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Acusacion Ascencio Rodriguez Ohiggins Mercurio Peruano

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  • ACUSACINPRONUNCIADA

    ante el Tribunal de Jurados de Lima

    JSJD nr. n. jv^jr jscejtciCONTRA

    el ^'ALCATVCE al MDRCTRia FERrANa^?PUBLICADO

    POR D. CARLOS rodrguez,

    _ ^ . Y DENUNCIADO

    l^w el (Sran jwatcal titl 3^txv

    Cceca invidia est, nec quidquam aliud scitquam detrectare virtutes.

    TiT. Liv,

    IMPRENTA DE MASAS.LIMA. -1833.

  • wNOTA, El 'pasaporte inserto en la pajina S se puso porequivocodon en hfir de ctro ajo ^ci crden del senadoconservador de Chik, que se encuentra en h yajine 91. temoelprimero de estos dccun entes se refere a hechos nui interesan-tes pera la naden I ene na, el lector hallar unanarradondeellos en el apndice prometido.

  • ADVERTENCIA PRELIMINAR.El discurso que damos luz ha parecido jeneralmen-

    te digno de llamar la atencin del pblico, tanto por la vin*

    dicacion completa que encierra del carcter y conducta

    de uno de los defensores mas ilustres de la Independencia

    Americana, como por los muchos pormenores interesan-

    tes que en l se encuentran relativos la guerra de la In*

    dependencia en Chile. Para la intelijencia del negocio

    que este papel se refiere, los Editores han credo oportu-

    no referir sumariamente las circuntancias que han dado

    lugar esta ruidosa cuestin. En 10 de Abril de 1833 pu-

    blic D. Carlos Rodrguez en esta capital, y bajo el titu-

    lo de "Alcance al Mercurio Peruano," uno de los libelos

    infamatorios mas escandalosos, mas groseros y mas infun-

    dados que han profanado jamas el arte de la imprenta,contra el Gran Mariscal del Per D. Bernardo O'Higgins*

    Denunciado por este, en el primerjuicio se declar habei; lu^

    gar formacin de causa.Pas lo actuado al juez de primerar

    instancia, y habiendo este mandado recojer los ejemplares

    y exhibir el orijinal, D. Tadeo Lpez, nico impresor de

    Lima que quiso cargar con la ignominia de dar luz estapublicacin, pues todos los otros la reusaron, se escus

    firmar la dilijencia y entregar el orijinal y los ejempla-res. Conminosele con las carceletas, las que en efecto

    fue conducido despus, por haber entregado el orijinal di-

    minuto, siguindosele parte una causa que se desglos de

    la principal, y de que no es nuestro nimo ocuparnos. Alcabo apareciendo como autor D. Carlos Rodrguez, com-

    pareci y reconoci su firma, y en 5 de Mayo recus al Ur,,

  • ^II

    Benavente, que hasta entonces habia obrado como juez deprimera instancia. Este digno majistrado, llevando unpunto exesivo su delicadeza, puesto que la recusacin erainadmisible, se acompa con D. Francisco Rodrguezpiedra; el autor denunciado insisti en la separacin ab-soluta; pas el negocio al fiscal, quien opin que la recu-sacin pugnaba directamente con la le de imprenta; latrat de descabellada y absurda, y se opuso su admisin.Intervinieron varios tramites en este incidente, hasta queconformndose el reo con que actuase solo en este nego-cio el Sr. Rodrguez Piedra, otorg fianzas en 27 de Ju-nio para evitar la captura, dando por fiador D. Jos Cop-pola. No habiendo ya inconveniente ni obstculo para elsegundo juicio, se present al reo la lista de jurados, y en10 del mismo mes pidi que se recibiese la causa prueba.Tan absurda pretensin fie rechazada por el jente fisca!

    y por el juez, de cuyo fallo apel Rodrguez ante la Corte(Superior. Esta confirm el pronunciamiento del inferior.Aqui nos es forzoso detenernos algn tanto en examinar unincidente que ha dado lugar que el Dr. D. Paulino Rol-dan, defensor del reo, publicase un articulo en el "Tel-grafo de Lima," nm. 349, en que ataca este proveido,fundndose en el tit. 2 art. 8 de la ley de imprenta, quedeclara libre de toda pena al autor editor, que en algn

    escrito imputase delitos cometidos contra algn empleado

    corporacin en el desempeo de su destino si probasesu aserto. Dice el Dr. Roldan que se encarg de la de-

    fensa de Rodrguez, penetrado de que deba ser absuelto

    con arreglo las leyes vijentes, y toda esta penetracin

    se fundaba en que su cliente le dijo que probaria los he-

    chos que aducia en su impreso plenitud testimonial ins-

  • III

    ferumentalmente. s miii estrao que el simple dicho deun hombre, cuya produccin anuncia en todas sus clausu-

    las no solo la maldad mas refinada sino el destemple cere--niosa indicacin del libelista sobre su brincada elevacin^fortificar la defensa con el solemne testimonio del Congre-so de esta repblica, el que acreditando su inters por el es-plendor de la justicia, confirm la gracia d spensada al jene-ral O'Higgins, espresando ser bien merecida por i\ funda-dor de la repblica de Chile, y el man digno y esforzadoamigo de la libertad del Per, El libelo no hay duda hasido escrito con el designio de deslucir el decreto del Con-greso Peruano, supuesto que solo en el Per ha osado Ro-drguez derramar el veneno de su calumnia, y hacerlo pu-blicar en papeles por todos sus ngulos. Rodrguez diceque lo que ha provocado su libelo ha sido el artculo in-serto en el Mercurio del 6 de Abril firmado por dos chile-nos. Por qu no contest en los mismos trminos otrospapeles mas fuertes en favor del jeneral publicados en lacapital de Chile en julio de 1830? Oidlos y conoceris ladiferencia.

    A la ]\ac011Se trata de elecciones, y que estas,para los supremos poderes, recaigan en los ciudadanos masdignos, cuya aspiracin noble y patriota debe estimular los que amen sinceramente su pais, deseen el orden y elimperio de las leyes, presentar como lo hace el que sus-cribe, los electores, aquel aquellos que en su opi-nin estn adornados de cualidades capaces de desempearacertadamente los cargos que sean llamados, y correspon-der debidamente al voto de la nacin.

    n la actual poca no hay uno solo de los ciudadanos,que pudieran obtener lamayoriadel sufragio de los pueblos,que poco mucho, justa 6 injustamente haya dejado de to-mar parte en las funestas disensiones que han ajitado la re-pblica en estos ltimos tiempos: ellas han sido el resulta-'do preciso de las pasiones que esclavizan al hombre confuerza tan poderosa, que ninguna otra es suficiente para ar-rancar de su corazn las profundas raices que echan en l:

    llll

  • y cuales serian loa frutos que se cojiesen de la eleccin pa.ra el supremo mando en cualquiera afectado de aquellas^i\o otros que ceJos, rencores y terribles venganzas: estossucederan nuevos tumultos, nuevos odios y escandalosas di.sensiones, y en esta sucesin de males la repblica enflaque,cida sena al fin la presa de la tirana.

    No es mi animo designar ninguno, y menos presentar,me al pblico como un libelista acusador de tal cualpersona, porque la de todos mis conciudadanos me es tanrespetable como interesante el bien pblico, y este puedeprocurarse sin la detraccin, la injuria y calumnia de hom-bres, que tal vez el celo mas ardiente por ese bien los haobligado estraviarse de la senda verdadera en materias po.lticas, en oscilaciones de partidos, en opiniones,en fin: creono equivocarme, sentando que todos se creen con justicia, yquiz todos la tengan: es preciso, para llamarse buen re-publicano ser tolerante, y siempre desconfiar de la infalibi-lidad de su propia opinin.

    En tal crisis, la prudencia dicta el medio mas adecuadop^ra huir de los inconvenientes que dejo apuntados, ponien.do las miras en aquel ciudadano que no haya pertenecido faccin alguna de las ltimas, quien adornen cualidadesque prometan un desempeo exacto del cargo que le confiela nacion,y ya tenga su favor por un convencimiento prc-tico una masa respetable de opinin; y en la mia solo con-curren estas circunstancias en el capitn general D. Bernar.do O'Higgins; el creador del sistema representativo, el pri-mer demcrata, el ciudadano que nos dio Independencia,Patria, y la libertad de que hoy disfrutamos: el hijo predi-lecto de la nacin coronada de tantas glorias por su inven-cible espada; el guerrero afortunado cuyas ordenes estu-bo siempre sujeta la victoria: el mandatario desinteresado:el buen amigo: el chileno en fin, bajo cuya administracinsubi Chile la cumbre del esplendor y brillo, y sus armasJiicieron tremolar en el Pacfico con tanto honor el pabellntricolor; y dieron libertad los hijos del Sol, llevndolo des-de el Rimac hasta la cumbre del Pichincha.Las vicisitudes de una revolucin,cuyos pasos los ha dirijido

    lainesperiencia y vicios del sistema colonial.pudieron un dia,bien funesto para la Patria, pretender obscurecer las virtudesde este esclarecido ciudadano; pero esa tempestad pasagera,esa tempestad que solo pudo levantar la falta de meditacinde que la poca de su mando exijia imperiosamente lo^ejercie-

  • se sin traba alguna legal,ha hecho brillar,despue3 de serenada,

    corno al Sol en la mitad de un dia despejado, al hombre vir-tuoso quien tanto debe la nacin, y una mayora inmensa

    convencida que sin el ejercicio de un poder discrecional na-

    da seriamos hoy, y las facciones desorganizadoras y la dis-

    cordia civil nos hubieran sometido al fiero yugo espaol,,

    bajo cuyo peso viviramos hoy sin libertad, sin honor y smglorias. Volvamos sino la vista los dias angustiados de

    Cancha-rayada, los conflictos de Maip, los formidablesrefuerzos que mandaba la Espaa contra nosotros que tomel gobierno,a los alevosos amaosdel genio del desorden ano-

    nadados por su enerjia y actividad: la proteccion,en fin,del

    mrito cvico, y los aos venturosos en que floreci Chile

    sin disputa,y sin el azar de una licencia deshonrosa y lamen-

    table por sus efectos aciagos.Lejos de nosotros en las pocas que han trascurrido,

    y constituido una vida privada, no conoce pasin nipar-

    tido, y en muy distintas circunstancias que las de su an-

    terior administracin, con la ley fundamental que hemos ju-

    rado en las manos, y tan conforme con sus principios polti-

    cos, no mirar su alrededor mas que chilenos y patrio-

    tas. Su alma, mayor que sus grandes hechos en favor de

    la causa pblica, no conoce el resentimiento ni la enemistad:

    estos no existen tampoco jamas mas all de las circunstan-cias que los hacen comonecesarias,y pasando estas, el hom-

    bre filsofo que conoce al mundo, no recuerda ofensas de

    esta naturaleza, que el engao la seduccin produjeron.Sobre todo, el que sin abusar de un poder ilimitado salv

    la nacin del borde del precipicio, con una Constitucin le-

    jtima y tan amada de sus compatriotas, los conducir la

    cima de la dicha sin llevarlos por la escabrosa senda del cho-

    que funesto de los partidosSantiago 10 de julio de 1830.Un chileno,

    A los ChilenosCompatriotas:Las nacionestienen en la carrera de su existencia periodos crticos en

    que juegan la vida la muerte. Chile toca ya esta delicad-sima situacin. Esta nacin que ha conseguido el mayor de

    los bienes polticos, cual es su independencm, esta nacin je-nerosa y valiente, y que ha prestado tantos

    servicios la

    causa americana, se halla prxima un abismo de males si

    no toma un partido que la salve de tantas desventuras.

    Chilenos: no os hablan unos desorganizadores, no unos

  • enemigos del gobierno actual, no unos amig-s d rvoluci-.nes. Os hablan unos conciudadanos vuestros que desean latranquilidad, la dicha para su patria, para s y para sus fa-milias. No pensis que este escrito tiene por objeto inflamarlas pasiones y agriar los partidos. Al contrario, solo se tratade un derecho lejtimo;del derecho de elecciones que la Cons.titucon nos concede. Examinad la lista de hombres que hanocupado el poder supremo desde la poca de su emancipacin.Cual de ellos puede volver empuarlo sin provocar espan-tosos sacudimientos? Cual de ellos os ofrece mas garantas?Cual de ellos se ha preservado de las cuestiones persona,les que hoy nos separan? Uno Solo.

    Chile no posee en el dia sino un solo elemento de felici.dadsu independencia. A quien la debemos? Chile ha sos.tenido su causa con escuadras poderosas. Quien las form?Chile obtuvo fariltiiente de Inglaterra un emprstito consi-derable para la creacin de un banco nacional, que fomentan-do la agricultura y las minas, hiciese mas activo el comer-cio en sus principales ramos. Quien lo adquiri? Chiletenia un nombre respetable en las otras naciones america-nas y en los gobiernos de Europa. Quien se lo granje?Chile podia colocar un nombre ilustre al lado de los prime^ros defensores de la libertad americana. Cual era estenombre?

    Responded, hombres de todos los partidos, si los par-ticlos no os ciegan, si amis realmente la patria que os dioel ser, si no queris perpetuar estas vacilaciones espantosasque consumen en pocos dias las fatigas de tantos aos. Haymas que una tabla en el naufragio que nos amenaza? Haymas que n hombre que pueda salvarnos? Y este hombrees otro que el Ex-mo. Seor capitn jeneral de esta rep-biica y gran mariscal del Per D. Bernardo O'Higgins?

    Comparad sin odiosidad y sin prevencin: comparad lasuerte de Chile en los tiempos de su administracin con lasdeplorables disensiones qu despus nos han ajitado. La do-minacion peninsular desapareci de nuestro suelo, y al pun-to empezamos saborear los frutos de la libertad. Chilefue la envidia del continente americano: no habia entoncesentre nosotros ni ambiciones ni partidos: nadie aspiraba alnniari

  • 6^. Los gobiernos se han siicediHo, y cada uno de ellos hasido el precursor de nuevos disturbios; no culpemos loshombres que nos han mandado; culpemos la suerte quenos priv de nuestra jida. Los hombres no bastan con-tener el impulso de los sucesos. Era preciso que sucedie.se lo que ha sucedido. Ser preciso que sucedan otros ma-les, si no echamos mano del remedio. Siendo este conoci-do, seriamos culpables en no aplicarlo.

    Examinemos el catlogo de nuestras necesidades: soninmensas. Quien puede crear los recursos que han de sa-tisfacerlas? El que cre un ejrcito, una marina, una ha-cienda, un orden civil que no existia; el creador de la Pa-tria, en una palabra.

    Vedlo en su retiro, adorado de cuantos lo tratan, mo-destamente ocupado en los trabajos necesarios su conser-vacin y la de su familia, estimado por los peruanos co-mo Fabio lo era en su pobreza, como Cincinato en su choza,como Washington en su retiro, como un republicano infleii-ble, como un patriota exaltado, como un majistrado recto.Vedlo ocupado siempre en el bien de su patria, consumidopor el deseo de vivir en ella, no para mandar, sino para vi-vir la sombra de los laureles que plantaron su manos vic-toriosas.

    Los que han penetrado en el secreto de su corazn sa-ben, que en l no tienen entrada ni los recuerdos enemisto-sos, ni los deseos vengativos. Alli no hay mas que un sen-timiento dominante, que es el mas vehemente amor su pa-tria. Servicios relevantes, patriotismo acendrado, virtudesdomsticas y pblicas, conocimientos en materia de gobier-no, popularidad, valor, nombre acreditado. . . .Qu mas que-remos? Aadid esto su lejana de nuestras presentes dis-cordias; aadid la perfeccin que da el infortunio todoslos hombres de bien, y tendris todo lo que podemos ape-tecer para dirijir acertadamente el bajel de nuestros desti-nos en las borrascas que lo ajitan.

    La Patria lo conoce: las naciones estraas lo aprecian:3U nombre est unido con los mas gloriosos recuerdos: eshijo de la gloria; y la gloria es una preciosa garantia.

    Concluyamos presentando nuestros lectores un ilus-tre testimonio del mrito del general O'Higgins.

  • 8El ciudadano Presidente de Ja Repblica por la Const-

    iucion Peruana.El Exmo. Sr. capitn general D. Bernardo O'Higgins

    pasa Huanchaco con toda su familia por mar en cualquierabuque que guste, 6 por tierra segn le pareciese. Losemitientes servicios que tiene hechos en el Per, exijen im-penosamente, no solo que no se le ponga embarazo algunoen su viaje, sino que se le auxilie ventajosisimamente concuanto pueda necesitar. El gobierno hace severamente res-ponsable toda autoridad y justicia pot la mas leve omisinen el particular, pues el Per debe considerar altamente S. E. por una retribucin muy justa los sublimes esfuer-zos que ha hecho por su libertad.Dado en Lima 23 dediciembre de 1823

    -Ta^ZcPor orden de S. E.Jmom deBerindoaga,

    Cuando se publicaron los papeles de que acabo de daros lec-tura, Rodrguez estaba en Chile ocupando un alto destino,y aquel pais estaba gobernado principalmente por el queindica el libelo como el hombre de mas influencia enel dia, que ha pronunciado terminantemente que noquiere O'Higgins

    ,ni a O'Higginistas

    ; y aunquecomete los mayores estravios, todos desaparecen con elmrito nico de haber contenido aquella horrorosa faccinque ya se lisonjeaba de asomar su espantosa cabeza. Demanera que Rodrguez no ataca O'Higgins en su paisen las circunstancias referidas, y viene morderlo en elPer donde este ilustre campen goza de la estimacin je-neral. En el Per, cuyo Congreso lo h reconocido funda-dor de la repblica de Chile, y el mas digno y esforzadoamigo de la libertad Peruana. Es pues indudable que suverdadero objeto ha sido insultar la nacin, en cuyo senoel fundador de una repblica americana ha encontrado unaacojida digna de sus altos merecimientos. Lo que Rodr-guez hace con su papel es desmentir al Congreso del Per,y en defensa del honor nacional vilipendiado, me conside-ro en la obligacin de aadir nuevas pruebas para demos-trar tamaa falsedad. La faccin enemiga deljeneral O'Hig-gins capitaneada en esa ocasin por Rodrguez, no se hu-biera atrevido a cometer la atroz hostilidad que ofrece ellibelo, sino en la creencia que el jeneral lejos de su pais se

    mlm

  • hallaba destituido de pruebas documentales para confundir sus calumniadores. Es bien sabido que perdi sus masimportantes papeles en la ciudad de Rancagua, cuandodespus de un conflicto de 34 horas, sin ejemplo en los ana-les de la Amrica del Sur, en la tarde del 2 de Octubre de1814 ala cabeza de poco mas de 300 hombres, atac al-gunos miles de enemigos, y con su espada se abri camino la capital. En aquella gloriosa jornada, y en el acto decargar al enemigo en las calles, la mua que llevaba sus pa~peles y ropa, cay muerta de una bala de can, y su car-ga en poder de los espaoles. Estos son hechos pblicoscon los que contaban los facciosos de Chile para atacar un hombre que creian inerme, y despojado de documentos.que pudiesen servirle de defensa. Mas vern para su con-fusin que la Divina Providencia protectora de la inocenciaha proporcionado mi ilustre cliente por medios estraordi-narios una parte de los papeles perdidos en aquel dia. En-tre ellos se encuentra el siguiente:

    La Junta aprueba la conducta de U. S. esplicada en suoficio de 21 de Noviembre ltimo, y certificado que se acom-paa, relativo los sucesos del 15, y espera la resolucinoficial y pormenor de estos mismos sucesos que ha pedido sus diputados para deliberar con el lleno de noticias quepide la importancia dei caso y prevenir U. S. lo convenien-te al grande objeto de mantener ilesos los derechos de estospueblos, sin que se irrogue perjuicio al sistema y la sa-grada causa en que nos hemos empeado.

    Nuestro Seor guarde U, S. muchos aosConcep-cin 6 de diciembre de 1831.

    Pedro Jos BenaventeDr.Juan Martnez de RosasBernardo Bergara-Licenciado Ma^nuel Fernando Vasquez de NovoaSantiago FernandezSe-cretario-Seor vocal del poder ejecutivo D. Bernardo O'Hig-gins.

    Del examen de estos documentos resulta que en 3 deDiciembre de 181 1 D. Bernardo O'Higgins era vocal delpoder ejecutivo.Hablan ocurrido sucesos importantes en lacapital, y el Congreso despus de dos dias y dos noches dediscusin, decidi que el poder ejecutivo junta de gobier-

    2

  • 10no se compusiese de tres individuos. A saber: por la pro-vincia de Concepcin el brigadier D. Juan Martinez deRosas, y D. Bernardo O'Higgins de suplente, en propie-dad si no viniese Rosas. Por Santiago, el sarjento mayorD. Jos Miguel Carrera, y por Coquimbo el D. D. GasparMarin. Por el oficio del jeneral O'Hggins en 21 de No-viembre de 1811 consta que lejos de apetecer el alto pues-to que se le habia conferido de un modo tan satisfactorio ylisonjero, resisti largo tiempo en cumplir con los votos delCongreso, y solo cedi las vivas instancias del presidenteD. Juan Pablo Fretes. Su tenor es como sigue.

    Hallndome con licencia del alto Congreso para resta-blecer mi salud por dos meses en mi provincia despus deotros dos meses de cama, y con la comisin de presidir detrnsito la eleccin de diputado de Curic por desavenen*cias entre el pueblo de aquel partido y su subdelegado, hi.ce partir mi equipaje; y al montar caballo alas siete de lamaana del 15 del corriente tube noticia que el comandantedel cuerpo de granaderos, D. Juan Jos Carrera, habia pa-sado oficio la junta gubernativa con copia de un bandopara que le publicase convocando al pueblo para que sf re-generase el gobierno, y otro al Exmo. yeor presidente delCongreso para que mandase los diputados concurrir susala consistorial pan acordar lo coivtniente esa reforma.

    Esta novedad imprevista me hizo demorar hasta verel resultado, de que acaso dependera el xito de mi conn-sion; y como en todo este dia 5 nada se hubiese concluidopor la discordancia de los ruatro personeros que nombr elpueblo con los gefes de los cuerpos veteranos en orden los tres vocales que debian componer hi Junta, se suspendipara el 16 la sesin permanente que tubo > I Congreso desdelas ocho y media del dia hasta las ocho de la noche del 15,en que por conclusin se acord se publicase nuevo bandopnra la concurrencia del pueblo patritico que debera nom-brar de nuevo personeros de su satisfaccin, quienes signi*fense sus peticiones, y ellos al cabildo fin que este, noto-riandolas los gefes militares pnra su uniformidad, las ele-vase al Congreso para su examen y decisin, encargando los o tes militares el buen orden, tranquilidad y seguridadpblica en esa noche.

  • II

    Esta indesicion me hizo quedar sin equipaje hasta el da16 sijsfuiente en que se hizo todo lo prevenido. El Congre-

    so se congreg desde las ocho y media de la maana paraesperar el resultado, y acordar conforme las ocurren,cias. La nueva discordancia del pueblo con los gefes mili-tares en orden algunos puntos, y la perplejidad de entoscon las anotaciones, adiciones hechas las proposicionesdel pueblo, hicieron suspender la deliberacin del Congresoque se mantuvo hasta las 9 de la noche, cuya hora vino resolver el punto principal, en que estaban todos de acuer-do, y fue que el poder ejecutivo junta de gobierno se com-pusiese de solo tres vocales que serian, por la provincia deConcepcin, el Sr. brigadier D. Juan Martnez de Rosas yyo de su suplente en propiedad si no viniese el Sr. Rosas;el sarjento mayor D. Jos Miguel Carrera por la de Santia-go, y el Dr. D. Gaspar Marn por la del Norte Coquim-bo, reservndose para el lunes 18 la discusin y acuerdo delas dems proposiciones del pueblo y gefes de los cuerposveteranos, en que hablan algunas diametralmente opuestas.

    Me hallaba en casa sin noticia de esto cuando se memand llamar por el alto Congreso las ocho y media de lanoche de ese dia 16Llegado se me dijo por el Exrno. Sr.presidente D. Juan Pablo Fretes, que estaba nombrado devocal de la junta de gobierno en los trminos antes insinua-dos.A esto contest que mi salud no restablecida, no meponia en estado de desempear el cargo como debia: quedesde mi ingreso al Congreso habia movido y sostenido in-cesantemente una decisin por el sistema representativo con-forme la voluntad de mi provincia, y que no pudiendo elpueblo de Santiago tener derecho para elegir representanteal gobierno general por otras provincias, no me conforma-ba con esta convencin ilegal, y suplicaba se me eximiesede tal representacin. El alto Congreso me contest queya quedaba declarado el sistema representativo, y el gobier-no compuesto de solos tres vocales conforme lo queria laprovincia de Concepcin segn oficio de su junta provincialque se habia recibido felizmente esa misma maana: que sialguna circunstancia faltase para que fuese verdaderamenterepresentativo, no deba detenerme por que era un nombra-miento provisorio que ratificara mi provincia pendiente laconstitucin para la cual estaba algunos dias antes nombra-da una comisin de diputados: que ademas el Congreso que

    1^

  • 12representaba el reyno entero se creia con derecho nom-bre de sus provincias de nombrar lo menos provisional-mente los vocales del gobierno representativo; y que sobretodo, para evitar la anarquia y fatales resultas del pueblo dela capital que se halla congregado esperando la resolucin,debia aceptar el cargo; que mayor abundamiento el mis-mo Congreso me obligaba sin recurso.

    En este conflicto contest que por evitar los males dela anarquia aceptaba el cargo bajo la condicin precisa deconsultar sobre el particular la provincia de Concepcin,y de estar en todo lo que esta me ordenase bajo la inteli-jencia de retirarme de dicho cargo al momento que no apro.base mi representacin su nombre.

    El alto Congreso accedi mis protestas, de que pedel certificado, que adjunto, y bajo ella me recib y prestall el juramento acostumbrado las 9 de la noche de esedia 16. Todo lo que pongo en noticia de U. S. para quese sirva resolver y comunicarme lo que parezca mas con-veniente.

    Dios guarde U. S. muchos aos.Santiago 21 de No.viembre de 1811

    Bernardo O^HigginsSeor presidente dela junta provincial de Concepcin.

    El jeneral y el Dr. Marn que componian la mayoradel nuevo gobierno, se lisonjeaban con la esperanza dehacer bien supais;pero esta satisfaccin se frustr, porque los pocos dias de la instalacin del gobierno, irritado elsarjento mayor Carrera con la firmeza del Congreso,y per-suadido de que con el apoyo de los otros dos miembros delgobierno baa cuanto quisiese, les propuso la disolucinpor fuerza. Esta atroz proposicin con que violaba Car-rera el juramento prestado pocos dias antes, sabia que noseria admitida por O'Higgins ni por el Dr. Marn, y queocasionara una ria con ellos, para cuyo empeo confiabaen la espada de sus hsares, en las bayonetas de los grana-deros de su hermano Juan Jos, y en los caones de suhermano Luis. Convencidos O'Higgins y el Dr. Marndel peligro que corra la nacion,el Congreso y ellos mismos,no repelieron al pronto semejante indigna proposicin, si-no que pidieron treguas para considerarla. Habiendo elu-dido por algn tiempo tan fatal golpe, no tard un momcn-

  • 13to en comiiiiicar O'Higgins esa ocurrencia al presidente delCongreso, el que informado de todo,convino en que el ni-co modo de salvar al pais de una ruina total, y de caer enmanos del virey Abascal, era que O'Higgins se retirase delgobierno y se uniese en Concepcin con su compaeroRosas. La Providencia habia dispuesto que el jeneralO'Higgins se hallase entonces convaleciente de una graveenfermedad, y esta le sirvi de pretestopara dimitir el car-go. El presidente Fretes apoy la dimisin, y el Congresoconsinti en ella por el trmino de tres meses con bastanterepugnancia. En 3 de Diciembre de 1811 comunic el je-neral O'Higgins esa resolucin del Congreso al sargentomayor Carrera, manifestndole la necesidad de nombrarpersona que lo reemplazase en su ausencia.

    Por fortuna tenia D. Juan Rosas en esa poca sudisposicin en la provincia de Concepcin una gran fuerzaveterana, mas de una milicia numerosa y guerrera; y sa-biendo Carrera que estas fuerzas abrigaban sentimientoshostiles contra las tropas de su mando en la capital, no soloconvino en la indicacin del general O'Higgins, sino que lesuplic aceptase el honorfico cargo de mediador entre lasdos provincias. En consecuencia Carrera asociado de susecretario privado el difunto D. Manuel Rodrguez, herma-no del autor del libelo, dirigi O'Higgins el oficio de quevoy dar lectura.

    La patria, que en la divisin de sus provincias estudiansus enemigos, los contrarios del sistema, los visionarios sudestruccin y su ruina, desea conciliarias y concentrarse enuna causa. El nico medio de conseguirlo en el estado deequvoco que se halla Concepcin, es enviarle un delegadoque represente Santiago y la desengae. Para tan alta co^misin necesita un hombre de patriotismo, de virtud, de ta-lento ilustracin: calidades que concurren en U. S., biendocumentadas en la conducta de su vida, y principalmente,mientras ha despachado el gobierno. Asi la junta nombra U. S. al efecto, y espera de su celo y de su empeo, el buenresultado de la empresa. Por la brevedad de su marcha, ypor conseguir reserva en un negocio de tanta trascendencia,que no debe exponerse la censura general, no puede brmayle poderes en toda la ceremonia legal. Pero siendo ella

  • 14una comisin secreta, y teniendo Santiago esperanzas de quesea en Concepcin creda su buena f, es su voluntad que es-te oficio, en que se le participa su nombramiento, sea bastan,te credencial para autorizar su representacin, y en testimo-nio de ella deber V. S. manifestarlo la junta de aquellaprovincia, para empezar las discusiones que le encarga ej es.tado, y le noticiar por propios consecutivos el resultado decada una.Dios guarde U. S. muchos aosSantiago Di.ciembre 13 de 1811 Jos Miguel de CarreraManuelRodrguezSecretario.Seor teniente coronel D. Bernar-do O'Higgins.

    Los seores jurados pueden observar el contraste queforma ese idioma con el del libelo . Los hombres queel acusado considera como los mas patriotas, mas ilus-trados y justos de Chile, tributan los mas altos elogiosal hroe que l mismo quiere cubrir de infamia, y con-denar una obscuridad ignominiosa. Pero el tenor deloficio ofrece la respuesta mas victoriosa esa ridicula im-postura de elevacin brincada. D. Jos Miguel Carreraio era a la sazn mas que sargento mayor, y ese oficio quel mismo firma, est dirijido al teniente coronel D. Ber^nardo O'Higgins, sindolo en efecto de ejrcito desde elao de 181 1, poca en que no se prodigaban los empleos deesa clase tan fcilmente como en los posteriores. Y no so-lamente revesta ya este distinguido carcter, sino que ha-ba desempeado el honorfico destino de diputado al Con-greso, para el cual haba sido unnimemente elejido por elpartido de la Laxa, como el poseedor de una vasta hacien-da en la cual haba residido mas de 7 aos, grangeandoseel aprecio general por sus nobles y distinguidas prendas.Ya han visto los seores jurados que mas de tan delicadafunciones fu nombrado O'Higgins por el mismo Congresomiembro del poder ejecutivo, y por Carrera mediador en-tre las dos juntas rivales, y que este ultimo cargo se funda-ba en el patriotismo, ilustracin, virtud y talento, que segnlas palabras del mismo Carrera, concurran en la personadel general O'Higgins, y estaban bien documentadas en laconducta de su vida.

    Sobra esta esplicacion para confundir al libelista Ro-drguez, y trastonar el falso supue sto sobre que apo} a la

  • elevacin brincada. Mas antes de terminar este punto,es muy importante la lectura de una carta escrita al gene-ral O'Higgins en 1. de Enero de 1812, por D. Juan Flo-rencio Terrada, uno de los mas antiguos, ilustrados y rec-tos defensores de la independencia. Esta importante notadice asi:

    Mi querido amigo, al contestar su apreciable de U.no s si darle la enhorabuena la enhoramala; he tenidosentimiento de verlo U. colocado en el gobierno, co-nozco su juicio y rectitud, y por consiguiente ni U. podr,ni ha de querer dar gusto las pasiones de los hombres queson las que mas reinan entre nosotros, pero me consuelocuando me acuerdo que U. es hombre libre, y que aunquesea con sacrificio de su persona, sabr servir la patria, en eltriste lance en que se halla. Amigo O'Higgins, libres lamuerte; estos son los sentimientos de su amlfo; odio eternoal despotismo europeo, y libertad civil, la muerte; no se di.ga de U. lo que de los dems gobernantes: hgase popular,afable, humano, y oiga mucho antes de resolver; olvdese desus amigos, y no tenga mas partido que el de la justicia;acurdese que lo que consolida un gobierno, es la virtud; elpronto castigo, y el vijilante premio al mrito, son las ver-daderas bases de la felicidad jeneral: U. se ha educado enun pais libre, y cuya prosperidad la debe su buena lejisla-cion: acurdese amigo que mucha veces me lo decia en C-diz en nuestras conversaciones privadas. Parece que la Pro-videncia nos ha destinado el uno para pelear con la espada,y el otro con la pluma; la una sin la otra no vale nada en lasrevoluciones.

    Cuando U. reciba esta, ya habr sabido la revolucin del7 del pasado en esta: fu horrorosa, y nos batimos por espa-cio de media hora, mi reji miento y el de dragones de la Pa-tria, tiro de pistola; hemos perdido alguna jente y buenosoficiales, pero el sistema se consolida cada vez mas, con elpronto fastigo de los delincuentes, que fueron ejecutadoshasta el nmero de diez. Las cosas del Per van bien: enla banda Oriental todos los pueblos se han revolucionadocontra Montevideo, y en uno de ellos, el paisanaje pas cu*chillo todos los europeos, inclusa la guarnicin que partede ella era Portuguesa.

    Adis amigo: U. estar muy ocupado, pero por eso no

  • 16se oviHe desu amigo: escrbame, y no olvide m ayudanteBulnes, siquiera un grado de teniente coronel, Jo meiece esbuen amigo, buen patriota, y buen oficial.

    '

    Su afectsimo y verdadero amigo Q. B. S. M..JuanFlorencio Terrada y jPreto.Buenos Ayres 1. "=> de Enerode 1812Sr. D. Bernardo O'Higgins.

    Este importante documento es respuesta una cartaen que O'Higgins comunicaba al coronel Terrada su ele-vacin al poder ejecutivo. El general O'Higgins trabamistad con Terrada y Fretes en Cdiz el ao de 1800,cuando llegaba de Inglaterra, donde pas cinco aos de sujuventud en el complemento de su educacin, y el estudiode la constitucin inglesa. Entonces el jeneral Mirandaverdadero patriarca de la libertad de estos pases solicitsu amistad, gan su confianza y no hall dificultad en per-suadir al joven O'Higgins que cooperase con l en lagran empresa que meditaba. Esta carta es un monumen-to histrico. Ella consagra la gratitud de los america-nos esos hombres ilustres que en medio de los dominiosdel tirano, y rodeados de su astuta polica estaban trazan-do el plan de una de las mas vastas importantes revolu-ciones que ha visto el mundo; de esos hombres entre loscuales la posteridad sabr distinguir y perpetuar al granmariscal del Per, indignamente vilipendiado hoy en la ca-pital de esta repblica, por un proscripto desesperado, cu-yo nombre no ha figurado una vez sola en los fastos de laindependencia. Este seria el lugar oportuno de referir lasgrandes interesantes medidas adoptadas por el jeneraO'Higgins para reconciliar los gobiernos de Santiago yConcepcin, y asegurar su pas los beneficios del siste-ma representativo de que fu el primer motor, y el masceloso entusiasta; pero como el libelo no ha osado tocaresta parte de su conducta, dir brevemente que todos susesfuerzos fueron intiles por la traicin de un malvado quedespus de haber entregado los patriotas de Concepcin alsarjento mayor Carrera, vendi su pais al virey Abascal,el que nuiediatamente envi al general Pareja con unafuerza considerable para consumar aquel inicuo pacto. Elgran mariscal O'Higgins, no podia mirar con indiferencia

  • esa venta parricida. Apenas lleg su noticia, sale dlahacienda que se habia retirado, y ponindose la cabezade siete veteranos y ochenta milicianos, sorprende y tomaen la maana del 6 de Abril de 1813 en el pueblo de Lina-res toda la fuerza avanzada de los espaoles, y continusus proezas con tal intrepidez, valor y destreza, que al ca-bo de siete meses no pudo menos de arrancar a pluma deese mismo sargento mayor Carrera el magnifico elojio quevais oir.

    Parte oficial del General del Ejrcito la Excelentsima-Junta, comunicado este Gobierno en oficio de 25 del

    corriente.Excmo. Seor.Empeada la Providencia en dar nue-

    vas glorias al ejrcito restaurador, dispuso el movimientoque hice el 14 del corriente efecto de amparar y protejerel trnsito del centro, segn tuve el honor de impartir V.E. en mi oficio nm. 18 de 12 del mismo. Para ello fu pre-ciso reunirme con la divisin que en mi primera salida saqude este punto, y mi regreso qued en la Florida, no menosque con la del invicto coronel O'Higoins, que en seguimien-to y persecucin del enemigo en la retirada que este hizo dela hacienda de Rere, ya se hallaba situado en el Cerro-negroy camp en las alturas de las Lagunas de Avendao, frentedel vado del Roble. El 16 se traslad el centro formandosu situacin como 3 leguas de distancia del punto en queme hallabaAsi situadas ambas divisiones, sobrevino en lade mi mando que el dia siguiente por un punto enteramenteincgnito nos asalt tan de improviso el enemigo en nmerocomo de 1200 combatientes la misma hora en que se rom-pi la diana, de calidad que solo fu sentido aquel, cuando sedifundi en todo el campo la armona infernal de las balas.Pero, Sr. Excmo., no alcanzo distinguir ni decidir con cer.teza si la intrepidez y denodado valor de 800 de nuestros sol-dados con quienes en muy cortos momentos se incorporaronotros ciento, y mas con su respectiva oficialidad brillante yesforzada, se sinti primero que su estraordinaria amovilidady prontitud en presentarse ya formados al frente del enemi-go. La accin ha sido de las mas terribles, y de un fuego elmas vivo y tenaz de artillera y fusil de una y otra parte queno tuvo mtermision en el espacio de 3 horas y media. Con

    3

  • 18Gata pequea fuerza que era la nica que pudo y debi reu-nirse por estar empleada la restante en guerrillas, y otrospuntos, qued por nuestro el campo de batalla, dejando elenemigo la vista ochenta hombres muertos, inclusos cuatrode sus oficiales y 17 prisioneros, sin contar con otros mu-chos que perecieron en algunos bosques y quebradas, en don-de sucesivamente se fueron encontrando: abandon tambintodas sus municiones, ciento treinta y tantos fusiles, dos pie-zas de artillera de cuatro, mas de las que seles reventn medio del fuego activo que se hizo, y otra que se dice ha-ber perdido en el precipitado trnsito del Rio en el cual seahogaron igualmente algunos de sus soldados con un oficialapellidado Vargas, y otros arrojaron sus fusiles al agua impulso del terror y consternacin inesplicable que infundien sus enemigos la sangrienta, vigorosa y heroica defensa denuestras tropas, que le siguieron hasta las mismas riberas delItata.

    De nuestra parte murieron veinte, y fueron heridos muylevemente

    ,el benemrito, el intrpido, el digno Coronel

    G'Higgins, y el valiente Capitn de la Gran Guardia Nacio-nal y Comandante interino de la general 1). Diego Benaven-te: de alguna gravedad el Capitn de Milicias D. MartinPrais y el Alfrez agregado la Guardia Nacional D. Al-fonso Benites; y puramente contuso el Capitn de artilleraD. Juan Mora, cuya bizarria se ha acreditado en todas lasacciones en que ha tenido parte este oficial. Sera, SeorExcmo., un proceder infinito si hubiese de ceirme indivi.dualizar todos y cada uno de los hechos que han distinguidola gallarda y brillantez del mrito de todos los jefes, oficia-les y tropa de nuestra divisin. Por ahora no me es posibledar V E. este rato de satisfaccin y el mayor placer, porhallarme un poco indispuesto: lo reservo s para el parte ge-neral en que especificar V. E. el todo de las acciones conque se han distinguido, el valor y esfuerzos de dichos oficia-les y soldados. Sin embargo, no puedo dejar en silencioel justo elogio que tan dignamente se merece el citadoO'Higgins, quien debe conlar V. E. por el primer soldadocapaz en s solo de reconcentrar y unir heroicamente el m-rito de las glorias y triunfos del Estado Chileno. Por lti-mo, el centro de nuestro cgrcito ya se halla situado y ven-

    tajosamente atrincherado en Buyuquin; pero sucede. SeorExorno., que con diferencia de un cuarto de hora y por la

    4lU-

  • 19distancia de tres leonas de nuestro acampamento, no tuvie-ron parte en el dia de gloria que acabo de comunicar V. Bdoscientos de nuestros intrpidos Granaderos que marcharonde dicho centro en socorro de la divisin que se estaba ba-tiendo con el enemigo virtud del aviso que este efectoinmediatamente se comunic, para que hubisemos entera-mente acabado y tal vez concluido la campaa con la totalruina de este pirata.

    Los SS. Jurados echarn de ver en este parte oficialde la memorable accin del Roble, redactado por Carrera,la refutacin mas completa de las necedades calumniosasque se leen en el folleto. Dice as: Se present en Talcaaljeneral Carrera quien hacindole mucho favor lo coloc

    ' de guerrillero. En este destino tubo algunos encuentroscon xito vario, perojamspudo Jijar sobre s la atencindel pblico ni de sus compaeros de armas, que siemp'^lo miraron como un militar adocenado. No me contenta-r con el documento que acaba de verse para disipar es-ta vulgar y grosera injuria. Si eljeneral O'Higgins mere*ci no, y si fu considerado en su pais como un militaradocenado, lo dir mejor que yo el Monitor Araucano es-traordinario que voy someter al imparcial juicio de losseores Jurados.

    Esta maana habindose reunido las corporaciones enla sala del gobierno por orden del Sr. gobernador intenden.te, se les dio cuenta de las providencias que haba tomadoen Talca la Exma. junta para poner en posesin del gene-ralato del ejrcito restaurador al benemrito coronel D.Bernardo O'Higgins; y darle el mando del batalln de gra-naderos al acreditado ciudadano coronel D. Carlos Spano.Los vecinos todos que concurrieron aquel acto, manifes-taban en sus semblantes la interior alegria que inundaba suscorazones. No habr ya un solo patriota en el territoriochileno que no vea en estas providencias asegurados sus de-rechos, su tranquilidad, su reposo y libertad civil. La Pa-tria puede ya llamarse feliz viendo su fuerza en manos quesabrn dirijirla la victoria, emplendola solamente en laseguridad del estado. Felices mil veces los soldados chi-

  • 20leos, que de hoy en adelante sern mirados por los pue*blos con el amor y la confianza de los mas tiernos hermanos.

    Acta de las corporaciones En la ciudad deSantiago de Chile cuatro dias del mes de Diciembre de1813 aos. Habiendo hecho citar el Sr. gobernador inten-dente las corporaciones asi eclesisticas como seculares,para manifestarles el estado de nuestros negocios polticosy resoluciones que ha tomado el Exmo. supremo poder eje.cutivo en la variacin que ha hecho de jenerales y coman-dantes del ejrcito restaurador, y otras cosas de la mayorimportancia, impuestos de todo por habrsele ledo su pre.sencia por el secretario de gobierno, dijeron: que no solocelebraban y aplaudan las sabias resoluciones que ha toma-do el supremo gobierno del estado, mirndolas como el granpaso que ha dado la libertad, orden y tranquilidad pblica,sino que por lo tanto deban drsele las mas espresivas gra-cias nombre de todo este virtuoso pueblo, que aumenta-r desde hoy en adelante su desvelo y sacrificios por el amorde la Patria y sosten de la justa causa que seguimos, y queya contemplan desde este momento por indefectible la saludpblica y la victoria contra sus enemigos; y para que un re-gocijo tan completo no se demorase un momento sin llegar noticia de todos los chilenos, eran de parecer que se im-primiese inmediatamente esta acta, manifestando en ella lacomplacencia que ha causado, haya recado el mando enunas personas tan benemritas y de toda la confianza delpueblo, como son, el generalato en el ciudadano coronel D.Bernardo O'Higgins, y la comandancia de granaderos en elciudadano coronel D. Carlos Spano, y para su estabilidad ycumplimiento lo firmaron en el dia de su fechaJoaqun deEcheverraJuan EgaaFrancisco Ruiz TagleCamiloHenriquezDr. Jos Antonio ErrazurizFernando Mar-ques de la PlataLorenzo Jos de VillalonIgnacio deGodoyDr. Gabriel Jos de TocornalJoaqun de Tru.cosPedro Nolasco Valdez Jos Mariano de Astabu ma-gaManuel de BarrosIgnacio ValdezManuel Blanco yEncalada Jos Antonio Prez de Cotapos- Antonio deHermidaJos Manel LecarosJos Antonio ValdezDr.Juan Francisco Len de la BarraIsidoro de ErrazurizTomas de VicuaJos Mara de Rosas Antonio Jos deIrisarriTimoteo de BustamenteAnselmo de la CruzDr. Silvestre Lazosecretario.

  • 21Oficio al espresado Coronel O'IIigginS

    Al comunicar U. S. que se le ha nombrado general en je-fe del ejrcito restaurador en los trminos que anuncia eladjunto decreto, al poner en manos de . S. la defensa y lasalvacin de la Patria y la suerte feliz infeliz de un millnde habitantes, tenemos la satisfaccin de que elevamos aldestino mas grande y mas respetable al hombre que arras-tra tras si los votos y admiracin de sus conciudadanos, ycuyo honor, virtudes y conocimientos, aseguran de que res-

    pondera la Patria dignamente en esta confianza, y quedes-pues de haber tonido la gloria de restaurar su libertad, vol-

    ver al seno de la paz recibir los tiernos aplausos de suscompatriotas, y gozar de los laureles con que se ha coro-nado su mritoJos Miguel InfanteAgustn EyzaguirreJos Ignacio Cienfuegos.

    Si en la acusacin que acabo de refutar se manifiestael aturdimiento del libelista, y cuan ajeno estaba de la exis-tencia de los documentos orijinaies que bastan convertirlaen objeto de oprobrio los ojos del pblico peruano, conlas mismas armas voy combatir el escandaloso asertoque sigue. Poi' su constante disposicin 'prestarse deinstrumento en las circunstancias para sacar partido deellas, aunque por los mas infames medios, consigui reem-plazar aqueljeneral {a saber el sargento mayor Cancera)en sus desavenencias con la junta gubernativa , y que sele condecorase con el gibado de brigadier.

    El desprecio que excitan estas palabras va conver-tirse en la mas severa indignacin contra el autor del libe-lo, cuando se sepa por el documento original que voy leer, que el jeneral O'Higgins antes de su nombramientoal mando en jefe del ejrcito, jams tubo directa ni indirec-tamente la menor comunicacin con la junta gubernativa,y que su primera noticia de las intenciones de esta se con-tiene en el siguiente oficio reservado.

    Despus de las meditaciones mas profundas, mas deteni-das y mas circunspectas, y despus de que combinando elestado tan critico de las circunstancias actuales con el cla=mor universal de todos los Pueblos de Chile, hemos pesado

  • 22los males y ventajas que podan resultar de separar al Gene-ral D. Jos Miguel de Carrera del mando del ejrcito, noshemos determinado pasarle el oficio de que acompaamos U, S. copia, y que sabemos ha recibido D. Jos Miguel diasha, aunque hasta ahora no ha contestado.

    Nos son tan recomendables y g-ratos el patriotismo y he.roico desinters y desprendimiento de . S., y miramos contanta consideracin su persona y mrito generalmente reco-no'ido por todos los ciudadanos, que depositamos en U. S.nuestra confianza, y queremos que nos hable con toda lafranqueza y libertad con que piensa, y se espresa el hombreque no reconoce mas inters que el bien de su patria, sobreel estado de las fuerzas sujetas al General en gefe, sobre laopinin de la oficialidad, y sobre todo cuanto crea conducen.te que formemos un buen conocimiento de las cosas.

    Nuestras determinaciones no son el resultado de la pre.cipitacion y falta de consejo: obramos por lo que nos dictanel honor y amor al pais en que hemos nacido, y por cuya li-bertad hemos emprendido tantos trabajos; y deseamos queuna persona de conocimientos que mira mas de cerca los su-cesos, y que no puede engaarnos, nos diga qu opina sinomitir comunicarnos circunstancia alguna que conduzca almejor acierto, y manifestar cuan bien fundada ha sido laconfianza que hemos hecho en su honradez y probidad.

    Dios guarde U. S. muchos aos.Talca y Noviembre .22 de 1813.

    Jos Miguel Infante.Jos Ignacio Cienfuegos.Agustn de Eyzaguirre.Al Coronel D. Bernardo O'Hig-gins.

    Despus de esto conviene tener presente que, habien-do entregado el mando del ejrcito los Carreras en ia ciu-dad de Concepcin, mi cliente public una proclama enque aparece que no satisfecho con haber salvado la vida aquellos hombres, arrancndolos de las manos de los sol-dados enfurecidos, y del vecindario de Concepcin no me-nos irritado, trat de dar otro impulso la indignacin p-blica, convirtiendola contra el virey Abascal y sus secua-ces. Vais oir dicha proclama, con las otras dos que serefiere.

  • 23

    PROCLAMA DEL GENERAL EN JEFE.

    Compatriotas y compaeros de armas! prestad atenciou la proclama que os presento de un Gobierno verdad ira-Qiente paternal, y confiad sin vacilar un instante en las pro-mesas que abraza un Gobierno que procede de la unnimeeleccin de un pueblo libre, que no puede engaaros, queno puede traicionaros ni oprimiros. Contemplad detenida-mente los incuestionables argumentos que prueban la inaudi-ta injusticia de la invasin de nuestras playas tranquilas, porlos soldados mercenarios del tirano Abascal.

    Y consenti-ris con el ejemplo del inmortal Arauco que tenis la vis-ta encorvar la cerviz como viles esclavos, y someteros co-bardemente y sin gloria un puado de miserables aventu-reros? No vacilar un instante en responder por vosotrosque prefers la muerte antes que sufrir semejante oprobrio.

    Ya oigo el juramento solemne y el grito entusiasta queresuena y declara sin excepcin de una sola voz, que lasaguas del noble Biobio cuyos mrgenes estamos en esteinstante pisando, y que por tres siglos han sido las barrerasentre la libertad y la esclavitud, no lo sern ni por un solomomento, porque desde hoy en adelante y para siempre, elsuelo del Peicon y de todo Chileno llevar el glorioso nom-bre cuyo ttulo ha inmortalizado el de Arauco de tierra delibertad.

    El doble Abascal en su proclama dirijida los habitan-tes de Santiago, y circulada por toda esta Provincia, se haempeado artificiosamente en justificar su invasin fratricidapreguntandono habis visto en el crculo de dos aos en-tregada la independencia y libertad que aspirabais la di-sencion y capricho de dos jvenes (1) cuya arbitrariedad y li-cencia abominaba mucho tiempo antes vuestra religiosidad ypundonor? Yo responder esta cuestin por otra al caudi-llo que ahora manda los mercenarios de Abascal en estaProvincia

    Evacuareis el territorio de Chile y regresareis Abascal con vuestros soldados ahora que estos dos jveneshan salido no solamente del gobierno de la Capital, sino tam-bien del mando de los ejrcitos de la Patria? Si el caudilloSnchez se desentendiese de esta demanda que sin prdida

    (1) lOS dos hermanos Carrera.

  • 24de tiempo le ser comunicada, clara y evidentemente en-tenderemos que el objeto del Virey no es solamente arrojar estos dos jvenes, sino tambin destruir nutstras aspiracio-nes de libertad independencia, y de vendernos al mas tem,ble de los tiranos, Napolen Bonaparte. Este es su verdade-ro objeto, no lo dudo; no sirvan pues el engao ni la divisinde sus aparentes promesas y perversas inclinacionesEl se.empea, estad ciertos, en las instrucciones de su amo Napo-len, que operando firmemente sobre el principio de dividirpara mandar, ha realizado casi ya su ambicin y plan de im-poner su yugo desptico sobre el todo del mundo civilizado.Pencones, vuelvo deciros que no apartis vuestra vista dellado opuesto del Biobio, y que juris por los manes del in-mortal Lautaro,de Galvarino y de Caupolican, de vivir libresi morir con honor.Cuartel General en Concepcin, 28 deEnero de 1814.

    Bernardo O'Higgins,

    Proclaifta del CoMerno.Provincia de Con-cepcin: habis suViiio todos los males consiguientes unaguerra inopinada y en que el gobierno no pudo preparartodas las providencias que os salvasen de los desrdenes dealgunos subalternos, que abusando de la confianza de los su.periores, tratan de satisfacer su codicia y dems pasionescriminales. Pero contad con la primera de vuestras satisfac-ciones la paternal resolucin con que vuestro gobierno aban-donando todos los cuidados del estado, ha volado al teatrode la guerra para oir vuestros clamores, vengaros de los ul-trajes padecidos indemnizaros en cuanto se halla sus al-cances y las facultades del erario. Marchad presurosos consolaros, y esponer vuestros males unos hombres, que .acompaados en el dolor de vuestras desgracias, solo aspi-ran remediarlas. No olvidis tampoco que el origen deestos males ha provenido de la agresin mas injusta, y delabuso mas escandaloso de la amistad, la confianza y la ino-cencia. Preguntadles esos tiranos, que hoy hipcritamen-te proclaman la religin, y la humanidad, si acaso hallaronalguna vez que estos divinos principios les dictasen la inva-sin inopinada de unos pueblos inocentes y religiosos. Pre-guntadles cuales son los bienes que os convidan. Hastaahora solo visteis un buque cargado de ostinados y despre-ciables europeos, todos graduados de oficiales, para venir mandar vuestras tropas sin confiarse ni aun en los partida-

  • 35ios que mantenan en este reyno.-Hasta ahora solo sabisque se trataba de formar un numeroso ejrcito de vuestroshijos para pasarlos las provincias del Rio de la Plata pelear con vuestros hermanos mutuamente, y en donde vues-tros males no pudiesen ser consolados siquiera con las la-grimas de vuestras madres y esposasHasta ahora no oshan dicho si os dejarn en el libre comercio que gozabais:en la posesin de ver llamados los empleos vuestros her-manos y paisanos, de libertaros de remitir Espaa cuan-tos caudales producia vuestro precioso suelo y el sudor devuestra frente: si podris trabajar y vender las obras de vues-tra agricultura e industria todos los hombres, solamente los comerciantes de Cdiz; si invadidos por algn estran-jero tendrn ellos fuerzas, marina y armas para defenderos;lo que jamas hicieron en tres siglos: si ya vuestros sacrificiosy los servicios que les hagis merecern que un americanosea apreciado, siquiera correspondido de los europeos: sicomponiendo la Amrica la mitad de la tierra, y su pobla-cin Espaola 17 millones, le han concedido una voz igualpara tratar de los beneficios pblicos, la que tiene el pe-queo y conquistado rincn de Espaa: si os han dicho quienes este Abascal que pretende el Imperio de Chile: donde es-tan sus poderes, y las ordenes de Fernando que proclama.

    Si en el momento en que deben lisonjearos para sedu-ciros, nada de esto os han dicho, y si por el contrario sabisque su Constitucin y las Cortes os han prohibido casi to-dos estos bienes, por leyes espresas y constitucionales; si laesperiencia os ensea que los americanos que les en.tregaron Caracas los envenenaron: que por otra parteesos infelices americanos que vendieron su Patria y su san-gre por servirlos marchan profuaos y esperando la muerte cada momento; que la ciudad de Mjico no ha recibidohasta ahora otro premio de su resistencia los patriotas quelos insultos pblicos con que aquel consulado los ultrajen las mismas cortes: que en Buenos-Ayres proyectaron pa-sar cuchillo los americanos: si todo esto es lo que osmanifiesta la esperiencia de vuestros ojos, decidles qu eslo que entienden por el camino del orden, de la justicia yde las leyes, que segurt dicen, os van conducir?Prfi-dos! Ellos pudieron sostener la causa de Espaa si hubie-ran correspondido los inauditos sacrificios que hizo la Am.rica el dia que nos llamaron sus hermaUQ^i y los prometie-

  • 2Qron igualdad de derechos. Pero en el acto que recibieronnuestros caudales, nos negaron hasta la esperanza de sucompasin. No son pues ellos de los que recibiris losconsuelos de los males que primeramente os han originado.Infelices de vosotros, si aniquilados ya enteramente sus ejr.citos del Per por el virtuoso y valiente Belgrano, les que-dar el nico arbitrio de volver formar tropas de vuestroshijos y hermanos y conduciros los helados desiertos delPotosEntre tanto pues que en el Congreso general que'acaba de convocarse para fines de Knt ro, dictis por vosotros mismos el remedio seguro y permanente de todos vues-tros males, obrad con firmeza, y ocurrid al gobierno por eldesagravio de vuestros daos.

    Provincias ocupadas por el enemigo, dentro de muy po-cos dias vais ser libres; pero vuestro honor, y vuestra glo-'ra exijen que pongis de vuestra parte cuanto conviene la comn felicidad, y al lustre de vuestra opinin: corred las banderas de vuestros hermanos que tenis al frente: par-

    .

    ticipad de sus laureles, y sed los restauradores de vuestraPatria: nueva organizacin, nuevo arreglo y nuevos cuida-dos sobre el ejrcito aseguran todos los ciudadanos que yano se esperimentarn los males y las pasadas vejaciones.

    Sala del Gobierno en el cuartel jeneral de Talca y.Noviembre 8 de 1813.

    Jos Miguel InfanteAgustn Ep-\zaguirreJos Ignacio Cienjuegos Mariano EgaaSecre*'tario.

    Proclama del Virey del Per los habitantes de Santiago-de Chile, con motivo de la ocupacin de Concepcin por

    las tropas de S. M,

    Nobles habitantes de Santiago de Chile: ser posibleque aun insistis en aniquilar y consumir la quietud y tran-quilidad interior que en lop;isado gozaba ese reyno? Aunpensis en destruir el ord( n pbii-o, y trastornar la armoniasocial con guerras y disen.siones civiks que rompen los lazosde la unidad, y traen los pueblos su ltima ruina y (hgra-dicion? /Aun meditis atar-ar la autoridad soberana del pue-blo espaol, cuando en la lucha m;.'S gloriosa que ha visto el-mundo, hri inmortdlizaflo su nombre, ha roto ya las cadenasque le habia remachado la myor, la mas horrible y esi-anda-Josa de las perfidias? Aun tratareis ce dirijir el |)udl las

  • entraas de vuestra propia patria, abrirle el seno y arrancar-le el corazn? No habis visto en el crculo de dos aosentregada la independencia y libertad que aspirabais, ladiscrecin y capricho de dos jvenes, cuya arbitrariedad y li.cencia abominaba mucho tiempo antes vuestra relijiosidad ypundonor? No era esa capital el domicilio de envidiable re.poso y tranquilidad, y hoy se siente herida mortalmente, cor-riendo por sus miembros un veneno corrosivo que la hacehomicida de s misma? No notis que no hay sino una pro-pensin al desorden y al desprecio de lo mas sagrado, bastan^^te para inutilizar las mas sanas intenciones, y sofocar la fueriza moral, para que presida en todo la oligarqua la anar-*quia? Veis otra cosa que la ambicin, el odio y la ven-ganza, destruyendo el orden pblico, levantando partidos yconspiraciones, y sin proteccin legal vuestras persona? ypropiedades? Veis acaso arreglada vuestra administracininterna, amplificado vuestro comercio, quitados los obstcu-los que obstruyen vuestra agricultura y aumento de pobla-cin, multiplicados los establecimientos cientficos, estend-dos los ramos de industria; hallis que todo es un desor-den, y que los empleos y recompensas del mrito son esclu-sivos de una familia depositara de la fuerza, y dispensados su arbitrio y voluntad? No estis por ltimo convencidosque los mas audaces sobrecojen los tmidos, les dan la ley,y que la fuerza y osada son el alma que arregla los movi-mientos de! cuerpo poltico, proscribiendo y desterrando los vecinos mas horiradoas, armando al reyno contra el reyno,familias contra familias, y que en este contraste se aniquila elorden pblico, y se pierde el reposo interior? Es preciso, no-bles chilenos, que dejis ya descansar un pueblo que sien-te todos los defectos de la nobleza, y no goza ninguna de susventajas, que se halla derramado en los campos, trabajandosin gozar de nada, y viviendo de la compasin de otros. Ob.servad que es natural y acendrada en sus pechos la fidelidadal rey, y que solo el artificio y el engao los conducen em.puar la espada y la lanza contra sus hermanos, abandonandosus familias y hogares, hacindoles sentir un nuevo generode vida en lo poltico, que puede ser la ruina del orden y ladesolacin de los pueblos: considerad que os hallis sin ar-mas, sin erario, sin caudales militares, sin disciplina, y sinideas para consumar un plan atrevido, estenso y destructorde.vosotros mismos. El general que de ra orden ha entrado

    I '

  • 28en vuestras tierras, y tiene de su parte la mas noble, Teal yvalerosa provincia de ese reyno, lleva la oliva, y se penetra-r mi corazn del mas vivo sentimiento, si lo ponis en latriste necesidad de ensangrentar su espada: no es la opininpoltica la que castigar, ni lae convulsiones y movimientospasados, efectos de una preocupacin; todos mirar comohermanos, y aun los mismos caudillos que dan direccin vuestras efmeras fuerzas, pero si la obstinacin se empea,gi la razn no gobierna, si un espritu aniquilador propende destruir la integridad de la mas grande nacin, de nuestrapatria comn, despreciando sus nuevas instituciones y susprincipios nobles y liberales 4 favor de estos dominios, todoel rigor de la justicia se dejar ver en plazas y calles, y desa-parecern muy luego aquellos pocos enemigos dla humani-dad, integridad y conservacin del inmortal imperio espaol.Lima 33 de Abril de 1813,^-jGZ Marques de la Concordia,

    Reflexionad seores sobre el oficio reservado de queya tenis conocimiento. Cuales el hombre quien elgobierno lejtimo de Chile, la junta gubernativa dirije unasespresiones tan altamente honorficas, y que prueban unatan ilimitada confianza? Es D. Bernardo O'Higgins, cuyabiografa no ser conocida, sino cuando la historia impaV-cial inmortalice los nombres de los americanos ilustres: elmismo que en el ao de 1800 atrajo en la ciudad de Cdiz la santa causa de la independencia al jeneral Terrada, y los cannigos Freters y Corts, el mismo que con estosrecomendables eclesisticos traz el plan que despus seejecut para la independencia de Buenos-Ayres y Chile:el mismo que con Fretes , Rosas , Salas , Argomedo,Marin, Cruz, Echevarra y Larrain, Irrisarri, Villegas,Enriquez , Mendiburu, Rosas, D. Jos Maria Manzano,Arriagada, Mascayano, Recabarren y otros veteranos dela libertad

    ,

    plante en su tierra natal el sistema re-presentativo ; el mismo que despreci la mas alta dig-nidad del estado

    , y habindola aceptado por espresomandato del Congreso, no la retubo sino quince dias, cuan-do vio que en ella ya no podia ser til su patria: el mis-mo en fin, que con el carcter de mediador trabaj infa-tigablemente aunque sin xito, para remediar loe males

  • thfci

    29que habia hecho ala libertad de su pais, la maligna facciorrde que el libelista es ahora el jefe ostensible.

    Seores jurados , el ilustre cliente quien tengo lahonra de defender es un gran mariscal de la repblica; re-conocido por el Congreso del Per fundador de la repblicade Chile; es D. Bernardo O'Higgins, el que cuando vioque de resultas de la traicin de un prfido chileno no po-da ya servir su patria, se retir la hacienda que habiaheredado de sus padres, donde solo pens en dispensar be-neficios sus inquilinos. O'Higgins fu el primer chilenoque atac al enemigo desembarcado en las costas de supais. El invicto segn las espresiones de Carrera. Elprimer soldado capaz por s solo de reconcentrar heroica-mente el mrito de las glorias y triunfos del soldado chile-no. Por ltimo, O'Higgins es el mismo que no solamentearriesg su vida y derram su sangre en cien batallas, sinoque p tra alimentar sus hambrientos soldados, y cubrir sudesnudez, entreg al comisario jeneral del ejrcito los nu-merosos rebaos de sus vastas posesiones y en la caja mi-litar los ahorros de muchos aos de prudencia, y economa.Tal es el hombre quien la junta gubernativa intimamen-te persuadida de sus sentimientos y proezas dirigi su ofi-cio de 22 de Noviembre de 1812, documento tan honorfi-co su patriotismo y sabidura, como glorioso para el pa-triota quien se diriga. Todos cuantos europeos han es-crito sobre los sucesos dla Amrica del Sur, lo han con-signado la posteridad. Palacios, Terrasa, Rico, Miers,Torrente, los diccionarios biografieos, la traduccin delAtlas de liCsage, las revistas, y papeles de Francia Ingla-terra, todos han pronunciado el nombre de O'Higgins conentusiasmo y elogio sus dignos merecimientos. Y quien,pregunto, es el que se atreve manchar la reputacin deeste coloso? Un miserable cuyo nombre insignificante porprimera vez llega vuestros oidos: un encarcelado, un prosi-cripto eterno de la repblica de Chile, de quien no se cuenta el menor servicio en favor de la causa por la que seha sacrificado el jeneral O'Higgins, Un hombre por l-timo que parece descontento con todos los gobiernos, yque se propuso hacerles la guerra todo el tiempo que \o9

  • 430verdaderos patriotas se consagraban enteramente sacudirel yugo ignominioso del despotismo.

    Los seores jurados creern sin duda que abuso de suinteligencia, y sentimientos, ampliando mis observacionessobre el indecente, estpido infundado libelo. No es as,sino que estando envuelto en esta cuestin el honor de dosgrandes naciones, debo atacarlo en todas sus partes yno dejar sin refutacin una sola de sus temerarias y absur-das imposturas. Por eso me he detenido mas de lo quepens en desvanecer las dos graves suposiciones de queCarrera hizo muchofavor aljeneral OHiggins, hacindo-lo guerrillero; y quejams pudofijar sobre s la atencindelpblico, ni de sus compaeros de armas, que siempre lomiraban como un militar adocenado.

    Vengamos ahora la acusacin de que su impericia yatroz conducta, fueron la causa de que Carrera y su her-mano D. Luis, fuesen aprendidos por los realistas. D. Jo-s Miguel Carrera recibi orden en Concepcin de hacer

    .

    renuncia del mando segn el oficio de 22 de Noviembrede 1813, que ya se ha leido, sin que O'Higgins tubiese lamenor parte en ello. El mismo Carrera espres que notenia inconveniente en entregarlo O'Higgins; desobede-ci sin embargo, y se empe en contarrestar las orde-nes de la junta. El gobierno le quit por fin el mando, ylo confiri O'Higgins con aprobacin jeneral segn pa-rece de los documentos ya vistos. Observando pues losCarreras que sus intrigas y maquinaciones eran absoluta-mente intiles, procuraron pasar la capital como teatromas favorable sus operaciones. Con este objeto pidi D.Juan Jos escolta al general O'Higgins, el cual se la dio pesar de lo reducido del ejrcito, y con ella lleg segu-ro la capital, habiendo tomado las precauciones acostum-bradas en tales casos. D. Jos Miguel y D. Luis, salie-ron despus con escolta de igual, mas fuerza, y no ha-biendo seguido el plun prudente de su hermano, cayeronen manos del enemigo. Tan lejos estubo el general O'Hig-gins de entregar a los Carreras, que los libr de la indig-nacin general, y de la muerte,acojiendolos en su pro-pia habitacin en la ciudad de Concepcin, y que, como

    i

  • 31despus se desmostrar, O'Higgiiis fue quien despus detratado de Talca, no solo les proporcion la libertad sa~candlos de las manos de los espaoles, sino que salv susvidas.

    Celebr dice el libelista la ignominiosa capitulacinpor que se sujetaba el pais de nuevo la dominacin es-paola, con la calidad de que se le conservase su empleo yde que los Carreras permanecieran presos disposicindel Virrey, sin embargo de que los dems prisioneros deuno y otro ejrcito fuesen puestos inmediatamente en li-bertad. La contestacin tamaa injuria es muy fcil depresentarse, y yo no se como se ha escapado la astuc ade Rodrguez. El general O'Higgins que empez la pri-ftiera campaa contra el general Pareja con siete vetera-nos y ochenta voluntarios, y que la termin de un modocapaz de merecerle el ttulo de pr mer soldado chileno, seencontr reducido por las dilapidaciones de los Carreras una desesperada situacin al empezar su segunda cam-a. Su enemigo era el jeneral Gainza con tropas fre>cas de invasin, enviadas por el virrey Abascal, miHtar dequien es menester decir que fue el mas sabio, el mas in-fatigable y celoso de cuantos jefes tuvo la Espaa en laAmrica del Sur durante la guerra de Independencia enaquella poca.

    Si me fuera posible entrar en el pormenor de todaslas hazaas intrpidas, y hbiles maniobras desempeadaspor O'Higgins en esa ltima campaa, no dudo que con-firmaran el derecho que tiene al titulo del invicto O'Hig-gins, el primer soldado chileno, pues sus servicios en aque-lla ocasin fueron mas importantes, y arduos, que los quele granjearon ese honroso distintivo en la primera cam-paa. Baste decir que cuando el diestro y penetranteAbascal tuvo noticia de que Carrera haba dejado el man-do por orden de su junta, y que O'Higgins le habia suce-dido, igualmente que el bravo Maquena, v el intrpidoSpano previendo la destruccin del ejrcito Real en Chi-le si la guerra continuaba, y las funestas consecuencias deeste golpe respecto sus operaciones contra las provin-cias argentinas, Quito, y Nueva-Granada, tom una medi-

    ill

    !!!';(

  • 32da que demostraba hasta donde se estendian sus recelos.En el mes de Enero de 1814 se dirigi al comandante in-gles Hylliar que estaba en el Callao, y le pidi su mediacinen una lucha cuyas tristes consecuencias prevea. Fu ungolpe diestro escojer este mediador, porque Abascal sabiala alta consideracin que O'Higgins tributaba la nacininglesa

    , y que cualquiera proposicin trasmitida por surepresentante seria favorablemente acojida. El comodo-ro, quien ningn marino ingles ha excedido en valor, hu-manidad y honradez, acept con gusto un cargo tan pro-pio de su carcter y rango, recibiendo del virey los pode-res mas amplios, y las mas enrjicas protestas de sinceri-dad, y buena f. No perdi tiempo en trasladarse la ca-pital de Chile ofreciendo sus servicios al gobierno, paradar trmino en calidad de mediador las hostilidades. D,Francisco Lastra, colocado la cabeza del gobierno, cono-ciendo la deferencia que merecia el mediador por todassus circunstancias, convino al punto en sus propuestas, yotorg los correspondientes poderes O'Higgins y al co-ronel Maquena para que tratasen en nombre de Chile.Con estas facultades, y las que tenia Gainza del virey pa-s el comodoro al cuartel general frente de Talca, cu-ya ciudad se habia retirado antes Gainza con su ejercitode resultas de las operaciones militares del general O'Hig-gins, las que por s solas forman una de las pajinas masbrillantes de la historia. En el Monitor Araucano del 20de Noviembre de 1813 se halla el pasaje siguiente quevais oir como relativo las glorias de un Gran Ma-riscal del Per *'Duraba ya el fuego mas de tres ho-^'ras, cuando O'Higg'ns impacientado toma el fusil de'*un soldado que cay muerto su lado , grita los su-^'yos, y les diceSoldados, v vir con honor, morir con^^gloria, el que sea valiente que me sigaestas son las mis-

    mas palabras con que O'Higins entusiasm tambin susfieles guerreros en los das de Rancagua, Chacibuco yMaip. Palabras dignas de un hijo de Arauco, que debianser esculpidas en letras de oro en cada bandera de Chile,

    y profundamente grabadas en cada corazn chileno. Se-ores, horas enteras podra yo pasar refiriendo hechos e-

  • 3Smejantes; pero mi deber me llama imperiosamente esetratado honroso que el libelista ha querido llamar ignomi-niosa capitulacin.

    Por fortuna existe en esta capital un ejemplar impre-so, del que voy a daros lectura. Dice as:

    Acta del Crobierno y Senado.

    En la ciudad de Santiago de Chile, 5 de Mayo de1814El Sr. D. Francisco Antonio de la Lastra, SupremoDirector del Estado, mand convocar su sala de despachoal distinguido cuerpo del M. I. Senado hizo leer su pre-sencia los pliegos de tratados hechos consecuencia delacuerdo del 19 del anterior por el general del ejrcito na-cional brigadier D. Gavino Gainza, y el jeneral en gefedel de Chile bi-igadier D. Bernardo O'Higgins, y CuartelMaestre brigadier D. Juan Mackenna,Plenipotenciarios nom-brados para este efecto en dicho acuerdo, y el contesto deaquellos pliegos es como sigue:

    Convenio celebrado e7itre los jenerales de los ejrcitos tiftulados Nacional y del gobierno de Chile.

    1. Se ofrece Chile remitir diputados^ con plenospoderes instrucciones, usando de los derechos imprescriptibies que le competen como parte integrante de la monar.quia espaola, para sancionar en las Cortes la Constitucinque estas han formado, despus que las mismas Cortes oi-gan sus representantes;y se compromete obedecer loqueentonces se determinase, reconociendo, como ha reconoci-do, por su monarca al Sr. D. Fernando 7. y la autori-dad de la regencia por quien se aprob la junta de Chile,mantenindose entre tanto el gobierno interior con todo supoder y facultades,y el libre comercio con las naciones alia-das y naturales, y especialmente con la Gran Bretaa, la que debe la Espaa, despus del favor de Dios y su va-lor y constancia, su existencia poltica.

    2. *^ Cesarn inmediatamente las hostilidades entreambos ejrcitos; y la evacuacin de Talca se ejecutar las30 horas de ser comunicada la aprobacin del gobierno deSantiago sobre este tratado, y la de toda la provincia df

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  • 34Concepcin, esto es, la tropa de Lima, Valdivia y Chiloe, enel trmino de un mes de recibida dicha aprobacin, fran-quendomeles los auxilios que estubiesen al alcance de Chi-le, y di^'te la resrularidad y prudencia, y quedando esta lti-ma Plaza de Chilo i?ujt;ta como antes al Vireynato de Li-ma, asi como se licenciarn todos los soldados de la provin-ca de Concepcin y sus partidos si lo pidieren.

    3. ^ Se restituirn reciprocamente y sin demora to-dos los prisioneros que se han hecho por ambas par-tes sin exepcion alguna, quedando enteramente olvidadaslas causas que hasta aqui hayan dado los individuos de lasprovincias del reyno comprometidos por las armas con mo-tiv de la presente guerra, sin que en ningn tiempo puedahacerse mrito de ellas por una ni otra parte. Y se reco-mienda recprocamente el mas relijioso cumplimiento de es-te artculo.

    4. Continuarn las relaciones mercantiles con todasas dems partes que componen la monarqua espaola conla misma libertad y buena armona que antes de la guerra.

    5. Chile dar la Espaa todos los auxilios queestn su alcance conforme al actual deterioro en que haquedado por la guerra, que se ha hecho en su territorio.

    6. *-* Los oficales veteranos de los cuerpos de infan-tera y dragones de Concepcin, que quisiesen continuar suservicio en el pas, gozarn el empleo y sueldo que disfruta-ban antes de las hostilidades: y los que no, se sujetarn aldestino que el Exmo. Sr. Vrey les sealare.

    7. Quedarn la ciudad de la Concepcin y puertode Talcahuano con todas las piezas de artillera que tenanantes de las hostilidades; y no siendo posible al Sr. Briga-dier D. Gavino Ganiza dejar todos los fusiles de ambas pla-zas, se conviene en restituir hasta el nmero de 400 para suservicio y resguardo.

    8. Desde el momento que se firme este tratado es-tar obligado el ejrcito de Chile conservar la i)oscon quehoy tiene, observando religiosamente el no aproximarse mas Talca; y caso que entretanto llega la ratificacin delExmo. gobierno de Chile, sobreviniere algn temporal quepueda perjudicarle, ser de su arbitrio acamparse en algunahar-ienda en igual mas distancia de dicha ciudad: bien en-tendido que para el inesperado de volverse romjier las hos-tilidades, que ser con previa noticia y acuerdo de ambos

  • ejrcitos, no podr cometer agresiones el nacional sin ha-berle dado lugar de restituirse la posicin en sta fecha.

    9. ^ Se restituirn recprocamente todos los mora-dores y vecinos las propiedades que tenian antes del 18 deFebrero de 18 1 declarndose nulas cualesquiera enagenacio-nes que no hayan procedido de contrato particular de susdueos.

    10. ^ El Exmo. gobierno de Chile satisfar con oportu-nidad de su tesoro pblico 30 mil pesos como en parte delpago que debe hacerse algunos vecinos de la provincia deConcepcin de los gastos que ha hecho el ejrcito que hoymanda el Sr. general brigadier D. Gavino Gainza, quien vi-sar los libramientos que espida la intendencia.

    11, '^ Para el cumplimiento y observancia de cuanto se.ofrece de buena f en los artculos anteriores, dar Chilepor rehenes tres personas de distinguida clase carcter,entre quienes se acepta como mas recomendable, y por ha-berse ofrecido espontneamente en honor de su patria alSr. brigadier D. Bernardo O'Higgins, menos que el Exmo.gobierno de Chile lo elija de diputado para las cortes; en cu-yo caso se substituir su persona con otra de carcter y re-presentacin del pais,

    12. Hasta que se verifique la total evacuacin del terri-torio de Ci)ile,be darn en rehenes por parte del ejrcito na-cional, luego que est ratificado el tratado, dos gefes de laclase de coroneles, asi como para evacuar Talca, que de-ber ser el inmediato, se darn por el ejrcito de Chile otrosdos de igual carcter, quedando todo el resto del mes paraque vengan la inmediacin del Sr. general del ejrcito na-cional los rehenes de que habla el artculo anterior, un do-cumento de constancia de haberse embarcado para Lima.

    13. ^ Luego que sea firmado este tratado, se espedirnrdenes por los SS. jenerales de ambos ejrcitos para quesuspendan su marcha cualesquiera tropas que desde otrospuntos se dirijan ellos; y que solo puedan acojerse, paralibrarse de la intemperie, las haciendas pueblos mas ve-cinos donde les llegaren dirhas ordenes, hasta esperar alllas que tengan bien dirijirles; sin que de ningn modopuedan las auxiliares del ejrcito nacional pasar el Maule, entrar en Talca, ni las del ejrcito de Chile el rio de Lontu.

    14. Si llegare el caso (que no s espera) de no mere-cer aprobacin este tratado, ser obligado el Sr. general del

  • mm

    36ejrcito de Chile esperar la contestacin de esta noticia,que ha de comunicar el del nacional, quien deber darla alcuarto de hora de recibida.

    15. o Reconociendo las partes contratantes que la sus-pensin de las hostilidades, la restitucin de la paz, buenaarmonia intima amistad entre los gobiernos de Lima y Chi-le son debidos en gran parte al relijioso y eficaz empeo delseor comodoro, y comandante de la Febe D. Santiago Hyl-liar, quien propuso su respetable mediacin al gobie^rno deChile, manifestndole los sentimientos del Sr. Virey, y no hareparado en sacrificios de toda clase, hasta presenciar tan-ta distancia de su destino todas las conferencias que han pre-cedido, y este convenio, le tributamos las mas espresivas gra.cias, como mediador y principal instrumento de tan intere-sante obra.

    16. Se declara que la devolucin de solo 400 fusiles las plazas de Concepcin y Talcahuano que se refiere elartculo 7. es porque el seor jeneral D. Gavino Gainzano tiene completo el armamento que el ejrcito de su man-do introdujo al reyno.

    Y despus de haber convenido en los artculos anterio.res, nos el jeneral en jefe del ejrcito nacional, brigadierD. Gavino Gainza, y el jeneral en jefe, y el cuartel maestrejeneral del ejrcito de Chile D. Bernardo O'Higgins, y D.Juan Mackena, plenipotenciarios nombrados, firmamos dosejemplares de un mismo tenor para su constancia en las ori-llas del rio Lirca, dos leguas de la ciudad, de Talca, cuar-tel general del ejrcito nacional, igual distancia del deChile, en 3 de Mayo de 1814.

    Gavino GainzaBernardaO^HigginsJuan Mackenna.

    Leido, se discuti sobre el contenido de todos sus arti.los con la escrupulosidad y detencin que exije tan impor-tante asunto, y de unnime consentimiento acordaron san-cionarlos, y ratificarlos la letra de su contenido, excep-cin del artculo once, en cuyo lugar resolvieron se pusieseel siguiente.

    11. El reyno de Chile, para garantir con la buenaf que le es caracteristica el verificativo de los tratados acor,dados, resiste alejar de s la persona del jeneral en jefe, bri-gadier D. Bernardo O'Higgins. Despus que su presencia,sagHridad y mas circunstancias destruyeron la perturbacinnterior,y han repuesto el reyno en su anterior tranquilidad.

  • 37su aosencia puede esponerlo que contra la opinin del go-bierno sufra los sensibles anteriores desastres: por tantoaquella presencia, mas de precaver estos, ser la mejor ga-rantia del cumplimiento de los tratados; en su lugar, y paraque tenga preciso efecto el citado artculo, dar el gobiernotres personas de distincin, con grado de coronel, y solopermitir salga del reyno aquel jeneral, si se nombrase di-pu tado para las cortes.

    Con este requisito y adicin, se concluy el acuerdo queantecede, y lo firmaron los seores que lo personaron, cotel infrascripto secretario,

    Francisco de la Lastra, DirectorSupremo del Estado.

    Dr. Jos Antonio Errazuriz, Presi-rdente del Senado

    Camilo HenriquezDr. Gabriel Jos deTocornalFrancisco Ramn VicuaDr, Juan Jos Eche^verria, Secretario.

    Seores Jurados, habris observado que hasta ahoracasi todas las pruebas que os he presentado en favor de mcliente, han procedido de las manos de sus enemigos. Elmas hbil, el mas formidable de todos ellos , era el vireiAbascal. Este mand publicar el tratado de que se hablaen el Pensador del Per, peridico sostenido y creado porl, y cuya redaccin debe considerarse como la espresionde sus opiniones y sentimientos. Pues ved aqu la notaque el mismo virey mand poner en aquel peridico, des-pus de insertar el referido tratado: ^'Se espera en estacapital al Brigadier Gainza con la causa que se le ha for-mado en Chile de orden de este gobierno, cuyos resulta-dos ya ver el pblico, no debia esperar el virey para opo-nerse con las armas al cumplimiento del convenio^*

    Este tratado tan absurdamente llamado capitulacinignominiosa encierra virtualmente el reconocimiento de laindependencia de Chile, y es mucho mas honroso que elque celebraron en Mjico Iturbide y O'Donoju, cuyo tra-tado crey la nacin mejicana oportuno recompensar alprimero con una corona imperial, y despus de su caidacon una magnfica dotacin para s y su familia. El trata-do no habla una sola palabra de los Carreras, y cuanto ma-yor ser la admiracin cuando llegue comprenderse quelejos de introducir O'Higgins un artculo para que permane-

  • Sotesen presos disposicin de Abascal pesar de la liber-tad de los dems prisioneros de uno y otro ejrcito, fu laverdadera causa de que quedasen libres tan pronto co-mo lleg la ratificacin de Santiago! Aun hay mas: yalibres, les salv O'Higgins la vida en aq^iellas mismas cir-cunstancias por la indignacin de muchos gefes y oicia-les que quisieron sacrificarlos al verlos en su campamento.Despus veremos que esta fue la segunda vez que O'Hig-gins preserv los das de sus enemigos. Estas relevantespruebas de jenerosidad contrastan singularmente con elatroz libelo que estoi impugnando.

    Obsrvese ademas, que con esa conducta noble y be-nfica, el jeneral O'Higgins se h colocado entre dos fuegosde acusaciones. Por un lado, el partido de los Carreras leecha en cara el homicidio de uno de sus caudillos: por otrose halla severamente reprendido por el gobierno de Chile acausa de haber dado su proteccin aquellos hombres, ydejarlos ir la capital. Estos hechos parecern increblessi no se apoyasen en los mas incontestables testimonios. Loprimero se prueba con las palabras ya citadas del libelo.Lo segundo, por el oficio que diriji O'Higgins el jeneralLastra supremo director del Estado, ocho dias despus dehaber recibido los Carreras su hbertad y vida. Dice as

    Los efectos de la fatal condescendencia de V. E. en lapermisin de la venida de los Carreras, motiv la fermenta-cin del pueblo, y me oblig la providencia ejecutiva demandarlos prender y asegurar como reos de estado y alen-tadores de su libertad. Fugaron bien montados en el mismoacto de tenerlos sitiados, asegurando su mismo padre iban practicar una revolucin funesta. Creo sea en ese ejrcitoen donde se dijo, y dicen tienen partido. En el momento de-be V. E. publicar un bando en l, declarando traidor quienlos abrigue, proteja y no los entregue. El mismo debe ha-cer ostensivo en todos los pueblos, villas y lugares, sujetos su comprensin, pasando las mas estrechas circulares conel premio que considere justo quien los aprese, y pena dela vida al que aun sahiendo su existencia no los delate. Ur*je esta providencia, Sr. Jeneral, cuyo resultado espero.

    Dios guarde V. E. muchos aos,Santiago, Mayo 24

  • de 1814, las 9 de la noche.-Jeneral en jefe.

    Francisco de la Lastra^-

    Fuera de esto, el supremo director procur convencer O'Higgins del error que habia cometido dejando libres los dos hermanos. Para esto le dsriji otro oficio en 25de Mayo de 1814 cuyo contenido es el siguiente.

    Despus de haber fugado los Carreras, sin que provi-dericia alguna bastase indagar su paradero hasta esta fecha,apareci una nueva conspiracin fraguada por Campino, deque l solo hasta hoy aparece autor. Su objeto era quitar-me el mando (que no aprecio por substancia) y formar ungobierno al tamao de su cabeza; bien que para darle un co-lorido de ventajas, y proporcionarse mecenas en su arrojo,divulg sostituiria Mackenna; est asegurado, y quedasubstancindose su causa.

    Urje la venida del batalln de Voluntarios en los trmi-nos que advierto por mi oficio de esta fecha, y el (pie V. E.no permita licencia para venir la capital individuo delejrcito, mientras tanto no consolida el gobierno sus provi-dencias.

    Dios guarde V. E. muchos aos.Santiago 25 de Ma-yo de 1814.

    Francisco dla LastraExorno. Sr. Jeneralen jefe del ejrcito de Chile.

    El general O'Higgins conserva aun en su poder uno mas oficios del Supremo Director, capaces de convenceral mas obstinado de la benevolencia con que mir losCarreras. Pero su natural modestia no le permite valersede estos victoriosos medios de defensa, respetando un je-fe de buenas intenciones, que aunque dbil en su conducta,ha sido siempre un firme defensor de la independencia de supais. Sin embargo, interesa demasiado tener presente otrooficio del mismo Lastra con fecha 12 de Jul!0,1814,porsercopia de que escribi Mackenna,de cuyas resultas redac-t este el informe de que tambin debo dar alguna ideapara mayor confusin del calumniador. El oficio est con-cebido en los trminos siguientes:

  • 40A las 7 de la noche del dia 9 del corriente se ha arres-

    tado de mi orden, en el cuartel de S- Diego, De Luis Car-rera: he nombrado una comisin compuesta del ministro deapelaciones D. Lorenzo Villaion, del fiscal de lo civil D. Juande Dios Vial, y del Dr. D. Silvestre Lazo, para que proce-dan la formacin de la causa de aquel individuo, y de susdos hermanos, que sobre mas menos se juzgan comprendi-dos en los mismos delitos: al intento, y para que estos noqueden impunes, es preciso que V. E. la mayor brevedaddirija este gobierno un informe circunstanciado de cuantopor s, por conducto de sujeto de f, sepa contra ellos, dequienes, al mismo efecto, pedir V. E. otros jefes los in-formes convenientes: mandar practicar las diligencias queocurran, conducentes al fin indicado; mandar recojer cuan,tos documentos advierta V. E. que pueden influir en la cau-sa y en el todo, en la parte que sea ascequible: har V. E.que venga sin dilacin esta suprema autoridad.

    Dios guarde V. E. muchos aos.Santiago, Julio 12de 1814.

    Francisco de la Lastra.Excmo. Sr. Jeneral enjefe del ejrcito de la Patria.

    Los prrafos del informe del jeneral Makenna, dadoen esta ocasin por orden del Superemo Director Lastra,merecen ocupar un lugar muy distinguido en mi defensa.

    De este informe, y del de todo chileno que prefiere elhonor de la verdad y el bien de su patria bajos temores ymal fundados sentimientos de compasin, resultar un cat-logo de crmenes desconocidos en los pueblos civilizados:crmenes, que por haber tenido su orijen en el abuso de lafuerza armada, alejarn, espero, en lo futuro todo militaramante de los derechos de sus conciudadanos, de mezclarseen revoluciones, y le convencer de cuan fundada es esamxima de eterna verdad: que el despotismo es el invariable, inevitable resultado de la intervencin de la fuerza armadaen materia de gobierno y lejislacion.

    El cuadro que present este respetable rey no en lapoca que se refiere este informe, es el mas humillante quepuede concebirse. Tres jvenes sin los menores conoc,mientos militares, ni polticos, sin valor personal, y sin mascualidades de tiranos, que la irreligin y la inmoralidad, soconstituyen, mediante el abuso de cuanto hay de sagrado en-tre los hombres, arbitros de la suerte de un milln de almas;

  • 41renen en s toda la fuerza, destruyen el ejecutivo: insultandel modo mas grosero al lejislativo, y concluyen con abolirlo.Para dar un colorido lega! su usurpacin, representaban laridicula farsa de juntar cinco seis jefes de los cuerpos ve-teranos y milicias, para elejir dos miembros del poder eje-cutivo. Estos los pocos dias, hacan dimisin por noverse cubiertos de la execracin y ludribio pblico, bieneran removidos por no tener la dociiilad que queran los usur-padores. Volvise renovar la ridicula escena indicada,hasta que por fin encontraron dos personas dotadas de lascualidades que requeran; aunque estos en secreto han de-clarado sus amigos, que solo permanecan en el gobiernopara contener en lo posible los excesos de los Carreras.Persiguieron estos hombres desnaturalizados todos loa"distinguidos patriotas. Por medio de sus intrigas, revolucio'nan la plaza de Valdivia y ciudad de Concepcin: quitansus juntas: desierran todos los principales patriotas de di-cha provincia; tratan de quitar el armamento y reducir sustropas veteranas; al frente de estas colocan hombres, algunosdbiles y otros traidores conocidos. Impusieron nuevascon-tribuciones, y dilapidaron del modo mas escandaloso los fon*dos pblicos, gastando, segn tengo entendido, mas de unmilln doscientos mil pesos en el primer ao de su usurpa-cin, sin haber aumentado, antes disminuido, la defensa dela provincia de