Bernardino de Sahagún: La Fauna del libro XI del Códice Florentino

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  • 7/23/2019 Bernardino de Sahagn: La Fauna del libro XI del Cdice Florentino

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    LA FAUNA DEL LIBRO XI DEL CDICE FLORENTINODE FRAY BERNARDINO DE SAHAGN.

    DOS SISTEMAS TAXONMICOS FRENTE A FRENTE

    ILARIAPALMERICAPESCIOTTI

    La obra del misionero franciscano Bernardino de Sahagn es de funda-mental importancia para el conocimiento de las culturas indgenas delMxico central en el momento de la Conquista. Los doce libros del ma-nuscrito bilinge delCdice Florentino son una verdadera summade lacultura nahua, tocando los aspectos ms diversos de la vida indgena:historia, religin, gobierno, organizacin social, comercio, artesana,saberes mdicos y naturalistas.

    El mtodo casi etnogrfico utilizado por el franciscano a la horade recabar informacin, as como la forma multivocal del texto hacendelCdice Florentinoun testimonio importante de la compleja interac-

    cin que se llev a cabo entre los dos modelos culturales, el espaol yel indgena.Al contrario de sus contemporneos, como el franciscano Motolina

    o el dominico Durn, que exponen los hechos desde un punto de vis-ta subjetivo, Sahagn decide presentar sus materiales de manera apa-rentemente impersonal y objetiva, separando claramente la parteinterpretativa de la descriptiva (Todorov, 1984; Klor de Alva, 1988).El franciscano al parecer no interviene en los textos en nhuatl de losinformantes; su pluma slo es evidente en los prlogos de los diferen-tes captulos, en las advertencias, los prefacios y las digresiones, aa-

    diendo al margen de la columna nhuatl una especie de traduccinlibre en espaol.

    La escisin de los discursos resultante de la separacin del textoen dos columnas ha llevado a algunos estudiosos a otorgar una auto-noma quiz excesiva al papel de los colaboradores indgenas deSahagn. La escuela de Garibay, en nombre de una valoracin extre-ma de los testimonios autctonos, ha querido atribuir a los informan-tes de Sahagn la paternidad absoluta de los textos en nhuatl,llegando a transformar al franciscano en una especie de coordinador,casi ininfluyente en el proceso de creacin de los mismo (Bustamante,

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    1990). La tesis esencial de esta lnea interpretativa la formula Garibaycuando afirma:

    Al franciscano se debe atribuir la gloria de la idea, del programa detrabajo, de la marcha de la indagacin, de las correcciones y direccio-nes de sus estudiantes: a stos la redaccin directa y neta en lengua desus mayores. A Sahagn se debe el libro en castellano, que conoce-mos: a los indios la base documental que ellos escribieron: (Garibay,en Sahagn, 1969, I: 11).

    Efectivamente, en los escritos delCdice Florentinoaparece la reali-dad de una situacin colonial en la que el mundo indgena es retrata-do en una fase de profunda transformacin cultural. El franciscano esel arquitecto de la obra en su totalidad, el responsable ltimo del tex-to nhuatl y de la versin espaola. Segn una planificacin sistemti-ca de los temas a tratar, Sahagn lleva a cabo una seleccin de los datoscondicionando las respuestas de sus informantes mediante el uso decuestionarios fijos.

    Por otra parte, los propios colaboradores nahuas de que se sirve elfranciscano para la redaccin del manuscrito ya no son los exponen-tes del mundo indgena anterior a la llegada de los espaoles, sino loscolegialescristianizados y aculturados, cuyos modelos de referencia es-tn moldeados por la cultura europea. Nos encontramos, pues, frente

    a un proceso doble: Sahagn ejerce el control sobre el plan total de laobra; sus asistentes indgenas redactan los textos, transformando losdiscursos orales en documentos escritos y adaptando la informacinal plan organizativo establecido por el franciscano.

    El libroXI, dedicado a la historia natural del mundo nahua ymuy poco estudiado, nos ofrece material para captar esta realidadhbrida. Este artculo se propone demostrar que tambin la seccindel Cdice Florentinodedicada a la fauna est grandemente condicio-nada, tanto en su estructura total, es decir, en el orden de presenta-cin de las especies animales, como en el contenido mismo de las

    descripciones, por principios organizativos y modelos de clasificacineuropeos. Todo trabajo de reconstruccin del sistema taxonmicoindgena, en efecto, debera tener en cuenta los filtros culturales eideolgicos impuestos por el franciscano a sus materiales. Frente asaberes naturalistas indgenas no sistematizados por la transposicinescrita, Sahagn proyect un verdadero tratado de historia naturalde la Nueva Espaa sirvindose de los modelos del mundo clsico ymedieval.

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    La alfabetizacin de las lenguas indgenas y sus consecuencias en el planoexpresivo-cognitivo: problemas de clasificacin del mundo natural

    El control poltico y la explotacin econmica de las provinciasmexicanas recin conquistadas comprometieron a los espaoles en unesfuerzo organizativo y cognoscitivo sin precedentes. El proceso de laConquista, entendida como ocupacin fsica del territorio, tuvo comocorolario la imposicin de nuevos modelos ideolgicos y conceptua-les, que comport la radical transformacin del universo cultural au-tctono y de sus medios expresivos. Efectivamente, con la parcialexcepcin del fonetismo incipiente de la escritura maya, los europeosse hallaron frente a culturas preponderantemente orales que, hasta el

    momento de la Conquista, no conocan ninguna forma de escrituraalfabtica (Dibble, 1971; Gruzinski, 1995). Pese a la existencia de com-plejos sistemas de representacin grfica, el sistema global de comu-nicacin verbal (Lienhard, 1992: 37) de las culturas mesoamericanasse basaba en gran parte en la transmisin oral del patrimoniocognoscitivo. La riqusima produccin literaria que, limitndonos sloal caso nhuatl, comprenda formas picas, lricas, dramticas, narra-ciones histricas y didcticas, era elaborada de manera parcialmenteindependiente del sistema de anotacin escrita (Garibay, 1971;Gruzinski, 1995).

    El sistema de escritura utilizado en el altiplano de Mxico antesde la Conquista, definido por C. Dibble (1971) picto-ideogrfico, ha-ca posible codificar y transmitir una historia general sin registrardiscursos verbales propiamente dichos, dejando amplio espacio a lainterpretacin y al componente oral.1Es decir, se trataba de un siste-ma mixto, en el que interactuaban esencialmente tres tipos de signosgrficos: pictogramas, es decir, representaciones estilizadas de objetos

    y acciones; ideogramas, que sugeran significados, cualidades, atribu-tos y conceptos ligados al objeto representado; un nmero restringido

    de signos fonticos vinculados a la toponomstica, a la antroponimia ya la cronologa. La incipiente fonetizacin y la atencin creciente ha-cia la transcripcin de las palabras (nombres de persona y de lugar)iba probablemente ligada al surgimiento de nuevas exigencias admi-nistrativo-tributarias, tras la expansin militar y econmica de la Tri-ple Alianza dominada por los mexicas, y al consiguiente nacimientode una poderosa clase de comerciantes (Dibble, 1971; Gruzinski, 1995).

    1El estudioso Joaqun Galarza (1966 atribuye al sistema pictogrfico azteca el status deverdadero sistema de escritura,que utiliza y mezcla una gran variedad de caracteres, pararealizar cabalmente la transcripcin de las lenguas indgenas.

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    La lectura del amoxtli, es decir, el soporte de papel de amate,2

    de agave o de piel de ciervo en el que se pintaban los glifos, implicabaun discurso oral paralelo y complementario que explicara y ampliara

    el registro de los signos grficos en una alianza siempre constante dela imagen y la palabra (Gruzinski, ibid.: 22).Mignolo (1955) subraya la diferencia de papeles sociales existen-

    tes entre la figura del tlacuilo, es decir, quien posea la competenciatcnica y cultural necesarias para componer los pictogramas, y la delt lamatini,el que sabe cosas, de rango superior, el cual, observandolos signos trazados, era capaz de explicarlos contando su contenido.

    As pues, la lectura, es decir, la interpretacin y narracin de las pin-turas, cambiaba con el intrprete, con una flexibilidad y variabilidadde significados bien diferentes de la rigidez de un texto alfabtico, en

    el que el discurso verbal queda fijado palabra por palabra.La introduccin del sistema de escritura europea no comport,

    pues, un simple cambio tcnico en la esfera de la comunicacin in-dgena. La aparicin de la literalidad alfabtica genera, en efecto,cambios sustanciales en los procesos cognitivos y en la percepcin mis-ma del mundo (Goody, 1990).

    La anotacin escrita de discursos verbales implica una prctica cla-sificatoria diferente de la del discurso oral: la palabra, que la escrituraconvierte en objetiva, se cristaliza, se vuelve permanente y como tal

    puede ser retocada y manipulada, a diferencia del enunciado oral, quedesaparece en el momento mismo en que se emite. La transposicindel acto lingstico a la escritura, gracias a la presencia simultnea detodos los datos, y a la posibilidad de cotejarlos, determina el desarro-llo de una actitud ms reflexiva y sistemtica frente a la historia, a lasociedad, al mundo.

    Para Jack Goody (ibid.: 95) el listado es la forma ms frecuenteque adopta el discurso oral en el momento en que las exigencias cre-cientes de tipo econmico y administrativo lo doblegan y reducen a ladimensin escrita.

    En la Mesopotamia antigua predominaban los usos burocrticosde la escritura. En forma de listas administrativas, que la mayora delas veces contenan slo nombres, mercancas y nmeros, se registra-

    ban las transacciones esenciales para una formacin estatal centraliza-da y econmicamente compleja: pagos a los funcionarios, tributos,impuestos, botines de guerra, distribucin de vveres y gneros de pri-mera necesidad para obreros y artesanos.

    2Se Trata de la corteza del rbol llamado amacuahu itl, Ficus tecolutensisyFicus petionar is(Aguilera, 1985).

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    Sin embargo, a partir del 2.500 a C., en el lxico sumerio y en laonomstica del antiguo Egipto comienzan a aparecer listas de texto,es decir, listas lexicales de voces subdivididas en clases: rboles, ani-

    males, partes del cuerpo. Estas primeras aplicaciones de la escritura,que Goody define una especie de inventario de conceptos, un pro-todiccionario o una enciclopedia en estado embrionario (ibid: 96), con-llevan problemas de clasificacin diferentes de los implcitos en eldiscurso oral. La transcripcin fontica posee la facultad de hacer msntidos los confines de las clases, los lmites y el orden de las catego-ras; la disposicin de palabras o cosas en una lista establece la ne-cesidad del confin y anima a la jerarquizacin del sistema clasificatorio.Esto no significa que sea la escritura lo que crea el sistema: la clasifica-cin es una condicin necesaria del lenguaje y del conocimiento

    (Simpson, 1961). Pero est claro que en el uso oral son extremada-mente raras y fuera de lo comn las situaciones en las que los indivi-duos se ven empujados a formular listas exhaustivas de trminos queindiquen, por ejemplo, objetos, plantas o animales. De instrumentoscomo la lista arranca una forma de aprendizaje sistemtico del mun-do completamente diferente del aprendizaje ligado a situaciones con-cretas y basado en la sedimentacin en el tiempo de los datos ofrecidospor la experiencia (Cardona, 1985). La escritura alfabtica, confirien-do forma permanente a la palabra, anima a la reflexin sobre la infor-

    macin y su organizacin favoreciendo la exploracin y la definicinde esquemas clasificados (Goody, 1990: 127).Los datos contenidos en los cdices mexicanos, por lo que pode-

    mos deducir de los pocos ejemplares que nos han llegado, estabandispuestos en forma de listado o inventario: listas de provincias con-quistadas, listas de fronteras, de tributos enviados, de aos, dedivinidades, de soberanos.

    Sin embargo, los glifos pictogrficos, en vez de registrar palabras,representaban en su conjunto un auxilio mnemotcnico para la con-servacin y reproduccin de los discursos verbales relacionados con

    la cosmologa, la cronologa histrica, la administracin econmica,demogrfica, tributaria, ritual y jurdica (Lienhard, 1992). A pesarde que la anotacin grfica haba tenido un papel sin duda esencialpara la elaboracin y formalizacin del complejo sistema calendrico,el componente oral segua siendo decisivo en vastos campos de laelaboracin intelectual, y tena la funcin de suplir la ausencia de loselementos lingsticos que no quedaban fijados por la escriturapictogrfica.

    En el momento en que Bernardino de Sahagn se apresta a escri-bir una historia natural propiamente dicha del mundo nahua, se en-

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    cuentra, pues, ante un saber indgena sedimentado por la experiencia,sin duda alguna vasto, pero no sistematizado por la transposicin escri-ta. Representaciones pictogrficas de plantas y animales aparecen con

    frecuencia en los cdices en contextos rituales y adivinatorios, asocia-dos con el calendario, las divinidades, ligadas a la topografa3o a la ono-mstica. Sin embargo, pese a que el campo de la expresin pictogrficaera sin duda ms variado que los ejemplos llegados hasta nosotros, noexiste ningn tipo de texto prehispnico parangonable a herbarios oa tratados de botnica y zoologa que exponga de manera formalizada ysistemtica la nomenclatura y los saberes relativos al mundo natural.

    Por el contrario, los conocimientos naturalistas de Occidente eranel fruto de una muy larga tradicin cientfica que arrancaba delenciclopedismo helnico y las obras de biologa de Aristteles,4y que

    haba confluido, a travs de las historias naturales de los latinos y larelectura medieval de las obras clsicas, en dos gneros copresentes:los bestiarios, lapidarios y herbarios latinos y romances y las enciclo-pedias medievales y de la tarda Edad Media. El mundo natural euro-peo, a diferencia del indgena, estaba modelado por un sistema declasificacin escrito y sistemtico, subdividido en categoras dispues-tas segn un orden preciso y jerrquico. Partiendo de esta forma delsaber, e interviniendo en materiales esencialmente orales, Sahagn co-menz el largo proceso de recoleccin, organizacin y transcripcin

    de la informacin. Como afirma Todorov (1984:288): partiendo delos discursos de los aztecas, Sahagn produjo un libro; y el libro es, eneste contexto, una categora europea.

    La poltica lingstica de los franciscanos en Mxico: la creacin del Colegiode Santa Cruz de Tlatelolco

    En el proceso de transformacin de la tradicin oral y pictogrficaautctona en un sistema escrito con caracteres latinos tuvo un papel

    fundamental la obra de los misioneros, quienes comprendieron desdeun primer momento que el estudio de las lenguas autctonas era elmedio indispensable para la conversin profunda y eficaz de la pobla-cin indgena. Los protagonistas indiscutibles de la primera fase deevangelizacin de Mxico fueron los religiosos pertenecientes a la or-den franciscana, a quienes Adriano VI, con la bula Exponi Nobis Fecisti

    3ElCdice Mendoza, por ejemplo, contiene unos 130 glifos toponomsticos que inclu-yen plantas (Ortiz de Montellano, 1976).

    4Historia de los animales; Partes de los animales; El movimiento de los animales; Cmose engendran los animales; Del alma; Pequeos tratados de historia natural.

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    de 1522, les haba delegado la autoridad apostlica de la Santa Sede(Ricard, 1933; Baudot, 1983; 1990).

    Durante los aos inmediatamente posteriores a la Conquista se

    multiplicaron las obras dedicadas a las lenguas indgenas o redacta-das en lengua indgena, que iban a funcionar como precioso auxilioen el trabajo de predicacin y administracin de los sacramentos:diccionario y gramticas, doctrinas y catecismos, sermonarios, con-fesionarios, traducciones de fragmentos de los Evangelios o de eps-tolas, vidas de santos. Robert Ricard (ibid.) enumera 109 obras deeste tipo, 80 de las cuales son atribuibles a los Frailes Menores, com-puestas entre 1524 y 1572.

    El enorme esfuerzo lingstico de los franciscanos fue coadyuvadopor la actividad educativa, con la creacin de escuelas dedicadas a la

    poblacin indgena. Las primeras fueron las de Texcoco, fundada en1523 por Pedro de Gante,5y de Mxico-Tenochtitlan, creada en 1525tras la llegada de los Doce.

    El tipo de enseanza corresponda al nivel de la educacin pri-maria europea limitada a nociones elementales de catecismo, escri-tura, lectura, canto y rudimentos tcnicos de trabajos artesanales. Sinembargo, bien pronto comenz a abrirse camino dentro de la Ordenla idea de ofrecer una educacin de nivel superior. El objetivo, quenunca lleg a alcanzarse del todo, era formar una lite y un clero ca-

    tlico indgena que participara con los misioneros en la construccinde un futuro estado indio-cristiano. Basndose en las instituciones es-colares autctonas preexistentes, los franciscanos modelaron una for-ma de enseanza que sustituyera al calmecacpreshispnico.

    El 6 de enero de 1536, bajo el patronato de Carlos V, se inaugurel Colegio de Santa Cruz en Tlatelolco, un centro cercano a la capital.Los alumnos del colegio haban sido reclutados entre los descendien-tes de la nobleza indgena y los estudiantes que haban destacado enla escuela de Pedro de Gante.

    El programa de estudios era el tpico de un seminario menor se-

    rfico: trivium, es decir, gramtica, retrica, lgica, y quadrivium, es de-cir, nociones complementarias de aritmtica, geometra, astronoma,msica, lectura de las Sagradas Escrituras e iniciacin a la teologa ele-mental. El nhuatl y el latn eran las dos lenguas oficiales de la ense-anza en el colegio (Baudot, 1983).

    El Colegio de Santa Cruz pudo contar desde su fundacin con unanutrida biblioteca, que sigui creciendo con los aos, cuyo corpus do-

    5El primer franciscano que lleg a Mxico inmediatamente despus de la cada deMxico-Tenochtitlan.

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    cumental fue creado en sus comienzos gracias al obispo Juan deZumrraga, quien don parte de sus libros personales.

    En 1572 y 1574 se realizaron dos inventarios de libros, firmados

    por el propio Sahagn, entonces administrador del colegio.6Por ellossabemos que la mayor parte de los textos era de tema religioso: estn,entre otros, las Epstolas de San Jernimo, una obra sin ttulo de San-to Toms de Aquino, varias ediciones de la Biblia y del Nuevo Testa-mento y un texto de Erasmo, indicado simplemente con el trminoEpstolas.7La biblioteca comprenda tambin obras de filosofa natu-ral e historia, adems de los principales textos de los autores clsicos,como Plinio, Quintiliano, Juvenal, Tito Livio, Marcial, Salustio, Plutarco

    y Cicern. Dado que uno de los propsitos del colegio era la ensean-za del latn y el espaol, no es de extraar que entre los ttulos se en-

    cuentren tambin diccionarios, gramticas y tratados de retrica,incluidos los trabajos de Antonio de Nebrija, Ambrosio Calepino y dosejemplares del diccionario nhuatl-castellano (y castellano-nhuatl) defray Alonso de Molina, eminente lingista y guardin del convento(Baird, 1993; Gruzinski, 1995).8

    A pesar de los esfuerzos de los promotores de la iniciativa, la clarahostilidad de la Corona espaola, del clero seglar y los dominicos, ade-ms de la inexperiencia de los ex alumnos, a quienes los franciscanosconfiaron posteriormente la direccin del colegio, provocaron su de-

    clive en 1560.De todos modos, se trat de una experiencia nica en su gnero.Santa Cruz de Tlatelolco se transform en un centro privilegiado deinvestigacin sobre la civilizacin mexica. Los alumnos del colegio, pro-fundamente cristianizados e instruidos en la cultura literaria europea,ofrecieron a los frailes etnlogos (Anderson, 1994) una preciosainformacin sobre su pasado prehispnico, desarrollando la doblefuncin de informantes y correctores de las versiones nhuatl de lostextos latinos o espaoles. Entre los indgenas trilinges de Tlatelolcofueron reclutados los colaboradores que ofrecieron a los religiosos la

    aportacin esencial para la elaboracin y realizacin de muchas de lascrnicas etnogrficas, desde el franciscano Andrs de Olmos al pro-pio Sahagn.

    6En Garca Icazbalceta, J., 1941.Nueva coleccin de documentos para la historia de Mxico,Mxico, Editorial Salvador Chvez Hayhoe (cit. En Baird, 1993: 22).

    7E.T. Baird (1993: 22) considera que podra tratarse delDe conscribend is epistolis.8Una parte de la biblioteca del Colegio de Tlatelolco sobrevive an hoy en el Sutro

    Branch de la California State Library de San Francisco. Michael Mathes ha inventariadotodos los libros de la coleccin, publicando los resultados de sus estudios en el volumen de1985,The Americass [sic] first academica library : Santa Cruz dce Tlatelolco, Sacramento, CaliforniaState Library Foundation (Baird, 1993).

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    Dotados de un profundo conocimiento del espaol, los alumnosdel colegio dominaban el latn escrito y hablado y utilizaban un nhuatlde excepcional riqueza. El Cdice de la Cruz-Badiano es un ejemplo de

    la actividad y la produccin literaria de Tlatelolco.El grado de aculturacin de sus autores y la influencia europea que-dan manifiestas en el lxico y en la estructura general del manuscrito.La disposicin de los captulos y de las enfermedades descritas, segnun orden que va de la cabeza a los pies, es lo habitual en los textos demedicina europeos de la poca. El vocabulario latino utilizado y los nom-

    bres de las enfermedades que, en su mayor parte, derivan directamentede fuentes europeas, atestiguan el conocimiento y el dominio de tex-tos clsicos como los de Plinio, Dioscrides y, probablemente, Galeno

    y Celso (Viesca Trevio, 1991; Somolinos DArdois, 1991).

    El proceso de redaccin de la Historia General y la colaboracincon los colegiales de Tlatelolco

    Los primeros aos que Sahagn transcurri en Mxico, es decir, elperodo comprendido entre 1529 y 1574, pueden ser consideradoscomo la fase de su formacin lingstica. Alternando la enseanza y laactividad misionera, el franciscano haba adquirido un dominio tan alto

    del nhuatl oral y escrito que puede ser considerado, con Alonso deMolina, uno de los mejores intrpretes de la lengua nativa (Anderson,1982). En esta poca Sahagn instaura con los alumnos parcialmentehispanizados de Tlatelolco una relacin de estrecha colaboracin, queser esencial a la hora de redactar laHistoria General.Seleccionar deentre sus estudiantes a los indgenas que lo ayudarn a coleccionar lostextos, a traducir, compilar e ilustrar la monumental enciclopediade la cultura nahua, realizada en ms de cuarenta aos de trabajo.

    En el Prlogo al Libro II, es el propio Sahagn quien describe demanera explcita las fases y el mtodo de redaccin de la Historia. Tras

    reunir en el poblado de Tepepulco al primer grupo de informantes,el franciscano comenz su trabajo redactando en espaol una minu-ta o memoria de todas las materias, de que haba de tratar (Sahagn,1989: 77). Desde un principio se advierte claramente la voluntad deotorgar un orden bien preciso a los materiales que haba que tratar.Basndose en la experiencia de sus predecesores,9el franciscano dio

    9E.T. Baird (1993) recuerda que, ya en el sigloXIII, el papa Inocencio IV haba encar-gado a dos franciscanos, Giovanni del Pian del Carpine (a quien Baird llama John de PlanoCaprini) y Guglielmo di Rubruck, que recogieran informacin sobre los mongoles que ha-ban atacado al reino cristiano. Para compilar suHistoria Montolorum, la primera relacin

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    comienzo a su investigacin recurriendo a informantes seleccionados,interrogatorios sistemticos y cuestionarios fijos cuyo orden segua es-crupulosamente: Con estos principales y gramticos, tambin princi-

    pales, platiqu muchos das, cerca de dos aos, siguiendo el orden dela minuta que yo tena hecha (ibid.: 78). Por la forma y los contenidosde la obra en su redaccin definitiva, queda claro que el modelo enci-clopdico medieval fue el referente conceptual del que se sirviSahagn a la hora de planificar la estructura de la obra y disponer losdatos recogidos segn un orden sistemtico y jerrquico.

    La minuta mencionada en el Prlogo haba de ser una especie decuestionario subdividido por temas y articulado en una serie de pre-guntas de tipo general a las que los informantes respondan por escri-to, utilizando como recurso mnemnico los documentos pictogrficos

    tradicionales, acompaados por enjundiosas explicaciones verbales.Los alumnos del colegio, los latinosinstruidos en la gramtica, te-

    nan la tarea de volver a copiar en grandes folios las imgenes de loscdices aadiendo al lado, en caracteres alfabticos, los comentarios ylas explicaciones ms amplias y detalladas (Len-Portilla, 1960; Busta-mante, 1990).10

    En 1561, Sahagn se traslada con los materiales recogidos enTlatelolco, al convento de Santiago en un primer momento, y poste-riormente al de Santa Cruz Aqu, entre 1561 y 1565, tras hacerse de

    un nuevo grupo de informantes, somete los memoriales de Tepepulcoa un proceso de correccin y revisin, ayudado nuevamente por cua-tro o cinco colegiales, todos trilinges (Sahagn, 1989: 78). En su re-tiro del colegio, con sus ex-estudiantes, gramticos, latinos y escribanos,el franciscano se dedic durante ms de un ao a reelaborar y reescribirlas informaciones recogidas: En este escrutinio o examen el que mstrabaj de todos los colegiales fue Martn Jacobita, que entonces erarector del Colegio, vecino del Tlatilulco, del barrio de Sancta Ana(ibid.: 78).

    De modo que, si por una parte se ha de atribuir al franciscano,

    responsable del plan general de la obra y de los temas tratados, lapaternidad ltima no slo del texto espaol sino tambin del nhuatl,

    escrita por un europeo sobre estos pueblos que inclua noticias, recogidas en primera perso-na, sobre la religin, las costumbres, la historia y la organizacin poltica y militar, Giovannidel Pian del Carpine haba utilizado un cuestionario bien organizado y extremadamentedetallado.

    10A esta primera fase de investigacin se atribuye comnmente un grupo de documen-tos en nhuatl, incluidos en los Cdices Mat ritenses,denominados por Francisco del Paso yTroncosoPrimeros Memoriales,Se trata de los folios 250r - 303v delManuscrito del Real Palacioy 51r - 85v del Manuscrito de la Academia de la Historiade Madrid, ambos incluidos en losCdices Matr itenses (Anderson, 1994).

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    que representa la parte ms significativa del corpussahaguntino, nohay que perder de vista el papel y la visin europeizada de sus colabo-radores trilinges, parcialmente asimilados a la cultura cristiana.

    El propio Sahagn declara en laRelacin del autor digna de ser nota-da, contenida en el LibroX, que los alumnos del colegio fueron losprincipales aliados de los misioneros en la extirpacin de la idolatra:

    Estos muchachos servieron mucho en este oficio; los de dentro de casaayudaron mucho ms para destirpar los ritus idoltricos que de nochese hacan, y las borracheras y areitos que secretamente y de noche ha-can a honra de los dolos; porque de da stos espiaban a dnde sehaba de hacer algo desto de noche; y de noche, a la hora conveniente,iban con un fraile o con dos, sesenta o ciento destos criados de casa, y

    daban secretamente sobre los que hacan alguna cosa de las arriba di-chas, idolatra, borrachera o fiesta, y prendanlos a todos los atbanlos,y llevbanlos al monasterio donde los castigaban y hacan penitencia, ylos enseaban la doctrina cristiana, y los hacan ir a matines a la me-dia noche, y se azotaban; y esto por algunas semanas, hasta que aqu-llos estaban ya arrepentidos de lo que haban hecho, y con propsitode no lo hacer ms. Y as salan de all catetizados y castigados; y dellostomaban exemplo los otros, y no osaban hacer semejante cosa, y si lahacan, luego caan en el lazo y eran castigado como dicho es.(Sahagn, 1989: 631-632.)

    Responsables junto al franciscano de la transposicin escrita deun saber predominantemente oral, es plausible pensar que el papelde los redactores indgenas no fuera totalmente neutro. La frecuen-te interpolacin de trminos espaoles en el texto nhuatl, las refe-rencias temporales no al calendario tradicional sino al cristiano, el tonode reprobacin frente a divinidades y falsas creencias pertenecien-tes a un tiempo pasado, la reverencia manifestada ante misioneros yautoridades eclesisticas y civiles espaolas hace ver el grado deaculturacin y la voluntad de abrazar el nuevo modelo cultural euro-

    cristiano (Anderson, 1960).Podemos, pues, imaginar que no slo Sahagn, sino tambin loscompiladores nahuas contribuyeron de algn modo a adaptar la in-formacin conseguida a las categoras cognitivas occidentales y a laestructura europea de la Historia. Klor de Alva, mencionando la posi-

    bilidad de que los propios informantes seleccionados por Sahagn apli-caran una censura voluntaria, concuerda en considerar la descripcinde las prcticas religiosas contenida en la Historiauna distilled versionof what a Christian priest and Christianized colegiales would edit afterlistening to some judiciously self-censored responses (1988: 47).

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    Sin embargo, la fuerte aculturacin y la educacin de improntahumanista de los colegiales de Tlatelolco puede que influyeran tam-

    bin en otros sectores del saber, como el de los conocimientos natura-

    listas. El aprendizaje del latn no implicaba slo el estudio de unalengua extranjera, sino tambin la asimilacin de un nuevo sistema deconocimiento y de pensamiento. No es, pues, improbable que los co-laboradores indgenas de Sahagn, acostumbrados a consultar y estu-diar textos en los que el saber sobre la ciencias naturales era presentadoen forma de listas jerrquicas de especies de animales y vegetales depropiedades y comportamientos a menudo fantsticos, herencia de lostextos clsicos, proyectaran en la descripcin de la fauna americanatopoiya asimilados de la cultura europea.11

    Despus de trasladarse al convento de San Francisco, en Mxico-

    Tenochtitlan entre 1565 y 1568 Sahagn reelabor personalmente losmanuscritos de Tlatelolco, aadindoles los textos dedicados a la ret-rica, a la filosofa moral y a la versin indgena de la Conquista, recogi-dos en los primeros aos de su estancia en Mxico. Si bien la versin delaHistoriaconocida con el nombre deCdice Florentinose realiz muchoms tarde, entre 1578 y 1579, fue en estos aos cuando el franciscanoconfiri un orden definitivo a la columna nhuatl: por espacio de tresaos pas y repas a mis solas todas mis escripturas, y las torn a en-mendar y dividlas por libros, en doce libros, y cada libro por captu-

    los, y algunos libros por captulos, y prrafhos (Sahagn, 1989: 78).Como podemos apreciar claramente en las palabras del propioSahagn, la organizacin de los materiales recogidos en los libros, ca-ptulos y prrafos, corresponde a un orden decidido por el autor de laHistoria, segn sus propios criterios, en una fase posterior de reela-

    boracin solitaria de los textos. En el LibroXI, la disposicin de lasespecies animales y vegetales en forma de lista jerrquica, si tenemosen cuenta las consideraciones generales de Goody (1990) respecto ala categora de listado en el pensamiento de los pueblos de escrituraincipiente, parece calcar modelos occidentales y expresar una exigen-

    cia de orden propia de la cultura literaria europea, ms que repre-sentar una visin del mundo en donde el saber, carente de codificacin

    11Al perodo de Tlatelolco corresponden tres series de documentos en nhuatl, tam-bin contenidos en losCdices Matr itenses:losSegundos memoriales, losMemoria les en tres co-lumnasy losMemoriales con escolios. LosSegundos memoria les,consistentes en dos fragmentosen nhuatl no incorporados en el Cdice Florentino, estn contenidos en el captulo I(fols.49-52) del Manuscrito del Real Palacioy en el captulo III(fols. 2-5) del Manuscrito de laAcademia de la Historia.LosMemoriales en tres columnascorresponden por su parte a los cap-tulos I y II del Manuscrito del Palacioy IIIyVdel Manuscrito de la Academia; en fin, losMemoriales con escolioscorresponden a los folios 160-70 del Manuscrito delReal Palacioy 88-96 del Manuscrito de laAcademia de la Historia (Cline, 1973a).

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    alfabtica, adquira formas mucho menos sistematizadas. Muy diferentees la opinin de Ortiz de Montellano, el cual, analizando los captulosdedicados a plantas y animales en su intento de reconstruir el sistema

    taxonmico nahua, afirma que la divisin en prrafos y la organiza-cin de las listas de especies en el LibroXIdelCdice Florent inofueronhechas por los nahuas y no por Sahagn (1984: 118). En realidad,Ortiz hace suya la tesis ya expresada por Lpez Austin (1974) en unconocido estudio sobre los cuestionarios utilizados por Sahagn enel proceso de recopilacin de los datos. Este ltimo, en efecto, aun re-conociendo la fuerte dependencia del plan general de la obra de mo-delos enciclopdicos medievales, atribuye a Sahagn solamente ladivisin en captulos del LibroXI, pero no la organizacin en pargrafosni la clasificacin de las especies. Para refrendar su tesis el estudioso

    mexicano cita el fenmeno de la doble clasificacin, es decir, las re-peticiones de un mismo animal en captulos diferentes, como por ejem-plo la nutria, (aitzcuintli), nombrada y descrita una primera vez en laseccin dedicada a los mamferos y luego, de nuevo, en la dedicada alos animales acuticos. Igualmente indicativo, a su modo de ver, es elcaso de la serpiente tzicanantli, mencionada entre las hormigas y noentre las serpientes por su costumbre de vivir en los hormigueros. Enun sistema de clasificacin biolgica rudimentario como el europeodel sigloXVI, afirma Lpez Austin (ibid.), estas libertades taxonmicas

    habran sido imperdonables.Con todo, hay que tener presente que tambin en los cuatro libros(VIII-X) dedicados a los animales de la Naturalis historia de Plinio, indi-cada frecuentemente como uno de los principales modelos que inspi-raron la Historia general, la clasificacin de las especies presenta uncarcter incompleto y fragmentario. El nico tipo de orden que Pliniorespeta es el basado en el hbitat: tierra, aire y agua, con el aadidode la categora restante de los insectos. Su obra est llena de ancdo-tas y fbulas dirigidas a impresionar la fantasa del lector, de llamadas,de aadidos y repeticiones. El discurso se desarrolla ms por libre aso-

    ciacin de ideas que siguiendo un orden inspirado en determinadascaractersticas anatmicas o morfolgicas. Por lo dems, la clasifica-cin biolgica europea se fundar durante mucho tiempo en la auto-ridad de los textos clsicos, siendo Plinio precisamente una de lasfuentes principales de muchos bestiarios y enciclopedias medievales yde la baja Edad Media.

    Las repeticiones presentes en el LibroXIpodran depender, pues,de las dificultades halladas por Sahagn a la hora de adaptar espe-cies, en muchos casos no inmediatamente asimilables a las europeas,a un esquema clasificado fundado en laauctoritas de los clsicos, a me-

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    nudo indulgente con lo extrao y maravilloso, que comenzar a ad-quirir forma y estructura ms definidas a partir de la publicacin, en1583, del tratado De Plan tis, de Andrea Cesalpino, una de las prime-

    ras aplicaciones de la lgica formal aristotlica a cuestiones de taxo-noma biolgica (Minelli, 1991).Adems, algunas incongruencias que pueden descubrirse en la lista

    de los taxa evidencian la intervencin del franciscano. Lpez Lujn(1991), en un anlisis de los textos sahaguntinos sobre peces y moluscoscontenidos en el Cdice Florent ino, considera que su clasificacin den-tro del LibroXIha de atribuirse totalmente a Sahagn. Los moluscos,por ejemplo, estn clasificados y descritos segn dos principios dife-rentes, decididos a todas luces por el franciscano: como animalesacuticos, en el captulo III, y como materiales de labra en el captu-

    loVIII, dedicado a las piedras preciosas. Como ejemplo, el autor sub-raya la inclusin de lapez (chapopotli) en el segundo prrafo delcaptulo III, dedicado a los peces. En espaol, efectivamente, la pa-labra pez posee un significado en masculino y otro en femenino (ibid.1991), En este caso, sin embargo, la confusin entre cosas animadase inanimadas no parece reflejar la lgica clasificatoria de un mundomedieval en el que la separacin estaba muy clara; ms bien invita apensar que se trata de la interpolacin de un copista poco experto enlengua espaola.

    Los modelos literarios de la Historia general y el plan general de la obra

    La pertenencia de la obra de Sahagn a la tradicin enciclopdica me-dieval ha sido ampliamente debatida. Entre los antecedentes indica-dos con mayor frecuencia como modelos en los que se inspir elfranciscano para organizar sus materiales figuran las obras sistemti-cas de biologa de Aristteles, la Natura lis historiade Plinio el Viejo, lasEtymologiae de Isidoro de Sevilla y una Petite encyclopdiedel sigloXIII

    que tuvo extraordinaria difusin: el De proprietatibus rerum, del francis-cano Bartholomaeus Anglicus o de Glanville.Segn Garibay (1971), Plinio es la fuente utilizada por Sahagn

    para la planificacin global de la H istoria general. Los treinta y sietelibros de la Natura lis historiaestn ordenados segn un modelo jerr-quico que va de la cosmologa (Libro II), a la geografa (Libros III-VI),al hombre (LibroVII), a los animales (LibrosVIII-IX), a la botnica (Li-

    brosXII-XIX), a la medicina (LibrosXX-XXXII), para terminar con losmetales, los colores y las piedras (LibrosXXXIII-XXXVII). Del mismomodo, tanto las primeras redacciones de la obra de Sahagn como la

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    versin ms tarda delCdice Florentinoestn articuladas segn una mis-ma disposicin jerrquica de los temas tratados.

    En la versin inicial de los Primeros Memoriales (1558-1560),12

    Sahagn subdividi sus materiales en dos categoras principales: el tra-tado de las cosas divinas y de las humanas. En la siguiente fase derevisin en Tlatelolco (1564-1565) aadi un tercer tema: la historianatural.

    La misma triparticin se mantuvo en los doce libros del CdiceFlorentino,organizados segn un orden decreciente que comienza conlas divinidades y los diferentes aspectos de la religin indgena (Li-

    bros I-V), contina con la descripcin de los cuerpos celestes y los fe-nmenos fsicos (LibroVII), la jerarqua humana subdividida en nobles,mercaderes y artesanos (LibrosVII-X), y termina con el mundo natural

    dividido en animales, plantas y minerales (LibroXI). Las principalesdesviaciones de este esquema general estn representadas por el Li-

    broVIy el LibroXII, dedicados respectivamente a la retrica y a lahistoria de la Conquista, aadidos en la fase final de la redaccin de laCiudad de Mxico (1565-1569). Como subraya Robertson (1966), setrata de temas sustancialmente extraos al contenido tradicional delas enciclopedias medievales, que Sahagn tuvo que afrontar en vir-tud de su contacto directo con el Nuevo Mundo.

    El plan general de las dos obras, pues, parece muy similar en sus

    lneas generales, pero llega a ser paralelo en la parte ms directamen-te relacionada con la historia natural. Plinio clasifica a los animalessegn su hbitat: tierra (animales terrestres, LibroVIII), aire (pjaros,LibroX) y agua (animales acuticos, Libro IX), aadiendo los insectos(LibroXI). El mismo principio clasificatorio est presente en la Histo-ria general: el captulo Idel LibroXIest dedicado a los animales te-rrestres, el captulo IIa los pjaros, los captulos IIIy IVa los animalesacuticos, el captuloVa los insectos.13Tanto en la obra de Plinio (Li-

    brosXII-XXV) como en la de Sahagn (LibroXI, caps.VI-VII), la sec-cin dedicada a las plantas ocupa los captulos inmediatamente

    siguientes a los dedicados a la fauna. La relacin sobre las piedras pre-ciosas, los metales y los colores, si bien con un orden ligeramente di-ferente, cierra en ambas obras el tratado de historia natural.14

    12Vid. Nota 10.13Las serpientes, tratadas por Plinio en el LibroVI, dedicado a los animales terrestres,

    las trata Sahagn en los captulos IVyV, dedicados, respectivamente, a los animales acuti-cos y los insectos.

    14A las piedras preciosas, los metales y los colores se les dedican, por este orden, loscaptulosVIII, IXyXIde la Historia generaly los LibrosXXXVI,XXXIIyXXXVde la Naturalishistoria.

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    A diferencia de Garibay, Robertson (1959: 1966) considera que lainfluencia de Plinio en Sahagn estuvo mediatizada por la obra deBartholomaeus Anglicus, estructurada segn un esquema tripartito y

    jerrquico comn a gran parte de las enciclopedias medievales. Losdiecinueve libros de que consta el De Proprietatibus rerumsiguen unplan metdico que desciende de lo incorpreo a lo corpreo: de Diosa los ngeles, al alma humana, al cuerpo humano, al universo fsico

    y al tiempo. Luego de nuevo se vuelve a una exposicin de tipo filo-sfico pero sobre las sustancias, los elementos, la naturaleza y los ani-males, la geografa, la mineraloga y la alimentacin. Todos los temasestn a su vez subdivididos segn un orden que va de lo superior alo inferior: de la Trinidad a los ngeles, del hombre a sus enferme-dades, de los cuerpos celestes a la tierra, para terminar con el reino

    animal, vegetal y mineral.Adems de la estrecha semejanza en el esquema general, Robert-

    son halla algunos elementos ms especficos, que apoyan su tesis. Antetodo, la semejanza iconogrfica entre dos ilustraciones que aparecen,respectivamente, en el LibroVIIdel Cd ice Florent inoy en el LibroX(De la ma teria y forma)de una edicin espaola del De Proprietatibusrerum, fechada en Toledo, 1529.15

    Pero son sobre todo las descripciones maniquestas de los viciosy las virtudes de los diferentes tipos humanos, divididos en buenos y

    malos, contenidas respectivamente en el LibroX

    de la Historia generaly en el LibroVIdel De proprietatibus rerum, lo que, segn Robertson(1966) constituye la prueba decisiva del estrecho nexo existente entrelas dos obras. Un ejemplo particularmente significativo de la influen-cia de los modelos culturales occidentales lo tenemos en el captulooctavo del LibroXde la H istoria general, en el que se define al buenartista como la persona capaz de sombrear, mientras que por los ejem-plos existentes de pintura nativa sabemos que el claroscuro fue intro-ducido por los espaoles durante el primer periodo colonial. Delmismo modo, se considera que es un buen cantero quien sabe realizar

    arcos, totalmente desconocidos en la arquitectura prehispnica.Tambin segn Escalante Gonzalbo (1999) las fuentes clsicas es-tuvieron mediatizadas por los compendios enciclopdicos medievales;en particular el Hortus sanitatis, un tratado de historia natural escritoen el sigloXVpor el mdico alemn Johann von Cube, presenta sor-

    15En ambas figuras se representa un paisaje con edificios circundado por un marcocircular, flanqueado por cuatro figuras que, en elCdice Florentino, cuatro cabezas aladas querepresentan los vientos. Robertson (1959), visto el gran nmero de ediciones impresas delDe proprietatibus rerumpublicadas antes de 1500, considera muy probable que un ejemplarde esta obra se conservara en la biblioteca del colegio de Tlatelolco.

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    prendentes analogas con el LibroXIdel Cdice Florentino, tanto en suestructura general, como en la representacin iconogrfica de las es-pecies animales. La comparacin entre las imgenes realizadas por los

    tlacuilosde Sahagn y las incisiones que ilustran una edicin impresadelHortus sanitatisfechada en 1536 revela indudables semejanzas for-males y compositivas.

    El Libro XIdel Cdice Florentino: caractersticas genera les y cotejocon la seccin dedicada a la fauna de los Cdices Matritenses

    A pesar de que el proceso de elaboracin del LibroXI, sin aparentesantecedentes en los Primeros Memoriales, no est tan claro como el de

    otras secciones de la obra, analizando y cotejando textos sobre la fau-na contenidos en losCdices Matritenses y en el Cdice Florentino pode-mos hallar otros indicios sobre la organizacin de los datos.

    LosCdices Matritensesrepresentan, como ya vimos, las redaccio-nes ms antiguas de la obra de Sahagn. Se trata de dos manuscritosque forman una sola unidad, dos volmenes de una nica obra: el pri-mer manuscrito, que comprende los Libros I-VI, se conserva en la Bi-blioteca del Real Palacio de Madrid; el segundo manuscrito es unvolumen que contiene los LibrosVIII-XI, conservado en la Biblioteca

    de la Real Academia de la Historia.Las relaciones sobre los animales comienzan en los folios 248-249del Manuscrito de la Real Academia, tras la descripcin de las plan-tas.16Escrito en una nica columna central, en nhuatl, el texto con-serva las anotaciones al margen y los ttulos de los captulos y prrafosescritos por Sahagn de su propio puo.

    Una de las diferencias ms evidentes consiste en el distinto ordencon que, con respecto al Cdice Florent ino,se presentan los primerosdos captulos: aqu es el tratado sobre los pjaros (fols. 248-264) el queprecede a la seccin dedicada a los mamferos (fols. 264-275v) y no al

    contrario, la sucesin de los prrafos y el contenido de las descripcio-nes, a su vez, son sustancialmente idnticos a los de la columna nhuatldel LibroXIdel Cdice Florent ino. Como bien observara Lpez Austin(1974a), la impresin que se recibe hojeando los textos de los Matri-tenses es que el manuscrito es la copia de un documento anterior des-conocido. El copista, en efecto, parece transcribir un texto cuya lecturaanticipa frecuentemente, saltando fragmentos completos para luego

    16El texto de los folios 248-249 fue tachado con una lnea por el copista, que luegovolvi a escribirlo, con ampliaciones y modificaciones, a partir del f. 249v.

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    darse cuenta del error y anular los pasajes anticipados, que aparecenluego en la narracin.

    El dato ms significativo, sin embargo, consiste en la inexistencia,

    con algunas excepciones, de epgrafes en nhuatl de los pargrafos.Generalmente los ttulos estn anotados en espaol en el margen iz-quierdo del folio. Este elemento hace suponer que su traduccin fueposterior, con toda probabilidad debida a los colegiales de Tlatelolco,en una fase de ultimacin y transcripcin del manuscrito.17

    As pues, no slo la estructura organizativa global del LibroXI, sinotambin la divisin de las especies animales en grupos segn los ttulosde los pargrafos parece depender en gran parte de un orden estable-cido por Sahagn para sus materiales, derivado, muy probablemente,de un tipo de sistematizacin ya presente en los propios cuestionarios.

    Efectivamente, si bien Ortiz de Montellano (1976, 1984) conside-ra que la organizacin en pargrafos delCdice Florentinoconstituye unagua importante para comprender la taxonoma nativa, las divisionesinternas de los captulos I-Vdel LibroXIparecen hacer depender el temaesencialmente nuevo de la fauna del Reino de Nueva Espaa de cate-goras organizadas segn criterios familiares al mundo europeo, perono siempre coincidentes con la lgica del sistema indgena.

    Todo el LibroXI, en efecto, est dividido en trece captulos orde-nados segn un principio clasificatorio estrictamente jerrquico que

    se repite, como en un juego de cajas chinas, dentro de cada seccindedicada a un tema especfico.18

    El cotejo entre los respectivos ttulos de los pargrafos del Manus-crito de la Real Academia y del Cdice Florent inoconfirma la existenciade un plan riguroso que supedita y enmascara, en muchos casos, laorganizacin nativa de los taxa. En la seccin dedicada a los animales,en efecto, no existe casi nunca correspondencia directa entre las dos

    versiones: en la columna nhuatl del Florentinofalta, por lo comn, eltrmino general que define a toda la categora. Algunos ejemplos sa-

    17Los epgrafes de los pargrafos de los Cdices Mat ritenses, se han mantenido casi sincambios en la columna espaola del Cdice Florentino, ms tardo.

    18La seccin dedicada a la botnica revela el mismo plan metodolgico. En el sextocaptulo, la descripcin de los rboles mayores va seguida de la de los rboles silvestresmedianos, de cada una de las partes de los rboles, de los frutos y de las races comestibles.El captulo siguiente lo ocupa completamente un tratado sobre las hierbas: alucingenas,setas, plantas comestibles consumidas crudas o cocidas, hierbas medicinales y olorosas.Todo lo que no cabe en alguna clara clasificacin cierra la seccin dedicada a las plantas:hierbas que no son comestibles, ni medicinales, ni ponzoosas y arbustos, que ni bienson rboles ni bien hierbas, y de sus flores. El texto sobre el reino mineral sigue igualmenteesta lgica. La descripcin de las piedras preciosas va seguida de la de los minerales, si-guiendo este orden: oro, plata, cobre y plomo.

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    cados del captulo dedicado a las aves podrn servir para aclarar me-jor la cuestin.

    En el primer pargrafo estn reunidos en un nico grupo las aves

    cuyas plumas representaban la materia prima con que los amantecas,maestros del arte plumario, fabricaban sus excelentes creaciones. Lahabilidad con que estos artesanos realizaban mosaicos de plumas des-pert desde un primer momento el inters de los espaoles,19y en elManuscrito de Madrid el ttulo del pargrafo reza: Prrafo primerode las aves de pluma rica (f. 249v). En la columna nhuatl delCdiceFlorentino, esta definicin ha sido cambiada por una expresin muchoms genrica: Injc ce parrapho: itechpa tlatoa, in jzqujtlamantinnepapan totome: in ao quenamjque (Primer pargrafo, que hablade todos los diferentes tipos de aves, de cualquier tipo) (Sahagn,

    1963,XII: 19). Las plumas, procedentes por lo general de las lejanasprovincias costeras del golfo de Mxico y del Pacfico, eran considera-das en el mundo indgena un bien ms precioso que el oro y la plata.Sin embargo, se tiene la impresin de que Sahagn organiz el cap-tulo sobre las aves respetando el modelo jerrquico de todo el tratadozoolgico: si la descripcin de los animales terrestres comienza con elpargrafo dedicado a las bestias fieras, comenzando, segn un incipittpico de los bestiarios, por el tigre 20 prncipe y seor de los otrosanimales (Sahagn, 1989, II: 678-679), el captulo sobre las aves se

    abre con el prrafo dedicado a las especies ms preciosas y vistosas,comenzando por el quetzaltototl (Pharomacrus mocinno), cuyas largas plu-mas caudales de color verde intenso eran atributo exclusivo de la cla-se noble (Aguilera, 1985).

    El segundo pargrafo prosigue con el tratado de los papagayos,tambin muy solicitados por el colorido de su plumaje, y de loscolibres. En el Manuscrito de Madrid el ttulo en espaol escrito porel propio Sahagn (f. 251v) reza: Parrapho 2 de los papagayos yzinzones. La traduccin literal del epgrafe correspondiente en la co-lumna nhuatl delCdice Florentinoes muy diferente: Segundo Prra-

    fo, que habla de pjaros como el toznene y el alo, y de otras cosas

    19Cfr.Cristbal Coln, 1982, Textos y documentos completos,Madrid, Alianza Editorial;Michele da Cuneo, 1965,De Novitatibus Insu larum Oceani Hesperii Repertarum a Don ChristoforoColumbo Genuensi, Caracas, Goedesia Constructura; Martn Fernndez de Enciso, 1897,Sumade Geografa, Santiago de Chile.

    20De manera similar, en el Sumario de la historia natural d e las Indias, de GonzaloFernndez de Oviedo, un tratado compuesto en 1525 y dedicado casi por entero a las noti-cias zoolgicas, botnicas y etnogrficas, con breves disgresiones sobre temas de actualidadadministrativa (los indios, las minas de oro, la ruta hacia las islas de las especias, es decir lasMolucas), se abre la seccin dedicada a la fauna De los animales y sobre todo el tigre (1992,XI71).

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    (Injc vme parrapho: intechpa tlatoa in totome, in juhqui iehoatlToznene, in Alo: yo in cequintin) (Sahagn, 1963,XII: 22). La etique-ta lingstica papagayo, que define una categora general de pjaros,

    de caractersticas morfolgicas similares, parece no tener corres-pondencia en la lengua indgena. El trmino genrico ha sido sustitui-do en nhuatl por dos palabras especficas, toznene y alo,que se refierena especies bien distintas: respectivamente alAmazona ochrocephalay alAra macao(Sahagn, 1963,XII: 22). Segn Ortiz de Montellano (1984),es precisamente este tipo de epgrafes lo que ofrece informacin adi-cional a los datos puramente lingsticos, revelando la existencia de ca-tegoras latentes ampliamente inclusivas, carentes de referente lxicoaunque correspondientes a un tipo de subdivisin de los taxa realizadapor los informadores indgenas de Sahagn. En este sentido, aun sien-

    do la de los papagayos una categora implcita, representara una delas divisiones principales del taxon de nivel inmediatemente superiortototl, es decir, ave. Estudiosos de taxonomas folk como Brent Berlin(1992) han afirmado la existencia, en muchos sistemas de clasificacin,de grupos de plantas y animales altamente genricos y comprensivos,reconocidos por los individuos segn caractersticas morfolgicas comu-nes, que no son designadas lingsticamente.21En el caso del manus-crito de Sahagn, sin embargo, el orden de exposicin con que sepresentan las especies y la frecuente ausencia de denominaciones ind-

    genas a nivel de grupos ms inclusivos de taxa revelan la exigencia desu autor de clasificar y ordenar la novedad segn las tipologas de loconocido. Por lo dems, la influencia de los modelos clsicos en los pri-meros cronistas del Nuevo Mundo es bien conocida (Gerbi, 1975). Gon-zalo Fernndez de Oviedo, el primer naturalista de Indias, organiza larealidad natural precisamente segn el libro de Plinio, texto que dictael orden expositivo de todo el Sumario.

    Las agrupaciones en que se divide la fauna del LibroXI, corres-ponden, efectivamente, a categoras de alguna manera familiares parael mundo europeo. Los papagayos representaban un grupo bien defi-

    nido de aves, sin duda alguna exticas, pero no desconocidas. Yahaba hablado de ellos Plinio en el LibroXde la Natura lis historia, sub-rayando la extraordinaria capacidad de estos pjaros procedentes dela India de imitar la voz humana. Los textos de los primeros viajeroseuropeos, empezando por Coln, sealan frecuentemente la presen-cia de papagayos, como confirmando la efectiva otredad de las tierrasdescubiertas, y Oviedo les dedicar todo un captulo en suSumario(1992,XXIX: 103).

    21Se trata del nivel etnobiolgico definido por Berlin (1992) intermedio (vid. Nota 31).

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    Tambin podra atribuirse a Sahagn la decisin de tratar en unmismo pargrafo papagayos y colibres, igualmente exticos estos l-timos, aunque sin duda alguna diferentes de los primeros por su as-

    pecto morfolgico, su comportamiento y costumbres alimentarias,siendo tambin percibidos claramente como diferentes por los pro-pios nahuas. En el ttulo del pargrafo de losCdices Matritensesy en lanota al margen izquierdo del folio 251v, Sahagn recurre al trminode origen tarasco zinzones22que, curiosamente, al parecer no recono-can los copistas indgenas, que se valan de la expresin otros msen vez del trmino comn nahua huitzilin.

    Igualmente ejemplar es el ttulo del cuarto pargrafo dedicado alas aves de rapia, como se lee en el epgrafe del manuscrito de laReal Academia: Parrapho 4 de las aves de rapia (f. 254v). Tambin

    aqu el ttulo de la columna nhuatl delCdice Florentinoes mucho me-nos genrico que el de la espaola, introducido por Sahagn en losMatritenses: Injc navi parrapho intechpa tlatoa in ixqujchtin totome(Cuarto pargrafo, que habla de todos los pjaros) (Sahagn, 1963,

    XII: 40). Como en el caso de los papagayos, Ortiz de Montellano (ibid.:119) considera que la categora de las rapaces23representan uno de losgrupos de alto nivel taxonmico segn el criterio de los informantesnativos. En realidad, la lista de aves comprendida bajo la denominacinde rapia parece responder a criterios clasificados decididamente eu-

    ropeos. Sorprenden, en primer lugar, las semejanzas con la lista de lasrapaces que ocupa los pargrafos 6-35 del LibroXde laNaturalis histo-ria de Plinio. El pargrafo 6 se abre con la descripcin de las caracters-ticas generales del guila y de las seis variedades de este predador. Eltratado prosigue con los buitres y los halcones (diecisis variedades).Luego, despus del cuco y los milanos, considerados por Plinio tiposde halcones, se introducen las cornejas, los cuervos y las rapaces noc-turnas (las lechuzas, los mochuelos y el bho). En el Cdice Florentinoel desarrollo del texto es similar. Comienza con la exposicin de lascaractersticas generales del guila y sus siete variedades, y contina

    luego tratando los buitres, los bhos, los cuervos y las diferentes espe-

    22El trmino colibr, de origen caribeo, entr muy tarde en el espaol. Apareci porprimera vez en francs hacia 1640. Las primeras denominaciones utilizadas por los cronis-tas espaoles fueron pjaro mosca o pjaro mosquito (Oviedo, 1946: 496, zumbador yzunzn (Durn, 1995, II: 26) (Tuttle, 1976: 609, nota 24).

    23Se tratara, en este caso, de una categora provista de un referente lingstico que elautor localiza en el trmino nhuatl tlahuitequini. Sin embargo, el sustantivo verbal a que serefiere Ortiz de Montellano no aparece en el epgrafe del pargrafo como etiqueta genri-ca y calificativa de una categora global de aves. Su significado literal es el que ataca confuerza a las cosas, y lo hallamos con atributo descriptivo de algunos tipos de guilas y halco-nes incluidos en el pargrafo.

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    cies de halcones. El pargrafo se cierra con la descripcin del alcau-dn (Lanius ludovicianus Linnaeus) y su caracterstica manera de atra-

    vesar a sus presas en las ramas de los rboles y las hojas de agave.

    Igualmente indicativa del influjo de los modelos europeos deSahagn parece ser la fcil equiparacin con las especies del ViejoMundo. Al contrario de otros pargrafos, en los que la otredad de lafauna obliga a Sahagn a mantener en la columna espaola delFlorentinola denominacin indgena y a idear una serie de perfrasispara explicar cada uno de los ejemplares propios del Nuevo Mundo,la mayora de los pjaros incluidos en esta lista recibe una identifica-cin inequvoca.

    El franciscano no tiene ninguna dificultad en hallar equivalentessemnticos que le permiten asimilar sin titubeos las especies autctonas

    a las europeas: Hay guilas en esta tierra, de muchas maneras, haytambin guilas pescadoras, hay unas aves que comnmente sellaman auras, hay bhos, muchuelos, cuervos, cuervos marinos,halcones, azores, sacres, cerncalos, cavilanes, alcotanes y esmerejones(Sahagn, 1989, II: 705-708). Un proceso similar, aunque inverso, ocu-rre en el texto nhuatl. Junto a las denominaciones indgenas apare-cen algunos trminos espaoles, seal del dominio por parte de losinformantes de Sahagn de la nomenclatura con que los europeos ha-

    ban ido asimilando lo incgnito con lo familiar: turcuello, alcon,

    moralo, sacre, cavillan.Los restantes pargrafos del captulo dedicado a los pjaros pre-sentan caractersticas similares. En la mayor parte de los casos, a lascategoras lingsticas espaolas que subdividen la fauna en gruposhomogneos De las codornices, De los tordos, grajas y urracas ypalomas, De los gallos y gallinas de esta tierra (Sahagn, 1989, II:710-712), les corresponde la indeterminacin de las denominacionesindgenas: Prrafo cinco, que habla de otros tipos de pjaros, de cual-quier tipo, Prrafo seis, que habla de otros tipos de pjaros, P-rrafo siete, que habla de otros pjaros, de sus costumbres 24Algunas

    agrupaciones, en fin, parece seguir directamente a Plinio, como el pa-rgrafo octavo De los pjaros que cantan bien parangonable ala seccin de la Natura lis historiadedicada a las aves canoras.25

    Sin embargo, lo que sugiere la dependencia de modelos taxon-micos occidentales no es slo la organizacin formal de la materia. En

    24Injc macujlli parrapho: oc centlamantin intechpa tlatoa, in jxqujchtin totome, in aoquenamjque - Injc chiquacen parrapho: itechpa tlatoa, in oc centloamtin totome - Injc chicomeparrapho: itechpa tlatoa in oc centlamtin, totome, in quenamjq (Sahagn, 1963,XII: 45, 49).

    25Del mismo modo, Oviedo titula un pargrafo de su Sumario De los ruiseores yotros pjaros que cantan (1992,XLVI126).

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    determinados casos, son los propios contenidos de las descripcioneslos que revelan superposicin y fusin de significados.

    El fragmento que introduce las caractersticas generales del guila

    es, en este sentido, de especial inters. El texto nhuatl del Florentinosubraya el carcter valeroso e impvido de esta ave, capaz de plantarcara al sol: vel qujxnamjqui, vel qujtzimoquetza in tonatiuh, literal-mente [el guila] est con la cara (los ojos?) cerca, se pone a mirarde cerca al sol (Sahagn, 1963,XII: 40). En el margen izquierdo delfolio 255 del Manuscrito de la Real Academia, el propio Sahagn ano-ta la vista del guila, mientras que la glosa espaola del CdiceFlorentinosubraya que el guila tiene recia vista; mira al Sol de hitoen hito (Sahagn, 1989, II: 706).

    La vista prodigiosa del guila y su capacidad de mirar fijamente al

    sol eran topoiliterarios muy difundidos en el mundo occidental. DicePlinio en el LibroX: Slo el aliaeto,26cuando sus cras son animplumes, las obliga, zarandendolas con frecuencia, a mirar fijamentelos rayos del sol, y si se da cuenta de que una de ellas tiene los ojoscerrados o los tiene llenos de lgrimas, la arroja del nido por bastarda

    y degenerada (1983,X: 419). En la llamada versio bisdel Fisilogo, unode los bestiarios ms conocidos del Occidente medieval, leemos: elnombre del guila procede de la agudeza de su vista... Cuando se co-loca frente a los rayos del sol, no aparta los ojos (Morini, 1996: 25).

    En el LibroXII

    delDe proprietatibus rerum,Bartholomaeus Anglicus afir-ma: el guila es ass dicha por la agudeza de su vista segn diceAristteles ella vey el sol en su rculo syn pasar deterimento en losojos y syn enpeer a su vista (1494, LibroXII, Captulo II).

    En la cosmologa nahua, el guila era un ave de marcadas valenciassolares. Sin embargo, las modalidades expresivas con que en el textosahaguntino se representa la asociacin entre el sol y el guila pare-cen derivar de modelos occidentales y no indgenas. Podemos hallarcoincidencias notables con la Historia naturalisde Plinio tambin en eltexto descriptivo del itzcuauhtli, es decir, el guila de obsidiana. Lee-

    mos en el Florentino:

    Y as se llama, guila de obsidiana, que ataca repetidamente con fuer-za las cosas,27los ataca con fuerza, los mata, a los ciervos, los animales

    26Un tipo de guila de la que habla Plinio en los pargrafos 8-11 del Libro X. Podratratarse delpandion hal iatuso del ha liatus olbicilla.

    27C.E. Dibble y A.J.O. Anderson, quienes prepararon y tradujeron la versin inglesade la columna nhuatl del Cdice Florentin o, siguen la glosa de Sahagn traduciendo Y esllamado itzcuauhtliporque es una gran ave predadora (And it is called itzquauhtli because itis a great bird of prey) (Sahagn, 1963,XII: 41).

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    feroces. As pues los mata, ataca su morro con sus alas y luego les picalos ojos. Mata incluso a serpientes muy grandes, y mata sin problemasa cualquier ser que se mueva volando, en el aire. Los transporta a don-

    de quiera para comrselos28

    (Sahagn, 1963,XII: 41).Con palabras semejantes se describe en el LibroXde Plinio la tc-

    nica de caza del guila

    Las guilas de la primera y segunda especie no tienen suficiente conaduearse slo de los cuadrpedos ms pequeos, sino que luchan tam-bin con los ciervos. Se posan sobre los cuernos del ejemplar, le arro-jan a los ojos gran cantidad de polvo que recogen revolcndose en latierra, y le atacan con las alas, hasta que el ciervo cae por los peascos.Y no les es suficiente un slo enemigo: an ms feroz es la lucha conlas serpientes de grandes dimensiones, y mucho ms incierta, aunqueocurre en el aire (1983,X: 423).

    Es muy posible que los alumnos profundamente aculturados deSahagn, cuyo papel central de informantes en la compilacin de laHistoriaya subrayamos anteriormente, atribuyeran a animales fcilmen-te asimilables a las especies del Viejo Mundo caractersticas y comporta-mientos que haban entrado a formar parte de su patrimoniocognoscitivo.29La obra bilinge de Sahagn es, efectivamente, un texto

    extremadamente complejo, en el que varias voces interactan en dife-rentes niveles. A travs de las categoras taxonmicas occidentales conlas que contempla la naturaleza del Nuevo Mundo, el franciscano pla-nea una histoira natural dividida en captulos y pargrafos que no po-see ninguna correspondencia en la cultura indgena. Selecciona los temasa tratar y recoge la informacin segn una secuencia preestablecida depreguntas, imponiendo una organizacin europea a la naturaleza ame-ricana. Por otra parte, ni siguiera sus propios informantes pertenecen

    ya a un mundo autnticamente prehispnico. La cristianizacin y laeducacin de tipo humanista haban generado en ellos una visin del

    mundo diferente con la asimilacin de un nuevo sistema de conoci-mientos, algo que destaca con toda evidencia en los textos.Luisa Pranzetti llega a conclusiones semejantes, subrayando la pre-

    sencia de trtolas mongamas (cocotli) que lloran a su compaero des-

    28yoan injc mjtoa: itzquauhtli, cenca tlavitequjnj, qnvitequj, qujnmijctia in mamaa,in tequanjme, injc qujnmijctia,qujmjxtlatzinja, ica in jaztlacapal: yoan njman qujmjxtelolochipinja. In cocoa cenca tomaoaque, vel qnmjctia: yoan vel qujnmjctia, in ao tleiquepatltinemj, ehecaticpac: qujnvica in ao canjn qujnquatiuh (Sahagn, 1963,XII: 41).

    29El latn escrito lo aprendan los alumnos indgenas copiando fragmentos enteros delos textos, elegidos por los maestros, conservados en el colegio (Robertson, 1959).

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    aparecido tanto en la obra de Sahagn como en la de BartholomaeusAnglicus: Ambos autores parecen redactar la descripcin basndoseen un mismo cuestionario. Ambos subrayan la monogamia de la tr-

    tola, su castidad tras la muerte de su compaero y, aunque diferentes,sus virtudes medicinales, adems de origen onomatopyico de su nom-bre (1998: 61).

    La autora (ibid.) sostiene la hiptesis segn la cual los misionerosfranciscanos, convencidos de la necesidad de establecer un terreno deencuentro entre la simbologa cristiana y la autctona, pudieron haberhallado en la efectiva monogamia de las trtolas un mbito de comuni-cacin comn a partir del cual combatir la poligamia indgena. Sin em-

    bargo, no excluye que los propios informantes de Sahagn pudieranhaber atribuido a la trtola unas caractersticas que en Europa eran un

    topos literario muy difundido, que ya formaba parte de su imaginario.Concluyamos este anlisis de los textos sahaguntinos sobre la fau-

    na con un ejemplo sacado del captulo IIIdel LibroXIdel CdiceFlorentino, dedicado a los animales acuticos. El cuarto pargrafo in-troduce un animal desconocido en el Viejo Mundo, cuya sabrosa car-ne fue bien pronto apreciada por los europeos: la iguana (Oviedo,1992,VI, LVI: 31-32; 141).

    En las primeras lneas del texto nhuatl se lee que este reptil,donominado cuauhcuetzpalin, es decir, lagarto de los rboles, se nutre

    con insectos, moscas y tierra. Sin embargo, ms adelante se dice: Esun animal que respira muy fuerte: aunque durante dos o tres, o inclu-so cinco das, se le encierre en alguna parte, si no come nada, sigue

    vivo. Se queda con la boca abierta inhalando aire. As sigue en vida30

    (Sahagn, 1963,XII: 61). En el margen izquierdo del folio 278 del ma-nuscrito de la Real Academia, Sahagn anota: yaguana que se mtieneen el ayre como camale. Cotejemos ahora el texto del Florentinocon lo que dice Plinio a propsito del camalen: La forma y el tama-o sera el de un lagarto, si las patas no fueran rectas y ms altasEste animal, que se queda erguido sobare las patas y siempre con la

    boca abierta, es el nico que no come, ni bebe ni toma ningn otroalimento que no sea aire, y a pesar de tener las fauces terriblementeabiertas, es inofensivo (1983,VIII: 220-221).

    Tambin en este caso, pues, los modelos del saber naturalista oc-cidental parecen ejercer, como en gran parte del LibroXI, su influen-cia. Quiz a partir de una observacin directa la iguana esefectivamente un reptil que gracias a su lento metabolismo puede pres-

    30Inj vel ihio tlapalivi: in manel omjlhujtl, eilhujtl, anoo nel macujlilhujtl, canatzaqualoz. In atle qujquaz, ca ioltz: camachalotoc, qujhiioantoc in ehecatl ic ioltoc (Sahagn,1963,XII: 61).

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    cindir de la comida durante largos perodos asistimos a una homo-logacin ms o menos consciente entre ambos animales. Tanto el ca-malen como la iguana son asimilados a los lagartos por su aspecto,

    atribuyndoseles a ambos proprietatessimilares. Como en el ejemplo delas trtolas ya citado, la semejanza morfolgica de ambas especies, aun-que tambin el comportamiento empricamente observable de la igua-na, pueden haber llevado a los redactores indgenas aculturados a unmbito comn de significados, produciendo una superposicin entre lossaberes nativos y los de la tradicin europea. Por otra parte, la anota-cin al margen de Sahagn es una demostracin manifiesta de la vo-luntad de encuadrar las novedades de la naturaleza americana en lascategoras conocidas y tranquilizadoras del universo cultural propio.

    Conclusiones

    El examen de los ejemplos presentados revela claramente la omnipre-sencia de las categoras culturales occidentales en los textos sahagun-tinos. Si toda la estructura delCdice Florentinoresulta moldeada segnel esquema de las enciclopedias medievales, la seccin dedicada a lahistoria natural no es ninguna excepcin. El orden en que los anima-les del LibroXIse dividen en captulos y pargrafos es casi en su tota-

    lidad deudor de una lgica no indgena.La comparacin entre los ttulos de los pargrafos de los CdicesMatritensesy del Cdice Florentinorevela que la disposicin de los taxaen categoras inclusivas depende, por lo general, del tipo de organi-zacin establecida a priori por Sahagn. En efecto, la omisin de mu-chos ttulos en nhuatl en la versin ms antigua de losCdices Matritensesyla frecuente divergencia entre las etiquetas lingsticas indgenas y lasespaolas apuntan a una traduccin de estas ltimas realizada aposteriori, segn las agrupaciones decididas por el franciscano.

    En un contexto tan marcadamente orientado hacia una visin euro-

    pea, la bsqueda de principios taxonmicos indgenas slo es posiblemediante un anlisis de tipo estrictamente lingstico. Las denomi-naciones de cada una de las especies nos permiten, efectivamente, en-trever las huellas de un sistema de clasificacin del mundo animalfiltrado por la lgica sahaguntina. En el captulo dedicado a los insec-tos, por ejemplo, es posible localizar una serie de taxa de nivel gen-rico y especfico.31El pargrafo noveno, dedicado a las hormigas

    31La terminologa a la que hacemos referencia es la utilizada por el estudioso estadouni-dense Berlin (1992). Partiendo del presupuesto de que la estructura de lo real es vinculante

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    (azcameh), contiene una serie de trminos indicativos de otros tantostipos de este insecto: icel azcatl, hormiga solitaria; cuauhazcatl, hormi-ga de los rboles; cuitlaazcatl, hormiga del estircol; necuazcatl, hor-

    miga de la miel del maguey; tlatlauhqui azcatl, hormiga roja; tlilazcatl,hormiga negra; tzintlatlauhqui azcatl, hormiga roja en el trasero(Sahagn, 1963,XII: 89-91). En este caso estamos ante una categorade nivel genrico, a la que pertenece el taxon hormiga (azcatl), sub-dividida en taxa de nivel subordinado, es decir, especfico.

    Mucho ms complicado resulta remontar el rbol taxonmico parahallar las categoras de nivel superior con respecto al gnero. En efecto,en los ttulos de los captulos y de los pargrafos correspondientes, nor-malmente predominan sobre las agrupaciones mayormente inclusivasdel nivel genrico los criterios clasificatorios establecidos por Sahagn.

    Recordemos sobre este punto el ejemplo de las aves de rapia. Comoya se dijo, a la etiqueta explcita de la lengua espaola no le correspon-de en nhuatl ningn signo lingstico. Resulta, pues, arbitrario reco-nocer en la lista de pjaros reunidos bajo la definicin aves de rapiauna categora del sistema taxonmico nahua y no europeo. Sin duda loshalcones, las guilas, los buitres y las rapaces nocturnas representabanotras tantas divisiones del taxon superior ave (tototl), pero podan que-dar asociados en clases segn criterios y lgicas simblicas no necesa-riamente coincidentes con los del sistema taxonmico occidental.

    Otro obstculo es la dificultad de establecer el contenido de lasclases y su efectiva extensin semntica y cognitiva. La categora delas aves parece ser la ms homognea desde el punto de vista biolgi-co, siendo tambin la que incluye un mayor nmero de ejemplares:142 taxa. Est claro que la homogeneidad de este grupo puede ser elresultado de una seleccin precisa llevada a cabo por Sahagn, quienpudo omitir de la lista los taxa que segn l estaban afiliados ambi-guamente. En ninguno de los captulos dedicados a la fauna aparece,por ejemplo, ningn trmino referido a las diferentes especies de mur-cilagos, que sin embargo ocupaban un espacio importante en la cos-

    mologa nahua32

    y reciban varias denominaciones, entre ellas la de

    para el observador humano, Berlin encuentra en las diferentes clasificaciones etnobiolgicasuna estructura taxonmica comn organizada sobre un nmero finito de niveles en relacinde inclusin jerrquica entre s. Toda taxonoma, segn Berln, se estructura universalmenteen no ms de seis niveles coordinados. Cada categora perteneciente a un determinado nivelest incluida en una categora de nivel inmediatamente superior y, en un mismo nivel, lascategoras son recprocamente excluyentes: fundador (unique beginner), forma de vida (life-form), intermedio (intermediate), genrico (generic), especfico (specific), variedad (varietal).

    32En poca prosclsica, el murcilago se asociaba en el altiplano central de Mxico conla muerte y el sacrificio. En el Cdice Vaticano B un dios-murcilago sostiene con una manoun corazn y con la otra una cabeza humana decapitada. En elCdice Fejrvry-Mayerun ser

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    quimichpatlan, es decir, ratn volador (Campbell, 1985: 283). En mu-chas culturas es frecuente hallar que los murcilagos estn incluidosen la clase de las aves, siendo los principales criterios de afiliacin a la

    categora el tener alas y volar. En laNatura lis historiade Plinio, el mur-cilago es definido como la nica ave vivpara, por lo que est inclui-do en el LibroX(1983,X: 511). La presencia de este taxon en el libro

    XIdel Cdice Florent ino, incluido o no en el grupo de las aves, habrarepresentado un indicio vlido para determinar los criterios de perte-nencia a la clase; el que no se le mencione significa, en todo caso, quese ha realizado una seleccin en el sistema taxonmico global.

    Una consideracin final se merece la estructura del idioma nhuatl.Su caracterstica esencial es la del ser una lengua aglutinante, es decir,una lengua en la que las nuevas palabras se forman por la unin de

    dos o ms races, aadiendo o no una serie de afijos. La gama de com-binaciones prev la posibilidad de unir sustantivos con sustantivos,sustantivos con verbos y verbos con verbos, como tambin es posibleaadir toda una serie de afijos a una palabra para modificar su signifi-cado original o incluso formar un nuevo trmino. El Nhuatl es, porconsiguiente, una lengua extremadamente dctil, que se presta confacilidad a la creacin de definiciones provocadas por requerimientosexteriores. Permtaseme aducir un ejemplo ligado a mi experienciadirecta. Las investigaciones que he realizado personalmente en la Sie-

    rra Norte de Puebla sobre problemas de clasificacin del mundo ani-mal han puesto de relieve la ausencia de una nica etiqueta lingsticaque corresponda a nuestro trmino mamfero. Para definir una cate-gora de animales grosso modo correspondiente, los nahuas de la Sie-rra poseen tres trminos diferentes: cuauhtaocuilimeh, animal de laselva, tapiyalmeh, animales domsticos, tecuanimeh, animales feroces.Sin embargo, los informantes ms aculturados han respondido a mispreguntas utilizando el trmino chichiani refirindose a los mamfe-ros, es decir, los que chupan [la leche], una clara traduccin aposteriori de una etiqueta lingstica occidental, no indgena. As pues,

    es grande el peligro de provocar, incluso en investigaciones de cam-po, la formacin de nuevas categoras taxonmicas como respuesta aestmulos procedentes del investigador. Del mismo modo, tambin al-gunos de los trminos taxonmicos delCdice Florentinocorrespondien-

    antropomorfo con facciones de murcilago agarra una cabeza de la que pende un cuerposangrante. ElCdice Porf ir io Dazmuestra un enorme murcilago arrancando un corazn hu-mano con un cuchillo. En el Cdice Borgiaun dios murcilago est acompaado por el diosde la muerte. En algunos casos, en fin, el murcilago se representaba con cuchillos sacrificialesen el hocico, las alas y la cola (Benson, 1988: 103-104; Miller & Taube, 1997: 44-45).

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    tes a niveles etnobiolgicos superiores a los del gnero podran re-presentar los equivalentes trminos nhuatl de denominacionesatribuibles a un sistema de clasificacin occidental y no indgena.

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