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Algunas consideraciones sobre Évora y las fronteras de Hasta Regia 1 Manuel J. Parodi Álvarez A la hora de acercarnos a la fuerza y papel desempeñado por el río Baetis en la evolución histórica de sus riberas, de la región que se configura en su curso y valle, y centrando nuestro interés en las épocas protohistórica y antigua (esto es, grosso modo en el II y I milenios a.C. y en los primeros 500 años de la Era cristiana -lo que hace un total de 2500 años de Historia y Cultura en las riberas del Baetis, algo a lo que en absoluto son ajenas las tierras que hoy forman el término municipal de Sanlúcar de Barrameda, verdadera “joya de la Corona” de este contexto en su ámbito ribereño, en la desembocadura del río), podemos aplicar -en este marco geográfico bético concreto que nos interesa de forma especial siquiera por nuestra inmediatez y adscripción al mismo tanto como en el resto del territorio de Iberia- el “patrón fluvial de asentamiento”. Por citar un ejemplo alejado de nuestras tierras y solar que confirme la validez del aserto, del principio, Roma opta tras las campañas de Julio César en tierras del Noroeste hispano (en lo que encontraremos un ejemplo de “romanización” relativamente temprano y rápido, ya que a la acción militar concreta -la campaña cesariana, p.e.- seguiría la acción transformadora del Estado romano sobre el territorio recién asimilado -o aún por asimilar definitivamente- y sus pobladores indígenas, en lo que constituiría el arranque de un proceso que se prolongaría durante siglos, hasta encontrar un momento álgido en los siglos III y IV de nuestra Era) por alterar el modus vivendi de los nativos, con vistas a obtener un mayor control inmediato del territorio en cuestión, así como para conseguir más y mayores facilidades de cara a la implantación de modos económicos -y la administración- romanos 1 Este texto se publicó originalmente en el número 51 de la revista Sanlúcar , editada por Gráficas Santa Teresa, de Sanlúcar de Barrameda, correspondiente al año 2015 (ref.: M. Parodi Álvarez “Algunas consideraciones sobre Évora y las fronteras de Asta Regia”, en Sanlúcar. Revista de las Fiestas de Primavera y Verano. Imp. Santa Teresa, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 2015, pp. 120-131) y se reproduce aquí en su literalidad. Lago Ligustino según Gavala 39 ISSN 2173-870X http://elrinconmalillo.ceconoca.org/

MANUEL J. PARODI ÁLVAREZ. Algunas consideraciones sobre Évora y las fronteras de Hasta Regia. Págs. 39-48

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Algunas consideraciones sobre Évora y las fronteras de Hasta Regia1

Manuel J. Parodi Álvarez

A la hora de acercarnos a la fuerza ypapel desempeñado por el río Baetis en laevolución histórica de sus riberas, de laregión que se configura en su curso yvalle, y centrando nuestro interés en lasépocas protohistórica y antigua (esto es,grosso modo en el II y I milenios a.C. y enlos primeros 500 años de la Era cristiana-lo que hace un total de 2500 años deHistoria y Cultura en las riberas del Baetis,algo a lo que en absoluto son ajenas lastierras que hoy forman el términomunicipal de Sanlúcar de Barrameda,verdadera “joya de la Corona” de estecontexto en su ámbito ribereño, en ladesembocadura del río), podemos aplicar-en este marco geográfico bético concretoque nos interesa de forma especialsiquiera por nuestra inmediatez yadscripción al mismo tanto como en elresto del territorio de Iberia- el “patrónfluvial de asentamiento”.

Por citar un ejemplo alejado denuestras tierras y solar que confirme lavalidez del aserto, del principio, Romaopta tras las campañas de Julio César entierras del Noroeste hispano (en lo queencontraremos un ejemplo de“romanización” relativamente temprano yrápido, ya que a la acción militar concreta

-la campaña cesariana, p.e.- seguiría la acción transformadora del Estado romano sobre elterritorio recién asimilado -o aún por asimilar definitivamente- y sus pobladores indígenas, enlo que constituiría el arranque de un proceso que se prolongaría durante siglos, hastaencontrar un momento álgido en los siglos III y IV de nuestra Era) por alterar el modus vivendide los nativos, con vistas a obtener un mayor control inmediato del territorio en cuestión, asícomo para conseguir más y mayores facilidades de cara a la implantación de modoseconómicos -y la administración- romanos

1 Este texto se publicó originalmente en el número 51 de la revista Sanlúcar, editada por Gráficas Santa Teresa,de Sanlúcar de Barrameda, correspondiente al año 2015 (ref.: M. Parodi Álvarez “Algunas consideraciones sobreÉvora y las fronteras de Asta Regia”, en Sanlúcar. Revista de las Fiestas de Primavera y Verano. Imp. Santa Teresa,Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 2015, pp. 120-131) y se reproduce aquí en su literalidad.

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De este modo se obliga a los indígenas a cambiar su poblamiento en altura (yrelativamente lejos de unos cursos fluviales que ahora cobrarían mayor peso como vías decomunicación) por un hábitat en el llano que, al tiempo que los acerca a los cursos fluviales-con lo que ello implica de cara a la hipotética mejora de las comunicaciones allá donde dichoscursos se presten a sustentar la navegación- les expone más directamente asimismo a laacción “civilizadora” y “homogeneizadora” (o lo que es decir, de establecimiento de ciudades,de urbes, de núcleos habitados organizados “a la romana”, de las bases de la implantación de laadministración territorial del estado romano, en cualquier caso) de la Res Publica de Roma,sometiéndoles a los intereses directos e irrefrenables de la misma.

Encontramos un fenómeno paralelo de ocupación del territorio mediante turres y delabandono del poblamiento en altura en el Sur de la Península Ibérica (ejecutado por lavoluntad y acción de Roma entre los siglos II y I a.C.), como encontramos paralelos a las turresen el Noroeste. Es de señalar en este sentido el reparto territorial entre villae y turres en el Sury Suroeste peninsular; en ámbito bético occidental (en la actual provincia de Cádiz), contamoscon el ejemplo de turres (a las que cabe considerar como entidades poblacionales, más allá dela traducción literal del término como “torres”) tales como los casos de la Turris Lascutana (enel término de la actual localidad gaditana de Alcalá de los Gazules), la Turris Caepionis (lavecina Chipiona), o Turris Regina (de Plinio, Naturalis Historia, III.1.3,15), y ello sin entrar aponer en relación los términos turris (torre) y castellum, que vienen a hablar de unpoblamiento en recintos amurallados, fortificados, guarecidos, protegidos, como habríapodido ser el caso del castellum Evorae (el sitio arqueológico de Évora, que tanta relaciónguarda con el poblamiento antiguo del actual término municipal sanluqueño), ya en términomunicipal sanluqueño.2

Es de observar, además, la proximidad, cuando no inmediatez, de turres como la deCaepionis o castella como el evorense a las riberas del río Baetis: no es de descartar, pues, lapotencialidad de la vinculación entre los cursos fluviales y los ambientes ribereños -inclusocosteros, marítimos- y este modelo de poblamiento articulado en torno a recintos fortificados,de cuya pervivencia en el tiempo y a través de facies culturales distintas pueden dar fe losribatim islámicos, con -una vez más- el caso de Sanlúcar de Barrameda como ejemplo, gracias-cuando menos- a su ribat del Barrio Alto (el que duerme bajo las estructuras del PalacioDucal de Medinasidonia).3

2 Hemos realizado algunas aproximaciones a este tema en “Notas sobre Évora y las fronteras de Asta Regia”, enGárgoris. Revista de Historia y Arqueología del Bajo Guadalquivir. Sanlúcar de Barrameda, año 1, nº. 1, junio de2012, pp. 37-40.3 Quien define la existencia de un ribat bajo las estructuras del Palacio Ducal de Medinasidonia, hoy sede de laFundación Cultural Casa de Medina Sidonia es Dª. Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura (XXI Duquesa deMedina Sidonia) ya en 1984, con su estudio “El palacio de los señores de Sanlúcar. Aproximación histórica alinmueble”, publicado precisamente en esta revista Sanlúcar de Barrameda nº. 20 (s.p.). Sanlúcar de Barrameda(Industrias Gráficas Santa Teresa); de la misma autora, (2003), La Casa Guzmán di Sanlúcar. Fundación CasaMedina Sidonia. Cuadernos nº. 1. Sanlúcar de Barrameda (versión italiana; texto original en castellano); hemosestudiado por extenso este asunto, publicando no pocos trabajos sobre el mismo; nos remitimos ahora, pormotivos de espacio, a la Bibliografía relativa a este particular y contenida en nuestro último trabajo sobre lacuestión: M.J. Parodi Álvarez, J. Rodríguez Mellado y Mª. Mercedes Herrera Jiménez, Estudio histórico-

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Volviendo a tiempos romanos (y prerromanos), un caso conocido de subordinación deturres respecto a una entidad poblacional superior en la actual provincia de Cádiz en épocaprerromana es el de la antedicha Turris Lascutana respecto a la gran Hasta Regia; conocida es la“liberación” por Roma de la Turris Lascutana, a principios del siglo II a.C. (el año 189 a.C.) de sudependencia respecto a Hasta Regia, una “liberación” llevada a cabo por las armas romanascomandadas por Lucio Emilio Paulo, dato sobradamente conocido merced a la famosa inscripciónde Lascuta (CIL II.5401, hoy en el Museo del Louvre), siendo que el territorio controlado por HastaRegia, algunos de cuyos límites habrían podido estar en los ríos Guadalete y Barbate, se habríaextendido al Este cuando menos hasta tierras del actual municipio gaditano de Alcalá de losGazules, donde se habría hallado la Turris Lascutana.

Junto a las cuestiones relativas al poblamiento, sus modelos y la relación del mismo con lasorillas del mar y las riberas de los cursos fluviales, a lo que no son ajenas las tierras hoysanluqueñas, las marismas y riberas de la desembocadura del Guadalquivir y el entorno delantiguo lago Ligustino, el que conformaba la enorme desembocadura del viejo Baetis, los aspectoseconómicos de la romanidad son asunto a considerar de cara a entender la realidad del ImperioRomano, su evolución en el tiempo y su implantación en los territorios que lo sustentaron, como laBética. En este sentido, y con la vista puesta en el papel desempeñado por los ríos (y entre ellos,por el antiguo Baetis) en el contexto de la economía general del Imperio Romano, cabe señalar queuno de los más acuciantes problemas, uno de los auténticos “dramas” del Imperio Romano (y detal puede hablarse), al que deberá enfrentarse poniendo en movimiento todos los elementos yrecursos a su servicio y disposición, será su -final- falta de capacidad (nos resistimos a llamarla“incapacidad”) para conseguir crear una estructura integrada de mercado, una [infra]estructuraeconómica que respaldara y sostuviera la estructura política y administrativa que Roma sí fuecapaz de crear.4

arqueológico preliminar de la “Casa de los Arcos” (Calle Zárate 2, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz) . Sanlúcar deBarrameda, 2015.4 Hemos tratado este tema más por extenso en nuestro libro, Ríos y lagunas de Hispania como vías de

Fauno o sátiro del santuario de la Algaida

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Roma empeñó todos sus esfuerzos para garantizar la actividad económica, laproducción y el flujo comercial, y para ello no vaciló en modelar los paisajes de las regionesintegradas en el Imperio; fracasó en el intento, pues la superestructura estatal se hizoinsoportable para la estructura económica, pero es justo destacar que nuestro río jugó en estecontexto un determinante papel como vía de comunicación y agente económico.

En el contexto del Suroeste de la Península Ibérica la tradición urbana turdetana, quese alza sobre sus raíces tartesias, la influencia de Gadir5 y la presencia igualmente secular de laimpronta del Levante mediterráneo, primero fenicia y más tarde púnica contribuirían a darforma (y a ayudar en el origen más que probablemente) a un tipo de organización territorial ypolítica más cercana a la polis a la manera fenicia (en tiempos del grecorromano Estrabón, esdecir a caballo ya entre los siglos I a.C. y I d.C., hablar de polis equivale simplemente a hablarde “ciudad”, cuando siglos antes -cuando escribe Hecateo de Mileto, el autor griego de lossiglos VI y V a.C., el término polis viene a hacer referencia a la “ciudad-estado” que nos viene ala mente cuando pensamos en una polis griega), que a las precedentes organizacionesgentilicias (tribales) de tipo indoeuropeo.

Otras ciudades indígenas del marco geográfico y cultural turdetano, como el grannúcleo interior de Carmo (Carmona, en el ámbito de influencia del antiguo Guadalquivir) yHasta Regia (en el actual término de Jerez de la Frontera, en ámbito costero a través de lasmarismas, del lago Ligustino, del viejo Baetis y del Guadalete antiguo), antes de la presencia yconquista romana habrían ya puesto en marcha el proceso de formación de estadosterritoriales. Y el conocido decreto del general romano Paulo Emilio (datado el 189 a.C.) queemancipaba de la soberanía hastense -para ponerla bajo el control romano- a la TurrisLascutana parece señalar en la dirección de la existencia consolidada de este tipo defenómenos (esto es, de la formación de estados territoriales dirigidos desde un núcleoprincipal, en como en los casos de ciudades como Carmo o Hasta Regia). Las diferentestradiciones culturales y la complejidad étnica de los escenarios hicieron que en el Suroeste,como en Grecia, coexistieran en sincronía diversos tipos de organización territorial y política.

En el actual territorio y término municipal de Sanlúcar de Barrameda, es de señalar que“Évora” (yacimiento cuya cronología se extiende desde el Calcolítico hasta la época romana) escitada como una “ciudad” en el texto griego de Estrabón (Geografía III.9., “…καὶ πόλιςἘβοῦρα”); igualmente es de señalar que también aparece mencionada como polis en el textode Claudio Ptolomeo (Geografía II.4.9); de otra parte, es posible mencionar que el único autorde la Antigüedad que aplica el término castellum a Évora es Pomponio Mela (en su obraChorographia III. 6-8).

comunicación. La Navegación interior en la Hispania romana. Écija-Sevilla 2001, passim (no citaremos aquínuestra Bibliografía relativa a la navegación interior en época romana).5 Sobre los orígenes de Gadir cfr. M. Parodi Álvarez, “La Fundación de Cádiz por los fenicios”, en NationalGeographic Historia, nº. 108, diciembre de 2012, pp. 42-51.

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Mela emplea pocas fuentes (tales como Homero,Heródoto, Hannón y Cornelio Nepote) y que recurre atextos latinos que ya han asimilado la tradición griega(como, quizá, Varrón y Nepote). Natural de la ciudad deTingentera (en la costa atlántica del Estrecho de Gibraltar,identificada con Tarifa o Algeciras) su aportación enmateria geográfica y étnica al conocimiento de estastierras es menor que el de autores extraños a las mismascomo Estrabón, Plinio o Ptolomeo.

Évora es, asimismo, el único castellum citado por lasfuentes en esta zona de la desembocadura delGuadalquivir; y las fuentes no dicen que fuera unoppidum, sino un castellum (esto es, hacen primar susperfiles defensivos sobre los habitacionales, sin que ellodeba tener matices excluyentes entre los referidosperfiles). Este carácter fortificado citado por la fuenteantigua trae a la memoria a la Turris Lascutana, en el

término municipal de Alcalá de los Gazules, otro castellum o, más propiamente, una turris (deacuerdo con el testimonio epigráfico latino, que habla de Turris Lascutana, que habría estadobajo soberanía (por así decirlo) de Hasta Regia hasta que la intervención romana a principiosdel siglo II a.C. habría puesto término a esta situación quizá secular.

El panorama se completa con la referencia al conventus (el punto de reunión yconfluencia, por simplificar los términos) de los turdetanos en Hasta, no casualmente llamadaRegia, en una clara referencia a algún tipo de primacía política en la zona ostentada por elnúcleo hastense, un núcleo en el que es posible identificar al centro articulador (que organizay controla) de un amplio territorio que se habría extendido por el Este, cuando menos hasta elmoderno término municipal de la citada Alcalá de los Gazules (con la turris de Lascuta comopunto de control del territorio en la órbita de Hasta), mientras por el Oeste se habríaextendido hasta las orillas del viejo lago Ligustino y las riberas del antiguo curso del Baetis,como quizá testimonia ese castellum de Évora, que habría podido marcar el límite de losterritorios del ámbito de control hastense por Poniente. Hemos de tener en cuenta la existencia de un castellum (otro) en Baños de Gigonza (el sitioarqueológico de Saguntia, en el actual término municipal de Paterna de Ribera) el cual, decreer a Tito Livio (en su Ab Vrbe Condita, 34.19), habría sido sometido a asedio por las tropasromanas comandadas por Catón el Viejo (Catón el Censor) en el marco de la rebeliónturdetana liderada en esta zona por Hasta Regia (en el siglo II a.C.); este estado hastensehabría contado (insistimos, al menos) con un castellum en su límite occidental (el de Évora) ycon (al menos) otros dos en el oriental (Lascuta y Saguntia), si bien la hipotética naturalezafronteriza del castellum de Gigonza (un sitio arqueológico de amplio marco cronológico no

Diosa de la Algaida. Museo de Cádiz

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sólo circunscrito a la Protohistoria) pudiera verse combinada con un no menos hipotéticocarácter de punto de control del territorio bajo la autoridad de Hasta Regia. En cualquier caso,con Hasta Regia (entre los siglos IV y II a.C., cuando menos) nos hallaríamos ante un estadoterritorial indígena (turdetano) quizá parangonable al de Carmo, si bien uno y otro casopodrían haber conocido ritmos evolutivos (en lo político y lo territorial) diferentes.

El carácter estratégico de Évora decara a cuestiones como la navegación, losesteros, el lago Ligustino y el curso delantiguo río Baetis resulta claramenteevidente. Podría haber sido, en origen, unnúcleo de control del territorio fronterizo(sic) de Hasta, en sus límites occidentales,emplazado ante/frente a las tierras (y lascostas) situadas (si nos ubicamos en el marcodel siglo IV a.C.) bajo la órbita gadirita (deGadir) y, por ende, siquiera indirectamente,de los aliados cartagineses de Gades; nosencontraríamos en un contexto cronológicoanterior a la I Guerra Púnica (264-238 a.C.):tras su derrota en dicha contienda a manosde Roma (con la consiguiente pérdida delcontrol sobre sus grandes dominios insularesdel Mediterráneo Central, en Sicilia, Córcegay, especialmente, Cerdeña), Cartago sevolcaría sobre las tierras de la PenínsulaIbérica y del Noroeste de África, vertebrandolas antiguas colonias fenicias bajo su control

y dando forma a un extenso y articulado dominio territorial en la vieja Iberia.6

En otro orden de cosas, en discusión está si en el caso de Évora nos hallamos ante unapolis (ciudad) o un castellum (una estructura fortificada), de distinta naturaleza a la de unaciudad (si bien no reñida con la existencia en el mismo -y en torno al mismo- de población);habremos de dejar para otra ocasión el debate entre las fuentes clásicas (Estrabón y Ptolomeode una parte, y Pomponio Mela de otra): diremos sólo que sin el avance de la investigaciónarqueológica no será posible avanzar en este sentido, ni abundar en un mejor conocimiento dela zona y del yacimiento evorense en sí mismo y en relación con el marco territorial en el quese inserta; considerando el asunto desde otra perspectiva, cabe también la posibilidad de que

6 Sobre el estado de la situación de los territorios hoy sanluqueños en época feno-púnica a la luz que sobre ellonos arroja la Arqueología, cfr. J. Rodríguez Mellado y Á. Gómez Peña, “La Sanlúcar púnico-turdetana”, en Gárgoris,Año 1, Nº. 3, julio de 2013, pp. 6-12.

Elementos del tesoro de Évora

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el peso y la relevancia de Évora decrecieran con el tiempo, como le pasaría a Hasta, entrandoquizá en decadencia ambos núcleos (el hastense y el evorense) con respecto a ciudades comoGades o Asido cuando Roma empezó a pisar fuerte el acelerador de su presencia en esteentorno (a partir de los siglos II-I a.C.), cobrando las facturas de la oposición encontrada a supresencia (como en el caso de Hasta Regia y su área inmediata de influencia, en cuyo ámbitose encontraría Évora).

Para comprender mejor las relacionesexistentes en el arco de tiempo comprendido entrelos siglos V y II a.C. entre la “ciudad” o castellum(dependiendo de las fuentes consultadas) de Évoray el que fuera el gran núcleo turdetano de la actualprovincia de Cádiz, la ciudad de Hasta Regia, de lacual Évora habría sido un centro subsidiario, esnecesario atender a la situación del yacimientoevorense. Este núcleo turdetano de Évora estabaemplazado en un marco estratégico como era eldel borde litoral sur del lago Ligustino (o del arcocostero de la antigua paleobahía del río Baetis,dicho de otro modo), entre el ámbito marino yfluvial y la marisma interior, encontrándose hastacierto punto a resguardo del primer impacto de losviajeros por mar (que podían ser vistos, sin ver)así como bien comunicado con otros

emplazamientos humanos del entorno y situado en lo que habrían podido ser los límitesoccidentales del área de influencia de Hasta frente a las tierras del borde litoral extendidasentre las bocas del lago ligustino y la Bahía gaditana, unas tierras y un litoral ya situados en laórbita primero fenicia y luego púnica y articulados desde la vieja colonia tiria del archipiélagogaditano, Gadir, siendo que la posterior presencia cartaginesa acentuaría sus niveles depenetración y control del territorio (en el sur y levante ibéricos) a raíz de la antedicha derrotade la metrópoli norteafricana ante las armas romanas en la Primera Guerra Púnica (amediados del siglo III a.C.).

Cartago habría centrado sus esfuerzos, perdido su dominio sobre su imperio insular delMediterráneo Central (en Sicilia, Cerdeña y Córcega) a manos de Roma, en construir un nuevoespacio de dominio en las tierras peninsulares (en el Sur y el Sureste de la Península Ibérica),buscando soluciones distintas a problemas diferentes en cada caso concreto a la hora deestablecer relaciones de alianza o de control sobre los núcleos indígenas de las regiones quepaulatinamente pasarían a estar bajo control (directo o indirecto) cartaginés en la PenínsulaIbérica. De otra parte, y en ese mismo contexto cronológico, el Santuario de La Algaida habríapodido pertenecer a dicho horizonte cultural fenopúnico desde antes de la I Guerra Púnica,

Caricatura del rey Gerión

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señalando quizás con su presencia y sacralidad los límites de un territorio bajo controlgadirita y luego, indirectamente, cartaginés.

Con la relación entre Évora y La Algaida y dado el papel de los santuarios (como el deLa Algaida) como elementos vertebradores del territorio, se hace más factible pensar que elelemento púnico y la evolución del enclave evoritano resultan esenciales de cara acomprender la referida evolución en el tiempo de los sitios (de Évora y del lucus de LaAlgaida) y del territorio, un territorio que se articula ciertamente en función de la tierra,pero también -y fundamentalmente- en función del río (y el mar), del ámbito costero. Deeste modo, quizá pudiera considerarse que una hipotética pérdida de peso como enclaveportuario costero -¿por un paulatino aterramiento de la zona, cambio en la línea de costa enese espacio, cambios en la realidad de la navegación?- habría podido ser uno de los factoresque llevasen a Évora, poco a poco, a la consunción..., quizá en beneficio de otros enclavesrelativamente cercanos, como Nabrissa (la actual Lebrija), sin olvidar que la geoestrategiaromana en la zona, con el auge de Ceret frente a Hasta Regia, habría llevado no sólo a lahipotética decadencia del núcleo hastense, sino de sus núcleos subsidiarios, como habríapodido ser el caso del castellum evorense.

Asunto diferente será el del papel poliédrico desempeñado por los santuarios(especialmente los de origen fenicio) en la Antigüedad; es menester señalar (huyendo detópicos), que éstos disponen de un nítido valor como elementos ordenadores del espacio, enun sentido religioso como territorial; entre otros exempla, véase en un entorno cercano alnuestro (y perteneciente al mismo horizonte cultural en la Antigüedad) el caso de la Bahíade Cádiz, las claves de acceso a cuyo ámbito costero (sus límites, si queremos) estánmarcadas por la presencia de los santuarios de las islas mayor y menores (los santuarios deldios Melkart, en el vértice sur del acceso a la Bahía, y de la diosa Astarté y el dios Baal,guardando el acceso septentrional a la misma). Los santuarios costeros (como sabemos yhan estudiado especialistas como Eliade, Polanyi, Pellicer o Aubet, entre otros)7 sirven comoapoyo material a la navegación (al arte de navegar), como apoyo al comercio (contandoademás con una función económica bien definida), y como elementos vertebradores delterritorio, contando con unos roles distintos en función de las épocas y de las estructuras yhorizontes culturales a los que se adscriban (o, dicho de otro modo, del poder político yterritorial bajo el que se encuentren).

7 Cfr. Mª. E. Aubet Semmler, Ma. E. (1994; 1997, reimp.): Tiro y las colonias fenicias de occidente. Crítica,Barcelona; M. Eliade (1986): Herreros y Alquimistas. Madrid; id., (1988): Lo Sagrado y lo Profano. Barcelona; id., ElMito del Eterno Retorno (1992), Madrid; K. Polanyi (1944): The Great Transformation (traducción española: Lagran transformación, Madrid, La Piqueta, 1989); id., (1977): The Livelihood of Man, edición de H.W. Pearson (trad.esp.: El sustento del hombre. Mondadori, Barcelona, 1994; reedición de 2008 en Capitán Swing Libros); M. Pellicer(2007), La necrópolis Laurita (Almuñécar, Granada) en el contexto de la colonización fenicia , en Cuadernos deArqueología Mediterránea 15, 2007 (Barcelona).

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Volviendo a la relación entreÉvora y La Algaida (que en fin de cuentasequivale a volver a la naturaleza de cadauno de los dos sitios y a su hipotéticapertenencia a un horizonte culturaldeterminado en uno u otro momentohistórico), en el caso del núcleo evoritanohabría podido tratarse de una ciudadportuaria (polis) quizá no excesivamentegrande,8 que después de la romanización(tras la implantación del poder romano enestas tierras, en el siglo II a.C.), habríaperdido relevancia y entidad; algunosinvestigadores estiman que en estosmomentos (previos a su desaparicióndefinitiva), Évora habría pasado a ser uncastellum, un pequeño núcleo fortificado.La existencia de poblaciones (fortificadaso no) en los límites/márgenes de unterritorio (como el hastense) es bienfactible, como parecerían poner demanifiesto la Turris Lascutana y la deGigonza (como señalásemos en lospárrafos precedentes). En cualquier caso,podríamos contemplar la evolución deÉvora entre los siglos V y II a.C.apreciando la existencia de un núcleohumano de población quizá con mayorentidad en época turdetana (en lo tocante

a cuestiones tales como su tamaño, su papel como núcleo de control en un territorio quizálimitáneo entre las zonas de influencia de Gadir y Hasta Regia, y, por extensión, a su papeleconómico en su contexto histórico), y más que posiblemente con un cada vez menor peso ycon un carácter paulatinamente residual del sitio evorense hasta llegar a su definitivaconsunción y su desaparición final, ya en época romana.

De otra parte, con el de La Algaida puede que nos encontremos ante un santuariocostero al uso, pero podría ser que la afirmación de la identidad y la realidad territorial de losturdetanos frente a la Cádiz fenicia a partir del siglo IV a.C. pudiera llevar aparejada consigouna cierta rivalidad y, por ende, una cierta tensión en esos límites entre ambos mundos,

8 Huelga decir que se hace necesario retomar la investigación arqueológica en Évora, transcurrido más de mediosiglo de los trabajos de D. Juan de Mata Carriazo y D. Manuel Esteve Guerrero.

Hércules Farnesio

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marcados por santuarios (como el de La Algaida) que pudieran servir a la vez a una funciónreligiosa (de sacralización del espacio), como política y territorial (de afirmación de soberanía,de presencia, control y dominio), y económica (funcionando como puntos de contactocomercial y de interacción consentida bajo el amparo de la divinidad: en ese espacio sacro,sujeto a la protección de un dios, podría conformarse un lugar “neutral” donde interactuar, ydonde llevar a cabo transacciones de naturaleza comercial así como –y quizá- acciones de unanaturaleza que hoy día llamaríamos política o diplomática).

Como ya hemos señalado con anterioridad, en esos momentos de los siglos IV y III a.C.,el modus púnico de organización territorial en el Norte de África y el que pudiera encontrarseen torno a Hasta (y, por extensión, en la orilla izquierda del Baetis) pudieron ser compatibles.Ello serviría para ayudar a explicar la evolución de Évora, paralela (plus minus) a la de HastaRegia; esto es, ayudaría a contemplar como un todo la organización del territorio del ejeGuadalquivir-Guadalete en los siglos IV-III a.C. Los límites entre esos dos mundos, paralelos ycoexistentes, púnico y turdetano (con Gadir y Hasta como cabeceras en esta zona) así como lasfronteras de sus respectivas áreas de influencia bien podrían estar delimitados por santuariosque sirvieran para sacralizar el espacio y su inviolabilidad... Y quizá ésta (entre otrasfunciones) pudiera haber sido la naturaleza del Santuario de La Algaida, un espacio sagrado (yneutro), eje entre dos mundos: el indígena y el fenicio… Una vez más, como decíamos en sudía, y como seguimos pensando, Gerión y Melkart.

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