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Page 1: Unidas aviso - San Miguel de las Rozas...La Subida al Monte Carmelo presenta el itinerario espiritual desde el punto de vista de la purificación progresi-va del alma, necesaria para

fuego: como el fuego cuanto m

ás arde y consum

e el leño,tanto m

ás se hace incandescente hasta convertirse en llam

a,así el E

spíritu S

anto, que d

urante la noche oscura purifica y

"limp

ia" el alma, con el tiem

po la ilum

ina y la calienta como

si fuese una llama.

La Sub

ida al M

onte Carm

elo presenta el itinerario

espiritual d

esde el p

unto de vista d

e la purificación p

rogresi-va d

el alma, necesaria p

ara escalar la cumb

re de la p

erfec-ción cristiana, sim

bolizad

a por la cim

a del M

onte Carm

elo.E

sta purificación es p

ropuesta com

o un camino q

ue el hom-

bre em

prend

e, colaborand

o con la acción divina, p

ara liberar

el alma d

e todo ap

ego o afecto contrario a la voluntad d

eD

ios. La purificación, q

ue para llegar a la unión d

e amor con

Dios d

ebe ser total, com

ienza desd

e la de la vía d

e los sen-tid

os y prosigue con la q

ue se obtiene p

or med

io de las tres

virtudes teologales: fe, esp

eranza y caridad

, que p

urifican laintención, la m

emoria y la voluntad

. La “Noche oscura" d

es-crib

e el

aspecto

“pasi-

vo”, es decir, la interven-

ción de D

ios en el proce-

so de “p

urificación” del

alma. E

l esfuerzo huma-

no, de hecho, es incap

azp

or

sí so

lo

de

llegar

hasta las raíces profun-

das d

e las inclinacionesy d

e las malas costum

-b

res de la p

ersona: lasp

uede

frenar, p

ero

nod

esarraigarlas totalmen-

te. P

ara hacerlo

, es

necesaria la

acción

especial

de

Dio

s q

uep

urifica rad

icalmente

elesp

íritu y lo disp

one a launión

de

amor

con É

l.[…

.]

Querid

os hermanos y herm

anas, al final qued

a lacuestión: este santo con su alta m

ística, con este arduo

camino hacia la cim

a de la p

erfección, ¿tiene algo que

decirnos a nosotros, al cristiano norm

al que vive en las cir-

cunstancias de esta vid

a de hoy, o es un ejem

plo, un m

ode-

lo solo para p

ocas almas elegid

as que p

ueden realm

enteem

prend

er este camino d

e la purificación, d

e la ascensiónm

ística? Para encontrar la resp

uesta deb

emos ante tod

otener p

resente que la vid

a de san Juan d

e la Cruz no fue un

“vuelo por las nub

es místicas”, sino q

ue fue una vida m

uyd

ura, muy p

ráctica y concreta, tanto como reform

ador d

e laord

en, d

onde

encontró m

uchas op

osiciones, com

o d

esup

erior provincial, com

o en la cárcel de sus herm

anos de

religión, d

onde

estuvo exp

uesto a

insultos increíb

les y

malos tratos físicos. Fue una vid

a dura, p

ero precisam

enteen los m

eses pasad

os en la cárcel escribió una d

e susob

ras más b

ellas. Y así p

odem

os comp

render q

ue el cami-

no con Cristo, el ir con C

risto, "el Cam

ino", no es un peso

añadid

o a la ya suficientemente d

ura carga de nuestra vid

a,no es algo q

ue haría aún más p

esada esta carga, sino algo

comp

letamente d

istinto, es una luz, una fuerza que nos

ayuda a llevar esta carga. S

i un homb

re tiene en sí un granam

or, este amor casi le d

a alas, y soporta m

ás fácilmente

todas las m

olestias de la vid

a, porq

ue lleva en sí esta granluz; esta es la fe: ser am

ado p

or Dios y d

ejarse amar p

orD

ios en Cristo Jesús. E

ste dejarse am

ar es la luz que nos

ayuda a llevar la carga d

e cada d

ía. Y la santid

ad no es ob

ranuestra, m

uy difícil, sino q

ue es precisam

ente esta “apertu-

ra”: abrir las ventanas d

e nuestra alma p

ara que la luz d

eD

ios pued

a entrar, no olvidar a D

ios porq

ue precisam

enteen la ap

ertura a su luz se encuentra fuerza, se encuentra laalegría d

e los redim

idos. O

remos al S

eñor para q

ue nosayud

e a encontrar esta santidad

, a dejarnos am

ar por D

ios,q

ue es la vocación de tod

os nosotros y la verdad

era reden-

ción. Gracias.

De

Domingo VIII del Tiempo Ordinario

año XVI · número 846 · 27/2/2011

interés

na vez más las lecturas de la liturgia de este dom

ingonos invitan a reconsiderar nuestras prioridades, a fijar-nos en lo esencial de nuestra vida, a no dejarnosim

presionar por las apariencias ni por la inmediatez y

la presión de las necesidades. No andéis agobiados,

nos dice Jesús. Y, claro, uno no puede por menos que pen-

sar en la situación de tantas y tantas familias “agobiadas” por

el presente y, más aún, por el porvenir. C

onvie-ne, pues, ahondar en este m

ensaje de Jesús.E

l profeta Isaías (49, 14-15), refiriéndoseal pueblo elegido, le anuncia la próxim

a libera-ción del exilio en B

abilonia y la vuelta a unaJerusalén

restaurada: “S

ión decía:

‘Me

haabandonado el S

eñor, mi dueño m

e ha olvida-do’ ¿E

s que puede una madre olvidarse del hijo

de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidara,

yo no te olvidaré”.E

stas palabras del Señor

deberían estar grabadas en nuestros corazo-nes con fuego im

borrable. Esta declaración de

amor de D

ios la olvidamos con dem

asiada fre-cuencia…

o no nos la creemos. S

obre todocuando

más

lo necesitam

os. C

uando nos

encontramos en pleno sufrim

iento y dolor, físi-co o espiritual. C

uando parece que el mundo se nos cae enci-

ma, cuando no vem

os salida a nuestra intolerable situación.P

arece, incluso, que, si alguien nos recuerda estas palabrasdel S

eñor, se está burlando de nosotros. No aceptam

os el“cinism

o” de quien nos viene con “estos cuentos”. ¿Cóm

orecordarle el am

or de Dios a quien está sufriendo? N

uestrareacción prim

era ante el dolor y el sufrimiento es la rebeldía, la

protesta. ¿Qué he hecho yo para m

erecer esto? ¿Por qué D

iosm

e castiga así? Dios se ha olvidado de m

í. Conviene recordar

que el amor de D

ios por nosotros, en este mundo, no nos

exime de nuestra condición hum

ana, mortal. E

l sufrimiento, el

dolor y la muerte form

an parte de nuestra condición humana.

El

mism

o Jesús,

aceptando su

condición hum

ana, debió

someterse a sus lim

itaciones: sufrió y murió. Y

se dirigió alP

adre, en su sufrimiento, pidiéndole (¡S

i, también É

l!) que, siposible fuera, le liberara del sufrim

iento. Pero, viviendo en el

amor del P

adre, lo aceptó: “sin embargo, no se haga com

o yoquiero, sino com

o quieres tú”(M

ateo 26, 39). Mira que es difí-

cil que una madre se olvide de su hijo, pues D

ios es mucho

más,

para

nosotros, q

ue una

mad

re. D

ios nunca

nosolvida…

aunque a nosotros nos parezca lo contrario.E

n el evangelio de hoy (Mateo 6, 24-34) Jesús nos

invita a cobijarnos bajo el amparo del am

or del Padre. N

o sir-váis al dinero. E

s la nueva forma que tiene Jesús de decirnos

que no adoremos a otros dioses. La idolatría se m

anifiestahoy, igual o m

ás aún que en tiempos de Jesús, en el dinero,

en el poder, en la riqueza. No os equivoquéis. N

o sirváis aldinero (poder, riqueza). S

ervíos, eso sí, del dinero para mani-

festar a los demás el am

or de Dios. E

l dinero es un instru-m

ento, no un fin. Y todo depende de cóm

o utilicemos ese

instrumento. E

l dinero, en sí, no es malo. P

ero sí es malo si

no lo utilizamos al servicio de D

ios y de los hermanos. Y

unopuede servir al dinero, incluso cuando carece de él. C

uando“se agobia” por poseerlo. “N

o estéis agobiados por la vidapensando qué vais a com

er, ni por el cuerpo pensando conqué os vais a vestir…

Ya sabe vuestro Padre del

cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre

todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo

demás se os dará por añadidura. P

or tanto, noos agobiéis por el m

añana, porque el mañana

traerá su propio agobio. A cada día le basta su

afán.”.O

sea, dirán algunos, que Jesús nosinvita al “pasotism

o”. No te preocupes. Túm

ba-te a la bartola, que alguien (D

ios) vendrá aponerte la com

ida en la boca y a vestirte. No.

Jesús no nos invita a la holgazanería. Lo queJesús nos dice es que no estem

os “agobia-dos”. A

nte el hambre, la injusticia, la pobreza, el

abandono, el sufrimiento, la enferm

edad o lam

uerte de

nuestros seres

queridos, nuestra

postura debe de ser la de Jesús. No se trata de

“olvidarse” de la realidad. De hacer com

o si no existiera. De

endurecer el corazón. De hacerse el fuerte. N

o. Ante la inm

i-nencia de su P

asión Jesús “comenzó a entristecerse y a

angustiarse”. Y les dijo a sus discípulos: “Triste está m

i alma

hasta la muerte”.Y

se dirigió al Padre: “P

adre mío, si es posi-

ble, pase de mí este cáliz; sin em

bargo, no se haga como yo

quiero, sino como quieres tú” (M

ateo 26, 37-39). Jesús estátriste y angustiado ¡cóm

o no! ante la inminencia de su P

asióny m

uerte. Pero no está “agobiado”. Jesús sabe que su P

adrele am

a y que no le abandonará. Pero esto no le im

pide sufrir.H

asta el último m

omento. Ya en la cruz, unos instantes antes

de m

orir: “exclam

ó Jesús

con voz

fuerte: ¡E

li, E

li, lem

asabachtani! Q

ue quiere decir: Dios m

ío, Dios m

ío, ¿por quém

e has desamparado?”(M

ateo 27, 46). Más que el sufrim

ien-to físico lo que le dolía a Jesús era, en ese m

omento, el “apa-

rente” desamparo de su P

adre. A pesar de que “sabía” que

aunque una madre se olvidara de su hijo…

Yo, no. A pesar

de que “sabía” que su Padre “estaba atento a sus necesida-

des”. Sí. Lo sabía. P

ero la “experiencia real” iba por otro lado.A

nte estas situaciones extremas sólo la fe, contra toda expe-

riencia, nos puede hacer ver el amor de D

ios, incluso en esascircunstancias.

Si, incluso en las circunstancias m

ás penosas que nostoque vivir, D

ios, nuestro Padre, cuida de nosotros. Jesús nos

envía a todos este mensaje: N

o estéis agobiados. Aunque

todo parezca decir lo contrario, vuestro Padre se preocupa, y

se ocupa, de vosotros. Buscad el R

eino de Dios y D

ios seocupará del resto.

SanMiguel

ArcángelLa

vozde

laparroquia

No and

éis agobiad

os…b

uscad el R

eino de D

ios

U

SIESPOSIBLE,

PASEDEMÍ

ESTE

CÁLIZ

A. O.

aviso

s

San Juan d

e la Cruz,

el “Doctor m

ístico”

[viene de la página anterior]

Benedicto X

VI

La c

ole

cta

del p

asad

o 1

3 d

e

Feb

rero

p

ara

el

pro

yecto

que h

em

os a

sum

ido to

das

las p

arro

quia

s d

e L

as R

oza

s

ascend

ió e

n to

tal a

6.0

70 €

.

Cole

cta

. . . . . . . . .5.5

57€

Cena d

el h

am

bre

. .5

13€

aviso 1

Colectade

Manos

Unidas

Page 2: Unidas aviso - San Miguel de las Rozas...La Subida al Monte Carmelo presenta el itinerario espiritual desde el punto de vista de la purificación progresi-va del alma, necesaria para

ueridos

hermanos

y her-

manas,

Hace

dos

semanas

pre-

senté la figura de la gran

mística

españo

la Teresa

de

Jesús. H

oy q

uisiera hab

lar d

eotro im

portante santo d

e esas tie-rras, am

igo espiritual d

e santa Tere-sa, reform

ador, junto a ella, d

e lafam

ilia religiosa carmelita: san Juan

de la C

ruz, proclam

ado D

octor de la

Iglesia por el p

apa P

ío XI, en 1926, y

al que la trad

ición puso el sob

re-nom

bre d

e Doctor m

ysticus, “Doc-

tor místico”.

Juan d

e la

Cruz

nació en

1542 en la peq

ueña villa de Fontive-

ros, cerca de Á

vila, en Castilla la

Vieja, hijo d

e Gonzalo d

e Yepes y

Catalina Á

lvarez. La familia era p

au-p

érrima, p

orque el p

adre, d

e noble

origen toledano, hab

ía sido exp

ulsa-d

o

de

casa y

deshered

ado

p

or

haberse casad

o con Catalina, una

humild

e tejedora d

e seda. H

uérfanod

e pad

re a tierna edad

, Juan, a losnueve

años,

se traslad

ó,

con

lam

adre

y el

hermano

Francisco, a

Med

ina del C

amp

o, cerca de Valla-

dolid

, centro

comercial

y cultural.

Aq

uí asistió al Colegio d

e los Doctri-

nos, llevando a cab

o tamb

ién traba-

jos humild

es para las m

onjas de la

iglesia-convento de la M

agdalena.

Posteriorm

ente, dad

as sus cualida-

des hum

anas y sus resultados en

los estudios, fue ad

mitid

o prim

erocom

o enfermero en el H

ospital d

e laC

oncepción, y d

espués en el C

ole-gio d

e los Jesuitas, apenas fund

ado

en Med

ina del C

amp

o: en él entróJuan a los d

ieciocho años y estudió

durante

tres años

ciencias hum

a-nas, retórica y lenguas clásicas. A

lfinal

de

su form

ación, tenía

muy

clara su prop

ia vocación: la vida reli-

giosa y, entre las muchas órd

enesp

resentes en Med

ina, se sintió lla-m

ado al C

armelo.

En el verano d

e 1563 inició elnoviciad

o entre los Carm

elitas de la

ciudad

, asumiend

o el nomb

re reli-gioso d

e Matías. A

l año siguiente fued

estinado a la p

restigiosa Universi-

dad

de S

alamanca, d

onde estud

ióp

or un trienio filosofía y artes. En

1567 fue ordenad

o sacerdote y vol-

vió a Med

ina del C

amp

o para cele-

brar su P

rimera M

isa rodead

o del

afecto d

e sus

familiares.

Precisa-

San

Mig

uelArcángel m

ente aq

uí tuvo

lug

ar el

prim

erencuentro

entre Juan

y Teresa

de

Jesús. El encuentro fue d

ecisivo para

amb

os: Teresa le expuso su p

lan de

reforma d

el Carm

elo tamb

ién en laram

a masculina, y p

ropuso a Juan

que se ad

hiriera a él “para m

ayorgloria d

e Dios”; el joven sacerd

oteq

uedó

fascinado

por

las id

eas d

eTeresa, hasta el p

unto de convertirse

en un gran apoyo d

el proyecto. Los

dos

trabajaron

juntos algunos

meses, com

partiend

o ideales y

prop

uestas p

ara inaugurar

loantes p

osible la p

rimera casa d

eC

armelitas d

escalzos: la aper-

tura tuvo lugar el 28 de d

iciem-

bre d

e 1568 en Duruelo, lugar

solitario de la p

rovincia de Á

vila.C

on Juan, formab

an esta pri-

mera

com

unidad

m

asculinaotros tres com

pañeros. A

l reno-var su p

rofesión religiosa segúnla

Regla

prim

itiva, los

cuatroad

optaron

un nuevo

nomb

re:Juan se llam

ó entonces “de la

Cruz”, nom

bre con el q

ue serád

espués universalm

ente cono-cid

o. A finales d

e 1572, a peti-

ción de santa Teresa, se convir-

tió en

confesor y

vicario d

elm

onasterio d

e la

Encarnación

de

Ávila,

dond

e la

Santa

erap

riora. Fueron años de estrecha

colaboración y am

istad esp

iri-tual, q

ue enriqueció a am

bos. A

aquel p

eriodo se rem

ontan tam-

bién las m

ás imp

ortantes obras tere-

sianas y

los p

rimeros

escritos d

eJuan.

La adhesión a la reform

a car-m

elita no fue fácil y le costó a Juanincluso graves sufrim

ientos. El ep

iso-d

io más d

ramático fue, en 1577, su

apresam

iento y su encarcelamiento

en el convento de los C

armelitas d

ela A

ntigua Ob

servancia de Toled

o, araíz

de

una acusación

injusta. E

lsanto p

ermaneció en p

risión durante

seis meses, som

etido a p

rivaciones yco

nstricciones

físicas y

mo

rales.A

quí com

puso, junto con otras p

oe-sías, el céleb

re "Cántico esp

iritual".Finalm

ente, en la noche entre el 16 yel 17 d

e agosto de 1578, consiguió

huir de form

a aventurada, refugián-

dose en el m

onasterio de las C

arme-

litas Descalzas d

e la ciudad

. Santa

Teresa y sus comp

añeros reforma-

dos celeb

raron con inmensa alegría

San Juan d

e la Cruz,

el “Doctor m

ístico”

LunesMartes

MiércolesJuevesViernesSábado

2812345

SSeegguunndd

aa lleeccttuurraaLectura d

e la prim

era carta del ap

óstol san Pab

lo a los C

orintios 4, 1

-5.

Herm

anos:

Que la g

ente sólo

vea en noso

tros servid

ores d

e Cristo

y adm

inis-trad

ores d

e los m

isterios d

e Dio

s. Aho

ra, en un adm

inistrado

r, lo q

uese b

usca es que sea fiel. P

ara mí, lo

de m

enos es q

ue me p

idáis cuen-

tas voso

tros o

un tribunal hum

ano; ni siq

uiera yo m

e pid

o cuentas. La

conciencia, es verd

ad, no

me rem

uerde; p

ero tam

po

co p

or eso

qued

oab

suelto: m

i juez es el Seño

r.A

sí, pues, no

juzguéis antes d

e tiemp

o: d

ejad q

ue venga el S

eñor.

él iluminará lo

que esco

nden las tinieb

las y po

ndrá al d

escubierto

los

desig

nios d

el corazó

n; entonces cad

a uno recib

irá la alabanza d

e Dio

s.

Palab

ra de D

ios

EEvvaannggeelliioo

Lectura del santo evangelio según san M

ateo 6, 2

4-3

4.

En aq

uel tiemp

o, d

ijo Jesús a sus d

iscípulo

s:-”N

adie p

uede estar al servicio

de d

os am

os. P

orq

ue desp

reciará a uno y q

uerrá al otro

; o, al co

ntrario, se

ded

icará al prim

ero y no

hará caso d

el segund

o. N

o p

od

éis servir a Dio

s y al dinero

.P

or eso

os d

igo

: No

estéis ago

biad

os p

or la vid

a, pensand

o q

ue vais a com

er o b

eber, ni p

or el cuerp

o,

pensand

o co

n qué o

s vais a vestir. ¿No

vale más la vid

a que el alim

ento, y el cuerp

o q

ue el vestido

? Mirad

alo

s pájaro

s: ni siemb

ran, ni siegan, ni alm

acenan y, sin emb

argo

, vuestro P

adre celestial lo

s alimenta. ¿N

ovaléis vo

sotro

s más q

ue ellos?

¿Quién d

e voso

tros, a fuerza d

e ago

biarse, p

od

rá añadir una ho

ra al tiemp

o d

e su vida?

¿Po

r qué o

s ago

biáis p

or el vestid

o? F

ijaos có

mo

crecen los lirio

s del cam

po

: ni trabajan ni hilan. Y

os d

igo

que ni S

alom

ón, en to

do

su fasto, estab

a vestido

com

o uno

de ello

s. Pues, si a la hierb

a, que ho

y está en elcam

po

y mañana se q

uema en el ho

rno, D

ios la viste así, ¿no

hará mucho

más p

or vo

sotro

s, gente d

e po

cafe? N

o and

éis ago

biad

os, p

ensando

qué vais a co

mer, o

qué vais a b

eber, o

con q

ué os vais a vestir. Lo

s gen-

tiles se afanan po

r esas cosas. Ya sab

e vuestro P

adre d

el cielo q

ue tenéis necesidad

de to

do

eso.

So

bre to

do

buscad

el reino d

e Dio

s y su justicia; lo d

emás se o

s dará p

or añad

idura. P

or tanto

, no o

s ago

-b

iéis po

r el mañana, p

orq

ue el mañana traerá su p

rop

io ag

ob

io. A

cada d

ía le bastan sus d

isgusto

s.

Palab

ra del S

eñor

PPrriimm

eerraa lleeccttuurraaLectura d

el libro

de Isaías 4

9, 1

4-1

5.

Sión d

ecía:“M

e ha aband

onado el

Señor, m

i dueño m

e ha olvi-d

ado.”¿

Es

qu

e p

ued

e u

na

mad

re olvidarse, d

e su cria-tura, no conm

overse por el

hijo de sus entrañas?

Pues,

aunque

ella se

olvide, yo no te olvid

aré.

Palab

ra de D

ios

Palabra

deDios

VerbumDei

LunesMartes

Miércoles

JuevesViernesSábado

2812345

San

Rom

ánSan

Rosendo

SantaÁngela

delaCruz

Stos.

Emeterio

yCeledonio

San

Casim

iroSan

Adrián

Si17,20-28/Sal31

/Mc10,17-27

Si35,1-15/Sal49

/Mc10,28-31

Si36,1-2ª.5-6.13-19/Sal78

/Mc10,32-45

Si42,15-26/Sal32

/Mc10,46-52

Si44,1.9-13/Sal149

/Mc11,11-26

Si51,17-27/Sal18

/Mc11,27-33

Viernes25,

19:001 er

Aniversario

deClem

entinaGuerrero

20:00Funeral

porRam

ónVignote

Alonso

su liberación y, tras un b

reve tiemp

o para

recuperar las fuerzas, Juan fue d

estinado

a And

alucía, dond

e transcurrió diez años

en varios

conventos, esp

ecialmente

enG

ranada. A

sumió cargos cad

a vez más

imp

ortantes en la Ord

en, hasta llegar a serV

icario Provincial, y com

pletó la red

ac-ción

de

sus tratad

os esp

irituales. D

es-p

ués volvió a su tierra natal, como m

iem-

bro d

el gobierno general d

e la familia reli-

giosa teresiana, que gozab

a ya de p

lenaautonom

ía juríd

i-ca.

Vivió

en

elC

armelo

d

eS

egovia, d

esem-

peñand

o el cargod

e sup

erior

de

esa co

munid

ad.

En 1591 fue q

ui-tad

o de tod

a res-p

onsab

ilidad

y

destinad

o

a la

nueva P

rovincia

religiosa de M

éxi-co

. M

ientras se

prep

araba p

ara ellarg

o

viaje co

no

tros

diez

com

-p

añeros, se retiróa

un co

nventosolitario cerca d

eJaén,

do

nde

enfermó

g

rave-m

ente. M

urió en

la noche entre el13

y el

14 d

ed

iciemb

re d

e1591, m

ientras sus hermanos recitab

an elO

ficio m

atutino. S

e d

espid

ió d

e ellos

diciend

o: “Hoy voy a cantar el O

ficio en elcielo”. S

us restos mortales fueron trasla-

dad

os a Segovia. Fue b

eatificado p

or Cle-

mente X

en 1675 y canonizado p

or Bene-

dicto X

III en 1726. Juan es consid

erado uno d

e losm

ás imp

ortantes poetas líricos d

e la lite-ratura esp

añola. Sus ob

ras mayores son

cuatro: Sub

ida al M

onte Carm

elo, Noche

oscura, C

ántico esp

iritual y

Llama

de

amor viva.

En el C

ántico espiritual, san Juan

presenta

el cam

ino d

e p

urificación d

elalm

a, es

decir,

la p

rogresiva p

osesióngozosa d

e Dios, hasta q

ue el alma llega a

sentir que am

a a Dios con el m

ismo am

orcon q

ue es amad

a por É

l. La Llama d

eam

or viva prosigue en esta p

erspectiva,

describ

iendo m

ás en detalle el estad

o de

unión transformad

ora con Dios. E

l ejem-

plo utilizad

o por Juan es siem

pre el d

el

SIUN

HOMBRE

TIENE

ENSÍU

NGRAN

AMOR,

ESTE

AMOR

CASILEDA

ALA

S

SSaallmm

oo rreessppoonnssoorriiaall..

Sal 6

1, 2

-3. 6

-7. 8

-9ab

.D

ES

CA

NS

AS

ÓLO

EN

DIO

S, ALM

AM

ÍA

Texto dela sem

anaP

or Benedictus P

P. XV

I

[continúa en la página siguiente]

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