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Para principiantes17 febrero, 2014
Por Manuela Hoya
Hay una colección de libros que se llama Para principiantes. No es extraordinaria pero,
para legos como uno, es bastante gráfica y aclara cuestiones básicas. En su edición
sobre economía, explica el origen etimológico de esta palabra: en griego oikos significa
casa y nemo administración. Así, el término oikonomía designaba la dirección de una
casa.
Todo esto parece una obviedad. Pero, en un escenario en el que los medios de
comunicación antinacionales intentan echar humo, confundir, asustar y bastardear
cualquier política del Gobierno Nacional, es necesario volver a lo básico para ir
complejizando la mirada. En este sentido, Scalabrini Ortiz decía que los “asuntos de
economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Solo
requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que
la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda
eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos
económicos y financieros”. Y acá, ladrones y cipayos sobran.
Diez puntos para pensar la economía nacional
1) No estamos en vísperas de una crisis como la del 2001. Ningún indicador económico
permite sostener esto. Ni siquiera el nivel de las reservas, que con dificultad se sostienen.
El Banco Central está dando pelea a partir de las compras que realiza y de una normativa
que limita a los bancos a tener una cantidad de activos en moneda norteamericana del
30%. Hoy las reservas alcanzan un total de 27.821 millones de dólares.
No debemos perder de vista que el desafío que nos imponen los especuladores, se da en
el marco de un fuerte des-endeudamiento (compromisos que fueron, valga la aclaración,
contraídos por gobiernos anteriores y que se pagan en dólares) y de la continuidad de
grandes gastos sociales (los subsidios a la clase media, la AUH, el plan Pro.Cre.Ar y el
Prog.r.es.ar, las actualizaciones de las asignaciones y las jubilaciones). Ni recetas del
FMI, ni ajuste. Lo que hay es más Estado.
2) Varios analistas, entre ellos Aliverti en la editorial del sábado pasado, cuestionan la
idea de que el problema económico sea una cuestión nacional. Habría que averiguar qué
piensa un formoseño, un chaqueño o un misionero sobre este tema que tanto desvela a
los porteños.
Acerca de esto, Abelardo Ramos en Revolución y Contrarevolución en la Argentina
enunciaba, con una vigencia sorprendente, que “la sociedad porteña, embriagada de
aspiraciones cosmopolitas (…)” tenía y tiene “afición por los extranjeros rubios (…) cuyos
intereses se fundían muy naturalmente con la metrópoli inglesa”. “La ciudad-puerto, desde
los tiempos de la pandilla del barranco, concentró en sus límites la mayor parte de la
riqueza y la cultura del país, del cual se nutría (…) Foco de civilización vuelto de espaldas
al país hambriento (…) plataforma dilecta de los intereses antinacionales.”
Conviene empezar a pensar la realidad nacional mirando al país y dejar de agudizar la
vista para cruzar el océano hasta llegar a Europa. Entonces ¿cuáles son los problemas de
la realidad nacional? No creo que la adquisición de dólares para el ahorro lo sea. Pero sí
la inflación. De todas formas, este es un mal que acarrea cualquier país en crecimiento. Y
el Gobierno Nacional, aunque no lo trate como Nelson Castro pretende, no se ha
desentendido de esta problemática.
3) La inflación no afecta únicamente a la clase media. Pero me atrevería a decir que estos
soñadores de viajes a la vieja metrópoli, tienen menos consciencia de clase que Altamira.
Alfonsín decía que “la clase media es veleidosa y piensa que decide por lo que ella misma
piensa y en realidad es un pensamiento inducido por los medios de comunicación.
Advierta que lo que puede pasar es tremendo”. ¡Atención! Volvamos a Ramos y tengamos
cuidado con hacerle el juego a los que quieren que sigamos siendo el granero (mega-
devaluado) del mundo. No seamos nostálgicos de un pasado semicolonial que no hemos
sabido deconstruir del todo.
4) ¿Qué fue lo que pasó? Me remonto a los últimos cacerolazos. En esas
manifestaciones, uno de los reclamos que predominaban era el pedido de “libertad” para
poder comprar dólares, porque para este sector tener dólares es tener libertad. Y no les
importa el costo que este atesoramiento puede implicarle al Estado y a la sociedad en su
conjunto. No importa si la adquisición de una moneda extranjera tiene la potencia de
horadar las políticas del Gobierno. Como bien ilustró Rep en una de sus tiras, fueron
marchas de “yoes”. Esta gente sigue siendo, especialmente en términos culturales,
soldados del neoliberalismo.
Curiosamente, hasta Franco Macri opinó sobre esto: “para Argentina no tiene que existir
el dólar, tiene su propia moneda y el dólar no es su moneda (…) Los argentinos deberían
confiar en el peso. ¿En dónde hay un país en el que además de su moneda el dólar sea
una moneda corriente? Es una locura.” Polémico. Lo cierto es que la historia oficial nos
inculcó la adoración de supuestos héroes que no han sido más que emisarios de los
intereses antipatrióticos, antinacionales y antilationoamericanos. Quiroga o Artigas no nos
inspiran más que desprecio y reivindicamos a dirigentes políticos (especialmente de la
provincia de Buenos Aires) que fueron mercenarios al servicio del Imperio de aquellos
tiempos, cuya línea histórica se puede seguir a través del diario La Nazión.
5) Volviendo: cacerolazos y devoción por el dólar. Ante las restricciones para comprar
esta moneda en el mercado oficial, el paralelo tuvo su boom. La proliferación de noticias
sobre el dólar blue fue la estrategia de los medios sin Patria para que se constituya en la
referencia de la situación económica nacional. No obstante, a comienzos de este año el
equipo económico decidió flexibilizar las limitaciones para la compra de moneda
extranjera por parte de personas físicas, logrando estabilizar el dólar oficial y provocando
una baja en el dólar paralelo.
Sin embargo, ha quedado en evidencia que seguimos dependiendo (y mucho) de las
exportaciones de cereales. Nos quieren vender que estos son los intereses nacionales y
parte de la clase media zócalera compra. La fuerza del puerto pone límites, otra vez, a un
proyecto político federal. Esto es problemático y vuelve a señalar la necesidad de
desarrollar una política que le reste poder a los militantes de la silobolsa. La
industrialización por sustitución de importaciones, como propuesta de soberanía e
independencia nacional, ha sido frenada en reiteradas oportunidades por los cuellos de
botella que el agro genera en la balanza comercial. Deberíamos repasar las experiencias
como la Junta Nacional de Granos y el IAPI, para formular una salida que, quizás, sea la
estatización del comercio exterior.
6) Devaluación, estabilización de la cotización del dólar oficial y precios cuidados. Hace
varios días, Kicillof explicó que la suba en el dólar oficial no debería modificar los precios
internos porque “la mayoría de los precios en la Argentina no dependen de la cotización
de esta divisa y en los casos en que eso sucede es en una medida muy pequeña. Los
precios no están atados al dólar, aunque sí puede haber algunos que quieran sacar
ventaja y utilizar esa excusa para remarcar”. La viveza de los re-marcadores de precios.
Ellos son los enemigos del bolsillo y una banda de usureros despreciables.
7) Aunque Kicillof sentencie que el aumento de precios es ventajismo y el equipo
económico se muestre optimista respecto al futuro de las reservas, el juego de los
especuladores y los re-marcadores genera una depreciación real en la capacidad
adquisitiva de los trabajadores. Esto oscurece el panorama para discutir salarios en las
paritarias, ya condicionadas por los aumentos de las fuerzas policiales en diciembre del
año pasado. No va a ser un año fácil, pero Cristina fue enfática con la dirección del
proyecto. Este Gobierno defiende los intereses de todos, especialmente de los más
vulnerables. ¿Cómo? Con inclusión, con ampliación de derechos y con programas
sociales que aseguran el futuro de cada argentino. Los avances de esta década, que a
tantos les duele, no se dieron por arte de magia. Los certeros pasos (y los que aún falta
dar) fueron posibles porque la economía fue puesta al servicio de la política. Esperemos
que los beneficiarios de las prestaciones del largo brazo del Estado (que no son sólo los
que peor están) se despabilen.
8) Ante las trampas de los usureros (que los hay grandes y chicos), hay algunas
herramientas institucionales a las que se puede recurrir. No nos acostumbremos a que
nos churrasqueen un pesito por cargar la SUBE, un pesito por la carga virtual del celular,
a pagar distintos precios por el mismo productos según dónde se lo compre. El valor de
un producto tiene que ser uno, en todos lados. Y cuando no es así, hay que denunciarlo.
http://www.consumidor.gov.ar/
9) Los ataques son cada vez más burdos y los engaños cada vez más grotescos. ¡Hay
que avivarse! Si le va mal al Gobierno Nacional, nos va mal a todos. Cuidado, porque el
programa desestabilizador de los medios reaccionarios no cuenta con un candidato
presidenciable ni serio.
10) A la Patria la defendemos entre todos. Lo que está en juego es el proyecto de país y
la redistribución de la riqueza.
A los enemigos ni justicia.