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El ethos socio-cultural amalgamó las dimensiones económica ... · aquello que pudiera erosionarla o descomponerla como la prostitución, el abandono de ... Popayán, Tunja, Pasto

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El ethos socio-cultural amalgamó las dimensiones económica y política, produjo exclusiones

radicales y tuvo entre sus elementos más relevantes los siguientes

el trabajo material como regenerador de las costumbres y como vía para el enriquecimiento individual que en un modelo mercantil hace la riqueza colectiva. La familia como paradigma del orden social y como espacio privilegiado para inculcar hábitos morales y de buen comportamiento, así como para el ejercicio del control social. El papel de la familia en la unidad productiva campesina y su importancia en la reproducción del ethos socio-cu ltural, propició una legislación muy rígida contra todo aquello que pudiera erosionarla o descomponerla como la prostitución , el abandono de la casa paterna o del cónyuge, el concubinato, el madre solterismo; igual cosa ocurrió con aquellos comportamientos sociales que fuesen en contra del ethos del trabajo y del ahorro, como el alcoholismo, los juegos de azar y la vagancia35

La Iglesia reforzó el modelo regional puesto que apuntaba a similares objetivos moralizadores y de

control social. En consecuencia, los párrocos hicieron parte de los dispositivos de poder local y se

identificaron en mucho con los notables pueblerinos . Por ello, la región flle conocida en Colombia

por su proverbial religiosidad, en un país que se jactaba de ser uno de los más católicos de América

Latina Si se miran los patrones nacionales y latinoamericanos de la época, la sociedad antioqueña

fue relativamente eohesionada y estable, sobre todo en las subregiones centrales, más democrática

que otras regiones del país en la distribución de la propiedad y permitió cierto grado de movilidad

social 36 , aunque no estuvo exenta de conflictos y de subregiones periféricas de dificil control y

amplios márgenes de pobreza.

Entre 1851 Y 1855 , Antioquia estuvo dividida en tres provincias -Antioquia, MedeJlín y Córdoba-;

después, entre 1856 y 1885, fue un Estado Federal dentro de los Estados Unidos de Colombia. Su

jurisdicción tuvo pocos cambios entre 1850 y 1880, cuando su extensión fue de 63.612 kilómetros

aproximadamente . En 1851 tenía 240 .000 habitantes y para 1870 sumaban 365.974, siendo una de

las tres regiones de mayor incremento demográfico del país. Su población creció más rápido que la

del promedio nacional debido a los climas benignos, saludables y más frescos de la tierras altas, la

mejora en los hábitos de higiene, los matrimonios tempranos, la fmgalidad en la alimentación y un

mejor nivel de vida alcanzado en la región, si se lo compara con las demás del país37 Un tercio de

35 URlBE, M. T: "La territorialidad de los conflictos y de la violencia en Antioquia". En: Opus cit., p. 63.

3ó En varios aspectos relativos a la región y particularmente a la Iglesia y a formas de sociabilidad, sigo el estudio de: LONDOÑO VEGA, P.: "La política de la Religión en una sociedad qu P se moderniza : Antioquia (Colombia), 1850-191 O". En: TIlt: politics of rdlgioll . London, Institute of Latin American Studies, Londres, 1998.

37 URlBE ÁNGEL M.: Geografía general del Es/ado de Antioquia en Colombia. Ediciones Autores Antioqueños, Medellín 1985. -Primcrd Edición: Pa rís, 1885.

79

los antioqueños vivía en poblaciones rurales, cuando su capital Medellín tenía 14 .000 habitantes en

185 L la misma que creció hasta 30.000 para 1870. Al lado de la capital, los pucblos más altos

demográficamente fueron Sansón y Abejorral en el sur, Rionegro en el oriente, Fredonia en el

suroeste, Santa Rosa en el norte, y Santa Fe de Antioquia en el occidente. La región pasó a ser,

junto con las tierras del norte tolimense y del norte caucano -el gran Caldas y el Valle del Cauca-,

una de las más productivas del país, debido a que su colonización y apertura dc nuevas tierras para

el cultivo del café -especialmente en pequeñas parcelas-, y se constituyó estratégicamente en el

principal productor del grano en el país -a partir dc 1913- y en uno de los principales ejes

exportadores de Colombia38

Podría afirmarse que en Antioquia los niveles de conflicti\idad social, que evidentemente

existieron, fueron mcnores si se los compara con regiones como la caucana y la santandereana. El

Cauea fue el eje minero dcl período colonial y decayó en la segunda mitad del siglo XVIII, se

quebraron los lazos de sujeción esclavistas e indígenas, se disolvió el modelo hacienda-mina, la

región se fragmentó y perdió su tradicional hegemonía}9 Como efecto de su alto nivel de

desintcgración, su economía decayó durante el siglo XIX y su territorio se convirtió en campo

propicio para la gestación de la mayoría dc las guerras civiles de dicho siglo. Por su parte, la región

santandereana tuvo un auge económico artesanal te:\.1:i1ero hasta la década de 1860 y tabacalero

hasta la década de 1870, cuando debido a la competencia internacional del tabaco de las Indias

Holandesas (Java y Sumatra) y de las telas inglesas, aquellos decayeron . Santander se convirtió

entonces en una región con altos niveles de pobreza e inestabilidad especialmente en el sur, cuando

inició su auge cafetero en el norte en las décadas de 1860 y 187040. Mientras estas dos regiones

decayeron, Antioquia venía en auge económico desde fines del siglo XVIII y logró, por los factores

ya expuestos, mayores grados de estabilidad . Sin embargo, en las zonas periféricas -nordeste, zonas

indígenas del occidente, suroeste lejano (Betulia, Urrao, Concordia y Salgar), Bajo Cauca, y Urabá,

éste último en el noroccidente de Antioquia41 , donde el modelo económico mercantil, el

conservatismo y la Iglesia tuvieron una débil presencia, no ocurrió lo mismo, y más bien imperaron

3S JARAMlLLO, R. L.: "La co]oni72ción antioqueña". En: MELO, J. o. (Ed.): Historia de Antioq/lia, 0P/lS cit.

39 COLMENARES, G.: "Castas, patrones de poblamiento y conflictos sociales en e l Cauea, 1810-1830". En: COLMENARES y OTROS: La Illdepelll1encia, ensayos de ¡listoria social. Colcultura, Bogotá, 1986 .

.JO ,l0HNSON, D. Ch.: Salltlll/da, siglo XIX, cambio;; socioecollÓmicos. O/I/IS cil.

41 Ver Mapa No. 4: ZO/las periféricas de Antioq/lia, 1850-1875,

80

MAPA No, 4: ZONAS PERIFERICAS DE ANTIOQUIA

ESTADO DE BoLIVAR

OCCIDENTE

OCCIDENTE

ESTAllO .DEL CAUCA

SURlJlSTE

1850 1875

BAJO CAUCA

DEPARTAMENTO DEL NORTE

. Marlnllla

DE ORIENTE

ESTADO -llEL HlUMA

ESTADO DE .cUNDINAMARCA

CGN-VENClONES

SANTANDER

Depürtor'1entos

• Capital elE' DE'pa.rtar'1enta

Zonas per lfér-lcQ.s

sociedades sin ley y Sin Dios -vagos, malentretenidos, mendigos e indigentes, prostitutas,

delincuentes,! derrotados en guerras civiles- que matizaron el relativo equilibrio de las subregiones

nucleares del centro, el oriente, el norte cercano y el sur42 Finalmente, la presencia de la Iglesia

católica que fue débil en Antioquia durante la Colonia, se hizo muy fuerte en el siglo XIX. a

diferencia de Santa Fe de Bogotá, Popayán, Tunja, Pasto o Pamplona, centros claves de religiosidad

durante el período colonial. Sin embargo, curiosamente en Antioquia arraigó aparejado al

fortalecimiento institucional, un sentido ético de su religiosidad asociado a la superación

económica, el racionalismo práctico y la iniciativa individual , como lo dcscribe Luis H. Fajardo en

su libro La Moralidad Protestante de los Antioqueños.

al analizar los aspectos de la vida religiosa en Antioquia he encontrado que sus características son casi iguales a las encontradas por Sombart para la religión judía y por Max Weber para algunas sectas protestantes . Siendo los antioqueños los más fanáticamente católicos en Colombia, sospeché que alguna variable sociológica común debería existir entre los judíos, los metodistas, calvinistas, pietistas y baptistas de otros países y los católicos antioqueños que explicara las formas de religiosidad ... noté que tanto Weber como Sombart consideraban como una de las características fundamentales dc la vida en la época moderna el racionalismo .... Observé entonces que este mismo racionalismo calculador)' pragmático se presentaba en las características de la organización familiar antioqueña ... el antioqueño, hombre piadoso, que se reunía con sus hijos por la tarde a rezar el rosario en el seno del hogar y que hacía de su propio hogar el centro de su vida religiosa .. . el racionalismo práctico aprendido por el antioqueño en su vida diaria, se ve asociado al sentido ético más que metafísico de su religiosidad y su activismo económico tiene mucho que ver con el carácter pragmático de su religión .,n

En Antioquia, las reformas liberales que en opinión de los conservadores afectaban las riquezas, la

religión y la región, fueron atacadas mediante la participación de sus habitantes en tres guerras

civiles, las de 1851 , 1860 Y 1876; sin embargo, la Iglesia católica no tuvo allí el peso económico

que sí logró en Cauca, Cundinamarca y Boyacá; más bien predominó su peso ideológico y su

penetración en las familias , las sociabilidades religiosas y cívicas, y en la vida local. Los fracasos

antioqueños en las guerras fueron pagados con una escasa desamortización de bienes de manos

muertas, un control de los cultos muy activo por parte de los liberales y la expulsión de

comunidades religiosas , sobre todo la de los jesuitas -en1850 y 1861- que tan importante papel hlvo

en Antioquia y de obispos en 1877. La Constitución liberal de 1863 se convirtió en el andamiaje

para reformar el país en sentido modernizador, con lo cual, la Iglesia sintió la competencia liberal

~2 URlBE, M. T: "La territo rialidad de los conflictos y de la violencia en Antioquia" . 0Pl/S cit.

<n FAJARDO, L H .: La Moralidad protestante de los Antioqueños? Ediciones Departamento de Sociología, Universidad del Valle, Cali, 1966, pp. 63-65.

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contra el Syllabus de su Papa Pío IX. La libertad de cultos, la prohibición al clero para ocupar

cargos públicos, las libertades individuales y garantías sociales, la educación laica, se convirtieron

en los ejes del nuevo régimen federal y se impusieron hasta 1885, cuando la Iglesia siguió las líneas

del Papado e ingresó en una alta dependencia dc Roma.

Los liberales tomaron Antioquia en 1862, como resultado de la guerra civil de 1859-1862, e

instauraron un corto régimen liberal, el cual fue sustituido muy pronto, en enero de 1864 por un

nu evo gobierno conservador, al mando del presidente del Estado, Pedro Justo Berrío. La Iglesia

había sufrido persecuciones después de las guerras, pero bajo el nuevo gobierno pasó a ser

protegida y así la religión católica se convirtió en elemento esencial del orden social regional.

Mientras en el resto del país la Iglesia debió someterse a las legislaciones estatales de regímenes

liberales, en Antioquia pudo mantenerse en pie, del lado del conservatismo, y afianzó el orden y el

control social , tal como se expuso anteriornlente. La Iglesia tuvo pues una creciente presencia desde

la década de 1860, se apoyó en dos Diócesis -la de Antioquia y la de Medellín-, un creciente

desarrollo educativo+! -de 7.758 alumnos en escuelas públicas y privadas en 1866 pasó a 18 .887 en

1875-; un numeroso clero -150 sacerdotes para 366.000 habitantes, esto es 4, 1 sacerdotes por cada

10.000 habitantes , una cifra alta para el país-; una prensa favorable, así como publicac iones

periódicas -entre 1860 y 1919 se editaron 179 publ icaciones literarias repartidas en 22 periódicos

manuscritos , 102 periódicos impresos y 55 revistas-; muchas parroquias: de 61 en 1844 se pasó a 94

en 1883 ; numerosas asociaciones religiosas y cívicas: 677 en total entre 1850 y 1910 distribuidas en

251 asociaciones devotas , siendo mayoritarias entre 1890 y 1910, 163 de beneficencia, y 282 de

orden cultural -46 bibliotecas públicas , 45 agrupaciones con fines literarios, morales y materiales,

44 clubes sociales, 41 sociedades de temperancia, 38 academias musicales, bandas y orquestas de

música culta y 35 tertulias , círculos literarios y teatrales , 20 sociedades académicas y científicas y

13 sociedades cívicas-45; un Seminario renovado y fonnador de sacerdotes46

; una signifIcativa

influencia en la vida privada y pública de sus habitantes; y como se puede percibir, un dinamismo

sui generis, que no estuvo exento de conflictos, especialmente en las regiones más periféricas, ya

4-l BOTERO G., c. : AIII./Iln·o Estadístico de Oe¡mrtamcllto de Alltioq/lia. Imprenta del Departamento, MedeJlín, 1888.

45 LONDOÑO VEGA, P.: Religión, Cl/lture ami Society in Colombia : Antioqllia al/d M edellín, 1850-1930, Serie Oxford Historical Monographs, Oxford University Press, Oxford, 2002

4ó TORO J., l. D. (Pbro.) : "El clero en la diócesis de Medellín d e 1868 a 1902. Actuación y formación sacerdotal". Tesis doctoral, Universidad de Navarra, 1996.

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mencionadas_ y en las zonas mineras y de colonización~7_ En las zonas mineras del suroeste -

Titiribí-, nordeste -Remedios, Segovia, Zaragoza, Nechí y Cáceres-, en el norte -en la vía que

conduce de Yarumal hacia Valdivia y la actual Caucasia-: se conjugaron la riqueza y la pobreza con

altos niveles de delincuencia social~s : y, en las zonas de colonización hacia el sur, el suroeste, el

norte y el noreste -por la línea del ferrocarril de Medellín al río Magdalena- los problemas por

tierras tuvieron rasgos significativos de violencia, en lo que fue denominado por Alejandro López49 ,

la lucha del hacha contra el papel sellado.

1.2 Divergencias en el Segundo Concilio Provincial Neogranadino (1873-1874): SyJlabus

errorum vs. Estado liberal

Con las reformas liberales en Nueva Granada a mediados del siglo XIX 50 , impulsadas en el

gobierno de losé Hilario López -1849 y 1853-, la Iglesia vio menguado su poder. Las principales

medidas que afectaron su transcurrir relativamente estable de la primera mitad del siglo, fueron la

separación Iglesia-Estado en 1852, las libertades de religión, enseñanza, prensa e ímprenta, el

desafuero eclesiástico y la expulsión de los jesuitas La Iglesia reaccionó asociada al partido

conservador en la guerra de J85 1, Ysi bien pudo resistir algunas de las medidas, no obstante se vio

sometida a los vaivenes políticos y partidistas, y fue de nuevo a la guerra al lado del conservatismo

entre 1859 Y 1862; una vez derrotada, fue drásticamente sometida por el liberalismo: en 1861

fueron desamortizados muchos de sus bicnes 51 , sometida a leyes de inspección de cultos y

47 Ver Mapa No. 5: Zonas mineras -" de Cololli:::aciólI ell AlltiCX¡llia.

4S MARTÍNEZ, M: Ln crimillalidad ell/\lltior¡l/ia (Tesis para doctorado). Imprenta de " El Espectador", Medellín, 1895. ORTIZ M, L J.: "Criminalidad y violencia en Antioquia, sobre la tesis de doctorado de Miguel Martínez (1895), En Rt:Uisla ti.: Exl':llsiúII CI/llllral No. 27/28, Universidad Nacion"l de Colombia, Sede Medellín, Medellín, junio de 1991 .

4° LÓPEZ, A.: Problemas Colombianos. La Ca rreta, Medellín, 1976.

50 TIRADO M, A.: "El Estado y lél Politicél en el s iglo XIX". O¡J/IS cit

)1 Por 12 millones de pesos fueron deséUl1ortiz.ados los bil'nes incélutados a la Iglesia colombiana, se¡"TÚn el proyecto estatal de poner en circulación propie dades para la producción y exportación agrícolas, a la espera de que pudieran ser obtenidas por pequeños y m edianos propietarios. Pero las cosas no resulta ron de ese modo y el país pélSO del latifundio clerical al latifundio laico. DÍAZ D., F.: "Estado, Iglesia y Desamortización". En: Mnl1lUlI de Hislorin de Colombin. Vol. 11. Procullura, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 198-1, pp. 411-166. Un estudio posterior ha demostrado que gran parte de los bienes expropiados a la Iglesia en el caso de Bogotá, fueron urbanos, m onasterios, casas, almacenes, co legios y centros de abastos, entre otros. URfBE ARBOLEDA, S.: "La desamortización en BOf,otá, 1.R61-1.870". Tesis de Economía, Universidad de los Andes, Bogotá, s.f.

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APA No, 5: ZONAS MINERAS Y DE CO LONIZACION EN ANTIOQUIA

ESTADO DE BOLIVAR

ESTADO DEL CAUCA

•Tltlrlbf

• ClI.ceres

DEPARTAMENTO DEL NORTE

ESTADO DE BOYACA

-sAN"fANnER

CONVENCIONES

Depc.rtoMentos

• Centro ",rnerc

TDLIMA Ejes de colol"llzo.cl6n

expulsado un buen número de comunidades religiosas, algunos clérigos y obispos -entre ellos, el

entonccs obispo Vicente Arbeláez, más tarde arzobispo de Bogotá-. Los liberales aprobaron en

Rionegro -Antioquia- una carta Constitucional que rigió al país entre 1863 y 1885. Esta

Constitución es la primera del país que no comienza "en el nombre de Dios", sino " En el nombre y

por autorización del pueblo de los Estados Unidos de Colombia que representa ... ,,52, manifestación

inequívoca del carácter laico que el nuevo Estado quería asumir. Adoptó el federalismo como forma

de Estado, principio que se manifestó en la configuración de nueve Estados Soberanos que

conformaban los Estados Unidos de Colombia: Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca,

Magdalena, Panamá, Santander y Tolima. La federación fue la manera más adecuada que

encontraron las oligarquías rcgionales -aún las conservadoras de la región antioqueña- para

disponer en su beneficio del patrimonio nacional sin entrar en una confrontación general"3

Fundados en . ella, los Estados de acuerdo con sus peculiaridades regionales adecuaron su

legislación para la apropiación y adjudicación de baldíos donde los había, para el paso de los bienes

de manos muertas a las manos dc los laicos, para dictar códigos de minas cn regiones auríferas

como Antioquia, o códigos de comercio en donde éste era floreciente como en Panamá. La

Constitución estaba imprcgnada del espíritu radical del liberalismo en lo referente a la Iglesia

Católica, institución que era leída como un obstáculo para la modernización del país y un lastre para

la formación de las gentes cn un espíritu individualista y en un régimen de libertades. En

consecuencia, la Carta atacó los intereses económicos e ideológicos de la Iglesia -tuición de cultos

y desamortización de biencs dc manos muertas- y abrió el camino para la aplicación de una

educación laica, neutral y obligatoria que chocaría con la tradicional educación confesional y

católica. La scparación, y en algunos casos la subordinación de la Iglesia católica al Estado, se

manifestó en estas disposiciones: consagró la libertad de profesar cualquier religión, siempre y

cuando con ello no sc atentara contra la soberanía nacional o se turbara la paz pública: estableció el

derecho del Estado a realizar una constante inspección sobre todos los cultos religiosos, para

mantener la soberanía nacional, la scguridad y la tranquilidad públicas; para los gastos de los cultos

establecidos o que se establecieran en los Estados Unidos de Colombia no podría imponersc

contribuciones y todo culto sería sostenido con lo que los respectivos religionarios suministraran

5" Constjtucjón de los Estados Unidos de Colombia. Anales de la COfwencióll, Casa de la Conve nción de Rjonegro, AntiCXjuia, marzo-mayo de 1863. Los apartes de la Constitución citados a continuación fueron tomados del documento citado, de la síntesis presentada en CAVIRJA, M. v.: "Poder y Sociedad en Antioquia. Los gobiernos liberales durante el período 1877-1882." Opus cit. y del artículo de MELO, J. 0.: "Del federalismo a la Constitución de 18&)". En: Nllroa Histon'a de Cololllhia. Tomo 1, Editorial Planeta, Bogotá, 1998, pp. 17-42.

53 TIRADO M., A.: "El Estado y la Política en el siglo XJX". Opus cit.

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voluntariamente; prohibió a todas las comunidades, corporaciones, aSOCIaCIOnes y entidades

religiosas la adquisición de bienes raíces y la exclusión de los inmuebles de la circulación

comercial, lo que implicó la puesta en acción de las medidas de desamortización de bienes de

manos muertas ; )". no se concedieron derechos políticos a los ministros del culto religioso . El título

de "Garantías de los derechos individuales", estableció el compromiso de respetar los derechos

individuales del hombre, desde la afinnación de la inviolabilidad de la vida humana hasta la

exclusión de leyes que impusieran la pena de muerte; aprobó la libertad absoluta de imprenta y la

circulación de impresos, nacionales y extranjeros: acogió la libertad de pensamiento y expresión

ilimitados, libertad de trabajo, industria y comercio, inclusive de annas y municiones, útil para que

cada Estado Soberano conformara sus propias fuerzas armadas; adoptó la libertad de cultos y de

enseñanza y el sufragio universal, pero reglamentado por cada Estado. Las relaciones entre la

Unión Federal y los Estados Soberanos en caso de turbación del orden público, debían ajustarse a

los siguientes parámetros: Los Estados se comprometían a guardar estricta neutralidad en las

contiendas que llegaran a suscitarse entre los habitantes y el gobierno de otro Estado. Por su parte,

el presidente de la Unión estaba obligado a impedir cualquier agresión arnlada de un Estado de la

Unión contra otro, y éstos a su vez se comprometían a someter todas las controversias originadas

entre dos o más Estados a la decisión del gobierno general , con la expresa prohibición de que

ningún Estado podía declararle la guerra a otro. El gobierno de la Unión sólo podía hacer la guerra

a los Estados con previa autorización del Congreso. Como se verá en su momento, estos últimos

articulados fueron objeto de discordias , disputas e incumplimientos por parte de los Estados y de la

Unión, lo que aceleró la guerra civil. El poder público del Estado Federal se dividió en las ramas

clásicas: legislativa, ejecutiva y judicial; se previó la existencia de un Procurador General de la

Nación elegido por la Cámara de Representantes , el cual se encargaría de ejercer las funciones del

ministerio público. El Congreso era el titular del poder legislativo, compuesto por el Senado de

Plenipotenciarios y la Cámara de Representantes, nombrados para un período de dos años; cada

Estado tenía derecho a tres Senadores y a un Representante por cada 50.000 habitantes. El poder

ejecutivo estaba a cargo del preSIdente de los Estados Unidos de Colombia, reemplazado en sus

faltas absolutas o temporales por un designado de tres nombrados por el congreso. El máximo

tribunal del poder judicial era la Corte Suprema Federal, compuesta por cinco magistrados elegidos

por el Congreso de listas presentadas por las Legislaturas de cada Estado para períodos de cuatro

años. La Constitución fue absolutamente rígida y para poder realizar un cambio constitucional era

necesario contar con el respaldo unánime de todos los Estados federados ; esto hizo que durante sus

veintitrés años de existencia fuera refonnada en una sola ocasión, mientras que otros asuntos mucho

87

más debatidos sólo pudieron ser modificados por las vías de hecho y como consecuencia de la

guerra civil de 1885)4

Con la Constitución de Rionegro, los liberales impulsaron entonces un régimen federal de Estados

Soberanos, la autonomía local y provincial, la descentralizaron las rentas y gastos públicos y aún de

la guerraSS, y dedicaron esfuerzos a la educación laica, obligatoria, gratuita y neutral, y a la

construcción de vías de comunicación, especialmente de caminos y ferrocarriles, e impulsaron la

navegación a vapor. Sus proyectos buscaban modernizar el país, mediante un proceso educativo

asociado a transformaciones económicas -abolición de la esclavitud, liquidación de resguardos

indígenas y de propiedades colectivas, desamortización de bienes de manos muertas, comercio libre

de tierras y exportaciones. De este modo seria posible la transformación de las conciencias y el

establecimiento de un régimen de libertades, centrado en el respeto al individuo, como eje de una

sociedad de progreso y bienestar. En este contexto, en 1870, los liberales aprobaron un Decreto

según el cual se modificaba la vieja estructura educativa y se reorganizaba la educación en un

sentido moderno, con nuevos contenidos y pedagogías, métodos de estudio, administración,

financiación y formación de maestros. En pocas palabras, se trataba de una revolución educativa y

de un nuevo paisaje cultural que recogía experiencias de otras latitudes -Estados Unidos de

Norteamérica, Francia, Alemania-, hacía énfasis en el papel de los preceptores alemanes en la

formación de los maestros en la Escuelas Normales y promovía una educación laica56. Todo ello fue

visto por amplIos sectores del conservatismo y de la Iglesia como peligroso, corruptor de las

costumbres y sustitutivo de las tradiciones heredadas de la colonia, muchas de ellas aún vigentes.

Antes de adentramos en la reforma educativa de 1870, debemos retrotraemos a algunos

acontecimientos de importancia que se dieron entre el Estado liberal y la Iglesia. En 1867, cuando

54 POMBO, M. A Y GUERRA, J. J.: COl/stitllcio/les de Columbia. Tomo IV, Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1986; URIBE VARGAS, D.: Lns cO/lstitucio/les de C%lI/lúa. Vol. 2, Ediciones Cultunl Hispé1nica, Instituto de Cooperación Iberoamericana, Madrid, 1985.

55 OCAMPO, J. A: "Centmlismo, descentralización y fedemlismo en la historia colombiana". En: Revista A I/tior¡lIeíia de Ecol/om Ífl, No. 5, Primer Trimestre de 1982, Cámara de Comercio de Medellín, Medellín, 1982.

5ó ZULUAGA G., o. L.: Colombia: dos modelos de 511 práctica II/::dagógica dural/I.: el siglo XIX. Editoria.1 Universidad de Antioquia, Medellín, 1979; y La instrucció/ll'lÍblica!! la difusiól/ tie Pestalozú e/l Bogotá. 1845­1875. Vo1.2, Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, 1997; HELG. A.: "¿Los liberales y la reforma educativa de 18707". En: La edllcación ell Colombia 1918-1957. Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1987; RAUSCH, J.: Ln edllcación dllrmlle el federalislI/o. La reforma escolar de 1870, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1993; CATAÑO, G.: Crítica Sociológica!! otros eu5aljos. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2000.

88

fue derrocado el presidente Tomás Cipriano de Mosquera57 por el liberal radical Santos AcostaSS, se

dio un vuelco en la política hacia la Iglesia al derogar la ley sobre tuición de cultos. Gracias a ello,

57 Tomás Cipriano de Mosquera fue tal vez., con Rafael Núñe¿ -después de Simón Bolivar y Francisco de Paula Santander en la primera mitod del siglo- el personaje de mayor importancio de l país en la segunda mitad del siglo XiX. Mosquera nació en Popayán en 1798, en una de las familias aristocráticas del Cauca, propietaria de tierras, minas y escl¡¡vos, y dedicada al comercio; con una valiosa formación intelectual, esta familia se d es tacó en Ja economía, la milicia, la Iglesia y la política. Mosquera fue militar, estadista, geógrafo, y rico en bienes especialmente en las zonas mineras, agrícolas y ganaderos del Gran Cauca. Sus vínculos con familias de alta clase social del país por sus condiciones políticas, educativas, familiares y de negocios, hicieron de él uno de los hombres más reconocidos por sus coterráneos y coportidarios y uno de los más odiados y detestables para sus opositores. Mosquem configuró una red d e relaciones que se movía por todas las capas sociales y su poder provino de su caudillismo, su influencia económíca, su fuerza política, su capacidad de convicción y la fom1ación de cliente las en distintas partes del país y con más fuerza, en su región. Ocupó cargos de suma importancia y su carrera militar estuvo asociada ¡¡ la del Libertador Simón Bolívar hasta 1830. Viajó por Europa y fue bien acogido en Cortes entre 1830 y 1833; se desempeñó en cargos políticos y militares en el país y en el exterior. Ocupó la Presidencia de la Nueva Granada entre 1845 y 1849. Ejerció un liderazgo indiscutido en las guerras civiJes de 1851, 185-4 Y 1860. Fue Gobernador del Cauca y Presidente Provisorio de los Estados Unidos de Nueva Granada entre 1859 y 1863; al triunfar en la guerra civil de 1859-1862, que acaudilló en ese período contra el conservatismo y la Iglesia católica, rue escogido como Presidente par¡¡ culnünar su mandato en marzo 31 de l8&!. Fue acreditado como Ministro plenipotenciario de La Admirtistración Murillo entre 1864 y 1866 en Inglaterra, Holanda, Italia y Prusia. Asumió la Presidencia de la República para el periodo 1866-1868 pero debió suspender su m¡¡ndato el 23 de mayo de 1867, cuando fue derrocado por una coalición liberal ­conservadora, dirigida por el radical Santos A(osta, y desterrado al Perú. Volvió a Popayán en enero de 1871 y el15 de agosto de ese rulo era ya Presidente d el Estado del Cauca; Diputado en 1875, fue Senador de nuevo en 1876 y asesor de Aquileo Parra en la guerra civil de 1876-1877, poco antes de su muerte en 1878. Fue un conocedor de la geografía nacional, de su amigo Simón Bolívar y de los acontecimientos militares más sonados de las décadas de 1815 a 1877, por lo que escribió libros, artículos, folletos, cartas y periódicos relativos a tales temas, así como opúsculos militares, religiosos, políticos y de carácter social. ARBOLEDA, G.: Dicciollario Biográfico y ge/lealógico riel A/lligllo Dl?parlal/le/llo riel COI/ca. Biblioteca Horizontes, Bogotá 1962, pp. 288-191. Por su parte, Rafael Núñe¿ fue uno de los más destacados estadistas colombianos del siglo XIX. Nació en Cartagena en 1823 y fue abogado de la Universidad de esa ciudad en 1845. Ocupó cargos en gobiernos provinciales como en Panamá, fue conp,resista varias veces, Secretario del Tesoro y Ministro Plenipotenciario de Colombia en Le Havre y Liverpool; candidato a la Presidencia en 1875 como disidente del liberalismo radical, por el grupo independiente, enfrentado a Aquileo Parra, un liberal radical. Núñez fue liberal radical en su juventud, pero más tarde se mostró partidario de reformar el sistema federal, proponiendo un Estado vigoroso apoyado en el clero y el ejército, las dos únicas fuerzas organizadas en Colombia, en su opinión. Logró entonces dar al traste con el régimen federal al aliarse con el conservatismü y con la Iglesia, y sustituir la Carta política de 1863 por una de corte centralista y de unificación nacional, la de 1886 que duró 105 años, y que fue excluyente del liberalismo hasta 1910. Líder del sistema político de la Regl?lIemciól/, logró la Presidencia de la República por cuatro veces -1880-1882, 1884--1886, 1886-1892; 1892-1894. Véase: L1ÉVANO A., 1.: Rafad NlÍiiez. Editorial Áncora, Bogotá, 1985; OTERO M, G.: La vida azarosa de Rafael NlÍl1ez: UII hOl/lbre de SI/ época. Biblioteca de Historia Nacional Bogotá, 1951. OI\TIZ M, L J.: "Élites en Antioquia, Colombia, en los inicios de la Regeneración, 1886-1896". En: Al/l/ario colol/lbial/o de Historia social y de la CllltllfO No. 20, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1992, pp. 27-12.

58 Santos Acosta Castillo (1827-1901), liberal, miembro del grupo radical y presidente de la República entre el 23 d e mayo de 1867 y marzo de 1868. Nació en !VI.iraflores, Provincia de Lengupá, en Boyacá. Ocupó cargos políticos en Boyacá en la década de 1850. En 1851 recibió el título de medicina y cirugía, profesión que ejerció hasta 1860. Casó en 1858 con Carlina Larrota Castañeda, hija de un gobernador de Antioquia y en su matrimonio tuvo tres hijos. Fue Presidente d e l Estado de Boyacá en 1861 y 1862 como designado yen los ailos de 1865 y 1866, en propiedad. Representó a Boyacá en la Convención de Rionegro, donde se aprobó la Constitución de 1863. Estuvo en diferentes períodos en la Cámara, el Senado, la Asamblea y la Presidencia de Boyacá. Estuvo al lado de su partido en las guerras civiles desde 1854. Dcsif,nado para la Presidencia, General en jefe del Ejército y Presidente del Senado, dio un golpe de cuartel al General Mosquera ante sus intentos

89

el entonces obispo Vicente Arbeláez59 pudo regresar de su destierro, y muy posiblemente lo

sucedido rondó los pensamientos del Prelado, avivando su postura transaccionista con respecto a la

enseñanza de la educación laica en las escuelas. En este contexto escribió, en el mes de julio del año

de 1868. una pastoral con la cual comenzó a marcar un nuevo rumbo y una nueva actitud frente al

liberalismo y al problema educativo; en ésta invitaba al clero a no mezclar su ministerio y

predicación sagrada con la política:

En el ejercicio de su sagrado ministerio, y particularmente en la predicación de la palabra divina, cosa alguna que tenga relación con la política: el clero faltaría a Dios, a la Iglesia y a su misión de paz y amor si se ocupara en los debates de la política humana, que no producen otro efecto que encender más y más el fuego que nos devora;

los ministros del altísimo debemos admitir a la participación de los sacramentos a todos aquellos que se presenten, cualesquiera que sean sus opiniones políticas, con tal

dictatoriales y el cierre del Congreso. En su período se creó la Universidad Nacional (22 de septiemhre de 1867), se orf,anizaron ('1 Archivo Nacional, la BihlioteCCl Nacional y la Oficina General de Cuentas, y se derogó el decreto de insrt'cción de cultos, lo que le dio un lluevo aire a la Iglesia para su reacción en 1876. En la guerra de 1876, fue el General en jefe del Ejército de occidente y estuvo al frente del m.ismo en la batalla de Garrapata el 20 de novipmhre de 1876. En 1884 fue Secretario de Estado de Rafael Núñez, sin embargo, fue opositor de la Regeneración consprvadora entre 1886 y 1899, año en que murió. RODRíGUEZ G, H.: Snn/os Acos/n, cnudillo del radícnlí,mo. Instituto colomhiano de Cultura, Bogotá, 1972; RODRÍGUEZ P., E: El Olimpo radlenl. s.p.d.i., Bogotá, 1950

59 El arzobispo Vicente Arheláez Gómez (1822-1884) nació en San Vicente, oriente antioqueño. Perteneció a una familia involucrada en las guerras: su tío, el coronel Juan Antonio Gómez, fue combatiente de la independencia desde 1813 hasta 1822, f,ohernador de Antioquia y de Santa Marta; casi todos sus hermanos pertenecieron a ejércitos antioqueños: Evencio murió en la ¡~uerra de 185-1, el coronel y congresista Eliseo Arheláez militó en 185-1 y murió en la hatalla de la Glrolina en la guerra de 1860. Vicente fue estudiante del colegio de San José de la Marinilla y condiscírulo de los padres Manuel Giraldo y Valerio Antonio Jiménez, quien fue más tarde Obispo de Antioquia y Medellín. Se prep<Hó en el Seminario de Bogotá, donde se doctoró en ciencias eclesiásticas y derecho canónico. Fue cura de las parroquias conservadoras de Marinilla y Abejorral y Rector del Colegio de San José de la Marinilla. Participó en varias legislaturas en Antioquia y fue dos veces Senador de la Repúhlica, Vicario Apostólico de la Diócesis de Santa Marta y Ohispo auxiliar de Maximópolis nombrado por Pío IX en 1859, con residencia en Ocaña. Consagrado en Bogotá en mayo de 1860 se dirigió a su Diócesis en Santa Marta . Por no sonleterse a la tuic ión y desamortización de hienes de manos muertas, fue desterrado vía Colón a Roma. En ahril de 1863, Pío IX lo nomhró Preludo asistente al Solio Pontificio y desde fines de 186-1, fue coadjutor -con derecho a sucesión- del arzobispo de Santa Fe de Bogotá y Metropolitano de la Nueva Granada, Antonio Herrán. Se quedó en Roma hasta 1865 y cuando regresó al pais, H erTán lo nombró Provisor y Vicario General del Arzohispado. Fue puesto preso durante el gobierno de Mosquera y en diciembre de 1866 viajó expatriado con su hermano Juan Clímaco a Roma, regresando en 1867 cuando la ley de inspección de cultos fue derogada por el y,obierno federal. El 6 de fehrero de 1868 murió el arzohispo Herrán y el Papa autorizó al Ohispo Arbeláez para presidir el Primer Concilio Provincial Neogranadino que hahía sido convocado por su antecesor en el mes de enero d(~ dicho año y para desempeñar todas las funciones del ministerio Arzohispal, aunque aún no hubiese recibido el Palio. Fue arzobispo Metropolitano de Colombia entre 1868 y 188-t Tuvo una destacada actuación transaccionista ante la reforma educativa liheral en lo que fue superado y desobedecido por varios obispos colomhianos. Llama la atención que un hombre formado en las mismas concepciones de los obispos de Antioquia y Cauca, haya asumido una actitud conciliadora con el régimen liberal. RAMÍREZ U, U. (Pbro.) : Apuntes pnra In Historin del Clero lf perseCllcióll rellgiosn ell 1877. Tipografía deSan Antonio, Medellín, 1917, pp. 167-176.

90

de que ellas no sean contrarias a la Doctrina de la Iglesia Católica, y que tengan, por otra partc, el deseo y la voluntad de vivir bien60

.

Esta pastoral generó malestar en algunos conservadores, quienes se expresaron de múltiples formas,

básicamentc en el periódico El Catolicismo de Bogotá. Después vinieron otros gestos de

acercamiento entre el arzobispo Arbeláez y los difcrentes presidentes y políticos radicales. Por

ejemplo, en el año de 1870 al iniciarse la administración del presidente liberal Eustorgio Salgar61 , el

ya arzobispo fue a saludarlo en compañía de los miembros del Capítulo Metropolitano, ya ofrecerle

el concurso dcl clero de la Arquidiócesis en el beneficio de la patria común:

...Guiado por los principios de justicia e inspirado como os encontráis, por tan nobles sentimientos y clevadas miras, no vacilamos en asegurar que serán felices para la patria y para la Iglesia los días de vuestra Administración ... contad con el apoyo decidido que, como Prelado, en unión de mi Venerable Capítulo, os ofrecemos en nombre del clero . En cuanto a la cuestión religiosa, lo único que os exigimos los prelados, el clero y los fieles de esta provincia eclesiástica es el fiel cumplimiento de la garantía constitucional que nos asegura la libertad e independencia en el ejercicio de nuestro sagrado ministerio ... Es verdad que hay graves cuestiones que, a la par que interesan a la religión, intcresan también a la sociedad civil, y que necesitan, para llevarse a término feliz, la mutua cooperación de ambas potestades; pero todo esto puede verificarse ... para armonizarse en su marcha, sin que se violen los derechos que a una y otra le corrcsponden legitimamente62

Estos acercamientos del arzobispo con cl gobierno del Olimpo Radical63, y su conciliadora manera

de enfrentar el problema educativo, tratando de mantener a la Iglesia por encima de los

60 Archivo Arquidiócesis de Medpllín (en ad elante AAM), Caja (en adelante C) /Obispos, Pastorlll del Arzobispo Viccllte Arheláe:, Bogotá, julio 26 de 1868.

61 Eustorgio Salgar (1831-1885). Nacido en Santander, abogado liberal, luchó contra Mela en 1854 y a favor de Mosquera en 1860. Fue encargado de la Presidencia del Estado de Santander en 1859. Con el grado de General asistió a la Convención d!~ Rionegro y fue segundo designado a la Presidencia, cuando Mosquera fungía como Presidente en 1863. Ocupó cargos políticos en su región y en el ámbito nacional: Secretario de Hacie nda (1864) y Ministro plenipotenciario en Washington en el Gobierno de Murillo Toro (1864-1866), cargo en el que se vio envuelto en la suscripción de un acuerdo secre to para la compra del vapor Rayo por Colombia para el Perú ­éste Estado asociado a Chile estaba en guerra contra España- bajo el Gobierno de Mosquera (1866-1867) lo que era contrario a la neutralidad colombiana en el conflicto. España infonnó al Gobierno norteamericano y el buque fue detenido !'n Nueva York, asunto que se convirtió en otro d(~ los arp,umentos para darle el golpe a Mosquera en 1867. Salga r fue Presidente entre 1870. y 1872 Y su gobierno se caracterizó pOr el inicio de una revolución educativa en el país que radicalizó a conservadores y buena parte d e la Iglesia católica por el impulso a la Instrucción pública laica en toJos los campos, la introducción dt> institutores alemanes protestantes par8 la formación de maestros y la transformación de métodos y prácticas educativas; (undó la revista Escuela Nonnal decisiva para llevar a cabo su proyecto educativo. Murió en Bogotá en 1885. ARIZMENDI P., l.: Presidelltes de Colombia, 1810-1990. Editorial Planeta, Bogotá, 1989.

é2 AAM, C/Obispos, Snluflo del Ar::obisl'0 Vicelllt: Arbe1ác::: al !7esid.ell te Eustorgío Salgar, Santa Fe de Bogotá, 1870.

o .. "Olimpo radical" fue uni:l expresión utilizada por los opositores al régimen liberal radical, para dar a entender peyorativamente que se trataba de un ghetto, una camarilla, alejada de la realidad, que no aceptaba

91

enfrentamientos partidistas y tratando de evitar que siguiera siendo instrumental izada por el partido

conservador. llevaron al Prelado, a sus colaboradores más cercanos y a Jos pocos obispos que los

apoyaban a vivir una dificil situación de tensiones y divergencias con gran parte dcl clero, las que se

harian más evidentcs con el transcurrir de los próximos añosM

Volvamos a las reformas educativas del año 1870. La mayor parte de la Iglesia católica leyó tales

reformas como dañinas para las mcntalidades y estilos de vida tradicionales ; no obstante unos pocos

obispos y clérigos liderados por el arzobispo Arbeláez, buscaron no enfrentar al gobierno y realizar

transacciones quc le permitieran a la Iglesia mantener su peso en las escuelas, garantizar las horas

de educación religiosa en ellas a través de sacerdotes y laicos, y así evitar una posible guerra civil.

Esta posición del arzobispo no era gratuita; Monseñor Arbeláez muy probablemente analizó las

circunstancias duras y tortuosas a que había sido sometida la Iglesia en los años precedentes, las

cuales tuvieron su razón dc ser en la estrecha interacción política que se construyó entre el partido

conservador y el clero, y en la participación activa de la mayoría del clero a favor de ese partido en

la guerra civil de 1859-1862. La Iglesia católica colombiana estaba profundamente golpeada

después de la guerra y su clero se había dividido en lo relativo al sometimiento o desobediencia a

las medidas adoptadas en la Constitución liberal de Rionegro los decretos dc desamortización,

tuición y extrañamiento de varias comunidades religiosas, sacerdotes y obispos, entre ellos el propio

Vicente Arbeláez. En cualquier caso, llama la atención el hecho de que el arzobispo hubiera tomado

una posición conciliadora, pues pertenecía al mismo estilo de formación de sus hermanos en el

gobierno dc la Iglesia, había nacido en un sitio de tradiciones conservadoras, como lo era la

viceparroquia de San Vicente, entonces perteneciente a la católica parroquia del oriente antioqueño,

Marinilla, rival del distrito liberal de Rionegro; mas bien seria presumible una reacción directa y

agresiva contra las medidas educativas del gobierno radica! Pero al parecer, pesaron mucho más

sus experiencias anteriores con los gobiernos liberales y su especial responsabilidad como el

máximo representante de la Iglesia católica y de sus más clásicas doctrinas, las que debió analizar

con sumo cuidado manteniendo una especial sabiduria y equilibrio entre aquellas; al tiempo, tuvo

un especial el cuidado por sus fieles -que militaban en ambos partidos- así como tino y prudencia

ante las exacerbadas posiciones del Papa Pío IX frente al liberalismo.

modificaciones al sistema federal, ni a la Carta de Rionegro, ni mucho menos al sistema electoral o a reformas en torno a la Iglesia y sus ámbitos de innuencia, como la educación.

ó-I Para una mirada de conjunto de los temas que señalaremos a continuación puede verse el excelente estudio de GONZÁLEZ, F.: "Iglesia y Estado desde la Convención de Rionegro hasta el Olimpo radical, 186i1878". En: Parlat!S enfrentados. Iglesia lJ F:stada el! Colambia. Cinep, Bogotá, 1997, pp. 167-2-15.

92

A partir de 1870, las diferencias dentro de la a las que nos ,-,"HHU", refiriendo, a

la superficie y se hicieron evidentes con la reforma educativa liberal de este año: el Decreto

de Primaria -piedra de toque conflicto que se avecinaba- fue aprobado el 1

de noviembre de 1870 como parte decisiva de los programas del gobierno Uno de los

puntos de mayor debate, lo constituyó la exclusión de la asignatura de religión de los programas

o la no obligatoriedad de su pues bajo la Constitución de 1863 la

libertad de , Ante el Decreto, el arzobispo solicitó al Director de Instmcción pública de

Bogotá que en las escuelas oficiales donde los alumnos asistentes fueran católicos, los maestros y

directores también lo que se diera cIase de católica a los

la dieran maestros

ojalá por un

también pidió sacerdote y, en caso de no contar con su

organizar los tiempos diarios para dichas y para el ejercicio de las prácticas católieas67 Esta

actitud nt~'rr''''Cf'r'' le creó al Prelado muchas animadversiones entre algunos obispos, como entre

sectores del clero y del ¡aicado, quienes esperaban lma condena y rechazo frontal a las "escuelas

laicas". Fue especialmente la oposición y abierta disidencia de los obispos de Popayán y

en el del Cauca

05 Véase JARAMILLO U, J.: "Decreto de lnslrucaón Pública, DOIP" En: Revista Colombiana de EdllcacíJlI. lllliversÍllad Pedagógica Nacional, No, 5, Prim"'r semestre, Centro de Bogotá,1980.

Dos editoriales del liberal El Diario de CUl1dillllll/arca hacen al tema de la libertad de cultos al discutir acerca de la educación católica vs. la educación laica: "Sobre Instrucción laica" En: El Diario de Clllllllllllllfarca, No. 872, noviemhre n de 1872; y: N La guerra de los católicos contra los maestros de escuela", en: Ibídem, No. 10496, diciembre 1 de H1704.

67 A esta concihadora asumida por el Vicente Arbeláez nos referiremos con más detalle en este mismo en el aparle dedicado a en torno a las escudas oficiales. Por ahora lo mencionamos de manera sucinta a fin de que se comprenda el proceso de de la católica colombiana. En el documento que referimos a contltluación se encuentra buena del desarrollo del lema en I1lpnción: Véase' AHA, Documentos Reí. i. 1200, 1876, 1892 Y 189-:1: E/lst:iimr::a de /a Rdijiólf ell las ESClfe!as Oficiales. Del Arzobispo de Bogo/á, Vicellte Arbeláez al Serlor Secretario de lo Interior í Re/aciones Esteriores, Manuel Ancízar Basterra, Bogotá, ¡unio 1 de 1876.

68 El de Carlos Bermúdez nació en la ciudad de Moniquirá, anti¡;:;ua Provincia de Tunja. Estudió literatura y filosofía en el de continuó sus estudios en el Seminario Conciliar de hasta de doctor en Derecho canónico. Fue ordenado por el Manuel en 1850; colaborador del doctor y muy católico Manuel Marroquín (luego Presidente de Colombia en 1899) en su de Bogotá; y del colegio de San Bartolomé; cura de Nemocón donde fundó con las señoras de ese distrito, la Asociación del Sagrado Corazón de Fue en 1868 y

en junio de ese año por Monseñor con Valerio A. el nuevo obispo de la diócesis de Medellín y Antioquia. En 1869 llegó a Popayán e hizo Visita pastoral ese mismo año. Fue al Concilio Ecu!l1('nico de 1870 y al volver entregó el Seminario ConcilIar a los Padres Lazaristas (íebrero de 1871) y reanudó la Visita pastoral, la que Se' extendió hasta 1875, año en el cual ordenó el establecimiento de Sociedades católicas y Escuelas católicas. Escribió numerosas de las cuales señalar que son una abierta y clara defensa del Syllahus y una dura censura a la educación laica. Se 0ruso en 1875 y 1876 a las escuelas la guerra de 1876-1877 y flle dc>sterrado en febrero de 1877 de su DI(x::esis por el

93

No obstante, y aún con la actitud de acercamiento al gobierno asumida por el arzobispo Arbeláez,

las cosas para la Iglesia jerárquica no siguieron siendo fáciles. El Congreso Nacional en el año de

1872 ordenó por el artículo 10 de la ley de juniol O sobre amortización de la deuda interior, que la

renta nominal perteneciente a las entidades eclesiásticas, continuara reconocida solo al 3%, cuando

antes lo estaba al 6%. El arzobispo reaccionó elevando al Ejecutivo una protesta contra esta "nueva

confiscación de bienes que acabaría de consumar el despojo de la Iglesia, iniciado por el decreto del

9 de noviembre de 1861, sobre desamortización de bienes de manos muertas,,69, y le solicitó hacer

las observaciones necesarias al proyecto porque vulneraba los intereses de la Iglesia, y devolverlo a

las Cámaras. A raíz de este evento, el periódico La Sociedad de Medellín, se solidarizó con el

Prelado y publicó un extenso artículo que tituló "Una expoliación más", en el cual arremetió contra

la medida que se discutía en el Congreso de la República, acudiendo al Concilio de Trento para

argumentar su defensa de la Iglesia:

reunido más de 500 años ha, y cuyas decisiones son obligatorias para todos los católicos, porque fue un Concilio ecuménico, se expresa sobre este particular con palabras tan terminantes, que ningún verdadero católico puede creer que a Gobierno alguno le sea lícito apoderarse de los bienes de la Iglesia ... Y qué tiene de extraño el procedimiento de la Iglesia en este particular? Podría ella, que no tolera gustosamente ninguna injusticia, ninguna violencia, ningún despojo, dejar pasar desapercibidas las usurpaciones que se cometieran respecto de sus propios bienes?7o.

En cuanto al argumento del Congreso, según el cual la Iglesia condenaba a sus opositores, el

articulista de La Sociedad señalaba que el "carácter esencial y distintivo de la Iglesia católica es la

intolerancia con las malas doctrinas, y la inflexibilidad en el cumplimiento del deber, diez y nueve

Presidente radical del Estado del Cauca, César Conto. Regresó en 1880 a su Diócesis, y murió en 1885. URIBE, G. (Pbro.): Los Arzobispos y Obispos colombianos desde el tiempo de la colonia hasta nuestros días. 1m prenta de La Sociedad, Bogotá, 1918, pp. 71-102. Monseñor Manuel Canuto Restrepo y Villegas, obispo de Pasto entre 1871 y 1881; nos referiremos a este obispo en detalle en el capítulo 3 de este estudio. Publicó el12 de octubre de 1872 una pastoral relativa al tema de la educación, con la que entraba en franca disidencia con la actitud conciliadora del arzobispo; a ella nos referiremos en el apartado 1.3 relativo a la polémica en torno a las escuelas oficiales.

69 La Sociedad, No. 3, Medellín, junio 28 de 1872. La desamortización de bienes de manos muertas reportó al Estado, una suma de cerca de 12 millones de pesos, distribuidos así: en bienes ralces, 6 miIJones aproximadamente; en censos y deudas casi 6 millones yen muebles y semovientes la suma de 259.632 pesos. Los Estados que más aportaron fueron aquellos en los cuales la fglesia secular y las comunidades religiosas poseían más bienes desde el período colonial, es decir, Cundinamarca y allí particularmente la capital, Bogotá ($4'652.738 del total); Cauca cuya capital era Popayán; Boyacá y su capital Tunja; y Santander. Los aportes de Antioquia, Tolirna, Magdalena, Panamá y Bolívar fueron menores, aunque los de Antioquia y de Bolívar en censos y deudas fueron significativos. Estos datos revelaron que la Iglesia era más poderosa en bienes en las ciudades que en los campos. VILLEGAS, J.: Enfrentamiento IglesÜl Estado, 1819-1887. CIE, Universidad de Antioquia, 1977, pp. 27-43. DÍAZ D., F.: "Estado, Iglesia y Desamortización", En: Opus cil.; URIBE ARBOLEDA, S.: "La desamortización en Bogotá, 1.861-1.870". Opus cit.

70 La Sociedad, No. 8, Medellín, agosto 3 de 1872, pp. 58-61.

94

siglos de combates terribles contra el error y la maldad son la más completa prueba de ello,,71.

También defendía a la Iglesia de uno de los argumentos esgrimidos en el informe del Agente de

bienes desamortizados, según el cual el clero recaudaba por partida doble el precio de los bienes

desamortizados, pues cobraba al gobierno en renta sobre el tesoro al 6% y también cobraba de

manera "inmoral y atrozmente a algunas personas hasta en su lecho de muerte, y aún más allá de la

tumba"n. Después de una muy extensa operación matemática sobre los valores desamortizados que

aparecían en los cuadros del informe del Agente, el periódico terminó por llamar este razonamiento

una "falsa y calumniosa aseveración" y, más adelante, pasó a dar una vuelta de tuerca al "abrupto"

señalamiento hecho por el Agente para terminar mostrando una Iglesia compasiva, bondadosa y

justa:

Hay aquí de parte del Agente la masa crasa y lamentable ignorancia de cosas que todos saben, ó la más inconcebible mala fe .. . La Iglesia no persigue a nadie. Ella se limita a señalar á los hombres el camino de la salvación, y á exhortarlos á marchar por él. ..

Así, cuando uno de esos que pasan la vida blasonando de espíritus fuertes, ve aproximarse la muerte, y nota que no es tan despreocupado como pensaba, y que al contrario conserva la fe que recibió de sus padres, y llama en consecuencia un confesor; en vez de perseguirlo inmoral y atroz de que nos habla el Agente, encuentra al contrario un amigo benéfico, un ángel de paz ... en ese momento solemne cae de los ojos del desgraciado enfermo la venda que las pasiones y los intereses mundanos había mantenido constantemente sobre ellos; y al resplandor benéfico de un rayo de divina gracia que cae del cielo para iluminar su espíritu, él puede medir con una sola ojeada toda la extensión del mal que ha causado á la Iglesia. Es entonces, cuando hay ya pleno conocimiento y arrepentimiento sincero de la falta, que ocurre naturalmente la idea de indemnización; pero entiéndase bien, de una indemnización proporcionada al daño efectivo causado a la Iglesia, á las ventajas que tuvo el enfermo en esa ilícita negociación y á sus recursos actuales ... Nada tiene esto, por otra parte, que pueda considerarse como nuevo ó especial. Es solamente la aplicación de la regla general que ordena la restitución ó indemnización correspondiente, para poder obtener el perdón de los pecados que han causado menoscabo en los bienes ó intereses de un tercero ... 73

Finalmente, otro de los planteamientos del informe del Agente de bienes desamortizados criticaba

el que la Iglesia cobrara en dinero toda gracia espiritual que concediera. El articulista del periódico

argumentó afirmando que unas gracias costaban dinero y otras no; y en las que se cobraba, se hacía

porque:

71 Ibídem.

72 Ibídem .

73 Ibídem .

95

La iglesia puede como una grande asociación cuyos miembros gozan de ciertos derechos y están sujetos a ciertas cargas. Pretender disfrutar de aquellos sin

sería lo mismo que pretender en una República cualquiera, disfrutar de los derechos de ciudadanía, ninguno de los servicios que pueden exigirse de los ciudadanos74

.

Lo anterior nos permite observar el modo como, en medio de la crisis eclesiástica colombiana y en

medio de las diferencias existentes con el arzobispo Vicente la prensa católica

antioqueña, expresión cierta de la Iglesia de esta región, evitando referirse en términos

desobligantes al arzobispo, cerró filas en de los catolicismo.

En este mismo convulsionado año de 1872, llegó a la Presidencia la Unión el liberal Manuel

Murillo Tor075• A pesar de los eventos anteriores referidos al Decreto Orgánico de Instrucción

Pública y a la de la renta a las entidades el arzobispo

mantuvo su actitud conciliadora, fue nuevamente al Palacio Presidencial a presentarle su saludo al

nuevo gobernante y a expresarle su deseo porque las relaciones entre la Iglesia y el gobierno fueran

de respeto y cordialidad. Para este momento, la distancia del clero con su arzobispo era evidente y

éste lo dejó percibir en los giros de sus palabras de saludo:

...el clero de mi patria, que hoy se presenta por espíritus apasionados como antagonista de toda idea de progreso, será el primero que apoyará con su influencia toda medida que tienda a la prosperidad del El vehementemente la paz; pero no una paz aparente, sino la que, emanando de las ideas, haga desaparecer la desconfianza y restablezca una verdadera reconciliación entre los colombianos76

74 Ibídem.

75 Manuel Murillo Toro (1816-1883). Nació en la población de Chaparral, Tolima. Fue uno de los ideólogos más importantes del partido liberal en el siglo XIX, Compañero en las lides liberales de Salvador Camacho Roldán,

María y Miguel Felipe y Santiago y Aquileo Parra. Dirigió y escribió en un buen número de periódicos regionales y nacionales. Fue Secretario de Hacienda y Relaciones Exteriores, Presidente del Estado de Santander y Presidente de la República en dos ocasiones (1864-1866; 1872-1874), la primera de ellas de los Gobiernos de Mariano Ospina (1857-1861) y de Mosquera (1862-1864). Murillo Toro fue muy hábil al permitir durante su prímer período Presidencial que Antíoquia siguiera un cauce conservador en cont1avía del régimen liberal, al aceptar el Gobierno de Berrío que fue el resultado de una contienda regional, pero que permitiría a los conservadores tener una válvula de escape en medio de un mar de Estados liberales. Fundó el Diario Oficial e introdujo el telégrafo en 1865; ordenó la elaboración de mapas del territorio de acuerdo con los avances ya realizados por Mosquera y la Comisión Corográfica. Combatió el movímiento independiente de Núñez, entre 1880 y 1882, en el Congreoo y en la prensa, pues que el liberalismo se iría a pique con al división entre radicales e independientes, y que éstos últímos podrían tomar la delantera. ARIZMENDI P.,!.: Presidentes de Colombia, 1810-1990. Opus dt" pp. 121-124.

76 AAM, C/Obispos, Saludo del Arzobispo Vicente Arbelácz al Presidente Manuel Murillo Toro. Santa Fe de Bogotá, 1872.

96

Esta visita al nuevo presidente de la República -conocido por su espíritu radical en asuntos

eclesiásticos- y su correspondiente discurso, generaron un mayor malestar dentro de la "línea dura"

de la jerarquía y del clero de la Iglesia y del conservatismo, quienes acusaron al arzobispo Arbeláez

de oportunista. El clero bogotano envió dos extensos Memoriales al arzobispo, en junio de 1871 y

noviembre de 1872, en los que expresaba:

declaramos formalmente que es crítica y en extremo alarmante la actual situación de esta Iglesia, y que estamos colocados sobre un volcán, que de un día a otro puede hacer su explosión, y sepultarnos a todos bajo sus ruinas. Esta situación la han creado, primero, los enemigos jurados e implacables de la creencia católica .. . y, segundo, algunos actos poco acertados del gobierno eclesiástico .. . respecto del segundo tenemos que consignar aquí esta verdad amarga: el gobierno eclesiástico no se ha apercibido ni estudiado bastantemente el campo que le ha dejado el enemigo, para el combate que debe sostener con él en defensa de la causa católica. Un golpe de autoridad para hacer valer derechos, usando con acrimonia o con poca reflexión, en la hipótesis de hacerse obedecer con este resorte, es un error, generalmente hablando: un arte del despotismo imponiendo la humillación a un individuo o a una corporación. Un desdén o un desprecio; un acto de favoritismo explícito en contra de intereses sagrados reconocidos por la justicia; un sentimiento exagerado de independencia pensando en que se es fáci l por sí solo mandar con acierto y con tino y sin el concurso de algún consejo amigo y desinteresado ... La unión cordial y franca del prelado con su clero la creemos de una vital necesidad .. . esa gran cadena pone en relación y annonía al prelado con el último de los fieles que están sometidos a su autoridad y a su gobierno ... 77

Este Memorial revela el descontento de algunos miembros del Capítulo metropolitano, quienes

consideraban descuidado al arzobispo en el ejercicio de su M inisterio y en las decisiones que

tomaba y demorado en llenar las vacantes de cargos eclesiásticos; además, los sacerdotes firmantes

ponían en duda su integridad y lo acusaban de no ofrecer al clero garantías para el ejercicio de sus

funciones ni para actuar con seguridad:

el clero no tiene garantías de ninguna especie para ejercer su santo ministerio, y desde el día 24 de julio en que se inmoló bárbara y traidoramente a un virtuoso sacerdote, ya ninguno tiene seguridad para su persona ... También nos encontramos en el deber de manifestaros que hay grande y general descontento contra vos, entre los particulares, y especialmente entre el clero ... y no faltan quienes crean que os pagáis, más de las exterioridades que del fondo de las cosas, y que cuidáis más de las pequeñas que de las

78 grandes.. . .

En medio de esta tensa situación, el arzobispo convocó el 6 de agosto de 1873 a "Obispos y a los

Capítulos Metropolitano y Catedrales, a los prelados y superiores regulares y a las demás personas

TI AAM, e/Obispos, Memorial de algunos de los Miembros del Capítulo Metropolitano al Arzobispo Vicente Arbeláez, Santa Fe de Bogotá, noviembre 18 de 1872.

78 Ibídem.

97

que por derecho o costumbre deban concurrir al Segundo Concilio Provincial

Neogranadino,,79. Y precisamente en este Concilio donde hizo crisis y se evidenció la profunda

división en la colombiana. Al comenzar sus sesiones en el mes de la

mayoría de los obispos convocados no asistieron y en su representación debieron

Procuradores escogidos entre los clérigos de Bogotá y quienes en su mayoría apoyaban al

arzobispo80. Este hecho se convirtió en argumento válido de adversarios del Jerarca para

impugnar las conclusiones del las líneas duras del conservatismo y de la lo

acusaron de haber entregado la doctrina y de traicionar los postulados Papales del Syllabus (1864)81,

al darle al liberalismo la de imponer la enseñanza laica, comprometiendo la enseñanza

católica y el andamiaje ideológico de la

El Segundo Concilio se ocupó en gran parte, de la falta de unidad del episcopado en torno a los

problemas de la enseñanza religiosa, la actitud del clero en las elecciones, la fundación de una

Universidad Católica que compitiera con la Universidad Nacional fundada por los radicales en 1867

y las relaciones de los jerarcas con los escritores laicos, en especial con José Manuel Groot y

Miguel Antonio Caros>. Sin duda, el tema más conflictivo del Concilio se dio en torno al clero y sus

79 AAM, C/Obispos, Circular Convocatoria delll.l:¡:olnsvo Metropolitano de Colombia al Segundo Concilio Provincial Neogranadino, Santa Fe de Bogotá, agosto 6 de 1873.

80 Los obispos de Santa Marta y Pasto carecían de representación en la reunión, y los de Popayán y Cartagena de oponían a las ideas de Arbeláez; los obispos de MedeUin y Antioquia tampoco estaban de acuerdo con el arzobispo, aunque el Procurador del obispo de Antioquia votó a favor de los proyectos de éste último. También estuvieron en desacuerdo con Arbeláez, el Capitulo Metropolitano de Bogotá, muchos procuradores y los superiores de las órdenes Véase: GONZÁLEZ G., F.: Poderes Enfrentados. Opus cit., p. 219.

8\ "Syllabus o Catálogo de los errores de nuestra época censurados en las Alocuciones consistoriales, Encíclicas y demás Lecturas apostólicas de Nuestro Santisimo Padre el Pio IX". En: Apéndice al Concilio Primero Provincial Neo-Granadino. Imprenta Metropolitana, Bogotá, 1869, p. 18L adelante: "Syl!abus" ... En: Apéndice al Concilio Primero... Opus cil.).

82 Biblioteca Luis Ángel Arango (en adelante BLAA) El Tradicionista, No. 54, Bogotá, junio 25 de 1872.

83 Véase GONZÁLEZ G. F.: Poderes enfrentados. cit. José Manuel Groo!, Miguel Antonio Caro y José Joaquln Ortiz fueron los escritores católicos más ultramontanos durante el periodo de la Federación, sin excluir a Mariano Ospina Rodríguez, quien por estos años se encontraba al frente de su periódico La Sociedad (Medellín, Se enfrentaron a través de la prensa -sobre todo de los periódicos El Tradicionista, El Catolicismo y La Caridad- a las acciones y proyectos liberales. Defendieron la posición del Papado en toda materia -más papistas que el Papa se ha dicho- a tal punto que debieron ser amonestados indirectamente por el Concilio Provincial de 1873. Groot, maSÓn en su juventud, dibujante, pintor y grabador, se vinculó tempranamente al periodismo y lo entre 1836 1878; escribió libros, artículos y ensayos acerca de la Iglesia y en su defensa contra el Protestantismo y las bíblicas, hasta alcanzar una de las obras del siglo XIX. Entre 1856 y 1869 escribió La Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada, compendio de Historia desde la conquista hasta 1830. Joaquin Ortiz estuvo al frente del periódico La Caridad y de otros periódícos, escribió artículos de manera permanente en defensa del catolicismo. Miguel Antonio por su parte, construyó el cuerpo ideológico de la Constitución conservadora y de 1886 en compañía de

98

relaciones con la política, porque aquí existían claramente dos líneas de conducta opuestas, una que

legitimaba la autoridad proveniente de Dios, es decir, la de la Iglesia católica, y la otra que aprobaba

completamente la autoridad de los regímenes liberales 84 • Evidentemente, en torno a la participación

activa del clero en política no hubo acuerdo, y quedó claro que una era la posición del arzobispo y

otra muy diferente la de numerosos obispos, miembros del Concilio, que muy posiblemente

reclamarían a Roma los derechos de los cuales se sentían despojados. Continuaron entonces sin

resolverse preguntas sobre divergencias dentro de la institución, pero también permaneció vigente el

principal interrogante: ¿cuál debería ser la conducta de los obispos y del clero frente al pensamiento

liberal y los liberales? Sin embargo y no obstante las diferencias manifiestas, otros capítulos del

Concilio fueron aprobados sin problemas, como la consagración de la provincia eclesiástica de

Colombia al Sagrado Corazón, la condena del racionalismo, el indiferentismo, el naturalismo, el

espiritismo, las sectas masónicas y el matrimonio civil. Desde allí, para los miembros de la Iglesia,

las cosas girarían en buena medida alrededor de la aceptación o del rechazo a la reforma educativa

del régimen radical y al modo de participación del clero en política.

En enero de 1874 continuó sesionando el Segundo Concilio, pero ante las fuertes discrepancias, /

divisiones y disputas surgidas en torno a las Constituciones que debían suscribirse, Indalecio,

obispo de Dora y auxiliar del Arzobispad085, envió una extensa carta al arzobispo Arbeláez

expresándole su preocupación por "el cisma" que se avecinaba en la Iglesia. Le propuso, para evitar

una posible ruptura, hacer un receso y posponer para el mes de julio la culminación del Concilio,

convocar para esa fecha a los obispos, incluso si era necesario acudiendo a las penas canónicas, y

Rafael Núñez, y gobernó como Vicepresidente de éste entre 1892 y 1894; una vez muerto Núñez, en 1894, Caro siguió su presidencia antiliberal hasta concluirla en 1898. GONZÁLEZ, B. y SEGURA, M.: José Manuel Groot (1800-1878). Bogotá, Banco de la República, Biblioteca Luis Ángel Arango, Historia de la Caricatura en Colombia/8, octubre de 1991. ORTIZ MESA, L. J.: "José Manuel Groot: Editar, publicar y vender un libro en el siglo XIX. Su Correspondencia con José Joaquín Isaza, Obispo de Antioquia". En: Estudios Sociales. No. 6, FAES, Medellín, septiembre de 1993, pp. 89-106. Para Caro, véase BERGQUIST, CH.: Café y conflicto en Colombia, Opus cit; así mismo, SIERRA, R. (Editor): Miguel Antonio Caro y la cultura de su época. Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, 2002.

84 En las Memorias de Cordovéz Moure encontramos una m uy extensa alusión a las diferencias que se dieron en el Segundo Concilio Provincial Neogranadino. CORDOVÉZ MOURE, J. M.: Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá. Ediciones Agu ilar, Madrid, 1957. Así mismo, F. González hace valiosos análisis de las discusiones en el Concilio que fueron, al parecer, muy agudas según puede percibirse en los relatos de Monseñor Restrepo Posada, quien transcribe los proyectos de resoluciones de Arbeláez, los comentarios de Monseñor Barreto en contra de éstos y la pastoral del arzobispo Arbeláez en la cual explica las normas del Concilio sobre la no intervención del clero en política. GONZÁLEZ G., F.: Poderes Enfrentados... Opus cit., p. 211.

85 Este obispo fue preconizado por el Papa Pío IX el 23 de abril de 1873 como "Obispo de Dora in partibus in fidelium y auxiliar del arzobispo con residencia en la ciudad de Tunja, capital del Estado de Boyacá" y fue consagrado por el arzobispo Vicente Arbeláez el19 de octubre de este mismo año. Repertorio Eclesiástico, No. 34, Medellín, enero l° de 1874, p. 270.

99

enviarles con antelación el índice de las Constituciones expedidas hasta el presente, a fin de que las

pudieran leer y estudiar con detenimiento y fueran finalmente suscritas por ellos si las estimaban

convenientes; todo esto debía hacerse para evitar una mayor división dentro de la institución. El

obispo Indalecio señaló en su misiva que "cuatro proyectos de Constitución son los que han

dividido los ánimos y han causado exacerbación en las discusiones: 1°. Instrucción religiosa en la

provincia eclesiástica; 2°. Intervención o conducta del clero en la política; 3°. Escritos católicos, y

4°. Misiones,,86. Sobre el primero le aconsejó escribir a la Santa Sede para elevar consulta y así

allanar las intensas diferencias existentes sobre el mismo. Con respecto a los demás aspectos, lo

invitó a reflexionar y modificar su actitud por considerar que ella iba en detrimento de los intereses

de la religión y de la Iglesia. Así pues que el mencionado obispo lndalecio, le sugirió a Arbeláez,

prudencia en el manejo de los resultados del Concilio, consultas en lo relativo a la enseñanza

católica en las escuelas y modificaciones de posición en los aspectos tocantes con la conducta del

clero en la política, los escritores y escritos católicos y la legislación sobre misiones. En cuanto a la

educación, resultó cercano al bando de los ultramontanos.

El Concilio entró en receso. Durante éste, el arzobispo entregó dos pastorales. La primera, titulada

"Los deberes del clero en relación con el orden político", en la cual sostuvo con fuerza la

prescindencia del clero en la política87; arremetió contra lo que denominó el fanatismo político "que

tan profundamente preocupa los ánimos, pervierte y extravía los sentimientos, sacrifica á su pasión

los grandes intereses sociales,,88, y resaltó al sacerdote como mediador pacífico "cuyo grande objeto

es la satisfacción de las almas, debe sobreponerse á las pasiones políticas, que ciegan á los pueblos

y desarrollan en ellos las discordias y los odios profundos,,89. Invitó a los sacerdotes a predicar e

inculcar en el pueblo sus deberes de acuerdo al evangelio; precisó que la obediencia a la autoridad

temporal no se oponía al deber de enseñar y predicar en contra de todo error y procedimiento

contrario a las leyes de Dios y de su Iglesia. Abogó por arreglos en el tema de las escuelas,

proponiendo dejar la instrucción religiosa en manos de los sacerdotes o laicos católicos, y formuló

de nuevo la no intervención del clero en la política partidista .

86 AAM, C/Obispos, Carta del Obispo de Dora al Arzobispo Vicente Arbeláez, Santa Fe de Bogotá, enero 5 de 1874.

87 En esta pastoral el Prelado se apoyó en varios documentos de la iglesia: la Sollicitudo Ecclesiarum de Gregorio XVI, la Alocución de Pío IX del 20 de julio de 1872, y el Concilio Prauincial de París de 1850.

88 AAM, C/Obispos, Ilustrísimo Señor Vicente Arbeláez, Carta Pastoral "Los deberes del clero", dirigida al clero de la Arquidiócesis, Santa Fe de Bogotá, mayo 5 de 1874.

89 Ibídem.

100

En su segunda pastoral, el arzobispo se refirió a la devoción al Corazón de Jesús, que tanta fuerza

traía de Europa y que tanto venía calando en el país, a fin de poner en sus manos la dificil situación

de la Iglesia católica en los Estados Unidos de Colombia, afirmando que:

casi todos los gobiernos constituidos en el mundo, y en general, la riqueza, el desenfreno de la prensa, el poder y la vana ciencia, se han conjurado contra Dios y su Iglesia ... Nos hallamos, pues, en uno de esos períodos en que todos tenemos el deber imperioso e imprescindible ... de trabajar y hacer sacrificios, según la posición que ocupemos, ofreciendo en defensa de la Iglesia de Dios y en bien de las almas, nuestros bienes, nuestro reposo y, si es necesario, hasta nuestra propia vida90

La pastoral estuvo acompañada del correspondiente decreto por medio del cual ordenó la

Consagración de la Arquidiócesis al Sagrado Corazón de Jesús, así como los eventos que debían

hacerse para tal efecto.

El periódico La Sociedad de Medellín, dedicó su editorial del 6 de junio de 1874 a comentar la

primera pastoral del arzobispo -los deberes del clero- expresando su posición en el siguiente texto:

Cuando el bien espiritual de las almas, la conservación y propagación de la fe y de las buenas costumbres, o los derechos y libertad de la Iglesia, no se interesan en una cuestión o en un acto político, el clero debe abstenerse de intervenir en ello; cuando la cuestión o el acto político interesen a alguno de estos grandes objetos, el clero no puede prescindir de cooperar con toda su influencia para que la cuestión se decida, y el acto se ejecute en el sentido que a tales importantísimos objetos conviene91

Como puede observarse, los editores de La Sociedad acomodaron a su modo de pensar la pastoral

del arzobispo. Su texto aduce las experiencias de Prusia y Austria bajo Bismarck, alegando que la

doctrina católica no ordenaba la abstención del Episcopado y del clero en la política, cuando en ella

se ponían en juego los derechos y la libertad de la religión y de la Iglesia. A fines del mes de junio

los mismos editores, se refirieron de nuevo al tema de la prescindencia o intervención del clero en

los actos políticos y consideraron que de dicha cuestión debía ocuparse con preferencia la prensa

católica, pues la prensa liberal, aprovechando las circunstancias favorables, sostenía que con la

pastoral había quedado resuelto el asun~ de la prescindencia del clero en la política, es decir, le

daba su propia interpretación al asunto. Argumentaban los editores de La Sociedad que:

90 AAM, C/Obispos, Pastoral y Decretos sobre la Consagración de la Arquidiócesis de Santa Fe de Bogotá al Sagrado Corazón de Jesús, mayo 16 de 1874. Véase el valioso estudio de HENIDQUEZ DE HERNÁNDEZ, c.: "Estudio iconológico del Sagrado Corazón. Su protagonismo en la historia de Colombia, 1867-1960". Tesis de Magister en Historia, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1992.

91 La Sodedad, No. 103, Medellin, junio 6 de 1874, pp. 49-50.

lO]

Cuando es la fuerza brutal, enemiga de la justicia y de la religión, la que atropella sin miramientos la justicia de los pueblos y el orden religioso y moral de manera que no hay medio legal ni pacífico que pueda refrenarla, la Iglesia invoca también la fuerza para hacer respetar la justicia y los derechos religiosos y civiles de los cristianos. En esto sigue el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, que con un látigo en la mano arrojó del templo a los que lo profanaban92

.

El llamado al uso de la fuerza, a la "defensa legítima" y a la guerra justa, encontró sustentación en

una serie de casos históricos ocurridos desde el siglo XI hasta el siglo XVI, según los cuales,

amenazados los cristianos por "bárbaros e infieles", sus propios Papas llamaron a las armas. Esta

fue la posición de La Sociedad --expresión evidente de la jerarquía antioqueña- con respecto a la

actitud guerrera que debía asumir la Iglesia frente a un gobierno que, en su concepto, era contrario a

sus doctrinas y al papel que la institución eclesiástica debía cumplir en la sociedad.

Tampoco fue admisible para los obispos de Pasto, Popayán, Antioquia y Medellín, y más tarde para

el de Pamplona, la pastoral del máximo jerarca de la iglesia colombiana. El obispo de Pasto,

Manuel Canuto Restrepo y Villegas, le apostó a todo lo contrario, consideró que el clero debía

participar directamente en política y no aceptó la enseñanza de la religión católica como optativa en

las escuelas oficiales por considerarlas ateas9J . Tan airados como Restrepo y Villegas, se pusieron

los obispos de Medellín, Antioquia y Popayán, impugnaron la reforma educativa y se opusieron a la

exclusión de la religión de la escuelas de primaria y de las normales dirigidas por pedagogos

alemanes protestantes; los obispos del Cauca exigieron el abandono de las escuelas laicas por parte

de los católicos. Todo ello comenzó a incendiar la guerra. El obispo Carlos Bermúdez de Popayán

ya tenía en funcionamiento escuelas católicas en muchas de las parroquias de la Diócesis de

Popayán, como un reto a las políticas liberales y como un desacato a su arzobispo.

La primera pastoral del arzobispo Vicente Arbeláez seguía generando mucha polémica. En ese

contexto, el arzobispo de Palmira y Prosecretario de la Sagrada Congregación de Negocios

Eclesiásticos Extraordinarios, Monseñor Marini, escribió a Arbeláez una carta en la que le

manifestaba varias observaciones sobre aquella. El Prelado le respondió en abril de 1875 con una

extensa carta fijando su posición sobre varios temas, a saber: la manera como concebía la

92 La Sociedod, No. 106, MedeUín, junio 27 de 1874, pp. 73-74.

93 Banco República de Pasto (en adelante BRP), Pastoral del 12 de Octubre de 1872 del Ilustrísimo Señor Obispo de Pasto. Imprenta del Tradicionista, Bogotá, 1872. Pastoral del 8 de diciembre de 1873 del Ilustrísimo Señor Obispo de Pasto. Imprenta del Tradicionista, Bogotá, 1874. En estas dos pastorales se percibe la posición enérgica e intransigente del Obispo Restrepo contra el Decreto de los radicales sobre instrucción obligatoria, contra la ley que rebajaba a la mitad el interés de los bienes expropiados a la Iglesia, y su postura a favor de la participación directa del clero en política. A las pastorales señaladas nos referiremos en otros apartes del estudio.

102

abstención del clero en la política, su concepto de la política, su modo de combatir los errores de la

época, la posición de los escritores laicos en la prensa y su sometimiento al obispo, y la reserva de

las discusiones en el seno del Concilio Provincial94 . Esta carta es una reveladora muestra del

pensamiento y de la actitud del Prelado frente al liberalismo y del caldeado ambiente que ella

generó en la Iglesia católica colombiana de entonces:

Dice S. E ... que si yo deseaba inculcar de una manera perceptiva al clero la abstención de la política, el amor que debe tener a la patria y el respeto a las leyes, habría sido mejor que esto se hubiera hecho por medio de una circular secreta, que no por una Pastoral que puede ser leída por todos y comentada en un sentido diverso. El conocimiento práctico que tengo de los acontecimientos políticos que se han verificado en este país, la parte que en ellos ha tomado el clero, y el curso que toman cada día, han producido en mí el profundo convencimiento de que la intervención directa del clero en la política del país, lejos de favorecer los intereses de la religión ... da un resultado diametralmente opuesto. Pero debo advertir que al hablar de política no entiendo esa política anticristiana .. . por la cual casi todos los gobiernos del mundo violan hoy los principios eternos de justicia... No; lejos de mi semejante idea que sería el completo desconocimiento de la misión de un Obispo católico... que debe dar el ejemplo, debe levantar la voz sin respeto ni consideraciones humanas para condenar el error.. . de donde quiera que provenga... "Si la influencia que el sacerdote puede ejercer en cumplimiento de los deberes de su ministerio para combatir el error... se considera como intervención en política, el sacerdote católico puede y debe ejercer tal intervención" ... En el mismo sentido y penetrado de los sagrados deberes de mi ministerio he combatido los errores dominantes de la época, tanto por medio de la predicación como de las numerosas Pastorales que he dirigido al clero.. . hice publicar y difundir con profusión la célebre Encíclica de Su Santidad Pío IX Quanta Cura... con el Syllabus y las Constituciones dogmáticas sobre la fe católica ... sancionados en otro Concilio...

... La segunda observación que S. E. me hace ... parece que yo supongo que la política moderna de los gobiernos es un negocio puramente secular, y que esto es inexacto, puesto que ella abraza principios antirreligiosos ... yo no puedo admitirla porque ella esta en abierta contrariedad con mis procedimientos y con la constante enseñanza, que tanto de palabra como por escrito he dado al clero y a los fieles ...

. .. Una vez hecha esta observación paso a manifestar que clase de política es de la que he creído y creo que conviene se abstenga el clero en esta arquidiócesis, y por qué fue necesario hacer dicha prescripción por medio de una Pastoral y no de una circular secreta. Es incuestionable que no solo el clero, sino todo buen ciudadano debe ejercer toda su influencia para procurar el triunfo de la justicia y de todas las cuestiones que afectan el orden moral y religioso. Pero S. E. sabe muy bien que en todos los países del mundo, y muy particularmente en estas Repúblicas , sujetas hace tanto tiempo a constantes revoluciones, hay una política de círculos, de bandera, de fraudes y de intrigas, en la cual dominan el interés y los fines particulares, sin tenerse en cuenta los

94 En el mes de enero de 1876, el arzobispo Arbeláez escribió también una extensa Carta al Papa Pío IX. en la cual se defendía de todos los cargos que se le habían levantado en el ejercicio de su ministerio.

103

más triviales principios de la moral ni siquiera del decoro. Es de esta de la que he creído y creo que debe abstenerse el clero ...

... desde la primera Pastoral que dirigí... al encargarme del gobierno de esta Arquidiócesis, indiqué al clero la necesidad que tenía ... de guardar una conducta mesurada y no mezclarse, en las funciones de su ministerio, en esos debates encarnizados de la política puramente humana. Pastoral que fue muy bien recibida por el clero y por el Episcopado... Posteriormente, y a pesar de mis prescripciones, algunos escritores conservadores, y que dirigen la política de que he hablado, hicieron esta cuestión tema de sus escritos, y fue por esto por lo que creí conveniente que esta materia fuese objeto de una de las cuestiones del segundo concilio Provincial, porque debiendo éste ser sometido al examen y aprobación de la Santa Sede, su decisión será la regla cierta que deberá uniformar los procedimientos del Episcopado y del clero ...

Aquí debía haber terminado todo, y yo no pensaba dar la Pastoral en cuestión; pues que la prudencia aconsejaba que, una vez que esto estaba sometido al juicio de la Santa Sede, se aguardase el resultado. Un hecho imprevisto y que no estaba a mi alcance, me obligó a dar la Pastoral. .. : Sabiamente se ha establecido que, tanto en los Concilios generales, como en los particulares, las discusiones que tienen lugar en las congregaciones sean secretas y que a los miembros que las componen se les exija el juramento de guardar el secreto de todo cuanto se trate y discuta en ellas. En el Concilio segundo provincial hubo necesidad de tocar cuestiones graves ... que herían susceptibilidades y se contaba siempre con la reserva prometida. Desgraciadamente, la promesa del secreto fue violada por personas constituidas en dignidad .,. y esto hizo que algunos escritores públicos sin conocer a fondo las constituciones ... y por simples informes exagerados, comenzaran a desprestigiar el Concilio ... Estos artículos, que se publicaron en un periódico de la capital, fueron reproducidos fuera de ella. Una vez promovida esta cuestión por la prensa hubo escritores que no solo dirigieron circulares a los curas, manifestándoles que debían intervenir directamente en la política, sino que se adelantaban a sostener que siendo la religión la única cuestión que hoy se debate en este país, era el caso de sacudir el yugo por una revolución que debía ser encabezada por los prelados y el clero.

He aquí el motivo por el cual creí indispensable dar una Pastoral en la que se prescribieran algunas reglas sobre la conducta que debía observar el clero en las

. l' .cuestIOnes po Jtlcas ... 95

El Segundo Concilio Provincial pudo clausurarse finalmente en el mes de julio de 1874, pero

concluyó sin acuerdos. Durante la segunda mitad de ese año, el de 1875 y la primera mitad de 1876,

siguió sintiéndose un tenso ambiente en la República. Daba la impresión que se venía fraguando

una guerra civil, pues la prensa conservadora, la católica y la liberal ya hacían referencia a ella. Si el

arzobispo Vicente Arbeláez desaprobaba pero toleraba las reformas liberales en lo religioso, los

obispos de la "línea dura", los laicos ultramontanos y los periódicos conservadores extremos, la

95 AAM, C/Obispos, Carta del Arzobispo Vicente Arbeláez a Monseñor Marini, Arzobispo de Palmira, Prosecretario de la Sagrada Congregación de Negocios Edesiásticos Extraordinarios, Santa Fe de Bogotá, abril 12 de 1875. Las partes en negrilla han sido resaltadas por el autor del presente estudio.

104

azuzaban en Bogotá y en las distintas regiones del país96. Podríamos decir que se trataba de la

oposición entre dos iglesias, una laica y otra católica, ambas alegando su carácter de universalidad,

intransigentes, descalificadoras de la contraria y seguras de sus postulados; ambas con obispos,

clérigos y feligreses propios .

Recapitulando, la división de la Iglesia católica colombiana se produjo entonces entre los años de

1870 y 1876, Y tuvo sus principales expresiones en el Segundo Concilio Provincial (1873-1874) y

en fuertes debates de periódicos civiles y eclesiásticos97; pero también en fundaciones de escuelas

de ambos bandos98 ; pastorales, circulares y proclamas de los obispos así como diversas expresiones

orales y escritas de sacerdotes y fieles 99; posiciones de asociaciones y sociedades catól icas 100;

reuniones sociales y políticas, y un uso indiscriminado de tribunas públicas, así como de púlpitos y

confesionarios lol . Todo ello, avivó los ánimos y encendió el espíritu bélico que hizo carrera. Hay

que decirlo, la contienda armada que se avecinaba (1876-1877) fue ante todo una confrontación de

carácter religioso y se constituyó en una lucha entre poderes y soberanías. Antioquia y Cauca fueron

96 A raíz de las diferencias expuestas, el arzobispo de Bogotá, Vicente Arbeláez, y de la carta que envió al Papa Pío IX en 1875 y a la cual hicimos referencia, más tarde, el 29 de mayo de 1878, el arzobispo Arbeláez escribió al Obispo de Antioquia, infomlándole que había recibido de la Santa Sede una misiva relativa a escuelas oficiales y la carta de su Santidad de aprobación de su conducta en las cuestiones suscitadas por el gobierno relativas a la ley de instrucción pública. Cfr.: Archivo Diócesis de Antioquia (en adelante ADA), Tomo 348, 29 de mayo de 1878, f. 510.

97 Favorables a la Iglesia católica en el Cauca se distinguieron: La Juventud Católica, Cali, 1872-73; Los Principios, Cali, 1875; La Juventud, Buga, 1875; y La Semana Religiosa, Popayán, 1875-76. En el Cauca se distinguieron como periódicos favorables al liberalismo: La Escuela Liberal, Popayán, 1875; y La Unión Liberal, Cali, 1874-75. Fueron favorables a la Iglesia católica en Antioquia: La Sociedad, Imprenta de la Diócesis por N. A. Pineda, 1872-1876; Repertorio Edesiástico, Medellin, Imprenta de la Diócesis de Medellin, 1873-76; y El Deber, MedeIlín, 1876. Fue favorable a los liberales en Antioquia: La Opinión, Medellín, 1876. Véase además, como manifestaciones de oposición del clero a las medidas liberales en la región durante y después de la guerra civil, AAM, Medellín 6, (en adelante M), C8, Memon'ales y Prolestas del clero en Antioquia 1876-1877. AAM, M12, C8, Manifestaciones del clero en Antioquia. AAM, M31, C8, Grculares sobre persecución del clero.

98 Véase: QUr]ANO WA LLlS, J. M. (Memoria): Memorias autobiográficas, histórico-políticas y de cnrácter social. Grottaferrata, Roma, 1919.

99 AAM, Sección Despacho del Arzobispo, Circulares eclesiásticas, M (Medellín) 27, 28, 92, Carpeta 4, 1857-1959; Decretos, circulares y pastorales de la Arquidiócesis de Bogotá, M 29, 1868-1878.

100 ARANGO de R., G. M.: "Estado Soberano del Cauca: asociaciones católicas, sociabilidades, conflictos y discursos politico religiosos, prolegomenos de la guerra civil de 1876". En: Ganarse el cielo defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia, 1840-1904. Unibiblos, Bogotá, 2004 y "Mujeres, pobres y sociabilidades. La Asociación del Sagrado Corazón de Jesús. Antioquia, 1870-1900". En: Revista Sociología, No. 24, Universidad Autónoma Latinoamericana, Medellín, 2001.

101 Estos aspectos han sido rastreados en periódicos, hojas volantes y folletos. FolIetería Miscelánea y Sala de Prensa, Biblioteca Universidad de Antioquia, Medellín. Cfr. URIBE, M. T Y J. M. ÁLV AREZ: Gen años de prensa en Colombia, 1840-1940. Cll0, Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, 2002.

105

a una expedición religiosa y política "en defensa de las prerrogativas regionales para justificar su

opción bélica"; los obispos y numerosos sacerdotes y fieles de estas dos regiones asumieron una

posición totalmente disidente de su Ordinario, el arzobispo de Bogotá, y le dieron a la lucha un tono

de cruzada,02

.

Pero mientras el ambiente nacional eclesial estaba bien caldeado, en la región antioqueña la Iglesia

estaba casi totalmente unida, fuerte y en positivas relaciones con el gobierno conservador

antioqueño. Mientras sesionaba el Segundo Concilio Provincial Neogranadino, y en vista de las

dificultades y enfrentamientos que en éste se evidenciaban, la Sociedad Católica de Medellín,

presidida por el expresidente Mariano Ospina Rodríguez (1857 Y 1861) -quien también presidía la

Legislatura de Antioquia- '03, organizó en el mes de enero de 1874 una Peregrinación al Señor Caído

de Girardota -población que distaba 5 leguas de Medellín-; con esta gran manifestación de piedad y

de adhesión a la Iglesia se quería apoyar la posición de los obispos que estaban en desacuerdo con

la actitud conciliadora del arzobispo Arbeláez, entre los cuales, como lo venimos reseñando,

descollaban sobre todo dos antioqueños: Manuel Canuto Restrepo, obispo de Pasto, y Joaquín

Guillermo González, obispo de Antioquia. El entonces obispo de Medellín, el rionegrero José

Joaquín Isaza, un hombre culto y moderado, envió una circular al clero para que fuera leída a los

fieles en sus parroquias exhortándolos a que asistieran a esta peregrinación " ... para que unidos en

102 PALACIOS, M.: Entre la legitimidad y la violencia, Colombia, 1875-1994. Opus cit., pp. 43-45.

103 Mariano Ospina Rodríguez (1805-1885). Nació en Guasca, Cundinamarca. Abogado del Colegio San Bartolomé a los 22 años. Participó en la fracasada conspiración contra el Libertador Simón Bolívar en septiembre de 1828. Se fugó de Bogotá y se dirigió a Antioquia donde apoyó al general antioqueño José María Córdoba en contra de Bolívar y su proyecto monárquico entre 1828 y 1829. En 1830 se refugió en las montañas de Santa Rosa y más tarde fue nombrado Secretario del Gobernador. Ese año apoyó a Salvador Córdoba contra el venezolano Rafael Urdaneta en Antioquia, quien había asumido el Gobierno nacional. Ocupó luego cargos políticos en la Provincia de Antioquia y asumió la dirección de la Secretaría del Interior y Relaciones Exteriores, cumpliendo destacado papel en la formulación de la Constitución centralista de 1843 y en el proyecto educativo técnico y religioso de 1842 a 1845. Casó tres veces, la última de las cuales lo incorporó de manera más decidida a la élite regional, pues su matrimonio fue con Doña Enriqueta Vásquez, hija de Pedro Vásquez Calle, uno de los hombres más ricos de Antioquia en el siglo XIX. Ocupó la Gobernación de Antioquia y con José Eusebio Caro, padre de Miguel Antonio Caro, redactó el programa fundacional de partido conservador en 1849. Fue congresista entre 1849 y 1853; Presidente de la República entre 1857 y 1861 y, ante su gobierno centralizador y sus medidas antifederales, se encendió la guerra civil de 1859-1862; una vez concluida su Presidencia fue puesto preso y enviado a la cárcel de Cartagena. Fugado, se instaló en Guatemala y se vinculó allí a actividades económicas y culturales, siendo muy cercano de los jesuitas, a quienes había traído al país en 1844 y luego en 1857 bajo su gobierno. Regresó a Medellín en 1871, continuó vinculado a la política y a los negocios y fue decisivo en la defensa de la Iglesia católica contra el liberalismo. Escritor en varios periódicos y fundador de La Sociedad para enfrentar al radicalismo; desde éste participó activamente en el incendio de la guerra civil de 1876-1877. Derrotados los conservadores, Ospina debió expatriarse y luego, al volver a Medellin, murió en 1885. ARIZMENDl P., l.: Presidentes de Colombia, 1810-1990. Opus cit., pp. 111-114. Un muy sugerente estudio sobre Mariano Ospina R es el de WISE DE GOUZY, D.: Antología del pensamiento de Mariano Ospina Rodríguez. Bogotá, Banco de la República, FAES, 1990.

106

santa fTaternidad, elevemos todos nuestras plegarias al Señor por el triunfo de la Jglesia, por la

libertad del Romano Pontífice, por la paz y concordia de todos los pueblos cristianos y por la

prosperidad de nuestra querida y desgraciada patria" 104. El programa para dicha peregrinación

incluía ejercicios espirituales, presencia de las diputaciones de los pueblos distantes, organización

de los peregrinos, asistencia de los cuerpos colegiados, representantes de corporaciones y

comunidades, banderas, arreglo de las calles por donde circularía la peregrinación, cánticos,

oraciones, eucaristía y colecta para sufTagar los gastos de la peregrinación y para apoyar al Santo

10sPadre .

Más adelante, los miembros de la Sociedad Católica de Medellín se refirieron a este evento en

términos que refieren el triunfalismo en que estaba asentada la Iglesia y la cristiandad antioqueñas:

Amaneció por fin el 4 de enero, ese día tan deseado, en que la religión iba a tener uno de sus más espléndidos triunfos, y el pueblo a dar uno de los más convincentes testimonios de su religiosidad... ondearon más de 56 banderas de diversas formas y colores ... llevadas todas por personas respetables, entre 15.000 y 20.000 peregrinos de todas las condiciones sociales, colegios, Capítulo Catedral, el Presidente del Estado, empleados del gobierno, asociaciones piadosas, gentes delegadas de pueblos lejanos como Huango y Támesis, las Asociaciones Católicas representadas por respetables señoras, cuya directora, la esposa del Presidente del Estado, llevaba la bandera de la institución, dos prelados y numeroso clero. Hubo más de 7.000 comuniones ... Este ha sido el gran día, el día de la gloria para la religión, la patria y el individuo... hombres de todos los lugares del Estado daban testimonio de sus idénticas creencias... Sí, en este día Antioquia ha hecho un gran triunfo sobre sus numerosos enemigos, dando un avanzado paso en la senda del bien, distinguiéndose por ser el primero que en

,06Colombia; y quizá en América, haya dado un espectáculo tan sublime .

Otro evento que expresa los vínculos y excelentes relaciones entre el gobierno del Estado de

Antioquia y la Iglesia católica, es la circular que envió en el mes de diciembre de 1874 el obispo de

Medellín José Joaquín Isaza, al Capítulo Catedral, Vicarios y clero en general, informándoles que el

presidente del Estado de Antioquia "nos ha dirigido una cortés excitación para que por nuestra parte

y la de todo el clero que nos está encomendado prestemos una decidida cooperación para que la

fiesta religiosa ordenada por el gobierno del Estado en acción de gracias al Omnipotente... y que

debe celebrarse el primero de enero de cada año... tenga la debida solemnidad",07. El obispo llamó

104 Repertorio Eclesiástico, Diócesis de Medellín, No. 31, Medellín, diciembre 1 de 1873, pp. 245-247.

105 Ibídem.

106 La Sociedad, No. 86, Medellín, enero 8 de 1874.

107 Repertorio Eclesiástico, Diócesis de Medellín, No. 68, diciembre 1 de 1874, p. 542

107

entonces a su clero a cumplir con "este deber" autorizándolo a ofrecer "indulgencia plenaria á todos

los fieles que, confesados y comulgados, visiten el primero de enero de 1875 cualquiera de las

iglesias parroquiales de la Diócesis y oren allí por las necesidades actuales de la Iglesia, y por la

dicha y prosperidad del Gobierno y pueblo antioqueños,,108.

En el mes de diciembre de 1874 murió el obispo Isaza 109; fue sustituido interinamente por el obispo

anterior, Valerio Antonio Jiménez"o, quien había renunciado por motivos de salud, siendo

nombrado como Vicario Capitular por el Capítulo Catedral presidido por el Deán José Ignacio

Montoya" l . El sepelio del obispo José Joaquín Isaza fue otro evento que reveló la cordialidad y el

afecto reinante entre el gobierno del Estado y la Iglesia: "La procesión runebre... se interrumpió al

llegar frente a la casa del ciudadano Presidente del Estado, para oír varios discursos pronunciados

por personas respetables"lI2, entre las cuales encontramos destacados políticos conservadores.

Monseñor Valerio A. Jiménez se mantuvo en el cargo hasta su renuncia -nuevamente por motivos

de salud- en enero de 1876. Si bien el obispo estaba cansado y enfermo, es muy factible que al

percibir vientos de guerra y palpar la división que se estaba consolidando en el seno de la Iglesia

colombiana, decidiera acelerar su renuncia. Ello le permitió salir incólume de un difícil momento

que lo podía comprometer con sus más cercanos colegas y amigos: de un lado con el arzobispo

Vicente Arbeláez quien fue su Vicario suplente desde 1846; de otro lado, con su compañero en la

108 Ibídem.

109 A los pocos días de la muerte de lsaza, también murió el doctor Pedro Justo Berrío -14 de enero de 1874­quien como ya expusimos fue Presidente del Estado desde 1864 hasta 1873; dos pérdidas muy significativas para Antioquia en cuestión de 20 días; se celebraron funerales muy concurridos.

110 Valerio Antonio Jiménez (1806-1891). Nació en Marinilla y se educó de manera particular con un tio suyo; estuvo en varias legislaturas (1838-1850), fue cura interino en parroquias del oriente conservador, de Abejorral, San Vicente y Guatapé; cura propio de Cocorná y de Marinilla; fundador y Rector del Colegio de San José de la Marínilla; Vicario General de la Diócesis de Antioquia en 1862 nombrado por el Obispo Riaño, cuando debió gobernar la Diócesis después de la guerra civil al ser expatriado el Obispo Riaño por el Presidente Mosquera; Vicario Capitular por la muerte de Riaño entre 1866 y 1868; Obispo de MedeIlín y Antioquia entre 1868 y 1872 -renunció por motivos de salud-o En 1869 fue nombrado coadjutor con derecho a sucesión del obispo Isaza; Vicario Capitular a la muerte de Monseñor lsaza en diciembre de 1874, oficio que desempeñó hasta 1875; en 1884 fue de nuevo Vicario Capitular a la muerte del obispo José l. Montoya hasta el 21 de enero de 1886; de tal manera que fue 5 veces Prelado de su Diócesis y sucesor de sus mismos sucesores. Celebró el primer Sínodo Diocesano, apoyó con decretos y dineros la construcción del templo de la Catedral, fundó el Seminario de MedeUín e impulsó la educación católica y la beneficencia a través de asociaciones católicas. RAMIREZ U., U. (Pbro.): Apuntes para la Historia del Clero y persecución religiosa en 1877. Opus cit., pp. 2-5; PIEDRAHITA, J. (Pbro.): Biografía del ilustrísimo señor Valerio Antonio ¡iménez Hoyos, primer Obispo de Medellín, 1806-1891 . Concurso IDEA, Imprenta Departamental de Antioquia, Medellín, 1997.

111 De este futuro obispo de la diócesis de MedeIlfn nos ocuparemos en el capítulo IIJ.

112 Repertorio Eclesiástico, Diócesis de Medellín, No. 73, enero 9 de 1875, pp. 593-598.

108

consagración episcopal, el obispo de Popayán, Carlos Bermúdez, quien resistía las medidas del

arzobispo en el Cauca; y además, con uno de sus hermanos más cercanos en el Episcopado, Joaquín

Guillermo González l13, quien ya se encontraba ejerciendo como obispo de la Diócesis de Antioquia.

Finalmente, el 14 de febrero de 1876, el Capítulo nombró Vicario Capitular al Deán José Ignacio

Montoya, quien fue consagrado como obispo de Medellín el 20 de julio de ese mismo año l14 ,

cuando ya la guerra había estallado en el Cauca, y en Antioquia estaba a punto de comenzar. El 26

de ese mismo mes entregó su primera pastoral, en la cual habló de "la guerra implacable que el

liberalismo impío y racionalista ha declarado a la Iglesia"lls y a la cual nos referiremos en el

capítulo 3 cuando nos adentremos en la figura de este obispo.

1.3. Polémica por control de la educación incendia la guerra

El problema educativo, como lo venimos señalando, es sin duda el que ocupa la mayor atención de

la Iglesia católica colombiana, y muy especialmente de la antioqueña, y es decisivo en la pugna

entre liberales e Iglesia por el control de las conciencias. Estaba en juego, no sólo la dirección y el

control del aparato educativo, sino lo que este cambio podía significar para el futuro de ambos

bandos. Si los liberales lograban imponer una educación laica, las transformaciones sociales,

políticas y económicas modemizantes podrían ser viables; de lo contrario, el país continuaría bajo la

tutela de la Iglesia y ésta seguiría legitimando un Estado confesional e imponiendo un sistema

educativo tradicional en un país anclado en sus viejas herencias. Estaba pues en juego un elemento

concluyente para el futuro de la nación, y por ello, la educación se tomó en tema candente en la

década de 1870.

Para 1872, Colombia contaba con 1.319 escuelas elementales, de las cuales 304 estaban en el

Estado de Santander, seguido por Antioquia con un número de 280; pero además era la región

antioqueña la que albergaba el 32.7 % del total de alumnos nacionales: 16.987. Para 1876 las

escuelas del país eran 1.646, y Antioquia pasó a ocupar el primer lugar en número pues contaba con

409, seguida por Cundinamarca con 340; la región albergaba 18.887 alumnos, lo que significaba el

113 Joaquín Guillenno González nació en Marini11a -oriente antioqueño- en 1823 y murió en 1888. Fue consagrado como primer obispo de la Diócesis de Antioquia en 1873. Del obispo González nos ocuparemos extensamente en el capítulo 01, apartado 3. 3.

114 "Provisión de la silla episcopal de Medellín". En: La Sociedad, No. 204, Medellin, junio 10 de 1876.

115 Repertorio Eclesiástico, Diócesis de Medellín, No.152, Medellin, julio 29 de 1876.

109

23.8% de los alumnos nacionales 116. El cuadro No.2 nos permite comparar el estado de la educación

primaria a través de el número de escuelas existentes y de alumnos matriculados en los Estados

Unidos de Colombia entre 1872 Y 1880:

CUADRO No2

NÚMERO DE ESCUELAS Y ALUMNOS EN COLOMBIA ENTRE 1872 Y 1880

ESTADOS ESCUELAS PRIMARIAS ALUMNOS 1872 1876 1880 1872 1876 1880

Antioquia 280 409 271 16987 18887 10000 Bolívar 119 67 75 Nr 4465 5241 Bo~cá 128 200 132 5369 8160 11916 Cauea 175 219 143 4569 8457 9000 Cundinamarea 196 340 228 8414 15593 13829 Magdalena 30 40 59 Nr 2479 2382 Panamá 41 28 54 1273 1883 2765 Santander 304 253 243 13207 11074 12306 Tolima 46 68 84 2145 4088 3783 Territorios N/les. Nr 22 6 Nr 891 279 Total 1319 1646 1395 51946 79123 71501

Fuente: LOY MEYER, J.: "La Educación Primaria durante el Federalismo; La reforma educativa de 1870. En: Revista Colombiana de Educación. Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 198 1, pp. 45-61.

Observamos que en la región antioqueña el porcentaje de alumnos matriculados en primaria

descendió para 1880, lo que nos permite inferir que la Iglesia católica antioqueña no animó la

obligatoriedad de la enseñanza laica promovida por los radicales, al tiempo que debieron crearse

instituciones privadas que permitieran la educación católica, las cuales no aparecen en los datos

oficiales. También debió declinar la educación ante las condiciones fiscales del Estado después de

la guerra civil de 1876-1877, el ligero declive de la producción de oro y plata, la guerra civil de

1879 y la inestabilidad causada por la corta "revolución radical de 1880". Pero de otra parte,

recordemos que en el caso de Antioquia se dio un fenómeno contrario al del resto del país: el

gobierno conservador de Pedro Justo Berrío mantuvo una alianza entre la Iglesia católica y el

gobierno del Estado\l?, impidiendo así que en territorio antioqueño se cumplieran los decretos de

instrucción pública ordenados por el gobierno liberal de la Unión, los cuales sólo comenzaron a

116 La Legislatura del gobierno de Antioquia se negó a aceptar el Decreto liberal sobre educación laica y respaldó la enseñanza moral y religiosa en las escuelas. Decreto 186 por el CIUll no se acepta un acto del Poder Ejecutivo Nacional, el decreto del 1° de noviembre de 1870, Medellin, octubre 3 de 1871. Véase también la Circular No. 2 sobre Instruccián Pública, del Secretario de Gobierno, Abralutm Garda, Medellin, febrero 4 de 1871. PALACIO M. V Y NIETO L, J. (Compiladores): Escritos sobre inslrucóán pública en Anlioquia. Secretaría de Educación y Cultura, Medellin, 1994.

117 VILLEGAS, L. J.: Aspectos de la educación duranle el gobierno de Pedro Justo BerTÍo, 1864-1873. Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia, Colección didáctica, MedeUin, 1991. Véase especialmente los apartes relativos a la Iglesia católica.

110

tener vigencia en el año de 1877, cuando culminó de la guerra civil. Ello nos permite inferir que fue

muy grande el empuje a la educación primaria durante el gobierno de Berrío, y que una vez retirado

de la Presidencia del Estado, el nuevo y también conservador presidente, Recaredo de Villa, invirtió

un poco menos de dinero que su antecesor en educación, al parecer, por motivos fiscales generados,

en parte, por la inversión en armas y municiones que el Estado Soberano de Antioquia hizo en los

años anteriores a la contienda bélica de 1876-1877.

En el país, la polémica en torno a la orientación y custodia de la educación entre las dos escuelas

enfrentadas, fue recurrente en la década de 1870; muchas páginas de la prensa, discursos, leyes,

sermones, prohibiciones y pastorales, se dedicaron a alimentar y radicalizar la disputa suscitada en

tomo a sus contenidos y protección. La prensa católica demonizó el pensamiento liberal que, en su

opinión, formaba y promovía profesionales dedicados a legislar contra la autoridad de la Iglesia,

llevando al país a una grave situación de conflictos e injusticia; también impugnó la educación

pública e invitó a los católicos a revelarse contra ella y contra las cargas económicas, sociales y

morales que les demandaba. El siguiente texto, escrito por uno de los colaboradores del Repertorio

Eclesiástico -órgano de comunicación oficial de la Diócesis de Medellín- deja ver el pensamiento

católico en torno al tema de la educación, su rechazo a la educación laica, a sus teóricos y a la

formación impartida en la Universidad Nacional de Colombia; además, permite percibir cual era la

situación en la región antioqueña con respecto al control de la educación en el contexto de la no

aplicación de ley nacional de instrucción pública:

La cuestión sobre libertad de enseñanza se agita, hace muchos años, en todas las naciones civilizadas del mundo. La Iglesia católica, siempre fiel a la divina misión que le fue conferida por su divino fundador "ite docete omnes gentes" (id y enseñad a todas las gentes) no ha dejado de reclamar sus derechos, en donde quiera que se le han querido poner trabas para el ejercicio de tan sublime misión. Por desgracia de algún tiempo a esta parte, los gobiernos civiles han manifestado una tendencia bien marcada á ponerle obstáculos, en el ejercicio de su sagrado ministerio de la enseñanza ...

... Conforme al plan de estudios que estuvo vigente desde el año de 1826 hasta 1842 ... debían estudiarse para optar grados académicos la ideología por Tracy y la Legislación civil y penal por Jeremías Bentham, autores conocidamente impíos ... habiendo sido obligatorias esas enseñanzas para obtener grados académicos, lo eran sin duda ninguna, para obtener los destinos en el orden judicial, que necesitaban de aquel requisito ... Por ahora, el gobierno nacional se ha contentado en materia de educación secundaria, con plantear una universidad nacional, sostenida con las rentas de la Nación, en donde se enseñan los errores de las sectas materialistas y sensualistas que inauguraron en Francia en el siglo pasado, Voltaire y sus discípulos, y que produjeron los excesos de la revolución de aquella nación ... Los católicos de este país, se hallan hoy en un caso análogo al que se encontraban los católicos irlandeses ántes de su emancipamiento. A aquellos se les obligaba a pagar el diezmo de todos los productos de su industria, para sostener el clero y el culto de una religión que no profesaban, que les era odiosa ... Los

1 I 1

católicos colombianos tienen que contribuir con gruesas sumas para sostener una Universidad en Bogotá, en donde se enseñan malísimos principios en moral, en política yen religión; tienen que contribuir en algunos Estados para sostener colegios, vaciados en el molde de la Universidad Nacional. .. Bien se comprende que en nuestras apreciaciones no comprendemos al Estado de Antioquia, en donde no fue aceptada la ley nacional de instrucción primaria, ni está desterrada de las escuelas y colegios la

l· " 'l ' " 118re IglOn cato Ica .

Para la Iglesia católica, la educación primaria no debía ser obligatoria sino dejarse al arbitrio de los

padres de familia, y el gobierno solo debía limitarse a abrir escuelas de ambos sexos en todas las

parroquias, las cuales incumbían a los párrocos, quienes las supervisarían y escogerían sus

maestros 119. Sin embargo debemos señalar que el problema de la educación y de la lucha contra el

liberalismo, fue asumido con bastante más vehemencia quizás por Monseñor Manuel Canuto

Restrepo, obispo de Pasto, quien abanderó la resistencia católica en forma apasionada e incendiaria,

y en un tono polarizante y estigmatizador de sus opositores. En octubre de 1872, dirigió a sus fieles

una pastoral, en la que protestó de manera enérgica contra varias leyes de Colombia y

especialmente contra el decreto de instrucción pública de 1870 -de instrucción obligatoria,

calificado por el obispo como "de corrupción obligatoria"-, que en su opinión violaba los derechos

de la Iglesia. Se refirió entonces, en dicha pastoral, a los "enemigos de la Iglesia", los liberales, y a

su política educativa, en los siguientes términos:

quienes tienen al cinto provisión de veneno y puñal; llevan en una mano el martillo demoledor y en la otra la tea incendiaria, y van gritando libertad, igualdad y fraternidad. En la frente llevan escritos, como la bestia del Apocalipsis, los nombres de odio y blasfemia, y todas sus obras son obras de iniquidad. Esta nueva especie de monstruos no habita sino en las ruinas, a las que llama progreso; no calma su sed devoradora sino con el sudor y las lágrimas de los pueblos, y no se alimenta con otra sustancia que con sangre humana. Conocedlos... El Gobierno se ha declarado constitucionalmente ateo y no pierde ocasión de herir con leyes y decretos la religión católica, mientras que estimula y protege la enseñanza de toda doctrina impía y el establecimiento de toda secta contraria a la religión nacional... Vosotros sabéis venerables sacerdotes y muy amados diocesanos nuestros que el gobierno de la Nación expidió un decreto con fecha 1 de noviembre de 1870, llamado de instrucción obligatoria, y que debe llamarse de corrupción obligatoria. Por ese decreto se prohíbe la enseñanza de la religión católica, en las escuelas costeadas por los pueblos católicos, y al frente de ellas se colocan maestros protestantes La prensa ha discutido y probado hasta la evidencia, la inconstitucionalidad, injusticia, inmoralidad e inconveniencia que encierra dicho decreto en una Nación católica; y con todo el gobierno ha seguido

118 Repertorio Eclesiástico, Diócesis de Medellín, No. 4, MedelIín, marzo 1 de 1873.

119 En el Repertorio Eclesiástico de los años 1873, 1874, ]875 Y 1876, encontramos muchos escritos de colaboradores y redactores en los que se expresa de m últiples maneras y con argumentos bastante similares, la oposición y el antagonismo existente entre la propuesta educativa de la Iglesia católica y del liberalismo, fundados en los filósofos y las ideas más destacadas -y por supuesto atacadas- del liberalismo.

112

adelante en su propósito .. . La Municipalidad de Pasto unánimemente, y apoyada por miles de firmas ... ha reclamado a la Convención del Estado del Cauca contra dicho decreto ... es inconstitucional y hecha por tierra la soberanía de los Estados ... Pero no hay para que razonar: el Gobierno y los de su escuela son ateos y comunistas, y necesitan escuelas sostenidas con vuestro dinero para formar en ellas turbas que más tarde sepan manejar con destreza el martillo demoledor y la tea incendiaria ... Es para ese fin que os obligan a entregar vuestros hijos para que sean pervertidos, y a que paguéis los maestros de su corrupción ...... Lo que hay en esta tierra, cubierto con un jergón que llaman política, es el monstruo de la incredulidad y el ateísmo que le hacen guerra a la propiedad, a la familia, a la moral, a la religión, a la Iglesia, a Jesucristo y al mismo Dios su Eterno Padre 120.

El contenido de la pastoral encierra una concepción religiosa intransigente a toda prueba. Los

símbolos utilizados llaman a un fin del mundo representado en el uso del veneno y del puñal para

derruir lo construido por la Iglesia en tantos siglos; además del martillo demoledor y la tea

incendiaria, asociados a los principios rectores de la Revolución Francesa, libertad, igualdad y

fraternidad, surgieron en su opinión, el progreso, el ateismo, el protestantismo y el comunismo.

Con ellos, estaban en juego la existencia de los principios defendidos por el catolicismo, la

propiedad, la familia, la moral, la religión y la Iglesia. Ante un enemigo de tales calibres, sólo

quedaba para el obispo, una mirada apocalíptica del mundo que más bien que dejarse someter a ese

orden, lo conminaba a incitar una cruzada religiosa.

Con esta pastoral, el obispo de Pasto entró en abierta disidencia con su superior inmediato el

arzobispo Vicente Arbeláez, quien como ya señalamos, había asumido una actitud conciliadora con

el gobierno liberal. Una parte importante del clero de Pasto secundó a su obispo con una carta de

apoyo y fidelidad escrita en un lenguaje tan incendiario como el utilizado por el obispo, firmada por

30 sacerdotes y un subdiácono, fechada el 20 de octubre de 1872, en la cual resolvían adherirse

"con todo el entusiasmo de nuestra alma y corazón a la precitada pastoral, pensando y obrando de

conformidad con ella ... rechazamos el decreto del Gobierno de la Unión de 10 de noviembre de

1870, sobre instrucción pública" 121. Igualmente el clero de Pasto hizo juramento de solidaridad y

obediencia a su obispo y designó una comisión de clérigos para presentarle a éste su mensaje de

felicitación y el acta de la adhesión a su pastoral.

La mencionada pastoral produjo efectos significativos y reacciones en el Estado del Cauca. Ante

este revuelo, el obispo Restrepo envió ello de diciembre una circular a los párrocos de su Diócesis

120 BRP, Pastoral que el Ilustrísimo Señor Obispo de Pasto, Doctor Manuel Canuto Res/repo, dirige a su Oero y a sus diocesanos. Tipografía de Ramírez, Pasto, octubre 12 de 1872.

121 BRP, Encontramos esta carta en el Periódico El Católico, No. 1, Pasto, 1876. También en el periódico La Sociedad, apareció una comunicación referida al tema: La Sociedad, No. 26, Medellín, diciembre 7 de 1872, p. 203.

113

en la que les decía que "como una luz introducida en una caverna tenebrosa despierta con su

resplandor los moradores de las tinieblas, y volátiles reptiles se mueven y vuelan en confuso

desorden, así también nuestra Pastoral, de 12 de Octubre último, ha despertado con su luz a los

sectarios, y una lluvia de insultos, calumnias, dicterios y amenazas han caído sobre Nos y nuestro

clero" 122. Expresaba el obispo que los desórdenes causados en el Estado del Cauca no tenían su

origen en maquinaciones o en incitaciones a tomar las armas por parte de la Iglesia católica; además

argüía que así como los gobiernos tenían sus derechos para dirigirse al pueblo, el mismo derecho lo

tenían los obispos. Para Restrepo entonces:

no es delito protestar contra una o mas leyes, donde hay libertad absoluta de imprenta. Esto y no otra cosa es lo que hemos hecho en nuestra pastoral, de lo cual no nos arrepentimos por mas amenazas y arbitrariedades que cometa el Gobierno; pero sí denunciamos a los escritores públicos que combaten en pro de las malas leyes y de las constituciones malas, y principalmente denunciamos á los ateos é incrédulos, que insultan y atacan la Religión del pueblo, para que se les aplique la misma pena que á nosotros .. . si los Obispos abusan de la imprenta porque escriben, el mismo abuso cometen los Gobiernos cuando escriben; si los Gobiernos tienen derecho a dirigir proclamas á los ciudadanos del Estado; los Obispos también lo tienen para dirigir pastorales a los católicos,,123

El obispo, puso en igualdad de condiciones a sus opositores, pidió un trato igual para todos de parte

del gobierno liberal y ordenó a los párrocos leer por dos veces en días festivos la circular y además

instruirlos en los siguientes aspectos:

1° Que el Obispo y su clero no han pensado en hacer guerra al Estado ... sino advertir al pueblo los peligros que lo rodean respecto a su fe y a su religión ... 2° los pueblos deben, como lo hemos enseñado siempre, procurar la paz pública ... 3° Deben estar sujetos y obedientes a las autoridades, en todo aquello que no se contraría á los mandamientos de Dios y de la Iglesia, porque si tal cosa no sucede pueden y deben reclamar por las vías legales ... y si esto no basta deben oponer resistencia pasiva, que es mas poderosa que las armas, cuando ella nace de la conciencia de un pueblo unido

,. d . ¡:: 124 por e I espJrltu e una mIsma le .

Ante estos escritos y ante los exaltados ánimos de los habitantes católicos del Estado del Cauca, y

aunque la resistencia proclamada por el obispo fuera "pasiva", el presidente del Estado, el General

Tomás Cipriano de Mosquera, declaró turbado el orden público el día 2 de diciembre de J 872:

Dirigió una Alocución a sus habitantes en la cual les enunciaba, en tono de queja, los grandes

122 La Sociedad, No. 30, Medellín, enero 4 de 1873, pp. 235-236.

123lbídem.

124 Ibídem.

J 14

proyectos que venían caminando para el desarrollo del Estado, como el ferrocarril que uniría al

puerto de Buenaventura, en el Océano Pacífico, con el río Cauca; el telégrafo eléctrico; el cable

submarino que ponía en comunicación a Colombia con los Estados Unidos y Europa. Lamentaba

entonces que "el genio del mal, animando á los obispos de Pasto y Popayán, viene a perturbar

vuestro sosiego, excitándoos, por publicaciones imprecisas al desobedecimiento de la Constitución

y las leyes, so pretexto de defender la religión"I25. El presidente invitó a los ciudadanos a leer con

vigilancia y cuidado la pastoral del obispo y la adhesión del clero pues encontraba que "los que

pretenden imitar a los Apóstoles que recibieron misión del Hombre de Dios de predicar la Religión

que enseñó cuando vino a redimir al género humano quieren hacer aparecer como ateos a los

ciudadanos que defienden las instituciones patrias, la República y su soberanía, del dominio del

poder absoluto que reinó en el mundo antiguo y en el medioevo"l26. El gobierno nacional, argüía

Mosquera, con una interpretación propia de la masonería de la época, no estaba interesado en

difundir otras doctrinas ni en predicar el ateismo porque lo consideraba nefasto, pues en "todas las

Naciones en donde se reconoce y respeta á la Divinidad se garantiza la propiedad y se sostiene la

familia, hay prosperidad y bienestar sociales. Las Naciones que desconocen estos principios son

presa de la tiranía de los hombres absolutos, sea cual fuere el dictado con que se les nombre: Reyes

o Pontífices"l27. Finalmente, Mosquera pidió evitar el desorden y enviar los hijos a las escuelas del

Estado y no a las de la Iglesia, recordándoles que aquellas estaban financiadas con el propio dinero

que ellos como contribuyentes entregaban al Estado y por lo tanto era su derecho hacer uso de ellas.

Ante los hechos ocurridos en el Cauca -enfrentamientos entre sociedades católicas y democráticas,

consignas callejeras contra el obispo Bermúdez, homicidios como resultado de enfrentamientos

entre bandos, malos tratos entre opositores, artículos de prensa ofensivos de ambas partes 128- el

periódico La Sociedad dedicó un extenso editorial titulado" Ataques a la Iglesia", calificando de

violación de la ley, la hostilidad que manifiesta contra la Iglesia católica, lo que en su opinión se

constituía en delito y del cual, no habían sido castigados sus autores. Defendió la pastoral del

obispo, y su "derecho constitucional" a expresar su pensamiento por escrito o de palabra. Rechazó

125 Ibídem.

126 Ibídem.

127 Ibídem.

128 El Porvenir, Cali, 1876. La Semana religiosa, Popayán, 1875-1876. De esta último, véase especialmente, "Los sucesos de Popayán. Comunicación del señor Antonio Ola no, Popayán, marzo 8 de 1875". En: Los Principios, No. 175, Cali, abril 2 de 1875. Cf. ARANGO de R., G. M.: "Estado Soberano del Cauca: asociaciones católicas,

115

la conducta del presidente Mosquera por acusar al Prelado de conspirar contra el orden público,

acusándolo en cambio a él de violar la ley de libertad de imprenta, siendo él el sujeto de delito que

debía ser castigado, pero sin embargo: "la sanción a este delito no se hace y a cambio, el mismo

presidente expide decretos declarando turbado el orden público, y el país en estado de guerra; y

presentando como reos de rebelión al Señor Obispo de Pasto y á su Clero"l29. Termina su texto

pidiendo castigar el delito de persecución a la Iglesia:

Todos los escritores públicos católicos, todas las asociaciones católicas ... en este país, hablan de defender esos derechos y esa libertad por los medios legales; todos aseguran que no quieren actos de violencia, sino los medios legales. ¿Pero cuáles son los medios legales de defender un derecho? Si se trata de un derecho dudoso.. . el medio legal es ocurrir al juez y hacer valer ante él las pruebas ... Si se trata de un derecho violado por un delito, el medio legal es perseguir ante la justicia al autor del delito y á sus cómplices. Los casos que con frecuencia ocurren en la Religión respecto de los derechos de la iglesia y de la libertad religiosa, son de este último género; pero hasta ahora no hemos visto que se haya hecho nada eficaz para alcanzar el respeto del derecho. Lo que hace respetar todo derecho es el castigo del que lo viola ... uD

De otra parte, y también a raíz de los hechos ocurridos en el Estado del Cauca, el periódico liberal

La Igualdad de Bogotá, publicó un artículo bastante incendiario, titulado "La Guerra". El periódico

La Sociedad publicó un aparte de ese artículo e hizo nuevamente una defensa de los obispos y del

clero de las Diócesis de Pasto y de Popayán. El artículo del periódico liberal decía:

Aguantad un poco, y veréis que no habrá pueblo sino soldados, ni mas funcionarios públicos que los comandantes; ni mas leyes que las ordenanzas del ejército; ni mas constitución ... Tendremos el derecho de gentes! Tendremos el derecho de la guerra! ... Gracias, señor Arzobispo! Gracias padre Canuto, Obispo de Pasto! Gracias, señores tradicionistas! Gracias á vosotros todos, ultramontanos, traidores y teócratas! Queréis la guerra! La incubáis, la esperáis con complacencia estúpida y con criminal confianza! Pues bien: que venga. Pero que venga en forma: de serio y como debe venir. No os llamaremos rebeldes, á vosotros traidores, agentes del gobierno papal, que es extranjero y enemigo de la República. Os trataremos, desde que os alcéis como á

. . T3\enemIgos exteriores .

La Sociedad calificó estas palabras como gritos de miedo ante la insubordinación de los católicos a

los proyectos del gobierno federal que "violaban y atropellaban los derechos de la Iglesia"; señaló

sociabilidades, conflictos y discursos político religiosos, prolegomenos de la guerra civil de 1876". Opus cit; V A LENCIA LLANO, A.: Estado soberano del Ca uCLl. Federalismo y Regeneración. Opus cit.

129 La Soóedad, No. 31, Medellín, enero 11 de 1873, pp. 241-243.

130 Ibídem .

131 La Sociedad, No. 34, Medellín, febrero 1 de 1873, pp. 266-267.

116

que el deseo del presidente del Estado del Cauca -ahora el radical César Conto- era prender la

guerra en dicha región, siendo incapaz de lograrlo; ello mostraba que quienes querían turbar la paz

eran los de la escuela liberal y no los católicos; argumentó que el obispo había llamado a no

emplear la fuerza "pero ha excitado vigorosamente a los católicos de su diócesis á usar con lealtad y

sin miedo de las medidas legales, para defender y hacer valer sus derechos. De aquí la alarma de la

escuela liberal"l32. Después de una larga defensa del pastor y de su clero, el artículo expresaba que

el obispo terminaría asumiendo de manera resignada su martirio al igual que lo hacían todos los que

defendían la Iglesia católica y su doctrina, y concluyó utilizando el mismo lenguaje incendiario

aparecido en La igualdad:

Las amenazas que nos dirigen anunciando echarnos encima el derecho de gentes y el derecho de la guerra, no son cosa que pueda intimidarnos; y si los señores de La Igualdad y sus secuaces son mas hábiles y poderosos que su querido cofrade, el Presidente del Cauca, para lanzar el país en la guerra, ya verán (y Dios no quiera que lo vean) cuán ~untual y lealmente usaremos del derecho de represalias; ojo por ojo, diente por diente 13

.

Estos escritos llegaron de maneras diversas a las gentes del común 134. En la prensa, la pastoral, la

circular del obispo Restrepo y la declaración de turbación del orden público del presidente

Mosquera en el Estado del Cauca, se evidencia el gran alcance que tuvo el enfrentamiento entre los

obispos y el clero católico más radical con el liberalismo igualmente radical, y confirman los

vientos de guerra religiosa que corrieron desde comienzos de la década de 1870. Pero además de la

pastoral mencionada, Monseñor Restrepo produjo desde 1872 otras apasionadas pastorales,

circulares y homilías contra el Decreto de Instrucción Pública de 1870. Llamó a sus fieles a

desobedecer el decreto, si fuese necesario con la rebelión, y a sus sacerdotes, a que intervinieran

activamente en política para rechazarlo, en la cátedra sagrada, los sacramentos, la vida pública, la

prensa y las elecciones. Restrepo se constituyó en el ideólogo más connotado de la Iglesia por sus

ataques al liberalismo y a la educación laica, en coherencia con las líneas trazadas por los

Pontificados de Gregorio XVI y de Pío IX, a través de las Encíclicas Mirari Vos (1832) y Quanta

cura ( I864) y del Syllabus (1 864) 135.

\32 Ibídem.

133 Ibídem .

134 DEAS, M.: "La vida pueblerina en la república". En: Del poder y la Gramática, y otros ensayos sobre historia, política y literatura colombianas. Opus dI.

135 Actas y Decretos del Concilio Primero Pravincial Neogranadino. 1m prenta Metropolitana, Bogotá, 1869. Es oportuno señalar aquí que los obispos de Popayán, Carlos Bermúdez, y los de Medellín y Antioquia, José

117

Pero la prensa liberal no se quedó atrás en su demonización de la Iglesia. En 1872, El Diario de

Cundinamarca 136 expresó sus posiciones con una vehemencia que obviamente chocaba con las

posiciones ultramontanas e intransigentes de la otra orilla política y religiosa 137 . En noviembre titu ló

uno de sus más sonados editoriales, con el nombre de "Instrucción Laica"l38, en clara referencia a

las posiciones de los periódicos católicos y conservadores contra ella. Era notorio que ambas

posiciones estuvieran a años luz una de otra con respecto al tema, lo que podría entenderse como un

diálogo de sordos. El mencionado editorial expresó el desacuerdo existente entre los conservadores

y el gobierno porque, en su opinión, una parte del clero católico y los de la escuela conservadora,

persisten en hacer la guerra a las escuelas oficiales, fundados en sus antiguas ideas, según las cuales

"la religión católica es la única cuyo culto sostiene y mantiene la República". Luego, aduce el

editorialista, que la religión católica no es la única y que los colombianos tienen plena libertad de

profesar la que a bien tengan, con tal que no afecten la soberanía nacional ni turben la paz pública,

fundados en la Constitución de 1863. En consecuencia, para El Diario de Cundinamarca, debía

preservarse la libertad de cultos y el carácter independiente de las iglesias existentes en el país, ya

que con ello se hacía posible la educación laica:

El Gobierno colombiano no tiene por misión aumentar ni destruir infieles, preconizar santos ni estigmatizar herejes, porque no ha recibido de las instituciones otro mandato que el de la más absoluta prescindencia en materias religiosas. Tolerancia de cultos. Independencia de todas las Iglesias. He ahí los dos principios que sirven de premisa a la instrucción oficial laica, y a la cual es preciso someternos 139.

En el mes de diciembre de 1872, el periódico La Sociedad publicó un editorial titulado "La Religión

y las Escuelas", vinculándose así a la confrontación escrita existente en el país alrededor de este

tema, y avivándola mas al referirse a la carta enviada por el arzobispo Arbeláez al director de

Instrucción pública primaria de Cundinamarca, solicitándole nombrar maestros católicos en las

escuelas oficiales. El periódico comentaba sobre noticias de fuentes confiables, según las cuales

Ignacio Montoya y Joaquin Guillermo González, siguieron los lineamientos propuestos por Restrepo. La fuerza y agresividad del obispo González también debe ser destacada. En cambio, el obispo Montoya tuvo un papel más pastoral, aunque siguió las líneas papales.

136 Este Diario fue el más destacado de los periódicos liberales nacionales para el período elegido y desde sus inicios, en el año de 1869, se había introducido en el tema de la educación. Era de la Hnea política de Manuel Murillo Toro y Santiago Pérez. Su redactor fue Florentino Vezga. El Diario de Cundinamarm, Bogotá, 1869-1882.

137 CORTÉS, J. D.: Curas y políticos. Mentalidad religiosa e intransigencia en la diócesis de Tunja, 1881-1918. Ministerio de Cultura, Bogotá, 1998.

138 BLAA, El Diario de Cundinamarca, No. 872, Bogotá, noviembre 11 de 1872.

139 Ibídem.

118

dicha carta había causado una "seria discusión" entre los encargados de adelantar el plan de las

escuelas oficiales; sin embargo, "uno de los más avisados sugirió la idea de ceder en un punto, para

mostrar el espíritu de conciliación", lo cual pensaban no afectaría en lo esencial dicho plan. El

punto en el que se cedió fue el relativo al derecho de los padres a solicitar instrucción religiosa en

las escuelas y recibirla de sus ministros en las horas acordadas. Sin embargo, según el periódico, se

cedió porque "el que sugirió la idea dijo que él se constituía en garante de que esta concesión no

tendría ningún efecto, porque no se encontrarán en la arquidiócesis Curas que vayan á las escuelas á

enseñar la doctrina cristiana, no teniendo aquel trabajo remuneración pecuniaria especial,,140. La

Sociedad consideró ésta actitud absolutamente denigrante para el clero y llamó a la prensa católica

del país a convocar a los curas para que asistieran a dar las clases de religión y respaldaran el

llamado del arzobispo. Los instó a asumir con vigor esta tarea ya que "está empeñada la lucha á

brazo partido entre la escuela liberal y la religión católica ... Se trata de saber si la juventud que se

educa en las escuelas de los Estados de Cundinamarca, Boyacá, Tolima y gran parte de Santander,

recibirá la enseñanza católica o la materialista,,141. Además, enumeraba todos los vejámenes a que

había sido sometida la Iglesia por el liberalismo y regañaba al clero por no hacer nada para

defenderse pues "ha llorado y ha procurado a fuerza de sumisión ganarse la conmiseración de sus

opresores; pero no sabemos que haya hecho nada para defenderse" 142. Llamó a la defensa de lo más

sagrado con que contaba la Iglesia "que es la fe" y especialmente la fe de los niños y jóvenes. Esta

reveladora carta, nos lleva a pensar que para La Sociedad no resultaba clara ni confiable la actitud

del clero de otras regiones en la defensa celosa y persistente de la religión católica y de su

enseñanza; debe notarse que Antioquia no está incluida en la lista porque allí -sobre todo en las

subregiones centrales- los mecanismos de control social del gobierno y de la Iglesia católica tenían

un decisivo papel en la cohesión regional. En este editorial, también puede percibirse que no existía

unidad ni acuerdo completo entre el clero ante la actitud conciliadora de su arzobispo, pues su

llamado no fue acatado por todos, expresión de la división que venía haciendo carrera dentro de la

Iglesia católica colombiana143. Las dos posiciones enfrentadas estaban claramente planteadas en las

editoriales de El Diario de Cundinamarca y de La Sociedad. La educación laica estaba sustentada

en la Constitución de 1863, una especie de Biblia liberal, mientras la educación católica tenía su

140 La Sociedad, No. 29, Medellin, diciembre 28 de 1872, pp. 225-226.

141 Ibídem.

142 Ibídem.

143 A esta situación de desunión dentro del clero frente a la actitud conciliadora del arzobispo con respecto al régimen y los decretos liberales ya nos referimos en el apartado 1.2 de este capítulo.

119

respaldo en el Syllabus. la nueva Biblia católica. Las tensiones continuarían incrementándose y la

guerra entre ambas posiciones se iría desarrollando en múltiples escenarios, muchos de ellos

simbólicos, hasta desembocar en el campo de batalla, el lugar donde los símbolos adquirirían su

máxima expresión.

En febrero de 1873, el presidente de la Unión, Manuel Murillo Toro, dirigió un mensaje al

Congreso, en el que se refería a las escuelas oficiales, a sus avances y a la independencia del

gobierno con respecto a la Iglesia, en los siguientes términos:

En la Memoria del Secretario de lo Interior hallareis extensa noticia de los progresos realizados en la propagación de la instrucción primaria, de acuerdo con las bases asentadas en el decreto que expidió la Administración anterior. .. Los nuevos métodos de enseñanza se difunden rápidamente y en poco tiempo se han obtenido resultados inesperados. Es preciso seguir fomentando con tesón y sobre ese plan, este negocio, el primero en importancia para afirmar las instituciones y levantar la dignidad del ciudadano. ... ha habido y hay que sostener lucha con la ignorancia suspicaz o interesada, la cual ha pretendido contrariar la instrucción popular, so pretexto de que ella no abraza la religión ... aquel asunto que incumbe de suyo a los padres de familia ó a los ministros de las distintas religiones. A unos y otros aquella tarea; al Gobierno por vía de fomento, la otra. En ello no hay persecución ni mala voluntad: es la mera aplicación del principio de separación de la Iglesia de la jurisdicción del Estado, principio aceptado y reclamado por la Iglesia, en muchos casos, y del cual no podemos desviarnos sin comprometer la situación armónica que hoy tenemos. Así 10 reconoció el Arzobispo de Bogotá en un memorial al Director de la Instrucción pública en Cundinamarca, el 21 de junio último, en el cual pidió que en las escuelas públicas no se interviniera en la enseñanza religiosa l44 .

El periódico La Sociedad acusó al gobierno de violar la Constitución y polemizó reciamente con el

informe del presidente, considerando que según la Constitución, la misión del gobierno era

fomentar la educación y no "reglamentaria y dirigirla", pues esto último debía dejarse a la dirección

de los Estados. Arremetió duramente contra la opinión del presidente quien consideraba ignorancia

el reclamar la enseñanza de la religión en las escuelas, respondiéndole que los católicos

"consideramos el porvenir de nuestra Patria ligado íntimamente a la instrucción moral y religiosa de

los pueblos"; por lo que combatían la instrucción indiferentista del gobierno general y "aplaudimos

y apoyamos con la mayor decisión la que, con tan laudable celo, trata de difundir el Gobierno de

Antioquia, que es esencialmente religiosa,,145. También La Sociedad argumentó razones morales y

doctrinarias para defender la enseñanza religiosa y condenó la actitud asumida por el gobierno de la

Unión de excluirla de las escuelas, perjudicando al país al educar jóvenes sin valores ni creencias.

144 La Sociedad, No. 39, Medellin, marzo 8 de 1873, pp.305-306.

145 lb ídem.

120

Resaltamos nuevamente aquí, como la región antioqueña tenía unificado, definido y en marcha un

proyecto educativo .católico -hasta con la aplicación del modelo pestalozziano reformado I46-; en

cambio en el resto del país, este proyecto no era tan homogéneamente católico, dado el predomino

liberal en la casi totalidad de los gobiernos de los demás Estados, haciendo reformas escolares con

un mayor peso liberal, dentro de la óptica pestalozziana de entonces 147.

En este ambiente no fue extraño que el periódico El Tradicionista de Bogotá, hiciera la propuesta

de convertir el partido conservador en un partido católico. De esta manera, una porción del

conservatismo se aglutinaba en tomo a esa lectura de las reformas gubernamentales en educación,

como la reglamentación de la irreligión, al fundar "escuelas ateas" y al "proscribir la religión de los

establecimientos oficiales en un país eminentemente católico". El catecismo enseña, que "no se

puede ni se debe servir a dos señores y el que no está con la Iglesia, contra la Iglesia está,,148. Este

periódico dedicó varios artículos a sustentar sus tesis, con clara conciencia de que ante un

liberalismo relativamente fuerte y decidido a imponer sus reformas, era necesaria una mayor

cohesión dentro del conservatismo, sólo posible mediante la formación de un partido católico, el

146 Sobre Pestalozzi refonnado, orientado desde la religión y la moral, en el caso de Antioquia, Véase PALACIO M., V. y NIETO, J.: Escritos sobre Instrucción Pública en Antioquia. Opus. cit. Véase también sobre el tema, VILLEGAS, L. J.: Aspectos de la educación durante el gobierno de Pedro Justo Berrio. Opus cit. y ARIAS MEJíA, M.: "La refonna educativa de 1870 y la reacción del Estado de Antioquia". Tesis de Pregrado en Historia, en la Modalidad de Participación en proyecto de Investigación, "Guerras civiles, religiones y religiosidades en Colombia, 1840-1902", Escuela de Historia, Universidad Nacional de Colombia, Sede MedeUín, 2003.

147 MARTfNEZ, F.: El nacionalismo cosmopolita. La referencia europea en la construcción nacional en Colombia, 1845­1900. Bogotá, Banco de la República, IFEA, 2001. Véase Jos apartados relativos a Pestalozzi y su incidencia en los Estados Unidos de Colombia . GUTIÉRREZ CELY, E.: La política instruccionista de los radicales: intento fallido de modernización de Colombia en el siglo XIX (1870-1878) . Gobernación del Huila y Fomcultura, Colección de autores huilenses, Neiva, 2000; ZULUAGA GARCÉS, O. L.:, La instrucción pública y la difusión de Pestalozzi en Bogotá. 1845-1875. Vol. 1, Medellín, Universidad de Antioquia. 1997. Opus cit.; ALARC6N, L. A.: "¿Formando ciudadanos. Educación y cultura ciudadana en el Caribe colombiano durante el siglo XIX?". En: Ensayos de historia, educación y Cultura, Fondo de publicaciones de la Universidad del AUántico, BarranquiUa, 2000; ALARC6N, L. A., J. CONDE Y A. SANTOS D.: Educación y cultura en el Estado Soberano del Magdalena (1857-1886). Fondo de publicaciones de la Universidad del Atlántico, Barranquílla, 2002; DOTOR R., M. V. Y M. LARA R.: "La instrucción pública en el Estado Soberano de Boyacá, 1870-1876". Tesis de Licenciatura en Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colom bia, Tunja, 1996; GUERRERO VINUEZA, G., N . ANDRADE ÁLVAREZ y C. CASTRO CHAMORRO: Educación y política en el régimen del liberalismo radical. Sur del Estado Soberano del Cauca. 1863-1880. Academ ia Nariñense de Historia, San Juan de Pasto, 1999; SALDARRIAGA VÉLEZ, O.: "La apropiación de la pedagogía pestalozziana en Colombia, 1845-1930". En: Memoria y Sociednd. Vol. 5, No. 9., Universidad Pontificia Javeriana, Bogotá, enero 2001; El Pestalozziano, Estado de Santander, 1m prenta de Sandalio Cancino, Socorro, septiembre 5 de 1876-agosto 16 de 1876; CATAÑO, G.: "Los radicales y la educación". En: Revista Credencial Historia, No. 66, Bogotá, junio de 1995; CÁRDENAS ME]ÍA, J. A Y RENTERlA RODRíGUEZ, P. E.: "La Instrucción pública en el Estado Soberano del Cauca. 1870-1885". Tesis de Magister en Docencia, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia, Medellín, 1991.

148 BLAA, El Tradicionista, No. 128, Bogotá, febrero 1 de 1873, p. 632.

121

cual debía establecer relaciones precisas entre la religión y la política, dándole a ésta última un

carácter moral y religioso, aconsejar los gobiernos para que tomaran los principios católicos como

base fundamental de su legislación y establecer la moral católica como regla de administración 149.

Si bien, la fundación de un partido católico no pudo llevarse a cabo, por la oposición incluso de

jerarcas de la Jglesia quienes lo consideraron excesivamente comprometedor con una parte de sus

fieles y excluyente de otros, no obstante, creó un clima de tensión muy fuerte entre sus defensores y

los radicales liberales.

La polémica por la educación también tocaba a la educación superior, en la que, según la Iglesia, se

había introducido un mal inmenso con la creación por el régimen radical de la Universidad Nacional

en 1867; en su opinión, en esa institución universitaria se instruía a los jóvenes en las doctrinas

sensualistas, materialistas y ateas que promovía la escuela liberal. Para afrontar este problema, la

Sociedad Católica de Medellín propuso en J 873, fundar una Universidad Católica en la capital de la

República que quitase fuerza a la Universidad Nacional. Para llevar a cabo su proyecto, propuso dos

ideas: "la primera, que todos los buenos católicos de los diversos partidos políticos que existen en

nuestra patria presten una cooperación suficiente, contribuyendo con una pequeña cuota ... y la

segunda, que los hombres instruidos de la capital de la República contribuyan con el valioso

contingente de sus luces"J5o. La Sociedad Católica comparaba la situación colombiana con la de los

católicos de Irlanda que debieron financiar el culto protestante oficial por mucho tiempo y hacer

esfuerzos adicionales para poder solventar su propio culto; igual cosa ocurría en el país, pues

aunque las escuelas y universidades oficiales se sostenían con el dinero de los contribuyentes, los

católicos debían hacer esfuerzos adicionales para poder financiar una educación acorde con su

religión.

Por su parte, el Estado de Antioquia aisló a los estudiantes de la región de la oferta de educación

superior promovida por el gobierno de la Federación y fortaleció la universidad antioqueña. De

hecho, la Universidad de Antioquia había sido creada por los conservadores antioqueños en 1871

como una respuesta reactiva a la creación de la Universidad Nacional 151. También fue Antioquia, la

única región que le hizo la guerra a los "preceptores alemanes protestantes" traídos a Colombia para

formar a los futuros maestros; en sustitución trajo por cuenta propia, también de Alemania y a

149 BLA A, El Tradicionista, N os. 170, 172, 174, 175, 177, 181, 184, Bogotá, mayo 15 a ju nio 17 de 1873, p . 800 Y ss.

150 La Sociedild, No. 49, Medellín, mayo 17 de 1873, pp. 1-2.

\5\ VILLEGAS, L. J. : Las vías de legitimaaón de un poder. La administración presididil por Pedro Justo Berno en Antioquia, 1864-1873. Opus cit.

122

través de su cónsul en Boon, "preceptores católicos"l52. En consonancia con lo anterior, el

presidente de la Legislatura del Estado de Antioquia, rechazó en el mes de octubre del año 1873, las

becas gratuitas que la Universidad Nacional asignó a jóvenes antioqueños; a cambio solicitó la

entrega del valor correspondiente a éstas a fin de destinarlo al sostenimiento de igual número de

becados en la Universidad de Antioquia, y argumentó:

l. dificultades que tienen los jóvenes de familias pobres del Estado para aprovecharse de las becas ... 2. Peligro que correrían estos jóvenes de pervertirse ... rodeados de graves tentaciones, y no teniendo quien cuidase de ellos en el tiempo de las vacaciones; 3. Que la doctrina moral que se enseña en la universidad nacional es la del utilitarismo, inseparable del materialismo e incompatible con la doctrina de la Religión católica, que profesa la población del Estado de Antioquia 153.

En el mes de diciembre, el presidente de la Asamblea Católica, en su informe anual se refirió a la

educación católica como el tema en el cual el presidente del Estado estaba en contra vía de las

estrategias educativas del resto de los Estados del país:

La educación primaria, por la Constitución federal, es negocio de la competencia de los Estados ... El gobierno de la Unión hizo contratar en Alemania profesores protestantes, para formar en todos los Estados de Colombia maestros para las escuelas primarias; lo que tiende evidentemente a pervertir los principios católicos de la nueva generación ... El gobierno de Antioquia, observador de la Constitución Federal y respetuoso de los derechos de los habitantes del Estado, ha defendido con firmeza esa Constitución y esos derechos en el importante negocio de que os hablo; por esta razón la enseñanza oficial atea, no se ha establecido en Antioquia. Pero como los gobiernos de la mayor parte de los Estados de la Confederación, que por desgracia son obra de la violencia y del fraude, profesan las mismas doctrinas que el gobierno nacional, han aceptado y apoyan los actos de aquel dirigidos contra la enseñanza católica 154.

La polémica en torno al tema educativo continuó bastante acalorada hasta fines del año 1873. El

periódico conservador y procatólico, El Tradicionista, manifestó las objeciones de los católicos a la

educación pública y gratuita l55, polarizó las diferencias entre católicos y liberales al editorializar

acerca del por qué los liberales no podían ser católicos, ni los católicos, liberales 156• En la otra orilla,

152 VILLEGAS B., L. J. : Aspectos de la educaciól1 dural1te el gobierno de Pedro Justo Berrio, 1864-1873. Opus cit.

153 La Sociedad, No. 76, Medellín, noviembre 23 de 1873, pp. 217-218.

154 La Sociedad, No. 79, Medellín, diciembre 13 de 1873, pp. 241-245.

155 BLAA, El TradiciOl1ísta, No. 128, Bogotá, febrero 1 de 1873, p. 632.

156 BLAA, El TradíciOl1ísta, No, 185, Bogotá, junio 19 de 1873, p. 860; No. 257, diciembre 4 de 1873, p. 1148.

123

El Diario de Cundinamarca l57 sostuvo las ventajas de la educación laica, defendió su

fortalecimiento en todos los Estados y tuvo siempre en la mira al gobierno de Antioquia, el cual

disfrutaba con los desacuerdos y diferencias que se daban entre los liberales en otros Estados, como

el de Boyacá; también temía un futuro aciago bajo gobiernos conservadores, como era el caso del

Ecuador l58 considerando que "el triunfo del partido conservador sería el carnaval de la venganza,

los liberales que sobrevivieran quedarían reducidos a la condición de parias; los jesuitas cubrirían el

país como una tiniebla; remedar a García Moreno parecería poco en los excesos de la reacción

ultramontana ... ,,159.

Sin embargo, y no es claro el por qué, éste polémico tema entró un relativo receso casi por un año.

Sólo hasta el mes de agosto de 1874 y en vista de que "nadie habla del asunto"I60, el periódico La

Sociedad revivió la discusión con un editorial titulado "Enseñanza religiosa", afirmando que en el

Estado de Antioquia la enseñanza en las escuelas continuaba como antes, "sin más diferencia que

un poco más de celo del acostumbrado en otro tiempo,,'61 pues los gobernantes, los directores de las

escuelas, y los padres de familia eran católicos. Y efectivamente así era. Hubo incluso casos como

el de Fredonia, en el cual el cura párroco Antonio M. Escobar, publicó un anuncio en el Repertorio

Eclesiástico, en el que ofrecía a los padres de familia interesados en la educación religiosa de sus

hijos un nuevo plantel bajo la protección del Sagrado Corazón de Jesús, en donde las materias de

enseñanza serían: "Lectura, escritura y matemáticas. Gramática española, francesa y latina. Oratoria

sagrada. Principios religiosos y morales y filosofía del cristianismo. Maneras del mundo, basadas en

la moral, ó urbanidad práctica . Religión en sus tres grandes relaciones, dogmática, moral y mística.

Un curso de medicina práctica,,162.

Debemos anotar, que si en el país la educación avanzaba en cuanto a cobertura, mejoras locativas,

métodos de enseñanza y calificación de los docentes, era notorio que las precarias condiciones

fiscales de algunos Estados tenían que incidir en el desigual desarrollo regional de la educación.

157 BLAA, El Diario de Cundinamarca., No. 1138, Bogotá, septiembre 22 de 1873.

158 DEMELAS, M. D. e I. SATNT-GEOURS: Jerusalén y Babilonia. Religión y política en el Ecuador, 1780-1880. Corporación Editora Nacional, Quito, 1988.

159 "Semejanzas y diferencias de los partidos liberal y conservador, por Aníbal GaTindo". En: El Diario de Cundinamarca, No. 1138, Bogotá, septiembre 22 de 1873.

160 La Sociedad, No. 111, Medellín, agosto 1 de 1874, pp. 113-114.

161 Ibídem.

162 Rq;ertorio Eclesiástico, No. 50, MedeUín, junio 20 de 1874, p. 4ü2.

124

Santander, Antioquia, Cundinamarca y Boyacá iban a la vanguardia, mientras los Estados del Cauca

y Tolima, y los de la Costa, Panamá, Bolívar y Magdalena, se encontraban en condiciones más

limitadas l63 . No obstante las diferencias entre Estados, era visible una importante dinámica nacional

en torno a la educación. Por ello, al periódico La Sociedad le inquietaba el desconocimiento en que

se encontraba la enseñanza católica en los demás Estados de la Confederación:

En Cundinamarca y Boyacá el Ilustrísimo Señor Arzobispo entró en arreglos con los encargados de ejecutar aquel decreto para que permitieran que los Párrocos dieran la instrucción religiosa á los alumnos de las escuelas públicas, y parece que algunos señores curas se excusaban de hacerlo. En el Cauca, los Ilustrísimos Señores Obispos y los católicos sinceros en algunas ciudades importantes reunían fondos para establecer escuelas primarias católicas, a fin de preservar á los niños de la funesta acción de la enseñanza oficial atea. De los demás Estados no sabemos nada ...

Nos parece muy extraño que entre dos bandos diametralmente opuestos, que mostraban dar a la cuestión de que hablamos la mayor importancia, se haya producido de repente un concierto tan completo, que no se oiga una sola voz discordante. Qué convenio público ó secreto ha mediado, quién ha cedido en la contienda? Esto es lo que nos interesa saber l64

.

En el año de 1875, este mismo periódico dedicó esfuerzos para incitar a la polémica sobre temas de

religión y política a los periódicos liberales 165, resaltando la figura de Pedro Justo Berrío y el papel

decisivo de su gobierno como impulsor del progreso de la región y como defensor de la educación

católica 166; produjo editoriales y artículos acerca del estado de las Sociedades católicas 167 y su

l69fortalecimiento, la situación de la Iglesia en el Estado del Cauca l68, los vientos de guerra y una

amplia crónica internacional acerca del estado de la Iglesia en otros países del mundo. Polemizó, en

lb3 Véase el cuadro No. 2 presentado en este capítulo, tomado de LOY MEYER, J.: "La Educación Primaria durante el Federalismo; La refonna educativa de 1870". En: Revista Colombiana de Educación. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1981, pp. 45-61.

lf>.l La Sociedad, No. 111, MedelJín, agosto 1 de 1874, pp. 113-114.

lbS La Sociedad, Medellín, No. 147, abril 24 de 1875; No. 148, mayo 1 de 1875; No. 149, mayo 8 de 1875; No. 150, mayo 15 de 1875; No. 151, mayo 22 de 1875; No. 152, mayo 29 de 1875.

11>6 La Sociedad, No. 147, MedelJín, 24 de abril de 1875.

167 La Sociedad, No. 149, Medellín, mayo 8 de 1875; No. 152, mayo 29 de 1875; No. 156, junio 26 de 1875.

lbS La Sociedad, No. 149, Medellín, mayo 8 de 1875; No. 151, mayo 22 de 1875.

169 La Sociedad, No. 156, Medellín, junio 26 de 1875; "Las causas de la guerra y sus resultados" . En: No. 164, agosto 21 de 1875; "Elecciones, guerra y opiniones liberales". En: No. 165, agosto 28 de 1875.

125

asocio con los periódicos conservadores El Tradicionista y La Caridadl7O , con la prensa capitalina

liberal, especialmente con El Correo de Colombia y El Diario de Cundinamarca, sobre "el partido

liberal y la religión", incorporando dentro del mismo el tema de la educación, dentro de los

lineamientos globales que hemos señalado a lo largo de este apartado.

Esta larga confrontación explotó en el año de 1876 cuando el ambiente de guerra ya era evidente. El

asunto del catolicismo y el utilitarismo en sus relaciones con el orden público llenó las páginas de

los periódicos desde los primeros meses del año l7l • La Sociedad presentó la versión conservadora y

católica de las guerras civiles anteriores hasta 1875; mostró la amplia cobertura y militancia de las

Sociedades católicas, las reacciones desfavorables a los proyectos gubernamentales de tuición de

cultos, difundió pastorales de obispos, informaciones acerca del estado de la Iglesia en otras

regiones colombianas, sobre todo en la del Cauca -donde estallaría la guerra civil- y avisó que se

formarían oposiciones a la apertura de escuelas laicas.

En este contexto, un nuevo nubarrón apareció en el horizonte guerrero: la apertura en el mes de

abril de 1876, en la población liberal de Rionegro -oriente de Antioquia- de una Escuela Normal.

Este fue quizás el evento más significativo y en el cual encontramos huellas muy tangibles del

modo como fue enfrentado el problema de la educación laica por la Iglesia católica en la región.

Esta escuela se creó por disposición del gobierno de la Unión, según informó el señor José M. Uribe

U., inspector de dicha escuela, al Vicario Capitular de la Diócesis de Medellín, José Ignacio

Montoya. En ella se daría clase de religión costeada por el distrito para los estudiantes cuyos padres

lo solicitaran; su catedrático sería sometido a la aprobación del Prelado. Paralelamente, dicho

Vicario, entregó una enérgica y apasionada pastoral comparando al presidente de la República con

Juliano el Apóstata, quien demandaba sancionar leyes para perseguir a los católicos y luego

afirmaba que eran los obispos los responsables de la situación. Identificaba al liberalismo y sus

tradicionales principios de libertad, igualdad y fraternidad con proclamas vacías, las cuales

utilizaba, en su opinión, apoyado en sectas masónicas, para impedir la propagación y el sostén de

sus creencias. Se refirió a las doctrinas liberales como extrañas al pueblo colombiano, pues "el

invasor es socialista y comunista en sus doctrinas y materialista en sus hechos". Criticó las escuelas

oficiales del gobierno liberal que "corrompen á la niñez y á la juventud por medio de la enseñanza

170 La Sociedad, No. 147, Medellín, abri124 de 1875.

171 La Sociedad, Medellín, enero-abril de 1876.

126

de doctrinas inmorales y errores perniciosos, en establecimientos costeados con las contribuciones

del pueblo católico" 172.

En este caldeado ambiente, el Congreso quiso expedir una ley de tuición o de inspección de los

cultos -el gobierno exigiría un pase a los ministros del culto para ejercer sus funciones- a fin de

someter a clérigos y obispos, pero debió suspenderse por la oposición sistemática de obispos y de

congresistas conservadores y algunos liberales 173; no obstante, este hecho creó una atmósfera

mucho más tensa entre ambas potestades y en el horizonte comenzaron a presagiarse vientos de

guerra que El periódico La Sociedad atizó aún más en un editorial titulado "La Exaltación":

El rumor siniestro que anuncia la aparición de la ley de tuición ha recorrido rápidamente los montes y los valles, y hasta en la mas escondida aldea se habla con ardor de esta ominosa ley. El artesano y el minero, la joven soltera y la matrona rodeada de numerosos hijos en estado de llevar las armas, el ardoroso estudiante y el pacífico y tímido labrador y hasta el mercader y el negociante, tan recalcitrantes en este punto, hablan de la guerra, como de una necesidad imprescindible, como de un fenómeno físico que se acepta sin discusión porque la discusión es inútil. Nadie pregunta si habrá guerra; todos dicen, tendremos guerra, y hablan de ella como de cosa

• 174propia .

También el Vicario Capitular, José Ignacio Montoya, atacó en un lenguaje incendiario la propuesta

del Congreso. Era una guerra de la pluma que desembocaría en guerra civil:

Escuchad cómo en la sala del Congreso (el invasor) arregla sus baterías, afila sus uñas de buitre para caer con una ley que llaman de tuición, sobre el rebaño del Señor. Preparaos, estad listos. Sois egoístas y cobardes? Corred al encuentro de vuestro verdugo, levantad le arcos triunfales, besad en seguida el látigo, y preparaos para arder en la pira que construyen y atizan los demagogos y descamisados que mandan en todas partes... 175 .

La mencionada Escuela Normal tuvo gran acogida entre gentes de la población, puesto que se

trataba de un distrito predominantemente liberal; por ello el Vicario Capitular de la Diócesis de

Medellín, en circular fechada el 12 de julio de 1876, ratificó que las instituciones oficiales o laicas

que establecía el gobierno y que prescindían de la enseñanza religiosa, estaban reprobadas y

In Repertorio Eclesiástico, Diócesis de Medellín, No. 142, mayo 20 de 1876, pp. 1047-1048.

173 Archivo Central del Cauca (en adelante ACC), Sala Mosquera, "Cartas de José Rafael Arboleda a Tomás Cipriano de Mosquera". En: Correspondencia de Tomás Cipriano de Mosquera, Nos. 56918 a 56923, Popayán, abril, mayo y junio de 1876.

174 La Sociedad, No. 201, Medellín, mayo 20 de 1876, p. 455.

175lbídem.

127

condenadas por la Iglesia, pues su propósito era hacer "una tenaz guerra al Catolicismo". Para el

Vicario era claro que el gobierno estaba atacando las creencias católicas, contando también, en su

opinión, con el apoyo de estudiantes de la Universidad Nacional, quienes se habían manifestado en

contra de la autoridad de la Iglesia. Por tanto, el Vicario no aceptaba la enseñanza de la religión por

parte de ninguna persona laica, menos si se trataba de un establecimiento en el el director no

era católico. Prohibió pues a los fieles de su Diócesis que enviaran a esa a sus hijos y

dependientes, "bajo de culpa grave"l76, y concluyó diciendo:

¿Quién es hoy tan que no vea y aún palpe con toda evidencia, que los propósitos del Gobierno nacional al apoderarse de la instrucción de la juventud, prescindiendo de la ensefíanza de y moral, no son otros que los de corromperla? ¿Quién es tan inocente que no haya comprendido las diabólicas tendencias de la propaganda impía, al querer con la enseñanza arrancar de entendimientos la idea de la verdad, y de los corazones la noción del Prueba incontestable de esto nos han dado varias notabilidades que dirigen la política y ocupan puestos importantes en el gobierno nacional. En la Cámara de Representantes ha declarado terminantemente uno de sus miembros que el gobierno nacional no tiene por objeto en la instrucción primaria formar católicos sino no pueden duda a ningún católico la intención decidida del liberalismo en nuestro como en todos aquellos donde la francmasonería, es la de destruir la Religión católica y sustituirla con el racionalismo impío ó con otro de los absurdos sistemas que conducen a la barbarie ó a la disolución de la ... tenemos el deber de avisar y advertir a todos los católicos confiados a nuestra vigilancia pastoral que no pueden mandar a sus hijos ni dependientes a esas escuelas sin exponerlos a perder la fe ya la consiguiente corrupción de sus En tal virtud, para tranquilizar nuestra conciencia y en cumplimiento de nuestros

deberes, prohibimos a todos los de nuestra Diócesis que envíen a sus hijos y dependientes a la Escuela normal nacional establecida en la ciudad de Rionegro. Todos los Curas y demás Sacerdotes leerán al pueblo esta circular en tres domingos consecutivos... y haciéndoles conocer la grave falta que cometen desobedeciendo a la autoridad la Iglesia ... 177

Días después, Guillermo Restrepo, presidente de la Sociedad Católica de Medellín dirigió una

comunicación de felicitación al Vicario Capitular, por su enérgica contestación al Inspector de la

Escuela Normal de En esta lo animó a continuar firme en la defensa del

pensamiento católico:

Diftciles y delicadas cuestiones religiosas ... causadas en la perniciosa influencia de las malas ideas y de la perversión moral de nuestros tiempos ... al Pastor celoso que sabe

176 "Circular del Vicario Capitular, José Ignacio Montoya, sobre la Escuela Nacional establecida en la ciudad de Rionegro". En: Repertorio Diócesis de Medellín, No. 150, julio 15 de 1876.

m Ibídem.

128

defender su rebaño de los lobos infernales que se han apoderado de nuestra desgraciada nación. Sin fe, Colombia se convertirá en Babilonia, ... el socialismo, el comunismo, el materialismo y el ateismo reinarán ... J78

.

Ante esta ardiente polémica sobre el papel de las escuelas oficiales y la enseñanza de la religión

católica en ellas, retomada con mayor fuerza en el año de 1876, el Arzobispo Vicente Arbeláez

envió en el mes de junio una carta al "Señor Secretario de lo Interior y Relaciones Esteriores" (sic)

Manuel Ancízar, para, por su intermedio, solicitarle al presidente de la Unión, que se diera

cumplimiento y se reglamentara el funcionamiento del Decreto orgánico de la instrucción pública

primaria del I de noviembre de 1870 en su artículo 36, en el cual se disponía que el gobierno no

intervendría en la instrucción religiosa y que las horas de la escuela se distribuirían de tal forma que

a los alumnos les quedase tiempo para recibir dicha instrucción de sus párrocos o ministros:

...Tened presente, señor, que el porvenir de grandeza de un pueblo esta fundado en la buena educación de su juventud, i que para ser buena, preciso es que sea religiosa i para esto es indispensable que esté confiada a personas religiosas ... la primera cualidad que debe adornar a todo director de escuela en un país católico como lo es el nuestro, es la de que sea católico ...

Una vez que todos los maestros de la escuela sean católicos, como deben serlo, justo es que estos, que son remunerados con las contribuciones que pagan los padres de los niños cuya educación se les confía, den también la educación religiosa de acuerdo con los respectivos párrocos i por los textos aprobados por la autoridad eclesiástica ... ¿siendo el maestro católico i de la confianza del párroco, qué auxiliar mas natural que el maestro o director de la escuela? Este fue sin duda el pensamiento que guió a los miembros de la Lejislatura de Cundinamarca, cuando establecieron que los maestros i directores de escuelas diesen la enseñanza relijiosa, siempre que lo solicitaran los padres de familia; y esto es lo que hoi pido se sancione de una manera terminante por el Poder Ejecutivo. Así se allanarán grandes dificultades i se dará un gran paso en el arreglo i organización que debe darse de una manera definitiva a la enseñanza relijiosa en las escuelas ......por instrucción religiosa no se entiende simplemente el hecho de aprender doctrina cnstlana, sino mui particularmente la práctica de sus mandamientos ... debe darse a los niños en las escuelas el tiempo suficiente para cumplir con sus prácticas religiosas .. .,,179

El Secretario Manuel Ancízar respondió al arzobispo diciéndole que había leído cuidadosamente su

carta y que también la había puesto en conocimiento del presidente de la Unión. Su respuesta nos

permite ver el ánimo también conciliador, seguramente fundado en las posibles turbaciones del

178 AAM, M123, Arquidiócesis de MedelHn, Despacho del Arzobispo, Medellín, Junio 20 de 1876.

179 AHA, Documentos impresos, Ref. i. 1200, 1876, 1892 Y 1894: Enseñanza de la Relijión en las Escuelas Oficiales. Del Arzobispo de Bogotá, Vicente Arbeláez al Señor Secretario de lo Interior i Reladones Esteriores, Bogotá, junio 1 de 1876.

129

orden público, que se vislumbraban en el gobierno de la Unión, aunque algunas precisiones

quedaron en pie:

La Constitución nacional impone a los funcionarios del orden civil el deber de la imparcialidad en materia de relijión, porque esta no es asunto del Gobierno temporal. La imparcialidad no significa únicamente abstención, sino también respeto a las creencias de cada cual, porque en ambas cosas consiste la libertad de los asociados en el sagrado foro de la conciencia. De aquí viene que los Gobiernos general i locales no tomen parte ninguna en favor exclusivamente, ni menos en hostilizar determinada creencia religiosa; de aquí que hayan sido i sean respetuosos a la voluntad de los padres de familia católicos que han pedido para sus hijos ... lecciones de esta religión, y que se haya ordenado a los Directores que distribuyan las materias escolares de modo que se tenga el tiempo suficiente para que los sacerdotes del culto concurran a dar la enseñanza religiosa solicitada ......conceder a los niños cuyos padres lo soliciten el tiempo necesario, no ya solo para el aprendizaje teórico, sino además para la práctica de su relijión en las épocas que la Iglesia católica tiene señaladas para estos actos. El Presidente haya justa esta petición, i me ha ordenado que dicte las disposiciones necesarias para que tenga el efecto apetecido.

Ahora, concretándome a la condición señalada por su Señoría de "que en las escuelas oficiales a donde los alumnos que concurren son católicos, los maestros o directores sean asimismo católicos" me permitiré observar que constitucionalmente no se puede exijir a ninguna persona la profesión de un credo relijioso determinado, para llamarla al servicio público; ni tampoco será fácil adivinar, no mediando manifestaciones externas, qué relijión sigue un individuo ... los 1700 Directores docentes de las escuelas oficiales son todos hijos del país, es decir, criados i educados en la religión católica, de cuya enseñanza ninguno de aquellos a quienes se ha pedido que la den se ha escusado. Los tres profesores alemanes que hai en las Normales son meros maestros de pedagogía o método escolar. ... Su señoría termina la nota a que contesto, ofreciendo su cooperación i la del Clero de su Diócesis a la benéfica tarea de dar impulso a la enseñanza ... Puesto que para ésta se hallan abiertas de par en par las puertas de las escuelas oficiales, nada impide el concurso de la valiosa cooperación ofrecida, benéfica para todos, pues tanto en el orden civil como en el moral la ignorancia i la barbarie no dan de sí otros frutos sino malestar i miseria sociales 180.

Después de esta carta al arzobispo, Ancízar escribió una carta al Director general de Instrucción

pública primaria en la que le ordenaba dar cumplimiento a los acuerdos hechos con el señor

arzobispo. Terminaba su comunicación solicitándole que le recordara a los Directores de las

escuelas oficiales que:

si por la Constitución nacional no es lícito favorecer exclusivamente determinada creencia re\ijiosa, es consiguiente que tampoco deben consentir en que no se miren estas creencias con el cuidadoso respeto que por su naturaleza exijen, tanto en la enseñanza teórica como en los actos prácticos del culto. Esta resolución será

180 Ibídem.

130

comunicada por usted a todos los Directores de [as escuelas oficiales, encargándolos de l·· 181su cump 1m lento .

Una vez enviada esta comunicación, el Secretario Manuel Ancízar escribió al arzobispo de Bogotá

informándole de su resolución. El arzobispo respondió con una nota en la que le expresaba que

quedaban allanadas las dificultades a las que se había referido en su primera carta y que esperaba

que [os Directores de las escuelas cumplieran con los deberes que la circular del gobierno les había

impuesto.

Aunque las manifestaciones anteriores podrían hacer pensar que se había creado un ambiente

propicio para el entendimiento entre las dos potestades, no obstante, la polémica en torno a este

álgido tema de las escuelas oficiales cada vez se fue tornando más aguda. En el Estado del Cauca

comenzaron a darse enfrentamientos entre los obispos, el clero, los católicos y sus Sociedades con

el presidente de dicho Estado y con las Sociedades Democráticas liberales, creándose un fuerte 82movimiento político-religiosol . Ante esta situación, el presidente del Cauca expidió una ley de pie

de fuerza, cuyo objeto, según el periódico La Sociedad, fue "poner en manos del Poder Ejecutivo de

la Unión un ejército suficiente para contener por medios violentos la pacífica reacción católica,,18J.

Este periódico se refirió al movimiento en el Cauca como al inicio de la guerra: "La reacción

católica en el Cauca es tan pujante y poderosa, que en vano el Gobierno del señor Conto pretenderá

ahogarla entre sus brazos de pigmeo"I84. Así mismo, hizo un llamado a las Sociedades Católicas de

Antioquia para que no permanecieran neutrales ante este movimiento religioso en el Cauca y no

abandonaran a los compañeros de fe a sus solas fuerzas, pues ello sería adverso para la causa

católica: "Pero debe Antioquia consentir en eso? .. Debe Antioquia permitir que la secta anticatólica

destruya los elementos de defensa de que pueden disponer los católicos en el Cauca, para que al día

. . d d d" ?" 185sigUiente empren a una cruza a contra nosotros con gran es e mmensas ventaJas. .

Realmente, la guerra era un hecho y así lo habían comprendido los católicos antioqueños quienes

estaban dispuestos a enfrentar la contienda pues en su centro estaba la disputa religiosa; no apoyar a

181 Ibídem.

182 VALENCIA LL., A.: Estado soberano del Cauca. Federalismo y Regeneraci6n. Opus cit.; ARANGO de R., G. M.: "Estado Soberano del Cauca: asociaciones católicas, sociabilidades, conflictos y discursos político religiosos, prolegómenos de la guerra civil de 1876". Opus cit.

183 La Sociedad, No. 213, Medellín, agosto 12 de 1876, pp. 469-471.

184 Ibídem.

185 Ibídem.

131

11. FACTORES QUE DETONARON LA GUERRA CIVIL

El presente capítulo consta de dos partes; en la primera recorremos los diversos caminos que

tejieron la guerra civil , las razones, motivaciones y la multicausalidad de factores que permiten

explicarla, a fin de ubicar al lector en el ambiente de la época; también nos referimos a los

problemas que la desencadenaron surgidos de la confrontación entre los socios conservadores y

clericales y el gobierno radical y, entre los dos únicos modos posibles de construcción de Estado­

nación occidental en el siglo XIX, el liberal y el clerical-conservador. En la segunda parte nos

acercamos a las motivaciones de tipo religioso de algunos actores sociales con respecto a la guerra

civil. Con ello queremos relevar el peso de las motivaciones religiosas para participar en la guerra,

en el caso antioqueño.

2.1. Razones y motivaciones de la guerra en los Estados Unidos de Colombia

La guerra civil de 1876-1877, se constituyó en la contienda bélica del siglo XIX colombiano que

dio inicio a la caída del régimen federal de corte liberal y abrió el eamino para la fonnación de un

nuevo régimen centralista, autoritario y procatólico denominado la Regeneración y la hegemonía

conservadora (1886- 1930). En esta guerra, el liberalismo radical que venía gobernando el país desde

1863, obtuvo un triunfo pírrico, pues ella lo dejó más fragmentado que antes y permitió que el

liberalismo independiente -una fracción del liberalismo opuesta al gobierno radical- obtuviera

mayorías en los cargos públicos nacionales y en casi todos los Estados federales. Los liberales

independientes, convertidos en mayorías de su partido, se aliaron con el partido conservador y

dieron lugar a la formación de un nuevo régimen que modificó en buena medida las perspectivas

políticas, económicas y sociales del régimen federal que lo precedió) .

Diversos factores incidieron de manera directa e indirecta en la explosión de la guerra, factores que

se conjugaron de varíadas maneras, constituyéndose en una multicausalidadad de razones para el

desencadenamiento de ésta. Evidentemente, después de la llegada al poder de radicales y

mosqueristas bajo fa Constitución de 1863, el gobierno nacional vivió dentro de una relativa

estabilidad afectada por un golpe de estado en 1867 y por golpes, levantamientos y revueltas

regionales y locales que no alcanzaron a desestabilizar el conjunto del régimen federal.

133

Evaluaremos las motivaciones más representativas que llevaron a la crisis del régimen federal y a su

tránsito provisional por la guerra para culminar luego en su derrota frente al modelo regenerador

impulsado por los independientes asociados al conservatismo bajo el liderazgo de Rafael Núñez.

Veamos dichos factores, los cuales sin duda actuaron de manera relacionada y no aisladamente.

Después del boom industrial del capitalismo entre 1848 y 1870, se produjo una crisis económica

mundial de la bolsa en 1873, cuando se inició "el más curioso y en muchos sentidos sin precedentes

desconcierto y depresión de los negocios, el comercio y la industria"; a este fenómeno se lo

denominó la Gran Depresión y se le dio habitualmente la fecha de 1873 a 18962• Sus efectos se

sintieron en América Latina3, especialmente en la relativa caída de importaciones y exportaciones.

En el caso colombiano, la caída de las exportaciones del tabaco a mediados de la década de 1870,

así como de la plata y el oro antioqueños, dentro del ciclo de bonanzas exportadoras de 1850 a

1882, se constituyeron en una de las razones asociadas al estallido de la guerra civil. Los deficientes

sistemas de producción, procesamiento y empaque del tabaco en Colombia, lo hicieron menos

competitivo, a lo que se sumó, entre 1869 y 1871, la apertura del canal del Suez, que abarató los

costos del tabaco de las Indias Holandesas; la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871) que deprimió

las importaciones alemanas y causó una sensible caída de los precios externos e internos del tabaco

en Colombia; y la unificación aduanera alemana que elevó los derechos arancelarios al tabaco en la

década de 1870; además, en la misma década sobrevino en uno de los principales centros de

producción, Ambalema, una enfermedad de la planta, "el amulatamiento", que ayudó a acelerar su

crisis definitiva. En este contexto, entre 1874 y 1877 se produjo un corto período de "Recesión y

Crisis" en Colombia que ha sido caracterizado como de estancamiento de todos los índices de

crecimiento real y de una fuerte crisis en 1876-1877.

Por su parte, el tabaco fue el principal producto agrícola de exportación colombiano del siglo XIX ­

hasta la aparición del café en la década de 1870-, y su momento de inflexión como ya señalamos, se

produjo en 1875, el año anterior a la guerra civil. Tabaco y oro eran los principales productos de

exportación desde la década de 1850 -27.8% Y 33.3% del total nacional, respectivamente- y ambos

1 DELPAR, H: Rojos colltra a:ules. El partido liberal el! In política colombialla, 1863-1899. Procultura, Bogotá,1994. PARK, J.: Rafael NllIle: al/ll /he poli/ics of ColombilllJ regiollalism, 1863-1886. Baton Rouge, Louisiana Sta te University Press, 1985.

2 HOBSBAWM, E.: Ln era del capitalismo (1848-1875). Labor Universitaria, Barcelona, 1989, pp. 11 Y49.

3 CORTÉS CONDE, R.: "Las repúblicas del río de la Plata. El crecimiento de la econonúa argentina, c. 1870­1914". En: BETHELL, L. (Ed.): His/oria de América úrtilla, 10, Amén'ca del Sur, c. 1870-1930. Editorial Crítica,

134

cayeron en la década de 1870, pasando el tabaco al 21.2% y el oro al 22.2% de las exportaciones,

mientras el café y la quina se incrementaron. Para los años 1875-1878, el tabaco sólo representó el

13.3% de las exportaciones, el café ascendió al 22.3%, la quina al 17.5% y el oro al 24 .0%. El

tabaco decayó en las zonas de producción de los Estados del Cauca, Tolima, Bolívar y Santander,

mientras la producción de oro y plata se vio afectada en Antioquia. Aunque tales caídas no tuvieron

igual efecto sobre todas los distritos de las regiones implicadas en la guerra, no obstante, incidieron

en el conjunto nacional en términos fiscales y regionalmente en términos económicos y sociales

pues trajo como efecto la baja de los precios de las tierras y el desempleo de campesinos

cosecheros-aparceros -como ocurrió en la población de Ambalema en el Estado del Tolima-;

además, trajo la caída de los tradicionales precios para los pequeños y medianos propietarios -como

en el caso de Palmira en el Estado del Cauca y en algunos distritos santandereanos-, todo lo cual fue

un buen caldo dc cultivo para la guerra. Además, centros principales de la guerra fueron los Estados

del Cauca, Antioquia y Tolima, todos ellos asociados a la caída de productos exportables, y los

Estados del centro oriente del país, Cundinamarca, Boyacá y Santander -en donde culminó la

guerra civil en julio de 1877 . En el caso de las importaciones, su comportamiento fue de

crecimiento sostenido entre 1850 y 1882 -textiles ingleses, alimentos y bebidas, manufacturas de

metal y bienes de capital, principalmente- aunque tuvieron variaciones en el período, especialmente

después de una bonanza entre 1870 y 1873, las importaciones sufrieron una crisis a mediados de la

década, que llegó a su punto más bajo durante la guerra civil de 18764

Las divergencias partidistas jugaron un papel decisivo en la lucha por el poder político y en el

desencadenamiento de la guerra. En el ámbito nacional fueron compartidos, aún por los dos Estados

conservadores -Antioquia en el noroccidente y Tolima en el centro-, los proyectos liberales de

impulso a las vías de comunicación y a la educación, pero con diferencias y matices . En algunos

casos -como en el del Ferrocarril del Norte- los liberales radicales buscaron favorecer, a comienzos

de la década de 1870, a sus Estados más adeptos -Cundinamarca, Boyacá y Santander- lo que no

fue bien visto por sus opositores5 También los liberales radicales promovieron decididamente una

educación laica, neutral y obligatoria que no fue compartida por el partido conservador ni mucho

Cambridge University Press, Barcelona, 1992, pp. 13-40. El autor muestra datos más significativos para el caso d <? las importaciones.

4 Ibídem .

5 DELPAR, H.: Rojos cOl/tra azules. El partido liberal ellla polihca colombia/la, 1863-1899. Opus cit. ; DÍAZ DÍAZ, .l. : "Del faccionalismo a la unidad liberal en el ocaso del radicalismo: La guerra de 1876-1877 en el Estado Soberano de Santande r". Tesis de Pregrado en Historia, VIS, Bucaramanga, 1999.

135

menos por una buena parte de la Iglesia católicaÓ Evidentemente, detrás de todo esto existía una

lucha por el control del poder político entre un liberalismo dividido y un conservatismo

fragmentad0 7, interesado en asumir la dirección del país, que disintió de algunos proyectos liberales

y aprovechó las divergencias con este partido y su división para insurreccionarse y acceder

paulatinamente al gobierno mediante una alianza futura con los independientes. En el fondo, la

mayor parte de los miembros del partido conservador en el ámbito nacional , eran partidarios de una

república unitaria y centralizada, y se oponían al federalismo impulsado por los liberales,

evidentemente, con las e\:cepciones de Antioquia y Tolima, debido a razones coyunturales que los

favorecían: desarrollo económico estable sin intervenciones externas e independencia del centro

político cundinamarqués respectivamente.

Otros factores de orden político y religioso que incrementaron las tensiones y presIOnaron la

explosión de la guerra fueron las siguientes: el desgaste del partido liberal en el gobierno después de

13 años de dirigir los destinos del país y de mantener la soberanía de los Estados; la oposición del

conservatismo y de la Iglesia al régimen liberal, especialmente en cuanto a la exclusión del partido

conservador del poder político nacional ya sus proyectos reformadores que afectaban a la Iglesia en

la educación, la desamortización de bienes de manos muertas , la tuición e inspección de cultos y el

extrañamiento de obispos, sacerdotes y fieles, con 10 cual, el problema religioso se constituyó en el

principal eje de diferenciación partidista; el Decreto Oficial de Instrucción Pública de 1870 y su

impacto en los opositores conservadores y clericales ; la división del liberalismo en dos alas -con

más agudeza en las elecciones de 1875- y el consiguiente debilitamiento del partido de gobierno: y

la guerra de 1875 en la Costa Atlántica. Analizaremos a continuación las distintos factores

enunciados.

El desgaste del régimen liberal y de su proyccto federal, se constituyó en una de las causas

detonantcs de la guerra civiL Si bien cl partido liberal propuso un proyecto transformador para la

Colombia de entonces, recogido en la Constitución de 1863 y con antecedentes en la Constitución

de 1853, su desarrollo fue parcial y la oposición de sus contradictores, asociada a un predominio de

mentalidades tradicionales en el país, 10 llevaron al fracaso, aunque sus pervivencias resurgirían con

fuerza en las décadas dc los veinte y los treinta del siglo Xx. El proyecto liberal buscó y en parte lo

ó PARRA, A: Mt?lnoria s. Imprenta de la Luz, Bop,otá, 1912; QUlJANO WALUS, J. M. : Mt'morws autobiográfims, histórico-políticas y dI.' carácta social. Grottaferrata, Tipografía ltalo-Orientale, Roma, 1919.

7 GONZÁLEZ, F: "Problemas políticos durante los gobiernos del Olimpo radical", En: Para lea la política. El/sayos de /¡istona política colombial/a, Vol. 2, ClNEP, Bogotá, 1997, pp. 189-208.

136

logró. romper con las trabas coloniales que aún permanecían en el terreno económico, a saber, dar

libre circulación a la tierra y a la mano de obra, construir vías de comunicación para la integración

de mercados y el desarrollo de exportaciones, suprimir monopolios y jerarquías ante la ley y el

ejército~ abrir el país a mercados internacionales, separar la Jglesia del Estado y desamortizar sus

bienes. De otra parte, en la vida política y cultural propugnó por un Estado Federal, impulsó la

autonomía municipal, adelantó la educación laica y obligatoria y buscó ampliar las libertades

ciudadanas en todos los órdenes, aunque con limitaciones como la del sufragio restringido desde

1863 en algunos Estados e incoherencias en cuanto a la redistribución de tierras. El proyecto avanzó

entre dificultades fiscales y políticas, dividió y debilitó al partido de gobierno -entre independientes

y radicales- pero además no fue bien visto por sus opositores -la Iglesia, el partido conservador y

hasta una parte de los militantes Iiberales- quienes a nombre de las mayorías colombianas, alegaron

que el proyecto liberal no estaba acorde con las tradiciones históricas ni con las mentalidades del

país, fundadas en su catolicismo, en un gobierno central y, ante todo, en un orden con autoridad

capaz de abrirle campo a las libertades, en clara oposición al liberalismo, que propugnaba por el

desarrollo de las libertades como condición necesaria para construir el orden8

Áharo Tirado Mejía9, considera que "el problema religioso", traducido en la pugna entre el Estado

liberal y la Iglesia por el control del aparato educativo, y el asunto de la soberanía de los Estados,

fueron invocados como motivos de la guerra Evidentemente, en el ambiente de la época, dentro de

procesos liberales secularizantes en Hispanoamérica, que chocaron con una Iglesia católica en

defensa del S~vllahlls y de las líneas trazadas por el Papado del Pío IX, se produjo una confrontación

entre visiones de la sociedad, del Estado y del papel de la Iglesia en ellos, que necesariamente

incidieron en las reformas a los planes de estudio, en los cuales la religión católica debió dejar

campo a un pensamiento útil, técnico y experimental, lo que limitó en parte, el monopolio del clero

para impartir saber. En palabras de Marco Palacios:

La del 77 fue una guerra de incontrovertible origen religioso. Las relaciones del Estado y la Iglesia y el ámbito de sus jurisdicciones fueron planteadas por el clero en términos de soberanía política: la Iglesia y no el Estado tenía el derecho legítimo a educar. En su encíclica El Syllabus (1864), Pío IX atacó el liberalismo, la secularización, la

s MARTÍNEZ, F.: Elllaciol/alismo cosmopolita. La refael/cin europea en la COIISlrllCciól/ l/acial/al ell Colombia, 1845­1900. Banco de la República, [FEA, Bogotá, 2001. POSADA CARBÓ, E.: "Rafal Núñez, el caribe colombiano y el orden nacional". En: Agllila. Revista del Observatorio del Caribe Colombiano, No. 2, Cartagena, noviembre de 1999.

9 TIRADO M., A.: Aspectos sociales de las guaras civiles en Colombia. Colcultura, Bogotá, 1976.

137

tolerancia religiosa, la libertad de pensamiento y el laicismo educativo. Excitados, varios obispos se lanzaron a impugnar la refonna educativa de 1870 1

0.

Durante los años comprendidos entre 1870 y 1876 se produjeron múltiples enfrentamientos entre el

gobierno liberal y los obispos de las Diócesis de MedelJín, Antioquia, Pasto, Popayán y Pamplona.

así como con parte de sus clérigos y fieles en tomo al Decreto de Instrucción Pública Primaria de

1870, visto por estos como la imposición de las doctrinas liberales -ateísmo, protestantismo,

materialismo, comunismo, socialismo ... - sobre las conciencias de "todo un pueblo católico" . El

Decreto, fundado en la Constitución de 1863 -según la cual, en un Estado laico, la religión católica

era una entre varias y no la oficial del Estado- reglamentaba la instrucción pública en el país de

acuerdo con los parámetros de educación laica, gratuita y obligatoria; no obligatoriedad de la

enseñanza de la religión en las escuelas ; autonomía de los maestros para desarrollar los programas y

métodos pedagógicos modernos -Pestalozzi, Froebel. .. -; y delegación en los Estados soberanos de

la facultad de regular la educación de acuerdo con sus propias concepciones. Con todo ello, la

estrategia se dirigía a que la Iglesia perdiera su hegemonía ideológica al tiempo que se construía un

nuevo paisaje cultural laico y secular. El problema se agudizó mucho más en 1876 y se constituyó

en una de las principales causas de la guerra civil. Los católicos afectados percibieron que el

Decreto ponía en cuestión el papel de la Iglesia dentro de la sociedad y su hegemonía en el campo

ideológico, por lo que reaccionaron en defensa del régimen de cristiandad, de manera guerrera, es

decir, en forma de cruzada 11 .

Otros factores se sumaron al caldeamiento de la guerra. El gobierno liberal fue hegemónico en el

orden nacional y casi totalmente en siete de los Estados de la Unión -Panamá, Bolívar y Magdalena

en la Costa Atlántica, Cundinamarca, Boyacá y Santander en el centro-oriente y el Cauca en el

suroccidente- durante 14 años (1863-1876) , lo que produjo una gran exclusión de sus adversarios

del gobierno nacional y de la mayoría de los regionales. Ello dio lugar a su propio desgaste, máx.ime

que los gobiernos nacionales durante el período federal fueron de 2 años, lo que mantuvo al país en

elecciones casi permanentes convirtiéndolas en factor explosivo, pues éstas llevaron a una

polarización permanente y se constituyeron en arma de movilización para las guerras y en elemento

de incremento del sectarismo, pues las elecciones fueron escuela abierta de fraudes, intrigas y

sobornos constantes . Eduardo Posada Carbó, ha demostrado que la sociedad colombiana del siglo

XIX vivió tan intensamente los períodos electorales , que éstos tenninaron lanzándola, en muchos

10 PALACIOS, M.: ETltre la legitimidad y In violencia, Colombia, 1875-1994. Norma, Bogotá, 1995, p. 44.

11 Véase el capítulo Tercero relativo a los obispos y a sus posiciones en torno a la educación, el papel de la Iglesia en ella y la lucha de soberanías con el Estado liberal.

138

casos, a enfrentar ciclos violentos y guerras civiles permanentes. Si bien, en otras sociedades

latinoamericanas ocurrió algo similar hasta fines de la década de 1870, como en Argentina, Perú,

México, Venezuela y Bolivia, en casi todo Centroamérica, en sociedades europeas como Irlanda e

Inglaterra. e igualmente en Norteamérica 12, no obstante el ciclo guerrero colombiano parece ser

excepcional. En Colombia, una de las razones de tal excepcionalidad fue entonces la frecuencia de

las elecciones, las cuales agudizaron las rivalidades entre las dos únicas opciones políticas, el

liberalismo y el conservatismo y, además, polarizaron a los militantes que esperaban obtener de los

triunfos, cargos públicos, sustento para sus familias y reconocimiento social 13

En el ambiente que hemos señalado, el partido liberal fue dividido a las elecciones presidenciales de

1875, lo que lo debilitó aún más. Esta división polarizó sus fuerzas y azuzó las de los

conservadores. La división se explica porque ante el partido oficialista, denominado '"liberal

radical", un sector disidente del partido liberal que se denominó "independiente", liderado por

Rafael Núñez desde los inicios de la década de 1870, propugnaba por reformas a la Constitución en

cuanto al restablecimiento de las relaciones Iglesia-Estado; centralización política -Constitución

central y unitaria- y descentralización administrativa ante el peso excesivo de las autonomías locales

y de los Estados Federales; la formación de un Ejército nacional profesional y el fin de los ejércitos

regionales. La división liberal fue aprovechada por sus contrapartes conservadoras, quienes

asociadas a una buena parte de la Iglesia -en batallaba contra el gobierno radical por su impulso a la

enseñanza laica y obligatoria, componente clave del proyecto reformador liberal- vieron llegado el

momento dc sustituir el gobierno e imponer su propio proyecto. En su opinión, la guerra civil sería

el medio más eficaz para lograrlo. La campaña electoral de 1875, para elegir Presidente de la

República fue escenario de aquella polarización, la cual fue bastante disputada y tensionó aún más

los ánimos de ambos partidos 14. Como candidatos se encontraban, el liberal independiente Rafael

Núñez, el radical Aquilea Parra y el conservador Bartolomé Calvo. Se dieron elecciones regionales,

las cuales fueron concluyentes para decidir los votos de los 9 Estados por el nuevo gobernante ya

que cada uno de éstos tenía derecho a un voto. N inguno de los candidatos obtuvo los votos

12 POSADA CARBÓ, E.: "Elecciones y guerras civiles en la Colombia del siglo XIX. La campaña presidencial de 1875". En: R.:vista Historia y Soci,:dntl, No. 4, Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Historia, Medellín, 1997, pp. 116-121.

13 DEAS, M y GAITÁN, F.: Dos el/sayos especulativos sobre la violellcia en Colombia. Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1995.

14 GIRA LOO RESTREPO, P. A.: "La percepc ión de la prensa nacional y regional de las elecciones presidenciales de 1875 y sus implicaciones en la guerra civil de 1876. Tesis de Pregrado en Historia, en la Modalidad de Participación en proyecto de Investigación, "Guerras civiles, religiones y religiosidades en Colombia, 1840-1902", Escuela de Historia, Universidad Nacional de Colombia, Sede MedelJín, 2003.

139

necesarios para ser nombrado presidente; el Congreso entonces en medio de intrigas, decidió la

elección del liberal radical Aquileo Parra., con lo cual los seguidores de Núñez quedaron dolidos e

impugnaron los resultados. Posada Carbó, al referirse a la campaña electoral de 1875 y a sus

relaciones con la guerra que estalló en ese mismo año en la Costa, anota que en los Estados Unidos

de Colombia se desató un ciclo guerrero reiterativo, que se inició con una contienda electoral ,

continuó con una confrontación bélica y culminó con arreglos políticos en el parlamento. El autor al

referirse a este ciclo en el año de 1875, ilustra con argumentos lo que sintetiza en una frase

concluyente: de "la fiebre electoral bienal de Colombia" a "la tormenta bélica" y a "la política

parlamentaria, un epílogo de la guerra"15.

Las elecciones de 1875 y la guerra del mismo año en la Costa Atlántica, profundizaron aún más las

heridas abiertas en el liberalismo. Esta contienda tuvo su origen en las intervenciones del gobierno

de la Unión en los Estados de Magdalena, Bolívar y Panamá, argwnentando que en ellos existían

revueltas internas o amenazantes de su estabilidad. Pero en realidad lo que hizo el gobierno federal

fue intervenir sobre las fuerzas políticas decisorias de esos Estados para ponerlas a favor de la

candidatura del radical Aquileo Parra y en contra de la de Rafael Núñez, el candidato costeño por

antonomasia l6 La conflagración armada estalló primero en el Estado del Magdalena -mediados de

febrero de 1875-, después en los Estados de Bolivar -18 de Julio- y Panamá -20 de agosto- para

finalizar el 1I de octubre de 1875, con disímiles movimientos e intensidades, cuando el último de

estos Estados debió rendirse a los ejércitos del gobierno federal. Parra se posesionó como presidente

en abril de 1876, en un ambiente tenso y caldeado, pero las heridas sólo vinieron a curarse

temporalmente cuando con ocasión de la guerra civil de 1876-1877, los independientes lo apoyaron

aunque sus objetivos estaban puestos en reconquistar el gobierno en asocio con el partido

conservador.

También encontramos una visión de síntesis acerca de las razones y motivaciones de la guerra civil,

en dos Memorias de la época: la conservadora de Manuel Briceño l7 y la liberal de Constancio

15 fbídem, pp. 91-121.

16 WONG HIU, A: "Sociedad, economía y política en el Estado soberano de Bolívar, 1857-1886". Tesis de Maestría de Historia en proceso, Universidad Nacional de Colombia - Universidad del Atlántico, Barranquilla, 2002.

17 BRlCEÑO, M: De La revoluciólI de 1876-1877. Recuerdos para la historia. Biblioteca de Historia Nacional, vol. LXXVI, Bogotá, 1878.

140

Franco l8, las más caracterizadas de la guerra civil, publicadas una vez ésta terminó. Un telón de

fondo de eventos, que a manera de "cabeza de proceso" recogió el jefe conservador Manuel Briceño

como desencadenantes de la guerra, puede recapitularse así: l. el malestar en las filas del

conservatismo por la manipulación ilícita del sufragio por los radicales -"cuando el sufragio es una

burla irritante y la fuerza el único derecho, ¿no podrán los pueblos apelar al último recurso, al de

reivindicar sus derechos por medio de las armas?" 19; 2. la oposición de los conservadores y de los

obispos de Antioquia y del Cauca al Decreto de Instrucción Pública, que desde el gobierno de

Eustorgio Salgar, en . 1870, se inclinó por una educación laica; 3. las protestas y resistencias

conservadoras contra las intervenciones del poder federal en el ámbito soberano de algunos Estados;

4. las violaciones por el régimen liberal, de derechos y libertades; 5. el ejercicio, por parte del

gobierno general, de funciones que no le delegaron los Estados, tales como, "malgasto de caudales

públicos en proyectos de ferrocarriles irrealizables; sostenimiento de una universidad costosa y de

numerosas escuelas normales para despedazar la patria y perseguir el clero ... ,,20. Aunque las

instituciones que regían la Unión no eran buenas, según el conservador Briceño, y más bien eran "la

anarquía organizada en el gobierno", el partido conservador consideró que si se acogía a ellas,

encontraría respeto a sus derechos y mecanismos para aspirar al gobierno por medios lícitos, pero

después de 14 años, se persuadió de que aquello no era posible.

Por su parte, Constancio Franco, opinó que las razones de los liberales para defender lo establecido

se fundaron en que se tramaba una sublevación en contra de la inteligencia, del pensamiento y del

progreso; en que el partido conservador levantó como bandera el asunto religioso; y el clero,

"tradicional enemigo de la república" lo secundó en ese asunto desde su inicio. Ello significó, en

opinión de Franco, una "revolución contra la conciencia y la ciencia, contra la libertad civil y la

enseñanza pública regulada y costeada por el Estado ... ". De allí que el motivo del levantamiento

conservador y clerical contra las instituciones, según Franco, fueron "las leyes sobre instrucción

pública con que el gobierno, en desarrollo de los intelectuales del país, favorecería a los hijos del

pueblo"; por ello, "los liberales estaban resueltos a dar su vida, su sangre y su fortuna en defensa de

ese derecho, quc quería arrebatarle a la parte joven de la sociedad el fanatismo religioso"zl. De esta

18 FRANCO, c.: Apuntamientos para la historia de la guerra de 1876-1877.2 Vols., Imprenta la Época, Bogotá, 1877.

19 BRICEÑO, M.: De Ln revolució/l de 1876-1877. Recuerdos para la historia. Opus cit, p. 88.

20 Ibídem. • 21 Ibídem, p. 76.

141

UF,PTO. IJ. . ¡UTECAS I IBLlOTECA "l:.FE" GOMEZ

manera decidieron " no dejarse arrebatar el derecho a pensar libremente, moverse sin obstáculos , ser

educados y adorar a Dios en la forma y términos más en armonía con sus convicciones , ,2 2.

Ahora bien, para comprender las razones y motivaciones más inmediatas de la guerra , debemos

señalar que los procesos anteriormente c:-;puestos tuvieron una presencia significativa en los meses

previos al estallido de la contienda bélica y sus manifestaciones se percibieron de manera más

puntual a través de múltiples acontecimientos, con los cuales se comprende la trama de la guerra 23

El detonante fundamental de la guerra fue la cruzada religiosa liderada por los obispos de Pasto y

Popayán, Manuel Canuto Restrepo y Carlos Bermúdez, secundados por gran partc de sus

sacerdotes, comunidades religiosas y una buena porción de sus fieles , respaldados por los obispos

de Antioquia y Medellín y un número mayoritario de sus clérigos y fieles . Los citados obispos,

mediante una cruzada, se opusieron a la exclusión de la religión de las escuelas primarias y a la

dirección de las escuelas normales por pedagogos alemanes protestantes e incendiaron la guerra.

Los Estados de Antioquia y Tolima, así como los conservadores del Estado del Cauca y de los

demás Estados del país , fueron a una lucha religiosa \ en defensa de las prerrogativas regionales

para justificar su opción bélica2~. A pesar de la posición transaccionista del arzobispo de Bogotá,

Vicente Arbeláez, y del Presidente Aquileo Parra los obispos comprometidos continuaron

obstinadamente aferrados a sus puntos de vista. Con otro matiz, pero dentro de las perspectivas ya

señaladas, Fernán González, considera que el estallido de la guerra civil fue efecto de la utilización

que hicieron los conservadores de la enseñanza religiosa en las escuelas oficiales, pues realmente lo

que buscaron fue aprovecharse de la división libcral entre radicales e independientes y la

consecuente crisis interna del liberalismo gobernante, para apoderarse del gobierno del Estado del

Cauca25 Por su parte, dcl Diario de Pedro Antonio Restrepo Escobar escrito en la época, se

desprende que, al menos en Antioquia, el factor más fuerte para el estallido de la guerra fue la

defensa de la " santísima" religión católica, evidentemente dentro de una imbricación radical con

redes de poder que atravesaban la vida local , las lealtades familiares y partidistas . En palabras

suyas, después de haber sido testigo de la incorporación de cuatro de sus hijos y de un yerno a la

guerra, escribió, "El que sepa cuanto quiero yo a mis hijos podrá imaginarse cuanto sufriré yo con

22 [bÍllt?m, p. 95

2:J BRA U DEL, F. : La hist<Jria y lnscimeias sociales. Alianza ed ito rial, Barce lo na, 1976.

2~ PALACIOS, M. Elltre la legitimidad y la violaleia. 0Pl/S cit. , p. 4-1.

25 GONzÁ LEZ, F. : Poderes ellJrm latlos. Iglesia.'l Eslatlu m Colombia. Ci !1PP, Bo¡\otá, 1997, P 235.

142

este VIaJe, pero el que ame a su religión como yo la amo podrá imaginarse cuanta alegría

experimenta un hombre honrado y cristiano cuando ve a sus hijos ir a exponer su vida defendiendo

la religión del cmcificado,,26

La cmzada religiosa estaba dirigida a echar atrás el proyecto educativo radical y con él su proyecto

global de gobierno, y a restablecer la primacía de un proyecto conservador y católico .

Evidentemente, el partido conservador percibió que la posición de los obispos, clérigos y fieles

sublevados era coherente con contenidos esenciales de su programa y que debía ponerse a tono con

ellos. Por ello, acompañó, se comprometió y se valió de la reacción religiosa de los insurrectos, del

mismo modo que éstos se valieron de su partido, pues gran parte de ellos pertenecía a su propia

militancia, la cual estaba convencida de que así se abriría paso un cambio en el sistema de gobierno.

La guerra pues, podía convertirse para el conservatismo en el factor decisivo de sustitución del

régimen federal por un régimen de gobierno fundado en sus convicciones. Es así como las

motivaciones y razones que llevaron a la guerra tuvieron una alta convergencia en sus aspectos

políticos y religiosos .

La actividad lcgislativa del Congreso Nacional tampoco auguraba buenas perspectivas de paz. La

discusión de tres proyectos dc ley y la aprobación de dos de cllos que afectaban a la Iglesia y al

conservatismo, también atizaron la hoguera de la guerra. Se trataba de los proyectos de orden

público, incremento del pie de fuerza de la Unión Federal y de tuición de cultos . De una parte, la ley

de orden público que garantizaba la autonomía de los Estados fcderales para decidir las cuestiones

políticas que se debatieran en su interior, prohibicndo toda intervención del gobicrno general en las

mismas, fue derogada"7 Antioquia veía con rccelo todo proyecto legislativo y toda ley nacional que

afectara sus interescs, por eso, a través de su Secretario de Gobierno, Baltazar Botero Uribe.

reaccionó el 2 de mayo y el 6 de junio contra la discusión en el Congreso del proyecto de ley que

culminó con la derogatoria de la ley del 16 de abril de 1867, lo que significaba que no habría

neutralidad del gobierno federal en las contiendas entre los Estados y se aprobaba su intervención

en las luchas domésticas de éstos. Ello representaba para Antioquia la intervención en su territorio

26 Diana de Pedro AIl/ollio R..:stn'¡XJ Escobrrr, (t'n adelante: PARE), Fundación Antioqueña par<1 los Estudi os Sociales (FAES), Medellín, p. 45.

27 La Ley 20 del 16 de abril de 1867 estipulaba: "Cuando en algún Estado se levante una porc ión cualquieret de ciuJadanos, con el obJeto de derroGlr el gobierno ex istente y organizar otro, el gobierno d e la Unión d eberá obse rvar la más estricta neutretlidad entre los bondos belip,erantes". E.lla fup derogada por la Ley 61 dl'117 de junio de 1876. Consti/uciólI y l.:yes de los Es/ados Ullitlús tle Colombia e-xpedidlls elll{)S aiios de 1863 a 1875. Imprentet de Medardo Rivas, Bogotá, 1875. Leye:; de los Es/ados Unidos de Colombia expedidas en el ario de 187G. Edición Oficial. Imprenta de Gaitán, Bogotá, 1876. Véase: "Oficio del x'Cretario de Gobierno del Estado de Antioquia al Secretario de lo Interior y Relaciones Exteriores". En: Buleti/l Oficial, No. 11-1, Mede llín, iunio 7 de 1876.

143

del presidente de la Unión, si ésta se InmIscuía en los trastornos que ocurrían en el Estado del

Cauca. De otra parte, el general Tomás Cipnano de Mosquera, entonces senador dc la República,

tramitaba un proyecto de ley para elevar el pié de fuerzo a 2.500 hombres en tiempo de paz -los

cuales estarían situados en Bogotá, Santander, Cauca \ la Costa Atlántica- y a 5.000 hombres en

tiempo de guerra28 . En este contexto es entendible que todos aquellos que se apartaban de la política

radical del gobierno de la Unión, temieran que muy pronto y quizás con ocasión de los conflictos

que se vivían en el Estado del Cauca, se produjera una intervención armada de la Guardia

Colombiana -el cuerpo militar de los radicales- para inclinar las fucrzas políticas de los Estados a

favor del gobierno de la Unión Federal. Aunque el proyecto inicial fue finalmente desechado y no

se aprobó, el pié de fuerza para tiempos de paz se elevó a 2.585 hombres 2Y, pero podría aumentarse

en una tercera parte, en caso de que hubiera temores fundados de una perturbación del orden

público. En caso de guerra intcrnacional, el pié de fuerza podría elevarse a 6 .000 hombres de tropa.

En caso de guerra interior o exterior, el Poder Ejecutivo quedó autorizado para elevar el ejército de

la Unión al número que juzgara necesario, para organizar fuerzas fluviales y marítimas y para

adquirir de la manera menos gravosa que fuese posible los respectivos elementos de guerra30 Todo

ello, fue visto con desconfianza por los conservadores antioqueI'íos, quienes tenían un buen parque y

contaban con guardias y milicias atentas al incremento de fuerzas y armas nacionales, a fin de tener

un balance actualizado de éstas Un tercer proyecto de ley relolivo o lo luición de Cl/ltos, también

impulsado por el general Mosquera, buscaba subordinar nuevamente la Iglesia católica a la

Inspección y vigilancia dcl Estado colombiano'!. Esta propuesta legislativa aumentó la ya crecida

reacción de los jerarcas de la Iglesia caucana y llevó a los dirigentes de la Iglesia católica

2S "Oficio del Secretario de lo Interior y Relaciones Exteriores de lét Unión, Manuel Ancízctr, al Secretario de Gobierno del Estado Soberano de Antioquia, Bo¡,,otó, mayo 23 de 1876", y "Oficio de l Secretario de Gobierno del Estado de Antioquia al Secretario de lo Int,'rior y Relaciones Extpriores, l'v!edellín, junio 6 de 1876". En: 13olr:tíll Oficial, No. 114, Medellín, junio 7 de 1876.

2Q La Ley 23 d e 1876 dispuso que e l pie de f uer7.a para liempos de paz e ra de 2583 hombres, pudiendo

aumentarse en una terce ra pmte en caso de p'~rturbac í~')Jl de l orckn público. La reacción contra esta normn es entendible si tenemos en cuenta que hasta la fecha ninguna ley había superado la ci fra de 1500 hombres como pie de fuerza para tiempos de paz. Lr:yr:s de lo;:. ES/(lf!o;:, L/I/l·r/o;:. de CO/(lII¡b¡a e.ll't:t1¡t1as ell el airo rle 1876. ())JIlS cit.

30 Firman el Presidente del Senado, Eliseo Payán; El Preside nle de la Cámara, Aruoal Galindo; y los secre tarios de Senado y Cámara, ,Julio E Pérez y Adolfo Cuéllar. /Joldin Oficial, Estado Soberano d e Anlioquia, No. 113, Medellín, junio 8 de 1876

31 En materia de inspección de cultos se expidió la Ley 11 dd 23 de abril dr: 1863 baJO el gobierno del general Tomás Cipriano de Mosquera, primer presidente de los Estados Unidos de Colombia, cuya vigenciét fue bastante corta pues al año sif,l.liente el Pres idente Manupl Murillo Toro sancionó ulla nueva, la Ley 34 del 17 de mayo de 1864. Dic ha ley fue derogada por la Ley 18 riel 13 de abril de 1867. COllst7/ucióll y leyes de los Es/ados Ullidos rlr: Colombia e:t!,edirlas e1llos aiios dr: 1863 a 1875. OpllS eil.

144

antioqueña a poner sobre aviso a los gobernantes de su Estado a fin de que se involucraran en una

guerra civil en defensa de la "causa católica" y cn la lucha por la rccuperación del control de todos

los Estados de la Unión . Finalmente, el proyecto fue archivado por la oposición manifiesta del

gobierno antioqucño, dc congresistas de otros Estados y de los Jcrarcas dc la Iglesia : sin cmbargo. la

sola discusión para su aprobación o negación, impactó negativamente la opinión de clérigos y

conservadores.

Los eventos anteriores encendieron aún más los ánimos guerreros en cl Estado del Cauca y luego en

los Estados de Antioquia y del Tolima, durantc los mescs de mayo a Julio dc 1876 . Los obispos y

numerosos sacerdotes del Estado del Cauca, llamaron a padres e hijos católicos a desobedecer las

reformas educativas radicales , impulsaron la fundación de escuelas católicas y el abandono de las

públicas aduciendo corrupción y ateísmo por parte de aquellas , y fortalecieron las Asociaciones

católicas para impedir que la enseñanza laica se llevara a cab03e En la prensa, la tribuna. el púlpito ,

los confesionarios y las calles , se expresaron los críticos de las reformas y los defensores de las

Jlmismas . Todo ello subió la temperatura y caldeó los ánimos Por su parte, los liberales radicales

reforzaron sus Sociedades democráticas , uno dc sus principales brazos de acción, y se enfrentaron a

las Sociedades conservadoras y católicas, lo que agudizó los conflictos e incrementó la polarización

entre las partes . Padres de familia y sacerdotes secundaron a los obispos, sacaron a sus hijos de los

colegios pú blicos, fundaron colegios catól icos , excomu Igaron a qu ienes no aceptaban sus

condiciones , se enfrentaron a las autoridades radicales pues consideraban que la masonería invadiría

el cuerpo social y cl liberalismo reemplazaría al catolicismo en todas sus manifestacioncs, por lo

que amenazaron con separar la Provincia de Pasto para anexarla al Ecuador, donde las relaciones

Iglesia-Estado eran favorablesJ-I Por su parte, cl presidente del Estado del Cauca, cl liberal radical

César Conto y sus seguidores, extremaron sus posiciones y se enfrentaron a los conservadores y a la

Iglesia Los obispos Caucanos fucron inicialmente atacados por medio de panfletos , hojas volantes,

anónimos y hasta mítines al frente de sus casas curales y, más tarde, expatriados del territorio; entre

32 QUIJ ANO WA LLlS, J. M.: Melllorias aulobiográficas, his/(í riCO-¡iOlíhcas y dt: carácter social. 0¡l//5 cit.

33 ACC Popayá n, Sala Mosquera, CorTt:s¡,,)JI/I~lIcia d~ "[,,,,/lis Ci¡múllo ti.: MO"!lIcra, lIIar::o a s<7, lIóllbre de 187(Í. Véase también el vali oso estudio de ARANGO, G. M.: "Estado Soberano del Cauca: asociaciones católicas, sociabilidades, connictos y discursos político rpligiosos, prolegómenos de la guerra civil de 1876". En: Grl/lrrrse d cielo rkf~l/(llt:1/llo la rdigió/I G/I~rras civiló ~II Columbia, 1840-1904. Unibiblos, Bogotá, 2lX4.

}.¡ V ALENClA LLANO, A: Es/rulo Sobera ll o del Callca : Federalismo y 1?.t:gelleraciólI . Banco de la República, Bogotá, 1988. pp. 202-235; ORTÍZ MESA, L. J: "Gu(~rm y sociedad en Colombia (1876-1877)". En: MOllorias de la [[ clÍtedra alllwl de I,istoria "Emesto Restr~fio Tirado". Las guerras CIviles deSl I,; 1830 y SIl I"oy~cció /l el/ el !:'iglo XIX ~/lusco Nacional de Colombia, Asociación de Amip,os del Museo Nacional, Mini$terio de Cultura, Bogotá, 1998, pp. 107-130; GONZÁLEZ GONZÁLEZ, F.: Poderes t:lifn:lllados .. . Op/lS cit., pr 193-235.

145

tanto, los enfrentamientos entre las sociedades de ambos bandos fueron cadJ vez más frecuentes,

hasta que finalmente la guerra estalló el 18 de julio en el Estado del CaucJ. Las noticias sobre los

acontecimientos en dicho Estado se difundieron por todo el territorio de los Estados Unidos de

Colombia . A la región antioqueña llegaron sobre todo las versiones conservadoras y católicas del

problema y las reacciones de sus copartidarios no se hicieron esperar.

Para fines del mes de julio, los movimientos de armas por parte de conservadores antioqueños del

departamento del sur con sede en Manizalcs, hacia el norte del Estado del Cauca, eran una realidad

ante la evidencia del conflicto armado. El gobierno del Estado del Cauea comenzó a adquinr armas

para la causa y solicitó el apoyo del Ejecutivo federal , el cual envió batallones de la Guardia

Colombiana, acantonados en Panamá, hacia el Puerto de Buenaventura para que ingresaran al

territorio del Estado del Cauca. Los conservadores del resto del país no se quedaron atrás y, viendo

factible iniciar una reacción general, solicitaron el respaldo dcl gobierno conservador antioqueño,

que se armaba desde hacíJ más de diez años al an1paro de la carta política de 1863

Para el Comité Central del partido conservador con sede en Bogotá, el momento era propicio para

una reacción conservadora, pues el partido liberal se encontraba dividido, lo que aparentemente le

restaba fuerza a cada una de sus fracciones políticas . Ello permitiría crear un gran bloque

conservador con los Estados de Antioquia, Tolima y Cauca, y cerrar la entrada de armas para el

gobierno nacional desde el exterior, con el apoyo de los Estados de la Costa. Además, las guerrillas

conservadoras de la sabana cundiboyacense y ejércitos formados por conservadores del centro

oriente del país -Estados de Cundinamarca, Boyacá y Santander- obstaculizarían el tránsito de los

ejércitos oficiales hacia el río Magdalena, el occidente y el Estado del Tolima: con ello, facilitarian

el ingreso de las tropas rebeldes a la capital de la República, pondrían en jaque al gobierno general

en Bogotá! controlarían los Estados mencionados . Si a esto se sumaba el carácter religioso dado a

la contienda, respaldado por clérigos y obispos, se esperaba que el apoyo popu lar fuera abrumador.

Todo este plan tenía cierta coherencia, pero sin el respaldo del gobierno conservador antioqueño y

en especial de su ejército )' su armamento··1 ,

, la cm presa no sena fácil. Por ello, buscando

35 En el Boldíll Ofiáal, No. 20, Medellín, enero de 1876 y No. 40, Mcdellín, febrero 19 de 1876, aparecen las reclamaciones del gobierno antioqueño de 53 cajas con ek-mentos de guerra -100 rifk-s y 40.000 tiros- enviadas por los Sres. Remington y Sons con destino al Estado y detenidas en la Aduana de Sabanilla. "Oficio d el Secretario de Gobie rno de Antioquia al Secretario Gene ral del Estado Soberano de Cundinamarca, relativo al cumplimiento de un contrato d IO' devolu ción de unos e lementos d e f,uerra, Medellín, nwrzo 14 de 1876" . En Boletíll Oficial, No. 66, Medcllín, 21 d e marzo de 1876. En el mismo núme ro de l pe riódico, el asunto relativo él la introducción d e armas del Estado de Antioquiu es respondido por el Secretario de Hacienda del Gobierno Federal, Santos Acosta, fechado el 2 de marzo de 1876, en el cual cüo órdenes para que no se pusie ran trabas a la introducc ión mencionada.

146

comprometer a los antioqueños en la guerra y convencer al Presidente del Estado, Recaredo de

Villa. a abandonar la política aislacionista y ncutral que había predominado en el Estado desde

1864, el Comité conservador envió en calidad de comisionado al general conservador Manuel

BriceñoJ6 Aunque Recarcdo dc Villa insistió en ser partidario de b consen ación de la paz

nacional, la misión de Briceño no fracasó, pues deJó en Antioquia numerosos partidarios de la

guerra, sobre todo cntre la juventud conservadora con la que fundó la Sociedad Filopolita católica,

la cual se dedicó a exaltar aún más los ánimos a través del penódico FI Dcber37 La subregión del

Departamento de Antioquia que brindó una respuesta más directa a Briceño fue la del sur. fronteriza

con el Estado del Cauca y centro inicial de la rebelión. No era casual esta respuesta afirmativa del

sur para la guerra; ello estaba en relación directa con el estado de la expansión de la frontera

antioqueña sobre el norte caucano desde los inicios del siglo XIX. Para los conservadores del sur.

de raigambre predominantemente del oriente antioquei1o -especialmente de la católica Marinilla- la

colonización que se desplazó desde Abejorral y Sonsón, pasando por Pácora, Neira, Salamina y

Filadelfia hasta llegar a Manizales, debía continuar como estaba ocurriendo hacia el Cauea, en

razón del potencial económico que representaba y de la expansión de sus modelos políticos y

culturales sobre territorios "no civilizados" o dominados por sus opositores libcrales La

confrontación entre dos imaginarios estereotipados y dos cargadas visiones del "otro", el

antioqueño, visto por los caucanos como católico ultramontano, intransigente, conservador y blanco

y, el eaucano, visto desde el imaginario antioqueño como masónico, liberal , ateo y negro. fue tenaz

y tl.l\O sus expresiones culturales en la guerra civil.

Las manifestaciones de apoyo al liberalismo radical, se hicieron efectivas poco después de que

estallara la guerra en Antioquia. Rafacl Núñcz se puso al scrvicio de su anterior enemigo político en

las elecciones de 1875, Aquileo Parra, quien lo nombró Jefe civil y militar del Estado Soberano de

Bolívar. Julián Trujillo, otro destacado miembro dcl independientismo liberal. fue asignado por

César Conto, Presidente del Estado del Cauca, como jefe de la división sur de la Guardia

Colombiana Con tales medidas el Presidente Parra lograba unir al partido liberal en la lucha contra

30 HOLGUÍN, c.: Carlas políticas. Editorial Incunab!C's, Bogotú, 198-1.

37 Todos los e jemplares de El Deber lle vaban el siguiente encabezado: "Si quieres la paz, prepárate para la guerra". En la edición del16 de marzo de 1876, sus propietarios manifl'staban que su objetivo era e l s iguiente: a) cooperar con sus fu e rzas por L"'Xig-uas que ~Yd n, a la d e fensa de las ideas y de los intereses del part id o católico conservador de la República; b) haCt~ r comprender a l pueblo antioqueño su s ituación actual y la condu cta que debe observar respec to de los actos del partido a nti-ca tólico que ataque n al f'drticlo conservador; y e) traba jar pclIa qUé' el pueb lo se organice vigorosarnenll', r,lrcl que en cualqu ier en1l'rgencj,l rueda defenderse. El D.:ber, Medel1ín, marzo 16 de 187D.

147

los conservadores y contra la Iglcsia3~ . Después dc proclamada la turbación del orden público en el

Estado de l Cauca y abiertas las compuertas de la guerra civil , el Estado de Antioquia rompió Sll

neutralidad e ingresó a la contienda el 4 de agosto ; fue seguido por sus contrapartes liberales , los

Estados de Santander, Cundinamarca. Boyacá y Bolívar. los cuales ingresaron el 5 de agosto ante

las solicitudes del gobierno federal al que apoyaron con sus respectivos ejércitos El Estado de l

Tolima ingresó el 13 de agosto en rcspaldo del Estado de Antioquia . En ese contexto, el gobierno

federal declaró hlrbado el orden público en todo el territorio nacional ese mismo 13 de agosto. La

guerra se extendió así a 6 de los 9 Estados de la Federación Los Estados de la Costa. Bolívar,

Magdalena y Panamá, si bien quedaron aparentemente por fuera del enfrentamiento bélico en forma

directa. desempeñaron un papel decisivo en los territorios fronterizos con los Estados que se

encontraban en la contienda, vigilando las costas para facilitar el ingreso de arn1amentos y

municiones del extranjero para el gobierno nacional e interrumpiendo los posibles ingresos de

annas para los rebeldes. Además , controlaron la navegación por los ríos Magdalena y Atrato -que

atraviesa el Chocó junto con el río San Juan y desemboca en el golfo de Urabá, cerca de Panamá-,

con lo cual el comercio y el movimiento de gentes estuvo en manos de los Estados de la Costa.

Panamá envió la Guardia Colombiana acantonada en su territorio, para apoyar los cJércitos del

Estado del Callca y así coadyuvar al dominio sobre el occidente , especialmente sobre las regiones

conservadoras de Antioquia y Pasto -sur del Estado del Callca Los dirigentes del Estado de Bolívar

impidieron la navegación desde el Estado dc Antioquia por el río Magdalena, con lo que

obstaculizaron su comercio y el ingreso de arn1as por sus territorios . El Estado del Magdalena

ejerció también controles marítimos y flu viales para evitar apoyos externos por sus costas para los

rebeldes conservadores

La guerra se desarrolló mediante enfrentamientos entre partidas, guerrillas y ejércitos relati\'amente

modestos. hasta la más participada batalla de los Chancos en agosto 31 dc 1876, cuando los

conservadores contaron con cerca de 4.000 hombres y los liberales con unos 3.500. Allí , los

conservadores sufrieron la primera derrota significativa de la guerra Esta batalla frenó los esfuerzos

de los antioqueños quienes en asocio con los conservadores de Pasto y sus alrededores, buscaban

tomarse el Estado del Callca, avanzar hacia el Estado del Tolima, ascender a la capital de la

República y tomarse a Bogotá. La guerra continuó y tuvo combates menores, hasta cuando los dos

ejércitos volvieron a enfrentarse en el Campo de Garrapata -Estado Soberano de l Tolima,

noviembre 20 de 1876- y aunque el triunfo fue liberal, los resultados fueron fatales para ambas

partes. pues perdieron muchos soldados -cerca de 1.800 murieron , cuando los consef\adores

3S VALENCIA LLANO, A. : Fslm/u SObtTnllIJ tld Callen: Fer!.t:rllliSlllu y Rege/lallciJ/l, 0 Pl/S cil,

148

pusieron un ejército de 7.000 hombres y los liberales, casi de 4.500- y dcbieron pactar una tregua

quc paralizó por casi un mes las acciones militares. Ambas partes buscaron armisticios y acuerdos

pero no se llegó a resultados positivos. La situación se complicó para los conservadores antioqueños

porque el Estado dcl Tolima, su principal apoyo, fuc somctido por los liberalcs respaldados en

fuerzas de la Guardia Colombiana cnviadas dcsde Cundinamarca, Boyacá y Santander: pero

además, la gucrra se alargaba dc mancra incicrta y sus dirigcntes se dividieron frente a la

continuidad o no de la misma. El resultado más inmediato fue la renuncia del Presidente

conservador dcl Estado dc Antioquia, el comcrciante y banqucro Recarcdo dc Vdla. en diciembrc

de 1876 y su sustitución por Silverio Arango, un conservador de Manizalcs , entonces Prefecto del

Departamento del sur antioqueño, el centro de la rebelión conservadora en la gucrra civil

Debido a que el ejército conservador, compuesto por antioqueños, tolimenses y callcanos , no

lograba pasar el río Magdalena)' ascender a Bogotá, )' que el gobierno puso en armas un ejército

numeroso, la guerra se fue decidiendo a favor de los liberales. No obstante, el papel de las

numerosas guerrillas conservadoras en los Estados dc Cundinamarca., Boyacá y Santander fue

definitivo para que los ejércitos liberales provenientes del ccntro oriente, en especial de Bogotá,

demoraran su tránsito hacia Antioquia y el Tolima. La hll1ción de las gucrrillas conservadoras -Los

Mochuelos y los Guascas, entre las más importantes y bien organizadas, dentro de una

confederación de guerrillas del ccntro oriente- consistió en golpcar dc mancra permanentc y

mediante emboscadas al ejército liberal que se dirigía al interior dcl país, para apoyar al ejército del

Cauea y con ello, someter los Estados de Antioquia y Tolima al gobicrno federal. Así mismo, las

guerrillas bloqueaban el tránsito dc hombres , armas y municiones dcsde y hacia Bogotá y el resto de

Cundinamraca, así como de Boyacá y Santander Si bien, los cjércitos liberales lograron traspasar

las líneas de las guerrillas , éstas les propinaron bajas significativas y siguieron golpeando partidas y

ejércitos liberales cn los Estados de Cundinamarca, Boyacá y Santander hasta el fin de la guerra,

casi siempre en acucrdo y combinación con las fucrzas más organizadas de los ejércitos rebeldes .

Con cllo, las gucrrillas hicicron quc la guerra se extendiera en el tiempo y tu vicra una duración

mayor que la pensada inicialmente por ambos bandos . Vino luego un período de relativa pausa entre

fines de diciembrc de 1876 Y el 27 de enero de 1877, fecha ésta últi ma en la que los ejércitos

liberales derrotaron a los conservadores en La Donjuana -Estado Soberano de Santander-o Un

último ciclo culminó con las derrotas conservadoras de abril 5 de 1877 en Manizales, quedando

sometido el Estado de Antioquia a los ejércitos libcrales caucanos comandados por el General

149

Julián Trujillo; y más tarde, con las dcrrotas conservadoras en junio 8 de 1877 en Pasto \' en el

Cocuy -Estado de Santander-39 a comicnzos dcl mes de julio.

La guerra mostró una importante capacidad del gobierno y de los rebeldes para reclutar. arn1ar y

organizar ejércitos ; en tres meses el gobierno equipó un ejército de 30.000 hombres , mientras los

rebeldes lograron organizar 14.000, pero los costos de operación fueron altísimos ésta costó el

118% del presupuesto nacional del año I878-lD. Los gastos y pérdidas de los rebeldes fucron también

significativos y aún están por evaluarse en términos económicos y sociales . En cualqu ier caso cs

perceptible la caída de la producción y exportación del oro antioqueño , los efectos ncgati\os sobre

el comercio, el bajo nivel dc las producciones agrieolas y ganaderas en los dos años posteriores a la

guerra y el alto nivcl de mortalidad en su conjunto, pues la guerra dejó aproximadamente 10.000

muertos en todo el territorio nacional, sobre casi 3 millones de habitantes según el censo de 1870.

Las consecuencias de la guerra no se hicieron esperar. En el orden nacional, trastocó la vida

económica y social, llevó a muchos a alistarse forzada y voluntariamente en los ejércitos

contendientes, dio lugar a movilizaciones de gentes de muchas localidades. enfrentó a poblaciones

por \'iejas rivalidadcs ; polarizó las gentcs y dividió el país en dos bandos, lino liberal y el otro

conservador y clerical; modificó patrones de colonización y, si se la mira estratégicamente, produjo

una nueva organización política del país ya que sc convirtió en coyuntura decisiva para la quiebra

del régimen federal y para la apertura del régimen conservador, denominado " La Regeneración "

(1886-1903) La guerra unificó a un partido liberal dividido en dos fracciones . tal como se percibió

con ocasión de las elecciones de 1875. Por su parte, el conservatismo se unificó para enfrentar las

fuerzas liberales y vio en la Iglesia a su socio y aliado más importante para crear cI clima de guerra

y buscar con ello, sustituir al liberalismo en el gobierno. En estas condiciones, el partido liberal

organizó sus fuerzas y defendió su ya maltrecho proyecto político . Como resultado de la guerra. el

liberalismo, aunque siguió gobernando, obtuvo un triunfo pírrico, pues las alianzas coyunturales

entre sus dos alas se rompicron casi inmediatamentc y, una vcz culminada la guerra, el nuevo

presidente seria el general JuJián Trujillo, el triunfador de la contienda civil de 1876-1877, miembro

del independientismo liberal y amigo de alianzas con el partido conservador. La guerra también

modificó patrones de colonización, ya que partes importantcs de las principales zonas en las cuales

ella se dcsplegó, fueron de colonización reeicnte y continuaron sicndo tcrritorios dc apertura de

39 AHA Fondo Impresos, Informes ofic iCllcs, per iódicos y Il'gi slac ión, Mt:llsajt: ¡fd fJresidel/k de los Es/arios UI/idos de Colombia al COl/greso de 1878. J B. Gaitéln Editor, Bogotcí, 1878.

-lO PALACIOS, M: El/trI" la legitimidad y la uiolt:llcia... 0PIIS cit.

150

fronteras a las cuales se dirigieron numerosos derrotados de la guerra civil, los que dieron lugar a

nuevas poblaciones e incorporaron nuevas tierras para la c:--:plotación agrícola en el sur del Estado

de Antioquia, en el norte del Estado del Cauca y en el norte del Estado del Tolima41 . Los

conservadores fueron los derrotados de la guerra y. con ello. las regiones del Tolima y AntioqLJia

quedaron bajo regímenes liberales radicales. La defensa de los intereses de la religión católica a

través de las armas fracasó, a pesar de quc '"cl scntimiento religioso file el principal móvil del

alzamiento"42 Sólo que aquella derrota duraria poco tiempo

Con esta descripción sintética del transcurrir de la guerra, de su culminación y de sus efectos más

inmediatos, hemos querido darle al lector un contexto necesario para la comprensión de los temas

que desarrollaremos a continuación. Pasamos a exponer las diversas motivaciones que llevaron a la

guerra en el caso antioqueño objeto de nuestro estudio, con especial énfasis en las de carácter

religioso.

2.2. Una cruzada religiosa: el caso de Antioquia

Las motivaciones para ir a la guerra fueron de diverso orden , pero surgieron con mucho significado

y peso social las que tenían que ver con la religiosidad de las gentes43~ sus argumentos, aún los más

aparentemente personales, políticos, de ascenso social , ci,i1es, militares y económicos, poseyeron

una mixtura religiosa que se manifestó en las acU1csiones \ cn las múltiples manifcstaciones que sc

hacían al presidente del Estado, a obispos, sacerdotes y aún a Jefes locales . Evidentemente. los

motivos para ir a la guerra fueron muy variados; hubo quienes fueron para vengar un ser querido~

otros lo hicieron buscando un mCJor nivel de vida ; por defender la religión, la familia o la

propiedad: por buscar ascenso social a través del ejército oficial o del rebelde y aún de las

guerrillas, o por mantener la tradición militar familiar; algunos encontraron ocupación en la guerra;

otros fueron a buscar mundo y a aventurar; hubo casos de quienes lograron obtener un fusil y hasta

·11 Véase: /lli'{¿¡II, pp. 15- 71.

42 MELO, J. O: "Del Federalismo a la Constitución de 1886". En: Nueva HI storia de Colombia. Tomo 1, Editorial Planeta, Bogotá, 1989, pr 2-11 -242.

42 Véase: CARO BAROJA, J.: Las formas COI/T1Jlejas tle la vitla religiosa. Volumen 11, GaléIXía Gutc'nberg, Círculo de lectores, Barcelona, 1995. Véase especialmente (>J ca pítulo XVII , "La milicia cristiana y la moral del guprrero". DUBY, G: El Domillgo de [Jo[{uille~. Al ianZil Ed itoría], Madrid, 1988; LI VET, G: La~ g(/l'rra~ de religión Oi kc's-tau, s. a. Ediciones, Barcelona, 1971. Estos textos señalan el peso Je Ids Illotivdc iones relip,iüsas en las actividades humanas; los dos últimos hacen especial énfasis en el pa¡:>lo)1 que tajes motivac iones cumplen en la guerra.

151

unas cuantas vacas y caballos: otros fueron por razones partidistas, otros más se enriquecieron o se

empobrecieron por la parálisis económica que la guerra produjo~. Las motivaciones fueron

múltiples, pero en nuestro caso, interesa auscultar las de orden religioso, las cuales en buena medida

se encuentran asociadas a algunas de las mencionadas anteriormente, por lo cual mostraremos de

manera general el peso de otras motivaciones y sus formas asociadas a las religiosas. Fueron

también notorios los apoyos que revelaban vínculos de hecho y de dereeh045 , tales como las

lealtades locales, intereses de partido, relaciones familiares , amistosas y corporativas, y una red de

tradiciones estamentalcs de orden militar, religioso, económico y político

En Antioquia comienzan a aparecer publicaciones alusivas al tema de la guerra desde los meses de

junio y julio de 1876, pero logran mayor fuerza al iniciarse el mes de agosto ) , aunque las

encontramos en di versas fuentes, fueron bastante frecuentes las aparecidas en el periódico oficial

del Estado Soberano. Las manifcstaciones son muy diversas, las ha\ de localidades \ de

funcionarios públicos, expreSIOnes individuales, apoyos partidistas46, comUlllcaCIOnes

eclesiásticas"7, representaciones de asociaciones y sociedades católicas"x

, telegramas de felicitación

.¡..¡ BRICEÑO, M: De La rc'volllci,Íl/ de 1876-18 77. ReClu:nf¡)~ ¡Iara la flfó/oria. 0/'"~ cit . fRANCO, c.: !\¡lillltalllit:/lto5 para la lú,:.toria ,le la gllara de 78 7(1-7877. O¡I/IS cit . QUlJANO W., l. !'v!.: Mt:llloria~ allto/Jlográjica,;, lli,táric,l-¡'olitica5 '! de cariÍcter social. Opus cit. Dos trabajOS son muy sup,crcntes para e l. estudio de las m otivaciones, aunque sus períodos y guerras se-dn distintos: AYMES, J. R: L1I glu:rra de la inrlepl:wler/cia el1 EspaFin (1808- 1814). 4". Edición, Siglo XXI, Madrid, 1990; y PARKER, G.: r.a revol/lcwn militar. Las illl/(waciol/l:s /l/ilitares y el apogeo ti.: Occidellte, 1500-1800. Editorial Críticil, furcelona, 1990.

.\5 Véilse: GUERRA, f. X: Del !\lftig//(l I~égill1':ll a la revolllciólf . 2d Edición, fondo dt' Cultllr<l E·L1llómica, lraJ ucc ión de Sergio FernánJez Brd va, Méxi co, 1991.

-l6 Los aroyos rarliJistds son múltiples y puedpn observarse en docume ntos del AHA, fondo República, Gobie rno fed L' ral, por e¡emplo en·. Tomo 2072, docume nto 1, 1876; Tomo 2063, dtl<.:umentos 1 y 2, 1876; Tomo 2066, documento 1,1876. Igualmente en: Boletí/l Oficial, blndo SobtYa/lo d~ A/ltior¡uin, Medellín, julio, agoslo y septipmbre de 1876.

47 "Circular de los senorC's Obispos de MedeUín y de Anlioquia a los senores curas y demás sacerdotes del Eslado de Antioquia". En: Repertorio Ecleóiástico, No. 15-1, Medellín, agosto 12 de 1876, pp. 1099-1100. "Carta del Pbro. Emigdio Ramíre7. y otros s<lce rdotps a los Ilmo. Obispo de la Diócesis de Medellín y al Ciudadano Presidenle del Estildo, Medpllín" En: /~.:ptYtlJrio Eclesiásnco, Dióc.:sisd.: M.:ddlí/l , No. -155, Medellín, agosto 19 de 1876, pp 1104-1105.

-lS Guillermo Restref.->O l., un not<lbl e de la región anlioquL'I'\,l, Presidente de La SLl<.:ieddJ Católica de Medeltín, felicitó al poder e¡ecuti va por haber rechazado las insinuaciones del gobierno federal relalivas a la expedición de "una ley de persccuLión religiosa" y lo excitó a que apoyara con decisión y eficaei<l la reacción católica que se verificaba en la república y especialmente en el Estado del Cauea, prestando a los católicos todo e l apoyo y la protección que de él dependiera, en colwrenciil con la Constitución: "Carta de Guillermo Restrppo, Presidencia de la Sociedad Católica al Vicario Capitular de la Iglesia Caledral de Medellín" . En: So/eh·" eYic1a/, btado Soberano,re !\/Ilior¡/lia, No. 12-4, Medellín, junio 22 d e 1876. Existe lwnbién un excelente informe sobre lél Sociedad Calólica prese ntado por Guillermo Restrepo lsa7.él y la entrega de su presidencia al Dr. MC1fiano Ospina Rodríguez, con p<llabras de éste, en la Sala de Prensa de la Universidad de Antioquia -Medellin-, Hojas slle/tas d.: 1877 a 1880.

152

al presidente y promesas de respaldo, "yendo al campo de batalla si fuere necesario", tal como lo

expresaron el 7 de agosto "Ios vecinos de Manizales''''!9, y aún carteles y cartas personales Su Todas

estas comunicaciones y mensajes nos revelan que los vientos de guerra eran fuertes 51 . Por su parte.

la Iglesia -en sus diferentes estamentos- participó en la guerra de distintos modos y en las distintas

regiones afectadas.

Una \ez comenzada la guerra en Antioquia, las adhesiones al presidente y al gobierno del Estado

tuvieron diversas procedencias, pero una de las más importantes provino de los obispos. de la

mayoría de los sacerdotes y de un buen número de feligreses católicos de la región . Alunmos de la

Escuela Normal del Estado y empleados del Tribunal Superior de MedelJín, expresaban que en tal

situación sólo podia salvarse el Estado con el "esfuerzo simultáneo, enérgico y decidido de todos

los buenos y con el empleo inmediato y atinado de los elementos de que podemos disponer para la

defensa de nuestro suelo,,52. En el Boletín Oficial del 8 de agosto, una buena parte de la élite

conservadora de Medellín, se puso a órdenes del presidente del Estado "s in limitación alguna", pues

lo consideraban su deber y estaban "dispuestos a cumplirlo,,)3 Decían al Presidente que debían

~o "Carta de Los vecinos de Manjzales éll Presidente del Estado, Manizales, agosto 7 de 1876". En: Boletill Ofici1ll, Estado Subamro de Alltioquia, No. 160, Med ellín, agosto 9 d,' 1876.

50 Fundación Antioqueña rara los Estudios Sociales (en adelante FAES), Cartelt:s, Medellín, agosto de 1876. FAES, Diario de Pedro Antonio Restrepo Escobar (P.A.RE)., Com:sIKJ/lIlellcia, Medellín, agosto de 1876 FAES, Arch ivo d e Mariano O,;rina Rodrír;ucz (en ad,'lantl' A. M.O. R.), Corre~/lúl/(I':lIcin, Ivll'del lín, <lgosto de 1876.

51 Debemos entender que la guerra movilizó gran parte de la sociedad regi ona l, lo que implicó apoyos de todo tipo -forma ción de e jércitos, gen tes n?c1utadas, armas, abastos, empréstitos, vestuarios, animales para el transporte de tropa s, municiones y alimentos ... -. En rOC.8S palabras, la guerra tra stocó la vida regional en su econonúa yen su vida política y social. Parali zó casi en su totalidad, minas y haciendas; movilizó gentes de sus lup,ares de origen a los IUf,ares del teatro de la guerra; modificó la rutina tradicional y gran parte de las producciones de los diversos tipos de propiedadQs se vieron abandonadas a s u suerte por las ex ige ncias militares del reclutamiento; el comercio, tan importante l?n Antio'-luia, sufrió una pdráJisis casi total por la inseguridad que generaba la guerra y porque los varares del río Magdalena -cuyo control estuvo en manos del gobierno- d ebieron reducir sus actívídadps d0 transporte de pasajeros y mercancías y pone rse al servicio d e la f.uerra. La región puso cerca de T(X)() homhres en armas, los que asociados a los otros TCOO conservadores del resto de la nación, preferentemente del Tolima, Cauca y los Estados d el cenl ro oriente, lop,rélron com pletar entre ejército y );uerrill'1s, l·.j(lOO hombres cnntm e l e jl'n:i to oficial que tuvo :lO.OlXl hombres e n drmdS e n tOcio QI país. Evidenteme nte, lo anterior da una idea dl' la J11¡¡gnilud de los cambios que debieron producirse en una región comprometida toda ella con la guerra.

52 "Cartól d e los alumnos d e la Escuela Normal dd Estéldo, 23 firmantes, al Presidente d el Estado. Medellín, agosto 7 de 1876" . En: Boldill Oficial, Estar/o So]¡emllo de Alltioq/lin, No. 16D, Medellín, agosto 9 de 1876, r . 6-B. "De Luis María Isa7.8, Rdfae l Botero y otros emrleildos del Tribunal Superior al Presidente del Estado, Mede llin, agos to 8 de 1876". En Bolet//I Oficinl, E~tn¡/¡) So!J.:mllu d.: Alltiuq/lin, No. 161, Medellín, agosto 10 de 1876, p. 648.

53 "Carta de Cipriano ISélza, Alelandro Botero, Fra ncisco A Álvarez, Lucrecio Vélc'z, GuillemlO Isaza, Rudesindo Echavarría, Mih'Uel Vásquez 8arrientos, Eduardo VáS<.jue7, Antonio J. Gutiérrez José> María Misas, Abraham Moreno, Emiliano Isaza, Pedro Nel Ospinil, Fernando Restrcro, Germ:ín Villa, Ped ro Vásquez, Iulián

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"concurrir en masa a rodearlo con el apoyo de sus pcrsonas y el contingente de sus recursos , para

defender la soberanía del Estado. sus más grandes intereses y sus más sagrados derechos . , 5~ . Las

élites conservadoras de los distritos rodearon inmedIatamente al presidente del Estado Un ejemplo

de ello fue el respaldo de José Vicent e Fernández L un notable conservador de Amalfi. quien

felicitó al Presidente por su actitud patriótica en relación con la manera como había afrontado los

recientes acontecimientos ; le manifestaba que tenía la honra de pertenecer al "respetable gremio de

vuestros admiradores ' ·S). También le expresaba que era intérprete de

los laboriosos hiJos de Antioquia, para hacer comprender que ellos son enemigos de las disensiones políticas, y que sólo desean dedicarse al trabajo del cual depende el bienestar de sus familias, la buena marcha de la sociedad y la riqueza de su querida patria ... [llamó a los ad\ 'ersarios] perturbadores de la paz y enemigos de la Iglesia, que están ultrajando al mismo tiempo la verdadera religión de Cristo. a quien rinden los antioqueños ferviente culto . lConsideraba que] no habria uno solo que no se enrolara en las filas del catolicismo, para defender valerosamente sus creencias y confundir a los que intenten establecer en su querida patria, el cisma, el escándalo, la corrupción, y en una palabra , el protestantismo con todas sus horrorosas atrocidades. [Se alegraba porque] el President e había traído al Estado a religiosas de las Hermanas de la Caridad , 'cuatro vírgenes piadosas, para atender a los que sufrían ,56

Observamos como gran parte de esta expresión de apoyo tenía un contenido religioso muy marcado

y se convertía en motivación para decidirse por la gucrra Llama la atención en las expresiones del

bando conservador antioqueño que se manifieste que Dios está dc su parte , que ellos eran "los

buenos" en la guerra, los que defendían los "sagrados derechos ') y, en cambio. sus opositores, eran

descalificados con los epítetos de " i1egítimos, enemigos y protestantes" . Al f1l1 Y al cabo, en la

guerra, cada bando crcía tener a Dios de su propio lado, y usaba de él a su manera .

Los medios académicos también publicaron manifestaciones favorables al presidente del Estado

antioqueño y al conservatismo En una de ellas , firmada por 10 alumnos dc la Universidad de

Antioquia -institución conservadora, fundada en la región en 1871 , como respuesta a la fundación

hecha por los liberales de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá en 1867- se apoyaba al

Vásquez c., Mariano Ospina, y muchos otros firmantes al Preside nte del Estado, Mede llín, agosto 8 de 1876". En: Ra/díll Oficial, Estar/o SO/JI:'ralIa dI:' A 11 fluq11 ia, No. 161, Mcdellín, agosto 10 de 1876, p. éH8.

5.l Ibídem, p. 648.

ss "Carta de José Vicente Fernández J. aJ Preside nte dd Estado. Amalfi, agosto 3 de 1876". En: 13uldíll Oficial, Estallo So/¡aano dI:' A 11 tiur¡11 ia, N o. 161 , Medellín, agosto 10 de 1876.

50 Ibícl':/II.

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presidente y le ofrecían su concurso para la guerra, movidos por su credo políticol.Otro ejemplo

de adhesión de universitarios antioqueños fue un mensaje fechado el 10 de agosto, de dos

alumnos de buena posición social , Aníbal L. de Castro y O. y Nicanor A. Mendoza, quienes le

enviaron una manifestación al Presidente del Estado, para que les permitiera afiliarse "a las

milicias que van a luchar contra los pretorianos, o sea, esbirros del círculo sapista,,2 . Estos

estudiantes fueron enviados por sus padres a estudiar a Antioquia, pero pertenecían al Estado de

Bolívar, al que ellos mismos consideraban miserable, "donde a los católicos no se les prestan

garantías" y ofrecían al mandatario " coadyuvar al triunfo de la causa de Dios, es nuestra

obligación y deseamos lIenarla".J. También llegaron apoyos de jefes políticos y concejos

municipales, sacerdotes y vecinos de otros Estados, con la disposición de asistirlo en lo que

fuera necesario para la guerra que se iniciaba4• Hombres de partido, pertenecientes a sectores

medios como el jefe municipal de Titiribí, Benigno Escobar, le escribía al presidente el 9 de

agosto, diciéndole que:

su Alocución en la cual se declaró el Estado en situación de guerra fue publi cada en su localidad con

música y grande entusiasmo ... [se ponia a su di sposición para J. .. esta u otra eventualidad ... [le

deseaba queJ ... el Dios de los ejércitos lo guíe y le de el acierto que neces ita en tales circunstancias ...

[lo felicitaba] ... por liberar a la patria de la deshonra y la vergüenza a la que la oligarquía que domina

la República la ha tenido sometida. [Y culminaba así:] .. . Vi va Antioquia5

"Los Oligarcas" o "La oligarquía", eran los nombres peyorativos que le dieron conservadores y

liberales independientes a los gobernantes del liberalismo radical, quienes para entonces estaban

al frente del gobierno nacional ya quienes iban dirigidas las diatribas conservadoras y católicas.

La guerra tomó entonces el tono de una cruzada salvadora, en la cual , según una expresiva

alusión

I "Manifestación de Ricardo lsaza y otros al Presidente del Estado, Medellín, agosto 10 de 1876". En : Boletín Oficial, Estado Soberano de Antioquia, No. 165, Medellin, agosto 17 de 1876, p. 666.

2 El sapismo se convirtió en la expresión popular para designar a quienes manipulaban y ejecutaban fraudes en las elecciones. Dicha expresión nació de las actividades que desarrolló en Bogotá Don Ramón Gómez, jefe del radicalismo en el Estado Soberano de Cundinamarca. Los opositores al radicalismo le dieron este nombre a ese grupo, debido a la similitud física que encontraban entre el Señor Gómez y un sapo. El nombre de sapistas se hizo tan popular que a los miembros más sectarios del radicalismo se les conocía popularmente como los " sapos". Véase las Memorias de: BRICEÑ O, M .: De La revolución de 1876­1877. Recuerdos para la historia. Opus ci t. Véase tam bién: VALENCIA LL., A. : Estado Soberano del Cauea : Federalismo y Regeneración. Opus ci t., pp. 47-68, en especial su capítulo primero acerca de la división liberal en el Cauca entre civilistas y militaristas.

3 "Carta de Aníbal L. de Castro y O Y Nicanor A. Mendoza al Presidente del Estado, Medellín, agosto 10 de 1876". En : Boletín Ofi cial, Estado Soberano de Antioquia, No. 168, Medellín, agosto 21 de 1876.

4 Véase Mapa No. 3: Estado Soberano de Antioquia, 1875-1876, (capítulo 1). Este mapa puede consultarse para ubicar las poblaciones antioqueñas citadas en este epígrafe .

s "Carta del Jefe Municipal de Titiribí, Benigno Escobar, al Presidente del Estado . En: Boletín Oficial, Estado Soberano de Antioquia, No . 162, Medellín, agosto 11 de 1876, p . 653.

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