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233 Nº Intervención: 8063. Fecha de intervención: junio 2003-abril 2004. Ubicación del solar: calle Hernán Cortés, nº 37. (01-S / 07126 / 16). Cronología: el espacio está ocupado en época altoimperial (siglo I d.C.) / s. XX. Uso: doméstico, calzada, funerario. Palabras clave: vertedero, inhumación, domus. Equipo de trabajo: peones: J. Gómez, J. Caballero, M.A. Díez, A. Sánchez, Fco. Corral, L. Díaz, M. Vargas; dibujante: Joaquín Suárez, Valentín Mateos; topógrafo: Fco. Javier Pacheco Jiménez; arqueóloga: Ana Mª. Bejarano Osorio. Una domus extramuros en los límites de la ciudad: nuevo aspectos de la urbanística y el trazado de la muralla de Augusta Emerita en la zona nororiental. Intervención arqueológica realizada en la C/ Hernán Cortés, nº 37 ANA Mª. BEJARANO OSORIO [email protected] DIAGRAMA OCUPACIONAL FICHA TÉCNICA

Una domus extramuros en los límites de la ciudad: nuevo aspectos de la urbanística y el trazado de la muralla de Augusta Emerita en la zona nororiental

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Nº Intervención: 8063.Fecha de intervención: junio 2003-abril 2004.Ubicación del solar: calle Hernán Cortés, nº 37. (01-S / 07126/ 16).Cronología: el espacio está ocupado en época altoimperial (sigloI d.C.) / s. XX.

Uso: doméstico, calzada, funerario.Palabras clave: vertedero, inhumación, domus.Equipo de trabajo: peones: J. Gómez, J. Caballero, M.A. Díez,A. Sánchez, Fco. Corral, L. Díaz, M. Vargas; dibujante: JoaquínSuárez, Valentín Mateos; topógrafo: Fco. Javier Pacheco Jiménez;arqueóloga: Ana Mª. Bejarano Osorio.

Una domus extramuros en los límites de la ciudad: nuevo aspectosde la urbanística y el trazado de la muralla de Augusta Emerita en la

zona nororiental.

Intervención arqueológica realizada en la C/ Hernán Cortés, nº 37

ANA Mª. BEJARANO [email protected]

DIAGRAMA OCUPACIONAL

FICHA TÉCNICA

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calle José Ramón Mélida

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Solar intervenido

Intervenciones próximas al solar

Trazado muralla romana

Trazado de las vías romanas

n

14

0 25 5012.5m

FIGURA 1Plano de situación y contextualización.

INTRODUCCIÓN

El solar excavado con un área de 182 m2 correspon-de a una vivienda de inicios del s. XX, inmuebleadquirido por D. J. A. Losa para la realización de unacasa familiar. El proyecto de construcción preveía larealización de un local comercial y dos plantas devivienda. Ante la inexistencia de garaje ocupando elsótano del solar se planteaba la incorporación de unalosa de hormigón con su correspondiente rebaje de50 cm.

La excavación contempló la totalidad del solar, ini-ciándose en el mes de junio del año 2003. Ante lapotencia que se nos presentaba, que excedía comomucho lo previsto inicialmente, se optó por dividir elsolar e intervenir en la mitad del mismo eligiéndosela zona media interior.

En el mes de octubre de ese mismo año se para tem-poralmente la excavación retomándose en marzo de2004 para concluirla en abril de ese año. La interven-ción se prolongó ante la presencia de restos monu-mentales que inicialmente nos marcaban las distintasfases de uso de este solar desde época altoimperialhasta nuestros días, lo que ha sido de gran importan-cia a la hora de comprender el desarrollo histórico dela zona norte de la ciudad.

La parcela se ubica en la zona norte, hasta el día dehoy considerada intramuros en época romana. Sinembargo, a raíz de los datos obtenidos y tal y comoveremos en el apartado correspondiente, debemos deincluirla en la zona extramuros siempre vinculadacon el trazado de la muralla romana.

Arqueológicamente los testimonios referentes a laevolución urbana de esta parte de la ciudad, se hanlimitado a intervenciones efectuadas en las callescolindantes así como las últimas obras de seguimien-to ejecutadas en la propia calle con motivo de laintroducción de saneamientos.

Iniciando la descripción de las mismas, nos remiti-mos a la intervención realizada en la C/ HernánCortés, nº 11 (fig. 1 a), (dep. doc. nº reg. 27), con res-tos asociados a la calzada romana, decumanus minor

construida con grandes bloques de diorita conservauna longitud máxima de 8 m x 4,5 m de anchura yque también se halló en los sondeos efectuados en elnúmero 15 de la calle (Sánchez Barrero 2002, 247),(fig. 1 d).

En la cercana C/ Parejos nº 32 (fig. 1 b), (Barrientos2000, 221-276) se excavaron vestigios asociados aestancias domésticas con sucesivas reformas que lle-gan hasta época tardía. En la esquina de las C/ SuárezSomonte/Sáenz de Buruaga (fig. 1 c), (Alba 2000,277-304), igualmente se aportaron datos sobre laexistencia de una casa de época altoimperial asociadaa una calzada con su correspondiente cloaca. La evo-lución de la misma es similar a lo documentado en elsolar de la C/ Parejos, 8 (fig. 1 f), (dep. doc. nº reg.8091).

En los últimos años transcurridos desde nuestraintervención, las excavaciones en la zona se han limi-tado a un seguimiento efectuado en la propia calle(dep. doc. nº reg. 2525) donde se documentaron res-tos de un potente muro al que asociar un pavimentohidráulico.

Es sin embargo, extramuros de la ciudad, zona máspróxima a nuestro enclave, donde la documentaciónes más amplia remitiéndonos a una sucesión de espa-cios de carácter doméstico que se hallan en el solardel M.N.A.R. (fig. 1 e), (Álvarez 1987, 285-310). Elregistro de estas viviendas incluye la presencia de unaimportante calzada extramuros que se orienta hacia lacitada C/ Hernán Cortés. Así mismo, se conoce partedel ramal de la conducción de San Lázaro que atra-viesa la zona en dirección a la C/ Sagasta y que nosimpone en cierta medida el trazado de la muralla enesta parte de la ciudad.

Por lo que respecta al trazado de la muralla, con esca-sos los vestigios que conocemos de la cerca en lo quecorresponde a la C/ J. R. Mélida, por donde tradicio-nalmente se cree que discurre la muralla. Así, a losrestos que actualmente son visibles en la esquina dela C/ Sagasta con J. R. Mélida (dep. doc. nº reg. 62 ynº reg. 49) en este caso hemos de sumar los vestigiosdocumentados colindantes al citado M.N.A.R. (dep.doc. nº 2626), (fig. 1 g).

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FIGURA 2Plano diacrónico de los restos hallados en el solar.

Últimos estudios realizados como consecuencia de lapublicación de la intervención de la casa excavada enel solar de Resti, C/ Pontezuelas, ponen de manifies-to el retranqueo de la muralla hacia parte posterior delas viviendas de la citada C/ J. R. Mélida, tema que seretomará en el capítulo interpretativo. Este retran-queo se realizó en su día en función del trazado delramal de San Lázaro que en parte fue documentadoen este solar y seguido en un recorrido de 27 m haciala C/ Sagasta (Bejarano 2005, 81-92).

La evolución de la zona una vez se ha abandonado elárea, se aprecia claramente en las planimetrías anti-guas que nos muestran como el solar ya en épocamedieval estaba en uso como terreno de labor. No eshasta 1891 cuando tenemos referencia de la zona yacomo C/ Hernán Cortés con vecinos que solicitaban,como calle nueva, la apertura de la misma hacia lacercana C/ Baños (Barbudo 2006, 113-116).

DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN

El inicio de la excavación se realizó con un rebajemecánico del primer nivel de relleno y escombros.

Seguidamente se documentaron los restos que seasociaban a esta etapa y correspondían con las zanjasde las riostras A 12, junto a otras fosas A 20, A 21, A22, que se vinculaban con estructuras indetermina-das, probablemente funcionando como apoyos paralos accesos a la zona posterior de la vivienda.

En todos los casos, lo registrado nos retrotrae a laprimera fase de construcción de la casa, previo a lasmodificaciones posteriores. Estas variaciones sereconocen escasamente limitadas a las trazas de unapavimentación de hormigón visible en la zona delperfil posterior de la casa y su correspondiente fosoue 40 situado en lo que constituía el patio. Las res-tantes estructuras, concretamente los niveles desuelo, sus correspondientes reformas y ampliacionesse eliminaron en la fase de demolición.

La fase medieval cristiana se reconoce con una acti-vidad desarrollada en la estratigrafía precedente, A 8.Estas estructuras se habían documentado práctica-mente desde los inicios de la excavación una vez seeliminaron los rellenos contemporáneos. La zanjaasociada a dicha actividad, corta la zona más próxima

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FIGURA 3Planta de los restos del período medieval-islámico: silos y maqbara.

con lo que se corresponde con la fachada del solar(sureste) presentando planta y sección irregular.Probablemente en correspondencia con esta etapatengamos que referenciar el muro ue 61 que asientasobre un nivel de uso ue 58 establecido por un relle-no de tierra marrón compactada con presencia demortero de cal en superficie y fragmentos de ladrillosy piedras.

Así mismo, en la zona central posterior del solaridentificamos un corte A 10, de traza irregular conrelleno de tierra y material diverso. Estratigráfica-mente se ubica en esta fase o bien etapa posteriorpero que a falta de datos precisos incluimos junto a lafosa de la cabecera.

Amortizado por los niveles de colmatación de lasestructuras precedentes, hemos documentado unárea de enterramientos que se data en época califal s.X. A este período adscribimos los vestigios que sevinculan con la presencia en la zona de una maqbaraislámica (fig. 4). Se han documentado un total de cua-tro inhumaciones en fosa, A 1, A 2, A 3, A 4 en lascuales los restos óseos humanos se disponen en posi-ción decúbito lateral derecho con orientación suroes-te-noreste siendo únicamente dos las excavadas deforma completa, A 1 y A 3 ya que las actividades A 2y A 4 aparecían sesgadas por las zanjas de cimenta-ción de los muros contemporáneos.

La siguiente secuencia se registra con la presencia deuna etapa emiral (fig. 3) a la que se asocian sendossilos, A 5 y A 6. El silo A 6 aparecía amortizado por

el estrato ue 58 estando relleno por un material bas-tante heterogéneo que se destacaba por la escasa pre-sencia de material cerámico y la aparición en los nive-les superficiales de una olla de hierro muy deteriora-da por la corrosión. La A 5 aparecía prácticamentevacía ya que se había visto afectada por la riostra con-temporánea ue 2 que la cortaba casi en su totalidad.Únicamente en parte del fondo del mismo se conser-vaba un pequeño nivel de tierra de relleno ue 14 quepudiera asociarse con la colmatación primigenia delsilo. Concretamente en lo que respecta al silo A 5, seaprecia cómo la construcción del mismo horadabalos niveles de la calzada hasta llegar a cortar la pri-mera pavimentación ue 90.

A partir de aquí, la obra de excavación debido a pre-muras en el tiempo, se limitó a la zona media longi-tudinal noreste, es decir, al fondo del solar. La inter-vención se ciñó a una longitud de 15,9 m y unaanchura de 3,80 m que se amplió a posteriori en anchu-ra en la zona oriental, en función de la aparición derestos tardoantiguos.

La fase tardoantigua (fig. 5), viene marcada por lasucesión de niveles de relleno que preceden a la apa-rición de las primeras estructuras. Nos referimos a lacontinua la acumulación de estratos asociados con unvertedero y que se van depositando en la zona con unbuzamiento noroeste-sureste. Son numerosos losniveles excavados ue 9=36, 46, 47, 48, 52, 53, 54, 70,71, correspondiendo en la mayor parte de los casos aacumulaciones de cenizas y carbones aunque tambiénhemos podido excavar sustratos de tierra rojiza arci-llosa con algún vestigio de material constructivo. Estasucesión de vertedero amortiza por igual todas lasestructuras pertenecientes a la etapa visigoda, A 17 yA 18 y constituyen el sustrato de apoyo de los restosque vienen a ocupar posteriormente el solar (fig. 6).

La A 17 corresponde a una serie de estructuras,muros en su mayor parte, conformados por piedrasde diorita y materiales reutilizados trabados “a seco”,ue 95 de 3,72 m de longitud, 55 cm de anchura y 71cm de altura, ue 95 de 2,04 m, 52 cm de anchura y 45cm de altura que tiene como remate en uno de loslaterales, sureste, apreciamos la incorporación, adosa-miento de un sillar, fuste granítico de 1,06 m de altura

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FIGURA 4Sepultura califal.

y 45 cm de diámetro y por último, tenemos una ter-cera construcción, cimiento ue 91 de piedras, dioritasazuladas de mediano-gran tamaño mezcladas confragmentos de ladrillos y trabadas con tierra compac-tada presentando orientación oeste-este y estandoconservado en 3,20 m de longitud, 54 de anchura y49 de altura.

El cimiento ue 91 fue desmontado por lo que apre-ciamos con nitidez la existencia de su zanja de cimen-

tación, fosa constructiva que corta parte de los estra-tos de colmatación precedentes que se van acumu-lando con buzamiento noroeste-sureste. Asociadocon esta etapa tenemos como nivel de uso la unidadue 101 (fig. 7), estrato en el que se ha identificado unvencimiento de la tierra correspondiente a la oque-dad donde se ubicaba el pozo altoimperial (fig. 8).Este nivel aparece amortizado por el relleno ue 108 yse halla adosado al muro ue 91 por lo que corres-ponde con el exterior de este.

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FIGURA 5Plano de los restos de la época tardoantigua.

La continuidad que se presenta con el desarrollo delvertedero, que en la zona media meridional vienedefinida por la acumulación de sucesivos estratos que“cierran” con la fase de abandono del patio altoim-perial. Así, sobre el relleno ue 157, nos encontramoscon una acumulación de variados niveles de tierracenicienta en su gran mayoría, A 16 donde el rellenoúltimo ue 94, constituyendo el nivel más uniformesobre el que se deposita un estrato de tierra negruz-ca ue 93 que amortiza parcialmente el cimiento ue 91.Estos depósitos se conforman en el espacio interme-dio entre dicha estructura y la cimentación ue 95.

Como nivel de uso se ha identificado un relleno detierra anaranjada ue 100 que se dispondría en la línea

entre el camino y el muro ue 91 y un nivel de tierrarojiza arcillosa ue 125-126 muy compactadas que seubican en la rasante entre muro y cimiento tanto enel espacio interior creado por los muros ue 91-ue 95-ue 115 como en el espacio que se genera entre elmuro ue 95 y el perfil noroeste.

Como ya hemos expresado, los muros asientan sobreuna serie de rellenos de colmatación asociados conestratos de nivelación para la realización del caminotardío, A 16. Excavado el recinto más cercano al per-fil noroeste y delimitado por el muro ue 95, tenemosuna sucesión de niveles de colmatación ue 146, ue145, ue 144 y una superficie de uso de tierra rojizaarcillosa compactada ue 125-126-136 que aparecencortados por la zanja de cimentación, en cuyo con-glomerado hemos localizado dos grandes piedras dediorita azulada pertenecientes a una calzada. Comosuperficie de amortización excavamos un sustrato ue123 sobre el que se halló un nuevo nivel de uso ue122 de tierra negra-cenicienta muy prensada (fig. 9 yfig. 10).

En la etapa bajoimperial (fig. 11) y como primer nivelidentificado, tenemos un espacio de tránsito la ue 30,que presentaba continuidad en la fase anterior. En lasuperficie se han reconocido añadidos de mortero decal en pequeñas lechadas ubicadas en los bordes ue74, ue 75 y que mantienen la marca del paso decarruajes. Bajo el mismo, nos encontramos con la ue78=12 definido como pavimento. Esta superficieconsistente en una acumulación de pequeñas gravillas

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FIGURA 6Aldaba recogida en los niveles de vertedero.

FIGURA 7Orificio de extracción de aguas del pozo romano en la etapa

tardoantigua.

FIGURA 8Detalle de la vivienda A 16.

y cantos menudos así como ladrillos compactadoscon tierra, era el nivel homogéneo de cancelación de

la totalidad de las estructuras que constituían la faseasociada a la baja-romanidad del solar, A 9.

Delimitado el corte a intervenir, identificamos unpotente nivel de relleno bajo la superficie anterior ue78. Estos niveles se asocian a la ue 87 consistente enun conglomerado de piedras, fragmentos groseros demortero de cal, ladrillos en su mayoría fragmentadosy de diversos módulos, ímbrices y tégulas (Hayes 50A-B/230-240/360). Bajo este relleno surge un nivelde tierra ue 105 tierra semicompactada de tonalidadrojiza y textura granulosa donde se encuentran res-tos en menor número de material constructivo. Este

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FIGURA 9Materiales localizados en los niveles de vertedero: 1 (130/4),

2 (130/5), 3 (9/3).

FIGURA 10Materiales localizados en los niveles de vertedero: 1 (129/9),

2 (132/209), 3 (130/12), 4 (148/1), 5 (130/11).

último estrato cubre un apilamiento de tegulae ue 192ubicadas en la habitación del fondo (noreste) y queasientan directamente sobre la pavimentación delsuelo (fig. 12).

Las tegulas corresponden con un conjunto variadode formas y módulos apiladas en posición horizontaldirectamente unas contra otras sin elementos inter-medios. En la mitad del espacio se hallan colocadasen una única hilada mientras que conforme nos acer-camos hacia la zona de acceso a la habitación se

superpone una hilada sobre otra. El cómputo globalnos permite establecer la existencia de 163 piezas ensu mayor parte completas. Estas tégulas llegan aamortizar el vano de acceso ya que se colocan en lazona intermedia taponando el mismo asentandodirectamente sobre el pavimento de la estancia.

Las habitaciones identificadas se asocian con unaconstrucción única establecida en torno a un muroguía ue 86 con orientación noreste-suroeste y del quese conserva 7,90 m de longitud, 60 cm de anchura y1,60 m de alzado. Este muro asienta sobre una cimen-tación doble la primera de ellas ue 191 de 56 cm dealtura presentando un aspecto semicareado y estandoconformada por piedras, dioritas de mediano tamaño,granitos, fragmentos de opus signinum (10 cm de gro-sor) y de ladrillo para nivelar planos, trabado con tie-rra y una segunda cimentación ue 190 de 1,64 m dealtura y con un retranqueo respecto a la anterior de 9cm, más tosca en su fábrica e igualmente de dioritasazuladas de mediano tamaño, gravillas, fragmentos deopus signinum, cantos y piedras todo ello trabado contierra aunque en este caso simplemente echadas en lazanja correspondiente. La presencia de estas doscimentaciones así como el careado exterior del muronos explica el proceso de fábrica correspondiendo la

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FIGURA 11Plano de los restos de la etapa bajo-imperial.

FIGURA 12Detalle del apilamiento de tegulae en la habitación de la A 9.

zanja de mayor tamaño a la fase de elevación del muromientras que la de menor anchura se corresponde conel momento inicial en el que se vierten o tiran ele-mentos para rellenar y colmatar.

Estas estancias quedarían delimitadas por el citadomuro ue 86 que como ya hemos explicado, exterior-mente aparece muy bien careado mientras que inte-riormente hallamos piedras que sobresalen de la ver-ticalidad y el muro ue 107 conservado en 1,80 m dealtura, 49 cm de anchura y visible en un trazado de1,60 m ubicado en paralelo y que queda prácticamen-te oculto por el perfil. A este último muro debemosde asociar la ue 88 correspondiente con un gruesobloque constructivo que relacionamos con elderrumbe de parte de una pared y que rellenaba elnivel de amortización de las estancias.

Separando ambas habitaciones, tenemos sendosmuros que delimitan un vano de acceso de 75/90 cmde ancho entre ambas. Estas cubicula, están ricamentedecoradas con paneles estucados con motivos varia-dos. La habitación ubicada más al este, zona interiordel solar, presenta un revoco interior con decoraciónde paneles pictóricos conservados en perfecto esta-do. La temática decorativa se centra en paneles demotivos vegetales (ramas verdosas de las que surgencapullos en rojo que caen formando una composi-ción simétrica entorno a un tallo esquemático) sepa-rados por interpaneles de bandas verticales de varia-do grosor y distinto colorido que a su vez enmarcanbandas claras con motivos vegetales y hojas de agua.En el panel central del muro ue 86 aparece delimita-do por dichas bandas polícromas un cesto azul quesimula un trenzado en cuyo interior y en composi-ción piramidal se disponen capullos rojos, todo ellodelimitado por cenefas azules.

La sala contigua ubicada más al sur, presenta igual-mente un revoco de pinturas con motivos geométri-cos. Se trata de rombos colocados en horizontalencuadrados en bandas polícromas que reproducenen su interior un motivo de líneas en diagonal simu-lando el tema marmóreo. Así mismo aparecen cua-dros en rojo pompeyano que delimitan un fondo azul.El estado de conservación de estas pinturas es bas-tante precario ya que el soporte sobre el que asientan,

la lechada de mortero se funde con abundante arenalo que le confiere una textura poco sólida.

Esta sala presenta un añadido en el muro de separa-ción con la habitación contigua, que tiene rematessemicirculares con forma de nichos. Se trata de dosconstrucciones de ladrillos y piedras toscamente tra-bajados trabados con mortero de cal que reproducenuna estructura en semicírculo que se abren en parale-lo y unida a los muros laterales. Interiormente apare-cen revestidos por una capa de mortero de cal deco-rada por una sucesión de bandas azules enmarcadasen trazos en rojo que delimitan una serie de bandas ycuadros, estos ubicados en la zona central inferior delos nichos con fondo en color crema y con decora-ción de trazos simples en diagonal y en todo verdososimulando las crustae marmóreas.

Interiormente los nichos en su parte semicircularestán igualmente revocados por un enlucido en colorclaro y el alzado se decora totalmente en el mismomotivo de bandas azules y rojas al menos en la zonadocumentada ya que los paneles de ambos nichospresentan un alto grado de deterioro.

De ambas estructuras conocemos los arranques quese ubican aproximadamente a 85 cm de altura y quepresentan una ligera traza curvada realizada en elmismo proceso de construcción de las estructurassobre las que se sustenta.

Excavado en línea de perfil, apreciamos una conti-nuidad del muro de cierre sur de las estancias ue 106de 1,35 m de longitud y 80 cm de anchura con orien-tación noroeste-sureste. Dicha continuidad se realizamediante la incorporación de un sillar de refuerzo enlo que constituye la esquina con un corredor o nuevahabitación que se orienta sureste-noroeste y que apa-rece con revoco de enlucido con restos pictóricosconsistentes en un panel de líneas amarillas y motivosgeométricos en azul cobalto y rojo.

El nivel de suelo de ambas estancias es idéntico en suconstrucción. En lo correspondiente a la habitaciónde las tégulas se trata de una pavimentación de opussigninum ue 113 que presenta en una de las esquinasun orificio generado en el propio momento de la

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construcción de la solera de 31 cm de diámetro. Seremata en cuarto de bocel en las esquinas y vano deacceso. La habitación contigua o estancia de losnichos presenta una mayor complejidad con pavi-mentación ue 112 igualmente de opus signinum degran calidad en el que se observan varias oquedadesque aparecen revocadas por la misma lechada delpavimento rematando en la parte superior en un cír-culo de cuarto de bocel. En el interior se hallaron encada unos de estos espacios, un total de tres, dosubicados en línea con las hornacinas y un tercerohaciendo esquina en uno de los muros, restos desendas placas circulares de mármol en cuya superfi-cie exterior se aprecian restos de mortero de cal. Laseparación entre ambas estancias al nivel de pavi-mentación se soluciona con un escalón intermedio.La continuidad de este suelo con relación al muroue 106 se realiza teniendo únicamente como ele-mento de separación una banda lineal rematada encírculo que acoge una placa marmórea con acanala-dura longitudinal relacionada con el cierre de lahabitación.

Por último, nos remitimos a la etapa altoimperial, A14 y A 15, primera de uso del terreno que nos ocupa(fig. 13).

Aprovechando la divisoria que constituía el propiomuro de delimitación ue 86, hacia el noroeste delmismo se continuó con la excavación del solar.Amortizado por un relleno de ladrillo machacado ue168 y cubierto por un estrato ue 163 fechado amediados del s. II (Deneauve VIII B, pote SmitNolen 2f: 2ª ½ s. I-s. II) concentrado básicamenteen la zona central y en la cabecera llegando a colma-tarla y compuesto fundamentalmente de numerososrestos decorativos fragmentos pictóricos, estucadoscon formas curvas y acanaladuras, fragmentos depilares, de capiteles corintios y de venera estucados,fragmentos de esquinas decoradas.... nos encontra-mos con los restos de un patio. Como nivel homo-géneo de amortización aparece la ue 143 de tierramarrón negruzca con numeroso material cerámicoasociado y algunos fragmentos pictóricos y en lazona de los escalones, encontramos la ue 189,

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FIGURA 13Plano de los restos de la etapa altoimperial.

parcialmente excavada al registrarse en el perfil nor-oeste del corte.

El patio, A 14 (fig. 14), posee su entrada en la zonanoroeste, corresponde con una estructura de plantarectangular de 7,80 m de longitud x 6,45 m de anchu-ra conservada en 80 cm en altura y orientada noroes-te-sureste. El acceso, constituido por un escalón flan-queado por sendas columnas de granito revestidas deenlucido en tonalidad rojo pompeyano, da paso a unrecinto interior está delimitado por sendos estanquesperimetrales de circuito cerrado. Dichos estanquestienen su punto de arranque en la cabecera y remateen las columnas de flanqueo del escalón de entrada.Al interior, el patio aparece provisto de una solera deopus signinum que presenta cierto buzamiento noreste-suroeste lo que supone un movimiento de las aguashacia un desagüe situado bajo el centro de los pelda-

ños de la entrada consistente en una oquedad conbrocal de plomo.

Interiormente el recinto se ornamenta con una suce-sión de elementos rectangulares a modo de pequeñospilares intercalados con elementos semicirculares enlas zonas intermedias y en cuarto de círculo rematan-do las esquinas del acceso. Toda la construcción se harealizado utilizando ladrillos como núcleo central tra-bados con mortero de cal y revocados en sucesivascapas de mortero hidráulico ue 195 y ue 196. La cons-trucción se presenta como un todo coetáneo estandolos elementos ornamentales adosados a la estructuraprincipal y perimetral. La cabecera es una exedra deplanta rectangular al interior y semicircular al exteriorque se flanquea a ambos lados con pilares de líneasrectas y remate semicircular. Tanto la cabecera comoel patio central aparecen delimitados por un muretede ladrillos que conforma una secuencia de canales enpendiente decreciente con caída hacia ambos lados delos estanques y un tubo de plomo ubicado en el ejecentral del cual restan escasos vestigios.

Todo el conjunto está enlucido al interior por unacapa de mortero de cal ue 177 que adopta formasrectas y se adapta a las esquinas con molduras enmedia caña, con cierta tonalidad amarillenta cubrien-do lo que corresponde con el revoco original de opussigninum que constituye el interior y exterior de losmuros que conforman la estructura, opus signinum queremata en cuarto de bocel en las partes bajas y enmedia caña en las esquinas. El paramento impermea-bilizante, al menos en lo que al interior se refiere, apa-rece decorado con una pintura de motivos lineales,bandas verdes y rojas intercaladas y en diagonalenmarcadas por una banda en rojo pompeyano.

Por lo que respecta a la decoración de la cabecera, ymás concretamente de la exedra, se han conservadorestos de pinturas en los niveles de derrumbe in situ,que nos muestran una decoración a bandas, conpanel central azul encuadrado por una banda rojiza.Los remates de las esquinas se ornamentaron imitan-do sendos laterales de una pilastra, mostrando única-mente dos lados, con fuste acanalado y probableremaste de capitel igualmente de estucado de ordencorintio.

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FIGURA 14Vista general del patio.

En una posición excéntrica y ubicado entre un pilarrectangular y la esquina suroeste del patio aparece unpozo con brocal cuadrado conformado mediante elempleo de sillares trabados con mortero de cal (fig.15). Como revoco exterior tenemos la propia capa deopus signinum que constituye el suelo del patio y que enla zona de contacto con el pozo presenta un remateen cuarto de bocel aplanado. El pozo correspondecon una estructura de opus caementicium de 1,02 m dediámetro perfectamente careado al interior y conremate tosco en el que se emplea el ladrillo comonivelador de planos para la colocación de los sillaresdel brocal. Al interior y a una altura variable respectoa la embocadura encontramos cuatro orificios cua-drados con gran profundidad ubicados al mismonivel algunos rematados con piezas de ladrillos.Parcialmente excavado, aparecía colmatado por unrelleno de tierra ue 182 de tonalidad marrón oscuraen la que recogimos algún material cerámico asocia-do pero que manifestaba en líneas generales una granlimpieza y que presentaba un alto grado de humedad.

Intervenido el exterior del patio en la zona que nosresultaba visible, sobre el relleno de amortización ue164, que constituía la cancelación parcial del patio,rellenos compuesto de material constructivo, grandesfragmentos de opus signinum de 10/15 cm de grosor yalgunos fragmentos pictóricos ue 164, vemos comose cancelaba una bolsada de tierra cenicienta ue 169(Deneauve VA: Tiberio-Claudio s. II) sobre la que selevantaba parte de una pared A 15 con orientaciónnoreste-suroeste y unas dimensiones de 1,20 m delongitud, 60 cm de anchura y 1,90 m de altura en la

zona conservada. Este muro se construye sobre uncimiento de piedras, dioritas azuladas trabadas contierra y un alzado de adobe. El primer preparadoconsiste en un zócalo tonalidad azul al que se lesuperpone en una segunda reforma otra capa deenlucido de tonalidad amarillenta. Como remate ysiendo el paramento visible en la actualidad, aparecesobre el muro en alzado un lienzo pictórico en el quese han identificado la parte intermedia de dos pane-les en rojo pompeyano y un interpanel en negro conmotivos decorativos de candelabros esquemáticos.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA OCUPACIÓN DEL SOLAR

El solar excavado se ubica en la zona norte de la ciu-dad a escasos metros de los recintos de espectáculos(teatro y anfiteatro). La zona registrada arqueológica-mente, hasta la fecha se había considerado intramu-ros, puesto que la mayoría de los planos referentes altrazado de la muralla de época romana ubicaban lamisma discurriendo por la actual C/ José RamónMélida. No obstante, la presencia de los restos exhu-mados en nuestro solar nos permiten establecer concertidumbre una ubicación extramuros del solarintervenido.

Los primeros vestigios exhumados correspondencon los restos de una vivienda fechada en épocaaltoimperial. De esta casa nos resta la presencia de unmuro de cierre que aparece decorado con panelespictóricos, panel decorativo en rojo pompeyano coninterpanel negro con motivo de candelabros vegetali-zados que nos remiten al III estilo datado a finalesdel s. I. (Guiral y San Nicolás 1998, 32-33/ Abad,1982, 288-296).

En el centro de la zona excavada, encontramos losrestos de un patio que ocuparía la parte central delperistilo. Sobre niveles de enrasamiento se levantauna estructura de la que constatamos gran parte de suplanta. El desarrollo del espacio quedaría definidopor la presencia de un viridarium delimitado por estan-ques perimetrales, con fuente en la cabecera queaportaba el agua necesaria y zona central provista deplantas ornamentales. En torno a este peristilo, sedesarrollarían los corredores que darían acceso a lasdistintas estancias que configuraban la domus.

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FIGURA 15Detalle del pozo romano.

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FIGURA 16Diagrama de unidades y actividades.

Como ya hemos establecido, el patio en un primermomento aparecía revestido interiormente por unenlucido pintado. Tapado por el añadido de morterode cal posterior, el levantamiento de parte de éste nosha permitido reconocer un panel simple que decoraríalos intervalos entre los elementos ornamentales arqui-tectónicos. No nos vamos a centrar más en el estudioconcreto de su planta y elementos ornamentales, yaque estamos preparando un artículo que tratará enprofundidad esta construcción. Únicamente añadirque la composición de bandas rojas y verdes enmarca-das en rojo nos remiten a los modelos algo más tardí-os, hallados tanto en la Casa del Anfiteatro (García1966, 40) como en la Casa del Mitreo (Abad 1982, 47-54). En ambos casos, se trata de pinturas que imitan elmármol con trazos gruesos e inclinados que respon-den a la necesidad de cubrir por entero una pared entodo su alzado. Aquí, los trazos se reducen en tamañodebido a lo escaso de la superficie que decorar. La cro-nología que nos ofrecen estas pinturas se sitúa amediados del s. II d. C (Abad 1982, 303-312).

Urbanísticamente, y para contextualizar los restos deesta domus, hemos de tratar en primer lugar sobre lamuralla romana y su trazado en esta parte de la ciudad.Hasta hace escasas fechas, el trazado de la cerca se esta-blecía por la zona de la C/ J. R. Mélida (fig. 16). Ya enun artículo anterior, exponíamos la posibilidad, siguien-do el registro del ramal del acueducto de San Lázaro(Bejarano 2005, 149-153, fig. 19) que la misma se situa-ra en la zona posterior de las viviendas de J. R. Mélida.

Este trazado antiguamente planteado, imponía unacontinuidad del decumanus minor que se identifica en laC/ Hernán Cortés pasando por encima de los restosde la casa excavada por nosotros, lo que a resultas denuestra intervención anula esta posibilidad. Por lotanto, en función de la información obtenida ennuestra excavación, se ha planteado un trazado alter-nativo y aproximado basado en el hecho de que lamuralla discurra más abajo de la actual C/ MorenoNieto y datos arqueológicos publicados en estamemoria (Sánchez 2007) así parecen corroborarlo.

A día de hoy y con los informes pertinentes, se hagenerado un nuevo plano del trazado de la muralla,que actualmente es el que se emplea como base del

registro documental y que ya aparece identificado enla figura 1 (dep. doc.). Este plano plantea un nuevorecorrido de la cerca que, teniendo su continuidaddesde el anfiteatro hacia el Museo Nacional de ArteRomano, surge de nuevo en el establecimientocomercial situado en la esquina de la C/ José R.Mélida/J. Sáenz de Buruaga. A partir de ahí su rastrose pierde, aunque se ha de llevar por las traseras de lasviviendas de la C/ Hernán Cortés en su margen dere-cha, hasta de nuevo localizarla en la propia calle (fig.17). Con motivo de obras de canalización, se puso aldescubierto un potente muro que está identificadocomo parte de la muralla (Sánchez 2007) y queconectaría con los vestigios hallados en la C/ José R.Mélida/Sagasta.

El trazado urbano resultante, es bastante menor queel que se barajaba para la Colonia Augusta Emerita,siguiendo aproximadamente la línea que ya dibujóMacías en su plano urbano (fig. 17). Sin embargo ser-viría para dar respuesta a la aparición de los restos denuestra domus en un área que, como ya indicábamosantes del inicio de nuestra excavación en el año 2004,se consideraba intramuránea.

Una vez delimitado el recorrido de la cerca, las dudasse nos trasladan a la zona intramuros y más concre-tamente al registro de calzadas que actualmente sevenía manejando y que en buena lógica ahora hemosde modificar. Nuevamente, hemos de remitirnos a losinformes arqueológicos para poder establecer el tra-zado de las calles, cardi y decumani minores, que consti-tuían el entramado viario.

Las intervenciones llevadas a cabo hasta la fecha, nosestablecen la existencia de pavimentaciones en solaresde las actuales calles C/ Suárez Somonte / ÁlvarezSáenz de Buruaga (Alba 2000, 277-304) y SuárezSomonte (Ayerbe 1997, 169-196) relacionadas consendos cardi minores, a los que sumar el documentadoen la zona del teatro romano. Al tiempo, se registrandos tramos de un mismo decumanus minor identificadosambos en viviendas de la C/ Hernán Cortés (dep.doc. nº reg. 0027; Sánchez 2002, 246-249, lám. 7).

Siguiendo la ortogonalidad que se presupone a todaciudad romana, la continuación del cardo minor de la

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FIGURA 17Planta de la muralla romana y el eje viario.

zona del teatro iba a confluir al decumanus minor quecierra el foro de la Colonia mientras que el cardo de laC/ Suárez Somonte, tendría su punto de salida enconexión con la muralla (fig. 17). Por lo que respectaal decumanus hallado en la zona de la C/ HernánCortés, se creía que, como ya hemos expresado, éstese prolongaba hasta una puerta de salida en conexióncon la vía hallada en el solar del Museo Nacional deArte Romano.

Unificando las informaciones recopiladas, se presen-ta un plano reformado basado en el trazado de lacerca que supone la eliminación en unos casos y elrecorte en otros, de las calzadas citadas (fig. 18).Comenzando por el decumanus la aparición de nuestradomus ya extramuros así como el retranqueo sufridopor la muralla, lleva a retroceder el punto de salida dela misma. Éste, se situaría ahora en una puerta ubica-da en la zona media de las últimas viviendas de lacitada calle a escasos 35 m de nuestro solar. A estapuerta llegaría el cardo minor procedente del área delteatro para unirse al decumanus. Su prolongación, másallá de la manzana siguiente, resulta imposible ya quelas excavaciones que se realizaron en la C/ Sagasta(Sánchez 2005, 442-446) pusieron de manifiesto laaparición de restos de muros y un pavimento musi-vario vinculados a una domus que ocupaba lo quehasta entonces se había considerado como parte deuna calzada.

Con estas modificaciones, la trama urbana por lo querespecta a la zona intramuros, se constituye con untrazado de manzanas irregulares que parecen adap-tarse a la presencia de la muralla que constituye elreferente para su conformación. Estas manzanascomienzan a reconocerse en la zona limítrofe al tra-zado descrito y revisado, teniendo en la mayoría delos casos unas proporciones que permitirían la ubica-ción de viviendas o negocios que siguieran la parce-lación impuesta en el resto de la ciudad.

En toda esta exposición, únicamente hay un punto alque no hemos podido dar una explicación o solucióncoherente. Se trata del espacio que quedaría en lazona de confluencia que tenemos entre el cardo (tea-tro) y el decumanus minor (C/ Hernán Cortés) en supunto de unión y la generación de la puerta de salida

correspondiente. Si observamos el plano elaborado,vemos cómo el quiebro que realiza la muralla en estazona no llega al cruce de ambas vías. Por este moti-vo, se genera entre la puerta y ésta una estrecha fran-ja de 3,5 m en su zona más ancha y 2,20 m en su partemás estrecha aproximadamente, incluida en la man-zana al sur del decumanus. Similar circunstancia seaprecia en la manzana al norte del mismo. En estecaso, el tamaño de la parcela resultante es mayor,sobre unos 10 m en su zona ancha y 3,30 m en suzona estrecha aproximadamente.

A falta de datos precisos, en el primer caso, no hayque descartar que esa escasa porción de terreno seusase como zona “muerta”, paso de ronda hacia lacerca tal y como se ha documentado en otras zonas dela ciudad, (Alba 1997, 290; Palma 2004, 45). En elsegundo caso, la manzana norte, ante su mayor tama-ño, plantea la duda de un uso como paso de ronda y/uotros servicios. Otra posible explicación es la carenciade la calzada, la prolongación del cardo del teatro. Deeste modo y ante la ausencia de ésta, se configuraríauna manzana algo mayor a las normales, posibilidadque no descartamos si observamos como en la man-zana siguiente, y otras limítrofes a la muralla, donde seubica la domus y el mosaico, la calzada no aparece y elterreno resultante se incluye en la misma (fig. 18).

Continuando con la interpretación de las estructurasaltoimperiales registradas durante nuestra interven-ción, la ubicación extramuros solventa el problemade la orientación de las estructuras. Los muros regis-trados, se alinean con la muralla y caminos que par-ten desde el interior de la ciudad y se adaptan al terre-no en el que se ubica. Apreciando las plantas conoci-das de las casas de Resti, el M.N.A.R. y la Casa delAnfiteatro, observamos cómo cada vivienda presentauna orientación y ordenación muy similar en relacióncon los elementos anteriores y supeditados a las cur-vas de nivel del terreno.

Pero si hay algo que nos llama la atención, es el hechode que el patio registrado se ubica a una cota cercanaa la registrada en el solar del Museo Nacional de ArteRomano, lo que pone en conexión la vía con la domusidentificada. Al mismo tiempo, nos sirve para plante-arnos las sustanciales modificaciones que ha sufrido

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FIGURA 18Planta modificada de la muralla y el eje viario en la zona noreste de la ciudad.

la zona objeto de exposición y que culminaron conuna pendiente acusada, la actual C/ Hernán Cortés,que en nada tenía que ver con la aparente regularidadinicial que presentaban los terrenos en la época fun-dacional. A este punto se llega con el inicio de verti-dos intencionados en la zona amortizando los restosde la vivienda primigenia, deposición paulatina deniveles que conforman un vertedero fechado en el s.III d. C. (fig. 19).

Es sobre este vertedero, donde se levanta un caminode tierra y piedras que en nada sigue el trazado de lasestructuras anteriores, ubicado en diagonal en el cen-tro del solar. A falta de datos precisos respecto a laestratigrafía y evolución de la vía del M. N. A. R., cre-emos, a modo de hipótesis, que en este período enla-zaría la puerta de entrada con el citado camino docu-mentado en su solar. En este caso, sería la prolonga-ción del mismo desde el área periurbana hasta la ciu-dad aunque ahora correspondería con una desviacióntardía tal vez en relación con la amortización de cier-tos espacios cercanos a la muralla y la modificaciónde los trazados viarios en las cercanías a ésta y enrelación con las puertas de acceso.

La existencia de este temprano vertedero no es unhecho aislado dentro del contexto arqueológico deAugusta Emerita. La acumulación de elementos aso-ciados a vertidos intencionados que se han denomi-nado como “vertederos de expansión” se vienenrelacionando en este período con los solares extra-muros. No conocemos en la ciudad para el siglo IIId. C. zonas de vertidos ubicados intramuros y en eta-pas posteriores estos vertederos se asocian conabandonos de espacios o rellenos de nivelación confines militares como en el caso registrado en la exca-vación de Morería (Alba 1997, 290-297). Estos relle-nos vendrían a constituir el llamado “vertedero derecesión” que se destinaba a ocupar espacios desha-bitados o que hayan perdido parte de su funcionali-dad (Tarrats 1996, 134). No lejos de nuestro solar, enel área de “Resti”, se excavó un vertedero datado enla bajarromanidad en el que destacaba la presenciade escoria de hierro y que amortizaba el expolio delramal del acueducto acumulación de rellenos que seincluirían en este segundo apartado (Bejarano 2005,143-145).

En conexión con el camino que se levanta sobre lazona de vertidos, se construyen una serie de estanciasque, en principio, debemos relacionar con una domusya que los datos son muy limitados. Esta casa se edi-fica con potentes muros que se decoran ricamentecon elementos pictóricos de motivos vegetales (Abad1982, 381-393) o geométricos (Abad 1982, 394-408).La construcción de la misma, hemos de asociarla conel período de auge que se reconoce en la ciudad conmotivo de su nombramiento como capital de laDiocesis Hispaniarum. (Mateos y Alba 2000, 144-146).

Tras una etapa de abandono de las estancias que nopodemos determinar con certidumbre cronológica,éstas se reocupan como espacio en el que apilar y alma-cenar elementos de construcción. Nos referimos a lastégulas, que probablemente se guardaran con la inten-ción de rehabilitar partes de la propia vivienda, vender-lo como material o para nueva construcción. No haytestimonios de materiales apilados en ninguno de lossolares excavados en la ciudad aunque no se trataría deun proceder extraño en un período de inestabilidad. Laconservación in situ de las mismas nos lleva a presupo-ner que por descuido o bien debido a la situación de lapropia ciudad, nunca fueron utilizados para ningún finde los expuestos, quedadas relegadas al olvido.

Cuando hablamos de la situación de la ciudad, nosreferimos a la etapa convulsa que se sucedió duranteel s. V y que, perfectamente atestiguada, supuso elabandono y destrucción de todos aquellos elementosurbanos que configuraban el paisaje de la Coloniatanto en la zona extramuros como intramuros (Alba2004, 212-226; Mateos y Alba 2000, 148-150).

No sabemos si el proceso de amortización que con-cluyó con el abandono definitivo de la vivienda fuepaulatino o intencionado. A raíz de la uniformidadque presenta el relleno de amortización y el buenestado de las pinturas, así como el homogéneo enra-samiento que presentan las estructuras, los murosque configuran las estancias en su superficie, pareceser que correspondió a un acontecimiento premedi-tado. La última fase de las estancias consistió en unaobra unitaria con la finalidad de adecuar las habita-ciones mediante nivelación de paredes y relleno inte-rior para poder asentar sobre estas una superficie,

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camino que cancela definitivamente los restosarqueológicos bajoimperiales.

Fechado en época visigoda nos encontramos con losvestigios de una serie de toscos muros de fábrica que

conforman habitaciones amplias parcialmente docu-mentadas por insertarse en los perfiles. Con sucorrespondiente nivel de pavimentación de tierra y lacontinuidad de uso del pozo romano, debemosponerlo en relación con restos de estructuras proba-blemente de ámbito doméstico. Estas se desarrollarí-an en un espacio lateral de la calzada bajoimperial,quizás al amparo de ésta que continuaba en uso.

Amortizando estas estancias así como parte del cami-no que paulatinamente se ve reducido en su espacio,nos encontramos con una importante acumulaciónde cenizas y carbones así como niveles de tapialesque se asociarían con el proceso natural de vertidosen zonas ya en desuso. Es en una fecha cercana alsiglo IX cuando nuevamente observamos la presen-cia de actividad en la zona representada por sendossilos que se datarían en época emiral y que amortizandefinitivamente el camino registrado. Estos silos secorresponden con una fase constructiva que relacio-na la existencia de este tipo de elementos de almace-naje con edificaciones de pequeña entidad, áreasdomésticas, tal vez en consonancia con la existenciade edificios o palacios que se levantan en una línea entorno al perímetro amurallado de época romana.Vestigios de estas grandes construcciones son los res-tos hallados en la excavación del área de servicio delTeatro (dep. doc. nº reg. 7011).

Superponiéndose a esta etapa, encuadramos los ente-rramientos que ocupan parte de la zona del solarsiendo muy escasos y dispersos llegando a marcar elabandono definitivo de la zona hasta la época con-temporánea. Reconocido en los alrededores tenemosla existencia de una importante maqbara documenta-da en el solar de “Resti” (VV.AA. 2004, 6-7) que nosremite a una gran área de enterramientos ubicadaextramuros de la cerca islámica.

A partir de este momento, los restos que hallamosresponden a elementos descontextualizados, unmuro y una oquedad que podemos datar en épocamedieval cristiana y que nos aporta escasa informa-ción para su ubicación y funcionalidad.

Para la época moderna y los inicios de la fase contem-poránea, nos remitimos a las planimetrías y dibujos

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FIGURA 19Piezas de mármol halladas en los niveles de vertedero. Dibujo idea-

lizado de la pátera.

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FIGURA 20Plano de Laborde y la apertura de la C/ Hernán Cortés.

antiguos. Así, tenemos los planos de Laborde (1806),Coello, López Alegría (1878) y el legajo de 1862(Castaño 1988, 100-115) que nos hablan de un espa-cio ruralizado, libre de construcciones o edificacionesy que estaría destinado probablemente como área decultivo. Esta situación se mantendría así hasta la edi-ficación de las primeras viviendas y la apertura de lacalle hacia la cercana C/ Baños (Barbudo 2006, 113-116), (fig. 20).

De la etapa contemporánea, en el primer cuarto del s.XX reconocemos una nueva que se asocia con losmuros y riostras así como el pozo ciego de la casa.Esta primera vivienda tiene sus correspondientesreformas que afectan fundamentalmente a la incor-poración de un baño en la zona posterior y ya en ladécada de los setenta a la construcción de un fosopara la revisión de vehículos que corta toda la estra-tigrafía existente en la zona del patio de la casa.

TRATAMIENTO DE LOS RESTOS

La excavación realizada en el solar de la C/ HernánCortes, quedó cancelada por la construcción de lavivienda unifamiliar que actualmente ocupa la parce-la. La profundidad que alcanzaron los restos arqueo-lógicos, permitió la buena conservación de los mis-mos en el subsuelo de la edificación. Así, siguiendo elprocedimiento habitual, se cubrieron con una capa degeotextil a la que se sumó arena lavada de río, paraposteriormente alcanzar la cota precisa de construc-ción con rellenos de tierras y cantos rodados. Sobreeste sustrato se disponía la losa de hormigón que sus-tentaba los cimientos de la casa.

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