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clínica y función del psoas mayor y glúteo mayor sacro profundo S. Gibbons Introducción Desde los años noventa las investigaciones han aportado ideas nuevas sobre la función muscular y en la actualidad se reconoce la participación de los músculos en la estabilidad. El concepto de estabilidad es controvertido en si mismo y exis- ten diferentes escuelas de pensamiento (Comerford y Mottrarn 2001a, McGill 2002, l{ichardson y cols. 2004, Sahrmann 2002). Ha surgido polémica porque los músculos pueden tener una implicación principal en la estabilidad o pue- den tener implicaciones múl ti ples en la movilidad y en la estabilidad. Esto se complica todavía más por las de mandas necesarias durante las actividad es coti- dianas con carga baja normal frente a las cargas elevadas soportadas al l evantar peso y en los deportes de contacto ( estabilidad con carga baja fren te a carga elevada) ( Gibbons y Comcr ford 2001). Nuestro conocimiento ha aumentado gracias a w1a mayor atención a la anatonúa, fisiologfa, biomccánica, técnicas de imagen y al modo de interpretar dichos estudios de investigación. El psoas mayo r (PM) es un múscu lo peculiar. Tiene un origen segmentario en la colu mna lumbar, se inserta en la articulación sacroilíaca al CTU7.arla y se inserta en la cadera. Esta posición anatómica es ideal para funcionar como un músculo estabilizador importante de la columna lumbar (Gracovetsky y cols. 1981, Nachemson 1968). A pesar de esto, sigue la discusión sobre su implicación funcional, que no es bien conocida. (Aspinall993, Bachrach y cols.l991, McGiU 2002, Richardson y cols. 2004). Es necesario un mecanismo para fl exionar la cade- ra y estabilizar la región lu.mbopélvica de forma simultánea. No parece lógico que un músculo como el PM tenga un efecto perjudicial en la región lu.mbopéh;c:a Por el contrario, no hay mucha di scusión sobre la importancia del g lú teo mayor (GM). Se considera un músculo importante para la estabilidad de ia región lumbopélvica (Lee 2004), asf como de la cadera (Sahrmann :lXP- Esta

clínica y función del psoas mayor y glúteo mayor sacro profundoaulakinesica.com.ar/semioquirurgica/files/Vleeming Cap6.pdf · 2015-07-29 · ~natomfa clínica y función del psoas

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~natomfa clínica y función del psoas mayor y glúteo mayor sacro profundo

S . Gibbons

Introducción

Desde los años noventa las investigaciones han aportado ideas nuevas sobre la función muscular y en la actualidad se reconoce la participación de los músculos en la estabilidad. El concepto de estabilidad es controvertido en si mismo y exis­ten diferentes escuelas de pensamiento (Comerford y Mottrarn 2001a, McGill 2002, l{ichardson y cols. 2004, Sahrmann 2002). Ha surgido polémica porque los músculos pueden tener una implicación principal en la estabilidad o pue­den tener implicaciones múl tiples en la movilidad y en la estabilidad. Esto se complica todavía más por las demandas necesarias durante las actividades coti­dianas con carga baja normal frente a las cargas elevadas soportadas al levantar peso y en los deportes de contacto (estabilidad con carga baja frente a carga elevada) (Gibbons y Comcrford 2001). Nuestro conocimiento ha a umentado gracias a w1a mayor atención a la anatonúa, fisiologfa, biomccánica, técnicas de imagen y al modo de interpretar dichos estudios de investigación.

El psoas mayor (PM) es un músculo peculiar. Tiene un origen segmentario en la columna lumbar, se inserta en la articulación sacroilíaca al CTU7.arla y se inserta en la cadera. Esta posición anatómica es ideal para funcionar como un músculo estabilizador importante de la columna lumbar (Gracovetsky y cols. 1981, Nachemson 1968). A pesar de esto, sigue la discusión sobre su implicación funcional, que no es bien conocida. (Aspinall993, Bachrach y cols.l991, McGiU 2002, Richardson y cols. 2004). Es necesario un mecanismo para flexionar la cade­ra y estabilizar la región lu.mbopélvica de forma simultánea. No parece lógico que un músculo como el PM tenga un efecto perjudicial en la región lu.mbopéh;c:a

Por el contrario, no hay mucha d iscusión sobre la importancia del g lúteo mayor (GM). Se considera un músculo importante para la estabilidad d e ia región lumbopélvica (Lee 2004), asf como de la cadera (Sahrmann :lXP- Esta

Movimiento, estabilidad y dolor lumbo~co

idea está respaldada por estudios de con trol motor (Bu Jlock-Saxton y cols. 1994, Ilungerford y cols. 2003) y análisis biomecánico (Pooi-Goudzwaard y cols. 1998). Un aspecto controvertido es la activi­dad excesiva y brevedad del GM (Lee 2004, Sahr­mann 2002). Esto puede innuir en la alineación postura!, estrategias de reclutamiento y patrones de movimiento compensadores. No se ha descrito un mecanismo para conocer cómo un músculo muy importante para la estabilidad puede convertirse en potencialmente perjudicial.

La intención de este capítulo es demostrar la función cstabili7.adora de PM y presentar una función nueva de GM en la estabilidad de la articulación sacroilía­ca (ASI). Un mejor conocimiento de las implicaciones funcionales de PM y GM en la estabilidad de la región lumbopélvica podría mejorar el tratamien to dfnico de la disfunción relacionada. Esto podría poner de relieve nuevos ámbitos de investigación en este campo.

Función muscular La función muscu lar es más compleja que la idea «origen a inserción » o evaluar los perfiles d e acti­vidad med iante electromiografra (EMG). La infor­mación sobre la función muscular puede obtenerse

Tabla 6 .1 Fuentes de informadórl para comprend68_ la función muscular y establecer una clasificación funcional de los mc.isculos (reproducido con autoriz~ de Kinetic Control)

! Furi~ión

• Localización y estructura anatómica

• Potencial biomecánico

• Neurofisiologla

Disfunción

• Cambios constantes y caracterfsticos en presencia de dolor o patología

'nlbla 6.2 Caracteristicas de los músculos estabitie (Revisión: Comerlord y Mottram, 2001) -

Función

de cuatro aspectos clave (Gibbon 2005b) recogidos en la tabla 6.1.

Clasificación muscular Se ha presentado un sistema nuevo de clasifica­ción de la función muscular (Comcrford y Mottram 200lb). Agrupa a los músculos en estabilizadores locales, estabilizadores globales y movilizad ores glo­bales. En este capftulo prestamos atención especial a los músculos estabilizadores locales, cuyas caracte­rísticas quedan reflejadas en la tabla 6.2.

Anatomía

Psoas mayor

El PM tiene inserciones fibrosas an teriores y poste­riores en la columna vertebral (v. figura 6:1 ). La inser­ción anterior está en la cara anteromedial de todos los discos lumbares y cuerpos vertebrales adyacen­tes con excepción del disco L5-S1. La inserción poste­rior está en la cara anteromedial de todas las ap6fisis transversas lumbares (Bogduk y cols. 1992, Gibbons 2004). Los fasdculos del PM tienen una longitud similar en Jos d istintos espedmenes y sus fibra s tie­ne una orientación unipenniforme, entre 75° en la 7.ona superior de los fascfculos y 45° en la inferior. La longitud de las fibras oscila entre 3-8 cm y 3-5 cm en los fascículos anteriores y posteriores, respecti­vamente (Gibbons 2004). Los fasdcu los discurren en dirección inferolateral hasta alcanzar un tendón central, donde descienden sobre el reborde pélvico y comparten una inserción común con el ilíaco en el trocánter menor (Bogduk y cols. 1992, Cibbons 2004, Santabruida y McGill1995).

El PM tiene relaciones fasciales relevantes. El ligamento arqueado medial es una con tinuación de la fascia superior del PM q ue con tinúa en dirección superior hasta e l diafragma. El pilar derecho y e l

loCales en la función nonnaJ después del dolor (disfuooón)

Disfunción

• t Aumento de la rigidez muscular para controlar la • Traslación segmentaria no controlada traslación segmentaria • Cambio segmentario en el área transversal

• Cambio de longitud mínimo o nulo en movimientos funcionales • Patrón alterado de reclutamiento • El reclutamiento anticipatorio antes de la carga con umbral bajo

funcional aporta rigidez protectora (según necesidad) • Defecto de stncronización del • La actividad puede ser continua e independiente de la reclutamiento motor

dirección de movimiento

Anatomía díníe'.a y función del psoas mayor y g... · oomayor: sacro ~o. \.oda

Jigura 6 .1 Inserciones vertebrales del psoas -::-or. la ins91"clón en el disco y en el cuerpo y en la .&;;;;lss transversa adyacente se denomina •anterior• ~eñor·, respecbvamente. (Reproduddo con

a.;;:r;zaoon de PSPA Ud.)

~.Jerdo representan la inserción vertebral del dia­_,.gma. Se insertan en el componente anterolateral

.as tres vértebras y cuerpos superiores. Los pila­• su fascia cubren al PM y se continúan con el ~o hasta alcanzar una posición más anterior y f=:::liirse con el ligamento longitudinal anterior. Al .:es:e1der el PM, su fascia inferomedial es más grue­s;a ea su porción inferior y se continúa con la fascia

5Ue.lo pélvico. Esto forma también una conexión con el transverso abdominal (TrA) y oblicuo

m::::erno (01). El PM se inserta con firme:ta en el rebor­pclvico conforme pasa sobre el mismo (Gibbons ~ . Esta inserción puede constituir un «ligamento ~do» (v. figu ra 6.2) (Gibbons 200Sa).

...a inervación del PM no es constante y así la o..-ia de los libros de anatomía presentan dos

=es variantes recogidas en el PM (en la cadera y r- .a columna lumbar), el plexo lumbar y el nervio ~1 (Moore 1992, Romanes 1987, Williarns y cols.

- En un estudio de disección en 20 cadáveres, los especímenes presentaban una inervación

::eparado de Jos fascículos anteriores y posterio­...os fascículos anteriores estaban inenrados por

J%""25 del nervio femoral de L2, L3 y L4, mientras :OS fascículos posteriores estaban inervados por

Figura 6.2 8 psoas mayor y el ilíaco descienden sobre la eminencia íleopectínea y IICf'len una inserción firme en el reborde pélvico (sei'lalado con la !lecha). Esta lnsercíón puede formar un ligamento innominado. (Reproducido con autorización de PSPR Ltd.)

ramas de los ramos anteriores. En 13 cadáveres la inervación era segmentaría desde T12, Ll, L2, L3 y L4 (Cibbons 2005a). Por estos hallazgos, debemos considerar que eJ PM tiene dos partes diferenciadas: anterior y posterior. Además, habria que reconside­rar el términl1 «iliopsoas». Este modelo de funciones separadas dentro del PM podrla ser similar al del multifido lumbar superficial y profundo, del que se ha comprobado que tiene perturbaciones EMG y medulares diferentes (Moscley y cols. 2002) .

Glúteo mayor sacro profundo Antes se subdividfa el GM en superficial y profundo (Kapandji 1987) y superior e inferior (Jaegers y cols. 1992, Moore y Dalley 1999). Recientemente, se han identificado tres subdivisiones: fibras sacras superfi­ciales, fibras sacras profundas y fibras ilíacas profun­das. Las fibras sacras superficiales discurren hada la cintilla iliotibial en 7-10 fasdcu los y algunas de estas fibras se insertan también en la tuberosidad glútea_ Las fibras ilíacas profundas se dirigen principalmen­te a la tuberosidad glútea. En la región superior. las fibras sacras profundas cruzan la ASI y se in.ser-..a;­en el reborde pélvico posterior justo lateral a la ~­na iliaca posterosuperior. Están presente<: en .:iu-:: tercios de los espedmenes aproximadamente. E::.~ región inferior son cortas y tienen una onenta...~ inferolateral. Estas fibras sacras profund~ c--..;z.r..

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Movimiento, estabilidad y dolor lumbOpélvico

desde el sacro lateral a la espina isquiática posterior, la tuberosidad isquiática y el ligamento sacrotube­roso. Las fibras profundas están presentes en todos los músculos. No M! identificó una inervación por scparado de grupos de fibras individuales (Gibbons y Mottram 2004).

Biomecánica

Psoas mayor

Los estudios que han investigado la biomccánica del PM están limitados por el uso de una anatomía incorrecta o incompleta y premisas no comprobadas. Un halla1.go ctms tantc en los estudios óptimos es que la f1l erza principal del PM sobre la columna lumbar es de compresión axi<ll y que la fuer~a de compresión siempre es maytw que l<1 de corte (Bogduk y cols. 1992, Gibbons 2004, Rab y cols. 1977, Santaguida y McGill1 995). La compresión por el PM puede crear rigidez segmentaría (Janevic y cols. 1991) y puede oponerse n las fuerzas de corle (McGü 12002). Debido al tamat'\o,la mayor parle de la fuerza procede de los fascículos anteriores (Bogduk y cols. 1992, Gibbons 2004). La línea de acción del PM está demasiado próxima al eje de rotación para contribuir a un movi­miento vertebral relevante (v. figura 6.3) (Bogduk y cols. 1992, Gibbons 2004, Santaguida y McGill1995). Existe un cierto g rado de extensión en Ll, L2 y L3, mientras que existe un pequet1o grado de flexión en L4 y L5 (Bogduk y cols. 1992, Cibbons 2004). Esto se parece bastante a una lordosis lumbar neutra.

A B e Figura 6.3 Lineas de aco6n del psoas mayor desde las inseteiones de los fascículos llldividuales a la colurma lumbar, y una linea recta a la emnencia iliopúblca. (Reproducido con autonzacl6n de PSPR Ud.)

El PM cruza la pelvis y, por tanto, debe ejercer una fuerza sobre la AS l. Se crefa por Jo general que el PM produda una fueT7a para rotar en dirección anterior el hueso innominado (Bachrach y cols. 1991, Snijders y cols. 1995), <rin embargo, esto se ha puesto en duda recientemente. Se modeló el musculo PM como una polea sobre el reborde pélvico en posición erguida (Gibbons y cols. 2001). &- consideraron varias opcio­nes para incluir la inserción del J'M en el hueso inno­minado descrita. En todas las opciones la fuerza resul­tante era una rotación posterior del innominado.

El PM. es un mú!>culo uniptmiforme y no fusifor­me, y la lon¡.,>itud y capacidad de acortamiento de s us fibras son menores de lo q1.1e se creía. Esto pone en duda su eficiencia ct)mo flexor de la cadera. Yoshio y cols. (2002) llevaron cabo un estudio m.orfológico y biomecánico detnllado del PM en la cadera. Conclu­yeron que la función principal del PM era la esta­bilidad lumbar y que cl .PM contribuye muy poco en la flexión de la cadera. La función principal del PM en la cadera era la estabi lidad. Esto se lograba manteniendo la cabe:Ga femoral en el acet-ábulo. En la tabla 6.3 se expone un resumen de estos hallazgos.

Neurofisiología

Psoas mayor

Aunque se ha empleado la EMG en más de 20 estu­dios para evaluar la función del PM, se ha obtenido escasa información. F.sto se debe a que no es posible evaluar el PM mediante EMG de '>L!perfide y a que no puede considerarse igual el EMG del iliaco que el EMG del PM. Además, existen problemas de norma­lización y los métodos empleados no han obtenido información útil sobre la función compleja del PM.

Después de revisar los estudios que han empleado EMG, existe evidencia suficiente para sci'lalar que el PM interviene en la flexión de la cadera pero no es el principa l y qut~ el ilíac:o es más activo que el PM durante la flexión de la c:adera. Andersson y cols. (1995) descubriemn que durante la flexi611 de la cadera a 30", 60° y 90" el EMG del PM registró el 49%, 69% y 85% de la actividad del illaco, respectivamente. No sabemos si la actividad EMG del PM sirve para estabi­lizar la columna lumbar, pelvis o cadera, para pro­ducir flexión de la cadera o todas estas acciones. Podría afirmarse lo mismo de la actividad del ilíaco durante la flexión de la cadera. Conviene recordar que contribuyen otros flexores de la cadera como el recto femoral, tensor de la fasda lata y sartorio (Andersson y rols. 1997). Todos estos M>n flexores de la cadera más eficientes que el PM y el iliaco (DostaJ y cols. 1986). Tanto Andcrsson y cols. (1995) como jukcr y cols.

Anatomía clínica y tunaón oel psoas ll1élY'OI" y g¡úteo rna)ICl(: sacro profundo

Tabla 6.3 Resumen de las funciones del psoas mqyor en función del ánguo de flexión de la cadera . ..a estabilidad de la cadera se consigue gracias acque el psoas mayor mantiene la cabeza femoral en a acetábulo. 8 psoas mayor es un flexor de la cácfera efectivo entre 45°-65° La estabilidad k.lfT1bar se :.o::nsigue porque el psoas mayor mantiene la CUlVá lumbar (Yoshio y cols. 2002)

Angulo de flexión de la cadera

~+

lQCJS) observamn que el PM estaba muy poco impli­.;ado en la producción de movimiento vertebral pero ~ contribuir a mantener o producir la lordosis t.;.;nbar (Andcrsson y cols. 1995). Podría descender la = wnna de forma excéntrica durante la flexión lateral

....ndersson y cols. 1995) y controlar la flexión late­;;¡.al andar (Andersson y cols. 1997). Conviene desta­::::= que los rCb>istro'i F.MG pl"(>eedían de los fascículos -!eriore., por lo que la!. funciones señaladas corres­~en al PM anterior y no al PM posterior.

Glúteo mayor sacro profundo

~arante un estudio preliminar se planteó la hlpó­:es;s de que el glú teo mayor sacro profundo (GSP) ~na ser activo en posiciones de contranutación -uando no se tensa el ligamento sacrotuberoso. Se - loc6 un a¡.;uja fina de EMG en la w na superior e c:.i~or del GM Oaegers y cols. 1992) y del GSP justo :--osterior al ligarnent<) sacrotuberoso y se confirmó ' posición mediante ccograffn en tiempo real. Se

::mpleó In posición sentada laxa porque se sabe que :-nxiuce una posición de contranutación del sacro :::rujders y cols. 2004). Cuando se aplicaba una fuer­~ ,·ertkal a los hombros del sujeto, la actividad del ::;sp indicaba que podrfa tener un papel en la carga ~cal independiente dt- la!. fibras -;uperiores e infe­-~deiGM.

Al andar, la., tor ... ioneo; (o rotaciones) del sacro -z:-untan al hue..,o innominado que está en rotación _ hmor. En la teorra biomecánica vigente del ciclo .:..! la marcha, cuando el fémur se coloca en exten­- n ' rotación interna el hueso innominado sufre cna ;otación anterior relativa en el mismo lado. Por a contrario, cuando el iémur se coloca en flexión y

Función del psoas mayor

• Estabilidad de la cadera • Estabilidad lumbar

• Estabilidad de la cadera • Estabilidad lumbar

• Flexión de la cadera • Estabilidad de la cadera • Estabilidad lumbar

• Sin acción sobre la cabeza femoral • Estabilidad lumbar

rotación externa el innominado presenta una rota­ción posterior relativa en ese mismo lado (Lee 200-!). Durante un giro del tronco a la izquierda en bipe­destación, el fémur derecho presenta una extensión y rotación interna relativas, mientras que el inno­minado derecho está en rotación anterior relativa. Aqui el sacro presenta una torsión o una rotación hacia la i7quierda. Durante el giro del tronco (para crear torsión pélvica) aumentó la actividad en el GSP a diferencia de la.., fibras superiores o inferio­res del GM. E. ... tas ob!.ervaciones indican que el GSP podría estar implicado en tareas de control de lacar­ga vertical y de la torsión pélvica. Conviene recor­dar que estas son observaciones preliminares, por lo que conviene ampliar la investigación antes de obtener conclusiones (estudio piloto no publicado, Gibbons y cols. 2004).

Cambios constantes en presencia de dolor y anomalías .. .... .. .. .. .. . . ,, ....... ........... . Los músc ulos estabilizadores locales presentan cambios conslantcs y caractcrístícos tras un episo­dio de dolor de suficiente intensidad (Comerford y Mottram 2001 b), expuestos en la tabla 6.2. Las caractensticas relt!vante~ para el PM son la atrofia segmentaría y los patrones alterados con umbral de reclutamiento bajo.

At rofia segmentaría

Psoas mayor

Dangaria y Nacsh (1998) eva:uaron el área tran:n~r­sal (AT) del PM en la ciática unilateral por hernia d..E-

100 Movimiento, estabilidad y dolor lumbopéivíco

caL Habla un descenso significa tivo deAT delPMen el plano y en el mismo lado de la hernia discal. Bar­ker y cols. (2001) e\•aluaron el J\T del PM y multífido lumbar en personas con lumbalgia unilateral. Halla­ron una reducción sibrnificativa del ATen el lado de Jos síntomas. E. .. te descen!>o era mayor en el mismo segmento de los sfntomas con cambios menos pro­nunciados un segmento por arriba y otro por abajo en ambos músculos. Se observa un patrón de atrofia similar en el multffido lumbar en la lumbalgia aguda (Hides y cols. 1994).

Se ha propuesto que la cara posterior del PM tiene un papel más específico en la estabilidad ver­tebral (Gibbons 2004, Gibbons y cols. 2001, 2002a). Se disel\ó un protocolo para observar y medir la anchura de los fascículos posteriores del músculo !'M mediante barr ido helicclidal y proyección coro­na l oblicua con tom.ograffa com putarizada (TC) (Gibbons y Whalen 2003). Un estudio preliminar halló una fiabilidad elevada y se demostró la vali­dez de esta técnic<J en cadáveres (Gibbons y cols. 2002b). Los resultados p rellminares de una investi­gación en curso muestran una tendencia a la atrofia más específica en los fasciculos posteriores del PM en pacientes con el primer episodio de lumbalgia unila teral aguda.

Patrón alterado con bajo umbral de reclutamiento

Psoas mayor

Cuando los mNodos directos son invasivos o com­pHcados debido a la localización profunda de cier­tos músculos se emplean métodos indirectos para medir la función mu!:>cu lar en investigación (Jull 2000, O'Sullivan y cols. 1997). Se diseñó un ejerci­cio específico de umbral bajo para el PM (Gibbons y cols. 2002a). En resume•~. se trata de un ejercicio de acortamiento de la cadera en el que se produce Lm

acortamiento vertical de la cabeza femoral dentro del acetábulo. Se obtuvo el trazado EMG superficial d urante el ejercicio de músculos de la cadera poliar­ticulares que pudieran contribuir al movimiento. Los participantes tenfan antecedente de lumbalgia sin dolor en el momento de la prueba o no tenían antecedente de lumbalgia. Se observó el PM median­te ecograffa en el reborde pélvico y se monitorizó la posición neutra de la columna vertebral mediante biorrcgulación retrógrada de la presión. Las perso­nas con antecedente de Jumbalgia presentaban una actividad EMG '>i!-,rnificativamente mayor durante el ejercicio con tendencia a perder la posición neutra de la column<J. Se planteó la hipótesis de que una de las

razones podría ser una función pésima del PM en las personas con lumbalgia (Gibbons y cols. 2005).

Glúteo mayor sacro profundo Se diseñó un ejercicio especifico con umbral bajo para el GSP que consistía en una contracción con elevación medial del CM sin una contracción con elevación lateral. El t'S tudio preliminar fue similar al descrito (respecto a lo~ criterio~ de los participantes). Se registró el F.MG de su~rficie durante el ejercicio en la región GM medial sobre el ligamento sacro­tuberoso, región GM lateral entre la tuberosidad isquiática y el trocánter mayor, biceps femoral, recto femoral y tensor de la fascia lata. Se observó el CM mediante ecografía sobre el ligamento sacrotu.beroso y los par ticipantes tenfan que lograr una conh·acci(m con e.levación de ·¡ cm. l~as pen:;(mas con :mtecedente de lumbalgia tenían mayor actividad EMG durante el ejercicio, S<)bre todo en el recto femoral e isquio­surales (estudio prelimi nar 110 publicado, Gibbons y cols. 2003).

Intención de esta investigación • .. • • • • .. • • • • • • • 4 ••••

Desde los años noventa ha crecido la investigación sobre la disfunción del movimiento y ejercicios de estabilidad para control motor e!-tpedfico. Los mode­los existentes de la función muscular y los avances tecnológicos han aportado nuevas ideas para investi­gar. Ha surgido un modelo en el que algunos múscu­los, o fibras especfficas de los músculos, tienen una función propia de estabilización . Dos de estos músculos son el PM y el GM. Deberíamos profu n­dizar la investigación en est(>S músculos y explorar la implicación t!n la estabilidad de otros. Esperamos que nut!stro grupo pueda colaborar con otros inves­tigadore::; para compartir ideas y conocer mejor Jos mecanismos de la función muscular específica en la estabilidad vertebral. A partir de alú seríamos capa­ces de aportar evidencia suficiente para facilitar w1 cambio, mejorar las intervenciones clínicas y el tra­tamiento de los trastornos osteomuscu lares .reJacio­nados.

Resumen Existe evidencia de una función estabilizadora del P.\1. La anatomía de PM indica: 1) no cambia de lon­gitud de forma sustancial; 2) puede comprimir la articulación sacroiliaca¡ y 3) tiene dos componentes separados que podrlan tener funciones individuales. La biomecánica del PM demuestra que: 1) no con­tribuye de forma relevante ,1 la movilidad vertebral

Anatomía clínica y función del psoas J'T':a)IOI: y gü:ao ~sacro profundo

e..;.repto en el mantenimiento de la lordosis lumbar, y : ;-roduce compresión axial en la columna lumbar. E.- la cadera produce un acortamiento vertical en el ;a:aabulo y no contribuye de forma relevante a la faión de la cadera. En la ASI tiene capacidad de .:r...ducir una rotación posterior del hueso innomi­- ~o. La neurofbiologfa apunta a una función por ~ado del ilíaco y el PM. Parece que el PM no es el ~pal nexor de la cadera. En presencia de disfun­- :o. se produce w1 cambio segmcntario en el área ~-ersal y presenta un patrón de reclutamiento de =.mal bajo durante un ejercicio específico.

El GSP es un hallazgo reciente, por lo que sabe­poco sobre su función. Su anat<múa hace pen­

-que no contribuye al movimiento fisiológico. La .curofisiologfa apunta una función específica por

~...arado para las f ibras superiores e inferiores. En disfunción puede tener un patrón alterado de

-zrlutamiento de umbral bajo durante un ejercicio ~co. Sin embargo, se trata de estudios piloto, -.--k> que cualquier interpretación de los resultados ...o::C'e hacerse con precaución.

-;:na descripción novedosa del PM es que los :;;z;,.:xculos anteriores y posteriores tienen funciones

pías y que los fascículos posteriores podrían ~ Ulla función propia de control de la traslación

::;nentaria lumbar. No existe evidencia neurofi­.ógica directa, aunque sí hay algunos hallazgos

s:::- ~lares. Primero, la inervación por separado de :ascículos anteriores y posteriores hace pensar

e;;. funciones diferentes. Segundo, los fascíc ulos _ seriores tienen inserciones segmentarías y están b:.!.!izados en una posición ideal pata controlar la

:--ilidad intersegmentaria. Tercero, son mucho --pequeño!'. y no pueden generar mucha fuerza, ni

=ibuir de forma relevante al arco de movilidad. ~ás, las amplias conexiones fascialcs del PM al o.r:agma, Tri\ y suckl pélvico hacen que tenga una ~ón ideal para mecanismos d e cocontracción

_....,aumentan la estabilidad. 5e ha propuest<l que el CM tiene tres subdivisiones

..:::::tionalcs. &; probable que las fibras sacras super­~ del GM estén implicadas en la disfunción por ~idad excesiva (Lec 2004) y propensas a la breve­

- que pueden provocar movimientos wmpensa­~ (Sahrmann 2002}. Esto se debe a que estas fibras continúan con la cintilla illotibial y de este modo ~:ituyen un músculo poliarticular propenso a la

a::¡:-.;d,ad excesiva (Comerford y Mottram 2001b). E..::tá justificado ampliar la investigación para

c::ocer la implicación del PM y del GSP en la esta­~d lumbopélvica. Esto ayudaría a despejar algu­

m.itos y errores habituales sobre el J>M y abriría ¡:::;¡,:o'\ 'aS vías d e investigación en este campo.

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