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Octubre 2011 las Véase página 16 Publicación internacional de los adventistas del séptimo día El mosaico 14 de D ıos ¿Demasiada 11 te l evısıón? Para la glorıa 26 Dıos de las ciudades E n

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V é a s e p á g i n a 1 6

P u b l i c a c i ó n i n t e r n a c i o n a l d e l o s a d v e n t i s t a s d e l s é p t i m o d í a

El mosaico14

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I G L E S I A E N A C C I Ó N

Visión mundial ............... 3

Informe mundial3 Noticias y perspectivas10 Iglesia de un día

Panorama mundial8 Una visión más grande

S A L U D M U N D I A L

¿Demasiada televisión? .......................11Allan R. Handysides y Peter N. Landless

P R E G U N T A S B Í B L I C A S

Para la gloria de Dios .............................26Ángel Manuel Rodríguez

E S T U D I O B Í B L I C O

En los días oscuros ............................27Mark A. Finley

I N T E R C A M B I O M U N D I A L

29 Cartas30 El rincón de oración31 Intercambio de ideas

El rincón de las personas ....................32

N O T A D E T A P A

En las ciudades ............................................................. 16Con brazos de amor Gary Krause ....................................... 16En las ciudades más grandes, millones aún tienen que ser alcanzados por el poder de Cristo en la vida de sus seguidores.

El profundo clamor de Jesús Mark A. Finley ................... 20Las ciudades nos importan porque son importantes para él.

D E V O C I O N A L

La espera Frank M. Hasel ........................................................ 12Ya que todos la soportamos, ¿qué podemos hacer con ella?

C R E E N C I A S F U N D A M E N T A L E S

El mosaico de Dios Cheryl Doss .......................................... 14Juntos tenemos una belleza que jamás tendríamos separados.

E S P Í R I T U D E P R O F E C Í A

Para que lo conozcan Elena White ..................................... 23Es imprescindible acercarnos con amor a los que aún no lo conocen.

S E R V I C I O A D V E N T I S T A

Caminar en sus zapatos Rick Kajiura ................................ 24La mejor manera de llegar a los navajos es vivir como uno de ellos.

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Publicado por la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. www.spanish.adventistworld.org

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Los líderes de jóvenes adventistas de Londres organizaron marchas por la paz, en respuesta a los continuos saqueos y desmanes de comienzos de agosto, desatados después de una protesta por la muerte de un joven en manos de la policía.

En estas marchas –patrocinadas por la Asociación del Sur de Inglaterra–los participantes distribuyeron tarjetas y pidieron a la gente que firmara el

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compromiso de promover la paz en sus vecindarios.

Luego de una convocatoria inicial, los organizadores disminuyeron el tamaño del evento por razones de seguridad y oficialmente declararon lo siguiente: «Toda actividad o servicio a la comunidad debería llevarse a cabo con los miembros de la zona; los feligreses no tienen que viajar desde otros barrios, y deben seguir las instrucciones directas

Lágrimas con sentido

De adolescente me crié en los bos-ques exuberantes de un pueblo

pequeño. Recuerdo la desorientación que sentí cuando el coro en el que cantaba hizo su primera visita a Nueva York. Los sonidos constantes de la metrópolis me ponían nervioso; parecía como si mis oídos tuvieran amplificadores. Mis ojos escrutaban el asfalto caliente y las atestadas tiendas en busca de ese mundo preferido de hojas verdes.

No estaba preparado para escuchar que el patrocinador de nuestro conjunto aspiró profundamente el aire viciado por el humo de los automóviles, lo saboreó lentamente y exclamó: «¡Cuánto extraño el aire de la ciudad!» Lo miré como si fuera un exótico animal del zoológico, mientras cuestionaba su sanidad mental. Por supuesto, él había crecido en ese am-biente. El ulular de las sirenas de la policía ni siquiera lo hacía parpadear, y los senderos boscosos que yo tanto añoraba lo desconcertaban por completo. Cada uno de nosotros asumía que el ambiente propio era normativo para el mundo.

Acaso hubo un tiempo cuando muchos adventistas podían consolarse pensando que la mayoría de los habitantes

del planeta vivía en zonas rurales o suburbanas, pero esto es cosa del pasado. Aunque usted se lamente, como lo hacen muchos, eso no cambiará la realidad de que cada año, millones de personas de todas las regiones del mundo abandonen la vida agraria para probar suerte en las crecientes urbes de Seúl, Ciudad de México, Bombay, Manila y Johannesburgo.

No podemos perdernos ese movimiento ni ese momento. Cuando nos unimos a Jesús para llorar por las ciudades, no lloramos básicamente porque tres mil millones de personas tienen que vivir en ellas, sino porque cada una de esas personas es objeto del amor y el cariño del Salvador y, en con-secuencia, también del nuestro. El cielo no guarda prejuicios contra las ciudades en sí: en efecto, según las afirmaciones de la mayoría de los estudiosos bíblicos, la Nueva Jerusalén cubrirá el área geográfica de todas las grandes ciudades del mundo combinadas. Ha sido diseñada a gran escala porque el cielo aún espera que la incontable multitud que el apóstol Juan vio en visión pueda habitar allí.

Nuestra tarea, entonces, es invitarlos a mudarse una vez más, aunque esta vez de una ciudad a otra infinitamente mejor y más santa, en la que las lágrimas ya no existirán.

– Bill Knott

V I S I Ó N M U N D I A L

F O T O G R A F Í A D E A R C H I V O D E L A S E C , P O R R I C H A R D D E L I S S E R

Jóvenes adventistas de Londres marchan por la paz

EL LÍDER: Sam Davis, presidente de la Iglesia Adventista en la Asociación Sur de Inglaterra, marcha en un desfile de Conquistadores el pasado 23 de julio por las calles de Londres, para promover la paz un año antes de los Juegos Olímpicos de 2012.

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de los líderes de la iglesia que entien-den la situación».

La violencia se había desatado después de una protesta en Tottenham donde Mark Duggan, un residente local, falleció por los disparos de la policía, y un agente recibió también heridas de bala, según informaron las agencias de noticias. Los saqueos en distintos barrios de Londres y en ciu-dades más lejanas como Birmingham y Liverpool continuaron por varios días, aunque la creciente presencia policial había comenzado a calmar la situación.

Tottenham y otros vecindarios en los que se vio mucha violencia, a menudo han sido asociados con elevados ni-veles de desempleo y tensiones con la policía. A su vez otros barrios y ciudades pronto se unieron a la protesta y el primer ministro tuvo que regresar de sus vacaciones en Italia para encar-garse de la situación.

«Los acontecimientos de Tottenham nos entristecen –dijo Sam Davis, presidente de la Iglesia Adventista en el sur de Inglaterra–. La pérdida de una vida ha movilizado a muchos para buscar, con justa razón, respuestas a lo sucedido. Sin embargo, esto jamás puede justificar la violencia sin sentido y la destrucción de la propiedad, los saqueos y el vandalismo que acompa-ñaron a la protesta».

Davis dijo que los departamentos de Jóvenes y de Ministerios Comuni-tarios se ofrecieron para colaborar con las tareas de limpieza y trabajaron en las zonas afectadas para ayudar a las familias desplazadas.–Red de Noticias Adventistas e informe de la Unión Asociación Británica

Primeras transmisiones de Radio Mundial Adventista en el Tíbet

Después de dos años de buscar un productor, Radio Mundial Adventista (AWR) podrá comenzar sus primeros programas de onda corta en tibetano.

AWR cuenta con dos cronogramas semestrales de transmisión, que se alternan entre primavera y otoño. Es allí donde suelen introducirse nuevos idiomas. «En este caso, nos hemos apartado del procedimiento usual para comenzar los programas en la mitad de la temporada –dijo Dowell Chow, presidente de AWR–. Por años quisimos iniciar programas en tibetano y, ahora que tenemos un productor, estamos ansiosos por alcanzar a los oyentes con una voz de esperanza».

El Tíbet es una provincia montañosa

o «región autónoma» de la China, don-de la Iglesia Adventista no cuenta con una estructura organizada y tiene solo unos pocos miembros en una población de tres millones de habitantes.

Cuando AWR dijo que buscaba un productor radial en tibetano, recibió algunas pistas de parte de sus contac-tos con otros ministerios de apoyo. Finalmente AWR contactó por correo electrónico a un hombre llamado Nur-pu. Hace unos meses, Nurpu viajó hasta Nepal para reunirse con Chow en el primer encuentro de AWR-Nepal, y co-menzó a recibir capacitación del técnico y los experimentados productores nepa-leses. Después de aprender a usar su voz y los equipos, Nurpu regresó a su hogar con una colección de guiones de radio en nepalés, que comenzó a traducir a mano y a contextualizar para el pueblo tibetano. Desde entonces, ha regresado

OPORTUNIDAD EN EL TÍBET: Imagen de un templo budista en el Tíbet. La provincia autónoma de la China ahora recibe transmisiones de Radio Mundial Adventista.

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tres veces a Katmandú (Nepal) para rea-lizar grabaciones en el estudio de AWR. A medida que producía los programas, AWR comenzó a pasarlos al aire una vez por semana, en una FM nepalesa cercana a la frontera con el Tíbet.

Los viajes de Nurpu requieren mu-cha perseverancia: una larga caminata desde su casa en la montaña hasta un pueblo, un viaje en autobús, al menos un día completo de caminata hasta la frontera con Nepal, y otro largo viaje en autobús hasta Katmandú. La vida de Nurpu tampoco es fácil. Aunque su pequeña casa tiene electricidad y ahora usa una computadora portátil que le dio AWR, para usar el correo electrónico tiene que descender de la montaña hasta una aldea en la que hay un cibercafé. Nurpu cría animales y tiene algunos cultivos para alimentar a su familia, y también trabaja como pionero misionero.

«Oremos por favor por Nurpu, por su labor de producir programas para su pueblo –dice Chow–. Y también para que se sienta animado en este ministerio que aún está en sus comienzos».–Shelley Nolan Freesland, Radio Mundial Adventista

La Iglesia Adventista de Hungría tiene que registrarse nuevamente

Bajo una controvertida legislación sancionada hace poco, la Iglesia Adven-tista de Hungría es una de las 344 iglesias cristianas y grupos religiosos que ha per-dido su estatus legal y tiene que solicitar nuevamente el registro al Parlamento.

Solo catorce organizaciones religio-sas han conservado su estatus previo bajo la nueva ley, que los defensores de los derechos humanos han definido como «draconiana» y «opresiva».

Tamás Ócsai, presidente de la Iglesia Adventista de Hungría, ha expresado

su consternación porque a pesar de las garantías previas dadas por el gobierno, la iglesia ahora tiene que asumir la tarea de solicitar la renovación de su registro.

«Estamos analizando el tema con nuestros feligreses, expertos legales, la División Transeuropea y la Asociación General, ya que tendremos que tomar la decisión sobre cuál es el mejor camino a seguir», dijo Ócsai.

«La Iglesia Adventista de Hungría reúne todos los criterios para volver a registrarse bajo la nueva ley –dijo–. Pedimos las oraciones de nuestros hermanos de todo el mundo».

Según Raafat Kamal, director de Relaciones Públicas y Libertad Religiosa (PARL) de la Iglesia Adventista en la División Transeuropea, la legislación aprobada por el Parlamento de Hungría en la madrugada del 11 de julio fue muy diferente a la versión mostrada a los grupos religiosos durante las consultas de mayo y junio pasados.

«El proceso de solicitud de registro se ha politizado –dijo Kamal–. El resultado dependerá del clima político del momento, y puede llevar a la dis-criminación irrestricta de las minorías religiosas».

John Graz, director del PARL de la Iglesia Adventista mundial, dice que la nueva ley ha comprometido seriamente la posición de Hungría como país que respeta y protege los derechos humanos básicos.

«Esta ley va en contra de los valores europeos y de los pactos internacionales que protegen la libertad religiosa –dijo Graz–. Instamos respetuosamente a los legisladores de Hungría para que consideren el mensaje que envía esta ley a la comunidad internacional, y que den pasos para proteger a las minorías religiosas».

La legislación, denominada «Ley sobre el derecho a la libertad de conciencia y religión, y sobre las iglesias, religiones y comunidades religiosas»,

requiere que los grupos religiosos que no forman parte de los catorce «aproba-dos» pasen por un proceso de solicitud de estatus legal. Esta ley, que entrará en vigencia el 1 de enero de 2012, también hace más estrecha la definición legal de las «actividades religiosas» e impone un número de condiciones rigurosas que tienen que alcanzarse antes de que una organización tenga el derecho de referirse a sí misma como «iglesia».

La Iglesia Adventista de este país del centro de Europa tiene más de cien congregaciones y unos cinco mil miem-bros. Desde que terminó el gobierno comunista en el país en 1989, el interés religioso ha crecido. Hoy día, alrededor del 55 por ciento de la población se identifica como católica.–informe de Bettina Krause, IRLA, y de la Red de Noticias Adventistas

NUEVO REGISTRO: Tamás Ócsai es presidente de la Iglesia Adventista de Hungría.

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«Este taller realmente me ha ayudado a incrementar mis conocimientos y a confirmar mi resolución de seguir dando lo mejor para comunicar el mensaje», dijo García, quien espera que el trabajo conjunto con otros comunicadores adventistas de la isla produzca una obra aún mayor.

Arnaldo Rodríguez, de treinta años, es pastor de una congregación de treinta miembros en Batabanó, una mu-nicipalidad al sur de La Habana. También es director de comunicaciones de su iglesia. Rodríguez está maravillado por lo que ha aprendido en la conferencia, pero a veces se siente abrumado por la falta de recursos y de teléfonos, computa-doras y cámaras. «Me gustó lo que aprendí en la conferencia –dijo Rodríguez–. Las herramientas no son tan importantes como nuestro mensaje».

Rodríguez, que es experto en informática, hace dos años dejó su trabajo en ese rubro para dedicarse al ministerio pastoral. Explica que en el pasado había trabajado con he-rramientas maravillosas, pero que lo conforta la importancia del mensaje. Siente entusiasmo por ser parte de un equipo de expertos como él de diversas iglesias de La Habana, que cola-boran cuando se realizan programas o actividades especiales y se necesitan diversas producciones.

Reider Querol, director del Departamento de Comunica-ciones de la Asociación Oriental, se esfuerza por publicar cada mes una serie de folletos con noticias e información de cada uno de los departamentos y ministerios de la iglesia.

Yordángel Franco Navarro –supervisa una zona montaño-sa que pertenece a la recién organizada Misión en la sección oriental de la isla– espera hallar pronto maneras de mejorar la

Los comunicadores adventistas de Cuba se reunieron hace poco en la iglesia adventista de La Víbora, en La Habana, para una conferencia de tres días que les permitió

trabajar en equipo, aumentar sus destrezas y adquirir mejores métodos de comunicar la esperanza adventista en sus comunidades.

Al evento asistieron más de cuarenta comunicadores que aprendieron cómo escribir noticias y escucharon acerca de los deberes y responsabilidades de la comunicación, la dirección de los medios, la comunicación práctica, la iglesia como agencia de comunicación y el trabajo con las redes sociales.

La iglesia de la isla, con sede en La Habana, tiene dificul-tades para comunicarse con sus cuatro oficinas regionales (que supervisan más de 280 congregaciones en las dieciséis provincias), dado que casi no tiene acceso a Internet y cuenta con equipos limitados.

«El propósito de esta conferencia fue que los comunicado-res tengan claro el objetivo de construir puentes de esperanza en todo el país –dijo Dayamí Rodríguez, directora de Comu-nicaciones de la iglesia en Cuba–. Cualquier construcción necesita constructores profesionales para tener un final feliz; lo mismo se aplica a los comunicadores de la verdad. Tene-mos que capacitarnos para cumplir la misión de la iglesia».

Según Rodríguez, «Nuestra tarea no es solo mantener informada a la iglesia sino llegar a cada rincón de la isla. Ese proceso misionero y de información lleva tiempo. Trabajamos con lo que tenemos. La mejor manera de comunicarnos con las oficinas regionales es por teléfono fijo y boletines informa-tivos. Podemos promover los programas, planes, estrategias y actividades de los diversos departamentos y ministerios de la iglesia y llegar a todas las provincias».

Rodríguez, que ha sido directora de Comunicaciones por cerca de un año, dijo que la conferencia también sirvió para fomentar el trabajo en equipo y un mayor diálogo entre los comunicadores, a pesar de los desafíos.

Sin embargo, los desafíos no han impedido que la cre-ciente iglesia establezca una estructura de comunicaciones y comparta las buenas nuevas de salvación mediante boletines y folletos impresos.

Coralia García ha sido una entusiasta comunicadora de la esperanza en Santa Clara, en la región central de la isla. Durante doce años García ha producido boletines mensuales para informar a los miembros lo que sucede en las iglesias de la isla, compartiendo historias alentadoras y contribuyendo con la unidad de una feligresía que solo sabe lo que sucede en un radio muy limitado. García ha impreso decenas de boletines para los miembros de la iglesia y otros interesados que se suscriban a ellos. Como es de suponer, se mostró entu-siasmada en participar de la conferencia que fue la primera de este tipo en décadas.

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CubaIglesia Adventista

communicadoresA pesar de los limitados recursos, en veinte años ya suma 31 mil miembros

Libna Stevens, División Interamericana, desde La Habana, Cuba

capacita a sus

Iglesia en acción

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de

6 Adventist World | Octubre 2011

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Iglesia Adventista

communicadoresenterarse de lo que sucede en la Iglesia Adventista de Cuba y del mundo. Por ahora, esperan un mañana mejor y se esfuerzan por trabajar en equipo.

Aldo Pérez, presidente de la Iglesia Adventista de Cuba, comparte firmemente esta visión de las comunicaciones. Pérez y los demás administradores saben del gran impacto que pueden tener las comunicaciones en los más de 31 mil feligreses del país. «Ahora más que nunca, vemos la impor-tancia de comunicar más amor y esperanza. Hemos pasado de diez mil miembros en 1990 a 31.179, y creemos que la función del Departamento de Comunicaciones es invalorable. Sabemos que es esencial contar con una feligresía informada y esperamos que nuestros administradores y líderes de cada uno de los campos capten la visión de la contribución de las comunicaciones en la estrategia integrada de evangelismo para compartir el mensaje de la verdad», dice.

Abel Márquez, director asociado del Departamento de Comunicaciones de la Iglesia Adventista en Interamérica, dirigió una serie de seminarios durante el evento, y expresó que se sintió impresionado de apreciar los talentos, la preparación profesional, la dedicación y el compromiso de los comunicadores, con Dios y la iglesia.

«Me sentí inspirado al ver los informes de cada uno de los campos –dijo Márquez–. Fue impresionante percibir cómo reflejan la búsqueda de métodos innovadores para compartir la verdad con herramientas limitadas y la visión que tienen para integrar áreas a veces olvidadas, como el arte y la cultura. El liderazgo del Departamento de Comunicaciones de la Unión me dejó ver el compromiso que tiene para compartir el amor de Dios por todos los medios posibles», añadió.

La Iglesia Adventista fue establecida en Cuba en 1905. En la actualidad cuenta con tres Asociaciones, una Misión, un seminario y más de 280 iglesias y congregaciones. ■

comunicación en la región. Este ex periodista sueña con usar una cámara para captar imágenes de lo que está sucediendo en las iglesias a su cargo. Franco informa sobre el progreso de su región a sus colegas comunicadores desde una gastada computadora portátil y guarda fotografías impresas de actividades y eventos de varios meses atrás.

«Estas fotografías fueron tomadas por un miembro que después me las dio», dice mientras reconoce que las noticias no son «nuevas», pero es lo que puede hacer por ahora.

La mayoría de los comunicadores como Franco no tienen una cámara. García es una de las pocas que posee una; un miembro se la dio años atrás antes de abandonar la isla. Pero muchos de sus colegas no han sido tan afortunados.

Dayamí Rodríguez entiende los desafíos que enfrentan los comunicadores. Ella también lucha para producir materiales con equipos limitados. El personal de su pequeña oficina trabaja con una videocámara averiada; una usada que les fue donada; una vieja grabadora de CD y una computadora. «Con eso producimos programas de audio y video para los feligreses», dice. Aun así, señala que la obra de esparcir el mensaje de esperanza y comunicar las actividades y los eventos, sigue multiplicándose.

Rodríguez, que también dirige el Departamento de Arte y Cultura, organizó hace poco una actividad en toda la isla, en la cual decenas de artistas adventistas expusieron sus cuadros y obras. Ahora planea organizar un concurso de fotografía en el que participen los miembros de toda la isla, no importa qué cámara tengan. «Seguiremos trabajando lo mejor que podamos para compartir nuestra esperanza –dice–. Nuestros comunicadores compartirán lo que aprendieron en esta conferencia con sus iglesias y territorios».

Al igual que sus colegas, Rodríguez sueña con el día cuando toda la iglesia disponga de acceso a Internet y puedan

Izquierda: CONGREGACIÓN: Los participantes del culto de adoración del 2 de julio de 2011, durante el seminario de comunicaciones en la Iglesia Adventista de La Víbora. Derecha: PRESENTACIÓN: Abel Márquez, director asociado del Departamento de Comunicaciones de la Iglesia Adventista en Interamérica, presenta un seminario en la Iglesia Adventista de La Víbora, en La Habana, Cuba, el 1 de julio de 2011.

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P A N O R A M A M U N D I A L

Los historiadores y sociólogos dicen que en los últimos seis mil años la mayoría de los habitantes del

planeta ha vivido en zonas rurales, por imposición de la vida agraria que bus-caba estar «cerca de la tierra». En 1800, solo el tres por ciento de la población vivía en zonas urbanas. Para 1900, ese grupo alcanzó el catorce por ciento, aunque solo doce ciudades superaban el millón de habitantes.

Durante el siglo XX, el mundo experimentó un crecimiento urbano sin precedentes. En 2008, la población urbana alcanzó la mitad de la población mundial. Más de cuatrocientas ciudades superan ahora el millón de habitantes, y diecinueve superan los diez millones.

He vivido o trabajado en varias de las grandes ciudades del mundo: El Cairo, Washington, Los Ángeles, Nueva York, Abiyán y Moscú. Al analizar los rostros de las personas atrapadas por la urgencia de la vida urbana, comencé a sentir una carga particular por la misión de la iglesia en las grandes ciudades. Esa preocupación ocupa un lugar destacado en mi caminar cristiano.

Hace casi dos mil años Jesús se detuvo en la cima de una colina y miró a la ciudad de Jerusalén. Aunque sabía lo que pronto le sucedería y que sería rechazado por muchos de esa ciudad, lloró sobre Jerusalén mientras pronun-ciaba algunas de las palabras más enfáticas de las Escrituras (Luc. 19:41-44). Seguir a Jesús en el mundo actual significa imitar su compasión por los que viven en las atestadas metrópolis contemporáneas: implica entender sus necesidades, estudiar sus hábitos y también llorar por su condición si carecen de una relación de salvación con él. Es demasiado fácil permanecer en nuestra zona cómoda, en lugar de tratar de alcanzar a los millones de personas de los grandes centros urba-nos del planeta.

El panorama generalEl compromiso con los que viven

en las grandes ciudades no es un impulso de una moda actual, sino que se basa firmemente en el ministerio de Cristo en los Evangelios, que tan claramente explica Elena White en sus escritos. Como adventistas, a menudo hemos concentrado nuestro trabajo en las zonas rurales y suburbanas, mientras que muchas de las grandes ciudades cuentan con escasa presen-cia adventista. Esto se debe a varios factores, que incluyen la indudable dificultad del ministerio urbano y los consejos de Elena White sobre la conveniencia de la vida en el campo. El plan original de Dios colocó a los seres humanos en un jardín encantador –no en una ciudad atestada– pero Elena White también deja en claro que tenemos que aceptar y trabajar con la situación que nos toca vivir. El Espíritu de Profecía nos ofrece un enfoque muy equilibrado del ministerio a las grandes ciudades, reconociendo que muchas personas, entre ellas adventis-tas, necesitan o escogen vivir allí. Elena White anima a los que ministran en las ciudades a que periódicamente visiten el campo para «recargar sus baterías» espirituales y físicas, lo que constituye un enfoque realista y restaurador de las difíciles realidades del ministerio urbano.

Ella también habló de «centros de avanzada» –que incluyen escuelas de capacitación, instalaciones de salud y hogares misioneros– que serían establecidos en las afueras de las zonas urbanas. Los ministerios hacen que los misioneros vayan a la ciudad para relacionarse con las personas según sus necesidades, invitando a los que responden a los centros de avanzada para la rehabilitación y la recuperación, y regresan entonces con ellos para con-tinuar el ciclo de testificación. Ese mo-vimiento de ida y vuelta es esencial en esta obra, porque jamás fue la intención de Dios que sus seguidores pasaran toda la vida en las densas y sobreestimuladas zonas urbanas del planeta.

Esencial, abarcadora y sustentable

Reafirmemos entonces que como adventistas entendemos que Dios quiere que concentremos nuestra obra en las ciudades, porque allí están las personas. Aunque continuamos trabajando en las zonas rurales y suburbanas, debe-ríamos intensificar nuestra obra para los cientos de millones que viven en las grandes metrópolis del planeta. Hace más de un siglo, Elena White escribió que «la obra en las ciudades es la obra esencial para este tiempo. Cuando se trabajen las ciudades como Dios desea, el resultado será la puesta en operación

Una

grandevisión

más Que cada miembro participe en todos los ministerios urbanos posibles

Ted N. C. Wilson

Iglesia en acción

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de un poderoso movimiento cual nunca se ha visto».1

Estamos de acuerdo en que la mitad de la población mundial que vive en las grandes urbes necesita ser alcanzada con los mensajes de los tres ángeles, pero la tarea es sobrecogedora. A menudo nuestras estrategias allí han sido espasmódicas y después de gran-des campañas, a veces le han seguido meses y años de silencio. El modelo del Espíritu de Profecía es muy diferente, e incluye un enfoque sostenido, bíblico y compasivo del evangelismo urbano.

Este modelo se describe como «evangelismo urbano abarcador», con énfasis en abarcador. El modelo incluye el establecimiento de unidades de tra-bajo y actividades en las ciudades, que usan las capacidades y los dones de las iglesias locales, los jóvenes, los grupos pequeños, los médicos misioneros, los pastores, los trabajadores sociales, los colportores y todos los medios de comunicación disponibles. Se necesitan programas diversos, bien planificados y sostenibles para evangelizar a las gran-des ciudades. No alcanza con un gran programa urbano de vez en cuando, para entonces olvidarnos de la gente.

El modelo de la colmenaElena White describió los esfuerzos

de la iglesia en San Francisco, allá por 1906, como la actividad de «una

colmena»2 y escribió que es lo que más se parece a lo que el Señor quiere de la obra urbana: todos trabajando juntos, con responsabilidades específicas, pero unidos en el objetivo común de evange-lizar la ciudad. Ella habló también de lo que denominó «centros de influencia» en las numerosas comunidades que conforman una ciudad. Estos centros pueden ser iglesias, librerías o salas de lectura, diversas clases de ministerio callejero, restaurantes vegetarianos, entidades educacionales, centros de ser-vicio comunitario, centros de educación para la salud y clínicas. Puede ser que existan métodos nuevos y creativos de servicio comunitario, o estrategias de testificación por Internet que apuntan a comunidades especiales. La cualidad clave es la sostenibilidad. ¿Cómo pode-mos seguir interactuando con la comu-nidad en el servicio cristiano útil y las actividades de evangelización, en lugar de limitarnos a esfuerzos esporádicos?

Esta clase de evangelismo urbano abarcador transformará las ciudades por el poder del Espíritu Santo, y nos cambiará como familia de la iglesia. Si estudiamos individualmente la Biblia y el Espíritu de Profecía, hallaremos platafor-mas de cooperación y sostenibilidad, y experimentaremos la unidad del Espíritu por la cual oró Jesús (Juan 17:21).

Alcancemos a Nueva YorkEn este preciso momento, los líderes

están tratando de replicar esa actividad «de colmena» en la ciudad de Nueva York y, por el poder de Dios, en muchos otros grandes centros urbanos del mun-do. En cientos de ciudades del mundo se están llevando a cabo numerosas ac-tividades de evangelización, pero nece-sitamos intensificar nuestros esfuerzos al aplicar el enfoque «abarcador» que se describe aquí. Si bien en Nueva York y en otras ciudades durante el último siglo se han implementado muchas estrategias útiles de testificación, jamás

hemos reunido todos los elementos que menciona Elena White.

Alguno puede preguntar: «¿Por qué Nueva York?» Elena White indicó que Nueva York debía ser el símbolo de cómo trabajar en otras zonas urbanas.3 Nueva York es un microcosmos único de la población mundial, lo que ilustra tanto la diversidad asombrosa de los habitantes del mundo como el desafío que implica diseñar métodos de testifi-cación que apelen a ellos.

En las siguientes semanas y meses, los líderes analizarán cómo planificar, implementar y lanzar un enfoque mul-tidimensional en esta gran metrópoli y en otros centros urbanos de importan-cia. El modelo «de la colmena» sugiere un enjambre de actividades. Si quere-mos que estos planes sean exitosos, se necesitarán evangelistas, líderes de salud y ministerios creativos que apunten a poblaciones específicas. Por la gracia de Dios, la iglesia repetirá entonces este enfoque en cada una de las trece Divi-siones mundiales, concentrándose en las grandes ciudades de cada División, Unión y Asociación o Misión con mi-nisterios sostenibles de evangelización.

En el caso de Nueva York, la Divi-sión Norteamericana, junto con sus Uniones y Asociaciones específicas de la zona, llevará a cabo el trabajo preliminar en los próximos dos años y entonces coordinará la colmena soste-nible de actividades que irá más allá del evangelismo público. La obra de salud y «médico misionera» (un enfoque multidimensional para satisfacer las necesidades de las personas según se revela en el ministerio de Cristo y se describe en el Espíritu de Profecía) tiene que ocupar un lugar destacado en todo esto. Anticipo la tremenda oportunidad de demostrar una cooperación aún más grande con nuestros profesionales de salud e instituciones adventistas, y con los numerosos ministerios de apoyo que enriquecen la misión de la iglesia.

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P A N O R A M A M U N D I A L

Nos hallamos ahora en una era de múltiples plataformas mediáticas, y necesitamos usar en su máximo potencial todos los medios disponibles al trazar los planes de la obra urbana. Si el que vive en la ciudad escucha algo en la radio, ve el mismo mensaje en la tele-visión, lo ve también en diversos sitios de Internet o en Facebook, y entonces lo encuentra nuevamente en un aviso impreso o en una cartelera, se mostrará mucho más receptivo que después de un contacto único.

Es aquí donde necesitaremos el apoyo enérgico de los jóvenes de la iglesia. Imagine a cientos de jóvenes adventistas dedicados, que vayan cada año a Nueva York, para vender revistas y libros llenos de la verdad, para caminar por los bulevares y parques dando testimonio de su amor por Jesús. Ese es el centro del evangelismo urbano: Tenemos que hacer y mantener contacto con la gente usando los métodos de interacción de Cristo (véase el artículo «Para que lo conozcan», en la página 23 de este número). Imagine ahora a miles de jóvenes adventistas haciendo lo mismo en cientos de ciudades del mundo.

El próximo mes, me enfocaré en esa talentosa población, ese ejército de jóvenes «bien preparados»,4 y en la razón por la que necesitamos motivarlos y apoyarlos cuando invierten su tiempo y dedicación para alcanzar las grandes ciudades del planeta. ■

1 Elena White, El ministerio médico, p. 403.2 Elena White, El ministerio de la bondad, p. 117.3 Elena White, El evangelismo, p. 282.4 Elena White, Servicio cristiano, p. 39.

«Iglesias de un día» es un proyecto en colaboración entre la Iglesia Adventista, Servicios e Industrias de Laicos Adventistas (ASI) y Maranatha Volunteers International. Estas historias llegan hasta usted gracias a Dick Duerksen, el «narrador» de Maranatha.

Iglesia en acción

Olanchito, HondurasIglesia de un día

F O T O G R A F Í A S : D I C K D U E R K S E N

Ted N. C. Wilson es presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista en Silver Spring,

Maryland, EE. UU.

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Las congregaciones adventistas de Olanchito sabían lo que querían: nada complejo. Solo una remodelación de los pequeños salones de clase que rodeaban al templo principal. Pensaban pintar, y acaso construir un

par de salones nuevos.Ese fue el pedido que elevaron a su Asociación, Unión y División. Fue

también el pedido que recibió Maranatha Volunteers International.Darrell Hardy, vicepresidente de Maranatha para América Latina, visitó

Olanchito mientras investigaba lugares potenciales para las «Iglesias de un día» en Honduras.

«Parece bien –dijo Hardy–, pero creo que hay posibilidad de mucho más. Puede ser una gran ubicación para el campus de una “Escuela de un día”».

La iglesia adventista Camelback, de Phoenix, Arizona, Estados Unidos, también sabía lo que quería: un viaje mi-sionero que uniera a sus miembros; una aventura que los enfocara en las nece-sidades de otros. Algo complejo: no solo un trabajo de remodelación, sino toda una escuela de al menos diez salones.

Ese fue el pedido que hicieron a Maranatha, que rápidamente los puso en contacto con los feligreses de Olanchito. La iglesia de Phoenix organizó un grupo que voló a Honduras con planes ya establecidos.

Antes de compartir sus ideas, pidieron a la con-gregación y a los líderes de la escuela que descri-bieran sus sueños para el ministerio en Olanchito.

«Tenemos que reparar la escuela, pero lo que en realidad necesitamos es un campo de fútbol –dijo Denora Alvarado, directora de la escuela–. Si queremos ser la mejor escuela del pueblo, necesitamos un campo donde todos puedan venir a jugar al fútbol».

Camelback y Maranatha escucharon. Cambiaron los planes, ayudaron a encontrar un mejor terreno, y construyeron un campo de fútbol. Entonces, al lado construyeron una nueva escuela. ¡Y también remodelaron la escuela vieja!

Todos sabían lo que querían. ¡Pero Dios lo sabía mejor que ellos!

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En realidad, su pregunta dispara varios temas, todos ellos relevantes para nosotros como cristianos y padres. Hay varias preocupaciones relacionadas con los medios.

Una es el contenido; otra es el factor tiempo; una tercera es la manera en que los medios se inmiscuyen en la vida e interfie-ren en las relaciones familiares. Analizaremos estas tres áreas y entonces, como de costumbre, dejaremos que usted tome las decisiones que corresponda.

El contenido varía tanto que es difícil formular una declaración radical. Todo el que ve una muestra de programas comerciales pronto nota que la televisión sirve de manera estimulante y sin disimulo un menú de sexo explícito, violen-cia y situaciones de ética dudosa. Se pueden ver programas documentales, educacionales e informativos, pero hay que buscarlos y seleccionarlos con cuidado. Las veloces imágenes de la televisión actual pasan sin respiro y, por consiguiente, acortan la capacidad de atención de los jóvenes. El alimento que damos a los ojos altera nuestro cerebro. Hay estudios recientes sobre la plasticidad del cerebro que indican que las nuevas conexiones y redes neurales responden al alimento que damos al cerebro.

El tiempo que pasamos frente a la televisión ha sido vincu-lado con el aumento de la obesidad, que se cree se relaciona con la inactividad. Un artículo reciente de Anders Grøntved y Frank B. Hu en el Journal of the American Medical Association (15 de junio de 2011) muestra una correlación lineal directa entre la diabetes tipo 2, los infartos fulminantes y la cantidad de horas frente al televisor. No solo influye la inactividad, sino la comida ingerida en esas ocasiones, dado que suele ser excesiva y de contenidos elevados de sal, materias grasas y valores calóricos.

Se estima que en muchos países, entre el cuarenta y cincuenta por ciento del tiempo libre es dedicado a mirar televisión. Esto significa que en muchas poblaciones, es la tercera actividad más común, después de trabajar y dormir. Esas cifras indican que en Europa y Australia se dedican entre tres y media y cuatro horas diarias a mirar televisión. En los Estados Unidos, esa cifra está estimada en cinco horas.

El tercer motivo de preocupación (aunque seguramente hay muchos más) es la interferencia en las relaciones familiares. Tantos matrimonios y familias llegan a ser «ermitaños electró-nicos», viviendo en aislamiento, con consecuencias desastrosas.

La acción protectora más eficaz contra las conductas de riesgo relacionadas con el abuso de sustancias y las activida-des degradantes, es formar una relación sólida, de confianza y de apoyo con nuestros hijos. ¿Cuántos jovencitos se ven privados de ese tipo de relaciones por causa de padres que se la pasan navegando en Internet o mirando sus programas favoritos? Algunos niños son dejados para «vegetar» frente a la «caja boba», que hace las veces de niñera sustituta.

Es inútil que nos pongamos a atacar las tecnologías mo-dernas; es mucho más importante regular y usar su potencial positivo, evitando al mismo tiempo sus riesgos.

Recomendamos que seleccione el contenido con mucho cuidado; limite el tiempo que pasa mirando televisión, y participe intencionalmente de una interacción familiar real.

No solo reducirá los riesgos de obesidad, sino que también fomentará la interacción significativa que producirá toda una vida de beneficios para usted y su familia.

La urbanización de las sociedades modernas ha llevado a depender más de la televisión e Internet. Las dificultades de ganarse la vida y de costearse las interminables últimas tecno-logías, hacen que muchos compitamos para ver quién tiene el último teléfono o dispositivo electrónico. Acaso deberíamos tener un «apagón electrónico» diario, para establecer un tiempo especial e inviolable para la familia.

Usted tiene razón en estar preocupada, pero tendrán que decidir juntos sobre los cambios y encargarse de que los momentos sin televisión (e Internet) sean sumamente preciosos y valiosos. ■

Allan R. Handysides es ginecólogo certificado y director del Departamento de Ministerios de Salud de la Asociación General. Peter N. Landless es cardiólogo certificado especialista en cardiología nuclear y director asociado del Departamento de Ministerios de Salud de la Asociación General.

Por varios años no tuvimos televisor, y ahora que lo tenemos, me preocupa que mi esposo e hijos miren mucho tiempo. Me parece que no es saludable pasarse sentado frente a la pantalla. ¿Tiene algún consejo que darnos?

televısıón?¿Demasiada

S A L U D M U N D I A L

Allan R. Handysides y Peter N. Landless

Octubre 2011 | Adventist World 11

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Todos pasamos por ella.

Todos sin excepción la experimentan. Es parte de nuestra vida diaria. Los niños

saben de qué se trata; los ancianos también, y todos los de edades interme-dias. No importa si somos estudiantes, empresarios exitosos o desempleados, tenemos que soportarla. Nadie está exento. Afecta a los hombres y a las mujeres, a los solteros y a los casados, a los divorciados y a los viudos. La encontramos cuando estamos sanos o cuando estamos enfermos. No importa en qué lugar del mundo vivamos o qué color tenga nuestra piel. Es una condi-ción humana universal. Y sin embargo, no conozco a nadie que esté deseoso de experimentarla. No estoy hablando del pecado. ¿A qué me refiero? Pues bien, estoy hablando de la espera.

Todos esperamosTodos los seres humanos esperan. Tenemos esperanzas y sueños… y

esperamos. Tenemos hambre y sed… y esperamos. Anhelamos cambios y buscamos la

felicidad… y esperamos. Experimentamos el sufrimiento y el

dolor… y esperamos sentir alivio. Estudiamos y trabajamos… y espe-

ramos resultados. Algunos de nuestros anhelos tardan en hacerse realidad… y seguimos esperando. Oramos… y aguardamos la respuesta. Esperamos en el supermercado y en la gasolinera. Esperamos en el atasco del tránsito y en los aeropuertos. Esperamos que llegue el correo. Esperamos que sucedan cosas buenas y que las malas nunca lleguen. Algunos esperan para que les venga el sueño, y algunos incluso esperan la muerte.

Parece ser que toda nuestra vida, de la cuna a la tumba, se caracteriza por la espera. A veces la espera parece breve y el tiempo pasa con rapidez. Otras cosas nos hacen esperar toda la vida. Parece ser que la espera nos hace

espera El método divino para transformarnos

D E V O C I O N A L

La

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Frank M. Hasel

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de Cristo (Tit. 2:13). La esperanza se relaciona con la espera. El que tiene esperanza… ¡espera! Entonces tenemos también la paciencia de los santos. «Aquí está la perseverancia de los san-tos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús» (Apoc. 14:12). La perseverancia y la paciencia tienen que ver con la espera. El que es pacien-te… ¡espera!

Las Escrituras también hablan del anhelo que tiene el creyente por Dios: «Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, Dios, el alma mía» (Sal. 42:1). Los anhelos se relacionan con la espera. El que anhela… ¡espera!

Pensemos en lo que dicen las Escri-turas del sufrimiento. El sufrimiento se relaciona con la espera. El que sufre pregunta: «¿Hasta cuándo durará, Señor Jesús?» La persona que sufre… ¡espera!

En la Biblia, Dios también nos llama a estar alertas y despiertos, para estar listos para su regreso (1 Ped. 5:8; Luc. 12:37). La persona que está alerta… ¡espera!

Por último, todos esperamos porque la gracia divina aún no ha terminado. Aun Dios, en su gran misericordia y paciencia, espera. Nos espera. Lo espera a usted, me espera a mí. Dios no quiere perder a nadie que podría ser salvo. Y por ello espera para extender su gracia y misericordia.

La espera transformaEs difícil esperar, pero esperar sin

esperanza y sin significado es casi insoportable. Solo alguien que tenga en vista un objetivo digno y significativo puede ser paciente y perseverante mientras aguarda. En tiempos de espera, tenemos la tentación de concentrarnos en aquello que espe-ramos. Tendemos a enfocarnos en los obstáculos que hay que quitar, o en las cosas buenas que producirán cambios. Pero recuerde: la espera no es solo lo que esperamos para el futuro. Desde una perspectiva bíblica, la espera es también lo que yo llego a ser mientras espero. La espera siempre me presenta una elección espiritual: ¿Me permitiré cuestionar la bondad de Dios en lo que experimento, o en los momentos de espera abrazaré la oportunidad de ejercer una esperanza viviente?

La esperanza viviente está viva porque está basada en la fidelidad de Dios y confía en sus promesas que no fallan. Si Dios me permite vivir, él está usando mi espera como una opor-tunidad para cambiarme de manera que llegue a ser alguien que jamás sería, si no tuviera que esperar. En lugar de ser un obstáculo y un retraso, estoy aprendiendo a ver que esperar en realidad es fundamental para saber qué llegaré a ser mientras espero. En este sentido, la espera es una expresión de la bondad de Dios. Es restaurativa porque es una de las herramientas particulares que tiene Dios para desarrollar mi carácter, de manera que pueda llegar a ser la persona que él anhela. ■

Frank M. Hasel es decano y profesor del Seminario Teológico del Colegio Adventista

Bogenhofen, Austria.

Todos esperamos

porque la gracia

divina aún no ha

terminado.

esperaOctubre 2011 | Adventist World 13

conscientes de que a menudo las cosas más importantes, esenciales, hermosas y duraderas de la vida están más allá de nuestro control y poder. Y por eso tenemos que esperar.

He reflexionado en la dinámica de la espera en mi vida durante los últimos dos años –en especial cuando a mi esposa le diagnosticaron un cáncer terminal. He esperado mucho tiempo en los hospitales antes y después de los tratamientos. Teníamos que esperar que llegaran los resultados y esperar para las nuevas consultas con el médico. ¿Y dónde esperábamos? Como no podía ser de otra forma, en la sala de espera.

Yo no sé qué piensa usted, pero detesto esperar. No me gustan los embotellamientos ni los retrasos. No me gustan las personas impuntuales o los procesos prolongados. Quiero hacer las cosas con rapidez y eficiencia. Quiero avanzar. Y por lo general, sé cómo lograr lo que quiero, con facilidad y prontitud. Sé lo quiero alcanzar, y sé cómo llegar hasta allí. A menudo, la espera parece ser un retraso sin sentido de algo que quiero alcanzar con mayor rapidez. Pero mientras no estemos en el cielo, Dios nos llama a esperar. No existe la vida humana sin la espera. Es parte de nuestra existencia. Nos define como seres que existimos en el tiempo. La espera es parte de nuestra historia. No existe una sucesión histórica sin la espera. No existe la vida sin la espera. La persona que vive… ¡espera! La persona que espera… ¡vive!

Esperar en DiosAun los escritores bíblicos conocían

esta experiencia. Los profetas a menudo expresaban la espera con la pregunta: «¿Hasta cuándo?» (Hab. 1:2; Dan. 8:13). Los escritores bíblicos usaron varias imágenes que solo pueden ser entendi-das adecuadamente cuando colocamos la espera como trasfondo de ellas. La Biblia habla de la esperanza, la mara-villosa esperanza del pronto regreso

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con sus hijos humanos, permitiéndoles crear una asombrosa variedad de culturas. Hay también muchas maneras diferen-tes de comer y vestirse; de vivir, pensar y trabajar. La Biblia nos dice que esta diversidad de la creación se extenderá en el reino celestial. Allí morarán el león y el cordero, y todas las diversas naciones de la tierra, que juntas rodearán al trono de Dios (Isa. 11:6; Apoc. 7:9).

La Iglesia de Santa Sofía, en Constantinopla (hoy Estam-bul), fue la más grande de la cristiandad durante casi mil años. Cuando los conquistadores musulmanes la convirtieron en una mezquita, los numerosos mosaicos que la adornaban fueron cubiertos de yeso. Al reinstaurarse la Turquía moder-na, la iglesia se convirtió en un museo y el yeso fue removido poco a poco. En las galerías superiores hay un mosaico par-cialmente restaurado de la cabeza de Cristo que impresiona por su belleza. Usando oro y plata, lapislázuli y otros materia-les preciosos, el artista creó una obra de belleza duradera que durante siglos estuvo oculta a la vista. Cuántas veces nosotros también queremos cubrir nuestras diferencias, renegar de la

N Ú M E R O 1 4

Diosmosaico

La maravilla de la unidad en la diversidadCheryl Doss

del pueblo judío. Al recorrer las excavaciones de palacios, baños públicos, almacenes y explanadas, pude ver numerosos mosaicos. Formados por miles de piedras de muchas formas, tamaños y colores, aún son hermosos, y han sobrevivido los estragos de la guerra, el vandalismo y el tiempo. Asombran por su diversidad, creatividad e increíble resistencia.

La obra maestra de DiosLa iglesia –en efecto, toda la creación– me recuerda a un

mosaico: es tan diversa, creativa y duradera. Pensemos en los alimentos que disfrutamos cada día. ¡Qué sabores, colores y texturas variados! Consideremos la maravillosa creatividad y asombrosa variedad del reino animal: leones y osos hormi-gueros, elefantes y orangutanes, jabalíes y jirafas, entre mu-chísimos otros. La extraordinaria creatividad de Dios también se revela en la manera en que hizo personas tan diversas: altos y bajos, de todas formas y tamaños, de ojos marrones, negros y azules, de cabello lacio, enrulado, ondulado o sin cabello. Dios ha compartido parte de esa asombrosa capacidad creadora

C R E E N C I A S F U N D A M E N T A L E S

de

El

Me encantan los mosaicos.1

Desde el preescolar, donde me daban pape-les de colores y tijeras para hacer un cuadro, los mosaicos han representado para mí el desafío

de crear belleza a partir de partes diferentes y diversas. A diferencia de mis creaciones en papel, que a menudo comen-zaban a desarmarse en el camino de la escuela a casa, muchos mosaicos están hechos de piedras preciosas y tienen siglos de antigüedad. Hace unos meses visité Masada, el refugio de Herodes el Grande en la cima de la montaña. Las ruinas de Masada, con vista al Mar Muerto y el desierto que la circunda, son un testimonio que evoca el sufrimiento y la determinación

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Octubre 2011 | Adventist World 15

creatividad de las personas y olvidar el carácter perdurable de la diversidad humana.

Diversidad y unidadAunque nos regocijamos fácilmente en la diversidad y

creatividad de Dios en la naturaleza, las diferencias de personas y culturas desafían la unidad de la iglesia, porque a menudo nos dividen. La diversidad humana fue también un desafío de la iglesia primitiva. Pero la buena nueva del evangelio, dice Pablo en Gálatas 3:28, es que en Cristo esas diferencias ya no cuentan: «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer». Pablo desafía a la iglesia para que atraviese las barreras culturales –religiosas, sociales y de género– y llegue a ser una en Cristo. La metáfora del cuerpo (1 Cor. 12) ilustra qué quiere decir al hablar de la unidad. Así como el cuerpo necesita a sus diversas partes – «Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído?» (vers. 17)–, así como el sufrimiento de una parte hace que todas sufran (vers. 26), así como las partes más débiles del cuerpo son indispensables (vers. 22), nos dice Pablo, necesitamos valorar las diferencias en la iglesia y usar cada parte para beneficio de todos. Necesitamos personas que miren y piensen diferente. Necesitamos creatividad y diversidad en la adoración y la testificación. Necesitamos apóstoles y profetas; necesitamos a los que enseñan, los que sanan y todos los diversos dones (vers. 27-31). Por sobre todo, necesitamos el don más grande: el don del amor por todos (1 Cor. 13).

La Iglesia Adventista refleja la creatividad perdurable de la diversidad del mundo. En nuestra comunidad hay gente de muchas lenguas, culturas y etnias. Hay personas con dones específicos, diversos trasfondos y diferentes formas de pensar. Así como las piedras de un mosaico pueden distinguirse individualmente pero el cuadro solo puede apreciarse cuando todas las piedras están juntas, únicamente cuando nos unimos en amor y aceptamos el valor perdurable –de hecho, la necesidad– de nuestras diferencias, podemos ser uno en

Cristo. Solo cuando usamos de manera creativa cada parte del cuerpo y todos los diversos dones que Dios ha dado a su iglesia, es cuando podemos compartir las buenas nuevas «a toda nación, tribu, lengua y pueblo» (Apoc. 14:6) y completar el mosaico de su reino.

«En el concierto de los siglos –dice un canto del conjunto cristiano Phillips, Craig and Dean– el gran YO SOY asume el centro de la escena». Un desfile de naciones pasará de trajes y saris, de dashikis y kufiyyas, y «los reyes de la tierra traerán su gloria […] a ella» (Apoc. 21:24). En el concierto de los siglos, los indios tocarán sus tablas, los isleños del Pacífico sus ukeleles, y los africanos sus kalimbas. Los estadounidenses estarán con sus bandas musicales, los mexicanos con sus grupos de mariachis, y los filipinos con sus conjuntos de angklungs. Los chinos tocarán sus flautas de bambú, los alemanes sus acordeones y, sin duda, los escoceses estarán allí con sus gaitas.

Por ello los adventistas siguen siendo una iglesia mundial; por eso la creatividad y la diversidad son tan importantes para la unidad; por eso estudiamos y adoramos, testificamos y servimos de muchas maneras diferentes. Queremos que las personas de todo el mundo sean parte de esa «gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas» (Apoc. 7:9), alabando a Dios en ese sábado celestial. Entonces todos juntos seremos el más glorioso, diverso, creativo y perdurable mosaico celestial de Dios. ■

1 Pequeñas piezas de vidrios, piedras u otros materiales coloridos que juntos forman una obra de arte.

Cheryl Doss es una experimentada misionera y directora del Instituto de Misiones Mundiales de la Asociación General de la Iglesia Adventista. Cheryl y su esposo Gorden

viven en Berrien Springs, Míchigan, EE. UU.

La iglesia es un cuerpo constituido por muchos miembros que proceden de toda nación, raza, lengua y pueblo. En Cristo somos una nueva creación; las diferencias de raza, cultura, educación y nacionalidad, entre encumbrados y humildes, ricos y pobres, hombres y mujeres, no deben causar divisiones entre nosotros. Todos somos iguales en Cristo, quien por un mismo Espíritu nos ha unido en comunión con él y los unos con los otros. Debemos servir y ser servidos sin parcialidad ni reservas. Por medio de la revelación de Jesucristo en las Escrituras participamos de la misma fe y la misma esperanza, y salimos para dar todos el mismo testimonio. Esta unidad tiene sus orígenes en la unicidad del Dios trino, que nos ha adoptado como hijos. (Rom. 12:4, 5; 1 Cor. 12:12-14; Mat. 28:19, 20; Sal. 133:1; 2 Cor. 5:16, 17; Hech. 17:26, 27; Gál. 3:27, 29; Col. 3:10-15; Efe. 4:14-16; 4:1-6; Juan 17:20-23).

La maravilla de la unidad en la diversidad

Unidaden elcuerpocristo

de

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ciudadesEn las

brazosCon

El primer fin de semana después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva

York y Washington, D.C., Graydon Carter, editor de Vanity Fair, hablaba por teléfono con Christopher Hitchens, editor colaborador de la revista. Carter estaba en su hogar cerca de la Séptima Avenida, en Manhattan, Nueva York; Hitchens estaba varado en el aeropuerto de Denver, Colorado. Mientras conver-saban, ambos escucharon que una banda tocaba «El himno de la batalla». Intriga-do, Carter salió a la calle y vio a un grupo de adolescentes afroamericanos, estu-diantes adventistas del Colegio Oakwood (ahora Universidad Oakwood).

El grupo –de visita desde Alabama– había tocado el corazón del editor de una revista secular en el centro de una de las ciudades más seculares del mundo. «Su noble postura y su música sostenían a los que los rodeaban, como un par de brazos de amor. En ese momento, y en ese lugar, fue un hechizo que calmó mi pecho atribulado» –escribió Carter–.1

Las ciudades del mundo necesitan desesperadamente ser envueltas con los brazos de amor del evangelio. Hace más de cien años Elena White escribió:

Gary Krause

«El Señor nos ha estado llamando la atención en relación con las multitudes descuidadas de las grandes ciudades, pero se ha dado poca atención a este asunto».2

El desafíoImagine que está en la zona del Nuevo

Mercado, en Dacca, Bangladés, mientras ve los cochecitos de tracción a sangre por la calle Peelkhana. Cada uno lleva una persona por minuto. En términos estadís-ticos, tendría que estar allí casi siete días antes de que uno de ellos pasara llevando a un adventista.3 En las zonas urbanas del mundo existen escenarios similares, algunos aún más dramáticos.4

En la década de 1880, la Iglesia Adventista dio una gran prioridad a la misión en las ciudades de los Estados Unidos. Entre 1885 a 1899, la Asociación General publicó un informe anual sobre la misión en las ciudades. El informe 1886 indicó que había 36 misiones que empleaban un total de 102 obreros de la denominación, y que se estaban capacitando a 224 laicos.5

Para el cambio de siglo, un proyecto «médico misionero» en Chicago, patrocinado por el Dr. John H. Kellogg, incluyó «un pequeño hospital, clínicas

misioneroscampos

Nestros

Las ciudades más grandes del mundo son (en orden alfabético):

■ Bombay, India■ Buenos Aires, Argentina■ Calcuta, India■ Cantón, China■ Ciudad de México, México■ Dacca, Bangladés■ El Cairo, Egipto■ Estambul, Turquía■ Karachi, Pakistán■ Los Ángeles, Estados Unidos■ Manila, Filipinas■ Moscú, Rusia■ Nueva Delhi, India■ Nueva York, Estados Unidos■ Osaka-Kobe, Japón■ Pekín, China■ Río de Janeiro, Brasil■ San Paulo, Brasil■ Shanghai, China■ Tokio, Japón■ Yakarta, Indonesia

N O TA D E TA PA

deUsemos el método de Cristo para alcanzar a las grandes ciudades

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amor

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gratuitas, un comedor para indigentes, un programa para enfermeras visi-tantes, residencias de emergencia, y la Misión Barco Salvavidas, donde se hacían actividades sociales y de evange-lización».6 Cuando buscaban un lugar para este ministerio, Kellogg y el pastor Olsen se acercaron al jefe de policía y le preguntaron por «el lugar más sucio y malvado de toda Chicago».7

Sin embargo, pocos años después Elena White dijo que la Iglesia Adven-tista había «descuidado las ciudades». Si somos honestos, tenemos que admitir que en cien años poco ha cambiado. En 1910, la población de Nueva York era de casi cinco millones; hoy tiene el doble. En 1910, Elena White describió el mi-nisterio urbano como «la obra esencial para este tiempo».8 ¿Cómo la describiría en la actualidad?

brazos

Nuestro más

misionerodesafío

■ Hay al menos 2O ciudades que sobrepasan los diez millones de habitantes.

Las zonas urbanas del mundo son nuestro más grande desafío misionero por al menos tres razones:

1. Las cifras. En Estocolmo, Suecia, viven 410 adventistas en una población de 1.250.000 habitantes (hay más de tres mil habitantes por adventista). En Calcuta, India, hay 558 feligreses en una población de 15 millones (más de 26.000 habitantes por adventista).

En los Estados Unidos, el ochenta por ciento de la población vive en zonas urbanas,1 pero solo una de cada tres igle-sias se encuentra en una zona urbana. En Pittsburgh, Pensilvania, la zona metropoli-tana tiene 2.400.000 habitantes, pero en la actualidad hay menos adventistas que en

Es hora de avanzarAl enfrentar el increíble desafío

de las ciudades, ¿cómo deberíamos avanzar? Elena White resumió el ministerio de Jesús en esta tierra, al que denominó «el método de Cristo», en cinco pasos.9 Es un método clave para el ministerio urbano.

1. Mezclarse con la gente. A fines de la década de 1990, bajo el liderazgo de Mark McCleary, la iglesia adventista Southwest Philadelphia, de Pensilvania, Estados Unidos, estableció tres nuevas congregaciones. McCleary hizo que los feligreses se mezclaran con la gente de sus comunidades. Formaron el grupo «Hermanas para Cristo», un programa para preparar a las mujeres jóvenes para la adultez. Ayudaron a las víctimas de inundaciones y fueron mentores de muchas jóvenes. El pastor McCleary

era directivo de la West Philadelphia Partnership Board, un grupo de organi-zaciones que se asociaron para mejorar la vida cívica de la comunidad.

Las iglesias asumieron diversas tareas, desde ayudar a que la gente encontrara trabajo hasta las dedicacio-nes de niños y las Escuelas Bíblicas de Vacaciones. Cuando McCleary recibió un llamado para ser pastor de una iglesia de Washington, D.C., los líderes de la comunidad presionaron al alcalde de Filadelfia para que McCleary no se fuera de allí.10

Jesús dejó el cielo, vino a la tierra y vivió entre nosotros. Se vistió de hom-bre y se ensució las manos por andar entre nosotros. Los escritores de la Biblia registran que Jesús tocaba con sus manos

1948 cuando George Vandeman dio confe-rencias de evangelización en la ciudad.2

Las zonas urbanas crecen en todos lados: en África, Asia, el Pacífico, Europa y las Américas. China tiene casi cuarenta ciudades con más de dos millones de personas. Las ciudades tienen más per-sonas en la Ventana 10/40 y en Occidente. Constituyen el futuro de un mundo en franco crecimiento.

2. Temas urbanos particulares. En muchas partes del mundo, un pionero de Misión Global que organiza un proyecto comunitario es el espectáculo más grande del pueblo, por lo que reúne a casi toda la aldea. Si tratamos de hacer lo mismo en Sídney, Australia, hay que competir con

los teatros, los cines, los restaurantes, las salas de concierto, los clubes y muchos otros lugares de entretenimiento, además de las múltiples ocupaciones de la gente. Para muchos, la iglesia es una curiosidad o una reliquia de otra era.

3. Situación adventista en las ciuda-des. Aunque la mayoría de las personas vive en zonas urbanas, la mayoría de las iglesias e instituciones adventistas se encuentran lejos de ese campo misionero. En muchos casos, las iglesias urbanas es-tán formadas básicamente por feligreses que viajan desde los suburbios para asistir a ellas. Al estar alejadas, las iglesias están casi como observadoras y, en el mejor de los casos, participantes ocasionales.

1 Stone and Wolfteich Sabbath in the City, p. 2.2 Monte Sahlin, Mission in Metropolis: The Adventist movement in an Urban World (Lincoln, Nebr.: Center for Creative Ministry, 2007), p. 156.

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Los

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a las personas. Solo en Mateo 8 y 9 vemos que tocó a cinco personas, incluido un leproso, por lo que quedó ritualmente impuro según la tradición judía.11

Es muy bueno distribuir impresos, apoyar el evangelismo público y los ministerios radiales y de Internet. Pero esto no reemplaza el ministerio perso-nal y práctico entre la gente. Así como enviamos misioneros a otras tierras y culturas, necesitamos también misione-ros en las ciudades para comprometer-nos de manera práctica y a largo plazo con esos ministerios.

2. Mostrar simpatía. En el libro de Jonás Dios pregunta retóricamente: «¿No tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad?» (4.11).12 Siglos después Jesús expresó la misma preo- cupación: «Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor» (Mat. 9:36).

Wayne Krause es pastor de una iglesia que él y un reducido equipo es-tablecieron en una zona urbana cercana a Sídney, Australia.13 La iglesia está en medio de una comunidad de miles de familias jóvenes, la mayoría de las cuales jamás ha estado en una iglesia cristiana.

Cierto día, un matrimonio de la iglesia estaba de compras en un negocio cuando un joven se acercó y les pregun-tó si podían llevarlo hasta una clínica de metadona. Sin pensarlo dos veces lo llevaron inmediatamente. Después lo llevaron a la casa y le prepararon la comida. El joven comenzó a asistir a la iglesia cada sábado; después del culto, los miembros lo llevaban a la clínica de metadona. En una audiencia judicial, varios feligreses se hicieron presentes para apoyarlo. Pocas semanas después, toda su familia apareció en la iglesia.

Con vestimentas que denotan la cultura heavy metal –con cadenas y

■ La relación adventista por habitante en las ciudades más grandes del mundo es de 1:953.

■ En comparación, la relación adventista por habitante fuera de esas urbes es de 1:423.

cuero– se sentaron en los primeros ban-cos. El novio de una de las hermanas era el cantante principal de una banda de heavy metal y tenía cada dedo de las manos cubierto de plata. El pastor miró desde la plataforma y decidió cambiar su sermón y hablar del gran conflicto entre el bien y el mal.

Ninguno de ellos era cristiano, pero después del culto fueron a ver al pastor y le preguntaron qué podían hacer para estar del lado de Dios en la guerra entre el bien y el mal. Después que él les explicó el evangelio, todos expresaron que querían que Jesús fuera el centro de sus vidas.

3. Ministrar a las necesidades. Cuando Pablo llegó a Atenas, pasó unos

Elena White imaginó poner en acción el método de Cristo en las zonas urbanas mediante centros de ministerio integral que ella denominó «centros de influencia». Estos centros tenían que ofrecer diversas actividades de educación sobre estilo de vida, reuniones de grupos pequeños, publicaciones, restaurantes, salas de tratamiento, reuniones públicas y ministerios de «cosecha».

«Por medio de las relaciones sociales el cristianismo se revela al mundo»,1 escribió ella, a la vez que instaba a que los adventistas hicieran «el esfuerzo de colocarse» donde se relacionaran «directamente con aquellos que necesitan ayuda».2

La Secretaría de Misión Adventista está trabajando para ayudar a establecer una red de centros de influencia en zonas urbanas claves del mundo. Estos tendrán el mismo nombre y estarán basados en los mismos principios teológicos y espirituales, pero variarán en forma, tamaño y complejidad según la ciudad. Su aspecto y estilo estarán adaptados a la situación local, pero la filosofía y los principios operativos serán los mismos.

Estos centros tendrán el objetivo de ser sostenibles financiera-mente y, donde sea posible, estarán vinculados con algún emprendi-miento generador de ingresos como una clínica médica o dental. Utilizarán obreros y voluntarios adventistas locales, y se asociarán con departamentos, instituciones y organizaciones laicas de la iglesia.

Aunque estos centros son básicamente de «siembra», deberían conectarse con programas de grupos pequeños y establecimiento urbano de iglesias. Tienen que ser proyectos de aplicación práctica y a largo plazo.

1 Elena White, El ministerio de curación, p. 396.2 Elena White, Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 83.

VidaCentros dey esperanza

adventistasciudadesen las

Los

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días de turista. El apóstol caminó y miró los santuarios donde adoraban los atenienses (Hech. 17:23). Al igual que Pablo, tenemos que detenernos, mirar y escuchar.

Hace pocos años la iglesia de Krause descubrió que algunos estudiantes esta-ban llegando a la escuela pública local sin haber desayunado bien. Los líderes de la iglesia comenzaron a trabajar con los administradores de la escuela, y pronto esta iglesia adventista comenzó a atender las necesidades de estos niños hambrientos. Más tarde, cuando la escuela decidió contratar un capellán, recurrieron inmediatamente a la Iglesia Adventista. Rochelle Madden, miembro de la iglesia de Wayne, ha sido empleada como capellana de esta escuela pública, y su salario es pagado íntegramente por el gobierno australiano.

«Mi función de capellana es ser una ventana hacia Cristo –dice Madden–. Quiero realmente que los niños, los padres y los maestros vean que un cristiano es alguien que se preocupa por ellos y por lo que sucede en sus vidas».14

Los adventistas deberían estar en la vanguardia a la hora de hacer que las ciudades sean un lugar mejor para vivir.

En el libro de Jeremías, Dios ins-truyó a los exiliados judíos sobre qué tenían que hacer cuando llegaran a Babilonia: «Procurad la paz [shalom] de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová, porque en su paz [shalom] tendréis vosotros paz [shalom]» (Jer. 29:7). La palabra hebrea shalom es un término poderoso con un profundo significado. Transmite pensamientos de paz, bienestar y pros-peridad. Los adventistas deberían ser los primeros en hacer que las ciudades sean mejores lugares para vivir. Todos los que viven en la ciudad deberían

tener un amigo porque los adventistas viven, trabajan y oran por la shalom de la ciudad.

Jesús fue ejemplo de un ministerio integral que equilibraba perfectamente lo espiritual y lo físico: «Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo» (Mat. 9:35).

Atender las necesidades físicas pero ser ciegos a las oportunidades de compartir las buenas nuevas de Cristo es quedarse a mitad de camino. Pasarse hablando de cosas espirituales y descui-dar los aspectos físicos también ignora el ejemplo de Cristo y sabotea nuestro testimonio.

4. Ganar la confianza. En 2004, Andrew Clark fue llamado a Pittsburgh,

Pensilvania, Estados Unidos, para dirigir Servicios Comunitarios Adven-tistas después de los huracanes Iván y Francis. Era su primer trabajo después de graduarse en teología en el Colegio Superior Columbia Union (hoy Uni-versidad Adventista de Washington). Clark y su equipo ayudaron a que las familias reconstruyeran sus hogares y sus vidas.

Después que las inundaciones ha-bían amainado y casi todo había vuelto a la normalidad, el consejo local se reunió para analizar si le daban a esta organización adventista un permiso de ocupación. En un poderoso tributo a nuestra iglesia, más de cien personas de la comunidad se adelantaron para apoyar a Clark y a la iglesia, entre ellos,

Los adventistas que sueñan con vivir en zonas rurales a menudo se basan en consejos que dio Elena White al respecto. Pero una revisión detallada de sus escritos presenta una visión más amplia de nuestro deber con las ciudades.

Monte Sahlin, director de Investigación y Proyectos Especiales de la Asociación de Ohio de la Iglesia Adventista, en Estados Unidos, halló 107 artículos en el índice de publicaciones periódicas de Elena White en los que ella se refiere al tema del ministerio urbano. Encontró veinticuatro que daban instrucciones para salir y establecer instituciones fuera de las ciudades. Pero el 75 por ciento de los artículos presentaba instrucciones específicas de mudarse a las ciudades para alcanzar a los que viven allí.1

Por ejemplo, escribió: «Habrá laicos que se mudarán a […] las ciudades […] para que permitan que la luz que Dios les ha dado brille para alumbrar a los demás».2 «¿Por qué las familias que conocen la verdad presente no se establecen en estas ciudades?»3

1 Monte Sahlin, Mission in Metropolis: The Adventist Movement in an Urban World (Lincoln, Nebr.: Center for Creative Ministry, 2007), p. 16.2 Elena White, en Advent Review and Sabbath Herald, 29 de septiembre de 1891.3 Ibíd.

¿Vivir en el campo?

■ En 2010 había 1 adventista por cada 405 personas.

Cont inúa en la próx ima pág ina

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pastores de otras denominaciones, empresarios y madres, entre otros.15

5. Invitar a la gente para que siga a Cristo. Esto no es un constructo arti-ficial que está por encima de todos los demás pasos. Es un resultado natural. ¿Aceptarán todos a Jesús? No. ¿Significa esto que tenemos que dejar de mez-clarnos y de servir a esas personas? Por cierto que no.

Cuando Clark y su equipo se mezclaron con la gente, les mostraron simpatía, suplieron sus necesidades y ganaron su confianza; mientras tanto otros adventistas los criticaron: «Hace meses que están haciendo esto; ¿dónde están los resultados?» Sin embargo, Dios tiene sus tiempos. Cierto día, un adolescente tatuado con el que Clark había estado trabajando, dijo: «Pastor Clark, ¿soy ya adventista, o qué?» Entonces Clark pidió la ayuda de un instructor bíblico. Comenzaron a llover pedidos para estudiar la Biblia. «¡AYÚDENME POR FAVOR! –escribió Andrew con su típico estilo entusiasta–. ¡Somos solo cuatro perso-nas tratando de hacer el seguimiento, de setenta!»

Elena White escribió que el método de Cristo, cuando está acompañado del poder de la persuasión, la oración y el amor de Dios, «no será ni puede ser [infructuoso]».16

¿Tendremos la fe suficiente?Cuando Moisés envió espías a

Canaán, les dijo que investigaran tres cosas: (1) la tierra, (2) la gente, y (3) las ciudades.

Los espías regresaron con informes entusiastas de la tierra y sus alimentos, pero con una visión sobrecogedora de la gente y las ciudades (Núm. 13:26-30). La gente era gigante, y las ciudades

La escena quedó grabada en mi me-moria, y es tan vívida hoy como hace más de cuarenta años. Era un

caluroso día de verano en 1968. Estába-mos esperando que el semáforo cambiara a verde en una esquina de la ciudad de Nueva York. A menudo regresábamos de nuestro hogar en el estado de Connecti-cut para visitar el vecindario de la niñez de papá. La ciudad era parte de papá, y él quería que sus hijos entendieran sus orí-genes. Los relatos de su niñez en la ciudad eran tesoros inestimables, reliquias para las siguientes generaciones.

A fines de esa década, parte de la zona sur de la ciudad era refugio de gente que buscaban escapar de la reali-dad por medio del alcohol. Los aparta-mentos ruinosos, los deslucidos bares y las calles llenas de basura contaban historias trágicas de vidas quebrantadas, hogares destrozados y futuros en ruina.

Mientras observaba desde el auto-móvil y pensaba en las vidas de los que sin afeitar y con ojos nublados estaban allí tirados en la acera bajo el estupor alcohólico, noté que un hombre de rostro colorado y camisa raída avan-zaba a los tumbos hacia el automóvil. Cuando llegó me dijo: «¿Tiene un dólar para mí?» Un dólar para comprar más bebida, no. Pero alimento, sí. Hurgamos en nuestras pertenencias hasta que reunimos algo de comida.

Al dársela, se acercó por la ventanilla abierta, rodeó mi cabeza con sus manos y me atrajo hacia sí. Su aliento hedía

Gary Krause es director de la Secretaría de Misión Adventista en la Asociación General.

eran «muy grandes y fortificadas» (vers. 28). Solo Caleb y Josué se atre-vieron a hablar de victoria contra tan tremendos obstáculos.

Las ciudades del siglo XXI también son «muy grandes y fortificadas». No son fortificaciones de piedra; están re-forzadas por las fortificaciones intangi-bles del secularismo, el posmodernismo y el consumismo. ¿Tendremos la fe de Josué y Caleb para afirmar que, con la ayuda de Dios, podremos conquistarlas (véase vers. 30)? ■

1 Vanity Fair, noviembre de 2001.2 En la Advent Review and Sabbath Herald, 11 de noviembre de 1909.3 Este cálculo se basa en que hay 730 miembros adventistas bautizados en Dacca, en una población de siete millones. Es una cifra tradicional ya que muchas autoridades estiman que la población de la ciudad alcanza los quince millones de personas.4 Por supuesto, hay algunas excepciones notables a esta tenden-cia. Muchas iglesias de zonas urbanas han sido durante décadas faros de las buenas nuevas del evangelio.5 Ivan Warden, «Ellen G. White Speaks on Urban Ministries».6 Ibíd.7 Citado en Amy Lee Sheppard, Doers of the Word: Seventh-day Adventist Social Christianity in Thought and Practice During the Gilded Age (tesis de grado inédita, Departamento de Historia, Universidad de Míchigan, 26 de marzo de 2007), p. 67.8 Elena White, El ministerio médico, p. 403.9 Elena White, El ministerio de curación, p. 102.10 Véase www.advantagetechsolutions.net/SW2001_html/ history.htm y Monte Sahlin, Mission in Metropolis: The Adventist Movement in an Urban World (Lincoln, Nebraska: Center for Creative Ministry, 2007), pp. 128, 129.11 También notó, a pesar de la multitud, que una mujer que había estado enferma durante doce años lo había tocado.12 Las citas bíblicas han sido extraídas de la Reina Valera 1995. Copyright © 1995, por Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso. Todos los derechos reservados.13 Si desea más información sobre esta iglesia, visite www.cccc.org.au.14 Rochelle Madden, «My Ministry Idea», South Pacific Record, 4 de junio de 2011, p. 12.15 Puede consultarse un video del evento, titulado «Finding Carnegie», en http://www.youtube.com/watch?v=htzzdAHs4co. Si desea ver más videos sobre esta iniciativa de establecimiento de iglesias, visite AdventistMission.org y escriba «Carnegie» en la casilla de búsqueda.16 Elena White, El ministerio de curación, ibíd.

clamor ■ En 1880, había 1 adventista por cada 89,768 personas.

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¿Qué ve Jesús cuando mira a las grandes ciudades?

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saber¿Desea

muy fuerte a alcohol. Mientras miraba esos ojos claros inyectados de sangre, me dijo: «Gracias, Jesús». Acto seguido, se dio vuelta y se alejó tambaleando.

Aunque han pasado muchos años desde ese encuentro fortuito, sus palabras nunca me dejaron. Me llevan a preguntarme: Si Jesús estuviera hoy aquí, ¿dónde estaría? ¿Estaría disfrutando de la comodidad de su hogar suburbano, escribiendo libros sobre cómo alcanzar a los que viven en las ciudades? ¿Estaría preparando un DVD ilustrado para alcanzar a la gente de las ciudades? ¿Estaría llevando a cabo un estudio demográfico para evaluar las necesida-des de la población de las ciudades? ¿O estaría con los necesitados, ministrando a los pobres, los marginales y los caren-ciados? ¿Estaría mostrándole a los edu-cados, los sofisticados y los ricos cuál es el verdadero significado de la vida?

Jesús y las ciudadesJesús ama las ciudades. Las ama por-

que allí están las personas; y Jesús ama a las personas. Si hay algo que no les falta a las ciudades, son personas. Están en todos lados. El evangelio de Mateo nos dice: «Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mat. 9:35).

El evangelio lo deja bien en claro: Jesús se dedicó por completo a los que vivían en las ciudades. Dio esperanza al

desesperado, paz al atribulado, perdón al culpable y poder al impotente. Su cora-zón rebosaba de amor por los quebran-tados, los maltratados y los heridos de las ciudades. Pero su ministerio no era tan solo por los pobres. También se dedicó a los ricos que eran pobres espirituales.

Los ricos se sintieron atraídos a su auténtica revelación del amor del Padre. Nicodemo, un líder religioso respetado y acaudalado, lo buscó una noche en secreto. Mateo, un tramposo recolector de impuestos, respondió a su llamado. Un centurión romano fue transformado en el Calvario. Jesús apelaba a jóvenes y ancianos, ricos y pobres, educados e ignorantes, religiosos y escépticos. Los hombres y las mujeres, los judíos y los gentiles se sentían atraídos a él. Su cuidado, compasión y preocupación por cada individuo no podían ser igualados.

Mateo declara que tenía compasión de las multitudes (Mat. 9:36). Lucas

añade: «Cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró por ella» (Luc. 19:41). No podemos llorar hasta que no nos acerca-mos. Nuestro corazón jamás se quebran-tará de amor por una ciudad, hasta que la «contemplemos» en toda su furia.

Las ciudades son lugares de increíbles contrastes. Hay dulces placeres y terribles angustias; pobreza abyecta y riquezas sorprendentes; codicia vana y sacrificio desinteresado; puro entusiasmo y pleno aburrimiento; sofisticación culta y vul-garidad descarada. Están llenas de cre-yentes comprometidos y honestos, pero también de escépticos y de gente a la que no le interesa la religión. El corazón de amor de Jesús alcanza a cada uno.

¿Ha llorado usted alguna vez por la pobreza de los niños que no son suyos, sino de Cristo? ¿Se ha quebrantado algu-na vez su corazón por el vacío de vidas consumidas por la codicia? ¿Ha llorado alguna vez «lágrimas del alma» por los millones que en las ciudades procuran ganarse la vida pero que no entienden el significado de su propia existencia, y que tienen escasos o ningún conocimiento del evangelio eterno de Dios para la generación del tiempo del fin?

Escuchemos el corazón de Cristo

Si nos detenemos lo suficiente, puede ser que oigamos el clamor agonizante de Cristo por los perdidos de las ciudades. Elena White escribió: «Nuestro mundo es un vasto lazareto, un escenario de miseria al cual no nos atrevemos a dedicar

Jesúsprofundo

clamor Mark A. Finley

Si desea saber más sobre el Centro de Misión Global de Estudios Seculares y Posmodernos, visite por favor www.secularandpostmodern.com.

Más del cincuenta por ciento de la población mundial vive en las ciudades. Para alcanzar a las personas de estas zonas urbanas, la iglesia está estableciendo centros de influencia que buscan satisfacer sus necesidades físicas y espirituales y llevarlos a Cristo. Para ayudar a financiar estos centros de influencias, como el de la iglesia Nova Semente de Brasil, apoye al «Fondo para el proyecto 9730».

más?

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¿Qué ve Jesús cuando mira a las grandes ciudades?

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siquiera nuestros pensamientos. Si nos diéramos cuenta exacta de lo que es, el peso sería demasiado aplastante. Sin embargo, Dios lo siente todo» (La educación, p. 238). Y el profeta Isaías escribió: «En toda angustia de ellos él fue angustiado» (63:9).

Jesús experimenta el dolor del pecado de este mundo de maneras que no podemos imaginar. Los perdidos son objeto de su amor. «Quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al co-nocimiento de la verdad» (1 Tim. 2:4). No quiere «que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimien-to» (2 Ped. 3:9). Lo más importante para él es salvar a los seres humanos para su reino eterno.

Si mostramos poco interés en los perdidos, ¿estamos realmente siguiendo a Aquel que «vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Luc. 19:10)? Si la carga del corazón de Cristo no es nuestra carga, ¿somos plenamente de él? Si somos

complacientes a la hora de compartir su amor con los perdidos, ¿podemos afirmar que somos sus discípulos?

El llamado de las ciudades es un llamado a la oración entusiasta. Es un llamado para que las decenas de miles de adventistas se unan para orar cada semana de manera específica por cada una de las grandes urbes del planeta. Es un llamado para que los feligreses de las ciudades testifiquen a amigos y vecinos, y para que los jóvenes dediquen un año de sus vidas para la obra misionera en las ciudades. Es un llamado a los líderes de la iglesia de todos los niveles, para que planifiquen estrategias definidas y abarcadoras con el fin de alcanzar las ciudades de sus territorios con los mensajes de los tres ángeles. Es un urgente llamado a reasignar nuestros recursos financieros. El ministerio en las ciudades es costoso, pero es imprescindible si queremos que la iglesia ejerza un impacto también allí.

Este llamado urgente es un llamado al ministerio abnegado de Cristo.

En esta hora de crisis, al filo de la eternidad, el statu quo no funciona. Los éxitos pasados de la iglesia en las ciudades no alcanzan para el presente. Es momento de acciones decididas y de pensamientos creativos. Es tiempo de comprometerse a la acción. Ningún esfuerzo a medias alcanzará a las ciu-dades en esta hora final. Dios nos pide nuestros mejores esfuerzos y nuestro compromiso total. A la luz de su increíble amor y del inmenso sacrificio que hizo por nosotros, ¿podríamos hacer menos que eso? ■

E S P Í R I T U de P R O F E C Í A

Mark A. Finley es asistente del presidente de la Asociación General.

Comenzó como un sueño. Todo comen-zó el 4 de mayo de 2005. Ese día, Kleber Gonçalves y su familia regresaron a Brasil después de pasar casi nueve años estu-diando en la Universidad Andrews.

¿Su misión? Comenzar una nueva iglesia en San Pablo, uno de los centros urbanos más grandes del mundo, con veinte millo-nes de habitantes. Nova Semente (Nueva semilla) sería la primera iglesia adventista de Sudamérica diseñada para alcanzar a los seculares y posmodernos para Cristo.

Gonçalves inmediatamente comenzó a reclutar personas de iglesias ya estableci-das para que formaran el grupo básico de Nova Semente. «El prerrequisito esencial para los que querían unirse a nuestro templo –dice Gonçalves– era sentir pasión por Dios, por su iglesia y por las almas perdidas».

El grupo comenzó con dieciséis miem-bros que se reunían en las instalaciones de la Asociación de San Pablo. Durante seis meses se reunieron todas las semanas para orar, soñar y planificar la nueva iglesia.

Durante este tiempo el grupo llegó a unas 45 personas. Decidieron lanzar Nova Semente en noviembre de 2005.

«Desde el primer culto, la obra ha sido intensa y muy gratificante», dice Gonçal-ves. Durante los dos primeros meses tuvieron entre 180 y 200 presentes por sábado; entre 45 y 60 de ellos eran pos-modernos. Pero este número creció rápi-damente, porque las visitas comenzaron a traer amigos y parientes a las reuniones.

Para 2006 habían crecido tanto que alquilaron un centro de convenciones cer-cano. En poco tiempo tuvieron entre 750 a

900 presentes por sábado. ¡Y tuvieron que mudarse otra vez!

En 2010 Nova Semente alquiló instala-ciones más grandes que les permitieron ofrecer dos cultos sabáticos. Y han seguido creciendo.

«Durante estos últimos años el Espíritu Santo ha transformado a muchas personas mediante Nova Semente y sus ministerios», dice Gonçalves. Hasta el momento se han bautizado más de noventa personas, y otras sesenta están tomando los estudios bíblicos que se ofrecen cuatro veces a la semana.

«Creo profundamente que por medio del establecimiento de comunidades sensibles a estas personas, como es el caso de Nova Semente, y de otras acciones de Misión Global, la iglesia está cada vez más cons-ciente de los inmensos desafíos y de las grandes oportunidades que existen al llevar a los seculares y posmodernos a Cristo».

Alcanzandoa los noalcanzados conesperanza

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El mundo necesita hoy lo que necesitaba mil nove-cientos años atrás, esto es, una revelación de Cristo. Se requiere una gran obra

de reforma y sólo mediante la gracia de Cristo podrá realizarse esa obra de restauración física, mental y espiritual.

Solo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: «Seguidme».

Es necesario acercarse a la gente por medio del esfuerzo personal. Si se dedicara menos tiempo a sermo-near y más al servicio personal, se conseguirían mayores resultados. Hay que aliviar a los pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolientes, instruir a los ignorantes y aconsejar a los inexpertos. Hemos de llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan. Acompañada del poder de persuasión, del poder de la oración, del poder del amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infructuosa.

Hemos de recordar siempre que el objeto de la obra misionera médica consiste en dirigir a los enfermos del pecado hacia el Mártir del Calvario, que quita el pecado del mundo. Al contemplarlo, se transmutarán a su semejanza. Debemos animar al enfer-mo y al doliente a que miren a Jesús y vivan. Obreros cristianos: poned a Cristo, el divino Médico, en continua presencia de aquellos a quienes desa- lentó la enfermedad del cuerpo y del alma. Dirigid vuestras miradas hacia Aquel que puede sanar la enfermedad física y la espiritual. Habladles de Aquel que se compadece de sus flaque-zas. Persuadidlos a que se entreguen al cuidado de Aquel que dio su vida para que ellos puedan obtener vida eterna. Habladles de su amor, del poder que tiene para salvar. ■

Para que loconozcan

Honrar a Cristo significa vivir cómo él vivió

El Salvador trataba con

los hombres como quien deseaba

hacerles bien. Les mostraba

simpatía, atendía a

sus necesidades y se ganaba su

confianza. Entonces les decía:

«Seguidme».

Este artículo es un fragmento del capítulo 9 («Enseñar y curar») de El ministerio de curación. Los adventistas creemos que Elena White (1827-1915) ejerció el don bíblico de profecía durante más de setenta años de ministerio público.

Elena White

E S P Í R I T U de P R O F E C Í A

Octubre 2011 | Adventist World 23Octubre 2011 | Adventist World 23

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Si viajamos por el desierto de la región centro-norte de Arizona, en los Estados Unidos, llegaremos al pueblo de Page. Si de allí nos dirigimos hacia el sur entraremos a

los territorios navajos. Esa es la reserva de la tribu nativa más grande de los Estados Unidos. En Page aún no hay iglesia adventista, pero una familia está anhelando y orando para tener una iglesia en el lugar.

«Los nativos ocupaban originalmente esta tierra –dice Dan Jackson, presidente de la Iglesia Adventista en Norteamérica–. En realidad, el resto de nosotros somos inmigrantes. Sin embargo, los pueblos originarios de Norteamérica están entre las poblaciones peor atendidas de nuestro ministerio en la región».

La iglesia adventista más cercana está al sur, a dos horas de viaje en automóvil, en la ciudad de Flagstaff. En el estado de Utah están las iglesias de Monument Valley (dos horas y media hacia el este) y St. George (tres horas hacia el noroeste). Al oeste de Page no hay nada fuera del Gran Cañón del Colorado.

Tuve las mismas experiencias que ustedes, de manera que no tienen excusa; ustedes también pueden cambiar de vida”. Puedo hablarles directamente, y ellos no tienen disculpa para no responder. Es un verdadero impacto para ellos».

Nace un ministerioCuando los Fowler se mudaron a Page, vivían en un hogan

tradicional navajo. Hoy viven en una casa que aún no está terminada, porque el ministerio está primero. Pero Allen y Kelley no solo se mudaron a un nuevo lugar, sino que también comenzaron a trabajar por el pueblo navajo.

Kelley explica: «El típico método de ir de puerta en puerta y preguntar: “¿Le gustaría estudiar la Biblia?” aquí no funciona; los nativos tienen que ver que uno se preocupa y que realmente quiere lo mejor para ellos. Entonces comien-zan a confiar».

Cuando los Fowler vieron las necesidades que había, decidieron construir un centro comunitario para ayudar a sus nuevos amigos y vecinos.

F O T O G R A F Í A S : R I C K K A J I U R A

Un regreso especialAllen y Kelley Fowler llegaron con su familia a esta zona

hace varios años. Para Kelley y los niños fue una nueva aventura. Para Allen, que es navajo, fue como regresar a casa. En los años que había estado ausente, conoció a Kelley, se casó con ella, tuvo una familia y se hizo adventista.

La familia de Allen esperaba que regresara igual que como se había ido, pero quedaron estupefactos al ver que era cristiano. Después de tres años, ya se están acostumbrando.

Allen es navajo, y por ello tiene una perspectiva y compren-sión únicas de su ministerio. «Para entender a los navajos, hay que andar en sus zapatos, compartir su dolor, su estilo de vida –dice Allen–. Entonces no pueden decir: “Usted nunca hizo esto, nunca lo experimentó”. Cuando uno vivió y creció allí, puede decir: “Los conozco. Sé lo que sucedió y cómo sucedió.

«El centro comunitario ha sido una obra en progreso maravillosa. A nosotros nos parece que llevó mucho tiempo, pero está casi listo, y nos requirió solo dos años y medio llegar a este punto» –dice Kelley.

«Nuestro objetivo es ofrecer clases de cocina al menos una vez por semana. Nos gustaría que otra gente nos ayudara; que se mudaran aquí y nos ayudaran en forma permanente, para ofrecer una clase de cocina semanal y que la gente sepa que siempre es los martes de noche. Nos gustaría tener un pozo de agua. Estamos en eso. Una vez que lo tengamos listo, esto atraerá aún más a las personas, porque ahora tienen que viajar lejos para buscar agua».

El centro comunitario está casi terminado gracias a la ayuda de voluntarios que dedicaron viajes misioneros para ayudar a Allen y Kelley.

S E R V I C I O A D V E N T I S T A

en suszapatosCaminarUna mirada a una familia dedicada al servicio

Rick Kajiura

24 Adventist World | Octubre 201124 Adventist World | Octubre 2011

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Jim Genn es uno de estos voluntarios que usa sus talentos de construcción para trabajar entre los navajos. «Todos tenemos un talento –dice–. Si le damos el nuestro a Dios, él nos dirá cómo usarlo. Puede que tengamos que acarrear arena, clavar unos clavos o enviar dinero; lo que sea».

Algunos, como Francis Browning, hallan un campo misionero en su propia región. «Fuimos varias veces de misioneros a México, hasta que se hizo muy difícil cruzar la frontera. Ahora no es seguro ir allí, por lo que buscamos algo más cerca de casa. Aquí no necesitamos pasaporte, ni conseguir los pasajes aéreos. En todos lados hay campos misioneros si tan solo nos ponemos a buscar».

bíblica. Carla Clare informa: «He estado aquí solo unas semanas, y veo que tenemos más de doscientos interesados».

Aunque la mayoría del trabajo se lleva a cabo en la reserva donde viven, Allen y Kelley sienten el llamado de Dios para comenzar una iglesia en Page, el pueblo más cercano. Para Allen, en más de un sentido, eso significa volver a casa.

«Me siento bien al estar aquí y trabajar para Dios. El Señor nos coloca donde necesitamos estar, porque nuestra experiencia y todo lo que nos sucede en la vida tiene por objetivo prepararnos para la obra que aún no conocemos, pero que el Señor nos mostrará a su debido tiempo. Cuando camino aquí, recuerdo mi niñez. Dios me hizo pasar por esas experiencias para prepararme para esta obra».

«Es un proyecto fascinante que un matrimonio joven se mude a ese lugar y construya un centro comunitario donde se ofrezcan clases, cultos y otras actividades –dice Dan Jackson–. Es positivo ver la obra por los nativos de Norteamérica por-que es una obra creciente. Tenemos que apoyar este proyecto tan valioso».

Todos pueden hacer algo¿Por qué personas como Jim y Francis ayudan en proyec-

tos como este?«Estos no son mis proyectos –dice Jim– sino los del Señor».Aunque no está totalmente terminado, el centro comu-

nitario ya está haciendo una diferencia en el vecindario de Allen y Kelley. «Ahora que está casi listo, hemos visto que la comunidad entiende mejor que estamos para ayudarla –dice Kelley–. Queremos que sigan viniendo grupos misioneros a este lugar. Necesitamos voluntarios capacitados en diversas áreas, para que colaboren como médicos, constructores, dentistas, etc. Esta gente necesita nuestra ayuda».

Algunos de los beneficiados están interesados en aprender más de las creencias de los Fowler. Allen y Kelley recibieron tantos pedidos, que solicitaron la ayuda de una instructora

Parte de la Ofrenda del Decimotercer Sábado de este trimestre ayudará a financiar proyectos de la División Norteamericana, que incluyen los ministerios a las pobla-ciones de nativos y de inmigrantes. Gracias por su apoyo a Misión Adventista.

Si desea más información sobre Misión Adventista en el mundo, visite www.AdventistMission.org. ■

De izquierda a derecha: VISIÓN DE FUTURO: Allen and Kelley Fowler esperan que este centro comunitario ofrezca una opción donde sus amigos puedan tomar clases de salud, familia y vida espiritual. UNIDOS EN SERVICIO: Con sus dos hijos, Allen y Kelley Fowler esperan dar el mensaje del amor de Cristo a los navajos.

Rick Kajiura es escritor y productor de la Secretaría de Misión Adventista.

S E C R E T R Í A D E M I S I Ó N A D V E N T I S T A

De izquierda a derecha: VISIÓN DE FUTURO: Allen and Kelley Fowler esperan que este centro comu-nitario ofrezca una opción donde sus amigos puedan tomar clases de salud, familia y vida espiritual. UNIDOS EN SERVICIO: Con sus dos hijos, Allen y Kelley Fowler esperan dar el mensaje del amor de Cristo a los navajos.

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P R E G U N TA : ¿Cuál es el propósito de las normas de la iglesia?

Las normas de la iglesia responden una importante pre-gunta: ¿Cómo deberían vivir los cristianos? La mayor parte de la Biblia nos dice cómo vivir: cómo relacio-

narnos con Dios, con nuestro prójimo y la naturaleza. La iglesia cristiana siempre ha enseñado el valor y la necesidad de las normas bíblicas, y la Iglesia Adventista ha continuado esa tradición. Cuando los adventistas decimos que la Biblia es nuestro único cre-do, afirmamos que lo que la Biblia dice sobre la vida cris-tiana tiene que ser aceptado y llevado a la práctica. Hemos especificado algunas normas bíblicas que se espera que sigan los que se unen o se han unido a la iglesia. Así demos-tramos que hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador y Señor.

1. Las normas y el evan-gelio: Aunque no deberíamos equiparar las normas bíblicas para la vida cristiana con el evangelio, estas no restan im-portancia al evangelio, sino que lo presuponen y lo tienen como centro. En otras palabras, las normas de la iglesia deberían contribuir a desplegar el significado de la cruz y sus implicaciones para los creyentes. Las normas son nuestra respuesta al amor de Dios revelado por nosotros en la cruz de Cristo. Dios no dejó que nosotros decidiéramos cómo tienen que vivir los cristianos, sino que nos informó del impacto de la obra de Cristo en nuestra vida diaria mediante el ejemplo de Jesús, las Escrituras y la orien-tación del Espíritu. Al ponerlas en práctica, las normas reve-lan la obra que el Espíritu Santo está haciendo en nosotros.

2. Contenido de las normas: Las normas bíblicas se ocu-pan de todos los aspectos de nuestra vida.

La vida espiritual: Se ve fortalecida y crece gracias a la oración, el estudio de la Biblia, la proclamación del evangelio, la asistencia a los cultos y la observancia del sábado.

La vida moral: Dios se interesa en nuestra pureza moral y en nuestro compromiso con una vida santa. Por lo tanto, lo que miramos, leemos, escuchamos y pensamos es impor-tante. Por ello, nos entregamos a su voluntad revelada en los Diez Mandamientos y, sobre todo, en la vida de Jesús.

La vida física: Dado que Dios se interesa en nuestro cuerpo y en su funcionamiento apropiado, es importante practicar buenos principios de salud. Nuestra manera de vestirnos y arreglarnos es significativa, porque revela nuestros valores. Buscamos ser ejemplos de modestia, simpleza y pureza.

La vida social: Dios se interesa en nuestra manera diaria de interactuar con otros. Esto se aplica a la familia –marido y mujer, niños y padres– la familia de la iglesia y la sociedad en general.

Los recursos materiales y financieros: Dios se interesa en bendecirnos y orientarnos respecto del uso apropiado de los recursos financieros, para ayudarnos a vencer nuestro egoísmo natural. Por ello, aplicamos los principios bíblicos de la mayordomía en la administración de lo que tenemos y en la utilización de los recursos naturales.

3. Normas colectivas y personales: Si la iglesia mundial desea trabajar unida hacia un objetivo común, tiene que estar de acuerdo no solo en sus doctrinas y misión sino también en las normas que requiere de sus miembros. Esas normas, que son aceptadas por la totali-

dad de la comunidad de la fe, constituyen el mínimo –no el máximo– de lo que se espera. Se basan en pasajes o principios bíblicos (por ejemplo, la abstención del cigarrillo y las drogas se basa en principios bíblicos de salud). Esta conexión hace que tengan autoridad para la comunidad mundial de creyentes.

Algunas normas individuales o personales no son promo-vidas o requeridas por la iglesia mundial como obligatorias. En ese caso, el creyente no debería tratar de imponerlas a los demás. Son simplemente decisiones individuales (por ejem-plo, si consumir huevos o queso, o si tener TV en el hogar). Los individuos deberían ser cuidadosos para no cultivar una actitud de superioridad y orgullo religioso.

Todo lo que hagamos debería ser hecho para la gloria de Dios, nuestro Creador y Redentor. ■

Ángel Manuel Rodríguez fue hasta su reciente jubilación, director del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General.

gloriaPara la

diosde

Ángel Manuel Rodríguez

P R E G U N TA S B Í B L I C A S

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De tanto en tanto todos tenemos días oscuros en los que no deseamos ni levantarnos. Como una nube negra, el desánimo se abate sobre nosotros. Nos sentimos desilusionados y atribulados. Puede deberse a una relación quebrantada, una carga financiera, un problema de salud o incontables otras razones. Sea lo que fuera, nos invade y no conseguimos borrarlo de la mente. En esta lección estudiaremos principios transformadores que nos pueden ayudar a atravesar por momentos difíciles y días oscuros. Estos principios bíblicos ejercerán una diferencia positiva en su vida. Porque recuerde: Usted no es el único. Grandes héroes de la fe sintieron lo mismo, pero hallaron una salida a través de las dificultades. Usted también puede lograrlo.

1. ¿Qué sentimientos expresó David en Salmos 6:6, 7?«Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas. Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores».

Este texto revela que David sentía .

2. ¿Dónde halló David la fuente de fortaleza? ¿Qué nuevas emociones inundaron su alma?«¡Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos! Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón. Con mi cántico lo alabaré» (Sal. 28:6-8).

La fuente de fortaleza de David era .

Sus nuevas emociones eran .

3. ¿Cuál es el propósito de las pruebas y dificultades que Dios a veces nos permite experimentar?«Pueblos, ¡esperad en él en todo tiempo! ¡Derramad delante de él vuestro corazón! ¡Dios es nuestro refugio!» (Sal. 62:8).«Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; pero ahora guardo tu palabra. Bueno eres tú, y bienhechor; ¡enséñame tus estatutos!» (Sal. 119:67, 68).

El propósito de Dios en las pruebas y dificultades es:

a.

b.

c.

Dios no nos produce tristeza y angustia; él solo quiere lo mejor para nosotros. Pero dado que vivimos en un mundo donde existe tanto el bien como el mal, Dios a veces no impide que nos asalten las dificultades. Sin embargo, a pesar de las pruebas, él nos fortalece para que nos sirvan para crecer, y nos ayuden a depender plenamente de él.

En losdías oscuros Mark A. Finley

E S T U D I O B Í B L I C O

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4. ¿Qué consejo dio Pablo en momentos de dura prueba como prisionero en Roma, a los creyentes de Filipos?«Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!» (Fil. 4:4).«Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias» (Fil. 4:6).

Pablo les dio estos consejos a los cristianos de Filipos:

Note que Pablo no dijo a los creyentes que estuvieran felices por las pruebas. Su atención no se enfocó en la prueba sino en el Señor. Los instó a regocijarse en el Señor a pesar de sus pruebas, y a presentar sus peticiones «con acción de gracias». Como lo expresó alguien en forma poética: «Si miramos las pruebas, los problemas crecen; si miramos a Cristo, ¡sí, desaparecen!» Jesús nos brinda fortaleza para cada prueba, y valor para enfrentar cada dificultad.

5. ¿Qué seguridad hizo que Pablo se regocijara aun en los momentos difíciles de la vida?«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil. 4:13).

6. Después de la poderosa victoria sobre los profetas de Baal en el Monte Carmelo, Elías quedó tan exhausto que se desanimó y huyó de las amenazas de Jezabel. ¿Qué hizo Dios entonces? ¿Qué podemos aprender de esta experiencia?«Y echándose [Elías] debajo del enebro, se quedó dormido; pero un ángel lo tocó, y le dijo: “Levántate y come”. Miró y vio a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas y una vasija de agua; comió, bebió y volvió a dormirse» (1 Rey. 19:5, 6).

A veces, nos sentimos desanimados porque estamos exhaustos. Puede que nos hayamos esforzado al límite durante demasiado tiempo. Acaso necesitamos exactamente lo mismo que Elías: un poco de aliento, una buena comida y una noche de descanso reparador.

7. ¿Qué promesa nos da el Señor en cada prueba?«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones» (Sal. 46:1).

Dios es nuestro y en las tribulaciones. ¿Qué significa esto para usted?

Dios no nos promete que jamás tendremos pruebas, pero nos promete que estará a nuestro lado cada vez que tengamos que enfrentarlas. Promete fortalecernos, alentarnos, guiarnos y sostenernos. Es algo por lo cual podemos regocijarnos.

El estudio del próximo mes se titula «Cómo enfrentar la

preocupación y el temor».

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C A R T A S

Para conquistar el temorAl concluir mi trabajo, tomé un ejemplar de Julio 2011 de Adventist World en el mostrador de informes de mi hospital. Ese día me sentía muy ansiosa. No sabía qué hacer y adónde ir para calmar mi ansiedad, y temía que Satanás me alcanzara, induciéndome a pecar contra mi Padre celestial.

Sucedió que en primer lugar me puse a leer el artículo titulado «Conquistemos el temor», de Victor Samwinga. El subtítulo dice: «Cada día podemos ser victoriosos en Cristo».

Agradezco que el autor me recordó que necesito abrir la Biblia. Allí hallé el antídoto para la ansiedad de ese día. ¡Sí! No hay paz y consuelo más grande que estar bien con Dios.

Que Dios siga bendiciendo este ministerio.

Sheena Dawn Louel Edrial Negros Oriental, Filipinas

Los camporees adventistasMe entusiasmó mucho abrir el número de Julio 2011 de Adventist World y leer el informe sobre el Camporee de Conquistadores de México, donde más de veinte mil Conquistadores de 34 países hicieron historia (véase el informe de Alfredo García-Marenko en las páginas 6 y 7). Como tercer líder de Conquistadores de la Iglesia Adventista, asistí a esos eventos en la División Interamericana en las décadas de 1970 y 1980. ¡Las cifras actuales son fantás-ticas! Alabo a Dios por el tremendo crecimiento de los Conquistadores en la región y el mundo.

En 1985 asistí al Primer Camporee de la División Norteamericana en Camp Hale, Colorado, Estados Unidos, donde hubo 17 mil personas. Entonces,

Intercambio mundial

Agradezco que el autor me recordó que necesito abrir la Biblia. Allí hallé el antídoto para la ansiedad de ese día. ¡Sí! No hay paz y consuelo más grande que estar bien con Dios .

– Sheena Dawn Louel Edrial Negros Oriental, Filipinas

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en 1999, se hizo en Oshkosh, Wis-consin, con más de 22 mil; hubo 32 mil en 2004 y más de 33 mil en 2009.

En 2005 asistí al mayor campo-ree de la División Sudamericana en Santa Helena, Paraná, Brasil, donde hubo 22 mil presentes. Podrían haber asistido casi 30 mil, pero la ciudad tuvo temor de que hubiera tantos jóvenes allí. Sin embargo, al finalizar el evento, el alcalde y los funcionarios de la ciudad dijeron: «La próxima vez que vengan todos los que quieran; son los mejores jóvenes que hemos visto».

El mismo día que estaba leyendo la revista recibí un mensaje electrónico con la infausta noticia de la muerte de Henry Bergh el pasado 15 de julio. Del entusiasmo y el gozo pasé a la tristeza por la muerte de uno de los pioneros de los Conquistadores. Entre otras cosas, Bergh fue el que escribió la canción «Conquistadores somos» que es nuestro mensaje al mundo, mien-tras alabamos al Señor por esta gran agencia de la iglesia que lleva a tantos jóvenes a Cristo.

En el camporee de México, se bautizaron 258 jóvenes. Y cada año se bautizan otros miles para la gloria de Dios.

Leo Ranzolin, Sr.Estero, Florida, Estados Unidos

Muy emocionadoMe emocionó mucho el artículo de Chantal Klingbeil titulado «¡Eres bienaventurada!» y la idea de superar los temores (Junio 2011). Klingbeil escribió: «El Señor tiene una manera extraña de enfrentar nuestro temor. No nos ofrece nuevas circunstancias

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C A R T A S

Cartas al editor; comuníquese a la dirección letters@ adventistworld.org. Las cartas deben hacer referencia a algún tema que haya aparecido en la revista; deben ser claras y al punto; de no más de 250 palabras. Asegúrese de incluir el título, la fecha de publicación y el número de página del artículo. Agregue también sus datos (nombre, ciudad o pueblo, provincia o estado y país). Por motivos de espacio y claridad, dichas cartas podrán ser editadas. Las que lleguen a tiempo tendrán más probabilidades de ser incluidas; no todas serán publicadas.

que sea posible conseguir la revista aquí.Yong Shin CheeVictoria, Australia

Nuestro consejo para este lector –y otros con un interés similar– es que se contac-ten con la Unión o División de la Iglesia Adventista en su territorio. Nos gratifica que la revista esté llenando esta impor-tante necesidad. –Los editores.

¡Qué bueno es Dios! Nuestros cultivos se vieron muy afectados por un herbicida que nos recomendaron aplicar. Después de urgentes oraciones y de hacer lo mejor para contrarrestar los daños, los expertos vinieron a verlos y quedaron boquiabiertos. Aunque atrofiados, siguen creciendo, y están verdes y hermosos. Todavía no sabemos cuál será el rendi-miento de la cosecha, pero por cierto, no sufriremos pérdidas totales.

Gracias por seguir orando por nosotros.

Ronald, Zambia

Oren por favor por mi familia. Estamos atravesando momentos muy difíciles. Por favor, oren también por mí, por mi futura profesión.

Christiane, Francia

Por favor, oren por mis yernos que no son adventistas. Oren también por mi esposo, para que Dios obre en su corazón y pueda regresar a Jesús.

Petra, Alemania

Oren por favor por un amigo que está pasando por graves problemas financie-ros. Ha perdido su casa, y le está yendo mal en los negocios.

Stella, Sudáfrica

Estoy orando por los compromisos que nuestras iglesias han votado para el siguiente año. Que podamos estar a la altura de las normas de Dios para la iglesia, y cumplir un ministerio que sea del agrado de Dios.

Juanita, Estados Unidos

Oren por favor para que mi hijo pueda seguir sus estudios secundarios, y para que yo consiga trabajo y pueda resolver nuestros problemas financieros.

Ulo, Estonia

Escribo en nombre de una pequeña iglesia del norte de Australia. En los últimos años, la congregación ha pa-sado de unos sesenta miembros a solo diez o quince (en su mayoría, jubilados y ancianos). Es mi primer año como

pastor voluntario y estoy buscando desesperadamente el poder del Espíritu Santo: necesitamos el Espíritu para estar unidos y así alcanzar a la comunidad. Por el momento, los miembros no pare-cen estar interesados en esta misión.

David, Australia

Hace poco, a una amiga, que tiene 37 años y es madre soltera, le diagnostica-ron cáncer. Oren por favor por ella.

Serge, por vía electrónica

Soy del Congo pero estoy como refugiado en Uganda. Oren por mí; estoy sufriendo mucho.

David, Uganda

E L R I N C Ó N D E O R A C I Ó N

El rincón de oración; comuníquese a la dirección [email protected]. Pedidos de oración y alabanzas (agradecimientos por oraciones contestadas). Los mensajes deben ser breves y concisos; de no más de 75 palabras. Por motivos de espacio y claridad, podrán ser editados. Aunque oraremos por cada mensaje durante nuestras reuniones semanales, no todos aparecerán en la revista. Por favor, junto al mensaje agregue su nombre y su país de procedencia.

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o cosas. Nos dice simplemente que no temamos […]. La felicidad implica que enfrente sus temores y elija obedecer la orden de Dios de no temer. Significa creer lo que Dios dice, y reclamar sus promesas».

La gente de la aldea en la que trabajo para uno de los proyectos de ADRA, en Burkina Faso, me acusó falsamente. He recibido amenazas de expulsión de la aldea y aun de muer-te. En esa situación estresante. Ahora he aprendido a confiar en Dios más que nunca antes.

Musabimana Alexis BazègaBurkina Faso

Lectura completa¡Gracias por Adventist World! Nos gusta la revista, la leemos de tapa a tapa, hasta la última letra. ¡No tiene desperdicio!

Familia CanoArgentina

Adventist World realmen-te ha sido una bendición para mí. ¡Gracias! Acabo de tras-ladarme de los Estados Unidos a Australia; espero

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I N T E R C A M B I O D E I D E A S “He aquí, vengo pronto . . .”Nuestra misión es elevar a Cristo, uniendo a los adventistas de todo el mundo en creencias, misión, vida y esperanza.

EditorADVENTIST WORLD es una publicación internacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, editada por la Asociación General y la División de Asia-Pacífico Norte de la Iglesia Adventista.

Editor ejecutivo Bill Knott

Editor asociado Claude Richli

Gerente editor internacional Chun, Pyung Duk

Junta editora Ted N. C. Wilson, presidente; Benjamin D. Schoun, vicepresidente; Bill Knott, secretario; Lisa Beardsley; Daniel R. Jackson; Robert Lemon; Geoffrey Mbwana; G. T. Ng; Daisy Orion; Juan Prestol; Michael Ryan; Ella Simmons; Mark Thomas; Karnik Doukmetzian, asesor legal.

Comisión coordinadora de ADVENTIST WORLD Lee, Jairyong, presidente; Akeri Suzuki; Kenneth Osborn; Guimo Sung; Glenn Mitchell; Chun, Pyung Duk

Jefe de editores Bill Knott

Editores de Silver Spring, Maryland, EE.UU. Lael Caesar, Gerald A. Klingbeil (associate editors), Sandra Blackmer, Stephen Chavez, Wilona Karimabadi, Mark A. Kellner, Kimberly Luste Maran

Editores de Seúl, Corea Chun, Jung Kwon; Park, Jae Man

Editor en línea Carlos Medley

Coordinadora técnica Merle Poirier

Editor invitadoMark A. Finley

Consultor E. Edward Zinke

Asistente ejecutiva del editor Rachel J. Child

Asistentes administrativos Marvene Thorpe-Baptiste, Alfredo Garcia-Marenko

Servicios al lector Merle Poirier

Dirección y diseño gráfico Jeff Dever, Fátima Ameen

Consultores Ted N. C. Wilson, Robert E. Lemon, G. T. Ng, Guillermo E. Biaggi, Lowell C. Cooper, Daniel R. Jackson, Geoffrey Mbwana, Armando Miranda, Pardon K. Mwansa, Michael L. Ryan, Blasious M. Ruguri, Benjamin D. Schoun, Ella S. Simmons, Alberto C. Gulfan Jr., Erton Köhler, Jairyong Lee, Israel Leito, John Rathinaraj, Paul S. Ratsara, Barry Oliver, Bruno Vertallier, Gilbert Wari, Bertil A. Wiklander.

A los colaboradores: Aceptamos el envío de manuscritos no solicitados. Dirija toda correspondencia a 12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904-6600, EE.UU. Número de fax de la oficina editorial: 1 (301) 680-6638

E-mail: [email protected] Web: http://www.adventistworld.org/

A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas pertenecen a la versión Reina Valera. Revisión 1995.

ADVENTIST WORLD es publicada todos los meses e impresa simultáneamente en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Corea, Estados Unidos e Indonesia.

Vol. 7, No. 10

Hoy hay Santa Cena». Es lo últi-mo que quería escuchar mien-tras caminaba a la iglesia en

sandalias, salpicando lodo a los costados de mi larga falda. Una tormenta tropical acababa de causar estragos en el peque-ño pueblo de El Suyatal, Honduras.

En la iglesia, traté de quedarme quieta mientras miraba avergonzada mis pies cubiertos de barro, sobre el piso de tierra del templo. Estaba lejos de

casa. Entre las bocinas de los automóviles, los ladridos de los perros, el cacareo de los gallos y los omnipresentes parlantes que anunciaban frutas y verduras frescas, escuché que el orador mencionaba en qué sala se haría el rito de humildad. Lynette, una apreciada amiga, se acercó y me preguntó si podía lavarme los pies. La miré con desconcierto, pero acepté su ofrecimiento.

Al meter por la fuerza mis grandes pies en la pequeña palangana, no pude ignorar con qué rapidez el agua adquiría un color marrón oscuro. Esperaba el lavamiento instantáneo de siempre, pero me sorprendí cuando Lynette comenzó a sumergir mis pies y a quitarles el lodo con delicadeza. Durante varios minutos restregó entre mis dedos y alrededor de las uñas para asegurarse de que no quedara ninguna mancha de suciedad.

¡No tenía por qué hacer esto!, pensé. No es justo que le toque a ella; ¡yo puedo hacerlo sola! Después de todo, ¿quién quiere tocar esa mugre con las manos? Pero poco a poco comencé a sentir un cambio. Comencé a retener las lágrimas, al darme cuenta de su demostración de sincero amor y sacrificio.

En ese momento, todo comenzó a tener sentido. En esa agua lodosa, pude ver una imagen más clara de Cristo. Me identifiqué con Pedro: avergonzado, autosufi-ciente y buscando la salvación por las obras. Pero Lynette también me brindó una imagen de Dios. Pude sentir la calidez de la presencia divina al darme cuenta que él hace eso y mucho más por mí. No tenía que hacerlo; no lo merezco, pero me ama. Al sentir que las lágrimas comenzaban a rodar por mis mejillas, elevé una oración al Señor diciéndole: «¡Por favor, límpiame! Dame ese corazón de amor. Señor, me rindo a ti». No quería que terminara ese momento, porque me setía tan cercana a Cristo… Nunca antes me había dado cuenta cuán hermosa puede ser esa ceremonia.

Desde que regresé de Honduras, aún no he participado del rito de humildad. La genuina experiencia que tuve en esa sala de paredes de adobe aún está muy fresca en mi memoria. Pero la próxima vez que participe, buscaré a alguna persona que no conozco, para lavarle los pies. No será alguien de pies perfectos de manicura, sino de pies que hayan andado por muchas sendas difíciles. Porque, recuérdelo, mi Salvador vino a lavar pies como esos.

–Carissa McSherry, Estados Unidos

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pies que lavóLos

SalvadorEste mes una lectora comparte su experiencia durante el lavamiento de pies.

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Octubre 2011 | Adventist World 31

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RESPUESTA: En Deido, Douala, Camerún, Nnadozie Wogu, estudiante de teología de la Universidad Babcock, en Nigeria, posa con un grupo de niños en la iglesia en la que colaboró mientras colportaba durante el verano 2010 en Camerún.

¿ E N Q U É L U G A R D E L M U N D O S E E N C U E N T R A ?

PERS NASEl rincón de las

E N V I A D A P O R N N A D O Z I E W O G U

Q U O T E O F T H E M O N T H

«La verdadera obra misionera es encontrarse con las personas donde están y responder a sus problemas»–Pastor Busi Khumalo, director de Ministerios Jóvenes y de Capellanía de la División de África Meridional y Océano Índico, al enfatizar la importante función de los jóvenes y su participación en la comunidad

B U Z Ó N D E C O R R E O¿Sabía usted que Adventist World ha sido usada para evan-

gelizar? Hace poco descubrí algo que muchos damos por sentado. El último verano, mientras estaba al frente de catorce jóvenes y sus patrocinadores de la Asociación de Pensilvania –soy el presidente de la Asociación– que predicaron en reuniones de evangelización de ShareHim en Honduras, observé que el pastor del distrito distribuía ejemplares de Adventist World en español a sus feligreses, y en especial a los que aún no eran adventistas. Tuve el privilegio de observar a los interesados mientras leían con entu-siasmo el último número de la revista. ¡Qué obra maravillosa está haciendo Adventist World al esparcir el mensaje adventista en muchos países del mundo!–Ray Hartwell, Reading, Pensilvania, Estados Unidos

para ver a Jesús! Así es, Zacarías se trepó al árbol…».

Al instante, el intérprete le susurró: «No es Zacarías, sino Zaqueo».

Con rapidez asombrosa, el predicador inmediatamente

V I D A A D V E N T I S T AUn hombre predicaba un

sermón con un intérprete. El sermón estaba llegando a su clímax cuando el predicador dijo: «Iglesia de Dios, ¡Zacarías se trepó a la punta del árbol

siguió diciendo: «Está bien, en-tonces, Zacarías se bajó del árbol y ¡Zaqueo se subió para ver a Jesús!»–Tovimbanashe Sayi, desde la Universi-dad Adventista de las Filipinas, relatan-do algo que sucedió en el campamento adventista de jóvenes en Zimbabue