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Universidad de San Andrés
Departamento de Economía
Licenciatura en Economía
Las Tecnologías de Información y el Crecimiento
Económico: Un recorrido de 360 grados
Autores: Gino Molin y Juan Gazzaneo
Legajos: 27132, 28049
Mentor: Jorge Baldrich
Victoria, Buenos Aires, Argentina
Julio de 2020
Universidad de San Andrés
Departamento Académico de Economía
Licenciatura en Economía
Las Tecnologías de Información y el Crecimiento
Económico: Un recorrido de 360 grados
Autores: Gino Molin y Juan Gazzaneo
Legajos: 27132, 28049
Mentor: Jorge Baldrich
Victoria, Buenos Aires, Argentina
Julio de 2020
Resumen Las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) encarnan una revolución tecnológica sin
precedentes en la historia de la humanidad. La mejora en la conectividad y el procesamiento de la
información se manifiesta en todas las dimensiones de la vida cotidiana y profesional. Las personas
están cada vez más conectadas. Las empresas cada vez cuentan con una mayor capacidad de
procesamiento de información, y esto hace que sean más productivas. Sin embargo, varios estudios
empíricos recientes han dado lugar a la “Paradoja de Solow”. Este concepto se refiere a que las TIC
están presentes en todos lados, a excepción de las estadísticas de productividad. Por este motivo,
decidimos estudiar el impacto de las TIC en la economía. Para ello, primero analizamos qué rol
ocupa la tecnología en el crecimiento, según distintos autores teóricos del siglo pasado. Luego,
presentamos estudios más recientes que dan lugar a resultados que se alejan de lo predicho por la
teoría y proponemos motivos por los cuales esto puede haber ocurrido. Después, profundizamos en
mecanismos indirectos a través de los cuales las TIC afectan la economía, poniendo especial énfasis
en su impacto en el emprendedurismo, la innovación y la pobreza. Finalmente, dado que a lo largo del
trabajo demostramos que, en líneas generales, el despliegue de estas tecnologías es un resultado
deseable, estudiaremos qué instrumentos de policy facilitan su desarrollo, enmarcado en el conocido
debate sobre intervencionismo o liberalismo. De esta manera, se analizarán casos de éxito a nivel
nacional y local, como los de India o Japón.
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Índice de contenido
I. Introducción y motivación 5
II. Marco teórico: ¿Cuál debería ser la relación entre las TIC y el crecimiento? 6
Robert Solow. Mejoras tecnológicas exógenas, crecimiento generalizado y convergencia 7
Cambio tecnológico endógeno y críticas hacia el modelo de Solow 8
III. ¿Que se observa en la práctica? El caso de las TIC en la actualidad 11
¿Qué entendemos por TIC? ¿Por qué nos importan? 11
TIC y convergencia 13
Una teoría de la divergencia 15
IV. ¿Cuál es el impacto parcial de las TIC en la economía? 17
Emprendedurismo e innovación 17
Pobreza y desarrollo social 21
V. ¿Cómo estimulamos el desarrollo de las TIC? 24
Surgimiento de las TIC mediante mecanismos de mercado 24
Políticas estatales para el desarrollo de las TIC 26
El Clustering: ¿Lo mejor de dos mundos? 28
VI. Conclusiones 30
Referencias 31
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I. Introducción y motivación
El estudio del crecimiento económico ha desarrollado una extensa literatura en pos de tratar de
delimitar qué factores favorecen que aumente el nivel de renta y bienestar de las personas. En los
últimos tiempos, empujado por el avance de las técnicas econométricas y la mayor disponibilidad de
datos, el estudio de este gran tópico de la literatura económica ha logrado introducir nuevos tipos de
variables, tanto cuantitativas como cualitativas, para tratar de entender y tener una visión más acabada
sobre por qué los países crecen.
Si se consideran los principales modelos de crecimiento neoclásicos, se observan las siguientes
cuestiones: por un lado, que la tecnología tiene un impacto positivo en el crecimiento económico a
nivel general en los países; por el otro, el concepto de convergencia condicional a la que tienden las
economías. Sin embargo, el análisis empírico resultante del avance en la disciplina de los últimos
tiempos ha demostrado ambigüedades. En primer lugar, el exponencial desarrollo de la tecnología no
siempre ha tenido un impacto definido. En segundo lugar, se podría decir que, en los últimos años,
más que elevadas tasas de crecimiento promedio, la economía mundial ha presenciado un gran
aumento de la dispersión de los ingresos per cápita.
En este contexto, el objetivo de este trabajo es estudiar los análisis llevados a cabo hasta el momento,
en orden de entender cómo afectan puntualmente las tecnologías de la información y comunicación
(TIC) a los distintos aspectos de la economía. En decir, se estudiarán las implicancias que tienen las
TIC en el crecimiento económico de un país y cómo se articula particularmente a través del
emprendedurismo y la pobreza.
En una primera sección, se presentará el tema mencionado anteriormente y los resultados teóricos de
aquellos autores que definieron la percepción que hoy en día se tiene sobre el crecimiento económico
y el rol de la tecnología sobre el mismo.
En la siguiente sección, se introducirá el concepto de las TIC, para luego abordar investigaciones que
vinculan este tipo de tecnologías y sus implicancias en los niveles de crecimiento dispares. Para ello,
nos basaremos en determinados estudios cómo Jorgenson & Vu, (2005), Anselmo de Castro &
Jensen-Butler (2001) y Spiezia (2012).
En una siguiente sección, se analizará la literatura sobre la incidencia indirecta de las TIC en el
crecimiento económico de un país, enfatizando su relación con el emprendedurismo y la pobreza. La
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finalidad de este apartado será entender los efectos parciales que las TIC tienen sobre dichos
componentes de las economías, que son centrales para el desarrollo y el crecimiento. Las principales
publicaciones que se utilizarán son Chatterji, Glaeser & Kerr (2014) y Galperin & Viecens, (2017).
Por último, se realizará una revisión sobre cómo se desarrollan las tecnologías de la información y la
comunicación en la actualidad. En particular, se abordarán trabajos que explican el rol que tienen las
políticas públicas, los incentivos y la inversión privada en el desarrollo de estas industrias y su efecto
en el largo plazo. En esta sección, las literaturas de mayor relevancia son Sahoo & Nauriyal (2013) y
Changkyu Choi & Myung Hoon Yi (2018).
II. Marco teórico: ¿Cuál debería ser la relación entre las TIC y el crecimiento?
El siglo XX fue testigo de una revolución en la teoría del crecimiento económico. El progreso
sostenido del capitalismo industrial, impulsado por los avances tecnológicos que venían cambiando la
manera de producir bienes y servicios desde el siglo anterior, dio lugar a un cambio de paradigma en
la teoría económica. Se empezó a ver que las economías crecían de forma prolongada y sostenida, más
allá de su capacidad de extraer recursos naturales, por lo que comenzaron a desarrollarse estudios más
sofisticados de crecimiento económico, otorgando un rol central al cambio tecnológico.
En esta sección, se estudiará qué tipo de tratamiento teórico se le ha dado al progreso técnico (o
cambio tecnológico) dentro de los modelos de crecimiento, prestando especial atención a sus
conclusiones. Es decir, el foco estará puesto en analizar cómo impacta la tecnología en el crecimiento
económico, desde el punto de vista de los principales teóricos de este campo. Luego, se analizarán los
resultados empíricos de estudios más recientes sobre el impacto de las TIC en la economía con el fin
de estudiar si estos difieren de lo anticipado en los modelos.
La literatura teórica de crecimiento económico ha ido evolucionando de forma acelerada a partir de
mediados del siglo XX. Los trabajos neoclásicos pioneros que Robert Solow, junto con Trevor Swan,
publicaron en 1956 y 1957, redefinieron la concepción de crecimiento gracias a la puesta en
consideración de la tecnología. Pocos años después, una camada de estudios llevados adelante por
autores cómo Kenneth Arrow, Nicholas Kaldor, James Mirrlees y Karl Shell, entre otros; desafiaron
algunos de los supuestos de Solow. Principalmente, se desafió la exogeneidad en la tasa de progreso
tecnológico. Después del pasar de varias décadas en las que la academia se había enfocado en otros
temas, economistas como Paul Romer y Gene Grossman decidieron retomar la cuestión del
5
crecimiento económico y la tecnología, sacando provecho de las mejoras y avances en los métodos
econométricos de recopilación de datos, especialmente “Growth Accounting”, y movilizados por el
auge de las tecnologías de información y comunicación.
Robert Solow. Mejoras tecnológicas exógenas, crecimiento generalizado y convergencia
Robert Solow desafío las nociones previas de crecimiento. En su trabajo publicado en 1956, estableció
un nuevo paradigma que desplazó a los principales postulados del mainstream de la época, sobre todo
los establecidos en el modelo con influencia keynesiana que desarrollaron Roy Harrod (1939) y Evsey
Domar (1946). Esto se dio debido a que, según el autor, el modelo de Harrod-Domar presenta
rigideces en cuanto a los supuestos que establece, en particular, que la función de producción tiene las
proporciones de factores fijas. En otras palabras, no se puede sustituir fácilmente el trabajo por el
capital. Ambos modelos reflejan algunas semejanzas: se puede observar que ambos relacionan
directamente el nivel de producto de la economía con la tasa de ahorro de esta. De hecho, Solow
(1956) tomó como base el modelo de Harrod-Domar, y realizó una extensión que incluye al factor
trabajo, permitiendo que su modelo considere variaciones en la intensidad factorial del capital y que el
cambio tecnológico sea un elemento exógeno.
No obstante, la crítica de Solow (1956) se centra principalmente en que el resultado del modelo de
Harrod-Domar es un equilibrio de carácter knife edge o inestable, en donde solo hay una trayectoria
que lleva a la economía al equilibrio de estado estacionario, y cualquier shock la desviará de esta. En
cambio, en el modelo que propone Solow (1956), independientemente de las condiciones iniciales de
dicha economía, a largo plazo todas las trayectorias desembocan en el estado estacionario.
El modelo desarrollado por Solow estableció un nuevo paradigma en la teoría del crecimiento
económico al introducir principios al debate académico que siguen hasta el día de hoy. Donde una de
sus principales implicancias, el concepto de convergencia, ha sido explorada seriamente como
hipótesis empírica en los últimos años.
El fenómeno de la convergencia deriva de la suposición de rendimientos decrecientes al capital. Por la
cual, las economías con menores valores iniciales de capital por trabajador en relación al largo plazo,
tenderían a tener mayores tasas de rendimiento y mayores tasas de crecimiento per cápita. Dando
lugar a un eventual catch up con respecto a aquellas economías que tuvieran mayor capital por
trabajador.
6
En el modelo de Solow los niveles de capital y producción en estado estacionario por trabajador
dependen de la tasa de ahorro, la tasa de crecimiento de la población y la posición de la función de
producción; características que pueden variar entre las economías. Por eso, la literatura ha postulado,
a través de estudios empíricos, el concepto de convergencia condicional (Barro, 1991; Mankiw,
Romer y Weil, 1992) al incorporar la noción la heterogeneidad entre las economías, levantando así el
supuesto de que todas las economías tienen los mismos parámetros y, por lo tanto, permitiendo que
los estados estacionarios difieran. Sin embargo, vale resaltar que estudios empíricos más recientes
indican que se deberían incluir fuentes adicionales de variación entre países, especialmente la
existencia inicial de capital humano (como se verá específicamente en el caso de India que se
estudiará en las próximas secciones) en formas de logro educativo y esperanza de vida o en relación
con variables explicativas que capturan políticas y características nacionales.
De esta manera, trabajos destacados encuentran convergencia al limitar la atención a grupos de
economías más homogéneas, como los países pertenecientes a la OCDE (DeLong, 1988) , o ciertos 1
estados de Estados Unidos, regiones de Europa y Japón (Barro & Sala-i-Martin, 1992). De hecho, en
secciones posteriores se explorarán casos y trabajos que se centran en el estudio del crecimiento
económico de regiones urbanas a menor escala y ya no a un nivel agregado como sucede con los
países.
Además de establecer un nuevo marco teórico en el campo de la economía, Solow también aportó un
esquema de medición que fue utilizado en varios trabajos de investigación de campo posteriores. En
Solow (1957), y basándose en su trabajo anterior, el autor plantea la apertura de las modificaciones en
el ingreso per cápita en: variaciones en los inputs y variación en la productividad total de los factores,
elemento asociado al progreso tecnológico. Esto fue luego utilizado tanto por el mismo Solow para
analizar el crecimiento de Estados Unidos desde comienzos de siglo hasta la fecha de publicación,
como también por autores más recientes en la investigación de la productividad de las economías.
Otra implicancia importante del modelo de Solow que se debe destacar es que en ausencia de una
continua mejora de la tecnología, el crecimiento per cápita eventualmente debería cesar de acuerdo al
supuesto de rendimientos decrecientes del capital. Esta lógica implica que su inversa también se
debería cumplir. Es decir, una mejora continua de la tecnología generaría crecimiento sostenido.
A lo largo del desarrollo del presente trabajo de investigación, se verá que el resultado mencionado
anteriormente no siempre se cumple. De hecho, se analizarán casos en donde el progreso sostenido de
1 Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) / https://www.oecd.org/
7
las TIC no se traduce en crecimiento económico proporcional de manera directa. Más aún, algunos
autores incluso argumentaron, utilizando únicamente la metodología de medición propuesta por
Solow, que el crecimiento del producto mundial es consecuencia principalmente de aumentos en los
factores de producción, y no de mejoras en la productividad de dichos factores a causa del progreso
técnico.
Cambio tecnológico endógeno y críticas hacia el modelo de Solow
Los trabajos realizados por Robert Solow sirvieron como inspiración para una siguiente camada de
autores que re pensaron su modelo de crecimiento, sobre todo, en torno al cambio tecnológico.
Como menciona Jones (2013), la literatura neoclásica destaca el rol del cambio tecnológico en el
crecimiento pero la deja sin modelar. Kenneth Arrow lo resume de forma elocuente: “Nevertheless a
view of economic growth that depends so heavily on an exogenous variable, let alone one so difficult
to measure as the quantity of knowledge, is hardly intellectually satisfactory.”(Arrow, 1962). En este
sentido, dichos autores cuestionaron la exogeneidad del impacto del progreso técnico en el modelo y
es así como desarrollaron variantes que de alguna manera consiguen expresar a la producción de
tecnología y al progreso técnico en función de otras variables.
Kenneth Arrow (1962) logró esto modelando a la tecnología como “producción de conocimiento”, a
través de un esquema de learning by doing. Según esta visión, el aumento en la productividad se
consigue mediante la experiencia, la práctica y la acumulación de innovaciones menores que se
producen de forma periódica. Además, siguiendo esta línea, la función de producción se va
modificando por medio del aprendizaje. Esta perspectiva se opone con lo planteado por Solow (1957)
debido a que, según este último, el progreso tecnológico impacta de manera directa en la acumulación
de capital y la innovación se encuentra ya embebida en este capital más productivo; mientras que en la
visión de Arrow (1962) la capacidad productiva del capital va siendo modificada por aprendizajes
subsiguientes. El conocimiento o aprendizaje resulta ser, según este autor, un by product de la
producción. A continuación, en este trabajo, se verá cómo esta lógica se ve reflejada en uno de los
mecanismos a través de los cuales, se cree que las TIC impactan en la economía mediante el
emprendedurismo y la innovación.
Nicholas Kaldor & James Mirrlees (1962) desarrollaron un trabajo contemporáneo a Arrow (1962)
pero con un tono keynesiano y no-neoclásico que lo aleja tanto de Arrow (1962) como de Solow
(1956). Este trabajo se distingue porque no hay una función de producción definida, pero de alguna
8
manera logra endogeneizar el impacto de la tecnología a partir de mejoras en el diseño y producción
de equipamiento para la producción, bienes de capital. Una de las conclusiones de este modelo es que,
para una economía en cierto momento en el tiempo, el ingreso será mayor cuanto más grande sea la
proporción de capital más nuevo. En resumen, el nivel de productividad de los trabajadores va a
depender de la inversión en capital y cuanto más reciente sea este capital, más productiva será la
fuerza laboral. A pesar de sus diferencias con Arrow (1962), Kaldor & Mirrlees (1962) no deja de
tener relevancia a la hora de entender el impacto de la tecnología y las TIC particularmente en el
emprendedurismo y la innovación, debido a que ambos enfatizan en que la productividad es el
resultado de la acumulación de innovaciones.
Karl Shell (1967), por su parte, encara la cuestión del cambio tecnológico desde otra perspectiva. En
su trabajo, al igual que Arrow (1962) y Kaldor & Mirrlees (1962), Shell se aleja de Solow (1957)
dado que plantea la concepción del cambio tecnológico como un elemento endógeno. Para Shell, la
forma de lograrlo fue a través de un modelo en que la tasa de cambio tecnológico es un concepto que
se encuentra embebido en una función de producción con un input particular denominado “stock de
actividades inventivas”.
Shell (1967) coincide con Arrow (1962) y Kaldor & Mirrlees (1962) en el sentido de que para
incentivar el progreso técnico hay que asignar recursos a actividades inventivas. No obstante, discrepa
de ellos en que el conocimiento técnico puede ser usado por múltiples unidades económicas en
simultáneo sin modificar su carácter. En otras palabras, Shell (1967) plantea que la innovación es un
bien público y como tal, un entorno perfectamente competitivo no derivaría en el óptimo social. A
diferencia de Solow (1956), en donde todas las trayectorias derivan en el estado estacionario, en Shell
(1967) existe un perfil de soluciones de “punto de ensilladura”, en donde no existe un equilibrio
estable en el sistema y diferentes condiciones iniciales derivarían en distintos outcomes.
Luego de varios años de relativa inactividad en el terreno de crecimiento, autores como Romer
Grossman, Aghion y Howitt decidieron retomar este tópico en sus publicaciones, dentro de la serie de
trabajos denominados innovation-based growth.
Romer (1990) incorpora de forma endógena el cambio tecnológico mediante el concepto de búsqueda
de nuevas ideas por parte de agentes que buscan maximizar rentabilidad. Para este autor: The premise
here is that market incentives nonetheless play an essential role in the process whereby new
knowledge is translated into goods with practical value.” (Romer, 1990) Este modelo se diferencia de
los modelos neoclásicos en el sentido de que este está enfocado en países más avanzados
tecnológicamente con un sector desarrollado de Investigación y Desarrollo (I & D).
9
Romer (1990) toma como base el modelo de Solow (1956) y agrega un factor nuevo de producción
denominado “stock de ideas” que tiene ciertas reminiscencias con respecto al modelo de Shell (1962).
La visión que este autor tiene sobre el cambio tecnológico es la de la producción de nuevos bienes
intermedios que pueden ser usados por la economía. De esta forma se logra entonces que, mientras no
haya tendencia a que la economía se “quede sin ideas”, la tasa de crecimiento puede seguir siendo
positiva a largo plazo.
Esta concepción del progreso técnico es compartida por Grossman & Helpman (1991) / (1994). Los
autores reconocen la importancia de Solow (1956) como punto de partida de la teoría de crecimiento
pero critican el supuesto de competencia perfecta. Según Grossman et al. (1994), el fenómeno de
acumulación de capital que estimula el crecimiento no puede ser posible si el beneficio económico de
las firmas es igual a cero. Tanto para Romer (1990) como para Grossman et al. (1994), en esta
situación no habría incentivos para innovar, sino que es necesaria la promesa de rentas extraordinarias
para dar con este resultado. Esta postura crítica respecto a la libre competencia servirá para explicar
los casos de desarrollo de las TIC mediante intervención gubernamental, como por ejemplo en el caso
de Japón.
Otro aspecto destacable de estos modelos, más allá de las implicancias con respecto al progreso
técnico, es que la tasa de crecimiento y el aumento subyacente de la actividad inventiva tienden a no
ser óptimos en el sentido de Pareto. Esto se debe a las distorsiones relacionadas con la creación de los
nuevos bienes y métodos de producción. Por lo cual, autores como Romer (1990) o Grossman et al.
(1994) incorporan a sus estudio otros fenómenos que inciden en la innovación y en las trayectorias de
crecimiento a largo plazo como el comercio internacional, la importancia del capital humano o las
acciones gubernamentales. Encontrándose entre estas últimas, la provisión de infraestructura o la
protección de los derechos de propiedad intelectual, entre otras medidas que respaldan las decisiones
de inversión en I & D llevadas adelante por las firmas maximizadoras de ganancias.
Habiendo desplegado parte de los trabajos teóricos fundacionales sobre la relación entre el cambio
tecnológico y el crecimiento económico a un nivel agregado, en las siguientes secciones se expondrá
un análisis sobre la literatura en torno a las nuevas TIC, donde, a su vez, se resaltará las semejanzas y
diferencias entre los recientes trabajos empíricos y los mencionados modelos.
10
III. ¿Que se observa en la práctica? El caso de las TIC en la actualidad Habiendo enunciado los principales postulados teóricos en torno al rol de la tecnología en el
crecimiento, en este apartado nos dedicaremos a definir el concepto de tecnología de la información y
la comunicación (TIC). Luego, nos adentraremos en la revisión y análisis de la literatura más reciente
centrada en este fenómeno que, cómo se mencionó con anterioridad, se aleja de lo planteado por los
teóricos.
¿Qué entendemos por TIC? ¿Por qué nos importan?
Si bien el concepto de “tecnologías de la información y la comunicación” en sí es amplio y se
encuentra en constante evolución, siguiendo la definición de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), comprende el conjunto de redes, dispositivos y
servicios que procesan, almacenan, manipulan, transmiten o reciben información. Esta definición
contempla el conjunto de procesos y productos derivados de herramientas de hardware y software.
Entre ellos, los circuitos integrados de computación, la telefonía móvil, internet, tecnologías de
broadcasting (radio, tv, streaming), reproductores de audio y video, internet de las cosas o sistemas
empresariales. En resumidas palabras, estas tecnologías permiten a los diferentes actores de la
sociedad procesar y acceder a la información de forma masiva y en una escala sin precedentes en la
historia de la humanidad.
El beneficio principal de las TIC radica en su capacidad de proveer a la sociedad una forma de
aumentar el alcance, la profundidad y la velocidad de la actividad económica. Las empresas pueden,
además de las tiendas físicas, montar tiendas de manera online mediante el formato ecommerce
logrando un mayor alcance y un público potencial más grande. Las marcas y los distribuidores de
contenido pueden aprovechar las redes sociales, cómo Facebook o Instagram, para ampliar sus
audiencias. Los fondos de inversión pueden utilizar herramientas de big data para estudiar el
sentimiento de los mercados a partir de contenido publicado en las redes. Los equipos comerciales
pueden cerrar negocios millonarios sin salir de la oficina. Los niños y jóvenes ubicados en zonas
periféricas o rurales pueden, en caso de tener los equipos adecuados, acceder a clases de forma virtual
o disponer de un sinfín de contenidos educativos disponibles en la red. Las organizaciones de la salud
pueden prestar un servicio de mayor alcance mediante la telemedicina.
11
Una de las ventajas más significativas de las TIC es que permiten reducir las limitaciones que impone
la geografía a la actividad económica y reduce sus barreras de entrada. Hoy en día con tan solo una
computadora, conexión a Internet y conocimientos de programación se podría crear una compañía
multinacional, sin la necesidad de tener oficinas gracias al teletrabajo y sin importar su ubicación
geográfica. En otras palabras, las TIC facilitan, por un lado, un aumento en la productividad de las
organizaciones existentes y, por el otro, la democratización del acceso a la información. En secciones
subsiguientes, nos enfocaremos en estos dos mecanismos a través de los cuales las TIC mejoran el
bienestar.
Las TIC atraviesan casi todas las dimensiones de la actividad humana y, consecuentemente, de la
actividad económica. Sus usos son múltiples y se van renovando constantemente. En efecto, son las
mismas TIC las que se van renovando de forma constante y cada vez más rápida. Si analizamos este
avance a partir de los conceptos vistos en el apartado anterior, lo que observamos es que el “progreso
técnico” o cambio tecnológico embebido en el auge de las TIC es significativo.
Considerando tanto los modelos de crecimiento con progreso técnico exógeno, como aquellos en los
que incorporan de forma endógena las mejoras tecnológicas, el impacto de las mejoras en el
crecimiento es positivo. De esta manera, el progreso técnico resultante del auge de las TIC tendría que
estar alineado con las postulaciones de convergencia condicional enunciadas por esta literatura y
facilitar el crecimiento económico acelerado y sostenido de las economías. Más aún, este fenómeno
debería ser más pronunciado en economías menos desarrolladas donde los procesos suelen ser menos
avanzados y, por ende, tanto el campo de aplicación en las diferentes áreas de la economía cómo sus
resultados implicarán una mejora sustancial del estado de estos países comparados con su potencial
desarrollo.
TIC y convergencia
Intuitivamente, y como se anunció al comienzo de esta sección, pareciera que las TIC impactan de
forma muy marcada y positiva en el crecimiento. No obstante, y analizando estudios realizados
recientemente que utilizan distintas técnicas de medición, se puede ver que esto no es siempre así.
Jorgenson & Vu (2005) analizaron, en base a estadística descriptiva, la relación entre la inversión en
IT software/hardware y el crecimiento para distintas regiones. El trabajo concluye con que el
crecimiento económico de los países se debe mayormente a la acumulación de los factores de
producción, en lugar de a un aumento importante en la productividad total de los factores (TFP). La
12
conclusión de este trabajo señala que en tiempos del cambio tecnológico más acelerado y de mayor
alcance que se vio en la historia de la humanidad, el crecimiento económico mundial se debe en
primer orden a incrementos en el capital y el trabajo y no a avances en la tecnología. Jorgenson & Vu,
(2005) aluden a la “Paradoja de Solow” para explicar dicho fenómeno. Este concepto insinúa que las
TIC se pueden observar en cualquier lugar, a excepción de las estadísticas de productividad. Este
trabajo, además, rechaza las predicciones subyacentes de Solow (1956), en torno a la idea de que las
economías crecerán hasta que el nivel de capital per cápita llegue a su punto de steady state. En lugar
de eso, este estudio alternativo postula que lo que se ve, es que los países acumulan capital de forma
sostenida.
No se puede dejar de mencionar, la cautela con la que se debe considerar las conclusiones resultantes
del trabajo citado anteriormente ya que la metodología utilizada por los autores para arribar a dichas
conclusiones no sobrepasa estadística descriptiva. Siendo este método no necesariamente uno de los
más rigurosos para realizar un claim causal. Sin embargo, es un buen punto de partida para analizar la
actualidad a partir de los conceptos propuestos por Robert Solow, principalmente, por el alcance
global de la publicación.
No obstante, hay publicaciones recientes que defienden lo planteado por Solow y de la literatura vista,
manteniendo viva la idea de que el crecimiento se encuentra acarreado por un aumento en la
productividad. Spiezia (2012) en su estudio sobre métodos econométricos para medir la contribución
de las TIC en el crecimiento rechaza la idea de una paradoja de Solow, aludiendo a que los estudios
que apoyan esa idea, contenidos principalmente en trabajos publicados en los 90’s, se basaron en
estimaciones hechas de forma incorrecta Los estudios previos, según el autor, utilizan supuestos muy
estrictos sobre la tecnología de producción, el comportamiento de las firmas y la naturaleza del
cambio tecnológico. Para Spiezia: “Furthermore, this approach assumes that every increase in value
added which is not explained by growth in production inputs is due to an increase in total factor
productivity (TPF). As a result, all deviations from the above hypotheses and all measurement errors
in the statistical data are misinterpreted as differences in TFP across countries and over time.” Más
aún, Spiezia realiza su propio análisis para estudiar el impacto de las TIC utilizando datos de
dieciocho países de la OCDE para el periodo comprendido entre 1995-2007, apalancando en mejoras
metodológicas recientes que permitieron estandarizar la forma de medir las inversiones en TIC.
El resultado que encuentra es que la inversión en TIC tiene un impacto significativamente mayor a lo
que arrojaban estudios previos sobre el valor agregado, tanto en el crecimiento, como en la
productividad total de los factores. Las conclusiones del trabajo de Spiezia (2012) dan lugar a cierto
optimismo sobre la veracidad empírica de los economistas teóricos del siglo pasado. Su trabajo nos
13
hace pensar que la tecnología si impacta de manera general en el crecimiento. Igualmente, se debe
considerar ciertas limitaciones en el mismo. No es una tarea fácil lograr aislar el impacto de la
inversión en TIC, debido a que dicha inversión generalmente está acompañada de importantes
cambios en el capital humano de los empleados, los métodos de management y transformaciones
organizacionales de las empresas. Además, se debe considerar que el análisis de Spiezia (2012) se
centra únicamente en países miembros de la OCDE, quienes tienen economías desarrolladas,
diversificadas y que, generalmente, cuentan con marcos institucionales muy sólidos. Se debería
analizar otras investigaciones para estudiar si se produce la misma dinámica en países con menor
desarrollo.
Pita Barros (2002) intentó resolver dicho enigma mediante su estudio de convergencia en la Unión
Europea (UE). El caso de la UE resulta interesante desde el punto de vista del análisis de
convergencia. Teniendo en cuenta que el objetivo de la integración es el crecimiento económico
sostenido y el desarrollo sustentable y que las economías europeas parten de diferentes condiciones
iniciales de desarrollo, para que las políticas económicas de la Unión Europea sean efectivas es
necesario que haya cierta homogeneidad entre las economías que la constituyen.
En este contexto, Barros analiza la relación entre el crecimiento y las TIC entre España, Portugal,
Grecia y la UE. Si bien los países mencionados forman parte de la OCDE se podría decir, utilizando
un método de cruce de indicadores, que se encuentran entre los menos desarrollados de la UE. De
cierta manera, se intenta ver si la convergencia entre estos países y la UE sucede en parte debido al
efecto de las inversiones en TIC que han realizado respectivamente. Este análisis resulta relevante
para esta investigación ya que, si bien el paper de Spiezia (2012) estudia los países de la OCDE de
forma general, se logra un acercamiento en orden de aislar la situación particular de los países
relativamente más pobres.
Una de las conclusiones principales del trabajo realizado por Barros (2002) es que la contribución de
las TIC sobre la convergencia de estos países con la Unión Europea es ambiguo. En efecto, se
argumenta que las diferentes industrias tienen distintas ICT-intensities, por lo que aquellos aumentos
en productividad de las industrias causados por inversiones en TIC son heterogéneos. Más aún, el
autor encuentra que la contribución de las industrias tradicionales sobre el proceso de convergencia es
mayor o igual al aporte de las TIC. Esta heterogeneidad pone en manifiesto algunas limitaciones en
modelos que toman a la tecnología como un elemento exógeno y, sobre todo, de los modelos que
incorporan de forma endógena la producción de tecnología mediante inversión en equipamiento o
infraestructura moderna.
14
Una teoría de la divergencia
Hasta ahora, se pudo ver que la inversión en TIC, si bien contribuye en cierta medida al crecimiento
económico, lo hace de manera distinta según las características del país. Entonces, ¿qué podría estar
causando estas diferencias?
Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001) proponen una respuesta tentativa. Su paper critica la
noción de que simplemente invirtiendo en infraestructura y hardware de las TIC se logre el despegue
económico de una región periférica. En cierta forma, lo que los autores plantean con esta afirmación
es que los modelos anteriores asumen el supuesto fuerte de la Ley de Say, en el que toda oferta genera
su propia demanda en cualquier caso. En palabras de los autores: “This view is based on a supply-side
approach, which assumes that the provision of infrastructure and services automatically generates
demand in any social and economic environment. We argue here that this modern version of Say’s
Law must be subjected to serious scrutiny. In particular, we examine the hypothesis that poor and
peripheral regions have lower levels of demand for ICT.” En este contexto, los autores plantean un
modelo cuya conclusión es que para que se produzca dicho despegue económico acarreado por las
TIC hay que analizar la cuestión desde el punto de vista, no solo de la oferta, sino también de la
demanda. Para ello, desarrollan un modelo teórico en el que la demanda de TIC (y consecuentemente
su adopción) puede ser insuficiente por dos motivos. En primer lugar, proponen que las TIC se ven
afectadas por las “externalidades en red”. Este tipo particular de externalidades implica que la utilidad
de los usuarios de las TIC va a depender de la cantidad de usuarios activos que tenga la red. En
segundo lugar, la demanda de las TIC puede ser insuficiente por motivos institucionales que afectan la
capacidad de usar los servicios. Esto es así partiendo del supuesto de que la capacidad de absorber
información de las TIC por parte de los agentes es limitada y la existencia de instituciones ayuda a
lidiar mejor con esta información.
Estas conclusiones contrastan fuertemente con los postulados de Solow (1957) dado que su
publicación asume que un aumento exógeno en el progreso tecnológico haría aumentar de forma
sostenida los niveles de ingreso de equilibrio, sin especificar qué comportamientos puede tener la
demanda. En cambio, Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001) afirman que dicho shock
tecnológico en la industria de las TIC no tendría efecto en una economía en donde no hubiera una
demanda fuerte de dichas tecnologías.
Otro aspecto en el que Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001) se alejan de los principales
postulados teóricos del siglo pasado, es en cuanto a la estructura de mercado. Mientras que los
15
modelos de crecimiento clásicos como el de Solow (1957) o Arrow (1962) conciben un equilibrio
eficiente basado en el libre funcionamiento de los mercados en competencia perfecta, Anselmo de
Castro & Jensen-Butler (2001) presentan un modelo con un tinte más crítico respecto del liberalismo
en el entorno de las TIC. De hecho, estos autores consideran que las medidas liberales como
privatizaciones, desregulaciones y otros mecanismos de mercado, lejos de acelerar la adopción de las
TIC, derivarían en una solución sub-óptima ya que el modelo que ellos presentan contiene
externalidades de red. Una consecuencia de esto es que la estructura de mercado estimula la creación
de monopolios, en este caso.
El estudio llevado adelante por Castro & Jensen-Butler resulta relevante porque significa un
acercamiento hacia una explicación teórica de por qué se puede divergir las tasas de crecimiento en
economías atravesadas por las TIC a pesar del dinamismo que representan en términos de cambio
tecnológico.
Por lo tanto, trabajos como el de Jorgenson & Vu (2005) o Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001)
arrojan resultados ambiguos con respecto al impacto de las TIC en las tasas de crecimiento
individuales de los países y no permiten vislumbrar si a nivel global estas tecnologías estimulan la
convergencia. En efecto, este último nos propone un escenario teórico de divergencia. Sin embargo,
trabajos como el de Spiezia (2012) o, en menor medida, el de Barros (2002) se muestran más
optimistas respecto a este tema y se optó a favor de estos últimos.
Si bien queda mucho por delante para entender de forma más precisa la relación entre las TIC y el
crecimiento, en especial pensando en la cuestión de la convergencia, se cree que la evidencia en
contra de esto es limitada. Por un lado, la investigación de Jorgenson & Vu (2005) utiliza estadística
descriptiva, sin valerse de métodos econométricos más robustos, por lo que hay que tomar con cautela
sus conclusiones que apoyan la idea de una “Paradoja de Solow”. Por otro lado, si bien Anselmo de
Castro & Jensen-Butler (2001) plantean un modelo teórico que sea alinea con los resultados vistos en
Jorgenson & Vu (2005), el modelo desarrollado por los primeros es, a nuestro entender, limitado en
cuanto a su manera de definir las TIC y a causa de la rigidez de los supuestos que subyacen su teoría.
Entonces, surge el siguiente interrogante: si las tecnologías de información y comunicación no
impactan a la economía de la forma planteada por los principales teóricos de crecimiento económico,
¿cómo impactan estas tecnologías en la economía? ¿Qué implicancias tienen las TIC en los diferentes
aspectos de las economías? En la siguiente sección veremos estudios recientes que intentar dar
respuesta a estas preguntas.
16
IV. ¿Cuál es el impacto parcial de las TIC en la economía?
Hasta el momento, se puede decir que es complicado establecer una relación directa entre inversión en
TIC y crecimiento. No obstante, a pesar de no encontrar un efecto definido de forma agregada, se
considera que estas tecnologías tienen un vínculo positivo y puntual a través de diversos aspectos de
la economía.
Por lo tanto, en esta sección nos enfocaremos en analizar cómo se relacionan las TIC, de manera
indirecta, en el crecimiento económico. Con esta finalidad, pondremos el foco en las perspectivas de
autores recientes que estudian el efecto de equilibrio parcial que estas tecnologías tienen sobre ciertos
aspectos de la economía y el bienestar, como así también la influencia de estos aspectos en las TIC.
Se considerarán principalmente las implicancias que tiene en la temática del emprendedurismo y de la
pobreza.
La hipótesis central de este análisis estará enfocada en el impacto aislado del despliegue de TIC sobre
la productividad y eficiencia de los emprendedores, que propulsan que el crecimiento económico
(emprendedurismo) y el bienestar de los sectores desfavorecidos de la población (pobreza) sea
positivo, a pesar de no poder afirmar con seguridad que las TIC estimulan el crecimiento a nivel
general, como vimos en la sección anterior. En otras palabras, el objetivo de esta sección es revisar la
literatura reciente para verificar si dichas hipótesis se cumplen.
Emprendedurismo e innovación
Es sabido que uno de los drivers más significativos del crecimiento económico es el
emprendedurismo (Hoselitz, 1952). La capacidad del sistema capitalista de estimular el surgimiento
de nuevas empresas es fundamental. Más empresas implica que haya costos más bajos, nivel de
utilidad del consumidor más elevado, nuevos empleos, innovación en nuevas tecnologías que mejoran
la calidad de vida, y, a partir de la visión teórica mencionada en secciones anteriores, crecimiento
económico. Como veremos en este apartado, esta dinámica se manifiesta de forma clara en el
ecosistema de las TIC. El contenido de esta sección conversa, como veremos a continuación, con
algunos modelos teóricos vistos anteriormente, en particular con aquellos que toman de forma
endógena el progreso técnico. Más aún, veremos que se produce lo que denominaremos un efecto
17
feedback. Esto implica que las TIC facilitan el surgimiento de nuevos emprendedores que a su vez
desarrollan nuevas TIC como un proceso iterativo.
Este fenómeno de retroalimentación se produce principalmente como causa de la naturaleza de las
TIC, en particular en relación con el componente de red donde subyace su infraestructura.
Anteriormente, se mencionó que el valor de una red de información o comunicación aumenta cuanto
más datos procese, más personas la utilicen, o más componentes posea dicha red. Consecuentemente,
cualquier avance que se produce en el mundo de las TIC se apalanca de la red preexistente y, a su vez,
potencia y facilita desarrollos posteriores. Por ejemplo, en el caso particular del software , esto se ve
de forma muy visible cuando consideramos la posibilidad de “integrarse” que tienen los sistemas. La
integración es una funcionalidad que tienen los softwares que les permite la comunicación, interacción
e intercambio de información. Esto aplica, por ejemplo, para un ecommerce cuyos clientes, luego de
realizar sus compras, utilizan medios de pago digitales. En este caso, el sistema de la tienda en línea
se comunica con su contraparte de la entidad bancaria para procesar el pago.
De esta manera, los nuevos emprendimientos que pertenecen a la categoría de las TIC, sobre todo
aquellos ligados al sector del software, manifiestan de forma clara esta dinámica. El desarrollo de
nuevas tecnologías en este campo aumenta la productividad, tanto de empresas existentes de otros
rubros, que contratan o utilizan el sistema, como de individuos o grupos de emprendedores del rubro
que deciden aprovechar esas tecnologías y los cada vez más bajos costos que de esas soluciones. Hay
más facilidad para idear, lanzar y desarrollar una startup y, consecuentemente, desarrollar, a su vez,
nuevos sistemas que aumentan todavía más la productividad de los usuarios finales.
Un claro ejemplo de esto es el caso de las startups que desarrollan aplicaciones empresariales, como
sistemas de Customer Relationship Management (CRM). Un CRM es un sistema que permite
automatizar tareas comerciales que resultan en aumentos significativos en las ventas de empresas de
todo tipo. Si bien los líderes en el mercado mundial de CRM son grandes compañías establecidas, las
bajas barreras de entrada, propias del rubro, permiten que surjan constantemente nuevos
emprendimientos que desafían a estos grandes players, presionando para que los precios sean cada
vez más competitivos. En este contexto, si alguien quisiera crear una empresa que vendiera otro
producto de software, por ejemplo un sistema de recursos humanos, podría aprovechar los beneficios
de los CRM a precios más accesibles y, de esa manera, contar con más productividad comercial cómo
también aumentar su productividad y probabilidad de éxito. Esta misma dinámica se repite con los
clientes que utilicen el software de recursos humanos en cuestión. Entonces, lo que se ve es que el
avance de las TIC, particularmente del software, permite que sea más fácil que nuevos
emprendedores, sin importar el rubro al que se dedican, puedan desarrollar sus proyectos
18
exitosamente y prosperar. Para el caso particular de nuevos emprendedores del rubro TIC, este ciclo
se repite.
Esta dinámica nos remonta a ciertos modelos presentados en secciones anteriores, particularmente a
Kaldor & Mirrlees (1962), Arrow (1962) y Romer (1990). Recordemos que Kaldor & Mirrlees (1962)
y su contemporáneo Arrow (1962), si bien se basan en modelos que difieren significativamente,
ambos apuntan a que la innovación y el progreso tecnológico se dan como consecuencia de la
acumulacion progresiva de conocimiento y mejoras en el diseño y producción de equipamiento
respectivamente. Si se lo combina con los postulados de Romer (1990), en particular que la
innovación es el resultado del axioma de maximización de beneficios por parte de las firmas, tenemos
como resultado un esquema que explica el impacto de las TIC en el emprendedurismo y la
innovación, al menos en teoría. Esto es exactamente lo que vemos en el ejemplo del CRM descrito
previamente. En este caso, el emprendedor se aprovecha de una innovación previa y a partir de ello
construye otro sistema, el de recursos humanos en el ejemplo, que le permite aumentar su
productividad y, por consiguiente, sus beneficios. A su vez, el sistema puede ser usado tanto por
emprendedores, como por empresas establecidas.
En este sentido, y siguiendo lo enunciado hasta el momento en este inciso, se puede intuir que la
relación directa entre emprendedurismo, innovación y tecnología. Pudiendo entonces pensarse al
emprendedurismo como canal de desarrollo de procesos que generan innovación y relacionarlo
fuertemente con el progreso tecnológico. Esta relación no ha sido fácil de estimar por la literatura
como causa de la estrecha endogeneidad que presenta. Por lo tanto, se vuelve importante entender la
relación entre los tres componentes mencionados, siempre vinculados con el efecto sobre el
crecimiento económico que se busca explorar.
Partiendo de esto último, si se revisa los estudios de crecimiento regional vinculado a las nuevas y
pequeñas empresas, se puede interpretar como el impacto de startups en el contexto local, como así la
tendencia de las áreas con grandes tasas de crecimiento para atraer las firmas nuevas. Chatterji,
Glaeser & Kerr (2014) señalan la posibilidad con la que áreas que cuentan con activos como pueden
ser la presencia de universidades con centros de investigación desarrollados o políticas pro-empresas,
generen crecimiento y de esta forma atraigan emprendedores.
Ya en 1961, Chinitz comparaba el papel del emprendimiento para el éxito urbano, mirando las
ciudades de Nueva York y Pittsburgh. El autor creía que la escasez de emprendedores en Pittsburgh
en la década de 1950 reflejaba su concentración histórica en la industria del acero, teniendo
importantes retornos a escala y potencialmente desplazando más actividades empresariales. Chinitz
19
sugirió, entonces, que esta disminución del espíritu empresarial se debió tanto a factores estáticos, por
ejemplo, acceso a insumos o capital financiero para nuevas empresas, como a factores dinámicos, por
ejemplo, la transmisión de habilidades y actitudes de padres a hijos.
Estudios posteriores realizan comparaciones similares. Un caso es el de Saxenian (1994), donde se
contrasta el desempeño regional de Boston y Silicon Valley. Saxenian argumenta que la estructura
regional y la cultura empresarial de Silicon Valley le permitió desplazar de lugar a Boston en la
segunda mitad del siglo XX.
Tomando el concepto de innovación de forma agregada, no sólo bajo un marco emprendedor, gran
parte del trabajo reciente sobre el vínculo entre la innovación y el desempeño a nivel urbano se ha
centrado en un modelo teórico desarrollado por Duranton (2007). Este modelo se apoya en el ya
mencionado paper de Grossman & Helpman (1991) y ocupa un lugar destacado en las explicaciones
de las economías locales al estudiar por qué las ciudades crecen o se reducen y el movimiento de las
industrias a través de las ciudades.
Como es estándar en los modelos de crecimiento, Duranton (2007) sostiene que hay competencia en
cada industria para innovar y ocupar la posición líder en estándares de calidad. Esto quiere decir que
cualquier innovador exitoso es recompensado con una patente dándole el derecho de monopolio sobre
la producción de esta calidad. Este estatus se mantiene hasta que otro innovador logra desarrollar el
siguiente paso de calidad. No obstante, Duranton se diferencia de Grossman & Helpman (1991) en
materia de tecnología de investigación. Para el autor, una investigación dirigida a mejorar una
determinada industria, puede beneficiar, no solo a esa industria en particular, sino también influir a
otras industrias. En esta línea, Frederic M. Scherer (1984) ofrece un fuerte apoyo empírico con
respecto a la existencia de tales innovaciones intersectoriales.
Entonces, es lógico pensar que el comportamiento de un cierto emprendedor en pos de tener éxito, no
sólo motiva a otros a seguir su ejemplo, sino que también genera nuevas oportunidades para terceros.
Especialmente, cuando estas están ligadas al cambio tecnológico y pueden ser utilizadas incluso en
sectores de la economía alejadas de la industria de partida.
Licht & Nerlinger (1998) estudian cómo las startups tecnológicas generan incentivos para el cambio
tecnológico mediante la transferencia y difusión de tecnología, generando nuevos nodos en las redes
de conocimiento y tecnología (Stam & Wennberg, 2009). Felipe Rojas & Elena Huergo (2016)
convalidaron esto al estudiar un programa de financiación para nuevas empresas tecnológicas en
España. Los autores plantean que las startups fortalecen las capacidades tecnológicas de las
20
economías desde tres puntos. El primero, transfiriendo conocimiento y tecnología desde la academia
hacia los mercados. El segundo, adquiriendo know how y capabilities externas y combinandolas con
la tecnología local. El tercer y último punto, densifican las redes industriales y tecnológicas en las
cuales estas nuevas empresas hacen de nexo.
Es por esto, y retomando el eje de este apartado, que si bien la endogeneidad entre emprendedurismo,
innovación y tecnología dificulta la cuantificación de su relación, deja dilucidar un efecto feedback
entre estos componentes. Esto hace que el despliegue de las TIC de lugar al surgimiento de nuevos
emprendimientos, el rápido crecimiento y difusión de estas tecnologías, generando así avances
tecnológicos que estimulan el progreso tecnológico y mejoran la productividad, tanto de los
emprendedores de las industrias TIC, como de otros emprendedores o industrias en general.
Continuando con el análisis, en el siguiente apartado se evaluará la otra hipótesis planteada en esta
sección, concatenando las TIC con la mejora en el bienestar de las regiones periféricas y sociedades
desfavorecidas.
Pobreza y desarrollo social
En 1999, según Geoffrey Kirkman, la mitad de la población jamás había realizado un llamado
telefónico. Hoy, casi 20 años después, distintas fuentes como la fundación Pew Research estiman que
aproximadamente el 75% de la población posee smartphones con tecnología computacional superior a
la del transbordador espacial que llevó al hombre a la luna por primera vez. El crecimiento explosivo,
tanto de los teléfonos inteligentes como también del resto de las TIC, se hace notar especialmente en
los países y las regiones más periféricas, donde los niveles de pobreza son más elevados.
En los últimos años, las telecomunicaciones han representado una parte importante del PIB de
economías en desarrollo. Conformando la mayor parte de los 20 países con ratio más alto entre
ingresos por telecomunicaciones y PIB, en la lista elaborada por la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (UIT) en 2016. Según el informe Measuring the Information Society Report 2
(2018), llevado adelante por UIT, los ingresos por telecomunicaciones representaron en promedio
alrededor del 3 por ciento del PIB en África y los Estados Árabes, en comparación con el 2 por ciento
en Asia y el Pacífico y en las Américas (excluidos Estados Unidos y Canadá), y menos del 2 por
ciento en la Unión Europea y en la Comunidad de Estados Independientes.
2 La UIT es el organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación. https://www.itu.int/
21
Lo cual resalta la importancia de la mencionada cooperación internacional por la cual fundaciones,
organizaciones y gobiernos buscan fortalecer las regiones menos desarrolladas mediante el desarrollo
de un fuerte ecosistema de tecnología de la información y la comunicación y mejorar la conectividad
de estas economías. Asumiendo que la inversión en infraestructura de información y comunicación
está asociada con la generación de empleo de calidad, mejora los niveles salariales, aumenta la
productividad de los pequeños empresarios y facilita el acceso a la educación, a la salud y a las
políticas gubernamentales. Además, este tipo de inversiones se han incrementado significativamente y
de forma generalizada a nivel mundial contando con el apoyo de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU). Dicha institución tiene entre sus principales objetivos reducir la pobreza y mejorar la
calidad de vida a través de la tecnología ya que creen que un mayor acceso a estas tecnologías
aceleraría el crecimiento económico y mejoraría el bienestar de los sectores más vulnerables.
En esta línea, por ejemplo, Bangladesh, uno de los países más populosos y con mayor nivel de
pobreza a la fecha, lanzó una iniciativa para instalar más de 5000 centros digitales que hoy facilitan el
acceso a la tecnología de información a más de 5 millones de ciudadanos todos los meses. Iniciativas
como esta nos hacen pensar que, en definitiva, los beneficios que brindan las tecnologías de
información y comunicación mitigan riesgos asociados a la pobreza.
En esta sección, se evaluarán estas suposiciones al analizar la literatura reciente sobre la contribución
de las TIC al crecimiento económico, el desarrollo y la reducción de la pobreza.
Si bien el tema de la pobreza es complejo debido a su multidimensionalidad, este es objeto de
rigurosos debates por parte de pensadores y policy-makers. Aquellos más optimistas, como Auriol &
Gonzalez Fanfalone (2014), plantean que el beneficio que trae aparejado la inversión en
infraestructura de TIC en regiones subdesarrolladas es mayor al costo. Otros, como Kenny (2002),
argumentan que no existe evidencia empírica para afirmar que la inversión en este tipo de
infraestructura es efectiva a la hora de mejorar el bienestar social de las regiones pobres. En esta línea,
y cómo se planteó previamente, Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001) sostienen que esto sucede
no por la oferta, sino por limitaciones en la demanda de este tipo de tecnologías.
Entonces, si bien la evidencia en torno al impacto de las TIC en la pobreza no es conclusiva, cada vez
más medidas de este tipo se están llevando a cabo en las regiones periféricas del mundo. En este
contexto, Galperin & Viecens, (2017) retomaron el debate sosteniendo una postura favorable a
aquellos estudios realizados con rigurosas técnicas de evaluación de impacto. Además, estos autores
crearon un marco analítico para tratar de entender el impacto de las TIC en regiones subdesarrolladas
debido a la escasez de modelos teóricos que permiten evaluar esta cuestión más formalmente. Las
22
conclusiones de este trabajo son mixtas. Los autores plantean que los beneficios de la adopción de
estas tecnologías favorecen a las economías avanzadas y a la mano de obra más calificada, en lugar de
desarrollar las regiones periféricas. Sin embargo, ellos argumentan que el impacto positivo de las TIC
se da a través de mecanismos concretos. Por ejemplo, mediante las mejoras en la coordinación de los
mercados y promoviendo el capital humano relacionado con las TIC. Entonces, se puede decir que la
inclinación general del paper no llega a ser optimista.
Otro paper que trabaja esta temática, pero ciertamente con un tono más optimista, es el escrito por
Quibria, Tschang & Reyes-Macasaquit (2002). En esta publicación, los autores explican cómo las TIC
pueden ayudar a reducir la pobreza de forma directa e indirecta, basándose en casos concretos de
iniciativas que se llevaron a cabo en Asia. En cierta forma, Quibria et al. (2002) se alinea con
Galperin & Viecens (2017) ya que parte de la base de que los beneficios de las TIC no van a ser
distribuidos uniformemente en todas las economías. Al respecto, Quibria et al. (2002) plantea que los
países que tengan una infraestructura social y física favorable, además de un marco normativo y legal
apropiado, serán los que observen mejoras más importantes en términos de reducción de pobreza.
Ahora bien, el perfil de conclusiones de este trabajo es ciertamente más optimista que Galperin &
Viecens, (2017). Los autores identifican mecanismos directos e indirectos a través de los cuales las
TIC impactan de manera positiva en la pobreza rural. En primer lugar, según los autores, dichas
tecnologías permiten mejorar el bienestar social en regiones subdesarrolladas a través de aplicaciones
que mejoran el acceso a la salud, la educación y a nuevas y mejores oportunidades profesionales. En
segundo lugar, y de manera un tanto similar a las conclusiones de Licht & Nerlinger (1998), los
autores enfatizan sobre los beneficios indirectos del despliegue de tecnologías informáticas, en tanto
reducen la pobreza mediante crecimiento económico, ya sea mediante la producción de TIC o
mediante mejoras en la productividad del resto de los sectores de la economía.
Estos beneficios indirectos son, a nuestro entender, el argumento más sólido de todos los revisados a
favor de las TIC como medio de reducción de pobreza. Básicamente, no existe ningún mecanismo que
sea mejor a la hora de aliviar la pobreza que la generación, en su distribución apropiada, de riqueza.
En otras palabras, el crecimiento económico. Y, como se analizó en la sección anterior, el despliegue
de tecnologías de información proporciona a las empresas existentes una mayor productividad y
facilita el surgimiento de nuevos emprendimientos. Si dichos emprendimientos forman parte del
sector de las tecnologías de información y comunicación, se multiplicarán los efectos de este círculo
virtuoso. No obstante, para que esto suceda, las inversiones en TIC tienen que estar acompañadas de
significativas políticas de educación y acumulación de capital humano.
23
Recapitulando, en esta sección se analizó de qué manera impactan las TIC en variables clave de la
economía, como la pobreza o el emprendedurismo y se evaluó escenarios en los que invertir en dichas
tecnologías representan una mejora para el bienestar social y otros panoramas en donde los resultados
son un poco más ambiguos. Si bien algunos trabajos como Quibria et al. (2002) o Kenny (2002) se
muestran menos optimistas sobre las implicancias de las TIC en estos aspectos de la economía, se
concluye que en líneas generales las TIC son una herramienta fundamental para propulsar un
desarrollo económico eficiente y equitativo tanto en países avanzados como en regiones periféricas.
En la siguiente sección, veremos distintos mecanismos a través de los cuales se produce el desarrollo
de una fuerte infraestructura y adopción de estas tecnologías de información y comunicación. En
particular, se hará foco en la literatura que trata distintos tipos de policy orientadas a alcanzar este
objetivo.
V. ¿Cómo estimulamos el desarrollo de las TIC?
En las secciones anteriores se analizó el impacto de las TIC en varios aspectos de la economía. Si bien
no se puede afirmar con total certeza que un despliegue de TIC desencadenaría un crecimiento
sostenido y provocaría la convergencia condicional de regiones periféricas, en cualquier caso, vimos
que puede generar resultados parciales satisfactorios sobre el emprendedurismo, la innovación y el
desarrollo social, como señalan Quibria et al. (2002) o Chatterji et al. (2014).
Dado que en líneas generales las TIC tienen un impacto positivo en la economía, en esta sección
veremos la literatura centrada en analizar cuál es el mejor mecanismo para que las economías puedan
promover el desarrollo y adopción de estas tecnologías de forma exitosa.
En los debates en materia económica, hay un tópico que uno suele encontrar con bastante frecuencia.
Este gira en torno a cuál sería la mejor forma de alcanzar cierto objetivo, por ejemplo, un aumento del
empleo, un crecimiento sostenido del ingreso per cápita, o una reducción de la pobreza. En general,
esta división se sustenta en dos escuelas de pensamiento. Por un lado, aquellos que creen que lo mejor
es que el estado intervenga activamente en la economía mediante regulaciones, controles,
restricciones, programas de gasto público y empresas estatales. Por otro lado, aquellos que, por el
contrario, sostienen que lo mejor es que esta intervención sea mínima y que el resto de la dinámica
quede definida por el libre funcionamiento de los mercados. Políticas que apoyan esta línea de
pensamiento suelen incluir, por ejemplo, desregulaciones, privatizaciones, libre circulación de
capitales y tratados de libre comercio.
24
En este contexto, se buscará dar respuesta a una faceta de este debate, en lo relacionado al objetivo de
promover el desarrollo y adopción de tecnologías de información y comunicación. Se analizarán dos
tipos de publicaciones. Por un lado, aquellas que se enfocan en el papel intervencionista del estado.
Por el otro, aquellas centradas en el libre funcionamiento de los mercados. Además, se observarán
investigaciones sobre economías desarrolladas (Japón, Europa Occidental, EEUU) y en vías de
desarrollo (India, China).
Surgimiento de las TIC mediante mecanismos de mercado
El caso de India es un ejemplo de un crecimiento explosivo en el sector de las tecnologías de
información y comunicación, principalmente gracias a medidas liberales. También, por su impacto en
la economía. En 1997, la contribución del sector del software sobre la producción total del país era del
1.2%. 30 años después, esta cifra aumentó en un factor de 7. Según la National Association of
Software and Service Companies (NASSCOM), en 2019, el sector reportó una facturación agregada
que ascendía a los USD 180 mil millones y había generado 4.36 millones de puestos de trabajo. Se
estima que el sector ha crecido a una tasa anual promedio del 43% durante los últimos 30 años. Por lo
tanto, datos indican que la India logró desarrollar exitosamente su sector de TIC. Veamos cómo
sucede esto.
Sahoo & Nauriyal (2013) profundiza sobre esta cuestión y afirma que India es un país que ha
observado altos niveles de crecimiento en términos de producto per cápita gracias a las exportaciones
de su pujante sector de outsourcing de servicios de IT. En este trabajo, los autores utilizan métodos
econométricos como la técnica ARDL o la regresión en diferencias, para testear un modelo orientado a
encontrar los determinantes de las exportaciones de India. Los resultados de esta publicación sugieren
que el estado influyó en el crecimiento del sector pero, en lugar de hacerlo mediante restricciones o
controles de precio, adquiere un papel de facilitador para que se cumplieran las condiciones ideales
para que los actores privados interactúen. Ciertamente, la principal ventaja con la que contaba desde
hace varias décadas la nación asiática es su fuerza laboral calificada, angloparlante y de bajo costo.
Por lo tanto, dado que la productividad marginal de este sector era relativamente elevada, las medidas
pro-mercado implementadas por el gobierno direccionaron el flujo de acumulación de capital hacia
ese lado. En este sentido, en 1984 se lanzó una iniciativa orientada a estimular la importación de
computadoras y hardware destinada a abastecer los nuevos parques tecnológicos que estaban
surgiendo. Asimismo, el gobierno implementó un agresivo paquete de exenciones impositivas que,
25
junto con rigurosas leyes de propiedad intelectual, resultó en el explosivo crecimiento de las
exportaciones de servicios de IT.
Este estudio concluye que el crecimiento de las exportaciones de software de India se debe,
principalmente, a los crecientes índices de apertura económica, a su capital humano
comparativamente barato y, finalmente, al comercio con países más desarrollados. En particular, con
Estados Unidos y aquellas economías que forman parte de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE).
Para entender, en este caso, el rápido crecimiento de las TIC, nos podemos remontar a los modelos de
crecimiento con progreso técnico endógeno pero teniendo en cuenta que su dinámica de proliferación
no sucede de la forma directa mencionada por dichos modelos. Según estos esquemas, la misma
economía debería incentivar su propio desarrollo tecnológico de forma endógena. Sin embargo, en el
caso de las TIC en India, lo que observamos es que uno de los factores clave de este crecimiento ha
sido el comercio con países desarrollados y las agresivas importaciones de equipamiento de IT.
Recordemos que para Arrow (1962) y Kaldor & Mirrlees (1962), el progreso técnico es el resultado
de la acumulación de innovaciones menores y la mejora en el diseño y producción de equipos de
producción, respectivamente. Romer (1990), por su parte, agrega que la innovación es el resultado de
agentes que buscan maximizar ganancias, a través de rentables inversiones en I & D dan como
resultado bienes intermedios más productivos, como por ejemplo, computadoras y hardware . Según
ellos, esta dinámica se debería producir dentro de la misma economía. No obstante, lo que vemos en
el caso de India es que gran parte de estos “bienes intermedios” fueron producidos por fuera de la
economía asiática y solo hacía falta incorporarlos mediante importaciones. En todo caso, este tipo de
progreso técnico se asemeja más a un shock tecnológico exógeno del tipo que se podría observar en el
modelo de Solow (1956).
Esto explica la incorporación supply-side de la infraestructura necesaria para la proliferación de TIC.
Pero hay que considerar también cómo se comporta la demanda de dichas tecnologías, como afirma
Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001). El modelo obliga a tener en cuenta posibles limitaciones
o restricciones del lado de la demanda. De todas formas, en el caso de India observamos una demanda
preparada para recibir esta infraestructura, principalmente, a causa de la abundante fuerza laboral
calificada, equipada con el capital humano necesario para aprovechar estas tecnologías, un pujante
mercado mundial de servicios de IT y políticas gubernamentales estables y orientadas al desarrollo del
sector.
26
Como resultado, observamos el significativo crecimiento de la economía india acarreada por
crecientes exportaciones de servicios de IT, intervenciones gubernamentales instrumentadas de forma
pro-mercado y pro-TIC y una fuerte integración comercial con países desarrollados. Es decir, un
crecimiento mediante mecanismos de libre mercado.
Políticas estatales para el desarrollo de las TIC
La mayor parte de la literatura analizada destaca el protagonismo del gobierno como factor de éxito.
Como vimos en secciones anteriores, Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001) critican que los
mecanismos puramente de mercado pueden desembocar en resultados sub-óptimos. Por lo tanto, la
intervención gubernamental sería, para estos autores, una mejor manera de impulsar estas tecnologías.
Sahoo & Nauriyal (2013), a pesar de demostrar empíricamente que el libre funcionamiento de los
actores económicos fue clave para impulsar las exportaciones en India, también destaca el rol del
gobierno como facilitador, proporcionando un entorno amigable caracterizado por exenciones
impositivas, leyes estrictas que defienden los derechos de propiedad y planes para atraer inversiones
de capital de riesgo (VC’s).
Ahora bien, algunos autores explican el crecimiento significativo del sector de las TIC a partir de
intervenciones mucho más activas por parte de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales.
Examinar las políticas públicas orientadas a estimular el desarrollo de TIC implica entender la
colaboración entre distintos niveles de gobierno. Changkyu Choi & Myung Hoon Yi (2018) estudian
la proliferación de las TIC en la ciudad china de Shanghai, destacando la interacción entre el gobierno
central y aquel correspondiente a dicha ciudad para atraer inversiones, tanto de entidades estatales
como privadas. A diferencia del enfoque laissez-faire que, según Sahoo & Nauriyal (2013), llevó a
cabo el gobierno de India para incentivar el desarrollo de las TIC, Changkyu Choi & Myung Hoon Yi
(2018) retratan un gobierno que logró esto mediante una intervención más activa. Ellos afirman que la
financiación de proyectos por parte de empresas de capital estatal, junto con la implementación de
medidas proteccionistas, fueron determinantes a la hora de construir una sólida infraestructura de
internet y comunicaciones con capitales chinos. Esta visión contrasta significativamente con el tipo de
crecimiento que Sahoo & Nauriyal (2013) observó en India. En efecto, según los autores chinos, de
haber dejado que la asignación de recursos se llevará a cabo de forma libre por parte de actores
privados, las compañías locales no hubiesen podido competir por el financiamiento contra operadores
internacionales mucho más eficientes inicialmente.
27
Sin embargo, para ellos fue necesaria la participación, aunque limitada, de algunas compañías
extranjeras para importar el equipamiento y frameworks necesarios para instalar una sólida
infraestructura de TIC en Shanghai. A pesar de las importantes diferencias entre ambos casos, esta
última dinámica tiene reminiscencias con respecto al proceso que se vió en India. En el caso de
Shanghai, de forma similar, esta importación de conocimiento y tecnología a través de instalación
limitada de empresas privadas extranjeras, actúa como shock tecnológico de carácter supply-side . Pero
del lado de la demanda nos encontramos con una demanda fuerte de TIC, puesto que el gobierno
chino sentó las bases para que el equipamiento importado fuese efectivamente implementado por los
agentes de la economía, de la forma planificada.
Asimismo, Changkyu Choi & Myung Hoon Yi (2018) concluyen que para que el crecimiento del
sector perdure en el tiempo es necesario que cada vez haya más participación del sector privado. Esta
visión comulga con los principales modelos de progreso técnico endógeno estudiados. Recordemos,
por ejemplo, que Romer (1990) señaló que el progreso técnico sostenido es el resultado de constantes
inversiones en I & D por parte de las firmas dentro de la economía, destinadas a obtener rentas
extraordinarias. En tal caso, no obstante, un mercado perfectamente competitivo no sería óptimo,
puesto que esto minaría los incentivos que son garantizados por las promesas de rentas monopólicas
extraordinarias. Sin embargo, es necesario que los recursos de la economía se asignen
voluntariamente hacia las “actividades inventivas” que tienen más potencial, como afirma Arrow
(1962).
Por lo tanto, según esta visión, fue necesario llevar a cabo medidas fuertemente intervencionistas para
desarrollar un importante sector tecnológico de capitales nacionales, pero para que el sector prolongue
su crecimiento de forma sostenida, es necesario que el gobierno vaya reduciendo su participación
progresivamente.
Entonces, la intervención estatal parece ser un mecanismo exitoso para desarrollar las TIC, no
solamente en países en desarrollo como India o China, sino que también es el caso para países con
elevados niveles de renta per cápita. Drăgoi & Dumitrescu (2014) analizaron el caso de Japón durante
las últimas décadas. Ellos estudiaron las iniciativas llevadas a cabo por el gobierno nacional y la
fuerte inversión de recursos estatales destinadas al desarrollo de un ecosistema de las TIC con el fin
de analizar su impacto, o no, en el crecimiento. Este trabajo, al igual que Choi & Yi (2018), pone en
el centro el rol del gobierno. En este sentido, los autores recalcan medidas llevadas a cabo a través de
agencias públicas para mejorar la asignación de recursos, incluyendo trabajo y capital, y estimular el
sector de investigación y desarrollo. A diferencia de Choi & Yi (2018) y Sahoo & Nauriyal (2013),
28
Drăgoi & Dumitrescu (2014) atribuyeron el éxito en el crecimiento del sector de las TIC
exclusivamente a la iniciativa estatal. Es posible que esto sea así porque, a diferencia de China o
India, Japón ya contaba desde hace ya algunas décadas con una infraestructura tecnológica, un perfil
de capital humano e instituciones considerablemente favorables, por lo que no fue necesaria, al
principio, una reasignación voluntaria de recursos por parte de actores privados, mucho menos la
importación de esta tecnología.
El Clustering: ¿Lo mejor de dos mundos?
En el debate sobre policy, es importante estudiar el clustering, un tipo particular de política industrial
que implica la interacción estratégica entre el sector privado y distintos niveles del sector público. El
clustering es una política que consiste en esfuerzos por parte del sector público a nivel local
orientados hacia la concentración de la actividad económica de cierto sector en una región geográfica
delimitada.
Esta dinámica es muy poderosa para estimular el progreso tecnológico. El ejemplo más significativo
para el caso de las TIC es Silicon Valley, en Estados Unidos. En esta geografía, surgieron algunos de
los avances más disruptivos de alcance global en tecnologías de información y comunicación. Los
ejemplos más notorios fueron los avances en hardware y software, encabezados por empresas cómo
Apple y Microsoft, respectivamente. Estas compañías desarrollaron tecnologías que impulsaron la
adopción de las computadoras y acercaron su transformador poder de cálculo, no solo a grandes
compañías con espalda financiera, sino también a pequeños empresarios, individuos y hogares. Otros
ejemplos notorios de clusters con gran énfasis en el desarrollo de TIC son: la “Ruta 128” en
Massachusetts (Estados Unidos), “22@” en Barcelona (España), y los Software Technology Parks
(STPI’s) (India).
Sahoo & Nauriyal (2013) es uno de los trabajos que revisa esta cuestión. Para los autores, el alto
despliegue de las TIC en India de las últimas décadas se debe primariamente al fomento por parte del
gobierno de los STPI’s, mencionados anteriormente. Ellos afirman que la instalación de clusters son
una herramienta útil para poder llevar a cabo iniciativas de forma focalizada, como exenciones
impositivas, subsidios o inversión en infraestructura. En esta misma línea, Chatterji, Glaeser & Kerr
(2014) afirman que el clustering es efectivo debido a que permite que las políticas aprovechen las
economías de escala, además del efecto “derrame” de conocimiento. De hecho, ellos articulan que la
efectividad de los clusters depende, en gran medida, de que haya rendimientos marginales crecientes
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en estas externalidades. Este trabajo analiza la cuestión de los clusters de forma general, pero enfatiza
en la efectividad de zonas de alta tecnología.
A diferencia de Sahoo & Nauriyal (2013), Chatterji et al (2014) enfatiza el rol del sector público local
en el desarrollo de los clusters, destacando que el estado puede asumir distintos niveles de
participación en estas zonas, desde garantizar la infraestructura, marcos impositivos amigables, hasta
intervenir activamente en el mercado de créditos, reemplazando a los capitalistas de riesgo (VC). Sin
embargo, los autores se muestran cautelosos respecto a este tipo de policy, dado que para ellos no
resulta obvio que sea necesario ejecutar políticas para incentivar el emprendedurismo en estos
clusters.
En definitiva, estos trabajos nos enseñan que para desarrollar un sólido ecosistema de infraestructura y
empresas del sector de las TIC, es necesario llevar a cabo medidas en los distintos niveles de gobierno
e incentivar tanto el clustering, como la instalación de compañías extranjeras que traigan consigo
tecnología, know-how e infraestructura. En este contexto, es siempre prioritario entender el efecto que
las políticas estatales tienen sobre los distintos casos puntuales, en orden a detectar dónde y cómo
debería intervenir el sector público para lograr una mayor efectividad.
En esta sección, vimos distintas iniciativas llevadas a cabo por autoridades gubernamentales para
estimular el desarrollo de TIC en distintas geografías. El principal takeway que podemos concluir es
que, a pesar de que el rol del gobierno es importante para brindar el entorno adecuado y atraer
inversiones sin perjudicar a empresarios locales para que el crecimiento de las TIC y de la economía
sea sostenido en el tiempo, la participación del gobierno debería ser progresivamente cada vez menor.
VI. Conclusiones
A lo largo de este trabajo se intentó realizar un recorrido de 360 grados en torno a la cuestión de la
relación de las tecnologías de información y comunicación con el crecimiento económico. Se vio
cómo han teorizado los principales autores del siglo XX sobre el rol de la tecnología en el
crecimiento, como así también más recientes trabajos que analizan si las modernas tecnologías de
información y comunicación se comportan de acuerdo a estos modelos e influyen en el crecimiento de
las formas determinadas por los principales modelos. Además, se analizaron algunas implicancias de
las TIC sobre la economía de forma parcial, en aspectos aislados de la economía como el
emprendedurismo y la pobreza. Finalmente, se profundizó sobre papers que tratan sobre diversas
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herramientas de policy llevadas a cabo por gobiernos en distintos niveles para estimular el desarrollo y
adopción de estas tecnologías.
Una de las principales conclusiones de este trabajo es que, si bien la literatura económica cuenta con
algunos modelos de prominentes economistas que intentan predecir la relación entre la tecnología y el
crecimiento, lo que se ve en la práctica en el caso de las TIC son outcomes ambiguos.
El presente trabajo buscó poner de manifiesto que es mucho más lo que no sabemos que lo que
sabemos sobre las implicancias económicas de la tecnología, sobre todo, pensando en las
significativas inversiones que se llevan a cabo por parte de gobiernos y organizaciones para acercar
las TIC a zonas periféricas y regiones subdesarrolladas, con poca o nula evidencia académica detrás
que sustente estas medidas. Como sustenta el paper de Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001),
independientemente de la oferta de TIC, hay que tener en cuenta si la demanda de TIC está preparada
o no para recibir dicha inversión. Como plantean Galperin & Viecens, (2017), tal vez haya mejores
usos para ese dinero destinado a mejorar el bienestar de los más vulnerables.
Los papers examinados a lo largo del trabajo nos hacen pensar que las TIC tienen un gran potencial
para impulsar el crecimiento y el bienestar social. No obstante, para que realmente tengan un impacto
notable en dichos ámbitos, se deben implementar en distintos formatos y a través de mecanismos
diferentes, dependiendo del contexto político, social, tecnológico e institucional del país en
consideración. Anselmo de Castro & Jensen-Butler (2001), por ejemplo, postulan que toda inversión
en TIC debe tener en consideración que tan preparada está la demanda.
En suma, queda pendiente realizar más experimentos y evaluar los resultados cuidadosamente para
entender con mayor profundidad cuál sería la mejor forma de desplegar estas tecnologías según las
distintas circunstancias y contextos.
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