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El Trabajo y Las Finanzas Familiares Pastor Justo Janse Iglesia de Flores, 25 de enero de 2009 Nota para el lector : las citas son literales y extensas para no cambiar el sentido original tanto de la Biblia como de los comentarios. Para ver lo dicho al presentar el sermón, generalmente he seguido una síntesis en el texto destacado. Al final hay notas y sermones adicionales que he consultado o citado. El mensaje bíblico es para todos; los comentarios para analizar con la ayuda del Señor. Puede compartirlo pero no publicarlo para respetar los derechos de autor de los recursos y materiales utilizados. Si lo desea impreso, solicítelo por mail y se lo entregaremos a la salida del culto. Introducción: Pase a cobrar UNA HERENCIA INESPERADA, Tomado del Libro: 3:16, por Max Lucado Un amigo de mi pueblo de origen, en el occidente de Texas, me contacto para darme una gran noticia: “Mi papá vio el nombre de tu mamá en un re- gistro de propiedades no reclamadas en el periódico local”. No me pude imaginar qué podría ser. Mi papá murió hace años y mi mamá vive cerca de mi hermana en Arkansas. Su casa ya la habíamos vendido y que yo supiera no éramos dueños de nada en el pueblo. “¿Una propiedad no reclamada?” —Seguro que sí, el municipio tiene la obligación de publicar una lista con los nombres de los dueños legítimos de estos bienes y propiedades. —No me digas. —Te voy a mandar la información para que te pongas en contacto. Eso fue un domingo, y la información que mandó mi amigo llegó el martes, así que tuve casi cuarenta y ocho horas para imaginarme qué habrían podido acumular mis padres todo ese tiempo sin que sus hijos se dieran por enterados. Al principio no tuve ni la menor idea. La gran depresión volvió muy ahorrativos a mis padres, que hacían con cada dólar lo que hacen las boas con las ratas: exprimirlas hasta el último suspiro. Por otro lado, mi papá trabajo como mecánico en campos petroleros y había un sinnúmero de hoyos exploratorios en esa región. ¿Será que algún petrolero lo convenció de invertir unos dolaretes en un pozo con potencial? Tal vez se aguanto las ganas de contárselo a mi mamá para que ella no fuera a contarnos, y el pozo se había aguantado lo suficiente antes de dispararse. La apertura de un caño petrolífero significa millones y millones de barriles de oro negro cortesía del periodo Devónico. Adivine quien se menciona como uno de los primeros inversionistas, ni más ni menos que Jack Lucado. ¿Y quién es uno de sus herederos? Mi imaginación iba como un formula uno en plena carrera. Esto podría ser inmenso. El domingo por la noche ya había financiado la educación de todos 1

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El Trabajo y Las Finanzas FamiliaresPastor Justo Janse

Iglesia de Flores, 25 de enero de 2009

Nota para el lector: las citas son literales y extensas para no cambiar el sentido original tanto de la Biblia como de los comentarios. Para ver lo dicho al presentar el sermón, generalmente he seguido una síntesis en el texto destacado. Al final hay notas y sermones adicionales que he consultado o citado. El mensaje bíblico es para todos; los comentarios para analizar con la ayuda del Señor. Puede compartirlo pero no publicarlo para respetar los derechos de autor de los recursos y materiales utilizados. Si lo desea impreso, solicítelo por mail y se lo entregaremos a la salida del culto.

Introducción:Pase a cobrar UNA HERENCIA INESPERADA, Tomado del Libro: 3:16, por Max Lucado

Un amigo de mi pueblo de origen, en el occidente de Texas, me contacto para darme una gran noticia: “Mi papá vio el nombre de tu mamá en un registro de propiedades no reclamadas en el periódico local”.No me pude imaginar qué podría ser. Mi papá murió hace años y mi mamá vive cerca de mi hermana en Arkansas. Su casa ya la habíamos vendido y que yo supiera no éramos dueños de nada en el pueblo. “¿Una propiedad no reclamada?”—Seguro que sí, el municipio tiene la obligación de publicar una lista con los nombres de los dueños legítimos de estos bienes y propiedades.—No me digas.—Te voy a mandar la información para que te pongas en contacto.Eso fue un domingo, y la información que mandó mi amigo llegó el martes, así que tuve casi cuarenta y ocho horas para imaginarme qué habrían podido acumular mis padres todo ese tiempo sin que sus hijos se dieran por enterados. Al principio no tuve ni la menor idea. La gran depresión volvió muy ahorrativos a mis padres, que hacían con cada dólar lo que hacen las boas con las ratas: exprimirlas hasta el último suspiro.Por otro lado, mi papá trabajo como mecánico en campos petroleros y había un sinnúmero de hoyos exploratorios en esa región. ¿Será que algún petrolero lo convenció de invertir unos dolaretes en un pozo con potencial? Tal vez se aguanto las ganas de contárselo a mi mamá para que ella no fuera a contarnos, y el pozo se había aguantado lo suficiente antes de dispararse. La apertura de un caño petrolífero significa millones y millones de barriles de oro negro cortesía del periodo Devónico. Adivine quien se menciona como uno de los primeros inversionistas, ni más ni menos que Jack Lucado. ¿Y quién es uno de sus herederos?Mi imaginación iba como un formula uno en plena carrera. Esto podría ser inmenso. El domingo por la noche ya había financiado la educación de todos mis nietos que ni siquiera han nacido. El lunes puse fin al hambre en todo el mundo. El martes, mientras revisaba mi correo electrónico, estaba resolviendo la crisis del sida. Cuando marqué el numero del juzgado municipal la funcionaria se acordó de mi mamá y afirmó, con entusiasmo mal disimulado: “Estábamos esperando su llamada”. La oí mover unos papeles y decir entre dientes: “¿Donde puse ese cheque?”¿Cheque? Trague saliva. Saque una calculadora de mi escritorio y apreste mis dedos. “Aquí está”, exclamo mientras volvía a ponerse el auricular. “Parece que le debemos un dinero a su mamá. Válgame, esto lleva muchos años aquí”.Hice un redoble de tambores con mis dedos sobre el escritorio. “Veamos, señor Lucado, ¿a donde quiere que le enviemos el cheque?”Le di una dirección y espere.Ella continuo: “Parece que le debemos a su mama tres cincuenta”.¿Dijo trescientos cincuenta millones? Yo me enderecé en el asiento. Tal vez quiso decir trescientos cincuenta mil. Como sea, te luciste papá.“Si señor, su mama pagó más de la cuenta en su último recibo del agua, le debemos un total de tres dólares y cincuenta centavos. ¿Quiere que le envíe hoy el cheque?”“Seguro... gracias. Póngalo en el correo”.

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Algunas esperanzas nos dejan viendo chispas. Hay expectativas que corcovean hasta que finalmente sacan la mano. (como la sortija de la calesita. –nota de Justo)

¿Alguno encontró la vasija llena de oro al pié del arco iris? Cómo hacerse rico es tema de cuentos llenos de ilusión, fantasía y magia que se funden y confunden.

El trabajo es una bendición que recibimos de Dios cuando fuimos creados:Gen 1:27 Y creó Dios al hombre[19] a su imagen,[20] a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.[21] 28 Los bendijo[22] Dios y les dijo: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra".[23] 29 Después dijo Dios: "Mirad, os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, así como todo árbol en que hay fruto y da semilla. De todo esto podréis comer.[24] 30 "Pero a toda bestia de la tierra, a todas las aves de los cielos y a todo lo que tiene vida y se arrastra sobre la tierra, les doy toda planta verde para comer". Y fue así. 31 Y vio Dios todo cuanto había hecho, y era bueno en gran manera.[25] Y fue la tarde y la mañana del sexto día.

La maldición de la tierra vino como consecuencia del pecado del hombre (Gen 3:17-19):17 Y al hombre dijo: --Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del árbol de que te mandé diciendo: "No comerás de él", maldita será la tierra por tu causa;[8] con dolor comerás de ella todos los días de tu vida,[9] 18 espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo.[10] 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás.

La maldición a Caín por su violencia (Gen 4:10-12):10 Jehová le dijo: --¿Qué has hecho?[11] La voz de la sangre[12] de tu hermano clama a mí desde la tierra.[13] 11 Ahora,

pues, maldito seas de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar sus frutos; errante y extranjero serás en ella.

Pero Dios siempre intenta la restauración: Pacto de Dios con Noé: Gén 8:22-9:7 Gen 8:22 "Mientras la tierra permanezca no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el

verano y el invierno, el día y la noche".[14]

Gen 9:1-71 Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: "Fructificad, multiplicaos y llenad la tierra.[1] 2 Infundiréis temor y miedo a todo animal sobre la tierra, a toda ave de los cielos, a todo lo que se mueva sobre la tierra y a todos los peces del mar; en vuestras manos son entregados. 3 Todo lo que se mueve y vive os servirá de alimento, lo mismo que las legumbres y las plantas verdes. Os lo he dado todo.4 Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis,[2] 5 porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de manos de todo animal la demandaré, y de manos del hombre. A cada hombre demandaré la vida de su prójimo.[3] 6 "El que derrame la sangre de un hombre,[4] por otro hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dioses hecho el hombre.[5] 7 Mas vosotros fructificad y multiplicaos, procread abundantemente en la tierra y multiplicaos en ella".[6]

El hombre, creado a imagen de Dios, es un trabajador. Es alguien creativo. La naturaleza del trabajo no es siempre placentera, suele ser rutinaria y hasta irritante. Pero como cristianos no debemos mirar el trabajo como un castigo, es un privilegio y oportunidad dados por Dios previos a la caída del hombre. El pecado agregó sufrimiento al trabajo. En Cristo debemos recuperar su sentido pleno. Jesús dijo: --Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo. (Juan 5:17)

Este tema está muy ligado a la economía y por consiguiente a la correcta adquisición y administración de los recursos. Es normalmente mediante nuestro trabajo la manera en que Dios provee para nuestras necesidades.

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Principio Bíblico para destacar: lo que Dios le ha dado no alcanza para vivir, es semilla para producir. Es para fructificar. Cuide la semilla –posibilidades- para producir y vivir de ello con un esfuerzo en la gracia de Dios quien nos da la semilla, capacidad de sembrarla y la hará crecer.

Si hay un área de la vida que siempre causa conflictos es el de las finanzas. Cada familia debe fijarse en sus entradas para determinar qué puedan gastar, ahorrar y dar al necesitado. Es relativamente fácil cuando hay ingresos; pero, ¿Qué se hace cuando hay poco, o nada? La familia es una unidad económica y debe mantener una posición equilibrada al establecer su administración financiera, desarrollando responsabilidad con los suyos e interés para con las necesidades de los otros.

Debemos ser concientes que será un año sumamente difícil. Será una gran oportunidad para ser cuidadosos y caritativos con los demás en la misma gracia con que Dios nos ayude a nosotros. En Entre Ríos se habla de mil millones de dólares en pérdidas agropecuarias. Un ejemplo: El 50 % de los pollos se producen en E. Ríos y falló la cosecha del maíz y otros cereales que se usan para alimentarlos. 5 millones en todo el país por causa de la sequía. Solo para mencionar un tema crítico urbano: la vivienda. Hay más de tres millones de unidades de déficit habitacional. Esto impacta en el precio de alquileres. Recibimos un mail pidiendo ayuda para Mendoza, una zona en que cayó granizo por media hora el 31 de diciembre destruyendo cosechas y viviendas.

¿Cómo ha actuado Dios en la historia? ¿Qué han hecho otros en situaciones semejantes? ¿Habrá algo que aprender al transitar por esta experiencia?

La historia tanto de Israel como de Judá se vio muy afectada debido al ministerio del profeta Eliseo. Este sirvió a Israel durante cincuenta años (el ministerio de Elías se transfiere a Eliseo 848aC, Joás coronado rey de Judá 835aC. Termina 797aC), luchando contra la idolatría de sus reyes y llamando al pueblo para que regresara a Dios. Baal, el dios falso adorado por muchos israelitas, era el dios de la lluvia, del fuego y de la cosecha. Además demandaba sacrificio de niños. Los milagros de Elías y de Eliseo mostraron en repetidas ocasiones el poder del Dios verdadero sobre el supuesto reino de Baal, como así también el valor que tiene para Dios la vida de un niño.

El propósito del ministerio de Eliseo era restaurar el respeto por Dios y por su mensaje, y se levantó firmemente en contra de los reyes malvados de Israel. Por fe, con valor y oración, reveló no sólo el juicio de Dios sobre el pecado, sino también su misericordia, amor y ternura hacia su pueblo fiel. Los maravillosos milagros de Eliseo mostraron que Dios no sólo controla grandes ejércitos, sino además sucesos de la vida diaria. Cuando escuchamos y obedecemos a Dios, nos muestra su poder para transformar cualquier situación. El cuidado de Dios es para todos los que están dispuestos a seguirlo. Él puede hacer grandes milagros en nuestras vidas.

Eliseo estaba interesado en los individuos y en sus necesidades. Ayudó a una mujer de Sunem a pagar una deuda al darle una provisión de aceite para vender. Eliseo a menudo permaneció con una familia bondadosa en Sunem. Cuando de repente murió el hijo,

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su madre viajó hasta el monte Carmelo para buscar a Eliseo. Él regresó con ella y resucitó al niño. Luego Eliseo fue a su casa en Gilgal.1

En 2ª Reyes 4:1-7 se nos relata el caso de una madre viuda y muy pobre. Su manera de actuar y lo que Dios hizo para ayudarle, nos enseña cómo administrar nuestras finanzas en tiempos de estrechez.

LECTURA BIBLICA 2ª REYES 4:1-71Una de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo diciendo:—Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová. Pero el

acreedor ha venido para llevarse a dos hijos míos como siervos.2Eliseo le dijo:—¿Qué puedo yo hacer por ti? Dime qué tienes en tu casa.Ella respondió:—Tu sierva no tiene ninguna cosa en la casa, sino una vasija de aceite.3Él le dijo:—Ve y pídeles vasijas prestadas a todos tus vecinos, vasijas vacías, todas las que puedas

conseguir. 4Luego entra y enciérrate junto a tus hijos. Ve llenando todas las vasijas y poniendo aparte las que estén llenas.

5Se fue la mujer y se encerró con sus hijos. Ellos le traían las vasijas y ella echaba del aceite.

6Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a uno de sus hijos:—Tráeme otras vasijas.—No hay más vasijas—respondió él.Entonces cesó el aceite. 7Ella fue a contárselo al hombre de Dios, el cual dijo:

—Ve, vende el aceite y paga a tus acreedores; tú y tus hijos vivid de lo que quede.2

A continuación, en este capítulo se registran otros tres milagros de Eliseo: resucitó a un niño (4.32–37); purificó un alimento envenenado (4.38–41); y proveyó comida para cien hombres (4.42–44). Estos milagros muestran la ternura de Dios y el cuidado sobre aquellos que son fieles.

Cuando leemos el Antiguo Testamento, es fácil centrar nuestra atención en el juicio severo de Dios sobre los rebeldes y minimizar su cuidado amoroso para aquellos que lo aman y lo sirven. El verlo obrando, proveyendo provisiones diarias para sus seguidores nos ayuda a mantener en una perspectiva adecuada su juicio severo para el que no se arrepiente.

I. LA FAMILIA QUE DESEA ADMINISTRAR BIEN SUS FINANZAS: APRENDA A DEPENDER DE DIOS. VV. 1,2

La mujer era viuda de uno de los hijos de los profetas y noten que su esposo era temeroso de Jehová. Había sido fiel y guiado a su familia a actuar de la misma manera (ver Sal. 32:6; 34:4-10) El historiador judío Josefo explica que esta mujer en necesidad era la viuda del profeta Abdías. 3

Cosas malas suceden a gente buena. 1º Pedro 412. Ser profeta no le libró de la pobreza y la muerte.

Uno de los hijos de los profetas había fallecido, doloroso drama que con frecuencia nos toca vivir. Sólo alguien que ha pasado por la viudez puede entender perfectamente lo que esto significa. Su fe estaba siendo probada severamente, porque se encontraba en una crisis financiera. Su esposo tenía una deuda y no la pagó antes de morir y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos por siervos. No se aclara la razón por la qué contrajo la deuda. Puede ser por mala administración o por causa que van más allá de nuestra fuerza (como la crisis por la sequía en nuestro país).

Los derechos del Acreedor según la ley y costumbres del AT y NT

1Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.2Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.3Hayford, Jack W., General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994.

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A la gente pobre o a los deudores se les permitía pagar sus deudas vendiéndose a sí mismos o a sus hijos como esclavos. La ley de Moisés permitía –no lo exigía- aquello, pero con dos limitaciones: 1) No debía ser una servidumbre con mal trato, y 2) podía durar solamente hasta el año del jubileo (Lv. 25:39-46). Dios ordenó a los ricos y a los acreedores que no se aprovecharan de esta gente en sus momentos de necesidad extrema (véase Deuteronomio 15.1–18 para una explicación de estas prácticas). El acreedor de esta mujer aparentemente no estaba actuando en el espíritu de la ley de Dios aunque es notable que Eliseo no se pronuncia en contra de este, más bien alienta a la mujer a resolver el problema.

Lev 25:39-4339 "Si tu hermano empobrece estando contigo, y se vende a ti, no lo harás servir como esclavo. 40 Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. 41 Entonces saldrá libre de tu casa junto con sus hijos, volverá a su familia y regresará a la posesión de sus padres, 42 porque son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto: no serán vendidos a manera de esclavos. 43 No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios.

Deuteronomio 15:1-181 "Cada siete años harás remisión.[1]

11 Pues nunca faltarán pobres en medio de la tierra; por eso yo te mando: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.[6]

12 "Si se vende a ti tu hermano hebreo o hebrea, te servirá seis años, y al séptimo le dejarás libre.

13 Y cuando lo dejes libre, no lo enviarás con las manos vacías.14 Lo abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello con

que Jehová te haya bendecido.15 Te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová, tu Dios, te rescató;

por eso yo te mando esto hoy.

Jeremías 34:8-228 Palabra de Jehová que vino a Jeremías después que Sedequías hizo pacto[7] con todo el pueblo en Jerusalén, para promulgarles libertad, 9 que cada uno dejara libre a su esclavo hebreo y a su esclava hebrea, y que nadie los usara más como esclavos. 10 Cuando oyeron todos los jefes y todo el pueblo que había convenido en el pacto de dejar libre cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que nadie los usara más como esclavos, obedecieron y los dejaron libres. 11 Pero después se arrepintieron e hicieron volver a los esclavos y a las esclavas que habían dejado libres, y de nuevo los sujetaron como esclavos y esclavas. 12 Vino, pues, palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 13 "Así dice Jehová, Dios de Israel: Yo hice pacto con vuestros padres el día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo:[8] 14 Al cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le hubiera sido vendido; durante seis años le servirá, y luego lo dejará ir libre.[9] Pero vuestros padres no me escucharon ni inclinaron su oído. 15 Vosotros os habíais hoy convertido y habíais hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre. 16 Pero os habéis vuelto atrás y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que habíais dejado libres a su voluntad, y los habéis sujetado para que os sean esclavos y esclavas. 17 Por tanto, así dice Jehová: Ya que vosotros no me habéis escuchado para promulgar cada uno libertad a su hermano y cada uno a su compañero, he aquí que yo promulgo libertad, dice Jehová, a la espada, a la pestilencia y al hambre; y os pondré por afrenta ante todos los reinos de la tierra. 18 Y entregaré a los hombres que quebrantaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas; 19 a los jefes de Judá y a los jefes de Jerusalén, a los oficiales, a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro,[10] 20 los entregaré en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan su vida; y sus cadáveres serán comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra. 21 A Sedequías, rey de Judá, y a sus jefes los entregaré en manos de sus enemigos, en manos de los que buscan su vida y en manos del ejército del rey de Babilonia, que se ha retirado de vosotros.[11] 22 Yo mandaré, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad. Pelearán

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contra ella, la tomarán y la entregarán al fuego. Y convertiré en desolación las ciudades de Judá, hasta no quedar habitante alguno".

Nehemías 5:1-51 Entonces hubo gran clamor[1] del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos. 2 Había quien decía: "Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir". 3 Y había quienes decían: "Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre". 4 Otros decían: "Hemos tomado prestado dinero sobre nuestras tierras y viñas para el tributo del rey. 5 Ahora bien, nosotros y nuestros hermanos somos de una misma carne, y nuestros hijos son como sus hijos; sin embargo, nosotros tuvimos que entregar nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas son ya esclavas, y no podemos rescatarlas porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros".[2]

Mateo 1823 [17] "Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.[18] 25 A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderlo, junto con su mujer e hijos y todo lo que tenía, para que se le pagara la deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo: "Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo". 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, lo soltó y le perdonó la deuda. 28 "Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos que le debía cien denarios;[19] y agarrándolo, lo ahogaba, diciendo: "Págame lo que me debes". 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo". 30 Pero él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo: "Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?" 34 Entonces su señor, enojado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía.[20] 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.[21]

Santiago 2:13 porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no haga misericordia;[13] y la misericordia triunfa sobre el juicio.[14]

¿Que hace cuando necesita ayuda? En la lección de hoy hay una mujer que necesita ayuda. Esta desesperada. Vamos a ver que hace. La viuda vino a Eliseo, un hombre de Dios, para buscar su consejo pues confiaba en las provisión de Dios a los fieles (Sal 37:25). Pero este hombre no tenía recursos financieros. Eliseo sabía las exigencias de la ley en cuanto al cuidado de las viudas (Ex. 22:22-24; Dt. 14:29; 24:17, 19; 26:12; 27:19). También entendía que la compasión y cuidado de ellas es evidencia de una verdadera religión y relación con Dios (Is. 1:16-18; Stg 1:27). ¡No la podía rechazar!

La situación de las viudas y huérfanos

La viuda no se quejó con Eliseo acerca de la prematura muerte de su esposo, pero sí le pidió ayuda para mitigar la situación que su muerte había producido. Le recuerda a Eliseo que su esposo «era temeroso de Jehová», y es lógico suponer que Eliseo, el ahora reconocido líder de los profetas, le hubiera conocido. Por falta de recursos la viuda había incurrido en deudas, y su acreedor amenazaba con tomar dos de sus hijos por esclavos suyos en pago de la deuda. Esto nos hace ver el alejamiento de la ley de Jehová que prevalecía en Israel pues Dios había dispuesto una legislación muy clara y justa para la protección de viudas y huérfanos.

• En Éxodo 22.22–24 dice: «A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor, y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas y huérfanos vuestros hijos».

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• En Deuteronomio 24.17, la ley establecía: «No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda».

• Job 24.2,3: Este abuso de la debilidad y necesidad de las viudas se remontaba aun hasta los tiempos de Job. En su libro él denuncia que los hombres «traspasan los linderos, roban los ganados... se llevan el asno de los huérfanos y toman en prenda el buey de la viuda»

• Isaías 1.23 En la época de Isaías las causas de las viudas eran ignoradas y, como profeta de Dios, él debe denunciar a los gobernantes de Jerusalén diciendo:.«Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda» Más adelante advierte: «¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, para apartar del juicio a los pobres...para despojar a las viudas y robar a los huérfanos» (10.1,2).

• Promesas: De acuerdo al Antiguo Testamento, las viudas eran objetos especiales del tierno cuidado y la misericordia de Dios. «Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada» (Sal 68.5). «Jehová guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda sostiene» (Sal 146.9). «Jehová...afirmará la casa de la viuda» (Pr 15.25). «Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas» (Jer 49.11).

• Actitud de la Iglesia Primitiva: De la misma manera la iglesia primitiva se ocupaba de suministrar diariamente a las viudas necesitadas (Hch 6.1–6). Santiago 1:27 “La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.”

Volvamos a la historia…

Eliseo debe hacer frente a un caso concreto de esta realidad. Al hacerlo no hace más que reflejar el carácter y la misericordia de Dios que, a través de años de comunión y capacitación, habían marcado profundamente su ser interior. Es a este Dios tierno y compasivo que Eliseo fue llamado a servir y reflejar.4

Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? (RV-95 que dice: «¿Qué puedo hacer yo por ti?») Es imposible saber si el tono de voz es de compasión o de aspereza (ver Mat. 15:21-28) pero como sea, él aceptó ayudarle. Ella tenía solamente una vasija de aceite, posiblemente de oliva, para contribuir a su causa. Esto apenas era suficiente para ungir el cuerpo como hacen los orientales antes de bañarse, servía para ser usado como combustible o -si era puro- para cocinar.

Principio bíblico para destacar: Al ayudar, permita que la persona se parte de la solución añentando su fe en la gracia de Dios. Eliseo le hizo ser conciente de lo que ella ya tenía, permitiéndole conservar su dignidad de participar en la solución de su propio problema. Dios iba a trabajar con lo que ella tenía y sabía hacer. Y es que a veces, subestimamos lo poco que tenemos o sabemos y no pensamos que con el poder de Dios eso poco podría obrar milagrosamente a nuestro favor.

Los milagros de Eliseo fueron actos de verdadera caridad: los de Cristo así fueron; no sólo grandes maravillas, sino grandes favores para quienes fueron realizados. Dios magnifica su bondad con su poder. Eliseo recibió fácilmente la queja de una viuda pobre. Los que dejan a su familia bajo una carga grande de deudas no saben los problemas que causan. Deber de todos los que profesan seguir al Señor es no tentarlo con el descuido o la extravagancia, ni endeudarse, mientras confían en Dios para el pan diario; pues nada tiende más a traer reproche sobre el evangelio o a afligir más a la familia cuando ellos se han ido. Eliseo puso a la viuda en la senda para pagar su deuda, y mantenerse ella y su familia. Esto fue hecho por milagro, pero para mostrar cuál es el mejor método para ayudar a los que están afligidos, a saber, ayudarles a mejorar lo poco que tienen con su propia laboriosidad.5

4 El profeta Eliseo, Leonardo Hussey5 Comentario Mattew Henry

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II. LA FAMILIA QUE DESEA ADMINISTRAR BIEN SUS FINANZAS: SIGA POR FE LAS INSTRUCCIONES DE DIOS. VV. 3-6

Había tres facetas de la experiencia de fe que tuvo aquella viuda:

1. TENÍA QUE PREPARARSE EN FE PARA RECIBIR LA AYUDA DE DIOS. El le dijo Vé y pide para tí vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas (v. 3). Que ella no tenía muchas vasijas para llenar puede indicar su nivel de pobreza, o puede ser que Eliseo estaba desafiándola a que se preparara para recibir una bendición de proporciones grandes. Le dijo no pocas porque según su fe le sería hecho (Mal. 3:10; Lc 6:38; 2 Cor. 9:6). La señora tendría que hacer evidente su penosa situación ante los vecinos. Tocar puerta por puerta, y pedir prestado hiere nuestro orgullo. Dios no le dá el dinero con una vasija de oro al final del arco iris.

Principio bíblico para destacar: Hay tiempo de juntar vasijas vacías. Esto parece ser una perdida de tiempo en la era de lo instantáneo. Al aprobar lealmente un examen, cada vez que decimos la verdad, que somos honestos, cuando un joven soltero busca novia creyente, ser puntuales, etc. Todas estas pequeñas acciones que parecen “no servir para nada” son vasijas vacías donde el Señor dará su bendición a su tiempo, serán preparación que el Señor y los que nos conocen tomarán en cuenta. Hay quienes destrozan sus vasijas, ventajeros, tramposos, son corruptos en nimiedades, y las puertas se cierran, las posibilidades del obrar de Dios son limitadas por la desobediencia.

Eliseo le dio dos consejos más: Luego entra, cierra la puerta detrás de ti y de tus hijos, y vierte el aceite en todas esas vasijas. Y cuando una esté llena, ponla aparte. (2 Reyes 4:4)

Parte de su preparativo era en el sentido de aislarse o apartarse para llevar a cabo las instrucciones del profeta. Había dos propósitos para que se realizara este acto privado: 1) Poder concentrarse en lo que hacía, sin distracciones y 2) reconocer que Dios bendice en forma particular lo que se hace en secreto delante de El (Mt. 6:4, 6, 18).

Otra parte de su preparación tenía que ver con el método de llenar las vasijas. La acción de echar en todas las vasijas es la de continuar echando, o dejar fluir el aceite sin interrupción hasta que todas las vasijas estén llenas. Dios se ocupa y prospera a aquellos que siguen sus instrucciones (2 Cr 20:20; 2 Co. 9:6-11).

2. EN SEGUNDO LUGAR, LA VIUDA TUVO QUE ACTUAR POR FE V. 5

El fundamento para nuestras peticiones. La viuda fundó su pedido de auxilio a Eliseo en la piedad de su extinto esposo. Bien dijo David: «Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan» (Sal 37.25).

Ella fue en seguida e hizo lo que Eliseo le dijo. La obediencia es esencial para recibir de Dios el cumplimiento de sus promesas (Gn 12:1-5; Pr. 3:5-10). Los hijos cooperaron, participando así de la obediencia a Dios y en experimentar su ayuda providencial. Los muchachos se beneficiaron tanto como la madre, por cuanto aquel milagro les evitó la servidumbre. Podemos imaginar la alegría de esta familia mientras ella echaba el aceite y el aceite fluía sin cesar.

3. LA VIUDA TUVO QUE ACEPTAR POR FE AQUELLA AYUDA DE DIOS V 6.

La mujer y sus hijos recogieron vasijas de sus vecinos y comenzaron a llenarlos con el aceite de una única vasija que poseían. El aceite probablemente era de oliva. Se usaba para cocinar, y como combustible para las lámparas. Ella siguió echando aceite sin prestar atención a cuántas vasijas tenía. Había dejado aquello a los muchachos, por eso, cuando ella pidió más vasijas, su hijo respondió que no había más.

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Principio bíblico para destacar: Dios emplea nuestras cosas pequeñas Para traer alivio a la tan angustiante situación de la viuda, Eliseo emplea algo que la viuda tenía («Dime qué tienes en tu casa», 2 Re 4.2, RV-95). Dios puede y hace milagros de la nada, pero su procedimiento normal es el de utilizar algo, a veces muy insignificante, aumentándolo y multiplicándolo. Fue así como en tiempos de Moisés utilizó su vara, sólo una vara seca, sin vida, inmóvil. En Caná el Señor Jesús empleó agua común para proveerles de vino de muy buena calidad. Para alimentar a los cinco mil empleó los cinco panes de cebada y los pececillos que tenía un muchacho (Jn 6.9). A Dios le complace tomar nuestras cosas pequeñas y realizar grandes proezas. Con frecuencia, como creyentes, pedimos grandes cosas de Dios, pero retenemos quizá para nosotros aquellas cosas pequeñas que él quiere ver entregadas y rendidas en sus manos.6

Y cuando no hubo más vasijas, entonces cesó el aceite. El aceite dejó de salir sólo cuando ya no tuvieron más recipientes. El número de vasijas que reunieron fue un indicio de su fe. La provisión de Dios fue tan grande como su fe y disposición a obedecer.

En tanto que hubo vasijas que llenar, el milagroso chorro de aceite continuó, y sólo cesó cuando ya no hubo más cántaros que lo recibieran. El profeta no pronunció una sola palabra para detener el proceso multiplicador, y el Señor no puso ningún límite al prodigio de abundancia. La pobre viuda no se vio restringida en Dios, sino en su provisión de tinajas vacías. Ninguna otra cosa en el universo redujo el flujo del aceite. Sólo la ausencia de recipientes para guardar el aceite, detuvo el flujo al instante. Las vasijas escasearon primero que el aceite; nuestros poderes receptores se agotarán primero que el poder proveedor de Dios.7

Tenga cuidado de no limitar las bendiciones de Dios por falta de fe y de obediencia. Dios es capaz de dar mucho más abundantemente de lo que pedimos o imaginamos (Efesios 3.20). Mucho de lo que nos pasa en nuestra relación con Dios depende de nuestra actitud hacia El. Tiende a dar sus bendiciones según nuestra fe, (aunque no es una regla matemática ni mágica). Ver el caso de 2 R. 13:15-19. Esto es en lo espiritual como en lo físico (Ef. 3:20; Col 1:9; Jn 1:16; 2Co. 9:7-11). Según 2 Cor. 9:6 y Santiago 4:2,3 recibimos poco de Dios porque esperamos poco o pedimos poco. Compare las promesas de Jn. 15:7; Ef. 3:20; 1Jn 5:14,15.

La fe es, en esencia, recibir la Palabra de Dios a pleno valor. Dios posee recursos ilimitados para acudir en ayuda de aquellos que en Él confían y le obedecen. Temer que no tendremos lo suficiente en tiempos de necesidad insulta al Dios que se ha revelado a sí mismo como «Jehová-jireh», el Señor nuestro proveedor. Cree que Dios es capaz de suplir tus necesidades, aun cuando no sabes cómo lo hará. Conoce que Dios promete sostener a sus hijos en la hambruna. Ello se aplica a lo espiritual también; los recursos espirituales que Dios pone a tu disposición son ilimitados, aun en tiempos de crisis moral.8

El aceite, enviado por milagro, siguió fluyendo mientras ella tuvo vasijas vacías en qué recibirlo. Nunca estamos estrechos en Dios o en las riquezas de su gracia; toda nuestra estrechez está en nosotros mismos. Lo que falla es nuestra fe, no su promesa. Él da más de lo que pedimos: si hubiera más vasijas hay bastante en Dios para llenarlos; suficiente para todo, suficiente para cada uno; y la suficiencia absoluta del Redentor sólo será detenida de suplir las necesidades de los pecadores y de salvar sus almas cuando nadie más acuda a Él para salvación.Esto es cierto en referencia a NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS PROVIDENCIALES. En tanto que tengamos necesidades, tendremos provisiones, y encontraremos que nuestras necesidades se agotan mucho antes que la liberalidad divina. En el desierto caía más maná del que las tribus podían comer, y corría más agua de la que los ejércitos podían beber, y mientras estuvieron en tierra desértica y requirieron de esta provisión, se les otorgó de continuo. Cuando llegaron a Canaán y se

6 El profeta Eliseo, Leonardo Hussey7 Charles Spurgeon8Hayford, Jack W., General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994.

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alimentaron del fruto de la tierra, las provisiones especiales cesaron, pero sólo hasta ese momento. De la misma manera, también, el Señor alimentará a Su pueblo hasta que no lo necesite más.9

Ilust. Corrie Them Boom. Remedio de la hermana que no se agotaba en el campo de concentración Nazi.

III. LA FAMILIA QUE DESEA ADMINISTRAR BIEN SUS FINANZAS: ADMINISTRE LO QUE TENGA. V. 7

Cuando ella vino a informar lo sucedido a Eliseo, el le dio instrucciones muy directas y sencillas: "Anda, vende el aceite y paga tu deuda, y tú y tus hijos vivid de lo que quede."

HAGAMOS UN ALTO Y NOTEMOS TODO LO QUE HIZO ESTA POBRE MUJER.En su desesperación Buscó consejo con fe en Dios.Reconoció que tenía una vasija pequeña con aceitePidió vasijas junto con sus hijosVertió el aceite junto con sus hijosMientras ella lo vertía -Dios hizo el milagro lo multiplicó-Informó a EliseoVendió el aceite (¿devolvió las vasijas? ¡Suponemos que sí!Pagó la deudaY de aquí en más, debía administrar lo que le quedaba.

Ella no asumió que el aceite era su propia posesión, sino que pertenecía a Dios, quien se lo había dado, de modo que vino disponiendo el aceite. Eliseo puso todo el aceite y su valor en manos de ella para que lo administrara, sin recibir parte alguna. La prioridad era cancelar la deuda.La aparente fuente de suministro de la viuda, era tan sólo una vasija de aceite, que permaneció derramando en abundancia mientras se ponía una vasija tras otra debajo de ella. De la misma manera, lo poco que el Señor otorga a Su pobre pueblo, continuará proveyendo lo suficiente día con día, hasta que el último día de vida, como la última vasija, haya sido llenado.10

La viuda debía pagar su deuda con el dinero que recibió por el aceite. Aunque sus acreedores fueran muy duros con ella, debía, no obstante, pagarles aun antes de hacer provisión para sus hijos. Una de las principales leyes de la religión cristiana es que paguemos toda deuda justa y demos a cada cual lo suyo, aunque dejemos muy poquito para nosotros mismos; y eso, no por la fuerza sino por causa de la conciencia. Quienes tienen mente honesta no pueden comer con placer su pan diario a menos que sea su propio pan. Ella y sus hijos deben vivir con lo que queda; esto es, con el dinero recibido por el aceite, con que ellos se encaminaron hacia la obtención de una vida honesta. No podemos ahora esperar milagros, pero podemos esperar misericordias, si atendemos a Dios y le buscamos. En particular, que las viudas dependan de Él. El que tiene todos los corazones en su mano puede, sin milagros, enviar tan efectivamente su provisión.11

El consejo puso en claro el sistema de valores del profeta. Hoy es motivo de buen testimonio el saldar las deudas. No está mal tener deudas, lo malo es no pagarlas."Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, salvo el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo ha cumplido la ley." (Romanos 13:7,8)

Con lo que quedaba tendrían que vivir. Habían recobrado la tranquilidad como para buscar trabajo y sostenerse. Debemos reconocer todo lo que tenemos como regalo de Dios (Sgo 1:7) y vivir en contentamiento, si tiene mucho o poco (Fil. 4:11-13).

Cuide lo que tiene ahora. Conocen la historia de aquella joven que camino al pueblo con su vasija llena de leche para vender en el mercado soñaba con su próspero futuro, se imaginaba comprando gallinas y luego ovejas, hasta vacas y caballos. Tan alegre y emocionada estaba con 9 Comentario Mattew Henry10 Charles Spurgeon11 Comentario Mattew Henry

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tanta riqueza que en un descuido tropezó y al derramarse la leche, ante sus ojos se esfumaron las gallinas, ovejas y vacas en un instante.

Sin duda, en la dispensación de riqueza y de otros talentos a Su siervos, el Señor considera sus capacidades. Si tuvieran más vasijas, tendrían más aceite. El Dios infinitamente sabio, sabe que es mejor que algunos hombres sean pobres y no ricos; no podrían soportar la prosperidad, y por eso el aceite no fluye, porque no hay una vasija que llenar. Si somos capaces de recibir un don terrenal, entonces será algo bueno para nosotros, y el Señor ha declarado que no negará ningún bien a aquellos que caminen rectamente; pero un talento que no pudiéramos recibir para un uso adecuado, sólo sería una maldición para nosotros, y por ello, el Señor no nos abruma con eso. Tendremos todo lo que podamos absorber: todo lo que realmente necesitamos, todo lo que vayamos a emplear con seguridad para Su gloria, todo lo que ministre para nuestro más elevado bien, Dios lo verterá de Su plenitud inextinguible, y sólo cuando ve que los dones serían desperdiciados al convertirse en superfluidades, o en responsabilidades abrumadoras, o en ocasiones de tentación, Él restringirá Su poder, y el aceite cesará. Puedes estar seguro que la munificencia de Dios se mantendrá a la par de tu verdadera capacidad, y "te apacentarás de la verdad."

El mismo principio es válido en relación AL CONFERIMIENTO DE LA GRACIA SALVADORA. En una congregación, el Evangelio es como la vasija de aceite, y quienes reciben de ella son almas necesitadas, deseosas de la gracia de Dios. Contamos siempre con muy pocas de estas personas en nuestras asambleas. Muchas son las vasijas de aceite, rellenas hasta el borde e inamovibles: el fariseo saciado, el profesante satisfecho consigo mismo, y el mundano arrogante son así: para estos, el milagro de la gracia no tiene un poder multiplicador, pues están listos a derramarse en cualquier momento. Un Cristo lleno es para pecadores vacíos, y únicamente para pecadores vacíos, y en tanto que haya una alma realmente vacía en una congregación, siempre saldrá una bendición con la palabra, y no más. No es nuestro vacío, sino nuestra plenitud, lo que puede obstaculizar las salidas de la gracia inmerecida. Mientras haya un alma consciente de pecado y ávida de perdón, la gracia manará; sí, mientras haya un corazón cansado de la indiferencia y ansioso de ser herido, la gracia brotará.

¡Oh, que nos pudiéramos encontrar con más almas vacías! ¿Por qué habrían de interrumpirse los prodigios del Señor por falta de personas que necesitan que esas maravillas sean obradas en ellas? ¿No hay almas necesitadas a nuestro alrededor? ¿Acaso todos los hombres se han vuelto ricos, o es sólo una vana presunción que se apodera de muchos corazones? Hay almas verdaderamente vacías, escondidas en rincones donde lloran hasta agotar todas sus lágrimas y quedarse sin llanto, y tratan de quebrantar sus corazones inquebrantables, y claman delante del Señor porque sienten que no pueden orar, o sienten y odian el pecado; escondidas en los rincones, digo, hay almas verdaderamente vacías, y para ellas el aceite celestial está manando todavía, está manando ahora. "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados." No se objetó a ninguna vasija en nuestra narración, en tanto que estuviera vacía; sólo había un requisito, y únicamente uno: que pudieran ser llenadas debido a que estaban vacías. Vengan, entonces, almas necesitadas, acudan a la fuente eterna y reciban abundantes bendiciones, otorgadas inmerecidamente, simplemente porque las necesitan, y porque el Señor Jesús se agrada en otorgarlas.12

Ilust. Steve Green canta "Nuestras vidas son vasijas que esperan llenas estar, El las llena sin medida pues esa es su voluntad, el nos llena de gracia plena..."

El apóstol Pablo dice que «Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de los que pedimos, o entendemos» (Ef 3.20). «Mucho más abundantemente» es la frase que mejor describe esta emotiva historia de la viuda y Eliseo pues Dios no sólo proveyó para saldar la deuda del acreedor que quería esclavizar a sus dos hijos, ni tampoco de los demás acreedores. Esto sólo hubiera constituido un alivio momentáneo pues los requerimientos de supervivencia pronto volverían a poner a la viuda en la necesidad de endeudarse nuevamente. La provisión de Dios fue completa. Por medio de la venta del aceite podría saldar sus deudas pasadas y

12 Charles Spurgeon11

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tendría además suficiente para su sustento futuro. «Tú y tus hijos vivid de lo que quede» (2 Re 4.7).13

Los tiempos especiales requieren actitudes especiales. Que la justicia y la gracia vayan juntas en nuestro modo de vivir.

“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra; como está escrito: "Repartió, dio a los pobres, su justicia permanece para siempre". Y el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia,” (2º Cor. 9:8-10)

13 El profeta Eliseo, Leonardo Hussey12

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EN CUARTO LUGAR, QUE LA FAMILIA QUE DESEA ADMINISTRAR BIEN SUS FIMNANZAS:D. ACTÚE CON RESPONSABILIDAD LUCAS 14:28-30

El principio dado por Jesús aquí es calcular el costo de ser su discípulo, pero también hay una aplicación a la administración adecuada y responsable de las finanzas.

Todos tenemos un proyecto en mente. Según los estudiosos de la mente, esto es muy saludable, tener un proyecto de vida. El problema es cuando ese proyecto es una utopía, una vaga ilusión, un sueño, anhelos que no han pasado por la etapa del análisis de costos y el cálculo de los tiempos en forma adecuada. Es de esto que depende su realización plena.

En lo financiero, nada más objetivo que el dinero, donde 2 + 2 es siempre cuatro y especialmente 2 - 2 es cero. Nosotros hablamos de estirar la plata. Si alguno lo ha logrado, me gustaría que nos lo dijera a todos.

Hacer un presupuesto y seguirlo es una de las formas más recomendables para administrar las finanzas. Así se tiene un plan que guiará la distribución de los fondos. Esto logra estabilidad y logros definidos. De lo contrario caeremos en ridículo.

Muchos aconsejan que lo mejor es dar un 10 % (esto es una sugerencia Bíblica), ahorrar un 20% y vivir con el resto.

Debemos aprender el valor del dinero y cuidarnos el amor al dinero. El dinero tiene un valor utilitario, representa nuestro trabajo. Lo debemos administrar nosotros y no dejarnos dominar por él.

CONCLUSION

1º PELIGRO: HACER COMO MARTA OCUPÁNDONOS AFANOSAMENTE DE NUESTRAS RESPONSABILIDADES. Vivir acelerados.

No está mal estar ocupados, pero una actividad que no está motivada por Dios termina destruyendo a la persona.

Una vida ocupada nos hace sentir seguros, pero podemos confundir actividad con producción.Una vida ocupada puede ser un escudo contra la responsabilidad. Aun cuando las actividades

sean valiosas, ocuparnos diligentemente haciendo lo que deseamos con el objeto de evitar hacer lo que debemos, no es recomendable ni sabio.

Un Tiempo de descanso es tiempo bien invertido. Un tiempo por día, semana, més y año y aun más. Descansar luego de trabajar no es pecado.

2º PELIGRO: EL PROBLEMA DE LA DESHONESTIDAD. EL ROBO A SÍ MISMO.

El apóstol Pablo, esforzado, desvelado, que comía del fruto de sus manos. para explicar la transformación radical que experimenta el hombre por su relación con Cristo, usa las figuras del viejo y del nuevo hombre. El cristiano transformado por Cristo, el nuevo hombre, debe despojarse de los hábitos y prácticas de conductas que pertenecen a la vida antigua, al viejo hombre. Entre dichas prácticas debe abandonarse la siguiente:

"El que robaba no robe más, sino que trabaje esforzadamente, haciendo con sus propias manos lo que es bueno, para tener qué compartir con el que tenga necesidad." (Efesios 4:28)

Aún estando con vosotros os amonestábamos así: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque hemos oído que algunos andan desordenadamente entre vosotros, sin trabajar en nada, sino entrometiéndose en lo ajeno. A los tales les ordenamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajando sosegadamente coman su propio pan. (2 Tesalonicenses 3:10-12)

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La honestidad es sumamente valiosa. Si Ud. buscara un chofer para taxi. Qué candidato elige. Uno es honesto pero no sabe manejar y el otro que conduce como Fangio pero de dudosa administración.

3 PELIGRO: PERDER LA DIGNIDAD QUE NUESTRO OCUPACION NOS DA

Ilust. Construyendo una catedral.Un hombre se acercó a un grupo de obreros y le preguntó que estaban haciendo.-Corto piedras- contestó el primero.-Me gano el jornal haciendo esta pared- dijo el segundo-Construyo catedrales-

1ª Pedro. Esperar la 2ª venida de Cristo ocupados DEPENDIENDO ENTERAMENTE DE DIOS.

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Lecturas y comentarios adicionales acerca de este tema:

NVI 1984 Notes: [1]

Mattew HenryVersículos 1-7. Eliseo multiplica el aceite de la viuda. 8-17. La sunamita tiene un hijo. 18-37. El hijo de la sunamita es resucitado. 38-44. El milagro de sanar el potaje y de alimentar a los hijos de los profetas.

JFBVers. 1-7. ELISEO AUMENTA EL ACEITE DE LA VIUDA. 1. Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo—A los

profetas se les permitía casarse, así como también a los sacerdotes y levitas. Como su esposo no disfrutaba de las ganancias lucrativas de algún negocio, no tenía sino entradas profesionales, las cuales en aquella época irreligiosa, serían precarias y limitadas, de modo que no estaba en condiciones de proveer lo necesario para su familia. ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos—Por estatuto de la ley, un acreedor tenía derecho a reclamar la persona y los hijos del deudor insolvente, y a obligarles a servirle como esclavos hasta que el año de jubileo les diera la libertad.

2. una botija—o ampolleta de aceite. Como en esto consistía toda su existencia de utensilios domésticos, el profeta le mandó que pidiera vasos vacíos, no pocos; que se encerrara con sus hijos, y echara aceite de su botija a los vasos prestados, y entonces que vendiera el aceite para pagar su deuda, y con el resto que se mantuvieran ella y sus hijos.

6. Entonces cesó el aceite—es decir, dejó de multiplicarse; se había cumplido el objeto benévolo para el cual se había obrado el milagro.

BLA Notes: [=] *Ex 21:2 *Neh 5:1 *Mt 18:25

Comentarios en InglésBarnes

The creditor is come ... - The Law of Moses, like the Athenian and the Roman law, recognized servitude for debt, and allowed that pledging of the debtor’s person, which, in a rude state of society, is regarded as the safest and the most natural security (see the marginal reference). In the present case it would seem that, so long as the debtor lived, the creditor had not enforced his right over his sons, but now on his death he claimed their services, to which he was by law entitled.

WesleyProphets - Who, though they were wholly devoted to sacred employment, were not excluded from marriage, any more than the priests and Levites. Fear the Lord - His poverty therefore was not procured by his idleness, or prodigality; but by his piety, because he would not comply with the king's way of worship, and therefore lost all worldly advantages. Bondmen - Either, to use them as his slaves, or to sell them to others, according to the law.

ClarkeA widow of one of the prophets, oppressed by a merciless creditor, applies to Elisha, who

multiplies her oil; by a part of which she pays her debt, abut subsists on the rest, 2Ki_4:1-7. His entertainment at the house of a respectable woman in Shunem, 2Ki_4:8-10. He foretells to his hostess the birth of a son, 2Ki_4:11-17. After some years the child dies, and the mother goes to Elisha at Carmel; he comes to Shunem, and raises the child to life, vv. 18-37. He comes to Gilgal, and prevents the sons of the prophets from being poisoned by wild gourds, 2Ki_4:38-41. He multiplies a scanty provision, so as to make it sufficient to feed one hundred men, 2Ki_4:42-44.

Now there cried a certain woman - This woman, according to the Chaldee, Jarchi, and the rabbins, was the wife of Obadiah.

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Sons of the prophets - תלמידי נבייא talmidey nebiyaiya, “disciples of the prophets:” so the Targum here, and in all other places where the words occur, and properly too.

The creditor is come - This, says Jarchi, was Jehoram son of Ahab, who lent money on usury to Obadiah, because he had in the days of Ahab fed the Lord’s prophets. The Targum says he borrowed money to feed these prophets, because he would not support them out of the property of Ahab.

To take unto him my two sons to be bondmen - Children, according to the laws of the Hebrews, were considered the property of their parents, who had a right to dispose of them for the payment of their debts. And in cases of poverty, the law permitted them, expressly, to sell both themselves and their children; Exo_21:7, and Lev_25:39. It was by an extension of this law, and by virtue of another, which authorized them to sell the thief who could not make restitution, Exo_22:3, that creditors were permitted to take the children of their debtors in payment. Although the law has not determined any thing precisely on this point, we see by this passage, and by several others, that this custom was common among the Hebrews. Isaiah refers to it very evidently, where he says, Which of my creditors is it to whom I have sold you? Behold, for your iniquities have ye sold yourselves; Isa_50:1. And our Lord alludes to it, Mat_18:25, where he mentions the case of an insolvent debtor, Forasmuch as he had not to pay, his lord commanded Him to be Sold, and his Wife and Children, and all that he had; which shows that the custom continued among the Jews to the very end of their republic. The Romans, Athenians, and Asiatics in general had the same authority over their children as the Hebrews had: they sold them in time of poverty; and their creditors seized them as they would a sheep or an ox, or any household goods. Romulus gave the Romans an absolute power over their children which extended through the whole course of their lives, let them be in whatever situation they might. They could cast them into prison, beat, employ them as slaves in agriculture, sell them for slaves, or even take away their lives! - Dionys. Halicarn. lib. ii., pp. 96, 97.

Numa Pompilius first moderated this law, by enacting, that if a son married with the consent of his father, he should no longer have power to sell him for debt.

The emperors Diocletian and Maximilian forbade freemen to be sold on account of debt:

Ob aes alienum servire liberos creditoribus, jura non patiuntur. - Vid. Lib. ob. aes C. de obligat.

The ancient Athenians had the same right over their children as the Romans; but Solon reformed this barbarous custom. - Vid. Plutarch in Solone.

The people of Asia had the same custom, which Lucullus endeavored to check, by moderating the laws respecting usury.

The Georgians may alienate their children; and their creditors have a right to sell the wives and children of their debtors, and thus exact the uttermost farthing of their debt. - Tavernier, lib. iii., c. 9. And we have reason to believe that this custom long prevailed among the inhabitants of the British isles. See Calmet here.

In short, it appears to have been the custom of all the inhabitants of the earth. We have some remains of it yet in this country, in the senseless and pernicious custom of throwing a man into prison for debt, though his own industry and labor be absolutely necessary to discharge it, and these cannot be exercised within the loathsome and contagious walls of a prison.Geneva(a) Now there cried a certain woman of the wives of the sons of the prophets unto Elisha, saying, Thy servant my husband is dead; and thou knowest that thy servant did (b) fear the LORD: and the creditor is come to take unto him my two sons to be (c) bondmen. (a) (2Ki_2:3). (b) And therefore did not fall into debt by carelessness or excess but by the hand of the Lord. (c) Because I am poor and not able to pay.

Gill16

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INTRODUCTION TO 2 KINGS 4 This chapter treats of the miracles of Elisha, of his multiplying a poor widow's pot of oil for the payment of her husband's debts, 2Ki_4:1 of obtaining a son for a Shunamitish woman, who had been very hospitable to him, 2Ki_4:8, of his raising up her son to life when dead, 2Ki_4:18, of his curing the deadly pottage made of wild gourds, 2Ki_4:38, and of his feeding one hundred men with twenty barley loaves, 2Ki_4:42.

Now there cried a certain woman of the wives of the sons of the prophets unto Elisha,.... This, according to the Targum, was the wife of Obadiah, who had hid the prophets by fifty in a cave in the times of Ahab; and so Josephus (q), and it is the commonly received notion of the Jewish writers; though it does not appear that he was a prophet, or the son of a prophet, but the governor or steward of Ahab's house; she was more likely to be the wife of a meaner person; and from hence it is clear that the prophets and their disciples married:

saying, thy servant my husband is dead; which is the lot of prophets, as well as others, Zec_1:5.

and thou knowest that thy servant did fear the Lord; her husband was well known to the prophet, and known to be a good man, one of the 7000 who bowed not the knee to Baal, for the truth of which she appeals to Elisha; and this character she gives of her husband, lest it should be thought that his poverty, and leaving her in debt, were owing to any ill practices of his:

and the creditor is come to take unto him my two sons to be bondmen; which it seems were allowed of when men became poor and insolvent, and died so, to which the allusion is in Isa_1:1; see Gill on Mat_18:25. Josephus (r) suggests, that the insolvency of this man was owing to his borrowing money to feed the prophets hid in the cave; and it is a common notion of the Jews that this creditor was Jehoram the son of Ahab; and in later times it was a law with the Athenians (s), that if a father had not paid what he was fined in court, the son was obliged to pay it, and in the mean while to lie in bonds, as was the case of Cimon (t), and others.

(q) Antiqu. l. 9. c. 4. sect. 2. (r) Ibid. (s) Alex. ab Alex. Genial. Dier. l. 6. c. 10. (t) Cornel. Nep. in Vita Cimon. l. 5. c. 1.

Mattew HenryGreat service Elisha had done, in he foregoing chapter, for the three kings: to his prayers and

prophecies they owed their lives and triumphs. One would have expected that the next chapter would tell us what honours and what dignities were conferred on Elisha for this, that he should immediately be preferred at court, and made prime-minister of state, that Jehoshaphat should take him home with him, and advance him in his kingdom. No, the wise man delivered the army, but no man remembered the wise man, Ecc_9:15. Or, if he had preferment offered him, he declined it: he preferred the honour of doing good in the schools of the prophets before that of being great in the courts of princes. God magnified him, and that sufficed him - magnified him indeed, for we have him here employed in working no fewer than five miracles. I. He multiplied the poor widow's oil (2Ki_4:1-7). II. He obtained for the good Shunammite the blessing of a son in her old age (2Ki_4:8-17). III. He raised that child to life when it was dead (2Ki_4:18-27). IV. He healed the deadly pottage (2Ki_4:38-41). V. He fed 100 men with twenty small loaves (2Ki_4:42-44).

Elisha's miracles were for use, not for show; this recorded here was an act of real charity. Such also were the miracles of Christ, not only great wonders, but great favours to those for whom they were wrought. God magnifies his goodness with his power.

I. Elisha readily receives a poor widow's complaint. She was a prophet's widow; to whom therefore should she apply, but to him that was a father to the sons of the prophets, and concerned himself in the welfare of their families? It seems, the prophets had wives as well as the priests, though prophecy went not by entail, as the priesthood did. Marriage is honourable in all, and not inconsistent with the most sacred professions. Now, by the complaint of this poor woman (2Ki_4:1), we are given to understand, 1. That her husband, being one of the sons of the

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prophets, was well know to Elisha. Ministers of eminent gifts and stations should make themselves familiar with those that are every way their inferiors, and know their character and state. 2. That he had the reputation of a godly man. Elisha knew him to be one that feared the Lord, else he would have been unworthy of the honour and unfit for the work of a prophet. He was one that kept his integrity in a time of general apostasy, one of the 7000 that had not bowed the knee to Baal. 3. That he was dead, though a good man, a good minister. The prophets - do they live for ever? Those that were clothed with the Spirit of prophecy were not thereby armed against the stroke of death. 4. That he died poor, and in debt more than he was worth. He did not contract his debts by prodigality, and luxury, and riotous living, for he was one that feared the Lord, and therefore durst not allow himself in such courses: nay, religion obliges men not to live above what they have, nor to spend more than what God gives them, no, not in expenses otherwise lawful; for thereby, of necessity, they must disable themselves, at last, to give every one his own, and so prove guilty of a continued act of injustice all along. Yet it may be the lot of those that fear God to be in debt, and insolvent, through afflictive providences, losses by sea, or bad debts, or their own imprudence, for the children of light are not always wise for this world. Perhaps this prophet was impoverished by persecution: when Jezebel ruled, prophets had much ado to live, and especially if they had families. 5. That the creditors were very severe with her Two sons she had to be the support of her widowed state, and their labour is reckoned assets in her hand; that must go therefore, and they must be bondmen for seven years (Exo_21:2) to work out this debt. Those that leave their families under a load of debt disproportionable to their estates know not what trouble they entail. In this distress the poor widow goes to Elisha, in dependence upon the promise that the seed of the righteous shall not be forsaken. The generation of the upright may expect help from God's providence and countenance from his prophets.

II. He effectually relieves this poor widow's distress, and puts her in a way both to pay her debt and to maintain herself and her family. He did not say, Be warmed, be filled, but gave her real help. He did not give her some small matter for her present provision, but set her up in the world to sell oil, and put a stock into her hand to begin with. This was done by miracle, but it is an indication to us what is the best method of charity, and the greatest kindness one can do to poor people, which is, if possible, to help them into a way of improving what little they have by their own industry and ingenuity.

1. He directed her what to do, considered her case: What shall I do for thee? The sons of the prophets were poor, and it would signify little to make a collection for her among them: but the God of the holy prophets is able to supply all her need; and, if she has a little committed to her management, her need must be supplied by his blessing and increasing that little. Elisha therefore enquired what she had to make money of, and found she had nothing to sell but one pot of oil, 2Ki_4:2. If she had had any plate or furniture, he would have bidden her part with it, to enable her to be just to her creditors. We cannot reckon any thing really, nor comfortably, our own, but what is so when all our debts are paid. If she had not had this pot of oil, the divine power could have supplied her; but, having this, it will work upon this, and so teach us to make the best of what we have. The prophet, knowing her to have credit among her neighbours, bids her borrow of them empty vessels (2Ki_4:3), for, it seems, she had sold her own, towards the satisfying of her creditors. He directs her to shut the door upon herself and her sons, while she filled all those vessels out of that one. She must shut the door, to prevent interruptions from the creditors, and others while it was in the doing, that they might not seem proudly to boast of this miraculous supply, and that they might have opportunity for prayer and praise to God upon this extraordinary occasion. Observe, (1.) The oil was to be multiplied in the pouring, as the other widow's meal in the spending. The way to increase what we have is to use it; to him that so hath shall be given. It is not hoarding the talents, but trading with them, that doubles them. (2.) It must be poured out by herself, not by Elisha nor by any of the sons of the prophets, to intimate that it is in connexion with our own careful and diligent endeavours that we may expect the blessing of God to enrich us both for this world and the other. What we have will increase best in our own hand.

2. She did it accordingly. She did not tell the prophet he designed to make a fool of her; but firmly believing the divine power and goodness, and in pure obedience to the prophet, she borrowed vessels large and many of her neighbours, and poured out her oil into them. One of her sons was employed to bring her empty vessels, and the other carefully to set aside those that were full, while they were all amazed to find their pot, like a fountain of living water, always flowing, and yet always full. They saw not the spring that supplied it, but believed it to

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be in him in whom all our springs are. Job's metaphor was now verified in the letter (Job_29:6), The rock poured me out rivers of oil. Perhaps this was in the tribe of Asher, part of whose blessing it was that he should dip his foot in oil, Deu_33:24.

3. The oil continued flowing as long as she had any empty vessels to receive it; when every vessel was full the oil stayed (2Ki_4:6), for it was not fit that this precious liquor should run over, and be as water spilt on the ground, which cannot be gathered up again. Note, We are never straitened in God, in his power and bounty, and the riches of his grace; all our straitness is in ourselves. It is our faith that fails, not his promise. He gives above what we ask: were there more vessels, there is enough in God to fill them - enough for all, enough for each. Was not this pot of oil exhausted as long as there were any vessels to be filled from it? And shall we fear lest the golden oil which flows from the very root and fatness of the good olive should fail, as long as there are any lamps to be supplied from it? Zec_4:12.

4. The prophet directed her what to do with the oil she had, 2Ki_4:7. She must not keep it for her own use, to make her face to shine. Those whom Providence has made poor must be content with poor accommodations for themselves (this is knowing how to want), and must not think, when they get a little of that which is better than ordinary, to feed their own luxury: no, (1.) She must sell the oil to those that were rich, and could afford to bestow it on themselves. We may suppose, being produced by miracle, it was the best of its kind, like the wine (Joh_2:10), so that she might have both a good price and a good market for it. Probably the merchants bought it to export, for oil was one of the commodities that Israel traded in, Eze_27:17. (2.) She must pay her debt with the money she received for her oil. Though her creditors were too rigorous with her, yet they must not therefore lose their debt. Her first care, now that she has wherewithal to do so, must be to discharge that, even before she makes any provision for her children. It is one of the fundamental laws of our religion that we render to all their due, pay every just debt, give every one his own, though we leave ever so little for ourselves; and this, not of constraint but willingly and without grudging; not only for wrath, to avoid being sued, but also for conscience' sake. Those that possess an honest mind cannot with pleasure eat their daily bread, unless it be their own bread. (3.) The rest must not be laid up, but she and her children must live upon it, not upon the oil, but upon the money received from it, with which they must put themselves into a capacity of getting an honest livelihood. No doubt she did as the man of God directed; and hence, [1.] Let those that are poor and in distress be encouraged to trust God for supply in the way of duty. Verily thou shalt be fed, though not feasted. It is true we cannot now expect miracles, yet we may expect mercies, if we wait on God and seek to him. Let widows particularly, and prophets' widows in a special manner, depend upon him to preserve them and their fatherless children alive, for to them he will be a husband, a father. [2.] Let those whom God has blessed with plenty use it for the glory of God and under the direction of his word: let them do justly with it, as this widow did, and serve God cheerfully in the use of it, and as Elisha, be ready to do good to those that need them, be eyes to the blind, and feet to the lame.

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EL ACEITE DE LA VIUDAhttp://www.portalalaesperanza.com/patricia-el_pred_000062.htm

El relato se encuentra en 2 Reyes 4:1 al 9. Nos cuenta de una mujer viuda, de la familia de los profetas, que acude a Eliseo, el gran profeta, en busca de ayuda. Dice ella:” tu siervo, mi marido, ha muerto, y los acreedores quieren llevarse a dos de mis hijos como siervos.” Eliseo no vacila en responderle. "¿Qué te haré yo? ¿Declárame que tienes en tu casa? Y ella dice: tu sierva nada tiene en casa, tan solo una vasija de aceite.”  ¡Qué poco, verdad? Como para no sentirse desalentada en semejante situación. Llena de deudas, sin alimentos….ni carne, ni pan, ni trigo, tan solo una vasija de aceite.  A continuación, el profeta da una orden:” Ve, pide a tus vecinos, vasijas prestadas, vasijas vacías, no pocas. Luego enciérrate con tus hijos y llénalas de aceite”. Ella obedece y encerrada en su pieza con sus hijos va llenando las vasijas vacías hasta que ya no queda ninguna, y recién entonces el aceite deja de fluir. La mujer vuelve al profeta para contarle el milagro sucedido y allí Eliseo le aconseja: “Vende el aceite, paga a tus acreedores y con lo que queda vivan ustedes”.  ¿Qué lecciones podemos sacar de esta hermosa historia contada en tan solo siete versículos? Varias, a no dudarlo y vamos a comenzar de a un versículo por vez.  1º: La mujer viuda se enfrenta a un grave problema, pero tiene una resolución sabia: va a contárselo a quien puede darle consejo y ayuda, es decir, a la persona indicada.   Acá vemos una persona de fe: ¿Hacemos así nosotros? O, cuando tenemos una dificultad muy grande nos desahogamos con los vecinos o nos quejamos con nuestros compañeros de trabajo, dando la pobre impresión de que, a pesar de ser hijos de Dios, no tenemos a quien recurrir en busca de ayuda y nos limitamos a desparramar nuestro problema y a lamentarnos como lo hacen los demás?  No sería mas sabio refrenar nuestra lengua delante de los inconversos y tratar el problema con nuestros pastores o con algún consejero o hermano de la iglesia que pueda ayudarnos con su sabiduría?  Vers.2:la respuesta de Eliseo es terminante.”Yo no puedo solucionarte por mí sólo este problema. Fíjate que tienes en casa”.  Algo debe quedar en nuestro hogar de bendiciones que el Señor nos ha dado en el pasado. Y, además, Dios siempre está dispuesto a usar nuestros dones y capacidades para bendecirnos en un momento de necesidad. Cuando Moisés aducía su falta de habilidad para enfrentarse con Faraón, Jehová le dijo: ¿Qué tienes en la mano? Y de una simple vara de pastor salió el instrumento que pudo convencer al Faraón del poder delegado en Moisés.  Cuando el Señor Jesús dió de comer a mas de cinco mil personas, el alimento salió de los escasos cinco panes y dos peces que un muchachito puso en su manos. Muchas veces buscamos soluciones mágicas cuando a nuestro alcance están los medios para comenzar a paliar nuestro problema. Dios puede hacer lo que para nosotros es imposible utilizando lo poco posible que está al alcance de nuestra mano. Para la pobre viuda el aceite era, tal vez, tan sólo una pequeña tinaja en medio de su pobreza y desolación, pero Dios la transformó en una fuente inagotable de bendición.  Vers.3: ve y pide a tus vecinos vasijas prestadas, vasijas vacías, no pocas.  Acá vemos a una mujer de buen testimonio con sus vecinos. Si ella no se hubiera llevado bien con ellos, si hubiera sido peleadora, mala vecina, chismosa o insolente no se hubiera atrevido a hacer tal pedido. Sin embargo, ella y sus hijos van casa por casa y recogen vasijas en gran cantidad También vemos a una mujer obediente: no discute con el profeta,(¿para qué traer vasijas si no hay aceite para llenarlas?)y obedece su palabra sin chistar. Cuando el mismo Eliseo trató con Naamán para sanar su lepra y le ordenó bañarse por siete veces en el Jordán, éste, con orgullo, se resistió a la orden, creyendo que el profeta iría a hacer un gran milagro delante de sus ojos y por poco pierde su oportunidad de curarse. 

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La viuda, en cambio, accedió a un pedido que añadía una humillación más a las que ya estaba pasando.  Vers.4 y 5: .entra luego, y enciérrate tú y tus hijos…y ellos le traían las vasijas, y ella echaba el aceite.  Hay toda una unión familiar que se hace evidente en el momento de crisis que vivieron la viuda y sus hijos. Los jóvenes, obedientemente, hacen todo lo que su madre les pide , sin cuestionarle nada. Muchas veces estas mismas crisis dividen a las familias, ya que sus integrantes comienzan a culparse el uno al otro de la situación que les toca vivir, y no saben o no quieren, por egoísmo, enfrentar el grado de responsabilidad que le corresponde a cada uno. Acá, la familia unida, en completa intimidad, va realizando en conjunto y en perfecta armonía el trabajo que el profeta les ha encargado, contribuyendo así, con su fe, a que se produzca el milagro.   Vers.6: Cuando se acabaron las vasijas, cesó el aceite.  Siempre los límites a la bendición de Dios los ponemos nosotros, no ÉL. A más vasijas, mas aceite se derramaba. A más fe, más entrega, más compromiso, más rendición de nuestra vida y de nuestro yo, más unción del Espíritu Santo vendrá sobre nosotros. Si somos un canal por donde pueda fluir el aceite de Su Santo Espíritu, seremos como una vasija abierta que derramará la abundancia de su bendición sobre otras personas.  Vers.7: vino luego ella y le contó al varón de Dios.  ¡Qué bueno es volver a los pies del Señor para agradecerle cuando recibimos bendición de Su mano!  ¡Qué bueno es volver para agradecerle al hermano que con bondad nos escuchó y aconsejó o nos prestó ayuda económica! ¿Y los nueve donde están,? preguntó el Señor como un reproche por el desagradecimiento de los leprosos que EL había librado de su enfermedad. Si algo debemos aprender en nuestra vida cristiana, es a ser agradecidos. Es fácil pedir en el momento de urgencia y olvidarlo luego. Es triste aprovecharnos de las bendiciones para luego darle la espalda al Señor al menor inconveniente.  Ya vemos: una pequeña, casi desconocida mujer y una gran, hermosa historia que ella nos ha dejado con su proceder. Que pueda servirnos de bendición y ejemplo para el vivir de cada día. 

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El Aceite de la Viuda

Por Larissa Alexandra Sosa M.

2 Reyes 4:3: "Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas".

La maravillosa provisión de Dios a una viuda mediante el profeta Eliseo es una de mis porciones preferidas. La viuda estaba siendo acosada por sus acreedores, y hubiera tenido que entregar a sus hijos como siervos si no pagaba las cuentas. Sólo alguien que ha pasado por la viudez puede entender perfectamente lo que esto significa.

Ahora, hay ciertos aspectos de esta historia que a veces pasamos desapercibidos

1- (Verso 2) Eliseo preguntó "¿qué tienes en tu casa?" Ella le dijo: "Sólo una vasija de aceite". Dios iba a trabajar con lo que ella tenía. Y es que a veces, subestimamos lo poco que tenemos y no pensamos que con el poder de Dios eso poco podría obrar milagrosamente a nuestro favor.

2- (Verso 3) La señora tendría que hacer evidente su penosa situación ante los vecinos. Tocar puerta por puerta, y pedir prestado hiere nuestro orgullo. ¡Bajemos la guardia! Muchos cerrarán sus puertas, otros no. ¿Por qué no recurrir a nuestros buenos "vecinos espirituales" pidiendo "prestadas" oraciones, meditaciones o palabras de aliento? Pensemos también que somos los vecinos de nuestros vecinos y seamos sensibles a sus necesidades.

En la medida que más vasijas buscara, más se le daría. Todo cuesta. Hay que trabajarlo. Es cuestión de ser diligentes y creerle a Dios. Con base en nuestra medida de fe, será hecho.

3- (Versos 4-5) La necesidad pública fue cubierta de forma privada.  El mandato fue claro: "Enciérrate tú y tus hijos". En esta parte del proceso, no había vecinos involucrados, sólo estaban los que necesitaban de Dios. Seamos cautos en saber cuándo "cerrar nuestra puerta para recibir de Dios". No nos confundamos. El vecino verá el resultado, colaboró con nosotros y necesita nuestro testimonio cuando le retornemos la vasija que nos prestó, pero el proceso en sí es entre nosotros y Dios.

4- (Versos 6-7) La viuda y los hijos echaban y no se agotaba el aceite. ¡De una solita vasija llenaban todo! ¡Ese es nuestro Dios! El aceite cesó cuando ya no había más nada que llenar. Siempre tendremos vasijas vacías que entregar para que Dios las llene. Con Él, el proceso nunca termina. Busquemos pues esa llenura.

Luego, les dijo el profeta: "Vendan el aceite, paguen la deuda, y vivan del aceite que les quede". Y volvemos al mismo principio: Con base en nuestra diligencia nos será hecho. 

¿Qué tanto aceite nos queda? Deberá ser el suficiente para mantener nuestras lámparas encendidas con la luz de Cristo y nuestra despensa llena para obtener el pan espiritual que a diario necesitamos.

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El Púlpito del Tabernáculo MetropolitanoEl Aceite y las Vasijas

NO. 1467A

Un sermón escrito en Mentone, Francia

por Charles Haddon Spurgeon

En el Tabernáculo Metropolitano, Newington, Londres.

"Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite." 2 Reyes 4: 6.

Sermones

En tanto que hubo vasijas que llenar, el milagroso chorro de aceite continuó, y sólo cesó cuando ya no hubo más cántaros que lo recibieran. El profeta no pronunció una sola palabra para detener el proceso multiplicador, y el Señor no puso ningún límite al prodigio de abundancia. La pobre viuda no se vio restringida en Dios, sino en su provisión de tinajas vacías. Ninguna otra cosa en el universo redujo el flujo del aceite. Sólo la ausencia de recipientes para guardar el aceite, detuvo el flujo al instante. Las vasijas escasearon primero que el aceite; nuestros poderes receptores se agotarán primero que el poder proveedor de Dios.

Esto es cierto en referencia a NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS PROVIDENCIALES. En tanto que tengamos necesidades, tendremos provisiones, y encontraremos que nuestras necesidades se agotan mucho antes que la liberalidad divina. En el desierto caía más maná del que las tribus podían comer, y corría más agua de la que los ejércitos podían beber, y mientras estuvieron en tierra desértica y requirieron de esta provisión, se les otorgó de continuo. Cuando llegaron a Canaán y se alimentaron del fruto de la tierra, las provisiones especiales cesaron, pero sólo hasta ese momento. De la misma manera, también, el Señor alimentará a Su pueblo hasta que no lo necesite más.

La aparente fuente de suministro de la viuda, era tan sólo una vasija de aceite, que permaneció derramando en abundancia mientras se ponía una vasija tras otra debajo de ella. De la misma manera, lo poco que el Señor otorga a Su pobre pueblo, continuará proveyendo lo suficiente día con día, hasta que el último día de vida, como la última vasija, haya sido llenado. Algunos no se contentan con esto, sino que quisieran que el aceite abundara más allá de la última vasija, aun después de su muerte, no descansando nunca hasta haber atesorado sus miles, y haber enterrado sus corazones en medio de polvo de oro. Si el aceite corre hasta que la última tinaja esté llena, ¿qué más necesitamos? Si la providencia nos garantiza alimento y vestido hasta que acabemos nuestra vida mortal, ¿qué más podríamos requerir?

Sin duda, en la dispensación de riqueza y de otros talentos a Su siervos, el Señor considera sus capacidades. Si tuvieran más vasijas, tendrían más aceite. El Dios infinitamente sabio, sabe que es mejor que algunos hombres sean pobres y no ricos; no podrían soportar la prosperidad, y por eso el aceite no fluye, porque no hay una vasija que llenar. Si somos capaces de recibir un don terrenal, entonces será algo bueno para nosotros, y el Señor ha declarado que no negará ningún bien a aquellos que caminen rectamente; pero un talento que no pudiéramos recibir para un uso adecuado, sólo sería una maldición para nosotros, y por ello, el Señor no nos abruma con eso. Tendremos todo lo que podamos absorber: todo lo que realmente necesitamos, todo lo que vayamos a emplear con seguridad para Su gloria, todo lo que ministre para nuestro más elevado bien, Dios lo verterá de Su plenitud inextinguible, y sólo cuando ve que los dones serían desperdiciados al convertirse en superfluidades, o en responsabilidades abrumadoras, o en ocasiones de tentación, Él restringirá Su poder, y el aceite cesará. Puedes estar seguro que la munificencia de Dios se mantendrá a la par de tu verdadera capacidad,

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y "te apacentarás de la verdad."

El mismo principio es válido en relación AL CONFERIMIENTO DE LA GRACIA SALVADORA. En una congregación, el Evangelio es como la vasija de aceite, y quienes reciben de ella son almas necesitadas, deseosas de la gracia de Dios. Contamos siempre con muy pocas de estas personas en nuestras asambleas. Muchas son las vasijas de aceite, rellenas hasta el borde e inamovibles: el fariseo saciado, el profesante satisfecho consigo mismo, y el mundano arrogante son así: para estos, el milagro de la gracia no tiene un poder multiplicador, pues están listos a derramarse en cualquier momento. Un Cristo lleno es para pecadores vacíos, y únicamente para pecadores vacíos, y en tanto que haya una alma realmente vacía en una congregación, siempre saldrá una bendición con la palabra, y no más. No es nuestro vacío, sino nuestra plenitud, lo que puede obstaculizar las salidas de la gracia inmerecida. Mientras haya un alma consciente de pecado y ávida de perdón, la gracia manará; sí, mientras haya un corazón cansado de la indiferencia y ansioso de ser herido, la gracia brotará.

Alguno dirá: "yo me siento completamente inepto para ser salvado." Tú estás evidentemente vacío, y, por tanto, hay espacio en ti, para el aceite de la gracia. "Ay," clama otro, "yo no siento absolutamente nada. Incluso mi propia ineptitud me deja impasible." Esto únicamente muestra cuán enteramente vacío estás, y en ti también, el aceite encontrará espacio para su fluir. "Ah," suspira un tercero, "me he vuelto escéptico, la incredulidad me ha endurecido como una solera de un molino." En ti también hay gran capacidad de almacenamiento para la gracia. Sólo estén dispuestos a recibir. Permanezcan como una vasija de aceite con su boca abierta, esperando que el aceite sea derramado del recipiente milagroso. Si el Señor ha puesto en ti el deseo de recibir, no tardará mucho en darte gracia sobre gracia.

¡Oh, que nos pudiéramos encontrar con más almas vacías! ¿Por qué habrían de interrumpirse los prodigios del Señor por falta de personas que necesitan que esas maravillas sean obradas en ellas? ¿No hay almas necesitadas a nuestro alrededor? ¿Acaso todos los hombres se han vuelto ricos, o es sólo una vana presunción que se apodera de muchos corazones? Hay almas verdaderamente vacías, escondidas en rincones donde lloran hasta agotar todas sus lágrimas y quedarse sin llanto, y tratan de quebrantar sus corazones inquebrantables, y claman delante del Señor porque sienten que no pueden orar, o sienten y odian el pecado; escondidas en los rincones, digo, hay almas verdaderamente vacías, y para ellas el aceite celestial está manando todavía, está manando ahora. "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados." No se objetó a ninguna vasija en nuestra narración, en tanto que estuviera vacía; sólo había un requisito, y únicamente uno: que pudieran ser llenadas debido a que estaban vacías. Vengan, entonces, almas necesitadas, acudan a la fuente eterna y reciban abundantes bendiciones, otorgadas inmerecidamente, simplemente porque las necesitan, y porque el Señor Jesús se agrada en otorgarlas.

Lo mismo es válido con relación a OTRAS BENDICONES ESPIRITUALES. En nuestro Señor Jesús habita toda plenitud, y, puesto que no necesita gracia para Sí, está almacenada en Él para brindarla a los creyentes. Los santos confiesan a una voz: "De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia." El límite de Su efusión es nuestra capacidad de recibir, y ese límite con frecuencia está reducido por nuestras estrechas oraciones: "No tenemos lo que deseamos, porque no pedimos, o porque pedimos mal." Si nuestros deseos estuvieran expandidos, nuestras raciones serían mayor tamaño. Dejamos de traer vasijas vacías, y por tanto, el aceite cesa. No vemos suficientemente nuestra pobreza, y por tanto, no estiramos nuestros anhelos. Oh, que tuviéramos un corazón insaciable para Cristo, una alma más codiciosa que la tumba misma, que no conoce la saciedad: entonces correrían ríos del aceite celestial hacia nosotros, y estaríamos llenos con la plenitud de Dios.

Con frecuencia nuestra incredulidad limita al Santo de Israel. Nada obstaculiza tanto la gracia, como este vicio empobrecedor. "No hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos." La incredulidad declara que es imposible que salga más aceite de la vasija, y por tanto, se niega a traer más vasijas bajo pretexto de tenerle un miedo humilde a la presunción, robando así al alma y deshonrando al Señor. ¡Qué vergüenza, madre del hambre, que secas las fuentes brotantes! ¡Qué habremos de hacer contigo, traidor mentiroso! ¿Qué carbones de enebro serán lo suficientemente voraces para ti, incredulidad perversa? Lamentamos que nuestro gozo haya partido, que nuestras gracias languidezcan, que nuestra utilidad esté restringida. ¿De quién es la culpa de todo esto? ¿Se ha acortado el Espíritu de Jehová? ¿Son estas Sus acciones? No, en verdad, nosotros mismos hemos tapado las botellas del cielo. Que la infinita misericordia nos salve de nosotros mismos, y nos induzca a traer

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ahora "Vasijas vacías, no pocas."

El orgullo tiene también un horrible poder para cortar el suministro del aceite divinamente provisto. Cuando estamos de rodillas, no sentimos ninguna necesidad apremiante, ninguna escasez urgente, ningún peligro especial. Al contrario, nos sentimos ricos y con abundancia de bienes, y no necesitamos nada. ¿Nos sorprende, entonces, que no seamos refrescados y no sintamos deleite en los santos ejercicios? ¿No hemos oído decir al Señor: "Tráeme aún otras vasijas"? Y como hemos respondido: "No hay más vasijas," ¿debería sorprendernos que el aceite cese? Que el Señor nos libre de la influencia abrasadora de la arrogancia. Convertirá a un Edén en un desierto. La pobreza del alma conduce a la plenitud, pero la seguridad carnal crea infecundidad. El Espíritu Santo se deleita en consolar a todo corazón hambriento, pero el alma llena desprecia el panal de Sus consuelos, y es abandonada a sí misma hasta que se está muriendo de hambre y clama pidiendo el pan celestial. Estemos seguros de esto, que hay abundancia de gracia que puede ser obtenida en tanto que tengamos hambre y sed de ella, y jamás un solo corazón dispuesto será forzado a clamar: "el aceite ha cesado," mientras traiga una vasija vacía.

La misma verdad será demostrada en referencia a LOS PROPÓSITOS DE GRACIA EN EL MUNDO. La plenitud de la gracia divina corresponderá a cada requerimiento de ella hasta el final de los tiempos. Los hombres no serán salvados jamás aparte de la expiación de nuestro Señor Jesús, pero el precio del rescate nunca será considerado insuficiente para redimir a las almas que confían en el Redentor.

"Amado Cordero agonizante, Tu sangre preciosaNo perderá nunca su poder,Hasta que toda la iglesia rescatada por DiosSea salvada para no pecar más."

Tampoco Su intercesión a favor de aquellos que vienen a Dios por Él, dejará de prevalecer. Hasta la última hora en el tiempo, no se dirá nunca que un solo pecador buscó Su rostro en vano, o que al final fue encontrada una vasija vacía porque Jesús no pudo llenarla.

El poder del Espíritu Santo para convencer de pecado, para convertir, consolar y santificar, permanecerá siendo el mismo hasta el fin de la edad. No se encontrará nunca un penitente que llore, que no sea alentado por Él con una esperanza viva, y conducido a Jesús para eterna salvación, ni se encontrará a ningún creyente que luche que no sea guiado por Él a una victoria cierta y total. Él obrará al final la perfección misma en todos los santos, dándonos una idoneidad para su santa herencia de arriba. Ninguno de nosotros se abatirá cuando descubramos de nuevo nuestra propia incapacidad y nuestra condición de muertos. Nuestra esperanza no está basada nunca en un poder creado; una esperanza viva tiene su cimiento en la omnipotencia del Espíritu Santo, que no está sujeta a cuestionamiento o cambio. La sagrada Trinidad obrará conjuntamente para la salvación de todos los elegidos hasta que todo sea cumplido.

Cualquier cosa que esté pendiente en lo referente a los propósitos de Dios, Él tiene el poder de alcanzarla. Si está frente a nosotros toda una fila de vasijas vacías, llevando los nombres de Babilonia vencida, los judíos convertidos, las naciones evangelizadas, los ídolos abolidos, y cosas semejantes, de ninguna manera debemos sentirnos descorazonados, pues todas estas vasijas de la promesa serán llenadas a su debido tiempo. La iglesia del presente día es débil, y sus provisiones son muy inadecuadas para la empresa que le espera, sin embargo, así como muchas vasijas fueron llenadas de un solo recipiente de aceite, aun siendo mucho más grandes que él, así, por medio de Su pobre y despreciada iglesia, el Señor cumplirá sus augustos designios y llenará el universo de alabanza, mediante la necedad de la predicación. "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino." Con esta garantía, los creyentes pueden salir valerosamente entre los paganos. Las naciones son vasijas vacías, y no son pocas; Dios ha bendecido nuestra tinaja de aceite, y todo lo que tenemos que hacer es verterla y continuar vertiéndola hasta que no haya ninguna otra vasija. Estamos muy lejos todavía de esa consumación. No todos son salvos en nuestras congregaciones; incluso en nuestras familias, muchos no son convertidos. Por tanto, no podemos decir: "No hay más vasijas," y, bendito sea Dios, no debemos sospechar tampoco que cesará el aceite. Con entrega esperanzada traigamos las vasijas vacías debajo del sagrado chorro, para que puedan ser llenadas.

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¡Cuán gloriosa será la consumación cuando todos los elegidos sean reunidos! Entonces ningún alma que busque quedará sin ser salvada, ni ningún corazón que ore esperará ser consolado, ni ninguna oveja descarriada tendrá que ser buscada. No se encontrará ninguna vasija que necesite ser llenada a lo largo de todo el universo, y entonces el aceite de la misericordia cesará de fluir, y la justicia tendrá sola su juicio. Ay de los impíos en aquel día, pues entonces las vasijas vacías serán rotas en pedazos; como no recibieron el aceite del amor, cada una de ellas será llena del vino de la ira. Que la gracia infinita nos preserve a cada uno de nosotros de esta terrible condenación. Amén.

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La hermosura de tu aceite por Leonardo R. Hussey ¿Qué haría usted si al enviudar un acreedor le amenaza con quitarle a sus hijos si no paga la deuda que tiene? Venga y descubra junto con el autor un hermoso milagro que trajo consuelo en el luto y paz en la angustia a una viuda desesperada y seguridad a sus dos niños.

2 Reyes 4.1–7

El prestigio de Eliseo se afirmó notablemente como consecuencia de su intercesión delante de Dios con respecto a los tres reyes que lucharon en contra de Moab y el consiguiente cumplimiento de la palabra de Dios («Jehová ha dicho así») en este evento internacional. Sin embargo, esta autoridad y jerarquía adquirida por su humildad y fidelidad hacia Dios, no fueron motivo para no estar dispuesto a atender a una viuda necesitada y aparentemente desconocida. De la resonancia de su intervención en el plano internacional pasamos a un relato donde le vemos solícito para resolver un conmovedor problema doméstico de un humilde y desgarrado hogar.

Uno de los hijos de los profetas había fallecido, doloroso drama que con frecuencia nos toca vivir. A veces sentimos una profunda impresión y lamento por la repentina partida a la patria celestial de un siervo del Señor que estaba, según nuestra mejor apreciación, en el apogeo de su ministerio. A veces pareciera que el método empleado en tiempos de Gedeón, de reducir las fuerzas de su ejército en lugar de aumentarlas, sigue siendo aplicado por el Señor en nuestros días. El es el Señor de la mies y el Señor de los obreros y sabe cuál es el momento más conveniente para llamarles a la patria celestial. Es evidente que las comunidades de profetas no eran órdenes monásticas pues no practicaban el celibato, de modo que los miembros tenían casa, esposas y familia.

La viuda no se quejó con Eliseo acerca de la prematura muerte de su esposo, pero sí le pidió ayuda para mitigar la situación que su muerte había producido. Le recuerda a Eliseo que su esposo «era temeroso de Jehová», y es lógico suponer que Eliseo, el ahora reconocido líder de los profetas, le hubiera conocido. Por falta de recursos la viuda había incurrido en deudas, y su acreedor amenazaba con tomar dos de sus hijos por esclavos suyos en pago de la deuda. Esto nos hace ver el alejamiento de la ley de Jehová que prevalecía en Israel pues Dios había dispuesto una legislación muy clara y justa para la protección de viudas y huérfanos. En Éxodo 22.22–24 dice: «A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor, y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas y huérfanos vuestros hijos». ¡A qué grado de iniquidad había llegado el acreedor de la viuda, como para ignorar esta solemne y terrible advertencia! En Deuteronomio 24.17, la ley establecía: «No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda». Este hombre excedía con creces la prohibición pues no exigía en prenda la ropa de la viuda, sino que quería llevarse nada menos que a sus dos hijos como esclavos. Este abuso de la debilidad y necesidad de las viudas se remontaba aun hasta los tiempos de Job. En su libro él denuncia que los hombres «traspasan los linderos, roban los ganados... se llevan el asno de los huérfanos y toman en prenda el buey de la viuda» (Job 24.2,3).

En la época de Isaías las causas de las viudas eran ignoradas y, como profeta de Dios, él debe denunciar a los gobernantes de Jerusalén diciendo: «Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda» (1.23). Más adelante advierte: «¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, para apartar del juicio a los pobres...para despojar a las viudas y robar a los huérfanos» (10.1,2).

Eliseo debe hacer frente a un caso concreto de esta realidad. Los hombres explotan a los hombres y particularmente abusan de su debilidad, pero el hombre de Dios es sensible a estas injusticias y está pronto a actuar en favor del oprimido. Al hacerlo no hace más que reflejar el carácter y la misericordia de Dios que, a través de años de comunión y capacitación, habían marcado profundamente su ser interior. De acuerdo al Antiguo Testamento, las viudas eran objetos especiales del tierno cuidado y la misericordia de Dios. «Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada» (Sal 68.5). «Jehová guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda sostiene» (Sal 146.9). «Jehová...afirmará la casa de la viuda» (Pr 15.25). «Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas» (Jer 49.11). De la misma manera la iglesia primitiva se ocupaba de suministrar diariamente a las viudas necesitadas (Hch 6.1–6). Es a este Dios tierno y compasivo que Eliseo fue llamado a servir y reflejar.

Ahora observemos cómo estas promesas preciosas se cumplen en el caso de esta mujer, la viuda del profeta estudiante, que apeló a Eliseo. La pregunta: «¿Qué te haré yo?» (2 Re 4.2) tiene una más feliz traducción en la versión RV-95 que dice: «¿Qué puedo hacer yo por ti?» (Ver también DHH, BJ y NBE). Así expresa Eliseo su condolencia y su genuino deseo de ayudarle. Hay varias lecciones espirituales en este emotivo relato y las señalaremos para nuestra edificación.

El fundamento para nuestras peticiones

La viuda fundó su pedido de auxilio a Eliseo en la piedad de su extinto esposo. Bien dijo David: «Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan» (Sal 37.25). Sin embargo, la ley misma de Jehová, el carácter misericordioso de Dios, y sus propias preciosas promesas, como hemos visto en los párrafos anteriores, dan una base mucho más sólida, incluso a un pedido de esta índole. Muchas veces, como creyentes, nos encontramos apelando al Señor en base al mérito de las circunstancias y situaciones que nos aquejan.

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Tendremos más confianza y santa osadía si podemos apoyar nuestro ruego en la Palabra del Señor, los atributos de Dios y sus benditas promesas.

Dios emplea nuestras cosas pequeñas

Para traer alivio a la tan angustiante situación de la viuda, Eliseo emplea algo que la viuda tenía («Dime qué tienes en tu casa», 2 Re 4.2, RV-95). Dios puede y hace milagros de la nada, pero su procedimiento normal es el de utilizar algo, a veces muy insignificante, aumentándolo y multiplicándolo. Fue así como en tiempos de Moisés utilizó su vara, sólo una vara seca, sin vida, inmóvil. En Caná el Señor Jesús empleó agua común para proveerles de vino de muy buena calidad. Para alimentar a los cinco mil empleó los cinco panes de cebada y los pececillos que tenía un muchacho (Jn 6.9).

La viuda respondió a Eliseo: «Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite». Tan sólo un «jarrito» según DHH y «una botella» según NBE. Esto tan insignificante es lo que Dios emplea a través de Eliseo para traer el ansiado alivio. No importa qué es lo que tengamos, sea una vara seca, un poco de agua, unos pocos panes o un jarrito de aceite, cuando lo entregamos en las manos del Señor se produce el milagro y viene la respuesta. A Dios le complace tomar nuestras cosas pequeñas y realizar grandes proezas. Con frecuencia, como creyentes, pedimos grandes cosas de Dios, pero retenemos quizá para nosotros aquellas cosas pequeñas que él quiere ver entregadas y rendidas en sus manos.

La provisión está limitada por la capacidad de contención

A continuación Eliseo instruye a la viuda sobre el procedimiento a seguir. Debía tomar prestado de todos sus vecinos la mayor cantidad posible de vasijas vacías (2 Re 4.3 - «No pocas»; RV-95: «Todas las que puedas conseguir»). Luego debía encerrarse en su casa con sus hijos, y echar aceite en todas las vasijas. Cada vez que una estaba llena, la debía poner aparte. La mujer obedeció y lo hizo así. Cuando se encerró con sus hijos fue echando aceite en las vasijas y a medida que se llenaban, las ponían aparte. ¡Cuál habrá sido el asombro de la viuda y sus queridos hijos al ver que del pequeño jarrito el aceite salía en forma incesante, llenando una tinaja tras otra. La emoción, sin duda, sólo era controlada por la continuidad del milagro. Cuando todas estaban llenas, ante su pedido de que se le acercara otra vasija, su hijo le contestó: «No hay más vasijas». En ese momento cesó el fluir del aceite. Esta es una hermosa ilustración de lo que es la vida en el Espíritu. El mandamiento de Efesios 5.18 es: «Sed llenos del Espíritu». Él quiere llenar todo nuestro ser interior y la única limitación a esta plenitud es nuestra escasa capacidad para contener. Debiéramos reflexionar seriamente sobre este aspecto de nuestras vidas. A menudo oímos o decimos: «Señor, lléname de tu Espíritu», pero el problema es que guardamos cosas en nuestro ser interior que ocupan, de tal manera, las distintas áreas de nuestra vida, que no hay lugar disponible para que él pueda llenarnos. ¡Estamos llenos de nosotros mismos, o de lo que a nosotros nos gusta! El problema no radica en falta de disposición por parte del Espíritu, sino en falta de capacidad para contener de parte nuestra.

Con una mezcla de asombro, alegría y emoción, la viuda vino «y lo contó al varón de Dios» (2 Re 4.7). Eliseo, con toda naturalidad, como si lo que le había ocurrido a la viuda fuese lo más lógico del mundo, le dijo: «Vé y vende el aceite y paga a tus acreedores".». De esta manera su petición había sido satisfecha. No se llevarían a sus hijos del hogar para trabajar como esclavos, sino que se quedarían con ella para consolarla en su dolor y paulatinamente llenar el gran vacío que había dejado su esposo.

Dios provee más abundantemente de lo que pedimos.

(Hace referencia la capítulo anterior del libro por eso prefiero eliminarlo)

La viuda había pedido auxilio a Eliseo para resolver el problema de un acreedor (2 Re 4.1) que quería llevarse a dos de sus hijos por siervos en cancelación de la deuda que ella había contraído. Dios respondió a su necesidad más apremiante pero además, por medio de la abundante provisión de aceite, podría ahora saldar su deuda con otros acreedores. Nótese que en el versículo 7 el sustantivo está en plural —«paga a tus acreedores».

El apóstol Pablo dice que «Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de los que pedimos, o entendemos» (Ef 3.20). «Mucho más abundantemente» es la frase que mejor describe esta emotiva historia de la viuda y Eliseo pues Dios no sólo proveyó para saldar la deuda del acreedor que quería esclavizar a sus dos hijos, ni tampoco de los demás acreedores. Esto sólo hubiera constituido un alivio momentáneo pues los requerimientos de supervivencia pronto volverían a poner a la viuda en la necesidad de endeudarse nuevamente. La provisión de Dios fue completa. Por medio de la venta del aceite podría saldar sus deudas pasadas y tendría además suficiente para su sustento futuro. «Tú y tus hijos vivid de lo que quede» (2 Re 4.7).

Nuestro Dios es el gran Dador del universo. Se deleita en dar a sus hijos todo lo que requieren. Su «dar» constituye la prueba irrefutable de su amor. «De tal manera amó Dios... que ha dado a su Hijo». Queriendo recalcar esta característica sobresaliente de Dios como el gran Dador, Pablo emplea el siguiente argumento: «El que no escatimó ni a su propio

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Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» (Ro 8.32). «Gracias a Dios por su don inefable» (2 Co 9.15). ¡Gracias, Señor, por tu provisión tan completa en Cristo Jesús!

Tomado y adaptado del libro El profeta Eliseo, Leonardo Hussey, publicado por Desarrollo Cristiano Internacional, 2002. Todos los derechos reservados.

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El mobiliario de las casas hebreasLos muebles que formaban parte del hábitat natural de los judíos en tiempos

de Jesucristo.

En muchas casas hebreas‹igual de pobres que de ricos‹hay una minúscula cajeta puesta encima de la jamba derecha de la puerta. Dentro de la arquilla hay una hoja de pergamino (mezuzá) con las siguientes palabras del Deuteronomio: «Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma, y con todo tu poder. Y estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón: Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes: Y has de atarlas por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos: Y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus portadas» (ó, 4-9). La hoja es, pues, por así decirlo, la «filacteria» de los muros de la casa; es también el adminículo sacro mas importante de ella. Por lo demás, el ajuar de la casa hebrea era de sencillez suma.

Las casas corrientes no tenían camas; al llegar la noche la familia echaba en el suelo una manta o una estera y cada cual dormía encima de ella, envuelto en el mismo manto que había llevado durante el día («Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a puestas del sol se lo volverás: Porque si aquello es su cubierta, es aquel el vestido para cubrir sus carnes, en el que ha de dormir...» (Éxodo 22, 26-26).

Los lechos reales de que habla la Biblia (1. Samuel 19, 14~15) consistían probablemente en una especie de diván con la cabecera en alto. En una tumba de Laquis ha aparecido un ejemplar de cerámica. Pero hay que tener presente que la misma palabra designaba a menudo la descrita yacija, o incluso el cojín que sirve de asiento. El uso de esos cojines se fue extendiendo en las casas ricas, hasta convertirse en símbolo del lujo desenfrenado («Con paramentos he ataviado mi cama, / Recamados con cordoncillo de Egipto. / He sahumado mi cámara / Con mirra, áloes, y cinamomo» (Proverbios 7, 16-17).

Hasta hoy día no han encontrado los arqueólogos ninguna cama de metal.

Mesas y sillasLos hebreos, como los árabes de hoy, no tenían mesas, sino que comían sentados en el suelo, tomando la comida de un recipiente único puesto encima de una estera o de una piel. Por eso es posible que en las casas con mayor bienestar económico hubiera mesas y sillas que se usaban en las grandes ocasiones. El Evangelio habla de un gran banquete dado por San Mateo en Cafarnaum («E hizo Leví gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos, y de otros, los cuales estaban a la mesa con ellos» (Lucas 5, 29).

Han llegado hasta nosotros representaciones de mesas semicirculares, pero los ejemplos más antiguos no se remontan a más allá de los siglos II-III a.C.

Ya en tiempos de Cristo se usaban en Palestina los triclinios en los que echarse a comer, según se ve en la última cena de Jesús. Este fue, de todos modos, un caso excepcional tratándose de hebreos pobres como Jesús y sus apóstoles. La excepción se explica por ser aquella la noche que Cristo había deseado ardientemente.

Las gentes de la clase social de los apóstoles comían sentadas en el suelo o, a lo sumo, en taburetes.

La sala en que Jesús celebró la última cena estaba en el piso alto de una casa (anágaion). Es posible que cubriera toda la terraza común en las casas de los palestinos de buena posición; tenía alfombras y divanes o triclinios para las comidas solemnes, según el uso griego y romano. Pero no parece que estuviera amueblada con lujo.

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Los objetos de vidrio eran bastante frecuentes en las casas palestinas. El vidrio, generalmente usado para los perfumes se compara en la Biblia con el oro. (Museo de la Flagelación, Jerusalén)

Anforas y jarras de cerámica para aceite y vino. Museo de la Flagelación. Jerusalén.

Llaves halladas en la Cueva de las Cartas. Se usaron en el siglo I a. C. y, con la ayuda de clavos que se introducían en la cerradura, servían de llave

y de picaporte.

Muebles y objetos de terracota

Según el Talmud de Babilonia no había alfareros en Jerusalén, pues estaba prohibido modelar o cocer arcilla intramuros de la ciudad santa. Se trata, como es sabido, de una de tantas disposiciones destinadas a impedir el renacimiento de formas idólatras. Pero es dudoso que esa prohibición se respetara en tiempos de Jesús, pues el evangelio de San Mateo alude explícitamente a un «campo del alfarero» que los sumos sacerdotes compraron con los treinta siclos del precio de la sangre de Jesús, cuando los devolvió el desesperado Judas.

Sabemos, en cualquier caso, que los habitantes de Jerusalén, ricos o pobres, necesitaban muchos objetos de cerámica. La necesidad era, sin duda, común a todo el mundo antiguo, pero se sentía agudamente en países que, como Grecia y Palestina, eran muy pobres en madera y materias primas en general. La costumbre antigua ya recordada de plantar, al nacer un hijo varón, el árbol destinado a suministrar la madera necesaria para su lecho nupcial no es sólo patética tradición de un pueblo que atiende con particular cuidado a la familia, sino también prueba, por su misma exquisitez, de la dificultad de conseguir muebles y utensilios de madera.

Por eso la terracota sustituía a la madera en todos los casos posibles, aunque se tratara de mesas, cunas, cómodas, taburetes, arcas para guardar los vestidos. Estos muebles de arcilla cocida al sol eran artesanales, modelados a mano directamente y uno por uno: eso hace que el gusto y la técnica de las piezas varíen considerablemente. Unos son lisos, otros presentan decoraciones en relieve, perforaciones y, sobre todo, motivos trazados al pincel (ramitas estilizadas, sarmientos de parra, dibujos geométricos, etc.).

No son frecuentes los restos de esos muebles, pero se encuentran. Baste recordar los escritorios de terracota hallados en Qumran. Como es natural, la tradición popular conserva la leyenda de tal o cual identificación de objetos de cerámica. Así, por ejemplo, se ha discutido mucho sobre la cuna de terracota que veneraban en la cueva de Belén los peregrinos cristianos de los primeros siglos. Pero es muy poco probable que un material tan frágil como la arcilla se mantuviera tantas y tantas décadas en un ambiente no cristiano, que no tenía interés alguno en conservarlo.

También la vasija es simple y de cerámica sin revestimiento. En todas las casas había platos, escudillas, ollas, cazuelas, jarras para aceite y vino, etc. Las piezas «selladas» o «sigillatae» son escasas y de importación; la cerámica propiamente dicha se usó ampliamente en la vida familiar: es el material arqueológico más fácil de reconocer y de fechar.

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Candiles de arcilla de la época de Jesús, con la vasija para el aceite que las alimentaba. La llamita del candil iluminaba noche y día la casa hebrea.

La iluminación

No era cosa fácil en aquel tiempo iluminar la casa de noche. La forma de iluminación más extendida era el candil herodiano (así se le llama), pequeña lámpara de arcilla redonda y aplastada, con pico en el cual se fijaba una mecha de lino u otro material, alimentada con aceite. Habla otro tipo de candil más primitivo, también de arcilla, pero de forma semiesférica abierta.

Por motivos de comodidad el candil se mantenía encendido permanentemente, porque el encender con pedernal era bastante complicado y porque se creía que la luz alejaba a los espíritus malignos. Decir que se había apagado la lámpara de alguien era significar la pobreza de esa persona, la ruina, el final de una familia. También para los beduinos de nuestros días dormir en la oscuridad significa haber llegado a la miseria extrema de no tener ya dinero para comprar el aceite del candil.

El Evangelio abunda en alusiones a estos candiles; baste recordar la parábola de las vírgenes necias que se olvidaron el aceite para las lámparas y no encontraron al esposo (Mateo 25, 1-13). Dos veces más se presenta en el Evangelio la advertencia simbólica de no esconder el candil debajo del almud, sino ponerlo en el candelabro para que todos puedan ver su luz.

Se han encontrado lámparas de otros tipos, o metálicas, en las varias excavaciones, pero todas son de época tardía, posteriores al siglo I.

Lo mismo hay que decir de algunas llaves de varias formas halladas en las excavaciones de Sebaste y en una cueva del desierto de Judea, cerca de las ruinas de Bar Kokhba.

Para hacer el panLas excavaciones han hecho aflorar también ruedas de molino; son ruedas basálticas acampanadas, probablemente movidas por animales; por eso se supone que se utilizaban en molinos, no en la economía familiar. Pues las piedras corrientemente encontradas en las casas particulares son pequeñas, aplanadas como las que todavía hoy utilizan los pueblos primitivos.

El dispositivo entero constaba de dos piedras redondas; una inferior fija y otra superior provista de un orificio en forma de embudo cónico invertido para recibir los granos de cereal; esta rueda giraba alrededor de un perno. La harina, de trigo o de cebeda, cala desde el borde de la piedra inferior y se recogía abajo en un recipiente o en un trozo de tela. La harina así obtenida se amasaba en la artesa, y una vez fermentada la pasta se hacían hogazas que se cocían en hornos portátiles de terracota o de piedra, calentados con leña, hierbas secas o estiércol secado al sol.

El instrumento era tan sagrado que no podía ser embargado ni dado en prenda: "No tomarás en prenda la muela de molino, ni la de abajo ni la de arriba, porque seria prendar la vida² (Deuteronomio 24, 6).

La tarea de moler la cebada o el trigo competía a las mujeres, las cuales realizaban la operación cotidianamente, a la noche o a primeras horas de la mañana, porque el pan tenía que estar preparado temprano. La harina se mezclaba con sal y agua y se le añadía levadura.

Los métodos de cocción eran varios; en el campo se cocían las hogazas poniéndolas encima de losas calentadas con leña y cubiertas con cenizas muy calientes. Otro modo de cocer el pan consistía en ponerlo encima de una especie de tapa de hierro sostenida entre dos piedras. Entre éstas, por debajo del hierro, se encendía fuego de arbustos, paja y estiércol seco.

Lo más corriente era el uso de un pequeño horno compuesto por un recipiente de alfarería en forma de cúpula dividido en dos pisos: en el de abajo se encendía fuego y en el de arriba se ponían los panes, generalmente de forma aplastada, como libretas, para cocerlos más fácilmente.

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Linternas romanas usadas en Palestina en tiempos de Jesús.

 

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