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ADMINISTRACION DE LA IGLESIA Froilán Domínguez Al comienzo de la vida de la Iglesia, la estructura administrativa era muy elemental. Solo podían distinguirse dos niveles de responsabilidad o administración: los apóstoles y los diáconos. En ese momento el énfasis estaba en la predicación de la palabra de Jesús y el servicio de los sacramentos. El título de presbítero (sacerdote no obispo) aparece después de la conquista de Jerusalén por Tito y destrucción del Templo, y antes de que se escribieran los Evangelios. El sacramento del orden incluye a los obispos, presbíteros y diáconos y esta condición no se corresponde necesariamente con los niveles de administración de la Iglesia. Puede haber obispos, presbíteros y diáconos con diversos niveles de autoridad en la administración de la Iglesia independientemente del grado que tengan en el sacramento del orden. Los apóstoles son los testigos de la resurrección de Cristo y esta condición no se trasmite a sus sucesores o sea a los obispos. San Pedro tiene como misión, confirmar la fe de los demás apóstoles. Eso lo hace cabeza visible de la Iglesia. La cabeza invisible de la Iglesia es Jesucristo. San Pedro se establece y muere en Roma y, a partir de ese momento, los sucesores de San Pedro, son Obispos de Roma y, en consecuencia, son llamados Papas. Ellos tienen como misión primera y principal, confirmar la fe de los Obispos. Cuando la Iglesia se extiende por el mundo se crean las Iglesias locales o diócesis, al frente de la cual hay un Obispo con autoridad propia, es decir que tiene jurisdicción para proclamar la fe y administrar los sacramentos sobre todos y cada uno de los fieles católicos en un territorio físico delimitado. El conjunto de todas las iglesias locales tiene una relación colegiada, es decir, cada una es totalmente independiente de las demás en términos de jurisdicción (autoridad sobre un territorio) pero tienen una responsabilidad común sobre la misión universal de Iglesia. Ese es el caso de los concilios y los sínodos, donde todos o parte de los obispos se reúnen para establecer normas sobre fe y costumbres. El Obispo de Roma tiene jurisdicción sobre todos y cada uno de los católicos de todo el mundo. Cada Obispo tiene jurisdicción sobre todos y cada uno de los católicos de su diócesis solamente. Jurisdicción quiere decir autoridad sobre la predicación y distribución de los sacramentos. El Papa y los Obispos de cada diócesis tienen autoridad propia, es decir por

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ADMINISTRACION DE LA IGLESIA

Froiln DomnguezAl comienzo de la vida de la Iglesia, la estructura administrativa era muy elemental. Solo podan distinguirse dos niveles de responsabilidad o administracin: los apstoles y los diconos. En ese momento el nfasis estaba en la predicacin de la palabra de Jess y el servicio de los sacramentos. El ttulo de presbtero (sacerdote no obispo) aparece despus de la conquista de Jerusaln por Tito y destruccin del Templo, y antes de que se escribieran los Evangelios. El sacramento del orden incluye a los obispos, presbteros y diconos y esta condicin no se corresponde necesariamente con los niveles de administracin de la Iglesia. Puede haber obispos, presbteros y diconos con diversos niveles de autoridad en la administracin de la Iglesia independientemente del grado que tengan en el sacramento del orden.Los apstoles son los testigos de la resurreccin de Cristo y esta condicin no se trasmite a sus sucesores o sea a los obispos. San Pedro tiene como misin, confirmar la fe de los dems apstoles. Eso lo hace cabeza visible de la Iglesia. La cabeza invisible de la Iglesia es Jesucristo. San Pedro se establece y muere en Roma y, a partir de ese momento, los sucesores de San Pedro, son Obispos de Roma y, en consecuencia, son llamados Papas. Ellos tienen como misin primera y principal, confirmar la fe de los Obispos.Cuando la Iglesia se extiende por el mundo se crean las Iglesias locales o dicesis, al frente de la cual hay un Obispo con autoridad propia, es decir que tiene jurisdiccin para proclamar la fe y administrar los sacramentos sobre todos y cada uno de los fieles catlicos en un territorio fsico delimitado. El conjunto de todas las iglesias locales tiene una relacin colegiada, es decir, cada una es totalmente independiente de las dems en trminos de jurisdiccin (autoridad sobre un territorio) pero tienen una responsabilidad comn sobre la misin universal de Iglesia. Ese es el caso de los concilios y los snodos, donde todos o parte de los obispos se renen para establecer normas sobre fe y costumbres.El Obispo de Roma tiene jurisdiccin sobre todos y cada uno de los catlicos de todo el mundo. Cada Obispo tiene jurisdiccin sobre todos y cada uno de los catlicos de su dicesis solamente. Jurisdiccin quiere decir autoridad sobre la predicacin y distribucin de los sacramentos. El Papa y los Obispos de cada dicesis tienen autoridad propia, es decir por razn de su cargo. Ellos pueden otorgar autoridad o sea, delegar toda o parte de su autoridad a otras personas. En ese caso, dicha autoridad se llama delegada. La autoridad del Obispo no es una autoridad delegada por el Papa, aunque est subordinado a ste desde el punto de vista jerrquico.Al Papa le corresponde crear nuevas dicesis estableciendo un territorio y nombrando un Obispo con autoridad propia sobre ese territorio. En los territorios de misin, el Papa nombra un Delegado Apostlico con autoridad delegada por el Papa. No tiene autoridad propia aunque pertenezca al orden de los obispos. Cuando el territorio de misin est mas desarrollado, el Papa puede nombrar una Prelatura Nullus (territorio de nadie) pero no es una dicesis an y la autoridad sigue siendo delegada.Al Obispo le corresponde dividir la dicesis en parroquias. La autoridad de los prrocos es siempre delegada por el Obispo y por lo tanto la divisin bsica de la Iglesia es la dicesis y no la parroquia. En las dicesis puede haber territorios de misin o reas pastorales de misin, que no son parroquia an, bajo la jurisdiccin del Obispo.El templo donde el Obispo tiene su sede se llama Catedral porque es la Ctedra desde donde el Obispo evangeliza. Aunque la jurisdiccin del Obispo es toda la dicesis, normalmente, se crea una parroquia para la sede episcopal o Catedral. El prroco de esa parroquia es el Obispo quien normalmente nombra un rector (no prroco) con todas la delegacin propia de un prroco.La Catedral de la dicesis de Roma es San Juan de Letrn donde el Papa es el Obispo y el prroco. El Papa nombra un Vicario General para gobernar la dicesis de Roma. Normalmente es un cardenal y su autoridad es delegada, no es propia. San Juan de Letrn tiene un Rector. Cada dicesis tiene una catedral. Cuando la administracin de una dicesis requiere que el Obispo viva y administre desde un lugar diferente donde est la Catedral se crea una Con-Catedral donde el Obispo reside pero es una sola dicesis y un solo Obispo con autoridad propia.Para asistir al Papa en la administracin de la Iglesia se han creado los dicasterios (ministerios). La autoridad de los dicasterios es delegada por el Papa. Tienen autoridad tanto en cuanto el Papa quiera concederles. No tienen autoridad propia sobre los Obispos.El Papa tambin tiene un Vicario General para toda la iglesia universal cuyo ttulo es Secretario de Estado. Su autoridad es delegada. Funciona como Primer Ministro o Jefe de Gobierno del Estado Vaticano donde el Papa es el Jefe de Estado.Los Nuncios Apostlicos son delegados del Estado Vaticano ante los gobiernos nacionales y son delegados del Papa ante todos y cada uno de los Obispos de una nacin. No tienen autoridad propia sobre los Obispos.Los Obispos con autoridad propia son obispos residenciales o sea con una residencia o sede en una dicesis actual. Para asistir en la administracin de una dicesis, los Obispos residenciales nombran un Vicario General es decir un asistente para toda la dicesis que tiene autoridad delegada tanto en cuanto el Obispo quiera delegarle. Puede haber ms de un Vicario General, puede ser un Obispo o no. Al secretario oficial de la dicesis se le llama Canciller. Actualmente, un dicono permanente (que tiene el sacramento del orden) puede ser Canciller de la dicesis. Los decretos episcopales son firmados por el Obispo y por el Canciller. A la muerte del Obispo, cesan todos los cargos delegados excepto el Canciller quin tiene la obligacin de documentar el fallecimiento del Obispo y declarar la sede vacante.Los Obispos auxiliares tienen el sacramento del orden de los Obispos pero no tienen jurisdiccin sobre una dicesis. Su autoridad es delegada. Puede que no sean Vicarios Generales. Se nombran para asistir al Obispo residencial en dicesis muy extensas o con gran nmero de catlicos o cuando el Obispo residencial tiene problemas de salud. Los Obispos auxiliares no tienen jurisdiccin propia, son obispos titulares de una sede sin territorio o sea de una dicesis antigua que ya desapareci.Cuando una dicesis necesita un nuevo Obispo y todava no han decidido su sucesor, el territorio se considera sede vacante y se nombra un Administrador Apostlico con autoridad delegada del Papa. Puede ser un sacerdote, un Obispo auxiliar o un obispo residencial de una dicesis cercana. En este ltimo caso, este Obispo tendra, autoridad propia en su dicesis residencial y autoridad delegada en la dicesis donde solo es administrador. Los Administradores Apostlicos, delegados por el Papa, normalmente son supervisados por los Nuncios que quedan delegados para esa funcin mientras dure esa administracin delegada. Cuando es nombrado un Administrador Apostlico para una dicesis que an conserva a su Obispo residencial, esta situacin se llama Administrador Apostlico Sede Plena y si no hay Obispo residencial en la sede, entonces se llama Administrador Apostlico Sede Vacante. En ambos casos la jurisdiccin plena la tiene el Administrador Apostlico y normalmente es una situacin temporal.Los Obispos residenciales y auxiliares forman parte de la Conferencia Episcopal de esa nacin. Se renen para establecer normas comunes para toda la nacin. Para que estas normas sean obligatorias en una dicesis, stas tienen que ser aceptadas como obligatorias por el Obispo del lugar, llamado tambin Ordinario de la Dicesis. Si el Obispo no quiere, no son obligatorias en su dicesis. Entre el Papa y cada Obispo residencial, no hay ningn organismo con autoridad propia.Cuando la dicesis tiene importancia por su historia o nmero de fieles se le considera una Arquidicesis y su Obispo residencial es un Arzobispo. Un Arzobispo no tiene autoridad propia sobre las dicesis cercanas. El Obispo o Arzobispo de la capital de una nacin no tiene autoridad propia sobre el resto de las dicesis del pas.Cada dicesis tiene un Tribunal Eclesistico que administra la ley de la Iglesia o Cdigo Cannico. Entre otras cosas, all se resuelven las peticiones de anulacin de matrimonio. El tribunal de una dicesis es tribunal de primera instancia. En las arquidicesis ms importantes hay un tribunal de segunda instancia. All acuden los casos que son apelados en primera instancia o cuando el caso es muy complejo y la dicesis no tiene personal o recursos para estudiarlos y dirimirlos. Los tribunales de segunda instancia son llamados Tribunales Metropolitanos y el Arzobispo del lugar es llamado Arzobispo Metropolitano quien tiene jurisdiccin delegada en esos casos solamente. En los pases con grandes territorios, hay Tribunales Regionales que asisten a los Tribunales Metropolitanos de una regin. La ms alta instancia jurdica de la Iglesia es el Tribunal de La Rota en Roma, presidida por un delegado del Papa, normalmente un Cardenal.A los obispos, presbteros y diconos se les denomina miembros del clero o clrigos. Todo clrigo pertenece a una dicesis residencial. El vnculo o relacin jurdica de un clrigo con su dicesis se le llama incardinacin. Los presbteros y los diconos reciben la orden sacerdotal en una dicesis especfica por el llamado de un obispo residencial. Esta dicesis especfica se convierte en la dicesis de origen de la incardinacin. Los datos de una ordenacin de presbtero o de dicono quedan inscritos (al igual que en los casos de los sacramentos de la confirmacin y del matrimonio) en la margen izquierda de la partida de bautismo del ordenado, donde quiera que ste haya sido bautizado. Aunque un clrigo se mueva de una dicesis a otra sigue incardinado a su dicesis de origen. Para un traspaso definitivo de una dicesis a otra es necesario un proceso jurdico eclesistico de incardinacin en la nueva dicesis. Para ello, el obispo que recibe al clrigo, llamado obispo benvolo, debe solicitar el traspaso mediante una peticin formal al obispo que entrega. No hay incardinacin en la dicesis que recibe mientras no se emita el decreto de ex-incardinacin del obispo que entrega. Segn el Cdigo Jurdico de la Iglesia, llamado comnmente Canon, no debe haber ningn clrigo que no est incardinado a una dicesis. Cuando ocurre una situacin informal en la que un clrigo ha quedado sin incardinacin se le llama clrigo vago.La Iglesia tiene varios ttulos eclesisticos honorficos que no implican la recepcin del sacramento del orden y que por s mismos no conceden jurisdiccin alguna. Estos ttulos se conceden en atencin a los mritos de una persona o de una organizacin o de una dicesis o en atencin a los mritos o importancia de una nacin o regin geogrfica. Muchas veces se conceden por una combinacin de todos esos factores. Uno de ellos es el ttulo de Cardenal. En la antigedad haba laicos con el ttulo de Cardenal. Para el tiempo en que los Cardenales se convirtieron en electores del Papa, los Cardenales ya eran todos clrigos, es decir, Obispos, presbteros o diconos. De esa poca se qued la denominacin de Cardenales Obispos, Cardenales Presbteros y Cardenales Diconos. Cada Cardenal tiene el ttulo de una iglesia en Roma. Segn la importancia de esa iglesia es que se le asigna una de estas denominaciones. Actualmente, casi todos los Cardenales son Obispos y solo algunos presbteros (acadmicos eminentes) son Cardenales.Otros ttulos eclesisticos honorficos son: Protonotario Apostlico que tiene privilegios como un obispo (mitra y bculo) pero no pertenece al orden los obispos; Prelado Domstico del Papa y Camarero Secreto del Papa, quienes tienen ciertos privilegios de representacin en ceremonias pero estos ttulos son bsicamente ttulos de honor y no de autoridad o jurisdiccin.El modo correcto de dirigirse al Papa es llamndole Santidad, a un Cardenal se le llama Eminencia, a un Obispo se le llama Excelencia y a los prelados con ttulos honorficos se les llama Monseor.En la Iglesia existen las organizaciones de vida consagrada como son las rdenes religiosas, las congregaciones religiosas, los institutos seculares y las sociedades de vida apostlica. Los miembros de estas organizaciones pueden ser sacerdotes, hermanos, monjas o laicos. El ttulo de Orden Religiosa pertenece solamente a organizaciones antiguas y de mucha tradicin como son los benedictinos, agustinos, carmelitas, franciscanos y dominicos solamente. Tambin se les llama rdenes a las organizaciones derivadas de las anteriores, como son: los trapenses, cistercienses, capuchinos, carmelitas calzados. A los dems se les denomina Congregaciones Religiosas como son, los jesuitas, escolapios, redentoristas, claretianos, paules, paulinos, salesianos, maristas, de la salle, opus dei y todas las congregaciones femeninas como teresianas, carmelitas, dominicas, franciscanas, clarisas, apostolinas, hermanas de la caridad. Los Institutos Seculares y las organizaciones terciarias son consideradas organizaciones laicas.Las organizaciones de vida consagradas se consideran dependientes de los superiores de sus propias organizaciones y estn exentas de la autoridad del Obispo en lo que toca a la administracin de sus propios bienes y la aplicacin de sus propias reglas de vida religiosas (ad-intra) pero dependen del Obispo en todo lo que depende del apostolado fuera de las paredes del convento (ad-extra). Cuando una parroquia es administrada por una orden o congregacin religiosa, la orden propone el nombre del candidato al Obispo y ste lo acepta o no como prroco. Los clrigos religiosos son ordenados por el llamado de su superior religioso y no estn incardinados a ninguna dicesis en particular.Desde el punto de vista financiero, cada dicesis tiene su propio sistema de contribucin econmica. En la Iglesia Catlica no existe el diezmo obligatorio aunque los catlicos estamos obligados en conciencia a contribuir al sostenimiento de la Iglesia. La contribucin de los fieles es mediante una limosna que se colecta en las misas y en los sacramentos. Cada parroquia contribuye al sostenimiento de la dicesis mediante un por ciento establecido por cada dicesis. En algunos pases, el estado cobra un impuesto para el sostenimiento de la iglesia de cada ciudadano. Si te declaras como no perteneciente a ninguna religin, el Estado administra esa contribucin segn su criterio.Las principales caractersticas de la administracin de la Iglesia son las siguientes: El Papa tiene autoridad propia universal y los Obispos autoridad propia diocesana. Entre el Papa y los Obispos solo hay autoridades delegadas. Los Obispos, unidos al Papa, tienen una responsabilidad sobre la iglesia universal. Los organismos nacionales y regionales son organismos de consulta y colaboracin y sus directivas pueden ser aceptadas o no por el Obispo.Cuestionario:-Quin o quines tienen autoridad propia sobre mi, como catlico?-La Virgen de la Caridad es la Patrona de la Iglesia cubana. Existe la Iglesia de Cuba?-Cul era la autoridad de Monseor Zacchi sobre la Iglesia en Cuba?-La Conferencia de Obispos Catlicos de los Estados Unidos estableci una normas nacionales sobre cmo proceder en los casos de sacerdotes acusados de abuso sexual pero la norma fue aplicada en algunas partes del pas solamente. Cmo pudo haber pasado eso?-IMAGEN:El templo donde el Obispo tiene su sede se llama Catedral porque es la Ctedra desde donde el Obispo evangeliza(Froliln Domnguez): Catedral de La Habana:picasaweb

ranscripcin de HISTORIA DE LA ADMINISTRACION EN LA IGLESIA: es electo por el Colegio de Cardenales, reunido en cnclave. En 1871, el Concilio Vaticano I hizo nfasis particular sobre la ya existente doctrina de la infalibilidad papal, lo cual ha generado hasta el da de hoy grandes polmicas. l desarrolla su ministerio coadyuvado por dos grupos de colaboradores: los cardenales y el concilio ecumnico. ADMINISTRACION DE LAIGLESIA PAPA EL CONCILIOECUMENICO asamblea de todos los obispos del mundo presidida por el Papa, es convocado cuando hay que tomar las decisiones ms importantes, en materia de fe (dogmas) y de moral. CARDENALES : ayudan al Papa en la accin pastoral de la Iglesia Catlica universal y en la administracin del Vaticano y la Curia Romana. Cuando el Papa muere, eligen al sucesor en un cnclave. Colectivamente forman el Colegio Cardenalicio. Los cardenales son elegidos personalmente por el Papa. OBISPOS se encargan de cada dicesis. Son ayudados por los presbteros y los diconos. Ningn obispo, aunque haya sido nombrado cardenal, tiene autoridad sobre otro, sino que cada uno depende directamente del Papa. la Iglesia catlica se organiza en dicesis o Iglesias particulares, cada una bajo la autoridad de un obispo; algunas de stas, de mayor rango, son llamadas arquidicesis (o archidicesis) y estn bajo la autoridad de un arzobispo El gobierno de la Iglesia Catlica reside en los obispos, a quienes ayudan los sacerdotes: HISTORIA DE LA ADMINISTRACION EN LA IGLESIA Una empresa, como la describe el profesor Reyes Ponce, esta formada por tres elementos: bienes materiales, o elemento pasivo; hombres, o elemento activo, y sistemas o normas de conducta, disciplina y orientacin. La iglesia esta integrada por estos tres tipos de elementos. 1- Bienes Materiales: para el desarrollo de sus mltiples actividades la iglesia adquiere propiedades inmuebles, edificios, mobiliario, equipos y materiales. El pueblo de Dios ha posedo siempre este tipo de pertenencias se puede comprobar viendo al templo del Antiguo Testamento como tambin a las posesiones de la iglesia primitiva. - Hombre: el elemento humano es la parte vital de la iglesia y constituye el factor primario en la administracin. Aunque se dice que tratar con gente es la tarea ms difcil; pero tratar con la gente de Dios aplicando las tcnicas de un verdadero lder cristiano resulta una experiencia especial e inspiradora. Se descubren talentos, se preparan y se les ocupa en la obra como una labor cumbre de un ministro. Sistemas: la iglesia posee manuales, constituciones, reglamentos, etc., pero la base de su gobierno y disciplina es la Biblia. EDAD ANTIGUA Segn la doctrina catlica, Jess fund una comunidad cristiana jerrquicamente organizada y con autoridad, dirigida por los apstoles (el primero de los cuales era San Pedro). Posteriormente (segn los Hechos de los apstoles), los apstoles y los primeros seguidores de Jess estructuraron una iglesia organizada.El mismo Ignacio de Antioqua testimonia la existencia de una jerarqua de tres grados que consista en obispos, presbteros (sacerdotes) y diconos.28 En el siglo III, san Cipriano, obispo de Cartago, habla de una jerarqua monrquica de siete grados, en la cual la posicin suprema la ocupaba el obispo. En esta jerarqua el obispo de Roma ocupaba un lugar especial, en cuanto sucesor de san Pedro.29 30, Adems, el que el obispo de Roma llegara a tener una importancia particularmente grande, se debi, segn algunos, por motivos polticos EDAD MEDIA Hacia finales del siglo XIV se produjo un cisma, conocido como Cisma de Occidente, que afect a la Iglesia catlica desde 1378 hasta 1417, y que provoc fuertes tensiones y el surgimientos de ideas de tipo conciliaristas, segn las cuales un concilio podra tener ms autoridad que el Papa en algunos puntos. El conciliarismo fue condenado en el concilio V de Letrn en 1516. EDAD MODERNA El rechazo de la autoridad papal por causas de independencia poltica y econmica y el rechazo de Martn Lutero al hecho de que se cobrara dinero por las indulgencias, provoc el surgimiento del protestantismo en 1517. En el mismo siglo XVI, empez a desarrollarse el calvinismo en Suiza, y luego se extendi rpidamente en otros pases europeos. Un importante cisma sigui con el surgimiento de la Iglesia Anglicana (nacida del Acta de Supremaca inglesa en 1534). EDAD CONTEMPORANEA 1869-1870: Concilio Vaticano I. 1870: desaparicin de los Estados Pontificios. 1878: comienzo del Pontificado de Len XIII. 1891: Len XIII promulga la encclica Rerum Novarum, primera encclica social de la Iglesia Catlica, que trata del problema obrero. 1897: El papa Len XIII promulga restricciones de uso de Biblias traducidas a idiomas comunes en su Constitucin Apostlica Officiorum. 1903: comienzo del pontificado de San Po X. 1914: comienzo del pontificado de Benedicto XV. 1917: promulgacin de un nuevo Cdigo de Derecho Cannico. 1922: comienzo del pontificado de Po XI. 1929: se firman los Pactos de Letrn, con lo cual nace el Estado soberano de la Ciudad del Vaticano. 1939: inicio del pontificado de Po XII. 1958: inicio del pontificado de Juan XXIII. 1962 - 1965: Concilio Vaticano II. 1963: inicio del Pontificado de Pablo VI, quien continua con el Concilio y la obra de Juan XXIII. 1978: Ao de los tres Papas muere Pablo VI (6 de agosto); se inicia el pontificado de Juan Pablo I que slo dura 33 das (26 de agosto - 28 de septiembre); tras su muerte se celebra un segundo cnclave, que elige el 16 de octubre a Juan Pablo II. Su pontificado se orienta especialmente a la puesta en prctica de las conclusiones del Concilio Vaticano II y a viajes por numerosos pases. 1981: El 13 de mayo, el Papa Juan Pablo II sufre atentado en la Plaza de San Pedro. 1983: promulgacin del Cdigo de Derecho Cannico con las actualizaciones surgidas a partir del Concilio Vaticano II. 1992: se publica el Catecismo de la Iglesia Catlica. 2000: jubileo del nuevo milenio, decretado y celebrado por Juan Pablo II, quien pidi perdn por los errores de los "hijos de la Iglesia". 2005: se inicia el papado de Benedicto XVI. Propicia el dilogo ecumnico e interreligioso, en continuidad con el Pontificado de Juan Pablo II, en comunin con la Tradicin de la Iglesia.

*FinanciacinEn materia econmica la Iglesia catlica no es una entidad centralizada, sino que las distintaspersonalidades jurdicascannicas (provincias eclesisticas,conferencias episcopales,dicesis,parroquias,asociaciones de fieles, etctera) son titulares de su patrimonio y lo gestionan de forma autnoma, obteniendo los recursos segn lo establecido en elDerecho cannicoy lasleyes civiles.67En general, la Iglesia catlica y sus instituciones se financian por varias vas, entre las que se pueden distinguir:1. Aportaciones de las instituciones propias o ligadas a la propia Iglesia catlica.2. Rendimientos econmicos recibidos en forma de plusvalas de empresas e instituciones donde tiene capital invertido.3. Aportaciones y recolectas directas o indirectas, tanto de carcter pblico como de carcter privado.4. Financiacin proveniente de las arcas pblicasde muchos de los pases donde tiene presencia.5. Otras fuentes.La contribucin de losEstadosal sostenimiento econmico de la Iglesia catlica es diferente en cada caso. En algunos pases comoEspaa,Italia,PortugaloHungrael Estado no financia directamente las actividades religiosas de la Iglesia, sino que los ciudadanos pueden elegir donar un porcentaje de sus impuestos para esta causa.6869Un sistema similar se da enAlemaniaoAustria, aunque all se impone unimpuesto eclesisticoa todo aquel que se declare catlico para contribuir al mantenimiento de la Iglesia.69Sin embargo en pases comoArgentina,BlgicaoLuxemburgo, es el Estado el que se hace cargo de los sueldos y pensiones de los titulares de oficios eclesisticos mediante una partida de sus presupuestos.7071Todo lo contrario ocurre en otros pases comoFrancia, donde no se permite subvencin alguna con fondos pblicos, aunque el Estado s se hace cargo del mantenimiento de los templos que son de su propiedad (los construidos con anterioridad a1905) y tambin paga a loscapellanesde lasfuerzas armadas,hospitalespblicos yprisiones.71Tambin puede darse que los pases eximan a la Iglesia del pago de cierto tipo deimpuestosotasas, as como que otorguensubvencionespara restaurar o mantener elpatrimonio artstico, para fomentar elmecenazgo, o para financiar instituciones catlicas de carcter benfico, de enseanza o asistencial; entre otros.717273

Iglesia CatlicaApostlica y RomanaA travs de los siglos, las normas administrativas y los principios de la organizacin pblica se fueron transfiriendo de las instituciones estatales (como en el caso de Atenas, Roma, etc.) a las instituciones de la naciente Iglesia Catlicay a las organizaciones militares. Esa transferencia se hizo lenta, pero efectivamente, tal vez porque la unidad de propsitos y de objetivos principios fundamentales en las organizaciones eclesisticas y militares- no se encontraba siempre en la accin poltica que se desarrollaba en los estados, movida generalmente por los objetivos contradictorios de cada partido, dirigente o clase social.En el transcurso de los siglos, la Iglesia Catlicaestructur su organizacin, su jerarqua de autoridad, su estado mayor (asesora) y su coordinacin funcional. La Iglesia cuenta con una organizacin jerrquica tan simple y eficiente, que su enorme organizacin mundial puede operar satisfactoriamente bajo el mando de una sola cabeza ejecutiva: el Papa, cuya autoridad coordinadora, segn la Iglesia Catlica, le fue delegada por una autoridad divina superior.[5]La Iglesia, impuso sus valores en el orden social y religioso, identificando al gobierno eclesistico con el Estado.En el campo comercial se impusieron criterios muy severos pues la actividad de los mercaderes se consideraba como una actividad vergonzosa e ilcita. La usura fue considerada como un robo. El valor fundamental de este periodo radicaba en la salvacin del alma, objetivo que se desprenda del principio de que el hombre fue puesto en la Tierra durante un periodo en el que su primer afn debera ser prepararse para la Eternidad.Estos valores conformaron el sistema econmico medieval.En la ltima parte del Medioevo dos hechos importantes se introducen en la escala de valores:Primero. Se desarrolla una creciente actividad comercial en los estados italianos, por un incremento en las actividades de los gremios de artesanos. Se da, al mismo tiempo, un creciente intercambio comercial de productos entre los Estados.Silva Herzogdice que: Las Cruzadasno slo tuvieron un objetivo religioso, sino que tambin obedecieron a causas econmicas, para desarrollar el comercio con el Medio Oriente.Segundo. Los valores basados en principios religiosos empiezan a cambiar, a raz de los escritos de Santo Toms de Aquinoquien, entre otras cosas, justifica contra la opinin establecida, la actividad del mercader, sosteniendo que, aunque el comercio sea desagradable es un mal necesario y que el comercialismo tiene una funcin social. Se considera importante esta justificacin de las actividades mercantiles. La usura sigui siendo condenada y restringida.[6]De todos modos, la estructura de la organizacin eclesisticasirvi de modelo para muchas organizaciones que, vidas de experiencias exitosas, pasaron a incorporar una infinidad de principios y normas administrativas utilizadas en la Iglesia Catlica.Durante la Edad Media, floreci y se consolido la Iglesia Catlica,Apostlica y Romana que de acuerdo con sus principios doctrinales, el Papa recibe su autoridad de Dios y ocupa la mayor jerarqua en la organizacin. Su autoridad central es poderosa y nica, en contraposicin a otra forma administrativa en donde conforme la organizacin crece se van estableciendo niveles intermedios e inferiores de autoridad, en la Iglesia Catlicaexiste un proceso inverso no de delegacin, sino de superposicin de autoridad a niveles superiores. El Papa conserva una autoridad no delegada y los nombrados derivan la suya no del Papa, sino directamente de Dios.Al crecer el nmero de fieles las pequeas misiones se constituyeron en Iglesia y stas desde un principio se agruparon en dicesis. La autoridad coordinadora se caracteriza de un poder central, que tiene unido a un colegio de obispos con poderes propios que requieren, sin embargo, la subordinacin a dicho poder central. En esta poca, el poder interfiri en la Administracin de la Iglesia y hubo una larga contienda en los siglos XI, XII y XIII.El Senadodel Romano Pontfice, lo constituyen los cardenales y en el gobierno de la Iglesia le asisten como consejeros y colaboradores, se le denomina Sagrado Colegio de Cardenalesy se distribuye en tres rdenes: episcopal, presbiteriana y diaconal.El Papa Gregorio X, en 1274 organiz el "Cnclave" (confinamiento de cardenales durante la eleccin del Papa), y desde entonces el Papa es elegido por el Sagrado Colegio y el poder le viene de Dios al aceptar su nominacin.Adems del Sagrado Colegio, la organizacin cuenta con otra importante institucin: la CuriaRomana, a quien corresponde funciones propiamente administrativas, y para entenderlas est dividida en departamentos, siendo su divisin principal las congregaciones romanas, fue establecida por el Papa Po X (1903-1914). Se compone de los siguientes dicasterios: Secretaria de Estado o Papal y Consejo (Sagrada Congregacin), para los asuntos pblicos eclesisticos, Sagradas Congregaciones, Tribunales, Oficios Secretariados Consejos de Seglares y Comisin de Estudios "Justicia et Pax".Siendo la Iglesia Catlicala mayor organizacin mundial existente y a su vez la ms centralizada en su forma de gobierno, resulta importante por sus funciones desde el punto de vista administrativo.Dentro de la organizacin existen los obispos, presbteros y diconos, constituyen la segunda triada, existen tambin los subdiconos, aclitos, exorcistas, lectores y guardianes, diferentes categoras que actualmente se consideran como etapas de formacin para el sacerdote.Su organizacin ha tenido que atender a un crecimiento no slo funcional sino tambin geogrfico, como consecuencia del establecimiento de misioneros o de monjes.De la organizacin de la Iglesiase obtiene un principio administrativo muy importante y que ha demostrado en los muchos siglos de operacin lo que vale el adoctrinamiento de quienes ante un objetivo comn estn dispuestos a unir esfuerzos individuales en uno colectivo. El "dominio de una idea" ya sea dogmtica, de servicio social o de coordinacin de acciones, no puede ser sustituido por la estructura administrativa o por ningn principio cientfico[7].

I. Tradicin secular del podero econmico de la Iglesia en las sociedades preclasistas Como las dems instituciones feudales, la posicin prominente que ocupa la Iglesia en el cuadro poltico y econmico de la Edad Media tiene una tradicin secular que se remonta a las primeras etapas del nacimiento y desarrollo del poder poltico en las sociedades preclasistas. Aunque no es de este lugar el estudio del nacimiento y desarrollo de las instituciones polticas de las sociedades prehistricas, tema al que nos hemos referido en el Libro II de esta obra, podemos establecer desde ahora que los sacerdotes han sido los titulares del poder poltico de la tribu antes de que el mismo se desplazase a los jefes civiles o militares de ella, y que cuando aqullos fueron desplazados por stos del ejercicio de las funciones gubernamentales de la tribu retuvieron una influencia pro. minente en la decisin de los asuntos tribales y continuaron siendo centros de concentracin de riqueza y de rango apenas inferiores a las supremas autoridades de la tribu con las cuales no pocas veces rivalizaron en el orden poltico y econmico. Los testimonios que agregamos a continuacin, referentes a diversos pueblos prominentes en el curso de la prehistoria, confirman plenamente este aserto:Los templos caldeos, unos quince o veinte siglos antes de nuestra era, desempeaban las siguientes funciones: Eran centros de explotaciones agrcolas importantes, establecimientos de crdito barato y de asistencia social, detentaban una parte de las funciones judiciales y formaban a los escribas. En la poca de los lagidas los sacerdotes egipcios gozaban de la renta de las tierras sagradas, del producto del trabajo de esclavos de ambos sexos, de la explotacin de algunas industrias, del monopolio de la prostitucin y de las operaciones de crdito que hacan los templos. En Egipto, por obra de los Tolomeos, dice Rostovtzeff, termin el monopolio industrial que ejercfan los sacerdotes. y un rasgo interesante de la vida econmica del Imperio es la supervivencia de la actividad bancaria en algunos grandes templos de poderosa influencia.En Grecia, entre los modos de apropiacin que contribuan a formar la propiedad de los templos, encontramos tambin la funcin correspondiente al crdito. Las rentas de los templos de Delos consagrados a Apolo tenian entre sus fuentes de ingresos los procedentes de prstamos hechos al Estado y a particulares, adems del producto del arriendo de las tierras de las casas sagradas. Los sacerdotes de los Estados helenisticos, dice Rostovtzeff, gozaban de un cierto grado de autonomia y como muchos funcionarios reales menores eran una clase privilegiada de los nativos. Eran propietarios dentro de los limites de la tierra sagrada.El relato de la recaudacin de impuestos en Judea representa al reysacerdote en el papel de un recaudador general responsable ante los Tolomeos por las rentas de aquella regin. Bajo el torbellino de las guerras dinsticas en tiempos de Seleuco II determinados Estados-templos declararon su independencia. Estrabn hace descripciones excelentes de las funciones sociales y polticas de los templos del Ponto, Capadocia y Armenia, donde los altos sacerdotes y sus colegas eran dueos y seores de todos los habitantes del templo mismo, de la ciudad del templo y de las aldeas de la regin. Todos stos eran esclavos del dios y de la diosa. En el Ponto el alto sacerdote de cada templo era el representante del dios o de la diosa y el gobernante del territorio. Grandes extensiones de tierra eran cultivadas por campesinos que se consideraban a s mismos como esclavos del dios. En el mismo templo haba tambin esclavos similares que prestaban servicios bajo la direccin de varios sacerdotes. Una parte importante de la vida del templo la representaban las muchachas esclavas o prostitutas del templo.En el reino atalida de Prgamo, los templos seguan en importancia a las ciudades y a las colonias militares y civiles. Los templos eran grandes y ricos, algunos de ellos adheridos a la ciudad, en tanto que otros eran centros de distritos rurales. Los primeros eran administrados por sus respectivas ciudades como en feso, Clarus y Sardis. y como algunos de ellos eran muy ricos y jugaban un papel muy importante en la vida del pas como centros de banca e industria, los atalidas se vieron tentados a controlar sus finanzas y el derecho a disponer de sus ingresos y de sus tierras. Este derecho lo ejercieron designando administradores a funcionarios de sus templos, tal como sucedi por ejemplo en Sardis. y probablemente fueron similares las relaciones con los templos que no estaban adheridos a una ciudad, los cuales pagaban impuestos sobre sus propiedades.En el imperio selucida los reyes, como representantes del dios en la tierra, como "ungidos del seor" exigan fuertes contribuciones de los templos ricos de su reino y no vacilaban en acudir a la fuerza si los sacerdotes no cumplan con sus exigencias. Los textos histricos hostiles a Antoco III y IV representan estos actos como el saqueo ilegal y sacrlego de los templos. As apareca a los ojos de los nativos. Tal fue el saqueo de un templo de Bel en Etam por Antoco III el ao 187 a. C., cund el rey perdi su vida. Tal fue tambin el tratamiento que dio Seleuco IV y Antoco IV al templo-estado de Judea y el famoso saqueo del templo en el ao 169 a. C.En las ciudades griegas haba bancos de los templos de la ciudad misma y bancos privados, y en la poca helenstica se desarrollaron los bancos de los templos y de los particulares.Testimonios anlogos revelan que los templos aztecas disponan en la era precortesiana de importantes extensiones de tierra que los hombres de la tribu tenan la obligacin de cultivar colectivamente en condiciones similares a como la hacan para los jefes civiles y militares de la tribu. y la mismo parece probado respecto a los pueblos europeos que invadieron el Imperio Romano. El reverendo E. W. Watson describe de este modo la proyeccin de las instituciones paganas de los brbaros europeos en la modelacin de las primitivas instituciones eclesisticas del cristianismo: El sacerdote cristiano es el heredero de su sucesor pagano. Se disponen de muchas pruebas segn las cuales el jefe de una comunidad de aldea era originalmente el sacerdote, que el templo era virtualmente suyo, que en el curso del tiempo deleg el ejercicio de la funcin sacerdotal en un delegado suyo, reteniendo la propiedad, y ms que en ninguna otra parte en Escandinavia, donde tomaron una participacin considerable en los beneficios del culto. La comunidad resultaba incompleta sin sacerdote y sin templo y sus miembros estaban obligados a asistir a los servicios como la estaban a atender a otros deberes tribales. As, cuando la comunidad, siguiendo el ejemplo de su seor, se hizo cristiana, haba ya una fuente obvia de sostenimiento del sacerdote del nuevo culto. Los hombres no podan ser menos generosos con l que con su predecesor pagano. Lo sostendran del mismo modo y la elegiran de la misma manera. As, la Iglesia hered del paganismo el patronato eclesistico y la tierra de la gleba, as como una pesada carga que gradualmente disminuy y desapareci sobre el edificio y servicio de la Iglesia.Si en muchos aspectos el sacerdote tena una situacin de dependencia, en todo caso tena un status bien definido dentro de la comunidad. Tena una porcin fijada por la costumbre dentro de la tierra cultivada. Con la tierra del seor no tena nada que ver, pero as como cada miembro de la comunidad tena derecho a una porcin igual a la de los dems, el sacerdote tena derecho a una porcin doble. As, cuando Carlos el Grande conquist y pobl Sajonia orden en su Capitularia que el sacerdote cristiano tuviese doshufeno parcelas, porque sin duda el sacerdote pagano haba ocupado la misma extensin. La continuidad entre el sistema cristiano y el pagano se pone de manifiesto en una costumbre general y extraa que no tiene nada de especficamente cristiana. La posesin eclesistica estaba gravada con una servidumbre que era universal desde Escandinavia al Tirol y que ciertamente es ms antigua que la conversin de las tribus teutnicas: el sacerdote estaba obligado a proporcionar animales masculinos para el servicio de los rebaos y manadas de sus feligreses, pero no para los de su seor. En Inglaterra la regla era que deba proporcionar toro y puerco y en otros lugares tena la obligacin de prestar carnero y potro. Pero el sacerdote estaba libre de todo trabajo servil. Estaba seguro en su posesin, era jefe de su congregacin, solamente inferior a su seor que poda tomar la participacin que quisiese en las ofrendas del templo, aunque no poda despojar al sacerdote de sus derechos comunales o de campo.Entre los teutones el rey pagano parece haber sido el principal sacerdote que representaba el aspecto sagrado de la realeza y que en cierto modo fue el precursor del obispo cristiano que le sucedi. En la tradicin anglosajona del tiempo del rey Alfredo l es conocido con el nombre de obispo mayor o principal, hasta tal punto es estrecha la analoga entre su oficio y el oficio cristiano. Como representante religioso del rey deba ser nombrado por ste como el sacerdote local era nombrado por el seor local, y no es casualidad que el obispo arriano fuese nombrado por el rey godo y que estuviese ms vinculado a l que a su dicesis.Ala vista de estos antecedentes no es difcil comprender la posicin jerrquica de los obispos en los primeros tiempos de la Iglesia en el cuadro poltico general de la poca. El obispo, bajo el sistema del Imperio Romano cristiano, era un autcrata. Su posicin era similar a la de un gobernador de una zona civil y los lmites de sus territorios eran los mismos que los de un gobernador. Se le consideraba responsable de la disciplina y de la administracin de su dicesis y era frecuente el caso de que si desagradaba al emperador era despedido como si se tratase de un funcionario civil. Poda incluso convertirse prcticamente en gobernador cuando el gobierno central se debilitaba.En el proceso de descomposicin del Imperio Romano, los obispos, no slo fueron los depositarios de la autoridad poltica y salvaron sta en la crisis de las instituciones gubernamentales del Imperio, sino que ellos mismos se hicieron cargo de importantes funciones sociales que durante la vigencia del mismo estuvieron a cargo directamente del Estado. Tal sucedi con aquellas distribuciones de trigo y pan con que los emperadores aplacaban la efervescencia, siempre peligrosa, de la ingente masa de lumpen proletariado que constantemente se agitaba en la capital del Imperio. Un sntoma de la descomposicin econmica y social del decadente Imperio Romano era el empobrecimiento de las grandes masas de la poblacin, debido fundamentalmente a la desaparicin de los ingresos que proporcionaba el tributo que Roma exiga a los pueblos sometidos y que haba sido la base de una importante actividad comercial e industrial al servicio de los mecanismos estatales encargados del cobro, del transporte y de la distribucin de los productos recaudados. Consecuencia de aquella desintegracin fue el aumento de los indigentes. La asistencia a esta clase haba sido en la poca de expansin del Imperio Romano una de las misiones ms importantes del Estado. En la tarea colaboraban tambin las clases acomodadas. Al hundirse el podero de Roma y desorganizarse el sistema administrativo basado en la exaccin de tributos, se cerraron las fuentes de donde afluan los socorros a los pobres. Esta misin pas entonces a la Iglesia. Constantino la reconoci este importante papel, concedindole parte de los abastecimientos de trigo que hasta entonces el Estado dedicaba a tal fin. El testimonio del emperador Juliano, el ms encarnizado adversario del cristianismo en el siglo IV, revela el acierto con que la Iglesia supo sacar partido de esta situacin, pues dice aquel emperador que las actividades benficas de la Iglesia fueron uno de los medios ms importantes de que se vali para difundir la doctrina que l tanto detestaba. Muchos donativos que se hicieron a la Iglesia se destinaban a estos fines de carcter benfico. Una vez organizado el sistema episcopal, el Papa Simplicio dispuso que a partir del ao 465 las rentas de la Iglesia se dividieran en cuatro partes, una para los obispos, otra para la fbrica de la iglesia, otra para el sustento de los clrigos y otra para ser distribuida entre los pobres y los forasteros. 2. El origen del podero econmico de la Iglesia cristiana y su integracin en el sistema feudal Al llegar el siglo v haba aumentado extraordinariamente la propiedad de la Iglesia. Ya antes de esta poca Constantino concedi a la Iglesia el derecho de adquirir bienes. Desde la poca de los hijos de Constantino se inici la suspensin del culto pagano y empezaron a confiscarse los bienes de los templos paganos y su transferencia por donacin a los cristianos. Pronto la piedad de muchos cristianos y especialmente la debilidad de las mujeres fueron explotadas por el clero para obtener en detrimento de la familia donacionesmortis causaen favor de la Iglesia. Valentiniano I prohibi taxativamente (ao 376) a los clrigos y monjas que visitaran las casas de las viudas y hurfanos, declarando invlidas todas las donaciones y legados de viudas y dems mujeres en las que so protexto de la religin estuviesen interesados clrigos. No mucho despus, con objeto de evitar que familias enteras quedasen en la miseria, Teodorico el Grande dio disposiciones contra las donaciones de los feligreses a la Iglesia y a los clrigos. Durante el siglo v se implant la costumbre de nombrar heredera a la Iglesia cuando se careca de hijos y se hacan donativos de parte del patrimonio para la salvacin del alma. Este proceso determin desde el principio una tendencia de ndole econmica que impregn sustancialmente incluso las actividades espirituales de la Iglesia.El ideal de los cristianos primitivos se refugi en el ascetismo que origin la vida monstica. La sociedad cristiana medioeval especializ en l en cierta forma la eficacia moral con vistas a la salvacin. La funcin de los monjes era la de adquirir mritos para s y para los dems. De aqu las numerosas donaciones de que eran objeto. Se daba por supuesto que por medio de estos dones los fieles participaban en los beneficios de las mortificaciones y de los mritos que stas engendraban. Pero cuando los monasterios se hicieron ricos y poderosos administrando vastos dominios y dirigiendo un numeroso personal, el ideal monstico cedi forzosamente ante otras preocupaciones; la vida y el siglo de los negocios no es de anacoretas. En una sociedad en la que dominaban el inters y las pasiones, las costumbres monsticas degeneraron rpidamente; los desrdenes y las ambiciones hicieron su aparicin y de modo intermitente los reformadores reclamaban el retorno a la regla primitiva. Las rdenes religiosas pasaron as por una serie de alternativas entre el ascetismo y la relajacin.En este cuadro de fondo se comprende perfectamente que las costumbres de los clrigos difiriesen poco de las de los laicos. Los obispos y los abades son barones feudales. Nada distingue en conjunto a los prelados de los seores. "Rogamos a las gentes de Iglesia", peda Carlomagno en el ao 811, "que nos expliquen lo que entienden por renunciar al mundo y en qu pueden distinguirse a los que lo dejan de los que siguen en l." Los prelados se entregaban a las mismas usurpaciones y depredaciones que los seores laicos. Se arrogaban ttulos feudales y creaban verdaderas dinastas que transmitan sus poderes a sus hijos y a sus bastardos. Las costumbres eran duras, brutales, impulsivas, ms libres y menos afectadas que en nuestros das.Las gentes de iglesia no tenan una poltica ms dulce que la de los laicos; los siervos de la Iglesia no eran mejor tratados que los dems. Obispos y monjes administraban sus dominios tan duramente como los seores y exigan los diezmos y los tributos con anlogo rigor. La inmensa mayora de las sublevaciones de los campesinos se produjeron en tierras eclesisticas. La servidumbre persisti en stas ms tiempo que en las de los nobles y los reyes.La Iglesia no ha combatido nunca el principio de la esclavitud, como ms adelante veremos. Ha reglamentado su estado prohibiendo, por ejemplo, la venta de esclavos a los paganos, pero nunca ha suscitado dudas respecto a su legitimidad; los obispados y los monasterios la han utilizado sin escrpulos. "La paz de Dios" y la "tregua de Dios" instituidas en los siglos X y XI no fueron nunca inspiradas por sentimientos religiosos ni humanitarios, sino por la necesidad de proteger las tierras eclesisticas mal defendidas y a su personal y comitentes contra las depredaciones; y estas medidas tardas no tuvieron sino una limitadsima eficacia. 3. Desarrollo del podero econmico de la Iglesia La extensin de la propiedad territorial y la cuanta de la fortuna 'de la Iglesia durante la Edad Media y en los tiempos modernos no han sido conocidos nunca. La impresin que fluye de todas las fuentes es que fueron inmensas. Boissonade opina que la Iglesia lleg a poseer entre los siglos X y XI de un tercio a la mitad de la propiedad inmueble de la Europa occidental. Las referencias ms particularizadas concuerdan con esa apreciacin. En la Espaa medioeval, segn la documentacin visigtica y las actas legislativas de 1351 y 1428, el incremento de los bienes del clero era extraordinario. Una investigacin hecha con fines fiscales en 1656 declaraba que en los reinos de Castilla y Len una sexta parte de la propiedad territorial perteneca a la Iglesia. En Francia se ha calculado que a fines del siglo xv las rentas de la Iglesia eran apenas inferiores a las del Estado; en tiempos de Luis XIII la Iglesia parece haber posedo una tercera parte del suelo francs. En 1380 el Parlamento ingls denunciaba que la Iglesia posea una tercera parte de la Isla.Pero la influencia de la Iglesia se explica ms que por la cuanta de sus bienes por la influencia que ejerci la doctrina oficial de la misma sobre la propiedad de la tierra, aunque en realidad la teora y la prctica de la Iglesia respecto al patrimonio no son sino otros tantos aspectos de una misma cuestin. La Iglesia, gran propietaria, estimaba la propiedad de los fieles como una posesin fiscalizada por ella misma. Segn su punto de vista, el rico era un ecnomo por cuenta de la providencia divina y su oficio consista en dar limosna a los pobres. La fortuna era considerada por la Iglesia como un favor divino que los ricos deban compensar dando una parte a los monasterios y a la Iglesia administradora de los bienes de los pobres.Pero no era solamente la buena voluntad de los fieles o el inters pblico de sus fundaciones lo que atraa entonces recursos para el clero; existan adems otras prcticas importantes de carcter imperativo: la Iglesia tena derecho a una participacin en cada ejecucin testamentaria. Estaba tan generalizado el uso de los legados destinados a obras pas, que se estableci como norma entre los superiores eclesisticos o laicos el derecho a designar para tal fin una parte de los bienes de los que fallecan sin testar. El jesuista catlico Chnon explica este hecho del modo siguiente: "La Iglesia, que ha introducido en la Galia franca el testamento, desconocido por los germanos, exiga que todo fiel hiciese antes de su muerte algn legado piadosopor la salvacin de su alma o de lo contrario se le consideraba inconfeso."Los mismos siervos, para satisfacer este deber, obtuvieron el derecho de testar hasta la concurrencia de cinco sueldos. Tambin el testamento en la Edad Media, por lo menos en las regiones de derecho consuetudinario, era verdaderamente un acto religioso y con mucha frecuencia se calificaba como limosna. En el siglo IX las disposiciones testamentarios de orden civil haban sido accesorias. La parte principal de los testamentos eran las donaciones piadosas. Lo referente a la herencia en materia civil se regulaba por las costumbres locales. En los siglos XII y XIII las disposiciones de orden profano volvieron a adquirir en los testamentos la parte importante que contenan antes del siglo IX y las de orden piadoso pasaron a ser accesorias. Fue en esta poca cuando la intromisin en los testamentos adquiri carcter coercitivo, que se manifiesta en la equiparacin de abintestato e inconfeso, que implicaba la codenacin cannica de quienes no dejaban mandas piadosas.Cualesquiera que fuesen los usos locales de cada regin, dice Auffroy, en todas partes los confesores estaban armados de argumentos casi irresistibles para decidir a los penitentes a dejar una parte de sus bienes para la Iglesia. Tambin se vio algunas veces a los clrigos regulares y seculares disputarse el derecho de ocupar los primeros la cabecera de los enfermos. Un snodo de Pars de 1212 descubra los abusos de esta influencia que ejercan los confesores sobre los moribundos. La asimilacin entre intestados e inconfesos, al ser admitida por el derecho consuetudinario, vino a facilitar la intromisin clerical en materia testamentaria. Como en tales casos este derecho autorizaba la confiscacin de los bienes de quienes moran sin testar, en provecho del prncipe, castigando con ello la falta de confesin y no la falta de testamento, el clero intervena entonces para fabricar un testamento simulado que, evitando la confiscacin, salvaba la parte de la Iglesia y herederos. En la asamblea de Vincennes, de 1329, el legista Pierre de Cugnieres denunciaba estos abusos diciendo:"Los jueces eclesisticos pretenden hacer un inventario de los bienes de las personas que mueren sin testar, entrar en posesin de sus bienes muebles e inmuebles y hacer ellos mismos la reparticin entre los herederos que ellos mismos designan."El hecho era tan general que Thomassin form toda una doctrina justificativa de la intromisin de la Iglesia en los actos testamentarios, doctrina que ha estado en vigor al menos durante cuatro siglos. Segn Thomassin la Iglesia habra intervenido con todo desinters en los actos testamentarios con el fin de procurar la salvacin del alma del testador y de defender los intereses de los acreedores y herederos; estos fines habran sido, segn el mismo autor, evitar que los seores abusaran de los bienes de sus pecheros que moran sin testar, velar por que los individuos que fallecan restituyeran lo que haban mal adquirido, y salvar el alma del testador haciendo que legase a la Iglesia una parte de lo que l ya no podra hacer uso.Las exigencias fiscales de los monasterios y de los obispos no eran menos imperativas para las poblaciones que productivas para sus usufructuarios. Los diezmos, oblaciones y prestaciones que exigan los monjes y el clero secular se extendan a toda clase de productos de la agricultura y de la ganadera y gravaban tambin la actividad comercial e industrial. La jurisdiccin temporal del obispo de Pars daba a ste el derecho a una participacin importante en los recursos fiscales de la ciudad en competencia con el poder real, y un fallo judicial de 1407 confirmaba todava en su favor esos antiguos derechos episcopales. En los siglos XIII y XIV, la poca de emancipacin de los siervos y de prosperidad urbana, la Iglesia no dejaba de enriquecerse. La construccin de iglesias y abadas durante este perodo fue uno de los medios ms visibles y poderosos de atraer recursos a las cajas eclesisticas. Estos edificios ejercan entonces funciones de asistencia social y de concesin de crditos, con cuyo seuelo los titulares de aqullos atraan los auxilios pecuniarios. Es sabido, adems, que esas construcciones se prolongaban durante largos aos recurriendo en algunos casos a prestaciones personales de los fieles para erigirlos. Pero eran las creencias religiosas, ms poderosas que ninguno otro factor, la fuerza decisiva en este proceso en el que se origin la multiplicacin de edificios que corporeizaban, ennoblecidos por el arte, el podero creciente de la Iglesia. Precarios. Otro modo de apropiacin que ha tenido gran importancia en la gnesis de la propiedad de la Iglesia en la primera parte de la Edad Media, y cuyo carcter tiene singular inters, ha consistido en los contratos de precario, mediante los cuales los fieles hacan donaciones a la Iglesia de un bien raz que inmediatamente volva a adquirir el donante en forma de contrato censual a largo plazo. Siendo el contrato censual, jurdicamente considerado, una clase especial de locacin, por medio del precario se transformaba l.a propiedad plena de una tierra o explotacin rural en una forma de posesin. La Iglesia pasaba a tener el dominio eminente y el antiguo propietario transformado en precarista conservaba el usufructo. El precarista quedaba exento de las alternativas e incertidumbres de la economa agraria a cambio de la obligacin de pagar a la Iglesia un. censo fijo; la propiedad quedaba acogida al privilegio fiscal eclesistico, y la seguridad personal del productor quedaba as ms garantizada que en su condicin precedente.En la prctica este gnero de contratos se prestaba a mltiples combinaciones; puede, por lo tanto, habrsele asignado diversas clasificaciones jurdicas, como sucede en todos los actos del derecho medioeval; pero su funcin ha sido siempre la misma, la de contribuir a aumentar poderosamente las propiedades de la Iglesia por medio de, la desaparicin de propietarios libres. El derecho y el estado social de la Edad Media se prestaban admirablemente para esta clase de combinaciones; en el derecho medioeval no existan lmites precisos entre los contratos de locacin y venta: de ambos caracteres participaban los contratos censuales que iban involucrados en el precario.En ciertos casos los precarios sirvieron para la constitucin de rentas vitalicias, en dinero o en especie, durante la vida de los donantes. Despus de la muerte de stos las tierras quedaban de la propiedad de la abada. Esta combinacin parece haberse utilizado en los precarios contrados por los monasterios con cultivadores que carecan de descendientes, al llegar a una edad avanzada, los cuales, a cambio de la seguridad de una pequea renta, deban enajenar de por vida su fuerza de trabajo. A su muerte la tierra que haba sido suya pasaba a poder de la Iglesia y se supona que este donativo pstumo salvaba su alma. 4. El clero secular y regular desde el punto de vista de la economa feudal El catolicismo establece la distincin entre el clero secular y las rdenes religiosas en funcin del grado de renunciamiento. El clero secular renuncia solamente al matrimonio -vive en el siglo--; los religiosos renuncian, adems, a los bienes de la tierra y a la voluntad propia, quedando subordinados en cuanto a su economa privada y a la monstica, a la administracin de un ecnomo y de un superior. Segn esta teora de los grados de renunciamiento, la vida en comn y la pobreza son las caractersticas de las formas ms perfectas del estado clerical: la vida monstica.De toda la actividad econmica de la Iglesia medioeval, es la produccin monstica la que aparece como el hecho ms singular y de ms influencia en la evolucin social. Los monasterios se presentan como centros cada vez ms importantes de produccin agrcola y si los comparamos con los dems centros de produccin artesana o agraria de aquella poca -las ciudades y los seoros advertimos que fue necesaria la existencia de ciertas franquicias y garantas para que los ncleos de la produccin monstica pudieran subsistir y prosperar en medio del desorden y de la inseguridad generales. "Los benedictinos", dice Sorel, "crearon para sus necesidades un medio artificial privilegiado... En una poca en que los gobiernos no podan dar seguridades a las poblaciones, el prestigio religioso de los monasterios protega pequeas colonias pacficas." En realidad ese medio artificial privilegiado -primera condicin indispensable para la posibilidad de la produccin monsticano fue solamente debida al prestigio religioso de los monasterios; parece haber sido obtenido o elaborado por mtodos muy semejantes y a veces iguales, a los puestos en prctica por los municipios para conseguir los fueros que hicieron posibles los progresos de la economa urbana.Los monjes fueron a menudo los prestamistas de reyes y de prncipes, lo que permite suponer que la existencia de sus privilegios puede explicarse por medio de convenios pecuniarios; del mismo modo es frecuente durante la Edad Media ver ciudades que obtienen esos privilegios mediante anticipos de dinero a los poderes reales o seoriales en trance de necesidad. Los procedimientos empleados por estos poderes con los bienes de la Iglesia autorizan a dudar de que su benevolencia con ella haya sido siempre gratuita. Pero los privilegios fiscales y la seguridad no constituyen los nicos rasgos del medio peculiar creado para las instituciones monsticas. Ante los particulares disponan adems de ese prestigio fundado en las creencias y en el carcter mstico atribuido a la limosna y era este aspecto de la institucin y de sus obras el que influa para atraer los capitales, las tierras y la mano de obra que venan a formar, frecuentemente en forma gratuita y voluntaria, la base material de las fuerzas productivas que han desarrollado la economa monstica.Esta mezcla de motivos utilitarios y piadosos se descubre constantemente cuando se estudia la historia de la economa eclesistica sin que sea posible escindirlos. Juzgados objetivamente con abstraccin de. intenciones, la creencia en lo divino y en lo sobrenatural, la fe en Dios y en los milagros, aparecen como indudables y potentes medios de acumulacin en la gnesis de la propiedad eclesistica.En la formacin de ese medio artificial y privilegiado en que han desarrollado su actividad los monasterios, la influencia espiritual de los papas ha sido un factor decisivo. Desde fines del siglo IX se generaliz la costumbre de solicitar la proteccin de la Santa Sede para los nuevos monasterios que se fundaban. Las posesiones atribuidas a ciertas instituciones monsticas fueron consideradas como bienes del patrimonio de San Pedro, y como reconocimiento del dominio eminente as concedido al apstol, estaban gravados con un censo anual en favor de la Santa Sede. Con esta institucin del censo apostlico que subsisti hasta el siglo XVI vena a establecerse algo semejante en el gobierno interno de la Iglesia a la norma que rega las relaciones entre el poder pontifical y los reyes. La Santa Sede pasaba a tener el dominio eminente y los monasterios le pagaban un censo. Por consiguiente tambin en la proteccin dispensada por la Santa Sede a los monasterios se descubre el mismo doble aspecto: uno econmico y bien definido, que consiste en el uso fiscal que una a la Santa Sede y a los monasterios, y otro de sentido puramente espiritual que supona suficiente la atribucin del dominio eminente de un establecimiento religioso a la Santa Sede, para garantizar su seguridad y su inmunidad fiscal.La eficacia de la proteccin que dispensaba la Santa Sede se fundaba a su vez en la eficacia de las censuras espirituales por medio de las cuales el Papa poda conminar a los reyes y a los seores y deponer a los funcionarios civiles que osaban usurpar o atacar las propiedades que amparaba la Santa Sede.La sumisin directa de los monasterios al Papa fue un arma poderosa en la lucha entre el pontificado y el emperador y origen de la pugna entre el clero secular y regular. En la prctica, la proteccin aspostlica tena como consecuencia que los monasterios censatarios escapaban a la jurisdiccin de los obispos para depender directamente de la Santa Sede, llegando a constituir en toda Europa un dominio pontifical de carcter particular. Con el desenvolvimiento del monaquismo se desenvolva y afirmaba la autoridad pontificia. Las rdenes mendicantes en el siglo XII proporcionaron a la Santa Sede los telogos que adulteraron la verdad histrica para dar forma definitiva a la teora del poder pontifical afirmando la soberana del Papa sobre los reyes y obispos. En este caso la teora no haca ms que reflejar, exagerndola, la realidad contempornea que tuvo su culminacin en la Guerra de las Investiduras. En los primeros siglos de la Edad Media los monasterios se acogan a la proteccin del poder real, nico que entonces poda garantizar su seguridad. Pero al debilitarse la autoridad real el prestigio creciente de la Santa Sede hizo sustituir la proteccin regia por la apostlica a partir del siglo IX. Despus de la Guerra de las Investiduras la proteccin apostlica tendi a adquirir un carcter ms estricto y ms independiente del poder civil. No solamente monasterios, siervos y reinos se acogieron a ella y pagaban el censo apostlico. Las pequeas monarquas de los siglos XI y XII, los seoros de toda especie, queran asegurar su independencia o defenderse de las corporaciones limitando su soberana con el mismo lazo censual que una las instituciones monsticas a la Santa Sede.Aunque la tutela del Papa sobre los monasterios variaba segn los casos y materias -se permita su intervencin en las elecciones abaciales y en la administracin de los bienes su contraparte sola ser el poder conferido a los monjes para elegir el abad sin la intervencin episcopal ni de los laicos poderosos.Cuando este mecanismo estuvo consolidado la poltica gubernamental de los papas en los ltimos siglos de la Edad Media consisti en oponer las rdenes monsticas, estrictamente identificadas por sus intereses y su obediencia con la Santa Sede, frente al poder de los obispos, ponindolas al mismo tiempo en concurrencia con el clero secular en lo referente a la explotacin del culto y de la generosidad de los fieles.Entre el clero regular y el secular sucedi una larga y acerba concurrencia en que los monjes, fortificados en su riqueza y en su autonoma, lanzaban continuos ataques al presupuesto de las parroquias del que los curas vivan.Del mismo modo la lucha entre la nobleza secular y la nobleza eclesistica arreci violentamente durante la Edad Media. Los reyes, los seores y los barones pasaban una parte de su vida saqueando los dominios eclesisticos y haciendo la guerra a las abadas, a los cabildos y a los obispados. En 1246 se estableci una verdadera liga entre los seores del norte y del oeste de Francia asociados con campesinos y burgueses, contra las pretensiones del clero. Sus palabras y sus actos son de una audacia desconocidas hoy. La guerra reinaba de un extremo a otro de la escala social entre laicos y clrigos. En el extremo inferior el noble menesteroso envidiaba las riquezas de la Iglesia que eran para l la fuente ms abundante de botn; ejerca un constante bandidaje sobre los bienes y las personas eclesisticas sin mostrar ms respeto por los hombres que por las cosas. En el extremo superior de la escala social los grandes barones teman por su soberana; continuamente en guerra con los obispos y los abades, incendiaban las iglesias y los monasterios, confiscaban sus tierras, se apropiaban sus hombres, sus siervos y sus esclavos.5. Posicin terica de la Iglesia respecto al trabajo manual durante la Edad Media Numerosos historiadores catlicos sostienen hoy que durante la Edad Media la Iglesia exalt la dignidad del trabajo manual. El jesuita Hartmann Grisar afirma explcitamente este hecho. Segn l la Iglesia haba ennoblecido el trabajo manual en oosicin al concepto despectivo que de l tena la antigedad. El benedictino H. Leclercq, pretendiendo estudiar el asunto con relacin al estado social que implicaba la economa antigua, llega a una conclusin semejante: ."El cristianismo", dice, "contribuy ampliamente a la expansin industrial por el respeto y el inters que concedi al trabajo manual y por este medio a los intereses econmicos"; y del precepto que figura en las epstolas de San Pablo, segn el cual "quien no quiere trabajar no debe comer", deduce: ."No es tanto el ejercicio del trabajo manual como su rehabilitacin lo que ha sido la obra del cristianismo." La revolucin moral que fue el resultado no es dudoso, pero la revolucin econmica no fue menos real ni menos eficaz. Este supuesto de la doctrina catlica cae por su base si se tiene en cuenta que no ha existido tal expansin industrial, ni tal rehabilitacin del trabajo manual, ni tal revolucin econmica mientras dur la influencia de la Iglesia sobre la economa antigua y la medioeval; y si al final de la Edad Media, poca a que no alcanza el lmite cronolgico de la obra de Leclercq, se produjo la revolucin econmica que desemboc en el advenimiento del sistema capitalista, ello ocurri sin que el trabajo manual dejase de ser considerado vil. xLos padres de la Iglesia, en las postrimeras del Imperio Romano, aconsejaban la sumisin de los esclavos. El resultado de su influencia se limit a que la condicin de aqullos fuese dulcificada, lo que por otra parte contribua a evitar la rebelda, y aun en este aspecto habra que hacer notar que esta legislacin benigna para la mano de: obra servil del tiempo de los Antoninos volyi a su antigua severidad con Constantino en la poca del cristianismo triunfante.Los doctores de la Iglesia medioeval tambin encontraban justificada la esclavitud. La modificacin que Santo Toms produjo en ella fue la opinin de que el esclavo estaba sometido temporalmente al amo; pero que su espritu era libre y deba tener libertad para ejercer la caridad con el prjimo. Si recordamos que en la misma poca la Iglesia desligaba a las personas de los lazos feudales cuando stos representaban un obstculo para la realizacin de actos favorables a las instituciones eclesisticas, advertimos que esta modificacin introducida por el Dr. Anglico en la teora de los antiguos sobre la esclavitud no era una simple especulacin teolgica sin relacin con los intereses temporales de la Iglesia.En los tiempos modernos la Iglesia Catlica sigui la tradicin esclavista del cristianismo primitivo: en el siglo XVI, consultados por el Consejo de Indias, los jesuitas encontraban legtima la esclavitud de los negros en Amrica. La existencia de ciertos escritores dominicanos que pensaban de otro modo prueba que la Iglesia no tena doctrina contraria a la esclavitud, ni aun entonces en que ella misma explotaba gran nmero de esclavos en sus establecimientos religiosos de Amrica: "Tanto en los siglos XVII y XVIII como en el XVI", dice Georges Scelle, "el papado no conden la trata negrera ni la esclavitud, ni tom partido contra estas instituciones."El estudio cada vez ms completo de sociedad durante la Edad Media conduce a la conclusin de que en general la Iglesia no tuvo influencia alguna en la emancipacin de los siervos; y cuando esa influencia es visible accidentalmente, como en el caso de los sainteurs del Henao, la vemos utilizando un procedimiento parecido al de la proteccin apostlica: los siervos se emancipaban total o parcialmente del dominio seorial para pasar a contraer ciertas obligaciones pecuniarias, personales o hereditarias hacia el clero de la Iglesia o monasterio a que perteneca el santo bajo cuya proteccin se colocaba. La Iglesia no daba nunca gratuitamente esta proteccin.6. Reclutamiento de la mano de obra para la explotacin de los bienes de la Iglesia Al estudiar la organizacin del trabajo en los monasterios los autores catlicos han tratado de justificar la obligacin de trabajar basndose en consideraciones religiosas y en los textos sagrados; pero lo cierto es que en la primera fase de la vida monstica los monjes se vieron precisados a subvenir directamente a sus necesidades mediante el trabajo propio. Sin embargo, cuando las comunidades se desarrollaron los monjes hicieron trabajar para ellos a sus siervos y esclavos.La Iglesia, en general, no estaba en condiciones de explotar por s misma los bienes adquiridos por los diversos procedimientos antes mencionados, que en gran cantidad vinieron a engrosar su patrimonio. En muchos casos, razones de ndole econmica no aconsejaban a la Iglesia su explotacin directa, debido a que las donaciones que se le hacan en gran cantidad de muchas pequeas parcelas haban creado una propiedad diseminada. De ah que buena parte de ellas se entregasen para su explotacin a otras personas, con lo cual de antemano existieron las condiciones naturales para la implantacin de las formas de economa propias del gran dominio seorial. De esta suerte la Iglesia ingres desde muy pronto en el rgimen de seoro. En los ltimos tiempos del Imperio Romano otorg numerosas concesiones de tierra, unas por tiempo limitado, otras con carcter hereditario y las dems en aparcera.Por otra parte, entre los siglos VI y X la Iglesia hizo numerosas adquisiciones de esclavos que le eran donados junto con las tierras. Este gnero de donaciones continu durante toda la Edad Media; pero con menos frecuencia que en ese perodo. Entre los siglos X y XIII abundaron los casos de individuos que se daban ellos mismos como siervos a los establecimientos religiosos; la mayora eran libres y lo hacan voluntariamente. En la mayor parte de los casos esta sumisin voluntaria de la libertad personal a la Iglesia llevaba consigo la enajenacin en favor de la misma de los bienes del nuevo siervo eclesistico.Las circunstancias mencionadas explican que las instituciones monsticas, aun en los tiempos primitivos del gran entusiasmo religioso, no dejasen de usar y de explotar la mano de obra servil. En los siglos V y VI, segn el benedictino Besse, los monjes recurran a los servicios de jornaleros, y agrega que otros domsticos y esclavos tenian a su cargo los trabajos ms duros. El uso de trabajadores asalariados y de esclavos se haba generalizado en esa poca en los monasterios ricos que posean vastas extensiones de tierras. Hablando de la vida monstica en el siglo XI, dice el mismo autor: "No se dedicaban todos los religiosos indistintamente a las mismas tareas,sino que se tenan en cuenta el vigor y las aptitudes de cada uno. Los analfabetos eran capaces de soportar una tarea ms larga y ms pesada que los otros, hacan las diligencias en el exterior para el servicio de la casa, realizaban los trabajos ms pesados que exigan brazos vigorosos y una gran resistencia a la fatiga. Deban ser los jornaleros (hommes de peine) de la comunidad." y completa esta informacin agregando ms adelante: "Los trabajos agrcolas ms duros no los hacan ordinariamente los monjes de acuerdo con la misma regla benedictina."San Agustn, en su tratado De Opere Monachorum.. distingue claramente la obligacin del trabajo manual segn la condicin social de los monjes. Deban dedicarse a l los que antes haban sido esclavos y agricultores o artesanos, porque de lo contrario, opinaba el obispo de Hipona, se corra el riesgo de que esa clase de personas considerasen la vida monstica como una gran ventaja sobre su vida anterior y no como una penitencia. Los monjes de distinta condicin social, es decir, los ricos, podan dedicarse al trabajo manual, pero no deban ser forzados si tenan aversin por l. La opinin de San Agustn fue adoptada por Santo Toms, quien en ste como en tantos otros puntos de su doctrina, se inspira en los escritos de aqul.Este criterio de la Iglesia respecto al reclutamiento de la mano de obra para las explotaciones de sus bienes es la consecuencia inevitable de la estratificacin de sus componentes en diversas clases sociales, en forma similar a la organizacin jerrquica de la sociedad civil una vez que la Iglesia se enriqueci.Desde la invasin de los brbaros las castas dominantes, tanto de los vencedores como de los vencidos, encontraron fcil acceso a los grados superiores de la jerarqua eclesistica, tanto de la clereca secular como de las instituciones monsticas. "Con el desarrollo de la organizacin episcopal la Iglesia Catlica no slo haba adquirido un carcter aristocrtico, sino que sus representantes materiales, los jefes eclesisticos, desde la poca romana se haban transformado en grandes seores territoriales. Precisamente estos obispos pertenecan a familias aristocrticas romanas y por ello disponan de antemano de grandes propiedades rsticas... Por otra parte se dio en el siglo VI el caso de que condes y dignatarios palatinos fuesen especialmente apoyados por el rey y la reina en las elecciones de obispos y que obtuvieran el cargo gracias a esta recomendacin", dice Alfonso Dopsch.La gran participacin de la nobleza feudal en las instituciones monsticas ha sido sealada por varios autores. Edgard Boutaric dice que en el sur de Francia la mayora de los obispos y abades pertenecan a familias nobles y cita numerosos ejemplos de su turbulencia y otros atropellos. Un autor ingls que ha estudiado la historia interna del monaquismo medioeval llega a la conclusin de que el personal de los monasterios de monjas inglesas "era reclutado casi totalmente entre las clases ricas. Eran esencialmente instituciones aristocrticas", y seala expresamente la exclusin de las mujeres pobres que, dice el mismo autor, slo eran admitidas en calidad de conversas. La literatura alemana sobre el tema contiene referencias anlogas. Tambin los textos legislativos de la Espaa medioeval denuncian los sentimientos nada evanglicos de los prelados feudales del pas, y un adagio popular espaol revela que los segundones de las casas nobles, cuyo patrimonio se vinculaba al primognito por la institucin del mayorazgo, deban optar por ingresar al servicio de la Iglesia, de la corte o de las instituciones armadas: "Iglesia, mar o casa real".Montalembert se complace en sealar que la mayor parte de los fundadores de rdenes religiosas y la mayora de los abades pertenecan a la nobleza feudal.El modo como los nobles entendan la vida religiosa aparece claramente en la organizacin de las rdenes religioso-militares de los Templarios y en los hechos que constituyen su historia. En la Orden del Temple existan dos clases de religiosos: losfrres de conventy losfrres de metier: los primeros eran nobles, los segundos "eran de un rango inferior, constituan el personal domstico y agrcola de las encomiendas; solamente ellos se dedicaban al trabajo manual". Estos miembros de la Orden procedan de la clase de los trabajadores rurales y llegaron a sumar los nueve dcimos del total de los monjes que la componan.Se haba credo que este tipo de organizacin monstica era exclusivamente propia de los Templarios, tal vez atribuyendo excesiva importancia al carcter militar de la congregacin; pero el estudio del funcionamiento de la produccin monstica en las dems rdenes no autoriza tal distincin. Segn Fleury fue San Juan Gualberto, en el monasterio de Valombrosa, quien haba destinado al trabajo manual una clase especial de monjes fundndose en que stos eran analfabetos y que no podan desempear el servicio del culto. Estos monjes fueron con el tiempo llamados conversos. Si su condicin de clrigos puede haber sido controvertida por algunos canonistas que los consideraron laicos, su existencia se comprueba en todas las rdenes y sus funciones han sido las mismas que las de los frres de metier entre los Templarios.Segn el benedictino Berliere los conversos y sirvientes constituan con frecuencia una fuerza importante en los grandes monasterios. La abada de Villers, en Brabante, con sus diez mil hectreas y sus mil doscientos censatarios, sostena en el siglo XI a cien monjes y a trescientos conversos. Estos datos nos indican que los monjes verdaderamente pertenecientes al orden monstico y que segn las reglas cannicas deban llevar una vida perfecta que en la prctica expresaba la vida ociosa de la nobleza monacal, eran una pequea minora en relacin con la cantidad de trabajadores que sostenan la vida de los monasterios. "Los conversos", dice D'Arbois de Jubainville, "que se reclutaban entre la desgraciada poblacin rural, encontraban a menudo en los monasterios una mejora de sus condiciones materiales de vida."Yaunque, como hemos visto, se trataba de justificar la divisin jerrquica en la incapacidad de los conversos analfabetos para los trabajos encomendados a los monjes, es lo cierto que la regla monstica adoptaba todas las precauciones necesarias para fomentar la ignorancia entre las clases ms modestas. As, elUsus Conversorumprescriba la ignorancia de los conversos: "Ninguno", dice, "debe tener libros ni aprender nada fuera del Padrenuestro, del Credo y del Miserere, y de lo que se ha establecido para ellos; y esto deben aprenderlo de memoria, no por libros." Esta prescripcin se completaba con otras no menos rigurosas que establecan que ningn nio pudiese recibir instruccin en las abadas, si no era monje o novicio, o pasaba de quince aos de edad.Siempre de acuerdo con la filosofa monstica generalmente aceptada, Fleury, el historiador catlico que ha tratado con mayor franqueza estas cuestiones, hace la siguiente reflexin: "Esta distincin entre los religiosos ha sido una gran causa de relajamiento. Los monjes del coro, considerando a los hermanos legos como inferiores, los han considerado ignorantes y rsticos, destinados a realizar servicios subalternos y ellos mismos se han considerado como seores, pues no otra cosa significa el ttulo de don, abreviatura de dminus o domus que en Espaa y en Italia se aplicaba a los nobles y que a los monjes se aplic a partir del siglo XI."Esta forma de explotacin de los bienes abaciales por conversos sometidos a un rgimen de vida inferior al de los monjes parece haber sido la dominante hasta la segunda mitad del siglo XIII. En esta centuria y durante la siguiente entraron en decadencia econmica las abadas cistercienses; los conversos desaparecieron de las explotaciones y se pas al sistema de arrendamientos. En lugar de esta mano de obra unida a las instituciones monsticas por el voto religioso y sometida a una disciplina especial, predominaron los censatarios unidos a las mismas por simples lazos contractuales puramente econmicos y jurdicos.Esta transformacin que se registra en el rgimen de explotacin de los bienes de la Iglesia se produce paralelamente a la transformacin similar que en la misma poca se refleja en la explotacin de lademesneseorial. La sustitucin del cultivo directo por el arrendamiento fue provocada, como hemos visto en captulos anteriores, por el desarrollo de la economa monetaria.En la misma poca se registra en las instituciones eclesisticas la penetracin de la burguesa naciente que, como en la vida civil. empieza a desplazar a la nobleza de su posicin preponderante. A fines del siglo xv la mayora del episcopado francs se reclutaba entre las familias de la burguesa legista y financiera. En la misma poca se exigan ttulos universitarios al clero de segundo grado. Casi todos los jefes del clero eran entonces hombres de negocios y hombres de leyes. Durante el siglo siguiente el contraste de clases en el seno de la Iglesia reproduca exactamente el estado de cosas existente en la sociedad civil: en los puestos superiores una oligarqua intil y a menudo perjudicial devoraba las rentas eclesisticas, mientras en la base de la pirmide jerrquica contrastaba con esta plutocracia clerical la pobreza de los curas parroquiales.En Espaa, una de las acusaciones frecuentes de las burguesas concejiles contra los judos antes de 1492 era precisamente la de intrusin de los capitalistas de esta raza en la economa eclesistica. El texto ms explcito es del ao 1469 y dice que "muchos perlados y otros clrigos arriendan sus rentas e diezmos a ellos pertenecientes a judos e moros e entran en las iglesias a partir los diezmos e ofrendas en gran ofensa e injuria a la Iglesia..."7. Administracin de los bienes de las abadas El contenido de la economa monstica era por su forma de administracin totalmente distinta del de la seorial; era un sistema econmico autnomo. La economa monstica ha sido una organizacin del trabajo colectivo bajo una direccin nica, con reglas precisas de disciplina, con fines de apropiacin en comn, fundado en la limosna. La economa seorial fue, por el contrario, un conglomerado de productores sin direccin, anrquico en cuanto al orden de la produccin que se haca con fines de apropiacin seorial y se fundaba en los medios feudales de adquirir. La formacin de la riqueza, la participacin de los productores, el contenido contractual de los lazos que unan a stos y el proceso de descomposicin que los condujo a la ruina han sido en una y en otra economa totalmente diferentes. El castillo feudal era el centro de accin o de reposo del seor depredador y del consumidor magnfico; la economa monstica era especialmente una organizacin de produccin.Cada abada era una unidad econmica sin relacin de dependencia con las dems de la Orden. Incluso los prioratos, que generalmente dependan en forma ms estrecha de alguna abada, tenan su presupuesto independiente, administraban de modo autnomo sus recursos y colocaban directamente los sobrantes de sus capitales. Solamente a veces estaban obligados a pagar un censo a la abada de que dependiesen. Es cierto que las abadas se ayudaban a veces unas a otras en caso necesario; pero esto prueba la independencia del patrimonio de cada casa. Sin embargo, no exista una caja comn en cada monasterio, con cuyos fondos se atendan a los diversos servicios del mismo, sino que a cada servicio se le asignaba una parte de los capitales colocados: determinados inmuebles, determinadas rentas se adscriban de una manera definitiva a la despensa o al limosnero y de esta manera el conjunto de los servicios se encuentra asegurado por una organizacin sumamente sencilla, la distribucin de los recursos sin una administracin central. Es como si hoy, dice Genestal, cada ministerio tuviese expresamente asignados los recursos de impuestos determinados y exclusivos o los impuestos percibidos en determinadas partes del territorio.Estos servicios diversos, juntamente con la dotacin que les est asignada, constituyen lo que se llaman los oficios, cada uno de los cuales est dirigido por un oficial que lleva el nombre adecuado a sus ocupaciones. Estos nombres varan de un monasterio a otro y las mismas funciones no llevan el mismo nombre en todas partes, as como las diversas ramas de la administracin no estn siempre distribuidas de la misma forma entre los oficiales. Por ejemplo el vestuario est encomendado alcamerariusen Sainte Catharine de Rouen, al secretario en En y alelemosinariusen .Jumieges. Por otra parte, los servicios son ms o menos numerosos segn la importancia de cada monasterio y algunos servicios pueden incluso faltar completamente.Este sistema de administracin descentralizada dio lugar a abusos de parte de los beneficiarios de los oficios, puesto que con el tiempo dejaron de considerarse simples administradores y se apropiaron las rentas adscritas al oficio con la sola carga de pagar los gastos de ste.Para Normanda el siglo XIII parece ser el perodo de transicin del sistema de oficio al de beneficio. Los registros episcopales de la dicesis permiten observar este proceso de conversin, porque constantemente el arzobispo reitera a los oficiales la necesidad de llevar cuenta escrita, y rendir cuenta de gastos de los fondos confiados al abad, ayudado por una comisin de monjes. La reiteracin de la orden demuestra que no era observada.Es evidente que, jurdicamente al menos, en esta poca los bienes estn an afectos al oficio y no al oficial; pero si no rinde cuentas ser suficiente que pague los gastos del oficio y no se le pedir cuenta del excedente de las rentas, si lo hay. De hecho se encuentra en la situacin del clrigo secular al que se le concede el beneficio como retribucin de sus funciones, como sueldo podramos decir .En realidad hay desde entonces beneficios regulares como los hay seglares. Parece que el obispo de Normanda luch sin xito contra este estado de cosas.La historia de los benedictinos se presenta como ejemplo clsico de la historia monstica por su larga duracin, por la importancia que en todo tiempo ha tenido la Orden y porque las normas administrativas establecidas en su regla han servido de modelo o han sido simplemente adoptadas por las dems instituciones monsticas. Segn las crnicas de Cluny, en el siglo XII ms de dos mil establecimientos diversos entre prioratos, monasterios e iglesias dispersos por Europa prestaban acatamiento a la central cisterciense. A fines de la Edad Media se calcula que existan en Francia seiscientas abadas benedictinas con sus casas filiales respectivas y que alcanzaban a formar las ocho dcimas partes del total de los monasterios y prioratos franceses. Todas estas instituciones estaban principalmente situadas en el norte y centro de Francia.En 1151 el Captulo General del Cister dispuso que no se fundaran nuevos monasterios, porque el nmero de los que entonces tena la Orden, con solamente medio siglo de existencia, ya era de quinientos establecimientos religiosos. Sin embargo, parece que el nmero de abadas no dej de aumentar y se anotan las cifras de 530 y 694 establecimientos que acataban la disciplina cisterciense en los aos finales de los siglos XII y XIII, respectivamente.Parece que el gran impulso de creacin y dotacin de monasterios nuevos no se registra ya en el siglo XIII. Los siglos XI y XII son los que han visto nacer en suelo normando la mayor parte de los monasterios que existan hasta la revolucin. En el siglo XIII las abadas existentes siguen viviendo, pero su patrimonio no aumenta como aument en pocas anteriores en extensin considerable.El estudio que ha hecho el jesuita E. De Moreau sobre la vida econmica de la abada cisterciense de Villers, en Brabante, durante la poca del apogeo de la Orden, nos permite formular una idea bastante satisfactoria de la importancia que ha podido tener cada uno de esos establecimientos religiosos en la economa medioeval. Las tierras de dicha abada alcanzaban una extensin de diez mil hectreas. En 1272, por medio de los sistemas de crdito establecidos, unas doscientas setenta y nueve personas reciban rentas y pensiones de esta institucin. Unos 1200 censatarios, en su mayora pequeos agricultores, dependan del dominio eminente que la abada conservaba sobre su tierras.Los monasterios cistercienses deban ser fundados lejos de los lugares habitados, como estaba prescrito en el artculo 1 de sus estatutos, y esta particularidad era muy adecuada para favorecer su accin colonizadora. Es muy probable que se eligieran con preferencia los puntos de interseccin de las grandes vas de comunicacin entre los centros poblados, tanto por la necesidad de medios fciles de transporte para expedir hacia los mercados urbanos el excedente de la produccin monstica como con el fin de atraer a los peregrinos que visitaban las reliquias, cuyas donaciones constituan en las abadas una fuente importante de recursos.El predominio de tierras incultas, provenientes de familias nobles en la mayora de los casos, entre las donaciones que formaban el ncleo primitivo del patrimonio de la abada de Villers, permite suponer que las prescripciones de los estatutos sobre la situacin aislada de los monasterios no se inspiraron solamente, como cree Moreau, en el deseo de encontrar la paz y el recogimiento. Aquellas donaciones, sin duda procedentes de grandes propietarios de tierras que solamente tenan un valor de uso, debieron ser hechas con el fin de valorizar las restantes una vez que la obra colonizadora monstica empezara a dejar sentir su efecto en la religin. Los redactores de los estautos debieron calcular esta colaboracin interesada de los propietarios viendo en la situacin excntrica de los monasterios el medio indicado de tener la base territorial gratuita para fundarlos o de extender tambin gratuitamente la que ya posean.La distancia de dos leguas que, de acuerdo con los estatutos, deba existir entre cada una de las explotaciones monsticas autnomas, contribua tambin a extender el radio de accin de esos establecimientos en la economa rural. Tanto esa prctica como el azar de las donaciones explican la dispersin de las tierras que se observa con frecuencia en los inventarios de los bienes que las abadas poseyeron.La influencia de los monasterios en la colonizacin de Europa y su importancia en la economa agrcola precapitalista es un hecho superabundantemente probado; pero la accin no fue menos decisiva para la formacin de centros urbanos. En Pars, por ejemplo, las poblaciones primitivamente reunidas en torno de las iglesias y conventos desempearon un papel principal en la formacin de la ciudad. Fueron esos ce