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LA EXPOSICIÓN COMO TÉCNICA DIDÁCTICA El método expositivo es uno de los más tradicionales, se considera que bajo objetivos claros y una buena preparación también puede contribuir en el aprendizaje significativo de los estudiantes. Es importante tener en cuenta que ésta técnica es eficiente en la medida que propicie la participación entre los estudiantes y la interacción con el expositor. De igual manera, es indispensable que la exposición se combine con otras técnicas como el trabajo autónomo, los debates, la investigación o los proyectos. La exposición consiste en la presentación de un tema, lógicamente estructurado, en donde el recurso principal es el lenguaje oral, aunque también puede serlo un texto escrito. La exposición provee de estructura y organización a material desordenado pero también permite extraer los puntos importantes de una amplia gama de información. Los pasos fundamentales para realizar una buena exposición son: Preparación del tema: (a) delimitar la temática, (b) preparar la estructura clave del tema, (c) organizar las ideas principales en una secuencia lógica, (d) elaborar los cuestionamientos con los que indagará a sus estudiantes, (e) identificar ejemplos claros que sirvan como clarificadores de la exposición, (f) preparar los apoyos visuales, gráficos, esquemas o mapas, que sustenten la exposición. Presentación del tema: (a) Introducción (motivar, captar la atención, verificar la comprensión, presentar la estructura central de la exposición y relacionarla con conocimientos previos) (b) Desarrollo (profundizar en cada una de las ideas principales de la exposición en una secuencia lógica, utilizar ayudas visuales, ejercicios, ejemplos explicativos en cada una de las ideas centrales)

Exposición Como Técnica Didáctica

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Pasos a realizar para una buena exposición, presentación del tema y sus etapas

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LA EXPOSICIÓN COMO TÉCNICA DIDÁCTICA

El método expositivo es uno de los más tradicionales, se considera que bajo objetivos

claros y una buena preparación también puede contribuir en el aprendizaje

significativo de los estudiantes.

Es importante tener en cuenta que ésta técnica es eficiente en la medida que propicie

la participación entre los estudiantes y la interacción con el expositor.

De igual manera, es indispensable que la exposición se combine con otras técnicas

como el trabajo autónomo, los debates, la investigación o los proyectos.

La exposición consiste en la presentación de un tema, lógicamente estructurado, en

donde el recurso principal es el lenguaje oral, aunque también puede serlo un texto

escrito.

La exposición provee de estructura y organización a material desordenado pero

también permite extraer los puntos importantes de una amplia gama de información.

Los pasos fundamentales para realizar una buena exposición son:

Preparación del tema: (a) delimitar la temática, (b) preparar la estructura clave del

tema, (c) organizar las ideas principales en una secuencia lógica, (d) elaborar los

cuestionamientos con los que indagará a sus estudiantes, (e) identificar ejemplos

claros que sirvan como clarificadores de la exposición, (f) preparar los apoyos

visuales, gráficos, esquemas o mapas, que sustenten la exposición.

Presentación del tema: 

(a) Introducción (motivar, captar la atención, verificar la comprensión, presentar la

estructura central de la exposición y relacionarla con conocimientos previos)

(b) Desarrollo (profundizar en cada una de las ideas principales de la exposición en

una secuencia lógica, utilizar ayudas visuales, ejercicios, ejemplos explicativos en

cada una de las ideas centrales)

(c) Cierre (resumir, recapitular, dialogar y consolidar los aprendizajes adquiridos o el

esquema conceptual, verificar la relación que se obtuvo entre aprendizaje previo y

nuevo).

La introducción de una exposición debe ser breve, y se desarrolla en un 10% del

tiempo total de exposición. Se pueden usar relatos, anécdotas, ejemplos, reseñas

históricas, temas de actualidad o referencias humorísticas que capten la atención del

auditorio y motiven su participación.

El desarrollo de la exposición se realiza dentro de 70% del tiempo total. Se presentan

las ideas principales en una secuencia lógica, de manera que se pueda asimilar con

orden coherente y bajo un hilo argumental que relacione todas las ideas. Debe ser

participativo, permitir que se hagan preguntas o comentarios, formulando preguntas o

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reflexiones sencillas que no opaquen las ideas centrales pero que mantengan activos

a todos los participantes.

El cierre de la exposición es el principal eslabón del proceso de aprendizaje, si no se

hace una adecuada síntesis de los expuesto, el conocimiento nuevo queda

segmentado y pronto se olvida. Es importante crear un medio para que los

participantes puedan relacionar el conocimiento novedoso con los aprendizajes

previos, así la información se organiza en un esquema duradero y útil.

Como se ha planteado, la exposición se debe reforzar con otras actividades. Se puede

plantear un trabajo de aula o extra-clase, un reporte o un debate de grupo,  lo

importante es hacer sentir al estudiante que él puede mejorar siempre el

conocimiento que ha adquirido y que no es el maestro el único que sabe del tema.

Es adecuado que la exposición sea segmentada, que se hagan pausas en puntos

lógicos o relevantes (realizando una pregunta o solicitando a su auditorio realizar

alguna tarea) para mantener implicado a los participantes.

Dependiendo de la temática que se vaya a desarrollar mediante la exposición, la

secuencia lógica se puede establecer considerando:

La relación de las ideas entre la causa y el efecto

La relación de las ideas según el orden cronológico

La relación de las ideas según el problema y la solución que se plantea

La relación de las ideas según la secuencia dentro de un proceso

La relación de las ideas según en orden ascendente-descendente (de las más

simple a la más compleja, de la más familiar a la más novedosa, de la más

general a la más concreta)

En cuanto al expositor, ya sea el docente o un estudiante del grupo, debe promoverse

una adecuada habilidad verbal para la exposición. Es importante variar la entonación

de la voz para no entrar en monotonía, usar un lenguaje claro, regular los

movimientos corporales para no generar distracción, procurar desplazarse en un

espacio moderado y mantener contacto visual con el auditorio.

Para la evaluación de una exposición deben considerarse varios aspectos: la calidad

de contenido (presenta ideas centrales o secundarias, están ordenadas lógicamente,

es puntual o redundante), las ayudas expositivas que se prepararon, las estrategias

que usa para mantener la participación y atención del público, y las habilidades

expositivas verbales y no verbales que se logran desarrollar.

Si el docente es el expositor, para evaluar el aprendizaje del estudiante, se puede

basar en la participación y atención que presta el estudiante (pregunta, toma

apuntes, agrega comentarios), la información que reporta en un examen rápido y en

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la calidad de argumentos que utiliza en la solución de un problema planteado en el

aula.

 1. La exposición didáctica -que se podría llamar también lección explicativa- es el

procedimiento por el cual el profesor, valiéndose de todos los recursos de un lenguaje

didáctico adecuado, presenta a los alumnos un tema nuevo, definiéndolo,

analizándolo y explicándolo.

 2. La exposición sigue, normalmente, los siguientes pasos:

   a) Introducción (con buena carga motivadora).

   b) Desarrollo (esencialmente analítico y bien ordenado).

   c) Síntesis, conclusión o aplicaciones concretas.

 3. Normas prácticas

  – Trazar un plan cuidadoso de la exposición que se va a hacer, determinando su

objetivo inmediato, delineando el esquema esencial del asunto, calculando bien el

tiempo necesario y las técnicas que se van a aplicar.

  – Indicar a los alumnos el asunto del que se va a tratar y mostrar las relaciones con

la materia que se ha estudiado. Es necesario ser claro y preciso en la exposición y

metódico en la discusión del tema.

  – Emplear recursos hábiles de estímulo inicial y mantener el interés y la atención de

los alumnos, dando vivacidad y sabor realista a las explicaciones.

  – Aplicar las normas propias del lenguaje didáctico en cuanto a estilo y elocución; no

hablar demasiado deprisa; emplear frases cortas, pero claras y comprensibles;

pronunciar correctamente y enunciar las palabras con claridad.

  – No quedar inmóvil en el estrado, ni aferrarse al texto o al programa. Hablar con

desenvoltura, moviéndose con moderación y naturalidad, dirigiéndose directamente a

los alumnos.

  – Intercalar breves pausas en la explanación, recurriendo a sencillos interrogatorios y

debates para avivar la atención y el interés de los alumnos, invitándolos a una

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participación más activa; aclarar inmediatamente las dudas que surgen, no dejándolo

para después.

  – Siempre que sea posible, ilustrar la explicación con material visual: láminas

murales, mapas, diagramas, modelos impresos y proyecciones. A falta de ello,

representar gráficamente en la pizarra los hechos de los que se trata y sus relaciones.

Apoyar siempre el lenguaje en recursos intuitivos, dándoles más objetividad y

realismo.

  – Transcribir en la pizarra, resumido, pero bien ordenado, el desarrollo del tema,

acentuando los datos más importantes y sus relaciones.

  – Evitar digresiones largas y observaciones marginales o irrelevantes, reservando el

tiempo para los datos más esenciales, importantes e interesantes, dándoles el énfasis

debido.

  – Cuando se lo considere necesario, intercalar algunas gotas de buen humor, para

que la clase resulte más agradable, interesante y animada.

  – Comprobar de vez en cuando, por medio de preguntas oportunas y apropiadas, el

grado de atención y de comprensión de los alumnos.