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Por: F.Humberto Sotelo M. A l hacer una breve recapitula- ción del desarrollo de la poesía mexicana, José Joaquín Blanco escribe: “La fuerza positiva, creadora de la nacionalidad, libertaria, redentora de la pri- mera generación romántica, desapareció en cuanto los poe- tas fueron excluidos del espacio político y tuvieron que refu- giarse en la exacerbada y res- tringida región sentimental”. 1 Tales palabras encierran una verdad a medias: cierta- mente, después de la primera generación romántica López Velarde, Díaz Mirón, etc. — la poesía mexicana se enfrenta a una profunda deca- dencia, que se manifiesta en la huída de la realidad social, refugiándose en la “restrin- gida región sentimental”, en la contemplación hiperesté- sica, y en la crepuscularidad. La mayoría de los poe- tas —González Martínez, Villaurrutia, etc.— deciden darle la espalda a la atroz realidad del México convulsionado por la Revolución, encontrando consuelo en el éxtasis de la vida interior, y en la contemplación. Esta acti- tud se observa nítidamente en el más cono- cido poema de Enrique González Martínez, “Tuércele el cuello al cisne” : Año 1 No. 21 H. Puebla de Z. a 5 de noviembre de 1998 El poeta Germán List Arzubide. Foto: Omar Meneses (1898-1998) Germán List Arzubide: morir sonriendo Huye de toda forma y de todo lenguaje que no vayan acordes con el ritmo latente de la vida profunda...y adora intensamente la vida, y que la vida comprenda tu homenaje El citado José Joaquín Blanco nos define con gran lucidez —no sin una feroz parodia— los ele- mentos característicos de dicha actitud: “Todos los elementos de la inocencia mitificadora: el Alma de las Cosas, la Voz del Paisaje, la Vida profunda,

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Por: F.Humberto Sotelo M.

Al hacer una breve recapitula-ción del desarrollo de la poesía mexicana, José Joaquín Blanco escribe: “La fuerza positiva, creadora de la nacionalidad, libertaria, redentora de la pri-mera generación romántica, desapareció en cuanto los poe-tas fueron excluidos del espacio político y tuvieron que refu-giarse en la exacerbada y res-tringida región sentimental”. 1

Tales palabras encierran una verdad a medias: cierta-mente, después de la primera generación romántica —López Velarde, Díaz Mirón, etc. — la poesía mexicana se enfrenta a una profunda deca-dencia, que se manifiesta en la huída de la realidad social, refugiándose en la “restrin-gida región sentimental”, en la contemplación hiperesté-sica, y en la crepuscularidad.

La mayoría de los poe-tas —González Martínez, Villaurrutia, etc.— deciden darle la espalda a la atroz realidad del México convulsionado por la Revolución, encontrando consuelo en el éxtasis de la vida interior, y en la contemplación. Esta acti-tud se observa nítidamente en el más cono-cido poema de Enrique González Martínez, “Tuércele el cuello al cisne” :

Año 1 No. 21 H. Puebla de Z. a 5 de noviembre de 1998

El poeta Germán List Arzubide. Foto: Omar Meneses

(1898-1998) Germán List Arzubide:morir sonriendo

Huye de toda forma y de todo lenguaje que no vayan acordes con el ritmo latente de la vida profunda...y adora intensamente la vida, y que la vida comprenda tu homenaje

El citado José Joaquín Blanco nos define con gran lucidez —no sin una feroz parodia— los ele-mentos característicos de dicha actitud: “Todos los elementos de la inocencia mitificadora: el Alma de las Cosas, la Voz del Paisaje, la Vida profunda,

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Manuel Maples Arce

Manuel Bartlett Díaz con don Germán List Arzubide en el sexto aniversario de Síntesis.

Adora Intensamente la Vida, el Misterioso Libro del Silen-cio Nocturno, etc., que equi-valen, se pretende, a una sabiduría natural, franciscana, de hablar con los pajaritos, la lluvia, los árboles, la brisa, en una comunicación espiritual íntimamente silenciosa “ 2.

La verdad, sin embargo, es que sí hubo corrientes poéticas que no siguieron por ese camino, como sería el caso del “estriden-tismo”, que rompió totalmente con los cánones que siguió la poesía mexicana des-pués de la primera generación romántica.

Nacido en diciembre de 1921 con la publi-cación del primer número de la hoja volante Actual, “el estridentismo” se convierte en un movimiento artístico literario que se propone, en primera instancia, saludar el impacto de la Revolución Mexicana en todos los órdenes de la vida social, política, y cultural, rompiendo de este modo con los temas predominantes en el moder-nismo. Así, en lugar de cantar a cisnes, jardines, estatuas, y noches lúgubres, decide cantarle al mundo urbano, moderno, al mundo que surge con el estallido revolucionario. De manera simi-lar al “futurismo” —corriente artística que estalla por esos años, principalmente en Rusia e Italia— el “estridentismo” se convierte en una exaltación del ruido de los trenes y de los tranvías, del ruido de los motores y de las fábricas, de los edificios que brotan por doquier en la mayoría de las grandes ciudades,y, sobre todo, en una exaltación de las enormes potencialidades transformadoras que trae consigo la Revolución.

El “estridentismo” , del mismo modo, se con-vierte en un movimiento literario al que caracteri-zan su iconoclastia feroz, y su devastador sentido del humor, cuyas aristas no sólo van enderezadas contra los nuevos burgue-ses, sino también contra los intelectuales acomoda-ticios y los poetas que per-sisten en los deliquios y el

éxtasis, en lugar de abrazar las causas de la Revolu-ción. Manuel Maples Arce —el fundador de dicho movimiento— confesaba, por ejemplo, que “ha sen-tido más emoción ante un recorte de periódico ‘arbi-trario y sugerente, que en todos esos organillerismos seudó-líricos y bombones melódicos, para recitarles de changarro gratis a las señoritas, declamatoria-

mente inferidos ante el auditorio disyuntivo de niñas fox-troteantes y espasmódicas y burgue-ses temerosos por sus concubinas y sus cajas de caudales”. 3

Como era de esperar, el movimiento estri-dentista provocó una violenta sacudida en el mundo cultural, lo cual le ganó el odio y la ani-madversión de las élites intelectuales y artísti-cas del país, quienes se propusieron minimizar su importancia o, parafraseando a Octavio Paz, “ningunearlo”, a un grado tal que se esforza-ron por borrarlo de las páginas gloriosas de la literatura mexicana. Esa situación, lamenta-blemente, persiste hasta el día de hoy. Véanse, para constatar esto, la mayoría de los libros —incluyendo el trabajo de José Joaquín Blanco— acerca de la historia de la poesía mexicana, donde el “estridentismo” es pasado completa-mente por alto.

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No obstante, existen señales inequívocas de que tal movi-miento literario comienza a ser reivindicado, gracias, entre otras cosas, al esfuerzo del poblano Germán List Arzubide, uno de los principales fundado-res del mismo, quien, gracias a su larga vida —vivió exacta-mente cien años— tuvo tiempo de hacer oír su voz en los ámbi-tos culturales, a fin de que éstos reconociesen las aportaciones del “estridentismo”.

List Arzubide nació en Pue-bla, en 1898, en el seno de una familia acomodada que simpatizó desde un principio con el movi-miento revolucionario encabezado por Francisco I. Madero. Se incorporó a la Revolución bajo las órdenes del coronel Gabriel Rojano. Después del asesinato de aquél, se acercó a Venustiano Carranza, convirtiéndose en su secretario parti-cular. Más adelante, rompe con él al enterarse de su participación en el crimen de Emiliano Zapata, a quien profesaba una gran admiración. En ese tiempo escribe la primera biografía del llamado “caudillo del sur”. 4

Realiza sus estudios en la Escuela Normal de Puebla (1913) y en el Colegio del Estado, hoy Universidad Autónoma de Puebla. 5

Desde muy joven se inclinó por la poesía, pero su tempe-ramento fogoso y ardiente le llevaba a rechazar las “cofra-días” literarias dominadas por el modernismo. A principios de la década de los veinte se adhiere al movimiento estri-dentista, cuya vehemencia verbal encaja a la perfección con su sensibilidad irreverente.

Puebla, debido a List Arzubide, se convierte, junto con Jalapa —en donde actuaba Manuel Maples Arce— en una de las principales capitales de dicho movimiento. Ahí publica, en 1923, el “Segundo Manifiesto Estridentista” (el primero se publica en 1921), en el que se señala: “Defender el estriden-tismo es defender nuestra vergüenza intelectual. A los que no estén con nosotros se los comerán los zopilotes. El estridentismo es el almacén de donde se surte todo el mundo. Ser estridentista es ser hombre. Sólo los eunucos no estarán con noso-

Árqueles Vela

Miguel Aguillón Guzmán

tros. Apagaremos el sol de un sombrerazo”. Y culminaba con la proclama: “¡Viva el mole de guajalote!”

Como habrá de imaginar el lector, los poemas y proclamas —forma que le gustaba mucho a los estridentistas— causaron un gran revuelo en Puebla, principalmente entre las “bue-nas conciencias”, y entre las éli-tes literarias conservadoras.

Maples Arce comentaba la labor de List Arzubide en los siguientes términos: “ Los

lectores —¡oh, burgueses!— no entienden que se hable de ciudades mecánicas y turbulentas desde la esquina de una ciudad como Puebla, en que se coloca el señor Arzubide, el List de México”. 6

Sin embargo, List Arzubide no se limitaba a ser un “énfant terrible”, sino también era un revolucionario que cuestionaba acerbamente los excesos y arbitrariedades de los gobiernos ema-nados de la Revolución Mexicana. Ello lo convir-tió en un perseguido político, viéndose ante la necesidad de exilarse durante varios años en la desaparecida Unión Soviética, retornando al país al arribar Lázaro Cárdenas a la Presidencia de la

República.En Puebla se ganó —debido

a las punzantes críticas que le lanzó en varias ocasiones— la animadversión de Maximino Ávila Camacho, quien lo per-siguió implacablemente obli-gándolo a huir del estado.

“Militar en la oposición sincera —escribió—es muy amargo...Se es opositor por hambre o por dignidad, cuando ya no se puede soportar el abuso y la opresión; se es abyecto sólo por dinero. Hay quienes se evidencian dejando herencias

en millones de dólares, cuando yo sólo dejaré mis cuatro trajes. Mi casita de la (colonia) del periodista la pagué en abonos cuando para viajar tuve que empe-ñarla y luego no pude soportar los intereses”. 7

List Arzubide siempre fue fiel a sus ideas y al ideario estridentista. Ni siquiera el paso —y el peso— de los años doblegaron su temperamento iconoclasta, ni su pro-verbial sentido del humor. Unas semanas antes de morir, un periodista le comentó

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que la casa en que nació —ubi-cada en la 18 poniente 507— se había convertido en un burdel. “¡Hombre —exclamó alboro-zado, palabras más, palabras menos—pues qué gusto me daría que pusieran mi nombre en la entrada de la casa!”

En algunas de sus últimas apariciones públicas, se jactaba de ser un “joven de cien años”. En mayo de 1998, durante el homenaje que le organizó la Facultad de Filosofía y Letras de la UAP, en ocasión de su cum-pleaños número cien, se con-gratuló “por haber alcanzado la época del rock, porque es la conmoción del presente, lo invo-cador, lo creativo, lo cósmico”. Agregó que se consideraba no un “joven honorario”, sino “uno verdadero, aunque de cien”.8

Después de haber sido olvi-dado injustamente durante la mayor parte de su vida, ya en plena vejez comenzó a reci-bir varios reconocimientos a su obra y su trayectoria. En 1997 recibió el Premio Nacio-nal de Bellas Artes en el rubro de Literatura. En ese mismo año, el Instituto Nacional de Bellas Artes reconoció oficial-mente las aportaciones del “estridentismo”, develando un monumento al mismo en el Bosque de Chapultepec.

Uno de los primeros home-najes que se le hizo en Puebla provino del periódico Síntesis, quien en junio de 1997 le entregó el premio Alux. En dicha cere-monia, List Azurbide evocó varios de sus grandes sueños. Así, en su cuarto y penúltimo sueño, evocó la llegada de Maples Arce a Puebla y el lanza-miento del Manifiesto de Poesía Estridentista. “Nuestra audacia poética —expresó— estremece y ofende y yo tengo que huir aco-sado por las palizas que, a falta

Salvador Guzmán

de argumentos intelectuales, nos propinan los conservadores”. En su quinto y último sueño, manifestó su deseo de que la casa en que nació —como seña-lamos arriba, ubicada en la 18 poniente 507, convertida actual-mente en un burdel— se ponga la siguiente leyenda:

“Aquí vivió Mercedes Arzubide, contertulia del gran Gilberto Bosques y amiga del constituyente Gabriel Rojano, y aquí nació también su hijo el poeta estridentista Germán List Arzubide”.

En esa ocasión comentó que

dicha casa —que él había donado para que ahí existiera un kinder o una biblioteca— fue adqui-rida por un sinvergüenza quien, aprovechándose de su hermana, que se encontraba afectada en sus facultades mentales, la hizo firmar un documento mediante el cual le otorgaba el inmueble.

Posteriormente, unas semanas antes de su muerte, la Universi-dad Autónoma de Puebla decidió otorgarle el doctorado Honoris Causa, el cual le será entregado Post-Mortem a uno de sus hijos.

List Arzubide fue un crea-dor bastante prolífico. Entre sus obras destacan: “Esquina” (1924), “Plebe” (1925), “Emiliano Zapata, Exaltación” (1927), “Tres Comedias Revolucionarias”

(1931), “Práctica de Educación Irreligiosa”, “Hombre Sin Tie-rra” (1934), y decenas de ensayos, cuentos y monografías históricas.

Lamentablemente, la mayor parte de su obra per-manece sin ser conocida por la mayoría del público.

Sería conveniente que, ya sea el Gobierno del Estado de Puebla, o la Universidad Autó-noma de Puebla —o ambas, a la vez— se diesen a la tarea de publicar sus obras completas.

Asimismo, pienso que un auténtico homenaje a su memoria atraviesa por recupe-rar la casa en que nació, a efecto de convertirla —tal como él lo deseó— en una biblioteca pública, o en alguna escuela. Ojalá y las autoridades estata-les o municipales se propon-gan cristalizar ese sueño del genial poeta y revolucionario Germán List Arzurbide.

Notas1. Joaquín Blanco, José, Crónica de la Poesía Mexicana, editorial Katún, México, 1981, pág. 89.2. Ibid., pág. 97.3. Citado por Schneider, Luis Mario, en El Estridentismo, INBA, p. 35. “4. García Bermejo, Carmen, El Finan-ciero, 19 de octubre de 1998.5. Vargas, Ángel, La Jornada de Oriente, 19 de octubre de 1998.6. Citado por Guillermo Sheridan, en Los Contemporáneos Ayer, Fondo de Cultura Económica, México, 1985, pág. 130.7. Vargas, Ángel, Op. Cit.8. Domínguez, Amelia, Sección Cultu-ral de Síntesis, 20 de octubre de 1998.

Estridentismo. Movimiento litera-rio. Fue iniciado por el poeta Manuel Maples Arce en 1921 al cual se suma-ron entre otros brillantes intelectuales mexicanos además de Germán List Arzubide: Árqueles Vela, Miguel Aguillón Guzmán y Salvador Guz-mán, cuyas viñetas fueron tomadas de la revista Bulevar del número 63.

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De los 90 en adelante el recuerdo es tan lejano que empiezan a mezclarse peligro-samente la verdad y la leyenda. Ha pasado tanto...son docenas los que no sabemos si ya murie-ron o si nunca existieron y sólo son efecto de nuestra fantasía. Las evocaciones irrumpen tan violentamente que se confun-den con las tentaciones y todo, sin saber cómo, penetra en el nebuloso territorio del mito.

Para mí la Puebla de hoy es parte de un dominio que no me pertenece ya que se llama El Futuro; y mi Puebla pasada, que sin duda dejó de existir, no es más que un sueño que desesperadamente capturo a veces.

Hoy quisiera con brevedad, lo prometo, compartir con ustedes algunos de mis sueños poblanos:

Sueño número 1: Veo a mi padre, gigante y austero, dominar al mundo con sus manos poderosas, armado sólo con su astucia alemana. Se impone a todos a pesar de su juventud, y con-quista, venciendo a los callosos técnicos viejos, el cargo de jefe de los Talleres de los Ferroca-rriles, puesto hasta entonces reservado exclusi-vamente para ingenieros gringos. Después elige mejor encerrarse el resto de su larga vida, en su mágica fragua, y ahí erige un inamovible refu-gio económico mediante el expediente de hacer, una por una, con amorosa perfección, complica-das piezas que requieren las máquinas textileras en Europa. Su prestigio traspasa continentes y océanos y establece una sólida clientela en Ale-mania que cuarenta años después de muerto, persisten en solicitar sus servicios.

La misma cataclísmica revolución que a todos devasta, a nosotros ni nos afecta pues tenemos enteradas por todos lados, ollas de monedas de plata maciza que vamos sacando discretamente, tesoro que él, calladamente y sin explorar a nadie, forjó a martillazos con su garra prodigiosa.

También veo a mi madre absorber a diario el imparcial de México, al que somos los únicos

en estar suscritos. Nada le es lejano, ni lo artístico, me lee las poesías que ahí salen, la poesía es una de sus pasiones, ni lo político.

Conocemos al detalle la lucha antirreeleccionista y, cuando Madero llega a Pue-bla, somos los primeros en ir a recibirlo. De la mano de mi madre y de la de mi tía, veo venir el forcito entre vítores,

que injustamente ante nosotros se detiene. Madero baja y para agradecer la euforia de mi madre, la saluda quitándose el sombrero.

Después, todos sabemos que, según ordenó Madero, el 20 de noviembre a las seis de la tarde estallará la rebelión contra el dictador Porfirio Díaz. Como apenas es 18 aún nos mandan a la escuela Gustavo P. Marh, en el camino a la Pla-zuela de San José, donde curso el sexto de pri-maria. Pero al llegar a la puerta, justo a las ocho

Puebla en sueños*

Retrato de List Arzubide realizado por Jean Charlot

Interior de la casa del poeta. Foto de revista Bulevar

Por: Germán ListArzubide

*Texto leído por el poeta estridentista Ger-mán Lizt Arzubide, en el reconocimiento- ho-menaje que el periódico Síntesis- en su quinto aniversario- le hizo por su cumpleaños 99 y su destacada trayectoria literaria, por lo que recibió el premio Alux.

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de la mañana, nos electriza a todos el sonido de las primeras descargas; son los hermanos Serdán que avisan así que la batalla se ha adelantado. La gente, comprendiendo que el momento libertario de México por fin ha llegado, corre alocadamente a parapetarse. Los maestros prefieren echarnos de regreso y, por el camino azorados mis hermanos y yo encontramos a mi madre que, angustiada, viene a recogernos. Asombrados, acabamos de presenciar, justo frente a nosotros, el inicio de la gran revolución que conmovió a México. Al día siguiente, como un peregrinaje religioso, hacemos todos cola para ver el cadáver de Aquiles Serdán.

Sueño número 2: Veo a mi vecino y maestro de inglés, el humilde, Gabriel Rojano, coronel después y constituyente de 1917, poblano que estoy seguro la patria chica no ha hecho justicia. Él se ha vuelto a levantar con la misma tropa que organizó en la Malinche, por petición expresa de Serdán, para tomar preso al gobernador porfirista. Ahora nue-vamente lucha pero contra el ursurpador Victo-riano Huerta. Ha venido a mi casa para invitarme a combatir y yo, a los 17 tiernos años, en medio de las lágrimas de mis padres, decido partir, por cierto para siempre. Junto con el fusil recibo el nombra-miento de Secretario Combatiente de esa tropa.

Un día nos ordenan controlar el camino para que Venustiano Carranza pueda regre-sar a México desde Veracruz. En San Martín finalmente hacemos contacto contra las fuerzas zapatistas y, materialmente rociado de metra-lla, me toca recoger a Rojano que ha caído aba-

tido por las balas, episodio que afortunadamente más tarde él viviría para relatar.

Meses después aparezco acompañando a Carranza hasta la estación de Aljibes donde la vía de nuestro tren ha sido cor-tada. Como no consigo caballo tengo que quedarme y veo par-tir a Carranza sólo para encon-trar la muerte asesinado al día siguiente. Yo caigo preso y Rojano, amargado, se retira del ejército. Yo también, decepcio-nado, abandono mi incipiente carrera militar.

El otro poblano ilustre, Gil-berto Bosques a quien, por for-tuna, alcancé a saludar, olvidado, justo antes de su muerte, aparece en mi sueño número 3.

Él es diputado federal y acaba de ganar la gubernatura del estado, pero Maximino se orga-niza para suplantarlo. En la cámara local los

Casa del poeta ubicada en 18 poniente 507. Foto Marcos Medrano

Portada del primer número de la revista Ser dirigida por Germán List Ar-zubide

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diputados se alebrestan y el fornido Alonso, primo del gobernador, le da una golpiza a Moro. El hermano de éste entra al apoyo y, en medio de la trifulca, balea mortalmente a Alonso.

Yo corro a la cárcel para exigir que haya obje-tividad en el juicio y, cuando llegan con el Moro preso, sin importar lo que estoy presenciando, justo frente a mis ojos, lo asesinan en medio de la calle. No sólo eso sino que además parten presuro-sos para también asesinar al otro hermano Moro, joven doctor, cuando les abre la puerta de su casa.

Aterrorizado me presento ante el goberna-dor para denunciar la atroz carnicería cuando en su oficina veo salir al feroz chacal policiaco que se me adelantó para reportar la misión que había cumplido.

Yo entonces organizo la protesta del pueblo mientras Bosques exige en la Cámara de Diputados en México, el desafuero del gobernador. Cuando al frente de la marcha paso con todos frente a la catedral, recibimos la lluvia de balas que la policía nos receta desde las torres. Ahí veo caer muertos a todos los amigos que aceptaron acompañarme.

Pero la situación es tan abiertamente des-carnada que, finalmente, entre todos, logramos deponer al descarnado gobernador Sánchez, El Chachapa, y echar a los torvos asesinos a la cárcel. Entonces sobreviene el fugaz triunfo delahuertista y el otro Moro, aprovechando la coyuntura, entra a la cárcel y, sin más, toma ven-ganza acribillando a los asesinos de sus herma-nos que habían sido condenados gracias a que yo, temerariamente, les sostuve la acusación.

En mi penúltimo sueño evoco la llegada de Maples Arce a Puebla y el lanzamiento del Manifiesto de Poesía Estridentista que todavía conmueve al mundo literario. Nuestra audacia poética estremece y ofende y yo tengo que huir acosado por las palizas que, a falta de argumen-tos intelectuales, nos propinan los conservadores.

Quinto y último sueño. El gobernador Bautista, mi amigo, pone en mi mano cinco mil pesos y me ordena desterrarme de inmediato en su propio coche. Sabe que ya me buscan rabiosos los esbirros de Maximino y que éstos primero matan y luego averiguan. Cierto es que acusé públicamente a su hermano, el presidente de la República, de corrupción y nepotismo. Pero lo que le dolió a Maximino no fue sólo eso sino mi aseveración burlona de que los trajes cordobeses con los que infantilmente se pavonea, se los hace un carpintero.

Su primera venganza fue contra la librería de la que yo era dueño en el Pasaje. Fue van-

Café de nadie. Cuadro de Ramón Alva de la Canal en referencia a el lugar en donde se reunían parte de los integrantes del movimiento estridentista

dalizada de inmediato y los libros aparecieron pisoteados por todos los portales.

En México detienen la función de box para anunciar el fallecimiento del sátrapa y estalla la ovación. La crónica de los periódicos al otro día describe la muerte de Maximino como la más aplaudida de la temporada y yo, providencial-mente, puedo regresar a Puebla.

Y aquí paro mis sueños, no sin antes recor-darles que hace muchos años, con motivo de otro homenaje y ante otro gobernador, doné mi casa para que ahí existiera un kinder o una biblioteca. Por desgracia, un sinvergüenza se aprovechó de mi hermana, que vivió sus últi-mos 20 años demente a causa de la epilepsia que sufrió desde niña, y algo le hizo firmar, para aprovecharse de la casa y poner ahí un burdel. No sé que sea ahora la 18 poniente 507. Pero burdel o no, quisiera que mis amigos me concedieran que ahí se ponga una placa con esta leyenda:“Aquí vivió Mercedes Arzubide, contertulia del gran Gilberto Bosques y amiga del constituyente Gabriel Rojano, y aquí nació también su hijo el poeta estridentista Germán List Arzubide”.

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Hay que olvidarse unos mesesDe las novias y del juego,De los ojos primorososY de las bocas de fuego.

Ahora sí, adiós al cine,y “gallos”, “novias y vales”y “barbacoas” y “huateques”y pleitos con los “Nahuales”.

Que el Colegio del EstadoSiempre ha dado germen fuerte,¡qué anda en tratos amorososhasta con la misma muerte!

Preferidos de las rubiasSon los preparatorianos,Porque nunca tienen quietasNi la boca ni las manos.

Escogen de MedicinaLas delgadas a porfía,Para que en ellas estudienLa famosa anatomía.

Y las morenas prefieren a los de Jurisprudencia,porque del amor han hechouna verdadera ciencia.

Y todos los estudiantesA cualquier mujer animan,¡porque son como los gallosque a cualquier polla se arriman!

Ahora sí, mis compañeros,Los exámenes llegaron,Pagarán sus “vaciladas”,¡ahora sí nos fastidiaron!

Cuando duermo siempre miroEn mis sueños muchos ceros,Y a “machetear” me levantoCuando todavía hay luceros.

¿Si todo el año he pasadoflojeando por qué enojarsesi ignoro quién fue Bolívary Pascal y Núñez de Arce?

Preguntadme de bolicheDe pulito y carambola,De ajedrez y cubileteY veres que bien “doy bola”.

En vez del texto de claseSiempre he llevado en la mano,“libros de cuarenta hojas”con que me ganan y gano.

Sé saltar a la garrochaY en el triple “no me pegan”,Y en la barra y paralelas si meven hasta se ciegan.

Ya las “grandes vacaciones”Están para terminarse,Y en las “chicas” no hay remedio,Para enero hay que “matarse”.

Corrido del estudianteLetra de Alfonso MenesesMúsica de Raúl González

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

Rector: Enrique Doger Guerrero Secretario general: Guillermo Nares Rodríguez

Tiempo UniversitarioDirector: Alfonso Yáñez Delgado, Diseño Gráfico: Armando López Vázquez, Cordinador de textos: Humberto Sotelo Mendoza, Cap-tura: Luz María Muñoz Díaz. Tiempo Universitario es una publicación del Archivo Histórico Universitario. Aparece quincenalmente. Impreso en: Editorial Mundocolor Gráfico. El costo por ejemplar de 8 páginas es de ochenta centavos. Tiraje: Veinte mil ejemplares. Responsable de distribución: Marcows Medrano Flores. Esta publicación se puede adquirir gratuitamente en el tercer patio del edificio Carolino, 4 Sur 104, Puebla, Pue. tel.: 32-74-79 con Flora Alarcón. Se aceptan colaboraciones de investigacion sobre colaboraciones de investigación sobre la vida universitaria. e- mail: [email protected] Distribución Gratuita

Tomado de anecdotario Estudiantil. Ed. UAP Volumen II. Pág. 374