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SENTENCIAS SENTENCIAS MORALISTAS MORALISTAS DE DE DEMOCRITO DEMOCRITO

Sentencias de demócrito

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SENTENCIAS SENTENCIAS MORALISTAS MORALISTAS

DE DE DEMOCRITODEMOCRITO

Quien quiera el alma tranquila, no debe emprender mucho, ni en la vida privada ni en la pública; y en aquello que emprenda, sea esto lo que fuere, no debe abarcar nada que sobrepase su propia capacidad y naturaleza; por el contrario, debe precaverse hasta tal punto que, aun cuando le sorprendiera la fortuna y lo sedujera hacia una aparente plenitud, él debe apartarla, y dejar de añadir lo que sobrepasa a sus posibilidades. Porque una carga justa ofrece más seguridad que una carga excesiva.

Quien prefiere los valores del espíritu, elige los más divinos, quien los del cuerpo, (elige) los humanos.

Si alguien se excediera de la medida, lo más agradable se (le) volvería desagradable.

Trabajo (nos) cuesta encontrar lo bueno cuando lo buscamos; lo malo, aun sin buscarlo, llega por sí solo.

Emplear el dinero con sensatez sirve para mantenerse independiente y ser útil al pueblo; emplearlo insensatamente: despilfarro a expensas del pueblo.

Bienaventurado quien dispone de propiedad y de inteligencia. Porque hará buen uso de ellas en el cumplimiento de su deber.

Fama y riqueza sin inteligencia son bienes inseguros.

Los avaros tienen el destino de la abeja: trabajan como si fueran a vivir eternamente.

Sensato es quien no se deja afligir por lo que no posee, y se alegra, empero, por lo que posee.

Los necios anhelan las cosas ausentes; las cosas presentes, pese a que son más ventajosas, las tratan con negligencia.

Lo que el cuerpo necesita está al alcance de todos, sin esfuerzo ni fatiga. Lo que, por el contrario, demanda un esfuerzo laborioso y que aflige a la vida, no proviene de ningún deseo del cuerpo sino del juicio desacertado.

Apetecer desmesuradamente en el niño es natural, no en el hombre.

Las apetencias violentas enceguecen al alma respecto de todo lo demás.

Conviene a los hombres tomar en cuenta más al alma que al cuerpo; porque la perfección del alma endereza la debilidad del cuerpo, mientras que la robustez del cuerpo carente de sensatez no deja en ningún sentido mejor al alma.

El arte médico ... Cura las enfermedades del cuerpo, la sabiduría elimina los padecimientos del alma.

La belleza física exenta de espíritu es animal.

La buena raza que en el ganado se refleja por el vigor físico, en el hombre es manifiesta a través del feliz desenvolvimiento de su carácter.

Inútil trabajo hace el que quiere enseñar la razón a quien cree tenerla.

Para los necios no es la razón sino la desgracia (la que) los amaestra.

Sólo en la calamidad los necios aprenden a ser cuerdos.

Es concebible sensatez en los jóvenes y en los ancianos necedad; porque el tiempo no enseña a razonar, sino una educación temprana y la disposición natural.

Son cosa parecida la naturaleza y la educación. Porque la educación transforma al hombre y transformándolo crea una nueva naturaleza.

La fortuna es generosa pero inconstante. La naturaleza, en cambio, se basta a sí misma. Por esto, ella con sólido pero más modesto sustento aventaja a las mayores promesas de la esperanza.

Los insensatos se forman gracias a lo que les ofrece la fortuna; en cambio los conocedores de tales ofrecimientos se forman gracias a los dones de la sabiduría.

Muchos que no han aprendido (lo que es) la razón, viven, (sin embargo), según la razón.

Los más se perfeccionan mediante el entrenamiento y no debido a su condición natural.

Un continuo esfuerzo se vuelve más fácil de lo que en sí es, gracias a la costumbre.

Los trabajos voluntarios hacen posible soportar mejor los involuntarios.

Todos los esfuerzos son más agradables que la inactividad, siempre y cuando alcancemos los fines para los cuales nos hemos esforzado o que al menos sepamos que llegaremos a nuestro objetivo.

Mas en cada fracaso el esfuerzo es doblemente molesto y penoso por habernos fatigado y por haber fracasado.

Las expectativas de los que han recibido educación, son más sólidas que la riqueza de los incultos.

El estudio realizado con esfuerzos produce magníficos frutos; sin esfuerzos, las maldades se cosechan por sí solas...

Ni el arte ni el saber son alcanzables, si uno no se dedica al aprendizaje.

No trates de saber todo, para que al fin no conozcas nada.

Es preciso ejercitarse en pensar mucho, no acumular erudición.

Hay muchos que, poseyendo conocimientos acerca de todo, carecen, (sin embargo), de inteligencia.

Aparecerá [como mejor educador] para la virtud el que se vale de la exhortación y persuasión mediante la palabra razonada, que el que aplica la ley y la imposición. Porque quien ha sido apartado de la maldad a fuerza de la ley, es probable que peque a escondidas; quien, por el contrario, ha sido conducido al deber mediante la persuasión, probablemente no cometa falta alguna ni oculta - ni abiertamente. Por consiguiente, quien procede con rectitud gracias a su comprensión y conocimiento, llegará a ser, a la vez, hombre valeroso y recto.

[... Si a los niños en edad de crecimiento no se les forzase a trabajar,] los niños no aprenderían ni las letras, ni el arte de las Musas, ni la lucha deportiva, ni menos aun lo que más fundamenta a la virtud, a saber: el sentir pudor. Porque precisamente de todo lo anterior nace el sentido del honor.

La virtud del padre es el más grande mensaje para los hijos.

¡Se bueno! Si aún no lo eres, (has de) imitar a quien lo es.

No hay cosa peor en la educación de la juventud que la frivolidad, porque de ellas nacen los placeres que degeneran en vicios.

Lo grave: imitar a los malos sin siquiera pensar en seguir el ejemplo de los buenos.

Mejor es censurar nuestros errores que los ajenos.

El olvido de las propias fechorías engendra desvergüenza.

Los malos [ciudadanos], al llegar a ocupar cargos públicos, cuanto más indignos son para su desempeño, se muestran tanto más descuidados y se inflan de incompetencia e insolencia.

Vergüenza debe tener primero ante sí mismo el que está cometiendo una acción vergonzosa.

Aún cuando estés solo, no digas ni obres nada vil.

Aprende a sonrojarte de ti mismo mucho más que enfrente de los otros.

No te avergüences más ante los hombres que ante ti mismo; ni obres el mal por más que nadie lo sepa ni así lo supieran todos los hombres. por el contrario, guarda sumo respeto ante ti mismo, e inscribe esta norma en tu alma, de modo que no hagas nada indecoroso.

Es preferible una reputación de modesta sabiduría a la de una gran necedad.

Es difícil luchar contra el corazón; pero el varón sensato sabe dominarlo.

El coraje hace insignificante las calamidades.

Valiente no sólo es el que domina a los enemigos en la guerra, sino también a los placeres. Mas hay quienes, siendo tiranos de ciudades (-estados), se hacen esclavos de mujeres.

Ni el cuerpo ni el dinero hacen que los hombres se sientan felices, sino un pensamiento recto y un espíritu amplio.

Las esperanzas de los que piensan con rectitud son realizables, las de los insensatos son irrealizables.

Absurdas, las ilusiones de los hombres insensatos.

Que no sea el temor (al castigo) lo que motiva tu abstención de faltas, sino el (sentido del) deber.

Grande es tener presente el deber en las circunstancias adversas.

Lo justo es hacer lo que se debe, lo injusto consiste no solamente en no hacer lo que se debe, sino en evadirlo.

Se debe proteger a los que están sufriendo una injusticia, y no admitir que suceda; esto es lo justo y lo (moralmente) bueno. Lo contrario es lo injusto y (moralmente) malo.

Lo prudente: protegerse de una acción injusta; lo indolente: no defenderse de una injusticia sufrida.

Los dioses sólo aman a los que odian la injusticia.

No basta evitar acciones injustas para ser bueno; ni siquiera se debe desearlas.

Lo moral es impedir a quien está por cometer una mala acción; de ser esto imposible, al menos no se debe cooperar.

Más desdichado el que comete que el que recibe una injusticia.

No es inútil adquirir dinero, pero obtenerlo injustamente es lo peor de todo.

Quien se ha esclavizado al dinero, difícilmente podrá ser justo.

Las malas ganancias dañan la honorabilidad.

Un argumento razonable es a menudo más poderoso que el oro (cuando se trata) de persuadir.

La verdad es necesaria, no las palabras.

Hay que repudiar (...) las palabras de pendencieros y de embrolladores.

Un hombre con carácter no se preocupa por los chismes de gente mezquina.

Prepotencia: querer tener (siempre) la palabra y no escuchar nada.

De malas obras ni hablar se debe.

A obras y acciones virtuosas debemos aspirar, no contentarnos con palabras.

Farsantes e hipócritas son aquellos que en palabras todo, en los hechos nada hacen.

El que siempre vacila, no logra acabar ninguna obra.

Prever antes de actuar vale más que arrepentirse después.

El hombre que tiene madurez y el que carece de ella se revelan no sólo por lo que hacen, sino también por lo que se proponen.

Preferible es ser alabado por otro que por sí mismo.

Quienes alaban a los necios, gran daño les hacen.

La intimidación logra adulación, mas no obtiene afecto.

Si no sabes por qué te elogian, has de pensar que te adulan.

El que se estira para estar a la altura del más poderoso, acaba con mala reputación.

Es digno de los hombres que son hombres (de verdad) no reírse sino llorar de las desgracias humanas.

Durante la prosperidad lo más fácil es encontrar un amigo, pero en la desgracia es lo más difícil de todo.

Muchos aparentan ser [nuestros] amigos y no lo son; y los que no lo parecen, lo son.

Amigos no son necesariamente los de nuestra sangre, sino aquellos que concuerdan con nosotros en lo que es lo importante.

Afinidad en el pensar engendra amistad.

La amistad de un solo hombre sensato vale más que la de todos los imbéciles juntos.

Los criticones no han nacido para la amistad.

Me parece que no es amado por nadie quien no ama a nadie.

No es generoso el que se interesa por la retribución, sino el que prefiere espontáneamente hacer el bien (por el bien).

Los que aceptan favores deben pensar anticipadamente en una mayor retribución.

Al hacer un favor, procura que el que lo recibe no te lo devuelva con un mal en lugar de un bien, por ser farsante.

No desconfíes de todos, más bien logra ser precavido y seguro (de ti mismo).

Quien, gracias a la suerte, encontró un buen yerno, ganó un hijo, quien no tuvo suerte (con el yerno) perdió también la hija.

La enemistad de los familiares es mucho más penosa que la de los extraños.

Penoso es tolerar que nos gobierne quien tenga una mentalidad inferior.

Para los que carecen de inteligencia mejor es ser gobernado que gobernar.

La pobreza en una democracia es preferible al así llamado bienestar en las autocracias, del mismo modo como es (preferible) la libertad a la esclavitud.

El mundo es la esencia, la vida es el coro en su movimiento; llegaste, miraste y te retiraste.

Para el hombre sabio todo país le es accesible; ya que el mundo entero le pertenece a un alma noble.