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joaquiniglesias
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Salvación y misión28º domingo ordinario - B
Se le acercó uno, se arrodilló y le dijo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno, sino Dios …Una cosa te falta: vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y luego sígueme. Marcos 10, 17-30
Un fiel seguidor de la ley judía pregunta a Jesús qué debe hacer para alcanzar la vida eterna. Es un hombre ejemplar, que ya cumple sus mandamientos. Jesús conoce la ley y se
la recuerda… ¿Qué más le falta?
Es entonces cuando Jesús da un giro copernicano y propone al joven que vaya más allá de la ley. Le pide que no se limite a cumplir, sino que haga un gesto trascendente: que se haga pobre y humilde, lo dé todo y empiece a caminar, iniciando
una vida radicalmente distinta.
Al joven le da vértigo. Está atado a su dinero, a sus criterios religiosos, a sí mismo, a su modo de hacer. Sus apegos le impiden asumir un cambio radical. Y Jesús, mirando a la
gente, señala que con un corazón posesivo y aferrado a sus bienes, nadie entrará en la vida eterna…
Los discípulos se asustan ante la radicalidad de Jesús. ¿Quién podrá salvarse? Quizás solo con nuestras fuerzas no podamos cambiar, pero con la gracia de Dios… todo es posible.
Nosotros lo hemos dejado todo, dice Pedro, y te hemos seguido. Jesús afirma entonces que quien lo deja todo por él y el evangelio recibirá mucho más…
¿qué obtendrá? El mayor don: ¡el mismo Cristo!
Los cristianos de hoy podemos también preguntarnos: ¿qué obtendremos de seguir a Jesús? Él nos advierte
contra el mercantilismo espiritual. Con Dios no se regatea ni se intercambian favores.
La fe pide una conversión profunda, más que el cumplimiento de unas normas o rituales. El cristiano ya está salvado: Dios ya
nos ha prometido la vida eterna. Tan solo necesitamos desprendernos de todo lo que nos impide alcanzarla.
La tensión entre el Reino que vendrá y el Reino presente ya se ha resuelto: con la muerte y resurrección de Cristo el Reino ya
está entre nosotros. La eucaristía es su misma presencia y donación. ¿Qué más esperamos?
AHORA es el momento de comenzar a vivir la pasión de una vocación. Déjalo todo y sígueme, dice Jesús. Deja atrás tus apegos, tu historia, tu pasado, tu cultura, tus posesiones… déjate atrás a ti mismo y tu narcisismo. ¡Ya estás salvado!
Ven y sígueme.Ayúdame en la gran tarea de la evangelización.
Textos: Joaquín Iglesias Arandahttp://homilias.blogspot.com
TIEMPO ORDINARIOCICLO B