Arqueologia de La Descomposicion Del Cuerpo Humano

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    A PORTACIN A RQU EOLGICA A L CONOCI M I EN TO DEL PROC ESO DE DESCOM POSICIN DEL C U ER PO H U M A NO EN POSICIN SEN TA DA/F LEX IONA DAK arina Gerdau r adonic*[email protected] University, Reino Unido

    R e s u m e n La excavacin arqueolgica de restos humanos

    permite recabar datos sobre el proceso de descomposicin.

    Basndose en estos conocimientos, se puede establecer la

    disposicin original de los restos, distinguir entre manipulacin

    intencional y eventos tafonmicos, as como revelar la presencia

    de material orgnico desaparecido. A partir de observaciones

    en contexto arqueolgico, se presentan las modalidades de

    descomposicin en posicin sentada/flexionada de un fardo

    funerario y se ilustra cmo los huesos se desplazan naturalmente

    durante el proceso.

    P A L A B R A S C L A V E :

    Descomposicin, tafonoma, antropologa forense, arqueologa,

    fardo funerario.

    Artculorecibido:1dejuniode2011|aceptado:14deoctubrede2011|modificado:23denoviembrede2011

    Antipod.Rev.Antropol.Arqueol.No.13,Bogot,julio-diciembre2011,294pp.ISSN1900-5407,pp.75-94

    * Ph.D.,DoctoratenAnthropologieBiologique,UniversitBodeauxI,Talence,Francia.

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    arChaeologiCal insights into the disartiCulation pattern of a human sKeleton in a sitting/squatting position

    ABSTR AC T Archaeological excavation of

    human remains can provide information

    on decomposition. From these data it is

    possible to establish the original lay out

    of the remains, to distinguish between

    taphonomic processes and intentional

    human intervention, and to reveal

    the presence of decomposed organic

    materials. From observations made in an

    archaeological context, the author describes

    the decomposition of a funerary bundle in a

    sitting/squatting position and explains how

    bones can be naturally displaced during

    the process.

    K E Y W O R D S :

    Decomposition, Taphonomy, Forensic

    Anthropology, Archaeology, Funerary Bundle.

    aportao arqueolgiCa ao ConheCimento do proCesso de deComposio do Corpo humano em posio sentada/flexionada

    RESUMO A escavao arqueolgica de

    restos humanos permite recavar dados sobre

    o processo de decomposio. Baseando-se

    nestes conhecimentos, pode-se estabelecer

    a disposio original dos restos, distinguir

    entre manipulao intencional e eventos

    tafonmicos, assim como revelar a presena

    de material orgnico desaparecido. A partir

    das observaes em contexto arqueolgico,

    apresentam-se as modalidades de

    decomposio em posio sentada/

    flexionada de um fardo funerrio e ilustra-se

    como os ossos deslocam-se naturalmente

    durante o processo.

    P A L A V R A S C H A V E :

    Decomposio, tafonomia, antropologia

    forense, arqueologia, fardo funerrio.

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    A PORTACIN A RQU EOLGICA A L CONOCI M I EN TO DEL PROC ESO DE DESCOM POSICIN DEL C U ER PO H U M A NO EN POSICIN SEN TA DA/F LEX IONA DA

    K a r i n a G e r d a u r a d o n i c

    La excavacin arqueolgica de restos humanos per-mite recabar datos sobre el proceso de descomposicin, informacin til no slo en arqueologa funeraria, sino tambin en antropologa forense. Enten-der dicho proceso, cmo se desarticulan y desplazan los huesos del esqueleto al desaparecer el tejido blando que los une, es necesario para reconstruir los hechos y eventos desde la muerte, pasando por el sepelio o abandono del cad-ver, hasta el momento en el que se hallan sus restos. El tratamiento post mrtem del cuerpo, su posicin original al ser depositado y los eventos posdeposicio-nales influyen sobre el proceso de descomposicin, el grado de desarticulacin del esqueleto y, por ltimo, su disposicin final. Por ende, es posible recorrer el camino inverso, partiendo de los despojos hallados, a menudo desarticulados, y llegar a establecer los hechos en torno al tratamiento post mrtem, e incluso la muerte (vanse, entre otros, Andrews y Bello, 2006; Boddington, 1987; Brothwell, 1987; Duday, 1986, 1987, 2005, 2006; Duday et al., 1990; Duday y Guillon, 2006; Haglund y Sorg, 1997, 2002).

    En cuestin de tratamientos mortuorios y eventos tafonmicos, los con-textos arqueolgicos son una fuente de informacin inigualable y permiten enriquecer nuestro conocimiento sobre la tafonoma del cadver en diversas situaciones, ya sean culturales o ambientales. La manera en la que se depo-sita el cuerpo y el momento en el que se le da sepultura varan en funcin de las creencias y preferencias del difunto y sus allegados. As mismo, situaciones particulares, el entorno geogrfico y el clima, entre otros factores, tambin pue-den influir en decisiones sobre el cundo y cmo del sepelio.

    Este trabajo busca ilustrar la tafonoma del cadver de un fardo funera-rio que contiene un individuo adulto en posicin sentada-flexionada, mediante

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    evidencias arqueolgicas provenientes del yacimiento Tablada de Lurn (depar-tamento de Lima), en la costa central peruana. Adems, tambin busca enri-quecer el conocimiento sobre conexiones anatmicas lbiles y persistentes en el proceso de descomposicin del cuerpo humano.

    Las tumbas colectivas de Tablada de LurnEl yacimiento arqueolgico de Tablada de Lurn se encuentra en el valle de Lurn, en la costa central de Per. La ocupacin principal fue una gran necrpo-lis de la primera mitad del Intermedio Temprano (siglos II a. C.-II d. C.), la cual fue el objeto de dos fases funerarias consecutivas, aunque distintas: la primera caracterizada por entierros en pozo, mayormente individuales, y la segunda por tumbas colectivas en estructuras semisubterrneas en piedra, llamadas cistas (para una descripcin ms detallada de estas ocupaciones, vanse Gerdau y Makowski, 2011; Makowski, 2002, 2009a, 2009b).

    Las observaciones que se presentan a continuacin fueron recabadas en el marco del Proyecto Arqueolgico-Taller de Campo Lomas de Lurn (PATL), dirigido por Krzysztof Makowski, de la Pontificia Universidad Catlica del Per. Los datos tafonmicos fueron recopilados por la autora durante la excavacin de una tumba colectiva (EF 4 {NE-B}) y el anlisis osteolgico del material humano proveniente de sta y otras cuatro tumbas EFs 1, 2 y 3 (NE-B) y EF 6 (NE-A), excavadas con antelacin por diversos miembros del pro-yecto PATL (vanse Gerdau, 2007; Gerdau y Makowski, 2011). Los informes, trabajos y registros grficos y escritos de campo de estas otras cuatro tumbas brindaron informacin complementaria (Atalaya, ms.; Balbuena, 1996; Garca, ms.; Makowski, 2002; Makowski et al., 1996).

    Las cinco cistas excavadas por el equipo de Makowski contenan entre 20 y 55 individuos, mayormente adultos, en entierros primarios o secundarios algunos de estos ltimos parciales, y haban sido objeto de diversas remocio-nes, con el fin de ordenar el interior de las cmaras funerarias (figura 1; Gerdau, 2007; Gerdau y Makowski, 2011). Aun as, ciertos individuos se haban mante-nido intactos o casi, y en su ubicacin original, facilitando informacin sobre el tratamiento mortuorio, la posicin original en las que se les dio sepultura y, finalmente, el orden de desarticulacin de las diferentes conexiones anatmicas del cuerpo humano.

    Con base en los trabajos de Balbuena (1996), de la autora (Gerdau, 2007; Gerdau y Makowski, 2011) y de Makowski (2002), se ha llegado a la conclu-sin que, en un principio, los difuntos eran enfardelados de manera simple, sin momificacin. Se les sentaba o acuclillaba sobre un cesto, con las extremidades superiores flexionadas y cruzadas delante del pecho, las extremidades inferio-

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    res flexionadas, las rodillas frente al mentn, y los pies delante o bajo la zona pbica. A continuacin se les envolva en uno o ms mantos, a fin de constituir un fardo pequeo y simple. Este tipo de fardo se puede apreciar, por ejemplo, entre las imgenes fotogrficas y radiogrficas de las momias sudamericanas albergadas en el Museum fr Vlkerkunde de Berln (ahora el Ethnologisches Museum; Herrmann y Meyer, 1993).

    Los restos seos de Tablada no presentan evidencia alguna de momifi-cacin, ya sean tejidos anatmicos desecados o huellas de desarticulacin en orden paradjico. En situaciones naturales donde el cadver no ha sido momi-ficado, las articulaciones lbiles (labiles, en francs) son aquellas que se desha-cen primero (como las de las manos y los pies), y las persistentes (persistentes, en francs) perduran ms tiempo (como la de la rodilla) (vanse Duday, 2005, y Duday et al., 1990, para una discusin ms amplia; trminos traducidos por la autora). Por lo tanto, es posible, en el caso de entierros secundarios, y a pesar del desplazamiento de los despojos, encontrar la rodilla an articulada y los huesos de la mano completamente removidos y fuera de su lugar. Por el contrario, en casos de momificacin que con el paso del tiempo terminan por descomponerse, Maureille y Sellier (1996) describen un proceso de desarti-culacin invertido, en donde las conexiones anatmicas lbiles perduran (v.g., la mano) y las persistentes se deshacen primero. Es por eso que individuos inicialmente momificados (natural o artificialmente) que han sido desplaza-dos pueden llegar a presentar un orden de desarticulacin llamado paradjico (Duday et al., 1990: 33).

    Materiales y mtodosEl patrn de desarticulacin descrito a continuacin fue observado durante excavaciones llevadas a cabo por el Proyecto Arqueolgico-Taller de Campo Lomas de Lurn, proyecto de investigacin dirigido por K. Makowski, de la Pontificia Universidad Catlica del Per. Aunque el proyecto estudi ambas ocupaciones funerarias, la autora del presente trabajo slo particip en la investigacin de la segunda fase de ocupacin del cementerio. Por lo tanto, como ya se mencion, las observaciones presentadas provienen de la excava-cin de una estructura funeraria (EF 4 {NE-B}) y de informacin procedente de informes, tesis y registros grficos y escritos de las temporadas de exca-vacin anteriores (Atalaya, ms.; Balbuena, 1996; Garca, ms.; Makowski et al., 1996). Se observaron asociaciones osteolgicas de primer grado, segn la definicin de Duday (2006: 50), directamente en campo, y tambin se les busc en los registros grficos de excavacin generados por otros miembros del equipo de investigacin.

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    Excavacin y registro del yacimientoComo se describi ms arriba, el equipo de Makowski excav cinco estructu-ras funerarias, las cuales contenan entierros colectivos secuenciales (Gerdau, 2007; Gerdau y Makowski, 2011). Las tcnicas de excavacin y de registro de campo siguieron las recomendaciones de la escuela francesa de Archothanato-logie, la cual especifica que observaciones antropolgicas detalladas deben ser recabadas en el campo, en conjunto con un registro grfico y escrito detallado del contexto. Se ruega al lector referirse a los trabajos de Duday y sus colegas para ms amplia informacin sobre los detalles que deben observarse (v.g., aso-ciaciones osteolgicas, articulaciones lbiles o persistentes, entre otros) y sobre las interpretaciones que ciertas observaciones conllevan (v.g., espacio vaco o rellenado, efecto de pared, inter alia), puesto que la metodologa y sus aplica-ciones son discutidas ampliamente en estos trabajos (Duday, 1986, 1987, 2005, 2006; Duday y Guillon, 2006; Duday et al., 1990).

    Dada la densidad de material contenido dentro de cada estructura, des-pus de desarmar el techo de stas para facilitar el acceso, la excavacin pro-gres levantando una capa de material a la vez. Es necesario precisar que estas capas no representan diferentes eventos o momentos en el uso de cada estruc-tura. Por el contrario, las capas eran delimitadas de manera artificial segn la cantidad de elementos que podan ser identificados, registrados y levantados en una sola vista fotogrfica en planta de toda el rea interior de cada estructura (ver la figura 1). Por ejemplo, en la estructura EF 4 (NE-B), se requirieron un total de 64 vistas en planta para registrar todos los especmenes osteolgicos u otros dentro de dicha estructura. Por ende, el primer levantamiento representa la capa superior, y el ltimo representa la capa de restos arqueolgicos que yacan directamente sobre el piso de la estructura. Los dibujos en planta de cada estructura estn basados en estas imgenes fotogrficas.

    Cada espcimen osteolgico (segn la definicin de Grayson [1984, en Lyman, 1994: 100]) levantado fue registrado en estas fotograf as de vista en planta. Adems, la profundidad a la cual yaca cada espcimen fue registrada a partir de un punto fijo datum. Para la excavacin de EF 4 (NE-B), la autora registr la profundidad de cada hueso largo a ambos extremos de ste (proximal y distal), a fin de identificar si stos yacan de manera plana sobre la superficie, o de manera inclinada. Este tipo de registro permite ubicar cada espcimen en el espacio tridimensional, facilitando as el estudio de las asociaciones espaciales de todos los especmenes recuperados.

    Durante la excavacin de EF 4 (NE-B), la autora identific cada espci-men de ms de 1 cm2 de forma detallada (elemento anatmico o parte de ste y lateralidad); sin embargo, elementos anatmicos menores que ese tamao,

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    como pueden ser las falanginas del pie, tambin fueron identificados y regis-trados in situ. Los registros de las otras cuatro estructuras por otras personas del equipo de investigacin procedieron de manera similar pero con menor detalle en cuanto a los especmenes de menor tamao. Aun as, para fines de este estudio fue posible establecer la ubicacin de la mayora de especmenes y evaluar las asociaciones espaciales, as como el grado de desarticulacin de ciertos individuos y de partes anatmicas aisladas como pies, extremidades u otras. Asociaciones osteolgicas de primera grado haban sido registradas en campo por todos los miembros del equipo, y a pesar de las remociones y el con-glomerado seo dentro de todas las estructuras, fue posible identificar ciertos individuos o partes de stos dentro de cada estructura. El material asociado tambin fue registrado en el espacio tridimensional.

    Tamao de la muestraEl nmero mnimo de individuos (NMI) es diferente segn la estructura (ver el cuadro 1). Como se mencion ms arriba, dentro de cada estructura, durante las excavaciones se pudieron identificar ciertos individuos completos o par-ciales. Como se puede apreciar en el cuadro 1, dentro de las cinco estructuras

    Figura1.EF4(NE-B),Levantamiento23,vistaenplanta.

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    slo cinco de stos estaban completos y aparecan como depsitos mortuorios primarios intactos. Sin embargo, un nmero ms grande (39) estaban incom-pletos y hasta la fecha es dif cil concluir si se trata de depsitos primarios dis-turbados o de depsitos secundarios, debido a que algunos de ellos haban sido removidos y desplazados dentro de la misma estructura mltiples veces (vanse Gerdau, 2007; Gerdau y Makowski, 2011).

    Estos pocos individuos completos son los que han provisto la mayora de la informacin sobre el rito mortuorio, incluidas la preparacin post mrtem del cuerpo con fines de entierro, la posicin original de los restos y, finalmente, la secuencia de desarticulacin esqueltica dentro de un fardo funerario. El tamao de la muestra es limitado, puesto que consiste en cuatro individuos adultos y un juvenil identificados como depsitos funerarios primarios (cuadro 1). De los cuatro adultos no todos mostraban el mismo patrn, pero se pueden distinguir rasgos generales, que se describen a continuacin. Ms an, los indi-viduos incompletos sirvieron para corroborar ciertas observaciones. El cuadro 2 presenta las articulaciones que se pudieron observar, y a aquellos individuos que las presentaban.

    Por ltimo, es importante enfatizar que la secuencia de desarticulacin que se detalla en este trabajo slo se aplica a individuos adultos que fueron enterrados enfardelados, con las extremidades inferiores y superiores flexio-nadas, y que fueron depositados dentro de un espacio vaco (no en una tumba rellenada con tierra). Los juveniles, quienes an no tienen las epfisis consoli-dadas, pueden presentar un patrn distinto, pero se necesitan ms investiga-ciones al respecto.

    Cuadro1.

    NMI(Gerdau,2007)

    Individuosidentificadoscomodepsitosprimarios

    Otrosindividuos(adultosyjuveniles) identificados(puedenserdepsitos primariosdisturbadososecundarios)

    EF1(NE-B) 36 0 11

    EF2(NE-B) 38 0 2

    EF3(NE-B) 29 1adulto 8

    EF4(NE-B) 55 3adultos(y1juvenil) 15

    EF6(NE-A) 20 0 3

    NmeroMnimodeIndividuos(NMI),nmerodeindividuosidentificadoscomodepsitosprimariosynmerodeotrosindividuos(disturbados)dentrodecadaestructuraexcavadaporelProyectoArqueolgico-TallerdeCampoLomasdeLurn.CaberesaltarqueladiscrepanciaesgrandeentreelNMIyelnmerototaldeindividuosidenti-ficados.Estosedebeaquesloalgunosdestospudieronseridentificadoscomotalesencadaestructura;todoslosdemsindividuosestabanconglomeradosynofueposibledistinguiraunosdeotros(segnAtalaya,1996;Balbuena,1996;Garca,ms.;Gerdau,ms.

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    Tafonoma del esqueleto de un individuo sentado/flexionado y enfardeladoComo se describi ms arriba, la posicin original del cuerpo era sentado o acuclillado, con las extremidades superiores e inferiores flexionadas delante del pecho. Los individuos haban sido colocados sobre cestos y envueltos en un manto, al menos. Los textiles y otro material orgnico no se preservan bien en Tablada. Mientras que estos materiales se descomponan fueron progresi-vamente reemplazados por la tierra utilizada para rellenar las estructuras en el momento de su clausura, o por sedimento que se infiltraba desde el exterior de

    Cuadro2.

    Cabezacadasobreeltorso EF3(NE-B):inds.IEF4(NE-B):inds.VI,X,XIII(juvenil)

    Persistenciadelaarticulacindelhombrocon dislocacinescpulo-torcicayclavculo-esternal EF4(NE-B):inds.X

    Columnaarticuladahastavrtebrascervicales EF3(NE-B):inds.IEF4(NE-B):inds.VI;X,XIII(juvenil)

    Persistenciadelaarticulacindelcodo EF3(NE-B):inds.I,IIIEF4(NE-B):inds.I,V,VI,VIII,X

    Dislocacindelamuecaydelasarticulaciones delamano

    EF3(NE-B):inds.I,IV,VEF4(NE-B):inds.I,II,VI,VIII,X,XIII(juvenil)

    Persistenciadelacolumnalumbar

    EF1(NE-B):ind.IEF2(NE-B):inds.I,IIEF3(NE-B):inds.IIIEF4(NE-B):inds.I;II,XIV(juvenil),XVI,XVII

    Persistenciadelapelvis

    EF2(NE-B):inds.I,IIEF3(NE-B):inds.I,IIIEF4(NE-B):conjuntodepelvisyunpardepies,inds.I;II,V,VI(dislocacindelsacro),VIII,X,XIII(juvenil),XIV(juvenil),XVI,XVII

    Persistenciadelpie

    EF1(NE-B):ind.IEF2(NE-B):inds.I,IIEF3(NE-B):inds.I,III,IV,VEF4(NE-B):conjuntodepelvisyunpardepies; inds.VI,X,XIII(juvenil),XVII

    PersistenciadelarodillaEF1(NE-B):ind.IEF3(NE-B):inds.III,IV,VEF4(NE-B):inds.V;VI,VIII,X,XIII(juvenil),XVII

    Desplazamientodelaextremidadinferiorsin dislocacindeloshuesosdeltarso

    EF3(NE-B):inds.IEF4(NE-B):inds.VI,X,XIII(juvenil)

    Individuossobreloscualessepudieronobservarlasarticulacionescitadasenelcuadro.VaseGerdau(2007)paraunadescripcindetalladadecadaindividuo.

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    las estructuras con el paso del tiempo (Balbuena, 1996; Gerdau, 2007; Gerdau y Makowski, 2011). Son la posicin de los restos descritos ms abajo, as como restos de fibra orgnica hallados entre ellos, los que sugieren la presencia de un cesto y textiles.

    Esqueleto axialDada la posicin vertical del cuerpo, es natural que la mitad superior de ste, as como los huesos largos de las extremidades inferiores, se hallasen en des-equilibrio a medida que avanzaba el proceso de descomposicin. Al desapare-cer los rganos internos y generar un vaco en las cavidades torcica y plvica, la mitad superior de la columna vertebral y de las costillas cay dentro de estas cavidades perdiendo su orden anatmico y la mayora de sus conexiones. El esqueleto ceflico se asent sobre los huesos del trax, en buena parte desarti-culados, guardando su orientacin original. Se ubic el atlas inmediatamente por debajo de la base del crneo o en proximidad de sta.

    En algunos individuos, el fardo facilit la conservacin de las articulacio-nes de la columna vertebral en su casi totalidad (ver las figuras 3 a 6), proporcio-nando un soporte sobre el cual podan descansar las vrtebras sin deshacerse las conexiones. Con el paso del tiempo, el tejido del fardo fue reemplazado por sedimento que se infiltr y por los despojos de individuos contiguos, que pro-porcionaban un apoyo adicional.

    En la mayora de los casos observados en Tablada, fue nicamente la mitad inferior de la columna vertebral la que qued articulada, apoyndose contra la parte posterior del cesto dentro del cual se haba sentado al individuo, y contra el manto que lo envolva. Al transcurrir el tiempo, el sedimento fue sustituyendo la cesta y el manto.

    La mitad superior de las costillas cay en desorden dentro de las cavidades torcica y plvica. Sin embargo, la mitad inferior de las costillas cay de parte y otra de las vrtebras, conservando ms o menos su secuencia anatmica (figu-ras 3 a 6). Si el individuo yaca en un principio levemente inclinado hacia atrs, las costillas se asentaban detrs de la parte superior del hueso coxal, a menos profundidad que ste. Si el individuo yaca con la espalda recta o ligeramente inclinada hacia adelante, las costillas inferiores se asentaban sobre los iliones.

    Cintura escapular y extremidades superioresEl movimiento de las extremidades superiores y de los huesos de la cintura escapular dependa mucho del espacio disponible en torno al cuerpo. Si el individuo se encontraba con la espalda recta y tena algn soporte posterior, una vez liberada de sus conexiones anatmicas, la escpula se deslizaba hacia

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    la zona plvica y apareca en su orientacin anatmica natural, es decir, con la parte superior hacia arriba detrs del hueso coxal de la misma lateralidad (figuras 5 y 6). Si el individuo se hallaba inclinado hacia adelante, la escpula apareca en vista posterior, por encima de las costillas y la pelvis (figuras 5 y 6).

    Con frecuencia, la cabeza humeral y la clavcula seguan en su cada a la escpula, hallndose a menudo en proximidad de sta. Al pasar el tiempo, y segn los movimientos de los dems huesos de la mitad superior del cuerpo, la articulacin del codo se dislocaba levemente, pero los extremos proximales del radio y de la ulna (cbito) se hallaban cerca del extremo distal del hmero (figu-ras 3 a 6). Era fcil reconocer la posicin cruzada de las extremidades superiores.

    La posicin original de las manos fue ms dif cil de establecer con clari-dad. Puesto que los antebrazos estaban cruzados delante del pecho, es posible

    Figura2.Dibujoesquemticodelos19individuosidentificadosdentrodeEF4(NE-B)ydesucronologarelativa.Lasflechasindicanelordendellegadadelosindividuos(delmsrecientealmsantiguo),cuandostasepudoestablecer.Porejemplo,elindividuoXVIIfueposiblementeelprimeroenllegar;losindividuosIyIIestuvieronentrelosltimos.

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    Figura6.EF4(NE-B),IndividuoX, vistaenplanta,mira10cm.

    Figura3.EF4(NE-B),IndividuoVI, vistaenplanta(dibujo,KarlaGerdau).

    Figura4.EF4(NE-B),IndividuoVI, vistaenplanta(dibujo,KarlaGerdau).

    Figura5.EF4(NE-B),IndividuoX, vistaenplanta(dibujo,KarlaGerdau).

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    que las manos se hallasen en una de cuatro posiciones: delante de la faz, a la altura del mentn, sobre el pecho o sobre los hombros. Estas posiciones han sido registradas en momias prehispnicas peruanas (vase Herrmann y Meyer, 1993). Cualquiera de estas posiciones es inestable para los huesos de la mano, una vez que desaparecen los tejidos blandos que los mantienen unidos. Por lo tanto, los huesos de la mano se hallaban desarticulados entre los huesos de las cavidades torcica y plvica.

    Cintura plvica y extremidades inferioresLas extremidades inferiores caan hacia un lado u otro, en funcin de la posi-cin original del cuerpo. La cadera y el tobillo se desarticulaban tan slo leve-mente (figuras 3 a 6). En varias ocasiones la rodilla se mantuvo en conexin, con la patela (rtula) an in situ, a pesar de la cada de los huesos largos hacia un lado. Es muy probable que el manto del fardo mantuviese la patela en su articulacin con el fmur y la tibia. El sedimento hubiera reemplazado progre-sivamente al textil.

    Gracias a su posicin dentro de un cesto, los huesos de la pelvis y del pie se mantenan en conexin anatmica. La forma de la pelvis dictara que una vez sus conexiones anatmicas se desintegraran, sta se abrira, los huesos coxales giraran lateral y posteriormente, y el sacro caera ventral o dorsalmente (Duday, 2005: 170; 2006: 35). Sin embargo, las paredes del cesto sobre el cual estaba sentado el individuo provean un soporte contra el cual se apoyaban los huesos coxales sin perder su precario equilibrio. As mismo, al poner los pies a plano sobre el fondo de la canastilla, los huesos del pie lograban mantenerse en equilibrio y en casi perfecta conexin, a pesar de la descomposicin de los tejidos blandos.

    En un caso en particular (Individuo XVII, EF 4 {NE-B}), los dedos del pie se hallaron dorsi-flexionados, aparentemente apoyados contra la pared anterior del cesto en el cual se sent al individuo. Las falanges se encontraron, por ende, en posicin vertical, distal hacia arriba.

    Por ltimo, la presencia de un envoltorio (manto) y de un soporte (cesto) permite desplazar conjuntamente dentro de un mismo espacio o de un lugar a otro los despojos de un solo individuo, pese a su grado de descomposicin avanzando. As, se hallaron en conjunto restos fuertemente desarticulados que pertenecan a un mismo individuo, y otros despojos parcialmente articulados, en especial la pelvis y los pies, con evidencias de haber sido empujados hacia un lado (ver las figuras 7 a 10).

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    DiscusinLa muestra de individuos completos dentro de cada estructura es limitada (cua-dro 1). Aun as, se puede discernir un patrn general, aunque se necesita reca-bar ms observaciones. En Tablada, la posicin vertical del cuerpo del individuo sentado o acuclillado aument el grado de desarticulacin de la mitad superior del cuerpo, puesto que una vez el estado de descomposicin es avanzado, ya no queda tejido blando que mantenga en su sitio los diferentes elementos seos. Por lo tanto, stos caen naturalmente. El manto-envoltorio y el soporte-conte-nedor inferior (cesto) estabilizan la mitad inferior del trax, la pelvis y los pies, mantenindolos en articulacin completa o parcial.

    Cuando se halla un individuo en esta posicin pero con la caja tor-cica, la columna y la pelvis an en conexin anatmica, esto puede deberse a dos posibilidades:

    Figura10.EF4(NE-B),IndividuoIII,vistaenplanta(dibujo,KarlaGerdau).

    Figura7.EF4(NE-B),IndividuoI, vistaenplanta(dibujo,KarlaGerdau).

    Figura8.EF4(NE-B),IndividuoI, vistaenplanta,mira10cm,nortehaciaarriba.

    Figura9.EF4(NE-B),IndividuoXVI, vistaenplanta.

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    1) el reemplazo progresivo de los tejidos blandos descompuestos por sedi-mento que se infiltra dentro del contexto (en el caso de entierros en sedimento fluido, como es la arena (Duday, 2005: 185-186; 2006: 41); o,

    2) porque los elementos seos fueron sujetos por algn soporte exterior, en el caso de depsitos en espacio vaco, como lo son los entierros en las cistas de Tablada. En dos individuos dentro de la estructura EF 4 (NE-B), la columna se mantuvo casi intacta por el soporte que ofrecan el envoltorio textil y los restos adyacentes (figuras 3 a 6).

    Articulaciones lbiles y persistentes

    El cuelloAlgunas observaciones hechas en Tablada corroboran aquellas de otros estu-dios sobre las articulaciones lbiles y persistentes (ver el cuadro 3). Por ejem-plo, el atlas se hall bajo la base del crneo del individuo X (EF 4 {NE-B}). Duday y sus colegas (1990: 31) afirman que la articulacin atlanto-occipi-tal es ms persistente que otras articulaciones intervertebrales cervicales. Duday (2006: 35) escribe que la desarticulacin inicial en el cuello ocurre al nivel de la articulacin atlas-axis o axis-cervical 3. Andrews y Bello (2006: 17) tambin afirman que el cuello es una articulacin lbil. Es posible que algunas articulaciones cervicales (atlas-axis, axis-cervical 3) sean ms lbiles que otras (atlas-occipital). Ms an, dentro de los fardos las vrtebras cer-vicales se encontraban en desorden dentro de las cavidades torcica y abdo-minal, con la excepcin del atlas, que poda hallarse bajo la base del crneo, indicacin de que cuando el crneo se asentaba sobre el torso, el atlas an mantena su conexin.

    Cintura escapularEn Tablada, el hombro presenta evidencias de ser una conexin ms persistente que la articulacin clavculo-esternal o la conexin escpulo-torcica. Cuando la escpula se desarticula de la caja torcica, la clavcula y el hmero la siguen en su cada. Por otra parte, la articulacin entre el esternn y la clavcula se deshace. Duday (2005: 167; 2006: 33; Duday et al., 1990: 31) tambin presenta la conexin escpulo-torcica como lbil.

    La mueca y las articulaciones de la manoLas articulaciones de la mano, incluida la mueca, son citadas como lbiles (Andrews y Bello, 2006: 17; Duday, 2005: 167; 2006: 33; Duday et al., 1990: 31). Entre los restos humanos de Tablada, estas articulaciones tambin aparecen

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    como lbiles. Ms an, la mueca debe descomponerse despus de las articu-laciones entre los carpos, los metacarpos y las falanges. En Tablada no hay evi-dencias de que las manos cayesen enteras de la mueca. Ms bien, los huesos de la mano parecen haber cado progresivamente de la mano hacia la cavidad abdominal o plvica.

    Cuadro3.Listadearticulacioneslbilesypersistentes,segnlaliteratura.

    Lbil Persistente Referencia Tablada*

    Articulacionesentrevrtebrascervicales

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006;AndrewsyBello,2006 X

    Articulacionesdentro delamano

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006;AndrewsyBello,2006 X

    Muecamenoslbilquearticulacionesdentrodelamano

    X

    Articulacionesdistalesdelpie

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006;AndrewsyBello,2006

    Articulacionescosto-esternales

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006;AndrewsyBello,2006

    Conexin escpulo-torcica

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006;AndrewsyBello,2006 X

    Articulacin clavculo-esternal

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006;AndrewsyBello,2006 X

    Cadera Duday,2005,2006

    Articulacinatlanto-occipital

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006 X

    Hombro Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006 X

    Columnalumbar,articulacinsacro-lumbar,articula-cinsacro-iliaca

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006 X

    Rodilla,tobillo,huesosdeltarso

    Dudayet al.,1990;Duday,2005,2006 X

    Rodilla,mspersistentequetobillo

    Pereira,1996X(tambinmspersistentequecadera)

    *LacolumnadeTabladasehamarcadoconunaXsilaevidenciatafonmicaindicaquelaarticulacinoconexinanatmicaeslbilopersistente;noindicasilasarticulacionessepodanobservar(vaseelcuadro2).

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    Columna lumbar y pelvisEn Tablada, la pelvis y la columna lumbar aparecen como articulaciones persis-tentes. Esto confirma otras observaciones (Duday, 2005: 167; 2006: 33; Duday et al., 1990: 31). Sin embargo, cabe resaltar que esta observacin puede ser un producto del patrn funerario, ya que la columna lumbar y la pelvis fueron mantenidas en articulacin con ayuda del cesto y el envoltorio del fardo.

    Cadera, rodilla y tobilloEl grado de persistencia de la articulacin de la rodilla parece superior al de la cadera y los tobillos. Dentro de los fardos de Tablada, una vez descompuesta la articulacin de la cadera, el fmur no poda mantenerse en su posicin vertical y levemente inclinada. Por lo tanto, el muslo, la patela y los huesos de la pierna caan hacia un lado. Estos huesos caan conjuntamente y la rodilla se mantena articulada. La tibia y la f bula (peron) se desarticulaban del talo (astrgalo), pero no jalaban ninguno de los huesos del tarso en la cada. Los pies se man-tenan articulados. Estas observaciones sobre la rodilla y el tobillo confirman aquellas hechas por Grgory Pereira (1996) en el yacimiento arqueolgico de Potrero de Guadalupe (Michoacn, Mxico). Duday (2005: 167; 2006: 33; Duday et al., 1990: 31) tambin afirma que la rodilla y el tobillo son articulacio-nes persistentes. Tablada y Michoacn no contradicen esto. Ms bien, indican que la rodilla es ms persistente que el tobillo.

    ConclusinLa excavacin y las observaciones detalladas de la disposicin de restos seos humanos ofrecen informacin sobre la secuencia de desarticulacin de ciertas conexiones anatmicas del cuerpo humano. En los casos presentados aqu, la posicin vertical del individuo acuclillado-sentado increment el grado de des-articulacin de la mitad superior del esqueleto, ya que la desaparicin del tejido blando que mantena unidos los huesos gener una prdida de equilibrio en esta posicin. La presencia de un envoltorio (manto) y de un soporte inferior (cesto), en el caso de los fardos funerarios, proporcion estabilidad a la mitad inferior del trax, a la zona plvica y a los pies, ayudando a mantenerlos en conexin anatmica parcial o completa. As mismo, el cesto y el manto faci-litaron el transporte de los restos de un lugar a otro dentro de la estructura, minimizando la prdida de elementos seos de los individuos.

    Por ltimo, las observaciones hechas en Tablada tienden a demostrar que la articulacin del hombro (escpula, hmero y clavcula) es ms persis-tente que las conexiones clavculo-esternal y escpulo-torcica, puesto que al caer el hombro, los tres huesos que lo constituyen se mantienen en proximi-

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    dad; sin embargo, la clavcula se desarticula del esternn de manera marcada, as como la escpula de la caja torcica. As mismo, el grado de persistencia de la articulacin de la rodilla es ms fuerte que el de la cadera y el tobillo. Una vez deshecha la articulacin de la cadera, el muslo, la patela, y la pierna caen conjuntamente y de manera articulada. Al caer, la tibia se desarticula del talo sin que la cada afecte las conexiones anatmicas de los huesos del tarso. Estas observaciones sobre la rodilla y el tobillo confirman aquellas hechas por Pereira (1996) en el yacimiento arqueolgico de Potrero de Guadalupe (Michoacn, Mxico).

    Informacin sobre articulaciones lbiles y persistentes puede ayudar a la interpretacin de depsitos primarios y secundarios, as como, posiblemente, a revelar la presencia de restos momificados descompuestos. Adems, la obser-vacin detallada de los restos y su entorno puede revelar la presencia de envol-torios, soportes u otro material asociado que podran haberse descompuesto y desaparecido con el paso del tiempo (vanse Boddington, 1987; Duday, 1986, 1987, 2005, 2006; Duday y Guillon, 2006; Duday et al., 1990).

    AgradecimientosQuisiera agradecer a H. Duday, K. Makowski, a todos los miembros presentes y pasados del Laboratoire danthropologie des populations du pass (UMR 5199 PACEA, U. Bordeaux I) y del Proyecto Arqueolgico Taller de Campo Lomas de Lurn (Departamento de Humanidades, PUCP), as como a O. Dutour, M. Ziolkowski, P. Murail y D. Castex. Se agradecen de igual manera los comenta-rios y sugerencias de los evaluadores annimos.

    Igualmente, agradezco a mis familiares y amigos por su paciencia y apoyo, en especial a Alex, Tadeo, Silvia, mis padres, Kati, Karla, y Greg.

    Este trabajo se llev a cabo gracias al generoso apoyo financiero del Minis-tre de lEnseignement Suprieur et de la Recherche (Francia), Cementos Lima, S. A. (Per) y PATL-PUCP (Per). .

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