lasmagnitudesmirabandesde lo alto sus propiasimágenesenelvastoespejo;y,conmásencendidocolor,laluzdefondeodelFarallone,ardĂaa media altura. Por largo rato continuaron contemplando la escena y escuchandoanhelosamente el hervor y el cha-poteo de aquel oleaje en miniatura, y el más lejano yretumbantedelacostaexterior.NotenĂanánimosparaunaconversaciĂłnsostenida,ycuandoalfinlaspalabrasacudieronasuslabios,rompieronahablarlosdosauntiempo.––DĂgame,Herrick...––empezĂładecirelcapitán.Pero Herrick, volviĂ©ndose hacia Ă©l bruscamente, le hizo callar con una ardorosa
exclamación:––¡Levemosanclas,capitán,yalamar!––¿Para ir a dónde, hijo? ––dijo Davis––. Levar ancla, se dice fácilmente. ¿Pero a dónde
vamos?––Alamar––respondió––.¡Elmaressobradogrande!Alamar...lejosdeestaislamaldita
¡Ay!¡Ydeaquelhombresiniestro!––¡Ah,esoya loveremos!––dijoDavis––.Rehágaseustedyesoya loveremos.Estáusted
queyanopuedemás,yahĂestáelmal;esustedtodonervios,ytienequerehacerseyvolverensĂ,yentonceshabla-remos.––¡Alamar!––insistiĂłHerrick––¡alamarestanoche...ahora...enesteinstante!––Nopuedeser,hijo––replicĂłelcapitánconfirmeza––.UnbarcomĂonosehacealamar
sinprovisio-nes,yesoténgaloustedporresuelto.––Yocreoqueustednocomprende––dijoHerrick––.Todosehaacabado;yoselodigo.Nada
tenemosquehaceraquĂ,puestoqueĂ©llosabetodo.AquelhombrequeestáallĂconelgato,losabetodo:Âżesqueustednoloestáviendo?––¿TodoquĂ©?––preguntĂłelcapitán,visiblementedesconcertado––. ¡QuĂ©!Nosharecibido
comounper-fectocaballeroynoshatratadoesplĂ©ndidamente,hastaqueustedempezĂłconsustonterĂas...YdebodecirquehevistoaquiĂ©nes,pormenos,leshansoltadountiro,ytodostancontentos.ÂżQuĂ©máspodĂaustedesperar?Herrickseagitabadeunladoparaotrosobrelaarena,sacudiendolacabeza.––Burlándose de nosotros erijo––. Estaba burlándose, nada más que burlándose; no le
servimosmásqueparaeso.––Unacosa rarahahabido, es verdad ––insistióel capitán, conciertapreocupaciónenel
tono––:aquellodel jerez.Quemematensi lopudecalar.DĂgame,Herrick,Âżustednomehadelatado?––¡Ah, delatarle! ––repitiĂł Herrick, con desmayada y quejumbrosa voz––. ÂżQuĂ© es lo que
habĂa de dela-tar? Somos transparentes; llevamos encima la marca: "bribĂłn": bribonesdescubiertos... ¡bribones descu-biertos! ¡Que, si antes de subir a bordo, vio el nombreemborronado,yconesolovitodo!EstabasegurodequelequerrĂamosmatarallĂ,enaquelmomento,yestuvoburlándosedeustedydeHuishparadarleslaocasiĂłn.¡YĂ©l llamaaesotenermiedo!DespuĂ©smetrajoamĂatierray¡quĂ©tardemehizopasar!Losdoslobos lesllamaaustedyaHuish...ÂżQuĂ©estáhaciendoelgozquecilloconlosdos
lobos?––mepreguntó––.Meenseñósusperlas;dijoquepodĂandispersarseantesdemañana.,quetodocolgabadeunpelo...ysesonreĂaaldecirlo,¡ydequĂ©modo!EsinĂştil:yoselodigo.
Losabetodo,veatravĂ©sdenoso-tros:sĂłlopodemoshacerlereĂrconnuestrosplanes.¡NosmirayserĂecomoDios!Hubounsilencio;DavistenĂalascejascontraĂdasylamiradafijaenlastinieblas.––¿Ylasperlas?––––dijodepronto––.ÂżSelasenseñó?ÂżLastiene?––No,nomelasenseñó.Nomeacordaba;sĂłlolacajadecaudales.¡Nunca.serándeusted!––Esoyaloveremos.––¿CreeustedqueĂ©lhubieraestadotanasusanchasenlamesa,denoestarpreparado?
Los dos criados estaban armados. El lo estaba tambiĂ©n; lo está siempre; me lo ha dicho.Nuncapodráustedburlarsuvigi-lancia.¡Davis,yolosĂ©!Todoestáterminado,selodigoyselorepito,yselopruebo.Tododescubierto...notieneremedio...nohaynadaquehacer;todosehaido:vida,honra,amor.¡DiosmĂo,DiosmĂo!ÂżParaquĂ©habrĂ©nacidoyo?SiguiĂłaestedesahogootrapausa.ElcapitánsellevĂłlasmanosalafrente.––Otracosa––exclamó––.ÂżPorquĂ©lehadichoaustedtodoeso?Amimepareceunalocura.HerricksacudiĂłlacabezaconominosainsistencia:––Nolocomprenderáustedsiyoselodijese.––Creoquepuedoentendercualquierpijoteracosaqueustedmedigadijoelcapitán.––Puesbien;esunfatalista.––¿YquĂ©esesodefatalista?––¡Ah!,esunoquecreeunaporciĂłndecosas;creequesusbalasnomarran;creequetodo
pasacomoDioslodispone,hagaunoloquequieraparaevitarlo,yotrascosasasĂ...––Pues,meparecequeyocreoentodoesotambiĂ©n––––dijoDavis.––¿Deveras?––DeverasquesĂ.HerrickseencogiĂłdehombros:––Puesdebedeserusteduntontoajo,yoyĂłlacabezaen
lasrodillas.ElcapitánsequedĂłmordiĂ©ndoselasuñas.––Hay una cosa cierta ––––dijo al fin––. Tengo que sacar a Huish de allĂ. No vale para
tenĂ©rselastiesasconunhombrecomoelqueustedpinta.YsevolviĂłparamarcharse.EnloqueacababadedecirnadahabĂadeextraordinario;pero
noasĂeneltono,yelotroloadvirtiĂłenseguida.––¡Davis!––gritó––.¡No!¡Nolohagausted!¡Sálvele,ynolohaga!¡Sálveseustedynose
metaconĂ©l...¡PorDios!¡porsushijos!LavozsehabĂaelevadohastaunapasionadogrito;unpocomás,yhubierapodidooĂrloel
queibaaserlavĂctimayquenoestabalejos.PeroDavissevolviĂłfrenĂ©ticoconunjuramentosalvajeyagresivoademán,yeldesventuradojovenrodĂłsobrelaarena,quedandodebruces,mudoyanonadado.Elcapitán,entanto,echĂłaandardeprisahacialacasadeAttwater.AĂşnmásdeprisaiban
suspensa-mientosylamarchanointerrumpĂasusansiosasreflexiones.AquelhombrehabĂacomprendido;sehabĂamofadodeellosdesdeelprincipio;¡élleibaaenseñaraburlarsedeJohnDavis!HerricklecreĂaunDios;queledieranaĂ©lunsegundoparaapuntarbienyeldiosestarĂa por tierra.Hizo con la lengua un castañeteo de satisfacciĂłn al palpar la culata delrevĂłlver.HabĂaquehacerloahora,alentrar.ÂżPordetrás?EradifĂcilcolocarseenposiciĂłn.ÂżAtravĂ©sdelamesa?No,preferĂaestardepie,puesasĂseestámássegurodepoderecharmanoal arma.Lomejor serĂa llamaraHuish, y cuandoAttwater se levantara y se volviera... eseserĂaelmomento.AbsortoenestavisiĂłnanticipadadelosacontecimientos,elcapitánacelerĂłelpasoysediri-giĂł,conlacabezabaja,hacialacasa.––¡Arribalasmanos!¡Alto!––gritĂłlavozdeAttwater.Y el capitán, antes de que pudiera darse cuenta de lo que hacĂa, habĂa obedecido. La
sorpresafuĂ©comple-taysinremedio.Llevado,comoenlacrestadeunaola,porunimpulsohomicida, habĂa venido a parar a una emboscada, y allĂ estaba en pie, con las manosimpotentes,levantadasenalto,ylosojosfijosenlagalerĂa.El banquete habĂa terminado. Attwater, reclinado en un poste, apuntaba a Davis con un
Winchester. Uno de los criados estaba junto a Ă©l, con otro rifle, un poco echado haciaadelante, con los ojos abiertos en re-dondo, en anhelosa espera. En el espacio abierto, dedondearrancaba laescalera, estabaHuish sentado, sostenidoporel otro indĂgena; toda sucarasedeshacĂaenimbĂ©cilessonrisas;todasualmaparecĂasumidaenlacontemplaciĂłndeunpuroapagado,amediofumar.––Muybien––dijoAttwater––,¡meestáustedpareciendounpiratadepega!ElcapitándejĂłoĂrunruidogutural,difĂcildedescribir;larabialeestrangulaba.––Voy a devolverle a usted suMr.Whish... o la sopa en vino que quedade Ă©l ––continuĂł
Attwater––.Charlamuchocuandobebe,capitánDavis,delSeaRanger.PeroyaheterminadoconĂ©lyledevuelvolaalhajacongracias.¡Eh!––gritĂłdepronto––.Otromovimientocomoese,ysufamiliatendrĂaquelamentarlapĂ©rdidadeunpadreinapreciable.Esteseabsolutamente
quieto,Davis.Attwater dijo una palabra al indĂgena, sin desviar un instante los ojos del capitán, y el
criado empujĂł con brĂo a Huish desde el borde de la escalera. Con una extraordinaria ysimultáneadispersiĂłndesusmiem-bros,aquelcaballeroselanzĂłalespacio,pegĂłentierra,rebotĂł,y fueadetenerseabrazadoaunapalmera.SuespĂritupermanecĂadel todoajenoaesosacontecimientos;laexpresiĂłndeangustiaquecontrajosufisonomĂaenelmomentodelsalto,nofuemásqueinstintiva,ysufriĂłesoszarandeosensilencio,seagarrĂłalárbolcomounniñoy,ajuzgarporsusagachamientosrĂtmicos,estirandounbrazo,sepudierapensarquesecreĂaocupadoenalgĂşnjuegoinfantil.Unamentemásagudaycomprensiva,ounojomásobservador, hubiera advertido enfrente de Ă©l en la arena, y fuera de su alcance, la colillaapagadadelcigarro.––¡AhĂ tiene usted su carroña de Whitechapel! ––dijo Attwater––. Y ahora se preguntará
ustedporquénoledespachodesdeluego,comosemerece.Voyadecirleporqué,Davis.Esporqueno tengonadaqueverconelSeaRangerycon lagentequeustedahogó,oconelFaralloneyelchampañarobadoporusted.EsassoncuentassuyasconDios.ÉllasllevayÉllasajustarácuandosuenelahora.Enmipropiocasonotengonadaenquéfundarmemásqueen sospechas, y yo no mato por sospechas, ni siquiera a gentuza como usted. Pero¡entiéndame! Si vuelvo a ver otra vez a cualquiera de vosotros, ya es otra cuestión, y lemeteréunabalaenelcuerpo.Yahoralárgueseusted,¡Marchen!Ysitieneaprecioaesoquellamanvida,llevelasmanoslevantadasalaire.Elcapitánpermaneciócomoestaba,alzadaslasmanos,abiertalaboca,hipnotizadoporla
ira.––¡Marchen!––dijoAttwater––.¡Una...dos...tres!...YDavisvolviólaespaldayechóaandarlentamente.Peroyaalalejarseibaimaginandoun
contragolpe ofensivo. En un parpadeo habĂa saltado detrás de un árbol: y estaba allĂagachado, revĂłlver en mano, con rápidos atisbos por uno y otro lado de su escondite, yenseñandolosdientes:unaserpienteerguidaparaherir.Yyaerademasiadotarde.Attwaterysus criados habĂan desaparecido y las lámparas alumbraban la mesa desierta y la arenalustrosaal ladode lacasa, yarrojabanen laoscuridadyen todasdirecciones lasnegrasylargassombrasdelaspalmeras.DavisrechinĂłlosdientes.ÂżDĂłndesehabĂanidoloscobardes?ÂżEnquĂ©agujeroinaccesible
sehabĂanco-bijado?ÂżSerĂaenvano todo loque intentasecontraellos?Estabasolo,conunrevĂłlver comprado de oca-siĂłn, contra tres personas armadas de Winchester y que noasomabanniunaorejaporloshuecosdeaquellacasailuminadaysilenciosa.Quizáyaalgunodeellos sehabĂa escurridopor la trasera y le estarĂa enfilandoun rifle desde las ventanasbajas del sĂłtano, receptáculo de botellas vacĂas y cacharros rotos. No, no habĂa nada quehacer,másquellevarse––siaĂşneraposible––susdispersasydesmoralizadasfuerzas.––Huish––dijo––,¡vámonos!––Perdido...ci...garro––contestĂłaquĂ©lalargandodenuevounamanotrĂ©mula.ElcapitánsoltĂłunjuramentodetonante.––¡AquĂahoramismo!––gritĂł.––Estoybien.DormirĂ©aquĂ conAtt...Attwa. IrĂ©... bordoora... liana ––contestĂłelhombre
jovial.––SinovienesaquĂahoramismo,porDiosvivoquetesueltountiro––dijoelcapitán.NoesdepresumirqueenlamentedeHuishllegaseapenetrarelsentidodeesaspalabras,
sinomásbien,queenunnuevointentodecogerelcigarro,perdiĂłelequilibrioyseprecipitĂłhaciaadelantehaciendoeses,llegandoasĂalalcancedeDavis.––Ahoraaandarderechodijoelcapitánagarrándolo––ohagounabarbaridad.––Perdidoci...garro––replicĂłHuish.LacĂłlerarefrenadadelcapitánseenardeciĂłporunmomento.Hizodar lavueltaaHuish
zarandeándolo,losujetóporelcuellodelachaqueta,lollevópordelantecorriendohastaelarranquedelmuelle,yloarro-jó,brutalmente,debrucescontraelsuelo.––¡Busca ahà tu cigarro, puerco! ––exclamó, y se puso a soplar en su silbato de llamada,
hastaqueelgui-santequetenĂadentrocesĂłdetrepidar.Signosdeactividad respondieron inmediatamentedesdeelFarallone; voces lejanas, y en
seguida ruido de remos llegaron como flotando por la superficie de la laguna, y almismotiempo,deporallĂcerca,Herrick,vueltoensĂ,seacercĂłconlánguidopaso.SeinclinĂłsobrela insignificante figura de Huish que, insensible al parecer, estaba tendido al pie delmascarĂłn.––¿Muerto?preguntĂł.––No,noestámuerto––dijoDavis.––¿YAttwater?––¡Ahoravaustedacerrarelpico!––replicĂłDavis—.Ysinopuede,¡yoseloharĂ©cerrarpor
Cristo!Noaguantoyamássusmonsergasysusgimoteos.
Esperaron, pues, en silencio, hasta que el bote dio un bandazo contra los pilotes máslejanosdelmuelle;entonceslevantaronaHuishporlacabezaylospiesylollevaronalolargode la pasarela y, sumariamente, lo arrojaron en el fondo de la embarcaciĂłn. Camino delFarallone,seleoyeronciertosmurmullosrelacio-nadosconlapĂ©rdidadelpuro;ydespuĂ©sdeizarloporelcostado, loecharonadormirenelpasillo,ysupostreraexpresiĂłnaudiblefuĂ©:"¡Hombre... nifico. Attwa...!"Esto, hábilmente traducido, querĂa decir: "¡HombremagnĂfico,Attwater!"ContaninmaculadainocenciahabĂasalidoaquelgranespĂritudelasaven-turasdelanoche.ElcapitánsepusoapasearenelcombĂ©s,conrápidaseiracundasvueltas;HerrickseapoyĂł
conloscodosenlabarandilla;todalatripulaciĂłnsehabĂaretiradoadormir,elbarcotenĂaunlentobalanceodecuna;decuandoencuandounapoleachirriabacomounpájaro.Entierra,porentrelostroncosdepalmeras,seveĂalacasadeAttwaterqueseguĂaresplandeciendoconsusmĂşltiples lámparas.YnadamáshabĂavisibleenel cieloni abajoen la laguna, sino lasestrellas y sus reflejos. Lo mismo pudo ser minutos que horas el tiempo que HerrickpermaneciĂłallĂreclinado,mirandoelaguaconsteladayaspirandoconsoladorapaz."Unbañodeestrella",estabapensando,cuandounamanoseposĂł,alfin,ensuhombro.––Herrick––dijoelcapitán––.Heestadocansándomeparacalmarmeunpoco.Un brusco estremecimiento sacudiĂł los nervios del joven, pero ni contestĂł, ni siquiera
volviólacabeza.––Meparecequeheestadoalgobruscoconustedentierraprosiguióelcapitánlaverdades
queestabacomoloco;peroesoyahapasadoyustedyyotenemosqueponermanosalaobraypensar.––Yonoquieropensar!-dijoHerrick.––¡Vamos, hombre! ––––dijo Davis bondadosamente––. Por ahĂ, ya sabe usted, no se va a
ninguna parte. Tiene que rehacerse y ayudarme a poner las cosas derechas. ÂżVa usted avolversecontraunamigo?Ustednoescapazdeeso,Herrick.––SĂ,losoy.––¡Vamos, vamos! dijo el capitán, y se detuvo perplejo––. Ă“igame: bĂ©base un vaso de
champaña.Yonolocataré,yesoleprobaráquelacosavadeveras.Peroesprecisamenteeltente––en––piequeustednecesi-ta;ledejarácomonuevo.––¡Oh!¡Déjemeustedenpaz!––ysevolvióparairse.Elcapitánleagarróporlamanga,peroélsedesasiódeuntirónysevolviócontraelotro
comoundemo-nĂaco.––¡Váyaseustedalinfiernocomomásleguste!––gritĂł.YvolviĂłlaespalda,sinqueestavezelcapitánledetuviera;semarchĂłhacialaproa,donde
el bote se ba-lanceaba al costado, chocando a veces contra el pailebot. Una esquina de lacasetaseinterponĂaentreĂ©lyelcapitán.Todoibabien:humanosojosnoleverĂanenaquelactoforal.SilenciosamentesedeslizĂłenelbote,ydesdeelbote,silenciosamentetambiĂ©n,enelaguaestrellada.Instintivamente,nadĂłunpoco:tiempohabĂaparadetenersemásadelante.LafrescuradelainmersiĂłndespejĂłinstantáneamentesuespĂritu.Losacontecimientosde
aquella jornada ignominiosa pasaron ante Ă©l cĂłmo pintados en un friso y dio gracias a"cualesquieradiosesquepudierahaber"poraquellapuerta,Ăşnica,queaunestabaabierta:elsuicidio.EnmenosdenadapasarĂaporella;laazarosalaborestarĂaacabada;elhijoprĂłdigo,vuelto al hogar.Un astromuybrillante centelleaban delante de Ă©l, trazando en el agua unlargocabrilleo.HaciaĂ©lsedirigiĂłtomándolocomoguĂa.AquelloibaaserloĂşltimoqueverĂaenestavida;
aquellachis-paradiantequeprontoagrandĂłensufantasĂahastaverlacomounaCiudaddeLaputa,porcuyasterrazaspaseabanhombresymujeresdesemblantessolemnesybenignos,que le miraban con una lejana conmise-raciĂłn. Aquellos espectadores imaginarios leconsolaban;serepitiĂłloqueentresĂdecĂan:hablabandeĂ©lydesufataldestino.DeesosvuelosdelafantasĂa,lehizovolverlacrecientefrialdaddelagua.ÂżAquĂ©esperar
más? AllĂ mismo, donde estaba, Âżpor quĂ© no hacer que bajase el telĂłn, buscar el inefablerefugio,tenderse,contodaslasrazasygeneracioneshumanas,enlamansiĂłndelsueño?Noseguirnadando:nadamássencillo,sipodĂahacerlo.ÂżPodĂa?SĂşbitamentecomprendiĂłqueno.Sediocuenta,enuninstante,deunaoposiciĂłn,unánimeeinvencible,detodossusmiembros,queseagarrabanalavidaconsimpleyfirmetenacidad,dedopordedo,tendĂłnportendĂłn;algoqueera,alavez,Ă©lynoeraĂ©l...queestaba,alavez,dentroyporfuera;algunadiminutaválvulaquesecerrabaenelcerebroyqueunsolopensamientovaronilhubierabastadoparaabrir...yuna fuerzaexterna,elpuñodeunhadoextraño, irresistiblecomo lagravedad.Nohaynadiequenollegueapercatarse,enocasiones,dequepasaatravĂ©sdetodalaestructuradesucuerpoalhálitodeunespĂrituquenoesplenamenteelsuyo;quesumenteserebela:queotroleataylellevapordondenoquiereir.HerricklopercibiĂłentoncesconlaautoridaddeunarevelaciĂłn.NohabĂaescapeposible.
Lapuertaabiertasecerrabaantelafazdelpusilánime.TenĂaquevolveralmundoy,entreloshombres,sinesailu-siĂłn.TenĂaqueirdandotumboshastaelfinal,conelpesodesusculpasydesudeshonor,hastaqueunairefrĂo,ungolpe,unapiadosabalaperdida,oelverdugo,aunmás piadoso, le librasen de su infamia. HabĂa hombres que podĂan suicidarse; a otros lesestabavedado:Ă©leradelosĂşltimos.Eldescubrimiento levantĂłensumente,en losprimerosmomentos, tumultuosodesorden;
despuĂ©s vino la triste certidumbre y, con increĂble simplicidad, la sumisiĂłn ante el hechoevidente; y volviĂ©ndose endirec-ciĂłn contraria, nadĂłhacia la costa.HabĂa en elloun valorqueĂ©lnopodĂaapreciar,pueslaindignidaddesucobardĂaocupabatodossuspensamientos.Una fortĂsima corriente le detenĂa como un viento de cara; luchĂł con ella con trabajo,fatigosamente, sin ánimos, pero conpositiva ventaja; y notaba susprogresos, indife-rentes,por laposiciĂłnde losárboles,Tuvounmomentodeesperanza.HabĂaoĂdo,haciael sur,enmediodelalaguna,laszambullidasdealgĂşnenormepez,untiburĂłnsinduda,ydejĂłdenadarun rato, manteniĂ©n-dose a flote. ÂżNo será ese el verdugo?", pensĂł. Pero el ruido de laszambullidas se fue extinguiendo, el silencio era completo; yHerrick volviĂł a avanzar haciatierra,furiosocontrasĂmismo.Si,hubieraesperadoeltiburĂłn,pero....Aesode las tresde lamañana, lacasualidad, ladirecciĂłnde lacorrientey laderivaciĂłn
debidaalmayorvigordesubrazoderecho,hicieronquellegaseatomartierrafrentealacasadeAttwater.AllĂsesentĂłysepusoacontemplarunmundodelquehabĂadesaparecidotodaluzdeesperanza.LamĂseraescafandradevanidadestabaenjirones!Conelcuentodehadasdelsuicidio,delrefugio,siempreabiertoparaĂ©l,sehabĂasostenidoyalentadoenlascrisisdelavida;yheaquĂqueesotambiĂ©nnoeramásqueuncuentodehadas,tambiĂ©nerafolklore.Se veĂa inexorablemente condenado a afrontar por toda su vida las consecuencias de susactos;tendidoenunacruzysujetoenellaconlosclavosdesupropiacobardĂa.NofluĂanlaslágrimas, no se engañaba con fábulas. Tan asqueado estaba de sĂmismo, que ya no urdĂamitos apologĂ©ticos.Era comounhombre arrojadodesdeuna altura y con todos los huesosrotos.AllĂsehabĂaquedado,admitĂaloocurridoynointentabalevantarse.ElalbaempezĂłaclarearsobreelladoopuestodelatolĂłnelcieloseiluminaba,lasnubesse
teñĂandega-yoscolores,lassombrasdelanocheselevantaban.Ydepronto,Herrick,sediocuentadeque la lagunay los árbolesostentabanya la vestiduradiurna; y vio, abordodelFarallone,queDavisapagabaelfarolysalĂahumodelacocina.Davis, sin duda, habĂa visto y reconocido la figura sentada en la playa; o acaso vacilĂł al
reconocerla,puescuandohubomiradolargorato,conlamanoextendidasobrelosojos,entrĂłen la caseta y saliĂł con un anteojo. Era un instrumentomuy poderoso, yHerrick lo habĂausadoamenudo.Porunmovimientoinstin-tivodevergĂĽenza,setapĂł,lacaraconlasmanos.––¿YquĂ©letraeporaquĂ,Mr.Herrick––HayoMr.HayHerrick?dijolavozdeAttwater––.
Desdeelsitiodondeestoylavistadesuespaldamedeleita,yyo,ensulugar,continuarĂasinmoverme.Podemosentendernosmuybientalcomoestamos,ysiustedfueraadarlavuelta,Âżmeentiende?,creoquehabrĂaunadesgracia.Herrick, lentamente, se puso en pie; el corazĂłn le latĂa con fuerza y una agitaciĂłn
angustiosasacudĂa todosuser;peroeradueñodesĂmismo.Lentamente,dio lavueltayseencarĂłconAttwateryconelcañóndeunriflequeleapuntaba."ÂżPorquĂ©nopudehacerestoanoche?",sepreguntĂł.––Ybien,ÂżporquĂ©notirausted?––dijo,envozaltaytemblorosa.Attwater,contodacalma,
sepusoelriflebajoelbrazoysemetiĂłlasmanosenlosbolsillos.––¿QuĂ©letraeaustedporaquĂ?––repitiĂł.––Nolosé––––dijoHerrick,y,despuĂ©scomoenungrito:––¿PuedeustedhaceralgopormĂ?––¿Estáustedarmado?––––dijoAttwater––LopreguntosĂłlocomocuestiĂłndefĂłrmula.––¿Armado?...¡Ah,sĂ!loestoy;escierto.YarrojĂłsobrelaplayaunrevĂłlverchorreandoagua.––¿Estáustedmojado?––SĂ,loestoy.ÂżPuedeustedhaceralgopormĂ?AttwaterleĂaatentamentesucara.––Esodependemuchodeloqueustedsea––dijo.––¿Loqueyosoy?¡Uncobarde!––contestĂłHerrick.––Conesosepuedehacermuypoco––––dijoAttwater––.Peromehaceelefectodequela
descripciĂłnnoesdeltodocompleta.––¡YesoquĂ©importa!––––exclamĂłHerrick––.AquĂestoy.SoyuntrastajorotoeinĂştil;toda
mividasehavenidoalsuelo;nomequedanadaenquecrea,comonoseaelvivohorrordemĂmismo. ÂżPor quĂ©he venidohacia usted?No lo sĂ©; usted es frĂo, cruel, abominable; y yo leodio,ocreoqueleodio.Peroesustedunhombrehonrado,uncaballerohonrado.Mepongo,indefenso,ensusmanos.ÂżQuĂ©debohacer?Sinopuedohacernada,seaustedcompasivoytraspásemedeunbalazo...¡nosoymásqueungozquecilloconlapatarota!––Siyoestuvieraensulugar,recogerĂaeserevĂłlver,meirĂaalacasaymemudarĂaderopa
––––dijoAttwater.
––¿Lodiceusteddeveras?––––dijoHerrick––.Ustedsabequeellos...quenosotros...ellos...Pero¡ustedlosabetodo!––Sélosuficiente––dijoAttwater––.Vengaacasa.Yelcapitán,desdelacubiertadelFarallone,vióalosdospenetrarjuntosenlasombradel
bosque.
XIDAVIDYGOLIATH
HuishsehabĂaacurrucado,hechounovillo,parapreservarsedelaluzdeldĂa,conlacaravueltahacialacasetaylasrodillasencogidas.Susfrágileshuesos,bajoelligerotrajetropical,noparecĂandemayor tama-ñoyconsistenciaque losdeunagallina;yDavis,sentadoen labarandilla,conelbrazoenlazadoaunestay, lemirabapensativoytaciturnopreguntándosequĂ©salvadoresconsejospudieranencerrarseenaquellades-madradafigura.PuesdesdequeHerricklearrojĂłdesuladoysepasĂłelenemigo,sĂłlolequedabaHuish,entodoelgĂ©nerohumano,comoayudayoráculo.
MirabasusituaciĂłnconelcorazĂłnencogido.Elpaileboteraunbarcorobado;losvĂveres,fuera por des-cuido al abastecerse o por mala administraciĂłn durante el viaje, eraninsuficientes para llevarlos a ningĂşn puerto, como no fuera de vuelta a Papeete; y allĂ elcastigojusticieroleaguardababajolaformadeungen-darme,unjuezconungorrodeformaestrafalaria, yelhorrorde la lejanaNoumea.Poraquel ladonohabĂaatisbodeesperanza.AquĂ en la isla, el dragĂłn estaba en acecho; Attwater con sus hombres y susWinches-termontabalaguardiayvigilabalacasa:queseacercaseelqueseatreviera.ÂżQuĂ©podĂanhacermásquesentarseallĂ,inactivosopasearseporcubierta...hastaqueelTrinityHallarribaseylospusieranenel cepo, ohastaque seagotasen lasprovisiones y vinieran las torturasdelhambre?ParaelTrinityHall,Davisesta-baapercibido:seatrincherarĂaenlacasetaymorirĂadefendiĂ©ndola, como fiera acorralada. Pero Âży lo otro? El viaje del Farallone, que Ă©l habĂaemprendido, dos semanas antes, con tan locas esperanzas, ÂżacabarĂa en este final depesadilla:elbarcopudriĂ©ndosefondeado,latripulaciĂłnsinpodertenerseenpieymuriendounoaunoenlosimbornales?ParecĂacomosicualquierextremadoazarfuerapreferibleatanhorrendacerteza;comosifueramejorlevarancla,apesardetodo,zarparalaventurayquizápereceramanosdeloscanĂbalesenalgunaislaignoradadelasPomotĂş.Susojosrecorrieronrápidamentemar y cielo buscando algĂşn sĂntomade viento; pero las fuentes de los alĂseosestabanexhaustas.Pordondeayer,ydurantemu-chassemanashabĂavoladoeltumultuosorĂoazulacarreandonubes,reinabaelsilencio,ytodalainmensi-daddelaatmĂłsferaestabaenelfiel. En la interminable cinta de la isla, que por ambos lados prolongaba su procesiĂłn dedoradas,verdesyargentadaspalmeras,nilamássutilfrondasemovĂa;losárbolesseunĂanasus imágenes invertidas en la laguna como cosas labradas en metal, y ya su larga filaempezabaareverberarelcalor.AqueldĂanoeraposibleescapar,nitampocoelsiguiente.¡YentantolosvĂveresseibanconsu-miendo!
YentoncesllegĂłhastaDavis,desdelasraĂcesmásprofundasdesuser,oalmenos,desdelos más lejanos recuerdos de la niñez y la inocencia, un solo de supersticiĂłn. Aquellapersistencia de la mala suerte no era cosa natural; las fluctuaciones del azar eran másvariadas, parecĂa como si el diablo repartiese las cartas. ÂżEl diablo? VolviĂł a oĂr la notaargentinadelacampañilladeAttwaterresonandofuera,enlanoche,hastamoriralolejos.
DesechĂłbruscamentelaidea.Attwater:ahĂestátodo.AttwatertenĂamantenimientosyuntesoro de per-las; era la fuga posible en el presente, la riqueza en lo futuro. TenĂan quevenirsealasmanosconAttwater;aquelhombretenĂaquemorir.SintiĂłqueleardĂalacaraalimaginarlatristeeimponentefiguraquehabĂahechoaquellanoche,losinsultantesdiscursosque habĂa tenido que sufrir en silencio. La cĂłlera, la ver-gĂĽenza, el amor a la vida, todoapuntabahaciaelmismopunto,yĂşnicamentelainventivasequedabaatrás:ÂżcĂłmoacercarsea Ă©l?, ÂżtenĂa fuerza bastante?, ÂżencontrarĂa ayuda en aquel mal nacido atadijo de huesospegadoalacaseta?
Sus ojos se fijaban en Ă©l con extraña avidez, como si quisiera penetrar en su alma, y enaquelmomentoeldurmienteempezĂłaremoverse,seagitĂłinquieto,diodeprontolavueltayechĂłunamiradaofuscada yparpadeante.Davis no apartĂłde Ă©l sus ojos sombrĂos yHuishmirĂłaotraparteysesentĂł.
––Vaya una resaca que tengo dijo––. Creo que estaba un poco a medios pelos la nochepasada.¿Dóndeandaesenenellorón,Herrick?
––Ido––dijoelcapitán.––¿Atierra?––exclamĂłHuish––.¡Lástima!QuisierahaberidoatambiĂ©n.––¿Quisierausted?––DeverasquesĂ––replicĂłHuish––.MegustaAttwater.Essimpáticodeveras.Noshicimos
comouñaycarnecuandonosquedamossolos.¿Yquémecuentadeljerez?¡Esgloriapura!
¡QuiĂ©npudieraahoraecharuntrago!YlanzĂłunsuspiro.––Puesyanovolveráacatarlo...esoloprimeroerijoDavisgravemente.––¿QuĂ©eseso?ÂżQuĂ©tripaseleharoto,Davis?ÂżElestĂłmago?¡PuesmĂremeamĂ!Nadade
malhumor.EstoyjuguetĂłncomounjilguero.––SĂ,estáustedjuguetĂłn,yaloveo;yloestabaustedanoche,porlovisto,yseluciĂł.––¡QuĂ©!ÂżQuĂ©eseso?ÂżCĂłmomelucĂ?––VoyadecĂrselo––––dijoelcapitán,levantándosedespaciodelabarandilla.Y asĂ lo hizo, sin olvidar nada, con todos los epĂtetos insultantes y todos los detalles
absurdos,repetidosyrecalcados.TenĂasupropiavanidadyladeHuishenlasparrillasylaspuso al fuego, y durante el relato infligiĂł y sufriĂł torturas de humillaciĂłn. Fue una obramaestra,hechaporunhombrerudo,enelgĂ©nerosardĂłnico.
––¿Yquéopinausted?dijocuandohuboacabado,mirandoaHuish,encendidoyserio,peroirónico.
––¡Puesqueustedyyohicimosunafiguradeprimera!––Asà fue; una puerca figura ¡por Cristo! ¡Y por Cristo que he de ver a ese hombre de
rodillas!––¡Ah!-dijoHuish––.ÂżCĂłmoecharlemano?––¡AhĂestá!––exclamĂłDavis––.¡CĂłmoecharlemano!Soncuatrocontrados,aunqueallĂno
hay más que un hombre que cuente, y es Attwater. Con meterle una bala a Attwater, yaestaráncorriendolosotros,cacareandocomogallinas...yelamigoHerrickvendrĂa,sombreroen mano, a pedirnos su parte en las per-las. SĂ, señor, la cosa es coger a Attwater. Y nisiquieranosatrevemosairatierra;noscazarĂaenelbotecomoaperros.
––¿Leesaustedlomismocogerlevivoomuerto?preguntóHuish.––Muertoquisieraverlo.––Muy bien ––––dijo Huish––; pues entonces me parece que voy a tomar una miaja de
desayuno.Ysemetióenlacámara.Elcapitán,ceñudoyobstinado,sefuetrasél.––¿Quéesello?preguntó––.¿Quéideaeslaqueustedtiene?––¡Oh!,déjemeenpaz,siquiere––––dijoHuish,descorchandounabotelladechampaña––.
Yaoirámiideaasuhora.EspĂ©resehastaquemeviertaunpocodevinoenelestĂłmago.SebebiĂł un vaso y se acercĂł la botella al oĂdo.Oiga... escuche el vino: es como si estuvieranfriendojamĂłn.BĂ©baseunvasoyseasocia-ble.
––¡No!––contestĂłenĂ©rgicoelcapitán-.¡Noquiero!¡Sonasuntosserios!––Ustedpagayustedescoge,amiguito––dijoHuish––.MepareceamĂunavergĂĽenzaque
seestropeeustedeldesayunoporunacosaqueyanoesmásquehistoriaantigua.Sebebió trespartesdeunabotella y sepusoamordisquear, condesesperantecalma, la
puntadeunaga-lleta.Elcapitán,alotro ladode lamesa, tascabael frenocomouncaballoimpaciente.Después,Huishapoyóenellalosbrazosymiróalcapitánalacara.
––Cuandoaustedleparezcadijo.––Bien,puesahoramismo.ÂżYcuálessuidea?––¡Juegolimpio!––dijoHuish––.DĂgameustedlasuya.––Lomalo es que yo no tengo ninguna ––replicĂł Davis, y divagĂł por un rato en inĂştiles
comentarios so-bre lasdificultadesque tenĂanpordelante y enociosasexplicacionesde supropiofiasco.
––¿Haacabadoya?—dijoHuish.––Nodigomás.––Bueno,puesentonces,demelamano,porencimadelamesa,ydiga:"QueDiosmedeje
muertoaquĂmismosinoleayudoausted".SuvozapenasseoĂay,sinembargo,escalofriĂłaloyente...SucaraparecĂauncompendio
demalignidad,yelcapitánseechĂłhaciaatráscomosiesquivaseungolpe.––¿ParaquĂ©?––dijo.––Para tener buena suerte ––contestĂł Huish––. Se exigen garantĂas serias. Y siguiĂł
ofreciendosumano.––NoveoaquĂ©vienenesassandeces––dijoelotro.––Puesyo,sĂ.Demelamanoydigaeso,yentoncesoirámiidea.Nolohaga,ynolaoye.ElcapitáncumpliĂłlaformalidadexigida,conlarespiraciĂłnentrecortadaymirandoaHuish
conangus-tia.Cuálerasutemor,nolosabĂa,perotemĂa,servilmente,loquefueraasalirdeaquelloslabiospálidos.
––Puesahora,siustedmedispensamediosegundo––dijoHuish––,voyairabuscarelbebé.––¿Elbebé?,¿queeseso?––Frágil. Con cuidado. Este lado encima ––replicó el dependiente con un guiño, y
desapareciĂł.
VolviĂł,sonriente,llevandounpañuelodesedaenlamano.DavislevantĂłlascejasconunaexpresiĂłnes-tĂşpidaeinterrogante.ÂżQuĂ©habrĂaallĂ?NoseleocurrĂanadamásrecĂłnditoqueunrevĂłlver.
Huishvolvióasentarse.––Yahora––dijo––¿esustedbastantehombreparaencargarsedeHerrickydelosnegros?
PorqueyomeencargodeAttwater.––¡Cómo!––exclamóDavis––nopuedeusted.––¡Vaya,vaya!––dijoeldependiente––.Espéremeunpoco.¿Cuáles laprimeradificultad?
Laprimeradificultadesquenopodemosiratierra;yleadmitoaustedqueesduradepelar.PeroÂżquĂ©medicedeunabanderadeparlamento?ÂżCreeustedquetragarĂaeseanzuelo,oqueAttwaternoharĂamásqueacribillarnosenelboteabalazoscomoaunasalimañas?
––No––dijoDavis––,nocreoqueloharĂa.––TampocoyoprosiguiĂłHuish––.Nocreoquelohará,y¡ojaláquenolohaga!Cátate,pues,
yaentie-rra.LasegundadificultadesladeponersealhablaconlaDireccióngeneral.Yparaesovoyahacerqueescribaustedunacarta, en la cualusteddiceque tienevergüenzadepresentarsedelantedeél,yqueelportador,Mr.J.L.Huish,tienepoderespararepresentarle.Yarmadoconeseexpediente,sencilloalpare-cer,Mr.J.L.Huishprocederáalaobra.
Sedetuvocomosihubieraacabado,peroreteniendoaĂşnaDavisconlamirada.––¿CĂłmo?––dijoĂ©ste––.ÂżPorquĂ©?––PuesmireaquĂ:ustedesgrande,Ă©lsabeque llevaunrevĂłlverenelbolsilloy,consĂłlo
echarlelavistaencima,sevequenoesustedhombrequevacileenusarlo.PerodemĂnoha––de temer nada ––¡soy tan pequeñaco!––, estoy desarmado, y, para que no dude, llevarĂ© lasmanos por alto. ––Hizo una pausa––. Y si puedo arreglármelas para ir acercándome a Ă©lmientrashablamos,ustednotienequehacersinoandarlistoyayudarmecongana.Sinoloconsigo,nosvolvemosaquĂynadasehaperdido,Âżcomprende?
ElrostrodelcapitánestabacontraĂdoporelintensoesfuerzoquehacĂaparacomprender.––No,noveo––exclamó––;noveonadaclaro,ÂżquĂ©seproponeusted?––¡Me propongo acabar con la bestia! ––gritĂł Huish, en una exaltaciĂłn de venenoso
triunfo––.Voyatenderaquelanimalazoarroganteenlahierba.Elsehadivertidoamicostayyovoyadivertirmealasuya,¡yquédiversión!...
––¿QuĂ©esello?––––dijoelcapitánconvozapagada.––¿Deverasloquiereustedsaber?preguntĂłHuish..DavisselevantĂłydiounpaseoporlacaseta.––SĂ,quierosaberlodijo,alfin,haciendounesfuerzo.––Cuandounoestáenelsuelosedefiendecomopuede,Âżnoeseso?LodigoporqueyasĂ©
que hay una preocupaciĂłn contra esto; se lo considera ordinario, muy ordinario. DoblĂł elpañueloymostrĂłunpomopequeño––.EstoqueestáaquĂesvitriolo.Esoes––dijo.
Elcapitán,muypálido,selequedómirando.––¡Este es elmedicamento! ––prosiguió el otro alzandoel frasco––.Estoquemahasta los
huesos,¡yaloveráustedcuandoéllotengaencima,echandohumocomofuegodelinfierno!Quelecaigaunagotaenlosojos,¡ydeje––ustedaAttwaterdemicuenta!
––¡No,no!¡PorDios!––exclamóelcapitán.––Diga usted, amigo ––dijo Huiste––, ¿es que para mà va a ser una fiesta? Yo voy a
habĂ©rmelassoloymanoamanoconesehombre.Elesdecercadesietepiesdealturayyotengocincoyunapulgada.Eltieneunrifleenlamanoyestásobreaviso,ynohanacidoayer.¡Ledigoquevaaser lodeDavidyGoliath!Siyo lepropusieraque fueseustedaponerelcascabelalgato,meloexplicarĂa.Peronopidoeso.SĂłlolepidoqueestĂ©amiladoyselasentiendacon losnegros.Todovaa salir comopor lamano, ¡ya lo veráusted!Pero cuandoquierausteddarsecuenta,levaavercorrerdandovueltasyaullandocomo...
––¡Nohagaeso!––––dijoDavis––.¡Nohabledeeso!––¡Está usted bueno! ––exclamĂł Huiste––. ÂżQuĂ© querĂa usted? QuerĂa ustedmatarlo y lo
intentĂłanoche.Quierematarlosatodosellosytratadehacerlo,yyoledigocĂłmo;yporqueentraenellounpocodemedi-cinaenunabotella,armaestabatahola.
––Puedequeseaporeso––––dijoDavis––.Noparecequeseacosarazonable,peroahĂestá.––SerálaaplicaciĂłndelaciencia––––dijoHuish,irĂłnico.––NosĂ©loquees––exclamĂłDavisdandozancadasporelcuarto––.AhĂestá:hastaahĂtiro
larayaynopaso.Nopuedoponerundedoentalcanallada.¡Eshorrible,infernal!––Ysupongoqueustedseimaginacomocosamuybonitacogerunapistolayuncachode
plomoydes-parramarleaunhombrelossesos.CuestiĂłndegusto.––Noloniego––––dijoDavis––;esalgoquesientoaquĂ,dentrodemĂ.SerátonterĂa;puede
queseacon-denadatonterĂa.Nodiscuto;nohagomásquetirarlaraya.ÂżNohayalgĂşnotromedio?
––BĂşsquelo usted. No estoy casado con Ă©ste, aunque a usted le parezca que sĂ; no soy
ambicioso; no ten-go antojo por hacer el primer papel;me ofrezco a ello y nadamás; y siustednomepuedeenseñarcosamejor,¡léjuroquelohedehacer!
––¡Ylosriesgos!...––exclamĂłDavis.––Siquiereustedqueselodiga,paramĂesuncasodesieteaunoynohaytomadores.Pero
eso es cuentamĂa, amigo, y yo estoy dispuesto.MĂreme usted, Davis: ya ve que no semeencogeelcorazĂłn.Soyhombreparaellodearribaabajo.
ElcapitánnoapartabadeĂ©llosojos.HuishseguĂasentado,atusandosusiniestravanidad,vanagloriándo-sedesusuperioridadparaelmal.ElinfamevalorylaaudazfelonĂadeaquelser,fulgĂanyseproyectabanfueradeĂ©lcomolaluzdeunalinterna.Unapocamientoyunaespeciederespetoseapoderarondelcapitánapesarsuyo.HastaaquelmomentohabĂavistoeldependiente siempre remolĂłn,haragán, sin interĂ©spornadaygruñendoencuanto se lehablaba de hacer algo; y ahora, como el toque de una varilla mágica, le veĂa engallado yresuelto, radiante de faz.HabĂa despertado el demonio y ÂżquiĂ©n lo iba a refrenar?, se pre-guntaba;yseleencogĂaelcorazĂłn.
––Pormásqueustedmemire––HuisteseguĂadiciendo––nomeveráelmiedoenlosojos.NomeasustodeAttwater,nomeasustodeustedynomeasustanlaspalabras.Ustedquierematargente:esoestrasdeloqueanda;peroquierehacerloconguantesdecabritillayesonopuedeserasĂ.AsesinarnoescosacortĂ©syfina,nifácil,nisinriesgo,ysenecesitatodounhombreparahacerlo.AquĂestáelhombre:
––¡Huiste!... ––prorrumpiĂł el capitán con energĂa, y en seguida se detuvo y se quedĂłinmĂłvil,mirándoleconlascejasfruncidas.
––¡Vamos!, ¡afuera con ello! ––dijo Huiste––. ¿Tiene usted otra cosa que proponer? ¿Hayotracartaaqueapuntar?
Elcapitánnochistó.––Puesyaloveusted––––dijoHuishencogiéndosedehombros.Davisempezóotravezsuprecipitadopaseo.––Yapuedeustedandarhastaqueseledesgastenlospies;noencontrarámásqueeso.Hubo una corta pausa; el capitán, como lanzado en un columpio, volaba, en un vértigo,
entrelosmásopuestosplanesyconjeturas,tanprontoconcebidoscomorechazados.––Peroveausted––dijo,parándosedepronto––.¿Puedeustedhacerlo?,¿esqueesopuede
hacerse?No;debedesermuydifĂcil.––SiyologroponermeaveintepiesdeĂ©l,sehará;asĂesquepiĂ©nselo––dijoHuishcontono
deabsolutacerteza.––¿Cómo puede usted saberlo? ––exclamó súbitamente el capitán como con un grito
ahogado––.¡Malabestia!,¡yocreoquelohahechoyaantes!––¡Ah!esossonasuntosprivados––contestóHuish––ynosoyhombrehablador.Unestremecimientoderepulsiónsacudióalcapitán;ungrito lesubióhastalos labios;de
haberlolanzadoquizásehubieraabatidosobreelcuerpodeHuish,lohubieraechadoporaltogolpeándolocontraelsueloyhubierasacudidoconĂ©llasparedesdelacámaraenunfrenesĂdecrueldadqueparecĂacasimoral.PeropasĂłelmomento,y,abortadalacrisis,sequedĂłaĂşnmás debilitado. Lo que se jugaba ¡era de tal precio!... De un lado, las perlas... hambre yvergĂĽenzadelotro.¡Diezañosdeperlas!LafantasĂadeDavislastransfi-gurĂłenunanueva,deleitosa existencia para Ă©l y los suyos. La nueva vida habĂa de pasarse en Londres;contundentes razones se oponĂan a que fuera en Portland, Maine; y los cuadros que seimaginabatenĂanfondosbritánicos.Vioasushijospaseandoenlasfilasdeuncolegio,conlastogas escolares, y un pasante que marchaba custodiándolos y leyendo un librote. Estabainstaladoenuna "villa" cuyonombre,Rosemore, campeabaen lospilaresde la entradaEnunabutaca,en laavenidademenudaspedrezuelas,seveĂaasĂmismofumandouncigarro,conunacintaazulenelojal,victoriosodetodo:deĂ©lmismo,de lascircuns-tanciasyde lamalignidaddelosbanqueros.VioelsalĂłnconcortinasrojasycaracolessobrelachimeneay––conlasutilincongruenciadelossueños––antesdehaberentradoenĂ©l,sepreparĂłungrogen la mesa de caoba. En ello estaba, cuando el Farallone hizo uno de esos movimientosinexplicables y no esperados, los cuales, hasta en un buque anclado y en la más absolutacalma, le recuerdan a uno la movilidad de los flui-dos; y Davis estaba ya de vuelta en elinteriordelacaseta,cercadaporlacegadoraluzdeldĂaqueasomabaporlosintersticios,yanteeldependienteque,enairadaactitud,aguardabasudecisiĂłn.
Se puso a pasear de nuevo. Anhelaba la realizaciĂłn de esos sueños, como un caballosedientorelinchaalolfatearelagua;eldeseoleenloquecĂa.YelĂşnicoobstáculoeraAttwater,elquelehabĂainsultadodesdeelprimermomento.DarĂaaHerrickbuenapartedelasperlas;eracosadecidida.HuishseopondrĂayĂ©lpasa-rĂaporencimadelaoposiciĂłn;yyaelogiabaexageradamentesuconducta.NoeraĂ©lquienibaaemplearelvitriolo,yÂżeraacasoeltutordeHuish?Lástimaqueselehubieraocurridolaidea,pero¡despuĂ©sdetodo!...VolviĂłaverasushijosenlasfilasdelcolegio,coneluniformequesiemprelehabĂaparecido"tanseñor"...
YalmismotiempolaindeciblevergĂĽenzadeaquellanochesealzĂłcomounallamaradaensuespĂritu.
––Queseacomoustedquiera––dijoconroncavoz.––¡Ah!MefigurabaqueseavendrĂaarazones.Yahora,alacarta.AquĂhaypapel,plumay
tinta.Siénte-seyyoledictaré.El capitán tomó una silla y la pluma, y se quedó mirando, desconcertado, al papel, y
despuésaHuish.Elcolumpioestabayaenelotro lado;unanube lepasópor losojos.––Escosatremenda––dijoconunsacu-dimientonerviosodeloshombros.
––Lacosaesfuertecita;nohayduda––––dijoHuish––.Mojelapluma.Esoes.WilliamJohnAttwater,Esquife.MuyseñormĂo––añadiĂł,dictando.
––¿CómosabeustedquesellamaWilliamJohn?preguntóDavis.––Loviescritoenunajauladeembalar.¿Hapuestoustedeso?––No––dijoDavis––.Perohayotradificultad.¿Quéesloquevamosadecir?––¡Quéhombre!––gritóexasperadoHuish––.¿Aquégéneroperteneceusted?Yosoyelque
vaadecirloquehayqueponer.EscuentamĂa,siustedtienelaamabilidaddeirescribiendo:WilliamJohnAttwater.MuyseñormĂo––repitiĂł.Yelcapitán,alfin,empezĂłamoverlaplumacomo un autĂłmata, y el dictado prosiguiĂł: ––"Con un sentimiento de vergĂĽenza, y sinceroarrepentimiento,medirijoausteddespuĂ©sdeloshumillantessucesosdeanoche.NuestroMr.Herrickhaabandonadoelbarcoy,sinduda,lehabrádadoconocimientodelanaturalezadenuestrasesperanzas.InĂştilnosparecedecirqueyanolasconsideramosposibles;lasuerteseha declarado contra nosotros, y tenemos que bajar la cabeza. Comome doy cuenta de lasjustassospechasconquesoymirado,nomeatrevoasolicitarelfavordeunaentrevistaconusted;perodeseandoponerfinaunasituaciĂłnigualmentepenosaparatodos,hecomisionadoamiamigoycon-sociomĂsterJ.L.Huish,paraquelesometamisproposicionesque,por lomoderadas,esperomerezcansuatentaconsideraciĂłnMr.J.L.Huishnollevaarmas––lojuroaDios–– y llevará lasmanos alzadasdesdeelmomento enque se acerqueausted.Deustedhumildeservidor.JohnDavis."
Huish leyĂł la carta con la candorosa complacencia del "amateur"; se relamiĂłdegusto y,más de una vez, volviĂł a abrirla despuĂ©s de plegada para deleitarse de nuevo en su obra.Davis,entretanto,seguĂasentado,inerte,conelentrecejofruncido.
Deprontose levantĂł, todoalborotado,––¡No!––––gritó––. ¡Nopuedeser!¡Esdemasiado!,¡esconde-narse!¡NuncaloperdonarĂaDios!
––Bueno,ÂżyquĂ©faltahace?––chillĂłHuishfurioso––.UstedsecondenĂłhaceañosporlodelSeaRan-ger,yasĂlohadicho.Pues,entonces,condĂ©neseporalgomás,ycierreelpico.
Elcapitánlemiróturbado:––¡No!––suplicó––,¡no,compañero!,¡nolohaga!––OigaustedprosiguióHuish––,ledoymiultimátum.Yovoyaveraesehombreyaecharle
elvitrioloenlosojos.Siustedsequeda,mevoysolo;losnegrosmedaránuncapirotazoenlacabezayconesonovaustedaquedarmejordeloqueestaba.Perounacosaescierta:quenovoyaoĂrmásdesusgimoteosyaspavientos.
ElcapitánselotragĂłcerrandolosojosyconvisibleesfuerzo.Lamemoria,consuvozdefantasma, le repetĂaaloĂdoalgosemejante,algoqueĂ©lhabĂadichoaHerrickunavez...yahacĂa,alparecer,muchosaños.
––Ahorademesurevólver––dijoHuish––.Tengoqueversitodoestálisto.Seistiros,yojocondesper-diciarninguno.
Elcapitán,comounsonámbulo,pusoelrevólversobrelamesayHuishsacóloscartuchosylubrificóelmecanismo.
Era cerca de mediodĂa, no corrĂa un soplo de aire y apenas se podĂa soportar el calorcuandolosdossalie-ronacubierta,hicierontripularelboteybajaronunotrasotroasentarseenel tabloncillodepopa.Unacamisablancaen lapuntadeunremoservĂadebanderadeparlamento, y losmarineros porque asĂ se les ordenĂł a fin de dar tiempo a que los vierandesde la costa––, remaban despacio. La isla temblaba delante de ellos como algoincandescente;enlasuperficiedelalagunasolesmetálicos,nomayoresqueobleas,baila-bany les acuchillaban los ojos; de la arena del mar y hasta del bote mismo, se alzaba unallamaradadeofuscanteresplandor,ycomosĂłlopodĂanmiraralolejosporentrelaspestañasmedio cerradas, el exceso de luz se trocaba en una siniestra oscuridad, como la de unatormentaapuntodeestallar.
ElcapitánsehabĂaembarcadoenaquellaempresaporunadocenaderazonesdiversas,laĂşltimaylame-nordelascualeseraeldeseodequetuvieseĂ©xito.LasupersticiĂłndominaatodos,enespĂritussemi-ignorantesyrudoscomoeldeDavis,dominaporcompleto.ParaelhomicidiohabĂaestadopronto;peroestehorrordeladrogaenelfrascolevencĂayseveĂaasĂmismocortandolosĂşltimosfilamentosqueleunĂanaDios.ElbotelellevabaalaperdiciĂłn,alcastigoeterno,ysedejaballevarasintiendopasivamenteydandounsilenciosoadiĂłsalomejorquehabĂaenĂ©lyasusesperanzas.
Huishibaasuladoconunaalborotadajovialidad,nodeltodosincera.Acasotanvalientecomoelquemás,bravocomounacomadreja,tenĂa,sinembargo,queanimarseconelsonidode su propia voz; tenĂa que representar su papel exagerándolo, dejar tamañito aHerodes,insultar todo lo respetable y desafiar a todo lo temible, como en una desesperada apuestaconsigomismo.
––¡QuĂ© calor hace!=dijo––. ¡Se asa uno! Vaya un dĂa para cocer las gachas. Vamos, quedebeparecerraroelqueledespachenaunoenundĂacomoĂ©ste.AmĂmásmegustarĂaenuna mañana frĂa y con escar-cha, Âży a usted? (cantando): Vamos a pasear al monte, unamadrugada frĂa.LedoymipalabradequenohabĂa recordadoesodesdehacemásdediezaños; lo cantaba en una escuela de párvulos, en Hackney (can-tando): AsĂ madruga ellabrador,ellabrador,ellabrador...¡Pamplinas!ÂżYcĂłmosesienteustedahoraencuantoaesodelestadofuturoydelasalvaciĂłn?ÂżDequĂ©ladoseinclina?
––¡Cállese!––dijoelcapitán.––No; si es que necesito enterarme. Es cosa de utilidad práctica para usted y para mĂ,
compadre;pode-mosestar losdospatasarribaantesdediezminutos.Y tendrĂagraciaqueustedsĂłloechaseavolarysepresentasesonrientealláarribaysalieraarecibirleunángelconunwhiskyysodadebajodelala."¡Hola!.––dirĂausted––,"¡quĂ©amabilidad!"
El capitán dio un gruñido. Mientras Huish asĂ aventaba y ponĂa en ejercicio subravuconerĂa,elhombreque ibaasu ladoseocupabanadamenosqueenrezar.ÂżParaquĂ©rezaba?SábeloDios.PerodesuagitadoespĂritu,inconscienteeilĂłgico,brotabauntorrentedesĂşplicas,inarticuladas,comosupropiopensamiento,fervientesygravescomolamuerteyeljuicio.
––“¡Diosdelcielo,TĂşmemiras!"––continuĂłHuish––.MeacuerdoquetenĂaescritoesoenunahojadelaBiblia.MeacuerdodelaBibliatambiĂ©n,quehabladetodoaquellodeAbinadaby otros prĂłjimos. Bien, ¡Dios! añadiĂł, apostrofando al meridiano––, vas a ver una cosa deprimera,¡teloprometo!
Elcapitándiounsalto.––¡Noconsientoblasfemias!––gritó––.¡Noseblasfemaenmibote!––Estámuybien,capitán––dijoHuish––.Comoustedguste.Quiere indicarcualquierotro
temadepláti-ca, el pluviómetro, el pararrayos,Shakespeare, las copasmusicales...Aquà sedespacha conversación. In-troduzcan un penique en la ranura y... ¡Hola! ¡Ahà están!exclamó––.¡Ahoraonunca!¿Iráatirar?
Y el hombrecillo se irguiĂł en una actitud alerta y acometedora, y mirĂł sereno a susenemigos.
PeroelcapitánseincorporĂłunpocoenelboteconlosojossaltones.––¿QuĂ©eseso?––gritĂł.––¿Cuál?––¡Esas...esascosas!YenverdadquehabĂaparaextrañarse.HerrickyAttwater,armadosambosdeWinchester,
habĂansalidodelbosque,detrásdelmascarĂłn;yalosdoslados,elsolrelampagueabasobredosobjetosmetálicos,rema-tesdeunosseresconaspectodemáquinas,yencuyaanatomĂaocupabanellugardecabezas...perocabe-zassincaras.ADavis,queestabaenlasnubes,leparecĂaquesumitologĂatomabaformascorporalesyvivasyqueTophethvomitabademonios.PeroHuishnosedejĂłengañarniporunmomento.
––Cascosdebuzos,tonto,Âżnolove?––dijo.––AsĂesverdad––dijoDavidboquiabierto––.ÂżYparaquĂ©?¡Ah!¡yaveo!Comoarmadura.––¿QuĂ©ledecĂayoausted?––dijoHuish––.DavidyGoliath,delprincipioalfin.LosdosindĂgenas––pueseranelloslosqueaparecĂanconaquelinusitadoequipobĂ©lico––
seapartaronaderechaeizquierdayacabaronporsentarsealasombra,enlosdosflancosdelaposiciĂłn.Auncuandoyaelmisterioestabaaclarado,DavisseguĂapreocupadĂsimo,mirabaabsorto a las cimeras de llamas que pare-cĂan llevar los cascos y se olvidada, y volvĂa aacordarse,sonriendo,delaexplicaciĂłn.
AttwaterseinternĂłotravezenelbosque,yHerrick,conelriflebajoelbrazo,descendiĂł,solo,almuelle.
Amitaddecamino,sedetuvoyllamóalbote.––¿Quéquieren?––gritó.––YaselodiréaMr.Attwater––contestóHuish,subiendoligeroporlaescala––––.Noselo
digoaus-ted,porquehasidountraidor.AquĂhayunacartaparaĂ©l;ahĂlatiene,dĂ©selayqueleahorquen.
––Davis,¿nohaynadamaloenesto?––dijoHerrick.Davislevantólabarbilla,mirórápidamenteaHerrick,apartólosojosynadacontestó...En
lamiradasetraslucĂaunahondaemociĂłn;perosieradeodioodetemor,HerricknopodĂaadivinarlo.
––Bueno––dijoĂ©ste––,voyaentregarlacarta––.TrazĂłconelpieunarayaenlostablonesdelmuelle.––Hastaquetraigalarespuesta,noavancenunpasodeaquĂ.
Y se volvió donde estaba Attwater apoyado en un árbol, y le dio la carta. Attwater larecorriódeunami-rada.
––¿QuĂ©significaesto?––preguntĂłpasándoselaaHerrick––.ÂżUnaañagaza?––SupongoquesĂ––contestĂłHerrick.––Bueno,dĂgalequevenga.Paraalgoesunounfatalista.DĂgalequevengayqueandecon
ojo.Herrickregresóalmascarón.HacialamitaddelmuelleesperabaHuishconDavisasulado.––Dicequevayausted,Huish––––dijoHerrick––.Yleadviertoqueandeconcuidado.Nada
deestrata-gemas.Huishavanzódeprisayseencaróconeljoven:––¿Dónde está? dijo, y Herrick–– vio con sorpresa que su cara, canallesca y vulgar, se
enrojeciódeprontoyvolvióapalidecer.––Allà enfrentecontestóHerrick, señalandoconeldedo––.Yahora levante lasmanospor
encimadelacabeza.HuishlevolviĂłlaespaldayavanzĂłderechohaciaelmascarĂłncomosifueraadirigirleuna
plegaria;sevioquehacĂaunaprofundaaspiraciĂłnyquealzabalosbrazos.Comoocurreconmuchos de su misma menguada conformaciĂłn fisica, las manos de Huish erandesproporcionadamente anchas y largas y, sobre todo, enormes las palmas: el frascodesaparecĂadentrodelampliopuño.UninstantedespuĂ©smarchabaconfirmeyseguropasoacumplirsumisiĂłn.
HerricklesiguiĂłalprincipio.Apoco,unruidoasuespaldalealarmĂły,volviĂ©ndose,vioqueDavis habĂa ya avanzado hasta el mascarĂłn. Iba agachado, y con la boca abierta como elhipnotizado sigue al hipnotizador; toda humana consideraciĂłn y hasta el cuidado por supropiavida,habĂansidovencidosporunaabominable,irresistiblecuriosidad.
––¡Alto!––gritĂłHerrick,apuntándoleconelrifle––.Davis,ÂżquĂ©haceusted,hombre?UstedtienequequedarseahĂ.
DavisseparóinstintivamenteymiróaHerrickconpasmadosojos.––Póngasedeespaldasalmascarón.¿Meoye?Yestesequieto––dijoHerrick.Elcapitántomóaliento,anduvohaciaatráshastaelmascarón,e inmediatamentevolvióa
seguir a Huish con la mirada. HabĂa por aquella parte una hondonada en la arena, queformabaunclaroenlaespesuradeloscocoteros,yallĂcaĂaaplomoelsoldelmediodĂaconirresistible fuerza. En el lado opuesto, bajo la sombra, se veĂa la alta figura de Attwaterreclinadoenunárbol,yhaciaĂ©l,conlasmanosalzadasylospasosamortiguadosporlaarenasuelta, fue avanzando Huish penosamente. El violento resplandor que le rodeaba hacĂaresaltar, y exageraba supequeñez; no parecĂa empresamenos peligrosapara Ă©l aquella enqueestabalanzado,queloserĂaparaunlobeznositiarunaciudadela.
––AhĂ, Mr. Whish. AhĂ está bien ––gritĂł Attwater––. Desde esa distancia y sin bajar lasmanos, como un buen chico, puede ustedmuy bien ponerme al tanto de las opiniones delpatrĂłn––.Elintervaloentreelloseraacasodecuarentapies.HuishlomidiĂłconlamiradaylanzĂłentredientesunamaldiciĂłn.Estabayaagobiadoporel esfuerzode caminar sobre laarenablanda;ylosbrazos,acausadela.violentapostura,ledolĂanatrozmente.EnlapalmadelamanoderechatenĂaelfrascopreparado,yelcorazĂłnseleestremecĂaylavozlefaltabacuandoempezĂłahablar.
––Mr.Attwater––dijo—.Nosésiustedhatenidounamadre.––Puedotranquilizaraustedenesepunto;lahetenidocontestoAttwater––,yenadelante,
si puedo per-mitirme tal indicación, no es necesario volver a mencionarla en nuestrascomunicaciones.Acasodebatam-biénadvertirlequenomeimpresionalopatético.
––Sientomucho que parezca que he querido entrometerme en sus afectos Ăntimos ––dijoHuishservil-menteyadelantandounpasocondisimulo––.Almenosnuncamepersuadirádequenoesusteduncaballe-ro;biensĂ©yodistinguiralqueloesdeveras,yporesonodudoensometermeasuconmiseraciĂłn.Escosadura,sinduda;esdurotenerqueconfesarsevencido;esdurotenerquevenirmendigandoporcaridad...
––Cuando si todo hubiera salido bien, podrĂa considerar todo esto como suyo, Âżno esverdad?––indicĂłAttwater––.Medoycuentadeesesentimiento.
––Meestáusted juzgando,Mr.Attwater,Diossabecuán injustamente. “Diosdelcielo,TĂşmemiras”—,esloquedecĂaenmiBiblia,ylohabĂaescritomipadre,consupropiamano,enlaprimerahoja.
––Sientotenerquerogarle,unavezmás,quemedispense-dijoAttwater––;pero,crĂ©ame,parece que es-tá usted una migaja más cerca y eso no entra en lo pactado. Y me voy apermitiraconsejarlequeecheuno...dos...trespasoshaciaatrás,yquesequedeallĂ.
Anteeste fatalcontratiempo,eldemonioseasomĂła lacaradeHuish,yAttwateranduvo
presto para sos-pechar. Frunció el ceño, miró al hombrecillo y reflexionó. ¿Por qué se ibacorriendomáscerca?Inmedia-tamenteseechóelriflealacara.
Tengaustedlabondaddeabrirlasmanos.Abralasmanosdeltodo,queveayolosdedos,extiĂ©ndalos... ¡Pero arroje eso que tiene ahĂ! ––rugiĂł, creciendo a un tiempo su rabia y sucertidumbre.
Yentonces, casi enelmismo instante, el impávidoHuish sedecidiĂłaarrojar, yAttwaterapretĂłelgati-llo.Nienunsegundodiscreparonlasdosresoluciones,peroladiferenciafuenfavordelquetenĂaelrifle:yelfrasconohabĂasalidoaĂşndelpuñodeldependiente,cuandolabala despedazĂł ambas cosas.Durante unmomento elmĂsero pasĂłpor agonĂas de infierno,bañadoenliquidasllamasychillandocomoundemente;yenseguidaunabalamisericordiosaletendiĂłmuerto.
TodoellopasĂłyacabĂłenunrelámpago.AntesdequeHerrickpudieravolverse,antesdequeDavishubieraacabadosugritodehorror,eldependienteyacĂaenlaarenadesparrancadoyconvulso.
Attwater se precipitó hacia el cadáver y se inclinó para examinarlo; tocó con el dedo elvitrioloysuros-tropalidecióysecontrajocolérico.
DavisnosehabĂamovido;estabaatĂłnito,deespaldasalmascarĂłn,agarrándoseaĂ©lconlasmanoscris-padasyelcuerpoinclinadoadelante,desdelacintura.
Attwatersevolviódespacioyleapuntóconelrifle.––¡Davis! ––gritóconunavozcomo ladeuna trompeta––. ¡Ledoysesenta segundospara
ponerseabienconDios!Davismiró,despertandodesuestupor.Nosoñóendefenderseniechómanoelrevólver.Se
enderezó,encambio,paraafrontarlamuerte,conlasaletasdelanarizpalpitantes.––MeparecequenovalelapenademolestaralViejo-dijo,considerandoelnegocioenque
estabameti-do––;meparecequevalemáscerrarlosojos.AttwaterdisparĂł;lavĂctimahizounmovimientoconvulsivoy,alrasdesucabeza,apareciĂł
un agujero negro en la tersa blancura delmascarĂłn.Hubo una pausa angustiosa; despuĂ©sotradetonaciĂłnyelimpactosĂłlidoyvibrantedelproyectilenlamadera;yestavezsintiĂłelcapitán el soplo en el cuello. Un tercer disparo y empezĂł a gotear sangre de una oreja; ydetrásdelcañónenfilado,AttwatersonreĂacomounpielroja.
DavissedioahoracuentadeljuegocruelenquehacĂademuñeco;tresveceshabĂasentidolamuerteytenĂaquesentirlasietevecesmásantesdequeledespachasen.
––¡Despacio!––gritó––.Voyatomarlossesentasegundos.––¡Bien!––dijoAttwater.Elcapitáncerrólosojosapretandolospárpadoscomounniño,y levantóal fin lasmanos
conunademántrágicoyridĂculo.––¡DiosmĂo,poramordeCristo,mirapormischiquillos!dijo,yluego,trasunapausayun
ahogo:poramordeCristo.Amén.Yabrió losojosymiróalcañónconuntembloreoenlos labios.––¡Perono jueguemucho
tiempocon-migo!añadiĂł.––¿Esesatodasuplegaria?––preguntĂłAttwater,conunextrañotonodevoz.––AsĂmeparece.––¿AsĂ?prosiguiĂłAttwater,descansandoenel suelo laculatadel rifle––, Âżsehaacabado?
¿Está ya hecha su paz conDios, porque ya lo está conmigo. Vete y no pequesmás, padrepecador,yacuérdatequeelmalquehagasaotros,Diosloharácaer,milvecesmultiplicado,sobrelacabezadetusinocentes.
ElmĂseroDavisavanzĂł,dandotraspiĂ©s,desdeelsitiodondeestabajuntoalmascarĂłn,cayĂłderodillas,agitĂłlasmanosysedesmayĂł.
CuandovolviĂłensĂ, tenĂa lacabezaapoyadaenunbrazodeAttwater,yasu ladoestabauno de los ser-vidores, con casco de buzo, sosteniendo un balde de agua, con la cual, suverdugodeunmomentoantes, leestaba lavando lacara.El recuerdodelespantoso trancevolviĂłaĂ©ldesĂşbito;otravezvioaHuishtendidosinvida,otravezlepareciĂłtambalearseenelbordedelaeternidadsinfondo.ContemblorosasmanosseasiĂłalhombrequehabĂaidoamatarylavozsaliĂłdeĂ©lcomoladeunniñoentrelaspesadillasdelafie-bre:––¡Ay!ÂżNohaymisericordia?ÂżQuĂ©hadehacerparasalvarme?
––¡Ah!pensĂłAttwater––,¡aquĂestáelverdaderopenitente!
XIIREMATE
EnunmediodĂaesplendoroso,cálido, lujuriante,devientorecio,dossemanasdespuĂ©sdelossucesosre-latadosyalmesdehaberselevantadoeltelĂłnenesteescenario,podĂaverseaun hombre rezando sobre la arena en la playa de la laguna. Un promontorio de palmerasocultaba la vista de la factorĂa, y desde el lugar donde estaba arrodillado no se veĂa otrovestigiodeobrahumanaqueelpailebotFarallone,quehabĂacam-biadodefondeaderoysemecĂa anclada a unas dos millas a barlovento, en mitad de la laguna. El monzĂłn soplabaruidosamenteportodalaisla.LaspalmerasmásprĂłximascrujĂanysilbabanconlasráfagas;las más lejanas acompañaban con un rumor sordo como el tráfago de ciudades; y, sinembargo,cualquieranotanabsortocomoelrezador,hubieraoĂdoalzarseavecessobreestatumultuosabarahundadelvientolanotamásagudadevoceshumanasdesdeelpoblado.TodoeraallĂagitaciĂłn.Attwater,desnudohastalacintura,prodigabasuvigorosaayudaydirigĂayacuciaba a cinco kanakas. Del animoso tono de su voz y sus aunmás animosos esfuerzos,podĂa inferirse que algĂşn repentino y feliz acontecimiento habĂa puesto a todos en aquellaconmociĂłn,ylabanderainglesaflameabadenuevoenelmástil.Peroelhombreorantedelaplaya,sinrepararenlasvoces,seguĂasurezotenazyfervorosoentonoaltoodesmayadoyconrostrogozosooensombrecido,segĂşnlascambiantesfasesdesupiedadosuterror.Antesusojoscerrados,elesquifehabĂaestadoalgĂşntiempodandobordadasendemanda
del lejanoyso-litarioFarallone, y enaquelmomentopudodistinguirse la figuradeHerrickque subĂa a bordo, y entraba un instante en la cámara, iba desde allĂ al alcázar de proa ydescendĂa luego por la escotilla. De todos esos sitios, tras de su visita, se alzĂł un rizo dehumo,yapenashabĂasaltadoalboteydesatracado,cuandosevieronllamasenelpailebot.ArdĂaalegremente;nosehabĂaeconomizadoelpetrĂłleoylosfuellesdelosalisiosavivabanlaconflagraciĂłn... A mitad del camino de vuelta, cuando Herrick volviĂł la cabeza, vio alFarallone envuelto hasta los topes en fieras llamaradas y la voluminosa humareda venĂapersiguiendoalboteal rasde la laguna.Antesdeunahora, segĂşnsucálculo, lasaguassecerrarĂansobreelbarcorobado.Y sucediĂł que, como el bote volaba viento en popa y Herrick no cesaba demirar hacia
atrás,contem-plandolaobradelasllamas,seencontrĂłengolfadoalnortedelpromontoriodepalmerasy,alavezquesedabacuentadeello,vioaDavissumidoensusdevociones.Alverlose leescapĂłunaexclamaciĂłn,mitaddeenojoymitaddeburla,y,dandountoqueal timĂłn,embistiĂłdeproaalaplaya,amenosdeveintepiesdelinconscientedevoto.ConlaamarraenlamanosaltĂłatierra,seacercĂłysedetuvojuntoaĂ©l.YaunelchorroincoherenteyvolubledelrezosiguiĂłfluyendo.NoleeraposibleoĂrloqueelrezadorpedĂa,aunqueleescuchĂłunratoconelánimoindecisoentrelarisaylalástima,ysĂłlocuandoempezĂłaoĂrvariasvecessunombreacompañadodeciertosepĂtetos,sedecidiĂłatocarenelhombroalcapitán.––Sientointerrumpirleensusejercicios-dijo––;peroquisieraquemiraseustedalFarallone.ElcapitánseincorporĂłdandountraspiĂ©s:––MĂsterHerrick,¡quĂ©sustomehadadousted!
Nomeen-cuentrodeltodoenmiscabalesdesde...ynopudoseguir––.Pero,ÂżquĂ©esloquemedecĂausted?¡Ah!elFaralloneymirĂłalolejos,indiferenteyapático.––SĂ––dijoHerrick––.AllĂestáardiendo.Yapuedeustedfigurarselanoticia.––MefiguroqueelTrinityHall...––Elmismo.Avistadohaceunahorayrecalandomásqueaprisa.––Bueno;pueseso vienea importarmenosqueunpuñadode lentejas ––––dijo el capitán
dandounsus-piro.––¡Vamos,hombre!,¡esoespuraingratitud!––exclamóHerrick'––Yasevecontestóelotro,meditabundo––,acasoustednovealacosaprecisamentecomo
yolaveo;pe-royocasihubierapreferidoquedarmeaquĂenlaisla.HeencontradoaquĂpaz:lapazenlascreencias.SĂ,meparecequeestaislaesbastanteydesobraparaJohnDavis.––¡JamásoĂtaldisparate!––exclamĂłHerrick––.¡QuĂ©eseso!,cuandotodoleestásaliendoa
pedir de boca; elFarallone desaparecido, la tripulación colocada, unmodo seguro de vivirparaustedylossuyos,yustedmismoelniñomimadoyelpenitentefavoritodeAttwater...––Vamos,Mr.Herrick,nodigaustedeso––dijoelcapitándulcemente––,cuandosabequeél
no hace ninguna diferencia entre nosotros. Pero, ¡ay!, ¿por qué no ha de ser usted de losnuestros?,¿porquénoveniraJesúsdeunaarrancadayencontrarnosalláarribaenlatierraprometida?Esoesjustoloquehacefalta;notienemásquedecir:"¡Señor,creo,ayúdameen
miincredulidad!"YElleestrecharáensusbrazos.Yaveustedsiyolosé:¡yomismohesidounpecador!