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Tratamiento de residuos radiactivos 4ºeso

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INTRODUCCIÓN

La industria nuclear considera residuo radiactivo a cualquier material que contiene radio nucleidos en concentraciones superiores a las establecidas por las autoridades competentes y para el cual no está previsto ningún uso.

Baja y media:  Los residuos de media y baja actividad proceden de la minería,

del ciclo de combustible y de la irradiación de sustancias en instalaciones nucleares y radiactivas. Son menos peligrosos que los residuos de alta, pero mucho más voluminosos.

Algunos de ellos se generan en instalaciones de uso médico (aparatos de rayos X, de radioterapia,...). Sin embargo, estos son una minoría. La mayoría de residuos de baja-media intensidad son guantes, ropa, herramientas, etc, que hayan estado en contacto con material altamente radiactivo.

Un ejemplo importante y paradigmático lo constituye el grafito radiactivo de los reactores refrigerados por gas y moderados por grafito, como el de Vandellós I. En el grafito se encuentra presente, sobre todo, el carbono-14, un isótopo radiactivo con un tiempo de semi-desintegración de 5.370 años, que convierte en muy problemático su almacenamiento con el resto de los residuos de media y baja.

Alta: Los residuos de alta actividad constituyen el 1 % del total, pero

contienen el 95% de la radiactividad generada. Son el combustible gastado de las centrales nucleares y las cabezas nucleares procedentes de las bombas y misiles atómicos. Son los más peligrosos y los que poseen vida más larga.

    Emiten radiaciones durante miles y miles de años y tienen una toxicidad muy elevada. En España son generados principalmente en las centrales nucleares (de las que ahora hay 9 en funcionamiento), ya que el combustible de uranio empleado en éstas se convierte, tras su utilización, en residuo radiactivo de alta actividad.

Uno de los más radiactivos el plutonio-239, un isótopo radiactivo creado por el hombre para la fabricación de bombas atómicas . Este isótopo emite radiactividad durante cerca de 250.000 años, lo cual supone 25 veces más tiempo que la Historia conocida de la Humanidad.

POSIBLES SOLUCIONES PARA EL ALMACEAMIENTO DE RESIDUOS RADIACTIVOS

Entierro en el lecho marino Los residuos se sepultarían bajo los sedimentos del lecho

oceánico. Esto presenta los problemas de que los residuos no son recuperables ni controlables y de que deberían producirse numerosos transportes con el riesgo de accidente. 

Encerrar residuos radioactivos en contenedores o bidones y esperar que se mantengan clausurados hasta la eternidad, es una soberana ingenuidad. Por esa razón existen leyes  internacionales que prohíben el depósito de residuos de alta actividad en el mar, aunque sigue habiendo plantas de procesamiento responsables de los vertidos radiactivos al Atlántico. Según la Declaración de Sindra para el año 2000 deberán "reducir sustancialmente sus vertidos", y para el 2020 deberían ser cercanos a cero.

Entierro en los hielos Antárticos Esta opción también ha sido abandonada por incontrolable e

inviable y por la firma de acuerdos internacionales sobre protección de la Antártica.

 Envío al espacio Esta opción se ha abandonado por razones obvias: no hay más que pensar en la posibilidad de un accidente como el del Challenger, que se encargase de distribuir por la atmósfera toneladas de residuos de alta actividad; cada lanzamiento sería la amenaza de un nuevo Chernobil. Además este método es tan caro que supondría el inmediato cierre de las centrales nucleares. 

Transmutación Este proceso consiste en convertir los residuos en otros radio

nucleidos de vida más corta mediante el bombardeo con neutrones. Presenta el inconveniente de que es muy caro y todavía no se tienen garantías de que el proceso reduzca de forma efectiva la cantidad de radiactividad, puesto que se trata de procesos con una cierta estadística y no siempre se obtienen isótopos menos activos.

Dicho expresamente por la propia industria nuclear esto no sería la solución para los residuos radiactivos.

ReprocesamientoConsiste en la separación química de los diferentes

componentes de los residuos para su posterior reutilización. Se podría extraer el uranio no gastado y el plutonio para usarlos como combustible de reactores rápidos o para fabricar bombas atómicas.

Además se extraen otros isótopos para usarlos como fuentes radiactivas en medicina o con fines industriales. Sin embargo este proceso no es adecuado para resolver el problema de los residuos porque sólo disminuye la radiactividad típicamente en un 3% y, a cambio, multiplica el volumen de los residuos por 160. 

Almacenamiento en superficie Consistiría en el almacenamiento de los

residuos en espacios especiales dedicados a ello, siempre bajo control y con sistemas de refrigeración pasivos. Los residuos deben estar confinados en contenedores especiales con diversos blindajes. 

Este proceso presenta la gran ventaja de que los residuos son accesibles y siempre se mantienen bajo control, se podría actuar sobre ellos caso de producirse algún problema. También daría la posibilidad de acceder fácilmente a ellos si en un futuro se lograse algún tipo de técnica para su inactivación o aprovechamiento.

Es el método propuesto por grupos no gubernamentales y multitud de científicos. De todas maneras también presenta inconvenientes.

Enterramiento en profundidad (AGP) Consistiría en depositar los residuos en cementerios a unos

cientos de metros de profundidad (entre 500 y 1000 metros) en formaciones geológicas dudosamente estables. Es del todo ilusorio e irresponsable tratar de prever el comportamiento geológico a miles de años vista.

La imprevisibilidad de la evolución geológica, de las corrientes de agua subterráneas y el tiempo que deben estar confinados desaconsejan absolutamente esta opción.

En el resto de problemas, destacan los posibles aumentos de presión en los recipientes a causa de la desintegración de gases nobles. Y el aumento de temperatura tan grande que haría inútiles los intentos de rebajarla mediante refrigeración.

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