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  • EL CAMBIO CURRICULAR, UNA OPORTUNIDAD PARA REPENSAR(NOS)

    VOL. 1 N 1 . ISSN 2301 - 0118

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    Mercedes Collazo

    Unidad Acadmica de la CSE, Pro-Rectorado de Enseanza. Universidad de la Repblica.

    [email protected]

    Citacin recomendada

    COLLAZO, Mercedes (2013). El cambio curricular, una oportunidad para repensar(nos). En: InterCambios, n1, marzo.

    El cambio curricular, una oportunidad para repensar(nos).

    Resumen

    La Universidad de la Repblica (UdelaR) procesa en este momento una de las trans-formaciones ms relevantes de las ltimas dcadas: la reforma conjunta y concertada de sus planes de estudios. Resultado de un acuerdo institucional largamente procesado, el cambio curricular supone una reorganizacin estructural de las carreras que facilitar la apertura del acceso, la permanencia y la continuidad en los estudios, pero tambin una oportunidad privilegiada de actualizacin, de fortalecimiento de la autonoma y la inte-gralidad de la formacin y de mejora de los procesos de enseanza y evaluacin. Lejos de una mera reforma tcnica, la universidad se ha comprometido con un cambio sociocultural profundo que, preservando sus mejores tradiciones, le permita avanzar en la renovacin de sus prcticas de enseanza en un contexto contemporneo de grandes mutaciones. El presente artculo tiene como finalidad repasar el proceso de definicin de las polticas cur-riculares de estos aos y esbozar algunas lneas de investigacin necesarias para respaldar, orientar y evaluar el nuevo escenario en construccin.

    Palabras clave: investigacin educativa, currculum universitario, polticas de enseanza.

    No contamos con suficien-tes estudios, ni probable-mente perspectiva his-trica, para valorar plenamente el impacto de las polticas universita-rias impulsadas en las ltimas d-cadas en materia de enseanza. No obstante, es claro que se trata de uno de los perodos ms ricos en definiciones y concreciones de po-ltica educativa tanto a nivel de los rganos centrales de la universidad como de las facultades, institutos, escuelas y centros universitarios.

    No sin dificultades, la creacin de la Comisin Sectorial de Ensean-za (CSE) en el ao 1993 y del Pro-Rectorado de Enseanza en el ao 2003 supuso un reconocimiento institucional de la significacin que esta funcin primordial tiene para el desarrollo de nuestra sociedad, orientada hoy en una ruta decidida de democratizacin.

    En el complejo entramado de po-lticas educativas promovidas en estos aos, el eje curricular ha sido una constante y una clara oportunidad de repensar los proyectos de formacin universitaria, y en ltima instancia, de evaluar la pertinencia, la consistencia y la calidad de los procesos de ense-anza que llevamos a cabo en forma cotidiana.

    Una breve reconstruccin de ante-cedentes nos permite identificar cua-tro grandes movimientos en relacin con los cambios curriculares ocu-rridos en los ltimos 25 aos en la UdelaR, pautados internamente por las definiciones adoptadas en las dife-rentes administraciones centrales y en los servicios universitarios, y externa-mente por los acuerdos regionales de acreditacin de carreras.

    La culminacin de este largo y fe-cundo proceso se sintetiza finalmen-te en el logro de un amplio acuerdo

    Introduccin

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    institucional para la regulacin de los estudios de grado que posibilita, por primera vez, orientar con directr i-ces curr iculares, de enseanza y de evaluacin fuertemente con-certadas el conjunto de la ofer-ta de formacin universitar ia en este nivel fundamental.

    Reforma de la oferta tradicional y diversificacin inicial

    1 A la vez que las ciencias bsicas impulsan la creacin de las carreras de posgrado por medio del Programa de Desarrollo de las Ciencias Bsicas (Pedeciba).

    caturas en Relaciones Laborales y en Turismo.1

    Por otra parte, la UdelaR se diver-sifica rpidamente en lo institucional, se conforman en este perodo las fa-cultades de Ciencias Sociales, Huma-nidades y Ciencias de la Educacin, Ciencias, Psicologa y los institutos asimilados de Bellas Artes y Enfer-mera. La Facultad de Ingeniera, por su parte, se coloca a la vanguardia de las reformas curriculares al sentar las bases de un enfoque curricular flexi-ble y crear tempranamente el primer tecnlogo conjunto de la ANEP con la UdelaR, el Tecnlogo Mecnico.

    En una segunda etapa, en la dcada del 2000 las carreras tradicionales se incorporan a los procesos de acredita-cin regional. En primer lugar al Me-canismo Experimental de Acredita-cin de Carreras de Grado (MEXA) y posteriormente al Sistema ARCU-Sur. Este camino de evaluacin de carreras supuso la oportunidad de poner en juego un enfoque sistmi-co de mejora curricular, exigido por los requerimientos de autoevaluacin institucional y de evaluacin por pa-res externos. La formacin de grado ya no se analiza solo en funcin de s misma, sino en el marco del comple-jo de funciones universitarias y de las condiciones concretas de desarrollo institucional en la que se encuentra inserta.

    Probablemente se trata de uno de los procesos ms ricos ocurridos en estos aos a nivel curricular, con la operacin de una dinmica de forta-lecimiento de la enseanza de grado que adquiere caractersticas peculia-res e impacta en los desarrollos cu-rriculares posteriores. La acreditacin regional presenta rasgos comunes pero tambin diversos en funcin de las tradiciones y condiciones ins-titucionales de cada carrera. De este modo, un elemento a analizar parti-cularmente en esta dinmica es la im-portancia y caractersticas que asume la innovacin curricular en los distin-tos campos disciplinares y profesio-

    nales. A la fecha, han sido acreditadas las carreras de Agronoma, Ingeniera Civil, Ingeniera Qumica, Ingeniera Elctrica, Medicina, Arquitectura, Ve-terinaria y Odontologa y reacredita-das las cuatro primeras.

    Reestructura curricular y aceleracin de la diversificacin

    Un primer movimiento refiere a las transformaciones operadas en la etapa de reapertura democrtica en la que la UdelaR prioriz las polticas de investigacin y supedit la mejora de la calidad de la enseanza a los logros del desarrollo cientfico. A iniciativa de los servicios universitarios, este perodo fue muy rico en reformas curriculares y transformaciones, en l se delinearon los modos de abordar la crisis de una enseanza que empeza-ba a desarrollarse en condiciones de masificacin. En este momento sur-gen las primeras estructuras de apoyo a la enseanza buscando encontrar respuestas pedaggicas a los proble-mas de la masividad y el cambio cu-rricular. Durante la segunda mitad de los aos 80 se llevaron a cabo inten-sos procesos de evaluacin y refor-mulacin de los planes de estudios, y las nuevas propuestas curriculares se aprobaron a lo largo de la dcada de los 90.

    Ms de la mitad de los servicios re-novaron en estos aos sus planes de estudios, buscando en muchos casos recuperar los proyectos e idearios pedaggicos gestados en las reformas de los 60, truncados por la inter-vencin. Asociada al dinamismo del campo social, la oferta de carreras se expande notablemente con las nue-vas licenciaturas en Ciencias de la Comunicacin, Relaciones Interna-cionales, Ciencia Poltica, Sociologa, Traductorado, Estadstica y las tecni-

    Un segundo movimiento tiene que ver con las polticas centrales de di-versificacin, articulacin y flexibili-zacin curricular que la UdelaR ha impulsado en la ltima dcada con el fin de respaldar la ampliacin y el desarrollo de la oferta de educacin terciaria y universitaria nacional. Bus-cando superar concepciones curricu-lares configuradas en un contexto de formacin de elites, se define la re-forma estructural de los currculos. Ello supone el pasaje de un modelo tradicional cerrado, tubular, de ruta nica a un modelo curricular abierto, flexible y articulado. El propsito de esta poltica es no solo garantizar la apertura del acceso, sino tambin es-timular las oportunidades de perma-nencia y continuidad de los estudios, en una apuesta decidida a la inclusin educativa.

    Se sientan as las bases estructurales del proceso de diversificacin curri-cular universitaria, de oferta mltiple de carreras y perfiles, tratando de evi-tar los callejones sin salida, los retor-nos al punto de partida, los tiempos muertos, la segmentacin en circuitos de primera y de segunda, y un largo etctera de lgicas curriculares exclu-yentes en las que estbamos inmersos. Estas definiciones resultan decisivas para el crecimiento de la universidad en el conjunto del territorio nacional y muy especialmente para la cons-truccin del sistema terciario pbli-co, esto es, para el cumplimiento de la meta de generalizacin de la ense-anza superior y terciaria en el pas.

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    La UdelaR adhiere a lneas de po-ltica de innovacin curricular de los aos 90 a nivel mundial, asumidas por las Conferencias Mundiales de Edu-cacin Superior (1998, 2009), e in-corpora tres criterios fundamentales de reestructura curricular, orientados por principios de autonoma estu-diantil, diversificacin y continuidad de los estudios. Un primer criterio refiere a la flexibilidad curricular que la universidad entiende como posibilidad de diversificacin de iti-nerarios curriculares por medio de actividades opcionales y electivas que otorgan autonoma a los estudiantes de acuerdo a sus intereses y necesida-des de formacin. Un segundo crite-rio es la articulacin curricular, es decir, la proyeccin de trnsitos cu-rriculares que posibiliten una fluida movilidad estudiantil tanto horizontal como vertical entre carreras universi-tarias y otras carreras terciarias, facili-tando adems la prosecucin de estu-dios de personas que estudian y tra-bajan. Movilidad que se acuerda con un mnimo obligatorio para todos los estudiantes universitarios. Un tercer criterio es la creditizacin de todas las carreras con parmetros comunes, a los efectos de facilitar el reconoci-miento de los aprendizajes alcanzados en distintos contextos de formacin.

    El lema clave que preside este gran proceso de diversificacin curricular en marcha es la idea de que distintos caminos pueden conducir a iguales resultados tanto en trminos de obje-tivos como de calidades de formacin. Esta es la conviccin que gua sustan-tivamente el proceso de democrati-zacin de la enseanza universitaria. Con este encuadre, la universidad promueve una variedad de medidas de reestructuracin curricular y am-pla los niveles de formacin estimu-lando la oferta terciaria y la creacin de ciclos iniciales como modalidad de ingreso alternativo. Adopta adems medidas especficas de apertura del acceso que facilitan el ingreso a es-tudiantes que se encuentran en pro-ceso de finalizacin de la enseanza media y a personas que acrediten una formacin equivalente. Asimismo,

    se habilita la posibilidad de cambiar de campo de estudio sin retornar a secundaria y del mismo modo a los egresados universitarios iniciar una nueva carrera.

    En la primera etapa de ejecucin de polticas orientadas por los Planes Es-tratgicos de Desarrollo (2000, 2005), se crean una decena de carreras nue-vas y se renuevan numerosos planes de estudios en el conjunto de las reas acadmicas. Comienzan a gestarse las primeras carreras compartidas insti-tucionalmente (Ingeniera Qumica -de larga data-, Ingeniera de Ali-mentos, Biologa Humana, Diseo de Comunicacin Visual) y las primeras ofertas especficas para el interior del pas (Ciencias Sociales, Turismo bi-nacional, Gestin de Recursos Na-turales y Desarrollo Sustentable). Se crea un nuevo tecnlogo conjunto con ANEP, el Tecnlogo Qumico, y se procesan reformas curriculares con enfoque flexibilizador en Qumica, Msica y Odontologa.

    En la segunda etapa, orientada por el proceso de reforma universita-ria acordado en el ao 2007, en un contexto de profundizacin de las polticas integrales de descentraliza-cin universitaria y alto crecimiento presupuestal, el proceso de diversifi-cacin curricular asume una fuerte aceleracin. La oferta de formacin se ampla notablemente con la creacin de una treintena de carreras tecnol-gicas y de grado y tres ciclos iniciales optativos (CIO). Numerosas carreras pasan a dictarse de forma exclusiva en los centros universitarios del inte-rior del pas: Diseo del Paisaje, Tu-rismo, Recursos Naturales, Gestin Ambiental, Ciencias Hdricas Aplica-das, Lenguajes y Medios Audiovisua-les, Diseo Integrado, tecnicaturas y tecnlogos Agroenergtico, Crnico, Telecomunicaciones, Madera, Artes, Operacin de Alimentos, Tecnologas de la Imagen Fotogrfica, Adminis-tracin y Contabilidad. Se imple-mentan tambin en ellos los primeros CIO de las reas social y cientfico-tecnolgica y se proyecta un nuevo ciclo para el rea salud. Se expande, por otra parte, la oferta de carreras

    compartidas dictadas en Montevideo (Ciencias de la Atmsfera, Fsica M-dica, Viticultura y Enologa, Gestin Universitaria).

    En solo un quinquenio la univer-sidad logra duplicar su capacidad de diversificacin curricular respecto de las dos dcadas anteriores, con una clara impronta multidisciplinaria e interinstitucional, demostrando un dinamismo de la oferta curricular en el nivel grado que en la actualidad al-canza las 114 carreras y un nmero mayor de titulaciones. Este fenme-no tiene adems un desarrollo equi-valente en el nivel de posgrado, que incorpora en esta etapa en el entorno de 40 carreras nuevas.

    Hacia una formacin universitaria integral

    Un tercer movimiento refiere a las polticas centrales que la UdelaR im-pulsa en el marco de la reforma uni-versitaria con vistas al fortalecimien-to de la integralidad de la formacin profesional y acadmica en el grado. Con base en el legado reformista lati-noamericano y un enfoque de educa-cin superior orientada al desarrollo, se rejerarquiza la construccin de un proyecto educativo de fuerte com-promiso social, vinculado con el me-dio, a la vez que estrechamente aso-ciado a la creacin de conocimiento y la promocin de perspectivas inter-disciplinarias.

    Con este fin, la UdelaR busca re-valorizar e incorporar nuevos sa-beres en el currculo universitario, particularmente de experiencias de formacin que: a) articulen las fun-ciones universitarias; b) promuevan abordajes multidisciplinarios y multi-profesionales en espacios controlados y en contextos reales de prctica; c) prevean la integracin equilibrada de los componentes de formacin te-rica y formacin prctica, restituyen-do particularmente el valor de esta ultima, y d) atiendan las necesidades actuales de formacin general (social, tica, esttica, ciudadana, ambiental, comunicacional, etc.), integradas al

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    currculo con una resolucin trans-versal adecuada. Se define en este sentido incorporar a las carreras el conjunto de la actividad estudiantil con valor formativo, en la perspectiva de reforzar la formacin integral de los estudiantes de grado. Con parti-cular nfasis, se curriculariza la exten-sin universitaria para el logro de una mayor vinculacin con los problemas y necesidades de la sociedad; en este marco se acuerda la generalizacin de las prcticas integrales, entendidas como aquellas que articulan al mis-mo tiempo aproximaciones interdis-ciplinarias y actividades de enseanza, investigacin y extensin y activida-des en el medio (CDC, 27/10/09).

    La estrategia de curricularizacin constituye un modo eficaz de legiti-macin de los nuevos saberes, en par-ticular de la extensin universitaria. No obstante, se advierten los riesgos de su desvirtuacin cuando, sin la de-bida vigilancia pedaggica, estas nue-vas experiencias se integran a las l-gicas tradicionales, administrativas, de distribucin del poder y control del currculo. Se plantea, as, la necesidad de incorporar las prcticas integrales a los ncleos troncales de la formacin profesional y acadmica, otorgndoles el mayor valor formativo y de atribu-cin de sentido por parte de los suje-tos de la formacin.

    Por otra parte, esta transformacin sustantiva de los contenidos y las ex-periencias de aprendizaje supone en los hechos una forma de abordar las tensiones contemporneas del curr-culo universitario. Derivados de las demandas de formacin no nece-sariamente articuladas y coherentes que impone el nuevo contexto global se identifican tres polos de tensin que involucran centralmente los pro-cesos de seleccin y organizacin cu-rricular y refieren a los requerimien-tos de formacin general vs. forma-cin especializada, formacin terica vs. formacin prctica, y formacin disciplinar vs. formacin interdisci-plinaria (Teichler, 1997, 1998, 2005; Riquelme, 2003; Barnett, 2001).

    Con estas definiciones, la UdelaR-busca reequilibrar los diferentes tipos

    de formacin en la doble bsqueda de reforzar la formacin integral de los estudiantes y su vinculacin con el medio social y productivo. No obs-tante, es claro que su forma de resolu-cin especfica ser particular a cada campo de formacin en razn de las estructuras de conocimientos impli-cadas y de las particulares tradiciones profesionales y educativas. Lo que su-pone reconocer en las formaciones universitarias lgicas epistemolgicas diferenciadas que fundamentan la configuracin de cdigos curricula-res particulares en las distintas reas de formacin (Collazo, 2010).

    normativa universitaria, as como otras definiciones sustantivas para la renova-cin general de la enseanza adoptadas en el proceso de reforma universitaria. La Ordenanza de Estudios de Grado y otros Programas de Formacin Ter-ciaria (OG), vigente desde setiembre de 2011, formaliza y acelera el proceso de cambio curricular en los trminos construidos y acordados institucio-nalmente durante estos aos. De este modo, las nuevas ofertas de carreras aprobadas recientemente se formulan siguiendo las nuevas directrices curri-culares y los planes de estudios de las carreras ms antiguas renovados o en proceso de renovacin se alinean con esta poltica (Informe Aplicacin OG, CDC, marzo 2013).

    Ahora bien, la historia del currcu-lo advierte acerca de las condiciones del cambio curricular y demuestra el papel primordial que juegan los procesos de implementacin de los nuevos planes de estudios, ms all de los acuerdos alcanzados a nivel del currculo prescrito. En tal sentido, la UdelaR prev la conformacin de estructuras de gestin, supervisin y evaluacin curricular permanen-tes que se ocuparn de velar por el cumplimiento de los objetivos edu-cativos planificados y por la consis-tencia de los proyectos de formacin en sus mltiples dimensiones. Se trata esencialmente de recuperar la idea de carrera como proyecto de formacin procurando romper la lgica tam-bin histrica del archipilago de materias, de la fuerte segmentacin o fragmentacin curricular y de la ten-dencia al enciclopedismo, en la senda de restituir la unicidad implicada en la nocin de carrera.

    El currculo universitario constitu-ye adems un espacio potencialmente privilegiado de elaboracin y expe-rimentacin que, en el caso de los procesos de flexibilizacin curricu-lar, exige ser dinamizado y sostenido mediante una gestin acadmica alta-mente planificada e incluso tecnifica-da. Asimismo, demanda un fuerte in-volucramiento estudiantil y docente para llevar a cabo los procesos de eva-luacin, ajuste y redireccionamiento

    Integracin de nuevas institucionalidadesUn cuarto y ltimo movimiento tiene que ver con la integracin en los aos 2003 y 2008 de nuevas ins-titucionalidades a la universidad. De este modo no solo se ampla la oferta de carreras, sino tambin los campos disciplinares y profesionales, con sus complejidades derivadas. Se incorpo-raron el Instituto Superior de Educa-cin Fsica y el Centro de Diseo In-dustrial, dependientes del Ministerio de Educacin y Cultura, y las carreras de auxiliares de la Escuela de Sanidad de Scosera, dependientes del Minis-terio de Salud Pblica.

    Ello supone, entre otras transforma-ciones, la integracin a la vida insti-tucional de nuevas tradiciones y pers-pectivas educativas y la agregacin de nuevos niveles de formacin. Asi-mismo, estas carreras y programas de formacin tienen el desafo adicional de adecuarse a los requerimientos del nivel universitario, y en particular a las polticas curriculares, para su reco-nocimiento institucional.

    Los desafos de la implementacin curricular y el cambio de modelo pedaggico

    Este conjunto de polticas curricula-res se plasman finalmente en la nueva

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    continuos requeridos en el desarrollo curricular.

    Finalmente, las transformaciones previstas se orientan en ltima instan-cia a la activacin de un proceso pro-fundo de renovacin de la ensean-za universitaria cuyas bases quedan asentadas en la Ordenanza mediante tres grandes ideas fuerza.

    Por un lado, la recuperacin del en-foque de enseanza activa promovi-do por la universidad en su proyecto pedaggico de los aos 60, de fuerte inspiracin escolanovista, que enfati-za el autodesarrollo estudiantil y en ltima instancia el logro de capacida-des de formacin autnoma como estrategia pedaggica primordial: aquella que privilegia las experiencias en las cua-les el estudiante, en forma individual o en grupos, se enfrenta a la resolucin de problemas, ejercita su iniciativa y su crea-tividad, adquiere el hbito de pensar con originalidad, la capacidad y el placer de estudiar en forma permanente y la habili-dad de movilizar conocimientos especficos para resolver problemas nuevos y comple-jos (artculo 5, Ordenanza Estudios de Grado).

    Por otro lado, la idea de diversifi-cacin de la enseanza, no solo en trminos metodolgicos como se ha planteado tradicionalmente, sino tambin en relacin con las modali-dades organizativas (presencial, semi-presencial y virtual), as como de uso diversificado de recursos educativos. Concebida para atender la heteroge-neidad de necesidades y perfiles de formacin actuales, la diversificacin de la enseanza se concibe de este modo como una estrategia esencial para el logro de la igualdad de opor-tunidades en el nivel superior.

    En tercer lugar, la reconceptualiza-cin de la evaluacin de los apren-dizajes en la universidad como un componente clave de la renovacin pedaggica, restituyendo su funcin formativa y no solo certificadora de conocimientos hacia la que ha deri-vado la enseanza de masas. En este marco, se recupera adems la idea de autoevaluacin estudiantil como un factor ineludible del desarrollo de procesos educativos de calidad para

    la formacin de profesionales y aca-dmicos. El papel determinante que la evaluacin juega en las formas de aprender en los contextos educativos actuales conlleva un reenfoque radi-cal de la labor docente en su funcin evaluadora.

    En suma, estas definiciones advier-ten acerca de un cambio de modelo pedaggico o al menos de cons-truccin de una nueva mirada a partir del cual la universidad busca redimensionar varios aspectos: jerar-quizar el sujeto de la formacin y fundamentalmente la preocupacin por los procesos de aprender; cuestio-nar las formas tradicionales de rela-cin con el saber, pasando del enfo-que de transmisin de informacin al de promocin de procesos reflexivos y activos de construccin de conoci-mientos, y en ltima instancia, avan-zar en la resignificacin y compleji-zacin del rol docente universitario en el plano de la enseanza en un contexto contemporneo de fuertes mutaciones.

    proceso de ejecucin de polticas a fin de poder respaldar, orientar y eva-luar el desarrollo curricular, tal como tiene encomendado.

    Son an escasos los antecedentes de estudios curriculares desarrolla-dos por la UdelaR. Los principales aportes tericos, empricos e histri-cos refieren fundamentalmente a los niveles bsicos de la enseanza, pro-movidos por la Facultad de Humani-dades y Ciencias de la Educacin. No obstante, en los ltimos aos empie-zan a realizarse contribuciones a nivel de la enseanza superior tambin a instancias de mbitos centrales y de otras facultades (unidades de apoyo a la enseanza), con variados intereses de investigacin y perspectivas con-ceptuales.

    Como campo de estudio, el cu-rrculo se conforma a principios del siglo XX a impulso de la institucio-nalizacin de la educacin de masas en Estados Unidos. Evoluciona desde enfoques netamente tcnicos, preocu-pados por las cuestiones metodolgi-cas del diseo y el desarrollo curricu-lar (Bobit, Tyler, Taba), hacia enfoques crticos y poscrticos, anglosajones y europeos (Althusser, Bourdieu, Apple, Giroux, Bernstein, Young, Pinar, etc.) de inspiracin diversa (marxista, feno-menolgica, posestructuralista, pos-modernista, etc.), que se focalizan en la relacin currculo y poder (Tadeu da Silva, 2001). En el mbito latinoa-mericano, en un proceso histrico en tiempos diversos se van desarrollando en el continente (Mxico, Argentina, Brasil, etc.) perspectivas reconceptua-listas y crticas del currculo y se rea-lizan desarrollos tericos nacionales con inspiracin social que se contra-ponen al pensamiento tecnocrtico y a las visiones ms radicales del repro-ductivismo (Daz Barriga, De Alba, Follari, Barco, Da Cunha, Leite, etc.) (Collazo, 2008).

    Muchos de los desarrollos clsicos ponen la mirada en la enseanza b-sica y construyen su discurso en la idea fundante de la enajenacin del currculo por parte de los actores de la educacin. En nuestra perspectiva, y apelando a las categoras de Berns-

    La investigacin curricular: un desarrollo necesario

    Este breve repaso nos permite consta-tar la relevancia que adquieren las po-lticas curriculares en el concierto de las polticas de enseanza universitaria a partir de 1985, as como avizorar las transformaciones curriculares y de la enseanza en las que estamos compro-metidos. Todo lo cual justifica la nece-sidad de avanzar en el conocimiento de las dinmicas de cambio curricular.

    Interesa especficamente analizar las caractersticas y el sentido que han asumido los procesos de transfor-macin curricular en la universidad, configurados como es sabido en las ms variadas tradiciones discipli-nares, profesionales y pedaggicas, as como en contextos altamente dife-renciados de desarrollo institucional. Por otro lado, y con una visin pros-pectiva, los cambios de orientacin y el ritmo de transformacin tienen hoy un nivel de envergadura que obliga a la CSE a profundizar en el

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    tein (1988), el currculo universitario, en cambio, presenta histricamente un enmarcamiento dbil; esto es, los docentes y los estudiantes ejercen un alto grado de control del proceso de seleccin, organizacin, ritmo y tem-porizacin del conocimiento transmitido y recibido en la relacin pedaggica, aunque condicionado por la fuerza de las tra-diciones disciplinares y educativas.

    Derivado de los fines genricos de la educacin superior, como plantea Lucarelli (2000), la singularidad del currculo universitario estara dada fundamentalmente por los objetivos de formacin que aborda el nivel formacin de profesionales, en senti-do amplio y por la naturaleza de sus contenidos cientficos, tecnolgi-cos, artsticos, humansticos altamente especializados. De este modo, un primer eje estructurante del currculo universitario lo constituye el compo-nente profesional, que se encuentra fuertemente condicionado a la historia y a la identidad de las profesiones y sus prc-ticas. Un segundo eje refiere a la na-turaleza del conocimiento acadmico, especializado y diversificado a la vez, he-cho que condiciona estrechamente la configuracin de los currculos a las dinmicas de generacin, aplicacin y crtica del conocimiento cientfico y a la produccin de alta cultura. Ya que esta es una funcin primordialmente universitaria en el siglo XX, parece claro que la fuerza de la lgica disci-plinar, con su diversidad paradigmti-ca, ha sido determinante en la defini-cin de los contenidos legtimos de la transmisin en la educacin superior (Collazo, 2010).

    Se concibe entonces el currculo universitario como una construc-cin histrico-social en la que jue-gan un papel fundamental las comu-nidades acadmicas y las profesiones, y se jerarquiza el anlisis del currcu-lo prescrito, entendido como plantea Goodson (1995, 2000, 2003), como una dimensin clave para la com-prensin de la naturaleza interna de la enseanza. El proceso de cambio curricular, a la vez, se comprende como una forma de cambio socio-cultural profundo que afecta distin-

    tos planos de la vida institucional y moviliza variadas concepciones en juego acerca del conocimiento, los sujetos de la formacin, las relacio-nes entre la enseanza y el apren-dizaje, los modelos curriculares, las funciones institucionales, etc. (Ca-milloni, 2001).

    En la actual coyuntura, y en rela-cin con la meta primordial de po-ltica educativa de generalizacin de la enseanza avanzada, de calidad, combi-nada con el mundo del trabajo a lo largo de toda la vida activa, la CSE prioriza cuatro reas bsicas de profundiza-cin: sistmico-curricular, procesos de aprendizaje, renovacin de la en-seanza y fortalecimiento docente (Informe de Balance y Perspectivas, 2010). En el rea curricular, en par-ticular, se plantea desarrollar un pro-grama de investigacin sobre Polti-cas y procesos de cambio curricular en la UdelaR focalizado en las l-neas principales de reforma univer-sitaria, esto es, en las polticas de am-pliacin, diversificacin, articulacin y flexibilizacin curricular, as como de incorporacin de nuevos saberes.

    Un primer eje lo constituyen las Polticas de reforma curricular y procesos de acreditacin de las ca-rreras tradicionales, en las que se busca: 1) caracterizar y comparar las polticas de reforma curricular lleva-das a cabo por las facultades con ca-rreras acreditadas; 2) profundizar en particular en los efectos de los pro-cesos de acreditacin regional en las dinmicas de desarrollo curricular y en los nuevos debates de reforma, y 3) conocer el papel cumplido por las asesoras pedaggicas de las respecti-vas facultades en cuanto componen-tes tcnico-acadmicos de la cons-truccin de polticas de enseanza.

    Un segundo eje refiere a las carre-ras nuevas en las que interesa estudiar el impacto de las polticas centra-les de innovacin curricular en los procesos de enseanza, apuntando a: 1) construir una genealoga del proceso de diversificacin curricular en la dcada del 2000 focalizando en el anlisis de los perfiles de egreso, la pertinencia social y acadmica de

    las nuevas titulaciones y su ritmo de creacin; 2) identificar y sistema-tizar los componentes innovadores de los diseos curriculares: objetivos de formacin, estructura curricular, orientaciones pedaggicas, y 3) ana-lizar el alcance de las innovaciones en los procesos de implementacin curricular y en los procesos de en-seanza.

    Un tercer eje lo constituyen los nuevos programas de formacin que concentran el anlisis curricular en los ciclos iniciales optativos como modalidades alternativas de ingreso a la universidad. En esta lnea in-teresa caracterizar y comparar los diferentes perfiles de ciclos inicia-les optativos implementados por la universidad indagando: a) el origen y los contenidos de la innovacin curricular; b) los procesos de formu-lacin, implementacin y evaluacin de las experiencias; c) los alcances y lmites derivados del contexto insti-tucional en los que se insertan; d) las trayectorias acadmicas desarrolladas por los estudiantes.

    Una cuarta lnea, en ltimo trmino, refiere a la incorporacin de nuevas tradiciones de formacin a la trama curricular universitaria, en la que in-teresa indagar los procesos de articu-lacin e integracin curricular desa-rrollados y proyectados por el Instituto Superior de Educacin Fsica, el Cen-tro de Diseo Industrial y la Escuela de Sanidad Scosera en las diferentes sedes universitarias, as como profun-dizar en los principales nudos de la integracin institucional en este plano.

    La envergadura de los desafos que se plantean en el nuevo escenario exige intensificar los esfuerzos de in-vestigacin sobre la enseanza univer-sitaria con la meta de avanzar en un mayor autoconocimiento institucio-nal, fortalecer las polticas educativas y consolidar el campo de estudio. Para ello, requeriremos la ampliacin de los posgrados en educacin, la construc-cin de mayores sinergias institucio-nales y, muy especialmente, una deci-dida capacidad de trabajo cooperativo entre ncleos acadmicos nacionales y regionales.

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