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1 Incidencia de la experiencia trascendental de san Francisco Javier en la antropología subyacente de la Pontificia Universidad Javeriana Pedro Javier Cano Suárez Trabajo de Investigación para optar por el título de Licenciado en Teología Director: P. Hermann Rodríguez, S.J. PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA FEBRERO DE 2012 BOGOTÁ, D.C.

Incidencia de la experiencia trascendental de san

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Page 1: Incidencia de la experiencia trascendental de san

1

Incidencia de la experiencia trascendental de san Francisco Javier en la antropología

subyacente de la Pontificia Universidad Javeriana

Pedro Javier Cano Suárez

Trabajo de Investigación para optar por el título de

Licenciado en Teología

Director: P. Hermann Rodríguez, S.J.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

LICENCIATURA EN TEOLOGÍA

FEBRERO DE 2012

BOGOTÁ, D.C.

Page 2: Incidencia de la experiencia trascendental de san

2

Dedicada al vigía y viajero que llevamos dentro

Y cómo encuentra consuelo el que duda,

si no es capaz de leer.

Andrés Caicedo

Todavía nos quedaba mucho camino.

Pero no nos importaba:

El camino es la vida.

Jack Kerouac.

Page 3: Incidencia de la experiencia trascendental de san

3

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

RECTOR DE LA UNIVERSIDAD

JOAQUIN SÁNCHEZ GARCÍA, S.J.

DECANO ACADÉMICO Y DE MEDIO UNIVERSITARIO

HERMANN RODRÍGUEZ, S.J.

DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE TEOLOGÍA

LUIS GUILLERMO SARASA, S.J.

DIRECTOR DE LA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA

ALBERTO MÚNERA DUQUE, S.J.

DIRECTOR DEL TRABAJO DE GRADO

HERMANN RODRÍGUEZ, S.J.

Artículo 23 de la resolución No. 13 de julio de 1946:

“La universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en

sus trabajos de tesis, sólo velará porque no se publique nada contrario al Dogma y a la

Moral Católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente

personales, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia.”

Page 4: Incidencia de la experiencia trascendental de san

4

Tabla de contenido

Pág.

Introducción 6

1. Planteamiento del problema 10

2. Justificación 10

3. Objetivos 14

4. Explicitación del método 15

Capítulo I

Fenomenología de la experiencia trascendental como revelación y acontecimiento histórico

Introducción 18

1. La experiencia trascendental como función espiritual en la antropología cristiana

22

1.1 La sensibilidad espiritual del hombre 22

1.1.1 Metafísica del conocimiento humano 24

1.1.2 El conocimiento como experiencia trascendental 26

1.2 Antropología trascendental: el hombre es espíritu 29

1.2.1 Experiencia atemática de Dios 30

1.2.2 Las Operaciones Intencionales Libres, condición del conocimiento a posteriori

de Dios 32

1.2.3 Jesucristo, la auto-comunicación de Dios, la experiencia trascendental por

excelencia 34

Capítulo II

La experiencia trascendental según la antropología de la espiritualidad ignaciana

Introducción 37

2. La experiencia trascendental como intellectus amoris 41

2.1 El conocimiento de Dios como experiencia trascendental en san Ignacio de Loyola

44

2.2.1 La cosmovisión de la espiritualidad ignaciana según los Ejercicios Espirituales

47

2.2.2 Principio y Fundamento ignaciano 51

2.3 El discernimiento ignaciano de acuerdo a las operaciones intencionales 54

Page 5: Incidencia de la experiencia trascendental de san

5

Capítulo III

La experiencia trascendental de San Francisco Javier

Introducción 59

3.1 La travesía de Javier 62

3.1.1 Javier y su contexto 64

3.1.2 Javier y la Universidad 67

3.1.3 Javier y la espiritualidad ignaciana 68

3.1.4 Javier y la Compañía de Jesús 70

3.1.5 Javier y la misión 72

3.1.6 Javier y la trascendencia 75

3.2 Topografía interior de Javier 76

3.2.1 El horizonte trascendental de la experiencia interna de Javier 78

3.2.1.1Autoconocimiento 79

3.2.1.2Discernimiento 80

3.2.1.3 Intellectus Amoris 81

3.2.1.4 Principio y Fundamento 82

Capítulo IV

La antropología que subyace en la educación de la Pontificia Universidad Javeriana

Introducción 84

4. La experiencia trascendental revela una manera de ser hombre 88

4.1 Incidencia de la experiencia trascendental de Francisco Javier en el ideal de hombre

que pretende ayudar a formar la Universidad Javeriana 90

4.1.1 La antropología que subyace en la Pontificia Universidad Javeriana 94

4.1.2 Rasgos de la espiritualidad ignaciana en la acción educativa de la Pontificia

Universidad Javeriana 98

4.2 Incidencia de la Experiencia, Reflexión y Acción ignaciana en el paradigma

educativo de la Universidad Javeriana 102

4.2.1 Experiencia 102

4.2.2 Reflexión 104

4.2.3 Acción 105

Conclusiones 108

Bibliografía 120

1. Libros citados 120

2. Libros institucionales 122

3. Artículos de revista 122

4. Direcciones electrónicas 123

Page 6: Incidencia de la experiencia trascendental de san

6

INTRODUCCIÓN

Cualquier hombre conoce por experiencia propia la importancia del saber. Cualquier

hombre en cualquier etapa de su vida, se ha encontrado en circunstancias difíciles que pudo

resolver gracias al conocimiento. Y en vista de que el saber se produce a través de la

interacción de los unos con los otros y de procesos científicos, laborales, académicos, etc.,

se puede afirmar que “la pedagogía como ciencia prospectiva de la educación está

condicionada por la visión amplia o estrecha que se tenga de la educación y, a su vez, por la

visión que se tenga del hombre, como ser que crece en sociedad”1 Al observar la historia se

constata que la humanidad a lo largo de su trasegar se ha visto enfrentado a diversos

aprietos y retos de los cuales ha sabido salir más o menos bien librada, ya que estas

circunstancias y otras, han hecho que el hombre se movilice organizadamente de acuerdo a

unos objetivos definidos los cuales propenden un bienestar tanto individual como colectivo.

Esta manera de proceder que se fue pasando de edad en edad, a la par que iba

fortaleciéndose y adaptándose a la medida de las necesidades y expectativas humanas, es la

que ha generado modos y costumbres hasta llegar a un saber experiencial por parte de los

distintos grupos u organizaciones humanas que ejercían esta manera de proceder de acuerdo

a su diversidad y pluralidad. “Todo aquello que contribuya a evitar perecer (sobrevivir), a

poder estar bien los unos con los otros (convivir), a obtener lo que necesitamos para estar en

el mundo dignamente (producir) y a crear sentido para nosotros como personas y como

sociedad, todo eso, es lo que constituye el saber social. Incluye la lengua que hablamos, las

formas como preparamos las comidas y nuestra forma de vestir; las creencias, mitos,

tradiciones y nuestras formas de amar. La ciencia y la tecnología que conocemos o que

podemos crear.” 2

En este ámbito, la teología entendida como lectura de la Revelación de Dios acaecida en el

hombre se presenta como la condición de posibilidad de la comprensión del ejercicio

trascendental que se realiza en el mismo hombre, que por su misma naturaleza tiende hacia

Dios. De este modo, la teología se presenta como develadora y sistematizadora del sentido

último de la existencia, siendo, así, fuente de conocimiento y de saber para la sociedad. Por

eso la fe, y todo el conglomerado estructural de las formas de orar y toda la tradición

1 Lucio, educación y enseñanza, didáctica y pedagogía, diferencias y relaciones, 36.

2 http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo18/files/El_papel_del_educador_en_la_escuela_cat-lica..pdf.

Page 7: Incidencia de la experiencia trascendental de san

7

espiritual cristiana forma parte del saber social. Así mismo, las grandes preocupaciones del

ser humano (la búsqueda del sentido de su existencia; la confrontación con la precariedad

de sus condicionamientos sociales, políticos, económicos, biológicos; la asimilación del

hecho fronterizo con la muerte; la dirección de la praxis humana,) son transversales de la

Revelación. Ya que es desde estos parámetros, donde se interpreta dicha Revelación o

acontecer de Dios en la historia.

Estas trasversales de la Revelación reciben una perspectiva nueva y definitiva de

formulación y resolución en Jesucristo: donde la divinidad no anula la humanidad, sino que

posibilita que el hombre alcance una expresión inacabada e insuperable. Por tales razones,

este trabajo de investigación teológica se basa en una antropología trascendental que tiene

en cuenta la historia, el individuo y su prójimo, el entorno natural y social como medios de

Revelación de Dios. En este ámbito, el saber no solamente debe ser entendido como ciencia

sino también, como Revelación, que da cuenta de la estructura interna del hombre la cual lo

dinamiza hacia una satisfacción definitiva. La Revelación percibida por el hombre en la

historia, es decir, la acaecida en el Misterio de la Encarnación, da cuenta sobre la estructura

humana la cual se funda en el amor, en la referencia al otro. En otras palabras, en su ser

relacional. Esa estructura no es sólo recepción y entrega, es también promesa y espera.

La tensión que resulta de la promesa y la espera, de la recepción y la entrega, suscita un

modo de ver las cosas, una conciencia. Conciencia del pasado y del presente y apertura al

futuro; conciencia de que no todo está dado, de que siempre habrá novedad en toda

experiencia. Y es en esa perspectiva donde se asume la experiencia Revelatoria. Desde una

conciencia de situación divina - humana abierta a nuevas posibilidades. Es en esta tensión

donde Dios es percibido no como noción, fuente de leyes o superlativo de la existencia

humana, sino como experiencia. Experiencia entre la infinitud y el hombre. Esta manera de

sentir y practicar esa relación humano-divina se torna en cuestionamiento por el

fundamento de la existencia y por el horizonte de la misma, la trascendentalidad de la

historia y la historicidad de la trascendencia.

Y dado que la Revelación de Dios acontece en la historia, o sea que es percibida y

experimentada por el hombre, se puede afirmar que hay una comunicación trascendental,

puesto que Dios sale de sí hacia el hombre. «La palabra “comunicación de Dios mismo”

(auto-comunicación) quiere significar realmente que Dios en su realidad más auténtica se

hace el constitutivo más íntimo del hombre. Se trata, pues, de una autocomunicación

Page 8: Incidencia de la experiencia trascendental de san

8

ontológica de Dios.»3 Por tal razón, el objeto de la teología es el hombre habitado por Dios

quien lo hace trascender, ya que hace del hombre, según X. Zubiri, “una manera finita de

ser Dios.”4 En este sentido la teología se da porque el hombre se pregunta y reflexiona sobre

lo que experimenta como autorevelación de Dios. O sea, que la teología es una reflexión

humana que se ocupa del conocimiento y contenido de la revelación de Dios.

Portal razón, este trabajo de investigación entiende el término experiencia trascendental,

como la auto-comunicación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre, que el

hombre descubre en sí mismo, o sea históricamente, y la expresa con lenguajes propios a su

naturaleza humana, desarrollando una manera de ser y proceder como resultado de ese saber

interior que lo impele a proyectarse como un auténtico hombre en la medida que se conoce.

En efecto, la posibilidad del hombre de llegar a ser él mismo, constituye la tarea y la hazaña

de todo hombre que habita este planeta. En este orden de ideas, el Proyecto Educativo

Institucional5 de la Universidad Javeriana está inspirado en la Revelación del Dios que

acontece en la historia para mostrarnos cómo es el verdadero hombre y como este saber

libera al hombre de su finitud. En suma el PEI presenta como su fin al hombre y en él

reconoce el sentido y finalidad de las ciencias que imparte.6

Por lo tanto, este trabajo de investigación trata de seguir la lógica utilizada por el Proyecto

Educativo Institucional de la universidad Javeriana. El cual señala: “La Filosofía y la

Teología como parte esencial y constitutiva del conocimiento son necesarias para asegurar

la visión de totalidad a la que la Universidad Javeriana está llamada.”7 Esta estipulación

tiene como fuente y criterio las orientaciones dadas sobre la universidad jesuítica como obra

apostólica de la Compañía de Jesús. En esas orientaciones se percibe que desde su origen, la

Compañía acogió la institución universitaria para educar en valores dentro de lo académico

y a través de lo académico.8 Esta intencionalidad apostólica de formación de valores

implica necesariamente una imagen ideal de hombre, puesto que éste (el hombre) es el

único referente de los valores y al mismo tiempo, el punto de partida y su objetivo.

Esta imagen ideal de hombre que se desea formar en la universidad según la Misión y

Proyecto Educativo no es otra que la imagen de hombre revelada en el misterio de la

Encarnación, Jesucristo. Así lo entendió desde antaño san Ignacio de Loyola, fundador de la

3 Rahner, Curso Fundamental de la fe, 147-148. 4 Zubiri, El hombre y Dios, 327.

5 PEI

6 Cfr. PEI, N. 43.

7 PEI Num. 40.

8 Cfr. Constituciones 618.

Page 9: Incidencia de la experiencia trascendental de san

9

Compañía de Jesús. Fue lo que pretendió trasmitir a sus primeros compañeros, entre ellos a

san Francisco Javier, misionero jesuita, quien encarnó a su modo la espiritualidad ignaciana.

Francisco Javier quien conoció a San Ignacio cuando era estudiante en la universidad de

París, tuvo una profunda experiencia de Dios mediante el acompañamiento y estimulo de su

amigo y maestro san Ignacio. Fue allí, en esos años de estudiante universitario, donde

gracias a realizar los Ejercicios Espirituales, conoció la revelación de Dios y aprendió a

distinguir su voluntad. Esta experiencia lo llevó a desarrollar una personalidad asombrosa

que lo animó a traspasar los límites propuestos, incluso, por su misma época y sociedad.

Mucho se ha dicho y escrito sobre los viajes y peripecias por tierra y por mar del

universitario de París, creando en torno a esta figura apostólica la imagen legendaria del

giróvago místico y apostólico. Debido a esto, ha habido grandes intentos por decantar lo

que acontecía a nivel interior en el santo andariego, tal fue el esfuerzo de Jorge

Schurhammer, quien dedicó toda una vida al estudio de la vida de san Francisco Javier. El

mismo Schurhammer dice en el prólogo de su libro que se esforzó, “por hacer resaltar su

estructuración interna (…) de manera que su modo constante de proceder encuentre por sí

mismo su explicación psicológica.”9

En cambio, teniendo como referencia la obra de Schurhammer y demás herramientas

bibliográficas pertinentes, esta investigación tratará de vislumbrar la manera cómo

acontecía en el interior del santo viandante la voluntad de Dios desde la perspectiva de

Experiencia Trascendental y cómo Javier se daba cuenta de tal acontecimiento, mediante el

análisis de sus operaciones categoriales para distinguir sus afecciones y obedecer de manera

fiel y creativa a la voluntad divina, al dejar que Dios obrara en él plenamente, demostrando

una vez más que la íntima relación con Dios revela una manera de ser hombre que puede

servir como paradigma del hombre que intenta ayudar a formar la Universidad Javeriana.

9 Schurhammer citado por Randle en Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 24.

Page 10: Incidencia de la experiencia trascendental de san

10

1. Planteamiento del problema

Son varios y complejos los elementos sociales que inciden en la formación del hombre,

comenzando por la familia, la sociedad, etc. La institución educativa, por su parte, está

llamada a gestionar cambios estructurales en la sociedad, generando nuevos

comportamientos a la par que refuerza los comportamientos fructíferos de los antepasados.

En este orden de ideas, es claro que la Universidad Javeriana, la cual ha recibido su nombre

de san Francisco Javier, como institución de educación superior está llamada, de acuerdo a

las circunstancias, a repensar constantemente el horizonte de sentido de la

profesionalización y el significado y respuesta que ésta debe dar a las problemáticas que

enfrentamos actualmente como país y sociedad para así poder ser más fiel y eficaz a su

misión de educar y crear sociedad.

Por esta razón es pertinente abordar la vida del santo a partir de su horizonte existencial y

visionario para encontrar elementos que al articularlos con la teología espiritual desde una

perspectiva antropológica puedan dar luces a una acción educativa universitaria más acorde

a las demandas de nuestro tiempo en procura de la construcción de una sociedad más justa.

Por tal motivo, al tener en cuenta toda esta relación de planteamientos se presenta como

problema objeto del proyecto de investigación la necesidad por indagar sobre los elementos

de articulación entre la espiritualidad ignaciana desde la vida y obra de San Francisco Javier

y la antropología que subyace en la Universidad Javeriana, que se puedan percibir en los

documentos institucionales de la universidad.

El objetivo fundamental de la Universidad Javeriana es la formación de un sujeto social e

integral con una opción clara por la responsabilidad social. Por consiguiente, es pertinente

preguntarse ¿Qué rasgos de la espiritualidad ignaciana, que caracterizan la vida y obra de

Francisco Javier, inciden en la antropología subyacente de la Pontificia Universidad

Javeriana?

2. Justificación

El gran reto que tiene la teología hoy, es que tanto su discurso como el objeto de su estudio

puedan realmente, no solo analizar e iluminar la realidad, sino transformarla. Dentro del

contexto actual de globalización y posmodernidad que vive el mundo, del cual hace parte

Colombia, y dada la misión evangelizadora y educativa de la Iglesia, se presenta la labor

formativa universitaria efectuada por la Compañía de Jesús. A propósito de esto en una de

las conferencias del Simposio Permanente sobre la Universidad, el P. Alfonso Borrero, S.J.,

Page 11: Incidencia de la experiencia trascendental de san

11

mencionó el trípode que debe sostener el ser y el hacer de la Universidad: persona, ciencia y

sociedad. “Por tal motivo impele a la universidad, en razón de su misión formar a los

estudiantes en la responsabilidad social; se espera que la formación integral impartida desde

los currículos alimente en los profesionales su ser como sujetos competentes, investigadores

y servidores a la sociedad”10. En este sentido, la Universidad Javeriana presenta tanto en su

Proyecto Educativo Institucional11 como en su Misión y demás documentos institucionales,

una clara apuesta por la formación profesional de excelente calidad, acompañada de una

sensibilidad por la trasformación social.

La Pontificia Universidad Javeriana concibe los ejes de su PEI, desde la catolicidad eclesial

de la institución plasmándolos en los estatutos y demás documentos de planeación

estratégica. En efecto, el PEI y la Misión están destinados a orientar todo el quehacer

universitario de la Javeriana; llevarlos a cabo no es otra cosa que poner en práctica los ejes

básicos de la acción universitaria donde PEI y Misión están íntimamente relacionados con

la evangelización de la Iglesia en el ámbito de la educación universitaria. Esta propuesta

obedece a un principio teológico elemental donde se reconoce que toda gracia y don de

Dios en el hombre siempre pasa por el prisma de la libertad humana. Por consiguiente, las

formulaciones de los documentos Misión y PEI son un gran logro, en tanto que manifiestan

el esfuerzo que hace la institución educativa por hacer consciente el derrotero antropológico

y social de la formación universitaria Javeriana en consonancia con la situación del país y

del mundo.

Estos documentos van orientados a que el estudiante se perciba a sí mismo y asimile la

realidad que lo rodea, para que de esta manera los futuros profesionales se sientan movidos

a cooperar en la transformación de la realidad de opresión e injusticia que vive la sociedad

actual. Es claro que gracias a la ciencia y tecnología la humanidad en la actualidad es capaz

de solucionar bastantes problemas, empero el hombre contemporáneo pareciera que no

estuviera dispuesto a trabajar por una sociedad más justa. En este sentido, la proyección

social de la Universidad Javeriana, es consciente de esta realidad de indiferencia que vive la

humanidad, y por esto intenta promover en los estudiantes los valores del reino de Dios. De

esta manera, pretende ser fiel al carácter de la espiritualidad y pedagogía ignaciana de la

10 Borrero, Simposio permanente sobre la universidad XV. 11

PEI.

Page 12: Incidencia de la experiencia trascendental de san

12

Compañía de Jesús que ve en la educación superior una oportunidad para ejercer una acción

educativa de acuerdo con el querer de la Iglesia.12

Por otra parte, todo el cúmulo de estudios producidos sobre el tema de la violencia e

injusticia en Colombia revelan una realidad heterogénea y diversa que es deudora de

múltiples enfoques y responde a distintas maneras de percibir el fenómeno en cuestión. En

este sentido, hay una gran producción sobre el tema de la educación en Colombia, la cual

trata de abordar los desafíos y retos actuales de dicha educación. Estos retos y desafíos

están orientados de acuerdo a las expectativas y exigencias que presenta el fenómeno de la

globalización con sus aciertos y vacíos, entre ellos la estructura de exclusión y desamparo

de una gran porción de la humanidad.

No cabe duda que frente a tal situación la academia en Colombia ha producido un

sinnúmero de investigaciones, proyectos y propuestas que presentan una atención especial

por la situación de injusticia y violencia que vive el país, mostrando alternativas y posibles

soluciones al problema, muchas de las cuales se han quedado en el papel. Al respecto,

Francisco de Roux, S.J., actual provincial de la Compañía de Jesús en Colombia, comentaba

en una lectio brevis de la Universidad Javeriana: “La academia nuestra es una productora

fértil de impertinencias. Colombia es el país de América latina que produce más libros y

hace más congresos sobre la violencia y la guerra desde hace diez años. Y sigue siendo el

más violento de todos. Con su ritmo de casi treinta mil homicidios anuales. Como muestra

evidente de una reflexión que no lleva a ninguna parte. Incapaz de salir de sí misma.”13

Ahora bien, dentro del marco teológico, dado el contexto actual, se constata un claro interés

por la espiritualidad,14 aunque se alcanza a percibir un desencanto por las instituciones,

entre ellas las religiosas. La espiritualidad, por su parte, ya no es sólo regulada por las

religiones tradicionales. “La Iglesia Católica y, en parte, la protestante no han sabido

adoptar una actitud correcta con respecto a la modernidad. El vaticano II intentó dar

respuestas a las exigencias de la reforma y tomó en serio las exigencias de la Modernidad,

pero se alcanza a entrever que dicha reacción no es del todo satisfactoria y atrayente para

los hombres y mujeres de hoy.”15 La humanidad actual muestra una carencia y búsqueda de

12

Cfr. CIC, canon 810. 13

Roux, La responsabilidad de los científicos sociales en la actual situación del país. Lectio Brevis en la

Universidad Javeriana. En Orientaciones Universitarias 24, 28. 14

Cfr. Cáceres et al, Espiritualidad hoy: una mirada histórica, antropológica y bíblica, en Theologica

Xaveriana 58. 15

Cfr. Kung ¿Por qué una ética mundial?: religión y ética en tiempos de globalización, conversaciones

con Jürgen Hoeren.

Page 13: Incidencia de la experiencia trascendental de san

13

sentido, la cual ni la ciencia ni las religiones tradicionales parecen ofrecer; o dicho

ofrecimiento no es del todo satisfactorio para la humanidad de hoy.

En las sociedades actuales, entre ellas la nuestra, existe una nueva oferta de un

conglomerado de espiritualidades de corte ecléctico, esotérico y demás matices promovidos

en su mayoría por variados movimientos de carácter cultural e incluso comercial. Estas

espiritualidades emergentes con sus características propias, en algunos casos, difieren en

sumo grado de la espiritualidad cristiana. La cual, al parecer, tiende a ser relegada por

nuevas espiritualidades que se caracterizan por tener una tendencia personalista y evasiva

de la realidad. La espiritualidad cristiana, por su parte, se caracteriza por trascender a todo

el ámbito humano y comunitario de la persona. Dentro de este escenario se presenta un gran

reto del quehacer teológico tanto en su reflexión como en su acción, ya que la espiritualidad

tan relegada y menospreciada en antaño por la preponderancia de la razón, pareciera que en

estos momentos puede dar respuestas y presentar caminos de sentido a la humanidad que la

lleve a encontrar un destino novedoso y vivaz como ha ocurrido con tantos hombres y

mujeres que han acogido el Espíritu en sus vidas.

Dentro de las diversas escuelas de espiritualidad cristiana se encuentra la espiritualidad

ignaciana de la cual bebió san Francisco Javier. La espiritualidad ignaciana transformó la

vida y visión que de la educación superior tenía Francisco Javier. “Francisco Javier sintió

que el fin último de la universitas, debía ser, el hacer que las letras fructifiquen bien en los

demás.”16 Una de las tantas cartas escritas por el santo, demuestra dicha visión: “Muchos

cristianos se dejan de hacer en estas partes por no haber personas que en tan pías y santas

cosas se ocupen. Muchas veces me mueven pensamientos de ir a los estudios de esas partes,

dando voces como un hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la Universidad

de París, diciendo en Sorbona a los que tienen más letras que voluntad para disponerse a

fructificar con ellas.”17

De tal modo que al reflexionar sobre la manera como Francisco Javier vivió la

espiritualidad ignaciana, desde la perspectiva de la antropología trascendental, se puede

vislumbrar la antropología que subyace a la educación superior Javeriana y de esta manera

poder ofrecer un aporte a la comunidad universitaria en su desafío por orientar su tarea

desde un modelo formativo que le permita hacer ciencia, educar y responder a la sociedad

desde un paradigma especifico que la estimule en su proceso de identidad y coherencia en

16

Silva. San Francisco Javier Apóstol del lejano oriente, 81. 17

MHSI, vol. 67, t. I, p. 166-167, 8 n. 170-190.

Page 14: Incidencia de la experiencia trascendental de san

14

su hacerse universidad. En este sentido, la experiencia trascendental que tuvo el santo

patrono de la Pontificia Universidad Javeriana puede dar pistas y pautas para afrontar los

actuales problemas y retos por los cuales pasa la acción educativa no sólo de la universidad

en cuestión, sino de la educación universitaria en general.

Frente al riesgo de caer en una formación profesional evasiva y desencarnada de la realidad,

la singular manera como el santo Javier asumió la espiritualidad ignaciana, puede dar no

sólo aportes a la formación científica de los futuros profesionales, sino que además, motivar

en los estudiantes una clara opción por la trasformación de la realidad de injusticia de

Colombia y el mundo, de acuerdo con los valores del evangelio, ya que en san Francisco

Javier se puede ver eficazmente la simbiosis entre Letras y Espíritu en procura de la

transformación de realidades contradictorias a la lógica de la voluntad de Dios. Esta manera

de percibir y ejercer la antropología revelada en el acontecimiento histórico cristiano puede

motivar y aportar a la reflexión sobre el ideal de hombre que pretende formar la

Universidad Javeriana.

3. Objetivos

Objetivo General

Analizar la espiritualidad de san Francisco Javier desde la perspectiva de la antropología

trascendental, para confrontar dicha manera de ser y expresarse del santo, con los estatutos

de la Universidad Javeriana, a fin de vislumbrar y caracterizar un modelo de antropología

universitaria, que llegue a concretarse en una vida de compromiso tanto de la Universidad

Javeriana como de sus estudiantes para la consecución de una acción educativa que

promueva una sociedad más justa y dinámica.

Objetivos Específicos

-Identificar las condiciones de posibilidad de la experiencia trascendental en el hombre.

-Mencionar los rasgos más pertinentes de la espiritualidad ignaciana para buscar la

proyección antropológica y pedagógica de la Universidad Javeriana.

-Señalar la manera como Francisco Javier percibió y asumió la espiritualidad ignaciana en

su vida y misión.

-Reconocer en los documentos institucionales de la Pontificia Universidad Javeriana la

inspiración y los valores de la antropología cristiana, asumidos por la espiritualidad

ignaciana, vividos y promovidos por san Francisco Javier.

Page 15: Incidencia de la experiencia trascendental de san

15

-Plantear los rasgos de la antropología cristiana y la espiritualidad ignaciana vividos por san

Francisco Javier que pueden y deben incidir de manera más clara y eficaz en el plan

educativo de la Pontificia Universidad Javeriana.

4. Explicitación del método

La filosofía de Heidegeer se distingue por la actitud particular que debe tener el

investigador que pregunta. A propósito de esto Karl Rahner señala: “en esta actitud el sujeto

que pregunta no aborda de frente el objeto de su pregunta, no sale, por así decir, de sí al

encuentro del objeto, sino que se repliega en sí y examina en sí mismo, como sujeto, cuáles

son las condiciones que le permiten hacer suyo este objeto”18, de tal manera, que una vez

que el sujeto que investiga se interroga por las condiciones que permiten conocer el objeto

de su interés, al replegarse sobre sí, es decir, analizando su estructura interna y cognoscente,

se vuelve objeto de su pregunta. En palabras de San Agustín: Quaestio mihi factus sum [me

he convertido en una pregunta para mí mismo]. Esta primera operación es la esencia de un

procedimiento trascendental.

En este mismo sentido, la teología tiene un carácter científico, en la medida en que se

despliega de un modo intersubjetivo, se articula de una forma metódica y se expresa de una

forma discursiva. Mientras que la filosofía se concibe en este trabajo investigativo, como

aquella “ciencia fundante” en la que se articula la autocomprensión que el hombre tiene de

sí mismo. En efecto, la filosofía trascendental es aquella filosofía que elabora de un modo

temático la capacidad de captación de lo trascendental del sujeto a modo de “experiencia

trascendental” o sea que la filosofía trascendental tematiza las condiciones apriorísticas de

la posibilidad de conocimiento y actuación en el sujeto humano que se encuentra implicado

de un modo no temático en todos los objetos y en todas sus circunstancias.

Por su parte, la teología asume en sí la filosofía trascendental para mostrar que la

constitución trascendental del hombre se encuentra siempre elevada de un modo

sobrenatural. De manera, que esa misma constitución trascendental puede entenderse como

revelación de Dios. Por lo tanto, la filosofía trascendental es un momento dentro de la

teología la cual la eleva a un nuevo plano al indagar sobre las condiciones de posibilidad del

conocimiento y de la acción en el hombre, que de hecho, están dadas a priori pero que no

son incondicionadas. Siguiendo esta lógica, este trabajo investigativo tiene en cuenta el

mismo punto de partida y el mismo horizonte del método de la antropología trascendental

18

Rahner, Introduction au concept de philosophie existentiale chez Heidegger, 30.

Page 16: Incidencia de la experiencia trascendental de san

16

de Karl Rahner. A saber, un análisis de la auto-comprensión del hombre por sí mimo desde

su propia subjetividad a la luz de la Revelación, el Misterio de la Encarnación, percibido y

expresado por la confesión cristiana.

En este método se presentan tres etapas claramente diferenciables y a la vez fundamentales

para el quehacer investigativo que se pretende ejercer y a la vez comunicar. En un primer

momento se observa la realidad dada y ofrecida. Como segundo momento, se intenta

comprender esa realidad en su lógica y sentido. Y por último, aparece la pregunta por las

condiciones de posibilidad para que esa realidad dada pueda ocurrir y sea significativa para

la vida humana. Estos tres momentos son inseparables, puesto que en la teoría de Rahner

funcionan de manera articulada en una relación reciproca y circular. Rahner habla de la

relación entre historicidad y trascendentalidad aduciendo que la historia en su última

realidad es historia de la trascendentalidad y a su vez, el sentido último de la

trascendentalidad es la historia, ya que la trascendentalidad del hombre no puede ser

entendida como capacidad del ser humano independiente de la historia dada, vivida,

experimentada y reflexionada.

Ángel Cordovilla esboza el método de Rahner así: “Parte de una realidad dada y ofrecida al

ser humano, que antes de ser pensada es vivida y experimentada por la totalidad de su ser,

para finalmente ser pensada y reflexionada.”19 Por consiguiente, el método trascendental de

Rahner se interroga por las condiciones a priori del mismo conocimiento del tema u objeto

que se investiga, siendo coherente en su modo de proceder con los aportes dados por la

filosofía moderna20, ya que reconoce la realidad vital y cognoscitiva del hombre a lo largo

de su trasegar histórico. “El hombre, a pesar de la finitud de su sistema, está siempre

situándose a sí mismo como un todo. Él puede cuestionarlo todo; puede por lo menos

interrogar siempre todo lo enunciable en particular mediante una anticipación de todo y

cada cosa. En cuanto pone la posibilidad de un horizonte de preguntas meramente finito,

esta posibilidad está rebasada ya de nuevo y el hombre se muestra como el ser de un

19

Cfr. Cordovilla, la teología es pensar. La relación entre teología y filosofía en K. Rahner, 395 – 412. 20

El giro filosófico a partir de Descartes y Kant requiere tener las condiciones exigidas por el sujeto

respecto a todo conocimiento de la realidad, ya que la certeza del conocimiento se intenta descubrir e

incluso fundar en el mismo sujeto humano. En la Modernidad se dio lo que se ha llamado el giro

antropológico. Éste consistió en un cambio de paradigma del conocimiento: si antes todo era concebido

desde Dios, ahora las cosas tendrían como centro al hombre y sus condiciones de posibilidad. Este giro

tuvo una repercusión honda en la teología, pues si en el Medioevo se tenía una teología estática basada en

verdades rígidas de fe, ahora la discusión se centraría en la relación del hombre con el entorno y Dios. El

hombre aparece como una realidad que se pregunta por sí misma.

Page 17: Incidencia de la experiencia trascendental de san

17

horizonte infinito. En cuanto experimenta radicalmente su finitud, llega más allá de esa

finitud, se experimenta como ser que trasciende, como espíritu.”21

En este sentido, la perspectiva educativa y pedagógica delimita el contexto universitario en

el cual se concretiza el contenido antropológico, desde donde se aborda el Proyecto

Educativo Institucional y algunos otros documentos corporativos que pretenden englobar

todas las dimensiones del estudiante de acuerdo a la formación integral. En esta misma línea

se encuentra el criterio teológico y a la vez ético del hombre, “ser relacional”, el cual es un

aporte de la antropología trascendental que entiende al hombre como ser de relación

consigo mismo, con Dios, con los otros y con el mundo; y al mismo tiempo, su punto de

partida y su objetivo. Por tal razón, es indispensable para esta investigación el método de la

antropología trascendental,22 puesto que se intenta identificar cuál es la imagen ideal del

hombre que se desea formar en la Universidad Javeriana, inspirada en la revelación

acaecida en el Misterio de la Encarnación.

Por consiguiente, este método puede dar grandes aportes de comprensión y configuración a

este trabajo de investigación, puesto que visualiza un camino a recorrer: preguntarse por la

dimensión trascendental y universal a todo hombre, percibidas desde la Revelación

Absoluta y Fundamental (Jesucristo); observar esta dimensión trascendental desde la

interpretación de la espiritualidad ignaciana; verificar esta interpretación en la vida concreta

de un hombre concreto como lo es san Francisco Javier; y a partir de allí, compararla con el

ideal de hombre que pretende ayudar a forjar la educación universitaria jesuítica, dentro de

la Pontificia Universidad Javeriana, para así poder establecer lineamientos constitutivos a la

antropología subyacente a dicha Universidad. Es éste, el procedimiento de esta

investigación.

Finalmente, el método histórico- hermenéutico es de gran apoyo en el momento de abordar

no sólo la espiritualidad ignaciana, la vida y obra de San francisco Javier, sino los textos

sagrados, de tradición eclesial, institucionales y textos históricos. Interpretar la manera

como se ha entendido y ejercido la antropología y la pedagogía ignaciana en el contexto

concreto de la universidad puede proyectar los pretextos establecidos por los textos y así

encontrar horizontes de sentido y praxis para la acción educativa de la Universidad

Javeriana. De esta manera, el método teológico empleado para la presentación del tema a

investigar es también el empleado para el diseño de esta investigación.

21

Rahner, Curso fundamental de la fe, 51. 22

Cfr. Baena, El método antropológico trascendental, 53-79.

Page 18: Incidencia de la experiencia trascendental de san

18

Capítulo I:

Fenomenología de la experiencia trascendental como Revelación y acontecimiento

histórico

Introducción

La comprensión de la palabra Dios no siempre es entendida claramente, en cuanto a su

significado explícito. En efecto, la palabra Dios, tan utilizada en el lenguaje humano, puede

presentarse problemática debido, en cierta manera, a la multiplicidad de su significado a lo

largo y ancho de las culturas y la historia. Frente a esto, Raymond Panikkar asegura:

“Cuando hablamos de Dios en esta forma no nos referimos naturalmente a la palabra

española. Es indiferente que digamos Dios, o Gott en alemán, o Deus en latín, o El en

lenguaje semítico, Teotl en mejicano antiguo, aunque en sí sería una pregunta muy obscura

y difícil de dilucidar si con esas palabras tan diferentes se significa lo mismo (o el mismo),

pues en cada uno de estos casos no es posible remitir simplemente una experiencia común

de lo significado, independientemente de la palabra misma.”23

En esta misma perspectiva, Ludwig Wittgenstein en el Tractatus, hacia una recomendación,

“Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen.”24 [De lo que no se puede

hablar, hay que callar.] Sin embargo, a la par que exclamaba esta afirmación, infringía su

mencionado axioma. Sin duda, este silencio del que hablan místicos, poetas y filósofos, es

la primera vía para que la palabra “Dios” pueda tener real sentido como lo menciona

Panikkar: “El silencio es la matriz de toda palabra auténtica. Del silencio primordial surgió

el logos, escribió San Ireneo. El silencio es la encrucijada entre el tiempo y la eternidad.”25

Es allí, en el silencio, donde el hombre se concibe vulnerable ante el Todo abarcante,

infinito y trascendente, empero aún en la intuición de lo que se puede llegar a comprender

de este misterio es imposible nombrarlo como tal. “El misterio divino es inefable y ningún

ser lo describe.”26Advierte Panikkar.

En consecuencia, existen muchas palabras para designar a Dios, pero ninguna lo aborda

totalmente, ya que Dios como tal no es un concepto, por eso no se puede definir. Es decir,

23

Panikkar, Iconos del misterio, la experiencia de Dios, 30. 24

Wittgenstein, Tractatus Logico-philosophicus, 137. 25

Panikkar, Iconos del misterio, la experiencia de Dios, 32. 26

Panikkar, Iconos del misterio, la experiencia de Dios, 32.

Page 19: Incidencia de la experiencia trascendental de san

19

Dios no es un objeto de la percepción humana, y por lo tanto es imposible de ser nombrado

en su totalidad. «El discurso sobre Dios es radicalmente distinto de cualquier otro discurso

sobre cualquier otra cosa, porque Dios no es una cosa. Sería entonces un mero ídolo. En

efecto, la palabra “Dios” apunta a un campo semántico de búsqueda y enseñanza

radicalmente distinto a cualquier otro.»27 O sea, que la pregunta por Dios, más bien, es por

el sentido de la vida, por el destino del universo. Es la pregunta por un fundamento donde se

encuentre sustentado lo real. O sea, es la pregunta por aquello que para cada cual es la

última pregunta, o incluso, en el caso absurdo del mismo preguntarse por qué no hay más

preguntas como lo asegura Wittgenstein en el Tractatus 6.51.28

Frente a esta idea, Panikkar comenta, «La cuestión sobre Dios no es primariamente la

cuestión sobre un Ente, sino la cuestión sobre la Realidad. Si “la cuestión sobre Dios” deja

de ser la cuestión central de la existencia ya no es la cuestión sobre Dios, y ésta se desplaza

hacia la problemática que ha ocupado su lugar. No se discute si existe un Alguien o Algo

con tales o cuales atributos, se pregunta por el sentido de la vida.»29 En otras palabras, pero

en la misma línea, comenta Ruiz de la Peña, “La pregunta del hombre que lleva a la

pregunta por Dios y a la pregunta por el mundo, no es otra que la pregunta por el sentido.”30

Es así, que el preguntarse por el sentido de la vida y al esclarecer dicho sentido, último y

abarcante que se muestra místicamente, se llega a esta conclusión: ciertamente existe, pero

es inexpresable por el lenguaje del hombre.

De tal forma que la palabra “Dios” se presenta paradójica, ya que como parte del mundo

lingüístico, creado por el hombre, lo lleva, a nombrar aquella realidad que lo desborda y que

hace posible su existencia (vida con sentido). Siguiendo el pensamiento de Panikkar se

pueden encontrar pistas para aclarar el panorama: «No podemos opinar que, como la

fonética de la palabra “Dios” depende de nosotros, los individuos, en consecuencia la

palabra “Dios” es también nuestra creación. Más bien, ella nos crea a nosotros porque nos

hace hombres. La auténtica palabra “Dios” no se identifica simplemente con la palabra

“Dios”, la cual, lo mismo que miles y miles de otras palabras, se halla como perdida en un

diccionario.»31

27

Ibíd., 22. 28

Ver. Wittgenstein, Tractatus Logico-philosophicus, 137. 29

Panikkar, Iconos del misterio, 20. 30

Ruíz de la Peña, El último sentido, 15. 31

Panikkar, Iconos del misterio, 68.

Page 20: Incidencia de la experiencia trascendental de san

20

En este mismo sentido Theobald comenta: «Cuando se plantea la cuestión central de toda

teología -"¿quién es Dios?"-, la dogmática responderá: "es Dios mismo el que nos lo ha de

decir". Y se referirá a la Revelación del "nombre" en el Éxodo y en el Nuevo Testamento,

haciendo de la recepción de este nombre por Cristo y en el Espíritu, el criterio último de la

experiencia auténtica de Dios. Ahora bien, creo que la Teología Espiritual sigue una

trayectoria exactamente inversa: dada su aguda conciencia de la imposibilidad de nombrar a

Dios, partirá de la experiencia del sujeto y de su "sentimiento oceánico" para dar sentido al

término Dios y para descubrir en el lenguaje espiritual el trabajo de lo que trasciende

infinitamente».32

O sea, que el camino más adecuado a seguir en esta disertación teológica debe ser distinto al

efectuado por la teología dogmática clásica como solía usarse en la teología escolástica. En

efecto, hablar y reflexionar sobre el misterio de Dios acaecido en el hombre es el camino

alternativo a la teología dogmática o sistemática tradicional. De lo cual surge el siguiente

interrogante ¿cómo puede el hombre, aún con los atributos dados en su condición de finitud,

poder conocer y acoger el misterio de la Revelación? Para poder dar respuesta al

interrogante expuesto parece conveniente, para este primer capítulo, recurrir a la manera de

proceder de la filosofía trascendental que parte del concepto de experiencia trascendental o

experiencia del Misterio, desde la explicitación de Karl Rahner, la cual puede ser

comprendida mediante una fenomenología de lo que implica la experiencia trascendental

del hombre.

Esta filosofía trascendental tiene como premisa la siguiente consideración: “el hombre está

radicado en la experiencia del misterio en la medida que experimenta lo fenoménico en la

tendencia apriórica trascendental de su conciencia al ser en general, y, en último término, a

Dios. En toda experiencia humana el hombre vive remitido a un Dios inabarcable por el que

se siente arrebatado.”33 La experiencia del misterio en el hombre, por lo tanto, va en la

dirección de poder asumir la condición del hombre auténtico entrañada en una opción por

los demás. Ya que la existencia es un ser siendo con los demás (relación con el mundo).

Precisamente es esa la tarea de todo hombre, ya que el hombre “es”, en tanto que se percibe

y es percibido en sus relaciones.

Ahora bien, cuando se afirma que Dios es trascendente se quiere decir que no tiene límites,

que es infinito. “Dios ha de distinguirse como el absoluto e infinito por excelencia. De otro

32

Theobald, La «théologie spiritualle». Point critique pour la théologie dogmatique, Nouvelle Revue

Théologique, 117. 33

Sayés, La esencia del cristianismo, 16.

Page 21: Incidencia de la experiencia trascendental de san

21

modo, sería objeto del conocimiento que comprende y no el fundamento de tal comprender.

Él es esto y lo sigue siendo también allí donde es denominado y objetivado en una reflexión

conceptual metafísica.”34 En cambio, cuando se afirma que el hombre es trascendente se

quiere dar a entender que siendo limitado (finito), tiene consigo una voluntad que lo lleva

fuera de su finitud, hacia lo otro. En palabras de Rahner: “el hombre es el ser que

trasciende,”35 porque siendo consciente de su contingencia no se instala en ese nivel, antes

bien, aspira a la infinitud. Cuando el hombre sale de sí mismo al otro, se relaciona con los

demás, es un hombre trascendente.

Por consiguiente, antes de preguntarse en este trabajo investigativo por el sujeto concreto,

Francisco Javier, que percibe, asume y expresa con su vida la gracia crística que lo lleva a la

genuina realización como hombre (ser trascendente), es conveniente tener en cuenta la

pregunta por una distinción fundamental que permita avistar el derrotero a seguir. ¿Qué es

lo primero en el creer cristiano o experiencia espiritual cristiana, la referencia objetiva a

Cristo o la acogida y el discernimiento de los efectos de su obra en el creyente, o sujeto

concreto que vive la experiencia espiritual? Para tratar de abordar coherentemente dicha

pregunta resulta oportuno el método trascendental de K. Rahner. Este método, en

comparación a la comprensión de la metafísica tradicional, en cuanto la relación entre el

objeto y el sujeto, presenta una novedosa forma de abordar la manera como el hombre capta

la Revelación de Dios en su propio acontecer existencial o categorial.

Por lo cual, este primer capítulo tratará de dar cuenta de una teología que reflexiona

filosóficamente, para derivar en una comprensión antropológica del acontecimiento

cristiano, llámese experiencia espiritual o trascendental entendida por la confesión cristiana

como Revelación salvífica. De esto se deriva un presupuesto necesario, según el método

trascendental de Rahner, sin el cual no puede trasmitirse ni comprenderse esta investigación

teológica. Este presupuesto es la pregunta del hombre por sí mismo, es decir por su

naturaleza y su fin. Dicho presupuesto nos dará la orientación cognitiva para el objetivo que

se propone alcanzar este trabajo investigativo. En consecuencia, este capítulo se concentrará

en abordar las condiciones “aprióricas” de la posibilidad del conocimiento y su acción en el

hombre.

De esta manera, se podrá señalar lo fundamental y esencial a todo hombre, en cuanto la

manera de captar y ejercer la Revelación de la Intimidad de Dios que lleva al hombre a ir

34

Rahner, Curso fundamental de la fe, 102. 35

Cfr. Rahner, Curso fundamental de la fe, 45-46.

Page 22: Incidencia de la experiencia trascendental de san

22

más allá de su finitud hacia la infinitud. Tal como lo sugiere la antropología cristiana basada

en la experiencia trascendental. El caso de la Iglesia primitiva como comunidad

interpretativa consolida e institucionaliza esta revelación mediante la tradición y el texto

sagrado, creando así una cosmovisión y paradigma de hombre que impele al hombre de

cualquier tiempo y lugar a realizarse de acuerdo a dicho paradigma. Por lo tanto, este

capítulo pretende vislumbrar las condiciones de posibilidad que permiten plantear una

antropología que subyazga en la apuesta educativa de la Universidad Javeriana, la cual sea

coherente y viable con la voluntad y misión crística de la espiritualidad ignaciana y sus

instituciones, que permita dar respuesta a los desafíos del contexto actual.

1. La experiencia trascendental como función espiritual en la antropología cristiana

1.1. La sensibilidad espiritual del hombre

Klaus Fischer, en uno de sus numerosos estudios sobre el pensamiento de K. Rahner,

plantea que la antropología teológica de Rahner, se encuentra marcada por el espíritu de la

espiritualidad cristiana, por los santos padres y la tradición ignaciana.36 Siguiendo a Fischer,

para Rahner resultaba fundamental la experiencia de un encuentro inmediato con Dios pero

este acontecimiento no implicaba un mero “espiritualismo”, ya que según Rahner, la

experiencia humana esta mediada por la sensibilidad. “La aplicatio sensum o apertura a lo

sensible, tenía para Ignacio de Loyola mucha importancia en el proceso de los ejercicios

espirituales. Esta importancia de la sensibilidad, puede tener su fuente en Orígenes genial

teólogo en lengua griega y Buenaventura teólogo en lengua latina”,37

Estos teólogos clásicos, son claros referentes en la concepción de espiritualidad que tenía

san Ignacio. Esta aplicatio sensum concibe el conocimiento de Dios por el hombre de

acuerdo a los cinco sentidos espirituales: los ojos del corazón que al ser iluminados pueden

captar la acción salvadora de Dios; los oídos del corazón que al ser “abiertos” acogen la

revelación de Dios; el gusto, por su parte, nos permite saborear el verdadero pan del cielo;

el olfato a su vez valora y capta el olor del conocimiento de Dios y por medio del tacto el

hombre palpa a Dios a través del Logos divino. Este esquema de conocimiento espiritual

según el mismo Orígenes permite desarrollar una especie de captación sensible de Dios, un

conocimiento intimo de Dios.

36

Cfr. Fischer, Philosophie und Mystagogie, 51. 37

Cfr. Rahner. Le debut d'une doctrine des cinq sens spirituels chez Orígenes. 113-145.

Page 23: Incidencia de la experiencia trascendental de san

23

Esta doctrina de los cinco sentidos espirituales según Buenaventura muestra cómo una

experiencia elevada de Dios implica que podamos palpar a Dios attingere, tactus

espiritualis, en «la cumbre del alma» o la «hondura del alma» como expresión de la unidad

del entendimiento y de la voluntad. Buenaventura afirma que en el amor extático, que es

distinto del conocimiento intelectual, existe un conocimiento de Dios un «sentir a Dios» de

tipo espiritual, desde el «fundamento de unidad» del hombre. Este conocimiento íntimo de

Dios no pertenece solamente al campo del alma humana, ni al entendimiento del hombre,

sino que va mucho más allá de estos estadios.

Al tener en cuenta esta doctrina de los sentidos se puede comprender por qué en la tradición

de la Iglesia oriental, la teología mística no sea una actividad solamente intelectual, ya que

según el conocimiento de Dios o sentido de Dios éste se expresa en forma de amor. “La

intencionalidad del idioma místico, en cambio, es la de trasportarnos o elevarnos a un nivel

último de la realidad, generalmente escondida a quien no sabe contemplar. Su categoría es

el conocimiento amoroso, “cognitio experimentalis” (Buenaventura), o el amor

cognoscente, «amor ipsenotitia est» (Guillermo de St. Thierry); su método es la intuición;

su instrumento, el símbolo; su intencionalidad, la realidad.”38

Empero, ¿cómo se da este conocimiento sensible de Dios? ¿Cómo acaece la Revelación en

el hombre y por ende en su historia? Es bien sabido en el campo filosófico que la

sensibilidad o estructura del conocimiento humano39 capta objetos que se puedan percibir,

precisamente, por medio de la sensibilidad humana, puesto que el conocimiento humano

sólo percibe objetos experimentables. El conocimiento humano no percibe sino lo que a él

le es sensible, o sea lo que él puede representar en un fenómeno40.Y dado que Dios no es

captable con inmediatez, ya que no es un objeto fenoménico, ¿se podría decir que Dios no

puede ser percibido por los sentidos?

38

Panikkar, De la mística, 49-50. 39

Según el diccionario de la RAE, “estructura” es: distribución y orden de las partes importantes de un

edificio u organismo. De esta manera, aquí se comprende como “estructura”, el ordenamiento interno del

conocimiento del hombre. 40

Según Kant, los objetos dados a la intuición, en cuanto entes sensibles, reciben el nombre de

“fenómenos” y son lo opuesto a lo nouménico, es decir, a los entes inteligibles.Los fenómenos

constituyen el mundo tal como lo percibimos, en oposición al mundo tal como existe independientemente

de nuestra experiencia, a lo que Kant llama «la cosa en sí misma» (Das Dingansich). Según Kant, el ser

humano no puede conocer las cosas-en-sí-mismas, sino solamente las cosas tal como las percibe o

experimenta. Por lo tanto, la tarea de la Filosofía consiste en tratar de comprender el propio proceso de la

experiencia. En síntesis, lo que el conocimiento percibe inmediatamente no es el objeto en sí sino el

fenómeno, es decir, el objeto indeterminado o representación producida en la sensibilidad cognitiva.

Page 24: Incidencia de la experiencia trascendental de san

24

De acuerdo a este razonar se puede inferir ligeramente que el conocimiento humano no

puede reaccionar ante algo que no le es sensible, de lo cual se pudiera deducir que el

conocimiento de Dios en el ser humano resulta imposible. No obstante, toda esta cuestión

puede ser resuelta haciendo un análisis del conocimiento humano. O sea, haciendo un

análisis de la autoconciencia del hombre. En el caso de la metafísica (cómo el hombre

conoce) se pueden considerar los aportes de J. Maréchal y K. Rahner, ya que estos

pensadores aducen que los mecanismos de la percepción del hombre, tienden a la infinitud,

a la trascendencia. Maréchal, por su parte, dice que Dios está implícito en el interior del ser

humano. Y lo que el hombre obtiene del Absoluto,41 es una experiencia de su trascendencia.

1.1.1. Metafísica del conocimiento humano

La Revelación como acontecimiento histórico y salvífico se da para y en la naturaleza del

hombre. De esta manera, el conocimiento de Dios acontece en la misma relación del ser

humano con la realidad, ya que el hombre y todo el universo se entienden como la obra

creadora de Dios. Ahora bien, el hombre, entendido, como un ser racional de relaciones,

puede ser comprendido de diversas formas. Un camino para llegar a tal comprensión es el

conocimiento empírico, en el cual es la experiencia primera del sujeto la que posibilita

conocer y admirar su realidad. El conocimiento mítico, en cambio, recoge una serie de

representaciones simbólicas que le permiten al individuo o al grupo humano tener una

imagen de su entorno. Otro de los caminos es el conocimiento espiritual, el cual puede ser

entendido como un ejercicio dialéctico entre la propia trascendencia e inmanencia divina-

humana que abarca la dimensión de la fe.

En esta línea de fe, está el camino de un conocimiento teológico que parte de la experiencia

espiritual o trascendental del hombre basándose en su historicidad. Por último, se encuentra

el conocimiento antropológico- científico que pretende recoger todo tipo de elementos que

permitan comprender al hombre desde su historia, sus mitos, sus símbolos, su religiosidad.

En suma, la manera de ser y expresarse del hombre. En esta perspectiva hay varias teorías

del conocimiento que coinciden en representar lo “conocido” por el sujeto humano como lo

que proviene de fuera. Es decir, como lo otro que se muestra desde fuera, condicionado por

las leyes propias de la conciencia e imprimiéndose en la estructura receptora del sujeto

cognoscente.

41

Filosóficamente hablando, “Absoluto”, significa un ser que está absolutamente en posesión de sí

mismo. Para la teología tanto de J. Maréchal como de K. Rahner ese ser es Dios.

Page 25: Incidencia de la experiencia trascendental de san

25

Estos modelos de pensamientos, entre ellos, el llamado “realismo” conciben el proceso del

conocimiento del hombre como si fuera el reflejo de un espejo en el que se reproduce

cualquier objeto. Es decir, según esta teoría, el conocimiento produce una copia de lo real

en términos de verdad como correspondencia entre un enunciado y un objeto. Sin embargo,

dados los estudios actuales, la estructura del conocimiento en el sujeto es mucho más

compleja. En efecto, en el conocimiento del sujeto se efectúa un conocimiento en el que el

sujeto al experimentar el conocimiento de algo, se da cuenta que sabe algo. Es decir, que se

posee así mismo y a su conocimiento. En otras palabras, en el proceso de conocer a la par

que se sabe de algo, se sabe también que él mismo (el sujeto) sabe algo. A saber, que

conoce. Que existe.

Esta posesión del saber del conocimiento en sí, a diferencia del dato percibido y la

autoposesión sabedora son inherentes a todo conocimiento humano. Cuando el sujeto se

vuelca a reflexionar lo conocido, convirtiendo en objeto el acto de conocer adquiere una

condición de posibilidad que lo capacita para saber sobre un segundo acto cognoscitivo. De

esta manera el sujeto en sí, se vuelve objeto para sí mismo. El hombre sabe de sí gracias a sí

mismo o sea, a su percepción de sí. Por otra parte, en cada acto cognoscitivo de un sujeto

concreto tiene lugar en la conciencia humana una apertura del “ser en general” como

horizonte desde el que se iluminan los entes concretos. Cuando el sujeto cognoscente se

encuentra con un objeto externo, éste afecta los sentidos produciendo una síntesis del objeto

en el sujeto. Esta síntesis impresiona la sensibilidad cognoscitiva del sujeto produciendo un

fenómeno.

El sujeto cognoscente percibe el fenómeno por relación inmediata con él, pues el fenómeno

hace parte de la misma estructura del conocimiento. Por ello se puede decir que el

conocimiento se vuelve objeto mismo, pero de manera indeterminada, en la medida que el

sujeto efectúa su capacidad de conocer. Los objetos externos son caracterizados por ser

espacio-temporales, si el conocimiento es fiel a la realidad, el fenómeno debe tener espacio

y tiempo. En consecuencia, la sensibilidad o estructura cognoscente del hombre produce las

categorías de espacio y tiempo para configurar el fenómeno. El conocimiento sensible ya

tiene en sí dadas a priori tales categorías. El sujeto le pone espacio y tiempo al fenómeno,

definiéndolo como objeto particular o individuo singular.42 En suma, la sensibilidad con el

42

La Crítica de la razón pura comienza hablando de una teoría de la sensibilidad intuitiva llamada

estética trascendental. A la pregunta, ¿En qué condiciones accede el ser humano a los datos empíricos?

Se observa, en este caso, que el doble sentido, externo (el espacio) e interno (el tiempo) no supone una

representación discursiva o a posteriori; en cambio, hace posible todas nuestras representaciones

espaciales o temporales, empíricas o abstractas. De ello se deduce que “todas las cosas que intuimos en el

Page 26: Incidencia de la experiencia trascendental de san

26

fenómeno abordo, es el único medio por el cual el conocimiento se pone en contacto

inmediato con el mundo externo. O sea, la percepción de un individuo u objeto por parte del

sujeto.

De esta manera el conocimiento sensible se vuelve el fenómeno producido por el mismo

conocimiento gracias a la síntesis hecha por los sentidos. Ahora bien, el conocimiento es el

repliegue de sí sobre sí mismo en el fenómeno, pues el conocimiento intuye el objeto

representado como fenómeno. Una vez que el conocimiento sensible produce el fenómeno,

el conocimiento se vuelca conscientemente sobre éste y de él abstrae el universal. Por lo

tanto conocer es abstraer un universal de un particular que se percibe sensiblemente. En

otras palabras, el conocimiento conoce el fenómeno por abstracción y su objeto propio no

son los individuos, sino los universales que abstrae de ellos. La abstracción de un universal

a partir de un individual ocurre porque el conocimiento humano tiene capacidad de anticipar

universales. Se deduce, entonces, el universal de un individual y se vuelve a aplicar al

individual para hacer un juicio.43

Es decir, el hombre tiene capacidad a priori de universalizar. La universalidad está en el

hombre y no fuera de él. Por tanto, conocer un objeto es hacer un juicio en el cual lo dado

en el individuo indeterminado es conscientemente determinado por el conocimiento al

afirmar que ese ente particular es un caso concreto o determinado del universal. Esto sucede

porque, como ya se ha mencionado arriba, el conocimiento se vuelca conscientemente sobre

el fenómeno. El conocimiento, entonces, se vuelve el universal extraído del fenómeno

universalizándolo. La abstracción es un volcamiento del conocimiento humano sobre el

fenómeno universalizándolo por su capacidad anticipatoria del universal. El universal, a su

vez, es el volcamiento del conocimiento sobre el fenómeno convirtiéndose en el universal,

pues como ya se ha dicho la estructura del conocimiento está en el sujeto que conoce.

1.1.2. El conocimiento como experiencia trascendental

Así pues, el primer objeto conocido no es el fenómeno en sí sino el sujeto cognoscente, es

decir el hombre mismo, ya que es en él donde ocurre el conocimiento. Por tanto, el ser del

espacio o en el tiempo (...) no son más que fenómenos, es decir, puras representaciones”. Puesto que las

formas a priori de la sensibilidad, que son el espacio y el tiempo, están en el origen de nuestras

percepciones como nuestras concepciones, estas representaciones, para ser sensibles, implican una

idealidad que les da una pureza, es decir, su cualidad trascendental. No son ni propiedades de las cosas de

las que tendríamos una percepción previamente confusa (que el conocimiento dilucida a posteriori), ni

conceptos formados por abstracción: son intuiciones puras que, por el contrario, fundamentan a la vez

construcciones de conceptos. Cfr. Kant, Crítica de la razón pura. 43

Cfr. Baena y Arango, Fenomenología de la Revelación, en Introducción al Antiguo Testamento e

historia de Israel, 3-5.

Page 27: Incidencia de la experiencia trascendental de san

27

hombre es el primer objeto conocido en todo conocimiento de cualquier fenómeno, aunque

se dé de manera involuntaria. Si el ser del hombre concreto se vuelve el mismo objeto, el

hombre sólo puede conocer a su vez ese objeto abstrayéndolo de sí mismo, el universal de

ser. Es decir la seidad, que es un universal donde caben todos los seres. El universal donde

todos los seres pueden estar contenidos es el ser en general o ser Absoluto, que es plenitud

de todo ser. Para Rahner el conocimiento es la apertura apriórica de la conciencia humana al

ser en general o Absoluto. “Si preguntamos cuáles son las estructuras apriorísticas de esta

posesión de sí mismo, hemos de decir que, a pesar de toda mediación de esa auto-posesión

por la experiencia espacio-temporal de objetos dados sensiblemente, el sujeto humano es

fundamentalmente y de suyo la pura apertura para todo en absoluto, para el ser en

general.”44

Esta apertura apriórica es la que da luz al influjo sensible que llega desde fuera

(impresiones). Esta dimensión trascendental (apertura al ser en general) proviene de la

inmanencia de la conciencia atemática a toda experiencia, y por lo cual sólo se puede saber

sobre ella en la medida que el hombre en su conocimiento rebasa siempre el dato sensible

que le viene desde fuera. “La estructura del sujeto es apriorística, es decir, ella constituye

una ley previa de sí y como algo puede mostrarse al sujeto cognoscente. Los oídos, p. ej.,

significan una ley apriorística, en cierto modo un retículo, el cual determina que a los oídos

sólo pueden anunciarse tonos. Así es también en los ojos y en todos los órganos sensitivos

del conocimiento. Éstos escogen según su propia ley entre la multitud de posibilidades del

mundo que penetra, y también según su propia ley, dan a estas realidades la posibilidad de

llegar y presentarse, o bien las excluyen.”45

Estas condiciones de posibilidad, se desarrollan mediante una antropología metafísica, en

cuanto concibe al hombre como aquel, que en su calidad de “espíritu en el mundo”, está

abierto a una eventual revelación de Dios en la historia. En efecto, según Rahner, el hombre

está abierto constitutivamente a la realidad misma de la Revelación, ya que al prestar

atención a una eventual revelación de Dios en la historia, en su historia, ese atender a la

revelación es parte de la estructura interna del hombre. “Solo cuando en una antropología

metafísica se haya mostrado que la motivación de la existencia espiritual del hombre

mediante sucesos históricos, y por tanto el preguntar por acaecidos históricos, forma a

priori parte de la naturaleza del hombre y consiguientemente figura entre sus deberes

44

Rahner, Curso fundamental de la fe, 37. 45

Ibíd., 37.

Page 28: Incidencia de la experiencia trascendental de san

28

indeclinables, se habrá hallado el sujeto para la aceptación de la prueba de un determinado

hecho histórico.”46

Cuando el sujeto efectúa un juicio sobre algo, es decir cuando afirma que esto es una piedra

o una casa, hay una definición universal (predicado) de un ente particular (sujeto) según el

proceso de abstracción en Santo Tomás. Por ejemplo, hay ilimitación de lo universal

respecto de un individuo particular y limitado. Esta captación de la ilimitación por el

entendimiento tiene lugar en cuanto éste en su tendencia ilimitada al ser, capta al ente

concreto como un obstáculo. Es precisamente la apertura atemática al ser lo que posibilita la

captación de un ente concreto como ser, como lo asevera Rahner: «Esta “anticipación” es la

condición de posibilidad del concepto universal de la abstracción, que a la vez hace posible

la objetivación de los contenidos de la percepción sensible y consiguientemente la

modalidad de estar en sí mismo el sujeto escientemente».47

Esta anticipación es la apertura atemática al ser, el horizonte dentro del cual se conoce los

entes concretos. O sea, una participación atemática del ser absoluto que implica por la

misma limitación del hombre que conoce una apertura también atemática a Dios mismo. He

aquí, la apertura del hombre a Dios. Es esta la capacidad del hombre como espíritu para

escuchar la palabra de Dios. A esta tendencia previa al ser en general la llama Rahner

experiencia trascendental: «La conciencia concomitante del sujeto cognoscente, la cual es

subjetiva, no temática, está dada en todo acto espiritual de conocimiento y es necesaria e

insuprimible, y su carácter ilimitado, abierto a la amplitud sin fin de toda realidad posible,

recibe aquí el nombre de “experiencia trascendental”. Es una “experiencia”, pues este saber

no temático, pero de tipo ineludible, es elemento constitutivo y condición de posibilidad de

toda experiencia concreta de cualquier objeto. Esta experiencia se llama trascendental

porque pertenece a las estructuras necesarias e insuprimibles del sujeto cognoscente mismo

y porque consiste precisamente en rebasar un determinado grupo de objetos posibles, de

categorías.» 48

46

Rahner, Oyente de la palabra, 36. 47

Ibíd., 81. 48

Rahner, Curso fundamental de la fe, 21.

Page 29: Incidencia de la experiencia trascendental de san

29

1.2. Antropología trascendental: el hombre es espíritu

Para Rahner el hombre es espíritu en la medida en que no se detiene en el conocimiento de

la cosas sino que va más allá de su mera comprensión. Ya que, el hombre, al no poder

acceder al objeto en sí, recurre al fenómeno,49 preguntándose por el fundamento último, por

el sentido de su ser tanto del objeto proyectado en el fenómeno como de su propia

existencia que capta el fenómeno y que se capta a sí mismo como sujeto que conoce y es.

“«Así pues, no es posible la abstención metafísica respecto a la respuesta acerca del ser,

toda vez que la pregunta por el ser forma constante y necesariamente parte de la existencia

del hombre, y por consiguiente el hombre pone constantemente y necesariamente en su

existencia el “de dónde” de una respuesta y con ello implícitamente también la repuesta a la

pregunta por el ser.»50

A propósito de esto, Heidegger en la introducción de su libro Ser y Tiempo, enuncia la

siguiente pregunta, ¿Tenemos hoy una respuesta a la pregunta que interroga por lo que

queremos decir propiamente con la palabra ser? Heidegger, a propósito de esta pregunta,

afirma que no hay una respuesta que satisfaga de manera unánime esta cuestión, por lo cual

alude a la necesidad de volver a preguntarnos por el sentido o significancia del término

“ser”, ya que este concepto, es el más universal de los conceptos trascendentales, y por lo

tanto indefinible. No obstante, pese a su imposibilidad de ser indefinido, puesto que el “ser”

no puede concebirse ente, la pregunta por el sentido del “ser” sigue siendo necesaria y

urgente de abordar, puesto que a pesar de ser un concepto tan abstracto y abstruso no deja

de utilizarse en el diario trasegar del lenguaje humano ¿Pero cómo abordar esta pregunta, no

ya de una manera metafísica escolástica, sino de otra manera que no nos lleve de nuevo a

los errores de antaño?

Una aproximación a un camino distinto al usado tradicionalmente por la metafísica consiste

en la pregunta enunciada por Heidegger en la introducción de su obra Ser y Tiempo. Por

consiguiente, al concluir que la apertura al Ser es constitutiva a todo hombre, se puede

inferir que todo preguntar por el ser en general es al mismo tiempo un preguntar por el ser

del hombre que pregunta. De tal manera, que la pregunta por el ser en general es también la

pregunta por el hombre, formando así una unidad original. De lo cual se sigue que al

hombre preguntarse por el Ser, se vislumbra en esta pregunta la posible unidad original y

primordial entre ser y conocer, ya que el hombre al preguntarse por el ser afirma su

49

Cfr. Kant, Crítica de la razón pura. 50

Rahner, Oyente de la palabra, 52.

Page 30: Incidencia de la experiencia trascendental de san

30

capacidad cognoscitiva, inherente a su naturaleza. Por lo tanto, el ser de los entes y el

conocer son concomitantes por el hecho de ser originariamente en su base una misma cosa.

Es decir, que el ser en cuanto tal, en la medida que es ser y se manifiesta como tal (en

distinción ontológica), es conocer y lo es en una unidad primigenia con el ser. O sea, un

conocer del ser que “es” el cognoscente mismo. Por lo tanto ser y conocer forman una

unidad primigenia: el ser de los entes forma parte de la referencia cognoscente de sí mismo

y viceversa: el conocer que forma parte de la constitución esencial del hombre es el

“replegarse en sí mismo”. En su concepto primigenio, conocer es posesión de sí y así, un

ente se posee a sí mismo en la medida que es ser. De lo cual se sigue que sólo el hombre y

no la materia es ser, puesto que sólo el hombre es capaz de volver sobre sí mismo (conocer).

Mientras que la materia, según su naturaleza, es incapaz de retornar sobre sí misma. Ahora

bien, el ser es intuido de manera variable y relativa en el sujeto. A mayor posición del ser en

el sujeto hay más luminosidad. Por eso Dios es la máxima posesión del ser, la absoluta

identidad del ser y conocer, de modo que en el se excluye toda incertidumbre.51

1.2.1. Experiencia atemática de Dios

La apertura espiritual del hombre connota, como ya se ha visto, estas dos dimensiones: ser y

conocer. En la medida que un sujeto conoce y al darse cuenta que ha conocido algo, que

sabe de algo, se pregunta por la operación epistémica o cognitiva que realiza para conocer.

Por lo tanto, el sujeto puede decir que es, ya que conoce. Esta conclusión aduce al conocido

silogismo cartesiano, cogito ergo sum [pienso, por lo tanto existo]. Al saber que se sabe

sobre algún objeto del conocimiento, este saber hace que el hombre sepa de si mismo (la

seidad). Esta seidad del sujeto (ser siendo) ocurre en la medida que el sujeto conoce, es

decir en la medida que realiza lo más propio de sí (conocer) y por eso sabe que es

(conciencia de ser). Esta apertura atemática al ser que se da en la conciencia humana; es lo

que se denomina como ya se ha mencionado “experiencia trascendental,” según Rahner.

Esta experiencia trascendental forma parte de los dispositivos necesarios del sujeto

cognoscente para que éste, a la par que conoce y es, supere la posibilidad finita de los

objetos de conocimiento, en la superación de lo categorial.52

La experiencia en su más íntimo significado surge fundamentalmente de una dinámica de

relación circunscrita en un tiempo y un espacio determinado, a esto se refiere la

trascendencia histórica planteada en los párrafos anteriores. “La Experiencia es toda

51

Cfr. Rahner, Oyente de la palabra, 69. 52

Cfr. Rahner, Curso fundamental de la fe, 38.

Page 31: Incidencia de la experiencia trascendental de san

31

actividad que acerca cognoscitivamente a la realidad de que se trata, y produce

simultáneamente una disposición afectiva hacia ella, que la persona puede describir en su

interior.”53 La experiencia, por lo tanto, no puede entenderse como un simple devenir o

como el producto del paso del tiempo atravesando la corporeidad del hombre, sin cambios y

sin movimiento internos. Lo que se entiende como experiencia es lo incorporado por la

memoria del hombre que marca la forma de ver, sentir y actuar de éste en el mundo.

Teniendo esto como base, es posible entender la experiencia como herramienta para la

realización autentica del hombre. El análisis de la experiencia trascendental es precisamente

uno de los ejes que debe articular el ideal de hombre que esta reflexión pretende descubrir.

En este punto, el conocimiento del hombre a partir de la experiencia trascendental adquiere

una mayor profundidad, cuando se analiza el proceder y el significado de las explicaciones

teóricas del conocimiento humano. Con lo cual esta reflexión busca descubrir un significado

más profundo de dichos planteamientos, descubriendo las causas, comprendiendo las

implicaciones, cuestionando los resultados y comparando los presupuestos. Por

consiguiente, la experiencia trascendental tiene un horizonte último, Dios. Esta experiencia

trascendental supera la limitación de lo finito, es éste el espacio donde la conciencia

religiosa se origina. El hombre es un ser radicalmente orientado a Dios en su auto-

trascendencia cognoscitiva. Dios no es otra cosa que el horizonte ultimo que hace posible la

experiencia trascendental del hombre. Al no ser tematizable, es decir no conmensurable es

el “hacia dónde” de la trascendencia, puesto que no se puede aprehender inmediatamente.54

En esta autotrascendencia de la conciencia humana, que tiende al ser rebasando el ámbito de

los objetos del conocimiento se da ya una experiencia atemática de Dios.

Dios mismo se esconde en la trascendencia humana como horizonte y condición ultima de

la misma. Rahner lo afirma de este modo: “Hemos de mostrar después que con esta

experiencia trascendental se da un saber, por así decir anónimo y no temático de Dios, o sea

que el conocimiento originario de Dios no es como una aprehensión de un objeto que en

forma casual se anuncia directa o indirectamente desde fuera, sino que tiene el carácter de

una experiencia trascendental. En tanto esta iluminación subjetiva, y no objetiva, del sujeto

apunta siempre en la trascendencia al misterio sagrado. El conocimiento de Dios está dado

siempre en forma no temática e innominada, y no se da por primera vez cuando

comenzamos hablar de ello. Todo hablar de ello, que se produce necesariamente, es sólo

53

Sandoval, Orígenes y actualidad de la educación en la compañía de Jesús, en Pensamiento Educativo,

123. 54

Cfr. Rahner, Curso fundamental de la fe, 88.

Page 32: Incidencia de la experiencia trascendental de san

32

siempre una referencia a esta experiencia trascendental como tal, en la cual siempre se

comunica silenciosamente al hombre el que llamamos Dios; a saber, cómo se comunica el

absoluto, el inabarcable, y como el hacia dónde de esta trascendencia, el cual propiamente

no puede entrar en el sistema de coordenadas. Y dicha trascendencia, como trascendencia

del amor, experimenta también este hacia dónde como misterio sagrado.”55

1.2.2. Las Operaciones Intencionales Libres, condición del conocimiento a posteriori de

Dios

En este orden de ideas, aparece la siguiente pregunta, ¿qué es existir? A lo cual se puede

responder: existir es el conjunto de operaciones intencionales (conscientes) que se efectúan

en todo hombre. Este conjunto o esquema se puede englobar en lo que algunos llaman

operaciones intencionales libres. Se llaman operaciones intencionales, porque se dirigen

hacia un objeto y desembocan en él. De tal modo que existir es, precisamente, orientarse de

manera consciente a un objeto. “El movimiento del espíritu hacia un objeto, del que ese

espíritu se ocupa, se dirige hacia ese objeto determinado de tal manera que lo desborda. La

realidad particular, objetiva, que podemos nombrar de un modo consciente, viene a ser

captada siempre en un Horizonte más amplio, innombrable, que está presente de un modo

callado en todo conocimiento posible, en toda libertad posible, aunque la reflexión sólo

podrá lograr con dificultad, y siempre de un modo posterior, que esa conciencia, que está

presente de un modo callado (no objetivado), se convierta de algún modo en un objeto

particular de su conciencia verbalizándolo de un modo objetivo.”56

O sea, que estas operaciones intencionales al ser ejecutadas a posteriori (existir) pueden ser

llamadas operaciones categoriales, ya que son la puesta en función de las facultades

trascendentales o aprióricas del conocimiento. “La estructura de la existencia del hombre

que es igual a la estructura del ser del hombre es trascendental porque ya la tiene (le viene

dada a priori). Lo que hay que hacer es ponerlas a funcionar, a producir de acuerdo a la

libertad del hombre. Este producto de la existencia humana es lo categorial, es decir, son las

operaciones intencionales por las cuales el hombre desarrolla su existencia.”57 Entonces,

como existir es volcarse hacia un objeto, o dicho de otro modo, relacionarse con lo otro, las

operaciones intencionales del hombre son: el ser experimentando. El ser conociendo. El ser

juzgando. El ser deseando. El ser decidiendo. El ser actuando.

55

Ibíd., 39. 56

Rahner, Experiencia del Espíritu, 26. 57

Baena y Arango, Introducción al Antiguo Testamento e historia de Israel, 7.

Page 33: Incidencia de la experiencia trascendental de san

33

Así pues, la estructura del ser del hombre (existencial a priori), que es la misma estructura

de la existencia del hombre, ejecución de las operaciones categoriales, se halla en la

facultad apriórica del ser y conocer, en cuanto a su anticipación del ser absoluto. En tanto

que el mismo hombre que conoce y existe es participación del Absoluto. Esta anticipación

del ser absoluto como, se ha visto en el trascurso de este capítulo, se da en el hombre. Ya

que le es dada al hombre de manera apriórica. Esta condición de existencia del hombre es,

precisamente, la participación del ser absoluto donde el ser se ejecuta conociendo y

existiendo. Esta posibilidad es dada gracias al ser absoluto moviéndose y participando en la

existencia del hombre. De tal modo que la existencia es el ser absoluto aconteciendo de

manera concreta y limitada en el hombre. En este punto, es bueno recordar que para este

trabajo investigativo Dios es el Ser absolutamente en posesión de sí.

De lo cual se puede inferir que la estructura del existir del hombre es una posesión del ser

absoluto mismo aconteciendo en el hombre. Dios se da así mismo en la estructura de la

existencia del hombre, poseyéndose Él mismo en Sí mismo y en el hombre que ejecuta

libremente su existencia, gracias a la estructura que le es dada a priori, en la cual es Dios

siendo de manera concreta y limitada, como se ha dicho. Esto es lo que Rahner entiende por

experiencia trascendental. Así pues, en el intento por abordar las condiciones formales y

fundamentales que permitan esclarecer una realidad objetiva propiciadora de la experiencia

espiritual en el hombre, se ha hecho un recorrido por la antropología trascendental de

Rahner, la cual concibe al hombre como espíritu, en tanto que está abierto a la

trascendencia. Ya que, como se ha demostrado, en el hombre existen unas condiciones

aprióricas para el conocimiento y la acción.

Esta estructura del ser del hombre, es prescitamente la base para que se de una captación y

práctica de una posible Revelación de la intimidad de Dios que lleva al hombre a ir más allá

de su finitud hacia la infinitud. No obstante, existe además de una metafísica del

conocimiento humano, que infiere la presencia de Dios implicada en la estructura sensible

del hombre como ser abierto al trascendente. Es una interpretación de tipo religioso, es

decir, de fe sobre la presencia de Dios aconteciendo en el hombre como Revelación,

entendida como acontecimiento histórico, Jesús de Nazaret, y la consecuente confesión, de

la primitiva comunidad cristiana, de Jesús de Nazaret como Iesus-Christus, Ungido de Dios.

Confesión asumida en la experiencia vital y espiritual acaecida en Francisco Javier, muchos

siglos después de instaurarse la fe cristiana en la historia.

Page 34: Incidencia de la experiencia trascendental de san

34

1.2.3. Jesucristo, la auto-comunicación de Dios, la experiencia trascendental por

excelencia

Para la confesión cristiana, Jesús de Nazaret es la Revelación Absoluta y Fundamental. En

Jesús se da el misterio de la Encarnación de Dios. «El hombre que Dios revela en el

misterio de la Encarnación, no es el hombre meramente biológico, compuesto de “alma y

cuerpo” o el “animal racional”, o “animal que posee razón” o “cosa que es material y

espiritual” o “materia biológica con capacidad de replegarse conscientemente sobre sí

misma”; ni es el hombre que es una concepción particular de una religión o de una creencia;

sino la autenticidad del hombre real y total que es común a todo hombre y que por lo tanto

interesa y toca a la universal humanidad.»58 En Jesús, por consiguiente, se percibe a

plenitud la Revelación de modo trascendental.

Pero, exactamente ¿Cómo aparece Dios en Jesús? Una de las parábolas en las que Jesús

busca hacer tomar conciencia de la manera como Dios habita y obra en él, es la parábola de

la levadura (Mt 13, 33). Esta parábola es para muchos expertos, la parábola clave que

refleja cómo vive y entiende Jesús la experiencia trascendental. “Es la mejor definición que

se puede decir de Dios hasta hoy; Dios crea saturando la criatura y el universo…La

creación, es la saturación de la divinidad. Jesús es la plenitud de la divinidad; es la absoluta

acogida de la divinidad.”59 En conclusión, con la parábola de la levadura se quiere dar a

conocer el modo como Dios obra en el hombre.

Jesús es la acción de Dios hecha carne que demuestra con palabra y vida cómo Dios realiza

plenamente al hombre. Esto es lo que se entiende por salvación o misterio soteriológico.

“Sólo Dios puede ser nuestra salvación, y esa salvación sólo puede ser constituida a través

de la autocomunicación inmediata y definitiva de ese Dios. Pero ese hombre que buscamos

es el portador absoluto de la salvación en la medida en que, a través de su muerte y

resurrección, en la plenitud que acontece por obra del poder de Dios, en solidaridad con

nosotros, él es para nosotros el irrevocable de que Dios ha querido afirmarse así mismo

como plenitud de nuestra salvación.”60

Siguiendo la parábola de la levadura, Dios acontece en el hombre en tanto más saturada está

la persona de Dios. O sea que reinado de Dios es Dios mismo sucediendo completamente en

58

Baena, La Antropología, subyacente en la universidad jesuítica, 417. 59

Baena, Fundamentos del discernimiento en la revelación, ¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de

Dios?, en Apuntes Ignacianos 37, 36. 60

Rahner, Schriftenzur Theologie XII, 176-177.

Page 35: Incidencia de la experiencia trascendental de san

35

el hombre. Esto es lo que Rahner entiende por la experiencia trascendental. Esta relación

entre Dios y el hombre es lo que la Iglesia llama espiritualidad, la cual es escucha y práctica

de la Palabra de Dios dada en Jesús de Nazaret gracias al Espíritu Santo. Las parábolas más

propias de Jesús son las más cortas, o por lo menos se acercan a sus palabras. En efecto,

para Jesús, Dios crea así: 1) Auto-comunicándose en la criatura, 2) Auto-dándose, 3) Dios

subsistiendo en la criatura, 4) Dios saliendo de sí, sin dejar de Ser. Por lo tanto, ser imagen

de Dios, es dejar actuar a Dios a pesar de la finitud. Dios crea saturando a la criatura de Él

mismo, es ésta la complejidad de Dios y su salvación.

Y ya que el anuncio de Jesús es hacer consciente a la persona de la presencia de Dios en

ella, puesto que Dios se encuentra en la persona. La existencia es un siendo concreto y esa

es la manera de crear de Dios. “Jesús por experiencia propia, sabe que Dios habita en él.

Toda la relación de Jesús con Dios es en él mismo; la comunidad cristiana entendió esto

mismo… Jesús ora en todas partes: en el monte, en el templo, en lugares solitarios, en

lugares apartados; esto significa que para Jesús el templo es el hombre, es el lugar donde

Dios vive.”61 Jesús nunca define a Dios con conceptos, lo hace de manera existencial: Dios

dándose a la y en la criatura. Así ejerce Él su ser divino. Al asumir lo anterior se puede

inferir al igual que la fenomenología de la experiencia trascendental de Rahner, que Dios es

la estructura de la existencia humana. Dios desde siempre ha decidido identificarse con lo

finitud, para llevarla a la plenitud. Ese es el misterio salvífico de Dios.

Las historias de Jesús de Nazaret contenidas en los evangelios y el Nuevo Testamento

promueven una antropología novedosa que tiene como fuente y sostenimiento la Revelación

de Dios como universal y fundamental para todo hombre. “En efecto, la comunidad

cristiana primitiva, a partir de la experiencia pascual, comprendió que la humanización de

Dios en el hombre, o la trascendencia de Dios, haciendo comunión de vida con él, ya

realizada en su plenitud en Jesús y percibida y anunciada por él mismo, era posible por la

acción personal del Espíritu de Dios que habita en el hombre mismo (Rm 8,5-11; 1Co 3,16)

Esto quiere decir que Dios hace presencia personal actuante en nosotros por su Espíritu y de

igual manera el Hijo de Dios encarnado, también actúa personalmente en nosotros por su

Espíritu (Flp 3,10; 1Co 2,1-5; 2Co 4,7-12). Brevemente, el Padre y el Hijo encarnado,

61

Baena, Fundamentos del discernimiento en la revelación, ¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de

Dios? en apuntes Ignacianos 37,35.

Page 36: Incidencia de la experiencia trascendental de san

36

acontecen en nosotros, se humanizan, se hacen historia, por la acción personal del

Espíritu.”62

Por tal motivo el acontecimiento de Jesús de Nazaret, el Cristo e Hijo de Dios, es clave

interpretativa fundante y normativa para la fe cristiana, ya que está testimoniada en su

mismo contenido como revelación y salvación absoluta. “Damos este nombre a aquella

personalidad histórica, que apareciendo en el espacio y en el tiempo, significa el principio

de la autocomunicación absoluta de Dios que lleva a su fin, aquel principio que señala

autocomunicación para todos como algo que acontece irrevocablemente y como inaugurada

de manera victoriosa.”63A diferencia de la tradición vetero-testamentaria, en la

trascendencia histórica neo-testamentaria se da un salto cualitativo nuevo el cual no es

ruptura con el anterior sino una superación en la cual hay una nueva concreción y

realización de lo que en el estado anterior era un tanteo, cuanto en el aspecto histórico como

en el trascendente.

La misma revelación que hizo posible una comunidad interpretativa que percibió y codificó

la Revelación Absoluta de Dios, generando en aquella primigenia comunidad eclesial unos

rasgos y unos comportamientos plenamente destacables de lo que es la escucha y puesta en

obra de la Voluntad del Dios que resucitó a Jesús. Esta voluntad divina no es otra que la

salvación o realización plena del hombre. “El salvador es un hombre que, como nosotros, en

su subjetividad espiritual, humana y finita, recibe aquella comunicación gratuita de Dios

mismo que afirmamos en relación con todos los hombres y el cosmos entero, como el punto

cumbre de la evolución en la que el mundo llega absolutamente a sí mismo y absolutamente

a la inmediatez con Dios.”64

Esta Revelación Absoluta y Fundamental, se encuentra expresada en la manera como ha

sido asumida y ejercida mediante la significación común o confesión cristiana vislumbrada

en las “Escrituras”, incluyendo también la tradición eclesial la cual es interpretación del

texto sagrado a través del tiempo. Dicha Revelación crística, al ser asumida libremente por

el hombre lo sitúa y le encamina en el horizonte inconmensurable de la Trascendencia. Es

por esto que se entiende la espiritualidad como condición de posibilidad, de escucha e

interpretación de la Revelación desde la perspectiva de la experiencia trascendental a través

de la historia como comunicación de Dios a su Creación.

62

Baena, La Antropología, subyacente en la universidad jesuítica, 419. 63

Rahner, Curso fundamental de la fe, 233. 64

Rahner, Curso fundamental de la fe, 235.

Page 37: Incidencia de la experiencia trascendental de san

37

Capítulo II

La experiencia trascendental según la antropología de la espiritualidad ignaciana

Introducción

G. Esteiner al hablar sobre el fin de la teología en uno de sus libros, comentaba: “la teología

habla de una presencia real en el objeto simbólico, es decir habla del misterio en la

forma.”65 En efecto, la experiencia trascendental percibida como existencial categorial se

presenta como posibilidad para percibir y asumir la presencia real de lo misterioso

mediante la sensibilidad del hombre. Dicho de otro modo, la teología es un intento continuo

del hombre para descubrir la presencia real, la incondicionalidad del misterio a través, pero

sobre todo más allá, de los aparatos lingüísticos (dogmáticos), axiológicos (éticos),

representativos- cultuales (litúrgicos) y convivenciales (sociales) dados en las intricadas

relaciones de los seres humanos a lo largo de la historia. O sea, que la teología ve la historia

humana desde la perspectiva categorial de la revelación de Dios. En este sentido, la

confesión cristiana como acontecimiento histórico da cuenta de cómo se da la auto-

comunicación de Dios en el hombre. Ya que la historia es el fenómeno continúo del hombre

saliendo de sí. Es decir, de Dios revelándose y mostrándose.

Y dado que el hombre se encuentra en la historia y en el mundo, se deduce que la historia y

la trascendencia están unidas de un modo inherente, pues la historia “es siempre historia de

aquella libertad humana, que en una trascendentalidad absoluta, se encuentra dirigida hacia

Dios de un modo absoluto; por su parte, la trascendentalidad sólo se despliega

verdaderamente y sólo es portadora de salvación para los hombres allí donde ella se expresa

en una historicidad concreta.”66 Esta apertura al ser general, integra en sí misma, el

conocimiento receptivo de lo otro, y el conocimiento receptivo es un conocimiento

intrínsecamente sensible. Heidegger, por su parte, advierte que el discurso elaborado por la

metafísica acerca del “ser” a lo largo de estos siglos, ha sido un discurso que a tendido a

desprenderse del mundo vital, tornándose en una gigantomaquia,67 la cual produjo un

dogmatismo que desembocó en un olvido total de lo que significa el concepto “ser”.

Por esto es necesario observar con lente ontológico la existenciaridad del ente en cuanto es;

ya que en aquella constitución está implícita la idea del ser. Es la existencia que devela el

65

Steiner, Lecturas, obsesiones y otros ensayos, 12. 66

Rahner, Schriftenzur Theologie XV, 239. 67

Cfr. Heidegger, Ser y Tiempo. 23-35.

Page 38: Incidencia de la experiencia trascendental de san

38

Dasein [ser-ahí], el ser aconteciendo en el tiempo, en la historia. La trascendencia

aconteciendo en la historia. Al ser el hombre un ser histórico y estar referido a un horizonte

de trascendencia, que lo impele a ir más allá de sus limites, el hombre intuye y contempla

este misterio asombroso en su propia existencia, y en su relación con las cosas. Esto es lo

que sugiere la idea de ser contemplativo en la acción, pues es en la existencia, entendida

como acción trascendental, donde el ser acontece, donde se puede experimentar a Dios.

Entonces, se puede entender la espiritualidad como el fenómeno humano aconteciendo

desde Dios como fundamento existencial que pone al ser humano en relación con el mundo,

con los demás y le plantea la apertura a Dios.68 Esta dinámica existencial desencadena en

una acción recíproca con el Trascendente. Esta acción recíproca con el Trascendente, como

ya se ha dicho, se interpreta como experiencia trascendental.

Esta experiencia se identifica como el conjunto de acciones que apuntan a un mismo

objetivo, el cual es construir comunidad de fe que sea transformadora de la realidad. Dicha

acción trascendental tiene como fuente la experiencia que de Dios tuvo Jesús de Nazaret,

aquel hombre que amó hasta dar su vida por un bien común. Esta misma experiencia ha sido

transmitida y heredada por varios hombres y mujeres que han captado a lo largo de la

historia el impulso del Espíritu. Es la pregunta por la experiencia de Dios que sostiene al

hombre, el camino por donde marcha y el horizonte que está por alcanzar, es una

interpelación a la propia historia del hombre, ya sea personal o comunitaria. Es también la

pregunta por la aspiración del hombre a realizarse dentro del horizonte de la trascendencia.

Los primeros seguidores de Jesús se preguntaron qué hemos de hacer y se abrieron al

Espíritu que los guió y los envió al mundo (Hch 2, 14).

Esta experiencia que dinamiza y transforma el mundo es la clave desde la cual el mismo

hombre desentraña en la historia el propio sentido de la historia y, por supuesto, del mismo

hombre. La perspectiva de Encarnación desde la cual el Padre amoroso se hace uno con

nosotros en la historia y se solidariza con este peregrinar hacia Él, le da sentido y validez a

la experiencia cristiana. En Jesucristo, Dios hace experiencia humana, su divina

trascendencia. Por lo tanto, el hombre puede experimentar a Dios en su historia. Esta

fenomenología de la Revelación acaecida en el hombre, es lo que algunos expertos llaman

en la actualidad espiritualidad o fenomenología teológica; “los testimonios de experiencia

personal que supone esta fenomenología, los cuales constituyen su ‘lugar teológico’,

permiten por un lado acceder, gratia mediante, a un modo superior del conocimiento

68

Cfr. Navarro, El lugar de la Espiritualidad en la acción docente del teólogo, 43.

Page 39: Incidencia de la experiencia trascendental de san

39

llamado sabiduría o discreción de espíritus y, por otro, a recuperar lo total y universal en

dichas experiencias o ‘fenómenos’ leídos como teología de la experiencia cristiana.”69

Ahora bien, esta experiencia cristiana al ser asumida por el hombre, hace que el hombre en

obediencia a la voluntad de Dios, se mueva tal como Dios lo hace, comunicándose. De esta

manera, la espiritualidad, cuya raíz latina, spirĭtus, es traducción del griego neuma, que

significa aliento; cuyo significado se encuentra referido al Ruah hebreo, se entiende aquí

como “aliento que da vida.” Es decir, horizonte de sentido que impulsa a la auténtica vida:

la realización del hombre como hijo de Dios. Este significado como sentido semántico de la

espiritualidad comporta en su nominalidad, su esencia misma, el aliento vital que hace que

el hombre entre en el camino de su autentica realización. Esta realización, no es más que el

desarrollo de su dimensión trascendental, como elemento imprescindible en su formación

integral de hacerse verdadero hombre, que está llamado a constituirse desde el momento

mismo de la Creación.

La espiritualidad, tal como se entiende en este trabajo investigativo, por lo tanto, tiene que

ver con la manera como el hombre percibe y ejerce la Revelación a modo de horizonte de

sentido que lo impele a realizarse en auténtico hombre, hijo de Dios, en el cual acontece el

misterio de Dios, independiente del espacio y el tiempo, cultura o época. En este sentido, la

noción de experiencia trascendental marca un modo de ser y de proceder produciendo así un

ideal de hombre, y por ende, una noción comunicativa y pedagógica de dicho ideal de

hombre que no se quede en un mero discurso sino en acontecimiento de sentido, que para el

cristiano es un sentido dado por Dios que se comunica encarnándose en palabra viva. Tal

manifestación revelatoria de Dios tiene su esplendor en el Nuevo Testamento, el cual es

norma normativa de todas las formas posibles de revelación de Dios en la historia. “San

Pablo nos recuerda que nadie puede decir Jesús es el Señor sino por influjo del Espíritu

Santo (1Co 10,9).”70

Así pues, el Espíritu es el acto vinculante en términos sagrados, entre lo acaecido en la

historia, y la interpretación o significación común del hecho histórico que revela el sentido

y trascendentalidad para el hombre de cualquier época y cultura. El hombre es espíritu en

espacio y tiempo en la medida en que se abre a las manifestaciones sensibles. Cuanto más

69

Randle, Hacia una teología más espiritual y una espiritualidad más teológica, en Theologica

Xaveriana 48, 340. 70

Parappally, Jesucristo, la palabra de Dios reveladora del Dios trinitario, 203.

Page 40: Incidencia de la experiencia trascendental de san

40

ricas y múltiples sean esas manifestaciones se puede apreciar claramente la meta a la que

tiende el espíritu humano, o sea, Dios. Aparece, entonces, el contexto donde se sitúa Dios y

el hombre. Dios se encuentra desde siempre afirmado implícitamente en la pregunta por el

Ser que hace el hombre. Y el hombre así mismo es manifestación más espiritual de todas las

manifestaciones de Dios (del Ser). En consecuencia, Dios puede venir a expresarse de modo

más pleno donde el hombre se despliega, es decir en la historia. De tal modo que “El

hombre es el ser espiritualmente receptivo que se sitúa en libertad ante el Dios de la libertad

que puede revelarse ante el Dios que, sí viene, se expresa o acontece como palabra en la

historia humana. El hombre es aquel que está capacitado para escuchar en su historia la

palabra de Dios que actúa en libertad, sólo de esa manera es aquello que debe ser.”71

Como ya se ha dicho anteriormente, la revelación de Dios no está relegada al pasado es una

realidad actual, que hoy también puede ser descubierta. Esta experiencia de inmediatez con

Dios la vivió y predicó aquel peregrino de Loyola a sus compañeros de aventura espiritual,

entre ellos Javier, el navarro de noble cuna. « Hay que subrayar la fuerza de esta paradoja

fundamental de toda Teología Espiritual: la experiencia de Dios es siempre

incomparablemente personal y justamente propuesta como tal a todos, paradoja que hace

decir a san Ignacio en las Reglas para sentir con la Iglesia: "Debemos guardar en hacer

comparaciones de los que somos vivos a los bienaventurados pasados".»72 Por tal motivo, el

siguiente capítulo abordará la manera como la significación común de la experiencia

trascendental fue configurando y sistematizando la experiencia trascendental desde la

revelación cristiana.

Por lo tanto, antes de preguntar por lo acaecido e nivel espiritual en el misionero de Oriente,

este segundo momento partirá de la referencia objetiva y fundamental expresada en la

espiritualidad ignaciana, sus ejes y fundamentos antropológicos para, así poder comprender

dicha realidad en su lógica y sentido; y de esta manera poder establecer las condiciones de

posibilidad para que dicha realidad fuera experimentada y asumida por Francisco Javier. En

consecuencia, antes de abordar la existencia concreta de un hombre concreto como lo fue

san Francisco Javier que acogió la experiencia de Dios como imperativo primordial y único

en su vida, es necesario observar la experiencia objetiva de Cristo como Revelación

Absoluta y Fundamental interpretada por Ignacio de Loyola, santo y fundador no sólo de

71

Rahner, Oyente de la palabra, 209. 72

Cfr. Theobald, “La ‘théologie spirituelle’: point critique pour la théologie dogmatique” en

L’expérience spirituelle, lieu philosophique et théologique, 143-160.

Page 41: Incidencia de la experiencia trascendental de san

41

una Orden religiosa sino de toda una escuela espiritual que sustenta y proyecta una manera

de ser hombre de acuerdo a lo proyectado por Jesucristo y su salvación.

2. La experiencia trascendental como intellectus amoris

Continuando con este razonar, la espiritualidad cristiana no se limita exclusivamente a

escuchar la Revelación y la fe, sino que va más allá: escuchando y reflexionado esa

Revelación, confrontándola con el mundo de la vida, la realidad inmediata, la propia

historia. De tal manera que la acogida del Misterio lleva al sujeto a un compromiso con la

reflexión que se desprende del encuentro que tiene el mismo sujeto con esas dos realidades,

pues dicha revelación impele a un movimiento en el sujeto.73 De ahí que el quehacer

espiritual en el hombre no sólo ha de entenderse como conocer, entender y expresar la

verdades teológicas comprendidas en el encuentro revelatorio con la realidad vital del sujeto

como especulación teórica, sino que ha de entenderse como intellectus amoris.

A propósito de la relación entre el conocimiento y el amor en la mística, el jesuita Michel

de Certeau afirma: “A través de las mutaciones de la palabra, esos místicos exploran todos

los modos posibles (teóricos y prácticos) de la comunicación, cuestión planteada como

formalmente separable de la jerarquización de los saberes y la validez de los enunciados. Al

aislar una problemática en la que podemos reconocer hoy día la problemática de la

enunciación y que se manifestaba entonces en el divorcio entre el amor y el conocimiento,

en el privilegio de la relación sobre la proposición, etc.”74 En efecto, a lo largo de la

tradición teológica, ésta ha delineado dos maneras de ser entendida: Ratio et Intellectus.75

La teología como Ratio se ubica en el plano de la razón, como discurso formal lógico o

empírico formal científico. En síntesis, la ratio se entiende como Logos explicativo,

funciona de manera argumentativa y discursiva.

En este orden de ideas, con la terminología de intellectus amoris la teología espiritual busca

dar realce a la experiencia primigenia de la Revelación que acaece en el hombre como ser

trascendental abierto a la posible comunicación del Espíritu. La cual acontece como es de

esperarse en la totalidad del ser humano, el cual percibe y trasmite dicho acontecimiento

mediante su estructura interna y vital. Gracias a la sensibilidad, el hombre llega a darse por

73

Cfr. Castillo, El Seguimiento de Jesús, 43. 74

De Certeau, La Fábula mística siglos XVI-XVII, 16. 75

Cfr. Boff, Teoría del método Teológico, 63.

Page 42: Incidencia de la experiencia trascendental de san

42

enterado de Dios y gracias también a ella puede comunicar dicha realidad. Entender la

teología como Intellectus es ubicarla en el plano de la razón hermenéutica, razón simbólica

y razón intuitiva. Este intellectus, o nous - según los griegos - es inherente al hombre en

cuanto apertura, intuición y percepción del mundo; y por antonomasia a Dios, como se ha

podido observar en el capítulo anterior.

Esta noción de apertura y disponibilidad inherente al hombre a la experiencia del ser y la

sensibilidad religiosa, es lo que trata dar a conocer la experiencia trascendental rahneriana.

Desde el plano del quehacer teológico, esta facultad inherente al hombre, se traduce como

espíritu, por lo cual bajo este ámbito se puede hablar de teología espiritual “La expresión

teología espiritual evoca, de entrada, el rico conjunto de textos que forman lo que se tiende

a llamar la literatura espiritual del cristianismo: Gregorio Niceno, Agustín, Bernardo,

Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, etc.: los espirituales, que, al querer comunicar por escrito

su experiencia cristiana, la han debido pasar por una cierta inteligencia experimental.”76

En este mismo sentido el intellectus, o inteligencia experimental, como experiencia

trascendental desde la perspectiva de Rahner, no sólo comprende el dominio intelectual sino

que abarca la contemplación de la propia realidad del sujeto, siendo esta operación el

principio fundamental del pensar y por antonomasia del ser que es conocer. Desde esta

perspectiva, el análisis de la praxis histórica de la fe-revelación, a la luz de la palabra, se da

en este trabajo investigativo desde una teología espiritual que tiene en cuenta la historicidad

de la Revelación no sólo desde su carácter científico sino que la comprende como

dinamismo de la Revelación y Fe que lleva al hombre a comprender y trasformar su

realidad. “Esto lleva a pensar que sólo hay una oposición aparente entre ciencia y

experiencia, por cuanto de hecho se da una interacción constante y aún necesaria entre las

dos, que conduce a pensar el progreso de la reflexión teológica como profundización de la

experiencia de espiritual; y ésta como fundamento de aquella.”77

Por lo tanto, la firmeza y aliento de una reflexión teológica seria, se encuentra en la

experiencia espiritual, ya que la espiritualidad entendida como interpretación de la

Revelación de un sujeto o comunidad es la raíz y sustento de toda revelación inclusive de la

76

Cfr. Theobald, “La ‘théologie spirituelle’: point critique pour la théologie dogmatique” en

L’experience spirituelle, lieu philosophique et théologique, Travaux et conférences du Centre Sèvres, 24

Média sévres, Paris, 1992, 143-160. 77

Randle, Hacia una teología más espiritual y una espiritualidad más teológica, en Theologica

Xaveriana 48, 341.

Page 43: Incidencia de la experiencia trascendental de san

43

Revelación Absoluta y Fundamental, según la confesión cristiana. “La intersubjetividad se

expresa en sentimientos y estos producen la significación común y esta produce la

comunidad. El primer lenguaje categorial es el testimonio del amor. Del salir de uno de sí

por el otro. Por ello la comunidad es el primer espacio donde aflora la revelación. Cuando

se experimentan los testimonios (categoriales) se co-experimenta su causa que es Dios

mismo o posición del acto creador de Dios.”78

En el caso de la confesión cristiana, ésta partió y se orientó, como ya se ha visto, desde la

experiencia de la vida comunitaria como proceso comunitario que abarcó no sólo el mundo

sagrado, sino la misma realidad histórico-social. La experiencia comunitaria constituyó el

espacio de revelación e interpretación de Jesucristo como Hijo de Dios. La revelación de

Dios y contemplación de la primitiva comunidad cristiana fue una interpretación activa o

espiritualidad enraizada en la percepción de la encarnación y misión liberadora de Jesús,

como su máxima expresión de amor a la humanidad. Esta manera de ser y de proceder de

un grupo de personas que como comunidad intérprete leyó el acontecimiento de la

experiencia pascual como producto del amor de Dios, es el modelo de comunidad intérprete

de la Revelación. En efecto, la Resurrección marca un horizonte de sentido que fija un

derrotero de trascendencia, que confronta la realidad inmediata y lleva al hombre a querer

transformarla de acuerdo al amor de Dios según la confesión cristiana.

Por tal motivo, la revelación de Dios como proceso hermenéutico, lleva a asegurar los

sentidos para que de allí se construyan las analogías de sentido realizador y proyectivo del

constituirse hombre que trasciende, desde el amor y la caridad, como imperativo categórico

en el comportamiento vital y ético de toda comunidad y/o sociedad que confiese que Cristo

es su salvador. De tal modo, que tanto los hombres y mujeres que perciben y asumen el ser

y obrar de Dios en Jesucristo, desarrollan un itinerario trasformador de sus propias

existencias y de su contextos. “Este descubrimiento permanente de Dios, que madura

gracias a la caridad discreta, o en otras palabras, gracias al amor…y todo discernimiento,

con que podáis aquilatar lo mejor, como dice Pablo a los Filipenses.”79 Por consiguiente, el

intellectus entendido, también, como dimensión espiritual es la conciencia e integración de

la realidad de la Revelación cristica y la praxis como dinamismo de fe desde diversas

mediaciones: vital-existencial, hermenéutica praxica y socio-analítica. 78

Baena y Arango, fenomenología de la Revelación, en Introducción al Antiguo Testamento e Historia de

Israel, 13. 79

Randle, Hacia una teología más espiritual y una espiritualidad más teológica, en Theologica

Xaveriana 48, 347.

Page 44: Incidencia de la experiencia trascendental de san

44

2.1 El conocimiento de Dios como experiencia trascendental en san Ignacio de

Loyola

En el trascurso de este trabajo investigativo se ha mencionado que Dios crea al hombre

existiendo en él, poniéndose en su criatura. La estructura de la existencia humana es dada a

priori al hombre, es producida por Dios, esto es lo que el mismo Rahner denomina un

existencial a priori. En este mismo orden de ideas, es ya una idea clara, en este trabajo de

investigación, que la revelación de Dios es la auto-comunicación de la intimidad Dios

(voluntad de Dios) a la intimidad del ser humano, y el hombre la percibe, conoce, interpreta

y la expresa por medio de su existencia. Es, precisamente, en la interrelacionalidad

compleja de la alteridad, donde se experimenta y se concibe el contacto con lo infinito, con

esa intuición de lo inconmensurable, la noticia de que aún en su finitud, en su temporalidad,

en el hombre se encuentra obrando la infinitud. El Absoluto que lo impele a ir más allá de

su inmediata realidad. Esto es lo que algunos estudiosos denominan dimensión

trascendental del ser humano, propia a todo hombre y mujer que ha habitado este planeta,

pero que sólo algunos han desarrollado plenamente.

En este sentido, I. Tellechea al final de su libro Ignacio de Loyola solo y a pie se pregunta

por la manera como concebía Ignacio el conocimiento del hombre. “Ignacio, ¿Cree que todo

lo puede y resuelve el conocimiento, que todo desemboca en un problema educativo, o

piensa que el hombre necesita una radical curación, y que curarse es más que saber?”80A

este propósito, Ignacio de Loyola cuenta en su Autobiografía un episodio de su búsqueda de

sentido que puede ser el ícono de toda aquella experiencia trascendental que empezó a

solidificarse en la cueva de Manresa. Estando a orillas del río Cardoner, cerca a Manresa:

Cualquier día yendo de camino, como solía hacerlo, se detiene a reposar en una piedra

frente al río Cardoner; sucede allí algo inimaginable. Comprendió de repente el peregrino,

de forma diáfana, muchas cosas relativas a la fe y a las letras al punto que le parecían cosas

completamente nuevas, pues se le empezaron a “abrir los ojos del entendimiento,

entendiendo y conociendo muchas cosas, de modo que le parecían todas las cosas

nuevas.”81

El mismo Ignacio, incluso, se percibe como un hombre nuevo, “Y esto fue en tanta manera

de quedar con el entendimiento ilustrado, que le parecía como si fuese otro hombre y

80

Tellechea, Ignacio de Loyola solo y a pie, 420. 81

Cfr. Autobiografía, 30.

Page 45: Incidencia de la experiencia trascendental de san

45

tuviese otro intelecto, al que tenía antes.”82 Ignacio señala poco después en su misma

Autobigrafia, escrita por su amanuense, Luis Gonçalves de Cámara, que dicho

acontecimiento no fue una aparición sino una intensa y plena iluminación del Espíritu. “Lo

que san Ignacio descubrió en el Cardoner fue, precisamente, cómo se encarna Dios en el

hombre, cómo trabaja Dios y qué es lo fundamental en el seguimiento de Jesús.”83 En

efecto, Ignacio captó la manera como Dios se autocomunicaba en él y en la humanidad.

Pero, ¿cómo se produjo tal concepción? ¿Cómo pudo Ignacio entender la manera como

Dios se da a conocer a su creación?

Esta manera de revelarse es una manifestación del Ser de Dios. Este acto revelatorio de

Dios es pedagógico, en tanto que orienta al hombre al darle los elementos necesarios para

alcanzar su satisfacción plena. En este mismo sentido, la manera como Ignacio pudo captar,

asumir y trasmitir esta experiencia de revelación de Dios, se puede llamar pedagogía o

modo de dar a conocer la experiencia trascendental. Varios eruditos en el tema se han

planteado la misma cuestión: Ignacio, “¿Espera verdaderamente que la cultura y la

educación sean atajos necesarios para llegar a la Philosophia Christi? Bajo pretexto de

«ayudar a las ánimas», (…) ¿Busca la liberación del individuo, renunciando a la

trasformación de las estructuras; o desea el cambio de éstas y sacrifica al individuo?”84

A propósito de esta concepción y de la experiencia a las orillas del Cardoner el padre Pedro

Arrupe afirmaba: “aquella ilustración del Cardoner realiza una completa renovación del

interior en Ignacio, ve todas las cosas como nuevas, porque realmente el es un hombre

nuevo, con un entendimiento nuevo que ha participado de la luz de Dios. En adelante esta

luz sobrenatural será como connatural en él, iluminara todas las cosas que al él tocan en sus

múltiples relaciones y todas las decisiones de su vida. Esta luz es el punto de arranque.”85

La luz como elemento esclarecedor guía e ilumina al hombre que percibe la revelación de

Dios en su vida que lo impulsa a ir más allá de su condición finita. Este esclarecimiento

revela la posibilidad de la realización humana que se da en la autocomunicación de Dios.

Una vez que Ignacio ha vivido dicha experiencia revelatoria, en adelante vivirá experiencias

fascinantes.

82

Ibíd., 30. 83

Baena, Fundamento del discernimiento en la revelación, ¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de

Dios?, en Apuntes Ignacianos, 32. 84

Tellechea, Ignacio de Loyola solo y a pie, 420. 85

Arrupe, prólogo de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio con motivo del Vaticano II.

Page 46: Incidencia de la experiencia trascendental de san

46

Tales experiencias, según las fuentes a las cuales se puede acceder a su vida, van haciendo

de él un hombre completamente renovado y cada vez más poseído del Espíritu de Dios. Esa

es la manera como se manifiesta Dios, es su pedagogía. “San Ignacio fue descubriendo que

su vida sólo tenía sentido en la medida que se abandonaba a la voluntad de Dios y que

cultivaba una relación personal con Él. Pronto entendió que este Dios es el Dios amor del

Nuevo Testamento, un Dios que lo invita a unirse a la tarea de su Hijo Jesús proclamando

un reino de amor y de justicia; un Dios que se revela en la historia y en el mundo; un Dios

que requiere nuestra felicidad y que afirma la bondad del mundo y de la historia”86 De ahora

en adelante Ignacio progresará ágilmente en su irreversible acenso espiritual.

En consecuencia, nace en Ignacio un afán apostólico por dar a conocer la grandeza de su

descubrimiento. “San Ignacio entendió que su experiencia de Dios lo lleva a asumir con

responsabilidad su vida como respuesta al amor de Dios. De ahí que san Ignacio concibiera

su vocación a la vida apostólica en el mundo a diferencia de la tradición religiosa hasta ese

momento que se concebía como una ruptura y distanciamiento del mundo.”87 Es entonces,

en el contexto de Manresa, donde la experiencia del Cardoner se vislumbra como la síntesis

de dicho cambio de actitud donde el peregrino durante casi un año se experimenta como

pequeño aprendiz que se deja conducir por Dios, su maestro.88 Esta enseñanza o

autocomunicación de Dios devela un ideal de hombre. En efecto, la metáfora del aprendiz y

el maestro trae en sí misma la concepción que Ignacio tuvo de la relación de Dios y la

existencia del hombre. Ignacio percibió que la relación de aprendizaje que él sostuvo con

Dios consistía, precisamente, en llegar a ser aquello que se sabe o lo que se le es dado a

saber.

Este aprendizaje, como es evidente, lo llevó a tener una nueva percepción de las cosas y de

sí mismo. A propósito de tal dimensión, de esta originaria experiencia, I. Tellechea señala:

“No afloran a la imaginación de este rumiante de su pasado los sabios maestros parisinos,

sino la figura del maestro de niños, quizá en el que en Loyola le enseñó a leer y escribir. El

niño es cera blanda, receptividad pura, confianza inmensa mezclada con pasmo. Así se

considera el peregrino.”89 De esta manera Ignacio, comunica su intuición. Comunica la

pedagogía que Dios utiliza. Ignacio con su testimonio enseña a la humanidad que Dios

86

McGovern, “Jesuit Education and Jesuit Spirituality” citado por Mesa en El reto de una educación

moral bajo la intemperie, en Teología y Espiritualidad de la Pedagogía Ignaciana, 75. 87

Mesa, El reto de una educación moral bajo la intemperie, en Teología y Espiritualidad de la Pedagogía

Ignaciana, 75. 88

Cfr. Autobiografia, 27. 89

Tellechea, Ignacio de Loyola, solo y a pie, 155-156.

Page 47: Incidencia de la experiencia trascendental de san

47

encamina a sus creaturas y de cómo un portador y hacedor de su voluntad debe encaminar

sus esfuerzos por dar a conocer a los demás lo que siente en su interior.

2.2 La cosmovisión de la espiritualidad ignaciana según los Ejercicios Espirituales

El hombre es espíritu, pero es espíritu en el mundo, es decir es un ser histórico. Y es

precisamente en el marco histórico, en la existencia, donde se puede percibir esta posible

Revelación, ya que el hombre de acuerdo a su estructura sensible intuye la inmanencia y a

la vez, cierta ausencia del todo abarcante o sentido total que llamamos Dios. Esta intuición

se da, como se ha atisbado, en la puesta en marcha de la existencia humana. El hombre se

encuentra referido a Dios. Esta experiencia originaria está dada y no puede confundirse con

la reflexión objetiva, aunque necesaria, sobre la referencia trascendental del hombre al

Misterio. Dicha experiencia no suprime el carácter aposteriorístico del conocimiento de

Dios, pero tal aposterioridad no puede tergiversarse en el sentido de que Dios sea

susceptible del mero conocimiento teórico desde fuera, a la manera de un objeto más. Un

caso concreto y claro es la persona de Ignacio de Loyola, el cual vivió en un mundo de

transición y complejidad.

El siglo XVI fue un época dominada por luchas ideológicas y religiosas. La cosmovisión de

la Edad Media se desmoronaba causando en la gente cierta zozobra y angustia al no saber

qué pensar y cómo vivir en un mundo tan conflictivo como el de aquella época. San

Ignacio, experimentó, también, la inseguridad e incertidumbre propias a la mayoría de

personas de aquel tiempo y entendió que tenía que encontrar una respuesta de cómo y bajo

qué horizonte debía vivir su vida. En un primer momento, Ignacio inició una búsqueda de

dicho horizonte con más voluntad que conocimiento de cómo hacerlo. Dicha búsqueda llevó

a este hombre a experimentar la presencia de Dios de una manera muy peculiar en un

momento determinado, el cual lo llevó a cambiar completamente su vida y la de muchos

otros. “El trascendental cambio que se observa en ese momento en la forma como Ignacio

procedía era un reflejo fiel de la evolución inmensa de su propia forma de pensar y de

sentir, frente a las grandes realidades de la vida. Especialmente a partir del acontecimiento

del Cardoner, es evidente que Ignacio adquiere una cosmovisión totalmente diferente.”90

Gustavo Baena refiriéndose a este mismo acontecimiento en la vida del santo aduce: “Lo

que san Ignacio descubrió en el Cardoner fue, precisamente, cómo se encarnaba Dios en el

90

Sandoval, Orígenes y actualidad de la educación en la compañía de Jesús, en Pensamiento Educativo,

98.

Page 48: Incidencia de la experiencia trascendental de san

48

hombre, cómo trabaja Dios y qué es lo fundamental en el seguimiento de Jesús.”91 En

efecto, Ignacio experimentó una fuerza dentro de sí que lo llevó a idear una forma para que

los demás hombres y mujeres descubrieran que el fin de la vida es la gloria del Creador.

Este propósito se convirtió en horizonte de sentido para su existencia; una opción por la

liberación y la salvación de él y las demás criaturas mediante la fe. Una opción que nace de

su búsqueda de horizonte de sentido, como quien intenta responder la pregunta fundamental

a todo hombre.

Opción que al ser planteada le permite al hombre ser consciente de la experiencia

trascendental, “como Ignacio son cada día más numerosos los que se plantean o los que

acometen con nueva penetración las cuestiones más fundamentales ¿Qué es el hombre?

¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que a pesar de tan grandes progresos

subsisten todavía? ¿Para qué aquellas victorias obtenidas a tan caro precio? ¿Qué puede dar

el hombre a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué vendrá después de esta vida

terrestre?92 Esta experiencia íntima de Dios constituyó el núcleo fundamental de unos

apuntes, que a medida que el peregrino Ignacio caminaba en su asenso espiritual se fueron

configurando hasta lo que hoy en día se conoce como los Ejercicios Espirituales.

Más que un libro, los ejercicios espirituales son un conjunto ordenado de apuntes que

buscan orientar la experiencia espiritual del hombre. Estos apuntes son fruto de la

experiencia trascendental que de Jesús resucitado tuvo Ignacio. “Dios crea al hombre

dándose al hombre Él mismo, habitando en él. Eso quiere decir que con esta concepción de

Dios se mueven la totalidad de los Ejercicios Espirituales; sin esta concepción de Dios uno

vería muy problemático, y tal vez artificial, lo que san Ignacio hace en los Ejercicios.”93

Dicha experiencia trasformó radicalmente la vida de Ignacio de Loyola quien una vez

experimentó la auto-comunicación de Dios aconteciendo en su persona no quiso más que

darla a conocer a muchos otros para promover en los demás la voluntad de Dios.

En este sentido, los Ejercicios Espirituales son una herramienta para que dicha experiencia

pueda suceder y ser orientada a todo hombre y mujer que se encuentren disponibles a la

voluntad de Dios. Así lo creía el mismo Ignacio quien en su Autobiografía dice que le

91

Baena, Fundamento del discernimiento en la revelación, ¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de

Dios?, en Apuntes Ignacianos 37,32. 92

Arrupe, prólogo de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio con motivo del Vaticano II. 93

Baena, Fundamento del discernimiento en la revelación, ¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de

Dios?, en Apuntes Ignacianos 37, 35.

Page 49: Incidencia de la experiencia trascendental de san

49

parecía que podrían ser útiles también a otros.94 A propósito de la intención de Ignacio de

comunicar y guiar a otros por medio de los E.E., el padre Kolvenbach, anterior prepósito

general de la Compañía de Jesús comentaba, “Los ejercicios espirituales ayudan también a

formar cristianos alimentados por una experiencia personal de Dios y capaces, al mismo

tiempo, de distanciarse de los falsos absolutos de las ideologías y sistemas, para

comprometerse en el esfuerzo apostólico único de la promoción integral – espiritual, social

y cultural- del hombre y de la humanidad. De ellos obtenemos una vida en el Espíritu más

vigorosa, un amor cada vez más personal al Hijo, que carga con su cruz, y un deseo más

encarnado de poder en todo amar y servir.”95

Dios para Ignacio, como ya se ha mencionado, es Amor. En un acto de amor se gesta la

relación dinámica y permanente de la Trinidad; Padre, Hijo y Espíritu Santo. “Este

dinamismo amoroso origina perpetuamente su acción creadora del universo y de todos los

seres inermes y vivientes que lo habitamos. Es el Señor del universo, es su principio y fin

último. Dios no sólo da a sus criaturas el ser y habita en ellas, sino que además actúa en

todas ellas.96 Esta espiritualidad no busca a Dios fuera del mundo pues ve en el mundo el

lugar de acción de Dios y su consecuente lugar de adoración tal como se puede observar en

el pequeño libro de los Ejercicios Espirituales. En este sentido, la espiritualidad ignaciana es

reflejo de la pedagogía de Dios, pues enseña a prestarle atención a la revelación de Dios

acaecida en el mundo, en la historia. El peregrino, que creía en la gracia y el hombre, puso

en orden y por escrito su experiencia y desde ella se puso a guiar a los demás. El libro de los

ejercicios es, efectivamente, “un código sapientísimo y completamente universal de normas

para dirigir las almas por el camino de la salvación y perfección”, como dijera Pío XI.”97

Es por esto que la espiritualidad ignaciana está centrada en buscar y hallar a Dios en todas

las cosas para permanecer en unión con Él en la acción.98 En efecto, la experiencia

trascendental de san Ignacio invita al hombre de cualquier época a conquistar el mundo para

Dios como se puede apreciar en la formula de las Constituciones de la Compañía de Jesús:

“Los Ejercicios Espirituales nos presentan a Cristo y delante de Él ‘todo el universo mundo’

94

Cfr. Autobiografía, 99. 95

Kolvenbach, Espiritualidad ignaciana y Ejercicios Espirituales. www. Sjmex.org. 96

Sandoval, Orígenes y actualidad de la educación en la compañía de Jesús, en Pensamiento Educativo,

99. 97

Tellechea, Ignacio de Loyola solo y a pie, 160. 98

Cf. Constituciones 288.

Page 50: Incidencia de la experiencia trascendental de san

50

pues es el ámbito en el que Dios es y actúa permanentemente.”99 La experiencia

trascendental como intellectus amoris se entiende desde la perspectiva ignaciana como

contemplación para alcanzar amor, donde se revela el misterio soteriológico de Dios que

motiva a la comunidad humana a ponerse al servicio del reino de Dios y de sus

destinatarios.

En la contemplación para alcanzar amor se presenta el camino para adquirir una

espiritualidad que echa sus raíces en la búsqueda continua de un Dios que se mueve a

misericordia dándose sin límites, habitando en su creación y trabajando para realizar al

hombre desde el amor. En los Ejercicios Espirituales, san Ignacio dice cómo actúa Dios:

“(…) mirar cómo Dios habita en las criaturas: en los elementos dando ser, en las plantas

vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando a entender; y así en mí

dándome ser, animando, sensando, y haciéndome entender; así mismo haciendo templo de

mí seyendo criado a la similitud e imagen de su divina majestad.”100 Se vislumbra, por

consiguiente, a un Dios que se mueve según su misericordia: ama, se da sin límites, habita

en su creación, se trasparenta en todas las cosas y trabaja para realizar definitivamente al

hombre. El hombre es la criatura alcanzada por su amor se dispone a vivir unido a él en la

acción de Dios que es dinamismo amoroso, amándolo y sirviéndole en todas las cosas

creadas.101

Desde la contemplación para alcanzar amor se puede concluir que Dios está presente y

actúa en todas las cosas invitando al hombre a vivir ese amor traducido en ser hombre para

los demás, ofrecer y dar todo de sí mismo saliendo del egoísmo y la realidad de finitud para

llegar a ser como Jesús, hombre con y para los demás. “Esta manera de concebir a Dios,

explica la forma como concibe a Jesús, quien por su vida, pasión y muerte, salva y retorna a

su Padre la creación redimida.”102 Ignacio sugiere al hombre, estar presente en el mundo, en

los compromisos del servicio de la fe y la promoción de la justicia; en la solidaridad con los

pobres, asumiendo su propia causa como si fuese propia.“En todo ser humano percibirá con

la finura de su sensibilidad espiritual, la presencia de Dios que lo habita; en el pobre y el

humilde, en el que posee dolor en su cuerpo y su alma y también en aquellos que están

99

Sandoval, Orígenes y actualidad de la educación en la compañía de Jesús, en Pensamiento Educativo,

99. 100

Loyola, E.E., 235. 101

Cfr. Loyola, E.E., 230-234-235-236-237. 102

Sandoval, Orígenes y actualidad de la educación en la compañía de Jesús, en Pensamiento Educativo,

99.

Page 51: Incidencia de la experiencia trascendental de san

51

enceguecidos en el pecado, Ignacio encontrará un ser que refleja de alguna manera la pasión

de Jesús.”103

Esta espiritualidad entiende la diakonía como dynamis, pues el servicio es el despunte del

reino de Dios, donde se trasparenta y se hace visible Dios. “De aquí que la vida y obra de

Ignacio convertido, deje ver con nitidez, que a Dios hay que descubrirlo en el interior

mismo de los seres y de los hechos de la historia.”104 Una vez que Ignacio llega a un

descubrimiento claro de Dios, del significado del mundo y del hombre, se deprendan otros

cambios de mucha trascendencia en su pensamiento y proceder. En efecto, después de su

estancia en Manrresa y la experiencia iluminativa del Cardoner, Ignacio decide traspasar

Europa hasta llegar a Jerusalén. Allí intuye que es lo que debe hacer para agradar a Dios.

Vuelve a Barcelona realiza sus estudios en latín y luego va a la universidad de Alcalá de

Henares, donde inicia sus estudios en Artes. En esta ciudad, a la par que se desempeña

como estudiante, empieza a predicar sus incipientes Ejercicios Espirituales con personas

inquietas por Dios.

Esto le acarrea dificultades con la Inquisición que veía estas prácticas sospechosas para la fe

genuina de la Iglesia. Ignacio es encarcelado junto con el grupo oyente de su predicación.

Al ser liberado sale hacia Salamanca donde en forma similar se repiten los mismos hechos.

Frente a los interrogantes, esta vez de los padres dominicos, Ignacio defiende el contenido

de los Ejercicios Espirituales. Por su parte, la Iglesia, es contundente al decir que el que

quiera hablar de cosas relativas a la fe debe portar mínimo un título de estudios. Pensando

en esto y al tener por convicción comunicarle a todo aquel que quiera escucharlo, predicar

sobre su experiencia trascendental decide ir a París. “Su elección de la Universidad de París

no es casual; le simpatizaba profundamente su orientación humanista por coincidir mucho

con su nueva cosmovisión; allí la ilustra, la fundamenta y la afianza en los debates

permanentes que frecuentemente se sostenían con los representantes de diversas corrientes

de pensamiento entre ellas la escolástica.”105

2.2.1 Principio y Fundamento ignaciano

El saberse creado por Dios y el usar de las criaturas cuanto le ayuden alcanzar este fin, lo

llama san Ignacio, Principio y fundamento. “El hombre es criado para alabar, hacer

reverencia y servir a Dios Nuestro Señor y mediante esto salvar su ánima; y las otras cosas

103

Ibíd., 97. 104

Ibid., 99. 105

Ibíd., 103.

Page 52: Incidencia de la experiencia trascendental de san

52

sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución

del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, cuanto

le ayudan para su fin; y tanto debe quitarse dellas, cuanto para ello le impiden. Por lo cual

es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas en todo lo que le es concedido a

la libertad de nuestro libre albedrío.”106 En efecto, se llama principio, porque a partir de éste

se despliega cada una de las reflexiones que vienen a lo largo de los ejercicios. Y

fundamento porque es la columna que soporta, carga, sostiene el edificio de la vida del

sujeto que escucha y obedece la voluntad de Dios.

El principio y fundamento ignaciano no se debe entender desde un punto de vista

epistemológico- filosófico, ya que como se ha mencionado en los párrafos anteriores, el

pequeño libro de los Ejercicios Espirituales no es fruto de una reflexión metafísica al

margen de la experiencia vital del peregrino Ignacio, sino que por el contario son el

resultado de una amplia experiencia trascendental que inició de manera clara en aquella

estancia en Manresa. A partir de dichas mociones o movimientos espirituales acontecidos

en aquel tiempo de penitencia y soledad, el peregrino Ignacio empieza a elaborar por escrito

un análisis cuidadoso para revelar las disposiciones para entrar en la dinámica de los

ejercicios vividos por él mismo, en un primer momento.

Así como los primeros cristianos al experimentar la resurrección de Jesús en sus vidas, se

vieron impulsados a congregarse y expresar con su vida y obra el acontecimiento de la

resurrección de Cristo en sus vidas. Y como siguiente momento fueron llevando por escrito

los recuerdos, las palabras, impresiones y sentido de los comportamientos de Jesús

revelados de forma clara en el acontecimiento del encuentro pascual y soteriológico. Así

mismo, Ignacio oyente e intérprete de la palabra divina, redacta su experiencia espiritual y

la ordena para poder ser comunicada a otros. En efecto, la propuesta de Ignacio es una

actitud fundamental abierta a la comunión con Dios y con los demás, donde la historia de la

salvación manifiesta en sí misma el fin para el que el hombre ha sido creado.

Sin embargo, en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio no se encontrará una

presentación sistemática de la teología clásica, sino que en ellos encontraremos una

comunicación de un modo de proceder que le sea útil al hombre en su intento por trascender

y realizarse como auténtico hombre. De tal modo, que los Ejercicios Espirituales no

cumplen su objetivo primordial, si solamente son examinados por vía lógica- deductiva

como quien parte de principios generales para hallar las aplicaciones en lo particular. Los

106

Loyola, E.E., 23.

Page 53: Incidencia de la experiencia trascendental de san

53

Ejercicios Espirituales son, más bien, la experiencia concreta de la voluntad particular de

Dios con la que se dirige a cada quien. Son el registro de una percepción personal del

acontecer de Dios en la vida del mismo Ignacio de Loyola.

Al no ser una aplicación de principios, es una mediación de valor universal que mueve a la

acción humana, ya que posibilita que lo trascendente acontezca en cada hombre o mujer,

según cada uno. El hombre moviéndose a buscar y definir el horizonte de sentido que jalona

la existencia. Esto se manifiesta en que todo preguntar por el ser en general es una

característica propia del hombre y que todo preguntar por el hombre es al mismo tiempo un

preguntar por el ser del hombre, ya que como se ha demostrado, el hombre es la apertura al

ser en general. El hombre se encuentra en contacto con este mundo, pero al mismo tiempo

es capaz de un retorno sobre sí mismo que lo distingue del mundo material y que tiene lugar

en todo pensar y obrar libre. El encuentro personal con Dios y con los demás se da en el

ámbito de una necesidad, de una carencia, por eso el hombre pregunta, inquiere, busca.

El mismo Ignacio durante su convalecencia leyendo el Flos Sanctorum, se preguntaba: “¿Si

ellos pudieron porque yo no?” O la misma pregunta con la cual inició el proceso de

conversión de Francisco Javier, cuando era un estudiante impulsivo: “¿De qué te sirve,

ganar el mundo si te pierdes a ti mismo?” De tal modo, los Ejercicios Espirituales no

culminan cuando se cumple con un método o se siguen unas reglas, sino cuando se alcanza

una experiencia. Y es precisamente la pregunta que posibilita la experiencia. La pregunta

como sentido de orientación y de dirección hace que nuestra atención se dirija a algo, a un

sentido, a un significado. El hombre al preguntarse, se da cuenta que no sabe, que carece de

cierto conocimiento. Se da cuenta de su finitud. Como dice Gadamer “la pregunta nos lleva

a la experiencia que no se sabe.”107 La pregunta realiza con respecto a la búsqueda del

hombre un autodistanciamiento que lo lleva a intuir su ser, finitud que tiende a ir más allá

de sus límites.

El hombre, al tener contacto con las cosas, sabe que conoce unas y que desconoce otras. Así

mismo, el hombre al tener por objeto preguntarse, sabe que no sabe y esto causa en él un

nuevo conocimiento, ya que ha abstraído su propio ser al darse cuenta que no sabe. Se ha

dado cuenta que es finitud. En este sentido, el principio y fundamento ignaciano es la

motivación y el parámetro que lleva a la pesquisa que causa el saber que no se sabe. Esto se

puede observar en el mismo Ignacio que busca, que camina, que se lanza de acuerdo a su

pregunta, abriéndose a las posibilidades y respuestas múltiples que puedan aparecer. No

107

Cfr. Gadamer, Verdad y Método, 439.

Page 54: Incidencia de la experiencia trascendental de san

54

obstante, toda apertura tiene sus límites. El límite lo da el horizonte en el cual un

determinado sujeto se mueve. Sin horizonte toda pregunta cae en el vacío, en el sin sentido

de la misma pregunta. El horizonte, en cambio, le da sentido a la existencia como pregunta

que busca respuesta. La comprensión de la existencia como trascendencia se da

precisamente en la misma historia de vida del sujeto de donde parte y se consolida la

significación de su misma existencia.

Precisamente la visión ignaciana es un proyecto histórico que se alcanza con el “inquirir”.

Ya que las posibilidades de respuesta de la propia realización del hombre, hacen que cada

individuo responda por su proyecto histórico-vital, donde se asume la propia existencia

como experiencia trascendente, que sale de sí en pos de un horizonte. “Eso quiere decir que

la acción creadora de Dios está esencialmente enrumbada hacia fuera; eso quiere decir que

el hombre ejecuta su esencia, en la medida que sale también hacia fuera. Si le pusiéramos

cuidado a Jesús mismo, veríamos un hombre volcado hacia fuera, sin condiciones, en

función de otro.”108 La existencia, entonces, es ese salir hacia fuera como acontecer de Dios

mismo en el hombre: “El hombre es capaz de leer esta experiencia trascendental en la

medida que ejecuta su propia existencia entendiendo, deseando, decidiendo y obrando

responsablemente, existir es tomar en sus propias manos la existencia que le dieron a un ser;

eso es libertad. Este acto de Dios es su voluntad, o su acto creador, o acto que especifica la

personalidad de Dios.”109

2.3 El discernimiento ignaciano de acuerdo a las Operaciones Intencionales Libres

Si el principio y fundamento es el horizonte en que se plantea la visión ignaciana, donde

cada individuo realiza una respuesta personal e irrepetible en forma consciente e

intencional. Esta respuesta se da como resultado de un proceso que empezó con el inquirir.

Dado que al inquirir, teniendo como horizonte de respuesta el fin por el cual el hombre ha

sido creado, desencadena en el hombre que busca, la intención de querer hallar la voluntad

de Dios en la contemplación del misterio salvífico. Esta contemplación del Misterio,

permite considerar el lugar del hombre en el mundo, a la vez que encuentra sentido a la vida

en la integridad de la fe y espiritualidad de la revelación acaecida en Jesucristo. “Si se

concibe al hombre como colaborador de Dios, será Él mismo Dios quien lo conduce; deberá

108

Baena, Fundamento del discernimiento en la revelación, ¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de

Dios?, en Apuntes Ignacianos 37, 40. 109

Ibíd., 40.

Page 55: Incidencia de la experiencia trascendental de san

55

estar atento para captar el querer de Dios sobre él y sobre las demás criaturas en su

situaciones y circunstancias concretas lo cual constituye la base del método que hoy

conocemos como Discernimiento Ignaciano.”110

El discernimiento ignaciano tiene en cuenta las acciones, actos y comportamientos más la

intencionalidad del sujeto, ya que por medio de estas operaciones intencionales libres se

puede saber qué es lo que Dios quiere, cuál es su voluntad. El criterio fundamental para

conocer la voluntad de Dios es cuando el hombre está saliendo de sí mismo, asemejándose a

Dios. De allí, la importancia de reconocer en las operaciones categoriales el modo de ser

auténtico hombre. Es decir, la puesta en marcha y coherencia con la intimidad de Dios

aconteciendo en el sujeto. Por otro lado, y en esta misma línea, con respecto a la Revelación

de Dios podemos inferir que es el encuentro del acto de creación continuo con la

interpretación que el hombre hace de dicho acto existiendo por medio de sus operaciones

intencionales libres.111

Al considerar que no hay un acto humano que no esté salpicado de algún interés, surge la

siguiente pregunta, ¿qué fundamenta que una persona en un acto intencional libre tenga por

cierto que está haciendo la voluntad de Dios? En este orden de ideas, el caso de Jesús es

único y diáfano. En los evangelios podemos observar que los creyentes ven que Jesús sabe

que lo que experimenta, conoce, piensa, juzga, desea y actúa, es voluntad de Dios porque no

tiene otro interés que salir de sí mismo a los demás. Se ha dicho que el conocimiento

humano es un proceso cognoscente y existencial del sujeto a partir de la experiencia que

éste tiene de la realidad, cuya intencionalidad va dirigida a entender un objeto en sí mismo y

en todas sus determinaciones. Se decía también que las operaciones intencionales libres son

comprendidas como el conglomerado de procesos implicados en la actividad del

conocimiento y la existencia propia.

Por lo tanto, son operaciones categoriales, ya que son la puesta en función de las facultades

trascendentales o aprióricas del conocimiento. Y estas son la puesta en marcha de la

existencia del hombre. Dios, al acontecer en el hombre, comunicándose y dándose se

manifiesta en sus afectos y acciones internas. Ignacio se da cuenta de esta manera de

acontecer y revelarse Dios en el hombre. El discernimiento busca, precisamente interpretar

110

Sandoval, Orígenes y actualidad de la educación en la compañía de Jesús, en Pensamiento Educativo,

100. 111

Este pensamiento será desarrollado en el siguiente capítulo de manera más concreta desde el acontecer

existencial y discernimiento espiritual de San Francisco Javier.

Page 56: Incidencia de la experiencia trascendental de san

56

y trasparentar la voluntad de Dios en el mismo hombre. “La finalidad de la insistencia de

Ignacio en los sentimientos, las mociones y los sentidos es tomar para sí mismo los mismos

sentimientos de Jesucristo (…) La estructura misma de la oración ignaciana lleva a poner en

marcha unas determinadas operaciones que permiten hacer efectivo y vital lo que acabamos

de afirmar: operaciones como percibir, reflexionar, juzgar, decidir y actuar.”112

En el caso de san Ignacio, a través de la búsqueda de sentido, este hombre fue descubriendo

y diseñando un modo propio de orientarse dentro de la complejidad del seguimiento de

Jesucristo. “Ignacio caminará siempre preguntándole al Señor a dónde lo quiere llevar: «

¿Dónde me queréis, Señor, llevar? Y esto multiplicado muchas veces <me parecía que era

guiado>, y me crecía mucha devoción, tirando a lacrimar.»”113 Ignacio a lo largo de su

experiencia espiritual se da cuenta de la prioridad que tienen los sentimientos a la hora de

hallar la revelación que se da en su intenso mundo interior. Este conocimiento interno no

implica solamente la racionalidad conceptual sino que es más consecuente con la

racionalidad afectiva en el mismo orden del intellectus amoris como inteligencia

experimental, propia de los místicos del siglo XVI. “Llamamos racionalidad afectiva al

ordenamiento lógico que en los ejercicios tienen los afectos, pues ellos son reveladores de la

voluntad de Dios o de los engaños del mal espíritu.”114

La vida humana se mueve en el espacio moral del sentido de la vida. Si la vida del hombre

no tiene sentido, la pregunta por la acción ética carece de consistencia. La visión ignaciana

coloca de antemano que la realización y salvación del hombre pasa por la búsqueda de

sentido. “El discernimiento, entendido como el proceso por el cual descubrimos el sentido

de nuestra vida - la vocación en términos cristianos - y decidimos sobre nuestras acciones,

es el camino que nos propone san Ignacio. Fijémonos que el discernimiento es primero que

todo un medio para encontrar sentido, el sentido de nuestra vida, es decir, no sólo para

decidir qué hacer, sino primeramente para encontrar el tipo de vida que queremos vivir.”115

Ignacio encontró que el discernimiento le ayudaba a ser consciente y distinguir la revelación

de Dios en su vida trasformado esa relación en una constante tensión creativa que se

derivaba en un tratar de servir bien a los demás.

112

Sandoval, Orígenes y actualidad de la educación en la compañía de Jesús, en Pensamiento

Educativo1, 332-333. 113

Osuna, Amigos en el Señor, 69. 114

Vélez y otros, El conocimiento de la voluntad de Dios, en Teología y Espiritualidad de la pedagogía

Ignacia, 332. 115

Mesa, El reto de una educación moral para vivir a la intemperie, en Teología y Espiritualidad de la

pedagogía Ignaciana, 71.

Page 57: Incidencia de la experiencia trascendental de san

57

Por esto es la insistencia de Ignacio en los sentimientos, las mociones acontecidas en el

sujeto. “los afectos, dentro del sistema que propone Ignacio para conocer la voluntad de

Dios, tienen un carácter definitivo. En otras palabras, sin conciencia de consolaciones,

desolaciones, sentimientos, pensamientos (mociones) y afectos, no será posible llegar a

conocer cuál será la concreción de la voluntad de Dios de hacernos hijos en el Hijo en el

aquí y el ahora del ejercitante.”116 O sea que los sentimientos y las mociones son la materia

prima para diferenciar o distinguir el impulso en orden a la acción praxica, puesto que la

voluntad de Dios se manifiesta precisamente en los sentimientos humanos. “Por voluntad de

Dios entendemos la orientación que Dios pone en el ser humano para realizar su existencia

saliendo de sí mismo generosamente hacia el otro, moviéndose a dejar su propio amor e

interés. Dios crea al ser humano desde dentro, y seguir su voluntad creadora es vivir

conforme a Él mismo que es don de sí, comunión solidaría y gratuita.”117

Sin embargo, la naturaleza humana tiende a replegarse, condicionándose en su propia

finitud. Es por esto que es indispensable en la espiritualidad ignaciana distinguir y

diferenciar en el sujeto que busca hallar y obedecer la voluntad de Dios, los sentimientos

contrarios o afecciones desordenadas, acaecidos en la interioridad del hombre. “Esto quiere

decir que la voluntad de Dios aparece tanto más claramente cuanto más se identifiquen los

afectos (los desordenados) que obstaculizan la toma de conciencia de dicha voluntad. Por

tanto, al conocimiento de la voluntad de Dios se llega por un trabajo consciente y ordenado

sobre los afectos de la persona para que ésta pueda ser libremente movida por Dios.”118 Por

consiguiente, la personalidad de Dios es la manera específica como Dios crea, como Dios es

Dios: saliendo de sí mismo, en función del otro. Esta es la manera como Dios se revela.

De esta manera, el destino del hombre, según la fe, es averiguar lo que Dios quiere para él y

así mismo qué quiere de él. En este sentido surgen las siguientes preguntas en un hombre

que desea ser fiel a su más íntimo destino: ¿Qué hago para saber cuál es la voluntad de Dios

en mí? ¿Acaso lo que yo capto como voluntad de Dios no puede llegar a ser una proyección

de mi ego? Por tales cuestiones, se precisa ponerle cuidado al ahora, al existir concreto.

Para ello, el hombre tiene como medio de interpretación las operaciones intencionales

libres, ¿con qué interés/intencionalidad realizó las operaciones intencionales? Los actos

intencionales con los cuales interpretamos la estructura de la existencia - la voluntad de

116

Vélez y otros, El conocimiento de la voluntad de Dios, en Teología y Espiritualidad de la pedagogía

Ignacia, 333 117

Ibíd., 331. 118

Ibíd., 331.

Page 58: Incidencia de la experiencia trascendental de san

58

Dios- son auténticos si están en la misma dirección de la personalidad de Dios. Al decir

auténticos se quiere dar a referir que están acordes a la voluntad de Dios. Por tal razón es

indispensable tomar conciencia de Dios mismo.

O sea, que el discernimiento busca precisamente, comprender el acontecer del Espíritu en la

interioridad del hombre. Interioridad marcada por la contingencia y finitud. A pesar de esto,

es en la interioridad donde acontece el Espíritu que impulsa al hombre a ir hacia la infinitud.

En otras palabras, el discernimiento se convierte en parte importante para ser consiente de la

experiencia trascendental. Por lo cual el discernimiento es una estrategia para el hombre

obediente a la voluntad de Dios, que pretende dejar actuar de manera consiente a Dios en su

vida. Si el hombre, escucha y pretende poner en práctica la voluntad divina, en clara

obediencia, debe saber en función de qué espíritu está actuando. La espiritualidad ignaciana

concibe en su principio y fundamento que la manera para alcanzar el fin para el cual el

hombre ha sido creado es hacer la voluntad divina, tal como lo hizo y enseñó Jesús en su

pedagogía.

Por lo cual para que se de una autentica experiencia trascendental que permita que el

hombre llegue a ser lo que está llamado a ser, conviene eliminar todo aquello que estorba e

interfiere en la comunicación que el hombre intenta escuchar en la palabra y acción de Dios.

El conocimiento y cumplimiento de la voluntad divina. Por esto, según la espiritualidad

ignaciana, hay que refrenar las afecciones desordenadas, dejando a un lado el amor propio.

Esta abnegación de la voluntad propia se entiende como una manifestación de obediencia a

la voluntad de Dios y una total indiferencia a las demás cosas, en tanto no ayuden a

configurar el fin último por el cual han sido creadas y una disponibilidad generosa a la

voluntad de Dios. “Ignacio exige un ascetismo austero, un esfuerzo vigoroso y continuo de

creciente generosidad con Dios. Nada de pasividad inerte, sino actividad interna, tensa de la

libertad hacia un apertura cada vez más honda- magis -a la voluntad de Dios.”119

119

González, Espiritualidad y Pedagogía Ignaciana, en Teología y espiritualidad de la pedagogía

ignaciana, 64.

Page 59: Incidencia de la experiencia trascendental de san

59

Capítulo III

La experiencia trascendental de San Francisco Javier

Introducción

Karl Rahner comentaba hace años en una de sus tantas entrevistas: “No se puede partir de

otro modo que de sí mismo y, por ello, del hombre, en cuanto que no es Dios el que hace

teología, sino yo como hombre. Y no obstante, toda la teología es búsqueda de Dios y sólo

es correcta si ve en el hombre un ser totalmente orientado hacia Dios y, por otro lado, yo

puedo conocer algo de Dios sólo en los límites que ha sido revelado y en la medida en que

Él, con su gracia se me ha mostrado.”120El hombre tiende a la trascendencia, al plus de Dios

que lo habita y lo impulsa. El misterio de Dios es que siendo infinito está en seres finitos. El

mismo Dios Creador es el mismo Dios implicado en lo creado, es lo que podemos llamar

Acto-Creador-Continuo. Jesucristo, como ya se ha mencionado, es el caso concreto de la

comunicación de Dios, caso pleno de la percepción de Dios.

En este orden, el conocimiento reflejo de Dios no es otra cosa que la tematización de la

experiencia trascendental en el hombre. Experiencia que llena de contenido significante la

categoría de experiencia espiritual de acuerdo a lo expuesto por Karl Rahner. Si la

revelación trascendental acaece en el hombre; él cual es espacio, tiempo y sentido, habría

que preguntarse por la manera cómo a pesar de la distancia en el tiempo la interpretación de

la Iglesia en su tradición y texto sagrado comunica y actualiza el mensaje revelatorio. Sin

embargo, como la pretensión de este trabajo investigativo es indagar por la manera como

acontece fenoménicamente Dios en el hombre y cómo de este análisis se pueden hallar

incidencias estructurales para la antropología que subyace a la Pontificia Universidad

Javeriana, se disertará sobre la manera como Francisco Javier asumió la experiencia

trascendental.

Para alcanzar este objetivo se ha optado por recurrir al método de la antropología

trascendental que busca en la historicidad, contexto y horizonte del hombre, la revelación de

Dios. La antropología trascendental concibe al hombre como espíritu, en tanto que

aprióricamente se encuentra abierto a la escucha de la Revelación. El hombre es espíritu en

el mundo. O sea, hombre histórico, deseoso de Dios. El hombre mediante su existencia

120

Mondin, dove va la teología? Interviste a K. Rahner Roma 1982. Citado por Sayes, la esencia del

cristianismo, 22.

Page 60: Incidencia de la experiencia trascendental de san

60

desarrolla su ser, y la existencia no es más que un ser siendo con lo demás. El ser hombre es

un proceso que no tiene fin; sin embargo el hombre se realiza en el tiempo. En su

existencia. Como el hombre es un ser siendo en la medida que existe, es coherente

preguntarse por la manera cómo Dios acontece en el hombre.

El hombre es ser y conocer, ya que al encontrarse en el mundo se relaciona. La relación es

conocimiento, en tanto que el hombre al percibir a otro ser o ente, sale de sí mediante sus

sentidos y retorna nuevamente trayendo una impresión que será incorporada a su estructura

interna. Esta acción cognitiva y espiritual del hombre genera en él estructuras internas,

redes de relaciones que mueven al hombre a ir más allá de su estructura interna para

conocer a la par que es. Esto se manifiesta en la capacidad del hombre de sentir, de pensar,

de decidir, etc. Estas operaciones categoriales son el resultado de lo que el hombre hace con

su condición apriórica trascendental, de acuerdo a su libertad.

En este orden de ideas, aparece la figura de san Francisco Javier como intérprete y

comunicador de la Revelación trascendental según su experiencia de fe y el ambiente

cultural en el cual se gestó y maduró su existencia como movimiento espiritual único. San

Francisco Javier bebió de la revelación vehiculada y vivida en la historia, de acuerdo con la

interpretación y cosmovisión hecha por la Iglesia trasmitida en su texto sagrado y su

Tradición. San Francisco Javier, hijo de su época, se encuentra con la significación común

cristiana de la revelación trascendental propiciando en él una libertad interior que lo lleva a

romper fronteras, no sólo geográficas y topográficas, como de hecho ocurrió, sino en su

misma seidad.

Lo que ocurre en Javier, es que en la medida que efectúa sus operaciones categoriales

(experiencia), se repliega en sí mismo (reflexión) y se da cuenta de la habitación de Dios en

él, la cual lo impele a salir de sí ilimitadamente (acción). En este orden de ideas, este santo

misionero es un vía-andante. También de su interior. Un viajero, que al inquirir y

preguntarse por el sentido de su existencia abre horizontes insospechados en su

personalidad. O como dice Michel de Certeau en su interesante libro la Fábula Mística

siglos XVI-XVII a propósito del movimiento místico interior: “Por los caminos o las vías de

que hablan tantos textos místicos, transita el viajero itinerante, Wandersmann [Caminante].”

121

121

De Certeau, Fábula Mística siglos XVI-XVI, 24.

Page 61: Incidencia de la experiencia trascendental de san

61

En este mismo sentido, frente a la figura de viajero apostólico que representa Francisco

Javier, llama la atención la afirmación de León-Dufour: “el itinerario seguido no es tanto el

de la conquista del mundo por el apóstol cuanto el de la conquista del apóstol por Dios;

mejor dicho, a través de la conquista del mundo el apóstol se deja conquistar por Dios. Los

hombres ven actuar a un hombre, pero el que actúa es Dios solo. El primero en rebelarse

sería sin duda alguna el mismo Francisco Javier si nos limitáramos tan sólo a contemplar las

proezas del héroe: ¡Dios es admirable en todos sus santos!”122 En efecto, las peripecias de

aquel noble navarro por el mundo desconocido de aquel entonces, en cierto modo dan parte

y son reflejo de lo que en su interior pasaba: traspaso de fronteras y ataduras a nivel

emocional y moral, una ampliación de fronteras en su personalidad, una travesía sin límites

a nivel existencial. Una experiencia trascendental que lo llevó a alcanzar niveles

inigualables en su realización como auténtico hombre.

Al tener en cuenta lo anterior, este capítulo se detendrá a observar la vida interna y mística

del gran apóstol de Oriente desde sus acontecimientos visibles de cara a su contexto y

tiempo. Este capítulo, por tanto, abordará la manera como un hombre concreto, Francisco

Javier, percibió y asumió en potentia oboedencialis la voluntad de Dios como experiencia

de revelación trascendental en su vida; y la manera cómo ese acontecer trascendental se

configuró con su misma accidentalidad sicológica y personal, propia y única en todo

hombre, afectando su entorno, llevándolo a una vida espiritual y apostólica itinerante.

Donde el contexto siempre cambiante, y por ende novedoso, se percibía como una realidad

interna en la medida en que Javier se abría al cambio posible desde el acontecer de Dios en

su interioridad como aventura espiritual e itinerario místico. De tal forma que esta reflexión

parte de la premisa que la vida itinerante de Francisco Javier como hombre apostólico es el

reflejo del movimiento trascendental que acontecía en su interior.

Es decir, una experiencia de trascendencia. De movimiento, que se da gracias a una

dinámica dialéctica acaecida en el acontecimiento de replegarse en sí para salir de sí al

encuentro del otro llevando en ese movimiento algo de la intimidad de Dios. En palabras de

León-Dufour, “Toda vida es un itinerario; sólo el itinerario místico da su sentido verdadero

al externo y material que se ve.”123 Por tal motivo, para poder dar cauce y desarrollar la

proposición planteada, este capítulo abordará la experiencia trascendental, como travesía

existencial y espiritual en Francisco Javier desde dos perspectivas. La primera, desde la

categoría de itinerario místico según León-Dufour; y la segunda categoría será la geografía

122

León- Dufour, San Francisco Javier, Itinerario místico del apóstol, 24. 123

Ibíd., 23.

Page 62: Incidencia de la experiencia trascendental de san

62

espiritual de acuerdo a lo expuesto por G. Randle. La primera categoría dará el marco

existencial, histórico y antropológico del santo, desde la perspectiva de su vida como

travesía, viaje o búsqueda de sentido.

El itinerario místico del misionero, interpretará desde su punto de vista la vida del santo, los

lugares, personajes, momentos y circunstancias importantes en su historia personal como

etapas en su proceso espiritual y existencial. De este modo se podrá entrever la manera

como se manifestó en él la experiencia trascendental, entendida como horizonte indefinible

y misterioso que lo llevó a ser y vivir de ese modo. En cambio, la segunda categoría servirá

para leer en la interioridad del santo, su carácter y la manera como asumió en términos

vitales y prácticos la espiritualidad ignaciana y su vida apostólica según su estructura

interna. Esta manera de proceder, en este capítulo, sigue la línea señalada por el método

antropológico trascendental al observar la vida de San Francisco Javier desde los aspectos

esenciales y constitutivos a toda vida humana captadora del Misterio desde los parámetros

históricos - existenciales que se configuraron desde un proyecto salvífico concreto acaecido

en la vida de san Francisco Javier.

3.1 La Travesía de Javier

La categoría de itinerario místico está inspirada en el libro San Francisco Javier, itinerario

místico del apóstol. En este libro, León–Dufour interpreta la vida de Francisco Javier como

un continuo viaje, donde si bien es cierto, se presenta el itinerario del apóstol desde su tierra

natal hasta los confines del mundo de aquella época, el autor hace desviar la mirada del

lector a la vida interna de Javier como aventura espiritual del santo. “Francisco Javier

recorre mundos, pero cada día va ahondándose más y más una soledad en su interior. Se

piensa a veces – ¡qué ingenuidad!– Que es fácil trabajar por Dios; pero el auténtico apóstol

ha de recorrer los caminos de Dios, que no son los mismos que los del hombre.”124En este

sentido, leer la vida de San Francisco en clave de itinerario místico-existencial significa:

hombre orientado a la trascendencia, alguien que marcha en búsqueda de su ser y su

identidad.

De tal modo que una primera compresión se puede formular como el proceso que muestra

un camino existencial que se dirige a la liberación humana. En este orden de ideas, la

categoría de itinerario místico-existencial refleja una existencia configurada como tránsito

hacia caminos que permiten sentir la vida en su transcurrir desde las diversas situaciones

124

Ibíd., 25.

Page 63: Incidencia de la experiencia trascendental de san

63

límite que se vislumbran como un proceso caracterizado y a la vez, el lugar donde se origina

una concepción nueva del mundo: el hombre, libre de fronteras y limitaciones. Fronteras

que deben ser transformadas por la búsqueda de integrar la vida desde la praxis de una

razón y fe que dé cuenta de la globalidad de la propia vida. Por consiguiente, la imagen de

itinerario místico-existencial no sólo muestra el proceder de lo trascendental en Francisco

Javier sino que, además, vislumbra la provocación que él tuvo para salir de sí mismo,

permaneciendo abierto para reconocer las nuevas posibilidades que la historia le revelaba.

Javier se encontraba disponible a discernir y aprehender lo revelado en los distintos

contextos por donde se movió.

En este itinerario efectuado por el santo durante su vida, cuenta más el proceso que el

mismo resultado, porque en la vida del santo entendida como travesía fue develándose,

poco a poco, el destino y el sentido de dicha vida: la Trascendencia. En este sentido,

travesía es un término que indica una referencia al viaje como salida y movimiento

itinerante con un fin lejano que para alcanzarlo implica cierto sacrificio y dificultad. La

palabra travesía, además, se encuentra constituida por el mismo prefijo que tiene la palabra

trascendental. Este prefijo tras (Del lat. trans, al otro lado de, más allá de), denota

movimiento el cual es percibido y efectuado en un tiempo y espacio determinado. Esto,

también, se constata en el santo Javier. “El Señor va formando a su apóstol a lo largo de una

determinada historia: Todo lo que hace el Señor es historia y es vida.”125

Javier, a su vez, desde su horizonte de nombre propio, nos remite a una vida concreta,

única, a un dasein (ser ahí), de acuerdo al pensamiento de Martin Heidegguer. En síntesis,

estas dos palabras: Travesía y Javier, al ser unidas por el conector “de”, constituyen un

predicado referido a la aventura espiritual o trascendental de un hombre particular como lo

fue Francisco Javier, oriundo de un lugar y de un tiempo determinado. Javier, joven

universitario, al intuir la auto-comunicación e intimidad de Dios en su vida fue seducido por

la voluntad de Dios que lo llevó a salir de los límites topográficos y geográficos, pues fue

un gran misionero y explorador.

Estando alejado de su tierra natal e imbuido en el conocimiento de nuevas culturas

experimentó cómo su ser fue trascendiendo hasta llegar a dejar actuar libremente a Dios en

su vida, llevándolo a un viaje interior de conocimiento de sí mismo y de identificación con

Dios. Por lo cual, Francisco Javier representa el modelo de homo viatoris en la tradición

cristiana. Así lo plantea Carmiña Verdejo: “La figura de San Francisco Javier está

125

León-Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 263.

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64

considerada por los historiadores como una de las más interesantes y sugestivas de todas las

épocas. Es cierto, la vida del santo andariego, desde que inició su gran aventura en plena

juventud, resulta apasionante por la extraordinaria fe y el gran espíritu que precedieron

todos sus actos.”126

En este sentido, una breve nota biográfica del santo como la presenta G. Randle en un

Boletín de espiritualidad del C.E.I.A., arroja estos datos: “Nació San Francisco de noble

familia el año 1506, en Javier (Navarra, España). Estudió en la universidad de París desde

1525. En 1529 comenzó a tratar con Ignacio de Loyola. En 1533 entró en su intimidad y

gracias a ella se abrió a la vida interior y se unió a su grupo: la futura Compañía de Jesús.

Se ordenó sacerdote en Venecia en 1537 y se dedicó a obras de caridad en varias ciudades

de Italia. Fue enviado a Oriente en 1541, apenas conformada la Compañía por el Papa Pablo

III en 1540; durante diez años evangelizó incansablemente la India y el Japón y convirtió

muchos a la fe. Estaba a punto de entrar en China, cuando nació para la vida eterna en 1552.

El año 1622 Gregorio XV le puso en el catálogo de los Santos.”127 Estos datos son muy

sintéticos si se tiene en cuenta la monumental obra de 4 tomos sobre la vida de de San

Francisco Javier hecha por J. Schurhammer. Sin embargo, esta breve reseña biográfica

subraya las etapas más relevantes del itinerario místico-existencial de este hombre espiritual

y apostólico llamado Javier.

3.1.1 Javier y su contexto

Francisco de Jassu y Javier nació el 7 de abril 1506 en el castillo de Javier. Este castillo se

encontraba ubicado en la región de Navarra, la cual era territorio en constante disputa entre

los vascos y franceses, debido, en gran parte por su posición estratégica tanto comercial

como política.15 años atrás del nacimiento de Francisco Javier, en 1491 había nacido

Ignacio de Loyola en Azpeitia ubicada en la región Vasca. Un año después, en 1492,

Cristóbal Colón pisaba tierras de un nuevo continente descubierto, y Vasco de Gama en

1498 llegaba a Calicut en la India. Todos estos acontecimientos pronosticaban de España

una gran potencia, sin embargo, el pueblo español se encontraba dividido y envuelto en una

suerte de guerras locales que no le permitían su unificación.

Schurhammer a propósito del contexto concreto en el cual nació Javier dice: “En el

magnífico y poco accesible mundo de montañas situado al norte de España, vive un pueblo

de lengua problemática, fiel y constante en la fe y costumbres de sus antepasados, laborioso,

126

Cfr. Verdejo, Francisco Javier, en Celebridades, 18. 127

Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 23.

Page 65: Incidencia de la experiencia trascendental de san

65

valiente, emprendedor y amante de su libertad: el pueblo de los vascos. Cuando Cristóbal

Colón descubría, con su piloto vasco, en el lejano mar de occidente un nuevo mundo, y

Vasco de Gama encontraba la ruta marítima hacia las Indias orientales, la provincia costeña

de Guipúzcoa, junto con sus dos hermanas vecinas, se hallaba ya bajo el dominio de

España. Al Este de ellas, entre Guipúzcoa, Castilla, Aragón y Francia, estaba el reino de

Navarra con su capital Pamplona, último territorio libre de los vascos.”128

El castillo de los Javier, era importante para la región, ya que servía en tiempos de guerra de

guardia y resistencia para todo aquel enemigo que quisiera pasar triunfante hacia Navarra.

“Los Javier pertenecían a una de las más prestigiosas familias de Navarra. El Dr. Juan,

señor del castillo, se había mantenido siempre fiel durante la guerra civil al partido real, y se

había conquistado rápidamente la confianza del príncipe. Fue nombrado Administrador de

Finanzas, alcalde de corte y, finalmente, Presidente del Real Concejo, la más alta autoridad

política de Navarra. Junto con sus empleos y dignidades fueron también creciendo sus

rentas y posesiones. Había alcanzado en desposorio a la única heredera de una de las

familias más antiguas y nobles del reino: a Doña María de Azpilcueta, quien sobre haberle

traído como dote matrimonial para su señorío de Idocin los dos castillos de azpilcueta y

Javier, podía ascender en el árbol genealógico hasta los tiempos de Carlomagno y hasta los

ascendientes comunes de los reyes de Aragón y Navarra.”129

En 1512, cuando Francisco Javier contaba con 6 años de edad las tropas del reino de

Castilla, invadieron Navarra. “Acababa de estallar la guerra entre Francia y España. El Rey

de ésta deseaba paso libre para sus tropas por los desfiladeros pirenaicos de Navarra. Se le

negó; y ante la violencia acudieron los navarros a su vecina Francia en demanda de auxilio.

Al ver esto los españoles se dirigieron en 1512 contra Navarra, y el Rey de ésta, D. Juan, se

vio precisado a huir de aquella tierra. El partido oposicionista, aliado con los españoles,

llegó a hacerse dueño de ella, y la ruina del Rey fue también la ruina de la familia de Javier.

Los vasallos de Idocin podían impunemente negar a su amo el arriendo de sus tierras, y el

nuevo gobierno, finalmente, quitó al señor del Castillo y puso a la venta su posesión de ‘El

Real’, situada en la frontera de Aragón.”130

Pero en 1515, Navarra se convierte en provincia española, quedando incorporada a la

corona de Castilla. Ese mismo año, el 15 de octubre el padre de Francisco Javier, don Juan

de Jassu, señor de Idocín muere. Un año después también fallece el rey de España. Navarra

128

Shurhammer, Vida de san Francisco Javier, 7. 129

Ibíd., 8-9. 130

Ibíd., 10.

Page 66: Incidencia de la experiencia trascendental de san

66

pretende aprovechar tal situación y ante otro intento de rebelión fallida sobre Castilla, el

cardenal Cisneros, regente de España, ordena la demolición parcial del castillo de los Javier

acusando este sitio como el lugar donde se celebró la conspiración. No obstante, en 1520

llegó nuevamente la ocasión para liberar a Navarra. Los patriotas navarros, entre ellos dos

hermanos de Javier, se aliaron con Francia y comenzó la marcha libertadora hacia

Pamplona. “Muy pronto llegó al castillo de Javier la alegre nueva de la toma de Pamplona.

Un caballero guipuzcoano, llamado D. Iñigo de Loyola, había sido el alma de la resistencia

contra los sitiadores; pero cuando al cabo de seis horas de bombardeo una bala de cañón le

desjarretó la pierna, cayó la ciudadela de aquellos. Acontecía esto el lunes de pentecostés,

20 de mayo de 1521.”131

Sin embargo, tampoco esta fue la ocasión de libertar a Navarra del régimen de Castilla, la

gran derrota frente a Noaín donde el capitán de los franceses fue tomado prisionero, diezmó

la moral de las tropas navarras que finalmente huyeron. Los españoles nuevamente

dominaban el país. Los años siguientes fueron años difíciles y dolorosos tanto para

Francisco Javier como para su familia. Los hermanos de Javier, Miguel y Juan, fueron

acusados de alta traición y por lo tanto dignos de muerte. Doña María de Azpilcueta, madre

de Francisco Javier, tuvo que resistir los asedios, injurias y desagravios por parte del pueblo

y sus señores. Fueron años de incertidumbre y aminoramiento de las riquezas y prestancia

social de la casa de los Javier.

Finalmente, en 1523 Carlos V otorgó amnistía general a los combatientes de Navarra, entre

ellos los hermanos de Francisco Javier: Miguel y Juan, quienes volvieron a casa

nuevamente ayudar a restaurar el señorío de la familia. Javier era ya un hombre, cuando

volvieron sus hermanos, pues contaba con 18 años de edad. Era el momento de

desempeñarse como un auténtico descendiente de la casa de los Javier. “En tiempos pasados

Miguel y Juan pretendieron entusiasmarle con la carrera de de las armas. También en

Francisco ardía el noble emprendedor instinto de sus caballerosos antepasados. Quería

mostrarse digno de su renombre; pero en una carrera distinta de la de sus hermanos. Su

padre había alcanzado el grado de Doctor en la universidad de Bolonia. También Francisco,

al finalizar el verano de 1525, se despidió de su madre y hermanos, montado en su

cabalgadura traspasó las montañas en dirección a Francia: marchaba al más famoso de los

centros docentes de la cristiandad, a la universidad de París.”132

131

Ibíd., 12. 132

Ibíd., 13-14.

Page 67: Incidencia de la experiencia trascendental de san

67

3.1.2 Javier y la Universidad

El ambiente en que vivió Francisco Javier su época de estudiante era difícil y agitado. En

1492 España había llegado a las costas de América, hecho que revolucionó la cosmovisión

del occidente europeo. Hoy, como en aquel, entonces había problemas urgentes en cuanto al

comportamiento ético, sociopolítico y económico. El siglo XVI fue escenario de la crisis de

autoridad y de unidad que hicieron temblar las bases cristianas, debido al comportamiento

de los Papas del renacimiento que provocaron reacciones en los países del norte de Europa,

representados en personajes como Martín Lutero, Enrique VIII, Calvino y otros. A lo cual

sobrevino la Contrarreforma. Este era sintéticamente, el ambiente que vivieron en común

Francisco Javier y los primeros compañeros de Ignacio de Loyola en la universidad de

París.

En este ambiente agitado la universidad tuvo mucho que ofrecer. Claro está, que la

universidad de aquel tiempo era muy distinta a la actual: “aquélla implicaba, por una parte,

un vivir permanentemente compartiendo entre profesores y alumnos, con interrelaciones e

intercambios académicos casi constantes y un actividad intelectual mucho mayor, ya que el

tiempo dedicado a la investigación y reflexión era superior al dedicado a la sola escucha

pasiva de las clases magistrales. Régimen que en substancia, perdura hoy en algunas pocas

universidad seculares. Era pues, verdaderamente un ambiente de permanentes

participaciones interdisciplinarias – mucho más en un siglo convulsionado – y no sólo de

planificados contactos y conexiones especializadas.” 133 En efecto, la Universidad marcó el

vigor y estilo de vida de los primeros fundadores de la Compañía de Jesús entre ellos,

Javier. El carácter universal del alma mater provocó en estos egresados de la universidad de

París una motivación para lanzarse a las necesidades más urgentes de su tiempo y sociedad.

Siendo, así hombres de su siglo.

Javier inició sus estudios superiores en la universidad de París el 1 de octubre de 1525.

Buscó el barrio de Saint Jacques, el cual era una especie de ciudadela estudiantil más

conocida como el barrio latino. Allí se alojó en el colegio de Santa Bárbara. “Larga era la

carrera de los estudios. Un año de clase preparatoria; tres y medio de Filosofía hasta

conseguir el grado de maestro; luego en ciertos casos, otros tres más ejerciendo como

«regente» el Magisterio, en uno de tantos colegios; y en fin, cuatro años de estudios

especiales, sea de Teología, sea de Juridisprudencia o Medicina.”134 Estas eran las etapas

133

Ibíd., 20. 134

Ibíd., 16.

Page 68: Incidencia de la experiencia trascendental de san

68

por las cuales un estudiante llegaba alcanzar el grado de doctor. Durante la primera etapa de

estudios, Javier resaltaba como un estudiante sobresaliente, procedente de una familia

noble. Lo cual le permitía vivir cómodamente, no reparando en gastos y llevando, por así

decirlo una vida ligera, propia de la mayoría de los estudiantes de aquella época.

No obstante, pese a las ideas renacentistas de la época y el liberal ambiente de la ciudadela

estudiantil y del colegio Santa Bárbara, se encontraba en aquel lugar, gente consagrada a los

estudios y al crecimiento moral y espiritual de acuerdo con la tradición cristiana. Uno de

ellos era un saboyano, procedente de una familia de pastores. De aspecto angelical y de

temperamento tímido, Pierre Favre nacido también en 1506. Sin embargo, Javier se

encontraba lejos de seguir la senda trazada por aquel pastor proveniente de los Alpes

franceses que desde temprana edad buscaba hacer la voluntad de Dios. Para Javier, su

horizonte se encontraba en ganar prestancia y títulos para recuperar la fama perdida de la

casa de los Javier. Y la universidad era un medio para alcanzar dichos objetivos de

relevancia social. Sin embargo, la universidad marcó el espíritu y la manera de proceder de

Javier para el resto de su vida. Fue allí donde conoció a sus amigos más íntimos. Fue en el

ambiente universitario donde se desarrolló su vocación. Fue en la universidad donde

aprehendió el conocimiento que le formaría su personalidad y lo haría capaz de llevar a

acabo tan grandes empresas en pro del cambio del mundo de acuerdo a la voluntad de Dios.

3.1.3 Javier y la espiritualidad ignaciana

Sin duda alguna, el encuentro que tuvo Javier con Ignacio y su espiritualidad son claves en

la experiencia Trascendental que Javier vivió. En 1529 llegaba a París aquel caballero que

había protagonizado la resistencia de Pamplona el recordado 20 de mayo de 1521, donde al

quedar herido gravemente en su pierna había replanteado radicalmente su vida, llevándolo a

buscar en Dios un nuevo sentido para su existencia. “En esta circunstancia cuando Ignacio

se hace la pregunta crucial sobre qué hacer con su vida en adelante; para responderse, juega

un papel definitivo su certeza de no querer apartarse del mundo, su convicción le decía que

era en éste con sus circunstancias concretas, donde mejor encontraría a Dios, decide

entonces permanecer en él y de esta manera estaría cerca de las personas para poderles

hablar de Dios; esto era lo único que le dictaba su corazón. Se decide entonces por estudiar,

condición que ve indispensable para poder cumplir su propósito.”135

135

Sandoval, Orígenes y actualidad de la educación en la compañía de Jesús, en pensamiento educativo

1, 102.

Page 69: Incidencia de la experiencia trascendental de san

69

Ignacio había obtenido suficientes recursos económicos en sus anteriores viajes, y que

habiendo iniciado sus estudios en España decidió marchar a París, al más famoso centro de

educación de la época. Se instaló en el colegio de Santa Bárbara donde le correspondió

compartir habitación con Francisco Javier. Al respecto de este acontecimiento J. Osuna

dice: “El doctor Peña señaló a Ignacio una habitación que debía compartir con dos

estudiantes mucho más jóvenes, Pedro Fabro y Francisco Javier.”136 Por causa de las

dificultades que presentaba Ignacio para asimilar las materias en el comienzo de los

estudios, Pierre Favre fue asignado por Juan Peña para ayudarle a reforzar las clases al

estudiante de 38 años, “enjuto, mediano de estatura, de rasgos nobles y curtidos, barba

negra y vestido con el traje talar negro también de los estudiantes,”137. Gracias a esta

circunstancia, Pierre Favre fue compartiendo con Ignacio, su búsqueda espiritual.

Poco a poco Pierre Favre, fue aprendiendo de Ignacio sobre su experiencia de Dios. En

cambio Javier, lejos de un interés piadoso se concentraba en ser notable en sus estudios y

buscar para sí una buena posición económica y social. Javier había obtenido su título de

Maestro e impartía clase en el colegio de Dormans- Beauvais. En esta instancia, Javier

había decidido continuar sus estudios eclesiásticos para hacerse clérigo del obispado de

Pamplona. De esta manera, sus estudios eran una preparación para alcanzar un estatus social

en su tierra, pues en ella le esperaba un futuro generoso. Para Javier, quizás, lo importante

en su vida era devolverle el prestigio y la fortuna que había sido arrebatada a su familia en

la guerra. El ideal de pobreza y piedad evangélica compartido por Pierre Favre y por

Ignacio no estaba en sus expectativas.

Sin embargo, Ignacio a pesar de la robustez de Javier frente a estos temas no renunciaba en

su búsqueda de conversión del noble navarro. Quizá vio en él grandes atributos para poder

dar cuenta de la mayor gloria de Dios. Osuna lo manifiesta así: “Con Javier la relación fue

más complicada. Un comentario que recogen muchas biografías de San Ignacio y cuyo

autor parece ser su secretario Polanco, dice: «Yo he oído decir a nuestro gran moldeador de

hombres, Ignacio, que la más ruda pasta que él había manejado jamás, fue en los comienzos

este joven Francisco Javier» A pesar de que se hicieron amigos, en las cosas espirituales no

sintonizaban con él’.”138

Finalmente, en la primavera de 1533 Francisco recibió la noticia de la muerte de su

hermana Magdalena, abadesa de las Clarisas en Gandía. Los sentimientos encontrados a

136

Osuna, Amigos en el Señor. Unidos para la dispersión, 74. 137

Schurhammer, Vida de San Francisco Javier, 18. 138

Osuna, Amigos en el Señor. Unidos para la dispersión, 75.

Page 70: Incidencia de la experiencia trascendental de san

70

causa de esta noticia motivaron en Javier un encuentro más personal con Ignacio, a

compartir con él sus incertidumbres y deseos. “Cuando Javier hablaba con Íñigo de sus

vanos ensueños para el futuro, le repetía éste una y más veces aquella grave pero celestial

sentencia: « ¿Qué le aprovecha al hombre ganar todo el mundo, si es con perjuicio de su

alma?»”139. De esta manera Ignacio fue entrado en la intimidad Javier, de la cual se inicio

un proceso de profunda trasformación. Empezó, entonces, una etapa decisiva en la travesía

espiritual de Javier.

3.1.4 Javier y la Compañía de Jesús

La Compañía de Jesús fue el resultado del esfuerzo de Javier y sus amigos por encarnar la

espiritualidad ignaciana, pues ella es el motor de la manera de proceder de esta Orden

religiosa en todo lo competente a su carisma y misión. Al grupo de amigos conformado por

Ignacio, Pierre y Javier se les unió otros más: Diego Laínez, y Alfonso Salmerón, ambos

españoles. Luego se unió el portugués Simão Rodríguez y posteriormente el castellano

Nicolás de Bobadilla. Este grupo conformado por siete hombres eruditos y de vida

ejemplar, después de un buen tiempo de amistad y de haber efectuado los Ejercicios

Espirituales guidaos por el mismo Ignacio deciden hacer votos de pobreza, castidad y de ir

en peregrinación hasta Jerusalén. Se dirigieron, entonces, a la capilla del monte de los

mártires (Montmartre) en París y allí celebraron dicho pacto.

El grupo de “amigos en el señor” continúo en París adelantando sus estudios. A finales de

marzo de 1535, Ignacio por motivos de salud tuvo que volver a España. Francisco Javier le

dio una carta de recomendación para su hermano Juan de Azpilcueta, alabando su persona y

a la vez defendiéndolo de las antiguas acusaciones acaecidas en España sobre el antiguo

soldado. En ausencia de Ignacio, el recién ordenado sacerdote, Pierre Favre había quedado

encargado de la vida en común de esta pequeña comunidad, comunidad que empezaba a

crecer. Pierre Favre tuvo la ocasión de dar los Ejercicios Espirituales a tres antiguos amigos,

los cuales al terminar de hacer los Ejercicios determinaron entrar al pequeño círculo de

“amigos en el señor”. “A los siete primeros se habían añadido, como indicamos atrás, Jayo,

Broet y Codure. Aunque continuaron buscando otros para incorporar a su proyecto.”140

A principios de 1537 estos nueve compañeros, después de una larga correría donde

practicaron obras de caridad y predicaron el evangelio, se reunieron en Venecia con

139

Schurhammer, Vida de San Francisco Javier, 23.

140 Osuna, Amigos en el Señor. Unidos para la dispersión, 95.

Page 71: Incidencia de la experiencia trascendental de san

71

Ignacio. Allí la mayoría de ellos recibieron la ordenación sacerdotal. Entre ellos Javier e

Ignacio, Salmerón debía esperar debido a su corta edad. Entre 1537 y 1538 debido a la

guerra declarada por Turquía a Venecia, se suspendieron los viajes marítimos a Tierra

Santa. Imposibilitados los “amigos del Señor” de cumplir su promesa de ir a Jerusalén se

dirigieron en 1538 a Roma a presentarse al Papa y ponerse a sus ordenes. El Papa, al

percatarse de la calidad y disponibilidad de estos clérigos los envío a misión a distintos

lugares distribuidos en pequeños grupos. Hasta aquel momento el campo de acción

apostólica había sido Italia. Pero el Papa había pedido a dos de ellos para que fueran a

Irlanda, Codure y Salmerón; y a otros dos para la Indias. En un primer momento se pensó

en Simão Rodríguez Y Nicolás de Bobadilla.

Pero al enfermarse el p. Nicolás de Bovadilla, Javier fue nombrado de improvisto para

remplazar a Bobadilla y acompañar a Rodríguez a la misión de la India. Cuentan los

hagiógrafos que Ignacio se hallaba enfermo en su cama y mandó a llamar a Javier. Y al

pedirle que tomara el lugar de Bobadilla en esta nueva misión, Javier a tal petición

reaccionó con entera disponibilidad. “Al enterarse de que se le necesitaba para remplazar a

su colega enfermo, Francisco Javier contestó sin vacilar: «Pues ¡sus! Heme aquí» o

«esplendido, yo estoy listo, soy el hombre para esa empresa», como lo han interpretado

posteriores generaciones de jesuitas.”141Aun no se había redactado la Bula papal de

aprobación de la Compañía de Jesús, cuando Javier se despedía de sus amigos y firmaba

afanosamente unos documentos de suma importancia para el destino de la futura Compañía

de Jesús.

Se despidió entonces de sus amigos y partió rumbo a Portugal para embarcarse en una nave

que lo llevara a su destino. Javier duró un buen tiempo todavía en Europa hasta avistar el

puerto. Pasó por Bolonia y después a Portugal donde se encontró con el p. Rodríguez. Allí

envió varias cartas a sus compañeros jesuitas residentes en Roma donde daba parte de sus

actividades en la capital de Portugal. El rey de Portugal le había dado documentos y

credenciales de suma importancia, eran los “Breves Pontificios, en los que el Santo Padre

nombraba a Javier como su delegado en lejano Oriente. También le entregaron otro escrito

de recomendación «a todos los Príncipes y Señores en las islas de los mares Rojo, Pérsico y

Pacífico, en las provincias y lugares de ambos lados del Ganges», y una última

recomendación «para David, rey de Etiopía».”142 Javier iba acompañado de otros dos

misioneros: Pablo, sacerdote secular y Mansilhas, alumno de la universidad de París. Javier

141

Lowney, El liderazgo al estilo de los Jesuitas, 153. 142

Schurhammer, Vida de San Francisco Javier, 73-74.

Page 72: Incidencia de la experiencia trascendental de san

72

y sus dos compañeros zarparon el 7 de abril de 1541 en una embarcación de nombre

Santiago.

3.1.5 Javier y la misión

Con el papel desempeñado por Javier como misionero de Asia, se renovó el concepto de

misión de la Iglesia. Los viajes y misiones de Javier por el mundo no católico fueron de

suma utilidad a la Iglesia que buscaba reaccionar frente a la embestida de la Reforma en

Europa. La estrategia y el arrojo pastoral del misionero fueron claves para entender la

manera llevar la fe católica a culturas distintas. El viaje por ultramar que inicio Javier hacia

la India se calculaba que tardaría 6 meses, pero duró un año debido a numerosas paradas en

islas y puertos por causa del clima y las enfermedades de los tripulantes. “Cuatrocientos

pasajeros y tripulantes se sancochaban en un calor malsano mientras el buque permanencia

inmovilizado en una calma tropical frente a las costas de Guinea. Los pasajeros atacados

por escorbuto sangraban las encías y se tambaleaban sobre las piernas hinchadas,

impetrando la misericordia del cielo contra un sol implacable.”143 Durante este percance,

Javier mostró la dignidad de un hombre santo socorriendo a los enfermos y padeciendo con

ellos los contratiempos del viaje.

Finalmente, el 6 de mayo de 1542 Javier pisaba por vez primera el suelo de la India. De

inmediato se dirigió donde el Obispo franciscano Fr. Juan de Albuquerque y le presentó su

credenciales que lo acreditaban como Nuncio apostólico del Sumo Pontífice de Roma. No

tardó mucho en empezar con sus primeros ministerios en bien de las personas que más lo

necesitaban. Empezaron las épocas de lluvia que en aquella región son muy fuertes, y el

misionero tuvo que esperar en Goa a que éstas pasaran. Mientras tanto aprovecho para

escribir a Roma e idear un plan de trabajo que consistía en instruir a colonos y nativos de

todas las edades en la enseñanza religiosa católica. A finales de septiembre sale de aquella

ciudad con destino a Tuticorín, capital de los Paravas. Lo acompañaban tres alumnos del

colegio san Pablo que le servirían como intérpretes.

Después de misionar por aquellos territorios durante poco más de un año vuelve Javier a

Goa. Se entera por medio de cartas que la Compañía había sido aprobada por el Papa el 27

de septiembre de 1940 y que Ignacio es el General de la nueva Orden. También se entera

que el 22 de noviembre del mismo año sus compañeros habían hecho los votos solemnes.

Javier hace los mismos de manos del obispo de Goa. Escribe a Roma informando de sus

143

Lowney, El liderazgo al estilo de los Jesuitas, 156.

Page 73: Incidencia de la experiencia trascendental de san

73

actividades y las circunstancias en las que se encuentran aquellos pueblos y remite con las

cartas la fórmula de sus votos. Tiempo después se entrevista con su amigo Diego Pereira,

mercader muy adinerado y gracias a sus impresiones atisba la idea de fundar la misión en

Japón. Posteriormente, es nombrado superior de la misión de la India Oriental, y luego

provincial de la nueva provincia de la India. Cargo que toma con responsabilidad y agilidad.

Continua con la enseñanza de la doctrina católica, explora y ensancha el territorio de

misión.

Debido a la magnitud de su empresa evangelizadora, Francisco Javier crea el primer centro

educativo de la Compañía de Jesús. “Mientras los jesuitas que habían quedado en Europa se

preguntaban si debían entrar en el campo de la educación, llegó una carta en que les

describía con entusiasmo una escuela que él había fundado para educar tanto a los niños

nativos como a los hijos de los colonos portugueses.”144Javier se muestra intrépido, ágil en

sus decisiones y acertado en todo lo tocante con la misión y las circunstancias políticas de

aquellas tierras. A la par de esto, empieza a correrse el rumor de su santidad, tanto nativos,

recién bautizados como colonos europeos ven en Javier a un hombre de Dios. Un hombre

diligente en su empresa cristiana.

Sin embargo, se dan algunos comentarios de ciertos clérigos aduciendo que el padre Javier

desatendía sus obligaciones como superior debido a su actitud andariega, “y aun hubo un

padre franciscano que dijo al P. Pérez cierto día: ‘el Padre maestro Francisco da demasiadas

vueltas’. Refirió Pérez el dicho a Javier, y éste respondió. ‘Si yo mismo en persona no

visitara esas tierras, no podría conocer sus necesidades. Me faltaría la experiencia necesaria

para dar normas de conducta a los Padres, y uno de los requisitos capitales de la prudencia

es la experiencia personal.”145 Sin duda, esta manera de estar en el mundo revela un modo

de proceder imprescindible en el hombre de academia del siglo XVI, pues ven en la

experiencia personal y la sensibilidad el medio para poder alcanzar el conocimiento.146

Después de un maduro examen, Javier toma la resolución de fundar la misión de Japón y

erigir otros tres puestos de misión en la India. De todo esto es enterado Ignacio y la

144

Lowney, El liderazgo al estilo de los Jesuitas, 157. 145

Schurhammer, Vida de San Francisco Javier, 194. 146

La importancia de la “experiencia” en el conocimiento del hombre tuvo sus inicios con el

Renacimiento. El Renacimiento floreció en Italia en el siglo XV (il Quattrocento) y se prolongó en el

siglo XVI (il Quinquecento) irradiándose por toda Europa. El Renacimiento estuvo impulsado por el

Humanismo, herencia romana de un movimiento guiado por el estudio del hombre, la libertad de

pensamiento y el individualismo. Ese estudio tenía por meta desentrañar del hombre lo esencialmente

humano, aquello que le daba su especial dignidad, en fin, de reafirmarlo con una valoración positiva. En

esta visión de las cosas se enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en

la formación del conocimiento.

Page 74: Incidencia de la experiencia trascendental de san

74

Compañía de Jesús por vía epistolar. El 15 de abril de 1549, el misionero zarpa para el

Japón, acompañado por un grupo conformado por dos europeos y tres japoneses. Llegaron a

Kagoshima el 15 de agosto del mismo año. Javier y sus compañeros permanecen dos años

en el Japón. Allí convierte muchos a la fe cristiana y funda iglesias en Kagoshima, Hirado y

Yamaguchi e intenta en vano entrevistarse con el emperador. A propósito de tal ingenio,

Lowney habla de este modo: “Mucho antes de que Ricci pusiera su mira en la corte imperial

de Beijing, el instinto de apuntar muy alto inspiró a Javier para viajar todo el invierno por el

Japón rural hasta la corte del emperador en Miyaco (hoy Kioto).”147

Javier tenía la intención no sólo de presentar sus credenciales sino de proponer el primer

intercambio académico de la historia, al llevar profesores de la universidad de París y de

otras universidades europeas a la universidad imperial de Heizan y a cambio enviar

profesores japoneses a Europa. Ante la definitiva negativa de la audiencia con el emperador,

Javier desilusionado, retorna a la India. “A mediados de noviembre de 1551 levó anclas el

junco de Duarte de Gama y muy pronto desaparecieron de las miradas de Javier las elevadas

crestas de los volcanes de Bungo.”148Javier partió del Japón dejando algunos de los

misioneros para que trabajaran en un templo budista abandonado prometiéndoles que tan

pronto pudiera enviaría refuerzos.

Una vez en la India, recibe, lee y redacta cartas. Va a Cochín donde hacia dos años y medio

que no iba. Se entera de los últimos acontecimientos, da órdenes y organiza a los misioneros

que eran más de treinta. Escribe al padre Ignacio acerca de la misión en Japón y sobre la

firme resolución de ir aquel mismo año a China. “Javier volvió de Kioto con las manos

vacías: su solicitud de audiencia fue negada de plano. No importa. Reaccionó rápidamente y

su inquieto radar se enfocó en otra oportunidad: Los chinos que he conocido hasta ahora son

gente de perspicaz inteligencia y elevado espíritu, más que los japoneses, y muy dedicados

al estudio. El país ha sido bendecido con toda suerte de bienes, es muy populoso, está llenó

de ciudades grandes con casas de piedra finamente labrada y, como todos lo proclaman, es

muy rico en sedas de toda clase. Yo creo que en año de 1552 partiré con destino al lugar

donde reside el rey de China.”149

Una vez atendidas las necesidades de la provincia de la India, el 17 de abril de 1512 partió

Javier del puerto de Goa rumbo a la China. Iban con él cuatro jesuitas: Gago, Alcásova,

Ferreira y Eduardo da Silva; tres japoneses y un chino al que llamaban Antonio. Al atracar

147

Lowney, El liderazgo al estilo de los jesuitas, 158. 148

Schurhammer, Vida de San Francisco Javier, 256. 149

Lowney, El liderazgo al estilo de los Jesuitas, 158-159.

Page 75: Incidencia de la experiencia trascendental de san

75

en el puerto de Malaca, Javier envía a tres de sus compañeros jesuitas para reforzar la

apenas comenzada misión en Japón. Ellos eran Gago, Alcásova y Silva. Siete días después,

llega su amigo Diego Pereira con una nao cargada de regalos preciosos para el emperador

chino. Ya estaba todo listo para zarpar rumbo a tierras chinas, cuando Álvaro de Ataíde,

capitán de mar, prohibió a los viajeros navegar a China. Ante este contratiempo Javier

intenta aplacar la necedad del capitán del mar sin obtener resultado. Entonces recurre a su

investidura de nuncio apostólico y amenaza con excomulgar a Ataíde.

3.1.6 Javier y la trascendencia

La experiencia trascendental que tuvo Javier lo llevó a que su vida completa, fuera una

constante donación de sí dejando huella en su paso por la historia. Finalmente, a mediados

de julio la nave zarpa a alta mar, esta vez capitaneada por un hombre nombrado por de

Aitaíde, quien ordena a Pereira aguardar en Malaca. Desde el estrecho de Singapur escribe

varias cartas. Sólo hasta finales de agosto pisaron la isla de Sanchón los navegantes. Desde

aquí pretendía Javier entrar a China de manera pronta y oculta. Un chino, a cambio de una

buena cantidad de pimienta se había comprometido a llevarlo a Cantón. Sin embargo, esta

travesía no se llevó a cabo. En la madrugada del 3 de diciembre de 1552 murió Francisco de

Jassu y Javier en aquella remota y solitaria isla a miles de kilómetros de su amada Navarra.

“Javier no llegó a China: murió en la isla de Sancián (Shangchuán), a unas 30 millas de

distancia de la costa de ese país. Trascurrieron años antes de que la noticia de su muerte

llegara a la sede jesuita en Roma.”150

El cuerpo de Javier fue llevado a Goa donde se le hizo el respectivo funeral. Sin embargo, la

audaz personalidad del misionero, la piedad de sus gestos, la humildad de su corazón y los

milagros y resucitaciones atribuidas por los neófitos cristianos a su santidad quedaron para

siempre en sus memorias. Dichos relatos encabezados por el duque de Bungo fueron

llevados a Roma como anexos de la petición de su beatificación. “En el año de 1619 fue

puesto Francisco Javier en el numero de los Beatos, y el 1622 en el de los Santos a una con

su padre Ignacio. El Papa Benedicto XIV le declaró en 1748 Patrono de Oriente, desde el

cabo de Buena Esperanza hasta la China y el Japón; en 1904 lo nombró el Papa Pío X,

Patrono de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide en toda la tierra.”151

Se aprecia, por lo tanto, en esta somera reseña de la vida de San Francisco Javier una

existencia en permanente movimiento. Una existencia que está en camino, yendo y viniendo

150

Ibíd., 159. 151

Schurhammer, Vida de San Francisco Javier, 316.

Page 76: Incidencia de la experiencia trascendental de san

76

entre dos puntos que mueven su vida: la inmanencia y la trascendencia, la interioridad y la

exterioridad, el adentro y el afuera. La contemplación y la acción. La existencia de

Francisco Javier vista desde su dimensión de exterioridad, lo muestra como un ser abierto al

mundo. Es una apertura que está marcada por el deseo de ir más allá, hacia el encuentro con

el otro. A la realización absoluta de su ser. Presencia que no termina con su muerte, pues su

huella en la historia sirve como ejemplo y motivación para continuar con el camino

emprendido. En Javier se ve claramente la manera como la le experiencia trascendental

denota una manera de ser hombre. Un hombre para los demás, una existencia que se

constituye como tal en la medida que se da a los otros.

Javier se encuentra en constante relación, a la vez que está en camino de realización de su

ser abierto a la trascendencia. A la realización como autentico hombre según la experiencia

de fe cristiana. Por consiguiente, en este itinerario místico-existencial de San Francisco

Javier se puede apreciar el inicio de un proceso de toma de consciencia de su propia

identidad a partir de su relación con el Misterio. Francisco Javier formó un itinerario

místico-existencial, porque experimentó en su vida situaciones límites que le permitieron

madurar y crecer como ser humano. Llegando a liderar verdaderas empresas en pro de lo

que según su discernimiento era la voluntad de Dios.

3.2 Topografía interior de Javier

Se ha disertado acerca de la vida de san Francisco Javier como itinerario místico-

existencial, puesto que visto desde el plano histórico-ontológico, su existir se constituyó

como un camino de apertura orientado a la construcción y realización de su ser, de acuerdo

a la intuición del Misterio Trascendente obrando dentro del marco de la inmanencia de su

propia existencia. “Tras la pantalla visible de los viajes del misionero se oculta el combate

entablado en el corazón mismo del apóstol: éste debe actuar a la manera divina y no puede

hacerlo sin dejarlo pasar por la irradiación divina a través de su naturaleza radicalmente

pecadora.”152De tal manera, que la perspectiva de itinerario místico- existencial avista el

movimiento trascendental de Francisco Javier en su vida como salida en búsqueda de

identidad. Esta identidad es la que le permite al ser humano ‘estar’ en el mundo de manera

única e irrepetible.

Así pues, el itinerario místico-existencial de Francisco Javier es el resultado de la obra de

Dios en él y todos los esfuerzos que él, debido a su naturaleza contingente y finita, hizo por

152

León-Dofour, San Francisco Javier. Itinerario místico del apóstol, 25.

Page 77: Incidencia de la experiencia trascendental de san

77

construir la identidad que lo hiso ‘ser’ lo que ‘fue’ en su ‘existiendo’. San Francisco Javier

se fue construyendo y realizándose a sí mismo en la medida que se conocía interiormente y

trataba de dejar actuar a Dios en su vida. En este mismo sentido comenta De Certeau: “La

literatura mística compete ante todo a una topografía.”153 En efecto, la realización autentica

del hombre se alcanza en la medida que existiendo deja obrar a Dios en su vida mediante las

operaciones categoriales como ver, sentir, pensar y, sobre todo, en la capacidad que el

hombre tiende a construir la verdad o sentido de la existencia.

DE esta manera, surge la motivación por saber lo que sucedía en el interior del santo Javier.

Al intentar responder tal cuestionamiento se tendrá en cuenta la categoría de geografía

espiritual154 sugerida por Randle como herramienta de análisis para indagar sobre la

experiencia trascendental en Francisco Javier. Ya no desde una mirada general o

panorámica, donde se veía la existencia del santo desde un marco existencial de sentido

histórico, visto desde fuera, sino que ahora será visto desde su estructura interna. La

dimensión de interioridad muestra un peregrinar hacia las fuentes profundas de la existencia

en donde se recoge el conocimiento real y se produce la conciencia del obrar absolutamente

original del hombre. De ahí, que se pueda decir que la vida de Javier representa una

experiencia interior que posibilita la trascendencia de su propio ser.

En otras palabras, esta experiencia trascendental es la puesta en marcha de la auto-

comunicación de Dios en el hombre. La cual lleva al hombre a romper las ataduras de su

finitud realizándose así de manera auténtica. Por consiguiente, de acuerdo a lo narrado en la

travesía de Javier, se puede observar cómo Javier fue aprendiendo a discernir la voluntad de

Dios en su vida. Cómo fue obediente a la Palabra de Dios y qué efectos tuvo este

acontecimiento pleno de Dios en él. La vida del santo como travesía en su interior, se

presenta como un progresiva revelación y captación del Misterio de Dios entendido como

asimilación y realización fiel y creativa del sentido último y fundamental de su vida como

imperativo primordial de su hacerse hombre. Aun a pesar de su contingencia y accidentes

propios de su finitud. La finitud, como es de esperarse, se expresa también en su estructura

153

De Certeau, La fábula Mística siglos XVI-XVII, 34. 154

Según Randle, la geografía espiritual se puede entender como “los «accidentes» que posee toda

persona con autentica vida o lucha espiritual, «esa que -como dice San Agustín- necesariamente tiene que

soportar el cristiano y de la que está exento el que no lo es», es decir, el que no resiste ni disiente con el

enemigo de esa lucha, está de acuerdo o conforme con él. Y, en segundo lugar, que dicha geografía o

experiencia encierra, hoy y siempre en mayor o menor medida algunas dificultades en orden personal

para su captación y expresión. Cfr. Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de

Loyola, 17.

Page 78: Incidencia de la experiencia trascendental de san

78

interna y actos visibles, por esto se recurre a la topografía interior, como imagen que ilustra

la fenomenología de Dios en el santo misionero.

3.2.1 El horizonte trascendental de la experiencia interna de Javier

Los Ejercicios Espirituales de acuerdo con la pedagogía que utiliza Ignacio sirven para

hacer que el ejercitante se de cuenta que Dios crea al hombre dándose Él mismo y

habitando en él. Javier tuvo conciencia de esta manera de proceder de Dios en su existencia

y comprendió la concepción de Dios en la cual se fundamentaba la experiencia espiritual de

Ignacio. Entendió, también, la utilidad de conocerse interiormente mediante las operaciones

e intenciones tal como lo sugieren los Ejercicios Espirituales. Este método de conocimiento

personal llevó a Javier a un avance significativo en su realización humana, “en otras

palabras, en un conocer ‘práctico’, que sabe actuar ante lo que conoce, y no un conocer

meramente especulativo.”155Un saber practico que unificó toda su estructura interna entorno

a un sólo horizonte, Dios. Este horizonte trascendental proyectó su existencia y el

significado de ésta a nuevos e inconmensurables horizontes de trascendencia donde su

identidad se dilató en deseos de caridad y actos heroicos.

Sin embargo, este proceso de realización humana no es nada fácil, ya que la estructura

humana de acuerdo a su condición finita tiende a resguardarse en su estructura contingente

cerrándole el paso a la trascendencia. En este sentido, las cartas y los datos históricos sobre

la vida del santo misionero no sólo dan cuenta de sus fatigados viajes y su total

desprendimiento por todo lo que impidiera no llevar a cabo su apostolado, también dan

cuenta de lo que acontecía en su corazón. Randle a propósito de esto afirma: “Para esta

tarea, es verdad que nos vemos limitados ya que su vida interior propiamente tal se

manifiesta a veces indirectamente mediante la explicación de conceptos espirituales, y

escasamente de modo directo, mediante la comunicación de su lucha interior, sólo a través

de algunas cartas.”156 En efecto, a diferencia de Ignacio o del mismo Pierre Favre, Javier no

dejó un diario espiritual o memorias espirituales, o algo parecido que hablara directamente

de su vida interior.

A propósito de esto Randle se pregunta: “¿no estamos autorizados a admitir que las cartas

en las que Francisco Javier describe su experiencia interior, bien se trate de sus decisiones

personales, bien de sus descubrimientos, deben ser aceptadas sin más como expresión de lo

155

Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 25. 156

Ibíd., 24.

Page 79: Incidencia de la experiencia trascendental de san

79

que vibra en el fondo de su alma en el momento de escribirlas? En estas cartas no se diserta

en teoría sobre la vida espiritual; se la pone de manifiesto en toda su profundidad a través de

una experiencia concreta, la que acaba de tener Francisco Javier poco antes.”157En este

orden de ideas, los datos históricos acerca de su vida y sus cartas redactadas en Europa o

ultramar, además de relatar sus viajes y peripecias, nos hablan de su desprendimiento y

entrega a una causa o sentido que lo movía a desempeñarse de tal modo. Las cartas y

escritos, hechos de su puño y letra revelan su conciencia, puesto que hablan, como es obvio,

de su vida y lo que acontece adentro y alrededor de él.

En algunos fragmentos de estas cartas se encuentran registros de sus afecciones,

sentimientos y demás movimientos de su estructura interna. Tesoro valioso para -en

palabras de G. Randle-, “hacer fenomenología teológica que tiene como punto de partida el

ser que es historicidad, el cual se muestra en las mociones espirituales, positivas y negativas

que aparecen en la conciencia como saliendo de ella o viniendo de fuera.”158 En efecto,

Javier, en sus cartas y escritos utiliza una terminología muy propia de él. Sin embargo, estos

términos tienen su sentido en la experiencia de los Ejercicios Espirituales en su vida. “(…)

la terminología usada por Javier es la que asimiló en su experiencia al hacer los Ejercicios

Espirituales (EE) que su autor y compañero de Universidad Ignacio de Loyola, le diera

durante sus años de estudiante en París.”159

3.2.1.1 Autoconocimiento

Se ha observado cómo Ignacio después de su experiencia en el Cardoner salió con un

profundo conocimiento de sí mismo que lo llevó, no sólo a verse como un hombre nuevo

sino a tener una visión nueva del mundo, de hombre y de Dios. Esta experiencia lo movió a

tomar apuntes sobre sus impresiones espirituales. Éste fue el comienzo del pequeño librito

en tamaño pero inagotable en contenido: los Ejercicios Espirituales. Cuenta el hagiógrafo

que una vez hechos los primeros Ejercicios Espirituales de mes, Javier tomó la resolución

de ir hasta las últimas consecuencias por causa del reino de Dios. Javier aprendió del

peregrino de Loyola, un método para conocerse a sí mismo. Entendió cuál era su lugar en el

mundo.

157

León- Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 26-27. 158

Cfr. Randle, Hacia una teología más espiritual y una espiritualidad más teológica, en Theologica

Xaveriana 48, 135-350. 159

Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 25.

Page 80: Incidencia de la experiencia trascendental de san

80

El conocimiento de sí mismo que empezó a adquirir lo llevó a estar disponible y atento a

cualquier petición que proviniera de Dios. “Este conocimiento es por tanto, espiritual, o de

los espíritus - dada su finalidad que es conocer la voluntad divina- y va por tanto, más allá

de la mera inteligencia natural.”160 Esta nueva cosmovisión configurada de acuerdo a la

organización de su interior mediante el autoconocimiento o ‘conocimiento entero’ como el

mismo Javier lo llama es el método con el cual podía diferenciar y señalar sus debilidades

con mayor madurez y exactitud; y sin embargo verse así mismo como hombre digno y

dotado para actuar en el mundo.

Claro está, que para llegar a tal percepción de sí mismo, se necesita una diáfana y profunda

experiencia de Dios. Esta profunda y diáfana experiencia de Dios lo llevó a su conversión,

pues desde aquel momento el futuro santo misionero, al sentirse conocido y habitado por

Dios, sintió lo que significaba para Dios el mundo y los hombres “¿Por qué se convirtió

Javier? ¿Por qué cambió de rumbo cuando otros habrían continuado por los caminos de la

vanidad? Lo que sucedió en lo íntimo de su conciencia es un misterio del don de la

gratuidad de Dios. El único mérito de Francisco Javier fue ponerse a la escucha y aceptar la

llamada del Señor hasta las consecuencias más exigentes. Una vez ‘convertido’ cambia de

rumbo. Sus aspiraciones mundanas de otros tiempos se quedan caducas sus referencias ya

no son las mismas.”161

3.2.1.2 Discernimiento

El hábito de discernir constantemente su vida interior lo llevó a caminar en un seguimiento

de Cristo obediente y creativo. Javier reprodujo los rasgos de Cristo en la medida que

analizaba sus operaciones categoriales, distinguía que era lo que las movía y ordenaba sus

afecciones de acuerdo a la voluntad de Dios. En otras palabras, desarrolló la capacidad de

reconocer y entender los propios estados de ánimos, emociones y motivos, creando así la

capacidad de controlar o cambiar la dirección de impulsos perjudiciales. Estos impulsos

perjudiciales son nombrados por Francisco Javier como “afecciones desordenadas” o

“apegos” que impiden que Dios acontezca y obre en su interior. “Javier nos hizo ver por

contraste la necesidad de la actitud contraria, es decir de la indiferencia, libertad interior,

disponibilidad o preferencia por Dios sobre todas las cosas, la cual es precisamente el

160

Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 27. 161

Bécheau, 15 días con Francisco Javier, patrono universal de las Misiones, 47.

Page 81: Incidencia de la experiencia trascendental de san

81

fundamento o condición que sólo hace posible el discernimiento.”162 Por consiguiente,

gracias al “discernimiento de espíritus” el universitario de la Sorbona aprendió a pensar

antes de actuar. Este proceder, más la gracia de Dios, lo llevó a la santidad.

Pero Javier también aprendió a discernir los tiempos. Supo adaptarse al cambio. Buscó lo

mejor para la misión, ensanchó el radio misionero de la Compañía de Jesús. Fue eficaz en

sus determinaciones. Tuvo la pericia en el manejo de las relaciones diplomáticas y

personales. Este brote de ingenio, adaptabilidad y vanguardia surgen como resultado de una

estricta vigilancia no solamente de su interior como un pietismo, sino que es una reflexión

que desborda su realidad interior en el plano exterior. “Esta vigilancia no quiere decir

repliegue sobre sí mismo, sino atención a la realidad que el Señor pone ante los ojos: no es

sino la reacción ante la situación en la que le ha puesto el Señor.”163 Este dinamismo activo

encuentra su fuente en el dinamismo interior con el cual asumió la Revelación trascendental

a pesar de su condición humana y contingente, concebido como un saber práctico. “De esta

integración del hacer y el saber, o, del hacedor y la razón-como dice un autor anónimo

ingles del siglo XIV- nace el ‘conocimiento entero’, llamado discreción, prudencia o

sabiduría en la Escritura.”164

3.2.1.3 Intellectus Amoris

Por otro lado, Javier fue un hombre que amó la creación entera. Se alcanza a notar en sus

cartas e impresiones frente a las nuevas culturas, paisajes y personas; el interés por dar a

conocer la revelación trascendental en ellos. El afán apostólico de Javier se centra en querer

que todo el mundo pueda experimentar el amor de Dios y de esta manera poder trasmitirlo a

las demás cosas. “Acá hay muchas buenas personas, que viven con deseos de servir a

nuestro Señor, sí hubiese quien les ayudase, dándoles algunos ejercicios espirituales para

poner en obra el bien que de día en día difieren hacer.”165 La razón de este interés por

motivar en las personas un autoconocimiento de sí mismos es precisamente lo que el santo

apóstol sentía en su interior, ese amor inconmensurable de Dios. Por tal motivo dio tanto de

sí a los demás.

162

Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 32. 163

León-Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 263. 164

Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 34. 165

MHSI, vol 67, I, p.49.4n, 65.

Page 82: Incidencia de la experiencia trascendental de san

82

Javier veía a nativos, colonos, reyes, misioneros y cada persona como un ser dotado de

singular talento y dignidad. Dios en sus criaturas trasmite amor, o sea que se auto-

comunica. Javier comprende que Dios acontece en él interpelándolo y motivándolo al

servicio y la acción. Javier percibe que Dios es Amor y que este Amor es la realización

autentica del hombre. Esa comprensión hace que Javier se sienta digno y genuino hijo de

Dios a pesar de su naturaleza proclive a la vulnerabilidad y la inconstancia. Javier mira

hacia dentro de su corazón y ve su afectividad como un sentimiento profundo de donde

brota como fuente el afecto y las actuaciones dirigidas a trasformar las realidades de

opresión y las manifestaciones de incoherencia con la voluntad divina.

Esta entrega de Javier por ayudar a los otros a encontrar el camino de la salvación, es

efectuada por el Espíritu de Dios que pone en el santo, de acuerdo a su deseo y voluntad, un

corazón nuevo. “Sólo el Espíritu es capaz de concederlo. Viene, pues, el Espíritu a poner el

sello de la obra del Padre, a perfeccionar la actividad redentora del Hijo creando un

corazón, un sueño infantil, un hombre nuevo.”166 Javier fue una persona dulce y de gratos

sentimientos, frente a la separación que tuvo de sus amigos por hacer frente a la iniciativa

de la India, Lowney comenta: “Francisco Javier, pionero de la Compañía de Jesús en Asia,

dio ejemplo elocuente del gran poder de lo lazos. Cruzando el continente en todas

direcciones, miles de kilómetros y varios años apartado de sus colegas fundadores, deriva

energía de unos cuantos trozos de papel que llevaba consigo y en los cuales constaban las

firmas de aquellos.”167

De acuerdo a la experiencia que de Dios tuvo Javier. El misionero de oriente lucha por

trasparentar en su vida la acción amorosa de Dios que envía su Hijo para que mediante su

convivencia en la tierra con el hombre, éste se de cuenta del infinito amor de Dios hacia él,

ya que como el mismo Benedicto XVI lo afirma: Deus caritas est. “Jesús hace este anuncio

del Reino de Dios Creador, para que sus oyentes, siendo conscientes de este modo de

proceder de Dios, que obra personalmente en ellos, asuman su vida y sus comportamientos

cotidianos en entera coherencia con esa realidad divina.”168

166

León Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 260. 167

Lowney, El liderazgo al estilo de los Jesuitas, 38. 168

Baena, La antropología subyacente en la universidad jesuítica, en Theologica Xaveriana 48, 415.

Page 83: Incidencia de la experiencia trascendental de san

83

3.2.1.4 Principio y Fundamento

También movía a Javier una energía infatigable que lo llevó a gastarse rápidamente por

llevar a donde más pudiera el anuncio de Jesús. Este movimiento espiritual es lo que se

entiende como contemplación en la acción para llegar al magis. El magis que en latín quiere

decir “más” fue la consigna de Javier que lo llevó a vivir una vida heróica. Siempre dando

lo máximo de sí para alcanzar la mayor gloria de Dios. Sus extensos viajes por tierra y por

mar, sus proyectos de establecer la religiosidad cristiana en aquellas culturas orientales. Su

ingenio y creatividad. Esta actitud de constancia y firmeza hicieron que resistiera

persecuciones y venciera obstáculos.

Esas ganas de dar lo máximo de sí como principio y fundamento tanto en su vida interna

como apostólica lo llevaron a morir con olor de santidad a las puertas de China en una isla,

solitario y enfermo. “El secreto está no tanto en actuar como en dejarse modelar por Dios,

en corresponder a las manifestaciones de Dios que se renuevan sin cesar. Nada de una

inercia creciente, sino respuesta a toda señal de la voluntad del Señor bajo cualquier forma

que se presente, como son los acontecimientos, las necesidades del prójimo o las exigencias

del Espíritu, y ante todo la obediencia.”169 En suma, Javier, mediante su experiencia

trascendental asumida desde la espiritualidad ignaciana, pudo concebir una cosmovisión

que le hacia entender su fortalezas y debilidades.

Javier estaba seguro de cómo potenciar sus fortalezas y reparar sus debilidades: “su

voluntad ha asimilado la voluntad divina, y es él quien ha sido trasformado en aquella,

recibiendo en herencia su potencia infinita.”170 Esta cosmovisión derivada del conocimiento

de sí mismo lo llevó a innovar y adaptarse confiadamente a un mundo cambiante poblado

de diversidad por donde quiera que iba, gracias al discerniendo constantemente, no sólo de

lo que acontecía en su interior sino también de lo que sucedía en su entorno; supo como

sacar provecho de las circunstancias. Los datos históricos y sus escritos dan cuanta de la

manera como concebía y trataba al prójimo desde la sensibilidad y el amor. Su desempeño

en su existencia lo llevó al heroísmo. A darlo todo por una causa y fin, ya que nunca perdió

su principio y fundamento. “Javier atravesó el mundo como un contemplativo entregado a

la acción. Pero se contentó con dar ejemplo sin ponerse a disertar en concreto sobre este

deber.”171

169

León- Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 263. 170

León-Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 261. 171

Ibíd., 262.

Page 84: Incidencia de la experiencia trascendental de san

84

Capítulo IV

La antropología que subyace en la Pontificia Universidad Javeriana

Introducción

El mismo año que el nombre de Francisco Javier era colocado en la lista de los santos en

Roma, a miles de kilómetros, en una lejana provincia jesuítica de Suramérica, algunos

religiosos de la Orden se reunían a deliberar sobre la posible fundación de una universidad

en aquella colonia española. Un año después, en 1623 se creaba la Universidad Javeriana en

Santa fe de Bogotá. La Compañía de Jesús había tomado este nombre en honor del recién

nombrado santo. No había nombre más perfecto para lo que se pretendía que representara la

universidad. San Francisco Javier, así mismo, sería el santo patrono de la recién creada

institución. Javier había sido un gran misionero y gran humanista, promotor de la

evangelización y educación. ¡Qué mejor santo patrono para esta institución! Para los

jesuitas de aquel tiempo estas tierras eran campo de misión y veían en san Francisco Javier

el ideal de jesuita a seguir, ya que él, como aquellos, también había estado en lejanas tierras

misionando.

Y es que no es para menos, Javier ha sido admirado, no sólo por gente de Iglesia. A través

de la historia, Javier se ha destacado por su ímpetu e ingenio. A propósito de esto, Chris

Lowney en su libro El liderazgo al estilo de los jesuitas, comenta: “Javier sería pronto la

encarnación del ingenio (…) Antes de san Francisco Javier la visión jesuita existía más que

todo en el papel. Ahora los jesuitas tenían un genuino héroe que le dio vida.”172 En su

experiencia trascendental, Javier, de acuerdo a su horizonte de sentido existencial,

aprovechó su formación obtenida como hijo de una familia noble y la formación académica

y espiritual, para configurar en su vida y pensamiento un paradigma que hizo trascender y

reorientar el sentido que antes para él tenían las ciencias y las letras. Estas disciplinas

debían buscar respuestas a las problemáticas de la humanidad en orden a su plena

realización.

Javier, egresado de la Universidad de París, vivió, como ya se ha visto, una fuerte

experiencia trascendental que se vio reflejada en sus trabajos en Oriente. Allí percibió que

el fin último de la educación es hacer que las letras y la virtud ayuden a que el hombre

prospere y alcance su realización. De acuerdo a esta intuición fundó el primer colegio de la

Compañía; anheló hacer intercambios culturales de maestros universitarios para enriquecer

172

Lowney, El liderazgo al estilo de los Jesuitas, 160.

Page 85: Incidencia de la experiencia trascendental de san

85

las cosmovisiones de las diversas culturas que visitó. Esta intuición que los demás jesuitas

alrededor del mundo asumieron, llevó a que la Compañía se destacara por su labor

educativa, “en Europa dedicaron la misma energía a crear lo que llegó a ser la más extensa

red de educación superior del mundo. Sin tener ninguna experiencia docente se las

arreglaron para fundar treinta universidades en el curso de 10 años. Para fines del siglo

XVIII tenían setecientas escuelas secundarias y universidades esparcidas por los cincos

continentes. Se ha calculado que los jesuitas educaban a un 20% de los europeos que

seguían cursos clásicos de enseñanza superior.”173

En, efecto, Javier, hombre destacado en sus estudios, en su fe y en su acción apostólica,

trasparenta la encarnación de la imaginación, adaptabilidad, creatividad, flexibilidad y

capacidad para responder rápidamente a las demandas del contexto. Las virtudes expresadas

por Francisco Javier hicieron de él un líder. Esta manera de ser y proceder lo llevó a ocupar

cargos de poder y prestigio: Maestro titulado de la Universidad de París, se ordenado como

sacerdote en Italia, Nuncio apostólico en Oriente. Superior de la misión jesuita y provincial

de la Compañía en la India. Además se destacó como docente, predicador, escritor, ministro

eclesiástico, diplomático, explorador, misionero y sobre todo como persona. Esto se dio,

como se ha visto, porque Francisco Javier buscó hacer la voluntad de Dios en su vida.

“Javier se abrió al Espíritu y lo dejo acontecer en su finitud. En otros tiempos en Israel,

Dios había modelado lentamente un cuerpo para su Hijo; ahora plasma en Francisco Javier

una potente imaginación, una ambición inmensa, un resorte siempre en tensión. Esta

apuntando siempre más lejos; su vida de peregrino es un continuo anhelo de nuevos

horizontes y de una mayor gloria de su Señor.”174

Al tener en cuenta los efectos de la experiencia trascendental del santo, quien al dejarse

guiar por la espiritualidad ignaciana pudo tomar conciencia de la autocomunicación de Dios

y queriendo ser obediente a la voluntad de Dios se encaminó en su realización como

auténtico hombre. De esta manera Javier es un hombre docto tanto en las letras como en la

virtud. Este ejemplo de formación integral que se ve claramente en Javier se presenta como

el modelo de discípulo, de hombre que deja actuar a Cristo en su vida lo cual lo lleva a

realizarse y ayudar a realizar otros más, en la medida que sirve y construye reino de Dios.

Frente a esto, aparece la inquietud de indagar por la manera cómo la Universidad Javeriana,

institución inspirada en el nombre del santo, intenta fomentar en sus estudiantes y futuros

profesionales unos rasgos y valores que coincidan con la Revelación de Dios interpretada

173

Ibíd., 10. 174

León -Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 260.

Page 86: Incidencia de la experiencia trascendental de san

86

por la Iglesia Primitiva que registró en el Nuevo Testamento el ser y proceder de Jesucristo

percibido como el Hijo de Dios.

Dada la figura de Francisco Javier, discípulo en las cosas de Dios y maestro en letras y el

humanismo. Es consecuente preguntarse, si el ideal de hombre que promueve y pretende

ayudar a formar la Universidad Javeriana es consecuente con la espiritualidad ignaciana,

parámetro y guía de la experiencia trascendental de Javier que lo llevó a desempeñarse en la

vida tal como lo hizo. Dicho ideal de universitario y discípulo de san Ignacio es la imagen

que sirve de inspiración para la labor educativa de la Universidad Javeriana, siempre en

constante trasformación. En este sentido, la impresionante personalidad de Javier debe

servir de inspiración para la comunidad universitaria que debe tender a proyectar los rasgos

del mencionado universitario. En este sentido, Ignacio al enterarse de la muerte del su

intrépido compañero, dictó a su secretario estas palabras: “La divina bondad ha cortado el

hilo de los planes del Padre Francisco. Dios se lo había sugerido; Dios, sin embargo había

dispuesto que muriese antes a imitación de Cristo, como grano de trigo sembrado en la

entrada misma de la China: tocara, pues, a otros recoger frutos más abundantes.”175

Y dado que el carácter humanístico de la educación jesuítica desde el punto de vista de los

contenidos y métodos, tiene como fuente la espiritualidad ignaciana, hay que tener en

cuenta la experiencia trascendental de san Ignacio de Loyola que trasmitió a sus primeros

compañeros y por medio de sus escritos espirituales como institucionales al hombre que se

encuentra distante en el tiempo y espacio. O sea al hombre y la sociedad de hoy y de aquí.

“El hombre por ser criatura e imagen de Dios, es acreedor a nuestro amor y reverencia,

análogo al que debemos tener a Dios. Descubre en las criaturas la huella de Dios y ve en

ellas los instrumentos y medios para servirlo.”176 En la espiritualidad ignaciana asumida por

Francisco Javier se puede entrever pistas para la construcción del paradigma ignaciano de

hombre que se pretende formar en la Universidad Javeriana, al mismo tiempo que

vislumbra los procesos de aprendizajes y la acción comunitaria como el horizonte de

sentido de la práctica educativa cuya perspectiva es la apropiación del saber y la virtud

como elementos que inciden en trasformación de la sociedad mediante el fin primordial del

servicio como aspecto práctico del saber social.

En este orden de ideas, la sociedad en su calidad de corresponsabilidad con el sujeto que

llega a su seno, ha creado, al menos en teoría, instituciones o mediaciones que propenden

175

Polanco, citado por Ibíd., 259. 176

Gonzales, Espiritualidad y pedagogía ignaciana, en Teología y espiritualidad de la pedagogía

ignaciana, 62.

Page 87: Incidencia de la experiencia trascendental de san

87

por la comunicación de lo que la sociedad considera viable y concerniente para el

crecimiento del sujeto. Entre estas prácticas sociales se encuentra la educación universitaria.

En este ámbito, la educación universitaria es una práctica educativa que además de brindar

los medios pertinentes para la formación profesional o especializada del sujeto, intenta

sugestionar en el mismo sujeto una manera de ser y de estar en la sociedad. A su vez, la

educación en general, como institución creada por los mismos hombres y mujeres

(sociedad), tiene como objetivo el descubrimiento y la aceptación de la identidad del sujeto.

Dentro de este conocimiento, el sujeto descubre, entre otras, la dimensión trascendental de

su ser, entendida como esa apertura al horizonte de sentido que le da fundamento y lo jalona

a su proyección y a su hacerse persona y ciudadano.

Así mismo, la educación está llamada a propiciar la integración del individuo con la

sociedad por medio de la introyección de su ser persona y su rol social con la

interiorización de los modelos y reglas que posibilitan el papel del sujeto en la sociedad.

Hoy en día, es una proposición irrefutable que la universidad incide en la sociedad a la vez

que la sociedad incide en la universidad, causando un constante movimiento que renueva y

trasforma las dos instituciones. Estas instituciones, como ya se ha dicho, son creación y

reflejo de la dinámica humana que intenta ir más allá, a veces en detrimento de su propia

vulnerabilidad y finitud. Mucho se ha hablado sobre el binomio dinámico que representa la

sociedad y la educación, los cuales reflejan el ser y proceder de la naturaleza humana. Sin

embargo, falta aún esclarecer la naturaleza y fin de dicha incidencia tanto de la universidad

en la sociedad y viceversa, ya que esta dinámica se presenta muy ambigua y abstrusa

debido, en parte, a intereses no tan altruistas como se pretende a veces dar a creer.

Por ende, este último capítulo trata de abordar dicha problemática, vista desde una

perspectiva antropológica que permita esclarecer el ideal de hombre que pretende formar la

educación de la Pontificia Universidad Javeriana como práctica educativa en un mundo tan

complejo como el de hoy.

Entonces, para poder vislumbrar las posibles rutas de la Pontificia Universidad Javeriana

como práctica educativa que incide de manera pertinente en la realización humana y el

acontecer social, partiremos de la visión antropológica del hombre elaborada a lo largo de

este trabajo investigativo desde la perspectiva trascendental y la espiritualidad ignaciana,

asumida en la vida y obra de Francisco Javier como captador de sentido y constructor de

saber social.

Page 88: Incidencia de la experiencia trascendental de san

88

4. La experiencia trascendental revela una manera de ser hombre

Gustavo Baena, en su artículo, La antropología subyacente en la universidad jesuítica

comenta: “Dios no crea al hombre, según la revelación, sacándolo de la nada, sino

sacándolo de la materia terrena o finita, hasta hacer de él un real hijo de Dios por

participación personal de la divinidad en él. Pero el hombre, por ser terreno, y por lo tanto,

finito o corruptible, tiende, desde dentro de sí mismo a aferrarse a lo finito o corruptible o a

su propia autosuficiencia, -esto es el pecado según S. Pablo; pero de otro lado por ser

creado por el acontecer de Dios en él o por participación personal de la divinidad en él, por

la acción de su Espíritu, el hombre tiende, también desde dentro de él mismo, a salir de sí, a

trascenderse en sus hermanos y también por la acción del Espíritu.”177

He aquí el gran planteamiento que ha acompañado al hombre en su largo peregrinar por la

historia. Empero, la posibilidad del hombre de llegar a ser él mismo, constituye la tarea y la

hazaña del hombre a través de la historia. Es decir, asumir la condición del hombre

auténtico entrañado en una opción por los demás. Puesto que si la existencia es un ser

siendo con los demás (relación con el mundo), precisamente es esa la tarea de todo hombre,

ya que el hombre “es”, en tanto que se percibe y es percibido en sus relaciones. Este

movimiento humano presente a lo largo de la historia como ya se ha mencionado, es lo que

podemos llamar trascendentalidad. Ese salir de sí en pos de una mejor condición personal o

comunitaria. “ De allí, entonces, que si el ser humano opta conscientemente por la acción

del Espíritu que se deja sentir él mismo, por medio de llamadas interiores, por las mociones

interiores del Espíritu, como dice San Ignacio, o por la voz interna de la conciencia, o en

fin, por aspiraciones del Espíritu, como dice el mismo Pablo, ese mismo Espíritu es quien lo

libera del poder de la tendencia hacia lo finito, de la búsqueda de intereses y de la

autosuficiencia ( Rm 6, 12-19; 8,5-13) y lo conduce al servicio de sus semejantes.”178

Frente a la pregunta acuciosa, ¿qué es lo que Dios revela en Jesús?, se puede afirmar, de

acuerdo con lo visto durante el desarrollo de esta investigación, que Dios revela su

acontecer salvífico en Jesús de Nazaret. El punto para comprender esto es la antropología

que mira al hombre en su origen y su destino. En dicha antropología teológica se deben

considerar dos dimensiones constitutivas del hombre: Estado creatural finito y el llamado a

177

Baena, La antropología subyacente en la universidad jesuítica, en Theologica Xaveriana 48,428. 178

Ibíd., 428.

Page 89: Incidencia de la experiencia trascendental de san

89

la trascendencia de dicho estado. No se considera la finitud y la infinitud como dos

momentos separados. Desde el principio Dios ya tiene la decisión de llevar todo a la

Plenitud, particularmente al hombre. Todo depende desde donde se mire. Si es desde Dios,

todo es creado hacia la infinitud. Si es desde el hombre, al reconocer su finitud, descubre su

vocación a la infinitud. “Siendo su objeto nada menos que el ser humano destinatario de la

Palabra que le revela su propio ser, la antropología teológica afirma su condición de ser

creado ‘a imagen’ del Creador, su constitutivo ser oyente de la revelación, y señala el

destino último de quien sobre todo, pese a la labilidad y la realidad de pecado, destinatario

de la gracia.”179

Existen algunas antropologías, las sectoriales que sólo miran al hombre desde un sector. La

antropología cristiana es total, parte del estado creador y del acto creador-salvador

definitivo. Lo que está siendo Salvado-Liberado tiene en sí mismo una imposibilidad que

está en su ser mismo. Dios va salvando al ser de la finitud por medio de su poder, para

poderlo ir saturando de infinitud. Dios salva de la finitud, del Pecado. El pecado, se

entiende como una situación existencial del hombre, debido a su fintiud. Debajo -por así

decirlo- de esta situación existencial, hay una tendencia del hombre a asegurarse en su

propia finitud: atender a la autosuficiencia. Cuando el hombre tiende a ello es que su misma

realidad creatural- finita, está expresándose. Al observar el comportamiento del hombre, en

muchos casos, pareciera que saliera de sí mismo hacia el otro, pero sólo llega hasta sus

límites, es un extenderse hasta lo que alcanza para agarrárselo para sí mismo.

Según la Revelación Cristiana, por medio del Espíritu es que se hace presente lo divino en

el hombre. Por lo cual se puede afirmar que la espiritualidad es el arte de abrirse a la

divinidad, de buscar y hacer la voluntad de Dios. En el hombre se hacen presente Dios y

Jesús por medio del Espíritu. Dios acontece en el hombre fenomenológicamente, de ahí que

el hombre busque conocer esta experiencia trascendental, “la cual definimos así: es una

teología existencial –del ser que es historicidad y tiempo- y puramente descriptiva, de la

esencia de las mociones espirituales, positivas y negativas, que aparecen en la conciencia,

como saliendo de ella o viniendo de fuera. Dicho brevemente es una teología vivida, o de la

experiencia cristiana. El término fenomenología, por tanto, está tomado en un sentido

179

Casiano, y Tamayo, Conceptos fundamentales del cristianismo, 53.

Page 90: Incidencia de la experiencia trascendental de san

90

amplio de descripción de la experiencia espiritual personal, más que en su acepción

filosófica.”180

En Jesús se encuentra plenamente el ser de Dios, así lo atestigua y predica la Iglesia. No

sólo en su oratoria, también en su testimonio, ya que el hombre dice más siendo que

definiendo. El acontecer salvador es Dios mismo siendo en la creatura, y ese siendo es un

Dios saliendo de Sí mismo al hombre. Con lo cual se rompe la barrera de la finitud. La

auto-comunicación de Dios jalona al ser humano y a la creación hacia la infinitud. “Esta

antropología reúne por tanto una temática amplia en su intento de proyectar sobre la

realidad humana, con los ojos de la fe, la luz que sobre lo humano llega desde la existencia

y experiencia de Jesús, el Verbo hecho hombre.”181 La óptica de la Revelación de Dios en

Jesucristo está llena de esperanza, se ve en Él, el destino del hombre, el destino de toda la

creación. Dios crea y salva aconteciendo en el la historia del hombre.

4.1 Incidencia de la experiencia trascendental de Francisco Javier en el ideal de

hombre que pretende ayudar a formar la Universidad Javeriana

Al leer con atención la vida del santo Javier se puede entrever las motivaciones primeras del

hombre que en el futuro sería recordado por su personalidad y sus obras. Quizás, debido en

parte, a los difíciles años de la infancia y adolescencia de Javier los cuales habían estado

poblados de guerras y conspiraciones políticas donde su familia se había visto desprovista

de su antigua prestancia, Javier había llegado a París, con el ánimo de alcanzar títulos

académicos y renombre social e intelectual. Se había inclinado por la carrera eclesiástica, no

por verdadera moción espiritual sino porque a la vuelta a su tierra natal podría obtener

grandes beneficios al aceptar una canonjía en la diócesis navarra. En efecto, cuando Javier

se encontraba adelantando sus estudios universitarios en París, compartía habitación con

hombres piadosos y consagrados al seguimiento de Jesús. Pierre Favre, el doctor Peña y el

peregrino Ignacio.

Con todos ellos había trabado amistad, tal como lo había hecho con muchos otros, pero en

cuestiones de devoción y radical fervor al estilo de vida que Jesucristo había sugerido en lo

evangelios, tomaba mucha distancia de sus compañeros de habitación. A propósito de esto,

180

Randle, Hacia una teología más espiritual y una espiritualidad más teológica, en Theologica

Xaveriana 48, 336. 181

Casiano y Tamayo, Conceptos fundamentales del cristianismo, 54.

Page 91: Incidencia de la experiencia trascendental de san

91

comenta Javier Osuna en su libro Amigos del Señor que este joven navarro de noble cuna se

destacaba por ser un buen deportista, inteligente, galante y rodeado de muchas amistades.

“Javier era alegre, dinámico, de determinaciones rápidas.”182 Más adelante, Osuna,

refiriéndose a la conversión que fue teniendo Javier, añade. “Dios le fue ‘ordenando sus

deseos y mudando su afección primera’, de modo que las ambiciones de prestigio y vano

honor del mundo se fueron trasformando en deseos de señalarse en el servicio de su nuevo

amor, la persona de Jesús, hasta que finalmente se entregó en 1533.”183 Este proceso de

conversión iniciado gracias a la insistencia de Ignacio de Loyola por hacer consciente al

joven universitario de su dimensión trascendental se inicia en el momento que Javier decide

hacer los Ejercicios Espirituales.

En la primera parte del capítulo III se observó cómo las palabras del evangelio y la

experiencia de los Ejercicios Espirituales guiados por Ignacio de Loyola hicieron que

Francisco Javier pasara de ser un joven con anhelos ardientes por la vanagloria del mundo,

a ser un hombre apasionado y disponible por la misión de llevar el mensaje de la Buena

Nueva a Oriente. Sin embargo, los Ejercicios Espirituales son tan sólo un elemento

pedagógico para llevar al ejercitante al conocimiento de la auto-comunicación de Dios en su

propia existencia. Y este conocimiento de sí mismo se da mediante la reflexión constante de

los movimientos internos del sujeto en su proceso de ser y conocer. Para la espiritualidad

ignaciana es muy importante, como ya se ha visto, el papel que desempeña la sensibilidad

en el proceso de conocimiento, incluso de Dios.

Para Ignacio esto es fundamental. De ahí la aplicación de los sentidos que propone en los

Ejercicios Espirituales. “A través de la repetición, la sensibilidad ha adquirido el

conocimiento perfecto. La sensibilidad es el culmen del conocimiento. Cuando nuestra

sensibilidad se ha incorporado a una tarea, la hacemos espontáneamente. Ahí es donde

culmina la praxis, según San Ignacio.”184Esta práctica de constante reflexión del acontecer

interno que produce como efecto un saber práctico, que de hecho se da gracias a la

operación sensitiva del hombre desde la perspectiva del saber. El cual consiste en saborear

lo sabido en el sentido que tienen los deseos y los actos.

182

Osuna, Amigos en el Señor. Unidos para la dispersión, 74. 183

Ibíd., 75-76. 184

Ibíd., 334.

Page 92: Incidencia de la experiencia trascendental de san

92

Este “saborear” se da como resultado del papel que desempeña la contemplación y la

oración en el proceso sugerido por los Ejercicios Espirituales. “Para Javier, el apóstol debe

ordinariamente encontrar en la oración gusto y consolación, toma esta expresión en el

sentido ignaciano. Recibe en ella gracias de contemplación, pero también la luz que inspira

sus decisiones apostólicas. Francisco Javier se mueve habitualmente dentro del régimen de

consolaciones y desolaciones, conforme a la doctrina aprendida en las reglas del

discernimiento de espíritus de los Ejercicios Espirituales. Se guía no por su razón sola, sino

iluminada por la luz sobrenatural del Espíritu Santo. Por eso a imitación de Ignacio y de

Pedro Fabro, le gusta terminar sus cartas expresando el significativo deseo: A todas estas

santas ánimas ruego que nos alcancen de Dios nuestro Señor esta gracia, que todo el tiempo

que estuviéremos en este destierro sintamos en nuestras ánimas su santísima voluntad y

aquella perfectamente cumplamos.”185

Javier, al igual que Ignacio y sus amigos se da cuenta que, si bien, Dios habita en su

estructura interna, esta estructura interna es finita y tiende al pecado. Es decir, tiende

aferrarse a la seguridad contingente que le da su condición finita. El hombre se repliega en

sí mismo y no se abre a la experiencia trascendental inherente a su ser. “En consecuencia,

somos fácilmente confundidos y por ende, tomamos decisiones equivocadas. Advirtamos,

por las dudas que no decidir es también tomar una decisión, porque no hay neutralidad en la

lucha.”186 Esto es lo que precisamente, en el lenguaje místico recibe el nombre de lucha o

combate espiritual. En este sentido los Ejercicios Espirituales ayudan “a tomar conciencia

una vez más de la lucha que es la vida espiritual, a fin de combatir ‘el buen combate de la fe

(1 Tim 6,12) que ella implica, y levantar asimismo su nivel mediante el ejercicio del

‘conocimiento entero’, o sea del discernimiento de los engaños del enemigo”.187

En consecuencia, este saber práctico se entiende como la capacidad adquirida por el hombre

espiritual de poder diferenciar sus afecciones internas. Por consiguiente, este saber es

práctico en tanto que el espíritu se manifiesta en las operaciones categoriales del sujeto. De

allí que el hombre espiritual es aquel en el que se junta teoría y práctica, saber y hacer. Esto

es lo que Javier llama “conocimiento entero”. En efecto, Javier heredero de la experiencia

espiritual de Ignacio, practica al igual que él, el mismo método de asimilación de su

realidad interna. Ambos santos, egresados de la universidad de la Sorbona, son hombres que

185

Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 99. 186

Ibíd., 17-18. 187

Ibíd., 36.

Page 93: Incidencia de la experiencia trascendental de san

93

atienden a la experiencia y a los hechos. La experiencia, según la formación parisina de los

universitarios de aquella época se da en el hombre debido a los sentidos. sentire res interne

(sentir la realidad internamente).

Javier es un hombre inclinado a ajustarse a la realidad lo más perfectamente posible. Pues

tiene como axioma la concepción de que Dios acontece en su sensibilidad, pues habita

dentro de él. A esta aprehensión sensible de los hechos, une Javier una flexible docilidad al

sentir, ya que esta es la vía de acceso a la experiencia. “La palabra sentir, tan del agrado de

Francisco Javier, pide una explicación. Prescindimos del uso clásico en la frase sentir a

Dios, o de la expresión de un sentimiento, como la cólera, por ejemplo. Esta palabra,

heredada de S. Ignacio, designa con frecuencia un conocimiento concreto, una experiencia

de conocimiento concreto.”188 De tal manera que el conocimiento entero se da en la medida

que Javier conoce y siente dentro de sí la voluntad divina. “La finalidad de esta discreción

espiritual o conocimiento entero, queda equiparada pues, a la de la finalidad de los

Ejercicios Espirituales de Ignacio, la cual es ‘buscar y hallar la voluntad divina’ (EE 1,4) o

en palabras de Javier: conocer y sentir dentro de sus ánimas la voluntad divina.”189

Esta experiencia no puede quedar reducida ni a un puro sentimiento o una afirmación

inamovible, ya que la existencia es acción, y es precisamente en la acción donde se

manifiesta el Espíritu como voluntad de trascendencia divina que motiva y obra en el

hombre su realización. Esta realización encuentra dificultad debido a la topografía interna

de todo hombre la cual se caracteriza como un relieve accidentado de acuerdo a las

afecciones desordenadas que comporta el hombre en su condición de finitud, desviando

muchas veces la voluntad de Dios. “(…) la vida interior, si es tal, implica movimientos

internos, es decir que, en una palabra, ‘pasan cosas’, las cuales ayudan o desayudan, hacen

bien o mal, y declaran una verdadera guerra, en la cual se suceden las llamadas mociones o

movimientos de consolación y desolación espiritual.”190

Este conocimiento categórico es consecuencia del encuentro de la conciencia humana con

las distintas realidades percibidas. Tal conocimiento se denomina saber y el saber siempre

mueve al hombre a un proceder. Y puesto que al conocer se sabe que se es, ya que la

conciencia de ser, se da en la medida en que el hombre se relaciona con el mundo, se

presenta, por lo tanto, otra categoría imprescindible en el proceso de la evolución humana:

188

León Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 100. 189

Ibíd., 27. 190

Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola,28.

Page 94: Incidencia de la experiencia trascendental de san

94

la educación. “La educación existe porque el saber social no es natural. Todos los saberes y

conocimientos que poseemos, como personas o como sociedad, son aprendidos y nos fueron

enseñados.”191 Lo anterior, lanza a pensar la educación como esa condición de posibilidad

que garantiza la asimilación y fecundación del proceso humano entendido como saber

social en las nuevas generaciones para que de esta manera el hombre de hoy pueda entender

su papel en la historia, sus deberes y derechos. Su responsabilidad frente a la comunidad

social y su entorno.

De tal modo que en la experiencia espiritual de Francisco Javier podemos hallar ciertos

parámetros consecuentes al ideal de persona que se pretende formar en la universidad, ya

que en Javier vemos un diáfano ejemplo de cómo un estudiante universitario de la mano de

la espiritualidad y pedagogía ignaciana llegó a realizarse como hombre de letras y virtud.

Por tal razón, el contraste entre el contexto en cual se movió San Francisco Javier y la

manera como él sacó provecho de ello de acuerdo a su capacidad de interiorización pueden

dar pistas para la reestructuración y la pertinencia de un ideal universitario javeriano que

incida en la construcción social de acuerdo a la significación común del evangelio y la

Iglesia que ve en la institución universitaria una oportunidad para motivar la justicia y la

promoción humana en la sociedad actual.

4.1.1 La antropología que subyace en la Pontificia Universidad Javeriana

La enseñanza universitaria está llamada a construir ciencia, tecnología y cultura, renovando

de esta manera, el ámbito social. De lo cual se puede sugerir que al incidir la universidad en

estas dimensiones de la humanidad, ésta, (la universidad), debe ser y realizarse como

proceso científico, dialéctico, dialogístico, crítico y evaluable. En consecuencia, la

enseñanza universitaria está llamada a incidir de manera preponderante en las

trasformaciones políticas, científicas y técnicas de la sociedad, promoviendo la calidad de

los profesionales y el bienestar de la humanidad. “Si el objetivo de las ciencias es el

hombre, y además, así lo afirma expresamente el proyecto educativo de nuestra universidad:

‘Fin de la Universidad Javeriana es el ser humano y en el reconoce el sentido y finalidad de

la ciencia’ (n. 43); y lo es precisamente porque las diferentes ciencias o son ellas mismas

valores, o porque promueven valores, o porque educan en valores.”192

191

Toro, PERFIL DEL EDUCADOR DE LA ESCUELA CATÓLICA IV, Congreso Nacional de Educación

Católica. 192

Baena, La antropología subyacente en la universidad jesuítica, en Theologica Xaveriana 48, 410.

Page 95: Incidencia de la experiencia trascendental de san

95

Para que realmente se de esto, es pertinente asumir la práctica de la enseñanza universitaria

como ‘campo de estudio’. En este sentido, los fundamentos para la formulación de la

Misión de la Pontificia Universidad Javeriana argumentan: “Las funciones fundamentales

de la Universidad son: la investigación, la comunicación del saber y de las ciencias y el

servicio a la sociedad estudiando sus problemas y proponiendo alternativas de solución. Así

como también la formación de personas críticas y comprometidas que sean agentes de

cambio en la sociedad. El hombre, la cultura, la sabiduría, las ciencias, la tecnología, la

sociedad y su desarrollo son los referentes fundamentales de la Universidad, al mismo

tiempo que son sus objetos de estudio.”193

La universidad católica, por su parte y dentro de ella la Pontificia Universidad Javeriana,

además de profesar el saber universal tiene una visión del hombre y sociedad iluminada y

orientada por el mensaje de Jesús que le permite responder a los profundos

cuestionamientos de fe y trascendencia que tanto hombres como mujeres enfrentan en la

vida cotidiana y en las limitaciones de su tiempo. “Por lo tanto, es de decisiva importancia

identificar el ideal de persona humana que se presupone como punto de partida que

determine la escala de valores y debe estar a la base de las ciencias en nuestra

universidad.”194Para poder identificar el ideal de persona en el horizonte de formación de la

universidad, la comunidad académica debe realizar un trabajo riguroso en la identidad y

autonomía de cada disciplina impartida dentro del ámbito universitario. De esta manera, las

distintas disciplinas encuentran su significado, impulsando y fomentando el deseo por la

verdad, la libertad y la trascendencia.

En este punto, el Proyecto Educativo Institucional de la Universidad Javeriana a propósito

del lugar que ocupa la Teología como ciencia de conocimiento e investigación dice: “la

Teología es imprescindible porque, sabedora del carácter irrestricto del cuestionar humano,

se interroga por el sentido último de la vida en referencia a un Ser Trascendente, que ha

hecho parte de nuestra historia. En esta forma, la Teología explora genuinos horizontes de

realización y de liberación del ser humano.”195 Para la pedagogía ignaciana, la teología

ocupa un lugar preponderante en la formación del hombre, ya que según Randle, los

primeros jesuitas en sus años universitarios aprendieron a tener en gran valor la enseñanza

de la teología. “Ello por la sencilla razón de que las distintas ramas del saber que constituían

la materia de enseñanza guardaban una relación tan íntima entre sí que ninguna de ellas

193

Misión y Proyecto Educativo. Pontificia Universidad Javeriana, 20. 194

Baena, La antropología subyacente en la universidad jesuítica, en Theologica Xaveriana 48, 411. 195

Misión y Proyecto Educativo. Pontificia Universidad Javeriana, Num: 42.

Page 96: Incidencia de la experiencia trascendental de san

96

podía ser olvidada sin prejuicio de la perfección de las demás, gracias precisamente, a la

Teología, de estructura filosófica, de excepcional importancia e influencia suprema al

encerrar las respuestas a las ultimas cuestiones de la vida y del hombre.”196

En efecto, la manera de ejercer la labor educativa la universidad se deriva de la

espiritualidad ignaciana que concibe que el conocimiento sucede en el mismo acontecer

histórico del hombre. Siguiendo fiel a la confesión eclesial. En Jesús, el ser Trascendente

por excelencia para la Iglesia, el hombre encuentra su fin y sentido en la historia. O en

palabras de Baena: “Por eso deja de ser menos extraño que intentemos saber cómo Jesús

comprendía al hombre y cómo en concreto le decía al hombre lo que el hombre es.”197De

esta manera, la significación común es el proceso por el cual la primitiva comunidad

cristiana llegó a confesar que Jesús había resucitado, dando a conocer a los demás que ellos

lo habían visto y ahora entendían que Él era el Hijo de Dios por el acontecimiento pascual

percibido en sus vidas.

Él mismo Resucitado antes de retornar al Padre les había dado el Espíritu para que estuviera

con ellos y no desfallecieran. Este testimonio de palabra y de vida ejercido por la Iglesia

sobre el misterio soteriológico de Dios la convirtió en comunidad e institución intérprete de

la Revelación Trascendental, donde Jesús se revela como la Revelación Absoluta y

Fundamental para la confesión cristiana orientada en la Biblia que es la norma no normada

y normativa de la fe que estimula a sus oyentes a una relación íntima con Dios. “Jesús

pretende hacer tomar conciencia a los que le escuchan de cómo Dios crea a los hombres,

esto es, aconteciendo en ellos y, en consecuencia, cómo Dios actúa en cuanto Creador de

seres humanos. De donde se sigue cuál es concepto que Jesús tenía del ser humano, a saber,

alguien con quien Dios hace comunión para que realmente sea hijo de Dios.”198

En este sentido, la Palabra y la tradición eclesial son condiciones de posibilidad, según la

confesión católica, a través de la historia para poder interpretar la Revelación como la

comunicación de la voluntad de Dios. La Iglesia trasmite a través de la Palabra y la

Tradición un paradigma de percepción y proceder para que el hombre o la comunidad

puedan acceder al misterio de Salvación. Ese proceso de concientización de la auto-

comunicación de Dios en el hombre es lo que se entiende por espiritualidad. La Iglesia en

su calidad de comunidad intérprete de la Revelación busca que ésta sea percibida y vivida

196 Randle, Geografía espiritual de dos compañeros de Ignacio de Loyola, 20. 197

Baena, La antropología subyacente en la universidad jesuítica, en Theologica Xaveriana 48, 414. 198

Ibíd., 414- 415.

Page 97: Incidencia de la experiencia trascendental de san

97

por el hombre de cualquier tiempo y lugar, pues la Revelación posibilita que el hombre

llegue a realizarse como tal. En consecuencia, la Iglesia crea instituciones que le ayuden a

tal fin. Una de esas instituciones es la universidad católica. En este sentido, la universidad

se convierte en un espacio de evangelización.

De ahí que la universidad católica se constituya en una obra apostólica en el ámbito de la

educación superior que además de ser el lugar por excelencia de la ciencia, la reflexión y la

investigación, se presenta como signo de presencia del Dios de Jesús que camina y

acompaña al ser humano en su lucha cotidiana. A propósito de la visión de hombre y de

sociedad que debe tener la universidad católica el Proyecto Educativo Institucional de la

Pontificia Universidad Javeriana dice: “en la Universidad Javeriana la fe católica estará

presente, actuante y visible en una concepción de hombre y del mundo iluminada por el

mensaje de Cristo, trasmitido y explicado por el magisterio vivo de la Iglesia (…).”199 Dado

que los proyectos antropológicos y sociales de la universidad deben estar fundamentados,

alimentados y enriquecidos por todos los aportes que la Iglesia, ésta recibe su horizonte a

partir de la Revelación y las contribuciones de las ciencias e interpretaciones que el mundo

hace del mensaje cristiano sobre el ser humano y la sociedad.

Por esta razón los ejes centrales desde los cuales se ejerce la evangelización y educación

universitaria son los proyectos sobre el ser humano y sociedad que concibe la universidad

como metas de su acción: un hombre y mujer que contribuyan a la construcción de un

determinado tipo de sociedad. Esta finalidad de la intención educativa de la Universidad

Javeriana es coherente con la Revelación trascendental que busca, en su tarea de crear

auténticos hombres y mujeres, “participándoles la divinidad, haciendo comunión (koinonía)

con ellos y dándose y aconteciendo personalmente en ellos por su Espíritu, y por la misma

razón, haciéndolos inmortales liberándolos por ese mismo hecho, del poder de la finitud que

tienen los elementos contingentes o corruptibles, que también componen al ser humano

terrestre.”200Esta es, pues, la finalidad de la educación en la Universidad Javeriana,

promover en los estudiantes los rasgos más originales del hombre verdadero y real a la luz

de la fe revelada en el texto sagrado y la Tradición eclesial.

En suma, el ideal de hombre que se intenta configurar en los estudiantes, no es otro que el

que se revela en el Misterio de la Encarnación. Existe, por lo tanto, la necesidad del

199

Misión y Proyecto Educativo. Pontificia Universidad Javeriana, Universidad Católica y Pontificia,

Estatutos 2003 Numerales 10 a 17. 200

Baena, La antropología subyacente en la universidad jesuítica, en Theologica Xaveriana 48, 417.

Page 98: Incidencia de la experiencia trascendental de san

98

desarrollo de un sentido último que unifique a la comunidad y forme a un sujeto para la

trascendencia. En este sentido la Pontificia Universidad Javeriana de acuerdo con la

espiritualidad Ignaciana, contribuye a la labor de evangelización de la Iglesia ofreciendo a

los miembros de la comunidad universitaria espacios de formación orientados a la

integración en la vida de los principios de la fe. Frente a esta consecuencia el fin de la

Pontificia Universidad Javeriana busca, “servir a la comunidad humana, en especial a la

colombiana, procurando la instauración de una sociedad más civilizada, más culta y más

justa, inspirada por los valores que proclama el cristianismo. Tiene como fin especifico, la

formación integral del hombre y la conservación, transmisión y desarrollo de la ciencia y la

cultura, trascendiendo lo puro informativo y técnico.”201

4.1.2 Rasgos de la espiritualidad ignaciana en la acción educativa de la Pontificia

Universidad Javeriana

Al tener en cuenta la dimensión relacional de hombre con Dios y con el mundo, como

condición de posibilidad de su realización trascendental se hace indispensable la pertinencia

y la responsabilidad social de la universidad católica como institución encargada de la

formación profesional de las personas. Bajo este contexto se presenta la labor formativa

universitaria efectuada por la Compañía de Jesús que para ser fiel a su misión, “formará los

estudiantes en la responsabilidad social; se es pera que la formación integral impartidas

desde los currículos alimente en los profesionales su ser como sujetos competentes,

investigadores y servidores a la sociedad.”202

En este mismo sentido, el P. Kolvenbach, anterior prepósito general de la Compañía Jesús,

en una alocución de una de las Congregaciones Generales de la Compañía de Jesús, señaló:

“esta proyección social de la Compañía de Jesús, como diakonía requiere una conciencia

espiritual, ya que una respuesta a las necesidades de la humanidad hoy, parte de la iniciativa

de Dios que labora en los acontecimientos y en las personas aquí y ahora.”203 Frente a los

problemas y retos que se presentan en nuestro contexto, la Universidad Javeriana como

institución garante de la formación científica y humana de sus estudiantes y acorde al

201

Misión y Proyecto Educativo. Pontificia Universidad Javeriana, Universidad Católica y Pontificia, Ser

y Naturaleza. Objetivos de la Universidad. Estatutos 2003, numerales 1 a 9. 202

Lara, la responsabilidad social en la pedagogía ignaciana. La formación para la responsabilidad

social en la universidad en Teología y Espiritualidad de la pedagogía ignaciana: ¿Un reto de la

comunidad universitaria?, 245. 203

Cfr. Kolvenbach, El servicio de la fe y la promoción de la justicia en la educación universitaria de la

Compañía de Jesús en los Estados Unidos, en Orientaciones Universitarias 29, 5.

Page 99: Incidencia de la experiencia trascendental de san

99

interés de la Iglesia, ve conveniente no escatimar esfuerzos por vislumbrar rutas y

estrategias que permitan llevar a cabo su misión.

Es claro que gracias a la ciencia y tecnología la humanidad en la actualidad es capaz de

solucionar bastantes problemas, empero la actitud del hombre contemporáneo pareciera que

no estuviera dispuesta a trabajar por una sociedad más justa. “La injusticia hunde sus raíces

en un problema que es espiritual.”204 Por tal razón esta proyección social de formación

universitaria requiere el compromiso de la Universidad con la fe y la justicia. En efecto, los

aspectos centrales de la educación de la Compañía de Jesús, constatadas en sus

Constituciones hablan de “La finalidad con la cual deben realizarse los estudios, la

búsqueda solo de la gloria divina y el bien del prójimo.”205 De esta manera, se esclarece y se

formaliza lo que san Ignacio y los primeros jesuitas intuyeron: que la realización plena del

hombre consiste en alcanzar a Dios dejándolo actuar en la historia.

O sea, dejando que Dios acontezca en el prójimo para que este se pueda realizar

plenamente. En otras palabras, la educación debe ser consecuente con la experiencia

trascendental, la cual no es otra que Dios comunicándose al hombre desde y en el hombre

mismo. Como ocurrió en el caso de Jesús, quien anunció la salvación y la realización del

Reino de Dios. En este orden, Jesús es la pedagogía de Dios, pues así enseña Dios cómo

debe ser el auténtico hombre. Así lo entendió Ignacio y sus amigos en el Señor. “Ignacio de

Loyola, propiamente no dejó un texto de pedagogía; si lo había insinuado en la parte VI de

las Constituciones. Solo 40 años después de su muerte, la Congregación General VII (1616)

publicaba la Ratio atque Institutio Studiorum Societatis Iesus, como primer documento

pedagógico aprobado por el General de la Compañía de Jesús, considerado como el acta de

nacimiento del sistema educativo jesuítico.206

En este orden, en las últimas partes de las Constituciones (XI-XVII), se presentan los

criterios que ha de tener la Compañía en cuanto a las universidades. Explica cuál es el

sentido de estas para la misión de la Orden religiosa. El cual es el servicio encaminado para

alcanzar la mayor Gloria de Dios. Es decir, los estudios superiores deben ser de la más alta

calidad para que así puedan ayudar al hombre a alcanzar su fin fundamental: alabar a Dios y

servir a las almas. Por lo tanto, de las estipulaciones encontradas en las Constituciones se

204

Lara, la responsabilidad social en la pedagogía ignaciana. La formación para la responsabilidad

social en la universidad en Teología y Espiritualidad de la pedagogía ignaciana: ¿Un reto de la

comunidad universitaria? 253. 205

Remolina, La cuarta parte de las Constituciones y la Ratio Studiurum, 360. 206

Sendoya y otros, Criterios pedagógicos para iluminar un proceso educativo hoy, en Teología y

Espiritualidad de la pedagogía Ignaciana, 7.

Page 100: Incidencia de la experiencia trascendental de san

100

deriva que la orientación de la universidad jesuítica, en este caso concreto, la Pontificia

Universidad Javeriana, debe estar orientada al fin trascendente que tiene en cuenta el

sentido humanístico y comunitario del estudiante. Donde el estudiante se presenta como

sujeto integral, libre y autónomo, “el estudiante es el principal artífice de su formación.

Aporta al proceso educativo y a la vida universitaria la peculiaridad de sus tradiciones

culturales, su sensibilidad y la fuerza renovadora propia de su generación y de su situación

en el proceso de la vida.”207

Por lo cual la educación en la Universidad Javeriana debe promover en el estudiante una

actitud activa y adaptable de acuerdo a la realidad concreta donde se desenvuelva el futuro

profesional. Para que en él se perciba y ejerza una disponibilidad al compromiso y liderazgo

en procura de acciones trasformadoras de sí mismo y de su entorno. Por ende, el modelo

educativo de la Universidad Javeriana está inspirado en la pedagogía ignaciana, la cual se

caracteriza por “la continua incorporación sistemática de aquellos métodos tomados de

diversas fuentes, que pueden contribuir mejor a la formación integral, intelectual, social,

moral y religiosa de la persona (…) La pedagogía de Ignacio de Loyola, es profundamente

humana y consecuentemente universal”.208

Este paradigma Ignaciano posibilita en el estudiante un encuentro con su propia experiencia

en donde la enseñanza juega un papel activo y creativo que supera el modelo de enseñanza

memorístico y repetitivo. Este encuentro permite la construcción de un conocimiento

colectivo a través de la socialización crítica y reflexión de la comprensión, aplicación,

análisis, síntesis y evaluación de los saberes. Por lo tanto, la misión de la Pontificia

Universidad Javeriana debe orientarse a formar personas capaces de afrontar los problemas

de su tiempo; de manera que puedan participar de manera activa y propositiva en los

diversos campos que generan estructuras de poder dentro de la sociedad civil para así

construir espacios de conciencia pacifica de desarrollo de la ciencia, tolerancia por las

culturas emergentes en un mundo complejo y cambiante necesitado de ética y de acciones

solidarias entre los seres humanos.

La educación en la Universidad Javeriana, de acuerdo con el Paradigma Ignaciano que

proclama la idea de Dios y de Cristo como modelo a seguir, se relaciona con el crecimiento

integral de la persona. Los conceptos de magis, discernimiento, excelencia, comunidad

educativa, dimensión social son líneas clave que revelan los rasgos esenciales de esta

207

Pontificia Universidad Javeriana. Misión Proyecto Educativo Num. 21. 208 http://www.puj.edu.co/pedagogia/documentos/Documentos_corporativos_compania_Jesus.pdf.

Page 101: Incidencia de la experiencia trascendental de san

101

pedagogía. “Para promover la Formación Integral, en la Universidad Javeriana es esencial

la comunicación de los valores del Evangelio. A partir de ellos la investigación, la docencia,

y el servicio adquieren una dimensión trascendente que logra dar sentido al progreso del

individuo y de la sociedad.”209

Educar, siguiendo las directrices de este paradigma, implica focalizar la atención en la

persona, en su contexto histórico, de tal manera que se formen hombres y mujeres capaces

de participar en el ejercicio de la democracia, la justicia y la solidaridad; producto de la

dimensión religiosa que impregna a toda la pedagogía ignaciana; de tal modo que esta

educación contribuye a la comprensión de un verdadero significado de la vida humana: “la

educación de la Compañía intenta promover el Espíritu en cada persona, ofreciendo

oportunidades para nuestra respuesta de fe a Dios, y reconociendo al mismo tiempo que la

fe no puede ser impuesta.”210 Esta postura original de la espiritualidad ignaciana afianza la

intención de la Compañía de Jesús como comunidad interprete de la experiencia

trascendental desde el conocimiento categorial sugerido por san Ignacio por educar hombres

y mujeres integrales de cara a las realidades concretas de sus contextos.

Contextos que en su gran mayoría son afectados por la injusticia, como se puede apreciar en

la explotación del hombre por el hombre y el desequilibrio y ausencia de valores que dejan

un vacío en cuanto al sentido la práctica social y comunitaria. “La Compañía buscará con

diligencia y delicadeza el apoyo moral y material de los hombres para llevar adelante su

labor apostólica y sirve procurar de mantenerse siempre en el amor y caridad de todos.”211

El humanismo cristiano, sello inconfundible del estilo educativo de la pedagogía jesuítica,

en consecuencia, tiene una fuerte connotación social. La lectura de los signos de los

tiempos, eje trasversal de la cosmovisión de la espiritualidad Ignaciana induce a buscar

opciones educativas capaces de dar respuesta a fenómenos contemporáneos como la

globalización, la defensa de los derechos humanos, el servicio a los más necesitados, la

controversia de los valores en la posmodernidad y demás características del momento

histórico y social.

209

Pontificia Universidad Javeriana. Misión Proyecto Educativo Num. 9. 210

Pablo VI, Discurso dirigido a los miembros de la Congregación General 31, de mayo 7 de 1965. 211

González, Espiritualidad y pedagogía ignaciana, en Teología y espiritualidad de la pedagogía

ignaciana, 62.

Page 102: Incidencia de la experiencia trascendental de san

102

4.2 Incidencia de la Experiencia, Reflexión y Acción ignaciana en el paradigma

educativo de la Universidad Javeriana

El Paradigma Pedagógico Ignaciano elaborado a partir de la Congregación General XXXIII

de la Compañía de Jesús en 1993, ofrece tres importantes momentos en el proceso de

enseñanza y de desarrollo en la formación integral de los estudiantes de las instituciones

escolares y universidades confiadas a la Compañía de Jesús. Estos tres momentos o

aspectos del proceso de formación integral son Experiencia – Reflexión – Acción. En

efecto, la pedagogía ignaciana ve en la reflexión la oportunidad que tiene el sujeto para

interiorizar el sentido y significado de la experiencia. Para poder sacar de la experiencia, de

acuerdo a la reflexión, las posibles aplicaciones del sujeto que libremente elige las acciones

más convenientes al verdadero desarrollo integral de la persona; y por ende a la

trasformación de su realidad inmediata acorde a su realización como hombre autentico.

Este paradigma tiene su fuente e inspiración en la experiencia espiritual de Ignacio de

Loyola consignada en los Ejercicios Espirituales. “El entender no es suficiente en el proceso

del conocimiento. Es necesario reflexionar adecuadamente la verdad de esa experiencia

vivida y entendida. Los mecanismos de examen de conciencia y de la oración, surgen como

elementos propios del tercer nivel en el que se ponen a prueba las realidades alcanzadas, se

verifican, se vuelven sobre ellas para una afirmación ulterior.”212

4.2.1 Experiencia

En el primer capítulo se disertó sobre la teoría del conocimiento que parte de la sensibilidad

del hombre. En este sentido, la experiencia entendida como el encuentro del sujeto con el

mundo hace que el hombre en su proceso de conocimiento se de cuenta de que sabe y este

saber que se sabe origina el conocimiento de que se es. El hombre es en la medida que

conoce. Ser y conocer son dos lados de la misma moneda, ya que el sujeto se concibe así

mismo cognoscitivamente en la medida que se relaciona con la realidad produciendo una

disposición afectiva que el hombre como sujeto cognoscente percibe en su interior (sentire

res interne). Según Rahner la experiencia trascendental del hombre, se expresa en tanto que

el hombre es espíritu en el mundo y en la historia en la medida que en la estructura interna

del hombre se puede dar la Revelación de Dios.

212

Vélez y otros, El conocimiento de la voluntad de Dios: el papel decisivo de los afectos, en Teología y

espiritualidad de la pedagogía ignaciana, 335.

Page 103: Incidencia de la experiencia trascendental de san

103

Esta metafísica del conocimiento da pie a una interpretación o espiritualidad, que parte

como inteligencia sensitiva o intellectus amoris. Así lo percibió y ejerció san Ignacio, ya

que en la experiencia ignaciana, más concretamente en los Ejercicios Espirituales el

conocimiento se entiende más que una simple comprensión intelectual de la realidad:

Ignacio llegó a la convicción de que si nuestros sentimientos corporales (EE 121) y los de la

imaginación (EE 248) llegaran a ser semejantes a los de Jesús, cambiaría nuestra percepción

de la realidad. Según la cosmovisión de Ignacio originada y representada en la experiencia

del Cardoner, el hombre se concibe en la experiencia como el resultado de la integración de

su mente, su corazón y voluntad. Es lo que sucede en Ignacio, su intelecto se ilumina y

logra un profundo entendimiento de sí mismo y el mundo.

A partir de la experiencia del Cardoner se puede apreciar cómo cambian los sentimientos de

Ignacio; él mismo se percibe como un hombre nuevo, por ende el mundo y Dios también le

son novedosos y significan distinto. Esta nueva cosmovisión producto de esta iluminadora

experiencia provoca en el santo un impulso incontenible a la acción trasformadora de la

percepción y por ende de la realidad. Este eje fundamental de la experiencia ignaciana se

constituirá posteriormente en un momento paradigmático y fundamental de la práctica

educativa ignaciana que ve en la relación del estudiante con la realidad que pretende

conocer, la oportunidad para que éste pueda ser confrontado y por consiguiente, pueda

analizarse y analizar la realidad, fomentando así una acción recíproca con dicho análisis.

El conocimiento intelectual, unido al sentimiento interno, mueve a una acción

comprometida que tiene sentido para quien o quienes aprenden. “Sin el mundo de los

afectos nuestro conocimiento y nuestra decisión serían como una tenue hoja de papel. Los

afectos dan a la conciencia intencional su peso, movimiento, impulso y potencia.”213 Los

documentos institucionales de la Compañía de Jesús, como los estatutos de la Universidad

Javeriana, son consecuentes con este pensamiento. En este sentido el Proyecto Educativo

Institucional de la Pontificia Universidad Javeriana, mediante la formación integral del

estudiante espera que “desarrolle la inventiva mediante desafíos imaginativos y creativos

que le permitan escudriñar la novedad, los conflictos, los usos constructivos de la

adversidad y el valor de las dimensiones estética y lúdica del ser humano.”214

213

Ibíd., 336. 214

Pontificia Universidad Javeriana. Misión Proyecto Educativo Num 13.

Page 104: Incidencia de la experiencia trascendental de san

104

4.2.2 Reflexión

Sin embargo la experiencia, entendida como el encuentro del sujeto o estudiante con su

realidad o contexto es el primer momento de este proceso educativo y pedagógico. El

hombre es orientado dinámicamente en el mundo de acuerdo a la significación que tiene de

él. Y esta significación se da en la medida que se integran los afectos, deseos y sentimientos

con el conocimiento positivo de la realidad. Pero el conocimiento como práctica

cognoscitiva se logra mediante la reflexión del sujeto. Es decir, mediante el proceso de

impresión y abstracción dados en todo acto epistemológico. La reflexión por lo tanto, se

entiende como el proceso por el cual se saca a la superficie el sentido de la experiencia.

Dentro de la práctica educativa de la Universidad Javeriana la reflexión como modelo en el

arte de enseñar se entiende como la reconsideración seria y encarecida de un determinado

tema, problema, cuestión o propósito, en orden a captar un significado profundo de la

realidad del estudiante y la sociedad.

La educación en la Javeriana pretende que el estudiante “desarrolle un hábito reflexivo,

crítico e investigativo que le permita formarse esquemas básicos de vida y mantener abierta

su voluntad de indagar y de conocer. Así aprende a discernir el sentido de los procesos

históricos locales y universales, y el valor de modelos y proyectos que intenten trasformar

situaciones concretas.”215 Este aspecto insustituible en la apuesta educativa de la

Universidad Javeriana tiene su origen y consolidación en la convicción de la espiritualidad

ignaciana. El discernimiento ignaciano, por ejemplo, se realiza bajo la moción del Espíritu

de Dios que lo lleva a él mismo y a los demás ejercitantes a la conquista de la libertad

personal con la cual se busca y se llega a hacer con la misma vida lo que Dios quiere del

hombre. Lo cual no es otra cosa que el rompimiento de la finitud desde la auto-

comunicación de Dios en el hombre.

Esta obediencia a la revelación trascendental se da por medio de la puesta en marcha de las

operaciones categoriales libres, pues es en la existencia donde el hombre se expresa,

expresando a su vez la voluntad de Dios. Este discernimiento se da gracias al proceso de

autoconocimiento del hombre y viceversa, pues el conocimiento se da en la medida que se

discierne. Ser y saber hacen parte de la experiencia trascendental. Y es allí donde el hombre

se concibe inacabado, carente y a la vez proclive a la realidad trascendental propia de su

naturaleza. Baena, a propósito del papel que cumple el discernimiento en la revelación

trascendental dice: “El discernimiento es el arte de distinguir cuándo estoy estorbando la

215

Ibíd., Núm. 12.

Page 105: Incidencia de la experiencia trascendental de san

105

infinitud en mí.”216 De tal modo que en el paradigma pedagógico ignaciano la relación de

Experiencia y Reflexión además de ser inseparables en el proceso educativo hace posible

llegar a tomar decisiones sobre las Acciones, las cuales son coherentes con el

autoconocimiento y el discernimiento.

Las acciones, entonces, deben estar encaminadas al compromiso en el servicio a los demás.

De allí que el proceso educativo de la Javeriana tenga en la Reflexión un momento en la

práctica educativa que garantice la vivencia y aprendizaje tanto del docente como del

estudiante dentro de un clima de libertad personal que proyecte al mismo estudiante como a

docentes y directivos a una trasformación activa y dinámica de la realidad social.“La labor

educativa se centrará ante todo en las personas: Directivos, Profesores y Estudiantes. Ellos

son los verdaderos y grandes protagonistas de la aventura educativa. Cada uno de ellos tiene

sus funciones propias dentro del conjunto, las cuales han de desarrollar con un espíritu y

objetivo comunes.” 217

4.2.3 Acción

La Acción, según el modelo educativo de la Javeriana es entendida como el resultado y la

actividad producida por el crecimiento interior y académico del estudiante que se basa en la

reflexión de la experiencia. En efecto, la acción del estudiante debe estar orientada a que

éste “logre competencia disciplinaria y profesional; comprometa seriamente todas sus

capacidades en la búsqueda de la excelencia académica, por el estudio y la investigación

con una clara percepción de la finalidad de lo que investiga y aprende, y adquiera la

capacidad de articular sus conocimientos con otras ciencias y sus respectivos valores”.218

Tanto la competencia disciplinaria profesional como la búsqueda de la excelencia

académica motivada por la Javeriana en sus estudiantes, está orientada a que los

profesionales sean hombres y mujeres para los demás, comprometidos con el progreso

integral de la sociedad.

Por esto, la Universidad Javeriana promueve en sus estudiantes mediante su Misión y

Proyecto Educativo Institucional, una formación “para una mayor libertad y responsabilidad

social, como ser humano para los demás, y adquiera una visión ética del mundo que lo

comprometa con el respeto de los Derechos Humanos, el cumplimiento de los deberes, la

216

Baena, Fundamentos del discernimiento en la revelación. ¿cómo acoge el ser humano la voluntad de

Dios? en Apuntes Ignacianos 37, 41. 217

Remolina, La cuarta parte de las Constituciones y la Ratio, Studiurum. En

http://www.puj.edu.co/pedagogia/documentos/constitucion_ratio.htm 218

Pontificia Universidad Javeriana. Misión Proyecto Educativo Núm., 11.

Page 106: Incidencia de la experiencia trascendental de san

106

participación política, la realización de la justicia y la protección y el mejoramiento de la

calidad de vida. De esa forma tendrá presente en sus decisiones los efectos que éstas tienen

en todas las personas, de manera especial en las víctimas de la discriminación, la injusticia y

la violencia.”219

De esta manera, la Acción se entiende como la manifestación operativa de las decisiones

asumidas libremente por los estudiantes y futuros profesionales, quienes mediante el

aprendizaje al estilo ignaciano, que no solamente motiva al estudiante por el gusto ha

aprender activa y reflexivamente sino que motiva en el estudiante mediante los logros

alcanzados en el proceso educativo un compromiso hacia la acción. A un saber práctico.

Este momento del proceso educativo llamado Acción tiene su inspiración en la experiencia

que de Cristo tuvo Ignacio. San Ignacio vio en Jesús, el Verbo, la manifestación definitiva

de Dios. Dios actuando en la historia de manera determinante desde el amor.

Así pues, toda acción debe ser movida por el amor de sí mismo y al prójimo. “San Ignacio

dice, en la contemplación para alcanzar amor cómo actúa Dios; tal vez sea el texto más

denso de la totalidad de los Ejercicios. Esta contemplación, la escribe san Ignacio bastante

tiempo después del Cardoner, tal vez ya estando en París, después de muchos años de ir

ahondando su experiencia del Cardoner.”220 Esta experiencia de amor vivido y rumiado por

Ignacio y heredado por sus discípulos a lo largo de la historia, apunta a llevar a cabo la

voluntad de Dios en sus criaturas. “En esto consiste propiamente la ‘divinización del

hombre y la mujer’: optar libre y conscientemente por la acción del Espíritu, dejándose

poseer o saturar por él de tal manera que lo trasparente en todos los comportamientos

humanos y por esta misma razón, su ética coherente y consecuente es la solidaridad como

manifestación, y visible de la solidaridad de Dios con los hombres.”221

Por consiguiente, la Acción según el paradigma pedagógico ignaciano nace del

autoconocimiento y discernimiento desde la iluminación del intellectus amoris como motor

que mueve a la acción humana. Esto lo sabe muy bien la Pontificia Universidad Javeriana,

la cual en su Proyecto Educativo Institucional, enfatiza el carácter ético en su práctica

educativa. “La investigación en la universidad Javeriana debe considerar siempre las

implicaciones éticas inherentes a los métodos ya las aplicaciones de sus descubrimientos.

En consecuencia, la Universidad asume la reflexión y crítica permanente de la forma como

219

Pontificia Universidad Javeriana. Misión Proyecto Educativo Núm., 14. 220

Baena, Fundamentos del discernimiento en la revelación.¿ cómo acoge el ser humano la voluntad de

Dios? en Apuntes Ignacianos 37,34. 221

Baena, La antropología subyacente en la universidad jesuítica, en Theologica Xaveriana 48, 428.

Page 107: Incidencia de la experiencia trascendental de san

107

los individuos y la sociedad se apropian del desarrollo científico y técnico, y de sus

consecuencias.”222Sin embargo, la acción debe ser constantemente revisada para poder

alcanzar de acuerdo al pensamiento ignaciano, el magis; o sea la excelencia, la integralidad

y la auténtica disposición al servicio. Aparece, entonces, la necesidad de un elemento

fundamental en el proceso educativo ignaciano. Este elemento fundamental en la práctica

educativa de la universidad es la evaluación.

La evaluación, más que un momento es una serie de momentos que atraviesan el proceso

educativo basándose en la experiencia, pasando por la reflexión y la acción. La continua

evaluación revisa y pondera la corrección y conveniencia de lo que se ha hecho, de lo que

se hace y de lo que se está por hacer. La evaluación inicial permite responder al contexto y a

la situación real de los alumnos y de la institución universitaria. La evaluación a lo largo del

proceso lleva a desarrollarlo mejor, bien sea replanteando las actividades, reforzando

algunos aspectos o eliminando otros; la evaluación final, ilumina para programar un nuevo

proceso. Esta dinámica como las demás tiene su principio y fundamento en la experiencia

espiritual de san Ignacio registrada en los Ejercicios Espirituales en el cual el examen que el

ejercitante realiza con su acompañante lo lleva a contrastar la realidad con su situación

personal para poder alcanzar el objetivo propuesto por los Ejercicios Espirituales.

Esto fue lo que aprendió y vivió Francisco Javier. De acuerdo con lo visto durante su vida y

proceso espiritual el santo Javier asumió para sí una metodología que lo llevó a triunfar en

su realización como autentico hombre. La constante reflexión de la experiencia hizo que sus

acciones fueran consecuentes con el acto creador continuo de Dios. En Javier se puede

constatar, una vez más, que la experiencia trascendental interpretada como espiritualidad

ignaciana lleva a formar verdaderos hombres y mujeres. Esto lo entendieron y asumieron

los encargados de realizar a lo largo de la historia de la Compañía de Jesús el paradigma

pedagógico ignaciano. Dicho paradigma ha sido baluarte y fundamento para elaborar el

Proyecto Educativo Institucional de la Universidad Javeriana. La motivación de llevarlo a

cabo, se da principalmente en la imagen de san Francisco Javier quien se presenta como

modelo real de discípulo ignaciano y maestro en humanismo que trasforma la realidad.

222

Pontificia Universidad Javeriana. Misión Proyecto Educativo Num, 34.

Page 108: Incidencia de la experiencia trascendental de san

108

Conclusiones

Como los tres momentos del método antropológico trascendental son inseparables, ya que

según Rahner, estos momentos funcionan de manera articulada en una relación reciproca y

circular, este trabajo empezó esbozando las condiciones de posibilidad para que se entienda

la lógica y el sentido de la experiencia trascendental acaecida en el hombre desde la

perspectiva de la revelación cristiana. Posteriormente se abordó la dimensión categorial o a

posteriori de cómo se manifiesta y se configura dicha experiencia trascendental en la

historia, vista desde una dimensión concreta como lo es la espiritualidad ignaciana.

Finalmente, se observó la manera distintiva y concreta de dicho acontecer de Dios en la

vida de Francisco Javier, hombre navarro del siglo XVI, donde en concomitancia con los

anteriores capítulos se pudo concretizar una imagen de hombre de acuerdo a la antropología

Trascendental que tiene en cuenta la historia y sus circunstancias. Este ideal de hombre

trascendente es el que precisamente se constata en los textos institucionales de la

universidad Javeriana como se ha podido comprobar a lo largo de este trabajo de grado.

Precisamente el hombre trascendente se constituye como tal, en la medida que se es

consciente de la experiencia trascendental como conocimiento de Dios que habita y actúa

dentro de la estructura del hombre. Por tal razón, al seguir la recomendación de K. Rahner,

el primer capítulo abordó al hombre desde una perspectiva fundamental y general,

queriendo avistar las condiciones de posibilidad para que se de una auténtica experiencia

trascendental, entendida como auto-comunicación de Dios en el hombre que lo lleva a

realizarse como auténtico hombre, hijo de Dios. Dichas condiciones de posibilidad fueron

apreciadas desde la óptica de la antropología trascendental. La cual da pie, desde una

metafísica del conocimiento, para hablar del hombre como ser espiritual, abierto a la

Revelación de Dios.

En este sentido, es claro que por vía objetiva no se puede probar la existencia de Dios en sí,

pero tampoco negarla. El conocimiento de Dios es atemático, puesto que es una

experiencia, no un conocimiento de algo conocido desde fuera. Dios es el “hacia donde” de

nuestro conocimiento y por consecuencia de nuestra existencia. A Dios no lo podemos

manejar con conceptos de tipo objetivo, ya que Dios es el inominado. De acuerdo a lo

expuesto por Rahner, Dios es una totalidad que no puede aferrarse porque Dios es el

incondicionado “La trascendencia es lo más originario frente a los conceptos particulares de

tipo categorial y unívoco; pues la trascendencia- esta intuición en el horizonte ilimitado de

todo nuestro movimiento espiritual- es precisamente la condición, el horizonte, el

Page 109: Incidencia de la experiencia trascendental de san

109

fundamento sustentador por el que comparamos y ordenamos entre sí objetos particulares.

Este movimiento trascendental del espíritu es lo originario y él es el que es designado de

otra manera con la analogía.” 223

En efecto, el conocimiento interno y/o espiritual propio de la tradición y praxis ignaciana

tiene su fundamento en una metafísica del conocimiento que tiene como presupuesto la

estructura cognitiva del hombre. El hombre conoce mediante sus sentidos. El conocimiento

de las cosas ocurre cuando el sujeto cognoscente se repliega en sí elaborando un fenómeno.

El fenómeno es una representación de la realidad que se configura gracias a las condiciones

aprióricas de espacio y tiempo. El hombre al elaborar un conocimiento de algo se da cuanta

de que existe y de que puede conocer. Conocer y ser son la manifestación de la

trascendencia del hombre, ya que al elaborar un fenómeno de algún ente al volcarse sobre sí

tiene la facultad de universalizar, es decir de colocar en un plano trascendental no sólo el

objeto que conoce sino su mismo ser que es en la medida que conoce y viceversa.

Este sentido, la experiencia trascendental es condición a priori de la estructura interna del

conocimiento. De aquí que la aseveración sentire res internere, tan cara al pensamiento

ilustrado no sólo sea un método epistemológico para captar la realidad más adecuadamente,

sino que además según la espiritualidad ignaciana puede llevar a un conocimiento más

intimo de sí mismo y por ende de la presencia de Dios en la persona. Dado que tanto la

teología como la misma fe afirman que el ser humano es un ser creado y que Dios en su

acto creador crea un ser finito y trata de trascenderlo. Por tal razón se ha entendido al

hombre, en este trabajo investigativo, como un ser abierto a Dios.

Esta premisa ha dado la base para desplegar una reflexión que parte de una metafísica del

conocimiento como línea trasversal a toda relación humana, incluso espiritual y

trascendental. Puesto que en todo acto categorial ejercido por el hombre está implícito el ser

Absoluto, el cual pese a la finitud del hombre lo impele a ir más allá incluso de sus propias

fronteras. El hombre en su conciencia intuye a Dios, y de acuerdo con su libertad puede

dejarlo suceder más eficientemente. Este dinamismo se da porque Dios ha revelado su

intimidad poniéndola en el hombre. En consecuencia, este discurrir ha tenido como interés

dejar claro dónde se ubica una síntesis de la Revelación. No basta con decir algo sobre la

Revelación Fundamental y de la revelación común, sino que se trata de ver la Revelación de

Dios desde su totalidad, lo que Dios mismo ha hecho en el hombre a lo largo de su trasegar

histórico.

223

Rahner, Curso fundamental de la fe, 96- 97.

Page 110: Incidencia de la experiencia trascendental de san

110

Según el Génesis, el hombre es creado a imagen de Dios. Es imagen de su conocimiento, de

su justicia y santidad y de su “dominio” sobre las cosas. Esto significa que el hombre a

pesar de su condición finita y mortal es un ser disponible a la Gracia de Dios. «Cuando el

hombre pronuncia esta palabra, “Dios”, evoca con ella la totalidad de la realidad a la que

está referido en la autotrascendencia de su conciencia. Sin esta palabra, el hombre no

expresaría el proceso misterioso al que está abocada su conciencia. Sin ella el hombre

habría olvidado su todo y su fundamento, y dejaría por ello ser hombre.»224 De esta manera,

Dios se entiende, aquí, como el horizonte de sentido que hace trascender al hombre,

haciendo que se constituya como tal. Es decir, la experiencia trascendental más originaria

del hombre es la que hace que el hombre llegue al encuentro del misterio absoluto que

llamamos Dios.225

Por lo tanto, se puede decir que no hay hombre sin Dios, en tanto que “el hombre solamente

existe como cuando dice “Dios”, por lo menos como pregunta que niega y es negada”226 En

la terminología de Heidegger el hombre aparece inscrito en el tiempo, es un ser histórico.

Este mismo ser se encuentra amenazado por la fragilidad de su contingencia. Este

planteamiento sugiere que el hombre no puede calcular por sí mismo lo que le es dado para

subsistir y sólo puede tener en cuenta lo que dispone como ser finito que es. No obstante, el

hombre se encuentra remitido a un Ser inabarcable por el que se siente arrebatado. Esta

experiencia del Misterio puede ser llamada acogida de la Revelación, entendida aquí como

la comunicación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre que el hombre descubre

en sí mismo, o sea históricamente, y la expresa con lenguajes propios del ser humano:

testimonios y discursos, los cuales siempre son y serán condicionados, debido a su finitud,

cultura, época, etc.

Este salir de sí mismo propio de la auto-comunicación de Dios se da en la medida que el

hombre se repliega en sí mismo para captar a Dios aconteciendo en él. Creando así un

sentido a su vida y a la historia, dándole un horizonte que supera el mero acto repetitivo y

continuo de un salir de sí sin una justificación y propósito que rompa la misma condición

finita que también le es propia a la naturaleza del hombre. En esta misma perspectiva, el

primer capítulo atisbó las condiciones de posibilidad para que dicha realidad mistérica

pueda ser objetivada mediante la interpretación categorial del hombre, tal como lo propone

224

Sayés, La esencia del Cristianismo, 57. 225

En este sentido, Rahner afirma: con ello queda dicho en el fondo que el hombre es el ser referido a

Dios y es precisamente el misterio divino el que sin cesar otorga al hombre en palabras su referencia al

misterio absoluto como fundamento y contenido de su ser. (Rahner, Curso fundamental de la fe, 65). 226

Panikkar, Iconos del misterio, 70.

Page 111: Incidencia de la experiencia trascendental de san

111

el método antropológico trascendental. También se afirmó que la experiencia trascendental

puede estar sujeta a una tematización a posteriori desde donde se aprecia el conocimiento

humano que, en cuanto pre-captación se encuentra dirigida hacia aquello que, en cuanto tal

es infinito.

En este sentido el hombre es espíritu en el mundo, puesto que el hombre tiene una pre-

captación de lo infinito. Es decir, que pese a su naturaleza mortal se encuentra abierto a la

trascendencia y por eso es un espíritu finito. Rahner lo menciona de este modo: “ Para

Tomás en cuanto teólogo, el hombre es el lugar en el que Dios se manifiesta de tal manera

que el mismo Dios, a través de su palabra de revelación, hace posible que se le escuche: ex

parte animae [desde la perspectiva del alma], A fin de que nosotros podamos escuchar, si es

que Dios habla, debemos saber que él existe; a fin de que su locución no vaya al encuentro

de alguien que ya sabe (que ya lo sabe), Dios debe permanecer para nosotros escondido; al

fin de que él hable a los hombres, su palabra debe encontrarnos allí donde nosotros estamos

ya siempre, en este lugar que es la tierra, en este tiempo que es la tierra. Dado que el

hombre convertendo se ad phantasma [en su versión hacia el fenómeno] se encuentra en el

mundo, se encuentra abierto ya desde siempre hacia el sein [ser] en cuanto tal y de esa

forma tiene ya desde siempre el conocimiento de la existencia [Dasein= Ser –ahí] de Dios,

pero este Dios se encuentra también para nosotros ya desde siempre escondido, más allá del

mundo.”227

La otra pregunta por el carácter salvífico de los hechos históricos se presenta de acuerdo

con el interés de ver qué hechos históricos traen salvación, (presencia actual y eficaz de

Dios).Asumiendo que aunque no haya comprobación historiográfica por más justificación

crítica de algunos hechos salvíficos de la revelación de Dios se da por sentado que dichos

hechos se han dado en la historia. La trascendencia es histórica y la historia a su vez es

trascendente. Esto se puede constatar en el caso Jesús de Nazaret, el misterio trascendente

en su humanidad, ya que donde mejor se realiza la unidad entre Dios y el hombre es

precisamente en “Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios”. La Iglesia también es un

objeto de interés, en cuanto a su historicidad palpable y su carácter de misterio confesado

por la fe. Incluso también se puede verificar esta acción de la Revelación, como es de

esperarse en el texto sagrado en los que por un lado es tan evidente la acción del hombre

como vehículo de la Revelación y por otro, mediante la fe de la presencia y autoría de Dios

227

Rahner, Espíritu en el mundo, 407.

Page 112: Incidencia de la experiencia trascendental de san

112

en el texto sagrado el cual estimula una manera de ser y proceder al hombre de cualquier

tiempo y lugar que escucha la Palabra de Dios y lo pone en práctica.

Por último, hay que recordar que el anuncio de Jesús está pretendiendo que el hombre se dé

cuenta que Dios habita en él, y dándose cuenta se deje llenar de Dios mismo siendo

obediente a su voluntad, ya que el hombre puede relacionarse con Dios en Potentia

oboedientialis. Para alcanzar tal fin el hombre debe ser dócil al Acto-Creador-Continuo, ya

que dicho acto es el que le da la fuerza para llevar a cabo su cometido. En consecuencia, el

hombre no es salvado por la Cruz, sino por la fidelidad de Jesús a la voluntad de Dios

(incluida la Cruz). Jesús concibe a Dios en él mismo y desde allí se relaciona con los demás.

Se pone a las órdenes de Dios, no pone trabas a la voluntad de Dios. Todo ello se da en la

conciencia de Jesús, como primera instancia.

En el segundo capítulo se observó que el hombre vive la espiritualidad que percibe

naturalmente en sí mismo, en la sociedad como comunidad intérprete de significado, puesto

que es el espacio cultural que establece el rol de la persona. Pero aunque el propósito de la

práctica de la fe no es el socialmente formalizado de enseñanza- aprendizaje. Este propósito

no delimitado, no percibido ni expresado, indefinido pero manifiesto, es el de ser el espacio

en el que el hombre se desarrolla, se satisface, debatiéndose dentro de necesidades

relacionales y biológicas de su carácter existencial y trascendente. Es decir, el hombre vive

la experiencia del misterio de Dios en su existencia.

La exploración de relación de la fe con la realidad, en particular de su relación con Dios,

con sí mismo, con el otro y con el mundo es un aspecto muy importante. “Esta

consideración atiende, por supuesto, a las señales de trascendencia que aparecen en un ser

que los análisis no llegan agotar, y en una existencia que se resiste a una explicación

exhaustiva. Mantiene en el fondo la certeza de que la revelación, y sobre todo la que tiene

lugar en la figura de Cristo, es decisiva para iluminar la condición humana en sus

búsquedas. Sostiene también, de acuerdo con sus fuentes primeras, que la gracia conduce el

cumplimiento del deseo profundo de salvación que atraviesa la experiencia humana.”228

En muchos contextos existen imaginarios arraigados que menosprecian el valor de la

espiritualidad reduciéndola al ámbito de prácticas devocionales mágico-religiosas o la

inscriben a eventos desligados de la vida cotidiana. No obstante, como se ha podido

constatar en el trascurso de esta investigación, la revelación trascendental como condición

228

Casiano y Tamayo, Conceptos fundamentales del cristianismo, 53.

Page 113: Incidencia de la experiencia trascendental de san

113

de posibilidad de la espiritualidad tiene que ver con aquella dimensión trascendental

inherente al hombre. Donde, éste en tanto hombre que se realiza en las relaciones con los

demás advierte su horizonte último que lo impele a caminar en pos de su realización

autentica como hombre.

Este horizonte de sentido último es Dios, quien se revela al hombre saliendo de sí mismo y

habitando en él. El hombre percibe esta revelación, la escucha y de acuerdo a su libertad

obedece a la voluntad divina dejando que Dios acontezca eficazmente en él. Por lo tanto, el

hombre como sujeto en crecimiento, provisto de facultades propias de los seres humanos

(inteligencia, emociones, voluntad, acción, etc.), aprende en su vivencia a sacar provecho de

las mediaciones, dadas por la cultura o sociedad, en pro de su crecimiento como persona. Es

decir, como sujeto con un horizonte de sentido el cual le sirve de estímulo y a la vez punto

de apoyo para realizar su búsqueda existencial y vital.

La espiritualidad como eje trasversal que atraviesa la existencia humana abre la posibilidad

de una dialéctica que sigue construyendo ese ideal indefinible de ser humano revelado por

Dios en la persona de Jesús de Nazaret, independientemente de todo querer adoctrinar ya

sea político o religioso. Dado que dicha revelación de sentido trascendental es propuesta

para todo hombre creyente o no, ya que a todo hombre y mujer atraviesa esta dimensión

común: la interpretación continua de la vida como ese salir de sí a cada instante al

encuentro de lo otro en cuya relación se define la existencia como realización humana.

Esta estructura trascendental al igual que las dimensiones de espacio y tiempo, son

condiciones aprióricas a todo ser humano que capacitan al hombre para experimentar lo que

él vive. Esta condición de posibilidad de existencia, es decir de conocimiento y actuación

desborda precisamente todas las realidades categoriales o existenciales de todo ser humano.

Estas acciones son efectuadas de acuerdo a la libertad del hombre. En estas operaciones

categoriales, según la espiritualidad ignaciana, el hombre puede saber si está asumiendo o

no la revelación trascendental, donde Jesús se presenta como paradigma por excelencia del

hombre en la medida que es hombre para los demás.

Tanto los deseos más sutiles como los más sublimes del hombre, aún sin saberlo se dirigen

y están encaminados hacia Dios, ya que Dios es el que toma la iniciativa al ir al encuentro

del hombre. Creándolo y recreándolo constantemente. En este sentido, Dios es el horizonte

que se amplía con cada paso dado por el ser humano que camina en pos de él. Esta

Page 114: Incidencia de la experiencia trascendental de san

114

ampliación e infinitud es percibida, por el hombre en la interacción con todo lo que le

rodea, con el permanente intercambio de su ser con las cosas y los demás seres vivientes. Y

en su mismidad proscrita en sus sentimientos, ideas simples y universales. Esto lo

comprendió Ignacio de Loyola en su búsqueda de sentido, que lo llevó a querer alcanzar el

ideal de hombre revelado por Jesús. Por esto al analizar constantemente su interioridad, sus

afecciones y sentimientos, el santo comprendió que ellos (los sentimientos), son el vehículo

por el cual el hombre puede conocer la manera como Dios está en él, aconteciendo y

haciéndolo proyectarse como verdadero hombre.

El hombre en su ser y conocer puede participar de una posible revelación divina que lo lleva

a realizarse en su misma situación categorial como un sujeto trascendental que desborda sus

límites en la medida que se hace un seguimiento obediente de la voluntad de Dios. Esta

situación categorial, es la existencia del hombre, en su ser siendo ahí. Asumiendo en su

propia vida la Revelación trascendental como espiritualidad - el hombre-, se percibe como

sujeto abierto a la trascendencia que lo impele a ir más allá de sí mismo, rompiendo las

barreras de su finitud convirtiéndose a su vez en un ser que camina en pos de la infinitud. Es

esto lo que se entiende por dimensión trascendental como condición a priori en el hombre

para que se dé de facto la experiencia de Revelación. La cual tiene su máxima expresión en

la historia, según la significación común de la Iglesia que testimonia que Jesús es Cristo. La

Revelación Absoluta y Fundamental de la fe cristiana.

Esta experiencia de la Revelación Absoluta y fundamental, percibida y trasmitida por las

primeras comunidades cristianas es la interpretación de la experiencia trascendental cuya

experiencia de fe se ha percibido y vivido a través de la historia, como comunicación de

Dios en el hombre mediante la cual Dios se hace presente en el hombre como horizonte de

sentido y de identificación con Él. Por consiguiente, esta auto-comunicación de Dios le da

al hombre una identidad y manera de ser propias de un ser trascedente. O sea, que la

Revelación trascendental acaece en la historia y da como resultado, una manera peculiar de

ser y de proceder, no sólo a individuos particulares sino a grupos humanos o comunidades,

como sucede con la Iglesia, la cual es una comunidad-institución interprete de la

Revelación. Este modo de ser y proceder propio de individuos o grupos humanos es lo que

llamamos espiritualidad.

Estas características se alcanzan a percibir en la espiritualidad ignaciana, que en su manera

de ser y proceder connota una cosmovisión de la cual se deriva una práctica y/o pedagogía,

particular en comparación a otras espiritualidades, ya que su fin es el de comunicar al

Page 115: Incidencia de la experiencia trascendental de san

115

hombre (entendido como individuo o comunidad) la manera como Dios se revela en su

interior y cómo esta revelación lo lleva a una reflexión y conocimiento de sí que lo mueve a

la acción. En este orden de ideas, la antropología trascendental atisba las condiciones de

posibilidad para que de facto la Revelación sea captada por el hombre a través de la historia.

Dios es el ser Absoluto, puesto que se conoce a sí mismo completamente. Dios al replegarse

en sí mismo (conocer), sale de sí y habita en el hombre. Esta capacidad de captación de

Dios que tiene el hombre, a pesar de su finitud, se entiende como dimensión espiritual, en

tanto que el hombre es apertura a Dios. Por consiguiente, el hombre al ser espíritu (abierto a

Dios) y al llevar acabo la experiencia trascendental encarna en mayor o menor grado la

Revelación. Esto depende de la disponibilidad y obediencia que manifieste cada individuo

con la voluntad divina.

Esta proyección de realización humana es ilustrada magníficamente en el acontecimiento

del Cardoner, donde Ignacio se siente un nuevo hombre, alguien que ve las cosas de una

manera novedosa. En consecuencia, Ignacio empezó a registrar su experiencia trascendental

en unos apuntes que con el tiempo fueron llamados los Ejercicios Espirituales. Y así como

el pueblo de Israel y la primigenia comunidad cristiana pasó por escrito su cosmovisión

heredada del encuentro trascendental con Dios, Ignacio, al ser consciente de las

circunstancias de su época encuentra en las Sagrada Escrituras y la tradición de la Iglesia

una clave interpretativa de la revelación. Y la motivación e inspiración para construir poco a

poco un texto que le servirá como referente en su búsqueda trascendental. El cual servirá

para llevar a otros más a la revelación, entre estos a Francisco Javier.

En el librito de los Ejercicios Espirituales, está consignada una cosmovisión, donde se

esboza una concepción de Dios, que es amor; una concepción de universo como creación; y

una concepción de hombre como criatura de Dios que se realiza completamente en la

medida que se disponga a alabar y recrear el modo de ser de Dios que acontece en él como

intellectus amoris. Esto es lo que pretende dar a conocer Ignacio por medio de su pequeño

escrito, el cual es una guía para llevar a cabo una fidedigna experiencia trascendental en los

demás hombres y mujeres. Así pues, el principio y fundamento ignaciano son la columna y

el sostén que permiten al hombre tener un horizonte de sentido, en su pesquisa de Dios. El

saberse creado por Dios para realizarse en plenitud mediante la acción de Dios en la

creatura.

Page 116: Incidencia de la experiencia trascendental de san

116

El principio y fundamento es un referente, una brújula, un ancla que no permite que el

hombre caiga en el vacio o en sinsentido de la existencia. El principio y fundamento se

convierte en estímulo para que el hombre pueda hallar la voluntad de Dios y poder

obedecerle, al poner en práctica el acto –creador-continuo- de Dios mediante el

discernimiento de “espíritus” en sus operaciones categoriales libres. G. Randle lo dice de

este modo: “‘La vida verdadera’ o autentica es además, criterio y finalidad de dicho

discernimiento, como así también el concepto que conjuga la ultima meta de la experiencia

cristiana y el valor fundamental del sentido de la vida del hombre moderno.”229 Como se

puede apreciar en Francisco Javier.

En el trascurso de esta disertación investigativa se abordó la existencia de Francisco Javier

desde dos categorías de análisis. Por un lado se observó la vida del santo como un itinerario

que demostraba la asunción espiritual del intrépido navarro, ya que cada etapa de su vida le

exigía más de sí y cada estación ganada en su proceso espiritual lo impulsaba a ir más allá

en procura de su destino y misión. En cambio el análisis efectuado desde su dimensión

interna demostraba como el santo asumió su combate espiritual encarándolo desde el

autoconocimiento desde el discernimiento, que lo llevó a tener el intellectus amoris como

principio y fundamento de su existencia y misión. De tal modo que al articular y conjugar

estas dos categorías desde la perspectiva de travesía interior. Se puede inferir que la acción

apostólica entendida como relación trascendental con los demás, tiene su fuente y

significado desde la reflexión que Javier hace de su experiencia de Dios que lo lleva a una

acción recíproca con la reflexión de su dimensión categorial.

Esta experiencia trascendental generó en el santo una disponibilidad y un desarrollo de su

identidad entendida como auténtico hombre en la medida que se relaciona

trascendentalmente con el mundo. De tal modo, que tanto la acción trascendental del

apóstol como la revelación trascendental en su interior es el acto- creador- continuo

trascurriendo libremente en las operaciones categoriales de este hombre. Y en Francisco

Javier ocurre de manera ejemplar el acontecimiento mistérico de Dios. Dios crea, salva y

santifica a un hombre que como cualquier otro es de condición finita. León-Dufour lo dice

así: “Día por día según la voluntad del Padre celestial, se cumple en la vida del apóstol el

misterio de la redención realizada por Cristo Jesús, obra que significa, sí, la muerte al

229

Randle, Hacia una teología más espiritual y una espiritualidad más teológica, en Theologica

Xaveriana 48, 337.

Page 117: Incidencia de la experiencia trascendental de san

117

pecado, pero también un renacer a la gracia; ya desde esta vida, la resurrección de Cristo se

muestra activa por el don del Espíritu Santo.”230

Este itinerario espiritual se hace consciente en él cuando, siendo estudiante en la

universidad de París conoce a Ignacio de Loyola quien lo motiva a sumergirse en las aguas

insondables de la espiritualidad ignaciana. Javier experimenta, reflexiona y se mueve a una

acción coherente con el misterio de Dios. Este misterio de Dios se presenta como salvación

que es realización autentica del hombre en tanto su existencia (relación con lo otro)

trasparenta la voluntad divina. Para llegar a esto, Javier vivió un proceso de madurez

espiritual, donde la espiritualidad vivida y predicada por Ignacio lo llevaron a un

autoconocimiento mediado por el continuo discernimiento de su interior y de lo que

acontecía alrededor, desembocando en una cosmovisión particular.

Esta Cosmovisión y la manera de buscar y hallar a Dios lo llevaron a ejercer un modo de

proceder basado en el Intellectus amoris donde su manera de estar en el mundo la entendió

y ejerció como apostolado. Es decir como la predicación con palabra y vida de lo que Dios

quiere para el ser humano. De esta manera, Javier se comunicó a sus contemporáneos desde

la relación del amor y la caridad. Esta manera de ser y proceder desde el amor al prójimo lo

llevó a cambiar las realidades opresoras con las cuales el misionero se encontraba teniendo

como principio y fundamento la trascendencia de Dios en su vida.

Estos rasgos de la personalidad de Javier (cosmovisión, discernimiento, sensibilidad

amorosa y el principio y fundamento), lo llevaron al autoconocimiento; a ser ingenioso; a

amar y por lo tanto vivir de manera heroica. Estos cuatros pilares de la personalidad del

santo misionero pueden servir de base y apoyo para armar el ideal de estudiante que debe

pretender formar la Pontificia Universidad Javeriana. De tal manera que la educación de la

Universidad Javeriana, según su perspectiva puede tener en cuenta su fuente e inspiración

ignaciana desde la persona de san Francisco Javier como fuente de pensamiento y

comportamiento, ya que no se puede pasar por alto la incidencia a veces invisible pero

patente en otras prácticas humanas del santo como la política, economía, arte, ética, etc.

Se trata, entonces, de que el estudiante descubra el legado cultural y teleológico del

acontecimiento cristiano reflejado en los hechos producidos, en cierta forma, por la

espiritualidad ignaciana en la sociedad. Y así, poder decantar los aspectos positivos

230

León Dufour, San Francisco Javier, itinerario místico del apóstol, 260.

Page 118: Incidencia de la experiencia trascendental de san

118

aportados por la espiritualidad, a la par que descubre incidencias negativas o contradictorias

en la respuesta del hombre de cara a la fuente primordial de la práctica religiosa o ética. Por

consiguiente, en la misma línea de la Experiencia, Reflexión y Acción del paradigma

pedagógico ignaciano, este proyecto de grado asumió la experiencia educativa de la

Universidad Javeriana desde la reflexión académica que intenta promover una acción viable

y coherente con la inspiración de la espiritualidad ignaciana vivida por san Francisco Javier.

En efecto, esta manera de operar de discípulo y amigo de Ignacio va encaminada con el

querer de la Universidad Javeriana para que los integrantes de la comunidad universitaria no

sólo sean excelentes en los roles que desempeñan, ya sean estudiantes, administrativos,

docentes etc., sino que además pueden realizarse como ciudadanos y verdaderos hombres y

mujeres, que encaminados con el modelo de todo hombre que es Jesús, según la confesión

cristiana, lleguen a realizarse como auténticos hombres y mujeres y desde su condición de

realización trasformen las realidades de injusticia y violencia en consecuencia con lo que

realmente propende la experiencia trascendental: la auto-comunicación de Dios que es

Amor y Creación constante. En este orden de ideas, el modelo de hombre que busca

comunicar y motivar en sus estudiantes la universidad, posee estas características:

Un hombre que además de ser un excelente profesional en su campo, se conozca a sí

mismo. Sea consciente de su finitud y del llamado que tiene a la infinitud como ser en

constante crecimiento y realización. Por ende, que sea una persona que conozca sus virtudes

y falencias pero que a la misma vez se sienta digno y esté reconciliado con su naturaleza y

su historia. La misma que lo impulsan a ir más allá de sus límites a pesar de su

contingencia.

Un hombre y mujer capaz de discernir sus movimientos interiores en procura de una mejor

interpretación de su papel en la sociedad y la historia. Un hombre y mujer que al conocerse

y ser consciente de sus potencialidades se sienta amado y capaz de amar. Un hombre y

mujer sensibles por las realidades estructurales de la sociedad, capaces desde su motivación

interna a realizar cambios en pro de un mejor bienestar personal y comunitario.

Este hombre o mujer, por lo tanto, deben ser muy conscientes de su ser y estar en el mundo.

Un hombre o mujer con convicciones propias y fundamentos y principios claros, traducidos

en sus valores, expectativas y desempeño profesional. Un hombre o mujer que como

Francisco Javier pueda dejar huella en su paso por el mundo.

Page 119: Incidencia de la experiencia trascendental de san

119

Tanto en los estatutos como en los documentos institucionales de la Universidad se persigue

este ideal de hombre. Pero en la práctica la Pontificia Universidad Javeriana como

corporación, participa del mundo del mercadeo y de la competitividad con miras a ser

reconocida y valorada por el producto que ofrece. De tal manera que la Pontificia

Universidad Javeriana como organización educativa partícipe de un mundo mercantil debe

jugar el juego que estipula el mercadeo. Sin embargo su carácter inspirador la invita a

congeniar con la lógica del mercado y los estándares que éste establece, sugiriéndole una

constante revisión de su práctica educativa y de afianzamiento en su horizonte primero

como lo enseña la espiritualidad ignaciana. Por lo tanto, la Universidad Javeriana como

organización, donde se vive el apostolado de la Iglesia, debe seguir la lógica de Cristo su

inspirador y fundador, quien sacó el máximo provecho de la estructuras culturas y políticas

de su época para revelar el rostro de Dios, así lo entendió y practicó Ignacio y sus

compañeros, entre ellos Javier.

Todos estos aspectos objetivos de la trascendencia histórica cristiana vistos desde el prisma

de la espiritualidad cristiana, más exactamente ignaciana, hablan del encuentro personal

entre Dios y el hombre como experiencia trascendental en la historia. Fue lo que vivió

Ignacio de Loyola y comunicó a Francisco Javier. Por lo cual se presenta la oportunidad de

observar en la vida concreta de un hombre como Javier, la manera como percibió y asumió

la experiencia trascendental. En este sentido, no sólo se puede acceder de manera teorética o

especulativa sino que para llegar a esa praxis cristiana es necesaria una antropología

trascendental que vislumbre el derrotero a seguir.

G. Baena a propósito de esta conclusión, afirma “Es evidente que aquí no se trata de una

antropología en cuanto teoría abstracta, sino de la autenticidad del hombre aconteciendo en

su totalidad, para decir a todo hombre lo que él es, es decir, el acontecer de Dios en lo

humano o la humanización de Dios en todo hombre. De allí, entonces, que si cada ser

humano, se abre a la divinidad. Esto es, a la acción del Espíritu de Dios, que habita en él, lo

que debe trasparentar es el modo como Dios crea, a saber, aconteciendo en él, dándose a él.

Si el ser humano es coherente y consecuente con esta realidad que acontece en él y lo crea,

debe desatar en sus comportamientos cotidianos una ética de solidaridad con los hermanos,

esto es, que se comporte con sus semejantes de la misma manera como Dios se comporta

con él creándolo continuamente.”231

231

Baena, La antropología subyacente en la universidad jesuítica, 430.

Page 120: Incidencia de la experiencia trascendental de san

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