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Novela
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Joseph Bedier
TTrriissttnn ee IIssoollddaa
Documento producido por proyecto Avaln noviembre de 2002 Nada se sabe sobre el origen y procedencia de esta leyenda o esta historia, mucho ms
remota que la fecha a que corresponden los datos ms antiguos que hacen referencia a ella.
Por ejemplo, en las tradas galesas del "Libro rojo" se habla de un porquero, Drysta, hijo de
Tallwch, que viva en la isla de Prydein (Bretaa), que "fue de mensajero a Essyllt"
(Isolda) y que, adems, era "maestro en mecnica". Tambin en las tradas de la "Myvyrian
Archaeology of Wales", se alude a los tres enamorados de la isla Prydein y se cita
concretamente a "Trystan, hijo de Tallwch, amante de Essyllt, mujer de March".
Desaparecidos por completo los poemas de La Chvre y de Chrtien de Troyes, no ha sido
posible establecer la relacin que estas obras pudieron tener con un poema primitivo,
anterior a los ms antiguos, que Bdier supone estar compuesto desde principios del siglo
XII. Pero s ha podido establecerse una relacin entre los dos poemas ms antiguos,
desgraciadamente incompletos, tales son el de Broul, del que han llegado a nosotros unos
tres mil versos, y el de Thomas, del que se conservan ocho fragmentos. El primero se
supone escrito en Normanda hacia 1180, y tiene una continuacin annima, escrita hacia
1209. El poema de Thomas, anglonormando, fue escrito en Inglaterra entre 1155 y 1170.
Se conocen otras obras posteriores con el mismo tema, tal el poema de Eilhardo de Oberga
(compuesto entre 1190 y 1200), la novela en prosa francesa, compuesta hacia 1230 y el
poema episdico de la "Folie Tristan", compuesto hacia 1170.
Todas estas obras proceden, segn Bdier, de un modelo que debi ser, en su tiempo, la
ampliacin de un arquetipo. Hay tambin otras obras que proceden ms directamente del
poema de Thomas. Tal es, entre otras, el "Tristan und Isolde", poema de Godofredo de
Estrasburgo, compuesto entre 1200 y 1220 incompleto- y del cual, como de las obras de sus continuadores, proviene la pera de Wagner.
La versin que publicamos fue escrita en 1902 por el ilustre fillogo francs Joseph
Bdier, uno de los ms grandes medievalistas europeos, a quien se deben, precisamente,
los estudios ms importantes que se han realizado hasta la fecha con respecto a la leyenda
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de Tristn.
Para esta versin Bdier tom como base el poema de Broul, que ya haba traducido al
francs moderno, convirtiendo su traduccin, como dice Gastn Pars, en un poema francs
de mediados del siglo XII, pero compuesto a fines del XIX. En esencia, sta es tambin la
presente obra.
I
LA INFANCIA DE TRISTN
Du wrest swre baz genant: Juvente bele et la riant!
(Gottfried de Strasbourg)
Seores, os gustara escuchar una hermosa historia de amor y de muerte? Es de Tristn y
de la reina Isolda. Sabris del goce y del dolor con que se amaron y cmo murieron, en el
mismo da, l por ella, ella por l.
En aquel tiempo, el rey Mars reinaba en Cornualles. Sabiendo que sus enemigos le haban
declarado la guerra, Rivaln, rey de Leons, atraves el mar para prestarle ayuda. Le sirvi
con la espada y con el consejo, como lo hubiera hecho un vasallo, y con tal fidelidad que
Mars le otorg en recompensa a la hermosa Blancaflor, su hermana, a quien el rey
Rivaln amaba con un amor maravilloso.
Acababan de celebrarse los esponsales en el monasterio de Tintagel cuando lleg la noticia
de que su antiguo enemigo el duque Morgan se haba lanzado sobre el Leons, arrasando
sus castillos, sus campos y sus ciudades. Rivaln equip sus naves a toda prisa y llev
consigo a Blancaflor, que estaba encinta, hacia sus lejanas tierras.
Desembarc ante su castillo de Kanoel, confi la reina a la salvaguarda de su mariscal
Rohalt, a quien todos, por su lealtad, apodaban con un hermoso nombre, Rohalt el
Fidelsimo, y luego, habiendo reunido a sus barones, parti para hacer la guerra.
Blancaflor le esper mucho tiempo. Mas, ay!, jams haba de volver. Un da supo que el
duque Morgan le haba matado a traicin. No le llor: ni una lgrima, ni un lamento, pero
sus miembros se volvieron dbiles y flojos; su alma quiso, con deseo intenso, escapar del
cuerpo. Rohalt se esforzaba en consolarla.
Reina le deca, no conseguiremos nada ensartando pena sobre pena; todo el que nace, no ha de morir acaso? Que Dios acoja a los muertos y guarde a los vivos!...
Pero ella no quiso escucharle. Tres das dese ir a reunirse con su dueo amado. Al cuarto
da dio a luz un hijo y tomndolo en sus brazos:
Hijo exclam, mucho tiempo he deseado verte, y veo en ti a la ms hermosa criatura nacida de mujer. Con tristeza alumbro y triste es mi primera caricia, por ti siento la
tristeza de morir. Y como has venido al mundo con tristeza, te llamars Tristn.
Una vez pronunciadas estas palabras, le bes y falleci despus de haberle besado.
Rohalt el Fidelsimo recogi al hurfano. Ya los hombres del duque Morgan cercaban el
castillo de Kanoel. Hubiera podido Rohalt sostener mucho tiempo la guerra? En verdad se
dice: Temeridad no es valenta. Hubo de rendirse a merced del duque Morgan. Pero
temiendo que Morgan degollara al hijo de Rivaln, el mariscal le hizo pasar por hijo suyo y
le educ entre sus propios hijos.
Cumplidos los siete aos y no necesitando ya cuidados de mujer, Rohalt confi a Tristn a
un sabio maestro, el buen escudero Gorvaln. Gorvaln le ense en pocos aos las artes
propias de los barones. Le ense a manejar la lanza, la espada, el escudo y el arco, a
lanzar discos de piedra, a franquear de un salto los fosos ms anchos; le inculc el odio a la
felona y a la mentira, y le acostumbr a socorrer a los dbiles, a guardar la fe jurada; le
ense diversas clases de canto, el manejo del arpa y el arte de la montera; y cuando el
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nio cabalgaba entre los jvenes escuderos, pareca como si su caballo, sus armas y l
formaran un solo cuerpo y nunca hubieran estado separados. Al verle tan noble y gallardo,
ancho de espaldas, estrecho de caderas, fuerte, fiel y valeroso, todos alababan a Rohalt por
semejante hijo. Pero Rohalt, pensando en Rivaln y en Blancaflor, de quienes reviva la
juventud y la gracia, amaba a Tristn como a un hijo y secretamente le reverenciaba como
a su seor.
Mas sucedi que toda su alegra qued desvanecida cuando unos mercaderes de Noruega
atrajeron a Tristn a bordo de su nave y se lo llevaron como una hermosa presa. Mientras
se hacan a la vela hacia ignotas tierras, Tristn se debata como un lobezno cogido en la
trampa. Pero es verdad probada, y todos los marineros lo saben, que el mar lleva a disgusto
las naves desleales y no protege los raptos ni las traiciones. Sublevse furiosa, sumergi a
la nave en tinieblas y la arrastr durante ocho das y ocho noches a la ventura. Al fin los
marineros vislumbraron a travs de la niebla una costa escarpada y erizada de escollos,
contra la cual se estrellara la quilla. Se arrepintieron; comprendiendo que la furia del mar
provena de aquel nio en mala hora arrebatado, hicieron, voto de liberarle y aparejaron
una barca para llevarlo a la orilla. De sbito aplacse el viento, decreci el oleaje y
mientras la nave de los noruegos desapareca en lontananza, las olas risueas y apacibles
condujeron la barca de Tristn hasta la arena de una playa.
Con un gran esfuerzo escal el acantilado y vio que ms all de una landa hundida y
desierta se extenda una selva sin fin. Se lamentaba aorando a Gorvaln, a Rohalt, su
padre, y la tierra de Leons, cuando el bullicio lejano de una cacera, a toque de cuerno y
con gran algazara, regocij su corazn. De entre la espesura surgi un hermoso ciervo. La
jaura y los monteros le seguan el rastro con gran tumulto de voces y trompetas, pero
como los sabuesos colgaban ya en racimos de la piel de su crucero, la bestia, a algunos
pasos de Tristn, dobl las patas, agonizante. Un montero la remat con el venablo.
Mientras los cazadores alineados en crculo sealaban pieza cobrada a toque de cuerno,
Tristn, atnito, vio que el montero mayor rajaba ampliamente el cuello del ciervo como
para cortarlo. Exclam:
Qu hacis, seor? Est bien descabezar esta bestia tan noble, como si fuera un cerdo degollado? Es costumbre del pas?
Buen hermano respondi el montero, qu hago que pueda sorprenderte? S, corto primero la cabeza de este ciervo, despus dividir el cuerpo en cuatro partes y las
llevaremos colgadas de los arzones de nuestras sillas al rey Mars, nuestro seor. As lo
hacemos y desde el tiempo de los ms antiguos monteros se ha venido haciendo en
Cornualles. Pero si t conoces alguna costumbre ms loable, ensanosla: toma este
cuchillo, buen hermano, y nosotros la aprenderemos con mucho gusto.
Tristn se hinc de rodillas y quit la piel al ciervo antes de deshacerlo; despus despedaz
a la bestia dejando intacto el hueso sacro, segn costumbre; luego separ las extremidades,
el morro, la lengua, las criadillas y la vena del corazn.
Y monteros y lacayos de jaura, inclinados sobre l, le contemplaban arrobados:
Amigo dijo el montero mayor, bellas costumbres son stas; en qu tierra las aprendiste? Dinos tu pas y tu nombre.
Buen seor, me llamo Tristn y aprend estas costumbres en mi tierra de Leons. Tristn dijo el montero, que Dios recompense al padre que te ha criado tan noblemente! Es sin duda barn rico y poderoso?
Pero Tristn, que saba hablar bien y callar mejor, contest con astucia:
No, seor, mi padre es un mercader. He huido secretamente de casa a bordo de una nave que parta para comerciar en lejanas tierras, pues querra aprender cmo se comportan los
hombres de los pases extranjeros. Pero si me aceptis entre vuestros monteros, os seguir
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de buena gana y os ensear, seor, otros pasatiempos de montera.
Hermoso Tristn, me admira que haya una tierra donde los hijos de los mercaderes sepan cosas que en otra ignoran los hijos de los caballeros. Pero ven con nosotros, si as lo
deseas, y s bienvenido. Te llevaremos al rey Mars, nuestro seor.
Tristn acab de descuartizar el ciervo. Dio a los perros el corazn, los despojos de la
cabeza y las entraas y ense a los cazadores cmo debe prepararse la porcin destinada a
los perros y la que ha de servir de cebo. Despus enristr los trozos bien divididos y los
confi a los diferentes monteros: la cabeza a uno, a otro la grupa y los grandes filetes; a
ste espaldas, a aqul las ancas, a estotro los lomos. Les ense cmo haban de alinearse
de dos en dos para cabalgar en buen orden, segn la categora de los pedazos de caza
enristrados en las horquillas.
Luego se pusieron en camino, conversando, hasta que al fin divisaron un rico castillo.
Estaba rodeado de prados, jardines, surtidores, pesqueras y tierras de labranto. Numerosas
naves fondeaban en el puerto. El castillo se ergua sobre el mar, fuerte y hermoso, bien
fortificado contra todo asalto y toda artimaa de la guerra; y la torre del homenaje, erigida
por gigantes en remotos tiempos, estaba construida con bloques de piedra, grandes y bien
tallados, dispuestos como un tablero de verde y azul.
Tristn pregunt el nombre de este castillo.
Hermoso mancebo, se llama Tintagel. Tintagel exclam Tristn, bendito seas de Dios y benditos sean tus moradores! Seores, era all donde en otro tiempo, con gran jbilo, su padre Rivaln celebr sus
desposorios con Blancaflor. Mas, ay!, Tristn lo ignoraba.
Llegados al pie de la torre maestra, las charangas de los monteros atrajeron a las puertas a
los barones y al mismo rey Mars.
Despus que el montero mayor lo hubo contado la aventura, Mars admir los hermosos
arreos de caballera, el ciervo bien despedazado y el gran acierto en los usos de la
montera. Pero admiraba sobre todo al hermoso muchacho extranjero y sus ojos no podan
separarse de l. De dnde provena tan honda ternura? El rey interrogaba a su corazn y
no poda comprenderlo. Seores, era su sangre que se conmova y hablaba dentro de s y el
amor que en otro tiempo sintiera por Blancaflor, su hermana.
Por la noche, una vez levantados los manteles, un juglar gals, maestro en su arte, avanz
entre los barones reunidos y cant layes de arpa. Tristn estaba sentado a los pies del rey y
como el arpista preludiara una nueva meloda, Tristn le habl as:
Maestro, este romance es bello entre los ms bellos: los antiguos bretones lo compusieron antao para celebrar los amores de Graelent. Dulce es su tono y dulces sus
palabras. Maestro, tu voz es hbil, acompalo bien con tu arpa.
El gals cant y respondi luego:
Chiquillo, qu sabes t del arte de los instrumentos? Si los mercaderes de la tierra de Leons ensean tambin a sus hijos a tocar el arpa, la ctara y la vihuela, toma el arpa y
mustranos tu habilidad.
Tristn tom el arpa y cant tan bellamente que los barones se enternecieron al orle. Y
Mars admiraba al arpista venido de aquel Leons adonde antao Rivaln se llev a
Blancaflor.
Acabado el canto, el rey permaneci largo rato callado.
Hijo exclam al fin, bendito sea el maestro que te ense y bendito de Dios seas t! Dios ama a los buenos cantores. Su voz y el arpa penetran en el corazn de los
hombres, desvelan los recuerdos amables y hacen olvidar los duelos y las vilezas. Has
venido a esta mansin para alegra nuestra. Qudate por mucho tiempo a mi lado, amigo!
De buena gana os servir, seor respondi Tristn, como arpista, como montero y como sbdito vuestro.
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As lo hizo y, durante tres aos, un mutuo afecto creci en sus corazones. Durante el da,
Tristn segua a Mars a la audiencia o a la caza y, por la noche, como dorma en la cmara
real con los privados y los fieles, si el rey estaba triste tocaba el arpa para mitigar sus
penas. Los barones le queran y, ms que ninguno, como os ensear la historia, el senescal
Dinas de Lidn. Pero ms tiernamente que los barones y que Dinas de Lidn le amaba el
rey. A pesar de su afecto, Tristn no se consolaba de haber perdido a su padre, a su maestro
Gorvaln y la tierra de Leons.
Seores, el narrador, para no ser enojoso, debe evitar los relatos demasiados largos. Muy
bellos y muy diversos son los elementos de esta historia: qu ganaramos con
prolongarla? Dir, pues, brevemente, que tras haber vagado largo tiempo por tierras y por
mares, Rohalt el Fidelsimo atrac en Cornualles y enseando al rey el carbunclo dado por
l a Blancaflor en otro tiempo como rico presente nupcial, le dijo:
Rey Mars, ste es Tristn de Leons, vuestro sobrino, hijo de vuestra hermana Blancaflor y del rey Rivaln. El duque Morgan gobierna su tierra contra toda razn: es
hora de que vuelva a su heredero.
Y dir brevemente cmo Tristn, ya armado caballero por su to, atraves el mar en las
naves de Cornualles, se hizo reconocer por los antiguos vasallos de su padre, desafi al
asesino de Rivaln, le dio muerte, y recobr su tierra.
Pens luego que el rey Mars ya no vivira feliz sin l, y como la nobleza de su corazn le
revelaba siempre la decisin ms acertada, llam a sus condes y barones y les habl de esta
manera:
Seores de Leons, he reconquistado este pas y he vengado al rey Rivaln con la ayuda de Dios y la vuestra. As he reivindicado a mi padre. Pero dos hombres, Rohalt y el rey
Mars de Cornualles, han sostenido al hurfano y al nio errante y debo tambin llamarles
padres, No les debo prestar, tambin, mi ayuda? Ahora bien, el hombre de alto rango
posee dos cosas: su tierra y su cuerpo. A Rohalt, que veis aqu, ceder mi tierra: padre,
vuestra ser y de vuestro hijo despus de vos. Al rey Mars ceder mi cuerpo; abandonar
este pas, aunque muy amado, e ir a servir a Mars, mi seor, en Cornualles. Esta es mi
idea; pero vosotros sois mis leales, seores de Leons, y me debis consejo. S alguno de
vosotros quiere ensearme otra resolucin, que se levante y que hable!
Pero todos los barones le ensalzaron con sus lgrimas y Tristn, llevando consigo
nicamente a Gorvaln, se dispuso a partir hacia la tierra de Mars.
II
MOROLT DE IRLANDA
Tristrem seyd: "Ywis,
Y wil defende it as knizt. (Sir Tristrem)
Al regreso de Tristn, Mars y toda la barona estaban consternados. Porque el rey de
Irlanda haba equipado una flota para devastar Cornualles, si Mars se negaba, como vena
haciendo durante quince aos, a satisfacer un tributo que pagaban sus antepasados. Pues
sabris que, segn se convena en antiguos tratados, los irlandeses podan recaudar en
Cornualles, trescientas libras de cobre el primer ao, trescientas libras de plata fina el
segundo, y trescientas libras de oro el tercero. Llegado el cuarto ao, llevbanse trescientos
mancebos y trescientas doncellas de quince aos escogidos a suerte entre las familias de
Cornualles. Este ao el rey haba enviado a Tintagel, para presentar su mensaje, a un
caballero gigante, Morolt, con cuya hermana estaba casado y a quien nadie haba vencido
jams en batalla. Pero el rey Mars, por medio de cartas selladas, haba convocado en la
corte a todos los barones de su tierra para tomar consejo.
Llegado el tiempo sealado y cuando los barones estuvieron reunidos en la sala abovedada
del palacio, y Mars se hubo sentado bajo el dosel, Morolt habl as.
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Rey Mars, escucha por ltima vez la orden del rey de Irlanda, mi seor. Te conmina a pagar ya el tributo que le debes. Y como lo has demorado con exceso, requiere que me
sean entregados en este da trescientos mancebos y trescientas doncellas de quince aos de
edad, elegidos a suerte entre las familias de Cornualles. Mi nave anclada en el puerto de
Tintagel se los llevar para hacerlos sbditos nuestros. Con todo, y no hago excepcin ms
que de ti, rey Mars, como es debido, si alguno de tus barones quiere probar en batalla que
el rey de Irlanda recaba este tributo contra razn, aceptar su reto. Cul de entre vosotros,
seores de Cornualles, quiere combatir por el honor de su pas?
Los barones mirbanse unos a otros a hurtadillas; luego bajaron la frente. El uno se deca:
Observa, desdichado, la estatura de Morolt de Irlanda: es ms fuerte que cuatro hombres robustos. Mira su espada: no sabes acaso que por sortilegio ha hecho saltar la cabeza de
los ms intrpidos campeones, durante los muchos aos que el rey de Irlanda enva a este
gigante a llevar sus desafos por vasallas tierras? Infeliz: quieres ir a buscar la muerte?
Para qu tentar a Dios?
Otro pensaba: Os he criado, hijos mos, para tareas de siervos, y a vosotras, amadas
hijas, para mujeres de placer? Mi muerte, no obstante, no podra salvaros!
Y todos callaban. Morolt insisti:
Quin de vosotros, seores de Cornualles, acepta mi reto? Le ofrezco una hermosa batalla, pues dentro de tres das llegaremos en barca a la isla de San Sansn, ms all de
Tintagel. All vuestro caballero y yo lucharemos de hombre a hombre, y la gloria de haber
aceptado el desafo recaer sobre sus allegados.
Seguan callando y Morolt pareca un gerifalte a quien se encierra en una jaula de
pajarillos: al entrar, todos enmudecen. Morolt habl por tercera vez:
Pues bien, seores de Cornualles, ya que esta solucin os parece ms noble, elegid vuestros hijos a suerte y me los llevar! No cre que este pas estuviera habitado solamente
por siervos.
Entonces Tristn se arrodill a los pies del rey Mars y dijo:
Seor rey, si queris concederme esta gracia, yo librar batalla. En vano quiso el rey disuadirle. Era un caballero tan joven! De qu le servira su
intrepidez? Pero Tristn dio su prenda a Morolt y Morolt la recibi.
El da sealado, Tristn, de pie sobre una colcha de rojo cendal, se hizo armar para la gran
aventura. Revistise de la coraza y del yelmo de acero bruido. Lloraban los barones de
pena por el osado y de vergenza de ellos mismos.
Ah, Tristn! se decan, intrpido barn, juventud en flor..., por qu no he emprendido yo antes que t esta batalla? Mi muerte arrojara un duelo menor sobre esta
tierra!
Suenan las campanas y toda la barona con la gente menuda, viejos, nios y mujeres,
rogando y llorando, escoltan a Tristn hasta la playa. Esperan, pues la esperanza anida en
el corazn, del hombre, por msero que sea el pasto.
Tristn subi a una barca y se hizo a la mar hacia la isla de San Sansn. Pero Morolt haba
prendido en su mstil una vela de rica prpura y lleg el primero a la isla. Atracaba su
barca en la playa, cuando Tristn, tomando tierra a su vez, empuj con el pie la suya hacia
el mar.
Vasallo, qu haces? dijo Morolt, por qu no has amarrado como yo tu barca? Vasallo, para qu? respondi Tristn. Slo uno de nosotros ha de quedar vivo aqu, no basta una sola barca?
Y los dos, hostigndose con palabras injuriosas, se adentraron en la isla.
Nadie vio la spera batalla; pero por tres veces pareci como si la brisa del mar trajera a la
playa un grito furioso. Entonces, en seal de duelo, las mujeres batan palmas a coro y los
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compaeros de Morolt, reunidos aparte ante sus tiendas, se rean. Al fin, hacia la hora
nona, vieron a lo lejos ondear la vela de prpura; la barca del irlands abandon la isla y
reson un clamor de angustia:
Morolt! Morolt! Pero cuando la barca destacse de sbito en la cresta de una ola mostr a un caballero
erguido en la proa; blanda una espada en cada mano: era Tristn. Inmediatamente veinte
barcas volaron a su encuentro y los jvenes se arrojaron a nado hacia l. El valiente se
lanz sobre la playa y mientras las madres, de hinojos, besaban su cota de hierro, grit a
los compaeros de Morolt:
Seores de Irlanda, Morolt ha peleado bien. Ved: mi espada est mellada, un fragmento de la hoja qued hundido en su crneo. Llevaos este trozo de acero, seores: es el tributo
de Cornualles.
Luego subi hacia Tintagel. A su paso los nios liberados agitaban ramas verdes dando
grandes voces; ricas colgaduras pendan de las ventanas. Pero cuando entre cantos de
alegra, taido de campanas, trompetas y bocinas, tan sonantes que no se hubiera odo el
trueno de Dios, Tristn se encamin al castillo, desplomse en los brazos del rey Mars; y
la sangre brotaba de sus heridas.
Con hondo desaliento los compaeros de Morolt llegaron a Irlanda. Antao, cuando Morolt
entraba de nuevo en el puerto de Weisefort, se regocijaba volviendo a ver a sus hombres
que le aclamaban en tropel, y a la reina su hermana y a su sobrina Isolda la Rubia, la de los
cabellos de oro, cuya belleza resplandeca como el alba. Ellas le acogan tiernamente y si
haba recibido alguna herida le curaban, pues saban de blsamos y brebajes que reaniman
a los heridos en trance de muerte, Pero de qu les serviran ahora las recetas mgicas, las
hierbas cortadas en horas propicias, los filtros? Yaca muerto, cosido en una piel de ciervo,
con el fragmento de espada enemiga clavado an en el crneo. Isolda la Rubia lo recogi
para guardarlo en su cofrecillo de marfil, precioso como un relicario, inclinadas sobre el
gran cadver, madre e hija, repitiendo sin cesar el elogio del muerto y lanzando sin tregua
la misma imprecacin contra el matador, dirigan cada una a su turno, entre las mujeres, el
fnebre lamento. Desde aquel da Isolda la Rubia aprendi a odiar el nombre de Tristn de
Leons.
Pero Tristn languideca en Tintagel: manaba de sus heridas sangre envenenada. Los
mdicos reconocieron que Morolt haba hincado en su carne un venablo emponzoado y,
como sus bebidas y su triaca no podan salvarle, lo dejaron a la mano de Dios. Sus llagas
exhalaban un hedor tan odioso que sus amigos ms caros huan de l, todos menos el rey
Mars, Gorvaln y Dinas de Lidn. Slo ellos podan permanecer a su cabecera y el amor
que sentan superaba a su horror. Al fin, Tristn se hizo llevar a una cabaa construida en
un lugar apartado de la playa y tendido ante las olas esperaba la muerte. Pensaba:
Me habis, pues, abandonado, rey Mars, a m que he salvado el honor de vuestra tierra?
No, ya lo s, buen to, que darais vuestra vida por la ma; pero qu podra vuestro afecto?
Debo morir. Es dulce, no obstante, ver el sol, y mi corazn, es valiente an. Quiero probar
el mar azaroso... Quiero que me lleve lejos, solo. Hacia qu tierra? No s; pero tal vez all
encontrar a alguien que me cure. Y tal vez otro da vuelva a serviros como arpista,
montero y vasallo
Suplic tanto, que el rey Mars asinti a su deseo. Llevle a una barca sin vela ni remos, y
quiso Tristn que solamente colocaran el arpa a su vera. Para qu los remos? Para qu la
espada? Como un marino, que en el curso de una larga travesa arroja por la borda el
cadver de un viejo compaero, as Gorvaln con trmulos brazos empuj hacia el mar la
barca donde yaca su hijo querido, y el mar se la llev.
Durante siete das y siete noches, le arrastr dulcemente. A veces, Tristn pulsaba el arpa
para calmar su angustia. Por fin, el mar, sin saberlo l, le acerc a la orilla. Y he aqu que
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aquella noche unos pescadores haban salido del puerto para echar sus redes y remaban,
cuando oyeron una meloda dulce, vigorosa y brillante, que corra a ras de las olas.
Inmviles, con los remos suspendidos sobre las olas, escuchaban; al primer albor de la
aurora percibieron la barca errante.
As se decan, una msica sobrenatural envolva la nave de San Brandano cuando bogaba hacia las Islas Afortunadas sobre la mar blanca como la leche.
Remaron para alcanzar la barca: navegaba a la deriva; nada pareca vivir en ella sino el
taido del arpa; pero a medida que se acercaban, la meloda se debilit, extinguise, y
cuando la alcanzaron, las manos de Tristn, inertes, cayeron de nuevo sobre las cuerdas
temblorosas. Recogironle y retornaron al puerto para ponerle en manos de su compasiva
seora, quien acaso sabra curarle.
Ay!, aquel puerto era Weisefort, donde yaca Morolt; su seora era Isolda la Rubia. Slo
ella, maestra en filtros, poda salvar a Tristn; pero, entre las mujeres, ella era la nica que
deseaba su muerte. Cuando Tristn, reanimado por su arte, volvi en s, comprendi que
las olas le haban arrojado sobre una tierra de peligro. Pero animoso an para defender su
vida, supo encontrar rpidamente bellas y hbiles palabras. Cont que era un juglar que
haba tomado pasaje a bordo de una nave mercante, y que, navegando hacia Espaa para
aprender el arte de leer en las estrellas, unos piratas haban asaltado la nave: herido, escap
en aquella barca. Creyronle: ninguno de los compaeros de Morolt reconoci al hermoso
caballero de la isla de San Sansn, tan feamente el veneno haba deformado sus rasgos.
Pero cuando, despus de cuarenta das, Isolda la de los cabellos de oro le hubo casi curado,
cuando ya en sus miembros, de nuevo flexibles, empezaba a renacer la gracia de la
juventud, comprendi que era preciso huir; escap, y despus de correr muchos peligros,
reapareci un, da ante el rey Mars.
III
EN BUSCA DE LA BELLA DE LOS CABELLOS DE ORO
En po d'ore vos o paie
O la parole do chevol,
Dont je n'ai puis e gran dol.
(Lay de la Locura de Tristn.)
Haba en la corte del rey Mars cuatro barones, de lo ms feln que imaginarse pueda y
que odiaban de muerte a Tristn por sus proezas y por el tierno amor que el rey le
profesaba. Recuerdo sus nombres: Andret, Caneln, Gondoino y Denoaln. El duque
Andret era, como Tristn, sobrino del rey Mars. Comprendiendo que el rey procuraba
envejecer sin hijos para dejar su tierra a Tristn, se agudiz su envidia y con mentiras
incitaba contra Tristn los sentimientos de los personajes de Cornualles.
Cuntas maravillas en su vida! decan los traidores. Pero vosotros sois hombres de gran juicio, seores, y sin duda sabris demostrarlo. Que haya triunfado de Morolt, es un
gran prodigio; pero, por qu suerte de hechizos ha podido, casi moribundo, bogar solo por
el mar? Los magos pueden hacerlo, decimos. Adems, en qu embrujado pas ha podido
encontrar remedio a sus llagas? Ciertamente, es un hechicero. S, su barca, su espada y su
arpa estn encantadas y cada da vierten venenos en el corazn del rey Mars! Cmo ha
sabido domar este corazn con poder y artes de brujera! Ser rey, seores, y vosotros
tendris vuestras tierras a feudo de un mago!
Convencieron por fin a la mayor parte de los barones, pues muchos hombres ignoran que
lo que parece poder de magos, el corazn puede alcanzarlo por la fuerza del amor y de la
osada. Y fue por esto que los barones instaron al rey Mars a tomar por esposa una hija de
rey, que le diera herederos; si rehusaba, retiraranse a sus fortalezas para hacerle la guerra.
El rey se resista y juraba en su corazn que mientras viviera su amado sobrino ninguna
hija de rey entrara en su lecho. Pero, a su vez, Tristn, que soportaba con gran vergenza
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la sospecha de amar a su to con interesado amor, le apremi dicindole que se rindiera a la
voluntad de la barona; si no, abandonara la corte, e ira a servir al rico rey de Gavoya.
Entonces Mars fij un plazo a sus barones: pasados cuarenta das, expresara su
pensamiento.
El da sealado, solo en su cuarto, el Rey esperaba la llegada de los barones y pensaba
tristemente:
Dnde encontrar hija de rey tan lejana e inaccesible a quien pueda fingir, pero fingir tan
slo, que la quiero por esposa?
En aquel instante, por la ventana abierta al mar, dos golondrinas que hacan su nido
entraron jugueteando; luego, espantadas, desaparecieron. Pero de sus picos haba escapado
un largo cabello de mujer, ms fino que un hilo de seda y brillante como un rayo de sol.
Habindolo cogido Mars, hizo entrar a Tristn y a los barones y les dijo:
Para complaceros, seores, tomar mujer, siempre que vosotros queris buscar a la que he escogido.
Ciertamente, la buscaremos, buen seor; pero, quin es la elegida? Escog aquella a quien perteneci este cabello y sabed que no quiero a ninguna otra. Y de dnde, buen seor, os viene este cabello de oro? Quin os lo ha trado? Y de qu pas?
Viene, seores, de la Bella de los cabellos de oro; dos golondrinas me lo han trado: ellas saben de qu pas.
Los barones comprendieron que eran vctimas de una burla y un engao. Miraban a Tristn
con desdn; porque sospechaban que l haba aconsejado tal astucia. Pero Tristn,
habiendo examinado el cabello de oro, acordse de Isolda la Rubia. Sonri y habl as:
Rey Mars, hacis muy mal; no veis que las sospechas de estos seores me avergenzan? Pero en vano habis preparado esta burla; yo ir a buscar a la Bella de los
cabellos de oro. Sabed que la busca es peligrosa y que me ser ms difcil regresar de su
pas que de la isla donde he matado a Morolt; pero de nuevo quiero poner por vos, buen
to, mi cuerpo y mi vida a la ventura. Para que vuestros barones comprendan que os amo
con amor leal, empeo mi fe en este juramento: O morir en la empresa o conducir a este
castillo de Tintagel a la Reina de los cabellos de oro.
Equip una hermosa nave y la abasteci de trigo, vino, miel y toda clase de buenos
manjares. Hizo subir en ella, adems de Gorvaln, a cien jvenes caballeros de alta
alcurnia, escogidos entre los ms audaces, vistiles con cotas de buriel y capas de tela
basta, de tal modo que parecan mercaderes; pero bajo el puente de la nave ocultaban las
ricas vestiduras de tis de oro, de cendal y de escarlata que corresponden a los mensajeros
de un rey poderoso.
Cuando la nave se hubo hecho a la mar, el piloto pregunt:
Buen, seor, hacia qu tierra navegamos? Amigo, ve con rumbo a Irlanda, derecho al puerto de Weisefort. El piloto se estremeci, Ignoraba Tristn que desde la muerte de Morolt el rey de Irlanda
persegua las naves de Cornualles, apresaba a los marineros y los colgaba en la horca? El
piloto obedeci, no obstante, y alcanz la tierra peligrosa.
Tristn supo persuadir a los hombres de Weisefort de que sus compaeros eran unos
mercaderes de Inglaterra venidos para comerciar en paz. Pero como estos raros mercaderes
pasaban el da en los nobles juegos del chaquete y del ajedrez y parecan ms hbiles en
manejar los dados que en medir el trigo, Tristn temi ser descubierto y no saba cmo
iniciar su empresa.
Cierta maana, al rayar el alba, oy una voz tan espantosa que se hubiera podido confundir
con el grito de un demonio. Jams haba odo chillar a una bestia de un modo tan horrible y
maravilloso a la vez. Llam a una mujer que pasaba por el puerto.
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Decidme exclam, seora, de dnde viene esta voz que he odo? No me lo ocultis.
No, seor, os lo dir sin engao. Sale de una bestia fiera, la ms horrorosa que pueda haber en el mundo. Cada da baja de su caverna y se para en una de las puertas de la
ciudad. Nadie puede entrar ni salir sin haber entregado al dragn una doncella; y as que la
tiene entre sus garras la devora en un santiamn.
Buena dama dijo Tristn, no os burlis de m, pero decidme si sera posible a un hombre nacido de madre vencerle en batalla.
No s, hermoso y dulce seor; lo cierto es que veinte esforzados caballeros han intentado ya la aventura; porque el rey de Irlanda ha hecho proclamar por sus heraldos que
concedera su hija Isolda la Rubia a quien aniquilara al monstruo; pero el monstruo los ha
devorado a todos.
Tristn deja a la mujer y vuelve hacia la nave. Se arma en secreto, y qu asombro habra
causado ver salir de aquel bajel mercante a un guerrero tan ricamente ataviado y tan
apuesto caballero! Pero el puerto estaba desierto, pues acababa de apuntar el da, y nadie
vio al valiente cabalgando hasta la puerta que la dama le haba mostrado. De sbito bajaron
por el camino cinco hombres, que espoleaban a sus caballos, sueltos los frenos, y huan
hacia la ciudad. Tristn asi a uno de ellos por la roja melena trenzada, con tanta fuerza,
que le derrib sobre la grupa de su caballo y le mantuvo inmvil.
Salve, buen seor! dijo Tristn, por dnde viene el dragn? Y cuando el fugitivo le hubo enseado el camino, Tristn le solt.
El monstruo se acercaba. Tena cabeza de bicha, los ojos rojos corno carbones encendidos,
dos cuernos en la frente, las orejas largas y peludas, garras de len, cola de serpiente y el
cuerpo escamoso como el de un grifo.
Tristn arroj contra l su corcel con tal furia, que ste, a pesar del miedo que le dominaba,
arremeti contra el monstruo. La lanza de Tristn choc contra las escamas y vol hecha
aicos. Al punto el osado saca su espada, la levanta, la descarga sobre la cabeza del
dragn, pero... ni llega a cortar la piel!... El monstruo ha sentido el golpe y se enfurece,
lanza sus garras contra el escudo, las hinca en l y hace volar las ligaduras. A pecho
descubierto Tristn le hostiga todava con la espada y pega, por fin, sobre sus flancos un
golpe tan violento que hace retumbar el aire. Todo en vano: no puede herirle. Entonces el
dragn vomita por las ventanas de la nariz un doble chorro de llamas venenosas; la cota de
Tristn se torna negra como un carbn apagado, su caballo se desploma y muere. Pero el
hroe, levantndose de sbito, hunde su buena espada en la garganta del monstruo: la clava
entera y le parte el corazn en dos pedazos. El dragn lanza por ltima vez su horrible
rugido y muere.
Tristn le cort la lengua y la meti en su jubn. Despus, aturdido por la acre humareda se
encamin, para calmar su sed, hacia un estanque que brillaba a lo lejos. Pero el veneno que
destilado por la lengua del dragn le impregnaba arda por su cuerpo y, entre las altas
hierbas que bordeaban el pantano, el hroe cay inanimado.
Sabed, pues, que el fugitivo de la roja cabellera trenzada era el cobarde Aguinguerrn el
Rojo, el senescal del rey de Irlanda, que codiciaba a Isolda la Rubia. Pero tal es la fuerza
del amor, que cada maana se emboscaba, armado, para atacar al monstruo; sin embargo,
con slo or de lejos su grito, el valiente hua.
Aquel da, seguido de sus cuatro compaeros, os desandar el camino. Encontr al dragn
derribado, el caballo muerto, el escudo roto y pens que el vencedor acababa de morir por
all cerca. Entonces cort la cabeza del monstruo, la llev al rey y reclam el hermoso
salario prometido.
El rey desconfi un tanto de su proeza; pero queriendo hacerle justicia, orden a sus
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vasallos que acudieran a la corte al cabo de tres das. Ante la barona reunida, el senescal
Aguinguerrn exhibira la prueba de su victoria.
Cuando Isolda la Rubia supo que sera concedida su mano a aquel cobarde, solt primero
una larga carcajada y luego se deshizo en lamentos. Pero a la maana siguiente,
sospechando la impostura, tom consigo a su paje, el rubio y fiel Perins, y a Brangania, su
joven sirvienta y compaera, hasta que Isolda not en el camino unas huellas de caballo de
forma singular; sin duda ste no era del pas. Despus encontr el monstruo descabezado y
el caballo muerto: no iba enjaezado segn la costumbre de Irlanda. Con toda seguridad era
un extranjero quien haba matado al dragn: pero viva an?
Isolda, Perins y Brangania le buscaron largo rato; por ltimo, entre las hierbas del
pantano, Brangania vio brillar el yelmo del valiente. Respiraba an, Perins lo mont en su
caballo y lo llev secretamente a la cmara de las mujeres. All Isolda cont la aventura a
su madre, y le confi el extranjero. Cuando la reina le despojaba de su armadura, la lengua
envenenada del dragn cay de entre las ropas. Entonces la reina de Irlanda hizo volver en
s al herido por la virtud de una hierba y le dijo:
Extranjero, yo s que t eres el verdadero matador del dragn. Pero nuestro senescal, un feln, un cobarde, le ha cortado la cabeza y reclama a mi hija Isolda la Rubia en
recompensa. Sabrs dentro de dos das probarle su injusticia en batalla?
Reina dijo Tristn, el plazo es corto. Pero sin duda vos podis curarme en dos das. He conquistado a Isolda luchando con el dragn; tal vez la conquistar luchando con el
senescal.
Entonces la reina le aloj esplndidamente y prepar para l remedios eficaces. Al da
siguiente Isolda la Rubia le prepar un bao y ungi dulcemente su cuerpo con un blsamo
que su madre haba compuesto. Deteniendo la mirada sobre el rostro del herido, vio que
era hermoso y sumergise con placer en estos pensamientos:
Ciertamente, si su valenta es tanta como su hermosura, mi campen librar ruda batalla
Tristn, reanimado por el calor del agua y la fuerza de los aromas, la miraba y, pensando
qua haba conquistado a la Reina de los cabellos de oro, inici una sonrisa. Isolda lo not y
dijo para s:
Por qu ha sonredo este extranjero? He cometido alguna inconveniencia? He olvidado
alguno as los servicios que una doncella debe prestar a su husped? Habr redo porque he
olvidado pulir sus armas empaadas por el veneno
Fue, pues, adonde la armadura de Tristn estaba guardada:
Este yelmo es de buen acero pens; no ceder en lo mejor del combate. Y esta cota es fuerte, ligera y muy digna de ser ceida por un valiente
Asi la espada por la empuadura:
He aqu una hermosa espada, como tan intrpido caballero requiere
Saca de la rica vaina, para enjugarla, la hoja ensangrentada. Pero ve que tiene mellas
profundas. Repara en la forma del mellado: no sera aquella la hoja que se rompi en la
cabeza de Morolt? Vacila, mira una y otra vez para cerciorarse de lo que imagina. Corre a
la cmara donde guarda el fragmento de acero extrado en otro tiempo del crneo de
Morolt. Junta el fragmento al mellado; apenas se perfila seal de rotura.
Entonces se precipit hacia Tristn y, blandiendo sobre la cabeza del herido la enorme
espada, le grit:
T eres Tristn de Leons, el matador de Morolt, m to amado. Muere, pues, t tambin!
Tristn hizo un esfuerzo para detener su brazo: pero fue en vano; su cuerpo estaba tullido
aunque su espritu se conservara gil. Habl, pues, ingeniosamente, de esta manera:
Sea, morir, pero para ahorrarte eternos remordimientos, escucha, hija de rey: sabe que no solamente tienes el poder sino el derecho ce matarme. S, t tienes derecho sobre mi
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vida pues por dos veces me la has conservado y devuelto. La primera vez, no ha mucho; yo
era el juglar herido que t salvaste al expulsar de mi cuerpo el virus con que el venablo de
Morolt lo haba emponzoado. No te sonrojes, doncella, por haber curado estas heridas,
Acaso no las recib en leal combate? Acaso he matado a Morolt a traicin? No me haba
desafiado? No haba de defender mi cuerpo? Yendo a recogerme al pantano me has
salvado por segunda vez. Ah! Es por ti, doncella, por quien he combatido al dragn... Pero
dejemos estas cosas: quera probarte solamente que habindome librado del peligro de la
muerte por dos veces, tienes derecho sobre mi vida. Mtame, pues, si piensas ganar con
ello loor y gloria. Acaso cuando ests en brazos del valeroso senescal, te ser dulce pensar
en tu husped herido, el que arriesg su vida para conquistarte y al que habrs matado,
indefenso, en este bao.
Isolda exclam:
Oigo palabras maravillosas. Por qu el matador de Morolt ha querido conquistarme? Ah! Ya que Morolt haba intentado arrebatar en su nave a las doncellas de Cornualles,
quieres tomar hermosas represalias y te jactaras llevndote como sierva aquella a quien
Morolt amaba por encima de todas...
No, hija del rey dijo Tristn. Un da, dos golondrinas volaron hasta Tintagel llevando all uno de tus cabellos de oro. Cre que venan a anunciarme paz y amor. Por esto
he venido a buscarte al otro lado del mar. Por esto he afrontado al monstruo y su veneno.
Mira este cabello cosido entre los hilos de oro de mi brial; el oro de los hilos se ha
desvanecido; el oro del cabello brilla con toda su hermosura.
Isolda tir la gran espada y, tomando en sus manos el brial de Tristn, vio el cabello de
oro. Permaneci largo rato callada; despus bes al husped en los labios en seal de paz y
le revisti de ricas prendas.
El da de la asamblea de los barones, Tristn envi a Perins, el paje de Isolda, para ordenar
a sus compaeros que se trasladaran a la corte, ataviados como corresponda a los
mensajeros de un gran rey, porque esperaba conseguir aquel mismo da el trmino de la
aventura. Gorvaln y los cien caballeros, que haca cuatro das se hallaban desolados por la
prdida de Tristn, se regocijaron con la noticia.
Entraron uno a uno en la sala donde se agolpaban, incontables, los barones de Irlanda, y se
sentaron en una sola hilera. Las pedreras centelleaban a lo largo de sus ricas vestiduras de
escarlata, de cendal y de prpura. Los irlandeses decan para s:
Quines son, estos magnficos seores? Quin les conoce? Ved esos mantos suntuosos adornados con ofre y cebellina! Ved en el puo de las espadas, en el broche de
las pellizas, rutilar los rubes, los berilos, las esmeraldas y tantas piedras preciosas de las
que ni siquiera sabemos el nombre! Quin vio jams semejante esplendor? De dnde
vendrn estos seores? De quin son vasallos?
Pero los cien caballeros permanecan silenciosos, inmviles en su sitio, sin levantarse por
nadie.
Cuando el rey de Irlanda se hubo sentado bajo el dosel, el senescal Aguinguerrn el Rojo
se ofreci a probar con testigos y a sostener en batalla eme haba matado al monstruo y que
en consecuencia Isolda la Rubia le deba ser entregada. Entonces Isolda se inclin ante su
padre, y dijo:
Rey, ah est un hombre que pretende convencer al senescal de mentira y felona. A este hombre, dispuesto a probar que l ha librado a vuestra tierra del azote y que vuestra hija no
debe ser abandonada a un cobarde, prometis perdonarle sus antiguos agravios, por
grandes que sean, y concederle vuestro favor y vuestra paz?
El rey qued pensativo, sin apresurarse a responder, tero sus barones gritaron un tiempo:
Otorgadlo, seor, otorgadlo!
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Y el rey dijo:
Otorgado. Entonces Isolda se arrodill a sus pies:
Padre, dadme primero a m el beso de gracia y de paz en seal de que lo daris tambin a este hombre.
Cuando hubo recibido el beso, fue a buscar a Tristn y lo llev de la mano a la asamblea. A
su vista, los cien caballeros se levantaron a la vez, le saludaron con los brazos en cruz
sobre el pecho, alineronse a su lado y los irlandeses comprendieron que era su seor.
Muchos de ellos le reconocieron entonces y reson un grito atronador:
Es Tristn de Leons, es el matador de Morolt! Las espadas desnudas brillaron y voces furiosas repetan:
Que muera! Isolda exclam:
Rey, besa a este hombre en la boca como me has prometido. El rey le bes en la boca. Y el clamor se aplac.
Entonces Tristn mostr la lengua del dragn y present batalla al senescal, que no os
aceptarla, reconociendo su impostura.
Tristn habl as:
Seores, yo he matado a Morolt, pero he cruzado el mar para ofreceros un hermoso desquite. A fin de compensar el desaguisado, he puesto mi cuerpo en peligro de muerte,
librndoos del monstruo. De esta manera he conquistado a la bella y rubia Isolda. Tengo,
pues, derecho a llevarla en mi nave. Pero a fin de que en tierras de Irlanda y de Cornualles
no reine jams el odio sino el amor sabed que el rey Mars, mi caro seor, la tomar por
esposa. Ved aqu cien caballeros de alta alcurnia dispuestos a jurar sobre las reliquias de
los santos, que el rey Mars os enva paz y amor, que su deseo es honrar Isolda como a su
esposa amada y que todos los hombres de Cornualles la servirn como a su reina y seora.
Trajeron los cuerpos santos, con gran jbilo, y los cien caballeros juraron que haba dicho
verdad.
El rey tom a Isolda de la mano y pregunt a Tristn si la conducira lealmente a su seor.
Y ante sus cien caballeros y ante los barones de Irlanda, Tristn lo jur.
Isolda la Rubia temblaba de vergenza y de angustia. Una vez conquistada por Tristn, ste
la desdeaba; el hermoso cuento del cabello de oro era una mentira y el triunfador la
entregaba a otro... El rey puso la mano derecha de Isolda en la diestra de Tristn, y ste la
retuvo en seal de que se posesionaba de ella en nombre del rey de Cornualles.
De este modo, por amor al rey Mars, con su ingenio y su bravura, Tristn llev a cabo la
bsqueda de la Reina de los cabellos de oro.
IV
EL FILTRO
Nein, ezn was nith mit wine,
doch ez im glich wre,
ez was diu wernde swaere,
diu endelse herzent
von der si beide lgen tt.
(Gottfried de Strasbourg.)
Llegado el tiempo de entregar a Isolda a los caballeros de Cornualles, su madre recogi
hierbas, races y flores, las mezcl con vino y compuso un poderoso brebaje. Acabado ste
con ciencia y magia, lo verti en un frasco y dijo a Brangania.
Hija ma, has de seguir a Isolda al pas del rey Mars, ya que le profesas un amor fiel. Toma, pues, este frasco de vino y recuerda mis palabras. Ocltalo de manera que ningn
ojo lo vea, ni ningn labio se le acerque. Llegada la noche nupcial y en el instante en que
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quedan solos los esposos, verters este vino de hierbas en una copa y la presentars al rey
Mars y a la reina Isolda para que apuren su contenido entre los dos. Procura, hija ma, que
slo ellos prueben este brebaje porque tal es su virtud que quienes lo beban juntos, se
amarn con todos sus sentidos, con todo su espritu, para siempre, en la vida y en la
muerte.
Brangania prometi a la reina que lo hara segn su voluntad.
La nave se llevaba a Isolda, cortando las profundas olas. Cuanto ms se alejaba de la tierra
de Irlanda, ms tristemente se lamentaba la doncella. Sentada bajo la tienda donde se haba
encerrado con Brangania, su sirvienta, lloraba de nostalgia; Adnde la arrastraban
aquellos extranjeros? Hacia dnde la empujaba el destino? Cuando Tristn se le acercaba
y quera calmarla con dulces palabras, se irritaba, le rechazaba y senta el corazn henchido
de odio. Haba venido l, el raptor, el matador de Morolt; la haba arrancando con astucia
de su madre y de su pas y no se haba dignado guardarla para s. La llevaba como un raro
botn, a travs de las olas, hacia la tierra enemiga!
Msera! deca ella. Maldita sea la mar que me lleva! Ms me valdra morir en la tierra donde nac que vivir all abajo!
Cierto da amainaron los vientos; las velas colgaban flccidas, a lo largo del mstil. Tristn
hizo tomar tierra en una isla y, cansados del mar, los cien caballeros y los marineros
bajaron a la playa. Slo Isolda permaneca en la nave con una pequea sirvienta. Tristn
llegse hasta la reina tratando de apaciguar su corazn. Arda un sol de fuego, y abrasados
ambos por la sed pidieron de beber. La pequea busc algn brebaje, hasta que descubri,
escondido, el frasco confiado a Brangania por la madre de Isolda.
He encontrado vino! les grit. No, no era vino; era la pasin, era el brbaro goce y la angustia sin fin; era la muerte. La
muchacha llen una copa y la present a su ama. Bebi a grandes tragos y luego la tendi a
Tristn, que tambin bebi.
En este instante entr Brangania y vio con asombro que se miraban calladamente con loco
embeleso. Ante ellos estaba la copa casi vaca. Cogila, corri a popa y la arroj por la
borda, gimiendo:
Desgraciada! Maldito sea el da en que nac y maldito el da que sub a esta nave! Isolda, amiga, y vos, Tristn, habis bebido vuestra muerte!
De nuevo la nave se encaminaba a Tintagel. Le pareca a Tristn que una zarza viva de
agudas espinas, de olorosas flores hincaba sus races en la sangre de su corazn y con
fuertes lazos ligaba el hermoso cuerpo de Isolda a su cuerpo, a todo su espritu y a todos
sus deseos. Pensaba:
Andret, Denoaln, Gueneln y Gondono, felones que me acusabais de codiciar la tierra
del rey Mars, ah! Soy ms vil todava, y no es su tierra lo que codicio ya! Buen to, que
me habis amado hurfano, aun antes de reconocer la sangre de vuestra hermana
Blancaflor; vos que me llorabais tiernamente mientras vuestros brazos me llevaban a la
barca sin velas ni remos, buen to, por qu desde el primer da no habis arrojado lejos de
vos al nio errante venido para traicionaros? Ah! Qu he pensado? Isolda es vuestra
mujer y yo vuestro vasallo. Isolda es vuestra mujer y yo vuestro hijo. Isolda es vuestra
mujer y no debe amarme
Isolda le amaba y quera odiarle, sin embargo: no la haba desdeado vilmente? Y se
torturaba el corazn por este amor ms doloroso que el odio.
Brangania les observaba con angustia, ms cruelmente atormentada an, pues slo ella
saba el dao que haba causado. Les espi durante dos das, violes rehusar todo alimento,
toda bebida y todo refrigerio, v buscarse mutuamente como ciegos que caminan uno hacia
otro. Infelices cuando languidecan separados, ms infelices todava cuando, reunidos,
temblaban ante el horror de la primera confesin.
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Al tercer da, al encaminarse Tristn hacia la tienda levantada sobre el puente de la nave,
Isolda le vio acercarse y le dijo humildemente:
Entrad, seor. Reina dijo Tristn, por qu me habis llamado seor? No soy, por el contrario, vuestro sbdito y vuestro vasallo para reverenciaros, serviros y amaros como a reina y
seora?
Isolda respondi:
No, t sabes que eres mi seor y mi dueo! T sabes bien que tu fuerza me domina y que soy tu sierva! Ojal hubiera avivado en su da las llagas del juglar herido! Ojal
hubiera dejado morir al matador del monstruo en las hierbas del pantano! Ojal hubiera
descargado sobre l la espada empuada cuando yaca en el bao! Ay! Yo no saba
entonces lo que ahora s!
Isolda, qu sabis, pues, hoy? Qu es lo que os atormenta? Ah! Todo lo que s me atormenta y todo lo que veo; y tambin este cielo, y este mar, y mi cuerpo, y mi vida!
Apoy un brazo en el hombro de Tristn; las lgrimas extinguieron el fulgor de sus ojos y
sus labios temblaron. l repiti:
Amiga, qu es, pues, lo que os atormenta? Ella respondi:
Vuestro amor. Y entonces l puso los labios sobre los suyos.
Pero cuando por primera vez saboreaban juntos un goce de amor, Brangania, que les
espiaba, lanz un grito, y con los brazos extendidos y con la faz enrojecida por las
lgrimas, se arroj a sus pies:
Desdichado! Deteneos, volved hacia atrs si podis todava! Pero no, el camino no tiene vuelta. Ya la fuerza del amor os arrastra y no tendris jams goce sin dolor. Es el vino
de hierbas que os embriaga, es el brebaje de amor que vuestra madre, Isolda, me haba
confiado. Slo el rey Mars lo haba de beber con vos; pero el Enemigo se ha burlado de
los tres y vosotros habis apurado la copa. Amigo Tristn, Isolda amiga, en castigo de la
mala custodia que he hecho, os abandono mi cuerpo y mi vida; ya que por mi culpa, en la
copa maldita, habis bebido el amor y la muerte!
Los enamorados se abrazaron; sus hermosos cuerpos palpitaban de deseo y de vida. Tristn
dijo:
Venga, pues, la muerte! Y al morir el da, sobre la nave que avanzaba ms rpida que nunca hacia la tierra del rey
Mars, unidos para siempre, se abandonaron al amor.
V
BRANGANIA ENTREGADA A LOS SIERVOS
Sobre totz avrai gran valor,
S'aitals camisa m'es dada.
Cum Iseus det a l'amador.
Que mais non era portada.
(Rambaut, conde de Orange)
El rey Mars sali a la playa para recibir a Isolda la Rubia. Tristn la asi de la mano y la
condujo ante el rey; el rey tom posesin de ella, cogindola a su vez de la mano. Con
grandes honores la llev hacia el castillo de Tintagel y, al aparecer en la sala entre los
vasallos, su belleza irradi una claridad tan maravillosa que los muros se iluminaron, como
dorados por el sol naciente. Entonces el rey Mars ensalz a Tristn y a los cien caballeros
que, en la nave aventurera, haban ido a buscar la alegra de sus ojos y de su corazn. Ay!
La nave os trae, a Vos tambin, noble rey, el brbaro duelo y los fuertes tormentos.
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Dieciocho das despus, habiendo convocado a todos sus barones, tom por mujer a Isolda
la Rubia. Pero llegada la noche, Brangania, a fin de ocultar el deshonor de la reina y
salvarla de la muerte, ocup el lugar de Isolda en el lecho nupcial. En castigo a la mala
custodia que haba hecho en el mar, y por amor a su amiga, sacrific, fiel, la pureza de su
cuerpo; y la oscuridad de la noche ocult al rey su ardid y su vergenza.
Los cronistas pretenden que Brangania no haba arrojado al mar el frasco de vino de
hierbas no apurado por completo por los amantes; sino que, al amanecer, despus que su
seora hubo entrado en el lecho del rey Mars, Brangania verti en una copa el resto del
filtro y la present a los desposados; cuentan que Mars bebi bastante de l y que Isolda
tir su parte, a escondidas. Pero sabed, seores, que estos cronistas han corrompido la
historia, falsendola. Si han imaginado esta mentira es por no haber sabido comprender el
maravilloso amor que Mars profes siempre a la reina. Es muy cierto, como vais a or
pronto, que a pesar de las angustias, el tormento y las terribles represalias, nunca pudo
Mars arrancar de su corazn, a Isolda ni a Tristn; pero sabed, seores, que no haba
bebido el vino de hierbas, ni hubo veneno ni sortilegio; slo la tierna nobleza de su corazn
inspirle su cario.
Isolda es reina y parece vivir con alegra. Isolda es reina y vive con tristeza. Isolda posee la
ternura del rey Mars, los barones la honran y es amada por la servidumbre. Isolda pasa el
da en sus habitaciones ricamente pintadas y tapizadas de flores. Isolda tiene los nobles
joyeles, las telas de prpura y los tapices venidos ce Tesalia, los cantos de loa arpistas y
las cortinas con bordados representando leopardos, guilas, papagayos y todos los animales
del mar y de los bosques. Isolda tiene sus ardientes, sus bellos amores. Y Tristn a su vera,
a su antojo, de da y de noche; porque como requiere la costumbre de los grandes seores,
duerme en la cmara real, entre los privados y los fieles. Isolda tiembla, sin embargo. Por
qu temblar? No guarda secretos sus amores? Quin sospechara de Tristn? Quin
llegara a sospechar de su hijo? Quin la ve? Quin la espa? Acaso hay testigos? S,
hay un testigo que la espa: Brangania; Brangania la acecha, Brangania sola sabe su vida,
Brangania la tiene a su merced. Santo Dios! Si, cansada de preparar cada da, como
sirvienta, el lecho donde ella haba dormido primero, los denunciara al rey! Si Tristn
muriera por su deslealtad! Y el miedo enloquece a la reina. No, no es de Brangania, la fiel;
es de su propio corazn de donde viene su tormento. Escuchad, seores, la gran traicin
que medit; pero Dios, como oiris, se apiad de ella: compadecedla vosotros tambin!
Aquel da Tristn y el rey estaban lejos, cazando, y Tristn nada supo de este crimen.
Isolda mand llamar a dos siervos, les prometi la emancipacin y sesenta monedas de
oro si juraban cumplir su voluntad. Prestaron juramento.
Yo os dar, pues dijo, una doncella; os la llevaris al bosque, cerca o lejos, pero en tal lugar, que nadie descubra jams la aventura. All la mataris y me traeris su lengua.
Retened, para repetrmelas, las palabras que pronuncie. A la vuelta, seris libres y ricos.
Y despus llam a Brangania:
Amiga, ya ves cmo languidece y enferma mi cuerpo; quieres ir al bosque a buscar las hierbas apropiadas para este mal? All hay dos siervos que te guiarn; ellos saben dnde
crecen las hierbas eficaces. Sgueles, hermana, y convncete de que si te mando al bosque
es porque en ello va mi reposo y mi vida.
Los siervos se la llevaron. Llegada al bosque quiso detenerse, pues las plantas salutferas
crecan, en abundancia a su alrededor. Pero la arrastraron ms lejos.
Ven, muchacha, no es este el lugar adecuado. Uno de los siervos caminaba delante de ella; el otro la segua. Iba cerrndose el sendero;
slo encontraban zarzas y cardos enmaraados. Entonces, el hombre que iba delante sac
su espada y se volvi. La desgraciada se acerc al otro pidindole ayuda; ste tambin
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tena la espada desnuda en su mano, y dijo:
Muchacha, hemos de matarte. Brangania cay sobre la hierba y sus brazos trataban de apartar la punta de las espadas.
Peda clemencia con voz tan lastimera y tierna, que no pudieron por menos que exclamar:
Doncella, si la reina Isolda, seora tuya y seora nuestra, quiere que mueras, sin duda habr recibido de ti un gran agravio.
Ella respondi:
No lo s, amigos; slo recuerdo una mala accin. Cuando partimos de Irlanda, nos llevamos cada una, como la ms preciada de las galas, una camisa para nuestra, noche de
bodas. En el mar, Isolda rasg su camisa nupcial y en la noche de sus bodas le prest la
ma. Amigos: he ah todo el mal que le he hecho. Pero ya que quiere mi muerte, decidle
que le envo Salud y amor y que le doy las gracias por el bien y el honor que me ha
dispensado desde nia, cuando, arrebatada por unos piratas, fui vendida a su madre y
consagrada a su servicio. Que Dios, en su bondad, guarde su honor, su cuerpo y su vida!
Hermanos: herid ahora!
Los siervos se apiadaron. Discutieron unos instantes y, juzgando que tal maldad no
mereca la muerte, la ataron a un rbol.
Mataron luego a un perrito; uno de ellos le cort la lengua, metila en el faldn de su
gonela y los dos comparecieron ante Isolda.
Ha hablado? pregunt ella, ansiosa. S, reina, ha hablado. Ha dicho que estabais enfurecida por un solo agravio: que rasgasteis en el mar una camisa trada do Irlanda, fina y blanca como la nieve; ella os
prest la suya la noche de vuestra boda y ste fue, segn dice, su nico crimen. Ha dado las
gracias por los muchos beneficios recibidos de vos desde la infancia, ha rogado a Dios que
proteja vuestro honor y vuestra vida. Os enva salud y amor. Reina, he aqu su lengua.
Asesinos! grit Isolda; devolvedme a Brangania, mi amada sirvienta! No sabis acaso que era mi nica amiga? Asesinos, devolvdmela!
Reina, con razn se dice: La mujer cambia en pocas horas; la mujer re y llora, ama y odia al mismo tiempo La hemos matado, pues que vos lo mandasteis!
Cmo he podido mandarlo? Por qu razn? No era mi amada compaera, la dulce, la fiel, la bella? Vosotros lo sabais, asesinos. Yo la haba enviado a buscar hierbas curativas
y os la he confiado para que la custodiarais por el camino. Dir que ln habis matado y os
mandar quemar vivos.
Reina, sabed que vive y os la traeremos sana y salva. Pero ella no lo crea; enloquecida, ora maldeca a los asesinos, ora se maldeca a s misma.
Retuvo consigo a uno de los siervos, mientras el otro corra hacia el rbol donde haba sido
atada Brangania.
Hermosa, Dios os ha concedido su gracia y vuestra seora os llama. Y al comparecer ante Isolda. Brangania se arrodill, pidindole perdn por sus errores; la
reina, a su vez, haba cado de hinojos y las dos se abrazaron, confundidas en un mismo
xtasis.
VI
EL GRAN PINO
Isit ma drue, Isit mamie. En vos ma mort, en vos ma vie.
(Gottfried de Strasbourg.)
No es de la fiel Brangania, sino de ellos mismos de quien los enamorados han de
desconfiar. Pero, cmo pueden estar alerta sus embriagados corazones? El amor les
empuja, al igual que la sed precipita hacia el ro en sus ltimos momentos al ciervo
moribundo, y el hambre precipita al gaviln agotado por un largo ayuno sobre su presa.
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Ay!, el amor no puede ocultarse. Es cierto que por la prudencia de Brangania nadie
sorprendi a la reina entre los brazos de su amigo; pero a todas horas y en todo lugar, no
ve todo el mundo cmo el deseo les agita, cmo les oprime, cmo desborda de todos sus
sentimientos como el mosto de la cuba?
Ya los cuatro traidores de la corte, que odian a Tristn por sus proezas, rondan en tomo a la
reina y conocen la verdad de sus bellos amores. Arden de codicia; de odio y de alegra.
Llevarn la nueva al rey. Vern la ternura mudarse en furor, vern a Tristn expulsado o
entregado a la muerte, y el tormento de la reina. Temen, no obstante, la clera de Tristn;
pero al fin su odio supera al terror; un da, los cuatro barones llaman al rey Mars a
parlamento y Andret le dice:
Bueno rey, sin duda tu corazn se indignar y nosotros sentimos gran pena por ello; paro vamos a revelarte lo que sabemos. Has dado tu confianza a Tristn, y Tristn quiere
afrentarte. En vano te advertimos ya; por el amor de un solo hombre desprecias a tus
familiares, a toda la barona y nos abandonas a todos. Sabrs, pues, que Tristn ama a la
reina; es verdad probada y trada entre lenguas.
El noble rey vacila y al fin responde:
Cobarde! Qu felona has meditado? Sin duda alguna llevo a Tristn en el corazn. El da en que Morolt os present batalla, los tres bajasteis la frente, trmulos y mudos de
pavor. Tristn dio la cara por el honor de esta tierra y por cada una de sus heridas habra
podido volar su alma. Por esto le odiis y por esto yo le amo ms que a ti, Andret, ms que
a todos vosotros, ms que a nadie. Pero qu pretendis haber descubierto? Qu habis
odo?
Nada, en verdad, seor, nada que tus ojos no puedan ver, nada que tus odos no puedan escuchar. Danos crdito, gran seor; quiz llegues a tiempo an.
Y retirndose le dejaron saborear el veneno a sus anchas. El rey no pudo ahuyentar el
maleficio. Y contra su propio corazn, espi a su sobrino, espi a la reina. Pero Brangania
se dio cuenta, les advirti y en vano el rey intent sorprender a Isolda con astucias. Se
indign contra este vil forcejeo, y comprendiendo que no poda librarse jams de la
sospecha, hizo venir a Tristn y le dijo:
Tristn, aljate de este castillo; y cuando lo hayas abandonado no oses franquear jams los fosos ni sus barreras. Unos felones te acusan de gran traicin. No me interrogues: no
sabra repetirte sus palabras sin que nos avergonzramos los dos. No busques palabras que
me aplaquen; siento que seran vanas. Con todo, no creo a los felones. De no ser as, no te
habra ya entregado a una afrentosa muerte? Pero sus malficos discursos han trastornado
mi corazn y slo tu partida puede calmarlo. Vete; seguramente volver, a llamarte pronto,
Vete, hijo mo, siempre amado!
Cuando los felones oyeron la noticia, dijeron entre ellos:
Ha marchado, ha marchado el hechicero, expulsado como un ladrn! Qu va a suceder ahora? Sin duda pasar el mar para buscar aventuras y llevar sus desleales servicios a
algn lejano rey!
No, Tristn no tuvo fuerzas para partir. Franqueados loa fosos y las barreras del castillo,
comprendi que ya no podra alejarse ms; se detuvo en la misma villa de Tintagel; se
hosped con Gorvaln en casa de un burgus y languideci, devorado por la fiebre, ms
profundamente herido que en otros tiempos cuando el venablo de Morolt haba
emponzoado su cuerpo. Antao, cuando yaca en la cabaa construida al borde de las olas
y todos huan del hedor de sus llagas, tres hombres le asistan a pesar de todo: Gorvaln,
Dinas de Lindan y el rey Mars. Ahora, Gorvaln y Dinas se hallaban a su cabecera, pero
el rey Mars no vena ya y Tristn gema:
Es cierto, buen to; mi cuerpo despide ahora el olor de un veneno ms repugnante y vuestro amor no sabe vencer vuestro horror.
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Pero sin alivio posible, en el ardor de la fiebre, el deseo le arrastraba, como un caballo
desbocado, hacia las bien guardadas torres que tenan encerrada a la reina; caballo y
caballero se estrellaban contra los muros de piedra; pero caballo y caballero volvan a
levantarse y emprendan el regreso.
Tras las altas torres, Isolda la Rubia languidece tambin. Ms desventurada todava; pues
ante los extraos que la espan tiene que fingir alegra y rer. Por la noche, tendida al lado
del rey Mars, ha de domar, inmvil, la agitacin de sus miembros y los sobresaltos de la
fiebre. Quiere huir hacia Tristn. Suea que se levanta y que corre hacia la puerta; pero en
el dintel oscuro los traidores han tendido unas grandes hoces, las viles y afiladas hojas se
hincan en sus piernas. Suea que cae y que de sus rodillas desgarradas brotan dos rojas
fuentes.
Pronto morirn los enamorados si nadie les socorre. Y quin les va a socorrer sino
Brangania? Con peligro de su vida se desliza hacia la casa donde languidece Tristn,
Gorvaln le abre radiante y fiel siempre, para salvar a los enamorados, Brangania ensea
una astucia a Tristn.
No, seores, jams habris odo hablar de un tan bello y amoroso ardid.
Tras del castillo de Tintagel se extenda un vasto vergel cercado de empalizadas.
Incontables y hermosos rboles crecan all, cargados de frutas, de pjaros y de perfumados
racimos. En el lugar ms alejado del castillo, cerca de las estacas de la empalizada, se
ergua un pino alto y recto, cuyo tronco sostena un frondoso ramaje. A sus pies haba un
surtidor. El agua se esparca primero, como un amplio espejo claro y apacible cerrado por
una gradera de mrmol; luego, contenido en un angosto cauce, corra por el vergel y,
penetrando hasta el interior del castillo, atravesaba las habitaciones de las mujeres. Por
indicacin de Brangania, Tristn cortaba con arte pedazos de corteza y menudas ramitas,
franqueaba las puntiagudas estacas y todos los das, al amparo del pino, arrojaba las virutas
en la fuente. Ligeras como la espuma, sobrenadaban y corran con ella y en las
habitaciones de las mujeres Isolda espiaba su llegada. Las noches que Brangania consegua
alejar al rey Mars y a los traidores, la enamorada corra al encuentro de su amigo.
Viene gil pero temerosa, acechando a cada paso si los felones se han emboscado tras la
arboleda. Pero en cuanto Tristn la ve, se lanza hacia ella con los brazos abiertos. Entonces
la noche les protege y la sombra amiga del gran, pino les presta cobijo.
Tristn dice la reina, no asegura la gente de mar que este castillo de Tintagel est encantado y que por sortilegio, dos veces al ao, en invierno y en verano, se esfuma y
desaparece de la vista? Est perdido ahora, No es ste el jardn maravilloso del que hablan
los layes de arpa? Una muralla de aire lo encierra por todas partes; rboles floridos, tierra
embalsamada; el hroe vive all sin envejecer entre los brazos de su amiga y ninguna
fuerza hostil puede quebrar el mgico vallado.
Sobre las torres de Tintagel resuenan ya las trompas de los vigas que anuncian el alba.
No dice Tristn, la muralla de aire est rota ya y no es ste el jardn maravilloso. Pero un da, amiga, iremos al Pas Afortunado, del cual nadie regresa. All se eleva un
castillo de mrmol blanco; en cada una de sus ventanas un cirio arroja su luz; en cada una
de ellas un juglar toca y canta una meloda sin fin; el sol no brilla all y, sin embargo, nadie
aora sus rayos; es el dichoso pas de los escogidos.
Pero en las cimas de las torres de Tintagel el alba ilumina los grandes bloques intercalados
de verde y azul.
Isolda ha recobrado la alegra: la sospecha de Mars se desvanece y los felones
comprenden, por el contrario, que Tristn ha vuelto a ver a la reina. Pero Brangania hace
tan buena guardia que espan en vano.
Al fin, el duque Andret -Dios le confunda!- dice a sus compaeros:
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Seores, tomemos consejo de Frocino, el enano jorobado. Conoce las siete artes, la magia y toda clase de hechiceras. Cuando nace un nio, sabe observar tan bien los siete
planetas y el curso do las estrellas, que relata por anticipado todos los puntos de su vida.
Descubre, por el poder de Bugibus y de Noirn, las cosas secretas. Nos ensear, si quiere,
las astucias de Isolda la Rubia.
Por odio a la belleza y al valor, el hombrecillo malo traz los signos cabalsticos, ech sus
suertes y hechizos, observ el curso de Orin y de Lucifer, y dijo:
Alegraos, grandes seores; esta noche podris cogerles. Le llevaron ante el rey:
Seor dijo el hechicero, mandad a vuestros monteros que pongan la tralla a los sabuesos y ensillen los caballos; anunciad que durante ocho das y ocho noches viviris en
el bosque para dirigir la caza, y muera yo en la horca si esta misma noche no os las
palabras que Tristn dirige a la reina.
El rey lo hizo as, con dolor de su corazn. Llegada la noche, dej a sus monteros en el
bosque, cogi al enano a cuestas y regres a Tintagel. Por una entrada secreta penetr en el
jardn y el enano le condujo bajo el gran pino.
Buen rey, es preciso que subis por las ramas de este rbol. Llevaos arriba el arco y las flechas; tal vez puedan serviros. Permaneced quieto. No tendris que esperar mucho.
Vete, perro del demonio! respondi Mars. Y el enano se fue, llevndose el caballo.
Haba dicho la verdad; el rey no tuvo que esperar mucho. La luna brillaba, clara y bella, en
la noche inmaculada. Oculto en el ramaje, el rey vio a su sobrino saltar por encima de las
estacas agudas. Tristn lleg bajo el rbol y arroj en el agua astillas y ramitas. Pero al
inclinarse sobre la fuente para arrojarlas, vio reflejada en el agua la imagen del rey. Ah!
Si pudiera detener las virutas que huyen! Pero no, corren raudas por el jardn. All en las
habitaciones de las mujeres, Isolda acecha su llegada; ya, sin duda, las ve y corre. Dios
proteja a los amantes!
Ella se acerca. Sentado, inmvil, Tristn la mira, y oye en el rbol el rechinar de la flecha,
empulgada en la cuerda del arco.
Llega, por fin, gil y prudente como tiene por costumbre.
Qu es esto? Por qu Tristn no corre a mi encuentro esta noche? Habr visto algn
enemigo?
Se detiene, registra con la mirada los negros macizos. De sbito, a la luz de la luna
distingue, a su vez, la sombra del rey dentro de la fuente. Se muestra muy mujer en la
prudencia y no levanta ni un momento los ojos hacia las ramas del rbol.
Dios mo! dice en voz baja, concededme tan slo que pueda hablar yo primero. Se acerca an ms. Escuchad cmo se adelanta y avisa a su amigo:
Caballero Tristn, cmo habis osado? Llamarme a tal lugar y a tales horas! Muchas veces lo habais hecho ya para dirigirme una splica, segn decs, Qu ruego es ste?
Qu esperis de m? Al fin he venido, pues no puedo olvidar que s soy reina a vos lo
debo. Heme aqu, pues: qu queris?
Pediros gracias, reina, a fin de que calmis al rey. Ella tiembla y llora, pero Tristn alaba a Dios que ha mostrado el peligro a su amiga.
S, reina, con frecuencia os he mandado llamar y siempre ha sido en vano; jams desde que he sido expulsado por el rey os habis dignado acudir a mi llamada. Pero apiadaos del
miserable que tenis delante; el rey me odia, ignoro por qu; pero tal vez vos lo sabis; y
quin podra apaciguar su clera, sino vos sola, reina franca, Isolda corts, en quien su
corazn descansa?
En verdad, caballero Tristn, ignoris todava, que sospecha de los dos? Y de qu traicin! Y para mayor vergenza he de ser yo quien os lo haga saber? Mi seor cree que
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yo os amo con amor culpable. Dios lo sabe, sin embargo, y si miento que envilezca mi
cuerpo!: jams he dado mi amor a ningn, hombre; slo al primero que me ha estrechado,
virgen, entre sus brazos. Y vos queris, Tristn, que yo implore al rey vuestro perdn? Si
llegara a saber que he venido bajo este pino, maana hara aventar mis cenizas!
Tristn gime:
Buen to, en verdad decimos: Nadie es villano si no comete villanas Pero en qu corazn ha podido nacer tal sospecha?
Caballero Tristn, qu queris decir? No, el rey, mi seor, no habra imaginado nunca tal vileza. Pero los traidores de esta tierra le han hecho dar crdito a esta mentira, pues es
fcil engaar a los corazones leales. Se aman, le han dicho, y los felones lo han presentado
como un crimen. S, vos me amis, Tristn; por qu negarlo? No soy la esposa de
vuestro to y no os he salvado dos veces de la muerte? S, yo os amaba en justa
correspondencia: no sois acaso del linaje del rey y no he odo muchas veces decir a mi
madre que una mujer no ama a su seor si no ama tambin a sus parientes? Es por el amor
del rey que yo os amaba, Tristn! Y ahora, si os concede su gracia, estar contenta. Pero
estoy temblando, tengo mucho miedo. He estado aqu demasiado tiempo.
Desde el ramaje el rey se apiad y sonri dulcemente. Isolda huye, Tristn vuelve a
llamarla:
Reina, en nombre del Salvador, venid en mi auxilio, por caridad! Los cobardes quieren apartar del rey a todos los que le aman; lo han conseguido y ahora se burlan de l. Sea:
partir, pues, fuera de este pas, muy lejos, miserable, como vine antao; pero, por lo
menos, obtened del rey que en pago de mis pasados servicios y para que pueda, sin afrenta,
cabalgar lejos de aqu, me d dinero suficiente para pagar mis gastos, para recobrar mi
caballo y mis armas.
No, Tristn, vos no hubieseis debido dirigirme este ruego. Sola estoy en esta tierra, sola en este palacio donde nadie me ama, sin ningn apoyo y a merced del rey. No veis que me
expongo a una muerte vergonzosa si le digo una sola palabra por vos? Amigo, que Dios os
proteja! El rey os odia contra toda razn. Pero dondequiera que vayis, Dios Nuestro Seor
ser vuestro verdadero amigo.
Ella marcha y huye hasta su cuarto donde Brangania la toma, temblorosa, entre sus brazos.
La reina explica la aventura. Brangania exclama:
Isolda, seora ma, Dios ha hecho por vos un gran milagro! Es Padre compasivo y no quiere el mal de los que l sabe inocentes.
Bajo el gran pino, Tristn, apoyado en la gradera de mrmol se lamentaba:
Que Dios se apiade de m y repare la gran injusticia que sufro por mi amado seor! Y cuando hubo saltado la empalizada del jardn, el rey dijo sonriendo:
Buen sobrino, bendita sea esta hora. Mira: la larga cabalgada que imaginaste esta maana ha terminado ya.
All abajo, en un claro del bosque, el enano Frocino interrogaba el curso de las estrellas.
Ley en ellas que el rey le amenazaba de muerte; volvise negro de vergenza y de miedo,
hinchse de rabia y se apresur a huir hacia el pas de Gales.
VII
EL ENANO FROCINO
W dem selbin getwerge,
Daz er den edelin man vorrit!
(Eilart de Oberg.)
El rey Mars ha hecho las paces con Tristn. Le ha dado permiso para volver al castillo y,
como antes, Tristn se acuesta en la cmara del rey entre los validos y los fieles. Puede
entrar y salir a su gusto; el rey no recela ya de l. Pero, quin puede mantener por mucho
tiempo secretos sus amores? Ay! El amor no puede permanecer oculto.
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Mars haba perdonado a los felones, y como el senescal Dinas de Lidn encontrara un da,
en el bosque al jorobado enano, errante y miserable, le llev otra vez al rey, quien se
apiad de l y le perdon su mala accin.
Pero su bondad no hizo ms que excitar el odio de los barones que habiendo sorprendido
nuevamente a Tristn y a la reina, se coligaron con este juramento: o el rey arrojaba a su
sobrino fuera del pas, o se retiraban a sus fortalezas para hacerle la guerra. Convocaron al
rey a parlamento:
Seor, manos o aborrcenos, a tu eleccin; pero queremos que expulses a Tristn, porque ama a la reina, y todo el mundo lo ve; pero nosotros no lo soportaremos ms.
El rey les oye, suspira, inclina la frente y calla.
No, rey, no lo soportaremos ms, porque sabemos que esta nueva, extraa un tiempo, para ti, no puede ya sorprenderte, y que t consientes su crimen. Por otra parte, si no alejas
a tu sobrino para siempre de tu lado, nos retiraremos a nuestros dominios y arrastraremos
tambin a nuestros vecinos fuera de tu corte, pues no podemos soportar que permanezcan
en ella. Tal es la eleccin que te ofrecemos: escoge, pues.
Seores; una sola vez be credo en las feas palabras que decais de Tristn, y he tenido que arrepentirme. Pero vosotros sois mis leales y no quiero perder el servicio de mis
hombres. Aconsejadme, pues. A vosotros lo demando, ya que me debis consejo. Pero
sabed que rechazo todo orgullo y todo descomedimiento.
Seor, mandad venir aqu al enano Frocino. Desconfiis de l por la aventura del jardn. Sin embargo, no haba ledo en las estrellas que la reina acudira aquella noche bajo el
pino? Sabe muchas cosas; escuchad su consejo.
Corri haca ellos el jorobado maldito, y Denoaln le abraz. Escuchad qu traicin
aconsej al rey:
Seor, ordena a tu sobrino que maana, al rayar el alba, al galope, cabalgue hacia Carduel para llevar al rey Arturo un mensaje sobre pergamino, bien sellado con cera. Rey,
Tristn se acuesta cerca de tu cama. Sal de tu cuarto a la hora del primer sueo y yo te juro
por Dios y por la ley de Roma que si ama a Isolda con loco amor, querr venir a hablarle
antes de su partida; pero si viene sin que yo lo sepa y sin que t lo veas, entonces mtame.
Por lo dems, djame guiar la aventura a mi antojo y gurdate solamente de hablar a
Tristn de este mensaje antes de la hora de acostarse.
Bien respondi Mars, sea hecho as! Entonces el enano urdi una cruel felona. Entr en casa de un panadero y compr cuatro
dineros de flor de harina que ocult en el faldn de su traje, Ah! Quin se hubiera
enterado jams de tamaa traicin? Llegada la noche, cuando el rey hubo cenado y sus
hombres dorman en la vasta sala contigua a su cmara, Tristn se encamin, como tena
por costumbre, al lecho del rey Mars.
Buen sobrino, haced mi voluntad: cabalgaris hacia el rey Arturo hasta Carduel y le haris desplegar este mensaje. Saludadle en mi nombre y no permanezcis ms que un da
con l.
Rey, se lo llevar maana. S, maana, antes de rayar el alba. He aqu a Tristn intensamente emocionado. De su cama a la de Mars haba seguramente
la longitud de una lanza. Sinti un deseo furioso de hablar a la reina, y se prometi en su
corazn que, hacia el amanecer, si Mars dorma, se acercara a ella. Ah! Seor! Qu
loco intento!
El enano se acostaba, como tena por costumbre, en la cmara del rey. Cuando crey que
todos dorman se levant y esparci entre la cama de Tristn y la de la Reina la flor de
harina: si uno de los dos amantes iba al encuentro del otro, la harina conservara la huella
de sus pasos. Pero cuando la esparca, Tristn, que permaneca despierto, le vio.
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Qu quiere decir esto? El enano no acostumbra a obrar con buen fin: pero quedar
engaado; loco sera quien le dejara coger la huella de sus pasos!
A medianoche, el rey se levant y sali seguido del enano jorobado. La cmara estaba
oscura, ni lmpara, ni cirio encendido. Tristn se puso en pie sobre su cama. Seor! Por
qu tuvo esta idea? Junta los pies, calcula la distancia, da un salto y cae sobre el lecho del
rey. Ay! La vspera, en el bosque, el hocico de un enorme jabal le haba llagado la pierna
y, para desgracia suya, la herida no estaba vendada. Con el esfuerzo el salto se abre,
sangra; pero Tristn no ve la sangre que corre y enrojece el lienzo. Fuera, al claro de luna,
el enano, por su arte de sortilegio, supo que los amantes estaban reunidos. Tembl de
alegra y dijo al rey:
Ve, y ahora, si no los sorprendes juntos, que me lleven preso! Van, pues, hacia la cmara, el rey, el enano y los cuatro felones. Pero Tristn les ha odo;
vuelve a levantarse, se tira, alcanza su lecho... Ay! Al pasar, la sangre ha brotado de la
herida y ha cado sobre la harina.
He aqu al rey, a los barones y al enano, que lleva una luz. Tristn e Isolda fingen dormir;
haban quedado solos en la cmara con Perins, que estaba acostado a los pies de Tristn y
no se mova. Pero el rey vio sobre la cama el lienzo coloreado, y en el suelo la flor de
harina, mojada de sangre fresca.
Entonces los cuatro barones, que odian a Tristn por su valenta, le sostienen sobre la cama
y amenazan a la reina; y la escarnecen, se befan de ella y le prometen hacer justicia.
Haban descubierto la herida que sangraba.
Tristn dice el rey, ningn ments valdr en lo sucesivo; moriris maana. l exclama:
Concededme gracia, seor! En el nombre del Dios que sufri la Pasin, pido piedad para nosotros!
Seor, vngate! responden los felones. Buen to, no es por m por quien imploro; qu me importa morir? Ciertamente, si no fuera el temor de irritaros vendera cara esta afrenta a los cobardes que sin vuestra
salvaguardia no habran osado tocar mi cuerpo con sus manos; pero por respeto y por amor
a vos, me inclino a vuestra merced; obrad conmigo a vuestro antojo. Aqu me tenis a m,
seor pero tened piedad de la reina.
Y Tristn se inclina y se humilla a sus pies:
Piedad para la reina, porque si hay un hombre en su casa bastante osado para sostener que la he amado con amor culpable, me encontrar en pie y en campo cerrado. Seor,
gracia para ella, en nombre de Dios Nuestro Seor!
Pero los tres barones los han atado con cuerdas, Ay! Si hubiera sabido que no le sera
dado probar su inocencia en singular combate, hubieran tenido que descuartizarle vivo
antes que soportar el ser vilmente atado.
Pero confiaba en Dios y saba que en la liza nadie osara blandir un arma contra l.
Y sin duda alguna confiaba en Dios con justicia. Cuando juraba que no haba amado jams
a la reina con amor culpable, los felones rean de la insolente impostura. Pero apelo a
vosotros, seores, los que sabis la verdad del filtro bebido en el mar y comprendis cuanto
acontece. Deca mentira? No es el hecho lo que prueba el crimen, sino el juicio. Los
hombres ven el hecho, pero Dios ve los corazones y slo l es juez verdadero. l ha
establecido, pues, que todo hombre acusado podra sostener su derecho en batalla, y l
mismo combate con el inocente. Por esto Tristn reclamaba justicia y batalla y se guard
de faltar en nada al rey Mars. Pero si hubiera podido prever lo que sucedi, habra matado
a los felones. Ah! Seor! Por qu no los mat?
VIII
EL SALTO DE LA CAPILLA
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Qui voit son cors et sa faon
Trop par avroit le cuer feln
Qui n'en avroit d'lseut piti.
(Broul)
Por la ciudad, en la noche oscura, la noticia corre: Tristn y la reina han sido sorprendidos:
el rey quiere matarlos. Ricos burgueses y gente humilde, lloran todos.
Ay! Bien podemos llorar! Tristn, barn intrpido, moriris, pues, por tan fea traicin? Y vos, reina franca, reina querida, en qu tierra nacer jams hija de rey tan
bella, tan amada? Aqu tienes, enano jorobado, la obra de tus adivinanzas. Que no vea
jams la faz de Dios quien habindote encontrado no hunda su venablo en tu cuerpo!
Tristn, buen, amigo, querido, cuando Morolt, venido para arreba