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© by Santos J. Álvarez (Principáu d´ Asturies) Página - 1 SAN ESTEBAN DE CUÑABA – LA PASÁ PICAYO – TRESVISO – CANAL DE REÑINUEVO - URDÓN ACERCAMIENTO EN COCHE HASTA EL INICIO DE LA RUTA SALIDA DE: Oviedo HORA: 06:00 LLEGADA A: S. Esteban de Cuñaba HORA: 08:30 TIEMPO EMPLEADO: 2 horas y 30 minutos KILÓMETROS: 155 Se sale de Oviedo por la autopista A-64, enlazando luego con la A-8 por la que se llega hasta Llanes, donde se prosigue por la N-634 hasta Unquera, desviándose aquí para coger la N-621 que nos lleva hasta la entrada del Desfiladero de La Hermida y Urdón. Para hacer la ruta de esta manera es preciso llevar al menos dos coches, dejando primeramente uno en Urdón (final de la ruta), y el otro en San Esteban de Cuñaba (inicio de la ruta). TRAMO I: DE SAN ESTEBAN DE CUÑABA A TRESVISO (POR LA PASÁ DE PICAYO) SALIDA DE: S. Esteban de Cuñaba HORA: 08:40 LLEGADA A: Tresviso HORA: 12:15 TIEMPO EMPLEADO: (incluidas las paradas) 3 horas y 35 minutos KILÓMETROS: 5,8 * Fecha : 29 de junio de 2.010 (martes) * Quienes realizaron la ruta : Jonatan, Javi (Gudín), Alex, Javi (Cienfuegos), Jaime y Santos. * Tipo de ruta : circular [Mapa: hojas 56-II y IV del I.G.N.] * Tiempo total empleado (incluidas las paradas) : 9 horas y 30 minutos. * Distancia total : 15,5 km. * Desniveles : - Desnivel máximo de subida: 635 (desde los 280 metros de S. Esteban de Cuñaba, hasta los 915 metros del Cantu Las Torcas) - El desnivel máximo de bajada es de 460 metros, desde los 915 metros de Tresviso, hasta los 455 metros del puente La Bárdina. - El desnivel total acumulado en bajada es de 855 metros. * Condiciones atmosféricas : Día en prácticamente su totalidad, claro, soleado y despejado. Únicamente, a mitad de recorrido de la Pasá Picayo, en el tramo más alto, pareció como si quisiera meterse algo la niebla procedente de la costa; pero fueron apenas unas pequeñas nubes y unos pequeños jirones de niebla sin consistencia alguna y que no duraron más allá de cinco minutos. Hacia la lejanía algo de bruma y condensación, que seguramente influirá en la nitidez y claridad de las fotos. Bastante calor y temperatura elevada. El calor se notaba sobre todo en la zona de vegetación, arbolado y bosque, donde la humedad del ambiente era mayor, y había una sensación de “bochorno” que hacía sudar más y aumentaba la sensación térmica.

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SAN ESTEBAN DE CUÑABA – LA PASÁ PICAYO – TRESVISO –

CANAL DE REÑINUEVO - URDÓN

ACERCAMIENTO EN COCHE HASTA EL INICIO DE LA RUTA

SSAALLIIDDAA DDEE:: OOvviieeddoo HHOORRAA:: 06:00 LLLLEEGGAADDAA AA:: SS.. EEsstteebbaann ddee CCuuññaabbaa HHOORRAA:: 08:30 TTIIEEMMPPOO EEMMPPLLEEAADDOO:: 2 horas y 30 minutos KKIILLÓÓMMEETTRROOSS:: 155 Se sale de Oviedo por la autopista A-64, enlazando luego con la A-8 por la que se llega hasta Llanes, donde se prosigue por la N-634 hasta Unquera, desviándose aquí para coger la N-621 que nos lleva hasta la entrada del Desfiladero de La Hermida y Urdón. Para hacer la ruta de esta manera es preciso llevar al menos dos coches, dejando primeramente uno en Urdón (final de la ruta), y el otro en San Esteban de Cuñaba (inicio de la ruta).

TTRRAAMMOO II:: DDEE SSAANN EESSTTEEBBAANN DDEE CCUUÑÑAABBAA AA TTRREESSVVIISSOO ((PPOORR LLAA PPAASSÁÁ DDEE PPIICCAAYYOO))

SSAALLIIDDAA DDEE:: SS.. EEsstteebbaann ddee CCuuññaabbaa HHOORRAA:: 08:40 LLLLEEGGAADDAA AA:: TTrreessvviissoo HHOORRAA:: 12:15 TTIIEEMMPPOO EEMMPPLLEEAADDOO:: ((iinncclluuiiddaass llaass ppaarraaddaass)) 33 hhoorraass yy 3355 mmiinnuuttooss KKIILLÓÓMMEETTRROOSS:: 5,8

* Fecha: 29 de junio de 2.010 (martes) * Quienes realizaron la ruta: Jonatan, Javi (Gudín), Alex, Javi (Cienfuegos), Jaime y Santos. * Tipo de ruta: circular [Mapa: hojas 56-II y IV del I.G.N.] * Tiempo total empleado (incluidas las paradas): 9 horas y 30 minutos. * Distancia total: 15,5 km. * Desniveles:

- Desnivel máximo de subida: 635 (desde los 280 metros de S. Esteban de Cuñaba, hasta los 915 metros del Cantu Las Torcas)

- El desnivel máximo de bajada es de 460 metros, desde los 915 metros de Tresviso, hasta los 455 metros del puente La Bárdina.

- El desnivel total acumulado en bajada es de 855 metros. * Condiciones atmosféricas: Día en prácticamente su totalidad, claro, soleado y despejado. Únicamente, a mitad de recorrido de la Pasá Picayo, en el tramo más alto, pareció como si quisiera meterse algo la niebla procedente de la costa; pero fueron apenas unas pequeñas nubes y unos pequeños jirones de niebla sin consistencia alguna y que no duraron más allá de cinco minutos.

Hacia la lejanía algo de bruma y condensación, que seguramente influirá en la nitidez y claridad de las fotos.

Bastante calor y temperatura elevada. El calor se notaba sobre todo en la zona de vegetación, arbolado y bosque, donde la humedad del ambiente era mayor, y había una sensación de “bochorno” que hacía sudar más y aumentaba la sensación térmica.

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Partimos del pequeño pueblo de S. Esteban de Cuñaba, en cuya

plazoleta dejamos aparcados los coches, y donde encontramos una fuente donde poder aprovisionarse de agua, así como lo que queda del tronco del inmortal Castañón de la riega de La Gojita, nacido en una primavera de finales del siglo XVI, y que durante sus 400 años de existencia fue mudo testigo de la historia

de esta aldea y sus habitantes. Atravesando por entre las casas de la zona alta del pueblo alcanzamos el inicio de una ancha pista de hormigón, donde encontramos un rótulo indicador de la ruta: “Ruta de la Pasá del Picayo. Tresviso (4 h). PR-PNPE-29”, y un panel informativo en donde se hace una somera explicación del camino. Antiguamente, para llegar hasta la perdida y remota aldea de Tresviso, uno de los

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dos caminos existentes era el que atravesaba los agrestes parajes y rincones de la Sierra de Cocón, que quedó abandonado y prácticamente en desuso cuando a mediados del siglo XIX se construyó el actual que parte desde Urdón, el conocido como “Camino de La Peña”, a raiz de la explotación de mineral de cinz en el Macizo Oriental de los Picos de Europa (macizo de Andara). Con el paso del tiempo los muros se cayeron, los pasos armados con madera y piedras fueron desapareciendo, y los senderos se tornaron impracticables. Pero no hace muchos años la Dirección del Parque Nacional de Picos de Europa limpió de maleza el desaparecido sendero, reconstruyó las armaduras, aseguró con cables y maderas los pasos más peligrosos y complicados y señalizó con pintura el camino, en lo que en la actualidad es el “PR-PNPE-29”, poniéndole el nombre del tramo más aéreo: “La Pasá de Picayo”.

Por el camino de hormigón, que atraviesa un bosque de

castaños, llegamos al cercano mirador de Cueto Bea, desde donde contemplamos las pocas casas que componen y dan forma al pueblo de

San Esteban, que hemos dejado atrás, así como los verticales paredones calizos y las herbosas canales que forman la vertiente septentrional de la Sierra de Cocón, por donde de manera inverosímil discurre el trazado de esta ruta.

Al pie del mirador finaliza la pista de hormigón, que da paso a un sendero de tierra por el que se llega hasta

la sombría área recreativa y merendero del Monte Robicores. Aquí deberemos tener la precaución de no proseguir la marcha por el claro y visible sendero que continúa en ligero ascenso hacia la derecha, pues por él llegaríamos de nuevo al pueblo de San Esteban.

El camino correcto prosigue de frente por sendero apenas

perceptible que nos lleva a cruzar el cauce seco del arroyo Robicores, para acto seguido afrontar una empinada subida por una pedregosa canal de lo que parece ser otro regato seco, saliendo a continuación a una ladera boscosa por donde sorteamos algún que otro árbol derribado, cuyas raices no fueron capaces de soportar al fuerza del viento.

El sendero va enlazando consecutivamente tres o cuatro

pequeñas colladas que nos llevan directamente hasta el Collado Medio, tras el cual comenzaremos lo que podríamos considerar la parte más dura del recorrido.

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Proseguimos por el claro y visible trazado del sendero, dejando atrás el Collado Medio

para ir progresivamente adentrándonos hacia el Canal de Las Tejucas. Larga, estrecha y de altas hierbas por entre las que discurre el sendero, y por donde vamos ganando vertiginosamente altura. Una muy “pindia”, pero entretenida subida que causa realmente impresión si durante unos segundos nos detenemos y echamos la vista atrás y hacia abajo. Aproximadamente hacia la mitad de la canal, encontraremos el primero de los cables, que atornillado a unas rocas a modo de barandilla, nos

servirá para subir con mayor comodidad y menor esfuerzo. En el tramo final de la canal, por donde hay que librar unos crestones rocosos, hay colocado otro cable que nos ayudará a sortear ese obstáculo, que sin embargo no tiene complicación alguna.

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Proseguimos subiendo continuamente ladera arriba para salir a una pequeña

terraza a modo de collada, por donde el sendero nos encamina hacia el Llambríal del Infierno, bordeando los abismos de la impresionante canal del mismo nombre.

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El precario sendero se va adaptando a la tortuosa configuración del terreno, pegándose a verticales

paredes de roca gris en un intento de buscar el trayecto más cómodo y accesible, ¡como si eso fuera posible en un paraje donde la verticalidad del terreno es la nota dominante! El Llambrial del Infierno da paso a la entrada de otra de estas canales que con solo mirarla se te ponen los pelos de punta, y que su nombre ya lo dice

todo: la Canal de Restriegapiernas. Con la paciencia que requiere la subida por este tipo de terrenos, vamos lentamente ascendiendo por el sendero que discurre haciendo continuos zigzags por entre la herbosa cubierta vegetal.

Ganando lo más alto de la canal salimos al Collado de Árguma,

coronado en sus flancos por sendos capirotes rocosos a modo de agujas.

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Ahora parece que el terreno se vuelve algo más amable y más cómodo, pero es todo una vana ilusión. Aprovechando la tregua que nos da este lugar hacemos una breve parada para descansar y reponer fuerzas.

Proseguimos la marcha por una suave ladera de fácil caminar, con

espectaculares vistas hacia el fondo del Desfiladero de La Hermida, por donde podemos ver discurrir las plateadas aguas del río Deva. Al frente de nuestra marcha contemplamos el espolón rocoso hacia el que tenemos que dirigirnos, y en donde se localiza el Collado de la Jorcá de Picayo.

Tras alcanzar ese collado y doblar los paredones que lo escoltan, nos

vemos otra vez sorprendidos por la presencia de otra de esas verticales

canales, tratándose en esta ocasión de la denominada Pasá de Picayo, que da nombre a la ruta. Ascendemos por la canal, en la que en su parte más próxima al collado han colocado unas protecciones de madera a modo de barandilla, y que nos van abocando

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hacia una estrecha grieta en su parte más alta, en la que nos ayudamos a subir agarrándonos a un cable instalado en la roca, saliendo a una

terraza superior pero muy aerea protegida con una barandilla de cable.

De esta forma alcanzamos posiblemente el punto más elevado de la ruta, el Cantu de la

Pasá de Picayo, desde el que podemos disfrutar de muy buenas vistas.

Hasta aquí ha sido toda una larga, prolongada, esforzada y vertiginosa ascensión, pero que sin lugar a dudas deja en el interior de cada uno unas sensaciones enriquecedoras y difíciles de explicar; comenzando ahora la antítesis: la bajada.

Dejamos atrás las verticales laderas y canales de la cara septentrional de la Sierra de Cocón, para comenzar el

descenso hacia Tresviso por la ladera meridional de más suaves perfiles, pero sin dejarnos engañar por las apariencias.

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El sendero se adentra ahora por las laderas de la Canal de Requejo, también con fuertes caídas y con abundantes tramos aereos protegidos con barandilla de cable, en uno de los cuales en el otoño de 2.009 murió despeñada una montañera de un grupo de montaña de Palencia, y en donde sus compañeros han colocado una placa en su recuerdo y homenaje.

Según vamos descendiendo por la ladera en busca de la entalladura de la canal, podemos vislumbrar la amplia oquedad de la entrada de la cueva de Tombu Sulabara, así como la mole del Cuetudave que se levanta majestuoso desde las profundidades del cañón del río Urdón, al otro lado del valle.

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Tras la

bajada para rebasar la entalladura de la canal, iniciamos

una pequeña

subida para alcanzar el collado del Cantu Las Torcas,

donde es también inevitable pararse

aunque sean solo unos breves momentos a echar la vista atrás y contemplar claramente todo el trayecto que hemos realizado para cruzar la Canal de Requejo.

También podemos divisar con claridad la ladera del Cuetudave por donde va encajonado el Canal del Agua y la plataforma del casetón del agua, desde donde verticalmente caen los tubos de agua que van hacia la central hidroeléctrica, lugares por donde, si las cosas van tal como están planeadas, tendremos que pasar posteriormente en el itinerario hacia Urdón.

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A partir del Cantu Las Torcas la pendiente de la ladera se suaviza de

manera muy considerable, convirtiéndose en un suave descenso hacia Tresviso, cuyas apiñadas casas comenzaremos a vislumbrar según nos acercamos. Ladera abajo dejaremos las cabañas de las invernales de Prias, por donde pasa el camino

tradicional de Urdón a Tresviso, mientras que en el lejano horizonte se recorta la silueta del macizo oriental de los Picos de Europa, con sus cumbres aún cargadas de nieve. Todavía queda por atravesar un corto paso “armado” y protegido con barandilla de

cable; sin embargo, atrás dejamos definitivamente los infernales abismos y canales por donde discurre este tortuoso sendero que atraviesa perpendicularmente la Sierra de Cocón, ancestral paso de pastores en

su habitual transito entre ambos pueblos. Al otro lado del cañón por donde va encajonado el río Urdón

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contemplamos la Sierra de Beges, y la ladera por donde va tallado el canal del agua de Reñinuevo; agudizamos la vista, y ayudados por los prismáticos atisbamos el paso del Corredor de Matallana. Y nosotros que pensabamos que lo más duro ya lo habíamos pasado: ¡salimos de lo malo para meternos en lo peor”.

Entramos a Tresviso por la parte alta del pueblo, donde nos recibe una

fuente estratégicamente situada. Tras saciar la sed, refrescarnos y ahogar en sus frías y ricas aguas el acongoje (aunque esta no sería precisamente la palabra más precisa para definirlo) que hemos pasado, atavesamos el pueblo y nos dirigimos directamente a la Posada La Taberna, que debe ser el único bar que hay, donde dimos buena cuenta del

bocadillo y del resto de viandas que llevábamos, todo ello acompañado de unas frías y reconfortantes cervezas. Tresviso es un núcleo de población ubicado aproximadamente a 900 metros de altitud, en la comarca de Liébana, y perteneciente a la Comunidad Autónoma de Cantabria, con una población que ronda los 80 habitantes (sin embargo, llegó a tener su apogeo demográfico en el año 1.920, con 485

habitantes). La palabra castellana Tresviso puede tener una doble derivación etimológica. Por un lado pudiera provenir de la derivación montañesa “tres-visu”, a su vez derivada del latín “trans visum”, con el significado de “tras el collado desde donde se empieza a ver un lugar”; o también del latín “trans abyssum”, con el significado de “tras el abismo”. Yo particularmente, despues de lo que hemos visto hoy, me quedo con esta última acepción. Cuenta una antigua leyenda de la zona que el nombre de Tresviso proviene de que en una ocasión tres personas que eran perseguidas por la Justicia se escondieron en unos parajes cercanos al pueblo, pero ocultos e inaccesibles, y cuando uno de los perseguidores les localizó desde muy lejos, avisó a los demás gritando “tres deviso”, quedando de esta manera el nombre de Tresviso. La principal actividad de sus pobladores se centra en la ganadería de vacuno, ovino y caprino,

siendo famoso el queso picón de Tresviso. El único acceso por carretera que tiene, se realiza desde la localidad asturiana de Sotres y pasando por el Jitu Escarandi.

San Pedro es el patrón del pueblo, por lo que el 29 de junio se celebra la fista del Ramu, si bien en la vispera los mozos del pueblo cortan del bosque de hayas del monte Valdediezma un ejemplar de buen aspecto y consistencia, llamado “jovera”, mientras que las mozas preparan “el ramu”, que es un arco trenzado y adornado con flores y

roscos de pan. El día de la fiesta se celebra misa con posterior procesión del Santo por las calles del pueblo, colocándose la “jovera” untada con grasa y jabón en la bolera del pueblo, donde se

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subastarán los roscos de pan del “ramu”, y las mozas animarán a los mozos a subirse a la parte más alta de la jovera (la cobolla); finalizando los festejos con una romeria y posterior verbena.

TTRRAAMMOO IIII:: DDEE TTRREESSVVIISSOO AA UURRDDÓÓNN ((PPOORR EELL CCAANNAALL DDEE RREEÑÑIINNUUEEVVOO))

SSAALLIIDDAA DDEE:: TTrreessvviissoo HHOORRAA:: 13:15 LLLLEEGGAADDAA AA:: UUrrddóónn HHOORRAA:: 18:10 TTIIEEMMPPOO EEMMPPLLEEAADDOO:: ((iinncclluuiiddaass llaass ppaarraaddaass)) 44 hhoorraass yy 5555 mmiinnuuttooss KKIILLÓÓMMEETTRROOSS:: 9,7

El tramo de ruta entre Tresviso a Urdón por la Canal de Agua de Reñinuevo, contemplándolo sobre el mapa o directamente de forma visual desde la Sierra de Cocón, es muy engañoso y con un recorrido tanto en distancia como en tiempo bastante más largo de lo que en principio

pudiera parecer. Tras el merecido descanso abandonamos el pueblo por la carretera de acceso al mismo, saliéndonos de ella al alcanzar un pequeño promontorio, El Collao, donde encontramos un panel indicador de la “Ruta Entorno de Tresviso, PR-PNPE-17”, la cual tomamos

inicialmente por un camino de hormigón que sale hacia la margen izquierda, a la altura de dos grandes cuadras.

En el lugar donde la pista parece dejar de perder altura, cogemos hacia

la izquierda un estrecho sendero señalizado

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con otro panel, prosiguiendo la bajada por entre prados entre los que se entremezclan pequeños bosquetes, en cuya parte inferior encontramos una rudimentaria tablilla de madera clavada en el tronco de un árbol que nos marca la dirección a seguir hacia el nacimiento del río Urdón.

Proseguimos la bajada atravesando las praderías de

Monte Robredo, al tiempo que el desnivel comienza a hacerse mayor y el sendero comienza a zigzaguear. Algún pequeño claro nos da ocasión de comenzar a contemplar la encajonadura del cañón del río Urdón y el lineal trazado del canal del agua de Reñinuevo: ¡todo un espectáculo!

El sendero nos lleva directamente a una especie de

hondonada donde se asientan las ruinas de las cabañas de las invernales de Llosa Cima, y donde hay situado otro panel indicador de la ruta de entorno a Tresviso.

Junto a las cabañas dejamos el sendero de la ruta mencionada que sale hacia la izquierda, y tomamos otro más precario que parte hacia la derecha, por detrás de las cabañas.

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Pasamos a la vera de un enorme farallón rocoso que nos encamina

hacia la Jorcada de Cañimuelle , y desde donde se inicia otra pronunciada bajada por la empinada ladera de los Vallejos de

Trescañimuelle, con continuas vueltas y revueltas del camino, tramos aereos y pasos de escalera labrados en la roca y protegidos con barandilla de cable y cadenas a modo de

pasamanos, mientras contemplamos el fondo del cañón por donde corre el río.

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Poco a poco nos vamos aproximando al fondo del valle hasta alcanzar casi el

cauce del río; y sin embargo se nos olvidó cruzar por este lugar a la otra orilla para ver la Cueva del Nacimiento, de donde brotan subterráneas aguas que abastecen al Canal de Reñinuevo.

Siguiendo el sendero, que ahora marcha casi paralelo al cauce del

río, llegamos al doble puente de La Bárdina, que atravesamos para pasar a la otra orilla.

Y tras una corta subida alcanzamos el canal de agua, donde las señales de

advertencia de peligro y de prohibición de paso son abundantes y claras. El recorrido por el canal y por los senderos y caminos que sortean los túneles por donde discurre el agua, sería el que más o menos tienen que hacer los

operarios y personal de la compañía Electra de Viesgo cuando realizan las labores de mantenimiento. Hacemos una primera toma de contacto con el muro de contención del canal, de escasamente medio metro de anchura, por el que caminamos un pequeño trecho.

Abandonamos por primera vez el canal, tomando el sendero que sale hacia la izquierda, para retornar a él un poco más allá. Luego lo volvemos a abandonar también por la margen

izquierda para bordear la canal del río Los Lobos, también llamado río Chico, pasando junto a una antigua casa de la Electra (caseta de Reñinuevo), desde donde podemos contemplar como el canal de

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agua va entallado y encajonado en la misma roca, en una pared vertical que en época invernal o de lluvias se desborda dando lugar a una impresionante cascada.

Atravesamos un aereo puente de hormigón desde el que contemplamos la estrechura de la canal del río Los Lobos, así como el largo cañón por donde discurre el río Urdón , y hacia atrás, el collado de la Jorcada de Cañimuelle, por donde antes hemos pasado para bajar al río.

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Antes de salir nuevamente al canal del agua, pasamos por la zona de la Medía

Galería, donde el camino va excavado y tallado en la roca, formando ese medio túnel o media galería, por donde hay que pasar con las precauciones a que obliga la estrechura del paso, el importante abismo existente hacia la izquierda y el suelo embarrado y húmedo. Tanto de la parte

superior de la galería, como del techo del pequeño túnel que se conserva en el tramo central, gotean pequeños hilos de agua que se filtran del canal, y que ayudan a que nos refresquemos un poquito.

Durante un buen tramo seguiremos la marcha por el muro de contención del canal del agua, alternando tramos donde hay una barandilla de protección, con otros donde no hay.

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Otro desvío nos obliga a dejar nuevamente el canal,

perdiendo altura para luego volver a recuperarla por otro estrecho sendero zigzagueante casi labrado en la tierra y con una corta pero dura subida.

Retornamos nuevamente a caminar otro corto tramo por el muro del

canal, para volver a dejarlo y descender

para atravesar el paso de Piedras Negras, donde hace tiempo un “argayu” (corrimiento de tierras) se llevó el trazado del sendero, extremando las precauciones pues el talud que hay que flanquear está muy resbaladizo por el agua que arroya por el mismo.

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El sendero discurre ahora por un paraje de continuos pasos y cornisas

aereas, que lentamente nos encauzan hacia la entrada de la canal Negra, siendo éste otro de los muchos espectaculares tramos que la ruta nos ofrece; pues el sendero va pegado a la derecha a un vertical paredón

de roca, mientras que a nuestros pies se abre una impresionante caída, y al frente contemplamos lo que parecen unos impenetrables y oscuros murallones de piedra (suponemos que de ahí el nombre de Canal Negra). Escudriñamos atentamente la canal y nos la impresión como si el sendero no tuviera continuidad y se fuera a terminar en cualquier momento, dejándonos colgados ante el abismo. Pero es una mera ilusión, pues continuamos avanzando al tiempo que se nos va abriendo el intrincado y estrechísimo paso labrado en la roza por el que ascendemos fatigosamente, bordeando y saliendo de la canal para alcanzar otra vez más el

canal del agua, aprovechando en esta ocasión para descansar y refrescarnos con sus aguas.

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Caminamos otro corto trecho por el muro del canal, para volver a dejarlo, pero en

esta ocasión por el lado derecho, para lo cual tenemos que cruzarlo por el puente Las Tablas, lo que nos lleva a atravesar otro de esos bellos parajes por donde el sendero excavado en la roca va colgado del abismo.

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Antes de tomar contacto otra vez con el canal del

agua, tenemos que salvar otro espectacular paso, quizás el más impresionante: el Corredor de Matallana. Una volada y totalmente aerea pasarela de aproximadamente 50 metros de longitud, cuyas precarias vigas de hormigón que lo sustentan

inducen a pensar que se pueda venir abajo en cualquier momento. La impresionante caída que tenemos bajo los pies acentúa sobremanera la sensación de angustia y acelera los latidos del corazón.

De uno en uno atravesamos la pasarela, deteniéndose si acaso lo mínimo imprescindible para poder sacar una rápida foto, para enlazar al final de la misma con el túnel por donde vuelven a aparecer las aguas del canal. De nuevo caminamos por encima del muro de contención del canal.

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Pero pronto volvemos a dejarlo, cruzándolo por encima de una tapa de

cemento a modo de puente, por donde salimos hacia su margen derecha, atravesando una suave zona boscosa cuya

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densa vegetación trata de ocultar por completo una cabaña. Alcanzamos un pequeño y despejado collado desde el que comenzamos a visualizar las zetas del tradicional y más conocido camino de Urdón a Tresviso Hay que prestar especial atención a este tramo, pues hacia la derecha parece salir algún que otro sendero que debemos obviar, prosiguiendo el balizado que continúa hacia la izquierda en claro

descenso, atravesando en ocasiones zonas de tupido boscaje, y que nos devuelve nuevamente al canal del agua.

Ahora afrontamos el tramo más largo a caminar por

encima del muro del canal. En su día, cuando nos planteamos realizar esta ruta, y al desconocerla por completo, únicamente por las fotografías que habíamos visto, teníamos la idea de que sería un continuo caminar

prácticamente en su totalidad por el muro de la canal, y ese desconocimiento de la peligrosidad real del mismo, que en cierta forma nos provocaba una mezcla de sensación de angustia y temor, era lo que también nos creaba el anhelo de desear que ese trazado por el canal fuera la menor distancia posible, y que existieran algunas derivaciones o desvíos que nos libraran ocasionalmente de ello. Lo que paulatinamente fuimos descubriendo es que apenas se camina por el muro de contención del canal una tercera parte de su longitud total, y que no es realmente tanta su peligrosidad como pudiera parecer. Hubo finalmente un momento en que llegamos a la conclusión que preferíamos caminar de continuo por el canal, pues los frecuentes sube y baja de los desvíos por precarios senderos, con fuerte desnivel, y zonas de bosque donde había mucha humedad y “bochorno”, nos agotaban y cansaban rápiamente.

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Más allá de la mitad de este largo tramo salimos a una zona

algo más abierta y despejada, donde el canal del agua traza un giro hacia la izquierda para acomodarse a la configuración orográfica de la ladera, ya muy próximos a los desventíos y caídas del Cuetudave. Aquí encontramos un paso que sale hacia la derecha encaminándose a coronar el Collado Osina. Desde aquí parte también un sendero hacia la izquierda, descendiendo por la empinada y boscosa ladera de una canal.

Luego el tránsito por encima del muro del canal vuelve a adoptar su carácter abrupto y

bravío, arrimándose a los verticales paredones del Cuetudave. Nos detenemos unos minutos para contemplar por un lado la formidable estampa de la Sierra de Cocón, por donde a la mañana hemos atravesado sus impresionantes crestas en el paso por la Pasá de Picayo desde San Esteban a Tresviso; viendo su agreste aspecto nos parece casi imposible aceptar que hayamos podido pasar por allí. Y por otro lado, el también inverosímil camino que con continuas vueltas, curvas y revueltas sube vertiginoso desde el mismo cauce del río Urdón hasta el pueblo de Tresviso. Toca ahora enfrentarse a otro de los memorables pasos de la ruta: el túnel de Cantilluco. Si hasta ahora habíamos caminado por encima del

muro de contención del canal de agua, y lo habíamos librado en varias ocasiones tanto por la margen izquierda como por la derecha, ahora vamos a pasar mismamente por encima de las propias aguas del canal y además atravesando el túnel horadado en la roca por donde discurre. Unas barras metálicas empotradas en las paredes del túnel de lado a lado, sirven de sustentación a la pasarela de aproximadamente un metro de ancho, que se levanta a pocos centímetros por encima del

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nivel del agua. Los apenas 30 – 40 metros de longitud del mismo tenemos que hacerlos caminando agachados para no darnos con la cabeza en la bóveda, no siendo imprescindible (aunque sí recomendable) la utilización de linterna, pues la luz que entra por ambas bocas del túnel aporta la iluminación suficiente, pero sin que olvidemos de ir con el mayor cuidado y precaución posibles.

Al poco de salir del túnel abandonamos por última vez y

definitivamente el canal del agua, remontando por la margen derecha del mismo una empinada y escarpada ladera, por la que transcurre otro de esos estrechos sedos labrados en la roca, donde hay instalados algunos tramos de cuerda a modo de pasamanos donde agarrarse.

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Coronamos un alto desde donde hacia atrás contemplamos la cicatriz que en la vertical pared deja el semitúnel del canal de agua horadado en la roca; un poco más abajo ya divisamos las instalaciones del Casetón del Agua, hacia el que nos dirigimos.

Alcanzamos la pequeña plataforma del Casetón del

Agua donde hay instalada maquinaria. Hasta aquí llega el canal del agua, encauzándose hacia los enormes tubos que la conducirán a la central hidroeléctrica, y donde aprovechamos para hacer otra breve parada y darnos un pequeño respiro.

Desde el mismo casetón arranca hacia la vertiente occidental un camino descendente a modo de prolongada escalinata labrada en la roca y protegido por una barandilla metálica, que progresivamente va girando hacia la derecha encaminándonos hacia los contrafuertes rocosos por donde de manera vertical caen los enormes tubos que llevan el agua.

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Los pasos de escalera labrados en la piedra nos llevan a pasar por detrás mismamente de los tubos, para a continuación introducirnos en una pequeña galería excavada en la roca por la que salimos a la parte alta de la Canal de Las Aileras.

Descendemos la canal por un serpenteante camino que va

descendiendo con bien trazados giros y amplias vueltas, contemplando en todo momento los verticales tubos por donde

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discurre el agua, anclados de manera inverosimil a la vertical pared de piedra de más de 100 m. de caída. Arriba en todo lo alto vemos también la diminuta plataforma al Casetón del Agua por donde hemos pasado anteriormente. La bajada por la Canal de Las Aileras se hace larga y pesada, sobre todo por el cansancio acumulado en las piernas tras las muchas horas de caminata bajo el sol y con mucho calor.

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Finalmente, enlazamos con el

camino que sube hacia Tresviso, y cruzamos el puente que atraviesa el cauce del río Urdón, al pie del cual hay un panel informativo que explica la historia y trazado de la construcción del camino que sube a Tresviso desde Urdón.

Por último, pasamos por delante de la central hidroeléctrica de Electra de Viesgo hasta donde

llegan las aguas que hemos visto circular por el Canal de Reñinuevo, y que bajan por los tubos de la Canal de Las Aileras, y acaban moviendo las turbinas que generan la electricidad; saliendo a la carretera general en Urdón. La central Hidroeléctrica de Urdón fue construida por Hidroeléctrica Ibérica a principios del siglo XX, finalizando en elaño 1.912, siendo al año siguiente cuando Electra de Viesgo adquirió este salto de Urdón, si bien tuvo que ser reconstruida en 1.952 después de sufrir un importante incendio. El canal del agua que abastece a la central hidroeléctrica fue construido entre los años 1.908 y 1.912. De esta manera hemos completado en un solo día dos travesías que, por sí solas, cada una de ellas merecería una jornada única e independiente. Y no solo por la distancia, la dureza o el tiempo que pueden conllevar cada una, sino sobre todo, según mi personal criterio, por la espectacularidad y la belleza del recorrido por parajes que ofrecen imágenes, panorámicas y sensaciones visuales que jamás se podrán dejar de recordar.

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MAPA GENERAL DEL TRAZADO DEL ITINERARIO DE LA RUTA

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GRAFICO DE COTAS DE ALTITUD, DISTANCIAS, HORARIO Y TIEMPOS