14
Comentario Novela "De tu sangre cautiva" De tu sangre cautiva cumple con su obsesión, su desangramiento nos mantiene cautivos hasta el final, porque sumerge al lector en ciertos procesos humanos complejos, difíciles de acompañar: la escritura donde la amistad se vincula al amor y a la crisis valórica del mundo actual. Isabel decide escribir una novela sobre la amistad que ella ha mantenido con Pedro toda la vida. Estos amigos han dejado de verse hace 30 años, y se reencuentran en un congreso de escritores. Sin embargo, Isabel es asaltada por una voz íntima que se pregunta, insistentemente, sobre el proceso escritural....Ingrid Odgers narra con poesía e inteligencia una historia antigua y apasionante: la intensa amistad de dos seres encadenados por las letras, asumiendo que sólo se tiene que ver lo suficiente para saber que se ha perdido y que eso es una enorme ganancia. La exquisita sensibilidad de esta excelente narradora latinoamericana se vuelve un bálsamo en los duros tiempos actuales, donde por lo menos nos queda llorar con lápiz y tinta. Karina García Albadiz Magíster Interdisciplinario en Estudios Humanísticos Universidad ARCIS, Chile; sede Valparaíso [email protected] [email protected] Karina García Albadiz Magíster Interdisciplinario en Estudios Humanísticos Universidad ARCIS, Chile; sede Valparaíso [email protected] Valparaíso, 17 de Octubre de 2008

Algunascriticas odgers

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Criticas

Citation preview

Page 1: Algunascriticas odgers

Comentario Novela "De tu sangre cautiva"

De tu sangre cautiva cumple con su obsesión, su desangramiento nos

mantiene cautivos hasta el final, porque sumerge al lector en ciertos procesos

humanos complejos, difíciles de acompañar: la escritura donde la amistad se

vincula al amor y a la crisis valórica del mundo actual. Isabel decide escribir

una novela sobre la amistad que ella ha mantenido con Pedro toda la vida.

Estos amigos han dejado de verse hace 30 años, y se reencuentran en un

congreso de escritores. Sin embargo, Isabel es asaltada por una voz íntima que

se pregunta, insistentemente, sobre el proceso escritural....Ingrid Odgers narra

con poesía e inteligencia una historia antigua y apasionante: la intensa amistad

de dos seres encadenados por las letras, asumiendo que sólo se tiene que ver

lo suficiente para saber que se ha perdido y que eso es una enorme ganancia.

La exquisita sensibilidad de esta excelente narradora latinoamericana se vuelve

un bálsamo en los duros tiempos actuales, donde por lo menos nos queda

llorar con lápiz y tinta.

Karina García Albadiz

Magíster Interdisciplinario en Estudios Humanísticos

Universidad ARCIS, Chile; sede Valparaíso

[email protected]

[email protected]

Karina García Albadiz

Magíster Interdisciplinario en Estudios Humanísticos

Universidad ARCIS, Chile; sede Valparaíso

[email protected]

Valparaíso, 17 de Octubre de 2008

Page 2: Algunascriticas odgers

CRÍTICA LITERARIA‘DE TU SANGRE CAUTIVA’

De Ingrid Odgers

Por Federico Krampack

Al momento de comenzar a leer la novela ‘De tu sangre cautiva’ de

Ingrid Odgers, hay dos citas en la antesala del relato que parecen abrir la

puerta a un mundo ambiguo y sensible a chorros. Y que nos habla bastante a

lo que vamos. Una es de la autora Marguerite Duras, creadora de la

controversial novela erótica ‘El amante’, y la otra es de la música icono del

movimiento de rock grunge, Kurt Cobain que dice: ‘El auténtico amigo es el

que lo sabe todo sobre ti y sigue siendo tu amigo’.

Tal frase, sin desmerecer a la de Duras, quizás gatilla el tema esencial

que atraviesa esta compleja y entusiasmada nueva obra de la penquista. ‘De tu

sangre cautiva’ trata sobre la amistad, indudablemente, pero también habla del

amor profundo que sentimos los seres humanos por aquellas personas que,

sencillamente, nos producen fascinación, una fascinación tensa, rara, divertida,

que limita el erotismo y el silencio, los secretos, las confidencias pero, por

sobretodo, las cosas miserables y comunes de este milagro que es la vida.

Como dato anecdótico, y sosteniendo la pasión de este humilde servidor

por el rock alternativo, Kurt Cobain, en esencia, era un poeta maldito. Sus

letras, rupturistas y gritonas, sacadas de las mismas entrañas, que evocaron a

la legendaria banda Nirvana en plena década de los 90 y cuando recién

irrumpía Internet, produjeron un gran eco en la sociedad estadounidense y

mundial. En sus canciones hablaba y deliraba sobre la pérdida del amor, la

pérdida de la libertad, la rabia existencial de la juventud (y de los adultos,

claro), pero, por sobretodo, hablaba del complejo universo de los amigos y de

la coexistencia en las tribus urbanas a través de sus miembros. Grunge, punk,

alternativo, bello, decente, indecente, grosero, tímido, con una fatal inclinación

por las drogas duras y el exceso en todo sentido, en Kurt Cobain todos y todas

parecían encontrar alguien que ‘necesitaba’ un amigo, una persona que se

Page 3: Algunascriticas odgers

abriera en pecho y hueso y lograra comprender su doloroso recorrido por la

vida el que, trágicamente, terminó en suicidio.

En una de sus canciones más conocidas, ‘Lithium’ dice: ‘I’m so happy,

cause today I found my friends. They’re in my head, I’m so ugly, but that’s ok’

(Estoy tan feliz, porque hoy me encontré con mis amigos. Están en mi cabeza,

yo soy tan feo, pero no tiene importancia’). Podemos considerar esa frase

como el resumen perfecto que se puede amoldar al personaje central de ‘De tu

sangre cautiva’, Isabel, quien desde el principio del relato nos comienza a

hablar de su amigo Pedro, con tanta efervescencia, tanto ímpetu y labia, que

incluso podemos reconocer rasgos de su personalidad en cualquiera de

nosotros: la cadena alimenticia de la amistad es tan grande y llena de aristas

que desmenuzarla sería de un agotamiento insaciable.

De principios, podríamos decir que la historia parte como una historia de

amor escondida deshilvanándose de a poco entremedio de los largos pasajes y

monólogos de Isabel, pero el aspecto más profundo de Odgers resalta como

nunca: la duda. Siempre la duda en cuestión, el preguntarse eterna e

insistentemente el porqué, el cómo, el dónde, el cual, el dónde. Cuando las

cosas, los signos, las metáforas y las acciones están liberadas de su idea, de

su concepto, de su esencia, de su referencia, entran en una autoreproducción

al infinito, como una gota de agua que sigue y sigue su camino sin ton ni son.

Las cosas siguen funcionando, la vida sigue, cuando ya la idea central lleva

mucho tiempo desaparecida, el propósito. Todo sigue funcionando con una

especie de indiferencia total hacia su propio contenido, de hedonismo ante la

fatalidad de la vida, de ‘ya no poder más’, como la canción de Camilo Sesto.

Y la paradoja consiste en que funcionan mucho mejor. La paradoja de

Isabel es que, siendo escritora, no tiene mucho que contar sobre sí misma,

como primera impresión, pero todo el relato se deja llevar por lo que ella siente,

imagina, desea, teme, añora. Odgers relata con curiosidad, pero al mismo

tiempo, con bastante humor las acciones y sentimientos de una mujer

penquista que toca temas y datos a primera vista insignificantes, pero que son

esenciales para entender el contexto y el mensaje detrás de ‘De tu sangre

cautiva’. Si hubiera que disgregarlos, serían tres principales.

Primero, la geografía. Isabel vive en una ciudad llamada Concepción,

una zona que se caracteriza a nivel nacional como una olla a presión de

Page 4: Algunascriticas odgers

talentos innatos, de creación y de orgullos, que parece ser mucho más que

eso, pero que también (y a mucha honra siendo penquista) es una ciudad

sumamente difícil donde el quehacer artístico general es tremendamente arduo

y poco valorado. La ironía y la acidez con que toca ciertos aspectos arribistas y

hasta injustos de las actividades, sobretodo literarias, no es mucha ficción que

digamos, y eso es un excelente ingrediente crítico a la obra de Odgers.

¿Autobiográfica? ¿Autocondescendiente? ¿Autonomía? Todo puede ser.

Concepción es una ciudad efervescente en muchos sentidos, y es el detonante

de muchas historias sureñas que cautivan, envuelven al lector en determinados

paisajes y señales que sólo los entendidos pueden entender. Y eso es algo

mágico para cualquier literatura. Y ‘De tu sangre cautiva’ tiene bastante magia

en los subtextos y los personajes.

En segundo lugar, el trabajo. El hecho de que Isabel y Pedro, su amigo,

su confidente, su hilo conductor, su ‘aire’, tengan la misma profesión en la vida,

lleva a pensar que Odgers hace esto cada vez más íntimo. La constante

referencia a películas, canciones, lugares (resulta curioso el ejemplo que pone

la protagonista en cierto pasaje sobre Michael Douglas en la película de

suspenso ‘Atracción fatal’, ya que hace una especie de paralelo entre los

hombres ‘distintos’ o extraterrestres, los que le resultan interesantes por ABC

motivos, aquellos que no resultan los típicos depredadores sexuales en busca

de pasatiempos fáciles o conejos que se asustan con todo, algo que no es para

nada una característica de su amigo Pedro), y así sucesivamente. Además, la

misma labor de escritor o escritora no es ecuménicamente (se sabe) un

sinónimo de éxito instantáneo o de ganancias enormes para pagar deudas y

comprar bienes. Ser escritor es una maldición/bendición única, según la

mente de nuestra protagonista, y es verosímil. La crítica constante (y además

solapada con una crítica indiscutiblemente hacia la dominación masculina en

el campo literario a nivel global) que ejerce Isabel a través de toda la narración

resulta importante, ya que uno como lector también se autocritica. Si esta

novela resulta imprescindible, si la autora resulta buena, si es mala, si debiera

comprarlo usado o en una librería como debiera ser, si es maravillosa la

novela, si es aburrida, si es tórrida, y un largo etcétera. Odgers a ratos nos tapa

en monólogos, y se agradece. A ratos nos llena la boca con rabia existencial, y

también se agradece. Ser escritor es una maravilla, pero ser cesante y además

Page 5: Algunascriticas odgers

mujer en un país tan machista, casi decepcionante y autorreferente como

Chile, resulta un poco más lúgubre. Pero entremedio de esa negrura, a través

del buen humor, la picardía diaria, los cuchicheos y los amigos, el resultado

puede variar de gris a blanco. Contra ese imperialismo masculino de rigor,

contra esa amargura de su amigo Pedro disfrazada de buenas intenciones,

contra el sistema tosco y festivo de idealizar e inmortalizar a escritores (más

hombres, por supuesto), Odgers logra canalizar una serie de párrafos

deslumbrantes que parecieran estar tallados en piedra.

El tercer aspecto que resulta importante de desglosar es quizás el más

punzante y ambiguo de todos y que atraviesa toda la novela: la amistad. Isabel

siente una veneración a rasgos erótica con su amigo Pedro, pero lo deja en

claro desde el comienzo, es una veneración más intelectual que de carne. Pero

una y otra vez se cuestiona la misma mentalidad y personalidad de su amigo,

que es obviamente alguien más exitoso que ella y que la ha adelantando en

muchos aspectos de su vida. Lo envidia, lo quiere, lo admira, lo regaña, lo

invoca, lo recuerda, lo extraña. Si eso no es amor, podríamos decir que es una

muy bella amistad.

Con ello, cabe preguntarse directamente al tuétano: ¿es la amistad

sencillamente otra manifestación de amor, independiente del sexo? Con el

manifiesto que ejerce Isabel sobre su amigo, podríamos resumir que sí. Si bien

la novela empieza con aquellas dos frases de la escritora francesa y la otra del

famoso músico de rock, el tema está planteado desde la apertura. Los amigos

no son como las parejas de uno, puede sonar algo trillado, pero lo cierto es que

los amigos son aquellas almas enredadas en nuestra psiquis que, tarde o

temprano, se quedan con una buena porción de nuestras vidas. Uno no podría

vivir sin amigos. No podríamos vivir la amargura diaria, más allá de nuestros

amores pasionales, sin conversarla en algún minuto con un amigo.

Ingrid Odgers lleva a cabo una obra estupendamente narrada, nos

perdemos en el olvido, en la ambigüedad de los sentimientos, de lo que hay

detrás de cada mirada, puerta, sensación, encuentro, conversación, en las

lagunas mentales de su protagonista Isabel, nos ponemos a pensar en ese

amigo especial, nos ponemos a recordar cierta niñez, cierta relación sexual,

cierta comida, cierto libro, cierta falta de dinero, cierta carencia, cierta rabieta

cotidiana.

Page 6: Algunascriticas odgers

Ocurre como en la microfísica: es tan imposible calcular en términos

fidedignos de bello o feo, de verdadero o falso, de bueno o malo, de amigo o

amante, de seriedad o de humor. Se fracciona todo. Todo se relaciona. Se

forma una mixtura de sentimientos complicada de describir, pero que la

literatura se encarga, de alguna forma, de revelar.

Un regalo fantástico y que sirve de munición para muchos lectores que

buscan algo más allá de las simples historias aristotélicamente determinadas

como mapas conceptuales rígidos, que no se cambian ni cambiarán con nada.

Si hubiese una receta especial para poder leer una novela como ésta, pudiese

ser con estos ingredientes: un buen tramo de canciones de Paloma San Basilio

y de Sandro, una cazuela hirviendo, una montaña de fotos viejas y esperando

que un amigo te llame a la casa, sin perder la esperanza de que salgan a

pasear o a beber un vino para hablar de la mundana e impredecible vida.

‘De tu sangre cautiva’ se la juega por llevarnos al pasado, de vuelta al

presente, al posible futuro, al recuerdo, a la melancolía más dura, al cariño más

omnipresente y rico posible. Un viaje sin retorno del cual, de seguro, no saldrá

nadie indiferente. Con un gramo mínimo de pasión todo es posible.

Page 7: Algunascriticas odgers

CRÍTICA‘MÁS SILENCIOSA QUE MI SOMBRA’De Ingrid Odgers

Por Federico Krampack

Al momento que uno comienza a leer la novela ‘Más silenciosa que mi sombra’

de la autora penquista Ingrid Odgers, de inmediato se le vienen muchas

imágenes icónicas a la mente: Virginia Woolf, mujeres en problemas, en rígidas

bitácoras de vida y acongojadas con el puterío de la realidad chilena diaria,

Katharine Hepburn (la fierecilla indomable del cine anterior al Tecnicolor), Frida

Kahlo, esa mujer de cómic (con pañoleta roja a la cabeza y el puño alzado) que

aparece en las publicidades vintage de un feminismo en pañales que reza YOU

CAN DO IT.

Si debiéramos resumir en una sola palabra esta pequeña obra maestra

penquista, sería con un agudo, obtuso y chirriante ‘verídico’. Esto es verídico.

‘Más silenciosa que mi sombra’ tiene tantas dolorosas capas de verdad, que

parece superar a la ficción. YOU CAN DO IT, Ingrid.

Una mujer furiosa y áspera con la vida nos habla desde la primera página con

un ímpetu cotidiano, cercenador, monótono a ratos, con una respiración

mecánica que resulta agotadora, pero con una gran luz interior. Del primer

párrafo, ya empieza a hablar mal del marido, y a medida que uno avanza en el

relato, las descripciones se hacen más explícitas.

Puede sonar un aspecto desconcertante, de carácter feminista, radical (que se

puede aplicar también a la teoría de género o la literatura de Simone de

Beauvoir), pero lo cierto es que ‘Más silenciosa que mi sombra’ es de todo,

absolutamente de todo, además del tono feminista que impregna toda la

novela, un feminismo natural que se encuentra en el chip mental de todas las

mujeres, pero que muy pocas se atreven a ponerlo en la práctica e incluso

manifestarlo, aunque sea en cosas pequeñas, en esos detalles inocuos del

diario vivir que, vistos con lupa, están adornados con una buena dosis de

anarquismo. Lo que tiene de sobra la novela es una buena dosis de bullicio,

griterío interno, descorazonador, y de remezón social como para remover mil

lectores de un viaje. No es literatura chilena a la antigua. No es narrativa

lacónica y prácticamente romántica, sin ‘barniz’ de mujeres para mujeres, a lo

Page 8: Algunascriticas odgers

Marcela Serrano o Isabel Allende. Es prácticamente dinamita pura, como bien

podría decirse del arte de Frida Kahlo, citando a André Breton: ‘Una cinta

alrededor de una bomba’.

Ingrid Odgers es un producto regional invaluable. No está en las grandes

librerías del país como una best-seller ni mucho menos es alguien que sale en

los avatares del Arte y Letras de El Mercurio, pero PODRÍA estarlo. La bomba

aquí se llama ‘realidad’, dura y tóxica de una mujer chilena de edad media que

naufraga en la rutina, el estado ruin del mundo laboral y la desesperación en el

matrimonio típicamente aburrido y fastidiado, con un marido apagado,

prehistórico que sólo busca sexo y comodidad social, y materialista, pero

también una realidad tremendamente esperanzadora, a pesar de todo el tono

gris, ruin, predecible a ratos y decadente que tiene (en apariencia) la novela.

Desarrollada en un ambiente chileno cotidiano en la ciudad de Concepción, y

narrada en su totalidad en primera persona, ‘Más silenciosa que mi sombra’, de

primeras, pareciera moverse con un tono oscuro, incluso hasta amargo, a

través de los pensamientos, broncas y anhelos de Verónica, su trepidante y

analítica protagonista, pero a medida que avanza el relato va tomando un tono

menos lúgubre y más vívido.

Del blanco y negro paulatinamente va pasando al color, al fuego, al lenguaje

soez, al lenguaje del cuerpo, al discurso del cuerpo, en un tono carnal y

cotidiano, sin ser esteta ni mucho menos barroco, sino real, sin mayores

adjetivos, sin mayores adornos ni trampas de narración, algo que se agradece

pero que también se critica enormemente, puesto que carece de hipérboles o

de metáforas que podrían haberse aprovechado más aún dado el carácter

furibundo de la protagonista. La descripción a ratos parece simple, desganada,

pero quizás ese mismo aspecto algo lánguido del estilo en que está narrada la

historia, sea el espectro de la misma protagonista, un espectro fúnebre,

demacrado y que va a tono con la historia que pasa por toda la oscuridad y

rabia posible hasta encontrar pasajes de luz y de fe.

El modo en que se relata ‘Más silenciosa que mi sombra’ es de carácter

puramente personal, a modo de diario de vida, sencillo, íntimo y desprovisto de

elementos estéticos propios de la novela. Se evitan las descripciones

explícitas, las analogías o componentes que parecieran ser muy decorativos y

hasta prescindibles. Los días de la semana (tan debidamente marcados al

Page 9: Algunascriticas odgers

inicio de cada capítulo) nos da la sensación de que nuestra protagonista vive

cada día bajo un sistema totalitario y que las sorpresas no serán algo muy

corriente dentro del relato, puesto que todo el tono es demacrado, tedioso,

agotador, la protagonista se ve cansada siempre, y la rabia contenida se siente

en todos los capítulos.

Si hay un aspecto que destacar notablemente del trabajo de Odgers, es su

maravilloso y tallado nivel de sexualidad y de sufrimiento debidamente marcado

y narrado, pulcro, fino y desprovisto de tabúes, que para muchos (como este

servidor) les recordará dos célebres ejemplos desde ya por la temática y el

telón de fondo: la ‘Madame Bovary’ de Flaubert y ‘La señora Dalloway’ de

Virginia Woolf.

Aunque son referentes extremos de la literatura y que parecieran estar a años

luz de la obra aquí expuesta, tanto por influencia como por estilo, lo cierto e

indudable es que Odgers recoge elementos básicos de la literatura inglesa y

francesa que de alguna manera logró encapsular la terrible realidad social que

escondían las mujeres de la época (y en realidad, de todos los tiempos

inherentemente); y principalmente de la obra de Woolf a través de la insistente,

atrevida (y en ciertos pasajes, hasta molesta) narración de detalles y labores

cotidianas. ‘A las nueve en punto llega el ogro, me mira, me pide un café, se

mete a la ducha, se viste rápido, de un trago se toma un café y abre la puerta

de calle al tiempo que dice ya…’

De por sí, la sola descripción de actividades y gestos en seguidilla, como un rito

impuesto, despiertan en el lector una sensación de hastío tremendo, un sopor

diario que se hace tedioso, una rutina que se hace cada vez más espantosa,

algo que logra transmitir de manera excelente su autora. El tono decadente y

de impotencia logra poner la piel de gallina y más aún sabiendo que la historia

puede perfectamente adecuarse a la realidad chilena.

En lo personal, Odgers y su obra me recordaron mucho a la película ‘Las horas’

(efectivamente basada en una obra de Virginia Woolf) del director Stephen

Daldry, donde el personaje de Julianne Moore (la que está ambientada en

plena era de la post guerra en EE.UU.) pasa por similares estados que la

protagonista de ‘Más silenciosa que mi sombra’. Su mundo es una burbuja

donde el ser mujer y esposa no es más que una brutal sentencia de muerte (o

de vida), su felicidad se ve truncada por la falta de apetito por el amor y la fe,

Page 10: Algunascriticas odgers

no tiene deseos de seguir edificando esa ruin bitácora de levantarse y saludar

al marido y prepararle dignamente el desayuno, atender a su hijo y además

tener en cuenta que está embarazada nuevamente.

Ese mismo retrato de la protagonista de la película, está perfectamente

amoldada al personaje de Verónica acá en la novela; es una mujer

tremendamente acongojada, furiosa con el mundo y su papel, su sexo, el por

qué le tocó esta realidad y no otra, por qué a mí, por qué esto. Verónica, de por

sí, representa de manera inconsciente muchas realidades chilenas de la mujer

contemporánea: la mujer puesta en una burbuja social donde su voz no hace

eco, ni como esposa, ni como madre, ni siquiera como mujer.

En el caso de ‘Madame Bovary’, el hecho de que aquí se repita el mismo

parangón de la mujer reprimida y encerrada en un receptáculo de rol mujer-

esposa-madre, no es casualidad. Ya lo había escrito Flaubert: ‘Un hombre, por

lo menos, es libre. Puede pasar por todas las pasiones, recorrer los países,

saltar los obstáculos, hincar el diente a los más exóticos placeres. Pero una

mujer está continuamente rodeada de trabas. Inerte y flexible al mismo tiempo,

tiene en contra suya tanto las molicies de la carne como las ataduras de la ley.

Su voluntad, igual que el vuelo de su sombrero sujeto por una cinta, flota a

todos los vientos; siempre hay algún anhelo que arrebata y alguna convención

que refrena’. El personaje de Emma en la obra del francés, se enamora de otro

hombre y así empieza una cadena de acontecimientos que rompen la santa

estructura del matrimonio y las apariencias que, aún en esa época del siglo

XIX, aún no eran tabúes completamente rotos.

Aquí Verónica, el personaje de Odgers, en su viaje desesperado de querer huir

de la infelicidad, se enamora de no sólo uno, sino de dos hombres, de uno más

que otro, que sin embargo reflejan el mismo pesar del que su protagonista

huye: uno de sus amantes representa todo lo nocivo que ella no quiere, el

compromiso excesivo, la lealtad a fuego, ese ‘berrinche’ de sentimentalismo

que nadie anhela en una relación pero que se hace presente indiscutiblemente.

Y el otro que, fatídicamente, no logra concretarse por el destino, el destino que

nos roba lo más preciado y que nos hace valer como nunca. Y nos hace

aprender.

Rabia, sociedad, opresión, sexo, hijos, amigas, degradación, frustración,

mujeres, hombres, matrimonio, aburrimiento, trabajo, género, roles, perdición,

Page 11: Algunascriticas odgers

emancipación, amor, odio, esperanza, liberación. En los catálogos del

American Film Institute se acostumbraba anunciar una serie de conceptos que

se relacionaban directamente con la obra audiovisual o la obra literaria en que

se basaba. En el caso de ‘Más silenciosa que mi sombra’, sería una cadena de

conceptos similar a las de arriba: todos drásticos, fuertes, listos para explotar,

para indagar. Con la mente y los sentidos abiertos. Un gesto noble.

La marcada geografía que empapa el relato (por el origen de su autora), logra

ceder aún más veracidad, una verdad carnal que se consolida cuando relata

ciertos lugares o venas de la ciudad de Concepción, como si fuese la palma de

su mano. Las calles roídas, la citación de los cafés antiguos, el frío, las plazas,

el verde, el mar, el aire, son todos elementos urbanos típicos que logran

demostrar una fuerza tremenda y que además son la lectura del carácter

pedregoso y con ansias de libertad que tiene su protagonista, más aún si un

lector que lee la novela es de la región.

Además la vorágine que sufre Verónica realizada muchas veces con sus

amigas por las noches, de alguna manera, rompe con el prejuicio de que

mujeres maduras vayan a lugares típicos de entretención y juerga, sino que

frecuentan bares alternativos de música electrónica y rock e, incluso más

atípico aún, discotecas de ambiente gay lésbico, donde se desdibuja el género,

la vestimenta, los modismos, el lenguaje y los estereotipos sexuales de cajón, y

su protagonista, como en pocos pasajes de la novela, se ve enfrascada en una

realidad considerablemente diferente y fascinante, aprendiéndola a valorar por

su naturaleza radical y poniendo a juicio su propia realidad, observando con

otra lupa el mundo.

‘Tengo un día; si lo sé aprovechar, tengo un tesoro’, decía Gabriela Mistral.

Aquí, Odgers constantemente trata de aprovechar los días y las noches, a

medida que avanza el relato, cuando comienza a resquebrajarse de su

angustioso sitial y pone todo en duda. Todo.

Una novela como ‘Más silenciosa que mi sombra’ nos lleva a despojarnos de

un retrato sano y aceptado de relaciones sexuales matrimoniales a la vieja

usanza chilena y sentimental, sobretodo en el género femenino. Podemos ver a

Calígula, las películas de Ingrid Bergman, de Woody Allen, el programa de la

Page 12: Algunascriticas odgers

doctora Polo por televisión, pornografía barata, leer poesía violenta o al

Marqués de Sade, a la Isabel Allende, a Pía Barros, tener en cuenta las más

audaces ramificaciones posibles en el arte y la literatura sobre erotismo y

sexualidad, lo más radical posible, pero siempre lo más sanguinario y difícil de

digerir será lo que tengamos a metros nuestros y en su estado más sutil y

peligroso: la cotidianeidad misma. Y lo doloroso que es tener que vivir una vida

marcada por el aburrimiento y el fastidio diario, pero con una gran luz

esperanzadora hacia el final, enfrentando los peores miedos: el miedo al qué

dirán, himno nacional de nuestro comportamiento criollo, y el miedo a la

vergüenza frente a toda una sociedad.

El mismo título de la obra contribuye a enfrentar esos miedos: la sombra de

uno(a) jamás nos dejará, pero delata todos nuestros fantasmas que nos

persiguen a diario. Y uno, como dueño de esa sombra, aprende a guardar

silencio. Más del que debe. Para ver qué espectáculo seguirá.

Una novela como la de Odgers, nos invita (más en particular a las mujeres

chilenas contemporáneas de edad media, casadas, heterosexuales,

despojadas de todo pasatiempo e incluso de tiempo para ellas mismas) que se

miren en un espejo y vean si todo está en orden o no, si todo está como

quisieran o no. Es, a mucho atrevimiento, la novela más cruda y sensata sobre

la falta de amor en una relación que se supone que ante los ojos de la sociedad

y de Dios es íntegra y sacrosanta, que haya leído en mucho tiempo.

‘Más silenciosa que mi sombra’ de Ingrid Odgers hiere el sexo y el amor, pero

también los eleva a un estado de desamparo total, de éxtasis que sólo se

puede experimentar con la pérdida de un amor y la confusión más turbadora,

de no saber si estamos actuando correcta o incorrectamente, si es deleznable,

si es corrupto, si es viable, si es posible, si es imaginable que una mujer en la

madurez de su vida, pueda tener otra oportunidad de ser feliz, con o sin hijos,

con o sin marido. Aunque, en realidad, ¿qué debiera importar tanto

considerando el caótico y variopinto estado actual del mundo?

Federico Krampack

Poeta, narrador, crítico

Page 13: Algunascriticas odgers

“MÁS SILENCIOSA QUE MI SOMBRA”

de Ingrid Odgers Toloza

Iniciamos este comentario teniendo presente que según el pensamiento de

Roland Barthes la intención de un autor al escribir una obra, no es el único

anclaje de sentido válido a partir del cual se puede interpretar un texto. Barthes,

considera que se pueden encontrar otras fuentes de significado y relevancia en

la literatura, debido a que el significado no lo entrega el autor sino que es

creado en forma activa por el lector a través de un proceso de análisis textual.

Es decir, un texto puede tener diversos significados dependiendo siempre de la

reacción que tenga el lector ante la obra literaria. Considerando la pluralidad de

significados que ofrecen las historias, entregaré a continuación un breve

análisis de la obra “Más silenciosa que mi sombra” de Ingrid Odgers.

La autora plantea una visión de la escritura y de la cotidianeidad que es

femenina, lo que implica, censura y abandono de lo patriarcal, una negación de

los arquetipos existentes. Denuncia las formas de cultura y de pensamiento

que sobreelevan lo masculino como visión de mundo.

Técnicamente, el estilo de la autora es indirecto, narrador (a) protagonista.

Verónica es el personaje central, quien nos relata su propia historia, lo que le

ocurre, lo que hace y lo que siente. Su vocabulario es coloquial y culto.

Describe con exactitud personajes y hechos. La atmósfera que predomina a

través del libro es de extrema soledad interior. El tono contribuye a la atmósfera

por la forma en que la autora nos narra la historia.

En cuanto al contenido, el tema principal : la vida de una mujer, sus relaciones

de pareja, sus sueños, esperanzas y decepciones, está fuertemente enlazado a

una espera conciente o no, de la plenitud del amor, se advierte un anhelo

íntimo, desgarrador que nace de la intensa soledad que tan bien retrata la

atmósfera en la que se desenvuelve la historia.

Ingrid Odgers, es una autora cuya actitud ante su obra es nostálgica, íntima,

despliega una literatura que emociona al lector (a). Presenta con destreza un

Page 14: Algunascriticas odgers

trabajo reflexivo, creativo. Destaco, como en toda obra de Odgers, el tono que

mantiene durante el transcurso de toda la historia.

En la estructura narrativa de esta obra literaria existe una extraordinaria fluidez,

todas las acciones ostentan una naturalidad que permite ese goce que el

lector(a) desea encontrar: lo mantiene atento (a) y puede reconocer el

procedimiento literario a que se someten los hechos, se rinde ante la trama, de

la cual llega a sentirse partícipe. El lector (a) asimilará perfecta y fácilmente el

universo interior de la protagonista, y se impregnará del vacío, la desolación y

la entereza.

Una novela para leer y reflexionar. Un nuevo y valioso aporte de Ingrid Odgers

a la literatura nacional.

MARÍA CRISTINA OGALDE CÁRCAMO

escritora, narradora y crítica

Directora-editora Ediciones La Silla del BíoBío

Talcahuano, Enero 2006