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ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

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ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

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Page 1: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

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Page 2: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

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Page 3: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

fcHitora: 1J.S.A.REDACCIÓN Y

ADMINISTRACIÓN:Peloyo, 28 (1)

TELEFONOS221 - 41 - 35

(SEIS LINSAS)«Telex»: 54.530 y 54.781

DÍPOSITO LCGAL• 6389 — 1958

IAVANGUARDIAPRECIO DB ESTBE J E M P L A R : Pesetas

ESPAÑOLADirector: Xavier de Echarri Gamundí MARTES, 22 de Julio de 1969

PRECIOS DESÜSCEIPCION:

24S'—•nmlona Un m uProvincial . . . Trlmestr*provincial trlmutr* por

avión iBO'—América (excap. EE.UU.

v Puerta Rico), Por-tugal, Glbraltar vMarruecos .. Trlm.

luropa. EE.UU.. PuertoRico v países CONconvenio postal. Trim.

Países S I N conveniooostal Trlm. 910 '—

Í8IP—

ARMSTRONG Y ALDRIN HAN VUELTO ALa maniobra definitiva del atra-

que entre la nave de control, «Co-lumbia», y el módulo lunar, «Águi-la», se ha llevado a cabo espléndida-mente. Es casi la consumación de«ste vuelo prodigioso en que, hastaeste instante, todo parece deslizarsecomo triunfo total de la tecnologíanorteamericana, en colaboración conun buen número de talentos euro-peos. La operación del atraque haresultado otro de los muchos instan-tes emotivos de esta misión, que en-tra ya en el terreno de la maravilla.

El jueves son esperadosen el Pacífico

jColumbia», con Michael Collinsal mando de su nave y el «Águila,con Neil Armstrong y Edwin Aldrina bordo, han logrado el remate de-cisivo, en espera ahora de las jorna-das de vuelta, hasta que el jueveslleguen al océano Pacífico. Arms-trong y Aldrin, después de limpiarbotas, traje e instrumentos con unaaspiradora especial, para que no pe-

• netre, en la nave de mando, el pol-vo lunar, han entrado en la cápsulade mando. Reunión entusiasta, des-pués de las horas últimas desde quese efectuó la separación para que«Águila» descendiera majestuosa-mente a la superficie lunar. Por uninstante, las comunicaiciones entrelas dos partes decisivas del «ApoloXI» funcionaban con intermitencias,siendo advertidos por esta base decontrol, donde esta fase de la manio-bra nos ha tenido con el alma en unhilo. No se hubiese comprendido unfallo en este instante, después; dehaber cubierto espléndidamente laparte más difícil del vuelo, el aluni-zaje y la salida del satélite naturalde la Tierra.

Así* que a menos de tres horasdesde que salieron de la Luna, losastronautas Armstrong y Aldrin hanconseguido, con Collins, el «rendez-vous» definitivo. Falta hacer toda-vía mucha cosa. Deben llevar tam-bién su cargamento invaluable, abordo del «Columbia», donde lo al-macenarán para traerlo a la Tierra.Es la parte científica más importan-te de esta misión, aquella que pue-de dar a la humanidad una parte

LA ASTRONAVE «COLUMBIADespués de un atraque perfecto de los dos módulos, y tras aban-donar en el espacio el «Águila», los astronautas iniciarán hoy el

regreso a la TierraHOUSTON, 21. (CRÓNICA DE NUESTRO REDACTOR, ENVIADO ESPECIAL.)

MOMENTO ESTELAR DE LA HUMANIDADLa Humanidad, en su afán de Ir siempre más adelante, acaba de realizar una empresa en verdad colosal:

el hombre ha llegado a la Luna. Aquello que Incluso figuraba en él lenguaje popular como símbolo de lo absur-damente imposible, ha sido hecho posible. Y la Luna está ya al alcance del hombre, ha sido pisada por el hom-bre, será explorada por el hombre.

La tarea de conocimiento científico de nuestro satélite natural, que puede considerarse Iniciada por GalileoGalllel, tiene su culminación en estos momentos con la llegada de dos hombres a la Luna. Llegada que ha sidoposible gracias a la colaboración de otros seres humanos —centenares de miles— que trabajaron en la prepara-ción del vuelo; que han actuado, cada uno de ellos en su puesto, en su realización perfecta. La perfección es talen estos casos, que se diría ser todo muy fácil... Pero se trata de la difícil facilidad de lo que se apoya en añosde trabajos, apoyados en siglos de estudios. Y, luego, en la fibra humana de unos seres cuya formación física ymoral les ha templado como el mejor de los aceros: el aceró humano.

La mayor hazaña del siglo, por sus resultados, desde luego. La mayor hazaña del siglo, hasta ahora, enten-dámonos. Los científicos y técnicos espaciales, allá por 1957, pensaban que sería posible enviar un hombre ala Luna hacia el año 2.000. Pues bien, el hombre ha llegado al satélite de la Tierra en 1969. Ello permite supo-ner que otras empresas espaciales, inimaginables ahora, podrán ser realidad antes de acabar el siglo XX.

Es como la apertura de una puerta que durante siglos, siempre, había estado cerrada para la Humanidad.Ahora, y sólo ahora, el hombre ha salido realmente de la Tierra. Cosa que nunca pero nunca había sucedido. Yel género humano que vive ahora sobre el globo, por lo demás, así lo ha comprendido. Díganlo los millones deespectadores de televisión que pasaron la noche y la madrugada ante la pequeña pantalla para ver el alunizaje,

. el desembarco: la primera presencia humana en la Luna. No era simple curiosidad. Era una curiosidad embargadade emoción, porque todos teníamos la Impresión más o menos explícita, pero cierta, de que algo nuevo estaba ocu-rriendo: algo verdaderamente nuevo en la larguísima historia y prehistoria del hombre. Aquí no reza el viejo refránlatino: "Nlhll novum sub solé". Porque ahora sí que ha habido algo verdaderamente diferente: algo que pone anuestro tiempo el distintivo peculiar de las grandes épocas, de los momentos estelares de la Humanidad de quese ha hablado y escrito.

Tanto se podría aún hablar sobre esta empresa que faltaría espacio y tiempo para ello. Sólo nos toca aquí,por el momento, felicitarnos por haber podido vivir estos momentos; y congratularnos con el gran pueblo norteame-ricano por haber sido encargado de llevar la voz y realizar la acción de la Humanidad entera en esa su primerasalida del planeta Tierra.

de su secreto, levantar el velo delmisterio del porqué estamos aquí,del dónde vamos y qué somos tam-bién.

Poco después de que Armstrong yAldrin se reunieran de nuevo conCollins en la nave principal de la

misión «Apolo XI», y con una con-siderable anticipación al horarioprevisto, ha sido abandonado el Mó-dulo Lunar «Águila».

Se cree que esta anticipación dela maniobra ha sido debida a que latripulación no tenía confianza en

los dispositivos de aproximación deambas naves que, al parecer, nopresentaban condiciones de seguri-dad.

En los minutos finales, cuando es-taban a la vista uno de otro, Collinsdirigió su nave directamente al

MENSAJE DE PAULO VI A LOS ASTRONAUTASCastelgandolfo, 21. — He aquí el texto del mensaje enviado por el Papa

Paulo VI a los astronautas nada más producirse la llegada del Módulo Lunara la superficie del satélite y que, horas más tarde, fue retransmitido portelevisión:

«Gloria a Dios en las alturas del cielo y paz en la Tierra a los hombresde buena voluntad.»

«Nos, humilde representante de aquel Cristo que, al venir a nosotrosdesde los abismos de la divinidad, hizo repercutir en el firmamento esafrase feliz, hoy nos hacemos eco de ella, repitiéndola como himno de fiesta,de parte de todo nuestro globo terrestre, que ya no es un confín insalvablede la humana existencia, sino umbral abierto a la amplitud de los espaciosilimitados y de nuevos destinos.»

«Gloria a Dios. Y honor a los hombres responsables, a los investigadores,a los iniciadores, a los organizadores, a los realizadores. Honor a todos aque-

llos que han hecho posible el audacísimo vuelo. Y a todos vosotros los quede algún modo habéis contribuido a ello en cualquier modo. Honor a voso-tros, los que, sentados tras vuestros prodigiosos aparatos, dirigís la empre-sa; a vosotros los que notificáis al mundo la obra y la hora, que ensanchahasta las profundidades celestiales el dominio sabio audaz del hombre. Ho-nor, saludo y bendición.»

Seguidamente, el Papa se dirigió a los astronautas en lengua inglesa,diciendo: «Aquí, os habla a vosotros, astronautas, desde su Observatorio deCastelgandolfo, cerca de Roma, el Papa Paulo VI. Honor, saludo y bendicióna vosotros, conquistadores de la Luna, pálida de nuestras noches y de nues-tros sueños. Llevad a ella, con vuestra viva presencia, la voz del espíritu,el himno a Dios, nuestro creador y nuestro Padre. Nos estamos cerca devosotros con nuestros deseos y con nuestras oraciones. Os saluda, con todala Iglesia Católica, el Papa Paulo VI». — EFE.

«Águila» uniendo suavemente losdos vehículos espaciales, hasta quelos enlaces mecánicos se ensambla-ron y unieron a los dos vehículos.

Armstrong pasó a través del túnelde comunicación al vehículo nodri-za seguido después por Aldrin.

El «Águila», su hogar durante 30históricas horas, fue separado parairse a estrellar posiblemente en lasuperficie lunar.

El «Apolo» pasará después por de-trás de la Luna por XXXI y últimavez; pondrá en funcionamiento sumotor principal durante dos minu-tos y medio, a las 17'57 del martes,iniciando su viaje de dos días a laTierra, para caer en el Pacífico, djueves.

La salida de la órbita lunarQueda, por efectuar, el disparo del

gran cohete del «Columbia», maña-na, disparo que les conducirá fuerade la órbita lunar de vuelta haciala Tierra, donde se les espera el jue-ves, en el Pacífico, con el presidenteNixon en cabeza, dispuesto tambiénél a emprender su viaje político &Oriente y Europa, con los laurelesfrescos de esta hazaña monumental.Las esperanzas se han cumplido.

Los cohetes del «Águila» han cum-plido a las mil maravillas. Era unajugada a vida o muerte, porque sino hubiese mantenido la marcha enlos primeros seis minutos, los dosastronautas se hubiesen precipitadocon su módulo contra la superficielunar. No ha sucedido así. El triun-fo esp a c i a l casi puede darse porcompletado, al menos las fases másdifíciles. Triunfo de la técnica nor-teamericana, en este Centro Espa-cial de Houston y en Cabo Kennedy,del trabajo de colaboración de mi-les de personas, de la audacia y ladecisión de estos astronautas quevuelven de la Luna, los primeroaexploradores en ese blanco globo en-cendido en el cielo que siempre nosha dado las buenas noches. — Án-gel ZUÑIGA.

(Véase más información en la*páginas 6, 7, 8, 9, 10 y 11)

" I A VANGUARDIA" PUBLICAEN ESTE NUMERO, QUE CONS-TA DE 80 PAGINAS, LAS

SIGUIENTES SECCIONES:Colaboración Literaria

Página 11Información Nacional

Páginas 13 a 17Información del Extranjero

Páginas 21 a 23Información de Barcelona

Páginas 25 a 30Noticiario de Cataluña

Páginas 31 y 32Información Deportiva

Páginas 33 a 35Música, Teatro, Cine,

Cartelera de Espectáculosy programas de Radio y TV.

Páginas 48 a 51

MONARQUÍA REPRESENTATIVALa solemne sesión de las Cortes que tendrá Jugar esta

tarde en Ja capital dei fleino tiene, no parece necesariosubrayarlo, una importancia excepcional y auténticamentehistórica. Finalmente, y cuando pocos esperaban esta gravedecisión en el umbral de las vacaciones oficiales de estío,Franco ha decidido ejercer la potestad que le concede ¡aLey de Sucesión para proponer la persona que ha de suce-derie en la /eiatura del Estado, a título de Bey. No puedenegarse que la determinación del Caudillo ha causado, decierta maneta, sorpresa en todo el país. Como es lógico enpoJííica, las especulaciones de todo género venían circu-lando durante las últimas semanas, tanto en torno a laposibilidad de esta alta y suprema designación como alre-dedor de una más o menos probable reorganización delequipo ministerial. Si somos íieles a la verdad debemosreconocer que ias equivocaciones y los errores en este co-tidiano ejercicio de la profecía han sido generales y Apnalcanzado a todos, particulares y órganos de 2a opiniónpública. Es justo también reconocer que los datos paradiagnosticar 7 para predecir son muy escasos y muy ines-tables in el noxmal funcionamiento de Ja vida pública es-pañola. El hecho, en fin, es que esfa convocatoria de unasesión extraordinaria de las Cortes para que el /efe delEstado dirija un solemne mensaje relacionado con el ar-tículo sexto de la Ley de Sucesión —lo que en román pala-dino quiere decir, para que Franco designe la persona queha de suceder/e a título de Rey o de Regente— consti-tuye el episodio político más ttascendental de la historiacontemporánea española durante los últimos treinta años.Y lo constituye en la medida en que pone punto final atodo un rosario de dadas y de incertidumbres que preocu-paban gravemente a nuestro pueblo. La gran pregunta, lasuprema y eterna pregunta que se formulaban todos y cadauno de los españoles desde nace muchos años va a tener

en la histórica tarde de hoy cumplida respuesta. Y estarespuesta representará nada menos que la instauración dela Monarquía, personalizada en un titular determinado, loque crea una situación de ¿echo muy diferente a la quehasta hoy existía. Hasta hoy España era un Reino, peroen el ámbito de ese término, relativamente vago y ambi-guo, cabían un sinfín de interpretaciones y criterios, desdelos que abogaban por un regenciaíismo hasta Jos que baraja-ban, muchas veces con claras intenciones confusionistas, lassupuestas numerosas opciones personales que jugaban antelas hipótesis de la sucesión a título de Rey. En este oscuropanorama de especulaciones la decisión de Franco pondráclaridad meridiana y absoluta con su mensaje de hoy. Yesto constituye, por sí mismo, un paso de alcance inde-finible en el proceso de institucionalización nacional por elque venimos clamando cada día.

Todo indica que a partir cíe hoj España será, de hechoy de derecho, una Monarquía que las Leyes Fundamenta-les definen como católica, social y representativa. Nuestroperiódico no ha ocultado nunca sus viejos sentimientosmonárquicos y, consecuentemente, saluda con emoción ycon júbilo el advenimiento de la suprema Institución queDios quiera que presida muchos años de paz y de unidadentre todos los españoles, superando desde la altura de surango político todas las diferencias imaginables y todas lasescisiones posibles. Nosotros estimamos que esa Monarquía,que configuran las Leyes Fundamentales del país, debe sercatólica por tradición, social por fidelidad aJ signo que pre-valece umversalmente en los tiempos que vivimos, peroesencialmente, medularmente, tiene que ser representativa.Y representativa quiere decir que si pueblo esté cada vezmás auténticamente representado en los estamentos del po-der. La histórica decisión del Jefe del Estado, su mensajeante las Cortes designando personalmente quién ha de su-

cederle en la primera magistratura nacional, representa elejercicio de las potestades que le confiere una Ley de Su-cesión que fue aprobada, puede decirse que en bloque, porel pueblo español en el Referéndum de 19BB. Tiene hoy.pues, la actitud política de Franco, como la tuvo desde 1936,a lo latgp de más de treinta años de paz fructífera y deprogreso, el respaldo popular de la nación. Pero ese respal-do del pueblo es necesario que lo tenga también, el día demañana, la Institución que ha de sucederle en la personaque hoy ha de quedar designada en las Cortes* Y ese res-paldo popular es el que nosotros consideramos que está enrelación directa con la autenticidad del carácter represen-tativo de la Monarquía. Habrá que acelerar, en consecuen-cia, todos los procesos de evolución encaminados a que losespañoles se sientan más jurídica y sólidamente instaladosen las zonas de decisión, lo que equivale a decir que sesientan real y efectivamente protagonistas de su propia his-toria. Ese es sin duda el camino para lograr que la adhe-sión que siempre se ha manifestado en torno a la figura deFranco sea transmisible a las personas y las Institucionesque en su día le sucedan.

Arduos y complejos problemas se levantan ante el futu-ro de España como, por otra parte,' ante el futuro de todosJos pueblos en Jos difíciles tiempos que vivimos. Pero pa-rece justo proclamar que sobre un horizonte matizado deincertidumbiBS y temores, la decisión de Franco, acordandodesignar desde hoy quien ha de sucederle, en lugar deaplazar la designación o dejarla en manos de los delicadosy quizá frágiles mecanismos que la legislación establecíapara el mañana, proyecta una luz definida y poderosa. Esun paso decisivo para Ja estabilidad de España que hayque agradecer también a su prudente y previsora sabiduría.

Page 4: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

ttfllM t LA VANGUARDIA BSPAÑCtA MARTES, 22 Df JUtIO Df 1969

1 E Ü R DE INFORMACIÓN, PROCEDENTEDE LA TIERRA, ESTUVO A PUNTO DE

MALOGRAR LA GRAN HAZAÑA«DESOLACIÓN MAGNIFICA» FUE COMO DEFINIÓ

ALDRIN EL PANORAMA LUNARHOUSTON, 21. (EXCLUSIVA DE «THE NEW YORK TIMES» PARA «LA VANGUARDIA»)

U alunitage ha sido hecho a seis ki-lómetros y medio del punto previsto,pero dentro de la zona previamentedesignada. La discrepancia parece de-bida a uft error aparente en ciertosdatos suministrados desde la Tierra alcomputador que guiaba el módulo lunar.

Los astronautas vieron que el compu-tador l«g guiaba hacia un alunizaje talvez desastroso en el interior de uncráter del tamaño aproximado de uncampo de íútbol.

Armstrong tomó entonces el controlmanual de lai navey la guió más alládel cráter & una región de perfil más•uav».

Los ••tronautai posaron su aparatosuavemente a las 4.17, del domingo.Armstrong radió el mensaje siguiente:

«Houston, aquí Base de lai Tranquili-dad — "Águila" ha aterrizado».

ANDAR A LA FATA COJAUn* d* 1M primeras cosas que los ex-

ploradores lunares hicieron después decontrolar su nave fue moverse y man-tenerse en equilibrio sobre un solo piej>ar« determinar lai facilidad con que•ra posible moverse en un campo de1/6 de gravedad en relación al terres-tre;

Un computador controlaba las pulsa-ciones, el consumo de oxígeno y latemperatura del agua que refrigera eltraje espacial; la comparación de losdatos con lo que se calcula que un serhumano1 puede resistir ponía da mani-fieste que el margen de seguridad enque ae hallaban los astronautas eramuy amplio: «no podríamos sentirnosmás satisfechos con su estado fisioló-gico» dijo el doctor Berry en su confe-rencia d« prensa horas antes de que losastronautas abandonasen eí módulo.

ALDRIN, IMPRESIONADOPOR EL PAISAJE SELENITA

Los astronautas encontraron un mun-do yermo- eral poco antea del alba y elsol se hallaba muy bajo tras el horizon-te occidental. Aldrln dijo que podía ver«literalmente miles de pequeños cráte-res» y, muy lejos, una pequeña colina;pero inicialmente lo que más le impre-sioné fue «lá variedad dé formas, con-tornos y granulosidades» de las rocas ysuelo sobre los que había aterrizado el«Águila».

P«eo después del alunizaje, tras con-trolar 'y comprobar que el módulo lu-nar estaba en perfectas condiciones,Armstrong y Aldrin tomaron la decisiónde salir de la nave antes de lo previstoinicialmente. Pero los controles de vue-lo de Houston pusieron de manifiestoque el adelanto del paseo lunar no sig-nificaba en absoluto que se redujese eltiempo de estancia sobre la superficiede la Luna.

SEIS HORAS Y MEDIAEN LA NAVE ANTES DEDESEMBARCAR

A las seis horas y media de posarse' el «Águila» sobre la superficie lunar,

Armstrong bajó lentamente la escaleraf puso la primera planta humana sobrela Luna:

Su primer salto sobr. la Luna fue alas 10 horas, 56 minutos, 20 segundos[(hora de Houston) y la cámara de tele-visión situada fuera del aparato trans-mitió cada movimiento a millones deespectadores.

Los primeros pasos fueron tanteos dela firmeza del suelo lunar y de la ca-pacidad de moverse con facilidad en sutraje'espacial y la reducida gravedad.

«La superficie es fina v polvorienta»explicó el astronauta, «puedo levantarla

fácilmente con el dedo. Se pega como elbarro a la suela y los bordes de mis bo-tas. Veo las huellas de mis botas en lasfinas partículas arenosas.»

Diecinueve minutos más tarde, unavez tanteado el terreno por Armstrong,Aldrin se unió a él.

Han probado que el hombre puedever, andar y trabajar sobre la Luna. Alprincipio se movían con precaución, pe-ro pronto comprobaron que podían ha-cerlo con facilidad y a pasos grandes,casi flotando.

«Desolación magnífica» fue la frasede Aldrin para describir la vista quetenia delante.

«Hay que tener cuidado en no volcar-se fuera del centro de gravedad de supropia masa» dijo Armstrong despuésd i t

Armstrong ynave a la 1.11

Aldrin volvieron a tu(hora de Houston) del

pp jde recorrer varios metros.

El y Aldrin recogieronl bd

muestras,i

EXCURSIONESIBERORUTAS

SALIDAS AGOSTO• Salidas día:

AustriaItaliaCosta AzulBerlínBenelux-ParísInglaterra-EscociaPortugal

1 y 154, 11 y 181, 15 y 25

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enarbolaron una bandera americana ycolocaron instrumentos científicos conuna facilidad evidente.

Mientras sus pasos no hacían ruidoalguno en la superficie sin aire de laLuna, la conversación que manteníanuno con otro y con la Tierra, a casi400.000 kilómetros, parecía que dismi-nuía su sensación de aislamiento.

HALLAZGO DE UNA BOCACOLOR PURPUEA

Sobra ellos el cielo aparecía negro,repleto de estrellas más brillantes quelas que se ven desde la Tierra y la mis-ma Tierra brilla con gran fuerza. Perotenían tantas cosas por mirar sobre laLuna, que emplearon poco tiempo enmirar hacia arriba.

Hablaron de que los colores predomi-nantes son los grises pálidos y íuertes,pero no los únicos; dicen haber halladouna roca de color púrpura.

Al cabo de varios siglos de especula-ciones sobre la naturaleza de nuestrosatélite, los astronautas han recogidomuestras que pueden ayudarnos a res-ponder muchas preguntas de los hom-bres de ciencia. Armstrong y Aldrin ins-talaron una pequeña estación sísmicapara transmitir datos de los tembloresde la Luna; también instalaron Un re-flector de rayos Láser.

GRAN DUREZA DELSUELO LUNAR

Tal vi la mayor sorpresa con que seencontraron los astronautas fue la du-reza del suelo lunar; estaba cubierto'deun polvo muy fino, pero las cuatro pa-tas del «Águila» se hundieron tan sólounos centímetros. El polvo de la super-ficie era negro y semejante al carbón.

Algunas de las rocas fueron descritascomo vesiculares, esto es, llenas de pe-queñas cavidades; lo que es caracterís-tico de ciertas formas de lava, pero nolas clasifica definitivamente como frac-mentos de lava. Había una roca seme-jante a la biotita, forma negra o verdeoscura de mica. Sin embargo, la identi-ficación deberá hacerse a la llegada ala Tierra. Consideran los astronautasque el dos por ciento del material con-sistía en cristales blancos que los geólo-gos suponen es feldespato.

Las muestras fueron colocadas en doscajas y se mantendrán aisladas de laexposición al oxígeno de la nave espa-cial o al aire, una vez llegadas a laTierra.

Uno de los últimos actos de Arms-trong y Aldrin fue clavar tubos en lasuperficie lunar para recoger materiala la suficiente profundidad para queno estuviese expuesto' a los gases delcohete que permitió al módulo bajarsuavemente hasta la superficie. Aldrinseñaló que tuvo que trabajar muy du-ramente para clavar el tubo en la su-perficie.

Las imágenes da la televisión mos-traron los brillantes contrastes que seproducen dado que los claroscuro» noestán suavizados por el aire.

La temperatura en el día lunar noera extrema, sino oscilante entre los4 y los 10 grados centígrados. Pero enla zona de sombra era extremadamen-te fría, de unos 130° bajo cero.

SE NOTABA LA DIFERENCIAD:> TEMPERATURA AL PASARDE UNA ZONA A OTRA

A pesar de que los astronautas estánprotegidos por su traje espacia1, dije-ron que notaban la diferencia de tem-peratura al trasladarse de una zonaa otra de la Luna.

DIALOGO DE NEXONCON LOS ASTRONAUTAS

En una pausa de la conversación delos astronautas, Nixon les felicitó desdela Casa Blanca en «la llamada telefó-nica de más importancia histórica he-cha jamás».

«Lo que estáis haciendo ha conver-tido a los cielos fen parte del mundodel hombre y mientras nos habláis des-de el Mar de la Tranquilidad nosotrosdebemos redoblar nuestros esfuerzospara traer paz y tranquilidad a la Tie-rra. Por un momento en la Historiadel hombre, todos los habitantes de laTierra se han unido en uno solo; en suorgullo por lo que habéis hecho y ensus plegarias para que volváis sanos ysalvos a la Tierra.»

Armstrong replicó: «Gracias, señorPresidente; es un gran honor para míy un privilegio para nosotroi hallarnoiaquí representando, no sólo a los Es-tados Unidos, sino también a los hom-bres de paz d» todas las naciones, hom-bres con irrUresas y eurioíkhd y hom-brea «on visión hacia el futuro».

lunes mientras el tercer miembro de latripulación, Michael Collins, seguía suvigilancia orbital en la nave de mando;los dos astronautas volvieron al módulopara dormir.

BUEN HUMOR A BORDODEL «ÁGUILA»

A las 121 horas de vuelo, Houston des-pierta Oí Collins a bordo del «Columbia»

La nave «Columbia» está detrás de la-Luna en su 23 revolución lunar. DesdeAdán ningún ser humano del que setenga noticia ha conocido tal soledadcomo Collins, en los 47 minutos de cadarevolución lunar, al hallarse detrás dela Lima sin poder hablar con nadie másque su magnetófono y espera que suscompañeros vuelvan a reunirse con éldesde el Mar de la Tranquilidad para eiregreso a la Tierra.

A las 123.06 horas de vuelo, Houstondespierta al «Águila» y pregunta cómohan dormido. Empieza el chequeo dedespliegue.

Houston: tTranquility Base», aqu:Houston.

Tranquility Base: «Adelante».Houston: «Nuestros controle» están

conformes; todo va bien. Podé!» des-pegar.

Base: «Entendido. Somos los prime-ros da k .piste de despegue.»

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Anverso Reverso

"En este lugar hombres del planeta Tierra posaron sus plantassobre la Luna en julio 1969 aespués de Cristo. Vinimos en pazpara toda la humanidad11.(Inscripción de la placa que los astronautas americanos dejaronen la Luna después del alunizaje).

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Page 5: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

MARTES, 22 W JULIO DE 1969 LÁ ESPAÑOLA

EL PIE DE ARMSTRONG- Los canales de la televisión han registrado su visión más impor-

tante hasta ahora: la llegada de los primeros hombres a la Luna.Y Con ello, por supuesto, ha quedado también registrada la fotografíamás extraordinaria, hasta ahora, desde el invento de esa técnica.

La visión del desembarco en la Luna quedará, para los que lahan contemplado a través de la pequeña pantalla, en el mismo ins-tante que se estaba realizando, como algo inolvidable. El grandiosoacontecimiento se mostraba de una manera sencilla, un poco borrosa,pero perfectamente visible. Quizá lo más emocionante fue el punto enque en la pequeña pantalla apareció el pie de Armstrong, movién-dose lentamente, con los movimientos preestablecidos sobre base cien-tífica, buscando su apoyo en el suelo lunar hasta encontrarle: eranlas 10'56 del día 20 de julio, hora de Tejas, Estados Unidos; y las3'56 del 21 de julio, hora española. £1 astronauta, envuelto en sutraje —ya popularizado por la fantasciencia, más aún que por la di-fusión científica—, se puso a andar —también moviéndose como lafantasciencia había hecho popular, hasta entre los niños—. El hom-bre había llegado a la Luna. Un acontecimiento absolutamente en lavida de la Humanidad acababa de producirse.

Esa visión televisada, esa fotografía —el pie de Armstrong tan-teando para encontrar el suelo de la Luna— abre, sin duda, por lomenos en ciertos sentidos, una nueva era en la Historia de la Huma-nidad. Alguien ha pretendido que se debiera señalar, incluso en lasformas de la cronología, que estamos, en efecto, en una nueva era.Se ha argüido contra esa opinión, que no, que tampoco el descubri-miento dé América abrió digamos oficialmente una nueva era. Des-de luego que, en el sentido literal y formal, sería absurdo la aperturaoficial de una era. Al fin y a la postre, ya mucho se ha consideradoque esa condición atribuía ya a nuestra época el descubrimiento yutilización de la energía atómica. Pero hay una diferencia indudableentre el descubrimiento de América y la llegada de. los hombres ala Luna. Aquello, con toda su grandiosidad y sus enormes consecuen-cias, fue un hecho que quedó, en cierto modo, como un misterio. Du-rante muchos años apenas se supo del Descubrimiento: el cual, per-mita la redundancia, se fue descubriendo a sí mismo, lentamente,progresivamente. El propio descubridor, Cristóbal Colón, murió, a loque parece, sin saber muy de seguro que había encontrado un NuevoMundo. En cambio ahora...

A la vista del género humanoNeil Armstrong y Edwin Aldrin, los dos astronautas que pusie-

ron pie en la Luna; Michael Collins, su compañero, que les esperó enla tremenda cita en la órbita lunar. He ahí tres nombres que ya hanquedado en el libro de la Historia, escritos con fresca tinta. Unoshombres que habrán de conocer los futuros estudiantes para ingre-sar en el bachillerato, sin cuyo conocimiento a nadie podrá suponersecultura general... Esos hombres han abierto al mundo una puerta quenadie "pensaba pudiera llegar a ser abierta jamás. Y aun los visiona-rios que lo soñaron, no podían pensar que ello aconteciera tan prontoen el curso del siglo XX.

, José María Massip, desde Washington, saca a relucir la lecturade Wells cuando explicaba, por anticipado, lo que estamos viendo.Se preguntan muchos que para qué ese viaje. Wells, por anticipado,lo contestaba: para satisfacer un impulso vital del hombre. «Para elhombre lio hay distancia ni fin, tiene que avanzar», decía Wells.Y añadía; «Conquista tras conquista, en este pequeño planeta, y susvientos y sus rumbos, y todas las leyes de la mente y la materia...Después, los planetas a su alrededor y, al final, el salto a la inmen-sidad de las estrellas. Y cuando haya conquistado todas las profun-didades del espacio y todos los misterios del tiempo, seguirá siendopara él nada más que el principio...». Y el gran vidente, y gran es-critor, decía también que el primer hombre llegaría a la Luna preci-samente en el año 2055... En ochenta y seis años han adelantadoArmstrong, Aldrin y Collins la realización de la profecía de H. G.Wells.

Pero hay en la aventura de los astronautas norteamericanos unaspecto que no sé si ninguno de los videntes que pensaron en el viajea la Luna, había profetizado: el hecho de que el mundo entero hapodido ver directamente, en el mismo momento en que se realizaba,la fabulosa hazaña. Millones, centenares de millones de personas hanpodido ver con sus propios ojos, y en el mismo instante que el hechose producía, la llegada del primer hombre a la Luna. Han visto contoda claridad el pie de Armstrong tanteando el breve espacio al finalde la escalerilla del módulo lunar; lo han visto, por fin, posándose enel suelo del satélite: centenares de millones de personas pueden atesti-guar de ciencia propia que el hecho se ha realizado. Y así, al prodigiocientífico-técnico del acto, se ha añadido el prodigio científico-técnicode su visión para toda la Humanidad. Y...

El prodigio políticoDe «cuerdo: ha sido la Humanidad entera la que representaban

Armstrong, Aldrin y Collins. Y ha sido la obra de un conjunto inmen-so de personas, precisamente nacidas en un país cuyo pueblo se haformado mediante la «melting pot policy», política del crisol: es decir,en cuya aleación han entrado todas las razas del mundo. Pero, ensoma, esa mezcla tan heterogénea forma un nuevo pueblo. Un nuevopueblo que ha llegado a ser la primera potencia del Globo, como hartolo demuestran los hechos que estamos comentando. Y en el hecho deléxito que representa la hazaña del viaje a la Luna y la de su visiónpor el mundo entero, hay que ver la confirmación de los principiosen que el «crisol» ha fundido, o va fundiendo, en un solo pueblo, ele-mentos procedentes de docenas de razas.

Ya se ha señalado en estas columnas cómo el modo de trabajarde la N.A.S.A. —flor del sistema científico-técnico-industrial norte-americano—, se basa en los principios de la libertad humana y la dis-cusión como fundamento de toda empresa grande. Pero es, hoy, la re-transmisión televisada del acontecimiento, lo que confirma unos prin-cipios y unos fines. Los norteamericanos han estado dispuestos a pa-gar la empresa de «Apolo»: 25.000 millones de dólares hasta ahora. ElCongreso accedió, en nombre del pueblo, a la correspondiente peticióndel presidente Kennedy. Pero a cambio de pagar, quieren saber, quie-res ver si es posible. Han sabido y han visto. Han visto hasta el fin.

Los norteamericanos han visto, como los restantes mortales, desdeluego. Pero ellos son los que pagaban. Y para ellos hubiera sido elmayor bochorno, el mayor horror incluso, si un error, con posiblesderivaciones trágicas, hubiera hecho fracasar la empresa. Ellos hanquerido ver. Estaban prácticamente seguros del resultado. Pero, de to-dos modos, querían ver. Y ese es el aspecto político del prodigio quefue ver el pie de Armstrong posándose lentamente en el planeta Lu-na, satélite de la Tierra. Un pueblo libre que quiere, para ello, serinformado de primera mano: aun arriesgándose a ver una catástrofe.Aun con el peligro de un fracaso cuyas consecuencias, por lo menospropagandísticas, es fácil prever. _

En la jornada del 20 de julio de 1969 —cuando dos de^us ciuda-danos, con la indispensable colaboración inmediata de un tercero, yla más remota de cientos de miles de personas— han llegado a la Lu-na el pueblo de los Estados Unidos ha mostrado su extraordinarioprogreso científico, técnico e industrial; sus cualidades humanas; sumadurez política democrática.

Y los que lo hemos visto en el mismo momento en que el hecho seproducía, no olvidaremos nunca el pie de Armstrong, posándose len-tamente, en e l suelo de la Luna. — S. N.

PORTENTOSA PRECISIÓN ENEL ALUNIZAJE DEL «ÁGUILA»

Armstrong se vio obligado a rectificar en el último instante elcurso del «módulo», consiguiendo que se posase en un

lugar adecuadoHOUSTON, 21. (CRÓNICA DE NUESTRO REDACTOR, ENVIADO ESPECIAL.)

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Desde «1 C e n t r o de Control deHouston, desde donde escribo a estahora, la noticia de que la primerafase en el índice de la misión lunar—la salida del «Águila» de nuestrosatélite— se ha cumplido como se te-nía calculado, ha levantado la tensiónen que vivimos desde que el módulollegó a la superficie selenita. Un ge-neral aplauso ha coronado la noticiaen la vasta sala del Centro. Era algopor lo que todo el mundo venía re-zando.

La larga vuelta al hogar de la Tie-rra aparece desde ahora como facti-ble para que el jueves el «Apolo» ha-ga el amaraje en el Océano Pacífico.El «Águila» ha levantado el vuelodesde la Luna. Los astronautas Arms-trong y Aldrin, después de cumplir sumisión han comenzado su proceso deascensión a la 1.54 hora local. Su la-bor más difícil ahora y definitiva esel «rendez vous» con la nave de man-do pilotada por el astronauta Collinsy que se mantiene a la,espera desdela órbita lunar. Estamos tan emocio-nados como los padres de Armstrong,quienes han aparecido en la televi-sión para demostrar su preocupacióny su satisfacción íntima porque su hi-jo fuera el primer hombre en llegara la Luna. Es una gente típica norte-americana. Gente buena, abierta, lle-na de fe y esperanza.

PARA UN HOMBRE, UN PASOPEQUEÑO; PARA LA HUMA-

NIDAD, UN SALTOGIGANTESCO

Falta ahora, como decíamos, el atra-que con la nave «Columbia». La ver-dad es que nunca nos imaginábamoslos cientos de periodistas que hemosacudido a Houston, en los minutosemocionantes de estas jomadas.

Nunca se había vivido en este país,al menos con parecido júbilo, horastan intensas. Las palabras de Arms-trong al tocar su pie, un pie humano,por vez primera la superficie lunarexpresaron la realidad' íntima y gre-garia, al mismo tiempo, sentida poreste pueblo y por todos los pueblosde la Tierra, «Para un hombre es unpequeño paso; para la humanidad unsalto gigantesco.» Y aquel pie del as-tronauta que veíamos descender porla escalera del módulo lunar como sifuera la cosa más natural del mundono sólo la llegada a la Luna sino suretransmisión directa por televisiónen el espectáculo más absorbente yobsesionante que jamás se haya vis-to. Aquel pie, como decía, llevaba ala conquista y exploración de un sa-télite lejano; hasta ayer vaso poéticoy melancólico de las ansias y capaci-dad del hombre.

A ARMSTRONG SE LE DUPLI-CARON LAS PULSACIONES

EN EL MOMENTO DELALUNIZAJE

Para un ser humano tan pacífico ycalmoso como Armstrong la llegada ala Luna con su cargamento emocionalse tradujo en el ritmo de los latidos desu corazón. En el instante de poneren marcha el cohete de descenso a laLuna del «Águila», registraba 110 porminuto; lo normal en él son 77, y altocar la superficie lunar habían au-mentado hasta 156. Así revelaba alcentro médico de Houston la intensi-dad personal del momento históricoqiue estaban trazando en la lejanía delespacio. La capacidad del hombre pa-ra maniobrar la nave espacial se pusoen evidencia al rectificar el lugar dealunizaje del «Águila». Tal como es-taba previsto hubiese descendido a laprofundidad de un cráter, de la capa-cidad de un estadio, lleno de rocas yde suelo difícil para el suave posarde la nave. Se rectificó sobre la mar-cha el punto de llegada, desviándosehasta una explanada de fina arena lu-nar, una capa superficial, como se vioen seguida, sobre una costra muydura.

Al desembarcar en el Mar de laTranquilidad la temperatura estaba a;ero grados Farenheit (27°C) al sol, mu-cho más baja en la sombra. «Fantás-tico», dijo el astronauta Collins, quienha ido muy lejos, pero no tanto comosus compañeros. Collins, dssde la na-ve de mando' «Columbia» no ha podi-do ver nada de la hazaña tte sus com-pañeros, ni siquiera el módulo sobrela superficie selenita.

Todo lo que podamos decir de lavisión de los astronautas en sus ope-raciones en la Luna sería pálido comolo es la Luna en su superficie grisante las imágenes maravillosas deArmstrong y Aldrir moviéndose conmayor facilidad de la calculada con-tando con que es un sexto de la gra-vitación terrestre por la superficie. Secomprende no sólo que el corazón deArmstrong palpitara con violencia.Todos los que nos hallábamos en elCentro Espacial de Houston teníamosel nuestro galopándonos en el pecho.

EL DESCENSO SOBRE ELSATÉLITE DE LA TIERRA

En la transmisión televisiva desdela Luna en el Centro Espacial de Hous-ton una gran pantalla nos permitía se-guir los incidentes heroicos de la jor-nada. Se pudo apreciar con claridadcomo Armstrong descendía de espaldaspor una escalerilla del módulo lunarpara poner el pie izquierdo en la su-perficie. Los libros de historia diránque este hecho sin precedentes, ocurrióa las 10.56 de la noche hora local. Elingeniero civil regresó al módulo ala 1.09.32 de la madrugada de hoycumplida la portentosa hazaña. Aldrinregresó primero a la cabina subiendopor la misma escala de aluminio queutilizaron para bajar. Por la televisiónlos dos hombres parecían sombras per-filadas y cuando el sol daba de llenoen los trajes espaciales blancos, suimagen resplandeciente se perdía devista. Las comunicaciones entre el mó-dulo y la nave de mando y el puestode Houston, no cesó ni un solo segun-do. Era realmente impresionante ver yoír a los astronautas como si estuvie-ran en la propia Main Street de la ciu-dad de Tejas.

Lo que más me impresionó sin du-da alguna es la calma con que Arms-trong y Aldrin llevaron a cabo sulabor sin tropiezos. Desde las 4-17-40,en que el «Águila» llegó a la Luna,hasta el momento de regresar a sumódulo, la calma, el dominio de símismos, fue nota dominante. En laexploración del conglomerado depolvo, piedras y escollo, las» botas es-peciales de color azul de los astro-nautas terminaron por tener un tonochocolate. Al avance del paseo lostrabajos se cumplían con la puntua-lidad señalada. Y cuando, en un mo-mento de gran emoción, los astro-nautas plantaron en ia Luna la ban-dera de. las barras y las estrellas, seentendía cómo este país, por un es-fuerzo magnífico de tesón, voluntady sabiduría, había trazado un puen-te imaginario entre la Tierra y suvecino más próximo, cumpliendo asíun sueño lejano de la humanidad.No es como con el descubrimientode América que se ha llegado a unterritorio nuevo, con nuestra misma'atmósfera y nuestras mismas posibi-lidades, sino que se trata de un granmisterio del futuro y del pasado, cu-yas alternativas son muchas, tantasque transformarán, por fortuna, lamentalidad humana. El doctor Paine,jefe de la Dirección Nacional de Ae-ronáutica y el Espacio, nos decíaayer que el vuelo dejó demostradoque es posible viajar entre la Tierray otros cuerpos, llevando a la huma-nidad a establecer lugares de resi-dencia fuera de su planeta.

CRITICAS A NIXONLos cielos se han convertido en

parte del mundo del hombre, dijo elpresidente Nixon, en una históricaconversación por teléfono con los as-tronautas que se hallaban en la Lu-na. La posibilidad de que desde laCasa Blanca se comunicaran direc-tamente con la Luna es otra de lasmaravillas de nuestro tiempo. Laconversación entre Nixon y Arms-trong ha resultado también la máshistórica llamada telefónica que ja-más se haya hecho, según, dijo elpropio presidente. Para muchos, laconversación de Nixon representó, sinembargo, una nota discordante. Seconsidera que es un triunfo mundial,que no tiene que ser rebajado a unnacionalismo inferior, por mucho or-gullo que se tenga (y con razón) porla hazaña consumada por norteame-ricanos, con el auxilio, no obstante,de cerebros de otras tierras. Aquí seseñala hoy que el vuelo del «Apo-lo XI» nos cuesta a cada hombre,mujer y niño que vivimos en los Es-tados Unidos, 800 dólares. Pero no sedice también que todos esos paísesdel mundo cuyas materias primascontrola este país participan con suspropias riquezas a la consecución deesta hazaña gigantesca.

El vuelo del «Apolo» y la llegadaa la Luna del «Águila» son un triun-fo total de libre iniciativa de la volun-tad de investigación contra todas lassupersticiones humanas que durantesiglos amordazaron la inteligencia. Eltriunfo de la idea del progreso y laciencia.

Pocas veces se ha sentido un paísy un mundo tan unidos como ayer yhoy cuando la atención gira alrede-dor del destino inmediato de los astro-nautas permitiéndosenos vivir en untiempo que cambiará totalmente lafaz del planeta nuestro.

No existen palabras para expresarel gozo nacional. En un instante pu-dimos ver incluso a Armstrong casicorriendo para demostrar que podíavencerse la dificultad del nuevo lugardonde se movían. Armstrong dijo queel Mar de la Tranquilidad resultaba

de lo más confortable. Las vistas dela Luna y la de la sombra gigantescadel Módulo Lunar sobre su superficiemientras escuchábamos las voces di-rectas de los extraños visitantes lu-nares es algo que difícilmente podre-mos olvidar quienes, desde la esta-ción de Control de Houston asistía-mos ayer a la hazaña más grande detodos los tiempos. El drama de alcan-zar la Luna llegó entonces a su ma-yor intensidad emotiva. De gran inte-rés fueron las explicaciones del co-ronel Aldrin sobre lo que iba obser-vando en el Mar de la Tranquilidad,particularmente su análisis de la es-tructura rocosa de la Luna y su colorgris de la superficie.

TREINTA Y CINCO KILOGRA-MOS DE MUESTRAS LUNARES

La «Base Tranquilidad» en el lu-gar del Mar lunar del mismo nombredonde se posó el «Águila» se hallaligeramente al norte del Ecuador dela Luna cara a la Tierra. La Direc-ción Nacional para la Aeronáutica yel Espacio, la N A S A , nos comunicósus coordinadas como 0.779 grados la-titud Norte y 23.6 grados longitudOeste. Los astronautas, como hemosseñalado, descendieron a unos seis ki-lómetros y medio al Oeste del lugarpreviamente fijado a fin de evitar uncráter lleno de pedregones. Los astro-nautas recogieron ante nuestra vistamás de 35 kilogramos de muestras depiedras y polvo que serán estudiadaspor hombres de ciencia de nuestroplaneta. Sobre ellas pesa ahora mu-chas y dramáticas incógnitas.

EDWARD KENNEDY, INCUL-PADO DE HABER HUIDO DEL

LUGAR DEL ACCIDENTEEl vuelo $ensac i o n a 1 dejó fuera

otras noticias de importancia terres-tre. No la menor el nuevo accidenteKennedy con la muerta de una mu-chacha y la tremenda escapada delsenador del lugar donde se desarro-lló la tragedia. No puede decirse queen esta nueva situación no haya teni-do suerte. Sin la hazaña espacial lo»periódicos, vendrían saturados en lasprimeras páginas de esta noticia. ¿Có-mo se encontraba «el senador Kenne-dy cuando sobrevino el accidente ala salida de un «party», mortal parasu joven y sugestiva acompañante?¿Por qué desapareció del lugar? ¿Aca-so para que se le pasara su estado?¿Por qué no se realiza la autopsia dela víctima? ¿Acaso nos hallamos antauna nueva t r a g e d i a americana deDreisser? El senador Edward Kenne-dy ha sido acusado hoy de haberabandonado el lugar de un accidenteautomovilístico en el cual pereció unajoven secretaria. La acusación partede un oficial de la policía por enten-der que el senador violó la ley, porno dar cuenta inmediatamente del su-ceso a la policía hasta las nueve dela mañana del sábado, o sea unas 8horas después del accidente.

Este nuevo episodio de la familiaKennedy, sucede en el mismo día quese cumple el plan lanzado por su her-mano, él presidente, un eslabón másde una cadena que tenía que llevarpor fuerza a la conquista espacial.Fue la presión de los rusos, lo que ladeterminó.

EL «LUNA XV»Mientras tanto el sateloide soviéti-

co, «Luna XV», sobrevoló el lugardonde se encuentra el módulo norte-americano. Han surgido dos teoríassobre su misteriosa misión en la Lu-na: que lo hizo para observar a losexploradores norteamericanos o pararescatarlos en el caso de que fracasesu despegue de la superficie selenita.Despachos de Moscú indican la posi-büidad última o sea que el «LunaXV» se ha mantenido en vuelo paraprestar eventualmente auxilio a losprimeros hombres que pusieron suplanta en la superficie lunar caso deque se plantease alguna dificultad. Sifuera cierto, ¿por qué no utilizar lamisma colaboración para las tareasmucho más urgentes de la paz uni-versal? Entre las voces adversas aeste vuelo destaca la del historiadornorteamericano, Lewis Mumford, queemite la opinión de que se trata deun acto simbólico de guerra de lamisma manera que la íuerza del airede este país t i e n e como «slogan»:«Nuestra profesión es la paz».

También el pintor español, PabloPicasso, es una de las pocas voces ne-gativas de este momento. Ha dichohoy que para él el vuelo no significanada, que no tiene opinión y que nisiquiera le importa. No deja de ser ex-traña la posición del autor de «Guer-nica». En cambio, Pablo Casáis, diceque la conquista de la Luna era ne-cesaria. Tiene razón el ilustre artistacatalán — A. Z.

Page 6: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

LA VANGUARDIA ISPAflOU MARTES, 22 DI JULIO DE 1 9 *

LONDRES: TODA INGLATERRA ESTUVOPENDIENTE DE LA HAZAÑA ESPACIAL

Mensaje de felicitación de Isabel II a Nixonpor el éxito de la astronáutica U. S. A.

LONDRES, 21. (CRÓNICA DE NUESTRO CORRESPONSAL)Treinta millones de personas en Gran Bretaña han segui-

do, da sol a sol, la más fantástica aventura en la historia dela Humanidad' Entra las seis da la tarde del domingo y lassel» da la mañana de hoy lunes, todo el país estaba comohipnotizado anta la pequeña pantalla, dispuesto a no per-derse detall» del gran momento. Y en esta carrera de apa-sionado Intento, de lógica curiosidad, las tres emisoras detelevisión han rivalizado, con el indudable triunfo de la emi-sora Independiente, la comercial, sobre lee dos de la BBC.Todos los aspectos de la Increíble hazaña fueron estudiados,discutidos por técnicos en diversas, materias (juristas, as-trónomos, medióos, sacerdotes, etc.) que además, contesta-ban a las preguntas que les formulaba él público. Asimismo,se llevó el reportaje a los lugares más Insospechados: a unlocal "hlppy", a un olub de lo más tradicional, a un grupode niños, a un centro de ancianos, a la calle, al bar y a to-dos los rincones de la vida cotidiana. Mientras tanto, la emi-sión entrabe en los momentos dramáticos del diálogo entreles astronautas y el centro espacial de Houston o en el an-ticipo de un documental de flcolón que, poco después, sevio ratificado en todos eus aspectos.

Alarde informativoEl esfuerzo Informativo de la televisión comercial britá-

nlcs, el espléndido montaje de esta emisión histórica, valela pena ponerse de relieve. El público entró rápidamente enun clima de fantasía, de eso que sa ha dado en llamar cien-1

cla-floción. Todos participaban en las historietas da anticipa-ción de aquel astronauta que se llamaba Flash Qordon y to-dos rieron con las Imágenes candidas, humorísticas y delicio-sas, de la película de Georges Melles, "Un viaje a la Luna",con sus sabios enchlsterados a bordo de una bala de ca-ñón qué empujaban, hasta el lugar del disparo, unas gordasmuy divertidas, vestidas de marinero, Las declaraciones deelr Bemard Lovell, director del observatorio de Jodrell Bank,tenían el contrapunto de una lectura de poesías ó del esta-llido popular en Trafalgar 6quare, donde más de cinco milpersonas seguían Ja peripecia a través de una colosal pan-talla. Nada que añadir, nada que quitar a «se alarde de pe-riodismo de afta escuela.

Cuando se produjo el gran momento histórico del aluni-zaje (hoy • • discute también la palabra como Incorrecta y6e afirma darse la de aterrizaje) el Júbilo estalló en el alienció de la madrugada. Todos y ciada uno de los seres que sa-guían la aventura se consideraban participes del triunfo, Po-co después, el primer ministro británico rendía homenaje alos hombres que hablan logrado ese triunfo y, por su parte,la reina qu» habla seguido la hazaña en el castillo de Wlnd-eor, enviaba al presidente Nlxon un mensaje de felicitación.Cml de modo simultáneo, los periódicos de la mañana lan-zaban sus edlolones eon la mayor noticia da todos los tiem-

* í to váriioá a relatar las escenas del desembarcó en la Lu-na ni Isa primeras y hermosee palabras de Nell Armstrong,porque todos han seguido el mismo momento. Lo que «r esjuste Indicar aunque sea sólo a título anecdótico, fue el aplau-so gaharal af ver a los dos astronautas dando seltltes decanguro sobre la superficie lunar, sobro lo gran pista delcireo iurtar, porque no es otra cosa que un cráter. Aquellole daba al patetismo de la hora, una nota alegre y confiada.Pero, en fin, para la crónica de ambiente británico sobre elcolosal acontecimiento, vamos a contar algunas anécdotasque revelan e ilustran el ambiente en estas latitudes.

En la Embajada norteamericana se quedaronsin ver el alunizaje

Por lo pronto, ehí va un dato estadístico; La dirección deloa servicios de suministro de energía eléctrica ha Informadoque entre tes tres y las ouatro y media de la madrugada, elsuplemento de oonsumo pasó de los ochocientos mil kilova-tios, algo asi como si estuviese totalmente iluminada una ciu-dad de millón y medio de habitantes, Pero de ese suplemen-to no disfrutaron —también es mala suerte— los Invitados ala Embajada de los Estados Unidos para presenciar el granmomento. Por une «vería en el suministro de corriente, todostuvieron que salir hada sus oasaa o hacia el local públicomis próximo pare ser testigos del triunfo de la técnica nor-teamericana.

Fe recompensadaCentre de este capítulo de anécdotas, la más Interesante

sea quizá le del señor David Threlfall, de Presión (Lancashi-

re). Con sus veintiséis años de edad y gracias al proyectoApolo, se ha visto enriquecido. En abril de 1964, David Apos-tó diez libras con un "bookmaker" llamado William Hill. Laapuesta, de mil a uno, cosistla en que William pagarla aDavidid ese hermoso pellizco de diez mil libras, si un hombrellegaba a la Luna antes de 1970. Anoche, el feliz DavidThrelfall aireaba su cheque de diez mil libras y felicitaba datodo corazón a los técnicos de la NASA. , a los astronautasy a todo lo que se le ocurría. Tenia «n su bolsillo diez milhermosas razones para estar contento.

En Birmlngham, la conquista de la Luna tuvo dos manifes-taciones: la edición de dos mil quinientas medallas conme-morativas y el cambio de título en un popular "pub". El lo-cal, llamado hasta ahora "El hombre en la Luna", se lla-mará en adelante "El hombre sobre la Luna". Entre ese estaren y estar sobre, hay un matiz que todos conocen perfecta-mente.

En Londres hay anécdotas para repartir. En el capítuloserio, la edición por la "Sociedad Interplanetaria Británica"da tres medallas de oro para los astronautas norteamircanos.En el capitulo humorístico, la Invención de dos "coktalls"para lunáticos. Uno de ellos ha sido lanzado por el barmandel Hotel Savoy y el otro por un experto «n la materia deWestbury llamado Frank Maggin. Este mezclador de bebidasha hecho su "cocktail" "Luna 1" • base de vodka. Tambiénhay que tener mala idea,

Pequeñas anécdotasPor lo qué se refiere al capitulo periodístico, ahí van dos

anécdotas y con ellas cerramos. En la televisión comercial,uno de los miembros del equipo científico-informativo, PaulHaney, ex director de relaciones públicas del centro espacialde Houston, cumplió cuarenta y un años exactamente a lamisma hora que el "Águila" se posaba sobre la superficielunar. Le fue servido champaña en una escafandra de cos-monauta. La otra, nos afecta más porque se trata de nues-tro colega Javier Fernández de Castro, corresponsal en Lon-dres de "Europa Press". A la misma hora (hora y media an-tes, afirma él) que se producía la gran noticia, su esposatenía su primer hijo. "¿Le pondrá usted Apolo?", le pregun-taban en la clínica. Nuestro colega, afirma que no caerá enesa tentación. Y hace bien.

En fin, los periódicos cuentan, oomentan y no acaban, niacabarán, de Juzgar el aoonteolmlento. El "Times" llega acomparar la hazaña con la oonquista del Everest, lo cualresulta bastante Ingenuo. Y a esa Ingenuidad se suma el"Daily Express" al poner en paralelo al famoso médico yexplorador escocés David Llvingstone con el cosmonautaNeil Armstrong. Los reproches no faltan en medio da los elo-gios. Asi, el periódico citado en primer lugar, dice que lanación que ha logrado este fantástico triunfo técnico es Incapaz de resolver los problemas f ocíales que parecen mássimples. Por su parte, el liberal MThe-Guardian", que rindehomenaje a la giganteas* empresa.y afeus autores, recuerdeque en su origen todo tuvo s\, tratas ¿el presidente Kennedyuna razón política. Se haJpirtóo f ! trjuhfo, subraya el pe-riódico, y él hombre escamara'1« «úpérncie dé fa Luna sinhaber logrado pallar el hambre de las poblaciones asiáticaso haberle concedido derechos cívloos « los negros de Ala-bama.

El conservador "Daily Telegrtph" se pone en trance li-terario y dedica su editorial, titulado "La violación da Diana",a la enigmática, misteriosa y lejana selene, cuyo mito ha si-do destruido por el hombre, etc., eto. Y finalmente vamosa referirnos al comunista "Morning Star" que se dedica a co-mentar de modo frío y áspero el triunfo. Para el heredero del"Daily Worker", el "Apolo XI" y el "Luna XV" han salido desistemas sociales opuestos. En Estados Unidos, dice, los p*tados se cuentan por millones, los antagonismos raciales sonmás violentos que nunca, las oligarquías Industriales seenriquecen más y más i costa de guerras, mientras que enla Unión Soviética... ya pueden imaginarse todo lo demás.

Pero la verdad es que sobre esos diez millones de piezasmecánicas del "Apolo XI", loa miles de millones de dólaresde costo, el complejo electrónico, científico, técnico, quecubre esa Increíble aventura, lo que se pone de manifiesto,una vez más, es que el hombre ha demostrado su inmensacapacidad, sus enormes posibilidades, Porque, sobre la Luna no han sido los puntos de apoyo del "Águila" los quehan dejado una huella histórica, sino las pisadas de unoshombres, de unos seres que hablaban y emocionaba a muchos millones de semejantes que hoy se sienten partícipesdel fantástico éxito del hombre. — Enrique LABORDE.

Pompidou recibe al em-bajador de la U.R.S.S.

París, 21. — H presidente d» la R«-pútofcsa írtmoesa, (Jeorges Pompiómi, harecibida «sta mañana en el Palaciod«l Elíseo de Firli, «1 embajador de laUnion Soviética en franela. ValerianZorJo. .

Esta •» la primera entrevista que losdo» hombre* ««lobr^n despulí d* la•lección de Georgea Pompidou a la ma-gistratura suprtm». — EFE,

NADA DEJA HUEUASOBRB

GRANDES REBAJAS DE VERANO EN

BEBELIN'SBOUTIQUE

Conwjo de Ciento, 298 (junio Rambla de Cataluña)

ÚLTIMOS DÍAS 22 y 23

Emocionada declaraciónde U Thant

Sede de la» Naciones Unidas, 21. —«El mundo ha contemplado el aterriza-je lunar con emoción, orgullo y mi sen-tido d» solidaridad humana», ha dichohoy el secretario general d« tea Nacio-nes Unidas, U Thant.

«Inspirémonos en este momneto jmarchemos adelante juntos en paz, aqiueri la Tierra», ha añadido Thant en wnadeclaración publicada hoy en lal sedede la» Naciones Unidas.

El comunicado fue publicado poco an-tes de que los tstronautss del «ApoloXI* iniciarán su vuelo d» regreco desdela superficie lunar. Thant alabó a lostres agtronautas norteamericanos, ci-tándole* por sus nombres, pero r.o hizoningún* mención directa a lo* EstadoUnido». — UPI-EFE.

ZORIN Y SARGENT SCHRIVERSE FELICITAN MUTUAMENTE

París, 21. — El embajador soviéticoen Francia, Velarían Zorin, ha felicita-do a IU colega norteamericano, SargsntSchriver, por el éxito de la misión «Apo-lo XI». Por su parte, este último hadeseado mucho éxito al «Luna XV».

Este Intercambio d« congratulacionestuvo lugat esta tarde en la residenciadel «mbajador de Estados Unidos enParís, donde el Cuerpo Diplomático yeminente» personalidades francesas es-taban invitados por el embajador y se-ñora para asistir al despegue del «Águi-la».

Los asistentes, entre los cuales se encontraban varios embajadores de lospaíses del Este, tuvieron una pequeñadecepción: la imagen en color del saltodel «Águila», brilló por su ausencia. —

EL SALMO DE LA LUNAAsí llaman algunos estos días del

viaje a nuestro satélite, al «almo 8de nuestro Salterio. Yo I« llamaríamis bien «1 «timo de los astronau-tas, a no ser <ju« le queramos llamard* la Luna porque, según paraca, vaa quedar depositado «obre »u super-

Se trata, de «n bellísimo himno ala majestad y sabiduría dt Dios ya la sublime dignidad del hombrecomparado con el resto de la crea-ción. Su vítor paree» haberla com-puesto en una noche serena, cuandoen el oriente el resplandor vivísimode la* estrella* y la luz hiriente de la¿una sobrt un cielo limpísimo y azu-lado invitan al espíritu a profundasconsideraciones sobre «I poder y ma-jestad de Dios y la pequenez del hom-bre. *Señor, Señor nuestro, /cuan ad-mirable es tu nombre en teda U Tie-rra, Tú, qut levantaste tu majestadsobre los cielo» (v. 2). Hasta los ni-ñoi de pecho, al ver el cielo «¡tulla-do, no pueden menot de admirar yalabar a su manera la potencia ymajestad divina y confundir asi alos incrédulos y ateos (v. 3).

Todo este inmenso mundo de as-tros que se mueven sobre nuestrascabezas es, dict el salmista hablandocon Dios, «obra de tus dedos». Como elartista pulimenta y perfecciona amo-rosamente con sus dedos la obra desus manos, asi Dios tachonó de her-mosas estrellas el cielo para prove-cho v deleite del hombre. Junto a lasestrellas se menciona fínicamente ala Luna, prescindiendo del Sol, locual indica que, electivamente, el sal-mo fue compuesto durante una con-templación nocturna del cielo estre-llado.

En comparación con este cielo cua-jado de cuerpos resplandecientes, elsalmista, extasiado ante tanta gran-deza, se admira de que Dios omnipo-tente se preocupe de un ser tan pe-queño e insignificante como es elhombre, «Cuando contemplo el cielo,obra de tus dedos, Ut Luna y lestrellas que Tii formaste, ¿qui es elhombre, para Que te acuerdes de él,o el hijo del hombre para que lecuüts?»

Con todo, a pesar de tu insignifi-

cancia v pequenez, comparado con elresto de los seres creados, «le Hicis-te poco menor que los ángeles, lecoronaste de gloria y de honor» (v. t).La bondad de Dios para con el hom-bre te muestra en haberle formadoun ser inteligente, que le acerca ala Naturaleza de los espíritu* purosangélicos. Por esta dignidad y gran*deza, suvertir a la de los teres quele rodean, «le diíte poder sobre lasobras de tus manos, todo lo colocastebajo tus pies» (v. 7). Ai poner élhombre sus pies sobre la tuna, nohace más qu« confirmar las enseñan.zas que sobre la dignidad y grandezadel nombre, expone el salmista. Losprogresos dt la ciencia humana, quthoy admiramos en estos viajes por elespacio, confirman que «1 hombreposee una inteligencia poco menorque la de los ángeles y <ju« Dio* leha constituido en tenor y rey de lacreación cósmica.

£1 salmista enumera los animalesque rodean al hombre aquí en latierra, sobre los que ejerce un per-fecto dominio, «las ovejas y los fcj<e-yes todos y aun los animales silve*:tres, las aves del cielo y los pee*»del mar: todo lo que nada por loscaminos marítimos («. 9). Todo esto,mas perceptible a cualquier inteli-gencia, confirma la verdad que haenseñado poco ente»: «todo lo eolo-caste bajo sus pies*.

Merece la pena fijar nuestra aten-ción sobre algunas de las verdadesdogmáticas que se contiene en estesalmo y tocan más de cerca al hom-bre de nuestros días. Dios es autor,dueño y señor absoluto del cosmosque nos rodea. Todos los seres crea-dos hablan a la parte superior delhombre, a su inteligencia, y le dicenque Dios existe y que el hombre eltambién obra suya. Obra ciertamenteprivilegiada, puesto que Dios sometea su dominio los demás seres que terodean.

Severiano DEL PARAMO, S. J.Profesor de Sagrada Escritura M

la Universidad Pontificia deComillas

MARTE, PRÓXIMO OBJETIVO PREVISIBLEAl parecer, Nixon hará un anun-

cio oficial en este sentidoWashington, 31. — Una primera r*ao-

clón favorable, aunquo acompañada á*varias críticas, se ha producido hoy a laprevisible decisión del presidenta Nixonde continuar el programa espacial conun próximo objetivo en «1 planeta Mar-te.

El vioepresddente, SpLro*4ign&w, fu» .alpripiero que apuntó la decisión ©1 16 daesté mee después del lanzamiento desdeCabo Kennedy del «Apolo .XI». Fuentesde la Casa Blanca aseguran q,fw> «1 pre-eidente U t o hará $?obeJ»temeai« uiíanuncio oficial del programa relativo aMarte dentro de treinta días.

Las inacciones en el Congreso hoy lu-nes son muy escasas, debido a habersedecretado din festivo «n conmemoraciónpor la llegad* * JA Luna.

El iídw de la minoría républioan*. se-nador Bverett Dlrksen, calificó el via-je «como un testimonio del genio y latécnica norteamericana,..».

El senador demócrata y candidato •la vieepreaidencia en las elecciones pa-sadas, Edmund Muskie, criticó los pla-nes de una carrera espacial hacia Martediciendo que «la misión a la Luna íuaun recuerdo y una Inspiración de los

otros problemas con que nos «nfreat»*mos en la Tierra. A memo* que se tafnila supervivencia del hombre y Its poü*bilidades de que todos puedan vivir iuo-tos, la misión dad. "Apolo" teda irrito.vante».

£1 senador Clinton Aráterjon, doné*cr&ta por Nuevo Méjico y el hombreque ha hecho posible «1 fiasto de dina*ro del programa «Apolo», ya que és pee*sldente4el Comité senatorial cobre Cien-cia Espacial y Aeronáutica, calificó 1*misión a la Lbina come «idead» y -reeilvzaga, «en paj y buena voluntad, Spna*cJonal».

M i t i Lyndoad ü

.MMX»»itsiti*lD.t* Lyndoa Joanoche que la llegada a ü* wttservir a los Estados Unidos da cataliza»dor y patrón de nuevos programas i*temo».

«Si iomos capacef d« ir a k Lusa, po-demos cubrir ¡Las necesidades interior»,Norteamérica tiene suficiente dinero ot-ra continuar la exploración espacial jresolver loa problemas internos», afi»-dió.

Finalmente, «1 administrador Ae 1*N.A.S.A., Thonw Paine, calificó «i éxitode la misión a la Luna como el comien»de una nueva era de cooperación inter-nacional en la exploración futura d*otros planetas. — EFE.

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Page 7: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

MARTES, 22 DE JULIO DE 1969 LA VANGUARDIA CSPAÑOLA Página 9

PARÍS: Francia entera saluda, sin reparos, «lamás fabulosa aventura de todos los tiempos»

Hay quien teme, empero, que los gastos de las realizacionesespaciales induzcan a reducir la ayuda a los países pobres

PARÍS, 21. (CRÓNICA DE NUESTRO REDACTOR)c¿Puede decirse que empieza, para la especie humana,

un período de transformaciones tan radicales como lasque acarreó el descubrimiento del Nuevo Mundo?» Conesta pregunta qué, en la primera página del vespertinoindependiente «Le Monde», plantea uno de los comenta-ristas más reputados del país, ya queda al descubiertola mentalidad entusiasta, pero no sin dudas, con quemuchos íranceses han vivido los primeros pasos del serhumano sobre ese «punto sobre una "i"», como llamóMusset a la Luna.

Alegría irrefrenable1* euforia, las exclamaciones, la admiración, en la

mayoría de los casos son mucho más rotundas y, en ge-neral, puede decirse que Francia saluda sin reparos «lamás fabulosa aventura de todos los tiempos», o «el acon-tecimiento del siglo», o «esta etapa de la historia de laHumanidad», o «la nueva era que acaba de abrirse» o,en la boca de uno de los científicos más alucinados porla llegada del «Apolo XI» al Mar de la Tranquilidad, «unacontecimiento más importante que la aparición del hom-bre sobre la Tierra».

París, como el resto de Francia, ha vivido las últimas48 horas casi exclusivamente para la Luna. Anoche, antelos televisores en color instalados en vitrinas, en localesdispuestos especialmente por las autoridades, en los ba-res, muchos millares de parisienses que pasaron una no-che blanca en honor de la Luna, aplaudían, saltaban dealegría y se abrazaban cada vez que Armstrong o Aldrinrealizaban, con uno de sus gestos, el sueño de genera-ciones.

Los medios de información han hecho un esfuerzoque posiblemente no conoce precedentes en la historiadel país. Las emisoras de radio, TV., la prensa escrita,con hombres de ciencia, sabios, especialistas del espacio,han mantenido en vilo al público. Toda la grande y lapequeña historia del vuelo y del aterrizaje de los astro-nautas ha sido explicado y vulgarizado. El alquiler detelevisores aumentó los últimos días el 400 por ciento. Elpresidente de la República, señor Pompidou, el primero,anoche, se clavó ante su receptor y envió un telegramade felicitación a Nixon.

Durante la noche del domingo al lunes, en un alto lu-gar de la vida nocturna parisiense se eligió «Miss Luna».

Al mismo tiempo, se inauguraba «1 nuevo cóctel «Monn-Shot». Paralelamente, en otro lugar se celebraba un con-curso de «poemas lunares». La música que ayudó a pa-sar la noche estaba especialmente compuesta para el des-embarco en la Luna. Y mientras el célebre modista Jac-ques Esterel exclamaba :«Hay que vestir a la Luna», elagudo y conocido escritor y comentarista Robert Escar-pit propone hoy que el 20 de julio de 1969 sea declarado«día de la especie».

Consecuencias inmediatas previsiblesPara los observadores, la primera consecuencia del

éxito norteamericano Será el aumento de su prestigio enel mundo. Algunos opinan que la aventura llevada a ca-bo por Armstrong, Aldrin y Collins será la última bata-lla de la lucha que sostienen Rusia y Estados Unidos. Yque, en lo sucesivo, «sería absurdo no continuar la ex-ploración del espacio, pero no tendrán perdón si no unensus esfuerzos y hacen participar a toda la Tierra». Euro-pa viene a la bocs de todos: «El retraso acumulado pornuestro continente ya no es superable ni con el más fan-tástico esfuerzo económico».

Por otra parte, no son pocos los que temen una agra-vación de relaciones entre los países industrializados ylos que componen el llamado «tercer mundo». En un mo-mento en que, con seguridad, las realizaciones espacialesvan a devorar presupuestos cada vez mayores, la ayudaa estos pueblos disminuye continuamente. Es decir, sipor un lado se prevé una aproximación soviético-norte-americana, por el otro las tensiones interiores en EstadosUnidos y las existentes entre los países ricos y los po-bres del planeta no se excluye se deterioren, creando unasituación que China no dejará de explotar.

En medio del aplauso entusiasta, de la admiracióntécnica, de las consideraciones políticas, inspirados poreste «instante histórico», que incluso el diario comunista«L'Humanité» saluda con toda su primera página, el in-ternacionalmente reconocido «Sirius», director de «LeMonde», hace metafísica. Y descubre que, a pesar de to-dos los éxitos del hombre, incluido «Apolo XI», «el indi-viduo, hasta nueva orden, no es más que un condenadoa muerte». De aquí que diga «sí» al hombre sobre laLuna y se pregunte inmediatamente, «pero, ¿por qué?».Tristón LA ROSA.

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El futuro ignoto de la banderaestadounidense

Houston, 21. — Aunque probablemen-te nunca se sabrá lo que pasó con labandera norteamericana colocada sobrela superficie lunar, es posible que nodure sobre la superficie más tiempoque el de la permanencia del «Águila».

Observadores en Houston afirman quelos astronautas la colocaron superficial-mente, según palabras de Aldrin, quedeclaró que «el terreno estaba muy du-ro para clavarla», y demasiado cercadel módulo lunar, cuyo cohete, al serencendido para iniciar el regreso a lacápsula de Collins, puede derribar labandera.

UN INOPORTUNO TRASPIÉSDE ARMSTRONG DURANTE

SU «PASEO»Neil Armstrong, el primer hombre que

ua probado que es posible caminar so-bre la superficie lunar, ha sido tambiénel primer hombre que ha demostradoque se puede dar un traspiés en laLuna.

Mientras realizaba sus exploraciones,se le enredaron los pies en el cable dela cámara de TV. Su compañero, EdwinAldrin se lo advirtió, pero ya Armstrongse había caído.

—Neil, ¿se le enredaron los pie» enel cable?

—Sí.—Levante el pie derecho. Todavía lo

tiene enredado.Armstrong siguió dichas instrucciones.

EL DIALOGO EN LA LUNAH« aquí los diálogos registrados por

el Centro de Control del Centro Espa-cial de Houston, desde la base que pro-visionalmente instalaron los astronautasen el «Mar de la Tranquilidad» lunar.

Comenzaron cuando el comandanteNeil Armstrong se preparaba a abando-nar el módulo lunar, precediendo a sucompañero, Edwin Aldrin.

Aldrin, mientras utilizaba la cámarade televisión, dijo a Armstrong, dentroaún del módulo lunar:

— Ahora aparece claramente... Vengahacia donde estoy... Permanezca un mo-mento parado... Muévase hacía la dere-cha... Está bien.

Armstrong. — ¿Qué hago ahora?Aldrin. — Mueva hacia su izquierda...

Muy bien; se le ve claramente.Armstrong. — Muy bien. Ahora voy a

comprobar... Aquí... Aldrin. Ahora noestá usted perfectamente enfocado. Mué-vase hacia la derecha, un poco. Ahoraestá perfecto... Ahora está demasiadocerca.

Armstrong. — ¿Cómo va ahora?Aldrin. — Perfecto, Lo está haciendo

muy bien.Aldrin. — ¿Dése» que le dé esta bolsa?

¿Quiere tomar esta bolsa?Armstrong. — Sí, démela.Armstrong (hablando con la Base d«

Houston). — Bueno, estoy dispuesto.Control terrestre. — Bien, Neil.Aldrin. — Muy bien: Prepárese Neil.Control terrestre. — «Columbia», «Co-

lumbia». Aquí Houston. Un minuto, 30segundos de tiempo... preparados.

Aldrain. — Desde aquí todo pareceperfecto.

Armstrong. — ¿Puede abrir la esco-tilla un poco más...? Huston el equipode alunizaje está dispuesto perfecta-mente.

Control terrestre. — Aquí Houston;Neil, dispongan el sistema de TV.

Armstrong. — Houston, aquí Neil.¿Cómo me escuchan por radio?

Control terrestre. — Se le oye perfec-tamente, altó y claro... Sistema de te-levisión.

Aldrin. — El circuito de TV funcionaperfectamente.

Control terrestre. — Estamos recibien-do tomas televisadas.

Armstrong. — ¿Salen bien?Control terrestre. — Existe mucho con-

traste y salen por debajo de nuestrapantalla monitora, pero nos dan muchosdetalles.

Aldrin. — ¿Debo modificar la posiciónde la cámara?

Control terrestre. — Neil le estamosviendo llegar a los peldaños de la escala.

Armstrong. — He probado el primerpeldaño de la escala y ha resistido. Sihubiera fallado serla un buen salto.

Control de tierra. — Aquí, Houston.Hagan una fotografía.

Aldrin. — Muy bien, estoy al pie dela escala. Las patas del módulo lunarse hunden solamente una o dos pulgt.-das (5 cm.) en el suelo lunar, pese a queéste parece arenoso. Parece polvo, des-de aquí. Voy a ser el primer hombreque pise el suelo lunar. Parece un polvomuy fino, que se hunde al apretarlo conla puntera. Tiene color de chocolate yes pegajoso... Al caminar quedan lashuellas de mis botas perfectamentemarcadas.

Control de tierra. — Aquí, Houston.Estamos registrando sus informaciones.

Armstrong. — No parecen existir di-ficultades para marchar sobre la super-ficie lunar. Y es más fácil que en laspruebas que habíamos hecho al prepararel viaje en la Tierra... No hay dificul-tades... Hago la primera exploración...

Existe radioactividad, pero en medidainsignificante bajo la cámara de TV.

Aldrin. — Muy bien. Estoy preparado.Creo que Se podrán hacer buenas tomas.

Armstrong. — Bien.Aldrin. — Vamos a desembarcar el

equipo desde el módulo... No parece queeso exija mucho esfuerzo

Armstrong — Está muy oscuro aquíen la sombra y me es difícil dirigirmehacia el módulo, con el sol de frente.

Aldrin. — Se está desviando... Ahoraya va bien.

Armstrong. — Ahora veo el móduloa la sombra... Todo se registra nítida-mente.

Aldrin. — Voy a vajar para tomar vis-tas. Las primeras que se toman.

Control terrestre. — Neil, le estamosoyendo claramente. Tome unas fotogra-fías y recoja algunas muestras del suelolunar...

Aquí control de Houston... ¿Puede re-coger esas muestras de contingencia?

Armstron. — Lo haré en el momentoen que haga estas fotografías. i

Aldrin. — Se están recogiendo la»muestras, aunque aquí es difícil el ma-nejo de los utensilios...

Armstrong. — Es curioso, la super-ficie es blanda, pero las rocas se hallanfuertemente unidas entre sí.

Aldrin. — Desde aquí el panoramaes muy hermoso.

Armstrong. — Es una belleza bronca,como en las zonas desérticas de los Es-tados Unidos... He recogido mucha*muestras...

A continuación, los astronautas hicie-ron diversas tomas fotográficas y de TV.,inspeccionando más tarde el estado delmódulo. Después comenzaron la reco-gida sistemática de muestras de rocas.

Awnstrong. — Hola, Houston. ¿Pode-mos tomar otra serie de fotografías?

Control terrestre- — Utilicen teleobje-tivos. Todos los sistemas del módulo lu-nar funcionan perfectamente.

Más adelante los astronautas prepara-ron la placa conmemorativa de estevuelo.

Aldrin. — Neil está preparando 1»placa.

Armstrong. — Representa ambos he-misferios del globo terrestre.

Debajo, dice: «En este punto los hom-bres de 1» Tierra pusieron pie en la Lu-na. Julio de 1969. Deseamos la paz parala humanidad».

A continuación aparecen las firmas d«los astronautas tripulantes y la del pre-sidente de los Estados Unidos.

Armstrong. — Está preparada la cá-mara para una fotografía?

Aldrin. — Temo que estos materiale»de la Luna hayan ensuciado las lentes...Hola, Houston: ¿Con qué enfoque debohacer la foto?

Control terrestre. — Está un poco des-enfocada.

Aldrin. — ¿A qué temperatura estála cámara?

Armstrong. — Parece a baja tempera-tura.

Control terrestre. — Muevan la cáma-ra hacia la derecha, unos cuatro o cincogrados... Ahora está perfecto, Neil,

El control de Tierra habla finalmentecon Collins, que se halla en el módulode mando:

Control terrestre. — (tColumbia, Co-lumbia». Aquí Houston.

Collins. — Houston, a la escucha.Control de Tierra. — Collins, M 1*

oye perfectamente. En estos momento»sus dos compañeros están colocando labandera norteamericana. — AP.

El Caudillo felicita alpresidente Nixon

«Hazaña memorable que sendauna nueva era para la

Humanidad»Madrid, 21. — Su Excelencia el Jeí»

del Estado español ha enviado a Su Ex-celencia Mr. Richard Nixon, presidentade los Estados Unidos, el siguiente men-saje con motivo del viaje a la Luna d .los astronautas norteamericanos:

«El hecho prodigioso de la llegada ala Luna de los tres heroicos astronau-tas norteamericanos, en el plazo y elmodo previstos, han llenado de admira-ción a España y al mundo. Hazaña tanmemorable que señala una nueva erapara la humanidad débese a la ciencia,la técnica y la fe de vuestra gran na-ción. Reciba, señor Presidente, en minombre y en el de todo el pueblo espa-ñol, mi más efusiva felicitación, que laruego haga extensiva a Armstrong, Al-drin, Collins y a todos cuantos han co-laborado en la admirable empresa. —Francisco Franco, Jefe del Estado espa-ñol. — Cifra.

FRANCIA CONSUMIÓ MASELECTRICIDAD EN LA NOCHE

DEL DOMINGO QUE EL14 DE JULIO

París, 21. — Más de 600.000 kilova-tios-hora de electricidad fueron con-sumidos anoche en Francia, a causade los receptores de televisión que per-manecieron encendidos para seguir elviaje a la Luna de Armstron y Aldrin.Este consumo de energía eléctrica so-brepasó en cantidad al de la pasadanoche del 14 de julio, fiesta nacionalde Francia, cuya celebración matuvoa los franceses festejando durante mu-chas horas de la noche y la madru-gada.

Estas cifras han sido facilitadas estamañana, en París, por las autoridadesde E. D. F. (Electricité de France).—

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Page 8: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

Página 10 LA VANGUARDIA ESPAÑOLA MARTES, 22 DE JULIO DE 1 9 0

«APOLO» LLEGO A LA CITAHace ya varías semanas venia pre-

guntándome qué podría decirse al lle-gar una ocasión como ésta; ahora,casi sin ciarnos cuenta, nos encon-tramos con que lo que parecía impo-sible ya ha ocurrido, y la verdad ceque resulta difícil dar con la fraseapropiada. £1 acontecimiento que aca-bamos de vivir es tan trascendental,tan inconmensurablemente significa-tivo, que cualquier comentario resul-tarla; ocioso. En este caso basta sim-plemente una docena escasa de pala-bras; Por fin, el hombre ha llegadoa la Luna.

LA EXPERIENCIADEL «APOLO X»

Toda la operación se ha llevado acabo con precisión de cronómetro.Sus detalles, sobradamente divulga-dos por las agencias de todo el mun-do, le confieren esa engañosa impre-siónde facilidad que ha venido ca-racterizando últimamente a todo elprograma espacial americano. Y, sinembargo, lo cierto es que tal apa-riencia no puede ser más errónea: Elalunizaje del «Apolo» es una manio-bra tan compleja que hace sólo diezaños hubiera sido calificada de im-posible... y que incluso hace diez lio-ras seguía intranquilizando seriamen-te a los técnicos de Houston.

La primera fase del alunizaje noha sido más que una repetición de loque ya llevó a cabo el «Apolo X» ha-ce un par de meses. Una vez instala-dos Armstrong y Aldrin en la cabinadel módulo lunar, y cerrada ya laescotilla de comunicación con el mó-dulo de mando, los dos vehículos sesepararon. Las mordazas de sujeciónee replegaron sobre sí mismas y Col-lina, maniobrando su nave con cortosdisparos de los motores de orienta-ción, abandonó al «Águila» en el es-pacio. Los dos aparatos estaban en-tonces al otro lado de la Luna, fuerad«l alcance de las estaciones de ras-treo.

Cuando, finalmente, emergieron dela zona de silencio, el LM ya habíadisparado su motor de descenso. Estaoperación era, en esencia, idéntica, ala que permite el regreso a tierra delas cápsulas orbitales: El vehículo lu-nar, frenada bruscamente su marcha,no podía mantenerse en su trayecto-ria original y de esta forma entró enotra completamente d i s t in ta ; Unaelipse bastante excéntrica que, de nomodificarse, le hubiera llevado —co-mo « «Saoopy», del «Apolo X»— a•¿lo quine* kilómetros de la super-ficie pata, a contiiMiftfflfrv volver aCañar altura.

LA FRONTERA DE LOSQUINCE KILÓMETROS

Como se ve, esta primera etapa noaportaba nada nuevo. Lo verdadera-mente inédito —y arriesgado— em-pezaba en esa frontera de los quincemu metros. Hasta aba, el LM se es-taba moviendo en una órbita que leaseguraba el retorno automático alnivel de vuelo primitivo, aun en elcaso de que algo hubiese funcionadomal; corregido esto, el encuentro conla nave nodriza era algo relativamen-te sencillo.

Pero, superada la altura de segu-ridad, cualquier fallo a bordo hubie-ie revestido caracteres trágicos o, porIb menos, sumamente-peligrosos: Du-rante la última fase del descenso, elregreso de emergencia ya no es tanfácil. Es preciso abandonar el trende aterrizaje en pleno vuelo, separarla cabina y poner en marcha el mo-tor de elevación a fin de ganar altu-ra lo más rápidamente posible; y aunasí puede ocurrir que el LM -no con-siga llegar al nivel donde le esperala nave principal y que sea ésta laque al final tenga que descender unoskilómetros, en busca de los dos as-tronautas en apuros.

El LM descendió hasta los quinceBu) meteos a motor parado, descri-biendo simplemente una-e l ipse de¡transferencia similar a la que ya ha-bía experimentado el «Apolo X». So-lamente al alcanzar esa cota, Arms-trong se hizo con el control activo desu nave: Él motor de descenso vol-vió a entrar en ignición, y el «Águi-la», estremeciéndose suavemente, to-mó el camino definitivo hacia nues-tro satélite.

COMO UN HELICÓPTEROEl resto ya es- historia. El módulo

lunar descendió hasta el suelo siguien-do una trayectoria muy oblicua, casicomo si estuviese deslizándose porun invisible tobogán. Bajo él, desfi-lando silenciosamente, las concéntri-cas circunferencias del Mar Oriental,ID» cráteres de Webb, Messnier, Lan-grenus... y, por fin; la desolada lla-eura del Mar de la Tranquilidad. Alos pocos minutos aparecía el profun-do surco de la «Carretera número 1»y, un instante después, el módulo lu-nar sobrepasaba los últimos montícu-los cercanos al lugar de desembarcoEmpezaba ahí la lase culminante dla misión.

El radar altimétrico resulta útil so-lamente hasta un centenar de metrossobre el suelo. A partir de ese ins-tante, el aterrizaje queda totalmenteen manos del comandante quien, báeáadose en sus apreciaciones persosales, puede elegir el lugar que 1<parezca más apto para posarse.

i. — El «Apolo» en posición orbital. 2. — DI «LM» se separa e inicia eldescenso. 3. — Alunizaje, 4. — Despegue. 5. — Ascenso propulsado. 6. —Órbita de preparación al encuentro. 7. — Maniobra de encuentro. S. ——

Las dos secciones nuevamente anidas

Para facilitar cata tarea, d «Águi-la»-podía permanecer suspendida enel espacio como un helicóptero, des-plazarse horizontalmente e inclusovolver a elevarse. Pero Armstrong nodisponía de mucho tiempo: El com-bustible remanente en los depósitosdel LM le permite una autonomía detan sólo minuto y medio. Si en esteespacio de tiempo no se hubiese en-contrado ninguna zona apropiada, losastronautas, Armstrong y AJdrin, hu-bieran tenido que descartar la etapade descenso y volver a remontarserumbo al punto de encuentro con lanave nodriza.

NOVENTA SEGUNDOSCiertamente, noventa segundos no

ofrecen mucho margen para explorarel terreno, pero sí que SOD suficientespara garantizar a la nave un radiode acción bastante amplio. Duranteeste tiempo, el módulo lunar podíadesplazarse hasta trescientos metrosen cualquier dirección, lo cual, aunno siendo demasiado, siempre es me-jor qué caer ciegamente en un pun-to indeterminado, como lo hacían losvehículos «Sürveyor». Y, al fin y alcabo, ninguno de ellos volcó ni su-frió averías durante su aterrizaje.

Para hacer menos ' complicada sutarea, tanto Armstrong como Aldrinhabían recibido un entrenamientodrásticamente intensivo; el comandan-te, por ejemplo, es el astronauta quecuenta coi» más horas de vuelo en elvehículo de prácticas de alunizaje, yambos, además, habían acumuladodías enteros de permanencia en los

«VIATGE ALA LLUNA»

Narració musical de J. M. ESPINAS¡ Xavier MONTSALVATGE. — Or-questra CIUTAT DE BARCELONA.Dir.: A. BOS-MARBA. — Dibuix deCESC. Long-play stereo d'imminent

aparicióDISC «CONCENTRIG) Api 717

simuladores de Houston y Cabo Ken-nedy.

Durante su p e r í o d o de entrena-miento, habían aprendido las más in-geniosas- técnicas para posarse sobrela Luna « n la máxima seguridad, co-mo, por ejemplo, la de «aterrizar ensu propia sombra».

. POSARSE EN SU PROPIASOMBRA

En realidad, este procedimiento esmuy sencillo, pero ofrece una magní-fica ayuda para estimar la altura devuelo cuando ya no cuentan con laayuda del radar de descenso. Se tra-ta, simplemente, de aproximarse a laLuna con el Sol a la espalda; en ta-les condiciones, los astronautas venla sombra de su vehículo proyectadasobre el suelo a cierta distancia pordelante de ellos y desplazándose amedida que van perdiendo altura. Alfinal, naturalmente, los pilotos sabenque el LM acabará por coincidir consu sombra en el momento en que sepose sobre la superficie, y es este de-talle el que leí permite calcular «agrosso modo» la distancia que todavíales separa de la Luna.

En su descenso, el «Águila» no de-jó de jugar con sus equipos de pro-pulsión ni un solo minuto. Por un la-do, el reactor principal proporciona-ba el empuje d« frenado necesariopara ir perdiendo altura gradualmen-te, a la velocidad prevista; por otro,el sistema de control de posición ba-jo el mando directo de Armstrong, seencargaba de mantener erguida lanave. '

El funcionamiento del propulsor defrenado no se interrumpió hasta uninstante antes del aterrizaje propia-mente dicho, De tres de las cuatropatas del LM cuelgan unas varilla:de un metro que, en el momento dehacer contacto con el suelo, envíanuna señal al tablero de mandos. Estees el aviso que indica al comandantela necesidad de parar el motor a finde no distorsionar con sus gases descape la composición del terreno so-bre el que va a posarse. Después deun descenso tan suave como el de unapluma, el LM recorrió su último me-tro en caída Ubre, amortiguada, esosí, por la débil gravedad lunar.

Rafael CLEMENTE SOLERAustin, Tucas, julio 196*

LA CARRERA HACIA LA LUNA (6) „

EL AÑO DE LA TRAGEDIA(1967)

El Águila", en la Luna

27 de enero. — Desastre en Cabo Kennedy: Durante unos ensayosvios al lanzamiento del «Apolo 204», se produce un incendio «nla feabina, en cuyo interior se hallaban los tres astronautas encar-gados de la misión: Virgil Grissom, Edward White y Koger Chaffe».Las llamas, avivadas por la atmósfera de oxígeno puro se exten-dieron con inusitada rapidez y los tres hombres perecieron atra-pados en su cápsula.

17 de abril. — Es lanzado el tSurveyor III» en dirección a la Luna.Su equipo incluye una pala excavadora para probar la consistenciadel terreno existente en el océano de las Tormentas, donde llegarásin novedad el 19 del mismo mes.

23 de abril.—-No han transcurrido aún tres meses desde la desgraciade Cabo Kennedy cuando va a ser la Unión Soviética la qi»registre otro accidente mortal en su programa de vuelos espaciales.Su nueva nave «Soyuz I», tripulada por el cosmonauta VladimirKomarov, sufre una avería al regresar al suelo, los paracaídas nose despliegan normalmente y el aparato va a estrellarse contrael suelo.

26 de abril. — Primer lanzamiento ecuatorial directo, desde una plata-forma flotante anclada frente a las costas de Kenia. El satélite«San Marco II», de construcción italiana, entraría en órbita contoda normalidad. ,

12 de junio. — La U.R.S.S. lleva a cabo su undécimo disparo haciaVenus. Tras 128 días de viaje, lá cápsula, denominada «Venera IV»,conseguiría atravesar la espesa capa atmosférica del planeta ytransmitiría sus mediciones durante el descenso, que duraría mjp,

i .de hora y media, ., , , , „;14 de junio. — Un nuevo cMariner» americano (el que lleva el núme-

ro cinco), esta vet."dirigido también hacia Venus. Pasó ante suobjetivo el 19 de octubre, transmitiendo información sobre lascaracterísticas de su atmósfera.

7 de septiembre. — Es lanzado el «Biosatélite II», una cápsula porta-dora de ejemplares de experimentación biológica que sería supe-rada normalmente después de dar treinta vueltas a la Tierra.

8 de septiembre. — El «Sürveyor V», portador de un instrumento ana-lizador de la composición química del suelo lunar despega desdeCabo Kennedy rumbo al Mar de la Tranquilidad, donde llegaría,con todo éxito, tras 65 horas de vuelo.

t de noviembre. — Día grande para la astronáutica americana. Des-pega por fin, en su primer vuelo de pruebas, el primer ejemplarde «Saturno V», el cohete que debería llevar a los primeros astro-nautas a la Luna.

29 ,de noviembre. — Un nuevo participante en la carrera del espacio:Australia lanza, desde sus instalaciones de Woomera, su «Wresat I»,un satélite destinado a estudiar las radiaciones de origen solar.

La misión ha terminado. "Águila" y "Columbla" se reúnen en el espacio

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Page 9: ALUNIZAJE LA VANGUARDIA

MARTES, 22 DE JULIO DE 1969 LA VANGUARDIA ESPAÑOLA Pagino 11

LAS TAREAS DE ARMSTRONGY ALDRIN EN LA LUNA

Cumplida la parte más difícil de lamisión, los tres astronautas del «Apo-lo XI» están ya de regreso a la Tie-rra. Doscientos científicos proceden-tes de más de noventa Universidadesde todo el mundo esperan con verda-dera impaciencia el momento en queles sea permitido efectuar los prime-ros análisis sobre las muestras luna-res, posiblemente los pedruscos máscaros de toda la Historia de la Hu-manidad.

LASTREPero, a pesar de todo, es probable

que lo que los astronautas han dejadoen la Luna sea aún más importanteque lo que se traen de allí. En la pla-nicie del Mar de la Tranquilidad haquedado abandonada una increíblecantidad de equipo que va desde laetapa de descenso del «L.M.» comple-ta, jbasta una vulgar pala recoge-muestras, pasando por las maromasutilizadas por los astronautas paracargar en su nave los «containers»llenos dé piedras.

En su mayor parte, todo este equi-po está Integrado por piezas ya inser-vibles o, por lo menos, inútiles: -Untrípode para sujetar la cámara de te-levisión, los «chanclos» lunares deambos pilotos, las mochilas autóno-mas de suministro de oxígeno... Todoes lastre del que ha sido preciso des-prenderse para no sobrecargar el«L. M.». Los depósitos de oxígeno decada astronauta, por ejemplo, han de-Jado su lugar a los recipientes quecontienen las muestras lunares.

LOS PRIMEROS PASOSSOBRE LA LUNA

Como estaba previsto, Armstrongfue el primer astronauta en emergerde la nave. Lo hizo gateando, y haciaatrás, de modo que sus pies fueron adar casi automáticamente con el pri-mer peldaño de la escala adosada auna «pata» del «L.M.», y que le con-duciría hasta el mismo suelo. Sin em-bargo, antes de iniciar el descenso, elcomandante del «Apolo XI» permane-ció unos segundos sobre la platafor-ma de acceso, orientándose; después,accionó un pulsador que abría el de-partamento portaequipos del MóduloLunar, y acto seguido, con infinitocuidado, empezó a bajar, peldaño apeldaño, hacia la superficie.

Armstrong empezó a trabajar aúnantes de poner realmente el pie en laLuna. Una vez hubo bajado por laescalera del «M.L.», se encontró depie sobre una de las «patas» circula-res de su nave. Desde allí mismo reti-ró un pedazo de aislante térmico querecubría el tren de aterrizaje, bajo elque estaba oculta la famosa placa cu-ya inscripción, redactada por el pre-sidente Nixon, da fe de la llegada delprimer hombre a la Luna; esta placa,del tamaño de una cuartilla, ha que-dado allí, unida a la «pata» del M. L»,como un perenne monumento al ge-nio —o quizás, a la osadía— del gé-nero humano.

Después, sujetándose con una manoal tren de aterrizaje para no perder elequilibrio, Armstrong apoyó un pie—el Izquierdo, dato para la Histo-ria— sobre el suelo lunar e inmedia-tamente empezó la exploración.

UNA BANDERA EN LA LUNASiempre de acuerdo con el progra-

ma, la primera preocupación de Arms-trong fue recoger una pequeña mues-tra de terreno e introducirla en unbolsillo de su escafandra. Asi, aun enel caso de que cualquier contingenciale hubiese obligado a regresar preci-pitadamente al «M.L.», los científicosde la Tierra hubieran podido contar,por lo menos, con una mínima canti-dad de mineral que someter a análi-sis.

A partir de este momento, la acti-vidad de Armstrong se centro casiexclusivamente en la recogida de mi-nerales en las cercanías del MóduloLunar, y en inspeccionar el exteriorde la nave, tratando de descubrir sialguna de sus piezas había sido afec-tada por el alunizaje. Mención apartemerece, por supuesto, la ceremonia declavar en el suelo una bandera esta-dounidense. La previsión de los res-ponsables del proyecto «Apolo» ha lle-gado hasta límites tales que en elmástil de esa bandera han colocado,además, unas varillas metálicas quela mantengan desplegada horizontal-mente, ya que en la Luna no existeaire que pueda hacerla ondear.

LA RECOLECCIÓN DE ROCASVeinte minutos después de la salida

de Armstrong le llegó el turno a Al-drin. El comandante, entretanto, ha-bía hecho ya casi todo el trabajo, y

TRABAJADOR: La Seguridad So-cial recomienda a los trabajadores,que para sus desplazamientos porvacaciones, * se provean del corres-pondiente volante de asistencia mé-

dica

sólo faltaba desplegar los equiposcientíficos más voluminosos; por lodemás, entre la cabina y el suelo yaestaban tendidos los cables que servi-rían para transportar hasta allí arri-ba los «containers» de muestras; eldepartamento de equipaje, abierto;las herramientas más sencillas, a pun-to para trabajar y Armstrong inclusohabía reunido algunas rocas especial-mente interesantes. El primer objeti-vo de la misión estaba ya cumplidocon creces.

La misión de Aldrin en la superfi-cie consistía en ayudar a su compa-ñero a completar la recolección de ro-cas, instalar un par de instrumentosde medición a unos cuantos metrosdel «M.L.» y, por fin, realizar algunosejercicios físicos para comprobar si elmoverse sobre la Luna entraña algu-na dificultad.

Los astronautas del «Apolo» traenconsigo tres tipos de muestras luna-res: La llamada «muestra de emer-gencia», que el la que recogió Arms-trong apenas puesto el pie en la Luna;la «general», obtenida por los astro-nautas en las cercanías del «M. L.» y,por fin, la «documentada». De las tres,es esta última, sin duda, la que revis-te mayor interés: Cada uno de suscomponentes va envasado en una bol-sa de plástico independiente, y antesde levantarlo del suelo fue cuidado-samente fotografiado en su lugar ori-ginal, a fin de que los geólogos pue-dan hacerse una idea de las condicio-nes en que fue hallado. Desde luego,todas las muestras van encerradas endepósitos herméticos, para impedirque la atmósfera de nuestro planetapueda contaminarlas y falsear los re-sultados del análisis.

LO QUE HA QUEDADOEN LA LUNA

Pero el problema de la contamina-ción no se presenta sólo en la Tierra.Algunos científicos expresaron ya ha-ce tiempo su temor de que el chorrode llamas del reactor de frenado afec-tase a las rocas sobre las que habíade posarse el «M. L.», alterando suestructura o composición. Por eso,aunque muchas de las muestras fue-

ron recogidas en las cercanías del«Águila», los astronautas tuvieron laprecaución de ir a buscar a bastantesmetros de distancia; asimismo, entreel equipo de que disponían figurabauna especie de taladro destinado aextraer fragmentos de mineral de de-bajo de la superficie, a salvo, por lotanto, de cualquier influencia exte-rior.

En cuanto al equipo instalado enla Luna, se trata de una versión muysimplificada del paquete de instru-mentos previsto inicialmente para el«Apolo». En esta ocasión, se ha pre-ferido dejar allí solamente dos apa-ratos: Un retrorreflector de láser y unsismómetro.

El reflector viene a ser algo asícomo un espejo orientado en un de-terminado ángulo con respecto a laTierra, sobre el cual se espera hacerrebotar rayos láser. De esta manera,recogiendo la luz emitida, será posi-ble determinar la distancia que nossepara de la Luna con una precisiónhasta ahora inigualada. Además, estedispositivo brindará una valiosísimaayuda en la investigación de las co-municaciones a grandes distancias, enterreno en el que el rayo láser pareceespecialmente prometedor.

El sismómetro es quizás el elemen-to más interesante de cuantos han lle-vado a Armstrong y Aldrin hasta laLuna. Se trata de un aparato alimen-tado por células solares, que se esperapueda mantenerse en funcionamientodurante un año sin interrupción. Apesar de su pequeño tamaño es ex-tremadamente sensible, hasta el pun-to de que puede detectar las vibracio-nes producidas en el suelo por los pa-sos de un astronauta. Su peso es deunos cincuenta kilos (menos de cincoen la Luna) lo cual representa apro-ximadamente la cuarta parte del to-tal instalado allí por los astronautasdel «Apolo XI»; si este aparato tra-baja como se espera, es posible queproporcione la primera pista verda-deramente segura para determinar sien nuestro satélite existe o no activi-dad volcánica.

R. C. S.Austin, Texas, julio 1969

EL PRIMER AUTOR DE «CIENCIA FICCIÓN»QUE DESCRIBIÓ UN ALUNIZAJE FUE KEPLER

SU OBRA «SOMNIUM SIVE ASTRONOMÍA LUNARIS» FUEESCRITA EN 1829

FRANCFORT, 21. (EXCLUSIVA DE «THE NEW YORK TIMES»PARA «LA VANGUARDIA»)

En el otoño de 1609, Johannes Ke-pler, matemático de los Habsburgo y unade las mentes preclaras de la Física,dedicó un día a pasearse por la feriadel libro que anualmente se celebrabaen Frankfort. Compró algunos manus-critos sobre las últimas teorías (a lasazón) en astronomía y física, y unode estos manuscritos le inspiró para es-cribir lo que veinte años más tardepublicaría como su última obra bajo eltítulo «Somnium sive Astronomía Lu-naris».

En esta obra Kepler revela sus teo-rías sobre la fuerza de gravedad de labuna, las leyes a que obedecen los mo-vimientos de los cuerpos celestes, laingravidez espacial, etcétera, además desu visión del primer viaje del hombrea la Luna.

Aunque escrita como una sátira ale-górica (con el fin de escapar a la cen-sura eclesiástica que le había infligidomuchos sufrimientos a lo largo de suvida), la obra es el primer relato deciencia-ficción en el sentido modernode la palabra, con lo cual se adelantaen más de 250 años al genial JulioVerne.

Kepler fija tres leyes básicas del mo-vimiento de cuerpos celestes: todo pla-neta se mueve alrededor del Sol enuna órbita elíptica con el Sol en unode los centros focales del eclipse; elmovimiento de los planetas se acelerasegún se acercan al Sol y frena segúnse distancian de él, pero se trasladana lo largo de cualquier sección de suórbita en un tiempo igual al que ne-cesitan para otra sección similar; y lostiempos de traslado orbital de dos pla-netas cualesquiera son proporcionalesentre sí con una relación matemáticafija.

En su descripción de ciencia-ficcióndel primer viaje de un humano a latuna, Johannes Kepler dice:

«Lo más duro para el hombre es laprimera aceleración, porque es retor-cido y revoleteado cómo si hubiera sidodisparado desde un cañón... Por ellohabría de ser obnubilado con drogasde antemano. Sus miembros habrían deser cuidadosamente protegidos para quela violencia del movimiento no se lesarranque del tronco, sino que habrá quedistribuir el impacto sobre todo el cuer-po. Más tarde, cuando se haya adap-tado a la aceleración, se hallará antenuevas dificultades: un frío inmensoy una respiración difícil.

«Cuando haya completado la primera

•probado por «I Banco de Espilla con al «.• 620.2

con cheques de viajero del

BANCO DE BILBAO

parte del viaje, éste se hará más fácilporque en un trayecto tan largo elcuerpo escapa sin duda a la fuerzamagnética de la Tierra y entra en lade la Luna, hasta que esta última ganela prepotencia.

En este punto del trayecto vemos alviajero libre y .sujeto sólo a su propiavoluntad: como una araña se extenderáy se contraerá, propulsándose a sí mis-mo con su propia fuerza; porque lasfuerzas magnéticas de la Tierra y dela Luna atraen ambos ai mismo cuer-po, manteniéndolo suspendido, así que«1 efecto será como si ninguna de lasdos lo atrajera. Al final, la masa delcuerpo se dirigirá por sí misma haciala Luna.»

Completado el viaje, Kepler describeel rudo ambiente con que se ha de en-frentar el hombre alunizado; alta mon-tañas y cráteres profundos en dondehay que buscar refugio subterráneo pa-ra escapar de los rigores de largas no-ches a temperaturas heladas.

Kepler mencionó su concepción dela Luna por primera vez en una cartaabierta dirigida a su contemporáneoitaliano Galileo Galilei, publicada enPraga el día 19 de abril de 1610. Estacarta era una contestación al histó-rico escrito de Galilei «Siderius Nun-cius» (mensaje de las estrellas) en queel astrónomo italiano describía lo quehabía visto a través de su rudimen-tario telescopio: montañas en la Lunay millares de estrellas hasta entoncesnunca vistas por el hombre. En sucontestación «Dissertatio cum NuncioSiderio» (conversación con el mensa-jero de las estrellas), Kepler recuerdaa Galil'-i que la existencia de montañasen la Luna ya había sido deducidapor Plutarco hacía muchos siglos.

RABAT: Gran interése impresión por la ha-zaña del «Apolo XI»Todo Marruecos siguió con granexpectación el alunizaje a través

de la televisión y la radioRabat, 21. (Crónica de nuestro

corresponsal.)Una gran parte de los habitantes d«

Marrueqos no durmieron esta noche, ohan dormido poco y mal, pendientesde la apasionante y memorable ha-zaña de «Apolo XI». La radio y la te-levisión transmitieron en directo, des-de la lina de la madrugada (hora lo-cal), el histórico, emocionante aconte- •cimiento del descenso del hombre a laLuna. Las imágenes del Neü Arms-trong poniendo por primera vez el pieen el suelo lunar, seguido poco des-pués por su compañero Edwin Aldrin,fueron televisadas a través de Madridy las explicaciones y comentarios fieoyeron en español, en la voz de loscorresponsales enviados especiales daRadio Nacional y de Televisión Espa-ñola.

A las exclamaciones y gritos de in-contenible júbilo de nuestros locutoresse mezclaban las frases de asombro yadmiración en árabe del comentaristade los estudios encargado de la tra-ducción intermitente, mientras fueradel edificio de la radio y la televisión,en los hogares, en los cafés y lugarespúblicos abiertos todavía, en la calleestallaban las frases de entusiasmo delos espectadores en los varios idiomasque se hablan en este país.

Los periódicos, que ya habían cerra-do antes de aquella hora, han publi-cado esta mañana ediciones extraordi-narias con las primeras telefotos trans-mitidas desde la Luna por los dos as-tronautas americanos que ya empiezana ser llamados aquí «dos descubridoresdel satélite de la Tierra». La televi-sión- por su parte repitió a la una delmediodía la emisión que había pasadoen directo esta madrugada- grabada enmagnetoscopio, para que nadie se que-dase sin contemplar el espectáculo "úni-co de los siglos.

Esta tarde- a las 19 horas (hora lo-cal) la televisión transmitió igualmen-te, aunque ya no en directo, el instan-te más crucial de toda la aventura: eldespegue del módulo lunar con los dosastronautas a bordo y su situación enórbita alrededor del satélite para sureunión con el módulo de mando «Co-lumbus» en el espacio y la iniciacióndel vuelo de retorno a la Tierra.

Junto a la grandiosa aventura del«Apolo XI» la reunión extraordinariade mañana martes de las Cortes Espa-ñolas para oír el mensaje del Genera-lísimo Franco sobre la ley de Sucesiónocupa el primer plano de la actualidad.José LUNA.

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