Fichte y Mead.. El Orden de La Intersubjetividad Practica

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    Estud.filos ISSN 0121-3628 n46 Diciembre de 2012 Universidad de Antioquia pp. 89-112

    Fichte - G. H. Mead:

    el orden de la intersubjetividad prctica*

    Fichte- G. H. Mead: the order of practical intersubjectivity

    Por: Carlos Emel Rendn Arroyave

    Grupo de investigacin GIERGrupo interdisciplinario de estudios sobre el reconocimiento

    Departamento de Estudios Filosficos y Culturales

    Universidad Nacional de Colombia. Sede MedellnMedelln, Colombia

    E-mail: [email protected]

    Fecha de recepcin: 9 de mayo de 2012Fecha de aprobacin: 9 de octubre de 2012

    Para Javier Domnguez

    Resumen.En el presente artculo se lleva a cabo un anlisis comparativo de las concepciones fundamentales

    de la autoconciencia de J. G. Fichte y G. H Mead. Tal anlisis busca demostrar, como tesis central,

    que ambas concepciones convergen en la configuracin de una idea del sujeto autoconsciente en la quela interaccin intersubjetiva se pone a la base de condicin de posibilidad del yo (Fichte) o del s

    mismo (Mead). Esta demostracin obliga a explicitar los modelos de intersubjetividad que subyacen

    a las respectivas nociones de autoconciencia, representados, en el caso de Fichte, en la teora de la

    exhortacin y, en Mead, en la teora de la asuncin de roles. En esta exploracin se busca poner

    de manifiesto que ambas nociones describen un orden de la intersubjetividad prctica en virtud de la

    significacin normativa contenida en ambos modelos, es decir, en virtud de las actitudes y comportami-

    entos que exigen de los sujetos para toda relacin intersubjetiva lograda. Esta significacin normativa

    permite apropiarse finalmente del sentido ltimo que encierran ambas nociones de la autoconciencia:

    el que sta es, para ambos pensadores, un fenmeno posible slo por la mediacin social que le precede

    y en la que se halla originariamente inmersa.

    Palabras clave:Autoconciencia, intersubjetividad, reconocimiento, interaccin, comunicacin.

    Abstract.This paper conducts a comparative analysis of the fundamental concepts of self-consciousnessof J. G. Fichte and G. H Mead. This analysis seeks to demonstrate that the two concepts converge in

    shaping an idea of the self-conscious subject in which the inter-subjective interaction is at the base of

    the condition of possibility of the I (Fichte) or self (Mead). This demonstration requires that the

    models of inter-subjectivity underlying the respective notions of self-awareness, represented, in the case

    of Fichte, in the theory of exhortation and, in Mead, on the theory of role-taking be made explicit.

    This analysis seeks to illustrate that both notions describe a practical idea of inter-subjectivity under the

    rules of meaning present both models, i.e., by the attitudes and behaviors that are required of subjects

    for any successful inter-subjective relationship. This semantic rule allows one to arrive at the ultimate

    meaning that both ideas of self-awareness encompass: that it is, for both thinkers, a phenomenon possible

    only by the social mediation that precedes it and in which it is originally immersed.

    Keywords:Self-awareness, inter-subjectivity, recognition, interaction, communication.

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    La relacin de G. H. Mead con la filosofa del idealismo alemn tiene una historia

    intelectual propia, que yace latente en no pocos de sus planteamientos filosficos

    fundamentales. Ella ha quedado plasmada mayormente en las lecciones publicadas

    de manera pstuma (1936) en el volumenMovements of Thought in the NineteenthCentury, en las que expone los sistemas filosficos de Kant, Fichte, Schelling yHegel (Mead, 2009: 215). El sentido de esta relacin est lejos de ser casual uobedecer a un inters terico cualquiera: se debe, en gran medida, al hecho de quesu propia teora de la autoconciencia, concretamente, su concepcin social del smismo (self) hubo de presuponer una confrontacin con las teoras metafsico-especulativas del yo, en particular con la teora del yo prctico expuesta porFichte en elFundamento del derecho natural(1994). As ha quedado documentadoen uno de los pasajes de su leccin sobre Fichte del citado volumen (Mead, 2009:

    222). De la recepcin de la concepcin fichteana del yo prctico se puede inferirque tal concepcin sirve a Mead para postular una teora de la intersubjetividad enla que la individuacin o la conciencia de s mismo de los sujetos se concibe comomediada y posibilitada por la respectiva participacin en los procesos sociales(comunicacin, asuncin de roles, entre otros) en que se hallan originariamenteinmersos: como intentaremos mostrarlo en este trabajo, el punto de partida deesta interpretacin lo constituye la concepcin intersubjetiva del yo que, en elFundamento del derecho natural,Fichte expone como condicin (trascendental)de la autoconciencia (Fichte, 1994: 116). Esto implica considerar a Fichte no slocomo un precursor original de la teora meadeana de la asuncin de roles, sinotambin considerar a Mead como un renovador de la propia concepcin fichteana

    de la intersubjetividad, dada la expresin que sta encuentra en el contexto de suteora de la autoconciencia, particularmente en la concepcin del m [Me] comola fase del individuo socializado propiamente dicho. Una ligera reconstruccin deesta relacin y, con ella, un intento de legitimar la misma a lo largo de este texto,podr servir de trasfondo al propsito que aqu nos hemos trazado.

    Dicha relacin puede establecerse, en primer lugar, a partir del sentido y elalcance de la propia recepcin que hiciera Mead de la filosofa fichteana del yo.

    A primera vista, dicha recepcin podra ser tenida, en principio, por una suerte dereduccionismo o de una lectura extrapolada, y, en todo caso, no-inmamente, de laconcepcin fichteana de la autoconciencia (Dsing, 1977: 48). Sin embargo, no

    ha de pasarse por alto la originalidad latente en la interpretacin de Mead: Meadfue prcticamente el primero en poner al descubierto el sentido esencialmente

    * El artculo es producto de investigacin del Grupo Interdisciplinario de Estudios Sobreel Reconocimiento adscrito al Departamento de Estudios Filosficos y Culturales de la

    Universidad Nacional de Colombia.

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    intersubjetivo que subyace a la concepcin fichteana de la autoconciencia y el

    primero en evidenciar, quiz de manera anticipadora, que un tal sentido eleva

    a la filosofa de Fichte por sobre toda concepcin solipsista o monolgica del

    s mismo: en relacin con esto ltimo cabra decir que la interpretacin de Meadcuestiona, anticipadamente, las objeciones que harn Habermas y Honneth a laconcepcin fichteana de la autoconciencia. (Habermas, 1999: 15;Habermas, 1990:210; Honneth, 2003: 28). A la luz de la interpretacin de Mead, cabra decir queFichte aparece como el pionero de un concepto social de intersubjetividad, en elque se atiende mayormente a un tipo de comportamiento o de racionalidad prcticade los sujetos, a travs del cual estos pueden hacer vlidas, recprocamente, suspretensiones de ser reconocidos o, en el lenguaje de Fichte, de ser tratados comosujetos racionales o libres. De esa manera, el aporte hecho por Mead a la

    comprensin de la filosofa fichteana de la autoconciencia, puede compararse alque se le atribuye a l mismo en relacin con la teora social del sujeto: ambos,en efecto, remitieron la posibilidad del yo no ya a un acto de autocomprensinreflexiva de la propia identidad, sino que entendieron dicha autocomprensin como

    mediada por la presencia fctica de un posible o concreto compaero de interaccinprctica o dialgica (simblica). Paradjicamente, ha sido a Mead, antes que aFichte, a quien ha se le suele atribuir este desarrollo intersubjetivo del yo, a talpunto que se lo considera, casi exclusivamente, como el terico por excelencia dela intersubjetividad (Joas, 1980: 8).

    Ahora bien, si a la recepcin meadeana de Fichte se suma el contraste entrelos modelos de intersubjetividad propuestos por ambos, se tendra en gran parte loque sera el diagnstico general de la relacin entre ambos pensadores. Podemospresentar brevemente este contraste de la mano de intepretaciones como laspropuestas por Habermas y Joas. As, en el captulo sobre Mead enPensamientopostmetafsico,en el que atribuye a Mead la teora de la individuacin del sujetopor va de su socializacin, Habermas pondera la revaloracin o, ms exactamente,la superacin, que el modelo fichteano de intersubjetividad experiment con la

    aparicin del modelo propuesto por Mead:

    G. H. Mead fue el primero en pensar a fondo este modelo intersubjetivo del yoproducido socialmente. Se despide del modelo de la autoconciencia empleado en lafilosofa de la reflexin, conforme al cual el sujeto cognoscente, para tomar posesin

    de s y con ello devenir consciente, se refiere a s mismo como objeto. Ya laDoctrina

    de la ciencia deFichte empiezapor las aporas de la filosofa de la reflexin, peroslo Mead logra sacarnos de ellas por la va de un anlisis de la interaccin, que detodos modos est ya en germen en las Sittenlehrede Fichte (Habermas, 1990: 209).

    Independientemente de lo acertado que esta observacin pueda ser en relacin con

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    Fichte pues parece pasar por alto el giro intersubjetivo que la filosofa de la

    reflexin experimenta en su filosofa prctica (Joas, 1985:14), ella es relevante

    en el sentido de que apunta al menos a la relacin interna que puede existir entre

    ambos modelos de intersubjetividad, sobre todo all donde el modelo meadeano deinteraccin es visto ya en germen en la Sittenlehre[Doctrina de las costumbres]de Fichte: en el espritu de la afirmacin habermasiana cabra caracterizarse el

    ethosde esta relacin dicindose que el modelo meadeano de intersubjetividadrepresentara una teora social del yo absoluto de la filosofa fichteana de la

    conciencia. Es evidente que si Habermas hubiera prestado ms atencin a loplanteado por Fichte en elFundamento del derecho natural,antes que a la idea delyo absoluto de laDoctrina de la ciencia,el contraste que establece entre ambosmodelos de intersubjetividad no sera simplemente entre el yo producido por

    la reflexin y el yo producido socialmente, sino entre un yo que slo puedepensarse o ponerse como tal en la medida en que piensa o pone otro yofuerade sy un yo que, como en el caso de Mead, resulta de las reacciones a las actitudes quelos dems, o el llamado otro generalizado, le plantean. Por su parte, Hans Joastrata de equiparar la teora fichteana del yo absoluto con la teora meadeana de

    la sociedad; segn Joas, Fichte

    entwickelt die Dialektik von Ichbegrenzung und einbettung, indem er dieKonstitution eines endlichen Ich nur im Rahmen einer bergreifenden ich-haftenEinheit als mglich erweist und damit zu einem Begriff des absoluten Ich vorstt.

    Dieses absolute Ich ist fr Mead eine Analogie zu oder ein idealistischer Vorgriff auf

    seinen Begriff von Gesellschaft (Joas, 1980: 53).

    La sugerente analoga propuesta por Joas debe tomarse con ciertaprecaucin: para Mead no se trata tanto de la reapropiacin social del yo absolutode Fichte y, en este sentido, tal yo no representara un concepto previo[Vorbegriff] cuanto ms bien la ampliacin o, si se quiere, explotacin, entrminos socio-lingsticos, del modelo fichteano de intersubjetividad. Por esta

    misma razn, cabra preguntarse si la sociedad podra pensarse de veras en Meadcomo un absoluto; pues de ser as, Mead habra propuesto un concepto de sociedaden la que se vera de entrada negada la posibilidad de toda diferenciacin y, por

    ende, de toda autonoma, de lo incluido en dicho absoluto, esto es, sus miembrosindividuales: en una palabra, se vera en riesgo la concepcin misma del yo, queencarna para Mead la repulsa a toda tendencia homogeneizante o asimiladora dela sociedad.

    Sin embargo, ser propiamente con la exposicin de las respectivasconcepciones o modelos de intersubjetividad, como podr ganarse un punto devista sobre el vnculo terico que, ms all de las diferencias conceptuales y

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    metodolgicas, cabe establecer entre ambas concepciones. Ganar tal punto de vistaes la pretensin del presente trabajo. Para llevar a cabo este propsito, nuestrareflexin comprender los siguientes pasos: 1) En primer lugar, y a fin de fijar el

    sentido y alcance de la interpretacin de Mead del s mismo fichteano, recrearemosbrevemente el contexto en el que se cumple su interpretacin de la teora fichteana

    de la autoconciencia; tras esto buscaremos, 2) determinar la estructura fichteana de

    la exhortacin (Aufforderung) como idea que estructura la concepcin fichteanade la intersubjetividad. Con base en esta exposicin, intentaremos 3) reconstruir elconcepto meadeano de autoconciencia o s mismo sobre la base de su teora de laadopcin de actitudes. Y, finalmente, sobre el trasfondo de las ideas de exhortacin

    y de adopcin de actitudes, intentaremos mostrar 4) en qu medida, y abstraccinhecha de las diferencias que separan a ambos pensadores, es posible determinar

    en ellos un orden paralelo de lo que, en la perspectiva de Hans Joas, cabe entendercomo intersubjetividad prctica.

    1

    G. H. Mead dio a conocer su interpretacin de la filosofa fichteana en la leccin

    The Romantic Philosophers-Fichte, publicada en el ya mencionado volumen.En uno de los pasajes de su leccin, Mead lleva a cabo una interpretacin de laconcepcin fichteana de la autoconciencia, en la que resuena, claramente, la teora

    de la asuncin de actitudes que desarrollara en el marco de sus investigacionessobre la gnesis y la estructura social del s mismo(self). De acuerdo con Mead,en Fichte el s mismo es un tipo de experiencia que alcanzamos slo en la medidaen que nos convertimos en no-s mismos (not-selves), es decir, en la medidaen que asumimos la actitud de un otro y nos miramos a nosotros mismos desde elpunto de vista de ese otro, pues slo en esa medida podemos reconocer los derechosde ese otro y exigir, de parte de ste, el reconocimiento de nuestros derechos. Elargumento central de su planteamiento, en torno al cual gira toda la exposicin,es el siguiente:

    No podemos lograr la experiencia de nosotros como s mismos, excepto en la medidaen que tomemos la actitud del otro y nos miremos desde ese punto de vistaTenemosque comprendernos a nosotros mismos adoptando el lugar del otro, desempeando supapel, adoptando la actitud de la comunidad hacia nosotros, vindonos continuamentecomo nos ven los otros, mirndonos desde el punto de vista de aquellos que nos rodean.No es sta la clase de autoconciencia que va acompaada de torpeza e incomodidad. Esel reconocimiento certero de nuestra propia posicin, de nuestras relaciones sociales,proveniente de la capacidad de adoptar la actitud de los dems hacia nosotros. Nopodemos reconocer nuestros derechos al exigrselos a los dems sin ponernos nosotrosen su lugar y reconocer los suyos. Para reconocer el s mismo, nos tenemos que poner

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    en el lugar del otro. Fichte puede aqu remontarse a una caracterstica del s mismo,el no s mismo que involucra al s mismo. Debe haber un no s mismo para que el smismo pueda existir(Mead, 2009: 222).

    La interpretacin de Mead, que tiene en cuenta exclusivamente el conceptode autoconciencia que expone Fichte en suFundamento del derecho natural segnlos principios de la Doctrina de la ciencia(1796) (Fichte, 1979: 1-4) apuntaimplcitamente a dos aspectos fundamentales de esta concepcin: en primer lugar,a la idea de autoconciencia como algo que, segn Fichte, slo es posible en lamedida en que es reconocida por otra autoconciencia, es decir, en la medida en quees tratada por sta otra como racional y libre; en segundo lugar, a la concepcinfichteana de que un tal reconocimiento presupone, a su vez, el mutuo constituirse de

    las autoconciencias en fundamento de autodeterminacin de la otra, es decir, en ser

    cada una de ellas una causa (inteligente) del libre determinarse a obrar de la otra.El primero de estos aspectos es el que Fichte expone en su texto bajo la idea de larelacin de derecho (Rechtsverhltnis), como idea que constituye el fundamentonico de toda posible comunidad de seres racionales; el segundo, corresponde alque expone bajo la idea de exhortacin (Aufforderung) como idea que constituyeel tipo de relacin inteligente, de orden lgico-discursivo, exenta de todo dominioo coercin, entre los seres que conforman una tal comunidad. De esta manera, lainterpretacin de Mead no hace ms que retrotraer estos dos aspectos, sobre losque se estructura la propia concepcin fichteana de la intersubjetividad, al punto de

    partida de su propia comprensin social dels mismo,de acuerdo con la cual, es enla adopcin de la actitud del otro como el individuo se hace partcipe de los procesosen que se organiza el grupo o comunidad social al que pertenece, participacin quele sita frente a dicha comunidad en la significacin particular de un m.

    Si bien la interpretacin de Mead representa una aprobacin sin reservasdel planteamiento fichteano sobre la gnesis intersubjetiva de la autoconciencia,

    l mismo, sin embargo, a diferencia de Fichte, establece una serie de distincionesrelativas a las etapas de formacin y modos de comportamiento del sujetoautoconsciente, que desbordan ampliamente el marco conceptual trazado por Fichte

    en su deduccin trascendental de la autoconciencia. Pues Mead remonta la gnesis dela autoconciencia y, con ella, la formacin de su estructura social, a fases presocialesde la conducta humana fases como la que representa el juego en el nio enlas cuales an no aparece, en la experiencia del s mismo, la experiencia de unotro, sea individual o generalizado. Por otra parte, Mead ampla la concepcinfichteana de la identidad del sujeto autoconsciente, al concebir la estructura del

    selfcomo constituida por dos fases, el yo (I) y el m (Me), cada una delas cuales corresponde a los modos fundamentales de comportamiento que, en

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    forma de acciones y reacciones a estmulos externos, el individuo asume frenteal medio (natural o social) del que dichos estmulos provienen. Por ello mismo,Mead intentar definir la estructura fundamental del s mismo, en otras palabras,

    la racionalidad, en trminos de la capacidad del individuo no slo de adaptarse,sino tambin de intervenir o modificar, con su actitud, el proceso natural y socialen el que se haya inmerso: el s mismo no ser slo un producto o resultado detales procesos, sino, en su forma ms lograda, esto es, en la forma de un yo, unagente determinante de su posibilidad y su futuro.

    Al interpretar la teora fichteana de la autoconciencia en esta perspectiva,

    Mead da a entender que las condiciones (trascendentales) de la autoconciencia,segn la deduccin del Fundamento del derecho natural, corresponden amodos de comportamiento intersubjetivos social y lingsticamente determinados,

    susceptibles de representar, para los individuos, instancias normativas legitimadoraso condicionantes de su actuar en el medio social en que se hallan inmersos.

    2

    La deduccin del concepto de derecho del Fundamento del derecho natural,tiene como fin explicitar las condiciones bajo las cuales es posible el concepto de

    un ser racional finito o autoconciencia, como el concepto de un ser capaz de

    determinarse libremente a s mismo a obrar. En esta explicitacin se trata, ante todo,

    de mostrar que un tal ser slo es posible en tanto se pueda atribuir a s mismo unaactividad que rena en s las siguientes caractersticas: 1) que sea una actividad[Ttigkeit] que regresa a s misma, es decir, que tenga en la autoconciencia sufundamento ltimo; 2) que sea, ella misma, una actividad finita o limitada,

    es decir, 3) que tenga un objeto externo al que ella va dirigida (Fichte, 1979:20; 1994, 118). La cuestin que la ndole de una tal actividad plantea al filsofo

    trascendental presenta el carcter de una contradiccin, cuya sntesis es la tareamisma del filsofo. Se trata de solucionar la contradiccin que reside en el hecho de

    pensar la actividad libre de un sujeto como actividad que, en tanto referida a una

    objeto externo, es limitada o inhibida por ste en su aprehensin (Auffassung).La constitucin de la autoconciencia depende de que ambos caracteres seconserven en el sujeto de la autoconciencia. Y ello, segn la suposicin del filsofo

    trascendental, slo es posible si pensamos un estar determinado del sujeto a laautodeterminacin, una exhortacin al mismo para decidirse a una actividad causal(Fichte, 1979: 33; 1994: 128; Neuhouser, 2001: 40).

    Pensar un estar determinado del sujeto a la autodeterminacin significa

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    pensarlo como un ser que tiene en algo otro la condicin de posibilidad de su obrar,o el fundamento (ltimo) de autodeterminacin. El encontrarse a s mismo delsujeto como objeto, esto es, su constitucin como sujeto autoconsciente o como

    yo, es su concebirse como objeto de la exhortacin a l dirigida con fines de suautodeterminacin, es, en otras palabras, el concebirse a s mismo como determinadoa obrar. En esa medida, saberse destinatario (objeto) de la exhortacin es aprehenderel concepto de su propia libertad: Tan cierto como el sujeto lo comprende, tancierto tiene el concepto de su propia actividad y autonoma, y en verdad comodada desde afuera (Fichte, 1979: 33; 1994: 129). Comprender la libertad comodada desde fuera, no implica comprenderla como empricamente condicionada olimitada; implica que slo en tanto la comprende como libertad que le es dada, elsujeto puede tenerse a s mismo como el objeto al que ella, como exhortacin,va dirigida. En este sentido observa con razn Robert Williams:

    Human freedom becomes object for itself through an by means of the summons(Aufforderung) of the other The explicit self-consciousness of freedom is notsomething that the self can give to itself. Rather my consciousness of freedom arisesout of the claims of the other upon me (Williams, 1997: 35).

    La cuestin que ocupar al filsofo trascendental girar as en torno a la

    explicitacin de las caractersticas que corresponden a la exhortacin comofundamento de la autodeterminacin o choque externo. Tales caractersticasson las siguientes: 1) La completa libertad del ser racional de responder o no a laexhortacin, pues el ser racional en modo alguno debe ser determinado y forzado aactuar mediante la exhortacin, sino que debe autodeterminarse a la accin slo envirtud de aquella exhortacin. 2) El carcter inteligente del ser al que la exhortacinva dirigida, dado que si debe suceder esto [sic. autodeterminarse por la exhortacin],debe ante todo comprender y concebir la exhortacin. 3) La suposicin, por partedel sujeto exhortante, de la naturaleza inteligente del ser al que se dirige, pues, delo contrario, su exhortacin no tiene fin alguno. 4) La dependencia del sentido

    o finalidad de la exhortacin de la cualidad inteligente del ser exhortado; ella,

    en efecto, est condicionada por el entendimiento y por la libertad del ser al queella se dirige, lo cual, implica 5) que la causa sea ella misma inteligente, esto es,

    que [ha] de tener necesariamente el concepto de razn y libertad. 6) Al ser unacausa capaz de conceptos o inteligente, ha de ser necesariamente tambin un serlibre un ser racional y tiene que ser puesto como tal (Fichte, 1979: 36; 1994: 131;Karsek, 2011: 185). Sintetizadas, las caractersticas aludidas pueden comprenderseen las dos siguientes: la racionalidad de los sujetos que se exhortan, esto es, sucondicin de libres e inteligentes, y la finalidad de la exhortacin, es decir, el que

    sta tenga por fin la libertad del sujeto al que va dirigida. Slo en el marco de estas

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    condiciones, la exhortacin presenta en Fichte la forma de una libre actividadcausal recproca (freie Wechselwirksamkeit), es decir, una actividad tal, en la quelas acciones de los sujetos (exhortados) se presentan como reacciones a las acciones

    de que se saben objetos: la inseparabilidad de ambas partes integrantes, es decir,de accin (Wirkung) y reaccin (Gegenwirkung), se postula, segn Fichte,como condicin necesaria de la autoconciencia: sta sera, por tanto, resultadodel llamado evento total representado en la consumacin (racional, inteligente)de la reaccin a la exhortacin (Fichte, 1979: 34; 1994: 130).

    Es claro, en efecto, que un sujeto (B) slo puede comprender el obrar de otro(A) como un obrar que lo invita y/o posibilita, a su vez, su propio obrar, si reneen su naturaleza las capacidades lgico discursivas o deliberativas que para dichacomprensin se requiere.1Slo as puede decirse que una accin de A como, por

    ejemplo, la defensa de un determinado derecho, de una conviccin o un punto devista, o el dirigirse al otro en la forma de t deberas puede ser entendida porB como una accin que se exige o se espera de l tambin (lo cual implica, asimismo,que pueda igualmente abstenerse de obrar). Ello no significa, ciertamente, que B

    haya de obrar comoobra A, sino que su obrar ha de aparecer como la reaccin orespuesta, libremente efectuada, a la situacin planteada por A: slo de un individuoque ha obrado de esa forma puede decirse que es una autoconciencia; y es encuanto da lugar a relaciones orientadas por la accin y reaccin de los sujetos enorden a la autoexpresin como seres libres y responsables, como la exhortacin, a

    diferencia de todo otro estmulo externo, puede dar lugar a una interaccin libre entreseres que se pretenden racionales: la exhortacin excluye de entrada la fuerza comomecanismo de persuasin entre seres racionales.2A este respecto observa Honneth:

    Una exhortacin slo puede entenderse como tal, cuando su receptor essupuesto como una persona que puede reaccionar autnomamente a ella conS o con No; pues sin tal presuposicin, no podra verse qu sentido particulardebe corresponder a una exhortacin a diferencia, por ejemplo, de la simplecoercin fsica. Por tanto, como segunda condicin de la comprensin de unaexhortacin considera Fichte la circunstancia de que ella sea concebida comouna manifestacin que espera de parte del receptor una reaccin mediantelibertad, una toma de posicin racional(Honneth,2003: 42).

    1 Fichte ve en la educacin, en tanto la concibe como libre accin recproca medianteconceptos, el modelo de la exhortacin: la educacin sera entonces la exhortacin a la libreautodeterminacin (Fichte, 1979: 39; 1994: 134). Hegel retomar esta concepcin en sus esbozosde sistema de Jena, en los que concebir la educacin como el devenir del nio hacia la concienciade s (Hegel, 1986: 214).

    2 Slo la moderacin de la fuerza mediante conceptos es el criterio exclusivo e infalible de larazn y de la libertad (Fichte, 1979: 45; 1994: 139).

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    En virtud, por tanto, de la apelacin exclusiva a la racionalidad o ser-autoconsciente de los sujetos actuantes, la exhortacin representa para Fichte el tipo de relacin intersubjetiva en que los sujetos pueden hacer vlidas pretensiones

    de reconocimiento, al margen de toda coercin legal y jurdica. Ahora bien, parareforzar este significado de la exhortacin y lograr as que su potencial normativo,

    esto es, el representado por la racionalidad de los sujetos, se concrete en conductasajustadas a dicha racionalidad, Fichte introduce la nocin de autolimitacin(Selbstbeschrnkung), con la que describe el tipo de actitud a travs de la cual lossujetos pueden hacer la experiencia de la racionalidad que se adscriben a priorienla fase previa de la exhortacin. El tipo de interaccin que representa la exhortacin,y que se mueve slo en el marco de la presuposicin de la racionalidad de lossujetos, se trueca, con la autolimitacin, en un tipo de interaccin caracterizado

    por la conciencia, por parte de los sujetos, de que las posibilidades de obrar delotro son constitutivas de su consolidacin definitiva como una subjetividad nica eirremplazable. Fichte caracteriza dicha conciencia como el concepto de la libertadque un ser tiene de otro y que prescribe al sujeto actuante una actitud orientadapor la voluntad o la libre decisin de la no-transgresin de la propia esferade accin, a fin de fomentar las posibilidades de accin y eleccin del (posible)

    compaero de interaccin.

    La autolimitacin es, as, el cumplimiento de las expectativas decomportamiento que un sujeto esperaba de aquel que, al exhortar a otro, confiaba

    no slo en su racionalidad, sino en un tipo de respuesta que hiciera posible, a futuro,una posible interaccin con l. Defraudar tales expectativas, como sucedera en elcaso, por ejemplo, de un comportamiento por las vas de hecho,es lo que en Fichtese entiende como un limitarse a coexistir uno junto a otro de sujetos entre los cualesno existira ningn tipo de relacin posible, o, a lo sumo, un tipo de relacin en laque el sujeto defraudado se ve obligado a tratar al otro precisamente bajo aquellaforma en que se niega la idea misma del otro como ser racional, esto es, en la formade un ser sensible (Fichte: 1979: 49; 1994: 142).3

    Por el contrario, en cuanto cumplimiento de tales expectativas, la

    autolimitacin representa el trnsito del tipo de reconocimiento formal que

    3 Siep ha tipificado este este comportamiento de la siguiente manera: Si yo, por ejemplo, no supiera

    que la autolimitacin pertenece necesariamente a la razn, entonces podra llevar a cabo la pruebade si el que me exhorta es realmente un ser racional, respondiendo tambin a su exhortacin conun ataque. Su cualidad de ser un ser que elige libremente, y se determina por s mismo a obrar,podra l tambin demostrarla soportando mi ataque en lugar de, como hara un ser naturalnormal, huir o responder el ataque una prueba muy apropiada para lo especficamente

    racional, segn parece (Siep, 1992: 51).

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    representa la exhortacin, al tipo de reconocimiento categrico en que los sujetoshacen, efectivamente, la experiencia constante de verse tratadoscomo libres.

    El ideal de una comunidad de seres racionales, tal como la piensa Fichtedesde la Introduccin alFundamento del derecho natural,es, en consecuencia,aquel que se presenta en la forma de la racionalidad inherente a la exhortacinintersubjetiva. La llamada regla del derecho, que reza as: limita tu libertadmediante el concepto de la libertad de todas las dems personas con las que entrasen relacin (Fichte, 1979: 9-10; 1994: 112), no es ms que la norma bajo la cualFichte piensa el tipo de racionalidad que ha de caracterizar la relacin de sujetos queaspiran a ser considerados, precisamente, como racionales. Una comunidad de seresracionales es, para Fichte, una comunidad en que la libertad de sus miembros esresultado no, primeramente, de las instituciones que hacen valer el derecho y la ley,

    sino aquella en que la libertad es, ante todo, resultado de un tipo de comportamientocomo el propio del dar y entender razones y reaccionar (o no) conforme a ellas. QueFichte, en efecto, hace depender la constitucin de una comunidad y, con sta, detoda relacin intersubjetiva de la asuncin de este comportamiento, se ve claramenteall donde la exclusin de un individuo de la comunidad o la interrupcin de unadeterminada relacin con l obedece, exclusivamente, a un comportamiento en queintervienen actitudes como la transgresin de la esfera de mi libertad, o la falta dereciprocidad en el reconocimiento (Fichte, 1979: 49; 1994: 141-142).

    Ahora bien, de su concepcin de la relacin de reconocimiento se desprendeclaramente que una relacin intersubjetiva lograda slo puede ser aquella en laque los individuos asumen, recprocamente, las obligaciones que se siguen delhecho mismo de ser reconocido obligaciones que no son otras que el obrar,frente a otro, en conformidad con el concepto de su libertad. Y es precisamenteen el carcter vinculante que presenta la experiencia del ser reconocido, como lossujetos, adems de asegurarse frente a un eventual trato irracional (inconsecuente)del otro, pueden anticipar las consecuencias de sus propias acciones. La apelacina la racionalidad se vera as reforzada en Fichte por la presencia de una ley quees comn a los implicados en una relacin y de cuyo respeto u observancia dependeno ya slo la posibilidad de dicha relacin, sino de la propia comunidad. Si a ellose suma como complemento del potencial normativo de la exhortacin lo pensadopor Fichte con el concepto de educacin, se podra tener el espectro completodel fundamento prctico sobre el que descansa su idea de la intersubjetividad: laeducacin representa para l praxis terica fundamental pues es una accinrecproca mediante conceptos y segn conceptos a travs de la cual los individuosdevienen mutuamente conscientes del tipo de actitudes que han de asumir entre ellos,

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    a fin de preservarse en su condicin de s mismos racionales y libres: la exhortacin

    a la autodeterminacin que la educacin es, es inseparable de la asuncin de lasactitudes, como la no transgresin de la propia esfera de accin, que hagan posible

    su fin esencial, la autonoma del ser humano. En este sentido propedutico esencial,la educacin es formacin para la vida en comunidad (Fichte: 1979: 39; 1994: 133).Dado el papel que tales actitudes juegan en la filosofa practica de Fichte para fines

    no slo de la constitucin del s mismo, sino de una comunidad organizada, suteora de la exhortacin, como modelo de una relacin intersubjetiva inteligente ylibremente conducida, se mostrar como precursora de la teora de la asuncin deroles de G. H. Mead.

    3

    Lo que desde un punto de vista trascendental emprende Fichte en elFundamentodel derecho naturaldemostrar cmo es posible la autoconciencia lo lleva acabo Mead en su obra fundamentalMind, Self and Societydesde el punto de vistadel conductismo social (Mead,1934; Mead, 1973).4Mead por supuesto, noestaba interesado en la autoconciencia como problema trascendental o metafsico,sino en la autoconciencia como un tipo de comportamiento un comportamientooriginariamente reflexivo o cognitivo que era posible slo mediante la organizacin

    de smbolos significantes que constituyen la comunicacin. En esta perspectiva,

    la comunicacin o el lenguaje significante representa una forma de comportamientoo conducta en que el individuo se convierte en objeto para s (Mead 1934:138: 1973: 170). El individuo es tal objeto para s en la comunicacin, porque lacomunicacin no tiene slo el sentido de un dirigirse a otros, sino tambin de undirigirse a s mismo, ms precisamente, de un hablar consigo mismo. De acuerdocon esta tesis (Tugendhat, 1979: 245), un individuo es objeto para s, cuandono slo se escucha a s, sino que se responde, se habla y se replica tan realmentecomo lo replica la otra persona (Mead, 1934: 139; 1973: 171). Esta afirmacin no

    pretende naturalmente subrayar una experiencia monolgica cualquiera del lenguajecomo condicin previa de toda posible comunicacin:5sugiere ms bien que slo

    4 En adelante citaremos ambas versiones: indica la primera cita la versin en ingls, la segundala versin en castellano. [Sin embargo, no siempre seguiremos la versin castellana, debido alas dificultades que presenta, mayormente en la traduccin de la expresin self: en lugar de

    persona, la traduciremos aqu como s mismo].5 Tal es el sentido en que Tugendhat, errneamente a nuestro juicio, entiende esta nocin en Mead:

    que tal hablar, como dice Tugendhat, no sea estructuralmente comunicativo en el sentido deque no se trata de la comunicacin entre dos personas, no significa que sea un monlogo en

    el que no se comunica nada y en el que no tiene lugar ningn entenderse, sino slo falta

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    en la medida en que un individuo se dirige a s mismo como se dirige a los dems,est en condiciones de adoptar las actitudes que los dems adoptan hacia l en elproceso o contexto social en el que tanto l como los dems estn involucrados.

    Por ello dir Mead en un sentido radical:No conozco ninguna otra forma de conducta, aparte de la lingstica, en la que elindividuo sea un objeto para s, y, hasta donde puedo ver, el individuo no es un smismo en el sentido reflexivo, a menos de que sea un objeto para s. Es este hecho

    lo que confiere una importancia crtica a la comunicacin, puesto que se trata de un

    tipo de conducta en que el individuo reacciona frente a s mismo (Mead, 1934: 142;

    1973: 173).

    La importancia crtica de la comunicacin reside as para Mead en que, enella, el individuo lleva cabo el tipo de conducta que est a la base de toda posible

    interaccin social, esto es, la capacidad del individuo de reaccionar hacia s mismocomo reaccionan los dems hacia l. La comunicacin reside en esta capacidad,porque es a travs de ella como el individuo confiere significacin al gesto de la

    persona que se dirige a l. Dicho a la inversa: la significacin de un gesto para un

    organismo reside en la reaccin que dicho gesto despierta en otro organismo(Mead, 1934: 146; 1973: 177; Mead, 2002: 183; 2008: 351). La comunicacin,por tanto, es posible en la forma de una reaccin comn de los individuos al gestoo smbolo:

    Lo esencial para la comunicacin es que el smbolo despierte en la persona de uno

    lo que despierta en el otro individuo Existe una posibilidad de lenguaje cada vezque un estmulo puede afectar a un individuo como afecta a otro (Mead, 1934: 149;1973: 180).

    Ello quiere decir que el individuo slo se convierte en objeto para s, en tantoreacciona a los estmulos (smbolos) que representan las actitudes de los dems hacial, de tal forma que su reaccin sea la complementacin del estmulo a l dirigido. Yes slo en trminos de tal complementacin del estmulo o acto como se dice, en ellenguaje de Mead, que un individuo asume la actitud de otro individuo hacia l.

    Ahora bien, asumir la actitud del otro (taking the attitude of the other) estlejos de significar en Mead el simple comportarse o reaccionar de un individuocomo se comporta o reacciona otro individuo hacia una situacin dada: no hay enello nada semejante a la mera imitacin de actitudes que se da, en el ejemplo de

    de claridad (cf. Tugendhat, 1979: 262): el hablar consigo mismo tiene para Mead la funcinde preparacin de la conversacin o rplica a otro, y es este proceso interior, que Mead llamapropiamente pensamiento, el que dispone al individuo al tipo de conversacin en el que deciralgo a alguien es decirlo a s mismo. Slo quien se habla a s mismo en este sentido, sabe dequ est hablando (Mead, 1967: 147; 1973: 178).

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    Mead, en la pelea de perros: asumir la actitud del otro es, en el caso de la formahumana inteligente, incorporar o internalizar en la propia conducta, en una formaorganizada, las actitudes a travs de las cuales el otro (un individuo o un grupo

    social) reacciona como un todo hacia las distintas fases o actividades constitutivas desu propio proceso. Mead encuentra tipificado esta incorporacin o internalizacin deactitudes en el tipo de actividades ldicas que representan el juego y el deporte(Mead, 1934: 152; 1973: 182; Mead, 2006: 3-19). En tales actividades, en efecto,el individuo se enfrenta a la tarea de asumir los distintos papeles que correspondena los distintos jugadores comprometidos en una misma actividad. Ciertamente,el tipo de asuncin de actitudes en el juego concretamente en el juego de losnios es diferente al tipo de asuncin de actitudes en el deporte. Pues mientrasen el juego no se precisa la existencia real de otro para asumir su actitud, dadoque el nio hace entretanto su papel y el papel de ese otro (al jugar al polica y laladrn, al padre y al hijo, al maestro y el alumno, etc.), en el caso del deporte esten la obligacin de asumir las actitudes de los dems jugadores en forma de unaactividad cooperativa que supone el conocimiento de las diferentes funciones delos compaeros y la disposicin a asumir tales funciones: en una palabra, tieneque incorporar las actitudes de todos los que estn involucrados en el juego (puesde lo contrario no podra jugar). Por ello es respecto de un otro generalizado(generalized other), tal como el que representa el equipo, donde el individuo se veobligado a asumir las actitudes de los que estn involucrados en un mismo proceso.

    Ahora bien, es precisamente en relacin con un otro generalizado lacomunidad o grupo social organizado al cual el individuo pertenece como elindividuo adquiere lo que Mead llama la unidad de s mismo (unity of self)(Mead, 1934: 154; 1973:184). Ello no slo significa que el individuo adquiere una

    autoconciencia o una conciencia de su propia individualidad nicamente en tantopertenece a una comunidad, sino que la comunidad es aquello en relacin con locual el individuo logra estructurar su personalidad (personality) en trminosde la incorporacin a su conducta o comportamiento de las actitudes que dichacomunidad asume, como un todo, ante sus propios valores o instituciones comunes(tales como la propiedad, los cultos religiosos, los procesos educativos, las relacionesde la familia). Y es slo porque incorpora a su conducta tales actitudes de talmanera que reacciona ante sus valores e instituciones como reaccionan los demsmiembros de la comunidad, como el individuo adquiere la conciencia de s mismo.Por conciencia de s queremos significar un despertar, en nosotros, del grupo de

    actitudes que provocamos en otros, especialmente cuando se trata de una serie dereacciones definidas que pertenecen a otros componentes del grupo (Mead, 1934:

    163; 1973: 192). En el ensayo La gnesis del s mismo y el control social (1925),

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    Mead expresaba esta idea de la siguiente manera:

    El individuo se convierte en objeto para s mismo, precisamente, porque se descubrea s mismo adoptando las actitudes de los otros que estn implicados en su conducta.

    nicamente hemos sido capaces de volvernos hacia nosotros mismos al adoptar losroles de otros (Mead, 2008: 367-368).

    Esta caracterizacin de la autoconciencia puede inducir a creer que se trata deuna mera identificacin de la misma con un tipo cualquiera de reaccin o adaptacin

    del individuo al medio o grupo social al que pertenece; de ser as, la autoconcienciano se distinguira del organismo, cuya funcin vital descansa, precisamente,en la capacidad del mismo de adaptarse y someter el entorno para hacerlo partede las condiciones de su supervivencia. Pero, aparte de que, como cree Mead, laautoconciencia no est dada inmediatamente con el organismo del individuo, y

    es, respecto de ste, algo que slo surge mediatamente, es decir, de resultas de lamediacin del proceso social, su aparicin no es resultado de la simple adaptacindel individuo al medio social o de su identificacin o acomodacin prerreflexiva

    con sus procesos: justamente porque ser s mismo es algo posible slo en trminosde la adopcin de las actitudes del otro generalizado6y porque dicha adopcinde actitudes presupone la comprensin de las mismas en trminos de smbolossignificantes, es decir, como actitudes que originan en nosotros la misma respuesta

    que originan en los otros, precisamente por ello, la autoconciencia slo puede serpensada, para Mead, como un comportamiento reflexivo respecto de las actitudes

    organizadas de una comunidad que controlan y estructuran la conducta social.Si, pues, lo que constituye a la conciencia de s es la adopcin de actitudes

    de los otros en trminos de un estimularse a adoptar hacia s mismo las actitudesdel otro generalizado, entonces, a su vez, la vida de una comunidad depende dela incorporacin de cada individuo, a su conducta, de las actitudes comunes queconstituyen al otro generalizado. Si en el primer caso se trata de la individualizacinpor va de la socializacin,en el segundo se trata de la socializacin por va dela individuacin (Rost, 2003: 723-737). Esta doble estructura constituye el marcoexperiencial de la intersubjetividad meadeana: pues si la autoconciencia es posible

    6 Para ilustrar el tipo de comportamiento que caracteriza la relacin del s mismo con el otrogeneralizado, Mead emplea constantemente el concepto de derecho: all donde existe underecho reconocido por los miembros de la comunidad, como, por ejemplo, la propiedad, lasactitudes de todos los individuos hacia sta son aquellas que se siguen, precisamente, del hechode tener la misma significacin para todos: Un hombre que dice esta es mi propiedad est

    adoptando una actitud de la otra persona. Est apelando a sus derechos, porque puede adoptarla actitud que tienen todos los dems del grupo con referencia a la propiedad y, de tal manera,provoca en s la actitud de los otros (Mead, 1934: 162; 1973: 191). Las actitudes comunes frentea la propiedad seran, por ello, las de dominio y respeto.

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    slo en la adopcin reflexiva de las actitudes comunes de la comunidad, sta, a

    su vez, slo se expresa o actualiza como tal organizacin de actitudes comunesen las respuestas o reacciones de cada individuo a la situacin o situaciones que

    la comunidad le plantea. En relacin con lo primero, esto es, la significacin quetiene la autoconciencia para efectos de la reaccin reflexiva al medio social, Mead

    consideraba su aparicin como la culminacin de la socialidad que encontramosa lo largo del universo, culminacin que consiste en que el organismo, alocupar las actitudes de los dems puede ocupar, en el rol del otro, la suya propia(Mead, 2008: 270). En relacin con lo segundo, la expresin o reflejo de s que

    encuentra la organizacin de comunidad en la forma de reaccin propia de cadaindividuo, Mead afirmaba que puede ser la reaccin o actitud de un simple ser

    humano, de un ciudadano de una comunidad definida, de los miembros del club

    o de un lgico en su universo de discurso (Mead, 2008: 270).7Ahora bien, estadoble estructura de la interaccin social no corre, sin embargo, como una suertede paralelismo en la concepcin meadeana de la autoconciencia, sino que ella seresuelve en una relacin de implicacin: en efecto, toda adopcin de actitudes delotro generalizado por parte del individuo implica el que ste exprese a su manera,es decir, reaccione a su manera, ante la situacin que la comunidad como un todole plantea. En el pensamiento de Mead, esta relacin de implicacin corresponde,respectivamente, a las fases del m (Me) y del yo (I) como las fases queconstituyen el s mismo.

    No podemos entrar aqu a analizar esta estructura del s mismo, que sin dudaconstituye uno de los planteamientos ms originales y fascinantes del pensamientode Mead. Slo podemos intentar determinar de manera general el significado que

    presenta dicha estructura dentro de la comprensin meadeana de la asuncin de rolesy del s mismo como un proceso social. Interesante es en este sentido el hecho deque estas dos fases del s mismo representan, respectivamente, el aspecto social-normativo (el m) y el aspecto crtico-propositivo (el yo), en cuya interrelacino, en trminos de Mead, conversacin se articula la personalidad del individuo,es decir, el individuo que ha internalizado a su conducta o comportamiento el procesosocial, justamente por lo cual se hace responsable de la situacin social en que seencuentra. La insistencia de Mead en el hecho de que el individuo slo se constituyecomo autoconciencia en tanto asume las actitudes de los otros, se corresponde detal manera con esta distincin, que la misma slo resulta comprensible a partir de

    7 Esta relacin es pensada por Mead, tambin por analoga con la vida de un organismo multicelular:la organizacin social de una forma multicelular es una organizacin donde cada clula, al vivirsu vida, vive la vida del todo Mead, Las implicaciones del s mismo, p. 267; cf. Mead, 1934:189; 1973: 215.

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    la significacin social-normativa, as como crtico-propositiva, que confiere a dicha

    estructura. En tal sentido, la gnesis social del s mismo se explicara en Mead nomeramente a partir de las relaciones e interacciones simblicas que estn en la base

    del proceso social en que tiene lugar la vida del individuo, sino tambin a partir dela forma en que el individuo interviene en ese proceso y es capaz de imprimir enl su propia y personal impronta. El ser social del individuo, es decir, aquella fasede su personalidad constituida simplemente por la adopcin de las actitudes de losotros y la consiguiente adecuacin al proceso social (el m) est, por tanto, lejosde agotar el significado de lo que Mead designa bajo el nombre de self: ste,en efecto, tiene su expresin ms propia y acabada en el yo, en la medida enque es en ste o en trminos de ste donde una comunidad puede encontrar granparte de su perfeccionamiento racional y moral, gracias a los cambios que puede

    introducir en ella la actitud crtico-propositiva que caracteriza al yo. Dicho demanera simplificada: es en la reaccin del individuo a la comunidad, antes queen su adaptacin consciente a la misma, donde, para emplear la expresin tpicade Mead, el yo aparece en la experiencia del individuo (esto es, en su propiaconciencia) y en la experiencia de los dems:

    En ocasiones es la reaccin del ego o yo a una situacin, la forma en que unose expresa a s mismo, lo que le proporciona una sensacin de gran importancia.Uno se hace valer en cierta situacin, y en el nfasis que pone en ella. La exigenciaes de libertad con respecto a las convenciones, a leyes dadas Uno se aparta deconvenciones fijas que ya no tienen significacin alguna, hacia una comunidad en

    que los derechos sern pblicamente reconocidos, y recurre a otros individuos en lasuposicin de que existe un grupo de otros organizados que responden al llamadode uno En ese caso se trata de la actitud del yo en contraste con el m (Mead,1934: 199; 1973: 224).

    Mas esta autoexpresin del yo no se da sin ms; la configuracin de un

    individuo como un yo supone la asuncin de un tipo de comportamiento prcticoque le garantice la afirmacin de su individualidad o peculiaridad frente al otro

    de la comunidad: es el comportamiento que Mead designa como lucha y quecontrapone ampliamente al de adopcin o aceptacin que caracteriza al m.Y es slo en la medida en que es capaz de autoafirmarse en ese sentido, es decir

    en la rplica crtico-propositiva a la actitud de la comunidad, como se convierte,frente a su propio m convencional, en una diferencia significante. De ello

    se infiere entonces que el proceso social y, en general, la vida de una comunidad,

    tiene a su vez, en la libertad de expresin y autoafirmacin que en ella encuentra

    el yo, la condicin de posibilidad de su propia renovacin y progreso, lo que enMead no coincide meramente con el sentido pragmtico de estas expresiones,sino mayormente con lo que l entiende como la configuracin de la ms amplia

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    comunidad de seres racionales, esto es, la comunidad del pensamiento. Saltaas a la vista que en su teora del s mismo se presenta un vnculo indisolubleentre la concepcin del yo como la fase ms importante de la experiencia del

    individuo, y el ideal de una comunidad en que pueda tener lugar la realizacin dedicha parte de nuestro ser: La tesis de fondo de dicha teora, la de que el espritu(mind), es decir, la racionalidad humana propiamente dicha, no puede darse oexistir sino en trminos de un medio social, encuentra aqu una variante filosfica

    fundamental: tal tesis no defiende, en efecto, la superioridad o prerrogativa de la

    sociedad sobre la individualidad, ni a la inversa: se trata, ms bien, de una relacinde implicacin entre ambos principios, relacin cuya comprensin Mead entiendecomo el problema filosfico de la sociedad del presente (Joas, 1980: 57). Sinembargo, ms all de esta tensin est el hecho decisivo de que en la misma queda

    perfilado el ideal meadeano de la comunidad racional:Desde que la sociedad nos ha dotado de auto-conciencia, podemos entrarpersonalmente en las ms vastas empresas que el trato entre s-mismos racionalesextiende ante nosotros. Y porque podemos vivir con nosotros mismos como con otros,podemos autocriticarnos y apropiarnos los valores en los que estamos implicados atravs de esas empresas donde est comprometida la comunidad de todos los seresracionales (Mead, 2008: 273).

    4

    Intentaremos a continuacin establecer el posible nexo comn que une a lacomprensin fichteana de la intersubjetividad con la meadeana, sobre la base de la

    idea de autoconciencia presente en ambos pensadores.

    Como principio comn a la concepcin fichteana y meadeana de laautoconciencia, en su significacin prctica, cabe establecer, ante todo, el de

    que la posibilidad de un sujeto autoconsciente depende enteramente de la previaexistencia de una trama de relaciones o procesos sociales en los que dicho sujetopueda afirmarse en sus funciones y actitudes prctico-cognitivas, as como en las

    simblicas y normativas, como funciones y actitudes que slo pueden cumplirseen el medio que describe dicho proceso o en trminos de l. De esta manera,ambos pensadores no slo se distancian de cualquier concepcin solipsista de laautoconciencia, sino que, por caminos diversos, llegan a postular la idea fundamentalde que es slo en la forma especfica de la coexistencia, del ser-con-otros, como

    tiene lugar la formacin de la racionalidad humana autoconsciente.8Sus respectivas

    8 Una crtica a la concepcin intersubjetiva de la autoconciencia en Fichte se encuentra en Hen-rich (2007: 152), quien acenta la forma de la autorrelacin [Selbstverhltnis] sobre la de la

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    teoras del sujeto autoconsciente hacen claramente de la vida en sociedad el principioy la gnesis de la individualidad:

    El hombre dice Fichte slo ser hombre entre los hombres Si deben existir

    los hombres, entonces tienen que ser muchos hombres Por tanto, el concepto dehombre no es el de un individuo, pues esto es impensable, sino el de un gnero (Fichte,1979: 39; 1994: 133-134).

    Y en Mead leemos:

    No puede decirse que los individuos estn primero y la comunidad despus, porquelos individuos surgen en el proceso mismo Es preciso que se est llevando a caboun proceso vital a fin de que existan clulas diferenciadas. Del mismo modo, tiene

    que estar llevndose a cabo un proceso social para que existan los individuos Elindividuo humano es posible porque existe un proceso social en cual puede funcionarresponsablemente (Mead, 1934:189; 1973: 215).

    Junto a esta concordancia en la concepcin del s mismo como algoesencialmente social, se halla el hecho, no menos significativo, de que tanto Fichte

    como Mead ponen en la base de la relacin del s mismo con lo otro de s una formade interaccin basada en la lgica de la accin-reaccin, de la respuesta s o no(Tugendhat, 1979: 279), en una palabra, del orden de la aceptacin o el rechazo delas exhortaciones/exigencias de comportamiento dirigidas a l (lo que en Fichtecorresponde a la disposicin de un individuo a involucrarse o no con otro en unaaccin recproca; y en Mead a los comportamientos de adaptacin (m) o delucha (yo). A ello cabe aadir, finalmente, el hecho de que tanto Fichte como

    Mead entienden que slo en una comunidad racionalmente organizada, donderacionalmente significa en ambos reconocimiento del derecho por parte de

    todos sus miembros, se dan las condiciones para la mxima expresin de la libertaddel s mismo, sea en trminos de la realizacin de los conceptos (fines) de las

    acciones trazados a priori(Fichte), o de la creatividad social gracias a la cual elindividuo renueva el proceso social (Mead).

    No es de extraar, entonces que, en esta suerte de entrelazamiento deperspectivas, pueda reconocerse un ideal comn de intersubjetividad en el

    que se atiende mayormente al comportamiento prctico de los individuos. Talcomportamiento es prctico por cuanto que l comprende expectativas normativasde comportamiento que posibilitan y condicionan la respectiva autorrealizacinde sujetos inmersos en una determinada forma de interaccin. De ah que todarelacin intersubjetiva sea ella misma posible, para Fichte, lo mismo que para Mead,en la forma de un obrar tal de los individuos, que en l confirmen o ratifiquen,

    relacin intersubjetiva para efectos de todo saber de s.

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    mutuamente, las pretensiones de autoafirmacin con que, por as decirlo, salen

    mutuamente al encuentro. Y es slo el cumplimiento de esta condicin lo quepuede transformar una relacin intersubjetiva en algo ms que un simple coexistir

    uno junto a otro de individuos, motivado por determinados intereses comunes, esdecir, transformarla en una relacin de reconocimiento. Ello quiere decir, enotras palabras, que, tanto para Fichte como para Mead, una relacin intersubjetivalograda es aquella que permite la autorrealizacin del individuo, en la significacin

    fundamental de un yo, eno a travs de otro. Ambos vieron esta realizacin des mismo en el otro como inseparable de toda pretensin de autoafirmacin: para

    Mead, particularmente, esta relacin

    se expresa en nuestra experiencia en lo que llamamos el reconocimiento de los otrosy el reconocimiento de nosotros en los otros. No podemos realizarnos a nosotros

    mismos sino en el grado en que reconocemos al otro en su relacin con nosotros(Mead, 1934: 194; 1973: 220).

    Si se consideran los comportamientos esenciales que tanto Fichte comoMead ponen en la base de una tal relacin, se ver que lo que se quiere decircon reconocimiento es el tipo de relacin en que los individuos experimentanlas actitudes o comportamientos de los dems como expresiones deliberadas deaceptacin y valoracin de su propia mismidad. Mientras que esta aceptacin seexpresa en Fichte no slo en la constitucin fctica de una relacin determinadacon otro individuo, sino en el derecho a ser reconocido por todos los seres

    racionales, en Mead tal aceptacin se da en la forma de su inclusin en los procesoscooperativos que resultan esenciales para el desarrollo y progreso de una sociedad.Ello corresponde, en el caso de Fichte, a la efectiva realizacin del individuo comosujeto jurdico, es decir, como sujeto portador de derechos; en el caso de Mead,a su realizacin como sujeto social, esto es, como sujeto portador de funciones yroles socialmente determinados. Es aqu donde se advierte la significacin que

    tienen los comportamientos prcticos de la exhortacin y de la asuncin deactitudes para la experiencia del reconocimiento en el sentido indicado: pues, enel primer caso, ser reconocido como sujeto portador de derechos por la comunidadde los seres racionales slo es posible gracias a los procesos lgico-discursivosque estn a la base de la exhortacin, es decir, del comportarse lingstica oargumentativamente ante la invitacin a la constitucin de una determinada relacincon otro; en el segundo, ser reconocido por el otro generalizado como sujetoportador de las funciones y papeles en que dicho otro se organiza, es posible en lascontribuciones que el individuo hace a la comunidad tanto en la forma convencionaldel cumplimiento de deberes e interiorizacin de normas, como, mayormente, enla forma revolucionaria del cambio de la situacin social.

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    Al hacer depender la experiencia del reconocimiento del cumplimiento detales comportamientos, Fichte y Mead perfilan un ideal de intersubjetividad en

    el que cada individuo no es simplemente el otro de su posible compaero de

    interaccin, sino en el que el otro es conocido o experimentado como constitutivo o,ms precisamente, condicionante de la propia mismidad. Fichte puso de manifiesto

    este rasgo de la intersubjetividad al postular que todo ponerse a s mismo es, almismo tiempo, un poner otro fuera de s, en tanto que Mead lo expresa en la frmulade que todo hablar consigo mismo es un hablar con la comunidad de todos losseres racionales. Ahora bien, mientras que en Fichte esta remisin necesaria deun yo a otro yo demuestra la necesidad del concepto del derecho como conceptoregulador de toda posible interaccin, en Mead la referencia de un yo a otro (sobretodo en la forma del otro generalizado) es la idea de una interaccin simblica

    en la que la reaccin adecuada a lo planteado por el smbolo es condicin paraun proceso social cooperativamente conducido. Sea cual sea la forma ltima eirreductible en que uno y otro conciban la naturaleza de este ser-referido del yosea como fundada en la estructura misma de la racionalidad o la yoidad,o como fundada en la estructura y organizacin del propio proceso social, enambos la naturaleza del s mismo encuentra su expresin racional superior en eltipo de existencia intersubjetiva que describen los rdenes de la exhortacin yla adopcin de actitudes como rdenes en que los s mismos pueden legitimarrecprocamente expectativas de autoafirmacin normativa y social. La llamada

    accin causal recproca, forma bajo la que Fichte concibe la interaccin entre losmiembros de una comunidad, representa as una clara anticipacin de lo pensadopor Mead con su teora de la asuncin de roles: slo podemos ser causa externade la libertad de otro si ste nos reconoce como tal causa, esto es, si asume, antenosotros, la actitud que se sigue del hecho de posibilitarle su libertad. Es en estesentido como exhortar a otro,tal como lo pretende la interpretacin de Mead citadaal comienzo, coincide conponerse en su lugar.

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