23
ESTUDIOS Génesis de la conciencia moral. 1 Procesos psico16gicos La orientaci6n saludable de la vida que llamamos "espiritual" ha de descansar inevitablemente sobre la dignidad de la conciencia humana. De 10 contrario: se escamotea la verdad de tal vida. De am que presente- mos este trabajo * con el prop6sito de poder mostrar c6mo se fundamenta todo despliegue superior de la mente y deI espîritu en el subsuelo firme de una conciencia moral psîquicamente bien elaborada. A 10 largo de estas reflexiones vamos a presenciar el nacer de un sentido ético de la vida que deviene luego conciencia deI hombre y clave de sus valoraciones mo- rales. Asî, pues, estudiamos la génesis, proceso y directrices de la concien- cia moral que ha de informar la vida deI espîritu. Y deduciremos en con- secuencia las pautas éticas que han de inspirar todo comportamiento: si quiere realmente ser saludable y evadir asî la incidencia en an6malos ras- gos psicopatol6gicos de conducta falsamente moral. S6lo el hombre que sirve a la autenticidad de esa conciencia puede aspirar a cosa tan ardua coma es la de: poseer en sî una genuina "vida espiritual". Afiadamos que presentamos nuestros anâlisis a la luz de esa concepci6n psicodinâmica deI hombre que nos ofrece el psicoanâlisis mâs neto. *) El autor de estos articulos publica aqu! un extracto de la tesls doctoral brillantemente defendida en la Unlversldad Complutense de Madrid, secci6n de Psicologia, sobre el tema: «Freud: religl6n, moral y neurosls».

Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

ESTUDIOS

Génesis de la conciencia moral. 1

Procesos psico16gicos

La orientaci6n saludable de la vida que llamamos "espiritual" ha de descansar inevitablemente sobre la dignidad de la conciencia humana. De 10 contrario: se escamotea la verdad de tal vida. De am que presente­mos este trabajo * con el prop6sito de poder mostrar c6mo se fundamenta todo despliegue superior de la mente y deI espîritu en el subsuelo firme de una conciencia moral psîquicamente bien elaborada. A 10 largo de estas reflexiones vamos a presenciar el nacer de un sentido ético de la vida que deviene luego conciencia deI hombre y clave de sus valoraciones mo­rales. Asî, pues, estudiamos la génesis, proceso y directrices de la concien­cia moral que ha de informar la vida deI espîritu. Y deduciremos en con­secuencia las pautas éticas que han de inspirar todo comportamiento: si quiere realmente ser saludable y evadir asî la incidencia en an6malos ras­gos psicopatol6gicos de conducta falsamente moral. S6lo el hombre que sirve a la autenticidad de esa conciencia puede aspirar a cosa tan ardua coma es la de: poseer en sî una genuina "vida espiritual". Afiadamos que presentamos nuestros anâlisis a la luz de esa concepci6n psicodinâmica deI hombre que nos ofrece el psicoanâlisis mâs neto.

*) El autor de estos articulos publica aqu! un extracto de la tesls doctoral brillantemente defendida en la Unlversldad Complutense de Madrid, secci6n de Psicologia, sobre el tema: «Freud: religl6n, moral y neurosls».

Page 2: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

LOS PROCESOS PSIQUICOS QUE "POSIBILITAN" LA GENESIS DE LA CONCIENCIA MORAL

Vamos, pues, a analizar ahora bajo tres perspectivas la psicogénesis freudiana de la conciencia moral tal y coma acontece a 10 largo de la evo­lucion psiquica deI ser humano. En un primer momento, estudiamos eI ta­mizado psicologico dei que ha de proceder la génesis de la conciencia mo­ral; a través de otra optica, enfocamos el estudio de los elementos deter­minantes de ese proceso psicogenético; finalmente, anaIizamos unas direc­trices éticas, deducidas deI psicoanalisis, que tienden a orientar eI com­portamiento humano.

Ante todo, notemos coma Freud piensa que el hombrequeda pren­dido en amplios movimientos que él provo ca, pero que luego le rebasan. Enos se desarro11an por encima y ca si a pesar deI hombre; e inc1uso de­terminan su destino personal: la religion y la moral forman parte preci­samente de esos movimientos envolventes. Sabemos, en efecto, que Freud eIabora en sus obras una serie de grandes procesos filogenéticos mediante los cu ales explica los origenes de la "religion deI Padre" y la formacion de la "conciencia moral". Tales procesos son inconscientes. Y cuando se insertan ontogenéticamente en la vida de cada hombre concreto: entonces es cuando se origina la adecuada "situacion psiquica" de la que surge la religiosidad y la conciencia moral.

Asi, por ejemplo, el movimiento religioso cabalga sobre el "filum" de procesos de tanta carga psiquica como: el tabli deI sexo, el totemismo dei padre de la horda primitiva, la rebelion de los hijos, el parricidio y el sen­timiento de culpabilidad originado por esa protoculpa. La ontogénesis

"

.,

Page 3: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOGICOS 309

acontece cuando se encarna en cada individuo humano e irrumpe en su historia la presencia de estos procesos. Y 10 mismo ocurre en el despertar deI sentido moral en la vida deI hombre: es un movimiento de conciencia­ci6n que se fundamenta en el complejo edîpico, la influencia censurante deI "superyo", la ternura y agresividad de la "figura" paterna, el proceso de identificaci6n con ésta, la interiorizaci6n de la "norma" superando el narcisismo primario y, en fin, el proceso de "humanizaci6n" de la energia libidinal. Es, pues, de la conjugaci6n de tales pro ces os de donde afluye la génesis de la conciencia moral en la dinâmica psîquica deI hombre. Es esto 10 que vamos a someter a estudio.

1. EL COMPLEJO DE EDIPO: LA "PROTOHISTORIA DEL INDIVIDUO"

El hombre es en un principio un ser amoral, ya que es bâsicamente "ello" instintivo. Ademâs, no posee criterios innatos que le hagan distin­guir 10 bueno de 10 malo. S6lo posee, dentro de ese fondo de instintividad, unos dispositivos psîquicos dispuestos a asociarse y provocar el despertar de la conciencia moral. Segun esta lînea genética, no debe de extrafiarnos que sea incisiva la moral freudiana. A este respecto anota A. Vergote: "Las consideraciones éticas de Freud son audaces, ins6litas y provocado­ras para un publico conservador, pero tienen por 10 menos el mérito de ensefiarnos que la conciencia moral se adquiere a través de la lucha, coma no podîa dejar de ser en un hombre que, profundamente insertado en la evoluci6n, no espera que ésta se termine en él para abrirse su propio camino" 1.

Es decir, el sistema freudiano trenza su visi6n antropogenética pe­netrândola de un fuerte ritmo evolutivo, siendo una de las terminales de esa dinâmica psiquica la psicogénesis de la conciencia moral. Y es la "conflictiva edipica" precisamente eI momento crucial de este proceso psicogenético. En efecto, el complejo de Edipo hace coincidir en el sujeto que 10 sufre: la ternura y la violencia, las apetencias dei "yo" narcisista y las exigencias de la ley externa. Asi, dice Freud, "en el complejo de Edipo coinciden los comienzos de la religi6n, la moral, la sociedad y el arte" 2. El sujeto establece una relaci6n libidinal con el padre que cons­tituye la base genética de la conciencia moral. La cronologia normal de tal intercomunicaci6n edipica es la de los cinco primeros afios de la vida del nifio. En tal situaci6n, el padre aparece para el nifio coma un ser que "invade" su propio campo afectivo: alguien que se interpone entre él y la madre. Entonces es cuando se rompe psico16gicamente esa uni6n natu­raI 0 diada afectiva tan intima cual es "madre-hijo".

1 VERGOTE, A., La Psychanalyse, science de l'homme, Dessart Editeur, Bruxeles, 1970, 3." ed., p. 217.

2 FREUD, S., Totem y Tabu, vol. II, p. 597.

Page 4: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

310 JOsÉ CRISTINO GARRIDO

Simultaneamente, el niîio adivina en el padre la promesa deI goce, la ilusiôn magic a de la gratificaciôn sexual, el "gran hombre" que posee 10 que mas ansîa: el amor materno. A toda la trama de este acontecer psî­quico 10 11ama Freud "novela familiar" que se desarro11a a un pIano in­consciente de la vida. Por 10 demas: "la conciencia misma no es sino un estado muy fugaz" 3. Sobre este inconsciente romance edîpico escribe el analista vienés: "La novela familiar del niîio, por medio de la cual el hijo reacciona ante las modificaciones de su vinculaciôn afectiva con los pro­genitores, especialmente con eI padre. Los primeros allOS de la infancia estan dominados por una grandiosa supervaloraciôn dei padre, de acuerdo con la cual los reyes y las reinas de los cuentos y los sueiios representan siempre a los padres; mas tarde, en cambio, bajo la influencia de la ri­validad y de las frustraciones reales, comienza el desprendimiento de los progrenitores y aparece una actitud crltica frente al padre" 4. Vemos cômo se va modelando la "figura paterna" cual rival y ejemplar al mismo tiem­po: el que prohibe y el que hace pensar en una futura felicidad analoga. De nuevo aparece, ahora desde otra dimensiôn, la ambivalencia deI padre para el ser humano. El complejo edipico cumple asi su misiôn de ser el nudo estructurante de las relaciones afectivas deI niiio. Es algo necesario y natural, no patolôgico, en el desarrollo psiquico del hombre. Y "es com­plejo porque gracias a sus relaciones tridiacas -niiio-padre-madre- va a organizarse la libido deI sujeto, transformandose en reIaciones de libido heterosexual, por una parte, y en conciencia moral por intervenciôn de la ley deI padre, por otra" 5.

Ante el "brote" de la problematica edipica en la protohistoria del ser humano, toma todo su relieve la afirmaciôn de Freud: "la necesidad se­xual, lejos de unir a los hombres, los divide" 6. Mas, de esa "divisoria conflictiva" que es la encrucijada edipica, surgira la armonia entre la ter­nura y la agresividad en el corazôn del hombre. Sôlo se puede salir airoso deI acontecer edipico si la suavidad de la ternura que inspira la "figura paterna" compensa debidamente la agresividad que también representa. En hallar este sano equilibrio se deben centrar los recursos psiquicos dei hombre, tanto inconscientes como conscientes, tanto vitales como intelec­tuales. Sobre todo, éstos, ya que, como dice Freud: "la inteligencia es eI unico medio que poseemos para dominar nuestros instintos" 7. Sin este dominio, no puede avenir la pacificaciôn de la agresividad a instancias

3 FREUD, S., Abriss der Psychoanalyse, vol. III, p. 405. 4 FREUD, S., Moisés y la religl6n monoteista, vol. III, p. 185. 5 VERGOTE, A., La Psychanalyse, science de l'homme, Dessart Editeur, Bruxeles, 1970, p. 219.

Véase también a este respecta: MULLAHY, P., Oedipe, du mythe au complexe. Exposé des theories psychanaliques, Payot, Paris, 1961, p. 330.

6 FREUD, S., Totem y Tabu, vol. II, P. 589. 7 FREUD, S., El porvenir de una ilusi6n, vol. II, p. 95.

Page 5: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOGICOS 311

deI amor: 10 cual es indispensable para que, tras una adecuada elaboracion deI Edipo, surja saludablemente la conciencia ética en la vida deI hombre. Pero estudiemos esto mas detenidamente.

2. EL "PADRE" ENTRE LA TERNURA Y LA AGRESIVIDAD

En el sistema freudiano, como ha visto L. Rangell: "el complejo de Edipo viene a ser no solo el nûcleo de la neurosis, sino deI caracter hu­mana y un esquema organizador de la vida futura" 8. En efecto, durante la elaboracion edfpica ocurren tales enfrentamientos psfquicos que el ser humano se configura como caracter que determina su proyecto de auto­realizacion en el futuro. Y un enfrentamiento primordial es la agresividad que inspira la "figura paterna" en el momento edipico deI niiio. A este respecto escribe Freud: "Es un hecho que la agresividad original de la conciencia moral es una continuacion de la severidad con que act6a la autoridad exterior. Es decir, que nad a tiene que hacer con una renuncia; pero podemos eliminar tal discrepancia aceptando un origen distinto para esta primera provision de agresividad deI "superyo". Este debe de haber desarrollado considerables tendencias agresivas contra la autoridad que privara al niiio de sus primeras y mas importantes satisfacciones, cual­quiera que haya sido la especie particular de las renuncias instintivas im­puestas por aquella autoridad. Bajo el imperio de la necesidad, el niiio se vio obligado a renunciar también a esta agresion vengativa, mediante el recurso que le ofrecen mecanismos conocidos: incorpora, identifican­dose con ella, a esta autoridad inaccesible, que entonces se convierte en "superyo" y se apodera de toda la agresividad que el niiio gustosamente habria desplegado contra aquélla" 9.

Aqui aparece el "superyo" como una condensacion de la agresividad acumulada contra la autoridad deI "padre". El "superyo": esa instancia psiquica de la mente huma na que ejerce una funcion moralizante 0 cen­sura deI comportamiento humano en la intencion y en el acto; de él tra­taremos particularmente mas adelante. Bastenos aquf con recoger el dato freudiano: la agresion original se puede revertir sobre el mismo sujeto y transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte inhibicion, la agresividad que se pro duce por una frustracion, puede incluso desencade­nar una conciencia moral neurotica que huye de la realidad 10. Y es que a toda frustracion le sigue un estado agresivo. Asi, a la inhibicion impuesta

8 RANGELL, L., Aggresion, Oedipus and historiaI perspective, en «The International Journal of Psycho·Analysis)), vol. 53 (1972) p. 7.

9 FREUD, S., El malestar en la cultura, vol. III, p. 51. 10 SpaCK, B., Innate inhibition 01 Aggressiveness in Inlancy, en «The Psychaanalysis study

for the Child)), vol. XIX, p. 222·239.

Page 6: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

312 JOsÉ CRISTINO GARRIDO

por la "norma" paterna: el nino responde con una agresividad dirigida precisamente contra quien personifica tal limitaci6n. Esta agresi6n, resen­tida y reprimida, se expresa de divers as maneras: defecaci6n 0 Hanto in­oportuno y terco, transtornos gastricos, disfunciones organicas, etc. Pero la acumulaci6n de 10 agresivo en el sujeto, lejos de ser un factor negativo para el tono de salud psiquica, es a veces la pulsi6n requerida para rom­per la inercia de la libido; ésta "esta siempre esperando que le acontezca la agresi6n" 11. Esto, 10 mismo en el nino que en el ser adulto.

S. Lebovici distingue dos acepciones freudianas del concento de agre­sividad "1.0) La agresi6n es necesaria para dominar el objeto de la satis­facci6n de las pulsiones y por consiguiente asegurar la posibilidad de placer. 2.0 ) La agresi6n puede tender a destruir el objeto, por ejemplo: debido a las frustraciones que le impone" 12. Freud se refiere, en el primer sentido, a una positiva agresividad que potencia el desarrollo de la libido -y por consiguiente de la persona humana-. El otro significado de la àgresividad, sin embargo, es negativo: pue de derivar en un sadismo si se dirige hacia tuera, 0 en un masoquismo autopunitivo si revierte contra SI mismo. La agresividad que no concurre sanamente en la psicogénesis de la conciencia moral, es la que busca: "destruir un objeto dado". TaI agresi6n esta proyectada hacia el exterior, y suele motivar la castraciôn pSlquica ante el objeto -timidez 0 morbosa inhibici6n- un cruel sadis­mo -gozo por fustigar con sana a los demas 0 crear situaciones tensas de vida-, 0 la criminalidad -destrucci6n total y violenta deI objeto-. Y son precisamente las personas inscritas en el "par antitético de amor-odio" 13

-que facilmente evocan la "imagen paterna" - las que son pasto de este ultimo modo de agresividad. Asi se explica que los seres mas queridos sean los mas odiados en el furor de la agresi6n pato16gica. Por el contrario, si esta agresividad va dirigida contra el mismo sujeto: se desencadena una acci6n masoquista de autocastigo con un sentimiento obsesivo de culpa que puede alterar el equilibrio emotivo y mental del sujeto, tal y como 10 prevee P. Ferdern 14 en sus anotaciones cHnicas.

El psicoanalisis esboza una soluci6n para dar salida a la tensi6n agre­siva acumulada en el inconsciente. Los objetos, en torno a los que se pola­riza tal agresividad, son "revestidos" mediante la ternura de cierto halo de atracci6n simpatica. De este modo, pierden virulencia los focos agresi­vos y se suaviza el impulso destructivo, el cual se reconcilia con el objeto de sus iras gracias a la ternura. TaI acontecer psiquico configura todo un orden nuevo de relaciones afectivas. Y es concretamente en esta situaci6n

11 RANGELL, L., articulo cltado, p. 10. 12 LEvOBICI, S., Le XXVII Congrès International de Psychanalyse, en «L'évolution Psychiatri­

que», tom. 37 (1972), p. 311. 13 FREUD, S., Mas alla deI principio deI placer, vol. l, p. 1120. 14 FERDERN, P., Beitriige zur Analyse des Sadismus und Masochismus, en «International

Zeitschrift für Psychoanalyse», vol. 1 (1913), pp. 18-30.

Page 7: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOGICOS 313

creada donde el "padre" y el "sujeto" equilibran positivamente la agresivi­dad y la ternura. Sin esto, no hay identificacion mutua, ni interiorizacion de la "nonna" deI padre, ni psicogénesis de la conciencia moral. Es tan esencial para un equilibrio afectivo esta funcion armoniosa y neutraliza­dora de la ternura, que E. Jones sostiene que de no darse esta compensa­cion: se endurece rigidamente el "superyo" que actua como sustitutivo de una agresion dirigida contra el mundo y el propio "yo" 15. La relacion paterno-filial que implica la ternura libera a la "figura deI padre" de ser blanco de la agresividad instintiva. Por esto, es la forma primaria deI amor antes deI despertar de la tendencia sexual. Significaria la ternura: una respuesta afectiva del nifio a la proteccion paterna. Si pensamos que tal proteccion por parte deI padre esta marc ad a por el principio de auto­ridad, tendremos que convenir en 10 siguiente: la ternura filial es vital para establecer el proceso de identificacion deI hijo con la "imagen pater­na". Lo cual sabemos que es esencial en la dinamica psicogenética de la conciencia moral. En suma, si el padre no suscita una calida ternura es inviable que el nifio reprima su agresividad e interiorice la "ley paterna" . Pues, ante todo, la ternura es a su vez una reaccion afectuosa deI "padre" que favorece la acogida de la "ley" a expensas de la identificacion del hijo con él. No olvidemos que el padre representa la "norma-ley" prohibitiva y frustrante que, gracias a la ternura que inspira para el hijo, éste puede interiorizar en si. He ahi la ambivalencia de la "figura paterna": objeto que suscita un deseo agresivo y tierno a la vez. Solo el "padre" que armo­nice el amor y la ley es el que predispone positivamente al "hijo" para una adecuada psicogénesis de la conciencia moral.

3. IDEALIZACION, EJEMPLARIDAD E IDENTIFICACION.

Freud ha escrito: "Es de conocimiento general el hecho de que las vivencias de los primeros afios de la infancia ejercen una influencia de­terminante sobre la vida, a la que nada de 10 que sucede ulteriormente puede oponerse. Muchas cosas interesantes se podrian decir sobre la for­ma en que estas impresiones tempranas se imponen frente a todas las in­fluencias de los periodos mas duros de la vida" 16. Hemos dicho que el acontecer edipico suele ocurrir sobre esa edad. Es el momento de esa influencia determinante sobre la vida. Y "clave" de tal momento edipico es el proceso de identificacion al que ya hemos aludido. De ahi que afiada: "Los efectos de las primeras identificaciones, realizadas en la mas tem­prana edad, son siempre generales y duraderos. Esto nos lleva a la géne-

15 JONES, E., Love and Moramy: a study in character types, en «The International Journal of Psycho·Analysisll, vol. 11 (1937), p. 3.

16 FREUD, S., Moisés y la religi6n monoteista, vol. III, p. 277.

Page 8: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

314 JOsÉ CRISTINO GARRIDO

sis deI ideal deI "yo"; pues detnls de él se oculta la primera y mas im­portante identificacion del individuo: la identificacion con el padre" 17.

Notese como acentûa Freud la importancia de quien desempene las fun­dones de la "figura paterna". "j Quién sino el padre pudo haber sido en la infancia el "hombre grande"!" 18, afirma Freud en otra ocasion. Luego entresaca de sus numerosos historiales cHnicos el siguiente proceso de identificacion:

"Una joven adolescente se ha colocado en la mas decidida contradic­cion con su madre, expresando todas las cualidades que a ésta le faltan y evitando cuanto podrîa recordarle a la madre. Podemos agregar que en anos muy tempranos establecio, coma toda nifia, una identificacion con la madre, y que ahora se revela enérgicamente contra ésta. Pero cuando esta nina llega a casarse y se convierte a su vez en esposa y madre, no nos asombraremos al comprobar que comienza a parecerse ca da vez mas a su mal querida progenitora, hasta que por fin se restablece inconfundi­blemente la superada identificacion materna. Lo mismo sucede también en los varones ... Un joven que haya sufrido el destino de criarse junto a un padre indigno, podra convertirse al principio, por oposicion, en hombre activo, formaI y honorable. Mas, en la cumbre de la vida su caracter cam­biara de pronto, y desde entonces se conducirâ coma si hubiera tomado par modela a ese mismo padre" 19.

Hasta la actividad lûdica de este perîodo de la vida es un de seo tacito de incorporarse al "mundo de los adultos"; "Todo juego infantil se halla bajo la influencia deI deseo dominante de esta edad: el ser grande y poder hacer 10 que los mayores" 20. El nino necesita vital y psîquicamente identi­ficarse con un lîder 0 îdolo que 10 sea realmente para é1. Si la "figura pa­terna" no 10 es: hay que ofrecerle un "ide al de padre" que realice las fun­dones de ta1. Asî el nino tiene que "imaginar" que su padre es 10 mejor para é1. Y es que necesita hacerle un mito, confabularlo e idealizardo. Mas el montaje de este proceso de identificacion exige una dotacion bien dosi­ficada de ternura. Porque: "la minoradon de la ternura que antes rodeaba al nino, las mas elevadas exigencias de la educacion, las palabras severas y aun el castigo, le hacen descubrir al nino el desprecio de que es victi­ma" 21. Y nada deprime mas al sujeto que verse despreciado por quien elige coma "figura paterna" para identificarse plenamente con é1. De ahî 10 nocivo que resulta para el nino cuando llega a comprobar que "su" pa­dre realmente no es 10 que imagina. Es un desencanto que puede hacer minar no solo la conciencia moral en ciernes, sino toda la jerarquizacion de los valores que el nino ya iba interiorizando en su espîritu.

17 FREUD, S., El «yO» y el «ello», vol. II, p. 17. 18 FREUD, S., Moisés y la religi6n monoteista, vol. III, p. 264. 19 FREUD, S., Moisés y la religi6n monoteista, vol. III, p. 276. 20 FREUD, S., Mas alla deI principio deI placer, vol. l, p. 1102. 21 FREUD, S., Mas alla deI principio deI placer, vol. l, p. 1104.

Page 9: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOGICOS 315

Sobre el concepto freudiano exacto de identificacion, ha escrito R. H. Koff que: "la identificacion seria como la hendidura de un viejo afecto) un énfasis sobre 10 concreto y una imitacion deI aspecto externo deI objeto. Una verdadera identificacion, no primaria ni narcisista, es con­secuencia de una verdadera relaci6n objetual, con una pérdida de este Ob4 jeta en el mundo exterior" 22. Lo mâs valioso de esta puntualizacion es, pensamos, el concebir en Freud primero la actitud a imitar que los actos mismos imitables. Entonces, la imitaci6n se reduce a la copia exterior dt' los gestos de quien se trata de imitar; mientras que la identificaci6n supo­ne algo mâs intimo: la asimilacion de la actitud dada en quien y con quien establecemos el proceso de identificacion. De ahi que el psicoanâ­lisis denuncie unos fenomenos de falsa identificacion: Imitaciones 0 in­corporaciones extrinsecas, resonancias identificativas y perfiles estereotipa­dos de conducta de un "como si" todo transcurriese segûn unas pautas exteriores. A este respecto nos advierte A. Balint "que la identificacion como proceso puede acabar en vana bufonada porque solo el amor y la razon nos hacen capaces de infiuir en el mundo exterior segûn la direc­cion de nuestros deseos" 23. Con esto se trata de eludir los facilones proce­sos imitativos que, lejos de motivar en el ser humano la psicogénesis de la conciencia moral, abortan en una evidente deformacion: la de evitarse la copia de la actitud creativa de los otros, en cuanto esto nos ayuda a la supe­racion por imperativos intimos de conciencia.

Asi, pues, el freudismo no valora como identificaciones positivas en orden a la formacion de la conciencia moral: la "identificacion primaria", la "identificacion narcisista 0 secundaria", la "identificacion histérica" y la "identificacion parcial". Basândose en Freud, las define como sigue el psicoanalista W. Meissner: "ldentificaci6n primaria: la original y primi­tiva forma de atraccion emocional hacia un objeto anterior a cualquier rela­cion con él. El modelo para esta relacion es la incorporacion de la fase oral deI desarrollo de la libido: 10 bueno se identifica al "pecho" bueno materno, en expresion de M. Klein. La identificaci6n narcisista 0 secun­daria: la forma de identificacion que sigue al abandono 0 pérdida de un objeto que regresivamente reemplaza la relacion con el objeto abandonado por una introyeccion deI objeto. Identificaci6n histérica: la asimilacion de una propiedad u objeto por el sujeto como una expresion de una seme­janza derivada de un elemento comûn que permanece inconsciente. Esta asimilacion es funcional y sintomâtica y no tiene relacion con la estructura­cion. 1 dentificaci6n parcial: una forma de identificacion basada sobre la percepcion de una cualidad comûn que no depende de relacion alguna con

22 KOFF, R. H., A Definition of Identification, en «The International Journal of Psycho­Analysis)), vol. 42 (1961), pp. 362-370.

23 BALINT, A., Identification, en «The Yearbook of Psychoanalysis)), vol. 1, pp. 337-338.

Page 10: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

316 JOsÉ CRISTINO GARRIDO

el objeto" 24. Fuera de estas identificaciones aberrantes, que no entran di­rectamente en nuestro estudio, las desviaciones que hacen peligrar el creati­tivo proceso de identificaciôn provienen de las actitudes imitativas. La va­nal imitaciôn es un remedo fâcil e "inmoral" de la identificaciôn. De ahi que "la imitaciôn que no se funde e integra en un proceso de identificaciôn no se adapta a la realidad; y de quedarse en ese estadio previo seria una expresiôn de marginal omnipotencia ante la frustraciôn sentida por la ausencia deI objeto. En el proceso de identificaciôn las imitaciones y las introyecciones son fundidas e integradas en el servicio de afianzar la adap­taciôn al principio de realidad" 25. Vemos que la imitaciôn, coma gesto comportamental desconectado deI proceso de identificaciôn, es un "como si" a modo de defensas regresivas inmaduras. La identificaciôn creadora no copia ni imita meramente, ni se sirve deI objeto. Lo que realiza es: el incorporar en SI el ideal que representa el objeto con el que busca identi­ficarse. Y por ello, la identificaciôn cualifica noblemente al hombre. Tanto, que éste no escatima auténticos esfuerzos, superaciones, cambios y toda clase de motivaciones para llevar a buen término un ôptimo proceso iden­tificativo.

Desde otra dimensiôn y segun el pensamiento freudiano: la garantia de una genuina identificaciôn es que tensione al espiritu en la consecuciôn de un "yo ideal". Es decir, un proceso de identificaciôn deviene creador y modula la génesis de la conciencia moral en el hombre, cuando supone un anhelo de superaciôn tras la bûsqueda del "yo ideal". Es asi como se correlacionan psicolôgicamente la identificaciôn con la idealizaciôn. Escribe Freud a este propôsito: "La idealizaciôn es un proceso que tiene efecto en el objeto, engrandeciéndolo y elevândolo psiquicamente, sin trans­formar su naturaleza. La idealizaciôn puede producirse tanto en el terre­no de la libido deI "yo" coma en el de la libido objetivada. Asi, la hiper­estimaciôn sexual deI objeto es una idealizaciôn del mismo. Por consi­gui ente, la sublimaciôn describe algo que sucede con el instinto, y la idea­lizaciôn algo que sucede con el objeto: se trata de dos conceptos total­mente diferentes. No seria de extrafiar que encontrâsemos una instancia psiquica especial encargada de velar por la satisfacciôn narcisista en el "yo" ideal y que, en cumplimiento de su misiôn, vigile de continuo el "yo" actual y 10 compare con el "yo" ideal. Si tal instancia existe, no nos sor­prenderâ nada descubrirla, pues reconoceremos en el acto en ella aquello a 10 que damos el nombre de conciencia moral" 26. 0 se a, cuando nuestro "yo" que es, busca de veras ser 10 que debe ser: entonces la identificaciôn

24 MErsSNER, W. W., Notes on Indentification, en «The Psychoanalytic Quarterly», vol. 39 (1970), pp. 565-589.

25 GADDIN!, E., On Imitation, en <cBulletin of the Philadelphia Assosiation for Psychoanalysis», vol. 21 (1971), p. 42.

26 FREUD, S., Introducci6n al narcisismo, vol. I, pp. 1092-1093.

Page 11: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOGICOS 317

con el "modelo paterno" esta fuertemente motivada por un proceso de idealizacion. Y para seguir tras el ejemplo deI padre, el "yo" actual ha de aspirar de continuo a identificarse con el "yo ideal", 10 cual espolea posi­tivamente la psicogénesis de la conciencia. Este es el terreno psicologi­co; TI en el que se mueve el despegue de la moralidad en el hombre: ini­ciar, tras marginar la vana imitacion, un proceso de identificacion con la "figura paterna" que, para verificarse auténtica y ejemplarmente, ha de suponer la mejora deI "yo" actual, tras mirarse de continuo en su "yo"

4. EL PROCESO DE INTERIORIZACIÔN DE LA "NORMA".

Si el ser humano se identifica por amor con la "figura paterna", solo entonces asume e interioriza la "ley-norma" deI padre, que limita las ape­tencias deI "yo" cuando ama al padre. Solo el amor de la identifieacion con el padre hace posible la interiorizacion de la norma deI padre. En efecto, el hombre se ve desgarrado por dos tendencias contrarias: el ins­tinto vital deI sujeto se desfonda ante la sospecha deI desamparo afectivo. La angustia ante el abandono es capaz de paralizar las relaciones amoro­sas de los individuos mas sensibles. Es de notar, por ejemplo, que cuanto mas primitivo es el hombre mas a merced esta de la ambivalencia de los deseos. Es decir, el hombre amoral de los origenes se angustia intensamen­te por el conflicto de la instintividad que "ama" u "odia" a ciegas, sin saber dar una salida étieamente lucida y humana a sus pulsiones interio­res. Posee en si tensiones instintivas que le llevan por igual al afecto y a la agresion. El tener necesariamente que frustrar las demandas des orbita­das de la libido agudiza esta tension psiquica. Pues un exceso de amor seria aqui mas nocivo que la frustracion. La luz tiene que venir de la razon que es la que acomoda el impulso al medio para no ser rechazado y lograr su fin gratificador. Como afirma Preud: "la inteligencia es el unieo medio que poseemos para dominar nuestros instintos" 28. La inteli­gencia actua de "arbitro" entre la inercia conservadora de la libido y la réplica voraz de la agresividad. Solo la inteligencia puede asumir cons­cientemente la dinamica deI amor, penetrado de una do sis de agresivas sinergias, para hacer nacer en el hombre un acto tonificado de sentido mo­ral no extrano a si mismo. La moralidad: si es antinatural y antihistoriea se deshumaniza. Ha de mantenerse coma nace, fiel a sus origenes "natu­raIes" y cosida al devenir "historieo" deI desarrollo libidinal deI ser huma­no. Esta constancia de fidelidad al hombre la juzga la inteligencia. Asi,

27 JACOBSON, E., The idealization of the love abject, ego ideal formation and the development of superego identifications, en el volumen {(The Self and the objectworld», Hogarth Press, London, 1965, p. 250.

28 FREUD, S., El porvenir de una ilusi6n, vol. II, p. 95.

:2

Page 12: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

318 JosÉ CRISTINO GARRIDO

pues, deI cruce entre la ternura (amor) y la agresividad (odio) despunta, por intervenci6n de la raz6n, la norma que nace dei antagonismo dei ins­tinto; éste s6lo acepta la limitaci6n de la "norma" si razonablemente rea­liza su de seo en un orden moral, en el cual se siente "afectado" y grati­ficado.

Pero ahora surge la pregunta: l,c6mo se explica que deI enfrentamien­to de los instintos nazca el sentido ético de la vida? l,Puede justificar una teoria de los instintos la aparici6n deI orden moral? l,C6mo el hombre que se angustia por la oposici6n de los instintos puede "hacer suyo" 0 interio­rizar es as normas de moralidad? l,Cuândo es moral 0 amoral una acci6n para el hombre? l,En qué momento juzgamos moralmente las cosas por nosotros mismos y no seglin normas ajenas a nosotros? l,C6mo deviene personal e interiorizada la "norma" segun la cual actua la conciencia mo­ral? Finalmente: l,qué relaci6n existe entre el proceso de interiorizaci6n de la "norma legal" y la psicogénesis de la conciencia moral? He aqui la pro­blemâtica. Escribe Freud acerca de esto: "La conciencia moral es la percepci6n interna de la repulsa de determinados deseos. Pero su peculiar caracterlstica es que esta repulsa no tiene necesidad de invocar razones ningunas y posee una pIena seguridad de si misma. Este carâcter resalta con mâs claridad aun en la conciencia de la culpabilidad; esto es: en la percepci6n y condena de actos que hemos llevado a cabo bajo el influjo de determinados deseos. Una motivaci6n de esta condena parece obsoluta­mente superflua. Todo aquel que posee una conciencia moral debe hallar en sÎ mismo la justificaci6n de dicha condena y debe verse impulsado por una fuerza interior a reprocharse y reprochar a los demâs determinados actos 29. Pero esa "fuerza interior" l,qué c6digo de valoraciones tiene en si misma?; l,a la luz de qué criterio actua? Freud no duda en responder: la conciencia actua a la luz de la "ley deI padre" que ha sido interiorizada.

A esta conclusi6n llega el analista vienés al final de su vida. Escribe: "También en la época en que aun no habia sido interiorizada la autoridad bajo la forma de "superyo", la amenaza de perder el amor y la exigen­cia de los instintos pueden haber planteado idéntico conflicto experimen­tando el nino un sentiIniento de seguridad y satisfacci6n cuando lograba renunciar al instinto por amor a los padres. Pero s6lo una vez que la auto­ridad misma se hubo convertido en parte integrante dei "yo", esta agra­dable sensaci6n pudo adquirir el peculiar carâcter del orgullo" 30. Es decir, el sujeto que aun no ha interiorizado la autoridad no posee esa "fuerza interior" que se justifica a SI misma, que es en verdad la conciencia moral. Actua segun un criterio heteron6mico: cuando el hombre actua siguiendo unas pautas de conducta que le vienen de fuera, de los demâs, ateniéndose

29 FREUD, S., Totem y Tabu, vol. II, p. 548. 30 FREUD, S., Moisés y la religi6n monoteista, vol. III, p. 268.

Page 13: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOGICOS 319

a normas ajenas para decidir la bond ad 0 malicia de su comportamiento. Por el contrario, cuando "la autoridad misma se ha convertido en parte integrante deI yo": se actûa con autonomla, pues se posee la "percepcion interna" de la valoracion moral que se expresa a través de la conciencia. Vemos como el foco polarizado deI orden moral se desplaza de la ley exterior de "los otros" a la "norma interiorizada" que informa la concien­cia personal dei sujeto.

y aftade Freud: "Una de las caracteristicas de nuestra evolucion con­siste en la transformacion paulatina de la coercion exterior en coercion interior. En el nifto podemos observar el proceso de esta transformacion, que es la que hace de él un ser moral y social" 31. Pero este viraje de afue­ra hacia dentro que ha supuesto la interiorizacion de la "norma" deI pa­dre y que informa la conciencia moral: no se hubiera podido realizar sin la renuncia a la satisfaccion inmediata de los instintos. Lo afirma Freud: "Es la autoridad parental, especialmente la dei todopoderoso padre con su amenazante poder punitivo, la que induce al nifto a las renuncias ins­tintivas, la que establece qué le esta permitido y qué vedado. Lo que en el nifto se Hama "bueno" 0 "malo", se llamara mas tarde, una vez que en la sociedad el "superyo" haya ocupado el lugar de los padres, eI bien y mal virtud 0 pecado; pero no por eHo habrâ dejado de ser 10 que antes era: renuncia a los instintos bajo la presion de la autoridad que sustituye al padre y que 10 continûa" 32. Esta es la "clave" para que la conciencia ética, que se va generando en el ser humano, logre hacer de él: un "ser moral y social".

Mas, l,como se obtiene esta renuncia instintiva?, l,como interiorizar psicologicamente esa ley 0 norma que realice en eI mundo de la instinti­vidad el sereno arbitraje de la razon que sublima los impulsos? El camino por eI que debe aparecer la verdadera solucion conduce a la situacion psîquica creada por el complejo edîpico. De él nace la problematica y en él ha de esclarecerse. Porque: "a partir deI momento en que el nifto ad­quiere verdadera conciencia de que, entre la madre y él, se interpone el padre que por su funcion misma, sea cual sea su personalidad, le impone la ley" 33. Es entonces cuando el ser humano penetra en el umbral de la "prehistoria de la moral" 34. En efecto, es en ese momento en el que se fragua la génesis de la conciencia moral. Pues el nifto -sujeto con ansie­dad de placer y deseo- confrontandose con el padre y la madre en la encrucijada deI Edipo: realiza una organizacion afectiva que le marca de­finitivamente en su ser en devenir de hombre. 0 sea, deI trance edipico el hombre sale estigmatizado en su caracter, afectividad y rasgos mentales.

31 FREUD, S., El porvenir de una ilusi6n, vol. II, p. 76. 3Z FREUD, S., Moisés y la religi6n monoteista, vol. III, p. 271. 33 VERGOTE, A., Psychologie Religieuse, Dessart Editeur, Bruxelles, 1966, 2." ed., p. 233. 34 PLÉ, A., Freud y la moral, Ed. Studium, Madrid, 1974, p. 24.

Page 14: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

320 JOsÉ CRISTINO GARRIDO

Todo el "proyecto de vida" de un sujeto viene condicionado por el com­plejo de Edipo. Y des de el punto de vista moral, el gran acontecimiento edipico es: que es entonces cuando surge la apertura al mundo deI "otro", de la "realidad" y de la "norma". Y es por esta apertura psiquica a la alteridad cômo el hombre descubre por si mismo y esforzadamente la di­mensiôn ética de sus actos.

Este asumir la "norma" en el momento psicol6gico deI Edipo, contri­buye poderosamente a estabilizar el orden moral en la sociedad que mar­cha a galope deI tiempo y deI espacio. J. C. Flugel ha podido escribir: "Por el proceso de introyecciôn -internizaciôn- preceptos y actitudes morales, particularmente de los propios padres 0 de otros personajes en "funciones paternas" -como maestros-, se transmiten una moral "stan­dar" y una estabilidad 0 permanencia de "côdigos" y costumbres 0 tradi­ciones de la sociedad" 35. Podemos comprobar que el complejo edipico no es una especie de enfermedad del psiquismo humano, que se puede pasar o no, sino un momento decisivo y necesario de la estructuraci6n de la per­sonalidad y de su sentido moral y social. Hemos dicho que es el padre quien por su presencia misma separa al hijo de la madre. Ello trae consi­go una renuncia a una mezcla de placer, de felicidad, de erotismo y de se­guridad, que ya apunta a la sublimaciôn coma base de todo valor ético que engendra ellogro gratificador de un bien superior, coma se ha obser­va do 36. Esto nos confirma que el Edipo es vivido por el niîio necesaria­mente de modo conflictivo. Porque la "ley" aparece coma violencia exte­rior y prohibiciôn meramente negativa. Sin embargo, generalmente no "brota" el sindrome neurôtico. La razôn es que, por estar ligado al padre por una ternura inicial, el niuo dispone de la energia psiquica suficiente para llegar a identificarse con el padre "interiorizando su ley" y recono­ciendo en él al modelo de una existencia libre y orientada hacia el por­venir.

Desde este momento, la "ley del padre" libera al sujeto de su fusiôn pasiva con la madre. En efecto, el conservadurismo afectivo de la "figura materna" impide tantas veces esta liberaciôn. TaI momento era necesario: tenia el padre que despertar al sujeto deI sueuo deI "narcisismo", que como instancia quietista y reactiva bloquea el desarrollo de la libido y, consecuentemente, frena el pleno despliegue psicolôgico de la persona. A esta conclusiôn llegan freudianos tan ortodoxos coma K. Abraham 37 y S. Ferenczi: "Freud nos habla que el desarrollo deI "yo" va paralelamen­te dependiendo deI desarrollo de la libido" 38. Sin la "apertura" al côdigo

35 FLUGEL, J. C., Psychoanalysis and Moral, en ccThe Yearbook of Pschanalysis», vol. II, pp. 195·206.

36 HEIMANN, P., Sublimation and Internalization, en ccThe International 37 ABRAHAM, K., Narcism as a Source of Sexual Resistences, en ccSelected Papers on

Psychoanalysis», Hogarth Press, London, 1928, pp. 211·221. 38 FERENCZI, S., Theory and Technique of Psychoanalysis, Hogarth Press, London, 1950, p. 331.

Page 15: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOorCOS 321

paterno y su posterior interiorizacion: no acaece en el hombre, coma plenitud de madurez psiquica, la génesis de la conciencia moral. Sobre este éxodo deI sujeto de su "mundo narcisista" ha escrito certeramente A. Ver­gote: "Efectivamente, una vez separado de la madre, reenviado a si mismo, y forzado a tener en cuenta el mundo real y organizado, el nino podrâ, libremente ya, disponer de si mismo, coma sel' distinto y autonomo. Los deseos que se orientan hacia el futuro tomando al padre coma modelo, no estân ya condenados a perecer en el paraiso artificial de una satisfaccion imaginaria. La felicidad estâ delante en el futuro y no detrâs en el pasado. En definitiva: la prosecucion de la felicidad personal puede ya legitimarse, ya que el padre, figura ideal con la que el nino se identifica, asume la ga­rantia mâs prometedora" 39. Comprobamos que una verdadera interioriza­cion de la "norma paterna" ha de ir necesariamente acompanada de una auténtica y previa identificacion con la "figura paterna". Forzar esta esen­cial correlacion, se ha pensado 40, podria ser motivo de caer en la neurosis por privar la interiorizacion de la norma de la identificacion afectiva con el dador de ella: el buen "padre legislador".

Asi, pues, vemos que los elementos psicologicos que presiden el pro­ceso de interiorizaci6n de la imagen paterna (por identificaci6n) y de su norma (por introyecci6n) son estos: la ley, el modelo y la promesa. Es decir, ante la demanda de una comoda fusion inmediata de matiz narci­sista y una inmediata gratificacion instintiva, el padre impone las exigen­cias de la separacion 0 duelo, de la medida y de respeto al "otro". Y es asi coma introduce en el psiquismo deI sujeto el principio de realidad en la linea de un perfeccionamiento de las relaciones interpersonales. Es coma el hombre asume la ley con todos sus aspectos de negatividad, de limitacion y de prohibicion. Mas, al mismo tiempo, representa una funcion altamente positiva: el nino interioriza esa ley porque procede deI padre con quien se ha identificado. Pues para el nino, el padre es el hombre que triunfa y posee la felicidad -concretada para él en la posesion deI objeto ma­terno-. Asi el padre cumple su funcion de tal en cuanto reconoce en el nifio una potencia presumiblemente igual a la suya, y es capaz de ofrecerle un modelo con el que pueda reestructurarse a si mismo. Finalmente, el "cruce" entre estas dos instancias -la ley y el modelo- abre al sujeto la nueva perspectiva deI porvenir de una promesa 0 proyecto futuro. En efecto, el nino que se vinculaba a la madre en fuerte lazo natural y difuso, no es realmente él mismo. Solo cuando acepta la "ley deI padre" y se iden­tifica con un "modelo" seglin el cual se configura, entonces este sujeto es ya una "promesa" de llegar a ser 10 que sus cualidades bâsicas le permitan

3. VERGOTE, A., Psychologie Religieuse, Dessart Editeur, Bruxelles, 1966, 2." ed., p. 234. 40 MUNRO, L., Clinical notes on Internalization and Indentitication, en «The International

Journal of Psycho-analysis)), vol. 33 (1952), pp. 133-143.

Page 16: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

322 JOsÉ CRISTINO GARRIDO

en la sociedad que le circunda entomo. Sera precisamente la conciencia moral la encargada de denunciar la talta de creatividad psicolôgica, segûn esas posibilidades bâsicas deI individuo. He aqui el proceso de interiori­zaciôn que permite enraizar vigorosamente en el psiquismo deI nino la ley, el modelo y la promesa que implica el proceso previo de identifica­ciôn con la "figura patema" .

5. LA GENITALIDAD 0 LA "HUMANIZACION" DE LA ENERGfA LIBIDINAL.

Sabemos que Preud entiende por genitalidad a la sexualidad en su fase ûltima: la que esta orientada a la relaciôn heterosexual completa. Porque la sexualidad nace con eI ser humano, es parte esencial de él mismo. El "sexo" no es algo accesorio al hombre. Todo 10 que él haga es un gesto humano sexualizado. El ser humano ama, trabaja, piensa, espe­ra, se angustia, cre ce y reza des de su propio "sexo", masculino 0 feme­nino. Los contemporâneos de Preud se rasgaron las vestiduras cuando comenzô a hablar de la "sexualidad infantil". Si ellos no la tuvieran, esta­rian desprovistos de la energia psiquica que exigen los procesos que con­fluyen en la psicogénesis de la conciencia moral en eI sujeto. Pero es evi­dente que se da una sexualidad 0 economia libidinal infantiI creadora -en su confrontaciôn con el binomio madre-padre- de una intensa vida psi­quica ..

Sobre este respecto escribe Preud: "Pretender que los ninos no tienen vida sexual -excitaciones sexuales, necesidades sexuales y una especie de satisfacciôn sexual- y que esta vida despierta en ellos bruscamente a la edad de doce a catorce anos, es, en primer lugar, cerrar los ojos ante evidentisimas realidades y, ademas, algo tan inverosimil y hasta dispara­tado, des de eI punto de vista biolôgico, coma 10 seria afirmar que na ce­mos sin ôrganos genitales y carecemos de cllos hasta la pubertad. Lo que en los ninos despierta en esta edad es la funciôn reproductora, la cual se sirve para realizar sus fines, deI material somatico y psiquico ya existente. Pensando de otro modo caéis en eI error de confundir sexualidad y repro­ducciôn" 41. Y mas adelante sale al paso de una objeciôn: "Habréis oido decir que el psicoanalisis da una extensiôn exagerada a la nociôn de 10 sexual. No hemos ampliado la nociôn de la sexualidad mas que 10 im­prescindiblemente necesario para induir en ella la vida sexual de los per­versos y de los ninos, 0 dicho de otra manera, no hemos hecho otra cos a que restituir a dicho concepto su verdadera amplitud. Aquello que fuera deI psicoanalisis se entiende por sexualidad es una sexualidad extraordi­nariamente restringida y puesta al servicio de la procreaciôn" 42. No cabe

41 FREUD, S., Introducci6n al PsicoancUisis, vol. II, p. 311. 42 FREUD, S., Introducci6n al Psicoandlisis, vol. II, p. 315.

Page 17: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOGICOS 323

duda que después deI freudismo la verificacion de la "sexualidad infantil" es algo comunmente admitido.

Pero sigamos sintonizando el problema de la sexualidad en el niîio con la psicogénesis de la conciencia moral. Conocemos, por 10 demas, las pro­gresivas manifestaciones de 10 sexual en el niîio: se va polarizando en distintas zonas erogenas deI cuerpo como la boca, ana y organos sexua­les. Poco a poco se va sexualizando toda la corporeidad deI ser humano en funci6n de la genitalidad. En realidad, durante el pasaje de estas eta­pas, -oral, anal, falica y genital- la totalidad del cuerpo mediatiza a su manera la comunicacion afectiva deI nifio con los demas. Asî, en los prime­ros meses de la vida, el nifio reconoce la realidad que le circunda por medio de la boca y a través de ésta con todo su cuerpo, tal y como él se 10 palpa y descubre poco a poco. Por ejemplo, los objetos tiemos y redondeados que son chupeteados seran reconocidos como "buenos" porque sugieren el pecho matemo. Y los "rostros-sefial" que se parezcan a la madre en su expresion sonriente seran acogidos por el nifio, ya que le evocan un techo afectivo de proteccion y seguridad. En esta fase oral: toda la "vision" deI mundo 0 medio entomo viene concebida por el sujeto por una afini­dad 0 contraste con la actitud solîcita de la madre. El mundo psîquico deI nifio en esa etapa sera grato si a través de "10 materno" todo se centra en él: cuidados, carifio, solicitud 0 amparo. Su mundo sera ingrato si el cerco maternaI deja brechas en las atenciones materiales como en las afec­tivas. Siguiendo a Freud han llegado a estas conclusiones psicoanalistas como M. Klein y R. A. Spitz 43.

La etapa anal se caracteriza por el desarrollo de los musculos y de la agresividad. El nifio traslada entonces el autoerotismo a la funcion fisiolo­gica de la excrecion fecal. Es el tiempo en que realiza todo un "ceremo­nial" cuando va a evacuar y asistimos a una especie de degustacion en el control de sus propias heces. As! se establece el transito: el ana sucede a la mucosa bucal como centro de la localizacion de la libido. En esta etapa aparece la primera autorrealizacion deI nifio: se complace en jugar, contemplar y prestarle una interesada atencion a la deposicion. Y es que aquello resuIta ya "ser algo suyo". Y el nifio se siente "afectado" por esta primera creacion personal de si. El deseo de dominio es ahora mani­fiesto: un de seo que no destruye al objeto, como en la ingestion de la etapa oral, sino que le domina un tanto sadicamente, como dirîa Freud 44.

ASl surge la complacencia en visualizar "10 mlo", el todavîa tan narcisista "espîritu propietario", el sentimos entitativamente apoyados en el ejer­cicio de "posesion de cos as" , a faIta de apoyaturas mas cualificadas y

43 SPITZ, R. A., El primer ana de vida deI nifia, Ed. Aguilar, Madrid, 1968. 44 FREUD, S., ({En la fase de organizaci6n sadico-anal el sujeto tiene una aspiraci6n al

objeto en la forma de impulso de dominio» (Mas alla deI principia deI placer, voL l, p. 1120).

Page 18: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

324 JOsÉ CRISTINO GARRIDO

labradas en madurez. Tales son los precipitados psicol6gicos de la fase sâdico-anal.

Finalmente, el sujeto llega comunmente a la fase genital tras un largo paréntesis de latencia deI deseo respecto al objeto. Es una condici6n inevi­table el haber previamente acontecido el hallazgo de su propio "falo". Esto suele acontecer cuando el sujeto tiene de tres a cuatro anos de edad. Sin embargo, Freud se basa en sus estudios sobre la "perversidad sexual" para demostrar que esta ultima fase: no elimina por completo en el indi­viduo la fase oral y anal. Pues "es posible la persistencia de los estadios previos junto a la forma definitiva" 45. Como los "fijismos" en el desa­rrollo deI "yo" evidencian el rasgo psîquico propio de ese estadio en el que se fija -por ejemplo: los uranos 0 absorbentes denuncian con tal rasgo de carâcter "dominador", de cos as 0 persona s, un estar "fijos" aun en la etapa sâdico anal-, asî las perversiones sexuales demuestran y sacan a la luz los rasgos sexuales de etapas anteriores. Por esto, la verdadera novedad de la etapa genital es: la llegada de la estructuraci6n afectiva que acontece en el psiquismo humano tras la elaboraci6n edîpica ocurrida en la fase que analizamos. En efecto, con el complejo de Edipo el sujeto sexua­lizado franque a ya una instancia de apertura a la alteridad, donde su libido se "humaniza" precisamente a demanda de los procesos psîquicos que determinan la génesis de la conciencia moral. Por esto, la fase genital tenîa que coincidir con el establecimiento de los lazos edîpicos y recibir de éstos una energîa sexual "socializada", que comporta la madurez psi co-16gica dentro de la evoluci6n de la libido. De am que se "humanicen" las fuerzas instintivas al despertar de la genitalidad: cuando el su jeta se descubre sexualizado anat6mica y psîquicamente para realizar y realizar­se, pensar y pensarse, amar yser amado juntamente con otro. La genita­lidad aporta el misterio deI amor compartido. Y la constelaci6n de ese amor socializado ya es conocida por el hombre: solidaridad, renuncia, sa­crificio, conocimiento y profundidad en el ejercicio afectivo. TaI amor ge­nital es la mâs alta cualificaci6n deI instinto er6tico que asî alcanza la ple­nitud de su "humanizaci6n". Y e110 es imposible que ocurra sin el adveni­miento deI Edipo. Porque "los tiempos felices" de que habla Freud -cuan­do el sujeto estaba c6modamente instalado en una sexualidad autoer6tica­se esfuman con la aparici6n de 10 que sugiere el "padre": frustraci6n, au­toridad, norma y realidad exterior. El ser humano aprende en el momento edîpico a renunciar a la satisfacci6n inmediata para orientarse, en virtud de las exigencias impuestas por la "ley deI padre" hacia un futuro de tra­bajo sublimador.

Pero, si es cierto que la psicogénesis de la conciencia moral no po­drîa darse sin la sublimaci6n de la sexualidad como satisfacci6n inmediata

4S FREUD, S., El malestar en la cultura, vol. III, p. 7.

Page 19: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLÔGICOS 325

dei instinto, todavia sigue siendo cierto que la conciencia moral es la unica instancia psîquica que puede transformar la dialéctica de! deseo ante el ob­jeta sexualizado, en tensiôn dei espîritu ante valores mas supremos. Yesto sin perder de vista nuestros humildes origenes: pues eI hombre no puede renunciar jamâs a la satisfacci6n -directa 0 sublimada, nunca reprimida­de las mâs profundas demandas de su instintividad. A este respecto escribe Freud: "Bajo el influjo deI instinto de conservaci6n deI "yo" queda sus­tituido el principio deI placer por eI principio de realidad, que, sin aban­donar el prop6sito de una final consecuci6n dei placer, exige y logra eI aplazamiento de la satisfacci6n y el renunciamiento a algunas de las posi­bilidades de alcanzarla, y nos fuerza a aceptar pacientemente el displacer durante el largo rodeo necesario para llegar al placer" 46. Como puede verse a través de las sucesivas etapas dei desarrollo de la libido-desarrollo dei "yo", no es posible pensar en una maduraci6n espontânea de la sexua­lidad deI hombre, pues vemos que existe una pausada evoluci6n en su es­tructuraci6n afectiva y en sus condicionamientos en la conducta general dei sujeto en su medio. Y es evidente eI transfondo terapéutico deI pensa­rniento freudiano: la genitalidad es eI estadio evolutivo que presta una preparaci6n psicobiol6gica al hombre para relacionarse socialmente con los demâs. Y es que, situado el sujeto en la plataforma psiquica que im­plica la organizaci6n genital de la libido, puede superar su egocentrismo narcisista e introducirse realmente en el mundo exterior deI "no-yo" 0 en la interioridad de los otros. Y asistir a una sana inmersi6n vital en el "principio de realidad", coma unica salida no morbosa deI primitivo nar­cisismo original, en el que estaba sumido el sujeto bajo eI "principio de placer". Asi, a la luz de esta perspectiva, podemos conduir: "En la con­cepci6n freudiana, la genitalidad es, en definitiva, una forma de aceptar eI principio de la realidad y de humanizar eI principio deI placer" 47. Y he­rnos constatado que sin tal humanizaci6n no es viable la psicogénesis deI sentido ético de la vida.

6. EL "AMOR" EN EL ORIGEN DE LA MORALIDAD

La teoria freudiana sobre las fases de la formaci6n de 10 sexual que llevan a la genitalidad, ha ofrecido a menudo a los moralistas las coorde­nadas psicol6gicas para el trazado de una moral que trate el tema deI amor de un modo sumamente altruista 0 desinteresado. Pero ~existe 0 no un amor desinteresadamente "genital", es decir: que satisface una sexualidad abierta al otra? ~Es cierto que s610 la sexualidad que culmina en genitali-

46 FREUD, S., Mas alla dei principio dei placer, vol. l, p. 1098. 47 VERGOTE, A., La Psychanalyse, science d'homme, Dessart Editeur, Bruxelles, 1970, 3.a ed.,

p. 228.

Page 20: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

326 JosÉ CRISTINO GARRIDO

dad puede crear un amor que implique la alteridad? l,Acaso este amor socializado es el ûnico que saca de SI al sujeto que ama y olvidado de SI le relega a segundo pIano? Freud, muy al contrario, tiene una visiôn fran­camente realista de toda especie de amor. En mâs de una ocasiôn ha ex­presado su pesimismo en cuanto a la autenticidad deI amor no egolstico. Ya en el declive de su vida escribe: "Muchos hombres no consiguen su­perar el miedo a la pérdida de amor, no se hacen nunca independientes deI amor de los demâs y continûan su conducta infantil en este aspecto" 48.

Es decir, para el creador deI psicoanâlisis el amor coma "investidura" afectiva de un objeto es siempre slntoma de una inmadurez deI "yo", efecto de una conducta aûn infantiI. Entonces, l,cuâl es el amor que adquiere una plena significaciôn de madurez psicolôgica y una profunda valoraciôn en el orden moral? Freud no duda en responder: el que hace suya la norma que se expresa a través de la conciencia moral en sincera adhesiôn a la ejemplaridad paterna. Porque tal adhesiôn supone: la renuncia al narci­si~mo, el haber diferido la satisfacciôn inmediata, el éxito en la armoniza­ciôn de la agresividad con la ternura, el asumir en SI la "ley del padre" con toda su displicente negatividad y ellogro de una instintividad "huma­nizada" por la genitalidad 0 10 sexual de cara al otro. El mâs genuino freudismo sôlo creerâ en el amor que cabalga a lomo de todas esas renun­cias y conquistas. Pero esto no quiere decir que Freud tenga un concepto desencarnado deI verdadero amor. Es cierto que "ese amor es necesario, ya que sin él: no es posible la auténtica religiôn deI Padre, ni el desarro-110 real de la conciencia moral" 49, precisa H. Zulliger. Mas, es iguaimente cierto que "tai amor" no se deshumaniza, porque para Freud toda hondura humana de amor estâ mediatizada por la instintividad y su principio de placer. Este respaldo de autenticidad que la moralidad recibe deI amor -en este estricto sentido freudiano- ha sido puesto de relieve por el buen conocedor de Freud que es E. Jones 50.

Resumiendo: el psicoanâlisis freudiano nos ofrece tres datos funda­mentales para una concepciôn reaimente ética y no regresiva deI amor:

- En primer Iugar hay que desmitificar la nociôn misma de amor. No es en absoluto un impulso anlmico-espiritual, puesto que: ni surge, ni se despliega, ni se expresa coma taI. Ante todo es un deseo fraguado en el instinto sexual, y sôlo bajo la condiciôn de no renegar de su origen libidinal, es cuando admite que su contenido se exprese, tras la sublima­ciôn y luego en simbolismos abstractos que le decantel1, a través deI di­namismo deI esplritu deI hombre.

48 FREUD, S., Nuevas aportaciones al pslcoandlisis: angustia y vida instintiva, vol. II, p. 920. 49 ZULLIGER, H., La formation de la concience morale chez l'enfant, Ed. Salvator, Paris,

1971, p. 68. 50 JONES, E., Love and morality: a study in character tipes, en «The International Journal of

Psycho·Analysis», vol. II (1937), p. 1·5.

Page 21: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLÔGICOS 327

En segundo lugar hemos de admitir que el amor estâ inscrito en una evoluci6n de las instancias de la libido y por tanto del "yo" del sujeto. Es decir, la realidad deI amor se pliega sobre cada una de las zonas er6-genas deI cuerpo huma no y asi no ha de desprenderse de las fuerzas vi­tales de la instintividad, ya que de cada fa se de ellas: extrae un elemento estructurante mâs y una experiencia nueva para el paralelo desarrollo psi­quico deI "yo" deI sujeto. Claro que cada etapa admite una sublimaci6n.

- En tercer lugar se constata que el amor heterosexual se configura en plenitud de deseo y de posesi6n gracias a la estructuraci6n edipica de la afectividad. 0 sea, que la expresi6n genital y socializada de la libido -que es el amor heterosexual- surge deI desprendimiento del narcisis­mo que consigue la etapa edipica, asi coma de la diferenciaci6n que le otorga su mismidad sexual propia; y es en tal momento cuando el sujeto proyecta su deseo de posesi6n futura, des de su sexo y siguiendo la ejem­plaridad paterna.

Vemos que una conciencia moral necesita de este "amor" para no adolecer des de su nacimiento de un contexto afectivo falseado e inconsis­tente. Por esto, por rechazar una concepci6n espiritualizoide deI amor que necesariamente infiere en la psicogénesis de la moralidad, estamos de acuerdo con A. Vergote: "Los conceptos muy éticos, pero abstractos de oblatividad -el amor coma donaci6n de si mismo exento de todo deseo-; reciprocidad -el amor que da 10 que ha recibido de otro e implica la idea de don puro y de devoluci6n-; y reconocimiento -la aceptaci6n deI valor exc1usivo deI otro, sin que se acompafie de un deseo redproco y compartido- es os conceptos se deforman si no aparecen integrados en esos tres datos fundamentales. El rechace de las estructuras instintivas da un magnifico aspecto de gran espiritualidad, pero oculta la presencia devoradora de instintos no aceptados" 51.

No cabe duda que este aspecto de "gran espiritualidad" no es mâs que una mâscara que encubre una conciencia moral inhumana y pat6gena, inspiradora de estados conflictivos c1aramente neurotizantes. Podemos comprobar que el sistema freudiano aporta valiosas ide as en orden a una auténtica soluci6n entre sexo y moralidad. La génesis deI sentido ético de la vida y deI amor, tal coma aparece en el hacerse progresivo de la conciencia moral, nos ilustran sobre las etapas que tiene que recorrer toda la dinâmica de la maduraci6n psiquica y afectiva deI hombre. Se nos pre­senta asi el acto moral coma la culminaci6n del desarrollo psiquico hu­mano. Esto quiere decir que son los pro ces os psico16gicos, analizados en el presente apartado, los que transforman las tendencias instintivas deI ser humano en "conciencia moral". Para Freud, es este trasvase de la ins-

51 VERGOTE, A., La Psychanalyse, science d'homme, Dessart, Ed., Bruxelles, 1970, 3.a ed., p. 229.

Page 22: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

328 JosÉ CRISTINO GARRIDO

tintividad a la conciencia 10 que garantiza realmente la firmeza, sana y humana, de una auténtica moralidad. El equilibrio ha de quedar bien res­paldado: hemos de observar si la moralidad tiende a desprenderse de su origen instintivo, 0 si la instintividad desborda los procesos psiquicos es­tudiados e irrumpe insanamente en la conciencia. La renuncia a los im­pulsos instintivos sôlo ha de ser moderada por la subordinaciôn de tales pulsiones a las directrices -libres, llicidas y creadoras- de una bien formada conciencia moral. Es decir, una conciencia moral que en su alum­bramiento no nace tarada por la defectuosa elaboraciôn de los elementos psicogenéticos que hemos analizado.

Estos elementos hemos visto que son "procesos" psiquicos. Es decir, serie concatenada de las fases sucesivas que hacen posible la formaciôn deI sentido moral en el sujeto. Como recordamos eran los siguientes:

El proceso mediante el cual se descubre al "padre" como autori­tario "invasor" que rompe la diada madre-hijo. El proceso que estructura unos redprocos sentimientos paterno­filiales a base de lograr neutralizar la agresividad con la ternura. El proceso de identificaciôn deI individuo con la "figura paterna", asumiéndola asi como ideal, ejemplo y promesa. El proceso de interiorizaciôn de la "norma deI padre" que hace posible la autonomia responsable de la conciencia. El proceso de humanizaciôn de la libido con la apariciôn de la genitalidad, que implica la apertura al "otro" -alteridad que so­cializa la dimimica deI deseo de ser-. El proceso, finalmente, que culmina en el hallazgo deI verdadero amor sin el cual la conciencia moral no deja de actuar como unl! instancia resentida, neurotizante y reactiva.

Profundizando en el origen 0 punto de partida de estos procesos, ad­vertimos que todos ellos se sitlian, como en circulos concéntricos, en tor­no al complejo de Edipo. En efecto, todos se producen en la contextura edipica y sôlo en ella adquieren sentido. Tales procesos acontecen, se ela­boran y estructuran necesariamente en el momento crucial deI Edipo. Y con el Edipo: la relevante presencia en todos ellos deI simbolo deI "pa­dre". La fuerza deI "padre" y el complejo de Edipo son los factores deter­minantes de esos pro ces os que posibiIitan la génesis de la conciencia mo­ral a través deI desarrollo psiquico del ser humano. Pero si nos cefiimos mâs a la dinâmica de los hechos, constatamos que en realidad los dos fac­tores mencionadosse funden en uno. Porque toda la plenitud simbôlica de la "figura paterna" irrumpe en el complejo edipico. Es en el Edipo

Page 23: Génesis de la conciencia moral. 1 · 2017-12-16 · transformarse por condensacion en funcion censurante de si mismo. B. S. Spoch piensa que si en el sujeto se da, ademas, una fuerte

CONCIENCIA MORAL: PROCESOS PSICOLOGICOS 329

donde el "padre" despliega toda su eficacia de signijicaciôn y de enclave en orden a la psicogénesis de la conciencia. Esta funci6n fundamental que ejerce el simbolo paterno, no subvalora en absoluto el papel de la "madre" en los procesos citados. Sabemos que los rasgos que se predican de la "fi­gura paterna" asumen la solicitud, el calor humano y la protecci6n tipi­camente "maternales", ya que se condensan en esa figura 10 mejor de las caracteristicas propias de 10 materno y paterno. Asi, esta "imagen deI pa­dre" evoca toda una serie de condicionantes afectivos que inciden positi­vamente en la buena elaboraci6n del Edipo; y, por tanto, favorecen la identificaci6n con él y la introyecci6n de su ley: procesos indispensables en la estructuraci6n psiquica que hace posible la génesis de la conciencia moral.

DR. JosÉ CRISTINa GARRIDO

Departamento de Filosofia. Universidad de Granada