268
La insolación Emilia Pardo Bazán Obra reproducida sin responsabilidad editorial

Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

  • Upload
    vudien

  • View
    253

  • Download
    3

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

La insolación

Emilia Pardo Bazán

Obr

a re

prod

ucid

a si

n re

spon

sabi

lidad

edi

toria

l

Page 2: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Advertencia de Luarna Ediciones

Este es un libro de dominio público en tantoque los derechos de autor, según la legislaciónespañola han caducado.

Luarna lo presenta aquí como un obsequio asus clientes, dejando claro que:

1) La edición no está supervisada pornuestro departamento editorial, de for-ma que no nos responsabilizamos de lafidelidad del contenido del mismo.

2) Luarna sólo ha adaptado la obra paraque pueda ser fácilmente visible en loshabituales readers de seis pulgadas.

3) A todos los efectos no debe considerarsecomo un libro editado por Luarna.

www.luarna.com

Page 3: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

A José Lázaro Galdiano en prenda deamistad

La Autora

- I -

La primer señal por donde Asís Taboada sehizo cargo de que había salido de los limbos delsueño, fue un dolor como si le barrenasen lassienes de parte a parte con un barreno finísimo;luego le pareció que las raíces del pelo se leconvertían en millares de puntas de aguja y sele clavaban en el cráneo. También notó que laboca estaba pegajosita, amarga y seca; la len-gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillasardían; latían desaforadamente las arterias; y elcuerpo declaraba a gritos que, si era ya horamuy razonable de saltar de cama, no estaba élpara valentías tales.

Suspiró la señora; dio una vuelta, conven-ciéndose de que tenía molidísimos los huesos;

Page 4: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

alcanzó el cordón de la campanilla, y tiró congarbo. Entró la doncella, pisando quedo, y en-treabrió las maderas del cuarto-tocador. Unaflecha de luz se coló en la alcoba, y Asís excla-mó con voz ronca y debilitada:

- Menos abierto... Muy poco... Así.-¿Cómo le va, señorita? - preguntó muy so-

lícita la Ángela (por mal nombre Diabla)-. ¿Seencuentra algo más aliviada ahora?

- Sí, hija..., pero se me abre la cabeza en dos.-¡Ay! ¿Tenemos la maldita de la jaquecona?- Clavada... A ver si me traes una taza de ti-

la...-¿Muy cargada, señorita?- Regular...- Voy volando.Un cuarto de hora duró el vuelo de la Dia-

bla. Su ama, vuelta de cara a la pared, subía lassábanas hasta cubrirse la cara con ellas, sin másobjeto que sentir el fresco de la batista en aque-llas mejillas y frente que estaban echando lum-bre.

Page 5: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

De tiempo en tiempo, se percibía un gemi-do sordo.

En la mollera suya funcionaba, de seguro,toda la maquinaria de la Casa de la Moneda,pues no recordaba aturdimiento como el pre-sente, sino el que había experimentado al visi-tar la fábrica de dinero y salir medio loca de lassalas de acuñación.

Entonces, lo mismo que ahora, se le figura-ba que una legión de enemigos se divertía enpegarle tenazazos en los sesos y devanarle conargadillos candentes la masa encefálica.

Además, notaba cierta trepidación allá de-ntro, igual que si la cama fuese una hamaca, y acada balance se le amontonase el estómago y lemetiesen en prensa el corazón.

La tila. Calentita, muy bien hecha. Asís seincorporó, sujetando la cabeza y apretándoselas sienes con los dedos. Al acercar la cucharillaa los labios, náuseas reales y efectivas.

- Hija... está hirviendo... Abrasa. ¡Ay! Sos-tenme un poco, por los hombros. ¡Así!

Page 6: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Era la Diabla una chica despabilada, listacomo una pimienta: una luguesa que no le ce-día el paso a la andaluza más ladina. Miró a suama guiñando un poco los ojos, y dijo com-pungidísima al parecer:

- Señorita... Vaya por Dios. ¿Se encuentrapeor? Lo que tiene no es sino eso que le dicenallá en nuestra tierra un soleado... Ayer se caíanlos pájaros de calor, y usted fuera todo el santodía...

- Eso será... - afirmó la dama.-¿Quiere que vaya enseguidita a avisar al

señor de Sánchez del Abrojo?- No seas tonta... No es cosa para andar fas-

tidiando al médico. Un meneo a la taza. Múda-la a ese vaso...

Con un par de trasegaduras de vaso a tazay viceversa, quedó potable la tila. Asís se laembocó, y al punto se volvió hacia la pared.

- Quiero dormir... No almuerzo... Almorzadvosotros... Si vienen visitas, que he salido...Atenderás por si llamo.

Page 7: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Hablaba la dama sorda y opacamente, demal talante, como aquel que no está para bro-mas y tiene igualmente desazonados el cuerpoy el espíritu.

Se retiró por fin la doncella, y al verse sola,Asís suspiró más profundo y alzó otra vez lassábanas, quedándose acurrucada en una con-cha de tela. Se arregló los pliegues del camisón,procurando que la cubriese hasta los pies; echóatrás la madeja de pelo revuelto, empapado ensudor y áspero de polvo, y luego permanecióquietecita, con síntomas de alivio y aun debienestar físico producido por la infusión cal-mante.

La jaqueca, que ya se sabe cómo es de ca-prichosa y maniática, se había marchado por laposta desde que llegara al estómago la taza detila; la calentura cedía, y las bascas iban apla-cándose... Sí, lo que es el cuerpo se encontrabamejor, infinitamente mejor; pero, ¿y el alma?¿Qué procesión le andaba por dentro a la seño-ra?

Page 8: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

No cabe duda: si hay una hora del día enque la conciencia goza todos sus fueros, es ladel despertar. Se distingue muy bien de coloresdespués del descanso nocturno y el paréntesisdel sueño. Ambiciones y deseos, afectos y ren-cores se han desvanecido entre una especie deniebla; faltan las excitaciones de la vida exte-rior; y así como después de un largo viaje pare-ce que la ciudad de donde salimos hace tiempono existe realmente, al despertar suele figurár-senos que las fiebres y cuidados de la víspera sehan ido en humo y ya no volverán a acosarnosnunca. Es la cama una especie de celda dondese medita y hace examen de conciencia, tantomejor cuanto que se está muy a gusto, y ni laluz ni el ruido distraen. Grandes dolores decorazón y propósitos de la enmienda suelenquedarse entre las mantas.

Unas miajas de todo esto sentía la señora;sólo que a sus demás impresiones sobrepujabala del asombro. «¿Pero es de veras? ¿Pero meha pasado eso? Señor Dios de los ejércitos, ¿lo

Page 9: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

he soñado o no? Sácame de esta duda». Y aun-que Dios no se tomaba el trabajo de respondernegando o afirmando, aquello que reside enalgún rincón de nuestro ser moral y nos hablatan categóricamente como pudiera hacerlo unavoz divina, contestaba: «Grandísima hipócrita,bien sabes tú cómo fue: no me preguntes, que tediré algo que te escueza».

- Tiene razón la Diabla: ayer atrapé un so-leado, y para mí, el sol... matarme. ¡Este chicha-rrero de Madrid! ¡El veranito y su alma! Bienempleado, por meterme en avisperos. A estashoras debía yo andar por mi tierra...

Doña Francisca Taboada se quedó un po-quitín más tranquila desde que pudo echarle laculpa al sol. A buen seguro que el astro-reydijese esta boca es mía protestando, pues aun-que está menos acostumbrado a las acusacionesde galeotismo que la luna, es de presumir quelas acoja con igual impasibilidad e indiferencia.

- De todos modos - arguyó la voz inflexible-, confiesa, Asís, que si no hubieses tomado más

Page 10: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

que sol... Vamos, a mí no me vengas tú con his-torias, que ya sabes que nos conocemos... ¡comoque andamos juntos hace la friolera de treinta ydos abriles! Nada, aquí no valen subterfugios...Y tampoco sirve alegar que si fue inesperado,que si parece mentira, que si patatín, que sipatatán... Hija de mi corazón, lo que no sucedeen un año sucede en un día. No hay que darlevueltas. Tú has sido hasta la presente una seño-ra intachable; bien: una perfecta viuda; confor-mes: te has llevado en peso tus dos añitos deluto (cosa tanto más meritoria cuanto que, sea-mos francos, últimamente ya necesitabas algu-na virtud para querer a tu tío, esposo y señornatural, el insigne marqués de Andrade, consus bigotes pintados y sus alifafes, fístulas o loque fuesen); a pesar de tu genio animado y tuafición a las diversiones, en veinticuatro mesesno se te ha visto el pelo sino en la iglesia o encasa de tus amigas íntimas;

convenido: has consagrado largas horas alcuidado de tu niña y eres madre cariñosa; nadie

Page 11: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

lo niega: te has propuesto siempre portarte co-mo una señora, disfrutar de tu posición y tuindependencia, no meterte en líos ni hacer con-trabando; lo reconozco: pero... ¿qué quieres,mujer?, te descuidaste un minuto, incurriste enuna chiquillada (porque fue una chiquillada,pero chiquillada del género atroz, convéncetede ello), y por cuanto viene el demonio y laenreda y te encuentras de patitas en la grantrapisonda... No andemos con sol por aquí ycalor por allá. Disculpas de mal pagador. Tefalta hasta la excusa vulgar, la del cariñito y lapasioncilla... Nada, chica, nada. Un pecadogordo en frío, sin circunstancias atenuantes ycon ribetes de desliz chabacano. ¡Te luciste!

Ante estos argumentos irrefutables men-guaba la acción bienhechora de la tila y Asís ibaexperimentando otra vez terrible desasosiego ysofoco. El barreno que antes le taladraba la sien,se había vuelto sacacorchos, y haciendo hinca-pié en el occipucio, parecía que enganchaba lossesos a fin de arrancarlos igual que el tapón de

Page 12: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

una botella. Ardía la cama y también el cuerpode la culpable, que, como un San Lorenzo ensus parrillas, daba vueltas y más vueltas enbusca de rincones frescos, al borde del colchón.Convencida de que todo abrasaba igualmente,Asís brincó de la cama abajo, y blanca y silen-ciosa como un fantasma entre la penumbra dela alcoba, se dirigió al lavabo, torció el grifo deldepósito, y con las yemas de los dedos empa-padas en agua, se humedeció frente, mejillas ynariz; luego se refrescó la boca, y por último sebañó los párpados largamente, con fruición;hecho lo cual, creyó sentir que se le despejabanlas ideas y que la punta del barreno se retirabapoquito a poco de los sesos. ¡Ay, qué alivio tanrico! A la cama, a la cama otra vez, a cerrar losojos, a estarse quietecita y callada y sin pensaren cosa ninguna...

Sí, a buena parte. ¿No pensar dijiste? Cuan-to más se aquietaban los zumbidos y los latidosy la jaqueca y la calentura, más nítidos y agu-

Page 13: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

dos eran los recuerdos, más activas y endiabla-das las cavilaciones.

- Si yo pudiese rezar - discurrió Asís -. Nohay para esto de conciliar el sueño como repetiruna misma oración de carretilla.

Intentolo en efecto; mas si por un lado erasoporífera la operación, por otro agravaba lasinquietudes y resquemazones morales de laseñora. Bonito se pondría el padre Urdax cuan-do tocasen a confesarse de aquella cosa inaudi-ta y estupenda. ¡Él, que tanto se atufaba pormenudencias de escotes, infracciones de ayuno,asistencia a saraos en cuaresma, mermas demisa y otros pecadillos que trae consigo la vidamundana en la corte! ¿Qué circunloquios seríanmás adecuados para atenuar la primer impre-sión de espanto y la primer filípica? Sí, sí ¡cir-cunloquios al padre Urdax! ¡Él, que lo pregun-taba todo derecho y claro, sin pararse en ver-güenzas ni en reticencias! ¡Con aquel geniazode pólvora y aquella manga estrechita que gas-taba! Si al menos permitiese explicar la cosa

Page 14: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

desde un principio, bien explicada, con todaslas aclaraciones y notas precisas para que seviese la fatalidad, la serie de circunstanciasque... Pero, ¿quién se atreve a hacer mérito deciertas disculpas ante un jesuita tan duro depelar y tan largo de entendederas? Esos señoresquieren que todo sea virtud a raja tabla y noentienden de componendas, ni de excusas. An-tes parece que se les tachaba de tolerantísimos:no, pues lo que es ahora...

No obstante el triste convencimiento de quecon el padre Urdax sería perder tiempo y de-rrochar saliva todo lo que no fuese decir acú-some, acúsome, Asís, en la penumbra del dor-mitorio, entre el silencio, componía mentalmen-te el relato que sigue, donde claro está que nohabía de colocarse en el peor lugar, sino paliarel caso: aunque, señores, ello admitía bien po-cos paliativos.

- II -

Page 15: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Hay que tomarlo desde algo atrás y contarlo que pasó, o por mejor decir, lo que se charlóanteayer en la tertulia semanal de la duquesade Sahagún, a la cual soy asidua concurrente.También la frecuenta mi paisano el comandantede artillería don Gabriel Pardo de la Lage,cumplido caballero, aunque un poquillo ino-centón, y sobre todo muy estrafalario y bastan-te pernicioso en sus ideas, que a veces sostienecon gran calor y terquedad, si bien las más no-ches le da por acoquinarse y callar o jugar altresillo, sin importársele de lo que pasa ennuestro corro. No obstante, desde que yo soyobligada todos los miércoles, notan que donGabriel se acerca más al círculo de las señoras ygusta de armar pendencia conmigo y con ladueña de la casa; por lo cual hay quien aseguraque no le parezco saco de paja a mi paisano,aun cuando otros afirman que está enamoradode una prima o sobrina suya, acerca de quien serefieren no sé qué historias raras. En fin, el casoes que disputando y peleándonos siempre, no

Page 16: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

hacemos malas migas el comandante y yo. ¡Quémalas migas! A cada polémica que armamos,parece aumentar nuestra simpatía, como si susmismas genialidades morales (no sé darles otronombre) me fuesen cayendo en gracia y pare-ciéndome indicio de cierta bondad interior...Ello va mal expresado..., pero yo me entiendo.

Pues anteayer (para venir al asunto), estuvoel comandante desde los primeros momentosmuy decidor y muy alborotado, haciéndonosreír con sus manías. Le sopló la ventolera desostener una vulgaridad: que España es un paístan salvaje como el África Central, que todostenemos sangre africana, beduina, árabe o quésé yo, y que todas esas músicas de ferrocarriles,telégrafos, fábricas, escuelas, ateneos, libertadpolítica y periódicos, son en nosotros postizas ycomo pegadas con goma, por lo cual estánsiempre despegándose, mientras lo verdade-ramente nacional y genuino, la barbarie, subsis-te, prometiendo durar por los siglos de los si-glos. Sobre esto se levantó el caramillo que es

Page 17: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

de suponer. Lo primero que le repliqué fuecompararlo a los franceses, que creen que sóloservimos para bailar el bolero y repicar las cas-tañuelas; y añadí que la gente bien educada eraigual, idéntica, en todos los países del mundo.

- Pues mire usted, eso empiezo por negarlo- saltó Pardo con grandísima fogosidad -. Delos Pirineos acá, todos, sin excepción, somossalvajes, lo mismo las personas finas que lostíos; lo que pasa es que nosotros lo disimula-mos un poquillo más, por vergüenza, por con-vención social, por conveniencia propia; peroque nos pongan el plano inclinado, y ya resba-laremos. El primer rayito de sol de España (estesol con que tanto nos muelen los extranjeros yque casi nunca está en casa, porque aquí lluevelo propio que en París, que ese es el chiste...).

Le interrumpí:- Hombre, sólo falta que también niegue us-

ted el sol.- No lo niego, ¡qué he de negarlo! Por lo

mismo que suele embozarse bien en invierno,

Page 18: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

de miedo a las pulmonías, en verano lo tienenustedes convirtiendo a Madrid en sartén o cal-dera infernal, donde nos achicharramos todos...Y claro, no bien asoma, produce una fiebre yuna excitación endiabladas... Se nos sube a lacabeza, y entonces es cuando se nivelan las cla-ses ante la ordinariez y la ferocidad general...

- Vamos, ya pareció aquello. Usted lo dicepor las corridas de toros.

En efecto, a Pardo le da muy fuerte eso delas corridas. Es uno de sus principales y fre-cuentes asuntos de sermón. En tomando la am-polleta sobre los toros, hay que oírle poner co-mo digan dueñas a los partidarios de tal espec-táculo, que él considera tan pecaminoso comoel padre Urdax los bailes de Piñata y las repre-sentaciones del Demimonde y Divorciémonos.Sale a relucir aquello de las tres fieras, toro,torero y público; la primera, que se deja matarporque no tiene más remedio; la segunda, quecobra por matar; la tercera, que paga para quematen, de modo que viene a resultar la más

Page 19: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

feroz de las tres; y también aquello de la suertede pica, y de las tripas colgando, y de las exco-muniones del Papa contra los católicos queasisten a corridas, y de los perjuicios a la agri-cultura... Lo que es la cuenta de perjuicios lasaca de un modo imponente. Hasta viene a re-sultar que por culpa de los toros hay déficit enla Hacienda y hemos tenido las dos guerrasciviles... (Verdad que esto lo soltó en un instan-te de acaloramiento, y como vio la greguería yla chacota que armamos, medio se desdijo.) Portodo lo cual, yo pensé que al nombrar ferocidady barbarie, vendrían los toros detrás. No eraeso. Pardo contestó:

- Dejemos a un lado los toros, aunque bienrevelan el influjo barbarizante o barbarizador(como ustedes gusten) del sol, ya que es axio-mático que sin sol no hay corrida buena. Peroprescindamos de ellos; no quiero que diganustedes que ya es manía en mí la de sacar arelucir la gente cornúpeta. Tomemos cualquieraotra manifestación bien genuina de la vida na-

Page 20: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

cional..., algo muy español y muy característi-co... ¿No estamos en tiempo de ferias? ¿No esmañana San Isidro Labrador? ¿No va la genteestos días a solazarse por la pradera y el cerro?

- Bueno: ¿y qué? ¿También criticará ustedlas ferias y el Santo? Este señor no perdona ni ala corte celestial.

- Bueno está el Santo, y valiente saturnalasquerosa la que sus devotos le ofrecen. Si SanIsidro la ve, él que era un honrado y pacíficoagricultor, convierte en piedras los garbanzostostados, y desde el cielo descalabra a sus ad-miradores. Aquello es un aquelarre, una za-húrda de Plutón. Los instintos españoles mástípicos corren allí desbocados, luciendo su be-lleza. Borracheras, pendencias, navajazos, gula,libertinaje grosero, blasfemias, robos, desacatosy bestialidades de toda calaña... Bonito tableau,señoras mías... Eso es el pueblo español cuandole dan suelta. Lo mismito que los potros al salira la dehesa, que su felicidad consiste en hartar-se de relinchos y coces.

Page 21: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Si me habla usted de la gente ordinaria...- No, es que insisto: todos iguales en siendo

españoles; el instinto vive allá en el fondo delalma; el problema es de ocasión y lugar, depoder o no sacudir ciertos miramientos que laeducación impone: cosa externa, cáscara y nadamás.

-¡Qué teorías, Dios misericordioso! ¿Ni si-quiera admite usted excepciones a favor de lasseñoras? ¿Somos salvajes también?

- También, y acaso más que los hombres,que al fin ustedes se educan menos y peor... Nose dé usted por resentida, amiga Asís. Conce-deré que usted sea la menor cantidad de salvajeposible, porque al fin nuestra tierra es la por-ción más apacible y sensata de España.

Aquí la duquesa volvió la cabeza con sobre-salto. Desde el principio de la disputa estabaentretenida dando conversación a un tertulianonuevo, muchacho andaluz, de buena presencia,hijo de un antiguo amigo del duque, el cual,según me dijeron, era un rico hacendado resi-

Page 22: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

dente en Cádiz. La duquesa no admite presen-tados, y sólo por circunstancias así pueden en-contrarse caras desconocidas en su tertulia. Encambio, a las relaciones ya antiguas las agasajamuchísimo, y es tan consecuente y cariñosa enel trato, que todos se hacen lenguas alabandosu perseverancia, virtud que, según he notado,abunda en la corte más de lo que se cree. Ad-vertía yo que, sin dejar de atender al forastero,la duquesa aplicaba el oído a nuestra disputa yrabiaba por mezclarse en ella: la proporción levino rodada para hacerlo, metiendo en danza algaditano.

- Muchas gracias, señor de Pardo, por laparte que nos toca a los andaluces. Estos galle-guitos siempre arriman el ascua a su sardina.¡Más aprovechados son! De salvajes nos hapuesto, así como quien no quiere la cosa.

-¡Oh duquesa, duquesa, duquesa! -respondió Pardo con mucha guasa-. ¡Darse poraludida usted, usted que es una señora tan inte-ligente, protectora de las bellas artes! ¡Usted

Page 23: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

que entiende de pucheros mudéjares y barre-ñones asirios! ¡Usted que posee coleccionesmineralógicas que dejan con la boca abierta alembajador de Alemania! ¡Usted, señora, quesabe lo que significa fósil! ¡Pues si hasta miedole han cobrado a usted ciertos pedantes que yoconozco!

- Haga usted el favor de no quedarse con-migo suavemente. No parece sino que soy al-guna literata o alguna marisabidilla... Porque leguste a uno un cuadro o una porcelana... Si creeusted que así vamos a correr un velo sobreaquello del salvajismo... ¿Qué opina usted deeso, Pacheco? Según este caballero, que ha na-cido en Galicia, es salvaje toda España y máslos andaluces. Asís, el señor don Diego Pache-co... Pacheco, la señora marquesa viuda de An-drade... el señor don Gabriel Pardo...

El gaditano, sin pronunciar palabra, se le-vantó y vino a apretarme la mano haciendo unacortesía; yo murmuré entre dientes eso que semurmura en casos análogos. Llena la fórmula,

Page 24: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

nos miramos con la curiosidad fría del primermomento, sin fijarnos en detalles. Pacheco, quellevaba con soltura el frac, me pareció distin-guido, y aunque andaluz, le encontré más bientrazas inglesas: se me figuró serio y no muylocuaz ni disputador. Haciéndose cargo de laindicación de la duquesa, dijo con acento ce-rrado y frase perezosa:

- A cada país le cae bien lo suyo... Nuestratierra no ha dado pruebas de ser nada ruda:tenemos allá de too: poetas, pintores, escrito-res... Cabalmente en Andalucía la gente pobrees mu fina y mu despabilaa. Protesto contra loque se refiere a las señoras. Este cabayero con-vendrá en que toítas son unos ángeles del cielo.

- Si me llama usted al terreno de la galante-ría - respondió Pardo -, convendré en lo queusted guste... Sólo que esas generalidades noprueban nada. En las unidades nacionales noveo hombres ni mujeres: veo una raza, que sedetermina históricamente en esta o en aquelladirección...

Page 25: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¡Ay, Pardo! - suplicó la duquesa con mu-cha gracia -. Nada de palabras retorcidas, ni defilosofías intrincadas. Hable usted clarito y encristiano. Mire usted que no hemos llegado asabios, y que nos vamos a quedar en ayunas.

- Bueno: pues hablando en cristiano, digoque ellos y ellas son de la misma pasta, porqueno hay más remedio, y que en España (allá va,ustedes se empeñan en que ponga los puntossobre las íes) también las señoras pagan tributoa la barbarie -lo cual puede no advertirse aprimera vista porque su sexo las obliga a adop-tar formas menos toscas, y las condena al papelde ángeles, como les ha llamado este caballero-.Aquí está nuestra amiga Asís, que a pesar dehaber nacido en el Noroeste, donde las mujeresson reposadas, dulces y cariñosas, sería capaz,al darle un rayo de sol en la mollera, de lasmismas atrocidades que cualquier hija del ba-rrio de Triana o del Avapiés...

-¡Ay, paisano!, ya digo que está usted toca-do, incurable. Con el sol tiene la tema. ¿Qué le

Page 26: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

hizo a usted el sol, para que así lo traiga al re-tortero?

- Serán aprensiones, pero yo creo que lo lle-vamos disuelto en la sangre y que a lo mejornos trastorna.

- No lo dirá usted por nuestra tierra. Allá nole vemos la cara sino unos cuantos días del año.

- Pues no lo achaquemos al sol; será el aireibérico; el caso es que los gallegos, en ese pun-to, sólo aparentemente nos distinguimos delresto de la Península. ¿Ha visto usted qué biennos acostumbramos a las corridas de toros? EnMarineda ya se llena la plaza y se calientan loscascos igual que en Sevilla o Córdoba. Los cafésflamencos hacen furor; las cantaoras traen re-vuelto al sexo masculino; se han compradocientos de navajas, y lo peor es que se hace usode ellas; hasta los chicos de la calle se hanaprendido de memoria el tecnicismo tauróma-co; la manzanilla corre a mares en los taberná-culos marinedinos; hay sus cañitas y todo; unaparodia ridícula; corriente; pero parodia que

Page 27: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

sería imposible donde no hubiese materia dis-puesta para semejantes aficiones. Convénzanseustedes: aquí en España, desde la Restauración,maldito si hacemos otra cosa más que jalearnosa nosotros mismos. Empezó la broma por todasaquellas demostraciones contra don Amadeo:lo de las peinetas y mantillas, los trajecitos amedio paso y los caireles; siguió con las barbia-nerías del difunto rey, que le había dado por lochulo, y claro, la gente elegante le imitó; y aho-ra es ya una epidemia, y entre patriotismo yflamenquería, guitarreo y cante jondo, pandere-tas con madroños colorados y amarillos, y aba-nicos con las hazañas y los retratos de Frascue-lo y Mazzantini, hemos hecho una Españitabufa, de tapiz de Goya o sainete de don Ramónde la Cruz. Nada, es moda y a seguirla. Aquítiene usted a nuestra amiga la duquesa, con sucultura, y su finura, y sus mil dotes de dama:¿pues no se pone tan contenta cuando le dicenque es la chula más salada de Madrid?

Page 28: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Hombre, si fuese verdad, ¡ya se ve que mepondría! - exclamó la duquesa con la vivezadonosa que la distingue -. ¡A mucha honra!,más vale una chula que treinta gringas. Logringo me apesta. Soy yo muy españolaza: ¿seentera usted? Se me figura que más vale sercomo Dios nos hizo, que no que andemos imi-tando todo lo de extranjis... Estas manías devivir a la inglesa, a la francesa... ¿Habrá ridicu-lez mayor? De Francia los perifollos; bueno; noha de salir uno por ahí espantando a la gente,vestido como en el año de la nanita... De Ingla-terra los asados... y se acabó. Y diga usted, muyseñor mío de mi mayor aprecio: ¿cómo es esode que somos salvajes los españoles y no lo esel resto del género humano? En primer lugar:¿se puede saber a qué llama usted salvajadas?En segundo: ¿qué hace nuestro pueblo, pobreinfeliz, que no hagan también los demás deEuropa? Conteste.

-¡Ay!..., ¡si me aplasta usted!..., ¡si ya no sépor donde ando! Pietá, Signor. Vamos, duque-

Page 29: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

sa, insisto en el ejemplo de antes: ¿ha visto us-ted la romería de San Isidro?

- Vaya si la he visto. Por cierto que es de lomás entretenido y pintoresco. Tipos se encuen-tran allí, que... Tipos de oro. ¿Y los columpios?¿Y los tiovivos? ¿Y aquella animación, aquelhormigueo de la gente? Le digo a usted que,para mí, hay poco tan salado como esas fiestaspopulares. ¿Que abundan borracheras y bron-cas? Pues eso pasa aquí y en Flandes: ¿o se hacreído usted que allá, por la Inglaterra, la genteno se pone nunca a medios pelos, ni se armaquimera, ni hace barbaridad ninguna?

- Señora... - exclamó Pardo desalentado -,usted es para mí un enigma. Gustos tan refina-dos en ciertas cosas, y tal indulgencia para lobrutal y lo feroz en otras, no me lo explico sinoconsiderando que con un corazón y un ingeniode primera, pertenece usted a una generaciónbizantina y decadente, que ha perdido los idea-les... Y no digo más, porque se reirá usted demí.

Page 30: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Es muy saludable ese temor; así no mehablará usted de cosazas filosóficas que yo noentiendo - respondió la duquesa soltando unade sus carcajadas argentinas, aunque reprimi-das siempre -. No haga usted caso de este hom-bre, marquesa -murmuró volviéndose a mí-. Sise guía usted por él la convertirá en una cuáke-ra. Vaya usted al Santo, y verá cómo tengo ra-zón y aquello es muy original y muy famoso.Este señor ha descubierto que sólo se achispanlos españoles: lo que es los ingleses, ¡angelitosde mi vida!, ¡qué habían de ajumarse nunca!

- Señora - replicó el comandante riendo, pe-ro sofocado ya-: los ingleses se achispan; con-formes: pero se achispan con sherry, con cerve-za o con esos alcoholes endiablados que ellosusan; no como nosotros, con el aire, el agua, e lruido, la música y la luz del cielo; ellos se vol-verán unos cepos así que trincan, pero nosotrosnos volvemos fieras; nos entra en el cuerpo unespíritu maligno de bravata y fanfarronería, ypor gusto nos ponemos a cometer las mayores

Page 31: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ordinarieces, empeñándonos en imitar al popu-lacho. Y esto lo mismo las damas que los caba-lleros, si a mano viene, como dicen en mi país.Transijamos con todo, excepto con la ordina-riez, duquesa.

- Hasta la presente - declaró con gentil con-fusión la dama -, no hemos salido ni la marque-sa de Andrade ni yo a trastear ningún novillo.

- Pues todo se andará, señoras mías, si lesdan paño - respondió el comandante.

- A este señor le arañamos nosotras - afirmóla duquesa fingiendo con chiste un enfado des-comunal.

-¿Y el señor Pacheco, que no nos ayuda? -murmuré volviéndome hacia el silencioso gadi-tano. Este tenía los ojos fijos en mí, y sin apar-tarlos, disculpó su neutralidad declarando queya nos defendíamos muy bien y maldita la faltaque nos hacían auxilios ajenos: al poco ratomiró el reloj, se levantó, despidiose con iguallaconismo, y fuese. Su marcha varió por com-pleto el giro de la conversación. Se habló de él,

Page 32: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

claro está: la Sahagún refirió que lo había teni-do a su mesa, por ser hijo de persona a quienestimaba mucho, y añadió que ahí donde loveíamos, hecho un moro por la indolencia y uninglés por la sosería, no era sino un calaverónde tomo y lomo, decente y caballero sí, peroaventurero y gracioso como nadie, muy gasta-dor y muy tronera, de quien su padre no podíahacer bueno, ni traerle al camino de la formali-dad y del sentido práctico, pues lo único paraque hasta la fecha servía era para trastornar lacabeza a las mujeres. Y entonces el comandante(he notado que a todos los hombres les molestaun poquillo que delante de ellos se diga deotros que nos trastornan la cabeza) murmurócomo hablando consigo mismo:

- Buen ejemplar de raza española.

- III -

Bien sabe Dios que cuando al siguiente día,de mañana, salí a oír misa a San Pascual, por

Page 33: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ser la festividad del patrón de Madrid, iba yocon mi eucologio y mi mantillita hecha unasanta, sin pensar en nada inesperado y noveles-co, y a quien me profetizase lo que sucediódespués, creo que le llevo a los tribunales porembustero e insolente. Antes de entrar en laiglesia, como era temprano, me estiré a dar unborde por la calle de Alcalá, y recuerdo que,pasando frente al Suizo, dos o tres de esos chu-los de pantalón estrecho y chaquetilla corta quese están siempre plantados allí en la acera, meecharon una sarta de requiebros de lo más des-atinado; verbigracia: «Ole, ¡viva la purificaciónde la canela! Uyuyuy, ¡vaya unos ojos que setrae usted, hermosa! Soniche, ¡viva hasta el curaque bautiza a estas hembras con mansanilla e lofino!». Trabajo me costó contener la risa al en-treoír estos disparates; pero logré mantenermeseria y apreté el paso a fin de perder de vista alos ociosos.

Cerca de la Cibeles me fijé en la hermosuradel día. Nunca he visto aire más ligero, ni cielo

Page 34: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

más claro; la flor de las acacias del paseo deRecoletos olía a gloria, y los árboles parecía queestrenaban vestido nuevo de tafetán verde. Ga-nas me entraron de correr y brincar como a losquince, y hasta se me figuraba que en mistiempos de chiquilla, no había sentido nunca talexceso de vitalidad, tales impulsos de hacerextravagancias, de arrancar ramas de árbol y dechapuzarme en el pilón presidido por aquellabuena señora de los leones... Nada menos queestas tonterías me estaba pidiendo el cuerpo amí.

Seguí bajando hacia las Pascualas, con ladevoción de la misa medio evaporada y dis-traído el espíritu. Poco distaba ya de la iglesia,cuando distinguí a un caballero, que parado alpie de corpulento plátano, arrojaba a los jardi-nes un puro enterito y se dirigía luego a salu-darme. Y oí una voz simpática y ceceosa, queme decía:

- A los pies... ¿Adónde bueno tan de maña-na y tan sola?

Page 35: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Calle... Pacheco... ¿Y usted? Usted sí quede fijo no viene a misa.

-¿Y usted qué sabe? ¿Por qué no he de venira misa yo?

Trocamos estas palabras con las manos co-gidas y una familiaridad muy extraña, dado loceremonioso y somero de nuestro conocimientola víspera. Era sin duda que influía en ambos latransparencia y alegría de la atmósfera, hacien-do comunicativa nuestra satisfacción y dandocarácter expansivo a nuestra voz y actitudes. Yaque estoy dialogando con mi alma y nada ha deocultarse, la verdad es que en lo cordial de misaludo entró por mucho la favorable impresiónque me causaron las prendas personales delandaluz. Señor, ¿por qué no han de tener lasmujeres derecho para encontrar guapos a loshombres que lo sean, y por qué ha de mirarsemal que lo manifiesten (aunque para manifes-tarlo dijesen tantas majaderías como los chulosdel café Suizo)? Si no lo decimos, lo pensamos,y no hay nada más peligroso que lo reprimido

Page 36: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

y oculto, lo que se queda dentro. En suma, Pa-checo, que vestía un elegante terno gris claro,me pareció galán de veras; pero con igual sin-ceridad añadiré que esta idea no me preocupóarriba de dos segundos, pues yo no me pagosolamente del exterior. Buena prueba di de ellocasándome a los veinte con mi tío, que tenía lomenos cincuenta, y lo que es de gallardo...

Adelante. El señor de Pacheco, sin repararque ya tocaban a misa, pegó la hebra, y segui-mos de palique, guareciéndonos a la sombradel plátano, porque el sol nos hacía guiñar losojos más de lo justo.

-¡Pero qué madrugadora!-¿Madrugadora porque oigo misa a las

diez?- Sí señó: todo lo que no sea levantarse para

almorsá...- Pues usted hoy madrugó otro tanto.- Tuve corasonada. Esta tarde estarán bue-

nos los toros: ¿no va usted?

Page 37: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- No: hoy no irá la Sahagún, y yo general-mente voy con ella.

-¿Y a las carreras de caballos?- Menos; me cansan mucho: una revista de

trapos y moños: una insulsez. Ni entiendoaquel tejemaneje de apuestas. Lo único diverti-do es el desfile.

- Y entonces, ¿por qué no va a San Isidro?-¡A San Isidro! ¿Después de lo que nos pre-

dicó ayer mi paisano?- Buen caso hase usted de su paisano.- Y ¿creerá usted que con tantos años como

llevo de vivir en Madrid, ni siquiera he visto laermita?

-¿Que no? Pues hay que verla; se distraeráusted muchísimo; ya sabe lo que opina la du-quesa, que esa fiesta merece el viaje. Yo no laconozco tampoco; verdá que soy forastero.

- Y... ¿y los borrachos, y los navajazos, y to-do aquello de que habló don Gabriel? ¿Seráexageración suya?

-¡Yo qué sé! ¡Qué más da!

Page 38: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Me hace gracia... ¿Dice usted que no im-porta? ¿Y si luego paso un susto?

-¡Un susto yendo conmigo!-¿Con usted? - y solté la risa.-¡Conmigo, ya se sabe! No tiene usted por

qué reírse, que soy mu buen compañero.Me reí con más ganas, no sólo de la suposi-

ción de que Pacheco me acompañase, sino desu acento andaluz, que era cerrado y sandun-guero sin tocar en ordinario, como el de ciertosseñoritos que parecen asistentes.

Pacheco me dejó acabar de reír, y sin perdersu seriedad, con mucha calma, me explicó lofácil y divertido que sería darse una vueltecitapor la feria, a primera hora, regresando a Ma-drid sobre las doce o la una. ¡Si me hubiese ta-pado con cera los oídos entonces, cuántos malesme evitaría! La proposición, de repente, empe-zó a tentarme, recordando el dicho de la Saha-gún: «Vaya usted al Santo, que aquello es muyoriginal y muy famoso». Y realmente, ¿qué malhabía en satisfacer mi curiosidad?, pensaba yo.

Page 39: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Lo mismo se oía misa en la ermita del Santoque en las Pascualas; nada desagradable podíaocurrirme llevando conmigo a Pacheco, y sialguien me veía con él, tampoco sospecharíacosa mala de mí a tales horas y en sitio tan pú-blico. Ni era probable que anduviese por allí lasombra de una persona decente, ¡en día de ca-rreras y toros!, ¡a las diez de la mañana! La es-capatoria no ofrecía riesgo... ¡y el tiempo convi-daba tanto! En fin, que si Pacheco porfiaba algomás, lo que es yo...

Porfió sin impertinencia, y tácitamente, son-riendo, me declaré vencida. ¡Solemne ligereza!Aún no había articulado el sí y ya discutíamoslos medios de locomoción. Pacheco propuso,como más popular y típico, el tranvía; pero yo,a fin de que la cosa no tuviese el menor aspectode informalidad, preferí mi coche. La cocherano estaba lejos: calle del Caballero de Gracia:Pacheco avisaría, mandaría que enganchasen eiría a recogerme a mi casa, por donde yo necesi-taba pasar antes de la excursión. Tenía que to-

Page 40: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

mar el abanico, dejar el devocionario, cambiarmantilla por sombrero... En casa le esperaría. Alpunto que concertamos estos detalles, Pachecome apretó la mano y se apartó corriendo de mí.A la distancia de diez pasos se paró y preguntóotra vez:

-¿Dice usted que el coche cierra en el Caba-llero de Gracia?

- Sí, a la izquierda... un gran portalón...Y tomé aprisita el camino de mi vivienda,

porque la verdad es que necesitaba hacer mu-chas más cosas de las que le había confesado aPacheco; ¡pero vaya usted a enterar a un hom-bre...! Arreglarme el pelo, darme velutina, bus-car un pañolito fino, escoger unas botas nuevasque me calzan muy bien, ponerme guantesfrescos y echarme en el bolsillo un sachet deraso que huele a iris (el único perfume que nome levanta dolor de cabeza). Porque al fin,aparte de todo, Pacheco era para mí persona decumplido; íbamos a pasar algunas horas juntosy observándonos muy de cerca, y no me gusta-

Page 41: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ría que algún rasgo de mi ropa o mi persona leprodujese efecto desagradable. A cualquierseñora, en mi caso, le sucedería lo propio.

Llegué al portal sofocada y anhelosa, subí aescape, llamé con furia y me arrojé en el toca-dor, desprendiéndome la mantilla antes de si-tuarme frente al espejo. «Ángela, el sombreronegro de paja con cinta escocesa... Ángela, elantucá a cuadritos..., las botas bronceadas»...

Vi que la Diabla se moría de curiosidad...«¿Sí?, pues con las ganas de saber te quedas,hija... La curiosidad es muy buena para la ropablanca». Pero no se le coció a la chica el pan enel cuerpo y me soltó la píldora.

-¿La señorita almuerza en casa?Para desorientarla respondí:- Hija, no sé... Por si acaso, tenerme el al-

muerzo listo, de doce y media a una... Si a launa no vengo, almorzad vosotros...; pero reser-vándome siempre una chuleta y una taza decaldo..., y mi té con leche, y mis tostadas.

Page 42: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Cuando estaba arreglando los rizos de lafrente bajo el ala del sombrero, reparé en unprecioso cacharro azul, lleno de heliotropos,gardenias y claveles, que estaba sobre la chi-menea.

-¿Quién ha mandado eso?- El señor comandante Pardo..., el señorito

Gabriel.-¿Por qué no me lo enseñabas?- Vino la señorita tan aprisa... Ni me dio

tiempo.No era la primera vez que mi paisano me

obsequiaba con flores. Escogí una gardenia yun clavel rojo, y prendí el grupo en el pecho.Sujeté el velo con un alfiler; tomé un casaquínligero de paño; mandé a Ángela que me estira-se la enagua y volante, y me asomé, a ver si pormilagro había llegado el coche. Aún no, porqueera imposible; pero a los diez minutos desem-bocaba a la entrada de la calle. Entonces salí ala antesala andando despacio, para que la Dia-bla no acabase de escamarse; me contuve hasta

Page 43: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

cruzar la puerta; y ya en la escalera, me precipi-té, llegando al portal cuando se paraba la berli-na y saltaba en la acera Pacheco.

-¡Qué listo anduvo el cochero! - le dije.- El cochero y un servidor de usted, señora -

contestó el gaditano teniendo la portezuelapara que yo subiese-. Con estas manos he ayu-dao a echar las guarniciones y hasta se me figu-ra que a lavar las ruedas.

Salté en la berlina, quedándome a la dere-cha, y Pacheco entró por la portezuela contra-ria, a fin de no molestarme y con ademán deprofundo respeto...: ¡valiente hipócrita está él!Nos miramos indecisos por espacio de unafracción de segundo, y mi acompañante mepreguntó en voz sumisa:

-¿Doy orden de ir camino de la pradera?- Sí, sí... Dígaselo usted por el vidrio.Sacó fuera la cabeza y gritó: «¡Al Santo!». La

berlina arrancó inmediatamente, y entre el pri-mer retemblido de los cristales, exclamó Pache-co:

Page 44: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Veo que se ha prevenío usted contra el ca-lor y el sol... Todo hace falta.

Sonreí sin responder, porque me encontra-ba (y no tiene nada de sorprendente) algo cohi-bida por la novedad de la situación. No se des-alentó el gaditano.

- Lleva usted ahí unas flores presiosas...¿No sobraba para mí ninguna? ¿Ni siquiera unarosita de a ochavo? ¿Ni un palito de albahaca?

- Vamos - murmuré -, que no es usted pocopedigüeño... Tome usted para que se calle.

Desprendí la gardenia y se la ofrecí. Enton-ces hizo mil remilgos y zalemas.

- Si yo no pretendía tanto... Con el rabillome contentaba, o con media hoja que usted learrancase... ¡Una gardenia para mí solo! No sécómo lucirla... No se me va a sujetar en el ojal...A ver si usted consigue, con esos deditos...

- Vamos, que usted no pedía tanto, peroquiere que se la prendan, ¿eh? Vuélvase ustedun poco, voy a afianzársela. Introduje el rabopostizo de la flor en el ojal de Pacheco, y to-

Page 45: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

mando de mi corpiño un alfiler sujeté la garde-nia, cuyo olor a pomada me subía al cerebro,mezclado con otro perfume fino, procedente,sin duda, del pelo de mi acompañante. Sentí uncalor extraordinario en el rostro, y al levantarlo,mis ojos se tropezaron con los del meridional,que en vez de darme las gracias, me contemplóde un modo expresivo e interrogador. En aquelmomento casi me arrepentí de la humorada deir a la feria; pero ya...

Torcí el cuello y miré por la ventanilla. Ba-jábamos de la plazuela de la Cebada a la callede Toledo. Una marea de gente, que tambiéndescendía hacia la pradera, rodeaba el coche yle impedía a veces rodar. Entre la multitud do-minguera se destacaban los vistosos colorinesde algún bordado pañolón de Manila, con sufleco de una tercia de ancho. Las chulas se vol-vían y registraban con franca curiosidad el in-terior de la berlina. Pacheco sacó la cabeza y ledijo a una no sé qué.

Page 46: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Nos toman por novios - advirtió dirigién-dose a mí -. No se ponga usted más colorada: eslo que le faltaba para acabar de estar linda -añadió medio entre dientes.

Hice como si no oyese el piropo y desvié laconversación, hablando del pintoresco aspectode la calle de Toledo, con sus mil tabernillas,sus puestos ambulantes de quincalla, sus anti-cuadas tiendas y sus paradores que se conser-van lo mismito que en tiempo de Carlos cuarto.Noté que Pacheco se fijaba poco en tales menu-dencias, y en vez de observar las curiosidadesde la calle más típica que tiene Madrid, llevabalos ojos puestos en mí con disimulo, pero conpertinacia, como el que estudia una fisonomíadesconocida para leer en ella los pensamientosde la dueña. Yo también, a hurtadillas, procu-raba enterarme de los más mínimos ápices de lacara de Pacheco. No dejaba de llamarme laatención la mezcla de razas que creía ver enella. Con un pelo negrísimo y una tez quemada

Page 47: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

del sol, casaban mal aquel bigote dorado yaquellos ojos azules.

-¿Es usted hijo de inglesa? - le pregunté alfin -. Me han contado que en la costa del Medi-terráneo hay muchas bodas entre ingleses yespañolas, y al revés.

- Es cierto que hay muchísimas, en Málagasobre todo; pero yo soy español de pura sangre.

Le volví a mirar y comprendí lo tonto de mipregunta. Ya recordaba haber oído a algún sa-bio de los que suele convidar a comer la Saha-gún cuando no tiene otra cosa en que entrete-nerse, que es una vulgaridad figurarse que losespañoles no pueden ser rubios, y que al con-trario el tipo rubio abunda en España, sólo queno se confunde con el rubio sajón, porque esmucho más fino, más enjuto, así al modo de loscaballos árabes. En efecto, los ingleses que yoconozco son por lo regular unos montones decarne sanguínea, que al parecer se escapa sola ala parrilla del rosbif; tienen cada cogote y cadapescuezo como ruedas de remolacha; las bocas

Page 48: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

de ellos dan asco de puro coloradotas, y lasfrentes, de tan blancas, fastidian ya, porque esode la frente pura está bueno para las señoritas,no para los hombres. ¿Cuándo se verá en nin-gún inglés un corte de labios sutil, y una sienhundida, y un cuello delgado y airoso como elde Pacheco? Pero al grano: ¿pues no me entre-tengo recreándome en las perfecciones de esepillo?

¡Qué hermoso y alegre estaba el puente deToledo! Lo recuerdo como se recuerda una de-coración del Teatro Real. Hervía la gente, y mi-rando hacia abajo, por la pradera y por todaslas orillas del Manzanares, no se veían más quegrupos, procesiones, corrillos, escenas animadí-simas de esas que se pintan en las panderetas.A mí ciertos monumentos, por ejemplo las ca-tedrales, casi me parecen más bonitas solitarias;pero el puente de Toledo, con sus retablazos, onichos, o lo que sean aquellos fantasmones ba-rrocos que le guarnecen a ambos lados, no estábien sin el rebullicio y la algazara de la gentuza,

Page 49: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

los chulapos y los tíos, los carniceros y los ca-rreteros, que parece que acaban de bajarse deun lienzo de Goya. Ahora que se han puestotan de moda los casacones, el puente tiene unencanto especial. Nuestro coche dio vuelta paratomar el camino de la pradera, y allí, en elmismo recodo, vi una tienda rara, una botería,en cuya fachada se ostentaban botas de todoslos tamaños, desde la que mide treinta azum-bres de vino, hasta la que cabe en el bolsillo delpantalón. Pacheco me propuso que, para adop-tar el tono de la fiesta, comprásemos una botitamuy cuca que colgaba sobre el escaparate y lallenásemos de Valdepeñas: proposición querechacé horrorizada.

No sé quién fue el primero que llamó feas yáridas a las orillas del Manzanares, ni por quélos periódicos han de estar siempre soltándolepullitas al pobre río, ni cómo no prendieron aaquel farsante de escritor francés (AlejandroDumas, si no me engaño) que le ofreció de li-mosna un vaso de agua. Convengo en que no

Page 50: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

es muy caudaloso, ni tan frescachón comonuestro Miño o nuestro Sil; pero vamos, que nofalta en sus orillas algún rinconcito ameno,verde y simpático. Hay árboles que convidan adescansar a la sombra, y unos puentes rústicospor entre los lavaderos, que son bonitos encualquier parte. La verdad es que acaso influíaen esta opinión que formé entonces, el que seme iba quitando el susto y me rebosaba el con-tento por haber realizado la escapatoria. Variosmotivos se reunían para completar mi satisfac-ción. Mi traje de céfiro gris sembrado de ancli-tas rojas, era de buen gusto en una excursiónmatinal como aquella; mi sombrero negro depaja me sentaba bien, según comprobé en elvidrio delantero de la berlina; el calor aún nomolestaba mucho; mi acompañante me agrada-ba, y la calaverada, que antes me ponía miedo,iba pareciéndome lo más inofensivo del mun-do, pues no se veía por allí ni rastro de personaregular que pudiese conocerme. Nada meaguaría tanto la fiesta como tropezarme con

Page 51: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

algún tertuliano de la Sahagún, o vecina debutacas en el Real, que fuese luego a permitirsecomentarios absurdos. Sobran personas maldi-cientes y deslenguadas que interpretan y tradu-cen siniestramente las cosas más sencillas, y depoco le sirve a una mujer pasarse la vida muysobre aviso, si se descuida una hora... (Sí, y loque es a mí, en la actualidad, me caen muy bienestas reflexiones. En fin, prosigamos.) El caso esque la pradera ofrecía aspecto tranquilizador.Pueblo aquí, pueblo allí, pueblo en todas direc-ciones; y si algún hombre vestía americana, envez de chaquetón o chaquetilla, debía de sercriado de servicio, escribiente temporero, horte-ra, estudiante pobre, lacayo sin colocación, quese tomaba un día de asueto y holgorio. Por esocuando a la subida del cerro, donde ya no pue-den pasar los carruajes, Pacheco y yo nos baja-mos de la berlina, parecíamos, por el contraste,pareja de archiduques que tentados de la curio-sidad se van a recorrer una fiesta populachera,

Page 52: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

deseosos de guardar el incógnito, y delatadospor sus elegantes trazas.

En fuerza de su novedad me hacía gracia elespectáculo. Aquella romería no tiene nada quever con las de mi país, que suelen celebrarse ensitios frescos, sombreados por castaños o noga-les, con una fuente o riachuelo cerquita y elsantuario en el monte próximo... El campo deSan Isidro es una serie de cerros pelados, undesierto de polvo, invadido por un tropel degente entre la cual no se ve un solo campesino,sino soldados, mujerzuelas, chisperos, raleaapicarada y soez; y en lugar de vegetación, mi-les de tinglados y puestos donde se vendencachivaches que, pasado el día del Santo, novuelven a verse en parte alguna: pitos adorna-dos con hojas de papel de plata y rosas estu-pendas; vírgenes pintorreadas de esmeralda,cobalto y bermellón; medallas y escapulariosigualmente rabiosos; loza y cacharros; figuritasgroseras de toreros y picadores; botijos dehechuras raras; monigotes y fantoches con la

Page 53: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

cabeza de Martos, Sagasta o Castelar: ministrosa dos reales; esculturas de los ratas de la GranVía, y al lado de la efigie del bienaventuradoSan Isidro, unas figuras que... ¡Válgame Dios!Hagamos como si no las viésemos.

Aparte del sol que le derrite a uno la seseray del polvo que se masca, bastan para mareartantos colorines vivos y metálicos. Si sigo mi-rando van a dolerme los ojos. Las naranjas api-ñadas parecen de fuego; los dátiles relucen co-mo granates obscuros; como pepitas de oro losgarbanzos tostados y los cacahuetes: en lospuestos de flores no se ven sino claveles amari-llos, sangre de toro, o de un rosa tan encendidocomo las nubes a la puesta del sol: las emana-ciones de toda esta clavelería no consiguenvencer el olor a aceite frito de los buñuelos, quese pega a la garganta y produce un cosquilleoinaguantable. Lo dicho, aquí no hay color queno sea desesperado: el uniforme de los milita-res, los mantones de las chulas, el azul del cielo,el amarillento de la tierra, los tiovivos con listas

Page 54: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

coloradas y los columpios dados de almagrecon rayas de añil... Y luego la música, el ras-gueo de las guitarras, el tecleo insufrible de lospianos mecánicos que nos aporrean los oídoscon el paso doble de Cádiz, repitiendo desdetreinta sitios de la romería: -¡Vi-va España!

Nadie imagine maliciosamente que se mehabía pasado lo de oír misa. Tratamos de rom-per por entre el gentío y de deslizarnos en laermita, abierta de par en par a los devotos; peroestos eran tantos, y tan apiñados, y tan grose-ros, y tan mal olientes, que si porfío en llegar ala nave, me sacan de allí desmayada o difunta.Pacheco jugaba los brazos y los puños, segúnpodía, para defenderme; sólo lograba que nosapretasen más y que oyésemos juramentos yblasfemias atroces. Le tiré de la manga.

- Vámonos, vámonos de aquí... Renuncio...No se puede.

Cuando ya salimos a atmósfera respirable,suspiré muy compungida:

-¡Ay, Dios mío!... Sin misa hoy...

Page 55: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- No se apure - me contestó mi acompañan-te -, que yo oiré por usted aunque sea todas lasgregorianas... Ya ajustaremos esa cuenta.

- A mí sí que me la ajustará el padre Urdaxtan pronto me eche la vista encima - pensé paramis adentros, mientras me tentaba el hombro,donde había recibido un codazo feroz de unode aquellos cafres.

- IV -

Don Diego, que en el coche se me figurabareservado y tristón, se volvió muy dicharacherodesde que andábamos por San Isidro, justifi-cando su fama de buena sombra. Sujetandobien mi brazo para que las mareas de gente nonos separasen, él no perdía ripio, y cada por-menor de los tinglados famosos le daba pretex-to para un chiste, que muchas veces no era talsino en virtud del tono y acento con que lo de-cía, porque es indudable que si se escribiesenlas ocurrencias de los andaluces, no resultarían

Page 56: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tan graciosas, ni la mitad, de lo que parecen ensus labios; al sonsonete, al ceceíllo y a la pronti-tud en responder, se debe la mayor parte delsalero.

Lo peor fue que como allí no había más per-sonas regulares que nosotros, y Pacheco se me-tía con todo el mundo y a todo el mundo dabacuerda, nos rodeó la canalla de mendigos, fe-nómenos, chiquillos harapientos, gitanas, buño-leras y vendedoras. El impulso de mi acompa-ñante era comprar cuanto veía, desde los esca-pularios hasta los botijos, hasta que me cuadré.

- Si compra usted más, me enfado.-¡Soniche! Sanacabao las compras. ¡Que sa-

nacabao digo! Al que no me deje en paz, le doyen igual de dinero, cañaso. ¿Tiene usted másque mandar?

- Mire usted, pagaría por estar a la sombraun ratito.

-¿En la cárcel por comprometeora? Llama-remos a la pareja y verasté que pronto.

Page 57: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Ahora que reflexiono a sangre fría, caigo enla cuenta de que era bastante raro y muy in-conveniente que a los tres cuartos de hora depasearnos juntos por San Isidro nos hablásemosdon Diego y yo con tanta broma y llaneza. Esposible, bien mirado, que mi paisano tengarazón; que aquel sol, aquel barullo y aquellaatmósfera popular obren sobre el cuerpo y elalma como un licor o vino de los que más sesuben a la cabeza, y rompan desde el primermomento la valla de reserva que trabajosamen-te levantamos las señoras un día y otro contraosadías peligrosas. De cualquier índole quefuese, yo sentía ya un principio de mareo cuan-do exclamé:

- En la cárcel estaría a gusto con tal que nohiciese sol... Me encuentro así... no sé cómo:parece que me desvanezco.

- Pero ¿se siente usted mala? ¿Mala? -preguntó Pacheco seriamente, con vivo interés.

- Lo que se dice mala, no: es una fatiga, unasofocación... Se me nubla la vista.

Page 58: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Echose Pacheco a reír y me dijo casi al oído:- Lo que usted tiene ya lo adivino yo, sin

necesidad de ser sahorí... Usted tiene ni más nimenos que... gasusa.

-¿Eh?- Debilidad, hablando pronto... Y no es us-

ted sola... yo hace rato que doy las boqueás dehambre. ¡Si debe de ser mediodía!

- Puede, puede que no se equivoque ustedmucho. A estas horas suelen pasearse los raton-citos por el estómago... Ya hemos visto el Santo;volvámonos a Madrid y podrá usted almorzar,si gusta acompañarme...

- No señora... Si eso que usted discurre esun pueblo. Si lo que vamos a haser es almorsáen una fondita de aquí. ¡Que las hay!...

Se llevó los dedos apiñados a la boca y arro-jó un beso al aire, para expresar la excelencia delas fondas de San Isidro.

Aturdida y todo como me encontraba, laidea me asustó: me pareció indecorosa, y vi deuna ojeada sus dificultades y riesgos. Pero al

Page 59: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

mismo tiempo, allá en lo íntimo del alma, aque-llos escollos me la hacían deliciosa, apetecible,como es siempre lo vedado y lo desconocido.¿Era Pacheco algún atrevido, capaz de faltarmesi yo no le daba pie? No, por cierto, y el no dar-le pie quedaba de mi cuenta. ¡Qué buen rato meperdía rehusando! ¿Qué diría Pardo de estaaventura si la supiese? Con no contársela...Mientras discurría así, en voz alta me negabaterminantemente... Nada, a Madrid de seguida.

Pacheco no cejó, y en vez de formalizarse,echó a broma mi negativa. Con mil zalameríasy agudezas, ceceando más que nunca, afirmóque espicharía de necesidad si tardase en al-morzar arriba de veinte minutos.

- Que me pongo de rodillas aquí mismo... -exclamaba el muy truhán -. Ea, un sí de esaboquita... ¡Usted verá el gran armuerso del si-glo! Fuera escrúpulos... ¿Se ha pensao ustedque mañana voy yo a contárselo a la señá du-quesa de Sahagún? A este probetico..., ¡unalimosna de armuerso!

Page 60: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Acabó por entrarme risa y tuve la flaquezade decir:

- Pero... ¿y el coche, que está aguardandoallá abajo?

- En un minuto se le avisa... Que procurecochera aquí... Y si no, que se vuelva a Madrid,hasta la puesta del sol... Espere usted, buscaréalguno que lleve el recao... No la he de dejaraquí solita pa que se la coma un lobo: eso sí queno.

Debió de oírlo un guindilla que andaba porallí ejerciendo sus funciones, y en tono tan re-verente y servicial como bronco lo usaba paraintimar a la gentuza que se desapartase, nosdijo con afable sonrisa:

- Yo aviso si justan... ¿Dónde está o coche?¿Cómo le llaman al cochero?

- Este no es de mi tierra, ni nada. ¿De quéparte de Galicia? -pregunté al agente.

- Desviado de Lujo tres légoas, a la bandade Sarria, para servir a vusté - explicó él, y losojos le brillaron de alegría al encontrarse con

Page 61: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

una paisana -. «¿Si éste me conocerá por con-ducto de la Diabla?», pensé yo recelosa; pero mitemor sería infundado, pues el agente no aña-dió nada más. Para despacharle pronto, le ex-pliqué:

-¿Ve aquella berlina con ruedas encarna-das..., cochero mozo, con patillas, librea verde?Allá abajo... Es la octava en la fila.

- Bien veo, bien.- Pues va usted - ordenó Pachecho -, y le di-

ce que se largue a Madrí con viento fresco, yque por la tardesita vuerva y se plantifique enel mismo lugar. ¿Estamos, compadre?

Noté que mi acompañante extendía la manoy estrechaba con gran efusión la del guindilla;pero no sería esta distinción lo que tanto le ale-gró la cara a mi conterráneo, pues le vi cerrar ladiestra deslizándola en el bolsillo del pantalón,y entreoí la fórmula gallega clásica:

- De hoy en cien años.Libre ya del apéndice del carruaje, por ins-

tinto me apoyé más fuerte en el brazo de don

Page 62: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Diego, y él a su vez estrechó el mío como ratifi-cando un contrato.

- Vamos poquito a poco subiendo al cerro...Ánimo y cogerse bien.

El sol campeaba en mitad del cielo, y vertíallamas y echaba chiribitas. El aire faltaba porcompleto: no se respiraba sino polvo arcilloso.Yo registraba el horizonte tratando de descu-brir la prometida fonda, que siempre sería untecho, preservativo contra aquel calor del Sene-gal. Mas no se veía rastro de edificio grande entoda la extensión del cerro, ni antes ni después.Las únicas murallas blancas que distinguí a miderecha eran las tapias de la Sacramental, acuyo amparo descansaban los muertos sin ente-rarse de las locuras que del otro lado cometía-mos los vivos. Amenacé a Pacheco con el palode la sombrilla:

-¿Y esa fonda? ¿Se puede saber hasta quéhora vamos a andar buscándola?

Page 63: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿Fonda? - saltó Pacheco como si le sor-prendiese mucho mi pregunta -. ¿Dijo ustedfonda? El caso es... Mardito si sé a qué lado cae.

-¡Hombre..., pues de veras que tiene gracia!¿No aseguraba usted que había fondas precio-sas, magníficas? ¡Y me trae usted con tanta fle-ma a asarme por estos vericuetos! Al menosentérese... Pregunte a cualquiera, ¡al primeroque pase!

-¡Oigasté... cristiano!Volviose un chulo de pelo alisado en pete-

neras, manos en los bolsillos de la chaquetilla,hocico puntiagudo, gorra alta de seda, estrechopantalón y viciosa y pálida faz: el tipo perfectodel rata, de esos mocitos que se echa uno atemblar al verlos, recelando que hasta el modode andar le timen.

-¿Hay por aquí alguna fonda, compañero? -interrogó Pacheco alargándole un buen puro.

- Se estima... Como haber fondas, hay fon-das: misté por ahí too alredor, que fondas son;pero tocante a fonda, vamos, según se ice, de

Page 64: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

comías finas, pa la gente e aquel, me pienso queno hallarán ustés conveniencia: digo, esto me lopienso yo: ustés verán.

- No hay más que merenderos, está visto -pronunció Pacheco bajo y con acento pesaroso.

Al ver que él se mostraba disgustado, yo,por ese instinto de contradicción humorísticaque en situaciones tales se nos desarrolla a lasmujeres, me manifesté satisfecha. Además, enel fondo, no me desagradaba comer en un me-rendero. Tenía más carácter. Era más nuevo eimprevisto, y hasta menos clandestino y peli-groso. ¿Qué riesgo hay en comer en un barra-cón abierto por todos lados donde está entran-do y saliendo la gente? Es tan inocente comotomar un vaso de cerveza en un café al airelibre.

- V -

Convencidos ya de que no existía fonda nisombra de ella, o de que nosotros no acertába-

Page 65: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

mos a descubrirla, miramos a nuestro alrede-dor, eligiendo el merendero menos indecente yde mejor trapío. Casi en lo alto del cerro cam-peaba uno bastante grande y aseado; no osten-taba ningún rótulo extravagante, como los quese leían en otros merenderos próximos, verbi-gracia: «Refrescos de los que usava el Santo».«La mar en vevidas y comidas». «La Brillantez:callos y caracoles». A la entrada (que puerta nola tenía) hallábase de pie una chica joven, defisonomía afable, con un puñal de níquel atra-vesado en el moño: y no había otra alma vivien-te en el merendero, cuyas seis mesas vacías meparecieron muy limpias y fregoteadas. Pudieracompararse el barracón a una inmensa tiendade campaña: las paredes de lona: el techo deunas esteras tendidas sobre palos: dividíase entres partes desiguales, la menor ocultando lahornilla y el fogón donde guisaban, la grandeque formaba el comedor, la mediana que veníaa ser una trastienda donde se lavaban platos ycubiertos; pero estos misterios convinimos en

Page 66: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

que sería mejor no profundizarlos mucho, sihabíamos de almorzar. El piso del merenderoera de greda amarilla, la misma greda de todoel árido cerro: y una vieja sucia y horrible quefrotaba con un estropajo las mesas, no necesita-ba sino bajarse para encontrar la materia prime-ra de aquel aseo inverosímil.

Tomamos posesión de la mesa del fondo,sentándonos en un banco de madera que teníapor respaldo la pared de lona del barracón. Lamuchacha, con su perrera pegada a la frentepor grandes churretazos de goma y su puñal deníquel en el moño, acudió solícita a ver quémandábamos: olfateaba parroquianos gordos, yacaso adivinaba o presentía otra cosa, pues nosdirigió unas sonrisitas de inteligencia que mepusieron colorada. Decía a gritos la cara de lachica: «Buen par están estos dos... ¿Qué maníales habrá dado de venir a arrullarse en el Santo?Para eso más les valía quedarse en su nido...que no les faltará de seguro». Yo, que leía seme-jantes pensamientos en los ojos de la muy en-

Page 67: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tremetida, adopté una actitud reservada y dig-na, hablando a Pacheco como se habla a unamigo íntimo, pero amigo a secas; precauciónque lejos de desorientar a la maliciosa mucha-cha, creo que sólo sirvió para abrirle más losojos. Nos dirigió la consabida pregunta:

-¿Qué van a tomar?-¿Qué nos puede usted dar? - contestó Pa-

checo -. Diga usted lo que hay, resalada..., y laseñora irá escogiendo.

- Como haber..., hay de todo. ¿Quieren al-morzar formalmente?

- Con toa formaliá.- Pues de primer plato... una tortillita... o

huevos revueltos.- Vaya por los huevos revueltos. ¿Y hay

magras?-¿Unas magritas de jamón? Sí.-¿Y chuletas?- De ternera, muy ricas.-¿Pescado?

Page 68: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Pescado no... Si quieren latas... tenemosescabeche de besugo, sardinas...

-¿Ostras no?- Como ostras..., no señora. Aquí pocas co-

sas finas se pueden despachar. Lo general quepiden... callos y caracoles, Valdepeñas, chule-tas.

- Usted resolverá - indiqué volviéndome aPacheco.

-¿He de ser yo? Pues traíganos de too esoque hemos dicho, niña bonita..., huevos, ma-gras, ternera, lata de sardinas... ¡Ay!, y lo pri-mero de too se va usted a traer por los aires unaboteya e mansaniya y unas cañitas... Y aseitu-nas.

- Y después... ¿qué es lo que les he de ser-vir? ¿Las chuletas antes de nada?

- No: misté, azucena: nos sirve usted loshuevos, luego el jamón, las sardinas, las chule-titas... De postre, si hay algún queso...

Page 69: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¡Ya lo creo que sí! De Flandes y de Villa-lón... Y pasas, y almendras, y rosquillas y ave-llanas tostás...

- Pues vamos a armorsá mejor que el Nun-cio.

Esto mismo que exclamó Pacheco frotándo-se las manos, lo pensaba yo. Aquellas ordina-rieces, como diría mi paisano el filósofo, meabrían el apetito de par en par. Y aumentaba mibuena disposición de ánimo el encontrarme acubierto del terrible sol.

Verdad que estaba a cubierto lo mismo queel que sale al campo a las doce del día bajo unparaguas. El sol, si no podía ensañarse connuestros cráneos, se filtraba por todas partes ynos envolvía en un baño abrasador. Por entrelas esteras mal juntas del techo, al través de lalona, y sobre todo, por el abierto frente de latienda, entraban a oleadas, a torrentes, no sólola luz y el calor del astro, sino el ruido, el oleajedel humano mar, los gritos, las disputas, lascanciones, las risotadas, los rasgueos y punteos

Page 70: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

de guitarra y vihuela, el infernal paso doble, el¡Viva España! de los duros pianos mecánicos.

Casi al mismo punto en que la chica delpuñal de níquel depositaba en la mesa una bo-tella rotulada Manzanilla superior, dos cañasdel vidrio más basto y dos conchas con rajas desalchichón y aceitunas aliñás, se coló por laabertura una mujer desgreñada, cetrina, conojos como carbones, saya de percal con almido-nados faralaes y pañuelo de crespón de lanadesteñido y viejo, que al cruzarse sobre el pe-cho dejaba asomar la cabeza de una criatura. Lamujer se nos plantó delante, fija la mano iz-quierda en la cadera y accionando con la dere-cha: de qué modo se sostenía el chiquillo, es loque no entiendo.

- En er nombre e Dios, Pare, Jijo y EpírituZanto, que donde va er nombre e Dios no vacosa mala. Una palabrita les voy a icir, que lasea ostés mucha farta saberla...

-¡Calle! - grité yo contentísima -. ¡Una gitanaque nos va a decir la buenaventura!

Page 71: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿Le mando que se largue? ¿La incomoda austed?

-¡Al contrario! Si me divierte lo que no esimaginable. Verá usted cuántos enredos va aechar por esa boca. Ea, la buenaventura pronto,que tengo una curiosidad inmensa de oírla.

- Pué diñe osté la mano erecha, jermosa, yuna moneíta de plata pa jaser la crú.

Pacheco le alargó una peseta, y al mismotiempo, habiendo descorchado la manzanilla ypedido otra caña, se la tendió llena de vino a laegipcia. Con este motivo armaron los dos untiroteo de agudezas y bromas; bien se conocíaque eran hijos de la misma tierra, y que ni auno ni a otro se les atascaban las palabras en elgaznate, ni se les agotaba la labia aunque laderramasen a torrentes. Al fin la gitana se em-bocó el contenido de la cañita, y yo la imité,porque, con la sed, tentaba aquel vinillo claro.¡Manzanilla superior! ¡A cualquier cosa llamansuperior aquí! La manzanilla dichosa sabía aesparto, a piedra alumbre y a demonios coro-

Page 72: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

nados; pero como al fin era un líquido, y yo conel calor estaba para beberme el Manzanaresentero, no resistí cuando Pacheco me escancióotra caña. Sólo que en vez de refrescarme, seme figuró que un rayo de sol, disuelto en pol-vo, se me introducía en las venas y me salía enchispas por los ojos y en arreboles por la faz.Miré a Pacheco muy risueña, y luego me volvíconfusa, porque él me pagó la mirada con otramás larga de lo debido.

-¡Qué bonitos ojos azules tiene este perdis! -pensaba yo para mí.

El gaditano estaba sin sombrero; vestía untraje ceniza, elegante, de paño rico y flexible; devez en cuando se enjugaba la frente sudorosacon un pañuelo fino, y a cada movimiento se ledescomponía el pelo, bastante crecido, negro ysedoso; al reír, le iluminaba la cara la blancurade sus dientes, que son de los mejor puestos ymás sanos que he visto nunca, y aún parecíadoblemente morena su tez, o mejor dicho, do-blemente tostada, porque hacia la parte que ya

Page 73: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

cubre el cuello de la camisa se entreveía un cu-tis claro.

- La mano, jermosa - repitió la gitana.Se la alargué y ella la agarró haciéndomela

tener abierta. Pacheco contemplaba las dos ma-nos unidas.

-¡Qué contraste! - murmuró en voz baja, nocomo el que dice una galantería a una señora,sino como el que hace una reflexión entre sí.

En efecto, sin vanidad, tengo que reconocerque la mano de la gitana, al lado de la mía, pa-recía un pedazo de cecina feísimo: la tumbagade plata, donde resplandecía una esmeraldafalsa espantosa, contribuía a que resaltase elcolor cobrizo de la garra aquella, y claro estáque mi diestra, que es algo chica, pulida y blan-ca, con anillos de perlas, zafiros y brillantes,contrastaba extrañamente. La buena de la bo-hemia empezó a hacer sus rayas y ensalmos,endilgándonos una retahíla de esas que nocomprometen, pues son de doble sentido y seaplican a cualquier circunstancia, como las res-

Page 74: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

puestas de los oráculos. Todo muy recalcadocon los ojos y el ademán.

- Una cosa diquelo yo en esta manica, quehae suseder mu pronto, y nadie saspera quesusea... Un viaje me vasté a jaser, y no ae serpara má, que ae ser pa sastisfasión e toos... Unacarta me vasté a resibir, y lae alegrá lo que vie-ne escribío en eya... Unas presonas me tieneusté que la quieren má, y están toas perdías porjaserle daño; pero der revé les ae salir la perraintensión... Una presoniya está chalaíta por usté(al llegar aquí la bruja clavó en Pacheco las as-cuas encendidas de sus ojos) y un convite le aedar quien bien la quiere... Amorosica de geniome es usté; pero cuando se atufa, una leonabrava de los montes se me güerve... Que no laenriten a usté y que le yeven toiticas las cosasar pelo de la suavidá, que por la buena, corasóntiene usté pa tirarse en metá e la bahía e Cadis...Con mieles y no con hieles me la han de enga-tusar a usté... Un cariñiyo me vasté a tener muguardadico en su pechito y no lo ae sabé ni la

Page 75: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tierra, que secretica me es usté como la piedra ela sepultura... También una cosa le igo y es queusté mesma no me sabe lo que en ese corason-siyo está guardao... Un cachito e gloria le va acaer der sielo y pasmáa se quedará usté; que ala presente me está usté como los pajariyos, queno saben el árbol onde han de ponerse...

Si la dejamos creo que aún sigue ahora en-sartando tonterías. A mí su parla me entreteníamucho, pues ya se sabe que en esta clase devaticinios tan confusos y tan latos, siempre hayalgo que responde a nuestras ideas, esperanzasy aspiraciones ocultas. Es lo mismo que cuan-do, al tiempo de jugar a los naipes, vamos co-rriéndolos para descubrir sólo la pinta, y adivi-namos o presentimos de un modo vago la cartaque va a salir. Pacheco me miraba atentamente,aguardando a que me cansase de gitaneríaspara despedir a la profetisa. Viendo que ya lachica del puñal en el moño acudía con la fuentede huevos revueltos, solté la mano, y mi acom-pañante despachó a la gitana, que antes de po-

Page 76: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ner pies en polvorosa aún pidió no sé qué paraer churumbeliyo.

Empezábamos a servirnos del apetitosocomistrajo y a descorchar una botella de jerez,cuando otro cuerpo asomó en la abertura de latienda, se adelantó hacia la mesa y recitó laconsabida jaculatoria:

- En er nombre e Dió Pare, Jijo y EpírituZanto, que onde va er nombre e Dió...

-¡Estamos frescos! - gritó Pacheco -. ¡Gitananueva!

- Claro - murmuró con aristocrático desdénla chica del merendero -. Como a la otra le handado cuartos y vino, se ha corrido la voz... Ytendrán aquí a todas las de la romería. Pachecoalargó a la recién venida unas monedas y unvaso de Jerez.

- Bébase usté eso a mi salú..., y andar conDios, y najensia.

- E que les igo yo la buenaventura e barde...por el aqué de la sal der mundo que van ustésderramando.

Page 77: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- No, no... - exclamé yo casi al oído de Pa-checo -. Nos va a encajar lo mismo que la otra;con una vez basta. Espántela usted... sin reñirla.

- Bébase usté el Jerés, prenda... y najarse hedicho -ordenó el gaditano sin enojo alguno, concampechana franqueza. La gitana, convencidade que no sacaba más raja ya, después deecharse al coleto el jerez y limpiarse la boca enel dorso de la mano, se largó con su indispen-sable churumbeliyo, que lo traía también es-condido en el mantón como gusano en queso.

-¿Tienen todas su chiquitín? - pregunté a lamuchacha.

- Todas, pues ya se ve - explicó ella con tonode persona desengañada y experta -. Valientesmaulas están. Los chiquillos son tan suyos co-mo de una servidora de ustedes. Infelices, losalquilan por ahí a otras bribonas, y sabe Dios eltrato que les dan. Y está la romería plagada deestas tunantas, embusteronas. Lástima de aba-nico.

Page 78: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿Ustedes duermen aquí? - la dije por tirarlede la lengua -. ¿No tienen miedo a que de no-che les roben las ganancias del día o la comidadel siguiente?

- Ya se ve que dormimos con un ojo cerradoy otro abierto... Porque no se crea usted: noso-tros tenemos un café a la salida de la Plaza Ma-yor y venimos aquí no más a poner el ambigú.

Comprendí que la chica se daba importan-cia, deseando probarme que era, socialmente,muy superior a aquella gentecilla de poco máso menos que andaba por los demás figones. Atodo esto íbamos despachando la ración dehuevos revueltos y nos disponíamos a empren-derla con las magras. Interceptó la claridad dela abertura otra sombra. Esta era una chula demantón terciado, peina de bolas, brazos desnu-dos, que traía en un jarro de loza un inmensohaz de rosas y claveles, murmurando con vozentre zalamera y dolorida: «¡Señoritico! ¡Cóm-preme usté flores pa osequiar a esa buena mo-za!». Al mismo tiempo que la florera, entraron

Page 79: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

en el merendero cuatro soldados, cuatro húsa-res jóvenes y muy bulliciosos, que tomaronposesión de una mesa pidiendo cerveza y ga-seosa, metiendo ruido con los sables y regoci-jando la vista con su uniforme amarillo y azul.¡Válgame Dios, y qué virtud tan rara tienen lamanzanilla y el jerez, sobre todo cuando estánencabezados y compuestos! Si en otra ocasiónme veo yo almorzando así, entre soldados, creoque me da un soponcio; pero empezaba a tenersubvertidas las nociones de la corrección y de lajerarquía social, y hasta me hizo gracia seme-jante compañía y la celebré con la risa más ale-gre del mundo. Pacheco, al observar mi buenhumor, se levantó y fue a ofrecer a los húsaresjerez y otros obsequios; de suerte que no sólocomíamos con ellos en el mismo bodegón, sinoque fraternizábamos.

Cuando está uno de buen temple, ningunacosa le disgusta. Alabé la comida; de la chulade los claveles dije que parecía un boceto deSala; y entonces Pacheco sacó de la jarra las

Page 80: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

flores y me las echó en el regazo, diciendo:«Póngaselas usted todas». Así lo ejecuté, y que-dó mi pecho convertido en búcaro. Luego mehizo reír con toda mi alma una desvergonzadariña que se oyó por detrás de la pared de lona,y las ocurrencias de Pacheco que se lió con loshúsares no recuerdo con qué motivo. Volvió anublarse el sol que entraba por la abertura yapareció un pordiosero de lo más remendado yharaposo. No contento con aflojar buena limos-na, Pacheco le dio palique largo, y el mendigonos contó aventuras de su vida: una sarta deembustes, por supuesto. Oyole el gaditano muyatentamente, y luego empezó a exigirle quetrajese un guitarrillo y se cantase por lo másjondo. El pobre juraba y perjuraba que no sabíasino unas coplillas, pero sin música, y al fin lesoltamos, bajo palabra de que nos traería unbuen cantaor y tocador de bandurria para quenos echase polos y peteneras hasta morir. Porfortuna hizo la del humo.

Page 81: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Yo, a todo esto, más divertida que en unsainete, y dispuesta a entenderme con las chu-letas y el Champagne. Comprendía, sí, que mispupilas destellaban lumbre y en mis mejillas sepodía encender un fósforo; pero lejos de perci-bir el atolondramiento que suponía precursorde la embriaguez, sólo experimentaba unaanimación agradabilísima, con la lengua suelta,los sentidos excitados, el espíritu en volandas ygozoso el corazón. Lo que más me probaba queaquello no era cosa alarmante, era que com-prendía la necesidad de guardar en mis dichosy modales cierta reserva de buen gusto; y enefecto la guardaba, evitando toda palabra omovimiento que siendo inocente pudiese pare-cer equívoco, sin dejar por eso de reír, de elo-giar los guisos, de mostrarme jovial, en armo-nía con la situación... Porque allí, vamos, con-vengan ustedes en ello, también sería muy raroestar como si me hubiese tragado el molinillo.

-VI -

Page 82: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Pacheco, por su parte, me llevaba la corrien-te; cuidaba de que nunca estuviesen vacíos mivaso ni mi plato, y ajustaba su humor al míocon tal esmero, cual si fuese un director de es-cena encargado de entretener y hacer pasar elmejor rato posible a un príncipe. ¡Ay! Porqueeso sí: tengo que rendirle justicia al grandísimotruhán, y una vez que me encuentro a solas conmi conciencia, reconocer que, animado, opor-tuno, bromista y (admitamos la terrible pala-bra) en juerga redonda conmigo, como se en-contraba al fin y al cabo Pacheco, ni un dicholibre, ni una acción descompuesta o siquierafamiliar llegó a permitirse. En ocasión tan sin-gular y crítica, hubiera sido descortesía y atre-vimiento lo que en otra mero galanteo o flirta-ción (como dicen los ingleses). Esto lo entendíayo muy bien, aun entonces, y a la verdad, temíacualquiera de esas insinuaciones impertinentesque dejan a una mujer volada y le estropean elmejor rato. Sin la caballerosa delicadeza de Pa-

Page 83: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

checo, aquella situación en que impremedita-damente me había colocado pudo ser muy ridí-cula para mí. Pero la verdad por delante: sumiramiento fue tal, que no me echó ni una flor,mientras hartaba de lindas, simpáticas y retre-cheras a las gitanas, a la chica del puñal de ní-quel y hasta a la fregona del estropajo. Ciertoque a veces sorprendí sus ojos azules que medevoraban a hurtadillas; sólo que apenas nota-ba que yo había caído en la cuenta, los desviabaa escape. Su acento era respetuoso, sus frasesserias y sencillas al dirigirse sólo a mí. Ahora seme figura que tantas exquisiteces fueron calcu-ladas, para inspirarme confianza e interés: ¡ahmalvado! Y bien que me iba comprando conaquel porte fino.

Surgió de repente ante nosotros, sin quesupiésemos por dónde había entrado, una figu-rilla color de yesca, una gitanuela de algunostrece años, típica, de encargo para modelo deun pintor: el pelo azulado de puro negro, muyaceitoso, recogido en castaña, con su peina de

Page 84: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

cuerno y su clavel sangre de toro; los dientes ylos ojos, brillantes, por contraste con lo atezadode la cara; la frente, chata como la de una víbo-ra, y los brazos desnudos, verdosos y flacos lomismo que dos reptiles. Y con el propio tonillodesgarrado de las demás, empezó la retahílaconsabida:

- En er nombre de Dió Pare, Jijo...De esta vez, la chica del merendero montó

en cólera, y dando al diablo sus pujos de seño-rita, se convirtió en chula de las más boquifres-cas.

-¿Hase visto hato de pindongas? ¿No deja-rán comer en paz a las personas decentes?¿Conque las barre uno por un lado y se cuelanpor otro? ¿Y cómo habrá entrado aquí semejan-te calamidá, digo yo? Pues si no te largas máspronto que la luz, bofetá como la que te arrimono la has visto tú en tu vía. Te doy un recorríoal cuerpo, que no te queda lengua pa contarlo.

La chiquilla huyó más lista que un cohete;pero no habrían transcurrido dos segundos,

Page 85: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

cuando vimos entreabrirse la lona que nos pro-tegía las espaldas, y por la rendija del lienzoasomó una jeta que parecía la del mismo ene-migo, unos dientes que rechinaban, un puñocerrado, negro como una bola de bronce, y lagitanilla berreó:

- Arrastrá, condená, tía cochina, que malosretortijones te arranquen las tripas, y malosmengues te jagan picaíllo e los jígados, y malasculebras te piquen, y remardita tiña te peguecon er moño pa que te quedes pelá como tuifunta agüela...

Llegaba aquí de su rosario de maldiciones,cuando la del puñal, que así se vio tratada, em-puñó el rabo de una cacerola y se arrojó comouna fiera a descalabrar a la egipcia: al hacerlo,dio con el codo a una botella de jerez, que sederramó entera por el mantel. Este incidentehizo que la chica, olvidando el enojo, se echasea reír exclamando: «¡Alegría, alegría! Vino en elmantel... ¡boda segura!» y, por supuesto, la gi-

Page 86: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tana tuvo tiempo de afufarse más pronta queun pájaro.

No ocurrió durante el almuerzo ningunaotra cosa que recordarse merezca, y lo bien quehago memoria de todo cuanto pasó en él, meprueba que estaba muy despejada y muy sobremí. Apuramos el último sorbo de Champagne yun empecatado café; saldó Pacheco la cuenta,gratificando como Dios manda, y nos levanta-mos con ánimo de recorrer la romería. Notabayo cierta ligereza insólita en piernas y pies; mefiguraba que se había suprimido el peso de micuerpo, y, en vez de andar, creía deslizarmesobre la tierra.

Al salir, me deslumbró el sol: ya no estabaen el cenit ni mucho menos; pero era la hora enque sus rayos, aunque oblicuos, queman más:debían de ser las tres y media o cuatro de latarde, y el suelo se rajaba de calor. Gente, tripleque por la mañana, y veinte veces más bullan-guera y estrepitosa. Al punto que nos metimosentre aquel bureo, se me puso en la cabeza que

Page 87: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

me había caído en el mar: mar caliente, quehervía a borbotones, y en el cual flotaba yo de-ntro de un botecillo chico como una cáscara denuez: golpe va y golpe viene, ola arriba y olaabajo. ¡Sí, era el mar; no cabía duda! ¡El mar,con toda la angustia y desconsuelo del mareoque empieza!

Lejos de disiparse esta aprensión, se au-mentaba mientras iba internándome en la ro-mería apoyada en el brazo del gaditano. Nada,señores, que estaba en mitad del golfo. Los in-numerables ruidos de voces, disputas, coplas,pregones, juramentos, vihuelas, organillos, pia-nos, se confundían en un rumor nada más: elmugido sordo con que el Océano se estrella enlos arrecifes: y allá a lo lejos, los columpios,lanzados al aire con vuelo vertiginoso, me re-presentaban lanchas y falúas balanceadas por eloleaje. ¡Ay Dios mío, y qué desvanecimiento meentró al convencerme de que, en efecto, meencontraba en alta mar! Me agarré al brazo dePacheco como me agarro en la temporada de

Page 88: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

baños al cuello del bañero robusto, para que nome lleve el agua... Sentía un pánico atroz y nome atrevía a confesarlo, porque tal vez miacompañante se reiría de mí, por fuera o pordentro, si le dijese que me mareaba, que memareaba a toda prisa.

Una peripecia nos detuvo breves instantes.Fue una pelea de mujerotas. Pelea muy rara:por lo regular, estas riñas van acompañadas devociferaciones, de chillidos, de injurias, y aquíno hubo nada de eso. Eran dos mozas: una quetostaba garbanzos en una sartén puesta sobreuna hornilla: otra que pasó y con las sayas de-rribó el artilugio. Jamás he visto en rostrohumano expresión de ferocidad como adquirióel de la tostadora. Más pronta que el rayo, re-cogió del suelo la sartén, y echándose a manerade irritada tigre sobre la autora del desaguisa-do, le dio con el filo en mitad de la cara. Laagredida se volvió sin exhalar un ay, corriéndo-le de la ceja a la mejilla un hilo de sangre: ytrincando a su enemiga por el moño, del primer

Page 89: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

arrechucho le arrancó un buen mechón, mien-tras le clavaba en el pescuezo las uñas de lamano izquierda: cayeron a tierra las dos ama-zonas, rodando entre trébedes, hornillas y ca-zos; se formó alrededor corro de mirones, sinque nadie pensase en separarlas, y ellas seguíanluchando, calladas y pálidas como muertas,una con la oreja rasgada ya, otra con la sientoda ensangrentada y un ojo medio saltado deun puñetazo. Los soldados se reían a carcajadasy les decían requiebros indecentes, en tanto quese despedazaban las infelices. Advertí por uninstante que se me quitaba el mareo, a fuerzade repugnancia y lástima: me acordé de mi pai-sano Pardo, y de aquello del salvajismo y labarbarie española. Pero duró poco esta idea,porque en seguidita se me ocurrió otra muysingular: que las dos combatientes eran dospescados grandes, así como golfines o tiburo-nes, y que a coletazos y mordiscos, sin chistar,estaban haciéndose trizas. Y este pensamiento

Page 90: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

me renovó la fatiga del mareo de tal modo, quearrastré a Pacheco.

- Vámonos de aquí... No me gusta ver esto...Se matan.

Preguntome don Diego si me sentía mal, encuyo caso no visitaríamos los barracones dondeenseñan panoramas y fenómenos. Respondímuy picada que me encontraba perfectamentey capaz de examinar todas las curiosidades dela romería. Entramos en varias barracas, y vi-mos un enano, un ternero de dos cabezas, y porúltimo la mujer de cuatro piernas, muy pizpire-ta, muy escotada, muy vestida de seda azul conpuntillas de algodón, y que enseñaba sonriendo-la risa del conejo- sus dobles muñones al ex-tremo de cada rodilla. En esta pícara barraca seapoderó de mí, con más fuerza que nunca, laconvicción de que me hallaba en alta mar, en-tregada a los vaivenes del Océano. En el ladoizquierdo del barracón había una serie de agu-jeritos redondos por donde se veía un cosmo-rama: y yo empeñada en que eran las portas del

Page 91: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

buque, sin que me sacase de mi error el que altravés de las susodichas portas se divisase, envez del mar, la plaza del Carrousel... el Arco dela Estrella... el Coliseo de Roma... y otros mo-numentos análogos. Las perspectivas arquitec-tónicas me parecían desdibujadas y confusas,con gran temblequeteo y vaguedad de contor-nos, lo mismo que si las cubriese el trémulovelo de las olas. Al volverme y fijarme en elcostado opuesto de la barraca, los grandes es-pejos de rigolada, de lunas cóncavas o con-vexas, que reflejaban mi figura con líneas gro-tescamente deformes, me parecieron tambiéncharcos de agua de mar... ¡Ay, ay, ay, qué malose pone esto! Un terror espantoso cruzó por mimente: ¿apostemos a que todas estas chifladu-ras marítimas y náuticas son pura y simple-mente una... vamos, una filoxerita, como ahoradicen? ¡Pero si he bebido poco! ¡Si en la mesame encontraba tan bien!

- Hay que disimular - pensé -. Que Pachecono se entere... ¡Virgen, y qué vergüenza, si lo

Page 92: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

nota!... Volver a Madrid corriendo... ¡Quia! Elmovimiento del coche me pierde, me acaba, deseguro... Aire, aire... ¡Si hubiese un rincón don-de librarse de este gentío!

O Pacheco leyó en mis pensamientos, o co-incidió conmigo en sensaciones, pues se inclinóy con el más cariñoso y deferente tono murmu-ró a mi oído:

- Hace aquí un calor intolerable... ¿Verdadque sí? ¿Quiere usted que salgamos? Daremosuna vueltecita por la pradera y la alameda; es-tará más despejado y más fresco.

- Vamos - respondí fingiendo indiferencia,aunque veía el cielo abierto con la proposición.

- VII -

Salimos de la barraca y bajamos del cerro ala alameda, siempre empujados y azotados porla ola del gentío, cuyas aguas eran más densassegún iba acercándose la noche. Llegó un mo-mento en que nos encontramos presos en remo-

Page 93: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

lino tal, que Pacheco me apretó fuertemente elbrazo y tiró de mí para sacarme a flote. Me latí-an las sienes, se me encogía el corazón y se menublaban los ojos: no sabía lo que me pasaba:un sudor frío bañaba mi frente. Forcejeábamosdeseando romper por entre el grupo, cuandonos paró en firme una cosa tremenda que seapareció allí, enteramente a nuestro lado: unpar de navajas desnudas, de esas lenguas devaca con su letrero de Si esta bíbora te pica nohay remedio en la botica, volando por los airesen busca de las tripas de algún prójimo. Tam-bién relucían machetes de soldados, y se enar-bolaban garrotes, y se oían palabras soeces,blasfemias de las más horribles... Me arrimédespavorida al gaditano, el cual me dijo a me-dia voz:

- Por aquí... No pase usted cuidado... Vengoprevenido.

Le vi meter la mano en el bolsillo derechodel chaleco y asomar en él la culata de un re-vólver: vista que redobló mi susto y mis esfuer-

Page 94: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

zos para desviarme. No nos fue difícil, porquetodo el mundo se arremolinaba en sentido con-trario, hacia el lugar de la pendencia. Prontoretrocedimos hasta la alameda, sitio relativa-mente despejado. Allí y todo, continuaban misilusiones marítimas dándome guerra. Los ca-rruajes, los carros de violín, los ómnibus, lasgaleras, cuanto vehículo estaba en espera desus dueños, me parecían a mí embarcacionesfondeadas en alguna bahía o varadas en la pla-ya, paquetes de vapor con sus ruedas, queche-marines con su arboladura. Hasta olor a carbónde piedra y a brea notaba yo. Que sí, que mehabía dado por la náutica.

-¿Vámonos a la orilla... allí, donde haya si-lencio? -supliqué a Pacheco-. ¿Donde corrafresquito y no se vea un alma? Porque la genteme mar...

Un resto de cautela me contuvo a tiempo, yrectifiqué:

- Me fatiga.

Page 95: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿Sin gente? Dificilillo va a ser hoy... Mireusted. - Y Pacheco señaló extendiendo la mano.

Por la praderita verde; por las alturas pela-das del cerro; por cuanta extensión de tierraregistrábamos desde allí, bullía el mismo hor-miguero de personas, igual confusión de colo-rines, balanceo de columpios, girar de tiovivosy corros de baile.

- Hacia allá - indiqué -, parece que hay unespacio libre...

Para llegar a donde yo indicaba, era precisosaltar un vallado, bastante alto por más señas.Pacheco lo salvó y desde el lado opuesto metendió los brazos. ¡Cosa más particular! Peguéel brinco con agilidad sorprendente. Ni notabael peso de mi cuerpo; se había derogado paramí la ley de gravedad: creo que podría hacervolatines. Eso sí, la firmeza no estaba en pro-porción con la agilidad, porque si me empujancon un dedo, me caigo y boto como una pelota.

Atravesamos un barbecho, que fue una se-rie de saltos de surco a surco, y por senderos

Page 96: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

realmente solitarios fuimos a parar a la puertade una casaca que se bañaba los pies en elManzanares. ¡Ay, qué descanso! Verse uno allícasi solo, sin oír apenas el estrépito de la rome-ría, con un fresquito delicioso venido de la su-perficie del agua, y con la media obscuridad oal menos la luz tibia del sol que iba poniéndo-se... ¡Alabado sea Dios! Allá queda el tempes-tuoso Océano con sus olas bramadoras, susespumarajos y sus arrecifes, y héteme al bordede una pacífica ensenada, donde el agua sólotiene un rizado de onditas muy mansas quevienen a morir en la arena sin meterse con na-die...

¡Dale con el mar! ¡Mire usted que es fuertecosa! ¿Si continuará aquello? ¿Si...?

A la puerta de la casaca asomó una mujerpobremente vestida y dos chiquillos harapien-tos, que muy obsequiosos me sacaron una silla.Sentose Pacheco a mi lado sobre unos troncos.Noté bienestar inexplicable y me puse a mirarcómo se acostaba el sol, todo ardoroso y sofo-

Page 97: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

cado, destellando sus últimos resplandores enel Manzanares. Es decir, en el Manzanares no:aquello se parecía extraordinariamente a la ba-hía viguesa. La casa también se había vueltouna lancha muy airosa que se mecía con movi-miento insensible; Pacheco, sentado en la popa,oprimía contra el pecho la caña del timón, y yo,muellemente reclinada a su lado, apoyaba uncodo en su rodilla, recostaba la cabeza en suhombro, cerraba los ojos para mejor gozar delsoplo de la brisa marina que me abanicaba elsemblante... ¡Ay madre mía, qué bien se vaasí!... De aquí al cielo...

Abrí los párpados... ¡Jesús, qué atrocidad!Estaba en la misma postura que he descrito, yPacheco me sostenía en silencio y con exquisitocuidado, como a una criatura enferma, mien-tras me hacía aire, muy despacio, con mi propiopericón...

No tuve tiempo a reflexionar en situacióntan rara. No me lo permitió el afán, la fatigainexplicable que me entró de súbito. Era como

Page 98: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

si me tirasen del estómago y de las entrañashacia fuera con un garfio para arrancármelaspor la boca. Llevé las manos a la garganta y alpecho, y gemí:

-¡A tierra, a tierra! ¡Que se pare el vapor...me mareo, me mareo! ¡Que me muero!... ¡Por laVirgen, a tierra!

Cesé de ver la bahía, el mar verde y espu-moso, las crespas olitas; cesé de sentir el soplodel nordeste y el olor del alquitrán... Percibí,como entre sueños, que me levantaban en vilo yme trasladaban... ¿Estaríamos desembarcando?Entreoí frases que para mí entonces carecían desentido. «-Probetica, sa puesto mala. -Por aquí,señorito... -Sí que hay cama y lo que se necesi-te... -Mandar...». Sin duda ya me habían deposi-tado en tierra firme, pues noté un consuelograndísimo y luego una sensación inexplicablede desahogo, como si alguna manaza gigantes-ca rompiese un aro de hierro que me estabacomprimiendo las costillas y dificultando larespiración. Di un suspiro y abrí los ojos...

Page 99: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Fue un intervalo lúcido, de esos que se tie-nen aún en medio del síncope o del acceso delocura, y en que comprendí claramente todocuanto me sucedía. No había mar, ni barco, nitales carneros, sino turca de padre y muy señormío; la tierra firme era el camastro de la taber-nera, el aro de hierro el corsé que acababan deaflojarme; y no me quedé muerta de sonrojo allímismo, porque no vi en el cuarto a Pacheco.Sólo la mujer, morena y alta, muy afable, sedeshacía en cuidados, me ofrecía toda clase desocorros...

- No, gracias... Silencio y estar a obscuras...Es lo único... Bien, sí, llamaré si ocurre. Ya, yame siento mejor... Silencio y dormir; no necesitomás.

La mujer entornó el ventanuco por dondeentraba en el chiribitil la luz del sol poniente yse marchó en puntillas. Me quedé sola: me do-minaba una modorra invencible: no podía mo-ver brazo ni pierna; sin embargo, la cabeza y elcorazón se me iban sosegando por efecto de la

Page 100: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

penumbra y la soledad. Cierto que andaba otravez a vueltas con la manía náutica, pues pensa-ba para mis adentros: -¡Qué bien me encuentroasí..., en este camarote..., en esta litera..., y quéserena debe de estar la mar!... ¡Ni chispa debalance! ¡El barco no se mueve!

Yo había oído asegurar muchas veces que sitenemos los ojos cerrados y alguna persona sepone a mirarnos fijamente, una fuerza inexpli-cable nos obliga a abrirlos. Digo que es verdady lo digo por experiencia. En medio de mi so-por empecé a sentir cierta comezón de alzar lospárpados, y una inquietud especial, que meindicaba la presencia de alguien en el tugurio...Entreabrí los ojos y con gran sorpresa vi el aguadel mar, pero no la verde y plomiza del Cantá-brico, sino la del Mediterráneo, azul y tranqui-la... Las pupilas de Pacheco, como ustedes sehabrán imaginado. Estaba de pie, y cuandoclavé en él la mirada, se inclinó y me arreglódelicadamente la falda del vestido para que mecubriese los pies.

Page 101: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿Cómo vamos? ¿Hay ánimos para levan-tarse? - murmuró: es decir, sería algo por elestilo, pues no me atrevo a jurar que dijese esto.Lo que afirmo es que le tendí las dos manos,con un cariñazo repentino y descomunal, por-que se me había puesto en el moño que me en-contraba allí abandonadita en medio de un gol-fo profundo y que iba a ahogarme si no aciertaa venir en mi auxilio Pacheco. Él tomó las ma-nos que yo ofrecía; las apretó muy afectuoso;me tentó los pulsos y apoyó su derecha en missienes y frente. ¡Cuánto bien me hacía aquellapresioncita cuidadosa y firme! Como si me vol-viese a encajar los goznes del cerebro en suverdadero sitio, dándoles aceite para que gira-sen mejor. Le estreché la mano izquierda... ¡Quépegajoso, qué majadero se vuelve uno en estassituaciones... anormales! Yo me estaba murien-do por mimos, igual que una niña pequeña...¡Quería que me tuviesen lástima!... Es sabidoque a mucha gente le dan las turcas por el lado

Page 102: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tierno. Ganas me venían de echarme a llorar,por el gusto de que me consolasen.

Había a la cabecera de la cama una mu-grienta silla de Vitoria, y el gaditano tomóasiento en ella acercando su cara a la dura al-mohada donde reclinaba la mía. No sé qué mefue diciendo por lo bajo: sí que eran cositasmuy dulces y zalameras, y que yo seguía estru-jándole la mano izquierda con fuerza convulsi-va, sonriendo y entornando los párpados, por-que me parecía que de nuevo bogábamos en elesquife, y las olas hacían un ¡clap! ¡clap! armo-nioso contra el costado. Sentí en la mejilla unsoplo caliente, y luego un contacto parecido alrevoloteo de una mariposa. Sonaron pasos fuer-tes, abrí los ojos, y vi a la mujer alta y morena,figonera, tabernera o lo que fuese.

-¿Le traigo una tacita de té, señorita? Lotengo mu bueno, no se piensen ustés que no...Se le pué echar unas gotas de ron, si les pare-ce...

Page 103: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¡No, ron no! - articulé muy quejumbrosa,como si pidiese que no me mataran.

-¡Sin ron... y calentito! - mandó Pacheco.La mujer salió. Cerré otra vez los ojos. Me

zumbaban los sesos: ni que tuviese en ellos unenjambre de abejas. Pacheco seguía apretán-dome las sienes, lo cual me aliviaba mucho.También noté que me esponjaba la almohada,que me alisaba el pelo. Todo de una manera taninsensible, como si una brisa marina muy man-sa me jugase con los rizos. Volvieron a oírse lospasos y el duro taconeo.

- El té, señorito... ¿Se lo quié usté dar o se lodoy yo?

- Venga - exclamó el meridional.Le sentí revolver con la cucharilla y que me

la introducía entre los labios. Al primer sorbome fatigó el esfuerzo y dije que no con la cabe-za; al segundo me incorporé de golpe, tropecécon la taza, y ¡zas!, el contenido se derramó porel chaleco y pantalón de mi enfermero. El cual,

Page 104: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

con la insolencia más grande que cabe en per-sona humana, me preguntó:

-¿No lo quieres ya? ¿O te pido otra tacita?Y yo... ¡Dios de bondad! ¡De esto sí que es-

toy segura!, le contesté empleando el mismotuteo y muy mansa y babosa:

- No, no pidas más... Se hace noche... Hayque salir de aquí... Veremos si puedo levantar-me. ¡Qué mareo, Señor, qué mareo!

Tendí los brazos confiadamente: el malvadome recibió en los suyos, y agarrada a su cuello,probé a saltar del camastro. Con el mayor reca-to y comedimiento, Pacheco me ayudó a abro-charme, me estiró las guarniciones de mi sayade surá, me presentó el imperdible, el sombre-ro, el velito, el agujón, el abanico y los guantes.No se veía casi nada, y yo lo atribuía a la mez-quindad del cuchitril; pero así que, sostenidapor Pacheco y andando muy despacio, salí a lapuerta del figón, pude convencerme de que lanoche había cerrado del todo. Allá a lo lejos,detrás del muro que cercaba el campo, hormi-

Page 105: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

gueaba confusamente la romería, salpicada delucecillas bailadoras, innumerables...

La calma de la noche y el aire exterior meprodujeron el efecto de una ducha de agua fría.Sentí que la cabeza se me despejaba y que asícomo se va la espuma por el cuello de la botellade Champagne, se escapaban de mi mollera enburbujas el sol abrasador y los espíritus alcohó-licos del endiablado vino compuesto. Eso sí: enlugar de meollo me parecía que me quedaba unsitio hueco, vacío, barrido con escoba... Encon-trábame aniquilada, en el más completo idio-tismo.

Pacheco me guiaba, sin decir oste ni moste.Derechos como una flecha fuimos adonde micoche aguardaba ya. Sus dos faroles lucían a laentrada de la alameda, en el mismo sitio en quepor la mañana le mandáramos esperar. Entré yme dejé caer en el asiento medio exánime. Pa-checo me siguió; dio una orden, y la berlinaempezó a rodar poco a poco.

Page 106: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

¡Ay Dios de mi vida! ¿Quién soñó que sehabían acabado ya los barcos, el oleaje, mis fan-tasías marítimas todas? ¡Pues si ahora es cuan-do navegábamos de veras, encerrados en elcamarote de un trasatlántico, y a cada tres se-gundos cuchareaba el buque o cabeceaba ba-jando a los abismos del mar y arrastrándomeconsigo! La voz de Pacheco no era tal voz, sinoel ruido del viento en las jarcias... ¡Nada, nada,que hoy naufrago!

-¿Vas disgustá conmigo? - gemía a mi oídoel sudoeste -. No vayas. Mira, bien callé y bienprudente fui... Hasta que me apretaste la ma-no... Perdón, sielo, me da una pena verte afli-gía... Es una rareza en mí, pero estoy así comoaturdido de pensar si te enfadarás por lo que tedije... Pobrecita, no sabes lo guapa que estabasmareá... Los ojos tuyos echaban lumbre... ¡Vayaunos ojos que tienes tú! Anda... descansa así, enel hombro mío. Duerme, niñita, duerme...

Tal vez equivoque yo las palabras, porqueresultaban un murmullo y no más... Lo que sí

Page 107: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

recuerdo con absoluta exactitud es esta frase,que sin duda cayó en el intervalo de una ola aotra:

-¿Sabes qué decían en aquel figón? Puesque debíamos de ser recién casados..., «porqueél la trata con mucho cariño y no sabe qué hacerpara cuidarla».

Y puedo jurar que no me acuerdo de nin-guna cosa más; de ninguna. Sí..., pero muy va-gamente: que el coche se detuvo a mi puerta, yque por las escaleras me ayudó a subir Pacheco,y que desfallecida y atónita como me encontra-ba, le rogué que no entrase, sin duda obede-ciendo a un instinto de precaución. No sé loque me dijo al despedirse; sé que la despedidafue rápida y sosa. A la Diabla, que al abrir meincrustó en la cara su curioso mirar, le expliquétartamudeando que me había hecho daño elsol, que deseaba acostarme. Claro que se habrácomido la partida... Sí, que se mama ella el de-do... ¡Buenas cosas pensará a estas horas de mí!

Page 108: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Me precipité a mi cuarto, me eché en la ca-ma, me puse de cara a la pared, y aunque alpronto volví a amodorrarme, hacia las tres de lamadrugada empezó la función y se renovó mipadecimiento. No quise llamar a Ángela... ¡Paraque se escamase tres veces más! ¡Ay qué no-che... noche de perros! ¡Qué bascas, qué calen-tura, qué pesadillas, qué aturdimiento, qué ja-queca al despertar!

Y sobre todo, ¡qué compromiso, qué lance,qué parchazo! ¡Qué lío tan espantoso!... ¡Quéresbalón! (ya es preciso convenir en ello).

- VIII -

Convengamos: pero también en que Pache-co, habiéndose portado tan correctamente alprincipio, no debió luego echarla a perder. Siyo, por culpa de las circunstancias - eso es, delas circunstancias inesperadísimas en que mehe visto - pude darle algún pie, a la verdad,ningún caballero se aprovecha de ocasiones

Page 109: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

semejantes; al contrario, en ellas debe manifes-tar su educación, si la tiene. Yo me trastornécompletamente, por lo mismo que nunca an-duve en pasos como estos; yo no estaba en micabal juicio; no señor; yo no tenía responsabili-dad, y él, el grandísimo pillo, tan sereno comosi le acabasen de enfriar en el pozo... Lo dicho:¡fue una osadía, una serranada incalificable!

Cuanto más lo pienso... ¡Un hombre quehace veinticuatro horas no había cruzado con-migo media docena de palabras; un hombreque ni siquiera es visita mía! Cierta heroína denovela, de las que yo leía siendo muchacha, enun caso así recuerdo que empezó a devanarselos sesos preguntándose a sí propia: «¿Leamo?». ¡Valiente tontería la de aquella simple!¡Qué amor ni qué...! Caso de preguntar, yo mepreguntaría: «¿Le conozco a este caballero?».Porque maldito si sé hasta ni cómo se llama desegundo apellido... Lo que sé es que le detesto yle juzgo un pillastre. Motivos tengo sobrados:¡que se ponga en mi caso cualquiera!

Page 110: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Y ahora... Supongamos que, naturalmente,cuando él aporte por aquí, me cierro a la banday doy orden terminante a los criados: que hesalido. Se pondrá furioso, y lo menos que hará,con el despecho, irse alabando en casa de Saha-gún... Porque de fijo es uno de esos tipos quepegan carteles en las esquinas... ¡Como si loviera!... Y resistir que se me presente tan fres-co... vamos, es de lo que no pasa. Una, que medaría un sofoco de primera; otra, que en estascosas, si no se empieza cortando por lo sano...Me parece lo más natural. Me niego... y se aca-bó. Escribirá... Bien, no contesto. Y dentro deunos días, como ya salgo de Madrid... Sí, todose arregla.

Y... a sangre fría, Asís... ¿Es ese descaradoquien tiene la culpa toda? Vamos, hija, que tú...¿Quién te mandaba satisfacer el caprichito de iral Santo, y de acompañarte con una personacasi desconocida, y de almorzar allí en un me-rendero churri, como si fueses una salchicherade los barrios bajos? ¿Por qué probaste del vino

Page 111: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

aquel, que está encabezado con el amílico másvenenoso? ¿No sabías que, aun sin vino, a ti elsol te marea?

Te dejaste embarcar por la Sahagún... Perola Sahagún... Para ciertas personas no rigen lasordenanzas sociales. La Sahagún no sólo esmuy experta, y muy despabilada, y discretísi-ma, y una de esas mujeres a quienes nadie seles atreve no queriendo ellas, sino que con sualta posición convierte en excentricidad gracio-sa e inofensiva lo que en las demás se toma pordesvergüenza y liviandad. Hay gentes que tie-nen permiso para todo, y se imponen, y lescaen bien hasta las barrabasadas. Pero yo quesoy una señora como todas, una de tantas, deborespetar el orden establecido y no meterme enhonduras. Era visto que Pacheco se había defigurar desde el primer instante... No, no esjusto acusarle a él solo.

Bien dice mi paisano. Somos ordinarios ypopulacheros; nos pule la educación treintaaños seguidos y renace la corteza... Una perso-

Page 112: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

na decente, en ciertos sitios, obra lo mismo queobraría un mayoral. Aquí estoy yo que me heportado como una chula.

Es decir... más bien obré como una tonta.Caí de inocente. No supe precaver, pero nohubo en mí mala intención. Ello ocurrió... por-que sí. Me pesa, Señor. En toda mi vida me hasucedido ni ha de volver a sucederme cosa se-mejante... De eso respondo, y ahora, a remediarel daño. Puerta cerrada, esquinazo, mutis. Nome vuelve a ver el pelo el señorito ese. En to-mando el tren de Galicia... Y sin tanto. Declarola casa en estado de sitio... Aquí no entra unamosca. Ya verá si es tan fácil marear a una mu-jer cuando ella sabe lo que se hace.

- IX -

Así, punto más, punto menos, hubiera re-dactado su declaración la dama, si confiase alpapel lo que le bullía en el magín. No afirma-mos que, aun dialogando con su conciencia

Page 113: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

propia, fuese la marquesa viuda de Andradeperfectamente sincera, y no omitiese algún de-talle, que agravara su tanto de culpa en el te-rreno de la imprevisión, la ligereza o la coque-tería. Todo es posible y no conviene salir fiadorde nadie en este género de confesiones, quenunca se hacen sin pelos en la lengua y restric-ciones en la mente.

Sin embargo, no puede negarse que la seño-ra había referido con bastante franqueza el te-rrible episodio, tanto más terrible para ella,cuanto que hasta dar este mal paso, caminaracon pie firme y alegre espíritu por la senda dela honestidad. Mérito suyo, más que fruto de laeducación paterna, no muy rígida, ni excesiva-mente vigilante. A Asís se le habían cumplidocuantos caprichos puede tener en un pueblocomo Vigo una niña rica, huérfana de madre, yúnica. A los veinte años de edad, asistiendo atodos los bailes del Casino, a todos los paseosen la Alameda, a todas las verbenas y romeríasde Cristos y Pastoras, visitando todos los bu-

Page 114: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ques de todas las escuadras que fondeaban enel puerto, Asís no había hecho cosa esencial-mente mala, pues no hay severidad que baste acondenar de un modo rigoroso el carteo con unteniente de navío, a quien veía de higos a bre-vas -cuando la Villa de Bilbao andaba en aque-llas aguas-. Por entonces le entró al papá deAsís, acaudalado negociante, la ventolera de lascontratas acompañada naturalmente de la ne-cesidad de meterse en política: tuvo distrito, ycontrata va y legislatura viene, comenzó a lle-varse a su hija a Madrid todos los inviernos, adar una vueltecita -la frase sacramental-. Hos-pedábanse en casa de un primo de la difuntamamá de Asís, el marqués de Andrade, conse-jero de Estado, porque Asís era fruto de una deesas alianzas entre blasones y talegas que enGalicia y en todas partes se ven tan a menudo,sin que tuerza el gesto ningún venerable retratode familia, ni ningún abuelo se estremezca ensu tumba. El consejero de Estado se encontrabaviudo y sin descendencia; conservaba un cer-

Page 115: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

quillo de pelo alrededor de una lucia calva;poseía buenos modales, carácter ameno (en laCorte no existen viejos avinagrados) y la sufi-ciente mundología para saber cómo ha de insi-nuarse un cincuentón con una muchacha. Asísempezó por enseñarle a su tío, bromeando, lascartas del marino, y acabó por escribir a esteuna significándole que sus relaciones «queda-ban cortadas para siempre». Y así fue, y la es-belta sombra con gorrilla blanca y levita azul yanclas de oro, no se apareció jamás al pie deltálamo de los marqueses de Andrade.

El marqués tuvo el talento de no ser celosoy hacerle grata a su mujer la vida conyugal.Hasta se separó de otra hermana suya - con lacual vivía desde su primer matrimonio - por-que era devota, maniática, opuesta a la socie-dad y a las distracciones, y no podía congeniarcon la joven esposa; y no se mostró remiso enaflojar dinero para modistas, ni en gastar tiem-po en teatros, saraos y tertulias. También supoevitar el delirio de los extremos amorosos, im-

Page 116: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

propios de su edad y la de Asís combinadas;dejó dormir lo que no era para despertado, yasí logró siete años de tranquila ventura y unachiquilla algo enclenque, que únicamente revi-vía con los aires marinos y agrestes de la tierragalaica. Un derrame seroso cortó el curso de losdías del buen consejero de Estado, y Asís quedólibre, rica, moza, bien mirada y con el alma se-rena.

Pasaba en Madrid los inviernos, teniendo asu niña de medio interna en un atildado colegiofrancés; los veranos se iba a Vigo, al lado de supapá; a veces (como sucedía ahora), el viaje dela chiquilla se adelantaba un poco, porque elabuelo, al cerrarse las Cortes, se la llevaba con-sigo a desencanijarse en la aldea... Asís la deja-ba marchar de buen grado. El amor maternalera en ella lo que había sido el cariño conyugal:sentimiento apacible, exento de esas divinaslocuras que abrasan el alma y dan a la existen-cia sentido nuevo. La marquesa de Andradevivía contenta, algo envanecida de haber solta-

Page 117: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

do la cáscara provinciana, y satisfecha tambiénde conservar su honradez como la conservanallá en Vigo las señoras muy visibles, que nodan un paso sin que el vecindario sepa si fuecon el pie izquierdo o el derecho. Entretenía susocios pensando, por ejemplo, que el último ves-tido que le había mandado su modista era tangracioso y menos caro que el de Worth de laSahagún; que estaba a bien con el padre Urdax,merced a haber entrado en una asociación be-néfica muy recomendada por los jesuitas; queella era una dama formal, intachable, y que, sinembargo, no dejaban de citarla con elogio en lasrevistas de salones alguna que otra vez; quepodía vivirse en el mundo sin dar entrada aldemonio, y que ni el mundo ni Dios tenían porqué volverle la espalda.

Y ahora...

- X -

Page 118: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Oyendo un nuevo repiqueteo de campani-lla, acudió Ángela despavorida, a ver qué era.Su ama estaba medio incorporada sobre uncodo.

- Venga quien venga, ¿entiendes?, vengaquien venga..., que he salido.

- A todo el mundo, vamos; que ha salido laseñorita.

- A todo el mundo: sin excepción. Cuidadi-to como me dejas entrar a nadie.

-¡Jesús, señorita! Ni el aire entrará.- Y prepárame el baño.-¿El baño? ¿No le sentará mal a la señorita?- No - contestó Asís secamente -. (¡Manía de

meterse en todo tienen estas doncellas!).-¿Y la orden del coche, señorita? Ya dos ve-

ces ha venido Roque a preguntarla.Al nombre del cochero, sintió Asís que le

subía un pavo atroz, como si el cochero repre-sentase para ella la sociedad, el deber, todas lasconveniencias pisoteadas y atropelladas la vís-pera. ¡El cochero sí que debía maliciarse...!

Page 119: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Dile..., dile que... venga dentro de un parde horas..., a las cuatro y media... No, a las cin-co y cuarto. Para paseo... Las cinco y media másbien.

Saltó de la cama, se puso la bata, y se calzólas chinelas. ¡Sentía un abatimiento grande,agujetas, cansancio, y al mismo tiempo unaexcitación, unas ganas de echar a andar, de huirde sí misma, de no verse ni oírse! No se podíasufrir.

-¡Qué vida tan incómoda la de las señorasque anden siempre en estos enredos! No lesarriendo la ganancia... ¡Ay!, aborrezco los tapu-jos y las ilegalidades... He nacido para vivir conorden y con decoro, está visto. ¿Le dará a esetunante por venir?

Mientras no estaba dispuesto el baño, prac-ticó Asís las operaciones de aseo que debenprecederle: limpiarse y limarse las uñas, lavar ycepillar esmeradamente la dentadura, desenre-dar el pelo y pasarse repetidas veces el peinemenudo, registrarse cuidadosamente las orejas

Page 120: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

con la esponjita y la cucharita de marfil, frotar-se el pescuezo con el guante de crin suavizadocon pasta de almendra y miel. A cada higiénicaoperación y a cada parte de su cuerpo que que-daba como una patena, Asís creía ver desapare-cer la marca de las irregularidades del día ante-rior, y confundiendo involuntariamente lo físi-co y lo moral, al asearse, juzgaba regenerarse.

Avisó la Diabla que estaba listo el baño.Asís pasó a un cuartuco obscuro, que alumbra-ba un quinqué de petróleo (las habitaciones debaño fantásticas que se describen en las novelasno suelen existir sino en algún palacio, nuncaen las casas de alquiler), y se metió en una ba-ñadera de cinc con capa de porcelana -idénticaa las cacerolas-. ¡Qué placer! En el agua claraiban a quedarse la vergüenza, la sofoquina y lasinconveniencias de la aventura... ¡Allí estabanescritas con letras de polvo! ¡Polvo doblementevil, el polvo de la innoble feria! ¡Y cuidado queera pegajoso y espeso! ¡Si había penetrado altravés de las medias, de la ropa interior, y en

Page 121: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

toda su piel lo veía depositado la dama! Aguaclara y tibia -pensaba Asís- lava, lava tanta gro-sería, tanto flamenquismo, tanta barbaridad:lava la osadía, lava el desacato, lava el aturdi-miento, lava el... Jabón y más jabón. Ahoraagua de Colonia... Así.

Esta manía de que con agua de Colonia yjabón fino se le quitaban las manchas a la hon-ra, se apoderó de la señora en grado tal, que apoco se arranca el cutis, de la rabia y el encarni-zamiento con que lo frotaba. Cuando su donce-lla le dio la bata de tela turca para enjugarse,Asís continuó con sus fricciones mitad morales,mitad higiénicas, hasta que ya rendida se dejóenvolver en la ropa limpia, suspirando como elque echa de sí un enorme peso de cuidados.

Llegó el coche algún tiempo después determinada la faena, no sólo del baño, sino deltocado y vestido: Asís llevaba un traje serio, deseñora que aspira a no llamar la atención. Yatenía la Diabla la mano en el pestillo para abrir

Page 122: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

la puerta a su ama, cuando se le ocurrió pre-guntar:

-¿Vendrá a comer, señorita?- No - y añadió como el que da explicacio-

nes para que no se piense mal de él-. Estoyconvidada a comer en casa de las tías de Car-deñosa.

Al sentarse en su berlinita, respiró ancha-mente. Ya no había que temer la aparición delpillo. ¡Bah! Ni era probable que él se acordasede ella; estos troneras, así que pueden jactar-se..., si te he visto no me acuerdo. Mejor quemejor. Qué ganga, si la historia se resolviese deuna manera tan sencilla... Y la voz de Asís ad-quirió cierta sonoridad al decir al cochero:

- Castellana... Y luego a casa de las tías...Aquella vibración orgullosa de su acento

parece que quería significar:- Ya lo ves, Roque... No se va uno todos los

días de picos pardos... De hoy más vuelvo a miinflexible línea de conducta...

Page 123: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Rodó el coche al trote hasta la Castellana yallí se metió en fila. Era tal el número y la apre-tura de carruajes, que a veces tenían que parar-se todos por imposibilidad de avanzar ni retro-ceder. En estos momentos de forzosa quietudsucedían cosas chuscas: dos señoras que se co-nocían y se saludaban, pero no teniendo la in-timidad suficiente para emprender conversa-ción, permanecían con la sonrisa estereotipada,observándose con el rabillo del ojo, desmenu-zándose el atavío y deseando que un leve sacu-dimiento del mare mágnum de carruajes pusie-se fin a una situación tan pesadita. Otras vecesle acontecía a Asís quedarse parada tocandocon una manuela, en cuyo asiento trasero, de-jando la bigotera libre, se apiñaban tres mozosde buen humor, horteras o empleadillos deministerio, que le soltaban una andanada dedicharachos y majaderías: y nada: aguantarlos aquema ropa, sin saber qué era menos desaira-do, sonreírse o ponerse muy seria o hacerse lasorda. También era fastidioso encontrarse en

Page 124: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

contacto íntimo con el fogoso tronco de un mi-lord, que sacudía la espuma del hocico dentrode la ventanilla, salpicando el haz de lilas blan-cas sujeto en el tarjetero, que perfumaba el in-terior del coche. Incidentes que distraían por uninstante a la marquesa de Andrade de la dulcequietud y del bienhechor reposo producido porla frescura del aire impregnado de aroma delilas y flor de acacia, por la animación distin-guida y silenciosa del paseo, por el grato recli-natorio que hacía a su cabeza y espalda el re-henchido del coche, forrado de paño gris.

-¡Calle! Allí va Casilda Sahagún empingoro-tada en el campanario de su break. ¿De dóndevendrá, señor? ¡Toma! Ya caigo; de la novilladaque armaron los muchachos finos, Juanito Al-bares, Perico Gonzalvo, Paco Gironellas, Fer-nandín Hurtado... - En un minuto recordó Asísla organización de la fiesta taurina: se habíanrepartido programas impresos en raso lacre,redactados con muy buena sombra; no habíanada más salado que leer, por ejemplo: - Ban-

Page 125: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

derilleros: Fernando Alfonso Hurtado de Men-doza (a) Pajarillas. - José María Aguilar y Aus-tria (a) el Chaval. ¡Pues poca broma hubo encasa de Sahagún la noche que se arregló el plande la corrida! Y Asís estaba convidada también.Se le había pasado: ¡qué lástima! La duquesa,tan sandunguera como de costumbre, hecha uncartón de Goya con su mantilla negra y su gru-po de claveles; los muchachos, ufanísimos, encarretela descubierta, envueltos en sus capotesmorados y carmesíes con galón de oro. Lo quees torear habrían toreado de echarles patatas;pero ahora, nadie les ganaba a darse pisto lu-ciendo los trajes. Revolvían el paseo de la Cas-tellana: eran el acontecimiento de la tarde. Asíssintió un descanso mayor aún después de verpasar la comitiva taurómaca: comprendió,guiada por el buen sentido, que a nadie, enaquel conjunto de personas siempre entreteni-das por algún suceso gordo del orden político,o del orden divertido, o del orden escandalosocon platillos y timbales, se le ocurriría sospe-

Page 126: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

char su aventurilla del Santo. A buen seguroque por un par de días nadie pensase más queen la becerrada aristocrática.

Este convencimiento de que su escapatoriano estaba llamada a trascender al público, serobusteció en casa de las tías de Cardeñosa. LasCardeñosas eran dos buenas señoritas, soltero-nas, de muy afable condición, rasas de pecho,tristes de mirar, sumamente anticuadas en elvestir, tímidas y dulces, no emancipadas, a pe-sar de sus cincuenta y pico, de la eterna infan-cia femenina; hablaban mucho de novenas, ycomentaban detenidamente los acontecimientosculminantes, pero exteriores, ocurridos en lafamilia de Andrade y en las demás que compo-nían su círculo de relaciones; para las bodastenían aparejada una sonrisa golosa y tierna,como si paladeasen el licor que no habían pro-bado nunca; para las enfermedades, calavera-das de chicos y fallecimientos de viejos, un me-lancólico arqueo de cejas, unos ademanes deresignación con los hombros y unas frases de

Page 127: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

compasión, que por ser siempre las mismas,sonaban a indiferencia. Religiosas de verdad,nunca murmuraban de nadie ni juzgaban du-ramente la ajena conducta, y para ellas la vidahumana no tenía más que un lado, el anverso,el que cada uno quiere presentar a las gentes.Gozaban con todo esto las Cardeñosas fama detrato distinguidísimo, y su tarjeta hacía bien encualquier bandeja de porcelana de esas dondese amontona, en forma de pedazos de cartulina,la consideración social.

Para Asís, la insulsa comida de las tías deCardeñosa y la anodina velada que la siguió,fueron al principio un bálsamo. Se le disiparonlas últimas vibraciones de la jaqueca y las post-reras angustias del estómago, y el espíritu se leaquietó, viendo que aquellas señoras respetadí-simas y excelentes la trataban con el acostum-brado afecto y comprendiendo que ni por lasmientes se les pasaba imaginar de ella nadacensurable.

Page 128: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

El cuerpo y el alma se le sosegaban a la par,y gracias a tan saludable reacción, aquello se lefiguraba una especie de pesadilla, un cuentofantástico...

Pero obtenido este estado de calma tan ne-cesario a sus nervios, empezó la dama a notar,hacia eso de las diez, que se aburría ferozmen-te, por todo lo alto, y que le entraban ya unasganas de dormir, ya unos impulsos de tomar elaire, que se revelaban en prolongados bostezosy en revolverse en la butaca como si estuviesetapizada de alfileres punta arriba. Tanto, quelas Cardeñosas lo percibieron, y con su inalte-rable bondad comenzaron a ofrecerle otro sillónde distinta forma, el rincón del sofá, una sillade rejilla, un taburetito para los pies, un cojínpara la espalda.

- No os incomodéis... Mil gracias... Pero siestoy perfectamente.

Y no atreviéndose a mirar el suyo, echabaun ojo al reloj de sobremesa, un Apolo de bron-ce dorado, de cuya clásica desnudez ni se habí-

Page 129: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

an enterado siquiera las Cardeñosas, en cuaren-ta años que llevaba el dios de estarse sobre laconsola del salón en postura académica, con lalira muy empuñada. El reloj... por supuesto, sehabía parado desde el primer día, como todoslos de su especie. Asís quería disimular, pero sele abría la boca y se le llenaban de lágrimas losojos; abanicándose estrepitosamente, contes-tando por máquina a las interrogaciones de lastías acerca de la salud de su niña y los proyec-tos de veraneo, inminentes ya. Las horas corrí-an, sin embargo, derramando en el espíritu deAsís el opio del fastidio... Cada rodar de cochespor la retirada calle en que habitaban las Car-deñosas, le producía una sacudida eléctrica. Alfin hubo uno que paró delante de la casa mis-ma... ¡Bendito sea Dios! Por encanto recobró ladama su alegría y amabilidad de costumbre, ycuando la criada vino a decir: «Está el coche dela señora marquesa», tuvo el heroísmo de res-ponder con indiferencia fingida:

- Gracias, que se aguarde.

Page 130: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

A los dos minutos, alegando que había ma-drugado un poco, arrimaba las mejillas al páli-do pergamino de las de sus tías, daba un glacialbeso al aire y bajaba la escalera repitiendo:

- Sí..., cualquier día de estos... ¡Qué! Si hepasado un rato buenísimo... ¿Mañana sin falta...eh?, las papeletas de los Asilos. Mil cosas alpadre Urdax.

Al tirar de la campanilla en su casa, tuvouna corazonada rarísima. Las hay, las hay, y elque lo niegue es un miope del corazón, querehúsa a los demás la acuidad del sentido por-que a él le falta. Asís, mientras sonaba el cam-panillazo, sintió un hormigueo y un temblor enel pulso, como si semejante tirón fuese algúnacto muy importante y decisivo en su existen-cia. Y no experimentó ninguna sorpresa, aun-que sí una violenta emoción que por poco lahace caerse redonda al suelo, cuando en vez dela Diabla o del criado, vio que le abría la puertaaquel pillo, aquel grandiosísimo truhán.

Page 131: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- XI -

Lo bueno fue que la dama, lejos de sor-prenderse, saludó a Pacheco como si el encon-trarle allí a tales horas le pareciese la cosa másnatural del mundo, y, recíprocamente, Pachecoempleó también con ella todas las fórmulas decortesía acostumbradas cuando un caballero seencuentra a una señora de cumplido, respeta-ble, ya que no por sus años, por su carácter ycondición. Se hizo atrás para dejarla pasar, y alseguirla al saloncito de confianza, donde ardíasobre la mesa de tijera la gran lámpara con pan-talla rosa velada de encaje, se quedó próximo ala puerta y en pie, como el que espera una or-den de despedida.

- Siéntese usted, Pacheco... - tartamudeó laseñora, bastante aturrullada aún.

El gaditano no se sentó, pero adelantó des-pacio, como receloso; parecía, por su continen-te, algún hombre poco avezado a sociedad:pero este aspecto, que Asís atribuyó a hipocre-

Page 132: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

sía refinada, contrastaba de un modo encanta-dor con la soltura de su cuerpo y modales, laelegancia no estudiada de su vestir, la finura desu chaleco blanquísimo, su tipo de personaprincipal. Viéndole tan contrito, Asís se rehízoy cobró ánimos. «Gran ocasión de leerle la carti-lla al señorito este: ¿conque muy manso y fin-giéndose arrepentido, eh? Ahora lo verás...».Porque la dama, en su inexperiencia, se habíafigurado que su compañero de romería iba aentrar hecho un sargento, y a las primeras decambio le iba a soltar un abrazo furibundo ocualquier gansada semejante... Pero ya que gra-cias a Dios se manifestaba tan comedido, bienpodía la señora acusarle las cuarenta. Y Asísabrió la boca y exclamó:

- Conque usted aquí... Yo quisiera... yo...El gaditano se acercó todavía más, hasta

ponerse al lado de la dama, que seguía en piejunto a la mesa. La miró fijamente y luego pro-nunció como el que dice la cosa más patéticadel mundo:

Page 133: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- A mí va usted a regañarme too lo que gus-te... A los criados ni chispa... La culpa es míatoa. Un cuarto de hora de conversasión con lachica me ha costao el entrar. Hasta requiebrosle he soltao. Y na, ni por esas. Al fin le dije...que vamos, que ya sabía usted que yo vendría yque para recibirme a mí se quería usted negar alos demás. Ríñame usted, que lo meresco too.

Estas enormidades las murmuró con tonolánguido y quejumbroso, con los ojos morteci-nos y un aire de melancolía que daba compa-sión. Asís se quedó de una pieza, así al pronto;que después se le deshizo el nudo de la gargan-ta y las palabras le salieron a borbotones. Ea...,ahí va... Ahora sí que me desato...

- Sí señor, que merece usted... Pues hom-bre... me pone usted en berlina con mis cria-dos... ¡Por eso se escondieron cuando yo entra-ba... y le dejan a usted que abra la puerta!¡Gandules de profesión! A la Angelita yo le dirécuántas son cinco... Y lo que es a Perfecto... Al-guno podrá ser que no duerma en casa esta

Page 134: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

noche... Los enemigos domésticos... Aguardeusted, aguarde usted... Estas jugadas no me lashacen ellos a mí... ¡Habrase visto! ¡Para esto lostrata uno del modo que los trata! ¡Para que levendan a las primeras de cambio!

Comprendía la misma señora que se poníaalgo ordinaria chillando y manoteando así, y lopeor de todo, que era predicar en desierto, puesni siquiera podían oírla desde la cocina; ade-más, Pacheco, en vez de asustarse con tan ca-liente reprimenda, pareció que recobraba losespíritus, se llegó más, y bajando la cabeza,acarició las sienes de la enojada. Esta se echóatrás, no tan pronto que ya no la sujetase blan-damente por la cintura un brazo del gaditano yque este no balbuciese a su oído:

-¿A qué te enfadas con los criados, chiqui-lla? ¿No te he dicho que no tienen culpa? Mira,esa chica que te sirve, vale un Perú. Te quierebien. Le daba dinero y no lo admitió ni hechapeazos. Dijo que con tal que tú no la riñeses...Ahora si gritas se armará un escándalo... Pero

Page 135: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

me iré cuanto tú lo mandes. Que sí me iré, mu-jer...

Al anunciar que se iba, se sentó en el sofá-diván, obligando a la señora a sentarse tam-bién. Esta notaba una turbación que ya no separecía a la pseudocólera de antes, y, por lobajo, murmuraba:

- Pues váyase usted... Hágame el favor deirse. Por Dios...

-¿Ni un minuto hay para mí? Estoy enfer-mo... ¡Si vieses! En toda la noche no he dormi-do, no he pegado los ojos.

Asís iba a preguntar: «¿por qué?», pero ca-lló, pareciéndole inconveniente y necia la pre-gunta.

- Necesitaba saber de ti... Si estabas ya bue-na, si habías descansado... Si me querías mal, osi me mirabas con alguna indulgencia. ¿Dura elmal humor? ¿Y esa cabecita? ¿A ver?

Se la recostó sobre el hombro, sujetándolacon la palma de la mano derecha. Asís, esfor-zándose en romper el lazo, notaba disminuidas

Page 136: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

sus fuerzas por dos sentimientos: el primero,que viendo tan sumiso y moderado al gran pi-llo, le habían entrado unas miajas de lástima; elsegundo..., el sentimiento eterno, la malditacuriosidad, la que perdió en el Paraíso a la pri-mera mujer, la que pierde a todas, y tal vez nosólo a ellas sino al género humano... ¿A ver?¿Cómo sería? ¿Qué diría Pacheco ahora?

Pacheco, en un rato, no dijo nada; ni chistó.Su palma fina, sus dedos enjutos y nerviososoprimían suavemente la cabeza y sienes deAsís, lo mismo que si a esta le durase aún elmareo de la víspera y necesitase la medicina detan sencillo halago. En la sala parecía que lavarita de algún mágico invisible derramabasilencio apacible y amoroso, y la luz de la lám-para, al través de su celosía de encaje, alumbra-ba con poética suavidad el recinto. La sala esta-ba amueblada con esas pretensiones artísticasque hoy ostenta todo bicho viviente, sepa o nosepa lo que es arte, y con ese aspecto de pren-dería que resulta de aglomerar el mayor núme-

Page 137: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ro posible de cosas inconexas. Sitiales, butacasbajas y coquetonas, mesillas forradas de felpaimitando un corazón o una hoja de trébol, co-lumnas que sostienen quinqués, divancitoscambiados donde la gente puede gozar del pla-cer de darse la espalda y coger un tortícolis,alguna drácena en jardineras de cinc, un perrode porcelana haciendo centinela junto a la chi-menea, y dos hermosos vargueños patrimonia-les restaurados y dorados de nuevo... Todorevuelto, colocado de la manera que más difi-cultase el paso a la gente, haciendo un archipié-lago donde no se podía navegar sin práctico. ¿Ylas paredes? Si el suelo estaba intransitable, enlas paredes no quedaba sitio libre para un cla-vo, pues el buen marqués de Andrade, incapazde distinguir un Ticiano de un Ribera, la habíadado algún tiempo de protector de jóvenes ar-tistas, llenando la casa de acuarelas con chulas,matones del Renacimiento o damas Luis XV; demanchas, apuntes y bocetos hechos a punta decuchillo, o a yema de dedo, tan libres y tan

Page 138: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

francos, que ni el mismo demonio adivinaría loque representaban; de tablitas lamidas y mi-croscópicas, encerradas en marcos cinco vecesmayores; de fotografías con retumbantes dedi-catorias; migajas de arte, en suma, que al menoscubren la vulgaridad del empapelado y dis-traen gratamente la vista. Y en hora semejante,en medio de la amable paz que flotaba en laatmósfera y con la luz discreta transparentadapor el encaje, los cachivaches se armonizaban,se fundían en una dulce intimidad, en unacomplicidad silenciosa; la misiva horrible cará-tula japonesa colgada encima de un vargueño yde uno de cuyos ojos se descolgaba una proce-sión de monitor de felpa, tenía un gesto menosinfernal; el pañolón de Manila que cubría elpiano, abría alegremente todas sus flores; lasbegonias, próximas a la entreabierta ventana, seestremecían como si las acariciase el vientecillonocturno... Sólo el bull-dog de porcelana, sen-tado como una esfinge, miraba con alarmantepersistencia al grupo del sofá, guardando una

Page 139: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

actitud digna y enérgica, como si fuese celosoguardián puesto allí por el espíritu del respeta-ble marqués difunto... Casi parecería naturalque abriese las fauces, soltase un ladrido elealarma, y se abalanzase dispuesto a morder...

Pacheco decía bajito, con el ceceo mimoso ytriste de su pronunciación:

-¿Te sospechabas tú lo de ayer, chiquilla?¿A que sí? Mira, no me digas no, que las muje-res estáis siempre de vuelta en esas cosas... ¡Aver si se calla usted y no me replica! Tú veíasmuy bien, picarona, que yo estaba muerto, loque se dice muerto... Sólo que creíste poderdejarme en blanco... Pero sospechar... ¡Quia! ¡Silo calaste desde el mismo momento que tiré elpuro en los jardines! ¿Y tú te gosabas en vermea mí sufrir, no es eso? ¡Somos más malos! Tomaen castigo... ¡Y qué bonita estabas, gitana salá!¿Te ha dicho a ti algún hombre bonita? ¿No?¡Pues ahora te lo digo yo, vamos!, y valgo másque toos... Oye, en el coche te hubiese yo re-quebrado seis dosenas de veses..., te hubiese

Page 140: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

llamao mona, serrana, matadora de hombres...Sólo que no me atrevía, ¿sabes tú? Que si meatrevo, te suelto toas las flores de la primaveraen un ramiyetico.

Aquí Asís, sin saber por qué, recobró el usode la palabra, y fue para gritar:

- Sí..., como a la chica del merendero..., y ami criada..., y a todas cuantas se ofrece... Lo quees por palabrería no queda.

La interrumpió un enérgico tapabocas.- No compares, chiquiya, no compares...

Tonterías que se disen por pasá el rato, pa quese encandilen las mujeres... Contigo..., ¡VirgenSanta!, tengo yo una ilusión..., ¡una ilusionasade volverme loco! Has de saber que yo mismoestoy pasmao de lo que me sucede. Nunca mequedé triste después de una cosa así sino conti-go. Hasta me falta resolución pa hablarte. Estoyasí... medio orgulloso y medio pesaroso. Másquisiera que nos hubiésemos vuelto ayer antesde almorsá. ¿No lo crees? ¿Ah, no lo crees? Porestas...

Page 141: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Y el meridional puso los dedos en cruz y losbesó con ademán popular. Asís se echó a reírmal de su grado. Ya no había posibilidad deenfadarse: la risa desarma al más furioso. Yahora, ¿qué hacer?, pensaba la dama, llamandoen su auxilio toda su presencia de ánimo, todasu habilidad femenil. Nada, muy sencillo... Nonegarle la cita que pedía para el día siguientepor la tarde; porque si se le negaba, era capazde hacer cualquier desatino. No, no..., contem-porizar..., otorgar la cita, y a la hora señalada...,¡busca!, estar en cualquier sitio menos dondePacheco esperase... Y ahora, procurar por bienque se largase cuanto más pronto... ¡Qué diríael servicio! ¡En esa cocina estaría la Diablahaciendo unos calendarios!

- XII -

Doloroso es tener que reconocer y consig-nar ciertas cosas; sin embargo, la sinceridadobliga a no eliminarlas de la narración. Queda,

Page 142: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

eso sí, el recurso de presentarlas de forma indi-recta, procurando con maña que no lastimentanto como si apareciesen de frente, insolento-nas y descaradas, metiéndose por los ojos. Asíla implícita desaprobación del novelista se dis-fraza de habilidad.

Tocante a la cita que la marquesa viuda deAndrade pensaba conceder en falso, con reso-lución firmísima de hacer la del humo, la nove-la puede guardar un discreto mutismo; y nofaltará a su elevada misión, con tal que refieralo que ocurría a la puerta de la dama: indica-ción sobria y a la vez sumamente expresiva.

La berlina de la señora, enganchada desdelas cinco, esperaba allí. El cochero, inmóvil,bien afianzado en su cuña, había permanecidoalgún tiempo en la actitud reglamentaria, enar-bolada la fusta, recogidas las riendas, ladeadograciosamente el sombrero y muy juntas laspunteras de las botas; pero transcurrido uncuarto de hora, el recalmón de la tardecita y elaburrimiento de la espera le derramaron en los

Page 143: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

párpados grato beleño y fue dejando caer lacabeza sobre el pecho, aflojando las manos,exhalando una especie de silbido y a veces unronquido súbito, que le asustaba a él mismodespertándole... También el caballo, durante losprimeros momentos de quietud, se mantuvoengallado, airoso, dispuesto a beberse la dis-tancia; pero al convencerse de que teníamosplantón, desplomó el cuerpo sobre las patas,sacudió el freno regándolo con espuma, entor-nó los ojos y se dispuso a la siesta. Hasta lamisma berlina pareció afianzarse en las ruedascon ánimo de descansar.

Y fue poniéndose el sol, subiendo de pisoen piso a despedirse de los cristales, refugián-dose en la copa de las acacias de Recoletoscuando ya las envolvía la azul y vaporosa bru-ma del anochecer; y el calor disminuyó un tan-tico, y el farolero corrió encendiendo hilos deluz a lo largo de las calles... Berlina, caballo ycochero dormían, resignados con su suerte, sinque se les ocurriese que para semejante viaje no

Page 144: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

se necesitaban alforjas y que mejor se encontra-rían la una metida en su funda, el otro despa-chando su ración de pienso, el último en sutaberna favorita o viendo la novillada de aque-lla tarde...

Cerca de las siete serían cuando salió de lacasa un hombre. Era apuesto y andaba aprisa,recatándose de la portera. Atravesó la calle y enla acera de enfrente se detuvo, mirando hacialas ventanas del cuarto de Asís. Ni rastro depersona asomada en ellas. El hombre siguió sucamino hacia Recoletos.

- XIII -

Solía el comandante Pardo ir alguna queotra noche a casa de su paisana y amiga lamarquesa de Andrade. Charlaban de mil cosas,disputando, acalorándose, y en suma, pasandola velada solos, contentos y entretenidos. Degalanteo propiamente dicho, ni sombra, auncuando la gente murmuraba (de la tertulia de la

Page 145: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Sahagún saldría el chisme) que don Gabrielhacía tiro al decente caudal y a la agradablepersona de Asís; si bien otros opinaban, contrazas y tono de mejor informados, que ni aPardo le importaba el dinero, por ser desintere-sadísimo, ni las mujeres, por hallarse mal cura-da todavía la herida de un gran desengañoamoroso que en Galicia sufriera: una historiaromántica y algo obscura con una sobrina, quepor huir de él se había metido monja en unconvento de Santiago.

Ello es que Pardo resolvió consagrar a ladama la noche del día en que la berlina echó lasiesta famosa. Serían las nueve cuando llamó ala puerta. Generalmente, los criados le hacíanentrar con un apresuramiento que delataba elgusto de la señora en recibir semejantes visitas.Pero aquella noche, así Perfecto (el mozo decomedor, a quien Asís llamaba Imperfecto porsus gedeonadas) como la Diabla, se miraron yrespondieron a la pregunta usual del coman-dante, titubeando e indecisos.

Page 146: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿Qué pasa? ¿Ha salido la señorita? Losmartes no acostumbra.

- Salir..., como salir... - balbució Imperfecto.- No, salir no - acudió la Diabla, viéndole en

apuro -. Pero está un poco...- Un poco dilicada - declaró el criado con

tono diplomático.-¿Cómo delicada? - exclamó el comandante

alzando la voz -. ¿Desde cuándo se encuentraenferma? ¿Y qué tiene? ¿Guarda cama?

- No señor, guardar cama no... Unas miagasde jaqueca...

-¡Ah!, bien: díganle ustedes que volverémañana a saber... y que le deseo alivio. ¿Eh?¡No se olviden!

Acabar de decir esto el comandante y apa-recer en la antesala Asís en bata y arrastrandochinelas finas, fue todo uno.

- Pero que siempre han de entender al revéscuanto se les manda... Estoy, Pardo, estoy visi-ble... Entre usted... Qué tienen que ver las órde-

Page 147: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

nes que se dan así, en general, para la gente decumplido... Haga usted el favor de pasar aquí...

Gabriel entró. La sala estaba tan simpática,tan tentadora, tan fresca como la víspera; lapantalla de encaje filtraba la misma luz rosaday ensoñadora; en un talavera de botica se mar-chitaba un ramo de lilas y rosas blancas. Trope-zó el pie del comandante, al ir a sentarse en subutaca de costumbre, con un objeto medio ocul-to en las arrugas del tapiz turco arrojado ante eldiván. Se bajó y recogió del suelo el estorbo,maquinalmente. Asís extendió la mano, y apesar de lo muy distraído y sonámbulo que eraGabriel, no pudo menos de observar la agita-ción de la dama al recobrar la prenda, que erauno de esos tarjeteros sin cierre, de cuero in-glés, con dos iniciales de plata enlazadas, pren-da evidentemente masculina. Por un instinto dediscreción y respeto, Gabriel se hizo el tonto yentregó su hallazgo sin intentar ver la cifra.

- Pues me habían dado un susto ese Imper-fecto y esa Diabla... - murmuró, tratando de

Page 148: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

disimular mejor la sorpresa -. Están en Belén...¿Se había usted negado, sí o no?

- Le diré a usted... Di una orden... Claro quecon usted no rezaba; bien ha visto usted que lellamé... - alegó la señora con acento contrito,cual si se disculpase de alguna falta gorda, ymuy inmutada, aunque esforzándose tambiénen no descubrirlo.

-¿Y qué es ello? ¿Jaqueca?- Sí..., bastante incómoda. (Asís se llevó la

mano a la sien.)- Entonces le voy a dar a usted la noche si

me quedo. La dejaré a usted descansar... Endurmiendo se pasa.

- No, no, qué disparate... No se va usted. Alcontrario...

-¿Cómo que al contrario? Ruego que se ex-pliquen esas palabras - exclamó el comandante,aprovechando la ocasión de bromear para quese le quitase a Asís el sobresalto.

- Se explicarán... Significan que va usted aacompañarme por ahí fuera un ratito... A dar

Page 149: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

una vuelta a pie. Me conviene esparcirme, to-mar el aire...

- Iremos a un teatrillo... ¿Quiere usted? Di-cen que es muy gracioso El Padrón Municipal,en Lara.

- Teatrillo..., ¿calor, luces, gente? Usted pre-tende asesinarme. No: si lo que me pide elcuerpo es ejercicio. Así, conforme estoy, sinvestirme... Me planto un abrigo y un velo... Mecalzo... y jala.

- A sus órdenes.Cuando salieron a la calle, Asís suspiró, ali-

viada, y con el impulso de su andar señaló ladirección del paseo.

El barrio de Salamanca, a trechos, causa lailusión gratísima de estar en el campo: masasde árboles, ambiente oxigenado y oloroso, es-pacio libre, y una bóveda de firmamento queparece más elevada que en el resto de Madrid.

La noche era espléndida, y al levantar Asísla cabeza para contemplar el centelleo de losastros, se le ocurrió, por decir alguna cosa,

Page 150: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

compararlos a las joyas que solía admirar en losbailes.

- Aquellas cuatro estrellitas seguidas pare-cen el imperdible de la marquesa de Riachue-lo... cuatro brillantazos que le dejan a uno biz-co. Esa constelación... ¡allí, hombre, allí!, hace elmismo efecto que la joya que le trajo de París sumarido a la Torres-Nobles... Hasta tiene en me-dio una estrellita amarillenta, que será el bri-llante brasileño del centro. Aquel lucero tanbonito, que está solo...

- Es Venus... Tiene algo de emblemático esode que Venus sea tan guapa.

- Usted siempre confundiendo lo humano ylo divino...

- No, si la mezcolanza fue usted quien laarmó comparando los astros a las joyas de susamiguitas. ¡Qué hermoso es el cielo de Madrid!- añadió después de breve silencio -. En estotenemos que rendir el pabellón, paisana. Nues-tro suelo es más fresco, más bonito: pero la

Page 151: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

limpieza de esta atmósfera... Allá hay que mirarhacia abajo, aquí hacia arriba.

Callaron un ratito.En aquel dosel azul sembrado de flores de

pedrería, Asís y el comandante veían la mismacosa, un tarjetero de piel inglesa; y como pormagnética virtud, sentían al través de sus bra-zos, que se tocaban, el mutuo pensamiento.

Hallábanse al final del Prado, enteramentedesierto a tales horas, con sus sillas recogidas yvueltas. Se escuchaba el murmurio monótonode la Cibeles, y allá en el fondo del jardincillo,tras las irregulares masas de las coníferas, des-tacaba el Museo su elegante silueta de palacioitaliano. No pasaba un alma, y la plazuela delas Cortes, a la luz de sus faroles de gas, parecíatan solitaria como el Prado mismo.

-¿Subimos hacia la Carrera? - interrogóPardo.

- No, paisano... ¡Ay Jesús! A los dos pasosnos encontrábamos algún conocido, y maña-na..., chi, chi, chi..., cuentecito en casa de Saha-

Page 152: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

gún o donde se les antojase. Bajemos hacia Ato-cha.

- Y usted, ¿por qué da a eso tanta importan-cia? ¿Qué tiene de particular que salga usted atomar el fresco en compañía de un amigo for-mal? Cuidado que son majaderas las fórmulassociales. Yo puedo ir a su casa de usted y es-tarme allí las horas muertas sin que nadie seentere ni se ocupe, y luego, si salimos reunidosa la calle media hora... cataplum.

- Qué manía tiene usted de ir contra la co-rriente... Nosotros no vamos a volver el mundopatas arriba. Dejarlo que ruede. Todo tiene susporqués, y en algo se fundan esas precaucioneso fórmulas, como usted les llama. ¡Ay! ¡Quéfresquito tan hermoso corre!

-¿Está usted mejor?- Un poco. Me da la vida este aire.- Quiere usted sentarse un rato? El sitio

convida.Sí que convidaba el sitio, a la vez acompa-

ñado y solo: unos anchos asientos de piedra

Page 153: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

que hay delante del Museo, a la entrada de lacalle de Trajineros, la cual si por su granproximidad a la plazuela de las Cortes resultacéntrica y decorosa, a semejante hora compiteen lo desierta con el despoblado más formida-ble de Castilla. Las acacias prodigaban su ricaesencia, y si el comandante tuviese propósitode declarar a la señora algún atrevido pensa-miento, nunca mejor. No sería así, porque des-pués de tomar asiento se quedaron mudos ellay él; Asís, además de muda, estaba cabizbaja yabsorta.

No es posible que esta clase de pausas se es-tablezcan en una entrevista a solas de hombre ymujer, en tales sitios y horas, sin producirles alos dos un estado de ánimo singular, a la vezatractivo y embarazoso. El comandante limpiósus quevedos, operación que verificaba muy amenudo, volvió a calárselos y salió por la puer-ta o por la ventana, juzgando que la señora de-searía explayarse.

Page 154: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- A mí no me la pega usted con jaquecas,Paquita... usted tiene algo... alguna cosa que lapreocupa en gordo... No se me alarme usted: yasabe que somos amigos viejos.

- Pero si no tengo nada... ¡Qué ocurrencia!- Mejor, señora, mejor, celebro que sea así -

dijo don Gabriel retrocediendo discretamente -.Yo, en cambio, le podría confiar a usted penasmuy grandes..., cosas raras.

-¿Lo de la sobrina? - preguntó Asís con cu-riosidad, pues ya dos o tres veces en conversa-ción familiar habían aludido de rechazo a esemisterio de la vida de don Gabriel.

- Sí: al menos la parte mía..., lo que me to-ca..., eso puedo contárselo a usted. Sabe Dioscómo lo glosa la gente. (Pardo se alzó el som-brero porque tenía las sienes húmedas de su-dor.) Creo que se dice que la pobrecilla me de-testaba y que por librarse de mí entró en unconvento de novicia... Falso. No me detestaba,y es más: me hubiera querido con toda su almaa la vuelta de poco tiempo... Sólo que ella mis-

Page 155: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ma no acertó a descifrarlo. Cuando me conoció,estaba comprometida con otro hombre... cuyaclase... no... En fin, que no podía aspirar a ser sumarido. Y al convencerse de esto, la infeliz mu-chacha pensó que se acababa el mundo paraella y que no tenía más refugio que el convento.¡Ay, Paquita! ¡Si supiese usted qué ratos... quétragedia! Es asombroso que después de ciertosacontecimientos pueda uno volver a vivir comoantes..., y vaya a tertulias y se chancee, y mireotra vez a las mujeres, y le agraden, sí..., comome agrada usted, por ejemplo..., y no lo echeusted a mala parte, que no soy pretendienteimportuno, sino amigo de verdad. Ya sabe us-ted cómo digo yo las cosas.

Oía la dama la voz del artillero y al par otrainterior que zumbaba confusamente:

- Confíale algo..., al menos indícale tu situa-ción... Ideas estrafalarias las tiene, y a veces espoco práctico, pero es leal... No corres peligro,no... Así te desahogarás... Tal vez te aconsejebien. Anda, boba... ¿No hace él confianza en ti?

Page 156: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Además... no creas que callando le engañas...¡Quítale ya la escama del tarjetero!

A pesar de las excitaciones de la voz indis-creta, la señora, en alto, decía tan sólo:

-¿Conque la chica le quería a usted algo?¿Sin saberlo? ¡Eso es muy particular! ¿Y cómolo explica usted?

-¡Ay, Paquita! He renunciado a explicar co-sa alguna... No hay explicación que valga paralos fenómenos del corazón. Cuanto más sequieren entender, más se obscurecen. Hay ennosotros anomalías tan raras, contradiccionestan absurdas... Y a la vez cierta lógica fatal. Enesto de la simpatía sexual, o del amor, o comousted guste llamarle, es en lo que se ven mayo-res extravagancias. Luego, a los caprichos y lasdesviaciones y los brincos de esta víscera quetenemos aquí, sume usted la maraña de ideascon que la sociedad complica los problemitaspsicológicos. La sociedad...

- Contigo tengo la tema, morena... - inte-rrumpió Asís festivamente -. Usted le echa a la

Page 157: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

sociedad todas las culpas. Ahí que no duele. Yano sé cómo tiene espaldas la infeliz.

- Pues, figúrese usted, paisana. Como quede mi tragedia únicamente es responsable lasociedad. Por atribuir exagerada importancia alo que tiene mucha menos ante las leyes natura-les. Por hacer lo principal de lo accesorio. Enfin, punto en boca. No quiero escandalizarla austed.

- Paisano... Pero si me da mucha curiosidadeso que iba usted diciendo... No me deje a me-dia miel... Todas las cosas pueden decirse, se-gún como se digan. No me escandalizaré, va-mos.

- Bien, siendo así... Pero ya no sé en qué es-tábamos... ¿Usted se acuerda?

- Decía usted que lo principal y lo acceso-rio... Eso será alguna herejía tremenda, cuandono quiso usted pasar de ahí.

- Sí, señora... Verá usted, la herejía... Yo lla-mo accesorio a lo que en estas cuestiones suelellamarse principal... ¿Se hace usted cargo?

Page 158: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Asís no respondió, porque pasaba un mo-zalbete silbando un aire de zarzuela y mirandode reojo y con malicia al sospechoso grupo.Cuando se perdió de vista, pronunció la dama:

-¿Y si me equivoco?-¿No se asusta usted si lo expreso claramen-

te?La verdad, desde cierta distancia aquello

parecía un diálogo amoroso. Acaso la valla queexistía para que ni pudiese serlo ni llegase aserlo jamás, era un delgado y breve trozo depiel inglesa, la cubierta de un tarjetero.

- No, no me asusto... Vamos a hablar comodos amigos... francamente.

-¿Quedamos en eso? ¡Magnífico! Pues cons-te que ya no tiene usted derecho para reñirmesi se me va la lengua... Procuraré, sin embargo...En fin, entiendo por accesorio... aquello queustedes juzgan irreparable. ¿Lo pongo más cla-ro aún?

- No, ¡basta! - gritó la señora -. Pero enton-ces, ¿qué es lo principal según usted?

Page 159: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Una cosa que abunda menos..., en cambio,vale más... La realidad de un cariño muy gran-de entre dos... ¿Qué le parece a usted?

-¡Caramba! - exclamó la señora, medita-bunda.

- Le voy a proponer a usted una demostra-ción de mi teoría... Ejemplo; como dicen lospredicadores. Imagínese que en vez de estar enel Prado, estamos en Tierra de Campos, a dosleguas de un poblachón; que yo soy un bárbaro;que me prevalgo de la ocasión, y abuso de lafuerza, y le falto a usted al respeto debido...¿Hay entre nosotros, dos minutos después, al-gún vínculo que no existía dos minutos antes?No señora. Lo mismo que si ahora se trompicausted con una esquina..., se hace daño..., procu-ra apartarse y andar con más cuidado otravez... y acabose.

- Pintado el lance así..., lo que habría, queusted me parecería atroz de antipático y debruto.

Page 160: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Eso sí... pero vamos a perfeccionar elejemplo, y pido a usted perdón de antemanopor una conversación tan shocking. Pues noseñora: suponga usted que yo no abuso de lafuerza ni ese es el camino. Lo que hago es ex-plotar con maña la situación y despertar enusted ese germen que existe en todo ser huma-no... Nada de violencia: si acaso, en el terrenopuramente moral... Yo soy hábil y provoco enusted un momento de flaqueza...

Fortuna que era de noche y estaba lejos elfarol, que si no, el sofoco y el azoramiento de ladama se le meterían por los ojos al comandante.- Lo sabe, lo sabe - calculaba para sí, toda tré-mula y en voz alterada y suplicante, exclamóinterrumpiendo:

-¡Qué horror! ¡Don Gabriel!-¿Qué horror? ¡Mire usted lo que va de us-

tedes a nosotros! Ese horror, Paquita del alma,no les parece horrible a los caballeros que ustedtrata y estima: al marqués de Huelva con suseveridad de principios y su encomienda de

Page 161: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Calatrava que no se quita ni para bañarse..., alpapá de usted tan amable y francote..., yo..., elotro..., toditos. Es valor entendido y a nadie leextraña ni le importa un bledo. Tratándose deustedes es cuando por lo más insignificante searma una batahola de mil diablos, que no pare-ce sino que arde por los cuatro costados Ma-drid. La infeliz de ustedes que resbala, si olfa-teamos el resbalón, nos arrojamos a ella comosabuesos, y o puede casarse con el seductor, ola matriculamos en el gremio de las mujeresgalantes hasta la hora de la muerte. Ya puededespués de su falta llevar vida más ejemplarque la de una monja: la hemos fallado..., no nosla pega más. O bodas, o es usted una corrida,una perdida de profesión... ¡Bonita lógica! Us-ted, niña inocente, que cae víctima de la pocaedad, la inexperiencia y la tiranía de los afectosy las inclinaciones naturales, púdrase en unconvento, que ya no tiene usted más camino...Amiga Asís... ¡Tonterías!

Page 162: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Mientras hablaba el comandante, su fanta-sía, en vez de los plátanos del jardincillo, lerepresentaba otras masas sombrías de follaje,robles y castaños; y el olor fragante de las floresde acacia le parecía el de las silvestres mentasque crecen al borde de los linderos en el vallede Ulloa. La dama que tenía a su lado, por otrofenómeno de óptica interior, veía el rebulliciode una feria, una casita al borde del Manzana-res, un cuartuco estrecho, un camastro, unataza de té volcada...

- Tonterías - prosiguió don Gabriel sin fijar-se en la gran emoción de Asís -, pero que sepagan caras a veces... Sucede que se nos impo-nen, y que por obedecerlas, una mujer de ins-tintos nobles se juzga manchada, vilipendiada,infamada por toda su vida a consecuencia deun minuto de extravío, y, de no poder casarsecon aquel a quien se cree ligada para siemprejamás, se anula, se entierra, se despide de lafelicidad por los siglos de los siglos amén... Es

Page 163: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

monja sin vocación, o es esposa sin cariño... Ahítiene usted donde paran ciertas cosas.

Al murmurar con amargura estas palabras,el comandante, en lugar de la silueta gentil delMuseo, veía las verdosas tapias del conventosantiagués, las negras rejas de trágicos recuer-dos, y tras de aquellas rejas comidas de orínuna cara pálida, con obscuros ojos, muy seme-jante a la de cierta hermana suya que había sidoel cariño más profundo de su vida.

- XIV -

- Vaya, Pardo... Es usted terrible. ¿Me quie-re usted igualar la moral de los hombres con lade las mujeres?

- Paquita..., dejémonos de clichés. -(Pardousaba muy a menudo esta palabrilla para con-denar las frases o ideas vulgares.)- Tanto jabónllevan ustedes en las suelas del calzado comonosotros. Es una hipocresía detestable eso de

Page 164: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

acusarlas e infamarlas a ustedes con tal rigorpor lo que en nosotros nada significa.

-¿Y la conciencia, señor mío? ¿Y Dios?La dama argüía con cierta afectada solem-

nidad y severidad, bajo la cual velaba una satis-facción inmensa. Iban pareciéndole muy boni-tos y sensatos los detestables sofismas del co-mandante, que así pervierte la pasión el enten-dimiento.

-¡La conciencia! ¡Dios! - exclamó él reme-dando el tono enfático de la señora -. Otro re-gistro. Bueno: toquémoslo también. ¿Se trata depecadores creyentes? ¿Católicos, apostólicos,romanos?

- Por supuesto. ¿Ha de ser todo el mundohereje como usted?

- Pues si tratamos de creyentes, la cuestiónde conciencia es independiente de la de sexo.Aunque me llama usted hereje, todavía no heolvidado la doctrina; puedo decirle a usted decorrido los diez mandamientos... y se me figuraque rezan igual con ustedes que con nosotros. Y

Page 165: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

también sé que el confesor las absuelve y per-dona a ustedes igualito que a nosotros. Lo quepide a la penitente el ministro de Dios, es arre-pentimiento, propósito de enmienda. El mun-do, más severo que Dios, pide la perfecciónabsoluta, y si no... O todo o nada.

- No, no; mire usted que también el confe-sor nos aprieta más las clavijas. Para ustedes lamanga se ensancha un poquito... - repuso Asís,saboreando el deleite de aducir malas razonespara saborear el gusto de verlas refutadas.

- Hija, si eso hacen, es por prudencia, paraque no desertemos del confesionario si nos dapor frecuentarlo... En el fondo ningún confesorle dirá a usted que hay un pecado más para lashembras. Es decir que la cosa queda reducida alas consecuencias positivas y exteriores..., alcriterio social. En salvando este, en no sabién-dose nada, el asunto no tiene más trascendenciaen ustedes que en nosotros... Y en nosotros...¡ayúdeme usted a sentir! (Al argüir así, el co-

Page 166: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

mandante castañeteaba los dedos.) Ahora, siusted me ataca por otro lado...

- Yo... - balbució la señora, sin pizca de ga-nas de atacar.

- Si me sale usted con el respeto y la estima-ción propia..., con lo que cada cual se debe a símismo...

- Eso..., lo que cada cual se debe a sí mismo- articuló Asís hecha una amapola.

- Convendré en que eso siempre realza auna mujer; pero, en gran parte, depende delcriterio social. La mujer se cree infamada des-pués de una de esas caídas ante su propia con-ciencia, porque le han hecho concebir desdeniña que lo más malo, lo más infamante, loirreparable, es eso; que es como el infierno,donde no sale el que entra. A nosotros nos en-señan lo contrario; que es vergonzoso para elhombre no tener aventuras, y que hasta quedahumillado si las rehúye... De modo, que lomismo que a nosotros nos pone muy huecos, austedes las envilece. Preocupaciones heredita-

Page 167: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

rias emocionales, como diría Spencer. Y vayaunos terminachos que le suelto a usted.

- No, si yo con su trato ya me voy haciendouna sabia. Todos los días me aporrea usted losoídos con cada palabrota...

-¿Y si yo le dijese a usted - prosiguió Pardoechándose a disertar -, que eso que llamé acce-sorio en las aventurillas, me parece a mí que enel cariño verdadero, cuando están unidas así,así, como si las pegasen con argamasa, las vo-luntades, llega a ser más accesorio aún? Es elcomplemento de otra cosa mucho más grande,que dura siempre, y que comprende eso y todolo demás... Lo estoy embrollando, paisana. Us-ted se ríe de mí: a callar.

Asís oía, oía con toda su alma, pareciéndoleque nunca había tenido su paisano momentostan felices como aquella noche, ni hablado tandiscreta y profundamente. Los dichos del co-mandante, que al pronto lastimaban sus con-vicciones adquiridas, entraban, sin embargo,como bien disparadas saetas hasta el fondo de

Page 168: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

su entendimiento y encendían en él una especiede hoguera incendiaria, a cuya destructora luzveía tambalearse infinitas cosas de las quehabía creído más sólidas y firmes hasta enton-ces. Era como si le arrancasen del espíritu unamuela dañada: dolor y susto al sentir el frío delinstrumento y el tirón; pero después, un alivio,una sensación tan grata viéndose libre de aquelcuerpo muerto... Anestesia de la conciencia concloroformo de malas doctrinas, podría llamarseaquella operación quirúrgico-moral.

- Es un extravagante este hombre - pensabala operada -. Decir me está diciendo cosas estu-pendas... Pero se me figura que le sobra la ra-zón por encima de los pelos. Habla por su bocala justicia. ¿Va una a creerse criminal por unosinstantes de error? Siempre estoy a tiempo depararme y no reincidir... ¡Claro que si por sis-tema...! Ni él tampoco dice eso, no... Su teoría esque ciertas cosas que suceden así..., qué sé yocómo, sin iniciativa ni premeditación por partede uno, no han de mirarse como manchas de

Page 169: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

esas que ya nunca se limpian... El mismo padreUrdax de fijo que no es tan severo en eso comola sociedad hipocritona... ¡Ay Dios mío!... Yaestoy como mi paisano, echándole a la sociedadla culpa de todo.

Al llegar aquí de sus reflexiones la dama, lamolestó un cosquilleo, primero entre las cejas,luego en la membrana de la nariz... ¡Aaach!Estornudó con ruido, estremeciéndose.

-¡Adiós! Ya se me ha resfriado usted - ex-clamó su amigo -. No está usted acostumbradaa estas vagancias al sereno... Levántese usted ypaseemos.

- No, si no es el rocío lo que me acatarra amí... He tomado sol.

-¿Sol? ¿Cuándo?- Ayer..., digo, anteayer..., yendo..., sí, yen-

do a misa a las Pascualas. No crea usted: desdeentonces ando yo... regular, nada más que regu-larcita. Cuando jaquecas, cuando marcos...

- De todos modos... guíese usted por mí:andemos, ¿eh? Si sobre la insolación le viene a

Page 170: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

usted un pasmo... o coge usted unas intermiten-tes de estas de primavera en Madrid...

- No me asuste usted... Tengo poco deaprensiva -contestó la dama levantándose yenvolviéndose mejor en el abrigo.

-¿A su casa de usted?- Bien..., sí, vamos hacia allá despacio.No siguió el comandante explanando sus

disolventes opiniones hasta la misma puerta dela señora. Al abrirla Imperfecto, Asís convidó asu amigo a que descansase un rato; él se negó;necesitaba darse una vuelta por el Círculo Mili-tar, leer los periódicos extranjeros y hablar conun par de amigos, a última hora, en Fornos.Deseó respetuosamente las buenas noches a laseñora y bajó las escaleras a paso redoblado.Con el mismo echó calle abajo aquel gran des-preocupado, nihilista de la moral: y nos constaque iba haciendo este o parecido soliloquio,parecidísimo al que en igualdad de circunstan-cias haría otra persona que pensase según to-dos los clichés admitidos:

Page 171: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Me ha engañado la viuda... Yo que la creíauna señora impecable. Un apabullo como otrocualquiera. No he mirado las iniciales del tarje-tero: serían... ¡vaya usted a saber! Porque enrealidad, ni nadie murmura de ella, ni veo a sualrededor persona que... En fin, cosas que suce-den en la vida: chascos que uno se lleva. Cuan-do pienso que a veces se me pasaba por la ca-beza decirle algo formal... No, esto no es uncaballo muerto, ¡qué disparate!, es sólo un tro-piezo del caballo... No he llegado a caerme...¡Así fuesen los desengaños todos!...

Siguió caminando sin ver los árboles del Re-tiro, que se agrupaban en misteriosas masas asu derecha. Ni percibía el olor de las acacias.Pero él seguía oliendo, no a los cortesanos ypulidos vegetales de los paseos públicos, sino aotros árboles rurales, bravíos y libres: los queproducen la morena castaña que se asa en losmagostos de noviembre, en el valle de los Pa-zos.

Page 172: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- XV -

La tarde del día siguiente la dedicó Asís apagar visitas. Tarea maquinal y enfadosa, deberde los más irritantes que el pacto social impone.Raro es que nadie se someta a él sin murmurar,por fuera o por dentro, del mundo y sus farsas.Menos mal cuando las visitas se hacen, comolas hacía la dama, en pies ajenos. Entonces loarduo de la faena empieza en las porterías. ¡Sitodas las casas fuesen como la de Sahagún o lade Torres -Nobles, por ejemplo! Allí, antes dellegar, ya llevaba Asís en la mano la tarjeta conel pico dobladito, y al sentir rodar el coche, yaestaba asomándose al ancho vano del portón elportero imponente, patilludo, correcto, amabilí-simo, que recogía la tarjeta preguntando:«¿Adónde desea ir la señora?», para transmitirla orden al cochero. Los Torres-Nobles, los Sa-hagún, los Pinogrande y otras familias así, demuy alto copete, no recibían sino de noche al-guna vez, y el llegarse a su casa para dejar la

Page 173: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tarjeta representaba una fórmula de cortesíafacilísima de cumplir al bajar al paseo o al vol-ver de las tiendas. Pero si entre las relacionesde Asís las había tan granadas, otras eran demuchísimo menos fuste, y algunas, procedentesde Vigo, rayaban en modestas. Y allí era el en-trar en portales angostos, el parlamentar conporteras gruñonas, la desconsoladora respues-ta: «Sí, señora, me paece que no ha salío en to eldía de casa... Tercero con entresuelo, primero yprincipal... a mano izquierda». Y la ascensióninterminable, el sobrealiento, el tedio de subirpor aquel caracol obscuro, con olores a cocina ya todas las oficinas caseras, y la cerril alcarreñaque abre, y la acogida embarazosa, las empala-gosas preguntitas, los chiquillos sucios y des-greñados, los relatos de enfermedades, la chis-mografía viguesa agigantada por la óptica de ladistancia... Vamos, que era para renegar, y Asísrenegaba en su interior, consultando sin em-bargo la lista de la cartera y diciendo con unsuspiro profundo: -¡Ay!... Aún falta la viuda de

Page 174: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Pardiñas... la madre del médico de Celas..., yRita, la hermana de Gabriel Pardo... Y esa síque es urgente... Ha tenido al chiquillo con dif-teria...

Por lo mismo que el ajetreo de las visitashabía sido tan cargante, que a la mayor parte selas encontrara en casa y que no le sacaron sinoconversaciones capaces de aburrir a una estatuade yeso, la dama regresaba a su vivienda con elespíritu muy sosegado. A semejanza de los de-votos que si les hurga la conciencia se imponenla obligación de rezar tres rosarios seguidos enuna serie considerable de padrenuestros, Asís,sintiéndose reo de perturbación social, o al me-nos de amago de este delito, se consagraba acumplir minuciosamente los ritos de desagra-vio, y como le habían producido tan soberanofastidio, juzgaba saldada más de la mitad de sucuenta. Por otra parte, encontrábase decidida -más que nunca - a cortar las irregularidades desu conducta presente. Tenía razón el coman-dante: la falta, bien mirado, no era tan inaudita;

Page 175: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

pero si trascendía al público, ¡ah!, ¡entonces!Evitar el escándalo y la reincidencia, garantizarlo venidero..., y se acabó. Cortar de raíz, eso sí(la dama veía entonces la virtud en forma degrandes y afiladísimas tijeras, como las queusan los sastres). Y bien podía hacerlo, porque,la verdad ante todo, su corazón no estaba inte-resado... - Vamos a ver - argüía para sí la señora-. Supongamos que ahora viniesen a decirme:Diego Pacheco se ha largado esta mañana a sutierra, donde parece que se casa con una mu-chacha preciosa... Nada: yo tan fresca, sin echarni una lágrima. Hasta puede que diese gracias aDios, viéndome libre de este grave compromi-so. Pues la cosa es bien sencilla: ¿se había de irél? Soy yo quien se larga. Así como así, díasarriba o abajo, ya estaba cerca el de irse a vera-near... Pues adelanto el veraneo un poquillo... ycorrientes. ¡Qué descanso tomar el tren! Se con-cluían aquellos recelos incesantes, aquel volverel rostro cuando la Diabla le preguntaba algunacosa, aquella tartamudez, aquella vergüenza,

Page 176: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

vergüenza tonta en una viuda, que al fin y alcabo era libre y no tenía que dar a nadie cuentade sus actos...

Pensaba en estas cosas cuando se apeó yempezó a subir la escalera de su casa. Aún noestaba encendida la luz, caso frecuente en lastardes veraniegas. Al segundo tramo... ¡Diosnos asista! Un hombre que se destaca del obs-curo rincón... ¡Pacheco!

Reprimió el chillido. El meridional le cogíaambas manos con violencia.

-¿Cómo está mi niña? Tres veces he venidoy siempre te negaron... Lo que es una de ellasjuro que estabas en casa... Si no quieres verme,dímelo a mí, que no vendré... Te miraré de leji-tos en el paseo o en el teatro... Pero no me des-pidas con una criada, que se ríe de mí al darmecon la puerta en las narices.

- No... pero si yo... - contestaba aturdida laseñora.

-¿No se había negado la nena para mí?

Page 177: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- No, para ti no... - afirmó rápidamente Asíscon acento de sinceridad: tan espontáneo e in-evitable suele ser en ciertas ocasiones el enga-ño.

- Pues, entonces, vengo esta noche. ¿Sí? Estanoche a las nueve.

Hizo la dama un expresivo movimiento.-¿No quieres? ¿Tienes compromiso de salir,

de ir a alguna parte? La verdad, chiquilla. Melargaré como aquel a quien le han dado cañaso,pero no porfiaré. Me sabe mal porfiar. Por míno has de tener tú media hora de disgusto.

Asís titubeaba. Cosa rara y sin embargo ex-plicable dentro de cierto misterioso ilogismoque impone a la conducta femenina la difícilsituación de la mujer: lo que decidió su res-puesta afirmativa fue cabalmente la resoluciónde poner tierra en medio que acababa de adop-tar en el coche.

- Bueno, a las nueve... (Pacheco la apretócontra sí.) ¿Pero... te irás a las diez?

Page 178: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿A las diez? Es tanto como no venir... Tútienes que hacer hoy: dímelo así, clarito.

- Que hacer no... Por los criados. No megusta dar espectáculo a esa gente.

- El chico no importa, es un bausán... Lachica es más avispada. Mándala con un recadofuera... Hasta pronto.

Y Pacheco ocultó la cara en el pelo de la se-ñora, descomponiéndolo y echándole el som-brero hacia atrás. Ella se lo arregló antes dellamar, lo cual hizo con pulso trémulo.

Iba muy preocupada, mucho. Se desnudódistraídamente, dejando una prenda aquí y otraacullá; la Diabla las recogía y colgaba, no sinhaberlas sacudido y examinado con un deteni-miento que a Asís le pareció importuno. ¿Porqué no rehusar firmemente la dichosa cita?... Sí,sería mejor; pero al fin, para el tiempo que fal-taba... Volviose hacia la doncella.

- Mira, revisarás el mundo grande...: creoque tiene descompuestas las bisagras. Acuérda-te mañana de ir a casa de madama Armandi-

Page 179: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

na...: puede que ya estén los sombreros listos...Si no están, le das prisa. Que quiero marcharmepronto, pronto.

-¿A Vigo, señorita? - preguntó la Diabla conhipócrita suavidad.

-¿Pues adónde? También te darás una vuel-ta por el zapatero... y a ver si en la plazuela delÁngel tienen compuesto el abanico.

Dictando estas órdenes se calmaba. No, elrehusar no era factible. Si le hubiese despedidoesta noche, él querría volver mañana. Disimulo,transigir... y, como decía él..., najensia.

Comió poco; sentía esa constricción en eldiafragma, inseparable compañera de las an-siedades y zozobras del espíritu. Miraba fre-cuentemente para la esfera del reloj, la cual noseñalaba más que las ocho al levantarse la seño-ra de la mesa.

- Oye, Ángela...Faltábale saliva en la boca; la lengua se le

pegaba al velo del paladar.

Page 180: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Oye, hija... ¿Quieres... irte a pasar esta no-che con tu hermana, la casada con el guardiacivil? ¿Eh?

-¡Ay señorita!... Yo, con mil amores... Perovive tan lejos: el cuartel lo tienen allá en lasPeñuelas... Mientras se va y se viene...

- Es lo de menos... Te pago el tranvía... o unsimón. Lo que te haga falta... Y aunque vuelvasdespués de... media noche ¿eh?, no dejarán deabrirte. Como a escape... Mira, ¿no tiene tuhermana una niña de seis años?

- De ocho, señorita, de ocho... Y un muñecode trece meses que anda con la dentición.

- Bien: a la niña podrá servirle, arreglándo-la... Le llevas aquella ropa de Marujita quehemos apartado el otro día...

- Dios se lo pague... ¿También el sombrerode castor blanco, con el pájaro?

- También... Anda ya.El sombrero de castor produjo excelente

efecto. Imaginaba siempre la señora que, dealgunos días a esta parte, su doncella se atrevía

Page 181: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

a mirarla y hablarla ya con indefinible acentosevero, ya con disimulada entonación irónica;pero después de tan espléndida donación, pormás que aguzó la malicia, no pudo advertir enel gracioso semblante de la criada sino júbilo ygratitud. Comió la Diabla en tres minutos: nivisto ni oído: y a poco se presentó a su amamuy maja y pizpireta, con traje dominguero, elpelo rizado a tenacilla, botas que cantaban.

- Vete, hija, ya debe de ser tarde... Las nue-ve menos cuarto...

- No, señorita... Las ocho y veinticinco porel comedor... ¿Tiene algo que mandar? ¿Quierealguna cosa?...

- Nada, nada... Que lo pases bien... ¡Quéelegante te has puesto!... ¿Allí habrá gente, eh?¿Guardias civiles? ¿Jóvenes?

- Algunos... Hay uno de nuestra tierra... dela provincia de Pontevedra, de Marín... alto él,con bigote negro.

- Bien, hija... Pues lo que es por mí, ya pue-des marcharte.

Page 182: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

¿Qué haría aquella maldita Diabla, que uncuarto de hora después de recibidas semejantesdespachaderas aún no había tomado el portan-te? Con el oído pegado a la puertecilla falsa desu dormitorio, que caía al pasillo, Asís espiabala salida de su doncella, mordiéndose los labiosde impaciencia nerviosa. Al fin sintió pasitos,taconeo de calzado flamante, oyó una risotada,un ¡a divertirse y gastar poco! que venía de lacocina... La puerta se abrió, hizo ¡puum!, al ce-rrarse... ¡Ay, gracias a Dios!

Así que se fue la condenada chica, pareciolea la señora que todo el piso se había quedadoen un silencio religioso, en un recogimientoinexplicable. Hasta la lámpara del saloncitoalumbraba, si cabe, con luz más velada, másdulce que otras noches. Eran las nueve menoscuarto: Pacheco aún tardaría cosa de veinteminutos... Se oyó un campanillazo sentimental,tímido, como si la campanilla recelase pecar deindiscreta...

Page 183: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- XVI -

Era Pacheco, envuelto en su capa de embo-zos grana, impropia de la estación, y de hongo.Detúvose en la puerta como irresoluto, y Asístuvo que animarle:

- Pase usted...Entonces el galán se desembozó resuelta-

mente y se informó de cómo andaba la salud deAsís.

En los primeros momentos de sus entrevis-tas, siempre se hablaban así, empleando fórmu-las corteses y preguntando cosas insignifican-tes; su saludo era el saludo de ordenanza ensociedad; estrecharse la mano. Ni ellos mismospodrían explicar la razón de este procedimientoextraño, que acaso fuese la cortedad debida a loreciente e impensado de su trato amoroso. Noobstante, algo especial y distinto de otras vecesnotaría el andaluz en la señora, que al sentarseen el diván a su lado, murmuró después de unaembarazosa pausa:

Page 184: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¡Qué fría me recibes! ¿Qué tienes?-¡Qué disparate! ¿Qué voy a tener?-¡Ay prenda, prenda! A mí no se me enga-

ña... Soy perro viejo en materia de mujeres.Estorbo. Tú tenías algún plan esta noche.

- Ninguno, ninguno - afirmó calurosamenteAsís.

- Bien, lo creo. Eso sí que lo has dicho comose dicen las verdaes. Pero, en plata: que no tepinchaban a ti las ganas de verme. Hoy mequerías tú a cien leguas.

Aseveró esto metiendo sus dedos largos, depulcras uñas, entre el pelo de la señora, y com-placiéndose en alborotar el peinado sobrio, sinpostizos ni rellenos, que Asís trataba de imitardel de la Pinogrande, maestra en los toques dela elegancia.

- Si no quisiese recibirte, con decírtelo...- Así debiera ser...: el corasonsillo en la ma-

no...; pero a veces se le figura a uno que estácomprometido a pintar afecto ¿sabes tú?, porcaridad o qué sé yo por qué... Si yo lo he hecho

Page 185: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

a cada rato, con un ciento de novias y de querí-as... Harto de ellas por cima de los pelos... yempeñado en aparentar otra cosa... porque esfuerte eso de estamparle a un hombre o a unahembra en su propia cara: «Ya me tiene ustedhasta aquí..., no me hace usted ni tanto de ilu-sión».

-¿Quién sabe si eso te estará pasando a ticonmigo? - exclamó Asís festivamente, echán-dolas de modesta.

No contestó el meridional sino con un abra-zo vehemente, apretado, repentino, y un -¡ojalá!- salido del alma, tan ronco y tan dramá-tico, que la dama sintió rara conmoción, seme-jante a la del que, poniendo la mano sobre unaparato eléctrico, nota la sacudida de la corrien-te.

-¿Por qué dices ojalá? - preguntó, imitandoel tono del andaluz.

- Porque esto es de más; porque nunca mevi como me veo; porque tú me has dado a beberzumo de hierbas desde que te he conocío, chi-

Page 186: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

quilla... Porque estoy mareado, chiflado, loco,por tus pedasos de almíbar... ¿Te enteras? Por-que tú vas a ser causa de la perdición de unhombre, lo mismo que Dios está en el sielo ynos oye y nos ve... Terroncito de sal, ¿qué tienesen esta boca, y en estos ojos, y en toda tu per-sona, para que yo me ponga así? A ver, dímelo,gloria, veneno, sirena del mar.

La señora callaba, aturdida, no sabiendoqué contestar a tan apasionadas protestas; perovino a sacarla del apuro un estruendo inespe-rado y desapacible, el alboroto de una de esasmúsicas ratoneras antes llamadas murgas, yque en la actualidad, por la manía reinante deelevarlo todo, adoptan el nombre de bandaspopulares.

-¡Oiga! ¿Nos dan cencerrada ya los vecinosdel barrio? - gritó Pacheco levantándose delsofá y entrabriendo las vidrieras -. ¡Y cómodesafinan los malditos!... Ven a oír, chiquilla,ven a oír. Verás como te rompen el tímpano.

Page 187: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

En el meridional no era sorprendente estesalto desde las ternezas más moriscas al másprosaico de los incidentes callejeros: estaba ensu modo de ser la transición brusca, la rápidaexteriorización de las impresiones.

- Mira, ven... - continuó -. Te pongo aquíuna butaca y nos recreamos. ¿A quién le dispa-rarán la serenata?

- A un almacén de ultramarinos que se haestrenado hoy - contestó Asís recordando ca-sualmente chismografías de la Diabla -. En laotra acera, pocas casas más allá de la de enfren-te. Aquella puerta... allí. ¡Ya tenemos músicapara rato!

Pacheco arrastró un sillón hacia la ventanay se sentó en él.

-¡Desatento! - exclamó riendo la señora -.¿Pues no decías que era para mí?

- Para ti es - respondió el amante cogiéndolapor la cintura y obligándola quieras no quierasa que se acomodase en sus rodillas. Se resistióalgo la dama, y al fin tuvo que acceder. Pacheco

Page 188: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

la mecía como se mece a las criaturas, sin per-mitirse ningún agasajo distinto de los que pue-den prodigarse a un niño inocente. Por forzosaexigencia de la postura, Asís le echó un brazo alcuello, y después de los primeros minutos, re-posó la cabeza en el hombro del andaluz. Unairecillo delgado, en que flotaban perfumes deacacia y ese peculiar olor de humo y ladrillorecaliente de la atmósfera madrileña en estío,entraba por las vidrieras, intentaba en baldemover las cortinas, y traía fragmentos de lamúsica chillona, tolerable a favor de la distan-cia y de la noche, hora que tiene virtud parasuavizar y concertar los más discordantes soni-dos. Y la proximidad de los dos cuerpos ocu-pando un solo sillón, estrechaba también, sinduda, los espíritus, pues por vez primera en elcurso de aquella historia, entablose entre Pa-checo y la dama un cuchicheo íntimo, cariñoso,confidencial.

No hablaban de amor: versaba el coloquiosobre esas cosas que parecen muy insignifican-

Page 189: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tes escritas y que en la vida real no se tratancasi nunca sino en ocasiones semejantes a aque-lla, en minutos de imprevista efusión. Asís me-nudeaba preguntas exigiendo detalles biográfi-cos: ¿Qué hacía Pacheco? ¿Por dónde andaba?¿Cómo era su familia? ¿La vida anterior? ¿Losgustos? ¿Las amistades? ¿La edad justa, justa,por meses, días y no sé si horas?

- Pues yo soy más vieja que tú - murmurópensativa, así que el gaditano hubo declaradosu fe de bautismo.

-¡Gran cosa! Será un añito, o medio.- No, no, dos lo menos. Dos, dos.- Corriente, sí, pero el hombre siempre es

más viejo, cachito de gloria, porque nosotrosvivimos, ¿te enteras?, y vosotras no. Yo, en par-ticular, he vivido por una docena. No imagina-rás diablura que yo no haya catado. Soy maes-tro en el arte de hacer desatinos. ¡Si tú supiesesalgunas cosas mías!

Asís sintió una curiosidad punzante unida aun enojo sin motivo.

Page 190: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Por lo visto eres todo un perdis, buena al-haja.

-¡Quia!... ¿Perdis yo? Di que no, nena mía.Yo galanteé a trescientas mil mujeres, y ahorame parece que no quise a ninguna. Yo hicecuanto disparate se puede hacer, y al mismotiempo no tengo vicios. ¿Dirás que cómo es esemilagro? Siendo... ahí verás tú. Los vicios noprenden en mí. Ninguno arraiga, ni arraigarájamás. Aún te declaro otra cosa: que no sólo nose me puede llamar vicioso, sino que si me des-cuido acabo por santo. Es según los lados a queme arrimo. ¿Me ponen en circunstancias de serperdío? No me quedo atrás. ¿Qué tocan a serbueno? Nadie me gana. Si doy con gente arras-trada, ¿qué quieres tú?

-¿Hasta en lo tocante a la honra te dejaríasllevar? - preguntó algo asustada Asís.

El gaditano se echó atrás como si le hubiesepicado una sierpe.

-¡Hija! Vaya unas cosillas que me pregun-tas. ¿Me has tomado por algún secuestrador?

Page 191: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Yo no secuestro más que a las hembras de tufacha. Pero ya sabes que en mi tierra, las pen-dencias no se cuentan por delitos... He enfriadoa un infeliz... que más quisiera no haberle toca-do al pelo de la ropa. Dejémoslo, que importaun pito. Fuera de esas trifulcas, no ha tenío eldiablo por donde cogerme: he jugado, perdien-do y ganando un dinerillo... regular; he bebío...,vamos, que no me falta a mí saque; de novias yotros enredos... De esto estaría muy feo que tecontase ná. Chitito. ¿Un cariño a tu rorro?

- Vamos, que eres la gran persona - protestóescandalizada Asís, desviándose en vez deacercarse como Pacheco pretendía.

- No lo sabes bien. Eso es como el Evange-lio. Yo quisiera averiguar pa qué me ha echadoDios a este mundo. Porque soy, además de tro-nerilla, un haragán y un zángano de primera,niña del alma... No hago cosa de provecho, niganas de hacerla. ¿A qué? Mi padre, empeñaoel buen señor en que me luzca y en que sirva alpaís, y dale con la chifladura de que me meta

Page 192: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

en política, y tumba con que salga diputao, yvaya a hacer el bu al Congreso... ¡En el Congre-so yo! A mí, lo que es asustarme, ni el Congresoni veinte Congresos me asustan. La farsa aque-lla no me pone miedo. Te aviso que en todocuanto me propongo salir avante, salgo y singrandes fatigas: ¡qué! Pero a decir verdad, nome he tomado nunca trabajos así enormes, co-mo no fuese por alguna mujer guapa. No soymemo ni lerdo, y si quisiese ir allí a pintar lamona como Albareda, la pintaría, figúrate.¿Que se me ha muerto mi abuelita? ¡Si es lapura verdad! Sólo que too eso porque tanto sedescuaja la gente, no vale los sudores que cues-ta. En cambio... ¡una mujer como tú...!

Díjolo al oído de la dama, a quien estrechómás contra sí.

- Sólo esto, terrón de azúcar, sólo esto sabebien en el mundo amargo... Tener así a unamujer adorándola... Así, apretadica, metida enel corasón... Lo demás... pamplina.

Page 193: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Pero eso es atroz - protestó severamenteAsís, cuya formalidad cantábrica se despertabaentonces con gran brío ¿De modo que no teavergüenzas de ser un hombre inútil, un me-quetrefe, un cero a la izquierda?

-¿Y a ti qué te importa, lucerito? ¿Soy inútilpa quererte? ¿Has resuelto no enamorarte sinode tipos que mangoneen y anden agarraos a lacasaca de algún ministro? Mira... Si te empeñasen hacer de mí un personaje, una notabilidad...como soy Diego que te sales con la tuya. Darédías de gloria a la patria: ¿no se dice así?Aguarda, aguarda..., verás qué registros saco.Proponte que me vuelva un Castelar o un Cá-novas del Castillo, y me vuelvo... ¡Ole que sí!¿Te creías tú que alguno de esos panolis valemás que este nene? Sólo que ellos largaron todoel trapo y yo recogí velas... Por no deslucirlos.Modestia pura.

No había más remedio que reírse de los dis-lates de aquel tarambana, y Asís lo hizo; al reír-se hubo de toser un poco.

Page 194: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¡Ea!, ya te me acatarraste - exclamó el gadi-tano consternadísimo -. Hágame usté el obse-quio de ponerse algo en la cabeza... Así, tandesabrigada... ¡Loca!

- Pero si nunca me pongo nada, ni... No soyenclenque.

- Pues hoy te pondrás, porque yo lo mando.Si aciertas a enfermar, me suicido.

Saltó Asís de brazos de su adorador muertade risa, y al saltar perdió una de sus bonitaschinelas, que por ser sin talón, a cada rato se leescurrían del pie. Recogiola Pacheco, calzándo-sela con mil extremos y zalamerías. La damaentró en su alcoba, y abriendo el armario deluna empezó a buscar a tientas una toquilla deencaje para ponérsela y que no la mareaseaquel pesado. Vuelta estaba de espaldas a lapoca luz que venía del saloncito, cuando sintióque dos brazos la ceñían el cuerpo. En mediode la lluvia de caricias delirantes que acompañóa demostración tan atrevida, Asís entreoyó una

Page 195: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

voz alterada, que repetía con acento serio ytrágico:

-¡Te adoro!... ¡Me muero, me muero por ti!Parecía la voz de otro hombre, hasta tenía

ese trémolo penoso que da al acento humano elrugir de las emociones extraordinarias com-primido en la garganta por la voluntad. Impre-sionada, Asís se volvió soltando la toquilla.

- Diego... - tartamudeó llamando así a Pa-checo por primera vez.

-¿Por qué no dices Diego mío, Diego delalma? - exclamó con fuego el andaluz des-haciéndola entre sus brazos.

- Qué sé yo... Cuando uno habla así... meparece cosa de novela o de comedia. Es unaridiculez.

-¡Prueba... prueba...! ¡Ay! ¡Cómo lo has di-cho! ¡Diego mío! - prorrumpió él remedando ala señora, al mismo tiempo que la soltaba casicon igual violencia que la había cogido -. ¡Pe-dazo de hielo! ¡Vaya unas hembras que se gas-

Page 196: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tan en tu país...! ¡Marusiñas! ¡Reniego de ellastodas! ¡Que las echen al carro e la basura!

- Mira - dijo la dama tomándolo otra vez arisa -, eres un cómico y un orate... No hay modode ponerse seria con un tipo como tú. A ver:aquí está un señorito que ha tenido cuatrocien-tas novias y dos mil líos gordos, y ahora se haprendado de mí como el Petrarca de la señoraLaura... De mí nada más: privilegio exclusivo,patente del Gobierno.

- Tómalo a guasa... Pues es tan verdad comoque ahora te agarro la mano. Yo tuve un millónde devaneos, conformes; pero en ninguno mepasó lo que ahora. ¡Por estas, que son cruces!Quebraeros de cabeza míos, novias y demás,me las encuentro en la calle y ni las conozco. Ati... te dibujaría, si fuese pintor, a obscuras. Tanclavadita te tengo. De aquí a cincuenta años,cayéndote de vieja, te conocería entre mil viejasmás. Otras historias las seguí por vanidad, porcapricho, por golosina, por terquedad, por ma-tar el tiempo... Me quedaba un rincón aquí,

Page 197: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

donde no ha puesto el pie nadie, y tenía yoguardaa la llave de oro para ti, prenda more-na... ¿Que lo dudas? Mira, haz un ensayo... Porgusto.

Arrastró a la dama hacia el salón y se recos-tó en el diván; tomó la mano de Asís y la colocóextendida sobre el lado izquierdo de su chale-co. Asís sintió un leve y acompasado vaivén,como de péndulo de reloj. Pacheco tenía losojos cerrados.

- Estoy pensando en otras mujeres, chiqui-lla... Quieta..., atención..., observa bien.

- No late nada fuerte - afirmó la señora.- Déjate un rato así... Pienso en mi última

novia, una rubia que tenía un talle de lo másfino que se encuentra en el mundo... ¿Ves quéquietecillo está el pájaro? Ahora... dime tú... ¡sipuedes!, alguna cosa tierna... Mas que no seaverdá.

Asís discurría una gran terneza y buscaba lainflexión de voz para pronunciarla. Y al fin sa-lió con esta eterna vulgaridad:

Page 198: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¡Vida mía!Bajo la palma de la señora, el corazón de

Pacheco, como espíritu folleto que obedece a unconjuro, rompió en el más agitado baile quepuede ejecutar semejante víscera. Eran saltos deave azorada que embiste contra los hierros desu cárcel... El meridional entreabrió las azulespupilas; su tez tostada había palidecido algúntanto; con extraña prisa se levantó del sofá yfue derecho al balcón, donde se apoyó comopara beber aire y rehacerse de algún trastornofísico y moral. Asís, inquieta, le siguió y le tocóen el brazo.

- Ya ves qué majadero soy... - murmuró élvolviéndose.

-¿Pero te pasa algo?- Ná... - El gaditano se apartó del balcón, y

viniendo a sentarse en un puf bajito, y rogandoa Asís con la mirada que ocupase el sillón, apo-yó la cabeza en el regazo de la dama-. Con sólodos palabritas que tú me dijiste... Haz favor deno reírte, mona, porque donde me ves tengo

Page 199: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

mal genio... y puede que soltase un desatino.Desde que me he entontecido por ti, estoyechando peor carácter. Calladita la niní... Dejedormir a su rorro.

Pacheco cruzó el umbral de aquella casa an-tes de sonar la media noche. La Diabla no habíaregresado aún. Cuando el gaditano, según cos-tumbre hasta entonces infructuosa, se volviódesde la esquina de la calle mirando hacia losbalcones de Asís, pudo distinguir en ellos unbulto blanco. La señora exponía sus sofocadí-simas mejillas al aire fresco de la noche, y laembriaguez de sus sentidos y el embargo desus potencias empezaban a disiparse. Comonáufrago arrojado a la costa, que volviendo ensí toca con placer el cinto de oro que tuvo laprecaución de ceñirse al sentir que se hundía elbuque, Asís se felicitaba por haber conservadoel átomo de razón indispensable para no acce-der a cierta súplica insensata.

-¡Buena la hacíamos! Mañana estaban ente-rados vecinos, servicio, portero, sereno, el dia-

Page 200: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

blo y su madre. ¡Ay Dios mío...! ¡Me sigue, mesigue el mareo aquel de la verbena... y lo que esahora no hay álcali que me lo quite!... ¡Qué ma-reo ni qué...! Mareo, alcohol, insolación... ¡Pre-textos, tonterías!... Lo que pasa es que me gusta,que me va gustando cada día un poco más, queme trastorna con su palabrería..., y punto re-dondo. Dice que yo le he dado bebedizos yhierbas... Él sí que me va dando a comer sesosde borrico... y nada, que no me desenredo.Cuando se va, reflexiono y caigo en la cuenta;pero en viéndole... acabose, me perdí.

Llegada a este capítulo, la dama se dedicó arecordar mil pormenores, que reunidos forma-ban lindo mosaico de gracias y méritos de suadorador. La pasión con que requebraba; eldonaire con que pedía; la gentileza de su per-sona; su buen porte, tan libre del menor conatode gomosería impertinente como de encogi-miento provinciano; su rara mezcla de espon-taneidad popular y cortesía hidalga; sus rasgoscalaverescos y humorísticos unidos a cierta

Page 201: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

hermosa tristeza romántica (conjunto, dicho seade paso, que forma el hechizo peculiar de lospolos, soleares y demás canciones andaluzas),eran otros tantos motivos que la dama se ale-gaba a sí propia para excusar su debilidad yaquella afición avasalladora que sentía apode-rarse de su alma. Pero al mismo tiempo, consi-derando otras cosas, se increpaba ásperamente.

- No darle vueltas: aquí no hay nada supe-rior, ni siquiera bueno: hay un truhán, un vago,un perdis... Todo eso que me dice de que sólo amí... Ardides, trapacerías, costumbre de enga-ñar, mañitas de calavera. En volviendo la es-quina... (Pacheco acababa de verificar, hacíapocos minutos, tan sencillo movimiento) ya nise acuerda de lo que me declama. Estos andalu-ces nacen actores... Juicio, Asís..., juicio. Paraestas tercianas, hija mía, píldoras de camino dehierro... y extracto de Vigo, mañana y tarde,durante cuatro meses. ¡Bahía de Vigo, cuándote veré!

Page 202: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

El airecillo de la noche, burlándose de labuena señora, compuso con sus susurros deli-cados estas palabras:

- Terronsito e asúcar..., gitana salá.

- XVII -

Muy atareadas estaban la marquesa viudade Andrade y su doncella en revisar mundos,sacos y maletillas, operación necesaria cuandose va a emprender un viaje. Y mire usted queparece cosa del mismo enemigo. Siempre en losúltimos momentos han de faltar las llaves delos baúles. Por mucho que uno las coloque ensitio determinado, diciendo para sí: «En estecajón se queda la llavecita; no olvidar que aquíla puse; le ato un estambre colorado, para acor-darme mejor; no sea que el día de la marchasalgamos con que se ha obscurecido», viene elinstante crítico, la busca uno, y... ¡echarle ungalgo! Nada, no parece: venga el cerrajero, tiz-

Page 203: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

nado, sucio, preguntón, insufrible; haga unanueva, y lléveselo todo la trampa.

Nerviosa y displicente, daba Asís a la Ánge-la estas quejas. El ajetreo del viaje la ponía demal humor: ¡son tan cargantes los preparativos!¡Qué babel, qué trastorno! Nunca sabe uno loque conviene llevar y lo que debe dejarse; creeno necesitar ropa de abrigo, porque al fin seviene encima la canícula, pero ¡fíese usted deaquel clima gallego, tan inconstante, tan húme-do, tan lluvioso, que tiene seis temperaturasdiferentísimas en cada veinticuatro horas! Sequedan aquí las prendas en el ropero, muertasde risa, y allá tirita uno o tiene que envolverseen mantones como las viejas... Luego las fieste-citas, los bailes dichosos de la Pastora, queobligan a ir provisto de trajes de sociedad, por-que si uno se presenta sencillo, de seda cruda,les choca y se ofenden y critican... Nada, que laúltima hora es para volverse loco. ¿A que no sehabía acordado Ángela de pasarse por casa dela Armandina, a ver si tiene lista la pamela de

Page 204: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

la niña y el pajazón? ¿Apostamos a que el im-permeable aún está con los mismos botones,que lastiman y en todo se prenden? ¿Y el alcan-for para poner en el abrigo de nutria? ¿Y la pi-mienta para que no se apolillase el tapiz de lasala?

Atarugada y dando vueltas de aquí paraallí, la Diabla contestaba lo mejor posible alchaparrón de advertencias, reconvenciones ypreguntas de su señora. La hábil muchacha,después de los primeros pases, conocía unaestocada certera para su ama: si los preparati-vos de viaje andaban algo retrasados, era que laseñorita aquel año había dispuesto la marchaun mes antes que de costumbre, por lo menos;también a ella (la Diabla) se le quedaba sin alis-tar un vestido de percal, y calzado, y variasmenudencias; ella creía que hasta mediados dejunio, hacia el día de San Antonio... ¿Cómo se lehabía de ocurrir que se largaban tan de prisa ycorriendo? La señora contestaba con reprimidosuspiro, callaba dos minutos, y luego, redo-

Page 205: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

blando su gruñir, corría del cuarto-ropero aldormitorio, de la leonera o cuarto de los baúlesal saloncito, y aún se determinaba a entrar en lacocina y el comedor, para regañar a Imperfectoque no le había traído a su gusto papel de seda,bramante, puntas de París, algodón en rama...Imperfecto, con la boca abierta y la fisonomíaestúpida, subía y bajaba cien veces la escalerahaciendo recados: las puntas eran gordas, seprecisaban otras más chiquitas; el algodón noconvenía blanco, sino gris: era para rellenarhuecos en ciertos cajones y que no se estropeaselo que iba dentro... En una de estas idas y veni-das del criado, la señora cruzaba el pasillo,cuando repicó la campanilla. Impremeditada-mente fue a abrir -cosa que no hacía nunca- y seencontró cara a cara con su Diego.

El primer movimiento fue de despecho ycontrariedad mal encubierta. ¿Quién contabacon Pacheco a tales horas (las diez y media dela mañana)? No estaba Asís lo que se llamahecha un pingo, con traje roto y zapatos viejos,

Page 206: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

porque ni en una isla desierta se pondría ella ensemejante facha; pero su bata de chiné blancotenía manchas y visos obscuros, y aun no sé sialguna telaraña, indicio de la lidia con los baú-les de la leonera; su peinado, revuelto sin arte,con rabos y mechones saliendo por aquí y poracullá, parecía obra de peluquería gatuna; y enla superficie del pelo y del rostro se había de-positado un sutil viso polvoriento, que la seño-ra percibía vagamente al pestañear y al pasarsela lengua por los labios, y que la impacientabalo indecible. Y en cambio el galán venía todosoplado, con una camisa y un chaleco como elampo de la nieve, el ojal guarnecido de fresquí-simo clavel, guantes de piel de perro flamanti-tos y, en suma, todas las señales de haberseacicalado mucho. En la mano traía el pretextode la visita madrugadora: dos libros mediana-mente gruesos.

- Las novelas francesas que le prometí... -dijo en voz alta después del cambio de saludos,porque la dama le había hecho seña con el mi-

Page 207: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

rar de que había moros en la costa -. Si está us-ted ocupada, me retiro... Si no, entraré diez mi-nutos...

- Con mucho gusto... A la sala: el resto de lacasa está imposible... no quiero que se asusteusted del estado en que se encuentra.

Entró Pacheco en la sala; pero por aprisaque Ángela cerrase las puertas de las habitacio-nes interiores, el gaditano pudo ver baúlesabiertos, con las bandejas fuera, ropa despa-rramada, cajas, sacos...

-¿Está usted de mudanza... o de viaje? -preguntó quedándose de pie en medio del sa-loncito, con voz opaca, pero sin emplear tonode reconvención ni de queja.

- No... - tartamudeó Asís -, tanto como deviaje precisamente... no. Es que estoy guardan-do la ropa de invierno, poniéndole alcanfor... Siuno se descuida, la polilla hace destrozos...

Pacheco se acercó a la dama, y bajando eldiapasón, con las inflexiones dolientes y melan-cólicas que solía adoptar a veces, le dijo:

Page 208: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- A mí no se me engaña, te lo repito. Antesde venir sabía que te ibas. Tú no me conoces; túte has creído que me la puedes dar. Aún nopasaron las ideas por esa cabecita y ya las heolfateado yo. Siento que gastes conmigo tapu-jos. Al fin no te valen, hija mía.

La señora, no acertando a responder nadaque valiese la pena, bajó los ojos, frunció la bo-ca e hizo un mohín de disgusto.

- No amoscarse. Si no me enfado tampoco.La nena mía es muy dueña de irse a dondequiera. Pero mientras está aquí, ¿por qué mehuye? Ayer me dijiste que no podíamos vernos,por estar tú convidada a comer...

Movidos por el mismo impulso, Asís y donDiego miraron en derredor. Las puertas, cerra-das; al través de la que comunicaba con loscuartos interiores, pasaba amortiguado el ruidodel ir y venir de la Diabla. Y sin concertarse, aun mismo tiempo, se acercaron, para cruzarmejor esas explicaciones que el corazón adivinaantes de pronunciadas.

Page 209: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Hazte cargo... Los criados... Es una atroci-dad... Yo nunca tuve de estas..., vamos..., deestas historias... No sé lo que me pasa. Por fa-vor te pido...

-¡Bendita sea tu madre, niña! Si ya lo sé...¿Te crees que no me informo yo de los pasos enque anduvo mi reina? Estoy, enterao de quenadie consiguió de ti ni esto. Yo el primerito...¡Ay!, te deshago... Rica, gitana... ¡Cielo!

- Chist... La chica... Si pesca... Es más curio-sa...

- Un favor te pido no más. Vente a almorsáconmigo. Que te vienes.

- Estás tocado... Quita... Chist...- Que te vienes. Palabra, no lo sabrá ni la

tierra. Se arreglará..., verás tú.-¿Pero cómo? ¿Dónde?- En el campo. Te vienes, te vienes. ¡Ya

pronto te quedas libre de mí...! La despedía. Alreo de muerte se le da, mujer.

¿Cómo cedió y balbució que sí, prometien-do, si no por la Estigia, por algún otro juramen-

Page 210: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

to formidable? ¡Ah! Aunque la observación yano resulte nueva, cedió obedeciendo a los dosmóviles que, desde la memorable insolación deSan Isidro, guiaban, sin que ella misma lo nota-se, su voluntad; dos resortes que podemos lla-mar de goma el uno y de acero el otro: el resor-te de goma era la debilidad que aplaza, queremite toda gran resolución hasta que la ampa-re el recurso de la fuga; el resorte de acero, to-davía chiquitín, menudo como pieza de reloj,era el sentimiento que así, a la chiticallando,aspiraba nada menos que a tomar plenísimaposesión de sus dominios, a engranar en la má-quina del espíritu, para ser su regulador abso-luto, y dirigir su marcha con soberano imperio.

Fiado en la palabra solemne de la señora,Pacheco se marchó, pues no convenía, por nin-gún estilo, que los viesen salir juntos. Asís entróen su cuarto a componerse. La Diabla la mirabacon su acostumbrada curiosidad fisgona y aunle disparó tres o cuatro preguntas pérfidas refe-rentes a la interrumpida tarea del equipaje.

Page 211: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿Se cierra el mundo? ¿Se clavan los cajo-nes? ¿La señorita quiere que avise a la Centralpara mañana?

¿Cómo había de responder la señora a in-terrogaciones tan impertinentes? Claro que conalguna sequedad y no poco enfado secreto.Además, otros incidentes concurrían a exaspe-rarla: por culpa del revoluto del equipaje, nihabía cosa con cosa, ni parecía lo más indispen-sable de vestir: para dar con unos guantes nue-vos tuvo que desbaratar el baúl más chico: parasacar un sombrero, desclavó dos cajones. Másperipecias: la hebilla del zapato inglés, descosi-da: al abrochar el cuerpo del traje, salta unherrete; al cepillarse los dientes, se rompe elfrasco del elixir contra el mármol del lavabo...

-¿Almuerza fuera la señorita? - preguntó laincorregible Diabla.

- Sí... En casa de Inzula.-¿Ha de venir a buscarla Roque?- No... Pero le mandas que esté con la berli-

na allí, a las siete...

Page 212: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿De la tarde?-¿Había de ser de la mañana? ¡Tienes co-

sas...!La Diabla sonrió a espaldas de su señora y

se bajó para estirarle los volantes del vestido yahuecarle el polisón. Asís piafaba, pegandotaconacitos de impaciencia. ¿El pericón? ¿Elgabán gris, por si refresca? ¿Pañuelo? ¿Dóndese habrá metido el velo de tul? Estos pinguitosparece que se evaporan... Nunca están en nin-guna parte... ¡Ah! Por fin... Loado sea Dios...

- XVIII -

Salvó la escalera como pájaro a quien abrenel postigo de su penitenciaría, y con el mismopaso vivo, echó calle abajo hasta Recoletos. Lacita era en aquel sitio señalado donde Pachecohabía tirado el puro: casi frente a la Cibeles.Asís avanzaba protegida por su antucá, perobañada y animada por el sol, el sol instigador ycómplice de todo aquel enredo sin anteceden-

Page 213: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tes, sin finalidad y sin excusa. La dama registrócon los ojos las arboledas, los jardincillos, laentrada en la Carrera y las perspectivas delMuseo, y no vio a nadie. ¿Se habría cansadoDiego de esperar? ¡Capaz sería...! De pronto asus espaldas una voz cuchicheó afanosa:

- Allí... Entre aquellos árboles... El simón.Sin que ella respondiese, el gaditano la guió

hacia el destartalado carricoche. Era uno deesos clarens inmundos, con forro de gutapercharesquebrajado y mal oliente, vidrios embazadosy conductor medio beodo, que zarandean porMadrid adelante la prisa de los negocios o laclandestinidad del amor. Asís se metió en élcon escrúpulo, pensando que bien pudiera sugalán traerle otro simón menos derrotado. Pa-checo, a fin de no molestarla pasando a la iz-quierda, subió por la portezuela contraria, y alsubir arrojó al regazo de la dama un objeto...¡Qué placer! ¡Un ramillete de rosas, o mejordicho un mazo, casi desatado, mojado aún! Elrecinto se inundó de frescura.

Page 214: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¡Huelen tan mal estos condenaos coches! -exclamó el meridional como excusándose de sugalantería. Pero Asís le flechó una ojeada degratitud. El indecente vehículo comenzaba arodar: ya debía de tener órdenes.

-¿Se puede saber adónde vamos o es un se-creto?

- A las Ventas del Espíritu Santo.-¡Las Ventas! - clamó Asís alarmada -. ¡Pero

si es un sitio de los más públicos! ¿Vuelta a lasandadas? ¿Otro San Isidro tenemos?

- Es sitio público los domingos: los díassueltos está bastante solitario. Que te calles. ¿Teiba yo a llevar a donde te encontrases en unbochorno? Antes de convidarte, chiquilla, mehe enterado yo de toas las maneras de almorsáen Madrid... Se puede almorsá en un buen res-taurant o en cafés finos, pero eso es echar unpregón pa que te vean. Se puede ir a un colma-do de los barrios o a una pastelería decente yescondía, pero no hay cuartos aparte: tendríasque almorsá en pública subasta, a la vera de

Page 215: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

alguna chulapa o de algún torero. Fondas, yasupondrás... No quedaban sino las Ventas o elpuente de Vallecas. Creo que las Ventas es másbonito.

¡Bonito! Asís miró el camino en que entra-ban. Dejándose atrás las frondosidades del Re-tiro y las construcciones coquetonas de Recole-tos, el coche se metía, lento y remolón, por unacomarca la más escuálida, seca y triste quepuede imaginarse, a no ser que la comparemosal cerro de San Isidro. Era tal la diferencia entrela zona del Retiro y aquel arrabal de Madrid, yse advertía tan de golpe, que mejor que transi-ción parecía sorpresa escenográfica. Cual mas-tín que guarda las puertas del limbo, allí estabala estatua de Espartero, tan mezquina como elmismo personaje, y la torre mudéjar de unaescuela parecía sostener con ella competenciade mal gusto. Luego, en primer término, es-combros y solares marcados con empalizadas; yallá en el horizonte, parodia de algún grandiosoy feroz anfiteatro romano, la plaza de toros. En

Page 216: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

aquel rincón semidesierto - a dos pasos del co-razón de la vida elegante - se habían refugiadoedificios heterogéneos, bien como en ciertashabitaciones de las casas se arrinconan juntas lasilla inservible, la maquina de limpiar cuchillosy las colgaduras para el día de Corpus: así,después del circo taurino y la escuela, veníauna fábrica de galletas y bizcochos, y luego unbarracón con este rótulo: Acreditado merende-ro de la Alegría.

Las lontananzas, una desolación. El fielatoparecía viva imagen del estorbo y la importu-nidad. A su puerta estaba detenido un borricocargado de liebres y conejos, y un tío de gorrapeluda buscaba en su cinto los cuartos de laalcabala. Más adelante, en un descampadoamarillento, jugaban a la barra varios de esossalvajes que rodean a la Corte lo mismo que losgalos a Roma sitiada. Y seguían los edificiosfantásticos: un castillo de la Edad Media hecho,al parecer, de cartón y cercado de tapias pordonde las francesillas sacaban sus brazos flori-

Page 217: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

dos; un parador, tan desmantelado como teoló-gico (dedicado al Espíritu Santo nada menos);un merendero que se honraba con la divisatanto monta, y por último, una franja rojiza,inflamada bajo la reverberación del sol: loshornos de ladrillo. En los términos más remotosque la vista podía alcanzar, erguía el Guada-rrama sus picos coronados de eternas nieves.

Lo que sorprendió gratamente a Asís fue laausencia total de carruajes de lujo en la carrete-ra. Tenía razón Pacheco, por lo visto. Sólo en-contraron un domador que arrastraban dospreciosas tarbesas; ten carromato tirado porinnumerable serie de mulas; el tranvía, quecruzó muy bullanguero y jacarandoso, con susbancos atestados de gentes; otro simón con ta-padillo, de retorno, y un asistente, caballero enel alazán de su amo. ¡Ah! Un entierro de angeli-to, una caja blanca y azul que tambaleándosesobre el ridículo catafalco del carro se dirigíahacia la sacramental sin acompañamiento algu-

Page 218: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

no, inundado de luz solar, como deben de ir losquerubines camino del Empíreo...

Poco hablaron durante el trayecto los aman-tes. Llevaban las manos cogidas; Asís respirabafrecuentemente el manojo de rosas y miraba yremiraba hacia fuera, porque así creía dismi-nuir la gravedad de aquel contrabando, que ensu fuero interno - cosa decidida - llamaba elúltimo, y por lo mismo le causaba tristeza sa-biéndole a confite que jamás, jamás había degustar otra vez.

Llegaron al puente, y detúvose el simón an-te el pintoresco racimo de merenderos, hoteli-tos y jardines que constituye la parte nueva delas Ventas.

-¿Qué sitio prefieres? ¿Nos apeamos aquí? -preguntó Pacheco.

- Aquí... Ese merendero... Tiene trazas dealegre y limpio - indicó la dama, señalando auno cuya entrada por el puente era una escalerade palo pintada de verde rabioso.

Page 219: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Sobre el frontis del establecimiento podíaleerse este rótulo, en letras descomunales imi-tando las de imprenta, y sin gazapos ortográfi-cos: -Fonda de la Confianza. - Vinos y comidas.- Aseo y equidad.- El aspecto era original y cu-rioso. Si no cabía llamar a aquello los jardinesaéreos de Babilonia, cuando menos tenían queser los merenderos colgantes. ¡Ingenioso siste-ma para aprovechar terreno! Abajo una serie dejardines, mejor dicho, de plantaciones entecas ymarchitas, víctimas de la aridez del suburbiomatritense; y encima, sostenidos en armadijosde postes, las salas de baile, los corredores, lasalcobas con pasillos rodeados de una especie debarandas, que comunicaban entre sí las vivien-das. Todo ello -justo es añadirlo para evitar eldescrédito de esta Citerea suspendida- muyenjabelgado, alegre, clarito, flamante, comoropa blanca recién lavada y tendida a secar alsol, como nido de jilguero colgado en rama dearbusto.

Page 220: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Un mozo frisando en los cincuenta, demandil pero en mangas de camisa, con cara demico, muequera, arrugadilla y sardónica, seadelantó apresurado al divisar a la pareja.

- Almorsá - dijo Pacheco lacónicamente.-¿Dónde desean los señoritos que se les

ponga el almuerzo? El gaditano giró la vistaalrededor y luego la convirtió hacia su compa-ñera: esta había vuelto la cara. Con la agudezade la gente de su oficio el mozo comprendió yles sacó del apuro.

- Vengan los señoritos... Les daré un sitiobueno.

Y torciendo a la izquierda, guió por una es-calera angosta que sombreaba un grupo de aca-cias y castaños de Indias, llevándoles a unaespecie de antesala descubierta, que formabaparte de los consabidos corredores aéreos.Abriendo una puertecilla, hízose a un lado ymurmuró con unción:

- Pasen, señoritos, pasen.

Page 221: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

La dama experimentó mucho bienestar alencontrarse en aquella salita. Era pequeña, re-cogida, misteriosa, con ventanas muy chicasque cerraban gruesos postigos y enteramenteblanqueada; los muebles vestían también blan-quísimas fundas de calicó. La mesa, en el cen-tro, lucía un mantel como el armiño; y lo másamable de tanta blancura era que al través deella se percibía, se filtraba, por decirlo así, elsol, prestándole un reflejo dorado y quitándoleel aspecto sepulcral de las cosas blancas cuandohace frío y hay nubes en el cielo. Mientras salíael mozo, el gaditano miró risueño a la señora.

- Nos han traído al palomar - dijo entredientes.

Y levantando una cortina nívea que se veíaen el fondo de la reducida estancia, descubrióun recinto más chico aún, ocupado por un solomueble, blanco también, más blanco que unaazucena...

- Mira el nido - añadió tomando a Asís de lamano y obligándola a que se asomase -. Gente

Page 222: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

precavida... Bien se ve que están en todo. Nome sorprende que vivan y se sostengan tantosestablecimientos de esta índole. Aquí la genteno viene un día del año como a San Isidro; perodigo yo que habrá abonos a turno. ¿Nos abo-namos, cacho de gloria?

No sé cómo acentuó Pacheco esta broma,que en rigor, dada la situación, no afrentaba; locierto es que la señora sintió una sofoquina...vamos, una sofoquina de esas que están a dosdeditos de la llorera y la congoja. Parecíale quele habían arañado el corazón. La mujer es unpéndulo continuo que oscila entre el instintonatural y la aprendida vergüenza, y el varónmás delicado no acertará a no lastimar algunavez su invencible pudor.

- XIX -

Al colarse en el palomar los dos tórtolos, nolo hicieron sin ser vistos y atentamente exami-nados por una taifa de gente humilde, que a la

Page 223: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

puerta de la cocina del merendero fronterizo sededicaba a aderezar un guisote de carneropuesto, en monumental cazuela, sobre unahornilla. Es de saber que ambos enseres domés-ticos los alquilaba el dueño del restaurant pormódica suma en que iba comprendido tambiénel carbón: en cuanto al carnero y al arroz deañadidura, lo habían traído en sus delantaleslas muchachas, que por lo que pueda importar,diremos que eran operarias de la Fábrica detabacos.

Capitaneaba la tribu una vieja pitillera, mo-rena, lista, alegre, más sabidora que Merlín; ydos niñas de ocho y seis años travesaban alre-dedor de la hornilla, empeñadas en que les de-jasen cuidar el guisado, para lo cual se recono-cían con superiores aptitudes. Toda esta gentu-za, al pasar la marquesa viuda de Andrade y sucortejo, se comunicó impresiones con muchoparpadeo y meneo de cabeza, y susurrados amedia voz dichos sentenciosos. Hablaban conel seco y recalcado acento de la plebe madrile-

Page 224: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ña, que tiene alguna analogía con lo que pudoser la parla de Demóstenes si se le ocurrieseescupir a cada frase una de las guijas que lleva-ba en la boca.

- Ay... Pus van así como asustaos... Ella esguapotona, colorá y blanca.

- Valiente perdía será.- Se ve caa cosa... Hijas, la mar son estos se-

ñorones de rango.- Puee que sea arguna del Circo. Tié pinta

de franchuta.- Que no, que este es un belén gordo, de

gente de calidá. Mujer de algún menistro lomenos. ¿Qué vus pensáis? Pus una conocí yo,casaa con un presonaje de los más superfarolí-ticos... de mucho coche, una casa como el Pala-cio Rial... y andaba como caa cuala, con su apa-ño. ¡Qué líos, Virgen!

- No, pus muy amartelaos no van.-¿Te quies callar? Ya samartelarán dentro.

Verás tú las ventanas y las puertas atrancás,

Page 225: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

como en los pantiones... Pa que el sol no losqueme el cutis.

Desmintiendo las profecías de la expertamatrona, los postigos y vidrieras del palomarse abrieron, y asomó la cabeza de la dama, sinsombrero ya, mirando atentamente hacia elmerendero.

- Miala, miala..., la gusta el baile.En efecto, el corredor aéreo de enfrente

ofrecía curiosa escena coreográfica. Un pianomecánico soltaba, con la regularidad que hacetan odiosos a estos instrumentos, el duro cho-rro de sus martilleadoras tocatas: Cádiz hacía elgasto: paso doble de Cádiz, tango de Cádiz,coro de majas de Cádiz... y hasta una veintenade cigarreras, de chiquillas, de fregonas muyrepeinadas y con ropa de domingo, saltaba ybrincaba al compás de la música, haciendo acada zapateta temblar el merendero... Asís veíapasar y repasar las caras sofocadas, las toquillasazul y rosa; y aquel brincoteo, aquel tripudiosuspendido en el aire, sin hombres, sin fiesta

Page 226: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

que lo justificara, parecía efecto escénico, corode zarzuela bufa. Asís se imaginó que las mu-chachas cobraban de los fondistas algún sueldopor animar el cuadro.

-¡Calla! - secreteó minutos después el grupodedicado a vigilar la cazuela del guisote -. ¡Pussi también han abierto la puerta! Chicas... quienque se entere too el mundo.

- Estas tunantas ponen carteles.El mozo subía y bajaba, atareado.- Mia lo que los llevan. Tortilla... Jamón...

Están abriendo latas de perdices... ¡Aire!- No se las cambio por mi rico carnero. A

gloria huele.-¡Chist! - mandó el mozo, imponiéndose a

aquellas cotorras -. Cuidadito... Si oyen... Songente... ¡uf!

Al expresar la calidad de los huéspedes, elmozo hizo una mueca indescriptible, mezcla detruhanería y respeto profundo a la propina queya olfateaba. La vieja cigarrera, de repente,adoptó cierta diplomática gravedad.

Page 227: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Y pué que sean gente tan honrá como DiosPadre. No sé pa qué ha de condenar una suarma echando malos pensamientos. Serán ar-gunos novios recién casaos, u dos hermanos, utío y sobrina. Vayasté a saber. Oigasté, mozo...

Se apartó y secreteó con el mozo un ratito.De esta conferencia salió un proyecto habilísi-mo, madurado en breves minutos en el ardientey optimista magín de la señá Donata, que así sellamaba la pitillera, si no mienten las crónicas.Arriba dama y galán empezaban a despacharlos apetitosos entremeses, las incitantes aceitu-nas y las sardinillas, con su ajustada túnica deplata. Aunque Pacheco había pedido vinos delo mejor, la dama rehusaba hasta probar el TíoPepe y el amontillado, porque con sólo ver lasbotellas, le parecía ya hallarse en la cámara deun trasatlántico, en los angustiosos minutosque preceden al mareo total. Como la señoraexigía que puertas y ventanas permaneciesenabiertas, el almuerzo no revelaba más que lacordialidad propia de una luna de miel ya

Page 228: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

próxima a su cuarto menguante. Pacheco habíaperdido por completo su labia meridional, ymanifestaba un abatimiento que, al quedar me-diada la botella de Tío Pepe, se convirtió en latristeza humorística tan frecuente en él.

-¿Te aburres? - preguntaba la dama a cadavuelta del mozo.

- Ajogo las peniyas, gitana - respondía elmeridional apurando otro vaso de jerez, másauténtico que la famosa manzanilla del Santo.

Acababa el mozo de dejar sobre la mesa lasperdices en escabeche, cuando en el marco de lapuerta asomó una carita infantil, colorada, re-gordeta, boquiabierta, guarnecida de un mato-rral de rizos negrísimos. ¡Qué monada de chi-quilla! Y estaba allí hecha un pasmarote, si en-tro si no entro. Asís le hizo seña con la mano; elpájaro se coló en el nido sin esperar a que se lodijesen dos veces. Y las preguntas y los halagosde cajón: -Eres muy guapa... ¿Cómo te llamas?¿Vas a la escuela?... Toma pasas... Cómete estaaceitunita por mí... Prueba el jerez... ¡Huy qué

Page 229: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

gesto más salado pone al vino!... Arriba con él...¡Borrachilla! ¿Dónde está tu mamá? ¿En quétrabaja tu padre?

De respuesta, ni sombra. El pajarito abríados ojos como dos espuertas, bajaba la cabezaadelantando la frente como hacen los niñoscuando tienen cortedad y al par se encuentranmimados, picaba golosinas y daba con el talóndel pie izquierdo en el empeine del derecho. Alos tres minutos de haberse colado el primergorrión migajero en el palomar, apareció otro.El primero representaba cinco años; el segundo,más formal pero no menos asustadizo, tendríaya ocho lo menos.

-¡Hola! Ahí viene la hermanita... - dijo Asís -. Y se parecen como dos gotas... La pequeña esmás saladilla... pero vaya con los ojos de la ma-yor... Señorita, pase usted... Esta nos enteraráde cómo se llama su padre, porque a la chiquitale comieron la lengua los ratones.

Permanecía la mayor incrustada en la puer-ta, seria y recelosa, como aquel que antes de

Page 230: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

lanzarse a alguna empresa erizada de dificulta-des, vacila y teme. Sus ojazos, que eran real-mente árabes por el tamaño, el fuego y la pre-coz gravedad, iban de Asís a Diego y a su her-manita: la chiquilla meditaba, se recogía, bus-caba una fórmula, y no daba con ella, porquehabía en su corazón cierta salvaje repugnanciaa pedir favores, y en su carácter una indómitafiereza muy en armonía con sus pupilas africa-nas. Y como se prolongase la vacilación, acu-diole un refuerzo, en figura de la señá Donata,que con la solicitud y el enojo peor fingidos delmundo, se entró muy resuelta en el gabineterefunfuñando:

-¡Eh!, niñas, corderas, largo, que estáis dan-do la gran jaqueca a estos señores... A ver si vussalís afuera, u sino...

- No molestan... - declaró Asís -. Son másformalitas... A esa no hay quien la haga pasar, yla chiquitilla... ni abre la boca.

- Pa comer ya la abren las tunantas...

Page 231: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Pacheco se levantó cortésmente y ofreció si-lla a la vieja. El gaditano, que entre gente de sumisma esfera social pecaba de reservado y aunde altanero, se volvía sumamente campechanoal acercarse al pueblo.

- Tome usted asiento... Se va usted a bebéuna copita de Jerés a la salú de toos.

¡Oídos que tal oyeron! ¡Señá Donata, fueratemor, al ataque, ya que te presentan la brechafranca y expedito el rumbo! Y tan expedito, quePacheco, desde que la vieja puso allí el pie, pa-reció sacudir sus penosas cavilaciones y reco-brar su cháchara, diciendo los mayores desati-nos del mundo. Como que se puso muy formala solicitar a la honrada matrona, proponiéndoleun paseíto a solas por los tejares. Oía la muylagarta de la vieja, y celebraba con carcajadaspueriles, luciendo una dentadura sana y sinmella; pero al replicar, iba encajando mañosa-mente aquella misión diplomática que bullía ensu mente fecunda desde media hora antes. Tra-tábase de que ella, ¿se hacen ustés cargo?, tra-

Page 232: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

bajaba en la Frábica de Madrí... y tenía cuatronietecicas, de una hija que se murió de la tifusi-dea, y el padre de gomitar sangre, así, a gol-pás..., en dos meses se lo llevó la tierra, ¡seño-res!, que si se cuenta, mentira parece. Las dosnietecicas mayores, colocaas ya en los talleres;pero si la suerte la deparase una presona desuposición pa meter un empeño..., porque eneste pícaro mundo, ya es sabío, too va por lasamistaes y las enfluencias de unos y otros...Llegada a este punto, la voz de la señá Donataadquiría inflexiones patéticas: «¡Ay Virgen dela Paloma! No premita el Señor que ustés sepanlo que es comer y vestir y calzar cinco enfelicesmujeres con tristes ocho u nueve riales ganaos atrompicones... Si la señorita, que tenía cara deser tan complaciente y tan cabal, conociese porcasualidá al menistro... o al menistraor de laFrábica..., o al contaor..., o algún presonaje deestos que too lo regüerven... pa que la chiquillamayor, Lolilla, entrase de aprendiza también...

Page 233: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

¡Sería una caridá de las grandes, de las mayo-res! Dos letricas, un cacho de papel...».

Pacheco respondía a la arenga con muchaguasa, sacando la cartera, apuntando las señasde la pitillera detenidamente, y asegurándoleque hablaría al presidente del Consejo, a la in-fanta Isabel (íntima amiga suya), al obispo, alnuncio... Enredados se hallaban en esta broma,cuando tras la abuela pedigüeña y las nieteci-llas mudas, se metieron en el gabinete las doschicas mayores.

- Miren mis otras huerfanicas enfelices - in-dicó la señá Donata.

Imposible imaginarse cosa más distinta dela clásica orfandad enlutada y extenuada querepresentan pintores y dibujantes al cultivar elsentimentalismo artístico. Dos mozallonas fres-cas, sudorosas porque acababan de bailar,echando alegría y salud a chorros, y saliéndolesla juventud en rosas a los carrillos y a los labios;para más, alborotadas y retozonas, dándosecodazos y pellizcándose para hacerse reír mu-

Page 234: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tuamente. Viendo a semejantes ninfas, Pachecoabandonó a la señá Donata, y con el mayorrendimiento se consagró a ellas, encandilado ycamelador como hijo legítimo de Andalucía.Todas las penas ajogadas por el Tío Pepe sefueron a paseo, y el gaditano, entornando losojos, derramando sales por la boca y ceceandocomo nunca, aseguró a aquellas principesas delVirginia que desde el punto y hora en quehabían entrado, no tenía él sosiego ni más gustoque comérselas con los ojos.

-¿Vienen ustés de bailar? - les preguntó ri-sueño.

- Pus ya se ve - contestaron ellas con chules-co desgarro.

-¿Sin hombres? ¿Sin pareja?- Ni mardita la falta.- Pan con pan... Eso es más soso que una ca-

labasa, prendas. Si me hubiesen ustés llamao...-¿Que iba usté a venir? Somos poca cosa pa

usté.

Page 235: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿Poca cosa? Son ustés... dos peasito del ter-siopelo de que está forraa la bóveda seleste.¡Ea!, ¿echamos o no ese baile? Ahora me empe-ñé yo... ¡A bailar!

Salió como una exhalación; dio la vuelta alpasillo aéreo; cruzó el puente que a los dos me-renderos unía, y en breve, al compás del horri-ble piano mecánico, Pacheco bailaba ágilmentecon las cigarreras.

- XX -

Entre las condiciones de carácter de la mar-quesa viuda de Andrade, y de los gallegos engeneral, se cuenta cierto don de encerrar bajollave toda impresión fuerte. Esto se llama guar-darse las cosas, y si tiene la ventaja de evitarchoques, tiene la desventaja de que esas impre-siones archivadas y ocultas se pudren dentro.Cuando el andaluz regresó después de haberpegado cuatro saltos, enjugándose la frente consu pañuelo y abanicándose con el hongo, halló

Page 236: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

a la señora aparentemente tranquila y afable,ocupada en obsequiar con queso, bizcochos ypasas a las dos gorrioncillas, y muy atenta a lacharla de la vejezuela, que refería por terceravez las golpás de sangre causa de la defunciónde su yerno. Pero el camarero, que era más finoque el oro y más largo que la cuaresma, se diocuenta con rápida intuición de que aquello noiba por el camino natural de almuerzos seme-jantes, y adoptando el aire imponente de unbedel que despeja una cátedra, intimó a toda labandada la orden de expulsión.

-¡Ea!, bastante han molestado ustedes a losseñores. Me parece regular que se larguen.

- Oigasté... ¡El tío este! Si yo he entrao aquí,fue porque los señores me lo premitieron, ¿es-tamos? Yo soy así, muy franca de mi natural...,y me arrimo aonde veo naturalidá, y señoritosllanos y buenos mozos, sin despreciar a nadie.

-¡Ole las mujeres principales! - contestó conla mayor formalidad Pacheco, pagando el re-quiebro de la señá Donata. La cual no soltó el

Page 237: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

sitio hasta que don Diego y la señora prometie-ron unánimes acordarse de su empeño y procu-rar que Lolilla entrase en los talleres. Las go-rrionas se dejaron besar y se llevaron las manosatestadas de postres, pero ni con tenazas se lespudo sacar palabra alguna. No piaron hastaque fueron a posarse en el salón de baile.

El camarero también salió anunciando que«dentro de un ratito» traería café y licores. Almarcharse encajó bien la puerta, e inmediata-mente los ojos de Pacheco buscaron los de suamiga. La vio de pie, mirando a las paredes.¿Qué quería la niña? ¿Eh?

- Un espejo.-¿Pa qué? Aquí no hay. Los que vienen aquí

no se miran a sí mismos. ¿Espejo? Mírate en mí.¿Pero cómo? ¿Vas a ponerte el sombrero, chi-quilla? ¿Qué te pasa?

- Es por ganar tiempo... Al fin, en tomandoel café hemos de irnos...

El meridional se acercó a Asís, y la contem-pló cara a cara, largo rato... La señora esquivaba

Page 238: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

el examen, poniendo, por decirlo así, sordina asus ojos y un velo impalpable de serenidad asus facciones. Le tomó Pacheco la cintura, ysentándose en el sofá, la atrajo hacia sí. Hablabay reía y la acariciaba tiernamente.

-¡Ay, ay, ay!... ¿Esas tenemos? Mi niña estácelosa. ¡Celosita, celosita! ¡Celosita de mí la re-ina del mundo!

Asís se enderezó en el sofá, rechazando aPacheco.

- Tienes la necedad de que todo lo convier-tes en substancia. La vanidad te parte, hijo mío.Yo no estoy celosa, y si me apuras, te diré...

-¿Qué? ¿Qué me dirás? - prorrumpió Pa-checo algo inmutado y descolorido.

- Que... es algo imposible eso de estar celosocuando...

-¡Ah! - interrumpió el meridional, más quepálido, lívido, con voz que salía a golpás, segúndiría la señá Donata -. No necesitas ponerlomás claro... Enterado, mujer, enterado, si yoadivino antes que hables. Pa miserables tres

Page 239: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

horas o cuatro que nos faltan de estar juntos, yprobablemente serán las últimas que noshemos de ver en este mundo perro, ya pudistecallarte y procurar engañarme como hastaaquí... Poco favor te haces, si viniste aquí noqueriéndome algo. Tú te habrás creído que yome tragaba... ¡Y me llamas necio! Yo seré unvago, un hombre que no sirve para ná, un tro-nera, un perdido, lo que gustes; ¡pero necio!Necio yo..., ¡y en cuestiones de faldas! ¡Mireusted que es grande! Pero, ¿qué importa? Llá-mame lo que quieras... y óyeme sólo esto, quete voy a decir una verdá que ni tú la sabes, ni-ña. No me has querío hasta hoy, corriente...Hoy, más que digas por tema lo que te dé lagana, me quieres, me requieres, estás enamoraade mí... Poquito a poco te ha ido entrando... yasí que yo te falte, se te va a acabar el mundo.Esta es la fija... Ya lo verás, ya lo verás. Y poramor propio y por soberbia sales con la pata egallo... ¡Te desdeñas de tener celos de mí! Bienhecho... Así como así, no hay de qué. Boba serí-

Page 240: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

as si tuvieses celos. Algún ratito ha de pasarantes de que yo me pierda por otras mujeres...¡Maldita sea hasta la hora en que te vi!... Dis-pensa, ¡dispensa! No quiero ofenderte, ¿sabes?,ahora ni nunca. No sé lo que me digo... Perodigo verdad.

Soltaba esta andanada paseando por el pe-queño recinto, como las fieras en sus jaulas dehierro; unas veces sepultaba las manos en losbolsillos del pantalón, y otras las desenfundabapara accionar con violencia. Su rostro, descom-puesto por la cólera, perdiendo su expresiónindolente, mejoraba infinito: se acentuaban susenjutas facciones, temblaba el bigote dorado,resplandecían los blancos dientes, y los azulesojos se obscurecían, como el agua del Medite-rráneo cuando amaga tempestad. El piso re-temblaba bajo sus pasos; diríase que el aéreonido iba a saltar hecho trizas. Aquella tormentade verano, aquella cólera meridional, no cabíaen el cuartuco.

Page 241: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Al encajar la puerta el mozo, los amantes sehabían olvidado de que el nido tenía otro bo-quete, la ventana, abierta por Asís y dejada enla misma situación durante todo el almuerzo. Yla ventana justamente miraba al salón de baile,ocupado por parte de la bandada de gorriones,entretenidísimas a la sazón en atisbar la riñaamorosa, mientras abajo Lolilla se consagrabaal carnero y al arroz.

- Anda..., ella está de morros con él... Estáamoscá.

- Porque bailó con nusotras... Me lo malicié,hijas.

-¡Jesús! Pus no se ha resquemao poco... ¡Quégesto!

-¡Ay! ¡Miales! Él le está haciendo cucamo-nas pa que se le pase... ¡Ole!... Hombre, no nosponga usté el gorro... Siquiera pa repichonearpodían tener la ventana cerrá.

-¿Quién os manda mirar?

Page 242: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Pa eso tiene una los ojos... ¡Calle!... Pusella, en sus trece... Que nones... Las orejas lecalienta ahora.

-¡Virgen! ¿Qué cosas le habrá icho, pa que élse enfade así? Mueve los brazos que paecenaspas de molino... ¿A que le pega?

-¿Que lae pegar, mujer, que lae pegar? Eso alas probes. A estas pindongas de señoronas, loshombres les rinden el pabellón. Y eso que cua-lisquiera de nosotras les pue vender honradez ydicencia. Digo, me paece...

- No, pus enfadao ya está.-¿Va que acaba pidiendo perdón como los

chiquillos? ¿No lo ije? Miale... más manso queun cordero... Ella na, espetá, secatona..., vueltaa la manía de ponerse el abrigo... Se quie lar-gar... ¡Madre e Dios, lo que saben estas tunan-tas! Me lo maneja como a un fantoche... ¡Quécompungío que está!... ¿A que se pone de rodi-llas, pa que le echen la solución? ¡Ay, qué mu-jer, paece la leona del Retiro! Empeñá en que

Page 243: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

me voy... Y se sale con la suya... Mia... ¡Se lar-gan!

La turba se precipitó por la escalera del me-rendero. Verdad: Asís se largaba, se largaba.Salía tranquilamente, sin prisa ni enojo: hastasonrió a Lolilla, que armada del soplador demimbres avivaba el fuego. Con voz serena ex-plicó al mozo, atónito de semejante deserción,que se les hacía tarde, que no podían aguardarni un minuto más; que avisase al cochero, elcual probablemente estaría con el simón porallí, en alguna sombra. Mientras Pacheco, de-mudado, con pulso trémulo, buscaba en el por-tamonedas un billete, Asís trazaba en el pisorayas con la sombrilla, hasta dibujar una celosíacomplicada y menuda. Al terminarla extendióla mano; cogió una ramita florida de la acaciaque sombreaba el merendero, y se la sujetó enel pecho con el imperdible. Acercose obsequio-sa la señá Donata, ofreciendo a sus huérfanas,sus nietecitas, «pa juntar un ramo de cacias y demapolas, si a la señorita le gustan...». Dio Asís

Page 244: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

las gracias rehusando, porque se marchaba actocontinuo; y acercándose disimuladamente a lavieja, le deslizó algo en la mano, recia y curtidacual la piel del arenque. Acercose el simón: sinduda el cochero se había atizado un par de tra-gos, porque su nariz echaba lumbre, reluciendoal sol como la película roja que viste a los pi-mientos riojanos. La señora tomó por la escale-rilla que bajaba desde el puente; Pacheco lasiguió...

- En el coche harán las paces - piaron las go-rrionas mayores -. ¿A que sí?

- La fija. En entrando...Grande fue el asombro de aquellas aves

más parleras que canoras, viendo que, tras uncorto debate al pie de la portezuela, la señoratendió la mano a Pacheco, y este llevó la suya alsombrero saludando, y el simón arrancó a pasode tortuga, bamboleándose sobre la polvorosacarretera.

- Pus ella vence... Me lo deja plantadito.

Page 245: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

-¿A que él se nos vuelve aquí? -indicó la go-rriona primogénita, alisando con la palma lasgrandes peteneras de su peinado, untadas debandolina.

No volvió el muy... Ni siquiera torció la ca-beza para hacerles un saludo o enviarles unasonrisa de despedida. ¡Fantasioso! Estuvo pen-diente del simón mientras este no traspuso loshornos de ladrillo; luego, cabizbajo, echó a an-dar a pie.

- XXI -

La buena fe, que debe servir de norma a loshistoriadores así de hechos memorables comode sucesos ínfimos, obliga a declarar que lamarquesa viuda de Andrade se dedicó asidua-mente - desde las dos de la tarde, hora en quellegó a su casa, hasta cerca de las nueve de lanoche - a la faena del arreglo definitivo de suequipaje, resolviendo la marcha para el siguien-te día, sin prórroga. El trajín fue gordo, y au-

Page 246: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

mentó sus fatigas el desasosiego moral de laseñora. Anduvo hecha un zarandillo; removióhasta el último trasto de la casa; mareó a laDiabla; aturrulló a los demás criados; y al agi-tarse así, la impulsaban sus nervios, tirantescomo cuerdas de guitarra, al par que sentía unaespecie de punzada continua en el corazón, uncalor extraño en el epigastrio, un saboreteamargo en la boca. Después de haber comido -por fórmula y sin ganas- pidiole Ángela licen-cia, ya que era el último día, para decir adiós asu hermana. La negó en un arranque de cólera;la otorgó dos minutos después. Y así que lachica batió la puerta, la señora, rendida decuerpo, más encapotada que nunca de espíritu,se retiró a su dormitorio... Tenía que poner el S.D. a un sinnúmero de tarjetas; pero ¡estaba tanmolida!, ¡de humor tan perro! Además la pun-zadita aquella del corazón se iba convirtiendoen dolor fijo, intolerable... ¿Se aplacaría un pocorecostándose en la cama? A ver...

Page 247: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Cerró los ojos, mascando unas hieles quetenía entre la lengua y el paladar. ¿A qué vení-an las hieles dichosas? Ella había obrado bien,mostrándose digna y entera. En realidad, nin-gún desenlace mejor para la historia. De unmodo o de otro ello iba a acabarse; era inevita-ble, inminente: mejor que se acabase así... Por-que si aquella última entrevista fuese muy tier-na, qué tristeza y qué... Nada; mejor así, mejorcien veces. Ella había tenido razón sobrada: unacosa son los celos, otra el amor propio y el de-coro de que nunca está bien prescindir. Y aquién se le ocurre, allí, en su propia cara, po-nerse a bailar con... Veía el salón de baile aéreo,el brincoteo de las gorrionas, los incidentes delalmuerzo... y las hieles se volvían más amargui-tas aún. Cierto que ella fue quien abrió puertasy ventanas: de todos modos, el proceder dePacheco... Sí... buen tipo estaba Pacheco. Enviendo una escoba con faldas... ¡Ay infeliz de lamujer que se fiase de sus exageraciones y suslocuras! ¡Requebrar a las cigarreras así, delante

Page 248: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

de...! ¡Y qué fatuo! ¡Pues no había querido con-vencerla de que estaba enamorada de él! ¿Ena-morada? No, no señor, gracias a Dios... Conser-varía sí un recuerdo..., un recuerdo de esosque... Allí tenía, en el medallón de oro, junto alpelo de Maruja, una florecita de la acacia blan-ca... ¡Qué tontera! Lo probable es que a Pachecono volviese a verle nunca más... Y esta punzadadel corazón, ¿qué será? Será enfermedad, o...Parece que lo aprieta un aro de hierro... ¡Jesús,qué cavilaciones más simples!

Bregando con la imaginación y la memoria,se quedó traspuesta. No era dormir profundo,sino una especie de somnambulismo, en que laspercepciones de la vida exterior se amalgama-ban con el delirio de la fantasía. No era la pesa-dilla que causa la ocupación de estómago, enque tan pronto caemos de altísima torre comovolamos por dilatadas zonas celestes, ni menosel sueño provocado por la acción del calor dellecho sobre los lóbulos cerebrales, donde, sinpermiso de la honrada voluntad, se representan

Page 249: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

imágenes repulsivas... Lo que veía Asís, ador-mecida o mal despierta, puede explicarse en laforma siguiente, aunque en realidad fuese hartomás vago y borroso.

Encontrábase ya en el vagón, con la Diablaenfrente, la maletita y el lío de mantas en larejilla, el velo de gasa inglesa bien ceñido sobrela toca de paja, calzados los guantes de camino,abrochado hasta el cuello el guardapolvo. Eltren adelantaba, unas veces bufando y pitando,otras con perezoso cuneo, al través de las eter-nas estepas amarillas, caldeadas por un sol deltrópico. ¡Oh Castilla la fea, la árida, la polvoro-sa, la de monótonos aspectos, la de escuetaslontananzas! ¡Oh sombría mole, región descon-solada del Escorial, qué felicidad perderte devista! ¡Oh calor, calor del infierno, cuándo aca-barás! Asís sentía que el sol, al través de lascortinas corridas que teñían con viso azul eldepartamento, se le empapaba en los sesos co-mo el agua en una esponja, y que en sus venasla sangre se volvía alquitrán, y la punta de cada

Page 250: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

filete nervioso una aguja candente, y que losojos se le salían de las órbitas, igual que a losgatos cuando los escaldan... El polvillo de car-bón, unido al de los páramos castellanos, en-traba en remolinos o en ráfagas violentas, ce-gando, desvaneciendo, asfixiando. No valíamanejar desesperadamente el abanico: comotoda la atmósfera era polvo, polvo levantaba alagitar el aire, y polvo absorbían los sedientospulmones. «¡Agua! ¡Agua! ¡Agua por Dios! Án-gela, va una botella llena ahí en el cesto...». Re-volvía la Diabla el fondo de la canastilla..., na-da: sin duda el agua se había olvidado. ¡Ah!,una botella... El vaso plano... Asís bebía. ¡No esagua, no es agua! Es manzanilla, jerez, brasalíquida, esas ponzoñas que roban el juicio a lasgentes... Venga un río, un río de mi tierra, paraagotarlo de un sorbo... Mientras la señora ge-mía, el inmenso foco del sol ardía más implaca-ble, como si estuviesen echándole carbón, con-vertidos en fogoneros, los arcángeles y los sera-fines. Y así atravesaban la pedregosa tierra de

Page 251: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Ávila, con sus escuadrones de enormes cantos,y las llanuras de Palencia, y los severos desier-tos de León, y la vieja comarca de la Maragate-ría. ¡Que me abraso!... ¡Que me abraso!... ¡Queme muero!... ¡Socorro!...

¡Aah! ¿Qué ocurre? Salimos del país llano...¡Montes queridos! Cada túnel es una inmersiónen la noche, un baño en un pozo: al volver a laclaridad, montañas y más montañas, revestidasde frondosos castañares, y por cuyas laderas...¡oh deleite!, se despeñan saltando manantiales,cascaditas, riachuelos, mientras allá abajo, cau-daloso y profundo, corre el Sil... Las mismasrocas sudan humedad; de la bóveda de los tú-neles rezuman gotas gordas; el suelo se enchar-ca. Al principio, Asís revive como el pez resti-tuido a su elemento: su corazón se dilata, cál-mase el hervor de su sangre, se aplaca la horri-ble sed. Pero los riachuelos van engrosando; lostúneles menudean, lóbregos, pantanosos; altérmino se divisa un cielo color de panza deburro, muy bajo, en el cual se acumulan nubes

Page 252: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

preñadas de agua, que al fin, abriendo su seno,dejan caer, primero en delgados hilos, luego encerrada cortina, la lluvia, la eterna lluvia delNoroeste, plomo derretido y glacial, que sollo-za escurriendo por los vidrios. Y aquella lluvia,Asís la siente sobre el corazón, que se lo infiltra,que se lo reblandece, que se lo ensopa, hasta nopoder admitir más líquido, hasta que, anegadode tristeza, el corazón empieza también a cho-rrear agua, primero gota a gota, luego a borbo-tones, con fúnebre ruido de botella que se va-cía...

***Pan, pan. Dos golpes en la puerta de la al-

coba... -¡Jesús!... ¿Quién? ¿Pero dormía o soñabao qué es esto? - Y la señora palpaba la almoha-da -. Húmeda, sí... Los ojos... También los ojos...¡Lágrimas! ¿Quién está?... ¿Quién?

- Yo, amiga Asís... Gabriel Pardo... ¿He ve-nido a molestar? Por Dios, siga usted con suspreparativos... Me he encontrado a la chica; medijo que mañana sin falta salía usted para nues-

Page 253: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tra tierra... Cuánto sentiré incomodarla... Meretiro, me retiro.

- Por Dios... De ningún modo... Tome ustedasiento... Salgo en seguida... Estaba lavándomelas manos.

Y en efecto, se oía ruido de chapuzón, delavaroteo. Pero nos consta que lo que lavaba laseñora eran los párpados. Luego se dio polvos,se compuso el pelo, se arregló los encajes de lagola. Apareció muy presentable. Pardo habíatomado un periódico, creo que La Época, y leíadistraído, sin entender: «La dispersión veranie-ga ha comenzado. Parten hoy para Biarritz en elexpreso, el duque de Albares, las lindas señori-tas de Amézaga...».

Apenas habían tenido tiempo los dos pai-sanos para trocar unas cuantas frases de excusa,cuando se oyó sonar la campanilla y en el co-rredor retumbaron pasos fuertes, varoniles. Desofocada, la señora se volvió pálida: una sonri-sa involuntaria y una luz vivísima cruzaron porsus labios y sus ojos. Pacheco entró, y al verle el

Page 254: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

comandante Pardo, reprimió el impulso de pe-garse un cachete en el hueso frontal.

-¡Ya pareció aquello! ¡Se despejó la incógni-ta! ¡Y decir que no hará dos semanas que seconocieron en casa de Sahagún! ¡Mujeres!...

El gaditano - lo mismo que si se propusieseevidenciar lo que Pardo adivinaba- apenas sehubo sentado sacó del bolsillo un tarjetero depiel inglesa, con monograma de plata, y se loentregó a Asís, murmurando cortésmente:

- Marquesa... las señas que usted me pidióque le trajese. Las señas de la pitillera... ¿norecuerda usted? Puede usted copiarlas, o que-darse con el tarjetero, si gusta... Viéndolo seacuerda usted más del empeñillo.

¡Ay! Asís trasudaba. Era para volarse. ¡Vayaun pretexto que daba a su visita nocturna elbueno del gaditano! Si lo quería más claro donGabriel...

Miró al comandante, que se hacía el sueco,tratando de no ver el tarjetero dichoso. No hayposición más desairada que la de tercero en

Page 255: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

concordia, y don Gabriel, notando la ojeadaexpresiva que trocaron Pacheco y Asís, creíaestar sentado sobre brasas, tanto le apretabanlas ganas de quitarse de en medio. Pero conve-nía hacerlo con habilidad y educación. Un cuar-to de hora tardó en preparar la retirada honro-sa, echándole el muerto al Círculo Militar, don-de aquella noche había una conferencia muynotable. Los círculos, ateneos y clubs, seránsiempre instituciones benéficas, por lo que seprestan a encubrir toda escapatoria masculina -así la del que va en busca de la propia felicidad,como la del que evita el espectáculo de la ajena-, verbigracia, Pardo.

Aflojó el paso al llegar a la esquina de la ca-lle, y se puso a reflexionar acerca del impensa-do descubrimiento. Raro es que el amigo deuna dama, en caso semejante, no desapruebe laelección. -¡Cómo escogen las mujeres! En dán-doles el puntapié el demonio... Indulgencia,Gabriel; no hay mujeres, hay humanidad, y lahumanidad es así... Esta desazón, además, se

Page 256: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

parece un poquito a la envidia y al des... No,hijo, eso sí que no: despechado no estás: lo quepasa es que ves claro, mientras tu pobre amigase ha quedado ciega... ¡Cómo se transformó sufisonomía al entrar el individuo! La verdad: nola creí capaz de echarse un amante... y menosese. O mucho me equivoco o le cayó que hacera la infeliz. Ese andaluz es uno de los tipos quemejor patentizan la decadencia de la raza espa-ñola. ¡Qué provincias las del Mediodía, señorDios de los ejércitos! ¡Qué hombre el tal Pache-quito! Perezoso, ignorante, sensual, sin energíani vigor, juguete de las pasiones, incapaz detrabajar y de servir a su patria, mujeriego, pen-denciero, escéptico a fuerza de indolencia yegoísmo, inútil para fundar una familia, célulaociosa en el organismo social... ¡Hay tantos así!Y sin embargo, a veces medran, con una apa-riencia de talento y la viveza propia del meri-dional; no tienen fondo, no tienen seriedad, notienen palabra, no tienen fe, son malos padres,esposos traidores, ciudadanos zánganos, y los

Page 257: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

ve usted encumbrarse y hacer carrera... Asíanda ello. Ya las mujeres... qué diablo, estoshombres les caen en gracia... Eh, dejémonos declichés... Asís, que es de otra raza muy distinta,necesita formalidad y constancia; la compadez-co... Bueno es que no se casará; no, casarse no locreo posible. De esa madera no se hacen mari-dos. Como aventura tendrá sus encantos... ¡Quécasualidad! Y dirán que no hay coincidencias...¡Tarjetero, tarjetero...!

Así meditaba el comandante. ¿Era injusto osagaz? ¿Obedecía a su costumbre de analizarlotodo, o a una puntita de berrinche? Se caló loslentes y se retorció la barba. ¿A dónde iría?

- Al Círculo Militar, ya que me sirvió depretexto para escurrir el bulto. ¡Poco gusto queles habrá dado cuando yo tomé la puerta...!

Tras esta ingrata reflexión apretó a andar.La obscuridad de la noche le exaltaba, y esegrupo que ve con la fantasía todo el que salehuyendo de hacer mala obra a dos enamorados,se empeñaba en flotar, vaporoso e irónico, ante

Page 258: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

don Gabriel. Fortuna que este género de visio-nes no suele resistir a los efectos anodinos deuna conferencia sobre «Ventajas e inconvenien-tes del escalafón en los cuerpos facultativos».

- XXII -

EpílogoNo entremos en el saloncito de Asís mien-

tras dure el tiroteo de explicaciones (¡cosa másempalagosa!), sino cuando la pareja liba la pri-mera miel de las paces (empalagosísima tam-bién, pero paciencia). Ni Pacheco pregunta yanada acerca de don Gabriel Pardo y su amistad,ni Asís se acuerda del baile en el merendero. Elgaditano habla al oído de la señora.

-¿Pero tú te creíste que yo no sabía que ma-ñana te vas? A Diego Pacheco no se la ha pega-do ninguna hembra... ¡Niña boba! Esta mañanaya habías dispuesto la marcha, claro que sí, y site viniste a almorsá conmigo, fue que te di unpoquillo de lástima... Decías tú allá en tus aden-

Page 259: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

tros: sólo faltan horas; vamos a complacer aeste, que tiempo habrá de que estalle la bombay dejarlo plantao... ¡Y ahora también piensas encosas así, muy tristes; en que ya no nos vemos,en que se acaba el cariñito y las fatigas y elverme y el hablarme...! ¡Ay chiquilla! Me quie-res tú mucho más de lo que te figuras. No tehas tomado el trabajo de echar la sonda ahí enese pechito... ¡Tonta! ¡Cómo te acordarás deestos ratos, allá en tu país, entre aquella gentesosaina! Aquí se queda un hombre que te que-ría también un poquitillo... ¡Pobrecita, la nena!

No estaban los amantes abrazados, ni si-quiera muy juntos, pues Pacheco ocupaba elsillón, y el diván Asís. Sólo sus manos, encen-didas por la misma fiebre, se buscaban, yhabiéndose encontrado, se entrelazaban y fun-dían. Callaron entonces y fue el instante máshermoso. Por el mudo diálogo de los ojos y porel contacto eléctrico de las palmas, se enviabanel espíritu en arrobo inefable. Con la nueva yvictoriosa dulzura de semejante comunicación,

Page 260: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Asís sentía que se mezclaba un asombro muygrande. Miraba a Pacheco y creía no haberlevisto nunca: descubría en su apostura, en sucara, en sus ojos, algo sublime, que realmenteno existía, pero que la señora debía encontraren aquel instante, pues así sucede en toda reve-lación para que resplandezca su origen supe-rior a la materia inerte y al ciego acaso, y a Asísse le revelaba entonces el amor. Poco a poco,sin conciencia de sus actos, acercaba la mano deDiego a su pecho, ansiosa de apretarla contra elcorazón y de calmar así el ahogo suave que leoprimía... Sus pupilas se humedecieron, su res-piración se apresuró, y corrió por sus vértebrasmisterioso escalofrío, corriente de aire agitadopor las alas del Ideal.

- No estés tan tristón - tartamudeó conblandura mimosa.

- Sí que estoy triste, prenda. Y es por ti. Es-toy de remate. Estoy hasta enfermo. No sé pordónde ando. Parece que me han dao cañaso. Esun mal que se me entra por el alma arriba. Si

Page 261: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

sigo así, guardaré cama. Después que te vayasla guardaré... Es cosa rara, chiquilla. ¡VálgameDios, a lo que llega un hombre!

- Te pones tan lejos... Aquí, cerquita -murmuró la señora con el tono con que se hablaa los niños.

- No..., déjame aquí... Estoy bien. Mira túqué cosas más raras hace la guilladura cuandoentra de verdad. Ni ganas tengo de acercarme;la manita me basta...

-¿No te gusto?- No como me gustarían otras. ¡Ah! Ya sa-

bes si tengo ilusión por ti... Y así y todo..., ahoraprefiero callar y no acercarme, gloria... ¡Ay!...¿Pero qué es eso? ¿Llora mi niña?

Puede que llorase, en efecto. No debía deser el reflejo de la lámpara lo que tanto relucíaen su mejilla izquierda... Pacheco exhaló unsuspiro y se puso en pie, desenclavijando sumano de la de Asís.

- Me voy - pronunció con voz alteradísima,ronca, resuelta.

Page 262: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

De un brinco se levantó Asís, echándole losbrazos al cuello y sujetándole.

- No, Diego, que no... ¡Vaya una ocurrencia!¡Irte ya! ¡Pues si apenas llegaste! ¿Cómo irte?¿Tienes que hacer? No, irte no quiero.

- Niña... El mal camino andarlo pronto. Notengo ánimos para más. Estoy que con una sedame ahogan. ¿A qué aprovechar unos minutos?Es la despedida. Yéndome ahora me ahorroalguna pena. Adiós, querida... Cree que másvale así.

- No, no, no te vas... Por lo mismo que ya esla última noche... Diego, por Dios, mi vida... Túquieres sacarme de quicio. No puede ser.

Pacheco sujetó los brazos de la señora, ymirándola de hito en hito, exclamó con firmeza:

- Piénsalo bien. Si me quedo ahora, no mevoy en toda la noche. Reflexiona. No digasdespués que te pongo en berlina. Te convienesoltarme. Tú decidirás.

Asís dudó un minuto. Allá dentro percibía,a manera de inundación que todo lo arrolla, un

Page 263: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

torrente de pasión desatado. Principios salva-dores, eternos, mal llamados por el comandanteclichés, que regís las horas normales, ¿por quéno resistís mejor el embate de este formidabletorrente? Asís articuló, oyendo su propia vozresonar como la de una persona extraña:

- Quédate.El plan era absurdo, y sin embargo, los me-

dios de realizarlo se presentaban entonces ase-quibles, rodados. La Diabla, fuera de casa, porcasualidad feliz; la cocinera lo mismo; cuestiónde engañar a Imperfecto, que era la quintaesencia de la bobería, y a la portera, que siem-pre estaba dormitando a tales horas. Para con-seguir el apetecido resultado, combinose unatrevido plan de entradas y salidas, de pases yrepases, que hizo reír a los dos delincuentes... Ya las doce de la noche, las puertas de la casa sehallaban cerradas, y dentro de ella el contra-ventor de las pragmáticas sociales y de las leyesdivinas.

Page 264: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Si la cosa no hubiese pasado de aquí, creosinceramente, lector amigo, que no merecía lapena, no ya de narrarla, sino hasta de mencio-narla en estos libros de memorias y exámenesde conciencia de la humanidad, que se llamannovelas. Porque aun siendo el caso tan desati-nado y enorme; aun constituyendo una atrevi-da infracción de todo lo que no debe, ni puedeinfringirse, bien cabe suponer que en las fiebrespasionales tiene algo de necesario y fatídico,cual en las otras fiebres, la calentura. Pero loque me parece verdaderamente digno de to-marse en cuenta, como dato singular y curioso;lo que quizás convendría analizar sutilmente -sino es preferible dejarlo sugerido a la imagina-ción del lector para que lo deduzca y recons-truya a su modo- es la causa, la génesis y elrápido desarrollo de aquella idea inesperadísi-ma, que desenlazó precipitada y honrosamentela historia empezada por tan liviano y censura-ble modo en la romería del Santo...

Page 265: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

¿A cuál de los dos amantes, o mejor dicho,aunque la distinción parezca especiosa, de losdos enamorados, se le ocurrió primero la idea?¿Fue a él, como único paliativo, heroico peroinfalible, de su extraña guilladura? ¿Fue a ella,como medio de conciliar el honor con la pasión,el instinto de rectitud y el respeto al deber quesiempre guardara, con la flaqueza de su volun-tad ya rendida? ¿Fue que esa idea, profunda-mente lógica (y en el caso presente tal vez ex-piatoria), se presenta a la vuelta del amor, tanfatalmente como sigue a la aurora el mediodía,al crepúsculo la noche y a la vida la muerte?

Que cada cual lo arregle a su gusto y rastreey discurra qué caminos siguieron aquellos espí-ritus para no reparar en inconvenientes, norecelar de lo futuro, cerrar los ojos a problemasdel porvenir y mandar a paseo las sabias adver-tencias de la razón, que tiembla de espanto antelo irreparable, lo indisoluble, lo que lleva escri-to el letrero medroso: «Para siempre», y avisaque de malos principios rara vez se sacan bue-

Page 266: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

nos fines. Y reconstruya también a su modo losdiálogos en que la idea se abrió paso, tímidaprimero, luego clara, imperiosa y terminante,después triunfadora, agasajada por el amorque, coronado de rosas, empuñando a guisa decetro la más aguda y emponzoñada de sus fle-chas, velaba a la puerta el aposento, cerrando elpaso a profanos disectores.

Por eso, y porque no gusto de hacer malaobra, líbreme Dios de entrar hasta que el solalumbra con dorada claridad el saloncito, co-lándose por la ventana que Asís, despeinada,alegre, más fresca que el amanecer, abre de paren par, sin recelo o más bien con orgullo. ¡Ah!,ahora ya se puede subir. Pacheco está allí tam-bién, y los dos se asoman, juntos, casi enlaza-dos, como si quisiesen quitar todo sabor clan-destino a la entrevista, dar a su amor un bañode claridad solar, y a la vecindad entera partede boda... Diríase que los futuros esposos de-seaban cantar un himno a su numen tutelar, elsol, y ofrecerle la primer plegaria matutina.

Page 267: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

- Está el gran día, chichi... - exclamaba Pa-checo -. Vas a tener un viaje...

-¿Y para el tuyo? ¿Hará buen tiempo?- Lo mismo que ahora. Verás.-¿Despacharás en ocho o diez días la ida a

Cádiz?- No que no. Y la aprobación del papá y too.

Muerto está él porque me case y siente la cabe-za. Le diré que después de la boda me presentodiputao por Vigo con la ayuda del papá suegro.Verás tú. Para despabilar un asunto me pintosolo... cuando el asunto me importa, ¿sabes?

-¿Escribirás todo lo que prometiste?- Boba.- Simplón, monigote, feo.- Reina de España.- En Vigo..., ya sabes... formalidad.- Hasta que el cura... -(Pacheco hizo con la

mano derecha un ademán litúrgico muy signi-ficativo)-. Entretanto... me dedicaré a tu chiqui-lla. ¿Eh? A los dos días... te la he conquistao.

Page 268: Emilia Pardo Bazán - ataun.net¡sicos en Español/Emilia Pardo...gua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ... cada balance se le amontonase el estómago y le ... tan categóricamente

Puede que te deje plantaíta a ti pa casarme conella.

Siguieron algunas bromas y ternezas más,que ni hacen al caso, ni deben figurar aquí enmodo alguno. De repente, Diego tomó la manoderecha de la señora, preguntando:

-¿Te acuerdas tú de una buenaventura quete echaron en la feria?

E imitando el acento y modales de la gitana,añadió:

- Una cosa diquelo yo en esta manica, quehae suseder mu pronto y nadie saspera quesusea... Un viaje me vasté a jaser, y no ae serpara má, que ae ser pa satisfasión e toos... Unapresoniya está chalaíta por usté...

El gaditano, siempre presumido, agregó:- Y usté por ella.