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fuego: como el fuego cuanto m
ás arde y consum
e el leño,tanto m
ás se hace incandescente hasta convertirse en llam
a,así el E
spíritu S
anto, que d
urante la noche oscura purifica y
"limp
ia" el alma, con el tiem
po la ilum
ina y la calienta como
si fuese una llama.
La Sub
ida al M
onte Carm
elo presenta el itinerario
espiritual d
esde el p
unto de vista d
e la purificación p
rogresi-va d
el alma, necesaria p
ara escalar la cumb
re de la p
erfec-ción cristiana, sim
bolizad
a por la cim
a del M
onte Carm
elo.E
sta purificación es p
ropuesta com
o un camino q
ue el hom-
bre em
prend
e, colaborand
o con la acción divina, p
ara liberar
el alma d
e todo ap
ego o afecto contrario a la voluntad d
eD
ios. La purificación, q
ue para llegar a la unión d
e amor con
Dios d
ebe ser total, com
ienza desd
e la de la vía d
e los sen-tid
os y prosigue con la q
ue se obtiene p
or med
io de las tres
virtudes teologales: fe, esp
eranza y caridad
, que p
urifican laintención, la m
emoria y la voluntad
. La “Noche oscura" d
es-crib
e el
aspecto
“pasi-
vo”, es decir, la interven-
ción de D
ios en el proce-
so de “p
urificación” del
alma. E
l esfuerzo huma-
no, de hecho, es incap
azp
or
sí so
lo
de
llegar
hasta las raíces profun-
das d
e las inclinacionesy d
e las malas costum
-b
res de la p
ersona: lasp
uede
frenar, p
ero
nod
esarraigarlas totalmen-
te. P
ara hacerlo
, es
necesaria la
acción
especial
de
Dio
s q
uep
urifica rad
icalmente
elesp
íritu y lo disp
one a launión
de
amor
con É
l.[…
.]
Querid
os hermanos y herm
anas, al final qued
a lacuestión: este santo con su alta m
ística, con este arduo
camino hacia la cim
a de la p
erfección, ¿tiene algo que
decirnos a nosotros, al cristiano norm
al que vive en las cir-
cunstancias de esta vid
a de hoy, o es un ejem
plo, un m
ode-
lo solo para p
ocas almas elegid
as que p
ueden realm
enteem
prend
er este camino d
e la purificación, d
e la ascensiónm
ística? Para encontrar la resp
uesta deb
emos ante tod
otener p
resente que la vid
a de san Juan d
e la Cruz no fue un
“vuelo por las nub
es místicas”, sino q
ue fue una vida m
uyd
ura, muy p
ráctica y concreta, tanto como reform
ador d
e laord
en, d
onde
encontró m
uchas op
osiciones, com
o d
esup
erior provincial, com
o en la cárcel de sus herm
anos de
religión, d
onde
estuvo exp
uesto a
insultos increíb
les y
malos tratos físicos. Fue una vid
a dura, p
ero precisam
enteen los m
eses pasad
os en la cárcel escribió una d
e susob
ras más b
ellas. Y así p
odem
os comp
render q
ue el cami-
no con Cristo, el ir con C
risto, "el Cam
ino", no es un peso
añadid
o a la ya suficientemente d
ura carga de nuestra vid
a,no es algo q
ue haría aún más p
esada esta carga, sino algo
comp
letamente d
istinto, es una luz, una fuerza que nos
ayuda a llevar esta carga. S
i un homb
re tiene en sí un granam
or, este amor casi le d
a alas, y soporta m
ás fácilmente
todas las m
olestias de la vid
a, porq
ue lleva en sí esta granluz; esta es la fe: ser am
ado p
or Dios y d
ejarse amar p
orD
ios en Cristo Jesús. E
ste dejarse am
ar es la luz que nos
ayuda a llevar la carga d
e cada d
ía. Y la santid
ad no es ob
ranuestra, m
uy difícil, sino q
ue es precisam
ente esta “apertu-
ra”: abrir las ventanas d
e nuestra alma p
ara que la luz d
eD
ios pued
a entrar, no olvidar a D
ios porq
ue precisam
enteen la ap
ertura a su luz se encuentra fuerza, se encuentra laalegría d
e los redim
idos. O
remos al S
eñor para q
ue nosayud
e a encontrar esta santidad
, a dejarnos am
ar por D
ios,q
ue es la vocación de tod
os nosotros y la verdad
era reden-
ción. Gracias.
De
Domingo VIII del Tiempo Ordinario
año XVI · número 846 · 27/2/2011
interés
na vez más las lecturas de la liturgia de este dom
ingonos invitan a reconsiderar nuestras prioridades, a fijar-nos en lo esencial de nuestra vida, a no dejarnosim
presionar por las apariencias ni por la inmediatez y
la presión de las necesidades. No andéis agobiados,
nos dice Jesús. Y, claro, uno no puede por menos que pen-
sar en la situación de tantas y tantas familias “agobiadas” por
el presente y, más aún, por el porvenir. C
onvie-ne, pues, ahondar en este m
ensaje de Jesús.E
l profeta Isaías (49, 14-15), refiriéndoseal pueblo elegido, le anuncia la próxim
a libera-ción del exilio en B
abilonia y la vuelta a unaJerusalén
restaurada: “S
ión decía:
‘Me
haabandonado el S
eñor, mi dueño m
e ha olvida-do’ ¿E
s que puede una madre olvidarse del hijo
de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidara,
yo no te olvidaré”.E
stas palabras del Señor
deberían estar grabadas en nuestros corazo-nes con fuego im
borrable. Esta declaración de
amor de D
ios la olvidamos con dem
asiada fre-cuencia…
o no nos la creemos. S
obre todocuando
más
lo necesitam
os. C
uando nos
encontramos en pleno sufrim
iento y dolor, físi-co o espiritual. C
uando parece que el mundo se nos cae enci-
ma, cuando no vem
os salida a nuestra intolerable situación.P
arece, incluso, que, si alguien nos recuerda estas palabrasdel S
eñor, se está burlando de nosotros. No aceptam
os el“cinism
o” de quien nos viene con “estos cuentos”. ¿Cóm
orecordarle el am
or de Dios a quien está sufriendo? N
uestrareacción prim
era ante el dolor y el sufrimiento es la rebeldía, la
protesta. ¿Qué he hecho yo para m
erecer esto? ¿Por qué D
iosm
e castiga así? Dios se ha olvidado de m
í. Conviene recordar
que el amor de D
ios por nosotros, en este mundo, no nos
exime de nuestra condición hum
ana, mortal. E
l sufrimiento, el
dolor y la muerte form
an parte de nuestra condición humana.
El
mism
o Jesús,
aceptando su
condición hum
ana, debió
someterse a sus lim
itaciones: sufrió y murió. Y
se dirigió alP
adre, en su sufrimiento, pidiéndole (¡S
i, también É
l!) que, siposible fuera, le liberara del sufrim
iento. Pero, viviendo en el
amor del P
adre, lo aceptó: “sin embargo, no se haga com
o yoquiero, sino com
o quieres tú”(M
ateo 26, 39). Mira que es difí-
cil que una madre se olvide de su hijo, pues D
ios es mucho
más,
para
nosotros, q
ue una
mad
re. D
ios nunca
nosolvida…
aunque a nosotros nos parezca lo contrario.E
n el evangelio de hoy (Mateo 6, 24-34) Jesús nos
invita a cobijarnos bajo el amparo del am
or del Padre. N
o sir-váis al dinero. E
s la nueva forma que tiene Jesús de decirnos
que no adoremos a otros dioses. La idolatría se m
anifiestahoy, igual o m
ás aún que en tiempos de Jesús, en el dinero,
en el poder, en la riqueza. No os equivoquéis. N
o sirváis aldinero (poder, riqueza). S
ervíos, eso sí, del dinero para mani-
festar a los demás el am
or de Dios. E
l dinero es un instru-m
ento, no un fin. Y todo depende de cóm
o utilicemos ese
instrumento. E
l dinero, en sí, no es malo. P
ero sí es malo si
no lo utilizamos al servicio de D
ios y de los hermanos. Y
unopuede servir al dinero, incluso cuando carece de él. C
uando“se agobia” por poseerlo. “N
o estéis agobiados por la vidapensando qué vais a com
er, ni por el cuerpo pensando conqué os vais a vestir…
Ya sabe vuestro Padre del
cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre
todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo
demás se os dará por añadidura. P
or tanto, noos agobiéis por el m
añana, porque el mañana
traerá su propio agobio. A cada día le basta su
afán.”.O
sea, dirán algunos, que Jesús nosinvita al “pasotism
o”. No te preocupes. Túm
ba-te a la bartola, que alguien (D
ios) vendrá aponerte la com
ida en la boca y a vestirte. No.
Jesús no nos invita a la holgazanería. Lo queJesús nos dice es que no estem
os “agobia-dos”. A
nte el hambre, la injusticia, la pobreza, el
abandono, el sufrimiento, la enferm
edad o lam
uerte de
nuestros seres
queridos, nuestra
postura debe de ser la de Jesús. No se trata de
“olvidarse” de la realidad. De hacer com
o si no existiera. De
endurecer el corazón. De hacerse el fuerte. N
o. Ante la inm
i-nencia de su P
asión Jesús “comenzó a entristecerse y a
angustiarse”. Y les dijo a sus discípulos: “Triste está m
i alma
hasta la muerte”.Y
se dirigió al Padre: “P
adre mío, si es posi-
ble, pase de mí este cáliz; sin em
bargo, no se haga como yo
quiero, sino como quieres tú” (M
ateo 26, 37-39). Jesús estátriste y angustiado ¡cóm
o no! ante la inminencia de su P
asióny m
uerte. Pero no está “agobiado”. Jesús sabe que su P
adrele am
a y que no le abandonará. Pero esto no le im
pide sufrir.H
asta el último m
omento. Ya en la cruz, unos instantes antes
de m
orir: “exclam
ó Jesús
con voz
fuerte: ¡E
li, E
li, lem
asabachtani! Q
ue quiere decir: Dios m
ío, Dios m
ío, ¿por quém
e has desamparado?”(M
ateo 27, 46). Más que el sufrim
ien-to físico lo que le dolía a Jesús era, en ese m
omento, el “apa-
rente” desamparo de su P
adre. A pesar de que “sabía” que
aunque una madre se olvidara de su hijo…
Yo, no. A pesar
de que “sabía” que su Padre “estaba atento a sus necesida-
des”. Sí. Lo sabía. P
ero la “experiencia real” iba por otro lado.A
nte estas situaciones extremas sólo la fe, contra toda expe-
riencia, nos puede hacer ver el amor de D
ios, incluso en esascircunstancias.
Si, incluso en las circunstancias m
ás penosas que nostoque vivir, D
ios, nuestro Padre, cuida de nosotros. Jesús nos
envía a todos este mensaje: N
o estéis agobiados. Aunque
todo parezca decir lo contrario, vuestro Padre se preocupa, y
se ocupa, de vosotros. Buscad el R
eino de Dios y D
ios seocupará del resto.
SanMiguel
ArcángelLa
vozde
laparroquia
No and
éis agobiad
os…b
uscad el R
eino de D
ios
U
SIESPOSIBLE,
PASEDEMÍ
ESTE
CÁLIZ
A. O.
aviso
s
San Juan d
e la Cruz,
el “Doctor m
ístico”
[viene de la página anterior]
“
“
Benedicto X
VI
La c
ole
cta
del p
asad
o 1
3 d
e
Feb
rero
p
ara
el
pro
yecto
que h
em
os a
sum
ido to
das
las p
arro
quia
s d
e L
as R
oza
s
ascend
ió e
n to
tal a
6.0
70 €
.
Cole
cta
. . . . . . . . .5.5
57€
Cena d
el h
am
bre
. .5
13€
aviso 1
Colectade
Manos
Unidas
ueridos
hermanos
y her-
manas,
Hace
dos
semanas
pre-
senté la figura de la gran
mística
españo
la Teresa
de
Jesús. H
oy q
uisiera hab
lar d
eotro im
portante santo d
e esas tie-rras, am
igo espiritual d
e santa Tere-sa, reform
ador, junto a ella, d
e lafam
ilia religiosa carmelita: san Juan
de la C
ruz, proclam
ado D
octor de la
Iglesia por el p
apa P
ío XI, en 1926, y
al que la trad
ición puso el sob
re-nom
bre d
e Doctor m
ysticus, “Doc-
tor místico”.
Juan d
e la
Cruz
nació en
1542 en la peq
ueña villa de Fontive-
ros, cerca de Á
vila, en Castilla la
Vieja, hijo d
e Gonzalo d
e Yepes y
Catalina Á
lvarez. La familia era p
au-p
érrima, p
orque el p
adre, d
e noble
origen toledano, hab
ía sido exp
ulsa-d
o
de
casa y
deshered
ado
p
or
haberse casad
o con Catalina, una
humild
e tejedora d
e seda. H
uérfanod
e pad
re a tierna edad
, Juan, a losnueve
años,
se traslad
ó,
con
lam
adre
y el
hermano
Francisco, a
Med
ina del C
amp
o, cerca de Valla-
dolid
, centro
comercial
y cultural.
Aq
uí asistió al Colegio d
e los Doctri-
nos, llevando a cab
o tamb
ién traba-
jos humild
es para las m
onjas de la
iglesia-convento de la M
agdalena.
Posteriorm
ente, dad
as sus cualida-
des hum
anas y sus resultados en
los estudios, fue ad
mitid
o prim
erocom
o enfermero en el H
ospital d
e laC
oncepción, y d
espués en el C
ole-gio d
e los Jesuitas, apenas fund
ado
en Med
ina del C
amp
o: en él entróJuan a los d
ieciocho años y estudió
durante
tres años
ciencias hum
a-nas, retórica y lenguas clásicas. A
lfinal
de
su form
ación, tenía
muy
clara su prop
ia vocación: la vida reli-
giosa y, entre las muchas órd
enesp
resentes en Med
ina, se sintió lla-m
ado al C
armelo.
En el verano d
e 1563 inició elnoviciad
o entre los Carm
elitas de la
ciudad
, asumiend
o el nomb
re reli-gioso d
e Matías. A
l año siguiente fued
estinado a la p
restigiosa Universi-
dad
de S
alamanca, d
onde estud
ióp
or un trienio filosofía y artes. En
1567 fue ordenad
o sacerdote y vol-
vió a Med
ina del C
amp
o para cele-
brar su P
rimera M
isa rodead
o del
afecto d
e sus
familiares.
Precisa-
San
Mig
uelArcángel m
ente aq
uí tuvo
lug
ar el
prim
erencuentro
entre Juan
y Teresa
de
Jesús. El encuentro fue d
ecisivo para
amb
os: Teresa le expuso su p
lan de
reforma d
el Carm
elo tamb
ién en laram
a masculina, y p
ropuso a Juan
que se ad
hiriera a él “para m
ayorgloria d
e Dios”; el joven sacerd
oteq
uedó
fascinado
por
las id
eas d
eTeresa, hasta el p
unto de convertirse
en un gran apoyo d
el proyecto. Los
dos
trabajaron
juntos algunos
meses, com
partiend
o ideales y
prop
uestas p
ara inaugurar
loantes p
osible la p
rimera casa d
eC
armelitas d
escalzos: la aper-
tura tuvo lugar el 28 de d
iciem-
bre d
e 1568 en Duruelo, lugar
solitario de la p
rovincia de Á
vila.C
on Juan, formab
an esta pri-
mera
com
unidad
m
asculinaotros tres com
pañeros. A
l reno-var su p
rofesión religiosa segúnla
Regla
prim
itiva, los
cuatroad
optaron
un nuevo
nomb
re:Juan se llam
ó entonces “de la
Cruz”, nom
bre con el q
ue serád
espués universalm
ente cono-cid
o. A finales d
e 1572, a peti-
ción de santa Teresa, se convir-
tió en
confesor y
vicario d
elm
onasterio d
e la
Encarnación
de
Ávila,
dond
e la
Santa
erap
riora. Fueron años de estrecha
colaboración y am
istad esp
iri-tual, q
ue enriqueció a am
bos. A
aquel p
eriodo se rem
ontan tam-
bién las m
ás imp
ortantes obras tere-
sianas y
los p
rimeros
escritos d
eJuan.
La adhesión a la reform
a car-m
elita no fue fácil y le costó a Juanincluso graves sufrim
ientos. El ep
iso-d
io más d
ramático fue, en 1577, su
apresam
iento y su encarcelamiento
en el convento de los C
armelitas d
ela A
ntigua Ob
servancia de Toled
o, araíz
de
una acusación
injusta. E
lsanto p
ermaneció en p
risión durante
seis meses, som
etido a p
rivaciones yco
nstricciones
físicas y
mo
rales.A
quí com
puso, junto con otras p
oe-sías, el céleb
re "Cántico esp
iritual".Finalm
ente, en la noche entre el 16 yel 17 d
e agosto de 1578, consiguió
huir de form
a aventurada, refugián-
dose en el m
onasterio de las C
arme-
litas Descalzas d
e la ciudad
. Santa
Teresa y sus comp
añeros reforma-
dos celeb
raron con inmensa alegría
San Juan d
e la Cruz,
el “Doctor m
ístico”
LunesMartes
MiércolesJuevesViernesSábado
2812345
SSeegguunndd
aa lleeccttuurraaLectura d
e la prim
era carta del ap
óstol san Pab
lo a los C
orintios 4, 1
-5.
Herm
anos:
Que la g
ente sólo
vea en noso
tros servid
ores d
e Cristo
y adm
inis-trad
ores d
e los m
isterios d
e Dio
s. Aho
ra, en un adm
inistrado
r, lo q
uese b
usca es que sea fiel. P
ara mí, lo
de m
enos es q
ue me p
idáis cuen-
tas voso
tros o
un tribunal hum
ano; ni siq
uiera yo m
e pid
o cuentas. La
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ad, no
me rem
uerde; p
ero tam
po
co p
or eso
qued
oab
suelto: m
i juez es el Seño
r.A
sí, pues, no
juzguéis antes d
e tiemp
o: d
ejad q
ue venga el S
eñor.
él iluminará lo
que esco
nden las tinieb
las y po
ndrá al d
escubierto
los
desig
nios d
el corazó
n; entonces cad
a uno recib
irá la alabanza d
e Dio
s.
Palab
ra de D
ios
EEvvaannggeelliioo
Lectura del santo evangelio según san M
ateo 6, 2
4-3
4.
En aq
uel tiemp
o, d
ijo Jesús a sus d
iscípulo
s:-”N
adie p
uede estar al servicio
de d
os am
os. P
orq
ue desp
reciará a uno y q
uerrá al otro
; o, al co
ntrario, se
ded
icará al prim
ero y no
hará caso d
el segund
o. N
o p
od
éis servir a Dio
s y al dinero
.P
or eso
os d
igo
: No
estéis ago
biad
os p
or la vid
a, pensand
o q
ue vais a com
er o b
eber, ni p
or el cuerp
o,
pensand
o co
n qué o
s vais a vestir. ¿No
vale más la vid
a que el alim
ento, y el cuerp
o q
ue el vestido
? Mirad
alo
s pájaro
s: ni siemb
ran, ni siegan, ni alm
acenan y, sin emb
argo
, vuestro P
adre celestial lo
s alimenta. ¿N
ovaléis vo
sotro
s más q
ue ellos?
¿Quién d
e voso
tros, a fuerza d
e ago
biarse, p
od
rá añadir una ho
ra al tiemp
o d
e su vida?
¿Po
r qué o
s ago
biáis p
or el vestid
o? F
ijaos có
mo
crecen los lirio
s del cam
po
: ni trabajan ni hilan. Y
os d
igo
que ni S
alom
ón, en to
do
su fasto, estab
a vestido
com
o uno
de ello
s. Pues, si a la hierb
a, que ho
y está en elcam
po
y mañana se q
uema en el ho
rno, D
ios la viste así, ¿no
hará mucho
más p
or vo
sotro
s, gente d
e po
cafe? N
o and
éis ago
biad
os, p
ensando
qué vais a co
mer, o
qué vais a b
eber, o
con q
ué os vais a vestir. Lo
s gen-
tiles se afanan po
r esas cosas. Ya sab
e vuestro P
adre d
el cielo q
ue tenéis necesidad
de to
do
eso.
So
bre to
do
buscad
el reino d
e Dio
s y su justicia; lo d
emás se o
s dará p
or añad
idura. P
or tanto
, no o
s ago
-b
iéis po
r el mañana, p
orq
ue el mañana traerá su p
rop
io ag
ob
io. A
cada d
ía le bastan sus d
isgusto
s.
Palab
ra del S
eñor
PPrriimm
eerraa lleeccttuurraaLectura d
el libro
de Isaías 4
9, 1
4-1
5.
Sión d
ecía:“M
e ha aband
onado el
Señor, m
i dueño m
e ha olvi-d
ado.”¿
Es
qu
e p
ued
e u
na
mad
re olvidarse, d
e su cria-tura, no conm
overse por el
hijo de sus entrañas?
Pues,
aunque
ella se
olvide, yo no te olvid
aré.
Palab
ra de D
ios
Palabra
deDios
VerbumDei
LunesMartes
Miércoles
JuevesViernesSábado
2812345
San
Rom
ánSan
Rosendo
SantaÁngela
delaCruz
Stos.
Emeterio
yCeledonio
San
Casim
iroSan
Adrián
Si17,20-28/Sal31
/Mc10,17-27
Si35,1-15/Sal49
/Mc10,28-31
Si36,1-2ª.5-6.13-19/Sal78
/Mc10,32-45
Si42,15-26/Sal32
/Mc10,46-52
Si44,1.9-13/Sal149
/Mc11,11-26
Si51,17-27/Sal18
/Mc11,27-33
Viernes25,
19:001 er
Aniversario
deClem
entinaGuerrero
20:00Funeral
porRam
ónVignote
Alonso
su liberación y, tras un b
reve tiemp
o para
recuperar las fuerzas, Juan fue d
estinado
a And
alucía, dond
e transcurrió diez años
en varios
conventos, esp
ecialmente
enG
ranada. A
sumió cargos cad
a vez más
imp
ortantes en la Ord
en, hasta llegar a serV
icario Provincial, y com
pletó la red
ac-ción
de
sus tratad
os esp
irituales. D
es-p
ués volvió a su tierra natal, como m
iem-
bro d
el gobierno general d
e la familia reli-
giosa teresiana, que gozab
a ya de p
lenaautonom
ía juríd
i-ca.
Vivió
en
elC
armelo
d
eS
egovia, d
esem-
peñand
o el cargod
e sup
erior
de
esa co
munid
ad.
En 1591 fue q
ui-tad
o de tod
a res-p
onsab
ilidad
y
destinad
o
a la
nueva P
rovincia
religiosa de M
éxi-co
. M
ientras se
prep
araba p
ara ellarg
o
viaje co
no
tros
diez
com
-p
añeros, se retiróa
un co
nventosolitario cerca d
eJaén,
do
nde
enfermó
g
rave-m
ente. M
urió en
la noche entre el13
y el
14 d
ed
iciemb
re d
e1591, m
ientras sus hermanos recitab
an elO
ficio m
atutino. S
e d
espid
ió d
e ellos
diciend
o: “Hoy voy a cantar el O
ficio en elcielo”. S
us restos mortales fueron trasla-
dad
os a Segovia. Fue b
eatificado p
or Cle-
mente X
en 1675 y canonizado p
or Bene-
dicto X
III en 1726. Juan es consid
erado uno d
e losm
ás imp
ortantes poetas líricos d
e la lite-ratura esp
añola. Sus ob
ras mayores son
cuatro: Sub
ida al M
onte Carm
elo, Noche
oscura, C
ántico esp
iritual y
Llama
de
amor viva.
En el C
ántico espiritual, san Juan
presenta
el cam
ino d
e p
urificación d
elalm
a, es
decir,
la p
rogresiva p
osesióngozosa d
e Dios, hasta q
ue el alma llega a
sentir que am
a a Dios con el m
ismo am
orcon q
ue es amad
a por É
l. La Llama d
eam
or viva prosigue en esta p
erspectiva,
describ
iendo m
ás en detalle el estad
o de
unión transformad
ora con Dios. E
l ejem-
plo utilizad
o por Juan es siem
pre el d
el
SIUN
HOMBRE
TIENE
ENSÍU
NGRAN
AMOR,
ESTE
AMOR
CASILEDA
ALA
S
SSaallmm
oo rreessppoonnssoorriiaall..
Sal 6
1, 2
-3. 6
-7. 8
-9ab
.D
ES
CA
NS
AS
ÓLO
EN
DIO
S, ALM
AM
ÍA
Texto dela sem
anaP
or Benedictus P
P. XV
I
[continúa en la página siguiente]
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