Escritor de brocha gorda

Autor: “Rotter” Alumno de 1ercurso de Ciencias HumanasAulas de la experiencia: UPV/EHU – Campus de Gipuzkoa

En mi ya lejana infancia, época en que los estímulos externos a la imaginación eran más bien escasos, la lectura me supuso una ventana abierta a un mundo en el que podía soñar sin más límites que mi propia fantasía.

Pasado el tiempo, en alguna ocasión, sentí la necesidad de reflejar mis propias fantasías, mis propias ilusiones, de recrearme en mis propias quimeras. Ello me llevó a incipientes intentos, a experimentos dispersos, a conatos naufragados siempre en el mar de mi inconstancia.

Pero quedó firme en mi interior, la sensación de libertad, el horizonte sin límites que proporciona la palabra escrita. Sin corsés de ningún tipo. La palabra por la palabra, más allá de su acepción escueta, de su ortografía incluso. Sugerente a veces por su sonido, por su ubicación o por su transgresión.

Hubo otro momento en mi vida. Este ya en la juventud plena. En mi interior bullían infinidad de emociones, entusiasmo, incluso congojas. Necesitaba expresar mis experiencias vitales, mis inquietudes sociales, mis aspiraciones…

Y además… llegó el amor.

En esas me encontraba una noche contemplando las estrellas (parafraseo al gaucho Martín Fierro), cuando comencé a hilar palabras, lentamente al principio, a borbotones poco más tarde, incontenibles después.

Allí frente a mí, roja en la penumbra, la máquina de escribir parecía mirarme.

… y comencé a teclear…

En mis noches de pasión

de soledad, de angustia

bebo y sueño

y ni el licor me gusta

bebo y sueño

y mis sueños me asustan ...

Gracias por su atención

continuará…