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ESTUDIOS SOBRE PESTE SELVATICA ETu’ AMERICA DEL SUR* V. PESTE SELVATICA EN BOLIVIA? CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA GEOGRAFÍA E HISTOIIIA DE LA PESTE ATILIO MACCHIAVELLO, M.D., DR.P.H. Organización Mundial de la Salud, Ginebra 1. GEOGRAFIA La situación mediterránea de Bolivia- ubicada en el corazón del continente Suda- mericano, entre los meridianos 57”29’40” y 69”33’35” W. y los paralelos 9”34’50” y 22”56’31” S.-y la falta de extensas vías de comunicación con el exterior, 0 la existencia de éstas sólo en zonas refractarias, por razo- nes naturales, a la peste, hizo que ésta no entrase en el país hasta 1921, procedente- como era de esperar-de uno de los países limítrofes, precisamente de aquel-la Argen- tina-con el que las relaciones de contigüi- dad son más propicias a una fácil disemina- ción de la enfermedad. Por su rara configuración geográfica, cli- mas variados, fauna y flora múltiples y di- ferentes para sus distintas regiones, de agri- cultura a trechos pródiga en productos tropicales, y a trechos también en frutos de climas fríos, habitado por razas de origen, costumbres, hábitos y tradiciones diversos, no es de extrañar que mediante el estudio de éstos y de otros innumerables factores, se pueda encontrar por qué la peste sólo colo- nizó áreas estrechas del vasto territorio boli- viano (1.069.094 Km2.), y por qué en estas áreas, aun vecinas, asumió formas epidemio- lógicas diferenciables con precisión. Felizmente, las zonas pestosas de Bolivia afectan a un mínimo de la población total (3.787.800 habitantes) y los graves efectos sociales de la peste-que han repercutido se- * Las investigaciones que se presentan en este artículo se hicieron en 1949. i La parte 1 de estos estudios se publicó en el Boletín de octubre, 1955, pág. 339; el capítulo 1 de la parte II en el Boletin de julio, 1957, pág. 19; el capítulo 2 de la parte II, en el de septiembre, 1957, pág. 225; la parte III, en el de junio, 1958, pág. 484; y la parte IV en el de agosto, 1958, pág. 122. riamente en la vida social y económica local de los sectores afectados-no han tenido en cambio influencia apreciable en la economía de conjunto con que algunas de estas zonas contribuyen a la riqueza nacional. La combinación de orografía, clima y fauna permite hacer un valioso análisis de los factores epidemiológicos que gobiernan la susceptibilidad o resistencia natural a la peste de las distintas zonas, y, por lo mismo, per- mite también excluir de este estudio aquellas donde la infección no ha ocurrido ni hay pro- babilidades de que ocurra. A lo largo de una línea transversal de La Paz a Puerto Suárez, pasando por Santa Cruz, se encuentran las siguientes configura- ciones geográficas, con las características de clima y fauna correspondientes: 1) Zona Andina, de nieves perpetuas y cumbres de 5.000 hasta cerca de 7.000 m. de altitud, carente de roedores y con flora exi- gua de musgos y liquenes. 2) Zona Xub-andina, entre 4.000 y 5.000 m. de altitud, con temperatura media me- nor de 5” C. Pastoreo de llamas y vicuñas en algunas quebradas. 3) Zona del Altiplano, de altura y tempe- ratura medias de 3.800 m. y 8” C. respectiva- mente, y humedad relativa de 40 %. El Alti- plano es una meseta comprendida entre los nudos de Apolobamba y Zapalategui y está formada por la separación de las Cordilleras Oriental y Occidental de los Andes. Sirve de asiento a las ciudades de La Paz, Oruro y Potosí. Carece de ratas y de X. cheopis, pero tiene Mus musculus y Pulex irritans. Agri- cultura de papa, quínua y cereales (trigo 3 cebada). 4) Zona de los valles templados, entre 1.600 y 2.500 m. de altitud. Temperatura media 509

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ESTUDIOS SOBRE PESTE SELVATICA ETu’ AMERICA DEL SUR*

V. PESTE SELVATICA EN BOLIVIA?

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA GEOGRAFÍA E HISTOIIIA DE LA PESTE

ATILIO MACCHIAVELLO, M.D., DR.P.H.

Organización Mundial de la Salud, Ginebra

1. GEOGRAFIA

La situación mediterránea de Bolivia- ubicada en el corazón del continente Suda- mericano, entre los meridianos 57”29’40” y 69”33’35” W. y los paralelos 9”34’50” y 22”56’31” S.-y la falta de extensas vías de comunicación con el exterior, 0 la existencia de éstas sólo en zonas refractarias, por razo- nes naturales, a la peste, hizo que ésta no entrase en el país hasta 1921, procedente- como era de esperar-de uno de los países limítrofes, precisamente de aquel-la Argen- tina-con el que las relaciones de contigüi- dad son más propicias a una fácil disemina- ción de la enfermedad.

Por su rara configuración geográfica, cli- mas variados, fauna y flora múltiples y di- ferentes para sus distintas regiones, de agri- cultura a trechos pródiga en productos tropicales, y a trechos también en frutos de climas fríos, habitado por razas de origen, costumbres, hábitos y tradiciones diversos, no es de extrañar que mediante el estudio de éstos y de otros innumerables factores, se pueda encontrar por qué la peste sólo colo- nizó áreas estrechas del vasto territorio boli- viano (1.069.094 Km2.), y por qué en estas áreas, aun vecinas, asumió formas epidemio- lógicas diferenciables con precisión.

Felizmente, las zonas pestosas de Bolivia afectan a un mínimo de la población total (3.787.800 habitantes) y los graves efectos sociales de la peste-que han repercutido se-

* Las investigaciones que se presentan en este artículo se hicieron en 1949.

i La parte 1 de estos estudios se publicó en el Boletín de octubre, 1955, pág. 339; el capítulo 1 de la parte II en el Boletin de julio, 1957, pág. 19; el capítulo 2 de la parte II, en el de septiembre, 1957, pág. 225; la parte III, en el de junio, 1958, pág. 484; y la parte IV en el de agosto, 1958, pág. 122.

riamente en la vida social y económica local de los sectores afectados-no han tenido en cambio influencia apreciable en la economía de conjunto con que algunas de estas zonas contribuyen a la riqueza nacional.

La combinación de orografía, clima y fauna permite hacer un valioso análisis de los factores epidemiológicos que gobiernan la susceptibilidad o resistencia natural a la peste de las distintas zonas, y, por lo mismo, per- mite también excluir de este estudio aquellas donde la infección no ha ocurrido ni hay pro- babilidades de que ocurra.

A lo largo de una línea transversal de La Paz a Puerto Suárez, pasando por Santa Cruz, se encuentran las siguientes configura- ciones geográficas, con las características de clima y fauna correspondientes:

1) Zona Andina, de nieves perpetuas y cumbres de 5.000 hasta cerca de 7.000 m. de altitud, carente de roedores y con flora exi- gua de musgos y liquenes.

2) Zona Xub-andina, entre 4.000 y 5.000 m. de altitud, con temperatura media me- nor de 5” C. Pastoreo de llamas y vicuñas en algunas quebradas.

3) Zona del Altiplano, de altura y tempe- ratura medias de 3.800 m. y 8” C. respectiva- mente, y humedad relativa de 40 %. El Alti- plano es una meseta comprendida entre los nudos de Apolobamba y Zapalategui y está formada por la separación de las Cordilleras Oriental y Occidental de los Andes. Sirve de asiento a las ciudades de La Paz, Oruro y Potosí. Carece de ratas y de X. cheopis, pero tiene Mus musculus y Pulex irritans. Agri- cultura de papa, quínua y cereales (trigo 3 cebada).

4) Zona de los valles templados, entre 1.600 y 2.500 m. de altitud. Temperatura media

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510 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA

anual entre 14” y 18” C.; humedad relativa entre 70 y 80 %; agricultura floral, frutal y cereales. Est,a zona no es de altitud uni- forme, pues consiste en una serie de terrazas escalonadas, cada vez más bajas hacia el oriente, resultantes de cordilleras y serranías paralelas a la Cordillera Oriental, de la que son simples contrafuertes

a) En la más alta de estas terrazas (2.500 hasta los 3.000 m.) quedan los valles de Sucre y Cochabamba, de t,emperatura me- dia anual entre 15” y 18” C. y media mensual entre 13” C. (junio-julio) y 22” C. (enero). No hay Rattus ni X. cheopis, pero sí Mus musculus, L. segnis y P. irritans. Las vizca- chas, cuyes silvestres y cricétidos se encuen- tran en cerros y campos.

b) Valles y serranía comprendidos entre los 1.800 y 2.500 m. de altitud. Constituyen la zona donde la peste se hace sentir más entre los roedores silvestres, y abarca, al norte, la región de Vallegrande, y al sur, la de Tomina, ambas separadas por el Río Grande. Carece de Rattus y de sus pulgas. Existe el Mus musczdus, aunque no siempre es abundante. Hay importantes y variadas especies de roedores silvestres, algunas cuya ecología rebasa esta zona. Contiene pulgas silvestres o selváticas, especialmente del gé- nero Polygenis. Clima templado con prome- dio de temperatura de 18” C., humedad rela- tiva de 70 a 80 % ; la agricultura de Tomina consiste en el cultivo de ají, maní, maíz, tu- bérculos y hortalizas, y en Vallegrande el cultivo principal es el maíz.

c) Entre las dos zonas descritas más arriba, desde Padilla a Sucre y desde Matara1 a Aiquile, la mayor sequedad del terreno, la vegetación de arbustos espinosos, las serra- nías de vegetacicin rala y raquítica, la baja t,emperatura, etc., son fact,ores desfavorables a la fauna de cricétidos, y esto puede ser una razón de que la infección pestosa endémica de Vallegrande y Tomina no haya alcanzado los valles de Cochabamba y Sucre. En los cerros donde se cultiva a retazos el trigo o la ce- bada no abundan los roedores.

d) Hacia el oriente de las zonas pestosas de Vallegrande y Tomina quedan varias que-

bradas y serranías de vegetación tropical, excepto en las cimas. El río Azero corre entre los cerros de Kaschka-horco y Yanquilo. El río Bermejo se encajona entre cordilleras sel- váticas, y la cadena de Incahuasi es impo- nente y de vegetación exuberante. Los bos- ques contienen ardillas y cricétidos, pero la densidad de poblaci6n humana es ínfima. Buen Retiro al norte y río Azero, al sur, limi- tan las zonas de peste.

5) Zona de los valles cálidos, comprende, por una parte, las vegas de Luribay, Cinti, Mizque y las yungas de La Paz y Cocha- bamba, de temperatura y humedad favora- bles a la peste (pero a donde no ha llegado aún ni la infección pestosa, ni el Rattus, ni la X. cheopis), y, por otra parte, los valles calientes de Muyupampa, al centro, y Entre Ríos, al sur. La t,emperatura media anual, sube de 20” C. y se cultivan tanto la caña de azúcar, el café y el tabaco, como la vid y los cereales. Muyupampa es el punto más cercano a Sucre a donde ha llegado la infec- ci6n pestosa de ratas, con la intervención de X. cheopis, siguiendo el camino entre dicha ciudad y Camiri. Igualmente, es de notar que la penetración de este roedor llega ya, por lo menos, hasta Santa Cruz. Incahuasi, serranía relativamente abrupta, es una valla natural a la expansión del Rattus, el cual no se encuentra aún en Monteagudo, distante sólo 54 Km. de Muyupampa. El promedio de altitud de esta zona es de 1.000 m., con fluc- tuaciones entre 800 y 1.600 m. Partiendo de Santa Cruz como límite norte, hasta Ya- cuiba, como límite sur, hay una ancha faja colonizada por el Rut& rattus y la X. cheopis, faja donde, al parecer, existe enzootia rural pestosa.

6) Zona de selvas y llanos tropicales, pro- longaci(in hacia el este y norte de la zona an- terior, comprende El Beni, Pando, Santa Cruz y el Departamento de Tarija. La alti- tud varía entre 150 m. (en Puerto Suárez) y 700 m. La temperatura media sube de 26” C. Existen R. rattus, R. norvegicus y X. cheopis, pero la peste no ha sido comprobada, si bien en la parte sur del país, en zonas cáli- das mal definidas, puede haber asumido ya el

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Junio 19591 PESTE SELVATICA 511

tipo de enzootia entre las cavias silvestres, como una extensión de la que se encuentra en las áreas limítrofes del Norte Argentino, entre las mismas especies.

En resumen, puede decirse que en Bolivia las zonas pestosas quedan definidas por la orografía, el clima y ìa fauna: que la ma- yoría de las zonas susceptibles han sido alcan- zadas ya por la infección, aun cuando hay otras de susceptibilidad particular a la peste que no han sido aún afectadas por ella. Aparte de la ausencia de ratas y sus pulgas, el factor negativo más importante de la pro- pagación de la peste es la falta de vías de comunicación. El confinamiento de las áreas de peste, se debe en gran parte a accidentes geográficos y a la falta de caminos. También puede asegurarse de antemano que las zonas accesibles a la peste son, en potencia, los valles templados y cálidos.

II. BREVE RESEÑA HISTORICA DE LA PESTE

EN BOLIVIA

La peste en Bolivia se halla en las provin- cias de Arce, Avilés, Gran Chaco y O’Con- nor, del Departamento de Tarija; en las de Azero, Calvo, Boeto y Tomina, del Departa- mento de Chuquisaca, y en las de Cordillera, Florida y Valle Grande, del Departamento de Santa Cruz, o sea en los territorios com- prendidos entre los paralelos 18” y 22” S. y los meridianos 63” y 65” IV.

La división geográfico-política de las áreas pestosas o la relación cronológica de las epi- demias (cuadro No. l), no permite dar a la peste la individualidad que posee en función de otros factores, especialmente la orografía, clima, agricultura, fauna, vías de comunica- ción, vivienda, costumbres, condiciones so- ciales, etc.

En las investigaciones históricas y estudios epidemiológicos que se relatarán separada- mente, hemos creído más lógico y de mayor provecho describir el desarrollo de la infec- ción pestosa y las condiciones que lo afectan, combinando éstos y otros factores que carac- terizan zonas definidas de territorio, y bus- cando en los datos históricos los antecedentes que ayudan a comprender el origen y la evo-

lución local de la enfermedad, prescindiendo en mayor o menor grado de los conceptos que hasta hoy hayan prevalecido al respecto. En el presente estudio nos limitamos a presentar los aspectos generales de la historia de la peste en Bolivia.

Origen y propagación de la peste

Por muchos años se creyó que la primera epidemia de peste en Bolivia había sido la de Vallegrande (l-5), en 1928. En 1933, se le dió primacía a la ocurrida en Padcaya (6, 7), en diciembre de 1921, pero hoy se concede que esta epidemia no fue sino un recrudeci- miento de la de enero del mismo año (8).

No es posible establecer cómo entró la peste a Bolivia. La narración de Caso (8) (testigo y relator principal de su primer epi- sodio) hecha 17 años después, es vívida y singular, pero no se compagina con los he- chos que sucedieron después. La peste en ausencia de ratas y de epizootia entre otros roedores, y la exclusiva transmisión interhu- mana de la infección que se deduce del relato, son incompatibles en lo relativo al definitivo establecimiento de la endemia en dicha área de Padcaya.

En 1928, la peste de Vallegrande interesa a los poderes públicos y alcanza repercusión nacional. Veintemillas (1), establece por pri- mera vez en el país el diagnóstico bacterio- lógico de la peste, confirmando las sospechas clínicas del Dr. Cabrera. La ausencia de ra- tas domésticas del género Rattus; la escasez de roedores silvestres cercanos al hombre; la no observación de epizootia entre ellos; la forma e incidencia familiar del contagio; la diseminación entre personas que asisten, visi- tan o acompañan al velorio de los enfermos que fallecen; la abundancia de pulgas, chin- ches y triat,omas que se indican como proba- bles vectores interhumanos de la infección, etc., hacen que las epidemias de peste se consideren como la resultante exclusiva del contagio de hombre a hombre.

Cuatro años más tarde, en 1933, se repite en Tomina un episodio similar (4, 5, 9-15) y recibe explicación idéntica; pero ya al recru- decer la peste en los años siguientes (16-18)

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CUADRO KO. l.-Lista cronológica de epidelnias de peste bubónica eS Bolivia (Sel 7ú:

NO. serie COmiellZO Terminación Localidades

1 2

1921-I 1921-x11

1928-V 1929 1930 1932-X?

1921-VI 1922-v

1928-VII

1933

I’adcaya (Prov. Arce) 1.525 642 Padcaya 375? 300

Vallegrande I51 Filo (Prov. Cordillera) Matara1 (Prov. Cordillera) Huayraguasi Grande (Tomina)

;i 9

10 ll 12 13

:5

:7 18 19

1933-VIII 1933-x1 1933-x11 1934 1934 1934-x 1935

:S;;r;’

1935-11

1937-I 1937-x1 1937-x11 1938

Matara1 Mosquerillas Montecanto (Tomina) Pampas del Tigre (Prov. Boeto) Postrervalle Yanakurko, El Rosal (Tomina) Postre rvalle Villa S Serrano (Prov. Boeto) Vi. Ila Serrano

2 ,ntecanto (Tomina) Tapial

En tre Ríos (Prov. O’Connor) Monteagudo (Prov. Aeero)

2: 1938-IV 1938-VIII

1937-11 1938-IV 1938-111

:;;;-y El Palmar (Prov. Gran Chaco) Choreti y Camiri (Cordillera)

22 1938-1X Tomina (diversos sitios)

1938 1938-1X 1938-1X 1938-X11 1938-X1 ;g;w&U1

1939 1939-VII 1939-1X? 1939-x11

1938-X

1939-I 1939-11 1939-111

1939-x

Abopó y Cabezas (Cordillera) Carahuaycho (Prov. Cordillera) La Herradura (Prov. Cordillera) Entre Ríos (Prov. O’Connor) Muyupampa (Vaca Guzmán) Cuevo (Prov. Cordillera) Taperillas (Prov. Calvo) Camaitindi Llactonsillos (Prov. Tomina) Contadero, Belleza (Tomina) Charagiia (Ovai y Ovaicito)

í35 36

1940-I 1910-111 1940-111

1940-x11

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Cuevo Tola Orcko Entre Ríos

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n datos de los autores que se naencionan en las referencias).

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No No No 800

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- Rattus Rattus

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Rattus Cavias?

-

Referencias más importantes

Mealla (8) Baldivieso (6) Veintemillas (3, 5) Veintemillas (1, 2) Veintemillas (5) Veintemillas (5) Rojas (9) Sánchez (12) Veintemillas (5) Veintemillas (69) Veintemillas (5) Ponce Lozada (13)

Veintemillas (5) Granados (191 ’ Peña (67) Rodríguez en (5) Sánchez (17) Sánchez (16) VillafBn (60) Mealla (s) ’ Benavides (46, 70) Ortega (25) Sandi (26) Ossio (22) Prado (20) Sánchez (18) Barrera (71j Ossio (22)

hado (20) Sandi (26) Cors (24) Cors (24j

Grs (24) Cors (24) Cors (24) Cors (24)

Cors (24) Cors (24) Cors (24)

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1940-VII 1940-VIII 1940-1x 1940-x1 1940-X11? 1941 1942-x 1942-x 1942-x 1943-v 1944-111 1944-- 1944-111 1944-VII 1944-VIII 1944-VIII 1944

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:s”;;:g 1952-x 1952-VIII 1952-x1 1952-x1 1952-VIII 1954-VII 1954-x1 1955-11 1955

1940-VIII 1940-1x 1940-x 1940-x11

1942 1943-I 1943-111 1943-v 1943-1x

1944-VIII

1944-x1 1944-1x

1944-x11 1945-1x

1945-VI 1945-x11

1946-X

1949-1x

1950-VII

1950-x

:g;I$: 1952-x 1952-x11 1952-X11

1955-111

- Ivo, Boyuibe Aguayrenda (Prov. Gran Chaco) Misián Santa Rosa Camiri Postrervalle Ipitá Sapotendí y Kara-Kari Gutiérrez Mosqueras Moreta (Prov. O’Connor) Arrayán Alisos (Prov. Arce) Muyupampa (Vaca Guzmán) Campo Grande (Prov. Gran Chaco) Vallecito (Prov. L. Calvo) El Fraile, Vallegrande Temporal (Prov. Boeto) Santiago Chico, Boeto Lagunillas y Pueblito Muyupampa (Vaca GuzmBn) Vallegrande Piraimiri El ArrayLn (Prov. Boeto) Temporalcillo (Prov. Boeto) Choreti La Herradura Morebeti? (Prov. Cordillera) ~;v;yw

Floripondio La Cueva (Depto. Tarija) Tola Orcko-Pilipili Agua Hedionda El Fraile y Novillos Carapari (Depto. Tarija) Buen Retiro (Prov. Ichilo) El Pineal (Depto. Chuquisaca) Pampas de Mojocopa ~;~ww~rcko (Tomlna)

. . Cantón Alto Seco Cantón Pucad Yapuy! Alto Parapetí VillarcIto (Prov. Cordillera) Pucara lXlmmf y u

Vklcgrande (Sta. Cruz)

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- Cors (24) Cors (24) Cors (24) Cors (24) Marzana (58) Mo11 et al (7) Zamora (28)

Garzana (55) Delgadillo (52)

Delgadillo (51, 52) Zamora (29) Zamora (27)

Marzana (54) -

Zamora (9) Zamora (9) Div. End. Rur. (39) Div. End. Rur. (39) Marzana (57) Marzana (57) Marzana (29) Marzana (29) Arduz (72) Arduz (72) Arduz (73, 74) Arduz (73, 74) Div. End. Rur. (41) Div. End. Rur. (41) Div. End. Rur. (41) Div. End. Rur. (41)

gv. End. Rur. (41) gv. End. Rur. (41) Div. End. Rur. (41) Div. End. Rur. (41) Marzana (58) Marzana (58) Div. End. Rur. (36) Div. End. Rur. (36) Div. End. Rur. (37) Div. End. Rur. (37) Div. End. Rur. (38) Div. End. Rur. (38) Div. End. Rur. (38) Div. End. Rur. (38) Div. End. Rur. (38) Div. End. Rur. (38) Div. End. Rur. (38) Div. End. Rur. (38) Div. End. Rur. (39) Div. End. Rur. (39) Div. End. Rur. (39) Div. End. Rur. (39) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) Div. End. Rur. (40) OMS (64) OMS (64) Of. San. Pan. Of. San. Pan.

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514 BOLETIN DE LA OFICIXA SANITARIA PANAMERICANA

Granados García (19) y el propio Veinte- millas (4) admiten la necesidad de un reser- vorio silvestre-roedor, otro animal o el hombre mismo-y de un “virus silvestre pes- toso”. Aunque el origen de la peste de To- mina se sigue desconociendo, hay, como también en el caso de Vallegrande, un vago indicio de que se debió al transporte de un roedor infectado desde la Argentina, en mer- cadería con destino a los campamentos de la Standard Oil Co. (4).

Hasta 1938, con o sin raz6n, la peste boli- viana se describe como “peste sin ratas”. Desde entonces y con ocasión de la intensa peste epidémica de Choreti, en dicho año (20-24) la peste se propaga por una extensa faja de territorio entre Gutiérrez y Yacuibs (25-30), y esta vez la observación revela cons- tantemente previas epizootias de Rattus rattus. Hasta el presente sigue existiendo en esta zona “la peste con ratas”, mientras se sigue admitiendo que en Vallegrande y en Tomina (31, 33) la posible existencia de en- zootia en animal silvestre y de epidemias- derivadas de aquélla-se mantienen y propn- gan de persona a persona exclusivamente por la P. irritans. Sobre la validez de esta teoría nos ocuparemos en otro artículo.

Informaciones sobre los tres grandes focos de peste boliviana se encuentran en unos po- cos artículos y libros (7, 3445) y en una gran cantidad de informes inéditos que tuvi- mos la oportunidad de estudiar en los Archi- vos de la oficina del Servicio Kacional de Lucha Antipestosa, en Csmiri, y de la Di- rección Departamental de Sanidad, en Sucre (1, 3, 7, 9, 21, 22, 36, 46-59).

Sobre el origen de la peste en Bolivia, las informaciones que existen son deficientes. Debido tal vez a que se trataba de una enti- dad patológica nueva en el país, de cuya epi- demiología poco se sabía; o a que las diversas comisiones designadas para prestar at,encio- nes de urgencia se vieron abrumadas por el número excepcional de enfermos graves y por la rápida e imprevista aparición de focos nu- merosos del mal, el caso fue que la epidemio- logía de estos brotes no recibió consideración especial y que las conclusiones a que entonces

se llegó-como las deducidas con posteriori- dad-son inferencias superficiales, basadas en conjeturas más que en hechos bien com- probados.

Entre todos los invest’igadores locales, re- salta, en su doble carácter de pionero y de investigador infatigable, cuyos trabajos es- tán ligados a la mayoría de los episodios pes- tosos del país, el Dr. Félix Veintemillas, Director del Instituto Nacional de Higiene. La peste selvática fue definida por ‘él, por vez primera en Sud América, al aseverar en forma precisa que la peste de Vallegrande, en 1928, era una peste “sin ratas”. Desgra- ciadamente, Veintemillas, sólo insinuó con vaguedad la existencia de un roedor silvestre que servía de reservorio, que escapó a sus investigaciones, y dio en cambio importancia capital a la transmisión epidémica interhu- mana de la peste por la P. irritans, teoría que formuló basándose en la observación de los hechos, pero sin comprobarla tampoco. Así, pues, cuando Leger (61) hizo observaciones similares, que más tarde ampliaron Blanc y Baltazard (62), Veintemillas creyó ver en ellas una confirmación de sus teorías, como lo expresa en el prólogo de su libro de 1936 (5).

La peste selvática o silvestre de Veinte- millas, lo es en un sentido más bien ecológico que epidemiológico, por propagarse en me- dio silvestre carente de rat,as. En cambio, a un modesto técnico bacteriólogo del Servicio de Peste, W. Delgadillo, cuya labor ha que- dado olvidada en informes inéditos (19, 50- 52), corresponde el mérito de haber sido el único, entre todos los investigadores boli- vianos, que comprobó en forma científica, mediante investigaciones sobre el terreno debidamente planeadas, la existencia de peste selvática entre los roedores cricétidos y cavias de las zonas de Tomina y de Alisos, entre los años 1941 y 1944.

Estas investigaciones fueron posibles gra- cias al establecimiento permanente de un Servicio Nacional de Peste (24, 65, 66), el que trajo continuidad y método al estudio y control de la enfermedad.

No es arriesgado suponer que el primer

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Junio 19591 PESTE SELVATICA 515

brote de peste en Padcaya provino de la ve- cina zona de Argentina. A la sazón, y desde 1920, había una seria epidemia de peste en Jujuy y otros sitios. Para Caso (8) el primer enfermo de la zona de Padcaya, en 1921, fue Candelaria Carranza, proveniente de la esta- ción de ferrocarril Perico del Carmen, en la provincia argentina de Jujuy. Baldivieso (6) señala, igualmente, que el primer pestoso constatado en diciembre de 1921, provenía de la estación de Güemes, del Ferrocarril Cen- tral Xorte Argentino, estación donde la peste había hecho víctima al médico boliviano Aparicio Loza, a cuyo servicio estuvo la re- ferida mujer. Existe la posibilidad, invocada por Caso, de que la infección viniera con un fardo de ropas de seda trasportado por la enferma con propósitos comerciales, y de que el agente vector fueran pulgas, aunque tam- bién es probable que la zona de Padcaya fuera asiento de una epizoot,ia entre cavias silvestres, propagada por contigüidad de la zona enzoótica de la llamada peste rural argentina. Así parecen indicarlo la recrudes- cencia estacional de la peste y su silencia- miento en los meses fríos de julio a noviem- bre, para reaparecer en diciembre en la época de calor y lluvias. La enferma mencionada por Baldivieso, más que importar la peste de Güemes, parece haberla contraído en Pad- caya, que, según nuestras informaciones, la tenía ya desde meses antes.

Para explicar la peste en Vallegrande, en 1928, nos parece aceptable la amplia infor- mación oral que obtuvimos de varias entre- vistas con el Dr. Aníbal Peña (67), quien participó en su investigación con Veintemi- llas. Según Peña, ya desde antes del año 1920 la Standard Oil Co. hacía un intenso tráfico de mercaderías y materiales para trabajos petrolíferos. Muchos cargamentos se trans- portaban por carreta o a lomo de mula desde las estaciones ferroviarias 0 puertos fluviales argentinos, penetrando en Bolivia por Ya- cuiba, para seguir a Sanandita, Villa Montes, Machareti, Taiquatí y Ñancaroinza. El ca- mino usado servía para el abastecimiento de los pozos de la Sierra de Aguarangüe. Lle- gado aquí, el camino se desviaba hacia Bo-

yuibe, con un ramal a Camiri y otro a Chara- gua, el que continuaba por Saipuru hacia el norte hasta Taputá, y, hacia el noroeste, hasta el pozo petrolífero de Tatarenda. De Tatarenda partía un camino tropero que, atravesando el Río Grande y pasando por entre los ríos Morocos y Mosqueras, iba a parar en Tierras Nuevas. A su vez, el ca- mino de Samaipata a Vallegrande, pasaba por San Juan de Rosario, Postrer Valle, Tierras Xuevas, Peñón, Guariconga, Cho- rrillos, Rodeo, y dejando a un lado Guada- lupe, terminaba en Vallegrande. Es evidente que Pedro Numbela, primer enfermo de esta zona, en 1928, venía de Tatarenda o cerca- nías, donde es probable que exist,iera peste no diagnosticada, y que esa peste fuera de origen murjno, traída por ratas procedentes de Argentina en los cargamentos de mat,eria- les y provisiones de la Standard Oil Co. Esta teoría, ha sido también indicada de paso por Veintemillas (4).

La guerra del Chaco intensificó el tráfico de tropas, materiales de guerra y provisiones por la zona indicada y dio origen a los cami- nos de Camiri a Sucre, pasando por Choreti, Lagunillas, Muyupampa, Monteagudo, Pa- dilla, Zudañez y Tarabuco, y al de Camiri a Santa Cruz, vía Gutiérrez, Abapó y Cabezas. En 1932, los campamentos camineros alcan- zaban a Tihumayo, vecino de Montecanto y Huayrahuasi, y es posible que la peste pene- trara en Tomina con los materiales y los pro- ductos con que se abastecían estos campa- mentos. En diciembre de 1932, la peste se inicia en esta zona, justamente en Huaira- huasi Grande, que queda cercano al punto más avanzado entonces del camino en cons- trucción. Aunque lo más probable es que la peste procediese de ratas o púlidos infecta- dos, ésta sólo pudo propagarse a los roedores silvestres en ausencia de ratas domésticas. Es curioso que Veintemillas, atento a este pro- blema, no haya podido obtener roedores vi- vos ni muertos, aun ofreciendo altas recom- pensas por ejemplar, ni haya observado epizootia alguna (5). Este dato apunta hacia la existencia de epizootia campestre anterior a su llegada, pues tanto en Vallegrande, como

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516 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA

en Tomina, hay una extraordinaria abundan- cia y variedad de cricétidos. Así lo compro- baron las investigaciones de Delgadillo, en Tomina, en 1942, observaciones de captura sistemática de roedores de campo por ocho meses y medio; y las nuestras de roedores silvestres obtenidas en ambas zonas, en 1949. Además, sobrevivientes de la epidemia de 1933, en Tomina, confirman que había exis- tido epizootia de roedores campestres con anterioridad a la infección pestosa humana. A pesar de que Tomina queda separada de Vallegrande por el Río Grande, no es remota la posibilidad de un contagio proveniente de este último punto (5).

La guerra del Chaco disemin6 el Rattus rattus por el oriente boliviano; si bien fue la desmovilización la que sembró la peste en las colectividades murinas, por entonces bien desarrolladas en esa zona. Desde 1938 se comienza a hablar de la “peste con ratas” (20,24) y se empieza a constatar la constante epizootia pestosa en Rattus, excepto en Valle- grande y Tomina, donde hasta hoy el Rattus se desconoce.

Aunque en esta zona oriental y sur la posi- bilidad de ataque de roedores silvestres no ha sido nunca considerada con detención, hay datos que permiten al menos sospecharlo en las zonas adyacentes a la Argent’ina. Delga- dillo (51), en Alisos, Tarija, encuentra peste en 2 de 16 cavias, en un área pestosa sin ratas domésticas y sin epizootia de cricétidos campestres (1944).

III. INVESTIGACIONES REALIZADAS EN 1949

En 1948, el Director de la División de Endemias Rurales, organismo mantenido por cooperación entre el Gobierno de Bolivia y la Fundación Rockefeller, solicitó del autor, entonces Epidemiólogo Consultor de la Ofi- cina Sanitaria Panamericana, una evalua- ción del Servicio Nacional de Lucha Anti- pestosa, refundido con dicha División. Para hacer una evaluación efectiva del Servicio de Peste, se consideró fundamental estudiar la situación real de la peste en Bolivia, así como la organización y funcionamiento de las distintas dependencias del servicio y la

eficiencia de su personal. Las recomenda- ciones de orden administrativo y técnico se presentaron en un informe separado al Jefe de la División, y a ello se hace referencia en el Informe Anual correspondiente, 1949 (37). En el presente art,ículo solo se hace referen- cia a las investigaciones sobre el terreno, practicadas entre abril y mayo de 1949, con la estrecha y continua cooperación del Dr. Roberto Marzana, Jefe del Servicio de Peste, sin cuya ayuda administrativa y técnica y su completo conocimiento y experiencia de la peste y focos pestosos de Bolivia, hubiera sido imposible realizar la encuesta. Solo, o en compañía del Dr. Marzana, el autor visitó los sitios y ciudades siguientes : mencionando aquellos en que se hicieron investigaciones sobre el terreno con asterisco (*) y aquellos donde no existe el género Rattus, con el signo (“) :

La Pazo, Cochabamba”, Tarija”, Yacuiba, Choreti*, Camiri*, Cueva”, Hda. Huay- chindi*, Carahuaycho, La Herradura*, Gu- tiérrez, Pirirenda, Cruce a Lagunillas*, Los Huesos*, Lagunillas*, Muyupampa”, Valle- cito*, Huacanqui, Monteagudo*“, Bartolo*O, Río Azero”“, Tihumayo*O, Montecanto*“, Contaderos*O, Antaloma*“, Negros*“, El Ro- sal*O, Pajcha*O, Potrero’““, Real Pampa*O, Yanakurko”“, Leuquepampa*“, Khara Es- tancia*O, San Julián”, Padilla*“, Tomina*O, ZudañezO, TarabucoO, Sucre*“, Aiquile*“, Pé- rezo, SaipinaO, Pulquina”, Mataral*O, Valle- grande *o, Guadalupe *O, Samaipata *o, Muyu- rinao, Pampa GrandeO, MairanaO, Cuevas, Achiras?, Agua Hedionda?, La CocaO, La NegraO, Santa Cruz *.

Los sitios visitados se mencionan en el or- den del itinerario recorrido, que se hizo parte en avión, desde La Paz a Yacuiba y de Santa Cruz a la Paz, y el resto en camioneta, ex- ceptuando las zonas de Tomina y Valle- grande, que se recorrieron a lomo de bestia 0 a pie.

Las investigaciones consistieron en estu- dios locales de ubicación, vivienda, clima, agricultura, costumbres, tradiciones y reco- lección de datos concernientes a las pasadas epidemias de peste por entrevistas con auto-

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Junio 19591 PESTE SELVATICA 517

ridades, personas representativas y enfermos sobrevivientes.

Especialmente en la zona de Tomina, donde las viviendas y la población varían poco, se investigaron detenidamente los lu- gares y habitaciones en que ocurrió peste en 1933 y años posteriores, y se encuestaron tantas familias como fue posible. En todos los sitios de interés se atraparon roedores con cebos envenenados con fluoracetato de sodio (“loso”), con trampas, con rifle 0 con cisno-gas y además se examinaron los roedores atrapados por los inspectores del Servicio de Peste con anterioridad a nuestra llegada. Las capturas con trampa se organi- zaron por las noches, tanto en las casas como en las cercas, sembríos y matorrales vecinos. Una cantidad de roedores se prepararon para su clasificación por el Museo de Historia Na- tural de Washington y con ant,erioridad se publicó una lista de las especies encontradas (63). Todos los roedores fueron objeto de examen en busca de peste, pero los resultados fueron negativos. En efecto, en el año 1949 la incidencia de esta enfermedad fue relati- vamente baja, ya que, según parece, sólo ocurrió un pequeño brote de peste humana selvática en Tola Orcko. Además, de enero a mayo, sólo hubo 5 ratas infectadas de peste en todo el país, una en Padilla, 2 en Choreti y 2 en Yacuiba.

En todos los sitios examinados se recolec- taron, además, pulgas de los roedores atra- pados y de sus nidos. En una encuesta pre- liminar como la realizada en Bolivia, no pudieron hacerse investigaciones sistemáti- cas. Sin embargo, en las áreas de peste selvá- tica se trató de investigar, en sitios de pasa- das epidemias, la intensidad y variedad de población de roedores en las viviendas y campos, y la frecuencia de madrigueras y su grado de ocupación.

Por último, se revisaron los archivos parro- quiales allí donde fue posible y se entrevistó a la gran mayoría de los médicos que inter- vinieron en pasadas epidemias, con lo que se agregaron valiosos datos a los contenidos en sus informes. Los archivos del Servicio Anti- pestoso y de la Sanidad Departamental de

Sucre nos permitieron analizar minuciosa- mente la historia de la peste en Bolivia y comentarla a la luz de una valiosa fuente de informaciones, en su mayoría inéditas.

El cuadro No. 1 se basa en estas diversas fuentes de información, y en las listas de epidemias que se encuentran en las publica- ciones de Balcázar, Veintemillas, Rockefeller Foundation, Cors, Mo11 y O’Leary, y diver- sas tesis universitarias. Los datos se modi- ficaron de acuerdo con las fuentes de infor- mación arriba mencionadas y con nuestras propias investigaciones.

La cronología de la peste dada en el cua- dro No. 1, no permite formarse una idea ade- cuada del desarrollo y evolución de la enfer- medad en las distintas zonas del país, ni de la epidemiología de la peste privativa de cada una. En los estudios que se publicarán más adelante hemos intentado hacer una recons- trucción histórica y epidemiológica de la peste en cada una de las siguientes zonas:

1) Zona Sur, que comprende el Departa- mento de Tarija.

2) Zona Oriental, que abarca localidades de las provincias Luis Calvo y Azero, del Departamento de Chuquisaca, y de Pro- vincia Cordillera del Departamento de Santa Cruz.

3) Zona de peste selvática de Tomina, que, aparte de la provincia de este nombre, com- prende las de Azero y Boeto, todas ellas del Departamento de Chuquisaca.

4) Zona de peste selvática de Vallegrande, que comprende, además de la provincia de este nombre, parte de las de Florida e Ichilo y algunas localidades limítrofes de la de Cor- dillera, todas ellas pertenecient,es al Departa- mento de Santa Cruz.

Una sola de estas zonas, la Oriental, es de peste exclusivamente murina, y se incluirá en esta serie de artículos sólo para dar una idea de conjunto de la peste en Bolivia, cuya historia adolece de numerosas omisiones. La zona Sur, corresponde en parte a peste mu- rina, en parte a peste selvática, siendo en re- alidad una extensión de lo que los aut,ores argentinos llamaron por muchos años “peste rural”. Es posible que estudios más detalla-

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1. Zona Sur: Tarija, Entre Ríos, Ya- cuiba

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III. Zona de Tominab Tihumayu Montecanto Huayrahuasi El Rosal Llactonsillos Pampas de Mojo-

coya.

IV. Zona de Vallegrande Vallegrande Alrededores Guadalupe Floripondio y Agu:

Hedionda Buen Retiro Tacuara Chullayacu.

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- - * Comprende, adem& de los recolectados en 1949 por Macchiavello y Marzana, otros registrados en publicaciones, o recolectados por el Servicio de

Peste (Véase refer. 56). (Identificaciones efectuadas por los Museos de Historia Natural de Washington y de Chicago, E. U. A., por los Drs. Reming- ton Kellog y Collin Campbell Sanborn).

B Ejemplares de Choreti, Camiri, Cuevo, Huaychindi, Carahuaycho, Gutiérrez, Pirirenda, Los Huesos, Lagnnillas, Muyupampa (Vaca Guzmán), Atolladero, Pucamayo, Santa Cruz.

b Ejemplares de Monteagudo, Padilla, Zudáñez, Sucre, Aiquile, Tomina y Mataral. Nota: R. ruttus comprende R. ruttus alexandrinus. En ambas subespecies se encuentran extensas variaciones de color.

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Junio 19591 PESTE SELVATICA 519

CIJADEO No. ã.--Especies de pulgas recolectadas en roedores y otros animales de las áreas pestosas de Bolivia.

1. División de Endemias Rurales : 0

Informe 1949.. 1950. 1951...... 1952.

Sucre: 46 Phyllotis + 2 Hesperomys.

2. Macchiavello y Marzana R. rattus.. Mus musculus. Camas y ropas de El

Rosal, Tomina. .

3. Macchiavello y Marzana: animales silvestres:

H. venustus H. fecundus. 0. laticeps. 0. wavrini. 0. chaparen& Ph. lutesceus. A. mollis jumeus. A. sylvanus. Gr. grz’seo$avus 0. paramensis.. 1M. venusta venusta

4. Lote 193gd L. 1949 (Tomina) L. 1949 (Vallegrande). L. 1949 (Pulgas libres,

Tomina)

* 0 cercana a esta especie. b Diferente de la anterior.

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c En los informes no se mencionan localidades ni especies animales. d El lote de pulgas de 1939, fue proporcionado por el Dr. Knaud. El lote de pulgas libres de Tomina,

fue recolectado en nuestras ropas, durante trabajos en sembríos cercanos a viviendas. Nota: Con excepción de X. cheopis en Rattus rattus, Craneopsylla minerva en Hesperomys y Tiamastus

cavicola en cobayos, el índice púlido específico en otros roedores fue por lo general bajo. En los Hes- peromys el número de Craneopsylla puede ser enorme: 112 en un ejemplar de El Rosal. Las pulgas domés- ticas son raras en roedores atrapados a campo abierto o en zonas netamente silvestres, pero son fre- cuentes en roedores, especialmente cricétidos, atrapados en viviendas. Las Craneopsylla se encuentran en zonas frías y de gran altura sobre el nivel del mar, mientras las Polygenis fueron más frecuentes en zonas de altura mediana y más templadas. Es notable observar que en las determinaciones del Servicio de Peste no se mencionan las Polygenis.

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520 BOLETIN DE LA OFICIKA SANITARIA PANAMERICANA

dos corroboren la misma epidemiología de la peste del lado argentino. Aunque no hay duda de que hubo interrelación entre la peste de cavias y cricétidos silvestres y la peste murina de las ciudades, no podemos nosotros establecer hasta qué punto estos dos feni>me- nos son independientes en origen, aunque in- formes parciales hacen presumir que en algu- nas áreas al menos, existen focos auténticos de peste selvática.

En el cuadro No. 2 se mencionan los roe- dores atrapados en las distintas zonas visita- das, dando importancia solamente a los roe- dores selváticos o silvest’res, e incluyendo un lote de roedores recolectados en 1939, y ce- didos generosamente por el Dr. Knaud (68), del Institut,o Nacional de Bacteriología de La Paz, y los capturados por el Servicio de Peste, entre 19-29 y 1952, según instrucciones del Dr. Marzana, Jefe de dicho Servicio. Estos lotes fueron clasificados por los Dres. Remington Kellog y Colin Campbell Sxn-

’ born de los Museos de Historia ‘natural de Washington y Chicago, respectivamente. También se incluye un lote anterior de roe- dores, clasificados a solicitud de la Oficina Sanitaria Panamericana, por el Dr. Kellog, en conexión con el estudio de roedores silves- tres de Tomina, por Delgadillo. El objeto de este cuadro No. 2, es dar una idea de la fauna de cricétidos selváticos de las zonas de peste, y presentar una informacihn que sirva de base para discutir posteriormente la kans- misión interhumana de la peste, lo que se hará por separado.

En el cuadro No. 3, se mencionan las pulgas recolectadas durante nuestras investi- gaciones. Los datos de peste humana corres- pondiente a los años 1953-l 957 han sido pro- porcionados por la Sección Estadística de la Organización Mundial de la Salud.

La interpretación de los datos presentados en los cuadros, se hará separadamente en los artículos que traten de la peste en cada una de las zonas arriba mencionadas.

RESUMEN Y CONCLUSIOI’ZS PRELIMINARES

La posición mediterránea de Bolivia ex- plica que éste fuera el último país de la

América del Sur invadido por la peste. Los tres primeros focos, de origen al parecer in- dependiente, fueron selváticos, el primero en Tarija en 1921, el segundo-aunque el pri- mero reconocido oficialmente-en Valle- grande, 1928, y el último, en Tomina, 1933.

La invasión de la zona baja oriental del Chaco, al pie de los contrafuertes de la cor- dillera de los Andes, sólo se produjo más tarde, cuando las exploraciones petrolíferas, primero, y la guerra del Chaco, después, fa- vorecen la instalación, desarrollo y expan- sión de murinos del género Rattus. A partir de 1938, la peste murina se ent’roniza en el área y provoca violentas epidemias, precedi- das de epizootias. Se han dado varias expli- caciones del establecimiento de la peste en las tres áreas mencionadas, siendo la más verosímil la infección proveniente de Argen- tina, que en 1920 ocasionaba serias epidemias en la provincia de Jujuy. De allí la infección se extendió a Tarija. El abastecimiento de los campament,os petroleros favoreció posible- mente la infección de Vallegrande, y los tra- bajos del camino de Camiri a Sucre, la de Tomina.

La invasión del Rattus, ha enmascarado la peste del área Sur, cuya fndole original selvá- tica ha pasado a segundo plano y apenas se menciona. Los otros dos focos selvát,icos si- guen en actividad, sin el dramatismo de los años iniciales. Ello se debe en gran parte a las labores del Servicio Antipestoso, que hace uso en gran escala del DDT, y a las constan- tes pulverizaciones de las viviendas por el Servicio Antimalárico, las cuales destruyen también las pulgas de las viviendas, aun cuando la enzootia continúe en las áreas sil- vestres y se manifieste de vez en cuando en casos humanos en las viviendas perdidas en las zonas más agrestes.

A diferencia de lo que acontece en otras áreas de peste selvát)ica, en Bolivia, en los tres focos mencionados, los primeros observa- dores negaron la participación de roedores selváticos y apuntaron hacia una extensa e intensa transmisión interhumana de la in- fección. Así, pues, para los investigadores bolivianos estos focos de peste, ecológica-

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Junio 19591 PESTE SELVATICA 521

mente selváticos, no respondían a una epi- demiología selvática, sino a una peste desarrollada exclusivamente en el plano in- terhumano, con transmisión supuesta, pero nunca comprobada, por Pulex irritans. Poste-

riormente, se aceptó que la infección había pasado del hombre al roedor silvestre, o sea, que se había hecho secundariamente selvá- tica en el sentido epidemiológico que se da a esta denominación.

El artículo plant,ea el problema para dilu- cidarlo en trabajos posteriores basados en investigaciones sobre el terreno y en el estu- dio de una extensa literatura, en su mayor parte inédita. Se da, además, una informa- ción preliminar sobre las epidemias de peste, y sobre la distribución de roedores y pulgas conocidos hasta 1952, así como una lista de

REFERE

(1) Veintemillas, Félix: Informe sobre la peste bubónica en Vallegrande. Imprenta Artís- tica, La Paz, Bolivia, 1928.

(2) -: La epidemia de peste en Vallegrande en 1928. Su demostración científica. Escuela Tipográfica Salesiana, La Paz, Bolivia, 1930, 52 pitgs.

(3) ---: Comprobación de focos de la peste en Bolivia, Sup. Inst. Nal. Ba&., La Paz, mzo. 1933.

(4) -: La peste bubónica en los valles de las montañas bolivianas, Sup. Inst. Nal. Ba&., Edit. Don Bosco, La Paz, 1933. También en: Octava Reunión de la Sociedad Argen- tina de Patología, Santiago del Estero, 1933. Buenos Aires, Argentina, 1936.

(5) -: La peste bubónica en Bolivia, Escuela Tipográfica Salesiana, La Paz, dbre. 1936, 193 p&gs.

(6) Baldivieso, A.: Reseña de la epidemia de peste en la Provincia Arce, de Tarija, comunicación al Dr. Veintemillas de 22 fbro. 1933. Sup. Inst. Nal. Bact., mzo. 1933. En: Veintemillas, F.: La peste bubónica en Bolivia, La Paz, 1936, pag. 190.

(7) Moll, A., y O’Leary, S. B.: Plague in the Americas: An historical and epidemiological survey, Publicación No. 225, Oficina Sani- taria Panamericana, Washington, D. C., 1945, pag. 77.

(8) Mealla Caso, Luis: Epidemia de peste en Entre Ríos. Tesis, Universidad de San Andrés. Editorial Renacimiento, Alexander y Co., la Paz, 1938, 47 págs.

(9) Rojas, Marcos: Informe a la Dirección de

referencias, acaso la más completa hasta la fecha.

AGRADECIMIENTO

Agradecemos al Dr. George Bevier, Represen- tante de la Fundación Rockefeller en Bolivia, y al

Dr. Nemesio Torres Muñoz, Director de la Divi- sión de Endemias Rurales del Ministerio de Salu-

bridad, las facilidades que nos proporcionaron

para cumplir nuestro cometido, y el uso de las

valiosas informaciones contenidas en los Informes de la División y en los Archivos del Servicio de

Peste. Igualmente agradecemos la cooperación

efectiva del Dr. Roberto Marzana, Jefe del Servi-

cio de Peste, y del Dr. Jorge Arduz Tardió, labo- ratorista del mismo. También nos cumple dar las

gracias a los inspectores y al chofer del Servicio de

Peste, que facilitaron nuestras investigaciones.

INCIAS

Sanidad Departamental, 18 fbro., 1933. Inédito.

(10) Ortiz Pacheco, Fernando: Comunicación personal.

(ll) - y Gironás, Eduardo: La peste bu- bónika en Tomina, Rev. Univ. Chuquisaca, agto., 1935.

(12) Sánchez, Segundo J.: Informes sobre la peste en Tomina, Archivos del Servicio Nacional de Lucha Antipestosa, Camiri, y Archivos de la Dirección de Sanidad Departamental, Sucre, 13 mzo.; 1°,5, 17 ab., 13 mayo; lo, 19 jun. y 17 jul., 1933.

(13) Ponce Losada, Luis: La peste bubónica en Chuquisaca. Tesis, Universidad Central. Litografía e Imprenta Salesiana, Sucre, Bolivia, fbro., 1934, 67 págs.

(14) Knaud: Comunicación personal. (15) Veintemillas, Félix: Sobre la peste en Bolivia.

En: Actas de la X Conferencia Sanitaria Panamericana, Bogotá, 1938. Publicación de la Oficina Sanitaria Panamericana, Washington, D. C.

(16) Sánchez, Segundo J.: Informe sobre la peste en Tomina, 13 de enero, 1937, Archivos de Sanidad Departamental, Sucre (Inédito).

(17) -: Informe sobre la peste en Tomina, 18 de febrero, 1937, Archivos de Sanidad De- partamental, Sucre (Inédito).

(18) ---: Informe sobre peste en Tomina, 1938, Archivos de Sanidad Departamental, Sucre (Inédito).

(19) Granados García, Miguel: n’ueva epidemia de peste en Tomina y reafirmación de la peste en Bolivia. Tesis, Universidad Mayor de

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522 BOLETIN DE LA OFICINA S.4NITARIA PANAMERICANA

San AndrBs, La Paz, abril, 1935, 43 págs. InBdita. Parte tercera reproducida en: Veintemillas, F.: La peste bubónica en Bolivia, 1936, pág. 158.

(20) Prado Barrientos, Luis: Informe como jefe de la Comisión Médica destacada para rom- batir la epidemia de peste en Choreti J’ Camiri, Bol. Min. Hig. Sal., l(1) :13, dbre., 1938.

(21) --: Epidemias de peste bubónica en el curso del año 1938. Primer Congreso MCdico Nacional, La Paz, Editorial Sport, dbre., 1939, pág. 175.

(22) Ossio, David: La pest,e bubónica en Chowti y Camiri. Informe al Ministerio de Higiene y Salubridad, BoE. Min. Hig. y Sal., l(1) :8, dbre., 1938.

(23) Cors, Roberto: Informe al Inspector General de Sanidad Militar sobre: El azote apidé- mico de la peste y otras consideraciones derivadas de la misma. Archivos del Servi- cio Nacional de Lucha Antipestosa, Camiri, Bolivia, ll nbre. 1938. Documento inédito.

(24) --: Informe de las labores del Servicio Permanente de Lucha Antipestosa en los años de 1939-1940, presentado al Ministro de Higiene y Salltbridad el 10 de febrero, 1949. Edit. Charcas, Camiri, Bolivia, 1941.

(25) Ortega Ch., Víctor: La peste bubónica en el Departamento de Tarija, (Provincia O’Connor) y profilaxis antipestosa (desra- tización). Tesis, Facultad Oficial de Medi- cina y Odontologia, Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, Sucre, sbre. 1938, 80 p&gs.

(26) Sandi, Juan : Informe sobre la peste en Entre Rios, 26 obre. 1939, Archivos del Servicio Nacional de Lucha Antipestosa, Camiri. Inédito.

(27) Zamora, Alberto: Informe sobre peste en Yacuiba, 15 jul., 1944. Archivos del Servicio Nacional de Lucha Antipestosa. Inédito.

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(29) --: Informe sobre peste en Muyupampa, 8 sbre., 1944. Archivos del Servicio Na- cional de Lucha Antipest,osa. Inédito.

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(49) Delgadillo, Wilfredo: Informe de Laboratorio

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Junio 19591 PESTE SELVATICA 523

del Servicio de Peste. Citado por Cors en (47).

(50) ---: Informe del Técnico Bacteriólogo, fbro. 1943. Citado por Cors en (48).

(51) --: Informe del bacteriólogo del Servicio Nacional de Lucha Antipestosa sobre la peste en Alisos. Archivos del Servicio Xa- cional de Lucha Antipestosa, Camiri, Bolivia, 10 agto. 1944.

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(53) Marzana, Roberto: Informe del 28 fbro., 1943. Citado por Cors en (48).

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(55) -: Informe sobre la peste en Mosquera, 12 nbre. 1942. Archivos del Servicio Xa- cional de Lucha Antipestosa, Camiri, Bolivia. Inédito.

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(57) ---: Informe sobre la peste en Valle- grande, 1” obre. 1945. Archivos del Servicio Kacional de Lucha Antipestosa, Camiri, Bolivia. Inédito.

(58) ---: Comunicación personal. (59) -: Informe sobre la peste en Piraimiri y

sitios vecinos, 31 dbre., 1945. Archivos del Servicio Nacional de Lucha Antipestosa, Camiri, Bolivia, Inédito.

(60) Villafán, César: Informe sobre la peste en Tomina, 23 obre., 1939. Archivos del Servi- cio Nacional de Lucha Antipestosa. Iné- dito.

(61) Leger, M. : Journées Medicales Marsellaises et Coloniales. Cit,ado por Veintemillas en (5).

(62) Blanc, G., y Baltazard, M.: Archives de l’lnstitut Pasteur du IWaroc, 3(5) :173-348, 1945. (Resumen de investigaciones publi- cadas con anterioridad en: Maroc ílléd., 216:39, 1941; 217:81, 1941; C. R. Atad. Sc., 213:813,1941; 213:849,1941; C. R. Soc. Biol., 136:646, 1942; Bull. Atad. Med., 126946, 1942; Bull. Soc. Path. Exot., 36:208, 1942; Maroc. Méd., 195:1943.)

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(64) Información de la Organización Mundial de la Salud.

(65) Decreto Gubernativo del 10 eno., 1939, regla- mentando el Servicio de Peste. Primer Congreso Médico Kacional, Editorial Sport, La Paz, Bolivia, dbre., 1939, pltg. 165.

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pulgas, 1939, mencionados en: Macchia- vello, A.: Reservoirs and vectors of Plague, Jour. Trop. Med. and Hyg., 5724, 1954.

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(70) Benavides Borja, Agustín: En: Segundo Con- greso Médico Xacional, ab., 1945, 262 págs.

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(72) Arduz, Jorge: Comunicación personal. (73) --: Informe del 28 de obre., 1946. Archi-

vos del Servicio Nacional de Lucha Anti- pestosa. Inédito.

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STUDIES ON SYLVATIC PLAGUE IN SOUTH AMERICA V. SYLVATIC PLAGUE IN BOLTVIA (Summary and preliminary conclusions)

The inland location of Bolivia esplains why that country was the last in South America to be invaded by plague. The first three foci (apparently of independent origin) were sylvatic: the first oc- curred in Tarija ín 1921; the second-although recognized officially as being the first-was found in Vallegrande in 1928; and the third and last, in Tomina in 1933.

The invasion into the low eastern area of the Chaco, along the spurs of the Andes Mountains, occurred later; first as a result of the oil esplora- tions and, later, the Chaco War, both of which favored the penetration, development, and spread of murines of the genus Rattus. Beginning in 1936 murine plague became entrenched in the area and caused violent epidemics, preceded by epizootics.

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Severa1 esplanations have been given for the establishment of plague in the three above-men- tioned amas. The most reliable was that the in- fection carne from Argentina, since in 1920 the disease caused serious epidemics in Jujuy Prov- ince, from which the infection spread to Tarija. It is possible that supplies for the oil camps fa- vored the spread of the infection to Vallegrande; the construction work on the Camiri-Sucre road might have been responsible for the spread to Tomina.

Plague in the southern arca has become some- what altered as a result of the Rattus invasion; its originally sylvatic charactcristics are now consid- ered secondary and they are seldom mentioned. The other two sylvatic foci continue active, but without the dramatic effects of the early years. This is due in large measures to the activities of the Antiplague Service, which uses DDT exten- sively, and to the house-spraying carried out con- stantly by the Antimalaria Service. Fleas are de- stroyed through these activities, although the ensootic continues in the wild areas and human cases occur occasionally in houses located in the most remote districts.

Contrary to what occurs in other sylvatic plague areas, the first observers of the three afore- said foci denied the fact that wild rodents might have been responsible for them; rather they fa- vored the theory of extensive and intensive inter- human transmission of the infection. According to the Bolivian investigators, then these foci of plague, ecologically sylvatic, did not conform to a sylvatic epidcmiology but rather to plague de- veloped exclusively at the inter-human level, transmitted probably by Pulex irritans, although this was never confirmed. Later, the idea was ac- cepted that thc infection had passed from man to the wild rodent, that is, that thr infection had be- come secondarily sylvatic in the cpidemiological sense.

The article presents thc problem with the pur- pose of clarifying it in subsequent papers based on field investigations and on the study of estensive literature, for the most part unpublished. In addi- tion, preliminary data are given on plague epi- demics and on the distribution of known rodents and fleas up to 1952, as well as a list of referentes, perhaps the most complete compiled to date.