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Autor: Ramón Muñiz Sarmiento

Dramaturgas Cubanas del Siglo XIX

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Autor: Ramón Muñiz Sarmiento

Iniciativa: Literaturas regionales del Departamento de Letras de la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba.

Motivación: Realización de un Diccionario de Dramaturgos cubanos y españoles del siglo XIX.

Se encuentra a un grupo de autores olvidados, o bien poco abordados, en el panorama de los estudios literarios de la nación.

Resalta, entre ellos, un grupo de mujeres escritoras, que conforman un corpus coherente y en alguna medida contemporáneo, con la vida y la obra de Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Gertrudis Gómez de Avellaneda

Virginia Felicia Auber Aurelia Castillo de González Catalina Rodríguez de Morales

Estas autoras han sido investigadas fundamentalmente como cronistas, poetisas y pensadoras, y entre estos estudios destacan las referencias hechas a la obra de la camagüeyana Aurelia Castillo de González.

No fueron esencialmente dramaturgas y esto se aprecia en la escasa incursión que hicieron en el género. Apenas una o dos piezas teatrales fueron escritas por cada una de ellas.

Las obras a las que haremos referencia no poseen, como tal un elevado valor estético sino sociológico, pues ofrecen una visión del modo de vida del momento, de sus temas más importantes, dígase: la educación, la esclavitud, la familia, las clases sociales, el matrimonio y la situación de la mujer.

Son exponentes del eclecticismo que caracterizó a la literatura del siglo XIX en Cuba. Elementos del teatro romántico, neoclásico y realista se mezclan para conformar un discurso que pretende como principal objetivo, presentar situaciones sociales y establecer una comunicación con el público.

Por otra parte, estas piezas fueron publicadas o estrenadas en escenarios de la Isla y estas escritoras tuvieron una presencia destacada en la actividad cultural del momento: fundaron revistas, escribieron, se rebelaron ante el rol doméstico y privado de la mujer (Catalina Rodríguez de Morales escapaba de su casa para asistir a la escuela) y participaron activamente en la vida social de la nación en la época (Aurelia Castillo de González está reconocida como una de las primeras figuras del feminismo en Cuba).

“Hijo único” de Catalina Rodríguez de Morales: una mirada crítica a la educación en la época

Catalina Rodríguez de Morales (Occidente, 1835-1894)•Su obra y su vida llegan a nosotros esencialmente por aparecer en el “Álbum poético fotográfico de escritoras cubanas”, dedicado a Gertrudis Gómez de Avellaneda y preparado por Domitila García de Coronado en 1868, luego de la estancia de La Peregrina en Cuba.

•Principalmente poetisa, colaboró con varias publicaciones y fundó algunas.

•Se rebeló ante el rol doméstico y privado del llamado “bello sexo”. Desde temprana edad compuso poemas. Fue la primera mujer en recibir un galardón literario en la Isla. Escapaba de su casa para asistir a la escuela, reservada solo en aquel momento para varones.

•Patriota. Tuvo que exiliarse debido a las ideas independentistas del esposo. Escribió bajo el seudónimo Yara.

•Además de su labor poética escribe la comedia en dos actos “Hijo único” (1884).

Comedia “Hijo único”

•Tema esencial: Educación en el seno de la familia, la obra pretende estudiar el desarrollo del ser humano desde que es pequeño hasta que alcanza la adultez.

•La dramaturga explora la problemática, posicionada en la burguesía criolla. (Complacencia absoluta de gustos y caprichos del niño, la adquisición de patrones ególatras, egoístas, racistas. Es una educación vacua, fundada en el derroche, el bienestar, el lujo, el “oro”, el brillo, en el fomento de una conciencia de clase que cree tener una superioridad en la sociedad).

Manuel

• Hijo único, rico. En el concepto de la familia debe llevar a cabo todos sus antojos, disfrutar, divertirse.

• Supuestamente “estudia” en el extranjero y tiene excelentes calificaciones, es un alumno brillante que pronto tendrá su consultorio con “Muchísimo boato y por supuesto con criados que no fueran negros”.

•Sin embargo el hijo único es sólo un impostor, hipócrita, mentiroso, falsificador, amante de las juergas. Un perfecto representante de una doble moral. Pésimo estudiante, cruel esclavista desde que era un niño. Un personaje que dilapida a manos llenas la fortuna del padre.

Otros temas que cuestiona:

La crueldad que significaba la esclavitud y el conflicto racial que había creado.

La necesidad de dignificar y reconocer el trabajo del obrero, del artesano. Los miembros de este sector fueron nombrados “hombres oscuros o indecentes”.

Objetivos y tesis de la autora:

•Fin didáctico y moralizante, bien inscrito en la literatura del momento. La obra muestra cómo, debido a la tolerancia negativa del hogar, se iba formando un ciudadano falso e hipócrita, revestido de una doble moral mediante la cual mostraba u ocultaba sus vicios según el clima y el momento.

•Ante esto, la escritora propone un modelo de hombre que gane su sustento con el trabajo, con la actividad útil, es decir un ser humano que sea capaz de servir a la sociedad. (Esto se aprecia al final de la pieza cuando el padre de Manuel, para poner fin a sus desmanes, decide mandarlo al exterior, sin un sólo centavo, para que aprenda un oficio digno, con “el martillo en la mano”). Se sella la obra con estas palabras:

“Y qué más nombre, señor,

que el nombre de un hombre honrado.

Y qué más lustre en verdad,

que el ganado noblemente

Con el sudor de la frente

honrando a la sociedad.

Para gozar nombre y brillo

y hacerse estimar en suma,

lo mismo es, señor, la pluma

que la fragua el martillo”

Mujer y matrimonio: dos visiones desde el género teatral

El espacio reservado a la mujer era el doméstico, el privado. Pero al propio tiempo se le hacía responsable de la conducta y educación de los hijos. Era el “ángel del hogar”. Encarnación de los sentimientos nobles y débiles.

Para el hombre quedaba la esfera pública, la política, la educación en universidades, los negocios, el intercambio social. De él se esperaba el pensamiento profundo, la virilidad, la virtud.

El matrimonio en la clase burguesa era visto como una empresa, como la forma de unir a dos personas provenientes de la misma clase para incrementar, fundir o en ocasiones salvar un patrimonio. Existían otros intereses clasistas, pero los económicos eran los fundamentales. La mujer tiene un papel pasivo, primero posesión del padre, luego del esposo. El padre decidía quien sería el mejor “partido” y ella debía acatar la voluntad. Muchas veces se convertía esto en cuestión de honor, de palabra, de promesa.

“Una deuda de gratitud” y “La voluntad de Dios”

Virginia Felicia Auber y Noya (La Coruña, 1825 – Madrid, 1897)

Aurelia Castillo de González (Camagüey, 1842-1920)

Personajes comunes en ambas obras

La voluntad de Dios Una deuda de gratitud

Manuel Germán

Justina Amalia

Don Carlos Don Antonio

Federico Enrique

Diferencia ideológica

“Una deuda de gratitud”

Representa a la mujer desobediente

Amalia escapa de su casa aprovechando la ausencia de su padre quien se encuentra buscándole un “buen pretendiente” en la corte.

La mujer es presentada como un ser frágil, falto de razón, inexperto, que debe ser protegido, que debe obedecer los dictados del padre para no errar en la vida. Don Enrique no es más que un impostor que persigue la fortuna de la protagonista.

“Una deuda de gratitud”

Concluye con el regreso de la protagonista, quien decepcionada, debe casarse con Germán, hombre de confianza de su padre, al cual, con seguridad, no ama.

“Desdichado pues el que aparentando despreciarlas por tal de satisfacer alguna pasión obstinada osa hollar a sus pies la opinión de la sociedad. Por grande que sea su fortaleza moral no logrará escapar a los anatemas del círculo en que vive y, temprano o tarde, se arrepentirá de haberlos excitado”

“Ambarina”

“La voluntad de Dios”

Aboga por el matrimonio fundado en el amor. Luego de descubrirse al impostor, que perseguía de igual forma la fortuna, la protagonista logra casarse con el hombre que ama.

La escritora cuestiona la modalidad del matrimonio como una empresa. La elección del padre, basada en el precepto del “oro” y la “sociedad” resulta ser fallida.

Federico es un impostor, farsante, hipócrita, mentiroso, un caza fortunas, arruinado, que está al acecho de la mejor oportunidad. No duda en anular el compromiso con Justina, debido a la pretensión de casarse con la propia prima de ésta, teniendo en cuenta que aquella era más acaudalada.

Ideología de Aurelia Castillo de González:

•Figura de tránsito en Cuba, del siglo XIX al XX. Del Neoclasicismo y Romanticismo al Modernismo. (Tiene una conciencia muy patente de la importancia del progreso, de la tecnología, de la modernidad, de la macropatria que significaba el continente americano, al estilo de José Martí y José Enrique Rodó). Viajó incansablemente por Europa, México, los Estados Unidos buscando aquellos adelantos que pudieran trasplantarse a Cuba.

•Gran patriota y en buena medida su patriotismo está signado por este deseo de ver a la nación disfrutando de estos adelantos científico-técnicos. Su concepto de la ciudad es ideal, al modo modernista: espacio donde convivan sin contradicción la máquina y la espiritualidad. El orden, la civilización, la sensibilidad, el arte.

•Fue una de las primera feministas cubanas. Gran seguidora y admiradora de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Defensora de los derechos de la mujer, de la educación de ésta, seguidora de las corrientes universales del feminismo.

Con la realización de este trabajo se logra:

•Demostrar que aún existen autores poco abordados, parcialmente estudiados u olvidados en la literatura cubana.

•Reafirmar que el teatro del siglo XIX cubano fue un movimiento más amplio que aquellos nombres que habitualmente se mencionan. Dentro de esto se aprecia un nutrido grupo de mujeres que escaparon al esquema que imponía su rol en la sociedad, y encontraron en la literatura un vehículo para romper barreras y expresar ideas de gran significación social. Se demuestra así que la literatura femenina fue mucho más que el canon que intentó imponérsele, es decir, poesía sentimental y dulzona.

•Observar que en el pensamiento de muchas de estas escritoras, junto al de Gertrudis Gómez de Avellaneda, se encuentran los gérmenes del feminismo en Cuba. Constituyen adelantadas que piensan en torno a los problemas de la patria y por supuesto, en torno a su propio papel en la sociedad.

•Rescatar obras y figuras para la literatura cubana abriéndose el diapasón de ésta y del patrimonio intangible de la nación.