SEXTA SEMANA DE PASCUA

(Ciclo B)

DOMINGO

Lecturas bíblicas

a.- Hch. 10, 25-26.34-35.44-48: El don del Espíritu a los no judíos.

La conversión de Cornelio, representa todo un hito en este caminar de la Iglesia primitiva. Es un centurión romano, que siendo temeroso de Dios, acepta el mensaje de salvación, él y toda su familia. Este era un hombre bueno, justo, amigo de los judíos, generoso con ellos. Son esos hombres, aceptos a Dios, y por lo tanto, pueden ingresar en la Iglesia (cfr. Lc. 7, 5). Pedro vence sus escrúpulos, y la mentalidad judía, que prohibía acercarse a la casa de un pagano. Dios se lo había demostrado con la visión del mantel, y los animales puros e impuros: no hay acepción de personas en Dios, es más, ningún hombre puede ser considerado impuro, por el hecho de pertenecer a otro pueblo (vv. 9-15). Los primeros destinatarios de la salvación, fueron los judíos, Israel, pero en la plenitud de los tiempos, Jesús establece la paz entre judíos y gentiles, es el auténtico Señor, que perdona los pecados de todos (vv. 34-36). En el discurso de Pedro, encontramos los elementos esenciales del Kerigma: que todo comenzó en Galilea, cuando Juan predicaba el bautismo, cómo Dios a Jesús de Nazaret, le ungió con el Espíritu Santo, poseído por el Espíritu, tema propio de Lucas (cfr. Is. 61,12); cómo Él pasó haciendo el bien, y como ellos, son testigos de todo lo que hizo, y que Dios le resucitó al tercer día, hasta que los mandó a predicar que ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos. A los que crean, se les perdonan los pecados. Se destaca tres veces, el hecho que los apóstoles, fueron escogidos para ser testigos (vv. 39. 41. 42). Así es, como la palabra profética, se confirma ahora con la palabra apostólica, la presencia del Espíritu Santo,

respalda las palabras y acciones de Pedro. No se les puede negar, el bautismo a quienes, Dios ha concedido el Espíritu Santo. Esta acción es fundamental, en la admisión de los paganos en la Iglesia.

b.- 1 Jn. 4,7-10: Dios es amor.

El evangelista nos exhorta a amarnos los unos a los otros porque el amor viene de Dios, quien ama viene de Dios es más, Dios es Amor (vv.7-8). Ya nos había dicho, que quien no ama no puede conocer a Dios (cfr. 1Jn.3, 11. 15. 22). Ahora nos presenta el aspecto positivo, afirmación central en el mensaje de Juan evangelista: Dios es Amor. Será necesario el amor para acercase a ÉL, porque el amor viene de Dios. El único medio, para llegar a ÉL, es por medio del amor o sea, amar. Pero frente a los gnósticos, precisa más aún el concepto de amor de Dios: para ellos amar, equivalía sólo conocer. El hombre amaba a Dios, si lo conocía. Para Juan, el amor del hombre a Dios, es siempre una respuesta al amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús. El amor de Dios, ha quedado demostrado, en lo realizado por Cristo Jesús a favor del hombre. La redención del hombre, es un acto de amor de Dios, efectuado en su Hijo, en bien de la humanidad. Todo el AT, valora el amor de Dios, demostrado en hechos concretos a favor de su pueblo Israel. Jesucristo, es el acontecimiento central del NT, por lo tanto, es epifanía del amor divino para el hombre que cree. Pero todo eso, sería teoría, sino se concretiza en el amor al prójimo: “Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.” (1Jn. 4, 11-12).

c.- Jn. 15, 9-17: Nadie ama más que el que da la vida por sus amigos.

El evangelio nos habla de la comunión de vida y amor que existe entre Jesús y sus discípulos, tiene su origen en el amor que existe entre el Padre y el Hijo, es decir un origen trinitario. La salvación de la humanidad, la iniciativa de Dios, nace de esta sublime comunión de vida y amor. Los discípulos son amados por Jesús, como ÉL es

amado por el Padre. Ellos son elevados a esta dimensión de amor y comunión, si cumplen los mandamientos de Dios, como Jesús guarda los mandamientos del Padre. Los mandamientos de Jesús, equivalen, a su mandamiento: amarse unos a otros, con el mismo amor como han sido amados por ÉL. Su mandamiento nuevo (cfr. Jn.13, 34), se explica mejor poniéndose como ejemplo, “como yo os he amado” (v.12); un amor que se reveló hasta el extremo (cfr. Jn.13, 1; 19,30). Viviendo este amor el hombre, el discípulo alcanza plenitud, el gozo de sentirse amados por el Padre y por Jesús; gozo, alegría que es fruto de guardar el mandamiento del amor. Jesús ahora habla de la amistad que existe entre los discípulos y ÉL, nacida de una libre elección, por la que desde ahora son sus amigos, no ya discípulos, menos siervos, su nuevo nombre es amigos de Jesús. Es un don, el tener parte en la amistad divina, tema recurrente en el ambiente sapiencial que el evangelista conoce (v.14; cfr.1Sam.18, 1-4-19,1-20; Lc.12,4; Jn.3, 29; 11,11; 20,2). Es la intimidad divina la razón última de esa llamada a los discípulos: les dio a conocer todo lo que le oyó al Padre. Escuchar adquiere aquí la connotación especial de haber sido penetrado por la experiencia total del Padre como el hombre Jesús de Nazaret. No habiéndose reservado nada para sí, sino cumpliendo la voluntad del Padre, Jesús hace partícipes a sus amigos de esa intimidad. Si los discípulos ahora conocen los secretos del Padre, ya no son siervos, sino hijos, como el único Hijo. Esta amistad divina, se relaciona o desemboca en los frutos que deben permanecer, término muy profundizado por el evangelista Juan, porque los frutos dependen de permanecer el discípulo amigo en Jesús y de Jesús en el amigo discípulo. Se nos recuerda que todas las peticiones de los discípulos amigos de Jesús serán escuchadas y atendidas por el Padre (cfr. Jn.14, 13-14). Todo termina con la insistencia de Jesús sobre el amor mutuo: “Lo que os mando es que os améis los unos a los otros” (v.17).

LUNES

Lecturas bíblicas

a.- Hch. 16,11-15: San Pablo en Filipos.

En la primera lectura, encontramos a Pablo en Filipos, con los suyos, en nuevo campo misional. La ciudad de Filipos era una colonia romana, de lengua griega y latina, donde la influencia del imperio, era muy notoria en cuanto, a la cultura que se difundía como las costumbres, y la moral que se vivía. Prácticamente no había judíos en la ciudad, sólo encontraron a algunas mujeres piadosas, como Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira famosa en el imperio por esta industria. Ella les ofrece hospedaje en su casa. Lucas, además del itinerario que describe, le interesa esta conversión de Lidia, porque siguiendo la línea de su Evangelio, presenta a Jesús como Salvador del mundo, en especial los más necesitados, en particular, de las mujeres y su promoción humana y social. En su obra, aparecen con mayor frecuencia las mujeres, por eso, quiere destacar, que la primera conversión en Europa, sea de una mujer, que además, es de mucha categoría desde el punto de vista social. Negociante en púrpura, temerosa de Dios. Pablo, rompe la costumbre de hospedarse con judíos, ahora lo hace en casa de una mujer pagana, convertida a la fe (v. 40). Su casa, que debió ser amplia, se convierte en centro de una fervorosa comunidad cristiana, pero el autor, quiere destacar la obra de Dios, le abrió a Lidia, el corazón para que se adhiriese a la palabra de Pablo (v.14).

b.- Jn.15, 26-16,1-4: Testimonio del Espíritu y del creyente.

El evangelio, nos presenta el anuncio que Jesús hace de la venida del Paráclito, el Espíritu Santo que enviará del Padre. Es la tercera promesa de Jesús referida al Espíritu Santo (v.26; cfr. Jn.14, 16. 26), como el que juzga al mundo por su adversidad a la palabra y Persona de Jesús. Se afirma, que Jesús, de junto al Padre enviará al Paráclito, para que dé testimonio de ÉL en el corazón de sus discípulos, transformándose instrumentos del Espíritu para que su testimonio sea válido, auténtico frente a los hombres. Juan insistirá en el testimonio independiente y directo del Espíritu respecto de Jesús, que no excluye el de los discípulos en tiempo de persecución. Si bien los discípulos no

se han mantenido unidos a Jesús en su vida pública, como lo entiende Juan, si lo han estado en los planes del Padre, su tarea ha estado muy unida a la de Jesús de Nazaret. Desde el principio, Cristo, es el Logos personal del Padre, que existe desde siempre, la predicación escuchada desde el principio, en la que la comunidad eclesial debe permanecer, dan sentido a las palabras de Jesús. En un segundo momento, Jesús quiere prevenir a los discípulos del odio del mundo, como el Maestro fue atacado también ellos sufrirán la persecución (v.2). No quiere que sufran el escándalo, cuando ÉL esté ausente, es decir, ponga en peligro su fe (cfr. Jn. 6,61; 13,19; Mt.16,22). Las palabras de Jesús deben darle fuerzas en el momento de padecer, la expulsión de la Sinagoga o la condena a muerte, que inevitablemente deberán enfrentar (v. 4). Históricamente, después de la caída de Jerusalén, año 70, los fariseos redactaron 18 bendiciones que establecían la ortodoxia de la fe judía, donde se menciona a los herejes, incluidos los nazareos, es decir, los cristianos como expulsados de la Sinagoga (cfr. Jn.9,22; 12,42; 16,2). Se trataba de la desaparición individual y colectiva de los cristianos. Las palabras de ánimo de Jesús quieren dejar en claro que los discípulos tendrán siempre la fuerza del Altísimo, que los hará superar la prueba lo que redundará en fortaleza espiritual. Todo esto motivado porque los judíos no han conocido ni al Padre ni a Jesús. El rechazo de Jesús, para el evangelista, es rechazar a Dios, hay una unidad tal, que Jesús es parte de Dios, por lo mismo, el conocimiento de Dios Padre va unido a conocer a Jesús, y la adhesión total a ÉL. Hoy la urgencia de los cristianos, es dar un auténtico testimonio de su fe, en medio de una sociedad pagana indiferente, en medio de un diálogo, que propone a Cristo como camino de fe y plenitud de ser persona, con valores cimentados en la Escritura, pero sobre todo encarnados, en una persona: Jesús de Nazaret.

MARTES

Lecturas bíblicas

a.- Hch. 16, 22-34: Pablo y Silas en la cárcel.

La primera lectura, continúa el tema de ayer, el apóstol Pablo, predica en Filipos, y una joven adivina los presenta a él y a Silas, ante el pueblo, como hombres de Dios, y su palabra camino de salvación. Poseía un espíritu de adivinación, que Pablo hace salir de ella, (cfr. Hch.16, 18), y el negocio que pensaban hacer sus dueños con ella, desapareció por la acción de apóstol. Se provoca un motín y los apóstoles misioneros, son acusados de alborotar la ciudad con su predicación ante los pretores, funcionarios romanos encargados de la seguridad, evitar toda clase de disturbios, entre sus atribuciones, podían incluso, imponer penas menores, pero en este caso, se podían remitir al gobernador de la provincia, cuando el motivo como este, querer fundar una nueva religión, lo requería. Mientras llegaba la resolución de la autoridad respectiva, los apóstoles permanecían en la cárcel, se oía sus razones. Sin embargo, Lucas tiene su propia idea de la situación, querer demostrar que Dios es más poderoso que los hombres, de ahí que la dificultad pueda ser un medio para que palabra de Dios se cumpla eficazmente. La liberación de los presos, por el terremoto, la conversión del carcelero, viene a decir, que los sufrimientos de los cristianos, no quedan sin dar frutos, cuando se padecen como servicio a la fe y a la palabra de Dios. Es la teología de la Cruz, que da paso a convertirse en una teología de la gloria. Lo que aparentemente fue un fracaso, en una ciudad pagana, termina siendo por intervención divina, una gran liberación, que se reconoce en el homenaje, que le brinda el carcelero y las autoridades de la ciudad (vv. 29.39). Una segunda lectura, de estos hechos es el encuentro de Roma con la Iglesia representada por los apóstoles. Lucas, quiere dejar en claro, que la Iglesia nunca fue un peligro para el Imperio, para su ley y orden interno. Por lo mismo Roma, debería reconocerle la libertad para predicar el Evangelio. Los prisioneros salieron de la ciudad como triunfadores, recordemos que Pablo y Silas, eran ciudadanos romanos, desde los comienzos de su misión en Europa, son bendecidos y protegidos por Dios, como lo fueron en la misión en Jerusalén, donde el poder divino quedó demostrado una vez más. Cristo no hubiera triunfado quizás, si no hubiera hecho madurar en el crisol del sufrimiento a estos apóstoles, si desde un comienzo, ellos

hubieran invocado su condición de ciudadanos romanos, cuando fueron encarcelados injustamente. En su liberación, no hubiera brillado el poder de Dios y su providencia para aquellos que dejaron su vida, en el anuncio gozoso, pero sufrido del evangelio, en el mundo conocido de aquel tiempo.

b.- Jn.16, 5-11: El Paráclito en la comunidad.

El evangelio nos habla del Espíritu Santo en la comunidad, luego que Jesús vuelve al Padre. A la tristeza que invade el ánimo de los jóvenes discípulos, sigue la verdad de la acción que EL Espíritu Santo va a realizar en el mundo (v.6). Está hablando de su regreso al Padre, su pasión, muerte y resurrección, sólo será comprendida desde la efusión del Espíritu en la comunidad eclesial (v.7). La acción de este Espíritu Santo, será convencer al mundo de su pecado, el rechazo respecto a ÉL (v.8). El pecado Juan, lo entiende como oposición al plan salvífico del Padre, luego de la resurrección, los discípulos comprenderán que la realidad de la salvación, el mundo no la acepta por su falta de fe en Cristo. Pecado constante, plenamente culpable, elección del mal (cfr.Jn.3, 36; 9,41; 15, 22-24). El Espíritu también argumentará acerca de la justicia de Jesús, de haber cumplido la economía salvífica del Padre, presente en las Escrituras. El regreso de Jesús al Padre, confirma que había sido enviado por Dios, la venida del Espíritu y su efusión para los tiempos escatológicos es cumplimiento de las promesas de los profetas. Los últimos tiempos se relaciona con el misterio pascual de Cristo, por ello, los que rechazan a Jesús, quedan muy confundidos (cfr. Hch.2, 2). La Pasión de Cristo, como la entiende Juan, es la caída, derrota de Satanás. La muerte de Cristo, no impidió, como quería Satanás, que el evangelio dejase de comunicarse entre los hombres, precisamente junto a su resurrección, motivaron el progreso del plan salvífico de Dios. El Paráclito testifica, que el príncipe de este mundo, ha sido vencido en forma definitiva, con la elevación de Jesús a la cruz y a la derecha del Padre, triunfa el amor sobre el odio. El Espíritu, recordará ese juicio en la vida de la Iglesia, contra un mundo arrogante y soberbio, incrédulo cerrado en sí mismo, que no quiere ni siquiera, que Dios intervenga en su devenir.

Al no estar ya Jesús, en medio de sus discípulos, de su comunidad, el Espíritu Santo tiene su lugar y misión: llevar los hombres a profundizar en el misterio de Jesucristo. Ahora será la comunidad eclesial, la que anuncie el evangelio y se convierta en espacio de salvación. Si contamos con la presencia del Espíritu Santo en nuestras reuniones eclesiales, es decir, celebraciones litúrgicas, contamos con todos los medios de salvación a nuestro alcance: la Palabra, los Siete Sacramentos, la oración y la misión evangelizadora en la comunidad humana.

MIERCOLES

Lecturas bíblicas

a.- Hch.17, 15. 22-18,1: Discurso de Pablo en Atenas.

Pablo tiene un nuevo auditorio, esta vez en Atenas. El contexto se presenta lleno de connotaciones griegas: multitud de templos, es decir, idolatría y las escuelas de sabiduría, las escuelas filosóficas, el Aerópago, los diálogos socráticos en las plazas públicas, en definitiva, el espíritu inquieto de los atenienses. Los diálogos con filósofos epicúreos y estoicos, preparan la exposición de la fe cristiana de Pablo, en ese marco de hombres destacados en el campo del saber. El Aerópago será el lugar donde presente su doctrina; escuchar novedades, era propio de los griegos; lo hacían para pasar el tiempo y responder sus inquietudes. Comienza su discurso tratando de captar su benevolencia, atacando la idolatría y superstición, que encuentra en la ciudad, la observancia de ritos, cultos y sacrificios, el calendario de fiestas, etc. Pero más que la religión, será la filosofía, con su carga teológica, lo que hacía difícil distinguirlas, lo que llenaba el alma de la ciudad, llenaba la vida de los atenienses cultos. La filosofía del momento era la estoica. Al dirigirse a estas personas, no podía comenzar por el AT, desconocido para ellos, como lo hacía habitualmente con los judíos. Inteligentemente Pablo, recurre a los argumentos que los judíos helenistas de habla griega usaban para

predicar la religión judía a personas cultas como eran los griegos. La idolatría iba en contra de la naturaleza espiritual de la divinidad, por lo tanto, nada de imágenes, estatuas, ídolos. Si bien Dios se ha manifestado y su palabra se encuentra en las Sagradas Escrituras, también ha habido otros medios, por los que se ha dado a conocer a los hombres. Filósofos y poetas, han llegado por caminos diversos muy cerca de Dios, Pablo une dato revelado y filosofía. Se presenta como heraldo del Dios desconocido (v. 23). Dios Creador del mundo, artículo esencial del monoteísmo, y fe judía (cfr. Gn.1, 1; Is. 42,5), y una convicción del saber filosófico estoico. Dios no necesita de nadie, ni de templos, ni sacrificios, realidad que la Escritura y la filosofía sostienen. El Dios Creador de cielos y tierra, invisible, creador del género humano, guía de la historia. Es aquel Dios, en quien nos movemos y existimos. La intención de Pablo, al dirigirse a toda Atenas, representada por el saber y la piedad griega, es orientarlos hacia ese Dios desconocido a quien sin saberlo, adoran y sirven. Es la aproximación del orador que proclama al Dios verdadero, a unos hombres sumergidos en la ignorancia, pero a su vez conocedores por la filosofía de ese Dios. Pero si bien hay un acercamiento, hay también una barrera de parte de la filosofía pagana, que le impide entrar en la teología cristiana: la resurrección de Jesucristo. Esto provocó una fuerte oposición en el Aerópago, Lucas, lo constata, como una piedra de escándalo, para esas mentes sabias. Dios se reveló en Cristo a toda la humanidad, incluidos los paganos ciertamente, por lo tanto, nadie puede acusar ignorancia de sus desviaciones en lo moral y cultural. Dios ha preparado un plan de salvación universal, para quienes se conviertan al verdadero Dios, ya pasó el tiempo de la ignorancia, de lo contrario, el juicio será demasiado duro para ellos, y que llevará a cabo, el Hombre que Dios ha destinado para ello, dándoles una garantía al resucitarlo de entre los muertos (v.31). Si bien, la discusión sobre este último asunto, quedó para otro momento, algunos se convirtieron a la nueva fe.

b.- Jn. 16,12-15: El Espíritu os guiará hasta la verdad plena.

En el evangelio, encontramos a Jesús, que sigue hablando de su regreso al Padre y de cómo el Espíritu Santo completará su obra. Se trata del Espíritu de la verdad (cfr. Jn.14,17; 15, 26), que Juan, entiende como la manifestación de Dios en el mundo, Jesús, Camino, Verdad y Vida (Jn.14,6). El Espíritu de la Verdad, nos guiará a la verdad plena, es decir, conducirnos a la persona de Jesús, la revelación de su misterio hasta su plenitud (v.13). No revelará nada nuevo sino la profundización y esclarecimiento de lo revelado por Jesús: proclamará lo que escuche, expondrá el evangelio de Jesús a la comunidad de un modo nuevo, guía hacia una comprensión de la revelación cristiana en su contenido histórico y a la experiencia de la misma (v.14). Es legítimo preguntarse: ¿A quién escucha el Espíritu? El contexto habla de Jesús, “recibirá de lo mío”, así como ÉL escucha al Padre (vv.14-15). Encontramos una gran comunión entre las Personas Divinas en relación a los discípulos: la fuente es el Padre, la Palabra es el Hijo, la explicación dinámica y plena es obra del Espíritu en la inteligencia, corazón y voluntad de los discípulos. Este Espíritu glorificará a Jesús (v.14), porque a su luz, los discípulos comprenderán el sentido de su pasión y cruz, su regreso y exaltación a la diestra del Padre, su Ascensión a los cielos, su gloria alcanzará su plenitud. Esta glorificación de Jesús, también se relaciona con sus discípulos porque al contemplar su gloria, verán la gloria de la Trinidad en la historia, con lo cual se entiende que ingresan en la comunión Trinitaria. Son los hechos, la experiencia de fe, las que prueban quienes son los guiados por el Espíritu Santo, y los que siguen al espíritu del mundo. A pesar de todo, hay un sector de la sociedad que sin ser cristiana apuesta por los valores que propone la fe, desde un sano ejercicio de querer usar la razón, en busca de una sociedad más justa y solidaria.

JUEVES

Lecturas bíblicas

a.- Hch.18,1-8: Fundación de la Iglesia en Corinto.

La primera lectura nos habla de la estadía de Pablo en Corinto. Ciudad más romana que griega, puerto, con mucho comercio y con

reconocida una libertad de costumbres, corrupción moral. Aquí floreció una de las comunidades cristianas más florecientes, por lo mismo, la que más trabajos dio al apóstol Pablo. Lucas, establece que la actividad del apóstol giró en anunciar el evangelio a los judíos, como éstos la rechazaron, se volvió a los paganos, donde cosechó un gran número de conversos (v.6). Los judíos, por su parte, trataron de tener el favor de la autoridad romana: el gobernador, pero fracasaron. Le acompañan a Pablo, Aquila y Priscila, trabaja con ellos, cuando el emperador Claudio expulsó de Roma a los judíos; Pablo enseñaba en la sinagoga, de Macedonia llegan además, Silas y Timoteo, con lo que Pablo se dedica por entero a la predicación a judíos y gentiles, con el apoyo de Ticio Justo (vv. 2-7). En medio de esta intensa actividad, Crispo, jefe de la sinagoga se convierte, lo que trae un gran número de conversiones. Pablo, es animado por el Señor Jesús, a que no deje de hablar (v.9), todo este proceso narrativo, hace de la actividad de Pablo, narrado por Lucas, nos lleva a lo central de esta historia de la Iglesia: el encuentro de Pablo con el procónsul Galión. Estos encuentros de Pablo y los apóstoles, los aprovecha Lucas, para dejar en claro la inocencia de los cristianos respecto a Roma, sus leyes y autoridades, es decir, son los primeros encuentros de la Iglesia, con los que detentan el poder en ese momento.

b.- Jn. 16, 16-20: Jesús anuncia su pronto retorno.

El evangelio nos habla de la partida inminente de Jesús del grupo de sus discípulos, su regreso al Padre (v.16). Palabras que se pueden referir a su pasión, muerte y resurrección y apariciones pascuales. Sin embargo, se puede referir también, a su Ascensión a los cielos y su regreso al final de los tiempos en su parusía. El evangelista, por sobre todo contempla a Jesús presente en la comunidad eclesial por medio de su Espíritu, que colma de alegría escatológica a sus discípulos, tan importante, que el gozo de vivir la comunión eclesial con ÉL. En otro plano, Juan está pensando en una escatología realizada, Jesús ha resucitado y sigue en medio de la comunidad pascual abierta a la esperanza de su segunda venida donde alcanzará su plenitud (cfr. Jn.16,22). Pero las palabras de Jesús no fueron comprendidas por los

apóstoles, de ahí la insistencia de Juan, de aclarar las cosas (vv. 17-18). El texto: “dentro de poco” es frase recurrente de los maestros judíos que creían tener una visión del futuro; quien creía que el mundo tiende hacia una consumación final, y que Dios habría de intervenir, no tardando, de manera definitiva en la historia, cuando le preguntaban al respecto, respondía, “dentro de poco” (cfr. Ap. 6,1). Jesús entonces, afirma, lo que les sucederá a sus discípulos, dentro de poco, es decir, al tiempo que sigue a su muerte y resurrección hasta su regreso. Sus discípulos querían penetrar en ese futuro, de ahí sus preguntas: ¿qué significa eso? A las tribulaciones que padecerá en su Pasión sobrevendrá el gozo de su Resurrección. La incomprensión de los discípulos hunde sus raíces en la incomprensión del misterio de la persona y obra de Jesús. Toda una enseñanza para el discípulo, de ayer y de hoy, nosotros con la ventaja de conocer lo que pasó, pero sólo en fe, penetramos el misterio de lo que viene.

VIERNES

Lecturas bíblicas

a.- Hch. 18,9-18: Pablo ante el tribunal de Galión.

La primera lectura, nos entrega datos históricos, que hay que tener en cuenta: la expulsión de los judíos de Roma, por un decreto del emperador Claudio, provocada por la actuación de los judíos frente a la secta de los cristianos. Motivo por el cual, Aquila y Priscila, llegan a Corinto. Por otra parte, tenemos la figura de Galión, hermano de Séneca, que los judíos quieren defienda la ortodoxia de su fe, frente a la herejía del cristianismo. Galión juzgará a Pablo, si ha cometido una falta contra la ley romana, pero como los judíos, hablan de su Ley, no se quiere inmiscuir en un juicio sobre temas de religión, y los despacha a todos del tribunal (v. 13). Los judíos, lo acusan de soliviantar al pueblo con cuestiones religiosas, como adorar a Dios, en forma distinta de cómo lo mandaba la Ley de Moisés. El procónsul, los despacha, por no querer ser juez de cuestiones religiosas, que escapaban al ámbito de la justicia o seguridad ciudadana. Pablo, sale vencedor y puede seguir evangelizando en Corinto. La reacción de

Galión, demuestra que los cristianos no violan ningún derecho o ley romana (v.15). Los cristianos, no han pecado u ofendido a Roma y sus leyes, tesis que gusta a Lucas demostrar constantemente. El cristianismo, en la visión lucana, es inocente frente a Roma. Otro detalle a considerar, es el traslado de Pablo a casa de Ticio Justo (v.7), con lo que el autor, quiere dejar en claro el distanciamiento del apóstol de los judíos, que no han aceptado el evangelio, con lo que Pablo se convierte en el apóstol de los gentiles, en la escena que estando presente Galión, no les da la razón a los judíos, porque no la tenían y deja libre a Pablo. Por más de un año y medio estuvo Pablo en Corinto, con lo que se quiere dejar en claro la veracidad de las palabra de Jesucristo, en cuanto a su protección especial de sus embajadores y testigos, como queda demostrado por la intervención del procónsul Galión (cfr. Lc. 21, 15ss). El Espíritu del Señor acompaña a Pablo.

b.- Jn. 16, 20-23: Vuestra tristeza se convertirá en gozo.

El evangelio nos presenta el ejemplo de la mujer que da a luz, imagen común en el Antiguo Testamento (cfr. Is. 26,14-19; 66, 7-14; Mi. 4,10; Ap.12), del nacimiento de la nueva comunidad escatológica (v. 21; Jn. 20,1; 20,15). Juan apunta más que a la comparación, a que es necesaria la Pasión y Resurrección para que nazca el nuevo pueblo de Dios. Ese será el momento en que la alegría de los discípulos alcanzará su plenitud. El encuentro con Jesús resucitado, es la fuente de dicha alegría, lo que provoca ahora sí el distanciamiento del mundo, de sus criterios e ideas que ofenden a Dios y la dignidad humana, porque el discípulo, posee la fuerza interior que el Espíritu de Jesús infunde en el alma, entendimiento y voluntad del creyente, para permanecer en ÉL, creer y esperar en su amor salvífico. Es el misterio pascual, quien establece la paz entre el cielo y la tierra, reconciliación entre Dios y el hombre, lo que la alegría se expresa en la celebración eclesial de la fe y del amor. Esta alegría de la que hablamos, queda expresada en las apariciones del Resucitado, que provocan ese gozo interior en Juan y Pedro, la Magdalena, el grupo de los apóstoles el día de Pascua (cfr. Jn. 20-21). Esta alegría de los apóstoles y las

mujeres, depende de la presencia de Jesús y de su victoria sobre la muerte. Respecto a lo que dice: “Aquel día no me preguntaréis nada” (n.23), se refiere a que con las luces que su Espíritu infundirá en sus mentes y corazones, les guía hacia la verdad completa, porque ya no les resultará tan desconcertante su palabra y obra como hasta el momento presente. Finalmente, nos recuerda Jesús que cuanto pidan al Padre en su nombre será concedido (v.23). Petición en Nombre de Jesús que se debe hacer desde sus mismos sentimientos de Hijo, lo que supone la intimidad y comunión de vida con Jesús.

SABADO

Lecturas bíblicas

a.- Hch. 18, 23-28: Predicación de Apolo.

Los Hechos, nos presentan este personaje Apolo, que precedió a Pablo en su estadía en Éfeso. Este hombre, parece ser, era cristiano, pero a pesar de lo que dice Lucas, acerca de su instrucción: conocía las Escrituras, y todo lo referente a Jesús, pero sólo conocía el bautismo de Juan (vv. 24-25). ¿Fue miembro de algún grupo seguidor del Bautista, y más tarde se hizo cristiano? Parece que fue educado en la escuela alejandrina, por el célebre filósofo y teólogo, Filón de Alejandría. Ahora bien, que se declare cristiano, y no conocer el bautismo de Cristo, parece difícil aceptar así su identidad. Al entrar en la comunidad cristiana de Éfeso, tiene gran éxito con su predicación, debido quizás a su formación alejandrina. Recordemos, que Alejandría era uno de los mayores centros de formación de griegos y judíos de la época. Ahí se había el esfuerzo académico, de interpretar la Escritura, desde las categorías filosóficas. Es precisamente esa interpretación, la que hacía la diferencia entre Apolo y Pablo. Más tarde, un grupo de cristianos de Éfeso, se va identificar con este Apolo (cfr. 1Cor.1, 17ss; 2,1). Será Aquila y Priscila, quienes van a completar su formación catequética, lo que habla de su amplitud de miras, al aceptar el modo de interpretar, en definitiva de Pablo, que estos catequistas le enseñaron, sobre el acontecimiento Cristo, evangelio, sacramentos, etc. De Efeso, Apolo pasa a Corinto,

con cartas de recomendación para esa comunidad, de parte de los hermanos, lo que habla de las buenas comunicaciones, que había entonces entre las comunidades. Ciertamente Apolo, con su excelente formación bíblica, fue una gran ayuda para los corintios, penetrar en el misterio de Jesucristo desde la Escritura, lo que establecía diferencia, y claridad entre la interpretación judía y la cristiana. Su método interpretativo, la alegoría y la incorporación de principios filosóficos, eran la clave de su predicación. Muchos, aceptaron la fe en Cristo, por su elocuencia al exponer el misterio de la fe cristiana, también en Corinto, con gente de un nivel superior de formación religiosa y cultural, al resto de la comunidad (cfr. 1Cor.1, 26).

b.- Jn. 16, 23-28: Pedid en mi nombre. El Padre os quiere porque me queréis a mí.

El evangelio nos invita a pedirle a Padre cuanto necesitamos en el nombre de Jesús, confiados en que el Padre, nos ama, porque le queremos a ÉL (v. 24; cfr. Mt. 7,7; Lc. 11, 9). No olvidemos que Juan sitúa estos discursos de Jesús, en la última Cena, el momento de mayor comunión de los discípulos con su Maestro, espacio traspasado por la realidad de la resurrección. Si bien, Jesús hablaba en parábolas, realidad previa a la resurrección, luego de la resurrección, por la acción del Espíritu, la enseñanza sobre el Padre, será más cercana y directa en el corazón de los creyentes. Con ello, Juan, nos enseña que la revelación de Jesús está centrada en el Padre, verdadero protagonista de su evangelio. Más que conocer datos sobre la vida de Jesús, creer equivaldrá en aceptar que en ÉL encontramos la revelación del Padre, por medio de la acción del Espíritu. La fe y el amor a Jesús, son garantía para que el Padre escuche y conceda lo que se pide, y ame a los discípulos. En Él está es la aspiración mayor del cristiano, la meta es el Padre, ser amados por Dios como ama a su Hijo Jesús. La comunión con Jesús, hace que actúe como Mediador. “Salí del Padre y he venido…regreso al Padre” (v. 28). Describe su esencia, ser el Enviado del Padre a los hombres, su origen y destino. Ahora creen en Jesús, porque en lo que revela, descubren que conoce sus pensamientos más íntimo, signo claro de ser un profeta

acreditado, pero a su vez, el Maestro les revela la imperfección de su fe (cfr. Jn.16, 29-30). Será la Pasión el crisol de su fidelidad que purificará su fe en Jesús de Nazaret.

P. Julio González C.