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7/21/2019 La Construccin Mediatica de La Comunidad Poltica. La Prensa en La Transicin Espaola a La Democracia
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p a l a b r a l a v e
ISSN 0122-8285 Volumen 11 N m ero 2 Diciem bre de 2008
La construccin meditica de la comunidad poltica
La prensa en la transicin espaola a la democracia
The Role of the Media in Building a Political Community
The Press in the Transition to Democracy in Spain
Mercedes Montero^
Jordi Rodriguez-Virgili^
Carmela Garca-Ortega^
Resumen
El presente artculo analiza el comportam iento y las acti-
tudes adop tadas por la prensa espaola durante el primer
perod o de la transicin a la democracia noviembre de
1975-dicembre de 1978), momento en el que se realizaron
los cambios polticos e institucionales ms relevantes del
proceso. Desde diversas perspectivas se explica el papel
que jugaron los principales peridicos, as como las razo-
nes que les llevaron al consenso en los temas fundamen ta-
les de discusin pblica. De esta forma, se constata cmo
los medios de comunicacin colaboraron de forma deci-
siva en la construccin de una nueva comunidad poltica
democrtica. travs de varios ejemplos de diarios, toma-
dos u no por u no y en conjunto, se explican las especales
caractersticas de este interesante caso de colaboracin
entre poder poltico y periodismo, incluyendo algunas
excepciones como la prensa de extrema derecha y los sec-
tores nacionalistas vascos.
P a l a b r a s c l a v e
democracia, poltica, peridico, infor-
macin poltica, Espaa Fuente: Tesauro de la UNESCO).
Abstract
The behavior and attitudes adopted by the Spanish press
durin g the period of transition to democracy Novem ber
1975 to December 1978), a time when the most relevant
political and institutional changes in that process occu-
rred, are analyzed in this article. The role of the major
new spap ers is explained from several perspectives, as are
the reasons that prompted them to reach a consensus on
the fundam ental topics of public deb ate. The result is a de-
monstration of how the mass media were decisive in hel-
ping to build a new political community based on demo-
cracy. Using several daily new spap ers as examples -taken
one by one and as a who le- the author explains the special
characteristics of this interesting case of cooperation bet-
ween political power and journalism. Several exceptions
are included as well, such as the extreme right-w ing press
and the Basque nationalist sectors.
K e y w o r d s Democracy, politics, newspaper, political
information, Spain Source: UNESCO Thesau rus).
Doctora en Historia. Doctora en Ciencias de la Informacin. Direc-
tora del Departamento de Comunicacin Pblica, Universidad de
Navarra, Pamplona, Espaa, [email protected]
Doctor en Ciencias de la Informacin. Subdirector de la maestria en
Comu nicacin Poltica y Corporativa , Univers idad de Navarra, Pam-
plona, Espaa, [email protected]
Doctora en Periodismo. Profesora Facultad de Comunicacin, Uni-
versidad de Navarra, Pamplona, Espaa, [email protected]
Recibido: 02/10/08
Aceptado: 01/12/08
293 - 309
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ISSN 0122-8285
Introduccin
Espaa ofrece desde m ediados de los aos ochen-
ta la imagen de un Estado moderno y democr-
fico, de cultura pu jante, con un pape l reforzado
de su presencia en el mu ndo . Desde 1989 su pro-
duccin es la dcima del globo en valor absolu to.
Si en 1995 la renta per capita espaola se situaba
en el
78
de la med ia europea, en
2 3
se hab a
avanzado hasta el87 .Los ltimos aos noven-
ta y los primeros d el nuevo m ilenio constituyen
la etapa m s larga de crecimiento de la historia
contempornea de Espaa (Montero y Roig,
2005,
p. 460; Serrano
2002,
pp . 85-89).
Cuando muri el General Franco, el 20 de no-
viembre de 1975, nada haca presagiar la reali-
dad actual: el pas atravesaba circunstancias po-
lticas, econmicas y sociales desfavorables. La
crisis mundial provocada por el petrleo tena
consecuencias penosas: disparo de la inflacin,
aumento del desempleo, dficit exterior, huel-
gas, cierres de empresas y manifestaciones en
las que se me zclaban reivind icaciones po lticas y
laborales. La situacin no auguraba un proceso
pacfico hacia la democracia. Sin embargo, se lo-
gr gracias al consenso alcanzado por partidos,
sindicatos y asociaciones en los llamados Pactos
de la Moncloa: una serie de acuerdos econmi-
cos y polticos, pactados por Gobierno y oposi-
cin, que permitieron cierta unid ad para superar
la difcil coyuntura que atravesaba la nacin.
Los medios de comunicacin, y de modo espe-
cial la prensa diaria, facilitaron de manera de-
cisiva este consenso. Por una parte, desempe-
aron el rol tradicional que hasta entonces les
haba sido ved ado: med iadores en tre polticos y
ciudadana, el papel clsico de representante de
la opinin pblica ante las instituciones. Por otra
parte, se aventuraron ms all: intervinieron en
el proceso de transicin e influyeron en l. En
este sentido, la prensa se comport como u n ac-
tor ms de la esfera pblica, en connivencia con
En Amrica Latina partiendo de unos
medios con mayor libertad muchos de ellos
se alejaron de los modelos de objetividad
periodstica convirtindose en prensa
partisana. Era impens able un consenso
periodstico cuando ste no exista en los
mbitos poltico y econmico reflejo de
una persistente divisin ideolgica en las
cuestiones bsicas.
el poder poltico, impulsando valores democr
ticos fundamentales. La nueva comunidad pol-
tica democrtica qu e estaba construy endo y que
incorporaba nuevo s actores -com o partidos , sin
dicatos y ciudadanos-, hasta entonces prctica-
mente excluidos de la vida poltica, contaba con
la colaboracin de los medios de comunicacin
en general y de la prensa en particular.
Este consenso, y el apoyo de los m edios de comu
nicacin, es un pun to fundam ental que diferencia
la transicin espaola de otras transformaciones
polticas hacia la democracia, ocurridas ms tar-
de en Europa y Amrica. En el viejo continente,
los pases del este que ab ando naron el comu nis-
mo a finales de los aos ochenta tuvieron gran
inters en las condiciones que permitieron el
proceso poltico espaol. Pero en la mayor par-
te de los casos, esas transiciones carecieron de
suficiente apoyo popular y no fueron posibles
acuerdos como los Pactos de la Moncloa (Gon-
zlez, 1993, pp. 362-380; Huntington, 1991). La
sociedad civil de estos pases era dbil -salv o e n
Polonia-, y continu bastante desestructurada
una vez que cayeron los regmenes comunistas
De ah que la prensa no pu diera jugar un papel
clave. Estudios recientes ponen de manifiesto
situaciones como la de Rusia, caracterizada por
extrema desconfianza entre los medios y el po-
der; o el de Ucrania, don de el Estado controla a
fondo la estructura de la comunicacin, y dond e
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quiz por ello la democracia ha hecho minimos
progreso s (Voltmer, 2006, pp . 10-11).
En Amrica Latina, partiendo de unos medios
con mayor libertad, mucho s de ellos se alejaron
de los modelos de objetividad periodistica, con-
virtindose en prensa par tisana. Era im pensable
un consenso periodstico cuando ste no exis-
ta en los mbitos poltico y econmico, reflejo
de una persistente divisin ideolgica en las
cuestiones bsicas (Voltmer, 2006, pp. 76-80). En
Chile, por ejemplo, la prensa se polariz en d os
vertientes (oficialista y opositora) que verti las
agend as de las respectivas lites polticas, y que
no siem pre sintoniz con las preocupaciones de
la opinin pb lica (Filgueira y Nohlen,
1994,
pp .
163-180). nArgentina, la prensa en su conjunto
no des em pe un rol significativo en su proceso
de transicin (p. 135).
En Espaa no ocurri lo mismo. Desde 1966 la
prensa gozaba de cierta libertad, aunque muy
matizad a, gracias a la Ley de Prensa e Im prenta.
Esta relativa libertad constituy un buen entre-
namiento para lo que vendra despus. En los
ltimos aos del franquismo la prensa se con-
virti en el parlam ento de pap el (Barrera,
1995;
Chuli, 2001). Una vez muerto Franco, se
abolieron los artculos ms obstructivos de la
ley del 66, despejando con ello el camino para
que las elecciones de junio de 1977 pudieran
celebrarse con todas las garantas: una prensa
medio amordazada hubiera desacreditado la
legitimidad democrtica del proceso. La Cons-
titucin de 1978 reconoci de manera formal la
libertad de informacin.
En estos aos se dio una dualidad evidente
entre la prensa tradicional y la recin llegada,
entre los viejos y los nuev os diarios. Los
prim eros eran de corte conservador y procedan
de la poca franquista, aunque no siempre es-
tuvieron en sintona con el poder. En general
fueron partidarios de la transicin democrtica
Mercedes Montero, Jordi Rodrguez-Virgili, Carmela Garda-Ortega
-no todos-, por la va de la reforma, no de la
ruptura, y tendan a ser respetuosos con el pa-
sado inmediato. Entre ellos cabe destacar
ABC
y Ya(Madrid), LaVanguardia (Barcelona) yEl
Correo
Espaol-El Pueblo
Vasco (Bilbao, Pas Vas-
co), todos ellos muy anteriores al franquismo.
Otros peridicos procedentes de la dictadura,
y produ cto de ella, eran
Pueblo y Arriba
diarios
prop iedad del Estado. En ltimo lugar, pued e ci-
tarseEl
Alczar
peridico de la extrema derecha,
contrario al proceso dem ocrtico y la excepcin
dentro de este grupo de diarios provenientes d e
la dictadura.
El segundo grupo de peridicos -los recin lle-
gados-
se situ en posiciones m s cercanas a la
centro-izquierda y al nacionalismo. Entre estos
peridicos de nueva fundacin se destacaronEl
Pais yDiario 6 (Madrid), los nacionalistasEgin
y
Deia (Pas Vasco), escritos muy parcialmente
en vasco; y
Avui
(Barcelona), escrito en cataln.
Euera de ambos grupos -o a la vez en los dos-
quedanInformaciones (Madrid) y
Mundo
Diario
(Barcelona), procedentes de la situacin anterior
pero reconvertidos a posiciones de izquierda.
De estos peridicos slo cinco sobreviven en la
actualidad. En resumen: un amplio abanico de
posiciones, un pluralismo informativo paralelo
al que en otros m bitos manifestaba la sociedad
espaola. No hay que olvidar que en 1977 se
crearon ochenta partidos polticos.
Salvo iAiczar el resto de los peridicos
coincidieron en un mismo objetivo:
alcanzar un nuevo rgimen dem ocrtico,
con partidos polticos incluido el
comunista) y elecciones libres. En este
sentido, la prensa espaola actu como
colaboradora del poder poltico, tanto
del Gobiemo como de la oposicin, que
actuaban en consenso respecto a los
temas principales.
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J a l a b r a l a v e
ISSN 0122-8285
Salvo l
Alczar
el resto de los peridicos coinci-
dieron en un m ismo objetivo: alcanzar un n uev o
rgime n dem ocrtico, con partid os politicos (in-
cluido el com unista) y elecciones libres. En este
sentido, la prensa espaola actu como colabo-
radora del poder politico, tanto del Gobierno
como de la oposicin, que actuaban en consenso
respecto a los temas p rincipales (Volt-mer,
2001,
pp.23-41). Los medios minim izaron sus criticas
al Gobierno cu and o ste tuvo que hacer frente a
circunstancias difciles, particularm ente los ene-
migos de la izquierda y de la derecha que des-
estabilizaban continuamente la situacin. Estos
radicalismos eran percibidos como el mayor pe-
ligro del proceso democrtico. Cuando en enero
de 1977 una ola de secuestros y asesinatos p uso
la transicin en peligro, los peridicos de Ma-
drid sacaron un editorial conjunto titulado Por
la unidad de todos . Este hecho representa un
jaln histrico a favor de la concordia y de la
unid ad, l levado a cabo por la prensa com o ac-
tor colectivo. Incluso
El lczar
lo incluy en
sus pginas*.
La prensa no se limit a apoyar el proceso en
las situaciones comprometidas. De manera sis-
temtica introdujo en sus pginas nuevos valo-
res,
a los que los espaoles estaban poco acos-
tumbrados, aquellos asociados habitualmente
con un rgimen democrtico: libertades civiles,
amnista, autonoma para las regiones, elec-
ciones, convivencia, consenso, reconciliacin y
concordia (Barrera y Zugasti,
2001,
pp . 109-138).
Presen t tamb in a los nuevo s actores polticos,
partidos y sindicatos que antes estaban en la
somb ra y que eran poco conocidos por los espa-
oles. La construccin meditica de la comuni-
4 En uno de sus prrafos deca: Quienes han puesto en marcha esta
maquinacin son los enemigos de todos, sonlosenemigos del pueblo
espaol. Su designio es patente: tratan de impedir que se establez-
can las frmulas civiles de convivencia libre y ordenada a que los
espaoles tienen derecho. Ante este reto, todas las fuerzas polticas y
sociales estn obligadas a hacer un frente comn y, dejando a un lado
sus diferencias, proclamar su decisin de continuar hasta el final el
camino hacia la democracia travs de unas elecciones libres . Todos
los peridicos, 29.1.1977.
La prensa no se limit a apoyar
el proceso en las situaciones
comprometidas. De manera sistemtica
introdujo en sus pginas nuevos valores
a los que los espaoles es taban poco
acostumbrados aquellos asociados
habitualmente con un rgimen
democrtico: libertades civiles amnista
autonoma para las regiones elecciones
convivencia consenso reconciliacin y
concordia.
dad poltica d uran te estos tres aos fue una piez
decisiva p ara el xito del proceso de transicin
Esta tarea comn de la prensa no fue fruto de u
acuerdo oficial , ni de un pacto expreso entre lo
profesionales de la comunicacin. Pued e afirma
se que la profesin tom conciencia de su m isin
del papel relevante que le corresponda en la tran
sicin a la democracia, contribuyendo a logra
este objetivo man o a ma no con los gobernante
y la oposicin. De hecho, se produjo una estre
cha relacin entre informadores y polticos qu
ha quedado como una de las caractersticas -d
los lastres, dicen m uch os- del actual periodism
espaol (Canel y P iqu, 1998, pp . 229-319).
No todos los diarios actuaron de igual modo
cada uno sigui su propia tendencia. Asi, lo
recin llegados, libres de trabas y sin compro
misos con la situacin anterior, pusieron mayo
nfasis en su ap oyo a la democracia. Los vetera
nos juzgaron con menos du reza al franquismo
le reconocieron d os hechos p ositivos: la paz y e
desarrollo econm ico. Los peridicos de Ca talu
a y el Pas Vasco fueron mu cho m s sensibles
las dem anda s de autonom a. La prensa vasca e
concreto, junto con lAlczar fue la que en m
ocasiones rompi el consenso -am nista genera
de 1977, constitucin de 1978-. Todas estas dife
rencias y matices se analizan a con tinuacin.
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Volum en 11 N me ro 2 Diciem bre de 2'008
La nueva prensa democrtica
El Pais
y
Diario 6son los dos nuevo s peridicos
ms influyentes, nacidos despus de la muerte
de Franco. El primer n m ero de
ElPais
sali el
4 de mayo de1976;y el deDiario 6unos meses
ms tarde, el 18 de octubre. Ambas fueron pu-
blicaciones emergentes, poco consideradas con
el pasado reciente de Espaa y radicales en sus
planteamientos.
El Pais
ya manifest en su p rimer editorial
Ante
la 'reforma' ) que no crea en la buen a fe
del Gobierno de Carlos Arias ni en su prete ndi-
do deseo de reforma poltica hacia la democra-
cia: nicamente buscaba defender privilegios
e intereses de grupo y el continuismo por en-
cima de todo^.
Diario 16
unos meses despus,
tampoco demostraba confianza en el Gobierno
aunque no de manera tan tajante. Haba ya otro
Gobierno, el de Adolfo Su rez, que pareca m s
comprometido con la liquidacin del viejo or-
den y la transicin hacia la democracia. Pero de
mo me nto tena aiin que demo strar la sinceridad
de sus planteamientos^.
El
Pais se present desde el principio como un
peridico formalmente serio, todo letras, con
mucha cita de intelectuales, sin concesiones f-
ciles a las grandes fotos y titulares. Su opcin
poltica fue el Partido Socialista Obrero Espaol
(PSOE) (Cruz, 1996; Espantalen, 2002; Seoane,
2004).Diario 16
era en cierto m odo su op uesto:
gran des y expresivas fotografas y titulares, pri-
m eras pginas q ue eran todo un editorial. Peri-
dico gritn , poco dado a guarda r las formas,
pero menos radical en sus apoyos partidistas y
en su planteamiento ideolgico queElPais. Po-
lticamente apost por el centro, un impreciso
espacio que iba de la democracia cristiana a la
social democracia no marxista.
as
s present desde e l principio
como un peridico form almente
serio todo letras con mucha cita
de intelectua les sin concesiones
fciles a las grandes fotos y titulares .
Su opcin poltica fue el Partido
Socialista Obrero Espaol.
IP i i iHi l IMniIKiHIi l^^
El Pais
ahorr elogios al Gobierno de Adolfo
Surez de manera sistemtica. Su candidato
para presidente, despus de la cada de Carlos
Arias, haba sido el poltico monrquico Jos
Mara de Areilza. En cambio.
Diario 6
tan to elo-
giaba como criticaba al presidente Surez y a su
Gobierno, habitualmen te con vehemencia. El 18
de noviembre de
1976,
las Cortes franquistas vo-
taron la Ley de Reforma Poltica, es decir, su pro -
pia autoliquidacin.
El
Pais hubo de reconocer
que sus previsiones en este asunto hab an falla-
do;pero afirm con rotundid ad que el Gobierno
haba hecho aprobar una reforma desvirtuada,
pactada con las fuerzas franquistas^. Diario
16
alab la estrategia de Surez, que pareca eficaz
aunq ue tena punto s dbiles, y le animaba a que
negociara con la oposicin cuanto an tesl
Este referndum dividi a las fuerzas po lticas.
Buena parte de la oposicin, encabezada por
el PSOE, pro pu so la llamad a abstencin acti-
va .El Paisrpidamente ab ander esta postura.
Diario 16
sin embargo, an criticando muchas
cuestiones relativas al referndum (por ejem-
plo,
la campaa publicitaria) consider que la
oposicin no poda jugar a la abstencin acti-
va y la atac por defender una postura maxi-
malista. Cua ndo el da 15 de diciem bre de 1976
los espaoles votaron abrumadoramente s en
el referndum. El Paisno tuvo ms remedio
que ded icar un largo editorial para justificar su
postura. La altsima participacin registrada no
5 /
Pas
4 de m ayo de 1976, p, 8.
6
Diario
16,18 de octubre de 1976, p. 4.
Cfr.ElPais 19 de noviembre de 1976, p. 9.
Cfr.
Diario
1 6 19 de noviembre de 1976, p. 4.
9
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Diario 16coincidi muchas veces con
los ataques a i Gobierno que hacaEl
Pas
por ejemp lo a raz de la operacin
que realiz Adolfo Surez para liderar
UCD y presentarse como candidato de la
coalicin a las elecciones.
le pareci una nota positiva, sino ms bien un
mal hbito here dad o de la dictadu ra franquista,
cuando en los referendos no se registraban abs-
tenciones. Entraba despus en bizantinismos:
el referndum haba planteado mal la pregvm-
ta: se haba votado por reforma o continuismo,
pero y si se hubiera votado entre continuismo
y no continuismo? Los sentimientos m atizados
de muchos ciudadanos -segu a el peridic o- no
haban tenido el debido cauce de expresin. Pa-
rece que E l Pas s e resista a reconocer su derro ta,
porque u n referndum siempre realiza una pre-
gunta clara, no se plantean cuestiones que reco-
jan los distintos m atices de opinin.
E l
peridico
animaba al Gobierno a no abusar de la victoria
y le urga la negociar la futura hoja d e ruta hacia
la democracia con quienes haban propuesto la
abstencin activa, es decir, con el PSOE^
iario
1 6
por su parte, se mostr entusiasmado por la
respuesta de los espaoles y afirmaba lo eviden-
t e
que haban votado s incluso la mayora de
los que p rop on an la abstencin^ .
Pocos meses despus se celebraron en Espaa
las primeras elecciones libres desde 1936. Con-
taron con una alta participacin (casi el 80%) y
pusieron de manifiesto la opcin del electora-
do po r las posiciones mo derad as, UCD y PSOE,
frente a los antiguos ministros franquistas de
AP y el Partido Comunista. Desde el 15 de di-
ciembre de 1976 hasta el 15 de junio de 1977,
El
Pasno dej de atacar las acciones del G obierno
y en particular de su pres idente, Adolfo Surez.
Le enfureci sobre todo la maniobra que s
realiz para organizar el centro poltico en to
no a
s
liderar la operacin y seguir al frente d
Gobierno desp us de las elecciones. En este sen
tido,
el 12 de junio de 1977, public un sonde
electoral que evidenciaba el crecimiento de l
izquierda pero tambin el elevado nmero d
indecisos. El peridico tom aba partido:
En caso de confirmarse, el crecimiento elect
ral de la izquierda cerrara al presidente Sure
[...] la posibilidad de un Gobierno en solitari
o en coalicin con la derecha, o con unos h
potticos restos de centroizquierda. Todos lo
sondeos muestran que el PSOE es el prim
partido d e Espaa, pues la UCD no es ms qu
una coalicin electoral .
El da anterior a las elecciones, tras afirmar qu
no pedira el voto por ningn partido -u na tr
dicin de la prensa liberal-, pasaba revista ob
jetiva a todas las fuerzas polticas. Sealaba po
quien no se deba votar, a la derecha p roceden
del franquismo, y en ella inclua a UCD:
La Unin de Centro se presenta a los elector
con su propia cara deformada por la invasi
de sus listas electorales que el Poder ha llevad
a cabo, y que har, casi con toda se gurid ad, qu
la mitad de los diputados elegidos por UC
pertenezcan al espectro tecnocrtico o poltic
que colabor con el franquismo . Su afincamie
to en las tcticas del antiguo rgimen dificulta
as su entendimiento de la manera d e gobern
en una dem ocracia'
Apoyaba la opcin de izquierdas pero advert
contra el Partido Comunista. Por eliminaci
estaba apo yand o al PSOE.
En el mismo periodo. iario 16 coincidi m
chas veces con los ataques al Gobierno que h
ca
El Pais
por ejemplo, a raz de la operaci
que realiz Adolfo Surez para liderar UCD
9 Cfr. E l Pas 16 de diciembre de
1 9 7 6
p.
10
iario
16 17 de diciembre de
1 9 7 6
p. 4.
11
E l
Pas 12 de junio de 1977, p. 8.
12
E ;
Pas 14 de junio de 1977, p. 8.
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La elaboracin de la Constitucin fue
laborios a porque se busc ei consenso
poltico en tre ios partidos. Se aprob en
referndum ei 6 de diciembre de 19 78.
presentarse como cand idato de la coalicin a las
elecciones. Sin embargo, en los momentos cla-
ve ,
sabia reconocer a todas las partes sus p un tos
buenos, incluido el Gobierno y el presidente.
As, el 13 de junio de 1977, en vsperas de los
comicios, reconoca en un editorial que salir pa-
cficamente de la dictad ura y hacerlo hacia la de-
mocracia, no era una empresa fcil y que Espaa
lo haba conseguido. Aseguraba que eso se de-
ba a que la clase poltica espaola contaba con
grande s hom bres, tanto en el Gobierno como en
la oposicin, pese a la improvisacin y a la falta
de experiencia . El da14,valorando los sondeos
que se haban realizado, se refera a la deb ilidad
de UCD, pero no cometa el error de apostar por
la victoria del PSOE. No pid i el voto para nadie,
ni implcita ni explcitamente. El da 16, cuando
todava no estaban claros los resultados afirma-
ba lo siguiente: El preside nte Surez ha sido el
gran timonel del trnsito y su audacia ha logrado
supera r obstculos ante los que otros antes se ha-
ban estrellado ^*. Deca tambin que todo pa-
reca indicar el triunfo de UCD, a la que defina
como una derecha civilizada y dialogante que
nunca haba existido en Espaa.
La elaboracin de la Constitucin fue laborio-
sa, porque se busc el consenso poltico eritre
los partidos. Se aprob en referndum el 6 de
diciembre de 1978. La abstencin fue de un
30%,
debida en parte a la actitud de los nacio-
nalistas vascos, pero slo en parte . Segn iario
16
un nmero considerable de espaoles, sin
obediencia de partido, se haba desinteresado
del proceso constituyente y se haba absteni-
do de pronunciarse en el referndum. Con su
vehemencia habitual acusaba a la clase pol-
tica espaola que, perdida en los vericuetos
del consenso, haba aburrido y alejado de sus
responsabilidades a millones de ciudadanos.
Un da despus volva sobre el consenso, insis-
tiendo en que existan mucho s ciudadan os des-
encantados, que no se haban integrado en el
ejercicio activo de la soberana democrtica. Era
vital -se g n el perid ico- rescatar a esos espa-
oles,
hastiados de la comedia consensual. Era
fundamental para ello que los partidos funcio-
naran sin componendas ni apaos de pasillo'^.
Por su parte.El Paisargum entaba de manera si-
milar, pero ms templadamente. Quiz porque
tanta culpa tena el gobierno de UCD como el
PSOE, el partido al que extraoficialmente apo-
yaba: el consenso haba sido un mal necesario
para desmantelar el franquismo'^.
La conversin democrtica
de los viejos diarios
No slo la nueva p rensa dem ocrtica contribuy
a la restauracin de democracia. La transicin
tambin fue posible gracias a que casi todos los
diarios que pacficamente coexistieron con la
dictadura de Franco buscaron los mismos obje-
tivos.
Este proceso, muy similar a lo que ocurri
con los polticos que venan del viejo rgimen,
favoreci un amplio acuerdo general periods-
tico. Este acuerdo tcito era significativo tanto
entre las salas de redaccin como e ntre los pro-
pietarios de peridicos (Barrera, 1997).
La transicin fue un period o d e cambios y crisis
en la mayora de los diarios veteranos. Afect
de forma especial a los dos decanos de la prensa
espaola : ABC y La Vanguardia.
El monrquico
ABC
nacido en 1903, sufri el
bache ms serio de su historia durante los aos
13 Cfr. iario 36,13 de junio de 1977, p. 4.
14 iario1 6 16 de junio de 1977, p. 4.
15 Cfr.
iario16 7 y 8
de de 1978, p. 4.
16 Cfr. /Pas 7de diciembre de 1978, p. 8.
299
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J a l a b r a l a v e
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de la transicin. Fueron aos complejos, de in-
decisiones y contradicciones, en que ABCdaba
una de cal (fidelidad a su linea liberal indepe n-
diente) y otra de arena (colaboracin con rasgos
de inm ovilismo ) (A lfrez, 1986, p.26).La defen-
sa del pasa do y las sospechas sobre casi todo lo
que se avecinaba marcaron la linea editorial de
ABC en la primera parte de la transicin. Pero
eso no impeda iniciativas politico-informativas
para ada ptarse a los cambios como las fichas en-
trevistas Cien espao les para la dem ocracia y
las tertulias electorales de
ABC .
C on las fichas
se entrevistaron a los cien politicos que, a juicio
del diario monrquico, ms iban a influir en la
naciente de mocracia. E n las tertulias, los candi-
datos a las prim eras elecciones respo ndan a los
redactores e invitados reunidos en la biblioteca
del peridico.
La postura editorial ante la legalizacin del Par-
tido Comunista ejemplifica el comportamiento
del diario en estos aos: oposicin prim ero, des-
pus aceptacin y por ltimo apoyo a las refor-
mas del gobierno. ABC habia advertido en un
du ro editorial: El com unism o es lo m s totali-
tario y antidemocrtico que existe en el mundo
[...] Somos contrarios a la legalizacin del Parti-
do Comunista po rque sus hechos y su program a
le convierten en el mx imo enem igo de la liber-
tad ^ . Cu and o el Gobierno, por sorpresa, ap ro-
vech ando las vacaciones de Semana Santa, lega-
liz el Partido Comunista, el diario monrquico
no dud en calificarlo como un a gravsima
decisin y un error de nuestros gobernantes ^^.
Sin em bargo, tod os los peridicos, excepto
BC
yElAlczar, apoyaron la decisin del Gobierno
y publicaro n u n editorial conjunto, bajo el ttulo
No frustrar una esperanza .ABCse dio cuenta
de que se haba que dad o aislado. Reaccion con
otro editorial titulado Primer objetivo: la dis-
tensin , en el que en cierto modo rectificaba,
ya que acataba la decisin y apoyaba al Gobier-
No sio la nueva prensa dem ocrtica
contribuy a ia restauracin de
democracia La transicin tambin fue
posibie gracias a que casi todos ios
diarios que pacficamente coexistieron
con ia dictadura de Franco buscaron
ios mismos objetivos
no en la bsq ued a de la distensin poltica y
la concordia ^^. Para mostrar su buena disposi
cin, reprodujo en sus pginas el texto ntegro
de No frustrar una esperanza .
Las contradicciones internas delABC afloraro
en las elecciones de junio de 1977. Una parte de
la familia p ropietaria , los Luca de Tena, se pre
sent en las listas de AP, partido formado po
destacados ex ministros franquistas, mientra
otra hizo lo propio en las listas de UCD. Ante
la evidente d ivisin, el diario public una nota
en la que se recordaba la radical independ en
cia de la lnea editorial y de pensamiento de
estas publicaciones respecto a las actividade
cvicas o polticas que realicen o puedan reali
zar sus empleados, productores, redactores o
empresarios ^ . Tras la victoria electoral del par
tido centrista UCD,
ABC
asumi que marchab
con el paso cambiado. No en vano haba perdi
do un tercio de su tirada. Desde ese momento
sin perder su carcter de peridico conservado
y de orden, apoy las reformas (Prez Mateos
2002;Olm os, 2002, p. 545).
Durante la tramitacin de la Constitucin, ABC
no dej de sealar las omisiones y los punto
dbiles del texto. Pero cuando fue aprobada en
referndum , public Una cosa est clara. Lo
espaoles del s han aplastado electoralment
a los espaoles del no. La ultraderecha que n
quiere la Constitucin, la ultraizquierda qu
17 ABC 1d e febrero de1977,p. 5.
18 /4C, 10 de abril de1977,p. 5.
19 /IBC, 17 de abril de
1977,
p .5.
20
ABC
21de abril de1977,p. 4.
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Volumen 11 N m ero 2 Diciem bre de 2008
Tras la victoria electoral del partido
centrista UCD 8C asumi que
marchaba con ei paso cambiado. No
en vano haba perdido un tercio de su
tirada . Desde ese momento sin perder
su carcter de peridico conservador y
de orden apoy las reformas
^ m l I I
quiere la revolucin y los separatistas q ue quie-
ren la desintegracin, no suman todos ellos una
cifra electoralmente relevante"^\ El diario apo-
y la Constitucin sobre todo por la voluntad
integradora de la Monarquia.
En el mercado cataln.
LaVanguardia
se mantu-
vo como lder indiscutible durante la transicin
(Guillamet,
1996).
Desde comienzos del siglo
XX,
era una institucin y pun to de referencia ineludi-
ble en la opinin pblica catalana (Gaziel, 1994).
Durante el franquismo, fiel a su idiosincrasia
histrica progubemamental.
La
Vanguardia
con-
vivi de forma bsicamente pacfica con la dic-
tadu ra. Tras la m uerte de Franco, el diario tu vo
que afrontar la creciente competencia del resto
de diarios editad os en Barcelona, m s agresivos
o audaces en el tono informativo y editorial.
No fue fcil la progresiva adaptacin. El pro-
pietario del peridico, Carlos Godo, se senta
identificado con el franquismo^l Sin embargo,
se antepusieron los intereses del diario a los
personales del dueo. Dentro de su tradicin
liberal conservadora.
LaVanguardia
apoy los
movimientos tendientes a construir un sistema
democrtico mediante la reforma, que no rup-
21
ABC,8 d e
diciembre
d e
1978,
p. 5.
22
Po r
ejemplo,
el da
posterior
a la
muerte
d e
Franco,
La Vanguardiap u-
blic
u na
fotografa
de una
audiencia concedida
po r
Franco
a
Carlos
Godo,
q ueincluaunartculo escritopor elpropietariode lperidico
bajo
e l
ttulo
"Una
obra extraordinaria
que ha
cambiado radicalmen-
te
a
Espaa". En
l,de una
forma sencilla
y
sincera, daba
fe de su pro-
funda gratitud personal hacia Franco.
La Vanguardia,
21
d e
noviembre
de 1975,p .
8.
tura, de la legalidad franquista. Una figura clave
para la evolucin del diario y el mantenimiento
del equilibrio entre la redaccin y la empresa en
unos momentos polticamente tan intensos fue
el director Horacio Senz Guerreo.
LaVanguardia
tena que adaptarse a los nuevos
tiempos para sobrevivir, como haba hecho a
lo largo de su historia. Lo hizo con la cautela
y prudencia que le caracterizan. Proclamado
don Juan Carlos como rey de Espaa, el diario
mostr su apoyo incondicional al monarca^^. A
diferencia de
ABC,
el monarquismo de
La
Van-
guardia era pragmtico. Es decir, no figuraba en
primer lugar de su ideario, pero lo apoyaba como
instrumento vlido para conseguir altosfin spo-
lticos e ideolgicos.
LaVanguardia
no ocult su sorpresa ante la de-
signacin de Adolfo Surez como presidente^
Pero las reformas emprendidas por el Gobierno
fueron cambiando la actitud del peridico. En
especial. LaVanguardia aplaudi la Ley para la
Reforma Poltica e interpret los resultados del
referndum como "una magnfica leccin de
sensatez, de tranquilidad, de civismo por parte
del p ueb lo espaol"^^.
An te las prim eras elecciones libres en Espaa, a
Vanguardiaconfirm ante los lectores su "invaria-
ble norm a de independen cia y objetividad, parti-
cularmente necesaria en periodo electoral"^^ No
aconsej el voto a ningn partido, pero hizo un
llamamiento a la sensatez y al realismo, frente a
la utopa y la demagogia de algunos prog ram as.
Apoy a los reformistas frente a los partidarios
de la ruptu ra o la continuidad^^ Por eso, salud
el triunfo en las urnas de Adolfo Surez.
23
"Don
Juan Carlos
de
Borbn,
Rey de
todos
los
espaoles".
La Van-
guardia,
2 3
de
noviembre
d e
1975,
p. 1.
24
Cfr. "Un
gobierno gestor".
La Vanguardia,6 d e
junio
d e
1976,
p. 3.
25
"El
futuro
h a
comenzado".
La Vanguardia,
16
d e
diciembre
de
1976,
p.
11.
26 "Mantenimientode la imparcialidad deLa Vanguardia , La V anguar-
dia,22 de
mayo
d e
1977,
p. 9.
27
Cfr.
"Hora cero".
La Vanguardia, 14 de
junio
d e
1977,
p. 7.
Mercedes M ontero, Jordi Rodrguez-Virgili, Carmela Garca-Ortega
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El amplio respaldo obtenido
por los
partidos
defensoresde la autonomia para Catalualle-
v
a
L aVanguardia
a
iniciar
el
giro catalanista.
Pudo apreciarse
en la
explicacin d e
la
historia
de Cataluay en lostrminos utilizados para
referirse
al
franquismo
en
relacin con a qulla.
Por primera vez desde la muerte de Franco apa-
recieron en suseditoriales du ras expresiones
como cuarenta aosdeocultacinde lareali-
dad catalana ^^ perniciosoy abusivo absolu-
tismo centralista
o
dictad ura centralista ^^
Enunartculo publicadoen1979, Carlos Go do
escribi, acerca de la lnea d eLa Vanguardia con
el hecho cataln , que
difcilmente podr encontrarse una labor edi-
torialmsrespetuosa con el serhistricode
Catalua y que haya contribuido tanto al cono-
cimiento,
al
amor
y al
respeto hacia Catalua
como realidad histrica y por
lo
tanto suscepti-
ble de
recuperar un
da
sus instituciones propias
en beneficio de la superior articulacin de una
unidad de Espaa ms responsable, moderna y
realista (Nogu y Barrera,
2006,
p.356).
Era una reivindicacin de qu e el diario se haba
movidoen ladireccin que marcaronlosnue-
vos tiempos.
LaVanguardia apoylaC onstitucinypidiel
voto afirmativo
en el
referndum
del 6 de di-
ciembre. Paraeldiario cataln la tan discutible
frmula delconsensoha permitido quebrarla
dramtica dicotomadelas dos Espaas impla-
cablemente enfrentadas ^ . En definitiva.La
Van-
guardia sigui siendo
un
diario gubernamental,
es decir, de apoyo bsico -au nq ue no incondicio-
na l -
a las me didas de los distintos gobiernos.
No debe olvidarse, al analizar los viejos diarios,
que dura nte la transicin se man tuvo un impor-
28 El11dese p t i e mbr ede lae spe r a nz a . La Vanguardia 11de nov i e m-
bre d e 1977, p. 1.
29 Un papel digno (editorial) .LaVanguardia 11 de noviembre de 1977, p.7.
30 De todosypa r a t odos . La Vanguardia 1denov i e mbr ede1978,p. 7.
tante nm ero
de
diarios propieda d
del
Estado
entrelos quesedestacaban PuebloyArriba.
carcter pblico
y su
dependencia
en
ltima
instancia del Gobierno permitieron que dura nte
la transicin apoyaranenlo esencialelproceso
de reformas im pulsa do po r el rey y Adolfo Su-
rez (Zalbidea, 1996).
La prensa de extrema derecha
Varios intentos de d esestabilizar el proceso difi-
cultaron el camino a la democ racia. En el camp o
de la opinin pblica, hub o una fuerte oposicin
por parte delaextrema derecha que controlaba
un escaso pero combativo nmero de peridicos
c o m oEl
Alczar
y El
Imparcial
y revis tas como
Fuerza NuevayHeraldo Espaol.
El ms importantefueElAlczar Este diario er
el rgano informativo de laConfederacinNa
cional de Ex Combatientes, que bajo la presiden-
cia del ex ministro d e Franco,
os
Antonio G irn
agrupaba
a
los que haban luchado
en el
bando
franquista durant e la Gue rra Civil. En la prim era
partede laTransicin,fue laorganizacinms
importan te de la extrema derecha. En el momen-
to de la muerte de Franco, noviembre d e
1975,
E
lczar
se
destacaba po r sus d uros a rtculos con
tra cualquier programa de reforma poltica, pero
era un peridico con escasa difusin.
Durante la Transicin,El lczaratrajo a los nos
tlgicos del franquismo opuestosa las reformas
democrticas y con ello experiment u n progresi-
vo aum ento de ventas. Esta voz periodstica dis-
cordante con el proceso de transicina lademo-
cracia gan especial relevanciaapartirde 1977
Durante el franquismo fiel
a su idiosincrasia histrica
progubernamental
a Vanguardia
convivi de forma bsicamente
pacfica con la dictadura.
302
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por dos razones principales. Por una parte, las
prim eras elecciones, celebradas el 15 de junio de
1977,
supusieron un descalabro para las fuerzas
inmovilistas.Lamarginacin parlamentaria de la
extrema derecha signific el refuerzo de sus r-
ganos de prensa, que se convirtieron en el cauce
principal de participacin en el debate pblico.
Por otra, Antonio Izquierdo sustituy a Antonio
Gibello como director del peridico. La direccin
de Izquierdo fue ms dinmica y combativa que
la de su predecesor.
As pues.
El lczar se
convirti en el punto de
referencia de la extrema derecha. Los inmovilis-
tas encontraban en este peridico una visin de
la realidad acorde con sus ideas polticas. Pro-
porcionaban argumentos y razones a los des-
contentos con el proceso de transicin. Porque
El lczar
fue sobre todo un p eridico contrario
al proceso de transicin a la democracia. Su di-
rector. Izquierdo, afirm que El
lczar
estaba
en la oposicin al Gobierno y en la oposicin a
la Oposicin (Izquierdo,
1981,
p . 86). Su crtica
se diriga al sistema democrtico en su conjunto.
Practic un Periodismo de com bate contra la
democracia liberal utilizand o tod os los recursos
disponibles: titulacin, editoriales, colaborado-
res,
seleccin de n oticias, etc.
El lczar se consideraba el defensor de la uni-
dad de Espaa, fiel a la doctrina de Jos Anton io
Primo de Rivera, fundador de la Falange Espa-
ola. Tambin se presentaba como el defensor de
la figura y obra de Francisco Franco. Por eso.
El
lczar
arremeta contra las reformas, con un dis-
curso apologtico del franquismo, basado sobre
todo en los logros materiales alcanzados, mayo-
res que los conseguidos con la dem ocracia.
Por ejemplo, cuando los espaoles aprobaron
por referndum la Ley de Reforma Poltica, el
editorial de portada afirm la victoria de hoy
no es la victoria del pu eblo , sino la victoria prri-
ca de la especulacin partidista . No se devol-
Durante ia Transicin Ei lczar
atrajo a los nostlgicos del franquismo
opuestos a las reformas democrticas
y con ello experiment un progresivo
aumento de ventas.
va la soberana al pueblo, sino que los partid os
politicos robaban su protagonismo.Yanunciaba
que el perid ico pasab a a la ofensiva en servi-
cio permanente a la Unidad de Espaa ^'.
El lczar
era beligerante con todos los pa rtidos
polticos, en especial conlosde la izquierda. Pero
los comun istas eran los enem igos de la patria.
Los marxistas haban sido derrotados dura nte la
Guerra Civil y el diario consideraba intolerable
que volviesen a la escena pblica. Por eso, cuan-
do el Gobierno legaliz el Partido Comunista, la
respuesta del peridico fue con tundente: el Go-
bierno era culpable, mentiroso y traidor.
El Al-
czar
titul en portada, Gol y deca que haba
sido un autogol del Gobierno en la portera que
sejur y perjur que estaba defendida y bien de-
fendida contra la amenaza comunista ^^
n esos
aos,
el terrorismo golpeaba con dureza en
Espaa.
El lczar
denunciaba los brutales atenta-
dos terroristas a toda plana y con un lenguaje b-
lico.Contribua a la estrategia de tensin de la
extrema derecha. As por ejemplo, tena una des-
tacada seccin fitulada El parte , en que se haca
un balance terrorista de la semana, de cada me s,
de cada ao . El diario reclamaba mano dura
contra el terrorismo separatista. Por el contrario,
el resto de la prensa intentaba no informar en
exceso de los atentados p ara no desestabilizar el
proceso de democratizacin. Segn El Alczar
los partidos polticos haban pactado ocultar de
forma sistemtica la realidad del pas. Para el
diario, la democracia y la debilidad del Gobier-
no alentaban el terrorismo.
31 Victoria prrica ,
El Alczar 16 de
diciembre
d e1976,p. 1.
32 El
Alczar
11
de
abril
d e
1977,
p. 1.
Merced es Mon tero, Jordi Rodriguez-Virgili, Carmela Garca-Ortega
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ij
El lczar anunciaba la ruptura de la unidad de
Espaa.
La
descentralizacin era un ataque contra
la unidad de deberes y derechos de los espaoles.
Utilizaba, como en todos los temas, un lenguaje
catastrofista y apocalptico. Cuando se restable-
ci la Generalitt d e C atalua titul a toda pgi-
na Atropello a la soberana po pular ^l
El peridico tambin excitaba los nimos del
ejrcito. El ejrcito haba sido una institucin
central de la dictadura franquista, un rgimen
nacido de una guerra y dirigido por un general.
El
lczar recoga el malestar de parte del ejr-
cito ante el terrible ataque del terrorismo -baste
recorda r qu e m s de 200 militares fueron asesi-
nad os e ntre 1976 y 1981-, el desmembramiento
de la unidad de Espaa por el proceso auton-
mico y la prdida de la autonoma del Ejercito.
Los militares, que se sentan humillados por el
aislamiento a que les someta la prensa, encon-
traron su refugio enElAlczar.
Espaa sufra las secuelas de la crisis del petr-
leo, con inflacin y un continuo crecimiento del
paro.
El diario fomentaba la idea de una socie-
dad en permanente conflicto -con crisis, paro,
corrupcin-, abocada a la inestabilidad crnica
si se impona la democracia. Otra demostracin
de su estrategia de explotar el desco ntento .
El
lczar recordaba la poca de seguridad que se
vivi en Espaa durante el franquismo. Como
contraposicin destacaba el fracaso de la II Re-
pblica qu e termin en la Gu erra C ivil. Estable-
ca un claro paralelismo entre la situacin polti-
ca de la II Rep blica con la de la Transicin. Para
muchos, este paralelismo supona una forma in-
directa de alentar una intervencin militar, un
golpe de Estado.
El proceso hacia la democracia culmin institu-
cionalmente con la Constitucin. La campaa
del referndum constitucional fue uno de los
momentos de mayor grado de consonancia al-
33 El
Alczar
30 de noviem bre de 1977, p. 1.
El Pas Vasco fue la regin que jun to
con Catalua reivindic con ms nfasis
un rgimen de auton oma. La m ayora
de los peridicos vascos contribuyeron
al establecimiento del sistema
democrtico en Espaa mediante su
apoyo ai proceso de cam bio.
canzado por la prensa espaola.
El
Alczar si
embargo, sirvi de altavoz a sectores contrario
a la Carta Magna, a los defensores de un rgi
men que la entrada en vigor de ese texto lega
iba flniquitar. El lczardirigi un a campa
para alentar la abstencin y el voto negativo
con la apelacin al miedo como principal argu
mento. Presentaban una Constitucin ilegal, se
paratista, marxista y anticristiana.
Su interpretacin del referndum tambin fu
particular. El diario hablaba de los resulta do
del referndum de la ruptu ra , porque un
mitad de Espaa ha aprobado la Constituci
frente la inhibicin negativa o la franqueza ne
gativa de la otra
media ^ *.
El lczarhaba sum
do como votos contrarios las abstenciones (qu
eran la mayor proporcin), los votos en blanco
nulos y negativos, lo que resultaba un total de
41,05% del censo, frente a los s favorables, qu
sum aban un 58,95%. As pues , la C onstituci
rompa a Espaa en dos mitades antagnicas.
En definitiva.El lczarfue el peridico m s r
presentativo de la prensa de extrema derecha
Una prensa combativa que intent desestabili
zar el proceso de transicin a la demo cracia.
La excepcin nacionalista:
el Pas Vasco
El Pas Vasco fue la regin que, junto con Cata
lua, reivindic con ms nfasis un rgimen d
34 ElAlczar 7 de diciembre de 1978, pp. y12-13.
304
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Volumen 11 N me ro 2 Diciem bre de 2008
autonom ia. La mayoria de los peridicos vascos
contribuyeron al establecimiento del sistema
democrtico en Espaa mediante su apoyo al
proceso de cambio. La excepcin fueron los dia-
rios de ideologia nacionalista eia
y Egin
que
se opusieron a los limites que la Constitucin
imponia a sus aspiraciones de autogobierno.
Las reivindicaciones autono mistas no surgieron
en la transicin. El problem a de la organizacin
territorial del Estado tuvo su origen en el siglo
XIX, con el nacimiento del sentimiento nacio-
nalista en algunas regiones, y la posterior for-
macin de los primeros movimientos polticos
de este signo. En la II Repblica (1931-1936) se
intent solucionar este problema, que se habia
ido radicalizando, y se concedieron Estatutos
de Au tonom ia a Catalua y al Pais Vasco. Tras
la Guerra Civil (1936-1939), el bando vencedor
suprimi el autogobierno de estas dos regiones
e instaur una dictadura centralista.
Sin embargo, la represin franquista no con-
sigui ahogar el sentimiento nacionalista que
resurgi con fuerza en los ltimos aos del r-
gimen. A la m uerte d e Franco, los gritos de li-
bertad, amnista, estatuto de auton om ia se oan
no slo en Catalua y Pas Vasco, sino en otras
regiones de Espaa. Democracia y autonoma
aparecan indisolublemente unidas.
El Gobierno surgido tras las elecciones de 1977,
estableci con carcter provisional un rgimen
preautonmico para Catalua y Pas Vasco. La
frmula se extendi a la prctica totalidad de
las regiones del pas y, de este mo do, la organi-
A la m uerte de Franco, los gritos
de libertad, amnista, estatuto de
autonom a se oan no slo en Catalua
y Pas Vasco, sino en otras regiones
de Espaa. Democracia y autonoma
aparecan indisolublemente unidas.
.
zacin preautonmica prefigur el futuro cons-
titucional de la estructura territorial de Espaa
(Fusi, 1996, pp . 446-452).
Llegado el momento de elaborar la Carta Mag-
na, la cuestin autonmica fue una de las ms
debatidas y a punto estuvo de truncar el con-
senso (Aja, 1999, p. 51; Clavero Arvalo, 1983,
p.
97; Sol Tura, 1985, p. 89). Finalmente, el de-
recho a la autonoma de las regiones qued re-
conocido y garan tizado en el artculo 2, junto a
una mencin expresa a la indisolubilidad de la
Nacin espaola.
La Constitucin sometida a referndum recibi
un masivo apoyo por parte de los espaoles,
pero en el Pas Vasco ese respaldo no fue tan
destacado. Los vascos optaron por seguir las
consignas de las tres opciones polticas con ms
fuerza en la regin.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV), de ideolo-
ga nacionalista moderada, fue el partido ms
votado en las elecciones de
1977.
Su objetivo era
recuperar el rgimen foral del que haba disfru-
tado el Pas Vasco hasta el siglo XIX, caracteri-
zado por ciertas cotas de autogobierno y una
Hscalidad diferente de la del resto del Estado.
Las dems fuerzas parlamentarias intentaron
satisfacer esta aspiracin, en desagravio por el
centralismo del pasado, pero las reivindicacio-
nes del PNV superaban los lmites de la Cons-
titucin por lo que el acuerdo n o fue posible. El
PNV adopt una actitud victimista, se apart
del consenso y recomend la abstencin en el
referndum constitucional.
El Partido Socialista Obrero Espaol (PSOE)
contaba con una federacin en el Pas Vasco.
Fue la segunda fuerza ms votada, ligeramente
por detrs del PNV. Particip en el consenso y
se mostr partidario de una autonoma para el
Pas Vasco dentro del marco de la C onstitucin.
Pidi el s en el referndum .
5
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La ban da terrorista ETA (siglas de Pas Vasco y
Libertad ), y los partidos extraparlamentarios,
algunos tod avia ilegales, situados al marge n del
juego democrtico, de ideologa izquierdista,
nacionalista y radical, pidieron el no en el refe-
rndum porque la Constitucin no recoga sus
aspiraciones indep endentistas.
Al comienzo de la transicin no habia en el Pas
Vasco prensa de ideologa nacionalista (Bezu-
nartea, 1988; Coca y Martnez, 1992). Los siete
diarios que se editaban en la regin en los lti-
mos aos del franquismo continuaron su existen-
cia, tras la muerte del General, sin apenas variar
su lnea editorial y sin nuevos competidores en
el mercado. La situacin cambi en 1977. Los
grup os nacionalistas, silenciados dura nte la dic-
tadura, vieron la necesidad de crear peridicos
afines. As, el 8 de junio d e 1977 vea la luz Deia
diario promovido por el PNV, y el 29 de sep-
tiembre del mismo ao lo haca Egin vinculado
a la izquierd a radical y m uy prx imo a ETA.
Ambos introdujeron en el panorama periods-
tico vasco no slo las ideas nacionalistas, sino
una nueva forma de trabajar alejada de las ru-
tinas que arrastraban sus competidores desde
haca dcadas. A diferencia de stos, su actitud
era activa: promovan noticias, daban prioridad
a la interpretacin en detrimento de la simple
narrac in factual de los hechos, no abusaban de
las agencias y buscab an nuev as fuentes. Otorga-
ron una especial relevancia a las informaciones
El Partido Nacionalista Vasco (P NV ), de
ideologa nacionalista moderada, fue
ei partido ms votado en ias elecciones
de 1 97 7. Su objetivo era recuperar ei
rgimen foral del que haba disfrutado
ei Pas Vasco iiasta e l sigio X IX ,
caracterizado por ciertas cotas de
autogobierno y una fiscaiidad diferente
de la del resto del Estado.
sobre la poltica vasca, y dieron voz a los secto
res nacionalistas radicales, hasta ese momento
prcticamente ausentes en la prensa.
En pocos meses,
eia
y Egin sehicieron con
favor del pblico, lo que provoc un descenso
en las tiradas del resto de los peridicos. Esto
se vieron en la obligacin de adaptarse a lo
nuevos tiempos, algo que slo unos pocos con
siguieron. En la actualidad, nicam ente sobrevi
ven dos de los siete que se publicaban en tonces
Por su parte,
eia
ha ido perdiendo lectores,
Eginfue cerrado p or decisin judicial en 1998
dem ostrada su vinculacin con ETA.
La postura de
eia
y
Egin
an te la transicin, y
nueva forma de hacer periodismo, puede ilus
trarse con la cobertura del primer gran aconte
cimiento poltico vivido por ambos diarios: e
referndum constitucional.
De las informaciones publicadas por
eia
se d
ducen dos de las principales seas de identidad
del peridico. Su carcter nacionalista, ya que
la cobertura estuvo muy centrada en el mbito
vasco y en las consecuencias que los resultado
pod ran tener sobre la futura autono ma. Y su
vinculaciones con el PNV, pu es resa lt la eleva
da abstencin registrada en la regin que haba
sido propugn ada por ese partido. As, por ejem
p l o
el titular de portada del da 7 de diciem
bre fue: ...Y Euzkadi se abstuvo ^^ Ad em s, e
diario prest una notab le atencin a la izquierda
nacionalista radical contraria a la Constitucin
justificada por dos movos. El primero, por so
lidaridad con quienes haban sido silenciado
en la poca anterior.
Y
el segundo, por la propi
naturaleza de estos grupos, muy dinmicos, con
una gran actividad propagandstica, una enor
me capacidad de movilizacin popular y que
adems, supieron utilizar mu y bien los medio
de comunicacin como plataforma para hace
pblico su pensam iento.
35 Deia 7 de diciembre de 1978, p. 1. Euzkadi significa Pas Vasco
euskera o vascuence, la lengua de la regin.
6
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V o lu me n 11 N m er o 2 D ic ie m br e d e 2008
La prensa tuvo un destacado
protagonismo en ia transicin espaola
a la democracia. Como actor colectivo
colabor de forma decisiva con ei poder
poltico a favor de una reforma pacfica
del sistema. Este apoyo no fue fruto de
un pacto explcito.
En
Deia
predo min aba una actitud v ictimista,
similar a la adoptada por el PNV en los deba-
tes constitucionales, y un tono agresivo qu e, en
ocasiones, se convertia en amenazante, como
se com prueba en los siguientes ejemplos: Los
parlamentarios vascos fueron reducidos al si-
lencio, y ahora el pueblo vasco, masivamente,
les ha aco mpa ado en el silencio. (...) un pue-
blo en silencio rabioso, dolorido, frustrado... es
un pueblo peligroso. (...) El pueblo vasco pe rdo -
na, pero no olvida ''^. Un estilo menos violento
tenan las noticias, que en su m ayoria procedan
de la redaccin. eia realiz un periodismo de
declaraciones cuando informaba de los parti-
dos. Sin embargo, cuando hablaba del pueblo,
al que prest casi tanto inters com o a los polti-
cos,fue m enos asptico y ms valorativo.
Eginse
mostr m s crtico. Su cobertura dio p rio-
ridad a las actividades protagonizadas por la
izquierda nacionalista radical. El diario tendi a
silenciar a los partidario s del s , e interpret los
resultados del referndum como un triunfo del
no en el Pas Vasco y de la abstencin en el res-
to del Estado -palabr a em pleada pa ra evitar otras
como Espaa, pas o nacin -. Por ejemplo, el titu-
lar de primera pgina del 7 de diciembre rezaba:
Fuerte rechazo a la Constitucin. En el Estado,
el abstencionismo, 34%, superaba las previsiones
del Gobierno y los partidos mayoritarios ^^.
Pero lo verdaderamente importante para Egin
no era la victoria del voto n egativo, sino las con-
secuencias polticas que podan derivarse para
el Pas
Vasco.
En su opinin, el rechazo del p ue-
blo vasco a la Constitucin debera tener como
consecuencia un Estatuto de Autonoma cuyos
lmites estuvieran ms all de esa Constitucin
con la que no estaban de acu erdo. Es decir, aspi-
rabanala consecucin de una autono ma que les
permitiera dar, despus , el paso d ertivo hacia
la independencia. Critic el consenso constitu-
cional porq ue se haba realizado al m argen de
la poblacin ; la campaa publicitaria del refe-
rndum por sus reminiscencias franquistas ^^
y porque los partidarios del voto negativo no
tuv ieron acceso a la televisin; y el exceso de
vigilancia policial ^^ el da d e la votacin.
Egin
emple un tono agresivo y un lenguaje co-
loquial. No public ni un solo artculo de opi-
nin sobre el referndum constitucional, y la
valoracin editorial del peridico se hizo espe-
rar hasta el 10 de diciembre. Ninguna novedad
acerca de Eginpu ede extraerse de este escrito
titul ado Reflexin tras el recha zo , que reafir-
maba lo descrito.
A modo de conclusin
La prensa tuvo un destacado protagonismo en
la transicin espaola a la democracia. Como
actor colectivo, colabor de forma decisiva con
el po de r poltico a favor de una reforma pacfica
del sistema. Este apoyo no fue fruto de un pac-
to explcito. La prensa, tomada en su conjunto,
y salvo las excepciones mencionadas, mantuvo
un discurso ms o menos com partido acerca del
principal objetivo del cambio po ltico: un siste-
ma democrtico que garantizase el ejercicio de
las libertades p blicas.
Como ha podido comprobarse a lo largo del
artculo, el consenso bsico se aplic de forma
heterognea. Las diferentes tradiciones histri-
36
Deia 8 de
diciembre
d e1978,p .21.
37 51(1,7
de
diciembre
d e1978,p . l .
38 Egin
8 d e
diciembre
d e
1978,
p. 11.
39 Egin 7 dediciembre
d e
1978,p .
4.
Mercedes M ontero, Jordi Rodrguez-Virgiii, Carmela Garcia-Ortega
307
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J a l a b r a l a v e
ISSN 0122-8285
cas de los diarios influyeron en sus respectivos
discursos. Los nuevos peridicos, sin las cargas
del colaboracionismo con el franquismo, fueron
ms audaces, agresivos e incisivos en sus de-
mandas democrticas. Los viejos diarios, como
ABC o La Vanguardia se mostraron ms caute-
losos y respetuosos con el pasado, colaborando
asi a que el proceso no se acelerase de forma im-
prudente. Unos y otros impulsaron los valores
democ rticos ms imp ortante s, la reconciliacin
y la concordia entre espaoles. Con espritu
pragm tico, se queria su perar el mito de las dos
Espaas enfrentadas y evitar a toda costa repe-
tir los errores del pasado.
Esta labor de consenso no fue fcil ni unnime.
Desde la extrema d erecha y el nacionalismo vas-
co, a travs tambin de sus rganos de prensa,
se intent desestabilizar el proceso de transicin
y dificultar los avances democrticos. Con todo ,
la prensa espaola capt y anim el sentir ma-
yoritario de la sociedad por un cambio politico
profund o y real pero sin violencia ni radicalismos.
En este sentido, el actor colectivo de la prensa re-
sult un apoyo y un colaborador de la accin de
Gobierno y del pro pio rey Juan Carlos en la de-
mocratizacin del pas.
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