Jordanes - Historia de Los Godos

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HISTORIA DE LOS GODOSESCRITA EN LATNPOR

CD -1 INT .. INT =") =ZVERSIN ESPAOLA

DE

F. NORBERTO CASTILLA

NOTICIA BIOGRFICA DE JORNANDESEn los ltimos aos del siglo v en los primeros del vi debi nacer el autor de la HISTORIA DE LOS GoDOS. De linaje godo, su padre llambase Alanowamuth, y su abuelo paterno Peria, que fu notario secretario de un jefe de alanos, llamado Candax, al cual acompa mientras militaba las rdenes de Atila, y cuando, muerto ste, se estableci en la baja Mesia. All probablemente naci Jornandes. Sbese que fu, como su abuelo, notario, pero no de quin, y que abjur el arrianismo para abrazar la fe catlica, ingresando en una orden monstica y llegando ser obispo de Ravena, , al menos, obispo de los godos. Dice de l Trithemo que fu versado en las Sagradas Escrituras, docto en ciencias profanas, de costumbres sencillas y fcil palabra, investigador de los antiguos tiempos historiador de mrito. El mismo Trithemo dice que se atribuan Jornandes varias obras notables, pero slo haba podido encontrar dos, una relativa la historia de los romanos y otra la de los godos, desde su origen hasta el momento que fu escrita. En efecto; slo dos obras de Jornandes han llegado nosotros : la titulada De reeqnorum ac temporum, successione, llamada por Trithemo historia romana, porque la mayora de los hechos de que se ocupa corresponden Roma, y la HISTORIA DE LOS GODOS. Es la primera uno de esos compendios de historia,

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una crnica de hechos y sucesos hacinados' sn orden ni concierto, ni atendiendo siquiera , su relativa importancia, que tanto abundaron antes y, sobre todo, despus de Jornandes. Para juzgarla hay que dividirla. en tres partes. Comprende la primera desde Adn hasta el principio de la historia de Roma, y es sencillamente. una cronologa de nombres y sucesos. La historia, de hola desde sus orgenes hasta el reinado de Augusto. forma la segunda parte, y Jornandes sigue en ella, casi servilmente, al historiador Floro. La tercera y ltima_ parte comprende la crnica de los emperadores romanos, desde Augusto Justiniano, extractndola de diversos autores que escribieron historias de estos tiempos. Apenas hay en el libro De reparara ac temporun successione algo que sea original, y gracias que sirva para comprobar algunos hechos y algunas fechas. Si literariamente no vale mucho ms que esta obra. la titulada HISTORIA DE LOS GODOS, es mayor su importancia por el asunto que se refiere. Tambin esta historia es un compendio de la que escribi Magno Aurelio Cassiodoro, personaje contemporneo de Jornandes, famoso no slo por el nmero y mrito de las obras que escribi, sino adems por su grande intervencin en el gobierno de Italia durante la dominacin de los godos. Jornandes mismo confiesa en el prlogo de su obra. que slo se propona extractar la que en doce libros haba escrito Senator (nombre que usaba Cassiodoro, y con el cual generalmente era conocido), refiriendo la historia del pueblo godo y de sus reyes desde la ms remota antigedad hasta la poca en que fu escrita. Prest un dependiente de Cassiodoro Jornandes ejemplar de dicha historia, y ste la ley y reley asiduamente durante tres das, haciendo despus de memoria el compendio que nosotros ha llegado. No se atuvo, sin embargo, servilmente la obra ex-

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trastada, y l mismo dice que introdujo prrafos de autores griegos y latinos que no estn en el original, intercalando al principio, al fin, y principalmente en mitad de la obra, muchas noticias y juicios que no son de Cassiodoro, sino suyos. Sin embargo, si la historia de Cassiodoro no se hubiera perdido, el compendio hecho por Jornandes carecera de valor; pero la desaparicin de aqulla ha dado ste la importancia de obra original, y pesar de las lagunas que hay en ella, de la falta de crtica del autor, de su ignorancia y de su parcialidad en favor de los godos, es el libro de Jornandes uno de los monumentos ms valiosos que poseemos para el conocimiento de la historia y de la geografa de los siglos v y vi de nuestra era.

PREFACIO

Deseaba yo, hermano Castalio, llevar mi navecilla tranquilas playas donde pudiera pescar pececillos mi placer en los estanques de los antepasados, como alguien dijo, pero t me obligas largar la vela. Pdesme que interrumpa el opsculo en que he puesto mano, esto es, mi Compendio de las Crnicas, y que intente encerrar en corto volumen los doce libros del Senador, acerca del origen historia de los godos, descendiendo de generacin en generacin, de rey en rey, desde la antigedad hasta nuestros das: tarea ardua en verdad, y cuyo peso parece que no quiere considerar el que la impone. Seguramente no adviertes que tengo yo muy poco aliento para hacer sonar la magnfica trompa de tal escritor. Y para agravar ms y ms la dificultad de la empresa, se me da permiso para usar esos libros condicin solamente de no seguir la letra su sentido. A decir verdad, he empleado previamente tres das en leer esos libros, gracias la condescendencia del intendente del autor, y, aunque no haya retenido las palabras, al menos tengo la pretensin de poseer perfectamente el pensamiento del asunto; habiendo enriquecido mi trabajo con algunas notas tomadas de historiadores griegos y latinos que se refieren l; y adems; he

300 mezclado al principio y al fin, y especialmente en medio de este compendio, muchas cosas mas. As, pues, este libro, que me has obligado escribir, sin que me haya ofendido yo por la exigencia, debes recibirlo benignamente, y ojal lo leas con mayor benignidad; y si t, que vives en la vecindad de los godos y tienes presentes los sucesos descubres alguna omisin, llnala. Ruega por m, querdisimo hermano.

HISTORIA DE LOS GODOSCAPTULO I

Divisin general de la Tierra.

Nuestros antepasados, segn Orosio, dividieron toda la circunferencia de la tierra que rodea el Ocano en tres partes, que llamaron Asia, Europa y Africa. Muchos autores, casi innumerables, han descripto la redondez de la Tierra en estas tres divisiones, dando conocer, no solamente las ciudades y comarcas, sino lo que es mucho ms exacto, el nmero de pasos y millas que tienen de extensin; llevando sus investigaciones hasta determinar, travs de la inmensidad del mar, la posicin de las islas rodeadas por las aguas, tanto grandes como pequeas, dndolas los nombres de Cycladas Sporadas. En cuanto los ltimos lmites dl infranqueable Ocano, no solamente no ha intentado nadie describirlos, sino que nadie se le ha concedido alcanzarlos; vindose la imposibilidad de ello, porque las plantas marinas detienen las naves y falta el viento; as, pues, no los conoce ms que aquel que los ha creado. En cambio, estando habitada la Tierra, las playas situadas este lado del mar que, como ya hemos dicho, rodea el disco del mundo como una corona, han sido perfectamente conocidas por hombres quienes su curiosidad ha llevado escribir sobre tal asunto. Hay,

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adems, en el mismo mar muchas islas habitables; por ejemplo, del lado de Oriente y en el Ocano ndico, las Hippodas, la Jamnesia, abrasadas por el sol: stas estn desiertas, verdad es, pero no dejan de tener considerable extensin en longitud y latitud. Existe tambin Taprobana (1), en la que, sin mencionar los caseros y casas de campo, se encuentran, segn dicen, ciudades muy fortificadas, la hermosa Sedalia, Silestantina, deliciosa estancia, Etern, ciudades que, si ningn escritor ha descripto, no por eso dejan de tener numerosa poblacin nacida en su seno. En la parte occidental, este mismo Ocano contiene igualmente algunas islas, conocidas casi todas causa del movimiento de viajeros. A este nmero pertenecen, despus del estrecho de Cdiz y cerca de este estrecho, las dos islas llamadas, una Feliz y otra Afortunada. Algunos cuentan tambin entre las islas del Ocano los dos promontorios de Galicia y Lusitania, sobre uno de los cuales vese todava un templo de Hrcules, y sobre el otra el monumento de Scipin. Sin embargo, como tocan al extremo de la tie;Ta de Galicia, ms bien forman parte del gran continente de Europa que islas del Ocano. Sea como quiera, este mar tiene en medio de sus olas otras islas que llevan el nombre de Baleares; la isla Mevania, as como las Oreadas, en nmero de treinta y cuatro, pero no todas habitadas. Tambin tiene en el extremo occidental otra isla, llamada Tilena, de la que dijo el poeta mantuano:((Que te obedezca Tilena en los limites del mundo.

Contiene tambin este mar inmenso por el lado de la Osa, es decir, al Septentrin, una gran isla, llamada(1) Hoy Ceyln, que los antiguos crean mucho ms grande que en realidad os.

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Seanzia (1), de la que tendremos que hablar, con el auxilio del Seor, porque del seno de esta isla sali como un enjambre de abejas para hacer irrupcin en la tierra de Europa, la nacin cuyo origen tanto deseas conocer. Cmo y por qu sucedi esto, lo explicaremos si el Seor nos asiste. CAPTULO II

Descripcin de la isla de Bretaa.

Voy describir ahora brevemente, y como pueda hacerlo, la isla de Bretaa, situada en el seno del Ocano, entre las Espaas, las Galias y la Germania. Aunque, segn Tito Livio, nadie en su tiempo haba dado vuelta esta isla (2) ni conoci su extensin, no han dejado de emitir opiniones acerca de ella considerable nmero de autores, con relacin los cuales podemos hablar. Mucho tiempo estuvo cerrada las armas romanas, hasta que Julio Csar abri la entrada por medio de combates en los que solamente buscaba la gloria. Ms.. adelante el comercio y otras causas llevaron all crecido nmero de hombres; y la edad siguiente adquiri nociones ms exactas de aquel pas por el cuidado que despleg en explorarlo. He aqu su descripcin tal como la encontramos en los escritores griegos y latinos: su forma es triangular, segn dicen muchos, parecida un cono: extindese longitudinalmente del Septentrin al Occidente, y forma un gran ngulo mirando la des(1) La Scandinavia, considerada como isla mientras no se conoci su parte septentrional. (2) En tiempo de Tcito di por primera vez la vuelta la gran Bretaa una flota romana. (Agricol. X.)

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embocadura del Rhin; desde all se estrecha por lnea oblicua reentrante y vuelve sobre s misma para formar otros dos ngulos. Dos de estos lados dan frente la Galia, y el otro la Germania. Dcese que su mayor anchura es de trescientos tres estadios, y su longitud no pasa de siete mil ciento treinta y dos. Frmala una llanura cubierta en parte de bosques, en parte de matorrales, de la que surgen tambin algunas montaas. Rodala un mar perezoso, que difcilmente cede al impulso de los remos y que rara vez alborota el soplo de los vientos. Las tierras estn tan lejanas, que su resistencia no produce agitacin alguna en las olas, porque, en efecto, el mar se extiende mucho ms lejos en este paraje que en ningn otro. Strabn , clebre escritor griego, refiere que esta isla exhala nieblas tan densas, causa de estar empapada por frecuentes irrupciones del Ocano, que obscurecen la claridad ordinaria del sol durante casi todo el da, ocultando el astro las miradas; pero que las noches son all ms claras. Encuntrase en su extremo la isla Memma, de la que habla el historiador Tcito, rica en metales, abundante en pastos, y cuya fertilidad es ms propsito para alimentar ganados que hombres. Srcanla en todos sentidos numerosos y grandes ros que arrastran perlas y piedras preciosas. Entre los habitantes de la Gran Bretaa, los siluros tienen la tez morena, naciendo la mayor parte con el cabello negro y rizado; los caledonios, por el contrario, tienen el cabello rubio y son corpulentos, pero blandos. Encuntraseles semejanza con los galos y los espaoles, por lo que han supuesto algunos que en todo tiempo recurri la isla estas naciones para poblarse. Estos pueblos y sus reyes son igualmente brbaros. El famoso historiador Dion nos dice que el nombre que se dan en comn es el de un metal de la Caledonia. Habitan en cabaas de mimbres, mezclados con sus gana-

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dos, y muchas veces no tienen otro abrigo que los bosques. Ignoro si para adornarse por algn otro motivo se pintan el cuerpo con auxilio del hierro. Frecuentemente se hacen guerra entre s, sea por ambicin de mando para aumentar lo que poseen, combaten caballo y pie, y tambin en carros con dos caballos y en carretas armadas con guadaas, las que en su lengua llaman essedas. Pero basta lo dicho de la isla de Bretaa.

CAPTULO IIIDescripcin de la isla de Scanzia.

Volvamos la isla Scanzia, que hace poco abandonamos. El ilustre gegrafo Claudio Ptolomeo la menciona en el libro segundo de su obra cuando dice: En el Ocano rtico existe una isla grande llamada Scanzia, que tiene forma de hoja de cedro; sus costas se prolongan lo lejos, y despus se estrechan para cerrarla; el Ocano penetra en sus playas. Encuntrase enfrente del ro Vstula, que sale de las montaas de la Sarmacia y que, la vista de la isla Scanzia, desemboca en el Ocano Septentrional por tres brazos, separando la Germania de la Scitia. Al Oriente y en el interior existe en esta isla un lago muy grande, y de este lago, como de un vientre, sale el ro Vagi, que corre caudaloso al Ocano. Inmenso mar la rodea al Occidente. Por el Septentrin la rodea tambin ese Ocano sin lmites, en el que jams se ha navegado, y del que se destaca, manera de brazo, el mar Germnico (1). All habitan pueblos que se alimentan solamente de carne; y all encuntrase tambin, segn dicen, un grupo de islitas, en las que, aseguran, pierden la vista los lobos si acier(1) Crese que el autor se refiere al Bltico. Tomo II. 20

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tan pasar cuando el mar est helado por los intensos fros del invierno. As es que esta tierra no es inhospitalaria solamente para los hombres, sino que tambin cruel para las fieras. En cuanto la isla Scanzia, que es el asunto de nuestro trabajo, est habitada por considerable nmero de pueblos diferentes, aunque Ptolomeo solamente menciona siete. Nunca se encuentran all enjambres de abejas, causa del rigor del fro. En su parte septentrional habita el pueblo adogita, que pasa por gozar, sin interrupcin, de la claridad del sol durante cuarenta das y cuarenta noches en medio del esto, y que, en cambio, en invierno se encuentra privado de la luz durante igual nmero de das y de noches. As, pues, alternativamente en la tristeza y en la alegra goza de un favor y sufre una privacin que los dems pases ignoran. Se quiere saber por qu? Es que en los das ms largos los habitantes ven al sol repasar al Oriente rozando la extremidad del eje de la Tierra, mientras que, por el contrario, en los das ms cortos no pueden verlo, porque entonces recorre los signos australes. As, pues, ese mismo sol que nos parece salir de abajo, dicen ellos que gira lo largo del borde de la Tierra. Existen tambin en esta isla otras naciones, la de los crefennos, tres en nmero, que desdean alimentarse de trigo y que no viven ms que decarne de animales silvestres y de aves cuyos nidos son tan numerosos en los pantanos, que bastan para la multiplicacin de las especies y proveen superabundantemente , la alimentacin de los habitantes. All viven tambin los sutanos, que se sirven, como los turingios, de excelentes caballos. stos son los que, por medio del comercio, hacen llegar los romanos, travs de innumerables naciones, las pieles de marta que stos usan. El hermoso color negro de sus pieles los ha hecho famosos; pero viven pobremente, encon-

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trndose vestidos con extraordinaria riqueza. Despus de stos vienen multitud de pueblos diversos: los teustos, bacotos, bergios, halinos, liotidas, habitando todos en terreno llano y frtil, lo cual les expone incursiones y estragos de otras naciones. Encuntranse, despus de estos pueblos, los atelnilos, los finaitos, los ferviros, los gautigodos, razas de hombres intrpidos, dispuestos siempre pelear. Despus los evageros mezclados con los otingos. Todos estos pueblos viven la, manera de las fieras, en las cavernas y en los bosques. Ms all de estas naciones habitan los ostrogodos, los raumaricos, los firmos, sumamente amables; los ms amables de los habitantes de la isla Scanzia, los vinovilotos, los suetidos, los cogenos, que se les parecen, siendo cosa cierta que stos son el tronco de los daneses, que arrojaron los hrulos del territorio que posean. Los cogenos exceden todos estos pueblos en estatura, y gustan de darse este nombre que les distingue de todos los de la Scanzia. Tambin de aquel pas son los granianos, aganzios, unixos, etelrugos y aroquiranos, de quienes fu rey, si no en los tiempos ms lejanos, hace muchos aos al menos, Rodulfo, el cual, disgustndose de su reino, march al lado del rey de los godos Teodorico, en quien encontr lo que deseaba. Todos estos pueblos exceden los romanos en estatura y valor, y son terribles por su ardimiento en los combates. CAPTULO IVLos godos salieron de la isla de Scanzia.Sus progresos y su ocupacin de la parte de Scitia inmediata al Ponto Euxino.

Supnese que los godos con su rey, llamado Berig, salieron antiguamente de esta isla Scanzia, recipiente

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de naciones vivero de pueblos. En cuanto saltaron de sus naves y tocaron tierra, dieron su nombre al paraje que acababan de abordar, llamndose todava hoy, segn se dice, Gotiscanzia. Inmediatamente marcharon desde all contra los ulinerugos, establecidos entonces en las orillas del Ocano, los atacaron despus de haberse apoderado de su campamento y los arrojaron de las tierras que ocupaban. Poco despus subyugaron los vndalos, vecinos de este pueblo, y los aadieron , sus conquistas; y como el nmero de-los godos haba aumentado considerablemente durante su permanencia. en aquel pas, Filimer, hijo de Gandarico y quinto de sus reyes despus de Berig, tom, al principio de su reinado, la resolucin de salir, partiendo la cabeza de un ejrcito de godos, seguido de su familia y ponindose en busca de un pas cie le conviniese y en el que pudiera establecerse cmodamente, llegando las tirras de la Scitia, que los godos llamaban en su lengua Ovim. Pero, despus de haber gozado de la gran fertilidad de aquellas comarcas, queriendo el ejrcito cruzar un ro por medio de un puente, y habiendo pasado ya la mitad al otro lado, dcese que el puente se derrumb y ya no pudo ninguno avanzar ni retroceder; porque, lo que parece, aquel lugar est cerrado por un abismo rodeado de pantanos de suelo movedizo, de manera que, confundiendo la tierra con el agua, parece que la naturaleza ha querido hacerlo inaccesible. La verdad es que hoy todava se oyen all mugidos de rebaos y se descubren huellas humanas, segn atestiguan viajeros quienes se puede creer, pesar de que han odo estas cosas desde lejos. En cuanto aquellos godos que, bajo la direccin de Filimer, llegaron la tierra de Scitia, despus de pasar el ro, como ya se ha dicho, tomaron posesin del pas objeto de sus deseos. Despus, sin perder tiempo, marcharon contra la nacin de los spa-

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li, pelearon y alcanzaron la victoria. En fin, desde all avanzaron rpidamente y corno vencedores hasta el extremo de la parte de la Scitia que linda con el Ponto Euxino. As lo refieren en general sus antiguas poesas, casi en forma histrica, y esto atestigua tambin en su muy verdica historia Ablabio, autor notable que escribi acerca de la nacin de los godos, siendo tambin sta la conviccin de algunos otros escritores antiguos. En cuanto Josefo, ese historiador tan fiel la verdad y tan digno de fe, ignoramos por qu, cuando tanto registra los tiempos remotos , guarda silencio acerca de estos orgenes de la nacin de los godos que acabamos de exponer. Diremos, sin embargo, que, mencionando los godos desde su llegada Scitia, asegura que se les consideraba como scitas y que se les daba este nombre. Pero ya que acabamos de mencionar la Scitia, antes de pasar otra cosa, necesario es que la describamos y sealemos sus lmites. CAPTULO VLa Scitia.Su situacin.Sus pueblos.Ocupaciones sucesi. vas de la Scitia, por los godos.El Tanges. El Boristenes-

Confina la Scitia con la Germania, sea en el punto donde comienza el Ister, sea por el mar de Misia, extendindose hasta los ros Tyras, Danastro, Vagorola y hasta ese otro caudaloso ro que lleva, como el Ister, el nombre de Danubio: avanza hasta el monte Tauro, no el de Asia, sino otro que forma parte de este suelo, es decir, el Tauro sctico: sigue todos los contornos de la Metida, el estrecho del Bsforo, hasta el monte Cucaso y el rio Araxes; despus, inclinndose la izquier.. da, y pasando detrs del mar Caspio, no termina hasta

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los ltimos lmites del Asia, orillas del ocano Euroboreo, teniendo forma de hongo, primeramente estrecha, y ensanchndose lo lejos, va tocar al pas de los liunnos, de los albaneses y de los seros. La Scitia, en su_ infinita longitud, en su inmensa anchura, encuntrase limitada, del lado del Oriente y en el mismo punto donde comienza, por los seros, que viven en las inmediaciones del mar Caspio; al Occidente por los germanos y el ro Vstula; por el lado de la Osa del Septentrin, rodala el Ocano; al Medioda por la Persia, la Albania, la Hiberia, el Ponto y el extremo del Ister llamado Danubio, desde su desembocadura hasta su nacimiento. El lado que toca al Ponto Euxino est lleno de ciudades cuyos nombres distan mucho de ser obscuros: Boristnides, Olbia, Calpoda, Quersonea, Teodosia, Pareona, Mirmiciona y Trapezunta, ciudades que las indmitas naciones de los scitas permitieron fundar los griegos fin de poder comerciar con ellos. Hay un paraje en medio de la Scitia que separa el Asia de Europa, y son los montes Rifeos, de los que brota el Tanais, ese ro inmenso que penetra en la Metida, laguna cuyo circuito es de cuarenta y cuatro mil pasos, y cuya profundidad no pasa en ninguna parte de ocho varas. El primer pueblo que habita la Scitia al Occidente es el de los gpidos, cuyo territorio lo rodean grandes y famosos ros; teniendo al aquiln el Tisiano, al viento del frica el Danubio; por el lado del Euro el escarpado lecho del Tausis, cuyas giratorias y rpidas ondas se precipitan con furia en las del Ister. En su seno comprende la Dacia, defendida por escarpados montes, dispuestos en forma de corona. Contra su lado izquierdo, que mira al Aquiln y avanza travs de inmensos espacios hasta el nacimiento del Vstula, encuntrase establecido el numeroso pueblo de los vuinidos. Aunque el nombre de este pueblo vara hoy segn las diferentes

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tribus que lo componen y los parajes que habitan, sin embargo, se les designa generalmente con el nombre de sclavinos y con el de antos. Los sclavinos se extienden desde Civita-Nova, el paraje llamado selavinus rumunnensis y el lago Muriano, hasta el Donastro, y al Norte hasta el Vstula. stos slo tienen por ciudades los pantanos y los bosques. Los antos, que son los ms valientes de los dos, avanzan en crculo orillas del mar del Ponto, extendindose desde Danastro hasta el. Danubio. Considerable nmero de jornadas de camino separan estos dos ros. En la orilla del Ocano, la derecha donde por tres brazos queda absorbido el caudal del Vstula, habitan los vidoarianos, aglomeracin de hombres de diferentes naciones. Despus de stos, y tambin en las orillas del Ocano, estn establecidos los itemestos, raza enteramente pacfica. Al Medioda de stos, y cerca de ellos, habitan los agaciros, nacin muy valerosa, que ignora el uso de los frutos y solamente vive de sus ganados y de la caza. Ms all de stos se extienden, por el mar del Ponto, los establecimientos de los blgaros; que, por nuestros pecados, han llegado ser desgraciadamente muy clebres. All fu donde en otro tiempo las belicosas naciones de los hunnos crecieron como espesa hierba, para hacer doble y furiosa irrupcin sobre los pueblos; porque los hunnos estn divididos en dos ramas, la de los aulzigros y la de los avi-ros, que habitan diferentes comarcas. Los aulzigros frecuentan las cercanas de la ciudad de Quersona, donde el vido mercader transporta los ricos productos del Asia, Durante el esto vagan por inmensas llanuras despejadas, no detenindose ms que donde encuentran pastos para sus rebaos, y en invierno se retiran al mar del Ponto. Los hunugaros son conocidos por las pieles de marta que suministran al comercio. He aqu los hunnos que se han hecho temibles

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hombres cuya intrepidez es, sin embargo, muy grande. stos de que hablamos ahora han habitado, segn nos ensean los libros, primeramente en la Scitia, orillas de la Palus Metida; despus en la Mesia, la Thracia y la Dacia; en tercer lugar en el mar del Ponto; despus otra vez en la Scitia. Pero en ningn autor hemos encontrado el relato fabuloso que les hace caer antiguamente en esclavitud, sea en la Bretaa, sea en otra isla cualquiera, donde se rescataron precio de un caballo. V si alguno refiere de otra manera que nosotros su aparicin en la parte del Universo que habitamos, producir ruido desagradable nuestros odos, porque preferimos estar lo que hemos ledo, que dar fe cuentos de vieja. Mas volviendo nuestro asunto, mientras la nacin de que hablamos habitaba la parte de la Scitia que linda con la Palus Metida, tuvo, como es sabido, Filimer por rey. En las comarcas que ocup en segundo lugar, es decir, en la Dacia, la Thracia y la Mesia, la gobern Zamolxes, filsofo cuya prodigiosa ciencia atestiguan la mayor parte de los autores. Antes de Ze-.1.molxes haba tenido hombres de gran saber, tales como Diceneus, y antes de ste Zeustas. As, pues, los godos no carecieron de maestros para aprender la filosofa, razn por la cual fueron siempre ms ilustrados que la mayor parte de los brbaros y llegaron casi igualar los griegos, segn dice Dion, que escribi su historia en lengua griega. Este escritor dice que los nobles entre ellos llevaron primeramente el nombre de Zarabi Terei, y despus el de Pileati, eligiendo de esta clase los reyes y sacerdotes. En fin, en tan grande estima estuvieron antiguamente los getas, que se hizo nacer entre ellos Marte, el dios de la guerra, segn las ficciones de los poetas; as es que dice Virgilio:El infatigable Marte, adorado por los getas.

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Los godos tributaron durante siglos culto brbaro este dios, porque persuadidos de que nada poda ser tan agradable al rbitro de las batallas como la efusin de sangre humana, no le sacrificaban otras vctimas que los prisioneros que cogan. Tambin le consagraban las primicias del botn, colgando en honor suyo despojos en los rboles; y su celo por su culto, preferido todos los dems, proceda de que crean invocar el nombre del padre comn al invocar el suyo. Los godos habitaron en tercer lugar cerca del mar del Ponto; y en esta poca se haban hecho ms humanitarios y esclarecidos, como antes dijimos. La nacin estaba dividida en familias; los visigodos obedecan la de los balthos; los ostrogodos los ilustres amalos. Distinguanse de los pueblos vecinos por su habilidad como arqueros, segn atestigua Lucano, ms historiador que poeta:Tender el arco de Armenia con cuerda gtica.

Antes de entregarse este ejercicio celebraban con cnticos, acompandose con la ctara, las hazaas de sus antepasados, Ethespamara, Hanala, Fridigerno, Widicul a y otros, tenidos en grande estima por esta nacin y quienes la antigedad, que sin cesar se nos propone nuestra admiracin, apenas puede comparar sus hroes ms famosos. Por entonces, segn se dice, promovi Vesosis guerra los scitas, que result perjudicial para l. Me refiero ahora aqullos que testimonios antiguos nos presentan como esposos de las amazonas, guerreras famosas de quienes habla Orosio en el libro primero de su historia; de lo que deducimos la prueba incontestable de que aquel rey combati contra los godos, cuando atac, segn nuestra certeza, los esposos de las amazonas. Habitaban stos entonces alrededor de la Palus Metida, desde el ro Boristhenes, al que llaman

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Danubio los habitantes de sus riberas, hasta el ro Tanais. Este ro Tanais de que hablo es el que, cayendo de las montaas Rifeas, se precipita con tanta rapidez, que mientras se hielan los ros inmediatos y hasta la Metida y el Bsforo, solo, calentado por su carrera entre speras montaas, resiste al intenso fro de la Scitia y jams se congela. Este ro es el que forma :el clebre lmite entre Asia y Europa, y otro es el Tanais, que brota en las montaas de los Crinos y se pierde en el mar Caspio. En. cuanto al Danubio, brota de vasta laguna, desde la que se extiende como un mar. Hasta mitad de su curso sus aguas son buenas y potables; produce exquisitos peces que no tienen espinas, sino solamente un cartlago para sostenerles el cuerpo; pero al acercarse al Ponto, recibe un afluente pequeo, llamado Asufeo, que es de tal manera amargo, que, pesar de que todava conserva la longitud de cuarenta das de navegacin, aquel hilo de agua lo cambia, lo corroen-_ pe y le hace desconocido, hasta que penetra en el mar entre las ciudades griegas Calpidas Hipanis. Enfrente de su desembocadura se. encuentra una isla llamada Aquilis: y entre estos dos ros extindese vasto territorio, sembrado de bosques y cubierto de peligrosas lagunas.

CAPTULO VIDerrotan los godos al rey de Egipto.Vesosis.Sus conquistas en Asia.Origen de los parthos.

Permanecan, pues, los godos en la Scitia, cuando Vesosis, rey de los egipcios, fu hacerles guerra. Tenan la sazn por rey Taunasis, y cerca del Phaso, ese ro de donde proceden las aves fasimas que en todo

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el mundo abundan en los festines de los grandes, el rey re de los godos encontr al de los egipcios, batindolo ruvdamente y persiguindole hasta Egipto; y si las aguas del Nilo las fortiticaciOnes que en otro tiempo hizo construir Vesosis causa de las incursiones de los etopes no le hubiesen detenido, le habra exterminado en su. propio pas. Pero no pudiendo derrotarle en sus posiciones, que no abandonaba, regres y subyug casi toda el Asia; y como estaba unido por amistad con Sorno, rey de los medos, dejle su trono condicin deque le pagara tributo. Sin embargo, algunos de su victorioso ejrcito, contemplando la extraordinaria abundancia de las provincias conquistadas, se separaron voluntariamente de sus compaeros y se establecieron en Asia. Segn Trogo Pompeyo, de stos arranca el origen de los parthos, por cuya razn todava se les llama hoy en lengua sctica fugitivos, porque esto significa la palabra parcho. No desmienten stos su raza, siendo casi los nicos pueblos del Asia que saben manejar el arco y que muestran grande intrepidez en las batallas. En cuanto al nombre de parthos fugitivos que les hemos dado, 'he aqu la etimologa, segn algunos: fueron llamados parthos por haber abandonado sus padres. Habiendo muerto el rey de los godos Taunasis, sus pueblos le pusieron en el rango de los dioses.

CAPTULO VIILas amazonas.Sus guerras.Fundan el templo de Epheso. Descripcin del Cucaso.

Despus de su muerte, mientras su ejrcito, bajo las rdenes de su sucesor, realizaba una expedicin otras comarcas, un pueblo vecino atac las mujeres de los

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godos, queriendo apoderarse de ellas; pero resistieron valerosamente los raptores y rechazaron ignominiosamente al enemigo que caa sobre ellas. Esta victoria asegur y acrecent su audacia: excitronse unas otras, empuaron las armas y eligieron para mandarlas Lampeto y Marpesia, dos de ellas que haban mostrado mucha resolucin. Queriendo stas llevar la guerra al exterior y atender al mismo tiempo la defensa del pas, se sortearan, tocando Lampeto quedarse para guardar las fronteras. Entonces Marpesia se puso la cabeza de un ejrcito de mujeres y llev al Asia aquellos soldados de nueva especie. Sometiendo all los pueblos, unos por las armas y concilindose otros por amistad, lleg al Cucaso, donde permaneci algn tiempo, y di su nombre al paraje donde se detuvo: roca de Marpesia.'As lo dice Virgilio:Como dura slice roca de Marpesia.

En este punto fu donde ms adelante Alejandro Magno estableci puertas que llam Pylas Caspianas y que boy guarda la nacin de los lazos para defensa de los romanos. Despus de permanecer algn tiempo en aquel pas, cobraron valor las amazonas; salieron de 1, y cruzando el ro Alys, que corre cerca de la ciudad de Gargano, subyugaron con fortuna nunca desmentida la, Armenia, la Siria, la Cilicia, la Galaxia, la Pisidia y todas las ciudades del Asia: despus volvieron hacia la Jonja, y la Etolia, y sometieron estas provincias. All se prolong su dominacin y hasta fundaron ciudades y fortalezas, las que dieron su nombre. En Epheso elevaron Diana, causa de su pasin por el tiro del arco y la caza, ejercicios que siempre se haban entregado, un templo maravillosamente hermoso en el que prodigaron riquezas. Habiendo hecho la fortuna de la mane-

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ra dicha las mujeres de la nacin de los scitas dueas del Asia, la conservaron cerca de cien aos, y al fin volvieron al lado de sus compaeros, en las montaas Marpesianas, d'e que ya hemos hablado, esto es, al monte Cucaso. Y como nuevamente nos ocupamos de este monte, creo que no est fuera de mi asunto describir la cadena y su posicin; tanto ms, cuanto que, como es sabido, rodea sin interrupcin la parte ms grande del mundo. Surge el Cucaso del Ocano Indio; la vertiente que mira Medioda est desecada y abrasada por el sol, mientras que la que da al Septentrin se encuentra azotada por fuertes vientos y por nieves. Este monte se replega en seguida sobre la Siria, donde forma un ngulo curvo; da origen numerosos ros del Asia, entre ellos el Eufrates y el Tigris, hacindoles correr de perennes manantiales como de fecundos pechos. Estos ros, navegables segn la opinin ms general, abrazan la tierra de los asirios, dan su nombre la Mesopotamia, llevan ella los viajeros y descargan sus aguas en el mar Rojo. El Cucaso vuelve en seguida hacia el Norte y corre por la Scitia formando largos circuitos. All lleva al mar Caspio otros ros muy conocidos, tales corno el Araxes, el Cissus, el Cambises, y avanza sin interrupcin hasta los montes Rifeos. Desde all desciende al Ponto, y su elevacin sirve de barrera los pueblos scitas. En fin, p ense sus cumbres y viene . tocar al Ister en el punto donde se divide este ro. Adems del nombre de Cucaso, lleva tambin en Scitia el de Tauro. Tal es, pues, este monte tan grande, el ms grande quiz de todos; ese monte cuyas atrevidas cumbres ofrecen las naciones natural inexpugnable parapeto. .Por intervalos su cadena se rompe se entreabre, formando desfiladero, llamndose puertas Caspianas, Armenianas Cilicianas, segn el pas donde.se encuentra el desfiladero. Apenas pue-

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de pasar un carro por ellos, y las paredes estn cortadas , pico. El nombre del Cucaso vara segn las diferentes naciones: el indio le llama Jamnio y despus Propanismo; el partho le llama primero Castra y ms adelante Niface; el sirio y el armenio, Tauro; el scita, Cucaso y R ifeo; y all donde concluye otra vez, Tauro. Otros nombres existen tambin que los pueblos han dado este monte; pero ya hemos hablado bastante de l; volvamos las amazonas que hemos dejado.

CAPTULO VIIIMatrimonios de las amazonas con los pueblos vecinos.Cmo trataban sus hijos recin nacidos.

Temiendo stas que se extinguiese su raza, pidieron esposos los pueblos vecinos, conviniendo con ellos reunirse una vez al ao, de manera que, en-adelante, cuando viniesen buscarlas, entregaran los padres todos los varones que hubiesen nacido, mientras que las madres instruiran en los combates las hembras. O bien, segn refieren otros, cuando daban luz varones, les odiaban mortalmente y les arrancaban la vida. As, pues, el alumbramiento, saludado, como es sabido, con transportes de alegra en todo el resto del mundo, entre ellas es abominable. Esta reputacin de barbarie extenda en derredor de las amazonas profundo terror; porque, pregunto yo: qu poda esperar el enemigo prisionero de mujeres que no perdonaban ni sus hijos? Refirese que Hrcules combati contra las ama zonas y que Melans las someti ms por astucia que por fuerza. Teseo su vez se apoder de Hiplita, de la que tuvo su hijo Hiplito. Despus de sta tuvieron las amazonas por reina 4 Pentesilea, cuyas hazaas en

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la guerra de Troya han llegado hasta nosotros. Crese que el imperio de estas mujeres lleg hasta Alejandro Magno.

CAPTULO IXnnnnn

Los godos casados con amazonas.E1 rey Telefo.Su origen. Situacin de la Mesia.Empresas de Telefo.Su muerte.

Mas para que no digis que habindome propuesto hablar de los godos insisto demasiado en sus mujeres, oid ahora las grandes hazaas de estos varones. Un historiador muy diligente en la investigacin de las antigedades, Dion, en la obra que titul Gtila, y ya hemos demostrado ms arriba que los getas eran godos, segn el testimonio de Paulo Orosio; Dion, repito, habla de uno de sus reyes llamado Telefo, que vivi en tiempos mucho menos lejanos de los referidos. Y no se diga que este nombre es extrao la lengua goda, porque nadie ignora que el uso hace familiares los pueblos muchos nombres que se apropian: as, pues, los romanos los tomaron frecuentemente de los macedonios, los griegos de los romanos, los srmatas de los germanos, los godos de los hunn os e Este Telefo, hijo de Hrcules y de Auge, hermana de Priamo, fu casado, siendo muy notable por su elevada estatura y mucho ms por sus temibles fuerzas, igualando su valor al de su padre Hrcules, cuyas facciones y carcter reproduca. Fu su reino el pas que nuestros antepasados llamaron Mesia, limitado al Oriente por la desembocadura del Danubio, por la Macedonia al Medioda, Poniente por la Histria, y otra vez por el Danubio al Septentrin. Telefo guerre con los griegos y mat su jefe Tesandro; y cuando en el combate al atacar Ajax y persi-

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guiendo Ulises cay su caballo arrastrndole, Ulises le clav la lanza en un muslo, causndole una herida de que no pudo curar en mucho tiempo; sin embargo, aunque herido, rechaz los griegos de sus fronteras. A la muerte de Telefo le sigui su hijo Euripilo, cuya madre era hermana de Priamo, rey de los frigios. Por cario Casandro, y deseando socorrer su padre y parientes, quiso tomar parte en la guerra de Troya, pereciendo su llegada.

CAPTULO X

Guerras de Cyro contra Tamaris, reina de los getas.--Ciudad de Tamaris, fundada en Mesia.Guerra de Daro y de Jerjes contra los Lrodos.Alianza de Filipo con los godos.Irrupojn de stos en Grecia.

Largo intervalo haba mediado desde entonces, seis-. cientos treinta aos prximamente, cuando, segn asegura Pompeyo Trogo, Cyro, rey de los persas, emprendi contra Tamaris, reina de los getas, una guerra que le fu fatal. Enorgullecido por la conquista del Asia, intent subyugar los getas, sobre los que reinaba Tamaris, segn acabamos de decir. Poda sta detener Cyro en el paso del A rapes, pero dej que lo cruzase, prefiriendo' deber la victoria su brazo que la ventajosa posicin que ocupaba. Y as sucedi. A. la llegada de Cyro fu primeramente tan favorable la fortuna los partimos, que destrozaron al hijo de Tamaris y al numeroso ejercito que mandaba; pero en otra batalla los getas, mandados por su reina, vencieron los partimos, haciendo terrible carnicera y arrebatndoles rico botn. Entonces fu cuando los godos vieron por primera vez tiendas de seda. Despus de la victoria, encontrndose

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la reina Tamaris en posesin del inmenso botn cogido al enemigo, pas la parte de la Mesia que hoy se llama Scitia menor, nombre que ha tornado de la grande Scitia, y fund en aquel pas, donde despus fu adorada, una ciudad que, de su nombre, se llam Tamaris. Ms adelante, Daro, rey de los persas hijo de Hystaspis, pidi en matrimonio la hija de Antriregiro, rey de los godos, empleando ruegos primeramente y despus amenazas para el caso en que no se accediese ' su peticin. Pero los godos rechazaron con desprecio aquella unin y desvanecieron las esperanzas de los embajadores. Enfurecido al verse rechazado, Daro hizo marchar contra ellos un ejrcito de ochenta mil hombres, sacrificando de esta manera la sangre de sus sbditos la venganza de una injuria personal. Estableci un puente de barcas desde las inmediaciones de Calcedonia hasta Bizancio, y pas la Thracia y despus la Mesia. Otro puente semejante haba construdo sobre el Danubio; pero fatigado por reiterados ataques, en los que perdi ocho mil hombres en dos meses, y temiendo que el enemigo se apoderase de su puente sobre el Danubio, huy precipitadamente, volviendo la Thracia sin atreverse siquiera detenerse en la Mesia, en la que no se encontraba bastante seguro. Despus de su muerte, su hijo Jerjes, queriendo vengar la derrota de su padre, march contra los godos la cabeza de doscientos mil persas y de trescientos mil auxiliares. Tena, adems, setecientas naves de guerra y tres mil de transporte, y, sin embargo, fracas en su empresa, teniendo que ceder al obstinado valor de los godos. Regres, pues, como haba venido, sin librar ningn combate y sin llevar otra cosa que vergenza. Ms adelante, Filipo, padre de Alejandro Magno, hizo amistades con los godos y tom por esposa Medopa, hija del rey Gothila. Este matrimonio, al hacerle ms fuerte, le pona tam21

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bin en condiciones de robustecer el imperio macednico; y, sin embargo, por aquel mismo tiempo, segn refiere Dion, falto de dinero Filipo, reuni un ejrcito con el propsito de saquear la ciudad de Udisitana, en la Mesia, cuya ciudad, estando inmediata la de Tamaris, obedeca entonces los godos. Pero, al aproximarse, parte de los sacerdotes godos, aqullos quienes llaman los piadosos, se apresuraron abrir las puertas de la ciudad y salieron recibirle, llevando ctaras y vestidos de blanco, pidiendo con suplicantes cnticos los dioses de sus padres que les fuesen propicios y alejase de ellos los macedonios. Vindoles 'stos venir hacia ellos con tanta confianza, quedaron sorprendidos, y, si es posible hablar as, guerreros armados se encontraron dominados por hombres dbiles inermes. Aquel ejrcito, reunido para combatir, se dispers en el acto; y no solamente respetaron los macedonios aquella ciudad, cuya destruccin pareca segura, sino que hasta devolvieron aquellos habitantes suyos que, encontrndose fuera de las murallas, haban cado en su poder, segn las leyes de la guerra, y regresaron su pas despus de ajustar un tratado con los godos. Mucho tiempo despus, en recuerdo de esta perfidia, el ilustre jefe de los godos, Sitaclo, al frente de ciento cincuenta mil guerreros march hacer la guerra los atenienses, ms bien Perdicas, rey de Macedonia; porque Alejandro, muriendo en Babilonia de la bebida emponzoada que la traicin de un oficial suyo le haba preparado, haba designado Perdicas para reinar despus de l sobre los atenienses. Sitaclo tuvo con l empeado combate, en el que quedaron vencedores los godos; y de esta manera, por vengar una injuria que antiguamente haban recibido de los griegos en la Mesia, los godos hicieron irrupcin en la Grecia y devastaron toda la Macedonia.

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CAPTULO XILlega Boroista Diceneos las tierras de los godos.Les ensea la filosofa y adquiere gran prestigio entre ellos.Le sucede Comosico.

Ms adelante y en el tiempo en que Sila se apoder de la dictadura en Roma, vino Gocia Boroista Diceneo. Tenan la sazn por rey los godos Sitaclo, que se aficion mucho Boroista Diceneo, invistindole de autoridad casi soberana. Por consejo suyo talaron los godos las tierras de los germanos, que actualmente ocupan los francos. Csar, que fu el primero que se arrog el poder supremo en Roma; Csar, que someti su autoridad casi el mundo entero, y subyug no solamente los reinos, sino tambin las islas que el Ocano separa de nuestro continente; Csar, que hizo tributarios de Roma aquellos mismos que jams haban odo pronunciar su nombre; Csar, repito, intent muchas veces dominar los godos, pero sn conseguirlo. Reina Tiberio, y es el tercer emperador que cuentan los romanos, y los godos conservan, sin embargo, su independencia. stos aspiran entonces la nica cosa til importante sus ojos: seguir los consejos de Diceneo y cumplir puntualmente sus preceptos. Viendo ste su docilidad para obedecerle, y encontrando en ellos natural inteligencia, les ense casi todas las ramas de la filosofa, porque era hbil maestro en esta ciencia. Enseles moral para desterrar sus brbaras costumbres; fsica para hacerles vivir, en conformidad con la Naturaleza, bajo las leyes que les di, leyes cuyo texto escrito conservan todava los godos, al que llaman Balagines. Enseles lgica, haciendo por este medio superior su razn la de los otros pueblos. En

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fin, mostrles la prctica, exhortndoles no hacer de sus vidas otra cosa que serie continua de buenas acciones. En seguida les di conocer la teora, y, descubrindoles todos los secretos de la astronoma, les explic los doce signos del Zodaco, la marcha de los planetas travs de estos signos, cmo el disco de la Luna aumenta y disminuye, y les hizo ver cunto mayor es que la Tierra el abrasado globo del Sol. En fin, les hizo saber los nombres de trescientas cuarenta y cuatro estrellas, y por qu signos pasan para acercarse separarse del polo celeste en su rpido curso de Oriente Occidente. Y yo os pregunto: Cunta debi ser la constancia de aquellos animosos hombres para sacrificar de esta manera al estudio de la filosofa los pocos das que pasaban sin combatir? Habrais visto al uno contemplando el estado del cielo; al otro estudiando las diferentes influencias de la Luna; ste, sea un eclipse de Sol, sea la ley que lleva este astro al Oriente, cuando arrastrado por la evolucin del cielo precipita su carrera hacia Occidente. Habiendo enseado Diceneo estas cosas y otras muchas los godos, considerronle stos como ser sobrenatural, por lo que gobern no solamente los pueblos, sino tambin los reyes. Eligi entre ellos los varones ms nobles y sabios, les instruy en las cosas de la religin, les inici en el culto de algunas divinidades y de sus altares, instituy sacerdotes, los que llam Pileatt, creo que .en atencin que celebraban los sacrificios con la cabeza cubierta con una tiara, la que damos el nombre de pilens. Dispuso que se diese el nombre de capillat al resto de la nacin; y de tal manera honran este nombre los godos, que hoy mismo lo mencionan en sus cnticos. Despus de la muerte de Diceneo, profesaron casi igual veneracin Comosico, cuya sabidura igualaba la del anterior. ste, causa de sus vastos conocimientos, fu

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la vez rey y pontfice de los godos, y juzgaba los pueblos en su justicia. CAPTULO XIICorilo, rey de los godos.Dacia, antigua. Su situacin. Descripcin del Danubio.

Habiendo muerto Comosico, subi al trono Corilo y rein sobre los godos cuarenta aos en la Dacia. Refirome la antigua Dacia, la que, corno es sabido, ocupan actualmente los gpidas. Esta comarca, situada enfrente de la Mesia, al otro lado del Danubio, est rodeada por un cinturn de montaas y no tiene ms que dos salidas, llamadas Bontas la una y Tabas la otra. Llamada Dacia antiguamente, despus Gocia, bajo los godos, actualmente, corno ya dijimos, lleva el nombre de Gepidia. Limtanla al Oriente los roxolanos; al Poniente los tamacitas; al Septentrin los srmatas, y Medioda la corriente del Danubio, separando el curso del ro los tamacitas y roxolanos. Pero ya que acabo de mencionar el Danubio, creo que no ser superfluo indicar aqu algunas particularidades notables. Tiene este ro su origen en el pas de los alemanes, y recibe sesenta ros desde su nacimiento hasta el Ponto Euxino, donde desemboca. Estos ros, que surcan sus orillas derecha izquierda en espacio de mil doscientos pasos, le dan figura de aleta de pescado. Cuando toma el nombre de Hister, que los bessos le dan en su lengua, adquiere prodigiosa anchura, y sus aguas alcanzan hasta doscientos pies de profundidad. As es que este inmenso ro sobrepuja todos los dems, no teniendo otro rival que el Nilo. Pero ya hemos hablado bastante del Danubio: con auxilio del Seor, volvamos nuestro asunto, de que nos hemos separado.

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CAPTULO

XIII

Dorpaneo, rey de los godos.Sus victorias contra los romanos durante el reinado de Domiciano.Anses.

Mucho tiempo despus, bajo el reinado del emperador Domiciano, desconfiando los godos de su avaricia, rompieron la alianza que haban ajustado antiguamente con otros emperadores, pusieron en fuga los soldados y generales romanos y devastaron la ribera del Danubio, de la que estaba el Imperio en posesin desde mucho tiempo. Haba sucedido Agripa Pompeyo Sabino en el gobierno de aquella provincia; los godos, por su parte, tenan por rey Dorpaneo: Ilegse las manos; los godos derrotaron los romanos, cortaron la cabeza Pompeyo Sabino, y apoderndose de considerable nmero de fortalezas y ciudades pertenecientes al Emperador, las saquearon. En la extremidad que se hallaban reducidos sus sbditos, Dorniciano se apresur pasar la Iliria (1) con todas sus fuerzas, y di orden Fusco, quien confi el mando de casi todas las fuerzas militares del Imperio, para que cruzase el Danubio por un puente de barcas con soldados escogidos y que marchase contra el ejrcito de Dorpaneo; pero los godos no se dejaron sorprender. Empuaron las armas, y desde el primer encuentro deshicieron los romanos, mataron su general Fusco y saquearon su campamento despus de asaltarlo. Con ocasin de esta gran victoria dieron los godos el nombre de anses, es decir, semidioses, sus jefes, porque les parecan excesivaDomiciano no fu personalmente contra los dacios, sino que envi sus generales, lo que no le impidi decretarse doble triunfo, que fu una irrisin segn Tcito. (Agricola XXXIX.)

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mente favorecidos por la fortuna para no ser ms que mortales. Ahora voy exponer brevemente su genealoga: escuchadme, pues, vosotros que imparcialmente me leis, y os dir con exactitud de qu padre desciende cada uno de ellos, quin fu el tronco de su raza y quin el ltimo vstago.

CAPTULO XIVGenealoga de los amalas.Divisin de los godos en visigodos y ostrogodos.

El primero de todos, segn los mismos godos mencionan en sus poesas, fu Gapt, que engendr Halmal; Halmal engendr Augis; Augis engendr al que lleva el nombre de Amala, que es el tronco de los amalas; Amala engendr Isarna; Isarna engendr Ostrogota; Ostrogota engendr Unilt; Unilt engendr Athal; Athal engendr Achiulfo; Achiulfo engendr Asila y Ediulfo, Vuldulfo y Hermerico; Vuldulfo engendr Valera vano; Valerav ano engendr Winitharo; Winitharo engendr Teodomiro, Walemiro y Widemiro: Teodomiro engendr Teodorico; Teodorico engendr Amalasuenta; Amalasuenta engendr Atalarico y Mathasuenta, que tuvo de su esposo Uterico y de la misma sangre que ella; porque Hermerico, hijo de Achiulfo, de quien antes he hablado, engendr Humiundo; Hurniundo engendr Torisinundo; Torismundo engendr Berimundo; Berimundo engendr Widerico; Widerico engendr Ertarico, y ste, siendo esposo de Amalasuenta, engendr Atalarico y Matasuenta. Habiendo muerto joven, Matasuenta cas con Witichis y no tuvo hijos. Belisario les llev los dos Constantinopla; y habiendo muerto all Witichis, el

HISTORIA DE LOS GODOS 328 patricio Germano, hijo de un hermano de nuestro seor el emperador Justiniano, tom por esposa esta misma Matasuenta, elevndola al rango de patricia ordinaria; de ella tuvo un hijo que se llam Germano, corno su padre. Muerto Germano, su viuda resolvi no volver casarse. En el lugar propio daremos conocer (si tal es la voluntad del Seor) cmo tuvo fin el reinado de los amalas: ahora, volvamos nuestro asunto, del que nos liemos separado, y hablemos del tiempo en que la nacin de que se trata puso al fin trmino sus correras. El historiador Ablavio refiere que, mientras los godos, como ya hemos dicho, habitaban en la Scitia y en la ribera del Ponto Euxino, aquellos de los suyos que moraban en la parte Oriental y que tenan por jefe Ostrogota, fueron llamados ostrogodos (ignrase si por el nombre del jefe por su posicin oriental); y que los otros, los establecidos al Occidente, recibieron el nombre de visigodos. Ya hemos dicho que despus de atravesar el Danubio habitaron por algn tiempo en la Mesia y en la Thracia.

CAPTULO XVOrigen del emperador Maximino.Su prodigiosa fuerza.Cmo llega ser emperador.Persigue los crstianos.--Su muerte.---Le sucede Filipo.

De los godos que quedaron en esta comarca sali Maximino, Emperador despus de la muerte de Alejandro, hijo de Mammea. As lo refiere Simmaco en el libro quinto de su historia. Muerto Alejandro Csar, dice, el ejrcito eligi emperador Maximino, nacido en Thracia de obscuro origen. Su padre era godo, y tena por nombre Mecca; su madre era alana y se llamaba Ababa. En

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el tercer ao de su reinado, y durante la persecucin que haca sufrir los cristianos, perdi juntamente el Imperio y la vida. Era emperador Severo y celebraba el da del nacimiento de un hijo suyo, cuando, al salir Maximino de una infancia pasada en los bosques, cambi la vida de pastor por la de soldado. Daba el prncipe juegos militares; entre los espectadores se encontraba Maximino, quien, joven y semi-salvaje, al ver los premios expuestos, pidi en su brbara lengua al emperador permiso para luchar con soldados de experimentada destreza. Sorprendido Severo por su elevada estatura, que exceda de ocho pies, dispuso, segn se dice, que pe ease con escuderos, no queriendo exponer soldados algn ultraje de parte de aquel rstico. Tal fu la fortuna de Maximino, que derrib diez y seis escuderos sucesivamente sin descansar un momento: adjudicsele el premio y recibi orden de ingresar en la milicia. Al principio se le recibi en la caballera. Habiendo ido tres das despus el Emperador al campo de maniobras y vindole moverse de manera brbara, mand al tribuno que le castigase, para doblegarlo la disciplina romana. Observando Maximino que el prncipe hablaba de l, se acerc y comenz adelantar su caballo la carrera. Entonces el Emperador, aguijoneando al animal y sacndolo al galope, le hizo realizar diferentes evoluciones, describiendo uno y otro lado numerosos crculos, hasta que crey rendido Maximino, dicindole en seguida: Acaso no puedes despus de la carrera luchar lo thracio? Emperador, le respondi, corno te plazca. Apendose en seguida Se y ero, mand que luchase con soldados recientemente alistados; Maximino arroj al suelo siete de los ms vigorosos, sin tomar descanso alguno: por esta razn fu el nico quien el Emperador concedi un collar de oro, adems de los premios en dinero, hacindole pasar

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en seguida sus guardias. Ms adelante, bajo Antonino Caracalla, fu colocado la cabeza de los -guardias, creciendo su reputacin con sus buenas acciones y siendo recompensada su bravura con diversos grados en la milicia, hasta el de centurin. Sin embargo, al advenimiento de Macrino al Imperio, rehus servir durante tres aos; y aunque entonces tena el grado de tribuno, no se present jams ante el nuevo emperador, considerndole indigno de reinar por haber arrebatado mediante un crimen el trono Heliogbalo. Volvi despus al servicio bajo el reinado del que se consideraba hijo de Caracalla, ejerciendo entonces su cargo de tribuno. Despus de la muerte de ste, combati heroicamente contra los parthos , bajo Alejandro, hijo de Maromea. En fin, habiendo sido muerto ste en Maguncia en una revuelta de sus soldados, el ejrcito, sin consultar al Senado, hizo emperador Maximino; pero manch todas sus bellas cualidades con la funesta re solucin que tom de perseguir los cristianos, y le mat en Aquiba Pupin, dejando el imperio Filipo. Hemos tomado de la historia de Simmaco lo que acaba de leerse, con objeto de hacer ver que la nacin de que se trata en este libro lleg hasta la cumbre de las grandezas romanas. Pero necesario es que volvamos al punto donde comenz nuestra digresin. CAPTULO XVIEstado floreciente del pueblo godo ' orillas del Ponto Euxino. Los godos, aliados de los romauos, llegan ser sus gos.A las rdenes de Ostrogota devastan la Mesia y la Thracia.Sitio de Marcianpolis.Por qu motivo fu fundada esta poblacin.

Esta nacin ilustr extraordinariamente los parajes que habit al principio, es decir, la Scita, orillas del

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Ponto Euxino. Ocupando, como no puede dudarse, tan grandes espacios de terreno, duea de tantos mares, del curso de tantos ros, hizo caer muchas veces bajo su mano al vndalo, impuso tributo los marcomanos y redujo servidumbre los prncipes de los quados. Bajo el emperador Filipo, el mismo que he mencionado antes, que fu el nico prncipe cristiano con su hijo Filipo, antes de Constantino, y vi en el segundo ao de su reinado cumplir Roma su milenario, los godos, justamente descontentos porque no les pagaban su sueldo, se tornaron enemigos, de amigos que eran; porque no obstante que vivan bajo sus reyes en apartado pas, eran, sin embargo, federados del imperio y reciban un don anual. Qu ms dir? Ostrogota pas el Danubio con los suyos y devast la Mesia y la Thracia. Filipo envi contra l al senador Decio, quien ponindose al frente de las tropas y no alcanzando ventaja alguna, despidi sus soldados envindolos sus hogares, como si por su negligencia hubiesen cruzado los godos el Danubio. Habindose vengado de esta manera sobre los suyos por su mal xito, regres al lado de Filipo. Pero indignados los soldados por el licenciamiento despus de las fatigas que haban soportado, corrieron ofrecerse al rey de los godos Ostrogota, que les recibi bien, inflamado con los discursos march en seguida contra los romanos al frente de treinta mil hombres, los que se unieron tafilos, astringianos y tres mil carpianos, raza muy aguerrida y muchas veces funesta los romanos; pero que, sin embargo, ms adelante, el csar Galerio Mximo someti al Imperio bajo el reinado de Diocleciano. Volvamos Ostrogota, que habiendo reunido godos y pencenios de la isla de Perece, adyacente la desembocadura del Danubio en el Ponto Euxino, les di por jefe Guaterico, el primero en nobleza de la nacin de los godos. Sin ms tan--

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das partes, se dejaron arrastrar por la envidia y tomaron las armas contra ellos, pesar de su parentesco. Si preguntis cmo son parientes los gpidos y los getas, en pocas palabras responder. Ya dije al comienzo, corno debis recordar, que los godos salieron de la isla Scanzia con su rey Brich y que, en tres naves solamente, llegaron las orillas de este lado del Ocano. Marchando una de aquellas naves con ms lentitud que las otras, como suele suceder, dcese que al llegar dieron los que la montaban el nombre de gpidos, porque en lengua de los godos llmase gepanta al perezoso. De aqu vino que, con el tiempo y por corrupcin, los gpidos sean nombrados con una palabra de censura, Por otra parte, est fuera de duda que los gpidos tienen el mismo origen que los godos; pero, corno ya he dicho, gepanta significa perezoso, lento, y esta palabra de reconvencin, aplicada accidentalmente, ha venido ser su nombre. Y creo que les conviene perfectamente, porque su nimo no es tan pronto, su cuerpo es ms lento y ms pesado que el de los godos. Apoderse, pues, la envidia de los gpidos, que, despreciados hasta entonces, habitaban u.na isla del ro Viscla, rodeada de valles que, en lengua de sus padres, llamaban gpidos. All es donde hoy habita, segn se dice, el pueblo de los vividarianos, desde que los gpidos se establecieron en mejores terrenos. Sabido es que estos vividarianos, oriundos de diferentes naciones, se reunieron en aquella isla corno en un asilo, fundando de esta manera un. pueblo. Como ya hemos dicho, Fastida, rey de los gpidos, excitando su nacin, ensanch con sus conquistas las fronteras de su pas. Despus de aplastar los burgundios, que casi extermin completamente, y domado adems algunas otras naciones, el insensato, provocando los mismos godos, fu el primero en violar los lazos de la sangre por culpable agresin, y, agui-

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joneado por su excesivo orgullo, comenz despoblar las tierras que quera unir las de su pueblo. Primeramente envi legados Ostrogotha, bajo cuyo Imperio se encontraban reunidos todava los ostrogodos y los visigodos, dos pueblos que, como es sabido, pertenecen la misma nacin. Quejbase de que estaba encerrado entre abruptas montaas y estrechado por espesas selvas, y le peda de dos cosas, una: que se preparase la guerra, que le cediese parte de sus tierras. Entonces Ostrogotha, rey de los godos, con la firmeza de carcter que le era propia, respondi los legados que aquella guerra le causaba verdadero horror: que le sera duro, que consideraba corno un crimen venir las manos con sus parientes, pero que no ceda terrenos. Qu ms dir? Los gpidos corrieron las armas, y para que no se les creyese los ms fuertes, Ostrogotha march contra ellos. Encontrronse los dos ejrcitos ante la ciudad de Galtis, cuyo pie corre el ro Aucha. All pelearon los dos bandos con gran valor, porque las dos partes empleaban iguales armas y la misma manera de combatir; pero los godos les ayud la bondad de su causa y su mayor viveza de carcter. El ejrcito de los gpidos acab por ceder, y la noche puso fin al combate. Entonces, abandonando los cadveres de los suyos, Fastida, rey de los gpidos, regres precipitadamente su pas, tan humillado por aquella vergonzosa derrota corno inflado estuvo antes por su orgullo. Los godos volvieron vencedores, contentos por la retirada de los gpidos, y mientras vivi su jefe Ostrogotha, los nuestros permanecieron en paz en su pas.

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CAPTULO XVIIICniva, sucesor de Ostrogotha, conduce los godos en la Mesia y

da muchas batallas los romanos.Muerte de Decio.

Despus de su muerte, dividiendo Cniva su ejrcito en dos partes iguales, envi una para devastar la Mesia, sabiendo que se encontraba desguarnecida de tropas por la negligencia de los emperadores, y ponindose l mismo la cabeza de setenta mil hombres, subi hacia Eustesium, llamado tambin Novas. Rechazado por el duque Galo, avanz hacia Nicpolis, ciudad situada sobre el ro Yatro y muy clebre porque Trajana la hizo construir despus de haber deshecho los srmatas, dndole el nombre de la Victoria. Enterado all Cniva de que el emperador Decio marchaba contra l, se retir la Hemonia, de donde no distaba mucho; y despus de haber hecho all sus preparativos, march rpidamente hacia Filippolis. Informado de su marcha el emperador Decio, y queriendo socorrer aquella ciudad que le perteneca, cruz una elevada montaa y march sobre Berrea. Mientras baca descansar sus caballos y ejrcito fatigado, cay repentinamente Cniva con sus godos sobre l, destroz el ejrcito romano y persigui al emperador y corto nmero de los suyos, que encontraron posibilidad de huir hasta la Toscana, despus travs de los Alpes, otra vez hasta la Mesia; donde se encontraba entonces Galo, duque de la frontera, con fuerzas considerables. Reuniendo las tropas de este ltimo aquellos soldados que haban escapado del enemigo, form Decio nuevo ejrcito para continuar la guerra. En cuanto Cniva, se apoder de Filippolis despus de largo asedio, la saque y se colig con el

HISTORIA DE LOS GODOS 336 duque Prisco, que la haba defendido y que se comprometi combatir contra Decio. Atacaron, en efecto, este ltimo, cuyo hijo fu atravesado por una flecha al principio del combate, cayendo mortalmvate herido. Refirese que al saberlo el padre, solamente dijo estas palabras, para tranquilizar, sin duda, el valor de los soldados: No debemos afligirnos: la prdida de un soldado en nada disminuye las fuerzas del Estado. Sin embargo, no pudiendo resistir su dolor paternal, lanzse en medio del enemigo, pidiendo morir vengar su hijo. Llegado Abrupto, ciudad de la Mesia, fu envuelto por los godos, que le dieron muerte. De esta manera perdi el Imperio y la vida. Aquel paraje se llama todava el altar de Decio, porque antes de la batalla el desgraciado haba sacrificado all los doles.

CAPTULO XIXGalo y Volusiano. Epidemia en su reinado.Su.blevacin y muerte de Emiliano.--- Galo y Volusiano hacen un tratado de alianza con los godos.

Muerto Decio, reinaron sobre los romanos Galo y Yolusiano. Por aquel tiempo una enfermedad pestilente, parecida la que nos ha afligido antes de estos ltimos nueve aos, recorri la faz de todo el Universo, desolando especialmente Alejandra y Egipto. El historiador Dionisio ha hecho el lamentable relato de esta calamidad, que tambin describi nuestro venerable mrtir, el obispo de Cristo, Cipriano, en su libro titulado De la mortalidad. En el mismo tiempo, un tal Emiliano, viendo que la negligencia de los emperadores dejaba los godos devastar impunemente la Mesia, y que no se les poda alejar sin someter al Imperio grandes sacri-

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ficios, se persuadi de que la fortuna no le sera menos favorable. Apoderse, pues, de la tirana en. la Mesia, y habindose atrado todas las tropas, se dedic desolar ciudades y habitantes. Alas los pocos meses, la multitud que le segua se sublev contra l, ocasionando graves daos al Imperio. En cuanto l, pereci al comienzo de su criminal tentativa, y perdi al mismo tiempo la vida y el Imperio que usurpaba. Relativamente los emperadores Galo y Volusiano, que antes mencion, pesar de que abandonaron este mundo despus de un reinado que apenas dur dos aos, sin embargo, en estos dos aos en que no hicieron ms Que aparecer, su mando fu por todas partes apacible y amado. Una sola cosa les fu imputada como desgracia: la enfermedad general; pero esto por parte de ignorantes y calumniadores, que se complacan en rasgar la vida ajena con sus envenenados dientes. A su advenimiento al trono ajustaron un tratado (I) 'de alianza con los godos; y despus de su muerte, que ocurri poco tiempo de esto, Galieno se apoder del poder supremo. CAPTULO XXInvasin de los godos en Asia durante el reinado de Galieno.Queman el templo de Efeso.Devastan la Thracia. Toma de Anchiala.

Mientras este Emperador se entregaba todo gnero(1) Por este tratado, completamente ventajoso los godos, se les aseguraba el botn que haban recogido en tierras del Imperio; una cantidad de dinero determinada y pagadera todos los aos, y, en. fin, se les dejaba dueos de llevar cautivos ciudadanos pertenecientes , las primeras clases del Estado, cuyo mayor nmero haba, cado en manos de los brbaros en la toma de Filippolis en la Thracia. (Zsimo, lib. I, cap. XXIV.) Tomo II. 22

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de disoluciones, Respa y Veduco, Thuro y Varo, jefes de los godos, cogieron naves y pasaron al Asia. Habiendo atravesado el estrecho deljlelesponto, asolaron considerable nmero de ciudades de aquella provincia y quemaron el renombrado templo de Diana en Efes, fundado en otro tiempo por las amazonas, como ya di-. jimos. En seguida abordaron la Bitinia, donde saquearon Calcedonia, que ms adelante restaur en parte-. Cornelio Avito, pero que hasta hoy, si bien goza d'e los, privilegios de la capital del Imperio, conserva vestigios, de devastacin, que perpetan el recuerdo de sus desgracias. Cargados de botn, repasaron los godos el Helesponto con igual fortuna que lo haban cruzado para penetrar en Asia y devastaron en marcha Troya filn. que comenzaban respirar un poco despus de la. guerra de Againenn, y que de nuevo fueron destruidas por el hierro enemigo. Despus de desolar de esta manera el Asia, llevaron la devastacin la Thracia, donde sitiaron y poco tomaron la ciudad de Anchiala, situada al pie del Hemus, en la vecindad del mar,. la misma que en otro tiempo fund, entre el mar y el Hemus, Sardanpalo, rey de los parthos. Dcese que permanecieron all muchos das, deleitndose en tomar baos en las aguas templadas que brotan de sus manantiales de fuego, quince millas de esta ciudad, y las' ms eficaces de todas las aguas termales del mundo, para devolver la salud los enfermos. Desde all regresaron los godos su pas.

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CAPTULO XXI

Maximiano aprovecha los servicios de los godos en Persia, Egipto, etc.Constantino toma sueldo cuarenta mil godos con el nombre de federados.

Ms adelante, el emperador Maximiano los tom sueldo de Roma contra los parthos, quienes combatieron fielmente las tropas auxiliares que haban suministrado. Pero despus que el csar Maximia,no, casi. con su auxilio solo, puso en fuga Narss, rey de los persas, nieto de Sapor el Grande, apoderndose de todas sus riquezas, de sus mujeres, de sus hijos, y que, de acuerdo con Diocleciano, venci Aquiles en Alejandra: despus que Maximiano Herculio hubo deshecho los quinquegencianos en frica, ypacificado el Imperio, comenz descuidar los godos. Sin embargo, haca mucho tiempo que el ejrcito romano difcilmente poda prescindir de su auxilio contra cualquiera nacin; as es que con frecuencia se ve al Imperio recurrir ellos, y, por ejemplo, bajo Constantino, cuando llevaron sus armas contra su pariente Licinio, le vencieron, le encerraron en Tesalnica y le derribaron, despojado del Imperio bajo la espada de Constantino victorioso. Cuando fund ste aquella clebre ciudad, que lleg ser rival de Roma y la que di su nombre, tambin le prestaron su auxilio los godos, y por un convenio ajustado con el Emperador, le suministraron cuarenta mil hombres para ayudarle rechazar diferentes naciones. Este cuerpo ha permanecido hasta el da al servicio del Imperio, en igual nmero y con el mismo /nombre, de federados. Los godos florecan de esta manera bajo el mando de sus reyes Ararico y Aorico, cuya muerte les

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sucedi Geberico, tan grande por su valor como por su nobleza. CAPTULO XXIIOrigen de Geberico, rey de los godos.Ataca Visumar, rey de los vndalos.Origen de este rey.Pas de los v,ndalos.Coinbate orillas del Marisia.Vencidos los vndalos, se establecen en la Pannonia.

Fu padre de Geberico Helderico, abuelo Ovida y bisabuelo Cnivida, con sus grandes hazaas igual la gloria de sus antepasados. Deseando desde los comienzos de su reinado extender su autoridad sobre la nacin de los vndalos, atac su rey Visumar. Proceda ste de la tribu de los asdingos, la primera de todas entre ellas, y una de las ms valientes que se han conocido. As lo refiere el historiador Dexipo, quien asegura que esta nacin emple casi un ao entero para llegar desde las orillas del Ocano nuestras fronteras, causa de la inmensa extensin de tierras que tuvo que atravesar. Ocupaba entonces el pas que habitan los gpidos, entre los ros Marisia, Gilfil y el Grisia, que excede los otros en magnitud. En aquel tiempo tenanlos vndalos los godos al Oriente, al Occidente los marcomanos, al Septentrin los hermunduros, y al Medioda el Hister, llamado tambin Danubio. Cuando habitaban aquel pas fueron atacados por Geberico, rey de los godos, en las orillas del ro Marisia, que ya he nombrado, donde se pele largo tiempo con fuerzas iguales. Pero al fin fu derribado el rey de los vndalos Visumar, como tambin gran parte de su nacin. En cuanto Geberico, el glorioso jefe de los godos, despus de haber vencido y despojado sus enemigos, regres al pas de .que haba salido. Entonces

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los pocos vndalos que se haban salvado reunieron todos los que no podan empuar las armas y abandonaron su desolada patria. Pidieron la Pannonia al emperador Constantino y se establecieron all durante cerca de cuarenta aos, sometidos las leyes del Imperio como los habitantes de aquella provincia . Sin embargo, mucho tiempo despus salieron al llamamiento de Silicn, maestre de la milicia, ex-cnsul y patricio, para invadir las Galias, donde saquearon sus vecinos sin fijarse en parte alguna.

CAPTULO XXIIIErmanarico, rey de los godos.Sus conquistas sobre varios pueblos septentrionales.Subyuga los hrulos, los venetos y los estros.

Algn tiempo despus de la muerte del rey de los godos Geberico, le sucedi Ermanarico, de la noble familia de los amalas, quien subyug gran nmero de gentes belicosas del Septentrin, haciendolas obedecer sus leyes. As es que con razn algunos de nuestros antepasados lo han comparado con Alejandro Magno; porque someti y mantuvo bajo su autoridad los godos, los sedas, los thuidos, los aunxos, los vasinobron' tos, los mermos, los mordensimnis, los caris, los rollos, los tadazanos, los athualos, los navegos, los bubegentes y los coldos. Adorndole los pueblos por haber sujetado tan poderosas naciones. Quiso reducir tambin su obediencia los hrulos, de quienes era rey Alarico,, y los someti despus de haber exterminado gran parte. Los hrulos, as llamados segn el historiador A.blavio, de la palabra ele, que en griego quiere decir charca, porque habitan tierras pantanosas cerca de las lagunas Metidas , estaban dotados de extraordinaria

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agilidad, que los haca tanto ms orgullosos, 'cuanto que no haba pueblo en aquel tiempo que no quisiera tener de aquella infantera ligera en sus ejrcitos. Pero aunque esta agilidad les hubiese dado alguna vez ventaja sobre otros combatientes, tuvo que ceder al peso y firmeza de los godos: y quiso la fortuna que ellos tambin, entre las dems naciones gticas, sufriesen la dominacin de Ermanarico. Despus de la derrota de los Hrulos, el mismo Ermanarico volvi, sus armas contra los vnetos, que, poco aguerridos, pero fuertes por el nmero, trataron al pronto de resistirle. Pero el nmero slo no puede nada en la guerra, sobre todo ante el nmero, el valor y la disciplina: as, pues, estos pueblos, aunque nacidos de la misma estirpe, 'como dijimos al principio de esta historia, en que dimos los nombres de ellos, llevan hoy tres denom i naciones, saber: vnetos, artos y slavos; y si ahora los vemos desencadenados por todos lados causa de nuestros pecados, entonces prestaron obediencia, tan numerosos como eran, Ermanarico. ste subyug igualmente con su prudencia la nacin de los estros, establecida en las orillas ms apartadas del Ocano germnico: y, como premio de sus trabajos, domin sobre todos los pueblos de la Scitia y de la G-ermania,.

CAPTULO XXIVOrigen de los hunnos.--Pasan el Palus Metida.Subyugan los scitas y los alanos.Retrato de los hunnos.Suplicio de Sanielh.Ammio y Saro hieren Ermanarico.---7-Los ostrogodos, atacados por los hunnos, se ven abandonados de los visigodos.Muerte de Ermanarico.

Poco tiempo despus, segn refiere Orosio, los hunnos, la ms feroz de las naciones brbaras, se levantaron

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contra los godos. Consultando la antigedad, se descubre lo siguiente acerca de su origen: Filimer, hijo de Ganderico el Grande, y rey de los godos, el quinto de los que ls gobernaron desde su salida de la isla Scan zia, habiendo entrado por tierras de la Seitia al frente de su nacin, como ya hemos dicho, encontr entre sus pueblos ciertas hechiceras que en el lenguaje de sus padres llam aliorumnas. La desconfianza que le inspiraban hizo que las arrojase de entre los suyos; y habindolas perseguido lejos de su ejrcito, las rechaz un terreno solitario. Habindolas visto los espritus inmundos que vagaban por el desierto, se unieron con ellas, mezclndose en sus caricias, y dieron origen esta raza, la ms agreste de todas. Permaneci al principio entre los pantanos, encogida, negra, enfermiza, perteneciendo apenas la especie humana, y parecindose muy poco su lenguaje al de los hombres. Tal era el origen de los hunnos que llegaron las fronteras] de los godos. Su feroz nacin, como refiere el historiador Prisco, permaneci primeramente en la ribera ulterior de la Palus Metida, ocupndose exclusivamente en la caza, hasta que, habindose multiplicado, llev la perturbacin los pueblos vecinos con sus fraudes y rapias. Algunos cazadores de entre los hunnos, estando, segn costumbre, en acecho de caza en la orilla ulterior de la Palus Metida, -vieron de pronto presentarse delante de ellos una corza, que entr en la laguna, y unas veces avanzando, otras parndose, pareca indicarles un camino. Siguironla los cazadores, y atravesaron pie la Palus Metida, que consideraban tan poco vadeable corno el mar; y despus, cuando vieron la tierra de Seitia, que no conocan, desapareci repentinamente la corza. Los espritus de que descienden los hunnos tramaron esto en odio los scitas, segn creo: Los huimos, que en manera alguna sospe-

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chaban que hubiese mundo al otro lado'de la Palus Metida, quedaron asombrados ante la tierra de Scitia; y corno son muy sagaces, pareciles ver una proteccin sobrenatural en la revelacin de aquel camino, que tal vez no haba conocido nadie hasta entonces. Regresaron los suyos, refirieron lo ocurrido y celebraron la Scitia, basta que al fin persuadieron su nacin para que les siguiera, ponindose en marcha todos jun-tos hacia aquellas comarcas por el camino que les. mostr la corza. Los sedas que cayeron en sus manos su llegada los sacrificaron la victoria, y los dems fueron vendidos y subyugados. En cuanto pasaron aquella inmensa laguna, arrastraron como un torbe llino los alipzuros, los alcidzuros, los itarnaros, los tuneases y los boiscos, que vivan en aquel lado de la Seitia.. Igualmente sometieron con reiterados ataques. los alanos, que les igualaban en el combate, pero poseyendo ms dulzura en las facciones y en la manera. de vivir. As, pues, aquellos mismos que hubiesen podido resistir sus armas, no podan resistir la vista de, sus espantosos rostros y huan su presencia, dominados por mortal espanto. En efecto; su tez tiene horrible negrura; su rostro es ms bien, si se puede hablar as, masa informe de carne que faz, y sus ojos parecen agujeros. Su firmeza y valor se revelan en su terrible' mirada. Ejercen la crueldad hasta con sus hijos desde. el da en que nacen, porque empleando el hierro, surcan las mejillas los varones para que antes de mamar la leche se acostumbren soportar las heridas. Por esta razn envejecen sin barba despus de una, adolescencia. sin belleza, porque las cicatrices que deja el hierro en, sus rostros extinguen el pelo en la edad en que tan bien sienta. Son pequeos, pero esbeltos; gileslen sus movimientos y muy diestros para montar caballo; anchos de hombros; armados siempre con el arco y prontos

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para lanzar la flecha; firme la apostura y la cabeza alta, siempre con orgullo; bajo la figura del hombre, viven con la crueldad de las fieras. Los rpidos movimientos de los hunnos, sus rapias sobre grn nmero de pueblos, cuyo rumor llegaba hasta ellos, consternaron los godos, que celebraron consejo con su rey para acordar lo que deba hacerse, con objeto de ponerse cubierto de enemigo tan terrible. El mismo Ermanarico, pesar de los numerosos triunfos de que antes hablamos , estaba preocupado con la proximidad de los huimos, cuando le hizo traicin la prfida nacin de los roxolanos, una de las que reconocan su autoridad. El motivo fu el siguiente: habiendo abandonado prfidamente su marido , una mujer llamada Sanielh, de aquella nacin, se enfureci el rey y mand atarla cuatro caballos salvajes, cuyo furor se excit, y la hicieron pedazos. Pero sus hermanos Ammio y Saro, para vengar la muerte de su hermana, hirieron con espada Ermanarico en un costado. Desde que recibi aquella herida, no hizo otra cosa que arrastrar msera vida en cuerpo dbil. Aprovechando su mala salud, Bala,miro, rey de los hunnos, atac los ostrogodos, que desde entonces quedaron abandonados por los visigodos, con los que estaban unidos haca mucho tiempo. En medio de estos acontecimientos, Ermanarico, tan agobiado por los sufrimientos de su herida corno por el pesar de ver las correras de los hunnos, muri muy anciano, los ciento diez aos de edad; dando su muerte ocasin los hunnos para prevalecer sobre aquellos godos que moraban, como ya dijimos, al lado Oriental, y que llevaban el nombre de ostrogodos.

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CAPTULO XXV

Alarmas de los visigodos.Con el consentimiento del emperador Valente se establecen en la Dacia Ripuaria, la Mesia y la Thracia.Se convierten al arrianismo.

Los visigodos, es decir, aquellos godos que moraban al Occidente, encontrbanse, causa de los himnos, con iguales alarmas que sus hermanos, y no saban qu resolver. Al fin, despus de deliberar largamente, pusironse de acuerdo para enviar una legacin Romania cerca del emperador Valente, hermano del emperador Valentiniano 1, pidindole que les cediese una parte de la Thracia de la Mesia para establecerse en ella; obligndose, en cambio, vivir bajo sus leyes y someterse su autoridad; y con objeto de inspirarle Inae vor confianza, ofrecan hacerse cristianos, con tal que les enviase sacerdotes que hablasen su lengua. Vlente accedi gustoso en seguida una peticin que hubiera querido dirigirles primeramente. Recibi los godos en la Mesia y los estableci en esta provincia como parapeto del Imperio contra los ataques de otras naciones. Y como en aquel tiempo el Emperador, dominado por los prfidos errores de los arrianos, haba hecho cerrar todas las iglesias de nuestra creencia, les envi predicadores de su secta, que derramaron el veneno de su hereja en el alma de aquellos recin llegados incultos ignorantes. As fu que,'por los cuidados del emperador Valente, los visigodos no se hicieron. cristianos, sino arrianos. stos su vez anunciaron el Evangelio, tanto los godos como los gpido's, los que les unan lazos de sangre y amistad: transtnitironles sus herticas creencias y atrajeron por todas partes

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las prcticas de aquella secta todos los pueblos quehablaban su lengua. Al mismo tiempo pasaron el Danubio, como ya se ha dicho, y se establecieron, con el consentimiento del Emperador, en la Dacia Ripuaria, la Mesia y la Thracia.

CAPTULO XXVI

Hambre entre los visigodos.Rigor con que les tratan los romanos.Irritados los visigodos devastan las provincias septentrionales del Imperio. Acude Valente contra ellos. Es derrotado. Su muerte.

Ocurriles lo que de ordinario sucede - toda nacin mal establecida en un pas: padecieron del hambre. Entonces Fridigerno, Alhateo y Safrach, los ms notables de ellos y jefes que les gobernaban falta de reyes. compadecindose de la penuria del ejrcito, suplicaron los generales romanos Lupicino y Mximo que les vendiesen vveres. Pero qu excesos lleva la impa fiebre del oro! Impulsados por la codicia, aqullos comenzaron venderles no solamente carne de corderos y bueyes, sino tambin de perro y de animales repugnantes muertos de enfermedad, y tan cara, que exigan un esclavo por cada libra de pan, y diez libras por un poco de carne. Pronto faltaron esclavos y tambin muebles: entonces aquellos srdidos mercaderes, no pudiendo ya arrebatarles nada, llegaron hasta pedirles sus hijos; y los padres se resignaron entregarlos, prefiriendo en su amor aquellas prendas adoradas, verles perder la libertad verles perder la vida. No es, en efecto, ms humanitario vender un hombre para asegurarle la sustentacin, que, dejarle morir de hambre para salvarle de la esclavitud? Sucedi, pues, en aquel tiempo de

HISTORIA DE LOS GODOS 318 afliccin, que Lupicino, general de los romanos, invit Fridigerno, rgulo de los godos, un festn: ste era un lazo que le tenda, como se ver ms adelante. Acudi al banquete sin desconfianza Fridigerno, llevando corta comitiva, y cuando se encontraban , la mesa en el interior del pretorio, oa los gritos de los desgraciados que moran de hambre. En seguida observ que haban encerrado los que le acompaaban en lugar separado, y que los soldados romanos, por orden de su general, se esforzaban en exterminarlos. Los angustiosos gritos de los moribundos llegaban sus odos, llenndole de zozobra; y de pronto, no pudiendo dudar de la celada, sac la espada Fridigerno en medio del festn: preciptase, no sin grave riesgo, salva los suyos de segura muerte y los excita exterminar los romanos. Viendo ofrecrsele una ocasin que anhelaba, aquellos varones animosos prefirieron exponerse perecer combatiendo morir de hambre, y en el acto tomaron las armas para inmolar los generales Lupicino y Mximo. Aquel da termin la penuria de los godos la seguridad de los romanos. Entonces comenzaron los godos , no ser ya extranjeros y fugitivos, sino ciudadanos y dueos absolutos de los poseedores de la tierra, conservando bajo su autoridad todas las provincias septentrionales hasta el Danubio. El emperador Valente recibi la noticia en Antioqua, y en seguida hizo tornar las armas su ejrcito, dirigindose la Thracia. All libr una batalla que le fu fatal, porque le vencieron los godos. Herido y fugitivo, se refugi en una casa de campo, cerca de Adrianpolis. Ignoraban los godos que aquella pobre morada encerraba al Emperador, y la prendieron fuego, que, redoblando en violencia, acab con la pompa real y la vida de Valente. As se cumpli el juicio de Dios, que quiso que fuese quemado por los mismos quienes haba extraviado hacia

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la hereja, cuando le pedan ser instruidos en la verdadera fe, y los que haba separado del fuego de la caridad para entregarlos las llamas del infierno. Despus de esta victoria tan gloriosa para ellos, encontrndose los godos dueos de la Thracia y de la Dacia Ripuaria, se establecieron all; como si estas comarcas les hubiesen pertenecido siempre. CAPTULO XXVII

Teodosio. Expulsa los godos de la Thracia.Fridegerno devasta la Tesalia, el Epiro y la Acaya.Safrach y Alatheo ocupan la Pannonia.Tratado de paz entre Graciano y los godos.

El emperador Graciano eligi para suceder Valente su to Teodosio, quien llam de Espaa y puso la cabeza del imperio de Oriente. Pronto qued restablecida la disciplina militar, experimentando los godos mucho temor al ver desterradas la molicie y negligencia de los antiguos prncipes. El nuevo Emperador templaba la severidad del mando con la liberalidad y dulzura para levantar el valor del ejrcito. Dotado de grande actividad, hacase notable por su bravura tanto como por su prudencia. En cuanto al advenimiento de un prncipe digno del mando hubo devuelto la confianza las tropas, se enardecieron para atacar los godos y los arrojaron de la Thracia; pero habiendo cado Teodosio tan gravemente enfermo que casi se desesperaba de su vida, cobraron de nuevo valor los godos. Dividieron su ejrcito: Fridgerno march devastar la Tesalia, el Epiro y la Acaya, mientras que Alatheo y Safrach penetraban en la Pannonia con el resto de las tropas. El emperador Graciano , haba salido de Roma

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para marchar las Galias causa de la irrupcin de los vndalos, cuando recibi esta noticia. Viendo que, mientras Teodosio sucumba, sin esperanza, de una enfermedad fatal, extendan los god os sus estragos, reuni un ejrcito y march en seguida contra ellos; pero no confiando en sus fuerzas, prefiri reducirles con obsequios y regalos; y habindoles concedido paz y vveres, ajust con ellos un tratado. Ms adelante, cuando se restableci el emperador Teodosio y tuvo conocimiento de las capitulaciones establecidas por Graciano entre godos y romanos, la alianza, que l mismo haba deseado, le llen de regocijo y consinti el tratado de paz.

CAPTULO XXVIIIAtanarico en Constantinopla. Su muerte. Se restablece la confederacin con los romanos.Militan las rdenes de Teodosio contra el tirano Eugenio.

Por medio de regalos y afable trato se atrajo al rey Atanarico, que acababa de suceder Fridigerno, y le invit que fuese verle en Constantinopla. Gustoso acept la invitacin, y cuando entraba en la ciudad imperial, lleno de admiracin, exclam: