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Joseph Bedier T T r r i i s s t t á á n n e e I I s s o o l l d d a a Documento producido por proyecto Avalón noviembre de 2002 Nada se sabe sobre el origen y procedencia de esta leyenda o esta historia, mucho más remota que la fecha a que corresponden los datos más antiguos que hacen referencia a ella. Por ejemplo, en las tríadas galesas del "Libro rojo" se habla de un porquero, Drysta, hijo de Tallwch, que vivía en la isla de Prydein (Bretaña), que "fue de mensajero a Essyllt" (Isolda) y que, además, era "maestro en mecánica". También en las tríadas de la "Myvyrian Archaeology of Wales", se alude a los tres enamorados de la isla Prydein y se cita concretamente a "Trystan, hijo de Tallwch, amante de Essyllt, mujer de March". Desaparecidos por completo los poemas de La Chèvre y de Chrétien de Troyes, no ha sido posible establecer la relación que estas obras pudieron tener con un poema primitivo, anterior a los más antiguos, que Bédier supone estar compuesto desde principios del siglo XII. Pero sí ha podido establecerse una relación entre los dos poemas más antiguos, desgraciadamente incompletos, tales son el de Béroul, del que han llegado a nosotros unos tres mil versos, y el de Thomas, del que se conservan ocho fragmentos. El primero se supone escrito en Normandía hacia 1180, y tiene una continuación anónima, escrita hacia 1209. El poema de Thomas, anglonormando, fue escrito en Inglaterra entre 1155 y 1170. Se conocen otras obras posteriores con el mismo tema, tal el poema de Eilhardo de Oberga (compuesto entre 1190 y 1200), la novela en prosa francesa, compuesta hacia 1230 y el poema episódico de la "Folie Tristan", compuesto hacia 1170. Todas estas obras proceden, según Bédier, de un modelo que debió ser, en su tiempo, la ampliación de un arquetipo. Hay también otras obras que proceden más directamente del poema de Thomas. Tal es, entre otras, el "Tristan und Isolde", poema de Godofredo de Estrasburgo, compuesto entre 1200 y 1220 incompleto- y del cual, como de las obras de sus continuadores, proviene la ópera de Wagner. La versión que publicamos fue escrita en 1902 por el ilustre filólogo francés Joseph Bédier, uno de los más grandes medievalistas europeos, a quien se deben, precisamente, los estudios más importantes que se han realizado hasta la fecha con respecto a la leyenda

Bedier, Joseph - Tristan e Isolda

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  • Joseph Bedier

    TTrriissttnn ee IIssoollddaa

    Documento producido por proyecto Avaln noviembre de 2002 Nada se sabe sobre el origen y procedencia de esta leyenda o esta historia, mucho ms

    remota que la fecha a que corresponden los datos ms antiguos que hacen referencia a ella.

    Por ejemplo, en las tradas galesas del "Libro rojo" se habla de un porquero, Drysta, hijo de

    Tallwch, que viva en la isla de Prydein (Bretaa), que "fue de mensajero a Essyllt"

    (Isolda) y que, adems, era "maestro en mecnica". Tambin en las tradas de la "Myvyrian

    Archaeology of Wales", se alude a los tres enamorados de la isla Prydein y se cita

    concretamente a "Trystan, hijo de Tallwch, amante de Essyllt, mujer de March".

    Desaparecidos por completo los poemas de La Chvre y de Chrtien de Troyes, no ha sido

    posible establecer la relacin que estas obras pudieron tener con un poema primitivo,

    anterior a los ms antiguos, que Bdier supone estar compuesto desde principios del siglo

    XII. Pero s ha podido establecerse una relacin entre los dos poemas ms antiguos,

    desgraciadamente incompletos, tales son el de Broul, del que han llegado a nosotros unos

    tres mil versos, y el de Thomas, del que se conservan ocho fragmentos. El primero se

    supone escrito en Normanda hacia 1180, y tiene una continuacin annima, escrita hacia

    1209. El poema de Thomas, anglonormando, fue escrito en Inglaterra entre 1155 y 1170.

    Se conocen otras obras posteriores con el mismo tema, tal el poema de Eilhardo de Oberga

    (compuesto entre 1190 y 1200), la novela en prosa francesa, compuesta hacia 1230 y el

    poema episdico de la "Folie Tristan", compuesto hacia 1170.

    Todas estas obras proceden, segn Bdier, de un modelo que debi ser, en su tiempo, la

    ampliacin de un arquetipo. Hay tambin otras obras que proceden ms directamente del

    poema de Thomas. Tal es, entre otras, el "Tristan und Isolde", poema de Godofredo de

    Estrasburgo, compuesto entre 1200 y 1220 incompleto- y del cual, como de las obras de sus continuadores, proviene la pera de Wagner.

    La versin que publicamos fue escrita en 1902 por el ilustre fillogo francs Joseph

    Bdier, uno de los ms grandes medievalistas europeos, a quien se deben, precisamente,

    los estudios ms importantes que se han realizado hasta la fecha con respecto a la leyenda

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    de Tristn.

    Para esta versin Bdier tom como base el poema de Broul, que ya haba traducido al

    francs moderno, convirtiendo su traduccin, como dice Gastn Pars, en un poema francs

    de mediados del siglo XII, pero compuesto a fines del XIX. En esencia, sta es tambin la

    presente obra.

    I

    LA INFANCIA DE TRISTN

    Du wrest swre baz genant: Juvente bele et la riant!

    (Gottfried de Strasbourg)

    Seores, os gustara escuchar una hermosa historia de amor y de muerte? Es de Tristn y

    de la reina Isolda. Sabris del goce y del dolor con que se amaron y cmo murieron, en el

    mismo da, l por ella, ella por l.

    En aquel tiempo, el rey Mars reinaba en Cornualles. Sabiendo que sus enemigos le haban

    declarado la guerra, Rivaln, rey de Leons, atraves el mar para prestarle ayuda. Le sirvi

    con la espada y con el consejo, como lo hubiera hecho un vasallo, y con tal fidelidad que

    Mars le otorg en recompensa a la hermosa Blancaflor, su hermana, a quien el rey

    Rivaln amaba con un amor maravilloso.

    Acababan de celebrarse los esponsales en el monasterio de Tintagel cuando lleg la noticia

    de que su antiguo enemigo el duque Morgan se haba lanzado sobre el Leons, arrasando

    sus castillos, sus campos y sus ciudades. Rivaln equip sus naves a toda prisa y llev

    consigo a Blancaflor, que estaba encinta, hacia sus lejanas tierras.

    Desembarc ante su castillo de Kanoel, confi la reina a la salvaguarda de su mariscal

    Rohalt, a quien todos, por su lealtad, apodaban con un hermoso nombre, Rohalt el

    Fidelsimo, y luego, habiendo reunido a sus barones, parti para hacer la guerra.

    Blancaflor le esper mucho tiempo. Mas, ay!, jams haba de volver. Un da supo que el

    duque Morgan le haba matado a traicin. No le llor: ni una lgrima, ni un lamento, pero

    sus miembros se volvieron dbiles y flojos; su alma quiso, con deseo intenso, escapar del

    cuerpo. Rohalt se esforzaba en consolarla.

    Reina le deca, no conseguiremos nada ensartando pena sobre pena; todo el que nace, no ha de morir acaso? Que Dios acoja a los muertos y guarde a los vivos!...

    Pero ella no quiso escucharle. Tres das dese ir a reunirse con su dueo amado. Al cuarto

    da dio a luz un hijo y tomndolo en sus brazos:

    Hijo exclam, mucho tiempo he deseado verte, y veo en ti a la ms hermosa criatura nacida de mujer. Con tristeza alumbro y triste es mi primera caricia, por ti siento la

    tristeza de morir. Y como has venido al mundo con tristeza, te llamars Tristn.

    Una vez pronunciadas estas palabras, le bes y falleci despus de haberle besado.

    Rohalt el Fidelsimo recogi al hurfano. Ya los hombres del duque Morgan cercaban el

    castillo de Kanoel. Hubiera podido Rohalt sostener mucho tiempo la guerra? En verdad se

    dice: Temeridad no es valenta. Hubo de rendirse a merced del duque Morgan. Pero

    temiendo que Morgan degollara al hijo de Rivaln, el mariscal le hizo pasar por hijo suyo y

    le educ entre sus propios hijos.

    Cumplidos los siete aos y no necesitando ya cuidados de mujer, Rohalt confi a Tristn a

    un sabio maestro, el buen escudero Gorvaln. Gorvaln le ense en pocos aos las artes

    propias de los barones. Le ense a manejar la lanza, la espada, el escudo y el arco, a

    lanzar discos de piedra, a franquear de un salto los fosos ms anchos; le inculc el odio a la

    felona y a la mentira, y le acostumbr a socorrer a los dbiles, a guardar la fe jurada; le

    ense diversas clases de canto, el manejo del arpa y el arte de la montera; y cuando el

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    nio cabalgaba entre los jvenes escuderos, pareca como si su caballo, sus armas y l

    formaran un solo cuerpo y nunca hubieran estado separados. Al verle tan noble y gallardo,

    ancho de espaldas, estrecho de caderas, fuerte, fiel y valeroso, todos alababan a Rohalt por

    semejante hijo. Pero Rohalt, pensando en Rivaln y en Blancaflor, de quienes reviva la

    juventud y la gracia, amaba a Tristn como a un hijo y secretamente le reverenciaba como

    a su seor.

    Mas sucedi que toda su alegra qued desvanecida cuando unos mercaderes de Noruega

    atrajeron a Tristn a bordo de su nave y se lo llevaron como una hermosa presa. Mientras

    se hacan a la vela hacia ignotas tierras, Tristn se debata como un lobezno cogido en la

    trampa. Pero es verdad probada, y todos los marineros lo saben, que el mar lleva a disgusto

    las naves desleales y no protege los raptos ni las traiciones. Sublevse furiosa, sumergi a

    la nave en tinieblas y la arrastr durante ocho das y ocho noches a la ventura. Al fin los

    marineros vislumbraron a travs de la niebla una costa escarpada y erizada de escollos,

    contra la cual se estrellara la quilla. Se arrepintieron; comprendiendo que la furia del mar

    provena de aquel nio en mala hora arrebatado, hicieron, voto de liberarle y aparejaron

    una barca para llevarlo a la orilla. De sbito aplacse el viento, decreci el oleaje y

    mientras la nave de los noruegos desapareca en lontananza, las olas risueas y apacibles

    condujeron la barca de Tristn hasta la arena de una playa.

    Con un gran esfuerzo escal el acantilado y vio que ms all de una landa hundida y

    desierta se extenda una selva sin fin. Se lamentaba aorando a Gorvaln, a Rohalt, su

    padre, y la tierra de Leons, cuando el bullicio lejano de una cacera, a toque de cuerno y

    con gran algazara, regocij su corazn. De entre la espesura surgi un hermoso ciervo. La

    jaura y los monteros le seguan el rastro con gran tumulto de voces y trompetas, pero

    como los sabuesos colgaban ya en racimos de la piel de su crucero, la bestia, a algunos

    pasos de Tristn, dobl las patas, agonizante. Un montero la remat con el venablo.

    Mientras los cazadores alineados en crculo sealaban pieza cobrada a toque de cuerno,

    Tristn, atnito, vio que el montero mayor rajaba ampliamente el cuello del ciervo como

    para cortarlo. Exclam:

    Qu hacis, seor? Est bien descabezar esta bestia tan noble, como si fuera un cerdo degollado? Es costumbre del pas?

    Buen hermano respondi el montero, qu hago que pueda sorprenderte? S, corto primero la cabeza de este ciervo, despus dividir el cuerpo en cuatro partes y las

    llevaremos colgadas de los arzones de nuestras sillas al rey Mars, nuestro seor. As lo

    hacemos y desde el tiempo de los ms antiguos monteros se ha venido haciendo en

    Cornualles. Pero si t conoces alguna costumbre ms loable, ensanosla: toma este

    cuchillo, buen hermano, y nosotros la aprenderemos con mucho gusto.

    Tristn se hinc de rodillas y quit la piel al ciervo antes de deshacerlo; despus despedaz

    a la bestia dejando intacto el hueso sacro, segn costumbre; luego separ las extremidades,

    el morro, la lengua, las criadillas y la vena del corazn.

    Y monteros y lacayos de jaura, inclinados sobre l, le contemplaban arrobados:

    Amigo dijo el montero mayor, bellas costumbres son stas; en qu tierra las aprendiste? Dinos tu pas y tu nombre.

    Buen seor, me llamo Tristn y aprend estas costumbres en mi tierra de Leons. Tristn dijo el montero, que Dios recompense al padre que te ha criado tan noblemente! Es sin duda barn rico y poderoso?

    Pero Tristn, que saba hablar bien y callar mejor, contest con astucia:

    No, seor, mi padre es un mercader. He huido secretamente de casa a bordo de una nave que parta para comerciar en lejanas tierras, pues querra aprender cmo se comportan los

    hombres de los pases extranjeros. Pero si me aceptis entre vuestros monteros, os seguir

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    de buena gana y os ensear, seor, otros pasatiempos de montera.

    Hermoso Tristn, me admira que haya una tierra donde los hijos de los mercaderes sepan cosas que en otra ignoran los hijos de los caballeros. Pero ven con nosotros, si as lo

    deseas, y s bienvenido. Te llevaremos al rey Mars, nuestro seor.

    Tristn acab de descuartizar el ciervo. Dio a los perros el corazn, los despojos de la

    cabeza y las entraas y ense a los cazadores cmo debe prepararse la porcin destinada a

    los perros y la que ha de servir de cebo. Despus enristr los trozos bien divididos y los

    confi a los diferentes monteros: la cabeza a uno, a otro la grupa y los grandes filetes; a

    ste espaldas, a aqul las ancas, a estotro los lomos. Les ense cmo haban de alinearse

    de dos en dos para cabalgar en buen orden, segn la categora de los pedazos de caza

    enristrados en las horquillas.

    Luego se pusieron en camino, conversando, hasta que al fin divisaron un rico castillo.

    Estaba rodeado de prados, jardines, surtidores, pesqueras y tierras de labranto. Numerosas

    naves fondeaban en el puerto. El castillo se ergua sobre el mar, fuerte y hermoso, bien

    fortificado contra todo asalto y toda artimaa de la guerra; y la torre del homenaje, erigida

    por gigantes en remotos tiempos, estaba construida con bloques de piedra, grandes y bien

    tallados, dispuestos como un tablero de verde y azul.

    Tristn pregunt el nombre de este castillo.

    Hermoso mancebo, se llama Tintagel. Tintagel exclam Tristn, bendito seas de Dios y benditos sean tus moradores! Seores, era all donde en otro tiempo, con gran jbilo, su padre Rivaln celebr sus

    desposorios con Blancaflor. Mas, ay!, Tristn lo ignoraba.

    Llegados al pie de la torre maestra, las charangas de los monteros atrajeron a las puertas a

    los barones y al mismo rey Mars.

    Despus que el montero mayor lo hubo contado la aventura, Mars admir los hermosos

    arreos de caballera, el ciervo bien despedazado y el gran acierto en los usos de la

    montera. Pero admiraba sobre todo al hermoso muchacho extranjero y sus ojos no podan

    separarse de l. De dnde provena tan honda ternura? El rey interrogaba a su corazn y

    no poda comprenderlo. Seores, era su sangre que se conmova y hablaba dentro de s y el

    amor que en otro tiempo sintiera por Blancaflor, su hermana.

    Por la noche, una vez levantados los manteles, un juglar gals, maestro en su arte, avanz

    entre los barones reunidos y cant layes de arpa. Tristn estaba sentado a los pies del rey y

    como el arpista preludiara una nueva meloda, Tristn le habl as:

    Maestro, este romance es bello entre los ms bellos: los antiguos bretones lo compusieron antao para celebrar los amores de Graelent. Dulce es su tono y dulces sus

    palabras. Maestro, tu voz es hbil, acompalo bien con tu arpa.

    El gals cant y respondi luego:

    Chiquillo, qu sabes t del arte de los instrumentos? Si los mercaderes de la tierra de Leons ensean tambin a sus hijos a tocar el arpa, la ctara y la vihuela, toma el arpa y

    mustranos tu habilidad.

    Tristn tom el arpa y cant tan bellamente que los barones se enternecieron al orle. Y

    Mars admiraba al arpista venido de aquel Leons adonde antao Rivaln se llev a

    Blancaflor.

    Acabado el canto, el rey permaneci largo rato callado.

    Hijo exclam al fin, bendito sea el maestro que te ense y bendito de Dios seas t! Dios ama a los buenos cantores. Su voz y el arpa penetran en el corazn de los

    hombres, desvelan los recuerdos amables y hacen olvidar los duelos y las vilezas. Has

    venido a esta mansin para alegra nuestra. Qudate por mucho tiempo a mi lado, amigo!

    De buena gana os servir, seor respondi Tristn, como arpista, como montero y como sbdito vuestro.

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    As lo hizo y, durante tres aos, un mutuo afecto creci en sus corazones. Durante el da,

    Tristn segua a Mars a la audiencia o a la caza y, por la noche, como dorma en la cmara

    real con los privados y los fieles, si el rey estaba triste tocaba el arpa para mitigar sus

    penas. Los barones le queran y, ms que ninguno, como os ensear la historia, el senescal

    Dinas de Lidn. Pero ms tiernamente que los barones y que Dinas de Lidn le amaba el

    rey. A pesar de su afecto, Tristn no se consolaba de haber perdido a su padre, a su maestro

    Gorvaln y la tierra de Leons.

    Seores, el narrador, para no ser enojoso, debe evitar los relatos demasiados largos. Muy

    bellos y muy diversos son los elementos de esta historia: qu ganaramos con

    prolongarla? Dir, pues, brevemente, que tras haber vagado largo tiempo por tierras y por

    mares, Rohalt el Fidelsimo atrac en Cornualles y enseando al rey el carbunclo dado por

    l a Blancaflor en otro tiempo como rico presente nupcial, le dijo:

    Rey Mars, ste es Tristn de Leons, vuestro sobrino, hijo de vuestra hermana Blancaflor y del rey Rivaln. El duque Morgan gobierna su tierra contra toda razn: es

    hora de que vuelva a su heredero.

    Y dir brevemente cmo Tristn, ya armado caballero por su to, atraves el mar en las

    naves de Cornualles, se hizo reconocer por los antiguos vasallos de su padre, desafi al

    asesino de Rivaln, le dio muerte, y recobr su tierra.

    Pens luego que el rey Mars ya no vivira feliz sin l, y como la nobleza de su corazn le

    revelaba siempre la decisin ms acertada, llam a sus condes y barones y les habl de esta

    manera:

    Seores de Leons, he reconquistado este pas y he vengado al rey Rivaln con la ayuda de Dios y la vuestra. As he reivindicado a mi padre. Pero dos hombres, Rohalt y el rey

    Mars de Cornualles, han sostenido al hurfano y al nio errante y debo tambin llamarles

    padres, No les debo prestar, tambin, mi ayuda? Ahora bien, el hombre de alto rango

    posee dos cosas: su tierra y su cuerpo. A Rohalt, que veis aqu, ceder mi tierra: padre,

    vuestra ser y de vuestro hijo despus de vos. Al rey Mars ceder mi cuerpo; abandonar

    este pas, aunque muy amado, e ir a servir a Mars, mi seor, en Cornualles. Esta es mi

    idea; pero vosotros sois mis leales, seores de Leons, y me debis consejo. S alguno de

    vosotros quiere ensearme otra resolucin, que se levante y que hable!

    Pero todos los barones le ensalzaron con sus lgrimas y Tristn, llevando consigo

    nicamente a Gorvaln, se dispuso a partir hacia la tierra de Mars.

    II

    MOROLT DE IRLANDA

    Tristrem seyd: "Ywis,

    Y wil defende it as knizt. (Sir Tristrem)

    Al regreso de Tristn, Mars y toda la barona estaban consternados. Porque el rey de

    Irlanda haba equipado una flota para devastar Cornualles, si Mars se negaba, como vena

    haciendo durante quince aos, a satisfacer un tributo que pagaban sus antepasados. Pues

    sabris que, segn se convena en antiguos tratados, los irlandeses podan recaudar en

    Cornualles, trescientas libras de cobre el primer ao, trescientas libras de plata fina el

    segundo, y trescientas libras de oro el tercero. Llegado el cuarto ao, llevbanse trescientos

    mancebos y trescientas doncellas de quince aos escogidos a suerte entre las familias de

    Cornualles. Este ao el rey haba enviado a Tintagel, para presentar su mensaje, a un

    caballero gigante, Morolt, con cuya hermana estaba casado y a quien nadie haba vencido

    jams en batalla. Pero el rey Mars, por medio de cartas selladas, haba convocado en la

    corte a todos los barones de su tierra para tomar consejo.

    Llegado el tiempo sealado y cuando los barones estuvieron reunidos en la sala abovedada

    del palacio, y Mars se hubo sentado bajo el dosel, Morolt habl as.

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    Rey Mars, escucha por ltima vez la orden del rey de Irlanda, mi seor. Te conmina a pagar ya el tributo que le debes. Y como lo has demorado con exceso, requiere que me

    sean entregados en este da trescientos mancebos y trescientas doncellas de quince aos de

    edad, elegidos a suerte entre las familias de Cornualles. Mi nave anclada en el puerto de

    Tintagel se los llevar para hacerlos sbditos nuestros. Con todo, y no hago excepcin ms

    que de ti, rey Mars, como es debido, si alguno de tus barones quiere probar en batalla que

    el rey de Irlanda recaba este tributo contra razn, aceptar su reto. Cul de entre vosotros,

    seores de Cornualles, quiere combatir por el honor de su pas?

    Los barones mirbanse unos a otros a hurtadillas; luego bajaron la frente. El uno se deca:

    Observa, desdichado, la estatura de Morolt de Irlanda: es ms fuerte que cuatro hombres robustos. Mira su espada: no sabes acaso que por sortilegio ha hecho saltar la cabeza de

    los ms intrpidos campeones, durante los muchos aos que el rey de Irlanda enva a este

    gigante a llevar sus desafos por vasallas tierras? Infeliz: quieres ir a buscar la muerte?

    Para qu tentar a Dios?

    Otro pensaba: Os he criado, hijos mos, para tareas de siervos, y a vosotras, amadas

    hijas, para mujeres de placer? Mi muerte, no obstante, no podra salvaros!

    Y todos callaban. Morolt insisti:

    Quin de vosotros, seores de Cornualles, acepta mi reto? Le ofrezco una hermosa batalla, pues dentro de tres das llegaremos en barca a la isla de San Sansn, ms all de

    Tintagel. All vuestro caballero y yo lucharemos de hombre a hombre, y la gloria de haber

    aceptado el desafo recaer sobre sus allegados.

    Seguan callando y Morolt pareca un gerifalte a quien se encierra en una jaula de

    pajarillos: al entrar, todos enmudecen. Morolt habl por tercera vez:

    Pues bien, seores de Cornualles, ya que esta solucin os parece ms noble, elegid vuestros hijos a suerte y me los llevar! No cre que este pas estuviera habitado solamente

    por siervos.

    Entonces Tristn se arrodill a los pies del rey Mars y dijo:

    Seor rey, si queris concederme esta gracia, yo librar batalla. En vano quiso el rey disuadirle. Era un caballero tan joven! De qu le servira su

    intrepidez? Pero Tristn dio su prenda a Morolt y Morolt la recibi.

    El da sealado, Tristn, de pie sobre una colcha de rojo cendal, se hizo armar para la gran

    aventura. Revistise de la coraza y del yelmo de acero bruido. Lloraban los barones de

    pena por el osado y de vergenza de ellos mismos.

    Ah, Tristn! se decan, intrpido barn, juventud en flor..., por qu no he emprendido yo antes que t esta batalla? Mi muerte arrojara un duelo menor sobre esta

    tierra!

    Suenan las campanas y toda la barona con la gente menuda, viejos, nios y mujeres,

    rogando y llorando, escoltan a Tristn hasta la playa. Esperan, pues la esperanza anida en

    el corazn, del hombre, por msero que sea el pasto.

    Tristn subi a una barca y se hizo a la mar hacia la isla de San Sansn. Pero Morolt haba

    prendido en su mstil una vela de rica prpura y lleg el primero a la isla. Atracaba su

    barca en la playa, cuando Tristn, tomando tierra a su vez, empuj con el pie la suya hacia

    el mar.

    Vasallo, qu haces? dijo Morolt, por qu no has amarrado como yo tu barca? Vasallo, para qu? respondi Tristn. Slo uno de nosotros ha de quedar vivo aqu, no basta una sola barca?

    Y los dos, hostigndose con palabras injuriosas, se adentraron en la isla.

    Nadie vio la spera batalla; pero por tres veces pareci como si la brisa del mar trajera a la

    playa un grito furioso. Entonces, en seal de duelo, las mujeres batan palmas a coro y los

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    compaeros de Morolt, reunidos aparte ante sus tiendas, se rean. Al fin, hacia la hora

    nona, vieron a lo lejos ondear la vela de prpura; la barca del irlands abandon la isla y

    reson un clamor de angustia:

    Morolt! Morolt! Pero cuando la barca destacse de sbito en la cresta de una ola mostr a un caballero

    erguido en la proa; blanda una espada en cada mano: era Tristn. Inmediatamente veinte

    barcas volaron a su encuentro y los jvenes se arrojaron a nado hacia l. El valiente se

    lanz sobre la playa y mientras las madres, de hinojos, besaban su cota de hierro, grit a

    los compaeros de Morolt:

    Seores de Irlanda, Morolt ha peleado bien. Ved: mi espada est mellada, un fragmento de la hoja qued hundido en su crneo. Llevaos este trozo de acero, seores: es el tributo

    de Cornualles.

    Luego subi hacia Tintagel. A su paso los nios liberados agitaban ramas verdes dando

    grandes voces; ricas colgaduras pendan de las ventanas. Pero cuando entre cantos de

    alegra, taido de campanas, trompetas y bocinas, tan sonantes que no se hubiera odo el

    trueno de Dios, Tristn se encamin al castillo, desplomse en los brazos del rey Mars; y

    la sangre brotaba de sus heridas.

    Con hondo desaliento los compaeros de Morolt llegaron a Irlanda. Antao, cuando Morolt

    entraba de nuevo en el puerto de Weisefort, se regocijaba volviendo a ver a sus hombres

    que le aclamaban en tropel, y a la reina su hermana y a su sobrina Isolda la Rubia, la de los

    cabellos de oro, cuya belleza resplandeca como el alba. Ellas le acogan tiernamente y si

    haba recibido alguna herida le curaban, pues saban de blsamos y brebajes que reaniman

    a los heridos en trance de muerte, Pero de qu les serviran ahora las recetas mgicas, las

    hierbas cortadas en horas propicias, los filtros? Yaca muerto, cosido en una piel de ciervo,

    con el fragmento de espada enemiga clavado an en el crneo. Isolda la Rubia lo recogi

    para guardarlo en su cofrecillo de marfil, precioso como un relicario, inclinadas sobre el

    gran cadver, madre e hija, repitiendo sin cesar el elogio del muerto y lanzando sin tregua

    la misma imprecacin contra el matador, dirigan cada una a su turno, entre las mujeres, el

    fnebre lamento. Desde aquel da Isolda la Rubia aprendi a odiar el nombre de Tristn de

    Leons.

    Pero Tristn languideca en Tintagel: manaba de sus heridas sangre envenenada. Los

    mdicos reconocieron que Morolt haba hincado en su carne un venablo emponzoado y,

    como sus bebidas y su triaca no podan salvarle, lo dejaron a la mano de Dios. Sus llagas

    exhalaban un hedor tan odioso que sus amigos ms caros huan de l, todos menos el rey

    Mars, Gorvaln y Dinas de Lidn. Slo ellos podan permanecer a su cabecera y el amor

    que sentan superaba a su horror. Al fin, Tristn se hizo llevar a una cabaa construida en

    un lugar apartado de la playa y tendido ante las olas esperaba la muerte. Pensaba:

    Me habis, pues, abandonado, rey Mars, a m que he salvado el honor de vuestra tierra?

    No, ya lo s, buen to, que darais vuestra vida por la ma; pero qu podra vuestro afecto?

    Debo morir. Es dulce, no obstante, ver el sol, y mi corazn, es valiente an. Quiero probar

    el mar azaroso... Quiero que me lleve lejos, solo. Hacia qu tierra? No s; pero tal vez all

    encontrar a alguien que me cure. Y tal vez otro da vuelva a serviros como arpista,

    montero y vasallo

    Suplic tanto, que el rey Mars asinti a su deseo. Llevle a una barca sin vela ni remos, y

    quiso Tristn que solamente colocaran el arpa a su vera. Para qu los remos? Para qu la

    espada? Como un marino, que en el curso de una larga travesa arroja por la borda el

    cadver de un viejo compaero, as Gorvaln con trmulos brazos empuj hacia el mar la

    barca donde yaca su hijo querido, y el mar se la llev.

    Durante siete das y siete noches, le arrastr dulcemente. A veces, Tristn pulsaba el arpa

    para calmar su angustia. Por fin, el mar, sin saberlo l, le acerc a la orilla. Y he aqu que

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    aquella noche unos pescadores haban salido del puerto para echar sus redes y remaban,

    cuando oyeron una meloda dulce, vigorosa y brillante, que corra a ras de las olas.

    Inmviles, con los remos suspendidos sobre las olas, escuchaban; al primer albor de la

    aurora percibieron la barca errante.

    As se decan, una msica sobrenatural envolva la nave de San Brandano cuando bogaba hacia las Islas Afortunadas sobre la mar blanca como la leche.

    Remaron para alcanzar la barca: navegaba a la deriva; nada pareca vivir en ella sino el

    taido del arpa; pero a medida que se acercaban, la meloda se debilit, extinguise, y

    cuando la alcanzaron, las manos de Tristn, inertes, cayeron de nuevo sobre las cuerdas

    temblorosas. Recogironle y retornaron al puerto para ponerle en manos de su compasiva

    seora, quien acaso sabra curarle.

    Ay!, aquel puerto era Weisefort, donde yaca Morolt; su seora era Isolda la Rubia. Slo

    ella, maestra en filtros, poda salvar a Tristn; pero, entre las mujeres, ella era la nica que

    deseaba su muerte. Cuando Tristn, reanimado por su arte, volvi en s, comprendi que

    las olas le haban arrojado sobre una tierra de peligro. Pero animoso an para defender su

    vida, supo encontrar rpidamente bellas y hbiles palabras. Cont que era un juglar que

    haba tomado pasaje a bordo de una nave mercante, y que, navegando hacia Espaa para

    aprender el arte de leer en las estrellas, unos piratas haban asaltado la nave: herido, escap

    en aquella barca. Creyronle: ninguno de los compaeros de Morolt reconoci al hermoso

    caballero de la isla de San Sansn, tan feamente el veneno haba deformado sus rasgos.

    Pero cuando, despus de cuarenta das, Isolda la de los cabellos de oro le hubo casi curado,

    cuando ya en sus miembros, de nuevo flexibles, empezaba a renacer la gracia de la

    juventud, comprendi que era preciso huir; escap, y despus de correr muchos peligros,

    reapareci un, da ante el rey Mars.

    III

    EN BUSCA DE LA BELLA DE LOS CABELLOS DE ORO

    En po d'ore vos o paie

    O la parole do chevol,

    Dont je n'ai puis e gran dol.

    (Lay de la Locura de Tristn.)

    Haba en la corte del rey Mars cuatro barones, de lo ms feln que imaginarse pueda y

    que odiaban de muerte a Tristn por sus proezas y por el tierno amor que el rey le

    profesaba. Recuerdo sus nombres: Andret, Caneln, Gondoino y Denoaln. El duque

    Andret era, como Tristn, sobrino del rey Mars. Comprendiendo que el rey procuraba

    envejecer sin hijos para dejar su tierra a Tristn, se agudiz su envidia y con mentiras

    incitaba contra Tristn los sentimientos de los personajes de Cornualles.

    Cuntas maravillas en su vida! decan los traidores. Pero vosotros sois hombres de gran juicio, seores, y sin duda sabris demostrarlo. Que haya triunfado de Morolt, es un

    gran prodigio; pero, por qu suerte de hechizos ha podido, casi moribundo, bogar solo por

    el mar? Los magos pueden hacerlo, decimos. Adems, en qu embrujado pas ha podido

    encontrar remedio a sus llagas? Ciertamente, es un hechicero. S, su barca, su espada y su

    arpa estn encantadas y cada da vierten venenos en el corazn del rey Mars! Cmo ha

    sabido domar este corazn con poder y artes de brujera! Ser rey, seores, y vosotros

    tendris vuestras tierras a feudo de un mago!

    Convencieron por fin a la mayor parte de los barones, pues muchos hombres ignoran que

    lo que parece poder de magos, el corazn puede alcanzarlo por la fuerza del amor y de la

    osada. Y fue por esto que los barones instaron al rey Mars a tomar por esposa una hija de

    rey, que le diera herederos; si rehusaba, retiraranse a sus fortalezas para hacerle la guerra.

    El rey se resista y juraba en su corazn que mientras viviera su amado sobrino ninguna

    hija de rey entrara en su lecho. Pero, a su vez, Tristn, que soportaba con gran vergenza

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    la sospecha de amar a su to con interesado amor, le apremi dicindole que se rindiera a la

    voluntad de la barona; si no, abandonara la corte, e ira a servir al rico rey de Gavoya.

    Entonces Mars fij un plazo a sus barones: pasados cuarenta das, expresara su

    pensamiento.

    El da sealado, solo en su cuarto, el Rey esperaba la llegada de los barones y pensaba

    tristemente:

    Dnde encontrar hija de rey tan lejana e inaccesible a quien pueda fingir, pero fingir tan

    slo, que la quiero por esposa?

    En aquel instante, por la ventana abierta al mar, dos golondrinas que hacan su nido

    entraron jugueteando; luego, espantadas, desaparecieron. Pero de sus picos haba escapado

    un largo cabello de mujer, ms fino que un hilo de seda y brillante como un rayo de sol.

    Habindolo cogido Mars, hizo entrar a Tristn y a los barones y les dijo:

    Para complaceros, seores, tomar mujer, siempre que vosotros queris buscar a la que he escogido.

    Ciertamente, la buscaremos, buen seor; pero, quin es la elegida? Escog aquella a quien perteneci este cabello y sabed que no quiero a ninguna otra. Y de dnde, buen seor, os viene este cabello de oro? Quin os lo ha trado? Y de qu pas?

    Viene, seores, de la Bella de los cabellos de oro; dos golondrinas me lo han trado: ellas saben de qu pas.

    Los barones comprendieron que eran vctimas de una burla y un engao. Miraban a Tristn

    con desdn; porque sospechaban que l haba aconsejado tal astucia. Pero Tristn,

    habiendo examinado el cabello de oro, acordse de Isolda la Rubia. Sonri y habl as:

    Rey Mars, hacis muy mal; no veis que las sospechas de estos seores me avergenzan? Pero en vano habis preparado esta burla; yo ir a buscar a la Bella de los

    cabellos de oro. Sabed que la busca es peligrosa y que me ser ms difcil regresar de su

    pas que de la isla donde he matado a Morolt; pero de nuevo quiero poner por vos, buen

    to, mi cuerpo y mi vida a la ventura. Para que vuestros barones comprendan que os amo

    con amor leal, empeo mi fe en este juramento: O morir en la empresa o conducir a este

    castillo de Tintagel a la Reina de los cabellos de oro.

    Equip una hermosa nave y la abasteci de trigo, vino, miel y toda clase de buenos

    manjares. Hizo subir en ella, adems de Gorvaln, a cien jvenes caballeros de alta

    alcurnia, escogidos entre los ms audaces, vistiles con cotas de buriel y capas de tela

    basta, de tal modo que parecan mercaderes; pero bajo el puente de la nave ocultaban las

    ricas vestiduras de tis de oro, de cendal y de escarlata que corresponden a los mensajeros

    de un rey poderoso.

    Cuando la nave se hubo hecho a la mar, el piloto pregunt:

    Buen, seor, hacia qu tierra navegamos? Amigo, ve con rumbo a Irlanda, derecho al puerto de Weisefort. El piloto se estremeci, Ignoraba Tristn que desde la muerte de Morolt el rey de Irlanda

    persegua las naves de Cornualles, apresaba a los marineros y los colgaba en la horca? El

    piloto obedeci, no obstante, y alcanz la tierra peligrosa.

    Tristn supo persuadir a los hombres de Weisefort de que sus compaeros eran unos

    mercaderes de Inglaterra venidos para comerciar en paz. Pero como estos raros mercaderes

    pasaban el da en los nobles juegos del chaquete y del ajedrez y parecan ms hbiles en

    manejar los dados que en medir el trigo, Tristn temi ser descubierto y no saba cmo

    iniciar su empresa.

    Cierta maana, al rayar el alba, oy una voz tan espantosa que se hubiera podido confundir

    con el grito de un demonio. Jams haba odo chillar a una bestia de un modo tan horrible y

    maravilloso a la vez. Llam a una mujer que pasaba por el puerto.

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    Decidme exclam, seora, de dnde viene esta voz que he odo? No me lo ocultis.

    No, seor, os lo dir sin engao. Sale de una bestia fiera, la ms horrorosa que pueda haber en el mundo. Cada da baja de su caverna y se para en una de las puertas de la

    ciudad. Nadie puede entrar ni salir sin haber entregado al dragn una doncella; y as que la

    tiene entre sus garras la devora en un santiamn.

    Buena dama dijo Tristn, no os burlis de m, pero decidme si sera posible a un hombre nacido de madre vencerle en batalla.

    No s, hermoso y dulce seor; lo cierto es que veinte esforzados caballeros han intentado ya la aventura; porque el rey de Irlanda ha hecho proclamar por sus heraldos que

    concedera su hija Isolda la Rubia a quien aniquilara al monstruo; pero el monstruo los ha

    devorado a todos.

    Tristn deja a la mujer y vuelve hacia la nave. Se arma en secreto, y qu asombro habra

    causado ver salir de aquel bajel mercante a un guerrero tan ricamente ataviado y tan

    apuesto caballero! Pero el puerto estaba desierto, pues acababa de apuntar el da, y nadie

    vio al valiente cabalgando hasta la puerta que la dama le haba mostrado. De sbito bajaron

    por el camino cinco hombres, que espoleaban a sus caballos, sueltos los frenos, y huan

    hacia la ciudad. Tristn asi a uno de ellos por la roja melena trenzada, con tanta fuerza,

    que le derrib sobre la grupa de su caballo y le mantuvo inmvil.

    Salve, buen seor! dijo Tristn, por dnde viene el dragn? Y cuando el fugitivo le hubo enseado el camino, Tristn le solt.

    El monstruo se acercaba. Tena cabeza de bicha, los ojos rojos corno carbones encendidos,

    dos cuernos en la frente, las orejas largas y peludas, garras de len, cola de serpiente y el

    cuerpo escamoso como el de un grifo.

    Tristn arroj contra l su corcel con tal furia, que ste, a pesar del miedo que le dominaba,

    arremeti contra el monstruo. La lanza de Tristn choc contra las escamas y vol hecha

    aicos. Al punto el osado saca su espada, la levanta, la descarga sobre la cabeza del

    dragn, pero... ni llega a cortar la piel!... El monstruo ha sentido el golpe y se enfurece,

    lanza sus garras contra el escudo, las hinca en l y hace volar las ligaduras. A pecho

    descubierto Tristn le hostiga todava con la espada y pega, por fin, sobre sus flancos un

    golpe tan violento que hace retumbar el aire. Todo en vano: no puede herirle. Entonces el

    dragn vomita por las ventanas de la nariz un doble chorro de llamas venenosas; la cota de

    Tristn se torna negra como un carbn apagado, su caballo se desploma y muere. Pero el

    hroe, levantndose de sbito, hunde su buena espada en la garganta del monstruo: la clava

    entera y le parte el corazn en dos pedazos. El dragn lanza por ltima vez su horrible

    rugido y muere.

    Tristn le cort la lengua y la meti en su jubn. Despus, aturdido por la acre humareda se

    encamin, para calmar su sed, hacia un estanque que brillaba a lo lejos. Pero el veneno que

    destilado por la lengua del dragn le impregnaba arda por su cuerpo y, entre las altas

    hierbas que bordeaban el pantano, el hroe cay inanimado.

    Sabed, pues, que el fugitivo de la roja cabellera trenzada era el cobarde Aguinguerrn el

    Rojo, el senescal del rey de Irlanda, que codiciaba a Isolda la Rubia. Pero tal es la fuerza

    del amor, que cada maana se emboscaba, armado, para atacar al monstruo; sin embargo,

    con slo or de lejos su grito, el valiente hua.

    Aquel da, seguido de sus cuatro compaeros, os desandar el camino. Encontr al dragn

    derribado, el caballo muerto, el escudo roto y pens que el vencedor acababa de morir por

    all cerca. Entonces cort la cabeza del monstruo, la llev al rey y reclam el hermoso

    salario prometido.

    El rey desconfi un tanto de su proeza; pero queriendo hacerle justicia, orden a sus

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    vasallos que acudieran a la corte al cabo de tres das. Ante la barona reunida, el senescal

    Aguinguerrn exhibira la prueba de su victoria.

    Cuando Isolda la Rubia supo que sera concedida su mano a aquel cobarde, solt primero

    una larga carcajada y luego se deshizo en lamentos. Pero a la maana siguiente,

    sospechando la impostura, tom consigo a su paje, el rubio y fiel Perins, y a Brangania, su

    joven sirvienta y compaera, hasta que Isolda not en el camino unas huellas de caballo de

    forma singular; sin duda ste no era del pas. Despus encontr el monstruo descabezado y

    el caballo muerto: no iba enjaezado segn la costumbre de Irlanda. Con toda seguridad era

    un extranjero quien haba matado al dragn: pero viva an?

    Isolda, Perins y Brangania le buscaron largo rato; por ltimo, entre las hierbas del

    pantano, Brangania vio brillar el yelmo del valiente. Respiraba an, Perins lo mont en su

    caballo y lo llev secretamente a la cmara de las mujeres. All Isolda cont la aventura a

    su madre, y le confi el extranjero. Cuando la reina le despojaba de su armadura, la lengua

    envenenada del dragn cay de entre las ropas. Entonces la reina de Irlanda hizo volver en

    s al herido por la virtud de una hierba y le dijo:

    Extranjero, yo s que t eres el verdadero matador del dragn. Pero nuestro senescal, un feln, un cobarde, le ha cortado la cabeza y reclama a mi hija Isolda la Rubia en

    recompensa. Sabrs dentro de dos das probarle su injusticia en batalla?

    Reina dijo Tristn, el plazo es corto. Pero sin duda vos podis curarme en dos das. He conquistado a Isolda luchando con el dragn; tal vez la conquistar luchando con el

    senescal.

    Entonces la reina le aloj esplndidamente y prepar para l remedios eficaces. Al da

    siguiente Isolda la Rubia le prepar un bao y ungi dulcemente su cuerpo con un blsamo

    que su madre haba compuesto. Deteniendo la mirada sobre el rostro del herido, vio que

    era hermoso y sumergise con placer en estos pensamientos:

    Ciertamente, si su valenta es tanta como su hermosura, mi campen librar ruda batalla

    Tristn, reanimado por el calor del agua y la fuerza de los aromas, la miraba y, pensando

    qua haba conquistado a la Reina de los cabellos de oro, inici una sonrisa. Isolda lo not y

    dijo para s:

    Por qu ha sonredo este extranjero? He cometido alguna inconveniencia? He olvidado

    alguno as los servicios que una doncella debe prestar a su husped? Habr redo porque he

    olvidado pulir sus armas empaadas por el veneno

    Fue, pues, adonde la armadura de Tristn estaba guardada:

    Este yelmo es de buen acero pens; no ceder en lo mejor del combate. Y esta cota es fuerte, ligera y muy digna de ser ceida por un valiente

    Asi la espada por la empuadura:

    He aqu una hermosa espada, como tan intrpido caballero requiere

    Saca de la rica vaina, para enjugarla, la hoja ensangrentada. Pero ve que tiene mellas

    profundas. Repara en la forma del mellado: no sera aquella la hoja que se rompi en la

    cabeza de Morolt? Vacila, mira una y otra vez para cerciorarse de lo que imagina. Corre a

    la cmara donde guarda el fragmento de acero extrado en otro tiempo del crneo de

    Morolt. Junta el fragmento al mellado; apenas se perfila seal de rotura.

    Entonces se precipit hacia Tristn y, blandiendo sobre la cabeza del herido la enorme

    espada, le grit:

    T eres Tristn de Leons, el matador de Morolt, m to amado. Muere, pues, t tambin!

    Tristn hizo un esfuerzo para detener su brazo: pero fue en vano; su cuerpo estaba tullido

    aunque su espritu se conservara gil. Habl, pues, ingeniosamente, de esta manera:

    Sea, morir, pero para ahorrarte eternos remordimientos, escucha, hija de rey: sabe que no solamente tienes el poder sino el derecho ce matarme. S, t tienes derecho sobre mi

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    vida pues por dos veces me la has conservado y devuelto. La primera vez, no ha mucho; yo

    era el juglar herido que t salvaste al expulsar de mi cuerpo el virus con que el venablo de

    Morolt lo haba emponzoado. No te sonrojes, doncella, por haber curado estas heridas,

    Acaso no las recib en leal combate? Acaso he matado a Morolt a traicin? No me haba

    desafiado? No haba de defender mi cuerpo? Yendo a recogerme al pantano me has

    salvado por segunda vez. Ah! Es por ti, doncella, por quien he combatido al dragn... Pero

    dejemos estas cosas: quera probarte solamente que habindome librado del peligro de la

    muerte por dos veces, tienes derecho sobre mi vida. Mtame, pues, si piensas ganar con

    ello loor y gloria. Acaso cuando ests en brazos del valeroso senescal, te ser dulce pensar

    en tu husped herido, el que arriesg su vida para conquistarte y al que habrs matado,

    indefenso, en este bao.

    Isolda exclam:

    Oigo palabras maravillosas. Por qu el matador de Morolt ha querido conquistarme? Ah! Ya que Morolt haba intentado arrebatar en su nave a las doncellas de Cornualles,

    quieres tomar hermosas represalias y te jactaras llevndote como sierva aquella a quien

    Morolt amaba por encima de todas...

    No, hija del rey dijo Tristn. Un da, dos golondrinas volaron hasta Tintagel llevando all uno de tus cabellos de oro. Cre que venan a anunciarme paz y amor. Por esto

    he venido a buscarte al otro lado del mar. Por esto he afrontado al monstruo y su veneno.

    Mira este cabello cosido entre los hilos de oro de mi brial; el oro de los hilos se ha

    desvanecido; el oro del cabello brilla con toda su hermosura.

    Isolda tir la gran espada y, tomando en sus manos el brial de Tristn, vio el cabello de

    oro. Permaneci largo rato callada; despus bes al husped en los labios en seal de paz y

    le revisti de ricas prendas.

    El da de la asamblea de los barones, Tristn envi a Perins, el paje de Isolda, para ordenar

    a sus compaeros que se trasladaran a la corte, ataviados como corresponda a los

    mensajeros de un gran rey, porque esperaba conseguir aquel mismo da el trmino de la

    aventura. Gorvaln y los cien caballeros, que haca cuatro das se hallaban desolados por la

    prdida de Tristn, se regocijaron con la noticia.

    Entraron uno a uno en la sala donde se agolpaban, incontables, los barones de Irlanda, y se

    sentaron en una sola hilera. Las pedreras centelleaban a lo largo de sus ricas vestiduras de

    escarlata, de cendal y de prpura. Los irlandeses decan para s:

    Quines son, estos magnficos seores? Quin les conoce? Ved esos mantos suntuosos adornados con ofre y cebellina! Ved en el puo de las espadas, en el broche de

    las pellizas, rutilar los rubes, los berilos, las esmeraldas y tantas piedras preciosas de las

    que ni siquiera sabemos el nombre! Quin vio jams semejante esplendor? De dnde

    vendrn estos seores? De quin son vasallos?

    Pero los cien caballeros permanecan silenciosos, inmviles en su sitio, sin levantarse por

    nadie.

    Cuando el rey de Irlanda se hubo sentado bajo el dosel, el senescal Aguinguerrn el Rojo

    se ofreci a probar con testigos y a sostener en batalla eme haba matado al monstruo y que

    en consecuencia Isolda la Rubia le deba ser entregada. Entonces Isolda se inclin ante su

    padre, y dijo:

    Rey, ah est un hombre que pretende convencer al senescal de mentira y felona. A este hombre, dispuesto a probar que l ha librado a vuestra tierra del azote y que vuestra hija no

    debe ser abandonada a un cobarde, prometis perdonarle sus antiguos agravios, por

    grandes que sean, y concederle vuestro favor y vuestra paz?

    El rey qued pensativo, sin apresurarse a responder, tero sus barones gritaron un tiempo:

    Otorgadlo, seor, otorgadlo!

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    Y el rey dijo:

    Otorgado. Entonces Isolda se arrodill a sus pies:

    Padre, dadme primero a m el beso de gracia y de paz en seal de que lo daris tambin a este hombre.

    Cuando hubo recibido el beso, fue a buscar a Tristn y lo llev de la mano a la asamblea. A

    su vista, los cien caballeros se levantaron a la vez, le saludaron con los brazos en cruz

    sobre el pecho, alineronse a su lado y los irlandeses comprendieron que era su seor.

    Muchos de ellos le reconocieron entonces y reson un grito atronador:

    Es Tristn de Leons, es el matador de Morolt! Las espadas desnudas brillaron y voces furiosas repetan:

    Que muera! Isolda exclam:

    Rey, besa a este hombre en la boca como me has prometido. El rey le bes en la boca. Y el clamor se aplac.

    Entonces Tristn mostr la lengua del dragn y present batalla al senescal, que no os

    aceptarla, reconociendo su impostura.

    Tristn habl as:

    Seores, yo he matado a Morolt, pero he cruzado el mar para ofreceros un hermoso desquite. A fin de compensar el desaguisado, he puesto mi cuerpo en peligro de muerte,

    librndoos del monstruo. De esta manera he conquistado a la bella y rubia Isolda. Tengo,

    pues, derecho a llevarla en mi nave. Pero a fin de que en tierras de Irlanda y de Cornualles

    no reine jams el odio sino el amor sabed que el rey Mars, mi caro seor, la tomar por

    esposa. Ved aqu cien caballeros de alta alcurnia dispuestos a jurar sobre las reliquias de

    los santos, que el rey Mars os enva paz y amor, que su deseo es honrar Isolda como a su

    esposa amada y que todos los hombres de Cornualles la servirn como a su reina y seora.

    Trajeron los cuerpos santos, con gran jbilo, y los cien caballeros juraron que haba dicho

    verdad.

    El rey tom a Isolda de la mano y pregunt a Tristn si la conducira lealmente a su seor.

    Y ante sus cien caballeros y ante los barones de Irlanda, Tristn lo jur.

    Isolda la Rubia temblaba de vergenza y de angustia. Una vez conquistada por Tristn, ste

    la desdeaba; el hermoso cuento del cabello de oro era una mentira y el triunfador la

    entregaba a otro... El rey puso la mano derecha de Isolda en la diestra de Tristn, y ste la

    retuvo en seal de que se posesionaba de ella en nombre del rey de Cornualles.

    De este modo, por amor al rey Mars, con su ingenio y su bravura, Tristn llev a cabo la

    bsqueda de la Reina de los cabellos de oro.

    IV

    EL FILTRO

    Nein, ezn was nith mit wine,

    doch ez im glich wre,

    ez was diu wernde swaere,

    diu endelse herzent

    von der si beide lgen tt.

    (Gottfried de Strasbourg.)

    Llegado el tiempo de entregar a Isolda a los caballeros de Cornualles, su madre recogi

    hierbas, races y flores, las mezcl con vino y compuso un poderoso brebaje. Acabado ste

    con ciencia y magia, lo verti en un frasco y dijo a Brangania.

    Hija ma, has de seguir a Isolda al pas del rey Mars, ya que le profesas un amor fiel. Toma, pues, este frasco de vino y recuerda mis palabras. Ocltalo de manera que ningn

    ojo lo vea, ni ningn labio se le acerque. Llegada la noche nupcial y en el instante en que

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    quedan solos los esposos, verters este vino de hierbas en una copa y la presentars al rey

    Mars y a la reina Isolda para que apuren su contenido entre los dos. Procura, hija ma, que

    slo ellos prueben este brebaje porque tal es su virtud que quienes lo beban juntos, se

    amarn con todos sus sentidos, con todo su espritu, para siempre, en la vida y en la

    muerte.

    Brangania prometi a la reina que lo hara segn su voluntad.

    La nave se llevaba a Isolda, cortando las profundas olas. Cuanto ms se alejaba de la tierra

    de Irlanda, ms tristemente se lamentaba la doncella. Sentada bajo la tienda donde se haba

    encerrado con Brangania, su sirvienta, lloraba de nostalgia; Adnde la arrastraban

    aquellos extranjeros? Hacia dnde la empujaba el destino? Cuando Tristn se le acercaba

    y quera calmarla con dulces palabras, se irritaba, le rechazaba y senta el corazn henchido

    de odio. Haba venido l, el raptor, el matador de Morolt; la haba arrancando con astucia

    de su madre y de su pas y no se haba dignado guardarla para s. La llevaba como un raro

    botn, a travs de las olas, hacia la tierra enemiga!

    Msera! deca ella. Maldita sea la mar que me lleva! Ms me valdra morir en la tierra donde nac que vivir all abajo!

    Cierto da amainaron los vientos; las velas colgaban flccidas, a lo largo del mstil. Tristn

    hizo tomar tierra en una isla y, cansados del mar, los cien caballeros y los marineros

    bajaron a la playa. Slo Isolda permaneca en la nave con una pequea sirvienta. Tristn

    llegse hasta la reina tratando de apaciguar su corazn. Arda un sol de fuego, y abrasados

    ambos por la sed pidieron de beber. La pequea busc algn brebaje, hasta que descubri,

    escondido, el frasco confiado a Brangania por la madre de Isolda.

    He encontrado vino! les grit. No, no era vino; era la pasin, era el brbaro goce y la angustia sin fin; era la muerte. La

    muchacha llen una copa y la present a su ama. Bebi a grandes tragos y luego la tendi a

    Tristn, que tambin bebi.

    En este instante entr Brangania y vio con asombro que se miraban calladamente con loco

    embeleso. Ante ellos estaba la copa casi vaca. Cogila, corri a popa y la arroj por la

    borda, gimiendo:

    Desgraciada! Maldito sea el da en que nac y maldito el da que sub a esta nave! Isolda, amiga, y vos, Tristn, habis bebido vuestra muerte!

    De nuevo la nave se encaminaba a Tintagel. Le pareca a Tristn que una zarza viva de

    agudas espinas, de olorosas flores hincaba sus races en la sangre de su corazn y con

    fuertes lazos ligaba el hermoso cuerpo de Isolda a su cuerpo, a todo su espritu y a todos

    sus deseos. Pensaba:

    Andret, Denoaln, Gueneln y Gondono, felones que me acusabais de codiciar la tierra

    del rey Mars, ah! Soy ms vil todava, y no es su tierra lo que codicio ya! Buen to, que

    me habis amado hurfano, aun antes de reconocer la sangre de vuestra hermana

    Blancaflor; vos que me llorabais tiernamente mientras vuestros brazos me llevaban a la

    barca sin velas ni remos, buen to, por qu desde el primer da no habis arrojado lejos de

    vos al nio errante venido para traicionaros? Ah! Qu he pensado? Isolda es vuestra

    mujer y yo vuestro vasallo. Isolda es vuestra mujer y yo vuestro hijo. Isolda es vuestra

    mujer y no debe amarme

    Isolda le amaba y quera odiarle, sin embargo: no la haba desdeado vilmente? Y se

    torturaba el corazn por este amor ms doloroso que el odio.

    Brangania les observaba con angustia, ms cruelmente atormentada an, pues slo ella

    saba el dao que haba causado. Les espi durante dos das, violes rehusar todo alimento,

    toda bebida y todo refrigerio, v buscarse mutuamente como ciegos que caminan uno hacia

    otro. Infelices cuando languidecan separados, ms infelices todava cuando, reunidos,

    temblaban ante el horror de la primera confesin.

  • Joseph Bedier Tristn e Isolda

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    Al tercer da, al encaminarse Tristn hacia la tienda levantada sobre el puente de la nave,

    Isolda le vio acercarse y le dijo humildemente:

    Entrad, seor. Reina dijo Tristn, por qu me habis llamado seor? No soy, por el contrario, vuestro sbdito y vuestro vasallo para reverenciaros, serviros y amaros como a reina y

    seora?

    Isolda respondi:

    No, t sabes que eres mi seor y mi dueo! T sabes bien que tu fuerza me domina y que soy tu sierva! Ojal hubiera avivado en su da las llagas del juglar herido! Ojal

    hubiera dejado morir al matador del monstruo en las hierbas del pantano! Ojal hubiera

    descargado sobre l la espada empuada cuando yaca en el bao! Ay! Yo no saba

    entonces lo que ahora s!

    Isolda, qu sabis, pues, hoy? Qu es lo que os atormenta? Ah! Todo lo que s me atormenta y todo lo que veo; y tambin este cielo, y este mar, y mi cuerpo, y mi vida!

    Apoy un brazo en el hombro de Tristn; las lgrimas extinguieron el fulgor de sus ojos y

    sus labios temblaron. l repiti:

    Amiga, qu es, pues, lo que os atormenta? Ella respondi:

    Vuestro amor. Y entonces l puso los labios sobre los suyos.

    Pero cuando por primera vez saboreaban juntos un goce de amor, Brangania, que les

    espiaba, lanz un grito, y con los brazos extendidos y con la faz enrojecida por las

    lgrimas, se arroj a sus pies:

    Desdichado! Deteneos, volved hacia atrs si podis todava! Pero no, el camino no tiene vuelta. Ya la fuerza del amor os arrastra y no tendris jams goce sin dolor. Es el vino

    de hierbas que os embriaga, es el brebaje de amor que vuestra madre, Isolda, me haba

    confiado. Slo el rey Mars lo haba de beber con vos; pero el Enemigo se ha burlado de

    los tres y vosotros habis apurado la copa. Amigo Tristn, Isolda amiga, en castigo de la

    mala custodia que he hecho, os abandono mi cuerpo y mi vida; ya que por mi culpa, en la

    copa maldita, habis bebido el amor y la muerte!

    Los enamorados se abrazaron; sus hermosos cuerpos palpitaban de deseo y de vida. Tristn

    dijo:

    Venga, pues, la muerte! Y al morir el da, sobre la nave que avanzaba ms rpida que nunca hacia la tierra del rey

    Mars, unidos para siempre, se abandonaron al amor.

    V

    BRANGANIA ENTREGADA A LOS SIERVOS

    Sobre totz avrai gran valor,

    S'aitals camisa m'es dada.

    Cum Iseus det a l'amador.

    Que mais non era portada.

    (Rambaut, conde de Orange)

    El rey Mars sali a la playa para recibir a Isolda la Rubia. Tristn la asi de la mano y la

    condujo ante el rey; el rey tom posesin de ella, cogindola a su vez de la mano. Con

    grandes honores la llev hacia el castillo de Tintagel y, al aparecer en la sala entre los

    vasallos, su belleza irradi una claridad tan maravillosa que los muros se iluminaron, como

    dorados por el sol naciente. Entonces el rey Mars ensalz a Tristn y a los cien caballeros

    que, en la nave aventurera, haban ido a buscar la alegra de sus ojos y de su corazn. Ay!

    La nave os trae, a Vos tambin, noble rey, el brbaro duelo y los fuertes tormentos.

  • Joseph Bedier Tristn e Isolda

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    Dieciocho das despus, habiendo convocado a todos sus barones, tom por mujer a Isolda

    la Rubia. Pero llegada la noche, Brangania, a fin de ocultar el deshonor de la reina y

    salvarla de la muerte, ocup el lugar de Isolda en el lecho nupcial. En castigo a la mala

    custodia que haba hecho en el mar, y por amor a su amiga, sacrific, fiel, la pureza de su

    cuerpo; y la oscuridad de la noche ocult al rey su ardid y su vergenza.

    Los cronistas pretenden que Brangania no haba arrojado al mar el frasco de vino de

    hierbas no apurado por completo por los amantes; sino que, al amanecer, despus que su

    seora hubo entrado en el lecho del rey Mars, Brangania verti en una copa el resto del

    filtro y la present a los desposados; cuentan que Mars bebi bastante de l y que Isolda

    tir su parte, a escondidas. Pero sabed, seores, que estos cronistas han corrompido la

    historia, falsendola. Si han imaginado esta mentira es por no haber sabido comprender el

    maravilloso amor que Mars profes siempre a la reina. Es muy cierto, como vais a or

    pronto, que a pesar de las angustias, el tormento y las terribles represalias, nunca pudo

    Mars arrancar de su corazn, a Isolda ni a Tristn; pero sabed, seores, que no haba

    bebido el vino de hierbas, ni hubo veneno ni sortilegio; slo la tierna nobleza de su corazn

    inspirle su cario.

    Isolda es reina y parece vivir con alegra. Isolda es reina y vive con tristeza. Isolda posee la

    ternura del rey Mars, los barones la honran y es amada por la servidumbre. Isolda pasa el

    da en sus habitaciones ricamente pintadas y tapizadas de flores. Isolda tiene los nobles

    joyeles, las telas de prpura y los tapices venidos ce Tesalia, los cantos de loa arpistas y

    las cortinas con bordados representando leopardos, guilas, papagayos y todos los animales

    del mar y de los bosques. Isolda tiene sus ardientes, sus bellos amores. Y Tristn a su vera,

    a su antojo, de da y de noche; porque como requiere la costumbre de los grandes seores,

    duerme en la cmara real, entre los privados y los fieles. Isolda tiembla, sin embargo. Por

    qu temblar? No guarda secretos sus amores? Quin sospechara de Tristn? Quin

    llegara a sospechar de su hijo? Quin la ve? Quin la espa? Acaso hay testigos? S,

    hay un testigo que la espa: Brangania; Brangania la acecha, Brangania sola sabe su vida,

    Brangania la tiene a su merced. Santo Dios! Si, cansada de preparar cada da, como

    sirvienta, el lecho donde ella haba dormido primero, los denunciara al rey! Si Tristn

    muriera por su deslealtad! Y el miedo enloquece a la reina. No, no es de Brangania, la fiel;

    es de su propio corazn de donde viene su tormento. Escuchad, seores, la gran traicin

    que medit; pero Dios, como oiris, se apiad de ella: compadecedla vosotros tambin!

    Aquel da Tristn y el rey estaban lejos, cazando, y Tristn nada supo de este crimen.

    Isolda mand llamar a dos siervos, les prometi la emancipacin y sesenta monedas de

    oro si juraban cumplir su voluntad. Prestaron juramento.

    Yo os dar, pues dijo, una doncella; os la llevaris al bosque, cerca o lejos, pero en tal lugar, que nadie descubra jams la aventura. All la mataris y me traeris su lengua.

    Retened, para repetrmelas, las palabras que pronuncie. A la vuelta, seris libres y ricos.

    Y despus llam a Brangania:

    Amiga, ya ves cmo languidece y enferma mi cuerpo; quieres ir al bosque a buscar las hierbas apropiadas para este mal? All hay dos siervos que te guiarn; ellos saben dnde

    crecen las hierbas eficaces. Sgueles, hermana, y convncete de que si te mando al bosque

    es porque en ello va mi reposo y mi vida.

    Los siervos se la llevaron. Llegada al bosque quiso detenerse, pues las plantas salutferas

    crecan, en abundancia a su alrededor. Pero la arrastraron ms lejos.

    Ven, muchacha, no es este el lugar adecuado. Uno de los siervos caminaba delante de ella; el otro la segua. Iba cerrndose el sendero;

    slo encontraban zarzas y cardos enmaraados. Entonces, el hombre que iba delante sac

    su espada y se volvi. La desgraciada se acerc al otro pidindole ayuda; ste tambin

  • Joseph Bedier Tristn e Isolda

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    tena la espada desnuda en su mano, y dijo:

    Muchacha, hemos de matarte. Brangania cay sobre la hierba y sus brazos trataban de apartar la punta de las espadas.

    Peda clemencia con voz tan lastimera y tierna, que no pudieron por menos que exclamar:

    Doncella, si la reina Isolda, seora tuya y seora nuestra, quiere que mueras, sin duda habr recibido de ti un gran agravio.

    Ella respondi:

    No lo s, amigos; slo recuerdo una mala accin. Cuando partimos de Irlanda, nos llevamos cada una, como la ms preciada de las galas, una camisa para nuestra, noche de

    bodas. En el mar, Isolda rasg su camisa nupcial y en la noche de sus bodas le prest la

    ma. Amigos: he ah todo el mal que le he hecho. Pero ya que quiere mi muerte, decidle

    que le envo Salud y amor y que le doy las gracias por el bien y el honor que me ha

    dispensado desde nia, cuando, arrebatada por unos piratas, fui vendida a su madre y

    consagrada a su servicio. Que Dios, en su bondad, guarde su honor, su cuerpo y su vida!

    Hermanos: herid ahora!

    Los siervos se apiadaron. Discutieron unos instantes y, juzgando que tal maldad no

    mereca la muerte, la ataron a un rbol.

    Mataron luego a un perrito; uno de ellos le cort la lengua, metila en el faldn de su

    gonela y los dos comparecieron ante Isolda.

    Ha hablado? pregunt ella, ansiosa. S, reina, ha hablado. Ha dicho que estabais enfurecida por un solo agravio: que rasgasteis en el mar una camisa trada do Irlanda, fina y blanca como la nieve; ella os

    prest la suya la noche de vuestra boda y ste fue, segn dice, su nico crimen. Ha dado las

    gracias por los muchos beneficios recibidos de vos desde la infancia, ha rogado a Dios que

    proteja vuestro honor y vuestra vida. Os enva salud y amor. Reina, he aqu su lengua.

    Asesinos! grit Isolda; devolvedme a Brangania, mi amada sirvienta! No sabis acaso que era mi nica amiga? Asesinos, devolvdmela!

    Reina, con razn se dice: La mujer cambia en pocas horas; la mujer re y llora, ama y odia al mismo tiempo La hemos matado, pues que vos lo mandasteis!

    Cmo he podido mandarlo? Por qu razn? No era mi amada compaera, la dulce, la fiel, la bella? Vosotros lo sabais, asesinos. Yo la haba enviado a buscar hierbas curativas

    y os la he confiado para que la custodiarais por el camino. Dir que ln habis matado y os

    mandar quemar vivos.

    Reina, sabed que vive y os la traeremos sana y salva. Pero ella no lo crea; enloquecida, ora maldeca a los asesinos, ora se maldeca a s misma.

    Retuvo consigo a uno de los siervos, mientras el otro corra hacia el rbol donde haba sido

    atada Brangania.

    Hermosa, Dios os ha concedido su gracia y vuestra seora os llama. Y al comparecer ante Isolda. Brangania se arrodill, pidindole perdn por sus errores; la

    reina, a su vez, haba cado de hinojos y las dos se abrazaron, confundidas en un mismo

    xtasis.

    VI

    EL GRAN PINO

    Isit ma drue, Isit mamie. En vos ma mort, en vos ma vie.

    (Gottfried de Strasbourg.)

    No es de la fiel Brangania, sino de ellos mismos de quien los enamorados han de

    desconfiar. Pero, cmo pueden estar alerta sus embriagados corazones? El amor les

    empuja, al igual que la sed precipita hacia el ro en sus ltimos momentos al ciervo

    moribundo, y el hambre precipita al gaviln agotado por un largo ayuno sobre su presa.

  • Joseph Bedier Tristn e Isolda

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    Ay!, el amor no puede ocultarse. Es cierto que por la prudencia de Brangania nadie

    sorprendi a la reina entre los brazos de su amigo; pero a todas horas y en todo lugar, no

    ve todo el mundo cmo el deseo les agita, cmo les oprime, cmo desborda de todos sus

    sentimientos como el mosto de la cuba?

    Ya los cuatro traidores de la corte, que odian a Tristn por sus proezas, rondan en tomo a la

    reina y conocen la verdad de sus bellos amores. Arden de codicia; de odio y de alegra.

    Llevarn la nueva al rey. Vern la ternura mudarse en furor, vern a Tristn expulsado o

    entregado a la muerte, y el tormento de la reina. Temen, no obstante, la clera de Tristn;

    pero al fin su odio supera al terror; un da, los cuatro barones llaman al rey Mars a

    parlamento y Andret le dice:

    Bueno rey, sin duda tu corazn se indignar y nosotros sentimos gran pena por ello; paro vamos a revelarte lo que sabemos. Has dado tu confianza a Tristn, y Tristn quiere

    afrentarte. En vano te advertimos ya; por el amor de un solo hombre desprecias a tus

    familiares, a toda la barona y nos abandonas a todos. Sabrs, pues, que Tristn ama a la

    reina; es verdad probada y trada entre lenguas.

    El noble rey vacila y al fin responde:

    Cobarde! Qu felona has meditado? Sin duda alguna llevo a Tristn en el corazn. El da en que Morolt os present batalla, los tres bajasteis la frente, trmulos y mudos de

    pavor. Tristn dio la cara por el honor de esta tierra y por cada una de sus heridas habra

    podido volar su alma. Por esto le odiis y por esto yo le amo ms que a ti, Andret, ms que

    a todos vosotros, ms que a nadie. Pero qu pretendis haber descubierto? Qu habis

    odo?

    Nada, en verdad, seor, nada que tus ojos no puedan ver, nada que tus odos no puedan escuchar. Danos crdito, gran seor; quiz llegues a tiempo an.

    Y retirndose le dejaron saborear el veneno a sus anchas. El rey no pudo ahuyentar el

    maleficio. Y contra su propio corazn, espi a su sobrino, espi a la reina. Pero Brangania

    se dio cuenta, les advirti y en vano el rey intent sorprender a Isolda con astucias. Se

    indign contra este vil forcejeo, y comprendiendo que no poda librarse jams de la

    sospecha, hizo venir a Tristn y le dijo:

    Tristn, aljate de este castillo; y cuando lo hayas abandonado no oses franquear jams los fosos ni sus barreras. Unos felones te acusan de gran traicin. No me interrogues: no

    sabra repetirte sus palabras sin que nos avergonzramos los dos. No busques palabras que

    me aplaquen; siento que seran vanas. Con todo, no creo a los felones. De no ser as, no te

    habra ya entregado a una afrentosa muerte? Pero sus malficos discursos han trastornado

    mi corazn y slo tu partida puede calmarlo. Vete; seguramente volver, a llamarte pronto,

    Vete, hijo mo, siempre amado!

    Cuando los felones oyeron la noticia, dijeron entre ellos:

    Ha marchado, ha marchado el hechicero, expulsado como un ladrn! Qu va a suceder ahora? Sin duda pasar el mar para buscar aventuras y llevar sus desleales servicios a

    algn lejano rey!

    No, Tristn no tuvo fuerzas para partir. Franqueados loa fosos y las barreras del castillo,

    comprendi que ya no podra alejarse ms; se detuvo en la misma villa de Tintagel; se

    hosped con Gorvaln en casa de un burgus y languideci, devorado por la fiebre, ms

    profundamente herido que en otros tiempos cuando el venablo de Morolt haba

    emponzoado su cuerpo. Antao, cuando yaca en la cabaa construida al borde de las olas

    y todos huan del hedor de sus llagas, tres hombres le asistan a pesar de todo: Gorvaln,

    Dinas de Lindan y el rey Mars. Ahora, Gorvaln y Dinas se hallaban a su cabecera, pero

    el rey Mars no vena ya y Tristn gema:

    Es cierto, buen to; mi cuerpo despide ahora el olor de un veneno ms repugnante y vuestro amor no sabe vencer vuestro horror.

  • Joseph Bedier Tristn e Isolda

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    Pero sin alivio posible, en el ardor de la fiebre, el deseo le arrastraba, como un caballo

    desbocado, hacia las bien guardadas torres que tenan encerrada a la reina; caballo y

    caballero se estrellaban contra los muros de piedra; pero caballo y caballero volvan a

    levantarse y emprendan el regreso.

    Tras las altas torres, Isolda la Rubia languidece tambin. Ms desventurada todava; pues

    ante los extraos que la espan tiene que fingir alegra y rer. Por la noche, tendida al lado

    del rey Mars, ha de domar, inmvil, la agitacin de sus miembros y los sobresaltos de la

    fiebre. Quiere huir hacia Tristn. Suea que se levanta y que corre hacia la puerta; pero en

    el dintel oscuro los traidores han tendido unas grandes hoces, las viles y afiladas hojas se

    hincan en sus piernas. Suea que cae y que de sus rodillas desgarradas brotan dos rojas

    fuentes.

    Pronto morirn los enamorados si nadie les socorre. Y quin les va a socorrer sino

    Brangania? Con peligro de su vida se desliza hacia la casa donde languidece Tristn,

    Gorvaln le abre radiante y fiel siempre, para salvar a los enamorados, Brangania ensea

    una astucia a Tristn.

    No, seores, jams habris odo hablar de un tan bello y amoroso ardid.

    Tras del castillo de Tintagel se extenda un vasto vergel cercado de empalizadas.

    Incontables y hermosos rboles crecan all, cargados de frutas, de pjaros y de perfumados

    racimos. En el lugar ms alejado del castillo, cerca de las estacas de la empalizada, se

    ergua un pino alto y recto, cuyo tronco sostena un frondoso ramaje. A sus pies haba un

    surtidor. El agua se esparca primero, como un amplio espejo claro y apacible cerrado por

    una gradera de mrmol; luego, contenido en un angosto cauce, corra por el vergel y,

    penetrando hasta el interior del castillo, atravesaba las habitaciones de las mujeres. Por

    indicacin de Brangania, Tristn cortaba con arte pedazos de corteza y menudas ramitas,

    franqueaba las puntiagudas estacas y todos los das, al amparo del pino, arrojaba las virutas

    en la fuente. Ligeras como la espuma, sobrenadaban y corran con ella y en las

    habitaciones de las mujeres Isolda espiaba su llegada. Las noches que Brangania consegua

    alejar al rey Mars y a los traidores, la enamorada corra al encuentro de su amigo.

    Viene gil pero temerosa, acechando a cada paso si los felones se han emboscado tras la

    arboleda. Pero en cuanto Tristn la ve, se lanza hacia ella con los brazos abiertos. Entonces

    la noche les protege y la sombra amiga del gran, pino les presta cobijo.

    Tristn dice la reina, no asegura la gente de mar que este castillo de Tintagel est encantado y que por sortilegio, dos veces al ao, en invierno y en verano, se esfuma y

    desaparece de la vista? Est perdido ahora, No es ste el jardn maravilloso del que hablan

    los layes de arpa? Una muralla de aire lo encierra por todas partes; rboles floridos, tierra

    embalsamada; el hroe vive all sin envejecer entre los brazos de su amiga y ninguna

    fuerza hostil puede quebrar el mgico vallado.

    Sobre las torres de Tintagel resuenan ya las trompas de los vigas que anuncian el alba.

    No dice Tristn, la muralla de aire est rota ya y no es ste el jardn maravilloso. Pero un da, amiga, iremos al Pas Afortunado, del cual nadie regresa. All se eleva un

    castillo de mrmol blanco; en cada una de sus ventanas un cirio arroja su luz; en cada una

    de ellas un juglar toca y canta una meloda sin fin; el sol no brilla all y, sin embargo, nadie

    aora sus rayos; es el dichoso pas de los escogidos.

    Pero en las cimas de las torres de Tintagel el alba ilumina los grandes bloques intercalados

    de verde y azul.

    Isolda ha recobrado la alegra: la sospecha de Mars se desvanece y los felones

    comprenden, por el contrario, que Tristn ha vuelto a ver a la reina. Pero Brangania hace

    tan buena guardia que espan en vano.

    Al fin, el duque Andret -Dios le confunda!- dice a sus compaeros:

  • Joseph Bedier Tristn e Isolda

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    Seores, tomemos consejo de Frocino, el enano jorobado. Conoce las siete artes, la magia y toda clase de hechiceras. Cuando nace un nio, sabe observar tan bien los siete

    planetas y el curso do las estrellas, que relata por anticipado todos los puntos de su vida.

    Descubre, por el poder de Bugibus y de Noirn, las cosas secretas. Nos ensear, si quiere,

    las astucias de Isolda la Rubia.

    Por odio a la belleza y al valor, el hombrecillo malo traz los signos cabalsticos, ech sus

    suertes y hechizos, observ el curso de Orin y de Lucifer, y dijo:

    Alegraos, grandes seores; esta noche podris cogerles. Le llevaron ante el rey:

    Seor dijo el hechicero, mandad a vuestros monteros que pongan la tralla a los sabuesos y ensillen los caballos; anunciad que durante ocho das y ocho noches viviris en

    el bosque para dirigir la caza, y muera yo en la horca si esta misma noche no os las

    palabras que Tristn dirige a la reina.

    El rey lo hizo as, con dolor de su corazn. Llegada la noche, dej a sus monteros en el

    bosque, cogi al enano a cuestas y regres a Tintagel. Por una entrada secreta penetr en el

    jardn y el enano le condujo bajo el gran pino.

    Buen rey, es preciso que subis por las ramas de este rbol. Llevaos arriba el arco y las flechas; tal vez puedan serviros. Permaneced quieto. No tendris que esperar mucho.

    Vete, perro del demonio! respondi Mars. Y el enano se fue, llevndose el caballo.

    Haba dicho la verdad; el rey no tuvo que esperar mucho. La luna brillaba, clara y bella, en

    la noche inmaculada. Oculto en el ramaje, el rey vio a su sobrino saltar por encima de las

    estacas agudas. Tristn lleg bajo el rbol y arroj en el agua astillas y ramitas. Pero al

    inclinarse sobre la fuente para arrojarlas, vio reflejada en el agua la imagen del rey. Ah!

    Si pudiera detener las virutas que huyen! Pero no, corren raudas por el jardn. All en las

    habitaciones de las mujeres, Isolda acecha su llegada; ya, sin duda, las ve y corre. Dios

    proteja a los amantes!

    Ella se acerca. Sentado, inmvil, Tristn la mira, y oye en el rbol el rechinar de la flecha,

    empulgada en la cuerda del arco.

    Llega, por fin, gil y prudente como tiene por costumbre.

    Qu es esto? Por qu Tristn no corre a mi encuentro esta noche? Habr visto algn

    enemigo?

    Se detiene, registra con la mirada los negros macizos. De sbito, a la luz de la luna

    distingue, a su vez, la sombra del rey dentro de la fuente. Se muestra muy mujer en la

    prudencia y no levanta ni un momento los ojos hacia las ramas del rbol.

    Dios mo! dice en voz baja, concededme tan slo que pueda hablar yo primero. Se acerca an ms. Escuchad cmo se adelanta y avisa a su amigo:

    Caballero Tristn, cmo habis osado? Llamarme a tal lugar y a tales horas! Muchas veces lo habais hecho ya para dirigirme una splica, segn decs, Qu ruego es ste?

    Qu esperis de m? Al fin he venido, pues no puedo olvidar que s soy reina a vos lo

    debo. Heme aqu, pues: qu queris?

    Pediros gracias, reina, a fin de que calmis al rey. Ella tiembla y llora, pero Tristn alaba a Dios que ha mostrado el peligro a su amiga.

    S, reina, con frecuencia os he mandado llamar y siempre ha sido en vano; jams desde que he sido expulsado por el rey os habis dignado acudir a mi llamada. Pero apiadaos del

    miserable que tenis delante; el rey me odia, ignoro por qu; pero tal vez vos lo sabis; y

    quin podra apaciguar su clera, sino vos sola, reina franca, Isolda corts, en quien su

    corazn descansa?

    En verdad, caballero Tristn, ignoris todava, que sospecha de los dos? Y de qu traicin! Y para mayor vergenza he de ser yo quien os lo haga saber? Mi seor cree que

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    yo os amo con amor culpable. Dios lo sabe, sin embargo, y si miento que envilezca mi

    cuerpo!: jams he dado mi amor a ningn, hombre; slo al primero que me ha estrechado,

    virgen, entre sus brazos. Y vos queris, Tristn, que yo implore al rey vuestro perdn? Si

    llegara a saber que he venido bajo este pino, maana hara aventar mis cenizas!

    Tristn gime:

    Buen to, en verdad decimos: Nadie es villano si no comete villanas Pero en qu corazn ha podido nacer tal sospecha?

    Caballero Tristn, qu queris decir? No, el rey, mi seor, no habra imaginado nunca tal vileza. Pero los traidores de esta tierra le han hecho dar crdito a esta mentira, pues es

    fcil engaar a los corazones leales. Se aman, le han dicho, y los felones lo han presentado

    como un crimen. S, vos me amis, Tristn; por qu negarlo? No soy la esposa de

    vuestro to y no os he salvado dos veces de la muerte? S, yo os amaba en justa

    correspondencia: no sois acaso del linaje del rey y no he odo muchas veces decir a mi

    madre que una mujer no ama a su seor si no ama tambin a sus parientes? Es por el amor

    del rey que yo os amaba, Tristn! Y ahora, si os concede su gracia, estar contenta. Pero

    estoy temblando, tengo mucho miedo. He estado aqu demasiado tiempo.

    Desde el ramaje el rey se apiad y sonri dulcemente. Isolda huye, Tristn vuelve a

    llamarla:

    Reina, en nombre del Salvador, venid en mi auxilio, por caridad! Los cobardes quieren apartar del rey a todos los que le aman; lo han conseguido y ahora se burlan de l. Sea:

    partir, pues, fuera de este pas, muy lejos, miserable, como vine antao; pero, por lo

    menos, obtened del rey que en pago de mis pasados servicios y para que pueda, sin afrenta,

    cabalgar lejos de aqu, me d dinero suficiente para pagar mis gastos, para recobrar mi

    caballo y mis armas.

    No, Tristn, vos no hubieseis debido dirigirme este ruego. Sola estoy en esta tierra, sola en este palacio donde nadie me ama, sin ningn apoyo y a merced del rey. No veis que me

    expongo a una muerte vergonzosa si le digo una sola palabra por vos? Amigo, que Dios os

    proteja! El rey os odia contra toda razn. Pero dondequiera que vayis, Dios Nuestro Seor

    ser vuestro verdadero amigo.

    Ella marcha y huye hasta su cuarto donde Brangania la toma, temblorosa, entre sus brazos.

    La reina explica la aventura. Brangania exclama:

    Isolda, seora ma, Dios ha hecho por vos un gran milagro! Es Padre compasivo y no quiere el mal de los que l sabe inocentes.

    Bajo el gran pino, Tristn, apoyado en la gradera de mrmol se lamentaba:

    Que Dios se apiade de m y repare la gran injusticia que sufro por mi amado seor! Y cuando hubo saltado la empalizada del jardn, el rey dijo sonriendo:

    Buen sobrino, bendita sea esta hora. Mira: la larga cabalgada que imaginaste esta maana ha terminado ya.

    All abajo, en un claro del bosque, el enano Frocino interrogaba el curso de las estrellas.

    Ley en ellas que el rey le amenazaba de muerte; volvise negro de vergenza y de miedo,

    hinchse de rabia y se apresur a huir hacia el pas de Gales.

    VII

    EL ENANO FROCINO

    W dem selbin getwerge,

    Daz er den edelin man vorrit!

    (Eilart de Oberg.)

    El rey Mars ha hecho las paces con Tristn. Le ha dado permiso para volver al castillo y,

    como antes, Tristn se acuesta en la cmara del rey entre los validos y los fieles. Puede

    entrar y salir a su gusto; el rey no recela ya de l. Pero, quin puede mantener por mucho

    tiempo secretos sus amores? Ay! El amor no puede permanecer oculto.

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    Mars haba perdonado a los felones, y como el senescal Dinas de Lidn encontrara un da,

    en el bosque al jorobado enano, errante y miserable, le llev otra vez al rey, quien se

    apiad de l y le perdon su mala accin.

    Pero su bondad no hizo ms que excitar el odio de los barones que habiendo sorprendido

    nuevamente a Tristn y a la reina, se coligaron con este juramento: o el rey arrojaba a su

    sobrino fuera del pas, o se retiraban a sus fortalezas para hacerle la guerra. Convocaron al

    rey a parlamento:

    Seor, manos o aborrcenos, a tu eleccin; pero queremos que expulses a Tristn, porque ama a la reina, y todo el mundo lo ve; pero nosotros no lo soportaremos ms.

    El rey les oye, suspira, inclina la frente y calla.

    No, rey, no lo soportaremos ms, porque sabemos que esta nueva, extraa un tiempo, para ti, no puede ya sorprenderte, y que t consientes su crimen. Por otra parte, si no alejas

    a tu sobrino para siempre de tu lado, nos retiraremos a nuestros dominios y arrastraremos

    tambin a nuestros vecinos fuera de tu corte, pues no podemos soportar que permanezcan

    en ella. Tal es la eleccin que te ofrecemos: escoge, pues.

    Seores; una sola vez be credo en las feas palabras que decais de Tristn, y he tenido que arrepentirme. Pero vosotros sois mis leales y no quiero perder el servicio de mis

    hombres. Aconsejadme, pues. A vosotros lo demando, ya que me debis consejo. Pero

    sabed que rechazo todo orgullo y todo descomedimiento.

    Seor, mandad venir aqu al enano Frocino. Desconfiis de l por la aventura del jardn. Sin embargo, no haba ledo en las estrellas que la reina acudira aquella noche bajo el

    pino? Sabe muchas cosas; escuchad su consejo.

    Corri haca ellos el jorobado maldito, y Denoaln le abraz. Escuchad qu traicin

    aconsej al rey:

    Seor, ordena a tu sobrino que maana, al rayar el alba, al galope, cabalgue hacia Carduel para llevar al rey Arturo un mensaje sobre pergamino, bien sellado con cera. Rey,

    Tristn se acuesta cerca de tu cama. Sal de tu cuarto a la hora del primer sueo y yo te juro

    por Dios y por la ley de Roma que si ama a Isolda con loco amor, querr venir a hablarle

    antes de su partida; pero si viene sin que yo lo sepa y sin que t lo veas, entonces mtame.

    Por lo dems, djame guiar la aventura a mi antojo y gurdate solamente de hablar a

    Tristn de este mensaje antes de la hora de acostarse.

    Bien respondi Mars, sea hecho as! Entonces el enano urdi una cruel felona. Entr en casa de un panadero y compr cuatro

    dineros de flor de harina que ocult en el faldn de su traje, Ah! Quin se hubiera

    enterado jams de tamaa traicin? Llegada la noche, cuando el rey hubo cenado y sus

    hombres dorman en la vasta sala contigua a su cmara, Tristn se encamin, como tena

    por costumbre, al lecho del rey Mars.

    Buen sobrino, haced mi voluntad: cabalgaris hacia el rey Arturo hasta Carduel y le haris desplegar este mensaje. Saludadle en mi nombre y no permanezcis ms que un da

    con l.

    Rey, se lo llevar maana. S, maana, antes de rayar el alba. He aqu a Tristn intensamente emocionado. De su cama a la de Mars haba seguramente

    la longitud de una lanza. Sinti un deseo furioso de hablar a la reina, y se prometi en su

    corazn que, hacia el amanecer, si Mars dorma, se acercara a ella. Ah! Seor! Qu

    loco intento!

    El enano se acostaba, como tena por costumbre, en la cmara del rey. Cuando crey que

    todos dorman se levant y esparci entre la cama de Tristn y la de la Reina la flor de

    harina: si uno de los dos amantes iba al encuentro del otro, la harina conservara la huella

    de sus pasos. Pero cuando la esparca, Tristn, que permaneca despierto, le vio.

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    Qu quiere decir esto? El enano no acostumbra a obrar con buen fin: pero quedar

    engaado; loco sera quien le dejara coger la huella de sus pasos!

    A medianoche, el rey se levant y sali seguido del enano jorobado. La cmara estaba

    oscura, ni lmpara, ni cirio encendido. Tristn se puso en pie sobre su cama. Seor! Por

    qu tuvo esta idea? Junta los pies, calcula la distancia, da un salto y cae sobre el lecho del

    rey. Ay! La vspera, en el bosque, el hocico de un enorme jabal le haba llagado la pierna

    y, para desgracia suya, la herida no estaba vendada. Con el esfuerzo el salto se abre,

    sangra; pero Tristn no ve la sangre que corre y enrojece el lienzo. Fuera, al claro de luna,

    el enano, por su arte de sortilegio, supo que los amantes estaban reunidos. Tembl de

    alegra y dijo al rey:

    Ve, y ahora, si no los sorprendes juntos, que me lleven preso! Van, pues, hacia la cmara, el rey, el enano y los cuatro felones. Pero Tristn les ha odo;

    vuelve a levantarse, se tira, alcanza su lecho... Ay! Al pasar, la sangre ha brotado de la

    herida y ha cado sobre la harina.

    He aqu al rey, a los barones y al enano, que lleva una luz. Tristn e Isolda fingen dormir;

    haban quedado solos en la cmara con Perins, que estaba acostado a los pies de Tristn y

    no se mova. Pero el rey vio sobre la cama el lienzo coloreado, y en el suelo la flor de

    harina, mojada de sangre fresca.

    Entonces los cuatro barones, que odian a Tristn por su valenta, le sostienen sobre la cama

    y amenazan a la reina; y la escarnecen, se befan de ella y le prometen hacer justicia.

    Haban descubierto la herida que sangraba.

    Tristn dice el rey, ningn ments valdr en lo sucesivo; moriris maana. l exclama:

    Concededme gracia, seor! En el nombre del Dios que sufri la Pasin, pido piedad para nosotros!

    Seor, vngate! responden los felones. Buen to, no es por m por quien imploro; qu me importa morir? Ciertamente, si no fuera el temor de irritaros vendera cara esta afrenta a los cobardes que sin vuestra

    salvaguardia no habran osado tocar mi cuerpo con sus manos; pero por respeto y por amor

    a vos, me inclino a vuestra merced; obrad conmigo a vuestro antojo. Aqu me tenis a m,

    seor pero tened piedad de la reina.

    Y Tristn se inclina y se humilla a sus pies:

    Piedad para la reina, porque si hay un hombre en su casa bastante osado para sostener que la he amado con amor culpable, me encontrar en pie y en campo cerrado. Seor,

    gracia para ella, en nombre de Dios Nuestro Seor!

    Pero los tres barones los han atado con cuerdas, Ay! Si hubiera sabido que no le sera

    dado probar su inocencia en singular combate, hubieran tenido que descuartizarle vivo

    antes que soportar el ser vilmente atado.

    Pero confiaba en Dios y saba que en la liza nadie osara blandir un arma contra l.

    Y sin duda alguna confiaba en Dios con justicia. Cuando juraba que no haba amado jams

    a la reina con amor culpable, los felones rean de la insolente impostura. Pero apelo a

    vosotros, seores, los que sabis la verdad del filtro bebido en el mar y comprendis cuanto

    acontece. Deca mentira? No es el hecho lo que prueba el crimen, sino el juicio. Los

    hombres ven el hecho, pero Dios ve los corazones y slo l es juez verdadero. l ha

    establecido, pues, que todo hombre acusado podra sostener su derecho en batalla, y l

    mismo combate con el inocente. Por esto Tristn reclamaba justicia y batalla y se guard

    de faltar en nada al rey Mars. Pero si hubiera podido prever lo que sucedi, habra matado

    a los felones. Ah! Seor! Por qu no los mat?

    VIII

    EL SALTO DE LA CAPILLA

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    Qui voit son cors et sa faon

    Trop par avroit le cuer feln

    Qui n'en avroit d'lseut piti.

    (Broul)

    Por la ciudad, en la noche oscura, la noticia corre: Tristn y la reina han sido sorprendidos:

    el rey quiere matarlos. Ricos burgueses y gente humilde, lloran todos.

    Ay! Bien podemos llorar! Tristn, barn intrpido, moriris, pues, por tan fea traicin? Y vos, reina franca, reina querida, en qu tierra nacer jams hija de rey tan

    bella, tan amada? Aqu tienes, enano jorobado, la obra de tus adivinanzas. Que no vea

    jams la faz de Dios quien habindote encontrado no hunda su venablo en tu cuerpo!

    Tristn, buen, amigo, querido, cuando Morolt, venido para arreba