Upload
lamngoc
View
215
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
ADVERTIMENT. Lʼaccés als continguts dʼaquesta tesi queda condicionat a lʼacceptació de les condicions dʼúsestablertes per la següent llicència Creative Commons: http://cat.creativecommons.org/?page_id=184
ADVERTENCIA. El acceso a los contenidos de esta tesis queda condicionado a la aceptación de las condiciones de usoestablecidas por la siguiente licencia Creative Commons: http://es.creativecommons.org/blog/licencias/
WARNING. The access to the contents of this doctoral thesis it is limited to the acceptance of the use conditions setby the following Creative Commons license: https://creativecommons.org/licenses/?lang=en
NEUROIMAGEN EN EL ICTUS AGUDO: BÚSQUEDA
DE NUEVOS BIOMARCADORES SUBROGADOS DEL
PRONÓSTICO CLÍNICO.
Doctoranda: María Hernández Pérez
Director y tutor de tesis: Antoni Dávalos Errando
Programa de doctorat de Medicina
Facultat de Medicina
Departament de Medicina
Universitat Autònoma de Barcelona
Año 2017
II
AGRADECIMIENTOS
Mi llegada a Can Ruti tuvo algo de poético. Al principio no tenía muy claro que quisiera
irme a aquel hospital que estaba tan lejos, pero llegué en el momento exacto en que el
sol salía del mar e iluminaba los montes. Tuve un flechazo y mucha suerte. Nueve
años más tarde finalizo esta tesis doctoral y siento que esto no tiene nada de final.
Tampoco de inicio. Tiene más que ver con recoger los frutos que me ayudaron a
sembrar hace ya algún tiempo con la consciencia certera de que mañana sembramos
de nuevo. Porque investigar es preguntarse y sembrar y recoger, para volver a
sembrar y recoger de nuevo.
Por eso, por este ciclo, mi primer agradecimiento va para mi tierra que es recia y fría y
sobre todo es una buena maestra en largos inviernos de los que siempre surgen
primaveras. Gracias a mis abuelos que me enseñaron constancia y alegría. Sé que
para ellos sería un gran orgullo ser partícipes de este momento. Su fallecimiento
marcó el inicio de mi ejercicio de la medicina. Los llevo conmigo siempre y agradezco
todos los años que pude disfrutar de su calidez y todas las enseñanzas que me
transmitieron. Gracias a mis padres que siempre me han animado y apoyado en mis
decisiones. A mi madre, determinada y altruista quien me enseña a tejer con hilos,
amor y palabras caminos inexplorados. A mi padre, que me comprende sin alardes y
comparte conmigo la creatividad y las canciones. Gracias a mi hermano, a su
curiosidad y fantasía. Desde mi punto de vista, la investigación se nutre de ambas y él
fue el primero con el que me hice todas aquellas preguntas que aún no tenían ninguna
respuesta.
Gràcies Ferran per estar al meu costat i per sentir-te orgullós d'allò que faig. Gràcies
per entendre´m en els moments difícils i perdona’m si en algun moment t'he descuidat.
Gracias a mis amigas maragatas, Patri, Bea, Laura, Belén, Celsa y Silvia por estar
siempre a mi lado. Y a Violeta por supuesto, mi “hermana pequeña”. Aunque estéis
lejos os siento siempre muy cerca. Gracias también a los amigos que han ido
apareciendo en el camino. Gracias Xavi y Maria sin tilde, gracias Ali y Silvia por la
comprensión, por las aventuras.
El camino del aprendizaje es largo y no sería justa si no recordara a todos mis
maestros comenzando por el que me enseñó a juntar las letras para construir
III
palabras. En estos momentos en que el trabajo del docente es a veces menospreciado
no puedo hacer menos que reivindicar su labor como la semilla imprescindible de todo
conocimiento.
Gracias Toni por confiar en mi, por enseñarme, por tu paciencia cuando me sale el
león que llevo dentro, por retarme, por inspirarme. Gracias por tu guía, tu apoyo y tu
generosidad. Cuenta conmigo cada vez que necesites una traducción del inglés de la
India.
Gracias Pep por romper barreras y atreverte a enseñar a una neuróloga. Por salir de la
Pep-cueva. Gracias por apasionarte conmigo en los entresijos de la neuroimagen. Has
sido una parte necesaria de mi formación y por supuesto de esta tesis. Espero que
volvamos a encontrarnos en futuros proyectos.
También me gustaría agradecer a Carlos y a Sebas, los artistas del catéter, sus
aportaciones imprescindibles a este trabajo y toda su labor diaria en el hospital.
Parte de esta tesis ha sido posible gracias a la colaboración del equipo de Neurología
y Radiología de nuestros vecinos de Girona en especial de Joaquín Serena, Josep
Puig y a Gerard Blasco todos ellos entusiastas y buenas personas a partes iguales.
Gracias por las buenas ideas, por el trabajo que ya hemos hecho y por todos aquellos
que han de llegar.
Gracias a mis maestras, compañeras y amigas de la Unidad de Ictus. Esta tesis lleva
un poquito de todas vosotras. Gracias Mònica por preocuparte de todas, por escuchar
y brindar consejo, por enseñarnos a mejorar cada día y por tener tiempo para mí cada
vez que he acudido en busca de tu ayuda. Gracias Meri por la paciencia, la calma y el
buen humor. Gracias Laura por todo tu trabajo sin el cual esta tesis no hubiera sido
posible, por tu gran corazón y por tu predisposición a la risa. Es un gusto poder contar
contigo en el equipo FURIAS. Gracias Elenita, mi resi mayor, mi compañera del norte,
por tu laboriosidad, tus conocimientos y tu sinceridad. Nosotras sabemos que cuando
nos enfadamos, es siempre con cariño. Natalia, nunca te agradeceré lo suficiente que
te atrevieras con una residente que tenía ganas de probar qué era eso de la
investigación. Gracias por enseñarme método, estadística, incluso a redactar en
inglés. Gracias por despertar mi interés en la neuroimagen y por acompañarme en mis
primeros pasos. Gracias por ser tan generosa conmigo y ayudarme a hacer crecer
esta línea de trabajo.
IV
No quiero olvidarme del resto del equipo de Neurología, porque todos han puesto su
granito de arena. Gracias a los adjuntos de neurología general por todo lo que me
siguen enseñado y a todo el equipo de enfermería por vuestra humanidad, amabilidad
y paciencia. Gracias Lucía por organizarlo absolutamente todo y por no enviarme a
paseo cada vez que te hago bajar la persiana del despacho. Gracias a los residentes
especialmente a Agustín por el mate y las tardes de OLEA. Chicos, sin vosotros el
hospital sería un lugar infinitamente más aburrido.
Por último me gustaría dar las gracias a los pacientes y a sus familias ya que es su
colaboración desinteresada la que hace que la rueda de la ciencia siga girando hacia
delante.
V
ÍNDICE DE ACRÓNIMOS
ADC Coeficiente de difusión aparente
AIF Arterial Input Function (Función de llegada arterial)
AOL Arterial Occlusive Lesion Scale
ASITN/SIR American Society of Intervention and Therapeutic Neuroradiology/Society of Interventional Radiology Scale
ASPECTS Alberta Stroke Program Early CT Score
CBS Clot Burden Score
DCE Dynamic contrast enhanced
DEFUSE Diffusion and Perfusion Imaging Evaluation for Understandig Stroke
dMRA Angiografía dinámica por resonancia magnética
DWI Diffusion Weighted Imaging
E Especifidad
ECASS European Cooperative Acute Stroke Study
EMS Emergency Management of Stroke
EPITHET Echoplanar Imaging Thrombolytic Evaluation Trial
ESCAPE Endovascular Treatment for Small Core and Anterior Circulation Proximal Occlusion with Emphasis on Minimizing CT to Recanalization Times
EXTEND IA Extending the Time for Thrombolysis in Emergency Neurological Deficits- Intra-Arterial
FLAIR Fluid attenuation inversion recovery
FSC Flujo sanguíneo cerebral
FURIAS Futile Recanalization in Ischemic Acute Stroke
GRE Secuencia eco de gradiente
HARM Hyperintense acute injury marker
HERMES Highly Effective Reperfusion evaluated in Multiple Endovascular Stroke Trials
IC Intervalo de confianza
ICAC Calcificación en la arteria carótida intracraneal
IMS Interventional Management of Stroke
INR International Normalized Ratio
IST-3 Third International Stroke Trial
MELT Middle Cerebral Embolism Local Fibrinolytic Intervention Trial
MIP Maximum Intensity Projection
MoCA Montreal Cognitive Assessment
MR CLEAN Multicenter Randomized Clinical Trial of Endovascular Treatment for Acute Ischemic Stroke in the Netherlands
MR-RESCUE
Recanalization of Stroke Clots Using Embolectomy
mRS Escala modificada de Rankin
NIHSS National Institute of Health Stroke Scale
NINDS National Institute of Neurological Disorders and Stroke
OR Odds Ratio (Cociente de probabilidades)
PISTE Pragmatic Ischaemic Stroke Thrombectomy Evaluation
PROACT Prolyse in Acute Cerebral Thromboembolism
PWI Perfusion Weighted Imaging
VI
REVASCAT Randomized Trial of Revascularization with Solitaire FR Device versus Best Medical Therapy in the Treatment of Acute Stroke Due to Anterior Circulation Large Vessel Occlusion Presenting within Eight Hours of Symptoms Onset.
RM Resonancia Magnética
ROI Área de interés
RR Riesgo relativo
S Sensibilidad
SWI Susceptibility Weighted Imaging
SWIFT PRIME
Solitaire with the Intention for Thrombectomy as Primary Endovascular Treatment for Acute Ischemic Stroke
TC Tomografía computarizada
TEV Terapia endovascular
THERAPY Assess the Penumbra System in the Treatment of Acute Stroke
TICA Región terminal de la arteria carótida interna
TICI Thrombolysis in Cerebral Infarction
TIMI Thrombolysis in Myocardial Ischemia
TM Trombectomía mecánica
Tmax Tiempo máximo
TOAST Trial Org-10172 Acute Stroke Treament
TOF Time of flight
VPN Valor predictivo negativo
VPP Valor predictivo positivo
VII
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS ............................................................................................................................. II
ÍNDICE DE ACRÓNIMOS ...................................................................................................................... V
ÍNDICE .................................................................................................................................................... VII
1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................ 1
1.1. FUNDAMENTOS DEL TRATAMIENTO DEL ICTUS AGUDO ...................................................... 1
1.1.1. Core y penumbra en el ictus agudo .................................................................................................. 1
1.1.2 Tratamiento del ictus agudo. Avanzando hacia el tratamiento endovascular ............ 2
1.1.3. Tratamiento endovascular del ictus agudo. Después de los ensayos clínicos .............. 6
1.1.4. Técnicas de imagen utilizadas en la selección de pacientes para el tratamiento del
ictus agudo. Ventajas y desventajas ............................................................................................................. 7
1.2. BIOMARCADORES RADIOLÓGICOS EN EL ICTUS AGUDO ..................................................... 10
1.2.1. Biomarcadores, variables evolutivas y marcadores subrogados .................................... 10
1.2.2. Características necesarias de un biomarcador como variable subrogada ................ 11
1. 2.3. Biomarcadores radiológicos pronósticos en el ictus agudo ........................................... 11
2. HIPÓTESIS Y OBJETIVOS .............................................................................................................. 41
3.METODOLOGÍA ................................................................................................................................ 44
3.1. DISEÑO DE LOS EXPERIMENTOS .................................................................................................... 45
3.1.1. Experimento 1 ......................................................................................................................................... 45
3.1.2. Experimento 2 ......................................................................................................................................... 45
3.1.3. Experimento 3 ......................................................................................................................................... 46
3.2. INTERVENCIONES SOBRE LA POBLACIÓN ................................................................................ 47
3.3. PROTOCOLO DE IMAGEN ................................................................................................................... 50
3.4. VARIABLES CLÍNICAS .......................................................................................................................... 51
3.5. POST-PROCESO DE LA IMAGEN Y VARIABLES RADIOLÓGICAS ......................................... 52
3.5.1.Evaluación de la RM .............................................................................................................................. 52
3.5.2. Evaluación del TC craneal pre-intervencionismo .................................................................. 56
3.6. VARIABLES DERIVADAS DE LA ANGIOGRAFÍA CONVENCIONAL...................................... 56
3.7. ANÁLISIS ESTADÍSTICO ...................................................................................................................... 57
4.RESULTADOS .................................................................................................................................... 60
4.1. ARTÍCULO 1 .............................................................................................................................................. 61
4.2. ARTÍCULO 2 .............................................................................................................................................. 69
5.SÍNTESIS DE LOS RESULTADOS Y DISCUSIÓN ....................................................................... 70
5.1. EVALUACIÓN DE LA HEMODINÁMICA CEREBRAL EN EL ICTUS AGUDO CON
ANGIOGRAFÍA DINÁMICA POR RESONANCIA MAGNÉTICA........................................................ 71
5.2. RELACIÓN ENTRE LA CANTIDAD DE CALCIFICACIÓN EN LAS ARTERIAS CARÓTIDAS
INTRACRANEALES Y EL PRONÓSTICO CLÍNICO TRAS LA TROMBECTOMÍA MECÁNICA 74
VIII
5.3. REPERFUSIÓN TRAS LA TROMBECTOMÍA MECÁNICA: RELACIÓN ENTRE LA RM DE
PERFUSIÓN Y LOS GRADOS DE REVASCULARIZACIÓN ANGIOGRÁFICOS Y SU VALOR
PREDICTIVO COMO SUBROGADO DE PRONÓSTICO CLÍNICO ..................................................... 77
6.CONCLUSIONES ................................................................................................................................ 82
7.BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................................. 85
8.ANEXOS ............................................................................................................................................ 101
8.1. ANEXO 1. EXPERIMENTO 3 ............................................................................................................. 102
8.1.1. Características de la muestra ....................................................................................................... 102
8.1.2. Relación entre los grados de revascularización angiográfica y la reperfusión en
resonancia magnética. ................................................................................................................................. 104
8.1.3. Valor predictivo de la resonancia de perfusión y de los grados de reperfusión
angiográfica como variables de imagen subrogadas del pronóstico clínico. ..................... 105
8.2. ANEXO 2. MEMORIA ESTUDIO FURIAS, FIS (P14/01955) ................................................. 102
8.3. ANEXO 3. REGISTRO DE REPERFUSIÓN .................................................................................... 123
1. INTRODUCCIÓN
1
1.1. FUNDAMENTOS DEL TRATAMIENTO DEL ICTUS AGUDO
1.1.1. CORE Y PENUMBRA EN EL ICTUS AGUDO
El ictus isquémico agudo se produce por una oclusión arterial por un trombo que
impide el paso de sangre a las áreas cerebrales irrigadas por la arteria bloqueada. En
la mayor parte de los casos este trombo llega al cerebro de forma súbita procedente
de otra localización (mecanismo embólico), puede tener origen en el estrechamiento
gradual de la pared arterial intracraneal (mecanismo aterotrombótico) o se puede
producir por desestructuración de los pequeños vasos penetrantes (enfermedad de
pequeño vaso). La ausencia de oxígeno, glucosa y nutrientes da inicio a la cascada
isquémica que a través de mecanismos de excitotoxicidad, estrés oxidativo,
inflamación y señalización intracelular, desemboca en la muerte neuronal en pocas
horas. No obstante, la velocidad a la que la hipoxia lleva a la muerte celular no es
uniforme en todo el tejido el riesgo sino que avanza de forma heterogénea. De esta
manera, dentro del área isquémica podemos distinguir tres regiones bien diferenciadas
(Figura 1):
A. Core: es el núcleo central densamente isquémico en el que el daño ya es
irreversible. El flujo sanguíneo cerebral (FSC) a este nivel se encuentra
gravemente disminuido y se calcula que es menor de 10mL/100g/min.
B. Penumbra: se trata de tejido que está en riesgo pero que es potencialmente
salvable en caso de producirse la reperfusión del parénquima. Éste se
caracteriza por la ausencia de potenciales eléctricos espontáneos o inducidos y
persistencia de homeostasis iónica y potenciales eléctricos transmembrana,
aunque se ha sugerido que el metabolismo energético en estas regiones podría
encontrarse intermitentemente comprometido. Para la penumbra se estiman
unos umbrales de FSC de entre 10-15mL/100g/min y 25mL/100 g/min
C. Área de oligoemia benigna: tejido hipoperfundido pero funcional que se
recupera espontáneamente.
2
Figura 1. Regiones diferenciadas dentro del área isquémica. En morado core del infarto, en amarillo penumbra isquémica y en naranja región de oligoemia benigna.
La evolución del tejido desde core hasta penumbra queda determinada por el grado de
circulación colateral, la presión de perfusión cerebral, la duración de la isquemia y el
estado funcional y metabólico previo de la célula afectada. El tratamiento del ictus
agudo pretende el restablecimiento de la circulación cerebral lo más velozmente
posible, de manera que el tejido en penumbra quede preservado y la lesión irreversible
no incremente su tamaño. Es decir, el tratamiento del ictus persigue la recanalización
arterial con la reperfusión subsiguiente del tejido hipoperfundido.
1.1.2 TRATAMIENTO DEL ICTUS AGUDO. AVANZANDO HACIA EL TRATAMIENTO
ENDOVASCULAR
Hasta el año 2015, el único fármaco aprobado para el tratamiento del ictus agudo era
la alteplasa administrada por vía intravenosa dentro de las 3 primeras horas desde el
inicio de los síntomas en Canadá y en Estados Unidos1 y dentro de las primeras 4.5h
3
en la mayor parte de los países europeos2. Esta estrecha ventana terapéutica
restringía las opciones de tratamiento a una pequeña proporción de pacientes con un
ictus agudo. Por ejemplo, en 2011 se estimaba que en Cataluña menos de un 7% de
los pacientes que acudían a un hospital terciario con un ictus agudo recibirían
tratamiento fibrinolítico por vía sistémica3. Otra limitación de la alteplasa era su baja
eficacia terapéutica. En un meta-análisis que en el año 2014 resumió los resultados de
21 ensayos clínicos randomizados se observó que a pesar de que el tratamiento
trombolítico era superior al placebo en evitar un mal pronóstico funcional, el tamaño
del efecto era bajo, calculándose una Odds Ratio (OR) de 0.85 (Intervalo de Confianza
(IC) 95% 0.78 a 0.93) para cualquier tratamiento trombolítico, lo que sería equivalente
a evitar 41 muertes o pacientes dependientes por cada 1000 tratados. Para los 10
estudios que sólo incluyeron tratamiento con alteplasa la OR fue de 0.84 (IC 95% 0.77
a 0.93), equivalente a evitar 40 muertes o pacientes dependientes por cada 1000
tratados.4. Esta baja eficacia podría estar en relación con el efecto limitado de los
trombolíticos sistémicos sobre la revascularización. El tratamiento fibrinolítico tiene una
baja tasa de recanalización arterial completa que además se ve influida por la
localización de la lesión. De este modo, cuanto más proximal es la oclusión, menor es
la probabilidad de revascularización estimándose en el 40% en oclusiones M3, 35% en
oclusiones M2, 26% en oclusiones M1 y 9% en oclusiones de la a.carótida intracraneal
5,6. Este hecho reduce las expectativas de respuesta clínica favorable a menos del
40% de los pacientes, debido a la excelente correlación que existe entre
recanalización y buen pronóstico funcional 7.
La baja tasa de respuesta favorable al tratamiento con alteplasa llevó al desarrollo de
nuevos mecanismos terapéuticos que permitieran alcanzar mayores tasas de
recanalización arterial completa, comenzando por la administración intra-arterial de
fármacos trombolíticos. Este nuevo enfoque permitiría depositar mayor cantidad de
fármaco a nivel local con una menor exposición sistémica. No obstante, habían de
asumirse los riesgos derivados de una técnica invasiva que requería de experiencia y
que implicaba un retraso en el inicio del tratamiento. Los estudios Prolyse in Acute
Cerebral Thromboembolism (PROACT) I y II y el estudio Middle Cerebral Embolism
Local Fibrinolytic Intervention Trial (MELT) investigaron la respuesta a la
administración de, respectivamente, prourokinasa recombinante y urokinasa versus
placebo 8-10. A pesar de que las tasas de recanalización en el brazo de tratamiento
oscilaron entre el 57 y el 73%, sólo el estudio PROACT II pudo demostrar un efecto
beneficioso del tratamiento en cuanto a la consecución de un buen pronóstico
4
funcional a los tres meses. Por otro lado, los estudios Emergency Management of
Stroke (EMS) e Interventional Management of Stroke (IMS) 111,12, estudiaron el uso
combinado de fibrinólisis intravenosa e intraarterial, con resultados favorables para
dicho enfoque. A pesar de que las tasas de recanalización y de buen pronóstico eran
altamente mejorables, estos primeros estudios dieron pie a un periodo de intensa
investigación en el desarrollo de nuevos dispositivos que permitieran una extracción
segura y efectiva del trombo.
El dispositivo MERCI inauguró la era de la trombectomía mecánica (TM) al tratarse del
primer dispositivo aprobado a tal efecto. El sistema estaba formado por un catéter fino
que desplegaba una bobina helicoidal en su extremo distal tras atravesar el trombo, el
cual quedaba englobado en la hélice y podía ser extraído al retirar el catéter. La tasa
de recanalización con este dispositivo se situó entre el 43 y el 64% y hasta un 50% de
los pacientes en que se consiguió la recanalización arterial presentaron buen
pronóstico funcional 13. A continuación apareció el sistema Penumbra, basado en la
aspiración del trombo. Aunque en el estudio pivotal se observó una tasa de
recanalización del 81%, sólo el 25% del total de los pacientes presentaron buen
pronóstico funcional tras el ictus.
El siguiente avance en el tratamiento endovascular (TEV) consistió en la llegada de los
stent retrievers Trevo y Solitaire. Mientras que el dispositivo MERCI sólo se acoplaba
al extremo distal del trombo, los nuevos dispositivos se engarzaban a lo largo de todo
su recorrido permitiendo una mejor extracción del mismo. Otra ventaja de los stent
retrievers es que al desplegarse, el trombo quedaba atrapado entre el dispositivo y la
pared del vaso permitiendo una restauración del flujo inmediata incluso antes de su
extracción. En los estudios SWIFT y TREVO-2 quedó demostrada la superioridad de,
respectivamente, Solitaire y Trevo sobre el dispositivo MERCI14,15 pero aún era
necesaria la publicación de ensayos clínicos randomizados que probaran la eficacia y
seguridad de los nuevos dispositivos de TM en el ictus agudo, así como su
superioridad con respecto al mejor estándar de tratamiento.
En el 2013 aparecieron los tres primeros ensayos clínicos aleatorizados que
compararon la TEV con el mejor tratamiento médico (Synthesis Expansion16,
Interventional Management of Stroke [IMS] III17 y Recanalization of Stroke Clots Using
Embolectomy [MR-RESCUE]18) mostrando resultados neutrales para la consecución
de un buen pronóstico funcional. A estos estudios se les ha criticado el largo periodo
de inclusión, de entre 5 y 7 años, con pocos pacientes anuales por centro lo que llevó
5
a una gran heterogeneidad en las técnicas endovasculares empleadas. Este periodo
coincidió con una etapa de intensa innovación y desarrollo de los dispositivos de TM
por lo que al finalizar los estudios algunas de las técnicas utilizadas en los inicios del
reclutamiento ya estaban obsoletas. Otras críticas se han centrado en la elección de
una población diana probablemente inadecuada. Los requerimientos esenciales para
demostrar el beneficio de la TEV serían; en primer lugar demostrar que existe oclusión
de gran arteria, en segundo lugar asegurar la presencia de tejido rescatable y en tercer
lugar realizar una intervención rápida y efectiva. No obstante, ni en el ensayo IMS III ni
en el Synthesis se requirió la presencia de una oclusión arterial de gran vaso para la
inclusión del paciente. De esta manera, se calcula que en caso del estudio IMS III más
de un tercio de los pacientes incluidos tenían lesiones arteriales poco susceptibles de
beneficiarse del TEV (incluyendo ausencia de oclusión arterial, oclusiones distales u
oclusiones puramente extacraneales con buen flujo intracraneal). En relación a la
presencia de tejido rescatable, no existe un claro consenso que determine cuál es el
método más adecuado para su evaluación, pero en general se acepta que su
magnitud está directamente asociada a la gravedad clínica del ictus e inversamiente
relacionada con el volumen del core isquémico en la neuroimagen inicial. Por un lado,
el estudio Synthesis no estableció un límite de gravedad del ictus para la inclusión de
pacientes, por lo que cerca del 35% de los pacientes estudiados tenían un ictus leve o
moderado. Por otro lado, ni en el estudio Synthesis ni en el IMS III se utilizaron
criterios de selección por imagen, por lo que es posible que en algunos casos ya
existiera un gran core isquémico previo al tratamiento que determinara el pronóstico
clínico del paciente. En el ensayo MR-RESCUE que sí utilizó la neuroimagen
avanzada para la selección se incluyeron pacientes con un gran core inicial y poco
tejido rescatable. Por último, tanto Synthesis como MR-RESCUE compararon el uso
de alteplasa sistémica con el TEV primario en lugar de utilizar la fibrinólisis intravenosa
como terapia puente. De este modo, el tiempo desde la llegada al hospital hasta el
inicio del tratamiento se alargó innecesariamente en el brazo de TEV. Además, en
caso del estudio IMS III se permitió que el tiempo entre el TC craneal a la llegada al
hospital y el inicio de la intervención se alargara hasta más de dos horas. El retraso en
la administración de la intervención probablemente contribuyó a la progresión del área
isquémica llevando a una disminución del efecto del TEV19.
Entre 2015 y 2016 se publicaron seis ensayos clínicos que probaron la eficacia de la
trombectomía mecánica durante las primeras 8h desde el inicio del ictus20-25. Un último
estudio, no mostró beneficio en su variable principal, pero sí en sus variables
6
secundarias26. Algunas particularidades de estos ensayos fueron el uso de dispositivos
mecánicos de segunda generación o stent retrievers, que permitieron obtener una tasa
de recanalización arterial (definida como un grado 2b o 3 en la escala Thrombolisis in
Cerebral Ischemia) en torno al 70%27 y la selección previa de los participantes
mediante técnicas de neuroimagen que permitió incluir tan solo pacientes con una
oclusión arterial de gran vaso. En el análisis combinado de los cinco primeros estudios
publicados se observó una clara superioridad de la trombectomía mecánica sobre el
mejor tratamiento médico en la reducción de la discapacidad a los 90 días, con un
número necesario de pacientes a tratar para reducir al menos un punto en la escala
modificada de Rankin (mRS) de 2.627.
1.1.3. TRATAMIENTO ENDOVASCULAR DEL ICTUS AGUDO. DESPUÉS DE LOS ENSAYOS
CLÍNICOS
De acuerdo con las guías europeas de práctica clínica2, el TEV del ictus está indicado
en caso de un ictus agudo de menos de 6 horas de evolución con oclusión de gran
vaso siempre que no existan signos de isquemia extensa en la neuroimagen basal. La
TM debe estar precedida de tratamiento con alteplasa si el paciente no presenta
contraindicaciones para ello.
Tanto las guías europeas como las americanas son claras respecto a que la
realización de un TC simple junto a un estudio que incluya el estado arterial ya sea
mediante angioTC o angioRM es suficiente para seleccionar a un paciente para
TEV2,28. El beneficio que puedan aportar las técnicas multimodales para mejorar la
decisión terapéutica es controvertido por el momento. No obstante cabe destacar que
cinco20-23,26 de los siete ensayos clínicos que demostraron el beneficio de la TM en el
ictus agudo, utilizaron técnicas de imagen que permitían seleccionar pacientes en los
que era esperable encontrar una gran cantidad de tejido salvable con un pequeño core
isquémico inicial; es decir, se trataría de pacientes en los que existe un gran mismatch.
En el estudio SWIFT PRIME se incluyeron pacientes seleccionados por TC multimodal
o RM multimodal con presencia de una ratio de mismatch de 1.8 y un core menor de
50 ml21. En el estudio EXTEND-IA se utilizó como criterio de inclusión la presencia de
tejido salvable con un core menor de 70ml en el estudio de TC perfusión20. Por su
parte, el estudio ESCAPE sólo incluyó pacientes en los que existía una colateralidad
buena o moderada tras la realización de un angioTC multifase y presencia de una
7
puntuación en la escala Alberta Stroke Program Early CT Score (ASPECTS) ≥ 6 en el
TC simple22. Menos exigentes fueron el estudio REVASCAT en el que sólo se exigía la
presencia de oclusión arterial y un ASPECTS≥ 7 en el TC simple o ≥ 6 en el estudio de
difusión en RM23 y el estudio PISTE del que se excluyeron aquellos pacientes con
signos extensos de isquemia sin especificarse un claro límite26. Por último, los estudios
MR CLEAN y THRACE ni siquiera hicieron mención a la extensión del core isquémico
inicial en sus protocolos de inclusión. Se ha de destacar que el número necesario de
pacientes a tratar para evitar la muerte o dependencia fue mucho menor en los
estudios que utilizaron neuroimagen multimodal (2.6 en SWIFT PRIME y 2.8 en
EXTEND IA) que en los que utilizaron criterios de imagen más sencillos y menos
restrictivos (6.5 en REVASCAT y 7 en MR CLEAN). De todo ello podríamos deducir
que posiblemente el uso de técnicas de imagen multimodal permite hacer una
selección más adecuada de los pacientes que se beneficiarán del tratamiento
endovascular siempre que no comporten un retraso en el inicio de la acción
terapéutica. Por otro lado, se podría argumentar que algunos de los pacientes
excluidos debido a los exigentes criterios de imagen multimodal también podrían
haberse beneficiado del tratamiento endovascular. En este sentido es interesante
tener en cuenta la “falacia del denominador”. De acuerdo con este concepto, para
medir el efecto de una intervención no debemos situar el número de pacientes con
buen pronóstico en el nominador y el número de pacientes seleccionados para
tratamiento en el denominador porque esto nos dará una sensación de falso éxito. Lo
realmente correcto sería colocar el total de pacientes con un ictus en el denominador
porque se trata de la totalidad de la población que podría verse beneficiada de un
tratamiento29.
1.1.4. TÉCNICAS DE IMAGEN UTILIZADAS EN LA SELECCIÓN DE PACIENTES PARA EL
TRATAMIENTO DEL ICTUS AGUDO. VENTAJAS Y DESVENTAJAS
A continuación se enumeran las técnicas de imagen más utilizadas para la selección
del tratamiento en pacientes con un ictus agudo así como sus ventajas y desventajas:
A. TC craneal simple y angioTC: tanto el TC simple como el angioTC son
técnicas de rápida adquisición, económicas y ampliamente disponibles. El TC
simple permite descartar de forma fiable la presencia de hemorragia y
determinar los signos incipientes de isquemia aguda. El angioTC permite
8
valorar la presencia de oclusión arterial tras la administración de un medio de
contraste. De este modo estimamos el tejido en riesgo como aquel situado más
allá de la oclusión arterial. Si el TC simple muestra una relativa integridad del
parénquima, es decir, el core es pequeño y en el angioTC se visualiza una
oclusión de gran arteria podemos extrapolar que existe mismatch por lo que el
paciente sería candidato a tratamiento de revascularización arterial. Las
limitaciones de esta técnica son la alta variabilidad inter-observador para la
identificación de signos incipientes de isquemia en especial cuando la
neuroimagen se realiza dentro de los primeros 90 minutos desde el inicio de los
síntomas y la baja sensibilidad del TC simple para la detección de isquemia
cerebral aguda30. Además, el angioTC, al tratarse de una secuencia estática
sólo permite evaluar de forma indirecta la penumbra isquémica.
B. TC perfusión: esta técnica permite la creación de mapas de flujo, tiempo y
volumen tras la administración de contraste intravenoso y a través de
algoritmos previamente definidos. De acuerdo a umbrales predefinidos se
identifica el mismatch como la ratio entre el tejido afecto en mapas de flujo y el
tejido afecto en mapas de volumen. Las ventajas del TC perfusión son la rápida
adquisición (entre 60 y 90 segundos) y la obtención de una medida cuantitativa
del tejido con daño irreversible y del tejido en riesgo. En cuanto a sus
limitaciones, se trata de una técnica que expone al paciente a radiación,
generalmente tiene una cobertura cerebral limitada y tanto la metodología de la
adquisición como del análisis posterior es heterogénea.
C. RM multimodal: incluye la realización de al menos una secuencia eco de
gradiente (permite descartar la presencia de hemorragia intracraneal), una
secuencia de difusión (DWI), un estudio angioRM y un estudio de perfusión
(PWI). La secuencia de difusión es la técnica más precisa en este momento
para la identificación del core isquémico. La angioRM permite valorar el lugar
de la oclusión y la secuencia de perfusión, de manera similar al TC perfusión,
genera mapas de flujo, tiempo y volumen tras la administración de gadolinio
intravenoso. El mismatch se calcula como la ratio entre el volumen de tejido
afecto en DWI y el volumen de tejido con un retraso en los mapas de tiempo
(TMax>6segundos)31. Las ventajas de la RM multimodal incluyen una mayor
precisión en la identificación del core desde estadios muy precoces y
probablemente una mayor confianza en la decisión de tratamiento por parte del
9
neurólogo ya que la lesión es más conspicua que en TC craneal32. En cuanto a
sus limitaciones, la adquisición y el tiempo pre-escáner (necesario para
comprobar la ausencia de implantes metálicos y para el acceso del paciente a
la máquina) provocan un alargamiento de los tiempos puerta-intervención
terapéutica33. Además, se trata de una técnica más sujeta a los movimientos
del paciente y que permite una peor monitorización de los pacientes inestables.
Figura 2. Identificación del mismatch con diferentes técnicas radiológicas. A) Ausencia de signos extensos de isquemia en el TC simple (en la imagen se señalan las regiones ASPECTS) y presencia de oclusión proximal en angioTC B) RM con secuencias de difusión y angioRM; pequeña lesión en DWI y oclusión proximal en la secuencia TOF C) RM con secuencias de difusión y perfusión; pequeña lesión en difusión (rojo) y gran área de tejido hipoperfundido (azul).
10
1.2. BIOMARCADORES RADIOLÓGICOS EN EL ICTUS AGUDO
1.2.1. BIOMARCADORES, VARIABLES EVOLUTIVAS Y MARCADORES SUBROGADOS
De acuerdo con el National Institutes of Health Biomarkers Definitions Working Group,
el término biomarcador se define como “una característica que es objetivamente
mesurable y evaluable como un indicador de un proceso biológico normal, un proceso
patogénico, o una respuesta farmacológica a una intervención terapéutica”34. En
general, los biomarcadores representan una medida indirecta de una característica
clínica o proceso, aunque algunos de ellos permiten valorar directamente la
característica de interés. Por ejemplo, la presión arterial puede evaluarse de forma
directa y además, puede considerarse como una medida indirecta de diversos
procesos como la rigidez arterial o el volumen de sangre circulante. De este modo los
ejemplos de biomarcadores englobarían desde el pulso y la tensión arterial pasando
por los valores bioquímicos en sangre hasta los signos observados en la neuroimagen.
Los biomarcadores son por definición características de procesos biológicos objetivos
y cuantificables, pero no se correlacionan necesariamente con el estado subjetivo del
paciente, su sensación de bienestar o su experiencia de la enfermedad.
Las variables clínicas evolutivas, al contrario, son variables que reflejan cómo un
sujeto incluido en un estudio clínico “se siente, es funcional y sobrevive”34. Es decir,
representan la salud y bienestar del sujeto desde su propio punto de vista. Si
consideramos que el objetivo de la práctica clínica es disminuir la morbilidad y la
mortalidad y no producir cambios en características bioquímicas o radiológicas
objetivables sin un claro correlato clínico, se entiende que exista un amplio consenso
que considera las variables clínicas evolutivas como las variables primarias de la
investigación clínica y biomédica. En el estudio de la enfermedad vascular cerebral las
variables evolutivas clínicas más utilizadas son la mortalidad y el estado funcional del
paciente generalmente medido a través de la escala modificada de Rankin o el índice
de Barthel a los tres meses de la intervención35. El problema de utilizar estas escalas
como variables primarias de resultado es que pueden advertirse como ambiguas y
subjetivas y en definitiva poco capaces de demostrar hasta qué punto una intervención
es o no efectiva. Además, al demorar la valoración final clásicamente unos tres meses,
se percibe que durante este periodo otras patologías pueden afectar al resultado final
y de esa manera desdibujar la efectividad real de la intervención.
11
En la búsqueda de marcadores más estables, fácilmente cuantificables y objetivos,
durante los últimos años se ha explorado el valor de los biomarcadores como variables
primarias de resultado en diversos ensayos clínicos. De este modo, cuando un
biomarcador se utiliza para substituir o subrogar una variable clínica evolutiva,
hablamos de variable subrogada. Dichas variables han de ser capaces de predecir el
beneficio clínico basado en evidencia epidemiológica, terapéutica o patofisiológica.
1.2.2. CARACTERÍSTICAS NECESARIAS DE UN BIOMARCADOR COMO VARIABLE SUBROGADA
La neuroimagen siempre representa una medida indirecta de los procesos biológicos y
se ha utilizado de forma frecuente en la investigación clínica y preclínica de la
enfermedad vascular cerebral para la monitorización de intervenciones o como
variable subrogada del pronóstico clínico. No obstante, sólo un pequeño grupo de
biomarcadores con unas características muy determinadas pueden utilizarse como
variables subrogadas. Estas características son:
A. Sólida evidencia científica (epidemiológica, terapéutica o patofisiológica) de
que el biomarcador predice de forma precisa y consistente el pronóstico clínico,
ya sea en forma de daño o de beneficio.
B. Relevancia, es decir, el biomarcador debe proporcionar información clínica
relevante para los pacientes o investigadores.
C. Validez, esto es, el biomarcador debe ser útil como marcador subrogado y
capaz de predecir el pronóstico clínico en otras poblaciones o en otros estudios
de tratamiento similares. No debemos asumir que aquellos biomarcadores que
se han demostrado válidos en contextos de investigación bien limitados,
pueden utilizarse de forma amplia en otros escenarios sin una clara validación
previa.
D. La medición del biomarcador debe poder ser fiable, objetiva, reproducible y
precisa.
E. El biomarcador ha de ser económico y fácil de obtener.
F. Ha de ser mesurable en la fase inicial de la enfermedad
1. 2.3. BIOMARCADORES RADIOLÓGICOS PRONÓSTICOS EN EL ICTUS AGUDO
La edad, la gravedad del ictus, la glicemia capilar a la llegada al centro receptor o el
tiempo desde el inicio hasta la recanalización son factores clínicos y biológicos que
12
nos pueden ayudar a predecir e individualizar el pronóstico de un determinado
paciente tras sufrir un ictus. Todos estos factores pueden verse complementados por
factores tanto de neuroimagen simple como de neuroimagen avanzada en la
predicción pronóstica del ictus. Algunos de estos factores son:
1.2.3.1. Características del parénquima; core, penumbra y permeabilidad
En la tabla 1 se representan las definiciones de core y penumbra más habituales tanto
en RM como en TC craneal. Se ha de tener en cuenta que dichas definiciones son
probabilísticas en tanto que continúan siendo medidas indirectas y aproximadas de los
procesos fisiopatológicos, es decir, se trata de marcadores subrogados de la lesión
isquémica. Así mismo, se ha de mencionar que el valor de estos marcadores
radiológicos como subrogados del área isquémica es aún controvertido, especialmente
en lo referente a los marcadores derivados de las secuencias de perfusión.
Tabla 1. Definición del core y la penumbra isquémica en RM y TC craneal
Técnica Secuencia Definición
Core TC
TC simple
TC perfusión
Hipoatenuación del parénquima
Tejido con un FSC relativo < 30%
Tejido con un FSC relativo < 40% y retraso en el tiempo de
llegada>3 segundos
RM DWI Hiperintensidad en DWI que restringe en ADC
Penumbra TC TC perfusión Retraso del TMax > 6 segundos
Retraso del tiempo de tránsito medio (no umbral establecido)
RM
SWI
RM perfusión
Región con signo de la hipointensidad de las venas
Retraso del TMax > 6 segundos
Retraso del tiempo de tránsito medio (no umbral establecido)
a. Volumen del core a la llegada al hospital
En el tratamiento del ictus se asume que los tratamientos de reperfusión serán más
efectivos cuando nos encontremos ante un pequeño core y una gran penumbra y se
ha hipotetizado que dichas terapias no tienen beneficio más allá de un determinado
13
umbral de volumen para el core. A pesar de la gran cantidad de literatura generada al
respecto aún no está claro si existe dicho umbral. La revisión de este tema es
especialmente relevante si tenemos en cuenta que de acuerdo a estos supuestos se
estableció un volumen máximo de lesión isquémica inicial como criterio de inclusión en
cinco de los siete estudios que probaron la eficacia de la trombectomía mecánica en el
ictus agudo. A consecuencia de ello las recomendaciones de las guías clínicas
establecen un umbral máximo de volumen del core isquémico para el TEV. No
obstante, desconocemos si los pacientes con un volumen grande de lesión isquémica
inicial también se beneficiarían de esta terapia. Algunos de los umbrales estudiados
son:
- Hipodensidad de más de un tercio del territorio de la arteria cerebral media
En 1997, un sub-estudio del ensayo clínico ECASS estableció el valor pronóstico
de la extensión de los signos incipientes de isquemia en TC craneal en el efecto
del tratamiento36. Se observó que los pacientes con hipodensidad de más de un
tercio del territorio de la arteria cerebral media tenían peor pronóstico funcional a
los tres meses independientemente del tratamiento administrado y mayor riesgo de
transformación hemorrágica a las 24h. La crítica más relevante que ha recibido
este trabajo es que no se garantizó que los evaluadores del TC basal estuvieran
cegados a las imágenes de seguimiento, lo que repercutiría en una mejor
identificación de la isquemia incipiente en aquellos pacientes que tuvieran un
mayor tamaño del infarto o una transformación hemorrágica en la imagen de
seguimiento. Al aplicar la regla de los tercios a la cohorte del estudio IST-337 o a la
del consorcio HERMES38 no se demostró que existiera una interacción entre los
signos incipientes de isquemia en la TC craneal y el efecto del tratamiento.
- Puntuación en la escala ASPECTS con un punto de corte en 7
Un buen número de estudios de cohortes de pacientes tratados tanto con alteplasa
como con TEV han mostrado que aquellos con un ASPECTS inicial > 7 en TC
simple o en secuencias de DWI tienen una mayor probabilidad de buen pronóstico
a largo plazo entendido este como una puntuación en la mRS menor o igual a 2 a
los tres meses del ictus39-43. No obstante dichos estudios tienen varias limitaciones
dado que algunos tienen un diseño retrospectivo40,42,43 y en general todos ellos
tienen un número de muestra pequeño. Además, el hecho de que los pacientes
con una lesión pequeña en la neuroimagen inicial tengan buen pronóstico
funcional, no implica que pacientes con una lesión inicial de mayor tamaño no
14
tengan respuesta al tratamiento. Por ello es interesante observar lo que ocurre
cuando llevamos este umbral a muestras procedentes de ensayos clínicos
aleatorizados. En el estudio PROACT 244 se observó que el riesgo relativo de buen
pronóstico ascendía desde 1.2 (IC 95%, 0.5-2.7) en el grupo de pacientes con un
TC desfavorable (ASPECTS≤ 7) hasta 3.2 (IC 95%, 1.2-9.1) en aquellos que tenían
un TC basal favorable (ASPECTS8). No obstante hay que tener en cuenta que la
población de pacientes no era homogénea, de tal manera que mientras que el 70%
de los pacientes con TC favorable eran mayores de 65 años, sólo el 41% de los
pacientes con TC desfavorable superaban dicha edad. Este desequilibrio llevó a
una clara diferencia en la tasa de buen pronóstico del grupo control, que fue del
10% en el grupo de TC favorable y del 34.5% en el grupo de TC desfavorable. No
se especificó en este caso el valor de la interacción para ASPECTS y tratamiento.
Otros sub-estudios de ensayos aleatorizados sí nos proporcionan este dato. Los
resultados procedentes de los estudios NINDS45, ECAS II46, IMS III47 e IST-337 y las
recientes comunicaciones del consorcio HERMES38 parecen indicar que aunque
una puntuación mayor de 7 en la escala ASPECTS en el TC basal aumenta la
probabilidad de buen pronóstico, no existe una interacción entre el ASPECTS y la
respuesta al tratamiento.
- Otros puntos de corte en la escala ASPECTS
Algunos investigadores han estudiado el valor pronóstico de establecer un umbral
de la escala ASPECTS en 5 en las secuencias de DWI. Estudios retrospectivos de
cohortes parecen indicar que la dicotomización de los pacientes alrededor de esta
cifra permite predecir la ausencia de buen pronóstico a los tres meses48 y la
ausencia de mejoría neurológica inicial49. Además, establecer un punto de corte en
3 podría predecir un pronóstico funcional fatal entendido como una puntuación en
la mRS de 5 o 6 a los tres meses42. En general estos umbrales no han sido
evaluados en sub-estudios de ensayos clínicos randomizados. Sólo en
comunicaciones del consorcio HERMES se ha utilizado el umbral de ASPECTS de
5 hallando una menor probabilidad de buen pronóstico pese al tratamiento en este
grupo de pacientes, pero sin encontrarse una interacción significativa entre el
tratamiento y el valor de la imagen.50
- Volumen de la lesión en difusión
Unos pocos estudios han intentado hallar el umbral más preciso de volumen en la
difusión a la llegada al hospital para la predicción del pronóstico funcional en
15
pacientes tratados con terapia intraarterial. El umbral de 70 mL propuesto
inicialmente por Sanak et al51 fue respaldado por dos estudios de pequeño tamaño;
en los que sólo fueron incluidos 652 y 953 pacientes respectivamente que superaran
dicho volumen de lesión. Estos resultados fueron rebatidos por dos estudios de
mayor tamaño. En uno de ellos se observó que aunque existe una clara relación
entre un mayor volumen de lesión inicial y una menor probabilidad de buen
pronóstico, los pacientes con una lesión basal mayor de 70 mL también pueden
beneficiarse del TEV54. En un estudio posterior se incluyeron 105 pacientes con
una lesión inicial en DWI mayor de 70 mL que fueron tratados mediante TEV. Se
observó que un tercio de estos pacientes tenía un buen pronóstico funcional si se
conseguía una reperfusión completa. Por el contrario, si no había reperfusión, sólo
uno de cada 12 pacientes tenía buen pronóstico55.
b. Umbrales de mismatch previo al tratamiento
Los investigadores de los estudios Diffusion and Perfusion Imaging Evaluation for
Understanding Stroke (DEFUSE)56 y Echoplanar Imaging Thrombolytic Evaluation Trial
(EPITHET)57 fueron los principales impulsores del estudio del valor pronóstico del
mismatch en el tratamiento de reperfusión. El estudio DEFUSE tuvo como objetivo
estudiar el valor del mismatch entre el volumen de lesión en DWI y el volumen de
lesión en PWI en pacientes sometidos a terapias de reperfusión para la predicción del
pronóstico clínico del ictus. En un grupo de 74 pacientes que recibieron tratamiento
con alteplasa entre 3 y 6h desde el inicio de los síntomas, se realizó una RM previa y
otra posterior a la terapia. Se consideró que existía un patrón de mismatch favorable
cuando la ratio entre el volumen de lesión en DWI y el volumen de lesión en PWI
evaluado en mapas de TMax2s era de al menos 1.2. En los pacientes con mismatch,
la reperfusión precoz se asoció con un pronóstico clínico favorable en un 56% de los
casos mientras que en los 4 pacientes que no tenían un patrón de mismatch y en los
que la reperfusión no se produjo, la tasa de buen pronóstico fue de 056. En cuanto al
ensayo EPITHET, su objetivo fue determinar el efecto de la alteplasa administrada
entre tres y seis horas desde el inicio de los síntomas en pacientes seleccionados
mediante criterios de mismatch en RM. Los umbrales de imagen utilizados fueron los
mismos que en el estudio DEFUSE. Tras la inclusión de 101 pacientes se observó que
la administración de alteplasa se asociaba con un aumento de la reperfusión pero no
con un menor crecimiento del infarto a los 3 días57.
16
Ante la alta probabilidad de incluir un amplio territorio de oligoemia benigna al
seleccionar un retraso de sólo 2s en el TMax para definir el área hipoperfundida58, el
criterio de mismatch favorable se reformuló para el análisis conjunto del EPITHET y
DEFUSE seleccionando un retraso de al menos 6s para definir el volumen de
hipoperfusión. De esta manera se observó que en los pacientes que cumplían criterios
de mismatch se multiplicaba por cinco la probabilidad de tener buen pronóstico tras la
reperfusión arterial. No obstante, y aunque la ratio de probabilidad no era tan alta,
también los pacientes que no tenían mismatch parecieron beneficiarse de la
reperfusión arterial59.
En el DEFUSE 2, un estudio de una cohorte prospectiva de pacientes que recibieron
TEV a los que se realizó una RM previa al tratamiento, se estudió el valor de unos
nuevos umbrales de mismatch. En este caso se requirió que la ratio entre el volumen
hipoperfundido en TMax6s y el volumen de lesión en difusión fuera mayor de 1.8. De
los 99 pacientes incluidos, sólo 21 no cumplieron criterios de mismatch. En caso de
reperfusión arterial, la OR para buen pronóstico fue de 8.8 (IC 95% 2.7-29) en los
pacientes con mismatch y de 0.2 (0.0-1.6) en los pacientes sin patrón de mismatch. No
obstante, se ha de destacar que sólo 12 pacientes sin mismatch frente a 46 pacientes
con mismatch presentaron reperfusión arterial, por lo que la muestra no era
balanceada60.
En conclusión, ser más estrictos con los criterios de mismatch permite identificar mejor
a los pacientes que tendrán mayores posibilidades de buen pronóstico pero eso no
implica la futilidad del tratamiento fuera de estos umbrales.
Precisamente el MR-RESCUE fue un ensayo clínico de tratamiento endovascular en el
que se evaluó el valor de las técnicas de neuroimagen para la selección de pacientes
tributarios a TEV. El estudio fue negativo probablemente debido al largo tiempo de
reclutamiento con cambios de protocolo y a la utilización de dispositivos de primera
generación cuyo uso se ha abandonado en la actualidad. No obstante, seguramente
los umbrales de mismatch seleccionados para la dicotomización de los grupos de
estudio también estuvieron relacionados con el fracaso del ensayo. En el protocolo
inicial, en Marzo de 2004, se definió mismatch como la presencia de un volumen
hipoperfundido en mapas de TMax2s un 20% mayor al core isquémico por lo que, por
un lado, es probable que áreas de oligoemia se estuvieran interpretando como tejido
en riesgo y por otro, la proporción de tejido susceptible de rescate era muy pequeña.
En septiembre de 2010, en una enmienda al protocolo se definió mismatch como una
17
hipoperfusión en TMax 4s al menos un 30% mayor al core del infarto, que además fue
limitado a 90mL. Probablemente este cambio no llegó a tiempo para mejorar las
posibilidades de un estudio que terminó apenas un año más tarde18.
c. Intensidad de la isquemia en el core
El coeficiente de difusión aparente (ADC), derivado de la DWI, proporciona una
medida cuantitativa acerca del grado de compromiso bioenergético en la lesión
isquémica. De este modo, cuanto más bajo es el ADC, mayor es el compromiso
bioenergético y mayor la probabilidad de que el tejido esté necrótico. A principios de
los años 2000 se especuló acerca de un umbral de ADC que permitiera pronosticar el
grado de funcionalidad a largo plazo de los pacientes. Así, algunos estudios sugerían
que a mayor anormalidad del valor del ADC, peor pronóstico funcional, llegando
incluso a establecer un umbral en torno a 560x10-6mm2/s, por debajo del cual sería
esperable un mal pronóstico a los tres meses. Es de destacar que la mayor parte de
estos estudios se realizó con un número muy pequeño de pacientes, entre 15 y 60, y
aunque se hallaron asociaciones en el análisis univariado, muchos de ellos no
estudiaron la asociación independiente del valor radiológico con el grado de
independencia funcional a los tres meses. En un estudio prospectivo de 108 pacientes,
específicamente diseñado para valorar la asociación entre alteración del ADC y
pronóstico funcional, se halló que a mayor gravedad del ictus en el momento inicial,
mayor anormalidad del ADC. No obstante, el umbral de ADC no se asoció de forma
independiente con el pronóstico funcional a los tres meses tras incluir en el modelo de
regresión variables clínicas como la edad o la gravedad del ictus a la llegada al
centro61. Del mismo modo, se ha especulado que un menor umbral de ADC pueda
estar relacionado con un mayor riesgo de transformación hemorrágica, complicación
altamente asociada con el pronóstico funcional. Algunos estudios relacionaron el
riesgo de transformación hemorrágica con la presencia de un mayor porcentaje de
vóxeles con un menor valor del ADC, pero todos ellos tuvieron un diseño retrospectivo
y un tamaño de la muestra muy pequeño, de entre 17 y 27 pacientes62-64. El único
estudio que evaluó de forma ajustada la asociación entre ADC y riesgo hemorrágico
concluyó que es el volumen de la lesión isquémica y no la intensidad de la isquemia el
que se relaciona con un mayor riesgo de transformación hemorrágica65. Por último, un
estudio que incluyó 55 pacientes y estableció diversos umbrales de ADC (menor de
550, menor de 450, menor de 350 y menor a 250) observó que en general, a más
vóxeles con peor ADC dentro del core isquémico, mayor proporción de transformación
18
hemorrágica, pero estas diferencias no fueron estadísticamente significativas66. En
conclusión, no se puede establecer un claro umbral de ADC que permita predecir ni el
pronóstico funcional ni la transformación hemorrágica. Las asociaciones halladas
hasta el momento parecen estar determinadas por un volumen mayor del core
isquémico, más que por la intensidad del compromiso bioenergético a ese nivel.
Figura 3. Evaluación de la misma lesión isquémica utilizando diferentes umbrales de ADC.
d. Localización de la lesión isquémica
La mayor parte de los estudios que han intentado relacionar la localización específica
de la lesión con la funcionalidad tras un ictus isquémico, se han centrado en el estudio
de las secuelas motoras. El uso de la imagen por tractor de difusión ha permitido
identificar el brazo posterior de la cápsula interna y en menor medida la corona radiata
y el córtex motor, como las estructuras implicadas en una mala recuperación motora
tras un ictus isquémico67,68. Además se ha hallado que la carga de lesión en el tracto
corticoespinal tiene una relación directa con la funcionalidad motora69 estableciéndose
que un umbral mayor a 7cc tiene un valor predictivo positivo del 100% para un mal
pronóstico motor a los tres meses del ictus70.
19
Figura 3. Tractografía que representa el tracto corticoespinal a su paso por el córtex motor, centro semioval, corona radiata y brazo posterior de la cápsula interna en diferentes momentos. Se observa disminución de su grosor a nivel de la corona radiata y brazo posterior de la cápsula, coincidente con una disminución de FA a ese nivel. Imagen cortesía de los doctores Gerard Blasco y Josep Puig.
No obstante, el grado de dependencia de un paciente o su calidad de vida, no sólo
dependen de su capacidad motora. El desarrollo de técnicas de mapeado basado en
vóxel, ha permitido identificar agrupaciones de regiones que se asocian a
determinados síntomas. Un estudio reciente mostró que existe una asociación
independiente entre la localización de la lesión y el rendimiento cognitivo a los tres
meses utilizando la escala Montreal Cognitive Assessment (MoCA). De acuerdo a sus
resultados validados posteriormente en una cohorte de 74 pacientes, la afectación
hemisférica izquierda se asocia en mayor medida con el pronóstico cognitivo con una
especial implicación del córtex prefrontal, cingulado, peri-insular, córtex medial y
superior temporal, amígdala, hipocampo y núcleos profundos incluyendo tálamo71.
Finalmente, algunos estudios han analizado la relación entre la localización de la
lesión en RM y el pronóstico funcional mediante la escala modificada de Rankin entre
1 y 3 meses. Las regiones cerebrales más estrechamente relacionadas con un mal
pronóstico funcional a largo plazo son el tracto corticoespinal, el putamen, el lóbulo
parietal en caso de afectación hemisférica derecha y el lóbulo temporal izquierdo
incluyendo estructuras como el fascículo uncinado, precúneo o el giro angular72-74.
20
e. Intensidad y volumen de la hipoperfusión
El concepto de perfil maligno se describe por primera por parte de los investigadores
del estudio DEFUSE y define a un grupo de pacientes que debido a la gravedad de la
isquemia en términos de intensidad de la hipoperfusión y volumen del tejido isquémico
tienen una alta probabilidad de presentar transformación hemorrágica sintomática o
mal pronóstico tras ser sometidos a un tratamiento de reperfusión. Inicialmente se
definió de forma empírica como aquellos pacientes que en la RM previa al tratamiento
presentaban una lesión en DWI mayor a 100ml o una lesión en los mapas de PWI
correspondientes a un TMax8s de más de 100ml56. La aplicación de dichos umbrales
al estudio EPITHET demostró su capacidad para identificar pacientes con una menor
frecuencia de reperfusión y un mayor crecimiento del infarto57. Además, el análisis
agrupado de DEFUSE y EPITHET confirmó la presencia de una mayor tasa de
transformación hemorrágica y mal pronóstico en pacientes con un perfil maligno que
presentaron reperfusión respecto a aquellos en los que no se consiguió la reperfusión
del tejido. Por otro lado, dicho estudio sugirió una redefinición del umbral de perfusión
para el perfil maligno, estableciéndolo en un volumen de tejido con un retraso en los
mapas de TMax8s mayor a 85ml75. Se ha de destacar que en ambos estudios los
pacientes recibieron tratamiento fibrinolítico con alteplasa entre 3 y 6h desde el inicio
de los síntomas, por lo que estos resultados no son extrapolables a ventanas
terapéuticas más precoces.
El valor pronóstico de la intensidad y el volumen de la hipoperfusión también ha sido
estudiado en TC perfusión. En una cohorte de 113 pacientes en los que se consiguió
una recanalización completa (TICI2b-3) tras TEV y en los que se había realizado un
TC perfusión previo al procedimiento, se evaluó el impacto pronóstico de presentar un
volumen de tejido mayor a 100ml con un retraso en mapas de TMax10s calculado de
forma automatizada mediante el software RAPID. El tiempo medio transcurrido entre el
inicio de los síntomas y la punción femoral fue de unas 7h. En esta cohorte no existió
una asociación entre dicho umbral de hipoperfusión y una mayor probabilidad de
presentar transformación hemorrágica, mal pronóstico o crecimiento del infarto76. La
variabilidad de resultados entre los estudios presentados podrían ser debidas a las
diferencias entre las técnicas de imagen seleccionadas para el estudio, pero más
probablemente estarán relacionadas con las diferencias en la aproximación
terapéutica.
21
f. Permeabilidad. Evaluación de la rotura de la barrera hematoencefálica
Una de las consecuencias de la isquemia mantenida es la disrupción de la barrera
hematoencefálica lo que provoca que el lecho capilar sea anormalmente permeable y
en consecuencia más propenso al daño por reperfusión en forma de edema o de
transformación hemorrágica.
La integridad de la barrera hematoencefálica se puede estudiar mediante RM tras la
administración de gadolinio. El agente de contraste no es capaz de atravesar una
barrera íntegra, pero en caso de rotura de la misma, puede llegar tanto al parénquima
como al espacio subaracnoideo. La secuencia FLAIR suprime el líquido
cefalorraquídeo, por lo que la presencia de gadolinio en el mismo será especialmente
llamativa cuando utilizamos esta técnica. Este biomarcador de rotura de la barrera
hematoencefálica se ha denominado hyperintense acute injury marker (HARM) y su
presencia se ha asociado a reperfusión, transformación hemorrágica del ictus77 y mal
pronóstico clínico a los 90 días78. La presencia de HARM normalmente se ha evaluado
en una neuroimagen posterior a la administración de la intervención terapéutica. No
obstante, conocer el estado de la barrera hematoencefálica antes del tratamiento sería
de especial interés para determinar si algunos pacientes van a presentar un daño por
reperfusión, resultando la terapia potencialmente dañina o fútil.
La administración de gadolinio produce un incremento de la señal en secuencias T1,
por lo que realizando repetidas adquisiciones tras la administración del contraste y
asumiendo que existe una relación lineal entre el incremento de la señal en función del
tiempo y la concentración de contraste en función del tiempo podemos generar curvas
de concentración en relación al tiempo para cada voxel o región cerebral.
Posteriormente se ha de aplicar un modelo farmacocinético que permita definir el
intercambio del medio de contraste entre el volumen intra y extravascular y de este
modo se pueden generar mapas de permeabilidad que proporcionan datos
cuantitativos en cuanto a la presencia de contraste fuera del compartimento
intravascular. Esta técnica denominada dynamic contrast enhanced (DCE), también
puede ser utilizada en TC mediante la administración de contraste yodado. Varios
estudios han mostrado que la extensión de la rotura de la barrera hematoencefálica
identificada mediante mapas de permeabilidad se asocia a un mayor riesgo de
transformación hemorrágica79-82. No obstante por el momento los datos son muy
limitados y aún no existe un consenso sobre el mejor modelo farmacocinético para la
derivación de los mapas de rotura de la barrera.
22
1.2.3.2. Localización y características del trombo
La localización, el tamaño, la permeabilidad y la composición del trombo son datos
muy relevantes en cuanto a la resistencia a la recanalización y al pronóstico funcional
en el ictus agudo.
Técnicas de imagen utilizadas en la evaluación de la localización y caracterización del
trombo
Cualquier técnica que permita realizar un estudio angiográfico, desde el estudio
neurosonológico hasta la angiografía convencional permiten evaluar la localización de
la oclusión. No obstante, el TC y la RM craneal permiten ir más allá de la simple
visualización de la oclusión y proporcionan datos acerca del tamaño del trombo y su
forma, presentado un especial potencial para caracterizar la composición del trombo y
su permeabilidad.
El TC craneal simple permite la identificación del trombo en aquellas situaciones en
que se observa una hiperdensidad en el recorrido arterial. Este hallazgo suele ser
denominado signo de la cerebral media hiperdensa, ya que inicialmente fue descrito
en dicha arteria, aunque no es exclusivo de ella83. Su identificación es altamente
dependiente del grosor de corte utilizado; así, a menor grosor mayor minimización del
efecto de volumen parcial provocado por la baja densidad del fluido cerebroespinal
adyacente y en consecuencia mejor visualización del signo de la hiperdensidad. Se ha
estimado que el volumen parcial generado con un grosor de corte estándar de unos
5mm impide la visualización de aproximadamente el 25% de los trombos84. Además el
uso de cortes de 0.625mm de grosor con respecto a aquellos de 5mm permite
incrementar el área bajo al curva referente a la identificación del trombo hasta
aproximadamente 0.95 respecto al 0.65 de los cortes gruesos85.
El angioTC permite identificar el trombo como una región de ausencia de opacificación
tras la administración de contraste. Al determinar dicha región podemos valorar tanto
la longitud como la localización de trombo. La escala Clot Burden (CBS) incluye los
parámetros localización y tamaño del trombo de forma ponderada. Sobre un máximo
de 10 puntos se restan 2 si hay falta de opacificación de contraste en el segmento M1
proximal, M1 distal, o carótida intracraneal en la región supraclinoidea. En caso de
defecto de opacificación en el segmento M2, A1 o carótida intracraneal en la región
infraclinoidea se resta 1 punto. De esta forma, una puntuación de 10 indica ausencia
de oclusión visible en el angioTC mientras que una puntuación de 0 indicaría la
oclusión de todas las arterias intracraneales de la circulación anterior86. Además, esta
23
técnica permite medir las unidades Hounsfield del trombo mediante la colocación de
un área de interés (ROI) en su interior. Al dividir el valor en unidades Hounsfield del
trombo en el angio TC entre el valor del trombo hiperdenso en TC craneal simple
obtenemos el incremento de la atenuación del trombo, una medida indirecta de la
permeabilidad del mismo87.
La RM tiene la ventaja de que las diferentes secuencias pueden identificar diferentes
elementos de la composición de trombo. Las secuencias altamente susceptibles de
presentar artefactos magnéticos como las secuencias T2*, eco de gradiente (GRE) y
ponderada en susceptibilidad magnética (SWI) permiten identificar el trombo,
especialmente el que es rico en glóbulos rojos, como un artefacto hipointenso que se
extiende más allá de los límites reales del trombo88. Este efecto es debido a la
presencia de deoxihemoglobina, que causa una inhomogeneidad del campo
magnético y en consecuencia una pérdida de señal en este tipo de secuencias.
Además de darnos información acerca de la composición del trombo, el artefacto
generado también conocido como blooming artifact permite valorar la localización de la
oclusión e incluso calcular la carga de trombo mediante la CBS adaptada a T2*89.
Figura 4. Identificación del trombo mediante A) hiperdensidad de la arteria en TC simple, B) ausencia de opacificación en angioTC y C) artefacto de susceptibilidad magnética en RM, secuencia SWI. Las flechas blancas señalan el trombo en cada una de las imágenes.
A
A B C
24
Características del trombo en el pronóstico del ictus
a. Localización y tamaño del trombo
En un meta-análisis de 26 estudios sobre la incidencia y predictores de recanalización
temprana tras fibrinólisis intravenosa se observó que tanto la presencia de oclusión
proximal como una mayor longitud del trombo eran potentes predictores de ausencia
de recanalización temprana. Los porcentajes totales de recanalización temprana en
dicho estudio fueron del 52% en caso de oclusión de la arteria cerebral media a nivel
distal (segmentos M2-M3), del 35% para la arteria cerebral media proximal (segmento
M1), del 13% para la arteria carótida interna intracraneal, y del 13% para la oclusión de
la arteria basilar90.
En cuanto al tamaño del trombo, varios estudios coindicen en que, a mayor longitud,
peor pronóstico pero no está claro si existe un umbral de extensión que permita
predecir firmemente el pronóstico funcional. Una de las principales limitaciones de la
investigación a este respecto es que el tamaño medido es íntimamente dependiente
de la técnica de imagen que se usa, por lo que muchas veces se puede estar supra o
infravalorando el tamaño real del trombo. Por ejemplo, en una cohorte de 138
pacientes se observó que la recanalización arterial tras alteplasa era menor de un 1%
en caso de trombos de más de 8mm de longitud evaluados mediante la hiperdensidad
arterial en cortes de 2.5mm en TC craneal simple91. Este punto de corte incluso fue
utilizado como criterio de inclusión en el estudio THERAPY, un ensayo clínico
aleatorizado que comparaba la administración de alteplasa por vía intravenosa con la
combinación de fibrinolítico sistémico más trombectomía por aspiración92. No obstante,
un estudio posterior no pudo determinar un umbral tan claro dado que existió
recanalización arterial incluso en oclusiones de mayor longitud. En este caso se evaluó
el tamaño del trombo mediante una secuencia angiográfica dinámica derivada del TC
perfusión93. Las diferencias en la identificación y por tanto en la medición del trombo
inherentes a la variabilidad entre las distintas técnicas podrían ser la causa de la
heterogeneidad de los resultados. Por otra parte, algunos autores han sugerido que la
distancia entre la bifurcación de la arteria carótida intracraneal y el inicio del trombo
valorado mediante angioTC es un predictor de mal pronóstico funcional más
importante que el propio tamaño del trombo94.
25
Como se ha explicado previamente, la CBS permite evaluar de forma semicuantitativa
la localización y tamaño del trombo. Diversos estudios han intentado determinar la
importancia de la carga de trombo en pacientes con un ictus agudo. De este modo, un
mayor CBS, es decir, una menor carga de trombo, se asocia a una mayor probabilidad
de conseguir una recanalización completa95, a un menor tamaño final del infarto96 y a
un mejor pronóstico clínico a largo plazo97. Además, se ha explorado la combinación
del CBS con la escala ASPECTS en la imagen fuente del angioTC para definir un perfil
maligno de pacientes que presentarían mal pronóstico a pesar de tratamiento precoz
con rtPA98. Es lógico pensar que la mayor gravedad asociada a un menor valor del
CBS podría estar asociada a una mayor resistencia a la recanalización cuando nos
encontramos con un trombo proximal y de gran tamaño. De hecho, en un subestudio
del MR CLEAN, se observó que tanto en el brazo de mejor tratamiento médico como
en el brazo de trombectomía mecánica, un menor CBS se asociaba con una menor
probabilidad de recanalización arterial y con un peor pronóstico funcional tras ajustar
por otros factores relevantes99. No obstante en otro estudio de trombectomía
mecánica, el SWIFT PRIME, se observó que el beneficio del tratamiento endovascular
se mantenía a pesar de la disminución del CBS100.
b. Permeabilidad del trombo
Otro factor importante en la resistencia a la recanalización y en el pronóstico clínico de
los pacientes con ictus es la permeabilidad del trombo. Estudios preclínicos
desarrollados durante los últimos 10 años han demostrado que puede existir una cierta
permeabilidad del trombo que permita el paso de sangre a través del mismo. Además,
el trombo no tiene por qué ocluir completamente la arteria sino que puede ser
parcialmente oclusivo de manera que exista un flujo de sangre residual. El paso de
sangre a través del trombo tendría un efecto positivo en los pacientes con un ictus
agudo al favorecer la oxigenación cerebral en el territorio situado más allá de la
oclusión. La permeabilidad del trombo en pacientes con ictus agudo se ha estudiado
mediante angiografía convencional101, angioTC dinámico102, TC perfusión103 o bien
mediante una combinación de TC simple con angioTC87,104. Dado que la angiografía
convencional ya no se utiliza como primer método diagnóstico en el ictus agudo y dado
que la tecnología empleada para el angioTC dinámico implica escáneres de última
generación sólo disponibles en unos pocos centros, nos focalizaremos en los métodos
de valoración de permeabilidad del trombo que utilizan el TC perfusión y la
combinación de TC simple y angioTC.
26
La realización de un TC perfusión permite crear mapas T0 que representan el
momento de la llegada del contraste a los vasos más allá de la región arterial utilizada
para generar la función de entrada arterial (“arterial input function” o AIF). Ahn et al
realizaron medidas a lo largo de la silueta arterial utilizando dicho mapa y
establecieron cómo el valor del T0 en la región proximal y distal a la superficie del
trombo podía determinar la presencia de flujo anterógrado oculto, lo que se traduciría
en una mayor permeabilidad del trombo. En un estudio que incluyó 66 pacientes que
recibieron tratamiento con alteplasa se observó que tanto la presencia de flujo
anterógrado oculto como una menor diferencia entre el valor T0 en la superficie
proximal y distal del trombo se asociaban a recanalización precoz tras fibrinólisis
sistémica103.
Por otro lado, en un subestudio del ensayo MR CLEAN, se seleccionaron a todos
aquellos paciente en los que se disponía de un TC simple y un angioTC de cortes finos
(2.5mm) realizados con menos de 30 minutos de diferencia. Se evaluó la atenuación
tanto del trombo como de la arteria contralateral en ambas imágenes. A través de
estas medidas se establecieron dos estimadores; 1) el incremento de la atenuación del
trombo en angioTC () calculada como el aumento de la atenuación media del trombo
en angioTC comparada con la atenuación media en el TC sin contraste y 2) la fracción
de vacío del trombo calculada como la ratio entre el incremento de la atenuación en el
trombo y en el lado contralateral (/c). Se consideró que existía permeabilidad del
trombo si el incremento de la atenuación en el trombo era mayor a 10.9 Unidades
Hounsfield o si la fracción de vacío del trombo era mayor al 6.5%. La presencia de
permeabilidad multiplicó por 2 la probabilidad de tener buen pronóstico y de presentar
recanalización arterial completa (TICI2b o 3) tras el procedimiento endovascular87. La
utilización de este mismo método en otro estudio que incluyó 308 pacientes que
recibieron tratamiento con alteplasa mostró resultados similares en cuanto a la
probabilidad de conseguir recanalización arterial y buen pronóstico104.
c. Composición del trombo
Se ha postulado que los trombos blancos, ricos en fibrina, dificultan la fibrinólisis dado
que se compactan más que los trombos rojos y de esta manera serían menos
permeables y presentarían menor contenido en plasminógeno. Por el contrario, la
facilidad para lisar un trombo aumenta a la par que se incrementa su contenido en
hemoglobina105. Por todo ello, conocer la composición del trombo con técnicas de
imagen no invasiva podría tener gran relevancia en cuanto a la identificación de
27
pacientes que probablemente no responderán a la fibrinólisis sistémica y precisarán de
terapias más agresivas.
El estudio de las características físicas del trombo y su asimilación con las técnicas de
imagen disponibles es complicado; por un lado, el mismo procedimiento endovascular
que nos permite extraer el trombo podría variar las características del trombo, por otro,
el análisis ex vivo también podría provocar cambios con respecto al ambiente in vivo.
Además, los trombos suelen ser heterogéneos por lo que es probable que exista una
importante variabilidad incluso dentro del mismo trombo dificultando tanto el análisis
anatomopatológico como el análisis de la composición a través de la neuroimagen.
Algunos trabajos han tratado de establecer una relación entre las características del
trombo en la TC simple o la RM y su composición. En un interesante estudio, se
crearon 10 muestras de trombo (phantoms) con diferentes cantidades de plaquetas y
glóbulos rojos siendo sometidos a una TC para valorar la densidad en unidades
Hounsfield de cada una de las muestras en distintos momentos temporales. Se
observó que a mayor contenido en glóbulos rojos, mayor valor en unidades Hounsfield
de forma constante. Las principales limitaciones de este estudio se derivan del
pequeño número de muestras creadas, de su homogeneidad contra la heterogeneidad
de los trombos reales y del tiempo total necesario para finalizar los phantoms, que fue
de unas 6 horas, dificultando la generalización de estos datos para trombos de menor
tiempo de evolución106.
Liebeskind et al trataron de establecer la capacidad del signo de la hiperdensidad de la
arteria cerebral media en el TC simple y del blooming artifact en secuencias RM eco
de gradiente para identificar trombos con alto contenido en glóbulos rojos. En un
estudio en el que se incluyeron 50 pacientes tratados mediante trombectomía
mecánica en el que los trombos extraídos fueron analizados mediante anatomía
patológica, se observó que tanto el signo de la hiperdensidad de la arteria cerebral
media como el artefacto de susceptibilidad estaba presente en el 100% de los trombos
con contenido dominante en glóbulos rojos, mientras que sólo aparecía en el 20-25%
de los casos en que el contenido más importante del trombo era la fibrina88. A pesar
del valor como prueba de concepto que se le ha dado a este trabajo, no está exento
de limitaciones. Para empezar, no se realizaron ambas técnicas de imagen en todos
los pacientes, sino que en 20 de 50 se realizó una TC craneal y en 30 de 50 se realizó
una RM, por lo que el tamaño de la muestra parece demasiado pequeño como para
poder extraer conclusiones firmes. Además, el estudio no especifica el grosor de corte
28
planificado en los estudios de TC craneal. Como se ha detallado previamente, el
grosor de corte es fundamental en la identificación del signo de la hiperdensidad
arterial hasta el punto que mientras que un grosor de 5mm permite la identificación del
signo en 50% de los casos, un grosor de 0.625mm posibilita su visualización en más
del 90% de las oclusiones arteriales85. Resulta poco probable que un signo que se
observa en tal porcentaje de oclusiones pueda discernir de forma dicotómica entre un
trombo rico en células rojas y un trombo rico en fibrina a no ser que asumamos que el
90% de los trombos presentan predominantemente células rojas. De este modo, son
necesarios nuevos estudios para la caracterización del trombo mediante la utilización
de técnicas no invasivas.
1.2.3.3. Estudio de las colaterales
Se conoce como circulación arterial colateral a la red de conductos arteriales que
estabiliza el flujo cerebral tras una oclusión de la arteria que irriga el tejido afectado.
Dentro de esta red podemos distinguir entre aquellas arterias que provienen del
exterior del cráneo y las arterias intracraneales, siendo estas últimas a su vez divididas
entre colaterales primarias y colaterales secundarias.
a. Arterias colaterales primarias: incluyen los segmentos arteriales del polígono de
Willis. La arteria comunicante anterior asegura el paso de sangre entre ambos
hemisferios y la reversión del segmento A1 de la arteria cerebral anterior provee
soporte colateral en la región anterior del polígono de Willis. A su vez, la arteria
comunicante posterior puede favorecer la llegada de sangre tanto a la región
anterior como a la posterior del polígono en función de su dirección de flujo. En la
región posterior del polígono de Willis, las arterias cerebrales posteriores también
pueden asegurar la irrigación interhemisférica. Se ha de destacar que la anatomía
del polígono de Willis no es estable por lo que es frecuente encontrar un circuito
incompleto. En estudios anatómicos se ha apuntado la ausencia de la arteria
comunicante anterior en un 1% de los sujetos, la ausencia o hipoplasia del
segmento inicial o A1 de la arteria cerebral anterior en un 10% de los casos y la
ausencia de o hipoplasia de alguna de las arterias comunicantes posteriores en un
30% de los casos.
b. Arterias colaterales secundarias: incluyen a las arterias oftálmicas y a las arterias
leptomeníngeas. Las arterias oftálmicas cuando invierten su dirección de flujo
pueden aportar soporte a la parte anterior del polígono de Willis. A su vez, la
colateralidad leptomeníngea se refiere a las anastomosis entre los segmentos
29
distales de las arterias cerebrales mayores que favorecen la estabilidad del flujo
sobre todo a nivel cortical. Podemos encontrar anastomosis entre las arterias
cerebrales anteriores y las cerebrales medias, entre las arterias cerebrales medias
y las cerebrales posteriores y en menor medida entre las arterias cerebrales
posteriores y las cerebrales posteriores. De la misma manera, las ramas distales
de las arterias cerebelosas se anastomosan entre ellas y aseguran el flujo colateral
en la circulación posterior.
Cuando se produce una oclusión arterial, las arterias colaterales primarias son
capaces de iniciar la compensación arterial de manera inmediata mediante la
desviación de su propio flujo a través de las anastomosis previamente mencionadas.
Las arterias colaterales secundarias, por el contrario, pueden necesitar algún tiempo
para desarrollar la capacidad de compensación. La apertura de estas colaterales
dependerá de multitud de factores metabólicos, hemodinámicos y neurales.
Técnicas de imagen utilizadas en la identificación de las arterias colaterales. Ventajas
e inconvenientes de cada una de ellas
Las técnicas de imagen nos permiten visualizar y graduar la funcionalidad de las
colaterales en caso de una oclusión arterial aguda. Aunque algunas técnicas como la
tomografía por emisión de positrones, la tomografía computarizada de emisión
monofotónica o el TC-Xenon permiten valorar el flujo cerebral y de esa manera inferir
el estatus de las colaterales, nos centraremos en aquellas técnicas habitualmente
utilizadas en el escenario del ictus agudo; angiografía convencional, neurosonología,
TC y RM.
La angiografía convencional se considera el gold estándar para la evaluación de la
circulación colateral. Permite visualizar con gran resolución anatómica todas las
estructuras implicadas en la compensación arterial y además se puede extraer
información hemodinámica en cuanto a la direccionalidad y velocidad de llenado de
manera directa. La principal desventaja de su uso es que se trata de una técnica
invasiva que puede provocar complicaciones potencialmente muy graves. Además,
precisa del uso de contraste y provoca irradiación. Por último, se encuentra en desuso
ya que cateterizar cada una de las arterias principales para el correcto estudio de la
circulación colateral lleva un consumo de tiempo inasumible en el escenario del ictus
agudo, donde la prioridad principal es la recanalización rápida y efectiva de la arteria
ocluida.
30
El doppler transcraneal es una técnica no invasiva que permite obtener información
anatómica y hemodinámica de las arterias colaterales primarias y de la arteria
oftálmica. Su principal ventaja es que no sólo permite valorar la direccionalidad del
flujo sino también su velocidad y calidad. Los problemas que presenta es la
imposibilidad para la visualización de las colaterales leptomeníngeas y la alta
dependencia del operador que la realiza así como el tiempo de evaluación que suele
ser superior a los 15 minutos.
La angiografía por TC es la técnica más ampliamente utilizada para la evaluación de
las arterias colaterales. Su adquisición es muy rápida, de menos de un minuto, y
aunque su calidad está sujeta a los movimientos del paciente, la gran velocidad de
adquisición hace menos probable que estos ocurran durante la misma. Proporciona
información anatómica tanto del lugar de la oclusión como de las colaterales primarias
y secundarias sin precisar de postproceso, pero no suministra información
hemodinámica. Su principal limitación es que es muy dependiente del momento de
administración del contraste yodado y de la velocidad de llegada de éste al cerebro.
De esta manera, podremos interpretar erróneamente que no existe circulación
colateral cuando lo que ocurre es que esta circulación es más lenta o que la
adquisición de la imagen se ha iniciado demasiado pronto. El angioTC multifase
pretende superar estas limitaciones mediante la adquisición adicional de dos series
intracraneales segundos después de adquirir la primera. Además de las ventajas
generales de la angiografía por TC suma una cierta información dinámica en cuanto a
velocidad de llenado y de drenaje. Por último, el angioTC dinámico permite evaluar de
forma dinámica el llenado arterial cerebral, es decir, da una buena información
anatómica, de dirección de flujo y de calidad de la suplencia colateral. Como principal
desventaja, la arteriografía por TC precisa del uso de contraste yodado y la técnica
produce irradiación del paciente, que es mayor en caso de realizar un angioTC
multifase y más aún en caso del angioTC dinámico. Aunque la angiografía por TC
tanto unifase como multifase utiliza tecnología ampliamente disponible, el angioTC
dinámico precisa de escáneres de última generación que están disponibles en pocos
centros.
31
Figura 5. Evaluación de las arterias colaterales en angiografía por TC de acuerdo a la clasificación
propuesta por Souza107.
La única manera de valorar la circulación colateral en RM es a través de los índices
derivados de la secuencia de perfusión. La adquisición es relativamente rápida, de
unos 70 segundos, pero precisa del postproceso de la imagen y del análisis de los
volúmenes de perfusión, por lo que finalmente el tiempo total de valoración puede
rondar los 10 minutos. Esta técnica aporta información acerca de la funcionalidad de
las colaterales, pero no da información anatómica y la información hemodinámica es
indirecta. Además de estas desventajas, hay que tener en cuenta las limitaciones
propias de la resonancia magnética como sus contraindicaciones generales
(portadores de marcapasos, claustrofobia, etc), su alta dependencia de los
movimientos del paciente y el uso necesario de gadolinio como medio de contraste.
32
Tabla 2. Ventajas y desventajas de las técnicas más utilizadas para la evaluación de la circulación
colateral
Técnica Ventajas Desventajas
Arteriografía Gold standard
Información anatómica y
hemodinámica
Invasivo
Uso de contraste yodado
Irradiación
Tiempo
Doppler
transcraneal
No invasivo
Información anatómica y
hemodinámica de las colaterales
primarias y la a. Oftálmica
Explorador dependiente
No permite evaluar las colaterales
leptomeníngeas
AngioTC No invasivo
Ampliamente utilizado
Rápida adquisición
No postproceso
Información anatómica
Uso de contraste yodado
Irradiación
No información hemodinámica
AngioTC multifase No invasivo
Rápida adquisición
No postproceso
Buena resolución anatómica; se
puede extraer cierta información
hemodinámica indirecta
Uso de contraste yodado
Irradiación
No información hemodinámica directa
AngioTC dinámico No invasivo
Rápida adquisición
No postproceso
Buena resolución anatómica y
hemodinámica
Uso de contraste yodado
Irradiación
Sólo puede realizarse con máquinas de
última generación no ampliamente
disponibles
Índices derivados
de la perfusión en
RM
No invasivo
Rápida adquisición
Información acerca de la
funcionalidad de las colaterales
Uso de gadolinio
No irradiación
Postproceso necesario
No información anatómica ni
hemodinámica
Circulación arterial colateral en el pronóstico del ictus
Es bien conocida la relación que existe entre una buena circulación colateral y un
mejor pronóstico tras una oclusión aguda de gran arteria de la circulación anterior,
hasta tal punto, que ensayos clínicos randomizados de terapia endovascular como el
ESCAPE utilizaron como criterio de exclusión la ausencia de colaterales
leptomeníngeas22. Una revisión sistemática y metaanálisis reciente que incluyó
estudios de tratamiento endovascular publicados desde 2004 hasta marzo de 2015
concluyó que la presencia de una buena circulación colateral previa al tratamiento
endovascular doblaba la probabilidad de buen pronóstico funcional a los tres meses
con respecto a los pacientes con mala circulación colateral (RR=1.98, IC95% 1.64-
33
2.38). Además, tener un buen patrón de colateralidad disminuía el riesgo de
hemorragia intracraneal sintomática en los 7 primeros días en un 40% (RR=0.59,IC
95% 0.43-0.81) y el de mortalidad en un 50% (RR=0.49, IC95% 0.38-0.62)108. Se ha
de destacar que las escalas y técnicas radiológicas utilizadas para la evaluación de la
circulación colateral en los diferentes trabajos incluidos en el metanálisis fueron muy
heterogéneas. De este modo, en 14 estudios se utilizó la angiografía convencional, en
4 la angiografía por TC y en 1 el TC perfusión. En cuanto a los estudios de angiografía
convencional, 8 definieron los grados de colateralidad mediante la escala propuesta
por la American Society of Intervention and Therapeutic Neuroradiology/Society of
Interventional Radiology Scale (ASITN/SIR)109 mientras que 6 estudios utilizaron otras
escalas de gradación. A pesar de que esta heterogeneidad podría haber influido en los
resultados, la asociación entre colateralidad y pronóstico se mantuvo tras los análisis
de sensibilidad.
Una vez establecida la relación entre colateralidad y pronóstico, es importante
entender si la presencia de buenas o malas colaterales tiene una influencia real sobre
el efecto del tratamiento en el ictus agudo. La colaboración HERMES estudió el
impacto de las colaterales evaluadas mediante angioTC unifase en el efecto del
tratamiento endovascular sin hallarse una interacción significativa entre las colaterales
y el efecto de la intervención y manteniéndose el efecto beneficioso de la
trombectomía mecánica en todos los subgrupos de colaterales. No obstante y en línea
con los estudios anteriores se observó que en general, a mayor grado de colateralidad,
mayor tasa de buen pronóstico50.
En resumen, la circulación colateral leptomeníngea es un biomarcador pronóstico en el
ictus agudo. Dado que las técnicas no invasivas utilizadas actualmente para su
detección tienen importantes limitaciones, principalmente la ausencia de información
hemodinámica, es relevante el desarrollo de nueva tecnología que nos permita
identificar y graduar de forma rápida la presencia y calidad de dicha circulación en el
momento de la llegada al hospital.
1.2.3.4. Estudio de la revascularización
El objetivo principal del tratamiento del ictus isquémico es la restauración del flujo
sanguíneo en el área isquémica mediante la recanalización arterial con el objetivo de
frenar el crecimiento del infarto y favorecer las probabilidades de un buen pronóstico
funcional a largo plazo. La así llamada “hipótesis de la recanalización” establece que la
apertura de la arteria previamente ocluida restablecería el flujo regional y salvaría de la
34
progresión a infarto del tejido en penumbra, lo que resultaría en el beneficio clínico del
paciente. En una revisión sistemática y meta-análisis en la que se incluyeron 53
estudios (2066 pacientes), se observó que los pacientes en los que se consiguió la
recanalización arterial presentaron una probabilidad 4.43 veces mayor de tener un
buen pronóstico funcional a los tres meses que aquellos en los que la
revascularización no se produjo. No obstante, incluso en el grupo de pacientes con
recanalización arterial, la tasa de buen pronóstico sólo ascendió al 58.1%,7 lo que
hace pensar en la presencia de otros mecanismos implicados en el destino del
parénquima en riesgo. Se ha acuñado el término recanalización fútil para definir
aquella situación en la que una recanalización arterial exitosa no conlleva un buen
pronóstico funcional del paciente110.
Se han identificado varios factores que pueden hacer más débil la relación entre
recanalización y pronóstico funcional. Algunos de ellos son:
1. La definición de recanalización es heterogénea entre los estudios así como las
escalas y técnicas de imagen utilizadas para evaluarla. Una mala definición de
recanalización puede llevar a una peor correlación entre revascularización y
pronóstico funcional.
2. Recanalización y reperfusión no tienen una relación directa:
a. Puede existir reperfusión sin recanalización
b. Puede existir recanalización sin reperfusión
3. La recanalización puede ser demasiado tardía como para producir un beneficio
clínico
4. La recanalización puede resultar en daño por reperfusión
Los términos recanalización y reperfusión se han utilizado a menudo de forma
intercambiable para referirse a la revascularización. No obstante ambas son variables
dinámicas que, si bien se relacionan entre sí, no están determinadas la una por la otra.
Así, puede darse el caso de que a pesar de que no exista recanalización arterial, las
arterias colaterales sean suficientes para mantener bien perfundido el territorio
susceptible de isquemia. Del mismo modo, una recanalización exitosa de un gran vaso
no siempre se ve acompañada de una reperfusión a nivel microvascular, donde
agregados leucocitarios y microémbolos pueden dificultad la llegada de sangre al
lecho capilar. Además, cabe destacar la gran heterogeneidad en la descripción y
gradación de la revascularización arterial en los diferentes estudios, así como su
evaluación con diferentes técnicas radiológicas, lo que provoca que en muchos casos
35
sea difícil comparar los resultados de la intervención. En principio, la recanalización
mide la acción del tratamiento en el lugar de la oclusión
arterial en el que se ha realizado la intervención mientras que la reperfusión valora la
llegada de sangre al lecho capilar. Las principales escalas que miden el grado de
revascularización arterial en angiografía convencional se presentan en la Tabla 3.
36
Tabla 3. Escalas de revascularización
Modificado de Zaidat et al e Higashida et al111,112
ESCALAS DE RECANALIZACIÓN ARTERIAL
Arterial Oclusive Lesion (AOL) Scale
Grado 0 Oclusión completa de la arteria diana
Grado 1 Oclusión incompleta o recanalización parcial local de la arteria diana sin flujo distal
Grado 2 Oclusión incompleta o recanalización parcial local de la arteria diana con cualquier flujo distal
Grado 3 Recanalización completa y restauración de la arteria diana con cualquier flujo distal
ESCALAS DE REPERFUSIÓN
Thrombolysis in Myocardial Ischemia (TIMI) Scale
Grado 0 Ausencia de cualquier flujo anterógrado más allá de la lesión diana
Grado 1 Cualquier paso de flujo a través de la lesión diana con llenado incompleto de ls ramas distales (penetración sin reperfusión)
Grado 2 Flujo anterógrado lento o retrasado con llenado completo de ramas hasta segmento M2 (perfusión parcial)
Grado 3 Flujo normal que llena por completo todas las ramas distales incluyendo los segmentos M3 y M4 (perfusión completa)
Treatment in Cerebral Ischemia Scale (TICI)
Grado 0 Ausencia de reperfusión
Grado 1 Reperfusión anterógrada más allá de la oclusión inicial pero con llenado distal limitado y poca reperfusión distal
Grado 2a Reperfusión anterógrada de menos de 2/3 del territorio vascular de la arteria inicialmente ocluida
Grado 2b Llenado completo del territorio vascular de la arteria inicialmente ocluida, pero con flujo retrasado
Grado 3 Llenado completo del territorio vascular de la arteria inicialmente ocluida con velocidad de llenado similar a la de la arteria contralateral
Modified Treatment in Cerebral Ischemia Scale (mTICI)
Grado 0 Ausencia de reperfusión
Grado 1 Reperfusión anterógrada más allá de la oclusión inicial pero con llenado distal limitado y poca reperfusión distal
Grado 2a Reperfusión anterógrada de menos de la mitad del territorio vascular de la arteria inicialmente ocluida
Grado 2b Reperfusión anterógrada de más de la mitad del territorio vascular de la arteria inicialmente ocluida
Grado 3 Reperfusión anterógrada completa del territorio vascular de la arteria previamente ocluida, con ausencia de oclusión en las ramas distales
37
A pesar de que estas escalas fueron diseñadas para su uso en angiografía
convencional, las escalas AOL y TIMI son habitualmente utilizadas para valorar el
grado de revascularización tanto en angiografía por TC como por RM. No obstante, las
propias características de estas técnicas introducen limitaciones al uso de las escalas
de reperfusión, es decir, TIMI, TICI y mTICI. En primer lugar, al tratarse de técnicas
que generan secuencias estáticas no es posible valorar la velocidad de llenado. En
segundo lugar, ni la angiografía por TC ni el TOF convencional con RM permiten
valorar el lecho capilar pudiendo tan sólo dar una información relativa a la integridad
de la macrovasculatura. De este modo, estas escalas pierden su valor en la evaluación
de la perfusión y quedan reducidas a un mero método exploratorio del grado de
recanalización. Las únicas secuencias capaces de permitir una valoración real de la
reperfusión mediante RM o TC son aquellas basadas en la perfusión tras primer paso
de contraste estableciendo un umbral de TMax6s para definir el tejido en riesgo
isquémico.
En la búsqueda de marcadores subrogados de pronóstico clínico, tanto la
recanalización como la reperfusión han demostrado ser buenos candidatos. Varios
estudios han tratado de comparar el valor de ambos marcadores en la respuesta a
una terapia113-116. Todos ellos parecen indicar una mayor capacidad predictiva de la
reperfusión respecto a la recanalización pero no están exentos de limitaciones que
merece la pena comentar.
La primero que llama la atención es que, excepto en un estudio116, la recanalización y
la reperfusión fueron evaluadas a las 24h o aún más tarde desde el inicio del ictus. En
este periodo podría producirse la reperfusión o recanalización de una región con una
lesión ya establecida resultando fútil para la mejoría clínica. Además, la reperfusión sin
recanalización es un fenómeno probablemente dependiente del tiempo y su aparición
podría influenciar los resultados. Por otro lado, hemos de observar cuidadosamente
qué estamos comparando, es decir, cómo se ha definido la recanalización y la
reperfusión en cada estudio. La tabla 4 resume estas definiciones en cada uno de los
estudios.
38
Tabla 4. Definiciones de recanalización y reperfusión en los estudios que tratan de compararlas
Autor y año de publicación Recanalización Reperfusión
De Silva, 2009 TIMI 2 en RM TOF a los 3-5
días del ictus
Disminución del volumen en
TMax2s 90% entre la RM basal
y la RM a los 3-5 días del ictus
Soares, 2009
Disminución de la lesión oclusiva
primaria en 50% en un CTA a
las 5-60h del ictus (mediana 24h)
Disminución del volumen en
MTT 75% entre la TC perfusión
basal y la realizada a las 5-60h
del ictus (mediana 24h)
Eilaghi, 2013 TIMI 2 en CTA a las 24h del
ictus
Disminución del volumen en
MTT 58.7% entre la TC
perfusión basal y la realizada a
las 24h del ictus
Cho et al, 2015 AOL 2 en RM TOF a las 6h de
la TEV
Disminución del volumen en
TMax6s 50% entre la RM basal
y la RM a las 6h de la TEV
Como se puede observar, en todos los estudios el criterio definitorio de recanalización
se refirió a recanalización parcial (TIMI 2 que implica flujo anterógrado lento o
retrasado con llenado completo de ramas hasta segmento M2; o AOL 2, que se refiere
a una oclusión incompleta o recanalización parcial local de la arteria diana con
cualquier flujo distal) mientras que la definición de reperfusión fue muy heterogénea
variando desde la disminución del área hipoperfundida en un 50% hasta su
disminución en más de un 90%. De esta manera, en general las investigaciones son
más exigentes para la variable reperfusión que para la variable recanalización por lo
que existiría un cierto sesgo a favor de la primera variable. Además hay que tener en
cuenta que durante la realización de una intervención terapéutica sólo podemos
monitorizar la lesión arterial primaria y la perfusión macrovascular a través de los
grados TICI, pero no la perfusión microvascular para la que sería necesario el estudio
mediante perfusión por TC o RM. De esta manera, se precisan nuevos estudios
capaces de exponer la relación real entre cada grado TICI y el grado de reperfusión
conseguido, así como su asociación con el pronóstico a largo plazo con la intención de
optimizar el tratamiento administrado a cada paciente.
Por último, a pesar de que la reperfusión tisular es esencial para la supervivencia del
tejido también puede llegar a producir daño del parénquima por sus efectos sobre la
permeabilidad paracelular. Se han propuesto tres estadíos en el daño por
reperfusión117:
1. Estadío 1: se produce de 3 a 8 horas tras la reperfusión y se caracteriza por
aparición de hiperemia reactiva con la consecuente pérdida de la
39
autoregulación cerebral, aumento de la permeabilidad de la barrera
hematoencefálica y aumento del FSC regional.
2. Estadío 2: aparece de 18 a 96 horas tras la reperfusión. En este estadío se
observa hipoperfusión cerebral regional (fenómeno de no reflujo) debida a la
depresión metabólica cerebral y a la obstrucción microvascular provocada por
la edematización de las células endoteliales y de los pies de los astrocitos así
como a la formación de microvilli endoteliales.
3. Estadío 3: caracterizado por un aumento de la permeabilidad paracelular. En
este estadío se observa un predominio del edema vasogénico asociado a
alteraciones de la barrera hematoencefálica. El aumento de la permeabilidad
permite el paso de macromoléculas desde el compartimento intracelular al
extracelular.
Como se ha detallado previamente (apartado f del punto 1.2.3.3) las técnicas
radiológicas para la identificación temprana de pacientes que presentarán daño por
reperfusión aún no están bien definidas y presentan limitaciones78-81. El desarrollo y
validación de técnicas más precisas y la definición homogénea de la recanalización, la
reperfusión y el resto de variables asociadas permitirán dilucidar el papel de cada uno
de estos factores en la recanalización fútil.
1.2.3.4. Otros biomarcadores
Calcificación de las arterias intracraneales en el pronóstico del ictus
El estudio anatomopatológico de las placas de ateroma revela presencia de calcio en
el 90% de las mismas. El TC craneal es una técnica fiable para la detección del calcio
arterial118,119, hallazgo que ha demostrado ser un marcador sensible de
aterosclerosis120,121. La presencia de calcio en las arterias intracraneales se ha
asociado con la presencia de factores de riesgo vascular y ha demostrado ser en sí
mismo un factor de riesgo de ictus isquémico y de demencia.
El papel de la calcificación de las arterias intracraneales en el pronóstico del ictus ha
sido controvertido. En una cohorte de pacientes con ictus isquémicos que no fueron
sometidos a tratamientos de reperfusión se observó que una alta cantidad de calcio en
las arterias intracraneales se asociaba a una mayor tasa de mortalidad y de eventos
vasculares a los 2 años122, pero estos resultados no se replicaron en un estudio
40
realizado un año más tarde que incluía tanto ictus isquémicos como hemorrágicos123.
La presencia de calcificación en las arterias intracraneales podría tener especial
relevancia en aquellos pacientes sometidos a terapia endovascular tanto por la propia
dificultad mecánica para la navegación en arterias más rígidas, que podría llevar a un
peor resultado en términos de recanalización, como en términos de discapacidad final
y mortalidad. Dos estudios previos124,125 no han conseguido demostrar una asociación
entre la calcificación de las arterias intracraneales y el grado final de revascularización,
pero sí han mostrado que existe una asociación entre una mayor carga cálcica arterial
y una mayor duración de la intervención124 y entre la calcificación de las arterias
intracraneales y un peor pronóstico funcional125. Se ha de destacar que las
poblaciones incluidas en estos estudios fueron poco numerosas y que se utilizaron
diversas técnicas terapéuticas, algunas de las cuales no han demostrado eficacia. Por
todo ello son necesarios nuevos estudios que evalúen el impacto de la calcificación
arterial en la recanalización arterial y el pronóstico del ictus en pacientes tratados con
la tecnología actual.
Figura 6. Volumen creciente de calcificación en las arterias carótidas intracraneales desde A (ausencia de
calcificación) hasta D (calcificación grave)
41
2. HIPÓTESIS Y OBJETIVOS
42
En aproximadamente un 30% de los pacientes sometidos a terapia endovascular no se
consigue una revascularización arterial completa entendida como una puntuación de
2b o 3 en la escala TICI27. Además, en la mitad de los pacientes en los que la
recanalización es exitosa no se observa un buen pronóstico funcional a los tres
meses126. Las características radiológicas observadas en la neuroimagen basal nos
ayudan a predecir las probabilidades de revascularización arterial completa con el
tratamiento endovascular y de presentar un buen pronóstico funcional pero esta
contribución es aún limitada. Por ello es necesario el desarrollo de nuevas secuencias
de imagen que nos permitan superar las limitaciones de las técnicas convencionales y
la búsqueda de nuevos indicadores pronósticos en las técnicas clásicas que actúen
como biomarcadores o marcadores subrogados de imagen. De este modo,
hipotetizamos que:
1. El estudio dinámico de la circulación arterial en el ictus agudo mediante RM
presentará ventajas con respecto al estudio estático permitiendo una mejor
identificación del lugar de la oclusión, la evaluación del paso de contraste a
través del trombo, el estudio de la colaterales y la valoración del drenaje
venoso.
2. La presencia de signos indirectos de ateromatosis intracraneal evaluada
mediante técnicas convencionales de imagen se asociará con una mayor
resistencia a la recanalización arterial y un peor pronóstico funcional en los
pacientes con un ictus agudo tratado con terapia endovascular.
3. La revascularización arterial completa no ocasionará necesariamente la
reperfusión tisular de la microvasculatura. Por ello, los marcadores de
reperfusión microvascular probablemente serán más precisos que los
marcadores de revascularización macrovascular en la predicción del
pronóstico clínico.
De acuerdo con estas hipótesis, los objetivos de la presente tesis son:
1. Adaptar y validar una nueva secuencia de angiografía dinámica por resonancia
magnética que permita identificar el lugar y grado de la oclusión arterial y la
calidad de las colaterales y compararla con las técnicas habituales de
resonancia magnética.
43
2. Determinar el valor del volumen de calcificación de las arterias carótidas
intracraneales, un signo indirecto de ateromatosis intracraneal, en la resistencia
a la recanalización arterial y en el pronóstico funcional en pacientes tratados
mediante trombectomía mecánica.
3. Estudiar la relación entre la reperfusión alcanzada inmediatamente después de
la trombectomía mecánica evaluada según los grados angiográficos TICI
(macrovascular) y los cambios precoces en las secuencias de perfusión tisular
(microvascular), así como el valor pronóstico subrogado del resultado de
ambas técnicas sobre la capacidad funcional de los pacientes sometidos a
trombectomía.
44
3.METODOLOGÍA
45
Los tres experimentos presentados en esta tesis tuvieron una metodología diferente en
la selección de la población a estudio y en la evaluación de los diferentes marcadores
de imagen estudiados. No obstante, las intervenciones realizadas sobre la población a
estudio fueron similares.
3.1. DISEÑO DE LOS EXPERIMENTOS
3.1.1. EXPERIMENTO 1
El objetivo del experimento 1 fue la adaptación y validación de una secuencia de
angiografía dinámica en resonancia magnética en pacientes con un ictus agudo que
permitiera una mejor identificación del lugar y grado de la oclusión arterial y que
proporcionara información acerca de la calidad de la circulación colateral. De este
modo seleccionamos pacientes que acudieron al Hospital Germans Trias i Pujol por un
ictus agudo por oclusión proximal de la circulación anterior entre Agosto de 2013 y
Noviembre de 2014 en los que se realizó una resonancia magnética previa a la
decisión terapéutica. De acuerdo con los protocolos de nuestro centro, en aquel
momento los pacientes eran evaluados por resonancia magnética en caso de ser
tributarios de trombectomía mecánica primaria o de rescate (ante la ausencia de
recanalización tras trombólisis intravenosa con alteplase) o en caso de presentar un
ictus agudo de cronología incierta o de llevar más de 4.5h desde el inicio de los
síntomas a su llegada al hospital. Fuera de estos supuestos se prefería la realización
de una neuroimagen por TC craneal. La adquisición de la imagen se realizó con un
escáner de alto campo (3T) donde además de las secuencias convencionales de un
protocolo estándar de ictus agudo, se adquirió una secuencia angiográfica dinámica.
El estudio por angiografía convencional sólo se realizó en aquellos pacientes que
fueron elegidos para tratamiento mediante trombectomía mecánica.
3.1.2. EXPERIMENTO 2
En este estudio se evaluó el impacto del volumen de calcificación de las arterias
carótidas intracraneales en la resistencia a la recanalización y en el pronóstico clínico
de los pacientes tratados mediante trombectomía mecánica. Para ello estudiamos a
una cohorte consecutiva de pacientes con ictus isquémico agudo que fueron tratados
con trombectomía mecánica de forma primaria o como rescate en el Hospital
Universitari Germans Trias i Pujol entre Junio de 2009 y Septiembre de 2015 y en los
que se disponía de un TC craneal simple previo a la intervención. Sólo fueron incluidos
aquellos pacientes que tenían una oclusión aguda de gran vaso de la circulación
46
anterior. Si los pacientes recibieron trombolisis sistémica previa al tratamiento
endovascular, se evaluó el TC craneal realizado antes de la terapia intravenosa. La
recogida de los datos clínicos y de seguimiento se realizó de forma prospectiva en un
registro de reperfusión, mientras que el diseño del estudio y la evaluación de la imagen
se realizaron de forma retrospectiva. Las imágenes fueron anonimizadas y evaluadas
por dos investigadores independientes y ciegos a los datos clínicos y al resto de datos
radiológicos. Las variables de resultado fueron 1) revascularización arterial completa
(TICI 2b o 3 en el estudio angiográfico final), 2) buen pronóstico clínico funcional (mRS
0-2) a los tres meses y 3) mortalidad a los tres meses.
3.1.3. EXPERIMENTO 3
El experimento 3 (ANEXO 1) se ha realizado como parte del proyecto FURIAS (FUtile
Recanalization is Ischemic Acute Stroke), del cual es responsable la doctoranda,
siendo IP el director y tutor de esta tesis. El proyecto FURIAS fue diseñado con el
objetivo principal de avanzar en el conocimiento de la fisiopatología y evolución del
ictus isquémico a través del estudio seriado mediante RM de alto campo de los
patrones de hipoperfusión y reperfusión, permeabilidad vascular, reversibilidad de la
lesión isquémica y crecimiento del infarto en función de la existencia, grado y momento
de la revascularización arterial. Este proyecto ha sido financiado por el Instituto Carlos
III dentro de un programa FIS (P14/01955) y ha sido aprobado por el comité de ética
de los centros participantes (Hospital Universitari Germans Trias i Pujol y Hospital
Josep Trueta). La metodología completa del proyecto se adjunta en el ANEXO 2.
En resumen, se trata de un estudio de cohortes, prospectivo y observacional que se
basa en la realización de neuroimagen avanzada seriada en pacientes sometidos a
revascularización arterial por TEV. Para responder a los objetivos del estudio en cada
paciente se realizan 3 estudios de RM de alto campo (3 Tesla), distribuidos de la
siguiente forma:
RM en situación basal, previa al TEV ya sea primario o de rescate tras la
administración de alteplasa intravenosa.
RM de control precoz, lo más pronto posible tras la realización del TEV. Se
recomienda no exceder las 2 horas siguiente a la finalización del
procedimiento.
RM de control tardía: en el día 5±2 tras el episodio isquémico.
Se incluyen pacientes consecutivos con ictus isquémico que cumplen los siguientes
47
criterios:
Tratamiento endovascular mediante trombectomía mecánica con stentrievers
por contraindicación para el tratamiento con alteplasa intravenosa (tratamiento
endovascular primario) o por ausencia de recanalización arterial a los 30 min
de la infusión de la alteplasa intravenosa (tratamiento endovascular de
rescate).
Ausencia de discapacidad previa al ictus (mRS= 0-2)
Ictus moderado o grave (con puntuación NIHSS ≥ 6)
Oclusión de gran vaso de la circulación anterior definido como aquel que afecta
a la arteria carótida interna intracraneal o a la ACM en su segmento proximal
(M1) con o sin oclusión de la arteria carótica interna cervical. Desde Enero de
2016 se acepta la inclusión de pacientes con una oclusión en el segmento M2
pero sólo si presentan un ictus grave (puntuación NIHSS ≥10).
Tiempo desde el inicio de los síntomas hasta el acceso arterial (punción
femoral) inferior a 8 horas.
Obtención del consentimiento informado por parte del paciente o sus familiares.
Ausencia de contraindicaciones para realización de una resonancia magnética.
Para este estudio en particular estudiamos la relación entre los hallazgos de dos
técnicas que analizan el grado de reperfusión alcanzado tras una trombectomía
mecánica, esto es, la evaluación mediante angiografía convencional de acuerdo a los
grados TICI en el estudio angiográfico final y la evaluación mediante secuencias de
perfusión en RM. La reperfusión en la RM fue estudiada por dos métodos: 1)
considerando de forma aislada el volumen de perfusión inmediatamente después de la
intervención y 2) considerando el porcentaje del volumen de tejido reperfundido entre
la RM de perfusión previa al TEV y la realizada inmediatamente posterior a la
finalización de la intervención. Además, evaluamos el valor de la reperfusión en ambas
técnicas de imagen (angiografía convencional y RM de perfusión) como variables
subrogadas de pronóstico clínico tras el TEV.
3.2. INTERVENCIONES SOBRE LA POBLACIÓN
De acuerdo a los protocolos de nuestro centro, todos los pacientes con un ictus agudo
de menos de 4.5h de evolución y que no presentan contraindicaciones para la
trombolisis intravenosa reciben la dosis estándar de alteplasa (0.9mg/kg,
administrando un 10% en bolus inicialmente y el resto en perfusión durante 60
minutos). En nuestros protocolos actuales, se definen como contraindicaciones para la
48
fibrinólisis: hemorragia intracraneal en la neuroimagen o historia de hemorragia
intracraneal previa, lesión tumoral conocida en el sistema nervioso central, ictus
isquémico en las últimas 6 semanas, plaquetopenia con menos de 100.000 plaquetas,
hemorragia sistémica reciente, cirugía mayor o traumatismo importante en los últimos
dos meses, úlcera gastrointestinal documentada en las últimas 3 semanas, masaje
cardiaco, parto o punción arterial en lugar no compresible en los últimos diez días,
retinopatía diabética hemorrágica, pericarditis, endocarditis bacteriana o pancreatitis
aguda, neoplasia con riesgo aumentado de sangrado, enfermedad hepática grave,
heparina en las 48 horas previas y TTPA que excede el límite normal, heparina de bajo
peso molecular a dosis anticoagulantes en las últimas 12 horas, tratamiento
anticoagulante oral e INR mayor a 1.7, glicemia menor de 50 o mayor de 400 mg/dl o
hipertensión arterial no controlada previa al inicio de la fibrinólisis.
En caso de falta de respuesta a la fibrinólisis sistémica o en pacientes con
contraindicaciones para la misma, incluyendo aquellos con un ictus de entre 4.5 y 8
horas de evolución, inicio desconocido de los síntomas o inicio al despertar, se
considera el tratamiento con trombectomía mecánica. Los criterios actuales para TEV
de acuerdo a nuestros protocolos son:
1. Ictus moderado o grave, definido como aquel con una puntuación en la
National Institutes of Health Stroke Scale (NIHSS) mayor a 6.
2. Ausencia de lesión de gran tamaño en la neuroimagen realizada a la llegada al
hospital, definida esta lesión como una puntuación en la escala Alberta Stroke
Program Early CT score menor o igual a 6 en la TC simple o menor o igual a 5
en la secuencia DWI de RM.
3. Presencia de oclusión de gran arteria identificada mediante angiografía por TC
o por RM. En caso de oclusión de una rama M2, se considera el tratamiento
endovascular si la gravedad inicial del ictus condiciona una puntuación en la
NIHSS ≥10.
4. Posibilidad de realizar la punción femoral antes de 8h desde el inicio de los
síntomas.
La realización de una neuroimagen multimodal se recomienda en aquellos pacientes
que acuden por un ictus de más de 4.5h de evolución. El tipo específico de
intervención y la realización de anestesia general o sedación consciente se deciden de
acuerdo a las preferencias del intervencionista. Desde el mes de Enero de 2009, todos
49
los pacientes son tratados con dispositivos de segunda generación, tal como se
recomienda en las guías internacionales de práctica clínica.
La administración del tratamiento fibrinolítico se realiza en el área de semicríticos de
Urgencias siempre que sea posible. Una vez realizada la intervención terapéutica o en
caso de no ser tributario a un tratamiento de reperfusión pero presentar buena calidad
de vida previa, los pacientes ingresan en la Unidad de Ictus de nuestro centro donde el
manejo se realiza de acuerdo a la instrucción de trabajo establecida a tal efecto que
incluye:
- Reposo en cama con el cabecero a 30 durante al menos 24h.
- Evaluación de la escala NIHSS cada 12 horas
- Tratamiento de la hipertensión arterial para mantener cifras tensionales por
debajo de 185/105 durante al menos las primeras 24h mediante tratamiento
endovenoso ya sea con bolus o con perfusión de urapidil o labetalol.
- Tratamiento del la hiperglucemia para mantener controles óptimos de entre 100
y 140 mg/dl durante al menos las primeras 24h.
- Tratamiento de la hipertermia con paracetamol oral o endovenoso cada 6 horas
si la temperatura es superior a 37.5C.
- Administración de omeprazol 40mg/d intravenoso como tratamiento de las
lesiones agudas de la mucosa gástrica en lesiones extensas o cuando exista
disminución del nivel de consciencia.
- No administración de antiagregantes ni anticoagulantes durante las primeras
24h cuando los pacientes han recibido tretamiento con alteplasa intravenosa.
- En pacientes tratados mediante fibrinólisis sistémica, colocación de medias de
compresión neumática intermitente.
- No colocar sonda vesical ni nasogástrica durante las primeras 24h si es
posible. Test de deglución a las 24h si el estado del paciente lo permite e inicio
de dieta enteral. En caso de trastorno de la deglución que persiste más allá de
las 48h desde el ingreso, colorar sonda nasogástrica para iniciar dieta enteral.
- Administrar 1000 ml de suero fisiológico isotónico cada 24h hasta que el
paciente pueda iniciar nutrición enteral. En caso de tratarse de pacientes
diabéticos administrar solución glucosada de forma concomitante al tratamiento
con insulina.
- Realizar TC craneal de control 24h después de la intervención terapéutica para
valorar la presencia y extensión del infarto así como la presencia de
transformación hemorrágica y/o edema cerebral. En caso de no existir
50
hemorragia cerebral, iniciar tratamiento antitrombótico como prevención
secundaria del ictus y heparina de bajo peso molecular como tratamiento
profiláctico de la trombosis venosa profunda.
- No retirar el tratamiento previo con estatinas. Se recomienda iniciar tratamiento
con atorvastatina a dosis de 40 a 80mg/día en caso de que la causa del ictus
sea aterotrombótica o lacunar.
- Iniciar sedestación y rehabilitación lo antes posible de acuerdo al estado clínico
del paciente.
- Si durante el ingreso el paciente presentara deterioro neurológico, realizar un
TC craneal si se sospecha una causa neurológica o los estudios pertinentes si
se sospecha otra causa médica.
3.3. PROTOCOLO DE IMAGEN
De acuerdo a los protocolos del centro se prefiere la realización de una TC craneal
simple, junto a angiografía por TC en pacientes con sospecha clínica de oclusión de
gran vaso, cuando el paciente acude a nuestro centro en menos de 4 horas y media
desde el inicio de los síntomas. En caso de pasar dicho límite temporal o si el paciente
es tributario de tratamiento endovascular primario o de rescate se prefiere la
realización de una RM siempre y cuando no retrase el inicio de la intervención
terapéutica.
En caso de que el estudio basal se realice mediante TC craneal, las imágenes se
adquieren en un escáner de 16 detectores Philips Brilliance (Philips Healthcare, Best,
Holanda) o e un escáner de 64 detectores General Electric Light Speed VCT (GE
Medical Systems, Milwaukee, WI, Estados Unidos). En caso de que las imágenes
basales sean adquiridas en el Hospital Josep Trueta, se utiliza un escáner de 128
coronas Philips Ingenuity (Philips Healthcare, Best, Holanda).
Los parámetros utilizados para cada uno de los escáneres están resumidos en la
siguiente tabla:
51
Tabla 5. Parámetros de imagen utilizados de acuerdo al escáner empleado
TIPO DE
ESCÁNER DETECTORES MATRIZ
FIELD OF
VIEW (mm)
GROSOR DE
CORTE (mm)
INTERVALO DE
RECONSTRUCCIÓN
(mm)
Philips
Brilliance 16 512x512 225 5 0.4
General
Electric Light
Speed VCT
64 512x512 250 5 0.625
Philips
Ingenuity 128 512x512 250 3 1.5
Cuando el estudio basal se realiza mediante RM, el paciente es estudiado en un
escáner 3 Tesla Magnetom Verio (Siemens, AG, Erlangen, Alemania) de acuerdo al
siguiente protocolo:
1. T2*: TR 866, TE 19,90, cortes 21, grosor 4 mm, GAP 40%, tamaño de voxel
1,2x1x4mm.
2. DWI: dos valores de b0 y 1000s / mm2. TR 8000, TE 100, cortes 20, grosor 5
mm, GAP 20%, tamaño de voxel 1,3x1,3x5 mm.
3. FLAIR: TR 9000, TE 71, cortes 20, grosor 5 mm, GAP 20%, voxel 1,2x1x5 mm.
4. TOF: TR 21, TE 3,47, cortes 32x4 bloques, grosor 0,6 mm, GAP -19%, grosor
de voxel 0,6x0,5x0,6 mm.
5. SWI: TR 28, TE 20, cortes 36, grosor 3 mm, GAP 20%, tamaño de voxel
1,1x0,8x3 mm.
6. AngioRM dinámica: 3,15, TE 1,17, cortes 40, grosor 2,5 mm, No GAP,
tamaño de voxel 1x0,9x2,5 mm.
7. PWI: TR 1500, TE 30, cortes 20, grosor 4 mm, GAP 30%, tamaño de voxel
2x2x4 mm.
Para la realización de las secuencias 6 y 7 (secuencias dinámicas) se administra un
bolo de ácido gadotérico calculando una dosis de 0.1mg/kg de peso. El bolo se divide
de forma que se aplica un 50% antes de la angioRM dinámica y el otro 50% antes de
la secuencia PWI. El tiempo total de adquisición del protocolo es de unos 11 minutos.
3.4. VARIABLES CLÍNICAS
52
En el ANEXO 3 se aporta el registro de reperfusión en el que se recogen los datos de
todos los pacientes que son sometidos a un tratamiento de reperfusión en nuestro
centro. A modo de resumen se recogen datos demográficos, edad, sexo, factores de
riesgo vascular, antecedentes de fibrilación auricular, cardiopatía isquémica,
valvulopatía embolígena, vasculopatía periférica, ictus isquémico, enfermedad
pulmonar obstructiva crónica y tratamiento previo. Además se registra el hemisferio
afecto, el tratamiento administrado y una serie de parámetros temporales relevantes
incluyendo la hora de inicio de los síntomas, la de llegada al hospital, la de la
adquisición de la neuroimagen y la de la administración del bolus de alteplasa.
Además se registran datos antropométricos, parámetros analíticos básicos, constante
vitales y gravedad del ictus mediante la escala NIHSS tanto a la llegada como
evolutivamente hasta el séptimo día de ingreso o en el momento del alta en caso de
producirse antes de cumplirse la semana desde el ingreso. Se recoge la etiología del
ictus de acuerdo a los criterios TOAST y las complicaciones ocurridas durante el
ingreso. La situación clínica a los tres meses del evento vascular es evaluada por un
neurólogo vascular certificado a través de la escala modificada de Rankin. Definimos
buen pronóstico como una puntuación en dicha escala de entre 0 y 2 puntos.
3.5. POST-PROCESO DE LA IMAGEN Y VARIABLES RADIOLÓGICAS Todas las imágenes fueron de-identificadas mediante la sustitución de los
identificadores directos por un código de referencia antes de su post-proceso y
evaluación. Los evaluadores de las imágenes fueron ciegos tanto a los datos clínicos
como al resto de datos radiológicos. En caso de imágenes consecutivas
correspondientes al mismo paciente se dejaron pasar 15 días antes de la segunda
evaluación para evitar sesgos.
3.5.1.EVALUACIÓN DE LA RM
El experimento 1 incluyó la evaluación de la RM pre-intervencionismo y en particular
de la secuencia de RM dinámica. Para el experimento 3 se evaluó tanto la RM previa
al tratamiento como la RM realizada inmediatamente después del mismo. Dado que el
post-proceso de la imagen, el software utilizado y la mayoría de las mediciones se
realizaron de forma similar en ambos casos, el método se detalla de forma conjunta
especificando en caso de que existieran diferencias entre ambos experimentos.
53
3.5.1.1 Evaluación de la difusión y la perfusión
Tanto el cálculo del ADC y de los mapas de perfusión como el postproceso y la
medición de volúmenes se realizó mediante el uso del programa Olea Sphere (Olea
Medical, La Ciotat, France). Para el post-proceso de la perfusión se seleccionó una
función de llegada arterial (AIF) automática. Los mapas cuantitativos de perfusión se
obtuvieron mediante decomposición de valor singular oscilante. Para evitar artefactos
se aplicó un filtro de líquido cefalorraquídeo de forma visual sobre los mapas de ADC y
un filtro para grandes vasos en los mapas de volumen sanguíneo cerebral.
Registramos el volumen de tejido hipoperfundido utilizando umbrales de TMax de más
de 6 y de más de 10 segundos. Para el experimento 1 las secuencias de difusión y
perfusión fueron analizadas por un único evaluador, mientras que para el experimento
3, las imágenes fueron analizadas por dos evaluadores independientes.
Calculamos el core del infarto de forma semiautomática mediante el establecimiento
de un valor umbral de ADC<600x10-6mm2/s con rectificación manual guiada por la
secuencia de difusión. Registramos el volumen hipoperfundido considerando un
umbral de TMax>6s.Para el experimento 1 además calculamos la ratio de intensidad
de la hipoperfusión como la proporción de volumen con un retraso en TMax>6s que
además tiene un retraso en TMax>10s. Dicha ratio se considera una variable
subrogada de la calidad de la colateralidad arterial127. En el experimento 3, en el que
se comparó el volumen hipoperfundido entre las RM realizadas antes y después del
intervencionismo, definimos el índice de reperfusión como el porcentaje de tejido
reperfundido respecto al total de tejido inicialmente en riesgo de la siguiente manera
(Volumen TMax>6s pre-intervencionismo - Volumen TMax>6s post-intervencionismo)/
Volumen TMax>6s pre-intervencionismo.
3.5.1.2. Evaluación de la angioRM dinámica
Esta secuencia sólo fue analizada en el experimento 1. Dos investigadores
independientes evaluaron la secuencia de angioRM dinámica mediante la visualización
de la imagen corte a corte y la recosntrucción MIP del grosor total. Previamente habían
realizado un entrenamiento conjunto de 20 casos de pacientes no incluidos en el
experimento. En caso de desacuerdo los investigadores llegaron a un consenso.
Evaluamos la presencia de variaciones anatómicas incluyendo la arteria cerebral
posterior fetal, la hipoplasia del segmento P1, la hipoplasia del segmento A1 y la
hipoplasia del seno transverso así como la simetría o asimetría entre ambos
hemisferios en el vaciado venoso a nivel del seno transverso. Registramos el lugar y el
54
lado de la oclusión arterial. El estado de la lesión arterial oclusiva fue examinado de
acuerdo a los grados Thrombolysis in Myocardial Infarction (TIMI) y Thrombolysis in
Cerebral Infarction (TICI).
Estudiamos la colateralidad primaria, a través del polígono de Willis, mediante la
identificación de la arteria comunicante anterior y de las arterias comunicantes
posteriores. La colateralidad leptomeníngea fue documentada a través del uso de la
escala ASITN/SIR109. La puntuación en la ASITN/SIR fue posteriormente dicotomizada
como llenado colateral incompleto (grados 0 a 2) y llenado colateral completo (grados
3 y 4) (Figura 7).
55
Figura 7. Grados ASITN/SIR aplicados a la angioRM dinámica
ASITN/SIR 1: llenado colateral incompleto lento (en fase venosa). ASITN/SIR 2: llenado colateral incompleto pero rápido (fase arterial) en la periferia de la lesión. ASITN/SIR 3: llenado colateral completo lento (en fase venosa). ASITN/SIR 4: llenado colateral completo rápido (en fase arterial).
56
3.5.2. EVALUACIÓN DEL TC CRANEAL PRE-INTERVENCIONISMO
Esta sección sólo aplica al experimento 2. La carga de calcio en las arterias carótidas
intracraneales (ICAC) fue evaluada en el TC craneal sin contraste realizado antes de
la trombectomía mecánica. Se excluyeron aquellos estudios con un grosor de corte
mayor de 3mm al considerarse que la cantidad de calcio no podía evaluarse de forma
fiable. El cálculo se realizó de forma semiautomática mediante un software creado
para tal efecto y previamente validado128,129. En resumen, trazamos manualmente
regiones de interés (ROI) en cada corte de TC consecutivo correspondiente a la
trayectoria de cada arteria carótida intracraneal desde el segmento horizontal petroso
hasta el polígono de Willis. A continuación, el software calculó el número de píxeles en
cada ROI por encima de un umbral predeterminado de 130 Unidades Hounsfield . Este
número se multiplicó por el tamaño de pixel y por el incremento del corte para obtener
el volumen de calcio en mm3 para cada arteria carótida intracraneal. Además,
calculamos la carga total de calcio como la suma de la carga cálcica de ambas arterias
carótidas. Todas las imágenes fueron evaluadas de forma independiente por tres
investigadores cegados a los datos clínicos. La cuantificación requirió una media de 5
minutos por paciente. La concordancia interobservador fue excelente (coeficiente de
correlación intraclase basado en 60 exámenes TC: 0.99).
3.6. VARIABLES DERIVADAS DE LA ANGIOGRAFÍA CONVENCIONAL
En aquellos pacientes en los que se realizó tratamiento endovascular de reperfusión
se registró la hora de la segunda neuroimagen, la de entrada en la sala de angiografía,
la de la realización de la punción femoral y la correspondiente a cada uno de los pases
del dispositivo elegido para el tratamiento así como la hora de la revascularización, o
de finalización de la intervención en los casos en que no se consiguió la
revascularización, y la existencia de complicaciones durante el procedimiento.
El grado de oclusión y de revascularización fue evaluado de acuerdo a los grados TICI
sobre las imágenes anonimizadas por un investigador experimentado cegado a los
datos clínicos y al resto de datos radiológicos. En el experimento 2 consideramos
revascularización completa a la consecución de un grado TICI 2b o 3 en el estudio
angiográfico final. Para el experimento 3 evaluamos cada uno de los grados TICI por
separado. Además, estudiamos dos umbrales TICI para la reperfusión; 1) TICI 3
versus el resto de grados TICI y 2) TICI2b-3 versus el resto de grados TICI
57
3.7. ANÁLISIS ESTADÍSTICO
El análisis estadístico se realizó con el paquete estadístico IBM SPSS Statistics 23
(Chicago, IL).
Para el experimento 1, las variables continuas fueron expresadas dependiendo de su
distribución en forma de media y desviación estándar o bien en forma de mediana y
cuartiles. Las comparaciones entre grupos se realizaron mediante el test t de Student
o el test de Mann-Whitney en caso de variables continuas o mediante el test χ2 o el
test de Fisher en caso de variables cualitativas. Además, la relación entre los grados
ASTIN/SIR y el volumen afecto en DWI, el volumen de lesión en PWI y la ratio de
intensidad de la hipoperfusión fue estudiada a través de la correlación rho de
Spearman.
Para el experimento 2, comparamos las características basales de los pacientes
incluidos en el estudio con aquellos que fueron excluidos utilizando los tests t de
Student o U de Mann-Whitney para las variables continuas o bien el test Chi cuadrado
para las variables categóricas. Evaluamos las correlaciones con el coeficiente de
correlación de Pearson. Dada la distribución asimétrica del volumen de calcio
realizamos una transformación logarítmica a la que añadimos 1mm3 al valor no
transformado para poder manejar los pacientes con una puntuación de calcio de 0 (LN
[volumen de calcio +1mm3].
Realizamos un análisis univariado para estudiar qué características estaban asociadas
con cada una de las variables de resultado, es decir, revascularización arterial,
pronóstico funcional y mortalidad a los tres meses. Estudiamos la asociación del
volumen de calcio tanto en la carótida intracraneal del lado sintomático como en
ambas carótidas con la revascularización, el pronóstico funcional y la mortalidad
utilizando modelos de regresión logística. El análisis multivariado incluyó la edad y
todos aquellos factores que se asociaron con la variable de resultado en el análisis
univariado (p≤0.1). De este modo, el modelo para la revascularización arterial fue
ajustado por edad, lugar de la oclusión, ictus cardioembólico y tratamiento previo con
alteplasa. El modelo para el pronóstico funcional fue ajustado por edad, hipertensión
arterial, diabetes mellitus, glicemia y puntuación NIHSS al ingreso, recanalización
arterial y tiempo desde el inicio de los síntomas a la recanalización. El modelo para la
58
mortalidad fue ajustado por edad, glicemia y puntuación NIHSS al ingreso, y
recanalización arterial.
Además, respecto a la revascularización, estudiamos la asociación entre la cantidad
de ICAC y los aspectos técnicos de la trombectomía mecánica incluyendo la
imposibilidad para acceder al trombo, el número de pases del dispositivo, la presencia
de complicaciones médicas durante el procedimiento y la duración de la intervención.
Realizamos 3 análisis de sensibilidad. Primero investigamos la asociación de ICAC
con el pronóstico funcional excluyendo a los pacientes con ictus previo (n=19). En
segundo lugar realizamos un análisis similar excluyendo a los pacientes con un ictus
del despertar (n=29). En tercer lugar, específicamente para los análisis de mortalidad,
extrapolamos aquellos pacientes perdidos en el seguimiento (n=5) como fallecidos y
evaluamos si esto introducía un cambio en los resultados.
Por último, con respecto al experimento 3, las variables continuas fueron expresadas
dependiendo de su distribución en forma de media y desviación estándar o bien en
forma de mediana y cuartiles. Las variables cualitativas fueron expresadas en forma
de porcentaje. Las comparaciones entre grupos se realizaron mediante el test t de
Student, el test de Mann-Whitney o la ANOVA (más de dos categorías), en caso de
variables continuas, o mediante el test χ2 o el test de Fisher en caso de variables
cualitativas. Para seleccionar el punto de corte óptimo en la predicción de buen
pronóstico para cada una de las variables continuas de reperfusión, se generaron
curvas ROC y se eligieron aquellos valores con un mayor índice de Youden. A
continuación se calcularon la sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y
valor predictivo negativo de cada uno de los métodos de evaluación de la reperfusión.
Como resumen de estas cuatro medidas calculamos su Odds Ratio pronóstica de la
siguiente manera: [sensibilidad/(1-sensibilidad)]/[(1-especificidad)/especificidad].
Se generaron cuatro modelos de regresión logística binaria, uno para cada uno de los
métodos de reperfusión estudiados, ajustados por aquellas variables que se asociaron
con el pronóstico clínico en el estudio univariado. Dichas variables fueron la edad, el
diagnóstico de hipertensión previo al ictus, la puntuación de NIHSS al ingreso y la
glicemia inicial. Se generaron curvas ROC para cada uno de los modelos. Por último
estudiamos el efecto de la reperfusión en el pronóstico clínico considerando el mRS
de forma ordinal para cada uno de los métodos definidos y ajustando los modelos por
las variables previamente mencionadas.
59
60
4.RESULTADOS
61
4.1. ARTÍCULO 1
Dynamic Magnetic Resonance Angiography Provides Collateral Circulation and
Hemodynamic Information in Acute Ischemic Stroke.
Stroke.2016;47:531-534. DOI:10.1161/STROKEAHA.115.010748
62
63
64
65
66
67
68
69
4.2. ARTÍCULO 2
Intracranial Carotid Artery Calficication Relates to Recanalization and Clinical Outcome After
Mechanical Thrombectomy.
Stroke.2017;48:342-347. DOI:10.1161/STROKEAHA.116.015166
70
5.SÍNTESIS DE LOS
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
71
5.1. EVALUACIÓN DE LA HEMODINÁMICA CEREBRAL EN EL ICTUS AGUDO
CON ANGIOGRAFÍA DINÁMICA POR RESONANCIA MAGNÉTICA
Este punto corresponde a los resultados presentados en el EXPERIMENTO 1
En el experimento 1 evaluamos la capacidad de una nueva técnica de angiografía
dinámica por resonancia magnética para la valoración del árbol arterial y la
hemodinámica cerebral, incluyendo la determinación del lugar de la oclusión, la
compensación del flujo a través de colaterales primarias y secundarias y el vaciado
venoso.
Estudiamos mediante RM de alto campo a una muestra de 25 pacientes con un ictus
agudo por oclusión de gran arteria de la circulación anterior previamente a la decisión
de tratamiento de reperfusión. Realizamos un protocolo RM estándar de ictus agudo al
que se añadió una secuencia de angiografía dinámica por resonancia magnética
(dMRA) con una duración adicional de unos 70 segundos. Además de su corta
duración, la evaluación de la imagen no necesitó de métodos complejos de
postproceso pudiendo ser evaluada utilizando una proyección de máxima intensidad,
un método simple de modelado de volumen.
La evaluación de la circulación cerebral mediante esta técnica presentó varias ventajas
con respecto a la evaluación por angiografía TOF:
1. En primer lugar, la evaluación dinámica permitió reclasificar el lugar de la
oclusión, destacando en una mejor detección de las oclusiones carotídeas a
expensas de la identificación de tres oclusiones en tándem que en TOF habían
sido clasificadas como una oclusión de la carótida interna extracraneal, una
oclusión de la carótida interna terminal y una oclusión proximal de la arteria
cerebral media respectivamente. Además, una oclusión clasificada como
tándem en el TOF, se reclasificó como una oclusión M1 en la dMRA. Existió
acuerdo entre la angiografía convencional y la dMRA en 11 de 12 casos.
2. En segundo lugar, la secuencia dMRA permitió detectar más oclusiones
incompletas y paso de contraste a través del trombo que el estudio TOF. Este
hallazgo es especialmente interesante dado que estudios recientes prueban
que el flujo anterógrado a través del trombo predice la recanalización precoz
con el uso de alteplasa103. Son necesarios nuevos estudios que evalúen el
72
valor de este signo en la resistencia a la recanalización con tratamiento
endovascular y en el pronóstico clínico de los pacientes.
3. En tercer lugar, la dMRA permite por primera vez el estudio simultáneo tanto
anatómico como hemodinámico de la colateralidad primaria y secundaria
mediante resonancia magnética. Aunque se han desarrollado otras técnicas de
RM para la evaluación de las colaterales, tienen importantes limitaciones en el
escenario del ictus agudo. La angioRM por four dimensional steedy state free
precession es excelente para la valoración de la colateralidad a través de
polígono de Willis, pero no permite la evaluación de las colaterales
leptomeníngeas130. Por otra parte, los índices de colateralidad basados en las
secuencias de perfusión por primer paso de contraste127,131 o por arterial spin
labeling132 miden la colateralidad de forma indirecta sin proporcionar
información anatómica sobre el lugar de la oclusión ni sobre si el aporte
sanguíneo se realiza a través de la circulación colateral primaria o secundaria.
El acuerdo interobservador para la evaluación de las colaterales en dMRA
mediante la escala ASITN/SIR fue excelente (Kappa =0.93). La presencia de
colaterales identificadas mediante esta escala se asoció con un menor tamaño
del core inicial y con una menor intensidad de la hipoperfusión sugiriendo que
puede tratarse de un biomarcador subrogado del grado de colateralidad en la
angiografía convencional.
4. Por último, la dMRA permitió la evaluación de la asimetría en el drenaje venoso
de los pacientes estudiados. Aquellos en los que existió una circulación
colateral competente presentaron con mayor frecuencia un vaciado simétrico
de los senos transversos. El rol del sistema venoso en el ictus isquémico agudo
ha sido poco investigado hasta el momento, pero algunos estudios apuntan
hacia un papel de las venas en el mantenimiento de la penumbra isquémica y
de la competencia de la circulación colateral133. Esta nueva secuencia podría
ser una valiosa herramienta para estudios futuros en este sentido.
Este estudio presenta varias limitaciones. En primer lugar, el número de individuos
estudiados fue pequeño por lo que es posible que no hayamos identificado
asociaciones presentes. En segundo lugar, sólo estudiamos a una muestra de
pacientes muy seleccionada con la intención de evaluar el rendimiento preliminar de la
secuencia dinámica por lo que la factibilidad de la técnica en una muestra más amplia
73
no ha sido estudiada. No obstante, se ha de destacar que los pacientes incluidos
presentaron una importante gravedad inicial del ictus (mediana de 17 en la puntuación
en la NIHSS inicial), por lo que podrían considerarse representativos de la población
de pacientes con ictus tributarios de tratamiento endovascular. En tercer lugar, la
evaluación de las colaterales con dMRA no fue comparada con la angiografía
convencional. En los trece pacientes en los que no se realizó tratamiento
endovascular no se consideró ético someter a los pacientes a una angiografía
convencional por tratarse de un método cruento. En los doce pacientes en que se
realizó una trombectomía mecánica, se consideró prioritario proceder a la
revascularización del vaso por lo que no se realizó un estudio previo de la
colateralidad.
74
5.2. RELACIÓN ENTRE LA CANTIDAD DE CALCIFICACIÓN EN LAS ARTERIAS
CARÓTIDAS INTRACRANEALES Y EL PRONÓSTICO CLÍNICO TRAS LA
TROMBECTOMÍA MECÁNICA Este punto corresponde a los resultados presentados en el EXPERIMENTO 2.
En este trabajo estudiamos la relación entre la cantidad de calcio acumulada en las
arterias carótidas intracraneales con el grado de revascularización arterial y el
pronóstico clínico en una muestra de 194 pacientes con un ictus isquémico por
oclusión de gran vaso de la circulación anterior que fueron sometidos a trombectomía
mecánica. Para ello evaluamos la carga cálcica en ambas carótidas intracraneales de
forma cuantitativa en un TC craneal sin contraste previo a la realización de la
trombectomía mecánica y expresamos los resultados tanto para la carga total de calcio
(suma del volumen cálcico en ambas carótidas) como para el volumen de calcio en la
carótida del lado sintomático.
En primer lugar, encontramos que la presencia de una mayor cantidad de calcio tanto
evaluada de forma total como restringida a la carótida del eje vascular sintomático se
asoció con una menor probabilidad de conseguir una revascularización arterial
completa (resultados ajustados en tabla 2 del artículo 2).
Estudios previos relacionan la presencia de una mayor cantidad de calcio detectado
por TC sin contraste a nivel de una arteria carótida intracraneal con una mayor
proporción de estrechamiento luminal a ese nivel por lo que se ha propuesto que una
de las razones potenciales de la asociación entre calcificación de la ACI y peor
recanalización sea debida a las dificultades mecánicas durante el procedimiento134,135.
No obstante, nosotros no encontramos una relación entre una mayor cantidad de
calcio y el número de pases necesarios para la extracción del trombo, el acceso
mismo al trombo, la duración del procedimiento o la presencia de más complicaciones
periprocedimiento (figura 2 en artículo 2). Es posible que nuestra muestra no tuviera el
tamaño necesario para detectar estas diferencias pero más probablemente, otros
mecanismos aún no conocidos se encuentran implicados en la relación entre la carga
cálcica y la revascularización. Hipotetizamos que quizás exista un mayor grado de
rigidez arterial o estrechamiento luminal proximal al trombo debido a una mayor
cantidad de calcio a ese nivel que dificulte o incluso impida la extracción completa del
trombo lo que resultaría en un peor grado de recanalización. No obstante, son
necesarias futuras investigaciones para apoyar esta hipótesis.
75
En segundo lugar encontramos que una mayor carga cálcica en las ICAs
intracraneales se asoció a un peor pronóstico funcional independientemente del grado
de recanalización conseguida y además observamos una tendencia estadísticamente
no significativa hacia un mayor riesgo de mortalidad en relación al grado de
calcificación (resultados ajustados en tabla 2 del artículo 2).
Los mecanismos causales de este efecto son desconocidos pero se puede teorizar
acerca de una peor condición en los vasos cerebrales distales en los pacientes que
presentan una mayor carga cálcica arterial136,137. Además, la calcificación arterial no
sólo se produce en la capa íntima sino que también puede afectarse la lámina elástica
interna, lo que ocurre más frecuentemente en la región intracraneal de la arteria
carótida interna. Este aumento de la rigidez arterial puede llevar a un aumento de la
presión de pulsación provocando el daño de la microvasculatura y el tejido
circundante138. Finalmente, el paso del dispositivo a través de una placa muy
calcificada durante el procedimiento, puede ocasionar el desprendimiento de material
arteriosclerótico. En consecuencia, la oclusión de vasos distales de pequeño tamaño
comportaría un peor pronóstico a pesar de una recanalización arterial completa.
En dos estudios previos de menor tamaño y utilizando técnicas terapéuticas diferentes
no se observó asociación entre la cantidad de calcio en las ICAs intracraneales y el
grado de revascularización arterial y el pronóstico clínico124,125. Una posible explicación
para ello puede encontrarse en la gran variación de dispositivos que utilizaron para la
intervención. Mientras que en nuestro estudio la terapia de elección consistió en el uso
de dispositivos de segunda generación con eficacia probada, la terapia utilizada en
estudios previos consistió en el uso combinado de varias estrategias de tratamiento
alguna de las cuales, como el uso de alteplasa intra-arterial o maceración del trombo
con el catéter, no han demostrado su eficacia en el tratamiento del ictus agudo. Otra
diferencia importante consistió en la evaluación del grado de calcificación en las
arterias carótidas utilizando escalas de puntuación cualitativa. Aunque reconocemos
que el método de evaluación cuantitativo presenta algunos inconvenientes
especialmente relacionados con un tiempo más prolongado de evaluación, en nuestro
estudio observamos que no sólo existió una asociación entre recanalización y
pronóstico funcional con el cálculo de la cantidad total de calcio sino que esta
asociación también se mantuvo cuando sólo se evaluaba la cantidad de calcio en la
arteria carótida del eje vascular sintomático. De esta manera, la evaluación del calcio
en la arteria carótida sintomática podría ser suficiente para tener una impresión
pronóstica tras el procedimiento endovascular. De forma alternativa y en busca de una
76
aplicación más pragmática en la práctica clínica, podría evaluarse la escala modificada
de Woodcock podría ser evaluada139. En esta gradación visual, se asigna un número
de 0 (ausencia de calcificación) a 3 (calcificaciones gruesas y continuas) a la gravedad
de la calcificación de cada corte axial. A continuación los números asignados son
sumados para crear una puntuación total para cada arteria carótida. El valor clínico de
este método debe ser evaluado en futuras investigaciones.
Las fortalezas de nuestro estudio incluyen la evaluación estandarizada de los
pacientes incluidos, el uso consistente de una misma estrategia de tratamiento y el
enfoque cuantitativo para la evaluación de la calcificación carotídea. No obstante,
también presenta algunas limitaciones. En primer lugar, nuestro estudio fue realizado
de forma retrospectiva. No obstante, los datos de todos los pacientes fueron recogidos
de forma prospectiva y en el estudio se incluyó una descripción precisa de los
pacientes incluidos y excluidos. En segundo lugar, encontramos que los pacientes
excluidos presentaron un mayor retraso entre el inicio de los síntomas y la llegada al
hospital. Esto podría explicar que este grupo de pacientes fuera tratado menos
frecuentemente con alteplasa sistémica y que presentaran un mayor retraso entre el
inicio de los síntomas y la punción femoral. Además de estas, no encontramos otras
diferencias entre los pacientes incluidos y excluidos sugiriendo que nuestra muestra es
representativa de una población común de ictus agudo. En tercer lugar, nuestra
muestra fue reclutada durante un periodo de 6 años durante el cual la terapia puente
alteplasa sistémica-trombectomía mecánica aún no era el estándar de tratamiento y la
trombectomía mecánica sólo era utilizada en aquellos pacientes refractarios o no
elegibles para la fibrinólisis intravenosa. De esta manera, nuestros resultados
probablemente serían aplicables a aquellos pacientes con resistencia a la
revascularización con alteplasa sistémica y la generalizabilidad a otras poblaciones es
limitada.
77
5.3. REPERFUSIÓN TRAS LA TROMBECTOMÍA MECÁNICA: RELACIÓN ENTRE
LA RM DE PERFUSIÓN Y LOS GRADOS DE REVASCULARIZACIÓN
ANGIOGRÁFICOS Y SU VALOR PREDICTIVO COMO SUBROGADO DE
PRONÓSTICO CLÍNICO
Este punto corresponde a los resultados presentados en el EXPERIMENTO 3 (ANEXO
1).
En este trabajo intentamos establecer la relación entre la reperfusión de acuerdo a los
grados angiográficos TICI y los cambios precoces (inmediatamente posteriores a la
revascularización) del área isquémica en las secuencias de perfusión de RM. Además,
evaluamos el valor pronóstico de la reperfusión estudiada mediante angiografía
convencional y mediante RM de perfusión sobre la capacidad funcional.
Observamos una clara relación entre los grados de reperfusión TICI y la reperfusión
evaluada a través de RM, de forma que a mayor grado TICI, menor área cerebral
hipoperfundida y mayor índice de reperfusión. En aquellos casos en que se consiguió
un grado TICI 3 final, la mediana del volumen hipoperfundido fue de 0mL y el índice de
reperfusión fue del 99.99% lo que podría indicar que una revascularización arterial
completa en la evaluación angiográfica implica una reperfusión completa precoz a
nivel microvascular. En el único caso en que a pesar de alcanzar un TICI 3 final el
índice de reperfusión no fue mayor al 99% existió una reoclusión arterial entre la
finalización de la intervención y la RM post-intervencionismo. Aunque en nuestro
estudio encontramos una clara coincidencia entre revascularización macro y
micovascular este hecho no es incompatible con el conocido “fenómeno de no reflujo”.
La rotura de la barrera hematoencefálica, el aumento de la permeabilidad paracelular,
la actividad inflamatoria y la aparición de radicales libres son fenómenos dinámicos
que dependen de la duración y gravedad de la isquemia y que evolucionan a lo largo
del tiempo. De esta manera se ha propuesto que tras la reperfusión de un territorio
arterial existe una fase inicial de hiperemia reactiva y un aumento de la permeabilidad
de la barrera hematoencefálica, pero no es hasta la segunda fase, desarrollada entre
las 18 y las 96 horas después de la reperfusión, que aparece el fenómeno de no
reflujo117. Este fenómeno se caracteriza por la oclusión microvascular secundaria a la
acumulación de leucocitos y plaquetas intraluminales y a la compresión de los
capilares secundaria a la edematización de los pies de los astrocitos y se
caracterizaría radiológicamente como un déficit de perfusión. En nuestro estudio
78
realizamos una neuroimagen de control precoz en menos de dos horas de la
revascularización arterial, lo que puede explicar la ausencia de identificación de
hipoperfusión sugestiva de no reflujo dado que tal fenómeno se desarrolla
probablemente durante un periodo de tiempo posterior.
Hasta donde sabemos, sólo un estudio previo con datos derivados del DEFUSE-2
evalúa la relación entre los grados TICI y el índice de reperfusión por RM140. Tanto en
éste como en nuestro estudio se observa que cuando el TICI final es de 2b o 3 el
índice de reperfusión se sitúa por encima del 50%. No obstante ambos trabajos
difieren en los resultados de los pacientes que no presentaron una recanalización
completa. Mientras que en el DEFUSE-2 se observa una recuperación de más del
50% del tejido hipoperfundido en más de la mitad de los pacientes con un TICI final de
0 a 2a, en nuestro estudio observamos que este grupo de pacientes presenta
estabilidad o empeoramiento del déficit de perfusión inicial. La causa de la disparidad
de resultados puede deberse al momento de realización de la RM post-
intervencionismo. En nuestro estudio la segunda neuroimagen se realizó con una
mediana de 80 minutos desde la finalización de la intervención mientras que en el
estudio DEFUSE-2, la RM se obtuvo en las primeras 12h tras la finalización de la
trombectomía. Es bien sabido que tanto las oclusiones arteriales como los déficits de
perfusión pueden evolucionar a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en el grupo control
del estudio REVASCAT, un 22.3% de los pacientes que inicialmente tenía una
oclusión arterial presentó una recanalización arterial completa a las 24h141. Así, sería
razonable pensar que transcurridas 12 horas de la intervención pueda existir una
evolución de la hemodinámica cerebral que haga poco comparable el grado de
reperfusión arterial evaluada en ese momento con el que se aprecia al finalizar la
trombectomía mecánica.
Además estudiamos el valor de la reperfusión evaluada mediante RM de perfusión y
mediante los grados angiográficos TICI como biomarcador subrogado de imagen del
pronóstico clínico. Si queremos substituir la evaluación clínica a los tres meses por el
resultado de un test de imagen, nos interesará seleccionar aquel que si es positivo,
seleccione muchos pacientes con buen pronóstico y si es negativo, identifique a la
mayor parte de los pacientes con mal pronóstico, es decir, buscaremos un test que
tenga un alto VPP y un alto VPN. De acuerdo con nuestros resultados el VPP no varió
en exceso entre los cuatro test, oscilando entre un mínimo de 63.4% del grado TICI
2b-3 y un máximo de 71.4% en el grado TICI 3. Tanto el volumen de hipoperfusión en
TMax6s post-TM≥5mL como el índice de reperfusión ≥90% tuvieron un VPP del 70%.
79
Las variaciones más importantes las encontramos en los resultados del VPN; en este
caso el valor mínimo fue para el TICI 3 con un VPN del 58% mientras que el índice de
reperfusión ≥90% presentó un valor del 91.7%. Los resultados del TICI 2b-3 y del
TMax6s post-TM≥5mL mostraron un VPN de alrededor del 80%. Al evaluar estos
resultados de forma conjunta, el test que presentó una mejor precisión global fue el
índice de reperfusión ≥90% seguido del volumen de hipoperfusión en TMax6s post-
TM≥5mL y del TICI2b-3, presentando estos dos últimos una precisión global en su
capacidad predictiva bastante similar.
Algunos estudios han evaluado previamente el valor de la reperfusión en el pronóstico
clínico de los pacientes, ya sea mediante angiografía convencional o mediante RM o
TC de perfusión. En la tabla 6 se resumen los estimadores de precisión pronóstica de
aquellos estudios que proporcionaban información de las variables de reperfusión
arterial y de buen pronóstico funcional. Con estos datos hemos realizado tablas de
contingencia y calculado los estadísticos de precisión pronóstica sobre la evolución
fuicional favorable (mRS 0-2).
Tabla 6. Estimadores de precisión pronóstica de la reperfusión arterial en estudios previos y en la cohorte
FURIAS
Autor, año n Tiempo intervención-evaluación reperfusión
Definición de reperfusión
S E VPP VPN
EVALUACIÓN MEDIANTE ANGIOGRAFÍA CONVENCIONAL
Tomsick142, 2008 29 Estudio angiográfico final
TIMI 2b-3 65.2% 78.8% 57.7% 83.7%
Tomsick143, 2014 200 Estudio angiográfico final
TICI 2b-3 71.9% 69.2% 48.2% 86.1%
TICI 3 6% 99% 80% 69.7%
Campbell144, 2016
401 Estudio angiográfico final
TICI2b-3 80.8% 27.6% 58.9% 52.9%
TICI 3 44.8% 68.7% 64.7% 49.2%
Cohorte FURIAS
52 Estudio angiográfico final
TICI 2b-3 92.9% 37.5% 63.4% 81.8%
TICI 3 53.6% 75% 71.4% 58%
EVALUACIÓN MEDIANTE RM DE PERFUSIÓN
De Silva113, 2009 82 3-5 días Reducción >90% en mapas TMax2s
73.7% 61.1% 66.7% 68.6%
Lansberg60, 2012 99 <12h Reducción >50% en mapas TMax6s
68.5% 53.3% 63.8% 58.5%
Cho116,2015 46 < 6h Reducción >50% en mapas TMax6s
83.3% 57.1% 55.6% 84.2%
Cohorte FURIAS
34
Mediana 80min
Reducción >90% en mapas TMax6s
93.3% 64.7% 70% 91.7%
40 TMax6s postTM≥5mL
80% 65% 69.6% 76.5%
80
En general se observa que la definición de reperfusión como TICI 3 en el estudio
angiográfico final tiene una mayor especificidad y un mayor valor predictivo positivo, es
decir, la mayor parte de los pacientes en los que se consiga un grado TICI 3 final
tendrán un buen pronóstico funcional. Por otro lado, tanto la sensibilidad como el valor
predictivo negativo son más bajos que cuando consideramos reperfusión como un TICI
2b-3 lo que indica que algunos de los pacientes en los que no se consiga un grado
TICI 3 también presentarán buen pronóstico y de acuerdo a los valores de los
estimadores, la mayor parte de estos pacientes se encontrarán en el grupo de
pacientes con un grado TICI 2b.
Los resultados de la RM de perfusión resultan algo más heterogéneos. Para
comenzar, el momento de evaluación de la reperfusión varía entre los 80 minutos del
presente estudio y los 3-5 días. El periodo de tiempo transcurrido entre el ictus agudo
y la reperfusión determinará el destino del tejido en riesgo y por extensión el
pronóstico funcional de los pacientes. Mientras que la reperfusión durante las primeras
horas comporta un incremento en la tasa de recuperación funcional, se ha estimado
que no aporta beneficio más allá de las 7h aproximadamente145. De esta manera,
cuando se evalúa la reperfusión pasado este límite temporal identificaremos no sólo a
los pacientes que han presentado una reperfusión útil, sino también a aquellos en que
la reperfusión se ha producido demasiado tarde como para tener un beneficio, es
decir, se produce una reperfusión fútil. Probablemente esta es la razón de que nuestro
estudio, que evalúa la reperfusión de forma precoz, presente en general unos valores
mayores en todos los estimadores de precisión pronóstica que los estudios
previamente realizados.
Por último, generamos diferentes modelos estadísticos para evaluar la fuerza de la
asociación entre cada uno de los métodos de evaluación de la reperfusión y el
pronóstico clínico ajustando por variables clínicas relevantes. La reperfusión se asoció
con una mayor probabilidad de buen pronóstico a los tres meses en todos los
modelos, pero este valor fue mayor cuando se utilizó el índice de reperfusión ≥90%
seguido del grado TICI2b-3.
En conjunto, nuestros resultados indican que el valor del índice de reperfusión ≥90%,
evaluado inmediatamente tras el intervencionismo, es el mejor predictor de buen
pronóstico clínico. No obstante, un biomarcador no sólo ha de ser válido y preciso sino
también factible, reproducible y fácil de obtener. Estudios previos han calculado que
81
entre un 13 y un 20% de los pacientes que acuden a un hospital por un ictus agudo no
pueden realizarse una RM, ya sea por contraindicaciones para la misma o por factores
médicos como la inestabilidad clínica146,147. El cálculo del índice de reperfusión no sólo
precisa de la adquisición de dos imágenes por RM. Además, las imágenes obtenidas
han de ser adecuadas, es decir, deben estar libres de artefactos y se han de poder
reconstruir de forma fiable los mapas de perfusión. De acuerdo con los resultados de
nuestro estudio, sólo en un 65.4% de los casos se pudo evaluar el índice de
reperfusión de manera adecuada. Por el contrario, el 100% de los pacientes tuvo una
evaluación TICI final. En conclusión, aunque el índice de reperfusión ≥90% es el test
más preciso para la predicción del pronóstico funcional en pacientes con un ictus
agudo tratados mediante trombectomía mecánica está limitado por su poca
factibilidad. El grado angiográfico TICI2b-3 es probablemente el mejor marcador
subrogado de pronóstico clínico al combinar un alto valor pronóstico y una gran
factibilidad en pacientes sometidos a tratamiento endovascular. No obstante, la
realización seriada de estudios de perfusión tisular nos ha permitido investigar sobre
los mecanismos que acontecen en las primeras horas de la isquemia.
Las fortalezas del presente estudio radican en la inclusión prospectiva de los
pacientes, su evaluación estandarizada y el uso de una estrategia común de
tratamiento que incluyó el uso de dispositivos de segunda generación con eficacia
probada. No obstante, presenta algunas limitaciones que merecen ser comentadas. En
primer lugar, se trata de un análisis preliminar de un estudio en marcha por lo que el
número de pacientes incluidos por el momento es pequeño. Se calcula una inclusión
final de unos 90 pacientes que permitirá la elaboración de conclusiones mejor
fundadas. En segundo lugar, debido a limitaciones horarias de la sala de RM y a la
falta de disponibilidad inmediata no hubo una inclusión consecutiva de todos los
pacientes que acudieron por un ictus agudo y fueron candidatos a TEV, con la
finalidad de no incrementar el tiempo puerta-punción femoral de forma innecesaria. No
obstante, las características clínicas de los pacientes incluidos en el estudio fueron
similares a la del resto de pacientes que fueron tratados mediante trombectomía
mecánica en el mismo periodo. Por último, la adquisición de la imagen se realizó
mediante un escáner de 3T lo que podría limitar la generalizabilidad de los resultados.
82
6.CONCLUSIONES
83
1. La angiografía dinámica por RM demostró ser una técnica factible y fiable en
pacientes con un ictus agudo. Permitió una mejor evaluación del lugar de la
oclusión y de la presencia de flujo anterógrado a través del trombo que las
técnicas de angioRM convencionales y posibilitó la evaluación dinámica de la
colateralidad arterial y del drenaje venoso.
2. La presencia de una mayor cantidad de calcio en la pared de la arteria carótida
intracraneal se asoció de forma independiente a una mayor resistencia a la
recanalización arterial y a un peor pronóstico funcional en pacientes con un
ictus agudo que fueron tratados mediante trombectomía mecánica.
3. Los grados de reperfusión TICI y la reperfusión evaluada mediante RM
estuvieron estrechamente relacionados en una cohorte de pacientes con un
ictus agudo que recibieron tratamiento endovascular. El grado angiográfico
TICI2b-3 fue el mejor marcador subrogado de pronóstico clínico al combinar un
alto valor pronóstico y una gran factibilidad. La realización seriada de estudios
de perfusión tisular nos permitió investigar sobre los mecanismos implicados en
la reperfusión en las primeras horas de la isquemia.
84
85
7.BIBLIOGRAFÍA
86
1. Jauch EC, Saver JL, Adams HP, Bruno A, Connors JJB, Demaerschalk BM,
Khatri P, McMullan PW, Qureshi AI, Rosenfield K, Scott PA, Summers DR, Wang DZ, Wintermark M, Yonas H, American Heart Association Stroke Council, Council on Cardiovascular Nursing, Council on Peripheral Vascular Disease, Council on Clinical Cardiology. Guidelines for the early management of patients with acute ischemic stroke: a guideline for healthcare professionals from the American Heart Association/American Stroke Association. Stroke. 2013;44:870–947.
2. Committee TESOEE, Committee TEW. Guidelines for Management of Ischaemic Stroke and Transient Ischaemic Attack 2008. Cerebrovasc. Dis. 2008;25:457–507.
3. Abilleira S, Dávalos A, Chamorro A, Alvarez-Sabín J, Ribera A, Gallofré M, Catalan Stroke Code and Thrombolysis Study Group. Outcomes of intravenous thrombolysis after dissemination of the stroke code and designation of new referral hospitals in Catalonia: the Catalan Stroke Code and Thrombolysis (Cat-SCT) Monitored Study. Stroke. 2011;42:2001–2006.
4. Wardlaw JM, Murray V, Berge E. Thrombolysis for acute ischaemic stroke. The Cochrane …. 2014;
5. del Zoppo GJ, Poeck K, Pessin MS, Wolpert SM, Furlan AJ, Ferbert A, Alberts MJ, Zivin JA, Wechsler L, Busse O, Greenlee R, Brass L, Mohr JP, Feldmann E, Hacke W, Kase CS, Biller J, Gress D, Otis SM. Recombinant tissue plasminogen activator in acute thrombotic and embolic stroke. Annals of Neurology. 1992;32:78–86.
6. Kim YS, Garami Z, Mikulik R, Molina CA, Alexandrov AV, Collaborators FTC. Early Recanalization Rates and Clinical Outcomes in Patients With Tandem Internal Carotid Artery/Middle Cerebral Artery Occlusion and Isolated Middle Cerebral Artery Occlusion. Stroke. 2005;36:869–871.
7. Rha J-H, Saver JL. The Impact of Recanalization on Ischemic Stroke Outcome. Stroke. 2007;38:967–973.
8. del Zoppo GJ, Higashida RT, Furlan AJ, Pessin MS, Rowley HA, Gent M. PROACT: A Phase II Randomized Trial of Recombinant Pro-Urokinase by Direct Arterial Delivery in Acute Middle Cerebral Artery Stroke. Stroke. 1998;29:4–11.
9. Furlan A, Higashida R, Wechsler L, Gent M, Rowley H, Kase C, Pessin M, Ahuja A, Callahan F, Clark WM, Silver F, Rivera F, Investigators FTP. Intra-arterial Prourokinase for Acute Ischemic Stroke. JAMA. 1999;282:2003.
10. Ogawa A, Mori E, Minematsu K, Taki W, Takahashi A, Nemoto S, Miyamoto S, Sasaki M, Inoue T, Group FTMJS. Randomized Trial of Intraarterial Infusion of Urokinase Within 6 Hours of Middle Cerebral Artery Stroke. Stroke. 2007;38:2633–2639.
11. Lewandowski CA, Frankel M, Tomsick TA, Broderick J, Frey J, Clark W, Starkman S, Grotta J, Spilker J, Khoury J, Brott T. Combined Intravenous and Intra-Arterial r-TPA Versus Intra-Arterial Therapy of Acute Ischemic Stroke. Stroke. 1999;30:2598–2605.
87
12. Investigators TIS. Combined Intravenous and Intra-Arterial Recanalization for
Acute Ischemic Stroke: The Interventional Management of Stroke Study. Stroke. 2004;35:904–911.
13. Gobin YP, Starkman S, Duckwiler GR, Grobelny T, Kidwell CS, Jahan R, Pile-Spellman J, Segal A, Vinuela F, Saver JL. MERCI 1: a phase 1 study of Mechanical Embolus Removal in Cerebral Ischemia. Stroke. 2004;35:2848–2854.
14. Saver JL, Jahan R, Levy EI, Jovin TG, Baxter B, Nogueira RG, Clark W, Budzik R, Zaidat OO, SWIFT Trialists. Solitaire flow restoration device versus the Merci Retriever in patients with acute ischaemic stroke (SWIFT): a randomised, parallel-group, non-inferiority trial. Lancet. 2012;380:1241–1249.
15. Nogueira RG, Lutsep HL, Gupta R, Jovin TG, Albers GW, Walker GA, Liebeskind DS, Smith WS, TREVO 2 Trialists. Trevo versus Merci retrievers for thrombectomy revascularisation of large vessel occlusions in acute ischaemic stroke (TREVO 2): a randomised trial. Lancet. 2012;380:1231–1240.
16. Ciccone A, Valvassori L, Nichelatti M, Sgoifo A, Ponzio M, Sterzi R, Boccardi E, SYNTHESIS Expansion Investigators. Endovascular treatment for acute ischemic stroke. N. Engl. J. Med. 2013;368:904–913.
17. Broderick JP, Palesch YY, Demchuk AM, Yeatts SD, Khatri P, Hill MD, Jauch EC, Jovin TG, Yan B, Silver FL, Kummer von R, Molina CA, Demaerschalk BM, Budzik R, Clark WM, Zaidat OO, Malisch TW, Goyal M, Schonewille WJ, Mazighi M, Engelter ST, Anderson C, Spilker J, Carrozzella J, Ryckborst KJ, Janis LS, Martin RH, Foster LD, Tomsick TA, Interventional Management of Stroke (IMS) III Investigators. Endovascular therapy after intravenous t-PA versus t-PA alone for stroke. N. Engl. J. Med. 2013;368:893–903.
18. Kidwell CS, Jahan R, Gornbein J, Alger JR, Nenov V, Ajani Z, Feng L, Meyer BC, Olson S, Schwamm LH, Yoo AJ, Marshall RS, Meyers PM, Yavagal DR, Wintermark M, Guzy J, Starkman S, Saver JL, MR RESCUE Investigators. A trial of imaging selection and endovascular treatment for ischemic stroke. N. Engl. J. Med. 2013;368:914–923.
19. Nogueira RG, Gupta R, Dávalos A. IMS-III and SYNTHESIS Expansion Trials of Endovascular Therapy in Acute Ischemic Stroke. Stroke. 2013;44:3272–3274.
20. Campbell BCV, Mitchell PJ, Kleinig TJ, Dewey HM, Churilov L, Yassi N, Yan B, Dowling RJ, Parsons MW, Oxley TJ, Wu TY, Brooks M, Simpson MA, Miteff F, Levi CR, Krause M, Harrington TJ, Faulder KC, Steinfort BS, Priglinger M, Ang T, Scroop R, Barber PA, McGuinness B, Wijeratne T, Phan TG, Chong W, Chandra RV, Bladin CF, Badve M, Rice H, de Villiers L, Ma H, Desmond PM, Donnan GA, Davis SM, EXTEND-IA Investigators. Endovascular therapy for ischemic stroke with perfusion-imaging selection. N. Engl. J. Med. 2015;372:1009–1018.
21. Saver JL, Goyal M, Bonafe A, Diener H-C, Levy EI, Pereira VM, Albers GW, Cognard C, Cohen DJ, Hacke W, Jansen O, Jovin TG, Mattle HP, Nogueira RG, Siddiqui AH, Yavagal DR, Baxter BW, Devlin TG, Lopes DK, Reddy VK, Mesnil de Rochemont du R, Singer OC, Jahan R, SWIFT PRIME Investigators.
88
Stent-retriever thrombectomy after intravenous t-PA vs. t-PA alone in stroke. N. Engl. J. Med. 2015;372:2285–2295.
22. Goyal M, Demchuk AM, Menon BK, Eesa M, Rempel JL, Thornton J, Roy D, Jovin TG, Willinsky RA, Sapkota BL, Dowlatshahi D, Frei DF, Kamal NR, Montanera WJ, Poppe AY, Ryckborst KJ, Silver FL, Shuaib A, Tampieri D, Williams D, Bang OY, Baxter BW, Burns PA, Choe H, Heo J-H, Holmstedt CA, Jankowitz B, Kelly M, Linares G, Mandzia JL, Shankar J, Sohn S-I, Swartz RH, Barber PA, Coutts SB, Smith EE, Morrish WF, Weill A, Subramaniam S, Mitha AP, Wong JH, Lowerison MW, Sajobi TT, Hill MD, ESCAPE Trial Investigators. Randomized assessment of rapid endovascular treatment of ischemic stroke. N. Engl. J. Med. 2015;372:1019–1030.
23. Jovin TG, Chamorro A, Cobo E, de Miquel MA, Molina CA, Rovira A, San Román L, Serena J, Abilleira S, Ribó M, Millán M, Urra X, Cardona P, López-Cancio E, Tomasello A, Castaño C, Blasco J, Aja L, Dorado L, Quesada H, Rubiera M, Hernandez-Pérez M, Goyal M, Demchuk AM, Kummer von R, Gallofré M, Dávalos A, REVASCAT Trial Investigators. Thrombectomy within 8 hours after symptom onset in ischemic stroke. N. Engl. J. Med. 2015;372:2296–2306.
24. Berkhemer OA, Fransen PSS, Beumer D, van den Berg LA, Lingsma HF, Yoo AJ, Schonewille WJ, Vos JA, Nederkoorn PJ, Wermer MJH, van Walderveen MAA, Staals J, Hofmeijer J, van Oostayen JA, Lycklama à Nijeholt GJ, Boiten J, Brouwer PA, Emmer BJ, de Bruijn SF, van Dijk LC, Kappelle LJ, Lo RH, van Dijk EJ, de Vries J, de Kort PLM, van Rooij WJJ, van den Berg JSP, van Hasselt BAAM, Aerden LAM, Dallinga RJ, Visser MC, Bot JCJ, Vroomen PC, Eshghi O, Schreuder THCML, Heijboer RJJ, Keizer K, Tielbeek AV, Hertog den HM, Gerrits DG, van den Berg-Vos RM, Karas GB, Steyerberg EW, Flach HZ, Marquering HA, Sprengers MES, Jenniskens SFM, Beenen LFM, van den Berg R, Koudstaal PJ, van Zwam WH, Roos YBWEM, van der Lugt A, van Oostenbrugge RJ, Majoie CBLM, Dippel DWJ, MR CLEAN Investigators. A randomized trial of intraarterial treatment for acute ischemic stroke. N. Engl. J. Med. 2015;372:11–20.
25. Bracard S, Ducrocq X, Mas J-L, Soudant M, Oppenheim C, Moulin T, Guillemin F, THRACE investigators. Mechanical thrombectomy after intravenous alteplase versus alteplase alone after stroke (THRACE): a randomised controlled trial. Lancet Neurol. 2016;15:1138–1147.
26. Muir KW, Ford GA, Messow C-M, Ford I, Murray A, Clifton A, Brown MM, Madigan J, Lenthall R, Robertson F, Dixit A, Cloud GC, Wardlaw J, Freeman J, White P, PISTE Investigators. Endovascular therapy for acute ischaemic stroke: the Pragmatic Ischaemic Stroke Thrombectomy Evaluation (PISTE) randomised, controlled trial. J. Neurol. Neurosurg. Psychiatr. 2017;88:38–44.
27. Goyal M, Menon BK, van Zwam WH, Dippel DWJ, Mitchell PJ, Demchuk AM, Dávalos A, Majoie CBLM, van der Lugt A, de Miquel MA, Donnan GA, Roos YBWEM, Bonafe A, Jahan R, Diener H-C, van den Berg LA, Levy EI, Berkhemer OA, Pereira VM, Rempel J, Millán M, Davis SM, Roy D, Thornton J, Román LS, Ribó M, Beumer D, Stouch B, Brown S, Campbell BCV, van Oostenbrugge RJ, Saver JL, Hill MD, Jovin TG, HERMES collaborators. Endovascular thrombectomy after large-vessel ischaemic stroke: a meta-analysis of individual patient data from five randomised trials. Lancet. 2016;
89
28. Powers WJ, Derdeyn CP, Biller J, Coffey CS, Hoh BL, Jauch EC, Johnston
KC, Johnston SC, Khalessi AA, Kidwell CS, Meschia JF, Ovbiagele B, Yavagal DR. 2015 American Heart Association/American Stroke Association Focused Update of the 2013 Guidelines for the Early Management of Patients With Acute Ischemic Stroke Regarding Endovascular Treatment A Guideline for Healthcare Professionals From the American Heart Association/American Stroke Association. Stroke. 2015;46:3020–3035.
29. Goyal M, Jadhav AP. Denominator fallacy revisited. J Neurointerv Surg. 2016;:neurintsurg–2016–012486.
30. Wardlaw JM, Mielke O. Early signs of brain infarction at CT: observer reliability and outcome after thrombolytic treatment--systematic review. Radiology. 2005;235:444–453.
31. Wheeler HM, Mlynash M, Inoue M, Tipirneni A, Liggins J, Zaharchuk G, Straka M, Kemp S, Bammer R, Lansberg MG, Albers GW, DEFUSE 2 Investigators. Early diffusion-weighted imaging and perfusion-weighted imaging lesion volumes forecast final infarct size in DEFUSE 2. Stroke. 2013;44:681–685.
32. Chalela JA, Kidwell CS, Nentwich LM, Luby M, Butman JA, Demchuk AM, Hill MD, Patronas N, Latour L, Warach S. Magnetic resonance imaging and computed tomography in emergency assessment of patients with suspected acute stroke: a prospective comparison. The Lancet. 2007;369:293–298.
33. Campbell BCV, Yassi N, Ma H, Sharma G, Salinas S, Churilov L, Meretoja A, Parsons MW, Desmond PM, Lansberg MG, Donnan GA, Davis SM. Imaging selection in ischemic stroke: feasibility of automated CT-perfusion analysis. International Journal of Stroke. 2014;10:51–54.
34. Biomarkers Definitions Working Group. Biomarkers and surrogate endpoints: preferred definitions and conceptual framework. Clin. Pharmacol. Ther. 2001;69:89–95.
35. Quinn TJ, Dawson J, Walters MR, Lees KR. Functional outcome measures in contemporary stroke trials. Int J Stroke. 2009;4:200–205.
36. Kummer von R, Allen KL, Holle R, Bozzao L, Bastianello S, Manelfe C, Bluhmki E, Ringleb P, Meier DH, Hacke W. Acute stroke: usefulness of early CT findings before thrombolytic therapy. Radiology. 1997;205:327–333.
37. IST-3 collaborative group. Association between brain imaging signs, early and late outcomes, and response to intravenous alteplase after acute ischaemic stroke in the third International Stroke Trial (IST-3): secondary analysis of a randomised controlled trial. Lancet Neurol. 2015;14:485–496.
38. Index for the 10th World Stroke Congress 2016 abstracts. International Journal of Stroke. 2016;11:298–307.
39. Barber PA, Demchuk AM, Zhang J, Buchan AM. Validity and reliability of a quantitative computed tomography score in predicting outcome of hyperacute stroke before thrombolytic therapy. The Lancet. 2000;355:1670–1674.
40. Imai K, Mori T, Izumoto H, Watanabe M, Kunieda T, Takabatake N, Yamamoto
90
S. MR imaging-based localized intra-arterial thrombolysis assisted by mechanical clot disruption for acute ischemic stroke due to middle cerebral artery occlusion. AJNR Am J Neuroradiol. 2011;32:748–752.
41. McTaggart RA, Jovin TG, Lansberg MG, Mlynash M, Jayaraman MV, Choudhri OA, Inoue M, Marks MP, Albers GW, DEFUSE 2 Investigators. Alberta stroke program early computed tomographic scoring performance in a series of patients undergoing computed tomography and MRI: reader agreement, modality agreement, and outcome prediction. Stroke. 2015;46:407–412.
42. Han M, Choi JW, Rim N-J, Kim SY, Suh H-I, Lee KS, Hong JM, Lee JS. Cerebral infarct volume measurements to improve patient selection for endovascular treatment. Medicine. 2016;95:e4702.
43. Gerber JC, Petrova M, Krukowski P, Kuhn M, Abramyuk A, Bodechtel U, Dzialowski I, Engellandt K, Kitzler H, Pallesen L-P, Schneider H, Kummer von R, Puetz V, Linn J. Collateral state and the effect of endovascular reperfusion therapy on clinical outcome in ischemic stroke patients. Brain Behav. 2016;6:e00513.
44. Hill MD, Rowley HA, Adler F, Eliasziw M, Furlan A, Higashida RT, Wechsler LR, Roberts HC, Dillon WP, Fischbein NJ, Firszt CM, Schulz GA, Buchan AM, PROACT-II Investigators. Selection of acute ischemic stroke patients for intra-arterial thrombolysis with pro-urokinase by using ASPECTS. Stroke. 2003;34:1925–1931.
45. Demchuk AM, Hill MD, Barber PA, Silver B, Patel SC, Levine SR, NINDS rtPA Stroke Study Group, NIH. Importance of early ischemic computed tomography changes using ASPECTS in NINDS rtPA Stroke Study. Stroke. 2005;36:2110–2115.
46. Dzialowski I, Hill MD, Coutts SB, Demchuk AM, Kent DM, Wunderlich O, Kummer von R. Extent of early ischemic changes on computed tomography (CT) before thrombolysis: prognostic value of the Alberta Stroke Program Early CT Score in ECASS II. Stroke. 2006;37:973–978.
47. Hill MD, Demchuk AM, Goyal M, Jovin TG, Foster LD, Tomsick TA, Kummer von R, Yeatts SD, Palesch YY, Broderick JP, IMS3 Investigators. Alberta Stroke Program early computed tomography score to select patients for endovascular treatment: Interventional Management of Stroke (IMS)-III Trial. Stroke. 2014;45:444–449.
48. Inoue M, Olivot J-M, Labreuche J, Mlynash M, Tai W, Albucher J-F, Meseguer E, Amarenco P, Mazighi M. Impact of diffusion-weighted imaging Alberta stroke program early computed tomography score on the success of endovascular reperfusion therapy. Stroke. 2014;45:1992–1998.
49. Apoil M, Turc G, Tisserand M, Calvet D, Naggara O, Domigo V, Baron J-C, Oppenheim C, Touzé E. Clinical and magnetic resonance imaging predictors of very early neurological response to intravenous thrombolysis in patients with middle cerebral artery occlusion. J Am Heart Assoc. 2013;2:e000511–e000511.
50. Abstracts for the 10th World Stroke Congress, 2016. International Journal of
91
Stroke. 2016;11:4–288.
51. Sanák D, Nosál V, Horák D, Bártková A, Zelenák K, Herzig R, Bucil J, Skoloudík D, Burval S, Cisariková V, Vlachová I, Köcher M, Zapletalová J, Kurca E, Kanovský P. Impact of diffusion-weighted MRI-measured initial cerebral infarction volume on clinical outcome in acute stroke patients with middle cerebral artery occlusion treated by thrombolysis. Neuroradiology. 2006;48:632–639.
52. Yoo AJ, Verduzco LA, Schaefer PW, Hirsch JA, Rabinov JD, González RG. MRI-based selection for intra-arterial stroke therapy: value of pretreatment diffusion-weighted imaging lesion volume in selecting patients with acute stroke who will benefit from early recanalization. Stroke. 2009;40:2046–2054.
53. Simonsen CZ, Sørensen LH, Karabegovic S, Mikkelsen IK, Schmitz ML, Juul N, Yoo AJ, Andersen G. MRI before intraarterial therapy in ischemic stroke: feasibility, impact, and safety. J. Cereb. Blood Flow Metab. 2014;34:1076–1081.
54. Olivot J-M, Mosimann PJ, Labreuche J, Inoue M, Meseguer E, Desilles J-P, Rouchaud A, Klein IF, Straka M, Bammer R, Mlynash M, Amarenco P, Albers GW, Mazighi M. Impact of diffusion-weighted imaging lesion volume on the success of endovascular reperfusion therapy. Stroke. 2013;44:2205–2211.
55. Gilgen MD, Klimek D, Liesirova KT, Meisterernst J, Klinger-Gratz PP, Schroth G, Mordasini P, Hsieh K, Slotboom J, Heldner MR, Broeg-Morvay A, Mono M-L, Fischer U, Mattle HP, Arnold M, Gralla J, El-Koussy M, Jung S. Younger Stroke Patients With Large Pretreatment Diffusion-Weighted Imaging Lesions May Benefit From Endovascular Treatment. Stroke. 2015;46:2510–2516.
56. Albers GW, Thijs VN, Wechsler L, Kemp S, Schlaug G, Skalabrin E, Bammer R, Kakuda W, Lansberg MG, Shuaib A, Coplin W, Hamilton S, Moseley M, Marks MP, DEFUSE Investigators. Magnetic resonance imaging profiles predict clinical response to early reperfusion: the diffusion and perfusion imaging evaluation for understanding stroke evolution (DEFUSE) study. Annals of Neurology. 2006;60:508–517.
57. Davis SM, Donnan GA, Parsons MW, Levi C, Butcher KS, Peeters A, Barber PA, Bladin C, De Silva DA, Byrnes G, Chalk JB, Fink JN, Kimber TE, Schultz D, Hand PJ, Frayne J, Hankey G, Muir K, Gerraty R, Tress BM, Desmond PM, EPITHET Investigators. Effects of alteplase beyond 3 h after stroke in the Echoplanar Imaging Thrombolytic Evaluation Trial (EPITHET): a placebo-controlled randomised trial. Lancet Neurol. 2008;7:299–309.
58. Olivot J-M, Mlynash M, Thijs VN, Kemp S, Lansberg MG, Wechsler L, Bammer R, Marks MP, Albers GW. Optimal Tmax threshold for predicting penumbral tissue in acute stroke. Stroke. 2009;40:469–475.
59. Ogata T, Christensen S, Nagakane Y, Ma H, Campbell BCV, Churilov L, Lansberg MG, Straka M, De Silva DA, Mlynash M, Bammer R, Olivot J-M, Desmond PM, Albers GW, Davis SM, Donnan GA, EPITHET and DEFUSE Investigators. The effects of alteplase 3 to 6 hours after stroke in the EPITHET-DEFUSE combined dataset: post hoc case-control study. Stroke. 2013;44:87–93.
92
60. Lansberg MG, Straka M, Kemp S, Mlynash M, Wechsler LR, Jovin TG, Wilder
MJ, Lutsep HL, Czartoski TJ, Bernstein RA, Chang CWJ, Warach S, Fazekas F, Inoue M, Tipirneni A, Hamilton SA, Zaharchuk G, Marks MP, Bammer R, Albers GW, DEFUSE 2 study investigators. MRI profile and response to endovascular reperfusion after stroke (DEFUSE 2): a prospective cohort study. Lancet Neurol. 2012;11:860–867.
61. Wardlaw JM, Keir SL, Bastin ME, Armitage PA, Rana AK. Is diffusion imaging appearance an independent predictor of outcome after ischemic stroke? Neurology. 2002;59:1381–1387.
62. Tong DC, Adami A, Moseley ME, Marks MP. Relationship between apparent diffusion coefficient and subsequent hemorrhagic transformation following acute ischemic stroke. Stroke. 2000;31:2378–2384.
63. Tong DC, Adami A, Moseley ME, Marks MP. Prediction of hemorrhagic transformation following acute stroke: role of diffusion- and perfusion-weighted magnetic resonance imaging. Arch. Neurol. 2001;58:587–593.
64. Oppenheim C, Samson Y, Dormont D, Crozier S, Manaï R, Rancurel G, Frédy D, Marsault C. DWI prediction of symptomatic hemorrhagic transformation in acute MCA infarct. J Neuroradiol. 2002;29:6–13.
65. Selim M, Fink JN, Kumar S, Caplan LR, Horkan C, Chen Y, Linfante I, Schlaug G. Predictors of hemorrhagic transformation after intravenous recombinant tissue plasminogen activator: prognostic value of the initial apparent diffusion coefficient and diffusion-weighted lesion volume. Stroke. 2002;33:2047–2052.
66. Kim EY, Na DG, Kim SS, Lee KH, Ryoo JW, Kim HK. Prediction of hemorrhagic transformation in acute ischemic stroke: role of diffusion-weighted imaging and early parenchymal enhancement. AJNR Am J Neuroradiol. 2005;26:1050–1055.
67. Shelton FN, Reding MJ. Effect of lesion location on upper limb motor recovery after stroke. Stroke. 2001;32:107–112.
68. Puig J, Pedraza S, Blasco G, Daunis-I-Estadella J, Prados F, Remollo S, Prats-Galino A, Soria G, Boada I, Castellanos M, Serena J. Acute damage to the posterior limb of the internal capsule on diffusion tensor tractography as an early imaging predictor of motor outcome after stroke. AJNR Am J Neuroradiol. 2011;32:857–863.
69. Zhu LL, Lindenberg R, Alexander MP, Schlaug G. Lesion Load of the Corticospinal Tract Predicts Motor Impairment in Chronic Stroke. Stroke. 2010;41:910–915.
70. Feng W, Wang J, Chhatbar PY, Doughty C, Landsittel D, Lioutas VA, Kautz SA, Schlaug G. Corticospinal tract lesion load: An imaging biomarker for stroke motor outcomes. Annals of Neurology. 2015;78:860–870.
71. Munsch F, Sagnier S, Asselineau J, Bigourdan A, Guttmann CR, Debruxelles S, Poli M, Renou P, Perez P, Dousset V, Sibon I, Tourdias T. Stroke Location Is an Independent Predictor of Cognitive Outcome. Stroke. 2016;47:66–73.
93
72. Cheng B, Forkert ND, Zavaglia M, Hilgetag CC, Golsari A, Siemonsen S,
Fiehler J, Pedraza S, Puig J, Cho T-H, Alawneh J, Baron J-C, Ostergaard L, Gerloff C, Thomalla G. Influence of stroke infarct location on functional outcome measured by the modified rankin scale. Stroke. 2014;45:1695–1702.
73. Yassi N, Churilov L, Campbell BCV, Sharma G, Bammer R, Desmond PM, Parsons MW, Albers GW, Donnan GA, Davis SM, EPITHET Investigators, DEFUSE Investigators. The association between lesion location and functional outcome after ischemic stroke. Int J Stroke. 2015;10:1270–1276.
74. Wu O, Cloonan L, Mocking SJT, Bouts MJRJ, Copen WA, Cougo-Pinto PT, Fitzpatrick K, Kanakis A, Schaefer PW, Rosand J, Furie KL, Rost NS. Role of Acute Lesion Topography in Initial Ischemic Stroke Severity and Long-Term Functional Outcomes. Stroke. 2015;46:2438–2444.
75. Mlynash M, Lansberg MG, De Silva DA, Lee J, Christensen S, Straka M, Campbell BCV, Bammer R, Olivot J-M, Desmond P, Donnan GA, Davis SM, Albers GW, DEFUSE-EPITHET Investigators. Refining the definition of the malignant profile: insights from the DEFUSE-EPITHET pooled data set. Stroke. 2011;42:1270–1275.
76. Nogueira RG, Haussen DC, Dehkharghani S, Rebello LC, Lima A, Bowen M, Belagaje S, Anderson A, Frankel M. Large Volumes of Critically Hypoperfused Penumbral Tissue Do Not Preclude Good Outcomes After Complete Endovascular Reperfusion: Redefining Malignant Profile. Stroke. 2016;47:94–98.
77. Latour LL, Kang D-W, Ezzeddine MA, Chalela JA, Warach S. Early blood-brain barrier disruption in human focal brain ischemia. Annals of Neurology. 2004;56:468–477.
78. Warach S, Latour LL. Evidence of reperfusion injury, exacerbated by thrombolytic therapy, in human focal brain ischemia using a novel imaging marker of early blood-brain barrier disruption. Stroke. 2004;35:2659–2661.
79. Kassner A, Merali Z. Assessment of Blood–Brain Barrier Disruption in Stroke. Stroke. 2015;46:3310–3315.
80. Bisdas S, Hartel M, Cheong LH, Koh TS, Vogl TJ. Prediction of subsequent hemorrhage in acute ischemic stroke using permeability CT imaging and a distributed parameter tracer kinetic model. Journal of Neuroradiology. 2007;34:101–108.
81. Bang OY, Buck BH, Saver JL, Alger JR, Yoon SR, Starkman S, Ovbiagele B, Kim D, Ali LK, Sanossian N, Jahan R, Duckwiler GR, Vinuela F, Salamon N, Villablanca JP, Liebeskind DS. Prediction of hemorrhagic transformation after recanalization therapy using T2*-permeability magnetic resonance imaging. Annals of Neurology. 2007;62:170–176.
82. Scalzo F, Alger JR, Hu X, Saver JL, Dani KA, Muir KW, Demchuk AM, Coutts SB, Luby M, Warach S, Liebeskind DS, STIR/VISTA Imaging Investigators. Multi-center prediction of hemorrhagic transformation in acute ischemic stroke using permeability imaging features. Magn Reson Imaging. 2013;31:961–969.
94
83. Gács G, Fox AJ, Barnett HJ, Vinuela F. CT visualization of intracranial arterial
thromboembolism. Stroke. 1983;14:756–762.
84. Riedel CH, Jensen U, Rohr A, Tietke M, Alfke K, Ulmer S, Jansen O. Assessment of Thrombus in Acute Middle Cerebral Artery Occlusion Using Thin-Slice Nonenhanced Computed Tomography Reconstructions. Stroke. 2010;41:1659–1664.
85. Riedel CH, Zoubie J, Ulmer S, Gierthmuehlen J, Jansen O. Thin-Slice Reconstructions of Nonenhanced CT Images Allow for Detection of Thrombus in Acute Stroke. Stroke. 2012;43:2319–2323.
86. Puetz V, Dzialowski I, Hill MD, Subramaniam S, Sylaja PN, Krol A, O'Reilly C, Hudon ME, Hu WY, Coutts SB, Barber PA, Watson T, Roy J, Demchuk AM. Intracranial thrombus extent predicts clinical outcome, final infarct size and hemorrhagic transformation in ischemic stroke: the clot burden score. Int J Stroke. 2008;3:230–236.
87. Santos EMM, Marquering HA, Blanken den MD, Berkhemer OA, Boers AMM, Yoo AJ, Beenen LF, Treurniet KM, Wismans C, van Noort K, Lingsma HF, Dippel DWJ, van der Lugt A, van Zwam WH, Roos YBWEM, van Oostenbrugge RJ, Niessen WJ, Majoie CB, Investigators OBOTMC, Fransen PSS, Beumer D, van den Berg LA, Schonewille WJ, Vos JA, Nederkoorn PJ, Wermer MJH, van Walderveen MAA, Staals J, Hofmeijer J, van Oostayen JA, Nijeholt GJLÀ, Boiten J, Brouwer PA, Emmer BJ, de Bruijn SF, van Dijk LC, Kappelle LJ, Lo RH, van Dijk EJ, de Vries J, de Kort PLM, van den Berg JSP, van Hasselt BAAM, Aerden LAM, Dallinga RJ, Visser MC, Bot JCJ, Vroomen PC, Eshghi O, Schreuder THCML, Heijboer RJJ, Keizer K, Tielbeek AV, Hertog den HM, Gerrits DG, van den Berg-Vos RM, Karas GB, Sprengers MES, Jenniskens SFM, van den Berg R, Koudstaal PJ, Flach HZ, Steyerberg EW, Brown MM, Liebig T, Stijnen T, Andersson T, Mattle HP, Wahlgren N, van der Heijden E, Ghannouti N, Fleitour N, Hooijenga I, Lindl-Velema A, Puppels C, Pellikaan W, Janssen K, Aaldering N, Elfrink M, de Meris J, Geerlings A, van Vemde G, de Ridder A, Greebe P, de Bont-Stikkelbroeck J, Struijk W, Simons T, Messchendorp G, van der Minne F, Bongenaar H, Bodde K, Licher S, Boodt N, Ros A, Venema E, Slokkers I, Ganpat R-J, Mulder M, Saiedie N, Heshmatollah A, Schipperen S, Vinken S, van Boxtel T, Koets J, Boers M, Borst J, Jansen I, Kappelhof M, Lucas M, Geuskens R, Barros RS, Dobbe R, Csizmadia M. Thrombus Permeability Is Associated With Improved Functional Outcome and Recanalization in Patients With Ischemic Stroke. Stroke. 2016;47:732–741.
88. Liebeskind DS, Sanossian N, Yong WH, Starkman S, Tsang MP, Moya AL, Zheng DD, Abolian AM, Kim D, Ali LK, Shah SH, Towfighi A, Ovbiagele B, Kidwell CS, Tateshima S, Jahan R, Duckwiler GR, Vinuela F, Salamon N, Villablanca JP, Vinters HV, Marder VJ, Saver JL. CT and MRI Early Vessel Signs Reflect Clot Composition in Acute Stroke. Stroke. 2011;42:1237–1243.
89. Legrand L, Naggara O, Turc G, Mellerio C, Roca P, Calvet D, Labeyrie M-A, Baron J-C, Mas J-L, Meder J-F, Touzé E, Oppenheim C. Clot burden score on admission T2*-MRI predicts recanalization in acute stroke. Stroke. 2013;44:1878–1884.
90. Seners P, Turc G, Maïer B, Mas J-L, Oppenheim C, Baron J-C. Incidence and
95
Predictors of Early Recanalization After Intravenous Thrombolysis: A Systematic Review and Meta-Analysis. Stroke. 2016;47:2409–2412.
91. Riedel CH, Zimmermann P, Jensen-Kondering U, Stingele R, Deuschl G, Jansen O. The Importance of Size. Stroke. 2011;42:1775–1777.
92. Mocco J, Zaidat OO, Kummer von R, Yoo AJ, Gupta R, Lopes D, Frei D, Shownkeen H, Budzik R, Ajani ZA, Grossman A, Altschul D, McDougall C, Blake L, Fitzsimmons B-F, Yavagal D, Terry J, Farkas J, Lee SK, Baxter B, Wiesmann M, Knauth M, Heck D, Hussain S, Chiu D, Alexander MJ, Malisch T, Kirmani J, Miskolczi L, Khatri P. Aspiration Thrombectomy After Intravenous Alteplase Versus Intravenous Alteplase Alone. Stroke. 2016;47:2331–2338.
93. Rohan V, Baxa J, Tupy R, Cerna L, Sevcik P, Friesl M, Polivka J, Polivka J, Ferda J. Length of Occlusion Predicts Recanalization and Outcome After Intravenous Thrombolysis in Middle Cerebral Artery Stroke. Stroke. 2014;45:2010–2017.
94. Friedrich B, Gawlitza M, Schob S, Hobohm C, Raviolo M, Hoffmann K-T, Lobsien D. Distance to Thrombus in Acute Middle Cerebral Artery Occlusion. Stroke. 2015;46:692–696.
95. Horsch AD, Dankbaar JW, Niesten JM, van Seeters T, van der Schaaf IC, van der Graaf Y, Mali WPTM, Velthuis BK, Dutch Acute Stroke Study Investigators. Predictors of reperfusion in patients with acute ischemic stroke. AJNR Am J Neuroradiol. 2015;36:1056–1062.
96. Fanou EM, Knight J, Aviv RI, Hojjat S-P, Symons SP, Zhang L, Wintermark M. Effect of Collaterals on Clinical Presentation, Baseline Imaging, Complications, and Outcome in Acute Stroke. AJNR Am J Neuroradiol. 2015;36:2285–2291.
97. Tan IYL, Demchuk AM, Hopyan J, Zhang L, Gladstone D, Wong K, Martin M, Symons SP, Fox AJ, Aviv RI. CT angiography clot burden score and collateral score: correlation with clinical and radiologic outcomes in acute middle cerebral artery infarct. AJNR Am J Neuroradiol. 2009;30:525–531.
98. Puetz V, Dzialowski I, Hill MD, Steffenhagen N, Coutts SB, O'Reilly C, Demchuk AM, Calgary CTA Study Group. Malignant profile detected by CT angiographic information predicts poor prognosis despite thrombolysis within three hours from symptom onset. Cerebrovasc. Dis. 2010;29:584–591.
99. Treurniet KM, Yoo AJ, Berkhemer OA, Lingsma HF, Boers AMM, Fransen PSS, Beumer D, van den Berg LA, Sprengers MES, Jenniskens SFM, Lycklama à Nijeholt GJ, van Walderveen MAA, Bot JCJ, Beenen LFM, van den Berg R, van Zwam WH, van der Lugt A, van Oostenbrugge RJ, Dippel DWJ, Roos YBWEM, Marquering HA, Majoie CBLM, MR CLEAN Investigators. Clot Burden Score on Baseline Computerized Tomographic Angiography and Intra-Arterial Treatment Effect in Acute Ischemic Stroke. Stroke. 2016;47:2972–2978.
100. Mokin M, Levy EI, Siddiqui AH, Goyal M, Nogueira RG, Yavagal DR, M Pereira V, Saver JL. Association of clot burden score with radiographic and clinical outcomes following Solitaire stent retriever thrombectomy: analysis of the SWIFT PRIME trial. J Neurointerv Surg. 2016;:neurintsurg–2016–012631.
96
101. Christoforidis GA, Mohammad Y, Avutu B, Tejada A, Slivka AP. Arteriographic
demonstration of slow antegrade opacification distal to a cerebrovascular thromboembolic occlusion site as a favorable indicator for intra-arterial thrombolysis. AJNR Am J Neuroradiol. 2006;27:1528–1531.
102. Frölich AMJ, Psychogios MN, Klotz E, Schramm R, Knauth M, Schramm P. Antegrade flow across incomplete vessel occlusions can be distinguished from retrograde collateral flow using 4-dimensional computed tomographic angiography. Stroke. 2012;43:2974–2979.
103. Ahn SH, d'Esterre CD, Qazi EM, Najm M, Rubiera M, Fainardi E, Hill MD, Goyal M, Demchuk AM, Lee TY, Menon BK. Occult anterograde flow is an under-recognized but crucial predictor of early recanalization with intravenous tissue-type plasminogen activator. Stroke. 2015;46:968–975.
104. Santos EMM, Dankbaar JW, Treurniet KM, Horsch AD, Roos YB, Kappelle LJ, Niessen WJ, Majoie CB, Velthuis B, Marquering HA, DUST Investigators. Permeable Thrombi Are Associated With Higher Intravenous Recombinant Tissue-Type Plasminogen Activator Treatment Success in Patients With Acute Ischemic Stroke. Stroke. 2016;47:2058–2065.
105. Jang IK, Gold HK, Ziskind AA, Fallon JT, Holt RE, Leinbach RC, May JW, Collen D. Differential sensitivity of erythrocyte-rich and platelet-rich arterial thrombi to lysis with recombinant tissue-type plasminogen activator. A possible explanation for resistance to coronary thrombolysis. Circulation. 1989;79:920–928.
106. Kirchhof K, Welzel T, Mecke C, Zoubaa S, Sartor K. Differentiation of white, mixed, and red thrombi: value of CT in estimation of the prognosis of thrombolysis phantom study. Radiology. 2003;228:126–130.
107. Souza LCS, Yoo AJ, Chaudhry ZA, Payabvash S, Kemmling A, Schaefer PW, Hirsch JA, Furie KL, González RG, Nogueira RG, Lev MH. Malignant CTA collateral profile is highly specific for large admission DWI infarct core and poor outcome in acute stroke. AJNR Am J Neuroradiol. 2012;33:1331–1336.
108. Leng X, Fang H, Leung TWH, Mao C, Miao Z, Liu L, Wong KS, Liebeskind DS. Impact of collaterals on the efficacy and safety of endovascular treatment in acute ischaemic stroke: a systematic review and meta-analysis. J. Neurol. Neurosurg. Psychiatr. 2016;87:537–544.
109. Higashida RT, Furlan AJ, Interventional FTTACOTASO, Neuroradiology T, Radiology TSOI. Trial Design and Reporting Standards for Intra-Arterial Cerebral Thrombolysis for Acute Ischemic Stroke. Stroke. 2003;34:e109–e137.
110. Molina CA. Futile recanalization in mechanical embolectomy trials: a call to improve selection of patients for revascularization. Stroke. 2010;41:842–843.
111. Zaidat OO, Yoo AJ, Khatri P, Tomsick TA, Kummer von R, Saver JL, Marks MP, Prabhakaran S, Kallmes DF, Fitzsimmons B-FM, Mocco J, Wardlaw JM, Barnwell SL, Jovin TG, Linfante I, Siddiqui AH, Alexander MJ, Hirsch JA, Wintermark M, Albers G, Woo HH, Heck DV, Lev M, Aviv R, Hacke W, Warach S, Broderick J, Derdeyn CP, Furlan A, Nogueira RG, Yavagal DR, Goyal M, Demchuk AM, Bendszus M, Liebeskind DS, Cerebral Angiographic
97
Revascularization Grading (CARG) Collaborators, STIR Revascularization working group, STIR Thrombolysis in Cerebral Infarction (TICI) Task Force. Recommendations on angiographic revascularization grading standards for acute ischemic stroke: a consensus statement. Stroke. 2013;44:2650–2663.
112. Higashida T. Thrombolysis in acute ischemic stroke. Intra-arterial and intra-venous. Interv Neuroradiol. 2003;9:39–40.
113. De Silva DA, Fink JN, Christensen S, Ebinger M, Bladin C, Levi CR, Parsons M, Butcher K, Barber PA, Donnan GA, Davis SM, Echoplanar Imaging Thrombolytic Evaluation Trial (EPITHET) Investigators. Assessing reperfusion and recanalization as markers of clinical outcomes after intravenous thrombolysis in the echoplanar imaging thrombolytic evaluation trial (EPITHET). Stroke. 2009;40:2872–2874.
114. Soares BP, Tong E, Hom J, Cheng S-C, Bredno J, Boussel L, Smith WS, Wintermark M. Reperfusion is a more accurate predictor of follow-up infarct volume than recanalization: a proof of concept using CT in acute ischemic stroke patients. Stroke. 2010;41:e34–40.
115. Eilaghi A, Brooks J, d'Esterre C, Zhang L, Swartz RH, Lee T-Y, Aviv RI. Reperfusion is a stronger predictor of good clinical outcome than recanalization in ischemic stroke. Radiology. 2013;269:240–248.
116. Cho T-H, Nighoghossian N, Mikkelsen IK, Derex L, Hermier M, Pedraza S, Fiehler J, Ostergaard L, Berthezène Y, Baron J-C. Reperfusion within 6 hours outperforms recanalization in predicting penumbra salvage, lesion growth, final infarct, and clinical outcome. Stroke. 2015;46:1582–1589.
117. Khatri R, McKinney AM, Swenson B, Janardhan V. Blood-brain barrier, reperfusion injury, and hemorrhagic transformation in acute ischemic stroke. Neurology. 2012;79:S52–7.
118. Callister TQ, Cooil B, Raya SP, Lippolis NJ, Russo DJ, Raggi P. Coronary artery disease: improved reproducibility of calcium scoring with an electron-beam CT volumetric method. Radiology. 1998;208:807–814.
119. Sangiorgi G, Rumberger JA, Severson A, Edwards WD, Gregoire J, Fitzpatrick LA, Schwartz RS. Arterial calcification and not lumen stenosis is highly correlated with atherosclerotic plaque burden in humans: a histologic study of 723 coronary artery segments using nondecalcifying methodology. J. Am. Coll. Cardiol. 1998;31:126–133.
120. Fisher CM, Gore I, Okabe N, White PD. Calcification of the carotid siphon. Circulation. 1965;32:538–548.
121. Rumberger JA, Simons DB, Fitzpatrick LA, Sheedy PF, Schwartz RS. Coronary artery calcium area by electron-beam computed tomography and coronary atherosclerotic plaque area. A histopathologic correlative study. Circulation. 1995;92:2157–2162.
122. Bugnicourt J-M, Leclercq C, Chillon J-M, Diouf M, Deramond H, Canaple S, Lamy C, Massy ZA, Godefroy O. Presence of Intracranial Artery Calcification Is Associated With Mortality and Vascular Events in Patients With Ischemic
98
Stroke After Hospital Discharge A Cohort Study. Stroke. 2011;42:3447–3453.
123. Koton S, Tashlykov V, Schwammenthal Y, Molshatzki N, Merzeliak O, Tsabari R, Tanne D. Cerebral artery calcification in patients with acute cerebrovascular diseases: determinants and long-term clinical outcome. European Journal of Neurology. 2011;19:739–745.
124. Haussen DC, Gaynor BG, Johnson JN, Peterson EC, Elhammady MS, Aziz-Sultan MA, Yavagal DR. Carotid siphon calcification impact on revascularization and outcome in stroke intervention. Clin Neurol Neurosurg. 2014;120:73–77.
125. Lee S-J, Hong JM, Lee M, Huh K, Choi JW, Lee JS. Cerebral Arterial Calcification Is an Imaging Prognostic Marker for Revascularization Treatment of Acute Middle Cerebral Arterial Occlusion. Journal of Stroke. 2015;17:67–75.
126. Lemmens R, Hamilton SA, Liebeskind DS, Tomsick TA, Demchuk AM, Nogueira RG, Marks MP, Jahan R, Gralla J, Yoo AJ, Yeatts SD, Palesch YY, Saver JL, Pereira VM, Broderick JP, Albers GW, Lansberg MG, DEFUSE 2, IMS III, STAR, and SWIFT trialists. Effect of endovascular reperfusion in relation to site of arterial occlusion. Neurology. 2016;86:762–770.
127. Olivot J-M, Mlynash M, Inoue M, Marks MP, Wheeler HM, Kemp S, Straka M, Zaharchuk G, Bammer R, Lansberg MG, Albers GW, DEFUSE 2 Investigators. Hypoperfusion intensity ratio predicts infarct progression and functional outcome in the DEFUSE 2 Cohort. Stroke. 2014;45:1018–1023.
128. de Weert TT, Cakir H, Rozie S, Cretier S, Meijering E, Dippel DWJ, van der Lugt A. Intracranial internal carotid artery calcifications: association with vascular risk factors and ischemic cerebrovascular disease. AJNR Am J Neuroradiol. 2009;30:177–184.
129. Bos D, van der Rijk MJM, Geeraedts TEA, Hofman A, Krestin GP, Witteman JCM, van der Lugt A, Ikram MA, Vernooij MW. Intracranial Carotid Artery Atherosclerosis: Prevalence and Risk Factors in the General Population. Stroke. 2012;43:1878–1884.
130. Lanzman RS, Kröpil P, Schmitt P, Wittsack HJ, Orzechowski D, Kuhlemann J, Buchbender C, Miese FR, Antoch G, Blondin D. Nonenhanced ECG-gated time-resolved 4D steady-state free precession (SSFP) MR angiography (MRA) of cerebral arteries: comparison at 1.5T and 3T. Eur J Radiol. 2012;81:e531–5.
131. Kim SJ, Son JP, Ryoo S, Lee M-J, Cha J, Kim KH, Kim G-M, Chung C-S, Lee KH, Jeon P, Bang OY. A novel magnetic resonance imaging approach to collateral flow imaging in ischemic stroke. Annals of Neurology. 2014;76:356–369.
132. Chng SM, Petersen ET, Zimine I, Sitoh Y-Y, Lim CCT, Golay X. Territorial arterial spin labeling in the assessment of collateral circulation: comparison with digital subtraction angiography. Stroke. 2008;39:3248–3254.
133. Munuera J, Blasco G, Hernandez-Pérez M, Daunis-I-Estadella P, Dávalos A, Liebeskind DS, Wintermark M, Demchuk A, Menon BK, Thomalla G, Nael K, Pedraza S, Puig J. Venous imaging-based biomarkers in acute ischaemic
99
stroke. J. Neurol. Neurosurg. Psychiatr. 2017;88:62–69.
134. Taoka T, Iwasaki S, Nakagawa H, Sakamoto M, Fukusumi A, Takayama K, Wada T, Myochin K, Hirohashi S, Kichikawa K. Evaluation of arteriosclerotic changes in the intracranial carotid artery using the calcium score obtained on plain cranial computed tomography scan: Correlation with angiographic changes and clinical outcome. J Comput Assist Tomogr. 2006;30:624–628.
135. Kassab MY, Gupta R, Majid A, Farooq MU, Giles BP, Johnson MD, Graybeal DF, Rappard G. Extent of intra-arterial calcification on head CT is predictive of the degree of intracranial atherosclerosis on digital subtraction angiography. Cerebrovasc. Dis. 2009;28:45–48.
136. Bos D, Ikram MA, Elias-Smale SE, Krestin GP, Hofman A, Witteman JCM, van der Lugt A, Vernooij MW. Calcification in Major Vessel Beds Relates to Vascular Brain Disease. Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology. 2011;31:2331–2337.
137. Chung P-W, Park K-Y, Moon H-S, Kim Y-B, Youn YC, Byun JS, Kwon O-S. Intracranial internal carotid artery calcification: a representative for cerebral artery calcification and association with white matter hyperintensities. Cerebrovasc. Dis. 2010;30:65–71.
138. Mitchell GF. Effects of central arterial aging on the structure and function of the peripheral vasculature: implications for end-organ damage. J. Appl. Physiol. 2008;105:1652–1660.
139. Subedi D, Zishan US, Chappell F, Gregoriades M-L, Sudlow C, Sellar R, Wardlaw J. Intracranial Carotid Calcification on Cranial Computed Tomography: Visual Scoring Methods, Semiautomated Scores, and Volume Measurements in Patients With Stroke. Stroke. 2015;46:2504–2509.
140. Marks MP, Lansberg MG, Mlynash M, Kemp S, McTaggart RA, Zaharchuk G, Bammer R, Albers GW, DEFUSE Investigators. Angiographic outcome of endovascular stroke therapy correlated with MR findings, infarct growth, and clinical outcome in the DEFUSE 2 trial. Int J Stroke. 2014;9:860–865.
141. Millán M, Remollo S, Quesada H, Renú A, Tomasello A, Minhas P, Pérez de la Ossa N, Rubiera M, Llull L, Cardona P, Al-Ajlan F, Hernández-Pérez M, Assis Z, Demchuk A, Jovin T, Dávalos A. Vessel patency at 24 hours and its relationship with clinical outcomes and infarct volume. A pre-specified secondary analysis of REVASCAT. Stroke. 2017;in press.
142. Tomsick T, Broderick J, Carrozella J, Khatri P, Hill M, Palesch Y, Khoury J, Interventional Management of Stroke II Investigators. Revascularization results in the Interventional Management of Stroke II trial. AJNR Am J Neuroradiol. 2008;29:582–587.
143. Tomsick TA, Yeatts SD, Liebeskind DS, Carrozzella J, Foster L, Goyal M, Kummer von R, Hill MD, Demchuk AM, Jovin T, Yan B, Zaidat OO, Schonewille W, Engelter S, Martin R, Khatri P, Spilker J, Palesch YY, Broderick JP, IMS III Investigators. Endovascular revascularization results in IMS III: intracranial ICA and M1 occlusions. J Neurointerv Surg. 2015;7:795–802.
100
144. Campbell BCV, Hill MD, Rubiera M, Menon BK, Demchuk A, Donnan GA, Roy
D, Thornton J, Dorado L, Bonafe A, Levy EI, Diener H-C, Hernandez-Pérez M, Pereira VM, Blasco J, Quesada H, Rempel J, Jahan R, Davis SM, Stouch BC, Mitchell PJ, Jovin TG, Saver JL, Goyal M. Safety and Efficacy of Solitaire Stent Thrombectomy: Individual Patient Data Meta-Analysis of Randomized Trials. Stroke. 2016;47:798–806.
145. Saver JL, Goyal M, van der Lugt A, Menon BK, Majoie CBLM, Dippel DW, Campbell BC, Nogueira RG, Demchuk AM, Tomasello A, Cardona P, Devlin TG, Frei DF, Mesnil de Rochemont du R, Berkhemer OA, Jovin TG, Siddiqui AH, van Zwam WH, Davis SM, Castaño C, Sapkota BL, Fransen PS, Molina C, van Oostenbrugge RJ, Chamorro A, Lingsma H, Silver FL, Donnan GA, Shuaib A, Brown S, Stouch B, Mitchell PJ, Dávalos A, Roos YBWEM, Hill MD, HERMES collaborators. Time to Treatment With Endovascular Thrombectomy and Outcomes From Ischemic Stroke: A Meta-analysis. JAMA. 2016;316:1279–1288.
146. Singer OC, Sitzer M, Mesnil de Rochemont du R, Neumann-Haefelin T. Practical limitations of acute stroke MRI due to patient-related problems. Neurology. 2004;62:1848–1849.
147. Hand PJ, Wardlaw JM, Rowat AM, Haisma JA, Lindley RI, Dennis MS. Magnetic resonance brain imaging in patients with acute stroke: feasibility and patient related difficulties. J. Neurol. Neurosurg. Psychiatr. 2005;76:1525–1527.
101
8.ANEXOS
102
8.1. ANEXO 1. EXPERIMENTO 3
8.1.1. CARACTERÍSTICAS DE LA MUESTRA
Entre Abril de 2015 y Noviembre de 2016, 135 pacientes fueron tratados con
trombectomía mecánica de los cuales 52 fueron incluidos en el protocolo FURIAS. Se
excluyeron 22 pacientes por no cumplir criterios de lugar de la oclusión (10 oclusiones
de territorio posterior, 1 oclusión bilateral y 11 oclusiones de segmento M2 antes de
enmienda de Enero de 2016), 28 por no encontrarse disponible el escáner de RM, 7
por presentar contraindicaciones para la RM y 1 por no tolerarla, 12 por llegar en
menos de 4.5h y encontrarse el equipo de neurovascular presente, 8 por encontrarse
de guardia un equipo externo al hospital, 2 por ser incluidos en un ensayo clínico de
revascularización, 1 por tener un tumor cerebral y en 2 casos no existió justificación
para su no inclusión en el estudio. No hubo diferencias entre los pacientes incluidos y
no incluidos en el protocolo en términos de edad, sexo, gravedad del ictus, tiempo
desde el inicio hasta la llegada al hospital, puntuación en la escala TICI inicial ni grado
de revascularización TICI al finalizar la intervención. En 4 casos no se realizó la RM
post-intervencionismo, en 2 pacientes por inestabilidad tras la trombectomía y en 2 de
ellos por no disponibilidad del subinvestigador del estudio. En cuanto a la RM a los 5
días, la neuroimagen no se realizó en 9 pacientes; en 4 casos por la muerte del
paciente, en 3 por su traslado a otro hospital y en 2 por no disponibilidad del
subinvestigador del estudio. En resumen se dispuso de RM basal (RM0) en 52
pacientes, de RM post-intervencionismo (RM post) en 48 pacientes y de RM a los 5
días en 43 pacientes. En 39 pacientes se dispuso del protocolo completo.
La media de edad de la muestra completa fue de 68.7 años y la mediana de gravedad
según la escala NIHSS fue de 16. En la tabla I se resumen las características basales
de la población a estudio.
103
Tabla I. Características de la muestra
Total (n=52)
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
Edad
Sexo (hombre)
NIHSS al ingreso
Glicemia capilar al ingreso (mg/dl)
Tiempo inicio-admisión (min)
68.7±12.6
33 (62.3%)
16 (12-20)
132±43.9
220 (105-335)
FACTORES DE RIESGO VASCULAR
Hábito tabáquico
Hipertensión
Dislipemia
Diabetes
Fibrilación auricular
Cardiopatía isquémica
Arteriopatía periférica
15 (23.8%)
35 (66%)
28 (52.8%)
12(22.6%)
16 (30.2%)
9 (17%)
5 (7.5%)
CAUSA DEL ICTUS
Aterotrombótico
Cardioembólico
Indeterminado
18 (34.6%)
17 (32.7%)
17 (32.7%)
LUGAR DE LA OCLUSIÓN
ACI proximal
Tándem (ACI proximal y TICA o M1/M2)
TICA
M1
M2
1 (1.9%)
16 (30%)
4 (7.7%)
26 (50%)
5 (9.6%)
El grado de reperfusión al final de la intervención fue TICI 0 en 4 (7.7%) pacientes,
TICI 2a en 7 (13.5%), TICI 2b en 20 (38.5%) y TCI 3 en 21 (40.4%). La mediana de
tiempo entre la finalización del procedimiento y el estudio RM post-intervencionismo
fue de 80 minutos. En la tabla II se resumen otros tiempos relevantes en relación a la
neuroimagen y el procedimiento en función de los grados TICI.
104
Tabla II. Tiempos relevantes en relación a la neuroimagen y el procedimiento en función de los grados
TICI
TICI 0 (n=4) TICI 2a (n=7) TICI 2b (n=20) TICI 3 (n=21) p
Inicio-RM0 (min) 215 [114-615] 309 [163-548] 293 [178-434] 241 [156-362] 0.817
RM 0-recanalización o final del procedimiento
177 [111-252] 152 [72-190] 100 [77-140] 74 [62-92] 0.007
RM0-RMpost 256 [177-316] 344 [241-402] 220 [153-243] 150 [129-175] 0.002
Recanalización o final del procedimiento -RM post
72.5 [58-95] 179 [67-229] 79 [57-139] 74 [50-101] 0.110
8.1.2. RELACIÓN ENTRE LOS GRADOS DE REVASCULARIZACIÓN ANGIOGRÁFICA Y LA
REPERFUSIÓN EN RESONANCIA MAGNÉTICA.
De los 52 pacientes incluidos, la secuencia de perfusión no fue valorable en 10 casos
en la resonancia pre-intervencionismo (en 1 caso no fue realizada, 2 casos no fueron
evaluables por movimiento del paciente y 1 por artefacto, en 4 la curva de perfusión no
fue adecuada y en 2 casos el archivo DICOM estaba dañado) y en 12 casos en la
resonancia post-intervencionismo (en 4 no se realizó la RM post-intervencionismo, en
3 casos el archivo DICOM estaba dañado, en 2 casos la curva de perfusión no fue
adecuada, y en 3 casos la perfusión no fue evaluable por los movimientos del
paciente). Por tanto, el volumen de hipoperfusión tras la trombectomía mecánica pudo
calcularse en 40 pacientes y el índice de reperfusión pudo ser calculado en 34
pacientes.
La mediana del volumen de hipoperfusión tras la trombectomía mecánica fue
145.16mL (rango 76.45 a 172.81) para TICI 0, 30.19mL (rango 2.06 a 111.76) para
TICI 2a, 1.25mL (rango 0.01 a 122.9) para TICI 2b y 0.0mL (rango 0.0 a 27.99) para
TICI 3 (p<0.001). La mediana del porcentaje de tejido reperfundido o índice de
reperfusión para cada grado TICI fue de -19% (rango -22.40% a -16.38%) para TICI 0,
-24,78% (rango -50% a 96.05%) para TICI 2a, 94.31% (rango -54.23% a 100%) para
TICI 2b y 99.99% (rango 72.27 a 100% para TICI 3) (p<0.001) (Figura I).
105
Figura I. Volumen de tejido hipoperfundido en TMax6s tras el intervencionismo e índice de reperfusión en
función de los grados TICI
Los 4 valores atípicos que se observan en los gráficos se corresponden con pacientes
en los que se apreció una reoclusión arterial en la RM post-TM; un caso presentó una
reoclusión M2 distal, otro un trombo en la arteria pericallosa, en otro caso existió una
reoclusión M1 y en el último una reoclusión de la arteria carótida interna extracraneal
con un trombo en M2.
8.1.3. VALOR PREDICTIVO DE LA RESONANCIA DE PERFUSIÓN Y DE LOS GRADOS DE
REPERFUSIÓN ANGIOGRÁFICA COMO VARIABLES DE IMAGEN SUBROGADAS DEL PRONÓSTICO
CLÍNICO.
Las curvas COR para el volumen de tejido hipoperfundido tras la trombectomía
mecánica (área bajo la curva 0.762) y para el índice de reperfusión (área bajo la curva
0.753) respecto al pronóstico funcional están representadas en la figura II. El punto de
corte óptimo para la predicción de buen pronóstico funcional (mRS 0-2) a los tres
meses para el volumen de perfusión evaluada en mapas de TMax6s post-TM fue de
4.78 ml (índice de Youden 0.45) y para el índice de reperfusión fue de 89.61% (índice
de Youden 0.58). Teniendo en cuenta la ausencia de valores intermedios y para
facilitar tanto el cálculo como la comunicación de los resultados redondeamos los
decimales estableciendo un punto de corte en 5ml para el TMax6s post-TM y en 90%
para el índice de reperfusión.
106
Figura II. Curvas COR para A) el voumen de tejido hipoperfundido (TMax6) post-TM y B) el valor del
índice de reperfusión
El índice de reperfusión>90% fue el estimador que presentó una mayor sensibilidad
(93.3%) seguido del grado de reperfusión angiográfica TICI2b o 3 (92.9%) mientras
que el grado TICI 3 presentó la mayor especificidad (75%). Los resultados respecto al
valor predictivo positivo presentaron poca variación en los cuatro tests. Una vez más el
índice de reperfusión>90% y el grado de reperfusión TICI 2b o 3 presentaron el mayor
valor predictivo negativo (91.7% y 81.8% respectivamente). El índice de
reperfusión>90% tuvo el mayor valor de la OR pronóstica (25.67) mientras que la
reperfusión angiográfica TICI 3 presentó el menor valor de la misma (3.46) (Tabla III).
Tabla III. Estimadores de precisión para cada test
TICI 3 TICI 2b-3 TMax6 post-
TM<5mL
Índice de
reperfusión≥90%
Prevalencia del signo
radiológico (n/N, %)
21/52 (40.4%) 41/52 (78.8%) 23/40 (57.5%) 21/34 (61.8%)
Sensibilidad 56.3% 92.9% 80% 93.3%
Especificidad 75.0% 37.5% 65% 64.7%
VPP 71.4% 63.4% 69.6% 70.0%
VPN 58.0% 81.8% 76.5% 91.7%
OR pronóstica 3.46 7.8 7.43 25.67
Realizamos un análisis univariado para evaluar qué otras variables se asociaban con
un buen pronóstico funcional (mRS 0-2) a los tres meses. Tener una edad menor, una
menor gravedad del ictus a la llegada y una menor glicemia basal así como el
107
tratamiento previo con alteplasa y la ausencia de hipertensión arterial fueron las
variables asociadas a un buen pronóstico. Ni la duración total de la isquemia ni el
volumen de lesión en DWI a la llegada al hospital se asociaron con el pronóstico
clínico (Tabla IV).
Tabla IV. Análisis univariado. Características clínicas y de imagen asociadas al pronóstico clínico.
A continuación generamos cuatro modelos de regresión logística binaria, uno para
cada uno de los métodos de evaluación de la reperfusión estudiados, ajustando por las
variables que se asociaron de forma significativa con el pronóstico funcional, esto es,
edad, hipertensión, NIHSS y glicemia basal y valoramos el área bajo la curva de cada
uno de ellos. Todos los métodos de evaluación de la reperfusión se asociaron de
108
forma independiente con el pronóstico funcional. En la siguientes tablas se muestran
los resultados ajustados para cada uno de los métodos de evaluación de la reperfusión
así como el área bajo la curva para cada modelo (representación gráfica en la Figura
III).
Modelo 1. Considerando reperfusión completa el grado TICI 3
OR (IC95%) p valor Área bajo la curva
Edad 0.92 (0.94-1.07) 0.918 0.844
Hipertensión 4.78 (0.84-27.32) 0.078
NIHSS inicial 0.86 (0.75-0.99) 0.046
Glicemia inicial 0.981 (0.961-1) 0.054
TICI 3 6.73 (1.41-32.09) 0.017
Modelo 2. Considerando reperfusión completa el grado TICI 2b o 3.
OR (IC95%) p valor Área bajo la curva
Edad 0.952 (0.87-1.04) 0.285 0.871
Hipertensión 2.17 (0.319-14.74) 0.429
NIHSS inicial 0.84 (0.71-0.98) 0.027
Glicemia inicial 0.98 (0.96-1.01) 0.059
TICI 2b-3 61.60 (3.31-1147.14) 0.006
Modelo 3. Considerando reperfusión completa un volumen de hipoperfusión en los
mapas de TMax post-TM menor a 5mL.
OR (IC95%) p valor Área bajo la curva
Edad 1.039 (0.96-1.13) 0.364 0.864
Hipertensión 3.01 (0.45-19.7) 0.25
NIHSS inicial 0.886 (0.738-1.06) 0.193
Glicemia inicial 0.984 (0.961-1.01) 0.167
TMax6s post-TM<5mL 10.08 (1.33-76.48) 0.025
Modelo 4. Considerando reperfusión completa un índice de reperfusión ≥90%
OR (IC95%) p valor Área bajo la curva
109
Edad 0.921 (0.80-1.05) 0.231 0.934
Hipertensión 2.45 (0.14-44.27) 0.543
NIHSS inicial 0.656 (0.415-1.04) 0.071
Glicemia inicial 0.97 (0.92-1.02) 0.193
Índice de reperfusión ≥ 90% 604.93 (3.44-106479.58) 0.015
Figura III. Curvas ROC para cada uno de los modelos de regresión logística generados.
Finalmente estudiamos el efecto de la reperfusión en el pronóstico clínico
considerando el mRS de forma ordinal para cada uno de los métodos definidos. A
continuación se muestra la representación gráfica y la OR común ajustada para cada
uno de los modelos generados.
110
Figura IV. Grotta bars y OR común para cada unos de los modelos
111
8.2. ANEXO 2. MEMORIA ESTUDIO FURIAS, FIS (P14/01955)
112
113
114
115
116
117
118
119
120
121
122
123
8.3. ANEXO 3. REGISTRO DE REPERFUSIÓN
124
125