CRISTOLOGIA 1

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CRISTOLOGA I Encarnacin y Fuentes EDOCTUS Escuela Diocesana de Teologa

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INDICE CAPITULO I QUIN ES CRISTO?....................................................................................4 1.1 Revelaciones .4 1.2 La fe en Jesucristo.5 1.3 Lectura para comentar y reflexionar...6 CAPTULO II JESS EL CARPINTERO..7 2.1 La vida religiosa juda8 2.2 Las instituciones religiosas en tiempos de Jess.8 2.3 Los partidos religiosos en tiempos de Jess.9 CAPITULO III EL TESTIMONIO DE LA COMUNIDAD PRIMITIVA DE JESUS11 3.1 Los evangelios de la Infancia..11 3.2 El Bautismo de Jess14 3.3 Las tentaciones en los Evangelios de Mateo y Lucas.16 3.4 La Transfiguracin del Seor .17 3.5 Los Ttulos Cristolgicos..19 CAPITULO IVTESTIMONIO DE JESUS SOBRE SI MISMO26 4.1 La alianza, La Encarnacin de las relaciones de Dios con su Pueblo..28 4.2 Dinamismo de la Encarnacin.29 4.3 Paternidad y Filiacin30 4.4 La Revelacin, Encarnacin de la Palabra de Dios.35 4.5 La historia, Encarnacin de la presencia de Dios37 4.6 Los milagros de Jess..46 4.7 Conclusin..48 CAPITULO V REFLEXIN ONTOLOGICA SOBRE LA ENCARNACIN49 5.1 El acto de la Encarnacin del Hijo..49 5.2 El problema de la mutabilidad de Dios..50 5.3 La experiencia Humana del Hijo.50 CAPITULO VI LAS FUENTES DE LA CRISTOLOGA52 6.1 Fuentes Extra Bblicas...52 6.1.1 Fuentes Judas, no Bblicas...52 6.2 Las Fuentes Clsicas Romanas (paganas).56

36.3 Escritos Apcrifos59 6.4 Puntos sobre la dificultad de acceso a Jess.63 6.4.1 Sobre la fecha del nacimiento de Jess..63 6.4.2 Jess en los escritos del Nuevo Testamento..65 6.4.3 La dificultad de acceso a Jess..67 6.5 Los Evangelios como fuente de la Cristologa69 6.5.1 Panorama Histrico, hasta el siglo XVIII..69 6.5.2 Periodo Pre-Bultmaniano (siglos XVII y XIX)...69 CAPITULO VII BIBLIOGRAFIA..72

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CAPITULO I QUIEN ES CRISTO? Al hacer el mundo, Dios cre a los hombres para que participramos en esa comunidad divina de amor: el Padre con el Hijo Unignito en el Espritu Santo. Este designio divino, que en bien de los hombres y para gloria de la inmensidad de su amor, concibi el Padre en su Hijo antes de crear el mundo (Ef 1,9), nos lo ha revelado conforme al proyecto misterioso que El tena de llevar la historia humana a su plenitud, realizando por medio de Jesucristo la unidad del Universo, tanto de lo terrestre como de lo celeste (Pue. 182s). A travs de la Historia de la Salvacin encontramos la Revelacin de un Dios que acta amorosamente a favor del hombre. Amor que se encarna Y la Palabra se hizo carne (Jn 1, 14) - en la segunda persona de la Trinidad: El Hijo; a quien llamamos Jesucristo. Jess se nos ha revelado como el enviado del Padre para nuestra redencin y salvacin: es l quien corresponde a los anhelos ms profundos de salvacin que el hombre ha experimentado en todos los tiempos, como don de Dios y como cumplimiento de una promesa divina. Es nuestra aceptacin (Fe) la que nos llevar a aceptar, no solamente a la persona de Jesucristo, sino a todo el compromiso que esto implica. El cristiano descubre tambin en el mismo Jess quin es Dios. Conocemos al Padre como el que lo ha enviado y como trmino definitivo de nuestra salvacin. Tambin descubrimos al Espritu Santo por su participacin en la obra salvfica realizada por Jesucristo. Es la tercera persona de Trinidad la que ha actuado la encarnacin del Verbo en Mara; y quien ha inspirado y guiado a Jess durante su vida pblica y quien, tras el retorno de Jess, hace presente en la Iglesia la obra salvfica.

1.1 SE NOS REVELA QUE:

La encarnacin y la resurreccin de Jesucristo, es obra del Padre. Jesucristo se nos presenta en todo el NT como el cumplimiento de la promesa del Padre. S. Pablo nos habla de un destino eterno que corresponde a un designio trinitario cuyo origen es el Padre: pues todas las promesas hechas por Dios tienen su s en l, (2 Cor 1,20). Y en Gl 4, 4-6 Jess aparece como el Verbo encarnado en el tiempo sealado por el Padre (Lc 1, 54-55). Y los cnticos de Mara y Zacaras proclaman la accin divina liberadora del Padre. (Lc 1, 46-54; 68-79). Jesucristo nos revela al Padre como Padre. Jess se dirige normalmente a Dios como a su Abba. As ensen a sus discpulos a tratarlo (Mt 6,9; Lc 11,2). Jess nos revela al Padre como trmino de nuestra salvacin. Padre, quiero que donde yo est, estn tambin conmigo los que t me has dado, porque me has amado antes de la creacin del mundostos han conocido que t me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se los seguir dando a conocer: (Jn 17, 24-26).

5 La encarnacin, es obra del Espritu Santo. Es, propiamente hablando, la obra del Padre por el Espritu Santo. El ngel anuncia a Mara: El Espritu Santo descender sobre ti, y la virtud del altsimo te cubrir con su sombra (Lc 1,35). Jesucristo Salvador, revelador del Espritu Santo. En el Evangelio de San Juan, encontramos: En un principio la proclamacin de la Encarnacin del Verbo y cierra con la venida del Espritu a los discpulos de Jess (Jn 1,14; 20,22). El Espritu Santo consuma la obra de Jesucristo en la Iglesia. Jess mismo les haba dicho que el Espritu Santo hablara por boca de los apstoles ante los gobernantes (Mc 13, 11; Mt 10,20). Juan contempla la continuacin de la obra inspiradora del Espritu Santo como la misma obra de Jess el Maestro, durante el tiempo de la Iglesia: El Espritu de la verdad os guiar hasta la verdad completa (Jn 16,13). Y ser el mismo Espritu el que nos comunique la justicia y la santidad divinas (Jn 16, 8-11). Por ello San Pablo ve tambin como obra del espritu la oracin (Rm 8,26), la filiacin adoptiva (Rm 8,14); Gl 5,18), la infusin de la caridad en nuestros corazones (Rm 5,5).

La totalidad de la revelacin converge en estos tres misterios fundamentales implicados en: la encarnacin del Verbo, que revela al Padre, enva al Espritu Santo y salva a los hombres. Por lo que nuestra fe es Trinitaria.

Dios es amor (1Jn 4, 8) y se nos revela amando. Y ese amor se nos ha manifestado en las dos grandes obras de Dios: la creacin y la redencin. En Jesucristo se nos revela un Jesucristo Salvador.

1.2 LA FE EN JESUCRISTO.

Nuestra fe supone un conocimiento de Jesucristo. No se ama lo que no se conoce. Es una fe libre. Es respuesta libre a la oferta que parte de Dios. Es al mismo tiempo libre porque libremente optamos por ella y a la vez oscura, porque nunca llegaremos a conocer a Jesucristo totalmente. La fe se refiere tambin a hechos comprobables. Porque el Hijo se ha insertado en la historia de la humanidad. Dios se ha revelado en Jesucristo de manera histrica. El fundamento de la fe es Jesucristo. La existencia histrica de Jess encuentra en su muerte y resurreccin todo su fundamento: Es su misterio Pascual el que nos lo muestra meta histrico (no nicamente histrico). Por eso en la Resurreccin de Jess descubri la primera comunidad toda la base de su fe (Cf. I Cor 15, 14ss). En la muerte y resurreccin de Jesucristo encuentra tambin el cristiano, guiado por el Magisterio de la Iglesia, por una parte, la autntica esencia de Dios (cuya revelacin ya se haba dado parcialmente, pero llega a su plenitud en la Pascua); y por otra, el propio destino histrico (Cf. I Cor 15, 17ss). La fe es una entrega libre y personal del hombre a Dios. En la carta a los Hebreos se nos pone de ejemplo la fe de Abraham (Heb 11, 8-19).

San Pablo entiende perfectamente que la fe en Jesucristo es un compromiso de obediencia a la manera que en el AT se aceptaba el plan divino que se manifestaba en la Ley de la Alianza. Pero Jess pide

6que se lleve la Buena Nueva a todas la naciones (Rm 1,5) y que la fe se proclame (Mt 5,15; Lc 8,16). Esa fe exige la respuesta completa del hombre siguiendo a Jess inclusive hasta la muerte.

1.3 LECTURA PARA COMENTAR Y REFLEXIONAR.

De San Agustn: Dios estableci el tiempo de sus promesas y la poca de su cumplimiento. El perodo de las promesas abarc desde el tiempo de los profetas hasta Juan Bautista; desde ste hasta el fin es el tiempo de su cumplimiento. Fiel es Dios, que se constituy en nuestro deudor; no porque haya recibido algo de nosotros, sino porque nos prometi tan grandes bienes. La promesa le pareci poco; por eso quiso obligarse por escrito, firmando, por decirlo as, un documento que atestiguara sus promesas, para que, cuando comenzara a cumplir las cosas que prometi, visemos en ese escrito en qu orden se cumpliran. El tiempo de las profecas era como muchas veces lo he afirmado el del anuncio de las promesas. Prometi la salvacin eterna, la vida bienaventurada y sin fin en compaa de los ngeles, la herencia imperecedera, la gloria eterna, la dulzura de la contemplacin de su rostro, su templo santo en los cielos y, como consecuencia de la resurreccin, la ausencia total del miedo a la muerte. Esta es, en cierto modo, su promesa final, hacia la que tienden todos nuestros cuidados, porque una vez que la hayamos alcanzado ya no buscaremos ni exigiremos ninguna otra cosa. Tambin manifest en qu orden se cumpliran sus promesas y profecas hasta alcanzar ese ltimo fin. Prometi la divinidad a los hombres, la inmortalidad a los mortales, la justificacin a los pecadores, la glorificacin a creaturas despreciables. Sin embargo, hermanos, como a los hombres les pareca increble la promesa de Dios de sacarlos de su condicin mortal de corrupcin, bajeza, debilidad, polvo y ceniza para asemejarlos a los ngeles, no slo firm una alianza con los hombres para incitarlos a creer, sino que tambin estableci un mediador como garante de su fidelidad; y no estableci como mediador a cualquier prncipe o a un ngel o arcngel, sino a su Hijo nico. Y por l nos mostr el camino que nos conducira hacia el fin prometido. Pero no bast a Dios indicarnos el camino por medio de su Hijo: quiso que l mismo fuera el camino, para que, bajo su direccin, t caminaras por l. Por tanto, el Hijo nico de Dios tena que venir a los hombres, tena que hacerse hombre y, en su condicin de hombre, tena que morir, resucitar, subir al cielo, sentarse a la derecha del Padre y cumplir todas sus promesas a favor de las naciones. Y, despus del cumplimiento de estas promesas, cumplir tambin la promesa de venir otra vez para pedir cuenta de sus dones, para separar a los que se hicieron merecedores de su ira de quienes se hicieron merecedores de su misericordia, para castigar a los impos, conforme lo haba amenazado, y para recompensar a los justos, segn lo haba prometido. Todo esto debi ser profetizado y preanunciado para que no atemorizara a nadie si aconteca de repente, sino que, siendo objeto de nuestra fe, lo fuese tambin de una ardiente esperanza. San Agustn. (Liturgia de las Horas. Mi II adv.)

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CAPITULO II: JESUS EL CARPINTERO

Palestina, en tiempos de Jess, era una regin que se extenda entre el mar Mediterrneo y el ro Jordn. Desde la frontera con Idumea, por el Sur; hasta los lmites de Sirio Fenicia, por el Norte, haba unos 200 km; en cambio, la distancia de Oeste a Este no iba a ms de los 80. Por los datos de Estrabn, Plinio el Joven y Flavio Josefo, el famoso historiador judo, podemos conocer el ambiente de la Palestina que vivi Jess. La vida de Jess se desarroll, fundamentalmente, en dos provincias de la vieja Palestina: la provincia del norte, Galilea y la del sur, Judea. Jess naci en Judea, en la ciudad de Beln, con ocasin de un desplazamiento provocado por un censo, pero pas la mayor parte de su vida en Galilea. Galilea, en la descripcin de Josefo (Guerra, III, 35), se divida en Alta y Baja Galilea. Al norte, posea una frontera comn con Fenicia, que dependa de Siria. Al oeste, limitaba con el monte Carmelo, que perteneca a la ciudad de Tiro. Al este estaba Gaulantide, con las ciudades paganas de Hippos y de Gadara. Al sur estaba Samara y el territorio de Escitpolis, ciudad griega habitada esencialmente por paganos. Galilea pasaba por ser un pas rico, de suelo frtil y bien cultivado, capaz de exportar parte de sus productos. Una poblacin rural competente cultivaba trigo, vides, olivos, as como rboles frutales (nogales e higueras). Tambin se criaba ganado. El lago de Genesaret (o de Tiberades) ofreca pescado a la regin. En esta regin, donde haba agua en abundancia, la poblacin estaba diseminada en numerosas aldeas, caseros y pequeas ciudades entre las que hay que situar Nazaret y Cafarnam. Tiberades, a orillas del lago, era una ciudad nueva, levantada con gran lujo por Antipas, que hizo de ella su capital. El emperador Tiberio le dio su nombre. A los ojos de un habitante de Judea, Galilea se presentaba como una tierra lejana y heterognea. Para llegar all, haba que atravesar el pas de los samaritanos, considerados como herejes por los judos. La lengua que hablaban los galileos era el arameo. Esta lengua semtica pariente cercana del hebreo, haba conocido una gran difusin en el mundo diplomtico y comercial desde el siglo VIII a. C. y se haba convertido en instrumento de comunicacin por todo el medio oriente antiguo. Sin embargo en tiempos de Jess, el arameo haba perdido esta condicin de lengua internacional a favor del griego, aunque localmente era la lengua que se segua hablando. Galilea, en tiempo de Jess, estuvo en manos de Herodes Antipas. En los evangelios lo encontramos vigilando de cerca a Jess. Las relaciones con las poblaciones paganas y judas en Galilea llevaban a los judos galileos a vivir su religin de manera diferente que los de Jerusaln y Judea. El alto clero, las grandes familias saduceas y hasta los fariseos ejercan su influencia ms hondamente en Judea que en Galilea, tierra alejada y separada. La presencia diaria de los paganos conduca probablemente a los galileos a suavizar su

8prctica de la ley y a interpretar menos severamente la ley de las impurezas rituales. No es imposible que la vida de Jess en Galilea no guarde relacin con su interpretacin de la ley. (Mc 2, 23-28).

2.1 LA VIDA RELIGIOSA JUDIA La vida religiosa juda se haca en torno a la sinagoga del lugar y del templo de Jerusaln. Todos los sbados tena lugar la reunin en la sinagoga donde se celebraba una especie de liturgia de la palabra. Todos estaban invitados a participar pero solo los hombres adultos podan leer los textos de la Ley y los profetas y hacer un comentario. (midrash). El sbado era el centro de la vida religiosa juda. El Sabbat (reposar; cesar) exige una rigurosa observancia del reposo que permita participar en la liturgia de la sinagoga. Los hebreos tenan la obligacin de peregrinar a Jerusaln en tres fiestas religiosas: La pascua, (el 15 del mes de nisn), en pentecosts (sabuot) cincuenta das despus de la pascua, en tabernculos (sukkot) el 15 del mes de tishri (septiembre- octubre). El Sanedrn como autoridad jurdico religiosa era muy importante en la vida de Israel. El Sanedrn poda resolver todas las cuestiones de derecho religioso y civil y en l estaban representadas todas las clases dominantes: 70 miembros en total, bajo la presidencia del sumo sacerdote quien investido en su cargo por los romanos, era el mximo representante del pueblo judo. El Sanedrn estaba formado por los sacerdotes superiores (el sumo sacerdote y sus predecesores y algunos titulares de altos cargos sacerdotales), por los ancianos (o cabezas de las ms altas familias aristocrticas) y por los escribas (telogos juristas, de orientacin farisea en su mayora).

2.2 LAS INSTITUCIONES RELIGIOSAS EN TIEMPOS DE JESS

En tiempos de Jess, ningn sector de la vida poltica, jurdica o econmica quedaba realmente al margen de las instituciones religiosas, que impregnaban todos los sectores de la vida social o individual. El templo. Hubo varios templos en la historia de Israel. Salomn construy el primero. Al volver del destierro, Zorobabel edific el segundo. Este segundo permaneci en pie hasta los tiempos de Herodes el Grande que decidi restaurarlo. Los trabajos emprendidos condujeron de hecho a una nueva construccin, que eclips por su grandeza y esplendor al edificio de Zorobabel. Flavio Josefo relata: (Guerra, V 222-224) En el aspecto exterior de la construccin no se haba omitido nada para impresionar el nimo y la vista. En efecto, como estaba recubierto por todas partes con gruesas lminas de oro, reflejaba desde el amanecer la luz del sol con tal intensidad que obligaba a los que deseaban mirarlo a apartar la mirada desde lejos como una montaa nevada, pues donde no estaba cubierto de oro era de un mrmol blanqusimo. En la cima esta erizado de puntas de oro afiladas para impedir que se posaran los pjaros y ensuciaran el techo. Herodes comenz su construccin el 20-19 a.C., y qued terminada apenas seis aos antes de su destruccin que ocurri + - el ao 70 d.C. La parte principal del templo comprenda un prtico llamado Ulam, de 50 metros de alto y de ancho; el lugar santo llamado Hekal tena una longitud y una altura de 20 metros y una anchura de 10 metros; en el Hekal estaban, en el centro, el altar de los perfumes, a la izquierda la mesa con los panes de la proposicin, y a la derecha el candelabro de siete brazos.

9Finalmente, el lugar santsimo, llamado Debir, era un espacio vaco separado del Hekal por una cortina. Solamente el sumo sacerdote penetraba en el Debir, el da de las expiaciones (Yom kippurim).

El templo representaba, en tiempos de Jess, uno de los elementos ms importantes de la organizacin de Israel. Su destruccin en la guerra contra los romanos marc un giro decisivo en la religin juda, que tuvo que aprender a reorganizarse sin este polo central. Nunca se insistir demasiado en la importancia del templo en la vida del pueblo judo en tiempos de Jess. Las fiestas de peregrinacin atraan a gente venida de todas partes, hasta de la lejana Babilonia. El funcionamiento del templo exiga un clero numeroso repartido como sigue: El sumo sacerdote: Ocupaba la cima de la jerarqua. Desde la vuelta del destierro se haba convertido en jefe poltico de la nacin. An destituido, segua siendo miembro activo del Sanedrn y su influencia se prolongaba junto a la del sumo sacerdote reinante. La funcin religiosa del sumo sacerdote consista esencialmente en realizar la expiacin de los pecados por el pueblo el da de las expiaciones. Los sacerdotes. Estaban divididos en 24 secciones. El turno de servicio de cada seccin era de dos veces al ao, durante una semana. Adems, el conjunto de sacerdotes se reuna para las tres fiestas de peregrinacin. Algunos aprendan a leer y se hacan escribas, pero la mayor parte ejercan funciones de artesanos, comerciantes o labradores. Reciban el diezmo. El cargo de sacerdote era hereditario. 2.3 LOS PARTIDOS RELIGIOSOS EN TIEMPOS DE JESS La sociedad juda contaba con tres grandes partidos religiosos cuyo origen se remontaba al siglo II a.C.: los fariseos, los saduceos y los esenios. Los saduceos eran los descendientes de la aristocracia esencialmente sacerdotal del perodo macabeo (siglo II a.C.). Se consideraban verdaderos representantes del sacerdocio, del linaje de Sadoc, el sacerdote de los tiempos de Salomn que recibi, en las visiones futuristas de Ezequiel, un verdadero papel de antepasado del sacerdocio. (1Re 2,35; Ez 40,46). En tiempos de Jess, los saduceos formaban un grupo aristocrtico de buena posicin, reclutado ante todo entre los sacerdotes. Los saduceos seguan el culto exclusivo a la Escritura sola y a su lectura literal. Para los saduceos no haba la tradicin oral solo la ley escrita. No admitan la creencia en la resurreccin de los muertos. En palabras de Flavio Josefo (Guerra II, 164-166) Los saduceos quitan todo poder a la fortuna y dicen que Dios ni hace mal ni tampoco lo ve. Dicen tambin que a los hombres les es propuesto el bien y el mal, y que cada uno toma y escoge lo que quiere, segn su voluntad; niegan generalmente las honras y penas de las nimas, y no les dan ni gloria ni tormentos. Los fariseos se aman unos a otros, se desean bien y se unen con amor, pero los saduceos son diferentes entre si con costumbres muy fieras, no ven con buenos ojos a los extranjeros, antes son muy inhumanos con ellos. Los fariseos. Fariseo significa separado. Su origen se remonta al perodo macabeo. Su celo por la ley impulsaba a algunos de ellos a preferir la muerte antes que dejar de cumplirla. Los fariseos en tiempos de Jess, a travs de las sinagogas, intentaban que todos compartieran su afn de pureza y su amor a esa ley que Dios haba dado a su pueblo. Los doctores fariseos concedan a la tradicin oral una autoridad igual a la ley escrita.

10Los esenios. El nombre de los esenios puede provenir del arameo Hassya, que significa piadosos. La rama esenia se distingue de la rama farisea por el hecho de que los primeros se mantuvieron ms alejados de los asuntos polticos; se preocupaban por formar comunidades donde pudieran desarrollarse su estilo de vida conforme con las normas de pureza que se haban trazado No viven en una ciudad concreta, dice Josefo, sino que se juntan en grupos en cualquier sitio Concedan gran importancia al hecho de que Dios dirige el curso de las cosas y demostraban una gran sumisin a su voluntad. Esta creencia les dotaba de una gran capacidad de resistencia frente a quienes les criticaban o perseguan. Crean en la inmortalidad, pero ms en el valor de una muerte gloriosa que les alcanzara una recompensa en la otra vida.

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CAPITULO III: EL TESTIMONIO DE LA COMUNIDAD PRIMITIVA SOBRE JESUS El Lenguaje con que se expresa la Comunidad Primitiva (Apstoles, Primeras comunidades cristiana) Si el testimonio dado por Jess sobre s mismo acentuaba su humanidad, el testimonio de la comunidad cristiana puso todo su nfasis en la glorificacin de Jess. Todas las expresiones de Jess muestran su preocupacin por hacer comprender a los hombres de su tiempo que Dios se ha acercado a ellos; en cambio la comunidad primitiva hace ver, sobre todo, cmo aquel hombre, Jess, era Dios y realizaba en su persona todas las prerrogativas propias de su divinidad. LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA (MT 1-2; LC 1-2). Introduccin. Solamente dos de los cuatro evangelistas refieren algo sobre el nacimiento de Jess, ellos son Lucas y Mateo. Los exgetas llaman a los captulos de los evangelios que hablan sobre este tema "evangelios de la infancia", y un esquema de su contenido es el siguiente: Mateo: Lucas: Genealoga de Jess (1,1-17) Anuncio del nacimiento del Bautista (1,5-25). Anuncio a Jos de la concepcin virginal Anuncio del ngel a Mara (1,26-39). de Mara (1,18-24). Visita de Mara a Isabel (1,39-56). Nacimiento del Salvador (1,25) Nacimiento del Salvador (2,1-14). Visita de los magos (2,1-12). La presentacin en el templo (2,21). Vuelta a Nazaret (2,19-23). Perdido y hallado en el templo (2,41-52). Estos captulos narran la prehistoria de Jess segn modelos del Antiguo Testamento; en ellos Mateo y Lucas presentan, ya desde el nacimiento de Jess, algunos signos anticipadores de su extraordinario destino.

12El evangelio de la infancia es un gnero literario que trata de anticipar lo que ms tarde ser el destino glorioso de Jess, dejando establecido que si resucit es porque es Hijo de Dios, y si es Hijo de Dios lo fue desde siempre, desde antes de su nacimiento. Esta anticipacin de los hechos la forjan los evangelistas recurriendo a figuras teolgicas del Antiguo Testamento, para que se pueda contemplar ya desde el nacimiento de Jess su importancia y su trascendencia. No son, pues, captulos de historia que intenten narrar con exactitud los acontecimientos del nacimiento de Jess, sino elaboraciones teolgicas que descubren desde que nace cmo ser el futuro Salvador y Mesas. Las genealogas. Tanto en el evangelio de Lucas como en el de Mateo se encuentra la genealoga de Jess, pero cada uno la presenta en forma diferente: Mateo comienza con Abraham y termina con Jos, ocupando el centro de la lista, despus de 14 antepasados, David, y 14 despus de David Jos. Lucas por su parte comienza con Jos y sigue hacia atrs hasta llegar a Adn, ocupando Abraham en lugar central de su lista. Las genealogas expresan una identidad; fueron para Israel, sobre todo despus del destierro a Babilonia, el sello concreto de su pertenencia al pueblo elegido. Hay que recordar que las promesas salvficas fueron dadas a Abraham y a su descendencia, por eso estar genealgicamente ligado a Abraham significaba ocupar un puesto en el destino religioso del pueblo elegido. Mateo vincula a Jess con Abraham, padre del pueblo de Israel, porque escribi su evangelio para lectores de raza juda, y le interesaba dejar bien claro que Jess perteneca por su sangre al pueblo elegido, ya que era descendiente de Abraham. Tambin vincula a Jess con el Mesas al poner a David en el centro de la lista entre Abraham y Jos, pues segn la profeca de Natn narrada en 2 Sam 7 el Mesas sera un miembro de la casa de David, y Jess llena ese requisito por haber nacido en Beln, como David, y ser descendiente suyo, pertenecer a su casa y a su familia. Lucas, en cambio, vincula a Jess con toda la humanidad al llevar la lista de sus ante-pasados hasta Adn. Jess sigue perteneciendo al pueblo elegido de Israel porque est unido a Abraham, que ocupa la posicin central de la lista, entre Adn y Jos, pero tambin es universal porque est unido al primer hombre. De esta manera la misin de Jess se presenta mucho ms amplia: l no viene solamente para las gentes de Israel, sino para todos los hombres del mundo. Mateo simbolizar esta universalidad de Jess con el episodio de los Reyes Magos que vienen de Oriente a reconocerlo en Beln como el Hijo de Dios. Lucas, en cambio, no menciona a los Reyes Magos porque ya desde la genealoga ha relacionado la misin de Jess con toda la humanidad. Teologa de Mateo. a).- La concepcin virginal. Mateo presenta la concepcin virginal desde el punto de vista de Jos, mientras que Lucas lo hace desde la perspectiva de Mara. Mateo hace ocurrir el anuncio de la concepcin virginal durante un sueo de Jos, para demostrar cmo en Jess se realiza la profeca de que el Mesas sera concebido virginalmente (Is 7,14). b).- El nacimiento.

13Cuando escribe Mateo sobre el nacimiento de Jess dice que fue concebido por obra del Espritu Santo; al colocar al Espritu Santo en el lugar que correspondera al varn su intencin es asegurar que Jess es Hijo de Dios, que ha sido concebido directamente por Dios sin intervencin del hombre. c).- Los Magos. El evangelio solamente habla de tres magos; sus nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar, fueron propuestos por un manuscrito itlico del siglo XIX. Se les considera reyes probablemente por una interpretacin del Salmo 72,10 que dice: "Todos los reyes se postrarn ante l". La palabra griega magoi, en la lengua original del evangelio, significa tanto sacer-dotes o magos como propagandistas religiosos; en el griego bblico empleado en la traduccin de los LXX del libro de Daniel (2,2.10), magoi se refiere concretamente a astrlogos de Babilonia. Algunos autores vinculan a estos tres personajes con los magos de Balaam, citados en Nm. 23,7, que bajaron de las montaas de Oriente para rendir homenaje al futuro rey mesinico; entendiendo como "Oriente" la regin que se inicia al Este del ro Jordn, es decir que se considera que el Oriente comienza donde termina Palestina, al otro lado del Jordn. El evangelista ha introducido esta narracin de los Magos para ilustrar la universalidad de la misin de Jess: Ya desde su nacimiento vienen de fuera del territorio palestino a reconocer a Jess como Hijo de Dios; en esta forma Mateo conecta a todos los seres humanos con los Magos de Oriente, en el acto de adoracin a Jess. La huida a Egipto. Las palabras pronunciadas por el ngel, que en un sueo anunciaban a Jos la muerte del rey Herodes, quien haba provocado la huida a Egipto de la Sagrada Familia, tienen su antecedente en Ex 4,19: "Anda, vuelve de Egipto, pues han muerto los que buscaban tu muerte". Mateo presenta a Jess, por medio de esta referencia al xodo, como el nuevo Moiss, caudillo del pueblo de Dios. Teologa de Lucas. a).- Los anuncios. Hay una estrecha relacin entre el anuncio hecho a Zacaras respecto a la concepcin de Isabel su esposa, que se encontraba ya en edad avanzada (1,5-25), y el anuncio hecho a Mara respecto a su concepcin virginal (1,26-38). La atencin del evangelista en estos dos casos paralelos se centra en los hijos, Juan el Bautista y Jess, y las concepciones milagrosas de ambas mujeres hablan del destino tan especial que espera a sus hijos. En el caso de Juan Bautista el anuncio se dirige a Zacaras, su padre. La madre, Isabel, era estril y ambos eran de edad avanzada, por lo tanto la fecundidad de ambos era inesperada, pero sin embargo concibieron a Juan; esta milagrosa concepcin indica la grandeza de la misin de su hijo. Respecto a Mara, es ella quien recibe el anuncio de que siendo virgen concebir un hijo, y esta fecundidad portentosa, mucho ms milagrosa que la de Isabel, habla ya de que la misin de Jess ser an ms grande que la del Bautista.

14Con la presentacin de estas dos concepciones milagrosas Lucas muestra su clara intencin de compararlas, de hacer ver que si la de Juan fue milagrosa la de Jess lo es en mucho mayor grado, porque su misin y su persona son mucho ms trascendentes. Respecto a los antecedentes bblicos de estas concepciones, la de Isabel es comparable con la de Sara, la esposa de Abraham, quien en edad avanzada concibi a su hijo Isaac; en cambio la concepcin virginal de Mara no tiene ningn precedente real, nicamente se menciona como una promesa futura en Isaas 7,14. b).- Los cnticos. El evangelio de Lucas incluye tres cnticos o himnos: Cuando Mara visita a su prima Isabel, el llamado "Magnificat" (1,46-55); cuando se lleva a cabo la circuncisin de Juan, el "Benedictus" (1,68-79); y cuando Jess es presentado en el Templo, el llamado "Cntico de Simen" (2,29-32). Estos tres cantos tienen, en el evangelio de Lucas, la funcin de mostrar que en la persona de Jess alcanzaron su cumplimiento pleno las promesas hechas por Dios a Israel en el Antiguo Testamento. Conclusin. Ambos evangelistas presentan a Jess como Seor y como Siervo. Estos dos aspectos de su persona y de su misin se encuentran ya marcados desde su nacimiento: su dignidad y su humillacin. Mateo seala tambin otros acontecimientos contrastantes: por un lado su nacimiento fue anunciado por una estrella, el rey Herodes se enter de l y vinieron los Magos a adorarlo; por el otro Jess no tiene donde nacer, es llevado por sus padres a Egipto para salvarlo y a su regreso tienen que ocultarlo en Galilea. Lucas, por su parte, presenta a Mara como una mujer humilde en la cual se manifest la gloria de Dios, pues en el nacimiento de su hijo, que ocurri en forma precipitada y pobre, cantaron los ngeles venidos del cielo. Los dos evangelistas hacen resaltar que ya desde el nacimiento de Jess estuvo presente la futura gloria del Hijo de Dios; pero tambin sealan el difcil paso que tuvo que dar para llegar a ella: hacerse Siervo. 3.2 EL BAUTISMO DE JESS Citan este episodio las siguientes fuentes bblicas: Mc 1,9-11; Mt 3,13-17; Lc 3,21-22; Jn 1,32-34. Tambin se le encuentra en los escritos apcrifos del "Evangelio compuesto en hebreo que leen los nazarenos", el "Testamento de los XII Patriarcas", el "Testamento de Levi" y el "Testamento de Jud". 1.-El bautismo. El verbo griego baptisthenai corresponde al arameo qal, forma activa intransitiva del verbo tebal, que ms que ser bautizado significa "tomar un bao de inmersin"; esta traduccin se ve confirmada en Lc 3,7, segn el cual los bautizados se sumergan por s mismos en presencia del Bautista. Se trataba, adems, de un bautismo colectivo, como se desprende de Lucas 3,21: "Despus de un bautismo del pueblo y de bautizarse tambin Jess...". 2.- La apertura de los cielos.

15Dios, tras un largo silencio marcado por el cierre de los cielos, luego de la expulsin de Adn, se decide finalmente a hablar. El cielo era visto como el lugar de Dios, y se utilizaba el nombre incluso para designar a Dios, como en el Reino de los Cielos, que equivale al Reino de Dios. La tierra era vista como el lugar de los hombres, por eso el hecho de que los cielos estuvieran cerrados equivala, segn el profeta Isaas, a que estuvieran interrumpidas las relaciones de Dios con los hombres. 3.- "Descendi sobre l el Espritu". Solamente Lucas dice en su evangelio que el Espritu descendi sobre Jess cuando se encontraba orando luego de haber sido bautizado (3,22); en esto muy probablemente el evangelista haya sido influido por el rito bautismal que practicaba la Iglesia primitiva, pues segn consta en He 2,1-4, los cristianos rezaban en el momento de la efusin del Espritu; de ser as Lucas estara mostrando el bautismo de Jess como prototipo del bautismo cristiano. Cuando Marcos y Mateo dicen en sus evangelios que el Espritu descendi como paloma (Mc 1,10) lo que estn haciendo es una simple comparacin como la que hace Lucas al escribir en 22,24: "Su sudor se hizo gotas de sangre que caan en tierra", no porque Jess sudara sangre, sino porque las gotas de sudor eran tantas que caan a tierra como si fueran gotas de sangre. As tambin en el pasaje de Marcos y Mateo lo que se trata de decir es que el Espritu descendi sobre Jess como descienden las palomas. En la simbologa del judasmo antiguo la comunicacin del Espritu casi siempre tena el sentido de una inspiracin proftica para quien lo reciba, por eso cuando se dice que el Espritu descendi sobre Jess, quiere decir que Jess es llamado a ser mensajero de Dios, como lo fueron los profetas (Cf. Ez 36,25-27; Is 32,15; Zac 12,10). 4.- La proclamacin: "T eres mi hijo amado, en ti me complazco". Esta proclamacin aparece en todas las fuentes, aunque con algunas diferencias; los sinpticos la presentan como una voz celestial; segn el apcrifo "Evangelio de los Nazarenos", va dirigida a Jess, pero segn Marcos y Mateo va dirigida a todos los presentes. Lo ms importante, sin embargo, es el hecho de que se trata de una cita de los cnticos del Siervo de Yahweh, o ms bien de una cita mixta de ste y el Salmo 2,7: "T eres mi hijo, yo te he engendrado hoy", del Salmo, y del Siervo en Isaas 42,1 es: "He aqu mi siervo, a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma". En Juan, la voz que se escucha contiene solamente la parte de Isaas. El origen del contenido de esta proclamacin indica que la comunidad primitiva relacionaba el bautismo de Jess con la figura del Siervo de Yahweh, pues si estas palabras estuvieran conectadas con Is 42,1 significara que Jess no va a ser un Mesas Rey, sino un Mesas Siervo. De hecho Juan bautizaba para que se perdonaran los pecados, y Jess no tuvo pecado alguno; entonces si se bautiz fue para lograr el perdn de los pecados de los dems hombres; de esta manera se ve que en el acto de su bautismo Jess asumi la misin de ser el Siervo de Yahweh. 5.- Historicidad. El bautismo de Jess es un acontecimiento que tiene todas las garantas de ser histrico, pues siendo causa de un doble escndalo no se entendera que los evangelistas lo hubieran trasmitido sin ser cierto.

16El primer motivo de escndalo ocurre porque en cierta forma Jess quedaba sometido al Bautista al aceptar ser bautizado por l, ya que esta accin hace que Jess aparezca como discpulo de Juan Bautista. Otro motivo de escndalo es que el ser bautizado hace suponer que Jess tena pecados, pues de otra forma para qu habra de bautizarse? Como estos dos planteamientos van en contra de la figura de Jess, la comunidad primitiva no pudo haber inventado un relato que fuera en deterioro de la imagen de su maestro. 6.- Significado teolgico del bautismo de Jess. El bautismo de Jess marca el inicio de su vida pblica; es el principio de su misin. Desde ese momento se seala la figura del Siervo de Yahweh profetizado por el Deutero-isaas como modelo que Jess realizar en su vida y en su muerte. Ya desde su nacimiento se presenta en Jess ese aspecto de siervo, al venir al mundo sobre un pesebre. 3.3 LAS TENTACIONES, EN MATEO Y LUCAS. 1. Tentaciones En Mateo 4,3 dice: "se acerc el tentador y le dijo a Jess: si eres Hijo de Dios, d...". En el bautismo Jess haba sido llamado por la voz del cielo "Mi Hijo, en quien me complazco", frase que como vimos est tomada de los cantos del Siervo de Yahweh; ahora el tentador intenta desviar a Jess de su misin de Siervo proponindole otras formas de mesianismo muy distantes de la que es propia del Siervo. Primera tentacin: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". El pan es smbolo de vida en el Antiguo Testamento. Al hacer esta sugerencia, Satans propone a Jess una ley del Antiguo Testamento segn la cual Dios premia al justo y castiga al impo, y el premio consiste en bienes temporales, los cuales en el Reino venidero se tendrn en abundancia, pues segn el Salmo 72 "Habr en la tierra abundancia de trigo, en la cima de los montes ondear como en el Lbano al despertar sus frutos y sus flores, como la hierba de la tierra". Satans propone, a manera de prueba, un mesianismo material que nada tiene que ver con la misin de Jess. Segunda tentacin: "Si eres Hijo de Dios, trate abajo, porque est escrito: a sus ngeles te encomendar, y te llevarn sus manos, para que no tropiece tu pie con piedra alguna". Los signos y prodigios son parte del mesianismo judo, basta leer Ecl 36,5 para notarlo: "Renueva las seales, repite las maravillas, glorifica tu mano y tu brazo derecho...", o tambin el pasaje de Ex 17,1-7 cuando Israel mora de sed en el desierto y peda a Moiss que mostrara el poder de Dios haciendo un milagro. En esta tentacin Satans quiere que Jess haga lo mismo; si Dios dijo "este es mi Hijo Amado", que demuestre Jess que lo es con un milagro. Si de verdad es Dios, que lo compruebe. Tercera tentacin: "Todava le lleva consigo el Diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos de la tierra y su gloria, y le dice: todo esto te dar si te postras ante m y me adoras". La posesin de la tierra se convirti en una promesa para el pueblo escogido, y Jerusaln sera la ciudad a la que se someteran todos los pueblos de la tierra (Is 60; Zac 4); pero el mesianismo del

17Siervo implica un Reino de servicio y no de poder. Satans le propone aqu a Jess invertir los papeles: que se convierta en un Mesas de poder, en un lder poltico.

2. Historicidad. Aunque en el judasmo s exista la idea de un mesianismo poltico, no lo hubo entre la comunidad cristiana primitiva; de aqu se deduce la garanta de que Jess fue autnticamente tentado por Satans en el desierto, y que el mismo Jess inform a sus discpulos de esta prueba porque saba que ellos tambin iban a encontrarse en una situacin semejante. 3.- Mensaje. La palabra griega con que en el Evangelio se nombra a las tentaciones es peirasmos, la cual no tiene tanto el sentido de relacin con el pecado como el de prueba en relacin con la misin. Las tentaciones van en la lnea directa de proponer un mesianismo triunfalista como alternativa del mesianismo propio del Siervo de Yahweh que Jess ha aceptado en el Bautismo. Jess, siendo el Siervo de Yahweh, no puede pedir a Dios el tipo de seales que Satans le propone, pues sera desconfiar de l pedirle otra seguridad que la pura y llana fe en su palabra. 3.4 LA TRANSFIGURACIN DEL SEOR. 1.- Introduccin. El relato de la Transfiguracin se encuentra en los tres evangelios sinpticos con pequeas variaciones, sean en cuanto al contexto histrico o en cuanto a los pormenores; se le localiza en Mc 9,2-8; en Mt 17,1-8 y en Lc 9,28-36. De esta narracin sin duda tiene un especial significado el "monte alto" de Mc 9,2, que nos recuerda al Sina sobre todo por la presencia en l de Moiss y Elas, quienes haban recibido en aquel monte la revelacin divina (Cf Ex 3,1-15; 19,2-20; 33,6-8; 34,2); tambin nos recuerda al monte Sina que Yahweh eligi como morada (Sal 68,16-17), y desde donde l mismo habra de ensear a todos los pueblos su camino (Is 2,3; Mi 4,1-2) y salvar a todas las naciones (Is 25,6-10). Simblica es tambin la nube, es signo de la presencia de Dios como lo haba sido en el Sina, en el Tabernculo y en el Templo (Ex 24,15-18; 40,34-35; I Re 8,10-12. La escena de la Transfiguracin culmina con la voz venida del cielo que dice: "Este es mi Hijo amado, escuchadle...", expresin que como ya sabemos est tomada de los cantos del Siervo de Yahweh. Es la misma voz de lo alto que aparece ya en el bautismo de Jess, y aunque en el caso de la Transfiguracin se dirige claramente a los tres testigos de ella, a Pedro, Santiago y Juan, ambos relatos guardan cierto parecido: en vez de la apertura de los cielos y el descenso del Espritu Santo tenemos ahora a la nube que simboliza la presencia de Dios, y en lugar de Juan el Bautista estn ahora dos personajes del Antiguo Testamento, Moiss y Elas. 2.- Transfiguracin y apariciones.

18No se trata en la Transfiguracin de la aparicin de Jess resucitado trasladado de sitio y de tiempo, porque las apariciones subrayan la identidad de Jess, mientras que la Transfiguracin subraya su transformacin. Se trata ms bien de una complementariedad teolgica: con las apariciones lo que la comunidad primitiva trat de decir es que Jess est vivo aqul mismo hombre que los apstoles conocieron como su Maestro, y para ello se vale de detalles tales como la comida, las llagas, la fraccin del pan, etc. La Transfiguracin, por el contrario, intenta decir que en aqul Jess terreno hay que saber ver a Dios, tanto como despus se le vera en la persona del Jess resucitado. 3.- Sentido que tiene este pasaje. a).- Relaciones. La Transfiguracin es un acontecimiento que debe verse a la luz de su relacin con el bautismo y las tentaciones de Jess. En su bautismo, Jess asume el mesianismo del Siervo de Yahweh; despus es probado en el desierto, en el sentido de que tiene que escoger entre el mesianismo del Siervo y convertirse en un Mesas-rey como le propone Satans. La tentacin que sufri Jess en el desierto pasar en cierto modo a sus discpulos. Para ellos la prueba estar en saber descubrir en Jess el hombre a Dios todopoderoso; sin embargo ellos no pudieron pasar esta prueba, ya que desconocieron a su Maestro en el ltimo momento de su vida terrena. La Transfiguracin est precedida por los relatos del primer anuncio de la pasin y de las condiciones que se deben cumplir para seguir a Jess, de manera que para llegar a verlo transfigurado de requiere pasar por su pasin y muerte, del mismo modo como Jess para poder llegar a ser Mesas tuvo que aceptar la misin de Siervo de Yahweh. b).- Esquema apocalptico. Encontramos que tanto en el relato de la Transfiguracin como en los libros apocalpticos se sigue un esquema de cuatro puntos:

Libros Apocalpticos: Daniel y Ezequiel

Transfiguracin segn San Marcos1o.- En Dan 8,15 y Ez 1,26-28) 1o.- "Y se transfigur delante de ellos y sus vestidos se vieron resplandecientes, muy blancos (Mc 1,9.2.3) 2. Pedro dice a Jess: Rab, bueno es estarnos aqu. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moiss y otra para Elas, pues no sabia que responder ya que estaban atemorizados... (Mc 9,15) 3. Entonces se formo una nube que los cubri con su sombra...(Mc 19,7).

1o. Una figura celeste con apariencia humana se hace presente con luz, resplandor (Dn 8,15; Ez 1,26-28 2o. El vidente se llena de temor

3o. La figura celestre con apariencia humana toca al vidente (Dn 8,19; Ez 2,2)

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Todo este esquema apocalptico en cuatro puntos no tiene otra funcin que hacer resaltar el mensaje que se da al final en del cuarto punto; ese mensaje tiene un carcter divino, por eso se presenta la figura celeste. Ahora bien, la voz y el mensaje son los mismos que se escucharon en el bautismo de Jess, slo que aqu sin duda est dirigido a los tres apstoles. 4.- Conclusin. La Transfiguracin es un complemento de la Encarnacin, como las apariciones lo son de la resurreccin. En las apariciones ven los discpulos a Jess resucitado y en la Transfiguracin lo ven como debieron haberlo visto en su vida terrena, pero no lo lograron porque no superaron la prueba. Jess acept su misin de Siervo y eso le dio la glorificacin, pero los discpulos no supieron ver en el Jess terreno a Dios; al menos no supieron verlo en sus ltimos momentos, inmediatamente antes de morir en la cruz. Al final ambas experiencias son complementarias, ya que en las apariciones se recuerdan los pequeos detalles de la vida del Maestro: comer con sus discpulos, partir el pan, pescar con ellos, etc. Finalmente los apstoles sabrn encontrar en su Maestro a Dios. LOS TITULOS CRISTOLOGICOS (MESIAS, SEOR, HIJO DE DIOS) 1.- Cristo (Mesas). a).- Introduccin. Desde los primeros aos de la Iglesia el ttulo ms frecuentemente aplicado a Jess fue el de Cristo. Segn los primeros captulos de los Hechos de los Apstoles la proclamacin de Jess como Mesas o Cristo era el tema fundamental del Kerigma (2,36; 3,18.20; 4,10; 5,42). La frecuencia misma de su uso condujo a que los creyentes fueran llamados "cristianos" o seguidores de Cristo (He 11,26), pero esta misma frecuencia de su uso contribuy a que per-diese mucho de su valor como ttulo y pasase a ser nombre propio, sobre todo combinado con el nombre de Jess para formar el de Jesucristo; dicho de otro modo, el nombre de Cristo pas a ser sujeto en lugar de predicado. En lugar de la frmula que encontramos en los sinpticos "T eres el Cristo" (Mc 8,29 y par.), en Pablo encontramos "Jess Cristo es el Seor" (Rom 10,9; I Cor 12,3), y es que Pablo prefiere emplear la palabra Seor para mostrar el aspecto salvfico que est contenido en el ttulo de Cristo. Originalmente Mesas o Cristo, en hebreo o en griego, significaba el Ungido, y este ttulo era el calificativo comn de los reyes teocrticos, los cuales eran consagrados precisamente mediante la uncin con el leo santo para regir al pueblo de Dios fungiendo como sus representantes en la tierra. Poco a poco la indignidad de los reyes que sucedieron a David, y la ruina posterior de su dinasta, hicieron que el pueblo pusiera sus esperanzas en un Mesas que Dios enviara en tiempos lejanos, y en quien se realizara en forma perfecta el ideal de "Ungido de Dios". b).- El Mesas en el Antiguo Testamento. Tanto los evangelios como los documentos de Qumran demuestran que la esperanza de que pronto llegara ese Mesas era muy viva al comenzar sus predicaciones Juan el Bautista y Jess, pero esos

20mismos escritos ponen de manifiesto que la imagen que se tena del Mesas era confusa y daba lugar a muy diversas interpretaciones; en todo caso, se crea que el Mesas aparecera hasta el final de los tiempos y establecera en el mundo el Reino de Dios mediante la destruccin de todos los enemigos de Israel, o al menos de su sujecin, y vendra la dominacin universal realizada por el pueblo elegido. En esta imagen del Mesas se mezclaban elementos terrenos, poltico-nacionalistas, militares y naturalmente tambin religiosos. Despus del exilio en Babilonia (ao 587 a.C.) se comienza a mencionar la idea que haba consolado a los deportados: los dolores de este mundo son pruebas de la fe en Yahweh, y en ocasiones de expiacin y penitencia para que el da de Yahewh los encuentre purificados. En la poca post-exlica la cadena de penitentes y de comunidades de penitencia es continua, comenzando por los Hassidim (piadosos) del tiempo de los Macabeos (I Mac 2,29s) que se retiraban a las cavernas de Jud para hacer penitencia, o las comunidades apocalpticas de los Esenios. A travs de la oracin y de la penitencia de los justos vibra en el Antiguo Testamento la firme esperanza en la pronta llegada de un gran acontecimiento; la plegaria del anciano Simen en el Templo de Jerusaln (Lc 2,25s) es toda ella una ansiosa espera de la redencin de Israel. La psicologa del pueblo judo, oprimido y ansioso de libertad, encontr el modo de consolarse en el pensamiento de un Mesas libertador que restaurara el reino de David. Por otra parte, los rollos descubiertos en Qumran han ofrecido una perspectiva completamente nueva sobre los conceptos que se tenan del Mesas en la poca inmediatamente anterior y siguiente al nacimiento de Cristo. c).- El Mesas en el Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento Jess es el Cristo, el Ungido, en el sentido de que est de tal manera lleno del Espritu Santo que lo derrama sobre la humanidad (He 2,33). El poder de comunicar el Espritu Santo pertenece a Dios, ya que en el Antiguo Testamento solamente Dios es quien derrama el Espritu. Jess tiene, por lo tanto, un poder divino; es verdad que ha recibido del Padre el Espritu Santo, pero l es quien lo derrama, y al hacerlo ejerce un poder que es particular de Dios. Durante las tentaciones del desierto Jess rechaz la propuesta de un mesianismo materialista, nacionalista y glorificador; en su vida pblica evit el apelativo de Mesas e impuso silencio a los que queran aclamarlo como tal hacia el final de su ministerio; en priva-do, y estando a solas con sus discpulos, parecera aceptar la declaracin de su mesianidad hecha por Pedro, pero aclarando inmediatamente que siendo el Mesas tena que padecer y morir por la salvacin de todos (Mc 8,29-31; Mt 16,15-51; Lc 9,20-22). Por lo anterior, el mesianismo de Jess no puede ser el mismo esperado por Israel en el Antiguo Testamento. Por su parte los apstoles eliminaron el aspecto poltico, nacionalista y guerrero del mesianismo de Jess dejando solamente el elemento espiritual, y esto fue hecho de varias formas, bien sea trasladando la manifestacin de su mesianidad al tiempo de la Parusa, donde aparecera como juez universal y establecera el Reino de Dios para toda la eternidad (He 3,20-21), o al tiempo de la resurreccin-ascensin, donde se pone de manifiesto su exaltacin a la derecha de Dios (He 2,36; 4,2627); o bien dndole a su mesianismo una interpretacin espiritual al afirmar que ya era Mesas en su vida pblica y en su pasin, porque "Dios lo haba ungido con el Espritu Santo..." (He 10,38); o presentando a Jess como un Mesas trascendente, segn un aspecto que recalca especialmente Juan explicndolo en el contexto de Hijo de Dios (1,17.18; 11,27; 17,3; 20,31; I Jn 1,3); incluso en Jn 10,24-

2125, donde Jess esquiva la pregunta sobre su mesianidad, la misma pregunta se transporta al nivel trascendente de su filiacin divina. d).- Abstencin de llamarse Mesas por parte de Jess. Si Jess se hubiera designado a s mismo como el Mesas los suyos habran credo encontrar en l la respuesta a la esperanza de un mesianismo terreno y poltico. Sabemos que los judos esperaban a un libertador nacional, y que cuando la multiplicacin de los panes creyeron haber encontrado en Jess al rey que deseaban. Los mismos discpulos aspiraban a la restauracin del reino de Israel, y como lo demuestra su pregunta en el momento de la ascensin, esperaron esa restauracin hasta el final. As pues, teniendo en cuenta la disposicin de sus contemporneos, Jess habra dado una falsa idea de s mismo al declararse Mesas; por ejemplo, cuando Pedro profes su fe diciendo "T eres el Cristo", inmediatamente despus mostr no haber entendido el sentido de un mesianismo que habra de llevarse a cabo por medio de la muerte y la resurreccin. c).- Conclusin. En realidad sera hasta despus de la muerte y resurreccin de Jess cuando abierta-mente pudiera ser llamado el Cristo o Mesas, ya que la glorificacin de su resurreccin habra de borrar definitivamente cualquier duda sobre la naturaleza del poder mesinico del Salvador; de esta manera se entiende que despus de su transfiguracin Jess haya pedido a sus discpulos guardar silencio "hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos" (Mc 9,9). 2.- JESUS, EL SEOR a).- Introduccin. El primero de los ttulos no escatolgicos que han sido dados a Jess es el de Seor, Kyrios, que en griego clsico significa la autoridad legtima de un superior sobre un inferior. Esta palabra en la versin griega de los LXX aparece como traduccin del tetragrama YHWH de Yahweh, de manera que el ttulo de Kyrios aplicado a Jess en el Nuevo Testamento implica que todo aquello que en el Antiguo se aplicaba a Yahweh ahora debe atribuirse a Jess. Sin embargo los LXX no utilizaron el nombre de Kyrios exclusivamente para traducir el de Yahweh, sino tambin otro nombre de Dios, Adhonai, que ms bien significa soberano o gobernador y que puede traducirse al griego como Despotes. Los LXX tradujeron como Kyrios el nombre de Adhonai tambin en aquellos pasajes de la Escritura hebrea en que originalmente se designa a un superior humano. Estas dos formas de Kyrios, como traduccin de Yahweh y de Adhonai, aparecen juntas en el Salmo 110,11: "El Seor dijo a mi Seor...". En hebreo el primer Seor es el tetragrama YHWH y el segundo corresponde al ttulo de Rey (Adhonai). Despus de su propio nombre y del ttulo de Cristo, el tratamiento de Seor es el trmino ms frecuentemente utilizado en el Nuevo Testamento, pues muy pronto fue adoptado por la comunidad primitiva segn puede constatarse en He 2,36; 5,14; 8,16; 9,1.35.42; 10,36; 11,20-24; y es que el ttulo de Seor, a diferencia de otros que presuponen el conocimiento del Antiguo Testamento (tales como Hijo de David, Hijo del Hombre, Cristo, etc.) era ms fcil de comprender para los cristianos venidos del mundo heleniza.

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b).- Jess el Seor, en los escritos de Pablo. El ttulo que habitualmente atribuye Pablo a Jess es el de "Seor", lo toma de las primeras comunidades cristianas porque adopta una frmula de fe que estaba en uso entre ellas: "Jess es el Seor" (Rom 10,9; I Cor 12,3). Pablo da testimonio de la antigedad de este ttulo reproduciendo la formula de fe original en lengua aramea: Maranatha (I Cor 16,22), y la presencia de esta frmula demuestra el origen arameo del ttulo de Seor. Por otra parte, segn los Hechos de los Apstoles Esteban muri invocando al Seor y Pedro haba llamado a Jess Seor desde el da de Pentecosts (2,36). La intencin de atribuir a la palabra Seor el valor de un ttulo divino se manifiesta cuando Pablo refiere a Jess lo que haba sido dicho de Dios en el Antiguo Testamento; por ejemplo la cita de Joel 3,5: "Todo el que invoque el nombre del Seor se salvar". c).- Jess el Seor, en los evangelios. Segn el testimonio evanglico, en una ocasin Jess cit el Salmo 110 en el versculo que dice "El Seor dijo a mi Seor", pero el mismo evangelio muestra la trascendencia de Jess respecto a David, pues David no subi a los cielos (He 2,34); de esta manera el evangelio presenta a Jess como Seor de David y no como su hijo: "Si, pues, David le llama Seor, cmo puede ser hijo suyo?" (Mt 22,45). Jess, como el Seor, tiene un poder supremo que comparte a "mi seor" David en el Salmo 110. Con excepcin de los versculos de Mc 11,3 y Mt 21,3, el evangelio de Lucas es el nico de los sinpticos que da a Jess el ttulo de Seor, y su empleo es muchas veces redaccional (7,19; 10,1; etc.) Lucas, al llamar Seor a Jess en su evangelio, est reflejando la costumbre de la comunidad primitiva. Cuando Lucas escribi su evangelio, influenciado por la comunidad primitiva vio a Jess como el Seor que derrama su Espritu. Solamente Lucas dej escrito que Jess se aplic a s mismo el orculo de Isaas 4,18 en la sinagoga de Nazaret: "El Espritu del Seor est sobre m, para esto me ha ungido y me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva". d).- Significado del ttulo de Seor. El empleo de este ttulo en el Nuevo Testamento es un reflejo de la experiencia del poder divino de Cristo que se viva en la Iglesia primitiva. Los apstoles experimentaban en su misin apostlica la fuerza de Jess resucitado, y surga espontneamente entre ellos el deseo de llamarlo Seor. El ttulo de Seor comenz a brotar de labios de los apstoles a partir de la resurreccin, cuando Mara Magdalena corri a decir a los apstoles que haba visto al Seor (Jn 20,18). El primer anuncio de la resurreccin hecho por los apstoles suena as: "El Seor ha resucitado y se ha aparecido a Simn..." (Lc 24,24; Cf. Jn 20,20; He 9,10; 22,8; 26,15). La reaccin psicolgica de los que vieron a Jess resucitado no supo expresarse de otra forma que diciendo "Es el Seor"; los que vieron a Jess en la gloria de su resurreccin no hallaron un ttulo mejor para l que el de Seor; l es el Seor, somos de l y l es el universo entero (Cf. Mt 28,18). Otro ttulo cristolgico, el de Hijo de Dios, invita mas bien a considerar las relaciones entre Cristo Jess y el Padre; el ttulo de Seor, en cambio, se refiere ms directamente a las relaciones de Jess con

23nosotros. Es comprensible que Pablo, consciente como ningn otro de la relacin personal que le una a Jess, haya considerado en l sobre todo al Seor, y que haya usado este nombre con mucha mayor frecuencia que el ttulo de Hijo: 222 veces escribe Seor y 27 veces Hijo. e).- Abstencin de usar el ttulo de Seor, por parte de Jess. Jess nunca se aplic a s mismo el ttulo que con mayor frecuencia le dara la comunidad primitiva cristiana, porque habra significado en l una pretensin de podero. El ttulo de Seor habra sonado totalmente inadecuado en labios de Jess porque l siempre insisti en que era Siervo y haba venido a servir. En el evangelio de Juan encontramos el contraste que hay entre el ttulo de Seor y la actitud humilde de Jess al lavar los pies de sus discpulos: "Vosotros me llamis Maestro y Seor..." (13,13) 3. JESUS, EL HIJO DE DIOS a).- La expresin "Hijo de Dios" en el Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento utiliza el nombre de hijo para designar al pueblo de Israel (Ex 4,22; Os 11,1), al rey como representante del pueblo (Sal 2,7), o al justo y al hombre po en el judasmo tardo (Ecl 4,10). El ttulo de "Hijo de Dios" o simplemente "Hijo", en el Antiguo Testamento, solamente puede comprenderse en el marco de la fe en la eleccin divina, y por tanto dentro de los esquemas teocrticos en los cuales se expresa; de esta manera la filiacin no resulta como consecuencia de una derivacin fsica, sino que se produce por medio de una eleccin libre y gratuita por parte de Dios. Tomando en cuenta lo anterior, inmediatamente queda claro que la filiacin divina de Jess, tal como aparece en el Nuevo Testamento, fue algo completamente novedoso para el pueblo judo. Jess habl y actu como lo hara en mismo Dios, y vivi en una comunin muy singular con su Padre; tales pretensiones representan algo excepcional en la historia de las religiones, algo totalmente distinto de lo que podra entrar en el esquema de la concepcin teolgica del judasmo, o en la visin esencialita propia del helenismo. b).- El Hijo de Dios, en la doctrina de san Pablo. Pablo prefiri el nombre de Seor a cualquier otro para referirse a Jess, pero tambin en algunas ocasiones le llama Hijo de Dios (2 Cor 1,19; Gal 2,20; Ef 4,13) o simplemente el Hijo, en sentido absoluto (I Cor 15,28), aunque en mayor nmero de veces habla de las relaciones de Dios con su Hijo, por ejemplo en Gal 4,4 dice "Envi Dios a su Hijo...", o en Rom 8,29: "nos ha destinado a ser conforme a la imagen de su Hijo". El apstol concibe la filiacin divina de Jess no tanto como adoptiva o adquirida, sino preexistente a su vida humana; esta preexistencia se encuentra implcita en la afirmacin de que Dios ha enviado a su Hijo: "Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, conden el pecado en la carne" (Rom 8,3), y tambin: "Pero al llegar la plenitud de los tiempos, envi Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, y para que recibiramos la filiacin adoptiva" (Gal 4,4).

24c).- El Hijo de Dios, en el evangelio de san Juan. Juan considera la filiacin divina de Jess como algo que es esencial de la fe, y al respecto escribe en su evangelio "...a fin de que creis que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengis vida en su nombre" (20,31). En la primera carta de Juan encontramos la frmula siguiente: "Quien confiese que Jess es el Hijo de Dios, Dios permanece en l y l en Dios" (4,15), , afirmacin que es diferente a la frmula paulina de "Jess es el Seor", que es una atribucin genrica de la divinidad. Juan prefiere decir que Jess es el Hijo de Dios porque ve con mayor claridad la posicin de Jess en el seno de Dios, y porque resuelve tambin el problema de la relacin con Dios nico, fundamento de la fe profesada por el judasmo. Juan ha comprendido que para afirmar la divinidad de Jess era preciso especificar que es el Hijo de Dios. d).- Abstencin del uso de la expresin "Hijo de Dios" por Jess. Jess evit autonombrarse Hijo de Dios, aunque a Dios siempre le llamaba Padre; incluso cuando durante su proceso tuvo que responder a la pregunta solemne hecha por el Sumo Sacerdote sobre su personalidad, contest en forma afirmativa pero no mencion el nombre; y es que este ttulo, teniendo muchas aplicaciones en el Antiguo Testamento, no habra podido expresar con claridad la condicin nica y nunca antes conocida de la divinidad de Jess. En el Antiguo Testamento el nombre de Hijo de Dios serva para designar a los ngeles (Sal 29,1), al pueblo de Israel (Ex 4,22), a los israelitas en general (Os 2,1), a los prncipes y a los jueces (Sal 82,6) y al rey (2 Sam 7,14). Jess mismo aplic esta expresin a otros, como cuando llam hijos de Dios a los que trabajan por la paz (Mt 5,9) y a los que aman a sus enemigos (Mt 5,45). Es que resulta ms fcil aplicar el calificativo de hijos de Dios a otros que a Jess, pues conocido el misterio de la Santsima Trinidad no era sencillo explicar cmo siendo Jess Hijo de Dios no era al mismo tiempo Hijo del Padre, Hijo del Hijo, e Hijo del Espritu Santo; sera hasta tiempo despus cuando la comunidad cristiana primitiva compren-diera que Jess es el Hijo de Dios Padre, y que es Dios Hijo frente al Padre. e).- El nombre de Dios, reservado al Padre. An concibiendo la filiacin divina de Jess como trascendente y preexistente en muy rara ocasin el apstol Pablo y los evangelistas afirman explcitamente que Cristo sea Dios, y es porque el nombre de Dios lo reservan al Padre. Este modo de expresarse es intencionado; Pablo recoge la afirmacin monotesta del Antiguo Testamento que dice "Yahweh es nuestro Dios, Yahweh es nico" (Dt 6,4) y la aplica al Padre: "No hay ms que un nico Dios... Para nosotros no hay ms que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Seor Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros" (I Cor 8,4-6). Si Jess se hubiera declarado Dios, habra parecido que se identificaba con Yahweh, a quien en el Antiguo Testamento el pueblo de Israel haba aprendido a considerar como Padre; por eso simplemente el hecho de presentarse como Dios habra aportado una falsa claridad a su identidad, y suscitado reacciones hostiles de todos ante una pretensin que era absolutamente inaceptable para cualquier creyente judo.

254 .Conclusin Jess no habl de s mismo con los mismos trminos que despus empleara la primitiva comunidad cristiana para referirse a l; esta diferencia de lenguajes nos permite identificar las palabras que son propias del Maestro y nos garantiza la autenticidad del testimonio conocido de Jess, ya que la comunidad primitiva no habra podido inventar un lenguaje distinto del que ella usaba, y no podra haber hecho decir a Jess ms de lo que ella misma deca de l. Jess, como hemos visto, presenta su identidad divina de un modo muy original: en su manera de llamar Abb al Padre, de decir Yo Soy, como lo dijo Yahweh a Moiss en la zarza ardiente, de autonombrarse el Hijo del Hombre, de identificarse con la Alianza, de reivindicar y ejercitar poderes divinos, de dar a entender que l es la palabra y la presencia divina, de actuar como soberano y centro del Reino, etc. Esta ha sido una manera nica de hablar de s mismo, y contina siendo nica. En la explicacin de su propia fe, la primitiva comunidad cristiana no poda permanecer en este estadio, sino que se vio forzada a formular, segn su propio modo de entender, la clarificacin de la identidad de Jess basndose en lo que l haba dicho y hecho. La diferencia de lenguajes entre Jess y la comunidad primitiva es de un gran valor para nosotros, ya que nos permite captar el significado fundamental de la revelacin que Jess ha hecho de s mismo, revelacin que sobrepasa cualquier alteracin que posteriormente pudiera haber tenido. La Cristologa tiene su fuente en el mismo Jess, y ms precisamente en la conciencia que Jess tena de su propia identidad. En los evangelios le vemos expresarse de una manera que antecede a todas las dems explicaciones; suscita frmulas de fe, pero sin que estas puedan alcanzarla totalmente, por lo que seguir siendo siempre el primer testimonio al que la fe cristiana deba referirse.

26CAPITULO IV. EL TESTIMONIO DE JESUS SOBRE SI MISMO EL LENGUAJE PROPIO DE JESUS Introduccin: El Dinamismo de la Encarnacin: Jess, Hombre Dios, Salvador, Redentor. Dios con nosotros. Las reflexiones sobre su existencia nos llevan a maravillarnos sobre el Misterio de la Encarnacin. La encarnacin es el misterio que rompe todos los esquemas prefabricados sobre Dios. El Dios cristiano ser por ello, un Dios radicalmente diferente del de otras religiones. A decir verdad, cuando la Iglesia primitiva inici la predicacin con la idea de la encarnacin frente al Dios inmutable del platonismo, tena muy pocas probabilidades de triunfar desde el punto de vista humano y sociolgico. La encarnacin conlleva inseparablemente la revelacin de un Dios trino en personas. El que Dios se haga hombre supone el mayor acercamiento de Dios al hombre: Supone que Dios Padre nos ha dado no solamente su amor, sino a su propio Hijo. Nada nos separa ya del amor de Dios en Cristo. El que no perdon a su propio Hijo, sino que por nosotros lo entreg, cmo no nos dar con l todas las cosas? (Rm 8,32). El gran misterio de nuestro Dios es que, en s mismo, Dios ha sido Padre desde toda la eternidad y la encarnacin mira precisamente a la concesin de esa paternidad en Cristo a todos los hombres. Eso significa que podemos entrar en el seno de la S.Trinidad participando de la filiacin de Cristo. Los Padres griegos sealaron la dinmica del amor descendente del Padre, que nos ha amado en su Hijo para hacernos hijos en el Hijo, participes de su divinidad. Dios no tiene doble paternidad, como tampoco hay en el una doble filiacin. Dios no es nuestro Padre, sino tanto en cuanto lo es de su Hijo hecho hombre. Nosotros no podemos ser hijos de Dios mas que en Jesucristo: hijos en el Hijo. La de Cristo no es, por lo tanto, una de tantas filiaciones adoptivas de tantos hombres que han querido hablar en nombre de Dios. De haber sido as, la de Cristo no habra sido ni la revelacin definitiva ni la realizacin completa de la paternidad de Dios sobre nosotros. La encarnacin es la donacin misma de la Trinidad. Si es verdad que solo se encarna el Verbo, lo es tambin que las tres personas actan en la encarnacin de forma diferenciada y personal. La encarnacin es un regalo del Padre, pues es la donacin de lo ms querido para l. Ef. 2,4-10. La iniciativa proviene, pues, del Padre. Pero la encarnacin supone, tambin, para el Padre un compromiso. Un compromiso de tomar la iniciativa de una accin que consiste en enviar a su Hijo querido a la cruz. Rm 8, 32. 1Jn 4,10. Otro tanto podemos decir del Espritu. La funcin del Espritu Santo en la encarnacin esta expresamente mencionada en el relato de la encarnacin: Lc 1,35. El Espritu Santo, que obra en la encarnacin, acompaa a Jess durante toda su vida publica. Pero, fundamentalmente, la encarnacin es el compromiso del Hijo. Es algo que le afecta en persona. (Fil 2, 6-8)

27Asimismo, la formula El Verbo se hizo carne (Jn 1,14) expresa tambin la hondura del dinamismo de la encarnacin. Aqu aparece la encarnacin como el acto que va de la eternidad al tiempo. La encarnacin es el acto del que, siendo eterno, entra en el devenir humano. Hacerse carne es ms que asumir una carne. El verbo hacerse implica el compromiso de una persona que comienza a ser diversa de cmo era antes (sin dejar lo que era antes). Por otra parte, el trmino de carne es el hombre entero en su aspecto dbil y mortal. He aqu el Verbo que entra en la historia de la contingencia humana. As pues, la encarnacin es un compromiso de las tres personas, Padre, Hijo y Espritu Santo; pero, propiamente hablando, solo se encarna el Hijo. El Padre toma la iniciativa de esta encarnacin y el Espritu Santo confecciona la unin del Verbo con la carne de Mara. Cuando el concilio Lateranense IV (D801) declar que el Hijo se encarn en comn con toda la Trinidad, esto no significa que las tres personas hayan desarrollado la misma funcin, sino que, obrando en comn, cada una de ellas ha obrado a su modo. La encarnacin ha permitido a Dios tener un rostro humano. He aqu la gran respuesta al ateismo. Dios, en su trascendencia, es difcil de imaginar para nosotros. Dios mismo ha querido tener un rostro humano, un corazn humano. Ahora, a Dios le podemos hablar de t a t. Emmanuel, Dios est entre nosotros. El nuevo Catecismo subraya que Cristo nos ha amado a todos con un corazn humano, de modo que el Sagrado Corazn de Jess es el principal indicador y smbolo del amor de Cristo al Padre y a todos los hombres (CIC 478). En la encarnacin Dios mismo, por amor, se rebaja a nuestro nivel con una solidaridad que transforma la sociedad y la condicin humana. Por el hecho de haber vivido la vida humana, ha llevado a sta hasta el nivel divino. Por Cristo, con y en el somos amados por el Padre. La encarnacin es la fuente de la gracia. Veremos en esta Parte de nuestro estudio de Cristologa la forma en que la Sagrada Escritura presenta a la persona de Jess. Recorreremos primero el Antiguo Testamento con una visin global, y encontraremos en l ya un primer dinamismo de Encarnacin; analizaremos despus el testimonio que Jess dio sobre s mismo; es decir, lo que refleja el Nuevo Testamento del concepto que Jess tena de su persona; en esta parte veremos cmo Jess valora sobre todo la presencia divina en su propia humanidad. Estudiamos primero el dinamismo de la encarnacin en el Antiguo Testamento y luego, paralelamente estudiamos como ese primer dinamismo de encarnacin se cumple en la propia y verdadera Encarnacin en el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento revela el dinamismo de la Encarnacin que inspira no solamente algunos textos particulares, sino que forma, por as decirlo, toda la estructura de la religin juda expresada en sus libros sagrados. Se entiende por "Dinamismo de la Encarnacin" el movimiento por el cual Dios entra en el mundo de las relaciones humanas y toma parte en la existencia de la humanidad.

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4.1 LA ALIANZA, ENCARNACION DE LAS RELACIONES DE DIOS CON SU PUEBLO 1. En el Antiguo Testamento El Antiguo Testamento revela el dinamismo de la Encarnacin que inspira no solamente algunos textos particulares, sino que forma, por as decirlo, toda la estructura de la religin juda expresada en sus libros sagrados. Se entiende por "Dinamismo de la Encarnacin" el movimiento por el cual Dios entra en el mundo de las relaciones humanas y toma parte en la existencia de la humanidad. El elemento ms fundamental y caracterstico del judasmo es la Alianza, al grado de que las relaciones entre el pueblo y Yahweh fueron concebidas segn el modelo de un tratado como los que se hacan en el Oriente antiguo entre un rey y otro, sobre todo para que el ms dbil recibiera proteccin del ms poderoso; o entre un rey y sus sbditos con la finalidad de establecer acuerdos, compromisos, etc. Este tratado supone una cierta igualdad entre los contrayentes, ya que en l hay reciprocidad de compromisos; ahora bien, ese empeo recproco implica, en el caso de Dios, una cierta encarnacin. Para Dios el entrar en alianza significa entrar deliberadamente en un tipo de relacin que los hombres establecen entre ellos, y consecuentemente tener que ponerse al nivel de la humanidad. Por parte de Dios el elemento de encarnacin consiste en obrar como humano; El hubiera podido imponerse de superior a inferior, sin embargo el hecho de preferir establecer una relacin sobre la base de un mutuo acuerdo es ya un verdadero elemento de encarnacin , o lo que es lo mismo de humanizacin. 2. En el Nuevo Testamento: El Testimonio de Jess sobre s mismo Aunque las palabras y las acciones de Jess nos han llegado a travs del testimonio de la comunidad cristiana primitiva, particularmente a travs de los evangelios, debemos buscarla ms all de dicho testimonio. La exgesis reciente, buscando determinar el papel de la comunidad y de los evangelistas, nos permite distinguir mejor lo que es propio de Jess. Partiendo de esta investigacin exegtica es posible establecer con precisin el testimonio de Jess sobre su propia identidad; esto es posible porque Jess se expres de un modo distinto a como lo haran ms tarde los evangelistas y la comunidad primitiva. Nuestro enfoque es el de la Encarnacin de Dios; se trata, por tanto, de ver como ha encontrado en Jess cumplimiento el dinamismo de encarnacin que ya se dio en el Antiguo Testamento. En Cristo se ha realizado plenamente el dinamismo de la Encarnacin que estaba ya presente en el Antiguo Testamento. En l la separacin de una de las tres Personas de Dios para venir a habitar entre los hombres llega a su trmino; en l, en Cristo, llega el hombre tambin a alcanzar su condicin divina. En el presente captulo veremos primero el testimonio que da Jess sobre s mismo; l, que es el DiosHombre, nos lo dir al hablarnos de su propia identidad. Despus veremos lo que dice el Nuevo Testamento sobre el hecho de la Encarnacin, haciendo una reflexin ontolgica sobre ello. La nica vez que Jess habl de una alianza fue para identificarse con ella; esta identificacin se encuentra afirmada en la frmula de la consagracin del vino referida por Mc 14,24 y Mt 26,28: "...esta es mi sangre, sangre de la alianza...", en donde el pronombre "mi" ha sido insertado en la frmula

29utilizada por Moiss en el momento de la conclusin de la alianza del Sina: "...esta es la sangre de la alianza..."(Ex 24,8). Vemos pues que la alianza ya no es una simple relacin entre Dios y los hombres, sino que aqu se ha encarnado en una persona, en Jess. La identificacin de una persona con la alianza se encuentra ya en el Antiguo Testamento en los cantos del Siervo de Yahweh, en el pasaje que dice "te he establecido como alianza del pueblo..." (Is 42,6; 49,8), pero all es solamente una promesa; Jess probablemente se inspir en esta declaracin, sin embargo l no dijo haber sido formado o constituido como alianza, sino que su propia sangre era la alianza. En la expresin del Antiguo Testamento "alianza del pueblo", el Siervo de Yahweh personifica al pueblo, pero en la frase del Nuevo Testamento Jess es la alianza, o sea que l mismo personifica a los dos contratantes, a Dios y al pueblo. Al designarse Jess como alianza est insinuando el hecho de reunir en s mismo tanto a Dios como al hombre.

4. 2: DINAMISMO DE LA ENCARNACION: EL MATRIMONIO: EXPRESION DE LAS RELACION DE DIOS CON EL PUEBLO 1. En el Antiguo Testamento Israel aparece en la Escritura comparado con un hijo rebelde o con una esposa infiel (Jer 3,19-22). Las imgenes del esposo y la esposa acentan la voluntad divina de igualdad, y manifiestan la intencin de encarnarse del amor de Dios, que as toma la forma del amor humano ms intenso, el que se da entre los esposos. El esposo divino no pierde su trascendencia, ya que su imagen se atribuye al Creador y Redentor (Is 54,5-8). Ezequiel presenta a Israel como un esposa cuya belleza es obra de Dios (16,14), y el Cantar de los Cantares subraya todava ms esa reciprocidad con las palabras de la esposa: "Yo soy para mi amado y mi amado es para mi" (6,3). La mutua pertenencia de los esposos muestra hasta que punto Dios desciende al nivel del hombre: Dios quiere encarnar al mximo su forma de entrar en contacto con la humanidad. 2. En el Nuevo Testamento Tambin Jess se entiende a s mismo como aquel que realiza la alianza matrimonial entre Yahweh y su pueblo anunciada en el Antiguo Testamento, asumiendo en este caso el papel del esposo; la afirmacin ms explcita de esto se encuentra en la respuesta que da a los discpulos de Juan Bautista referente a por qu no ayunaban sus propios discpulos: "Pueden acaso ayunar los invitados a la boda cuando el esposo est con ellos? Mientras se encuentra el esposo con ellos no pueden ayunar. Pero vendrn das en que les ser quitado el esposo y entonces ayunarn" (Mc 2,19-20). En esta cita Jess anuncia su presencia como esposo, y la ausencia que entristecer a sus amigos. La figura de Jess como esposo se encuentra tambin en otros comentarios suyos, por ejemplo cuando compara el Reino de los Cielos con un banquete de bodas (Mt 25,1-13), o cuando habla de las vrgenes que salen al encuentro del esposo (Mt 25,1-13); pasajes donde notamos adems que habla del esposo de una manera absoluta, sin mencionar a la esposa, sugiriendo el hecho de que la unin matrimonial se efecta completamente en la persona de Cristo que rene en s ambos papeles, el de esposo explcitamente y el de la esposa en forma velada. Por otra parte, ya vimos que en la simbologa del

30Antiguo Testamento siempre es Dios quien figura como el esposo y el pueblo como la esposa, as que nuevamente nos encontramos a Jess en esta alegora mostrndose como Dios y como hombre. 4.3 DINAMISMO DE LA ENCARNACION. PATERNIDAD Y FILIACION 1. En el Antiguo Testamento La voluntad de Dios para entrar en una relacin ms cercana con el hombre se manifiesta con el establecimiento de relaciones de padre a hijo: "Israel es mi hijo primognito" (Ex 4,22). Esta relacin es de carcter moral, por adopcin (Dt 32,10), y se deriva de una eleccin gratuita por parte de Dios; es un ideal que nunca lleg a hacerse realidad en Israel, sino que se present como una esperanza: "Ya pensaba, cmo quisiera considerarte entre mis hijos y darte una tierra envidiable..." (Jer 3,19). La filiacin divina del hombre se trata, pues, de un proyecto de Dios; no de una realidad, no de algo cumplido, sino de una promesa. La paternidad y la filiacin expresan las relaciones humanas que Dios quiso establecer con su pueblo; representa una cierta forma de encarnacin, y tiene ms consistencia que el acuerdo jurdico de un tratado de alianza. Dios ha llamado de Egipto a su pueblo (Os 11,1) porque quera formar con los hebreos una nacin que tuviera existencia propia y que estuviera separada de las dems naciones; esto signific que el pueblo de Israel, siendo libre, se sintiera como hijo de Dios. 2. En el Nuevo Testamento a).- La invocacin aramea "Abba". El uso de la palabra familiar y cotidiana "Abba" para dirigirse a Dios es la innovacin lingstica ms importante llevada a cabo por Jess. Los cinco estratos de la tradicin de nuestros evangelios: Marcos (Mc 14,36), Lucas (23,34-46), Mateo (26,42), Juan (11,41; 12,27s; 17,1-5; 11,21-24s), el material comn de Mateo y Lucas (Mt 6,9 = Lc 11,2; Mt 11,25 = Lc 10,21) concuerdan en que Jess utiliz esta invocacin en todas sus oraciones, excepto en Mc 15,34 y paralelos, cuando exclam en la cruz "Dios mo por qu me has abandonado?, pero en esa ocasin estaba orando con las palabras del Salmo 22 que as lo dice. Marcos nos trasmiti en arameo, la lengua que hablaba Jess, esta misma palabra pronunciada durante la oracin en el huerto de Getseman (14,36): "Abba, tu lo puedes todo, que pase de m este cliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya". El Antiguo Testamento tena muchas maneras de dirigirse a Dios, algunas de ellas se incluyen en la oracin llamada "Tephilla", una parte de la cual dice lo siguiente: "Alabado seas, Yahweh, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, Dios altsimo, Seor del cielo y de la tierra, nuestro escudo y escudo de nuestros padres. Alabado seas, Yahweh, escudo de Abraham...". Ahora bien, en ninguna parte del Antiguo Testamento se encuentra una invocacin a Dios llamndole "pap", nunca el judasmo imagin siquiera poder invocar a Dios con ese nombre. Jess debi utilizar siempre la palabra "pap" en arameo, aunque los escritos del Nuevo Testamento la hayan trasmitido en griego. En las cartas de Pablo a los Romanos (8,15) y a los Glatas (4,6) vemos que en la Iglesia primitiva ya se encontraba difundida una exclamacin que incluye el trmino doble de "abba o pater", en donde (abba) est en arameo y (pater) en griego significa lo mismo. El que esta expresin se encuentre en la carta a los Romanos, comunidad cristiana que no fue fundada por Pablo, nos indica que la podan entender sus lectores por tratarse de una expresin conocida de ellos, por eso

31la incluye Pablo en su carta. Entonces, cuando en las oraciones de Jess los evangelios dicen en griego "Pater" (sin el artculo), o bien "o Pater" (con artculo), hay que suponer que detrs de dichas expresiones se encuentra la palabra "Abba". En el tiempo de Jess haca mucho que la palabra "abba" haba dejado de limitarse al lenguaje de los nios, tambin los adolescentes se referan a sus padres con ese nombre; la completa novedad y el carcter nico de la invocacin divina "abba" en las oraciones de Jess consiste en que esa palabra expresa la esencia misma de la relacin de Jess con el Padre: Jess habl con Dios como un nio hablara con su pap, lleno de confianza y seguridad, al mismo tiempo que respetuoso y dispuesto a la obediencia. Si Dios, al cual se dirige Jess, es para l su pap, con el verdadero sentido de la palabra y con toda la familiaridad que esta supone, Jess es el Hijo de Dios, es Dios Hijo. b).- La expresin "el Hijo del Hombre". El uso de esta expresin por parte de Jess. Se caracteriza esta expresin por el hecho de que siempre que aparece en los evangelios es que fue pronunciada por Jess, y es muy frecuente, se le encuentra 30 veces en el evangelio de Mateo, 25 en el de Lucas, 14 en el de Marcos y 13 en el de Juan. La cantidad de veces que ha sido registrada y el hecho de que sea solamente Jess quien la utiliza son comprobacin de que pertenece a su lxico personal; de all la importancia que tiene para ayudar a descubrir la identidad de Jess. Existen algunas excepciones respecto a su uso, pero estas pueden explicarse: la multitud que repite esta expresin apenas dicha por Jess, en Jn 12,34; el ngel que recuerda a las mujeres, despus de la resurreccin, una prediccin hecha por el mismo Jess (Lc 24,6-7), o Esteban, que retoma las palabras de Jess ante el Sanedrn para mostrar su cumplimiento (He 7,56; Mc 14,62; Lc 22,69). La tradicin posterior nunca la utiliz para referirse a Jess, lo que nos lleva a concluir que proviene del lenguaje mismo del Maestro. Esta expresin es bastante enigmtica, de ah que los evangelistas tiendan a sustituirla por otras ms comunes; por ejemplo, en la bienaventuranza de aquellos que son perseguidos "por causa del Hijo del Hombre" en Lucas 6,22, Mateo usa la expresin ms sencilla "por causa ma" (5,11); o tambin en "El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido" de Lucas 19,10, en Marcos 2,17 y Mateo 9,13 se convierte en "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". En el evangelio de san Juan algunas ocasiones Jess se atribuye el ttulo de Hijo de Dios, pero ms bien podemos pensar que se trata de una sustitucin hecha por el evangelista al cambiar "el Hijo del Hombre" por "el Hijo de Dios", porque los evangelios sinpticos nunca ponen en labios de Jess ese ttulo, y aun cuando durante el juicio el Sumo Sacerdote le pregunta a Jess si es el Hijo de Dios y l as lo da a entender, evita mencionar el nombre y responde designndose como el Hijo del Hombre (Mt 26,63-64; Mc 14,61-62; Lc 22,70). El evangelio de Juan hace tambin una transformacin de "Hijo del Hombre" por "Hijo"; en los casos en que esto sucede se pueden encontrar en el mismo Juan o en los Sinpticos frases anlogas que contienen la expresin "Hijo del Hombre"; as por ejemplo, creer en el Hijo de Jn 6,40 es comparable con creer en el Hijo del Hombre de 9,35.

32Podemos concluir que Jess utiliz la expresin "Hijo del Hombre" para designarse a s mismo con mucha mayor frecuencia de la que nos indican los evangelistas; y por otra parte que los evangelistas han sustituido en ocasiones esta expresin bien sea por un "me", bien por el ttulo de "Hijo de Dios", o simplemente por "Hijo". Estas sustituciones nos indican cmo entendan los discpulos la designacin de "Hijo del Hombre" pronunciada por Jess: como indicativa de su propia identidad y como aceptacin de su filiacin divina. 3. El Hijo del Hombre en su existencia terrena. a).- Su venida y preexistencia. La exclamacin "...pues el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido", de Lucas 19,10, atestigua el conocimiento que tena Jess de su propia preexisten-cia. La venida del Hijo del Hombre se describe en este pasaje como un desplazamiento para venir a buscar lo que estaba perdido, y en otro para "venir a servir y dar la propia vida en res-cate de muchos" (Mc 10,45; Mt 20,28); esta misin supone ponerse en movimiento, abandonar la propia condicin para hacerse disponible a la humanidad y traerle ayuda. As es como la presencia del Hijo del Hombre es efecto de un paso generoso que encuentra sus orgenes antes de la vida terrena; es decir, en la preexistencia de Cristo (Cf. Jn 3,13; 6,62; 12,46). La preexistencia del Hijo del Hombre, del que "ha venido del cielo" (Jn 3,13), no impide que se haga presente en el tiempo y en el espacio: "Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe..." (Mt 11,19; Lc 7,34). No obstante que el Hijo del Hombre es preexistente come y bebe, tiene los mismos gustos y necesidades de un ser humano; en otras palabras, es pre-existente pero tambin est inmerso en la vida humana. Ha venido del cielo, ha venido de otro tiempo, pero se hace presente en la vida humana y en la dimensin histrica. b).- Poder divino. El Hijo del Hombre tiene caractersticas que competen solamente a Dios, perdona los pecados: "Para que sepis que el Hijo del Hombre tiene poder para perdonar los pecados, te lo ordeno .dice al paraltico. toma tu camilla y vete a tu casa" (Mt 9,6; Mc2,10-11), y tambin da la vida eterna: "... as es necesario que el Hijo del Hombre sea glorificado, para que el que crea en l tenga vida eterna" (Jn 6,27). 4. El Hijo del Hombre en su gloria. a).- La venida sobre las nubes del cielo. Delante del Sanedrn que le juzgaba Jess hizo una alusin clara a la profeca de Daniel 7,13-14 que dice: "Yo os digo: en adelante veris al Hijo del Hombre sentado a la derecha de la Potencia y venir sobre las nubes del cielo" (Mt 26,64). Este texto del libro de Daniel citado por Jess es el nico proftico que se refiere un personaje de dimensiones mesinicas; Jess alude a esta profeca evidentemente porque quiere resaltar su identidad personal como Mesas. La expresin de Hijo del Hombre se encuentra por primera vez en Daniel, que en el pasaje 7,1-14 describe una visin en que contempl cmo cuatro grandes animales emergan del mar (vers. 1 al 8); son cuatro animales que simbolizan a los cuatro imperios que haban dominado a Israel hasta aquella

33poca; ellos son Asira, Babilonia, Persia y Grecia. Despus de esos cuatro animales, los cuales fueron muertos, aparece en el cielo un quinto ser que tiene forma semejante a la de un hombre. Escribe Daniel: "Yo segua contemplando las visiones de la noche: Y he aqu que en las nubes del cielo vena como un Hijo de Hombre. Se dirigi hacia el anciano y fue llevado a su presencia. A l se le dio imperio y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno que nunca pasar, y su reino no ser destruido jams". El ser "como Hijo de Hombre" es interpretado por la literatura rabnica como el Mesas; las nubes son smbolo de Dios en la mentalidad bblica, as que el hecho de que el Hijo del Hombre venga de las nubes significa que viene de Dios, que surgi de Dios. La venida del Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo es un simbolismo de orden teofnico, ya que la nube era el signo de una teofana o manifestacin de Dios. b).- El Hijo del Hombre como juez universal. En la Sagrada Escritura el poder de juzgar es atributo exclusivo de Dios, pero el Hijo del Hombre ejercita ese poder con plena autoridad: "El Hijo del Hombre enviar a sus ngeles, que recogern de su Reino todos los escndalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarn en el horno de fuego" (Mt 13,41-42). El Hijo del Hombre tiene poder para hacer un juicio escatolgico, definitivo, como se desprende de este pasaje de Mateo. Su juicio ser definitivo, no habr escapatoria pues se trata de un juicio hecho al final de los tiempos. Este poder que tiene el Hijo del Hombre es atributo nico de Dios, y tambin lo es el poder de vencer a las fuerzas del mal. Por otra parte el Hijo del Hombre juzgar a los hombres en referencia a s mismo; el comportamiento de todos los hombres ser juzgado por el Hijo del Hombre segn la actitud que tengan hacia l, porque est presente en cada uno: "... quien me reconozca delante de los hombres, tambin el Hijo del Hombre lo reconocer delante de Dios" (Lc 12,8); y tambin: "quien pierda su vida por m, la encontrar" ya que "el Hijo del Hombre ha de venir de la gloria de su Padre, con sus ngeles, y entonces pagar a cada uno segn sus obras" (Mt 16,25.27). 5.- Realidad humana del Hijo del Hombre. Jess pone de manifiesto la identidad divina del Hijo del Hombre, pero al mismo tiempo su realidad humana; y mientras que en la profeca de Daniel el Hijo del Hombre es un ser celeste, solamente divino, en Jess es tambin un ser humano que lleva una vida terrena normal; por eso aunque el poder de juzgar que posee el Hijo del Hombre es un poder divino, Jess juzga tambin como hombre; de esta manera los hombres resultan juzgados por uno que es igual a ellos y que entiende su situacin, y su juicio ser ms un juicio de salvacin que de condena. Cuando Jess reivindica el poder del Hijo del Hombre para perdonar los pecados, precisa que l posee este poder sobre la tierra (Mc 2,10 y paralelos); esto significa que es como hombre que puede perdonar los pecados del mundo. Del mismo modo el dominio sobre el sbado, que era una prerrogativa que solamente corresponda a Dios en el Antiguo Testamento, est ligada a la condicin humana del Hijo del Hombre en el Nuevo: "El sbado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sbado. Por eso el hijo del Hombre es seor del sbado" (Mc 2,17). Todo esto que hemos visto nos muestra la intencin divina de poner en manos de los hombres lo que era ms sagrado y exclusivo de Dios en la religin juda. La humanidad del Hijo del Hombre adquiere