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Entre los años 2000 y 2005, el equipo dirigido por J. M. Abascal, M. Almagro-Gorbea y R. Cebrián ha excavado en su práctica totalidad el foro de la ciudad romana de Segobriga (Cerro de Cabeza del Griego, Saelices, Cuenca. Hispa- nia citerior) 1 . Conservado en óptimo estado de preservación y dotado de los equipamientos ca- racterísticos de los centros monumentales de las urbes romanas, el foro segobrigense pivota en torno a una amplia explanada cuadrangular, de 1278,30 m 2 , donde se ha documentado una ins- cripción en litterae aureae o auratae que testi- monia el pago del enlosado de la plaza por el mecenas cívico [Proc?]ulus Spantamicus 2 . La explanada estaba limitada al norte y al sur por sendos pórticos dobles; detrás del septentrional se erigió un edificio con exedra construido so- bre un criptopórtico – ya en un momento avan- zado de la primera mitad del siglo I d.C. 3 y co- mo el pórtico que le precede –, en tanto que tras el meridional se alzaban algunas tabernae – edi- ficadas en época flavia – y un edificio que pudo ser la curia ordinis. El costado oriental de la pla- za estaba delimitado por la basílica, orientada de norte a sur y de planta rectangular integrada por tres naves separadas por sendas perístasis de 12 columnas de orden corintio; construida entre los años 15 a.C. y 10 d.C., el acceso al edi- ficio basilical se realizó directamente desde la explanada forense mediante once tramos de escalera, que daban acceso a una de las naves late- rales. Las cabeceras norte y sur estaban remata- das por sendos espacios sobreelevados de planta rectangular, posiblemente aedes. Así las cosas, el diseño del centro monumental y, en particular, de la planta del foro, la donación del pavimento y la construcción de la basílica y los laterales septentrional y meridional deben corresponder a época augustea o al periodo julio-claudio inmediatamente posterior; en vida del princeps el foro ya fue recibiendo pedestales epigráficos y sus correspondientes estatuas honorarias 4 , práctica que está atestiguada hasta bien entrado el siglo III d.C. * Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación BHA 2002-01845, financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnolo- gía, correspondiendo parte de la financiación de dicho proyecto a fondos FEDER. 1 Sobre los resultados obtenidos en dichas campañas: ABAS- CAL–CEBRIÁN–MONEO 1998-99, pp. 183-193; ABASCAL–AL- FÖLDY–CEBRIÁN 2001, pp. 117-130; ID. 2003a, pp. 255-274; ID. 2003b, pp. 217-234; ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CE- BRIÁN 2002, pp. 123-161; ABASCAL–CEBRIÁN–TRUNK 2004, pp. 219-244; ABASCAL–CEBRIÁN–NOGUERA 2005, pp. 53-61; ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2007, pp. 59-77; ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN–NOGUERA 2007, pp. 685-704; ABASCAL–CEBRIÁN–NOGUERA 2008, pp. 283-343. 2 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2001, pp. 117-130; ABAS- CAL–CEBRIÁN–TRUNK 2004, p. 220, fig. 2; ABASCAL–ALMA- GRO-GORBEA–CEBRIÁN–NOGUERA 2007, p. 688, fig. 3, p. 693; ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2007, pp. 61 y 63-64. 3 TRUNK 2002, pp. 162-167. 4 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2003a, pp. 255-274, esp. pp. 271-274, n. 10, lám. IV; ID. 2003b, pp. 217-234. Un retrato de privado desconocido de Segobriga: notas de estilo e iconografía

J.M. Noguera Celdrán, Un retrato de privado desconocido de Segobriga: notas de estilo e iconografía, en: Le due patrie acquisite. Studi di archeologia dedicati a Walter Trillmich

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Entre los años 2000 y 2005, el equipo dirigidopor J. M. Abascal, M. Almagro-Gorbea y R. Cebrián ha excavado en su práctica totalidadel foro de la ciudad romana de Segobriga (Cerrode Cabeza del Griego, Saelices, Cuenca. Hispa-nia citerior)1. Conservado en óptimo estado depreservación y dotado de los equipamientos ca-racterísticos de los centros monumentales de lasurbes romanas, el foro segobrigense pivota entorno a una amplia explanada cuadrangular, de1278,30 m2, donde se ha documentado una ins-cripción en litterae aureae o auratae que testi-monia el pago del enlosado de la plaza por elmecenas cívico [Proc?]ulus Spantamicus2. La explanada estaba limitada al norte y al sur porsendos pórticos dobles; detrás del septentrionalse erigió un edificio con exedra construido so-bre un criptopórtico – ya en un momento avan-zado de la primera mitad del siglo I d.C.3 y co-mo el pórtico que le precede –, en tanto que trasel meridional se alzaban algunas tabernae – edi-ficadas en época flavia – y un edificio que pudo

ser la curia ordinis. El costado oriental de la pla-za estaba delimitado por la basílica, orientadade norte a sur y de planta rectangular integradapor tres naves separadas por sendas perístasisde 12 columnas de orden corintio; construidaentre los años 15 a.C. y 10 d.C., el acceso al edi-ficio basilical se realizó directamente desde laexplanada forense mediante once tramos de escalera, que daban acceso a una de las naves late-rales. Las cabeceras norte y sur estaban remata-das por sendos espacios sobreelevados de plantarectangular, posiblemente aedes. Así las cosas, eldiseño del centro monumental y, en particular,de la planta del foro, la donación del pavimentoy la construcción de la basílica y los lateralesseptentrional y meridional deben correspondera época augustea o al periodo julio-claudioinmediatamente posterior; en vida del princepsel foro ya fue recibiendo pedestales epigráficosy sus correspondientes estatuas honorarias4,práctica que está atestiguada hasta bien entradoel siglo III d.C.

* Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación BHA2002-01845, financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnolo-gía, correspondiendo parte de la financiación de dicho proyecto afondos FEDER.

1 Sobre los resultados obtenidos en dichas campañas: ABAS-CAL–CEBRIÁN–MONEO 1998-99, pp. 183-193; ABASCAL–AL-FÖLDY–CEBRIÁN 2001, pp. 117-130; ID. 2003a, pp. 255-274;ID. 2003b, pp. 217-234; ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CE-BRIÁN 2002, pp. 123-161; ABASCAL–CEBRIÁN–TRUNK 2004,pp. 219-244; ABASCAL–CEBRIÁN–NOGUERA 2005, pp. 53-61;

ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2007, pp. 59-77;ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN–NOGUERA 2007,pp. 685-704; ABASCAL–CEBRIÁN–NOGUERA 2008, pp. 283-343.

2 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2001, pp. 117-130; ABAS-CAL–CEBRIÁN–TRUNK 2004, p. 220, fig. 2; ABASCAL–ALMA-GRO-GORBEA–CEBRIÁN–NOGUERA 2007, p. 688, fig. 3, p. 693;ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2007, pp. 61 y 63-64.

3 TRUNK 2002, pp. 162-167.4 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2003a, pp. 255-274, esp.

pp. 271-274, n. 10, lám. IV; ID. 2003b, pp. 217-234.

Un retrato de privado desconocido de Segobriga:notas de estilo e iconografía

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En el transcurso de la excavación arqueológicadel año 2000 se documentó un edificio de tresnaves, emplazado al oeste del foro y adosado a lasescaleras de acceso a las termas monumentales,en relación a las cuales se dispone axialmente(lám. 1); sus dimensiones son 35,81 m de longitudy 19,53 m de anchura (121 por 66 pies romanos)5.

Al edificio se accede desde el noreste y su ca-becera queda orientada al suroeste; junto con lastermas y las escaleras de conexión entre amboscomplejos, está cimentado directamente sobre laroca del terreno, no existiendo evidencias de es-tructuras anteriores6. Emplazado, así pues, sobreuna suerte de promontorio que haría las funcio-nes de podio y aunque no se conserva el accesodirecto con la explanada forense, que debíapracticarse mediante una escalera hoy inexisten-te a la que se accedía directamente desde el kar-do maximus, la construcción se ha vinculado conel foro; este emplazamiento urbanístico con res-pecto al centro de la ciudad y sus caracteres ar-quitectónicos han inducido a sus excavadores atenerlo como un templo, si bien carecemos dedatos definitorios que coadyuven a interpretarsu advocación, pudiendo tratarse de un templode culto imperial7, algo que por el momento seha desechado8, o como consagrado a cualquierotra desconocida divinidad romana. En la actua-lidad, el équipo de investigación de Segobrigatrabaja en otra interesante hipótesis de interpre-tación del edificio, que será avanzada en breve.

La organización del espacio interior es antiguay deriva de modelos augusteos9: está divididoen tres naves por dos columnatas que, en la ca-becera, se transforman en muros destinados acerrar el ábside de la nave central; integran cadauna de las columnatas diez columnas de fusteacanalado dispuesto sobre basa ática con dobletoro, escocia y plinto10; a la construcción origi-nal pertenecieron nueve capiteles corintios degran formato11. Adosadas a la columnata suro-riental hacia el interior de la nave se documen-taron dos plintos moldurados, que quizá sostu-vieran pedestales epigráficos y tal vez sus correspondientes estatuas12. Las naves lateralesrematan en cabeceras rectangulares, en tantoque la central lo hace en un ábside – sobreeleva-do respecto al nivel de las tres naves, con acceso

frontal mediante tres escalones y pavimentadocon un mosaico blanco-negro –, desde el que seaccede a un penetrale rectangular13.

Los materiales recuperados en los fundamen-tos del edificio permiten fijar su fecha de cons-trucción. En la zanja de cimentación orientaldel perímetro se excavaron rellenos con mate-riales datables en época neroniana, en tanto quelos aportes de tierras para la nivelación de la ci-mentación de la columnata septentrional conte-nían asimismo gran cantidad de materiales decronología pre-flavia14; por lo demás, el rellenodestinado a horizontalizar el pavimento de lanave central, cuyas losas están desaparecidas,contenía materiales de época julio-claudia15; to-dos estos depósitos fundacionales y el análisisestilístico e iconográfico de los capiteles corin-tios16, avalan la construcción del edificio a comienzos de época flavia.

* * *

Pues bien, en el transcurso de las excavacio-nes del año 2000 en el referido edificio de épocaflavia fue hallada una interesante cabeza con retrato de un hombre privado desconocido y deedad madura, unos cincuenta años (figs. 2-6).En concreto, apareció revuelta con materialesde relleno en la nave oriental, en las inmediacio-nes de dos capiteles reutilizados para construirun muro de época visigoda17. La testa, que debía insertarse en un busto o en una estatuaicónica, se expone actualmente en el Centro deInterpretación del Parque Arqueológico de Se-gobriga, está labrada en mármol blanco – delque ignoramos la cantera exacta de procedencia– y tiene una altura total de 27,3 cm y una an-chura de 19,5 cm; la dimensión mentón-cráneoes de 23 cm y el diámetro del cuello de 13,6 cm.

Aunque su estado de conservación general esaceptable, el cuello está fracturado en su parteinferior, falta la nariz y presenta pequeñas pér-didas de masa marmórea en el cuello, mentón,labios, pómulo izquierdo, arcos supraciliares,orejas y mechones del cabello, en particular losque cubren las regiones temporal y occipital izquierdas; por demás, tiene pequeños picados ymellados en toda la superficie.

314 José Miguel Noguera Celdrán

5 ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2002, pp. 146-147, fig. 1.

6 Ibid., p. 146, fig. 8.7 Ibid., pp. 149, 152.8 ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN–NOGUERA 2007,

p. 699: “Hoy por hoy no hay evidencias de un templo de culto im-perial en el foro de Segobriga”.

9 MÁRQUEZ 1995, p. 85 ss.10 ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2002, pp. 147-

148, fig. 9.11 TRUNK 2002, pp. 162-167.12 ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2002, p. 148,

fig. 9.13 Ibid., pp. 148-149.14 Ibid., p. 147.15 Ibid., p. 149.16 TRUNK 2002, pp. 162-167.17 ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2002, p. 152.

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La cabeza fue dada a conocer en 2002 porsus descubridores18, quienes amablemente nosbrindaron la oportunidad de acometer su estu-dio. Sirva el mismo ahora de brindis en home-naje al Prof. Dr. Walter Trillmich, óptimo arqueólogo y mejor amigo, de cuyo docto ma-gisterio y probada amistad he tenido la fortunade disfrutar en tantas ocasiones.

Una autopsia detallada de los caracteres delretrato segobrigense permite fijar tipo y estilo, ala par que su cronología, que ha de situarse enel reinado de Augusto, acaso en sus primerosaños; en efecto, sus rasgos iconográficos y esti-lísticos son propios de la transición de la Repú-blica al Imperio, pudiendo situarse en la líneade los retratos de hombres de edad madura o

Un retrato de privado desconocido de Segobriga: notas de estilo e iconografía 315

18 Recientemente, sus editores han interpretado la obra como“ein männlicher Porträtkopf” (ABASCAL–ALMAGRO-GOR-BEA–CEBRIÁN 2007, p. 68). Con anterioridad, dichos autores re-firieron las problemáticas inherentes a su interpretación, dudandoentre considerarla como el retrato de personaje anónimo de edadavanzada datable a finales del periodo julio-claudio o inicios delflavio, o como un antiguo retrato de Nerón transformado en efigiede Vespasiano (ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2002,pp. 127, 149, 152-153, lám. 16, a-d; ABASCAL–ALMAGRO-GOR-BEA–CEBRIÁN 2004, p. 46, fig. 37); en este sentido, consideranque la reelaboración del retrato pudo acaecer cuando las imágenesmonetales eran la única evidencia que tenían los provinciales de lafigura de Vespasiano, del que sólo se conocía su edad avanzada(sobre la damnatio de Nerón decretada por el Senado: DIO, Hist.,63, 27, 2 b; ZON., 11, 3; sobre la aplicación de la misma a muchos

retratos del emperador, convirtiéndolos en retratos de Vespasianoy de otros soberanos flavios: BERGMANN–ZANKER 1981, pp. 317-412; DALTROP–HAUSMANN–WEGNER 1966, pp. 14,79; GIULIANO 1987, pp. 192-193, n. R145; POLLINI 1984, pp.547-555; ZANKER 1983a, lám. 30, 1. Sobre la práctica de la reuti-lización de retratos de época julio-claudia, llegándose incluso a lareelaboración de las piezas: JUCKER 1981, pp. 286-316). Si bien,también advierten que el resultado final del proceso de reutiliza-ción es un retrato muy alejado del modelo de inspiración republi-cana que representan, por ejemplo, el ejemplar vespasianeo de laGalleria degli Uffizi (MANSUELLI 1958, fig. 71, b; ZANKER

1983a, lám. 30, 2) y los tipos oficiales reconocibles en algunosejemplares del Museo Nazionale Romano (GIULIANO 1979, pp. 279-280, n. 173; también en DALTROP–HAUSMANN–WEG-NER 1966, lám. 4).

1. Vista del centro monumental de Segobriga: en primer plano, la explanada central pavimentada del foro y el porticado meridional; al fondo,el templo excavado en 2000 (foto J.M. Abascal, R. Cebrián).

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avanzada vinculados a la corriente artística ate-nuada del realismo republicano, donde el rostromarcado por la edad y la experiencia vital quetraducen la calvicie, el cráneo alargado y lasarrugas acentuadas de la frente y mejillas sonrasgos de los que emana una personalidad fuer-temente individualizada. Con todo, el retrato esobra ecléctica que asimila elementos de las diversas corrientes del retrato helenístico e itálicodel siglo I a.C., desde el influjo helenístico, pa-tente en torsión y rictus, hasta el clasicismo evi-dente en la simetría de las formas, el peinado y,en especial, la forma de disponer las patillas de-lante de las orejas, pasando por influjos matiza-dos de la corriente pictórica del helenismo tar-dío o – como hemos referido – de la corrienterealista.

De hecho, la delicadeza en el tratamiento delas superficies, la fusión de las partes superficia-les con las tectónicas, el suave tránsito de unosplanos a otros y una cierta expresión patéticaaunque sin concesión alguna a la teatralidad,son elementos propios del medio helenismo, como también lo es el atento pero equilibradoestudio naturalista19. En efecto, el rictus delrostro, con un acusado arqueamiento de la bocahacia abajo y la acentuada encorvadura de lospliegues labio-nasales, le confieren una leve expresión de patetismo20; también la ligera in-clinación de la cabeza y el giro del cuello a laderecha, como evidencian los pliegues en su lateral izquierdo, sumado a la concepción de lamirada absorta y ausente, perdida en el infinito,acentuada por la leve torsión del cuello, generauna cierta expresión espiritual y un tenue airepatético que evidencian el influjo perceptible,aunque lejano, de un tipo de retrato que en elambiente romano urbano acusa la influencia delmedio helenismo21.

Esta cierta carga patética se combina con laevidente tendencia al descriptivismo, no en exceso acusado, propio de la retratística final dela República, lo cual evidencia la ligazón de lacabeza segobrigense al realismo propio del retratoitálico “republicano” que se afirma en los añoscentrales del siglo I a.C.22. Cabeza apepinada y

configuración triangular del rostro, alargado yanguloso; reciedumbre de la estructura ósea;barbilla redondeada y mentón prominente; bocaamplia y cerrada, con labios finos y cerrados, demarcadas comisuras arqueadas y prolongadasen pliegues hacia abajo; y pronunciados plie-gues labio-nasales que remarcan los malares23;son reminiscencias, típicamente romanas, quehacen perceptible el influjo de la retratística deCésar, a la par que ponen en el gesto de la bocauna nota más bien sobria, a la par que sombría,con la que se busca resaltar una expresión adus-ta muy del gusto provincial24. Recuerdanasimismo la tradición republicana la concepción– no excesiva – de la cara enjuta y huesuda, decarnes fláccidas, aunque poco acentuada, conlargas y delgadas mejillas rehundidas, pómulosy surcos marcados a ambos lados de la nariz25.Por demás, la frente inclinada, alta y despejada,surcada por una triple fila de arrugas ondeadasy pronunciadas, y con acentuadas entradas quedejan despejado de pelo el casquete craneal; lasorejas libres de peinado; y el diseño de las arca-das supraciliares amplias y huidas, con cejasgruesas, que genera profundas cavidades orbita-les en cuyos ángulos internos se hunden losojos, pequeños, almendrados, dispuestos a desi-gual altura y bien contorneados por párpadosfinos y bien delimitados que apenas llegan acortarse en ángulo, generándose un efectistajuego de claroscuros, en tanto que el ángulo externo, ensombrecido, es amplio26; son elemen-tos típicos y específicos del realismo tardohele-nístico presentes en este viejo desconocido deSegobriga, cuyas tradiciones tipológicas e icono-gráficas se enraízan en los años de transición dela República al Imperio y de comienzos delPrincipado. No obstante, no hay concesión al-guna al realismo hiperveraz propio del más ran-cio retrato realista itálico, definido por las arru-gas en todo el rostro27; así, aunque la estructuraósea del sujeto se transparenta bajo los múscu-los y la piel, esta característica está ejecutada sinuna acusada intención verista, si no más biencon una cierta delicadeza en el modelado de lassuperficies28.

316 José Miguel Noguera Celdrán

19 FELLETTI MAJ 1953, p. 33, n. 44.20 Ya constatable en retratos helenísticos y helenizantes del pri-

mer tercio del siglo I a.C. (SCHWEITZER 1948, p. 63, fig. 60).21 Cotéjense, por ejemplo, las analogías como un retrato de

romano itálico procedente del Ágora de los Itálicos de Délos (MICHALOWSKI 1932, p. 11 ss., láms. 10-11; SCHWEITZER

1948, p. 72, fig. 71; ZANKER 1983b, p. 256, lám. XXIII, 2). Cf.asimismo FELLETTI MAJ 1953, p. 33, n. 44.

22 SCHWEITZER 1948, p. 60, C, 1a, figs. 70, 76, y pp. 68-70.23 POULSEN 1962, pp. 61-62, n. 30, láms. XLIII-XLIV; ZAN-

KER 1981, pp. 356-361 (sobre los retratos de César y su influjo en

la retratística de individuos privados); HOFTER 1988, p. 305, n. 141.

24 LEÓN 2001, p. 58.25 POULSEN 1962, pp. 41-42, n. 2, láms. III-IV; p. 44, n. 4,

láms. VIII-IX.26 SCHWEITZER 1948, p. 60, C, 1a, C, figs. 70, 76, y pp. 68-

70; p. 60, C, 1b, figs. 73-74, y pp. 68-70; POULSEN 1962, p. 44,n. 4, láms. VIII-IX; ZANKER 1983b, p. 256, lám. XXIII, 2.

27 ZANKER 1983b, p. 256; un ejemplo hispano paradigmáticoen LEÓN 2001, pp. 52-53, n. 5

28 FELLETTI MAJ 1953, p. 33, n. 44.

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Un retrato de privado desconocido de Segobriga: notas de estilo e iconografía 317

2. Retrato de privado desconocido hallado en el templo al oeste del foro de Segobriga, vista de tres cuartos (foto P. Witte).

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Este tratamiento que preludia el clasicismoaugusteo, como igualmente lo hace la simetríade las formas29, se aprecia asimismo en el pei-nado, con un fuerte proceso de reduccionismoen el modelado, adherido al cráneo casi como side un casco se tratara30 y con rasgos tipológicoscaracterísticos en retratos fechados hacia losaños centrales del siglo I a.C.31; los mechonesde pelo planos y sin apenas relieve, de dibujocaligráfico, orientados en diversas direcciones,diseñan amplias entradas que dejan despejada lafrente, el inicio del casquete craneal y buenaparte de las orejas, con guedejas que mueren detrás de ellas; mechones un poco más largos seadhieren a la coronilla y alrededores, y más cor-tos y estructurados en varias fajas se disponenen la parte de la nuca; dos patillas apuntadashacia delante y descubiertas32, son señal del cla-sicismo propio de la época de Augusto33.

Así las cosas, el retrato de Segobriga es obraesmerada y atenta que se acerca a un grupo deretratos de hombres de avanzada edad distin-guidos por una vigorosa expresión del carácterindividual, perseguida básicamente mediante eltratamiento del rostro34; sobre la boca conver-gen las líneas más sobresalientes de la fisonomíay la atención se fija en los duros trazos de los la-bios y del mentón, mientras los ojos son peque-ños e inexpresivos. El realismo con que se hantratado los contornos de superficie, la incisiónarqueada y marcada de los surcos labio-nasales,el rostro enjuto, la inmovilidad mímica y la eje-cución de los mechones con líneas grafiadas,muestran la ligazón a la herencia del realismorepublicano, si bien el juego plástico y lo escasodel recurso al dibujo para las anotaciones super-ficiales evidencian una evolución hacia el estilodel segundo triunvirato. El influjo de los retra-tos de César se aprecia en las forma de la cabe-za, de corte triangular y redondeada en el men-tón y la boca. La impostación de la testa, leve-mente girada a la derecha, el rostro inclinado ylos ojos a desigual altura evidencian influjos dela corriente helenística, lo que también ser advierte en un leve tono de patetismo. Por lo

demás, hay una cierta tendencia a la idealizacióny un claro influjo del clasicismo. Por tanto, tipoy estilo del retrato segobrigense aúnan diversastradiciones propias de la retratística republicanay lo sitúan, muy probablemente, en el tiempo detransición de la República al Imperio o, ya me-jor, en los inicios del Principado; así lo acredi-tan la inclinación de la cabeza y el leve giro delcuello, el peinado de pelo escaso y corto congrandes entradas sobre la frente y la estructuraósea sólida, fácil de acusar bajo la epidermis,que son rasgos tipológicos característicos en retratos fechados hacia los comedios del siglo I a.C., si bien parece que ya hay un cierto influjodel clasicismo, aunque siguiendo algún prototi-po republicano, lo que lo podría situar a iniciosdel reinado de Augusto; en la misma línea insis-ten detalles como los párpados que dibujan lapeculiar “almendra” en derredor del glóbuloocular, rasgo propio de la producción de los pri-meros retratos provinciales35.

Es cierto que algunos de estos caracteres serecuperan en época flavia, cuando acontece lareinterpretación de los modelos realistas deépoca republicana, si bien con la pérdida del patetismo en aras de un realismo de modeladomucho más suave en que se revaloriza la plasti-cidad. Por ello, la presencia en el retrato sego-brigense de cierta tendencia al linearismo geo-metrizante en el estudio fisiognómico de la fac-ciones, la matizada persistencia del patetismo, latendencia al realismo republicano – tan asentadaen el medio provincial hispano en la transiciónde la República al Principado – y detalles comola labra de los párpados, son detalles – entreotros ya referidos – que nos inducen a proponerla datación augustea.

Como se ha puesto en evidencia, no son pocoslos retratos de privados que evidencian el com-promiso entre las formas helenísticas y la tradi-ción republicana; en efecto, el peculiar realismodel retrato cesariano, asentado en el medio pro-vincial hispano y matizado por factores de épo-ca augustea, presente en la cabeza segobrigensemuestra especiales concomitancias con otras

318 José Miguel Noguera Celdrán

29 CHAMAY–FREL–MAIER 1982, p. 21.30 FELLETTI MAJ 1953, p. 33, n. 44; HOFTER 1988, p. 310,

n. 147.31 SCHWEITZER 1948, pp. 91-93. En particular, cf. parangones

válidos para este tipo de peinado ibid., p. 91, G, 1, figs. 135, 137,y pp. 93-95, 106; p. 91, G, 5, figs. 138-139, y p. 99; p. 92, G, 8a,figs. 142, 146, y pp. 101, 106; p. 92, G, 8b, figs. 143, 147, y pp. 101, 106; y para el diseño de los cabellos adheridos al cráneo:p. 92, G, 11, figs. 148-149, y pp. 101-103; p. 92, G, 12, figs. 150-151, y pp. 102, 109; p. 92, G, 14, figs. 152, 154-155; pp. 105, 107,109.

32 SCHWEITZER 1948, p. 91, G, 1, figs. 135, 137, y pp. 93-95,106; p. 91, G, 5, figs. 138-139, y p. 99; p. 92, G, 8a, figs. 142,

146, y pp. 101, 106; p. 92, G, 8b, figs. 143, 147, y pp. 101, 106; yde manera particular: p. 93, G, 13, figs. 157, 163, y pp. 103 y 107-109; p. 92, G, 14, figs. 152, 154-155; pp. 105, 107, 109; p. 92, G, 15, fig. 153, y p. 106; p. 93, G, 16, figs. 158, 162, y pp. 107-110; p. 93, G, 17, figs. 159, 164, y pp. 103, 107-110; p. 93, G, 18,figs. 160, 165, y pp. 103, 107-111; p. 93, G, 19, figs. 161, 166, ypp. 106, 108-111, 113.

33 Sobre la apertura hacia el clasicismo del retrato en épocade Augusto: SCHWEITZER 1948, pp. 95-99 y pp. 103-114; CHAMAY–FREL–MAIER 1982, p. 21; cf. asimismo LEÓN 2001,pp. 66-67, n. 11.

34 FELLETTI MAJ 1953, pp. 38-39, n. 52.35 LEÓN 2001, pp. 58-67, nn. 8-11.

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Un retrato de privado desconocido de Segobriga: notas de estilo e iconografía 319

3. Retrato de privado desconocido, vista frontal (foto P. Witte). 4. Retrato de privado desconocido, vista posterior (foto P. Witte).

5. Retrato de privado desconocido, vista lateral derecha (fotoP. Witte).

6. Retrato de privado desconocido, vista lateral izquierda (fotoP. Witte).

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muchas obras, destacando en el ámbito hispanoalgunos retratos béticos de finales de la Repú-blica e inicios del Principado de Augusto, comolos de Mesas de Asta, en Jerez de la Frontera36,Carteia37, Arcos de la Frontera38, el Museo Ar-queológico de Sevilla39 y el otrora conservadoen Sanlúcar de Berrameda40; nómina a la quedeben sumarse otros ejemplares lusitanos deigual época, como los procedentes de Pax Iu-lia41 y Augusta Emerita42.

* * *

La cabeza segobrigense se halló en los relle-nos asociados a la reforma del templo flavio aca-ecida en época tardía, y ningún indicio avala porel momento su pertenencia originaria al progra-ma decorativo del edificio del siglo I d.C.; ade-más, y aun suponiendo que el retrato pudierahaberse expuesto en algún momento en su inte-rior (lo que en absoluto es descartable), cabe laposibilidad de que hubiese sido trasladado almismo desde otro ambiente. Por consiguiente, anuestro juicio la datación flavia del edificiodonde se halló no puede hacerse extensible a latesta, si bien esta pudo trasladarse al templouna vez acaecida su construcción.

En todo caso, la cabeza-retrato fue recuperadaentre los materiales arqueológicos de los relle-nos (UE 3137, n. 146) asociados a las nuevas estructuras que, construidas en el devenir de unareforma acaecida entre los siglos IV y V d.C.,compartimentaron el interior del recinto43. En-tre estos materiales cabe referir dos monedas deHonorio y otra de Graciano, así como fragmen-tos de terra sigillata africana D de los siglos IV yV d.C.; junto a estos materiales se recuperaronla cabeza objeto de análisis y un altar de piedracalcárea con inscripción dedicada a Fortuna,cuya datación se puede situar a finales del sigloI d.C.44. Pues bien, el material cerámico y nu-mismático proporciona un terminus ante paralos referidos rellenos, y por consiguiente sólo

aporta una data de amortización del ara y delretrato, en ningún caso de ejecución. Así las co-sas, podemos concluir que ni el contexto arque-ológico de hallazgo de la cabeza (rellenos de lossiglos IV-V d.C.), ni la cronología flavia de losniveles fundacionales del templo estorban nues-tra hipótesis de datación del retrato.

Llegados a este punto, la cuestión que seplantea es: ¿admite el contexto histórico conoci-do a día de hoy para el municipio romano deSegobriga la cronología augustea del retrato? Larespuesta es, claramente, afirmativa.

En un fragmento de pedestal epigráfico descubierto en 2003 en el foro puede leerse losiguiente45:

M(arco) Drus[o L(ucio) Pisone (?) co(n)s(ulibus)]decre[to decurionum]

El epígrafe conservado contiene un decretodecurional con datación consular, que demues-tra que la concesión a la ciudad celtibérica delstatus privilegiado de municipium iuris Latiniera ya una realidad el año 15 a.C., beneficio quesin duda debe ponerse en relación con el tercery último viaje de Augusto a Hispania (15-13a.C.)46. En esta fecha ya existía el foro de la ciu-dad, en cuyos espacios pronto comenzaron a al-zarse pedestales epigráficos destinados a susten-tar una variada gama de esculturas de carácterhonorario. En efecto, ya desde finales del siglo I a.C. y los inicios del siguiente, la explanada ysus edificios adyacentes se poblaron paulatina-mente de pedestales de estatua, de muy diversatipología y con inscripciones, que conforman untodo con su arquitectura; estos monumentoshonorarios estuvieron dedicados a emperadoresy miembros de la casa imperial, a personalida-des relevantes de la vida pública del Imperio y amiembros de las élites locales, en particular pe-regrinos y, sobre todo, patroni municipales47.Los más antiguos de estos monumentos son lasestatuas ecuestres del Caesaris Augusti scriba48,de C. Caluisius Sabinus, legatus pro praetore49, y

320 José Miguel Noguera Celdrán

36 Ibid., pp. 60-63, n. 9.37 RODRÍGUEZ OLIVA 1980, pp. 129-130, láms. 1-4; LEÓN

2001, pp. 56-57, n. 7.38 LUZÓN NOGUÉ–LEÓN ALONSO 1973, p. 253 ss., láms. 7-8;

LEÓN 2001, pp. 64-65, n. 10.39 Ibid., pp. 66-67, n. 11.40 Ibid., pp. 58-59, n. 8.41

DE SOUZA 1990, pp. 10 y 67, n. 8; RODRÍGUEZ GONÇAL-VES 2007, 1, pp. 161-163, n. 46; 2, p. 43.

42 NOGALES BASARRATE 1997, pp. 6-7, n. 3, lám. III; pp. 9-12,nn. 5-6, láms. V-VI; T. NOGALES BASARRATE, M.J. MERCHÁN

GARCÍA, en AA.VV. 2007, p. 196 (con fot. en color).43 ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN 2002, p. 149.44 Ibid., p. 149; ABASCAL–CEBRIÁN 2002, pp. 151-152, n. 1

(con fotografía); AE, 2002, n. 810.

45 ABASCAL–CEBRIÁN–TRUNK 2004, p. 219, fig. 1; p. 240,n. 71.

46 Ibid., p. 242; ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN–NO-GUERA 2007, p. 688; ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN

2007, pp. 62-63.47 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2003a y 2003b, passim;

ABASCAL–CEBRIÁN–TRUNK 2004, p. 222; ABASCAL–ALMA-GRO-GORBEA–CEBRIÁN 2007, p. 65.

48 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2003a, pp. 271-274, n. 10;ABASCAL–CEBRIÁN–TRUNK 2004, p. 219; ABASCAL–ALMA-GRO-GORBEA–CEBRIÁN–NOGUERA 2007, p. 692, n. 2.

49 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2003a, pp. 261-265, n. 5,lám. II; ABASCAL–ALMAGRO-GORBEA–CEBRIÁN–NOGUERA

2007, p. 692, n. 3.

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de Manlius (el más antiguo representante de lasélites locales en la aristocracia imperial)50, todosdatables en vida del propio Augusto. La mayo-ría de ellos sostuvieron estatuas broncíneas ymarmóreas, de las cuales se han recuperadoejemplares significativos conservados en buenestado, así como una nutrida nómina de frag-mentos, en su mayoría de difícil adscripción ti-pológico-iconográfica. Así las cosas, Segobrigaconstituye, desde época augustea, un ejemplopreciso de adopción de usos y formas de cuñonetamente romano, desarrollados en los foros delas ciudades, donde se erigieron programas epi-gráficos e imágenes en honor de emperadores,dioses y ciudadanos ilustres51.

En concreto, desde época augustea se alza-ron en el foro segobrigense estatuas ecuestres(statua equestris) (con un total de 16 pedestalesdocumentados); estatuas en pie (statua pedes-tris) (categoría a la que se asignan al menos 26pedestales conservados) y grupos con 2 esta-tuas de pie (con 1 o 2 pedestales preservados);tampoco puede descartarse la existencia depedestales de bigae, aunque falta la evidenciatácita de tal extremo. Los pedestales pareceque fueron poblando progresivamente de sur anorte los diversos ámbitos del foro; y fue enderredor del altar dedicado a Augusto, queparece ser posterior al año 2 a.C.52, en concre-to en el extremo oriental del pórtico sur y enel ángulo sureste del área pavimentada cen-tral, donde se erigieron los más antiguos deestos monumentos, entre los que se emplazanlos dedicados a los patronos locales. En el casosegobrigense, la relación con la corte era estre-cha y particular por medio de diversas figuras,fieles ejecutoras de la política imperial y pa-tronos del pequeño centro: sin duda algunosde estos estarían evocados por medio de esta-tuas dispuestas en una posición periférica conrespecto a los grupos imperiales de la basílicay la explanada.

Pues bien, es evidente que desde época augus-tea debieron instalarse en la ciudad artesanositálicos y sus officinae destinados a la elabora-ción de estos pedestales epigráficos y sus escul-turas, tanto broncíneas como marmóreas; y a

juzgar por los testimonios conocidos de épocasaugustea y julio-claudia, dichos artesanos y, porextensión, los comitentes segobrigenses, adop-taron usos, tipos y modelos en boga en las ofici-nas metropolitanas de la propia Roma. Enton-ces, el retrato de hombre desconocido hallado aloeste del foro de Segobriga, imbuido de elemen-tos tipológicos e iconográficos que, inspiradosen tradiciones del retrato republicano de cuñoitálico y helenístico, son propios del periodo au-gusteo, encuentra plena justificación en el con-texto descrito.

En efecto, en varias ocasiones, el prof. WalterTrillmich insistió en la dependencia de los pri-meros colonizadores hispanos de los patronesplásticos imperantes en la metrópoli y de lostalleres y escultores itálicos, que son los quepusieron en marcha los primeros talleres deHispania53; el retrato segobrigense avala nue-vamente lo acertado de su tesis. Los testimo-nios de los pedestales epigráficos y la lejanía deSegobriga respecto de otras ciudades evidenciaque en la ciudad debió desarrollarse desdetemprano una potente “industria” retratísticadestinada a satisfacer las demandas de la po-blación local; la cronología augustea propuestapara el retrato – que debe tenerse como pro-ducto de dicha industria – corresponde a lafase de fundación del municipium, es decir, a lade la “primera generación de colonos”; y laconcepción general del retrato evidencia lasorientaciones plásticas de esta “primera gene-ración”, que fue enormemente dependiente delos usos y modas imperantes en la metrópoli,entre ellos los valores plásticos republicanos – apreciables en el realismo de las formas –,que lentamente comenzaban a transformarsede la mano de la nueva generación de gober-nantes de Roma que impulsó la adopción demodelos plásticos más clasicistas. Estamos, asípues, como bien ha reseñado Pilar León, anteun refinado eclecticismo propio del gusto y dela mentalidad de que hicieron gala los círculosaristocráticos hispanos de la transición de laRepública al Imperio54.

Este influjo de las modas metropolitanas,bien estudiado en el caso de otras ciudades his-

Un retrato de privado desconocido de Segobriga: notas de estilo e iconografía 321

50 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2003a, p. 230.51 Sobre la exposición de estatuas sobre pedestales epigráficos

en los foros de las ciudades romanas y los programas de auto-re-presentación de las élites urbanas: ALFÖLDY 1975, pp. 252 ss.;ID. 1979, pp. 177-275; ID. 1984; LAHUSEN 1983; BEJOR 1987,pp. 104-106; ZIMMER 1989; ECK 1996a, pp. 299-318; ID. 1996b,pp. 347-357; ALFÖLDY 1996. Sobre el significado de los foros yde su decoración estatuaria en la vida de las antiguas ciudades ro-manas, y en especial sobre el forum y la basílica como lugares deexposición de grupos de estatuas imperiales de edad julio-claudia:

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1995, pp. 332-387, esp. pp. 332-342 y pp. 336-339 (sobre tiposestatuarios y géneros); BOSCHUNG 2002, pp. 25-78; sobre laexposición de estatuas en los fora de las ciudades de la mitadoccidental del Imperio romano y, en particular, el ejemplo deTimgad: CH. WITSCHEL, en STEMMER 1995, pp. 342-349.

52 ABASCAL–ALFÖLDY–CEBRIÁN 2003a, pp. 258-260; ABAS-CAL–CEBRIÁN–TRUNK 2004, pp. 227-229 y 242.

53 TRILLMICH 1988, pp. 527-529; LEÓN 2001, pp. 19-20.54 LEÓN 2001, p. 60.

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panas como Augusta Emerita55, se constataahora en el retrato de Segobriga, siendo delmáximo interés por cuanto colige en épocatemprana las pautas del denominado “estiloprovincial”, cuyo buen arte es trasunto de losusos y modas imperantes en la retratística ofi-cial y privada de Roma, aunque se desarrolladespreocupado por detalles y depurados refi-namientos: en efecto, obtención de resultadoseficaces y correctos, aunque sin mayores pre-tensiones, y propensión a la simplificación deltrabajo son los rasgos definitorios de la prime-ra producción provincial, los cuales serán ras-treables de ahora en adelante56; retrato de Se-gobriga el interés se centra exclusivamente enel rostro, donde las facciones esmeradas y elmodelado de la tez descubren la mano de unescultor avezado y diestro que, por el contra-rio, otorgó en el anverso un tratamiento apenasesbozado y “a la ligera” del cabello; de igualforma, las orejas, pegadas al cráneo y sin vaciarpor detrás, quedaron desatendidas en ternillasy oquedades. Y es que el retrato segobrigensees obra salida de los primeros talleres hispa-nos, frente a obras claramente importadas co-mo son, por citar ejemplos significativos, losejemplares ya referidos de Mesas de Asta yAugusta Emerita.

Si la datación augustea propuesta para la ca-beza-retrato de Segobriga es correcta, entonceshabremos de convenir su ubicación, al menosoriginaria, en un espacio diferente al templo encuyos estratos de amortización de los siglos IV-V d.C. fue localizada. Proceda de un ambien-te privado o, más probablemente, de un ámbitopúblico, lo cierto es que material, tipo y estiloconfieren a la obra y, por ende, al personajeevocado, una evidente connotación de presti-gio; razón por la cual hemos de pensar que elretrato pudo pertenecer a la estatua de un anó-nimo personaje del círculo social superior y re-presentativo del municipio. Dicha estatua pudoestar enclavada en el foro o sus edificios adya-centes, o en cualquier otro edificio público dela ciudad, siendo amortizada definitivamentecon ocasión de la construcción de la ciudad tar-día; si en un momento indeterminado a partirde época flavia fue trasladada al interior deltemplo alzado al oeste del foro es una eventua-lidad que, por el momento, no es demostrableni descartable.

JOSÉ MIGUEL NOGUERA CELDRÁN

Universidad de Murcia

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