160

Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Desde los "escuadrones de la muerte" en la década de 1980 hasta los "grupos de exterminio" de hoy, el ex-director del IDHUCA, Benjamín Cuéllar, repasa la historia y las leyes de El Salvador en la difícil batalla contra la impunidad.

Citation preview

Page 1: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador
Page 2: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

Una publicación especial de

www.cecade.org.sv www.freedomhouse.org

Page 3: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

Bajo amenaza Grupos armados ilegales en El Salvador

Benjamín Cuéllar

San Salvador, junio 2016

Centro de Capacitación y Promoción de la Democracia

Page 4: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

Centro de Capacitación y Promoción de la Democracia (CECADE)

Reparto Lisboa, Calle el Algodón # 1

San Salvador, El Salvador

Gustavo Adolfo Amaya V.

Director Ejecutivo

Web: www.cecade.org.sv

Email: [email protected]

Facebook: www.facebook.com/CECADEsv/

Twitter: @CECADEsv

Teléfono: +503 2274 0829

Teléfono: +503 2284 9358

Fax: +503 2124 5016

© CECADE, 2016

Edición EBook

Derechos Reservados

Benjamín Cuéllar

Investigación, Texto y Notas

Jessica P. Trinidad

Coordinador de Proyecto

Jorge Ávalos

Producción Editorial

Antonio Romero

Diseño y Arte de Portada

[“Boceto de la noche”, serie Navarone,

San Salvador, 2016, 30,5 cm. X 23 cm.,

lápiz graso y tinta china sobre papel]

Page 5: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

Contenido

1 INTRODUCCIÓN

5 UNA DEFINICIÓN

9 I. EL LABERINTO DE LA JUSTICIA

La Comisión de la Verdad en la realidad política de la posguerra

9 1. Su razón de ser y sus funciones

13 2. Obstáculos a la investigación

22 3. Los patrones de una guerra sucia

28 4. Hallazgos sobre los “escuadrones de la muerte”

46 5. Recomendaciones para superar la impunidad

51 II. EL CRUCIGRAMA DE LA IMPUNIDAD

El Grupo Conjunto investiga a “escuadrones de la muerte”

56 1. Origen, mandato y composición

52 2. Informe, reacciones y casos

66 3. Consideraciones, conclusiones y recomendaciones

78 III. BORRÓN Y “CUENTA NUEVA”

Las consecuencias de incumplir los acuerdos

86 IV. HAMBRE Y SANGRE

El legado de la negación de la justicia

106 V. UNA VISIÓN DE JUSTICIA PARA LA PAZ

Propuestas para evitar un “Estado fallido”

121 CONCLUSIÓN

La causa por el derecho a la vida

128 ANEXOS

Dos leyes de amnistía en la historia de El Salvador (1932 y 1993)

139 NOTAS

Page 6: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

1

INTRODUCCIÓN

“No, mire, en serio, ¿nunca se ha puesto a pensar,

allá en casita, que la única solución es exterminarlos?”

(“Harry, el policía matapandilleros”)1

En el proceso de negociación que se llevó a cabo para

finalizar el conflicto armado que asoló a El Salvador

entre los eneros de 1981 y 1992 se acordaron

mecanismos formales, temporales y permanentes,

mediante los cuales se pretendía dejar atrás la

violencia política. El objetivo era superar el estado de

impunidad que reinaba en el país —tanto de aquella

que se generó antes de la guerra, como de la que

surgió después—, y que favorecía a estructuras

criminales que operaban al margen de la ley, muchas

veces con la participación de agentes estatales, otras

con su aquiescencia. También había que ponerle fin a

la impunidad producida desde las entrañas de las

fuerzas rebeldes, en el marco de la lucha armada que

lograron desatar contra el régimen autoritario.

Tales iniciativas, tendientes a asegurar el respeto

de los derechos humanos, el cumplimiento de la ley y

Page 7: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

2

la impartición de justicia, fueron bien vistas y muy

aplaudidas desde afuera del país. Con el fin de

apoyarlas, la comunidad internacional puso a

disposición del Estado recursos humanos y

materiales.

Al hablar de instituciones permanentes, cabe

señalar que —además de la creación del Tribunal

Supremo Electoral y las reformas constitucionales a

la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) y al sistema

de justicia, pactadas en México el 27 de abril de

1991— se instituyeron otras dos que eran

imprescindibles para garantizar la “buena salud” del

trascendental esfuerzo iniciado en Ginebra el 4 de

abril de 1990:2 la Policía Nacional Civil (PNC) y la

Procuraduría para la Defensa de los Derechos

Humanos (PDDH). Eran, ambas, “las hijas

predilectas de los acuerdos de paz”.

En lo que corresponde a los organismos

temporales, inicialmente se determinó establecer

también un par: la Comisión de la Verdad y la

Comisión ad hoc para la depuración de la FAES. La

primera estuvo integrada exclusivamente por

personal no salvadoreño, desde sus tres miembros y

su secretaria ejecutiva hasta los encargados de la

seguridad del personal y los bienes de la misma.

Meses después de la presentación pública del

informe de la Comisión de la Verdad, en el que se

Page 8: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

3

recomendó su formación, nació el Grupo Conjunto

para la Investigación de Grupos Armados Ilegales

con Motivación Política en El Salvador.3 Éste último

resultó ser una mixtura: con integrantes nacidos en el

país y también de otras nacionalidades, tanto en su

dirección como en el equipo de trabajo.

Transcurridos más de veinte años desde el

impulso de esas tres entidades citadas, cuyas

conclusiones y recomendaciones fueron poco o nada

aprovechadas en su conjunto —fueron, más bien,

“tiradas al basurero”—, y en un escenario nacional

como el actual donde las cosas no pintan nada bien,

se requiere asumir desde la sociedad salvadoreña la

responsabilidad de encarar una posibilidad cierta y

altamente riesgosa: la reedición, la existencia activa y

la expansión de grupos de exterminio que —con el

pretexto de combatir la delincuencia— puedan darle

el “tiro de gracia” a un proceso de pacificación bien

diseñado, pero muy mal ejecutado y, por mucho,

bastante fracasado, aunque algunas voces oficiales y

particulares dentro y fuera del país aún lo sigan

presentando como “ejemplar”.

Resulta válido y urgente, entonces, recuperar el

trabajo de la Comisión de la Verdad y del Grupo

Conjunto, así como sus frutos —entre los cuales

destacan sus conclusiones y recomendaciones—,

para actualizar y hacer valer los propósitos de esas

Page 9: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

4

iniciativas lo más pronto y mejor posible, desde la

centralidad de las víctimas de la violencia en la

posguerra. Hay que rescatar de esos preciados

intentos lo que se pueda y lo que se deba —por su

pertinencia—, trasladándolo de manera ordenada y

comprensible a la ciudadanía para exigir su

cumplimiento, en aras de salir del trance en que se

encuentra hoy El Salvador profundo, aún herido y

siempre abatido: el país donde habitan sus “mayorías

populares”.4

Es importante considerar, pues, lo que ocurrió con

el legado de estas entidades en la práctica. Es

importante y apremiante, a pesar del tiempo

transcurrido, revisar y actualizar ese legado para

utilizarlo eficazmente, porque ese país sigue

desangrándose. Es importante hacerlo, en definitiva,

para analizar cómo y en qué medida el mal manejo

que se le dio a dicha herencia —capital para sanar el

país— influyó en lo que ocurrió posteriormente y en

lo que ocurre en la actualidad.

Page 10: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

5

UNA DEFINICIÓN

¿Qué son los grupos

armados ilegales?

La Comisión de la Verdad consideró “escuadrones

de la muerte” a los grupos organizados de personas

“usualmente vestidas de civil, fuertemente armadas

que, actuaban clandestinamente y ocultaban su

afiliación e identidad. Secuestraban a miembros de la

población civil y de grupos rebeldes. Torturaban a

sus rehenes, los hacían desaparecer y usualmente los

ejecutaban”. Estaban “ligados a estructuras estatales

por participación activa o por tolerancia”. Y

“alcanzaron un control de tal naturaleza que

sobrepasó los niveles de un fenómeno aislado o

marginal para convertirse en instrumento de terror y

de práctica sistemática de eliminación física de

opositores políticos”.5

La Comisión, pese a no etiquetarlos como tales,

reconoce la existencia de grupos insurgentes que

realizaron acciones las cuales “podían añadirse a la

Page 11: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

6

violencia perpetrada por los escuadrones de la

muerte”.6 Esto tuvo lugar durante los años

examinados por dicha entidad: de 1980 a 1991,

ambos años incluidos. Pero había antecedentes a los

cuales se hizo referencia en el análisis.

Entre sus varias recomendaciones, la Comisión de

la Verdad planteó la necesidad de realizar una

investigación especial en este ámbito. Por ello, a

pesar de las resistencias, se creó el llamado Grupo

Conjunto para la Investigación de Grupos Armados

Ilegales con Motivación Política en El Salvador, el

cual fue instalado el 16 de enero de 1992 y entregó su

informe el 28 de julio de 1994.

El Grupo Conjunto advirtió que el fin de la guerra

“dejó sin espacio operativo” a los escuadrones de la

muerte; por ello sus integrantes, quién sabe cuántos,

“debieron buscar otras estructuras y espacios de

modus vivendi” mutando “hacia aparatos más

descentralizados orientados esencialmente a la

delincuencia común, con alto grado de

organización”. Aunque “esas mismas estructuras

conservarían intactas sus capacidades para asumir”,

según las circunstancias, “el papel de ejecutoras de

acciones criminales políticamente motivadas”.7

También se refirió a su atomización y operatividad

local, así como a la “violencia política privada: una

especie de ajuste de “cuentas del pasado”, sin

Page 12: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

7

intervención criminal estructurada ni de agentes

estatales. Al no haberse hecho lo debido en su

momento, el siguiente podría ser el escenario actual

en el cual se ha instalado al país.

Hay que hablar, primero, de grupos armados

inconstitucionales.8 A renglón seguido, se debe

considerar el medio en el que se desarrollan dichas

estructuras: la criminalidad. La responsabilidad

estatal por acción directa de sus agentes o por

omisión al no enfrentarlos para su erradicación y

consentir su existencia, es o puede ser parte del

fenómeno.

Finalmente debe establecerse el tipo de actividad a

la que se dedican de lleno o como su prioridad,

aunque realicen otras accesorias o eventuales; en este

caso, se trata del exterminio de personas por razones

sociales (“limpieza” de delincuentes “de a pie”,

integrantes de maras o sospechosas de serlo,

habitantes de calle, LGTBI y demás), delincuenciales

(“guerra” entre pandillas, cárteles u otras expresiones

de crimen organizado) o políticas.

Así, pues, la definición presente de estas

estructuras podría ser la siguiente: grupos armados

que, violando la Constitución y la ley secundaria, se

dedican al desarrollo de actividades criminales en

cuyo marco asesinan y desaparecen personas

consideradas enemigas, traidoras, lastres, parias y/o

Page 13: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

8

—simplemente— población sobrante; con la probable

aquiescencia, complicidad o participación directa de

agentes estatales, su operatividad resulta favorecida

por la impunidad reinante en el país.

Page 14: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

9

I. EL LABERINTO DE LA JUSTICIA

La Comisión de la Verdad

en la realidad política de la posguerra

1. Su razón de ser y sus funciones

La Comisión de la Verdad comienza a gestarse desde

que las partes en la negociación firmaron el Acuerdo

de Ginebra, el 4 de abril de 1990. En esta ocasión,

parecía que las cosas iban en serio. ¿Por qué? Pues

porque uno de los componentes del proceso de

pacificación era el respeto irrestricto de los derechos

humanos. Y el conocimiento de la verdad acerca de

las atrocidades ocurridas en El Salvador, es un

derecho humano que ha logrado evolucionar al

punto de ser reconocido por los órganos del sistema

interamericano de derechos humanos —tanto por la

Corte como por la Comisión—, y por el sistema

universal.

Paradójicamente, de este último cabe rescatar que

la Asamblea General de la Organización de las

Naciones Unidas (ONU) decidió —el 21 de diciembre

del 2010— declarar el 24 de marzo como el Día

Page 15: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

10

internacional del “Derecho a la Verdad” en relación

con violaciones graves de los derechos humanos.

Con esta proclamación, lo primero que se pretende es

promover “la memoria de las víctimas de violaciones

graves y sistemáticas de los derechos humanos y la

importancia del derecho a la verdad y la justicia”.9

Es paradójico, además, porque con esta

proclamación se buscaba, en particular, reconocer “la

importante y valiosa labor y los valores de Monseñor

Óscar Arnulfo Romero, de El Salvador, quien se

consagró activamente a la promoción y protección de

los derechos humanos en su país”.

Sin embargo, más allá de todos los homenajes

fuera de las fronteras patrias por parte de ambos

sistemas de derechos humanos, de gobiernos y

pueblos, del Vaticano con la beatificación del mártir y

tantos otros reconocimientos más, en su país natal, El

Salvador, los poderes impiden el conocimiento de la

verdad plena; mantienen oculta a quién le

corresponden responsabilidades directas, mediatas e

inmediatas del magnicidio del ahora beato Romero, y

se niegan a dejar que brille aquella, para que se

imparta justicia.

Este caso es uno de los más emblemáticos de entre

todo lo ocurrido en el país o, quizás, el más

emblemático durante el período que se le mandó

examinar a la Comisión de la Verdad: a partir de

Page 16: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

11

1980 y hasta el fin de la guerra. Así quedó establecido

también en el documento que signaron las partes el

27 de abril de 1991: el Acuerdo de México. Fue

entonces cuando se mencionó con todas sus letras la

creación de esta entidad temporal pero vital para

lograr la democratización cierta, la convivencia

tranquila y la paz perdurable.

Entre sus funciones estaba, en primer lugar, la de

investigar “graves hechos de violencia […] cuya

huella sobre la sociedad reclama con mayor urgencia

el conocimiento público de la verdad”. Para ello,

debía tener en cuenta su “singular trascendencia, […]

sus características y repercusión” así como “la

necesidad de crear confianza en los cambios

positivos que el proceso de paz [impulsaba] y de

estimular el tránsito hacia la reconciliación de la

sociedad”.

Se le encargó, además, “recomendar las

disposiciones de orden legal, político o

administrativo que [pudieran] colegirse de los

resultados de la investigación”, las cuales debían

“incluir medidas destinadas a prevenir la repetición

de tales hechos, así como iniciativas orientadas hacia

la reconciliación”.10

Las partes firmantes de este y del resto de los

acuerdos en el marco de los entendimientos para

terminar la guerra y alcanzar la paz, se

Page 17: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

12

comprometieron a dos cosas muy concretas: primero,

cooperar con la Comisión de la Verdad entregando

toda la información que ésta les requiriera; y,

segundo, cumplir sus recomendaciones. Además, se

estableció que lo dispuesto en ese documento no

impediría “la investigación ordinaria de cualquier

situación o caso, hayan sido éstos o no investigados

por la Comisión, así como la aplicación de las

disposiciones legales pertinentes a cualquier hecho

contrario a la ley”.11

Las actuaciones de la Comisión no serían

jurisdiccionales. Aun así, de su labor se derivaba una

gran responsabilidad para quienes la engendraron:

hacer lo que les correspondía para superar el estado

de impunidad. Esa obligación la asumieron y quedó

establecida en el Acuerdo de paz de El Salvador,

firmado el 16 de enero de 1992 en el Castillo de

Chapultepec, ubicado en el corazón de la ciudad de

México:

Se conoce la necesidad de esclarecer y

superar todo señalamiento de impunidad

de oficiales de la Fuerza Armada,

especialmente en casos donde esté

comprometido el respeto a los derechos

humanos. A tal fin, las Partes remiten la

consideración y resolución de este punto a

Page 18: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

13

la Comisión de la Verdad. Todo ello, sin

perjuicio del principio, que las Partes

igualmente reconocen que, hechos de esa

naturaleza, independientemente del sector

al que pertenecieren sus autores, deben ser

objeto de la actuación ejemplarizante de los

tribunales de justicia, a fin de que se aplique

a quienes resulten responsables las

sanciones contempladas por la ley.12

Al margen de este hecho se debe apuntar algo

importante: a la Comisión de la Verdad le fue

establecido un muy corto período de tiempo para

coronar exitosamente el excepcional y desafiante

cometido antes señalado. Seis meses fijaron las partes

para su existencia; terminaron siendo ocho: del 13 de

julio de 1992 al 15 de marzo de 1995, fecha en la cual

presentó públicamente su documento final en la

ciudad de Nueva York.

2. Obstáculos a la investigación

No faltaron quienes le hicieran proposiciones

indebidas e indecorosas a la Comisión. Hubo sectores

del poder político y militar, económico y mediático

que no querían una verdad “incómoda”. Intentaron,

fallidamente, que en su informe público no se

Page 19: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

14

mencionaran instituciones; fracasaron al tratar por

todos los medios que se escondieran las

responsabilidades individuales, omitiendo nombres

y apellidos.

Al no conseguir lo anterior, se decantaron por

aprobar de inmediato una amnistía absoluta, amplia

e incondicional, que violaba todos los estándares de

derechos humanos vigentes. El informe público de la

Comisión de la Verdad fue presentado en Nueva

York el 15 de marzo de 1993; la Ley de Amnistía

General para la Consolidación de la Paz13 fue

aprobada en la Asamblea Legislativa salvadoreña

cinco días después.

Tales posiciones en contra —encabezadas

visiblemente y sin reparos por el presidente de la

República de ese entonces, Alfredo Cristiani14—

fueron compartidas por la cabeza del Órgano Judicial

—la Corte Suprema de Justicia en pleno— y,

lógicamente, por el alto mando militar. Furibundos y

desencajados, objetaban los compromisos

negociados, pactados y asumidos en este ámbito por

el Gobierno y la insurgencia.

La amnistía fue, pues, la respuesta a ese peligroso

malestar. Constituyó, en la práctica, un inmerecido

beneficio para sus victimarios y un castigo mayor

para las víctimas, ofendidas en su dignidad, porque

aún sufrían las graves violaciones de sus derechos. A

Page 20: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

15

las atrocidades padecidas durante la guerra, el

Estado le agregó otra: la negación de justicia. Porque

eso fue y sigue siendo atroz, cruel e inhumano.

Además, fue quizás el primer “golpe bajo” al proceso

de pacificación; una infame lápida sobre la verdad

sanadora.

Ello ocurrió, a pesar de la advertencia hecha por la

Comisión de la Verdad en el sentido de que su

esfuerzo no debía convertirse en “instrumento dócil

de impunidad sino de justicia”.15 Conocido el

informe, comenzó a ser denostado acremente por

René Emilio Ponce —coronel y ministro de Defensa y

Seguridad Pública—, sin pudor ni concesión alguna.

Líder máximo del grupo de militares que dirigió la

FAES durante casi toda la guerra, la “tandona”,16

Ponce leyó la posición oficial de la institución armada

rodeado por sus oficiales de mayor rango.

Desde su particular óptica —la de los

perpetradores—, el documento era “injusto,

incompleto, ilegal, antiético, parcial y atrevido”;17

habló del “tratamiento parcializado” que se había

dado a los casos, lo que revelaba “una clara intención

de destruir la institucionalidad, la paz social y la

Fuerza Armada”.18 En pocas palabras, remató, se

había falseado “la realidad histórica”, al esgrimirse

“inaceptables imputaciones carentes de fundamento

y objetividad, contra la institución”.19

Page 21: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

16

En 1932, tras la masacre de alrededor de treinta

mil personas en menos de una semana,20 se aprobó

también una amnistía.21 Al igual que ésta, la amnistía

del 20 de marzo de 1993 terminó siendo garantía de

repetición —sí, de repetición— de la barbarie que

trágicamente se ha consumado a lo largo de la

posguerra salvadoreña, con todo el horror en el que

las mayorías populares sobreviven atribuladas,

mueren salvajemente, desparecen por la fuerza o

huyen del país.

Las cúpulas de los grupos políticos dominantes,

no tuvieron reparo en faltar a su palabra empeñada

después del “adiós a las armas”; lo hicieron en

función de sus agendas y para proteger a criminales.

Violaron el espíritu y la letra de los acuerdos que

firmaron. Los cálculos, basados en intereses

particulares, individuales y grupales, debían

supeditarse al bien común delineado globalmente en

el Acuerdo de Ginebra y pormenorizado en los de

México en abril de 1991 y enero de 1992. Pero no fue

así.

Apurada, la derecha política sancionó en la

Asamblea Legislativa la mencionada amnistía; tenía

mucho que perder. La izquierda, tras la entrega de

sus armas y convertida en partido, no la avaló

formalmente. Aún no había participado en evento

electoral alguno y, por ello, no era parte de ese

Page 22: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

17

Órgano estatal. Pero más allá de ocupar curules que

después conquistaron dentro del ente parlamentario,

la antigua guerrilla tenía el mismo estatus político

real que el Gobierno de la época: ambos eran los

firmantes de los acuerdos para la pacificación del

país. Y en ellos había quedado plasmado el

compromiso de superar la impunidad, no de

fortalecerla.

Si esto último era de interés vital para la derecha,

la izquierda debió oponerse e imponerse como una

de las partes que iniciaron el proceso de una

negociación enfilada a transformar de tajo al país en

el ámbito de la justicia. Pero no actuó como debía,

según el ideario que la llevó hasta la guerra, o como

se esperaba en un nuevo escenario que se suponía

democrático. Dejó hacer y dejó pasar la amnistía,

porque también tenía algo que perder.

La ilegítima, ilegal e inconstitucional vigencia de

ese improcedente ocurso de gracia22 durante más de

veinte años, ha sido uno de los principales frenos a

los esfuerzos de las víctimas por desvelar la verdad,

obtener justicia y recibir una merecida e integral

reparación. No se han investigado los casos

publicados por la Comisión de la Verdad, pese a que

existen indicios para iniciar procesos en los tribunales

y establecer las culpabilidades debidas.

Page 23: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

18

Esa amnistía, afrenta indebida a la dignidad de las

víctimas y recompensa inmerecida para sus

victimarios, no fue nunca —como la calificó el

fallecido expresidente Francisco Flores— la “piedra

angular de los acuerdos de paz”.23 Fue, en realidad,

la “piedra de tropiezo” para que no se avanzara

hacia esa meta. La situación actual del país da fe de

esto último.

De ahí que la Comisión Interamericana de

Derechos Humanos (CIDH) estimara en su informe

de país en 1994, más allá de “la eventual necesidad

derivada de las negociaciones de paz y de las razones

eminentemente políticas, que las amplísimas

dimensiones de la ley general de amnistía aprobada

por la Asamblea Legislativa de El Salvador

constituyen una violación de las obligaciones

internacionales asumidas por ese país al ratificar la

Convención Americana sobre Derechos Humanos, al

permitir, de una parte, la figura de la ‘amnistía

recíproca’, que no tuvo como paso previo un

reconocimiento de responsabilidad (pese a las

recomendaciones de la Comisión de la Verdad); su

aplicación a crímenes de lesa humanidad; y la

eliminación de la posibilidad de obtener una

adecuada reparación patrimonial para las víctimas,

principalmente”.24

Page 24: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

19

Dieciocho años después, en su sentencia sobre la

masacre en El Mozote y lugares aledaños, la Corte

Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH)

determinó que el Estado “debe asegurar que la Ley

de Amnistía General para la Consolidación de la Paz

no vuelva a representar un obstáculo para la

investigación de los hechos materia del presente caso

ni para la identificación, juzgamiento y eventual

sanción de los responsables de los mismos y de otras

graves violaciones de derechos humanos similares

acontecidas durante el conflicto armado en El

Salvador”.25

Sumado a lo anterior, en el afán por descalificar el

informe de la Comisión de la Verdad o minimizar su

impacto, tanto desde el Gobierno como de la derecha

política y el estamento militar, se alegó que en los

casos de “singular trascendencia” elegidos para su

estudio y la recopilación de pruebas materiales y

testimoniales, hubo quienes no colaboraron por

temor a las represalias de la guerrilla ya desarmada.

Se argumentó, por lo tanto, que sólo gente allegada a

la guerrilla fue la que denunció y entregó

información. Por ello, decían, era lógico, aunque

arbitrario, que figuraran los militares como los

principales responsables de lo ocurrido.

Cuando debieron declarar, entre las víctimas

ciertamente hubo temor y desconfianza. Pero más

Page 25: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

20

por parte de aquellas que adquirieron tal condición a

manos de las fuerzas gubernamentales, que del lado

de las que generó el accionar guerrillero. Quienes

fueron perpetradores se sintieron confiados y

fortalecidos. Como sea, esas trabas objetivas y

subjetivas son innegables. Por ello, muchísimas

personas afectadas no se atrevieron a dar el paso

para contar su trágica historia personal o

comunitaria.

De las más de veinticinco mil denuncias recibidas

por las Comisión de la Verdad, arriba de veintitrés

mil fueron producto de fuentes indirectas.26 Sólo un

poco más de dos mil derivaron de quienes las

presentaron en forma directa ante la misma, para

relatar experiencias concretas que al final —tras su

necesario proceso de depuración— se tradujeron en

una cantidad superior a los ocho mil quinientos

hechos distribuidos en las siguientes categorías así

establecidas, literalmente, por la citada entidad:

homicidio,27 desaparición forzada, torturas y malos

tratos, lesiones graves, secuestro extorsivo y

violación sexual.28

Para la dimensión nacional de la devastación y el

dolor, fueron pocas las víctimas sobrevivientes que

acudieron al llamado y ofrecieron personalmente su

testimonio. La versión de organismos nacionales e

internacionales de derechos humanos ha hecho

Page 26: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

21

referencia —desde el fin de la guerra— a setenta y

cinco mil ejecuciones, entre extrajudiciales, sumarias

y arbitrarias, individuales y colectivas; asimismo, se

ha manejado la cifra de ocho mil desapariciones

forzadas. No se manejan cantidades de personas

detenidas ilegalmente y torturadas.

Ese universo cuantitativo, incluso, puede

quedarse corto de cara a lo ocurrido en el país.

Ciertamente, los números de casos en impunidad no

fueron aceptados por los gobiernos responsables de

su existencia, pese a que, en realidad, lo que está

documentado es sólo la parte que alcanzó a cubrir

con su labor la Comisión de la Verdad.29 Más allá de

las anteriores cifras, el arqueo de los quebrantos

individuales y colectivos causados quizás nunca

podrá ser establecido ni siquiera en términos

aproximados, por causas diversas.30

Pero más allá del regateo cuantitativo, hay que

tener claro un factor cualitativo. Los acuerdos entre

las partes silenciaron las armas que ocuparon para

batallar entre sí y cometer, una más y otra menos,

actos de terror contra la población civil no

combatiente; pero, por encima de eso, no lograron

que ésta superara el miedo que permaneció en su

interior. Ese siguió presente, latente o patente, entre

la gente que sufrió las atrocidades y nunca vio

materializarse —tras las mismas— el diseño y la

Page 27: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

22

ejecución de políticas públicas que desmontaran, con

la participación cardinal de las víctimas, las

posibilidades de que volvieran a suceder. (Hay que

notar, además, que las víctimas tampoco recibieron la

atención psicosocial que requerían con urgencia.)

Como ya se apuntó, la Comisión de la Verdad

debía considerar la necesidad de generar confianza

en las transformaciones derivadas del proceso

pacificador —dentro del cual su labor era pieza

clave— y empujar al país hacia la reconciliación. Lo

que recomendara sería decisivo para lo anterior y,

además, para evitar que se repitieran hechos atroces

como los examinados. Sin embargo, con la amnistía y

la impunidad que ésta fortaleció, se establecieron

“garantías de repetición”,31 deshonrando las partes

su palabra empeñada en los Acuerdos de México el

27 de abril de 1991: la de cumplir dichas

recomendaciones.

3. Los patrones de una “guerra sucia”

En su informe final, la Comisión de la Verdad

incluyó un capítulo acerca de los orígenes y el

funcionamiento de los “escuadrones de la muerte”;

también algunos casos emblemáticos y —con nombre

y apellido— a ciertos personajes responsables de lo

anterior. Antes y durante la guerra, el accionar de

Page 28: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

23

estos grupos criminales produjo en el país

innumerables amenazas que derivaron en: exilios

obligados; secuestros y sus consecuentes extorsiones,

torturas y otros tratos inhumanos; y ejecuciones

sumarias con la aparición o no de los cuerpos de sus

víctimas.

El accionar de los escuadrones de la muerte

representó la materialización máxima de una “guerra

sucia”, mediante las más terribles prácticas

destinadas a sembrar tormento y pánico entre sus

víctimas directas, sus familiares y los grupos sociales

a las que pertenecían las primeras.

En el documento público aparecía una

“Cronología de la violencia” que abarcaba de 1980 a

1991. Once años seccionados en cuatro períodos. De

1980 a 1983: institucionalización de la violencia; de

1983 a 1987: enfrentamiento armado como marco de

las violaciones; de 1987 a 1989: conflicto militar como

obstáculo para la paz; y de 1989 a 1991: de la

“ofensiva final” a los acuerdos de paz. Los criterios

para esta distribución guardaban “relación con los

cambios políticos del país, con la evolución de la

guerra y la sistematicidad o frecuencia de ciertas

prácticas violatorias de los derechos humanos y del

derecho internacional humanitario”.32

A partir de lo anterior y de la investigación

casuística, se determinaron patrones de la violencia

Page 29: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

24

gubernamental y de la insurgente. De los segundos, a

partir de las más de ochocientas denuncias de graves

hechos de violencia imputados al FMLN que recibió,

la Comisión de la Verdad determinó que los mismos

fueron realizados —sobre todo— en las zonas donde

el conflicto alcanzó sus mayores niveles y donde, por

períodos, las fuerzas insurgentes mantenían un

“fuerte control militar”.33

Alrededor del 50 % de dichas denuncias se

referían a muertes violentas; en su mayoría, fueron

ejecuciones extrajudiciales. La otra mitad eran sobre

desapariciones y reclutamientos a la fuerza. Es

necesario señalar que existe una inexactitud palpable

en lo relativo a dichas ejecuciones extrajudiciales,

cuando se afirma que ese accionar guerrillero arranca

con la guerra total cuando, en realidad, el mismo

inició varios años atrás.

La insurgencia consideraba “legítimo eliminar

físicamente a personas asimiladas a blancos militares,

traidores, ‘orejas’ (informantes), y hasta opositores

políticos. Los asesinatos de alcaldes, de intelectuales

derechistas, de funcionarios públicos y de jueces son

ejemplo de esta óptica”.34 Desde ésta, la insurgencia

los consideraba “ajusticiamientos” que, después —

aunque no siempre—, reivindicaban su autoría para

sí.

Page 30: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

25

En cuanto a los primeros —los patrones de la

violencia oficial— se debe considerar la “concepción

política que había hecho sinónimos los conceptos de

opositor político, subversivo y enemigo. Las

personas que postularan ideas contrarias a las

oficiales, corrían el riesgo de ser eliminadas, como si

fuesen enemigos armados en el campo de guerra”.35

“Eliminadas”, lo que suponía la poca importancia

que se le daba a los medios utilizados —incluido el

accionar criminal de los “escuadrones de la

muerte”— para conseguir el fin último.

Además, se estableció que “en los primeros cuatro

años de la década (la de 1980) se concentró más del

75 % de los graves hechos de violencia

denunciados”.36 Precisamente a partir de 1980,

durante el último “aire” del mandato de Jimmy

Carter en los Estados Unidos, cuando su efímera

política global de derechos humanos iba de salida. En

ese año, éste presidente demócrata estaba a punto de

perder las elecciones en noviembre, para dar paso a

los “halcones” belicistas del republicano Ronald

Reagan en enero de 1981.

Instalado en la Casa Blanca, inmediata y

descomunalmente, Reagan incrementó notablemente

la ayuda militar a un régimen salvadoreño acusado

de graves violaciones de derechos humanos; se trató

de una política opuesta, puesto que las violaciones a

Page 31: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

26

los derechos humanos motivaron, durante la

administración precedente, el corte temporal de la

ayuda militar. La decisión del nuevo mandatario

estadounidense se tradujo en lo que la Comisión de

la Verdad apuntó, respecto a esa concentración de

graves hechos de violencia a inicios del citado

decenio.

Desde la óptica “reaganiana”, pues, El Salvador

no debía caer en las “garras” del comunismo

internacional; su Gobierno debía impedirlo a como

diera lugar. Ocho años después de la elaboración de

la primera parte de su hoja de ruta presidencial, el

“Documento de Santa Fe I”, se elaboró otro texto

guía para una posible administración de George

Bush padre, quien resultó electo el 8 de noviembre de

1988. “Debido en gran parte —se leía en el mismo—

a la presión norteamericana, el éxito de Castro (Fidel)

declinó precipitadamente en la década de los

ochenta. Nunca llegó la aparente y fácil victoria en El

Salvador”.37

Entre las consideraciones acerca de los patrones

de la violencia gubernamental, la Comisión de la

Verdad destaca que el “95 por ciento de las

denuncias registradas ocurrieron en zonas rurales y

el 5 por ciento en lugares más urbanos”.38 Con

Reagan, era lógico que eso ocurriera. Desde el inicio

de su mandato hasta su salida en 1989 se impulsó la

Page 32: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

27

llamada “guerra de baja intensidad”, con sus letales

operaciones militares de “tierra arrasada” para

“quitarle el agua al pez”; había que suprimirle, como

fuera, su “base social” a un ejército guerrillero en

crecimiento y afincado principalmente en esas zonas

rurales. Era lógico que la población campesina no

combatiente pusiera, entonces, la mayor cuota de

sangre y sufrimiento. Eso está claro. Pero la violencia

gubernamental abierta y clandestina alcanzó también

a otros sectores. Al académico: con innumerables

víctimas entre el magisterio y el estudiantado de

primaria, secundaria y universidades; también al de

las iglesias, principalmente la católica.

Incluso el cuarto arzobispo de San Salvador —el

ahora beato Romero— fue ejecutado por las balas

asesinas del régimen a través de uno de los tantos

“escuadrones de la muerte” que toleraba; lo

acompañaron en su sacrificio, dos rectores de las

casas de estudios superiores más importantes del

país en esa época: la única pública y la fundada por

la Compañía de Jesús. A las anteriores víctimas se

sumaron otras muchas pertenecientes a la clase

obrera, al medio cultural y —obviamente— a

algunos partidos políticos no alineados con ARENA.

Basada en la información recabada, tanto de

fuentes directas como de las indirectas, la Comisión

de la Verdad concluyó que más del 60 % de todas las

Page 33: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

28

denuncias eran sobre ejecuciones extrajudiciales. De

ese porcentaje, las desapariciones forzadas superaron

el 25 %; más del 20 % se referían a torturas u otros

tratos crueles, inhumanos o degradantes.

En cuanto a la autoría de los hechos, el 5 % debió

atribuirse a las fuerzas rebeldes. El ochenta y cinco a

agentes estatales, grupos paramilitares aliados a los

anteriores y a los “escuadrones de la muerte”. De

forma más concreta, las responsabilidades estatales

se distribuyeron así: la FAES en casi el 60 % de las

denuncias; los cuerpos de seguridad en cerca del 25

%: con las “escoltas militares” y las “defensas civiles”

alrededor del 20 % y los “escuadrones de la muerte”

arriba del 10 %.

4. Hallazgos sobre los “escuadrones de la muerte”

El accionar de los “escuadrones de la muerte” fue

contabilizado en detalle por la Comisión de la

Verdad y quedó registrado en su informe, como

parte de sus anexos. En los mismos se estableció que

estos grupos criminales, de entre los más de nueve

mil casos denunciados directamente, eran

responsables de 817. De estos últimos se determinó

su autoría en 951 hechos: 699 homicidios, 134

torturas, 82 desapariciones forzadas y 36 violaciones

sexuales.39 Según las fuentes indirectas, a los

Page 34: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

29

“escuadrones de la muerte” se les atribuyeron 950

homicidios; además, aparecieron señalados como

responsables de 63 desapariciones forzadas y cinco

hechos de tortura.40

Teniendo presentes las anteriores cifras, es válido

contrastarlas con las que arrojó una investigación

realizada por el Instituto de Derechos Humanos de la

Universidad Centroamericana (IDHUCA),41 cuyos

resultados fueron publicados en 1997.42 El período

abarcado por dicho estudio académico comprendió

de 1975 a 1994, ambos años incluidos, lo que se

traduce en ocho más que el comprendido por la

Comisión de la Verdad, al agregar el período de 1975

a 1979, y el de 1992 a 1994.

Respecto de lo anterior, debe hacerse una

precisión: durante el quinquenio previo a 1980 y en el

trienio posterior a 1991, la cifra de casos

documentados suma únicamente 3,692; esta cantidad

no llega al 10 % de todos los hechos registrados en las

dos décadas examinadas en el marco del esfuerzo

realizado por el IDHUCA, los cuales ascienden a

39,561. La Comisión de la Verdad cubrió un período

de once años: de 1980 a 1991; luego de la necesaria

depuración de todas las denuncias que conoció,

concluyó que solo podía presentar 13,569 casos.

Pese a esa diferencia cuantitativa, el esfuerzo

universitario “coincide con el documento final

Page 35: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

30

elaborado por la Comisión de la Verdad; ambos

establecen los mismos patrones fundamentales de la

violencia. Cualitativamente hablando también son

semejantes las proporciones, por cuanto estudian la

misma realidad”.43 Pero, con independencia de esa

diferencia numérica entendible por razones

metodológicas, “no cabe duda que ni el informe de la

Comisión de la Verdad ni el recuento del IDHUCA

recuperan todos los hechos que lastimosamente

tuvieron lugar en esta tierra”.44

Sobre los “escuadrones de la muerte” en

particular, el Instituto de Derechos Humanos de la

UCA hizo referencia a su involucramiento “en las

acciones donde la saña de los criminales reflejaba,

con toda nitidez, que obedecían la orden de defender

el poder a toda costa y dejar sentado un ejemplo de

terror para inhibir la participación ciudadana en la

lucha política para modificar el estado de cosas en la

sociedad salvadoreña”.45

Del recuento sistematizado que arrojó el estudio

realizado por el IDHUCA, se atribuye a estos grupos

criminales la mayor responsabilidad en las

desapariciones forzadas ocurridas durante las dos

décadas examinadas: el 28 % del total, porcentaje que

se traduce numéricamente en 1,462 víctimas de entre

5,254. En lo relativo a las ejecuciones extrajudiciales,

a los “escuadrones de la muerte” se les atribuye la

Page 36: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

31

autoría de casi el 19 % de todas las denuncias

analizadas: 1,359 de las 7,200 consignadas. Estas

bandas asesinas se ubican en la segunda posición,

debajo de los “grupos paramilitares” (2,812) y por

encima de la FAES (1,219).

Para el IDHUCA, “esas organizaciones criminales

[…] tuvieron como su principal razón de existir —en

el marco de esos veinte años— la coadyuvancia en el

mantenimiento de una situación desfavorable para la

mayoría de la población en lo económico, social y

político mediante la realización del ‘trabajo’

contrainsurgente más sucio, injustificable e ilegítimo.

Para el cumplimiento de sus objetivos, dichos grupos

armados ilegales actuaron contando con el amparo

directo o indirecto del Estado; más aún: se sabe que

sus integrantes provenían en un buen número de las

filas castrenses y de las diferentes corporaciones

policiacas, bajo la dirección de oficiales militares”.46

En el informe público de la Comisión de la

Verdad se incluyó un apartado relativo al accionar

sistemático y organizado de los “escuadrones de la

muerte”, elaborado con base a las denuncias de

personas sobrevivientes y de familiares de víctimas

fatales; también sirvieron para examinar y analizar

dicho fenómeno criminal, las declaraciones de civiles

y militares en las cuales admitían y detallaban su

Page 37: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

32

participación directa de primer nivel en la

organización, operación y financiamiento del mismo.

Eran grupos de personas vestidas de civil, bien

armadas y arropadas en la clandestinidad para

ocultar su origen, pertenencia a entidades estatales e

identidad. Sin embargo, lo último no significa que

siempre escondieran la realización de sus operativos;

si bien actuaban mayoritariamente de noche, también

lo hicieron descaradamente a plena luz del día.

Un caso emblemático al respecto, documentado

por el Socorro Jurídico del Arzobispado,47 es el de

dos jóvenes estudiantes detenidos por un cuerpo de

seguridad estatal y luego ejecutados por

“escuadrones de la muerte”.48 Se trata de Vinicio

Humberto Bazzaglia Recinos, de veinticuatro años de

edad, y de Manuel Alfredo Velásquez Toledo, de

veintidós. Ambos fueron capturados el 3 de octubre

de 1980, al final de la mañana, en un taller de

mecánica ubicado en un barrio de San Salvador,

donde momentos antes se había realizado un

frustrado intento de asalto a un importante centro

financiero.

El cadáver de Bazzaglia Recinos fue reconocido

por un juez el mismo día, aproximadamente a las

catorce horas con treinta minutos; estaba junto a otras

víctimas asesinadas. De la familia, su esposa y

hermano lo reconocieron al momento de su

Page 38: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

33

exhumación realizada judicialmente ocho días

después: el 11 de octubre. Según el peritaje forense,

“la causa natural y directa del fallecimiento fue una

lesión de bala que le destrozó el occipital”.49

Un mes y un día transcurrieron para que

exhumaran a Velásquez Toledo en el cementerio

general de Apopa, municipio del departamento de

San Salvador. Su madre y su padre lo reconocieron

para culminar de esa dolorosa forma el corto ciclo de

su búsqueda, pero nunca obtuvieron justicia —al

igual que la familia Bazzaglia Recinos—, no obstante

la evidencia palmaria tanto de la connivencia como la

coordinación entre agentes estatales y los

“escuadrones de la muerte”.

Existe una secuencia de fotografías en la que se

capturan los instantes cuando miembros

uniformados de la Guardia Nacional, uno de los

cuerpos represivos más temidos de la época,

entregan a Bazzaglia Recinos y a Velásquez Toledo a

integrantes de un “escuadrón de la muerte” con

todas las características antes señaladas. Tras subirlos

a la parte trasera de un vehículo tipo “pick up” con

placas particulares, se los llevaron con rumbo

desconocido.

Sus familias denunciaron los hechos el 20 de

octubre de 1980 en la institución de derechos

humanos arriba mencionada. La madre de Velásquez

Page 39: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

34

Toledo, en parte de su testimonio, sostuvo que fue a

las instalaciones de la Guardia Nacional y le negaron

tajantemente haberlo detenido.

“Presenté un recurso de exhibición personal —

cuenta— ante la Corte Suprema de Justicia […]

Mostramos unas fotografías en las que claramente se

ven varios agentes de la Guardia Nacional cuando

capturan a mi hijo y a otro joven y cuando los

introdujeron al pick up. Estas fotos le fueron

mostradas al Director General de la Guardia

Nacional, Vides Casanova […] pero insistió en que

mi hijo no se encontraba en el listado de detenidos

que lleva ese cuerpo de seguridad”.50

En sus conclusiones sobre el caso, el Socorro

Jurídico del Arzobispado lo califica como doloroso y

privilegiado. Lo primero es obvio, lógico; lo segundo

tiene que ver con la existencia de las instantáneas

tomadas, que van desde el momento de la captura de

los estudiantes hasta la exhumación de Velásquez

Toledo. No existen hechos similares —al menos no se

tiene conocimiento— en los que haya quedado

registrada la responsabilidad oficial en ese tipo de

atrocidades. Son pruebas irrefutables. Pese a ello, no

se investigó y, menos, procesó a sus responsables

inmediatos y mediatos. Así, continuaron apareciendo

a diario “treinta a cuarenta cadáveres mutilados,

Page 40: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

35

torturados, decapitados”51 en todo el territorio

nacional y sin respetar edades.

Un hecho similar, quedó registrado en el informe

de la Comisión de la Verdad. Se trata de otros dos

jóvenes estudiantes, en este caso de Ciencias

Jurídicas en la Universidad de El Salvador. El 22 de

enero de 1980 las fuerzas del régimen acababan de

atacar una manifestación popular de protesta, de la

cual regresaba Francisco Arnulfo Ventura junto a

José Humberto Mejía.

Se dirigían a esa casa de estudios superiores

cuando, en una de las entradas de la embajada de los

Estados Unidos de América fueron detenidos por los

guardias nacionales que se encontraban brindando

seguridad a dichas instalaciones. Los introdujeron a

la sede diplomática y más tarde fueron entregados a

hombres vestidos de civil y armados —otro

“escuadrón de la muerte”—, quienes llegaron

expresamente a recoger a las víctimas en un vehículo

particular. Nunca aparecieron ni vivos ni muertos.

Según el informe público de la Comisión de la

Verdad, los “escuadrones de la muerte” vinculados

“a estructuras estatales por participación activa o por

tolerancia, alcanzaron un control de tal naturaleza

que sobrepasó los niveles de un fenómeno aislado o

marginal para convertirse en instrumento de terror y

de práctica sistemática de eliminación física de

Page 41: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

36

opositores políticos. Muchas de las autoridades

civiles y militares que actuaron durante los años

ochenta, participaron, promovieron y toleraron la

actuación de estos grupos”.52

Y se advierte, además, sobre la posible repetición

del fenómeno; por ello, se debió “asumir en el Estado

salvadoreño no sólo una actitud alerta y resuelta para

prevenir el resurgimiento de este fenómeno, sino

solicitar la cooperación internacional para su total y

absoluta erradicación”.53 No se hizo. Las fatales

consecuencias de esa negligencia hubo que seguir

pagándolas, sobre todo —por mucho— entre los

sectores de la población que sobreviven en

condiciones de mayor vulnerabilidad.

El informe público de la Comisión de la Verdad

ubica los antecedentes de los “escuadrones de la

muerte” en el marco de una historia nacional del

siglo veinte, marcada por la existencia de una

sociedad profundamente dividida por la desigualdad

y la exclusión, condiciones sostenidas mediante la

violencia gubernamental institucionalizada tendiente

a eliminar a quienes pretendían alterar el estado de

cosas. El informe hace mención tanto de la

Organización Democrática Nacionalista (ORDEN) y

de su fundador en la década de 1960 —el general

José Alberto Medrano, cuando era director de la

Page 42: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

37

Guardia Nacional—, como de la Agencia Nacional de

Seguridad Salvadoreña (ANSESAL).

A renglón seguido y tras aclarar que no son las

únicas, se describen dos expresiones concretas de

este tipo de grupos criminales. Está el que se aglutina

alrededor de la figura de Roberto d’Aubuisson, ex

mayor y fundador del mismo —además de ser el

fundador del partido Alianza Republicana

Nacionalista (ARENA)—; asimismo, se encuentran

los que operaban desde muchas de las secciones de

inteligencia (S-II) dentro de distintas unidades

militares de la FAES y de los cuerpos de seguridad

adscritos a la anterior.

Se incorporaron en el documento final y público

elaborado por la Comisión de la Verdad, nombres de

militares; también de civiles, algunos poderosos

empresarios que participaron en esta dinámica de

violencia estructural clandestina financiando,

planificando y realizando crímenes execrables como

el de monseñor Romero o la ejecución de Mario

Zamora Rivas, alto dirigente del Partido Demócrata

Cristiano y titular de la Procuraduría de General de

Pobres. Ambas muertes ocurrieron a menos de un

mes de distancia en el tiempo, días después de que el

citado d’Aubuisson leyera un listado de

“subversivos” que encabezaba este par de víctimas.

Page 43: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

38

Igualmente aparecen consignadas en el informe

de la Comisión de la Verdad las muertes violentas —

en un solo atentado— de José Rodolfo Viera Lizama,

presidente del Instituto Salvadoreño de

Transformación Agraria (ISTA), junto a las de

Michael P. Hammer y Mark David Pearlman,

asesores estadounidenses del Instituto Americano

para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL);

asimismo se incluyó como un caso emblemático

sobre el accionar de los “escuadrones de la muerte”,

con participación de agentes estatales e integrantes

de un cuerpo paramilitar, la masacre de Tehuicho en

la que fueron ejecutados trece campesinos.

Del lado insurgente, también hubo hechos

consumados por su membresía —tanto dirigencia

como militancia—, que fueron considerados por la

Comisión de la Verdad como violatorios del Derecho

internacional humanitario y del Derecho

internacional de los derechos humanos. Para

ilustrarlos documentadamente, se presentó una

práctica recurrente: la ejecución de alcaldes en “zonas

liberadas” por la guerrilla o consideradas en disputa

con el ejército gubernamental.

Tras reportar los crímenes a partir de testimonios

directos de testigos, con base a once casos y hecha la

salvedad de que fueron muchos más, la Comisión de

la Verdad concluyó que el alto mando del Ejército

Page 44: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

39

Revolucionario del Pueblo (ERP) —una de las cinco

organizaciones integrantes del FMLN—, aprobó y

aceptó los asesinatos de ediles que colaboraban con

su “enemigo”; léase, el Gobierno. Así aparecieron

señaladas con nombre, apellido y seudónimo las

personas responsables —seis en total— de haber

ordenado esos crímenes que llamaban

“ajusticiamientos”, como ya se apuntó, y los

justificaban alegando su supuesta “legitimidad”. Dos

de ellos: Joaquín Villalobos, alias “Atilio”; y Jorge

Meléndez, alias “Jonás”.54

Las víctimas registradas en el documento son José

Alberto López, Francisco Israel Díaz Vásquez, Pedro

Ventura, María Ovidia Graciela Mónico Vargas, José

Domingo Avilés Vargas, Dolores Molina, Napoleón

Villafuerte, Edgar Mauricio Valenzuela y Terencio

Rodríguez. Además de este patrón de ejecuciones, en

el informe público de la Comisión de la Verdad se

incluyó como caso emblemático el de la “masacre de

la Zona Rosa”, en la cual fueron ejecutados cuatro

infantes de marina estadounidenses y nueve

personas civiles no combatientes.

Todo lo anterior y más, se dijo antes, fue lanzado

para su conocimiento en el país y el mundo el 15 de

marzo de 1993 en Nueva York. Un año después,

también en marzo, y elaborado en la sede de la ONU

ubicada en esa misma ciudad estadounidense,

Page 45: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

40

circuló de manera “estrictamente confidencial” —así

decía de entrada— el denominado Informe Sobre los

Escuadrones de la Muerte en los archivos de la

Comisión de la Verdad para El Salvador. Además del

material derivado de las fuentes directas e indirectas

mencionadas, la Comisión de la Verdad obtuvo

documentos públicos y privados sobre hechos de

violencia; también videos y cintas magnetofónicas

con declaraciones de participantes y testigos de los

mismos, así como revelaciones de personas

vinculadas al aparato estatal.

Ese material no se incluyó en el informe de la

Comisión de la Verdad porque las pruebas eran de

un periodo anterior al que se le estableció para

indagar, porque resultó prácticamente imposible

ubicar e interpelar a quien se acusaba —para que

ejerciera su derecho a la legitima defensa— o por el

corto tiempo para la entrega del informe, lo que

dificultó su verificación y aprovechamiento.

Sin embargo, en el documento de marzo de 1994

aparecen señalados —con nombre y apellido—

funcionarios públicos, empresarios, políticos y

militares no incluidos antes, pero que sí organizaron

y dirigieron estos grupos; también individuos de esos

sectores que llevaron a cabo, como autores

materiales, diversas operaciones criminales.

Page 46: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

41

Asimismo, se establecen las conexiones de

Roberto d’Aubuisson con personajes como Mario

Sandoval Alarcón en Guatemala. Este último —

“padre” de los “escuadrones de la muerte” en ese

país vecino— fue pieza clave en el derrocamiento de

Jacobo Árbenz en 1954, fundador del Movimiento de

Liberación Nacional en 1960 y vicepresidente de la

República de 1974 a 1978. Su incondicional ayuda se

tradujo en asesoría, obtención de financiamiento,

instalación de campamentos para el entrenamiento

en su país y trasiego de armas, municiones y otros

pertrechos a El Salvador.

De igual forma, destaca la relación y el apoyo que

d’Aubuisson recibió del ultraconservador senador

republicano Jesse Helms y su grupo asesor en

Estados Unidos de América. Se menciona además la

existencia de un grupo de siete argentinos que

vivieron en instalaciones de la Guardia Nacional, a la

que cual asesoraban en operaciones clandestinas para

la desaparición forzada de personas consideradas

opositoras al régimen, tras obtener información de

las mismas mediante torturas. El grupo de

d’Aubuisson formaba parte de la Liga Anticomunista

Mundial (WACL, por sus siglas en inglés), con sede

en Taiwán; era su “Capítulo” en El Salvador.

Algo esencial para el funcionamiento de los

“escuadrones de la muerte” fue su patrocinio. En el

Page 47: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

42

documento referido aparecen los integrantes del

llamado “Grupo de Miami”, constituido por

salvadoreños acaudalados que abandonaron el país

en el marco del agravamiento de la violencia política,

por ser afectados sus intereses económicos con la

primera etapa de la reforma agraria o por temor.

Eran seis, según una fuente citada.

“Estas personas —afirmó un informante— han

tenido en el pasado un poder muy grande en este

país y no pueden aceptar que lo estén perdiendo”.

“Ellos —se lee en el texto confidencial—

organizaron, financiaron y dieron directivas a

escuadrones de la muerte a través de su ‘hombre de

confianza’, el Mayor Roberto d’Aubuisson. El Mayor

no se entrevista directamente con ellos porque al

parecer hay impedimentos para poder viajar a los

Estados Unidos, pero opera tanto desde El Salvador

como desde Guatemala llevando a cabo la estrategia

de desestabilización y derrocamiento de la Junta

promovida por los ‘seis’. El objetivo es, primero,

aterrorizar a todos aquellos que —tanto dentro como

fuera del gobierno— apoyan una solución moderada;

segundo, implantar una dictadura de derecha”.

Jóvenes empresarios de la época que no salieron

del país, manteniendo sus negocios en actividad a

pesar de la situación, eran citados por el “Grupo de

Miami” en esa ciudad estadounidense para

Page 48: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

43

cuestionarlos por ayudar así a los “comunistas” a

triunfar. Había que colapsar al país acrecentando el

desempleo al extremo y hacer que cayera la Junta

Revolucionaria de Gobierno, les expresaban, para

reconstruirlo sobre nuevos cimientos. Tomado el

poder por asalto a manos de un “buen oficial

militar”, se haría una “limpieza total” eliminando el

número necesario de personas “para terminar con

todos los comunistas y sus aliados”. Sólo entonces

habría que regresar a El Salvador.

Esas reuniones terminaban con la siguiente

amenaza: si mantenían funcionando sus empresas y

trabajando con instituciones gubernamentales “iban

a sufrir las consecuencias”. En ese escenario, cerca de

quince personas fueron secuestradas en 1980, “sin

pedidos de rescate, enviando con esto al resto de la

clase empresarial un mensaje claro: dejen de

colaborar o el ‘Grupo de Miami’ los hará secuestrar o

asesinar”. No respetaban, pues, ni a sus

“semejantes”.

Sobrada razón tuvo entonces la Comisión de la

Verdad para señalar al Gobierno estadounidense por

tolerar, “aparentemente con poca atención oficial, la

actuación de exiliados salvadoreños que vivían en

Miami, especialmente entre 1979 y 1983. Este grupo

de exiliados financió directamente y ayudó

indirectamente a dirigir algunos escuadrones de la

Page 49: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

44

muerte, según testimonios recibidos por la

Comisión”.55

Para obtener recursos económicos a fin de costear

el accionar delictivo de los “escuadrones de la

muerte”, sumado a lo anterior, se contó con el

concurso de personas pudientes afincadas en el país.

Su aporte monetario era elevado y servía, sobre todo,

para la compra de armamento en territorio

estadounidense.

Pero además de dinero proporcionaban

infraestructura —fincas y casas para reuniones de

planificación o alojamiento—, así como vehículos y

otros apoyos logísticos. Algunos financiaban directa

y particularmente a determinado grupo, pero el

grueso de los fondos era canalizado a través de

d’Aubuisson. Asimismo, le brindaron apoyo a la

“contra” en Nicaragua.

Una de las “fuentes” que aportaron información,

sostuvo que la autoría del magnicidio de monseñor

Romero “fue ampliamente conocida por el grupo de

patrocinadores”. Ello les facilitó aún más, mucho más

—afirma—, la recolección de fondos para el

desarrollo de sus actividades y les granjeó bastante

prestigio. “Sucedió incluso —añadió textualmente—

que algunas personas comenzaron a atribuirse

autoría o participación en el hecho a fin de obtener

dinero en estos medios”. Otra “fuente” sostuvo que

Page 50: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

45

el “Grupo de Miami” se involucró directamente en

este crimen.

Se afirma que, durante el primer año de gobierno

de ARENA, iniciado en junio de 1989, quienes fueron

conocidos como los “maneques” reunieron “una

considerable cantidad de dinero mediante

operaciones ilícitas”, como licitaciones estatales

fraudulentas y tráfico de personas que querían

ingresar a territorio estadounidense sin documentos

legales, así como tráfico de armas y droga, entre

otras. Tanto al considerar lo anterior como lo que

sigue, resulta lógica y evidente la relación de los

“escuadrones de la muerte” con el crimen

organizado: como una de sus expresiones y

coordinando acciones con diversas agrupaciones

delincuenciales de esa especie.

Otra actividad de los “escuadrones de la muerte”

en función de sufragar sus gastos, fue la de los

secuestros extorsivos. “En abril de 1986 —se lee en el

documento examinado— se descubrió otra banda de

secuestradores. La pertenencia de los acusados al

núcleo central de ARENA y a las estructuras

militares más cercanas al partido es indiscutida”.

El teniente coronel Joaquín Zacapa Astacio fue

condenado a veinte años de prisión en 1999 y su

detención se logró hasta el 2014. Era parte de la que

se conoció como la banda “Llovera Ballete”, por los

Page 51: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

46

apellidos de su líder, de nombre José Luis. Entre sus

víctimas se encontraban personas “acomodadas”,

como José Luis Zablah Hasbún, Carlos Venutolo,

Roberto y Teófilo Siman, así como Luis Roberto

Bustamante.

5. Recomendaciones para superar la impunidad

En su Informe, la Comisión de la Verdad argumentó

que era “de suma importancia, no sólo entender el

alcance de este fenómeno en El Salvador, sino

comunicarle a la comunidad internacional las

características que lo imbricaron perniciosamente en

la estructura formal del Estado, por acción u

omisión”.56 Esta cita se ubica en la introducción del

apartado en el cual se describen, a partir de sus

orígenes e historia, los patrones del actuar

desarrollado por uno de “los instrumentos más

atroces de la violencia que conmovió al país durante

los últimos años”: los “escuadrones de la muerte”.57

Al final, dentro de sus conclusiones, y como algo

más que una recomendación, se hizo referencia a lo

útil que sería el desarrollo de posteriores

investigaciones —con mayores recursos y tiempo—

tendientes a esclarecer “esta trágica historia para

asegurar que, en Estados Unidos nunca más se repita

la tolerancia de personas vinculadas con actos de

Page 52: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

47

terror en otros países”.58 Pero, además, se plantearon

necesidades que debieron ser atendidas con rigor y

premura; también algunas preocupaciones serias.

Las instituciones nacionales debieron descubrir la

conexión estructural identificada entre “escuadrones

de la muerte” y organismos estatales. Era su deber.

Asimismo, en el plano de lo deseable y necesario,

hubo que poner atención a la manipulación de la

inteligencia estatal para descubrir personas

“enemigas” con el fin de eliminarlas matándolas o

desapareciéndolas; tenía que investigarse eso y

sanear dicha entidad, ubicando a quienes fueron

“responsables de esta práctica aberrante”.59 Se

requería, además, determinar la relación entre

empresa privada y familias acaudaladas que

contribuyeron al patrocinio de los “escuadrones de la

muerte” e, incluso, su utilización directa.

En cuanto a incertidumbres e inquietudes, la

Comisión de la Verdad advirtió sobre lo concerniente

a las personas que en las zonas rurales formaron

parte activa de los cuerpos paramilitares —defensas

civiles, específicamente— y poseían armas. Estos

individuos, que no eran pocos, con toda facilidad

“podrían movilizarse para cometer nuevos actos de

violencia en el futuro, si no [eran] claramente

identificados y desarmados”.60

Page 53: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

48

Motivo de preocupación fue también la

incapacidad del sistema de justicia para lograr que

ésta se impartiera a cabalidad; por el contrario, fue

fundamental para garantizarle —antes y después de

la guerra— la protección de la impunidad a la

membresía de los “escuadrones de la muerte”, tanto

en su organización, dirección, financiamiento y

operatividad. A lo anterior, le fue agregado algo

grave: todavía organizados y armados los

escuadrones de la muerte, era real “el grave peligro

de que [pudieran] incurrir, como se ha comprobado

en algunos casos, en actividades ilegales como el

narcotráfico, el tráfico de armas y los secuestros para

extorsionar”.61

Por último, la Comisión de la Verdad terminó

señalando que este asunto era tan importante que

demandaba una “investigación especial.

Particularmente de una actuación más resuelta por

parte de las instituciones nacionales con la

colaboración y asistencia de instancias extranjeras

que tengan información sobre este tema. Para

verificar una serie de violaciones concretas y para

ubicar la responsabilidad será necesario investigar

los graves hechos de violencia cometidos por los

escuadrones de la muerte caso por caso”.62 De todo

eso, no se hizo nada.

Page 54: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

49

En cuanto a las recomendaciones de esta entidad

temporal cuyo fin último era contribuir a superar la

impunidad que tanto había dañado al país y a su

población, se incluyeron cuatro grupos.

El primero de estos grupos de recomendaciones lo

constituían aquellas que se derivaban directamente

de los hechos investigados, una especie de “medidas

de choque”: depuración, inhabilitación pública o

prohibición de ejercer cargos a quienes aparecieran

señalados como responsables de violaciones de

derechos humanos; y una reforma del sistema

judicial que comprendía cambios en la Corte

Suprema de Justicia y en el Consejo Nacional de la

Judicatura, en lo relativo a la calidad de la judicatura,

así como en cuanto a su fracaso en hacer justicia e

imponer sanciones a los responsables de las

violaciones de derechos humanos, debido a la

usurpación de un sistema que había sido cómplice y

encubridor.

En el segundo grupo de recomendaciones se

abordaron las estructuras estatales de represión,

muerte y terror incrustadas en la FAES y en los

cuerpos de seguridad adscritos a la misma; por ello,

es acá donde se trató el tema de los grupos

clandestinos conocidos como “escuadrones de la

muerte”.

Page 55: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

50

El tercero tenía que ver con la institucionalidad

estatal y las transformaciones requeridas para evitar

la repetición de los hechos.

Y con el cuarto se intentó avanzar hacia una

pretendida “reconciliación nacional” con base al

conocimiento y el reconocimiento amplio de las

atrocidades, la dignificación de las víctimas y el

compromiso nacional de no repetir los errores del

pasado.

En concreto, sobre los “escuadrones de la

muerte”, la Comisión de la Verdad recomendó

“adoptar todas las medidas […] precisas para

asegurarse del desmantelamiento de los mismos. A la

luz de la historia del país, en este campo la

prevención es imperativa. El riesgo de que tales

grupos renueven su acción siempre existe. La

Comisión recomienda que se emprenda de inmediato

una investigación a fondo a este respecto, y que se

solicite, por los canales que la confidencialidad de la

materia impone, el apoyo de la policía de países

amigos que estén en condiciones de ofrecer, dado el

aún incipiente desarrollo de la nueva Policía

Nacional Civil salvadoreña”.63

Page 56: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

51

II. EL CRUCIGRAMA DE LA IMPUNIDAD

El Grupo Conjunto investiga

a “escuadrones de la muerte”

1. Origen, mandato y composición

El Grupo Conjunto para la Investigación de Grupos

Armados Ilegales con Motivación Política en El

Salvador nació de las recomendaciones de la

Comisión de la Verdad para investigar la posible

reincidencia de los “escuadrones de la muerte”.

Aunque en tal formulación se lee que serían

investigados, entre líneas también se insinuaba que

la cosa no iría tan en serio, pues ni siquiera se

atrevían a decir con todas sus palabras el verdadero

nombre de esas estructuras criminales y de entrada

confirmar así su existencia de manera explícita, pues

es claro que el largo eufemismo del título, “grupos

armados ilegales con motivación política” está ahí

para reemplazar la denominación más explícita de

“escuadrones de la muerte”. Lo mismo ocurrió con

la figura del Defensor del Pueblo —posteriormente

llamado “procurador”—: en las negociaciones y los

Page 57: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

52

acuerdos no la llamaron así, para no causar

molestias o generar animosidades en su contra.

Preocupó más aún observar que, pese a la

inmediatez requerida por la Comisión de la Verdad,

también fue larga la espera para que se creara dicho

Grupo Conjunto: duró nueve meses.64 Durante ese

prolongado período, el entonces segundo de a bordo

en las Naciones Unidas —Marrack Gouldin— debió

estar viajando y presionando para que se formara y

comenzara a trabajar.

La resistencia obvia era la de una derecha política

partidista y gubernamental, liderada por el fundador

de dichos grupos: Roberto d’Aubuisson; del otro

lado, ¿hubo o no? ¿Quién sabe? Al menos, sí hubo

desidia por parte del FMLN a la hora reclamar su

pronta instauración. Cual embarazo normal

entendido como preñez y no como obstrucción —la

cual sí existió—, nueve meses tardó el “parto” desde

que lo que la Comisión de la Verdad recomendó se

formara.

La negativa oficial para ello, sólo es comparable

con la actitud del partido que asumió el Gobierno

por segunda vez en el 2014 y de sus cortesanos

acompañantes políticos, ante la sola posibilidad de

establecer en el país —más de dos décadas

después— una comisión internacional contra la

impunidad similar a la guatemalteca.

Page 58: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

53

A final de cuentas, el Grupo Conjunto se instaló

formalmente el 8 de diciembre de 1993. La Misión de

Observadores de Naciones Unidas en El Salvador

(ONUSAL), a través de su División de Derechos

Humanos, había informado a su jefe —el egipcio

Boutros Boutros-Ghali, secretario general de la

ONU— que durante los últimos meses se habían

incrementado “las ejecuciones arbitrarias y la

presencia de grupos armados ilegales”.65

Fue en ese marco que el primer titular de la

Procuraduría para la Defensa de los Derechos

Humanos (PDDH), Carlos Mauricio Molina Fonseca,

propuso crear una comisión para indagar al respecto.

Así las cosas, se anunció oficialmente la formación de

un “grupo interinstitucional” que terminó siendo

desmontado al no funcionar como debía; de esta

manera, la misma PDDH le sirvió en “bandeja de

plata” al Gobierno la posibilidad de evadir el

cumplimiento de la citada recomendación emitida

por la Comisión de la Verdad. Preocupado por los

asesinatos de dirigentes y activistas políticos, en

noviembre de 1993 Ghali exigió el pronto

cumplimiento de la recomendación hecha por la

Comisión de la Verdad.

La presión surtió efecto. Ese 8 de diciembre, el

Grupo Conjunto “inició sus labores de gestión,

análisis y planificación el mismo día de su

Page 59: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

54

instalación, integrándose progresivamente el equipo

técnico a partir del 1 de febrero de 1994”.66 Para el 31

de mayo de 1994, se tenía planeado y convenido

terminar su trabajo; sin embargo, el Gobierno

salvadoreño y el secretario general de la ONU

acordaron ampliar dos meses más el plazo: hasta el

31 de julio. No obstante, esa extensión temporal,

seguía siendo corto el período para el tamaño del

encargo. Aun así, el 28 de julio de dicho año presentó

públicamente su informe.

Fueron sus miembros Juan Jerónimo Castillo y

José Leandro Echeverría, quien falleció semanas

antes de la entrega pública del documento; ambos

abogados representaban al Gobierno y fueron

nombrados directamente por el presidente de la

República para integrarse al ente, después de la

necesaria aprobación formal del titular de la PDDH,

Molina Fonseca. Éste también fue parte del Grupo

Conjunto —por el cargo que ostentaba—, junto a

Diego García Sayán, director de la División de

Derechos Humanos de la ONU.

Su composición, así establecida con nombres y

apellidos, era otra razón para la inquietud en cuanto

a la labor y los resultados del Grupo Conjunto. Dos

delegados de Cristiani, quien ya había intentado

salirle adelante a la recomendación de la Comisión

de la Verdad creando el citado “grupo

Page 60: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

55

interinstitucional”; y un “ombudsman” que tomó las

riendas de la institución sin tener ni conocimiento

previo ni experiencia mínima para desempeñar tan

delicada misión y que —hasta entonces— había

mostrado un tímido desempeño en el cargo.

A los anteriores se sumaba un representante

del secretario general de la ONU, que no tuvo los

arrestos para oponerse a la iniciativa legislativa de la

amnistía ni mucho menos para denunciar —con la

debida y necesaria fuerza— su aprobación. El

escenario que se observaba para el Grupo Conjunto

en su conjunto —plazo escaso, membresía opaca y

visibles resistencias— no era el más promisorio.

El deber de esos cuatro abogados era el siguiente:

“Organizar, dirigir y supervisar un equipo de

investigación técnico integrado por profesionales

nacionales y extranjeros de probada competencia,

imparcialidad y respeto a los derechos humanos”.67

Además, debían presentar al presidente Cristiani y al

secretario general de la ONU un informe; este debía

incluir sus ineludibles conclusiones y las debidas

recomendaciones.

Por mandato, dicho documento tenía que ser

difundido públicamente; pero al igual que lo

ocurrido con el de la Comisión de la Verdad, casi

nadie lo conoció. También al igual que lo sucedido

con esa Comisión, el Grupo Conjunto aseguró no

Page 61: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

56

haber recibido la colaboración prometida, debida y

esperada por parte del Gobierno y de los partidos

políticos; pero en su caso, agregaron que tampoco las

organizaciones sociales acompañaron mucho el

proceso.68 Esto último se examinará luego.

Los principios para el desarrollo de su trabajo

quedaron así establecidos: autonomía,

confidencialidad,69 imparcialidad y apoliticidad. Con

base a lo anterior, mandato y principios, el Grupo

Conjunto y su equipo debió investigar el accionar de

los “grupos armados ilegales con motivación

política” a partir del 16 de enero de 1992 hacia

adelante.

2. Informe, reacciones y casos

Entrando en materia, al analizar el documento se

advierte que cuenta, además de su introducción, con

cuatro capítulos en los cuales se abordan los

antecedentes del Grupo Conjunto, los elementos para

estructurar una aproximación al fenómeno de los

“escuadrones de la muerte” y los indicios sobre su

existencia a partir de casos concretos, así como las

citadas conclusiones y recomendaciones finales. A lo

anterior, se agregaron seis anexos.

Este ente señaló que su creación fue aceptada y

pactada después de considerar “las recomendaciones

Page 62: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

57

hechas por la Comisión de la Verdad, el

resurgimiento de la violencia durante el año 1993 y el

consenso de las partes firmantes del acuerdo de paz,

con la mediación de Naciones Unidas”. Ello, “con el

objetivo de ayudar al gobierno de El Salvador a

descubrir la existencia de los grupos armados ilegales

con motivación política”, que desde la firma del

Acuerdo de Chapultepec “estaban poniendo en

peligro el proceso de paz”.70 No mencionó ni las

resistencias a su nacimiento ni el tiempo que, por las

mismas, tardó en nacer a pesar de las urgencias.

A partir de las investigaciones realizadas, el

documento en cuestión estableció que El Salvador de

entonces —el de hace veintidós años— estaba

sumido en un escenario “de violencia más complejo

y sofisticado que el que existía en los años previos y

luego durante el conflicto armado”.71 Y a estas

alturas, la realidad lo muestra, ese tablado se ha

vuelto mucho más escabroso.

Pero para entonces, los objetivos de los grupos

armados ilegales con motivación política en la etapa

examinada, según se lee en el informe, eran los

siguientes: desestabilizar el proceso de paz; generar

condiciones para militarizar el país; prolongar la

presencia de la Policía Nacional o desnaturalizar la

PNC; y “generar temor en sectores de la población

para que no se incorporen o apoyen a partidos

Page 63: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

58

políticos u organizaciones sociales percibidos por los

autores intelectuales de estas actividades criminales

como una amenaza a sus intereses económicos,

políticos o a sus concepciones ideológicas”.72

Si algo hay que destacar de entre las

investigaciones realizadas, además de las

conclusiones y las recomendaciones que produjeron

y más adelante se abordarán, es haber detectado y

advertido sobre la capacidad que estos grupos tenían

para transformarse y evolucionar para adaptarse a

las circunstancias cambiantes. Eso, desde el fin de la

guerra, ha ido complejizando aún más, y de forma

progresiva y peligrosa, la situación de violencia.

No obstante ese lapidario juicio, entre

esperanzado y realista, el Grupo Conjunto planteó

además una dicotomía que debía encararse y ser

superada: la lucha entre las aspiraciones de salir

adelante como país y la necia intolerancia política

que frenaba su avance, en el marco de un proceso

pacificador que reclamaba —según lo establecido en

el Acuerdo de Ginebra— una necesaria unidad social

y política para enfrentar y superar los males

estructurales que la aquejaban; males entre los cuales

se encontraban, en primera fila, la corrupción y la

impunidad en que esta se sustentaba.

“Si bien sectores del aparato del Estado —se leía

en el citado informe— cargan todavía con el peso de

Page 64: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

59

la vieja maquinaria de impunidad y corrupción que

se construyó en determinado momento, la acción

gubernamental parece estar dirigida a terminar con

esos resquicios del pasado que aún hoy corroen y

paralizan el accionar de algunas de sus

instituciones”.73

Sin embargo, continuaba, “a pesar de los

esfuerzos ininterrumpidos del pueblo de El Salvador

por cerrar viejas heridas y avanzar en el proceso de

tránsito hacia una sociedad esencialmente

democrática, el Grupo Conjunto tiene elementos de

juicio como para afirmar que todavía subsisten

estructuras y personas que persiguen el objetivo de

minar el proceso pacificador ejemplar por el que han

optado los salvadoreños”.74

En medio de esa tan enrarecida atmósfera, a la

que no se le veía mucho de ejemplar, teniendo

presente el objetivo en función del cual las partes y la

ONU crearon el Grupo Conjunto —“ayudar al

gobierno de El Salvador a descubrir la existencia de

los grupos armados ilegales con motivación

política”— y luego de finalizar su labor, había que

llamar la atención sobre algo delicado: dicho objetivo

no había sido alcanzado. ¿Por qué? Pues porque, al

escuchar ciertas declaraciones de algunos

funcionarios, era evidente que en los círculos oficiales

no había mucho interés por recibir, apreciar y utilizar

Page 65: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

60

provechosamente esa ayuda para erradicar —de una

vez por todas— tan perniciosa lacra que continuaba

presente en la sociedad.

Mientras el Grupo Conjunto sostenía, en las

conclusiones de su informe, haber tenido también los

“elementos de juicio […] suficientes como para

construir una adecuada caracterización del fenómeno

de la violencia políticamente motivada actualmente

en El Salvador”,75 el general Carlos Humberto

Corado Figueroa —entonces ministro de la Defensa

Nacional— se apresuraba a descalificar el contenido

del documento.

Como lo hizo su antecesor en el cargo, el general

René Emilio Ponce, Corado Figueroa también hizo lo

suyo para descalificar el trabajo del Grupo Conjunto.

De inmediato, tras su presentación, sostuvo que era

“inconcluso” y “confuso”; que “no tenía la capacidad

para determinar realmente la existencia de esos

grupos” y que la FAES no escondía nada pues dentro

no habían existido esos grupos.76

Igual pasó con Óscar Alfredo Santamaría. Este

que fue jefe de la delegación gubernamental en las

citadas negociaciones para acabar la guerra, ministro

de la Presidencia y canciller de Cristiani, afirmó que

dicho informe no pasaba de ser un “relato novelesco,

inconsistente y parcial” que no aportaba “nada

nuevo”.77

Page 66: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

61

Ciertamente, no era nuevo publicar que esas

agrupaciones criminales actuaban con la cobertura

brindada por “miembros activos de los cuerpos de

seguridad del Estado”. Tampoco que el sistema de

justicia salvadoreño, “por acción u omisión”, seguía

brindándoles a esas estructuras “los márgenes de

impunidad” que requerían. Y menos novedoso era

decir que había “indicios de participación activa de

efectivos de alta de la FAES y de la Policía Nacional”,

en muchas acciones de violencia política.78

Hubiera sido nuevo e impactante que el Grupo

Conjunto publicara las responsabilidades materiales

e intelectuales de la violencia criminal por razones

políticas o por otras causas, en los inicios de la

posguerra. Así se habría facilitado, de entrada, la

superación de la impunidad. Pero no se dio a conocer

esa información y mucho menos se profundizaron las

investigaciones. Por ello, monseñor Arturo Rivera y

Damas —tres días después de la publicación del

informe, en su homilía del 31 de julio— sostuvo que

el hecho de no revelar los nombres de las personas

vinculadas a los “escuadrones de la muerte”

convertía al documento en “una especie de

crucigrama”.79

Al respecto, el IDHUCA manifestó que si se

hubiese “actuado en dirección contraria, dando a

conocer todos los detalles, el Grupo Conjunto le

Page 67: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

62

habría restado argumentos a quienes intentaron

descalificar su labor; pero, sobre todo, le habría

enviado señales positivas a una población que no se

involucraba ni se involucra en la construcción de una

sociedad democrática y respetuosas de sus derechos,

pues observaba y observa con desaliento la forma

cómo en El Salvador se decidió mantener oculta la

verdad para garantizar impunidad a los victimarios y

negarle justicia a las víctimas”.80

Hay consideraciones dentro del informe en

cuestión, las cuales debieron haberse leído hace

veintidós años con detenimiento para ser asumidas

con seriedad de cara a lo que ocurrió antes y lo que

podría ocurrir más a futuro. Una tiene que ver con la

relación que debió establecerse entre violencia

política, inseguridad extendida y criminalidad

organizada incrustada en el aparato estatal, dentro

del cual se incluyen los entes encargados de

garantizar la seguridad de la población. En altas

esferas oficiales, al inicio de la posguerra y durante

los años posteriores, esto ha sido reconocido.

La violencia política observada y analizada

mientras existió el Grupo Conjunto, permanecía

activa y mimetizada —este fue el verbo utilizado—

entre la delincuencia común y la organizada. Los

responsables de esos males contaban, como siempre,

con la complicidad de un sistema de justicia

Page 68: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

63

encargado de impartirla en teoría, pero dedicado en

la práctica a protegerlos por acción u omisión con la

impunidad. También a los poderes económicos

involucrados en actividades delincuenciales, pero

siempre intocables.

En el tercer anexo de su informe, el Grupo

Conjunto incluyó arriba de una decena de casos con

una o más víctimas mortales. Tras ser analizados por

su equipo técnico, no se pudo obtener nueva

información para ampliar o complementar lo que

otras instituciones debieron haber investigado antes.

No obstante, se determinó que “por las

características de las víctimas, el modus operandi

seguido por los autores y la falta de efectividad en la

actividad del Estado para el esclarecimiento de los

mismos, estos casos presentan indicios suficientes

que permiten sostener, en principio, la presunción

que su móvil ha sido de naturaleza política, por lo

que las instituciones competentes deben profundizar

las investigaciones de acuerdo a sus facultades”.81

Entre estos, destaca el caso de José Eduardo

Pineda Valenzuela, quien fue víctima de un atentado

criminal el 31 de julio de 1992. Como resultado del

mismo, quedó parapléjico y falleció meses después.

Este abogado fue uno de los acusadores principales

de la Fiscalía General de la República (FGR) en el

juicio contra los militares acusados de realizar una

Page 69: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

64

masacre en la UCA. Al momento del ataque sufrido,

era funcionario de primer nivel en la recién nacida

PDDH.

No sería nada aventurado imaginar un posible

móvil político en el ataque contra Pineda Valenzuela,

con el objeto de lanzar un mensaje intimidatorio e

inhibir así posibles compromisos y acciones

institucionales de la misma que apuntaran hacia la

atención a las víctimas, el combate frontal de la

impunidad y la vigencia irrestricta de los derechos

humanos. Tampoco se podía descartar la posibilidad

de que esa fuera la forma de “cobrarle la factura”,

por haber pretendido tocar al estamento militar en el

proceso judicial mencionado en el párrafo anterior.

Al anterior, el Grupo Conjunto le sumó otros

como el de Darol Francisco Velis Castellanos, quien

no pasó de los treinta y cinco años de vida. Lo

ejecutaron el 25 de octubre de 1993, cuando dejaba a

su pequeña hija en la institución conocida como

Centro de Desarrollo Infantil. Un único tiro bastó

para matarlo; con un arma corta se lo dieron en la

cabeza, eliminando así sus sueños personales y

políticos. Era dirigente del FMLN y candidato del

mismo a diputado del Parlamento Centroamericano

(PARLACEN), en las elecciones a realizarse el

siguiente año.

Page 70: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

65

La niña quedó empapada con la sangre de su

progenitor, en el suelo; impactada por completo y,

más que sorprendida, aterrorizada y sin saber qué

había ocurrido. Eran pasadas las siete horas, casi las

ocho, cuando dos sujetos se le acercaron a la víctima

y sin decir “agua va” uno de ellos le disparó; ocurrió

frente a un nutrido número de personas, en una zona

de intenso tráfico vehicular y cuando dos elementos

de la extinta Policía Nacional permanecían a poca

distancia. La bala fatal salió del cañón de un arma

con silenciador. Fue evidente desde ese instante que

no se trataba de delincuencia común, pues además

los autores inmediatos no despojaron de nada a Velis

Castellanos.

En septiembre del 2001, a semanas de cumplirse

ocho años del crimen, fueron condenados y

sentenciados por un tribunal de conciencia instalado

en el Juzgado Segundo de Instrucción de San

Salvador el 4 de octubre, dos imputados: Carlos

Romero Alfaro y Arnoldo Martín Martínez. El

segundo también cargó con el fallo en su contra por

el homicidio en grado de tentativa, en perjuicio del

motorista de una dirigente del FMLN: María Marta

Valladares, más conocida como Nidia Díaz. Jesús

Escobar Peña fue el otro condenado, también por

daños causados al motorista de Díaz en dos

atentados contra ella.

Page 71: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

66

El resultado favorable de esta vista pública, debe

considerarse algo excepcional por un par de razones.

La primera, porque en casos similares ni siquiera se

investigó la autoría material en la realización de los

mismos; mucho menos se consiguió un veredicto

condenatorio para los victimarios. La segunda,

porque lo anterior se logró esencialmente por la

tenacidad de las víctimas en su búsqueda de justicia,

quienes siempre contaron con el apoyo que el

IDHUCA les brindó de diversa forma.

Así, a pesar de todos los obstáculos en el camino,

se logró una victoria parcial contra la impunidad al

ser castigada la autoría material. Sin embargo, no se

llegó al fondo del caso. No se profundizó en lo que

toca a la estructura criminal a cuál pertenecían los

sicarios. Tampoco se determinaron ni las causas que

motivaron el hecho ni la identidad de los

responsables intelectuales.

3. Consideraciones, conclusiones y recomendaciones

De sus apreciaciones sobre el cumplimiento de su

mandato, no se puede ni se debe dejar pasar el

señalamiento que el Grupo Conjunto hizo sobre la

falta de colaboración con su trabajo. “Esta valoración

—se aseguró— es válida para el sector oficial,

partidos políticos y organizaciones no

Page 72: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

67

gubernamentales”.82 Frente a esta afirmación, ya

mencionada antes en el presente texto, por incluir en

la misma a las organizaciones sociales resultó

pertinente plantearle en su momento un par de

interrogantes al Grupo Conjunto.

¿Recibieron de parte de los organismos de

inteligencia estatales, civiles y militares, todos o

algunos archivos con la información acumulada

durante las décadas pasadas que fue utilizada —para

citar un ejemplo— por Roberto d’Aubuisson a inicios

de la década de 1980 cuando apareció señalando por

televisión a muchas personas, acusándolas de

“comunistas”? ¿Entregaron sus archivos de

posguerra, tanto el aparato militar de espionaje como

el entonces recién creado Organismo de Inteligencia

del Estado (OIE)? Del mismo informe del Grupo

Conjunto se deducía que no, sobre todo al leer el

“caso tipo” que trata sobre la ejecución sumaria

colectiva en el cantón Primavera, departamento de

Santa Ana, y en el cual se incluyen consideraciones

sobre actividades inconstitucionales de inteligencia

realizadas por la FAES.83

Las organizaciones sociales de derechos humanos

no poseían información de ese tipo. En el mejor de

los casos, conocían de individuos desconocidos que

—vestidos de civil y fuertemente armados—

secuestraban y asesinaban a mansalva. Estas

Page 73: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

68

instituciones, con modestos recursos, hicieron

enormes y valientes esfuerzos por investigar casos y

defender víctimas incluso cuando las condiciones

eran mucho más difíciles, en el marco de una

represión generalizada y de la guerra.

En el caso de la Comisión de la Verdad y la

Comisión ad hoc para depurar la milicia, la

colaboración oficial fue poca o nula. Los partidos

políticos tampoco cooperaron mucho. Antes de

equiparar la actitud de estos últimos y del Gobierno

con la lógica falta de información provista por las

víctimas y las organizaciones que las acompañaban,

el Grupo Conjunto debió recordar el informe de su

partera —la Comisión de la Verdad— que tantas

veces citan en su documento.

En este se habló del actuar clandestino de los

“escuadrones de la muerte”; dicho accionar continuó

al inicio de la posguerra, materializado en los grupos

armados ilegales. Además, se advirtió sobre “el uso

del servicio de inteligencia y la explotación de ese

brazo del gobierno para identificar personas para

matarlas o desaparecerlas”,84 lo que tampoco cambió

con el fin de la guerra. Ahí, en los archivos estatales,

era donde debieron realizarse en gran medida las

averiguaciones del Grupo Conjunto; si no se los

entregaban, debieron exigirse con firmeza hasta

lograrlo. No era justo, pues, que se acusara por igual

Page 74: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

69

a las organizaciones sociales, a los partidos políticos

y al Gobierno por su falta de aportes.

De las conclusiones surgidas tras las

investigaciones realizadas, es dable subrayar tres:

La primera: que después de la guerra, en

El Salvador, siguieron existiendo y

accionando grupos y personas que habían

optado “por el recurso a la violencia para

la obtención de resultados políticos”.85

La segunda: la información recabada era

suficiente para que el sistema interno de

justicia funcionara y profundizara los

hallazgos, determinara las

responsabilidades debidas y sancionara a

quienes correspondía.

Y la tercera: la amplitud del crimen

organizado en el país, con participación

activa de miembros de alta dentro de la

FAES y de la Policía Nacional, no podía

desligarse de las acciones de violencia

motivadas políticamente.

Entre las restantes, vale la pena destacar las que

siguen:86

Page 75: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

70

Tras la guerra, individuos que

participaron en la misma y miembros de

los “escuadrones de la muerte” se

integraron a otras estructuras y espacios,

llevando consigo métodos y prácticas de

su pasado reciente. Mutaron sobre todo

hacia aparatos más descentralizados de

delincuencia común, con alto grado de

organización y sin dejar de asumir —

cuando fuese necesario— la ejecución de

acciones criminales con motivación

política. Se presume que eran individuos

afectados por la reducción del ejército

gubernamental, la desmovilización

guerrillera y la desaparición de los

cuerpos de seguridad.

Se atomizaron las antiguas estructuras y

en lo local se percibieron indicios del

accionar violento de grupos con objetivos

políticos, estrechamente vinculados a

acciones de delincuencia común y con alta

organización, logística y —en ciertos

casos— con apoyo de agentes estatales.

Hubo violencia política privada, en cuya

realización no intervenían estructuras

criminales ni agentes estatales; su razón de

ser estaba más relacionada con “cuentas

Page 76: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

71

del pasado”. Su adecuada investigación y

la sanción de sus autores, apuntaría a su

extinción gradual.

En cuanto a las recomendaciones del Grupo

Conjunto, cabe tener en cuenta las que a continuación

se muestran:87

a. La situación de violencia en la que quedó

instalado el país tras el conflicto bélico,

exigía una actividad permanente que no

debía sujetarse a plazos sino a resultados.

Para ello, había que desplegar un trabajo

sofisticado; este fue el término utilizado

para resaltar que el mismo, debía ser

complejo y completo. Además de su

necesidad, se hacía énfasis en su urgencia.

b. Para desarrollarlo, se debía contar con los

recursos humanos y técnicos idóneos

junto a un marco jurídico adecuado, en

aras de dotar a las instituciones nacionales

de todas las facultades procesales

requeridas y obtener resultados

consistentes. Por su naturaleza, una tarea

así debía ser impulsada por dichas

entidades con el apoyo y la ineludible

contraloría social.

Page 77: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

72

c. Debían fortalecerse dentro de la PNC sus

mecanismos propios de investigación con

la creación, dentro de su División de

Investigación Criminal, de una unidad

especial dedicada a erradicar la violencia

política y combatir el crimen organizado.

d. Sus características tenían que ver con la

selección de su personal basada en la

confianza y la eficiencia técnica; con su

completa y adecuada especialización,

dado lo complejo de la realidad; debía

contar, además, con todos los recursos

técnicos y logísticos para cumplir

debidamente su misión; y había que

remunerar a sus integrantes en

correspondencia con la importante labor a

desarrollar.

e. Había que consolidar la coordinación

policial con el Ministerio Público para una

eficaz investigación, dentro del marco

institucional, de los crímenes

políticamente motivados.

f. Sobre el sistema de justicia, era necesario

profundizar su reforma para dotarlo de la

eficiencia que reclamaba la sustanciación

de procesos sobre delitos con motivación

política.

Page 78: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

73

g. Era altamente conveniente la adecuada

depuración del Órgano Judicial para dar

respuesta contundente a los grandes vicios

enquistados en su seno, como el

encubrimiento de la impunidad y la

corrupción; lo mismo podía decirse del

Ministerio Público, aunque no se

mencionara.

h. Se consideró imperioso adoptar reformas

legales, para establecer un procedimiento

concreto en aquellas causas sobre hechos

con supuesta motivación política o

vinculados al crimen organizado;

asimismo, de acuerdo a la legislación por

aprobar, debían nombrarse jueces

designados o específicos para las mismas.

Lo anterior, respetando el debido proceso

y los derechos humanos.

i. Debía dictarse, transitoriamente, una

legislación premial para extinguir o

reducir la responsabilidad penal a cambio

de información importante y comprobada,

útil para investigar, capturar y procesar

autores materiales e intelectuales —sobre

todo los segundos— en la realización de

hechos criminales. En circunstancias

legales claramente detalladas, la autoridad

Page 79: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

74

podría disponer —incluso— del cambio

de identidad, el apoyo material y la salida

del país de las personas involucradas.

j. Había que definir criterios institucionales

unificados para el esclarecimiento de

delitos y la interpretación de las pruebas;

también debían establecerse las

formalidades necesarias en

procedimientos extrajudiciales, sin dejar

de prevenir irregularidades que

propiciaran la posible nulidad de

actuaciones policiales importantes.

k. Se necesitaba un mecanismo permanente

de coordinación de alto nivel entre las

jerarquías de los distintos órganos, que

considerara —entre otros esfuerzos—

cursos periódicos de actualización.

l. La PDDH debía crear un mecanismo para

la verificación de la investigación de casos

criminales con motivación política. Para

ello, debía contarse con equipo técnico e

instrumental necesario.

m. Tenía que acelerarse la desaparición de la

Policía Nacional, tras constatar la

participación delictiva de miembros de

alta en las investigaciones del Grupo

Conjunto y en otros casos recién acaecidos

Page 80: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

75

durante la época examinada, relacionados

con el crimen organizado.

n. Debían fortalecerse los controles internos

de la FAES para prevenir y detectar

conductas violatorias de la ley

desarrolladas por sus miembros de alta, a

fin de ponerlos a disposición de la justicia

ordinaria.

o. Había que intensificar los controles sobre

las actividades de información e

inteligencia estatal de acuerdo a la política

establecida en los acuerdos de paz, por los

preocupantes indicios de la realización de

ese tipo de labores en detrimento de la

Constitución.

p. Era necesario que el Órgano de

Inteligencia del Estado (OIE) asumiera su

función constitucional, con la capacidad

política y técnica para centralizar

información acerca de situaciones y casos

de violencia motivada políticamente y de

criminalidad organizada.

q. Debía vigilarse el aparato estatal para

detectar posibles acciones ilícitas con fines

políticos o relacionadas con delincuencia

organizada, a fin de depurarlo y enviar un

ejemplar mensaje generador de seguridad,

Page 81: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

76

confianza y adecuado desempeño

institucional.

r. Los partidos políticos debían deslegitimar

pública y permanentemente la violencia,

para desalentarla.

s. Igual, los medios de comunicación debían

jugar un papel crucial en esa cruzada.

t. Las organizaciones sociales,

principalmente las defensoras de derechos

humanos, tenían que continuar y reforzar

su labor vigilante y de contraloría de las

instituciones estatales; debían también,

cuando las condiciones lo permitiesen,

concertar y colaborar en investigaciones y

propuestas de solución.

u. Finalmente, el Grupo Conjunto apeló a la

comunidad internacional —que dio el

primer impulso a la tarea realizada— para

seguir trabajando en este ámbito de

manera continua y en un esfuerzo de largo

plazo. Había que apoyar a las entidades

permanentes internas en la lucha por

erradicar los grupos armados ilegales y

existía la confianza de que así sería, para

que las mismas asumieran en serio sus

responsabilidades.

Page 82: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

77

“El Grupo Conjunto —así lo expresó en su

informe, quizás con candidez o por diplomacia—

está convencido que los nuevos tiempos políticos que

vive el país permiten que toda la comunidad

nacional pueda asumir una actitud vigilante sobre

esas instituciones, que adquirirán su legitimidad en

su accionar y a partir de los resultados que

gradualmente vayan presentando ante la sociedad”.88

Lastimosamente, no fue así.

Page 83: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

78

III. BORRÓN Y “CUENTA NUEVA”

Las consecuencias

de incumplir los acuerdos

El 20 de marzo de 1993, como ya se apuntó, se

aprobó la llamada Ley de Amnistía General para la

Consolidación de la Paz. Esa insolencia tuvo lugar

cinco días después de la presentación pública del

informe de la Comisión de la Verdad. Ello, no

obstante la gravedad de las atrocidades reveladas

por el mismo y pese a que lo acordado en

Chapultepec el 16 de enero de 1992 —el compromiso

antes referido para la “superación de la

impunidad”— no dejaba margen ni a la duda ni

espacio a la maniobra; esto último, al menos en

teoría. En ese marco, el 26 de marzo de 1993, la CIDH

se dirigió al entonces presidente Alfredo Cristiani en

los siguientes términos:

“La publicación del Informe de la Comisión de la

Verdad, y la casi simultánea aprobación, por parte de

la Asamblea Legislativa, el 20 de marzo pasado, de

Page 84: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

79

una ley de Amnistía General, pudiera comprometer

la implementación efectiva de las recomendaciones

formuladas por la Comisión de la Verdad,

conduciendo al eventual incumplimiento de

obligaciones internacionales adquiridas por el

Ilustrado Gobierno de El Salvador al suscribir los

Acuerdos de Paz”.89

Asimismo, le señaló a Cristiani “que los acuerdos

de carácter político celebrados entre las partes, no

pueden eximir de ningún modo al Estado” de sus

obligaciones y responsabilidades derivadas de la

ratificación, “tanto de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos como de otros

instrumentos internacionales sobre la materia”.90

También le recordó “que El Salvador, como

Estado parte en la Convención Americana sobre

Derechos Humanos, tiene […], según señaló la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, ‘el deber

jurídico de […] investigar seriamente con los medios

a su alcance las violaciones que se hayan cometido

dentro del ámbito de su jurisdicción a fin de

identificar a los responsables, de imponerles las

sanciones pertinentes y de asegurar a la víctima una

adecuada reparación’ […] ‘Si el aparato del Estado

actúa de modo que tal violación quede impune […]

puede afirmarse que ha incumplido el deber de

Page 85: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

80

garantizar su libre y pleno ejercicio a las personas

sujetas a su jurisdicción’ […]”.91

Y esto último fue lo que sucedió en El Salvador de

la posguerra. Hay otros, pero son tres los efectos

negativos más graves que se desprenden de lo

anterior.

El primero: a nivel político y práctico se aceptó el

incumplimiento de lo pactado, sin importar la

importancia del asunto ni las implicaciones nocivas

de no honrar compromisos previamente adquiridos y

supuestamente auditados; eso, sin duda, también

alcanzó para seguir desacatando luego las leyes

secundarias y hasta la misma Constitución por parte

de políticos, funcionarios, empresarios y demás.

En el mismo tenor, en medio de semejante lógica

perversa, se dejó la puerta abierta para menospreciar

las recomendaciones de la Comisión de la Verdad tal

como ocurrió con muchas de estas. Y con ello, en

cuanto a las del Grupo Conjunto, quedaron

establecidas las condiciones para que ocurriera algo

semejante. Y así ocurrió. También se deslegitimó la

validez de los acuerdos y se deshonró la palabra

empeñada. Esto constituye la segunda consecuencia

dañina para el país y sus mayorías populares.

La otra, seria y dolorosa, es que con el pretendido

“borrón” que era la amnistía, la “cuenta nueva” de

sangre siguió creciendo en abundancia. La “paz” solo

Page 86: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

81

llegó para sus firmantes y sus aliados visibles e

intangibles. La amnistía premió a los perpetradores y

les dio el visto bueno —patente de corso— a ellos, a

sus estructuras, a sus herederos y a otras bandas para

seguir con su accionar delincuencial ya conocido:

matando de forma individual y grupal,

desapareciendo gente por la fuerza —con tortura

previa— y extorsionando víctimas para no atentar

contra su integridad o la de sus parientes, además de

incursionar en otras formas de crimen organizado si

es que no lo habían hecho desde antes.

Con la amnistía, a las víctimas de las atrocidades

el sistema les negó la pronta y debida justicia,

acompañada de verdad y reparación integral. Así, las

hundieron en un mayor dolor y les generaron —en

algunos casos— un explicable resentimiento.

También las empujaron a buscar la posibilidad de

conseguir lo que merecían y les negaban; a

conseguirlo, aunque fuese de forma parcial y

criminal, haciendo “justicia por mano propia” o

alquilando “mano de obra” especializada en esos

quehaceres, abundante y además barata.

He ahí el fruto de las perversas decisiones de unos

y las “convenientes” indolencias de otros. Por eso,

acá se cumplió y se está cumpliendo la advertencia

del jesuita uruguayo Luis Pérez Aguirre: “Si no se

puede demostrar que la impunidad no tiene cabida

Page 87: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

82

en la sociedad porque se ha logrado acceder a la

verdad de lo que pasó y hacer justicia para crear las

condiciones de la reconciliación, esa sociedad se está

haciendo un ‘harakiri’ político, está transitando por

un despeñadero hacia una suerte de suicidio ético y

social”.92 Desde el inicio de la posguerra ese fue,

pues, el escenario: el de la espada de la impunidad

agarrada a dos manos, derecha e izquierda,

penetrando poco a poco el vientre y el corazón del

afamado proceso salvadoreño de pacificación.

Atrás habían quedado los acuerdos de Ginebra y

Chapultepec: el fundacional uno y el operativo el

otro, respectivamente, en el marco de dicho proceso.

Pese a ambos, la violencia siguió despiadada por

todo el país. En febrero de 1998, el Consejo Nacional

de Seguridad Pública —ente oficial creado en 1996 y

desmontado en el 2011— dio cuenta del promedio

anual de muertes violentas entre 1995 y 1997: fue de

7,211.93

Eso ha ocurrido en el país desde esa época y hasta

la fecha, con sus oscilaciones e incluso durante las

“treguas” en las administraciones de Francisco Flores

y Mauricio Funes. No obstante, estas versiones de la

amnistía en la posguerra, las ejecuciones arbitrarias

no han cesado; tampoco las desapariciones forzadas,

las torturas, las extorsiones y las masacres. Ni la

angustia y la desesperación. En esas circunstancias,

Page 88: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

83

además, la población que padece tales azotes

inaceptables e intolerables permanece

desesperanzada.

Pero no siempre se dio lo último. En algunos

momentos de la historia salvadoreña brilló la

esperanza. De estos, acá van unos para recordar:

antes de las elecciones de 1972, al llegar el fin de la

guerra y con este los acuerdos para construir la paz,

con la alternancia partidista en el Gobierno… Pero

también, bien dice Lanssiers que desgraciadamente

“quien vive de la esperanza, muere en ayunas, y los

Padres de la Patria tendrían que percatarse de lo

obvio: cuando el pueblo pierde la ilusión de poder

cambiar las cosas a largo plazo, tiene la tentación de

cambiarlas de inmediato”.94

No ha habido ni hay, en El Salvador de la

posguerra, más que frustración tras frustración y

decepción tras decepción entre la gente que esperaba

tanto del tan celebrado proceso de paz. De ahí es

donde vienen —lógico— la evocadora añoranza de la

dictadura del general Maximiliano Hernández

Martínez, los recuerdos nostálgicos de la

“benemérita” Guardia Nacional y la invocación

exaltada de “la sombra negra”, cuyo accionar inició a

finales de 1994. También el reclamo de una mayor

militarización de la sociedad, dizque para

“garantizar” la seguridad ciudadana, aunque se

Page 89: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

84

pisotee la Constitución; del ejército creado para hacer

la guerra y aniquilar al enemigo, como arquitecto de

una paz que nunca llega. “Es otro concepto de la

política: la era mesiánica del terror”.95

A lo anterior se suman los reconocimientos y las

felicitaciones cuando aparecen ejecutados

sumariamente —con todo y “tiro de gracia”—

supuestos integrantes de maras o jóvenes

estigmatizados como tales, aunque no lo sean, por las

zonas donde viven y por las condiciones en que

viven. Pero todas esas personas muertas en este

tiempo y en esas circunstancias, son oficial y

popularmente etiquetadas como “delincuentes

terroristas”; así les decían antes a quienes hoy

gobiernan y en cuya persecución, las fuerzas

contrainsurgentes —“escuadrones de la muerte”

incluidos— cometieron barbaridades contra la

población civil no combatiente.

Se aplaude esa violencia sin importar las

situaciones en las cuales se concreta ni a quién se

deba adjudicar. Si son grupos armados ilegales, de

esa forma se legitiman socialmente. Nunca se

erradicaron esos “escuadrones de la muerte” de

posguerra; más bien se blindaron con la impunidad

fortalecida por la amnistía. Y ahora, a casi veinticinco

años de terminada aquella confrontación que

enfrentó dos ejércitos, el gubernamental y el

Page 90: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

85

insurgente, su actividad sigue siendo parte de una

realidad en el marco de tres “guerras sucias”: entre

maras, contra las maras y de las maras contra la

población.

El riesgo es altísimo, porque este camino que está

recorriendo El Salvador es de sobra conocido: desde

nombrar “terroristas” a quienes no lo son,

independientemente de lo que sean en realidad,

hasta sacar de sus cuarteles a los militares para

desempeñar tareas de seguridad que no les

corresponden y para las que no están preparados;

desde los asesinatos de policías a manos de grupos

criminales organizados como maras, hasta el

asesinato de civiles a manos de otros grupos

criminales organizados como “escuadrones de la

muerte” o grupos de exterminio. El destino de ese

camino, también es conocido y hay que evitar arribar

al mismo.

Page 91: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

86

IV. HAMBRE Y SANGRE

El legado de

la negación de la justicia

Transcurrido ya casi un cuarto de siglo desde que

finalizó la guerra entre fuerzas militares regulares e

irregulares, continúan vigentes las causas

estructurales que originaron ese fatal enfrentamiento.

La exclusión y la desigualdad permanecen sin que

existan oportunidades reales y suficientes para su

superación; la inseguridad y la violencia, sin

importar la forma actual de expresarse y más allá de

las causas políticas de antaño, son el pan amargo de

cada día para las mayorías populares.

En tanto, la participación ciudadana consciente e

independiente —ingrediente vital para dejar atrás lo

anterior— no se materializa aún como la fórmula

más apropiada para avanzar en pos del bien común;

dicho protagonismo social sigue siendo, en el

horizonte, una meta difícil de alcanzar, pero continúa

siendo un desafío prioritario mientras el país siga

Page 92: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

87

estando como está en lo social, en lo económico y en

lo político.

El par de dolencias nacionales antes mencionadas

y sintetizadas en tan solo dos palabras —hambre y

sangre— son ambas acuciantes y desesperantes para

quienes las padecen día a día. Ambas tienen relación.

No hay ni progreso ni paz. No obstante, lo segundo

es lo que reclama atención destacada e inmediata:

debe cesar el derramamiento de sangre entre los

sectores de población que mueren o apenas

sobreviven en condiciones de alta vulnerabilidad,

para avanzar hacia esa paz que tanto les

prometieron.

El pueblo, en ese real estado en el cual permanece

—incertidumbre y luto— no buscará oportunidades

de trabajo si en su entorno no puede trabajar pues

subsiste amenazado y extorsionado. Si se la pasa

enterrando, de entre su familia y amistades, a

víctimas asesinadas o si tiene que andar buscando a

las desaparecidas por la fuerza brutal de la

criminalidad desatada, ¿qué posibilidades se le

pueden presentar para poder vivir y disfrutar esa

vida, si no en la paz idílica que le ofrecieron, al

menos sin tanto sobresalto y con el básico respeto de

su dignidad?

Si se habla de muertes violentas intencionales,

para tener una referencia concreta de la situación

Page 93: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

88

actual, los datos siguientes ilustran suficientemente.

Comparando el 2015 con el 2014, las víctimas se

incrementaron de forma alarmante. En el segundo

año fueron 2,732 más que durante el primero.

Pasaron de 3,921 a 6,653. La tasa por cada cien mil

habitantes subió casi medio centenar: de 68.3, que no

era nada baja, creció a 115.8.96 En el 2015 fueron 1,012

personas de entre cero y diecinueve años las

asesinadas; es decir, el 15.2 % del total de las víctimas

fatales de la violencia en El Salvador, a lo largo de ese

año.97

Cuando a esto último se agrega que —en el

segundo artículo de la Ley General de Juventud— se

considera joven “a la persona comprendida en el

rango de edad de los 15 a los 29 años”, la cifra crece

considerablemente. Ello se traduce en algo innegable:

las juventudes salvadoreñas, sobre todo las que viven

en condiciones de vulnerabilidad extrema, ponen en

el país la cuota más alta del luto producido por la

violencia criminal.

“Las niñas, niños y adolescentes —sostiene la

CIDH— de hecho representan uno de los grupos más

afectados por diversas formas de violencia y de

vulneraciones a derechos, así como por el actuar del

crimen organizado […]. Las respuestas de los

Estados no son suficientes para prestar una adecuada

protección a la niñez más afectada por estas

Page 94: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

89

condiciones, para garantizar sus derechos y prevenir

que sean captados y utilizados por el crimen

organizado […]. Las políticas de control y de

represión hacia los grupos criminales han llevado en

la práctica a frecuentes abusos y arbitrariedades

ejercidos por las fuerzas de seguridad del Estado en

contra de los adolescentes”.98

A renglón seguido, agrega que “frente a los

adolescentes que cometen delitos, los Estados siguen

priorizando la respuesta punitiva y retributiva a

través del sistema penal y de la privación de la

libertad, en detrimento de los programas de

rehabilitación y reinserción social, encerrando a los

adolescentes en condiciones muy precarias,

exponiéndolos a situaciones de abuso y violencia en

las prisiones, y sin ofrecer los apoyos necesarios para

su efectiva re-vinculación de forma positiva y

constructiva en la sociedad”.99 Ese cuadro dibujado

por la CIDH, se confirma en El Salvador actual.

Con esas cantidades de víctimas mortales

producto de la extendida violencia, es lógico que la

percepción de la gente sobre lo que ocurre en su

entorno sea altamente negativa. Según el Instituto

Universitario de Opinión Pública

(IUDOP),100 únicamente el 3 % de quienes entrevistó

para conocer el sentir y pensar nacional acerca la

situación del país durante el 2015, dijo que la

Page 95: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

90

delincuencia disminuyó ese año en comparación con

el anterior; el 14 % se inclinó por verlo igual y el 82.5

% expresó que se había elevado.

“La sociedad salvadoreña, al ser encuestada —

confirma el Programa de las Naciones Unidas para el

Desarrollo (PNUD)— coincide en señalar la violencia

como uno de los principales problemas del país. En

el imaginario de la población, las pandillas son la

causa de ese problema que, si bien se cobra víctimas

en todos los rangos de edades, afecta sobre todo a la

juventud: la tasa de homicidios de personas entre 18

y 30 años duplica la tasa nacional; la mayoría de estas

muertes son de hombres”.101

En medio de esa extendida vorágine social de

ansiedades, temores y dolores, son aventuradas las

dos opciones que le quedan a la población

atormentada. Pero, ante la ineficacia estatal para

garantizar la seguridad ciudadana, no le quedan

más. La primera es el desarraigo; el abandono de su

vivienda y su comunidad, de sus afectos y sus

sueños, de sus proyectos de vida y sus deseos de

superación. Es la emergencia de salir del infierno en

que se encuentra para, de ser posible, alcanzar el

paraíso de una relativa tranquilidad en el norte del

continente o donde sea; no importan los peligros que

deba enfrentar en el tránsito por el purgatorio

Page 96: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

91

guatemalteco, mexicano u otros más. Lo que se

impone es escapar a como dé lugar.

De no tomar la decisión o no tener el dinero para

pagar la temeraria travesía, está la otra alternativa:

quedarse contra su voluntad y con todos sus miedos.

Esa determinación le plantea a la gente, desesperada,

dos posibilidades. Al no funcionar las instituciones

del sistema interno de justicia,102 que ni confianza

inspiran, se puede decidir por ejercer su autodefensa

proveyéndosela por “mano propia”; esa es una. La

otra es la de tolerar, aplaudir y hasta exigir la

protección de los “justicieros” de hecho: los grupos

de extermino.

El riesgo de la primera opción es evidente. El de la

segunda, en su par de vertientes, no lo es tanto; pero

está presente porque su aceptación tácita y su

ejecución práctica pueden degenerar en más y más

violencia. “No podemos —dice bien Lanssiers—

defender la vida matando. Y si tenemos que combatir

a caníbales, esto no nos otorga el derecho a comer

carne humana”.103 Pero eso no lo aceptan —con toda

la razón que les da su día a día— quienes viven el

asedio de las estructuras delincuenciales que matan,

desaparecen y extorsionan. Menos no se podría

esperar de quienes permanecen en su cotidianeidad

con la sangre, no con el agua, hasta el cuello.

Page 97: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

92

Esto último es humanamente entendible, pero

realmente falible. Es una “alternativa” criminal que

significa asumir dos cosas. La primera: que se estaría

optando por recorrer un camino ya recorrido y

conocido, por haber sido transitado en El Salvador de

hace poco. Y de ese camino, como se afirmó antes, ya

se sabe cuál es su destino. Se puede comenzar con la

eliminación de integrantes de maras o pandillas a

quienes, en su mente y lógica, la gente identifica

como la única fuente generadora de la violencia; pero

puede ampliarse el universo de víctimas a otros

sectores por transfobia, en contra de delincuentes

comunes o ladrones de a pie, contra personas que

viven en la calle, por controversias personales y hasta

por razones políticas.

La segunda cuestión: que lo anterior deviene del

fracaso de la institucionalidad estatal en su misión de

garantizar la seguridad ciudadana, al no diseñar e

impulsar una política criminal integral y certera con

enfoque de derechos. En ese marco, se está aceptando

en la práctica el revés del Derecho Penal reconocido

como el instrumento al cual debe recurrirse en último

término —el ultimo ratio— para asegurar una

convivencia social pacífica.

A lo largo de la posguerra no se ha logrado la

conjunción de voluntad y acción por parte de los tres

órganos de Estado de cara a esa necesaria política

Page 98: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

93

criminal, pensando en el bienestar de toda la

población. Quienes han tenido en sus manos las

riendas de la cosa pública, sobre todo desde el

Ejecutivo y el Legislativo a lo largo de la posguerra,

se dedicaron a manejar el tema de la seguridad

ciudadana de acuerdo a sus intereses político

partidistas.

Así, desde hace más de veinte años iniciaron la

remilitarizaron de las tareas para garantizarla —los

patrullajes conjuntos entre policías y soldados

arrancaron el 16 de julio de 1993, sin que hayan

parado hasta la fecha— y endurecieron leyes,

programas y medidas en menoscabo de una

prevención seria de la violencia perenne. Además,

han jugado con el dolor y la angustia de la gente. Lo

hicieron unos y otros, hasta llegar a lo ofrecido por el

FMLN en la víspera de completar su segundo año de

Gobierno: comités ciudadanos creados y armados

desde arriba, para combatir solo la criminalidad de

abajo.

De aprobarse y ser legalizados, dichos comités no

podrían ser vistos como una expresión de lo que en

criminología se denomina vigilantismo.104 Pero en un

país como El Salvador, con su historia de violencia e

impunidad agravadas sobre todo a partir de la

década de 1970,105 esa decisión política le abriría las

puertas —rápida y peligrosamente— a una segura

Page 99: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

94

extensión y preocupante consolidación del accionar

de los grupos de exterminio o “escuadrones de la

muerte”; asimismo, expandiría la violencia y la

mortandad.

A mediados de la década de 1990, Hugo Barrera

—entonces ministro de Seguridad Pública— impulsó

una iniciativa: crear “juntas de vecinos” que

apoyarían la lucha contra la delincuencia, mediante

el apoyo ciudadano a la novata PNC. En teoría, se

trataba de “organizaciones cívico-sociales formadas

por personas naturales de reconocida honradez y

responsabilidad, trabajadoras y de buena conducta,

de preferencia aquellas que permanecen más tiempo

en su residencia”.106

El Gobierno de ARENA pretendía contar con la

participación de la gente para contribuir “a la

seguridad y tranquilidad de su familia y la

conservación de sus bienes”.107 La oposición política

más fuerte y beligerante era la del FMLN, por lo que

actuó como tal ante semejante disposición oficial. En

la Asamblea Legislativa negó sus votos para obtener

un préstamo que la sufragaría parcialmente.

El diputado Salvador Sánchez Cerén sostuvo

que su partido veía bien la colaboración ciudadana

para combatir la delincuencia, pero lo de Barrera —

aseguró— era “nombrar a dedo a personas” que

exigirían “armamento para defenderse de la

Page 100: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

95

delincuencia y así se van generando mecanismos

paraestatales, paramilitares”. Dichas “juntas”

‒agregó‒ eran “un mecanismo que puede restablecer

los mecanismos del pasado, cuando las juntas de

vecinos se convirtieron en escuadrones de la muerte,

tales como la Organización Democrática Nacionalista

(ORDEN)”.108

Eso dijo hace dos décadas. Sin embargo, en abril

del 2016, siendo presidente de la República, su

vocero anunció la formación de “comités

ciudadanos”. Eugenio Chicas añadió a lo anterior,

que estaban evaluando entregarles armas de fuego;

habló de dichos organismos serían una especie de

“cercos sanitarios” en cien municipios, que las

estructuras criminales aún no los habían

“contaminado”.109 No se atrevieron a impulsarlos,

pero sí se les cruzaron por la mente y los

mencionaron como una posibilidad. No hay que

descartarlos del todo, entonces.

¿Por qué se trae a colación esto? Por una razón

sencilla: falta de coherencia. Dependiendo de los

vaivenes electorales y la popularidad o el rechazo de

las decisiones, se apoyan o cuestionan. El interés real

es ese y no el bien común. Igual ocurrió con una

FAES que, antes, el FMLN hasta se pedía su

desaparición; ahora, siendo el partido de Gobierno,

Page 101: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

96

son casi diez mil militares los que mantiene

participando en tareas de seguridad.

En un escenario como el anterior, hoy por hoy, la

existencia de esas estructuras criminales ya dejó de

ser un secreto a voces. La FGR inició sus pesquisas al

respecto;110 esto lo había confirmado su titular,

Douglas Meléndez, quien habló sobre la apertura de

los respectivos expedientes y el impulso de las

investigaciones correspondientes.111

En el reporte anual del Departamento de Estado

estadounidense sobre la situación de los derechos

humanos en el mundo durante el 2014, se afirmó que

se contaba con información relativa a la participación

de “fuerzas de seguridad […] en ejecuciones

extrajudiciales”.112 En el 2015 se conocieron

“múltiples reportes de la participación de agentes del

Estado (salvadoreño) en asesinatos extrajudiciales” y

“tratamientos crueles por parte de las fuerzas de

seguridad”.113

Además, se sabe en concreto de un agente policial

condenado a treinta años de prisión por la ejecución

sumaria de un joven en el departamento de La

Libertad; ese crimen se perpetró el 25 de octubre del

2009. A las cero horas con treinta minutos,

aproximadamente, junto con al menos otro miembro

de la PNC sacaron de su casa a la víctima pese a los

Page 102: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

97

ruegos de su familia para que no se lo llevaran. Lo

asesinaron en las cercanías.

Elenilson Romero Amaya es el nombre del

criminal con uniforme, sentenciado por homicidio

agravado. Fue detenido hasta el 11 de marzo del

2011; es decir, casi año y medio después de los

hechos. Durante ese período, bien pudo seguir

ejecutando jóvenes que habitan en zonas cuyas

condiciones de vulnerabilidad son evidentes.114

También está la historia hecha crónica de “Harry, el

policía matapandilleros”.115

Al preguntarle a José Miguel Cruz116 sobre la

existencia de grupos de exterminio en El Salvador de

la posguerra, respondió: “Yo sí creo que hay grupos

de exterminio. Los ha habido. Nunca han dejado de

existir. Empecemos por ahí. Grupos de exterminio

han existido desde la guerra. El informe del Grupo

Conjunto señala la existencia de grupos de

exterminio, de la permanencia de escuadrones de la

muerte, y no hay nada que me diga que estos han

desaparecido. Han permanecido ahí, se han

reciclado, se han renovado y están ahí. Y si uno tiene

que juzgar por lo que se ve, por el tipo de

homicidio… algunas de las muertes que ocurren en

el país, está claro que sigue habiendo grupos de

exterminio, de vigilantes y de escuadrones”.117

Page 103: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

98

En algunos medios se han reportado y

denunciado dudosos enfrentamientos armados entre

policías e integrantes de maras. Ciertamente han

ocurrido algunos en los que han fallecido, en el

cumplimiento de su deber, demasiadas personas

dedicadas a garantizar constitucional y legalmente la

seguridad ciudadana en el país.118 Pero tampoco han

sido pocos esos choques letales en los que las fuerzas

estatales realizan ejecuciones colectivas que luego

presentan a la población —a través de la prensa

tradicional y de las redes sociales— como “cruentos

combates” en los cuales, curiosamente, las bajas solo

se producen en un bando: en el de la delincuencia

real o presunta.

El dolor por sus compañeros y compañeras que

han fallecido violentamente a manos de verdaderos

criminales, el permanente riesgo que ronda su

entorno laboral, la falta de una política pública

integral para el combate a la criminalidad y el

reclamo de las comunidades desesperadas, asediadas

y golpeadas por la violencia a todo nivel, son

ingredientes propiciadores que estimulan la

participación policial y militar en los grupos de

exterminio. También contribuyen a ello ciertas

“ventajas” legales otorgadas o que se intentaron

otorgar, así como temerarias declaraciones de altas

jerarquías.

Page 104: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

99

Ricardo Perdomo, el último de los tres ministros

de Justicia y Seguridad Pública durante el

quinquenio presidencial de Mauricio Funes, presentó

en la Asamblea Legislativa una propuesta de

modificaciones a la legislación procesal penal; lo hizo

a finales de octubre del 2013. “La reforma —aseveró

el funcionario— no está dando cheque en blanco a

nadie, sino generando condiciones para proteger la

integridad. Si nosotros no cuidamos a nuestros

policías, ¿quién nos va a cuidar a nosotros?”119 A

finales de noviembre de ese año, se aprobó incluir en

el artículo 323-A del Código Procesal Penal, mediante

el Decreto Legislativo Nº 563, lo que a la letra decía:

“Los agentes de autoridad o militares

que en el ejercicio de sus funciones o

tareas de seguridad, afecten un bien

jurídico protegido existiendo indicios de la

concurrencia de causales excluyentes de

responsabilidad penal, permanecerán en

resguardo en las unidades policiales o

militares que al efecto hayan sido

designadas por el Director General de la

Policía Nacional Civil y el Jefe del Estado

Mayor Conjunto de la Fuerza Armada,

bajo responsabilidad directa del jefe de la

unidad policial o militar que corresponda.

Page 105: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

100

Lo anterior será aplicable además cuando

el juez estime procedente la adopción de

la detención por el término de inquirir o la

imposición de la medida cautelar de la

detención provisional.”

A través del mismo Decreto, en el artículo 350 del

citado Código, se incorporó lo siguiente:

“El Juez de Paz podrá, asimismo,

decretar sobreseimiento definitivo cuando

se trate de agentes de autoridad, o

personal administrativo en funciones

operativas de la Policía Nacional Civil, o

elementos militares con funciones de

seguridad pública, que hayan afectado

bienes jurídicos en el cumplimiento de un

deber legal. En estos casos, el Fiscal deberá

pronunciarse al respecto en el

requerimiento.”

En febrero del 2016 se aprobó el Decreto

Legislativo Nº 283 para ampliar el universo del

personal incluido en el artículo 323-A del Código

Procesal Penal, reformándolo en los siguientes

términos:

Page 106: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

101

“Los miembros operativos y

administrativos de la Policía Nacional

Civil; militares en servicio activo; personal

penitenciario o de los centros de

resguardo de menores, que lesionen un

bien jurídico tutelado, y se haya

establecido indicios de la concurrencia de

alguna de las causales excluyentes de

responsabilidad penal, permanecerán en

resguardo en las unidades policiales o

militares que al efecto hayan sido

designadas por el Director General de la

Policía Nacional Civil y el Jefe del Estado

Mayor Conjunto de la Fuerza Armada,

bajo responsabilidad directa del Jefe de la

unidad policial o militar que

corresponda.”

Con las anteriores reformas se le podría abrir la

puerta al incremento de violaciones de derechos

humanos —incluidas las ejecuciones

extrajudiciales— por parte de policías y militares, no

sólo contra integrantes de maras sino también contra

jóvenes a quienes señalan como parte de las mismas,

sólo por vivir en zonas de alto riesgo y bajo otras

condiciones de vulnerabilidad. El procurador para la

defensa de los derechos humanos, David Morales,

Page 107: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

102

sostuvo que dichas reformas debieron someterse “a

un análisis jurídico adecuado”. Según declaró Bertha

María Deleón, abogada de la Fundación de Estudios

para la Aplicación del Derecho (FESPAD), las

mismas eran desproporcionadas e “innecesarias”.120

“Quién le dispara a la Policía se muere”,121

sentenció a finales del 2011 un veterano oficial.

“Necesitamos —afirmó este mismo en enero del

2015— que los policías tengan conciencia que pueden

usar su arma de equipo para defenderse o defender a

terceras personas. Hay una institución que los

respalda, hay un gobierno que los respalda. Háganlo

(disparen) con toda confianza y con convicción”.122

En el 2011, ese policía de carrera era subdirector

general de la PNC; en el 2015 era su director y en el

2016 asumió el cargo de ministro de Justicia y

Seguridad Pública. Su nombre: Mauricio Ramírez

Landaverde.

Considerando todos los factores antes señalados,

en ese escenario es lógico que se mate con uniforme y

arma de uso oficial. Muchas veces, eso ocurre sin que

se esté ejerciendo la legítima defensa y sin respetar ni

el principio de excepcionalidad ni el de

proporcionalidad. Al poder hacerlo en esas

condiciones y evadir con apoyo institucional tanto la

responsabilidad individual como la colectiva, ¿por

qué no matar en acciones nocturnas y clandestinas,

Page 108: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

103

como en el ya antes citado caso del agente Romero

Amaya?

La actualidad de este fenómeno criminal quedó

confirmada con las declaraciones del segundo

ministro de Justicia y Seguridad, el ya mencionado

comisionado Ramírez Landaverde, dentro de la

administración presidencial del profesor Salvador

Sánchez Cerén. El incremento de hechos criminales

durante el 2014 y el 2015, en los cuales las personas

eran secuestradas en el municipio de Colón y otros

sitios del departamento de La Libertad para luego

ejecutarlas, motivó una investigación policial.

“Sacaban a personas, la mayoría miembros de maras,

simulando procedimientos policiales”,123 declaró el

alto funcionario.

Los grupos de exterminio o “escuadrones de la

muerte”, sin duda, fueron y son una estocada en el

corazón de la sociedad por cuatro razones básicas.

Sus métodos criminales en sí mismos y el dolor que

de esa forma generan entre las familias de donde

arrancan a sus víctimas, es una. Porque a la violencia

se responde con más violencia y se ingresa así —aún

más— a un peligroso y escabroso camino sin retorno,

es la segunda. Tercero, porque su accionar es

admirado y celebrado por mucha gente que los erige

como solución —también criminal— para enfrentar

la delincuencia. Finalmente, porque desnuda la

Page 109: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

104

incapacidad estatal para evitar los daños directos y

colaterales que sufre la población en sus casas y

comunidades.

Fueron y son estas estructuras delictivas, un mal

para El Salvador. Para que no lo sigan siendo —

causando zozobra, generando temor y activando

resortes para extender más la violencia y la

inseguridad en el territorio nacional— vale la pena

aprender de la historia y aprovechar los esfuerzos

realizados en los que se invirtió tanto —como los de

la Comisión de la Verdad y el Grupo Conjunto —

para rescatarlos del desacato, la indiferencia y el

olvido. Hay que sacarlos de los fríos archivos para

ubicarlos y sacarles el mayor provecho posible en el

momento actual, a fin de contribuir a lograr lo que en

Ginebra acordaron el FMLN y el Gobierno aquel 4 de

abril de 1990.

Ese era “el camino a la paz” cuyo rumbo, desde

hace un buen rato, se perdió y a estas alturas debe

reencontrase. En aras de contribuir en lo posible a

sortear el peligro de que la sociedad salvadoreña

vuelva a ser víctima de otro estallido general, se ha

formulado lo que a continuación se ofrece.

Page 110: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

105

V. UNA VISIÓN DE JUSTICIA PARA LA PAZ

Propuestas para evitar

un “Estado fallido”

Cuando la violencia criminal, ilegal y organizada, se

ejerce desde el aparato estatal para enfrentar otra

violencia criminal, ilegal y organizada —la que

proviene de “submundos” nacionales y

transnacionales— es la hora entonces de sonar las

alarmas y poner manos a la obra. Es ese quizás el

último llamado de atención, anunciando en serio lo

que muchas voces y opiniones —aunque

incomoden— califican como “Estado fallido”.

Actualmente, el término “Estado fallido” se ha

convertido en una frase de uso común en los medios

de prensa, y se le atribuye a un Estado soberano que

se ha vuelto ineficaz. El término se suele usar,

aunque sin mucho rigor, cuando el Estado pierde

control territorial, en parte o en todo, cuando no

puede proveer servicios básicos o cuando pierde la

legitimidad de su autoridad. En realidad, el término

Page 111: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

106

lo acuñó el sociólogo alemán Max Weber para

describir una sola condición relacionada con la

seguridad del Estado: el mantenimiento en el

monopolio del uso legítimo de la fuerza. En su

acepción, serían ejemplos de un Estado fallido la

fuerte presencia de terroristas, grupos paramilitares o

fuerzas tribales (también llamados “señores de la

guerra”). Este último ejemplo es análogo, en las

sociedades modernas, a las mafias y las pandillas:

cuando éstas ejercen controles territoriales por medio

del uso de la fuerza.124

Sin entrar en la polémica sobre si el Estado

salvadoreño es “fallido” o no lo es, nadie debería

rebatir que a sus mayorías populares se les ha

fallado. Y visto desde la sociología, no sólo les ha

fallado la administración del mismo sino también su

sociedad. Eso ocurre, en buena medida, por haber

hecho tan mal la tarea en lo que toca al cumplimiento

de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad

y del Grupo Conjunto. Al menos, desde la teoría de

Weber, parecería que El Salvador está plantado ahí o

ya casi llega a ese punto, después de haber sido

“modélico” en el mundo por haber finalizado una

guerra tan larga y tan cruenta por medio del diálogo

y la negociación.

Sí, aquella guerra terminó y todo el mundo

aplaudió el suceso. Pero la social —esa batalla en la

Page 112: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

107

que se excluye y desiguala al grueso de la

población— siguió desarrollándose junto a la lucha

por la justicia, que continúa librándose para derrotar

la impunidad sin muchos aliados en las alturas

estatales. Tampoco la contienda partidista electorera

que conserva partido en dos al país y no lo deja

alejarse del abismo que tiene antes sí, a punto de caer

y tocar fondo de nuevo.

El escenario no está para maquillajes

gubernamentales u opositores. Según un estudio

oficial reciente,125 la apreciación de los costos de la

violencia en el 2014 arrojó los siguientes resultados.

En atención médica dentro el sistema de salud en

materia de homicidios —con ese tipo penal se

registran las muertes violentas intencionales de

hombres y mujeres— junto a violaciones y lesiones,

fueron $19.5 millones (dólares estadounidenses) los

que se gastaron. Los daños emocionales sufridos por

víctimas de homicidios, desapariciones forzadas,

violaciones, lesiones, secuestros, extorsiones, robos y

hurtos, se cuantificaron en $704.5 millones.

Por los homicidios y las desapariciones forzadas,

la producción se vio mermada en $43.6 millones. Lo

que le supuso erogar a las instituciones del sistema

de justicia y a otras entidades relacionadas, sumó casi

$584 y medio millones. En prevención a través de

seguridad privada en hogares y empresas, se

Page 113: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

108

pagaron casi $172 millones. El desembolso de los

“agentes económicos privados” ascendió a $1,303.5

millones. Se redujo la inversión en $28.7 millones. La

producción perdida fue de $1,170.1 millones.

El conjunto del costo de la violencia en la

economía salvadoreña, en el 2014, resultó

equivalente al 16 % del Producto Interno Bruto (PIB):

$4,026.3 millones. Ello equivale —según concluyó el

estudio— “al total de las remesas, a la recaudación

total de impuestos, dos veces la factura petrolera y es

la mitad de los depósitos bancarios en el sistema

financiero”.

Eso está ocurriendo en el país, a un cuarto de siglo

del fin del conflicto armado interno. Después de la

militarización progresiva de las tareas de seguridad

pública junto a las “manos duras” y “súper duras”,

los “puños de hierro” y la “eliminación sin piedad”

de “delincuentes terroristas”, es necesario reconocer

que algo anda bastante mal y no puede ni debe

seguir empeorando.

Así, pues, sobre la base de las recomendaciones

pertinentes del Grupo Conjunto ha llegado el

momento de plantear una propuesta de estrategia

completa, armónica y coordinada, impulsada desde

la conducción del país —la gubernamental, la

partidista, la económica y la mediática— con la

insustituible y necesaria pero siempre postergada

Page 114: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

109

participación real de la población, privilegiando el

protagónico rol de las víctimas de una realidad

nacional sumamente crítica.

Se trata de los grandes trazos de una política

criminal integral diseñada con imaginación,

apelando a la inteligencia, con objetivos bien claros y

acciones que —ni publicitarias ni engañosas—

generen resultados ciertos, apreciables y

sistematizables en el combate a la delincuencia. En

ese marco general, se debe intentar erradicar real y

definitivamente los grupos de exterminio de

presuntos delincuentes; cuando sea posible, se espera

que esta propuesta contribuya a la transformación

positiva de las asociaciones de crimen organizado

conocidas como “pandillas” o “maras”, cuyo

imposible aniquilamiento es planteado por las

agrupaciones anteriores como su razón de ser.

Con dichos resultados, en consecuencia, se intenta

propiciar el establecimiento y la consolidación de las

condiciones para evitar —a futuro— el renacer de

bandas delincuenciales similares en ambas

direcciones. A continuación, en función de lo

anterior, se desmenuza la propuesta:

1. El “abc” de una destreza estatal

institucional para bajar los índices de violencia e

inseguridad, reclamada por la sociedad

Page 115: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

110

salvadoreña, inicia con la prevención a tiempo y

no cuando ya no sirve para nada.

2. Agréguese el trabajo de inteligencia, para

conocer y detectar al infractor, junto a una

contrainteligencia requerida para que la

criminalidad no carcoma las instituciones

encargadas de combatirla.

3. Súmese al listado una alta capacidad de

investigación policial y fiscal, con protocolos

consensuados y funcionales, que se traduzca en la

necesaria solidez probatoria a la hora de dirimir el

asunto en sede judicial y lograr que los casos no se

“caigan” por su “propio peso”, producto de

ineficiencias u otras causas más preocupantes.

4. La coordinación en el más alto nivel de

las entidades que integran el sistema de justicia,

sin competencias ni celos, es decisiva para definir

criterios compartidos en la realización de

indagaciones e interpretación de la prueba;

también para prever y evitar errores —dolosos o

no— en el trabajo extrajudicial de investigación, a

fin de evitar su nulidad posterior.

Page 116: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

111

5. La experiencia indica, además, que esa

coordinación permite la organización de jornadas

de capacitación en las que participan personal de

todas las instituciones; así, además de adquirir

conocimientos, se propicia compartir “buenas

prácticas”.

6. Ya es hora de ir pasando cada vez más y

con mayor calidad, del uso preferente de la

prueba testimonial y del “criterio de oportunidad”

mal empleado —el “criteriado” con el que,

muchas veces, se desnaturaliza el verdadero

sentido de la ley premial recomendada— a la

sustentación consistente de los casos mediante

investigaciones científicas y técnicas.

7. Asimismo, se exige la represión

contundente de las estructuras criminales sin

importar cuando ocurrieron los delitos, si son

imprescriptibles; tampoco debe pesar a quién se

toca ni el miedo al “qué dirán”. No más

“intocables”, como pasó después de que la

Comisión de la Verdad y el Grupo Conjunto

entregaron sus informes. No se investigó a nadie y

mucho menos fueron juzgados y sancionados los

perpetradores de las atrocidades ubicados en uno

u otro bando. Para una represión de la que nadie

Page 117: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

112

que la merezca escape, hay que continuar

golpeando abajo. Hasta ahora eso es lo que,

únicamente, siempre se ha hecho.

8. Pero hay que lanzarse a hacer lo que

hasta ahora es parte de la agenda pendiente: hay

que pegar, sobre todo, arriba y con todo. Se debe

atacar y ganarle batallas a la cabeza de la “bestia”

criminal; no solo golpear sus extremidades

inferiores. Cuando ocurre únicamente lo último,

aquella se vuelve a levantar y arremete con más

furia.

9. Se requiere excelencia en la selección del

personal integrante del sistema de justicia y

también en su desempeño, desde su conducción

estratégica hasta sus operadores más cercanos a

los casos y a sus protagonistas. Esa excelencia

ansiada debe ser acompañada por el combate

descarnado a la corrupción dentro de todas las

entidades que integran dicho sistema. Su

depuración permanente debe impulsarse; para

ello hay que revisar el funcionamiento de sus

controles internos.

10. A esto último, para construir una buena y

digna burocracia —pilar de una eficaz

Page 118: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

113

administración pública— se deben sumar la

vigilancia, el cuido, el estímulo y la promoción de

quienes muestran un adecuado funcionamiento

en su puesto de trabajo.

11. Hay dos ámbitos en los cuales se debe

“hilar fino”. Uno es el que, en condiciones

relativamente “normales”, se conoce como

“readaptación”. “El Estado organizará los centros

penitenciarios —reza el artículo 27 de la

Constitución salvadoreña— con objeto de corregir

a los delincuentes, educarlos y formarles hábitos

de trabajo, procurando su readaptación y la

prevención de los delitos”. Ese es el “deber ser”,

pero lo que hay no da para alcanzar tal propósito.

12. En el país, la persona que se encuentra

detenida en una bartolina policial o en un centro

penal tenderá a “desadaptarse”, aún más, de lo

que estaba cuando ingresó por varias razones.

Entre esas destacan —como más graves— la

sobrepoblación,126 el hacinamiento, la mala

alimentación, la insalubridad, la promiscuidad, la

infraestructura arcaica, los inadecuados o

inexistentes programas de reeducación, el

funcionamiento de mafias y la violencia.

Page 119: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

114

13. En el 2011, Rodrigo Gil Escobar visitó El

Salvador para constatar de primera mano el

estado de las prisiones y la situación de sus

habitantes. Este colombiano, entonces Relator

sobre los derechos de las personas privadas de

libertad en la CIDH, sucinta y categóricamente

respondió así cuando le preguntaron si en esas

condiciones era posible la readaptación de la

población reclusa: “No, la rehabilitación resulta

imposible, simplemente porque no existen las

condiciones materiales para llevar a cabo procesos

de reorientación”.127

14. Lanssiers, el cura belga y pastor en las

prisiones peruanas, retrató lo que ocurre también

en El Salvador al aseverar que “hundir a una

persona en una cloaca con la esperanza de

limpiarla constituye un procedimiento interesante,

pero poco eficaz. Sin embargo, es más o menos lo

que se hace”.128

15. Es prioritario y urgente, entonces, buscar

una transformación progresiva de un sistema

penitenciario obsoleto que —en las circunstancias

actuales— no son pocas las veces que ha sido

calificado como una “bomba de tiempo”.

Page 120: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

115

16. Lo otro que debe abordarse con seriedad

y responsabilidad para no dejarlo excluido de una

política criminal integral y comprensiva, es lo

relativo a la “reinserción”. En lo que toca a esta,

primero es necesario llamar las cosas por su

nombre y mejor referirse a una “inserción” social,

laboral y productiva. Porque las cárceles

salvadoreñas están llenas, en su mayoría, de

población que nació excluida; al menos para

mucha de esa gente, hay que quitarle el prefijo

“re” y hablar de su “inserción”.

17. Ello exige —entre otros aspectos —

clasificación y separación de la población interna,

según sea el grado de “peligrosidad”; asimismo

demanda alfabetización y educación en los

distintos niveles dentro de los sitios de reclusión,

trabajo productivo y atención psicosocial, así

como información y formación en derechos

humanos basadas en el respeto de los mismos.

18. La generación de empleo y las

oportunidades para obtener uno, sin

discriminación alguna de las personas por haber

sido privadas de libertad, es esencial en la

readaptación o la adaptación.

Page 121: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

116

19. En su conjunto, se requiere una reducción

progresiva de la inequidad, la desigualdad y la

exclusión en la sociedad, cuyos resultados se vean

en la realidad y no solo se oigan en la publicidad.

20. Resulta básico el diseño e impulso de

planes, programas y acciones en materia de

justicia restaurativa dentro de las comunidades,

para transformar los conflictos entre jóvenes

victimarios y víctimas de la violencia que los

primeros hayan ejercido sobre las segundas.

21. Acerca de las víctimas en general, es

válido y pertinente decir cómo se encuentran al

día de hoy: además de “humilladas y ofendidas”,

olvidadas y desprotegidas por el Estado y la

sociedad.

22. En esas malogradas circunstancias y no

obstante la necesaria e imprescindible mejoría que

deberá darse en lo relativo a la investigación

científica y técnica del delito, siempre existirán

víctimas y testigos que tendrán que recibir la

debida protección profesional y multidisciplinar

en el país y hasta regional.

Page 122: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

117

23. Para ello, deben revisarse y reformarse

tanto la Ley especial para la protección de

víctimas y testigos como el Programa de

protección de víctimas y testigos.

24. Se necesita una institucionalidad nueva,

con una filosofía centrada en los derechos de las

víctimas directas individuales e indirectas

colectivas —léase familias y comunidades— para

atenderlas con una calidad y calidez cada vez más

elevadas.

25. En esa línea, es preciso considerar lo

siguiente: ayuda humanitaria de emergencia,

refugio seguro y digno, trato amable y respetuoso,

atención especializada psicosocial y jurídica.

Además, deben contemplarse posibles cambios de

identidad, de domicilio interno y de país de

residencia.

26. En lo posible, el anterior esfuerzo debe

abrirse a la participación de organizaciones

sociales, academia e iglesias.

27. Asimismo, las instituciones estatales y las

entidades pertinentes de la sociedad deberían

adoptar la “Carta de derechos de las víctimas y

Page 123: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

118

testigos de violencia”, propuesta por la PDDH con

el objeto garantizar atención y protección según

los niveles de riesgos y necesidades.

28. Se tiene que iniciar un proceso progresivo

para contrarrestar el armamentismo y desarmar

una sociedad como la salvadoreña, donde la

mayoría de asesinatos —alrededor del 75 % o

más— se cometen con armas de fuego.129

29. La Comisión de la Verdad advirtió que,

“por razones de su estructura organizativa y la

posesión de armas, exist(ía) el grave peligro que

los escuadrones de la muerte [pudieran] incurrir,

como se ha comprobado en algunos casos, en

actividades ilegales como narcotráfico, el tráfico

de armas y secuestros extorsivos”.

30. Veintitrés años después habría que

considerar de nuevo lo anterior y plantearse esa

necesaria requisa de armas de fuego, comenzando

por las que están en manos de grupos criminales.

31. En el monitoreo de todo lo anterior debe

jugar un papel protagónico la PDDH, teniendo en

cuenta que su misión es —según el segundo

artículo de su Ley Orgánica— “velar por la

Page 124: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

119

protección, promoción y educación de los

Derechos Humanos y por la vigencia irrestricta de

los mismos”.

32. En ese marco, las amplias atribuciones

que se le otorgan a su titular en los artículos 11 y

12 de la mencionada normativa permiten que —

en cumplimiento de la citada misión— observe,

señale y recomiende lo que es debido desde el

enfoque de derechos humanos para que toda la

población disfrute de la seguridad ciudadana que

merece, basada en la correcta investigación del

delito y el respeto del debido proceso.

33. Por último, es indispensable fomentar —

no imponer— la organización de la sociedad

alrededor de la vida y en su defensa.

Page 125: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

120

CONCLUSIÓN

La causa por

el “Derecho a la vida”

En 1994, El Salvador era una maravilla. “El rubí”, dijo

alguien, “en la corona de las Naciones Unidas”. Tras

los frutos del trabajo realizado por la Comisión de la

Verdad y el Grupo Conjunto, los acuerdos que les

dieron origen y la vasta observación internacional de

la ONU, esta era la imagen que se vendía: la del

modelo ideal para la solución de conflictos y la

fórmula mágica en materia de democratización,

respeto de los derechos humanos, unidad nacional y

paz.

Decir lo contrario era, para quienes apadrinaban y

acompañaban el proceso salvadoreño, la más infame

e infamante herejía. Pero, en realidad —lástima

grande— la verdad era otra. Ni siquiera los firmantes

ni los seguidores de los firmantes de los acuerdos

mediante los cuales se paró la guerra, podían sentir y

decir que estaba garantizada su seguridad. Ejemplos

Page 126: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

121

con nombre y apellido, los hay en el informe del

Grupo Conjunto.

“El 25 de octubre —escribió Butros Butros-Ghali,

secretario general de las Naciones Unidas— me

enteré, con consternación y profunda tristeza, de la

ejecución, al estilo de los escuadrones de la muerte,

de un dirigente del FMLN. Esas muertes han

suscitado grandes temores en El Salvador y en la

comunidad internacional. Son hechos que

fundamentan las preocupaciones […] y exigen una

investigación a fondo. Confirman asimismo la

necesidad de aplicar inmediatamente la

recomendación de la Comisión de la Verdad de que

se realice una investigación sobre los grupos

ilegales”.130

Era noviembre de 1993. No habían transcurrido

siquiera dos años desde que el par de enemigos

armados salieron de las trincheras y silenciaron los

fusiles que ocuparon para atacarse mutuamente.

Pero la muerte seguía, campante, paseándose por

todo el territorio nacional al punto que —según el

documento oficial antes citado— el promedio anual

de asesinatos entre 1995 y 1997 alcanzó la cifra de

7,211.

Al respecto, un año después —el 20 de noviembre

de 1994, en su última homilía— el quinto arzobispo

Page 127: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

122

arquidiocesano resumió bien lo que había ocurrido

en el país.

“Aquí —expresó monseñor Arturo Rivera y

Damas— tuvimos una Comisión de la Verdad, un

Grupo Conjunto que indagó los grupos irregulares

armados y no se hizo caso a la verdad. Y por eso es

que falla nuestro proceso de paz; porque donde no

hay verdad y hay mentira, ahí la paz se tambalea.

‘Reino de verdad y de vida’: esto quiere decir que

debemos trabajar para que realmente entre nosotros

impere la verdad, impere el respeto a la vida. Porque,

aunque haya pasado el conflicto, se sigue matando a

la gente.”131

Y para eso fue negativamente clave la amnistía

recíproca en la que se refugiaron los perpetradores

de uno y otro bando, de cuya impunidad —esa sí, no

como la riqueza— se dio el “rebalse”.

En 1997 el sucesor de Ghali en las Naciones

Unidas, Kofi Annan, se refirió a la Ley de Amnistía

afirmando que “la celeridad con que esta ley se

aprobó en la Asamblea Legislativa, puso de

manifiesto la falta de voluntad política de investigar

y llegar a la verdad, mediante medidas judiciales

para castigar a los culpables”.132

Más aún, éste consideró “inevitable hacer una

valoración poco positiva de las medidas adoptadas

en relación con las recomendaciones más

Page 128: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

123

importantes de la Comisión de la Verdad, que no

pueden ser objeto sino de una evaluación menos que

positiva”. “Es realmente desalentador —apuntó—

que no se haya aprovechado la oportunidad singular

que representaba la Comisión y su labor para

alcanzar progresos importantes en la eliminación de

la impunidad y el fomento de un clima de

reconciliación nacional”.133

El mensaje que quedó para los victimarios fue

claro y riesgoso: no hay castigo, lo pueden volver a

hacer. El que recibieron sus víctimas también: no

busquen justicia en el sistema; en todo caso, háganlo

fuera de éste. Y eso fue determinante para el

descalabro del proceso pacificador que apenas

iniciaba.

Para saldar esas cuentas postergadas y sanar las

heridas infectadas, es necesario que se conozcan y

usen bien los archivos de la Comisión de la Verdad y

del Grupo Conjunto; eso exige —parafraseando a la

primera— su traslado definitivo a su legítimo dueño:

el pueblo salvadoreño. Asimismo, se precisa un

renovado y novedoso esfuerzo de observación,

apoyo técnico y evaluación de resultados por parte

de los sistemas internacionales de protección de

derechos humanos, sobre todo de la ONU que sigue

presentando a El Salvador como el modelo a seguir.

Page 129: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

124

“Este día —sostuvo otro secretario general de las

Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el 16 de enero del

2015— celebramos el valor y la sabiduría que

mostraron los líderes y el pueblo salvadoreño al

elegir el camino de la paz, al superar las diferencias a

través del diálogo, al transformar la sociedad con

respeto mutuo y tolerancia”.134

Habló bien de un país que —según expresó en el

mismo discurso— “en la actualidad afronta enormes

desafíos. La inseguridad ciudadana, la exclusión

social y la falta de oportunidades impiden que

muchas y muchos salvadoreños cosechen

plenamente los beneficios que trae la paz. Cada

cuatro horas, una mujer o niña es víctima de

violencia sexual. El 40 por ciento de los asesinatos se

cometen contra niñas, niños y jóvenes”.135 Este último

es el verdadero El Salvador y no el primero, puro

“producto de exportación”.

Un cuarto de siglo antes, el 16 de marzo de 1980,

el beato Oscar Arnulfo Romero expuso desde su

cátedra dominical en el púlpito de la Catedral

Metropolitana, el “pensamiento fundamental de su

predicación…”

“Nada me importa tanto —afirmó— como la vida

humana… Es algo tan serio y tan profundo… más

que la violación de cualquier otro derecho humano,

porque es vida de los hijos de Dios y porque esa

Page 130: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

125

sangre no hace sino negar el amor, despertar nuevos

odios, hacer imposible la reconciliación y la paz”.136

El valor de la vida misma es lo que urge rescatar.

La vida de las personas que fueron asesinadas antes

y durante la guerra finalizada en enero de 1992, hay

que reivindicarla a través del brillo de la verdad, el

logro de la justicia y la merecida reparación para sus

familias; la vida, además, de las que fueron

desaparecidas por la fuerza, también redimiéndola

mediante lo anterior e —igualmente— con la

búsqueda de sus humanidades ocultadas físicamente

y negadas a conveniencia, para lo cual es necesario

que sus victimarios se dignifiquen entregando la

información pertinente.

La vida de quienes en la posguerra siguieron

muriendo y desapareciendo, dándole el lugar que le

corresponde por parte de un Estado que debe

responder como es debido a las familias que

siguieron sufriendo tras aquel conflicto bélico; éstas

deben exigir la justicia que les niegan para sus casos

y la seguridad que no gozan en sus comunidades. Y,

por último, la vida de quienes —de no cambiar el

rumbo actual del país— también les podría ser

arrebatada de una u otra forma.

Sin intermediarios, aunque sí con soportes

competentes especializados, es clave la organización

de la sociedad a favor del bien más preciado y más

Page 131: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

126

atropellado en la actualidad: la vida. En torno a esta

debe construirse el poder necesario y suficiente en

barrios, ciudades, caseríos, cantones, municipios,

departamentos… En todo el país. Si hay que

transformarlo para bien, esa es la condición

ineludible para hacer realidad lo antes propuesto: el

ejercicio real de la ciudadanía que le corresponde a

las mayorías populares.

Page 132: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

127

ANEXOS

Dos leyes de amnistía

en la historia de El Salvador

Anexo 1

ASAMBLEA LEGISLATIVA

REPÚBLICA DE EL SALVADOR

DECRETO Nº 486.

La Asamblea Legislativa de la República de El

Salvador, considerando:

I.- Que el proceso de consolidación de la paz que

se impulsa en nuestro país, demanda crear confianza

en toda la sociedad, con el fin de alcanzar la

reconciliación y reunificación de la familia

salvadoreña, mediante la adopción de disposiciones

legales de ejecución inmediata, que garanticen a

todos los habitantes de la República el desarrollo

pleno de sus actividades en un ambiente de armonía,

respeto y confianza para todos los sectores sociales;

Page 133: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

128

II.- Que con fecha veintitrés de enero de mil

novecientos noventa y dos, la Asamblea Legislativa

aprobó la Ley de Reconciliación Nacional, contenida

en el Decreto Legislativo Número 147, publicado en

el Diario Oficial Número 14, Tomo 314 de la misma

fecha; mediante dicho decreto se concedió amnistía

con restricciones a todas las personas responsables en

cualquier forma, en la comisión de delitos políticos,

comunes conexos con éstos y en delitos comunes

cometidos por un número de personas que no baje

de veinte, antes del 1º de enero de mil novecientos

noventa y dos;

III.- Que las restricciones a que se hace referencia

en el considerando anterior, no permitieron una

aplicación general de la Ley de Reconciliación

Nacional para todas las personas que,

independientemente del sector a que pertenecieron

en el conflicto armado, hayan participado en hechos

de violencia que dejaron huella en la sociedad,

creándose una situación de falta de equidad que es

necesario corregir, ya que no es compatible con el

desarrollo del proceso democrático ni con la

reunificación de la sociedad salvadoreña;

IV.- Que para impulsar y alcanzar la

reconciliación nacional, es conveniente conceder la

gracia de amnistía amplia, absoluta e incondicional, a

favor de todas las personas que en cualquier forma

Page 134: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

129

hayan participado en hechos delictivos ocurridos

antes del primero de enero de mil novecientos

noventa y dos, ya se trate de delitos políticos o

comunes conexos con éstos o delitos comunes

cometidos por un número de personas que no baje

de veinte, comprendiendo aquellas personas contra

quienes se hubiere dictado sentencia, iniciado

procedimiento por los mismos delitos o no existiere

procedimiento alguno en su contra, siendo extensiva

la gracia a las personas no incluídas (sic) en la Ley de

Reconciliación Nacional hayan participado como

autores inmediatos, mediatos o cómplices en los

mismos hechos delictivos;

POR TANTO, en uso de sus facultades

constitucionales y a iniciativa de los Diputados Luis

Roberto Angulo Samayoa, Ciro Cruz Zepeda Peña,

José Rafael Machuca Zelaya, Rafael Antonio Morán

Orellana, Carlos Remberto González, José Roque

Calles Amaya, Marcos Alfredo Valladares, Carlos

René Calderón y Julio Ángel Sorto, DECRETA la

siguiente:

LEY DE AMNISTÍA GENERAL

PARA LA CONSOLIDACIÓN DE LA PAZ

Art. 1.- Se concede amnistía amplia, absoluta e

incondicional a favor de todas las personas que en

Page 135: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

130

cualquier forma hayan participado en la comisión de

delitos políticos, comunes conexos con éstos y en

delitos comunes cometidos por un número de

personas que no baje de veinte antes del primero de

enero de mil novecientos noventa y dos, ya sea que

contra dichas personas se hubiere dictado sentencia,

se haya iniciado o no procedimiento por los mismos

delitos, concediéndose esta gracia a todas las

personas que hayan participado como autores

inmediatos, mediatos o cómplices en los hechos

delictivos antes referidos. La gracia de la amnistía se

extiende a las personas a las que se refiere el artículo

6 de la Ley de Reconciliación Nacional, contenida en

el Decreto Legislativo Número 147, de fecha

veintitrés de enero de mil novecientos noventa y dos

y publicado en el Diario Oficial Número 14 Tomo 314

de la misma fecha.

Art. 2.- Para los efectos de esta Ley, además de los

especificados en el artículo 151 del Código Penal, se

considerarán también como delitos políticos los

comprendidos en los artículos del 400 al 411 y del 460

al 479 del mismo Código, y los cometidos con motivo

o como consecuencia del conflicto armado, sin que

para ello se tome en consideración la condición,

militancia, filiación o ideología política.

Art. 3.- No gozarán de la gracia de amnistía:

Page 136: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

131

a) Los que individual o colectivamente

hubiesen participado en la comisión de los

delitos tipificados en el inciso segundo del

artículo 400 del Código Penal, cuando éstos lo

fuesen con ánimo de lucro, encontrándose

cumpliendo o no penas de prisión por tales

hechos; y

b) Los que individual o colectivamente

hubieren participado en la comisión de delitos

de secuestro y extorsión tipificados en los

artículos 220 y 257 del Código Penal y los

comprendidos en la Ley Reguladora de las

Actividades Relativas a las Drogas, ya sea que

contra ellos se haya iniciado o no

procedimiento o se encontraren cumpliendo

penas de prisión por cualquiera de estos

delitos, sean o no conexos con delitos políticos.

Art. 4.- La gracia de amnistía concedida por esta

ley producirá los efectos siguientes:

a) Si se tratare de condenados a penas

privativas de libertad, el juez o tribunal que

estuviere ejecutando la sentencia, decretará de

oficio la libertad inmediata de los condenados,

sin necesidad de fianza; igual procedimiento

aplicará el Tribunal que estuviere conociendo,

aun cuando la sentencia no estuviere

ejecutoriada;

Page 137: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

132

b) Si se tratare de ausentes condenados a

penas privativas de libertad, el Juez o Tribunal

competente, levantará de oficio

inmediatamente las órdenes de captura

libradas en contra de ellos, sin necesidad de

fianza;

c) En los casos de imputados con causas

pendientes, el Juez competente, decretará de

oficio el sobreseimiento sin restricciones a favor

de los procesados por extinción de la acción

penal, ordenando la inmediata libertad de los

mismos;

d) Si se tratare de personas que aún no han

sido sometidas a proceso alguno, el presente

decreto servirá para que en cualquier momento

en que se inicie el proceso en su contra por los

delitos comprendidos en esta amnistía, puedan

oponer la excepción de extinción de la acción

penal y solicitar el sobreseimiento definitivo; y

en el caso de que fueren capturadas, serán

puestas a la orden del Juez competente para

que decrete su libertad;

e) Las personas que no se encuentren

comprendidas en los literales anteriores y que

por iniciativa propia o por cualquier otra razón

deseen acogerse a la gracia de la presente

amnistía, podrán presentarse a los Jueces de

Page 138: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

133

Primera Instancia respectivos, quienes vistas

las solicitudes extenderán una constancia que

contendrá las razones por las que no se les

puede restringir a los solicitantes sus derechos

que les corresponden como ciudadanos; y

f) La amnistía concedida por esta ley,

extingue en todo caso la responsabilidad civil.

Art. 5.- Sin perjuicio de lo dispuesto en los literales

a), b) y c) del artículo anterior, las personas que estén

procesadas y deseen acogerse a los beneficios de la

presente ley, dirigirán solicitud por escrito, ya sea

personalmente o por medio de apoderado, o se

presentarán a los Jueces de Primera Instancia,

pidiendo que se dicte en su favor el sobreseimiento

correspondiente; el Juez competente, de ser

procedente, dictará el sobreseimiento, el cual será sin

restricciones y sin necesidad de fianza. Las

solicitudes también se podrán presentar ante los

Jueces de Paz, Gobernadores Departamentales,

Alcaldes Municipales y Cónsules acreditados en el

exterior, quienes inmediatamente después, las

remitirán al Juez de Primera Instancia respectivo,

para que les dé el trámite correspondiente. A los

funcionarios indicados en este artículo que no

cumplan con dicha obligación, el Juez competente les

impondrá una multa de Un Mil a Cinco Mil Colones,

Page 139: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

134

siguiendo el procedimiento que establece el artículo

718 del Código Procesal Penal.

Art. 6.- Deróganse todas las disposiciones que

contraríen la presente ley, especialmente el Art. 6 y el

último inciso del Art. 7, ambos de la Ley de

Reconciliación Nacional, así como la interpretación

auténtica de la primera de las disposiciones citadas

que están contenidas respectivamente, en el Decreto

Nº 147 de 23 de enero de 1992, publicado en el Diario

Oficial Nº 14, Tomo 314 de la misma fecha y Decreto

Nº 164 de fecha 6 de febrero del mismo año,

publicado en el Diario Oficial Nº 26, Tomo 314 del 10

de febrero de 1992.

Art. 7.- El presente decreto entrará en vigencia

ocho días después de su publicación en el Diario

Oficial DADO EN EL SALÓN AZUL DEL PALACIO

LEGISLATIVO: San Salvador, a los veinte días del mes

de marzo de mil novecientos noventa y tres.

Luis Roberto Angulo Samayoa, Presidente

Ciro Cruz Zepeda Peña, Vicepresidente

Rubén Ignacio Zamora Rivas, Vicepresidente

Mercedes Gloria Salguero Gross, Vicepresidente

Page 140: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

135

Raúl Manuel Somoza Alfaro, Secretario

Silvia Guadalupe Barrientos Escobar, Secretario

José Rafael Machuca Zelaya, Secretario

Rene Mario Figueroa Figueroa, Secretario

Reynaldo Quintanilla Prado, Secretario

CASA PRESIDENCIAL: San Salvador, a los veintidós

días del mes de marzo de mil novecientos noventa y

tres. PUBLÍQUESE,

Alfredo Félix Cristiani Burkard

Presidente de la República.

Oscar Alfredo Santamaría

Ministro de la Presidencia.

D. O. Nº 56 Tomo Nº 318

FECHA: 22 de marzo de 1993

Anexo 2137

DECRETO DE AMNISTÍA DE 1932

Page 141: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

136

DECRETO No. 121.- (julio 1932)

Art. 1.- Se concede amplia e incondicional

amnistía a favor de las personas que hubieren

participado en la rebelión comunista de los días

veintidós y veintitrés de enero próximo pasado, en

los departamentos de San Salvador, La Libertad,

Sonsonate y Ahuachapán o en otras poblaciones;

quedando exceptuados los individuos que

aparecieren culpables de los delitos de asesinato,

homicidio, robo, incendio, violación y lesiones

graves.

Art. 2.- Asimismo se concede amplia e

incondicional amnistía a favor de los funcionarios,

autoridades, empleados, agentes de la autoridad y

cualquiera otra persona civil o militar, que de alguna

manera aparezcan ser responsables de infracciones a

las leyes, que puedan conceptuarse como delitos de

cualquier naturaleza, al proceder en todo el país, al

restablecimiento del orden, represión, persecución,

castigo y captura de los sindicados en el delito de

rebelión antes mencionado.

PALACIO NACIONAL: San Salvador, a los trece días

del mes de julio de mil novecientos treinta y dos.

Cúmplase,

Page 142: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

137

Maximiliano H. Martínez

Presidente Constitucional

Miguel Ángel Araujo

Ministro de Justicia

Page 143: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

138

NOTAS

1 Valencia Caravantes, Daniel. “Harry, el policía matapandilleros”, El

Faro, El Salvador 8 de junio del 2014 (consultado el 3 de abril del

2016): salanegra.elfaro.net.

2 Primero de los acuerdos firmados por la insurgencia y el Gobierno.

Estableció los tramos de lo que la Organización de las Naciones

Unidas llamó “el camino a la paz”; estos eran: terminar el conflicto

armado por la vía política al más corto plazo posible; impulsar la

democratización del país; respetar de forma irrestricta los derechos

humanos; y reunificar la sociedad salvadoreña.

3 En adelante “el Grupo Conjunto”.

4 Población que “vive en unos niveles en los que apenas puede

satisfacer las necesidades básicas fundamentales […] marginada

frente a unas minorías elitistas, que siendo la menor parte de la

humanidad utilizan en su provecho inmediato la mayor parte de los

recursos disponibles”. Esa condición no deviene de “leyes naturales

o por desidia personal o grupal, sino por ordenamientos sociales

Page 144: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

139

históricos” que la sitúan “en posición estrictamente privativa y no

meramente carencial” de lo que le es debido, por su explotación o

porque indirectamente se le impide “aprovechar su fuerza de

trabajo o su iniciativa política”. Cfr. Senent, Juan Antonio (ed.). La

lucha por la justicia. Selección de textos de Ignacio Ellacuría (1969-

1989), Instituto de Derechos Humanos Universidad de Deusto,

Bilbao, 2012, pp. 303 y 304.

5 Cfr. Betancur, Belisario y otros. De la locura a la esperanza. La

guerra de 12 años en El Salvador. Informe de la Comisión de la

Verdad para El Salvador, Revista Estudios Centroamericanos (ECA),

533, marzo 1993, Año XLVIII, Universidad Centroamericana "José

Simeón Cañas" (UCA), p. 275.

6 Ibíd.

7 Documento especial. Informe del Grupo conjunto para la

investigación de grupos armados ilegales con motivación política en

El Salvador, primera parte, 28 de julio de 1994, Revista Estudios

Centroamericanos (ECA), Universidad Centroamericana "José

Simeón Cañas" (UCA), 550, agosto 1994, Año XLIX, p. 994.

8 Artículo 7, párrafo 3 de la Constitución: “Se prohíbe la existencia

de grupos armados de carácter político, religioso o gremial”.

9 Organización de las Naciones Unidas. “Día Internacional del

Derecho a la Verdad” – en relación con violaciones graves de los

Page 145: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

140

derechos humanos y de la dignidad de las víctimas (consultado el 5

de abril del 2016): un.org.

10 Cfr. Naciones Unidas. Acuerdos de El Salvador: en el camino de la

paz, reimpresión, Misión de Observadores de las Naciones Unidas

en El Salvador (ONUSAL), San Salvador, noviembre de 1993, p. 31.

11 Ibíd., p. 33.

12 Acuerdo de Paz de Chapultepec, capítulo I, numeral 5 (consultado

el 8 de abril del 2016): elsalvador.com.

13 Ver anexo 1.

14 “Por eso, volvemos a reiterar un llamado a todas las fuerzas del

país, a que se debe apoyar una amnistía general y absoluta, para

pasar de esa página dolorosa de nuestra historia y buscar ese mejor

futuro para nuestro país” (Mensaje de Cristiani el 18 de marzo de

1993). Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe

sobre la situación de los derechos humanos en El Salvador, II. El

Salvador y sus compromisos internacionales en materia de derechos

humanos: La Convención Americana. Los casos individuales, 4. La

promulgación de la Ley de Amnistía y los compromisos

internacionales de El Salvador, OEA/Ser.L/V/II.85, Doc. 28 rev., 11

febrero 1994 (consultado el 14 de abril del 2016): cidh.org.

15 Betancur, Belisario y otros. De la locura a la esperanza. La guerra

de 12 años en El Salvador. Informe de la Comisión de la Verdad para

Page 146: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

141

El Salvador, Revista Estudios Centroamericanos (ECA), 533, marzo

1993, Año XLVIII, Universidad Centroamericana “José Simeón

Cañas” (UCA), p. 162.

16 Así es conocida, por ser la de mayor tamaño, la promoción de

subtenientes que egresó en 1966 de la Escuela Militar “Capitán

general Gerardo Barrios”.

17 Fuerza Armada de El Salvador. La Fuerza Armada de El Salvador,

posición ante el Informe de la Comisión de la Verdad, Revista

Estudios Centroamericanos (ECA), 534-535, abril-mayo 1993, año

XLVIII, Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, San

Salvador, El Salvador, p.485.

18 Ibíd., p.486.

19 Ibíd.

20 Cuéllar, Benjamín. “El país de las amnistías”, Noticias UCA

(consultado el 16 de abril del 2016): uca.edu.sv.

21 Ver anexo 2.

22 Escrito jurídico en el que se pide una gracia: ya sea, por ejemplo,

el indulto o la conmutación de una pena o, en este caso, una

amnistía.

23 El 18 de octubre del 2002, al ser interrogado al respecto, Flores

respondió: “La Ley de Amnistía es la piedra angular de los acuerdos

de paz, es lo que nos permitió a nosotros perdonarnos […] la

Page 147: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

142

persecución de los crímenes de guerra hubiera producido otra

guerra; hubiera cerrado las puertas a la posibilidad de reconciliarnos

[…] A mí me parece que aquellos que buscan quitar esa piedra

angular de los acuerdos de paz, pueden sumergirnos en un grave

conflicto adicional […]”.

24 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Op. Cit.

25 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso masacres de El

Mozote y lugares aledaños vs. El Salvador, sentencia de 25 de

octubre del 2012 (fondo, reparaciones y costas), número 318, p.

124.

26 Se trata de “los casos que llegaron a través de organismos,

instituciones, así como aquellos que fueron remitidos por

particulares, sin hacerse presentes ante la Comisión. Los que

proced(ía)n de instituciones constituye(ro)n prácticamente [sic]

totalidad de los casos”.

27 Bajo esta categoría se incluyen las muertes de hombres y

mujeres.

28 Dichos términos, aclaró la Comisión de la Verdad, correspondían a

“la acepción más genérica de los conceptos expresados. Ellos no

deb(ía)n ser entendidos en ningún caso en un sentido jurídico,

tampoco implica(ba)n ninguna conclusión de tipo legal”. Ver

Naciones Unidas. Análisis estadístico de los testimonios recibidos

Page 148: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

143

por la Comisión de la Verdad. Fuente directa, Anexos: Tomo II, San

Salvador – Nueva York, p. 2.

29 Eso lo reconoció la Comisión de la Verdad, en los siguientes

términos: “No obstante su gran cantidad, estas denuncias no

representan la totalidad de los hechos de violencia. La Comisión

sólo alcanzó recibir en su período de tres meses de recepción de

testimonios una muestra significativa”. Ver Betancur, Belisario y

otros. Op. Cit., p. 198.

30 Para ampliar, ver Cuéllar, Benjamín. “El Salvador”, en Las víctimas

y la justicia transicional. ¿Están cumpliendo los Estados

latinoamericanos los estándares internacionales?, Fundación para el

Debido Proceso Legal, Washington, D. C., 2010, pp. 130-134.

31 “Las instituciones judiciales, sobre todo cuando hasta ahora han

sido fundamentalmente instrumentos de poder, logran ser dignas

de confianza cuando pueden demostrar que no hay nadie por

encima de la ley. La búsqueda de la verdad puede fomentar la

confianza si responde a la zozobra de aquellas personas cuya

confianza fue destruida por experiencias de violencia y/o abuso y

que temen que el pasado pueda repetirse”. Ver de Greiff, Pablo.

Informe del Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la

justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Consejo de

Derechos Humanos, Asamblea General, Naciones Unidas, 21

Page 149: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

144

período de sesiones, tema 3 de la agenda, distribución general 9 de

agosto del 2012, A/HRC/21/46, Nº 34, p. 11.

32 Betancur, Belisario y otros. Op. Cit., p. 177.

33 Ibíd., p. 199.

34 Ibíd.

35 Ibíd., p. 198.

36 Ibíd.

37 Equipo Envío. “Santa Fe II: el imperialismo ante América Latina”,

Envío (digital), Universidad Centroamericana (UCA), Nicaragua

(consultado el 19 de abril del 2016): envio.org.ni.

38 Ibíd.

39 Elaboración propia. Ver Naciones Unidas. Op. Cit., Número de

homicidios por fuerza responsable (Gráfico 10) y Tipos de hechos

por fuerza responsable (Gráfico 11).

40 Elaboración propia. Ver Naciones Unidas. Op. Cit., Fuente

indirecta. Número de casos por fuerza responsable implicada

(Gráfico 6).

41 El estudio se basó en la información recabada directamente por el

IDHUCA; también en las denuncias y publicaciones de la Oficina de

Tutela Legal del Arzobispado (OTLA), el Socorro Jurídico Cristiano

“Monseñor Óscar Romero” (SJC), la Comisión de Derechos Humanos

de El Salvador (CDHES) y el Comité Cristiano Pro Desplazados de El

Page 150: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

145

Salvador (CRIPDES).

42 Instituto de Derechos Humanos de la Universidad

Centroamericana (IDHUCA). Buscando entre las cenizas, Revista

Estudios Centroamericanos (ECA), Nº 589-590, noviembre-

diciembre de 1997, Universidad Centroamericana “José Simeón

Cañas” (UCA), Año LII, pp. 1115 a 1156.

43 Ibíd., p. 1116.

44 Ibíd.

45 Ibíd., 1129.

46 Ibíd., 1129.

47 Oficina creada por un grupo de jóvenes abogados y estudiantes

de Ciencias Jurídicas, con el apoyo de unos pocos juristas

experimentados, en el colegio jesuita “Externado de San José”.

48 Socorro Jurídico, Arzobispado de San Salvador. El Salvador. La

situación de los derechos humanos; octubre 1979 — julio 1981,

México, 1981, pp. 79 a 104.

49 Ibíd., p. 82.

50 Hernández, Claudia María (bajo el seudónimo “Ixquic”).

“Impunidad perpetua”, blog Xibalbá (consultado el 20 de abril del

2016: (I) ixquic.blogspot.com y (II) ixquic.blogspot.com.

51 Socorro Jurídico, Arzobispado de San Salvador. Op. Cit., p. 104.

52 Betancur, Belisario y otros. Op. Cit., p. 275.

Page 151: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

146

53 Ibíd.

54 Ambos acusados por la familia de Roque Dalton por su

participación determinante en la ejecución del poeta y de Armando

Arteaga (“Pancho”).

55 Betancur, Belisario y otros. Op. Cit., pp. 279 y 280.

56 Betancur, Belisario y otros. Op. Cit., p. 275.

57 Ibíd., p. 318.

58 Ibíd., p. 280.

59 Ibíd.

60 Ibíd.

61 Ibíd.

62 Ibíd.

63 Ibíd., p. 318.

64 Hasta el 8 de diciembre de 1993 acordaron los principios que

regirían su funcionamiento y luego lo formaron. Entre esa fecha y la

de la presentación de su informe, el 28 de julio de 1994, pasaron

siete meses y veinte días; un período menor al que tardaron en

constituirlo desde la recomendación hecha por la Comisión de la

Verdad.

65 Documento especial. Informe del Grupo conjunto para la

investigación de grupos armados ilegales con motivación política en

El Salvador, primera parte, 28 de julio de 1994, Revista Estudios

Page 152: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

147

Centroamericanos (ECA), Universidad Centroamericana “José

Simeón Cañas” (UCA), 550, agosto 1994, Año XLIX, p. 858.

66 Ibíd., p. 862.

67 Ibíd., p. 860.

68 Cfr. Documento especial. Informe del Grupo conjunto para la

investigación de grupos armados ilegales con motivación política en

El Salvador, segunda parte, 28 de julio de 1994, Revista Estudios

Centroamericanos (ECA), Universidad Centroamericana “José

Simeón Cañas” (UCA), 551, septiembre 1994, Año XLIX, p. 993.

69 A excepción de los casos en los que establecieran

responsabilidades individuales o de estructuras, para su inmediata

investigación fiscal. Cabe aclarar que la confidencialidad, otro de los

principios rectores del GRUCON, se estableció para su

funcionamiento y no para la limitar la difusión de sus resultados; por

tanto, no estaba reñida con el conocimiento público de su informe.

70 Documento especial. Informe del Grupo conjunto para la

investigación de grupos armados ilegales con motivación política en

El Salvador, primera parte, p. 859.

71 Ibíd., 869.

72 Ibíd.

73 Ibíd.

74 Ibíd.

Page 153: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

148

75 Documento especial. Informe del Grupo conjunto para la

investigación de grupos armados ilegales con motivación política en

El Salvador, segunda parte, p. 992.

76 Cfr. El Salvador, proceso, informativo semanal. El informe del

grupo conjunto, reporte IDHUCA, Centro universitario de

documentación e información (CIDAI), p. 15.

77 Ibíd.

78 Ibíd., pp. 15 y 16.

79 Ibíd., p. 16.

80 Ibíd.

81 Castillo, Juan Jerónimo y otros. Informe del Grupo Conjunto para

la investigación de grupos armados ilegales con motivación política

en El Salvador [Mimeo], Anexo 3, 28 de julio de 1994.

82 Documento especial. Informe del Grupo conjunto para la

investigación de grupos armados ilegales con motivación política en

El Salvador, segunda parte, p. 993.

83 Cfr. Ibíd., p. 978.

84 Ibíd., p. 280.

85 Ibíd., p. 993.

86 Cfr., Ibíd., pp. 994 y 995.

87 Cfr., Ibíd., pp. 995 a 998.

88 Ibíd., p. 993.

Page 154: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

149

89 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Op. Cit.

90 Ibíd.

91 Ibíd.

92 Pérez Aguirre, Luis. Discurso pronunciado en el Seminario

Internacional “Impunidad y sus efectos en los procesos

democráticos”, Santiago de Chile, 14 de diciembre de 1996.

93 Consejo Nacional de Seguridad Pública. Diagnóstico de las

instituciones del ramo de seguridad pública, febrero de 1998, San

Salvador, El Salvador, p. 1.

94 Lanssiers, Hubert. Los dientes del dragón, quinta edición

(corregida y aumentada), Ediciones Copé, Petróleos del Perú, Lima,

2009, p. 46.

95 Ibíd.

96 Cfr. Instituto de Medicina Legal “Dr. Roberto

Masferrer”, Homicidios diciembre 2015, 6 de enero

2016 (consultado el 31 de marzo del 2016): csj.gob.sv.

97 Informativo del Observatorio de los derechos de la niñez. No.4-

2015, 2015: un año con mucha violencia contra la niñez y

adolescencia, p. 3 (consultado el 2 de abril del 2016):

observatoriodelosderechosdelaninezylaadolescencia.org.

98 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Violencia, niñez

y crimen organizado, Resumen ejecutivo, número 1, p.

Page 155: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

150

OEA/Ser.L/V/II, Doc. 40/15, 11 de noviembre del 2015, p. 11

(consultado el 16 de mayo del 2016): oas.org.

99 Ibíd. Número 2, p. 12.

100 IUDOP: Unidad de la Vicerrectoría Proyección Social en la jesuita

Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA).

101 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Entre esperanzas y miedo. La juventud y la violencia en El Salvador,

San Salvador, 2015, p. 10 (consultado el 7 de abril del 2016):

sv.undp.org.

102 Se incluyen el Órgano Judicial, Policía Nacional Civil y las tres

entidades integrantes del Ministerio Público: Fiscalía General de la

República, Procuraduría General de la República y Procuraduría para

la Defensa de los Derechos Humanos.

103 Lanssiers, Hubert. Op. Cit., p. 13.

104 Eduardo Pizarro León Gómez define el vigilantismo como “la

violencia organizada de ciudadanos contra la criminalidad común”;

Richard Maxwell Brown, afirma que se trata de “movimientos

organizados extra-legales, los cuales se toman la justicia por sus

propias manos”. Laserna, Roberto, editor. Nueve estudios sobre

Cochabamba, septiembre del 2013, Bolivia, p. 83, (consultado el 2

de abril del 2016): ciudadaniabolivia.org.

105 La Comisión de la Verdad destacó de El Salvador “su larga

Page 156: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

151

historia de violencia perpetrada por grupos que no son del Estado,

ni de criminales ordinarios. Ha sido por décadas una sociedad

fragmentada, con un débil sistema de justicia y una tradición de

impunidad por abusos cometidos por oficiales y miembros de las

familias más poderosas. A la vez, es un país con poca tierra, muchos

habitantes y enormes tensiones sociales. Todo esto ha contribuido a

generar un clima en el cual la violencia ha formado parte de la vida

cotidiana”. Betancur, Belisario y otros. Op. Cit., p. 276.

106 Centro Universitario de Información, Documentación y Apoyo a

la Investigación (CIDAI). El Salvador en 1996: política, economía y

sociedad, Revista Estudios Centroamericanos (ECA), enero-febrero,

1997, nº 579-580 (consultado el 8 de mayo del 2016): uca.edu.sv.

107 Ibíd.

108 Cfr. “FMLN: Juntas vecinales violan acuerdos de paz”, San

Salvador (ACAN-EFE), La Nación, viernes 6 de septiembre de 1996,

San José, Costa Rica (consultado el 9 de mayo del 2016):

nacion.com.

109 Cfr. Redacción. “Evaluarán dar armas a ciudadanos para

defender sus barrios y colonias”, La Página, 2 de abril del 2016

(consultado el 9 de mayo del 2016): lapagina.com.

110 Cea, Nancy. FGR investiga a supuestos grupos de exterminio,

INFORMA TVX, 1 de marzo del 2016 (consultado el 29 de marzo del

Page 157: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

152

2016): informatvx.com.

111. “Fiscalía investiga existencia de supuestos grupos de

exterminio”, Prensa Latina, 27 de febrero del 2016 (consultado el 29

de marzo del 2016): verdaddigital.com.

112 Departamento de Estado, Estados Unidos de América. El

Salvador: Informe sobre los derechos humanos 2014. “Resumen

ejecutivo”, p. 1 (consultado el 6 de abril del 2016): humanrights.gov.

113 Silva Ávalos, Héctor. “EUA reconoce que hay asesinatos

extrajudiciales en El Salvador”, FACTum, 13 de abril del 2016

(consultado el 15 de abril del 2016): revistafactum.com.

114 “La defensa de Romero Amaya apeló y se ordenó un nuevo

juicio, en el cual resultó absuelto”, Diario 1, mayo de 2015

(consultado el 12 de abril del 2016): diario1.com.

115 Valencia Caravantes, Daniel. Op. Cit.

116 Salvadoreño. En la actualidad es el director de investigación del

Centro de Latinoamérica y el Caribe, en la Universidad Internacional

de Florida; de 1994 al 2006 dirigió el Instituto Universitario de

Opinión Pública en El Salvador, su país natal.

117 Aguilar, Jimena. “Grupos de exterminio han existido desde la

guerra”, La Prensa Gráfica, 6 de septiembre del 2015, El Salvador

(consultado el 8 de abril del 2016): laprensagrafica.com.

118 En el 2015 asesinaron a 62 integrantes de la PNC, de entre los

Page 158: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

153

niveles inferiores en la jerarquía institucional. Algunas de esas

víctimas no murieron en servicio, a manos de maras u otras

manifestaciones de crimen organizado; pero la mayoría sí. La

corporación tiene un personal operativo que casi llega a veintiséis

mil personas. Según una fuente interna, hasta octubre del 2015

eran 23,093 hombres y 2,729 mujeres. Esas muertes violentas

constituyen, pues, casi el 0.25 % de la membresía operativa de la

PNC. Es, pues, muy preocupante esa proporción. Además, a pocos

días de finalizar el 2015, eran veinticuatro los militares fallecidos en

similares condiciones.

119 Rauda Zablah, Nelson y Santos, Jessel. “Piden reformas para

blindar a PNC y FAES”, La Prensa Gráfica, 24 de octubre del 2013

(consultado el 12 de abril del 2016): laprensagrafica.com.

120 Rauda Zablah, Nelson. “PDH y FESPAD ven innecesario blindaje a

PNC”, La Prensa Gráfica, 25 de octubre 2013 (consultado el 6 de

abril del 2016): laprensagrafica.com.

121 Membreño, Tania. “Si les disparan, ustedes disparen, tienen

nuestro respaldo”, La Prensa Gráfica, 26 de noviembre del 2011

(consultado el 13 de mayo del 2016): laprensagrafica.com.

122 “Director de la PNC aconseja a policías ‘disparar sin miedo a

delincuentes’”, El Diario de Hoy, 20 de enero del 2015 (consultado el

13 de mayo del 2016): elsalvador.com

Page 159: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

154

123 Lozano, Mirna. “Un incremento de desapariciones y homicidios

delató a sicarios”, radio 102nueve (periódico digital), 23 de mayo del

2016.

124 Weber, Max. Economía y Sociedad: Teoría de la organización

social. Vol. 1. Fondo de Cultura Económica, México, 1944.

125 Red de investigadores del Banco Central (REDIBACEN).

Estimación del costo económico de la violencia en El Salvador,

presentado el 28 de abril del 2016 (consultado el 15 de mayo del

2016): bcr.gob.sv.

126 El promedio de sobrepoblación penitenciaria en América Latina

oscila entre el 50 y el 100 %; en El Salvador supera el 300 %.

127 Valencia, Roberto. “En estas condiciones la rehabilitación es

imposible”, El Faro, 20 de febrero del 2011 (consultado el 15 de

mayo del 2016): elfaro.net.

128 Lanssiers, Hubert. Op. Cit., p. 49.

129 Rosales Martel, Metzi. “En el país más violento del mundo cada

día se registran 30 nuevas armas”, El Faro, 24 de febrero del 2016

(consultado el 18 de mayo del 2016): elfaro.net.

130 Boutros-Ghali, Boutros. Carta de fecha 3 de noviembre de 1993

dirigida al presidente del Consejo de Seguridad por el secretario

general de las Naciones Unidas, Consejo de Seguridad, Naciones

Unidas, s/26689, 3 de noviembre de 1993, p. 1.

Page 160: Benjamín Cuéllar - Bajo amenaza: grupos armados ilegales en El Salvador

155

131 Hernández Pico, Juan. Monseñor Rivera y Damas con la luz de

Monseñor Romero, Envío (digital), número 155, diciembre 1994,

Universidad Centroamericana (UCA), Nicaragua (consultado el 26 de

abril del 2016): envío.org.ni.

132 Cfr. NACIONES UNIDAS. Evaluación del proceso de paz en El

Salvador, Asamblea General, quincuagésimo período de sesiones,

Tema 40 del programa, A/51/917, 1° de julio de 1997, romano IV,

literal C, numeral 25.

133 Cfr. Ibíd., numeral 26.

134 Ki-Moon. “Discurso de Ban Ki-moon, en el 23 Aniversario de

Acuerdos de Paz El Salvador”, El Salvador Noticias, 16 enero, 2015

(consultado el 11 de mayo del 2016): elsalvadornoticias.net.

135 Ibíd.

136 Romero y Galdámez, Óscar Arnulfo. “La reconciliación de los

hombres en Cristo, proyecto de la verdadera liberación”, cuarto

domingo de cuaresma, 16 de marzo de 1980, San Salvador, El

Salvador, Homilías de Monseñor Romero, Servicios Konoina

(consultado el 25 de mayo del 2015): servicioskoinonia.org.

137 Hernández, Claudia María (bajo el seudónimo “Ixquic”).

“Amnistía de 1932”, abril de 2008, blog Xibalbá (consultado el 15 de

abril del 2014): ixquic.blogspot.com.