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Las últimas heladas y su efecto en el cultivo de Colza Coll L. Grupo Ecofisiología Vegetal y Manejo de Cultivos INTA EEA Paraná Introducción La incorporación de cultivos nuevos en una región requiere el estudio del ajuste entre los factores del ambiente y los requerimientos del cultivo. En este sentido, la fecha de siembra y el ciclo del cultivar suelen ser las herramientas de manejo más importantes que definen una adecuada adaptación de un cultivo a una región determinada (Connor y Loomis, 1991). En el presente artículo se describen brevemente los efectos que podrían producir las últimas heladas en un cultivo relativamente nuevo para nuestra región, como es el cultivo de colza (Brassica napus). La colza se siembra en Argentina a principios del otoño y crece en forma de roseta, aclimatándose progresivamente a las bajas temperaturas hasta alcanzar considerable resistencia al frío. Hacia el final del invierno, cuando las temperaturas comienzan a aumentar, las plantas se elongan y florecen volviéndose nuevamente menos tolerantes al frío y las heladas (Lardon y Triboi-Blondel, 1995). A temperaturas muy bajas los cristales de hielo afectan físicamente la estructura de membranas y enzimas produciendo pérdidas de órganos vegetativos y reproductivos. En consecuencia, la ubicación del periodo crítico para la determinación del número de granos del cultivo de colza (la floración) queda acotada por un lado, por la ocurrencia de las últimas heladas y por otro, por las elevadas temperaturas del final de la primavera, que afectan la fertilidad floral y la duración de la etapa de fijación de granos. En el departamento Paraná (Entre Ríos), las últimas heladas ocurren generalmente entre principios de septiembre y los primeros días de octubre (Figura 1). Las combinaciones de fechas de siembra tempranas y cultivares de colza de ciclo corto producirían floraciones prematuras, susceptibles al efecto negativo de las heladas. Sin embargo, retrasos en el inicio de la floración más allá de fines de agosto también generarían reducciones en el rendimiento y el contenido de aceite de colza (Coll, 2011; Coll y Caviglia, 2013).

Canola Heladas y su efecto en el cultivo de colza, INTA 2013

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Las últimas heladas y su efecto en el cultivo de Colza

Coll L.

Grupo Ecofisiología Vegetal y Manejo de Cultivos INTA EEA Paraná

Introducción

La incorporación de cultivos nuevos en una región requiere el estudio del ajuste entre

los factores del ambiente y los requerimientos del cultivo. En este sentido, la fecha de siembra

y el ciclo del cultivar suelen ser las herramientas de manejo más importantes que definen una

adecuada adaptación de un cultivo a una región determinada (Connor y Loomis, 1991). En el

presente artículo se describen brevemente los efectos que podrían producir las últimas heladas

en un cultivo relativamente nuevo para nuestra región, como es el cultivo de colza (Brassica

napus).

La colza se siembra en Argentina a principios del otoño y crece en forma de roseta,

aclimatándose progresivamente a las bajas temperaturas hasta alcanzar considerable

resistencia al frío. Hacia el final del invierno, cuando las temperaturas comienzan a aumentar,

las plantas se elongan y florecen volviéndose nuevamente menos tolerantes al frío y las

heladas (Lardon y Triboi-Blondel, 1995). A temperaturas muy bajas los cristales de hielo

afectan físicamente la estructura de membranas y enzimas produciendo pérdidas de órganos

vegetativos y reproductivos. En consecuencia, la ubicación del periodo crítico para la

determinación del número de granos del cultivo de colza (la floración) queda acotada por un

lado, por la ocurrencia de las últimas heladas y por otro, por las elevadas temperaturas del final

de la primavera, que afectan la fertilidad floral y la duración de la etapa de fijación de granos.

En el departamento Paraná (Entre Ríos), las últimas heladas ocurren generalmente

entre principios de septiembre y los primeros días de octubre (Figura 1). Las combinaciones de

fechas de siembra tempranas y cultivares de colza de ciclo corto producirían floraciones

prematuras, susceptibles al efecto negativo de las heladas. Sin embargo, retrasos en el inicio

de la floración más allá de fines de agosto también generarían reducciones en el rendimiento y

el contenido de aceite de colza (Coll, 2011; Coll y Caviglia, 2013).

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Las heladas en el periodo reproductivo

Las heladas que suelen ocurrir durante la floración de colza pueden producir un leve

retraso en la madurez y pequeñas reducciones del rendimiento (Thomas, 2003). Si la helada no

es muy intensa se ha observado que sólo son afectadas las flores abiertas en el momento de

producirse la misma, mientras que las silicuas inferiores y los botones florales cerrados

continúan desarrollándose normalmente. Luego de algunos días se pueden observar espacios

vacíos en el tallo floral correspondientes a las flores abortadas (Figura 2). Según Lardon y

Triboi-Blondel (1995) algunas flores y silicuas perdidas al comienzo de la floración pueden ser

compensadas por silicuas de las ramificaciones laterales, de manera que el rendimiento es

poco afectado por las heladas.

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AGO SET OCT NOV

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Figura 1. Distribución porcentual decadial (D) de la última helada, serie histórica (1967-2012). Datos

obtenidos del Observatorio Agrometeorológico de la EEA Paraná, elaborados por el Ing. Agr. Néstor

Garciarena.

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Figura 2. Aborto de flores producido por heladas durante la floración de colza. Foto: L. Coll. INTA-EEA

Paraná.

Figura 3. Necrosis de granos por efectos de heladas durante el llenado de granos. Campaña 2013. ©Patología Vegetal. INTA EEA Paraná.

Las heladas luego de la floración son menos frecuentes en nuestra región y

habitualmente de menor intensidad. No obstante, pueden provocar reducciones significativas

del rendimiento y la calidad de colza. El grado de daño de la helada depende del estado de

madurez del cultivo y, generalmente, es mayor a medida que aumenta el contenido de

Flores abortadas

Silicua fijada antes de las heladas

Flores fértiles

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humedad de la semilla. Según Thomas (2003), una helada de -3ºC es suficiente para matar

semillas inmaduras con 50-60% de humedad, mientras que normalmente aquellas con menos

de 20% escapan al daño (Figura 3). En los cultivos inmaduros de colza sometidos a

temperaturas letales, las silicuas se tornan oscuras o negras, mientras que heladas intermedias

producen silicuas blancas o con manchas blancas (Figura 4). En tanto, con contenidos de

humedad en los granos de alrededor del 45%, una helada fuerte producirá semillas “chuzas”,

manchadas de blanco y arrugadas, ya que la acumulación de materia seca no ha finalizado

aún. En cualquiera de los casos, como la colza florece en forma progresiva desde la parte

media del tallo hacia arriba, las heladas no dañan todas las semillas de la misma forma.

Figura 4. Manchas blancas en las silicuas y muerte anticipada de granos por efecto de heladas durante el

llenado de granos. ©Canola Growers Manual (Canola Council of Canada).

Asimismo las heladas, incluso aquellas suaves (entre 0 y -1ºC), pueden acelerar la

deshidratación de las células de la pared de la silicua o de las semillas, afectando al sistema

enzimático encargado de la degradación de la clorofila al aproximarse la madurez fisiológica de

las semillas (Thomas, 2003). Esto trae aparejado la aparición de granos verdes a la cosecha,

que afectan la calidad del aceite y ocasionan penalizaciones comerciales en otros países

productores de colza, mientras que en nuestro país no existen todavía restricciones en las

normas de comercialización de colza relacionadas con este problema.

Finalmente, las heladas tardías que afectan a cultivos inmaduros también pueden

incrementar los riesgos de pérdidas por desgrane o caída de silicuas. En estos casos se

debería analizar la conveniencia de realizar un corte-hilerado previo a la cosecha para reducir

las pérdidas.

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Bibliografía

COLL L. 2011. Ciclo, densidad y fecha de siembra de colza en relación con el rendimiento.

Jornada de Cultivos de Invierno. FCA, UNER- INTA. p. 40-43. ISBN 978-950-698-

268-3.

COLL L. y O.P. CAVIGLIA 2013. Influencia de variables ambientales en el rendimiento y

calidad de colza. Actas del II Workshop Internacional de Ecofisiología de Cultivos

aplicada al Mejoramiento Vegetal. Mar del Plata 26 y 27 de Agosto.

CONNOR D.J. and R.S. LOOMIS, 1991. Strategies and tactics for water-limited agriculture in

low rainfall mediterranean climates. In: E. Acevedo, E. Fereres, C. Gimenez and

J.P. Srivastrava (Eds). Improvement and management of winter cereals under

temperature, drought and salinity stresses. Cordoba, Spain, INIA, Madrid. p. 441–

465.

LARDON A. and A.M. TRIBOI-BLONDEL 1995. Cold and freeze stress at flowering effects on

seed yield in winter rapeseed. Field Crops Res. 44:95-101.

THOMAS P. 2003. Canola Growers Manual (Canola Council of Canada).

http://www.canolacouncil.org/. [Verificación: agosto 2013].