La Falange y Cataluna

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    LA FALANGE Y CATALUAEditado por la Delegacin Nacional de Prensa y Propaganda de FET y de las JONS

    TIP. HERALDO DE ARAGN ZARAGOZA

    Digitalizado por Triplecruz (28 de mayo de 2.011)

    NDICEFRANCO PROCLAMA LA UNIFICACIN ......................................................................................... 4

    El 17 de julio, vrtice de la unidad y de la historia ....................................................................... 5Queremos soldados de la fe y no politicastros ni discutidores .................................................... 5Perfil del nuevo Estado espiritual y nacional ............................................................................... 6Todos al servicio y sacrificio de la Patria ..................................................................................... 7

    DECRETO NMERO 255 ................................................................................................................... 8

    LA PROGRAMTICA LOS 26 PUNTOS.......................................................................................... 10

    Nacin. Unidad. Imperio ............................................................................................................ 10Estado-Individuo-Libertad .......................................................................................................... 10Economa. Trabajo. Lucha de clases......................................................................................... 11Tierra.......................................................................................................................................... 12Educacin nacional. Religin..................................................................................................... 13Revolucin nacional ................................................................................................................... 13

    ESTATUTOS DE FALANGE ESPAOLA TRADICIONALISTA Y DE LAS J. O. N. S. .................. 14CORRECCIONES A LOS ESTATUTOS ................................................................................... 23

    EL EMBLEMA, EL YUGO Y LAS FLECHAS ................................................................................. 25

    CUATRO DISCURSOS DE JOS ANTONIO................................................................................... 26

    DISCURSODEL29 DEOCTUBREDE1933................................................................................ 26DISCURSODEL17DENOVIEMBREDE1935 ............................................................................ 30DISCURSODEL2DEFEBRERODE1936................................................................................... 37DOSREVOLUCIONESFRUSTRADAS13DESEPTIEMBREY14DEABRIL............................. 42

    JOS ANTONIO Y CATALUA ....................................................................................................... 47

    ENSAYOSOBREELNACIONALISMO......................................................................................... 47LOSVASCOSYESPAA.CONMOTIVODELPLANTEAMIENTODELESTATUTOVASCO .... 50ESPAAESIRREVOCABLE ........................................................................................................ 52UNAARENGAACATALUA ........................................................................................................ 54

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    SI ALGUIEN HUBIESE GRITADO "MUERA CATALUA", NO SOLO HUBIERA COMETIDOUNA TREMENDA INCORRECCIN, SINO QUE HABRA COMETIDO UN CRIMEN CONTRAESPAA.

    (Jos Antonio, 4-1-34)

    NOSOTROS NOS SENTIMOS UNIDOS INDESTRUCTIBLEMENTE A ESPAA, PORQUEQUEREMOS PARTICIPAR EN SU DESTINO.

    (Jos Antonio, 17-XI-35)

    MI MANO SER FIRME, MI PULSO NO TEMBLAR.

    (Franco. l-X-36. I Ao Triunfal)

    UNIDAD ENTRE LAS TIERRAS DE ESPAA, UNIDAD EN EL HOMBRE Y ENTRE LOSHOMBRES DE ESPAA.

    (Del juramento de Falange)

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    vez, diferentes esfuerzos sagrados y heroicos, al final de los cuales est el nuestro, integrador.

    Primer momento de esta tercera etapa, fu el rgimen de don Miguel Primo de Rivera. Momentopuente entre: el "Pronunciamiento" a lo sigloXIX y la concepcin orgnica de esos movimientos queen el mundo actual se han llamado "fascistas" o "nacionalistas".

    El segundo momento fecundsimo, porque arrancaba de una juventud que abra puramente losojos a nuestro mejor pasado, apoyndose en la atmsfera espiritual del tiempo presente, fu la

    formacin del grupo llamado las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista). El cual fu prontoampliado e integrado con la aportacin de Falange Espaola. Y todo l, asumido por la gran figuranacional de Jos Antonio Primo de Rivera, que continuaba as, dndole vigor y dimensincontempornea, el noble esfuerzo de su padre. E influyendo en otros grupos ms o menos afinesde catlicos yde monrquicos, que permanecieron el 18 de julio, yan hasta hoy, en agrupacionestambin movidas por noble propsito patritico.

    El 17 de julio, vrtice de la unidad y de la historia

    Esta era la situacin de nuestro movimiento en la tradicin sagrada de Espaa, al estallar el 17de julio.

    Instante ya histrico yfundamental: en que todas esas etapas, momentosp personas influyeronpara la lucha comn.

    Ante todo: Falange Espaola de las JONS, con su martirologio, no por reciente menos santo ppotente que los mrtires antiguos e histricos, aportaba masas juveniles ypropagandas recientesque traan un estado nuevo, una forma poltica p heroica del tiempo presente, una promesa deplenitud espaola.

    Navarra desbord el embalse acumulado tenazmente durante dos siglos, de aquella tradicinespaola que no representaba carcter alguno local ni regional. Sino al contrario: universalista,hispnico e imperial, que se haba conservado entre aquellas peas inexpugnables, esperando elmomento oportuno para intervenir y derramarse; aportando una fe inquebrantable en Diosy un gran

    amor a nuestra Patria.Otras fuerzas y elementos encuadrados en diferentes organizaciones y Milicias tambin

    acudieron a la lucha.

    Todas estas aportaciones al 17 de julio (vrtice decisivo para el combate final que aguardabanuestra historia) han luchado hasta ahora, encuadradas, en lo militar, por los cuadros de Mando denuestro Ejrcito glorioso. Y, en lo poltico y civil, por sus respectivos grupos, jefes y consignas.

    Queremos soldados de la fe y no politicastros ni discutidores

    Por tanto, en vista de las supremas razones ya expuestas, esto es: el enemigo enfrente, la

    coyuntura histrica de una etapa integradora de todas las anteriores, nosotros decidimos, ante Diosy ante la Nacin espaola, dar cima a esta obra unificadora! Obra unificadora que nos exigenuestro pueblo y la misin por Dios a nosotros confiada.

    Y para llevarla a cabo nosotros ofrecemos dos cosas: la primera, que mantendremos el esprituy el estilo que la hora del mundo nos pide y que el genio de nuestra Patria nos ofrece, luchandolealmente contra toda bastarda y todo arrivismo. Queremos milites, soldados de la fe y nopoliticastros ni discutidores; y la segunda, que nuestro corazn y nuestra voluntad quedan fijos enlos combatientes del frente y en la juventud de Espaa.

    No queremos una Espaa vieja y maleada. Queremos un Estado donde la pura tradicin ysustancia de aquel pasado ideal espaol, se encuadre en las formas nuevas, vigorosas y heroicasque las juventudes de hoy y de maana aportan en este amanecer imperial de nuestro pueblo.

    Contra la democracia y el comunismo

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    Y ahora yo les dira a las naciones que carecen de sensibilidad e invadidas de un materialismodestructor, venden su prensa al oro de los rojos y entregan sus radiodifusoras a las propagandascriminales, comercian con los productos del robo y estrechan las manos de los salteadores yasesinos, que el enemigo mayor de los Imperios, que el ms fuerte peligro para los pases no sonlos vecinos que un da luchando noblemente en las fronteras o los que, resurgiendo de la vidainternacional, con pujanza no igualada, reclaman un puesto en el disfrute del mundo; ha nacido unpeligro mayor, que es el bolchevismo destructor, la revolucin en marcha del comunismo ruso;

    enemigo, que una vez arraigado es difcil vencer; el que derrumba imperios, destruye civilizacionesy crea esas grandes tragedias humanas que, como la espaola, el mundo contempla indiferente yque no acierta o no quiere comprender.

    Se invoca en las propagandas rojas la democracia, la libertad del pueblo, la fraternidadhumana, tachando a la Espaa nacional de enemiga de tales principios. A esta democraciaverbalista y formal del Estado liberal en todas partes fracasada, con sus ficciones de partidos, leyeselectorales y votaciones, plenos de frmulas y de convencionalismos que, confundiendo los medioscon el fin, olvida la verdadera sustancia democrtica. Nosotros, abandonando aquella preocupacindoctrinaria, oponemos una democracia efectiva, llevando al pueblo lo que le interesa de verdad:verse y sentirse gobernado, en una aspiracin de justicia integral, tanto en orden a los factoresmorales, cuanto a los econmico-sociales; libertad moral al servicio de un credo patritico y de unideal eterno, y libertad econmica, sin la cual la libertad poltica resultaba una burla.

    Y a la explotacin liberal de los espaoles suceder la racional participacin de todos en lamarcha del Estado al travs de la funcin familiar, municipal y sindical.

    Perfil del nuevo Estado espiritual y nacional

    Crearemos una Justicia y un Derecho Pblico, sin los que la dignidad humana no sera posible.Formaremos un Ejrcito poderoso de Mar, Tierra y Aire, a la altura de las virtudes heroicas tanprobadas por los espaoles, y reivindicaremos la Universidad clsica que, continuadora de sugloriosa tradicin, con su espritu, su doctrina y su moral, vuelva a ser luz y faro de los puebloshispanos.

    Este es el perfil del nuevo Estado; el que seal en octubre del pasado ao y que vamoscumpliendo con paso firme y sin vacilaciones. El que es comn a la mayora de los espaoles noenvenenados por el materialismo o el marxismo. El que figura en el Credo de Falange Espaola. Elque encierra el espritu de nuestros tradicionalistas. El que es factor comn de los pueblos que.enterrando un liberalismo engaoso, han orientado su poltica en camino de autoridad,enaltecimiento patrio y de justicia social. El que contiene nuestra historia espaola, tan prdiga enlibertades efectivas con sus cartas pueblas, fueros y comunidades.

    El que atesora la doctrina catlica que la totalidad de la nacin profesa.

    Cuando en un pueblo que se crea vencido surge un movimiento grandioso como el nuestro;cuando de los triturados restos de un Ejrcito se levanta el hoy potente y glorioso de nuestra causa;

    cuando se hace el milagro de cruzar, por vez primera, un ejrcito los aires; cuando de la carenciaabsoluta de Marina se pasa con constancia, laboriosidad y valenta a dominar el mar; cuando sesuceden las victorias y cada da aumenta la zona dominada; cuando carentes de oro se sostiene yeleva nuestra economa en plena guerra, se mantiene el prestigio de nuestra moneda, el crdito denuestra zona y la abundancia y baratura es norma de la vida interior de nuestros pueblos; cuandose dan los casos individual y colectivo que el mundo admira y en cada combatiente hay un hroe yen cada prisionero un mrtir, el optimismo ms grande invade nuestro nimo para gritar con orgullo:Esta es Espaa!!!

    Y, por ltimo, a esa juventud heroica que en las trincheras lucha, a esos benemritos soldadosque en los frentes resisten alegres las inclemencias del invierno y dan con admirabledesprendimiento su vida por Espaa, les afirmo que sus sacrificios sern fecundos y que la Espaa

    que se forja en los duros golpes de los campos de batalla tendr unidad y fortaleza, y que nadadividir a la Espaa Nacional, que la estrecha unin de la juventud espaola, gloriosa y noble, sinreservas, no ha de ser por nada ni por nadie desvirtuada, porque quien pretendiera romper esteordenado movimiento nacional, haciendo destacar una inquietud bastarda o queriendo beneficiarse

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    de lo que tanta sangre cuesta, haba de tropezar con el patriotismo viril de nuestra juventud y con elempuje de nuestros combatientes, que impondran un severo castigo a toda tibieza o desunin en elcamino de la Patria.

    Todos al servicio y sacrificio de la Patria

    Yo os anuncio el patriotismo y la unin de todos los espaolen, la unin ms ntima en elservicio de la Patria, y proclamando que muy pronto, terminada la guerra y organizada Espaa,estaris orgullosos de llamaros espaoles.

    Cuando el prestigio de nuestra nacin la haga digna del respeto de las dems naciones; cuandonuestros barcos potentes y majestuosos paseen de nuevo la ensea de la Patria por los mares;cuando nuestros aviones crucen los aires y al mundo lleven el resurgir de Espaa; cuando losespaoles todos alcis los brazos y elevis los corazones en homenaje de la Patria; cuando en loshogares espaoles no falte el fuego, el pan y la alegra de la vida, entonces podremos decir anuestros cados y a nuestros mrtires: vuestra sangre ha sido fecunda, pues de una Espaa entrance de muerte hemos creado la Espaa que soasteis, cumpliendo vuestro mandato y haciendohonor a vuestros heroicos sacrificios,

    Y en los lugares de la lucha donde brill el fuego de las armas y corri la sangre de los hroes,elevaremos estelas y monumentos en que grabaremos los nombres de los que con su muerte, unda tras otro, van forjando el temple de la Nueva Espaa, para que los caminantes y viajeros sedetengan un da ante las piedras gloriosas y rememoren a los heroicos artfices de esta gran PatriaEspaola.

    Espaoles todos, con el corazn en alto:Arriba Espaa!!! Viva Espaa!!

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    Decreto nmero 255Una accin de Gobierno eficiente, cual cumple ser la del nuevo Estado espaol, nacido por otra

    parte bajo el signo de la unidad y de la grandeza de la Patria, exige supeditar a su destino comn laaccin individual y colectiva de todos los espaoles. Esta verdad, tan claramente percibida por elbuen sentido del pueblo espaol, es incompatible con la lucha de partidos y organizaciones polticas

    que, si bien todas pugnan noblemente por el mejor servicio de Espaa, gastan sus mejoresenergas en la lucha por el predominio de sus estilos peculiares o, lo que es peor, en cuestiones detipo personalista que dan lugar a discordias pequeas dentro de las organizaciones, resucitando lavieja intriga poltica y poniendo en trance de descomposicin organizaciones y fuerzas cuyas masasse mueven a impulsos de los ms puros ideales. Llegada la guerra a punto muy avanzado yprxima la hora victoriosa, urge ya acometer la gran tarea de la paz, cristalizando en el EstadoNuevo el pensamiento y el estilo de nuestra revolucin nacional. Unidos por un pensamiento y unadisciplina comn los espaoles todos han de ocupar su puesto en la gran tarea.

    Esta unificacin que exijo en el nombre de Espaa y en el nombre sagrado de los que por ellacayeronhroes y mrtiresa los que todos y siempre guardaremos fidelidad, no quiere decir niconglomerados de fuerzas ni mera concentracin gubernamental, ni unin pasajera. Para afrontarlade modo decisivo y eficaz hay que huir de la creacin de un tipo artificial, siendo, por el contrario,necesario recoger el calor de todas las aportaciones para integrarlas por va de superacin en unasola entidad poltica, nacional, enlace entre el Estado y la Sociedad, garanta de continuidad polticay adhesin viva del pueblo al Estado y precisa para ello tener en cuenta que aparte valiossimasaportaciones colectivas e individuales de patriotas que desde la hora primera voluntariamentevistieron uniforme de soldados de Espaa, Falange Espaola y Requets, han sido los dosexponentes autnticos del espritu del alzamiento nacional iniciado por nuestro glorioso Ejrcito el17 de julio. Como en otros pases de rgimen totalitario, la fuerza tradicional viene ahora en Espaaa integrarse en la fuerza nueva. Falange Espaola aport con su programa masas juveniles,propagandas con un estilo nuevo, una forma poltica y heroica del tiempo presente y una promesade plenitud espaola. Los Requets, junto a su mpetu guerrero, el sagrado depsito de la tradicinespaola tenazmente conservado a travs de los tiempos con su espiritualidad catlica, que fu

    elemento formativo principal de nuestra nacionalidad y en cuyos principios eternos de moralidad yjusticia ha de seguir inspirndose. Siendo uno el sentir de las organizaciones anlogas, la inquietudpatritica que las anima con un ansia de unin respaldada con el anhelo con que Espaa la espera,no debe sta retrasarse ms. As, pues, fundidas sus virtudes, estas dos grandes fuerzasnacionales hacen su presencia directa y solidaria en el servicio del Estado. Su norma programticaest constituida por los 26 puntos de Falange Espaola, debindose hacer constar que como elMovimiento que conducimos es precisamente esto ms que un programa, no ser cosa rgida altrabajo de revisin y mejora que la realidad aconseja Cuando hayamos dado fin a esta ingente tareade reconstruccin espiritual y material, si las necesidades patrias y los sentimientos del pas as loaconsejaran, no cerramos el horizonte a la posibilidad de instaurar en la Nacin el rgimen secularque forj su unidad y su grandeza histrica. Por todo lo expuesto, dispongo:

    Artculo primero. Falange Espaola y Requets, con sus actuales servicios y elementos, seintegran bajo mi jefatura en tina sola entidad poltica de carcter nacional, que, de momento, sedenominar "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." Esta organizacin, intermediaentre la Sociedad y el Estado, tiene la misin principal de comunicar al Estado el aliento del puebloy de llevar a ste el pensamiento de aqul a travs de las virtudes poltico-morales, de servicio, jerarqua y hermandad. Son originariamente y por propio derecho afiliados de la nuevaorganizacin, todos los que en el da de la publicacin de este Decreto posean el carnet de FalangeEspaola o de la Comunin Tradicionalista y podrn serlo, previa admisin, los espaoles que losoliciten. Quedan disueltas las dems organizaciones y partidos polticos.

    Artculo segundo. Sern rdenes rectoras de la nueva entidad poltico-nacional, el Jefe delEstado, un Secretariado o Junta Poltica y el Consejo Nacional. Corresponde al Secretariado oJunta Poltica, establecer la constitucin interna de la entidad para el logro de su finalidad principal,

    auxiliar a su Jefe en la preparacin de la estructura orgnica y funcional del Estado y colaborar entodo caso a la accin del Gobierno. La mitad de sus miembros, con los que iniciar sus tareas,sern designados por el Jefe del Estado y la otra mitad elegida por el Consejo Nacional. El ConsejoNacional conocer de los grandes problemas nacionales que el Jefe del Estado le someta en los

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    trminos que se establecern y disposiciones complementarias. Mientras se realicen los trabajosencaminados a la organizacin definitiva del Nuevo Estado Totalitario, se ir dando realidad a losanhelos nacionales de que participen en los organismos y servicios del Estado los componentes deFalange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S., para que los impriman ritmos nuevos.

    Artculo tercero. Quedan fundidas en una sola milicia nacional las de Falange Espaola y deRequets, conservando sus emblemasy signos exteriores. A ella se incorporarn tambin, con loshonores ganados en la guerra, los dems milicianos combatientes. La milicia nacional es auxiliar del

    Ejrcito. El Jefe del Estado es Jefe supremo de las Milicias. Ser Jefe directo un General delEjrcito con dos subjefes militares procedentes respectivamente de las Milicias de FalangeEspaola y de Requets. Para mantener la pureza de su estilo se nombrarn dos asesores polticosdel Mando.

    Dado en Salamanca.

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    LA PROGRAMTICA LOS 26 PUNTOS

    Nacin. Unidad. Imperio

    1. CREEMOS EN LA SUPREMA REALIDAD DE ESPAA. FORTALECERLA, ELEVARLA Y

    ENGRANDECERLA ES LA APREMIANTE TAREA COLECTIVA DE TODOS LOS ESPAOLES. ALA REALIZACIN DE ESA TAREA HABRN DE PLEGARSE INEXORABLEMENTE LOSINTERESES DE LOS INDIVIDUOS, DE LOS GRUPOS Y DE LAS CLASES.

    2. ESPAA ES UNA UNIDAD DE DESTINO EN LO UNIVERSAL. TODA CONSPIRACINCONTRA ESA UNIDAD ES REPULSIVA. TODO SEPARATISMO ES UN CRIMEN QUE NOPERDONAREMOS.

    LA CONSTITUCIN VIGENTE, EN CUANTO INCITA A LAS DISGREGACIONES, ATENTACONTRA LA UNIDAD DE DESTINO DE ESPAA. POR ESO EXIGIMOS SU ANULACINFULMINANTE.

    3. TENEMOS VOLUNTAD DE IMPERIO. AFIRMAMOS QUE LA PLENITUD HISTRICA DEESPAA ES EL IMPERIO. RECLAMAMOS PARA ESPAA UN PUESTO PREEMINENTE ENEUROPA. NO SOPORTAMOS NI EL AISLAMIENTO INTERNACIONAL NI LA MEDIATIZACINEXTRANJERA.

    RESPECTO DE LOS PASES DE HISPANOAMRICA, TENDEMOS A LA UNIFICACIN DECULTURA, DE INTERESES ECONMICOS Y DE PODER. ESPAA ALEGA SU CONDICIN DEEJE ESPIRITUAL DEL MUNDO HISPNICO COMO TITULO DE PREEMINENCIA EN LASEMPRESAS UNIVERSALES.

    4. NUESTRAS FUERZAS ARMADASEN LA TIERRA, EN EL MAR Y EN EL AIREHABRNDE SER TAN CAPACES Y NUMEROSAS COMO SEA PRECISO PARA ASEGURAR A ESPAAEN TODO INSTANTE LA COMPLETA INDEPENDENCIA Y LA JERARQUA MUNDIAL QUE LECORRESPONDE. DEVOLVEREMOS AL EJERCITO DE TIERRA, MAR Y AIRE TODA LADIGNIDAD PUBLICA QUE MERECE Y HAREMOS, A SU IMAGEN, QUE UN SENTIDO MILITARDE LA VIDA INFORME TODA LA EXISTENCIA ESPAOLA.

    5. ESPAA VOLVER A BUSCAR SU GLORIA Y SU RIQUEZA POR LAS RUTAS DEL MAR.ESPAA HA DE ASPIRAR A SER UNA GRAN POTENCIA MARTIMA, PARA EL PELIGRO YPARA EL COMERCIO. EXIGIMOS PARA LA PATRIA IGUAL JERARQUA EN LAS FLOTAS Y EN

    LOS RUMBOS DEL AIRE.

    Estado-Individuo-Libertad

    6. NUESTRO ESTADO SER UN INSTRUMENTO TOTALITARIO AL SERVICIO DE LAINTEGRIDAD PATRIA. TODOS LOS ESPAOLES PARTICIPARN EN EL AL TRAVS DE SUFUNCIN FAMILIAR, MUNICIPAL Y SINDICAL. NADIE PARTICIPARA AL TRAVS DE LOSPARTIDOS POLTICOS. SE ABOLIR IMPLACABLEMENTE EL SISTEMA DE LOS PARTIDOSPOLTICOS CON TODAS SUS CONSECUENCIAS: SUFRAGIO INORGNICO,REPRESENTACIN POR BANDOS EN LUCHA Y PARLAMENTO DEL TIPO CONOCIDO.

    7. LA DIGNIDAD HUMANA, LA INTEGRIDAD DEL HOMBRE Y SU LIBERTAD SON VALORESETERNOS E INTANGIBLES.

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    PERO SOLO ES DE VERAS LIBRE QUIEN FORMA PARTE DE UNA NACIN FUERTE YLIBRE. A NADIE LE SERA LICITO USAR SU LIBERTAD CONTRA LA UNION, LA FORTALEZA YLA LIBERTAD DE LA PATRIA. UNA DISCIPLINA RIGUROSA IMPEDIR TODO INTENTODIRIGIDO A ENVENENAR, A DESUNIR A LOS ESPAOLES O A MOVERLOS CONTRA ELDESTINO DE LA PATRIA.

    8. EL ESTADO NACIONALSINDICALISTA PERMITIR TODA INICIATIVA PRIVADACOMPATIBLE CON EL INTERS COLECTIVO, Y AUN PROTEGER Y ESTIMULARA LASBENEFICIOSAS.

    Economa. Trabajo. Lucha de clases

    9. CONCEBIMOS A ESPAA EN LO ECONMICO COMO UN GIGANTESCO SINDICATO DEPRODUCTORES, ORGANIZAREMOS CORPORATIVAMENTE A LA SOCIEDAD ESPAOLAMEDIANTE UN SISTEMA DE SINDICATOS VERTICALES POR RAMAS DE LA PRODUCCIN, ALSERVICIO DE LA INTEGRIDAD ECONMICA NACIONAL.

    10. REPUDIAMOS EL SISTEMA CAPITALISTA, QUE SE DESENTIENDE DE LASNECESIDADES POPULARES, DESHUMANIZA LA PROPIEDAD PRIVADA Y AGLOMERA A LOSTRABAJADORES EN MASAS INFORMES, PROPICIAS A LA MISERIA Y A LA DESESPERACIN.NUESTRO SENTIDO ESPIRITUAL Y NACIONAL REPUDIA TAMBIN EL MARXISMO.ORIENTAREMOS EL MPETU DE LAS CLASES LABORIOSAS, HOY DESCARRIADAS POR ELMARXISMO, EN EL SENTIDO DE EXIGIR SU PARTICIPACIN DIRECTA EN LA GRAN TAREADEL ESTADO NACIONAL.

    11. EL ESTADO NACIONALSINDICALISTA NO SE INHIBIR CRUELMENTE DE LASLUCHAS ECONMICAS ENTRE LOS HOMBRES, NI ASISTIR IMPASIBLE A LA DOMINACIN

    DE LA CLASE MAS DBIL POR LA MAS FUERTE. NUESTRO RGIMEN HAR RADICALMENTEIMPOSIBLE LA LUCHA DE CLASES, POR CUANTO TODOS LOS QUE COOPERAN A LAPRODUCCIN CONSTITUYEN EN EL UNA TOTALIDAD ORGNICA. REPROBAMOS EIMPEDIREMOS A TODA COSTA LOS ABUSOS DE UN INTERS PARCIAL SOBRE OTRO Y LAANARQUA EN EL RGIMEN DEL TRABAJO.

    12. LA RIQUEZA TIENE COMO PRIMER DESTINO Y ASI LA AFIRMARA NUESTROESTADOMEJORAR LAS CONDICIONES DE VIDA DE CUANTOS INTEGRAN EL PUEBLO. NOES TOLERABLE QUE MASAS ENORMES VIVAN MISERABLEMENTE MIENTRAS UNOSCUANTOS DISFRUTAN DE TODOS LOS LUJOS.

    13. EL ESTADO RECONOCER LA PROPIEDAD PRIVADA COMO MEDIO LICITO PARA ELCUMPLIMIENTO DE LOS FINES INDIVIDUALES, FAMILIARES Y SOCIALES, Y LA PROTEGERCONTRA LOS ABUSOS DEL GRAN CAPITAL FINANCIERO, DE LOS ESPECULADORES Y DELOS PRESTAMISTAS.

    14. DEFENDEMOS LA TENDENCIA A LA NACIONALIZACIN DEL SERVICIO DE BANCA Y,MEDIANTE LAS CORPORACIONES, A LA DE LOS GRANDES SERVICIOS PBLICOS.

    15. TODOS LOS ESPAOLES TIENEN DERECHO AL TRABAJO. LAS ENTIDADESPUBLICAS SOSTENDRN NECESARIAMENTE A QUIENES SE HALLEN EN PARO FORZOSO.

    MIENTRAS SE LLEGA A LA NUEVA ESTRUCTURA TOTAL, MANTENDREMOS EINTENSIFICAREMOS TODAS LAS VENTAJAS PROPORCIONADAS AL OBRERO POR LAS

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    VIGENTES LEYES SOCIALES.

    16. TODOS LOS ESPAOLES NO IMPEDIDOS TIENEN EL DEBER DEL TRABAJO. ELESTADO NACIONALSINDICALISTA NO TRIBUTARA LA MENOR CONSIDERACIN A LOS QUENO CUMPLEN FUNCIN ALGUNA Y ASPIRAN A VIVIR COMO CONVIDADOS A COSTA DELESFUERZO DE LOS DEMS.

    Tierra

    17. HAY QUE ELEVAR A TODO TRANCE EL NIVEL DE VIDA DEL CAMPO, VIVEROPERMANENTE DE ESPAA. PARA ELLO ADQUIRIMOS EL COMPROMISO DE LLEVAR A CABOSIN CONTEMPLACIONES LA REFORMA ECONMICA Y LA REFORMA SOCIAL DE LAAGRICULTURA.

    18. ENRIQUECEREMOS LA PRODUCCIN AGRCOLA (REFORMA ECONMICA) POR LOSMEDIOS SIGUIENTES: ASEGURANDO A TODOS LOS PRODUCTOS DE LA TIERRA UN

    PRECIO MNIMO REMUNERADOR. EXIGIENDO QUE SE DEVUELVA AL CAMPO, PARADOTARLO SUFICIENTEMENTE, GRAN PARTE DE LO QUE HOY ABSORBE LA CIUDAD ENPAGO DE SUS SERVICIOS INTELECTUALES Y COMERCIALES. ORGANIZANDO UNVERDADERO CRDITO AGRCOLA NACIONAL, QUE AL PRESTAR DINERO AL LABRADOR OBAJO INTERS CON LA GARANTA DE SUS BIENES Y DE SUS COSECHAS LE REDIMA DE LAUSURA Y DEL CACIQUISMO.

    DIFUNDIENDO LA ENSEANZA AGRCOLA Y PECUARIA. ORDENANDO LA DEDICACINDE LAS TIERRAS POR RAZN DE SUS CONDICIONES Y DE LA POSIBLE COLOCACIN DELOS PRODUCTOS. ORIENTANDO LA POLTICA ARANCELARIA EN SENTIDO PROTECTOR DELA AGRICULTURA Y DE LA GANADERA.

    ACELERANDO LAS OBRAS HIDRULICAS.

    RACIONALIZANDO LAS UNIDADES DE CULTIVO, PARA SUPRIMIR TANTO LOSLATIFUNDIOS DESPERDICIADOS COMO LOS MINIFUNDIOS ANTIECONOMICOS POR SUEXIGUO RENDIMIENTO.

    19. ORGANIZAREMOS SOCIALMENTE LA AGRICULTURA POR LOS MEDIOS SIGUIENTES:

    DISTRIBUYENDO DE NUEVO LA TIERRA CULTIVABLE PARA INSTITUIR LA PROPIEDADFAMILIAR Y ESTIMULAR ENRGICAMENTE LA SINDICACIN DE LABRADORES.REDIMIENDO DE LA MISERIA EN QUE VIVEN A LAS MASAS HUMANAS QUE HOY SEEXTENAN EN ARAAR SUELOS ESTRILES, Y QUE SERN TRASLADADAS A LAS NUEVASTIERRAS CULTIVABLES.

    20. EMPRENDEREMOS UNA CAMPAA INFATIGABLE DE REPOBLACIN GANADERA YFORESTAL, SANCIONANDO CON SEVERAS MEDIDAS A QUIENES LA ENTORPEZCAN EINCLUSO ACUDIENDO A LA FORZOSA MOVILIZACIN TEMPORAL DE TODA LA JUVENTUDESPAOLA PARA ESTA HISTRICA TAREA DE RECONSTRUIR LA RIQUEZA PATRIA.

    21. EL ESTADO PODRA EXPROPIAR SIN INDEMNIZACIN LAS TIERRAS CUYAPROPIEDAD HAYA SIDO ADQUIRIDA O DISFRUTADA ILEGTIMAMENTE.

    22. SERA DESIGNIO PREFERENTE DEL ESTADO NACIONALSINDICALISTA LARECONSTRUCCIN DE LOS PATRIMONIOS COMUNALES DE LOS PUEBLOS.

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    Educacin nacional. Religin

    23. ES MISIN ESENCIAL DEL ESTADO, MEDIANTE UNA DISCIPLINA RIGUROSA DE LAEDUCACIN, CONSEGUIR UN ESPRITU NACIONAL FUERTE Y UNIDO E INSTALAR EN ELALMA DE LAS FUTURAS GENERACIONES LA ALEGRA Y EL ORGULLO DE LA PATRIA.TODOS LOS HOMBRES RECIBIRN UNA EDUCACIN PREMILITAR QUE LES PREPARE PARAEL HONOR DE INCORPORARSE AL EJERCITO NACIONAL Y POPULAR DE ESPAA.

    24. LA CULTURA SE ORGANIZARA EN FORMA DE QUE NO SE MALOGRE NINGNTALENTO POR FALTA DE MEDIOS ECONMICOS. TODOS LOS QUE LO MEREZCANTENDRN FCIL ACCESO INCLUSO A LOS ESTUDIOS SUPERIORES.

    25. NUESTRO MOVIMIENTO INCORPORA EL SENTIDO CATLICO DE GLORIOSATRADICIN Y PREDOMINAN-TE EN ESPAA A LA RECONSTRUCCIN NACIONAL. LAIGLESIA Y EL ESTADO CONCORDARAN SUS FACULTADES RESPECTIVAS, SIN QUE SEADMITA INTROMISIN O ACTIVIDAD ALGUNA QUE MENOSCABE LA DIGNIDAD DEL ESTADOO LA INTEGRIDAD NACIONAL.

    Revolucin nacional

    26. FALANGE ESPAOLA TRADICIONALISTA Y DE LAS J. O. N. S. QUIERE UN ORDENNUEVO, ENUNCIADO EN LOS ANTERIORES PRINCIPIOS. PARA IMPLANTARLO, EN PUGNACON LAS RESISTENCIAS DEL ORDEN VIGENTE, ASPIRA A LA REVOLUCIN NACIONAL.

    SU ESTILO PREFERIR LO DIRECTO, ARDIENTE Y COMBATIVO. LA VIDA ES MILICIA YHA DE VIVIRSE CON ESPRITU ACENDRADO DE SERVICIO Y DE SACRIFICIO.

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    ESTATUTOS DE FALANGE ESPAOLA TRADICIONALISTA Y DELAS J. O. N. S.

    Decreto nmero 313

    Elevada por la Junta Poltica de "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S. encumplimiento de lo preceptuado en el artculo segundo de Mi Decreto nmero doscientos cincuentay cinco, la ponencia de su constitucin interna,

    D I S P O N G O :

    ARTCULO NICO.Quedan aprobados los Estatutos de "Falange Espaola Tradicionalista y de lasJ. O. N. S." en los trminos siguientes :

    ESTATUTOS DE "FALANGE ESPAOLA TRADICINALISTA Y DE LAS J. O. N. S."

    CAPITULO PRIMERO

    NORMAS GENERALESARTCULO I."Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." es el Movimiento Militante

    inspirador y base del Estado Espaol, que, en comunin de voluntades y creencias, asume la tareade devolver a Espaa el sentido profundo de una indestructible unidad de destino y la fe resuelta ensu misin catlica e imperial, como protagonista de Historia, de establecer un rgimen de economasuperadora de los intereses de individuo, de grupo y de clase, para la multiplicacin de/o? bienes alservicio del podero del Estado, de la Justicia social y de la libertad cristiana de la persona.

    "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." es la disciplina por la que el pueblo,unido y en orden, asciende al Estado y el Estado infunde al pueblo las virtudes de Servicio,Hermandad y Jerarqua.

    Y para el logro de todos estos fines, con la fundacin heroica del Estado, integra en una solafuerza a la Comunin Tradicionalista, garanta de la continuidad histrica, y la Falange Espaola delas J. O. N. S., vocacin, forma y estilo de la Revolucin Nacional.

    "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." se constituye en guardia permanente delos valores eternos de la Patria, virilmente defendidos en tres guerras civiles, exaltados con voz ycon sangre el 29 de octubre de 1934 por la nueva generacin, y definitivamente rescatados en lacoyuntura histrica del 17 de julio de 1936 por el Ejrcito y por el pueblo hecho Milicia.

    ART.2 Forman el emblema de "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." cincoflechas en haz abierto y un yugo apoyado sobre la interseccin de las mismas.

    ART. 3. El Movimiento constituye una sola persona jurdica con un solo patrimonio. Todaadquisicin de bienes que realicen sus rganos para ello autorizados, se entender hecha enbeneficio del patrimonio de la "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S:" UnReglamento especial determinar las normas por las que han de regirse los diversos rganos de"Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." en su vida econmica.

    - ART. 4. "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." estar integrada por lossiguientes elementos y rganos:

    1. Los afiliados.

    2. Las falanges locales.

    3. Las Jefaturas Provinciales.

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    4. Las Inspecciones Regionales.

    5. Servicios.

    6. Milicias y Sindicatos.

    7. Inspecciones Nacionales.

    8. Delegados Nacionales.

    9. Secretario General del Movimiento.10. Junta Poltica.

    11. Consejo Nacional.

    12. El CAUDILLO o Jefe Nacional del Movimiento.

    CAPITULO II

    DE LOS AFILIADOS

    ART.5. Los afiliados se dividen en militantes y adheridos.

    Sern militantes aquellos que, aceptando resueltamente la disciplina de todos los rganos delMovimiento y diciendo consagrarse al logro de sus fines, se hallen comprendidos en las siguientescondiciones:

    a) Los que formaran en una de las dos fuerzas integrantes del Movimiento el da 20 de abril de1937 o hayan sido admitidos directamente por la Junta Poltica con anterioridad a la publicacin delpresente Estatuto.

    b) Los Generales, Jefes, Oficiales y clases de los Ejrcitos Nacionales de tierra, mar y aire, enactivo o en servicio de guerra.

    c) Los que obtengan esta condicin por decisin personal del Caudillo, o resolviendopropuestas de las Jefaturas Provinciales, en atencin a los servicios eminentes prestados a la

    Causa Nacional en la preparacin del alzamiento militar o durante la guerra.d) Los que obtengan esta condicin por virtud de lo dispuesto en el artculo sptimo.

    ART. 6 Los militantes tendrn la plenitud de derechos y obligaciones que los presentesEstatutos y todas las disposiciones reglamentarias les confieran. Acreditarn su condicin medianteel carnet nico, aprobado por la Jefatura.

    ART. 7 Los adheridos podrn ser admitidos, previa solicitud, por la Secretara General, losJefes Provinciales y Locales.

    Los adheridos servirn a la "Falange Espaola Tradicionalista y de J. O. N. S.", sin ninguno delos derechos del miembro de la misma y sin carcter de tal. Antes del plazo de cinco aos el JefeProvincial a quien corresponda deber decidir forzosamente sobre la situacin del adherido,elevndole a la categora de militante o excluyndole de la Organizacin. Contra esta decisin sepodr recurrir ante el Secretario General.

    En cuanto un adherido demuestre haber prestado a la Patria servicios importantes durante laguerra, se decidir sobre su situacin en un plazo mximo de quince das. Si el Jefe Provincial no leconcediese entonces la condicin de militante, el adherido podr interponer recurso ante elSecretario General con el aval de doce militantes o acompaando a la peticin un informe del Jefede unidad de combate o de las Autoridades civiles.

    Los que hubiesen ejercido cargos polticos de Administracin Central antes del ij de julio de

    1936, debern solicitar su admisin directamente del Secretario General.

    ART. 8. Todos los afiliados debern suscribir la frmula de adhesin y juramento que

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    establezca la Jefatura Nacional del Movimiento.

    Los afiliados a "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." pagarn la cuotaprogresiva que se seale.

    ART. 9. Todo afiliado a "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." recibir ytransmitir cualquier comunicacin relativa al funcionamiento de ella por medio de quien ocupe el

    puesto directa o inmediatamente superior al suyo en la Jerarqua.Slo ser lcito acudir a los rganos superiores en-el caso de ser desatendido por los

    inmediatos o por razones graves que debern poner en conocimiento de aquel a quien se dirija, enel mismo momento de hacerlo.

    CAPITULO III

    ORGANIZACIN LOCAL

    ART.11. Para constituirse una falange local se necesitarn al menos veinte afiliados militantes yla autorizacin de la Jefatura Provincial. Si el nmero no llegase a veinte, los militantes se

    adscribirn en tanto a la Falange de la localidad ms prxima.

    ART. 12. Las Falanges locales ostentarn, sin necesidad de apoderamiento expreso, larepresentacin de la Jefatura del Movimiento, para llevar a cabo actos jurdicos de administracinde sus propios recursos, dentro de las normas y limitaciones que determina el Reglamentocorrespondiente.

    ART.13. Los rganos de las Falanges locales son los siguientes:

    1 El Jefe local, nombrado y destituido por el Jefe Provincial.

    2 El Secretario.3. El Tesorero.

    4 Los Delegados Locales de Servicios y el Jefe Local de Milicias.

    ART.14. La Jefatura de cada Falange Local designar y destituir a sus propios Secretario yTesorero. En cuanto a los Delegados de Servicios propondr su nombramiento y destitucin a losDelegados provinciales respectivos.

    ART. 15. La Jefatura local dirigir su vida con plena autoridad y dignidad, siempre dentro del

    espritu de los presentes Estatutos y con sumisin a la Jefatura Provincial y Nacional delMovimiento.

    Reunir una vez al mes a los Delegados Locales de Servicios para examen de cuentas yasuntos de trmite; de igual forma proceder siempre que lo considere pertinente para la buenamarcha de la Organizacin.

    ART.16. Los Secretarios, Tesoreros y Delegados Locales de Servicios tendrn, respecto a laJefatura local, los deberes y atribuciones que el Secretario General, la Administracin y losDelegados Nacionales de Servicios tienen respecto a la Jefatura Nacional del Movimiento, segnlos captulos V y X de los presentes Estatutos.

    ART.17. Los afiliados a las Falanges locales cuidarn de conservar en todo momento su actitudmilitante y mantener con dignidad el contacto con el pueblo, haciendo llegar al mismo la constante

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    emocin y ejemplaridad de la "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S."

    Un Reglamento especial detallar su estructura, sus normas y deberes.

    CAPITULO IV

    DE LAS JEFATURAS PROVINCIALES E INSPECTORES REGIONALES

    ART. 18. El Caudillo designar para cada provincia una Jefatura encomendada a un solomilitante.

    Estos Jefes, con plena autoridad y responsabilidad, sern los encargados de transmitir a lasFalanges Locales, enclavadas en su Provincia, las decisiones del Jefe Nacional del Movimiento,velando por el exacto cumplimiento de las mismas, y de inspeccionar los servicios de sudemarcacin, siendo el rgano superior jerrquico de las Falanges Locales.

    ART.19. Los artculos 14, 15 y 16 se entendern aplicados a las Jefaturas Provinciales y a suscargos y servicios, con arreglo a su jurisdiccin jerrquica.

    Los rganos Provinciales del Movimiento son los siguientes:

    El Jefe Provincial.

    El Secretario.

    El Tesorero.

    Los Delegados Provinciales de Servicios y el Jefe Provincial de Milicias.

    ART. 20. Las Jefaturas Provinciales ostentarn, sin apoderamiento expreso, la representacinde la Jefatura del Movimiento para llevar a cabo actos jurdicos de administracin de sus propiosrecursos; con las limitaciones que oportunamente se establezcan.

    Reunir una vez al mes a os Delegados Provinciales de Servicios para examen de cuentas yasuntos de trmite; de igual forma proceder siempre que lo considere pertinente para la buenamarcha de la Organizacin.

    ART. 21. Cuando la Jefatura Nacional del Movimiento lo crea necesario, y por el tiempo que juzgue conveniente, podr nombrar Inspectores Regionales con servicio en varias provinciascolindantes sin sede fija, y cuya misin ser:

    1. Hacer que se cumplan portas Jefaturas Provinciales cuantas rdenes y disposicionesemanen de la Jefatura Nacional del Movimiento.

    2. Vigilar la actividad administrativa de cuantos servicios dependan de estas JefaturasProvinciales.

    3 Informar por escrito sobre cuantas Inspecciones de funcionamiento de servicios, y otras, sele encomienden.

    Los gastos de las Delegaciones Inspectoras Territoriales sern satisfechos por el ServicioNacional de Administracin, con cargo, por igual, a las Jefaturas Provinciales que afecten.

    CAPITULO V

    DE LOS SERVICIOS

    ART.22. La Jefatura Nacional del Movimiento crear los servicios que considere convenientespara la especificacin y multiplicacin del trabajo, poniendo las energas de la "Falange Espaola

    Tradionalista y de las J. O. N. S." al servicio del Resurgimiento Nacional.Al frente de cada Servicio Nacional habr un Delegado, nombrado y destituido libremente por el

    Jefe Nacional. Dentro de la disciplina de cada Servicio se crearn las Secciones necesarias para elpleno desarrollo de la obra Nacionalsindicalista.

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    ART.23. Necesariamente existirn los siguientes servicios:

    I Exterior.

    2. Educacin Nacional.

    3. Prensa y Propaganda.

    4. Seccin Femenina.5. Obras Sociales.

    6. Sindicatos.

    7. Organizacin Juvenil.

    8. Justicia y Derecho.

    9. Iniciativas y Orientaciones de la Obra del Estado.

    10. Comunicaciones y Transportes del Movimiento.

    11. Tesorera y Administracin.

    12. Informacin e Investigacin.Habr tambin un Inspector Nacional de Educacin y Asistencia Religiosa.

    ART.24. El Jefe Nacional de cada Servicio responde de la eficacia del mismo y establecer lasDelegaciones Provinciales y Locales, con los rganos que sean precisos, manteniendo con ellosrelaciones directas a los fines de la funcin.

    ART. 25. Los Delegados Provinciales de Servicios actuarn bajo la disciplina poltica de losJefes Provinciales y bajo la autoridad y orientacin directa de los Jefes Nacionales de Servicio, que

    debern nombrarlos y destituirlos libremente, consultados los Jefes Provinciales del Movimiento.El Jefe Provincial podr destituir provisionalmente a los Delegados de Servicio, sometiendo, con

    rapidez, tal medida a la aprobacin definitiva del Jefe Nacional del Servicio y comunicndola alSecretario General.

    ART.26. Se crearn en cada Falange Local los servicios que deban existir.

    Sus relaciones de dependencia seguirn, en su grado, las normas sealadas en el artculoanterior.

    CAPITULO VIDE L A M I L I C I A

    ART. 27. En la guerra y en la paz, las Milicias representan el espritu ardiente de "FalangeEspaola Tradicionalista y de las J. O. N. S."', y su viril voluntad de servicio a la Patria, en guardiavigilante de sus postulados ante todo enemigo interior. Ms que una parte del Movimiento son elMovimiento mismo, en actitud heroica de subordinacin militar.

    ART. 28. El Mando Supremo de las Milicias lo encarna el Caudillo, quien delegar susprerrogativas en un Jefe Directo y responsable.

    La distribucin y ordenacin Jerrquica de las Milicias sern objeto de un Reglamento especial.

    CAPITULO VII

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    SINDICATOS

    ART. 29. " F a l a n g e Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S." crear y mantendr lasOrganizaciones Sindicales aptas para encuadrar el Trabajo y la produccin y reparto de bienes. Entodo caso los Mandos de estas Organizaciones procedern de las filas del Movimiento y sernconformados y tutelados por las Jefaturas del mismo, como garanta de que la Organizacin sindicalha de estar subordinada al inters Nacional e infundida de los ideales del Estado.

    ART.30. La Jefatura Nacional de Sindicatos ser conferida a un solo militante y su orden interiortendr una graduacin vertical y jerrquica a la manera de un Ejrcito creador, justo y ordenado.

    CAPITULO VIII

    DE LA JUNTA POLTICA

    ART.32. Misin de la Junta Poltica es:

    1. El estudio de cuantos problemas tengan inters para la marcha general del Movimiento.

    2. Presentacin a la Jefatura de cuantas proposiciones estime convenientes en todos losrdenes.

    3. El asesoramiento a la Jefatura en los asuntos que sta le someta.

    Siempre que lo considere oportuno, la Junta Poltica podr requerir de cualquier militanteinforme oral o escrito acerca de las materias de su competencia.

    ART.33. La Junta se reunir, al menos, una vez al mes y siempre que sea convocada por elJefe Nacional del Movimiento o el Secretario General.

    ART.34. Esta Junta declinar sus funciones ante el segundo Consejo Nacional, que prevn lospresentes Estatutos.

    ART. 35. Constituido el segundo Consejo Nacional, la Junta estar integrada por los JefesNacionales de Servicios y otros tres miembros del Consejo, designados por el Consejo Nacional ysustituidos libremente por el mismo, sin que el cese de estos ltimos implique la prdida de sucondicin de Consejero. Entindese que en todo momento los miembros de la Junta sern, conanterioridad a su designacin, militantes de la "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N.S." Presidir las tareas de la Junta el Secretario General o el miembro en quien delegue, excepto enlos casos en que sea convocada por el Jefe Nacional.

    CAPITULO IX

    EL CONSEJO NACIONAL

    ART.36. El primer Consejo Nacional de "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S."ser nombrado en la totalidad de sus miembros por el Caudillo, quien podr en cualquier momentosustituirlos o deponerlos individualmente.

    Las vacantes que se produzcan sern cubiertas por igual procedimiento, dentro de un plazo dequince das.

    El nmero de miembros no ser superior a cincuenta ni inferior a veinticinco. Las vacantespodrn cubrirse por el Jefe, libremente y en cualquier momento.

    ART. 37. Cuando conquistada la Paz el Jefe del Movimiento decida la creacin de un nuevoConsejo, ser integrado por:

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    1. El Secretario General.

    2. El Jefe de Milicias.

    3. El Delegado Nacional del Servicio Exterior.

    4. El Delegado Nacional de Educacin Nacional.

    5. El Delegado Nacional de Prensa y Propaganda.

    6. El Delegado Nacional de la Seccin Femenina.y. El Delegado Nacional de Sindicatos.

    8. El Delegado Nacional de la Obra de Accin Social.

    9. El Delegado Nacional de los Servicios de Justicia y Derecho.

    10. El Delegado Nacional de Organizaciones Juveniles.

    11. El Delegado Nacional de Iniciativas y Orientaciones a la Obra del Estado.

    12. El Delegado Nacional de Informacin e Investigacin.

    13. El Delegado Nacional de Comunicaciones y Transportes del Movimiento.

    14. El Delegado Nacional de Tesorera y Administracin.Como servicios del Movimiento.

    Por las personas que el Caudillo designe por razn de sus Jerarquas del Estado hasta unnmero no superior a doce.

    Militantes designados por el Caudillo, en atencin a sus mritos y servicios excepcionales.

    El nmero total del Consejo no ser superior a cincuenta, ni inferior a veinticinco. Las vacantespodrn cubrirse libremente por el Jefe Nacional en cualquier momento.

    ART.38. Los miembros que pertenecen al Consejo por su funcin o cargo perdern con ste sucondicin de Consejero.

    Los que pertenezcan por razn de los servicios internos del Movimiento, perdern igualmentesu condicin de Consejeros al abandonar su cargo, siendo sustituidos por quien asuma susfunciones.

    Los dems, se nombran por tres aos y son susceptibles de reeleccin, no pudiendo sersustituidos en tanto sino por causa grave que estimar el Caudillo odo el Consejo.

    ART.39. Ningn Consejero podr ser detenido, sino por orden del Jefe Nacional del Movimiento,a no ser en flagrante delito, comunicando inmediatamente la detencin al Jefe.

    ART. 40. Corresponde al Caudillo convocar el Consejo, fijando la Orden del da a la cual seatendrn estrictamente las deliberaciones.

    El Jefe del Movimiento preside el Consejo. En caso de ausencia inevitable por enfermedad delmismo, lo convocar y presidir el Secretario General.

    ART. 41. Al Consejo Nacional de "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S."corresponde decidir:

    1. Las lneas primordiales de la estructura del Movimiento.

    2. Las lneas primordiales de la estructura del Estado.3. Las normas de ordenacin sindical.

    4. Todas las grandes cuestiones nacionales que le someta el Jefe del Movimiento.

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    5. Las grandes cuestiones de orden internacional.

    El Consejo emitir consultas siempre que el Jefe del Movimiento lo solicite.

    ART.42. El Caudillo designar secretamente su sucesor, el cual ser proclamado por el Consejoen caso de muerte o incapacidad fsica.

    ART. 43. El Consejo se reunir obligatoriamente todos los aos el da 17 de julio y cuantasveces sea convocado por el Caudillo.

    En la primera reunin prestarn litrgicamente, el Jefe y los miembros del Consejo, elJuramento de la "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S.", por Espaa, ante Cristo ylos Santos Evangelios.

    ART.44. Todos los miembros sern convocados por escrito con diez das de anticipacin, conel fin de que puedan conocer los asuntos contenidos en la Orden del da y proponer nuevos temaspor escrito. Sin embargo, siempre que el Caudillo lo crea conveniente, la convocatoria podr ser

    inmediata.

    CAPITULO X

    EL SECRETARIO GENERAL

    ART. 45. El Caudillo designar libremente al Secretario General, cuyos deberes y atribucionesson:

    1. Recibir de la Jefatura todas las rdenes que hayan de transmitirse a cualquiera de losrganos del Movimiento.

    2. Mantener la comunicacin entre el Jefe Nacional y todas las Jerarquas.

    3. Inspeccionar y dirigir, por delegacin del Jefe Nacional, la marcha de todas las demsJefaturas y Servicios.

    4. Proponer al Mando las medidas que considere convenientes a la disciplina y a la actividaddel Movimiento y que no trasciendan a la competencia del Consejo Nacional.

    5. Llevar constancia documental de las actuaciones de "Falange Espaola Tradicionalista y delas J. O. N. S."

    6. Actuar como Secretario en las reuniones del Consejo Nacional.

    7. Servir de enlace entre el Movimiento y el Estado, participando en las tareas del Gobierno.

    ART. 46. El Secretario General podr ser depuesto por el Jefe Nacional, siempre que loconsidere conveniente o cuando se pronuncien en tal sentido los dos tercios del Consejo Nacional.

    Esta ltima facultad slo podrn ejercerla los Consejos que se nombren una vez conquistada laPaz.

    CAPITULO XI

    EL JEFE NACIONAL DEL MOVIMIENTO

    ART. 47. El Jefe Nacional de "Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S SupremoCaudillo del Movimiento, personifica todos los Valores y todos los Honores del mismo. Como autor

    de la Era Histrica donde Espaa adquiere las posibilidades de realizar su destino, y con l losanhelos del Movimiento, el Jefe asume en su entera plenitud la ms absoluta autoridad.

    El Jefe responde ante Dios y ante la Historia.

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    ART. 48. Corresponde al Caudillo designar a su sucesor, quien recibir de l las mismasdignidades y obligaciones. El modo de sucesin, previsto en los presentes Estatutos, serreglamentado en sus detalles por el Consejo Nacional.

    ART. 49. En caso de ausencia limitada del Caudillo, y siempre que ste lo crea pertinente,

    delegar sus atribuciones en el Secretario General, quien le dar cuenta de los actos realizadosdurante la ausencia o mientras dure la delegacin.

    CAPITULO XII

    DE LA REFORMA E INTERPRETACIN DE LOS ESTATUTOS

    ART. 50. Este Estatuto podr ser modificado, a propuesta del Jefe Nacional, por el ConsejoNacional.

    Su interpretacin y doctrina corresponde siempre al Caudillo, nico que puede determinar lasmodalidades de circunstancia, ritmo y tiempo para dar eterna presencia al Ausente, a los forjadores

    y continuadores de la Tradicin Espaola, y a todos aquellos que han cado por la Gloria deEspaa.

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    CORRECCIONES A LOS ESTATUTOS

    Decreto nmero 417

    Artculo nico.

    DISPONGO:

    El artculo 10 de los Estatutos de Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S. quedarredactado de la forma siguiente:

    Se pierde la cualidad de adherido, a voluntad propia o por decisin del Secretario General delMovimiento, de los Jefes Provinciales o de los Jefes Locales. La de Militante por voluntad propia, opor voluntad del Secretario General, a de los Jefes Provinciales. Los Jefes Provinciales, en el plazode cuarenta y ocho horas, pondrn estas decisiones en conocimiento del Secretario General delMovimiento.

    En ambos casos, cuando esta decisin se tome por las Jerarquas del Movimiento, deber ser

    apoyada por uno de los motivos siguientes:1. Conducta denigrante.

    2. Falta grave contra los deberes de cooperacin al Movimiento.

    3. Grave quebranto de la disciplina.

    4. Por algn acto contra la dignidad Nacional.

    Contra toda decisin de expulsin del Movimiento se podr recurrir ante la Autoridadinmediatamente superior.

    Los militantes comprendidos en el apartado b) del artculo 5.0 nicamente podrn serseparados por decisin personal del Caudillo.

    El artculo 31 de los citados Estatutos quedar redactado as:

    La Junta Poltica, rgano permanente de Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S.,estar integrada por doce miembros: seis designados por el Consejo Nacional y otros seis ms,sean o no Consejeros, designados libremente por el Caudillo.

    Cuando el Jefe Nacional asista a las reuniones de la Junta Poltica, ser l quien las presida.Cuando no asista ser presidida por el Secretario General.

    Dado en Burgos, a veinte y seis de noviembre de mil novecientos treinta y siete.II AoTriunfal.

    FRANCISCO FRANCO.

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    EL SALUDO NACIONALSINDICALISTA

    D e c r e t o n m e r o 263

    En los albores del Movimiento Nacional, cuando los patriotas perseguidos caan vctimas de losenemigos de Espaa, el cortejo de los mrtires saludaba precursoramente con el brazo en alto en

    seal de homenaje.Falange Espaola adopt como smbolo lo que era exponente del sentir popular, y al producirse

    la gesta se generalizaron aquellas demostraciones de respeto como manifestaciones dehermandad, de disciplina y de justicia social, que conducen al engrandecimiento de la Patria.

    Al fundirse en el Estado aquella organizacin, la savia de sus aspiraciones toma los caracteresde norma y el saludo, que constituye en las costumbres de los pueblos el testimonio ms elevadode la reciprocidad y mutuo auxilio, ser forma generosa que patentice el holocausto al ms sublimede los ideales y el destierro de una poca di positivismo materialista. En su consecuencia,

    DISPONGO:

    Artculo primero. Se establea como saludo nacional el constitu-do por el brazo en alto, con lamano abierta y extendida, y formando con la vertical del cuerpo un ngulo de cuarenta y cincogrados.

    Artculo segundo. Al paso de la ensea de la Patria y al entonar se el Himno y CantosNacionales, en los casos previstos en el Decrete nmero doscientos veintisis, se permanecer enposicin de saludo

    Artculo tercero. El personal del Ejrcito y de la Armada conservar su saludo reglamentario enlo actos militares.

    Dado en Salamanca, a veinticuatro de abril de mil novecientos treinta y siete. FRANCISCOFRANCO.

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    EL EMBLEMA, EL YUGO Y LAS FLECHAS

    Articulo 2. Forman el emblema de Falange Espaola Tradicionalista y de las J. O. N. S., cincoflechas en haz abierto y un yugo apoyado sobre la interseccin de las mismas.

    N u e s t r o E m b l e m a

    El yugo es la yunta, la junta, las Juntas de nosotros, nuestra propicia coyuntura histrica.

    Las flechas hienden las maanas de Espaa. Hienden. Ofenden. Son la ofensiva de una raza,de una juventud que pretende imponerse ahora.

    El yugo camina delante del arado. Es la Agricultura Nacional. El campo nacional. La vidanacional.

    Cada manojo de saetas es una gavilla de corazones, una hermandad, un gremio, un Sindicato.

    Las flechas son de hierro, de acero, de la carne espaola eterna. Aguzadas, forjadas con elfuego antiguo por sindicalistas nacionales.

    El yugo y las flechas son tambin la cruz; forman una cruz. Para sus cruzados toda una granempresa ha sido una cruz en la encrucijada de los tiempos. Si el yugo pesa, apesadumbra aalguien, las flechas aligeran, alegrarn nuestra buenaventura espaola.

    Aunque cerca del yugo est siempre el estmulo.

    Los campesinos que hablaban latn estimulaban a sus bueyesjunto a la cervizcon unapunta de saeta en la extremidad de un palo.

    Nuestro escudo huele a garrote y a fragua, y a pan y a vino y a sol, y a eternidad.

    El equilibrio duradero entre un pasado horizontal-el yugoy la ascensin vertical, celestial,de un futuro: las flechas. Habr que reconquistar nuestra Patria a flechazos, a golpes de cario.Amorosamente. Duramente. Como se conquista a la mujer que parir a nuestros herederos.

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    CUATRO DISCURSOS DE JOS ANTONIO

    DISCURSO DEL 29 DE OCTUBRE DE 1933

    (Discurso pronunciado en el Teatro de la Comedia de Madrid, el da 29 de octubre de 1933)

    RAZN Y VOLUNTAD

    Nada de un prrafo de gracias. Escuetamente, gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestroestilo.

    Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto, que se llamaba Juan Jacobo Rousseau, public El contratosocial, dej de ser la verdad poltica una entidad permanente. Antes, en otras pocas ms profundas, losEstados, que eran ejecutores de misiones histricas, tenan inscritas sobre sus frentes, y aun sobre los astros,la justicia y la verdad. Juan Jacobo Rousseau vino a decirnos que la justicia y la verdad no eran categoraspermanentes de razn, sino que eran, en cada instante, decisiones de voluntad.

    Juan Jacobo Rousseau supona que el conjunto de los que vivimos en un pueblo tiene un alma superior, dejerarqua diferente a cada una de nuestras almas, y que ese yo superior est dotado de una voluntad infalible,capaz de definir en cada instante lo justo y lo injusto, el bien y el mal. Y como esa voluntad colectiva, esavoluntad soberana, slo se expresa por medio del sufragio conjetura de los ms que triunfa sobre la de losmenos en la adivinacin de la voluntad superior, vena a resultar que el sufragio, esa farsa de las papeletasentradas en una urna de cristal, tena la virtud de decirnos en cada instante si Dios exista o no exista, si laverdad era la verdad o no era la verdad, si la Patria deba permanecer o si era mejor que, en un momento, sesuicidase.

    EL ESTADO LIBERAL

    Como el Estado liberal fue un servidor de esa doctrina, vino a constituirse no ya en el ejecutor resuelto de losdestinos patrios, sino en el espectador de las luchas electorales. Para el Estado liberal slo era lo importante

    que en las mesas de votacin hubiera sentado un determinado nmero de seores; que las eleccionesempezaran a las ocho y acabaran a las cuatro; que no se rompieran las urnas. Cuando el ser rotas es el msnoble destino de todas las urnas. Despus, a respetar tranquilamente lo que de las urnas saliera, como si a lno le importase nada. Es decir, que los gobernantes liberales no crean ni siquiera en su misin propia; nocrean que ellos mismos estuviesen all cumpliendo un respetable deber, sino que todo el que pensara locontrario y se propusiera asaltar el Estado, por las buenas o por las malas, tena igual derecho a decirlo y aintentarlo que los, guardianes del Estado mismo a defenderlo.

    De ah vino el sistema democrtico, que es, en primer lugar, el ms ruinoso sistema de derroche de energas.Un hombre dotado para la altsima funcin de gobernar, que es tal vez la ms noble de las funcioneshumanas, tena que dedicar el ochenta, el noventa o el noventa y cinco por ciento de su energa a sustanciarreclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaos del Congreso, a adular alos electores, a aguantar sus impertinencias, porque de los electores iba a recibir el Poder; a soportar

    humillaciones y vejmenes de los que, precisamente por la funcin casi divina de gobernar, estaban llamadosa obedecerle; y si, despus de todo eso, le quedaba un sobrante de algunas horas en la madrugada, o dealgunos minutos robados a un descanso intranquilo, en ese mnimo sobrante es cuando el hombre dotadopara gobernar poda pensar seriamente en las funciones sustantivas de Gobierno.

    Vino despus la prdida de la unidad espiritual de los pueblos, porque como el sistema funcionaba sobre ellogro de las mayoras, todo aquel que aspiraba a ganar el sistema ,tena que procurarse la mayora de lossufragios. Y tena que procurrselos robndolos, si era preciso, a los otros partidos, y para ello no tena quevacilar en calumniarlos, en verter sobre ellos las peores injurias, en faltar deliberadamente a la verdad, en nodesperdiciar un solo resorte de mentira y de envilecimiento. Y as, siendo la fraternidad uno de los postuladosque el Estado liberal nos mostraba en su frontispicio, no hubo nunca situacin de vida colectiva donde loshombres injuriados, enemigos unos de otros, se sintieran menos hermanos que en la vida turbulenta ydesagradable del Estado liberal.

    Y, por ltimo, el Estado liberal vino a depararnos la esclavitud econmica, porque a los obreros, con trgicosarcasmo, se les deca: "Sois libres de trabajar lo que queris; nadie puede compeleros a que aceptis unas uotras condiciones; ahora bien: como nosotros somos los ricos, os ofrecemos las condiciones que nos

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    parecen; vosotros, ciudadanos libres, si no queris, no estis obligados a aceptarlas; pero vosotros,ciudadanos pobres, si no aceptis las condiciones que nosotros os impongamos, moriris de hambre,rodeados de la mxima dignidad liberal". Y as verais cmo en los pases donde se ha llegado a tenerParlamentos ms brillantes e instituciones democrticas ms finas, no tenais ms que separamos unoscientos de metros de los barrios lujosos para encontramos con tugurios infectos donde vivan hacinados losobreros y sus familias, en un lmite de decoro casi infrahumano. Y os encontrarais trabajadores de loscampos que de sol a sol se doblaban sobre la tierra, abrasadas las costillas, y que ganaban en todo el ao,gracias al libre juego de la economa liberal, setenta u ochenta jornales de tres pesetas.

    EL SOCIALISMO

    Por eso tuvo que nacer, y fue justo su nacimiento (nosotros no recatamos ninguna verdad), el socialismo. Losobreros tuvieron que defenderse contra aquel sistema, que slo les daba promesas de derechos, pero no secuidaba de proporcionarles una vida justa.

    Ahora, que el socialismo, que fue una reaccin legtima contra aquella esclavitud liberal, vino a descarriarse,porque dio, primero, en la interpretacin materialista de la vida y de la Historia; segundo, en un sentido derepresalia; tercero, en una proclamacin del dogma de la lucha de clases.

    El socialismo, sobre todo el socialismo que construyeron, impasibles en la frialdad de sus gabinetes, losapstoles socialistas, en quienes creen los pobres obreros, y que ya nos ha descubierto tal como eran Alfonso

    Garca Valdecasas; el socialismo as entendido, no ve en la Historia sino un juego de resortes econmicos: loespiritual se suprime; la Religin es un opio del pueblo; la Patria es un mito para explotar a los desgraciados.Todo eso dice el socialismo. No hay ms que produccin, organizacin econmica. As es que los obrerostienen que estrujar bien sus almas para que no quede dentro de ellas la menor gota de espiritualidad.

    No aspira el socialismo a restablecer una justicia social rota por el mal funcionamiento de los Estadosliberales, sino que aspira a la represalia; aspira a llegar en la injusticia a tantos grados ms all cuantos msac llegaran en la injusticia los sistemas liberales.

    Por ltimo, el socialismo proclama el dogma monstruoso de la lucha de clases; proclama el dogma de que lasluchas entre las clases son indispensables, y se producen naturalmente en la vida, porque no puede habernunca nada que las aplaque. Y el socialismo, que vino a ser una crtica justa del liberalismo econmico, nostrajo, por otro camino, lo mismo que el liberalismo econmico: la disgregacin, el odio, la separacin, el olvido

    de todo vnculo de hermandad y de solidaridad entre los hombres.

    DIOS, QU BUEN VASALLO SI OVIERA BUEN SEOR!

    As resulta que cuando nosotros, los hombres de nuestra generacin, abrimos los ojos, nos encontramos conun mundo en ruina moral, un mundo escindido en toda suerte de diferencias; y por lo que nos toca de cerca,nos encontramos en una Espaa en ruina moral, una Espaa dividida por todos los odios y por todas laspugnas. Y as, nosotros hemos tenido que llorar en el fondo de nuestra alma cuando recorramos los pueblosde esa Espaa maravillosa, esos pueblos en donde todava, bajo la capa ms humilde, se descubren gentesdotadas de una elegancia rstica que no tienen un gesto excesivo ni una palabra ociosa, gentes que vivensobre una tierra seca en apariencia, con sequedad exterior, pero que nos asombra con la fecundidad queestalla en el triunfo de los pmpanos y los trigos. Cuando recorramos esas tierras y veamos esas gentes, ylas sabamos torturadas por pequeos caciques, olvidadas por todos los grupos, divididas, envenenadas por

    predicaciones tortuosas, tenamos que pensar de todo ese pueblo lo que l mismo cantaba del Cid al verleerrar por campos de Castilla, desterrado de Burgos:

    Dios, qu buen vasallo si ovier buen seor!

    Eso vinimos a encontrar nosotros en el movimiento que empieza en ese da: ese legtimo soar de Espaa;pero un seor como el de San Francisco de Borja, un seor que no se nos muera. Y para que no se nosmuera, ha de ser un seor que no sea, al propio tiempo, esclavo de un inters de grupo ni de un inters declase.

    NI DERECHAS, NI IZQUIERDAS.

    El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podramos decir un antipartido,spase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas. Porque en el fondo, la derecha es la aspiracin amantener una organizacin econmica, aunque sea injusta, y la izquierda es, en el fondo, el deseo desubvertir una organizacin econmica, aunque al subvertira se arrastren muchas cosas buenas. Luego, estose decora en unos y otros con una serie de consideraciones espirituales. Sepan todos los que nos escuchan

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    de buena fe que estas consideraciones espirituales caben todas en nuestro movimiento; pero que nuestromovimiento por nada atar sus destinos al inters de grupo o al inters de clase que anida bajo la divisinsuperficial de derechas e izquierdas.

    La Patria es una unidad total, en que se integran todos los individuos y todas las clases; la Patria no puedeestar en manos de la clase ms fuerte ni del partido mejor organizado. La Patria es una sntesis trascendente,una sntesis indivisible, con fines propios que cumplir; y nosotros lo que queremos es que el movimiento deeste da, y el Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, de

    esa unidad permanente, de esa unidad irrevocable que se llama Patria.

    EN VEZ DE PROGRAMA, SENTIDO

    Y con eso ya tenemos todo el motor de nuestros actos futuros y de nuestra conducta presente, porquenosotros seramos un partido ms si viniramos a enunciar un programa de soluciones concretas. Talesprogramas tienen la ventaja de que nunca se cumplen. En cambio, cuando se tiene un sentido permanenteante la Historia y ante la vida, ese propio sentido nos da las soluciones ante lo concreto, como el amor nosdice en qu caso debemos reir y en qu caso nos debemos abrazar, sin que un verdadero amor tenga hechoun mnimo programa de abrazos y de rias.

    He aqu lo que exige nuestro sentido total de la Patria y del Estado que ha de servirla.

    Que todos los pueblos de Espaa, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidadde destino.

    Que desaparezcan los partidos polticos. Nadie ha nacido nunca miembro de un partido poltico; en cambio,nacemos todos miembros de una familia; somos todos vecinos de un Municipio; nos afanamos todos en elejercicio de un trabajo. Pues si sas son nuestras unidades naturales, si la familia y el Municipio y lacorporacin es en lo que de veras vivimos, para qu necesitamos el instrumento intermediario y perniciosode los partidos polticos, que, para unimos en grupos artificiales, empiezan por desunimos en nuestrasrealidades autnticas?

    Queremos menos palabrera liberal y ms respeto a la libertad profunda del hombre. Porque slo se respetala libertad del hombre cuando se le estima, como nosotros le estimamos, portador de valores eternos; cuandose le estima envoltura corporal de un alma que es capaz de condenarse y de salvarse. Slo cuando al hombre

    se le considera as, se puede decir que se respeta de veras su libertad, y ms todava si esa libertad seconjuga, como nosotros pretendemos, en un sistema de autoridad, de jerarqua y de orden.

    Queremos que todos se sientan miembros de una comunidad seria y completa; es decir, que las funciones arealizar son muchas: unos, con el trabajo manual; otros, con el trabajo del espritu; algunos, con un magisteriode costumbres y refinamientos. Pero que en una comunidad tal como la que nosotros apetecernos, spasedesde ahora, no debe haber convidados ni debe haber znganos.

    Queremos que no se canten derechos individuales de los que no pueden cumplirse nunca en casa de losfamlicos, sino que se d a todo hombre, a todo miembro de la comunidad poltica, por el hecho de serio, lamanera de ganarse con su trabajo una vida humana, justa y digna.

    Queremos que el espritu religioso, clave de los mejores arcos de nuestra Historia, sea respetado y amparado

    como merece, sin que por eso el Estado se inmiscuya en funciones que no le son propias ni comparta comolo haca, tal vez por otros intereses que los de la verdadera Religin funciones que s le corresponde realizarpor s mismo.

    Queremos que Espaa recobre resueltamente el sentido universal de su cultura y de su Historia.

    Y queremos, por ltimo, que si esto ha de lograrse en algn caso por la violencia, no nos detengamos ante laviolencia. Porque, quin ha dicho al hablar de "todo menos la violencia" que la suprema jerarqua de losvalores morales reside en la amabilidad? Quin ha dicho que cuando insultan nuestros sentimientos, antesque reaccionar como hombres, estamos obligados a ser amables? Bien est, s, la dialctica como primerinstrumento de comunicacin. Pero no hay ms dialctica admisible que la dialctica de los puos y de laspistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria.

    Esto es lo que pensamos nosotros del Estado futuro que hemos de afanamos en edificar.

    UN MODO DE SER

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    Pero nuestro movimiento no estara del todo entendido si se creyera que es una manera de pensar tan slo;no es una manera de pensar: es una manera de ser. No debemos proponemos slo la construccin, laarquitectura poltica. Tenemos que adoptar, ante la vida entera, en cada uno de nuestros actos, una actitudhumana, profunda y completa. Esta actitud es el espritu de servicio y de sacrificio, el sentido asctico y militarde la vida. As, pues, no imagine nadie que aqu se recluta para ofrecer prebendas; no imagine nadie que aqunos reunimos para defender privilegios. Yo quisiera que este micrfono que tengo delante llevara mi voz hastalos ltimos rincones de los hogares obreros, para decirles: s, nosotros llevamos corbata; s, de nosotrospodis decir que somos seoritos. Pero traemos el espritu de lucha precisamente por aquello que no nos

    interesa como seoritos; venimos a luchar porque a muchos de nuestras clases se les impongan sacrificiosduros y justos, y venimos a luchar por que un Estado totalitario alcance con sus bienes lo mismo a lospoderosos que a los humildes. Y as somos, porque as lo fueron siempre en la Historia los seoritos deEspaa. As lograron alcanzar la jerarqua verdadera de seores, porque en tierras lejanas, y en nuestraPatria misma, supieron arrostrar la muerte y cargar con las misiones ms duras, por aquello queprecisamente, como a tales seoritos, no les importaba nada.

    ARMA AL BRAZO, BAJO LAS ESTRELLAS.

    YO creo que est alzada la bandera. Ahora vamos a defenderla alegremente, poticamente. Porque hayalgunos que frente a la marcha de la revolucin creen que para aunar voluntades conviene ofrecer lassoluciones ms tibias; creen que se debe ocultar en la propaganda todo lo que pueda despertar una emocino sealar una actitud enrgica y extrema. Qu equivocacin! A los pueblos no los han movido nunca ms

    que los poetas, y ay del que no sepa levantar, frente a la poesa que destruye, la poesa que promete!

    En un movimiento potico, nosotros levantaremos este fervoroso afn de Espaa; nosotros nossacrificaremos; nosotros renunciaremos, y de nosotros ser el triunfo, triunfo que para qu os lo voy adecir? no vamos a lograr en las elecciones prximas. En estas elecciones votad lo que os parezca menosmalo. Pero no saldr de ah vuestra Espaa, ni est ah nuestro marco. Esa es una atmsfera turbia, yacansada, como de taberna al final de una noche crapulosa. No est ah nuestro sitio. Yo creo, s, que soycandidato; pero lo soy sin fe y sin respeto. Y esto lo digo ahora, cuando ello puede hacer que se me retraigantodos los votos. No me importa nada. Nosotros no vamos a ir a disputar a los habituales los restos desabridosde un banquete sucio. Nuestro sitio est fuera, aunque tal vez transitemos, de paso, por el otro. Nuestro sitioest al aire libre, bajo la noche clara, arma al brazo, y en lo alto, las estrellas, Que sigan los dems con susfestines. Nosotros fuera, en vigilancia tensa, fervorosa y segura, ya presentimos el amanecer en la alegra denuestras entraas.

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    DISCURSO DEL 17 DE NOVIEMBRE DE 1935DISCURSO DE CLAUSURA DEL SEGUNDO CONSEJO NACIONAL DE LA FALANGE(Discurso pronunciado en el cine Madrid, en Madrid)

    Estos que veis aqu con camisas azules y cordones rojos y negros son los camaradas que integran el ConsejoNacional. Durante dos das han estado trabajando en abnegado silencio y han conseguido elaborar con la

    precisin que es el premio de las tareas en que se pone el alma declaraciones fundamentales para nuestromovimiento. Esos que casi no veis all, esos que se pierden en la penumbra del local ms grande de Madrid,son todos los que vienen a deciros, con su presencia y con su asistencia, que creen en el porvenir denuestras flechas y nuestros yugos y en la eficacia de las verdades que, en silencio abnegado, ha puesto enorden el Consejo.

    Felices los que gozamos juntos de esta alta temperatura espiritual. Felices los que tenemos este refugiocontra la dispersin y contra la melancola del ambiente, porque fuera de aqu, en otras partes, en esaespecie de gran cinematgrafo nacional, ms pequeo que ste y seguramente en vsperas de clausura, quese llama Congreso de los Diputados, es tal ya la melancola, es tal el tedio que se siente, est ya, despus deesa bazofia turbia que acabamos de tragamos hace unos das, y de la que han tratado de darnos variasraciones ms, est ya el ambiente tan muerto, que los que concurrimos a ese mbito hemos perdido ennuestros estmagos hasta la aptitud para la nusea. Aquello se cae a pedazos, se muere de tristeza, todo es

    aire de pantano insalubre, todo es barrunto de una muerte prxima y sin gloria. No notis que se respira unaatmsfera semejante a la de aquellos das ltimos de 1930, en que ya preveamos todos la proximidad de unasima? Esto se muere, y se muere despus de una vida de esterilidad. Acaso tal muerte constituya unasorpresa para algunos; pero vosotros, los que asististeis al mitin del teatro de la Comedia el 29 de octubre de1933, osteis este vaticinio, que, para no dejarnos mentir, anda en letras de molde; osteis el vaticinio quedeca: "En estas elecciones, votad lo que os parezca menos malo; pero no saldr de ah nuestra Espaa, niest ah nuestro, marco. Esa es una atmsfera turbia, cansada, como de taberna al final de una nochecrapulosa. No est ah nuestro sitio. Yo creo que soy candidato; pero lo soy sin fe y sin respeto. Y esto lo digoahora, cuando ello puede hacer que se me retraigan todos los votos. No me importa nada". Ya veis, despusde dos aos, que no me equivoque.

    Despus de todo, si no ocurriera ms que eso, que se acabara ese tinglado cuyo derrumbamiento todoshemos previsto, y hemos apetecido muchos, nosotros no tendramos nada que hacer ante el espectculo.

    Pero no es esto slo. Es que, en vsperas de hundimiento, tiene que acongojamos la pregunta: Y qu vendrdespus? Este noviembre de 1935, tan semejante al diciembre de 1930, qu es lo que anuncia? La vueltade las formas cadas? No creo que la espere nadie. La vuelta de Azaa, y digo Azaa para personificar a lasizquierdas republicanas? No lo creis. Azaa tuvo una ocasin ciertamente envidiable; tuvo una ocasin enque se encontraron en sus manos estos dos prodigiosos ingredientes: de una parte, la fe colectiva, abierta,dcil, y un pueblo en trance de alegra; de otra parte, unas nada comunes dotes de poltico, un extraordinariodesdn por el aplauso, una privilegiada precisin dialctica. Eso tuvo Azaa, y por eso pudo haber trazado laslneas de una gran poca histrica. Pero le falt una cosa esencial: le falt el alma clida que percibi Ortegay Gasset en otro hombre de Estado espaol; le falt el alma clida, y en vez de haber aprovechado aquellopara infundir un aliento comn, una fe colectiva a la Espaa, blanda como la cera, que tena en las manos, seentretuvo en un diablico esteticismo, como de tortura asitica; llev a Espaa casi a la locura, casi a ladesesperacin, y de esa suerte, Espaa, en vez de aprovechar su coyuntura de alegra, se fue dividiendo, sefue encolerizando, se fue llenando de rencor de unos contra otros. Al fin, cay aquello, y Espaa volvi a

    sentirse libre, como quien sale de una red o de una crcel.

    Azaa no tendra ahora las masas del 14 de abril, las masas ingenuas y alegres del 14 de abril. Si ahoraviniera Azaa, sera sobre el lomo de otras masas harto, distintas, de las masas torvas, rencorosas,envenenadas por los agentes espaoles del bolcheviquismo ruso. Y contra esas masas, que ya no serandcil instrumento en las manos de su rector, sino torrente que le desbordase y le sometiera a su arbitrio;contra esas masas, el esteticismo elegante y estril de Azaa no podra ni poco ni mucho.

    No creis que exagero. La censura y otras instituciones nos permiten vivir rodeados como de un halo color derosa; pero en algunas provincias espaolas no hay censura, y aun donde la hay, todos los domingos secelebran mtines socialistas. Id a ellos; ya veris cmo vienen de suaves y tolerantes las masas socialistas;puos en alto, aclamaciones a Largo Caballero y a Gonzlez Pea; glorificacin de la tragedia de Asturias,que, para no estar falta de nada repugnante, tuvo hasta el contubernio con el separatismo. Eso todos los

    domingos, eso en todos los peridicos socialistas y comunistas que se publican en Espaa. Ved este libro:Octubre. Es un documento oficial que contiene, avaladas por la firma del presidente de las juventudessocialistas de Espaa, las conclusiones polticas de la entidad. Y estas conclusiones, que no necesitancomentarios, son simplemente del tenor que sigue: "Por la bolchevizacin del partido socialista". "Por la

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    transformacin de la estructura de partido en un sentido centralista y con un aparato legal." "Por lapropaganda antimilitarista." "Por la derrota de la burguesa y el triunfo de la revolucin bajo la forma de ladictadura proletaria." Por la reconstruccin del movimiento obrero internacional sobre la base de la revolucinrusa." Esto es lo que se dice en tono oficial por las juventudes socialistas, que en la actual disgregacin delpartido van ganando cada vez posiciones ms fuertes; esto es lo que os espera, burgueses espaoles yobreros espaoles, si triunfa otra vez, bajo un disfraz u otro, la revolucin de nuestros marxistas. Todo estoencierra la amenaza de un sentido asitico, ruso, contradictorio con toda la manera occidental, cristiana yespaola de entender la existencia.

    El movimiento ruso no tiene nada que ver con aquella primavera sentimental de los movimientos obreros; elcomunismo ruso viene a implantar la dictadura del proletariado, la dictadura que no ejercer el proletariado,sino los dirigentes comunistas servidos por un fuerte Ejrcito rojo; la dictadura que os har vivir de estasuerte: sin sentimientos religiosos, sin emocin de patria, sin libertad individual, sin hogar y sin familia. EnRusia, sabedlo, ya no existe el hogar; quiz otras veces os hayan presentado un aspecto ms duro, mssangriento, del rgimen ruso; pero ved si vosotros, espaoles, con alma de hombres libres, soportis esto: elEstado ruso se afana en proporcionar a los obreros sanatorios donde se curen, granjas donde reposen de susfatigas; s, trata de hacerlo y lo hace en algunas ciudades, pero les niega aquella libertad que ha de tener todohombre para elegir su propio reposo. Un obrero como el espaol no podra irse los domingos con su familia alcampo para comerse la merienda en paz y en gracia de Dios, porque el Estado ruso, que lo organiza todocomo un hormiguero, los obliga a ir a campos de reposo y a pasar sus vacaciones en tales sitios deesparcimiento. Slo este horror de que tengamos que comer en los comedores colectivos y no saber lo que

    es el hogar familiar, slo este horror de que tengamos que divertirnos tcnica y sistemticamente en lugaresen que probablemente no se divierte, nadie, slo este horror, a cualquier burgus espaol, a cualquier obreroespaol le escalofro.

    El rgimen ruso en Espaa sera un infierno. Pero ya sabis por Teologa que ni siquiera el infierno es el malabsoluto. Del mismo modo, el rgimen ruso no es mal absoluto tampoco: es, si me lo permits, la versininfernal del afn hacia un mundo mejor. Si se tratara solamente de una extravagancia satnica, del caprichode unos cuantos idelogos, es cierto que el rgimen ruso no llevara dieciocho aos de existencia niconstituira un grave peligro. Lo que ocurre es que el rgimen ruso ha venido a nacer en el instante en que elorden social anterior, el orden liberal capitalista, estaba en los ltimos instantes de su crisis y en los primerosde su definitiva descomposicin. Ya vosotros sabis de antiguo cmo distinguimos nosotros entre lapropiedad y el capitalismo. Si alguna duda hubiera, las palabras de Raimundo Fernndez Cuesta, que erantodas de luz, lo hubieran puesto suficientemente en claro. Yo os invito, para que nunca ms pueda jugarse

    con la ambigedad de estas palabras, a que me sigis en el siguiente ejemplo: imaginad un sitio dondehabitualmente se juegue a algn juego difcil. En esta partida se afanan todos, ponen su destreza, su ingenio,su inquietud, hasta que un da llega uno ms cauto que ve la partida y dice: "Perfectamente; aqu unos ganany otros pierden; pero los que ganan y los que pierden necesitan para ganar o perder esta mesa y estas fichas.Bien: pues yo, por cuatro cuartos, compro la mesa y las fichas, se las alquilo a los que juegan y as ganotodas las tardes". Pues ste, que sin riesgo, sin esfuerzo, sin afn ni destreza, gana con el alquiler de lasfichas, ste es el capital financiero. El dinero nace en el instante en que la economa se complica hasta elpunto de que no pueden realizarse las operaciones econmicas elementales con el trueque directo deproductos y servicios. Hace falta un signo comn con que todos nos podamos entender, y este signo es eldinero; pero el dinero, en principio, no es ms que eso: un denominador comn para facilitar lastransacciones. Hasta que llegan quienes convierten a ese signo en mercanca para su provecho, quienes,disponiendo de grandes reservas de este signo de crdito, lo alquilan a los que compran y a los que venden.Pero hay otra cosa: como la cantidad de productos que pueden obtenerse, dadas ciertas medidas de primera

    materia y trabajo, no es susceptible de ampliacin; como no es posible para alcanzar aquella cantidad deproductos disminuir la primera materia, qu es lo que hace el capitalismo para cobrarse el alquiler de lossignos de crdito? Esto: disminuir la retribucin, cobrarse a cuenta de la parte que le corresponde a laretribucin del trabajo en el valor del producto. Y como en cada vuelta de la corriente econmica elcapitalismo quita un bocado, la corriente econmica va estando cada vez ms anmica y los retribuidos porbajo de lo justo van descendiendo de la burguesa acomodada a la burguesa baja, y de la burguesa baja alproletariado, y, por otra parte, se acumula el capital en manos de los capitalistas; y tenemos el fenmenoprevisto por Carlos Marx, que desemboca en la Revolucin rusa.

    As, el sistema capitalista ha hecho que cada hombre vea en los dems hombres un posible rival en lasdisputas furiosas por el trozo de pan que el capitalismo deja a los obreros, a los empresarios, a losagricultores, a los comerciantes, a todos los que, aunque no lo creis a primera vista, estis unidos en elmismo bando de esa terrible lucha econmica; a todos los que estis unidos en el mismo bando, aunque aveces andis a tiros entre vosotros. El capitalismo hace que cada hombre sea un rival por el trozo de pan. Y elliberalismo, que es el sistema capitalista en su forma poltica, conduce a este otro resultado: que lacolectividad, perdida la fe en un principio superior, en un destino comn, se divida enconadamente enexplicaciones particulares. Cada uno quiere que la suya valga como explicacin absoluta, y los unos se

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    enzarzan con los otros y andan a tiros por lo que llaman ideas polticas. Y as como llegamos a ver en loeconmico, en cada mortal, a quien nos disputa el mendrugo, llegamos a ver en lo poltico, en cada mortal, aquien nos disputa el trozo de poder, la parte de poder que nos asignan las constituciones liberales.

    He aqu por qu, en lo econmico y en lo poltico, se ha roto la armona del individuo con la colectividad deque forma parte, se ha roto la armona del hombre con su contorno, con su patria, para dar al contorno unaexpresin que ni se estreche hasta el asiento fsico ni se pierda en vaguedades inaprehensibles.

    Perdida la armona del hombre y la patria, del hombre y su contorno, ya est herido de muerte el sistema.Concluye una edad que fue de plenitud y se anuncia una futura Edad Media, una nueva edad ascensional.Pero entre las edades clsicas y las edades medias ha solido interponerse, y ste es el signo de Mosc, unacatstrofe, una invasin de los brbaros.

    Pero en las invasiones de los brbaros se han salvado siempre las larvas de aquellos valores permanentesque ya se contenan en la edad clsica anterior. Los brbaros hundieron el mundo romano, pero he aqu quecon su sangre nueva fecundaron otra vez las ideas del mundo clsico. As, ms tarde, la estructura de laEdad Media y del Renacimiento se asent sobre lneas espirituales que ya fueron iniciadas en el mundoantiguo.

    Pues bien: en la revolucin rusa, en la invasin de los brbaros a que estamos asistiendo, van ya, ocultos yhasta ahora negados, los grmenes, de un orden futuro y mejor. Tenemos que salvar esos grmenes, y

    queremos salvarlos. Esa es la labor verdadera que corresponde a Espaa y a nuestra generacin: pasar deesta ltima orilla de un orden econmico social que se derrumba a la orilla fresca y prometedora del ordenque se adivina; pero saltar de una orilla a otra por un esfuerzo de nuestra voluntad, de nuestro empuje y denuestra clarividencia; saltar de una orilla a otra sin que nos arrastre el torrente de la invasin de los brbaros.

    Esta prdida de armona del hombre con su contorno origina dos actitudes: una, la que dice: "Esto ya no tieneremedio; ha sonado la hora decisiva para el mundo en que nos toc nacer, y no hay sino resignarse, llevar asus ltimas consecuencias la dispersin, la descomposicin". Es la actitud del anarquismo: se resuelve ladesarmona entre el hombre y la colectividad disolviendo a la colectividad en los individuos; todo se disgregacomo un trozo de tela que se desteje. Otra actitud es la heroica: la que, rota la armona entre el hombre y lacolectividad, decide que sta haga un esfuerzo desesperado, para absorber a los individuos que tienden adispersarse. Estos son los Estados totales, los Estados absolutos.

    Yo digo que si la primera de las dos soluciones es disolvente y funesta, la segunda no es definitiva. Suviolento esfuerzo puede sostenerse por la tensin genial de unos cuantos hombres, pero en el alma de esoshombres late, de seguro, una vocacin de interinidad; esos hombres saben que su actitud se resiste en lashoras de trnsito, pero que, a la l